Rom Hist Lit

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MÁS INFORMACIÓN SOBRE... el contexto socio-histórico del Romanticismo El siglo XIX es probablemente el más caótico de la historia española debido a los frecuentes cambios de gobiernos, las constantes guerras, la incipiente revolución burguesa y la emancipación de las colonias americanas. Podría decirse que el siglo empieza y termina con desastres militares. La primera crisis fue la Guerra de Independencia frente a Francia. En 1808, el ejército francés al mando de Napoleón Bonaparte invadió España, obligó al rey a abdicar y proclamó como nuevo rey a José Bonaparte, hermano de Napoleón. A raíz de esta invasión, se organizaron de manera espontánea las Juntas Provinciales, que eran asociaciones populares dispuestas a luchar para expulsar a los franceses y recuperar el control del país. Estas juntas se reunieron en Cádiz en 1812 y proclamaron una constitución relativamente liberal. Con su apoyo, el ejército francés fue derrotado y el rey Fernando VII recuperó el poder en 1814. Sin embargo, la vuelta al poder del monarca significó el retorno del Antiguo Régimen y la abolición de la Constitución de 1812, que no estuvo vigente durante la mayoría de su reinado. Como consecuencia de estos cambios de signo político, muchos de los pensadores y escritores más liberales se vieron abocados al exilio con la llegada al trono de Fernando VII. Su retorno definitivo llegaría tras la muerte del rey en 1833. Este tira y afloja entre liberales y conservadores continúa después de la muerte de Fernando VII. Poco antes de su muerte, el rey derogó la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres, con la intención de que su hija Isabel heredara el trono español. No obstante, la jovencísima reina no tenía el apoyo de los grupos tradicionalistas y conservadores, que preferían la candidatura de su tío Carlos, hermano de Fernando VII. De este conflicto nacieron las Guerras Carlistas (1833-1839, 1847- 1849 y 1872-1876), que enfrentaron a los liberales partidarios de las reformas y el laicismo con los absolutistas conservadores, defensores de la tradición y el catolicismo. Como ya había hecho su padre, a pesar de haber llegado al poder con el apoyo de los liberales, Isabel II rechazó los principios constitucionales después de unos años en el trono. El clima de cambio no es ajeno a la economía y a la estructura social del país. España empieza un lento proceso de modernización en el que poco a poco va ganando protagonismo la burguesía. En comparación con otros países europeos, estos cambios son más lentos en España debido, por una parte, a las dificultades que las continuas guerras imponen al desarrollo industrial y, por otra, a la falta de capital para llevar a cabo esas modernizaciones. La nobleza y la alta burguesía española todavía están más interesadas en la propiedad de la tierra que en la industria, mientras que el campesinado y la baja burguesía carecen de capital o del crédito necesario para emprender este tipo de proyectos. De otra parte, es innegable el efecto que la progresiva independencia de las colonias provoca en la economía peninsular. Los afrancesados españoles El término ‘afrancesado’ se aplica tanto a aspectos culturales como políticos. El afrancesamiento cultural se produce en la segunda mitad del siglo XVIII y se asocia a la penetración de lo francés en la moda, en la lengua (la Real Academia nació con el objetivo primordial de depurar el español de los galicismos que proliferaron durante la dinastía borbónica), en el gusto por la lectura de libros franceses que trataban temas de ciencias naturales y sociales. El afrancesamiento político, en cambio, designó a aquellos que durante la ocupación francesa juraron fidelidad al rey José I Bonaparte, hermano de Napoleón, o colaboraron con los ocupantes extranjeros. A partir de ese momento ‘afrancesado’ adquirió el significado peyorativo de ‘traidor’ o ‘colaboracionista’. Entre ellos hubo un número relevante de intelectuales y figuras destacadas de la administración partidarias del Despotismo ilustrado, esto es, un régimen monárquico fuerte capaz de impedir experiencias revolucionarias como la francesa, pero que al mismo tiempo promueve las reformas que el país necesita. Para ellos, y pese a la resistencia popular, había que apoyar al rey José ya que veían en el cambio de dinastía la posibilidad de modernizar España. Los sentimientos antifranceses entre el pueblo se exacerbaron; cuando, en 1808, las tropas francesas entraron en España teóricamente sólo de paso para conquistar Portugal, el pueblo de Madrid se levantó el 2 de mayo e inició la Guerra de Independencia. La mayor parte de los ‘afrancesados’ fueron obligados a dejar España con el derrotado ejército francés en 1814, formando el primero de los grupos de exiliados españoles.

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  • MS INFORMACIN SOBRE... el contexto socio-histrico del Romanticismo

    El siglo XIX es probablemente el ms catico de la historia espaola debido a los frecuentes cambios de gobiernos, las

    constantes guerras, la incipiente revolucin burguesa y la emancipacin de las colonias americanas. Podra decirse que el

    siglo empieza y termina con desastres militares.

    La primera crisis fue la Guerra de Independencia frente a Francia. En 1808, el ejrcito francs al mando de Napolen

    Bonaparte invadi Espaa, oblig al rey a abdicar y proclam como nuevo rey a Jos Bonaparte, hermano de Napolen. A

    raz de esta invasin, se organizaron de manera espontnea las Juntas Provinciales, que eran asociaciones populares

    dispuestas a luchar para expulsar a los franceses y recuperar el control del pas. Estas juntas se reunieron en Cdiz en 1812 y

    proclamaron una constitucin relativamente liberal. Con su apoyo, el ejrcito francs fue derrotado y el rey Fernando VII

    recuper el poder en 1814. Sin embargo, la vuelta al poder del monarca signific el retorno del Antiguo Rgimen y la

    abolicin de la Constitucin de 1812, que no estuvo vigente durante la mayora de su reinado. Como consecuencia de estos

    cambios de signo poltico, muchos de los pensadores y escritores ms liberales se vieron abocados al exilio con la llegada al

    trono de Fernando VII. Su retorno definitivo llegara tras la muerte del rey en 1833.

    Este tira y afloja entre liberales y conservadores contina despus de la muerte de Fernando VII. Poco antes de su muerte, el

    rey derog la Ley Slica, que impeda reinar a las mujeres, con la intencin de que su hija Isabel heredara el trono espaol.

    No obstante, la jovencsima reina no tena el apoyo de los grupos tradicionalistas y conservadores, que preferan la

    candidatura de su to Carlos, hermano de Fernando VII. De este conflicto nacieron las Guerras Carlistas (1833-1839, 1847-

    1849 y 1872-1876), que enfrentaron a los liberales partidarios de las reformas y el laicismo con los absolutistas

    conservadores, defensores de la tradicin y el catolicismo. Como ya haba hecho su padre, a pesar de haber llegado al poder

    con el apoyo de los liberales, Isabel II rechaz los principios constitucionales despus de unos aos en el trono.

    El clima de cambio no es ajeno a la economa y a la estructura social del pas. Espaa empieza un lento proceso de

    modernizacin en el que poco a poco va ganando protagonismo la burguesa. En comparacin con otros pases europeos,

    estos cambios son ms lentos en Espaa debido, por una parte, a las dificultades que las continuas guerras imponen al

    desarrollo industrial y, por otra, a la falta de capital para llevar a cabo esas modernizaciones. La nobleza y la alta burguesa

    espaola todava estn ms interesadas en la propiedad de la tierra que en la industria, mientras que el campesinado y la

    baja burguesa carecen de capital o del crdito necesario para emprender este tipo de proyectos. De otra parte, es innegable

    el efecto que la progresiva independencia de las colonias provoca en la economa peninsular.

    Los afrancesados espaoles

    El trmino afrancesado se aplica tanto a aspectos culturales como polticos. El afrancesamiento cultural se produce en la segunda mitad

    del siglo XVIII y se asocia a la penetracin de lo francs en la moda, en la lengua (la Real Academia naci con el objetivo primordial de

    depurar el espaol de los galicismos que proliferaron durante la dinasta borbnica), en el gusto por la lectura de libros franceses que

    trataban temas de ciencias naturales y sociales.

    El afrancesamiento poltico, en cambio, design a aquellos que durante la ocupacin francesa juraron fidelidad al rey Jos I Bonaparte,

    hermano de Napolen, o colaboraron con los ocupantes extranjeros. A partir de ese momento afrancesado adquiri el significado

    peyorativo de traidor o colaboracionista. Entre ellos hubo un nmero relevante de intelectuales y figuras destacadas de la administracin

    partidarias del Despotismo ilustrado, esto es, un rgimen monrquico fuerte capaz de impedir experiencias revolucionarias como la

    francesa, pero que al mismo tiempo promueve las reformas que el pas necesita. Para ellos, y pese a la resistencia popular, haba que

    apoyar al rey Jos ya que vean en el cambio de dinasta la posibilidad de modernizar Espaa.

    Los sentimientos antifranceses entre el pueblo se exacerbaron; cuando, en 1808, las tropas francesas entraron en Espaa tericamente

    slo de paso para conquistar Portugal, el pueblo de Madrid se levant el 2 de mayo e inici la Guerra de Independencia. La mayor parte

    de los afrancesados fueron obligados a dejar Espaa con el derrotado ejrcito francs en 1814, formando el primero de los grupos de

    exiliados espaoles.

  • MS INFORMACIN SOBRE... la literatura en el Romanticismo

    El Romanticismo como corriente literaria nace en Alemania a finales del siglo XVIII. Era una reaccin a la primaca de la razn

    y la ciencia impuesta por el pensamiento ilustrado. Ese primer movimiento esttico llamado Sturm und Drang (tormenta y

    arrebato) buscaba contrarrestar el poder del racionalismo centrndose en la subjetividad individual y en los sentimientos.

    Las ideas y los temas romnticos llegan a Espaa de la mano de los propios romnticos alemanes e ingleses, que consideran

    que Espaa es un pas romntico por su apego a las tradiciones, por sus costumbres e incluso por sus paisajes. La literatura

    clsica espaola es fuente de inspiracin para estos romnticos, que ven en el teatro del Siglo de Oro o en las novelas de

    caballeras modelos a imitar. Sin embargo, para los escritores liberales espaoles hay un vnculo demasiado fuerte entre la

    literatura del Siglo de Oro y el sistema poltico absolutista. Por eso, hay que esperar hasta la muerte de Fernando VII para ver

    el apogeo del romanticismo espaol. Es entonces, con el fin del absolutismo, cuando regresan los exiliados que han estado

    en contacto con un romanticismo europeo de carcter liberal y que traen a Espaa ese lenguaje que es capaz de admirar la

    tradicin y la historia espaola sin por ello vincularse con el absolutismo. As, pueden verse en las letras hispanas muestras

    de los ideales romnticos de rebelda, rechazo a toda regla, individualismo y subjetividad. Al mismo tiempo, se da entrada a

    temas histrico-legendarios, a sentimientos nacionales, a tradiciones populares o a la descripcin y admiracin del paisaje

    espaol. Con el Romanticismo renacen los gneros de ficcin que la Ilustracin haba rechazado y muy especialmente la

    poesa, tanto en su vertiente ms lrica como en su faceta narrativa o teatral. Entre los grandes poetas de este perodo

    destaca Jos de Espronceda, uno de esos exiliados que trajo el lenguaje literario romntico a Espaa y que luego heredarn

    posromnticos tan importantes como Gustavo Adolfo Bcquer o Rosala de Castro. El teatro vive tambin otro perodo de

    esplendor con dramaturgos de la talla de Jos Zorrilla, el recreador del mito del Don Juan. Entre los prosistas destaca

    Mariano Jos de Larra por sus artculos de costumbres que critican con dureza los problemas del pas.

    Espaa entra en el mito

    Para la sensibilidad romntica no haba nada tan seductor como el viaje por Espaa. Cientos de libros de viajeros romnticos dan una

    visin idealizada y entusiasta del pas y de su gente. Lugar salvaje; y extrao, Espaa es el pas romntico por excelencia. Los artistas e

    intelectuales europeos descubren y contemplan sus costumbres arcaicas, el misterio de un medievalismo impregnado de tres culturas

    diferentes hebrea, musulmana y cristiana , los hroes de la Reconquista, el folclor, el espritu de independencia respecto al dominio

    francs de la poca napolenica, el resplandor mediterrneo, el exotismo morisco, la esencia de todo un pueblo; en las recopilaciones de

    romances. En busca de emociones, hijos de familias burguesas aburridos de su bienestar viajan a cada rincn de este paraso e infierno

    delicioso para escritores, artistas y enamorados.

    Es muy distinto ver las cosas desde dentro. Los espaoles an no tenan ferrocarriles, fbricas movidas por vapor o alumbrado de gas. Si

    por una parte los viajeros romnticos contribuyeron intensamente al desarrollo del movimiento, por otra su distorsin de la realidad caus

    en la visin extranjera la formacin de esos estereotipos de la Espaa pintoresca que perduraran hasta la segunda mitad del siglo XX.