Riechmann, Jorge - Biomímesis

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Jorge Riechmann “Biomímesis” Publicado (en traducción catalana) en: Joaquín Valdivielso (coord.), Les dimensions socials de la crisi ecològica, Edicions UIB, Universitat de les Illes Balears 2004, p. 45-78. BIOMÍMESIS: UN CONCEPTO CLAVE PARA PENSAR LA SUSTENTABILIDAD Jorge Riechmann 1 "¿Cómo olvidar ni dudar que hemos salido del sol, y que él nos 'sostiene' y nos 'mantiene' en todos los sentidos de la palabra?" Juan Ramón Jiménez, 1941 2 “La industria moderna parece ser ineficaz en un grado tal que sobrepasa los poderes ordinarios de nuestra imaginación. Su ineficacia, por lo tanto, pasa desapercibida.” E.F. Schumacher, 1973 1 Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofía moral en la Universidad Autónoma de Madrid. Todo un primer tramo de su poesía, de 1979 a 2000, está reunido en Futuralgia (Calambur, 2011). Otros libros de poemas son Ahí te quiero ver (Icaria, 2005), Conversaciones entre alquimistas (Tusquets, 2007), Rengo Wrongo (DVD, 2008), Pablo Neruda y una familia de lobos (Creática eds., 2010), El común de los mortales (Tusquets, 2011) y Poemas lisiados (La Oveja Roja, 2011). Es autor de una treintena de ensayos (en solitario o en colaboración) sobre cuestiones de ecología política y pensamiento ecológico. Cabría destacar su "pentalogía de la autocontención" que componen los volúmenes Un mundo vulnerable, Biomímesis, Todos los animales somos hermanos, Gente que no quiere viajar a Marte y La habitación de Pascal (todos ellos en la editorial Los Libros de la Catarata, al igual que su reciente ensayo El socialismo puede llegar sólo en bicicleta). Escribe regularmente en su blog: http://tratarde.org/ 2 JRJ en Tiempo (1941); ahora en la edición de Seix Barral, Barcelona 2001, p. 85. 1

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Jorge Riechmann Biommesis

Publicado (en traduccin catalana) en: Joaqun Valdivielso (coord.), Les dimensions socials de la crisi ecolgica, Edicions UIB, Universitat de les Illes Balears 2004, p. 45-78.BIOMMESIS:

UN CONCEPTO CLAVE PARA

PENSAR LA SUSTENTABILIDAD

Jorge Riechmann

"Cmo olvidar ni dudar que hemos salido del sol, y que l nos 'sostiene' y nos 'mantiene' en todos los sentidos de la palabra?"

Juan Ramn Jimnez, 1941

La industria moderna parece ser ineficaz en un grado tal que sobrepasa los poderes ordinarios de nuestra imaginacin. Su ineficacia, por lo tanto, pasa desapercibida.

E.F. Schumacher, 1973

"Para que la especie humana sobreviva tiene que desarrollar una economa cclica en la que todos los materiales se obtengan de los grandes depsitos (aire, suelo y mar) y se devuelvan a ellos, y todo el proceso se mueva por energa solar".

Kenneth E. Boulding, 1978

Desde hace decenios, eclogos como Ramn Margalef, H. T. Odum o Barry Commoner han propuesto que la economa humana debera imitar la economa natural de los ecosistemas. El concepto de biommesis (imitar la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera) recoge esta estrategia, y a mi entender le corresponde un papel clave a la hora de dotar de contenido a la idea ms formal de sustentabilidad. Lo expuse ya, hace algunos aos, en un captulo de mi libro Un mundo vulnerable; voy a intentar desarrollarlo un poco ms en las pginas que siguen.

Advierto que no se trata de descubrir mediterrneos. En realidad no voy a exponer nada que la gente con un ideario inspirado por la ecologa no intuya o sepa ya; se trata ms bien de ordenar estas ideas de una manera nueva, alrededor de una categora biommesis que me parece esclarecedora, potente y persuasiva.Biommetica ingenieril

El trmino biommesis se us, en los aos noventa, dentro de disciplinas como la robtica, las ciencias de materiales, o la investigacin cosmtica, con un sentido ms restringido que el que propongo yo aqu. As, por ejemplo, cabe estudiar la locomocin de los insectos con vistas a desarrollar robots hexpodos que funcionen correctamente. La idea entre los investigadores de tales disciplinas ha sido ms la imitacin de organismos (o partes de estos) que la imitacin de ecosistemas (sin embargo, ste ltimo es el objetivo que a mi entender hemos de plantearnos primordialmente).

El arquetipo de esta biomimtica ingenieril, que se expresa desde 1991 en la revista Biomimetics, que funciona robando ideas a la naturaleza (y que tambin ha recibido los nombres de biognosis sobre todo en EE.UU. o binica), podran ser las alas que el mtico inventor griego Ddalo cre para que tanto l como caro pudieran volar (aunque una combinacin de cierta temeridad por parte de caro y algn fallo de diseo hizo que la hazaa terminase en tragedia, como es sabido!). Su hiptesis bsica es que la evolucin, a la larga, identifica soluciones ptimas; y por ello los seres vivos alcanzan a menudo una perfeccin funcional susceptible de estudiarse e imitarse.

Biommesis en sentido amplio

Allende esta biomimtica ingenieril, podemos tomar el principio de biommesis en un sentido ms amplio: se tratar, entonces, de comprender los principios de funcionamiento de la vida en sus diferentes niveles (y en particular en el nivel ecosistmico) con el objetivo de reconstruir los sistemas humanos de manera que encajen armoniosamente en los sistemas naturales.

No es que exista ninguna agricultura, industria o economa natural: sino que, al tener que reintegrar la tecnosfera en la biosfera, estudiar cmo funciona la segunda nos orientar sobre el tipo de cambios que necesita la primera. La biommesis es una estrategia de reinsercin de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales.La naturaleza, la nica empresa que nunca ha quebrado en unos 4.000 millones de aos segn el bilogo Frederic Vester, nos proporciona el modelo para una economa sustentable y de alta productividad. Los ecosistemas naturales funcionan a base de ciclos cerrados de materia, movidos por la energa del sol: sta es su caracterstica fundamental, si los contemplamos con mirada econmica.

Se trata de una economa cclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente de energa es inagotable en trminos humanos: la energa solar en sus diversas manifestaciones (que incluye, por ejemplo, el viento y las olas). En esta economa cclica natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran. Por el contrario, la economa industrial capitalista desarrollada en los ltimos dos siglos, considerada en relacin con los flujos de materia y de energa, es de naturaleza lineal: los recursos quedan desconectados de los residuos, los ciclos no se cierran.

En la reconstruccin de los sistemas de produccin imitando la produccin natural de la biosfera se halla a m entender la clave para sortear la crisis ecolgica: los insostenibles metabolismos lineales han de transformarse en metabolismos circulares. Los sistemas naturales tienen 3.500 millones de aos de experiencia en la creacin de sistemas de reciclaje eficientes y flexibles. Por qu debe esforzarse la industria en reinventar la rueda si ya se ha hecho toda la I+D?, se pregunta Gil Friend.

La fotosntesis como modelo

No se trata de redescubrir el Mediterrneo! El principio de biommesis aconseja, antes de ir a lo ms lejano, mirar en derredor. Pues lo ms importante puede ser lo ms cercano: por ejemplo, el tallo verde de hierba. Segn indica nuestro economista ecolgico ms importante, el sabio Jos Manuel Naredo:

El funcionamiento milenario de la biosfera ofrece un ejemplo modlico de sistema que se comporta de modo globalmente sostenible. El hecho de que la Tierra sea un sistema abierto en energa, pero cerrado en materiales (con la excepcin de los meteoritos), unido a que sea ms fcil convertir materiales de la corteza terrestre en energa, que energa en materiales, hacen de estos ltimos el principal problema de una gestin sostenible. Dado que los organismos en general, y los hombres muy particularmente, necesitan degradar energa y materiales para mantenerse en vida, la manera de evitar que ello redunde en un deterioro entrpico de la Tierra pasa por apoyar esa degradacin sobre el nico flujo renovable que se recibe del exterior (el procedente del Sol y sus derivados) manteniendo un reciclaje completo de los materiales utilizados. El fenmeno de la fotosntesis es el que ha posibilitado este comportamiento.

La fotosntesis de las plantas verdes es el modelo productivo prototpico al que debera imitar toda gestin humana sostenible de los recursos. Tiene, en efecto, cuatro caractersticas modlicas que Naredo ha destacado con acierto:

1. La energa que utiliza procede de una fuente inagotable a escala humana, asegurando as la continuidad del proceso.

2. Los convertidores (las plantas verdes) que transforman la energa solar en energa bioqumica se producen utilizando esa misma fuente de energa renovable.

3. El proceso productivo se basa en sustancias muy abundantes en la Tierra: agua, carbono, hidrgeno y oxgeno (ms pequeas cantidades de otros nutrientes, que constituyen menos del 1% del peso fresco total de la planta).

4. Los residuos vegetales, tras un proceso de descomposicin natural, regeneran en forma de humus la fertilidad del suelo, cerrndose as los ciclos de materiales.

Ms tiempo de rodaje

Observa los fenmenos naturales y encontrars en ellos un manantial inagotable de normas para el espritu, escriba Juan Ramn Jimnez hace casi un siglo, recogiendo un consejo que cabra rastrear en la historia de las ideas de lo que llamamos Occidente desde su mismo origen (o ms bien una de las fuentes de su plural origen): el pensamiento griego. Por eso, hay una objecin que surge de inmediato frente a las estrategias de biommesis: estamos de alguna forma reactualizando la viejsima tradicin de derecho natural o ticas de cuo naturalista, que pretenden deducir valores del mundo natural o ciertos rasgos del mismo, incurriendo as en falacia naturalista?

No es el caso. Se trata de imitar la naturaleza no porque sea una maestra moral, sino porque funciona. La biosfera es un sistema de ecosistemas perfectamente ajustado despus de varios miles de millones de aos de rodaje, autorreparacin, reajuste darwiniano continuo y adaptacin mutua (coevolucin) de todas las piezas de todos los complejsimos mecanismos; no es esttica, pero se mantiene en una estabilidad dinmica merced a sutiles mecanismos de retroalimentacin negativa que los cibernticos saben apreciar en su justo valor.

No es que lo natural supere moral o metafsicamente a lo artificial: es que lleva ms tiempo de rodaje.

LAS "LEYES" BSICAS DE LA ECOLOGA SEGN BARRY COMMONER Y NICHOLAS GEORGESCU-ROEGEN

1. Todo est relacionado con todo lo dems. La biosfera es una compleja red, en la cual cada una de las partes que la componen se halla vinculada con las otras por una tupida malla de interrelaciones.

2. Todas las cosas han de ir a parar a alguna parte. Todo ecosistema puede concebirse como la superposicin de dos ciclos, el de la materia y el de la energa. El primero es ms o menos cerrado; el segundo tiene caractersticas diferentes porque la energa se degrada y no es recuperable (principio de entropa).

3. La naturaleza es la ms sabia (o la naturaleza sabe lo que hace, traduccin del ingls nature knows better). Su configuracin actual refleja unos cinco mil millones de aos de evolucin por "ensayo y error": por ello los seres vivos y la composicin qumica de la biosfera reflejan restricciones que limitan severamente su rango de variacin.

4. En todos los procesos dentro de la biosfera, al final tendremos un dficit en trminos de materia-energa.

Contra el pansociologismo que niega la distincin entre naturaleza y sociedad

Otra de las objeciones que pueden alzarse contra el principio de biommesis sera: imitacin de la naturaleza? Imitar qu, si ya no puede distinguirse, o quiz nunca se pudo, entre naturaleza y sociedad? En otro contexto (una polmica contra la idea de sustentabilidad fuerte) as lo defiende, por ejemplo, el profesor de la Universidad de Mlaga Manuel Arias Maldonado, que investiga sobre cuestiones de democracia y sustentabilidad:

Resulta ya impracticable toda diferenciacin entre lo natural y lo social, especialmente si de la consecucin de la sustentabilidad se trata. La fusin de sociedad y naturaleza en medio ambiente supone que la sustentabilidad es, s, ordenacin de las relaciones de la sociedad con su entorno, pero que por esa misma razn puede afirmarse que se trata de la autoordenacin social, u ordenacin de un aspecto de lo social: lo medioambiental.

Es una idea tambin muy difundida entre los socilogos ambientales constructivistas. Ahora bien: hay que darse cuenta de que aqu, en esta suerte de pansociologismo, hay disfrazado, so capa de necesidad y evidencia, un nada necesario parti pris ideolgico. Resulta oportuno reconocer que, a medida que se expandan dentro de la biosfera los sistemas socioeconmicos humanos, a medida que aumentaba el podero de la tecnociencia y a medida que las sociedades ricas se apropiaban de ms y ms espacio ambiental, ha ido reducindose correlativamente la naturaleza silvestre incontaminada. Yo mismo he argumentado en este sentido en muchas ocasiones. Pero de ah a sostener que no puede distinguirse entre lo natural y lo social hay un salto que hemos de negarnos a dar. Pondr dos ejemplos para que se vea lo que quiero decir.

Poca duda cabe de que, antes de 1979, en el medio ambiente lunar no haba ni trazas de nada social o cultural; y despus de aquellos primeros viajes a la Luna de finales de los sesenta y principios de los setenta, aquellas trazas seguan siendo mnimas, y poda distinguirse con toda claridad lo natural de lo social. Hoy en da podemos asistir al comienzo de algo diferente: la Luna est madura para su desarrollo comercial, declaraba en septiembre de 2002 el director de la empresa estadounidense Transorbital, que prepara el primer alunizaje con fines de lucro para el 2003. Si este incipiente desarrollo comercial progresa, puede que dentro de un siglo nos sea tan difcil distinguir lo natural de lo social como en los ecosistemas ms intensamente artificializados y antropizados de la Tierra: pero no hay nada necesario en este desarrollo, y tambin podemos optar por declarar la Luna santuario e impedir que se altere demasiado.

Otro ejemplo: molculas de contaminantes organoclorados en la grasa de los seres vivos. Hoy son omnipresentes, con graves efectos sanitarios y medioambientales, a consecuencia de una poltica qumica que vamos tendiendo a valorar como desastrosa. Pero si optamos por aplicar y desarrollar el Convenio de Estocolmo sobre COP (Contaminantes Orgnicos Persistentes), dentro de dos o tres generaciones habrn desaparecido de los cuerpos de los seres vivos estas bombas qumicas de efecto retardado, y nos resultar ms fcil distinguir lo natural de lo social, en lo que a tejidos adiposos animales se refiere.

Lo que quiero decir con ello es que la posibilidad de distinguir mejor o peor entre lo natural y lo social est en funcin de que los seres humanos decidamos o no autolimitar nuestro impacto sobre la biosfera, y que esa decisin est en nuestras manos.

Una estrategia de reinsercin

Como deca antes, la biommesis es una estrategia de reinsercin de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales, o si se prefiere: reinsercin de la sociosfera y la tecnosfera dentro de la biosfera.

"El edificio debe ser una circunstancia natural del terreno", deca Frank Lloyd Wright, el patriarca de la arquitectura moderna en EE.UU., anticipndose a la poderosa corriente de "ecoarquitectura" y arquitectura bioclimtica que vendra despus. As con el resto de los sistemas humanos: deberan ser algo parecido a una circunstancia natural de la biosfera. El mayor poeta espaol del siglo XX, Juan Ramn Jimnez, recoga en el siguiente aforismo otros rasgos de lo que hoy damos en llamar biommesis: El mar lleno de detritus animales, vejetales y minerales, de detritus de dioses, y donde nos baamos, sin embargo, en agua pura, es una escelente norma para lo dems de nuestra vida.

A todos los niveles la biommesis parece una buena idea socioecolgica y econmico-ecolgica:

ecologa industrial, remedando los ciclos cerrados de los materiales en la biosfera;

agroecosistemas mucho ms cercanos a los ecosistemas naturales que la actual agricultura industrial quimizada;

qumica verde con procesos que permanezcan cerca de la bioqumica de la naturaleza;

biotecnologa ambientalmente compatible, con biomolculas artificiales donde sea preciso, pero guindonos por el proceder de la misma naturaleza, etc.

Hay que indicar, por ltimo, que la idea de biommesis est estrechamente relacionada con el principio de precaucin: para apartarnos de los modelos de la naturaleza necesitamos razones mucho ms fuertes, y conocimiento mucho ms fiable, que para seguirlos. Vemoslo con algn detalle.

Un control previo de compatibilidad con la biosfera

En cierto sentido, la lgica de la tecnociencia es la realizacin de todos los posibles: su paradigma de perfeccin se localiza en la eficacia, la capacidad de realizar cualquier tarea. Desde esta dinmica de la racionalidad tcnica, llegar a la conclusin de que algo no se puede hacer equivale a admitir un fallo. Se ve entonces, cmo hay un vnculo interno entre esa lgica de la tecnociencia y cierta idea de omnipotencia; as como una tendencia empricamente observable a actuar como si la naturaleza no existiera, como si la biosfera no tuviera consistencia ni estructura, findolo todo a la potencia tecnocientfica para construir y reconstruir indefinidamente una realidad supuestamente maleable. La imagen sera la de cera virgen en manos de un demiurgo-ingeniero.

Como hemos aprendido dolorosamente a lo largo del siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, estas ilusiones de omnipotencia y este no tener en cuenta a la naturaleza se saldan con terribles tiros que salen por la culata: basta pensar en los ejemplos de la difusin de los plaguicidas y otros compuestos organoclorados en la biosfera, el deterioro de la capa de ozono, el efecto de invernadero, los disruptores endocrinos, los residuos nucleares... Cada uno de estos casos puede interpretarse como el resultado trgico de haber sobrevalorado la potencia tecnocientfica, no haber investigado lo suficiente las posibles consecuencias no deseadas, y no haber tenido en cuenta cmo est estructurada la naturaleza.

Frente a esto, el principio de biommesis nos dice: la naturaleza no es cera virgen en manos del demiurgo-ingeniero. Tiene consistencia y estructura, que resultan de miles de millones de aos de evolucin geofsica y biolgica. En ella, ciertas novedades pueden encajar bien, y otras no. A la hora de introducir cambios sobre todo cambios tecnolgicos de amplio alcance--, para evitar sorpresas desagradables (bajo la forma de los trgicos tiros por la culata a los que antes nos referamos), hay que tener en cuenta a la naturaleza, introduciendo una suerte de control previo de compatibilidad con la biosfera. El reconocimiento de nuestra naturaleza terrestre y la sana prudencia que puede formalizarse como principio de precaucin as lo indican.

Cinco principios bsicos de sustentabilidad

A partir de la biommesis, del funcionamiento de los ecosistemas, podemos sugerir cinco principios bsicos para la reconstruccin ecolgica de la economa:

1. VIVIR DEL SOL como fuente energtica

2. CERRAR LOS CICLOS de materiales

3. NO TRANSPORTAR DEMASIADO LEJOS los materiales

4. EVITAR LOS XENOBITICOS como COP (contaminantes orgnicos persistentes), OMG (organismos transgnicos)...

5. RESPETAR LA DIVERSIDAD.

El primero de tales principios, VIVIR DEL SOL, a estas alturas del debate econmico-ecolgico, debera resultar evidente. La inagotable fuente de energa que nutre a prcticamente toda la vida sobre nuestro planeta ha de ser tambin la que mueva los ciclos productivos de la economa humana. Las energas fsiles (carbn, petrleo, gas natural) estn agotndose al mismo tiempo que desequilibran el clima del planeta, y tenemos inexorablemente que plantearnos el cambio de base energtica de nuestra civilizacin industrial. La nica economa reproducible a largo plazo ser la basada en las energas renovables (es decir: en ltimo trmino, en el aprovechamiento diversificado del flujo inagotable de energa solar). Por eso necesitamos una "estrategia solar" para la salida de los combustibles fsiles y la energa nuclear, y la construccin de un sistema energtico basado en las energas renovables (solar trmica y solar fotovoltaica, elica, biomasa, etc). Los depsitos an existentes de energas fsiles slo hemos de considerarlos como una "red de seguridad" mientras dure esa transicin.

CERRAR LOS CICLOS de materiales, dice el segundo principio. Un eslogan potente en este sentido es el de la basura es comida (waste equals food) propuesto por William McDonough y Michael Braungart. Los mismos autores quieren avanzar desde los ciclos de vida de la cuna a la tumba para los productos y materiales hacia ciclos de la cuna a la cuna, sugiriendo as de forma muy plstica la idea del cierre de ciclos.

Una economa ecologizada distinguira entre dos tipos de metabolismo econmico: todo lo que fuera a parar al metabolismo biolgico de la naturaleza sera perfectamente biodegradable, y no contendra txicos en absoluto; por otro lado, lo que fuera al metabolismo industrial circulara una y otra vez en ciclos cerrados, sin mezclarse con el metabolismo biolgico. As, todos los productos de la economa seran clasificados o bien como nutrientes biolgicos o bien como nutrientes tcnicos. El planteamiento en cualquier caso ha de ser residuo cero, en el sentido de que los residuos de los procesos productivos seran aprovechados ntegramente como materia prima igual que sucede en los ciclos de materiales que se dan en la biosfera.

El tercer principio aconseja NO TRANSPORTAR DEMASIADO LEJOS. En la naturaleza, el transporte vertical (propio del reino vegetal) predomina ntidamente sobre el transporte horizontal (privilegio de los animales), y el transporte horizontal a larga distancia es una absoluta rareza.

Los ciclos biolgicos que prevalecen en tierra firme son los del mundo vegetal, que hace circular materiales en sentido casi exclusivamente vertical. Los seres vivos que se desplazan en sentido horizontal los animalesrepresentan una fraccin muy pequea de la biomasa terrestre, y adems no se prodigan en viajes gratuitos: la naturaleza terrestre est, en esencia, fija. Los grandes viajeros (aves migratorias, salmones que remontan ros...) son ms bien excepciones que confirman la regla. De ah el conflicto con el transporte masivo de materiales a larga distancia que ponen en marcha las sociedades industriales modernas:

Dado que los ecosistemas naturales terrestres han ido autoorganizndose mayoritariamente sobre la base de los ciclos verticales y cercanos, estn muy mal adaptados para soportar movimientos horizontales masivos en su seno, como los que genera el actual sistema de transporte. Sus estructuras primordiales (suelo superficial, comunidades vegetales, interconexiones ecolgicas, etc.) presentan una gran fragilidad frente al incremento de los desplazamientos horizontales. En consecuencia, el transporte tiene que abrirse paso a travs de unos ecosistemas naturales terrestres que no estn diseados para soportarlo, y en su avance va fraccionando y empobreciendo estos ecosistemas...

De ah que, para lograr sociedades sustentables, aplicar el principio de biommesis induzca a minimizar el transporte horizontal a larga distancia, e intentar que los sistemas humanos se recentren sobre el territorio. Desarrollo sostenible es desarrollo autocentrado, produccin limpia es produccin de proximidad: sobre esto no deberan caber dudas.

En cuarto lugar, se trata de EVITAR LOS PRODUCTOS XENOBITICOS, es decir, aquellos productos qumicos u organismos producidos artificialmente que resultan extraos para los sistemas naturales. Los estudios ms recientes muestran cmo cantidades minsculas de contaminantes pueden causar con el tiempo efectos desastrosos sobre los sistemas biolgicos: lo que hemos aprendido en los aos noventa sobre disruptores hormonales invita a extremar la prudencia. En cuanto a los organismos transgnicos, les he dedicado bastante atencin en otras obras.

RESPETAR LA DIVERSIDAD es el quinto pero no por ello menos importante principio bsico. No har falta insistir en la enorme, estupefaciente diversidad que caracteriza a la vida sobre nuestro planeta: esa diversidad a todos los niveles genes, organismos, poblaciones, ecosistemases una garanta de seguridad en un mundo cambiante. Por eso, tambin aqu la biommesis es un buen principio orientador: la economa humana ha de construirse respetando las singularidades regionales, culturales, materiales y ecolgicas de los lugares. La flexibilidad de los sistemas humanos ha de permitir hacer frente a los imprevistos, y proporcionar los bienes y servicios necesarios para las personas y comunidades que en s mismas son entes cambiantes.

Ciclos de materiales cerrados, sin contaminacin y sin toxicidad, movidos por energa solar, adaptados a la diversidad local: sta es la esencia de una economa sustentable. Cuando se trata de produccin industrial, suele hablarse en este contexto de produccin limpia.

Uno se siente tentado de sugerir un sexto principio: NO LLENARLO TODO, dejando suficiente espacio ambiental para los dems. Vemoslo con algn detalle.

Espacio ambiental

En rigor, el posible punto 6 NO LLENARLO TODO-- no tiene que ver tanto con la biommesis como con la justicia. En condiciones ambientales favorables disponibilidad de energa, sobre todo--, un organismo o una poblacin tendern en la naturaleza a multiplicarse sin freno. Los frenos vienen desde fuera, proceden de los mltiples mecanismos de retroalimentacin y reequilibrio que operan en los ecosistemas: as es como organismos y poblaciones se encuentran constreidos a su propio espacio ambiental.

En el caso de los seres humanos, esta heterolimitacin externa resulta indeseable: aparecer, por ejemplo, como catstrofe ecolgica cuando se minan las bases naturales que proporcionan sustento a una sociedad. Lo deseable sera no llegar ah, sino ser colectivamente capaces de autolimitarnos sin llegar a sobrepasar lmites ecolgicos crticos, y al mismo tiempo siendo conscientes de los problemas de justicia implicados en esa cuestin.

El concepto de espacio ambiental es clave para ayudar a entender la relacin entre sustentabilidad y justicia. Se desarroll en los aos noventa, en relacin con las metodologas de la huella ecolgica. Cunta gente y qu nivel de consumo puede soportar un territorio? Lo que la huella ecolgica hace es intentar responder a esta pregunta: para ello pone de cabeza el concepto de capacidad de carga y en lugar de calcular la poblacin que puede soportar un territorio, lo que hace es calcular el territorio que necesita una determinada poblacin. Recordemos un par de ideas:

EL CONCEPTO DE HUELLA ECOLGICA

Huella ecolgica: rea de territorio productivo o ecosistema acutico necesaria para producir los recursos y para asimilar los residuos producidos por una poblacin definida con cierto nivel de vida especfico, dondequiera que se encuentre este rea.

La justa porcin de tierra: el territorio ecolgicamente productivo disponible por persona en la Tierra: alrededor de 15 hectreas. La justa porcin de ocano es poco ms de 05 hectreas. Sumndolos, y restando cierta superficie protegida para la conservacin de la biodiversidad, tendramos la idea de justa porcin de espacio ambiental: aproximadamente 17 hectreas por persona.Para ampliar informacin: Mathis Wackernagel y William Rees, Nuestra huella ecolgica Reduciendo el impacto humano sobre la Tierra, Ediciones LOM/ Instituto de Ecologa Poltica, Santiago de Chile 2001 (el original ingls es de 1996).

Es evidente que, en una biosfera finita, el espacio ambiental globalmente disponible es tambin finito. Tiene lmites (en parte flexibles) que constituyen barreras para las actividades humanas; ignorar estos lmites conducir probablemente a desastres biosfricos. Para mantenernos dentro de la sustentabilidad, se debe mantener el nivel de flujo de recursos dentro de los lmites del espacio ambiental disponible. Pero el consumo promedio, a comienzos del siglo XXI, equivale a 23 hectreas por persona (lo que ya est por encima del nivel de sostenibilidad), con enormes diferencias entre los ricos y los pobres del planeta.

Suelo agrcola0.25 ha

Pastos0.6 ha

Bosques0.6 ha

Suelo construido0.06 ha

Mar0.5 ha

TOTAL2 ha

Menos suelo para la proteccin de la biodiversidad- 12%

Espacio ambiental (o capacidad ecolgica) per cpita1.7 ha

El concepto de (justa porcin de) espacio ambiental apunta a la enorme desigualdad en el uso de recursos a escala global. As, el africano tpico consume recursos equivalentes a 14 hectreas, el europeo promedio 5 hectreas, el estadounidense tpico 96 : los ms ricos nos hemos apropiado de una parte excesiva del espacio ambiental global, y con ello privamos a la mayor parte de la humanidad de la base de recursos necesaria para poder progresar.

El nico criterio distributivo para el espacio ambiental que parece ticamente justificable es un principio de igualdad: iguales porciones de espacio ambiental para todos y cada uno de los seres humanos. Que cada habitante de la Tierra tenga igualdad de derechos al patrimonio natural de sta.

Como cualquier derecho, el derecho a los recursos naturales tambin est limitado por los derechos de los dems. Dado el derecho a disfrutar de los servicios esenciales de la naturaleza pertenece a todos (incluso a las generaciones futuras y a los seres vivos no humanos), los lmites del espacio ambiental disponible restringen el uso de este derecho. Si bien las clases consumistas no tienen ningn derecho ala apropiacin excesiva, los infraconsumidores tampoco pueden llegar a consumir al nivel de ellas; ambos deben acercarse a niveles justos y ecolgicamente benignos, mantenindose dentro de los lmites de la sustentabilidad biofsica. (...) Segn clculos aproximados, el Norte global tendra que reducir su uso del espacio ambiental en un factor de 10, es decir entre el 80 y el 90%, durante los prximos cincuenta aos.

Espacio ambiental que no podemos olvidarlo compartimos tambin con incontables seres vivos no humanos... Como escribi hace aos el poeta estadounidense Gary Snyder, incluso si se lograse la justicia social y econmica para toda la gente, seguira existiendo una necesidad drstica de justicia ecolgica, lo que significa dejar mucha tierra y agua para que los seres no humanos puedan vivir su vida.

Y qu ocurre con la ecoeficiencia?

Cabe preguntar: no deberamos haber incluido la ecoeficiencia hacer ms con menos-- como uno de los principios derivados de la biommesis? La observacin de la naturaleza, nos autoriza a extraer un principio de ecoeficiencia?Creo que hay que contestar negativamente. Es verdad que los seres vivos son altamente eficientes en el uso de la materia-energa, lo cual no debera resultar nada sorprendente (la evolucin biolgica los ha diseado para ello). Pero en la naturaleza encontramos tambin rasgos de pltora, de superabundancia, de despilfarro: no hay ms que pensar en cmo se difunden las semillas de las plantas o las larvas de los insectos...

Los ecosistemas maduros son poco productivos; los que resultan ms tiles para los seres humanos (en trminos de cosecha de biomasa) son ecosistemas jvenes y desequilibrados. En efecto, es sabido que los diferentes estadios de un ecosistema en el tiempo (avanzando desde la menor hacia la mayor complejidad) reciben el nombre de sucesin. En la fase final (denominada clmax) la estabilidad es grande pero la productividad (en trminos de produccin primaria neta de materia orgnica o biomasa) muy pequea: se tiende al equilibrio metablico, es decir, no se crea apenas biomasa nueva, sino que prcticamente toda la energa captada por la fotosntesis se invierte en respiracin.

Resulta evidente, a tenor de lo expuesto, que los seres humanos en cuanto explotadores de la biomasa de los ecosistemas no tienen inters en los estados clmax (de gran complejidad y estabilidad, pero de poca productividad) sino en los ecosistemas jvenes (caracterizados por su escasa diversidad, su inestabilidad y su mayor productividad). La explotacin humana favorece la regresin desde las etapas clmax a estadios anteriores, o bien detiene la sucesin en etapas juveniles de los ecosistemas. Los ecosistemas viejos, complejamente estructurados y ricos en diversidad --como los arrecifes de coral o los bosques tropicales-- son por todo ello inadecuados para la explotacin humana, y muy frgiles ante sta.

"Las caractersticas del desarrollo en los sistemas naturales hacen que ste tienda al incremento de estructura y complejidad por unidad de flujo de energa --estrategia de mxima proteccin--, lo que contrasta con el propsito humano de mxima produccin --es decir, de obtencin del mximo rendimiento posible. Este es el primer principio que se debe reconocer cuando se estudia el conflicto entre el hombre y la naturaleza (...). La oposicin ntima entre explotacin y sucesin est en el centro de todos los problemas de conservacin de la naturaleza. Por ejemplo, el fin de la agricultura o de la industria forestal es obtener altas tasas de produccin de productos fcilmente recolectables con poco material acumulado en el ambiente, es decir, un cociente entre la produccin y la biomasa elevado. Por el contrario la naturaleza tiende a la elevacin del cociente inverso, es decir, entre la biomasa y la produccin".

De forma que la ecoeficiencia puede ser una meta deseable, pero no parece que la podamos derivar directamente de la idea de biommesis. Por otra parte, la ecoeficiencia no puede constituir el eje central de una estrategia de desarrollo sostenible (mientras que la idea de biommesis s que constituye el corazn de la sustentabilidad, a mi entender). Vemoslo en un pargrafo aparte.

Algunas consideraciones crticas sobre ecoeficiencia

La ecoeficiencia puede contribuir a reducir la destructividad de los sistemas industriales actuales quiz slo temporalmente--, pero no es capaz de proporcionar la reorientacin fundamental, estructural, que resulta necesaria. McDonough y Braungart han insistido en contraponer las estrategias de ecoeficiencia por las que han optado las empresas sensibles a la problemtica del desarrollo sostenible en los aos noventa con lo que ellos llaman ecoefectividad, y que est muy cerca de nuestra nocin de biommesis. Ello queda recogido en el recuadro siguiente:

SITUACIN ACTUAL (SISTEMAS PRODUCTIVOS INSOSTENIBLES)ESTRATEGIA DE ECOEFICIENCIAESTRATEGIA DE BIOMMESIS (ECOEFECTIVIDAD)

Se lanzan anualmente millones de toneladas de material txico al medio ambienteSe lanzan anualmente menos toneladas de material txico al medio ambienteNo se introducen materiales peligrosos en el medio ambiente

La prosperidad se mide por la actividad, no por el resultadoLa prosperidad se mide por una menor actividadSe mide la prosperidad por cunto capital natural podemos acrecentar de forma productiva; se mide la productividad por el nmero de personas que estn empleadas en trabajos con sentido; y se mide el progreso por el nmero de edificios que no emiten contaminacin a los aires o las aguas

Se requieren miles de normas complejas para evitar que la gente y los ecosistemas se envenenen demasiado rpidamenteSe requieren al menos tantas normas complejas para evitar que la gente y los ecosistemas se envenenen demasiado rpidamente, o quiz incluso msNo requiere normas cuyo propsito es impedirnos que nos suicidemos demasiado deprisa

Se producen materiales tan peligrosos que requerirn vigilancia constante por parte de las generaciones futurasSe producen menos materiales peligrosos que requerirn vigilancia constante por parte de las generaciones futurasNo se produce nada que requiera vigilancia por parte de las generaciones futuras

Se producen gigantescas montaas de desperdiciosSe producen montaas de desperdicios ms pequeasNo se producen desperdicios

Se entierran materiales valiosos por todo el planeta, en agujeros de donde despus no pueden recuperarseSe entierran menos materiales valiosos por todo el planeta, en agujeros de donde despus no pueden recuperarseTodos los materiales valiosos se reutilizan

Se erosiona gravemente la diversidad de las especies biolgicas y las prcticas culturalesSe estandariza y homogeneiza la diversidad de las especies biolgicas y las prcticas culturalesSe celebra la abundancia de diversidad biolgica y cultural y de renta solar

Fuente: adaptado de William McDonough y Michael Braungart: The next industrial revolution, The Atlantic, octubre 1998

El objetivo de las estrategias de ecoeficiencia es minimizar el impacto ambiental por unidad de producto. Sin embargo, por s mismas, resultarn insuficientes para hacer frente a la crisis ecolgica.

Las razones pueden intuirse considerando un ejemplo concreto. Los aceites minerales y disolventes empleados en la fabricacin de automviles son responsables de una elevada incidencia de cnceres de estmago, esfago, recto y piel entre los trabajadores del sector; muchos de estos productos pueden sustituirse por aceites vegetales inocuos, lo cual constituira un progreso indudable hacia la produccin limpia. Sin embargo --y dejando de lado el espinoso problema del carcter insostenible de un sistema de transporte basado en el automvil privado--, generalizar estas sustituciones exigira aumentar el cultivo de las plantas que proporcionan dichos aceites vegetales, y ello podra incrementar la contaminacin producida por prcticas agrcolas insostenibles, y tambin reducir la produccin de alimentos en un mundo donde muchos pasan hambre.

La ecoeficiencia resulta imprescindible, pero tambin es insuficiente si no se combina con el desarrollo de una cultura del autocontrol de la mesura, de la suficiencia. En ocasiones, adems de reducir el impacto ambiental por unidad de producto, puede ser necesario en nuestras sociedades sobredesarrolladas limitar la cantidad de producto. Es cierto que una economa sustentable (preservadora de recursos y no contaminante) no es necesariamente una economa de crecimiento cero, y es cierto que una economa de crecimiento cero puede ser despilfarradora y antiecolgica. Lo que necesitamos es una economa sustentable, biomimtica en el sentido que explicitamos en este ensayo, y no necesariamente una economa de crecimiento cero; pero no hay posible economa sustentable sin reconocer y respetar los lmites al crecimiento.

Una lista abierta de principios bsicos para el desarrollo sostenible

Por otra parte, no cabe dudar que la eficiencia es un valor econmico general, de manera que, a igualdad de las dems circunstancias, un sistema eficiente siempre ser preferible a uno ineficiente. Y tambin parece claro que los actuales e insostenibles sistemas industriales son escandalosamente ineficientes en trminos ecolgicos (como deploraba E.F. Schumacher, hace treinta aos, en la cita que abre este captulo).

De hecho, una ventaja de la biommesis es que, dado que tanto la naturaleza como la tecnologa estn limitadas por la disponibilidad de la energa y su coste, una estrategia de biommesis --sobre todo en un mundo de precios altos para la energa-- dar mucho de s en trminos de ecoeficiencia. Los organismos vivos han evolucionado durante millones de aos hacia la mayor eficiencia energtica: seguramente no es poco lo que se puede aprender de ellos.

Todo lo anterior conduce a aadir la ecoeficiencia como un principio de desarrollo sostenible adicional (no derivado de la idea de biommesis). Ah se unir al principio de justicia ambiental no llenarlo todo, y a otros que han de aadirse a esta lista abierta (en su apartado (b)).RESUMEN: LISTA ABIERTA DE PRINCIPIOS BSICOS

DE DESARROLLO SOSTENIBLE

(a) DERIVADOS DE LA BIOMMESIS

1. VIVIR DEL SOL como fuente energtica

2. CERRAR LOS CICLOS de materiales

3. NO TRANSPORTAR DEMASIADO LEJOS los materiales

4. EVITAR LOS XENOBITICOS como COP (contaminantes orgnicos persistentes), OMG (organismos transgnicos)...

5. RESPETAR LA DIVERSIDAD

(b) CON OTRO ORIGEN

NO LLENARLO TODO, dejando suficiente espacio ambiental para los dems

AUMENTAR SISTEMTICAMENTE LA ECOEFICIENCIA, obteniendo mayor bienestar humano con menores insumos de energa y materiales

...

Final: sobre equilibrios desequilibrados

Un aspecto a mi juicio importante de la nocin de biommesis es que permite o facilita al menos disipar un generalizado equvoco en torno a otro concepto importante para la ecologizacin de la sociedad: el de economa de estado estacionario (steady-state economics), introducido ya por los economistas clsicos (como Ricardo o Mills) y que elabor hace algunos aos Herman E. Daly. Tambin cabra verterlo al castellano por economa en equilibrio.

En efecto, lastra a la idea de una economa en estado estacionario la connotacin de estancamiento, de detencin de la mejora humana. Pero si pensamos en ello desde la nocin de biommesis, el equvoco se desvanece: se trata de un estado estacionario referido a los ciclos de materia y los flujos de energa a travs del sistema econmicocomo el de la biosfera, es decir, caracterizado por la dinmica evolutiva, el surgimiento continuo de lo nuevo, y la diversidad inacabable que enriquece la experiencia. Todo lo contrario del estancamiento, por tanto: una sucesin de cuasi-equilibrios permanentemente en movimiento, a la que tambin podemos considerar un tipo de equilibrio quiz un equilibrio metaestable. Vale la pena profundizar un momento en esta reflexin.

La crisis ecolgica nos hace pensar en desequilibrios: desequilibrios energticos, territoriales, en los flujos de materiales... Por otro lado, se ha de reconocer que, como escribe el socilogo ambiental Graham Woodgate, debemos aceptar que nunca alcanzaremos la sostenibilidad, porque no es un estado sino un proceso: nunca alcanzaremos una posicin de equilibrio que se pueda mantener indefinidamente. Y entonces?

Una imagen para visualizar la sostenibilidad: el equilibrista sobre el sendero escarpado o la cuerda floja. Equilibrio dinmico: el funmbulo ha de avanzar para mantenerse en equilibrio. Los equilibrios posibles para nosotros no son estticos ni cmodos, no cabe dar nada por sentado (hermosa imagen, si pensamos la expresin en su literalidad!).

Se intuye la necesidad de (re)construir una red de seguridad por debajo del equilibrista. La expansin en el desarrollo de las capacidades humanas ha de ir de consuno con una potente autolimitacin en el metabolismo entre las sociedades humanas y la naturaleza. A ese punto de equilibrio podemos llamarlo desarrollo sostenible. Pero qu equilibrio?

Recordemos que, para el fsico y premio Nobel Ilya Prigogine, los sistemas vivos, y la biosfera en su conjunto, son sistemas apartados del equilibrio que tienen eficientes estructuras disipativas para extraer el desorden. En trminos termodinmicos, equilibrio es muerte. Por otro lado, al menos desde la publicacin de aquel potente libro del eclogo Daniel Botkin, Armonas discordantes, no podemos seguir empleando la expresin equilibrio ecolgico con ingenuidad... Como escribi Ramn Folch, equilibrio ecolgico es una figura potica para evocar la interaccin sistmica que se establece entre los componentes de un ecosistema. Es una metfora sacralizada por los amantes de las simplificaciones y los fundamentalismos. A lo mejor, ni siquiera existe.

Habr quiz que pensar en un metaequilibrio, una proporcin o razn de nuestros vitales desequilibrios. Una idea esencial en este contexto es la de dejar margen para la incertidumbre. Escribi Nicholas Georgescu-Roegen en 1972: ...quien crea que puede disear un plan para la salvacin ecolgica de la especie humana no comprende la naturaleza de la evolucin, y ni siquiera la de la historia, que es la de una lucha permanente bajo formas siempre nuevas, no la de un proceso fsico-qumico predecible y controlable como los de cocer un huevo o enviar un cohete a la Luna. En este mismo sentido, Ramn Margalef: ...es como si la naturaleza se reservara siempre el derecho de introducir cosas absolutamente imprevisibles y capaces de trastocar nuestros esquemas. Hay que aceptarlo as y no se le pueden dar ms vueltas.

Hay que dejar margen para la contingencia y la incertidumbre, porque podemos intentar orientar la evolucin de sistemas complejos, pero nunca vamos a tener certeza sobre los resultados. Esto quiere decir, por ejemplo, que si el maximum sustainable yield de un caladero determinado son 10.000 toneladas de una determinada especie de pez al ao, ser prudente limitar las capturas a 5.000 toneladas; y que los bancos de germoplasma no son una buena alternativa a la conservacin de variedades vegetales (silvestres y domesticadas) in situ.

Una reflexin final

La biosfera tiende a la diversificacin. La sociedad industrial que conocimos en los siglos XIX y XX y que hoy tiene que cambiar propende a la homogeneizacin: otro avatar (y no de los menos importantes) de Eros contra Tnatos.

Tanto en arquitectura como en mejora vegetal por poner dos ejemplos--, la sociedad industrial no busca creaciones bien adaptadas al entorno, sino que ms bien genera entornos artificiales adecuados a la vivienda o la planta en cuestin con un coste inmenso en trminos de impacto social y ambiental.

La estrategia ecolgica, basada en el principio de biommesis, es justo la contraria: edificios y cultivos bien adaptados a las condiciones ecolgicas locales, y que por eso mismo causan un impacto socioambiental mnimo.

Nuestro mundo est lleno. Como cuando uno duerme con su pareja en una cama estrecha (y quiz incluso con un perrito a los pies y un par de gatos en la cabecera: habr que encontrar la forma de acomodarse todos. El codo no puede hincarse en la espalda del otro o la otra, las piernas han de entrecruzarse razonablemente, hay que evitar las patadas a los animales: formas y espacio deben acoplarse respetando algo semejante a la armona. As, los sistemas humanos en el lecho hoy achicado y ensuciado, pero cun clido y apeteciblede la biosfera.

Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofa moral en la Universidad Autnoma de Madrid. Todo un primer tramo de su poesa, de 1979 a 2000, est reunido en Futuralgia (Calambur, 2011). Otros libros de poemas son Ah te quiero ver (Icaria, 2005), Conversaciones entre alquimistas (Tusquets, 2007), Rengo Wrongo (DVD, 2008), Pablo Neruda y una familia de lobos (Cretica eds., 2010), El comn de los mortales (Tusquets, 2011) y Poemas lisiados (La Oveja Roja, 2011). Es autor de una treintena de ensayos (en solitario o en colaboracin) sobre cuestiones de ecologa poltica y pensamiento ecolgico. Cabra destacar su "pentaloga de la autocontencin" que componen los volmenes Un mundo vulnerable, Biommesis, Todos los animales somos hermanos, Gente que no quiere viajar a Marte y La habitacin de Pascal (todos ellos en la editorial Los Libros de la Catarata, al igual que su reciente ensayo El socialismo puede llegar slo en bicicleta). Escribe regularmente en su blog: http://tratarde.org/

JRJ en Tiempo (1941); ahora en la edicin de Seix Barral, Barcelona 2001, p. 85.

Jorge Riechmann, Un mundo vulnerable, Los Libros de la Catarata, Madrid 2000, p. 117-118.

Vase la historia del robot Rhex en HYPERLINK http://www.eecs.umich.edu/~ulucs/rhex.html www.eecs.umich.edu/~ulucs/rhex.html (pgina web consultada el 25 de septiembre de 2002).

Julian F.V. Vincent: Stealing ideas from nature, en S, Pellegrino (ed.), Deployable Structures, Springer Verlag, Viena.

No se me oculta, claro, que el trmino mmesis (o mimesis) ha desempeado un papel central en una corriente filosfica del siglo XX: la teora crtica de Teodor W. Adorno y Max Horkheimer. En su caso se refera al mbito de la corporalidad, a los impulsos innatos de imitacin, a la tendencia a disolverse en el ambiente, a la reaccin natural de compasin por el dolor de los otros, y a la naturaleza interna del ser humano en su afinidad con la naturaleza exterior de la que procede; tiene que ver tambin con la pulsin de muerte freudiana y con la entropa termodinmica (puede verse al respecto Max Horkheimer, La rebelin de la naturaleza, captulo 3 de Crtica de la razn instrumental, Trotta, Madrid 2002; Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialctica de la ilustracin, Trotta, Madrid 1994; varios textos de Theodor W. Adorno en Minima moralia, Taurus, Madrid 1998; y Marta Tafalla, Mimesis, captulo 3 de Theodor W. Adorno Una filosofa de la memoria, Herder, Barcelona 2003). Como se ver, mi idea de la biommesis no tiene gran cosa que ver con este complejo concepto adorniano- horkheimeriano: se trata de una idea menos filosfica, menos polismica y ms de tejas para abajo; y para nada vinculada con la entropa de la naturaleza, sino al contrario, con las tendencias antientrpicas de la vida.

Fuera de esta primordial fuente de energa natural quedaran slo fenmenos de energa gravitatoria (que influyen en las mareas, por ejemplo) y geotrmica (fuentes termales, etc.).

Citado por Ramn Pastor, Introduccin al concepto de ecologa industrial, en la Primera Conferencia Europea de Ecologa Industrial (Forum Ambiental Ecomed-Pollutec), Barcelona, 27 y 28 de febrero de 1997.

Jos Manuel Naredo: Sostenibilidad, diversidad y movilidad horizontal en los modelos de uso del territorio, en AA.VV.: Primer catlogo espaol de buenas prcticas (preparado para la Conferencia de NN.UU. sobre Asentamientos Humanos, Estambul, junio de 1996), MOPTMA, Madrid 1996, p. 33.

Juan ramn Jimnez, Ideoloja (ed. de Antonio Snchez Romeralo), Anthropos, Barcelona 1990, p. 141.

Esta ley cuarta no es sino una de las posibles formulaciones del principio de entropa o segunda ley de la termodinmica, de incalculable importancia a la hora de pensar la relacin entre sociedades humanas y biosfera. Puede verse una introduccin breve en Jorge Riechmann: Por qu los muertos no resucitan y el reciclado perfecto es imposible, captulo II.1 de Francisco Fernndez Buey y Jorge Riechmann: Ni tribunos. Ideas y materiales para un programa ecosocialista (Siglo XXI, Madrid 1996). El clsico para esta cuestin es el economista rumano Nicholas Georgescu-Roegen: un artculo suyo luminoso y accesible es "Qu puede ensear a los economistas la termodinmica y la biologa?", en la compilacin de Federico Aguilera Klink y Vicent Alcntara De la economa ambiental a la economa ecolgica (Icaria, Barcelona 1994).

Manuel Arias Maldonado: Sustentabilidad, democracia y poltica verde, ponencia en el Primer Congreso Iberoamericano de tica y Filosofa Poltica, Alcal de Henares, 16 al 20 de septiembre de 2002.

Abundantes ejemplos en Michael Redclift y Graham Woodgate: Sociologa del medio ambiente, McGraw Hill/ Interamericana de Espaa, Madrid 2002.

Que por aadidura aunque esto no nos interese aques incoherente con la construccin de Arias Maldonado en el resto de su ponencia/ artculo, pues luego tiene que distinguir entre el capital natural, constituido por aquellos aspectos del mundo natural que son empleados o son potencialmente empleables en el sistema econmico y social humano y el capital hecho por el hombre: es decir, necesita para el resto de su construccin doctrinalque sean diferenciables el capital natural y el capital manufacturado.

Vase, por ejemplo, Jorge Riechmann, La crisis ecolgica: un desafo para los trabajadores, en Jorge Riechmann y Francisco Fernndez Buey, Trabajar sin destruir. Trabajadores, sindicatos y ecologa, Eds. HOAC, Madrid 1998, p. 78-79.

Juan ramn Jimnez, Ideoloja (ed. de Antonio Snchez Romeralo), Anthropos, Barcelona 1990, p. 392.

Sobre el principio de precaucin vase Jorge Riechmann y Joel Tickner, El principio de precaucin: de las definiciones a la prctica, Icaria, Barcelona 2002.

Cf. Evandro Agazzi, El bien, el mal y la ciencia. Dimensiones ticas de la empresa cientfico-tecnolgica, Tecnos, Madrid 1996, p. 213-215.

Para desplegar estas perspectivas, nada mejor que dos libros bsicos de Hermann Scheer (Estrategia solar, Plaza y Jans, Barcelona 1993; y Economa solar global, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2000) y otros dos de Emilio Menndez (Las energas renovables: un enfoque poltico ecolgico, y Energas renovables, sustentabilidad y creacin de empleo, ambos en Los Libros de la Catarata, Madrid, 1997 y 2001 respectivamente).

William McDonough y Michael Braungart: The next industrial revolution, The Atlantic, octubre 1998 (versin electrnica en www.theatlantic.com/issues/98oct/industry.htm).

William McDonough y Michael Braungart: Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things, North Point Press, New York 2002. Ambos autores son tambin socios en una consultora de diseo industrial, y su pgina web tiene cosas de mucho inters: www.mbdc.com.

McDonough y Braungart: The next industrial revolution, op. cit.

Sara del Ro: Residuo cero, en Boletn Greenpeace 2002/III, p. 30-31.

Sobre este asunto Antonio Estevan y Alfonso Sanz, Las races del conflicto entre el transporte y el medio ambiente, en su libro Hacia la reconversin ecolgica del transporte en Espaa, Los Libros de la Catarata, Madrid 1996, p. 27-29.

Estevan y Sanz, op. cit., p. 29.

T. Colborn/ J.P. Myers/ D. Dumanoski: Nuestro futuro robado. Ecoespaa Editorial (con el apoyo de CODA, Greenpeace, Vida Sana y WWF-ADENA), Madrid 1997. Una notable cantidad de informacin sobre disruptores endocrinos en esta pgina web del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS): HYPERLINK "http://www.istas.net/ma/decops" www.istas.net/ma/decops.

Me refiero a mis dos libros Cultivos y alimentos transgnicos: una gua crtica (Los Libros de la Catarata, Madrid 2000) y Qu son los alimentos transgnicos (Integral/ RBA, Barcelona 2002).

Una introduccin al respecto en Estefana Blount, Luis Clarimn, Ana Corts, Dolores Romano y Jorge Riechmann (coords.): Industria como naturaleza. Hacia la produccin limpia, Los Libros de la Catarata, Madrid, en prensa.

Son clculos de WWF elaborados a partir de los datos de 1999, y hechos pblicos en 2002, en su informe Planeta vivo 2002.

Abord esta cuestin con ms detalle en Mitad y mitad: tres principios bsicos de justicia ecolgica, captulo 6 de mi libro Todos los animales somos hermanos, Publicaciones de la Universidad de Granada 2003.

Wolfgang Sachs (coord.), Equidad en un mundo frgil. Memorndum para la cumbre mundial sobre desarrollo sustentable, Fundacin Heinrich Bll, Berln 2002, p. 38.

Gary Snyder, A Place in Space, Counterpoint, Washington D.C. 1995, p. 60.

Un ejemplo tpico es la formacin de suelo y luego un bosque a partir de la roca desnuda, con sucesivas poblaciones de bacterias, lquenes, musgos, hierbas, arbustos y finalmente rboles.

Josep Peuelas: De la biosfera a la antroposfera, Barcanova, Barcelona 1988, p. 157.

La estrategia de ecoeficiencia ha sido promovida particularmente, en los aos noventa, por las empresas multinacionales agrupadas en el Business Council for Sustainable Development (luego rebautizado como Wolrd Business Council).

Graham Woodgate en Sociologa del medio ambiente (coord. por Woodgate y Michael Redclift), McGraw-Hill, Madrid 2002, p. xxx.

Folch, Diccionario de socioecologa, Planeta, Barcelona 1999, p. 135.

Citado en Ernest Garca, El trampoln fustico, Tilde, Valencia 1999, p. 5.

Citado en Garca, El trampoln fustico, op. cit., p. 25.

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