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Diseñador, referente de la moda y uno de los mejores amigos de Lady Di, abre las puertas de su nuevo departamento en Recoleta ROBERTO DEVORIK “DIANA ESTARIA FELIZ DE QUE KATE SEA SU SUCESORA” Durante quince años fue asesor de vestuario y confidente de la princesa de Gales. Viajero incansable, ya no tiene residencia fija en Londres, pero alterna entre los Hamptons y la Argentina –donde nació–. Recibe a ¡Hola! en su pièd à terre porteño, su último gran proyecto El living es un ejemplo perfecto del estilo anglo-french, ya que tiene la calidez de una casa británica y la sofisticación de un palacio francés. “El amarillo, que en la China milenaria sólo podía ser usado por el emperador, es uno de mis colores favoritos, porque siempre queda bien con todo”, dice. La mesa de centro es un modelo de Jansen y sobre las mesas laterales, en las que a Roberto coloca objetos de sus viajes por el mundo, se lucen dos lámparas de opalina blanca.

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Diseñador, referente de la moda y uno de los mejores amigos de Lady Di, abre las puertas de su nuevo departamento en Recoleta

ROBERTO DEVORIK“DIANA ESTARIA FELIZ DE QUE KATE SEA SU SUCESORA”

Durante quince años fue asesor de vestuario y confidente de la princesa de

Gales. Viajero incansable, ya no tiene residencia fija en Londres, pero alterna

entre los Hamptons y la Argentina –donde nació–. Recibe a ¡Hola! en su pièd à terre

porteño, su último gran proyecto

El living es un ejemplo perfecto del estilo anglo-french, ya que tiene la calidez de una casa británica y la sofisticación de un palacio francés. “El amarillo, que en la China milenaria sólo podía ser usado por el emperador, es uno de mis colores favoritos, porque siempre queda bien con todo”,

dice. La mesa de centro es un modelo de Jansen y sobre las mesas laterales, en las que a Roberto coloca objetos de sus viajes por el mundo, se lucen dos lámparas de opalina blanca.

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S u nombre es referente de la moda y el buen gus-to. Gracias a sus diseños textiles y lejos de su pa-tria, Roberto Devorik (63) construyó una exitosa

carrera rodeado por royals y famosos. Pero fue Lady Diana Spencer la que le cambió la vida para siempre: lo distinguió no sólo eligiéndolo como su asesor de imagen a lo largo de su vida como Princesa de Gales, sino como miembro de su círculo más íntimo.

Nieto de la fundadora de la Maison Saint-Félix, la antigua casa de moda que vistió a mujeres como Regi-na Pacini de Alvear y Eva Perón, desde niño Roberto disfrutaba inmiscuirse en el taller de su abuela. Sin em-bargo, su padre lo convenció para que estudiara Cien-cias Económicas, una decisión que lo convirtió en uno de los argentinos con más influencia en el negocio de la moda. Sin ir más lejos, hasta hace poco fue mánager de Ralph Lauren para toda América del Sur.

Dueño de un estilo único, e íntimo amigo de Liz Taylor y Gianni Versace, el “embajador” argentino más famoso en Europa habla sobre su vida al lado de la “princesa del pueblo”. Hoy, dedicado a un nuevo proyecto enfocado al arte low cost, Devorik abre las puertas de su nuevo departamento en Bue-nos Aires, fiel reflejo del estilo anglo-francés.

–¿Cómo definirías la estética de esta casa?–Es como tomar un tren de Londres a París, un

ejemplo de lo que hoy se conoce como el anglo-french, un estilo que toma lo mejor de decoradores como Jane Churchill y Stéphane Boudin y lo mezcla. Para mí, no existen más las fronteras en la decoración,

Arriba: una de sus piezas preferidas es un secrétaire francés que perteneció a su abuela y que decoró con porcelanas chinas antiguas. Abajo: detalle de una caja que le regaló el hermano de Lady Di y que conmemora el lugar donde está

enterrada Diana. Al lado: en la coffee table conviven objetos de cerámica con la taza que recibieron como souvenir los invitados a la boda de William y Kate, los

duques de Cambridge.

Devorik es un amante del impresionismo y la mayoría de las obras de su casa corresponden a ese estilo. En la imagen, posa en la chimenea de su living –un diseño de Agustín Martineau– con

un traje de Façonnable, marca que representó por muchos años en Sudamérica.

“Mi estilo se define con tres palabras: menos es más. Esta casa

es un ejemplo de la globalización del buen gusto en la decoración”

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soy un heredero de decoradores como Renzo Mongiardino o Alberto Pinto, que siempre mezclaron estilos. Hoy por hoy, el buen gusto en la decoración se globali-zó y mi casa es un ejemplo de eso.

–¿Podríamos decir que hay un estilo Devorik?

–Sin pedantería, puedo describir mi es-tilo con tres palabras: menos es más. Soy un amante del color, siempre y cuando éste no se convierta en una obstrucción del arte, ya sean cuadros, muebles u ob-

jetos. El color siempre debe acompañar los elementos del arte porque, de no ha-cerlo, se pierde el buen gusto.

–¿Qué es lo que más te gusta de tu pièd à terre?

–Que la vivo a pleno. Adoro tomar el desayuno en la mesa del comedor y leer el diario. Me encanta recibir, pero sólo invito a mis amigos, al resto de la gente la veo en algún restaurante. Esta casa es un reflejo de mi personalidad y todo lo que hay en ella representa algún momento

importante de mi vida. Nada de lo que está aquí es por el valor económico, sino por el valor espiritual. Hay muchos rega-los que recibí a lo largo de los años. Para mí es tan importante un cuadro que me dio la princesa Diana como una taza que me regaló un amigo de la infancia.

–¿Cómo conociste a la princesa Diana?–Fue gracias a Beatrice Miller, la gran

editora británica de Vogue. Recuerdo que una tarde me llamó y me pidió que fuera con suma urgencia a su oficina de

“Todo el mundo habla de mi relación con Lady Di, pero no es fácil exponer a un amigo, mucho menos cuando ya no está entre nosotros. Cuando hablo de ella lo

hago con mucho respeto y la Familia Real me demostró que valora mi discreción”

Gran anfitrión, el comedor de Roberto está listo para recibir invitados. Las sillas -confeccionadas con el mismo

cuero que se usa para hacer las carteras de Hermès- y el espejo son diseños del reconocido diseñador francés Jacques Grange. Sobre la mesa del fondo, dos

potiges de la Compagnie des Indies y un gran plato con el escudo heráldico de los

príncipes de Kent, que Roberto recibió como regalo. Los cuadros laterales son grabados del japonés Tsuguharu Fujita.

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Arriba: Roberto, junto con Thomas Gibson, uno de los galeristas más famosos de Inglaterra, y la princesa Diana,

en 1989, llegando al Teatro Old Vic de Londres para ver el espectáculo Tango Argentino, de Héctor Orezzoli. Abajo: el

rincón del escritorio en el que el diseñador se sienta a leer. El sillón estilo Luis XVI está tapizado en cuero y el cuadro es un afiche

original de La Scala de Milán.

–Crearle su trousseau para el casamiento, lo cual lo hice junto con Felicity Clark. Al mismo tiempo, me pidieron prepararle todo su guarda-rropa porque al poco tiempo la futura mujer del heredero de la Corona comenzaría a aparecer en actos oficiales. Incluso tuve que pensar en la blusa que usaría para la estampilla oficial que el Royal Mail emitiría en su honor.

–¿De ahí el famoso apodo de “el argentino que le puso el moño”?

–Exactamente. Ese apodo se debe a que el moño de la blusa que usó para la estampilla era enorme. Lo tomé de un diseño que usó la Reina Victoria y que encontré en los archivos del Vic-toria & Albert Museum de Londres.

–¿A partir de cuándo pasaste a ser uno de sus grandes amigos?

–En un principio, mi relación con la prince-sa de Gales era meramente de trabajo, y, con el paso del tiempo, nos fuimos tomando cariño. Descubrí muchas cosas de su personalidad: sus ansiedades, sus inseguridades y sus sospechas. A pesar de nuestra diferencia de edad, a mí me costaba entender todo lo que ella me contaba. Sin embargo, nunca dudé en apoyarla y en brin-

Hannover Square. Yo, que estaba cerrando un contrato en exclusiva para Gianni Versace, me disculpé diciéndole que no podía. Su respuesta fue contundente: “¡Tenés veinte minutos para estar aquí!”. Y sin decir adiós me colgó. Tal fir-meza de su parte me sorprendió enormemente y no me quedó otra opción que excusarme con mis abogados y salir. En el fondo, estaba muy in-trigado. Al llegar, me hicieron pasar sin demora y después de saludar a Beatrice me encontré con una mujer joven, alta y rubia del otro lado del escritorio, vestida con un suéter shetland azul marino y una falda escocesa. En un principio pensé que era una de las editoras junior de la revista. Pero no, se trataba de la futura reina de Inglaterra. Cuando estreché su mano, las pier-nas me temblaron como nunca antes. Y ahí supe exactamente el motivo de la llamada. Por mi trabajo, yo sabía perfectamente que los Spencer eran una de las tres familias más aristocráticas de Inglaterra. Así es que Beatrice no dudo ni un segundo en recomendarme con la futura prin-cesa de Gales para que me convirtiera en su ase-sor de vestuario.

–¿Cuál fue tu primera consigna?

“Lo más triste en la vida de Diana es que ella nunca pensó que su historia dejaría de ser un

cuento de hadas”

Siguiendo la tradición británica, el cuarto de huéspedes de la casa es el más grande. La colcha de cashmere y los almohadones son diseño del francés Pierre Frey y los cuadros con motivos circenses son de pintores argentinos. Abajo, izquierda: detrás de la cama de Roberto cuelga un tapiz otomano bordado en seda

natural que representa un jardín imperial. Abajo, centro: detalle de las mesas de luz pintadas a mano por

un artista ingles con un original trompe-l’œil inspirado en las cartas enviadas por Lady Di al dueño de casa.

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Arriba: un rincón de la cocina, en el que sobresale un enorme reloj francés. Sobre la mesada, conviven recetarios, una foto de su gran amiga Jacqueline Bisset, souvenirs que compró alrededor del mundo y cuadros de Bruggens, su nuevo proyecto. Abajo:

en 1989, la Reina Madre condecoró a Devorik con la Rosa Roja, honor que lo consagró como uno de los personajes más reconocidos de la moda en Inglaterra.

darle mi confianza. La amistad con Diana siem-pre estuvo por encima de todo y jamás le tuve miedo al establishment por estar a su lado.

–¿Cuál creés que sería la opinión de Diana res-pecto de Kate Middleton?

–Estaría feliz con la elección de William, no ten-go duda. Porque Lady Di no tenía nada en contra de Buckingham. Ella jamás separaba a las perso-nas por su status social, simplemente odiaba la hipocresía. Era una mujer que creía tanto en los valores, que en un punto podía parecer naíf.

–¿Por qué decidiste dejar Londres?–Creo que por el clima y por la muerte de Diana,

ya que nunca pude superar su muerte. Sin propo-nérmelo, comencé a pasar más tiempo entre mi casa en los Hamptons y mi departamento en Bue-nos Aires. La muerte de Diana es lo que más me ha sensibilizado en mi vida. Con el paso del tiempo empecé a darme cuenta de que debía vivir la vida más a pleno y disfrutar a mis amigos. Cuando no trabajé más para Ralph Lauren, empecé a pasar temporadas más largas en Buenos Aires. Después me convocaron para diseñar dos colecciones para La Dolfina, pero ahora estoy con otro proyecto.

–Hablemos de ese proyecto…–Se trata de un concepto totalmente nuevo en

la Argentina y que está vinculado con la decora-ción. Hace pocos meses lancé Bruggens, la única firma en América latina que se dedica a la pro-ducción y reproducción de obras de arte low cost. Una idea basada en la tradición y el espíritu de lo clásico y en donde un equipo de artistas puede concretar cualquier idea que tengas en mente a un precio muy accesible. Cada vez que visitaba la Argentina me daba cuenta de que comprar arte en este país es realmente muy caro. Con este em-prendimiento siento que cualquier persona pue-de vivir la magia de decorar su casa con buenas obras. Además, debo decir que esta idea también nació por mi deseo de dar trabajo a artesanos y a artistas argentinos. Nada me gusta más que pro-mover a la Argentina en el mundo y que no solo nos conozcan por el tango y la platería. Me hace muy feliz poder colocar a la decoración de nues-tro país en el mapa del mundo.•

Texto y producción: Rodolfo Vera CalderónFotos: Alejandro Querol e Ignacio Arnedo

“Planeo escribir sobre mi vida al lado de la princesa de Gales,

aunque confieso que me será difícil ser objetivo, porque fue una gran amiga. En cada línea que pienso, me pregunto si no

la estoy traicionando”