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Filosofía de Rorty.

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  • Traduccin de EDUARDO RABOSSI

    RICHARD R()RTY

    ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    Una fntroduccin al pragmatismo

    FONDO DE CULTURA ECONMICA MXICO -ARGENTINA -BRASIL- COLOMBIA -CHILE- ESPAA

    ESTADOS UNIDOS- PER- VENEZUELA

  • Primera edicin, 1997

    Esperanza o conocimiento? Una introducci11 al pragmatismo

    Richard Rorty

    Este libro fue publicado anteriormente bajo el ttulo Hoffmmg Statt Erkentniss: Eine Einfhrung in die Pragmatische Phi/oso-phie {Viena, Passagen Verlag, 1994).

    Foto tapa: Autorretrato, de Andre Martus, 1994. Gentileza del autor.

    D. R. 1997, FONDO DE CULTURA ECONMICA, S. A. Suipcha 617, 1008 Buenos Aires

    ISBN: 950-557-228-X

    IMPRESO EN ARGENTINA Hecho el depsito que previene la ley 11.723

    l. LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA . ,

    SE DICE, A MENUf~O, que el pragmatismo es una filosofa t-picamente norteamericana >:. A veces se lo dice con desdn, como en el caso, de Russell. Russell quera decir que el pragmatismo es l.lna filosofa superficial, propia de un pas inmaduro. Pero a:yeces, esta afirmacin adquiere el sentido contrario cuandoes empleada por. quienes sugieren que se-ra antinorteamericano, y por' ende inmoral, no ser pragma-tista. Oponerse al pragmatismo equivaldra a oponerse a la forma democrtica de vida.

    Creo que el desdn de Russell hacia el pragmatismo y los Estados Unidos fue injustificado y pienso, tambin, que el encomio al pragmatismo es equivocado. La filosofa y la poltica no estn tan estrechamente unidas. Siempre habr cabida para el desacuerdo filosfico entre personas que comparten la misma visin poltica y para puntos de vista polticos diametralmente opuestos entre fil.sofos/as de la misma escuela. En particular, no hay razn para que un fas-cista no sea pragmatista, en el sentido de concordar con mucho de lo que Dewey dijo acerca de la naturaleza de la verdad, el conocimiento, la racionalidad y la moralidad. En todos esos temas, Nietzsche se hubiera alineado con Dewey.

    * Se ha traducido America y American como Estados Unidos o Norteamrica y norteamericano.

    7

  • 8 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    contra Platn y Kant. Si hubieran discutido, el nico desa-cuerdo sustancial entre Nietzsche y Dewey habra sido acer-ca del valor de las ideas igualitarias, de la idea de herman-dad humana y, por ende, acerca del valor de la democracia.

    Considero desafortunado que muchas personas deseen que entre l

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    ferencia a Dewey y aludir a Davidson slo de manera oca-sional (digamos, para los remates). Se acostumbra distin-guir a los "pragmatistas clsicos", Peirce, James y Dewey, de los ''neopragmatistas" vivos, como Quine, Goodman, Putnam y Davidson. La lnea divisoria entre ellos es el de-nominado 4'giro lingstico". Es el giro que dieron los fil-sofos cuando dejaron a un lado el tema de la experiencia y adopta.ron el del lenguaje, cuando comenzaron a seguir el ejemplo de Frege en vez del de Locke. En los Estados Uni-dos, el giro slo se dio en los aos cuarenta y cincuenta y, como resultado del mismo, se dej de leer a James y a De-wey en los departamentos de filosofa.

    Usualmente, cuando se asocian el norteamericanismo y el pragmatismo, slo se tienen en mente a los pragmatistas clsicos. Los llamados neopragmatistas no estn demasiado preocupados por la filosofa moral y la filosofa social; ni se ven a s mismos como representantes de algo tpicamente norteamericano. Como alumno de Carnap, Quine aprendi que la filosofa d~be estar cerca de la lgica y tomar distan-cia de la poltica, la literatura y la historia. Godman y Da-vidson, los alumnos de Quine, dieron por supuesto el plan-teo de Carnap. De los neopragmatistas que he mencionado slo Putnam, en sus ltimos escritos, ha ido ms all de los lmites que Carnap fij.

    De los tres pragmatistas clsicos, slo James y Dewey relacionar:on sus doctrinas filosficas, de modo deliberado y consciente, con el pas del que eran ciudadanos ilustres. Peirce se pens a s mismo como parte de una comunidad internacional de investigadores que trabajaban problemas tcnicos y especializados quepoco tenan que ver con los desarrollos histricos o con las culturas nacionales.-1 Peirce

    3 Peirce hizo poco uso de Emerson pero en su ltimo perodo, cuan-do desarroll una "metaflsica del amor evolutivo", confes que, aunque

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 11

    se refera a los problemas polticos y a las tendencias socia-les de un. modo tan evasivo como el de Quine: como tema's que poco tienen que ver con la filosofa.

    Pero James y Dewey tomaron a los Estados Unidos en serio. Ambos reflexionaron sobre la significacin histrica mundial de su pas. Los dos fueron influidos por el sentido evolutivo que Emerson tena de la historia y, especialmente, por "The American Scholar", su ensayo seminal. El ensayo se solaza con la piferencia entre el Viejo y el Nuevo Mun-do. Oliver Wendell Holmes lo llam "nuestra Declaracin nacional de Ind~pendencia Intelectual". James y Dewey se involucraron en 'movimientos polticos -en particular,' mo-vimientos antiimperialistas- que se proponan lograr que los Estados Unidos fueran autnticos con ellos .mismos, y que no reprodujeran las viejas y malas costumbres euro-peas. Los dos usaron la palabra "democracia" -y su cuasi sinnimo "Estados Unidos"~ como lo hizo Whitman: co-mo el nombre de algo sagrado. En un ensayo de 1911, De-wey escribi:

    Emerson, Walt Whitman y Maeterlinck son quizs, hasta ahora, los nicos que han sido conscientes de manera ha-bitual y, por as decir, instintiv;lmente de que la democra-cia no es ni una forma de gobierno ni una conveniencia, social, sino una metafsica de la relacin del hombre y de su experiencia en la naturaleza ... 4

    "no era consciente de haber contrado el virus del trascendentalismo de Concord", era probable que "alguna forma benigna de la enfermedad se haya implantado en mi alma sin darme cuenta". (C. S. Peirce, Collected Papers, Hartshorne y Weiss (comps.), vol. 6, seccin 102, Cambridge; Mass.: Harvard University Press, 1936).

    4 John Dewey, "Maeterlinck's Philosophy of Life", The Middle Works of ]ohn Dewey, vol. 6 (Carbondale: Southern Illinois University Press, 1978).

  • 12 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    Como Cornell West ha puesto en evidencia,s hay que leer a Emerson para comprender el origen de esa "conciencia ins-tintiva" que james y Dewey compartan. West dice que Emerson

    asoci-a un yo rnrjco al contenido y al carcter de los Esta-dos Unidos. Su individualismp no est simplemente rela-cionado con los individuos particulares sino, de manera ms importante, con" una concepcin normativa y exhor~ tativa del individuo como los Estados Unidos. Su proyec-cin ideolgica de la primera nueva nacir lo es en trmi-nos de un yo mtico ... un intefectual norteamericano he-

    lroico que se ha apropiado de un poder y una fuerza casi tdivinos y que ha adquirido la confianza de usar ese poder 1 y esa fuerza para "la conversin del mundo."6

    En el fondo, sin embargo, Emerson, como su di~cpulo Nietzsche, no fue un filsofo de la democrcia sino de la autocreacin, de lo que denomin "la infinitud del hombre privado". El poder casi divino nunca es.ruvo alejado de la mente de Emerson. Su Estados Unidos no era tanto una co-munidad de ciudadanos como un lugar de intercambio. en el que hroes casi divinos podran representar dramas au-toescritos.

    En oposicin, el tono de Whitman, como e.l de Jame::. y el de Dewey, es ms secular y comunitario que el de.Emer- . son. Por ello, quiz, la mejor manera de aprehender la ac-titud hacia los Estados Unidos que james y Dewey dieron

    5 Vase el libro de Cornell West The American Evasion o{ Phi/o-sophy: A Genealogy o( Pragmatism (Madison, University of Wisconsin Press, 1989). West explica el origen del ttulo, que se refiere al hecho de que Emerson dej a un lado la problemtica cartesiana que haba domi-nado la filosofa europea. '

    6 C. West, American r:vasicm, pp. 12-13.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA .~3

    por supuesta y que compartieron con las audiencias que escuchaban sus conferencias es releyendo Democratic Vis- _. tas de Whitman, escrito en 1867. El libro comienza dicien-do:

    As como las ms grandes lecciones de la Naturaleza en el universo son, "quiz, las de la variedad y la libertad, en la poltica y el progreso del Nuevo Mundo tambin se pre-sentan esas grandes lecciones ...

    Los Estados Unidos, aunque colman el presente con las acciones y los problemas ms grandes y aceptan el pa-sado con alborozo, incluso el feudalismo (por cierto que el presen~e es el retoo legtimo del pasado, incluido el feudalismo), se basan, creo yo, para su justificacin y su xito (quin puede pretender hasta hoy haber tenido xi-to?) casi exclusivamente en l futuro ...

    Porqu nuestro Nuevo Mundo considera menos im-portante lo que se ha hecho o lo que se es que los resulta- dos que se producirn.7

    En este captulo me centrar en la frase de Whitman "se ba-san para su justificacin y su xito casi exclusivam~nte en el futuro". En mi opinin, el nexo entre el norteamericanismo a la manera de Whitman y la filosofa pragmatista -la clsi-ca y la "neo,,- es la propensin a referir todas las cuestiones relatiyas a la justificacin ltima al futuro, a la sustancia de las cosas que se esperan. Si hay algo distintivo en el prag-. matismo es que sustituye las nociones de "realidad" "ra-

    . ' zn,, y "naturaleza" por la nocin de un futuro humano mejor. Podra decirse del pragmatismo lo que Novalis dijo del romanticismo: que es "la apoteosis del futuro".

    Tal como entiendo a Dewey, lo que l llam, algo tosca- '

    7 Walt Whitman, Complete Poetry and Selected Papers (Nuera York: The Library of America, 1982), p. 929.

  • 14 ~ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    mente, "una metafsica de la relacin del hombre y de su experiencia en la naturaleza" es una generalizacin de la moraleja de la biologa darwiniana. Lo nico que justifica una mutacin, biolgica o cultural, es su contribucin a la existencia, en algn lugar del futuro, de una especie ms compleja e in_teresante. La justificacin es siempre una jus-tificacin desde el punto de vista de los sobrevivientes, de los vencedores. No hay un punto de vista que est por enci-ma del de ellos. Esto equivale en el campo de las ideas a la verdad de que el poder hace a lo justo y de que la justicia es t.l inters del ms fuerte. Pero estas ideas son engaosas cuando se las construye metafsicamente, como cuando se afirma que el statu quo actual, o el bando vencedor en una guerra, se halla en una relacin privilegiada con lo que las cosas realmente son. Por ello, "metafsica" fue una palabra desafortunada para describir el darwinismo generalizado: que es la democracia. Porque esa "metafsica" est asocia-da con el intento de reemplazar la apariencia por la rea-lidad.

    Los pragmatistas--tanto clsicos como."neo"- no creen que haya una manera en que las cosas realmente son. Por ello, quieren reemplazar la distinci6n apariencia-realidad por una distincin entre las descripciones menos tiles y ms tiles del mund y de nosotros mismos. ~uando se

    !,pJantea la pregunta "tiles para qu?" no tienen nada que responder, excepto "tiles para crear un futuro mejor". Cuando se les pregunta "mejor segn qu criterio?" no tienen una respuesta detallada, tal como los primeros ma-mferos no pudieron especificar en qu aspectos eran mejo-res que los moribundos dinosaurios. Los pragmatistas slo pueden decir algo vago como esto: "Mejor en el sentido de contener ms de lo que nosotros consideramos bueno y me-nos de lo que consideramos malo". Cuando se les pregunta "exactamente, qu consideran bueno?", los pragmatistas

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 15

    slo pueden decir, con Whitman, "la variedad y la liber-tad", o con Dewey; "el crecimiento [growth] ". "El creci-miento -dijo Dewey- es en s mismo el nico fin moral. " 8

    Los pragmatistas estn limitados a ofrecer respuestas tan imprecisas e intiles porque no esperan que el futuro se ajuste a un plan, que el futuro satisfaga una teleologa in-manente, sino ms -bien que asombre y estimule. As como los devotos de la avant-garde concurren a las galeras de ar-te con la esperanza de quedar deslumbrados, ms que para satisfacer alguna expectativa especfica, del mismo modo la deidad finita y, antropomrfica, elogiada por- James_y ms tarde por A. N. Whitehead y Charles Hartshorne, espera ser sorprendida y deleitada por el ltimo producto de la evolu-cin, biolgico o cultural. Preguntar por el plan pragmatis-ta para ~l futuro es como pedirl~ a Whitman que delinee lo

    . que est al finl de la ilimitable perspectiva democrtica. Lo que importa es la perspectiva, no el punto de llegada.~

    De modo que si Dewey y Whitman tienen algo intere-sante en comn es su imprecisin, principista y dt=:liberada. Porque la imprecisin principista es la manera norteameri-cana de hacer lo que Heidegger denomin "el ir. ms. all de la metafsica". Tal como Heidegger usa el trmino, metaf-sica es la bsqueda de algo claro y distinto, algo totalmente presente. Esto significa algo que no se encamina hacia un futuro indefinido, algo como lo que Aristteles llam "el ahora", to nun, un nunc stans, la plenitud del ser presente. Heidegger pens el pragmatismo como empeado en ~al bsqueda y, en consecuencia, entendi las cqsas al revs. Pens el norteamericanismo como la reduccin del mundo a un material en bruto y del pensamiento a la planificacin,

    ' ~ John Dewey, The Reconstruction_ in Philosophy, en Th~ "'!id~/~ Works of ]ohn Dewey, vol. J2 (Carbondale, Ill.: Southern Ilhnms Un!-versity Press, 1982), p. 181. '

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    y pens el pragmatismo como la interpretacin juvenil "norttamericana de Norteamrica" ,9 Esa reduccin es el opuesto exacto de su intento de entonar una nueva can-cin. Pero Heidegger nunca ley la cancin nueva de Whit-nian. De haberlo hecho, es probable que hubiera llegado a percibir a N9rteamrica como la vio Hegel (aunque slo es-cuetamente): como la extensin del Espritu hacia el Oeste, el prximo estadio evolutivo ms all de Europa.

    ,, Si se piensa la metafsica de la presencia como la meta-1sica de Europa, puede verse el contraste entre esa metaf-sica y la "nueva metafsica" que es la democracia, como el kntraste entre la vieja Europa y la nueva Norteamrica.

    . As como. Mark T~ain estaba convencido de que todo lo malo -de la-vida y de la sociedad europea poda ser corregi-do adoptando las actitudes y costumbres norteamericanas que su yanqui de Connecticut llev a la corte del rey Artu-ro, del mismo modo Dewey estaba convencido de que todo lo malo de la filosofa europea tradicional era el resultado

    \de ap~garse a una imagen no igualitaria del mundo, surgida n~ ~1 seno de una sociedad cuyas necesidades satisfaca. Consider todos los dualismos funestos de la tradicin filo-sfica europea, vestigios y figuraciones de la divisin social entre contempladores y hacedores, entre una clase ociosa y un clase productiva.1o Dewey explic el origen de la filoso-

    '

    9 Vase Holzwege (Frankfurt: Klostermann, 1972), pp. 103-104: ~'El norteamericanismo [Amerikanismus] es muy europeo. Se trata de

    una variedad, an no comprendida, de algo gigantesco que todava an-da suelto y nosurge de la esencia realizada y metafsicamente plena de los tiempos modernos. La interpretacin norteamericana del norteame-ricanismo que hace el pragmatismo todava est fuera del mbito meta-

    . fsico." Hay razones para pensar que el conocimiento que Heidegger tena del,pragmatismo estaba restringido al material presentado en la disertacin de Eduard Baumgarten, un alumno de Heidegger que, a su vez, haba estudiado con Dewey.

    lO Vase Dewey, The Quest for Certainty, Later Works, vol. 4, cap. 1

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 17

    fa como el intento de conciliar "los dos tipos de producto mentaP'; el de los sacerdotes y el de los artesanos.11 Esa re-conciliacin se necesita cuando ya no se tiene fe en los mi-tos y las costumbres de la sociedad, y se tiene que defender apelando al tipo de razonamiento causal que los artesanos usan para explicar por qu las cosas han de hacerse de un modo y no de otro.

    Dewey arguye que hasta ahora el impulso de la filosofa ha sido conservador, que, al favorecer la estabilidad y no el cambio, ha estado tpicamente del lado de la clase ociosa. La filosofa ha sido el intento de otorgar al pasado el pres-tigio de lo eterno. "El tema predominante de la filosofa

    para una formulacin clara de esta afirmacin. Dewey dice: "El traba-jo ha sido oneroso, penoso, asociado a una maldicin primitiva ... Debido a su carcter no placenter9, la actividad prctica ha sido asig-nada, en la medida de lo posible, a esclavos y siervos. As, la deshonra social en que se tuvo a esa clase se extendi al trabajo que realizaba. Existe tambin la antigua asociacin del conocimiento y el pensamien-to con lo inmaterial y lo espiritual, y de las artes y de toda actividad practica, con la materia ... El descrdito que acompa el pensar en las cosas materiales en comparacin con el pensar en lo inmaterial ha sido transferido a todo lo que est asociado con la prctica." (p. 4). Ms adelante dice: "Si se presta atencin a los fundamentos de las filosofas de Platn y de Aristteles, del modo como un antroplogo observa sus datos, es claro que esas filosofas fueron sistematizaciones en trminos racionales del contenido de las creencias religiosas y artsticas de los griegos. La sistematizacin involucraba una purificacin ... De tal mo-do, junto a la eliminacin de los mitos y de las supersticiones ms gro-seras se establecieron los ideales de la ciencia y de una vida basada en la razn ... Pero, pese a nuestra gratitud por dones tan perdurables, no podemos olvidar las condiciones que los acompaaron. Porque traje-ron con ellos la idea de un mbito de realidad fija superior, del que so-la~ente es posible una ciencia verdadera, y de un mundo inferior de cosas cambiantes con el que tienen que ver la experiencia y las cuestio-nes prcticas ... " (p. 14).

    11 Vase The Reconstructioll in Philosophy, p. 86.

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    c.'ft'lter'Cfe" Europa", dice, ha sido hacer "de la metafsica un s~co de la costumbre como fuente y garanta de los va-lores morales y sociales ms elevados'' .12 Dewey deseaba .duviar la atencin desde lo eterno hacia el futuro y hacerlo transformando la filosofa en un instrumento para el cam-bio y no para la conservacin, hacindola norteamericana ms que ettropea. Tuvo la esperanza de conseguirlo negan-

    1 do -tal. como 'Heid~gger negara ms tarde- que la filosofa sea una forma de conocimiento. Esto significa negar que haya o pueda haber fundamentos extraculturales para la costumbre y reconocer que "en la filosofa, 'realidad' es un trmino de valor o de eleccin" ,13 Dewey quera librarse de lo que denomin "la idea, que ha regido la filosofa desde los tiempos de los griegos, de que la funcin dl conoci-miento es poner al descubierto lo antecedentemente real, en vez de obtener, tal como ocurre en el caso d~ nuestros j~Tcios prcticos, el tipo de comprensin necesaria para lidiar con los problema~ a medida que surgen" ,14 Al decir que la democracia es una "metafsica de la relacin del hombre con su experiencia en la naturaleza" Dewey est diciendo que las instituciones de una sociedad verdaderamente no feudal podian producir y ser producidas por una manera de pensar no dualista acerca de la realidad y el.conocimien-to. Esta m'ane.ra de pensar pondra a los intelectuales, por vez primera, a.l servicio de la clase productiva, dejando as

    de servir a la clase ociosa. Por primera vez, el pragmatis- : mo podra tratar la teora como una ayuda para la prcti-

    ca, en lugar de ver la prctica como una degradacin de la teora.

    Si todo esto suena vagamente a Marx es porque Marx y

    12 The Middle Works o( ]ohn Dewey, vol. 12, p. 89. 1.l "Philosophy and Democracy", en The Middle Works, vol. 11, p. 45. 14 Later Works, vol. 4, p. 14.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 19

    Dewey abrevaron en Hegel y porque ambos rechazaron de Hegel to.do lo no historicista, especialmente su idealismo. Tambin rechazaron su preferencia por comprender e! mundo en vez de cambiarlo. Los dos conservaron las partes de Hegel que podan ser fcilmente reconciliables con Dar-win. Dewey describi a Hegel como "un triunfo en el con-tenido material del espritu secular y positivista moderno ... una invitacin al sujeto humano a dominar lo que est ya contenido en el

  • 20 IIPERANZA O CONOCIMIENTO?

    de transicin hacia algo que podra ser, con suerte, inimagi-nablemente mejor.

    Cuando, algo tarde en su vida, se puso a leer a Marx, Dewey concluy que Marx haba sido captado por el lado malo de Hegel, el griego, el lado que insista en las leyes ne-cesarias de la historia. Consider que Marx, Comte y Spen-cer haban sucumbido al encanto de una pseudociencia que poda hacer extrapolaciones del presente al futuro. Afirm que

    el marxismo es anticuado en su pretensin de ser pecu-liarmente cientfico. Porque as como la necesidad y la bsqueda de una ley nica omnicomprensiva fue tpica de la atmsfera intelectual de los aos cuarenta del siglo pa-sado, la probabilidad y el pluralismo son las caractersti-cas del estado actual de la ciencia.1 ~

    Esta interpretacin de Marx es reminiscente de The Po-verty of Historicism de Karl Popper y tambin de la pol-mica antialthussedana de The Poverty of a Theory de E .. P. Thomson. De los dos, Dewey est ms cerca de Thomson, cuyo libro Making of the English Working Class habra le-do con entusiasmo y solaz. Si hubiera ledo a, Popper habra aplaudido su falibilismo pero habra deplorado los dualis-mos que l, como Carnap, dan por supuestos. Porque eL movimiento empirista lgico, del que Carnap y Popper fue- ron representantes -el movimiento que hizo bruscamente a un lado el pragmatismo en los departamentos norteameri-canos de filosofa luego de la Segunda Guerra Mundial-, reinvent las tajantes distinciones kantianas entre hecho y valor, y entre ciencia, por un lado, y metafsica y religin, por el otro. Estas distinciones fueron las .que James y De-

    1~ Freedom and Culture, Later Works, vol. 13, p. 123.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 21

    wey trataron de borrar. Los empiristas lgicos, con la aytr-da de Frege y de Russell, "lingistificaron" todas las viejas distinciones kantianas que Dewey pens que Hegel haba ayudado a superar. La historia de la redisolucin de esas distinciones poF los neopragmatistas, bajo el liderazgo de Quine, es la historia de la repragmatizacin y, as, de la deskantianizacin y ra rehegelianizacin de la filosofa nor- 1 teamencana.19

    He tratado de da'r, hasta aqu, un panorama de la ubicacin de Dewey en el esquema intelectual de las cosas, diciendo algo acerca de s relacin con Emerson, Whitman, Kant, Hegel y Marx. Voy a ponerme ahora un poco tcnico para ofrecer una interpretacin de la ms famosa doctrina prag-matista: la teora de la verdaq. Quiero mostrar que esa doc-trina calza en un programa ms general: el de reemplazar el dualismo entre estructura permanente y contenido transito-rio de griegos y kantianos por la distincin entre el pasado y el futuro. Intentar mostrar que las. cosas que James y De-wey dijeron acerca de la verdad fueron una manera de reemplazar la tarea de justificar la costumbre y la tradicin pasadas apelan..do a una estructura inalterable por la tarea de reemplazar un presente insatisfactorio por un'fut~ro ms satisfactorio, sustituyendo as la certidumbre por la es-peranza. James y Dewey pensaron que este reemplazo equi-valdra a la norteamericanizacin de la filosofa. Concorda-ron con Whitman en que los Estados Unidos es el pas que

    19 He esbozado este relato en Philosophy and the Mirror o{ Nature (en p. 38 de las referencias bibliogrficas) y he discutido el intento efec-tuado por Sidney Hook (el alumno favorito y el ms inteligente de los discpulos de Dewey) de reconciliar el pragmatismo con el empirismo lgico, en "Pragmatism Without Method", incluido en Objectivity, Re-latiuism and Truth (Cambridge: Cambridge University Press, 1991 ).

  • 11 IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    CUtnfl para $U "razn y justificacin" con el futuro y slo con el futuro.

    .Se supone que la verdad es lo que distingue el conoci-~ d .. C la opinin bien fundada de la creencia justifica-~j.tPero si 'lo verdadero es, como dijo James, "el nombre de lo que prueba por s mi"smo ser bueno en cuanto a la ~reencia .Y bueno, tambin, por razones definidas, asign3-bles" ,21 no es claro en qu aspecto se supone que una creen-cia verdadera difiere de la que est meramente justificada./ Por eso se dice a menudo que ls pragmatistas confunden la verdad, que es absoluta y eterna, con la justificacin, que es transitoria, por ser relativa a una audiencia.

    Los pragmatistas respondieron a esta crti~a de dos ma-neras principales. Algunos, como Peirce, James y Putnam, han dicho que podemos retener un sentido absoluto de "yerdadero" identificndolo con la "justificacin 'en la si-

    . tuacin ideal'': la situacin que Perce denomip "la meta 5~e la investigacin,. Otros, como Dewey '(y, como he ar-gido, Dav~dson22), han sugerido que hay poco que decir

    20 Para el fin que persigo, puedo pasar por alto la llamada "cuarta condicin del conocimiento" propuesta por Gettier: una creencia debe ser p~oducida de maneras apropiadas adems de ser sostenida, estar jus-tificada y ser verdadera.

    21 William James, Pragmatism (Cambridge, Mass.: Harvard Univer-sity Press, 1978), p. 43.

    22 Davidson ha dicho que "verdadero" d,ebera ser considerado. un primitivo indefinible transparentemente claro .. En mis trabajos sobre Davidson he interpretado que ello significa que concuerda con Dewey en que quienes filosofan tienen poco que decir acerca de la verdad. En "The Structure and Content of Truth" Uournal of Philosophy, vol. 87, junio de 1990) Davidson ha repudiado esta interpretacin junto con la sugerencia de que es descitativo [disquotationalist] en cuanto a la ver-dad. J. E. Malpas menciona ese repudio de mi interpretacin y sugiere que muestra qu es lo que est mal en mis repetidos intentos de agregar a Davidson a la lista de los neopragmatistas contemporneos; vase

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA ~.3

    a~erca de la verdad y que los filsofos deberan .limitarst!, explcita y auto9onscientemente, a la justificacin, a lo que Dewey llam l~ "asertabilidad garantizada" [warranted assertability].

    Malpas (Donald Davidson and the Mirror of Meaning, p. 257 y cap. 7). El ncleo de la tesis de Dvidson de que hay ms cosas que decir acerca de la verdad de lo que Tarski dice y de que la verdad es un concepto explicativo (no obsdmte mi argumento en contra en "Pr.agmatism, Da-vidson and Truth")es que "una teora de la verdad (para un lenguaje natural como el ingl~s o el francs) es una teora para describir, explicar, comprender y prede-fir un aspecto bsico del cQmportamiento verbal". ("Structure and Content", p. 313). Este hecho, contina Davidson, muestra que "la verdad es un concepto explicativo crucialmente im-portante".

    Mi respuesta es que el que una teora emprica que correlaciona el comportamiento verbal con la situacin y el entorno y con el comporta-

    , miento lingstico de la persona q\:le propone la teora (asegurando as la "triangulacin" hablante, oyente y entorno que Davidson [p. 325] considera "la fuente ltima de la objetividad y la comunicacin"). sea genuinamente explicativa no significa que el concepto de verdad sea ge-nuinamente explicativo. Llamar a tal teora "una teora de la verdad" en lugar de "una teora del significado" o, simplemente, "una teora del comportamiento lingstico de cierto grupo" no muestra el "carcter central" del concepto de verdad, como lo denomina Malpas. Slo mues-tra la necesidad de contar con una teora tal para hacer un uso efectivo de cualquier concepto semntico. Sobre esto, tngase presente la indife-rencia de David son en el ensayo de 1967, "Truth and Meaning", res-pecto de la cuestin de si una teora que genera oraciones-V [T-senten-ces] para un lenguaje L ha de ser llamada "una teora del significa'd9" o una "teora de la verdad" (lnquiries into Truth and lnterpretation, Ox-ford: Oxford University Press, 1984, p. 24). All, la cuestin de acerca de qu es una teora que produce las oraciones-Y pertinentes fue consi derada de importancia secundaria, tal como pienso que efectivamerltt es. De tal modo, Davidson concluye "Structure and Content" diciendo "La base conceptual de la interpretacin es una teora de la verdad". Me gustara que hubiera dicho, en cambio: "La explicacin de nuestra aptitud para interpretar es nuestra aptitud para triangular", dejando las cosas all. , ..

  • 14 IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    I::Aawe~unda estrategia. Pese a los esfuerzos de ~ .. &bermas para clarificar la nocin de "situacin 'wsrciva ideal'' me parece que esta nocin no es ms Qll' que ia de "correspondencia con la realidad" o cual-quier otra nocin que los filsofos han utilizado para proporciona_r una glosa interesante de la palabra "verda-dero". Ms an, creo que el "carcter absoh,J.to" que, se supone, garantiza apelar a esas nociones, se asegura igual-mente bien si insistimos en sostener, de acuerdo con Da-vidson, que la creencia humana no puede desplazarse libre de un entorno no humano y que, como l afirma, la mayo-~r~ de nuestras creencias (la mayora de las creencias de cualquiera) tiene que ser verdadera.2J Porque esa insisten-

    Sea como fuere, lo que importa para mi versin del pragmatismo y para mi aserto de que hay muchas menos cosas que decir acerca de la verdad de lo que los filsofos han pensado tradicionalmente es un pun-to en el que Davidson, Malpas y yo coincidimos. Davidson lo expresa as: "No debemos decir que la verdad es correspondencia, coherencia, asenabilidad garantizaqa, asertabilidad idealmente justificada, lo que es aceptado en una conversacin por las personas adecuadas, lo que en definitiva va a sostener la ciencia, lo que explica en la ciencia la conver-gencia de teoras especficas o los logros de nuestras creencias corrien-tes. En la medida en que el realismo y el antirrealismo dependen de uno u otro de esos enfoques acerca de la verdad, debemos rehusamos a apo-yar a alguno." ("Structure and Content", p. 309).

    23 Vase Davidson, "A Coherence Theory of Truth and Knowled-ge" (en Truth and 1 nterpretation: Perspectives itt the Philosophy of Donald Davidson, Ernest Lepore (comp.), Oxford: Blackwell, 1986) para el argumento en favor de esta tesis.. Pese a los reparos de Malpas (mencionados en la nota anterior) y a la negativa de Davidson a autode-nominarse pragmatista (dado que es definitorio del pragmatismo definir la verdad como asertabilidad garantizada), considero que es fructfero considerar a Davidson como llevando a cabo el proyecto de los pragma-tistas clsicos. Un argumento para describirlo en esos trminos puede ser extrado del artculo de Robert Brandom "Pragmatism, Phenomena-lism a~d Truth Taik" (Midwcst Studies m Philosophy, vol 12, pp. 75-

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 25

    cia nos brinda todo lo que queremos obtener del "realis-mo" sin invoca;'.el eslogan de que "lo real y lo verdadero son 'independientes de nuestras creencias"'. Un eslogan que, como Davidson dice correctamente, resulta ftil acep-tar o rechazar.2"

    La alegacin de David son de que una teora de la ver-dad para un lenguai.e natural es una explicacin emprica de las relaciones causales que existen .entre los rasgos del entorno y el sostn de verdad de [holding-true]hs oracio-nes parece ser to'da la garanta que precisamos p.ara asegu-rar que estamos; siempre y en todas partes, "en contacto con la realidad". Si tenemos esa garanta tenemos toda la seguridad que necesitamos contra el "relativismo" y la "ar-bitrariedad". Porque Davidson nos dice que nunca pode-

    ~4 ). Bra_n?om sugiere que pensemc;s la intuicin bsica de los pragma-nstas clas1cos en trminos de lo que llama "fenomenalismo" acerca de la verdad y que define como negar que "haya algo ms respecto del fe-n.meno de la verdad que lo propio de cierras 'entradas' [takings], por ejemplo, sostener como 'verdadero, considerar verdadero, etctera" (p. 77). S1 se sustituye "lo propio de ciertas 'entradas"' por "el tipo de ex-plicacin de lo propio de las 'entradas' provistas para un lenguaje por una teora-V emprica", entonces Davidson cuenta tambin como un "fenomenalista" en el sentido pertinente. .

    24 "St~ucture and Content", p. 305. Lamento que Malpas, hacia el f~ de su hbro (pp. 276-277) resucite el trmino "realismo" para descri-bir el cnf~que de Davidson (y de Heidegger). Como dice Malpas, se nc es el sent1do del trmino "empleado por Nagel, Putnam o Dummett". Creo que inventar un sentido nuevo para ubicar a Davidson y a Heide-gger produce una confusin irmecesaria. Para designar el carcter ines-capable del in-der- Welt-sein, afirmado por ambos, preferira algo as

    ~omo "antiescepticismo" o "anticarresianismo". Porque Jo que est mvolucrado no es una tesis positiva, sino abjurar simplemente de una imagen particular qu,e nos ha tenido cautivos, la que he denominado ":epresenracionalism'" (vase la Introduccin a Obectivity, Relati-vrsm and Truth) y gue Michael Williams (cuva obra discuto ms adelan-te) dlnomina "realisn;o epistemolgico". .

  • al IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    mo~er m4s arbitrarios de lo que el mundo nos permite ser. De modo qu~, aun cuando no exista un Modo en que el Mwo~il, aun cuando no existe la "naturaleza intrnseca d'd&. rc;alidad ", existen presiones causales. Esas presiones pueden describirse de diferentes maneras en momentos dis-rintos y para prpositos diferentes, pero son sin embargo preswnes.

    La afirmacin de que "el pragmatismo es incapaz de dar cuenta del carcter absoluto de la verdad" confunde dos exigencias: la de que expliquemos la relacin entre el mundo y nuestras afirmaciones de que tenemos creencias verdaderas, y la. exigencia, especficamente cognoscitiva, de Jggrar una certidumbre efectiva o descubrir un camino que _nos garantice alcanzar la certidumbre, aunque slo sea en. un futuro infinitamente distante. Tradicionalmente, la pri-111$fa exigencia se satisface diciendo que el mundo otorga verdad a nuestras creencias y que ellas corresponden a l.a manera d.e ser de las cosas. Davidson niega ambas afirma-ciones. l y Dewey concuerdan et que debemos dejar a un lado la idea de que l conocimiento es el intento de repre-sentar la realidad. Deberamos, en cambio, visualizar la indagacin como un modo de usar la realidad. As, la rela-cin entre nuestras alegaciones de la verdad y el resto del mundo es ca~tsal ms que representacional, es causa de que sostengamos creencias. Y seguimos manteniendo las creen-cias que demuestran ser guas confiables para obtener lo que queremos. Goodinan est en lo cierto al decir que no hay un Modo en que el Mundo Es y, por lo tanto, que no hay una nica manera en que pueda ser fielmente representado. Pero hay muchos modos de actuar para que se concreten las esperanzas humanas de felicidad. La consecucin de esa felicidad no es diferente de la consecucin de la creencia justificada. Ms bien, sta es un caso especial de aqulla.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 27

    Los pragmatistas se dan cuenta de que esta manera de pensar acerca del conocimiento y la verdad hace a la certe-za poco. probabl,e. Pero piensan que: la bsqueda de la cer-teza -aun como: una meta a largo plazo- es un intento de escapar del mundo. De tal modo, interpretan las a menudo hostiles reacciones a su enfoque de la verdad como la ex-presin de un resentimiento, del resentimien~o de ser priva-dos de algo que los primeros filosfos haban errneamente prometido. Dewey insta a que la bsqueda de la certeza sea sustituida por un reclamo a la imaginacin, q~e la filosofa deje de proporcionar seguridad y que aliente, en cambio, lo que Eme'rson denomin "autoconfianza". En este sentido, incitar a la autoconfianza es incitar la disposicin. a dar la espalda al pasado y al intento de "la filosofa clsica de Eu-ropa" de fundar el pasado en lo eterno. Es el intento emer-soniano de la autocreacin a escala comunal. Decir . .que uno debe reemplazar el conocimiento por la esperanza es decir, ms o menos, la misma cosa: que uno debe dejar de ,preocuparse por si lo que cree est bien fundado y comen-zar a preocuparse por si s~ ha sido lo suficientemente ima-ginativo como para pensar alternativas interesantes a las propias creencias actuales. Como dice West, "para Emer-son, la meta de la actividad no es simplemente la domina-cin sino tambin la provocacin; el te/os del movimiento y del flujo no es nicamente el dominio, sino tambin el es-tmulo" .zs

    En el contexto de la filosofa acadmica poskantiana, reemplazar el conocimiento por la esperanza significa algo muy especfico. Significa dejar a un lado la idea kantiana de que hay algo: denominado la "naturaleza del conoci-miento humano'; o la "situacin cognoscitiva humana" o la "extensin y lps lmites del conocimiento humano" que

    ' i 25 C. Wcst, American f.z,asion, p. 26.

  • 28 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    los filsofos estudian y describen. Un libro reciente de Mi-chael Williams, Unnatural ooubts, pone en claro cunto se gana cuando se deja a un 1::1do esta idea. Porque .una vez que la tiramos por la borda no podemos dar sentid~ a la alegacin de Descartes de que el hecho de qu~ P?dnamos estar soando pone en duda nuestr() conocrmrento del mundo externo. Esto es as porque no reconoceremos algo que sea "nuestro c;onocimiento del mundo externo", ni un orden que sea "el orden natural de las razones": un orden que comienza, por ejemplo, con "lo que los sentt~os trans-miten" [deliverances 0 ( the senses] y opera a parttr de ellos de la manera pautada que rnaginaron los empiristas, de Locke a Quine: Esas dos nociones estn interrelacionadas porque, com dice Williams, "la amenaza ~:1 esceptic.ismo est indisolublemente ligada ::1 una concepcwn fundacwnal del conocimiento" 26 y porque tal concepcin est indisolu-blemente ligada a la de la j~tstificacin independiente del contexto. Dejar a un lado la idea de una justificacin inde-pendiente del contexto es dejM a un lado la idea de que "el conocimiento" es un objeto adecuado de estudio, la idea que Descartes y Kant heredarcm del Teetetos de Platn.

    Una vez que se dice, como hace Platn en ese dilogo, que "S sabe que p" es verdadera si y slo si pes verdadera; y si S cree que p y S est jtlstificado en creer que p, en-tonces no hay nada cognoscirivamente relevante que decir a menos que se descubra algo general e interesante acerca de la justificacin o acerca de la verdad. Los filsofos han te-nido la esperanza de encontrar algo interesante que decir respecto de ambas cosas descubriendo alguna conexin e.n-tre ellas y conectando as lo temporal con lo eterno, al suJe-to humano transitorio con lo que est all de cualquier

    26 l'v1ichael Willtams, U1111atun:d Doubts: Epistemological Realism a11d thc 13asis nf Scepticism (Oxford: Blackwell, 1991 ).

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 29

    manera, haya o no sujetos humanos en el entornoP Eso podra hacerse si~ la filosofa pudiera mostrar que cuanto mejor justificada est una creencia resulta ms verosmil que sea verdadera. Si no se puede mostrar tal cosa, se po-dra intentar demostrar que determinado procedimiento para justificar la creencia conduce a la verdad con mayor probabilidad que otro. Dewey alent la_ esperanza de mos-trar que haba un proedimiento tal. A mi entender, David-son y muchos pragmatistas estn en lo correcto al sugerir que no lo hay.

    Segn mi visin de la historia del pragmatismo, hay dos grandes diferencias entre los pragmatistas clsicos Y' los neopragmatistas. Ya he mencionado la primera: es la dife-rencia entre hablar acerca de la "experiencia", como hi-cieron James y Dewey, y hablar acerca del lenguaje, como hacen Quine y Davidson. La segunaa es la diferencia entre suponer que hay algo -llamado" "el mtodo cientfico", cuyo empleo aumenta la probabilidad de que nuestras creencias sean verdaderas, y abandonar tcitamente esa suposicin. En el ensayo "The Fixation 9f Belief", uno de los documen-tos fundacionales del pragmatismo, Peirce intent describir lo que denomin "el mtodo de la ciencia" ,2x Dewey y sus discpulos, especialmente Hook, insistieron en la importan-cia de ese mtodo. Esa insistencia fue el rea principal de superposicin entre el pragmatismo deweyano y el empiris-

    27 La frase "lo que est all de cualquier manera" es la manera que tiene Bernard Williams de explicar lo que llama "la nocin absoluta de realidad", una nocin que los pragmatistas hacen todo lo posible para eliminar.

    1

    lH La dcs~.:ripdn de este mtodo en el t'll\;1\'ll de 1 S7~ n, en espri-tu, fundacional, y no es f1kil dt' Cl'lontdtill' ~oun el .tnttlund.tnonalismo de los ensayos de 1 86~, "Qucsuom < :cltll cmtnp, < ,., t.urt 1 .t,ulttn < :lat-med for Mnn" y "Sorne Cumcq utn, ,., e d h l\lt 1 '1'", 11 11 , "

  • . t~~-- . IRlJtiA o CONOCIMIENTO? ~~~ ,,:
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    32 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    vidson es que ~o hay algo as como un cartesiano "orden natural de las razo.nes" que se debe seguir para justificar las creendas. No hay ninguna actividad llamad '"conocimien-to" que tenga una naturaleza a descubrir y para la cual los cientficos naturales estn especialmente dotados. Existe, sencillamente, el proceso de justificar las creencias ante una audiencia. Y ninguna audiencia est ms prxima a la na-turaleza Qi es mejor representante que cualquier otra de al-gn ideal ahistrico de la racionalidad. La idea de que hay un tema de estudio llamado "racionaiidad" tambin se es-fuma, y por las mismas razones que se esfuma la idea de que hy un tema de estudio llamado "conocimiento" .

    . Un Dewey que se hubiera dejado persuadir por jar11es de la ventaja de dejar a un lado el cientismo y la metodola-tra podra concordar con Davidson en que, acerca de la verdad, no hay nada que decir del orden de lo que los epis-temlogos dicen. Una vez que se ha. aseverado con Peirce que las creencias son reglas para la accin ms que intentos .de representar la realidad y que se ha afirmado, con David-son, que "la creencia es por. naturaleza 'verdica".ll se puede

    .

    JI "A Coherence Theory of Truth and Knowledge", p. 314. David-son contina: "El creer puede ser visto como verdico si se considera qu es lo que determina la existencia y los contenidos de una creencia. El cre'cr, como las otras acritudes proposicionales, es superviniente {super-venielltl a hechos de varios tipos, conductuales, neJrofisiolgit..:os, biol-

    ' . gicos y fsicos". Este naturalismo acerca de la creencia (que james y De- wey hubieran aplaudido y que yo he tratado de exponer en "Non Re-ducrive Physicalism" [en Objectivity, Relativism and Truth]) explica por qu la creencia no puede independizarse del mundo, de la manera como lo hacen los sueos. Para ver la relacin de la tesis d Davidson con el escepticismo cartesiano es importante recordar todo l- que sabe la per-sona que suea y lo poco que impugna de ese conocimiento aunque se d cuenta de que est soando (por ejemplo, todos los lugares comunes que no tienen que ver con la forma en qut! est~ efectivamente dispuesto el entorno del soador). Quienes piensan que la Primera Meditacin

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 33

    considerar que el 1 lema del naturalismo es que el conoci-miento n

  • dn justificadas. Porque un creyente, que -a diferencia de un nio o de un psictico- es un miembro pleno de su co-munidad, siempre estar en condiciones de producir una justificacin para la mayora de sus creencias, una justifica-cin que satisfaga los requerimientos de la comunidad.

    No hay, sin embargo, ninguna ra;zn para pensar que las creencias en mejores condiciones de justificarse sean las ms probablemente verdaderas, ni que las menos justifica-bles sean las que con ms probabilidad resulten falsas. El hecho de que la mayora de las creencias sean justificadas, como el hecho de que la mayora de las creencias sean ver-daderas, es una mera consecuencia ms del carcter holista de la adscripcin de creencias. A su vez, ello es una conse-cuencia del hecho de que las creencias que son expresadas como oraciones significativas tienen necesariamente mu-chas conexiones inferenciales predecibles con muchas otras oraciones significativas.H Por mucho que lo intentemos, no podemos sostener una creencia que hemos tratado infruc-tuosamente de insertar en un entramado justificatorio con otras creencias. Por ms que desee creer en una creencia no

    plantea: .:n::cr que nada hay que de.:ir acer.:a de la verdad que no pueda ser dicho sobre la base de los hechos correspondientes a los estndares apropiados de sostener una aeencia como verdadera, y de su correspon-diente explicacin. En .:uanto a esos estndares, vanse las ltimas pgi nas de "Structure and Content" en las que Davidson alaba el papel de las normas y los afectos en la adscripcin de las creencias y, de tal rr.o-do, en la construccin de las teoras-Y.

    l4 Y, por .supuesto, del hecho de que si uno no habla un lenguaje no tendr muchas creencias. Davidson piensa que en tal caso uno no ten dra 11i11guna creencia. Para mis propsitos es suficiente decir que los perros y los infantes no pueden tener la mayora de las creencias que nosotros tenemos, a menos que separemos el tener una creencia de nues tra habilidad para adscribirla con acierto al creyente (permitiendo, con ello, que los perros o, para el ~:aso, las amebas tengan, por lo que sabe mos, opiniones acerca de la cosmologa, la ~ransubstanciacin, etc.).

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 35

    justificable, no pl.Iedo hacerlo. A lo sumo puedo apartar mi atencin de la cuestin de por qu sostengo ciertas creen-cias. Sin embargo~ en lo que hace a la mayora de los temas de inters comn, mi comunidad insistir en que preste atencin a tal cuestin. Tal distraccin slo es factible en el caso de las obsesiones privadas, como mi conviccin de que un da mi nmero preferido saldr en la lotera.

    Puede parecer extrao que se diga que no hay conexin entre la justificacin y la verdad. Esto se debe a que somos propensos a decir que la verdad es la meta de la indaga-cin. Pero creo que los pragmatistas tenemos que tomar el toro por las astas y decir que esa alegacin es vacua o f~lsa. La indagacin y la justificacin tienen muchas metas de mi-noreo, pero no tienen una meta suprema llamada verdad. La indagacin y la justificacin son actividades en las que nosotros, usuarios del lenguaje, no podemos menos que in-volucrarnos. No necesitamos una meta denominada "ver-dad" que nos ayude a eso, a; como los rganos digestivos no necesitan una meta llamada "salud" para comenzar a funcionar. Los usuarios del lenguaje no pueden menos que justificar sus creencias y deseos, unos con otros, tal como los estmagos no pueden evitar procesar la comida. La agenda de nuestros rganos digestivos es establecida por los alimentos especficos que procesan y la agenda de nues-tra actividad justificatoria es proporcionada por las distin-tas creencias y los diferentes deseos que encontramos en los dems usuarios del lenguaje. Slo habra una meta "supe-

    1 rior" de la inda&acin, llamada "verdad", si hubiera una cosa tal como la justificacin ltima, una justifican ante Dios o ante el tribunal de la razn, en tanto distintos de cualquier audienqa meramente finita.

    Dada la imag~n darwiniana del mundo, no puede haber un tribunal as porque tendra que tomar en cuenta todas las alternativas a una creencia dada y conocer todo lo que

  • 36 ,ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    fuera pertinente para criticar cada una de esas alternativas. Ese tribunal tendra que 'tener lo que Putnam llama "la perspectiva del ojo de Dios", una perspectiva que tomara en cuenta no slo todos los rasgos del mundo en tanto des-cripto por un conjunto dado de trminos, sino cada rasgo desde roda otra descripcin posible. Si no lo hiciera queda-ra la posibilidad de que fuera tan falible como el tribur.al que juzg a Galileo: un tribunal que reprobamos por haber exigidojustificar las nuevas creencias apelando a viejos tr-minos. Si Darwin est en lo correcto, tiene tanto sentido la idea de un tribunal de la razn como la idea de que la evo-lucin biolgica es un pecado. La evolucin biolgica siem-pre produce nuevas especies y la evolucin cultural siempre produce nuevas audiencias. Pero no hay una cosa tal como "las especies que la evolucin tiene en mira", ni una cosa tal como "la meta de la indagacin".

    .

    Resumiendo, mi respuesta a la aseveracin de que los pragmatistas co_nfunden la verdad con la justificacin con-siste en volver la acusacin contra quienes la formulan. Ellos son los que estn confundidos, porque piensan la ver-dad como ;llgo hacia lo que nos dirigimos, algo a lo que ms nos aproximamos cuanto ms justificacin tenemos. Por el contrario, los pragmatistas piensan que hay muchas cosas de detalle que decir a una audiencia dada acerca de la justificacin, pero que no hay nada que afirmar acerca de la justificacin en general. Por ello, no existe nada general que aseverar sobre los lmites del conocimiento humano ni nada que decir respecto de la conexin entre la justificacin y la verdad. No hay nada para decir sobre la verdad, no porque sea atemporal, mientras que la justificacin es tem-poral, sino porque el nico sentido que tiene contrastar lo verdadero con lo meramente justificado es contrastar un futuro posible con un presente actua!.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 37

    Ms especficamente, contrastamos lo verdadero con lo justificad_o para contrastar una audiencia actual, con sus re-querimientos ac!tuales de justificacin, y una esperada audiencia futura. Tenemos la esperanza de que esa audien-cia futura pueda plantarse ante la audiencia actual como la Sociedad Real se plant, en 1700, ante el tribunal que con-den a Galileo. Corno suger al comienzo, esa esperanza tiene visos de ser considerada tpicamente norteamericana. La esperanza de que los Estados Unidos pudieran ser un fu-turo del que Europa fuera el pasado se ha esfumado. Pero an tiene sentido esperar una comunidad mundial del siglo XXII que guarde con los Estados Unidos y la Europa 'con-temporneos la misma relacin que, a los ojos de Whit-man, los Estados Unidos del siglo XIX guardaron con la Eu-ropa del siglo XIX.

    La idea de que existe un orden natural de las razones inde-pendiente de las peculiaridades de las audiencias especfica:> es esencial a la idea de que existe una conexin profunda entre la justificacin y la' verdad. Esas malas ideas son variantes de la idea de que los seres humanos tienen una' afinidad especial con la naturaleza intrnseca de las cosas. Se trata de una afinidad dada por la posesin de una facul-tad llamada "raz9n", distinta del mero ajuste de medios a fines, es decir, de,Ha actividad en que se involucran los ani-males y los artesanos. Puedo volver as a mi tema principal, la conexin entrl el pragmatismo y el norteamericanismo, diciendo que las 1jdeas gemelas de un orden natural de las razones y de una haturaleza intrnseca de las cosas son par-tes de lo que Dewey concibi como la imagen "europea", "feudal" del mundo.

    Si se considera a Emerson, tal como propone Harold Bloom, como el fundador de una religin especficamente

  • 38 ~ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    norte~mericana, se puede asociar.el pragmatismo a esa reli-gin diciendo que los norteamericanos siempre hemos teni-do la esperanza, como la tuvo Heidegger, de convivir con la idea de "la naturaleza intrnseca de las cosas". Bloom dice que es parte del credo de nuestra religin que

    el yo norteamericano no es el Adn del Gnesis, sino un Adn ms primitivo, el Hombre antes de que hubiera

    hombres y mujeres. Superior y anterior a los ngeles, ese verdadero Adn es tan viejo como Dios.35

    Bloom agrega que "ningn norteamericano admite, en lti-ma instancia, que es una parte de la naturaleza".

    Sin embargo, esto es ambiguo. Ser una "parte de la na-turaleza" puede interpretarse a la manera de la filosofa tradicional, no pragmtica, como queriendo decir: ser una parte de algo cuya autodescripcin se est obligado a resrc-tar, algo a lo cual rendir pleitesa. De modo alternativo puede interpretarse biolgicamente, como queriendo decir; ser producidos y asi'stidos como las aves y las bestias. En la versin al modo de Dewey de la religin norteamericana, no somos parte de la naturaleza en el primer sentido, por-que la naturaleza no tiene una autodescripcin, as como la evolucin no tiene una meta. Pero, por supuesto, somos parte de la naturaleza en el sentido no filosfico, biolgico. Como especie y como individuos somos producidos y asis-tidos de la misma manera brusca y azarosa en que son pro-ducidos los reptiles. Pero, a diferencia de ellos, podemos re-crearnos a nosotros mismos, nacer dos veces, abandonando las autodescripciones que nos ensearon e inventando otras nuevas. Esta aptitud de darnos nacimiento a nosotros mis-

    35 Harold Bloom, The American Religion (Nueva York: Simon and Schuster, 1992), p. 15.

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 39

    mos nos hace a los norteamericanos tan viejos como Dios, en trminos filos6ficos, aun cuando seamos ms jvenes, en trminos' biolgicos, que los reptiles o los europeos. El con-traste Europa-Estados Unidos puede verse, as, como el contraste entre la propensin feudal a pensar en las propias actividades temporales como al servicio de poderes superio-res, por ser atemporaJes, y la falta de disposicin norteame-ricana a rendir pleitesa a nada supratemporal. Esa propen-sin cuadra con el orgullo norteamericano de ser, aunque temporales hasta los tutanos, los ms recientes hijos e hi-jas del tiempo, la avanzada occidental del Espritu. Ese or-gullo resulta hoy anticuado porque la comunidad global de los prximos siglos, con suerte, no ser tolerante con la nocin de "Este" o de "Oeste". No obstante, creo que el orgullo histrico anticuado y los anticuados contrastes histricos, como los que los Estad'os Unidos decimonnicos plantearon entre ellos y Europa, todava pueden ser ins-tructivos y proporcionar inspiracin.

    Una cosa que nos queda del siglo XIX es la moraleja que tenemos que aprender de Darwin. Darwin sugiri una ma-. nera segn la cual podramos ser buscadores de la verdad sin tener en nosotros mismos una chispa de eso atemporai denominado "r~.~n", una chispa que asegura, de alguna manera, que uno(est en comunin o en armona o en algu-na otra relacin deseable, con la naturaleza intrnseca de las cosas. Darwin sugiri que la diferencia entre nosotros y los reptiles no consista en que ellos se adaptaban a la reali-dad mientras qu~ nosotros la conocamos, sino ms bien en que nos acomod

  • . '

    40 IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    do"esa negativa se pone en trminos de verdad significa que la diferencia entre el conocimiento y la creencia meramente justificada -la diferencia que la verdad seala- es, precisa-mente,. la diferencia entre la creencia que permanecer justi-

    ficada pese a los cambios del entorno y la audiencia, y la creencia que puede tornarse no justificada. Dado que nadie conoce el futuro, que nadie sabe qu creencias permanece-rn o no justificadas, no hay nada ahistrico que decir acerca del conocimiento o de la verdad. El efecto de no de-cir nada ms es transferir a la esperanza lo que Europa transfiri a la metafsica y a la epistemologa. Es sobre la base de la esperanza que podemos _producir un futuro me-jor, sustituyendo as el intento platnico de escapar del tiempo.

    Una vez que se acepta que no hay nada que saber acer-ca de la conexin entre la justificacin y la verdad, porque no hay manera de predecir lo que requerirn las futuras au-diencias demandantes de justificaciones, la idea de conocer la naturaleza del conocimiento se torna tan sin esperanza como la idea de conocer la verdad. Buscar conocer ambas

    1 cosas se nos presenta ahora como la esperanza de conoc~r el futuro de antemano, al modo como Marx, Comte y Spencer pensaron que podan conocer el futuro. Para De-w~y, la moraleja dejada por Darwin fue que predecir el fu-turo de la evolucin sociocultural a partir de los escasos datos disponibles en los siglos XIX y XX es un proyecto tan descaminado como el de que un dinosaurio trate de prede-cir los monos antropoideos a partir de los datos disponibles en el Jursico.

    Cuando pensamos en el conocimiento y la verdad, el punto ms importante que podemos extraer de Darwin es que no hay un orden natural de las razones para justificar una creencia, como no hay un orden natural para la evolu-cin biolgica. La evolucin cultural, la evolucin de las

    LA VERDAD SIN CORRESPONDENCIA 41

    demandas de justificacin, no se produce de acuerdo con leyes, as como no se produce de a~~erdo con leyes la evo-lucin biolgica, es decir, la evolucwn de las dem~ndas d.e espacio vital. Ambas se producen por una secuencta fo~tUlta de accidentes, algunos afortunados y _otros no. ~~cta ~a conclusin de su ensayo "The Influence of Darwmtsm m Philosophy", Dewey d-ice

    ... persiste la conviccin -aunque la historia muestra que es una alucinacin- de que rodas las preguntas que la mente humana ha planteado son preguntas que pueden ser respondida~ en trminos de las alternativas qu,e las preguntas mismas ofrecen. Pero, de hecho, el progreso usualmente ocurre a travs del craso abandono de las preguntas junto con las alternativas que pr~suponen, un abandono que resulta de su v,italidad decreciente y de un cambio en la urgencia del inters. No las resol~emos; pa-samos por sobre ellas.J6 "

    Si Dewey est en lo cierto, se sigue que la idea misma de w1 orden ahistrico natural de las razones -un orden natu~al que un mtodo debe procurar o _una u~tificacin seg~tr-~ no es factible. Porque slo podna extstlr un orden tal st todas las alterna~ivas futuras ya estuvieran presentes. La es- ' peranza de que podran de hecho estar presentes es l~ falsa esperanza de lo, que Dewey llam "la filosofa clstca de Europa". Es la ~speranza de que un~ puede r~co~ocer una estructura eterqa detrs del contemdo transttono y, con ello reconocer l'os lmites de la posibilidad, es decir, de la inv~stigacin posible, del conocimiento posible, de _las for-mas posibles de la vida humana. Esa espera~_za es la q_ue Dewey deseaba que los norteamericanos pudteramos deJar a un lado. Nos urgi a dejarla a un lado en aras de una es-

    36 Middle Works, vol. 4, p. 14.

  • 41 IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    peranza mejor: la esperanza de que podramos hacer un mundo nuevo para que nuestros descendientes vivieran en l, un mundo con ms variedad y libertad del que efectiva-mente podamos imaginar. No estamos en condiciones de visualizar los detalles de ese mundo humano adulto ms evolucionado, como nuestros ancestros de la Edad de Bron-ce no estuvieron en condiciones de visualizar los detalles del nuest,ro. .

    1 . 1

    Il. UN MUNDO ~IN SUBSTANCIAS O ESENCIAS

    UNO DE LOS HECHOS salientes de la filosofa occidental con-tempornea es que los no angloparlantes no leen mucha fi-losofa escrita en ingls, y a la inversa. La sima entre la lla-mada filosofa "analtica" y la denominada filosofa "con-tinental" no muestra signos de poder ser salvada. Me pare-ce una lstima porque creo que l trabajo ms interesante que se hace en ambas tradici'ones en gran medida se super-pone. En esta conferencia intentar esquematizar un modo de ver las cosas que es comn a los filsofos que ms admi-ro de ambos lados de la sima.

    La manera ms rpida de expresar ese denominador co-mn es diciendo que filsofos tan distintos como William James y Friedrid,h Nietzsche, Donald Davidson y Jacques Derrida, Hilary ~utnam y Bruno Latour, John Dewey y Mi-chel Foucault son antidualistas. Esto no significa que estn en contra de las oposiciones binarias: no resulta claro que el pensamiento sea posible sin hacer uso de tales oposicio-nes. Significa, ms bien, que tratan de sacarse de encima las influencias de los dualismos peculiarmente metafsicos que la tradicin filosfica occidental hered de los griegos: esencia y actidente, sustancia y propiedad y apariencia y realidad. Tratan de reemplazar las imgenes del mundo construidas con la ayuda de esas oposiciones griegas por la imagen de un flujo de relaciones continuamente cambian-

    43

  • ftl, de relaciones sin trminos, de relaciones entre relacio-nes. Una de las consecuencias de ese panrelacionismo es la que discut en el primer captulo: nos permite hacer a un la-do la distincin entre sujeto y objeto, entre los elementos del conocimiento humano que proporciona la mente y los que proporciona el mundo. Con ello, nos ayuda a hacer a un lado la t~ra de la verdad como correspondencia.

    En va.rias tradiciones occidentales se han atribuido diversas etiquetas y eslganes a ese movimiento antiesen-cialista, antimetafsico. Entre las etiquetas tenemos, por ejemplo, existencialismo, deconstruccionismo, holismo, pragmatilmo, posestructuralismo, posmodernismo, witg-genstenianismo, antirrealismo y hermenutica. Entre los es-lganes se cuentan: "Todo es una construccin social" y "Toda aprehensin es una cuestin lingstica". El primer eslogan es caractersticamente europeo y quienes lo usan parten, a menudo, de Foucault. El segundo fue acuado por un gran pen_sador norteamericano, Wilfrid Sellars, y el rtulo que eligi para el sistema de pensamiento que com-pendia el eslogan fue "nominalismo psicolgico".

    A rpodo de una primera ilustracin de la convergencia entre la filosofa analtica y la continental, quiero mostrar cmo esos dos eslganes vienen a parar en lo mismo. Los dos son maneras de decir que nunca tenemos que ubicarnos fuera del lenguaje, nunca aprehender la realidad sin la me-diacin de una descripcin lingstica. De modo que los dos son maneras de decir que debemos sospechar de la dis- ! tincin griega entre la apariencia y la realidad y que tene-mos que tratar de reemplazarla por algo como "una des-cripcin menos til del mundo" o "una descripcin ms til del mundo". Decir que todo es una construccin social es afirmar que nuestras prcticas lingsticas estn tan uni-das a otras prcticas sociales que nuestras descripciones de la naturaleza, como las de nosotros mismos, sern siempre

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 45

    una funcin de nuestras necesidades sociales. 1 Decir que to-da aprehensin es una cuestin lingstica equivale a decir que no tnemos conocimiento del tipo que Bertrand Rus-sell, en la tradicin del empirismo britnico, llam "conoci-miento directo". Todo nuestro conocimiento es del tipo de lo que Russell denomin "conocimiento por descripcin". Si ponemos los dos eslganes juntos obtenemos la afirma-cin de que todo n~estro conocimiento es conocimiento bajo descripciones que resultan adecuadas para nuestros propsitos sociales corrientes.

    Esta afirmacin es antimetafsica en el sentido lato del trmino "metafsica'~ en el que Heidegger dijo que todo pla-tonismo es metafsica y toda metafsica es platonismo. En este sentido amplio, el platonismo propone librarse de la so-c\edad, del nomos, de la convencin, y volverse hacia la physs, la naturaleza. Pero si los ds eslganes que he citado son correctos, entonces no h'ay tal cosa como una physis a ser conocida. La distincin nomos-physis, convencin-natu-raleza, se desvanece por la misma razn que se desvanece la distincin apari~cia-realidad. Porque 'un vez que se ha di-cho que roda ap~hensin es una aprehensin bajo una des-cripcin y que las descripciones son una funcin de las nece-sidades sociales~ entonces "naturaleza" o "realidad" slo pueden ser nom~res de algo no cognoscible, algo cm~o, "l~ cosa en s" de Kant. Desde los tiempos de Hegel, la dmam1-

    1 En trminos ~e Foucaulr, esto puede expresarse diciendo que la verdad nunca va a ~star separada del poder, pero ese poder no es algo malo en s mismo. El poder de una comunidad igualitaria utpica que crea sujetos foucaultianos va un biopoder es una cosa buena. Foucault no crey en un sujeto rousseauniano, primordial, naturalmente bueno, no formado por el discurso del poder. Pero su tendencia a desconfiar de todas las formas Je autoridad lo llev, ocasionalmente, a jugar con esa amable ficcin.

  • ca deJ pen1amiento filosfico occidental ha consistido en el Intento de evitar esa realidad no cognoscible.

    Kant produjo un cambio decisivo en la historia de la fi-losofa occidental porque ofreci una reductio ad absur-dum de la tentativa de distinguir en la constitucin del co-nocimiento el papel del sujeto y el papel del objeto. Hegel se dio cuent de ello, y advirti adems que las distinciones entre lo objetivo y lo subjetivo tenan que ser superadas. Desafortunadamente, Hegel us los trminos "subjetivo" y "objetivo" para describir la secuencia de descripciones que las sucesivas necesidades sociales vuelven forzosas por el continuo progreso moral e intelectual, y us el trmino "unin del sujeto y el objeto" para describir el final de la historia. Eso fue un error, porque tom demasiado en serio un dualismo anticuado. Habra sido mejor que Hegel hu-biera hecho lo que ms tarde hizo Dewey: describir el pro-greso moral e intelectual como crecimiento y no como emancipacin, considerando que conduca a la democracia ms que a la autorrealizacin del Espritu Absoluto. Dewey fue el filsofo que cqn ms claridad y de manera ms expl-cita dej a un lado la meta comn de los griegos y de los idealistas germanos (una representacin precisa de la reali-dad) en favor de la meta poltica de la democracia partici-pativa. sta es la razn por la cual, como dije en el primer captulo, me parece que es la figura ms provechosa y sig-nificativa de la filosofa de nuestro siglo.

    Sin embargo, antes de considerar en profundidad a De-wey y el pragmatismo, es necesario convencerse de que la bsqueda en la que se empe Platn, el intento de ir de la apariencia a la naturaleza intrnseca de la realidad, es vana. Quiero, pues, recapitular la dialctica que conduce al nomi-nalismo psicolgico de Sellars y, as, indirectamente, al construccionismo social comn a Foucault y a Dewey.

    Desde el siglo XVII, los filsofos han sugerido que es po-

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    UN MUNDO SJN SUBSTANCIAS O ESl-:NCIAS 4 7

    sible que nunca conozcamos la realidad por~ue ?ay una barrera entre nosotros y ella, un velo de apanenctas, pro-ducido por la interaccin del sujeto y el .objeto, entre la constitucin de nuestros rganos sensonales o nuestras mentes y la manera en que las cosas son en s mis~as. A partir de Herder y Humboldt los filsofos han sugend? 9ue el lenguaje constituye_ esa barrera, que nuestro leng~aJe, Im-pone a los objetos categoras q.ue ~ueden no sedes .mtrmse-cas. Respecto del velo de apanencras, los. pragmaus~a~ res-pondieron a la tesis de los filsofos del ~~g.lo XVII dt~~endo que no es necesario modeliza~ el conocrmren.to ate?rendo-nos a la visin. No hay necesrdad de conceb1r los organ~s sensoriales 0 la mente como intermediarios entre un OJO mental y su objeto. Afirmaron que, en cam?io, podem?s pensar a ambos como instrumentps pa~a ma.mpular el obJe-to. Los argumentos acerca del efet:to drstorswnante del len-guaje fueron rebatidos, a su -vez, .s,ost~niendo. que el le~gu?,je no es un medio de representacwn smo un tntercamblO. de marcas y de son~dos que se lleva a cabo para alc~_nzar cter-tos propsitos. No puede fallar en la representacwn correc-ta, porque no representa.

    Los pragmatistas insisten en los modos. ?o ocular~s, no representaciona~es de describir la p~rcepc10n senson~l,. el pensamiento y el lenguaje, porque qmeren romper ~a dts~t?cin entre conocer cosas y usarlas. Parten de la aftrmac10n de Bacon de que. 'el conocimiento es poder, y pasan a 1~ ~firmacin de que es el poder lo que concierne al conoclmten-to, que afirmar que se sabe X es afirmar que se est en c??-diciones de hacer algo con X o a X, al poner a ~ en relac1~n con algo ms. Sin embargo, para hacer plaust?le esa afrr-macin los pragmatistas tienen que atacar la rdea de que conoce~ x es estar relacionado con algo intrnseco a X, mientras que usar x es estar en una relacin accidental, extrnseca a X.

  • 41 t.IIPiftANZA O CONOCIMIENTO?

    Pdl ,~r,,.est,a idea se tiene que quebrar la distincin entre ' o y extrnseco, entre el ncleo interior de X y e rea perifrica de X constituida por el hecho de que X es-t en ciertas relaciones con otros tems que constituyen el universo. Llamar antiesencialismo al intento de quebrar ua distinci~n. Para los pragmatistas no hay nada que sea un rasgo no relacional de X, as como no hay una cosa qu.e sea la naturaleza intrnseca, la esencia, de X. De modo que no puede haber algo as como una descripcin que se ajuste a la manera en que X realmente es, ms all de su relacin con las necesidades humanas o la conciencia o el lenguaje. Una vez que la distincin entre intrnseco y extrnseco desa-parece, tambin desaparecen la distincin entre la aparien-cia y la realidad y nuestras preocupaciones acerca de si existen barreras entre nosotros y el mundo.

    El trmino "objetivo" no es definido por los antiesen-cialistas en trminos de una relacin con los rasgos intrn-secos de los obje_tos, sino por referencia a la facilidad relati-va de lograr consenso entre los indagadores. As como la distincin apariencia-realidad es reemplaz.ada por distincio-nes sobre la utilidad relativa de las descripciones, la distin-cin objetivo-subjetivo es reemplazada por distinciones so-bre la facilidad relativa de obtener acuerdo. Decir que los valores son ms subjetivos que los hechos es decir que es ms difcil conseguir acuerdo respecto de qu cosas son feas o de qu acciones son malas que respecto de qu cosas son rectangulares. Decir que X realmente es azul aun cuan-do aparezca amarillo desde cierto ngulo es decir que la oracin "X es azul" es ms til -esto es, puede ser emplea-da con ms frecuencia- que la oracin "X es amarillo". En este caso, "X es amarillo" es til slo para propsitos oca-sionales, evanescentes.

    Una tpica reaccin inicial contra el antiesencialismo es que es demasiado antropocntrico, demasiado propenso a

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 49

    considerar a la humanidad como la medida de todas lasco-sas. Para muchos, parecera que el antiesencialismo carece de humildad, de misterio, de un sentido de la finitud huma-na. Parecera que no tiene el aprecio del sentido comn por la obstinada otredad de las cosas de este mundo. A esta reaccin de sentido comn el antiesencialista responde que el sentido comn no @S en s mismo ms que el hbito de usar un cierto conjunto de descripciones. En nuestro caso, lo que se denomina sentido comn es, simplemente, el hbito de usar el lenguaje heredado de los griegos, espe-cialmente de Platn y de Aristteles. Las descripciones que dan ellos de nuestra relacin con el resto del universo -aes-cripciones que incorporan la distincin intrnseco-extrnse-co- ya no valen para nosotros. Podemos hacer mejor las cosas.

    Platn, Aristteles y el monot~smo ortodoxo insisten en la sensacin de misterio y 'asombro ante poderes antro-pomrficos pero no humanos. Desde un punto de vista pragmatista, esa ihdeseable sensacin de asombro no debe confundirse con la deseable toma de conciencia de que hay muchas cosas que los seres humanos no podemos controlar. Tampoco debe c0nfundirse con el respeto que sentimos ante la presencia de las grandes obras de la imaginacin humana, es decir, artte esas redescripciones del universo que hacen que todas las cosas parezcan nuevas y maravillosas. La gran diferencia entre una sensacin indeseable de humil-dad y una sensacin deseable de finitud es que la primera presupone que ya hay en existencia algo mejor y mayor que lo humano. La segunda nicamente presupone que existen cantidades de cosas que son diferentes de lo humano. La sensacin de asombro de los griegos requiere que pensemos que hay algo lo suficientemente parecido a nosotros como para envidiarlo, pero tan superior a nosotros como para que nos sea escasamente inteligible. Un sentido pragmtico

  • 50 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    de los lmites slo nos exige pensar que hay proyectos para los que nuestras herramientas actuales son inadecuadas y qu~ tenemos la esperanza de que, en ese aspecto, el futuro sea mejor que el pasado.

    Otra diferencia es que las descripciones griegas de nues-tra situacin presuponen que la humanidad misma posee una naturaleza intrnseca, que hay algo inalterable llamado "lo humano" que puede ser contrastado con el resto del universo. El pragmatismo deja a un lado esa presuposicin e insta a considerar que la nocin de humanidad carece de lmites fijos, que la palabra "humano" nombra un proyecto impreciso pero prometedor, no una esencia. De tal modo, como dije en el primer captulo, los pragmatistas transfie-ren al futuro humano la sensacin de respeto y misterio que los griegos adosaron a lo no humano. Ella se transforma en la sensacin de que la humanidad del futuro, aunque ligada a nosotros por una narrativa continua, ser superior a lo que es la humanidad actual, de modos difcilmente imagi-nables. Se funde con el respeto que sentimos por las obras de la imaginacin y se torna una sensacin de respeto ante la aptitud de la humanidad para llegar a ser lo que una vez slo imagin, dada su capacidad para la autocreacin.

    En lo que sigue intentar delinear cmo se muestran las co-sas cuando son descriptas en trminos antiesencialistas. Es-pero mostrar que vale la pena dar una oportunidad a esos trminos, que se los podra encontrar ms tiles que la ter-minologa presupuesta en lo que Dewey llam "la cra y el nidal de los dualismos" heredados de los griegos. Concreta-mente, quiero hacer una sugerencia acerca de cmo ver las cosas desde el punto de vista antiesencialista. La sugerencia es que pensemos todo como si fuera un nmero.

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 51

    El sentido de m~ sugerencia no es la afirmacin platni-ca y galileana de que los nmeros son el andamiaje del que el universo cuelga. Tampoco es la enunciacin de las Escri-turas de que "Dios orden todas las cosas por su nmero, medida y peso". Desde mi punto de vista, lo ms sutil de los nmeros es, simplemente, que resulta difcil pensarlos como teniendo naturalezas intrnsecas. Se hace cuesta arri-ba pensar un nmero como teniendo un ncleo esencial rodeado de una penumbra de relaciones accidentales. Los nmeros son un ejemplo admirable de algo que es difcil de describir en un lenguaje esencialista.

    Para captar lo que digo, preguntemos cul es la esencia del nmero 17: qu es en s mismo, aparte de sus relaciones con otros nmeros. Lo que se busca es una descripcin de 17 que sea de diferente tipo que las siguientes descripcio-nes: menor de 23, mayor de 8, la suma de 6 v 11 la raz

    ' '

    cuadrada de 289, el cuadrado de 4,123105, la diferencia entre 1.678.922 y 1.678.905. Lo molesto de todas estas descripciones es que ninguna parece llevarnos ms cerca del nmero 17 que cualquiera de las otras. Igualmente molesto es que se podra ofrecer, obviamente, un nmero infinito de otras descripciones de 17, todas las cuales seran igualmen-te "accidentales" y "extrnsecas". Ninguna de esas descrip-ciones nos da la clave respecto de la diecisietetividad intrn-seca del diecisiete, es decir, del rasgo singular que hace de l el nmero que es. Cul de e~as descripciones uno utiliza es, obviamente, algo relacionado con el propsito que se tiene en mente, con la situacin particular que caus que uno pensara, antes que nada, en el nmero 17.

    Si se quiere ser esencialrista respecto del nmero 17 se tiene que decir, en jerga filo!Sfica, que toda la enorme can-tidad de diferentes relaciones que tiene con una enorme cantidad de nmeros son nelaciones internas, esto es, que ninguna de esas relaciones ptodra ser diferente sin que el n-

  • 11 IIPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    mero 17 fuera diferente. De modo que parece no haber ma-nera de definir la esencia de la diecisietetividad que no sea encontrando algn mecanismo para generar todas las des-cripciones verdaderas del diecisiete que especifique todas sus relaciones con todos los otros nmeros. Los matemticos pueden producir ese mecanismo axiomatizando la aritmti-ca o reduciendo los nmeros a conjuntos y axiomatizando la teora de conjuntos. Pero si el matemtico seala su pul-cro grupo de axiomas y dice "He aqu la esencia del dieci-siete!" nos sentiremos defraudados. Esos axiomas no tienen nada peculiarmente diecisietetivo, porque son, igualmente, la esencia de 1, de 2, de 289 y de 678, de 922 ...

    Llegado a este punto tengo la esperanza de que se con-cluya que cualquiera sea el tipo de cosas que poseen una naturaleza intrnseca, los nmeros no la tienen; sencilla-mente, ser esencialista en materia de nmeros no da rdito. Los antiesencialistas desearamos que se concluya que tam-poco da rdito ser esencialista en materia de mesas, estre-llas, electrones, seres humanos, disciplinas acadmicas, ins-tituciones sociales, o lo que sea, Sugei'imos que se piense que todos esos objetos se parecen a los nmeros en lo siguiente: nada hay para conocer acerca de ellos como no sea una extensa y siempre expandible trama de relaciones con otros objetos. No tiene sentido preguntar por los tr-minos de relaciones que no sean en s mismos relaciones, porque todo lo que puede servir como trmino de una rela.:. cin puede ser disuelto en otro conjunto de relaciones, y as sucesivamente. Por decir as, hay relaciones en toda direc-cin, hacia abajo, hacia afuera. Nunca se alcanza algo que no sea otro nexo de relaciones. El sistema de los nmeros naturales es un buen modelo del universo porque en ese sis-tema resulta obvio -con una obviedad inofensiva- que no hay trminos de relaciones que no' sean, simplemente, agru-pamientos de otras relaciones.

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 53

    Decir que hay rel-aciones en toda direccin es un corola-rio del nominalismo' psicolgico, de la doctrina que afirma que no hay nada para conocer acerca de algo, salvo lo que es enunciado en las oraciones que lo describen, porque cada oracin acerca de un objeto es una descripcin explcita 9 implcita de su relacin con otro u otros objetos. De modo que si no hay conocimieflto directo, si no hay ningn cono-cimiento que no se d bajo la forma de una actitud oracio-nal, entonces no hay:nada que se pueda saber acerca de algo que no sean sus relaciones con otras cosas. Insistir en que hay una diferencia entre el ardo essendi no relacional y el ordo cognoscendi relacional es recrear inevitablemente ,a cosa en s kantiana. Dar ese paso es sustituir las esperanzas utpicas en un futuro humano autoconstruido por la nostal-gia de lo inmediato, por la esperanza en la salvacin a tra-vs de un poder no humano. Es rein~entar lo que Heidegger denomin "la tradicin ontoteoigica".

    Para los nominalistas psicolgicos, ninguna descripcin de un objeto es ms una descripcin del objeto "real" -co-mo opuesto al objeto "aparerte"- que cualquier otra; tam-poco ninguna descripcin es, por as decir, una descripcin de la relacin del objeto consigo mismo, de la identidad con su propia esencia. Sin duda, algunas descripciones son mejores que otras. Pero este rasgo tiene que ver con el he-cho de que son instrumentos ms tiles, instrumentos que logran algn propsito humano mejor que otras descrip-ciones alternativas. Desde un punto de vista filosfico -en tanto opuesto a un punto de vista prctico-, los propsitos estn a la par. No hay un propsito primordial denomina-do "descubrir la verdad" que tenga precedencia sobre los dems. Como dije en el captulo anterior, el pragmatismo no cree que la verd~d sea la meta de la indagacin. La meta de la indagacin es la utilidad, y existen tantos instrumen-tos diferentes como propsitos a satisfacer.

  • &4 ESPERANZA O CONOCIMIENTO?

    Para mostrar con ms detalle cmo se ven las cosas des-de la perspectiva antiesencialista volver a mi afirmacin de que los nmeros son un buen modelo para los objetos en generaL El sentido comn -o, al menos, el sentido comn occidental- tiene problemas con esta afirmacin porqe parece con.traintuitivo decir que los objetos espaciotempo-rales, fsicos, se disuelven en una trama de relaciones, de la misma manera que los nmeros. Si la filosofa disuelve los nmeros en relaciones con otros nmeros, nadie va a la-mentar la prdida de su realidad sustancial, independiente, autnoma. Pero todo es diferente con las mesas, las estre-llas y los electrones. En este caso, el sentido comn se pone firme y asevera que no podemos tener relaciones sin algo que sea relacionado. Si no hubiera una mesa slida, sustan-cial, autnoma que estuviera en relacin, digamos, con us-ted, yo y la silla, o si no estuviera constituida por partculas slidas, sustanciales, elementales, no habra nada que rela-cionar y, de tal modo, no habra relaciones. El sentido comn insiste: hay una diferencia entre las relaciones y las cosas que son relacionadas y la filosofa no puede destruir esa relacin.

    . La respuesta antiesencialista a esta porcin del sentido comn es similar a la que Berkeley dio al intento de Locke de distinguir las cualidades primarias de las secundarias. Es la respuesta que Peirce cit como la primera propuesta del principio pragmtico: toda diferencia debe producir una di-ferencia en la prctica.2 La forma contempornea, en clave

    2 Vase la nota bibliogrfica de Peirce a la edicin de Fraser de la obra de Berkeley, reproducida en el volumen 8 de Collected Papers of Charles Sa11ders Peirce (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1958), especialmente pp. 33-34 (seccin '8.33). Vase tambin el volu-men 6, p. 328 (seccin 6.482).

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 55

    lingstica, de la respuesta de Berkeley es: todo lo que sabe-mos acerca de esta mesa slida, sustancial -acerca de lo q4e es relacionado en tanto opuesto a sus relaciol}es- es que ciertas oraciones son verdaderas respecto de ella. Las siguientes oraciones, por ejemplo: es rectangular, es ma-rrn, es fea, est hecha de madera, es ms chica que una casa, es ms grande qu~ un ratn, es menos luminosa que una estrella, etctera. No hay nada que pueda conocerse acerca de un objetq~ excepto qu oraciones referidas a l son verdaderas. As, el argumento antiesencialista consiste en decir que, dado que todo lo que las oraciones pueden hacer es relacionar objetos entre s, toda oracin que des-cribe un objeto le atribuir, implcita o explcitamente, una propiedad relacional.J Los antiesencialistas tratamos de sustituir la imagen del lenguaje como un velo interpuesto entre nosotros y los objetos por la del lenguaje como una manera de enganchar los objetos unos con otros.

    J Las propiedades usualmente denominadas "no relacionales" (por ejemplo, "rojo", como opuesta a ~estar a la izquierda") son tratadas por los nominalistas psicolgicos como propiedades significadas por predicados que, por algn propsito, son considerados primitivos. Pero el carcter primitivo del predicado no es intrnseco a l, sino que es rela-tivo a la manera de ensear o de exhibir el uso del predicado. La no re-lacionalidad putativa de una propiedad significada por un predicado es relativa a cierta manera de describir la serie de objetos que tienen ese predicado. No es un rasgo intrnseco de la propiedad. Una manera de exponer la leccin que nos ensearon Saussure y Wittgenstein es decir que ningn predicado es intrnsecamente primitivo. Una manera de ex-presar el corolario extrado por Derrida es decir que todo predicado de-nota una propiedad, que no tiene sentido tratar de distinguir entre pre-dicados que refieren y predicados que no refieren (excepto, nuevamente, que los distingamos por algn propsito prctico, como cuando se usa "pero no hay brujas" cQmo abreviatura de todas las razones que tornan infructuoso practicar la ~aza de brujas).

    Para una formulacin clara y decidida del punto de vista antinomi-nalista, antipragmatist, vase John Searle, The Rediscovery of the

  • 58 ,I:IPIRANZA O CONOCIMIENTO?

    Tfpicamente, los esencialistas sostienen en este punto que el nominalismo psicolgico es un error, que tenemos que recuperar lo que era verdad en el empirismo: no admi-tir que el lenguaje proporciona el nico acceso cognitivo a los objetos. Sugieren que tenemos que tener un convcimien-to prelingustico de los objetos, un conocimiento que no puede ser atrapado en el lenguaje. Ese conocimiento, dicen, es lo que impide que la mesa o el nmero o el ser humano sean lo que denominan "un constructo meramente lings-tico". Para ilustrar lo que quiere decir con conocimiento no lingstico, el esencialista usualmente golpea su mano en la mesa, y no vacila. Con ello pretende demostrar que ha ad-quirido un trozo de conocimiento, una especie de intimidad con la mesa que escapa al alcance del lenguaje. El esencia-lista afirma que ese conocimiento de los poderes causales intrnsecos de la mesa es un puro all en bruto que lo man-tiene en contacto con la realidad de una manera imposible para el antiesencialista.

    No afectado por la sugerencia de que no est en contac-to con la realidad, el antiesencialista re.itera que si se quiere saber qu es real mente, intrnsecamente, la mesa, la mejor respuesta que se puede obtener es "aquello con respecto a lo cual los siguientes enunciados son verdaderos: marrn, fea, dolorosa ante un movimiento enrgico de la mano, ca-paz de interponerse en el camino, hecha de tomos, etcte-ra". El carcter doloroso, la solidez y los poderes causales de la mesa estn en el mismo plano que su color marrn y su fealdad. As como no intimamos ms con el nmero 17

    ~1/nd (Cambridge, Mass.: MIT Press, 1992), p. 211. El wntraste que Scarlc traza entre los rasgos intrnsecos del mundo, como las molculas, y _los rasgos relativos-al-observador, com,o un lindo da para un picnic, solo _expresa para los pragmatistas una preferencia por los propsitos de los ftstcos en detnmento de los de los concurrentes a picnics.

    UN MUNDO SIN SUBSTANCIAS O ESENCIAS 57

    cuando descubrimos su raz cuadrada, no intimamos ms con la mes}, no no~ arrimamos a su naturaleza intrnseca, cuando la golpeamos, la miramos o hablamos de ella. Todo

    lo.~ue hace el.golpearla o descomponerla en tomos es per-mitirnos relacionarla con unas cuantas cosas ms. Ello no nos .conduce del leuguaje al hecho 0 de la apariencia a la realidad o de una rlacin remota y no interesada a una re-lacin ms ntima e intensa.

    .El ob~et~vo d~ tqdo esto es sealar, nuevamente, que el an~1esenc1ahsta mega que haya una manera de separar un obeto del resto del universo excepto como aquel objeto del que es verdadero un cierto conjunto de oraciones. Dice con Wittgenstein, que la ostencin slo funciona con el trasfondo de una prctica lingstica y que la autoidentidad de la cosa identificada es, en s misma, relativa a una des-cripcin.4 El antiesencialismo piensa,que la distincin entre cosas relacionadas y relaciones 'es, simplemente, una mane-ra alternativa de formular la distincin entre aquello de lo que estamos hablando y lo que decimos acerca de ello. Como dijo Whitehead, esta ,distincin es una hipostatiza-cin de la relacin entre sujeto lingstico y predicado lin-gstico.-'

    .

    4 S_obre la importancia fundamental de la observacin de Wittgens-tem,. vease Barry Alen, Truth In Philosophy (Cambridge: Harvard Uni-verstty Press, 1993).

    5 Resulta til pensar esta crtica de Whirehead a Aristteles (una crtica que tambin se encuentra en otros filsofos de comienzos de siglo que ~rataron de formular una lgica no basada en la distincin sujeto-predt_cado, por eemplo, Peirce y Russell) como anloga a la crtica de Dernda al logocentrismo. La propuesta de Derrida de visualizar las pa-labras como nodos msertos en una red de relaciones de una flexibilidad sin fin es obviamente re!11iniscente del planteo que Whitehead formula en Process all(i Reallty cle la ocasiones efectivas como constituidas por las relaoones con todas las otras ocasiones efectivas. Sospecho que el stglo XX va a ser vtsto p

  • 11 IIPIRA.NZA O CONOCIMIENTO?

    As como la proferencia de un nombre no transmite in-formacin a quienes no tienen familiaridad con los adjeti-vos y los verbos, no hay manera de transmitir informacin sino relacionando algo con algo ms. Frege nos dijo que una palabra slo tiene sentido en el contexto de una ora-cin. Pero -esto significa que no hay manera de salirse del lenguaje para acceder a alguna forma inmediata no lings-tica de relacin directa con aquello de lo que estamos ha-blando. Un sustantivo tiene uso solamente cuando est co-nectado con alguna otra parte del habla, y un objeto puede ser un objeto del conocimiento slo como trmino de una relacin. No hay conocimiento del sujeto si no se sabe cu-les de las oraciones que se refieren a l son verdaderas, as como no hay conocimiento de un nmero si no se tiene co-nocimiento de sus relaciones con otros nmeros.

    La idea de que podemos conocer una cosa sin conocer sus relaciones con otras cosas es explicada por los antiesen-cialistas como una reflexin acerca de la diferencia entre estar en lo cierto respecto de algunas relaciones familiares, presupuestas, obvias, en las que la cosa- est y no tener cer-tidumbre respecto del resto de sus relaciones. El diecisiete, p

  • 80 ,ESPRANZA O CONOCIMIENTO?

    A esto, el esencialismo residual del sentido comn pue-de contestar que el antiesencialismo es una especie de idea-lismo lingstico: una manera de sugerir que realmente no hay nada acerca de qu hablar antes