Revista Periferias - Número 14 [2007]

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  • 8/3/2019 Revista Periferias - Nmero 14 [2007]

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    PeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferiasRevista de Ciencias Sociales

    Ao 11 N 14Primer semestre 2007

    FUNDACIN DE INVESTIGACIONESSOCIALES Y POLTICAShttp://fisyp.rcc.com.ar

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    La Fundacin de Investigaciones Sociales y Polticas es una entidad sin fines de lucro, dedicada a laactividad de investigacin, docencia y difusin en diversas reas de Ciencias Sociales.

    Promover la edicin dePeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferias, Revista de Ciencias Sociales, es una iniciativa asumida como parteintegrante de su actividad acadmica.

    ISSN: 1514-559X

    Revista PeriferiasFISyP, Fundacin de Investigaciones Socialesy Polticas.Av. Corrientes 1543, 5to. Piso.(CP1042AAB) Buenos Aires, Argentina.Tel./Fax 5077-8000 internos 8384 / 8039Mail: [email protected]@rcc.com.arhttp://fisyp.rcc.com.ar

    Produccin editorial:

    Daro Stukalsky

    Correccin:

    Julin Snchez

    PeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferiasPeriferias es una publicacin semestral.

    Precio del ejemplar: $ 15.

    Impreso en C&S Impresiones OffsetPueyrredn 2011, (1650) Villa Maip,Pdo. San Martn - Pcia. Buenos Aires - Argentina.

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    COMIT EDITORIAL

    Daniel CampioneAlberto FortunatoJulio GambinaOscar MartnezMiguel MazzeoBeatriz Rajland

    CONSEJO DE ADMINISTRACIN

    Presidente: Julio GambinaPresidente: Julio GambinaPresidente: Julio GambinaPresidente: Julio GambinaPresidente: Julio Gambina

    Daniel CampioneBeatriz RajlandOscar YankilevichSecretario Ejecutivo: Santiago Lizuain

    COLECTIVO DE REDACCIN

    Mariana CarroliFlorencia MartnezAlexia MassholderRodrigo PascualTamara PerelmuterCarla Poth

    CONSEJO ASESOR INTERNACIONAL

    Giorgio Baratta(Universidad de Urbino, Italia)Javier Arzuaga(Universidad Autnoma del Estado de Mxico)Manuel Monereo

    (Fund. de Investigaciones Marxistas-Espaa)

    Ral Zibecchi(Revista Brecha-Uruguay)Georges Labica(Universidad Pars X-Francia)Toms Moulian

    (Universidad Arcis-Chile)

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    Del comit editorialDiez aos de Periferias ........................................................................................ 7

    Dossier: Diez aos de Periferias

    La economa argentina entre 1996-2006Julio C. Gambina ............................................................................................... 11

    A diez aos (de qu?)Beatriz Rajland ................................................................................................... 35

    Historia Oral y repensar la historiaPablo Pozzi ......................................................................................................... 53

    Artculos

    A un ao de gobierno de Evo Morales. Los desafos de la revolucin bolivianaPablo Stefanoni .................................................................................................. 63

    Fernando Martnez Heredia. La coherencia del pensamiento crtico,la pasin de la revolucinClaudia Korol ..................................................................................................... 73

    Palabras al recibir el premio nacional de Ciencias SocialesFernando Martnez Heredia ............................................................................... 77

    Dudas y precauciones: desde cundo hubo clase obrera en la Argentina?Adrin Lpez ...................................................................................................... 83

    Kirchnerismo: el populismo como farsaAlberto R. Bonnet ............................................................................................... 97

    SUMARIO

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    Comentarios de libros

    La escuela pblica sitiada, de Pablo Imen

    Carla Poth ........................................................................................................ 115

    La sociedad excluyente. La argentina bajo el signo del neoliberalismo, deMaristella SvampaAriel Fontecoba ................................................................................................ 119

    Concurso Periferias ............................................................................ 124

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    DEL COMIT EDITORIAL

    Diez aos de Periferias

    Hace 10 aos surga Periferias; desde la protesta, la resistencia y la necesidadde pronunciarse desde el margen, desde los bordes, desde una lucha de clases pre-sente, aunque no siempre visible. Era una convocatoria intelectual y militante en el

    campo de las Ciencias Sociales, pero con la pretensin de articularse con el movi-miento popular. Un aporte intelectual para el desarrollo de sntesis tericas en ladificultosa constitucin del sujeto de la transformacin social, contra el capitalismoy por la emergencia de nuevas relaciones sociales sin explotacin.

    Se puede hacer un balance cuantitativo de Periferias; sucintamente,podemosdestacar: una dcada; 13 nmeros; 114 artculos, notas o comentarios; 80 autores,50 de los cuales son argentinos, y 30 colaboraciones de otros pases; 10 dosieres.Ms de 10.000 ejemplares.

    Un poco ms complejo resulta comentar el aporte cualitativo de Periferias. Esque la revista emerge en un momento de hegemona neoliberal, que ofreci justifi-cacin terica a la ofensiva del capital. Una hegemona que se expresaba con clari-dad en la poltica en curso, en la Argentina y en el sistema mundial. Un sistemacapitalista que puede asociarse, en la coyuntura, con las categoras de neoliberalismoy terrorismo como las claves de identidad del pensamiento y la prctica del poderde las clases dominantes, en la encrucijada del cambio de milenio.

    A poco de andar surge el movimiento de desocupados (piqueteros), y se ex-tienden las expresiones de lucha popular, mientras que la Central de TrabajadoresArgentinos ampliaba su propuesta y se articulaba en un gran movimiento, en de-manda de la distribucin del ingreso. De esa forma, la movilizacin se transformen pueblada y se puso en discusin la poltica. Se abrieron expectativas de cambios

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    en la Argentina, las que contactaban con procesos en el mismo sentido en todo elcontinente.

    A diez aos la situacin es otra. La hegemona del capital est siendo disputa-

    da por los pueblos movilizados, en especial en el continente latinoamericano y en elCaribe. La idea de otro mundo posible se extendi desde los mrgenes, expresandola voluntad diversa de millones de movilizados de transformar la realidad. La nue-va realidad pas por nuestras pginas, no solo por los autores contenidos en cadanmero, sino por las temticas abordadas, tanto en los dosieres como en los artcu-los regulares.

    Los contenidos divulgados en los distintos dosieres nos devuelven algo de loque antes sealamos. Comenzamos poniendo el acento en debates esenciales, y por

    ello se consider al Marxismo y el Estado, para luego abordar las Ciencias So-ciales y el Marxismo, o el Imperialismo, Globalizacin y cambios de poca,dando cuenta de la necesidad de bsqueda en los clsicos junto a las actualizacio-nes correspondientes de un conjunto de aspectos, puestos en discusin a fines delSiglo XX y comienzos del XXI.

    Se trataba de discutir y reivindicar al marxismo, al tiempo que de contribuir aldesarrollo de una teora del Estado desde ese paradigma, que asumimos en la diver-sidad como nuestra referencia terica. Hace 150 aos Carlos Marx retomaba susestudios de Economa Poltica, para la crtica, y en sus borradores anunciaba futu-ros desarrollos que nunca abordara sistemticamente, y menos para su publica-cin. Entre otros apareca el tema del Estado y el Mercado Mundial. Este ltimoconcepto nos llev a discutir los cambios derivados por el proceso detransnacionalizacin de la economa y globalizacin del poder, con nuevas super-estructuras mundiales para la liberalizacin, como se puede ver en la OMC y en lossiempre vigentes Organismos Financieros Internacionales.

    Sobre el final de nuestra dcada, la iniciativa poltica del movimiento popular,principalmente en Amrica Latina y el Caribe, nos llev a insistir centralmente en la

    discusin e interrogantes sobre la Argentina, y si, en efecto, haba cambios en suorientacin de gobierno. Del mismo modo lo hacamos sobre las distintas visionesque genera la Amrica Latina actual.

    El balance nos dice que, desde un anlisis ms abstracto, la realidad nos convo-ca a consideraciones ms concretas, que nos permitan retomar nuevas abstraccionesque puedan dar cuenta de los fenmenos de la poca actual. Se trat de un paso queestuvo mediado por anlisis histricos, de necesaria recuperacin de la memoria de laizquierda argentina y de discusin sobre la representacin poltica, su crisis y el papel

    de los movimientos sociales. El escenario haba mutado y en el cambio de sigloemergan nuevos actores, que ahora eran visibles en la disputa por el orden local yglobal. La representacin poltica era puesta en cuestin por el movimiento popularmovilizado y nos animaba a opinar, discutir y generar nuevas sntesis.

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    Esa disputa poltica es tambin terica, y Periferias ha contribuido a su desa-rrollo, desde un enfoque plural, por las firmas incluidas y la variedad de temas yasuntos en debate. Es el punto de partida para el futuro, en unas Ciencias Sociales

    que estn desafiadas por el movimiento popular en lucha. Son muchos losinterrogantes abiertos y nos sentimos parte de las nuevas camadas de intelectualesque funden su prctica terica con la contestacin cotidiana y en la bsqueda dealternativas de organizacin social. Bajo nuevas circunstancias vuelve a criticarsemasivamente al capitalismo, y se arriesgan propuestas civilizatorias all donde elsocialismo disputa su lugar. Es un tema terico y prctico de la poltica contempo-rnea donde nos involucramos de forma militante.

    En Periferias sentimos la satisfaccin del deber cumplido y el desafo de ir

    por ms. Utopa y Praxis decamos en el primer nmero, aludiendo a las utopashistricamente determinadas, que convocan a pensar y actuar; por eso Praxis, entanto aporte intelectual para la revolucin.

    Hace diez aos nos lanzamos a la aventura de una revista terica para el deba-te y la construccin de movimiento por la transformacin. Hoy tenemos una nuevasituacin, con expectativa de cambios por la dinmica social que pone en discusinel poder y que, en algunos casos, con expresin en gobiernos, disputa lainstitucionalidad del rgimen poltico. Damos cuenta de luchas por el poder, que enalgunos casos se materializan en la esfera de los gobiernos. Ambas situacionesgeneran expectativas y debates, a los que Periferias pretende abordar creativamentey en polmica, asumiendo una perspectiva construida desde la lucha de clases y lacrtica, invariables en la tradicin de Marx y los clsicos.

    Se hace tambin necesario relevar cambios discursivos recientes, que en nadaafectan las relaciones sociales vigentes y la impronta reaccionaria y regresiva de lasmutaciones instrumentadas a fines del siglo XX. Es un desafo para la confronta-cin de ideas, para que las clases dominantes no se apropien del lenguaje a favor delos cambios. Hace ms de una dcada se produjo una apropiacin de la categora

    reforma, ya que de su connotacin por modificaciones progresistas en la tenenciade la tierra, el gobierno universitario, o un cambio progresivo en el rgimen tributa-rio o financiero, pasaron a connotar las polticas regresivas de los organismos inter-nacionales, tales como la reforma de la Educacin, de la Salud, del Estado o de laJusticia. Ahora pretenden destacar el combate contra la desigualdad, ocultando laresponsabilidad de la poltica hegemnica y su teora apologtica.

    De lo que se trata es de asumir el desafo, sobre la base de esta dcada deexperiencia, para profundizar la crtica al capitalismo realmente existente y a sus

    tericos justificadores, tanto a aquellos que lo hacen explcitamente como a los queescamotean su referencia ideolgica con crticas discursivas, para continuar, porotros medios, la misma poltica. Desde la crtica pretendemos aportar, en este nue-vo tiempo, a la construccin del socialismo.

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    I. Introduccin

    El inicio de nuestro comentario parte del final del auge del menemismo, luego

    de la reeleccin presidencial (1995-1999), y aunque atravesando un periodo recesivode la actividad econmica, producto del impacto de la crisis mexicana (devalua-cin del peso en Mxico en diciembre de 1994, conocido como efecto tequila),nadie en el poder pona en duda la continuidad de la poltica econmica y el modelode acumulacin de capitales. Como se podr ver en el Cuadro II, el PIB haba cadoen 1995 y retomado un ciclo alcista hasta el comienzo de la prolongada recesininiciada en 1998. En la eleccin presidencial de 1999, ni la frmula oficial encabe-zada por Eduardo Duhalde, ni la opositora liderada por Fernando De la Ra, po-

    nan en cuestin la poltica econmica o el rgimen convertible (abril de 1991 aenero de 2002).A diez aos vista (1996-2006), devaluacin mediante en enero de 2002, asis-

    timos otra vez a un auge del consenso poltico hacia el gobierno (tambin del Par-tido Justicialista), fenmeno a materializarse electoralmente en la renovacin pre-sidencial de octubre de 2007. Es un dato de la realidad sustentado en la performan-ce de la economa (crecimiento del PIB, supervit fiscal y comercial, aumento sos-

    DOSSIER: DIEZ AOS DE PERIFERIAS

    LA ECONOMA ARGENTINA ENTRE 1996-2006

    Julio C. Gambina*

    * Profesor de Economa Poltica de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional deRosario. Presidente de la Fundacin de Investigaciones Sociales y Polticas, FISYP(entidad adherida al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO). Inte-grante del Comit Directivo de CLACSO.

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    tenido de las reservas internacionales, entre otros guarismos de la contabilidad na-cional), con renovacin del ciclo de los negocios (ampliacin de la facturacin totalde las empresas) y mejoras en las cuentas de ganancias de los capitales dominantes.

    Existe la imagen de que la economa funciona, y eso allana los consensos polticos.Es 1996 un tiempo de consenso poltico mayoritario hacia el accionar del gobierno.El fenmeno, bajo nuevas circunstancias, vuelve a repetirse una dcada despus.Aclaremos que no sostenemos la inevitabilidad de una crisis a corto plazo, pero,pensando en los ciclos econmicos, ella no puede descartarse.

    El ciclo que pretendemos analizar transcurre entre dos momentos de auge enel consenso hacia las polticas hegemnicas, mediados por una profunda crisis coneclosin en la rebelin popular de fines del 2001. En ciertas miradas de la realidad

    se ha ledo que el modelo convertible (1991/2001) entr en crisis (recesin 1998/2002) y, por lo tanto, emerge desde comienzos del 2002 un nuevo modelo de acu-mulacin. Se adiciona que el primero tena epicentro en la valorizacin financiera yel actual (2002/2006) en la productiva. Desde nuestra ptica, privilegiando el an-lisis de los beneficiarios y los perjudicados por la poltica econmica en la dcada,sostenemos la continuidad de la variacin de las relaciones sociales de produccin,reestructuradas desde mediados de los aos 70 y especialmente confirmadas en los90. Que los privilegiados del rgimen de convertibilidad hayan sido las empresasprivatizadas de servicios pblicos, los bancos transnacionales y los acreedores ex-ternos, y que luego de la devaluacin el polo beneficiado sea liderado por los sec-tores productivos monoplicos y los acreedores externos privilegiados (preferente-mente los organismos financieros internacionales), no quita que, en conjunto, cons-tituyen el bloque de clases sociales en el poder en todo el periodo, y que, conmatices en uno u otro de los tiempos, constituyeron la direccin del proceso deacumulacin de capitales, de ganancias, de riqueza y de poder. En el otro polo, lamayora de la poblacin, los trabajadores y los sectores pequeos y medianos de laeconoma sufrieron las consecuencias de las modificaciones al interior del modo

    capitalista de produccin.De qu reformas en las relaciones de produccin hablamos? Aludimos, en

    primer lugar, a las modificaciones en la relacin entre el capital y el trabajo. Nadaagregamos si se remite a la explotacin o a su acrecentamiento, fenmeno esencialdel capitalismo en cualquiera de sus formas y etapas, pero s vale mencionar lasvariaciones derivadas de la flexibilidad salarial y laboral, cuanto de la emergenciadel desempleo y subempleo estructural; de la pobreza e indigencia, como de laexpansin de la desigualdad entre las franjas de mayores y menores ingresos relati-

    vos. El cambio de funciones del Estado, con epicentro en las privatizaciones, cons-tituye un segundo tipo de reestructuraciones, las que se completan con la nuevainsercin del capitalismo local en el sistema mundial.

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    II. Anlisis de algunos datos y procesos en un ciclo demediano y largo plazo

    a) El problema del empleoComo apreciamos en el Cuadro I, desde mediados de los aos 70, y hastacomienzos de los 90, la tasa de desempleo oscil entre 2,3% (octubre de 1978) y7,0% (octubre de 1992), con algunos picos del 7,1% (octubre 1989) y 8,1% (mayo1989). Sobre fines de los 80 el problema del empleo comienza a presentarse comoun fenmeno no coyuntural. En mayo y octubre de 1993 se registrarn los ltimosindicadores de un dgito en la tasa de desempleo, del 9,9% y 9,3% respectivamente.Luego, la serie indica una expansin de dos dgitos hasta fines de 2006, con picos

    de 18,4% en mayo de 1995 (efecto tequila) y de 21,5% en mayo de 2002, luego dela devaluacin de enero de ese ao.1 Ya tenemos constituido el fenmeno como unproblema estructural y de largo aliento.

    A partir de mediados de los 70, el capital hegemnico traslada sobre los tra-bajadores el costo de la crisis (de valorizacin del capital), tanto con la cada comocon la fragmentacin de los salarios, con el desempleo y subempleo, para transfor-marse, en forma creciente, en un problema estructural potenciado en la dcada del90. Es un fenmeno que se mantiene en la actualidad. El ltimo registro reveladopor el INDEC marca 10,1% de desempleo para la medicin de diciembre de 2006,la que se difunde con un valor menor, que sin computar los planes jefes y jefas dehogar2 registra un ndice de 8,7%.

    El subempleo reconoce valores de 11,3% en el pico de mayo de 1995 y de18,6 en mayo de 2002, alcanzando, en diciembre de 2006, un 10,8. La suma deambos guarismos (empleo y desempleo) destaca un 29,7 en mayo de 1995; 40,1 enmayo de 2002, y 20,9 en diciembre de 2006. Para obtener un valor de un dgito enla suma del desempleo y el subempleo, debe irse hasta octubre del 83 (9,8%), oan ms atrs, hasta mayo de 1981, con 9,2%. Estamos sugiriendo que el desem-

    pleo y subempleo actuales son producto del modelo de acumulacin de capitalesque emerge a la salida de la crisis de los 70, y que pasa de una escala de entre el 6y el 10% en los fines de los aos 70, para incrementarse al 30% en mediados de los90 y alcanzar el 40% en el epicentro de la crisis de 2001/2002.

    La situacin actual, an con tendencia a la baja, se encuentra en valores queduplican los registros de fines de los 70 y comienzos de los 80. Estar mejor que enel momento ms crudo de la crisis no debe ocultar que el punto de partida para las

    1 Datos obtenidos de las series histricas del INDEC, en http://www.indec.mecon.ar/2 Subsidios de $150 mensuales (equivalentes a 50 dlares), siendo el salario mnimo a

    marzo 2007 de $800 y de $900 la lnea de pobreza.

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    modificaciones estructurales (modos de estructuracin de las relaciones de produc-cin) surge en la crisis de valorizacin del capital (de rentabilidad) de mediados delos aos 70. Se trata de un largo ciclo de ms de tres dcadas en el que se opera una

    fortsima transferencia de recursos desde los trabajadores hacia los grandes propie-tarios de capital que actan en el capitalismo local.Sostenemos que este elemento actu para disciplinar al movimiento de los

    trabajadores en todo el periodo desde 1975/6, claro que como resultado de la repre-sin ejercida sobre sindicatos, movimientos sociales y polticos que, de una u otraforma, representaban los intereses de los asalariados. Tanto la dictadura militar y elgenocidio, la tortura y la represin, como las tendencias inflacionarias de los lti-mos treinta aos (gobiernos dictatoriales y constitucionales), fueron elementos cons-

    titutivos del temor acrecentado con los problemas de empleo, base de la impunidadempresarial para inducir la subordinacin de los trabajadores al capital. Son polti-cas de desarme de la resistencia y la organizacin de los trabajadores. Es una estra-tegia del capital contra los trabajadores y con una asignacin de funciones espec-ficas al Estado para la materializacin de dichas polticas.

    Vale recordar que esta estrategia es respuesta directa al poder de los trabaja-dores construido en el ciclo de ascenso de sus luchas entre 1969 y 1974, desde elrosariazo y cordobazo a la Ley de Contratos de Trabajo; o, si se quiere, de la resis-tencia peronista en 1955 a las movilizaciones de junio y julio de 1975, expresin dela ltima movilizacin popular ante la escalada represiva de las Tres A (AlianzaAnticomunista Argentina), y del terrorismo de Estado emergente con el golpe demarzo de 1976.

    Cuadro I (aos y meses seleccionados, utilizados en el texto)

    Ao (mes) Tasa Tasa Total Promediodesempleo subempleo

    1974 (mayo) 5 5,4 10,4 6 al 10%1978 (octubre) 2,3 3,8 6,11981 (mayo) 4,2 5 9,2 Fin de tasas de un dgito1983 (octubre) 3,9 5,9 9,81989 (mayo) 8,1 8,6 16,7 Crece hasta llegar prctica-

    mente al nivel del 30%1989 (octubre) 7,1 8,6 15,71992 (octubre) 7 8,1 15,11993 (mayo) 9,9 8,8 18,71993 (octubre) 9,3 9,3 18,6

    1995 (mayo) 18,4 11,3 29,72002 (mayo) 21,5 18,6 40,1 Mximo2006 (diciembre) 10,1 (a) 10,8 20,9 Duplica fines de los 70

    (a) La cifra difundida es 8,7% sin contar los Planes Jefes y Jefas de Hogar. Fuente: INDEC.

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    Concentramos el comentario en los datos del desempleo y subempleo por cons-tituirse ellos en un factor relevante para disciplinar a los trabajadores. El miedo a laprdida del empleo (regular o irregular, estimado ste por el Ministerio de Trabajo

    en ms del 40% de los trabajadores) condiciona a la baja el ingreso obtenido por laventa de la fuerza de trabajo. La tendencia de punta a punta, entre mediados de los70 y la actualidad, an en la ltima dcada (motivo especfico de nuestro inters),es de prdida del valor de compra del ingreso de los trabajadores. Lo perdido porlos trabajadores en estos periodos debe computarse como transferencia de ingresosdesde los trabajadores a los capitales hegemnicos que actan en el capitalismolocal. La crisis de rentabilidad (valorizacin del capital) se resuelve en la medidaen que la renta socialmente generada tenga destino en la ganancia y a costa del pago

    de la fuerza de trabajo.El fenmeno del desempleo consolid, en la dcada del 90, una nueva situa-cin en la respuesta de los trabajadores, y gener, desde 1997, un corrimiento de laprotesta de los trabajadores. Por un lado, puede destacarse el surgimiento, en los90, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que privilegi la adhesin delos trabajadores con independencia de su insercin sindical y su carcter de activoo pasivo, regular o irregular. A diferencia de la CGT, incluy en su seno la proble-mtica del desempleo, y especialmente a los desempleados. Se terminaba un ciclohistrico de privilegio a una Central nica de trabajadores, aunque es cierto que envarias ocasiones sta se encontraba dividida. Pero debemos resaltar la voluntad, eneste periodo, de conformar una Central alternativa a la burocrtica expresada en laCGT. En la CTA confluan distintas vertientes de un peronismo disidente y corrien-tes diversas de la izquierda, todos en la bsqueda de una nueva representacinsindical y poltica de los trabajadores.

    El otro fenmeno a destacar es la aparicin del movimiento piquetero, adqui-riendo amplia visibilidad en el ciclo de luchas que se proyecta entre 1997 y hastafines del 2003. Al inicio del proceso, es la CTA la que intenta articular el movi-

    miento de trabajadores desocupados, y protagoniza el primer congreso piqueteroen momentos previos a la rebelin popular de fines del 2001. A partir del 2002 seproducir un conjunto de divisiones y reagrupamientos, entre las que deben incluir-se aquellas motivadas por la cooptacin de dirigentes y organizaciones por partedel gobierno que emerge de las elecciones presidenciales en el 2003.

    Desde la asuncin de Nstor Kirchner en la presidencia (mayo 2003), se pro-cesa una poltica de acumulacin de consenso que incluye privilegiadamente lacaptacin de dirigentes y organizaciones del movimiento social y poltico, protago-

    nistas del ciclo ascendente de luchas entre 1997 y 2002/3. Este movimiento dedesempleados (piqueteros) inclua como principal reivindicacin el trabajo y elingreso. Recordemos que, unos pocos das antes de la pueblada del 19 y 20 de

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    diciembre del 2001, ms de tres millones de personas se pronunciaron a favor de unseguro de empleo y formacin para jefes y jefas de hogares desempleados, y de uningreso universal para menores de 18 aos y para mayores de 65 aos sin cobertura

    previsional. Era una iniciativa convocada por un abanico muy importante de orga-nizaciones sociales y polticas, entre las que se destacaba la CTA. Desde la polticaestatal se contest (en todo el periodo que comentamos) con poltica social de asis-tencia, histricamente expresado en los planes trabajar y, luego de la pueblada del2001 y de la extensin de la pobreza (56% de la poblacin a comienzos del 2002),con el Plan Jefes y Jefas, que abarc a casi dos millones de personas. Este ltimoplan se mantiene en valores constantes por ms de cinco aos, pese a una inflacindel 80% del ndice de Precios Minoristas, y el consecuente deterioro de la capaci-

    dad de compra de los receptores del subsidio.Recientemente, en su mensaje de inauguracin de las sesiones parlamentariasde 2007, el presidente Kirchner manifest con satisfaccin la creacin de 3,4 millo-nes de puestos de trabajo entre 2002 y 2006. Es un dato real que oculta el deteriorode la capacidad de compra del salario del conjunto de los trabajadores, y de sucapacidad organizativa y de protesta. La ofensiva del capital sobre los trabajadoresse inicia con la crisis de fines de los 60 y comienzos de los 70, coincidiendo conla importante acumulacin de poder sindical y poltico de los trabajadores en elciclo de lucha de esos aos. Es una ofensiva que se acelera y llega al mximodeseado en los 90, especialmente entre 1996 y 1998 (aparicin de los primerosnmeros de Periferias). Es importante recordar que, a escala global, el gobiernoargentino fue destacado como el modelo a seguir en la reunin conjunta del FMIy el Banco Mundial de 1998, realizada en Washington. Una hiptesis a verificar enel tiempo es el fin de ese ciclo ofensivo desde lo acumulado por la resistencia de lostrabajadores con las luchas que llevan a la pueblada del 2001. El lmite a la capaci-dad de revertir la situacin puede estudiarse desde la ausencia de una alternativapoltica ms all de la resistencia y la organicidad logradas por el movimiento po-

    pular en aquellas movilizaciones masivas de 2001/2002.

    b) Subas y bajas del ciclo econmicoEntre la disputa del consenso por el gobierno, incluida la captacin de dirigen-

    tes y organizaciones, junto con una poltica econmica de reversin del ciclo recesivo,acompaada de un momento de expansin de las relaciones capitalistas a escalaglobal y un ciclo ascendente de la economa mundial, el capitalismo, en la Argenti-na, aparece con datos macroeconmicos que potencian una imagen de salida de la

    crisis. As lo confirman 36.000 millones de dlares acumulados en reservas interna-cionales a marzo de 2007; aunque resulta de inters interrogarse el porqu de tantosrecursos acumulados en paralelo con la inmensa deuda social incorporada en elciclo regresivo de reestructuracin de la economa.

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    La Argentina crece a tasas del 9% acumulativo entre 2003 y 2006, con super-vit fiscal primario superior al 3% del PIB, y una poblacin bajo la lnea de la pobre-za del 31,8%. Es racional registrar supervit fiscal con un tercio de la poblacin

    bajo la pobreza? El argumento presidencial es que el supervit se destina a la genui-na acumulacin de reservas internacionales para evitar la vulnerabilidad externa dela economa local. Lo de genuina es una crtica al crecimiento de reservas conendeudamiento, propio de la poltica de los gobiernos en los 90. Pero, sobre lavulnerabilidad, por qu privilegiar la externa, relativa a los mercados de capital(especulativo), por encima de las vulnerabilidades derivadas de las necesidadespopulares insatisfechas? Cul es la racionalidad de estos razonamientos? Obvia-mente que la respuesta debe buscarse en el objetivo de reconstruir el capitalismo

    nacional formulado en la asuncin de Nstor Kirchner en mayo de 2003.La ofensiva del capital se transform en consenso social (por lo menos mayo-ritario, hegemnico) en torno a la reeleccin de Carlos Menem en 1995. Esa hege-mona fue disputada entre 1997 y 2002. Desde distintas fracciones de la clase do-minante se expres en la discusin entre el proyecto de dolarizacin, sustentadopor Carlos Menem y el establishment intelectual asociado al inters de las empre-sas privatizadas, la banca transnacional y los organismos internacionales, y el pro-yecto devaluacionista, impulsado por productores y exportadores, grandes fabri-cantes y empresarios del campo. El gobierno emergente de Eduardo Duhalde en2002 resolvi la discusin a favor de la propuesta por la devaluacin, y se propusorecomponer el poder de gobernar que se transform, desde mayo de 2003 con NstorKirchner, en el objetivo de reconstruir el capitalismo nacional. Esta ltima apela-cin remite a un imaginario capitalista a comienzos de los aos 70, y ms especial-mente a la constitucin de un bloque poltico que, desde fines de los aos 60,imaginaba la construccin de una sociedad anticapitalista, incluso socialista. Eraun imaginario sostenido en el ascenso del ciclo de luchas populares ya comentado(1969/1974). La apuesta presidencial en 2003 trataba de recuperar la imagen de

    aquel proyecto, que articulaba a la burguesa local (CGE con Gelbard, Bronner,entre otros), especialmente orientada a la acumulacin en el mercado interno, conel movimiento de trabajadores (CGT y la importante y extendida sindicalizacin) ydiversas organizaciones sociales (territoriales, culturales) y movimientos y partidospolticos con proyectos encontrados en una perspectiva por las reformas sociales yla revolucin. Un arco poltico diverso alimentado por un sistema mundial en cri-sis, con dificultades para ejercitar la hegemona disputada por las luchas de eman-cipacin que recorran el mundo, desde el mayo francs o la primavera de Praga,

    ambos en 1968, al triunfo de Vietnam en 1973; incluso la declaracin del NuevoOrden Econmico Internacional, NOEI, en Naciones Unidas, en 1974, votado ne-gativamente solo por 12 naciones del capitalismo desarrollado. Remitimos a unaacumulacin de poder emergente de un ciclo de lucha de clases surgido de las

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    luchas por el socialismo en Rusia, China y Cuba. Un ciclo que ser puesto en dudaante la cada del muro de Berln (1989) y la desarticulacin de la URSS (1991).

    Pero, adems, pretenda obturar un proyecto poltico de las clases subalternas

    para la emergencia de una perspectiva alternativa, e incluso de emancipacin hu-mana. De un lado, dolarizacin o devaluacin, y del otro, la posibilidad de cons-truir alternativa poltica para una sociedad emancipada. El sueo eterno de laemancipacin parodiando al sueo eterno de la revolucin, de Andrs Riveravolva a escurrirse en el escenario de la lucha de clases, sustentado en el ciclo deascenso de la protesta popular a fines del 90 y comienzos del nuevo siglo.

    La base material del consenso actual del gobierno de Nstor Kirchner se asientaen los datos que ilustra su presentacin ante los legisladores el pasado 1/03/073.

    Pero esa base permite la construccin de un imaginario, presente en la memoria deuna parte del activismo social, e incluso de generaciones nuevas que arrastran aquelpasado mejor (1973/1975), y que forma parte de la pica recordada durante 31aos como la mejor camada de luchadores argentinos. No en vano es desde losderechos humanos desde donde se disput el consenso hasta tanto surtieran efec-tos, en la contabilidad nacional, los resultados derivados de la devaluacin. El efec-to inmediato de la devaluacin apunt a recomponer la capacidad del aparato pro-ductivo local, y a restablecer el funcionamiento del mercado laboral, an en lascondiciones precarias que ya hemos definido. Es la devaluacin polticainstrumentada por Duhalde y sus ministros Remes Lenicov (Economa) y DeMendiguren (Produccin), luego mantenida en torno a 3 pesos por dlar con Lavagnaministro de Economa de Duhalde y luego de Kirchner, y actualmente con FelisaMiceli desde diciembre de 2005 el eje sobre el que se afirma la salida de la rece-sin (1998/2002) y la recuperacin y reactivacin de la actual actividad econmi-ca, el consumo, la inversin y el comercio internacional.

    Vale la pena insistir en que el debate entre las clases dominantes era entre ladolarizacin y la devaluacin y que, por lo tanto, la salida con modificacin del tipo

    de cambio tuvo, entre los principales beneficiarios, a una fraccin del capital hege-mnico. Adems, ese relanzamiento del ciclo econmico se potenci desde la mo-dernizacin operada durante el periodo inmediato anterior. Las inversiones de los90 explican buena parte de la expansin pos devaluacin.

    3 Disponible en www.presidencia.gov.ar

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    Cuadro II (evolucin de la economa en Argentina)

    Aos Evolucin Evolucin Evolucin Saldo

    del PIB del consumo de la inversin del comercio(bruta interna fija) internacional(X M)

    1993 236.505 195.628 45.069 -5.6871994 250.308 205.703 51.231 -7.8421995 243.186 198.347 44.528 -9811996 256.626 208.236 48.484 -3.4341997 277.441 225.027 57.047 -8.0081998 288.123 232.806 60.781 -8.066

    1999 278.369 229.783 53.116 -4.0722000 276.173 228.715 49.502 -3.1942001 263.997 216.919 41.750 2.4702002 235.236 189.087 26.533 18.3112003 256.023 202.265 36.659 14.7322004 279.141 219.152 49.280 9.4062005 304.764 237.719 60.458 8.7822006* 324.810 251.171 68.615 6.825

    Miles de pesos. Valores constantes. Ao base 1993.

    * Incluye los dos primeros trimestres (faltan los datos del cuarto trimestre).Consumo privado + consumo pblicoFuente: INDEC

    El crecimiento de la economa entre 1992 y 1994 explica el sustento materialdel consenso poltico e ideolgico al programa de transformaciones regresivas conel que se vot el segundo periodo de Menem en 1995, que al poco tiempo se mutaraen recesin prolongada (1998/2002). El crecimiento entre 2003 y 2006 lubrica elconsenso de un segundo periodo de la actual gestin, con independencia de quin

    la lidere.En materia de economa resulta imposible pronosticar el momento del fin del

    ciclo ascendente, pero existen algunas incertidumbres sobre las que conviene inte-rrogarnos. Cunto durar el ciclo ascendente del sistema mundial? Puede EEUUsostener indefinidamente su doble dficit, fiscal y comercial? Hasta cunto puedecrecer el endeudamiento externo estadounidense? Es sostenible el crecimientoque China acumula ya por treinta aos? El ciclo global sugiere que el crecimientode China se sustenta sobre una fuerte corriente inversora de capitales originarios

    del capitalismo desarrollado, que a su vez es una fuerte demandadora de recursosnaturales provenientes del sur del mundo, conformando as un circulo virtuoso glo-bal, donde EEUU incide en el crecimiento chino, quienes financian, con su exce-

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    dente de liquidez, al imperialismo estadounidense, a la vez que inducen una expan-sin bajo nuevas condiciones del capitalismo en el sur.

    Existe un clima favorable de los negocios en el sistema mundial y con impacto

    sobre Argentina y otros pases con potencialidad en la oferta de los recursos natura-les. Es un tema que revierte el clsico anlisis del deterioro de los trminos delintercambio. Es previsible su mantenimiento? En sntesis, Cul es el nuevo mo-delo de desarrollo que emerge desde la crisis del 2001 y ms precisamente desde2003?

    c) Consolidacin de un sistema de relaciones de produccinNuestra hiptesis sostiene que en los 90 se consolidaron modificaciones en

    las relaciones sociales de produccin, en la forma de organizacin econmica delcapitalismo argentino, que hoy mantienen su estructura. Son formas que comenza-ron a desarrollarse desde mediados de los 70 y bajo mecanismos extraeconmicos,con terrorismo paraestatal y del propio Estado. Hicimos especial referencia al temadel desempleo por ser el organizador de las relaciones sociales a nivel de la empre-sa; por ser el lugar en que se expresa la dominacin del capital y desde donde partela produccin y reproduccin de la vida social en su conjunto. Es ese el lugar queda origen al Estado como creacin del capital para la subordinacin de la sociedada su mando. Es cierto que el Estado constituye parte de la lucha de clases, que esespacio en disputa, tanto como lo es la propia relacin entre el capital y el trabajo.La puja distributiva se organiza por el reparto del producto social del trabajo, y seexpresa en la lucha por la apropiacin de la renta nacional, a nivel de las empresas,en las negociaciones por salarios y por las condiciones laborales, y en la disputa porel gasto del Estado.

    Pero es tambin sobre el propio Estado y sus funciones que se concentra elproblema para nuestro anlisis. En 1996 era claro el programa y el discurso sobre elEstado. Desde los despidos de estatales a las descentralizaciones educativas y hos-

    pitalarias, pasando por la consolidacin del proceso de privatizaciones, de empre-sas y de funciones (la seguridad por ejemplo). En 2006 asistimos a una crtica haciaaquellas polticas que no se manifiestan como reversin estructural. Lasreestatizaciones ocurridas se vinculan ms a procesos de empresas con serios pro-blemas de gestin y capacidad de obtener ganancias, tales como el correo, la em-presa de aguas, el servicio radioelctrico o alguna de las concesiones ferroviarias.Incluso con Enarsa, que es una nueva empresa estatal mixta, no parece observarseuna voluntad poltica de reversin de una definicin de modelo instalado favorable

    a la iniciativa privada.Ocurre algo similar con la cuestin de la insercin internacional de la Argenti-na, claro que con los matices del cambio de poca en el capitalismo global, y espe-cialmente en Amrica Latina. Con Carlos Menem exista la lgica de total subordi-

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    nacin a la estrategia de EEUU, en la que el ALCA ocupaba un lugar central. Lasreuniones de presidentes americanos realizadas desde 1994 tuvieron el eje de dis-cusin centrado en el librecambio, ocurriendo el primer traspi en la reunin de

    Mar del Plata de noviembre de 20054

    , en la que el MERCOSUR ms Venezuelaobstaculizaron la inclusin de la agenda por el rea de librecomercio desde Alaskaa Tierra del Fuego. Menem acta en el periodo de mxima ofensiva del programaglobal por la liberalizacin de los capitales empujados por las CorporacionesTransnacionales. A fines de los 90 y comienzos del Siglo XXI se desarrollan fen-menos de resistencia que en Amrica Latina suponen cambios profundos en la co-rrelacin de fuerzas, y que inducen modificaciones en los gobiernos que cuestio-nan, an discursivamente, la hegemona neoliberal del periodo inmediato anterior.

    En ese marco se inscribe la presidencia de Nstor Kirchner. Con Menem surge elMERCOSUR (1991) y se transforma en el modelo institucional que asumen todoslos protocolos de integracin regional en los 90, y que marca el rumbo de la inte-gracin neoliberal. En la actualidad el mapa es muy distinto. Los procesos de cam-bio en Venezuela, especialmente la opcin socialista asumida por este pas en eltercer mandato de Hugo Chvez a partir de enero de 2007, y su asociacin, en elALBA, con Cuba desde 2005, con Bolivia desde el 2006, y su insercin comoasociado al MERCOSUR desde el mismo ao, modifican sustancialmente el table-ro de la poltica exterior de los pases en Latinoamrica. El gobierno argentinodefine su mltiple adhesin a escenarios diversos que lo acercan alternativamente aVenezuela, a Brasil o al propio EEUU. Un interrogante alude a cul de esas opcio-nes es la prevaleciente, y define las principales diferencias con la insercin interna-cional de Menem, quien no dudaba de las necesarias relaciones carnales con elimperialismo estadounidense.

    III. El gobierno de Nstor Kirchner

    a) Problemas de caracterizacinSiempre es un problema cuando a un argentino lo consultan, en el exterior,

    sobre el gobierno de Nstor Kirchner. Para algunos sectores del poder econmicomundial es el seor antimercado5. As lo calific la prensa estadounidense en la

    4 La primera reunin fue en Miami (EEUU) en 1994, la segunda en Santiago (Chile) en1998, la tercera en Qubec (Canad) en 2001, y la cuarta en Mar del Plata (Argentina) en2005.

    5 Los diarios argentinos del 27/09/06 (La Nacin o Clarn) recogan las crticas al Presi-dente argentino del Editorial del peridico estadounidense The Wall Street Journal, quindenomin a Kirchner como el seor antimercado.

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    reciente visita a New York, para participar de la Asamblea anual de la ONU, oca-sin que sirvi para realizar variadas entrevistas con inversores, actuales y poten-ciales. Es un calificativo, a pesar de las declaraciones del imputado, que, a minutos

    de iniciar la rueda de negociaciones en Wall Street, con el simblico campanazo,manifest agradecer el gesto del mercado por la invitacin, destacando que laArgentina est volviendo al lugar del que nunca debi haber salido6. Es una aseve-racin concordante con lo manifestado en su intervencin original para recons-truir el capitalismo nacional7. Ms directa fue la Senadora Cristina Fernndez deKirchner, al sealar que la lgica del gobierno es volver viable a la Argentinadentro de la lgica del capitalismo.8

    Sin embargo, en buena parte de la opinin progresista (incluso de izquierda)

    mundial categora difusa, por cierto, pero existente entre intelectuales, dirigentespolticos y sociales, aunque tambin entre sectores menos informados de la pobla-cin mundial, lo que aparece son las opiniones del Presidente de la Argentinasobre los Organismos Financieros Internacionales9, e incluso confrontaciones conalgunos de los empresarios ms poderosos que actan en la Argentina10. Reciente-mente, ante la Asamblea de la ONU, dijo que existe suficiente constatacin emp-rica en cuanto a que los aportes de los organismos financieros internacionales a lapromocin del desarrollo de los pases menos adelantados, no ha tenido xito y, enmuchos casos, en funcin de sus condicionalidades, han actuado en sentido contra-rio, obstaculizando el desarrollo. Son crticas sostenidas al mismo tiempo que uncumplimiento estricto de los pagos por vencimiento de deuda pblica, que con elFMI llegaron al pago anticipado de casi 9.500 millones de dlares11 en enero del2006.

    El gobierno argentino se jacta de cierta heterodoxia, que incluye una fuertecrtica a la corriente de pensamiento que fuera hegemnica en los 90 y que estuvie-

    6 Diario La Nacin del 20/9/06.7 Pgina de la presidencia de la Nacin Argentina, seccin discursos. Intervencin del 25/

    5/03. Disponible en www.presidencia.gov.ar8 Diario La Nacin del 19/9/06.9 Ver el Discurso pronunciado el 20/8/06 ante la Asamblea de la ONU. Sitio de la Presi-

    dencia en Internet.10 En marzo de 2005 lleg a plantear un boicot a la petrolera Shell por aumentar el precio

    de los combustibles, logrando el xito mediante el acuerdo de no incrementar los pre-cios con otras petroleras de mayor peso en la Argentina, caso de Repsol y Petrobras, con

    la ventaja de ser stas refinadoras.11 Ms de diez veces el costo del principal programa de asistencia social, y que involucra aun milln setecientas mil personas en el Plan de Jefes y Jefas de Hogar desempleados,quienes reciben todos los meses una asignacin de 150 pesos, equivalentes a poco me-nos de 50 dlares.

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    ra inspirada en el Consenso de Washington. A pesar de ello, ninguna de las refor-mas estructurales generadas en ese tiempo ha sido revertida en los tres aos degobierno (2003/2006), y que el proyecto de Presupuesto para el 2007, presentado

    el 26/9/06 ante el Parlamento, no ofrece ninguna seal de modificaciones en esesentido. No aparecen propuestas que indiquen seales en la distribucin progresivadel ingreso y mucho menos de la riqueza mediante reformas tributarias progresi-vas, o propuestas radicales que sugieran una reforma agraria, financiera o produc-tiva sustentada en un bloque social de las clases subalternas. La tnica apunta a lacontinuidad esencial de la gestin desplegada en este turno presidencial (2003/2007).

    Es comn que se escuche la calificacin de progresistas para varios de los

    nuevos gobiernos surgidos en la regin latinoamericana y caribea, e incluso sehabla de giro a la izquierda12. Son denominaciones no aceptadas por el oficialismoargentino, que prefiere remitir al peronismo, fenmeno poltico y social comple-jo de definir bajo los clsicos parmetros de izquierda o derecha, e incluso decentro. No es el objeto de estas notas, pero el peronismo lleva ms de 60 aos enla vida poltica de la Argentina, concentrando en su seno el abanico posible deizquierda a derecha. Un interrogante recurrente para los estudiosos de la sociedad yla poltica en la Argentina es la posibilidad de la emergencia de una nueva represen-tacin poltica de las clases subalternas, algo de lo cual poda vislumbrarse en lacrisis del 2001, que sin embargo no pudo materializarse y contina siendo unaasignatura pendiente.

    De hecho, por el propio accionar del gobierno, o por la inercia subsistente dela dinmica popular del ciclo de protestas sociales con epicentro en 2001 y 2002, ladinmica de la evolucin de la Argentina se asocia a las expectativas generadas porlos cambios de gobierno en la regin, especialmente en Venezuela, Brasil, Uru-guay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Argentina era una incgnita, ya que su gobier-no es producto de la crisis del 2001, pero no es una construccin derivada del

    movimiento de protesta popular. Es una diferencia con el resto de los pases men-cionados. En todos los otros casos se accede al gobierno tras un periodo de movili-zacin y construccin de referencia, liderazgo e instrumento poltico para un go-bierno con pretensin transformadora. Nadie poda imaginar el accionar en la Ad-ministracin Nacional de Nstor Kirchner, asumido en las elecciones presidencia-les del 2003 (27/04/03), en las que obtuvo el segundo lugar con el 22% de losvotos, aunque las encuestas lo daban por seguro ganador en la segunda vuelta13. El

    12 Expresin que con variantes usan la prensa especializada, tal como The Economist, TheWall Street Journal, e incluso comentaristas mediticos de amplia difusin en la prensade la regin, como Andrs Oppenheimer o Mario Vargas Llosa.

    13 El rgimen electoral de la Argentina establece que resultar electa la frmula que ob-tenga ms del CUARENTA Y CINCO POR CIENTO (45%) de los votos afirmativos

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    retiro de la segunda vuelta de quien haba obtenido el primer lugar, con el 24% delos votos14, permiti que asumiera un gobierno considerado dbil por el escasoapoyo obtenido. La imagen del nuevo presidente era sospechada de ser depen-

    diente de Eduardo Duhalde15

    , presidente de la transicin entre enero del 2002 ymayo del 2003, a la sazn, el elector del candidato oficial del Partido Justicialista(PJ), el partido del gobierno. La primera tarea del nuevo gobernante fue la de cons-truir poder propio, y puede afirmarse que, habiendo ya transitado ms de tresaos de gobierno, esa meta ha sido lograda. Es ms: en los anlisis polticos de lacoyuntura argentina se sostiene la ausencia de una oposicin con posibilidades dedisputar el gobierno en la prxima renovacin presidencial de octubre de 2007.

    b) Dos etapas de la gestin econmica entre 2003 y 2007En la gestin de Nstor Kirchner, y desde el punto de vista de la poltica eco-nmica, pueden sealarse dos etapas muy claras, vinculadas a los dos ministros queocuparon la cartera de economa. Roberto Lavagna, que vena siendo el Ministrode Economa de Eduardo Duhalde desde abril del 2002 (fecha de inicio de la recu-peracin de la economa Argentina, luego de una larga recesin entre 1998 y 2002),continu en su funcin, en la nueva gestin, hasta diciembre del 2005. Fue reem-plazado en su cargo por Felisa Miceli, entre cuyos antecedentes figuraba habertrabajado en la consultora particular de Lavagna, y el ser llevada por ste a lasesferas de gobierno, primero como expresin del ministro en el Banco Central de laRepblica Argentina (BCRA), luego al frente del Banco de la Nacin Argentina(BNA).

    La primera etapa se caracteriza por la recuperacin de la economa y la nego-ciacin del endeudamiento pblico en default. La cesacin de pagos fue transitadadesde la ltima semana de diciembre del 2001 hasta mayo del 2005, momento enque se materializ el canje de deuda, con una considerable quita a los acreedores de

    vlidamente emitidos; o, en su defecto, aquella frmula que hubiese obtenido el CUA-RENTA POR CIENTO (40%) por lo menos de los votos afirmativos vlidamente emiti-dos y, adems, existiese una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto delos votos afirmativos vlidamente emitidos, sobre la frmula que le sigue en nmero devotos. Si ninguna frmula alcanzare esas mayoras y diferencias, se realizar una segun-da vuelta dentro de los TREINTA (30) das, participando solamente las dos frmulasms votadas en la primera, y resultando electa la que obtenga mayor nmero de votosafirmativos vlidamente emitidos. (Cdigo Electoral Nacional)

    14 Carlos Menem podra haber sido nuevamente presidente de no mediar el rgimen elec-toral de segunda vuelta. Es un tema para adicionar complejidad al comentario anteriorsobre el fenmeno del peronismo en la Argentina.

    15 Vicepresidente de Carlos Menem (1989-1991); Gobernador de la Provincia de BuenosAires (1991-1999) y candidato a Presidente por el PJ en las elecciones de renovacinpresidencial de 1999, donde fue electo Fernando De la Ra.

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    ttulos elegibles con atraso. La segunda etapa se define por el mantenimiento de larecuperacin y reactivacin de la economa, con privilegio en el combate a la infla-cin, que haba crecido considerablemente durante el ao 2005, y se proyectaba en

    ascenso para el 2006. El futuro inmediato, ligado a la posible reeleccin presiden-cial, se asocia a la continuidad del crecimiento con un tipo de cambio elevado, paraasegurar la competitividad de la produccin local, la fuerte recaudacin tributaria yel supervit fiscal para el cumplimiento riguroso de los compromisos externos. Enese marco es que algunos especulan con el aliento a una nueva etapa que resuelva lademanda por la distribucin del ingreso e incluso de la riqueza. Es un tema ms deespeculacin poltica que de rumbo concreto que pueda derivarse de polticas con-cretas, y que puede verificarse en el objetivo principal del gobierno.

    En el discurso inaugural (25/05/03), Nstor Kirchner defini el objetivo de sugestin y las principales medidas de accin ms como un rumbo que como unplan concreto. En esa idea de rumbo u orientacin del accionar gubernamentalmanifest: En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruirun capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movi-lidad social ascendente.16 En otro tramo de su discurso convocar a construir unpas normal, aludiendo a la superacin de la crnica crisis que de la economa sehaba proyectado a la poltica, y que amenazaba la institucionalidad constitucionalrecuperada desde fines de 1983.17

    En el mensaje mencionado se suscita que es preciso promover polticas acti-vas que permitan el desarrollo y el crecimiento econmico del pas, la generacinde nuevos puestos de trabajo y la mejor y ms justa distribucin del ingreso. Paraafirmar la institucionalidad se sostiene que vamos a apoyarnos en la Constitucinpara construir una nueva legitimidad de las leyes. En lo econmicoespecficamente se plantea: El objetivo bsico de la poltica econmica ser el deasegurar un crecimiento estable, que permita una expansin de la actividad y delempleo constante, sin las muy fuertes y bruscas oscilaciones de los ltimos aos. El

    resultado debe ser la duplicacin de la riqueza cada quince aos, y una distribucintal que asegure una mayor distribucin del ingreso y, muy especialmente, que forta-lezca nuestra clase media, y que saque de la pobreza extrema a todos los compatrio-tas. Afirmando algunas mximas como el equilibrio fiscal, ms y mejor recau-dacin y eficiencia y cuidado en el gasto, siendo el equilibrio de las cuentaspblicas, tanto de la Nacin como de las provincias, fundamental. El propsito

    16 Discurso del Presidente Nstor Kirchner ante la Asamblea Legislativa en el acto deasuncin, del 25/05/03. Tomado de http://www.presidencia.gov.ar

    17 El 10/12/83 asuma la Presidencia constitucional Ral Alfonsn, luego de aos de go-bierno de una dictadura genocida entre 1976 y 1983, y parte de un proceso histrico quedesde 1930, lo normal era la recurrencia de golpes militares.

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    general era dotar a la Repblica Argentina de buena administracin, gobernabilidad,estabilidad con inclusin y progreso social y competitividad. Respecto de la inser-cin global, se planteaba que el pas debe estar abierto al mundo, pero abierto al

    mundo de una manera realista, dispuesto a competir en el marco de polticas depreferencia regional y, fundamentalmente, a travs del MERCOSUR, y de polticascambiarias flexibles acordes a nuestras productividades relativas y a las circunstan-cias del contexto internacional, para sustentar luego relaciones adecuadas conEEUU y la Unin Europea.

    Un rumbo por el capitalismo nacional. Una opcin por la integracin re-gional en un marco de privilegio a la movilidad social ascendente basada en elequilibrio entre el mercado interno y la insercin internacional. Se sostena que

    el mercado organiza econmicamente, pero no articula socialmente; debemos ha-cer que el Estado ponga igualdad all donde el mercado excluye y abandona. Yque la pobreza se resolva con poltica econmica y no con poltica social. El acen-to se pondra en resolver las demandas sociales insatisfechas en materia de educa-cin, salud, seguridad. Las lneas generales del accionar del nuevo gobierno esta-ban dadas a conocer. Se criticaba el modelo anterior, especialmente la dcada del90, tanto por las polticas como por los liderazgos. Crtica al gobierno de CarlosMenem (1989-1999) al sealar que la medida del xito de esa poltica la daban lasganancias de los grupos ms concentrados de la economa, la ausencia de corridasburstiles y la magnitud de las inversiones especulativas, sin que importara la con-solidacin de la pobreza y la condena a millones de argentinos a la exclusin social,la fragmentacin nacional y el enorme e interminable endeudamiento externo.Tambin criticaba al gobierno que le sucedi al decir que algunas fuerzas polti-cas, en 1999, se plantearon el cambio en trminos de una gestin ms prolija, perosiempre en sintona con aquellos mismos intereses.

    En rigor, tambin se alej de las transiciones luego de la crisis de fines del2001, no avalando la fuerte devaluacin del peso realizada a comienzos del 2002,

    que represent una fortsima transferencia de recursos desde los sectores de meno-res a los de ms ingresos, y tampoco sostuvo la cesacin de pagos al sealar, en sumensaje al Congreso en 2004, que este no es el gobierno del default 18. Desde elprimer discurso hasta la actualidad, los objetivos han sido formulados en contradic-cin con aquellos afines al modelo imperante en los 90. Las declaraciones a laprensa estadounidense antes mencionadas pueden expresar un cambio discursivoms amigable a los odos de los inversores internacionales, mxime cuando enAmrica Latina est en discusin el rumbo econmico, social y poltico, y especial-

    18 Mensaje inaugural de las cesiones del Parlamento del 1/5/2004. Ver en sitio en Internetde la Presidencia de la Nacin Argentina.

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    mente cuando los resultados en materia de beneficiarios y perjudicados por la pol-tica econmica no implican una ruptura con los parmetros previos.

    Sostiene Atilio A. Born19: Cuando uno analiza los discursos del presidente

    Nstor Kirchner, tiene la sensacin de que est en Venezuela. Si uno leyera losdiscursos sin saber de quines son, no sabra si quien habla es Hugo Chvez o elpropio Kirchner. Hay en ellos una crtica muy fuerte al neoliberalismo, al imperia-lismo, al colonialismo, al Fondo Monetario Internacional (FMI), a los empresa-rios...; y se interroga: Qu reflejo tiene esto en la gestin econmica, en el da ada de la prctica concreta del Ministro de Economa, Roberto Lavagna? Y, lamen-tablemente, constatamos que hay un abismo que separa el discurso del presidentede la prctica concreta que lleva a cabo el Ministro de Economa, que sigue dentro

    de los carriles del Consenso de Washington.Hemos mencionado que existen dos momentos en la aplicacin de la polticaeconmica. El primer momento remite a la gestin de Roberto Lavagna, quien ocu-paba el cargo desde antes de la asuncin del gobierno, pues haba sido convocadoa la funcin en abril del 2002, fecha coincidente con el cambio de la tendenciarecesiva de la economa argentina. Fue uno de los ministros heredados y que dabala nota de continuidad con el turno anterior, aunque Lavagna se desmarcaba de ladevaluacin producida en enero de 2002. El xito cosechado por Lavagna devenade un cambio de los precios relativos que favoreci la produccin local, fuertemen-te afectada por el rgimen de convertibilidad que funcion entre abril de 1991 y ladevaluacin (pesificacin asimtrica). La modificacin del tipo de cambio fijo poronce aos fue el mecanismo principal para iniciar la superacin de la recesin y dela explicitada crisis del 2001. El trabajo sucio ya haba sido realizado, y no erainocuo en trminos de impacto social, puesto que se acrecent en forma muy im-portante el nivel de la pobreza, el desempleo y la informalidad del mismo.

    Ya en el gobierno de Nstor Kirchner se venan constatando trece meses derecuperacin de la economa. Lavagna senta eso como atributo propio, y ser

    tema de disputa entre l y el Presidente hasta el momento de su retiro como minis-tro. Es ms: ya lanzado como posible candidato para la renovacin presidencial,hace gala de padre de la recuperacin de la economa, y se permite la crtica a lagestin actual por el abandono de lneas establecidas en su gestin. El tema centralde esta etapa ser la estabilizacin de las cuentas macroeconmicas, junto almantenimiento de un tipo de cambio alto con intervencin estatal en el mercado decambios; y la reinsercin de la Argentina en el sistema mundial de crdito, para lo

    19 Atilio Born, en Antonio Elas (comp.),Los gobiernos progresistas en debate. Argenti-na, Brasil, Chile, Venezuela y Uruguay, Clacso e Instituto Cuesta Duarte/PIT CNT,Buenos Aires, 2006.

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    que haba que abandonar la cesacin de pagos. Ambos aspectos (estabilizacin contipo de cambio alto y reinsercin internacional) caracterizan la gestin Lavagna alfrente del Ministerio de Economa. Objetivos que fueron logrados y demandaron,

    segn el discurso oficial, una nueva etapa de renovacin en el gobierno. Era unaconclusin coincidente con la lectura oficial del resultado de las primeras eleccio-nes de renovacin legislativa durante la administracin Kirchner, en octubre del2005. El importante triunfo electoral de carcter nacional, segn la interpretacinoficial, daba por terminada la etapa de gobierno apadrinado por el ex PresidenteDuhalde. Kirchner apareca con poder propio y lo pona de manifiesto cambiandoal ministro del xito econmico y demostrando, en la prctica, la paternidad de larecuperacin ya reactivacin de la economa.

    Si bien el nuevo cargo era cubierto por Felisa Miceli, una persona de confian-za de Lavagna, la lectura de los analistas era que el nuevo ocupante del Palacio deHacienda era el propio Presidente. Empezaba una nueva etapa que se concentraren mantener los logros en materia de estabilizacin e insercin internacional, y encombatir la escalada de precios que creca con el correr de los meses. Si para el2003 el crecimiento de los precios minoristas haba sido del 3%, al ao siguientealcanzaban un incremento de 6%, y el 2005 cerr con 12,1%, con proyecciones, enesa fecha, del 15 o 16% para el 2006. Se abri all una discusin sobre la polticaantiinflacionaria, quedando Lavagna sosteniendo una propuesta considerada orto-doxa por el gobierno. Eran posiciones ms cercanas a las demandadas por la orto-doxia econmica, que sustentaba restricciones a la poltica monetaria y a la deman-da de mayores ingresos salariales.

    La nueva ministra asumi la misin de la etapa ensayando una poltica denegociacin de precios y salarios, que se constituir en eje central para definirsectores sociales alineados con la perspectiva de alianza social para sustentar lagestin gubernamental. El ao 2006 termin con una inflacin menor al 2005, delorden del 9,8% para todo el ao, y una tasa de crecimiento del 8,5%, algo menor a

    2005. Ms all de quin dirige la poltica econmica, el recambio ministerial apare-ce exitoso en el control de la evolucin de los precios, con iniciativas de concertacinde precios que se proyectan para todo el 2007, principalmente en los productos queinciden en el consumo popular. Las distorsiones en el sistema de precios relativoses un fenmeno que se traslada para el futuro, y que puede generar serios proble-mas en el corto plazo, con un gobierno que aspira a renovar el turno presidencial enlas elecciones de octubre del 2007.

    c) Normalizacin del capitalismo localEn la primera etapa se destacan las relaciones con el FMI a los efectos dedefinir el marco de negociacin con los acreedores externos en default. Ser unarelacin de confrontacin discursiva y de riguroso pago de los vencimientos, con

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    ese y con otros organismos internacionales, como el Banco Mundial y el BID. Lue-go de la cesacin de pagos (enero del 2002) se suscribirn acuerdos con el FMIprevios a la administracin Kirchner (enero 03), y ya con ste en el gobierno habr

    un nuevo acuerdo en septiembre del 2003. La relacin entre el gobierno y el FMIser una de las claves de la poltica econmica del gobierno en la primera de lasetapas que hemos indicado. Durante la gestin Lavagna se cancelarn deudas conlos Organismos Financieros Internacionales por 15.000 millones de dlares. Inme-diatamente despus del cambio ministerial se anuncia la cancelacin anticipada dela deuda con el FMI por casi 9.500 millones de dlares, operacin concretada en lagestin Miceli en los primeros das del 2006. Fue una poltica saludada por el exministro.

    No hay duda de que el tema del endeudamiento pblico es uno de los grandescondicionantes de la economa argentina en los ltimos treinta aos, y el volumen dela deuda en cesacin de pagos, como la quita resultante hacia el canje de deuda en2005, es demostrativo de la importancia que el tema tiene. Un dato relevante es que elFMI estaba fuertemente asociado a la estrategia global en curso en Argentina, vali-dando el modelo en la Asamblea conjunta del FMI y el BM del 98, invitando alpresidente del pas para brindar el mensaje y asociar a la Argentina al deber hacerpor el resto de la comunidad mundial. Argentina era el modelo a imitar. Ante lasdificultades manifiestas del 2000, el FMI sali a sostener la poltica econmica con elblindaje financiero, una poltica de crdito a disposicin de las autoridades por40.000 millones de dlares, que fue impulsada durante el 2001 con el desembolso derecursos por el FMI, que posterg el hecho casi evidente de la cesacin de pagospor venir. Durante el 2001 se realizaron dos operaciones de canje20 de deuda paraaliviar plazos de vencimiento de la misma con aval del FMI. Esa asociacin del FMIllev a que la propia Oficina de Evaluacin Independiente del FMI estudiaracrticamente esa relacin y, an ms all de ello, la comunidad internacional dud dela efectividad del papel del FMI ante la crisis Argentina y otras concomitantes en un

    ciclo de crisis entre 1994 (tequila), 1997 (Asia), 1998 (Rusia), 1999 (Brasil) y 2001(Argentina). Esa crtica instalada globalmente es la base de justificacin de las crti-cas emanadas de la administracin Kirchner, quien tiene el mrito de denunciar lacorresponsabilidad del organismo en la crisis argentina.

    A tal punto se desarroll la crtica que el FMI fue marginado del debate por elcanje de la deuda en default. La poltica del gobierno signific denunciar los

    20 Por esta operacin existe sentencia en primera instancia para 4 funcionarios pblicos,entre ellos el ex Presidente De la Ra y el ex Ministro Cavallo. El peritaje tcnico estimen ms de 40.000 millones de dlares el mayor endeudamiento derivado de esa opera-cin de canje, con un costo en comisiones a los bancos que la realizaron por 1.500.000dlares; razn por la cual la Justicia tambin inici una causa judicial.

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    acuerdos establecidos con el FMI, cancelar en tiempo los vencimientos con ste yotros organismos internacionales, y manejar la relacin con los acreedores, tenedo-res de ttulos en default por unos 100.000 millones de dlares, 20.000 de ellos por

    atrasos que finalmente no se reconocieron. El FMI, por primera vez, no se involucrabaen la negociacin de la mayor cesacin de pagos contempornea en el mundo. Dehecho, se haba transformado en acreedor privilegiado, pues cobraba rigurosamen-te, al mismo tiempo que era dejado de lado al momento de las negociaciones,desoyndose sus comentarios y consejos en materia de poltica econmica.

    En septiembre del 2003 se anuncian en Dubai las caractersticas del canje de unadeuda elegible de 81.800 millones de dlares, y se desconocan los intereses impa-gos. Se anunciaba una quita del 75% para la emisin de los nuevos ttulos. En junio

    del 2004, ya en Buenos Aires, se flexibilizar la propuesta, mejorando las condicio-nes del canje ante la presin internacional. Entre enero y marzo del 2005 se materia-lizar el canje con una elevada aceptacin entre los acreedores, del 76,15% de losttulos elegibles. Se retiraron as 62.300 millones de dlares de viejos bonos pornuevos a un valor de 35.300 millones de dlares. Casi 20.000 millones de dlaresquedaron sin canjearse, y constituyen una asignatura pendiente que el gobierno porahora desconoce, aunque en los tribunales estadounidenses ya existen sentencias queobligan a la cancelacin al Estado argentino. Del 75% de quita se baj al 43,39%(Cuadro III). Es una quita considerable, y que fue soportada sin crisis por el sistemafinanciero mundial, con la aclaracin necesaria de que la mitad de los acreedores endefault eran inversores argentinos, y que la mitad de ellos un cuarto del total eraninversiones generadas por el sistema previsional de capitalizacin, afectando, porcierto, a los adherentes a ese sistema de pensiones y jubilaciones.

    Cuadro IIICanje de Deuda Pblica en default

    Deuda elegible en default 81.800 millones de dlaresTtulos que continan en default (1) 19.500 millones de dlaresTtulos en default presentados al canje 62.300 millones de dlaresNuevos ttulos entregados en canje 35.300 millones de dlaresQuita de la deuda 27.000 millones (43,39 %)

    (1) El gobierno no los reconoce y existe una fuerte presin internacional para una nuevapropuesta de reestructuracin. Fuente: Ministerio de Economa. www.mecon.gov.ar

    Un dato curioso es que la poltica argentina de no involucrar al FMI en lanegociacin fue coincidente con la nueva actitud asumida por los republicanos enel gobierno de EEUU, que modificaron la forma de intervencin del organismoante las crisis financieras, retirando los apoyos que se sostuvieron en la gestin

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    anterior. De hecho, ms all de las voluntades coincidentes si las hubo, EEUUaval la poltica de negociacin encarada por la Argentina y que no afectaba princi-palmente a acreedores de ese pas de origen.

    El ao de la asuncin de Kirchner haba sido previsto para realizar en Argen-tina la IV Cumbre de Presidentes de las Amricas21, y continuar con el cronogramahacia el establecimiento del ALCA en el 2005. El discurso presidencial privilegi,desde el primer momento, las relaciones con los vecinos, especialmente con elMERCOSUR y su socio mayor, Brasil. El dato interesante era la convergencia dedos nuevos presidentes en el gobierno de Brasil y Argentina para ese ao, desdeenero Lula y desde mayo Kirchner. La cotizacin en dlares de las respectivasmonedas era convergente, y se presagiaba, por los discursos de ambos, la potencia-

    lidad de profundizar la integracin regional. Es un tema que se fue diluyendo con eltranscurrir del tiempo, con Brasil ms proclive a sustentar las recomendaciones delFMI en materia cambiaria y con Argentina ms orientada a sostener un tipo decambio elevado para privilegiar el crecimiento de la produccin local. El comerciobilateral se deterior, profundizando la dependencia argentina de las importacionesde bienes de capital originados en Brasil. Si bien Argentina diversific sus relacio-nes comerciales en el perodo, se destaca la prdida relativa de las relaciones conlos pases limtrofes.

    Producto de la crisis en la Argentina, la reunin de Presidentes americanos queestaba prevista realizarse en el 2003, se termin realizando en noviembre del 2005en la ciudad de Mar del Plata. All tambin funcion una Cumbre de los Pueblosorganizada por la campaa continental de lucha contra el ALCA. En la reunin delos Presidentes el ALCA no figuraba en la agenda de discusin, y la insistencia de ladiplomacia de EEUU y algunos de sus aliados por incorporar el tema motiv unavotacin dividida, en la que el MERCOSUR y Venezuela expresaron la posicincontraria por avanzar en el tema ALCA sin antes discutir la baja de subsidios agr-colas, en tratamiento en la OMC. Quince das despus, en Hong Kong, Brasil y

    Argentina flexibilizaron la posicin para facilitar un acuerdo y documento final enel cnclave de la OMC.

    La poltica exterior de la Argentina en materia econmica ha tenido variasaristas, que pueden sintetizarse en el mejoramiento de las relaciones con las gran-des potencias, especialmente luego del canje de ttulos de la deuda pblica en default.Las relaciones con EEUU fueron de empata y coincidencia con relacin al trata-miento de la deuda, y especialmente en la disputa discursiva con el FMI. Con Euro-pa fueron creciendo, aunque con conflictos con las empresas privatizadas de servi-

    cios pblicos, las que interpusieron demandas contra el gobierno argentino ante el

    21 La primera fue en Miami, EEUU, en 1994; la segunda en Santiago de Chile, en 1998; latercera en Qubec, Canad, en 2001.

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    CIADI por 16.000 millones de dlares, de los cuales ya existe sentencia por unos400 millones que la Argentina est recusando, aunque comprometindose al pagosi el segundo fallo fuera coincidente con el primero. El motivo de las demandas era

    el cambio de las reglas de juego, pues la devaluacin modificaba once aos deconvertibilidad, en los que la facturacin en pesos favoreca una transferencia deutilidades al exterior en divisas equivalentes (un dlar igual a un peso), y bajo lasnuevas condiciones esa facturacin deba triplicarse en pesos para mantener el mis-mo nivel de rentabilidad en divisas. De un comienzo conflictivo, especialmente enlas entrevistas del presidente Kirchner con esos empresarios, en Espaa y Franciaespecficamente, se pas a una relacin ms aceitada producto de la mejora en larentabilidad, en algunos casos sostenidas con subsidios oficiales, para demorar in-

    crementos de tarifas. Pese a las mejoras, las demandas, en muchos casos, siguen enpie.Resulta ms complejo analizar las relaciones en la regin, especialmente con

    Brasil y el Uruguay. Con este ltimo se lleg a instalar una demanda en los tribuna-les de La Haya, con resultados negativos para la Argentina. El tema del conflicto sederiva de inversiones de dos plantas productoras de pasta de papel en la costa com-partida del Ro Uruguay. Con Brasil los conflictos remiten a cuotas de comercio y,en rigor, a polticas macroeconmicas no convergentes, diluyendo la potencialidadde proyectos comunes de desarrollo y asociacin virtuosa para una estrategia com-partida. La novedad vino ms all del MERCOSUR, y se debe al ingreso de Vene-zuela. Las relaciones entre Buenos Aires y Caracas se potenciaron, especialmenteen temas econmicos. Venezuela es actualmente el prestamista internacional quetiene la Argentina, ms all de los organismos internacionales, con compras dettulos en los ltimos dos aos por 2.800 millones de dlares, y se encara una licita-cin de ttulos (Bono del Sur) en el mundo, a suscribir por Venezuela y con destinoa la Argentina, por la mejor tasa que obtiene un pas avalado con crecientes ingre-sos derivados del aumento del precio del petrleo. Ese Bono del Sur puede ser el

    inicio de una renovada expectativa por un Banco del Sur y otros mecanismos derelanzamiento de la integracin regional, fortalecido con la reciente incorporacinde Venezuela como miembro pleno del MERCOSUR. Este acercamiento al gobier-no de Chvez ha sido fuertemente criticado por Roberto Lavagna22 (luego de susalida del ministerio) y diversas expresiones de las clases dominantes, al tiempoque constituye parte inescindible del actual momento de la economa en Argentina,tanto por sus necesidades financieras como energticas.

    Este privilegio a las relaciones con el mercado mundial, tanto por el arreglo

    de la deuda en cesacin de pagos como por los vnculos comerciales y la poltica deseduccin de inversiones, se explica por el peso dominante de las Corporaciones

    22 Diario Clarn del 6/05/06.

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    Transnacionales (CTN) en la Argentina, las que potenciaron su papel de domina-cin en la estructura econmica en la dcada del 90. Para el ao 2000 23, sobre las500 ms grandes empresas en la Argentina, 258 (51,6%) eran extranjeras, y 56

    (11,2%) eran asociaciones entre empresas de capital local y externo, totalizando el62,8% bajo el dominio del capital forneo. Ese conjunto participa del 79,5% de laproduccin total de esas 500 empresas, y del 94,2% de las utilidades. Son el 98,1%de la produccin en Minas y canteras, el 83,6% de la industria manufacturera, el81,9% de electricidad, gas y agua, el 92% de comunicaciones, y el 57,4% del restode las actividades que actan en la construccin, comercio y transporte. En un bre-ve racconto histrico de ese proceso y de la disputa entre CTN de EEUU y Europa,puede sintetizarse que, al comienzo de las privatizaciones en la dcada del 90, los

    capitales europeos aventajaban a los de EEUU en la apropiacin y concesiones deempresas y negocios del Estado argentino. Desde 1993, con la privatizacin deYPF, hecha a medida por Cavallo y Menem, los capitales originarios de los EstadosUnidos acapararon el 47% de los desembolsos, seguidos en segundo trmino porEspaa y Chile con el 11% cada uno, ms 8% de Italia, Francia y Gran Bretaa,respectivamente. EEUU 47%, contra un 35% de la suma de esos pases de Europa.Para 1999 la proporcin haba variado: 33% para empresas originarias de EEUU,17% de Espaa, 15% de Chile, Francia e Italia con 10%. Esos pases europeossuman 37%, contra el 33% de EEUU. Ese mismo ao, Repsol compra YPF y ad-quiere las acciones remanentes en manos del Estado. La situacin qued as a co-mienzos del 2000: 42% en manos del capital externo proveniente de Espaa, 26%de EEUU, 10% de Chile, 7% de Francia y 6% de Italia; con lo que Europa ms queduplicaba a EEUU en la batalla por las privatizaciones que haba ganado Europa.24

    La CEPAL25 informa que entre 1992 y el 2000, la Inversin Extranjera Directa de laUnin Europea alcanzaba al 59,9%, contra el 25,3% de EEUU. No hay duda, en-tonces, sobre la ventaja, en los aos 90, de los capitales europeos sobre los estado-unidenses en la apropiacin de medios de produccin para la disputa del plusvalor

    generado en la Argentina. El default decretado en la crisis de fines del 2001 afect,entre los inversores externos, principalmente a europeos y japoneses. La normali-zacin capitalista, organizada por Duhalde primero y luego por Kirchner, incluyrecomponer relaciones con el capitalismo desarrollado, especialmente con EEUU.

    23 Briner, Mara Agustina y Schorr, Martn, Principales caractersticas e impactos de laextranjerizacin reciente de la economa argentina. Un anlisis del desempeo de

    las grandes empresas transnacionales durante la dcada de los noventa, Revista Reali-dad Econmica n 189, del 1 de julio al 15 de agosto de 2002. Buenos Aires, Argentina

    24 Campione, Daniel y Gambina, Julio C.,Los aos de Menem. Ciruga mayor. CentroCultural de la Cooperacin, Buenos Aires, 2003.

    25 La inversin extranjera en Amrica Latina y el Caribe, 2001. Tomado del sitio en Internetde la CEPAL.

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    La administracin Bush favoreci la poltica de arreglo de la deuda pblica, ancon las diatribas discursivas contra el FMI. Con la normalizacin de un capitalis-mo serio se busca atraer inversores, los que se buscaron en mayo pasado en Viena

    (Cumbre Europa y Amrica Latina), y en septiembre en EEUU, convalidando untipo de insercin de la economa local en el sistema mundial, profundizando elpapel de las inversiones externas y la dependencia econmica y poltica.

    IV. A modo de conclusin

    A diez aos del consenso menemista, expresin del momento de mayor ofen-

    siva del proyecto liberalizador global, emerge un nuevo consenso capitalista detrsdel gobierno kirchnerista. Nuestra hiptesis conclusiva se asienta en los cambios depoca que median en estos diez aos. La ofensiva del capital encuentra ahora resis-tencias, especialmente en la regin latinoamericana, que habilitan expectativas decambios importantes. No es menor mencionar la perspectiva socialista sustentadadesde Caracas, que, an remitiendo al discurso, supone la reinstalacin de un deba-te extirpado de la mano del terrorismo de Estado. Es una propuesta emergente en elmarco de una creciente lucha popular, que pone en cuestin el rumbo de la regin ylegitima nuevamente la posibilidad del socialismo.

    El ciclo de luchas en la Argentina, que llev a las jornadas de diciembre del2001, nos hace pensar en un fin de la resistencia defensiva y la potencialidad de laconstruccin de alternativa poltica para no solo ir contra el discurso hegemnicode hace una dcada, sino por instalar una posibilidad poltica de transformacin.Pero somos concientes de que la posibilidad no alcanza y que la tarea intelectual yprctica demanda su materializacin. Ese es el desafo para las clases subalternasen este tiempo, y all debe ubicarse el lugar de aquellos que seguimos reivindicandola necesidad de estudiar y conocer el mundo para transformarlo, tal como en su

    momento nos convoc Carlos Marx.

    Buenos Aires, marzo de 2007

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    Introduccin

    Una mirada de los ltimos diez aos, dirigida al nivel de movilizaciones, resis-

    tencia y lucha, planteada en apretada sntesis, nos lleva, sin ninguna duda, a dete-nernos en las experiencias vividas en diciembre de 2001, y en su profundo signifi-cado y proyeccin.

    Diciembre de 2001 represent un punto de inflexin indiscutido, la expresinde una resistencia popular convertida en ofensiva. Los millares de personas quesalieron a las calles se pronunciaron inequvocamente por el rechazo a las prcticasde la poltica hegemnica, culminando una etapa del amplio y profundo proceso dedeslegitimacin socio-institucional generalizada.

    El resultado fctico se tradujo en el repudio y renuncia-huda del PresidenteFernando de la Ra.No fue una manifestacin espontnea, como algunos analistas o comentaristas

    afirmaran entusiastamente, sino con cierto grado de espontanesmo, porque, en rea-lidad, fue parte de la eclosin de las tensiones y las luchas de resistencia, acumula-das en el contexto socio-econmico-poltico de las consecuencias de la aplicacinde los programas neoliberales en la Argentina, particularmente pero no slo delperodo de la dcada de los 90.

    Decimos particularmente, pero no slo en los 90, ya que, como es sabido, la

    A DIEZ AOS (DE QU?)

    Beatriz Rajland*

    * Profesora de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigadora de la Fundacin deInvestigaciones Sociales y Polticas (FISYP), Argentina.

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    estrategia del bloque dominante de implementacin del modelo de acumulacinneoliberal constituy la base poltico-econmica del golpe cvico-militar genocidadel 76.

    Dicho modelo de acumulacin se continu con los gobiernos constitucionalesde Ral Alfonsn tras el breve interregno de Bernardo Grinspun, y fue especial-mente profundizado por el presidente Carlos Menem en los 90, no habiendo habi-do cambios con el gobierno de De la Ra, ni con respecto a su base sustancialcon los posteriores, hasta la actualidad.

    Ello a pesar de la retrica empleada por el presidente Kirchner contra elneoliberalismo, la que es hoy comn a todos los espacios econmicos y polticos.Lamentablemente, los cambios que se registran que los hay son cosmticos para

    la profundidad de la situacin socio-econmica, ya que no encaran el problemafundamental de la desigualdad.

    La proyeccin

    La experiencia, los reclamos, la lucha de las jornadas de diciembre de 2001,no alcanzaron para producir los cambios necesarios para terminar con elneoliberalismo, fundamentalmente por imperio de sus propias limitaciones la prin-cipal de las cuales fue la de no haberse plasmado en alternativa poltica.

    No obstante, la fuerza de su significado se proyect hasta la actualidad, deter-minando procederes y conductas al interior tanto del bloque dominante como encuanto a los sectores subalternos1, y signando sin duda hasta hoy escenario, ac-ciones y discursos sociales y polticos en la Argentina.

    Un poco de historia reciente

    Desde la asuncin del primer gobierno constitucional despus de la dictadura,o sea, a fines de 1983, y en adelante, con los sucesivos gobiernos, tambin constitu-cionales, hubo una sistemtica apropiacin del consenso del pueblo por parte de losgobernantes, puesto que tambin sistemticamente incumplieron sus promesas yviolaron la confianza en ellos depositada, todo lo cual condujo a una profundacrisis de representacin poltica o, en verdad, a la acentuacin de la crisis poltica ocrisis del sistema de dominacin en la Argentina.

    1 Imposible pensar que cualquiera que hubiera resultado electo presidente en 2003 pudie-ra ignorar el 2001.

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    Las elecciones a diputados nacionales del 14 de octubre de 2001 ya constitu-yeron un fuerte rechazo a la poltica tradicional, que se expres en un alto porcen-taje de votos en blanco, nulos o directamente en la no concurrencia a votar. Esas

    elecciones fueron la manifestacin institucional ms relevante de la aludida crisisde representacin poltica en el pas. A ellas le sigui la eclosin poltica, pero yano slo institucional, que significaron las jornadas del 19 y 20 de diciembre de esemismo ao.

    Para esa poca ya se registraban signos de que las luchas y resistencias delmovimiento social en nuestro pas no estaban aisladas, sino que eran parte de la olade crecimiento de las mismas en toda Amrica Latina2.

    De las Jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 emergieron y/o se potencia-

    ron formas organizativas y de lucha novedosas que enriquecieron particularmenteel movimiento social desarrollado en la dcada.La caracterstica general de lucha pasaba hasta el 2001 por la resistencia a la

    aplicacin de los programas neoliberales, que fueron de especial cumplimientoen la Argentina, pas que se convirti tristemente en modelo y ejemplo de laimplementacin de las polticas diseadas y aprobadas en el Consenso de Was-hington, ejecutadas a travs de los organismos financieros internacionales.

    En 2001, a la resistencia se une la prctica de la lucha por combatir esos pro-gramas y las consecuencias directas de hambre, miseria, desocupacin.

    ... fueron surgiendo nuevas expresiones polticas relacionadas con los sec-tores sociales (mayoritarios) que padecieron ms severamente los efectos deestas polticas y crisis combinadas, que se fueron expandiendo y consolidan-do3.

    Se avanza en la conformacin de variadas identidades y representaciones so-ciales4, en un camino no lineal, con avances y retrocesos, que ms tarde va a mos-

    trar tambin fragmentaciones y cooptaciones varias desde el aparato estatal.Los nuevos emergentes sociales, ante la gravedad de la situacin econmico-social, frecuentemente tenan claridad en cuanto a contra qu luchaban, pero no la

    2 Recordemos, como un primer impulso respecto al desarrollo de las luchas en AmricaLatina, la aparicin del movimiento zapatista el 1 de enero de 1994.

    3 Ainstein, Luis; Pastrana, Ernesto; Rajland, Beatriz y Scheinsohn, Mariano (2005): Cons-truyendo desde un movimiento social: la autogestin de grandes emprendimientos(www.naerus.net/sat/workshops/2005/papers.htm). Editado por el Dipartimento di

    Planificazione, Universit IUAV, Venecia, Italia, 2006.4 Movimiento de asambleas barriales, movimientos piqueteros, de trabajadores desocu-

    pados, aumento de las denominadas fbricas recuperadas, institucionalizacin socialde los cartoneros o recicladores.

  • 8/3/2019 Revista Periferias - Nmero 14 [2007]

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    alternativa a construir. Se fueron constituyendo o fortaleciendo en la lucha. Lostrabajadores desocupados, las capas medias, los sectores empobrecidos del tra-bajo, sintieron, en carne propia, que el programa neoliberal haba destruido el

    aparato productivo nacional, mientras que algunos fueron ms all, visualizandoque el neoliberalismo es en realidad un modelo del sistema capitalista, o sea, que esel capitalismo en s, y no meramente un modelo de capitalismo, el que en un todoacorde con su esencia gener esa miseria y destruccin en beneficio de elevar sutasa de ganancia, centralizando y concentrando cada vez ms profundamente elcapital, y naturalizando la desigualdad social5.

    El poder poltico en ejercicio asegur la implementacin de los planes eco-nmicos programados, diseados desde el centro hacia las periferias, pero aplica-

    dos por los que en la periferia justamente so