Revista oct nº 0054 edición especial oct dcccxciii

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REVISTA DE HISTORIA MEDIEVAL Y TEMPLARÍA

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+Contenido:

PORTADA

I CONGRESO TEMPLARIO OCT CASTELNOU 2103.

UNA CITA CON CÁRITAS.

ERMITA DE SANTA QUITERIA. SAMPER DE CALANDA.

CRIPTA GÓTICA DE JATIEL.

LA PONENCIA DE JOAQUÍM SALLERAS. (Templarios en la Corona de Aragón).

IMPACTO SOCIO-ECONOMICO DE LA RUTA DEL TAMBOR Y BOMBO.

RUTA DEL TAMBOR Y BOMBO.

REAL MONASTERIO DE NTRA. SRA. DE RUEDA (SÁSTAGO).

RECORTES DE PRENSA

CONTRAPORTADA.

+Editorial:

Federico Leiva i Paredes. Editor y Director.

+Colaboradores:

Joaquín Salleras Clarió (Historiador de Fraga).

Albert Coll Vilá.

Josep Ricard Vento Belda.

Juan A. Portales.

Frey Jesús.

Fredy H. Wompner

+Publicación de artículos:

Email: [email protected]

+Contactos:

www.ocet.org.es

[email protected]

http://templariosdecristo.blogspot.com/

Non Nobis Domine

Non Nobis

Sed Nomine Tuo Da Gloriam

EDITA: OCT (Orden Católica del Templo)

La OCT no se responsabiliza de las opiniones o doctrinas de los autores, ni de la posible violación de autoría y originalidad de los trabajos, colaboraciones o artículos enviados a esta redacción. Los autores serán los únicos responsables de todas las cargas pecuniarias que pudieran derivarse frente a terceros de acciones, reclamaciones o conflictos derivados del incumplimiento de estas obligaciones previstas por la Ley. Reservados todos los derechos de edición, publicación

y difusión.

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¿Reto?, bueno si, quizás era un buen reto, pero ¿Qué reto ha sido obstáculo para un Templario? Aquí estábamos por lo tanto, solo un vetusto y angosto puente de piedra nos separaban de las calles de Castelnou. Nos esperaban, las escasas personas con las que nos encontramos nos saludaban como si nos conocieran de siempre. Desde un principio recibimos el apoyo y la ayuda de algunos de sus ciudadanos, tanto por parte del ayuntamiento y de su alcalde Sr. D. José Miguel Esteruelas, como por parte de trabajadores del ayuntamiento y miembros de la Asociación Cultural La Valera. El congreso se inauguró según lo previsto el día 9 a las

16’00h. con el corte de la cinta a cargo de D. José Miguel Esteruelas, quedando así abierta al público la Exposición “Templarios”, con una pequeña muestra de armas medievales, hábitos y documentos históricos, tanto de la Orden del Temple, como de la Corona de Aragón.

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Detrás de la exposición se habilitó el salón de actos del Pabellón Municipal de Castelnou, para las ponencias que a partir de la mañana del día 10 iban a ir sucediéndose. Dicho sea de paso, agradecer enormemente tanto al ayuntamiento como a la Asociación La Valera por cedernos el pabellón y poner a nuestra disposición todo el equipo de audio y multimedia.

Las primeras ponencias fueron dedicadas a la Orden Católica del Templo, a su presentación en tierras de Teruel a cargo del actual Maestre Hº Federico Leiva i Paredes, quien a su vez y tras ofrecer una presentación en power point de lo que es y a dónde va la OCT, presentó la Encomienda de Castelnou y a su responsable el Hº Ricardo J. Vento i Belda. Quien nos ofreció una visión de lo que es y debe ser la Orden del temple en el siglo que nos ha tocado vivir, una ponencia llena de esperanza para el más desvalido, palabras que no cayeron en frasco roto para nadie de los asistentes. Palabras que expresadas con la fe y el amor con que lo hace el Hº Ricardo Vento, nos hacen creer en que aún existe un mañana para los necesitados, que todos juntos podemos llegar a conseguirlo, sin duda nos contagió con su pasión.

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La segunda ponencia del congreso nos la trajeron los técnicos de Cáritas, que hablaron de la concienciación a la ayuda social, dándonos muchos datos de la alta pobreza que existe en España desgraciadamente. Viendo los rostros de los no muchos asistentes, dada la hora y el día, todos trabajaban pues era día laborable, como digo viendo los rostros se denotaba que las palabras tanto de Goyo Gracia como de su compañera calaban hondo en los presentes, juntos fuimos conociendo datos, cifras y estadísticas que asustarían a cualquiera. Realmente viendo estos números uno no puede más que pensar en la gente que actualmente lo está pasando mal, con muy pocos recursos. Son muchas las personas que trabajamos ayudando a los más necesitados, pero los números nos superan y llegado este punto no queda otra que la involucración de los gobiernos para que esta ayuda llega más y mejor.

Esto es para ponernos a pensar en soluciones. Toda persona tiene derecho a una vida digna. Y los más jóvenes a quienes aún se les presenta un futuro más oscuro, tienen derecho a una buena educación. La educación es primordial para los niños y jóvenes. Es la manera correcta de hacer crecer a un pueblo.

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Una de las visitas obligadas del día fue a la Ermita de Santa Quiteria, en Samper de Calanda, donde nos esperaba dos señoritas muy simpáticas, una, periodista del Diario La Comarca del Bajo Martín, la otra la guía de la visita. Pero empecemos desde el principio si les parece.

Samper de Calanda se localiza en el cauce del río Martín, en el camino que une Híjar y Escatrón. El casco urbano está situado sobre la margen derecha del río.

Desde lejos se aprecia el rotundo volumen de la iglesia

parroquial del Salvador, construcción de siglo XVIII de gran monumentalidad, con tres naves de cinco tramos y un crucero

coronado por una gran cúpula sobre pechinas que destaca al exterior junto con dos torres que flanquean la

fachada.

Una vez en el casco urbano, de entrecruzadas calles de ambiente medieval, se recomienda el paseo por el barrio de los Alamines que ha conseguido mantener la arquitectura propia de la zona. Otros elementos especialmente reseñables de su conjunto urbano son sus hornacinas,

como la de la Virgen del Rosario y sus capillas-arco, como la de San José, en el barrio de los Alamines, y la de Santo Domingo, en la plaza del mismo nombre. El molino harinero no puede dejar de visitarse como uno de los ejemplos de patrimonio etnográfico revalorizados en la zona.

Una indicación marca el camino a las ermitas del Calvario y Santa Quiteria, situadas al este de la población. El Calvario se eleva dominando la unión entre secano y vega. El edificio barroco alberga una exposición permanente dedicada a la Semana Santa del Bajo Aragón.

Muy próxima, en un bello paraje, la ermita de Santa Quiteria, al lado de una fuente milagrosa que protege de la rabia, se erige en gran santuario de la zona, pues allí llegan algunas de las romerías más importantes de la comarca. Junto a la ermita están la casa del ermitaño y la antigua hospedería y a sus pies se encuentra el jardín botánico. El interior del templo se restauró respetando estructuras y pinturas murales de gran valor iconográfico y artístico, constituyendo uno de los encuentros con la cultura, más importantes y desconocidos de la comarca. Entre los arcos del hermoso humilladero de subida a la ermita, la vista del pueblo se encuadra como una postal.

El arqueólogo aficionado encontrará una "mina" en el término municipal de Samper de Calanda, que alberga yacimientos de representativos de la Edad del Bronce, I Edad del Hierro, de la cultura ibera y de la romana.

Además de las fiestas mayores, a primeros de agosto, Samper, uno de los nueve

pueblos de la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón, celebra con el acompasado y atronador ritmo de estos instrumentos la Semana Santa.

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La ermita del Calvario y la ermita de Santa Quiteria, situadas al este de la población.

El Calvario se eleva dominando la unión entre secano y vega. El edificio barroco alberga una exposición permanente dedicada a la Semana Santa del Bajo Aragón.

Este santuario recibe algunas de las romerías más importantes de la comarca del Bajo Martín.

En un bello paraje, la ermita de Santa Quiteria, al lado de una fuente milagrosa que protege de la rabia, se erige en gran santuario de la zona, pues allí llegan algunas de las romerías más importantes de la comarca. Junto a la ermita están la casa del ermitaño y la antigua hospedería y a sus pies se encuentra el jardín botánico. El interior del templo se restauró respetando estructuras y pinturas murales de gran valor iconográfico y artístico, constituyendo uno de los encuentros con la cultura, más importantes y desconocidos de la comarca. Entre los arcos del hermoso humilladero de subida a la ermita, la vista del pueblo se encuadra como una postal.

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Quiteria era hija de un rey o gobernador romano de Lusitania (Portugal) del siglo ¡! dC. Que junto a sus ocho hermanas y desafiando a su padre se convirtieron al cristianismo. Cuenta la leyenda que el padre al enterarse mandó matar a las ocho hijas, a Quiteria le cortó la cabeza y allí mismo donde le fue cortada manó una fuente de agua. Después de que le cortaran la cabeza, Quiteria cogió esta en una mano y comenzó a caminar.

Es una santa muy venerada en Aragón, Cataluña, Murcia o La Mancha.

Santa Quiteria fue encontrada por un pastor hijarano en tierras de Samper. La Santa

fue llevada a Hijar pero a la mañana siguiente estaba en Samper, llevándosela de nuevo los hijaranos creyendo que la habían robado. La encerraron en un arca con cuatro talegas de trigo encima pero al día siguiente la Santa estaba en Samper de nuevo: era imposible que la hubiera robado nadie. Este es el primer milagro de la Santa en Samper, después le siguieron otros muchos de curación de enfermos. Hasta hace poco se podía ver el interior de la ermita lleno de formas del cuerpo humano talladas en diferentes materiales, muestras de agradecimiento a la Santa de las curaciones milagrosas que se le pidieron con fe.

En la roca donde mana el agua milagrosa y la Santa fue se construyó una ermita y después un monasterio de la orden de los agustinos, que ocuparon durante doscientos años.

Santa Quiteria es la patrona de Samper de

Calanda y sus fiestas en su honor se celebran el día 22 de mayo.

Otra fiesta de interés es la romería que los

vecinos de Híjar hacen a la Ermita de Sta. Quiteria. Se conoce como el “Día del Pilón” para los de Híjar y “Día de los hijaranos2 para los de Samper de Calanda. Uno de los actos más simbólicos es cuando el alcalde de Samper entrega el bastón de mando al alcalde de Híjar, lo que significa que en ese día la Ermita de Santa Quiteria pertenece al pueblo de Híjar.

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Más que por la visita a la Cripta de Jatiel, la cual sea dicho de paso, de cripta no tiene nada, como mucho pudo haber sido un depósito o almacén de la Orden del Hospital. Lo que allí nos atraía era otra cosa. Allí nos esperaba una comitiva consistorial encabezada por Jesús Gálvez alcalde de Jatiel quienes nos acompañaron hasta la cripta.

Esta "cripta", en realidad es una estancia subterránea, cuyo vetusto aspecto nos sumerge en plena Edad Media. Y sin duda, ésa es una época histórica rodeada de un aura de misterio, y este caso es prototípico, ya que no se sabe a ciencia cierta quiénes fueron sus constructores, sus propietarios ni para que se excavó.

La hipótesis con más fuerza es que pudo ser una cilla o depósito de la Orden militar

de San Juan de Jerusalén. Pero lo único cierto es que ha llegado hasta nuestros días,

y tras un proceso de limpieza y desescombrado hoy es perfectamente visitable para todos aquellos que se acerquen a Jatiel.

El punto más profundo de la cripta se encuentra a 11

metros bajo la superficie de Jatiel. Consta de un pasillo central abovedado, rematado con tres estancias que se unen por medio de un espacio cubierto por bóveda de crucería. Flanqueando el pasillo hay seis galerías excavadas en los materiales calizos y arcillosos del subsuelo.

Ya en la cripta pudimos contemplar un supuesto Lignum Crucis el cual era el motivo

principal de algunos de los hermanos. Tras una llamada del alcalde Jesús Gálvez se nos cuenta que en el pueblo tienen un Lignum Crucis que lo han mantenido escondido con la desamortización de Mendizábal y posteriormente por la guerra civil. Se nos insta a ser custodios de tamaña reliquia, ya que según el alcalde no quiere que ese objeto propiedad del pueblo vaya a parar a la Iglesia. Y allá que fuimos en busca de la Sagrada Reliquia.

Para empezar nadie fue capaz de verla de lo insignificante que es. ¿Qué pretendía el

alcalde?, en mi humilde opinión y después de saber que pertenece al PSOE, lo tengo clarísimo. Una reliquia que puede atraer turismo al pueblo, no olvidemos que es un pueblo de muy pocos habitantes, ¿Cómo?, muy sencillo, los Templarios están de moda y no están dentro de la Iglesia, sin embargo son parte de ella.

Las negociaciones acabaron tan pronto como empezaron, sin certificación no hay

custodia, la unica que puede certificar tal reliquia es la Santa Iglesia, con la cual dicho sea de paso no nos vamos a enfrentar. Para que la reliquia en cuestión pudiera estar en la cripta debería autorizarlo la Iglesia y al ser un lugar público si se podría custodiar, pero aún así creemos que su sitio es la Iglesia Parroquial de la Inmaculada de Jatiel. Lo siento señor alcalde.

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Templarios en tierras de Aragón

Y como no, no podía faltar a esta cita nuestro queridísimo historiador de fraga D. Joaquim Salleras Clarió, quien una vez más nos ilustró y cautivo con sus palabras. Tenemos el placer de poder ofrecer a todos los lectores de “Templarios de Cristo”, la ponencia que nos brindó con palabras textuales, gracias a que todavía conservaba una copia y nos la hizo llegar. Os dejamos pues con sus palabras. Buenos días:

Son numerosos los autores e historiadores que han tratado el tema general de historia/s de los Templarios a lo largo de los últimos 150 años. Baste recordar a autores como: Pedro Rodríguez de Campomanes (Disertaciones históricas del orden, y Cavallería de los Templarios, 1747), el padre Jaime Villanueva (Viaje literario a las iglesias de España, 1775), Mr. Raunuard y don Santiago López (Historia y Tragedia de los Templarios, y los Templarios, respectivamente, 1813); Joaquín Bastús (Historia de los Templarios, 1834, reeditado en 2012)

O eruditos como Jaume Morera (Tarragona cristiana, 1897), J. Miret i Sans (Les cases dels Templers i Hospitalers a Catalunya, 1910), el marqués d’Albón (Cartulaire General de l’Orde du Temple, 1922).

Mucho más abundantes son los estudiosos de los últimos 25 años: Don Antonio Ubieto Arteta, (“Cofrades aragoneses y navarros de la milicia del Temple”, Aragón en la Edad Media, III,1980), mosén Francisco Castillón Cortada (“Los Templarios de Monzón, siglos XII y XIII», Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, 1981), la historiadora M. Luisa Ledesma Rubio (Templarios y hospitalarios en el Reino de Aragón, 1982), a Guillaume de Beaujeu (Orden del Temple: Caballeros Templarios, Templarios en la Corona de Aragón); José Luis Gordillo Courcières (Castillos Templarios arruinados en el sur de la Corona de Aragón, 1974); el prestigioso boletín Aragón en la Edad Media. V, 1988 (“La colonización del Maestrazgo turolense por los Templarios”, “Templarios en Teruel”); Clemente González (Orden del Temple. Posesiones en la provincia de Castellón, 1990?); Alain Demurger (Auge y caída de los Templarios); Atienza (Los enclaves Templarios, 2003); Piers Paul Read (Los Templarios: monjes y guerreros, 2005); Jesús Mestre (La Orden del Temple, los pobres caballeros de Cristo, 2005); Raymond Khoury (La Orden del Temple, 2006); Joan Fuguet y Carme Plaza (Los Templarios en la península Ibérica, 2006); Jesús Ávila Granados (Templarios en tierras de Aragón, 2009); o el doctor José Luis Corral (Breve historia de la Orden del Temple, 2009);

Después de este breve elenco bibliográfico, no solo queda claro el creciente interés por el tema, sino que mi atrevida participación por recuperar la documentación Templaria, para la parte de Aragón llamada Baix Cinca, comarca situada en pleno enclave limítrofe con Cataluña, plantea numerosos retos. No solo por la dispersión documental, o el escaso tratamiento de este zona por parte de los eruditos y estudiosos citados, sino porque la historia de los templarios en esa parte de Aragón hay que verla a la luz de las estrategias políticas y divisiones administrativas entonces existentes.

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Espero que algunas de las afirmaciones que en forma escueta aportamos no despierten sus recelos y pasiones, sino la conciencia de una realidad distinta que se vivió entre los siglos XII y XIV, en las que fueron protagonistas de excepción los Templarios.

Comencemos...

Según Alain Demurger la fundación de la histórica orden de los caballeros del Templo, correspondió al año 1120, otros autores suscriben la fecha de fundación en 1118. Y concreta mucho más: La Orden quedó vigente “21 años después que fuese coronada con éxito la primera cruzada”, que, como es sabido se desarrolló entre 1095 y 1099.

Sea una fecha u otra, el proyecto nació con el impulso que el papa Gregorio VII (1073-1085) hacia una reforma de la iglesia. Impulso que en Aragón coincide con el monarca Sancho Ramírez (1063-1094). Junto a la reforma de la liturgia, se protegió al monacato, la expansión política del primitivo condado de Aragón, -convertido en Reino con la incorporación del Sobrarbe-, el renacimiento de ciudades como Jaca, Pamplona, o Huesca; la introducción del románico y nuevas fortificaciones que habían de preparar la expansión del primitivo reino de Aragón hacia el valle del Cinca; y el consecuente nacimiento del espíritu de Cruzada traído por las Ordenes Militares nacidas en Jerusalén.

En pocos años, templarios que no quisieron quedarse junto al rey Balduino en Jerusalén llegaban al Roselló, a la Provença, o al condado de Barcelona, donde los caballeros y nobles galos y catalanes acogieron a los Caballeros Templarios facilitándoles donaciones y castillos.

Es el caso que nos recuerda la revista OCT del mes de octubre de este año, al tratar del personaje Hugo de Bagá, señor de la baronía de Pinós, llegado a sus tierras natales en 1128. El manuscrito que le menciona, conservado en la biblioteca Nacional nº 7.377, dice de él de forma expresa que fue el primer Maestre Templario, y recoge de su investigador la posible mutación del nombre de Hugo de Baganis o Paganis en Hugo de Payens (1118-1136). No hay que olvidar que estos territorios, hoy franceses, estaban vinculados a los condes catalanes desde Ramón Berenguer III (1082-1131), conde que precisamente pidió su ingreso a la Orden y se hizo enterrar con sus símbolos. Paralelamente a este dato, es de todos sabido como después de la muerte del citado conde se originaron las fundaciones Templarías del castillo rosellonense de Masdeu (1132) o la fundación de Greaoux-les-Bains en la Provença. En esas -tierras también conocidas posteriormente como Cataluña Norte-, concretamente en Perpiñán, nació Jaime I, el gran impulsor de Corona de Aragón, conquistador de Mallorca y Valencia, biznieto de Ramón Berenguer IV de Barcelona, el creador de la nueva dinastía de reyes para Aragón, dinastía que defiendo como dinastía ARAGÓN. Contra toda hipótesis que niega la paternidad de esa dinastía nueva, en la revista OCT tienen publicado un artículo donde cito documentos Templarios que consideran a este conde como su rey.

Pero no nos precipitemos. La llegada de los Templarios a la Península Ibérica coincidirá con la toma de posesión del castillo de Granyena (Sagarra) en el año 1130, antes de esa citada unión dinástica. En 1132 el conde de Urgell, Armengol VI, hacía donación a los Caballeros Templarios del castillo de Barberá. La penetración de los Caballeros Templarios en tierras de la Iberia no era gratuita. Los nobles aragoneses y catalanes pronto descubrieron que, templarios y sanjuanistas aportaban un nuevo estilo de vida a la Iglesia, fácilmente asequible a los seglares, consistente en una actividad bélica contra el Islam y una reafirmación del espíritu cristiano. Eran pues unos excelentes aliados en el proyecto de reconquista cristiana.

Testamentos de Alfonso I de Aragón

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Reinando en Aragón el monarca Alfonso I el Batallador (1104-1134), decidió testar a favor de las órdenes militares que le estaban ayudando en sus campañas, como por ejemplo, en los asedios de Fraga de 1131 y 1134. Este rey aragonés, con vocación de cruzado, falto de descendencia para sucederle, dictó sendos testamentos (Bayona, 1131 y Sariñena, 1134), por los cuales dejaba en herederos de su reino a los Templarios, a los sanjuanistas y a los canónigos del Santo Sepulcro. Lo hiciera o no como una estrategia política para que le siguieran desde las tierras del sur de Francia, lo cierto es que se produjo el inesperado fallecimiento del monarca en Poleñino (Sariñena, 7 de septiembre de 1134). Las heridas recibidas en la batalla de Fraga, provocaron al cabo de unos días la muerte, planteando una grave crisis sucesoria.

Era un imposible que las tres órdenes militares se pusieran de acuerdo para reinar el extenso territorio denominado reino de Aragón que ya llegaba a Zaragoza y a las puertas de Fraga. Los almorávides recuperaron la mayor parte del territorio aragonés reduciendo el reino Aragón a una triste situación. Además, el testamento del Batallador fue puesto en duda por la nobleza aragonesa y desestimado en las Cortes de Borja. Navarra y Castilla aprovecharon la coyuntura para ocupar tierras de forma poco pacífica.

Ante esta situación crítica, la corona real aragonesa se puso sobre la cabeza del hermano fallecido. Fue nombrado rey el monje de Tomeras, fr. Ramiro, que adoptaría el sobrenombre de Ramiro II el Monje (1134-1137). Buscando perpetuar la corona con su descendencia, contrajo matrimonio con Inés de Poitiers. Del enlace entre doña Inés y el rey monje nació Petronila. Aconsejado por sus nobles esta niña fue unida en matrimonio con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona (1131-1162). Ramiro II volvió a los claustros del convento donde murió veinte años después de dejar su reino en manos del conde catalán. Con este enlace nació la nueva saga de reyes de Aragón, conocida también de “Casal de Barcelona”, con la que adoptará nuevos símbolos reales y la fusión de territorios que habían de conservar sus características propias: monedas, dialectos, medidas, leyes, fueros, instituciones... Y estandartes. La nueva dinastía aragonesa adoptó como símbolo y origen de los nuevos monarcas. Esta dinastía sería llamada más tarde Corona de Aragón, o Corona de los Aragón. Paralelamente, también los Templarios adoptaron definitivamente la vestimenta del manto blanco. Concretamente en el año 1139, gracias a privilegios y bulas del papa Inocencio II (1130-1134), y más concretamente, por la bula Omne datum optimum.

El nuevo princeps et dominator Aragonie, regentó en las cortes de Aragón y la futura Cataluña, o sea, la sumisión a su persona de todos los condados, pero sin el título de rey. Tampoco le hizo falta. Respetando la legislación, los usos y costumbres de Aragón, adoptó ese nombre, el de Aragón, para todos los descendientes de su matrimonio. No solo fue un acto -a nuestro entender- de respeto a la corona de mayor rango, sino también de respeto al territorio que le daba la posibilidad de demostrar su gratitud con la nobleza aragonesa con quien emprendería de inmediato la política expansiva que con tanto acierto desempeñó. Con ayuda permanente de los Templarios hizo retroceder las conquistas almorávides se lanzó de forma imparable a la recuperación de la Litera, Baix Cinca, Ribera de Ebro hasta Tortosa. El Prínceps Aragoniae llegó a un acuerdo con los Templarios, prometiéndoles generosas donaciones si colaboraban en la reconquista catalano-aragonesa. Para cumplir sus propósitos, convocó Cortes en Gerona el día 27 de noviembre de 1143, donde invitó a la nobleza de la nueva Corona, a la Iglesia y a los Templarios, consiguiendo la renuncia de la Orden del Temple al testamento del fallecido Alfonso I. El segundo Maestre, Roberto de Craón (1136-1149), suficientemente inteligente como entender la situación ventajosa que se le planteaba, renunció a la herencia alfonsina, a pesar de que la Iglesia no renunciaría a esa idea hasta 1158. En dichas Cortes estuvieron presentes fr. Everardo de Barrés (que sería tercer Maestre, 1149-1150) y fray Pedro de Rovera o Roera, el maestre de Provenza y de las escasas donaciones todavía en España, además de otros representantes Templarios.

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A partir de esa fecha, las posesiones Templarías en Aragón iban a ser innumerables. De momento, en las citadas Cortes de Girona les prometió de los castillos de Monzón, Mongay, y Chalamera, en tierras del Cinca; y Barberá (en Montblanc), Remolins y Corbins (en el Segre), y de algunas concesiones y privilegios. El conde les concedió el diezmo de los ingresos del reino y la quinta parte del botín tomado a los sarracenos que pertenecía a su corona. También les prometió ayuda en la construcción de sus casas y castillos,

o a consultarles antes de firmar la paz con los infieles.

Con respecto a Barbera, creemos que se trataba de una confirmación, pues disponían del 50% de sus rentas y bienes por la donación del conde de Urgel, catorce años. Apoyan esta afirmación el documento consultado recientemente en el Archivo de la catedral de Lleida, el cual conserva un pergamino de disputa entre el Maestre Provincial del Temple Ramón de Canet (1181-1183) con el noble Pere de Puigverd, hijo de Arnau Pérez, por la posesión del castillo de Barberá. El noble Puigvert alegaba ser el primer posesor por donación de los condes Ramón Berenguer II y el conde de Urgell en 1055. Pero también hemos señalado que Barberá fue entregado a los Templarios en 1132 por el conde de Urgel. (ACL, L_02237-01).

Los Templarios habían tomado ya posesión en tierras del Cinca con anterioridad al año 1146, fecha en que constan como seniores de illo Templo in Montesono. En este mismo año recibían la almunia de Cofita. Todo apunta a que Monzón en el Cinca se convirtió en el centro de operaciones. Durante los primeros años de andadura del centro templario de Monzón consta la firma fr. Rovera, magister Templi in Monço et in Corbins. En 1148, los Templarios participaban en la conquista de Tortosa, donde se les concedió el quinto de todo el botín. De inmediato se proyecto la reconquista y repoblación de Lleida, Fraga y Mequinensa, lugares estratégicos donde confluyen tres ríos: Segre, Cinca, Ebro. Ese pacto hacia Lleida-Fraga, sin fecha concreta, está conservado en el pergamino nº 5 de dicho Conde, catalogado por don Próspero de Bofarull como “Donación a la Milicia del Temple”. En él se lee: “…quam donat milicie Templi Jherossolimitani civitatem Illerdam per ferrum…”. O sea, cuando fuera sometida Lleida. En su asedio se hallaban los templarios en junio de 1149. En el asedio a Lleida reciben la capilla real de San Juan, propia de los canónigos rotenses, a cambio del castillo de Fonz que se les había concedido previamente. Después de la conquista de las riberas del Cinca y del Segre, los Templarios fueron recompensados con la localidad de Novillas (Zaragoza), y los hospitalarios con la localidad de Mallén. Estas exitosas operaciones fueron las previas al imparable avance reconquistador que había de prolongarse por tierras hoy aragonesas de la margen derecha del Ebro. Expansión Templaria por Aragón

El papa Eugenio III confirmaría en 20 de marzo de 1150 las concesiones hechas al temple por Ramón Berenguer IV, según recoge el Marqués de Albón en su documento XXI de su colección Templaria. Los primeros capítulos de la Orden se celebraron en el castillo de Monzón, de arquitectura árabe. Ese mismo año de 1150 reciben la donación del castillo de Miravet, que sería conquistado poco después.

Las donaciones a los Templarios se extendieron rápidamente por el Cinca y por La Litera. En 1154 se les concedía la almunia de Santiago de Chalamera, donde construyeron un castillo subalterno del de Monzón. Desde 1163 el Cinca tenía ya comendador propio en la persona de fr. Ramón de Cubells.

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Esa rica Encomienda del Cinca se propagó por las poblaciones de: Crespán, Cofita, Ariéstolas, Castellón Ceboller (Castejón del Puente), Pomar, Estiche, Santalecina, Sena, Sijena, Ontiñena, Torre Cornelios (Alcolea), Larroya, Castelflorite, Castaillén, Santiago de Chalamera, Ballobar, Ficena, Calavera, Casasnovas, Vallcarca, Ripoll, Alfántega, San Esteban de Litera, Almunia de San Juan, Benahut (Castejón de Moros), Morilla y Monesma. Armentera, Cascallar, Coscollola, Casasnovas... los conventos se hicieron tan numerosos que se agruparon bajo de nuevos comendadores como el de La Litera, y el de la Ribera del Cinca, todos subalternos del comendador monzonero.

Centrándonos especialmente en Aragón, en 1169 los Templarios repoblaban las almunias de Binéfar, Binaced y Pitella. El día 2 de septiembre de 1240 fue fundada la población de Belver de Cinca, uniendo dos poblados de origen ibérico conocidos como Ficena y Orsuyera.

En todos esos lugares se instalaron granjas de explotación agrícola dirigidas al menos por un Templario como administrador: en cada uno de dichos lugares poseían capilla, graneros y colonos.

No quedaron aquí las donaciones Templarías. En una época en que las administraciones políticas, judiciales, comerciales estaban escasamente reguladas, las propiedades Templarías del Bajo Cinca, Litera Baja y del Bajo Segre pasaron al castillo de Gardeny. En ese sentido, localidades que, con el tiempo se estructurarían o se añadirían al actual Aragón, estuvieron bajo las directrices del comendador de Gardeny.

Es el caso de localidades como Ballobar, Fraga, Vallpodrida, Mequinensa, Canals,

Calavera, Almudáfar, Osso, y otras, todas ellas hoy en la autonomía aragonesa. De Gardeny dependieron lugares como: Vencillón, Suchs, San Miguel, Gimenells, Valmanya, Alcarràs, Algorfa, Avinganya, Butjenit, Carratalà, Escarp, Gebut, Massalcoreig, Remolins, Serós, Soses, Torres de Segre y Utxesa.

Según nuestros apuntes, las posesiones Templarías del Cinca, Litera Segre, Ebro, o sea, de Monzón a Tortosa, que inicialmente fueron la frontera con el Islam, las estructuramos de forma personal en siete espacios geográficos de Norte a Sur, omitiendo para agilizar nuestro recorrido los lugares menores:

1- Monzón (o encomienda en Monzón, y lugares anteriormente citados). 2- La Litera (encomienda en Bellver de Cinca, y lugares como: Santa Lecina, Estiche). 3- La Ribera Cinca (con Encomienda en Chalamera, más tarde fusionada a la anterior). 4- La Bajo Cinca, Baja Litera y Bajo Segre (en las Encomiendas de Gardeny, Barberá y

Corbins, respectivamente). 5- El Bajo Ebro (Encomienda en Tortosa, con lugares de: Aldea, Campredó, Aldover, Xerta, Tivenys, Benifallet, Prat del Comte). 6- Terra Alta (Encomienda en Villalba dels Arcs, con lugares de: Nonasp, Pobla de Malasuca, Les Pinyeres, Algars, Caseres, Almudéfer, Batea, Bot, Gandesa, Horta, Pinell, Corbera) 7- La Ribera d’Ebre (con Encomiendas en Ascó y luego Miravet, y lugares de: Berrús, Ribarroja, Vinebre, Garcia, Camposines, Mucoró, Ginestar, Rasquera).

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Además de esas numerosas donaciones que fueron frontera al Islam distribuyéndose a ambas márgenes de los citados ríos, la expansión Templaria gracias a las donaciones reales avanzaron por tierras de Castellón, Valencia o por Teruel; incluso en fechas anteriores a la conquista de Burriana en 1233 o la de Valencia en 1238; (recordemos algunos lugares Templarios con centros en Peñíscola y Xivert: Vinaroz, Orpesa, Benicarló, Russafa, Burriana, Torre Grosa, Lliria, Polpìs, Ares, les Coves, Culla, Salsadella, Sant Mateu, Drassanes de Denia, Corbó, alquería de Montcada, Secà, Binata, Massarrojos, Alcalà, o Almedixer.)

Para acabar, nos habíamos propuesto el objetivo de señalar la presencia Templaria

en Aragón, y no hablar de su disolución como Orden, que oficialmente debe datarse en 1314. Porque una vez segregados de la Provenza, los Templarios constituyeron una amplia provincia que llegaron a denominar: “Templarios de Hispania”, o El Gran Priorato, sinónimo a nuestro entender de todos los territorios pertenecientes a las diversas coronas reales o condales de reyes Aragón, o sea, donación en Aragón, Cataluña y Valencia. Por cierto, debe comprenderse que excuse hablar de la presencia Templaria de Valencia por no ser objeto de esta ponencia.

Solo recordar para cerrar, que disuelta la Orden del Temple de Aragón y Cataluña, en cuya división como Gran Priorato incluía a Mallorca y el Roselló, las Encomiendas de Valencia cambiaron de denominación a para adoptar la de Orden de Montesa. Constituida ésta al agregar las posesiones hospitalarias valencianas.

La obligada remodelación de territorios que llevó a cabo a cabo el receptor de la herencia Templaria, los hospitalarios, u Orden de San Juan de Jerusalén, llevó a estos a mantener el nombre de El Gran Priorato para todas las casas al norte del Ebro, y La Castellanía de Amposta, para el Sur del Ebro, inscribiendo en esta última lugares anteriormente del Gran Priorato como Horta, Villaba dels Arcs, Ascó y Miravet.

Ambas subdivisiones hospitalarias del Gran Priorato y Castellanía de Amposta quedaron integradas desde 1462 en lo que se llamó la Lengua de Aragón, para diferenciarlas de la Lengua de Castilla y de la Lengua de Portugal.

Somos conscientes de que no hemos más que un breve recorrido cronológico de la llegada y presencia Templaria por tierras de Aragón. Espero que les haya ayudado a comprender un poco más la influencia que pudo tener sobre la población y territorios en los que fueron señores. Cierro este recorrido con una reflexión personal que trasmito a los presentes: Si la Orden del Templo de Salomón no hizo diferencias entre Aragón, Valencia y Cataluña, y celebraba Asambleas indistintamente en Monzón, Gardeny, Miravet o Peñíscola, pues servía a un mismo señor en todas ellas, ¿por qué no recuperar ese espíritu para los nuevos Templarios de OCT?

Ha sido un placer dirigirme a Vds. Muchas gracias por su atención. Joaquín Salleras Clarió Castelnou, 11 de octubre de 2013

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La primera cita fue con la economista Dña. Isabel Arnás que nos habló mayormente de su tesis doctoral, que a su vez da título a su libro “Impacto socio-económico de la Ruta del Tambor y Bombo”

La Fundación Cultural Bajo Martín y la Editorial Comuniter presentaron el libro “Impacto Socioeconómico de la Ruta del Tambor y Bombo”, de Isabel Arnas Andreu. Nuevo título de la Colección Infinitos. Se trata de un estudio socio-económico de la Ruta del Tambor desde el punto de vista de la “Economía de la Cultura”.

Y sobre esto es lo que versaba su ponencia, muy interesante por cierto.

El trabajo está enmarcado dentro de los estudios de doctorado de su autoría.

Y es fruto del trabajo de todo un año, basado en el

trabajo de campo y la documentación recogida y producida durante la Semana Santa de 2012.

Isabel nos habló del análisis del discurso, de la observación desde la visión participante: desde su propia vivencia y de la experiencia de campo. Realizando encuestas a residentes en los municipios

de la Ruta del Tambor y Bombo. Entrevistas a agentes políticos, económicos y sociales. De su trabajo en el seguimiento en medios de comunicación.

Sin duda alguna un trabajo exhaustivo realizado con inmenso esmero y con una gran devoción por lo que hace.

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Cuando el hermano Ricardo presentó a Said Royo, concejal de cultura del Ayuntamiento de Híjar y ponente del Congreso Templario, hubo quien dijo, a modo de broma quede dicho, aunque después seguro que pensaría que era el anuncio de una crónica anunciada y por supuesto mucho más que el titulo de un film. “Y con el llegó el escándalo”, en realidad en la película era ELLA y no EL. En fin a lo que íbamos, de repente el sonido inconfundible de la voz en of del NO-DO, se escuchó como un relato atronador y como ya había advertido Said Royo, en ocasiones un tanto tenebroso. Aquellos que hayan tenido la gran suerte de ver los NO-DO antes de empezar las películas en las salas de cine de toda España, conocerán el timbre de voz del narrador. De la mano de Said Royo fuimos conociendo varios aspectos de la Ruta del tambor y Bombo y de la Semana Santa turolense. No dió a conocer algunos de los nombres con los que llaman a los ritmos del tambor, incluso algunos nos atrevimos a hacerlos sonar. Vamos ahora con un poco de historia y conocimiento de la Ruta del Tambor y Bombo del Bajo Aragón.

Intensa, sonora, religiosa y

pagana al mismo tiempo, la forma de celebrar la Semana Santa en el Bajo Aragón, al ritmo impuesto por el tambor y el bombo, es mucho más que una tradición histórica o que una herencia cultural. Es una manera de entender y de sentir, un lazo de unión entre nueve pueblos que atesoran un importante cúmulo de atractivos. Por su riqueza monumental y natural, los nueve pueblos de la Ruta, constituyen una

interesante alternativa turística.

Los sonidos de los pueblos que integran la Ruta del Tambor y el Bombo son la voz de una comarca llena de valores y riquezas que unidas y coordinadas pueden alcanzar resonancias insospechadas lejos de nuestras tierras. Esta es la idea original que dio pie a la fundación de esta asociación, y Mariano Laborda su precursor.

Los tambores de Calanda comenzaron a conocerse gracias a la labor de su gran cineasta y escritor Luis Buñuel, y la Semana Santa de Híjar había sido nombrada de Interés turístico. Sin embargo, los tambores y bombos era un fenómeno sociocultural de carácter simbólico en varios municipios de este territorio.

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El 5 de Septiembre de 1.970 se reúne en Alcañiz la primera junta coordinadora con la participación de Andorra, Híjar, Calanda y la ciudad anfitriona, bajo la presencia del Delegado Provincial de Información y Turismo. En esa reunión se establecería el deseo común de “aunar cuantos esfuerzos vienen realizando las cuatro localidades mencionadas para divulgar y dar realce a sus tradicionales manifestaciones religiosas de la Pasión y organizar la ruta de los tambores, confeccionando un horario que permita a los visitantes compatibilizar los actos de

mayor solemnidad de estas poblaciones, acordándose hacer extensivos estos proyectos a las localidades vecinas que también cuentan con destacadas manifestaciones de esta clase “. El 14 de Septiembre de 1970 la autoridad competente de Teruel aprobaba los estatutos de la entonces denominada “SEMANA SANTA EN EL BAJO ARAGON, RUTA DE TAMBOR Y BOMBO“.

La primera tarea consistió en la edición de un tríptico divulgativo y de un cartel que se distribuyeron en la cuaresma de 1971. En 1973 se confeccionan los grandes murales de cerámica artística con una estampa representativa de cada pueblo que todavía pueden verse en algunos municipios.

Desde su constitución se admitía la posibilidad de que otras localidades de la zona se integrasen en la Ruta, y así se fueron integrando sucesivamente Samper de Calanda, La Puebla de Híjar, Urrea de Gaén, Alcorisa y Albalate del Arzobispo sumando nueve pueblos que componen la actual “RUTA DEL TAMBOR Y BOMBO DEL BAJO ARAGON“, denominación acordada según los nuevos estatutos aprobados en Urrea el día 4 de octubre de 1986. Además la Junta Directiva, compuesta por dos representantes ligados a la Semana Santa de cada localidad, se crea una Junta Económica de la que forman parte los alcaldes de los nueve ayuntamientos.

La Ruta ha desarrollado un buen número de acciones para la difusión de la singular tradición cultural de Semana Santa bajo-aragonesa en tomo al tambor y bombo. Ya en 1976 en la sala de exposiciones del Palacio Provincial de Zaragoza se presenta una primera “Muestra de Fotografía, Semana Santa del Bajo Aragón. Ruta Tambor y Bombo”, y se inician las Jornadas de Convivencia en las que anualmente, de forma rotativa en cada pueblo participan cuadrillas representativas de cada uno de ellos, dando comienzo cada Semana Santa con el Pregón de al una personalidad. Presentaciones en distintas ciudades España. Y como colofón, la invitación a los dos gran acontecimientos de 1992: Exposición Universal de Sevilla y Juegos Olímpicos de Barcelona, en indudable reconocimiento hacia esta manifestación cultural de nuestros pueblos y gentes. Manifestación que ha contado recientemente con el apoyo de S.A.R. El Príncipe de Asturias, en audiencia en el Palacio de la Zarzuela el 7 de Febrero 1997, al objeto de recibir el “Tambor Noble” que cada año otorga la Ruta.

Los sonidos de la Ruta del Tambor y Bombo son la voz de una comarca llena de valores y riquezas, las señas identidad de un territorio. Su Semana Santa estremece y cautiva a cuantos la sienten como algo propio y cuantos visitantes la contemplan. Sus gentes se afanan en la organización de los actos, dándoles una dimensión comunitaria de cooperación entre los pueblos, y en el desarrollo y promoción de esta multitudinaria celebración popular. Meterse dentro de esta celebración, coger un tambor sumarse a cualquier cuadrilla, es la mejor forma de entenderlo. También queda el placer de contemplar desde fuera un rito único y unos sonidos tan penetrantes como inolvidables.

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Los tambores y bombos de la Tierra Baja turolense imprimen un acervo cultural no sólo a la comarca, sino al resto de la región, pues la Comunidad Autónoma de Aragón tiene en la Semana Santa bajo-aragonesa un referente de su mejor oferta cultural y turística, por el que esta zona es conocida y del que todos los aragoneses deben estar orgullosos.

La Ruta del Tambor, y del Bombo está compuesta por nueve pueblos (Albalate del Arzobispo, Alcañiz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén) unidos en una misma idea y con idéntico objetivo: fomentar, cuidar y respetar una tradición milenaria y una manera muy propia de celebrar la Semana Santa. Declarada fiesta de Interés Turístico Nacional, celebra este año el 35 aniversario de su fundación.

Se trata de una de las manifestaciones más vibrantes de nuestro país, cuyos orígenes probablemente se remontan a alguna ceremonia ancestral, aunque históricamente se sitúan en la Edad Media, cuando los caballeros de las Órdenes Militares trajeron a estas tierras los dos instrumentos de percusión que utilizan, el tambor y el bombo.

En cada pueblo miles de cofrades (niños, jóvenes y adultos) empiezan a tocar el tambor y el bombo a una hora determinada, siempre entre el Jueves Santo y el Viernes Santo. Este "arranque" se conoce como la rompida de la hora y es uno de los momentos más memorables y reconocibles de la Semana Santa del Bajo Aragón. En cada municipio estremecen el silencio con su propio toque particular y con un color distinto en las túnicas. Tras la rompida los cofrades se van turnando porque el estruendo acompasado de tambores y bombos se prolonga día y noche hasta la tarde del Sábado Santo.

Destacamos el acto de "Rompida de la

hora" de todas las poblaciones de la Ruta y algunos de los momentos más representativos de la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón. La programación completa de actos se puede consultar en nuestro especial Semana Santa en Aragón.

ALBALATE DEL ARZOBISPO. Rompen la hora en la medianoche del

Jueves Santo y en la mañana de Viernes Santo llevan a cabo uno de los Vía Crucis más bellos de Aragón. Es muy popular su cofradía de los Alabarderos, que con gran vistosidad marcan el paso solemne en las procesiones.

ALCAÑÍZ. En esta ciudad no hay "rompida" como tal,

pero el visitante no debe perderse sus procesiones, muy especialmente la de "El Pregón", Viernes Santo a las 13 horas; la de "El Sellado del Sepulcro", el Sábado Santo a las 16 horas; y la de "Las Palometas", el Domingo de Resurrección a las 13 horas.

ALCORISA. Aquí rompen la hora en la madrugada del Jueves Santo. Uno de sus actos más destacados es "El Drama de la Cruz", escenificación de la Pasión del Señor en la que participan más de 500 personas que tiene lugar el Viernes Santo a las 17 horas. La representación se lleva a cabo en el Monte Calvario, uno de los calvarios más bellos de España.

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ANDORRA. También rompen la hora en la medianoche del Jueves Santo. Uno de los actos más especiales de la Semana Santa andorrana es el "Cristo de los Tambores", en la madrugada del Viernes Santo, procesión que al son de tambores y bombos se lleva a cabo hasta la ermita de San Macario para buscar el Cristo.

CALANDA. La cuna del cineasta Luis Buñuel rompe la hora a las 12 del

mediodía de Viernes Santo. Teñida de morado, la abarrotada plaza de la iglesia de Calanda y su bombo gigante constituyen la imagen más difundida y conocida de la Ruta del Tambor del Bajo Aragón.

HÍJAR. Rompen la hora a las doce de la noche del Jueves Santo con un acto muy solemne y un espectáculo que sobrecoge a cuantos lo contemplan. Híjar acoge este año las Jornadas de Exaltación de la Ruta el día 1 de abril.

LA PUEBLA DE HÍJAR. Rompen la hora en la medianoche del Jueves Santo. Una de las maneras más

pintorescas de acudir a este acto es el "Tren Tambor" que sale desde Zaragoza.

SAMPER DE CALANDA. El Romper de la Hora tiene lugar en la medianoche del Jueves Santo al son de

tambores y matracas. Samper conserva uno de los pasos más extraordinarios del Bajo Aragón, el "Cristo de la Cama", una escultura articulada que guarda una bonita historia, la del pueblo que con la madera de un viejo ciprés derribado por el viento contribuyó a la realización de su Cristo.

URREA DE GAEN. El Romper la Hora tiene lugar en la

medianoche del Jueves Santo. Urrea ofrece al visitante todas las emociones que el toque del tambor y el bombo significan en esta Ruta pero con un carácter más íntimo y menos multitudinario que en el resto de poblaciones.

LA RUTA, PUEBLO A PUEBLO

Los nueve pueblos repartidos en tres comarcas -Bajo Aragón, Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín- de la Ruta del Tambor y el Bombo tienen otros atractivos que ofrecer al visitante que su sonora Semana Santa. Conforman un variado catálogo de propuestas para el turista con inquietudes que busca más que sol y playa en sus viajes.

Albalate del Arzobispo es una bonita villa de origen musulmán, declarada Conjunto Histórico — Artístico en 1983. En sus empinadas calles destaca su castillo-palacio, joya del gótico aragonés que en época medieval fue residencia señorial. La iglesia de la Asunción del siglo XVI, gótico-renacentista, y su esbelta torre mudéjar, el santuario barroco de Nuestra Señora de Arcos, y la ermita de San José del siglo XVIII son también edificios a tener en cuenta.

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Alcañiz, capital del Bajo Aragón, atesora restos artísticos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. Su corazón neurálgico, la plaza de España, bien merece una visita para contemplar su esbelta lonja gótica, junto al ayuntamiento renacentista y la ex–colegiata de tipo barroco de Santa María la Mayor con su imponente torre gótica. Encaramado sobre un cerro se encuentra otro de los emblemas de la ciudad, el castillo que fue de la Orden de los Calatravos, hoy en día es Parador de Turismo y Monumento Nacional, su torre del Homenaje con algunas pinturas

francogóticas. El casco antiguo conserva subterráneos, bodega y nevera medieval a las que se puede acceder desde la oficina de turismo. No hay que pasar por alto la plaza de los Almudines ni la Fuente de los 72 caños.

Alcorisa se puede contemplar en su conjunto desde la Peña de San Juan que ofrece una bella panorámica. La iglesia parroquial y la de San Sebastián, junto con la desaparecida iglesia de la Magdalena, acatan el perímetro de la antigua muralla. Sus estrechas calles de casas de impronta mudéjar, viejas hornacinas o capillas, y ermitas urbanas se dibujan pintorescos rincones. La plaza porticada es otro escenario privilegiado con la Casa Consistorial, la Casa de los Daudén, con el escudo más antiguo de la población, y en la calle Mayor la casa-palacio del Barón de la Linde.

En Andorra hay que destacar la iglesia parroquial y la fachada del antiguo Horno de Pan-Cocer, localizado en los alrededores del templo. En la Plaza de la Iglesia se encuentran las arcadas de la antigua Lonja, la Casona de los Alcaine, con una espectacular galería aragonesa de catorce arcos, y la Ermita del Pilar, uno de los edificios más antiguos de la comarca. Por supuesto, uno no puede visitar Andorra sin detenerse en el Parque de San Macario para contemplar las bellas panorámicas de la villa que ofrecen sus miradores y visitar el poblado íbero de El Cabo.

La ruta de las ermitas de Calanda es otra propuesta, compuesta por la capilla de San Roque, en el arco que lleva su nombre, la ermita de Santa Bárbara y San Marcos, la del Humilladero, la de la Virgen del Campo, la de Santa Águeda, y la de San Blas con un magnífico mirador a la población y a la huerta calandina. El Ayuntamiento, de estilo aragonés renacentista con unos frescos de estilo rococó; la Casa de Cultura, ex-convento de Capuchinos de estilo barroco; la Casa Allanegui, de galería de tipo aragonés; y el Palacio Fortón Cascajares, de estilo neoclásico, que acoge el Centro Buñuel Calanda, también sobresalen. Las iglesias barrocas de Nuestra Señora del Pilar y de Nuestra Señora de la Esperanza, barroca de ladrillo y cantería, son otras edificaciones a destacar junto con Los Arcos, acueducto árabe y el Puente Nuevo.

Híjar es un paseo por la historia con sus barrios judío, morisco y el de los cristianos. El primero se conserva en un arrabal que se cierra sobre la plaza de San Antón, donde se sitúa la sinagoga convertida en ermita de San Antón. En el segundo, extendido sobre un pequeño valle, con la mezquita, después iglesia de la Magdalena, se encuentra la Casa del Justicia, en la plaza de San Blas. En el barrio cristiano, la iglesia parroquial de Santa María la Mayor es una de las obras maestras del mudéjar en la provincia. La capilla abierta de la Virgen de Arcos, el antiguo convento de Franciscanos en la ribera del río o las ermitas del Carmen, la del Calvario o la de Santa Bárbara configuran interesantes rutas.

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En La Puebla de Híjar, la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, edificio

renacentista del siglo XVIII; las ermitas de la Virgen de los Dolores (siglo XVII) y del Santo Sepulcro (del XVII) son algunos de sus manifestaciones arquitectónicas más relevantes mientras que en Samper de Calanda llama poderosamente la atención la iglesia parroquial del Salvador, colosal templo que se levantó en el siglo XVIII. En el casco histórico numerosos edificios muestran el arte renacentista aragonés y arcos típicos y, de camino a la estación, las ermitas del Calvario y la de Santa Quiteria son visitas a tener en cuenta.

Samper de Calanda se ubica en la margen derecha del río Martín, con varios edificios que muestran el arte renacentista aragonés y arcos típicos. Todo ello custodiado por la enorme iglesia parroquial del Salvador, con tres naves de cinco tramos y un crucero coronado por una gran cúpula sobre pechinas que destaca al exterior junto con dos torres que flanquean la fachada. El templo se levantó en el siglo XVIII bajo la tutela de fray Beriquet Fernández. De camino a la cercana estación de ferrocarril, se encuentra el Calvario y la ermita dedicada a Santa Quiteria, que alberga una exposición permanente dedicada a la Semana Santa.

Urrea de Gaén tiene el trazado típico de un casco urbano morisco-medieval y la distribución de los espacios urbanos musulmanes. Sus calles principales, comunicando con pequeñas vías, callejones y pasadizos sin salida, todavía conservan los nombres de aquella época. La iglesia de San Pedro Mártir, las ermitas de Santa Bárbara y del Calvario, y los arcos de San Roque y de Nuestra Señora de los Arcos son sus monumentos más significativos.

Y hasta aquí nuestro repaso por la famosa Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo

Aragón, les aconsejamos no dejen de visitarlas si tienen ocasión.

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Con motivo de la festividad de Ntra. Sra. del Pilar, patrona de Aragón y de España, y en homenaje a los caídos en el proceso Templario en su 706 aniversario, se ofreció una misa de campaña, en latín y cantada, en la Plaza de la Villa. A la que acudieron todos los hermanos que hasta Castelnou habían llegado, autoridades, prensa y feligreses en general. La ceremonia estuvo a cargo del Rev. D. Luís Manuel Fernández-Asín, quien hacía pocos días había llegado de Tierra Santa de una peregrinación y que el día anterior nos había deleitado con una ponencia sobre el mismo tema. Acompañándole en la ceremonia, el Padre Luís, también recién aterrizado en España desde Colombia, junto a dos monaguillos de la parroquia y el Diacono de Olot y Prior General de la O.C.T. Hº D. Albert Coll i Vilá.

El acto estuvo cargado de emotividad, y la Pilarica nos dio un día espléndido, apropiado para el evento. Al finalizar la misa una señora se nos acercó y con lagrimas en los ojos dijo: “Muchas gracias por traernos esta misa, hacía muchos años no la escuchaba así y como ya no tenemos iglesia esto ha sido una bendición antes de morir”.

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Posteriormente se procedió al lanzamiento de 21 Salvas de Honor por todos los hermanos Templarios caídos, en el 706 aniversario de la caída de la Orden del Temple. Tras lo cual se procedió a la izada de un Bausán Templario en la entrada de Castelnou, bajo el cual se colocó una corona de laurel como homenaje.

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Para relajar un poco las emociones tocaba visita guiada al Real Monasterio de Nuestra Señora de Rueda en Sástago.

Ya el día de antes el vicepresidente de la Asociación de Amigos del Real Monasterio de Rueda, D. Bautista Antorán Zabay, nos ofreció una ponencia sobre el patrimonio de Rueda.

La visita al monasterio fue sin duda lo que

más agradó a todos, el lugar tiene vida propia, se percibe en sus muros, en sus suelos y techos, es como entrar en otra dimensión. Pero mejor os dejamos con un experto en la materia.

El magnífico movimiento espiritual y cultural que supuso la difusión por toda la

cristiandad de la regla de san Benito vehiculada gracias a los monjes benedictinos procedentes de Cluny ("los monjes negros") tuvo tanto éxito que acabó por ser un poder feudal sumamente importante y distanciado de su primitiva esencia.

Desde dentro de sus filas algunos monjes así lo percibieron y se empeñaron en volver a la austera observación de la regla. San Roberto de Molesmes en 1075 dio los primeros pasos en este sentido; pero su carisma proporcionó un notable éxito a su monasterio, con lo cual volvió a desvirtuarse su idea de ascetismo. En 1098 (21 de marzo de 1098) lo vuelve a intentar y funda un"novum monasterium" en un lugar apartado al sur de Dijon, distante del mismo una veintena de kilómetros.

El lugar "de horror y completa soledad" se denominaba "Cistertium" (Cister en castellano y Cîteaux en francés) por situarse "a este lado del tercer miliario romano" (cis tertium lapidem milliarium) entre Langres y Chalon-Sur-Saône. A instancias del legado papal hubo de volver a Molesmes abandonando el "nuevo monasterio" dejando como abad a su prior, Alberico quien consolidaría el espíritu del Cister.

Por motivos de salubridad, Alberico decidió trasladar el monasterio a un kilómetro más al norte del primitivo enclave, edificando la primera iglesia en piedra del Cister dedicada a la Santísima Virgen María y consagrada en 16 de noviembre de 1106. Bajo el mandato de Alberico los monjes adoptaron su distintivo hábito blanco ("crudo") sobre el que se ceñían el escapulario negro. De ahí el nombre de "monjes blancos" en contraposición a los cluniacenses.

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A su muerte le sucede Esteban Harding, monje inglés dotado de genio creador que propició el verdadero impulso del Cister comenzando la creación de casas hijas fundadas por un abad y doce monjes (La Ferté, 1113)

En ese año de 1113 llega a Cîteaux un novicio llamado Bernardo (1091-1153) que más adelante junto a doce monjes fundaría Claraval en 1115. Pontigny, Morimond, Preuilli, La Cor-Dieu, Bouras, Cadouin, Fontenay fueron otras fundaciones surgidas entre 1114 y 1119. El empuje de Bernardo de Claraval haría imparable a la orden del Cister.

En la Península Ibérica sus primeros enclaves fueron Fitero en Navarra y Moreruela en Zamora, disputándose ambos aún la primacía por márgenes de dos o tres años 1140/1143. En Aragón, Veruela fue el primero en 1146, por filiación de Morimond a través de Scala Dei. Más tarde, Piedra (1218), procedentes de Peralejos (1164) y Rueda.

Rueda se fundó por monjes procedentes de la abadía de Gimont que en 1152 se establecieron a orillas del Gállego poco al norte de Zaragoza (Nª Sª del Salz) para más tarde trasladarse a Nª Sª de la Juncería en término de Villanueva de Gállego (1167). En 1182, Alfonso II, primer rey de la Corona de Aragón cede Escatrón (villa y castillo) a los monjes que en 1202 fundan el monasterio en su actual ubicación. La edificación de su fábrica medieval dura hasta el siglo XV, justificando ello la variedad de estilos que rematan en altura con un decidido mudéjar. (Datos extractados de la "Historia de los Cistercienses"

La desamortización de Mendizábal de 1836 marcó el inicio de su decadencia y ruina, llegando al lamentable estado que puede adivinarse a través de la imagen procedente del archivo Tricas Comps a través de la publicación del arquitecto restaurador D. Javier Ibargüren ("Real Monasterio de Nª Sª de Rueda": Gobierno de Aragón 2003). En la misma se advierte el estado de ruina de las bóvedas, en especial de la nave central de la que restan en pie las nervaduras, habiendo caído prácticamente por completo toda la plementería de ladrillo.

El decidido esfuerzo del Gobierno de Aragón por recuperarlo nos ha devuelto un pedazo de nuestra historia medieval de indudable trascendencia. Bien merece la pena dedicarle una jornada, pasear por su claustro, disfrutar de su espacioso templo, caminar hasta el río donde la noria que lo abasteció de agua está de nuevo en su sitio.

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El nombre del monasterio ("Rueda") hace alusión a la gran rueda hidráulica que eleva agua al monasterio desde el río Ebro. Un azud la encamina hacia la noria y el agua discurre por lo alto de un acueducto alzado sobre una sucesión de bellos arcos apuntados.

La estructura formal del monasterio sigue los cánones edificativos del Cister. El claustro adosado al lado sur del templo, es el espacio que articula todos sus elementos.

Prolongando el sitio del teórico

transepto (Rueda no cuenta con él) las dependencias situadas tras el ala este del claustro: armarium, sala capitular, escalera al dormitorio, locutorio, paso al huerto y sala de los monjes. Al lado sur del claustro, oponiéndose al templo y alejándose del mismo, la zona donde el fuego que se hace en cocina y calefactorio hace prudente distanciarlo del mismo. Allí encontraremos también el refectorio y el lavatorio, paso obligado para acceder a comer. La cilla en este monasterio está algo alejada del claustro.

Rebasada la portada exterior sobre la que hayamos símbolos bernardos, se accede a un amplio patio interior o plaza de San Pedro flanqueado por la antigua hospedería a nuestra izquierda y el edificio corredor a la derecha, que le aporta aspecto de gran claustro.

El hastial de poniente del templo con su portada gótica y las estructuras

correspondientes al ala oeste del claustro, componen los elementos que ante nosotros se alzan al otro lado de la plaza.

La cabecera del templo es sobria como corresponde a este estilo. Cabecera plana con sus tres ábsides, de mayores proporciones y dotado de tres vanos alargados el central y de menores proporciones los laterales. Sobre el del lado sur se alza la torre mudéjar del monasterio, indecorosamente alta para la mentalidad del Cister; pero que se justifica por su tardía fábrica.

Por delante de la cabecera otro amplio espacio cerrado al sur por las ruinas de los dormitorios barrocos en las que todavía campea el escude del abad de Rueda.

A través de una bella portada situada al abrigo del edificio corredor y en la unión de las alas occidental y meridional del claustro, accederemos al mismo.

La portada se compone de tres arquivoltas de medio punto ligeramente apuntadas, decoradas con baquetones y escocías las interiores y mucho más elaborada la exterior, que luce una decoración de arquillos con delicada labra al modo lemosino ya visto en sitios como la Seo Vieja de Lérida, San Miguel de Foces, la ermita de Salas en Huesca o en la catedral de Valencia. Por fuera, el guardapolvo se decora con una cenefa de puntas de diamante. Dos parejas de columnas con sus capiteles decorados a base de motivos geométricos y sus respectivas basas vienen a completar la decoración.

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A pesar de la separación cronológica en el tiempo de algunos de los elementos de este monasterio sus constructores tuvieron el buen tino de dotarlo de una unidad estilística, de modo que este programa visto en la portada de acceso al claustro a base de motivos vegetales en capiteles y decoración lemosina en las arquivoltas va a ser el "leit motiv" que se vaya repitiendo por doquier, componiendo un todo agradable y sereno.

Una vez hemos rebasado el acceso exterior desde el ángulo sudoeste del claustro nos encontramos sumergidos en el espíritu del cister. Cuando uno ha visitado templos de esta orden, da la sensación de que ya sabe dónde debe de estar cada cosa. La distribución de sus elementos estructurales en derredor del claustro, verdadero organizador del

monasterio, es muy constante.

El ala sur aparece ante nosotros con su acceso al refectorio centrado y situado tras la estructura del lavatorio. El ala oriental o del capítulo es sin duda la más importante. Cuando hay transepto, ella lo prolonga y da soporte a armarium, sala capitular, escalera a los dormitorios, locutorio, salida a los huertos y sala de los monjes. Las alas norte y oeste, son más "neutras". Albergan arcosolios donde se enterraron personajes de realce, o accesos al templo. Cada una de las alas del claustro está compuesta por seis

tramos de apariencia bastante uniforme a pesar de la diferente cronología de su edificación.

Uno de los grandes méritos de los constructores del monasterio es el haber sabido dotarlo de una continuidad estilística a pesar de lo prolongado en el tiempo en lo tocante a su ejecución. En el claustro, la primer ala edificada fue la del capítulo, realizada hacia 1247. La opuesta, la de la colación, asimismo importante se inicia hacia 1276. Para las otras dos se estiman fechas próximas a 1350.

Desde el dormitorio de los monjes, situado sobre el ala del capítulo del claustro se puede acceder a una terraza perimetral que permite caminar sobre las cuatro crujías del mismo.

La perspectiva del claustro desde ese circuito es diferente a la que hemos visto

desde el nivel del suelo.

Lo cuidado de la restauración llevada a cabo en el monasterio, se deja también sentir en su claustro. Sobria elegancia en clave ya gótica. Césped, los volúmenes del remozado templo y sobre todo ello elevándose en contra de la humildad promulgada por la regla, la torre mudéjar como referente monástico, bien visible desde todo el entorno.

La decoración de los capiteles del claustro es de estilo cisterciense cuando no decididamente gótico. Entrelazos, vegetales, seres monstruosos y alguna escena de difícil interpretación además de escudos abaciales componen su decoración.

Los rosetones que decoran los cruces de las nervaduras de cada uno de los tramos del claustro muestran variados motivos de los que destaco un crismón trinitario pleno de motivos vegetales, como muchos de ellos. Geométricos, escudos abaciales, heráldicos, un Agnus Dei, motivos siderales e incluso una Dextera Domini bendiciendo a los monjes que acceden al refectorio con la leyenda "PROFICIAT VOBIS" ("Que os aproveche")

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La sala capitular abre, como es la regla, a la panda oriental del claustro o ala del capítulo. Su estructura es la habitual: Vano de acceso flanqueado por sendos vanos geminados sobre un antepecho y todos ellos enmarcados por arcos apuntados plenos de la misma decoración "puntillista" que podemos apreciar por todo el monasterio, independientemente de su momento edificativo.

La planta de la sala del capítulo es cuadrada. La estructura se articula alrededor de dos pilastras exentas que proporcionan apeos a fajones y formeros apuntados. Hay seis espacios cuadrangulares que cubren por medio de bóvedas de nervadura. La fachada oriental posee tres vanos decorados con dos pares de columnillas y sus arquivoltas siguiendo el estilo ya visto.

Bajo el pavimento de esta sala hallamos la

existencia de las sepulturas de algunos de sus abades. Rodeando este espacio hay una bancada perimetral en piedra para que los monjes tomen asiento durante las sesiones de control y gobierno del monasterio.

Más al sur de la sala capitular, encontramos la recuperada escala de acceso a los dormitorios de los monjes bajo la cual está el calabozo; y más allá,

el locutorio, la salida a los huertos y la sala de los monjes.

En el lado opuesto al ala del capítulo hallamos el ala de la colación. La estructura más importante de la misma es el refectorio, precedido por el lavatorio. Los monjes acuden allí, realizan sus abluciones y acceden al espacio donde realizar sus comidas comunitarias mientras el lector desde el púlpito desgrana lecturas religiosas.

La portada de acceso al refectorio sigue el mismo estilo de todo el conjunto del monasterio: puntas de diamante, arquillos, baquetones, decoración de estilo vegetal... todo en clave cisterciense. El interior es de magnífica hechura. Recuerda mucho al refectorio de Santa María de Huerta en Soria, con la salvedad de que en este caso las bóvedas son las originales. También es original el rosetón que abre a oriente y del que se tomó modelo para rehacer el desaparecido del hastial de poniente del templo.

El acceso intramuros al púlpito del lector, está jalonado por columnillas con sus basas y capiteles y cuartos de arco.

En la clave de la bóveda a la entrada del refectorio el medallón muestra una Dextera Domini bendiciendo a los monjes que acceden al refectorio con la leyenda "PROFICIAT VOBIS" ("Que os aproveche").

El templo llama la atención desde el primer momento en que se accede al mismo por la espaciosidad y amplitud del mismo. Puede ser debido tanto a la altura de los arcos apuntados formeros que separan nave central de las laterales, como por la amplitud de los mismos.

Su espacio interior se distribuye en tres naves; de mayor altura y amplitud la central. Las bóvedas son de crucería, decoradas en sus claves con rosetones. La plementería es de ladrillo y hubo de rehacerse en la restauración dado que su desplome fue casi total.

Todo ello se articula por medio de cuatro parejas de pilares de sección cuadrada con semicolumnas adosadas en sus caras libres que definen cinco tramos. La adición de la capilla lateral en el lado norte le aporta al templo una vaga sensación de existencia de transepto en planta.

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El planteamiento del templo es tardo-románico en su esencia y a medida que se asciende en su obra, se va alejando de ese estilo, hasta acabar, en altura, con un sesgo hacia lo mudéjar. Obra en ladrillo, vanos con celosía, alguno extrañamente triangular. Y el gran óculo que corona en altura el hastial de poniente, restaurado tomando como modelo el original que se conservó en el refectorio.

Las bóvedas del templo lucen nervaduras que portan en sus cruces rosetones decorados con escudos heráldicos, motivos geométricos, alguna estampa de la lucha del bien y el mal... Bajo estas líneas los muestro.

Muchos de los sillares del templo muestran marcas de cantería: destaco solo una muestra de alguna de ellas. Son de gran belleza, por y tamaño y hechura las que adornan algunas de las dovelas de los vanos del dormitorio de los monjes, en forma de una alargada espada medieval que va de lado a lado de la pieza. En la cabecera del templo abunda una que representa unas tijeras.

Hay un magnífico estudio de Jiménez Zarzo, Rubio Samper, Martínez Buenaga y Martínez Prades en el Cuaderno de estudios Caspolinos Nº 12 de 1986; págs.: 159-180, en el que recogen 3000 signos lapidarios con más de 373 variantes y su distribución en las diversas estructuras del templo. LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO A. García Omedes

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Edita: Orden Católica Española del Temple

Maestrazgo Templario Católico Internacional www.ocet.org.es