Revista MISIONEROS DE YARUMAL 225

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MISIONEROS DE YARUMAL N° 225 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL N° 225 Septiembre 2013 REVISTA Esta publicación es producida y editada por Misioneros Javerianos de Yarumal. Todos los Derechos Reservados. Esta publicación es producida y editada por Misioneros Javerianos de Yarumal. Todos los Derechos Reservados. Misión entre los Shipibo Conibo Pucallpa - Perú 16 37 La vocación misionera de los laicos. 26 ¿Cómo celebrar la fe? 21 Primer centenario de la evangeliza- ción del Vaupés. Miguel Ángel Builes 125 años Miguel Ángel Builes 125 años

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Una Publicación de los Misioneros de Yarumal

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MISIONEROS DE

YARUMALN° 225 Septiembre 2013

MISIONEROS DE

YARUMALN° 225 Septiembre 2013

REV

ISTA

Esta publicación es producida y editada por Misioneros Javerianos de Yarumal. Todos los Derechos Reservados.Esta publicación es producida y editada por Misioneros Javerianos de Yarumal. Todos los Derechos Reservados.

Misión entrelos Shipibo ConiboPucallpa - Perú

16

37 La vocación misionera de los laicos.

26 ¿Cómo celebrar la fe?

21 Primer centenario de la evangeliza- ción del Vaupés.

MiguelÁngel Builes 125 años

MiguelÁngel Builes 125 años

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Índice2 Miguel Ángel Builes, el obispo misionero de Colombia. Hernán Pinilla O. mxy

4 Fundamentos de la misionología Misioneros de Yarumal

6 Un Dios que brilla por su ausencia Nicolás Vásquez N. mxy

Las opiniones contenidas en esta publicación corresponden exclusivamente a sus autores y no debe interpretarse que pertenecen o son compartidas por los Misioneros de Yarumal.

16 Misión entre los Shipibo Conibo Pucallpa - Perú Nicolás A. Ruiz R. mxy

19 Divagaciones misioneras Gregorio José Sejín Rodelo mxy

21 Primer centenario de la evangelización del Vaupés Bernardo J. Calle O. mxy

26 ¿Cómo celebrar la fe? La fe, siempre, aún en las malas, es una fiesta. Jairo Alberto Franco mxy

32 ¡Un sueño hecho realidad! María Clemencia Osorio B.

37 La vocación misionera de los laicos. Gloria Eugenia Palacios R.

40 Publicaciones Misioneros de Yarumal

Edición No. 225Septiembre de 2013Misioneros de YarumalCra. 81 No. 52B - 120 Tel. (57 4) 320 44 87Medellín, Colombia.revista@misionerosdeyarumal.orgwww.misionerosdeyarumal.org

DirectorHernán Pinilla O. mxy

ColaboradoresBernardo J. Calle O. mxyNicolás Vásquez N. mxyJairo Alberto Franco mxyNicolás A. Ruiz R. mxyGregorio José Sejín R. mxyMaría Clemencia Osorio B.Gloria Eugenia Palacios R.

DiseñoMaría Delfina Echeverry A.

FotografíaMisioneros de YarumalArchivos particularesNo sabemos con precisión el origen de algunas fotosincluidas en esta edición. Si violamos algún derechode propiedad ofrecemos disculpas a los autores.Les agradecemos cualquier información.

ImpresiónDiagrama DigitalTel. 315 439 19 54Impreso en Medellín, Colombia.ISSN 0122-2465

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Miguel Ángel Builes, el obispo misionerode Colombia.

EDITORIAL

Hernán Pinilla O. mxy

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El 9 de septiembre, celebramos los 125 años de nacimiento de Mons. Miguel Ángel Bui-

les, el obispo misionero de Colombia. Misionero como San Pablo, el apóstol de los gentiles, misionero como San Francisco Javier, apóstol de las indias orientales, misionero como Santa Te-resita que inspiró y alimentó sus sue-ños misioneros. “Cuando sentado en mi canoa de misionero, meditaba en los innumerables salvajes de esas ri-veras, pensaba: ¿Qué podría hacer un pobre joven palúdico y si fuerzas físi-cas, aunque con gran voluntad? …y se me iba abriendo un deseo como de una fábrica de misioneros santos y sacrificados, no solo para estas co-marcas tan necesitadas, sino también para el resto de mi patria tan urgida, y aún más... mi mirada se perdía en

la gran extensión de un mundo sin Dios”.

Misionero, así se perfiló su persona-lidad desde su camino al sacerdocio, desde sus correrías por las orilla del Cauca y del Nechí, víctima del celo apostólico y del paludismo. Así se ma-nifestó en el primer Congreso Misional realizado en Bogotá, en los mismos días de su consagración episcopal y más claramente se reveló este caris-ma el día en que firmó el decreto de fundación del Seminario de Misiones, que con estilo de creación, comienza: “ábrase en la ciudad de Yarumal un se-minario para las misiones extranjeras”; por su presencia en la recolección de fondos para esta obra, la más querida de su corazón y que, con la “cruzada del peso anual”, despertó en Colombia una mayor conciencia misionera.

Monseñor Builes entendió que el ser misionero no era un elemento más de su vida, sino que era la manera de ser cristiano, de ser sacerdote, de ser obis-po. Con igual fuerza quiso comunicar a todos sus “amados hijos” su espíritu. Su celo apostólico hasta el sacrificio; su fe, como la de Abraham, puesta siempre en la Providencia, su magna-nimidad, su bondad y su amabilidad, su disponibilidad para salir en defensa de la fe y de la Iglesia, su piedad since-ra y profunda, su amor a Jesucristo y a María, su fidelidad a los compromisos y a la palabra dada, pero sobre todo su afán por “salvar las almas”: “…¡Salvar estas almas de los mundos nuevos! ¡Pero veía tantas! Y yo, pobre misio-nero, víctima del paludismo, escuá-lido, macilento. ¿Qué podré hacer? Mi alma vibraba empero, ansiosa de

salvar esas almas y las del Magdalena y las del Caquetá, del Putumayo, del Amazonas y… ¡que osadía!, las del mundo entero”.

Al celebrar los 125 años del nacimien-to de Mons. Miguel Ángel Builes, sus hijos, los Misioneros de Yarumal, las Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús, las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, las Misioneras Teresi-tas Contemplativas y las comunidades que beben de su mismo espíritu, los Misioneros Javerianos Contemplativos Ad gentes y las Hermanas Auxiliadoras de Cristo Sacerdote, renovamos nues-tro compromiso misionero, nuestra fidelidad al Fundador y su deseo más profundo de llevar la Buena Noticia de salvación a todos los rincones del pla-neta, de manera especial a los más po-bres y marginados.

“Con todo Dios mío, yo no quiero descansar sino trabajar hasta que se salve el último mortal, como decía Teresita. Para ello me atrevo a pedirte otra vez, que después de mi muerte, no me des reposo, antes bien, me des muchas tareas de salvación de las almas hasta los últimos rincones del mundo y en las más remotas islas”. M. A. Builes

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Fundamentos de la misionología

Religiosidad popular en América Latina

FORMACIÓN MISIONERA

Misioneros de Yarumal

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Fundamentos de la misionología que nace en América Latina.1. La misión sigue siendo única y la misma.

Ocho días después de la resurrección los discípulos asombrados escucha-ban a Jesús que les decía: “Como mi Padre me envió, así yo os envío” (Jn 20,21). El Señor les hacía el traspa-so de la misión. Ellos a su vez debían transmitirla a todos los hombres, de todos los pueblos y de todos los tiem-pos, a la manera como los lampadófo-ros se pasaban de mano en la mano la antorcha, en las carreras del estadio.

El día de pentecostés, los apóstoles comprenden que su objetivo es con-tarle a todo el mundo lo que han visto y oído de Jesús de Nazaret. Cristo los había llamado a seguirle, para enviar-los a predicar. Su tarea se concreta ahora en anunciar que el Maestro es el Hijo de Dios.

El capítulo segundo de los Hechos de los Apóstoles nos cuenta que después del primer discurso de Pedro, “los que creyeron, fueron bautizados y ese día se les unieron alrededor de tres mil personas” (Hch 2, 41). Ya en el capítulo cuarto, San Lucas consigna: “Muchos de los que habían oído la Palabra cre-yeron y el número de los creyentes subió a unos cinco mil” (Hch 4,4). Ob-viamente, para este segundo grupo numeroso hubo necesidad de una es-

tructura de crecimiento en la fe.

La institución de los diáconos (Hch 6, 1-7) es un elemento, entre otros, de este programa de acompañamiento a los ya bautizados.

Sin embargo, estas primeras comuni-dades no descuidan de ningún modo la tarea del primer anuncio. Así lo des-cubrimos en todo el libro de los He-chos de los Apóstoles y además en el capítulo 16 de la carta a los Romanos, donde encontramos muchos colabo-radores de Pablo en su misión ad gen-tes a quien el Apóstol envía efusivos saludos.

Viene después en diversas etapas de la historia de la Iglesia, la tarea de revi-talizar la fe de los cristianos, la cual se identifica con el programa de la Nue-va Evangelización trazado por el papa Juan Pablo II en su encíclica misionera número 33:

“Las diferencias en cuanto a la activi-dad dentro de esta misión de la Igle-sia nacen, no de razones intrínsecas a la misión misma, sino de las diversas circunstancias en las que ésta se de-sarrolla”.

Mirando al mundo actual, desde el punto de vista de la Evangelización se pueden distinguir tres situaciones:

a. La Misión en sentido propioEn primer lugar, aquella a la cual se dirige la actividad misionera de la Iglesia: Pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cris-

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P. Pedro Gómez mxy (atrás) y laico misionero. Camboya - Asia

FORMACIÓN MISIONERA

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to y su Evangelio no son conocidos o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio am-biente y anunciarla a otros grupos. Esto es precisamente la misión Ad Gentes.

b. La pastoral de conservación“Hay también comunidades cristia-nas con estructuras eclesiales ade-cuadas y sólidas; tienen un gran fervor de fe y de vida; irradian en tes-timonio del Evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión universal. En ellas se desarrolla la acti-vidad o atención pastoral de la Iglesia”.

El peligro de esta pastoral consiste, sin embargo, en quedarse en una tarea de mantenimiento, sin proyectar a los creyentes hacia aquellos que no cono-cen a Jesucristo.

c. La Nueva Evangelización“Se da por último, una situación in-termedia, especialmente en los paí-ses de antigua cristiandad, pero a ve-ces también en las Iglesia más jóvenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la Igle-sia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso es necesario una Nueva Evangeliza-ción o reevangelización” (RM 33).

2. Etapas de la misión a través de la historia

El encargo misionero hecho por Jesús a sus discípulos se ha realizado de di-versas maneras a través de la historia.

Dicho proceso lo podemos concretar en las siguientes etapas:

a. Misión del Espíritu Santo (RM III)El gran protagonista del Primer anun-cio en los Hechos de los Apóstoles, es el Espíritu Santo. El llama, invita, sugie-re, ordena. (Hch 8, 26-40; 13, 1-2; 14, 21-28).

b. Misión de sangreEl testimonio de los mártires consti-tuye en los primeros siglos el mejor anuncio del Evangelio, “sangre de már-tires, semilla de cristianos”.

c. Misión de la espadaDel siglo IV en adelante, la expansión del Evangelio se ve fuertemente in-fluenciada por la avasalladora con-quista de los príncipes.

Aparece un maridaje anticristiano en-tre la cruz y la espada. A lo cual contri-buye más tarde la práctica del patrona-to regio, el sistema de las encomiendas en nuestro continente, etc.

d. Misión de los Institutos misionerosDespués del establecimiento de la Propaganda Fidei (1622), la tarea del primer anuncio se centralizó en Roma. Desde allí se encargaba a los religiosos y especialmente a los llamados Institu-tos Misioneros la tarea del anuncio a los no cristianos.

Con la aparición de muchas congre-gaciones dedicadas a la reenvageliza-ción, un trabajo necesario, es verdad, el cual se concretó especialmente en

las llamadas misiones diocesana, el empuje de las llamadas misiones ex-tranjeras, o misión ad gentes quedó en segundo plano.

e. Misión de la IglesiaLa encíclica Fidei Domum del Papa Pio XII comienza a despertar la conciencia misionera de los obispos y de las igle-sias particulares.

El Concilio Vaticano II, especialmen-te en la constitución Lumen Gentium y en el decreto Ad gentes, ilumina el

quehacer de toda la Iglesia en orden al Primer Anuncio. Bajo esta nueva visión los llamados Institutos Misioneros se reubican en el contexto eclesial.

Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha recibido su luz, no puede retener este don para sí. La fe, puesto que es escucha y visión, se transmite también como palabra y luz. (Lu-men Fidei 37)

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Un Dios que brillapor su ausencia

Se dice que el fenómeno del secularismo envió a Dios al cuarto de San Alejo, y

que este está feliz allí echándose una merecida siesta. Después de siglos de intervencionismo era justo que llegara por fin al séptimo día, un picnic: “Dios descansó”. ¡A ver si lo dejamos!

En el campo de la filosofía fue Kant, con su “atrévete a pensar”, “ten valor de servirte de tu propio entendimien-to”, (¡Sapere aude!.) que desafió a la humanidad a entrar como mayores de edad en la era de la razón pura y prác-tica. Con su cielo estrellado encima y su ley moral dentro, nos formula tres preguntas fundamentales: ¿Qué pue-do saber? (Ciencia); ¿Qué debo hacer?; (Ética) y ¿Qué se me permite esperar? (Religión).

En la teología fue el mártir protestante, D. Bonhöffer1, con sus “cartas desde la prisión” quien nos hizo enterar de que el mundo se había tornado “adulto” y que debiéramos actuar en el mundo “Como si Dios no existiera” (Etsi Deos non daretur)2. Pero sobretodo fue el Vaticano II, que sancionó con decisiva firmeza “la autonomía de las realida-des temporales” G.S 363.

La palabra mágica es la autonomía: ley, de uno mismo. Rebelión ante la sumi-sión a una instancia exterior. Aparecen los tres maestros de la sospecha: Karl Marx denuncia la heteronomia como una legitimación de la explotación por parte de las clases dominantes. F. Nietzsche la ve como una huida del riesgo de la libertad, y S. Freud, como un mecanismo del subconsciente que proyecta en un ser superior la autori-

dad paterna y la necesidad de la pro-tección materna.

El caldo está bien preparado para el cultivo para la laicidad la cual se aban-deró de la una posibilidad legitima de vivir la existencia sin el recurso a la tras-cendencia y su ala extrema, el laicismo, emprendió la tarea de contrarrestar el influjo, para ellos tremendamente no-civo, de las creencias religiosas y ata-carlas directa y agresivamente. La Aso-ciación Internacional de ateos, cuyo presidente es Richard Dawkins4 y Via-no5 son algunos de sus Heraldos más encarnizados:

“Las religiones como ha señalado una amplia literatura, hoy poco frecuen-tada, genera supersticiones, miedos, sometimientos intelectuales, tienden

a cubrir conductas negativas y se rigen por medio de imposturas y promesas imposibles de cumplir. En la sociedad contemporánea hacen muy fuertes los lazos en el interior de las comuni-dades a las que dan vida, pero crean rupturas con las otras… El núcleo cen-tral del laicismo debería consistir en la capacidad de promover una crítica de la autoridad eclesiástica y una vigi-lante atención sobre sus pretensiones de poder y sobre sus enseñanzas. Los discursos religiosos están llenos de falsedades, distorsiones, imposturas y

AÑO DE LA FE

“La fe es la garantía de lo que se espera, la prueba de las realidades que NO SE VEN” Hb. 11,1.

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Durante muchos años misionero en Angola y desde el año pasado en Medellín.

Nicolás Vásquez M. mxy

1 Dietrich Bonhöeffer, Cartas desde la prisión, Trota 1998.

2 “Etsi Deus non daretur” aunque Dios no existiera, la expresión no es atea, y es original de Ugo Grozio, jurista holandés 1583-1645.

3 “Si por autonomía de la realidad se quiere decir que las cosas creadas y la sociedad misma gozan de propias leyes y valores, que el hombre ha de descubrir, emplear

y ordenar poco a poco, es absolutamente legítima esta exigencia de autonomía. No es sólo que la reclamen imperiosamente los hombres de nuestro tiempo. Es que además responde a la voluntad del Creador”.

4 Dawkins Richard, El espejismo de Dios, (The God Delu-sion), ed. Bandam Books, 2006.

5 Viano, Carlos Augusto, (Laicos de Rodillas) Laici in gi-nocchio, Roma/Bari, Laterza, 2006

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propaganda, como el de otras agen-cias de consenso: la cultura laica debe promover la crítica de estas cosas. Una sociedad laica es aquella en la que es posible desenmascarar las impostu-ras del clero y en general de los pro-fetas religiosos y en la que se provee a los ciudadanos de instrumentos para emanciparse de las enseñanzas religiosas”. (Viano).

Así que “La montaña está de parto, ha nacido el superhombre; Dios ha muerto, nosotros lo hemos asesina-do” (Nietzsche) y el hombre se vuelve loco6. De la expulsión de Dios a la ex-pulsión del hombre solo hay un pasito. Mcluhan, habla de las tecnologías mo-dernas como extensiones del hombre,

pero lo que realmente se convierten es en “Expulsiones del hombre”. (Brau-dillard). Levi Sttraus, habla de dos ti-pos de sociedades o culturas. Las que introyectan, absorben, devoran, antro-pofágicas, endogámicas (aborígenes) Y las que vomitan, eyectan, expulsan, antropoémicas, exogámicas, como la cultura moderna hecha para seleccio-nar, excluir, manipular y clonar.

De un sector más vecino y proféti-co nos aparecen también las criticas: “CREEN QUE ESTÁN EN LO ETERNO, PORQUE NO ESTÁN EN LO TEMPORAL, COMO NO ESTÁN CON EL SER HU-MANO CREEN QUE ESTÁN CON DIOS, COMO NO AMAN A NADIE, PIENSAN QUE AMAN A DIOS”. (Péguy. “En pa-

labras cristianas). Pierre Theilard de Chardin, advertía de que ser hijos del cielo no nos exiliaría de ser hijos de la tierra.

Es un tiempo difícil. “Noche oscura co-lectiva”, lo llaman algunos. Pero cree-mos en la fecundidad de este tiempo de derrumbe, donde las seguridades de antaño se han puesto en cuestión. Se han sacudido tanto los dogmas como las ideologías. En el fondo un “cientifismo reductor que despacha como supersticiones sin sentido no solo las soluciones religiosas sino las mismas inquietudes humanas que provienen por el hecho de que el ser humano no es una ecuación resuelta: es una incógnita”. Pero también por la arrogancia de una razón instrumental experta en medios, incapaz de com-prender o fijar fines. Razón mutilada. Kierkegard llamó a la razón, ama seca de la vida: vigila nuestros pasos pero no nos amamanta.

Sin embargo, y a pesar de la pretendi-da madurez moderna muchas cosas permanecían relegadas a una visión pre-científica, sobre todo, se persistía

Camboya - Asia

en echarle la culpa a Dios de las catás-trofes, desgracias e injusticias. Se bus-caba a un Dios responsable del mal ya que este resultaba demasiado pesado para el ser humano. Así se le volvía a dar razón a Santo Tomás: “Si el mal existe, Dios existe”.

Se abría paso al posmodernismo. Se despertó a Dios de su corta siesta. Se rompe el paradigma racionalista-científico-positivista-occidentalizan-te y se empeñan en la construcción de un nuevo paradigma holístico, vivencial-cualitativo-universalizante. Se rescatan los símbolos, se baja a la diosa razón del pedestal donde había sido entronizada por Diderot, Voltaire y toda la Enciclopedia. Dios vuelve a la esfera pública (Nº anterior de esta

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6 ¿No habéis oído hablar de aquel hombre loco que en pleno día encendió una linterna, fue corriendo a la plaza pública y gritaba sin cesar: ¡busco a dios, busco a dios!... y que precisamente arrancó una gran carcajada de los que allí estaban reunidos y no creían en Dios? ¿es que se ha perdido? Decían uno… ¿o es que se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Ha emigrado? Así gritaban riendo unos con otros… entonces el hombre loco saltó en medio de ellos y los taladró con su mirada. ¿Adónde se ha ido? –Exclamó- yo voy a decíroslo. Lo hemos matado nosotros. Vosotros y yo. Todos somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos hecho esto? ¿cómo hemos podido vaciar el

mar? ¿quién nos ha dado una esponja capaz de borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho para desprender esta tie-rra del sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora? ¿hacia dónde nos movemos nosotros apartándonos de tantos soles? ¿No nos precipitamos continuamente hacia tras, hacia delante, a un lado, a todas partes? ¿existe todavía para nosotros un arriba y un abajo? ¿No vamos errantes como a través de una nada infinita? ¿No nos absorbe el espacio vacío? ¿no hace más frío? ¿no viene la noche para siem-pre, más y más noche? (Parábola del hombre loco. En la gaya ciencia 1982. Austral, Madrid 2000, p.184).

Pierre Theilard de Chardin, advertía de que ser hijos del cielo no nos exiliaría de ser hijos de la tierra.

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revista: “Creer que se cree”) y muchas veces para justificar ideologías y atro-cidades. Durante la época nazi, los cin-turones del ejército alemán llevaban gravada la frase, “Dios con nosotros”.

Pero, salvo algunas de estas disonan-cias, hay mucha diferencia entre el dios que se fue y el dios que retorna. “Aun-que no lo queramos Dios madura” dice bellamente Rilke. El que vino es más humilde, prefiere brillar por su ausencia, menos intervencionista, me-nos milagrero, theonomo, no solo res-petuoso de la autonomía de los huma-nos y de las realidades mundanas sino su promotor. No todo poderoso sino todo cariñoso. No es un filicida, un cas-trador, ni mucho menos un adversario del ser humano al estilo de las trage-dias de la mitología griega. En suma, Un Dios que no es impotente, pero ha dejado de ser regidor que todo lo manipula, para revelársenos como creador capaz de entregar la criatu-ra a sí misma.

Un Dios que esconde su rostro pero que se deja encontrar por los que son apasionados y tercamente buscado-res: Los místicos. Para ellos, “ningún ser humano se conoce realmente en cuanto no se encuentre con Dios” (O. Romero). Hablan de “experiencia de Dios”, pero lo que los caracteriza es “su búsqueda”. Porque si lo encuentras, si

lo ves, si lo comprendes… ese no es. S. Agustín7

A donde te escondiste amado y me dejaste con gemido… como el siervo huiste habiéndome herido… Salí tras ti clamando y ya eras ido… ¿Por qué, pues has llagado, aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues me le has robado, ¿por qué así le dejaste y no tomas el robo que robaste?...Estando ya la casa sosegada, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora…. Oh fuente cristalina, si en eso tus sem-blantes plateados, mostrases de re-

7 En la tradición Budhista también se dice: “Si te encuen-tras a Buda por el camino mátalo” porque si te lo encuen-tras quiere decir que lo has convertido en un elemento

pente los ojos deseados que llevo en mis entrañas dibujados. S. Juana de la +

Solo perdido en Ti es como me en-cuentro. No me poseo sino aquí en tu abismo. Que envolviéndome todo eres mi cen-tro, pues eres tú más que soy yo mis-mo. Unamuno.

Te conozco señor por lo que siento que me sobra en deseo y en afán, porque el vacío de mi descontento tiene el tama-ño de tu inmensidad. J.M. Peman.

“Acéptame, Señor, acógeme este rato; y que se lleve el olvido los días huér-fanos que pasé sin ti. Tiende este mo-mentillo mío, descansadamente, en tu falda y tenlo bajo tu luz… ¡Déjame ahora que me siente tranquilo a es-cuchar tus palabras en el corazón de mi silencio! ¡No apartes tu cara de los oscuros secretos de mi alma, sino en-ciéndelos hasta consumirlos en tu fue-go!”. R. Tagore

Este es el Dios vuelve, suprema-mente respetuoso, inusitadamente maternal, casi andando en puntillas para no incomodarnos, el mismo Em-manuel de siempre, el antiguo Yha-veh que escucha el clamor y baja...; “El Señor estaba aquí y yo no lo sabía” Gn 28,16, el Abbá de la misericordia de Jesús, que se esconde en las media-ciones: En esta noche oscura, noche del corazón, en esta maravillosa albo-rada, en esta barriada convulsionada,

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más de esta dimensión y lo has reducido a una imagen que puedes delimitar y poseer.

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en este corazón herido, en esta llaga abierta, en esta patria desangrada… patente… latente… ausente… pre-sente… explícito, implícito, a veces en epifanía… otras, casi siempre, en su diafanía humilde que pide también aproximación respetuosa, con pies descalzos. “Acariciadlo todo por si de-bajo hay símbolos”. “Levanta la piedra y allí estoy, raja la leña y allí me encon-trarás” (Ev. Apócrifo de Tomás).

¡Lástima Diosito lindo que interrum-pimos tu siesta, pero es que tu, como el Papa, si no existieran dizque habría que inventarlos! Pero no te escondas tanto para que el Papa (y los obispos) disminuyan.

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TESTIMONIO MISIONERO

Ubicación: Los Shipibo Conibo se encuentran en la zona centro oriental del Perú en una superficie de 102,410.55 Km².

Topografía:Pertenece al llano amazónico, su sue-lo es poco accidentado; sin embargo, al oeste los contrafuertes andinos de la cordillera Azul son la característica morfológica más acentuada, con pen-dientes bruscas que marginan hondas quebradas.

Población:468,922 habitantes (2005).

Reseña histórica:En 1657, misioneros y soldados incur-sionaron en territorio de los Shipibo, a los que llamaron Calliseca, pero fueron asesinados. En 1660 los Shipibo ataca-ron las misiones del río Huallaga. En 1661, 2000 ó 3000 Setebo y Shipibo fueron reducidos en dos centros po-blados, pero se sublevaron contra los misioneros y, en 1670, atacaron la mi-sión de los Panatahua.

Desde 1686 hasta 1698, los Shipibo estuvieron bajo la influencia de los Je-suitas. Este último año mataron a los misioneros. En 1765 se fundaron va-rios puestos misionales y por 1766 la población Shipiba de cinco aldeas fue convertida. A raíz de la sublevación de

Runcato en 1776, dichos puestos se perdieron. Por el año 1790, había Shi-

pibos en los ríos Pisqui, Tamaya, Agua-ytía y en el Ucayali, arriba del Saraya-cu y en el Cushabatay. Los Shipibo se caracterizaron, entre otras cosas, por ser grandes viajeros y comerciantes de sal.

Así mismo los Shipibos son produc-tores de artesanías tal vez las más de-sarrolladas y variadas de la amazonía peruana entre los que destacan las telas pintadas y bordadas. Sus ansias de aventura los ha llevado a organizar comunidades fuera de su asentamien-to ancestral como la comunidad nativa de Cantagallo en el distrito del Rímac en la capital de la república pero bajo el nombre de Asociación de Artesanos Shipibos Residentes en Lima-Ashirel.

Los Misioneros de Yarumal llegamos al Vicariato Apostólico de Pucallpa en el año 1986. Fueron los pioneros de esta misión los padres Jorge E. Bohórquez Abad y Hugo Castro. Llegamos aso-ciados a los padres de Quebec (Cana-dienses) a quienes la Santa Sede les encomendó el pastoreo de esa Iglesia particular.

Sus ansias de aventura los ha llevado a organizar comunidades fuera de su asentamiento ancestral como la comunidad nativa de Cantagallo...

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Pucallpa - Perú

Misión entre losShipibo Conibo

Nicolás A. Ruiz R. mxy

Miembro del Consejo Central del Imey, responsable del programa de laicos misioneros.

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Era un sueño hecho realidad. Nos encontramos con un terreno grande por evangelizar, queríamos dar res-puesta a los desafíos de la misión. Desde la llegada a esta Iglesia parti-cular, Monseñor Gustavo Prevost, fue todo un papá, nos abrió su corazón de pastor. Llegábamos con la ilusión de estrenarnos en la misión. Asumimos de inmediato el trabajo con los cam-pesinos ribereños e indígenas ubica-dos en las márgenes del Río Ucayali y sus afluentes.

Hay un acontecimiento histórico que va a ser determinante en el trabajo en-tre los indígenas Shipibo – Conibo. El padre Gastón Villanueva, Misionero de Québec fue uno de los misioneros que iniciaron un trabajo de inserción entre los indígenas. Su conversión se originó en los encuentros latinoamericanos sobre el mundo indígena. El encuentro en Iquitos 1971 (Perú), participaban nuestros misioneros Belarmino Correa Yepes y monseñor Gerardo Valencia Cano. Me decía él: “Sentí que el Señor me llamaba a tomar una opción por los empobrecidos, gracias al testimo-nio de estos dos hombres”. Tuve que ser misionero en las selvas del Perú para escuchar el testimonio de este hombre. El padre Gastón se fue a vivir en medio de la comunidad indígena por espacio de unos 10 años. Ya por su edad avanzada y enfermedad tuvo que abandonar el lugar y es allí donde los Misioneros de Yarumal asumimos este territorio y nos unimos al trabajo

ayudasContribuya con la formación

de un joven en el Seminariode Misiones Extranjeras

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pastoral que ya llevaban las Hermanas Misioneras de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, venidas de España.

¿Cuál ha sido nuestro aporte?Asumimos los planes pastorales del Vicariato con especificidad con el mundo indígena, a través de un equi-po (Hermanas misioneras y Misione-ros de Yarumal).

Cuatro han sido los programas:

1. Compartir la vida sencilla con el pueblo.

•La inserción en medio de este pue-blo. •Participando de la vida diaria de la

comunidad.

TESTIMONIO MISIONERO

16 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 17

•Trabajo con ellos en las chacras.•El aprendizaje del idioma Shipibo -

Conibo.•Participando de sus fiestas tradicio-

nales.

2. El acercamiento a la cultura.

•Con el aprendizaje del idioma co-menzamos a darnos cuenta que a medida que nos adentrábamos en la cultura se nos abría ese mundo como una especie de abanico y que nos retaba a una mejor preparación.

•La recopilación de su “antiguo tes-tamento” (Su historia) Mitos, leyen-das, creencias, nos fue dando herra-mientas para irnos adentrando en su mundo religioso, en su espiritua-lidad.

Mujer Shipibo Conibo

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•Nuestra presencia en medio de ellos a través del testimonio de vida, la sencillez de vida, el compartir con ellos, ha sido nuestra mejor carta de presentación.

3. La promoción humana.

•El trabajo en equipo con las herma-nas misioneras nos llevó al trabajo con la mujer. Ellas han liderado la capacitación de la mujer (En corte y confección, la formación de promo-toras de la salud).

•Nuestro profetismo se fue dando en la formación y capacitación para analizar la realidad a través del evan-gelio. Muchos han sido los sufri-mientos en este campo, pero somos conscientes que no puede haber evangelio sin cruz.

4. El trabajo con los jóvenes indíge-nas.

•La pastoral con la juventud nos ha llevado a la formación crítica para que puedan responder a los nuevos retos que la sociedad las ha ido mos-trando.

El trabajo de los Misioneros de Yaru-mal en medio de las comunidades indígenas nos reta, nos desafía. Son pueblos con una cultura propia, con una religiosidad, con unos valores que tiene que aportarnos a nuestra socie-dad actual. Roguemos al dueño de la mies para que siga enviando muchos operarios y obreros a su mies.

TESTIMONIO MISIONERO

Divagacionesmisioneras

Gregorio José Sejín Rodelo mxy

Misionero en Perú y Ecuador por varios años.

Recuerdo el Ucayali y su distrito de Masisea, en el Perú. Recuerdo su gente sencilla y muy querida.

Recuerdo sus atardeceres y sus no-ches, las madrugadas para ir a Pucall-pa. Recuerdo a los padres de Quebec a quienes estaba encomendada la mi-sión, a mis colegas misioneros, a las re-ligiosas, a los sacerdotes del Vicariato, a sus laicos y amigos de la misión. Tam-bién vienen a mi mente los recuerdos

agradables y desagradables vividos por gracia de Dios. Fue corta mi esta-día, pero queriendo ser dócil al Espíritu Santo.

Muy difícil decir qué aporté, en térmi-nos tangibles y concretos. La misión es una vivencia, en la que el Espíritu Santo realiza la obra, utilizándonos y capacitándonos para ella. Es un pro-ceso de aceptación y de vivencia de los valores culturales, en la que se requiere constancia y perseverancia, para lograr el cometido emprendido y sugerido por el Espíritu. Es proceso que exige muchas renuncias.

Trataba y tratábamos de participar en todos los acontecimientos de la vida de la misión y de dar cumplimiento a lo programado. No estoy seguro si lo que hacía apuntaba a los valores cul-

18 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 19

La misión es una vivencia, en la que el Espíritu Santo realiza la obra, utilizándonos y capacitándonos para ella.

Mujeres Shipibo ConiboP. Nicolás A. Ruiz R. mxy

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turales, porque conocía muy poco la cultura. Tenía conciencia que no se debía evangelizar desde el Evangelio, sino desde los valores de la cultura. La cultura y los valores del grupo son el encuentro con Jesús. Los valores del Reino ya están en la cultura.

Siempre me han cuestionado los mega proyectos de algunas misiones, que han contribuido al desarrollo de regiones pero en vida cristiana muy poco. Aunque es cierto que una evan-gelización sin signos, no dice nada, y los signos deben ser acordes con las necesidades de la gente. En todo caso, todo esto lo aprovecha Dios para sal-

var al hombre, y para seguir salvando al hombre.

Creo, que el gran aporte del misione-ro está en la docilidad al Espíritu, en donde no primen sus intereses sino los de Dios, para que en el grupo hu-mano evangelizado se vaya dando la forma y la razón de vivir, conforme el Evangelio. Esto se debe ir dando aun-que sea de manera imperceptible.

Todos hemos aportado desde la fe, la vida y el testimonio, en qué grado Dios lo sabrá. La pastoral no es una ciencia, es una vivencia. La pastoral es la gen-te. A mi me llamó para que anunciara a su Hijo.

20 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 21

Mujeres Shipibo Conibo

VAUPÉS PRIMER CENTENARIO

en el Vaupés (primera parte)

Primer centenariode la evangelización

Bernardo J. Calle O. mxy

Misionero de Yarumal, trabaja en Yarumal en la recuperación histórica del Instituto

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Esta noticia no es llama-tiva para un lector desprevenido: a

simple vista dice muy poco, pero tiene un historial digno de conocimiento, de valoración y admiración, porque con-tiene una gesta heroica por parte de los primeros misioneros que llegaron a lo más profundo de esta selva ama-zónica perteneciente a nuestra Patria Colombiana.

Hace cien años no había una carrete-ra que comunicara el centro del País con los Llanos Orientales; para llegar a Villavicencio se empleaba el caballo

22 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 23

o simplemente a pie; y para internarse en la selva, las canoas por los ríos o las trochas a través de la manigua.

Breve historia:Los protagonistas de esta primera odi-sea fueron sacerdotes pertenecientes a la Congregación de los Padres Mon-tfortianos, llamados también como Misioneros de la Compañía de María, fundados por san Luis María Grignón de Montfort, y quienes viajaban al Perú a una fundación que, a última hora, se frustró. Entonces, se quedaron en los Llanos Orientales.

En 1903 la Santa sede, a petición de Mons. Bernardo Herrera Restrepo, les confió la inmensa región Oriental, dán-dole el nombre de Prefectura Oriental: Comprendía el actual departamento del Meta, los de Vichada, Vaupés, Guai-nía y Guaviare, y parte del Caquetá y Putumayo. Total, más de 360.000 Km2.

Primera exploración al Vaupés.El 9 de febrero de 1909, el P. Pedro Ba-rón, en compañía del señor Octavio Benjumea, buscaron el camino de la selva. Llegaron a la Uribe, sobre el río Duda, por detrás de la sierra de la Ma-carena y llegaron al río Guayabero; ba-jaron hasta la confluencia con el Ariari, donde estos ríos toman el nombre de Guaviare, y un poco más abajo, cogie-ron la trocha en busca del caño Unilla, y por éste, hasta el Utilla, donde las aguas toman el nombre de Vaupés. Ba-jaron por el río, pero antes de llegar al raudal de Yuruparí, se regresaron por-que se acababan las provisiones y no encontraron asentamientos indígenas.

Segundo intento.En 1912 el P. Barón salió de San Martín (no existía la carretera de Villavicencio) en dirección al río Ariari; bajó hasta donde hoy existe el próspero San José del Guaviare, pasó hacia Calamar y, por el Unilla, bajó al Vaupés; por este río salió del país por Yavaraté, límite con el Brasil; cogió luego el río Negro y, por el Amazonas, se regresó, dando la vuelta por el mar Atlántico y subien-

do por el río Magdalena hasta Honda; luego subió a Bogotá y bajó a su sitio de partida, trayendo datos preciosos recogidos en su recorrido.

Con la ayuda de la Junta de Misiones y con el pensamiento de la defensa de la frontera colombiana, se decidió lan-zar una Misión al territorio del Vaupés. Los elegidos para esta monumental empresa fueron los padres: Humberto Damoisseaux y Pedro Barón.

VAUPÉS PRIMER CENTENARIO

...se empleaba el caballo o simplemente a pie; y para internarse en la selva, las canoas por los ríos o las trochas a través de la manigua.

Con la experiencia adquirida y llevan-do una cantidad considerable de ele-mentos para una fundación, optaron por tomar la vía del mar.

El 28 de diciembre de 1913 empren-dieron el viaje: subieron a Bogotá, remontando la Cordillera Oriental; to-maron el tren de carbón a Honda; allí tomaron el barco de vapor hasta el Atlántico y pasaron por el sur de las Antillas y por el norte de las Guayanas; penetraron por el Amazonas hasta la población brasileña de Manaos; su-bieron por el Río Negro; luego por su

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24 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 25

VAUPÉS PRIMER CENTENARIO

afluente el Vaupés, hasta Yavaraté; y de aquí, remontaron por el río Papurí, para ubicarse en un caserío indígena, en el raudal de “CUPÍN” (hormiga), a donde llegaron el día 14 de agosto de 1914. El día 15 celebraron la Eucaristía y decla-raron Patrona del lugar a la Virgen de la Asunción, y al lugar le pusieron el nom-bre de Montfort, en recuerdo del santo Fundador. Total: siete meses y medio de viaje.

¿A qué vinieron a Colombia desde Eu-ropa, más precisamente desde Fran-cia, Holanda y Alemania hasta ubi-carse en lo más profundo de la selva estos Hijos de san Luis de Montfort?

No vinieron como los conquistadores en busca de riquezas, ni de honores ni de fama, ni huyendo de la justicia.

ñó paternalmente con sus feligreses enfermos; botánico, ingeniero, sas-tre, carpintero, ebanista y mecánico; estas cuatro últimas artes las enseñó a los jóvenes de la región y de ellos salieron buenos constructores, eba-nistas y mecánicos reconocidos. Tam-bién fue aviador: tenía una avioneta que le regalaron sus paisanos y en la cual visitaba los centros misionales por ellos establecidos. Este hombre tan valioso, graduado en la Univer-sidad de París, no tenía reparos en convivir con los indígenas, adaptarse a sus costumbres y hacerse uno de ellos.

•Los padres Emiliano Pied y Alfonso Cuypers, quienes fueron nombrados sucesivamente Prefectos Apostólicos del Vichada. Quisiera nombrarlos a

todos, pero no caben en este corto espacio.

Vinieron con una fe profunda en las palabras del Señor: “El que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o haciendas por mí, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna” (Mt. 19,29)

En octubre de 1949 llega una no-ticia a nivel de Iglesia, que cae como un baldado de agua fría a la Comunidad Montfortiana: del Vi-cariato Apostólico de los Llanos de San Martín, es segregado el territo-rio del Vaupés y creado Prefectura Apostólica, la que entrega y confía al Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal (IMEY) el cuidado pas-toral de las gentes de este amplio territorio. Continuará.

No salieron de su familia y de su País de origen porque allá les faltara algo o buscaran el placer del turismo.

Vinieron, porque en su corazón ardía un fuego (como el de Francisco Javier) y una voz del Señor que les decía: “Va-yan y hagan discípulos a todas las gen-tes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado…” (Mt. 28, 19) Vinie-ron a traer la buena Noticia de la sal-vación en Cristo, y también para que-darse, ya que, después de semejante travesía, era casi imposible regresar a sus hogares y a su Patria. Vinieron a entregar sus vidas y sus conocimientos en beneficio de estas etnias indígenas sumidas en su mundo mítico, y aisla-dos de toda cultura extraña.

Dignos de mención, después de los dos exploradores antes nombrados, están:

•El padre Pedro Cock, de Amsterdam, que se reveló como genio lingüístico. Escribió una Gramática y Dicciona-rio en lengua tukana, un Catecismo, Traducción de los Evangelios, una Vida de Cristo, un Libro de Oraciones. Además Catecismos y otros escritos en lengua Tupí, Piratapuya, Desano y Makú.

•El padre Andrés Linssen es otro de los misioneros dignos de destacar, también holandés. Era un hombre extraordinario, políglota, polifacéti-co. Era médico, oficio que desempe-

“El que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o haciendas por mí, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna” (Mt. 19,29)

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EXPERIENCIA MISIONERA

26 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 27

Celebrar es hacer fiesta. ¿Cómo mantenerse en la fiesta de la fe? Me viene sólo una respuesta:

viviendo de la fe, asegurarse de que ella mueva la vida de todos los días y todas las horas. La fe, siempre, aún en las malas, es una fiesta. Hay algunos ejemplos que les quiero poner y que nos podrían ayudar a vivir la fe, a man-tener la alegría.

Cristina, semillas para la próxima llu-via. Un día me fui a visitar Kawap, una al-dea de la tribu de los turkana. Eran tiempos secos y de hambre. La lluvia se había atrasado mucho ese año y no venía. Cuando llegué vi que Cris-tiana estaba arando el suelo, que era más bien polvo, y que tenía semillas de maíz y de frijol listas para plantar. El cielo estaba todo azul y no se veía ni siquiera la nubecita del tamaño de la mano que vio el profeta Elías.

Y me puse a hablar con Cristina, curio-so de lo que ella hacía y sorprendido de que en vez de preparar una bue-na comida con esos granos prefiriera arriesgarlos bajo la tierra. Cristina con una sonrisa grande y con unos ojos que ya veían lo bueno porvenir me respondió: “Mvua itanyesha”... “Vie-nen las lluvias”.

Cristina, en tiempos secos y de ham-bre, mantenía la fiesta. Veía lluvias y veía abundancia y por eso se decidía a perder los pocos granos que que-daban y entregárselos a la tierra. No-

sotros creyentes podemos celebrar siempre, porque creemos en lo que no se ve, en el trabajo de Dios dedicado a nuestra salvación. ¿Cómo vivir de la fe? Acostumbrando el ojo a lo invisi-ble. Cuando vemos lo invisible pode-mos dar gracias siempre. Dar gracias es sinónimo de fiesta.

Las mujeres de Ndonyowasin, cantar porque los tiempos son duros. Por un año entero viví en un pueblito ubicado en “el fin de ninguna parte”, el más lejos de todos en la diócesis de Maralal. Su nombre, Ndonyowasin, significa “montañas de colores”. Allá sí que se sintió el hambre, y es que las lluvias no sólo se atrasaron sino que no llegaron. Y todo empezó a morir.Las pastores trataban de mantener las vacas paradas y esto porque se ponían tan débiles que si se echaban al suelo pues ya no tenían fuerza para levantar-se de nuevo. Vaca que se echaba, vaca que se moría.

Y en esas, cuando la esperanza se quedaba sin promesas, las mujeres se pusieron a cantar. A cantar y a cantar.Iban en coro por todas partes y ya es-taban roncas y cantando desafiaban la escasez... El canto era una oración. Cuando las cantoras llegaban a una casa el dueño les ofrecía lo que apenas le quedaba, tal vez una cabra, una ca-labaza con leche fermentada, un poco de azúcar, un manojo de hojas de té, o un poco de tabaco… y todo esto, ahí mismo, lo compartían y para todos,

¿Cómo celebrar la fe?La fe, siempre, aún en las malas, es una fiesta.

Director Centro de formación - Kenya

Jairo Alberto Franco mxy

Comunidad cristiana Kenya - África

Page 16: Revista MISIONEROS DE YARUMAL 225

esta vez sí contaban las mujeres y los niños, era como presenciar otra vez el milagro de la multiplicación de los pa-nes.

Los cantos se seguían oyendo en los tiempos duros de Ndonyowasin. Ce-lebrar la fe es siempre un desafío... es decirle a la dureza de la vida, a los pecados, a la miseria, a la guerra, a la enfermedad, a los desastres... A todo mal... Que la victoria la tenemos ya asegurada, que la abundancia está escondida y que se va a ver pronto, que la generosidad nunca va a su-cumbir. ¿Cómo vivir de la fe? Can-tando, cantando siempre…. El que canta no deja morir en su corazón el recuerdo de Dios y ya el recuerdo de Dios es una fiesta.

Los arenales, los pantaneros y la moto: la mirada siempre alta. Cuando llegué al África no sabía ma-nejar bien la moto. Había siempre manejado la susuki “señoritera” de mi

hermana y nunca me había subido a una honda 650. Y qué caídas las que me pegaba, apenas llegaba a un pan-tanero o a un arenal ya estaba bien aporreado debajo del aparato. Sin exa-gerar, creo que me caí unas 100 veces, en esos primeros meses. Recuerdo que una vez, que por lo demás llevaba pa-rrillero, me dio tanta rabia que lo pri-mero que hice al ponerme de pie fue darle una patada a la moto... Patada irracional, la moto como si nada y mi pié bien dolido.

De tanto caerme y de tantas rabias fui aprendiendo algunas lecciones. Al principio, inexperto como era, cuando llegaba a un pantanero o a un arenal me llenaba de susto, desaceleraba y agachaba la mirada al suelo para saber dónde ponía la rueda. Una vez me co-gió la tarde en una de esos recorridos y tuve que conducir en la oscuridad, porque además de que el sol se había ocultado las luces de la moto no esta-ban funcionando. Esa noche no me caí y llegué a la casa sano y salvo... había recorrido los mismos areneros pero no los veía por la oscuridad y al no verlos había pasado por encima de ellos sin susto, manteniendo la velocidad y sin agachar la mirada... Aprendí que para manejar bien no podía ponerme a mi-rar los areneros o pantaneros y había que mantener la mirada alta, que tenía que mantener la aceleración y así no perdía el equilibrio...

Y creo que así es que vivimos la fe. Hay pantaneros y areneros en la vida,

líos en este viaje de la vida, pero no hay que agachar la mirada y tener los ojos sólo para ellos, hay que mirar a lo alto, mantener la vista alta, a donde se quiere llegar... En definitiva en Jesús y en las cosas de arriba, donde Él está sentado. Me estoy acordando de Pe-dro, que no iba en moto, iba caminan-do sobre el agua, y cuando se agachó para mirar las olas y perdió de vista a Jesús se hundió... Sí, no podemos mi-rar los pantaneros, ni los areneros, ni el agua, si queremos llegar hay que mirar a Jesús... y no podemos desacelerar, es decir, por más grandes que sean las dificultades, el agua, los areneros, los pantaneros, hay que seguir amando. Si no seguimos en el amor perdemos el equilibrio y nos caemos, nos hun-dimos. ¿Cómo vivir de la fe? Los ojos puestos en Jesús, amando siempre.

Nadie le puede quitar la alegría al que mira a lo alto y tiene a Jesús en la pupi-la y al que permanece en el amor.

Vincent: Un riñón para mi hermanoVincent quiere ser misionero y está con nosotros en la casa de formación. Su hermano, un militar joven, sufría de-ficiencia renal y necesitaba un riñón. Vincent se ofreció a dar uno de los su-yos, ¡es mi hermano! ¡Por él doy hasta la vida! Y así fue como entró saludable al hospital y le dio vida a su herma-no... y esto implicaba poner en riesgo la suya... claro que donar un riñón no es como donar una uña o una pestaña, hay riesgos... se pone en juego la pro-pia vida... Pero, “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos…” y Vincent tiene ese amor más grande.

EXPERIENCIA MISIONERA

28 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 29

Celebrar la fe es siempre un desafío... es decirle a la dureza de la vida, a los pecados, a la miseria, a la guerra, a la enfermedad, a los desastres... A todo mal... Que la victoria la tenemos ya asegurada...

Trabajo comunitario Kenya - África

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Cuando fui a visitar a Vincent estaba todavía dormido por la anestesia, y es-tando yo a su lado despertó abrió los ojos, y sonrió. Una sonrisa de primer día de la creación y sus ojos que salían de la inconsciencia brillaban de paz. Vincent está feliz y sus primeras pala-bras fueron para preguntar cómo le había ido a su hermano con su riñón.

Y ese amor más grande palpita en el co-razón de los que tienen fe. De los que se han puesto en las manos de Dios, de los que saben que la vida no pue-de morir y que dar la vida es la única manera de asegurarla. ¿Cómo vivir la fe? Siendo un don para los otros, ase-

gurando lo que somos dándolo a los otros, cabalgando en la muerte para llevar vida a los que están muriendo antes de tiempo o sin justicia...

El parapente y el salto al vacío, y la belleza del mundo desde arriba. El último ejemplo me lleva a Jardín, uno de mis pueblos. En las últimas vacacio-nes siempre he volado en el parapente y eso es maravilloso. Para hacerlo uno se amarra a una inmensa lona y empie-za a correr hacia el abismo. Cuando va corriendo la lona se va extendiendo, se va elevando y se vuelve alas para volar. Y uno sigue corriendo y viendo

que se asoma el vació uno quisiera echarse para atrás, pero ya no forma, hay que saltar, cuando uno salta, las cuerdas se tensionan y el viento acu-mulado en la lona lo levanta a uno. Y así, uno empieza a planear y gozar la belleza desde arriba. ¡Ah!, como uno no sabe mucho de esas cosas, pues no se amarra solo a la lona, se amarra con un experto y él es quien en rea-lidad hace las maniobras del vuelo. Amarrarse a la lona, amarrarse con otro, saltar el vacío, gozar la belleza del mundo desde arriba. Jardín, que es bonito cuando uno lo mira de aba-jo, se transfigura cuando uno lo mira de arriba.

Esa experiencia ha sido una de las que más me ha ayudado a entender la fe. Fe es amarrarse a las alas del Espíritu y dejar que el Padre sople y nos mande donde quiera y lanzarse al abismo, saltar... Y no hacerlo sólo, dejar que Jesús, que él experto en estas maniobras, el consumador de nuestra fe como lo llaman en la car-ta a los hebreos, sea el que dirija el vuelo….

¿Cómo vivir de la fe? Amarrando la libertad al Espíritu Santo, dejar que el Padre nos lleve, dejar las manio-bras a Jesús, correr hacia el abismo y saltar, y el mundo todo, en ese vuelo de la fe, se transfigura, y contemplar y alabar y bendecir y rezar el “gloria” vienen espontáneos... y así es como celebramos la fe. ¡Feliz año de la fe!

EXPERIENCIA MISIONERA

30 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 31

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Regresando del trabajo Kenya - África

Page 18: Revista MISIONEROS DE YARUMAL 225

Desde pequeña soñaba con via-jar a África, conocer su gente, sus paisajes, sus costumbres,

sus alegrías y sus necesidades. Era mi gran sueño desde muy pequeña y hoy muy feliz digo con orgullo: Estuve 90 maravillosos días viviendo y disfru-tando África. Me fui con miles de ex-pectativas y encontré muchísimo más de lo que había soñado. Fue una her-mosa experiencia de vida, en las que compartí con un grupo muy especial de Misioneros de Yarumal, quienes me dieron una calurosa bienvenida y me abrieron las puertas a un mundo total-mente diferente para mí.

Al igual que con ellos, recibí una gran acogida de parte de las Hermanas Te-resitas, quienes en compañía de los padres, llevan la Palabra de Dios, ayu-dan y acompañan a las comunidades.

Es una bienvenida que uno como visi-tante siente desde el primer momento, no solo afectiva y de misión, sino tam-bién porque es grandioso ver como en cada una de las misiones de Barsaloi, Tuum y Lodungokwe hay personas y lugares que me recibieron con gran hospitalidad y pude disfrutar de los hermosos paisajes, amaneceres y atar-deceres, en los que día a día fui apren-diendo la forma de vivir y ser feliz en África. ¡Algo único!

Fue maravilloso conocer las comuni-dades Samburu y Turkana, quienes cada día me enseñaron muchas lec-ciones de vida. Los niños con sus am-

¡Un sueñohecho realidad!

María Clemencia Osorio B. en Kenya - África

plias sonrisas pidiendo seremente el dulce y con su normal curiosidad por verme "muzungo" (persona blanca); Al principio de mi permanencia en las comunidades, extendía mi brazo para que ellos con un poco de timidez se fueran acercando y tocaran mis manos y uñas; con el pasar de los días ya no solo tocaban mi brazo, manos y uñas, sino también mi cabello y mi ropa. Los niños fueron mi gran compañía al igual que sus familias. Toda mi experiencia pedagógica que durante largos años he tenido con los niños en Colombia, pude adaptarla a las necesidades, intereses y costumbres de los niños africanos. Participando así de las dis-tintas actividades educativas que se realizan tanto en el preescolar como en el chakute. Este último es una linda labor que se hace con los pastorcitos, los niños encargados de cuidar los chi-vos y que por lo tanto no pueden asis-tir a la escuela y para quienes los mi-sioneros han organizado un programa nocturno de formación básica.

Las mujeres son de admirar, desde su amor por sus hijos fuente de vida como su afán de luchar cada día por sacar adelante a su familia.

María Clemencia Osorio Botero

Voluntaria misionera

EXPERIENCIA MISIONERA

32 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 33

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También pude difundir mis conoci-mientos sobre proyectos de educa-ción, capacitando y actualizando a un grupo de profesores, quienes con gran interés asistieron y participaron. Fue una grata experiencia tanto para ellos como para mí.

Las mujeres son de admirar, desde su amor por sus hijos fuente de vida como su afán de luchar cada día por sacar adelante a su familia. Son unas “guerreras” que en cada amanecer dan la cara al sol para luchar y salir triunfantes. Sus costumbres muchas veces tan distintas de las nuestras, son

de incalculable valor; el respeto que dan a la palabra de un anciano o jefe, quien con su sabiduría y experiencia toma las decisiones de las comunida-des, es de admirar, al igual que el valor que otorgan a sus creencias y la alegría con la que viven. Realmente su gran tesoro es el ser sin importar el tener.

Al llegar a África, me preocupaba la forma en que me iba a comunicar con la comunidad, sin embargo, todo se fue dando a veces con señales, a veces con expresiones, a veces con dibujos pude ir aprendiendo algunas palabras en Samburo.

Un día me encontraba con una mujer Samburo comprando unos vestidos para regalarles a unas niñas y de pron-to ella me miraba y pensaba la forma de decirme el total de la compra, ya que ella solo hablaba Samburo. Cogió un palito y en el piso marco los nú-meros que quedaron grabados en la arena. Y así hice la compra; Igual con la música, disfrutaban cantando y bai-lando mientras yo los admiraba y dis-frutaba. Era música distinta para ellos pero la sensación de alegría de escu-char sonidos y melodías diferentes era grandiosa. Al final siempre con el len-guaje del amor que nunca falla, pude comunicarme con los Samburo y los Turkana.

Son infinitas las experiencias y anéc-dotas de vida y siempre ahí acompa-ñándome y luchando por la comu-nidad africana, estaban los padres Misioneros de Yarumal y las Hermanas

Teresitas, quienes cada día comparten con estas comunidades su diario vivir, donde no solo el calor y el polvo per-siste, sino también existe un respeto por Dios, o por el ser supremo y que gracias a ellos cada día los Samburos y Turkanas valoran y aceptan más.

Después de mi estadía con los Sambu-ro y Turkanas, queda una grata sensa-ción de haber realizado una gran mi-sión no solo con las comunidades, sino conmigo misma. Inolvidable... queda aún mucho por aprender... queda mucho por ofrecer...

Gracias infinitas a todos ellos, padres Misioneros, Hermanas Teresitas, comu-nidad Samburo y comunidad Turkana, que de una u otra manera permitieron hacer mi viaje y realizar un sueño que siempre estaba en mi corazón .

…Hoy comienzo a soñar en que al-gún día pueda regresar...

EXPERIENCIA MISIONERA

34 MISIONEROS DE YARUMAL Septiembre 2013 Septiembre 2013 MISIONEROS DE YARUMAL 35

Llamadosa una MISIÓN

sin FRONTERAS

Llamadosa una

sinMisionya @Misionya

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La vocaciónmisionera de los laicos

Edith y Gloria, laicas misioneras. Bogotá - Colombia

Las vocaciones religiosas están escasas, y es ahí cuando aparecemos los laicos a reforzar la misión y el compromiso misionero de la iglesia.

Gloria Eugenia Palacios R.

Misionera laica - Bogotá, Colombia.

“Dios quiere que todos los hom-bres se salven y lleguen al cono-cimiento de la verdad”.

(1 Tim 2,3-4).

Escuchando la homilía del padre Luis Arturo Villegas en una de las anima-ciones misioneras dominicales en la Parroquia San Eugenio, entendí más el llamado que nos hace el Señor a todos los bautizados: la vocación misionera. Hoy más que nunca, se nos pide, ser conscientes de esta realidad. Las vo-caciones religiosas están escasas, y es ahí cuando aparecemos los laicos a reforzar la misión y el compromiso mi-sionero de la iglesia. Compromiso que debemos asumir con generosidad, con amor y responsabilidad. Me ha marcado tanto el sermón y el evange-lio de aquel domingo, que me atrevo a escribir estas palabras para compar-tir, así sea brevemente, algunas expe-riencias vividas, con el grupo de laicos misioneros de Bogotá, y que hablan de fe, de amor, pero sobre todo de la alegría que se siente cuando se inten-ta vivir la vocación misionera a la cual hemos sido llamados. Es bueno saber que Jesús ha tocado a mi puerta y al igual que muchos de mis compañeros del movimiento, he tratado de respon-der a esta llamada con generosidad y entrega.

Al menos dos o tres veces al año, parti-cipamos en misiones parroquiales, en la ciudad o en el campo, con campesi-nos, colonos o indígenas.

La última de estas experiencias misio-neras sucedió hace unos pocos días cuando con algunos de mis compa-ñeros del movimiento viajamos al resguardo indígena La Asunción en San José del Guaviare. Aquí hemos encontrado una comunidad sedien-ta de Dios, una comunidad que res-ponde al llamado de los misioneros y que manifiesta un profundo deseo de crecer en la fe y ahondar más en los

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conocimientos del Señor, de vivir más intensamente la fe cristiana, en donde encuentran consuelo y esperanza para afrontar la difícil situación que viven, acorralados en pequeños resguardos con pocas tierras para el cultivo y la cría de animales, poco alimento, ame-nazados por los colonos dueños de las tierras de los mejores pastos y de los ganados.

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Gloria E. Palacios R. en una misión en Casanare - , Colombia

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Los habitantes de este resguardo son agricultores. Las mujeres y los viejos asumen el cuidado de la chagra, mien-tras muchos jóvenes se quedan en la casa, algunos pasan el tiempo toman-do guarapo o viendo televisión. Los medios de comunicación han acerca-do los pueblos, pero también su in-fluencia se convierte en una amenaza para la cultura. Nuevos signos, nuevas costumbres, nuevos elementos se in-corporan cada día.

La cultura tradicional ha sufrido cam-bios y transformaciones profundas. El consumo exagerado de bebidas alcohólicas, trae sus males, violencia, división entre las familias, pobreza y abandono. Las nuevas generaciones,

pareciera, se encuentran en un mundo que ya no es el de ellos y sin ninguna esperanza para el futuro.

¿Cómo hablar de Dios en medio de esta realidad? Nos preguntábamos cada día, ¿Cómo presentar el evan-gelio a estos pueblos? ¿Qué valores debemos predicar? Cómo anunciar el evangelio sin destruir la cultura, dejan-do que este nazca en medio de estos pueblos con tradiciones ancestrales, con valores, que aunque a veces pa-recen perdidos, están en lo más pro-fundo de la sabiduría de estos pueblos milenarios.

Hemos acompañado a estas comu-nidades por unos pocos días, hemos

aprendido mucho, les hemos habla-do de Dios, hemos motivado el senti-do comunitario y fraterno que los ha identificado siempre, hemos intentan-do balbucear algunas palabras de su idioma, hemos comido de sus frutos, de sus comidas, hemos aprendido de los viejos. Hemos disfrutado su músi-ca y sus tradiciones, pero sobre todo hemos escuchado la voz de Dios que nos invita a salir de nuestras como-didades y manifestar, muchas veces con el silencio, que Él está vivo, y que es Padre de todos.

Agradezco la oportunidad que me han brindado los Misioneros Javerianos de Yarumal especialmente al Padre Carlos Mario Velásquez, para empezar esta experiencia tan enriquecedora y po-der compartir con mis hermanos mi fe y mi compromiso misionero. Esta aventura nadie la podrá detener, en los más pobres he podido descubrir el verdadero rostro de Cristo. El rostro de

También los laicos tienen una misión en la Iglesia.Los Misioneros de Yarumal acogemos cristianos como usted, que quieran emplear un tiempo al servicio de las misiones en Colombia y el mundo o simplemente que quieran crecer en el compromiso misionero y/o participar en un grupo de reflexión misionera.

Contáctenos y con gusto le damos mayor información.

LaicosMisioneros

un Dios que ha vivido para siempre en estas culturas ancestrales.

Si tú también quieres compartir la fe y la vida con los más pobres, únete a nuestro movimiento de Laicos Misio-neros Javerianos.

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PUBLICACIONES

¿Quienes somos?Los Misioneros Javerianos de Yarumal, somos un Instituto Misionero fundado en 1927 en Yarumal - Colombia, por Mons. Miguel Ángel Builes, al servicio de la evangelización de los más pobres y margina-dos de Colombia y del mundo.

¿En dónde estamos?Trabajamos en varios países de América, África y Asia.

¿Qué hacemos?A nombre de la Iglesia Colombiana, llevamos la Buena Noticia de salvación a los más pobres y marginados. Nos preocupamos por la construcción de las Iglesias locales en los lugares a donde somos enviados. Adelantamos programas de desarrollo comunitario, vi-vienda, salud, educación... y nos esforzamos por construir un mun-do mas justo, mas humano.

Monseñor Miguel Ángel Builes G.

¿Por qué el Obispo Misionerode Colombia?

Autor: Sigifredo Ochoa Ospina

La obra, según el mismo autor la describe, es una simple recopilación y exégesis de

algunos pasajes salientes de su pensamiento como sacerdote y como obispo, como

misionero y como hombre; en cuanto atiene a su obra espiritual, fielmente documentada,

y la elucidación escueta de la .finalidad y de la ubicación espacio-temporal de varias de sus obras materiales: pruebas tangibles

y fehacientes, y mudos testigos de la existencia real de un coloso de las misiones

que vivió otrora en tierra de pigmeos.

Costo: $25.000.oo

El Obispo de los pobres

Una biografíade Mons. Gerardo Valencia Cano

Autor: Gerardo Jaramillo González

Mons. Gerardo Valencia Cano fue un hombre de muchas facetas. Nacido en Santo

Domingo, Antioquia, nunca olvidó sus raíces campesinas que lo hermanaron con los agricultores, con los indios del Vaupés, con los negros de Buenaventura. Viajero

infatigable, escritor desmesurado, su verbo encendido causó escozor en aquellos que creían que se le puede prender una vela a Dios y otra al diablo. Nunca se mordió la

lengua para proclamar a los cuatro vientos las falacias de los poderosos.

Costo: $25.000.ooPedidos: Cra. 81 No. 52B - 120 Tel. (57 4) 444 09 21 Medellín, Colombia.

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Ph: (1-718) 561 82 48New York, USA

Te invitamosa una MISIÓN

sin FRONTERASLos Misioneros de Yarumal, somos un instituto

misionero fundado en 1927 en Yarumal, al servicio de la evangelización de los más pobres y

marginados de Colombia y del mundo, que acoge, prepara y envía sacerdotes, hermanos y laicos a

varios países de América, África y Asia.

¿Eres Bachiller, universitario, profesional o aún estás en la escuela secundaria? Esta invitación

es para ti. Tú también puedes ser misionero.

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