Llegó la época de lluvias y las gotas chocan contra las ventanas produciendo una melodía de sonidos naturales. Pero, Alicia siente que es injusto lo que ocurre. Es época de vacaciones y no puede salir al patio a jugar. Esperó tanto para disfrutar de este tiempo tan añorado.

Su rostro afligido se refleja tenuemente en la húmeda ventana. Su madre la observa y no resiste la tentación de preguntarle:

- ¿Por qué estás triste si ya llegaron las vacaciones? -

- “Es que mi tiempo de jugar lo dañó la lluvia. Esperé tanto para nada”, dice la pequeña y con una expresión de enojo agrega: “la lluvia lo daña todo.”

- ¿Sabes qué es la lluvia? le pregunta su madre mientras la sienta en sus piernas

y acariciándola le explica:

“La lluvia es un baño obligatorio y momento de diversión para las flores; para el campo es saciar su sed y

vestirse de un verde hermoso. Para los agricultores es bendición hecha agua; pero lo mejor es que luego de ella, todos son más felices.

A la pequeña Alicia no le bastó la explicación y a la primera oportunidad, sin despojarse de su ropa nueva,

abrió la puerta y se dirigió a experimentar todo aquello que le fue enseñado.

Para sorpresa, mamá se percató tarde de lo que hacía su hija: “¡Alicia qué hiciste!” Alicia estaba empapada, con

los piececitos llenos de lodo y con su angelical rostro de niña traviesa esbozando una sonrisa.

“Mira mamá, hasta el cielo está feliz”, dice mientras señala con su sucio dedito el arco iris que aparece en el firmamento una vez que la lluvia ha cesado de caer. Al verla, su madre piensa que otro vestido se puede comprar, pero esa sonrisa encantadora de su hija bajo la lluvia jamás tendrá precio alguno.