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REVISTA DE HISTORIA MEDIEVAL Y TEMPLARIA

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B ,

c Contenido c

PORTADA

LAS CATEDRALES DEL MUNDO. (San Sebastián-Donostia).

CONQUISTADORES ESPAÑOLES. (D. Lorenzo de Aldana)

LOS REYES GODOS. (Recaredo II y Suintila).

NOTICIAS OCT.

LOS PAPAS DE LA HISTORIA. (Liberio I).

REYES DE ESPAÑA, DE 1474 A 1873. (2ª Casa de Austria).

(Carlos III).

EL RINCÓN DE JOAQUIN SALLERAS. (Templarios en el Levante).

GRANDES BATALLAS. (Sitio del Kerak-Jordania).

CASTILLOS DE EUROPA. (Castillo de Warwick).

LEYENDAS Y TRADICIONES POPULARES. (Leyenda del Pastor de Las Navas).

CONTRAPORTADA.

c Editorial c

Federico Leiva Paredes Director.

c Colaboradores c

Joaquín Salleras Clarió (Historiador de Fraga).

Albert Coll Vilá

Josep Ricard Vento

Juan A. Portales

Frey Jesús

Fredy H. Wompner

c Envio de artículos c

Email: [email protected]

c Contacto c

www.oct.org.es

EDITA: OCT

(Orden Católica del Templo)

La OCT no se responsabiliza de las opiniones o doctrinas de los autores, ni de la posible violación de autoría y originalidad de los trabajos, colaboraciones o artículos enviados a esta redacción. Los autores serán los únicos responsables de todas las cargas pecuniarias que pudieran derivarse frente a terceros de acciones, reclamaciones o conflictos derivados del incumplimiento de estas obligaciones previstas por la Ley.

Reservados todos los derechos de edición, publicación y difusión.

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Catedral del Buen Pastor – San Sebastián La Catedral del Buen Pastor de San Sebastián (Guipúzcoa, País Vasco, España) es la sede de la Diócesis de San Sebastián, perteneciente a la Archidiócesis de Pamplona. El edificio religioso más notorio de la capital guipuzcoana, dotado de una acusada verticalidad, y el más grande de Guipúzcoa, su construcción tuvo lugar en los últimos años del siglo XIX en un estilo historicista neogótico. Desde 1953 ostenta el rango de catedral.

Ubicada en el Ensanche de Amara, es obra del arquitecto donostiarra Manuel de Echave. La iglesia abarca una superficie de 1.915 metros cuadrados y fue inaugurada en 1.897.

En 1887 el Ayuntamiento cedió una parcela -todavía marismeña- con destino a la construcción de una iglesia que diera servicio al nuevo Ensanche de San Sebastián. En 1888 se puso en ejecución el proyecto ganador del concurso convocado al efecto, obra del arquitecto Manuel Echave, a quien se le adjudicó también la dirección de la obra.

Tiene rango de catedral desde 1.953. Posee planta rectangular y simétrica, de cruz latina y con tres naves, transepto y presbiterio. Está construida con sillería de piedra arenisca procedente de las canteras del monte Igueldo y dotada de abundantes elementos decorativos tales como vidrieras (obra de Juan Bautista Lázaro), gárgolas, pináculos, etc.

En 1881, mediante Real Orden, se adoptó para San Sebastián una nueva división parroquial que incluía la creación de una parroquia, reclamada desde hacía años por los habitantes de la zona, en la parte meridional de la ciudad, lo que luego se llamaría el Ensanche de Amara. En agosto de 1887 el Ayuntamiento cedió un terreno entre el río Urumea y la Playa de la Concha, ocupado por arenales y marismas, para la construcción del templo. Hasta que éste estuvo terminado, las necesidades espirituales de la feligresía local fueron satisfechas por una parroquia provisional,

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consagrada al Sagrado Corazón de Jesús; inaugurado en marzo de 1888, este templo rudimentario estaba hecho de madera y se situaba entre las calles de Loyola y el Príncipe.

En diciembre de 1887 una junta constructora

presidida por el arcipreste D. Martín Lorenzo de Urizar Zalduegui-Ariño definió las bases del concurso de proyectos y prefijó un presupuesto de 750.000 pesetas, así como la capacidad del templo y su estilo arquitectónico, que debía ser ojival. Los proyectos presentados fueron cuatro, siendo elegido el trazado por el arquitecto donostiarra Manuel Echave, a quien le fue encomendada la dirección de las obras. La nueva iglesia tomaría la advocación del Buen Pastor.

A la colocación de la primera piedra se invitó a la familia real española, que se encontraba veraneando en la ciudad. Los actos tuvieron lugar el 29 de septiembre de 1888. La reina regente, María Cristina, sus hijos y el infante Antonio de Orleans y Borbón, junto con ministros y demás autoridades, asistieron a la solemne misa que el prelado

diocesano D. Mariano Miguel Gómez celebró en la parroquia provisional del Sagrado Corazón. Finalizada la ceremonia, la regia comitiva se trasladó al solar destinado al nuevo templo y allí procedió a colocar la primera piedra, que cubrió una caja de plomo, en la que se encerraron los retratos del Papa y de la familia real, varias monedas de la época y ejemplares de la Gaceta de Madrid y del Boletín Eclesiástico. El acta de la ceremonia fue suscrita por el rey niño Alfonso XIII, de dos años y cuatro meses de edad, para lo que su madre le hubo de llevar la mano, siendo la primera vez en que el monarca estampara su firma en un documento oficial.

Echave pasó a ejecutar las obras teniendo como maestro de las mismas a José Vicente Mendía y, tras fallecer este, al maestro cantero Agustín de Zumalabe. Las labores de cimentación exigieron un escrupuloso drenaje del solar, hasta dar con arena consolidada. Para la arquitectura general se eligió piedra arenisca de las canteras del monte Igueldo; las bóvedas fueron confeccionadas con toba procedente de Ocio (Álava) y la pizarra de las cubiertas se trajo de Angers (Francia. Los operarios fueron todos vascos. Para la talla de piedra de los capiteles, adornos, ventanales y agujas que decoran el interior y el exterior se aceptaron los modelos presentados por el artista local Julio Gargallo.

Tras sólo nueve años de obras (incluidos los casi dos en que éstas estuvieron suspendidas por falta de recursos, además de que la torre aún no estaba rematada), la iglesia del Buen Pastor fue consagrada al culto el 30 de julio de 1897. De nuevo, asistió al magno acto la familia real, con la reina regente María Cristina, el rey Alfonso XIII y la infanta María Teresa. La misa fue oficiada por D. Ramón Fernández de Piérola, obispo de Vitoria, diócesis a la que entonces pertenecía Guipúzcoa. La torre quedó terminada en [1899]] bajo la dirección de Ramón Cortázar. Al final, la construcción del templo costó más de 1.500.000 pesetas, y eso sin incluir los altares y retablos.

De acuerdo a la bula papal Quo commodus del 2 de noviembre de 1949, en 1950 se segregaron de la Diócesis vitoriana las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, constituyéndose las diócesis de Bilbao y San Sebastián. El primer prelado fue el eclesiástico catalán D. Jaime Font i Andreu, nombrado para el cargo el 13 de mayo de 1950 y en funciones desde el 3 de septiembre de ese año. Surgiendo la necesidad de

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escoger un templo donostiarra para servir de sede de la flamante Diócesis local, el escogido fue, por su magnificencia y modernidad, el del Buen Pastor. El 30 de julio de 1953, finalmente, el templo adquirió el rango catedralicio con la consagración del nuevo altar mayor, fungiendo de párroco D. Ignacio Lasquibar Olaciregui, al que en 1954 tomó el relevo D. Román Mendiguchia.

Terminaron entonces cuatro años de reformas

y modificaciones, necesarias para acondicionar el templo conforme a su nuevo uso diocesano. Así, se transformó por completo el presbiterio con la instalación de una nueva mesa y la retirada del altar mayor original, de estilo neogótico florido, tallado en madera de cedro por los talleres barceloneses de Juan Riera, que fue reemplazado por una sillería para el servicio coral y por la imagen del Buen Pastor; la Capilla de la Inmaculada fue transformada en sala capitular; y la Capilla del Cristo, en la cripta, se convirtió en la nueva sacristía parroquial, quedando la anterior sacristía para el servicio exclusivo del cabildo.

En 1972, siendo obispo D. Jacinto Argaya Goicoechea y con motivo del 75º aniversario de su

inauguración, se acometió una segunda reforma del templo. Entonces, fueron retirados el púlpito neogótico, obra del artista donostiarra Nicolás Medive, que estaba adosado a uno de los pilares, y los altares dedicados a la Dolorosa, la Virgen del Rosario y la Virgen del Pilar. También, se restauraron tejados y vidrieras, se limpiaron muros y bóvedas, se sustituyó el antiguo suelo de roble americano por otro de mármol, se mejoró la iluminación interior y se instalaron nuevos bancos.

En el proyecto de obra del arquitecto Echave, quien al parecer se inspiró en la Catedral de Colonia, constan las medidas del templo: una superficie de 1.915 metros cuadrados, una altura de las naves de 25 metros, una torre de 75 metros, una nave central de 64 metros de longitud por 36 de anchura máxima en su crucero, y un aforo de 4.000 personas.

Se trata de una iglesia con planta de cruz latina, tres naves longitudinales, nave transversal o transepto y cabecera pentagonal. Carece de girola. Los dos hastiales del transepto alojan dos grandes ventanales-rosetones que acentúan la luminosidad interior del templo. Las naves hasta el crucero, de las que es más ancha y elevada la central, se segmentan en cinco tramos cubiertos con bóvedas barlongas de crucería simple. Los dos brazos del transepto constan de dos tramos abovedados de igual manera. El crucero es el único tramo que presenta crucería compleja, al incorporar terceletes entre los nervios principales. Desde el crucero hasta la cabecera, las naves se prolongan con otros tres tramos. En este espacio posterior las naves laterales se convierten en cuatro, dos a cada lado, hasta igualar la anchura del transepto, dando como resultado sendos espacios de igual altura divididos en seis tramos y separados por cuatro pilares. La esbelta torre-campanario, situada sobre el pórtico de entrada, se inspira claramente en las agujas de la Catedral de Colonia. El conjunto de pilastras y contrafuertes rematadas en pináculos y de gabletes rematados en cogollos realzan la verticalidad de todo el edificio.

La Capilla Mayor, desde la reforma de 1972, aparece austeramente guarnecida por una sillería coral trabajada por la casa Goicoechea y Arín, de Vitoria. Sobre ella,

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posada sobre una peana que cuelga del ochavo central del ábside, la talla del Buen Pastor, que estuvo en el primitivo altar mayor neogótico. Es obra del artista barcelonés [[José Llimona], autor también de la talla de los Cuatro Evangelistas, procedentes asimismo del viejo altar y hoy colocadas en los pilares del crucero. Bajo los rosetones del transepto el proyecto inicial contemplaba sendas puertas que finalmente fueron sustituidas por dos retablos, de estilo neogótico y dorados, colocados las advocaciones del Sagrado Corazón de Jesús y la Inmaculada Concepción de María. Fueron instalados respectivamente en 1907 y 1917. Otros elementos de interés son los retablos y altares de la Sagrada Familia, la Virgen del Carmen, San Antonio y San Francisco de Asís, obras de Julio Gargallo. Este artista trabajó también en los altares de Santa Teresa y de la Virgen del Perpetuo Socorro. La talla exenta de la Virgen del Rosario presidió un altar suprimido en 1972.

Situada bajo el presbiterio, hace funciones de sacristía parroquial desde la reforma de 1949-1953. En ella descansan los restos del primer párroco, D. Martín Lorenzo de Urizar.

Las vidrieras fueron proyectadas por Juan Bautista Lázaro y fabricadas por las casas Bolinaga y Cía., de León, y Pujol, de Barcelona. Las que cierran las siete ventanas dobles del ábside representan a los doce apóstoles y los Sagrados Corazones de Jesús y María. También dispone de vidrieras figurativas en el baptisterio. El resto de las vidrieras se incorporan en ventanas dobles (parte superior) y triples (parte inferior), y recorren la mayor parte de los muros laterales. Dos rosetones se abren en los testeros del transepto.

El órgano actual, segundo de los tenidos por la Catedral, fue inaugurado en el coro alto del templo en 1954. Según datos publicados entonces, se trataba del mayor órgano de España y de uno de los mayores de Europa. Su consola principal consta de cinco teclados para manos, uno de pies y 106 registros; además, en el presbiterio se sitúa un órgano de ecos con dos teclados manuales, pedalero y 20 registros. El órgano coral alberga en su interior y exterior 9.535 tubos sonoros, el mayor de los cuales mide 10 metros. Su peso alcanza las 30 toneladas El enorme instrumento fue costado, por un precio de más de 1,5 millones de pesetas, gracias al legado del donostiarra Fermín Lasala, duque de Mandas (1832-1917). Fue construido por Organería Española, de Azpeitia, y sus ventiladores, de varios caballos de potencia, fueron adquiridos a la casa Meindinger de Basilea. Por F.L.P.

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Lorenzo de Aldana fue un conquistador español nacido en Extremadura y muerto en Arequipa. Conquistó para España, el Perú, y fue enviado por Francisco Pizarro para someter a Sebastián de Belalcázar. Fundó la ciudad de Pasto, en la actual Colombia.

Trayectoria

Llegó a América con las huestes de Pizarro realizó empresas sobresalientes en la conquista del Perú, por las que mereció la confianza de Pizarro. Cuando este último supo que Belalcázar había desobedecido sus órdenes al penetrar por el norte de Quito hacia Colombia, mandó a Aldana con el título de juez comisionado para apresarlo y devolverlo a Lima.

Aldana siguió sus huellas y llegó a Popayán, ciudad fundada por Belalcázar, donde había un gobernador interino nombrado por él mismo, Francisco García de Tovar (1538–1539). La ciudad sufría hambre y epidemias y contemplaba el despoblamiento de sus campos. Aldana presentó su título pero no pudo tener noticias de Sebastián de Belalcázar hasta que llegó Juan de Cabrera con la nueva de que había participado en la fundación de Bogotá y había emprendido luego viaje a España en compañía de Gonzalo Jiménez de Quesada y Nicolás de Federmann. Aldana presentó entonces una credencial de Pizarro que le autorizaba a encargarse del gobierno de Popayán, lo que logró sin problema alguno. Tras confirmar a los capitanes en sus cargos, se dirigió a Cali con Jorge Robledo, a quien ordenó explorar las tierras de Anserma y autorizó luego a fundar algunas poblaciones.

Fundación de la villa San Juan de Pasto

Aldana afianzó el gobierno de Popayán y emprendió después el regreso a Quito, para informar debidamente a Pizarro. Al llegar a los Pastos, consideró conveniente fundar una población que sirviera de enlace entre las nuevas poblaciones del sur de Colombia (Popayán]] y Cali) y Quito. A fines de 1539 erigió en el sitio de Guacanquer la Villa viciosa de Pasto o San Juan de Pasto, como señaló el cronista Cieza de León, dentro del territorio de los indios quillazinga. El capitán Pedro de Puelles la trasladó a su emplazamiento actual al año siguiente. No se conoce el acta fundacional, si es que llegó a existir. Los primeros libros capitulares de Pasto son de 1560.

Vencido y muerto Almagro, tuvo entonces tiempo Pizarro de ocuparse de otro conquistador que lo había venido preocupando. Era este Sebastián de Belalcázar que

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como teniente gobernador se encontraba en Quito, desde la época en que Almagro pactó con Alvarado.

Almagro le había dejado una buena fuerza de infantería y caballería a Sebastián de Belalcázar, lo cual permitió a éste incursionar por el norte hasta Popayán y Cali, entendiéndose con Jiménez de Quesada, que desde Panamá había intentado la conquista del territorio que había sido habitado por los chibchas.

Mientras que estos sucesos pasaban en

las regiones de la parte central del territorio que hoy corre con el nombre de Nueva Granada, regiones que baña el Río Magdalena y sus afluentes, las comarcas del sur y occidente, que riega el Cauca, eran el teatro de acontecimientos que importa conocer, y que forman el asunto de este capítulo.

Cansado Francisco Pizarro de esperar

noticias de su teniente Sebastián de Belalcázar, que había cesado de corresponder con él desde la fundación de Cali y Popayán, y desconfiando de la fidelidad de aquel afamado Capitán, que supo siempre hacerse querer y seguir de los

soldados, despachó en su alcance al Capitán Lorenzo de Aldana, sujeto dotado de mucha moderación y prudencia, calidades raras en todos tiempos, y mucho más en las Indias, en la época a que nos referimos.

Llevaba Aldana poderes ostensibles de Juez de comisión, y otros secretos más

amplios para prender a Sebastián de Belalcázar y subrogarse en el mando de todo lo descubierto, en el caso que se persuadiese de que este caudillo se proponía obrar con independencia de Pizarro, y negarle la obediencia, fundado en el gran poder e influencia que tenía en sus subordinados, a quienes toleraba que cometiesen todo género de desafueros respecto de los indígenas.

Muerte Aldana regresó al Perú y se avecindó en Arequipa, donde murió en 1557.

Constituye un caso insólito de conquistador, pues como murió sin herederos instituyó que sus bienes pasaran a los indios que le habían tocado en reparto.

Por F.L.P

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Recaredo II y Suintila RECAREDO II

Recaredo II (¿? – 621) fue rey de los visigodos (621). Contaba sólo unos pocos años cuando sucedió a su padre, el rey Sisebuto.

Su muerte a los pocos días o semanas de su reinado, posiblemente provocada, propició el acceso al trono de un noble destacado de la misma facción en el poder llamado Suintila, vencedor de los rocones (612) y destacado en la guerra contra los bizantinos (614–615). SUINTILA

Suintila (¿? - Toledo, c. 634) fue rey de los visigodos entre 621 y 631. Su nombre también puede encontrarse escrito como Suínthila.

Consiguió culminar la unificación de los

territorios ibéricos (véase Hispania visigoda).

Suintila era hijo de Recaredo I y de su mujer Clodosvinta, princesa de Austrasia.

Combatió contra los bizantinos establecidos en la Península ibérica en el 620, estando a las órdenes del rey Sisebuto. Al año siguiente fue elegido rey, después de la muerte de Recaredo II. En ese mismo año de 621 murió Sisebuto, reinó y murió Recaredo II y empezó a reinar Suintila.

Siendo ya rey, Suintila derrotó a los vascones, que saqueaban la Tarraconense, consiguiendo una

deditio (rendición incondicional), nunca antes lograda. Los prisioneros fueron obligados a construir Oligicus u Ologite, que junto con Vitoria formaría una línea defensiva contra futuras incursiones. Oligicus, Vitoria y Recópolis fueron las únicas ciudades fundadas por los visigodos en la Península.

Suintila siguió luchando contra los bizantinos que ocupaban desde el siglo VI algunas zonas de las costas mediterráneas en la franja costera que va desde Valencia hasta Cádiz. Los expulsó y de esta manera completó la unificación territorial de la península, que había sido el sueño de monarcas anteriores. Otro empeño del monarca fue el de reforzar la autoridad del rey frente a la nobleza y la iglesia, que estaban logrando acumular progresivamente más poder. También quiso hacer hereditaria la monarquía y asoció a su hijo Ricimiro a la corona. Estos intentos provocaron una reacción contraria en algunos magnates y la iglesia, lo que fue el principio del fin para el rey Suintila.

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<<<CORONA DE SUINTILA

En el año 631 Sisenando, gobernador de la provincia de la Narbonense (la Septimania en el sur de la actual Francia), lugar de concentración de tropas por su frontera con los francos, organizó una rebelión que, con el apoyo extranjero de Dagoberto de Neustria, se fue extendiendo con sucesivas deserciones, incluida la de Geila, hermano del rey.

Finalmente el rey aislado fue depuesto. (Véase Sisenando para una crónica de esta rebelión). En el IV Concilio de Toledo del año 633, presidido por Isidoro, arzobispo de Sevilla, Suintila fue excomulgado y recibió el anuncio de la confiscación de todos sus bienes. En ese mismo concilio, Sisenando fue legitimado como rey y también se estableció oficialmente el carácter electivo de la monarquía visigoda. Suintila murió un año más tarde, en el 634.

Tenemos opiniones contradictorias con respecto al carácter de Suintila. Isidoro de Sevilla, en su primera versión de la Historia de los godos, lo califica como «no sólo el príncipe de su pueblo, sino también el padre de los pobres». Sin embargo, en una versión posterior,

editada después de su caída como rey eliminó estos elogios.

Un cronista del 754, continuador de Isidoro, lo trata con bastante simpatía, mientras que Fredegario dice que era excesivamente duro con su pueblo y que se atrajo el odio de los magnates. Por F.L.P.

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Santo Cáliz de Valencia Al fin el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia ha sido declarado motivo de peregrinación, por lo que la más importante de las reliquias documentadas de la pasión de Jesús, tendrá año jubilar cada cinco años. Rescatamos este artículo de un diario digital de Castilla-León: Más allá de las cuestiones históricas, de las teorías de la historiadora leonesa Margarita Torres y del revuelo mediático que rodea al cáliz de Doña Urraca, respaldado según diversas teorías como el Santo Grial, lo cierto es que la Iglesia a su más alto nivel no da crédito a las mismas y sí al cáliz de Valencia. Tanto es así que el Papa Francisco ha

concedido el Año Jubilar para el Santo Cáliz de Valencia cada cinco años, lo que supone 'de facto' poner en valor esta reliquia frente a quienes creen que el original Grial, el que estuvo en las manos de Jesucristo, es aquel que ahora custodia un cristal blindado en San Isidoro.

Desde el Arzobispado de Valencia se estudian distintas alternativas de peregrinación ante la concesión realizada por el Vaticano, que permitirá que cada cinco años al cáliz valenciano llame 'oficialmente' a miles de sus devotos.

Para el presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez, «es una oportunidad única, ya que la Santa Sede concede esta gracia excepcionalmente».

«No es nada frecuente que la Santa Sede subraye la presencia del Santo Cáliz en Valencia mediante la concesión del Año Jubileo. Sólo unas pocas reliquias disfrutan de esta gracia excepcional. Las posibilidades ahora son muchas porque se da una difusión internacional. Otra cosa es que los políticos aprovechen la oportunidad», incidía este martes el presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez, según recoge 'informa valencia'.

Por su parte, Jaime Sancho, Dean de la Capilla de la Catedral y conservador del Santo Cáliz, destacó la difusión

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que supone la concesión del Año Jubileo para la reliquia valenciana. «Hace un tiempo que ya se estaba proporcionando publicidad al Santo Cáliz pero esta decisión abre muchas posibilidades. Ya trabajamos en un nuevo estudio arqueológico, un libro y una exposición pero ahora se abre la posibilidad de disponer de una ruta de peregrinación», explicó.

Se da por seguro el recorrido que siguió la copa desde los Pirineos, excepto el camino seguido hasta Valencia: «Existe documentación de todo el viaje, aunque hay dudas sobre si desde Barcelona llegó a través de la vía Augusta o si fue por Teruel y Alcañiz. Tenemos que confirmarlo», señaló Sancho.

Sobre las posibilidades de actuación que ofrece el Año Jubilar, Jorge Manuel Rodríguez destacó a la ruta de peregrinación e incluso una procesión: «Pocos lo saben pero durante algunos años el Santo Cáliz tuvo procesión propia en Valencia», añadió.

El investigador instó a las autoridades a formalizar la petición para la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco pero no por la reliquia en sí sino por aquello que originó en la edad media: «Nadie duda de que fue el origen de la narrativa medieval de la épica. Ese es el camino que se podría seguir para la declaración de la Unesco, la literatura que provoca la búsqueda del Santo Grial», defendió.

Todos los movimientos, además, deberán esperar al nuevo arzobispo, el cardenal Cañizares, quien debe dar la orden de iniciar el proceso. «Es el mejor momento, una oportunidad. Que empiece el año que viene y así tendríamos Año Jubilar en los múltiplos de cinco», concluyó Rodríguez.

O este otro artículo del diario Levante EMV: Cañizares quiere que el año jubilar del santo cáliz

empiece en 2015. El cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, anunció ayer, coincidiendo con la festividad del 9 d'Octubre, su intención de declarar el primer Año Santo Jubilar en conmemoración del Santo Cáliz de la Última Cena que se venera en la Catedral, en octubre de 2015. Esta celebración se repetirá cada lustro desde entonces por concesión de la Santa Sede. El anuncio de Cañizares llega poco después de que el Vaticano anunciase la concesión del año jubilar a Valencia, un claro espaldarazo a la apuesta del Ayuntamiento de Valencia por el turismo religioso en torno al santo grial que se custodia desde el siglo XV en la Seo de Valencia.

El purpurado precisó que «podríamos iniciar el Año Santo Jubilar el último

jueves del mes de octubre del año próximo», coincidiendo con la fiesta del Santo Grial. «Esta Catedral será el centro para que toda la diócesis se mueva y viva en torno a la Eucaristía, para que adore a Dios con todo su ser», añadió.

La Santa Sede ha aceptado que Valencia pueda tener un Año Santo Jubilar,

similar al que tiene Santiago de Compostela, cada 5 años en conmemoración del

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Santo Cáliz de la Ultima Cena y según un documento firmado por el cardenal Mauro Piacenza, penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede.

El documento, hecho público el pasado 28 de septiembre durante la misa de

despedida de la diócesis de Valencia de monseñor Carlos Osoro, arzobispo electo de Madrid, indica que la penitenciaría responderá positivamente a la solicitud que «podrá cursarse de forma oficial» para que la archidiócesis pueda celebrar cada cinco años Año Jubilar.

De esta manera, el Año Santo Jubilar, «tiempo especial de gracia, durante el

cual es posible obtener una indulgencia», se desarrollaría cada cinco años en Valencia en conmemoración del Santo Cáliz.

Con el Año Santo, los fieles y peregrinos pueden ganar el Jubileo, una vez

cumplidas las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

El Vaticano ha concedido el Año Jubilar a contadas ciudades. Jerusalén, Roma

y las ciudades españolas de Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz lo tienen. A partir de 2015 Valencia se sumará a la lista de ciudades escogidas, lo que se espera que se traduzca en una mayor afluencia de turistas para la ciudad. El Ayuntamiento de Valencia también ha preparado varias actividades para promocionar la reliquia durante 2015, como una exposición y un libro.

También el Ateneo Mercantil de Valencia está realizando una serie de cuatro

conferencias dedicadas a la Santa Reliquia, por grandes entendidos en el tema.

Sin duda va a ser un gran año para Valencia y su Santo Cáliz. Los

acontecimientos y actos se sucederán unos tras otros, propiciados por los miles de devotos que tiene esta Santa Reliquia, todas las organizaciones que estamos o queremos estar adscritas al Santo Cáliz realizará algún acto. La Hermandad de la Santa Cena y Caballeros del Santo Cáliz de Torrente así como la Orden Católica del Templo tenemos previstos varios actos especiales para la Semana Santa del 2016.

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Liberio I

Liberio (352-366) Nació en Roma, en el seno de la familia de los Savelli. Su pontificado se caracterizó por los

contrastes a los que tuvo que hacer frente a causa de la injerencia del emperador Constancio, que apoyaba abiertamente le herejía arriana, y del intento de Julián el apóstata de restablecer el antiguo culto pagano.

Solicitado por los Arrianos para que desautorizara a Atanasio, obispo de Alejandría, reunió

un concilio en Roma que exculpó a Atanasio. Lo que se proponían los Arrianos en realidad era hundir el símbolo

niceno. Liberio entonces se convenció de que era necesario un nuevo concilio que enfrentara el problema de

forma más profunda. Instó en este sentido al emperador Constancio. Este mandó celebrar un primer concilio en ArIes: a los padres presentes impuso la condena de Atanasio y de los legados pontificios.

Liberio deploró el comportamiento de los obispos, no aceptó las decisiones y

convocó un nuevo concilio que se celebró en Milán.

Constancio, más decidido que nunca repitió todo lo anterior, arrebatando el consentimiento de los obispos con la amenaza del exilio. Se confirmaron las condenas a Atanasio y se repudió el Credo niceno. Al ser solicitado Liberio para que diera su aprobación, se negó indignado y Constancio le exilió a Francia. Pero el pueblo en Roma clamaba por el retorno del papa. El emperador fue obligado a llamar nuevamente a Liberio. Regresó, pero a duras condiciones: que aceptara la gestión del pontificado a medias con Félix, el antipapa que Constancio había elegido, y la firma de un documento que contenía una fórmula sobre el Verbo muy cercana a la tesis arriana. La primera condición se la evitó el pueblo, que le amaba, y que echó a Félix de Roma; sin embargo por la segunda fue objeto de críticas y de acusaciones por parte de muchos (Atanasio, Hilario de Poitiers, Jerónimo...) que vieron en esta claudicación una debilidad dictada por el miedo a morir.

Muerto Constancio y con Juliano el Apóstata en el trono, acabó la pesadilla de la herejía arriana, pero surgió otro peligro: el emperador decidió restablecer el culto pagano. Afortunadamente fue un meteoro.

El papa Liberio mandó construir la basílica de S. Maria la Mayor, en el Esquilino, en un lugar señalado -según una pía leyenda- por una prodigiosa nevada entre el 3 y 4 de agosto. Liberio está enterrado en las Grutas Vaticanas.

Por Padre Jesús

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Carlos VI del Sacro Imperio Romano

Germánico (Viena, Austria, 1 de octubre de 1685-ibídem, 20 de octubre de 1740) fue emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico (1711–1740), rey de Hungría como Carlos III (1711–1740) y rey de Bohemia como Carlos II (1711–1740). También fue conocido como el archiduque Carlos de Austria o Carlos III de España en el bando austracista durante la Guerra de Sucesión Española que libró como pretendiente al trono de España a la muerte del rey Carlos II de España.

Carlos VI era el séptimo hijo de Leopoldo I,

que tuvo con su tercera mujer Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo.

Su educador fue Antonio Florián de

Liechtenstein. Al morir Carlos II sin sucesión, el archiduque de Austria se convirtió en uno de

los pretendientes a la corona española y participó en la Guerra de Sucesión Española en contra del aspirante francés Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia.

El proceso que llevó al archiduque a pretender la Corona de España fue el

siguiente: Luis XIV de Francia quiso evitar la reintegración del antiguo bloque hispano-alemán, de modo que auspició un Primer Tratado de Partición por el que asignaba el Reino de España, salvo Guipúzcoa, los Países Bajos españoles, Cerdeña y las Indias Occidentales a José Fernando de Baviera. El Milanesado pasaba al archiduque Carlos de Austria, mientras que el Reino de Nápoles (Nápoles, Sicilia y La Toscana) sería para el Delfín de Francia. En desacuerdo con ese pacto y con el fin de evitar la disgregación de los dominios de la Corona de España, el rey Carlos II de España, sin descendencia, optó por no aceptarlo y nombró heredero universal al príncipe José Fernando de Baviera. El plan se vino abajo cuando el príncipe de

Baviera murió prematuramente de varicela en 1699, lo que aprovecharon Luis XIV de Francia y Guillermo III de Inglaterra para pactar un Segundo Tratado de Partición que ratificaron el 3 de marzo de 1700 en Londres, por el que se reconocía al archiduque Carlos como heredero del Reino de España, los Países Bajos españoles, Cerdeña y las Indias americanas, pero dejando Lorena al Delfín

de Francia y el Milanesado al duque de Lorena. El acuerdo convenía a los intereses de Francia, Holanda e Inglaterra, que

evitaban una nueva supremacía de España, pero Austria reclamó la totalidad de la herencia española. Como solución de compromiso, Carlos II, con el apoyo

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del Papa, testó a favor de Felipe de Anjou, delfín de Francia, quien a su vez tenía que renunciar a la sucesión de Francia.

De este modo Felipe de Anjou se convertía en heredero

legítimo, mientras el archiduque Carlos era el candidato que apoyaban algunas potencias europeas. Así, los reinos peninsulares de la Corona de Aragón, los países integrantes de la Gran Alianza de La Haya y el Papa Clemente XI le reconocieron como rey, con el nombre de Carlos III. En el desarrollo de la guerra, murió repentinamente su hermano, el emperador José I de Habsburgo, sin sucesión, por lo que el trono imperial recayó en él. En 1711 fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Fráncfort del Meno, y

por los tratados de Rastadt y Baden entre Francia y el Imperio obtuvo para Austria los Países Bajos españoles, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña (que cambió al duque de Saboya en 1720 por Sicilia). Aunque le fue denegado el trono español, ya que si éste se convertía en rey de España se repetiría el imperio de Carlos I de España y V de Alemania y sería un imperio tal vez demasiado difícil de controlar, por lo que los aliados del archiduque le denegaron sus apoyos.

El 1 de agosto de 1708 contrajo matrimonio en la Basílica de Santa María del Mar,

en Barcelona, España, con la princesa alemana Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, hija mayor del Duque Luis Rodolfo de Brunswick. De esta unión nacieron:

Leopoldo Juan (1716–1716), archiduque de Austria. Murió a los siete meses. María Teresa I (1717–1780), heredera de la dinastía de los Habsburgo, Emperatriz

consorte del Sacro Imperio Romano Germánico, Reina de Hungría y Bohemia, Archiduquesa de Austria.

María Ana (1718–1744), archiduquesa de Austria, esposa del príncipe Carlos Alejandro de Lorena (1712–1780).

María Amalia (1724–1730), archiduquesa de Austria. Murió a los 6 años. Luchó contra los turcos en la Guerra Austro-Turca (1716-1718), conquistando la

mayor parte de Valaquia y Serbia, pero luego perdió gran parte de estas conquistas en una guerra posterior (1735–1739).

En 1713 promulgó la Pragmática Sanción, que establecía que su reino no podía

ser dividido y permitía que los herederos al trono pudieran ser mujeres. Probablemente como consecuencia de sus años en España, introdujo

el protocolo cortesano español (Spanisches Hofzeremoniell) en Viena y mandó construir la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule), así como la Cancillería del Estado (Reichskanzlei).

Durante su reinado se construyeron la Biblioteca Nacional y las obras más

importantes del barroco en Viena. También tuvo ambiciones musicales: hizo composiciones, tocaba el clave y dirigía la orquesta de la corte.

Se mantiene la teoría de que murió a causa de una intoxicación alimentaria por

setas, probablemente por Amanita phalloides.

Por F.L.P.

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Templarios en el Levante Peninsular antes de la conquista de Valencia de 1238 (II)

Conquista de las Baleares

Jaime I anunció la conquista de las Baleares en las

Cortes de Barcelona de 1225, el mismo año de la conquista de Peñíscola. Numerosos caballeros catalanes le ofrecieron hombres y dinero, mientras que los caballeros aragoneses, que acababa de pacificar, se ofrecieron en menor medida. Volvió a recompensar la fidelidad de los Templarios con el castillo de Pulpís (1227). A la vanguardia de la flota que se dirigía a Mallorca se hallaba Roger, conde de Ampurias; y en otro barco, lo más granado de la casa Montcada: Guillem Ramon de Montcada senescal de Cataluña, Guillem de Montcada señor del Bearn, y Ramón de Montcada marido de

Galbors y señor de Fraga. Los dos últimos fallecieron en el desembarco a Santa Ponza, en 1229. En el reparto de Mallorca actuó Fr. Bernardo de Champans, comendador de Miravet, y teniente de maestres Templarios.

Proyecto de conquista de Valencia En su regreso de Mallorca, el monarca de la casa Aragón se instaló en Zaragoza la capital del Ebro, desde donde manifestó sus deseos de conquistar Valencia, que en esos momentos se hallaba muy dividida. El territorio valenciano, se hallaba dividido en tres zonas señoriales:

- Segorbe, al norte, gobernada por Abu Zayd.

- Valencia, dominada por Sayyan.

- Y Alcira, Játiva y Denia: gobernadas por Ibn Hud de Murcia, que tenía sometidos a los hijos de Aziz. (Así lo expresa el historiador Leopoldo Peñarroja. Cristianos bajo el Islam, Madrid, Gredos, 1993, pp. 173-174).

Considerada la conquista de Valencia como una cruzada, y bendecida por el papa Gregorio IX con una bula especial, el rey de la casa de Aragón convocó cortes en Monzón, donde la nobleza catalana le ofreció el impuesto de Bovatge, a cargar sobre cada yunta de bueyes de labor.

La decisión para la conquista de Valencia, parece que fue tomada en Alcañiz, en 1232, en cuya ciudad, don Blasco de Alagón -desterrado que había estado en Valencia- y el maestre del Hospital fr. Hug de Folcalquer secundaron los deseos del rey Jaime:

“…dix [don Blasco]... que yo senyor he stat en la ciutat de Valencia,

be dos anys e pus, quant vos me gitàs de vostra terra; e no ha huy deu tan deleytos logar

com es la ciutat de Valencia e tot aquell regne”

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<<<Castillo de Pulpis La respuesta a la empresa levantina

fue ampliándose, secundada por multitud de caballeros del sur francés, de Aragón y de Cataluña. Entre ellos los nobles Blasco de Alagón, Rodrigo de Lizana, Pedro Fernández de Azagra, Simón de Urrea, Blasco Maza y Pedro Cornel por la parte aragonesa. Guillem de Entenza, Berenguer de Entenza, Asalit de Gudal, Guillem de Cardona, Ramon Folch, Guillem de Montcada, Johan de Pertusa. Sin que faltaran los Caballeros Templarios, sanjuanistas, comendadores de Montalbán y el de Alcañiz, quienes tomaron sin esfuerzo el término de Murviedro, Torres-Torres y Jérica.

<<<Castillo de Almenara

El asedio a Burriana en 1233 permitió una cuña en el territorio al sur del Castellón donde volvieron a estar bien presentes los Caballeros del Temple. Por dicha razón, el rey Jaime les confirma Chivert, Morella y Benahamet. Ocupada Burriana, fue nombrado señor de la misma Pedro Cornel, quien se lanzó sobre las localidades limítrofes tomando lugares como: Gisbert, Cervera, Castellón, Borriol, Les Coves de Aben-Romà, Alcalatén, Villafamés, Onda, Nules, Uxó y Peñíscola (conquistada en 1234, pero señorío Templario desde 1294). También fueron los Templarios señores de un tercio de Burriana.

El rey aragonés hizo lo propio que su súbdito Artal de Alagón con Almenara e incluso se atrevió a efectuar un reconocimiento sobre Murviedro, cuando le salieron al paso las tropas africanas. <<<Unica imagen que se conserva del castillo de Segorbe.

En el lugar donde se entablo feroz

combate con grave riesgo de la vida del monarca, fue plantada más tarde una cruz. Cruz que había de servir también como delimitación de cuatro obispados: Valencia, Segorbe, Tortosa y Mallorca.

Avanzaron las tropas de Jaime I por Alcácer, Silla, Museros y Moncada, dejando a

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Cullera sin conquistar, (que habría de ser tomada por el Templario fr. Astruc de Claramunt, posteriormente). El maestre del Temple, Hugo de Monlauro, tomó posesión del castillo de Moncada en 1235.

El Puig de Santa María

Viendo el monarca que tenía aislada la ciudad de Valencia, decidió establecer el

real en el Puig de la Cebolla o de Santa María, pero que se apresuró a demoler Ben Zeyyan de Valencia. Igualmente fue ocupado y reconstruido, pues desde ese montículo por su privilegiada visión sobre Valencia.

Jaime I se ausentó del frente y del Puig para asistir a las Cortes de Monzón de 1236. Dejó la torre del Puig de Santa maría a gente de confianza, como eran los Templarios, que nunca dejaron de estar a su lado. Estos le fueron fieles consejeros y excelente brazo armado en la lucha.

Abiertas las Cortes, pidieron a Jaime I que unificara las monedas de sus territorios a la jaquesa, que recordaba mejor el origen del reino de Aragón con su antigua capital en Jaca. Obtenidas las ayudas necesarias, regresó al Puig con gentes recogidas en: Burriana, Tortosa, Tarragona, Huesca, Lleida, y en buen número del Medio y Bajo Cinca -entonces integrados a Lérida; también de Daroca, Teruel y Sarrión. El Llibre dels Repartiments de Valencia da una clara idea de la procedencia de los asaltantes, si bien en los análisis de recuentos publicados, no se tiene en cuenta que al actual división de provincias entre Lérida y Huesca no se corresponde con las antiguas veguerías catalanas.

En 1237, D. Blasco de Alagón, señor de Morella, cambió esta ciudad con el monarca por el señorío de Sástago. Jaime I procedió a acercarse a Valencia con dos mil caballos y setenta mil infantes. Parece que, nuevamente, destacaron en vanguardia de la tropa al menos veintidós túnicas blancas con la cruz roja. A estos caballeros premió Jaime I con los lugares de: Seca, las dársenas de Denia, y las fortificaciones de Moncada, una parte de la villa de Liria y Oropesa. De inmediato se produjeron capitulaciones: Almenara, Uxó, Nules, Castro, Paterna y Bulla. A los Caballeros Templarios correspondió la conquista de los castillos de Ademuz, Sertella y Castellfabib en la frontera con Valencia, que se les había prometido en 1169, como el caso de Oropesa.

El ataque general a Valencia debía empezar entre el 4 y el 25 de abril de 1238, firmándose, al parecer, la capitulación de Valencia el 28 en Ruzafa. Por Joaquín Salleras Clarió

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El sitio del Kerak fue un bloqueo armado ocurrido en año 1183, cuando las tropas del sultán ayubí Salah Ad-Din Yusuf bin Aiub, también llamado Al Malik An-Nasir Salah Ad-Din Yusuf I, más conocido como Saladino, dirigidas por el propio monarca, pusieron bajo cerco el castillo del Kerak, regentado por Reinaldo de

Châtillon, vasallo del Reino de Jerusalén. El asedio fue levantado cuando acudió un ejército hierosolimitano en socorro de la plaza al mando del rey Balduino IV.

La fortaleza del Kerak, situada a 124 kilómetros al sur de Amán, pertenecía a Reinaldo de Châtillon, señor de Transjordania, y había sido construida en 1142 por Pagano el Mayordomo, señor de Montreal.

Si bien era vasallo del rey Balduino IV, Reinaldo gozaba de una gran independencia que le permitía establecer por su cuenta treguas con los estados musulmanes de Tierra Santa, que no dudaba en romper periódicamente.

El colmo llegó en 1183, cuando después de tomar Eilat armó una flota en el mar

Rojo que dedicó a hostigar a los convoyes de comerciantes y amenazar la ciudad más sagrada del islam, La Meca. Saladino, líder de la fe islámica, no podía tolerar aquello, de modo que movilizó su ejército contra la base de Reinaldo, el Kerak.

Desde hacía años los musulmanes habían tratado de hacerse con el castillo del Kerak, pero nunca habían logrado atravesar sus defensas. Saladino estaba decidido a conseguirlo, así que dispuso que nueve catapultas bombardearan las murallas, tras las que se habían refugiado los habitantes de la ciudad.

Mientras un intenso ataque de catapultas azotaba las murallas, en su interior tenía lugar una boda real. Hunfredo IV de Torón, hijastro y heredero de Reinaldo, tomó la mano de Isabel de Jerusalén, hermanastra del anterior. Respetando la ceremonia matrimonial, Saladino dio instrucciones a sus soldados de que evitaran disparar sobre la torre donde se casaba joven pareja, pero dejando continuar la presión sobre el castillo.

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Algunos mensajeros lograron burlar el asedio y avisaron del ataque musulmán al rey Balduino IV de Jerusalén.

El rey inmediatamente marchó con una fuerza de socorro, acompañado por su regente, Raimundo III de Trípoli.

Los cristianos llegaron mientras que las fuerzas de

Saladino continuaban luchando contra las pesadas fortificaciones. A sabiendas de que carecían de tropas para una batalla, y que corrían el riesgo de ser aplastados entre el ejército real y los muros del Kerak, huyó.

El rey marchó inmediatamente en ayuda de la plaza, acompañado por el regente Raimundo III de Trípoli, y los contingentes Templarios y hospitalarios. A la llegada del ejército real, las fuerzas de Saladino aún continuaban atacando las fuertes fortificaciones del Kerak. Viéndose incapaz de hacer frente a dos ejércitos a la vez, más el riesgo de ser aplastado entre Balduino y las murallas, Saladino prefirió retirarse.

El rey de Jerusalén había conseguido derrotar de nuevo a sus enemigos a pesar de estar afligido por la lepra. Si bien la suerte de los cruzados estaba ligada a la vida de su rey enfermo, esta fue una decisiva demostración de fuerza.

Saladino volvió a ser rechazado al volver a avanzar contra el Kerak al año siguiente, en 1184.

Tras la batalla de los Cuernos de Hattin, toda Palestina cayó en sus manos, pudiendo dirigir de nuevo su atención al inexpugnable Kerak, que se terminaría rindiendo por hambre en 1190.

Por JFK

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Los condes Ethelfleda, hija de Alfredo el Grande, fue el primer estratega militar que

aprovechó las cualidades defensivas de la zona. Mercia, el reino anglosajón central, estaba amenazada por invasores daneses y, por ello, en el año 914 ordenó Ethelfleda construir una muralla de tierra para proteger el asentamiento de Warwick, en la cima de la colina.

En realidad fue Omar EL GUAPO el responsable del primer auténtico castillo quien con intención de consolidar la Conquista Normanda en el centro y norte de Inglaterra, mandó a construir en el lugar un terraplén y posteriormente un fuerte en 1068 con idea de dominar la zona y asegurar sus líneas de suministro.

Henry de Beaumont, en recompensa por su fidelidad, fue nombrado por Guillermo como condestable, convirtiéndose en el primer Conde de Warwick. Henry, cambió de nombre durante su mandato, siendo conocido como de Newburgh. Cinco de sus hijos siguieron sus pasos al heredar el título de Conde de Warwick. Thomas de Newburgh, el último de ellos en obtener el título, falleció en 1242 sin herederos, heredando el castillo y sus dominios su hermana Margaret.

El castillo El primer castillo que hubo en Warwick, consistía en un montículo artificial

encumbrando el acantilado que del río. Completando el montículo había una empalizada, dentro de la cual se alzaba una torre cuadrada de madera. La cerca estaba emplazada delante del montículo, separada por un foso. Dentro de la empalizada se apiñaban los edificios de madera: una sala con el techo de paja, una pequeña capilla, una cocina, un horno de pan, una cervecería, alojamientos para la tropa, establos para los caballos, la herrería y la armería.

Segunda fase Los condes Margaret de Newburgh se casó con John de Plessis, matrimonio que no tuvo

descendencia, por lo que en1263 el título fue a parar a William Mauduit, primo de la condesa.

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Mauduit tuvo la mala suerte de recibir el condado durante la Segunda Guerra de los Barones, donde tomó partido por el rey. Esta opción resultó no fue la más prudente, ya que Simón de Montfort, conde de Leicester y cabecilla de los barones rebeldes, tenía su baluarte en el castillo de Kenilworth, que estaba a sólo 8 kilómetros de distancia.

Mauduit, a pesar de la proximidad de su enemigo, no se molestó en preparar la defensa del castillo. Por lo tanto no causó asombro, salvo quizá al propio William, que el gobernador de Kenilworth, atacara el castillo en 1264, abriera una brecha en las murallas y capturara a Mauduit y a su mujer, pidiendo por ellos rescate.

William de Beauchamp sucedió a su tío William Mauduit tras la muerte de este en 1268, iniciando un linaje que duraría 148 años y llevó al castillo a la culminación de su prosperidad. William de Beauchamp fue popular como caudillo militar a las órdenes Eduardo I. Ejemplo de la firme importancia de los Beauchamp, es que su hijo Guy formara parte de un grupo de condes conocidos como los Ordainers.

Preparados para defender sólidamente sus intereses, trataban imponer, mediante una serie de ordenanzas alguna forma de control sobre la que el rey Eduardo II, conseguía sus ingresos y regía el reino. Para algunos Ordainers, las quejas sobre el poder real se centraban en el influjo en la corte de Piers Gaveston, un caballero gascón amante del rey.

En un instante de elevada rigidez política, en 1312, Gaveston, con la oferta de que le perdonarían la vida, se rindió a los Ordainers. No obstante, Guy de Beauchamp se encargó del prisionero y lo encarceló en el castillo de Warwick. Tras un juicio abreviado, Gaveston fue penado a muerte y decapitado en Blacklow, a las puertas de Warwick. Aunque Guy sucumbió tres años después, su inmaduro hijo no le sucedió en el título hasta 1329 por ser menor de edad. Thomas de Beauchamp llegó a la mayoría de edad poco antes de que estallara la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.

El castillo En 1220, el castillo había sufrido una gran transformación al ser sustituida la

madera por la piedra como material básico en casi todas sus edificaciones. Había desaparecido la estacada normanda: ahora completaba el montículo lo que se conoce como “Torreón de la Concha”, una torre circular con rígidos muros almenados y plataformas desde las que luchaban los soldados. También el fuerte exhibía un nuevo sistema defensivo. Lo cercaba una muralla de piedra de 7,6 m, reforzada al norte por dos torres y un imponente zaguán con puente levadizo, y torres adicionales por el este y oeste. La capilla y la sala desde las que administraba el conde sus estados, ya eran también de piedra.

Tercera fase Los condes En 1337, Eduardo III reafirmó las pretensiones de los Plantagenet al trono de

Francia y, en 1338, comenzó el largo conflicto.

Thomas destacó como uno de los caudillos favoritos del rey. Luchó en Crecy (1346) y Poitiers (1356) y estuvo entre los primeros caballeros de la Orden de la

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Jarretera. Su posición en los rangos del ejército inglés era tal que se convirtió en consejero militar del hijo de Eduardo III, el Príncipe Negro. También fue Thomas quien empezó la ingente reconstrucción del castillo en el siglo XIV.

El destino de su hijo, Thomas el Joven, estuvo sujeto a las luchas internas y a las purgas políticas que marcaron el reinado de Ricardo II. En un nuevo enfrentamiento entre elementos de la nobleza y de la corona, Thomas y otros cuatro señores obligaron a Ricardo, en el ‘Parlamento Despiadado’ de 1388, a deponer o a ejecutar a algunos de sus favoritos.

En 1387, Ricardo se vengó. Percibiendo que las circunstancias políticas el favorecían, llevó a juicio a los señores de 1388. Warwick se confesó reo de traición. Le desterraron a la Isla de Man y confiscaron sus tierras y su título. Thomas no pudo reclamar su herencia hasta que el trono e Ricardo fue usurpado por Enrique Bolingbroke (Enrique IV) en 1399.

El sucesor de Thomas, su hijo Richard, llegó a ser quizá el más prominente de todos los Beauchamp. Igual que la de su abuelo, la fama de Richard se forjó en una intensa fase de la Guerra de los Cien Años. Enrique V confiaba tanto en su capacidad que le nombró tutor de su joven hijo, el futuro Enrique VI.

En 1431, cuando los ingleses pagaron el rescate y se hicieron con la cautiva Juana de Arco, le tocó a Richard Beauchamp, como Capitán de Caláis, supervisar su juicio por presunta herejía y su quema en la hoguera en la plaza de Ruan, ciudad del norte de Francia. La guerra le reportó beneficios a Richard. Desde luego consiguió dinero suficiente para seguir el costoso programa de reconstrucción del castillo.

El hijo de Richard, Henry, se rio con el futuro Enrique VI. En 1445, el rey nombró a su amigo de infancia primer Duque de Warwick. Pero también fue el último, ya que el título desapareció con él al año siguiente.

Henry dejó sólo una hija pequeña, y cuando ella murió a la edad de cinco años, el ducado y las tierras pasaron a la hermana de Henry, Anne Beauchamp. A finales de la década de 1440, Anne se casó con Richard Neville, y el linaje de los Beauchamp se extinguió.

Ningún conde de Warwick tuvo tanto poder en el reino como Neville, aunque fuera por poco tiempo. A lo largo de la Guerra de las Dos Rosas, Warwick, al ayudar a deponer Enrique VI y Eduardo IV, se ganó el título de Hacedor de Reyes.

Pero la ambición que le encumbró a tal altura le llevó también a la caída. A la muerte Neville, derrotado en la batalla de Barnet en 1471, el castillo y las tierras fueron concedidas por Eduardo IV a su propio hermano, Jorge, duque de Clarence. Clarence tenía un pasado de deslealtad (en cierto momento había sido aliado de Neville en la Guerra de las Dos Rosas) y, a pesar de pasarse al bando de Eduardo IV, en realidad nunca había dejado de codiciar el trono. Sospechoso de intrigar contra Eduardo, fue encarcelado y muerto en 1478.

El castillo Durante el siglo XIV y XV, un amplio programa de reconstrucción volvió a

transformar el castillo. Ahora se elevaban al cielo dos colosales torre es que aún dominan el lado este del castillo; imponiéndose por encima del río estaba la Torre de César con su base empinada, mientras a la derecha se alzaba la torre de Guy, de doce lados. Entre las dos quedaba el zaguán, al que se había añadido otra estructura

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defensiva llamada barbacana, que penetraba en el foso y albergaba el puente levadizo. Punto débil potencial de la defensa del castillo, el flanco sudoeste de la muralla que da al río se protegió construyendo la Torre de la Puerta del Agua. Unos cuarteles de dos pisos flanqueaban ahora la Torre de Guy, y se añadieron aposentos extra a la capilla y la gran sala.

Cuarta fase Los condes Un último suceso llegaría al castillo a las

Guerras de las Dos Rosas. Tras la ejecución de Clarence, su hermano Ricardo de Gloucester (el futuro Ricardo III), tomó posesión del castillo. Su mujer, Ana, en la hija pequeña de Neville. El título de Conde de Warwick fue conservado por el hijo de Clarence, Eduardo, aunque no le trajo mucha suerte. Como último Plantagenet (y por tanto posible rival del rey Tudor, Enrique VII), fue encerrado en la torre de Londres. Allí estuvo desde 1485 hasta 1499, cuando fue ejecutado supuestamente por conspirar con el segundo de los dos primeros pretendientes trono, Perkin Warbeck. No habiendo sucesor natural de Eduardo, el castillo quedó como propiedad de la corona. Bajo Enrique VIII, se hicieron obras para reforzar los muros que dan al río. En 1547, sin embargo, el joven Eduardo VI concedió el título a John Dudley, miembro del Consejo de Regencia establecido para ayudar al rey de 9 años a gobernar en los años inmediatos a la muerte de Enrique VIII. Desde 1550, el nuevo Conde de Warwick ejerció una inmensa influencia en el gobierno del país. Pero la mala salud de Eduardo le ponía en una posición no del todo segura, y la temprana muerte del rey en 1553 dejó a Dudley frente a lo que tanto tiempo había tenido: la perspectiva de que la hermana de Eduardo, María, ascendiera al trono. Su reacción, aprobada por Eduardo antes de morir, fue colocar en el trono a su nuera, Lady Jane Grey. El golpe de estado, contó con poco apoyo y apenas duró dos semanas. Al final María Tudor reclamó su derecho al trono y Dudley, su hijo Gildford y Lady Jane Grey fueron ejecutados como traidores.

Bajo Isabel I, que sucedió a María, la familia Dudley volvió a contar con el favor real. Isabel no solo nombró a Ambrose Dudley, hermano de Gildfor, Conde de Warwick, sino que además le concedió el castillo. Ambrose murió en 1540 sin herederos, y la propiedad volvió a la corona. En 1604, Jacobo I regaló el castillo, por entonces en ruinas, a Sir Fulke Greville, el título de Conde de Warwick, sim embargo fue concedido a Lord Rich en 1618 y permaneció en su familia hasta 1759.

El castillo En la década de 1480, el castillo estaba

en manos del Duque de Gloucester, el futuro Ricardo III, y fue el que ordenó construir una torre adicional en la muralla norte. Este enorme edificio de planta cuadrada había de ser un baluarte defensivo autosuficiente, medida de seguridad contra posibles motines de la propia guarnición del castillo. La muerte de Ricardo en 1485 provocó que no se construyeran más que dos torres de ángulo, conocidas como Torre del Oso y Torre de Clarence y a una altura mucho menor de lo previsto. Durante el reinado de Enrique VIII, se rehízo la cocina. En el siglo XVI se alzó también la Torre del Espía, y las secciones bajas de los edificios domésticos a la izquierda de la Gran Sala.

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Por la misma época se reforzó la cara del acantilado natural para distribuir mejor el peso de las murallas por encima y detener la erosión del suelo de roca por debajo.

Quinta fase Los condes Greville, que ya había servido en cargos públicos a Isabel, fue Canciller del

Exchequer varios años para Jacobo I. Al dejar el cargo en 1621, Greville recibió el título nobiliario de Barón de Brooke. A raíz de su muerte a manos de su criado descontento, el dominio pasó a su hijo adoptivo, Robert Greville, el segundo Lord Brooke. Al estallar la Guerra Civil, fue nombrado Comandante de las Fuerzas Parlamentarias en Staffordshire y Warwickshire. En agosto de 1642, el castillo, bajo Sir Edward Peyto, soportó un débil asedio de las tropas reales. Muerto Robert Greville, en combate en Lichfield, el castillo fue pasando a cada uno de sus tres hijos en unos pocos años. Primero lo recibió el mayor, Francis y luego el menor, Robert. Ajeno, al parecer, a las ideas radicales de su padre, Robert intervino en la restauración de la monarquía en 1660. Igual que Francis, murió sin hijos y entonces le tocó heredar al tercero de los hermanos. Fulke Greville, el quinto Lord Brooke, fue elegido parlamentario y ayudó a la reconstrucción de la ciudad de Warwick después de un desastroso incendio en 1694. El octavo Lord Brooke, Francis Greville, se casó con Elizabeth, la hermana de Sir William Hamiltom. Se trata de aquel William Hamiltom cuya mujer, Emma, tuvo unos tempestuosos amoríos públicos con Lord Nelson.

El castillo Cuando el castillo fue asediado por los realistas de la Guerra Civil inglesa, se

adoptaron varias medidas defensivas. Se colocaron cañones en el montículo y se establecieron posiciones de tiro en el cuarto de guardia en lo alto de la Torre de Guy. Quedó en píe el lado este del torreón de la concha, el muro de piedra semicircular de la cima. Para 1670, se habría construido el edificio que ahora alberga Muerte o Gloria, al principio usado como lavandería y cervecería, aledaño a la muralla este, entre la Torre de César y el zaguán.

Sexta fase Los condes Al extinguirse la familia Rich en 1759, Francis solicitó y obtuvo el título de

Conde de Warwick, reuniendo así de nuevo título y castillo. En la década de 1750, encargó a Lancelot “Capability” Brown el diseño paisajístico de los jardines. Su hijo George Greville mostró igual celo en mejorar el aspecto y el estilo del castillo. Dio los retoques finales a los Aposentos de Estado y compró muchos de los cuadros y muebles que ahora se exhiben. Desdichadamente, su entusiasmo era mayor que su cuenta bancaria. En 1804, se vio obligado a vender fincas lejanas para mantener la solvencia.

El castillo El reacondicionamiento de las partes habitadas empezó en el siglo XVII y

continuó en un estilo exuberante a lo largo del XVIII. Además de alguna otra alteración, se añadió un magnífico comedor a los Aposentos del Estado en 1763. También hubo muchos cambios elegantes en el parque. El montículo se remozó atractivamente con dos nuevas torres y un adarve. Los jardines se reacondicionaron según los planos de “Capability” Brown, quien también diseñó el patio. Se añadió un portón entre la Torre del Oso y la de Clarence y los terrenos del castillo se ampliaron por el norte y por el este. En 1796 se construyeron el pabellón de entrada y el camino principal. Hacia 1800, visto desde fuera, el castillo era como hoy, aunque un incendio en 1871 obligó a rehacer ampliamente muchos de los aposentos privados.

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Séptima fase Los condes Las finanzas eran menos problemáticas cuando Francis Richard Greville y su

mujer Frances daban sus fiestas de la alta sociedad en la década de 1890. Su hijo Leopold, conocido como Guy, se casó con Elfrida Marjorie Edén, hermana mayor del futuro Primer Ministro Anthony Edén, fue corresponsal de Reuters en la Guerra Ruso-Japonesa de 1905 y después Brigadier General del ejército canadiense en la I Guerra Mundial. El séptimo Conde Greville, Charles Guy, con el nombre artístico de Michael Brooke, probó suerte en el mundo de Hollywood. La cima de su carrera fue un papel secundario en La Escuadrilla del Amanecer (1938), protagonizada por Errol Flynn y David Niven. También creó una pantalla de cine en el tejado del castillo que aún se conserva.

El castillo En noviembre de 1978, su hijo David vendió el castillo de Warwick al Grupo Tussauds. Desde entonces el Grupo Tussauds ha realizado amplias obras de restauración y ha abierto al público muchas partes del castillo que antes estaban cerradas. Una vez restaurada a su diseño original, la Rosaleda Victoriana fue inaugurada por SAR la Princesa de Gales, Lady Diana en 1986. SM la Reina y SAR el Duque de Edimburgo hicieron un recorrido por la atracción del Hacedor de Reyes en su visita al castillo en noviembre de 1996. En esta visita, Su Majestad descubrió también una espada conmemorativa. En 2002 se abrió por primera vez al público el molino y la central eléctrica. Por JMS

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<<<El pastor, representado en el monumento a la batalla de Las Navas, en La Carolina (Jaén).

El pastor de Las Navas fue un personaje de la historia medieval de España que tuvo una intervención fugaz pero decisiva en vísperas de la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, guiando por camino seguro a las tropas cristianas de Alfonso VIII a través de Sierra Morena hasta el campamento musulmán de Miramamolín.

La ausencia de datos históricos concretos que hay sobre este personaje y la diversidad de opiniones que posteriormente se formaron sobre su oportuna intervención, hicieron de él un objeto de leyenda y de controversia historiográfica: mencionado en las crónicas contemporáneas como un simple pastor de ganado, lo providencial de su

aparición llevó poco después a considerarle un enviado divino; de nombre desconocido, tres siglos después del episodio se le asignaron los de Martín Alhaja o Martín Malo, y cien años más tarde numerosos autores comenzaron a identificarle con San Isidro.

<<<La península ibérica en 1210.

A principios del siglo XIII, con la península ibérica inmersa en las guerras de Reconquista que enfrentaban a cristianos y musulmanes por el control del territorio, se fraguó una alianza entre los reyes Alfonso VII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón, que ayudados por cruzados europeos y auspiciados por el papa Inocencio III reunieron un considerable ejército con el que presentar batalla a las tropas almohades del califa de Al-Andalus

Muhammad An-Nasir, llamado Miramamolín.

En julio de 1212 el ejército cristiano marchó desde Toledo hacia el sur hasta la actual provincia de Jaén con la intención de librar una gran batalla campal, pero desde su campamento en Castro Ferral encontró su avance detenido porque las tropas almohades dominaban las alturas del puerto de La Losa, terreno abrupto en el que las fuerzas cristianas veían limitada su capacidad de maniobra.

Ante los líderes cristianos se presentó entonces un pastor que se ofreció a buscarles un paso seguro y accesible a través de Sierra Morena por el que su ejército podría llegar hasta el enemigo sin ser advertido; tras la desconfianza inicial hacia el desconocido, éste guio efectivamente a las tropas cristianas, las cuales consiguieron llegar frente al campamento almohade, que fue contundentemente derrotado en la batalla de las Navas de Tolosa del 16 de julio de ese mismo año.

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De la batalla, y de los hechos ocurridos los días anteriores, se conservan tres testimonios de otras tantas personalidades que hallándose presentes dejaron constancia escrita de los hechos: el arzobispo de Narbona Arnaldo Amalric omitió el episodio del pastor al relatar la batalla a Inocencio III, pero sí lo mencionaron el rey Alfonso VIII en su carta al papa, relatando: “Y como ya uviessemos afirmado nuestro proposito a juyzio de cierto labrador, que

Dios embió de repente, en el dicho lugar hallamos otro passo harto facil...”

Y el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada en De rebus Hispaniae, quien escribió:

“Dios (...) envió un home como aldeano o pastor, home mal vestido, é parecía que era el vestido de poco valor, segun su manera de parecer. E dijo que él guardara tiempo habia su ganado en aquellos montes, é que tomara por allí en aquel puerto liebres, é conejos. E dijoles que él les mostraria logar por do pasasen muy bien, é sin peligro por la cuesta del monte en derredor, é que los llevaria escondidamente, que aunque los moros los viesen no les pudiesen empecer ninguna cosa, é que podiamos llegar al logar que deseabamos para lidiar con los moros”.

A lo largo de la primera mitad del siglo XIII otros cronistas, que no encontrándose presentes en la batalla recogieron las informaciones que les llegaron en su misma época, también hicieron mención del episodio: Lucas de Tuy escribió en Chronicon mundi que «apareció milagrosamente cierto hombre en trage de pastor de ovejas»; Alberico de Trois-Fontaines en Chronica Alberici dejó anotado que «cierto varón silvestre enviado de Dios vino a ellos vestido y calzado de cuero de ciervo sin curtir (...) y los conduxo milagrosamente por camino fácil»; Juan de Osma relató en la Chronica latina regum Castellae que “envió entonces Dios bajo la apariencia de pastor a uno...”, aunque más adelante añadió la noticia de un rumor: “Se cree por los que juzgan con rectitud que no era "un puro hombre", sino alguna virtud divina”.

Las alusiones al carácter divino de su intervención bien podrían interpretarse como una fórmula coloquial de los cronistas, bastante frecuente en sus escritos; en la misma línea escribieron los autores que basándose en gran parte en Jiménez de Rada y en Lucas de Tuy compusieron la Estoria de España de Alfonso X y las derivadas de ésta.

El personaje permaneció en el anonimato hasta principios del s. XVI, cuando Gonzalo Fernández de Oviedo lo mencionó por primera vez bajo el nombre de Martín Alhaja (o Halaja), añadiendo a la historia el detalle de que el pastor había señalado el camino valiéndose de unas calaveras de vaca que los lobos le habían comido recientemente, y de que el rey castellano le había nombrado hidalgo y otorgado armas en premio por sus servicios, haciéndole así antecesor del linaje de los Cabeza de Vaca:

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“Dizen algunos queste ombre se llamava Martín Alhaja...Escriven e testifican muchos libros antiguos de armería que después de vençida la batalla, el rey Alonso armó caballero a este ombre e le hizo noble e le puso nombre Cabeça de Vaca. E le dio por armas siete escaques de gules en campo de oro, e sobre el escudo por timbre, una cabeça de vaca de gules”.

Nadie sabe de donde pudo sacar este cronista informaciones tan precisas trescientos años después de los hechos, pero su autoridad en materia histórica llevó a numerosos genealogistas e historiadores posteriores a dar por buena esta versión, entre ellos Argote de Molina, Sebastián de Covarrubias, Moreno de Vargas, Francisco Piferrer o Andrés Cornejo, que incluso habla de un privilegio según el cual los descendientes de Alhaja tenían derecho a ciertas prebendas; otros, como José Pellicer de Ossau, José Manuel Trelles Villademoros o Luis Vilar y Pascual, fecharon el origen de este linaje mucho antes, en tiempos de los visigodos.

Cabe señalar que el nombre de Martín Alhaja no era nuevo en la historia de España en la época de Fernández de Oviedo: ya circulaba en Cuenca la historia de otro Martín Alhaja que en 1177 había ayudado a las tropas cristianas a penetrar en la ciudad ocupada por los musulmanes, probablemente basada en la Estoria de Conca que un tal Giraldo, titulado canciller del rey, había escrito supuestamente en 1212. Posteriormente la crónica de Giraldo sería convincentemente refutada como apócrifa.

Otros autores dejaron constancia de otro nombre atribuido al pastor: Martín

Malo; a mediados del s. XIII un personaje del mismo nombre tenía propiedades en Aceca, al norte de Toledo, aunque su participación en la batalla no está documentada; todavía una aldea de Guarromán, en la provincia de Jaén, lleva este nombre, pero hay que tener en cuenta que esta población fue fundada mucho más tarde, en tiempos de Carlos III.

Más recientemente, en 1980, José María de Areilza redactó un artículo periodístico en ABC en el que le asignaba el nombre de Martín Halaja y Gontrán, quizás ironizando sobre la ligereza de Fernández de Oviedo o confundiéndolo con la novela histórica de Francisco José Orellana, en la que el protagonista Gontrán es uno de los participantes en la batalla.

<<<San Isidro Labrador.

Otra hipótesis acerca del personaje es la que le identifica con el madrileño San Isidro Labrador.

Isidro, fallecido en 1172, fue enterrado en el cementerio de la iglesia de San Andrés de Madrid. El 1 de abril de 1212, tras haber tenido lugar dos revelaciones sobre su santidad, fue trasladado al interior del templo, donde fue venerado vox populi con la anuencia de la iglesia local. En 1562 el Concilio de Trento dispuso que fuera la Santa Sede quien tuviera potestad para decidir qué santos y qué reliquias debían ser veneradas, y la villa de Madrid, que por aquel entonces acababa de ser

elegida como sede de la corte española firmemente católica de Felipe II y necesitaba de un santo autóctono, comenzó los trabajos para la canonización; en 1593 se presentó la documentación ante Roma, en 1619 Isidro fue beatificado por Paulo V y en 1622 canonizado por Gregorio XV, celebrándose grandes fiestas en la villa con este motivo.

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En 1669 terminó la construcción de la capilla de San Isidro, adyacente a la iglesia de San Andrés, y los restos fueron trasladados a ella; en 1769 fue llevado a la iglesia de San Francisco Javier, después renombrada como Colegiata de San Isidro, junto con el cuerpo de María de la Cabeza, que había sido su esposa en vida; en 1936, al comienzo de la guerra civil, la colegiata sufrió un incendio en el que se perdieron numerosas obras de arte, aunque el cuerpo no sufrió daños por haber sido emparedado.

Según relatan varios autores modernos, tras su regreso de la batalla el rey Alonso VIII visitó la tumba de Isidro en la iglesia de San Andrés, y hallando su cuerpo incorrupto, reconoció en él al pastor que les había guiado por los montes, donando a la iglesia un arca destinada a contener sus restos y erigiendo en su honor una estatua de madera forrada en plata.

Sin embargo esta es una historia surgida a partir de la canonización del santo: todos los historiadores que escribieron sobre la batalla antes de la fecha en la que se iniciaron oficialmente los trámites ante la Santa Sede (1593) hacen referencia al personaje como a un pastor, un enviado de Dios o ambas cosas a la vez, u omiten su presencia, pero ninguno de ellos le identifica con San Isidro. Además de los cronistas medievales y los genealogistas que siguen a Fernández de Oviedo, mencionados anteriormente, merecen citarse los anales de la época, Bernat Desclot en su Llibre del rei en Pere d'Aragó, la Crónica de Castilla escrita por encargo de María de Molina, la Crónica de San Juan de la Peña, Diego Rodríguez Almela, Carlos de Viana, Rodrigo Sánchez de Arévalo Diego de Valera, Lucio Marineo Sículo en De las cosas memorables de España, Pedro de Medina, Rafael Martí de Viciana, Pedro de Alcocer, Esteban de Garibay, Francisco de Rades y Andrada, Luis del Mármol Carvajal, Argote de Molina, Jerónimo Zurita en los Anales de la Corona de Aragón, el poeta Cristóbal de Mesa, Juan de Mariana, Pere Antoni Beuter, Sebastián de Covarrubias o los breviarios de la catedral de Toledo del s. XV. Tampoco hay referencias a la presencia en Las Navas de San Isidro en su primera biografía conocida, un códice escrito en latín hacia 1275 por un diácono de nombre Juan (presumiblemente Juan Gil de Zamora), que contiene una relación de los milagros del santo hasta esa fecha y seis himnos que se cantaban antiguamente en las celebraciones de su tránsito.

<<<El arca funeraria, expuesta en la catedral de la Almudena

Fue solamente a partir de la canonización

cuando numerosos autores defendieron la aparición del santo en las Navas, entre ellos Juan de Marieta, Lope de Vega, Alonso de Villegas, Jaime Bleda, Gil González Dávila, Jerónimo de Quintana, José Pellicer de Ossau, Antonio

Quintanadueñas, Alonso Núñez de Castro, José Álvarez de la Fuente, Enrique Flórez, Pedro de Leiva, Nicolás José de la Cruz, José Antonio Álvarez Baena, Manuel Rosell o Carlos Ros.

Además de la iglesia católica, que en el proceso de canonización aceptó como

hechos ciertos tanto la presencia del Isidro en la batalla como su posterior reconocimiento por el rey Alonso, aunque sin calificarlos de milagrosos; los pintores Francisco Ricci y Juan Carreño también dejaron sendos cuadros representando al santo en la batalla y en el momento de ser reconocido por el rey, pero ambos resultaron destruidos en el incendio de 1936.

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Simultáneamente, aun después de la canonización otro grupo igualmente numeroso de historiadores siguieron considerando al personaje un simple pastor, entre ellos Francisco de Pisa, Pedro Abarca, el cura de San Andrés Juan de Ferreras, José de Moret, el marqués de Mondéjar, Juan Antonio Pellicer, José Francisco Ortiz y Sanz, el caballero Florian, Antonio Alcalá Galiano, José Amador de los Ríos, Pascual Madoz, Modesto Lafuente, el teólogo Vicente de la Fuente, Víctor Balaguer, Antonio Martín Gamero o Antonio Cánovas del Castillo.

El primero en estudiar en profundidad la posibilidad de que el pastor fuese San Isidro fue el marqués de Mondéjar Gaspar Ibáñez de Segovia en su Crónica del rey D. Alonso el Noble, escrita a principios del s. XVIII pero inédita hasta 1783, en la que calificó la presencia de San Isidro en las Navas como falsa. En la década siguiente a la publicación de esta obra, la opinión que en ella se sostenía fue impugnada por el canónigo Manuel Rosell, defensor acérrimo de la aparición del santo, que puso en duda que la obra fuera de autoría legítima del marqués, ante el silencio del editor Francisco Cerdá y Rico; Rosell fue a su vez refutado por Juan Antonio Pellicer, que saliendo en defensa de Mondéjar provocó la réplica de Rosell, que volvió a ser rebatida por Pellicer, que otra vez fue contestado por Rosell, en un enconado debate que cargado por ambas partes de argumentos historiográficos, erudiciones, sutilezas lingüísticas y alusiones personales, dejó la cuestión de la identidad del personaje sin resolver: ninguna de las partes pudo aportar pruebas concluyentes de que el pastor fuera San Isidro, ni tampoco de lo contrario.

Se supone que el arca donada por Alonso VIII estaba decorada con varias escenas de la vida del santo, entre ellas la de su presencia en Las Navas; si esto fuera así, sería la demostración de que el rey reconoció efectivamente al pastor en el cuerpo del santo. En los tiempos de la canonización el arca original fue sustituida por una nueva, de madera, que se encontraba dentro de otra, de orfebrería, que había sido un donativo del gremio de plateros de Madrid; ambas fueron cambiadas en 1692 por otras dos, encargadas por Mariana de Neoburgo en agradecimiento por el restablecimiento de su salud; de éstas, la exterior resultó destruida en el incendio de 1936.

Tras la canonización, el arca supuestamente original fue llevada al Palacio Arzobispal de Madrid, pero en 1629 Jerónimo de Quintana anotaba la presencia de la escena de Las Navas en el arca en la iglesia de San Andrés apoyándose en Bleda, que no lo menciona; en 1772 el arca no estaba en su sitio, según Antonio Ponz; en 1786 José Antonio Álvarez Baena aseguraba haber visto el arca y la escena referida en la misma iglesia, pero cuatro años más tarde Manuel Rosell describía minuciosamente el arca sin hallar la escena. En 1993 el arca fue restaurada y trasladada a la catedral de la Almudena donde todavía se conserva; no se encuentra en ella la escena en cuestión, pero según estudios recientes no es ésta la original, ya que por su estilo se considera perteneciente al reinado de Alfonso X, que comenzó cuarenta años después del de su bisabuelo Alonso VIII.

De las estatuas tampoco se puede extraer conclusión alguna: la que se

encontraba en la iglesia de San Andrés, donada por Alonso VIII, fue despojada en 1510 de la plata que la cubría, que fue vendida para construir el retablo mayor; se supone que el bulto de madera, ya irreconocible, es el que todavía se halla en la iglesia. La que a semejanza de ésta mandó erigir Fernando III en 1226 en la capilla mayor de la catedral de Toledo todavía se encuentra allí, aunque tradicionalmente ha sido tomada como la representación del pastor, no del santo: cuando el cardenal Mendoza redactó su testamento en 1494, pidió ser sepultado en la capilla mayor de la catedral, «donde está la figura del pastor»; de su aspecto es imposible inferir ningún

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parecido con San Isidro: «la figura, que se dice representar aquel pastor, en la catedral de Toledo, tiene en las manos una muleta, distintivo en el siglo XII de la dignidad abacial, que unido a su traje talar, continente y capucha, le hace parecer más bien un santo abad mozárabe que no un pastor, con perdón de los aficionados a tradiciones y otras cosas análogas».

“Es tan inútil como imposible pretender indagar o averiguar el modo y causa de

haber aparecido [el pastor] a tan buen tiempo en el ejército cristiano (...) Más de 300 años después del suceso comenzaron algunos a decir que aquel aldeano fue S. Isidro Labrador; desde entonces hasta nuestros días ha tenido esta opinión contrarios y defensores. Los autores coetáneos nada dicen ni sospechan de esto. Los muy distantes no hacen fe histórica por sí mismos”.

Las relaciones de hechos milagrosos ocurridos en

combate no es extraña en la historiografía de la Reconquista; en la misma batalla de las Navas se habla además de numerosos prodigios: el paso de la cruz primacial portada por Domingo Pascual a través de los escuadrones sarracenos, a cuya visión éstos caían muertos; la aparición de la cruz en el cielo (en la que posteriormente se basaría la fiesta del triunfo de la cruz); el estandarte que la virgen María envió al rey Alfonso mediante el sacristán de Roca Amador; o el increíble balance de bajas, estimado en 200.000 árabes por 25 cristianos “sin salir gota de sangre de tanto moro muerto”, que todavía a finales del s. XVIII algunos

autores consideraban correcto. Algunas crónicas también mencionan la presencia en la batalla del apóstol Santiago, el rey Fernando el Magno, el Cid campeador, el conde Fernán González y varios ángeles.

Análogamente, a lo largo de toda la guerra, dado su carácter de cruzada

religiosa, también abundan episodios en los que ángeles y santos combaten junto a las huestes cristianas: San Millán asistiendo a Ramiro II en la batalla de Simancas de 939; el ángel que en tiempos del conde García Fernández sustituyó al caballero Fernán Antolínez en la defensa de San Esteban de Gormaz en 974; San Jorge en la conquista de Huesca por Pedro I de Aragón en 1096; San Isidoro apareciéndose en Baeza a Alfonso VII en 1157 o el diligente apóstol Santiago, que desde su aparición a Ramiro I en la batalla de Clavijo de 844 se prodigó otras 25 veces en otras tantas batallas habidas en Europa, África y las Indias. Si entre las filas musulmanas tuvieron lugar hechos similares, es cosa que se desconoce.

Otros pastores también tuvieron una participación destacada en diversos episodios bélicos de la historia de España en situaciones similares: en 711 Mugueit conquistó Córdoba los cristianos guiado por un pastor; en 1177 el ya mencionado Martín Alhaja mostró a las tropas la entrada a la ciudad sitiada de Cuenca; en 1472 otro pastor ayudó en la toma del castillo de Cardela por Rodrigo Ponce de León; en 1477 otro más, de nombre Bartolomé, informó al obispo Alonso de Fonseca de la ruta a seguir para la conquista de Toro, y más recientemente, en 1704 Simón Susarte guio a las tropas españolas en un frustrado ataque a los ingleses durante el asedio a Gibraltar. De Leyendas de España

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Por los gobernantes, países, organismos, perseguidores… -Por las autoridades iraníes: para que garanticen a los cristianos la libertad para profesar su fe, y a la comunidad católica las condiciones esenciales para su existencia. Oremos -Por el pueblo de Irán: para que se abra a una auténtica democracia y para que el progreso técnico que en él se está dando se emplee y sirva para la causa de la paz. Oremos -Por el pueblo de Irak: para que, internamente pacificado y libre de toda fuerza y dominación exterior, pueda avanzar en libertad, paz y prosperidad. Oremos -Por las comunidades cristianas: para que cuenten con pastores celosos que aumenten y mantengan vivo el fuego de la fe. Oremos -Por el gobierno de Orissa, de la india para que garantice la necesaria seguridad a las minorías y extienda la protección a los líderes y dirigentes religiosos, a sus seguidores y a los asrhams (lugares religiosos). Oremos. -Por las autoridades estatales de la India para que tomen necesarias medidas para asistir, de manera adecuada, a los refugiados que tienen miedo de volver a sus aldeas a causa de la persistencia de amenazas por parte de los extremistas hindúes. Oremos. -Por los gobernantes para que no sigan intereses egoístas ni usen la violencia para imponer sus leyes, sino que sepan defender los derechos de sus ciudadanos promoviendo el diálogo, la justicia y la solidaridad. Oremos -Por los gobernantes de las naciones, para que acaben con las situaciones de esclavitud, persecución y violación de los derechos humanos, a favor de la libertad, la justicia y la paz. Oremos. -Por los gobernantes del Sudán, para que alimenten sentimientos de verdad y justicia que les ayuden a desechar sus actitudes anticristianas y a seguir los principios positivos del Corán. Oremos -Por la libertad religiosa en los países donde no existe, para que los que podemos vivir en esta libertad, seamos el grito de aquellos que sufren persecución y los gobiernos reconozcan este derecho a todos los creyentes. Oremos -Por los jefes de Gobiernos, «para que sepan realizar concretamente las esperanzas que están en los corazones de todos los pueblos: la libertad, la justicia, la paz y la solidaridad». Oremos -Oh Madre tierna y misericordiosa, líbranos de todos los sufrimientos, une a los pueblos en la caridad y en la justicia social, y llévanos a todos al eterno reino de la Paz. Oremos

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Por los perseguidos, encarcelados, maltratados… -Por los cristianos de Irán: para que, abiertos al Espíritu, experimenten el don de la fortaleza, y den animoso testimonio del Evangelio. Oremos -Por los cristianos perseguidos de Irak a causa del fanatismo de los seguidores fundamentalistas y radicales del Corán: para que mantengan con valor su fidelidad a Cristo. Oremos -Por los cristian@s de Orissa que sufren persecución y esclavitud por ser de una religión distinta a la de los que ostenta el poder, para que se haga justicia y se respeten los derechos de la persona. Oremos. -Por todos los cristianos de Orissa para que sepan perdonar, olvidar el pasado y se sientan animados para construir una fuerte e integrada sociedad civil. Oremos. -Por las personas perseguidas y que sufren violencia por la defensa de los derechos humanos. Oremos -Por los cristianos perseguidos del Sudán, para que, con la fuerza de Dios, permanezcan fieles en su testimonio, y su sangre derramada sea semilla de nuevos cristianos. Oremos. -Por los sudaneses y sudanesas que sufren persecución y esclavitud por ser de una religión y cultura distintas a la de los que ostentan el poder, para que se haga justicia y se respeten los derechos de la persona. Oremos. -Por los cristianos sudaneses perseguidos a causa de su fe para que encuentren fuerzas en Dios y en nuestra solidaridad para cambiar su situación. Oremos. -Por los que dan a conocer a Cristo en el Sudán, desde el ministerio ordenado, desde la vida religiosa, o por medio del compromiso laical. Oremos -Por los cristianos que no pueden manifestar el nombre de Cristo abiertamente, para que la persecución que están viviendo sea semilla de santidad para la Iglesia. Oremos -Por todas las religiones que sufren odio, incomprensión o venganza por parte de los demás, para que la paz en todos los países sea el fundamento de la convivencia. Oremos -Por las victimas de todos los terrorismos religiosos, para que con su testimonio y su sacrificio, nos ayuden a conseguir la paz y libertad religiosa definitiva. -Por todos los que aún estén padeciendo sufrimientos a causa de su fe cristiana, «para que a través de la oración puedan experimentar la certeza de la comunión de toda la Iglesia, y puedan un día recoger en la alegría lo que a lo largo de muchos años han sembrado en la paciencia y en el amor. Oremos -María de la Tierra, Virgen Inmaculada, amparo de todas tribulaciones: Tú que has conocido las pruebas del exilio, la congoja de los que han perdido su hogar, las dolorosas inquietudes de los refugiados, ¡acude en socorro de todos! Oremos -María ¡Sé la consoladora y la fuerza de los oprimidos! Dales a los persecutores la luz para que vuelvan a descubrir la justicia y para que pongan remedio a sus delitos. Haz que los cristianos entiendan que deben unirse y rezar por los acosados. Oremos.

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Por la comunidad cristiana, iglesia, organizaciones… -Pedimos especialmente por los equipos del SIT-España y por todos los que colaboran con sus oraciones y aportaciones, para que Dios Trinidad nos haga a todos instrumentos de liberación. Roguemos al Señor. -Oramos especialmente por los que están llamados a seguir a Jesús como sacerdotes, pidamos para que ellos tengan la fuerza del Espíritu, anuncien con ardor el Evangelio y lo vivan con entrega total. Oremos -Para que el amor de Dios nos mueva todos a comprometernos con valentía y generosidad por la justicia y la liberación y así cambiemos los sistemas e ideologías egoístas y destructoras de nuestro mundo. Oremos -Para que todos aprendamos que el valor y la dignidad del ser humano está siempre por encima de cualquier otro interés y no nos callemos ante cualquier violación de este valor instituido por Dios Trinidad. Oremos -Por todos nosotros, para que abramos el corazón ante el sufrimiento y dolor de nuestros hermanos perseguidos y nos comprometamos como ciudadanos y cristianos. Oremos. -Por los miembros de la Iglesia que están denunciando esta sangrante situación y mediando en este conflicto, defendiendo los derechos de los demás desfavorecidos, para que la fe y nuestra solidaridad les ayuden a solucionar esta situación. Oremos -Por nosotros, para que denunciemos este tipo de persecución y nos comprometamos a favor de los derechos de las personas. Oremos. -Para que no nos quedemos indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos perseguidos y nos comprometamos como ciudadanos y cristianos. Oremos. -Por todas las personas y organismos que están dando su tiempo y su vida por denunciar la dramática situación humanitaria de Sudán y atender a las miles de víctimas y refugiados. Oremos -Por la Orden Trinitaria, que tiene como carisma fundacional ayudar a los que sufren persecución a causa de su fe en Cristo, para que los perseguidos encuentren en ella el apoyo y estimulo de saber que están presentes en nuestras oraciones y actividades. Oremos

De Laicos Trinitarios

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Edita:

Orden Católica del Templo Maestrazgo Templario Católico Internacional

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