Revista PROA

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Everyone needs a Gravines Clorindo Texta dixit ¿Todavía no pensó en tener su Gravinese? ¿Qué está esperando, pues, amigo/a coleccionista de imágenes reales o virtuales? Abra el catálogo y elija YA (de modo real o ficticio, ¡qué más da!). Déjese pescar por esas imágenes brillantes, inmediatas y espontáneas, de gran impacto visual en el espacio hiperrealista de su tela, donde el mundo de la publicidad, la sociedad de consumo, el dibujo animado, las referencias pop, y las fotografías que retratan historias nuestras y suyas, construyen un juego de develamientos y apropiacio- nes, tanto con el microcosmos de lo más personal y cotidiano, como con la exploración del macrocosmos a modo Carl Sagan. “Como en un sueño estoy ponien- do cosas que pertenecen a diferentes niveles de la realidad en un mismo plano. Lo mismo que ocurre en nuestro discurrir mental permanentemente: las cosas se integran sin una costura aparente, diferentes escalas y diferentes mundos conviven como en un fluido. Y en eso están mis pinturas nuevas”. De este modo, como artista-metafísico enlazador de mundos hiperrealistas y oníricos que es, Diego Gravine- se (seguidor del culto a Franz Gertsch; acérrimo amante de la pesca, el sushi, y la cerveza Little Creatu- res; fiel lector del I-Ching y de los textos de divulgación científica; fotógrafo-amigo de músicos y artistas varios; hombre de buen gusto y gran sensibilidad; melómano y nerd confeso; querido, admirado y respetado dentro y fuera del ambiente; ¡ah!, y dueño del pequeño felino Bongo) nos invita a zambullirnos de cabeza en su obra única que lo convierte en uno de los grandes del siglo XXI. Pase, mire, disfrute y (¿por qué no?) compre. El autodidacta Gravinese empezó a pintar, sin respiro ni reparo, enormes cuadros en acrílico, en principio para él mismo hasta que se atrevió a mostrarlos entre exper- tos en la materia. Fue así como ¡los veintiún años! lo encuentran presentando su primera exposición con la serie “Mi primer Sopena” en Espacio Giesso. En conse- cuencia, la galería Ruth Benzacar le propone trabajar con ellos, y al año siguiente (1993) presenta “Heren- cia” en el Casal de Catalunya. Boom byDiego Gravinese, expuesto MOMA

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PROA es una fundación de arte ubicada en el barrio de La Boca

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Everyone needs a GravinesClorindo Texta dixit

¿Todavía no pensó en tener su Gravinese? ¿Qué está esperando, pues, amigo/a coleccionista de imágenes reales o virtuales? Abra el catálogo y elija YA (de modo real o ficticio, ¡qué más da!). Déjese pescar por esas imágenes brillantes, inmediatas y espontáneas, de gran impacto visual en el espacio hiperrealista de su tela, donde el mundo de la publicidad, la sociedad de consumo, el dibujo animado, las referencias pop, y las fotografías que retratan historias nuestras y suyas, construyen un juego de develamientos y apropiacio-nes, tanto con el microcosmos de lo más personal y cotidiano, como con la exploración del macrocosmos a modo Carl Sagan. “Como en un sueño estoy ponien-do cosas que pertenecen a diferentes niveles de la realidad en un mismo plano. Lo mismo que ocurre en nuestro discurrir mental permanentemente: las cosas se integran sin una costura aparente, diferentes escalas y diferentes mundos conviven como en un fluido. Y en eso están mis pinturas nuevas”. De este modo, como artista-metafísico enlazador de mundos hiperrealistas y oníricos que es, Diego Gravine-se (seguidor del culto a Franz Gertsch; acérrimo amante de la pesca, el sushi, y la cerveza Little Creatu-res; fiel lector del I-Ching y de los textos de divulgación científica; fotógrafo-amigo de músicos y artistas varios; hombre de buen gusto y gran sensibilidad; melómano y nerd confeso; querido, admirado y respetado dentro y fuera del ambiente; ¡ah!, y dueño del pequeño felino Bongo) nos invita a zambullirnos de cabeza en su obra única que lo convierte en uno de los grandes del siglo XXI. Pase, mire, disfrute y (¿por qué no?) compre. El autodidacta Gravinese empezó a pintar, sin respiro ni reparo, enormes cuadros en acrílico, en principio para él mismo hasta que se atrevió a mostrarlos entre exper-tos en la materia. Fue así como ¡los veintiún años! lo encuentran presentando su primera exposición con la serie “Mi primer Sopena” en Espacio Giesso. En conse-cuencia, la galería Ruth Benzacar le propone trabajar con ellos, y al año siguiente (1993) presenta “Heren-cia” en el Casal de Catalunya.

Boom byDiego Gravinese, expuesto MOMA