revolucion mexicana en querétaro
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Querétaro ingresó a la vida constitucional después de haberse librado una disputa
argumentativa protagonizada por el diputado por Querétaro Félix Osores
Sotomayor en la tribuna del primer congreso constituyente, donde logra persuadir
a éste de que esta “provincia” se merecía el rango de estado por su extensión,
número de habitantes, autosuficiencia económica y reconoce su contribución a la
libertad del país en los primeros años de lucha independentista.
Con el reconocimiento del estado de Querétaro se venía el conflicto de
someter la diversidad de la región en la unidad de estado, la sierra gorda
queretana estaba poco comunicada por su geografía accidentada y era el
escenario de la lucha ancestral de los pueblos indígenas por conservar su
autonomía, que en dicho momento estaba claramente a cargo de “los hombres
fuertes”, personajes que se dedicaron a mantener una relación entre el poder
central y los caciques regionales, pues debido a sus estrategias pudieron
mantener en orden a las sociedades serranas cuando el estado federal era
demasiado débil, como para llegar a estas zonas y mantener un régimen.
Ya en el carácter de estado de la República, Querétaro promulgo su
primera constitución en 1825, después con transformaciones en el plano nacional
de Valentín Gómez Farías en 1833, en el estado se llevaron a cabo estas
transformaciones mínimas por Lino Ramírez, que tenía una filiación masónica
yorkina.
Universidad Autónoma de QuerétaroFacultad de Filosofía
Licenciatura en Historia
Querétaro y su región Maribel Miró Flaquer
Revolución Mexicana en Querétaro
Mónica María Cano Herrera
Tiempo después la constitución del estado promulgada en 1869 por Julio
María Cervantes, se inserta en el contexto de la república restaurada, pues
entonces la legislación queretana debía estar a tono con los postulados liberales
de la constitución federal de 1857.
La vuelta del ala conservadora al poder en el estado se debió a que en
1876, cuando Porfirio Díaz se hizo del poder a través de un golpe de estado al
presidente Lerdo de Tejada, recibió apoyo de Antonio Gayón, el cual se convierte
en presidente impuesto en Querétaro y después de diez años que entrara en
vigor la constitución de 1869, la reforma para adecuarla a los lineamientos del
régimen porfirista, que marcarían los destinos del país por más de tres décadas.
Díaz no solo necesito a Gayón para someter al pueblo queretano, sino que
también ocupó mantener en paz a uno de los “hombres fuertes” con más poder en
la sierra, para poder mantener el orden entre regiones y así una efímera paz, este
hombre de nombre Rafael Olvera es un personaje emblemático, pues cambiaba
de postura de acuerdo al interés que tuviera, fue aliado de mejía en el segundo
imperio, trato de ser general por medio de Juárez, estuvo al lado de Lerdo, fue
iglesista y finalmente apoyó Díaz. El poder de este individuo era incuestionable, se
le denominó “cacique”. A pesar de la insistencia de Gayón respecto a la necesidad
de frenar el poder del serrano, Díaz se mantuvo al margen, pues no podía poner
en riesgo la paz del estado, recurrió a la medida de conciliación. En la ausencia de
Porfirio, Gonzáles fue cegado por la ambición y el poder que le brindaba Olvera
en el carácter de adquisiciones en la sierra, las posesiones crecían de manera
proporcional. Así pues Rafael, con protección de Gonzales llega a la presidencia
de Querétaro en 1883. Se acusó en repetidas ocasiones a este individuo por su
filiación conservadora en extremo, por hacer un abuso del poder y por ser una
persona que actúa bajo sus intereses, sin embargo su poder se vio extendido de la
sierra a la capital del estado de Querétaro, hasta que deja el poder en 1887 en
manos de Gonzáles de Cosío. A su vez el tiempo de cacique serrano había
concluido, pues el presidente le permitió conservar algunas posiciones en la
nueva administración, pero Porfirio Díaz estaba convencido de que en el nuevo
proyecto nacional no había lugar para los caciques, debía poner fin a la autonomía
de estados y municipios, se debía consolidar un estado nacional centralista, de
carácter rigido.
La rebelión desatada contra el anquilosado gobierno porfirista tuvo sus
primeros destellos en la región serrana para el caso de Querétaro, con la incursión
de la revolución maderista proveniente de San Luis potosí a partir de 1911 y la
lucha zapatista un año después.
Mientras que Querétaro se presenta desde 1910 en el margen del país
como un lugar de refugio seguro para muchos de los aterrorizados por
movimientos de revuelta social, éstos se denominaban como un remanso de paz
en medio del caos, como un lugar privilegiado por la forma de ser de los
residentes, los cuales nunca han rehuido la defensa de la patria. Un pueblo
amante del orden y del progreso, cuestión que lo ha mantenido alejado de los
males que aquejan a la república.
El pueblo vivía tan en paz que se daba el privilegio de vivir alegremente en
fiestas- como lo fue la celebración del aniversario en 1910-, esta cuestión fue
criticada por algunos pues resultaría incongruente que en medio de la guerra y
revuelta social, los queretanos siguieran con sus reuniones vigorosas y haciendo
escritos sobre ellas, pero esto se defendía bajo los argumentos de que no se
podía permitir perder las tradiciones, pues eran parte esencial de la identidad. Al
iniciar la guerra en Querétaro, las fiestas no se suspendieron, pero si vieron
mermado su esplendor y sufrieron transformaciones.
La capital del estado se mantendría en calma hasta la primera mitad de
1914, cuando los cuerpos del Noroeste y Noreste del Ejército constitucionalista
tomaron esta plaza con el objetivo de avanzar hacia la ciudad de México;
sucediéndose a partir de ese momento gobiernos constitucionalistas y
convencionistas hasta el triunfo de los constitucionalistas y la designación dela
ciudad de Querétaro como asiento temporal de los poderes federales y sede del
Congreso Constituyente. Los gobiernos cambiaron constantemente de bando,
pero los queretanos intentaron mantenerse en el centro la mayoría del tiempo. De
los 13 gobernadores que hubo entre 1911 y 1917, sólo José Antonio Septién fue el
que repitió, debido a su posición neutral, mientras estaba en la presidencia
Victoriano Huerta.
Las fiestas durante la revolución sirvieron de convivencia, para mostrar que
cierto sector, “los queretanos cultos”, hacían que Querétaro se vislumbrara como
una sociedad civilizada, moral y Cosmopolitan, también fueron un espacio para la
negociación política, y finalmente un mecanismo clasista, para hacer distinciones
sociales entre revolucionarios y no revolucionarios.
Todos se divertían, pero no lo hacían juntos, así se traduce la vida cotidiana
en Querétaro revolucionario, existían fiestas privadas y públicas. Las primeras
eran aquellas que organizan los particulares y que se llevan a cabo en los
espacios domésticos, tales como; bautizos y celebraciones rituales de carácter
religioso, aniversarios y cumpleaños. Por lo general acudía lo más selecto de la
sociedad queretana, en éstas se brindaban conciertos, cenas y bailes, cada uno
de estos eventos eran relatados con prolijidad en periódicos, se distinguían por su
refinamiento. Las segundas fiestas tenían que ver con las celebraciones patrias o
las decembrinas, ceremonias cívicas o momentos especiales en la vida nacional,
recibimiento a personajes destacados u homenajes luctuosos -Estas reuniones
eran por lo general para el sector popular, pero podían involucrarse personas de
clase alta-. Como parte de las celebraciones de navidad, que eran públicas, había
muchas fiestas: conciertos, obras de teatro, corridas de toros, coleaderos,
jamaicas, desfiles, bailes, posadas y el tradicional desfile de carros alegóricos.
En el momento en el que la revolución acabó con los recursos monetarios,
el gobierno constitucionalista estableció un reglamento señalando un pago de
impuestos obligado a las diversiones públicas –opera, comedia, circo, cine, teatro,
peleas de gallos, etc.- y por ello hubo una transformación de la tradición, pues
debía adecuarse a lo que consideraban los revolucionarios como “moderno” y a la
situación de crisis que se vivía. Tal fue el caso que para 1914 la fiesta navideña, la
más concurrida, fue austera y los carros alegóricos se hicieron en plataformas de
los tranvías por la carencia de animales de tracción. Los templos cerrados por los
carrancistas, comenzaban a reabrirse y esto lleno de tranquilidad a los
queretanos.
Para 1915 La crisis y alza de precios seguía igual o peor que el año
anterior. Los periódicos, fuente principal para conocer las noticias de otros lugares,
no llegaban con regularidad y cuando llegaban estaban a medias, puesto que
quienes escribían lo hacían con intereses de por medio, además el hecho de que
los bandos de la revolución estaban poco claros o definidos causaba inseguridad,
causaban una gran inseguridad en el pueblo queretano. Así la sociedad veía de
manera negativa a la mayoría de los revolucionarios, eran lo contrario a lo que
debía ser una persona de “bien”, que promulgara la paz. Entre los queretanos; los
carrancistas fueron los peores, por su jacobinismo; Los zapatistas no tuvieron
mucho impacto en la ciudad, pues su área de impacto era la región serrana; y Los
villistas, fueron los mejor vistos por su actitud ante la religión.
Para las fiestas decembrinas de este año, los carrancistas anticlericales
cambiaron la tradición ya estipulada, pues no se vio mucho relacionado a la
religión, los carros alegóricos no salieron y en el teatro Iturbide se impartieron
pláticas de carácter anticlerical, muy recurridas. El alza de precios que seguía y el
hambre que se vivía en la sierra, fueron atendidos por damas voluntarias que
organizaron una colecta para los necesitados, no estaba separada de manera
abismal la realidad central y serrana.
La incertidumbre se generó cuando en 1917 por un momento triunfaban los
villistas, otro los carrancistas y otro los obregonistas. Si la política era incierta, la
realidad se presentaba con toda su crudeza. Aparecieron las heladas y se agudizó
la crisis. Dicha pobreza afectó las fiestas y para hacer pasaderas las fiestas
decembrinas, se pusieron juegos de naipes y lotería, las corridas de toro siguieron,
las misas tuvieron gran impacto, los bailes no se cancelaron y las serenatas en el
jardín Zenea proliferaron.
Finalmente con la promulgación de la constitución federal de 1917 concluyó
formalmente la etapa revolucionaria, al incluir en ésta las demandas de los
sectores sociales que los habían llevado a levantarse en armas por las abismales
diferencias económicas y la represión social propia del régimen porfirista, se
incluyeron las garantías sociales como el derecho a la educación laica y gratuita,
el reparto de la tierra plasmado en el 27 y los derechos de los trabajadores en el
artículo 123. En este escenario la constitución del estado de Querétaro, en
sintonía con la federal, se modificó por Ernesto Perrusquia, gobernador designado
por Venustiano Carranza. Así pues reinaría el orden y la legalidad representada en
el gobierno constitucionalista encabezado por el primer jefe.
Para 1929 estaban en marcha dos proyectos para el agro mexicano: el
agrícola y el agrario. Como las fuerzas sociales en ascenso estaban vinculadas,
por su origen y situación, al proyecto agrario que proponía Elías Calles y el
presidente interino Portes Gil, ésta fue la corriente que se impulsó, en medio de
una gran violencia, en la década de los treinta. Tal transformación se puede seguir
en el estado de Querétaro. El gobierno del estado queretano solía entregar a los
jefes de las defensas sociales las propiedades que se confiscaban con el fin de
pagarles los servicios prestados al gobernador en turno y así sucedió bajo el
régimen de Saturnino Osornio (1931-1935). Al tomar posesión Saturnino, la
situación económica y social del estado no era promisoria. Las prácticas de trabajo
se consideraban casi medievales y la falta de recursos para la inversión estatal
seguía siendo el principal obstáculo para llevar a cabo los programas de gobierno,
también la incapacidad administrativa, carencia de un ideario políticosocial del
grupo que había dirigido los asuntos políticos desde 1917, esto determino la
postura defensiva que sostuvieron los hacendados a lo largo de estos años de
inseguridad agraria y depresión económica.
El sacar adelante al estado, no era la principal dificultad de este hombre,
sino enfrentar a la sociedad queretana a ser gobernada por un peón de hacienda.
Por esta razón el debate político y económico se tradujo en una lucha a muerte
entre Saturnino y los que habían sido desplazados del poder. Así pues el proyecto
de Saturnino planteaba cambios sustanciales a lo tradicional, pues daba prioridad
a la educación primaria y a la expansión de las escuelas rurales. Saturnino
reconocía, en carne propia, que los trabajadores del campo no sólo eran definidos
como una masa inconsciente, sino que se les consideraba incapaces de tomar
decisiones porque no sabían leer, escribir, ni contar, por ello la necesidad de sacar
adelante a este sector, interponiendo los intereses de los hacendados y de la
sociedad queretana en general, porque sostenía que la enseñanza debía ser laica.
Durante su mandato, osornio, clausuro el Colegio Civil, por ser arraigado al viejo
estado, donde la sociedad politica se había formado, además que formulaba un
gran gasto para el estado. La ley de educación osornista estuvo vigente en el
estado de Querétaro hasta el gobierno de Mariano Palacios Alcocer (1985-1991).
Las discusiones sobre la economía agrícola se ligaban con el empeño por
encontrar una solución o salida al “asunto agrario” que había entrado, una vez
más, en situación de crisis y en medio de los temores de los hacendados a perder
sus tierras, éstos comprendían que era necesario modificar las prácticas culturales
y las técnicas de cultivo e invertir en proyectos de irrigación para incrementar la
productividad y las ganancias. Uno de los factores que explican la criris de la
agricultura queretana en estos años es la oposición de los hacendados a modificar
el sistema de mediería, pues pensaban que si se liberaba al mediero,
inmediatamente se convertiría en ejidatario y esto era una alternativa que los
perjudicaría. Para 1932 se publica la ley agrícola, la cual favorecía a los pequeños
agricultores, medieros, y eliminaba a los intermediarios en la comercialización de
los productos. Los hacendados temieron que los conceptos de la Ley Agrícola,
acabaría con el latifundio queretano, algunas manifestaciones fueron controladas
por los “pistoleros” u hombres de Osornio. Para después se consolidó la
federación de agrupaciones agrarias y campesinas y obreras del estado de
Querétaro
A finales de 1932 el conflicto entre la iglesia católica y el Estado mexicano
entre en una nueva fase violenta “la segunda cristiada”, el Querétaro lleno de paz
se vio inmerso en una situación de disgustos y agresiones. Los vientos de la
inestabilidad, que habían arreciado por la aplicación del programa agrario ylos
resentimientos de la vieja clase política con Saturnino fueron contrarrestados por
el general Calles en el discurso que pronunció en julio de 1933. Para su último año
de gobierno, saturnino se radicalizó y cerró los templos del estado, permitiendo un
sacerdote por cada 200 000 habitantes, lo cual molesto a la sociedad en su
mayoría.
En 1934-1935 era más fácil deslindarse de Osornio, que tenía en contra
Norandino Rubio, candidato del PNR a la presidencia de la república y sobrino de
Porfirio Rubio, un individuo respetado por el general Cárdenas, designado como
un auténtico revolucionario. El candidato que apoyaría Cárdenas(1934-1940) era
el coronel Ramón Rodríguez Familiar a diferencia de Norandino, no deseaba ser
gobernador de Querétaro, diputado local o federal ni, mucho menos, presidente
municipal de Jalpan: él quería conservar su poder como cacique de la región,
como jefe de las defensas rurales y por otra parte, nadie se atrevió a contradecir la
decisión del general, también debido a que Norandino había “quebrado” con
Osorinio y había hecho causa común con los viejos políticos queretanos. De tal
manera saturnino apoyaría la decisión de que el 1 de Octubre de 1935 el coronel
Ramón Rodríguez Familiar tomara el poder, envolviendo a Querétaro en una
guerra con el campo queretano, éste no pudo cumplir con el programa formulado
para 1939 y cayó de la gracia del presidente. Así el presidente Cárdenas de
manera independiente a las expresiones queretanas se inclinó de nuevo por
Norandino Rubio, la selección del candidato a la gubernatura de Querétaro se
entrelazó con la rebelión del general Cedillo en San Luis Potosí y la pugna por la
sucesión presidencial: el candidato del presiente, Manuel Ávila, y el candidato de
“la reacción” Juan Almazán. Porfirio rubio y Saturnino Osornio apoyaron la
candidatura de Ávila.
Después de unas elecciones amañadas, Norandino tomo posesión de la
gubernatura el 1 de Octubre de 1939, éste intentó destruir a su tío y a Saturnino
para, controlar las fuerzas agrícolas del estado, Porfirio advirtió a Cárdenas que el
gobierno del presidente queretano sería objeto de “las más intolerables
impertinencias”. Finalmente por ser un hombre viejo, Porfirio se confinó en feudo
territorial de su sobrino, mientras que Saturnino fue acusado en la primera
oportunidad por el presidente entonces, Ávila Camacho (1940-1946), de
encabezar hombres armados. Saturnino no volvió a disputar el control político de
la entidad, se dedicó a la agricultura hasta su muerte, siendo reconocido como el
único agrarista de Querétaro.