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    MONTERREYORIGEN Y DESTINO

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    MONTERREY

    ORIGEN Y DESTINO

    Monterrey: revoluciones, guerras ycomerciantes (1808 -1855)

    Eduardo Czares PuenteClaudia Roxana Domnguez GarcaMiriam Martnez Wong

    Municipio de Monterrey

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    Lic. Adalberto A. Madero QuirogaAlcalde de Monterrey

    Ing. Ramn de la Pea ManriqueSecretario de Desarrollo Humano

    Lic. Jos Antonio Olvera SandovalDirector de Cultura

    Lic. Ernesto Castillo RamrezEditor

    Museo Metropolitano de MonterreyZaragoza y Corregidora, Zona Centro,Monterrey, N.L.Tel. (81) 8344-2503Fax. (81) [email protected] electrnica en: http://encicloregia.monterrey.gob.mx

    Primera edicin, 2009Municipio de Monterrey

    Impreso en Monterrey, Mxico

    Printed in Monterrey, Mxico

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    Introduccin

    I. MONTERREY DURANTE LA POCA INSURGENTE (1808-1821)

    1. Las reormas borbnicas y el Nuevo Reino de Len: circunstanciasprevias a la Guerra de Independencia

    2. La insurgencia llega al Nuevo Reino de Len (1810-1811)

    3. Ecos de la insurgencia de Morelos, la contrarrevolucin y el constitucio-nalismo hispano (1811-1815)

    4. El Nuevo Reino de Len ante el n de la revolucin de IndependenciaCitas bibliogrcas

    II. MONTERREY DEL PROVINCIALISMO NUEVOLEONS A LAFORMACIN DEL ESTADO

    1.La provincia del Nuevo Reino de Len en los inicios de la vida indepen-diente

    2. La Junta Gubernativa de Monterrey y su adhesin al Plan de Casa Mata

    3. El surgimiento del estado de Nuevo Len

    4. Los primeros gobiernos constitucionales

    5. El origen de los partidos en la lite nuevoleonesa

    Citas bibliogrcas

    III. MONTERREY: UNA PERSPECTIVA DE SU HISTORIA ANTE ELCAMBIO DE FRONTERA (1835-1855)

    1. Aspectos de la administracin municipal del Ayuntamiento regiomon-tano durante la primera mitad del siglo XIX

    2. Comercio y pequeas industrias regionales

    3. Evolucin urbanstica de la ciudad

    4. La participacin de los extranjeros en Monterrey durante la primeramitad del siglo XIX

    5. La invasin norteamericana pisa suelo regiomontano: ruge la guerra en el

    noreste mexicano

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    6. La ciudad ante el cambio de rontera y sus confictos: indios,bandidos y aventureros

    Anexos

    Citas bibliogrcas

    ndice de FotosBibliograa

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    INTRODUCCIN

    Una de las etapas menos conocidas o investigadaspor la historia del noreste mexicano es aquella quecomprende las postrimeras de la Colonia, el pro-ceso de insurgencia en la ciudad, la gradual adop-cin de la Independencia, el proceso y ormacin

    en que se contextualiza los primeros aos de vidaindependiente de la todava capital de provinciadel Nuevo Reino de Len, la ormacin y estable-cimiento de Nuevo Len como estado y Monterreycomo su capital, y su posterior desarrollo basndo-se en la institucionalizacin, organizacin de unestado republicano ederal; slo algunos estudiosde los confictos armados con Francia y los EstadosUnidos de Amrica, as como de la guerra contra

    los texanos angloamericanos, y de la gran coyun-tura que acerc la lnea ronteriza mexicana a losmrgenes del ro Bravo, han sido integrados a lahistoriograa norestense.

    La ciudad metropolitana de nuestra seorade Monterrey arrib al siglo XIX con grandes ex-pectativas de crecimiento y desarrollo econmico-social. Atrs haban quedado dos siglos de zozobrasocial y despoblamiento del reino. La ganadera y

    el comercio se consolidaban como motores de bo-nanza econmica.

    Las reormas implementadas por los reyesborbones en los territorios de la corona durante lasegunda mitad del siglo XVIII tenan como obje-tivo modernizar y hacer eciente la administracinde las provincias en cada virreinato, sin embargo,no hicieron ms que acrecentar y agudizar la crisispoltica, social y econmica de las tierras domina-

    das por la Corona espaola.

    La repercusin que dichas reormasgeneraron ueron el comienzo de una nuevaterritorialidad, cambios polticos importantes comola abolicin de las alcaldas mayores, creacin de

    Carlos IV, rey de Espaa.

    nuevos uncionarios como los intendentes, o laposterior divisin de las comandancias militares,entre otros detalles. Lo importante es recalcar elhecho de que, desde entonces, con la creacinde las Provincias Internas de Oriente, ue objetode importantes singularidades en su organizacin

    poltica y administrativa.

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    Ante estas circunstancias surgieron diver-sas voces criollas que exigan a los espaoles en elpoder igualdad y trato digno. En medio del debateentre la gobernabilidad del rey de Espaa (presopor causa de la invasin napolenica a tierras his-

    panas), y la autonoma del pueblo, emerge el mo-vimiento insurgente encabezado por militares yreligiosos criollos. Este movimiento tuvo buen ecoentre los militares y ciudadanos del reino, lograndoadoptar, por poco tiempo, la bandera insurgente enMonterrey y el establecimiento de gobiernos sim-patizantes a los movimientos independentistas quelideraba el cura Miguel Hidalgo y el capitn Igna-cio Allende en el centro del virreinato.

    Despus de la captura de los jees insur-gentes, en Acatita de Bajn, en marzo de 1811 (in-cluidos algunos militares neoleoneses como JuanIgnacio Ramn), el ejrcito realista logr controlarnuevamente la capital del Nuevo Reino del Len,Monterrey. Se estableci una Junta Gobernadoraque dirigi los destinos de la provincia y la capitalde orma leal al virrey. Esta Junta surge como unaorma de autogobierno provisional y autnomo,

    que se estableci en la provincia para ejercer dichagobernabilidad en mbitos administrativos, de ha-cienda, seguridad y justicia.

    Para 1821 las circunstanciasen el virreinato y en el Nuevo Reinode Len haban cambiado comple-tamente. El movimiento de inde-pendencia era encabezado por mili-tares criollos que aos atrs haban

    combatido a Hidalgo y sus huestesinsurgentes. Mientras tanto, en laciudad de Monterrey, los criollosmilicianos juraban la independen-cia en la Plaza de Armas, y con elloconcluan ms de doscientos aosde dependencia poltica con la Co-rona espaola, y se iniciaba un pro-ceso de vida independiente para el

    reino y su capital: Monterrey.

    Otro importante acontecimiento ue el aco-gimiento con que se recibi la introduccin de laConstitucin Liberal de Cdiz de 1812 y el ejerciciode ayuntamientos electivos o las elecciones parala ormacin de las diputaciones provinciales. La

    gura de las diputaciones ue entendida como elrgano representativo ms signicativo y trascen-dente, por medio del cual, la lite poltica de lasprovincias orientales podan participar en el ejer-cicio del poder.

    El desarrollo de esta institucin se vio aec-tado tanto por la corta duracin de sus gestionescomo por los inconvenientes propios del contextoen que se desarrollaron, por ejemplo, el dominio

    de otras instituciones como el ayuntamiento, el jeepoltico o comandante en turno. Dicha situacin seagrav de manera considerable al inicio del periodoindependiente, cuando la disputa entre comisiona-dos de Saltillo para buscar la sede de la nueva di-putacin, y la impugnacin por parte de Monterreypara seguir reorzando y mantener su posicin comocapital de la diputacin, se intensic todava ms,al saberse la disolucin del Congreso Nacional por

    el entonces emperador Agustn Iturbide.En ausencia de una Diputacin Provincial,

    la lite poltica de Monterrey se pronunci a avor

    El 60% del ejrcito de la Nueva Espaa eran americanos, situacin preocupante por el inmi-

    nente peligro de rebelin.

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    del Plan de Casa Mata, y estableci por segundaocasin la Junta Gubernativa de Monterrey, a altade un centro de unin general, y con motivos justospara evitar el caos y omentar el orden. Esta impor-tante atribucin ue motivo para que otras juntas

    de las otras Provincias de Oriente se resintieran detal soberana.

    El nico punto en que la mayora de lasJuntas Provincias de Oriente estaban totalmentede acuerdo era en la necesidad de establecer unaJunta General de las Provincias de Oriente, medi-da encaminada a ortalecer la unin, estabilidad ydesarrollo de sus propios intereses, en un territorioque se dispona a alienarse en comn rente a la in-

    gobernabilidad ejercida en el centro del pas. Estaltima intencin de establecer una junta general sevolvi ocupacin del Doctor Ramos Arizpe, quienno ces en sus intentos por lograrlo primero conPedro Lemus, y luego con el jee poltico Felipe dela Garza.

    Pero si la infuencia e ideas proederalis-tas de Arizpe en la regin eran llamativas en algu-nos crculos grupales de la elite del Nuevo Reino de

    Len, en la misma atencin se encontraban uertesintereses impulsados por el Padre Mier y algunosmiembros del Ayuntamiento de Monterrey, al nalambos grupos contendientes irn deniendo cadavez ms y de orma ms concluida sus ideas. Porlo pronto, luego de un arduo trabajo de convenci-miento y labor del Padre Mier para que el gobier-no aprobara que cada provincia tuviera su propiadiputacin, deshiciera las juntas instaladas bajo el

    Plan de Casa Mata y las cosas volvieran a un relati-vo orden, haciendo los preparativos concernientespara la eleccin del segundo Congreso Constitu-yente.

    As observamos la cronologa de los hechosque nos refeja cmo se ueron dando las dierentesmaniestaciones liberales en la regin, conorman-do nuevos niveles de autogobierno y representacinmediante la constitucin de juntas, diputaciones y

    la interaccin que estas instituciones llevaron conotros cuerpos o autoridades.

    La organizacin territorial ue otro aspectoen el que las Provincias Internas de Oriente tuvie-ron que organizarse y lidiar para solventar una a

    Napolen Bonaparte.

    una las proposiciones en torno al tema. Y a pesar de

    que sobre este apartado an alta mucho por inves-tigar, el punto es que la desmembracin de las cua-tro Provincias de Oriente ue un hecho que parecehaber sido impulsado uertemente por el recelo ha-cia que Nuevo Santander, como estado de Tamau-lipas, tuviera las representaciones de la provinciade Nuevo Len, la cual acredit sus posibilidadespara constituirse como estado independiente.

    Finalmente, Nuevo Len naci como esta-

    do soberano, libre e independiente un 7 de mayode 1824, y Monterrey se convirti en su capital. Enadelante el deseo de autogobierno se convirti leg-timamente en una realidad. La preparacin para laselecciones del primer Congreso local dio por resul-tado el establecimiento de la primera legislatura el 1de agosto de 1824.

    Luego le sigui la preparacin de la Cons-titucin local, que nuevamente pone nasis en la

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    continuidad e importancia de la infuencia de laConstitucin de Cdiz de 1812. Es por ello quededicamos un apartado para puntualizar algunasideas o conceptos como: ciudadanos, el proceso deelecciones, acultades del gobernador y del congre-

    so local con el propsito de que puedan ser ilustra-tivos para estudios posteriores.

    Por ltimo, terminamos con el apartadoque se relaciona al proceso de cmo se estableci laconcepcin de un estado liberal y la manera en queel estado de Nuevo Len concibi el ejercicio dedichas polticas liberales al respecto. Con ello se dacuenta tanto de las nociones prcticas y tericas dediversas polticas que atienden desde los temas ms

    ordinarios, como es el caso de la educacin, a otrasde ndole ms institucional que atienden las necesi-dades propias de una poblacin como la asistenciao benecencia pblica, hasta las ms controver-siales como el empeo del estado en intervenir enasuntos clericales mediante la Junta de Diezmos.

    Para complementar la idea de la sociedad ylas polticas en desarrollo de los gobiernos institu-cionales, asociamos por ltimo la signicacin de

    algunos espacios importantes de crecimiento tantopara los grupos polticos en s, como las polticasorientadas en el desarrollo y necesidades de la po-blacin. As interpretamos la gestin e importanciadel Ayuntamiento de Monterrey, que motiv tantoa la clase poltica en su desenvolvimiento en los car-gos pblicos como a su labor en la puntualizacino aplicacin de algunos decretos y la creacin deotros, como las ordenanzas municipales. En tan-

    to, en espacios como la creacin de las SociedadesPatriticas de Amigos del Pas se puede apreciarms claramente el desenvolvimiento de proyectosencauzados para omentar el crecimiento de la so-ciedad en la economa.

    Trabajamos la consolidacin de una de lasinstituciones ms antiguas de la colonia: el Ayunta-miento regiomontano. En este captulo agregamosaspectos relacionados a su uncionamiento, las

    discusiones y acuerdos, su relacin con la Iglesiacatlica y su transormacin como corporacin re-publicana.

    Asimismo, analizamos el desarrollo de losprimeros talleres de obra tcnica en la ciudad, la

    consolidacin del comercio como actividad econ-mica no slo de supervivencia, sino como creativade las grandes bricas de nales del siglo XIX, yde la eria de Monterrey como ncleo comercial deesta regin.

    Analizamos la situacin de la novel nacinmexicana en sus primeros aos de independen-cia, la cual estaba envuelta en confictos polticos,militares, econmicos y sociales que impedan su

    desarrollo; y, por otra parte, los Estados Unidosemergan como un gigante devorador de territorios,con una economa en constante crecimiento y unsistema poltico estable y ordenado. Para 1848 losangloamericanos concluan una guerra con Mxicoque les dejaba de ganancia los territorios de Texas,Nuevo Mxico y las Caliornias. En este trabajoaplicaremos aspectos sobre la invasin norteameri-cana a Nuevo Len y el control poltico econmico

    que ejercieron en Monterrey los administradoresestadounidenses.

    As advertimos la vida de la ciudad de Mon-terrey durante la primera mitad del siglo XIX, mo-deradamente aable y algunas veces interrumpidospor los ataques indgenas. La ciudad atraves lalnea de una capital de provincia perteneciente a unreino, para convertirse en capital de un estado librey soberano integrante de una repblica ederal.

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    Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador de la independencia novohis-pana.

    CAPTULO IMONTERREY DURANTE LA POCA INSURGENTE (1808-1821)

    1. Las reformas borbnicas y el NuevoReino de Len: circunstancias previas ala Guerra de Independencia

    Durante la segunda mitad del siglo XVIII y los pri-meros aos del siglo XIX el mundo entero suriuna transormacin en todos los niveles y sistemaspolticos, econmicos, sociales y culturales. Losideales de libertad, autogobierno, democracia y,hasta ciertos lmites, de igualdad propuestos por laIlustracin, ueron adoptados por los revoluciona-rios ranceses y los colonos norteamericanos. Asi-mismo, el sistema mercantilista ue reemplazado

    por el liberalismo econmico.Sin embargo, para las colonias espaolas en

    Amrica, dos acontecimientos seran determinan-tes para la adopcin del pensamiento moderno yel cambio poltico: por un lado el establecimientode las reormas borbnicas, y, por el otro, la inva-sin napolenica a Espaa. Hacia 1808, a alta demonarca, los novohispanos se percataron de que elautogobierno era posible, dando paso a la discu-

    sin poltica. Estos eventos, adems del racaso delCabildo de la ciudad de Mxico en el intento delograr una transicin poltica pacca, dieron pieal inicio del movimiento armado encabezado porel cura Miguel Hidalgo y Costilla en septiembrede 1810.

    El Nuevo Reino de Len no escap a estetorbellino de acontecimientos, a pesar de su tardaundacin y de que la lejana haca dicil la comu-

    nicacin con el centro del virreinato. De acuerdo

    a la historiograa local, la insurgencia en NuevoLen no registr acontecimientos de gran realcedando la impresin de que ue algo externo y aje-no. Si bien es cierto que la mayora de las batallasinsurgentes tuvieron lugar en otras regiones novo-hispanas, esto no quiere decir que el noreste, y enparticular el Nuevo Reino de Len, permaneciesttico e indierente ante estos eventos.

    1.1. Situacin general de las Reformas Bor-bnicas

    Para el siglo XVIII la amilia Borbn lleg al tro-no espaol y encontraron serios problemas, prin-cipalmente de carcter administrativo, tanto en lapennsula como en los territorios de ultramar. Estosproblemas se refejaban especialmente en las con-diciones econmicas de Espaa, ya que, a pesar de

    poseer un vasto imperio, el pas viva endeudado.

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    Debido a esta situacin, y al advenimientode la llamada modernizacin que viva Europa, im-pulsada principalmente por la Ilustracin, la nuevaamilia real decidi comenzar la modernizacin enel imperio espaol. Las Reormas Borbnicas se

    implementaron primero en territorio europeo paratrasladarse despus a los territorios americanos. Es-tos ltimos cambiaron de estatus, ya que se rechazla idea de los reinos conederados, pasando enton-ces a ser colonias1. Con el n de conocer las con-diciones en las que se encontraban los territoriosamericanos, se determin realizar una valoracinde los mismos. Para llevar a cabo dicha valoracinse enviaron visitadores a los virreinatos.

    En 1765, Jos de Glvez, enviado por el reyCarlos III con la encomienda de valorar a la Nue-va Espaa, se encontr con varias situaciones enAmrica que preocupaban a los Borbones, una deellas era, segn Lynch, que los colonos americanoscuestionaban, evadan o modicaban leyes en lugarde cumplirlas con ciega obediencia2.

    Otro aspecto que preocupaba al gobiernoBorbn era el poder que adquirieron los criollos,

    sobre todo con la venta de cargos pblicos. Dela misma orma, objetaban la dependencia de losHabsburgo hacia la Iglesia, ya que avorecan una

    administracin secular integrada por burcratas ci-viles y militares3.

    Glvez determin que era necesario uncambio en distintos rubros: distribucin del terri-torio, modicaciones al sistema de administracin

    pblica y poltica interna, reestructuracin del sis-tema econmico y de recaudacin de impuestos,creacin y ortalecimiento de un ejrcito que de-endiera los territorios ronterizos, entre otras.

    En su an por mejorar la administracinpblica, y por consiguiente la recaudacin de im-puestos, as como la deensa de los territorios ron-terizos de incursiones extranjeras e indgenas; el 22de agosto de 1776 instaur la Comandancia Gene-

    ral de las Provincias Internas. Dicha Comandanciaestuvo compuesta en un principio por las provin-cias de Nueva Vizcaya, Nuevo Mxico, Sonora,Coahuila, Texas y las Caliornias. El poder polticoy militar qued en manos de un comandante res-ponsable directamente ante el rey4, limitando as elpoder del virrey.

    La nueva organizacin territorial requiride un nuevo aparato burocrtico, uno que no uera

    susceptible a la corrupcin, y que adems velara porlos intereses de la corona. Por ello, Glvez recomen-d la abolicin de los alcaldes mayores, as como la

    Discusin entre criollos.

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    Por otro lado, se tomaron medidas encami-nadas a mantener el control sobre las importacionesy las exportaciones americanas. De este modo lascolonias se vieron reducidas a proveedoras de ma-terias primas y metales preciosos, adems de pro-

    porcionar el principal mercado para los productosespaoles. El gobierno espaol sirvi de interme-diario en el comercio con otras naciones8.

    No obstante las medidas de control, el co-mercio se ortaleci hacia el interior de la NuevaEspaa. Este ortalecimiento tuvo sus bases en laredistribucin de mercancas. El transporte de di-chas mercancas estaba a cargo de los arrieros y lacomercializacin en manos de los comerciantes a

    detalle en las ciudades novohispanas9.En cuanto a la incipiente actividad indus-

    trial, en un principio estaba representada por talle-res que realizaban su labor de manera artesanal.Se puede hablar de la existencia de la pequea in-dustria de jabn, vidrio, objetos de cermica y cur-tidura; aunque la ms desarrollada ue la textil. Lasmanuacturas novohispanas eran de gran calidad,sin embargo, la poltica econmica a avor de los

    productos europeos impidi su total desarrollo10.No obstante, a pesar de que la mayora de

    las medidas iban encaminadas a tener un controlriguroso de la economa novohispana, las medidasms duras se enocaron en debilitar la Iglesia. Lamonarqua espaola y la Iglesia catlica habantenido buenas relaciones, tanto que [] a partirdel concordato de 1737, celebrado por Felipe V conla Santa Sede, los bienes de la Iglesia quedaron

    sujetos a impuestos que beneciaron al Estado yque tambin podan ser objeto de desamortizacin[]11. Ese impuesto subi hasta 15% en 1798.

    Adems de este impuesto, la Iglesia ueobligada a prestar grandes cantidades de dineroa la Corona. La presin econmica sobre la Igle-sia desemboc en la promulgacin de la Cdulade Consolidacin de Vales, el 26 de diciembre de1804. Mediante esta disposicin, [] los uncio-

    creacin de nuevas instancias de gobierno, en estecaso los intendentes. El intendente deba encar-garse de los ramos de administracin de hacienda,justicia y polica, subordinado a la autoridad del vi-rrey, pero nombrado por la Corona. Igualmente se

    proyect la creacin de un nuevo rango de ocia-les subordinados al intendente: los subdelegados,quienes tomaran el lugar de los alcaldes mayores5.

    Estos nuevos uncionarios pblicos de-ban privilegiar los intereses de la Corona sobrelos intereses locales, por ello se preri a espaolespeninsulares para esos puestos. Adems contabancon salarios pagados por la Corona para evitar lacorrupcin; todo esto con el n de desarticular los

    grupos de poder locales, sin embargo, esto no un-cion ya que [] los nuevos uncionarios tenanque comprometerse con los intereses ya existentes,o se les negaba la plenitud de poder que reclama-ban. [] 6.

    En cuestiones econmicas, las ReormasBorbnicas infuyeron en todos los rubros de laeconoma novohispana. Sin embargo, la mayorade las disposiciones se enocaron a incentivar el

    Jos de Glvez, enviadodel rey Carlos III con laencomienda de valorar a la

    Nueva Espaa.

    comercio, con algunas limitaciones propias de losregmenes absolutistas. Las medidas implementa-das incluan, entre otras cosas, crear otros consu-lados con el n de restarle poder al consulado dela ciudad de Mxico7, asimismo, se abrieron otros

    puertos al comercio adems del de Veracruz.

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    narios reales [podan] embargar y subastar los bie-nes inmobiliarios de la Iglesia []12.

    Esto signic un duro golpe para la eco-noma novohispana, ya que la Iglesia era la insti-tucin de nanciamiento por excelencia. Muchos

    propietarios de minas, hacendados, comerciantesy dems deudores tuvieron que rematar sus pro-piedades quedndose en la bancarrota. Despusde numerosas protestas por parte de los habitantesamericanos, la Cdula de Consolidacin de Valesse suprimi.

    Por otro lado, uno de los mbitos de la vidanovohispana que se vio beneciado con las Reor-mas ue el cultural. En conjunto con los cambios en

    la educacin se requera de otros medios para di-undir las ideas ilustradas entre la poblacin. A esterespecto, los reormadores tomaron medidas parapromover la libertad de expresin, resultando staundamental para la discusin y propagacin dela ideologa ilustrada. La discusin de estas ideaspermitira su refexin y adopcin, desembocandodespus en el debate de ormas de gobierno distin-tas a la monarqua absoluta.

    Las publicaciones peridicas, en ese tiem-po denominadas gacetas, ueron uno de los princi-pales medios de diusin utilizados13. Estos peri-dicos tambin inormaban acerca de historia, arte,literatura y losoa.14 Dentro de esta relativa liber-tad de expresin se ejerca censura en escritos quepara la monarqua y la religin catlica resultabanpoco convenientes. Sin embargo, dicha censuraera muy inestable y en ocasiones contradictoria, ya

    que, como lo menciona Jaime Rodrguez,[] acontecimientos que podran habertenido implicaciones revolucionarias erancomentados abiertamente; por ejemplo,las publicaciones madrileas incluan re-laciones de la lucha independentista de losEstados Unidos. Ms tarde, publicaron laedicin en espaol de la Constitucin esta-dounidense, [tambin] analizaban aspectos

    de la Revolucin Francesa mientras deen-dan la e catlica y la monarqua espaola15.

    Otro medio eciente de propagacin deideas era la comunicacin oral, tomando en cuentaque el porcentaje de analabetismo era alto. Las ter-tulias eran veladas en donde los amigos y amilia-res se reunan para hablar y discutir sobre diver-

    sos temas. [] En Espaa y Amrica las tertuliasreunieron a las lites nobles y del estado llano,comerciantes, uncionarios gubernamentales, sa-cerdotes, proesionales y otras personas educadas,para hablar de gran cantidad de temas. []16. Paralas otras clases sociales, la diusin y discusin deideas se llevaba a cabo en caeteras, mercados ycantinas, principalmente.

    Por ltimo, diremos que la reorganizacinde territorio permitira la deensa de espacios clavepara la Amrica espaola, como lo eran las ronte-ras. Estas regiones eran asediadas por los extran-

    jeros, sobre todo al norte de la Nueva Espaa pornorteamericanos y ranceses. Si bien es cierto quelas ronteras, sobre todo la localizada al norte de laNueva Espaa, contaban con presencia militar enlos presidios, stos eran insucientes. El nmero deeectivos militares disminuy al detenerse el avancehacia el norte, conservando pequeos regimientospara contener los ataques indios. Otras reas querequeran atencin eran los puertos comerciales,

    asaltados por piratas, bucaneros y corsarios.

    El comercio se ortaleci hacia el interior de la Nueva Espaa.

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    A raz de esto, las autoridades espaolasdecidieron que era necesario contar con un ejrcitopermanente que pudiera cuidar de estos territorios.Al ejrcito americano se le concedieron ueros, yresultaba una uente de movilidad social importan-te para los americanos que llegaron a ser 60% delejrcito. Esta situacin preocupaba a la Corona porel peligro inminente de una rebelin. Por ello, loscriollos en puestos importantes ueron removidos

    y sustituidos por ociales peninsulares17. Tambinueron conormados cuerpos de milicias civiles queapoyaran al ejrcito en la deensa.

    De manera breve, sta ue la situacin y loscambios que se vivieron en Espaa y en la NuevaEspaa, cambios motivados en primera instanciapor el cambio de casa reinante en la metrpoli. Sibien el sistema de intendencias propuesto al prin-cipio por Jos Campillo y despus por Jos de Gl-vez,

    [] tuvo xito en lo que respecta al mejo-ramiento del gobierno de las provincias, elaumento en la recaudacin de impuestos yel omento del desarrollo econmico y re-gional, en ltima instancia su legado ueimpulsar el regionalismo. [] los nuevosuncionarios dislocaron los lazos polticos yeconmicos que unan las elites locales consus equivalentes de las capitales virreinales;

    mas tambin dieron oportunidades de mo-vilidad social y econmica en el plano pro-vincial. Mejoraron los caminos y las obraspblicas, la salubridad y el abastecimientode agua, []18.

    El resultado de las reormas borbnicas nopudo dejarse sentir del todo debido a las guerrasen las que particip Espaa, adems de la invasinque suri a manos de Napolen. No obstante, des-

    pert el debate poltico entre los pobladores ame-ricanos, y surgieron conceptos nuevos como el deciudadano, pero, sobre todo, ciudadano americano.Se busc una identidad propia, y la lucha contrael mal gobierno que los oprima desemboc en laGuerra por la Independencia.

    Los espaoles americanos (en lo sucesivollamados americanos o criollos) ueron ormando

    una identidad propia, distinta de la europea. Se re-gistr un enmeno de sincretismo en la educacinal revalorar e incorporar elementos prehispnicos yde la conquista, mucha de esta labor estuvo a car-go de los jesuitas, al rente de las principales insti-tuciones educativas novohispanas. De este modocomenzara a vislumbrarse un sentimiento de iden-tidad y nacionalismo americano, al considerarsedistinto del europeo19.

    Las tertulias eran reuniones propicias para debatir sobre temaspolmicos.

    La gaceta ue el medio por el cual se diundieron la ideologa ilus-trada.

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    y 3) Sonora, Sinaloa y las Caliornias. No obstante,las modicaciones siguieron, y para el 3 de diciem-bre de 1787 el virrey Manuel Antonio Flores redujolas Provincias Internas a dos comandancias: la Co-mandancia de las Provincias Internas de Oriente

    (Coahuila, Texas, Nuevo Reino de Len, NuevoSantander, Parras y Saltillo) y la Comandancia delas Provincias Internas de Occidente (las Calior-nias, Sonora, Sinaloa y Nueva Vizcaya).23

    La reorganizacin del territorio ue unaconstante en el periodo colonial tardo, y para el24 de noviembre de 1792 la Comandancia Generalse volvi a independizar del virreinato y su capitalse j en Chihuahua. Sin embargo, Nuevo Len,

    Nuevo Santander y las Caliornias quedaron suje-tas al virreinato. Por ltimo, el 18 de mayo de 1804,se volvi a dividir en dos Comandancias Gene-rales, tal como lo estuvieron en 1786, pero ahoraambas dependan del virrey. Este ltimo cambiono lleg a concretarse antes del inicio de la Guerrade Independencia24.

    La base de la economa nuevoleonesa eranla agricultura y la ganadera, en esta ltima activi-

    dad sobresale la cra de ganado menor. El goberna-dor Simn de Herrera present al virrey un inormeacerca de la situacin en la que se encontraba laprovincia en 1806.

    Las actividades agrcolas reportaban pro-ducciones en regulacin al ao por un quinqueniode la siguiente manera: maz, 127,575 anegas a 20reales; trigo, 4,452 anegas a 20 reales; rjol, 3,301anegas a 4 pesos 4 reales; el algodn comenzaba

    a ser introducido para su cultivo; se producan31,538,630 panes de piloncillo a 32 panes por unpeso. Otros productos agropecuarios eran la lana,16,638 arrobas a doce reales; la grana, el ixtle y elail slo se obtenan para el consumo local; porltimo, menciona la produccin de maderas comobrasil, bano, barreta, palo amarillo y mezquite.25

    En lo concerniente a la ganadera, existanen la provincia 51,532 cabezas de ganado mayor;

    ganado de pelo y lana 1, 115,360 cabezas; ganado de

    1.2. Aplicacin de las Reformas Borbni-

    cas en el Nuevo Reino de Len

    En cuestiones polticas y hacendarias se impusootra divisin territorial: las intendencias. En 1786se emiti la Real Ordenanza de Intenden-tes, me-diante la cual el territorio se reparti en doce cir-

    cunscripciones llamadas intendencias. Las doceintendencias ueron Mxico, Puebla, Guadalajara,Veracruz, Oaxaca, Valladolid, Zacatecas, Gua-najuato, San Luis Potos, Mrida, Durango y Ari-zpe20.

    A partir de la Real Orden de Intendentes sedetermin que los territorios septentrionales debanser gobernados por el intendente establecido enSan Luis Potos, [] cuya jurisdiccin se ampli

    con la inclusin de los gobiernos del Nuevo Reinode Len, Nuevo Santander, Texas y Coahuila, ascomo con una buena parte de la Nueva Galicia21.

    Para 1786,22 despus de la publicacin dela Real Ordenanza de Intendentes, el Nuevo Rei-no de Len y el Nuevo Santander se unieron a lasProvincias Internas, las cuales se dividieron en tresdistritos militares: 1) Texas, Coahuila, Nuevo Rei-no de Len, Nuevo Santander, los distritos de Pa-

    rras y Saltillo; 2) Nuevo Mxico y Nueva Vizcaya

    Los jesuitas tuvieron un papel importante en la educican, sincre-tizaron elementos espaoles e indgenas.

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    cerda (sic), 3,285 cabezas; ganado caballar, 54,720cabezas y ganado asnal, 3,080 cabezas.26

    Por otro lado, la provincia nuevoleonesaregistr un crecimiento econmico a partir de lasegunda mitad del siglo XVIII. El crecimiento

    econmico se debi, segn Andrs Montemayor,al crecimiento y delimitacin de las Provincias In-ternas de Oriente que trajo consigo la colonizacindel Nuevo Santander y con esto ltimo la relati-va pacicacin del territorio. Aunado a la aperturadel puerto de Soto la Marina en 1781, Monterreyse coloc como distribuidora de mercancas.27 Apesar de ello, la apertura de este puerto no cubrilas necesidades y expectativas comerciales de las

    Provincias Internas de Oriente.La importacin y exportacin de mercan-

    cas se encontraba todava muy vigilada y restrin-

    gida. Esto lo corrobora el inorme presentado porFlix Mara Calleja en 1795, en el cual maniestque era necesario abrir un puerto en el norte. Losbenecios que se obtendran en las Provincias deOriente seran, entre otras cosas, el ortalecimien-

    to del comercio y el mejoramiento en las ormas devida.

    En el Nuevo Reino de Len haba variosreales de minas, pero la produccin de plata no uetrascendental en comparacin con la produccinde otras minas en la Nueva Espaa, no as la ex-traccin de plomo y de otros insumos necesariospara el benecio de la plata en otros centros mine-ros cercanos.

    Segn el inorme del gobernador Simn deHerrera, la actividad minera reportaba lo siguiente:De hierro: se dice que en toda la Sierra Madre hay

    Mapa de los Obispados de la Nueva Espaa.

    mucha vena pero nadie la ha benecia-do. De plomo hay muchas en la pro-vincia con ley de plata, pero consta queno sure los costos; de cobre sucede lomismo; []; en lo reerente a la plata,hubo denuncias de minas en Vallecillo

    y Cerralvo, pero las vetas se agotaronrpido o el benecio se volvi riesgo-so. Por ltimo, en la Sierra Madre seencontraba mucho alabastro, el cual seha obtenido y mandado a Mxico, ytambin el yeso.

    Para el Nuevo Reino de Len,en el ramo industrial, se reportarontres sectores en el inorme del gober-

    nador Herrera: las curtiduras con unaproduccin anual de 400 suelas, 400cordobanes y 50 baquetas descarna-das; los textiles, en los que a pesar deque el trabajo es domstico y apenasse estaban introduciendo los telares,las mujeres producan rebozos nos,cotonas y jorongos de lana; el ltimo

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    ramo industrial era la destilacin de aguardientede caa, con una produccin de 25 a 30 barrilesanuales. Asimismo, se denunci la exis-tencia desalitres, pero sin beneciar.28

    Por otro lado, de acuerdo a la generalidad

    de la historiograa regional, el ambiente culturaldel Nuevo Reino de Len y de los territorios nor-teos en general era muy distinto con respecto aldel centro del virreinato. Segn Galindo, este va-co se debe a que las instituciones ya conormadas,ocupadas en asuntos relacionados con la seguridad

    de la poblacin y mantener el nivel de vida de lamisma, por ello lo concerniente a la educacin y a

    las dems expresiones culturales quedaban en se-gundo plano.

    Ante la ausencia de una entidad que asu-miera el compromiso de satisacer los requerimien-tos de la poblacin, la Iglesia era la nica institu-cin con la capacidad y recursos necesarios, ya queno slo atenda los asuntos de carcter ultraterreno,sus esuerzos se dirigan a la realizacin de tareasde la ms variada ndole, como seran: el estable-

    Documento sobre el estado de los ejrcitos de las Provincias Internas de Oriente a nales del siglo XVIII.

    cimiento de escuelas elementales y hospitales, le-vantamiento de censos poblacionales, la prestacinde servicios sociales y las inherentes al desarrollode las actividades econmicas, por ser la Iglesia lanica uente de nanciamiento de toda obra pbli-

    ca y privada. [].29Para el Nuevo Reino de Len de nales del

    siglo XVIII y principios del XIX, las maniesta-ciones culturales son pocas en relacin a las repor-tadas en otras partes de la Nueva Espaa. No seconstruyeron grandes iglesias ni conventos; el arte

    barroco y neoclsico noforeci en estas regio-nes y puede decirse que

    las construcciones eranms bien modestas ysencillas.30

    Hacia 1787 seconstruy el Palacio delObispado por ray Ra-ael Jos Verger, quienue nombrado obispoen 1783.31 Su sucesor,

    don Andrs Ambrosiode Llanos y Valds, ori-ginario de Zacatecas,ue nombrado obispoen 1792, ambos erandoctores en derechopor la Universidad de

    Mxico; entre sus legados ms importantes pode-mos citar la undacin del Real y Tridentino Cole-

    gio Seminario en 1793.La instauracin de la silla episcopal en esta

    provincia trajo consigo un impulso a la educaciny la cultura. Sin embargo, un elemento undamen-tal para la diusin de ideas, la imprenta, no estabapresente en el Nuevo Reino de Len en esos mo-mentos, haciendo que el avance cultural uera to-dava muy modesto cotejado con lo sucedido en elcentro-occidente de la Nueva Espaa.

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    1.3. La crisis monrquica y los ecos del

    debate poltico

    La crisis de las monarquas absolutas no slo tuvosu origen en la Ilustracin, sino tambin en lascondiciones sociales y econmicas del grueso de

    la poblacin en toda Europa. Si bien es cierto quela evolucin y la discusin sobre las ormas de go-bierno ueron el comienzo, la situacin social de lapoblacin comn era desesperada. Aunado a esto,los intereses de grupos como la burguesa ueronelementos importantes para la cada del absolutis-mo.

    En los regimenes absolutistas el poder secentraba en la gura del rey, quien tena el derecho

    a gobernar por gracia divina. Debido a esto, en elimaginario colectivo, los sbditos estaban a mercedde las decisiones del monarca. En el caso de Espa-a algunas de esas decisiones no ueron acertadas.

    En la poltica interior, los reormadoresborbnicos (llamados tambin ranclos), al aec-tar los intereses de algunos sectores de la poblacincomo la Iglesia y la aristocracia, generaron descon-tento al interior de los territorios espaoles tanto

    europeos como americanos. La poltica interna su-

    ri algunos cambios despusde 1792, al ser testigos del caosprovocado por las masas des-controladas en la radicalizacinde la Revolucin rancesa, el

    control interno se intensic.En lo que respecta a los terri-torios americanos, la poblacinse encontraba descontenta porel aumento en el control scaly las reormas en materia eco-nmica que buscaban el in-cremento en la recoleccin deimpuestos.

    En poltica exterior sepuede mencionar que Espaano supo manejar el monopoliodel comercio con los territorios

    americanos, apoy a las colonias inglesas en Am-rica en la lucha por su independencia, lo cual era undesao abierto hacia Inglaterra; ue parte del grupode naciones absolutistas que buscaban detener laexpansin de la Revolucin rancesa. Esto ltimo

    llev a Espaa a la guerra contra Francia; que resul-t vencedora sometindola a un tratado humillanteque obligaba a la monarqua espaola a apoyar elbloqueo continental en contra del imperio britni-co, lo cual result una catstroe para Espaa.

    La alianza con Francia en contra de Ingla-terra permiti la entrada del ejrcito rancs a terri-torio ibrico. Esta situacin, adems de los descon-tentos con respecto a la poltica interna, propicia-

    ron la conspiracin y el golpe de Estado dado porel prncipe heredero Fernando VII, quien era vistocomo la solucin a los problemas intestinos. Fue ascomo Carlos IV abdic a avor de su hijo FernandoVII el 19 de marzo de 1808.

    Napolen aprovech la transicin de po-deres y la estancia del ejrcito rancs en territorioespaol para obligar a la amilia real a trasladarse aBayona. Fernando VII abdic en avor de los ran-

    ceses el 1 de mayo de 1808 durante su estancia en

    Mapa de la Comandancia General de las Provincias Internas de Oriente de la Nueva Espaa.

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    esa ciudad. A su vez, Napolen instaur en el tronoa su hermano Jos Bonaparte.

    No obstante, a pesar de que los monarcashaban entregado las riendas de la nacin a extran-jeros, una parte del pueblo espaol consideraba que

    la enajenacin del imperio espaol era ilegtima yque el monarca estaba violando el contrato socialmonarca-pueblo. El ambiente de debate e inter-cambio de ideas en los distintos espacios (prensa,tertulias, escuelas) propici el surgimiento de unsentimiento de nacionalismo espaol.32 A razn deesto se organiz la resistencia espaola.

    Las noticias de la abdicacin de FernandoVII y la invasin rancesa alertaron a las lites no-

    vohispanas y tambin surgieron los debates sobreen quin recaa la soberana, sobre la manera enque deban gobernarse y, sobre todo, quin tena ellegtimo derecho a gobernar en los territorios ame-ricanos. Eran tiempos de incertidumbre.

    Para sorpresa de los ranceses, el pueblo es-paol se resisti a la ocupacin rancesa, y no sloeso, se mantuvo el a quien consideraba el legtimomonarca. Franois-Xavier Guerra arma al respec-

    to:[] El mismo Napolen, [] no haba pre-visto para la monarqua hispnica ms quealgunos disturbios sin importancia. [Tam-bin] hay que sealar el origen popular dellevantamiento [y, por ltimo,] sorprendela identidad de reacciones tanto en Espaacomo en Amrica [].33

    Bajo estas circunstancias es importante re-

    saltar varios aspectos, en primer lugar el inters delpueblo en la situacin poltica de su patria. Dichointers ue incentivado, por un lado, por las reor-mas en la educacin que promovieron los ilustra-dos espaoles y, por otro, la libertad de expresinplasmada en los peridicos y gacetas de la poca.

    Siendo sta la situacin, el imperio espaolse encontraba acalo, y dadas las circunstanciasde la guerra, resultaba imperativa la ormacin de

    un gobierno provisional que encabezara la deensa

    de dicho imperio. Debido a ello comenzaron a or-marse juntas de gobierno provisionales, primero envarios reinos de la pennsula ibrica y despus unaJunta Central, ya que [] en el imaginario domi-nante en todo el mundo hispnico de esta poca,

    el pueblo, origen de la soberana, se piensa antetodo un conjunto de pueblos [].34

    Como resultado, el 25 de septiembre de1808, se constituy, en Aranjuez, la Suprema JuntaCentral Gubernativa del Reino, conormada pordos representantes de las juntas ormadas en losreinos y provincias espaolas. La ormacin dedicha Junta llev a los hispanos a un debate im-portante, sobre todo con respecto a los territorios

    americanos y su representatividad, ya que existan

    En 1787 se iniciaron los trabajos de construccin del Palacio del Obis-pado en la Loma de Vera. Esta obra arquitectnica es representativadel arte colonial en Monterrey.

    opiniones encontradas acerca de las condiciones deigualdad entre peninsulares y americanos. Aunqueen un primer momento, lo primordial era conseguirel reconocimiento y apoyo de los territorios ame-ricanos en la lucha contra el invasor rancs y, porconsiguiente, el reconocimiento a este gobiernotemporal.

    Para el caso de Amrica, existan divergen-cias entre sus pensadores: la mayora propugnaba

    por un cambio pacco, recurriendo como justica-

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    ral, sta era la postura de la Audiencia de laNueva Espaa.

    Por otro lado, los criollos, especca-mente los integrantes del Ayuntamiento dela ciudad de Mxico, basaban su postura en

    tres argumentos principales: la Nueva Espa-a como un reino y no como una colonia; lasoberana popular en ausencia del rey, y el de-recho a convocar a un congreso de ciudadesen donde la primera sera la de Mxico.Parael 19 de julio de 1808, el Ayuntamiento soste-na que [] el reino de Nueva Espaa estabarepresentado por sus tribunales superiores,por las ciudades que lo constituan, el clero

    y la nobleza. [],37 asimismo, le propuso al virreyJos de Iturrigaray la conormacin de una juntaintegrada por estos mismos para que gobernaran laNueva Espaa.

    Para el 3 y el 5 de agosto de 1808, el Ayun-tamiento le solicit al virrey se integrara una juntacon las principales autoridades. Como resultado, ya pesar de la oposicin de la audiencia, Iturrigarayconvoc a las principales autoridades de la ciudad

    de Mxico a cuatro sesiones, stas eran el pasoprevio a la convocatoria para que todas las demsprovincias del virreinato ormaran parte de dichajunta. Estas juntas se llevaran a cabo los das 9 y31 de agosto, as como el 1 y 9 de septiembre. Lasreuniones serviran de prueba antes de convocar ajuntas a nivel nacional.38 Las acciones del virrey pa-recan inclinarse hacia los criollos, lo cual cre des-conanza entre los miembros del Real Acuerdo.

    Los acuerdos a los que se llegaron comoresultado de estas primeras juntas en la ciudad deMxico ueron: se reconoca a Fernando VII comogobernante legtimo y que el virrey sera su repre-sentante legtimo en la Nueva Espaa, as como elrepudio a Napolen. Sin embargo, las posturas delAyuntamiento y de la Audiencia se radicalizaron yresultaron irreconciliables.

    Adems, el que Iturrigaray accediera a las

    peticiones del Ayuntamiento, convenci a la Au-

    cin a elementos tradicionales (el mito visigodo,35la deensa de la religin catlica y la ampliacinde la lite sin que sta desapareciera) para hacerrente a la tirana rancesa, motivados tambin porel horror que les provoc el radicalismo de la Re-volucin rancesa. Otros comenzaban a hablar decambios ms proundos como el autogobierno, eincluso una independencia de la metrpoli. Con el

    avance de los acontecimientos tanto en la pennsulacomo en los territorios americanos, los movimien-tos polticos ueron militarizndose, y por lo tantose radicalizaron, dando como resultado las revolu-ciones de independencia americanas.

    Al estar enterados de las acciones de loscompatriotas ibricos ante los ranceses, surgi,entre la lite gobernante novohispana, algunos deellos con ideas polticas modernas y otros tradicio-

    nales, la discusin sobre qu orma de gobiernodebera adoptarse temporalmente. Como parte delos debates se ormaron dos posturas claramenteopuestas.

    La primera, representada por la lite espa-ola gobernante, en su mayora europea, optabanpor mantener lo ya establecido: [] El presenteestado de las cosas, nada ha alterado el orden delas potestades establecidas legtimamente y deben

    todas continuar como hasta aqu [],36 en gene-

    Motn de Arajuz. Los descontentos con respecto a la poltica interna, propi-ciaron la conspiracin y el golpe de estado. Carlos IV abdic a avor de su hijoFernando VII el 19 de marzo de 1808.

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    diencia de que estaba a avor de stos. Alarmadosporque posiblemente perderan todos los privilegiosque tenan, organizaron un golpe de Estado enca-bezados por Gabriel de Yermo el 15 de septiembrede 1808. Jos de Iturrigaray y todos los miembros

    del Ayuntamiento ueron apresados. El mariscal decampo Pedro de Garibay ue erigido virrey.

    De este modo, el primer intento para cons-tituir juntas de gobierno provisionales como lossbditos de la pennsula se vio renado. Como con-secuencia, las discusiones de gobiernos alternosueron llevadas a la clandestinidad, dando origen alas primeras conspiraciones criollas. Entre las msconocidas podemos mencionar la conspiracin de

    Valladolid, encabezada por Mariano Michelena yla de Quertaro, liderada por Miguel Hidalgo. Laprimera racas en su intento de iniciar una revolu-cin, aspecto que consigui la segunda.

    1.4. El Nuevo Reino de Len ante el inicio

    de los cambios polticos

    A pesar de la distancia geogrca y de inters entre

    el Nuevo Reino de Len y la ciudad de Mxico, yms an, de la Metrpoli, las noticias sobre la in-vasin rancesa a Espaa y la deposicin del Reyllegaron relativamente pronto a estos territorios,39 ydurante todo el conficto se mantuvo el fujo de in-ormacin. Las primeras noticias se registraron enlas actas de cabildo de la ciudad de Monterrey. Enla sesin del 20 de agosto de 1808, el Ayuntamientoj su postura ante esta situacin de la siguiente

    manera:[] =Excelentsimo seor= Luego que estaciudad tuvo la plausible noticia de la exalta-cin al trono de nuestro amado soberano elseor Dn. Fernando Sptimo, llena de j-bilo y alegra prorrumpi en vivas demos-traciones del aecto que es connatural haciasus monarcas y slo esperaba para acordarlas disposiciones correspondientes a recibir

    las superiores ordenes de Vuestra Excelen-

    cia. En este estado se hallaba cuando lospapeles pblicos han visto las atales acae-cimientos de nuestra Monarqua que le hanllenado del ms vivo dolor, maniestndo-lo todos en sus semblantes y discursos y

    aunque no maniest a Vuestra Excelenciacomo la han hecho otras ciudades la dispo-sicin con, que se halla de sacricar todoslos bienes y personas de sus individuos endeensa de sus monarca de la Patria y de laReligin [].40

    ste ue el carcter de la respuesta nuevo-leonesa al conficto en Europa. Adems, porque aslo mandaban las leyes y costumbres, se jur leal-

    Jos Bonaparte ue impuesto en el trono de Espaa por su hermanoNapolen Bonaparte, monarca del imperio rancs.

    tad al nuevo rey, don Fernando VII, con el lujo y

    pompa acostumbrados, el 4 de noviembre de eseao.41 Tambin comenzaron las exhortaciones a lapoblacin para que participaran en la cooperacinmonetaria en apoyo a la resistencia patritica.42

    Toda la provincia se mantuvo al tanto delos acontecimientos en la madre patria por mediode bandos y comunicados enviados desde Mxico.En ellos se copiaban las disposiciones emitidas enEspaa sobre la resistencia civil, y lo ms impor-

    tante, sobre la ormacin de gobiernos alternos y su

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    evolucin hasta llegar, en primer lugar, a la instau-racin de la Junta Suprema de Gobierno,43 despusal Consejo de Regencia, y tambin todo lo reeren-te a la convocatoria para la eleccin de diputadospara las Cortes.

    Hacia 1808, se recibieron varios bandos endonde se relataba la orma en la que Napolen ha-ba engaado a los Borbones para usurpar el tronoespaol. En este mismo bando, rmado por Pedrode Garibay, tambin se apel al patriotismo y alvasallaje para contribuir a la deensa del imperiode los enemigos externos, en este caso Napolen,promoviendo la unidad entre los vasallos ultramari-nos y los peninsulares para hacer rente al enemigo

    comn.Los mares nos dividen, y no podemos

    combatir contra el usurpador; ci (sic) pudiramos(ya os oigo decir) iramos a sacricar gustosamentenuestras vidas en deensa de nuestra Religin denuestro Rey, y de nuestros Hermanos. No pode-mos es cierto hacer estos gloriosos sacricios; peroci (sic) queremos tener alguna parte en tan eroicaempresa, desplegad vuestra generosidad, socorred

    a la pennsula, abrid vuestros tesoros, y remitidlossin prdida de tiempo. Ygualaos en lo posible convuestros hermanos en la Espaa. All dan su sangrey aqu podris dar vuestras riquezas; [].44

    Es importante observar que se tiene inor-macin en los archivos regionales sobre lo que su-cedi en Espaa, pero no de lo que sucedi en laciudad de Mxico y los debates del Ayuntamientode dicha ciudad y la Real Audiencia sobre la gober-

    nabilidad y el proyecto de conormacin de juntascomo haba sucedido en Espaa, salvo un bandoen donde las autoridades virreinales, previo a dichodebate, con echa de agosto de 1808, rearmaron lalealtad a Fernando VII y retoma la importancia dela unidad para evitar cualquier embuste de los ran-ceses.45 Esta alta de inormacin podra signicarque las provincias del noreste se encontraban hastacierto punto desligadas de una de las metrpolis

    centrales, en este caso, la ciudad de Mxico.46

    Del mismo modo, convinieron que [...] elExm Sr. Virrey es legal y verdadero lugartenientede S.M. en estos dominios; que la Real Audienciay los dems tribunales, magistrados y autoridadesconstituidas, subsistan en toda su plena autoridad

    y acultades concedidas por las Leyes, [...]. Setermina diciendo que la deensa del reino est enmanos de estas autoridades legtimas.47

    En los distintos archivos consultadosno hay documento alguno que d noticia de losplanteamientos de Talamantes, Primo de Verdado Villaurrutia,48 y tampoco existe documento queevidencie que la poblacin del Nuevo Reino deLen se enter de los debates suscitados entre el

    Cabildo de la ciudad de Mxico y la Audienciade la Nueva Espaa, y mucho menos si tom al-guna postura a este respecto. Asimismo, no seha localizado la comunicacin en la que se in-orme del cambio de virrey despus del golpe deEstado peninsular y la deposicin del virrey Iturri-garay. Existen los documentos rmados por Pedrode Garibay ya como virrey, pero no de su nombra-miento. En este sentido llama la atencin un bando

    en el que Garibay externa su sentir con respectoesta tensa e irregular situacin:

    Desde que tom el mando de este rey-no, ue una de mis primeras atenciones latranquilidad y el sosiego pblico, cuyoen tengo expedidas con uniorme parecerdel Real Acuerdo quantas providencias sehan considerado oportunas; mas pesar demis deseos, noto con grande sentimiento,

    que hay algunos espritus inquietos, geniosmalignos y revoltosos que pretenden turbary seducir los nimos tranquilos, no slo enesta Ciudad, sino en las dems Provincias,por medio de annimos, pasquines libelosamosos, perniciosos siempre, mucho msen las presentes circunstancias, los qualespor lo mismo manda romper la Ley 44. tt.3 lib. 3 de las Municipales: semejantes pa-

    peles por lo comn son parte del encono,

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    del odio y de la venganza, son subversivosdel buen orden, alevosos, con que los malintencionados, manera de asesinos, pre-tenden arruinar la sociedad, triunar de lasana moral, de la buena poltica, de la vida

    civil y aun natural de sus semejantes, yaunque indignos de e, son apropsito parahacer dudar de la verdad, y aventurar aca-so las providencias con agravio de algunosinocentes.49

    Se puede decir que las autoridades virreina-les, despus de la deposicin del virrey Iturrigaray,se preocuparon por mantenercomunicacin fuida, bajo las

    reservas de la condicin de lascomunicaciones en esa poca.Muestra de ello son todos losbandos y correspondencia pro-veniente de Mxico, de Espaa,e incluso de Cuba.50 De estemodo la Provincia del NuevoReino de Len se enter dela instauracin de la Suprema

    Junta Central Gubernativa quegobernara en lugar de Fernan-do VII,51 y le jur lealtad el 7 deabril de 1809.52

    Del mismo modo, el 23de mayo de 1810 se realiz eljuramento de lealtad al Supremo Consejo de Re-gencia de Espaa e Indias, que ue la instancia quegobern en lugar de Fernando VII despus de que

    se disolvi la Suprema Junta Central Gubernati-va.53 Ese mismo ao se convoc a las provincias aelegir diputados ante las Cortes. El Nuevo Reinode Len ue incluido en la lista de provincias quedeban tener representante.

    En las actas de cabildo de Monterrey,siendo ya gobernador Manuel de Santa Mara, seregistraron los procesos de eleccin de diputados,siendo electo el licenciado Juan Jos de la Garza,

    quien unga como lectoral de la Iglesia.54 Es lgi- Mapa de la Nueva Espaa despus de la implantacin del sistemade intendencias.

    ca la eleccin de un uncionario eclesistico para elpuesto de diputado, ya que eran quienes contabancon ormacin acadmica. Esta eleccin representun reto para Nuevo Len por las caractersticas quedicho diputado deba tener, enunciadas en los ban-

    dos emitidos por el virrey Lizana. Llama la aten-cin el discurso utilizado

    Desde este momento, Espaoles Ameri-canos, os veis elevados la dignidad de hombreslibres: no sois ya los mismos que antes encorbadosbaxo un yugo mucho ms duro mientras ms dis-

    Bando del Virrey Jos de Iturrigaray a avor de Fernando VII en 1808.

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    tantes estabais del centro del poder; mirados conindierencia, besados por la codicia, y destruidospor la ignorancia. Tened presente que al pronun-ciar o al escribir el nombre del que vuestros desti-nos ya no dependen ni de los Ministros, ni de losVirreyes, ni de los Gobernadores; estn en vuestras

    manos.55

    Probablemente escritos como ste, envia-dos al Nuevo Reino de Len, tuvieron infuenciaen el posterior desarrollo de la ideologa y la polticalocales. Igualmente se realiz el juramento de leal-tad a las Cortes una vez que stas se establecieronel 4 de diciembre de 1810.56

    Por otro lado, ya desde 1793, para las au-toridades de las provincias norestenses exista la

    preocupacin constante de que los ranceses deNueva Orlens, los norteamericanos y los inglesescruzaran la rontera, principalmente con el n deejercer el contrabando.57 Sin embargo, para 1808 ylos aos posteriores, las incursiones de extranjerosen territorios novohispanos ueron vistas como unintento de Napolen para apoderarse de las colo-nias espaolas.58

    En respuesta a esta amenaza, D. Bernar-

    do Bonava y Zapata, comandante de armas de

    Itinerario en leguas de la ciudad de Monterrey a San Luis a princi-pios del siglo XIX.

    las Provincias Internas de Coahuila y Texas; An-tonio Cordero, gobernador, poltico y militar deCoahuila; Simn de Herrera y Leyva gobernadordel Nuevo Reino de Len y don Manuel de Sal-cedo, gobernador, poltico y militar del Nuevo

    Santander se reunieron en San Antonio del Bjar,el 23 de mayo de 1809. En dicha reunin se toma-ron resoluciones de cmo actuar para deender losterritorios de las amenazas de invasin norteame-ricana. Entre las medidas tomadas se encuentra elenvo de los regimientos de dragones provincialesy de San Carlos a las ronteras. En lo que respecta aNuevo Len, enviara las uerzas del presidio de laPunta de Lampazos. Tambin plantea la necesidad

    del establecimiento de la Comandancia General deOriente para coordinar las acciones de deensa.59

    Por su parte, el virrey Pedro de Garibayhizo llegar al Nuevo Reino de Len rdenes deprohibir la entrada a extranjeros, principalmenteranceses debido a que:

    [] cuyo genio verstil y nove-lero en todos tiempos, ha dexado entreellos, en el actual, muy pocos hombres de

    bien, siendo los ms Ateos renados enla vil rden de la Francmasonera ilustra-da, Sansculotes, Jacobinos, y de todosmodos enemigos del Altar, del Trono, y detoda propiedad, como sectarios ciegos delmonstruo de la impiedad, del desorden yde la perdia Napolen Bonaparte, que haconsagrado en mxima propia suya el iner-nal principio, de que autoriza la justicia lo

    que aconseja la poltica.Pero no ue suciente la prohibicin de

    entrada a extranjeros, tambin deban sometersea vigilancia a los extranjeros ya avecindados enterritorio novohispano. Por ello, el virrey ordenque se presentaran ante las autoridades locales condocumentos que inormaran su origen, estado, ocu-pacin ocio; el tiempo en el que vinieron esteReino, las licencias que trajeron, los lugares en que

    han vivido, y los ocios que hayan ejercitado, como

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    tambin si estn han estado casados con naturalesde estos Reinos; si tienen hijos, y cuntos, y si seemplean en la Agricultura, Minera Comercio, en alguna arte liberal mecnica. Todo esto con eln de levantar un padrn de extranjeros. Quien nose presentase ante las autoridades corra el riesgo deser considerado un espa, encarcelado y sus bienesconscados.60 En observancia de esta disposicin,las autoridades de la provincia hicieron circular el

    bando en donde se ordena la presentacin de losextranjeros.61Los documentos antes citados y otros ms,

    localizados en los archivos, demuestran la visin delas autoridades de una incursin rancesa como unaposibilidad latente. Debido a ello, cualquier activi-dad considerada como subversiva se crea infuen-cia de Napolen. stas eran las circunstancias queviva el Nuevo Reino de Len poco antes de que en

    Dolores estallara la Guerra de Independencia.2. La insurgencia llega al Nuevo Reinode Len (1810-1811)

    Despus de ver rustrados los intentos de lograruna transicin pacca hacia la modernidad polti-ca que los tiempos requeran, un sector de la pobla-cin, principalmente constituida de criollos, opt

    por el camino de las armas. De este modo comenz

    Mapa noreste de la Nueva Espaa. Cartograa.

    la lucha por la independencia, encabezada por Mi-guel Hidalgo en Guanajuato, hacia septiembre de1810. Habra que sealar que en un principio esteproyecto no buscaba en s la independencia, sinoel autogobierno. Esta bsqueda ue modicndose

    hasta llegar al planteamiento de la independenciade la metrpoli.

    Al inicio del movimiento armado, Hidalgoy sus seguidores consiguieron victorias importan-tes y un mayor nmero de personas se unan al mo-vimiento, incluso contaban con la simpata de lasclases urbanas altas y medias debido a la propues-ta de autonoma.62 Sin embargo, con cada ciudadque era tomada por los insurgentes, los saqueos y

    las vejaciones aumentaban, a tal punto que causconfictos entre los mismos lderes insurgentes.63Ya a las puertas de la ciudad de Mxico, Hidalgo,

    El Obispado.

    temeroso de que los saqueos ueran incontrolables,decidi retirarse. De este modo, lleg a Valladolidel 13 de noviembre de 1810 y de ah parti a Gua-dalajara, en donde realiz una entrada triunal el 26de noviembre.

    Ya en Guadalajara, reunido con algunosde sus simpatizantes, como Ignacio Lpez Rayny Jos Mara Chico, pensaron en [] reunir uncongreso con representantes de las diversas provin-cias. Tambin trat de obtener el apoyo y recono-cimiento del exterior, para lo cual comision a Pas-casio Ortiz de Letona para ir a Estados Unidos, en

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    rente a una posible invasin y adems reuni losreuerzos que le solicit Flix Calleja.68 El gober-nador, como una de sus primeras disposiciones,promovi la unidad de los habitantes del reino, ascomo la prohibicin de cualquier contacto o sim-pata con los insurgentes, siendo esto considerado

    como delito de traicin.69 Tambin le inorm alobispo Marn de los sucesos de Dolores y le pidique emitiera un edicto de excomunin para lossimpatizantes de la insurgencia, y de este modo ha-cer un rente comn ante esa amenaza.

    El obispo ue quien mostr de una manerams abierta su parecer en lo que a la insurgenciase reere:

    [] amados Hermanos mos quedareis bien

    instruidos del Plan, y horribles proyectosde un corto nmero de Espaoles desnatu-ralizados, que ingratos a su Patria preten-den despedazar las entraas de su propiaMadre, [] Prohibiendo como prohivimosbaxo la pena de excomunin mayor, y otras nuestro advitrio todos los Legos, y se-culares, y adems de sta la de suspensinipso acto incurrenda a todos nuestros Eccos

    tanto Domiciliarios, como Forasteros, secu-

    lares, y Regulares de este nuestro obispado,y retengan, oculten, traten de ocultardichas Proclamas que nos remitiran baxolas mismas penas dentro de tercer da; cuyo eecto concertandose primero con las

    Justicias, y Jueces respectivos harn que sejunte el Pueblo en sus Yglesias a cualquierhora del da para leerlas, y maniestarlesesta nuestra carta pastoral, y que recurridosy animados todos del espritu de delidad,que siempre los ha distinguido, los hagandesaparecer de nuestras providencias la re-belin, que nos amenaza [].70

    Jos de Iturrigaray.

    Soldado realista.

    Como puede observarse, la postura esabiertamente realista. Paso seguido emiti un de-

    creto de excomunin para las personas que simpa-tizaran de alguna manera con el movimiento insur-gente. Sin embargo, parece ser que la postura delobispo no era compartida por todos los miembrosdel clero nuevoleons, Isidro Vizcaya menciona elcaso de Jos Len Lobo Guerrero.71

    No obstante, a pesar de los esuerzos delgobierno de Nuevo Len para detener el avan-ce insurgente, le ue imposible ya que, en eecto,

    circularon entre la poblacin algunos papeles con

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    contenidos sediciosos y justicando las accionesinsurgentes:

    El da 16 de septiembre de 1810 vericamoslos criollos en el Pueblo de Dolores, y villa de SanMiguel el Grande la memorable y gloriosa accin

    de dar principio a nuestra santa libertad, poniendopresos a los Gachupines, quienes por mantener sudominio, y que siguiramos en la ignominiosa es-clavitud, que hemos surido por trescientos aos,haban determinado entregar este Reyno Cristianoal Herege Rey de Inglaterra, con que perdamosnuestra Santa Fee Catlica, perdamos a nuestrolegitimo Rey Fernando Sptimo, y quedbamos enpeor, y ms dura esclavitud.

    colores de horror de inequidad, con el n de atraera su partido, a nuestros propios hermanos los crio-llos, con el detestable pensamiento de que nos des-trullamos, y matemos criollos con criollos [].72

    Incluso hay inormes de la discusin de

    estos papeles entre la poblacin, nos reerimos alcaso de Nicols de la Garza Falcn en Cadereyta.73Garza Falcn ue acusado de haberse pronunciadoa avor de Hidalgo en una reunin.

    El 29 de noviembre se llev a cabo una re-unin con el objetivo de planicar la deensa de laprovincia. A esta reunin ueron convocados el go-bernador de la provincia Manuel de Santa Mara,el cabildo justicia y reglamento de la misma ciudad;

    administradores de reales rentas: el Sr. provisor yvicario general de este Obispado y dos vecinosrepublicanos.74 Los acuerdos que se tomaron ue-ron el de ormar en esa capital dos compaas demilicias urbanas, y para lograr el equipamiento delejrcito reunido dispuso del erario en manos de laadministracin del tabaco.

    Sin embargo, estos esuerzos no resultaronsucientes para organizar una buena deensa de la

    provincia. La comunicacin hacia las villas ue len-ta, adems de que una gran parte de los militaresse encontraban en Texas, otros ms eran de edadavanzada y la mayora careca de adiestramiento,uniormes, caballos y armas.75 Algunos hacendadoscomo Pedro Torre Borrego se resistan a participar.Explic que tena 50 peones para la molienda dela caa,

    [] todos los cuales, con mi persona estn a

    la disposicin de V.S. en deensa de Nues-tra Santa Religin, Nuestro mui amadoCatlico El Seor Don Fernando Sptimoy la Patria.Pero como quiera el prccimo Noviembrese d principio a la molienda de caa, paracon sus rutos satisacer sus crditos supli-co a V.S. rendidamente no nos molesten losseores subdelegados, ni Gees militares a

    citar peones, por estar en peligro todos los

    Imagen de Mariano Michelena, uno de los integrantes de la conspi-racin de Valladolid en 1809.

    Por tan sagrados motivos, nos resolvimoslos criollos dar principio a nuestra Redencin;pero bajo los trminos ms humanos, y equitati-vos, poniendo el mayor cuydado, para que no sederramara una sola gota de sangre, [] sin embar-go aquel Bulgo ciego saque una tienda, sin podercontener este echo tan eo, y de que estamos suma-mente adoloridos [] ste hasido (sic) el suceso; y

    nuestros enemigos quieren pintarlo con los negros

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    Acta de Cabildo de 1808.

    Fernando VII.

    esquilmos, ( menos que no sea una estre-ma necesidad) pues en este casso, gustoso,me aprontara, capitaneando mi cuadrilla, yestar pronto a la disposicin de V.S. lams lebe insi-nuacin comunicada para elsuperior Gobierno.

    V.S. dispense esta molestia, y pido al Seorde llueban las vendiciones del cielo paraque como Primer Gee salga con todo lu-cimiento [].76

    Ante estos acontecimientos y las noticiasde los triunos insurgentes en San Luis Potos quemotivaban su avance hacia el Nuevo Reino deLen, el gobernador Santa Mara decidi dejar laciudad para reclutar milicianos y recaudar ondos

    para enrentar a Mariano Jimnez. Dej en su lugara Juan Ignacio Ramn, ocial de mayor rango de lacompaa de la Punta de Lampazos.77

    Para el 15 de noviembre se recibi la no-ticia de la cada de San Luis Potos en manos delos insurgentes, por lo que el cabildo de Monterreyen sesin extraordinaria dispuso que el goberna-dor Santa Mara se trasladara a Monterrey paraorganizar la deensa de la ciudad.78 Resulta-

    ba apremiante el reunir ondos para solventar los

    gastos que la deensa de la ciudad representara,por lo que el gobernador Santa Mara se dirigi aMelchor Nez de Esquivel, administrador de ta-bacos, y a Jos Valera, administrador de alcabalas,para que ranquearan los ondos correspondientes

    a estos ramos. Recibi evasivas y negativas por par-te de los dos uncionarios, y lo mismo sucedi conel cabildo eclesistico.79

    El gobernador convoc a otra reunin el 29de noviembre, a la cual asistieron Jos Len Lobo,previsor del obispado de Monterrey; Bernardo Us-sel y Guimbarda, regidor; Pedro Manuel de Llano,Fernando de Uribe, Juan Francisco de la Penilla,regidores honorarios; Jos Valera, administrador de

    alcabalas; Marcos de Arredondo, sndico procura-dor; Juan Antonio de Mxica, Melchor Nez deEsquivel, administrador de tabacos; Bernardo deIzurieta, administrador de correos, y J. LorenzoGonzlez, vecino. En esta reunin se acord or-mar una tropa de cerca de 400 hombres, aunque notenan sucientes armas ni dinero para pagarles. Se

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    dijo que deban tomar-se los ondos necesariosdel ramo de alcabalas,de tabacos y del cabildoeclesistico, adems de

    las donaciones de los ciu-dadanos

    [] que no obstan-te haber celebradoconsejo de guerra endonde y a pluralidadde votos se apoy lareunin de tropa y sudestino, ha tenido por

    conveniente se or-malizare esta junta noslo para hacer mspblicas sus activasprovidencias, dejn-dolas sentadas en estaacta, sino para quecon acuerdo generaldecidiera si era o no

    de precisa urgenciaseguir soportando las tropas y en caso deserlo se le acilite el modo de vericarlo enel inter la noticia a la superioridad del Ex-celentsimo Seor Virrey; entendidos quede lo contrario esta misma tropa que conurgentsimo trabajo se ha reunido, aun encaso de que las operaciones de las contra-rias dieran espera no podra conseguirse su

    nueva reunin, con otras varias objecionesque se omiten por no hacer ms diusa estaacta. [].80

    Para el 8 de diciembre, Jimnez y sus tropashaban llegado a Charcas y de ah marcharon haciaMatehuala, en donde establecieron un campamen-to. Cada da el ejrcito insurgente engrosaba suslas con personas provenientes de las haciendasdel sur del Nuevo Reino de Len, otras ms pro-

    venan del Nuevo Santander, e incluso recibieron a

    Proclama de Miguel Hidalgo a avor de la libertad de la Nacin.

    soldados que desertabande los campamentos rea-listas.81 Ya en el campa-mento, Jimnez puso enprctica otra estrategia

    para ganar adeptos, prin-cipalmente los ocialescriollos. sta consistaen escribirles cartas ex-plicndoles el propsitode la insurgencia.

    No obstante to-das las medidas tomadaspor las autoridades del

    Nuevo Reino de Len,para nales de diciem-bre de 1810 Juan IgnacioRamn haba iniciadocorrespondencia conMariano Jimnez; unejemplo de esta corres-pondencia es el siguien-te:

    Americanos:Es posible que hayis de tomar las armasen contra de vuestros hermanos que estnempeados con riesgo de sus vidas en liber-taros de la tirana de los europeos, y aun deser esclavos suyos? No conocis que estaguerra es solamente contra ellos; y, por tan-to, es una guerra sin enemigos, que pron-to concluira si vosotros no les ayudarais

    pelear? [] Es necesario que quitemos elmando y el poder de las de los europeos:esto es todo el objeto de nuestra empresa,para lo que estamos autorizados por la vozcomn de la Nacin, y por los sentimientosque se abrigan en los corazones de los crio-llos; aunque no puedan expresarlos todavaen aquellos lugares en donde estn bajo ladura servidumbre de un gobierno tirano

    y arbitrario, deseosos de que se acerquen

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    nuestras tropas desatarles de las cadenasque les oprimen.82

    Ramn le escribi al gobernador diciendoque el ejrcito insur-gente contaba entre

    sus las con indios defechas, tropas de LaColonia, tanto milicia-nas como veteranas ygente de las haciendas,amos y sirvientes. Enesta correspondenciatambin inclua unacarta que Jimnez le

    haba enviado y le deca[] haber procuradovalerse del ms avo-rable arbitrio para noensangrentar ms unasunto que realmentese haba decidido, puesera irresistible la uerzaque ya estaba dentro de

    la provincia. [] Dejecorrer las uentes, queDios nos ha de ayudar.83

    No se sabe de manera certera si Juan Ig-nacio Ramn se uni al movimiento insurgenteporque estuviera de acuerdo con la idea de la inde-pendencia, o si ue para evitar la toma violenta dela ciudad. Isidro Vizcaya, estudiosodel tema, opina que parece ser que

    Ramn crea ingenuamente queadoptando nominalmente el partidode la insurreccin o manteniendouna especie de neutralidad, podraevitar la entrada de los insurgentes aNuevo Len.84

    A principios de 1811 sta erala situacin de las tropas realistas enlas inmediaciones del Nuevo Reino

    de Len:Retrato del comandante Juan Igna-

    cio Ramn.

    Miguel Hidalgo inici el movimiento de independencia en la Nueva Es-paa el 16 de septiembre de 1810.

    [] el coronel [Antonio] Cordero estaba en[el campamento de] Aguanueva con 700hombres, mientras Varela avanzaba hacia el

    sur con otros tantos;en el Nuevo Reino de

    Len el gobernadorsala de Monterreycon 150 hombres,dejando probable-mente 100 en estaplaza; el capitn Sadaguardaba la boca deSanta Rosa con 22hombres y don Juan

    Ignacio Ramn es-taba en Ro Blancocon menos de cin-cuenta. [].85

    Otro ocial rea-lista, Pedro de Herrera,quien se haba unidojunto con su tropa a lasuerzas de Varela, le es-

    criba a Santa Mara el 6de enero que tena serias

    sospechas de que Juan Ignacio Ramn era insur-gente.86 Para el da 9 el capitn Varela recibi unacarta proveniente del campamento de Aguanuevacon el siguiente mensaje:

    Se ha ugado del campo dispuesto en elpuerto del Carnero el comandantede ustedes, don Antonio Cordero,

    por consiguiente todas las tropasque gobernaba estn gustosamentereunidas a las mas y toda la pro-vincia no conoce ya ms gobiernoque el americano, en tal virtud,prevengo a usted, que sin pretextoni demora, se pase con las que leacompaan a la villa del Saltillo,donde le aguardo, trayndome to-

    dos los prisioneros que le entreg

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    Documento de la Inquisicin contra Miguel Hidalgo y sus segui-dores.

    Imagen del usilamiento de Miguel Hidalgo en la ciudad de Chihua-hua.

    a usted el capitn Borrego, junto con loseuropeos que asisten en esa divisin, a losque puede usted asegurar de mi parte quelos tratar con aquella generosidad y noble-

    za que caracteriza a los americanos. Si aslo practicase, tratar a usted como amigo yde lo contrario lo perseguir hasta su totalexterminio.87

    Despus de tomar el campamento de Agua-nueva, sin librar batalla, Jimnez entr a Saltillo el8 de enero con un ejrcito de 8,000 hombres y 16caones. No ue recibido por el Cuerpo Capitularde la ciudad. Al enterarse de estos acontecimientos,

    Varela decidi moverse al valle de Labradores y deah partir hacia el Nuevo Santander. Sin embargo,tras recibir la contestacin de Santa Mara, dicien-do que se encontraba en el valle del Piln y quehara todo lo posible por deender la provincia, He-rrera infuy en la decisin de Varela y marcharonpara reunirse con Santa Mara. Llegaron al valle delPiln el 11 de enero, encontraron a Santa Mara conuna actitud de indierencia hacia la situacin. El 12

    convoc a un consejo de guerra en donde se tom

    la decisin de licenciar a las tropas por considerarperdida la provincia, el gobernador regres a Mon-terrey.88

    Por otro lado, los insurgentes preparabansu entrada a Monterrey, Jimnez envi al coronel

    Juan Bautista Carrasco para este propsito. El go-bernador Santa Mara entreg la provincia pac-camente, no contaba con las tropas sucientes parapresentar resistencia debido a la desercin masivade milicianos y ociales. Jimnez entr a la ciudadel 26 de enero de 1811, en medio de la aceptacin yel regocijo popular, y aparentemente una parte im-portante del clero estaba a avor de la insurgencia,ya que le ranquearon a Jimnez los ondos que le

    negaron al gobernador Santa Mara para la deensade la ciudad.89

    Durante su estancia en Monterrey, Jimnez

    otorg indultos a los europeos que se encontra-ban en la provincia y en algunos casos les regresbienes que haban sido conscados por los jeesinsurgentes. En cuestiones de gobierno, Jimnezno tom el control del mismo, sino que se designcomo gobernador a Santiago Villarreal. Santa Ma-ra y Ramn se unieron al ejrcito insurgente. Ji-mnez, al recibir la noticia de la derrota de Hidalgoen el Puente de Caldern y de su marcha hacia las

    Provincias Internas, sali hacia Saltillo para recibir

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    a los lderes insurgentes, quienes entraron a la ciu-dad; Allende el 24 de ebrero de 1811 e Hidalgo dosdas despus.90

    Despus de permanecer unos das en Salti-llo, los jees insurgentes decidieron marchar hacia

    San Antonio del Bjar, y de ser necesario cruzar larontera hacia Estados Unidos. Asimismo, IgnacioLpez Rayn y Jos Mara Liceaga recibieron ins-trucciones de reanimar la lucha insurgente en elcentro de la Nueva Espaa, separndose del grue-so del contingente que se dirigira a Monclova.91 Yaen camino hacia Monclova, ociales realistas, en-tre ellos Ignacio Elizondo y Manuel Royuela, ten-dieron una emboscada en las norias del Bajn, en

    donde capturaron al grueso del ejrcito insurgenteincluyendo a Hidalgo, Aldama, Allende y Jim-nez. Los insurgentes capturados ueron enviadosa Monclova, despus los lderes ueron enviadosa Chihuahua para enrentar un juicio y la pena demuerte.92

    2.2. Postura del Ayuntamiento de Monte-

    rrey

    El Ayuntamiento estaba constituido, para 1810,por alcalde de primer voto, don Jos Antonio de laGarza; de segundo don Mata de Sada; procura-dor don Marcos de Arredondo; don Jos JoaqunCanales, regidor alrez real y don Bernardo Ussely Guimbarda, regidor el ejecutor. Sin embargo, ala llegada del gobernador Santa Mara se acept elnombramiento de regidores honorarios

    [] todo a n no slo de su mayor y jus-to realce, sino de la utilidad pblica y re-comendada orden de polica; al intento,todo bien meditado, se acord y procedia la votacin, recayendo esta gracia en Dn.Pedro Manuel de Llano, Dn. Fernando deUribe, Dn. Jos Mara de Sada, y Dn. JuanFrancisco de la Penilla [...].93

    A este cabildo le correspondi la eleccin

    del diputado a cortes, reerida en el captulo ante-

    rior, as como realizar, el 25 de mayo, la ceremoniade juramento de lealtad al Supremo Consejo deRegencia de Espaa e Indias, que gobernaba ennombre del rey ausente Fernando VII.94

    En lo concerniente a las noticias sobre

    la insurgencia, no se tienen claras las primerasreacciones y disposiciones del Ayuntamiento deMonterrey, debido a que las echas de las actas sesaltan de agosto a noviembre de 1810. Lo que hacesuponer que, debido a la situacin de emergencia,el cabildo slo se reuni de manera espordica oormaron parte de los consejos de guerra.

    Para noviembre de 1810, Juan Ignacio Ra-mn haba sido nombrado gobernador interino, ya

    que Santa Mara le haba sucedido su puesto con eln de dedicarse al reclutamiento de hombres parala deensa de la provincia. Es as como Ramn, ensu nuevo puesto, hace circular el siguiente bando:

    Hago saber todos los estantes, y habitan-tes de esta Capital y Provincia que las Pro-clamas del Sanginario Emperador de losFranceses, y las de su hermano, el intrusoRey Jos han introdusido (sic) la insurrec-

    cin, y Anarqua con que se ha conjurado elcontumaz (sic) Hereje Cura del Pueblo delos Dolores, Allende, y dems partidarios,esperando Proclamas, y ensangrentandolos puales contra nuestros amados herma-nos los Ultramarinos, para con ms liberti-naje robar, hasta los mismos Criollos, queaparentan avorecer, y n de cuentas se-mejante sisma en esta Ciudad, y muchas se

    producen de malicia, segn los Pasquinesinicuos que han jado, he resuelto mandarpromulgar el Bando del terror siguiente.95

    Como podemos darnos cuenta, en un pri-mer momento la insurgencia ue tomada por lasautoridades de la provincia como un intento deNapolen de apoderarse de las provincias, y decausar una especie de cisma entre lo peninsular ylo novohispano. La ltima acta de cabildo de 1810

    es la del 29 de noviembre, en donde se convoc ajunta para organizar la deensa de la ciudad.

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    Despus, el Archivo Histrico de Monte-rrey registra la eleccin de nuevos uncionarios el1 de enero de 1811. Fueron electos don BernardoUssel y Guimbarda, alcalde de primer voto; donFrancisco Faras, sndico procurador general; capi-

    tn don Matas de Sada, don Jos Marcos de Arre-dondo, don Lorenzo de la Garza, electos regidoreshonorarios, as como don Urbano de la Garza, elec-to mayordomo depositario de propios.96

    Puede decirse que el cabildo de Monterreyse encontraba a la expectativa de las decisiones queel gobernador tomara para la deensa de la provin-cia. Asimismo, por encontrarse en una situacin deguerra inminente, las reuniones y las actividades

    de otra ndole disminuyeron. El cabildo registraragran actividad despus de recibir la noticia de lacaptura de los insurgentes. La siguiente acta de ca-bildo registrada es la echada el 1 de abril, en dondese propone la instauracin de una Junta Goberna-dora que llenara el vaco de poder provocado por lacada de los insurgentes. De esta manera concluyla primera etapa de la lucha por la Independenciade la Nueva Espaa.

    3.Ecos de la insurgencia de Morelos, lacontrarrevolucin y el constitucionalis-mo hispano (1811-1815)

    Despus de la aprensin del cura Hidalgo y de losprincipales lderes del movimiento insurgente, ini-ciado en 1810, continuaron la lucha Ignacio LpezRayn, en el bajo, y Jos Mara Morelos y Pavn,

    en el sur, entre otros lderes. A pesar de que estosdos personajes luchaban por la misma causa, en unprincipio sus esuerzos no se encontraban coordi-nados.

    Lpez Rayn intent reordenar y concretarel proyecto insurgente, entre las acciones a seguirse encontraban el

    [] proseguir con la guerra, instituir ungobierno que dirigiera el movimiento y pu-

    siera las bases de la organizacin jurdica y

    poltica del pas, gobierno que podra seruna junta nacional, como las instituidas enEspaa y otras capitales americanas, o uncongreso; se conservara la legislacin cris-tiana, se dejara de remitir a Espaa dinero,se deendera el reino de los ranceses y setratara de mantener inclumes los derechosdel monarca [].97

    Con este plan Lpez Rayn trat de unir

    y conjugar las acciones de los lderes insurgenteslocales. De este modo convoc a la ormacin deuna junta de gobierno insurgente. Dicha junta seinstaur el 19 de agosto de 1811, en Zitcuaro, conel nombre ocial de Suprema Junta Nacional Ame-ricana. Morelos aprobaba la ormacin de este r-gano de gobierno.98

    Personajes como Jos Mara Coss, CarlosMara de Bustamante, Andrs Quintana Roo y ray

    Vicente de Santa Mara ueron miembros de estajunta. Una vez instaurada, adems de los objetivosya mencionados, se encontraba el pedir reconoci-miento y auxilio del exterior, por ello se enviaronemisarios a Sudamrica y Estados Unidos. Otromrito de la Junta y de Rayn ue el involucrar alas lites urbanas de las principales ciudades de laNueva Espaa a travs de una organizacin secreta:los Guadalupes.99 Por otro lado, Jos Mara More-

    los y Pavn realizaba campaas militares exi-

    Ignacio Lpez Rayn.

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    Monterrey: revoluciones, guerras y comerciantes

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    nombr gobernador interino a Santiago Villarreal,en enero de 1811. La poblacin en general acept elcambio de autoridades sin resistencia; sin embargo,las autoridades insurgentes estuvieron poco tiempoen unciones debido a la captura de los principales

    jees independentistas en las Norias de Bajn, unosmeses despus.

    Al regresar la provincia al rgimen colo-nial realista, sucedi algo sumamente interesan-te: el gobernador Santiago Villarreal renunci a sucargo por considerarse ste ilegtimo.100 Entoncesla provincia vivi el mismo dilema que Espaa alencontrarse sin monarca y que la Nueva Espaaal enterarse de la deposicin del Rey, quin go-

    bernara? La instancia que poda nombrar un go-bernador legtimo era el virrey o el rey. Debido ala guerra, las comunicaciones eran sumamente di-ciles, impidiendo el nombramiento de un nuevogobernador.

    Ante este dilema, el sndico procurador,Francisco Antonio Faras, propuso la instauracinde una Junta de Gobierno tal y como se hizo enEspaa, conormada por cierto nmero de nota-

    bles quienes gobernaran de manera provisionalhasta que las comunicaciones con el centro ueranposibles. Este ejercicio poltico demuestra la intro-duccin del pensamiento liberal. Sin embargo, estepensamiento liberal ms que terico result prcti-co debido a que la motivacin principal de la litenuevoleonesa, al aceptar ormar la junta, era el res-ponder a una problemtica inmediata, muestra deello era su empeo en dejar claro el carcter tempo-

    ral de la misma, su desvinculacin con la insurgen-cia y su lealtada las principalesinstancias degobierno, hastaese momentolegtimas comolo eran el rey yla Iglesia catli-

    ca. Esto ltimo

    tosas. Constituy y organiz su ejrcito, al cual seintegraron Hermenegildo Galeana y los hermanosBravo, personajes clave para el triuno insurgente.

    En medio de ese clima de luchas militares,de poder e ideologas, y tras la captura de Hidalgo

    y sus seguidores, el Nuevo Reino de Len expe-riment un vaco de poder. Para solucionar estasituacin, el grupo de notables encabezados porFrancisco Antonio Faras propusieron un proyectonovedoso en la provincia, ms no en el imperio es-paol: una Junta Gobernadora.

    3.1. Un go-

    bierno alter-

    nativo en elNuevo Reino

    de Len: La

    Junta Go-

    b e r n a d o r a

    (1811-1813)

    La llegada denoticias sobre

    la crisis de lamonarqua es-paola, de laresistencia civilcontra los inva-

    sores y, por ltimo, el desarrollo de la insurgenciaen el Nuevo Reino de Len, propiciaron cambiosimportantes en la gobernabilidad del territorio. Es-tos cambios desembocaron en la implementacin

    de ormas de gobierno provisionales con caracters-ticas propias, poniendo en evidencia las ormas delpensamiento nuevoleons.

    Con la llegada de Mariano Jimnez y la in-surgencia al Nuevo Reino de Len, la estructurade gobierno suri modicaciones importantes.Las dos principales instancias de gobierno localrenunciaron a sus puestos para unirse al ejrcitoinsurgente, dando lugar a un vaco de poder. Para

    llenarlo, Jimnez, como ocial de mayor rango,

    Retrato de Mariano Jimnez.

    Dibujo de lancero insurgente.

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