Revista UNIDAD Edición N°4

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    Contenido EDITORIAL6Desde las aulas y las calles: A desa-tar el proceso constityente por la Pazocn Justicia Social y la Democracia

    real

    11La FEU Colombia por un movimien-to estudiantil unitario, combativo y

    latinoamericano

    15La Educacin Superior en Colombia

    19Elementos para una caracterizacinhistrica del Movimiento Estudiantil

    en Colombia

    24Los nombramos libertad!

    28Los y las estudiantes somos Poder

    Constituyente

    31Constituyentes Universitarias

    35Movimiento Estudiantil y Organi-zacin Estudiantil Unitaria

    40Saludo al Cuarto Congreso de la

    Federacin de Estudiantes Universi-tarios

    Miguel ngel Beltrn

    42Poema Exploracin vocacional

    Carlos Lugo

    UNIDADRevista de laFederacin deEstudiantes

    Universitarios

    4a EDICINOctubre 2014

    CONSEJO EDITORIALSecretaria y comisin

    de comunicaciones FEU

    COLABORACINSecretara general FEU

    DISEO YDIAGRAMACINColectivo Terrorismo Gr co

    DEDICADA A los ms de 9500 prisionerxs

    polticxs en nuestro pas, en especlos luchadores Jorge Eliecer Gaitn,Carlos Lugo, Omar Marn y HuberBallesteros quienes, con su entreg

    y dignidad, nos siguen guiando enlucha por una nueva educacin pa

    una nueva Colombia...

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    EDITORIALNUESTRA MEMORIA. PARA QUE NAZCALA NUEVA EDUCACIN PARA UNANUEVA COLOMBIA.

    Cmo olvidar que hicimos historia? Es cierto que hay una nueva generacin que vivi

    el 2011 desde la admiracin de sus colegios o barriadas, mientras las universida-des hervan en dignidad alegre y creativa, y la vertan desde las aulas a las calles,contagiando a toda la sociedad de la esperanza por una nueva educacin para una nuevaColombia. Ah nos reinventamos, pese a ser hijos de la poca del miedo (que an no aca- ba), cuando perdimos amigos, compaeros, hermanos, en el marco del gobierno de lvaroUribe. fundamental de una nueva educacin para un nuevo pas un pas con soberana,democracia y paz-.

    Sin embargo esa ingeniera que redise el movimiento estudiantil empez precisamenteall, donde proliferaba la muerte. Tal vez por eso el principal signo de ste movimiento estu-diantil, ha sido la lucha por la vida. Y de alguna manera, hemos aprendido a ensearle a lasociedad Colombiana que la educacin (la nueva educacin), trae consigo la digni cacinde la vida, empezando por la subversin de las lgicas de muerte que en nuestro pas y engran parte de Amrica Latina-, ponen el mercado y la guerra por encima de la dignidad ylo pblico. Esas son en sntesis las caractersticas antipatriticas de nuestros malgobiernos.

    En todo caso, si de algo se trata la oportunidad de haber vivido el aprendizaje de lo que sig-ni c la emergencia de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil MANE-, es precisamente derecordar para sembrar. Siempre hemos dicho que las dos caras de la moneda del movimien-to estudiantil son la memoria y el olvido: un rpido aprendizaje que hace de los estudiantesla potencia de la imaginacin, pero tambin (por desgracia), una gran impaciencia que con-duce al desencanto y al olvido. Por eso hay quien dice que no hay movimiento estudiantil,sino in nidad de movimientos estudiantiles que son hijos hurfanos de las prcticas degeneraciones anteriores que los actuales no conocieron, y por ello, sus prcticas son incor-poradas como naturales (o ideolgicamente omnipresentes).

    Ese movimiento estudiantil hecho de creatividad, memoria y olvido el mismo que ha pre-tendido hacer de la universidad una trinchera de inteligencia para llevar la imaginacin alpoder-, tiene que aprender a recordar para sembrar y cosechar. Por eso es tan importantevalorar lo sucedido en las movilizaciones del ao 2011, y por eso es tan importante la iden-tidad, el sentimiento, la dignidad estudiantil, que genera ste proyecto que hemos sembra-do y cosechado durante casi 10 aos: La Federacin de Estudiantes Universitarios, la FEUColombia.Esa FEU que es un proyecto inmensamente fecundo, sembrado y cosechado por varias ge-

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    neraciones bajo los tiempos ms difciles, y en las condiciones ms adversas; y sin embargo,somos una de las fuerzas vivas ms importantes del movimiento estudiantil, y hacemosparte de una gran esperanza por la Unidad de los estudiantes de Colombia en torno alproyecto de una Organizacin Estudiantil Unitaria, que tenga la fuerza permanente paratransformar la educacin en Colombia: la cosecha fundamental de una nueva educacinpara un nuevo pas un pas con soberana, democracia y paz-.

    Esa memoria nos retrotrae a muchos de los que han sido arquitectos y arquitectas de steproyecto, a Owens, Andres, Victor, Leonardo, David, Leidy, Diego entre muchsimos otroscompaerxs; nos remite a Dreiver, a Jan Farid, a Martin Hernndez, desaparecidos por elterrorismo de Estado, pero siemprevivos en el trasegar de todos los das.

    Esa memoria nos llena de gratitud con nuestros profes que han estado ah acompaandonuestro proceso. Carolina cuya pedagoga nos ha enseado a dibujar la cartografa de stesueo. Pacho, nuestro maestro y compaero, a quien el Estado puso tras las rejas un dade enero por el peligro de sus ideas libertarias, pretendiendo ponerle cadenas al alma y alpensamiento, que en los maestros rebeldes nunca deja de pensar y amar, y nunca dejarnde tener la fuerza de la emancipacin.

    A los compaeros de las ltimas jornadas, Anglica, Julin, Anderson, Natalia, Johan, Cris-tian, Oscar, Luis Fernando, Mara Alejandra, Carolina, y muchsimos ms, cientos, miles!!!Que todos los das nos hacen sentir orgullosos de hacer parte de sta obstinada carreracontra los molinos de viento!! A Chepe, con todo el cario del alma, porque aprendimoscontra todo pronstico a caminar los caminos del viento, e hicimos escuela en las peorestormentasy seguimos aqu como hace aos, haciendo trinchera.

    A los que nos mostraron a Amrica Latina llena de colores y en la ruta de un mundo al-ternativo a las lgicas de muerte del capitalismo, el colonialismo y el militarismo imperial.Aquella ruta construida junto al movimiento estudiantil Latinoamericano y Caribeo, contodas aquellas organizaciones rebeldes que todos los das buscan lo mismo que nosotros, bajo el mismo cielo y con las mismas ganas, construyendo junto a nosotros un continenteque se parezca a lo que somos, y que le ensee a nuestros hijos que podemos ser nosotrosmismos, y podemos hacer nuestra propia historia.

    A los ms importantes, los que nos mueven todos los das con el combustible de la rabia yla consigna de Nunca ms!.. Jorge Eliecer Gaitn, Carlos Lugo, Omar Marn, Oscar Gasca,que hoy siguen en la crcel sin juicio y sin razn alguna, al igual que otro gran maestro de lalucha, Hubert Ballesteros, porque las rejas y los barrotes han sido la poltica de castigo paralos que suean, para los que luchan, para los que nunca dejarn de disputarse una Colom- bia que viva sobre el suelo de la dignidad y la justicia social. Para ellos, el mayor homenaje,el mayor reconocimiento, la mayor admiracin y el respeto.

    De todos y cada uno de ellos y ellas, est hecho este proyecto, su arquitectura, sus di -cultades, sus virtudesel corazn de la FEU est hecho de todos aquellos arquitectos yarquitectas que la construyeron, y que an hoy la siguen edi cando en las mismas difcilescircunstancias, y con la esperanza y determinacin aferradas al proyecto de ese nuevo pasque hemos sembrado desde toda la geografa nacional, y que tiene una semilla fecunda enla universidad colombiana.

    sta elega a la memoria, es de alguna manera una perspectiva para las futuras generacio-

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    nes, que crecern arando el mismo suelo universitario, seguramente de mejor manera quenosotros. La generacin que llega es una generacin que ha aprendido el valor de la unidad,de la amplitud, la pluralidad y la construccin de fuerza y determinacin, con rebelda, es-peranza y alegra. Es una generacin admirable.

    Creo plenamente que lo que se viene para la FEU ser un horizonte con mayores posibili-dades, aprendizajes, y victorias, de mucha ms madurez poltica, y tambin, con un enormepotencial para construir mayoras y subvertir la universidad colombiana, en el marco de unproceso constituyente hacia una Colombia nueva, tan necesaria como posible.

    Si de algo sirven stas letras, y si de algo sirve la(s) memoria(s), no es solamente para noolvidar, sino para aprender a sentir, a sembrar y a cosechar de mejor manera.

    Las cosas no van a ser fciles. Seguramente los tiempos que vienen sern mucho ms duros,y traern consigo enormes di cultades. Hay que estar preparados desde ya, y aprender asobreponernos a la tormenta. Al n y al cabo, luchar por la educacin, es una buena peda -goga para educarse en la lucha y aprender a soar, pero sobretodo, a vencer. Una universi-dad para la emancipacin no solo es un proyecto necesario para una Colombia nueva, sinoque tambin es una perspectiva que es imprescindible incorporar a nuestros pasos rebeldes.Porque tenemos mucho que aprender, pero tambin algo para ensear.

    Viviremos y venceremos, porque ni la imaginacin, ni la creatividad se pueden desapare-cer o asesinar. Ellas saben esconderse, saben moverse y salir de nuevo. Le hacen honor alos murales, las movilizaciones, la disputa, la huelga, la confrontacin, el performance, laasamblea, el mitin, la revuelta. Desde que sepamos hacer nacer una y otra vez, la imagina-

    cin, la creatividad y la inteligencia, nunca ser imposible en la ruta de nuestra lucha, quegermine la paz con justicia social, la soberana, la democracia, la libertad, la dignidad, y lavida.

    Las rutas y latidos trazados por la FEU Colombia son un proyecto de identidad y digni-dad para una educacin emancipadora hacia una nueva Colombia!

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    Vivimos un momento de especial sig-

    ni cacin histrica para el Pas. Sinlugar a dudas hoy las con ictivida -des sociales se enfrentan a un nuevo mo-mento en su desarrollo producto de nuevascondiciones polticas, econmicas y sociales;su anlisis e identi cacin para trazar conacierto nuestro caminar como FEU Colom- bia en medio del campo social y popular sonineludibles.

    El presente texto busca delinear un marcogeneral que permita identi car procesos ytendencias que la situacin poltica nacionalarroja hoy; el objetivo es establecer dichosprocesos marco, un orden, a la vertiginosa ycatica ola de escndalos, agendas mediti-cas y polmicas coyunturales, buscando queno perdamos de vista el trasfondo en que sedesenvuelven. A rmamos como FEU Co -lombia que los retos que debemos afrontaren la lucha por una nueva educacin y un

    nuevo pas estn inmersos en una situacincon tres hechos esenciales:rasgos de crisis delrgimen de dominacin y lmites a la acumula-cin de capital; la mesa de dilogo de la Habanaentre FARC EP y gobierno, y una eventual ynecesaria con el ELN; nuevo momento del camposocial y popular que hace vigente la necesidad dedesatar un proceso constituyente.

    Rasgos de Crisis del Rgimen:

    Partamos de a rmar que la relacin entre elgobierno Uribe y Santos, es una de etapasdistintas en la implementacin de un mode-

    lo econmico basado en la vinculacin del

    aparato productivo al sector nanciero yespeculativo ( nanciarizacin), y la produc -cin de materias primas para la exportacin(reprimarizacin); proceso que lleva apa-rejado ajustes en materia laboral, de salud,educacin e incluso del rgimen poltico.

    Dicho modelo econmico ha derivado enuna in exin de la produccin nacionalagropecuaria producto de las importacionesde alimentos va TLCs, y la proliferacinde licencias y concesiones para explotacinminero energtica a lo largo del territorionacional; de otra parte, la intromisin cadavez mayor del sector nanciero en el orde -namiento territorial, sector vivienda, e in-cluso en los esquemas de poltica pblica crdito ICETEX p.ej.-. Sin embargo, la crisisdel capital a nivel internacional ha devenidoun estancamiento del crecimiento econmi-co nacional, lo cual sumado a la desacelera-

    cin del sector minero energtico en la eco-noma nacional indican un lmite al modelode acumulacin de capital en el pas. Ese esel escenario de las recientes luchas socialespor defensa de los territorios, as como denuevas medidas para facilitar la concesinde licencias ambientales para la explotacinminera y petrolera en una falsa lgica deasumir quemayor exploracin es sinnimo demayores yacimientos petrolferos, mineros en ex- plotacin y por tanto acumulacin.

    Desde luego, se buscar retomar la frus-trada arremetida de reformas de segunda

    Desde las Aulas y las Calles:A desatar el Proceso Constituyente para la Paz

    con Justicia Social y la Democracia Real

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    generacin de Santos I: re-forma al sector educativo,salud y ajustes a la reformatributaria se avizoran en elhorizonte para sumarse alachatamiento del Estado yaconsensuado en la sosteni-

    bilidad scal, ley del primerempleo y dems medidas enel sector telecomunicacionesy agrario. Los restos de losotrora derechos sociales sernobjeto del apetito del sector pri-vado y nanciero como forma

    de reactivar la tasa de acumu-lacin.

    En este punto es de especialimportancia el tema agrario:cierto es que lo anterior esla base del consenso entreCentro Democrtico y Uni-dad Nacional, sin embargoemerge una tensin sobrela forma de vincular el sec-tor agrario a dicho esquema:mientras que el sector lumpenizado alinea-do con el C D mantiene una posicin con-servadora de no afectacin a la estructuraagraria concentrada, ociosa e improductivao con un uso discordante a su vocacin pro-ductiva, la Unidad Nacional busca vincularla produccin con el uso y tenencia de la tie-rra, determinndose por las necesidades dela reprimarizacin y el mercado de tierras,

    desatando as la nanciarizacin de la es -tructura agraria. Esta tensin hace parte dela prevencin de extrema derecha ante uneventual acuerdo en la Habana que afecte laestructura agraria, y pone de presente la le- galizacin y alianza con transnacionales y sector nanciero del latifundio VS la negativa a dichalegalizacin del latifundio y mantener su carc-ter improductivo de acuerdo a la orientacin delaparato productivo en la actualidad (mantener por ejemplo, la ganadera extensiva). En amboscasos el campesinado enfrenta un enemigoformidable: el desarrollo en extensin y pro-fundidad del capitalismo agrario.

    Por otra parte, podemos identi car tensio -nes y disputas al interior de la clase domi-nante. Aquellos que gobernaron juntos du-rante 8 aos hoy se confrontan en un intentode parte de la Unidad Nacional de recom-poner la dominacin plena, de clase, en elEstado ante un intento del neofascismo delCentro Democrtico de imponerse comofaccin de clase. Pese a ello, que no nos des-piste la apariencia: tras las virulentas ten-

    siones se mantienen inclumes consensosestratgicos; en lo fundamental hablamosdel apego al actual rgimen poltico en loque re ere a su hermetismo, criminalidad,clientelismo transaccional y forma efectivade dominacin; en segundo lugar, pese a lastensiones acerca de la forma de nalizar laconfrontacin armada: la idea de un procesocuyo objetivo no sea otro que reinsertar lainsurgencia derrotada militarmente, o de-

    rrotada militarmente y sentada en una mesa sin modi car ni reconocer la naturalezadel con icto social, poltico, eco sistmico,cultural y social del cual la confrontacin ar-

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    cin poltica, el trasfuguismo, y la entusiastaemergencia de formas de agrupacin pol-tica como Marcha Patritica movimientossociales y polticos evidencian la crisis delsistema de partidos, y de los partidos pol-ticos como mecanismos de dinamizacin,participacin y agrupacin para la accinpoltica. Aumenta el abstencionismo al ritmoque aumentan nuevos reclamos y formas de par-ticipacin poltica directa desde el campo popu-lar.

    Proceso de Dilogos con la Insurgencia:

    Ya hemos sealado el contexto en que seubica. Su importancia espec ca en dichomarco no es otra queresumir hoy la discusin y lucha por la naturaleza, forma, mecanismos yorigen del poder poltico en Colombia, as comola manera de disputarlo. La Insurgencia comotrayectoria poltica ha sido patentada eneste proceso de dialogo, la naturaleza de laconfrontacin, vinculada a la interposicinprctica de visiones de estado, economa ysociedad contradictorias ha sido la constan-

    te del proceso. De all que asegurar que lamesa de dialogo por su agenda, su momen-to y sus potenciales alcancesresume hoy laconfrontacin poltica, la disputa por el poder, laconfrontacin de trayectorias, proyectos estrat- gicos e histricos diferenciados.

    Ese aspecto hace parte de la comprensinde Gobierno acerca del proceso; de all laaparente ambigedad pblica en su trata-miento:agenda meditica en clave de aclima-tar la ruptura por intransigencia de las FARCEP y ELN; cerco meditico a los contenidos ydesarrollos del proceso de dialogo; limitacin ytalanqueras para una participacin directa y ple-na de parte del movimiento social en el proceso; presin y lenguaje militarista por parte de secto-res del gabinete. Todo ello como parte de unaestrategia de negociacin que buscaaislar el proceso de dialogo, a la insurgencia, deslegiti-marla en bsqueda de presionar un acuerdo depaz exprs.La comprensin de los alcances potencia-

    mado es expresin.

    Las tensiones emergen sobre los alcancesefectivos de una negociacin con la insur-

    gencia: el tratamiento de la insurgenciacomo actor militar degradado y derrotadocuya negociacin arroje penas, reinsercin ydesmovilizacin como resultado de la victo-ria militar desde el CD ante la negociacincon una insurgencia derrotada, medianteun proceso cuyas premisas seanno discutirel modelo , y forzar la nalizacin de la negocia-cin en la Habana mediante la presin militarconstante a la insurgencia y la guerra social con-tra el campo popularde parte de la UnidadNacional. Ms all de eso, los alcances deun proceso de negociacin y los eventualesacuerdos en trminos de lo que se cede y ob-tiene, as como la naturaleza del proceso dedejacin de armas y accin poltica de la in-surgencia sin apelar a las armas, son el pun-to de quiebre y tensin. Valga sealar que elproceso, y de all la zozobra de la clase po-ltica, ha resultado todo menos sencillo anteunas FARC EP que evidencian una visin depas construida, propuestas y proyeccionesque han abierto debates medulares sobre elpoder poltico en el pas, la naturaleza delcon icto e incluso, han dejado presente sucapacidad militar que antes de derrota, evi-dencia una capacidad de accin y confronta-cin relevante.

    En segundo lugar, y desde luego que el pro-ceso de dilogo ha incidido en ello, asisti-

    mos a unaerosin del poder constituido: la bajalegitimidad de la tribuna medieval que es laProcuradura, el Congreso de la Repblica ylas fuerzas militares producto de los escn-dalos, abusos y dems manejos corrompidosde las institucionalidad, ponen de presenteel creciente agotamiento de la forma de hacer po-ltica y dominacin, de la institucionalidad de laConstitucin de 1991. Aspectos como la cri-sis carcelaria hacen trizas la poltica penal y judicial del pas; la inexistencia patente demecanismos reales de participacin polticaa la oposicin; el manejo a bene cio propiodel poder. La profundizacin de la absten-

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    les del proceso de dialogo, sin duda el he-cho poltico ms importante de la historiareciente del pas, exige la activa y protag-nica participacin popular del movimientosocial colombiano y la izquierda. Se trata dela apropiacin de un momento que permitevislumbrar avances estratgicos:la posibili-dad de converger trayectorias histricas de lu-cha, incluida la insurgencia como actor poltico;la perspectiva de conducir y determinar desde el

    campo popular un proceso para ampliar sus al-cances, garantizar su concrecin y la ejecucinde los acuerdos; una oportunidad de canalizar endicho proceso demandas del movimiento social y poltico referidas a los puntos de las agendas dedialogo.

    De otro modo, reiterando el antagonismo devisiones de pas, sin una apropiacin y con-duccin del proceso de dilogos de la Haba-na y eventualmente del ELN asistiremosa una consolidacin del rgimen poltico y eco-nmico actual, su reedicin y oxgeno, idea pre-sente en la retrica del poscon icto. La disputase convierte as entre paz exprs y poscon ictodesde la Unidad Nacional, o Pax Romana y neo- fascismo desde el CD ante Paz con Justicia So-cial, democracia directa y participacin poltica;solucin dialogada y Asamblea Nacional Consti-tuyente, desde el campo social y popular.

    Proceso Constituyente y Asamblea Nacio-nal Constituyente: Crnica del parto deuna nueva historia.

    Son tiempos nuevos. De los campos rega-dos con nuestra sangre, de las aulas y calles,germina la semilla de la rebelda y la crea-tividad popular que regamos con nuestrosudor y lgrimas. Ante una cruel arremeti-da neoliberal resistimos, esperamos con elacierto de saber que los procesos histricoscon nuestro accionar paciente vislumbraranun nuevo amanecer. Como dira Hegel, pa-samos de lanoche de la incertidumbre al ama-

    necer del acto. Vivimos un nuevo momentocomo movimiento social y popular.

    Una trayectoria caracterizada por nuevasformas de agrupacin poltica distintas alos partidos polticos, cuya base de accin esuna comprensin de la poltica, su disputay la participacin amplia, en repertorios deaccin colectiva, recuperando la legitimi-dad de la movilizacin, lucha y accin demasas como forma de participacin y cons-truccin de poder. Enormes luchas, con unlugar cierto e indeleble en la historia, carac-terizadas por un nimo unitario, dignidad yconviccin han tenido escenario en este sue-lo mancillado: la MANE en 2011 de la quehicimos parte orgullosos y orgullosas comoFEU Colombia; el paro agrario de 2013 y suformidable capacidad de accin y lucha quelleg a desbordar la maquina represiva delestado e incluso per l momentos de movi -

    miento cvico al incorporar los centros urba-nos a sus luchas; el nacimiento de la unitariaCumbre Agraria, Campesina, tnica y po-

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    pular, de cuyo ejercicio programtico nacenlneas solidas de un nuevo programa agra-rio popular e incluso contribuy a dar im-pulso a la discusin sobre el sector urbanocomo campo de disputa nacional. Los ejerci-cios programticos, de legislacin popular,construidos por el Congreso de los Pueblosy Marcha Patritica indican un salto cuan-titativo y cualitativo del campo social y po-pular. Pasamos de la accin destituyente y deresistencia, a la lucha constituyente avanzandoen construir y proyectar una nueva sociedad, re-tomando nuestra vocacin de poder.

    Sin duda hay un horizonte estratgico pre-

    sente en esta dinmica: nuevas formas dehacer poltica, una comprensin de la par-ticipacin poltica y la democracia que des- borda los mecanismos y funda una nocinamplia, real y plena de democraciamaxima-lista entendida como la participacin direc-

    ta en la discusin, propuesta, ejecucin ycontrol de las decisiones polticas; una com-prensin de la accin programtica comoconstruir legislacin, nuevas polticas, pro-puestas, modelos de vida y futuro desdeabajo, son hechos indicativos de una reno-vada vocacin de poder del campo social ypopular: una potencia creadora, dispersa an, pero emergente y en maduracin. Profundizarla, potenciarla y proyectarla es la tarea de desatarun proceso constituyente.

    Sin duda, este horizonte de desatar el pro-ceso constituyente en la situacin actual,

    reiterando al proceso constituyente comoelemento estratgico, de dilogos de la Ha- bana, crisis del poder constituido, del rgi-men de dominacin, implican ubicar comoun punto necesario, ms no nal, la convo-catoria de una Asamblea Nacional Cons-tituyente: escenario que permita canalizarlas demandas sociales y populares construi-das en aos de lucha y resistencia; espaciode rede nicin del poder, la economa y lasociedad para transitar el camino hacia lareconciliacin y ganar espacios y garantaspara la lucha poltica y social en Colombia;necesidad de reconocer el agotamiento del

    ordenamiento de la constitucin de 1991 ysustituir el neoliberalismo por unavisin de sociedad humana, huma-nizante. De cara al proceso de di-logos, la ANC implica un espaciode real participacin popular pararefrendar los acuerdos y dirimirlos disensos, as como complemen-tarlos con los acumulados y pro-puestas del campo popular y de-mocrtico; garantizar su ejecucinal incorporarlos en un nuevo pactosocial que sancione el compromisode tramitar la con ictividad socialsin el uso de las armas,una nueva

    constitucin que sea un acuerdo social incluyen-te, democrtico, de paz con justicia social.

    Se trata de trazar desde las aulas, las ca-lles, veredas, fabricas, palenques, cabildos yplazas la ruta que permita al campo social

    y popularser poder, ser gobierno. El procesoconstituyente es la dinmica de construiry acumular un nuevo poder nacido desdeabajo, para ganar correlacin de fuerzas enla disputa contra el viejo poder, el poderconstituido, en bsqueda de ser mayoray sustituir la vieja Colombia de la muerte,la sangre, la exclusin y explotacin por laNueva Colombia de la vida, la alegra, el buen vivir y la paz con justicia social. El ca-mino est trazado, hay que echar a andar.

    Vamos, desde la Aulas y las Calles a cons-truir el poder Constituyente.

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    Desde la Patagonia, los Andes y el Ca-

    ribe, hasta las guerreras tierras cen-troamericanas una vez ms el mo-vimiento estudiantil se dio encuentro en laNicaragua de Sandino y Carlos Fonseca, entierras de resistencia, juntando rebeldas enel XVII CLAE, instancia mxima de de ni -cin del movimiento estudiantil latinoame-ricano; con la bandera de la dignidad de unmovimiento estudiantil combativo hizo pre-sencia la delegacin colombiana; la FEU Co-lombia y la ACEU, nuestros hermanos deluchas en las aulas y las calles reivindicandola paz de Colombia como la paz de Nues-tra Amrica, aquella saqueada, desangraday transgredida por el imperialismo nortea-mericano, aquella que al da de hoy se peleala soberana, la democracia y la paz; los ylas estudiantes desde nuestras trincheras delucha llamamos a dar la pelea por una edu-cacin pblica, gratuita y de calidad comoaporte sustancial a la transformacin polti-ca y econmica y al avance hacia la patriagrande que so el libertador Simn Bolvar.

    Nosotros la FEU Colombia, asumimos en es-tos 9 aos nuestro papel al lado del conjuntodel movimiento social la tarea de subvertirla miseria, la ignorancia, la mediocridad yarar los caminos de una nueva educacinpara una la Nueva patria, all en la calurosaNicaragua en las ms animadas discusionesllamamos al movimiento estudiantil lati-noamericano a exigir la libertad de Hubert, Jega, Omar y Carlos y de los ms de 9000prisioneros polticos, masivamente decla-

    La FEU Colombia por un movimiento

    estudiantil unitario, combativo y latinoamericano Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si mor

    nuestra causa seguir viviendo. Otros nos seguirn. Augusto Csar Sandino.

    ramos apoyo a los dilogos de paz entre el

    gobierno colombiano y la insurgencia de lasFARC - EP as como rechazo a la criminali-zacin del movimiento social y popular.

    Con entusiasmo en el XVII CLAE, rati ca -mos nuestro compromiso con la unidad delmovimiento estudiantil colombiano y lati-noamericano, con la defensa de la educacinsuperior, apostndole al fortalecimiento dela OCLAE que en sus 48 aos ha logradoorganizar y articular el movimiento estu-diantil latinoamericano y que desde la FEUColombia aportamos nuestro acumulado yesfuerzos en esa va; celebrando nuestra en-trada al secretariado general con la respon-sabilidad de la secretaria de derechos huma-nos la cual consideramos una herramientacentral en la defensa de la protesta social yen la materializacin de las justas luchas delpueblo latinoamericano.

    Nuestro compromiso con el movimiento es-tudiantil latinoamericano es jams dejar desoar, mantener nuestro compromiso conla vida y la esperanza con lo mejor de no-sotros, nuestras certezas, la determinacinque con la unidad y un espritu combativoalcanzaremos la victoria, mostrando quenacimos para trastornar el orden y no paravivir dominados.

    Declaracin fnal XVII CLAE

    Por amrica latina, pintando una nuevaeducacin unidad y transformacin

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    Nuevamente desde el horizonte de los pr-ceres se abren las puertas hacia el horizon-te digno de la nueva sociedad. Los jvenes

    de la reforma de 1918 no se equivocaron alplantearnos la necesidad de la educacinrenovadora, vestida de esperanza, de ale-gra, por la construccin de la patria nueva,grande e integrada. En cuatro das del ex-tenuado trabajo, llegaron con alegra desdela Patagonia y la Norteamrica de los siux yapaches para nombrar la libertad en nom- bre de la nacin nueva, libre y soberana. Laalegra contagio los auditorios, los debatesse conjugaron con el calor del ambiente ma-nagense, las resoluciones con rman unavez ms el compromiso de los estudiantescon su tiempo.

    Ahora que las garras del imperio amena-zan con generar una guerra de muerte ymiseria donde unos pocos viven a costode los miles de millones que trabajan latierra, que laboran en la fbrica, los que buscan el pan. En la tierra del generalde hombres libres, de la fuerza sobreco-gedora de los ideales de Carlos Fonse-ca amador y estimulados en el espritusiempre irreverente de este pueblo. Enla Nicaragua socialista los estudiantesdel continente de Nuestra Amrica enla culminacin de nuestro XVII CLAE,en donde ms de 3 mil delegados de 23

    pases juntamos las rebeldas para jun-tos arrancar el paso hacia la nueva au-rora que en la educacin emancipadoraencuentre el horizonte de la patria parapara los humildes, declaramos:

    A los 95 aos de la reforma de Crdo- ba, los estudiantes de Latinoamrica y elCaribe, reunidos en la tierra del generalde hombres libres, Augusto C. Sandino;en la nacin del comandante rojo y ne-gro, Carlos Fonseca Amador; del poetaRubn Daro; en la tierra de mujeres yhombres trabajadores y dignos, declara-mos:

    Frente a la crisis imperante del sistemacapitalista, que sigue cobrando la vida demiles de seres humanos, sumiendo a lospueblos en la miseria, explotacin, hambre,ignominia, nos rati camos en la lucha sin

    cuartel en contra de ese sistema oprobioso.La crisis debe ser pagada por los ricos y,como alternativa, la construccin de una so-ciedad equitativa, digna y con justicia social.

    Nos rati camos en las banderas del antiim -perialismo y la lucha por la liberacin socialy nacional de los pueblos y trabajadores.Denunciamos las guerras de ocupacin im-perialistas, en la bsqueda por el reordena-miento mundial y nos solidarizamos con elhermano pueblo de Palestina, permanentesometido a la sangre y al fuego por el sio-nismo fascista. Los palestinos tienen en cada

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    oligarqua venezolana y de manera especiallas acciones terroristas contra las universi-dades; apoyamos la Revolucin y exhorta-mos al pueblo a seguir construyendo el le-gado del Comandante Hugo Chvez bajoel liderazgo del Presidente Nicols Maduroque garantice la continuidad del nico ca-mino que permitir la mantencin de la in-dependencia y soberana nacional.

    Respaldamos y nos solidarizamos con lasiempre eterna Revolucin Cubana que noser jams detenida porque tiene el apoyode todo un pueblo que cada da sigue cons-truyendo el sueo de una sociedad mejor.Repudiamos el uso de jvenes cubanos con

    nes de subversin. Exigimos de manera in -mediata la liberacin de nuestros 5 hroesdetenidos injustamente por ms 15 aos enlas crceles del imperio y el n al bloqueogenocida al que ha estado sometida Cubapor ms de 50 aos.

    Queremos y tendremos un Puerto Rico li- bre, sin la bota del imperio gringo, por eso

    la libertad de Oscar Lpez es parte de nues-tra lucha.

    Nos solidarizamos con el pueblo argentinopor el caso de los fondos buitres y rea rma -mos el llamado a defender la integridad denuestra Amrica con el n de la ocupacin britnica sobre las Malvinas.

    Apoyamos la reivindicacin de Bolivia desalida al mar como un derecho inalienablearrebatado en una guerra de rapia.Expresamos nuestro apoyo al logro de laverdadera y de nitiva paz por la que luchael pueblo colombiano, en especial sus estu-diantes. Una paz transformadora, que nosolo implique cese de las hostilidades, sinoel logro de una sociedad libre, democrticay de justicia social como lo necesita Colom- bia y es indispensable para la Patria Grande

    latinoamericana.Rea rmamos nuestro pensamiento de quela educacin no es una simple mercanca, no

    estudiante latinoamericano un soldado desu causa.

    Rea rmamos a la unidad del movimiento

    estudiantil, el resto de movimientos socia-les y de nuestros pueblos como nica clavepara la victoria.

    Instamos a los gobiernos de Amrica Lati-na y saludando los avances de plataformascomo ALBA, UNASUR, Mercosur y CELACa seguir incrementando las estrategias y es-fuerzos para la integracin de nuestras na-ciones. La integracin no debe ser solo pol-tica. Solo garantizndola desde los pueblostendremos el camino seguro para afrontarcon mayor fuerza la lucha.

    Rechazamos las polticas neoliberales quean se mantienen en territorios de NuestraAmrica. La privatizacin de los serviciospblicos en nuestros pases solo contribuyeal enriquecimiento de unos pocos sobre lapobreza de unos muchos. Asimismo con-vocamos a defender la vida sobre todas las

    cosas y en ese marco la defensa de nuestrosrecursos naturales es la defensa de la exis-tencia de la humanidad.

    Denunciamos las nuevas formas de agre-sin del imperialismo bajo la fachada de unpoder suave. Los golpes de estado, las basesmilitares, el saqueo de nuestros recursos ga-lopan actualmente con diferentes fachadas.La Alianza del Pac co y los TLC escondensu propsito real de reinstalar al ALCA y ladominacin sobre nuestras tierras.Exigimos el n de la criminalizacin de laprotesta social que pretende deslegitimar lalucha en las calles como un instrumento decombate. Denunciamos la represin al movi-miento estudiantil en cualquier parte y nossolidarizamos y demandamos la liberacinde aquellos estudiantes cuyo nico delito hasido el sueo de tener un futuro diferente.

    Denunciamos la injerencia y proceso dedesestabilizacin al proceso bolivariano deVenezuela por parte del imperialismo y la

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    es patrimonio de trasnacionales ni grupos econmicos, sino de los pueblos. El acceso librea una educacin con calidad, pblica y gratuita es un derecho inalienable de toda persona,educacin que debe servir a la integracin solidaria de Amrica Latina yfortalecer nuestra identidad, para romper las cade- nas de la opresiny la dependencia. Recordando la frase martiana ser cultos para serlibres nos proponemos no descansar hasta con- seguir estos objeti-vos, incidiendo directamente el conocimiento en el progreso y por-venir de nuestros pueblos.

    Con el pensamiento del Che, Chvez, Fefel, Mo- razn, Sandino,Alfaro, Mart, Bolvar, juramos defender su legado y construir una Am-rica Latina ms jus- ta donde el sol brille paralos humildes y laeducacin seapara la emanci-pacin.

    Vivan losestudiantes!

    Viva AmricaLatina!

    Managua,

    Nicaragua.

    21 de agosto de 2014.

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    La Educacin Superior en Colombiaatraviesa por una profunda crisis es-tructural que se ha manifestado en

    varios fenmenos de la cotidianidad uni-versitaria, los cuales pasan desde las con-tradicciones en trminos del propsito de laeducacin y las exigencias de los diferentessectores sociales, hasta los con ictos en losprocesos administrativos propios de cadauna de las Instituciones de Educacin Su-perior que componen el sistema educativo.Tal situacin no dista de la crisis a la que seve aboca la educacin terciaria en todo elmundo, claro est que en Colombia presentaunas particularidades y desarrollos propios.

    La con guracin de tal crisis, ha sido unlargo proceso de disputa entre las clasesdominantes y subalternas colombianas, sinembargo son las clases hegemnicas las que junto al poder del Estado Colombiano hanconstituido en mayor proporcin un anda-miaje institucional y jurdico-poltico paraconsolidar las condiciones materiales queles permita hacer de la educacin superiorcolombiana por un lado un proceso orienta-do a la profesionalizacin e instruccin de lafuerza laboral y la creacin de conocimientotecnolgico en funcin del desarrollo de lasfuerzas productivas y por el otro la creacinde un nuevo mercado de servicios, todo ellosegn el modelo econmico de reprimariza-cin nanciarizada, que se planea en el pas.En este sentido cabe recordar las disposicio-nes creadas por la Ley 30 de 1992, Las polti-

    cas pblicas de Gobierno que han ahondadoen mayor proporcin como lo fue la Revolu-cin Educativa, la pretensin de reforma a laley 30 hasta la actual formulacin de la pol-tica pblica de educacin superior acuerdopor lo superior.

    Este doble propsito impuesto a la educa-cin del pas elimina de tajo la concepcinhistrica que se ha convertido en sentido co-mn de las sociedades occidentales, la cualre ere a la funcin de la educacin superiory propiamente de la Universidad como ins-titucin social que se dedica a la construc-cin del conocimiento humanista, cient coy a la produccin de cultura para la huma-nidad, en la cual no existe un utilitarismodirecto en funcin del desarrollo de las fuer-zas productivas en los tiempos exprs delcapital. As se esclarece el por qu en la ac-tualidad se ha entregado ms funciones a lasUniversidades Pblicas lo que ha agudiza-do su crisis interna-, el aumento explosivode Instituciones Universitarias, Tcnicas yTecnolgicas privadas en el pas, entre otroselementos.

    Organizaciones supranacionales como elFMI (Fondo Monetario Internacional), Ban-co Mundial, Unesco (Organizacin de lasNaciones Unidas para la Educacin, la Cien-cia y la Cultura), BID (Banco Interamerica-no de Desarrollo), al igual que otra serie deiniciativas cono el Plan Bolonia, obligan alos gobiernos a rede nir la poltica de edu -

    La educacin superior enColombia

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    cacin superior causante de los fenmenosanteriormente mencionado. Tales observa-ciones propuestas hechas fundamental-mente por economistas y desde la lgica y elanlisis econmico. La relacin costo-bene-cio y la tasa de rentabilidad constituyen lascategoras centrales desde las cuales se de-

    ne el quehacer educativo, las prioridadesde inversin (niveles educativos e insumosa considerarse), los rendimientos, y la cali-dad misma.

    En esta propuesta hay un gran ausente: lohumano. En esta lgica el carcter transfor-mador y creador de la educacin se pierde

    por completo, pues su nico uso til es seruna herramienta favorable al crecimientoeconmico y al aumento de ingresos enpro de la eliminacin de la pobreza; locual nalmente recaba en las instituciones

    del pas en autonoma sin democracia, sinnanciacin y sin propsito ms all de lareproduccin de modelos hegemnicos.

    Actualmente los rganos de direccin de lasuniversidades estn permeados por los di-ferentes gobiernos locales y nacionales, lasautoridades acadmicas en su gran mayorano son designadas por sus comunidades ysus presupuestos estn determinados a la bsqueda carroera de recursos para lograrsu subsistencia; en todo caso la situacinde las universidades privadas es an peor;pasa por el total desconocimiento de la co-

    munidad universitaria como sujeto activo alinterior de dichas instituciones hasta limitarde tajo toda posibilidad de libertades demo-crticas con el argumento de estar contra-puestos a una falsa inmunidad de propie-dad privada.

    Es as como prcticamente se niega lo que ju-rdicamente se legisla frente a la autonomauniversitaria ya que la autonoma universi-taria tiene, entonces, como objeto central deproteccin, el ejercicio de las libertades dectedra, enseanza, aprendizaje y opinin;as como la prestacin del servicio pblicode la educacin, sin interferencias de cen-

    tros de poder (poltico, econmico, ideol-gico, etc.) ajenos al proceso formativo. Larealidad pasa por la persecucin a la liber-tad de ctedra y aprendizaje a docentes y es-tudiantes que han sido asesinados, como el

    compaero Jean Farid Chen Lugo, judiciali-zados, desaparecidos, suspendidos, inhabi-litados etc. , casos como el de los profesoresMiguel ngel Beltrn, Francisco Toloza y delos estudiantes Carlos Lugo, Omar Marn y Jorge Eliecer Gaitn.

    Sumado a esto, el crecimiento de la Universi-dad no ha parado desde la aprobacin de laley 30 de 1993 como se referencia en el estu-dio de des nanciacin de las universidadesestatales realizado por el SUE, pues este cre-cimiento se ve evidenciado por el aumentosigni cativo de la cobertura en nmero de

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    por esto que la educacin se plantea comoun derecho fundamental y bien comn queest al servicio de la comunidad. Por lo con-siguiente, la educacin no puede ser tratadacomo mercanca, sino que el Estado debe ga-rantizar el acceso, la permanencia y calidadde la educacin superior para el conjuntodel pas, as como debe estar enfocado a re-solver las problemticas del pas.

    Al interior de la Universidad, esta se debedirigir por medio de la comunidad univer-sitaria, con el n de que sea ella la que de -termine el rumbo de la universidad, es ascomo esta no slo est dirigida a regir losasuntos dentro de la universidad, sino tam-

    bin a promover y defender el n misionalde la Educacin Superior en el pas. Estorequerir como base la autonoma de la co-munidad universitaria, para que el sistemade educacin cuente con independencia po-ltica y social que posibilite una interacciny articulacin con la sociedad, generandoun carcter democrtico en las diferentesconcepciones y visiones de sociedad desdecada sector que la compone. Esta autono-ma tiene diferentes componentes, como lalibertad de catedra, autonoma en las sedes,campus de las IES. Donde el dialogo de sa- beres, la lucha de las ideas est garantizadoen el quehacer diario y los aparatos que larepresentan.

    Con base en los nes misionales de la edu -cacin superior, la educacin debe estar al

    servicio de las necesidades del pas y al de-sarrollo integral de la comunidad universi-taria. Es decirla calidad debe ser dirigida,evaluada por la misma comunidad univer-sitaria. Estudiantes, trabajadores y profe-sores Participarn de manera activa y deci-soria en cada uno de los espacios y procesosque contribuyan al mejoramiento de la Edu-cacin Superior. Es as que los actores de lasociedad sern los distintos sectores socia-les, populares, democrticos y comunidadestnicas participarn en la construccin decalidad a travs del Consejo IESSociedaden materia de investigacin e interrelacin

    estudiantes, la creacin de programas curri-culares en pregrado y posgrado, el nmerode docentes altamente cuali cados que seconstituyen como el principal capital de lasinstituciones educativas, la consolidacin degrupos y redes de investigacin, proyectosde extensin, la modernizacin, ampliaciny mantenimiento de su infraestructura fsicay tecnolgica, esfuerzos que en efecto au-mentan sus gastos operacionales permanen-tes. Dejando como resultado un d cit acu -mulado de aproximadamente 11 billones depesos sumndole a ello un precario aumen-to de 0.05% en el presupuesto general de la

    nacin para el ao 2014.As es que el desmonte de lo pblico, la milveces mencionada privatizacin no es elcierre de las universidades pblicas, por elcontrario, es encaminarla por medio de laas xia nanciera a un modelo hibrido uni -versidad empresa que se sostenga nancie -ramente y pierda lo ms relevante de su serinstitucin pblica su sentido y compromi-so social, sumado a esto el aumento de launiversidad privada y la educacin tcnicay tecnolgica funcionalizada que puede noser en cifras signi cativo, pero lo es cuandolas universidades publicas les queda muypoco de publicas.

    En este sentido, la iniciativa del movimien-to estudiantil colombiano aglomerado en laMesa Amplia Nacional Estudiantil MANEverso sobre un gran e histrico acumulado

    programtico, en el cual se resalta las de -niciones en torno al carcter de la educacinen Colombia, el gobierno universitario y lademocracia, la calidad educativa, el bien-estar educativo, la nanciacin, la relacinuniversidad-sociedad, la educacin tcnicay tecnolgica y el Sistema de Educacin Su-perior:

    El conocimiento que se da y se produce enla Educacin Superior es entendido comoun medio para tener contacto con el cono-cimiento, resultado histrico y acumuladode las prcticas sociales de la humanidad, es

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    sidades explicitas del proceso universita-rio. Estos elementos son una propuesta quepretende superar el antagonismo producidopor el modelo de nanciacin de la educa -cin implementado desde los aos noventadel siglo XX hasta nuestros das, donde sefomenta el endeudamiento a partir del sub-sidio a la demanda a partir de la expansindel sector nanciero.

    La relacin Universidad-sociedad debeorientarse a la gestacin de un proyecto de pas propio y crtico, que parta de entenderlas problemticas comunes de la sociedady propenda por acompaar, generar y po-tenciar relaciones con la educacin prima-ria, secundaria y con los diferentes sectoressociales, apuntando hacia la transformacinde la realidad. Las IES deben ser generado-ras de opinin pblica frente a la Solucinpoltica al con icto social y armado, los De -rechos Humanos, avanzar en discusionesfrente a la explotacin de los recursos na-turales, la recuperacin y reconstruccin dela memoria histrica as como potenciar lossaberes ancestrales y la cultura. La relacinuniversidad-sociedad, debe enfocar sus es-fuerzos a superar la relacin utilitarista deEstado-Universidad-Sector Productivo yfortalecer el carcter pblico de la construc-cin cultural e intelectual de las IES.

    La educacin superiordebe estar integra-da como un sistema en su conjunto , es asque los rumbos de la educacin superior

    dependen de la accin y decisin de todaslas Instituciones que la componen y que nodepende de los esfuerzos individuales querealice cada institucin por separado; porello se considera la necesidad de plantearplanes de accin en conjunto, transversalesa las instituciones que componen ste sis-tema, es decir el rumbo no dependera dela voluntad de las instituciones, universi-dades, instituciones tcnicas o tecnolgicaspor separado sino bajo el objetivo principalde la educacin que ser producto de la dis-cusin del conjunto en su totalidad de com-ponentes del sistema.

    social, junto con las entidades pertenecien-tes al SES.

    El bienestar universitario debe entenderse

    comolas condiciones bsicas en las que losestudiantes, profesores y trabajadores pue-dan desarrollar sus respectivas acciones , endireccin a los puntos bsicos que establecila MANE, se considera que el bienestar edu-cativo debe:

    a.) Ser soporte y garante del desarrollo de ladimensin acadmica, social, cultural y po-ltica al interior de las IES.

    b.) Aportar en el desarrollo acadmico, de-portivo, artstico, social, cultural y polticode profesores, estudiantes y trabajadores.

    c.) Garantizar condiciones econmicas, so-ciales y polticas adecuadas para la comu-nidad educativa, que abarcan la salud inte-gral, la alimentacin, transporte, vivienda y becas; stas deben asignarse reconociendo elmrito acadmico, deportivo y cultural, ascomo las condiciones econmicas y sociales.Su asignacin no contemplar ningn con-dicionamiento laboral.

    d.) Asegurar la formacin integral que com-prende, adems de la academia, el disfrutede escenarios culturales, artsticos y

    e.) La difusin de los derechos y deberes deprofesores, estudiantes y trabajadores queles permitan su organizacin y moviliza-

    cin.La educacin como derecho fundamentaly bien comn debe estar fnanciada por elEstado, siendo el oferente mayoritario de laeducacin, a partir de la inclusin de un altorubro de educacin dentro Presupuesto Ge-neral de la Nacin. Sin embargo esta nan -ciacin estatal en ningn momento deber iren contrava de la autonoma universitaria,sern las IES quienes determinaran por me-dio de la comunidad universitaria la desti-nacin de sus presupuestos, asegurando el bienestar de la educacin superior y nece-

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    Algunas aproximaciones a la accin

    colectiva de los estudiantes, particu-larmente de los estudiantes universi-tarios, sostienen la ambigedad que revistela posibilidad de acuar la denominacin demovimiento estudiantil para caracterizara dicho actor social diferenciado1. Esta con-sideracin se funda en la ausencia de unaorganizacin continua para la de nicin deun movimiento social. Pese a ello, existenotros elementos caractersticos en las luchasde los estudiantes universitarios que hanpermanecido a lo largo del tiempo y que me-recen ser evaluados para profundizar estedebate. Es importante rescatar la salvedadque hace el profesor Leopoldo Munera, paraquien los movimientos sociales, al contra-rio de las asociaciones y las organizaciones,no son unidades homogneas de accin ypor consiguiente, no deben ser analizadoscomo tales. Elementos como la identidad,la de nicin del adversario y la totalidad,

    slo pueden ser captados si entendemos almovimiento social como la articulacin deluchas, organizaciones y asaciones2.

    Este ejercicio no pretende adecuar el mo-1 Archila, Mauricio. (1999). Entre la aca-demia y la poltica: el movimiento estudiantil enColombia, 1920-1974. en Marsiske, R., Los mo- vimientos estudiantiles en la historia de AmricaLatina (158-174). Mxico.

    2 Munera, Leopoldo. De los movimientossociales al movimiento popular, en Relacionesde poder y movimiento popular colombiano(1968-1988) . Pg. 70

    Elementos Para Una

    Caracterizacin Histrica DelMovimiento Estudiantil En

    Colombia

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    la apertura democrtica como la incorpo-racin de los movimientos en la construc-cin de la poltica pblica y la inclusin denuevos segmentos sociales en las decisionesdel Estado, como es el caso de Charles Tilly,pero pocas veces en las transformacionesestructurales o los cambios revolucionariosde los sistemas polticos como lo a rmaraen su momento Sidney Tarrow (haciendoalusin a los grandes acontecimientos comola Revolucin Francesa)4.

    En el caso de Colombia, el movimiento es-tudiantil ha sido protagonista en los dife-

    rentes episodios de lucha porcambios en el sistema poltico,el cual ha mantenido comoconstante su sentido hermti-co y excluyente, mediado porla violencia de las elites gober-nantes. En el siglo XX, encon-tramos la participacin de losestudiantes en el derrocamien-to del general Rafael reyes en1909, las jornadas de solidari-dad Contra la masacre de las bananeras y la disputa contrala denominada rosca en Bo-got durante 1929, que trajoconsigo la muerte de GonzaloBravo Prez a manos de la po-lica; la oposicin a la dictadurade Gustavo Rojas pinilla pro-vocada particularmente por elasesinato de varios estudiantes

    en la conmemoracin de loshechos de 1929. Para la dca-da de los 60, el alineamiento bipartidista de algunas orga-nizaciones estudiantiles sufre

    un cambio importante bajo el contexto in-ternacional de las revoluciones mundiales ycon la instauracin del Frente Nacional, unahegemona autoritaria que condujo al estre-chamiento entre el movimiento estudiantil y

    a facebook . Editorial Crtica. Barcelona4 Tarrow, Sidney. El poder en movimiento.Los movimientos sociales, la accin colec va y la

    pol ca. Alianza Editorial. Pg. 67.

    vimiento estudiantil a una de nicin detipo ideal, por el contrario, reconociendo sucondicin heterognea, diversa y contradic-toria, no nos situaremos en su composicinsociolgica, sino en su con guracin polti -ca, su enunciacin estar dada en funcinde su relacin con ictiva con el orden socialy el sentido comn de sus luchas. Busca, apartir de la observacin sobre las generali-dades en el desenvolvimiento histrico delmovimiento estudiantil, sugerir algunosretos y perspectivas que dicho movimientoafronta en el momento actual.

    LA DEMOCRATIZACIN DE LA SOCIE-DAD

    La pregunta por el papel de los movimientossociales en la democratizacin ya ha sido in-troducida ampliamente en la literatura espe-cializada3. El enfoque predominante, asume3 Tilly, Charles y Wood, Lesley. Los movi-mientos sociales 1768-2008, desde sus orgenes

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    por la presentacin del proyecto de reformaa la ley 30 del gobierno de Juan Manuel San-tos, el movimiento estudiantil sostiene estaperspectiva. En este periodo, como lo de-muestra el programa mnimo de los estu-diantes, el proyecto de ley alternativa y lasexigencias sostenidas en los ltimos aos, lademocratizacin reviste diferentes aspectos:creacin del cogobierno universitario en lasinstituciones de educacin superior pbli-cas, ampliacin de la participacin de la co-munidad en los rganos de gobiernos de lasuniversidades privadas, desmilitarizacinde los campus y garantas para la moviliza-

    cin, reconocimiento de la educacin comoun derecho fundamental y bien comn encontraposicin a su de nicin mercantilcomo servicio y por ltimo, reconocimien-to del Movimiento estudiantil como actorsocial en la construccin de una nueva pro-puesta de Educacin.

    Con el desarrollo del proceso de conversa-ciones entre el Estado Colombiano y la in-surgencia de las FARC-EP, acompaadopor el ascenso en la capacidad de moviliza-cin y la politizacin de otros movimientossociales, el movimiento estudiantil tiene elreto de introducir dentro de los cambiosestructurales para el logro de la solucinpoltica del con icto y la superacin de laconfrontacin armada en este proceso, suspropuestas y demandas mediante el ejerci-cio de la movilizacin, acompaada de unaagenda comn con otros estamentos, orga-

    nizaciones y sectores, avanzando en la de -nicin de un proyecto social comn para lademocratizacin del pas.

    EL MOVIMIENTO ESTUDIANTILCOMO PARTE DEL CAMPO POPULAR

    La relacin del movimiento estudiantil conotros movimientos sociales y organizacio-nes polticas anti sistmicas, si bien ha sidouna constante, se ha presentado de maneracoyuntural y representa uno de los grandesdesafos para la construccin de una nue-va hegemona que subvierta las relaciones

    el campo popular, en especial con las orga-nizaciones polticas revolucionarias, comose vio representado en la construccin de laUNEC (Unin Nacional de Estudiantes Co-lombianos) y posteriormente de la FUN (fe-deracin Universitaria Nacional) en 19635 ,siendo objeto de la represin estatal quecondujo a varios lderes estudiantiles al exi-lio o a la lucha insurgente. Posteriormente,la lucha del movimiento estudiantil comba-ti las medidas represivas consignadas en elestatuto de seguridad del presidente Tur- bay en 1978, que se mantendra y profundi-zaran durante las prximas dcadas con el

    asesinato selectivo o colectivo de miembrosde la comunidad acadmica, a la que luegose sumara la estrategia paramilitar durantela dcada del 90 hasta el presente.

    No podemos olvidar en esta trayectoria, elcarcter contencioso de la accin colectivaque ha ejercido el movimiento estudiantilcontra las sucesivas reformas del Estado so- bre el sistema educativo. La reforma a lospensum y la contratacin de nuevos docen-tes durante la hegemona conservadora, laoposicin al Informe Atcon y al Plan Bsicoconcebido para la privatizacin y la mercan-tilizacin de la educacin pblica en la dca-da de los 60, la exigencia de un mayor pre-supuesto estatal para el nanciamiento delas Universidades Pblicas en la dcada delos 80 y posteriormente en las dcadas su-cesivas contra la profundizacin del mode-lo neoliberal instituido desde la dcada de

    los 90 y expresado en la ley 30 de 1992. Elclamor por acabar con el Terrorismo de Es-tado, la violencia paramilitar y por la cons-truccin de un rgimen poltico incluyente ydemocrtico que asuma los intereses y par-ticipacin de los diferentes actores sociales,hace parte de la gnesis del movimiento es-tudiantil.

    En el actual ciclo de lucha inaugurado conlas movilizaciones del ao 2011 suscitado

    5 Archila, Mauricio 2012 El movimiento estudian-l en Colombia, una mirada histrica en OSAL(Buenos

    Aires: CLACSO) Ao XIII, N 31, mayo.

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    de poder existentes y transforme el ordeneconmico, poltico y social. La solidaridadsimblica ha primado en el ejercicio de laaccin colectiva, como lo demostraron losacontecimientos de 1929 y en actualidad conel apoyo al paro agrario del ao 2013. La ex-periencia del paro cvico de 1977, representola posibilidad de establecer una unidad deaccin como manifestacin del descontentogeneralizado en la sociedad colombiana y lacrisis de legitimidad del Estado. Pese a ello,la coyuntura actual en la que se vuelvenhacer presentes estos dos factores, la cons-titucin de un bloque de poder alternativo

    requiere del concurso del movimiento estu-diantil, de recobrar su capacidad de movili-zacin, de avanzar en el sentido unitario desu organizacin y su politizacin, recono-ciendo en la crisis de la educacin una crisisde orden sistmico, insuperable y agravadopor el bloque de poder que monopoliza elEstado y las dems instituciones sociales.

    PROYECTOS DE ORGANIZACIN UNI-TARIA

    Como lo han sealado, el movimiento estu-diantil ha carecido de una organizacin uni-taria, de carcter nacional, que sea estable alo largo del tiempo. En ello han jugado unpapel diferentes elementos de distinto or-den, tales como a) las discusiones estratgi-cas sobre la necesidad de avanzar en cambiosestructurales mediante un nuevo modelode educacin o de reformas parciales como

    fue el caso de la ruptura al interior del mo-vimiento estudiantil guado por el programamnimo de 1971, b) diferencias ideolgicas yaspiraciones polticas de las organizacionesestudiantiles que no tienen la incidencia su-

    ciente en el estudiantado para adoptar demanera particular su conduccin hegemni-ca , c)el ejercicio de represin y violencia porparte del Estado y las fuerzas paraestatalescomo lo ilustra el caso paradigmtico de laFUN y d) la disparidad en los procesos demovilizacin local y las reivindicaciones decarcter nacional que adelanta el movimien-to. Durante la coyuntura del ao 2011, tras

    varios encuentros nacionales de estudiantesuniversitarios, para enfrentar de manera ar-ticulada la reforma a la ley 30 del gobiernonacional, con el impulso de las distintas or-ganizaciones estudiantiles, se constituy laMANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil).

    Con la creacin de la MANE, el movimientoestudiantil logr en su momento aglutinar-se en un referente nacional de coordinacin,adems de avanzar en la construccin deuna propuesta programtica de un mode-lo alternativo de educacin superior. Pese aello, la dinmica de movilizacin se ha des-vanecido paulatinamente, debido en parteal viraje en la modalidad de implementa-cin del proyecto educativo del gobierno,a la ausencia de una agenda reivindicativaunitaria a nivel nacional que se situ en estenuevo momento para la disputa, el distan-ciamiento de las organizaciones estudianti-les y la ausencia de referentes organizativosunitarios de nivel local que dinamice las dis-putas particulares.

    Para poder posicionar dentro del estudian-tado y la sociedad en general la propues-ta de ley alternativa como insumo para laconstruccin de un modelo alternativo deeducacin al neoliberalismo, la unidad delas organizaciones estudiantiles se hace ne-cesaria en la idea de promover la construc-cin de referentes orgnicos de ndole localdel estudiantado que representen el espri-tu amplio y heterogneo del movimiento y

    sirvan como instrumento para motivar sumovilizacin. Estas dinmicas locales po-drn desencadenar una dinmica de dis-puta nacional, si se atan en una agenda ge-neral que situ la crisis general del modelode educacin en curso y logre unir en tor-no a la ley alternativa el proceso de luchay confrontacin del movimiento estudiantil.En esta direccin, la organizacin unitaria,como resultado de la convergencia de estosprocesos simultneos, podr contar con unsentido de representatividad y cohesin po-ltica en sus objetivos.

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    LA EMERGENCIA DE SU VOCACIN CONSTITUYENTE

    La construccin de una propuesta de ley alternativa para la educacin superior por partedel movimiento estudiantil, da cuenta del salto cualitativo en gestacin al que se encuentraavocado. Si bien su sentido contestatario y reivindicativo continuo siendo el factor princi-pal en su caracterizacin, esta propuesta programtica representa un viraje importante ensu relacin con el Estado, la sociedad y en particular con el futuro de la educacin. Comoparte de su condicin singular, recapitulando las ideas expuestas, encontramos tres di-recciones en las que se puede desenvolver este ejercicio constituyente: 1) el movimientoestudiantil debe incorporar como parte de su dinmica de accin, las disputas por alcanzartransformacin propias de cada institucin educativa que sean coherentes con el sentidodemocratizador del modelo alternativo representado en la propuesta de ley alternativa 2)incorporar dentro del proceso de apertura democrtica, su dinmica de movilizacin alconglomerado del campo popular y 3) como parte de la gestaciones de unas nuevas relacio-nes de poder y de la construccin de un nuevo Estado, legitime su propuesta alternativaentre los estamentos educativos y la sociedad en general, como parte del proceso haciauna eventual Asamblea Nacional Constituyente que se realice para alcanzar la paz y lareconciliacin nacional.

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    Colombia es un pas en el que el pen-

    samiento crtico, el cuestionar lo esta- blecido, en el que las ideas de trans-formacin, de alegra y de sueos de cambiodesde las aulas y otras trincheras de luchapor la esperanza y un nuevo pas son per-seguidas, acusadas, estigmatizadas, conde-nadas al sealamiento e incluso a ser ence-rradas en crceles. Fue as como, en el 2011todos los y las colombianas fueron testigosdel despertar del movimiento estudiantil,luego de aos de ser acallados, de estar enun letargo producto de la indiferencia y delos aos oscuros de gobiernos retardatariosy guerreristas que intentaron silenciar a losestudiantes de colegios y universidades queentendieron la educacin como una herra-mienta de emancipacin.

    Despus de la oscura noche, los estudian-tes reivindicaron su caracterstica de ser el baluarte de la libertad y protagonizaron el

    despertar del movimiento social, pues lamovilizacin en contra de la reforma de laley 30, logr avivar la solidaridad de los ciu-dadanos de a pie, de los padres de familia,de las amas de casa, comerciantes, trabaja-dores, entre otros que entendieron con mo-vilizaciones plagadas de creatividad y deimaginacin que la educacin es fundamen-tal para el cambio de ste pas.

    Pero un evento fundamental para esta movi-lizacin y para la consolidacin de la MesaAmplia Nacional Estudiantil, fue el 3er Con-greso de la Federacin de Estudiantes Uni-

    versitarios, que se llev a cabo en la ciudad

    de Bogot el 15, 16 y 17 de septiembre en elque ms de 3.500 estudiantes de todo el passe dieron cita para la construccin de unaeducacin para la segunda y de nitiva in -dependencia. Das despus, en el marco delComit operativo de la MANE en la ciudadde Cali, el domingo 2 de octubre fueron cap-turados varios compaeros de la FEU, justodespus del congreso y en el inicio del ParoEstudiantil del 2011.

    Ya han pasado 3 aos desde este momento,cuando pensaban que la moral, rebelda,energa, esperanza y combatividad de loscorazones y puos en alto de nuestros com-paeros iba a ser diezmada de una vez ypara siempre, se desat por el contrario, unmpetu de dignidad, valenta y resistencia atravs de la conviccin de continuar luchan-do en contra de un sistema injusto, depreda-dor y reproductor de la desigualdad.

    Nuestros prisioneros polticos, Jorge EliecerGaitn, Carlos Lugo y Omar Marn resistenprisioneros desde las mazmorras del Esta-do y son ejemplo de resistencia y conviccinpara todos nosotros, quienes a pesar de latragedia de estar encerrados, lejos de sus fa-milias, de sus amigos, de sus compaeros,alejados de la alegra de construir movi-miento estudiantil desde las aulas, desde elgrupo de trabajo, del cine foro, de la charlaen la cafetera, de la academia y de estar si-lenciados por atreverse a pensar distinto, asoar. A pesar de todo eso en sus rostros to-

    La mejor solidaridad, de quienes estn afuera para con los que estamos encerres no dejar apagar la llama de la rebelda, del inconformismo, y por supuesto d

    ganas de cambiar esto, por un mejor pas-Jorge Eliecer Gaitn

    Prisionero Poltico del Movimiento Estudiantil

    LOS NOMBRAMOS LIBERTAD!

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    dava se vislumbran sonrisas y se atreven acomentar uno que otro chiste, tal vez, comosi fuese una burla al Estado que no ha logra-do su cometido en apagar la llama de suscorazones rebeldes y como dira Benede idefendiendo la alegra como una trinchera.

    Y as como ellos no han cesado un instantede su conviccin poltica y han continua-do, desde sus posibilidades, luchando porla construccin de un nuevo pas, nosotroscomo estudiantes, como sus compaeros,como sus amigos, debemos seguir su ejem-plo y hacer lo que nos ensearon y ya no

    pueden hacer, mantener viva la esperanzade una educacin transformadora y man-tener la dignidad combativa que a ellos loscaracteriza, avanzando da a da en el forta-lecimiento de nuestro proyecto por una nue-va educacin y por un nuevo pas.

    Ese mismo proyecto por el cual los gober-nantes tiemblan y esa utopa que pronto serrealidad concretada de la mano de nuestropueblo, pues un modelo de educcin dife-rente es necesario para una Colombia nue-va, pero como tambin lo es pensarnos unatransformacin en el campo, en la salud, enla justicia, entre otras que solamente se lo-grarn a travs de la unidad de los distintossectores del movimiento social, para lograrla paz con justicia social, que tanto espera-mos en esta patria, maltratada por aos decon icto violencia. Esta solo se lograr si sealcanzan esos cambios estructurales y se im-

    pulsa la continuacin de la solucin polticaque en este momento se desarrolla a travsde los dilogos en la Habana entre las FARCEP y el gobierno nacional y la posibilidadde entablar dilogos con la insurgencia delELN.

    Sin embargo, una parte fundamental parael desarrollo del movimiento social, delmovimiento estudiantil, de la lucha poruna nueva educacin y un nuevo pas y laconsecucin de la paz, est atravesada porla reconciliacin, por respetar y entender ladiferencia, para as dejar de perseguir, de

    macartizar, de encontrar enemigos en to-dos los escenarios y de perpetrar una guerrafratricida. Solo a partir de estos cambios selograr cambiar esa concepcin punitiva yasesina e impulsar una construccin desdela diferencia y la tolerancia.

    A 3 aos de su injusto encarcelamiento, cla-mamos por la libertad de nuestros prisione-ros polticos y los ms de 9500 quienes enel ejercicio de la oposicin poltica por fuerade los lineamientos de las lites de poder,han sido vctimas de la persecucin poltica,del uso arbitrario del aparato judicial con -

    nes polticos y las pauprrimas condicionesde vida a las que son sometidos dentro delsistema penitenciario colombiano. Sabemosque como luchadores sociales, el curso dela historia los absolver y nuestros sueoscompartidos sern realidad.

    Hoy ms que nunca se hacen necesariastransformaciones estructurales en nuestropas que permitan avanzar hacia la paz y la justicia social, por ello, y tal como lo expresanuestro compaero Jorge Eliecer Gaitn, esnecesario que continuemos con todas nues-tras energas luchando por cambiar estepas, ms an en el actual contexto de dilo-gos de paz, en donde los sectores sociales deoposicin en Colombia son llamados a cons-truir la correlacin de fuerzas necesaria parael acenso de la dignidad al poder.

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    solamente cuestionar el modelo educativo,

    sino adems el sistema de participacin, aldemostrar que la propuesta presentada porel gobierno de Juan Manuel Santos haba sidoconstruida de espaldas a la comunidad univer-sitaria y al pas; Y que el debate y aprobacinde esa propuesta estara restringido al siste-ma de partidos, en el Senado de la Repblica,que institucionaliza la exclusion del debate alos movimientos y organizaciones sociales.

    Pero no fuimos los nicos: En el 2013 el pas

    vivi el Paro Agrario ms significativo de losltimos 50 aos: Campesinos, indigenas y mi-neros salieron a las carreteras del pas a decirque el modelo agrario impuesto por las litespolticas no los representa. Al paro que inicia-ron los mineros en el mes de julio, y al que seuniera el campesinado en el mes de agosto,terminara en noviembre con una moviliza-cin popular en campos y ciudades de todo elpas, sin presedentes en la historia de Colom-

    bia.El fenmeno se repit una vez ms cuando elmovimiento cvico y comunitario de todas lasciudades del pas, gener un Foro Social Ur-bano, alternativo al que realizara el gobiernonacional y la ONU en la ciudad de medellin enabril del 2014, para debatir el actual modelode ordenamiento territorial, y mandatar ciu-dades para la vida y no para la exclusin, elconsumo y el empobrecimiento.

    La crisis de legitimidad de este sistema pol-tico salta a la vista: Cada movilizacin social

    La juventud siempre se ha enfrentado

    a la tarea histrica de cuestionar, de- batir, y subvertir la sociedad en la quevive. En cada momento histrico de la hu-manidad, los miedos que parecan inheren-tes, empiezan a disiparse, y de las verdadesque parecan absolutas, germinan nuevasideas, nuevas sociedades. Esta es una ta-rea que la juventud ha llevado siempre so- bre sus hombros. Es un proceso dialctico,como sealara Salvador Allende: Ser jven yno ser revolucionario, es una contradiccinhasta biolgica. As, en un pas donde todopareca unanimismo, temor y abatimiento,han empezado a ondearse banderas de es-peranza, rebelda y divergencia.

    Los y las estudiantes colombianas hemos sidosiempre parte activa del debate y la transfor-macin de nuestro pas: Desde los estudiantesdel Rosario y el San Bartolom en la poca dela 1ra independencia de 1810, pasando por

    los y las estudiantes de la Universidad Libre,Externado, Javeriana y Nacional en las d-cadas de 1920 y 1930 que cuestionaran losideales y las formas de los Partidos y el siste-ma poltico colombiano; pasando incluso porla lucha contra la dictadura militar de RojasPinilla entre 1953 y 1957, hasta las ms re-cientes luchas en las dcadas del 1980, 1990y 2000, por la busqueda de la paz en nuestropas.

    Nuestra generacin ha tomado estas bande-ras por construir una colombia nueva: La mo-vilizacin universitaria de 2011 signific no

    Los y las estudiantes somos

    poder constituyente! Es el pueblo el que quiere,el pueblo el que obra,

    y el pueblo el que puede

    Simn Bolvar

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    desemboc en el establecimiento de mesas dedilogo entre los movimientos sociales y co-misiones del gobierno que vinculan al Minis-terio del Interior, de Hacienda, de Eduacin, y

    de Agricultura, adems de garantes de Dere-chos Humanos. Los movimientos sociales nohemos llevado en ningn caso, las demandasante el Senado de la Republica, pues enten-demos la ilegitimidad que lo rodea. Los re-sultados de las contiendas electorales parla-mentarias y presidenciales dieron como granganadora a la abstencin, denotando que lapoblacin colombiana, ya por desconfianza oincredulidad a la poltica tradicional, no parti-

    cipa en este sistema po-ltico.

    Tanto las orga-nizaciones ba-rriales popu-lares, como elmovimientocampesino,afro, indge-na y mine-ro, como elmovimientoestudiantil,nos dimosa la tarea deconstruir unpropuestas pro-gramticas y orga-nizativas, que contra-rrestaran las polticas de

    los gobierno de turno, perosobre todo, para poner sobre la mesa la le-gitimadad construida por las organizacionessociales y populares y que generaran polticapblica que nos permita ser gobierno. Estosson a penas ejemplos del constituyente pri-mario ejerciendo poder popular, de los queexisten un sinfn a lo largo y ancho del pas:expresiones de gentes del comn han logradoorganizarse con pliegos, plataformas, progra-mas y mltiples herramientas, que encuen-tran hilos conductores para subvertir el actualmodelo econmico y de construir un nuevorgimen poltico.

    Pero cmo lograrlo? No podemos olvidarque una de las conclusiones del 2do Congresode la FEU Colombia Construyendo caminosde unidad (2008), fue la necesidad de abrirun debate nacional sobre una nueva AsambleaNacional Constituyente, que no slo discutie-ra el sistema de representacion y de partidosVs un sistema que priorice la democracia par-ticipativa y la pluralidad de la organizacinsocial y popular; sino que reconociera quelas gentes del comn fuimos excluidad en laconstruccin de la actual Constitucin Polticade 1991, al igual que las 2 fuerzas insurgentesms grandes del pas. La Constitucin de 91

    evidentemente significalgunos avances entrminos de reco-

    nocimiento dederecho, pero

    estos queda-ron solsa-yados antela aperturaeconmicaque prio-riz la im-p l e m e n t a -

    cin de unmodelo de

    libre mercadoy de servicios a

    desmedro de losderechos. De esto

    se desprede una largalista de promesas incum-

    plidas, y alrededor de 40 reformas que res-quebrajan los visos democratizadores que re-posaban en la carta constitucional.

    Los dilogos de paz que se estn desarrollan-do en La Habana, entre el gobierno colombia-no y las FARC-EP, han vuelto a poner en de-bate nacional la posibilidad de una AsambleaNacional Constituyente. Mientras el gobiernode Santos pretende refrendar los acuerdos al-canzados en la mesa de dilogos mediante elvoto, la guerrilla ha propuesto que los temasdiscutidos (El agro, la participacin poltica, elcultivo y uso de drogas, y las vctimas) hagan

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    parte del entramado juridico que debe regir a una nueva colombia, despues de todo, una cons-tituyente es siempre una carta de paz. Pero se equivocan quienes piensan que una AsambleaNacional Constituyente sera un regalo del gobierno para la insurgencia: En realidad, es unaexigencia de la sociedad colombiana, de estudiantado, el campesinado, las comunidades afro,indgenas, comuniarias, de jvenes, de comunidades de gnero, animalistas, e tambien claro-de los y las colombianas que estn en las filas de la guerrilla. Una Asamblea Nacional Cons -tituyente debe permitir dinamizar las propuestas construidas por el constituyente primario,pasando por los temas tan importantes que se discuten en La Habana, pero tambien frente aotros que se han quedado por fuera, y que son parte fundamental de la construccin de la pazcon justicia social: la educacin, la salud, el sistema laboral, el ordenamiento territorial, etc.

    El miedo debe disiparse una vez ms: Esta es una de las peleas ms fuertes que debe dar elestudiantado colombiano al pensarse la universidad en clave de pas. No es posible, ni desea-ble que la discusin sobre educacin superior no cuestione las fibras ms sensibles del poder

    constituido.

    Debemos asumir el papel que nos corresponde como jvenes, como poder popular, como cons-tituyente, esto es, como constructores de una nueva realidad. Debemos estar a la altura delmomento histrico que vivimos, y desembocar el autntico proceso constituyente que nospermita hacer de peleas concretas, un insumo ms para la discusin sobre los elementos fun-damentales del estado de cosas hoy vigente. A travs de la movilizacin social, de la aglutina-cin y la convergencia de rebeldas, de la construccin de programas y la profundizacin en laelaboracin de propuestas, estaremos en la posibilidad de disputarnos la construccin de unnuevo orden social.

    Estudiantes, somos poder constituyente, transformemos este pas! Nuestro mandato es entoncespor la Asamblea Nacional Constiuyente para la paz con justicia social y la democracia.

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    La a rmacin de que vivimos en lademocracia ms antigua del continen-te es como aquella plana que con larepeticin pretende ser interiorizada y na-

    turalizada. La ruptura de tan descontextua-lizado postulado no necesita de supremosesfuerzos de comprensin de nuestra reali-dad poltica, mas all de una simple aper-tura de sentido que devele las desigualda-des e imposibilidades que en cada esquinase presentan. El estrecho rgimen polticoimplantado, dominado por la arcaica vigen-cia del bipartidismo excluyente, la concen-tracin de los poderes pblicos, el caduco yempantanado sistema electoral y su cliente-la, la persecucin al pensamiento disidentey el oportuno sealamiento del enemigointerno en cada vestigio de esperanza, sonalgunas de las caractersticas de las obtusasimposiciones de la clase poltica que detentael poder.

    Los ejemplos son innumerables y basta conel sealamiento de los eventos que provoca-ron el alzamiento guerrillero, la persecucina movimientos polticos que se abrieron a laparticipacin dentro del rgimen, la conti-nua persecucin y silenciamiento de expre-siones polticas antagnicas a las del status,para justi car las a rmaciones del prrafoanterior. Las universidades, re ejo estructu -ral de las dinmicas socio-polticas del con- junto de la sociedad donde se ubican, porsupuesto que no son ajenas a estas circuns-tancias. Durante la historia de estas institu-

    ciones se ha reclamado por la participacin,construccin de sus escenarios fundantesy desarrollo de sus nes misionales por elconjunto de la comunidad universitaria,

    entendida la misma, como el agregado defuerzas vivas que en su dinmica edi can launiversidad.

    Como estudiantes hemos sido excluidas yexcluidos de la construccin de las polti-cas nacionales emanadas desde el ministe-rio, rati cadas por consejos normalmenteausentes de diversidad de posiciones, eimplementadas por rectoras escogidas enla incomprensible burocracia que comandala educacin superior colombiana. Comoejemplos podemos presentar la aprobacindel acuerdo 008 en la Universidad Distrital,que reformaba por completo la organiza-cin acadmico-administrativa de la institu-cin; as como reformas de orden nacionalcomo la de la ley 30 de 1992, que movilizun sinnmero de expresiones en su contra.

    Durante los intensos periodos de moviliza-cin que como sector hemos disputado, co- bra relevancia una premisa fundamental dela poltica, que es la de la adecuacin de lastcticas para momentos espec cos. Cada

    universidad presenta condiciones que ame-ritan la eleccin de rutas e caces hacia laconsecucin de reivindicaciones particula-res; as como el movimiento en su conjuntolo hace con los elementos de orden nacionalo simplemente ms general. Durante losaos 2011 a 2013 escogimos como gremio ladisputa poltica orientada a la construcciny materializacin de un proyecto de ley deeducacin alternativo al implantado; sin em- bargo, desde los extremos propios de cual-quier anlisis, hoy balanceamos los aciertosy desaciertos de dicha disputa, para orientarde nuevo nuestra brjula de tensin con el

    Constituyentes Universitarias

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    rgimen. Ese camino no est trazado ni-camente sobre el objetivo de construir unaUniversidad con principios, componentes yenmarcada en un sistema diferente al actual;

    sino que tambin implica la necesaria cons-truccin de un pas cuyas bases fundantessean radicalmente opuestas a las que, desdetempranas edades de nuestra vida republi-cana, se han enquistado a costa de la nega-cin de un proyecto poltico para las mayo-ras.

    El desglose de la tesis anterior implica reco-nocer que en el actual estado de cosas, argu-mentado y justi cado por un ordenamien -to poltico e institucional constituido, no esposible una transformacin como la que laeducacin o el pas en su conjunto menestra.Lo anterior sobre la base de argumentos queno sern del todo desarrollados porque co-rresponden a elaboraciones con propsitosdistintos al presente. El primero de ellos esque la carta magna vigente, que es smil delas reglas del juego para el desenvolvimien-to de los con ictos socio-polticos, no ofrece

    las garantas que en su origen y sus adora-dores arguyen; ha sido vctima de ms de 3decenas de reformas en 23 aos que la con-vierten en un elemento distinto al originario.El momento poltico en el que fue ideada,responda a una etapa coyuntural de saltode un modo de disputa a otro, y con ellonos referimos a que funga como acuerdo depaz entre fuerzas en disputa. Tercero, dichoacuerdo desde sus inicios fue excluyente en

    la medida en que sectores inocultables de ladinmica poltica del pas quedaron por fue-ra. Por ltimo, es una constitucin que en suesencia posibilita la consolidacin del libremercado y deja con pocas herramientas ladefensa de derechos, que de por si estn hoysubvalorados, reemplazados o repriozadossegn los intereses del rgimen.

    Pero qu tiene que ver lo anterior con lasdisputas al interior de los campus universi-tarios? La argumentacin sobre la transfor-macin del orden constitucional no es unasimple propaganda a la necesidad de una

    nueva carta poltica, sino que las universida-des son escenarios constituyentes en s mis-mos, y por ende su transformacin, no estaislada ni se aleja del cambio en los espacios

    polticos constituidos de orden nacional. Larelacin entre lo constituyente y lo consti-tuido es en esencia dialctica y comportaun ejercicio pleno del poder poltico, lo queexplica sus actos fundacionales, segn es-tablece la misma Corte Constitucional co-lombiana. Es una relacin que debela unorden jerrquico entre los constituyentes ylo constituido, siempre tendiente al cambio,transformacin o perecimiento del segundo

    por el primero. El poder constituyente es elpoder soberano, el primero y nico capazde transformar las estructuras que en algnmomento pari o se vio obligado a soportar.Dicha soberana reside exclusivamente enel pueblo del cual emana el poder pblico(Constitucin Poltica colombiana, 1991. Art3).

    El razonamiento lgico de las anteriores a r -maciones tiene como sntesis que el origendel poder se le arroga al pueblo, al que sele atribuye el ejercicio pleno de la soberanaradicada en el (Corte Constitucional, 2010).Vale la pena aclarar que soportamos las a r -maciones sobre ideas del poder constituidoNICAMENTE como ejercicio argumentati-vo de sus posibilidades autocontenidas y nocomo una justi cacin a su existencia. Peroen conclusin, si la soberana y el poder pri-mario radican en el pueblo, y en un ejercicio

    deductivo a rmamos que el pueblo den -tro de las Universidades es la misma Comu-nidad Universitaria,ergo el poder fundantedentro de estas instituciones corresponde asu comunidad, a sus fuerzas vivas.

    Como en lo nacional, requerimos que dentrode las Universidades el poder constituyentecobre relevancia. Gran parte de los avancesque la MANE produjo solo sern conquis-tables en la medida en que representemospoder al interior de las fuerzas que planeany ejecutan la educacin superior en el pas.La formacin de sujetos polticos que parti-

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    cipen de manera activa en la transformacinde la realidad, la cultura y en la solucin delas necesidades de la sociedad a travs de lasfunciones misionales de docencia, investiga-cin y proyeccin social; el principio de unaUniversalidad y Popularidad, de DerechoFundamental y Bien Comn; la pretensinde que la misma tenga calidad educativa,sea popular, cient ca, humanista, artstica,democrtica, autnoma, crtica, intercultu-ral, pluritnica y anti-patriarcal, y garanti-zar la independencia tecnolgica, cient cay cultural de la sociedad colombiana (Arti-

    culado MANE, 2012), solo ser conquistableen la medida en que como comunidad haya-mos constituido lo que por lo pronto es unesfuerzo constituyente.

    Las constituyentes Universitarias se con-vierten entonces en una categora, en uncmulo de esfuerzos que la comunidad uni-versitaria ejecuta en pro de la rati cacin desu poder como constituyente primario den-tro de las instituciones. Ofrecen la ventajade refrescar el repertorio de acciones, que

    por diferentes razones, han alejado al mo-vimiento estudiantil de las masas, y ademstienen la posibilidad de ser maleables antelas circunstancias que cada Universidad tie-ne.Se comprenden como escenarios constitu-yentes las asambleas, congresos, constitu-yentes mismas, etc., que cuenten con obje-tivos concretos y puedan ser enlazadas conconquistas generales. Esta idea ha sido pre-cedida por diferentes esfuerzos con distin-tos grados de efectividad. En la Universidaddel Tolima durante el ao 2011 y 2012, se

    realiz una constituyente universitaria quetena como propsito la reforma, a travsde Juntas Constituyentes, de los rganos ypolticas de investigacin, curricular, pre-supuestales, etc. La Universidad Distritalha venido planteando la necesidad de unaConstituyente Universitaria que, no sola-mente se oponga a las acciones deliberadasde su poder constituido (Rector, CESU yotros rganos de direccin), sino que ade-ms pueda plantear reformas estructuralesque la Universidad requiera.

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    Dichas Constituyentes debern contar conuna ruta y propuesta metodolgica, queadems las enlace con esfuerzos similaresque otras Universidades estn realizando.Se convierten en una ejecucin de la poltica,que desde lo espec co contribuye a la peleanacional y la refuerza los elementos que lamisma, por sus alcances, no puede particu-

    larizar. Son un ejercicio de poder popularque necesariamente debe estar enlazado conotros sectores a quienes los transversalizanlas afectaciones sobre la educacin superiory apuntan, al igual que el gremio estudian-til, a transformar, no solamente las estructu-ras del derecho que les ha sido negado, sinodel pas constituido en su conjunto.

    Las Constituyentes Universitarias estn enla capacidad de levantar juiciosos ejerciciosde diagnstico de la situacin actual de lasuniversidades y la educacin, para de allplantear su apuesta espec ca dentro de latctica constituyente. Son a su vez un me-canismo real de control poltico, ya que per-miten un ejercicio de veedura, en cuantoel direccionamiento del poder no es desdelas instituciones hacia sus poblaciones sinoviceversa. Las constituyentes como ejerciciopleno del poder poltico de las y los sobera-

    nos es una importante contribucin al pro-yecto de disputa de las riendas del pas a lasclases enquistadas en el poder. Es una bata-

    lla, que en adecuado enlace con propuestasque apuntan a la transformacin del status,puede tener importantes rditos en el pulsopor el control poltico, como lo tuvo en sumomento la MANE y lo tendr de nuevo elconglomerado del movimiento estudiantilagrupado bajo esta nueva avanzada.

    El debate sobre los contenidos y apuestas delas Constituyentes Universitarias esta porcompleto abierto y encendido. Es una tcticarenovadora que plantea una democracia di-recta basada en el poder popular, y solo poresa condicin, la consideramos meritoria.Como estudiantes miembros de un pas querequiere ser puesto patas arriba, le aposta-mos a las iniciativas que sectores construyanubicando la transformacin como objetivo.No claudicaremos en nuestra respuesta yataque al rgimen en cada paso que comomovimiento damos. En este nuevo momen-to de trasegar, proponemos las constituyen-tes como herramienta y la consecucin delpoder como objetivo.

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    El movimiento estudiantil colombiano

    se ha caracterizado por sus fuertesvnculos con los sectores sociales y po-lticos del pas. Ello ha llevado a la construc-cin de una perspectiva gremial de defensade la educacin superior pblica y la luchapor un modelo alternativo, directamente li-gada a unas apuestas polticas por la trans-formacin