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Miguel Ángel González Hernández Centre d' Estudis Locals del Vinalopó

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Miguel Ángel González Hernández

Centre d' Estudis Locals del Vinalopó

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© Miguel Ángel González Hernández Col·lecció l' Alcoleja

Edita: Centre d 'Estudis Locals del Vinalopó ISBN: 978-84-612-8437-5 Diposit Legal: A-1339-2008

Amb el suport de: Mancomunitat lntermunicipal de la Val! del Vinalopó

Fotocomposició: Queridamilagros, s. l. Carrer Constitució, 2- 03610 Petrer (Aiacant) - T 966 95 53 97

lmpresió: Gráficas Azorín, s. l. Andrés Amado, 5 - 03600 ELDA (Aiacant) - T 965 381 606

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Índex

Prólogo ..................................................................................................... 11 Introducción ................................ ........................................................... 17

I.- EL VINALOPÓ. LA REVOLUCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1868 ..... 25 1.1. La sublevación en Aspe, Novel da, Petrer, Villena y Monforte. 36 1.2. Las Juntas Revolucionarias de Monover, Elche y Villena ........ 47 1.3. Las elecciones municipales en Petrer y Monover ..................... 58 1.4. Las elecciones a Cortes en Elche y en el Vinalopó .......... ......... 64

II.- REPUBLICANOS Y CARLISTAS. EL INTENSO VERANO DE 1869 .. 73 2.1. Las sublevaciones armadas en Elche y Petrer.. ........ ...... ........... 74 2.2. Los Voluntarios de la Libertad de Villena, Sax y Novelda ....... 90 2.3. El Vinalopó, centro de coordinación político y militar ............ 94 2.4. De 1870 a 1872: años de indecisiones políticas ........................ 98

III.-LA PRIMERA REPÚBLICA EN EL VINALOPÓ EN 1873 ............. 105 3.1. La proclamación de la República. Los primeros momentos .. 110 3.2. El Vinalopó ante la Primera República ................................... 120 3.3. Los Voluntarios de la República de Aspe, Monover y Elda ... 125 3.4. La Tercera Guerra Carlista y el agitado verano de 1873 ......... 128

IV.- LAS PARTIDAS CARLISTAS EN ACCIÓN (1873 Y 1874) ........... 148 4.1. Las partidas del monovero Rico y de Aznar en Villena y Sax .. 151 4.2. La partida del general Alcober en Aspe, Monforte y Petrer...162 4.3. La partida de Bolinches en Novelda y Elche .......................... 171 4.4. La situación del Vinalopó a partir de 1874 ............................. 175

V.- GALERÍA DE BIOGRAFÍAS ........................................................... 183

Epílogo ................................................................................................... 193 Metodología y documentación ............................................................. 203 Apéndice Documental ................. ............. ........................ ..................... 207 Bibliografía ............. .................. ... ......... ....... .................... ......... ....... ...... 217

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111.· La Primera República en el Vinalopó en I873

Los periódicos de la época difundieron a inicios de 1873 un posible giro a la izquierda del gobierno por la probable proclama­ción de la República113 y la intensa actividad desplegada por los círculos republicanos en cada villa. Aún así, la proclamación de la Primera República fue una sorpresa para una buena parte de las corporaciones locales. El 11 de febrero fue proclamada la repú­blica en España por las Cortes y el Senado reunidas en Asamblea NacionaP14

. Pero a la república le surgieron dos graves problemas: por la derecha, el problema del carlismo desde la muerte del rey

113 La república como sistema político se puede definir como "una forma de estado en la que el pueblo ejerce la soberanía directamente o por intermedio de delegados elegidos. Es una forma de gobierno opuesta a la monarquía, en la que los poderes del jefe de estado (presidente de la república) provienen de la voluntad popular expresada a través de su elección". Esta forma de gobierno está sustentada por una ideología política conocida como republicanismo y una de sus escisiones es el federalismo. Entre la base ideológica sobre la que se sustenta esta forma de gobierno se pueden citar a los antecedentes representados por pensadores como Mabley, Locke, Montesquieu y Rousseau, cuya principio fundamental y común de su ideario político y social eran los derechos del hombre y la soberanía nacional. Estos antecedentes tienen su continuación en las formas de gobierno de la Segunda República en Francia en el año 1848 y en la III República en el año 1870. Estos precedentes políticos europeos ayudaron a su extensión por España. 114 El entonces ministro Castelar comunicó al libertador italiano Garibaldi la proclamación de la república en febrero de 1873: " ... La República democrática ha sido proclamada en España. Al tomar el pueblo español esta determinación, el amigo saluda al amigo, el humilde servidor, al héroe legendario de la República .. . ", de BJGA., periódico "El Municipio" de Alicante, de 16-febrero-1873.

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Fernando VII115, y el otro problema por la izquierda, pues dentro

de los propios republicanos estaba el ala que proclamaba la decla­ración de estados federales independientes llamados "cantones". La mayoría de los diputados formaban la coalición de radicales­republicanos que nombraron como primer presidente a Estanislao Figueras. Este formó gobierno nombrando a Castelar como minis­tro de Estado. Mientras tanto los republicanos federalistas en ese momento estaban en minoría en las Cortes. Estos acapararan todo el protagonismo político y militar en los siguientes meses (Baha­monde y Toro, 1982: 30). Una parte de los republicanos preten­dían establecer un Estado Federal pero discrepaban entre ellos en el método a emplear. A pesar de su ratificación en las Cortes los radicales querían una república unitaria y los federalistas tan­to radicales como extremistas la querían federal y revolucionaria (Carr, 1970: 318). De todas maneras el anhelado cambio político para unos se había producido y en las poblaciones del Vinalopó se celebró con júbilo. Así ha quedado constancia en las fiestas celebradas en Elda, Villena y Novelda.

En febrero de 1873 llegaba a las sedes de los círculos repu­blicanos de Villena, Elda, Elche y Alicante el denominado como "Manifiesto por la República". Se trataba de un escrito firmado por los principales republicanos del país que pretendían la mo­vilización pacífica y democrática de sus correligionarios ante la inminente dimisión del rey Amadeo I (y por consiguiente de la posible sustitución de la monarquía):

"Republicanos federales . Atravesamos una de las más graves crisis por que puede pasar un pueblo. La más ligera imprudencia bastaría hoy para comprometer la suerte de la República, la Libertad y la Patria. En nombre de esos sagrados intereses que estamos todos llamados a defender, os recomendamos la calma y el orden. Los mo-

115 Los defensores de la monarquía absolutista pero en la línea de sucesión del varón, es decir, herederos del problema carlista desde la época del rey Fernando VII.

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mentas son supremos; grande la responsabilidad de nuestros actos. Sostened vosotros el orden en las calles y dejadnos a nosotros la salvación de la República. Madrid 10 de febrero de 1873. Fran­cisco Pi y Margall, Estanislao Figueras, Emilio Castelar, Nicolás Salmerón, Eleuterio Maisonna­ve y Antonio Aura" (Ramos, 2002: 77).

EL MOTIN

Figura 11.- Abdicación de Amadeo 1 vista por "La Flaca" (1873).

Este manifiesto iba firmado por un centenar más de repu­blicanos de las distintas corrientes ideológicas y que pertenecían a diversos puntos de la geografía del país. Poco después, el 11 de marzo se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes para los días 10 al 13 de mayo. Estas elecciones darían la mayoría a los re­publicanos federalistas (Bahamonde y Toro, 1982: 31). En abril los radicales intentaron sustituir en el poder al presidente Pi y Margall pero su precipitación en el proceso hizo que el presidente pudiera

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impedir el levantamiento militar contra el gobierno por parte de los batallones de la Milicia Nacional. Una parte de los políticos alicantinos vinculados al republicanismo en este época tuvieron su participación en la política nacional caso de Emilio Castelar o Eleuterio Maisonnave que fue ministro. En mayo se realizaron las elecciones a Cortes Constituyentes con la victoria de los partidos republicanos que apoyaban el federalismo. Esta victoria supuso la lucha por el poder con la consiguiente subdivisión en facciones: una de izquierdas de tipo social, otra de centro, y la de derechas encabezada por el propio Castelar. La elaboración de la primera Constitución Federal parecía servir de nuevo para la unión de los republicanos federalistas pero la división se acrecentó por la dis­tinta concepción del Estado Federal. Surgieron otras dos nuevas facciones: los partidarios de la unidad nacional como Castelar y los que abogaban por la implantación de un sistema confedera! de estados soberanos un total de diecisiete estados.

A estas discusiones en la cúpula del poder y que dificulta­ban el desarrollo de la república como forma de gobierno se unían las crisis internas con el surgimiento del movimiento cantonalista en el mes de julio y la intensificación de las campañas armadas de las partidas carlistas entre julio y agosto. La situación se agra­vaba con las crisis externas, con la guerra de Cuba y el despliegue de ayuda militar. El nombramiento de Nicolás Salmerón el 18 de julio como nuevo presidente de la república obligó a la participa­ción activa del ejército, todavía republicano, y de sus generales. Así se pudo hacer frente a la desestabilización del gobierno re­publicano con el primer cese de la hostilidad armada en los can­tones de Andalucía y Valencia pero el presidente de la república dimitió (Artola, 1978: 394-397). El presidente Salmerón se vio en la tesitura de gobernar o defender sus posiciones políticas cuando estaba en la oposición. Una parte de los problemas internos del país procedían de sus seguidores políticos lo que le llevó a no actuar y a dimitir.

En varias ocasiones Emilio Castelar había enviado a Eleu­terio Maisonnave para buscar apoyos entre el republicanismo fe­deral que se extendió por el Vinalopó. En más de una ocasión el

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propio Castelar visitó Alicante para transmitir confianza y lealtad al gobierno.

Tanto Elda como Sax fueron dos de las poblaciones que más apoyaron la gestión de Castelar antes y después de ser presidente por la gran cantidad de amigos que contaba allí. En Elda se había criado cerca de la familia de los Del Val. El día 6 de septiembre Emilio Castelar fue nombrado por las Cortes como nuevo presi­dente de la república116

• Sus soluciones políticas eran limitadas y sus decisiones estaban condicionadas por la situación de ines­tabilidad, pero contó con el máximo apoyo que se le podía con­ceder por la confianza y el prestigio atesorado durante sus años de vida política117

. Las Cortes le concedieron plenos poderes para gobernar y las Cortes decidieron suspenderse hasta la convoca­toria de enero de 1874 para dejar al nuevo gobierno republicano toda la predisposición posible para afrontar las situaciones dentro y fuera del país. Lo que en un principio fue un voto de confianza al gobierno de Castelar, suspendiendo las Cortes, a la larga fue lo que condenó su gobierno en enero de 1874. Las Cortes, al no compartir y comprender las tareas de gobierno y las difíciles de­cisiones a tomar y dejar toda la responsabilidad al gobierno del cuarto presidente, había condenado sin saberlo el futuro del nue­vo presidente.

Esas Cortes, la noche del 3 de enero de 1874, no apoyaron a Castelar en la votación celebrada para continuar gobernando con el voto de confianza de los diputados. No aprobaron su gestión desde septiembre a diciembre de 1873 lo que propició el golpe de estado militar del general Pavía. Eso sí, el despliegue político y mi­litar del gobierno de Castelar se centró en el control, la represión y la limitación de la vida social de España, palabras que formaban parte de su gestión en el gobierno pero que fueron incompatibles con el ideario republicano de la época. De una manera inmediata, tras el voto negativo dirigido al gobierno, se produjo la entrada en las Cortes del general Pavía que disolvió la Cámara, desarmó a la

116 BPA., BOPA. boletín de 9-septiembre-1873. 117 BGM., periódico "El Constitucional" de Alicante sept.-dic. de 1873.

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milicia urbana formada por los Voluntarios de la República y dejó que se procediera a formar un nuevo gobierno republicano, eso sí, bajo la supervisión militar.

3.1. La proclamación de la República. Los primeros mo­mentos.

Muchos ayuntamientos vivieron con sorpresa el cambio po­lítico de la monarquía de Amadeo I a la república. Muchas alcal­des y sus corporaciones no tenían claro si estaban o no legitimados para continuar en el gobierno municipal. Los primeros días fueron de cierto desconcierto político así como de una vuelta a la tensión social que recordaba aquellos momentos de septiembre de 1868. Esta vez los protagonistas se identificaban aún más en el ideario político de la izquierda que aquellos revolucionarios de septiem­bre. Un mes antes de la proclamación de la república llegaba a los periódicos la noticia de la muerte del cabecilla republicano Palloc118

. Algunos republicanos como él no verían plasmado su ideario político a pesar de su lucha armada. Entre los días 12 y 13 de abril quedaron constituidos los ayuntamientos del Vinalopó. En Sax el ayuntamiento republicano se constituyó el 13 de abril y estaba formado por: José Joaquín Senabre, Gaspar Barceló, Anto­nio Gil, Vicente Senabre, Pascual Barceló, Tomás Bernabé y Tomás Herrero. Entre las primeras decisiones que tuvieron que tomar es­tuvo la formación de una comisión municipal para convocar a los mayores contribuyentes para tratar de buscar soluciones a la falta de dinero ante los inminentes gastos (Estevan Sánchez, 1997: 11).

Otros ayuntamientos como el de Aspe se encontraron con las dudas de las anteriores corporaciones para abandonar el po­der. El ayuntamiento estaba integrado por demócratas-progresis­tas, como su alcalde José López Mira o el segundo alcalde Ginés Botella Pons, ambos se encontraron el 12 de febrero ante la tesi­tura de abandonar el gobierno local. Finalmente la corporación

na HBPA., diario "La Tertulia de Alicante", de 11-enero-1873.

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Figura 12. Alegoría de la Primera República (1873).

omó por mayoría la decisión de dimitir y no fue intención de la corporación saliente poner ningún reparo al cambio de gobierno municipal:" ... dimisión del Ayuntamiento ... las circunstancias es­peciales por que atraviesa la nación y con la protesta de no oponer el menor obstáculo ... "119• El16 de febrero la nueva corporación re­publicana tomó el poder. El Círculo Republicano de Aspe proce­dió al nombramiento de los nuevos cargos municipales: " ... que­dó constituido el ayuntamiento republicano"120

. El nuevo alcalde elegido por mayoría absoluta121 fue Antonio Botella Cremades. El

119 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 7-enero-1873, s.f. 120 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 16-febrero-1873, s.f. 121 El alcalde republicano de Aspe Antonio Botella fue elegido por mayoría con catorce votos frente a uno sólo en contra.

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resto de los principales cargos nombrados fueron: Eugenio Ros Córdoba como alcalde primero, Juan Calatayud Martínez alcalde segundo, Manuel Irles García alcalde tercero y Adolfo Noguer Es­pinosa como síndico- véase la tabla número 12-.

Uno de los concejales fue Ginés Alberola Alcaraz. Este últi­mo era el padre de Ginés Alberola Botella. Todos eran miembros del republicanismo local122 integrando a unitarios y federalistas. Las primeras decisiones municipales fueron la destitución de la mayor parte de los empleados municipales y el nombramiento de los alcaldes pedáneos. Estas decisiones también se repitieron en otras poblaciones.

La dualidad republicanismo-carlismo fue una constante en toda la comarca. Como muestra de la aceptación de la república valga la adhesión firmada por la corporación de Aspe:

" ... El Ayuntamiento Republicano de Aspe que suscribe, se felicita y felicita al Gobierno por el advenimiento de la República que ha sido so­lemnemente proclamada en esta Villa. Los gejes y oficiales del ejercito de reemplazo residentes en la misma, han manifestado su adhesión al Go­bierno y ofrecido cooperación en defensa de la República y para la conservación del orden pú­blico ... "1 23 .

Aspe fue una de las poblaciones del Vinalopó que más feste­jó la proclamación del nuevo orden político. No sólo con la procla­mación oficial en febrero de ese año sino también cuando las Cor­tes oficializaron esa proclamación. Desde Madrid llegó la noticia a través del Gobierno Civil de Alicante. El ayuntamiento en pleno aparecía en el balcón principal de la plaza Mayor de Aspe y desde allí saludaron a la población congregada en la plaza.

122 Otros miembros de esa corriente ideológica no formaron parte de la corporación como Francisco Galvañ sin que se especificara el motivo. 123 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 16-febrero-1873, s.f.

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Tabla 12. Primera corporación republicana de Aspe (febrero de 1873).

Nombre Cargo

Antonio Botella Cremades alcalde

Eugenio Ros Córdoba alcalde primero

Juan Calatayud Martínez alcalde segundo

Manuel Irles García alcalde tercero

Aldolfo Noguer Espinosa síndico

José Cerdán Díez concejal

Juan López Cerdán concejal

Manuel Alenda Hernández concejal

José Pujalte Pérez concejal

Juan Ramos Botella concejal

Ginés Alberola Alcaraz concejal

José López Pérez concejal

José Lloret Alenda concejal

José Soria Ayala concejal

Rafael López Martínez concejal

Fuente: AMA. , Actas de Sesiones de 1873, 16-febrero-1873.

El recién nombrado alcalde Eugenio Ros124 realizó un pregón de júbilo el 8 de junio que sirvió para enaltecer el valor simbólico de las nuevas libertades que se vislumbraban. Los enemigos de la república estaban dentro de ella misma en la forma ideológica del federalismo. Hay que aclarar que el primer alcalde republicano de Aspe, el abogado Antonio Botella, a los pocos días de acceder al cargo fue llamado por el Gobierno Civil para ocupar el cargo de se­cretario de esta institución provincial (Cremades, 1966: 149). Por ello había presentado su dimisión en el pleno municipal y había tomado posesión el alcalde primero Eugenio Ros que accedía de

124 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 8-junio-1873, s.f.

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este modo a la alcaldía. Es más, el hecho de que Antonio Botella fuera secretario del Gobierno Civil fue lo que motivó que en los sucesos de julio de 1873 fuera nombrado primer presidente del Cantón de Alicante ya que el anterior gobernador civil había di­mitido.

Dentro de esas primeras decisiones políticas simbólicas que se tomaron en Aspe estuvo la sustitución de la lápida que había en la fachada del ayuntamiento que se había puesto para conme­morar la Constitución de 1837. Esta fue otra de las constituciones de carácter democrático. Esa lápida fue sustituida por otra nueva que decía: "... República federal. Proclamada en 8 de junio de 1873"125

• Esa misma lápida fue la que la partida carlista de Miguel Lozano de Jumilla arrancó y destrozó en su asalto en octubre de 1874; actos violentos de carácter simbólico que realizaría este car­lista en Monforte, Novelda, Villena y Elda.

Una de las principales características del pueblo de Mon­forte durante el año 1873 fue su vinculación manifiesta a los car­listas. En el Gobierno Civil se tenía a Monforte como uno de los principales focos de traición a la república debido a que numero­sos propietarios agrícolas mantenían una relación directa con los cabecillas carlistas. Es más ya se ha comentado que también hubo muchos monfortinos formando parte del ejército sublevado car­lista. Esta situación real contrastaba con la situación política del pueblo en donde una parte de los concejales eran republicanos. La mayor parte de ellos procedentes de Novel da pero avecindados en Monforte por motivos de trabajo. En este sentido destacaba el grupo de carpinteros de Novelda entre los que estaban Ignacio Amorós Pérez, su hermano Vicente Amorós Pérez y Vicente Ri­charte Juan. Este grupo de republicanos, miembros del partido republicano de Monforte, formaba parte de la corporación muni­cipal que presidía Ramón Miralles Navarro.

Uno de los principales obstáculos para realizar un verdade­ro programa de política republicana en Monforte fue la falta de

125 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 9-junio-1873, s.f.

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pres~puesto. A pesar de las continuas recaudaciones por impues­tos, el desplazamiento de la guerra a la comarca supuso que un gasto muy elevado del presupuesto municipal se destinase a gas­tos militares. Todos los años el presupuesto municipal solía ser bastante deficitario. No sólo la guerra fue uno de los principales gastos locales sino también hay que reconocer que la gestión mu­nicipal dificultó destinar el dinero necesario para cuestiones más útiles para los vecinos. Uno de los principales gastos municipales estaba en el capítulo de fiestas: fiestas del carnaval, fiestas de la primavera, fiestas de Semana Santa, Cruz de Mayo, Corpus Cristi, San Roque, prorrates de San Pascual, Virgen de Orito y de la Purí­sima, etc. Por lo que las inversiones en mejora de las condiciones de vida de los vecinos se quedaron sólo en proyectos.

Ese año de 1873 además el gasto aumentó por las nuevas fiestas a la república. Como ejemplo de las dificultades económi­cas del Monforte cabe decir que muchos de los empleados mu­nicipales abandonaron su trabajo por falta de pago. También la epidemia de tifus sufrida en Monforte en el año 1871 había tenido muchos gastos todavía no pagados. Este fue el caso de la autopsia realizada al cadáver del vecino Pascual Benito Limiñana. Al mé­dico local Teodoro López no le habían pagado ese trabajo. La deu­da se remontaba a dos años atrás. Otro caso fue el del empleado municipal Tomás Ferrero Aznar miembro del partido republicano de Monforte también estuvo sin cobrar durante ocho meses y en febrero de 1872 solicitó que se le pagase una cantidad a cuenta. El ayuntamiento le contestó que cobraría una parte dentro de un tiempo126

.

La difícil situación económica no era sólo propia de Mon­forte sino que uno de los principales problemas de la época era la falta de circulación de moneda. Esta situación también se refleja en las actas de Elda y Villena. Esto se debía a la falta de recursos económicos de la mayoría de las familias que vivían sólo del jor­nal diario. De ahí que la recaudación de impuestos locales fuera

126 AMMC., Correspondencia de 1872.

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siempre baja. A veces era común que desde la Diputación Provin­cial se procediera a la orden de apremio contra las familias que no pagaban. En esa época no se solía enviar ninguna orden de embargo porque la mayor parte de las familias vivían en casas de alquiler. Sin ir más lejos, en Monforte la mayor parte del barrio de San Roque pertenecía a dos o tres familias locales que habían construido las casas para alquilarlas. El no pagar los impuestos solía tener como pena la cárcel, por eso era esencial pagar porque sino la ruina familiar sería aún mayor al tener al cabeza de familia en la cárcel. La situación de pobreza era generalizada en la mayo­ría de las familias de jornaleros agrícolas.

Hay que precisar que cuando el alcalde monfortino Ramón Miralles Navarro fue detenido en julio y trasladado a la cárcel del castillo de Sana Bárbara de Alicate, el nuevo alcalde votado en el ayuntamiento fue Ignacio Amarás Pérez. Llama la atención la extremada juventud del nuevo alcalde que con tan sólo 23 años accedía a la alcaldía en uno de los peores momentos dentro de la política municipal dada la extensión del problema carlista y el federalista. Su mandato coincidió con la presidencia del gobier­no republicano del alicantino Emilio Castelar entre septiembre y diciembre de 1873. Este fue el período de máxima actividad de la guerra y donde la política municipal de los ayuntamientos del Vinalopó giró en torno a los gastos generales por la situación bélica de la comarca.

A pesar de todos los inconvenientes militares es importante conocer el programa de actuación del ayuntamiento republicano de Monforte. En la sesión del día 13 de febrero de 1873 quedó constituido un nuevo ayuntamiento formado por el Comité Re­publicano de Monforte y, paradojas de la vida, su presidente era Ramón Miralles Navarro. El comité estaba formado por Tomás Fe­rrero Ventura de profesión carnicero, Ignacio Amorós Pérez de profesión carpintero, Vicente Richarte Juan de profesión carpin­tero y Vicente Amorós Pérez de profesión carpintero. Todos ellos primero fueron a la casa del alcalde Tomás Baello Clemente a pe­dirle la dimisión de toda la corporación ante la proclamación de la república del día 11 de febrero. El alcalde accedió. Todos juntos

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fueron al ayuntamiento y el comité republicano procedió a tomar sus primeras decisiones. Resulta curioso que en esa misma calle Mayor donde vivía el alcalde monárquico Tomás Baello también vivían el republicano Ignacio Amorós Pérez y el carlista Marcos Beltrán Mirambell. Fueron tres de los alcaldes de Monforte de esa época. El cambio en la corporación de Monforte quedó así seña­lado en sus actas:

" .. .instalación de la Junta Republicana Revolucionaria .. . el ciudadano Ramón Miralles Navarro, Presidente del Comité Republicano de la misma, el Vicepresidente el ciudadano Tomás Ferrero Ventura, el ciudadano Ignacio Amorós Pérez ... Vicente Richarte Juan y Vicente Amorós Pérez, Secretario del mismo, con otros ciudada­nos en la Casa del Alcalde, ciudadano Tomás Baello a manifestarle la necesidad urgente y pe­rentoria que había de que entregase la jurisdic­ción por haber cambiado la forma de Gobierno, en el acto y atendidas las circunstancias especia­les accedió en el acto ... "127.

De manos del secretario municipal Estanislao Gras se re­cibieron todos los fondos municipales que ascendían a 1.030 pe­setas128. Este secretario era a su vez hijo del notario Antonio Gras Mira perteneciente al partido monárquico de Monforte y desta­cada miembro de la oligarquía local de época monárquica. Vivía en la calle la Huerta número 12, el alcalde Ramón Miralles en el número 10 y el monárquico Bartolomé Beltrán Mirambell en esa misma calle pero en el número 8. Es decir el primer alcalde republicano era vecino de los principales miembros del partido monárquico isabelino. Además Bartolomé Beltrán Mirambell era el mayor contribuyente de Monforte. La valoración de sus rentas

127 AMMC., Actas de Sesiones 1873, 13-febrero-1873, f. 20. 128 AMMC., Actas de Sesiones de 1873, 13-febrero-1873, fol. 20.

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Figura 13. Composición de la proclamación de la república (Monforte).

anuales sobrepasaban en más del doble a las del segundo mayor contribuyente del pueblo Juan Bautista Pina Benito otro de los ca­ciques locales según riqueza local del año 1868. A los pocos días, y para dar lugar a la elección de concejales, llegaron al ayunta­miento el resto de miembros del Comité Republicano Local: Fr;;tn­cisco Sevilla Serrano, Antonio Torres Miralles, Francisco Miralles Ros y Manuel Miralles Abad. En total se reunieron nueve miem­bros que votaron como alcalde a Ramón Miralles Navarro129

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La política municipal estaba encaminada a dotar de mejo­ras sociales a las familias más desfavorecidas. Posteriormente se comprobará como la mayor parte de ellas no se puedo culminar. En sesión del día 19 de febrero se procedió a nombrar un segundo médico, Manuel Salinas, para ampliar la asistencia sanitaria de los vecinos. La nueva política municipal tenía también por obje­to ampliar el trabajo de los concejales, de ahí que entraran en la nueva corporación los republicanos Francisco Candela Beltrán, José Limiñana Lozano y Francisco Miralles Benito. Seguidamen­te, como en otras poblaciones, se formó una Junta Local de Pri­mera Enseñanza encabezada por el alcalde, varios concejales y algunos padres de alumnos. La intención era tratar de acercar la enseñanza a los niños y mejorar la situación educativa en Mon­forte, con la tasa de analfabetismo más alta de la comarca.

Se acordó además celebrar las sesiones ordinarias del ayun­tamiento los domingos por la mañana a las nueve horas; así, cada miembro del ayuntamiento podría seguir en su trabajo y los do­mingos a esa hora ya no era necesario acudir a misa. Otra de las decisiones inmediatas fue la limpieza general de las acequias de la zona de la Huerta. Se comentó en la sesión ordinaria el gran perjuicio que sufrían los regantes porque las acequias es­taban rotas y deterioradas, por ello se perdía parte del agua de riego. Como el agua pertenecía a la Sociedad de Aguas "Caño y Manadores" se llamó a su directiva para proceder a la orden de limpieza130

• La directiva no era otra que los monárquicos Juan Bautista Pina Benito, José Ñíguez Hernández y la familia Beltrán Mirambell, entre los más conocidos a nivel político. En esa mis­ma reunión se decidió arreglar los caminos vecinales próximos al pueblo y todas las calles que lo necesitasen. En la reunión muni­cipal se reconocía que hacía muchos años que este asunto estaba abandonado con el consiguiente prejuicio para los vecinos. Las

129 AMMC., Actas de Sesiones de 1873, 14-febrero-1873, fol. 22. Por falta de un mayor volumen de documentación no se puede explicar como este personaje logró la alcaldía en una votación democrática. 130 AMMC., Actas de Sesiones de 23-febrero-1873, fol. 31 v.

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calles resultaban intransitables pues cuando llovía el barro hacía de freno para los carros de los arrieros que iban cargados de mer­cancías, especialmente el vino que se llevaba en toneles al puerto de Alicante. Otro personaje que es necesario mencionar era Juan Saura Espín, natural de Cartagena. Llegó a Monforte en el vera­no de 1873 procedente de Cartagena. En esas fechas esa ciudad portuaria había sido cabeza del movimiento republicano federa­lista español dando lugar a la fundación del Cantón de Cartage­na. No se sabe la vinculación que debió de tener Juan Saura con los sucesos vividos en su ciudad de origen pero es significativo que años después fuera el verdadero fundador del movimiento obrero en Monforte. Es posible pensar que debía de tener algún tipo de formación académica o política distinta de la gente de Monforte. Quizás este hecho explicara sus inquietudes sociales. Poco después de su llegada fue nombrado recaudador municipal del ayuntamiento en el período republicano. Este hombre será pieza clave en la futura fundación de las primeras sociedades obreras de socorros mutuos que sirvieron de ayuda y defensa de los obreros y de los jornaleros locales. Todo ello en tiempo de la restauración monárquica, en el tiempo del sistema caciquil mon­fortino . Se sabe que en 1873 tenía 42 años y en esos momentos no se le conocía ninguna vinculación política; por lo menos no ha quedado constancia en los documentos.

3.2. El Vinalopó ante la Primera República.

Una parte de las partidas carlistas que salieron del Vinalopó procedían de Monover y estaban al mando de Pablo Rico y de Francisco Rico. Muchos de los miembros que las componían eran de Monforte. Aún así, la diversidad de los cabecillas y sus miembros fue bastante heterogénea. Parte de la situación polí­tica vivida en Monover durante 1873 ya ha sido estudiada por Palicio Maestre (1986) que describió con detalle numerosas ac­tuaciones municipales. Monover fue un claro ejemplo de los pro­blemas políticos y sociales producto de la época en el Vinalopó. En el municipio convivían tanto federalistas como carlistas. To-

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dos ellos bajo la supervisión de los mayores contribuyentes de origen monárquico que habían ocupado el ayuntamiento desde hacía décadas.

Tabla 13. Composición del Ayuntamiento de Monover

en 1872, antes de la Primera República.

Nombre

Pío Verdú Pérez (alcalde primero)

Marcelino Pina Alfonso

Francisco Pérez Sanchíz

Luis Verdú Pérez

Vicente Alfonso Box

Arturo Albert Verdú

Marcial Verdú Verdú

Vedasto Verdú Cortés

Leonardo Verdú Payá

Fuente: AMM., Actas de Sesiones de 1872, 1-febrero-1872, fol. 1.

La proclamación de la república dio lugar a la celebración de una sesión municipal extraordinaria en donde los republicanos monoveros solicitaron la dimisión de todo el ayuntamiento. Esa sesión se celebró en la tarde-noche del12 de febrero de 1873. El nuevo ayuntamiento constituido suponía un vuelco substancial en las formas de gobierno y en los nombres ya que ninguno de sus miembros procedía de las listas de mayores contribuyentes. La salida del anterior ayuntamiento representaba el alejamiento de la política de las distintas familias oligárquicas que habían gober­nado Monover durante décadas: los Verdú, los Pérez, los Poveda, etc. El nuevo ayuntamiento quedó formado por Matías Gimeno Pina, Amador Navarro Llobregad, Francisco Prats Marhuenda, Daniel Rico Pérez, Andrés Berenguer Pujalte, Francisco Bellod Vidal, Luis Valero Brotóns, Queremón Ródenas Poveda, Salvador Pina Gonzálvez, Isidro Esteve Pastor, José Aparicio Guerola, Fran-

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cisco Tendero, José Fiol Aparicio, Rafael Marhuenda, Pedro Corbí y Bruno García Socier131

Matías Gimeno Pina será el primer alcalde republicano de Monover. Los momentos que se vivieron en aquel intenso día 12 de febrero han quedado así reflejados en las actas municipales. Por la mañana, el entonces alcalde Antimo Verdú convocó a los regidores ante las noticias de la proximidad de una partida de car­listas en la zona de Pinoso. No se sabía muy bien la dirección que iban a tomar pero las milicias locales debían de estar prevenidas: "sesión extraordinaria, haberse recibido noticia de que en el Pino­so había una partida en sentido carlista". Por si esto no fuera poca presión, al ayuntamiento acudió el diputado republicano provin­cial José Pérez Bernabeu al que una parte de los vecinos habían solicitado ayuda e información, de ahí su presencia en la casa consistorial. El ayuntamiento decidió convocar a los voluntarios, pero a media tarde, a las seis horas, el alcalde decidió reunir a los regidores en otra sesión extraordinaria. Esta vez el tema era más delicado si cabe que el anterior. Se trataba de dejar constancia de la proclamación de la república en España. Monover lo reflejó en sus actas de sesiones así:

"... que acaba de tener noticia de que en Madrid y Alicante se ha proclamado la Repúbli­ca ... que el Ayuntamiento acuerde lo que proce­da... el partido republicano a proclamar la Re­pública, dando vivas a la misma desde el balcón de la Casa de Ayuntamiento, ... la Municipalidad que esta debía dimitir, por que eran ellos los lla­mados a encargarse de la situación ... "132

.

Cuatro días más tarde, el 16 de febrero, el Gobierno Civil aceptó los nombramientos republicanos realizados en Monover y se constituyó el nuevo ayuntamiento. En la siguiente votación

m AMM., Actas de Sesiones de 1873, 12-febrero-1873, fol. 5 132 AMM., Actas de Sesiones de 1873, 12-febrero-1873, fol. 5.

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realizada por el conjunto de representantes municipales fue vo­tado para alcalde Matías Gimeno Pina. En los sucesivos días se procedió a la destitución de los antiguos cargos municipales y al nombramiento de los nuevos representantes. Todos ellos republi­canos y, también, una buena parte miembros de las clases popu­lares de la villa; aunque algunos regidores formaran parte de la burguesía republicana local. También fue sustituido el alcalde de Pinoso que durante los últimos tres años había sido Elías Albert Poveda. En los primeros días de marzo se procedió a armar a la milicia. Para ello se realizó un nuevo alistamiento desde el 13 de marzo.

Pero casi sin tiempo para reaccionar aparecieron las prime­ras partidas carlistas por el Vinalopó. Una de las más belicosas especialmente a lo largo de ese verano de 1873 fue la de Rache. Bajo este nombre se escondía Ramón García Montes que había re­cibido una cuidada educación, no en vano su hermano era juez de primera instancia del juzgado de Jumilla (Pérez Crespo, 1995: 74). A su hermano se le había acusado de darle protección y de entor­pecer su detención. Jumilla era uno de los principales centros de cabecillas de todo el sureste peninsular ya que entre los meses de marzo a diciembre de 1873 en esa villa residía y estaba destinado el oficial del ejército Miguel Lozano Herrero, posteriormente será conocido como el capitán carlista Miguel Herrero. En los prime­ros meses de 1874 desertaría del ejército y tomaría las armas en favor de los carlistas. A este cabecilla se deben los asaltos carlis­tas más graves que se sufrieron en el Vinalopó, especialmente en Aspe en octubre de 1874; también repitió acciones temerarias en Novelda y Monforte.

Por su parte ya desde primeros de año de 1873 el ayunta­miento de Villena informaba al de Sax de las presencia de cuaren­ta carlistas en una partida que estaba en su término al mando de un tal Melvi133

• El30 de marzo de ese, otra vez el ayuntamiento de Villena informaba a los de Monovar y Sax de la presencia de una

133 AMS. (Archivo Municipal de Sax), Actas de sesiones de 1873, s.f.

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partida de carlistas en las inmediaciones de la sierra de Salinas pero no podía dar más información al desconocer la dirección que utilizarían siguiendo la diversidad de caminos comarcales que re­corrían todo el valle (Estevan Sánchez, 1997: 10). A los pocos días se sabía que se había internado en tierras de Albacete. Por si el problema carlista no fuera suficiente encuadrado dentro de la Ter­cera Guerra Carlista entre 1872 y 1876. En ese mes de marzo, una partida de republicanos federalistas al mando de Tomás Bertomeu de Petrer recorría el Vinalopó. Era el primer intento casi impro­visado por contrarrestar a los incipientes grupos de carlistas. Al mismo tiempo varios ayuntamientos se aprestaron a declarar su lealtad al gobierno. De este modo la lealtad de Monover a las po­siciones políticas republicanas se dejó sentir en la sesión muni­cipal del día 24 de marzo. En esa sesión fue leído y transcrito un discurso entero del ministro de Estado, Emilio Castelar, dirigido a la Asamblea Nacional134

En este sentido la decisión de armar a los voluntarios de la república fue común a todos los pueblos de la zona. Este somatén de milicianos también fue armado en Aspe el día 24 de marzo. El somatén de Aspe lo formaban veinticinco voluntarios. Para ellos y para los próximos en alistarse se decidió la compra de armas: " ... solicitar al Gobierno Civil. .. cien fusiles para los voluntarios ... "135

Las armas vinieron muy bien porque justo un mes después apare­ció una partida carlista por las inmediaciones de Aspe. La partida capitaneada por Laroche136 obligó a salir a los voluntarios aspenses y al resto de los demás pueblos a perseguirlos siguiendo el curso de la rambla del río hasta llegar a la sierra de Salinas donde se les perdió la pista. Esta persecución duró varios días. Los voluntarios salieron el nueve de abril y regresaron a su lugar de origen el once de ese mes. Esto demostraba el empeño en dar con las partidas para

134 AMM., Actas de Sesiones de 1873, 24-marzo-1873, fol. 34. Las actas dejaban constancia del liderazgo de Castelar: " ... el efecto que su mágica palabra ha producido en todos sus ánimos ... ". 135 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 24-marzo-1873, s.f. 136 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 22-abril-1873, s.f.

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detenerlas o disolverlas por el hecho de que realmente eran una constante amenaza para los vecinos de los pueblos, y en definitiva, para el nuevo orden político constituido. Su persecución siempre fue difícil porque en el valle del Vinalopó confluían un conjunto de valles transversales que hacían posible los rápidos movimien­tos de los carlistas desde Murcia, Albacete o Valencia.

J.J. Los Voluntarios de la República de Aspe, Monover y Elda.

Los Voluntarios de la República era la nueva milicia local que se formó en todas las poblaciones españolas. Su creación ve­nía regulada por el gobierno y para formar parte de ella había que cumplir una serie de requisitos similares a los aprobados en el año 1869 para formar parte de los Voluntarios de la Libertad. Aunque se trataba de una milicia que era reorganizada desde las corporacio­nes municipales lo cierto es que la documentación sobre el tema es escasa. De Aspe se sabía que esa milicia local perduraba desde los Voluntarios de la Libertad hasta los Voluntarios de la República. Entre ellos hubo una milicia local organizada que estaba en conti­nuo retén. Así aparecía citado en mayo de 1872. El alcalde de Aspe Teodoro Alenda solicitó permiso a la Diputación Provincial para formar una milicia que le permitiera la defensa de la villa: " ... se so­licite de la Diputación Provincial la debida autorización para crear en esta villa la fuerza armada que se conceptúe necesaria para la se­guridad de las personas, casas y sostén del orden público ... "137

• Díez días después llegaba la autorización desde Alicante. Aspe tenía de nuevo una fuerza armada dispuesta para cualquier contratiempo. El 3 de abril fueron armados los voluntarios de Sax al concederle el Gobierno Civil un total de 50 fusiles bajo la responsabilidad de su mando Secundino Senabre (Estevan Sánchez, 1997:10).

Como se apreciaba en el anterior ejemplo el orden público era una constantepreocupación de los ayuntamientos y no esta­ba asegurado en 1872. Después de los esfuerzos del gobierno de

137 AMA., Actas de Sesiones, 2-mayo-1872, s.f.

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controlar la revolución de septiembre de 1868, las sublevaciones del verano de 1869 y algún episodio aislado que tuvieron lugar en las tierras alicantinas, todavía en mayo de 1872 era necesario mantener una fuerza armada. La intranquilidad no sólo existía en Aspe sino en todas las poblaciones del Vinalopó como Novelda y Monover. Allí también se hablaba de la formación de un soma­tén o milicia local dedicada a la vigilancia del término munici­pal. Esta milicia era el preámbulo de una necesidad que se hizo obligatoria para todas las poblaciones en los próximos meses, la formación de los Voluntarios de la República. Apenas unos meses después de la proclamación de la república se hizo efectiva la formación de esas nuevas milicias armadas. El peligro carlista y la falta de seguridad en los partidos conservadores por si podía ha­ber algún pronunciamiento militar llevó al gobierno a armar a los vecinos de cada pueblo. En el Vinalopó ha servido como ejemplo de la formación de esta nueva milicia el caso de Monover que re­unía unas características similares a otras poblaciones como Elda, Petrer, Villena y Aspe.

El alcalde de As pe encargó la organización de los Voluntarios de la República a dos miembros de ayuntamiento. A Manuel Irles que era el alcalde tercero y a Adolfo Noguer que era el síndico.

Estos cargos públicos gestionaron ante el Gobierno Civil la compra de armamento así como los días dedicados a los períodos de instrucción básica para coordinar las operaciones militares con­tra los carlistas. Según el número de habitantes se formaron dos compañías. La primera estaba compuesta por ciento sesenta y sie­te voluntarios y la segunda por ciento sesenta y nueve (Cremades, 1966: 150). Cada compañía estaba a las órdenes de un capitán. Los voluntarios aspenses tuvieron ocasión de luchar en innumerables ocasiones. Sólo como muestra se quiere citar su participación en la ayuda prestada a Crevillente durante el verano de 1873 en don­de tuvieron tres heridos. También la destacada participación en el ataque a Monteagudo en tierras murciana en los primeros días de septiembre entre carlistas y republicanos. Allí su capitán Manuel Antón Alenda fue condecorado por el gobierno con la cruz de primera clase del mérito militar.

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En Monover los estudios de Palicio Maestre (1986) han de­jado constancia que los miembros de los voluntarios pertenecían a las clases más populares de la villa. Este autor ha llegado a lo­calizar el estrato social de cada persona siguiendo su procedencia calle a calle. En Monover también existían dos batallones (el19 y el 20), que a su vez se dividían en ocho compañías. Cada compa­ñía estaba formada por un capitán, dos tenientes, dos alféreces y cinco sargentos138

Tabla 14. Cargos de la Milicia Nacional de Monover

(enero 1874). Batallón 19 y Batallón 20.

Batallón 19

Nombre y A~ellido

Enrique Baus Rico

Matías Gimeno Rico

Juan Gutiérrez Cerdá

Marcial Verdú Verdú

Alvaro Vidal Gimeno

Queremón Ródenas Poveda

Ramón Corbí Berenguer

Moisés Marhuenda Vicente

Batallón 20

Nombre y A~ellido

Federico Mira Verdú

Venancio Poveda Molina

Juan Rico Rico

Silverio Albert Brotóns

Com~añía

primera

segunda

tercera

cuarta

quinta

sexta

séptima

octava

Com~añía

primera

segunda

tercera

cuarta

Fuente: AMM., Actas de Sesiones de 1873, de 4-enero-1874, f. 90v.

138 En las actas de Monover no aparecen los capitanes de las cuatro compañías restantes del Batallón 20.

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La composición de los Voluntarios de la República era simi­lar a la mayor parte de los pueblos. El número concreto de com­pañías venía marcado por el número de habitantes de cada pobla­ción. Aspe, Novelda y Monover eran las poblaciones que contaban con dos compañías139

. Los municipios como Villena, Elda y Elche tenían un número superior de compañías y de voluntarios alista­dos. Elda tuvo un protagonismo especial dado que su situación geográfica intermedia entre las comarcas del Vinalopó le obligaba continuamente a movilizar a sus milicias y a enviar a sus rápidos correos para alentar a los alcaldes de los municipios sobre los mo­vimientos de las partidas carlistas.

3.4. La Tercera Guerra Carlista y el agitado verano de 1873.

Aunque las corporaciones municipales del Vinalopó trata­ron de aplicar reformas sociales que sirvieran para mejorar la ca­lidad de vida de sus vecinos, las distintas sublevaciones armadas frenaron cualquier intento de los consistorios republicanos. Des­de los primeros días de febrero fue tomando el Gobierno Militar más protagonismo político que el Gobierno Civil, es decir, esta supremacía de una institución sobre la otra no hacía presagiar nada más que la política provincial iba a estar supeditada a diver­sas acciones militares que alertaban de la inminente sublevación carlista.

El 4 de febrero de 1873 llegaba a Aspe140 la carta de un co­mandante del ejército avisando de que en las proximidades de Tibi se había avistado una partida carlista, pero que aprovechan­do en Agost el corredor natural entre montañas (Sierra del Cid y Maigmó) se les había perdido la dirección. Todos los ayuntamien­tos tenían la obligación de informar de su presencia al resto de municipios del Vinalopó y en caso de avistar alguna partida arma­da de carlistas debían de convocar urgentemente a sus voluntarios para iniciar la persecución. Pero claro está, que el comandante

' 39 AMA. , Actas de Sesiones de 1873, 26-octubre-1873, s.f. 140 AMA., Correspondencia de 1873. Colección particular.

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desvelara su posición también servía para que algunos conceja­les o alcaldes de corte carlista avisaran a las partidas de la posi­ción del ejército o de los voluntarios. Meses después el alcalde de Monforte fue detenido por estos hechos similares y por otros más. El mismo día que se proclamó la república en las Cortes en Ma­drid, en Aspe hubo conatos monárquicos de carácter violento. En la noche del12 de febrero el alcalde de Aspe, José López Mira, al que todavía no le había dado tiempo de entregar el poder, mandó a los guardias municipales para la detención de varios miembros del Partido Carlista de Aspe. Se les había visto portando armas y quizás con intenciones de ir al ayuntamiento o de sublevarse. Esa detención supuso un amplio revuelo en la villa, pero para el Gobierno Civil y el Militar no vino nada más que a confirmar las dificultades con las que se encontraría la nueva república. Los detenidos, al día siguiente, fueron puestos a disposición del juez tratando así de dar un ejemplo de efectividad sobre el funciona­miento de las instituciones públicas locales, incluso en un mo­mento delicado como era el traspaso de poderes en el gobierno y en todas las administraciones públicas.

Desde inicios de 1873 se tenían noticias de las incursiones de distintas partidas carlistas. En Villena durante varios días de febrero se estuvo persguiendo a la partida de Ramón García que sería desmantelada durante el mes de febrero141

• Agost sufrió un asalto y un saqueo el 16 de febrero por parte de una partida com­puesta por treinta y cinco hombres142

• En esos primeros meses del año de 1873 las partidas que se formaban eran de pequeños gru­pos a caballo y armados que solían hacer incursiones rápidas. A medida que avanzó el año 1873 las partidas se unían entre ellas y desde el final del verano se agudizó la insurrección carlista. Esto provocó la aparición de grandes partidas ya organizadas con las que se tenía que enfrentar el ejército republicano. El gobierno movilizó varias compañías del ejército en dirección a las proxi­midades de la sierra del Carxe en Pinoso. Los movimientos de las

141 BIJGA., periódico "El Municipio" de Alicante, de 19-febrero-1873. 142 BIJGA., periódico "El Municipio" de Alicante, de 19-febrero-1873.

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tropas del ejército fueron constantes en el Vinalopó al igual que los de las partidas carlistas.

Otro problema político, éste por la izquierda del nuevo go­bierno no hizo nada más que acrecentar la situación de guerra per­manente que se vivió durante esos años en el Vinalopó. La suble­vación cantonalista produjo el aumento de la presencia y el paso militar de las tropas del ejército con intención de combatir los dos frentes, el carlismo y cantonalismo. Hay que tener en cuenta que la alimentación de las tropas suponía un excesivo gasto para los ayuntamientos por lo que a veces se pretendía que pasaran por el pueblo de al lado. La alimentación de la tropa se solía hacer por reparto entre varios pueblos. A Aspe en mayo de 1873 le llegaba la orden del gobernador militar para preparar noventa y dos raciones de pan para una columna militar número 2 de Granada que esta­ba de paso por la zona143

. Estas raciones también incluían carne y vino. Una de las primeras medidas del gobierno republicano y que llegó a través de bandos a los ayuntamientos, fue el indulto de los carlistas que lo pidieran. El 3 de marzo en la plaza Mayor de Aspe se colocó el bando donde se avisaba que los carlistas debían de abandonar las armas y acogerse al indulto: " ... dejándoles en liber­tad si no hay delito en lo común para ello ... "144• La medida de gra­cia trataba de frenar el inicio del movimiento carlista. El alcalde de Aspe el republicano Eugenio Ros se enfrentaba a otro aviso carlista. En las proximidades de Monforte había una partida carlista. Los alcaldes de la zona avisaron a sus voluntarios para que estuvieran preparados. No se sabía muy bien si eran carlistas del propio Aspe y de Monforte o si era una partida que estaba de paso145•

Así fueron transcurriendo los primeros meses del nuevo go­bierno con continuas alarmas. Desde los primeros momentos de la proclamación de la república se iniciaron los cambios munici­pales. En Monforte el alcalde monárquico isabelino Tomás Bae­llo, que se había mantenido con alguna alternancia en el cargo

143 AMA., Correspondencia de 1873. Colección particular. 144 AMA., Correspondencia de 1873. Colección particular. 145 AMMC., Correspondencia de 1873.

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incluso tras la revolución, dejaba el puesto y con él, el resto de concejales. Uno de ellos, Javier Salas Richarte146

, posteriormente sería un destacado industrial de la comarca. Los miembros de los comités republicanos locales fueron sustituyendo a los concejales salientes. Lo primero que hicieron fue trazar un plan de actuacio­nes municipales aunque meses después se comprobaría que no se pudo llevar a efecto debido a las circunstancias adversas de la época. En Monover se intentaron aplicar reformas municipales encaminadas a mejorar la villa en cuanto a enseñanza, traída de agua potable, sanidad local, etc. La corporación municipal, desde los primeros días de su llegada al poder, se encontró resolviendo los problemas que se le planteaban desde el exterior, es decir, las partidas carlistas. Por ello de nuevo se volvió a repetir una situa­ción similar a la ya vivida en el verano de 1869. Monover volvió a llamar a los alcaldes de toda la comarca para coordinar de nuevo acciones conjuntas. Algunos de los problemas municipales (sani­dad, educación, falta de presupuesto, etc.) seguían estando pen­dientes desde 1869.

El 27 de marzo de 1873 ya se hizo patente la amenaza car­lista. El alcalde de Monover expuso al de Aspe la necesidad de formar milicias conjuntas para apoyarse en las persecuciones de las partidas147

• Mientras tanto, la Gaceta de Madrid publicaba la orden del gobierno por la cual se convocaba el alistamiento de los mozos para formar las nuevas milicias republicanas. En Aspe en esos últimos días de marzo se procedía a un nuevo alistamiento de voluntarios. También se inician las gestiones con el Gobierno Civil para la compra, a plazos, de un centenar de fusiles con ba­yonetas. La provisión de armamento para las poblaciones se reali­zaba desde el castillo de San Fernando en Alicante donde estaba el arsenal militar. De allí salían las armas y municiones para las milicias. A mediados de mayo las poblaciones del Vinalopó re-

146 El joven concejal demócrata, Javier Salas Richarte, fundó en 1895 la marca Anís Salas que se mantiene en la actualidad a través de la sociedad Destilerías Monforte del Cid S.L. (Luis Alenda, Nicasio Sirvent y José Ramón Alenda). 147 AMM., Actas de sesiones de 1873, 27-marzo-1873, fol. 35 v.

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Figura 14.- Listado de Voluntarios de Monover (año 1873).

cibirían las armas del Gobierno Civil. Mientras tanto las partidas carlistas que salieron en esos momentos pudieron realizar varios asaltos que quedaron impunes. Este tipo de medidas militares se repetirán en las demás municipios.

Al poco tiempo, el 8 de abril, en otra sesión celebrada en Monover quedaba patente el otro de los enfrentamientos comu­nes a todos los municipios comarcales. El enfrentamiento entre

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la corporación republicana local y la mayoría de los mayores con­tribuyentes. Ante una nueva amenaza carlista, que se había de­jado ver en el paraje del Culebrón de Pinoso, el alcalde Matías Gimeno había pedido a los mayores contribuyentes una ayuda económica pero éstos se negaron a concederla148• José Verdú Pérez representante de los mayores contribuyentes de Monover alegaba que no tenían dinero para pagar los sueldos de los voluntarios. Los mayores contribuyentes solicitaban que los guardas munici­pales y los propios vecinos fueran los que defendieran el pueblo "como pudieran". El apoyo al fenómeno carlista desde los mayo­res contribuyentes no podía ser más evidente. Ante esta situación el ayuntamiento decidió la constitución de una "Junta de Defensa Local" que estaría compuesta por tres concejales, tres miembros del comité republicano local y tres representantes de los mayores con tribu yen tes.

En esta negociación que tuvo lugar durante todo el día 8 de abril, a las ocho de la tarde fue cuando la milicia local armada salía de la villa a batir a la partida carlista que estaba por la zona con la garantía de que los mayores contribuyentes aportarían una cantidad económica para el gasto de sus haberes. Tras resolver estos graves problemas económicos internos en la villa llegaba la noticia de la convocatoria a Cortes para el próximo día 17 de abril.

Al mismo tiempo, a mediados del mes de abril, se producía un hecho insólito en Monover. A la hora de pagar los sueldos de la milicia denominada "Voluntarios de la República" resultó que el ayuntamiento estaba sin fondos económicos. Los mayores contri­buyentes ya habían dejado claro su intención de no aportar ningún dinero para su sustento. Estas situaciones de enfrentamiento polí­tico con el ayuntamiento se mantuvieron a lo largo de todo el año 1873. Por ello, aunque curioso, es digna de resaltarse la iniciativa del ayuntamiento republicano monovero que optó por organizar una corrida de toros para sacar fondos para pagar los salarios de la

148 AMM., Actas de Sesiones de 1873, 8-abril-1873, fol. 47.

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milicia local149• Pero ese no era el único problema relacionado con

los "Voluntarios de la República". La falta de fondos no le per­mitía estar armada convenientemente. El alcalde Matías Gimeno negoció satisfactoriamente un préstamo de armamento por parte del comandante de Artillería de Alicante. Ese armamento llegó a finales de junio con cerca de doscientas escopetas con bayonetas. Fueron compradas más tarde a un justiprecio a la baja por 12'50 pesetas. Este detalle fue una suerte o quizás un inmenso acierto ya que el verano de 1873 sería especialmente violento en térmi­nos militares y había que estar preparado para ello. Casos como el anterior mostraban que no era de extrañar que en la votación para elegir nuevo alcalde que tuvo lugar el 24 de septiembre fuera otra vez elegido por todos los regidores Matías Gimeno Pina.

Mientras tanto la república seguía su proceso político y en marzo fueron elegidos los vocales que debían supervisar las elec­ciones a Cortes Constituyentes para la votación de los nuevos di­putados. Las votaciones tuvieron lugar del10 al13 de mayo. En Aspe los resultados no fueron nada esperanzadores. El 50% de los votantes se había abstenido. El republicano Antonio del Val fue elegido por mayoría. Detrás de él quedaba el republicano fe­deralista Tomás Bertomeu Bernabeu de Petrer150. El mismo Tomás Bertomeu lideraba una partida de republicanos federalistas que desde los primeros días de marzo vigilaba las tierras del Vinalopó. El ayuntamiento de Aspe aprobó el pago de 250 pesetas como ayuda para el mantenimiento de una partida de voluntarios. To­más Bertomeu151 había llegado a Aspe con la intención de intimi­dar a los carlistas que se encargaban de sufragar los gastos de las partidas y de pasarles información. Esa vinculación existía por las

149 AMM., Actas de Sesiones de 1873, 24-abril-1873, fol. 56. 150 Tuvo la fortuna de ser indultado el verano de 1869 aunque encabezó una partida de republicanos federalistas sublevados contra el gobierno. Otros como Froilán Carvajal Rueda murieron en esos días. 151 AMA., Actas de Sesiones de 1873, 17-marzo-1873. Curiosamente cuando Tomás Bertomeu de Petrer se presentó a las elecciones a Cortes, en Aspe fue elegido con mayoría el republicano Antonio del Val de Elda.

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acusaciones recogidas en los libros de actas pero no había pruebas concluyentes para acusar a nadie en concreto.

En Monóvar y Pinoso surgieron nuevas partidas carlistas en­cabezadas por antiguos miembros del ayuntamiento, como Fran­cisco Rico, el diputado provincial José Domenech y por Pablo Rico. El número de partidas se acrecentó durante el verano apareciendo por el Vinalopó otra partida, la de Rache. La partida de Rache fue localizada por las milicias locales de los Voluntarios de la Repú­blica en los últimos días de junio. Salieron de su escondite en la sierra del Carxe con dirección a Fortuna en Murcia con cerca de cien carlistas. Fueron perseguidos por dos columnas de volunta­rios más las tropas del ejército desplazados para la persecución dirigidas por el capitán Párraga y el comandante Ferrer. La perse­cución duró varios días hasta que finalmente fueron alcanzados y buena parte de ellos fueron dispersados, otros detenidos y otra parte se acogieron al indulto establecido por el gobierno en esas fechas (Pérez Crespo, 1995: 77-79). Cuando se procedía a la deten­ción de carlistas los ayuntamientos los trasladaban a Alicante y recibían escolta por los pueblos por los que pasaban. Un ejemplo se aprecia en la solicitud del alcalde de Aspe al de Novelda152

.

También se comprobó el incremento de los movimientos carlistas a través de una carta enviada por el alcalde de Agost a las pobla­ciones del Vinalopó comunicándoles que los carlistas huidos al norte de Africa (Bonmatí Antón, 1989), de la zona francesa, habían vuelto a España con la intención de formar nuevas partidas153

.

La primera quincena de julio de 1873 fue decisiva para el gobierno de la nación de Pi y Margall. Una sucesión de insurrec­ciones en el Levante dieron lugar a una profunda crisis política. Los acontecimientos fueron tres: la insurrección cantonalista de Andalucía, Valencia y Castellón, los acontecimientos de Alcoy con la huelga general anarquista y la guerra carlista (Bahamonde y Toro: 1982: 34). Todo ello dio lugar a la dimisión del presidente el día 18 de julio. Pi y Margall no quiso pedirle a los Cortes plenos

152 AMMC., Correspondencia 1873. 153 AMMC. , Correspondencia 1873.

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poderes para atajar la situación porque eso hubiese sido un giro a la derecha en la República (Carr, 1970: 323). El nuevo presiden­te nombrado Nicolás Salmerón tuvo que apoyarse en el ejército y en la ampliación de la Guardia Civil que pasó a estar formada por 30.000 hombres para tratar de encaminar las soluciones para las insurrecciones (Bahamonde y Toro, 1982: 35). El presidente mandó al general Pavía a Andalucía y al general Martínez Campos a Valencia al mando de las tropas del ejército para iniciar el ase­dio militar de las zonas insurgentes. El 12 de julio se produjo la proclamación del Cantón de Cartagena bajo la sublevación de los cuatro mejores navíos de la Marina. A ellos se unieron las suble­vaciones cantonales de Torrevieja, Alicante, Valencia, Castellón, entre otras ciudades. El día 20 de julio la fragata Vitoria del Can­tón de Cartagena entró en el puerto de Alicante estableciendo una Junta Revolucionaria para formar el Cantón de Alicante presidida por el aspense Antonio Botella (Fernández Cordero, 1985: 200) . Al nuevo cantón se le unieron varias poblaciones de las cerca­nías pero su duración fue efímera, sólo tres días. En agosto estaban prácticamente movilizadas, diariamente, todas las milicias locales que habían dado lugar a la reorganización de los voluntarios en el Vinalopó. En Aspe su columna la formaban veinticinco hom­bres (Vicedo, 1998: 256). En Monforte eran veinte hombres y en Monover eran cincuenta. Por orden del Gobierno Militar existía la oblgación en el Vinalopó de ayudarse ante las partidas carlistas. La coordinación de las acciones militares la ejercía el alcalde de Monover. Petrer el día 26 de agosto comunicó que la partida del monovero Rico había entrado en la villa con un grupo de trescien­tos hombres. Para su persecución se solicitaba la ayuda de Aspe, Monover, Elda, Sax y Novelda154

• Las partidas contaban no sólo con su propia organización sino también con el apoyo de los car­listas residentes en las poblaciones. En algunos casos la subleva­ción afectaba a todo un pueblo como en el caso de Monforte en donde su alcalde, Ramón Miralles, fue depuesto y detenido el 27

154 AMN., Correspondencia, 1873.

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de agosto por el gobernador civil de la provincia por formar una junta de ayuda a las partidas carlistas155

• También en Novelda hubo numerosas detenciones de ciudadanos bajo la misma acusación.

La situación teórica y práctica de Monforte era fiel reflejo de cuales eran las realidades cotidianas de algunas poblaciones del Vinalopó en cuanto a los enfrentamientos entre los cargos po­líticos en general y los jornaleros en particular. Durante la dura­ción de todo el Sexenio Democrático Monforte vivió la dualidad de integrarse en el sistema reformista municipal que se vivió en toda las comarcas del Vinalopó o dejar signos evidentes del siste­ma oligárquico que perduraba de épocas anteriores. En Monforte se organizaron el Partido Carlista y el Partido Republicano, aun­que en el gobierno municipal antes y después de la revolución de 1868, el alcalde siempre había sido el monárquico isabelino Tomás Baello Clemente. Los cambios que hubo en la política mu­nicipal local fueron los que venían dados por las reformas del propio gobierno. El establecimiento del sufragio universal mascu­lino y la aplicación de una nueva constitución de 1869, marcaban una importante novedad entre los vecinos, siempre en manos de una clase oligárquica formada por las familias Beltrán, Mirambell, Romero, Ñíguez y Segrelles. Es importante decir que, en Monfor­te a pesar de implantarse el sufragio universal en las sucesivas elecciones realizadas a lo largo del período revolucionario el por­centaje de abstención superaba el 50% de los electores. Los jor­naleros agrícolas aún siendo la mayoría del municipio no se sen­tían representados por los candidatos monárquicos progresistas y además ni ellos mismos podían presentar a ningún candidato con las suficientes garantías para que pudiera hacer frente al poder oligárquico establecido.

Mientras tanto, los mayores contribuyentes de Monforte conspiraron durante toda la revolución contra el ayuntamiento. El Partido Carlista formado por las principales familias adineradas del pueblo apoyó y financió a las partidas carlistas que lucharon

155 AMMC., Correspondencia, 1873.

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en la tercera guerra civil carlista declarada en marzo del año 1872. A partir de ese momento el Partido Republicano de Monforte tuvo conciencia de la necesidad de promover el cambio político espe­rado por la mayoría del pueblo; sólo era cuestión de esperar las decisiones poíticas de los partidos republicanos a nivel nacional. El 19 de febrero se formó la primera corporación republicana de Monforte pero su alcalde, Ramón Miralles Navarro, era un trai­dor encubierto a la república. Así consta en el juicio que se le siguió en Alicante tras su detención. Entre las distintas acusacio­nes contra el alcade, se le señalaba como uno de los intermedia­rios que financiaba a las partidas carlistas, así como de frenar la aplicación de las decisiones de las instituciones superiores. Los ceoncejales de Monforte enviaron una denuncia a la Diputación Provincial para que procediera a su destitución: " ... por su mal proceder ... haciendo éste extensivo a otros hechos de igual o se­mejante naturaleza y abusos que ha venido cometiendo desde que ejerce el cargo que hoy desempeña ... se remita a la Diputación Provincial... acuda en suspensión del cargo"156

• Ramón Miralles llegó a ser presidente del Círculo Republicano de Monforte. En esta denuncia destacó el concejal Ignacio Amorós Pérez proce­dente de Novelda. En esta última villa comenzaban a organizarse los primeros grupos de obreros de la industria vinícola. En julio de 1873 fue detenido el alcalde monfortero y fue elegido por vota­ción libre como nuevo alcalde, el concejal Ignacio Amorós Pérez de tan sólo 23 años. Mientras tanto, el frente de la guerra se había desplazado hacia las tierras alicantinas y el Vinalopó se convirtió en el escenario de una parte de la guerra desde julio a diciembre de 1873. La política municipal de los ayuntamietos del Vinalopó quedó en suspenso así como sus proyectos republicanos. Las su­cesivas reuniones municipales sólo tenían un tema monográfico, la guerra. Por ello, los ayuntamientos republcanos del Vinalopó no pudieron realmente gobernar sino que más bien su política fue consecuencia de la situación militar comarcal.

156 AMMC., Actas de Sesiones de 1873, 29-junio-1873, s.f.

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~oSIEANO CIV¡l. .... PROVINCIA DE ALICANTE.

N..,oot••o

Figura 15.- Relación de carlistas detenidos de Monforte.

Ese verano del año 1873 se descubrió la conspiración polí­tica del Partido Carlista de Monforte en la provincia de Alican­te. Esto motivó la intervención del Gobierno Militar y el descu­brimiento de cómo se habían producido algunas de las victorias carlistas en las tierras del Vinalopó y de lo rápido que escapa­ban a las persecuciones tanto de los voluntarios republicanos

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así como de las tropas del ejército. Los grandes contribuyentes de Monforte, que en su mayor parte eran monárquicos y dentro de ellos, del Partido Carlista.

Estos hechos se han podido comprobar por las puebas aportadas: por un lado, dentro de las listas de presos del casti­llo de Santa Bárbara aparecían los nombres de muchos de esos mayores contribuyentes, y por otro lado, en el listado anual de mayores contribuyentes del pueblo se repetían muchos de los nombres que aparecían luego en el listado de presos. En suma­yoría eran monárquicos pero también se dividían en isabelinos como seguidores de la reina Isabel y carlistas como seguidores del pretendiente Carlos. Aún así aparecían constantemente en­frentados por la división existente dentro del partido monár­quico de Monforte. El partido carlista de Monforte estaba en la clandestinidad a raíz del inicio de la tercera guerra civil carlista iniciada en abril del año 1872. Su base de militantes se centra­ba exclusivamente en los mayores contribuyentes. Todos ellos residentes en la las principales calles del lugar: la plaza del Pa­rador, plaza Mayor y calle Mayor. Muchos de ellos eran grandes propietarios agrícolas y otros ejercían profesiones liberales. La composición de este partido se ha podido conocer gracias a las detenciones y juicios de sus miembros. El Gobierno Militar de Alicante juzgó a un grupo numeroso de carlistas por su perte­nencia a las distintas partidas. Unos eran simples soldados y otros se dedicaban a aportar dinero para la compra de armas. Sólo dos fueron detenidos por ser cabecillas culpables y todos fueron juzgados por rebelión contra el gobierno.

Los republicanos del Vinalopó trataron de consolidar las reformas sociales propias de la revolución pero el tiempo fue insuficiente. Su situación geográfica dentro de un corredor de comunicaciones condicionó la mayor parte de las decisiones políticas durante el Sexenio Democrático. A períodos de cier­ta estabilidad política le sobrevenían insurrecciones armadas y esas sublevaciones armadas no le permitieron salir a las comar­cas del Vinalopó de una situación de constante "guerra de gue­rrillas". Estas acciones armadas se debían a las numerosas par-

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tidas carlistas y a las diferentes intentonas de los republicanos federalistas como los cantones de Cartagena, Abanilla, Alicante y Torrevieja. El incremento de acciones militares de la Tercera Guerra Carlista no hizo más que frenar cualquiera de las pro­mesas populares realizadas por los revolucionarios que habían sustituido a la monarquía. Las tablas números 15 y 16 dan a conocer la composición interna de los carlistas de Monforte así como las condenas que debieron de cumplir tras la celebración de los consejos de guerra. Las tablas muestran datos que ayudan a conocer el nombre, la profesión, el domicilio y la condena que tuvieron algunos de los máximos representantes de los carlistas monfortinos157 . Juan Bautista Pina Benito será uno de los alcal­des del período del caciquismo en Monforte. Ramón Calatayud Juan era familia directa de Vicente Calatayud presidente del Partido Carlista de Aspe durante la época caciquil. Tenía casa de verano en el caserío de Orito. Este era uno de los reductos del carlismo local donde residían también las familias Romero, Segrelles, Ñíguez y Beltrán.

Sobre estos listados se puede precisar que a pesar de que todos ellos fueron detenidos ninguno pertenecía a ninguna par­tida carlista. En el juicio que se siguió contra ellos en el castillo de Santa Bárbara en septiembre del año 1874 todos cumplieron una leve condena de cárcel de varios meses de privación de libertad pero poco después fueron amnistiados. Su indulto se debió a que la dictadura militar del general Pavía de 1874 consi­deraba que los carlistas, a fin de cuentas, eran tan monárquicos como los isabelinos.

157 A modo de curiosidad se puede decir que José Ñíguez Hernández era abogado y que sería además abuelo del futuro fiscal Segrelles Ñíguez, el fiscal jefe de los consejos de guerra celebrados desde abril de 1939 en la provincia de Alicante tras la Guerra Civil contra los miembros de los republicanos, que también cuenta con una calle en Monforte como homenaje a su trayectoria profesional. A sus decisiones judiciales, presuntamente, el ajusticiamiento y las condenas de fusilamiento de muchos alicantinos republicanos.

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Tabla 15. Militantes del Partido Carlista de Monforte (1873).

Nombre Condena Partida Carlista

Juan Richarte Romero muerte cabecilla

Isidro Beltrán Manchón Santís

Pascual Asensi Santís

Pascual Sánchez Santís

Manuel Miralles Redondo Santís

Manuel Llopis Ruiz Santís

Manuel Pernis Santís

Tomás Pomares González cárcel Santís

Ramón Alberola Miralles cárcel Aznar

Miguel Asensi Mira cárcel Aznar

Ramón Calatayud Juan cárcel Aznar

José Lillo Domenech cárcel Aznar

Manuel Llopis Pérez cárcel Aznar

Antonio Caparrós Masiá cárcel Alcober

Francisco Sevilla Serrano cárcel

José Valero cárcel

José Miralles Soria destierro a Francia cabecilla

Julián Corbí Soler cárcel

José Moya Miralles cárcel Aznar

Manuel Gomis Segura indulto

José Gomis Segura indulto

Pascual Asensi Fuster indulto

José González Limiñana indulto

Fuente: AMMC., Correspondencia de 1874 y ADPA. Gobierno Civil, 1874. Elaboración propia. Algunos autores señalan que el cabecilla Santís en realidad se llamaba Santés. Se ha preferido utilizar el primer nombre porque así viene en los documentos consultados.

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Tabla 16. Directiva del Partido Carlista de Monforte (1873).

Nombre Profesión Domicilio Condena

Francisco Limiñana Salas tienda de vinos Calvario cárcel

José González Moreno tienda de vinos Juan de Latorre cárcel

José Serrano Amorós

Gabriel Martínez Abad Postigos

José López Amorós

José Cantó Mira rentista

Pascual Benito Requena

Pascual Richart Fuertes rentista Norias cárcel

Juan Bautista Pina Benito rentista Santa Ana

José Ñíguez Hernández abogado Parador cárcel

Marcos Beltrán Mirambell rentista Mayor

José González Limiñana

Antonio !barra Maciá Amoloig indulto

Pascual Botella Aracil

Pedro Sánchez Pujalte

Antonio Martínez González fábrica aguardiente cárcel

Fuente: AMMC., Correspondencia de 1874 y ADPA. Gobierno Civil, 1874.

Elaboración propia.

Algunos municipios del Vinalopó como este caso más detalla­do de Monforte a pesar de la revolución popular de septiembre del año 1868 todavía las estructuras económicas y sociales estaban en manos de la misma oligarquía conservadora. Uno de los problemas de la época era el analfabetismo popular que sobrepasaba casi el85 % del total de la población. No es de extrañar que en algunos de los su­cesivos gobiernos revolucionarios estuvieran infiltrados monárqui­cos como Tomás Baello o el carlista Ramón Miralles. Ambos fueron alcaldes de Monforte en períodos aparentemente democráticos.

Si el período revolucionario fue difícil para la Iglesia por los intentos del gobierno de controlar parte de la gestión de las tierras de las parroquias, la república aún fue más allá. La llegada de la

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Figura 16.- Periódico carlista (año 1871 ).

guerra carlista a las tierras del Vinalopó supuso un importante gasto económico para los ayuntamientos. En el verano de 1873 el ayuntamiento de Monforte, como otros de la comarca, reali­zó el listado del "Reparto Vecinal de Mayores Contribuyentes". Este listado consistía en repartir el déficit del ayuntamiento entre los mayores contribuyentes. El ayuntamiento trataba de evitar la subida de impuestos al pueblo y gravar a los que realmente más poseían. Pues bien, la iglesia parroquial estaba exenta del pago de este tipo de impuestos. La corporación municipal de Monforte

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encabezada por su alcalde accidental Tomás Ferrero se entrevistó con el cura de la parroquia Manuel Puigcerver Campillo. El cura era uno de los principales propietarios del municipio y le comuni­có su inclusión en el listado de contribuyentes. El enfrentamiento entre parroquia y ayuntamiento fue una realidad. La defensa de la exención de ciertos impuestos del cura venía por el hecho de que en tiempos de la monarquía, los reyes habían dejado exenta a la Iglesia del pago de ciertos impuestos. En especial este impuesto de los mayores contribuyentes basado en las mayores riquezas de cada persona tanto en bienes rúcticos corno urbanos ..

Así, la Iglesia en general y la parroquia de Monforte en par­ticular había seguido arrendando sus tierras a los jornaleros del pueblo. El cura decía que todos se beneficiaban de la iglesia por­que los jornaleros tenían trabajo y la parroquia recolectaba dinero para seguir con la asistencia espiritual de los feligreses. El alcalde le recordaba al cura la proclamación de la república el pasado 11 de febrero y también le recordaba que la reina ya no estaba en Es­paña sino en el exilio. El gobierno había derogado ciertas exencio­nes económicas de la época de la monarquía para adaptarse a las necesidades reales de los municipios en materia económica. Por tanto, el ayuntamiento republicano de Monforte había establecido el pago de impuestos a todos los mayores propietarios incluído el cura. Lo más significativo del problema era que el ayuntamiento representaba la legalidad y la legitimidad política de las leyes del momento, pero el cura recordaba constantemente los privilegios de la Iglesia como institución a lo largo de los siglos. Al final el cura pagó su parte correspondiente de los impuestos.

El listado de mayores contribuyentes de Monforte estaba formado por un total de 972 vecinos, es decir, todos los conside­rados cabezas de familia incluyendo a las viudas. A cada familia, en función del valor total de sus rentas anuales tasadas en pesetas, se le aplicaba un coeficiente para obtener el repartimiento anual que tenían que pagar. Los listados iban numerados desde los que más tenían hasta los que menos poseían. Los jornaleros solían es­tar exentos por no tener nada en cuanto a bienes materiales, sólo su fuerza de trabajo.

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Tabla 17. Rentas y cuotas a pagar por los mayores

contribuyentes de Monforte (1873).

Nll Nombre

1 Miguel Amorós Mirambell

2 Bartolomé Beltrán Mirambell

3 Blas Gómez Pujalte

4 Juan Pina Benito

5 Francisco Fuster Soria

6 Antonio Miralles Blasco

7 José Pina Benito

8 Manuel Puigcerver Campillo (cura)

9 Marqués de Montortal

10 Marcos Beltrán Mirambell

11 Secundino Cantó Mira

12 Vicente Ibarra Maciá

13 Juan Amorós Mirambell

14 Antonio Martínez González

Rentas A pagar/ anuales pesetas

2.214 108

2.206 107

2.206 107

1.294 63

1.274 62

1.194 58

1.066 52

1.000 49

842 36

800 33

688 33

635 31

608 28

569 28

Fuente: AMMC., Mayores contribuyentes del año 1873. Elaboración propia.

En tabla 17 aparecían los siguientes carlistas que conspira­ron contra la república en 1873: Antonio Martínez González (13), Vicente Ibarra Maciá (12). José Pina Benito (7) y Juan Pina Benito (4). Destacaba la presencia de la familia Beltrán Mirambell que ostentaba la mayor parte de las rentas locales divididas entre los cuatro hermanos Bartolomé, Ignacio, Marcos y Juan. Sólo Barto­lomé y Marcos aparecían en este listado pero la suma total de sus bienes duplicaba al resto de todos los mayores contribuyentes locales.

Esta situación se repetía año tras año desde 1868 sin que se haya podido determinar el origen de su fortuna aunque posible­mente estaba vinculada a su ocupación profesional como notarios

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y abogados más su participación en la política municipal desde la época isabelina. También aparecían en este listado los alcaldes monárquicos Marcos Beltrán Mirambell que había sido el alcalde anterior a la revolución de septiembre de 1868 y Antonio Mira­Hes Blasco el que sería en 1874 el primer alcalde de la dictadura militar del general Serrano. El cura Manuel Puigcerver ocupaba el número ocho entre los que más poseían en Monforte. Si su ex­traordinaria posición económica no era suficiente el cura tenía abierta dos denuncias en el obispado de Orihuela por la venta ilegal de las imágenes del desaparecido convento de Orito que ha­bía desamortizado en el año 1835 y porque vivía amancebado con una mujer en la casa parroquial de la plaza de San Pascual. En las comarcas del Vinalopó había un importante grupo de curas. Las familias adineradas que vivían de las rentas de las tierras solían fomentar la vocación religiosa entre alguno de sus hijos varones.

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