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Sumario

- Para creer en unicornios. Algunas cuestiones

sobre la experiencia de la lectura literaria en la

infancia. Ana Carolina López. p 4

- Las Alicias de Carroll y los efectos oníricos en

los niños. Verónica Andrea García. p 11

- Alicia en el país de las maravillas (o el horrible

cuento de la última dictadura Argentina). Miguel

Ángel Santillán. p 20

Escenas de Lectura: La magia de Alicia no tiene fin.

Claudia Rivera. p 25

Entrevistas: Fernando Avendaño “Hace ya tiempo que la

literatura para niños y jóvenes ha sacado carta de ciudadanía”.

Carina Suppo. p 31

Ilustración: Bordados, hilos y discursos. Paz Herón Ruiz.

p. 27

Editorial: María Luisa Miretti. p 3

Abordajes:

Libros: Manga de animales. Natalia Moya. p 32

Eventos LIJ: Caroline Kirsch Pfeifer. p 35

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Editorial

Esta revista digital surge por iniciativa de un grupo de maestrandas de la Maestría en Literatura para niños, que funciona en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, acreditada por la CONEAU por Res. Nº 808/14-. Le damos la bienvenida, para que sus claros propósitos de difusión y promoción de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) que siempre apoyaremos, sean obtenidos. Desde el año 2002, la visión siempre renovadora del Dr. Ovide Menin, preanunció esta Maestría -a la que siempre decidió llamar para niños y no, infantil, por las connotaciones que implicaba este calificativo-, llevándonos por buen camino a la Facultad de Humanidades y Artes, cuyo Decano era en esos momentos, el Prof. Darío Maiorana, quien no dudó en colaborar y prestar aliento para el proyecto.

A partir de entonces, tuvo la aprobación del Consejo Superior por Res. Nº 316/02. Se formó el 1º Comité Académico, integrado por figuras provenientes del campo de la LIJ

(*):

Director: Ovide Menin - Secretaria Técnica: María Luisa Miretti - Miembros integrantes: Fernando Avendaño, María Luisa Cresta de Leguizamón, Norma Chillemi de Lucero, Alma Maritano, Beatriz Actis, Félix Temporetti. El objetivo central fue -y continúa- generar un espacio de estudio y de investigación para el adecuado tratamiento de la literatura para niños, en un marco de reflexión crítica y de permanente revisión superadora, para la formación postgradual de los graduados universitarios en Letras y afines con antecedentes en este campo, ya que estudios preliminares habían permitido detectar la falta de tratamiento sistemático de la LIJ en los planes de estudio, tanto en los Profesorados de nivel Terciario como Universitario. Realizada la visita de la Comisión evaluadora (CONEAU) fueron aprobadas las actuaciones por Res. 136/07 y los Seminarios se desarrollaron sin inconvenientes, continuando con normalidad a la fecha.

Lamentablemente hubo bajas en el camino -como la del Dr. Menin, quien siempre fue un faro renovador de ideas-.

La Comisión Académica actual está integrada por: Directora: María Luisa Miretti - Miembros integrantes: Fernando Avendaño, Félix Temporetti, Graciela Falbo, Graciela Bialet, Cristina Martín y Sandra Siemens. De igual modo, los profesores que desarrollan los distintos Seminarios de la currícula van variando y siempre se buscan las mejores opciones acorde con las posibilidades específicas, pues se requiere un perfil muy particular. Igualmente para la conformación de los jurados -defensas de Tesis-, no resulta fácil integrar los tribunales (2 internos y 1 externo, según la normativa vigente), ya que lograr la idoneidad en relación a la especificidad del campo de la LIJ, no resulta simple, pero son los desafíos que se renuevan en cada ocasión.

Los logros más interesantes se dan en las propuestas de cada cohorte, con sus motivaciones y expectativas. Vienen de puntos remotos: San Luis, Santiago de Estero, Buenos Aires, Tucumán, Patagonia, Córdoba, Santa Fe, pero también del exterior: Colombia, Brasil, México, Uruguay y ésto nos posiciona muy bien, aunque no siempre se pueden resolver los problemas de los asistentes. Además, como complemento ideal a las clases teóricas, son las Jornadas literarias o Ciclos con autores que se desarrollan en simultáneo con los Seminarios, ya que -en acuerdo con las editoriales y/o con los escritores o las visitas en particular-, se pautan encuentros en los que se plantean los procesos de investigación-acción de los hacedores de la LIJ y esto aporta muchísimo a los y las investigadores/as en formación, siempre con la colaboración de la Biblioteca Argentina, que gentilmente nos permite realizar los encuentros allí.

En dichos encuentros han estado: María Teresa Andruetto (Premio Andersen 2012), Canela, Graciela Bialet, Lilia Lardone, Ricardo Mariño, Silvia Schujer, Estela Smania, Nicolás Schuff, Márgara Áverbach, Sandra Siemens, Teresita Valdettaro, Graciela Repún, María Fernanda Maquieira, Perla Suez, Sandra Comino, Valeria Sorín, Mercedes Pérez Sabbi, Margarite Mainé, Diego Rojas, Ma. del Carmen Reyes, Cristina Martín,

Alberto Miyara, Mitoire, Abuelas lee cuentos, entre otros.

Otro aspecto relevante a destacar son los títulos defendidos hasta el momento, cuyo material constituye un valioso aporte por su temática, logrando de ese modo una de las metas planteadas. Por ese motivo, se ha cedido -y se continuará haciendo en acuerdo de partes- una copia de cada tesis a la Biblioteca Argentina, para las consultas públicas y de ese modo seguir incentivando la difusión y promoción de la LIJ, tal cual se planteara en sus objetivos fundacionales.

Y las cohortes continúan. Seguimos renovando esfuerzos y apostando al crecimiento del campo crítico, que es el espacio medular más débil, por el cual creemos que esta revista digital AQUELARRE es una necesidad que invitamos a compartir. Que nuestro saludo de bienvenida sea el inicio de un camino multiplicador de aportes y propuestas positivas para el campo de LIJ.

Prof. Mg. María Luisa Miretti*

*María Luisa reside en Santa Fe, donde alterna la lectura y la escritura con el dictado

de Seminarios y Talleres y el periodismo cultural, en el país y en el exterior. Ha cursado el Doctorado en Humanidades, es

Magister en Enseñanza de la Lengua y Literatura (UNR), Profesora y Licenciada en Letras (UNL – UCSF), Especialista en

Narrativa de Posguerra (España) y Maestra. Ha transitado por todos los niveles del sistema educativo y actualmente es Directora

de la Maestría en Literatura para niños. Tiene numerosas publicaciones sobre la problemática de la LIJ, en libros y revistas

nacionales y extranjeras. Ha sido galardonada en el país y en el exterior por sus producciones de ficción. Entre sus obras

destacan “Cuentos, leyendas y coplas populares latinoamericana” Tomo I y II (Homo Sapiens, 2001, 2013), “La lengua oral en la

Educación Inicial” (Homo Sapiens, 2003), “Educación literaria desde el Jardín Maternal” (SB, 2009), “La literatura para niños y

jóvenes: el análisis de la recepción en producciones literarias” (Homo Sapiens, 2004) y la novela para adultos “La otra

Anastasia” (Ediciones Eh!, 2015) entre otros.

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Abordajes

Para creer en unicornios. Algunas cuestiones sobre la experiencia de la lectura literaria en la infancia

Por Ana Carolina López1, Río IV (Cba)

Resumen El presente artículo constituye un recorrido por dos interrogantes referidos al campo de la literatura para niños, en relación con la obra de Lewis Carroll (Alicia en el país de las maravillas y Alicia través del espejo) y lo que Alicia encontró allí. En primer lugar reflexiona sobre las condiciones de existencia de una literatura para niños y una experiencia de la lectura, como derecho y como necesidad de todos los seres humanos, con independencia de su edad; en segundo lugar, se exponen algunas consideraciones en torno a las adaptaciones de los textos destinados al público infantil, habida cuenta de las numerosas sufridas por las novelas de Carroll; por último se rescata el lugar de la literatura en general y la de humor en particular como experiencia transgresora y liberadora.

Palabras clave: Literatura - infancia -

experiencia de la lectura - adaptaciones

Celebrar estos 150 años con Alicia abre la posibilidad de recuperar algunas de las discusiones que se dan en el campo de la literatura para niños, que van desde la puesta en cuestión de su misma existencia a las distintas

1Es maestra y profesora en Ciencias de la Educación

(Universidad Nacional de Córdoba). Actualmente cursa la Maestría en Literatura para niños (Universidad Nacional de

Rosario). Participó como expositora en congresos de la

especialidad. Se desempeña como docente de Lengua y

bibliotecaria en los niveles primario y secundario de la ciudad de

Río Cuarto, Córdoba. [email protected].

ideas en torno a su forma y contenido; en primer lugar, porque la obra fue concebida especialmente para ellos, demostrando que es posible escribir para la infancia textos que supongan profundidad, complejidad y extensión. Así, los actuales detractores de la LIJ que la ubican como un simple fenómeno de mercado, deben pues reconocer que los niños pueden ejercer su derecho a ser lectores de literatura porque están a la altura como interlocutores de comprender textos complejos, pero también que hay escritores que pueden elegirlos como destinatarios principales y escribir para ellos obras que no sólo no los subestiman sino que exceden las barreras de la infancia y pueden ser disfrutados por todos.

En segundo lugar, la persistencia de Alicia como parte del legado cultural literario de occidente, permite preguntarnos sobre el valor y la necesidad de las adaptaciones de los libros cuando son leídos por niños y las concepciones de lectura y de infancia que las mismas suponen; en tercer lugar, reconocer las distintas formas de humor que componen el relato original y que son en muchos casos las primeras que sufren los recortes de las adaptaciones supone legitimar el papel transgresor que dichos recursos tienen dentro de la literatura.

Literatura en la infancia: un derecho y una necesidad

Siempre creí que eran monstruos fabulosos! -dijo el Unicornio…. -Habla, niña.

Alicia no pudo evitar que en sus labios se dibujara una sonrisa mientras empezaba a decir:

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-¿Sabe que yo también creí siempre que los Unicornios eran seres fabulosos? ¡Nunca había

visto uno de carne y hueso! -Bueno, ahora que nos hemos visto el uno al

otro, -dijo el Unicornio -si vas a creer en mí yo creeré en ti. ¿Trato

hecho?

Lewis Carroll, A través del espejo y lo que

Alicia encontró allí

Por medio de la lengua, que es social, los relatos nos vinculan al mundo en el que vivimos y le dan sentido, por eso, que existan libros que tienen a los niños de destinatarios supone creer en la literatura como derecho y como necesidad reconociéndola como una forma de experimentar el mundo.

“Ahora que te he visto creo en ti, es la mutua promesa entre Alicia y el Unicornio y nos lleva a una pregunta tantas veces planteada. ¿Existe la literatura para niños? ¿Será que es un invento de la Pedagogía o del mercado? ¿O será que es posible encontrar escritores que ponen a disposición de los niños la posibilidad de hacer experiencia a partir de la palabra? ¿Será, finamente, que hay escritores que pueden escribir “tan límpidamente, tan brevemente, -calidad rara y difícil de alcanzar- que todo el mundo podía [puede] leerlos, incluso los niños?” (Tournier, 1993, p. 63).

Sin dudas, descubrir esta novela es constatar que hay quienes comparten sus búsquedas con los niños porque le dan a la infancia el estatuto que merece: no la de ser sujetos de consumo, tampoco la de ser receptores pasivos de certezas de otros, sino la de ser seres capaces de experiencia, que recrean la cultura y le dan sentido a los símbolos que los rodean. Allí radica la necesidad de lo literario, tal como señala María Teresa Andruetto:

“Todo está ahí en el mundo, listo para ser arrebatado: nuestra experiencia y la de los

otros acerca de cada cosa. El arte se alimenta, se apropia de eso que está ahí y es de todos. La apropiación que hace la literatura sobre el patrimonio común, el lenguaje, regresa más tarde o más temprano por sus cauces y nos pide dirigir la mirada hacia los otros; nos pide mirar y escuchar con atención, con persistencia, con imprudencia, con desobediencia, no para generar respuestas sino para crear preguntas.” (Andruetto, 2015, p. 117).

La mirada del lenguaje literario se vuelve sobre los otros, pero también sobre nosotros mismos, traduciendo, poniéndole palabras a nuestro tejido personal. Leer literatura es también entonces ejercer nuestro derecho a tender un puente de palabras que, parafraseando a Yolanda Reyes, nos traiga noticias de nosotros mismos.

“Como necesidad y derecho, la palabra poética nos sujeta al mundo de la cultura y nos arroja a la permanente búsqueda de lo que somos. Está instalada, como dice Montes, en una frontera indómita, una zona liberada, “una frontera espesa, que contiene de todo, e independiente: que no pertenece al adentro, a las puras subjetividades, ni al afuera, el real o mundo objetivo.” (Montes, 1999, p. 52).

Ambos aspectos no tienen edad y desde allí defendemos la condición de posibilidad de una literatura para niños. A continuación examinaremos más detenidamente estas ideas.

Para Bruner (1990), la experiencia se estructura bajo una forma de organización del pensamiento que denomina pensar narrativo; esta lógica se incorpora con la adquisición misma del lenguaje, acto en el que se negocian, en un camino de ida y vuelta, los significados que la sociedad comparte. Según el autor, esta negociación crea y recrea constantemente la cultura y por ello toda sociedad mantiene instituciones y ocasiones

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especializadas para mantener esta característica de foro. Una de estas instancias son las narraciones.

“La narración trata (casi desde las primeras palabras del niño), del tejido de la acción y de la intencionalidad humanas. Media entre el mundo canónico de la cultura y el mundo idiosincrático de las creencias, los deseos y las esperanzas. Hace que lo excepcional sea comprensible y mantiene a raya a lo siniestro, salvo cuando lo siniestro se necesita como tropo. Reitera las normas de la sociedad sin ser didáctica.” (Bruner, 1990, p. 63).

En este sentido, la literatura como creación estética, forma especializada del pensar narrativo, enseña, confirma o revoca toda una serie de preceptos vinculados a la cultura. Así, los relatos dotan de estabilidad a la vida social del niño, por cuanto le permiten moverse cómodamente en la red de historias que sostienen los sentidos y valores de la cultura en la que vive. Al respecto, Andruetto sostiene:

“En la literatura, así como en el arte, la humanidad encontró un vehículo para transmitir sus representaciones del mundo, diferentes según la época, y las condiciones sociales, económicas y culturales. Cada libro – novela, cuento, poema- contiene, con mayor o menor felicidad, una lectura del mundo, y leer lo que fue escrito es ingresar al registro de memoria de una sociedad, a lo que esa sociedad considera… por alguna razón; perdurable… Contra el sólo impulso y la descarga individual, contra el puro entretenimiento y el adormecimiento de la conciencia, el arte nos recuerda quiénes somos y nos propone una de las inmersiones más profundas en nosotros mismos y en la sociedad en la que formamos parte.” (Andruetto, 2015, p. 111 y 112).

Por lo mismo, estrechamente vinculado a lo anterior, las narraciones permiten que el ser humano se subjetive, se vuelva sujeto de una

cultura determinada. Los relatos lo dotan de recursos simbólicos que le permiten sobrevivir e interactuar.

Desde una mirada psicoanalítica podría apuntarse que en el proceso de socialización primaria, es la madre la primera en representar a su hijo la realidad. Las narraciones se ubican allí, ayudando a la madre a acercar el mundo al niño, abonando un espacio imaginario que engrosa la frontera representacional que lo acompaña en sus primeros pasos por el mundo. Cuando por fin comienza a caminar separándose de la madre, esa frontera representacional continuará acompañándolo; la fantasía ampara, aloja: una nutrida subjetividad favorece la elaboración de los conflictos, escuchar relatos en los que aparecen elementos en los que el niño puede, mediante la condensación y el desplazamiento, significar las batallas que se libran en su interior, permite que aspectos inconscientes puedan acceder hasta cierto punto a la conciencia para ser tramitados.

Así, por ejemplo, las madrastras pueden representar todo aquello que es odiado. La figura malvada es depositaria del odio del niño, que puede descargarse sin necesidad de hacer consciente el verdadero objeto de ese odio; de la misma manera, situaciones que en la vida le causaron contradicción pueden ser resueltas a través de los relatos, por ejemplo identificándose con el héroe que, sorteando innumerables dificultades, sale victorioso. Este proceso torna activo lo pasivo.

Desde otro punto de vista, y más allá de elaboraciones más o menos compensatorias, la palabra literaria tiene la capacidad de horadar, de desmontar, de remover; y en esa permanente confusión, hablarnos sobre la vida. En la obra de Carroll, la tensión permanente entre lo racional y lo absurdo van tornando los sueños de Alicia en pesadillas, la narración oscila entre instantes en los que la protagonista se deja llevar por los derroteros de los juegos de palabras y aquellos en los que se aferra a la necesidad de poner un orden en la

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todoposibilidad que los diálogos le sugieren, esa experiencia sólo puede ser vivida a través de la lectura de cada punto de la trama que compone las aventuras de Alicia, que a su vez encierran una seguidilla de argumentaciones provenientes de los más extraños personajes, logrando trastocar el orden de cualquier lector. La literatura permite extender los contextos inmediatos y conocidos en el uso del lenguaje habilitándolo a generar nuevas realidades posibles y enriquecer sus formas de uso, las formas humorísticas en la literatura, por poner de ejemplo el caso que nos ocupa, permiten conectar la ambigüedad, la contradicción, la exageración, la asociación de palabras por su campo semántico y toda una serie de usos lingüísticos altamente ricos. Como derecho y como necesidad, la palabra literaria habita lo que somos, y ese es un espacio que merecemos ocupar todos, independientemente de nuestra edad.

Sobre las adaptaciones y la experiencia de la lectura

Lucas no deja nunca de verificar si la

venida es válida y si el paso se opera sin

obstáculos mayores. Poco le importa la

situación individual de los lectores, porque

cree en una medida misteriosamente

multiforme que en la mayoría de los casos

cae como un traje bien cortado, y por eso

no es necesario ceder terreno ni en la

venida ni en la ida: entre él y los demás se

dará puente siempre que lo escrito nazca

de semilla y no de injerto.

Julio Cortázar, Un tal Lucas

Indudablemente, todos sabemos quién es Alicia, asociamos el conejo blanco a una persecución y podemos referir al carácter irascible de la Reina de Corazones, podríamos fácilmente identificar la sonrisa del gato sonriente y saber qué significa un no - cumpleaños, aunque

probablemente más de uno se sorprendería al saber que no hay mención a tal evento en la primera “Merienda de locos”. Porque… ¿cómo llegamos a conocer esas historias? ¿Cuántos recorrimos la versión completa de Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo? ¿Cuántos sólo podemos remitir a publicaciones de muy pocas páginas, o tan sólo a la película de Disney? En todos los casos, estamos enfrentando la versión original con las múltiples adaptaciones de las que fue objeto en estos 150 años de vida. La pregunta que nos hacemos es ¿por qué aparecen estas adaptaciones? ¿Es deseable que existan? ¿Van en desmedro de la experiencia literaria?

En términos generales, las publicaciones para niños se someten a los criterios de quienes deciden lo que se considera apropiado para un tiempo y un lugar determinado, pero también acerca de lo que suponen que un niño es capaz de leer y comprender en términos de trama y lenguaje. Si hablamos de obras que no fueron originalmente concebidas para un público infantil, podemos puntualizar que, como afirma Marc Soriano:

“Adaptar para los niños un libro que no les estaba destinado significa someterlo a una cantidad de modificaciones – por lo general cortes y cercenamientos- que lo conviertan en un producto que se corresponda con los intereses y el grado de comprensión de los menores, es decir, que lo vuelvan asequible a este público nuevo.” (Soriano, 2010, p. 35).

Como vimos, estas operaciones estuvieron tradicionalmente destinadas a libros que originalmente no estaban escritos para los niños, y el autor menciona ejemplos de los criterios con los cuales se hacían los recortes, que van desde las adaptaciones “espontáneas” que constituyeron la llamada literatura de cordel, hasta otras deliberadas, con fines educativos, muchas adaptaciones disfrazaron la censura con motivos políticos; otras, lisa y llanamente desconfiaban de la capacidad del lector de comprenderlas o apreciarlas.

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Para Soriano (2010), estas operaciones tienen validez cuando permiten acercar grandes obras de la literatura universal a un público ciertamente en aumento y son factibles en tanto sólo pretendan quitar la película de polvo que pueda haberles quedado debido al paso del tiempo con el objetivo de no desalentar la atención del lector. Sin embargo, advierte, tal trabajo debería asumirse con responsabilidad y estudio, con el objeto de respetar lo máximo posible la estética del texto. Cada obra literaria tiene un equilibrio devenido de su composición que es riesgoso romper, teniendo en cuenta que intervenir en una obra, privilegiando, por ejemplo, el argumento en desmedro de la manera en cómo éste es contado supone cercenar la posible multiplicidad de lecturas que el texto como es concebido habilita; recordemos que la experiencia literaria es un modo de relacionarnos con el mundo a través del lenguaje, y que por lo tanto cada relato supone una condensación de sentidos diversos que conectan a escritores y lectores.

“Ahora bien, hay libros que ellos podrían disfrutar pero que contienen pasajes que amenazan con desalentar su atención. Cuando esos pasajes no son esenciales, ¿no es razonable suprimirlos, al menos momentáneamente? Sin duda, se trata de librar una obra que tiene su propio equilibrio al arbitrio de una interpretación personal, que podrá decidir, sin demasiado discernimiento, que tal episodio es esencial y tal otro no. Pero si el adaptador está bien elegido, si se ha tomado el tiempo de informarse y practica los cortes con inteligencia y respeto, ¿por qué no confiar en él?…. El problema planeado se reduce, por lo tanto, a esto: ¿Hay que dejar entrar a los jóvenes en la vida con un bagaje de libros escritos para la juventud, es decir, arriesgarse a que ellos no conozcan nunca las grandes obras maestras de la humanidad, o sería mejor tratar de ponerlos en contacto con estas grandes obras, aunque sea bajo la forma de extractos o adaptaciones?” (Soriano, p. 49-50).

La adaptación se enmarca en el ámbito de la divulgación, señala Soriano, es decir, la reconoce como un acto de traducir los datos científicos para hacerlos accesibles al lenguaje de las mayorías; y así, habilita ciertas obras literarias, que conforman un verdadero patrimonio simbólico y cultural, a penetrar en los entramados de sentido de los discursos, la adaptación de estas grandes obras constituye una especie de divulgación para hacerlas accesibles a una mayor cantidad de lectores. Sin embargo, esto no ocurre cuando las obras se recortan sin criterio, puerilizando y vaciando su contenido, o desestimando al valor que tiene el estilo por sobre la narración lisa y llana del argumento. Como señala Marcela Carranza:

“En el caso de la literatura infantil, la relación entre productores y consumidores del texto es asimétrica, se trata de un adulto y de un niño con desiguales condiciones de poder y de saber. La adaptación busca superar tal asimetría, ajustar el mensaje al horizonte del receptor; pero este lector en el texto no está dado por lo que los niños reales y concretos son, sino por las representaciones de lo que son los niños en una sociedad, cultura y momento histórico dados…

Muchas de estas adaptaciones, las más comerciales y por ende las de más fácil acceso, producen verdaderos "mutantes" de los textos originales, o de versiones antiguas de acuerdo a parámetros fundamentados en la repetición y el estereotipo. El cotejo y análisis de diversas versiones de un mismo texto puede permitirnos tanto a los adultos mediadores, como a los niños mismos, observar los cambios efectuados durante la adaptación, descubrir los efectos de sentido que tales modificaciones conllevan y preguntarse por la idea de lector que el texto adaptado construye.” (Carranza, 2007).

No son pocas las versiones de Alicia que circulan sin denunciar su calidad de adaptaciones, resumiendo en unas pocas

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páginas una historia que condensa riqueza y complejidad devenidas de “las especulaciones abstractas y la invención y ejecución de una mitología personal que ahora venturosamente es de todos.” (Borges, 2012, p. 20).

Podríamos arriesgar algunas hipótesis acerca de la ideología que sustentan tales operaciones de recorte y simplificación. Tal como señalaba Marcela Carranza, el acceso a tales lecturas se sostiene en una imagen de lector que no admite desafíos, que requiere tramas superficiales y evasivas, libres el mayor tiempo posible de trabajo intelectual. Si el texto opone resistencias, antes bien deberían preverse instancias de acompañamiento en la lectura de tales obras, que permitieran a los lectores ir conquistando progresiva autonomía en el abordaje de lecturas complejas; esto es, cabalgar sobre las dificultades en la construcción de sentidos e ir fortaleciendo a fuerza de relecturas e interrelaciones nuestras capacidades como lectores es lo que determina gran parte del placer intelectual que nos provee la literatura, placer que se conquista tras arduo trabajo, operación del pensamiento y de las más profundas y confusas emociones, conclusiones provisorias que mejoran al compartirse y al mirarse otra vez.

En este contexto, abordar en su riqueza una Alicia por Carroll escrita hace 150 años en una cultura diferente a la nuestra es un desafío que vale la pena emprender y que y cuya posta debería ser tomada por los mediadores de lectura. En palabras de Andruetto:

“Convertirse en lector lleva su tiempo y es una tarea de alta intensidad; se trata de dar saltos sobre uno mismo para una mayor conciencia, una mayor complejidad, saltos para, en palabras de Chambers, ponerle el pecho a “una literatura que no se dirija al público sino al lenguaje”. La buena

literatura quiere lectores capaces de leer en serio, lectores capaces de comprender que la única libertad de pensamiento es la libertad que se construye.” (Andruetto, 2015, p. 101).

En este sentido, y apostando a la posibilidad de dar de leer las Alicias originales, es interesante apuntar que abordar la lectura del humor es alentar la libertad y la transgresión. En las versiones recortadas, los pasajes que incluyen juegos de palabras suelen omitirse o pasarse por alto, por lo que sería importante contar con una edición que incluyera notas que permitieran advertir los juegos de palabras.

Para Carranza, tales omisiones no son hechas al descuido:

“Se censuran no sólo temas o contenidos tabúes, sino también formas literarias como la sátira, la parodia; los juegos de palabras, las figuras retóricas, los finales abiertos o negativos, las descripciones minuciosas y cualquier atisbo de ambigüedad, complejidad u opacidad que otorgue mayor libertad a la actividad interpretativa del lector infantil. Un cúmulo de “formas prohibidas” bajo la excusa de los supuestos límites de comprensión del lector y la preservación de su salud psíquica, afectiva y moral.” (Carranza, 2012).

De esta manera, afirmamos que el humor abre la puerta a la transgresión porque su interpretación y elaboración requieren un pensamiento activo de factura propia, para que sobrevenga la risa se necesita construir una idea, no viene dada; es uno de los tantos actos interpretativo- creativos que propone la lectura, el humor deja un amplio margen para conversar con el lector. No lo subestima, lo tienta. Por lo tanto, podemos decir que el humor pone en primer plano al lector en su calidad de sujeto.

Al referirse al mecanismo de la imaginación creadora, Vigotsky plantea que el niño a lo

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largo de su crecimiento acumula experiencias y precepciones que luego serán el material de su fantasía. Dichas impresiones quedan sujetas a una disociación de sus formas originales y una posterior asociación bajo nuevas formas, lo que constituye en sí mismo un proceso creador cuando se cristalizan y exteriorizan. Dice el autor:

“Las huellas de nuestras impresiones exteriores no quedan inmóviles en nuestro cerebro como una cosa en el fondo de un gran cesto, constituyen un proceso, tienen movimiento, se transforman, cobran vida, mueren y en este movimiento está la garantía de su transformación… La asociación, o sea, la unión de elementos disociados y transformados es el segundo paso en la composición de los procesos de la imaginación. (Vigotsky, 2012, p. 36-39).

Ambas instancias de la actividad creadora, disociación y asociación de los elementos de nuestra experiencia, pueden asemejarse a lo que ocurre cuando nos sometemos a la operación humorística. En el caso de la sátira, la parodia y la ironía, cierto contenido ya incorporado se disocia de su sentido original y se une a nuevas formas, con un cierto sentido. Interpretar ese humor, construir ese sentido, se asemeja a la actividad creadora de la mente y allí precisamente reside su valor en la generación de un pensamiento crítico y un sujeto activo. Vigotsky (2012), sostiene que la creación da alegría, como también podemos pensar que la da el hecho de poder interpretar y reconstruir esas formas complejas del humor, que nos representan ideas no explicitadas en el texto y que se elaboraron en la mente con nuestra activa colaboración. Para finalizar, nos interesa afirmar el carácter liberador de la literatura en general -y del humor en particular - que desautomatizan

nuestra percepción del mundo dejándonos el pensamiento dispuesto al desarrollo de nuevas posibilidades.

Referencias Bibliográficas

Andruetto, M. T. (2015) La lectura, otra revolución. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.

Borges, J. L. (2012) en L. Carroll, Los libros de Alicia (4ta ed.) Buenos Aires, Ediciones De La Flor.

Bruner, J. (1990) Actos de Significado. Más allá de la revolución cognitiva. Madrid, Alianza

Carranza, M. (2007) Algunas ideas sobre la selección de textos literarios. Imaginaria n° 202. Disponible en http://www.imaginaria.com.ar/20/2/seleccion-de-textos-literarios.htm.

Carranza, M. (2012) Los cásicos infantiles, esos inadaptados de siempre. Algunas cuestiones sobre la adaptación en la literatura infantil. Imaginaria n° 313. Disponible en http://www.imaginaria.com.ar/2012/05/los-clasicos-infantiles-esos-inadaptados-de-siempre-algunas-cuestiones-sobre-la-adaptacion-en-la-literatura-infantil/

Carroll, L. (2012) Los libros de Alicia (4ta ed.) Buenos Aires, Ediciones De La Flor.

Cortázar, J. (1983) Un tal Lucas. Buenos Aires, Editorial Alfaguara.

Montes, G. (1999) La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético. México. Fondo de Cultura Económica.

Soriano, M. (2010) La literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Buenos Aires, Editorial Colihue.

Tournier, M. (1993) Incluso los niños. En M. Alvarado y H. Guido (Comps.) Incluso los niños. Apuntes para una estética de la infancia (pp. 63- 64). Buenos Aires, La Marca Editora.

Vigotsky, L. (2012), Imaginación y creación en la edad infantil. Buenos Aires, Nuestra América.

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Por Verónica Andrea García1, Charata (Chaco)

Resumen Al partir de la lectura de Alicia en el país de las Maravillas y Alicia a través del espejo se evidencia que el eje conector entre ambas obras es la actividad onírica, para su análisis han sido seleccionado fragmentos de estas novelas para revisar los caracteres psíquicos del dormir que aparecen en el estudio de los sueños de Sigmund Freud.

Ahora bien, ¿qué podemos extraer nosotros, como los adultos de hoy, a los niños que fuimos una vez? Lo cierto es que esos niños deben localizarse en alguna parte, posiblemente los vecinos misteriosos que nos habitan calladamente. ¿Cómo iniciarse en el método del psicoanálisis y aplicarlo a la Literatura Infantil? Realizaremos una aproximación analítica del marco histórico y la biografía del autor de Alicia, para a partir de ahí, comentar y discernir dicha obra e intentar responder nuestras interrogantes.

Palabras Clave: Carroll - Oniria - Psicoanálisis - Literatura - Niños

Un bote bajo el cielo azul soleado, deslizando su ensueño lento

por la tarde del verano… Tres niñas que se acurrucan

1Es Profesora para la Educación Inicial y Profesora de

Lengua, desde hace diez años se desempeña como Profesora en el I.E.S. de Charata en la cátedra de “Práctica II” en el Profesorado de Educación Inicial y en el I.E.S. U.E.P. N° 57 "Fray M. Esquiú". Cursó la Maestría en Literatura para Niños en la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, su tesis referirá al estudio la oniria en los cuentos para niños. [email protected].

Con ávidos ojos, con oído atento, encantadas de oír un simple cuento… Ha desmayado ya el sol de aquellos

cielos, Los ecos se apagan y callan los

recuerdos. Hiela el otoño y el verano ha muerto. Pero sigue habitándome un fantasma es Alicia que deambula por las tierras

que los ojos no ven cuando despiertan. Y una vez más por escuchar un cuento,

se acurrucarán las niñas a mi lado, con ávidos ojos, con oído atento.

Vive en el País de Maravillas, y, aunque los días pasen, ellas sueñan,

sueñan siempre, aunque el verano muera.

Se deslizan para siempre río abajo, Echadas bajo la luz dorada de aquel

cielo: ¿qué es acaso la vida si no es sueño.

Lewis Carroll,

Cuando Alicia atravesó el espejo (poema final)

Introducción

Al partir de la lectura de Alicia en el país de las Maravillas y Alicia a través del espejo, obras que serán atravesadas por La interpretación de los sueños de Sigmund Freud, se evidencia que el eje conector entre ambas es la actividad onírica y la magia de los espejos, se tejen además, otros tópicos como “el fluir del consciente en el inconsciente” y la búsqueda de la verdad aún en sueños. Para poder crear estos puentes y descubrir las posibilidades de encuentros fueron seleccionados algunos fragmentos de estas novelas, para realizar un análisis de los caracteres psíquicos del dormir que aparecen en el estudio de los sueños y que muestran al durmiente despojado de todas aquellas envolturas que encubren su cuerpo, para así comprobar y comparar determinados

Las Alicias de Carroll y los efectos oníricos en los niños

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estados y fenómenos (afectivos, somáticos y de otra naturaleza) con el estado de reposo y el fenómeno onírico.

Para Freud (2011), un sueño constituye la señal de que ha surgido algo que tendría que perturbar el reposo, nos da a conocer la forma de esta perturbación a través del sueño, “un guardián del descanso”, una proyección, la externalización de un proceso interior. Por su parte, Lewis Carroll lanza un desafío a toda la tradición lógica y psicológica de la literatura; audazmente emplea palabras para rellenar el peligroso vacío que separa lo que ahora somos de lo que alguna vez fuimos: el irrevocable tiempo pasado de nuestra niñez. Pero su verdadera aportación radica en su enorme capacidad para transgredir, el autor proclama con violencia que el lenguaje no es unívoco sino multívoco y que la comunicación se ve siempre asediada por el malentendido –que es además el fundamento mismo del discurso intersubjetivo-. Con respecto al lenguaje es oportuno recuperar a Barthes, quien sostiene:

“… hemos de asumir una filosofía plural de los lenguajes…. En efecto, la escritura es lo único que puede asumir el carácter ficcional de las hablas más serias y retornarlas a su distanciateatral; por ejemplo; yo puedo adoptar el lenguaje psicoanalítico con toda su riqueza y su extensión, pero para usarlo como si fuera un lenguaje de novela.

(…) Por otra parte tan sólo la escritura es capaz de mezclarlas hablas (la psicoanalítica, la marxista, la estructuralista, por ejemplo) y constituir así lo que se llama una hetorolología del saber, darle al lenguaje una dimensión de carnaval.” (Barthes, 1987, p. 164).

El diálogo, que es la forma más elevada de comunicación que conocemos, siempre es una confrontación de alteridades irreductibles.

El equívoco nunca desaparece del todo, y eso precisamente es lo que nos recuerda Carroll. Somos hombres, no ángeles. En este sentido, es evidente que tanto Alicia en el País de las Maravillas como

Alicia a través del espejo se alejan de lo que un niño está habituado a leer actualmente; quizá sea recomendable que los niños lean ambos cuentos acompañados de un adulto, pues aunque la historia tiene un objetivo, las lecturas que pueden obtenerse son múltiples y es ahí donde tal vez radica nuestro placer como lectores ávidos de la pluralidad de posibles formas de manejar el texto.

Ahora bien, ¿qué podemos extraer nosotros como los adultos que somos y los niños que una vez fuimos? Lo cierto es que esos niños deben localizarse en alguna parte, posiblemente los vecinos misteriosos que nos habitan calladamente. Pero no nos engañemos: nuestra lectura está condenada a ser tristemente y alegremente adulta (triste porque hemos perdido el don de la interpretación infantil, y alegre, porque nos atrevemos a recobrar ese don mientras emprendemos la lectura).

Así pues, iniciamos una aproximación analítica del marco histórico y la biografía del autor, para, a partir de ahí, comentar y discernir dicha obra desde el siguiente trabajo que se esfuerza por responder: ¿Cómo iniciarse en el método del psicoanálisis y aplicarlo a la Literatura Infantil?

Alicia: hija del inconsciente

En una escena de Alicia en el País de las Maravillas se lee lo siguiente:

“Alicia se estiró sobre las puntas de los pies y se asomó sobre el borde y sus ojos se encontraron inmediatamente con los de la gran oruga azul que estaba ahí sentada con los brazos cruzados,

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fumando tranquilamente un largo narguile sin fijarse en ella en lo más mínimo, ni en ninguna otra cosa.” (Carroll, 2009, p. 53).

Alicia, sin ser un sueño, posee todos los rasgos de un sueño y es, por lo tanto, susceptible a ser sometida a una interpretación psicoanalítica. Se trata, en efecto, de un sueño que despierta en nosotros toda clase de sensaciones extrañas sin sugerir nada en particular, puede especularse que solo con estas sustancias sería posible justificar la presencia de una locura “ordenada”, de un notable gato de Cheshire, que en forma camuflada acompaña sorpresivamente a Alicia, o de una liebre que enaltece la ideología de la prisa, un sombrerero loco y constantes cambios en el tamaño de la protagonista. Cuando Carroll era pequeño, el imperio británico estaba ya en condiciones de comenzar su más grande época: La de la reina Victoria. Ella fue un modelo poderoso, moral, severo y sombrío, y su influencia no pasó inadvertida en Alicia. Además del conservadurismo victoriano, Inglaterra se convulsionaba con sus cambios, la revolución –industrial, política, económica e ideológica- perturbó un estilo de vida que había sido tranquila y cómoda; como consecuencia de esto, el mundo se hallaba de cabeza y la novela que nos ocupase convirtió en símbolo de subversión; por primera vez se cuestionaban la autoridad e inflexibilidad del régimen victoriano, para el que la niñez era una fase de la vida a ser soportada y no necesariamente disfrutada. La historia de Alicia dio a los niños una libertad inesperada, pero largamente añorada.

Alicia: sueño de una tarde de verano

La poca visión convencional de Carroll sobre la niñez –que contrasta marcadamente con la visión freudiana- también encontró expresiones en una nueva forma de arte: la fotografía. Los sensuales y bellos retratos fotográficos que hizo a sus amigas-niñas encubren una pasión irrefrenable y violenta; toda esa pasión erótica desbordada lograba disfrazarse mediante el

mecanismo de la formación reactiva (que transforma un efecto en su contrario), y dar la apariencia de un arte sin más pretensiones que las de captar la inocencia del alma infantil, se encuentra en la antípoda de la concepción freudiana sobre la niñez –que incluye la perversión polimorfa y lo incestuoso-. A diferencia de Freud, Carroll cree –o quiere creer- en el espíritu puro, limpio y angelical de la infancia. Su obra representa, de hecho, un monumento a la “infancia pura”.

En una carta escrita a la madre de las jóvenes Henderson, fechada el 31 de mayo de 1880, el autor habló adorablemente de sus amigas: “su candorosa inconsciencia es muy hermosa y le da a uno un sentimiento de reverencia, como en presencia de algo sagrado.”(Cohen, 1998). Carroll pasó veinticinco años trabajando en el cuarto oscuro, creando una valiosa colección de más de dos mil fotografías. De pronto, abandonó su pasatiempo sin explicación, lo que ocasionó que la gente especulara sobre sus intenciones hacia las niñas-modelos; era una extraña devoción la que el autor sentía por Alicia y además, conocía en profundidad la psicología infantil de una niña. Su fascinación era tal, que muchos lo consideraban enfermizo, lo que hace suponer un gran conocimiento sobre cómo operaba el razonamiento, sentir, percibir y soñar de una niña. La profunda melancolía de ese amor imposible lo motivó seguramente a escribir la inolvidable historia de su Alicia.

Si a esto sumamos un gran conocimiento en lógica, podemos evidenciar las dos determinantes más importantes que influyeron en la similitud entre la narrativa de Carroll y las observaciones de Freud, pues, ¿cómo no llegaría el escritor a un mismo entendimiento lógico del infante y el sueño? Los juegos de lógica que utiliza en su narrativa, no serían entonces simples caprichos de su mente, sino que procederían de una observación minuciosa en una de las cosas que más amaba: el mundo fantástico y lúdico de las niñas; es irónico que un maestro del desatino haya vivido como

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un erudito de la lógica, ya que Carroll fue primero un matemático, lo que debió ser una sorpresa para aquellos que lo conocieron como el creador de Alicia, quien con frecuencia, jugaba críquet con las niñas e inventó una nueva versión complicada del juego. En la historia, esta inocua diversión toma un grotesco giro. ¿Quién robó las tartas? era la pregunta cuando Alicia a parece ante la corrupta corte de la Reina de Corazones, una grave situación que pronto cae en lo ridículo. Cuando la reina Victoria, leyó el primer libro, dijo: “me gustaría leer el siguiente libro de este autor.” (Cohen, 1998). El siguiente libro de Lewis Carroll se llamó Tratado elemental sobre ecuaciones lineales simultáneas y su aplicación a derivadas determinantes (de seguro, no fue de gran diversión para la reina). El más famoso trabajo matemático, Lógica simbólica, fue una vitrina de su ejercicio intelectual favorito: el silogismo. En la Inglaterra victoriana, la hora del té era toda una institución cultural, una hora de apropiada importancia para la escena más famosa de la primera novela. Quien quiera que lo haya inspirado, los artistas han encontrado en el Sombrerero un personaje irresistiblemente excéntrico: la personificación de la locura atrapada en un mundo sin tiempo, podemos pensar en el Sombrerero loco como el inconsciente del autor, que pone en boca del personaje todas las críticas a la época victoriana, siempre a través del humor, del absurdo y la exageración:

-¡De ninguna manera es lo mismo! -gritó el Sombrerero- ¡Si fuese lo mismo decir “digo lo que quiero decir” que “quiero decir lo que digo” entonces sería lo mismo decir” “veo lo que como” que “como lo que veo”! (Carroll, 2011, p. 81).

En el capítulo referido a Carroll, Marc Soriano afirma: “Hay además otra razón que explica el éxito excepcional que alcanzó el libro: Alicia no cesa de agrandarse y de achicarse, dando forma así a una de las preocupaciones mayores

de los niños, que se sientes grandes entre los pequeños y pequeños entre los grandes.” (Soriano, 1999, p. 127). Muchas veces como padres, docentes, o solo por ser adultos, decimos comúnmente: para determinadas cosas los niños son chicos y para otras, son grandes. Con respecto a ello, el siguiente ejemplo:

-Lo que sé es que siempre me sucede algo interesante cuando como o bebo algo – se dijo- de modo que sólo esperaré a ver qué hace esta botella. ¡Espero que me haga crecer de nuevo, porque la verdad es que ya estoy cansada de ser una cosita tan insignificante! (Carroll, 2011, p. 42).

Es notable, además, el papel que desempeñan los animales en estos textos, desconcertantes sin dudas, pero al cabo menos incomprensibles que los adultos, desde esta perspectiva, Alicia es el reflejo de una infancia mal adaptada al mundo adulto y que busca su lugar en él. Para luchar contra el mal estar, Carroll ofrece al joven lector un mundo de juegos, que a la vez es negación del mundo real y construcción de otro, donde todo es posible, y que está fundado básicamente en el lenguaje.

-¿Estás satisfecha con el tamaño que tienes ahora? -preguntó la Oruga. -Bueno, me gustaría ser un poquitín más grande, señora, si no es molestia -dijo Alicia. ¡Diez centímetros son tan poca cosa! (Carroll, 2011, p. 58).

Es así que Alicia, al comer un hongo, crece exactamente como un hongo y –también-, en el curso del proceso, se “sofoca” una protesta mediante el procedimiento de la estrangulación.

…y mordisqueó un poquito del hongo que tenía en la mano derecha para probar qué efecto hacía. De inmediato sintió un fuerte golpe debajo del mentón: ¡se había chocado con el pie! (Carroll, 2011, p. 59).

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Los juegos del lenguaje y el absurdo

Los malabarismos que Carroll realiza con el lenguaje a lo largo de toda la obra son otra manera de reforzar la idea de que el despropósito atenaza nuestra vida: las palabras son la trampa que esconde el absurdo y mediante juegos y dobles significados el autor pretende demostrar que el sinsentido reside en el lenguaje que usamos a diario, y, puesto que el lenguaje es la principal herramienta con la cual el ser humano se relaciona con sus semejantes y se representa cuanto le rodea, la inexactitud del mismo sólo puede provocar caos y desorden; lamentablemente muchos de esos dobles sentidos y juegos de palabras se pierden con las traducciones, esfumándose así lo que sin duda es el aspecto más brillante de toda la obra. Además del lenguaje usado como instrumento para el absurdo hay otros componentes que hacen a la obra tan singular:

“…elementos que parecen infantiles (una fiesta de cumpleaños, una visita a la cocina, una reunión, un divertido juego a la rueda o jugar con una pelota o con cartas) son vistos por Carroll de un modo muy diferente. Él los transforma en otras cosas, como si se tratara de un sueño o de una pesadilla. El mismo lenguaje sufre un proceso semejante, gracias a un juego irreverente con los versos tradicionales que todo niño debía saber de memoria en aquella época. Así mismo, en el cuestionamiento permanente que puede haber detrás de cada frase o palabra, como si, en todo momento, los sonidos y los sentidos se escaparan, enredaran sus propios caminos y , de este modo, pasaran a funcionar de un modo autónomo, como un juguete o pretexto para crear un divertido juego de desciframiento…” (Machado, 2005, p. 130).

Los efectos oníricos en los niños La materia prima de los sueños de Alicia proviene de sensaciones diurnas, las que, a

modo de un bricoleur2, Alicia reúne a lo largo de sus aventuras: El tablero de ajedrez, el conejo, el ratón, los naipes, la “falsa tortuga”; todos elementos a los que un niño dirige su atención durante el día. Carroll utiliza una forma parecida a la de Freud en lo que respecta al proceso creativo del sueño, que toma sus materiales tanto en los recuerdos del día como en las sensaciones del exterior que acuden durante la noche. Estos elementos son, entonces, tomados por el inconsciente de Alicia para posibilitar su expresión a través de un contenido manifiesto.

Toda esta recurrencia a situaciones contradictorias, hacen que el personaje de Alicia viaje siempre a través de dos series contradictorias, a lo largo de sus aventuras vemos también cómo no se respetan determinadas relaciones causa- efecto:

-Lo primero que pensó fue que, de algún modo, había caído al mar.-En tal caso, puedo regresar por tren.

Alicia tiene sed, de modo que la reina le ofrece un bizcocho. Podríamos decir que no existe un orden determinado, dónde las diferentes representaciones se mantengan ligadas unas a otras; el desplazamiento rompe con todo determinismo, y hace fluir la energía psíquica de forma libre; esto abarca también a la

2Bricolage, es un término que alude al discurso sobre el

método. La definición que hace Derrida del mismo es suficientemente clara: "Si se llama bricolage al tomar prestados los propios conceptos del texto de una herencia más o menos coherente o arruinada, se debe decir que todo discurso es 'bricoleur'" (pág. 392). Retomando las expresiones de la página anterior (391) en que definía el bricolage como discurso del método nos encontramos con que: Se asigna al lenguaje la necesidad de su propia crítica. Esta crítica es crítica del lenguaje de las ciencias sociales en su intento de tomar posición ante la circularidad del lenguaje (proveniente de una tradición más o menos gastada: metafísica) El bricolage es un discurso cuya política reside en asumir las oposiciones tradicionales restándoles su valor ontológico, y utilizándolas (en el discurso) metodológicamente a la manera de herramientas. Aun cuando estaban ya allí, sin ser concebidas especialmente con vista a la operación para la que se hace que sirvan."

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temporalidad, pues toda cronología implica una serie determinada de variables encadenadas sucesivamente, cada una dependiente de la anterior e independiente de la próxima (o efecto de la pasada, causa de la futura). El proceso primario rompe con dicha temporalidad, dicha cadena causalística: ...podrías quedarte en la una y media tanto tiempo como quisieras. Alicia recorre un tiempo sin tiempo, donde la ley es: …mermelada mañana, y mermelada ayer... pero nunca mermelada hoy. Decimos entonces que, por caminos diferentes, Lewis Carroll y Sigmund Freud exploran en un mismo fenómeno: ilógico, atemporal, inconsciente, negado por la razón científica durante mucho tiempo por cierta imagen del hombre como ser “racional”. Es en este inconsciente paradojal en el que Alicia se mueve, por las dos series contradictorias a la vez, desplazándose por todos los saberes, e incluso olvida todos los nombres e identidades fijas:

“El durmiente sueña, bajo los efectos de la perturbación, el individuo se protege del peligro exterior, surgido éste en lugar de un estímulo instintivo interno, los estímulos del sueño son restos diurnos, cargas del pensamiento que se han conservado en estado de reposo.” (Freud, 2011, p. 143).

Cuanto más fuerte son las cargas instintivas inconscientes, más inestable será el dormir, Freud se vale del plano onírico para poner en la voz de la protagonista los deseos reprimidos de ésta. Las ideas deben provenir por lo tanto de la razón de una necesidad espiritual libremente deseada, para que lleguen a tener la naturaleza de eternidad, así llegamos a ser creadores de nuestra propia libertad, incluso aislándonos de las influencias cósmicas o astrales que cruzan por el universo de los cuerpos. Por la interpretación de los sueños conocemos de qué modo se desarrolla la regresión de los restos diurnos preconscientes en la elaboración onírica; los pensamientos quedan transformados en imágenes visuales, o sea una serie de cargas

de recuerdos de cosas sobre las que actúa el proceso psíquico hasta formar el contenido manifiesto del sueño, hay una forma prodigiosa en la riqueza de dos planos del sueño (planos de sentidos contrapuestos). Ambos no son más que un marco para la vida de vigilia del alma.

Pero esta vida consiste en soñar, y lo que se sueña es que el afán de saber, animador de la vida real de los seres humanos, es un sueño: el plano del sueño que es la vida y el plano del sueño que sueña que la vida es sueño. Sueño es la vida, la vida toda, sueño en especial, la vida intelectual, hasta el punto de que su mismo sueño es cosa soñada, es sueño. La verdad psicológica de tan compleja fabulación es tan paradójica, como impresionante:

…los sueños son instrumentos de satisfacción imaginaria de afanes y deseos insatisfechos en la realidad de la vida que corrientemente estima ser la vigilia: se sueñan precisamente los sueños, los quiméricos. (Freud, 2011, p. 95).

Este deseo onírico debe ser distinguido de los restos diurnos, no debe ser confundido con los impulsos de deseo, que pueden existir entre las ideas latentes del sueño. Pero cuando tales deseos preconscientes existen, el deseo onírico se asocia a ellos, intensificándolos, es una fantasía realizadora de deseos en el sistema preconsciente.

Algo así fue lo que le ocurrió a la pequeña Alicia que: empezaba a cansarse de estar sentada, sin tener nada que hacer… Así, pues, se puso a revolver en su cerebro, si el placer de hacer una guirnalda de margaritas compensaba el trabajo de levantarse a cortar flores, cuando de pronto se le acercó un Conejo Blanco de ojos rosados… (Carroll, 2011, p. 7).

El mundo que se extiende detrás del espejo

Después de Alicia en el país de las maravillas, en 1866 una sombra cubrió la vida de Carroll: su relación con los Liddell se enfrió repentinamente.

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Después de que dejó de ver a Alicia, fue en busca de innumerables niñas encantadoras; pero el recuerdo de la pequeña nunca desapareció; cuando ella se casó, él le confió en una carta: “mi memoria visual de aquella que fue, a través de tantos años, mi ideal amiga-niña, es más clara que nunca. Desde aquella época he tenido docenas de amigas-niñas, pero con ellas todo ha sido diferente…” (Cohen, 1998). A pesar de haber roto relaciones con su musa, seis años después del primer libro, Carroll publicó la segunda parte: A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí. El mundo que aquí visita Alicia, es otro país maravilloso semejante a un tablero de ajedrez, que se prolonga hasta el otro lado del espejo (recordemos que el autor era un gran admirador del juego). La niña camina hacia el vidrio y lo cruza sin ningún impedimento y, entre muchas flores y extraños personajes que hablan entre sí, hay dos seres muy singulares de nombre igualmente curiosos: Tweedledum y Tweedledee, (Carabirulín y Carabirulán en la traducción de Montes) cuando el primero se duerme, el segundo dice a Alicia:

- Está soñando contigo. Y si dejase de soñar contigo, ¿Dónde crees que estarías? - ¡Donde estoy ahora, naturalmente! - De ningún modo; -replicó Carabirulán con todo desprecio- ¡no eres más que parte de su sueño! (Carroll, 2009, p. 58).

Alicia avanza por las casillas del tablero y no cesa de agrandarse y de achicarse (da forma así a una de las preocupaciones mayores de los niños, que se sienten grandes entre los pequeños y pequeños entre los grandes), la perpetua ironía del lenguaje hace que el niño perciba el relato como una parodia de la escuela y del modo en que se explicaban los textos, la obra funciona como una crítica al sistema escolar, como un “contracurso”, Carroll ofrece al joven lector un mundo de juego, negando el mundo real fundado básicamente en el lenguaje, los juegos de palabras, los retruécanos y juegos de palabras intraducibles del Nonsense (sin sentido).

El autor tiene alma de poeta, el sueño y el espejo sueñan hasta la última posibilidad, el lector también atraviesa el espejo y está reflejado en el propio sueño, que es al mismo tiempo la imagen. Aunque tiene la certeza de que algún día puede regresar, salir del espejo, pero también tiene al mismo tiempo cierto poder de atracción que lo suspende, lo atomiza la idea de permanecer siempre en el sueño.

El espejo invita a no mirarse en él sino, hacer una parte profunda de él mismo, ser una de las cuantiosas imágenes que no podemos ver cuando estamos de este lado. La obra supone la infancia como sueño, percibiendo la cuantiosa luminosidad del alma del niño, como una soñadora que puede traspasar al mundo del otro lado, el que es doble, solapado, maravilloso, el mundo del propio espejo. La niñez es un rostro, los ojos, el espejo del alma, el alma refleja la vida, hay una comunicación entre el poeta de la infancia y su lector mediante la infancia que dura en nosotros: Ahora Kitty, consideremos quién fue el que soñó todo es… debemos haber sido yo o el Rey Rojo. Él era parte de mi sueño, por supuesto… pero por otra parte yo era parte de su sueño también… ¿Quién crees tú que lo soñó?... (Carroll, 2009, p. 153).

Una vez más, Alicia sueña en un mundo mágico, los sueños son un camino para alcanzar una clase de conocimiento que no puede conseguirse por la mente consciente, y Charles Dodgson, verdadero nombre del autor, estaba sometido por entero al acercamiento consciente. Y ésto, hasta cierto punto, satisface esa otra necesidad: su reconocimiento de que hay cosas que experimentamos cuando soñamos y que no podemos percibir estando despiertos.

Desde que Alicia está soñando su aventura en el espejo, ha soñado con el Rey, que está soñando con ella, además aparecen nuevos personajes, muchos de ellos sacados esta vez de canciones infantiles populares, son las piezas de una enorme partida de ajedrez en la

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que Alicia debe llegar a convertirse en reina; pero esta Alicia ha perdido parte de la frescura y la curiosidad que caracterizaban al personaje en la primera parte. Si en el País de las Maravillas la niña asumía comportamientos propios del mundo de arriba pero sólo a través de la imitación, en esta segunda parte esos comportamientos son ya algo totalmente asumido por su personalidad que juzga cuanto ve según una escala de valores impuesta que ha hecho suya sin equívocos. El escritor representa así la pérdida de la capacidad infantil de asumir cuanto ocurre alrededor como natural, aunque no lo sea, cuando las coordenadas para juzgar lo que es anormal y lo que no lo es no han sido todavía aprendidas; la verdadera Alicia creció, pero el cuento anuló su mortalidad. Por su naturaleza, cada cuento de hadas guarda su significado para sí mismo. En un extraño y breve regreso a la realidad, el autor pinta su autorretrato en la figura del Caballero Blanco que acaba de terminar el duelo con el Caballero Rojo (ambos se disputan la posesión de Alicia). Un guerrero valiente pero torpe se despide de Alicia, que se va a convertir en Reina. El tierno y lastimero afecto del Caballero Blanco sugiere a un personaje quijotesco melancólicamente enamorado de su Dulcinea. La reina Alicia ha ganado la partida de ajedrez y Lewis Carroll ha perdido su sueño.

Conclusión

Alicia en el país de las Maravillas es la historia de un mágico sueño, en el que la protagonista realiza un viaje extraordinario, descubre un mundo pintoresco y se ve rodeada de personajes disparatados en episodios aparentemente aberrantes: una merienda de locos, una partida de críquet con la Reina de Corazones y muchas aventuras más, hasta que: “… el mazo entero de cartas se levantó por el aire volaron y cayendo sobre ella; lanzó un grito, en parte de miedo y en parte de rabia y trató de sacudirse los naipes de encima, pero descubrió que estaba con la cabeza apoyada en el regazo

de su hermana, que suavemente le quitaba algunas hojas secas de los árboles y se le habían posado en la cara.” (Carroll, 2011, p. 153).

- ¡Despiértate querida Alicia! Has dormido mucho rato. Entonces se despierta y culmina la fantasía de la primera parte del relato.

Con la incorporación al sueño de las hojas que caían en su cara como los naipes, nuevamente aparece el modo en que se desarrolla la regresión de los restos diurnos preconscientes en la elaboración onírica. Los pensamientos quedan transformados en imágenes visuales: las hojas del árbol en las cartas del sueño.

“Por ahora Freud sigue siendo uno de los pocos investigadores que se interesó científicamente en la infancia y que propuso hipótesis coherentes acerca de la lenta elaboración de nuestra afectividad y de nuestro psiquismo. Me parece inconcebible, pues, que, en las postrimerías del siglo XX, podamos darnos el lujo de ignorarlo o de tratarlo con ligereza. Tampoco se trata de tomar los escritos de Freud como palabras del Evangelio, especialmente si se tiene en cuenta que él mismo revisaba constantemente sus propios conceptos y los corregía en consonancia con sus experiencias. Naturalmente, la investigación psicoanalítica no se interrumpe con Freud. Pero el estudio cronológico y sistemático de sus descubrimientos, de sus dudas y de sus incertidumbres me sigue pareciendo un supuesto necesario para todo investigador y una buena precaución contra sobreentendidos imprudentes.” (Soriano, 1975, p. 307).

El interés por escuchar o leer un cuento, una novela, el esfuerzo que haremos por lograrlo, el que valga la pena intentarlo, implica un trabajo y un proceso. No alcanza con leer, no alcanza con conversar sobre lo leído, el trabajo del mediador es producir, a partir del cuento de hadas,

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un cambio en la posición subjetiva respecto a los modos de afrontar lo real. Es ubicar en el nivel de lo simbólico un decir diferenciado que pueda hacer clivaje respecto a lo atroz y que pueda hacer, a su vez, emerger creativamente, una producción onírica en vigilia. Para un lector adulto la novela resulta graciosa y entretenida y su lectura puede parecer rara porque en general se la asocia con la infancia, sin embargo las características más importantes de la novela son mejor apreciadas por un adulto. La crítica a la sociedad Victoriana proviene de un académico que para hacerlo recurre a la locura y a un mundo de sueños que trata de asimilar su verdadera intención. El mundo visto a través de los ojos de un chico. El uso particular del lenguaje: la presencia de la burla, los juegos de palabras son mejor apreciados por un adulto que por un niño; a presencia de la lógica y del razonamiento son características del mundo de los adultos muy cercanas a los estudios matemáticos del autor. Por estos motivos esta obra contó desde su creación con dos públicos diferentes: los niños y los adultos, lo demuestra la riqueza de temas e ideas presentadas en la obra; es probable que Alicia pueda representar un hallazgo de los propios sentidos de la conciencia pero, en todo caso, ella nunca desea realmente salir del sueño, sino que disfruta cada uno de los momentos por los que pasa y por los que vive. El soñador de la infancia sólo aspira a estar de ese lado del sueño, pero el soñador consciente teme a no poder regresar del otro lado, es decir del otro lado del espejo, fuera de la consciencia y del “YO” en el propio lugar de la infancia. Segundas lecturas aparte, la desbordante fantasía creó una historia fascinante cuyos personajes se han convertido en figuras mundialmente reconocidas, desde la pequeña Alicia a la Reina de Corazones pasando por el Conejo Blanco, la Liebre Marcera y el Gato de Cheshire, estos sugestivos personajes forman ya parte del imaginario popular.

Quizá Carroll en sus Alicias haya ido al rescate de la unidad del SER, a través de la inmaculada niña, pero en el momento de mayor fragilidad en la memoria, el recuerdo persistente de que “todo tiempo pasado fue mejor” asume una nueva percepción del ser y el sueño es la posibilidad de una nueva construcción. Alicia recorre el mundo de los sueños para despertar al mundo real.

Referencias Bibliográficas

Barthes, R. (1984). El susurro del lenguaje, Paidós, Bs. As.

Carroll, L. (2011). Alicia en el País de las Maravillas, traducción de Graciela Montes. Colihue, Bs. As.

Carroll, L. (2009). Alicia a través del espejo, traducción de Graciela Montes. Colihue, Bs. As.

Freud, S. (2011). La Teoría de los Sueños. Editorial Libertador, Bs. As.

Cohen, M. (1998). Lewis Carroll, traducción de Juan Antonio Molina Foix. Anagrama, Barcelona.

Machado, A. M. (2005). Clásicos, niños y jóvenes. Editorial Norma, Bs. As.

Soriano, M. (1999). La literatura para niños y jóvenes. Colihue, Bs. As.

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Por Miguel Ángel Santillán1, Charata (Chaco)

Resumen

El objetivo del artículo es ofrecer una somera relación entre un texto clásico de la LIJ, un texto lírico del reconocido poeta chaqueño Alfredo Veiravé y una poesía musicalizada por uno de los denominados “padres” del rock nacional argentino, “Charly” García. Esta aparente inaudita relación intertextual cobra dimensión no sólo en la cada vez más copiosa bibliografía que llega a las bibliotecas escolares y los postulados curriculares actuales respecto de la renovación de las dinámicas de indagación y vivencias literarias, sino, fundamentalmente, en el terreno de la exploración de las posibilidades del lenguaje y de la saturación de sus potencialidades; es decir, en el campo de la experimentación lingüística y la construcción de sentidos. Las obras mencionadas nos animan a analizar y cuestionar los argumentos de la Dictadura militar respecto de los riesgos del “exceso de imaginación” en los textos, al punto de prohibirlos para que clausuraran los pensamientos positivos y las emociones y evitaran fomentar la búsqueda colectiva de un nuevo orden. En este momento, consideramos que la diversidad literaria que se ofrezca a niños

*Trabajo originalmente presentado en el Curso “La literatura para niños y jóvenes en la formación docente”. Prof. Dictantes Lic. Liñán, Alejandra y Mgter. Gusberti, Jimena, Rcia. Provincia del Chaco, M.E.C.C.yT., Subs. de Educ., Coordinación de Perfeccionamiento, Capacitación y Actualización Docente 2010/2011. 1Es Profesor para el Nivel Primario, Profesor en

Castellano, Literatura y Latín y Licenciado en Letras

(UNAF). Se desempeña en el ámbito de la docencia en

la EES Nº 44 y el Instituto de Educación Superior de

Charata. Como escritor ha publicado las Series poéticas:

Transgresiones de la gramilla, Edit. El Faro, 1995; Por la

revolución y las estrellas, Edit. El Faro, 1999;

Argonautas, Edit. El Faro, 2003.; Escaleras, Edit. El Faro,

2007. [email protected].

y jóvenes, abrirá la posibilidad de evaluar conflictos humanos como el mencionado y valorar las conductas de sus protagonistas, así como iniciarse en la reflexión de cuestiones filosóficas inherentes a los tiempos que se viven.

Palabras clave: LIJ - Alicia en el país - cuento

maravilloso - dictadura - intertextualidad - poesía

La relevancia que en la actualidad tiene la LIJ viene de la mano de las consideraciones generales que Andruetto (2009) señala en su libro Hacia una literatura sin adjetivos2. Sin dudas, el desapego al exceso de didactismo escolar y la valoración justa de las obras por su riqueza intrínseca capaz de cautivar a cualquier público y no como subproducto de una categoría superior de creación literaria, fueron asertos de peso, avalados hoy tanto por la comunidad de escritores como por la de críticos, en todo el mundo. De tal perspectiva da cuenta, por ejemplo, el escritor, ilustrador y crítico cubano Rosell, para quien “Toda obra maestra de literatura infantil es el resultado de un descubrimiento, de una invención, de una revelación, de un compromiso del espíritu del autor con las esencias y posibilidades de lo humano que se revelan a través de los niños.” (Rosell, 2000).

2 Según esta autora, la relevancia de un texto radica en su

calidad como obra artística capaz de generar placer en quien logre acceder a ella directamente o a través de un intermediario. Aquí, el papel de los adultos (sean padres, docentes u otros miembros de la comunidad) es fundamental, ya que las referencias temporales con las que se vincule el valor de los textos será un aliado nada despreciable.

Alicia en el país de las maravillas (o el horrible cuento de la última dictadura en Argentina)*

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Ese rico patrimonio de la literatura infantil es el conjunto de obras de arte cuyos temas y significados se vinculan con los intereses y expectativas de los niños y jóvenes, estos factores que se funden en la sensibilidad y la apropiación de la obra se conectan de tal manera con la realidad profunda del ser humano que la convierten en un clásico.3 Así, los cuentos de Hans Christian Andersen, Pinocho, de Carlo Collodi; El principito, de Antoine de Saint-Exupéry; Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez; Mi planta de naranja Lima, de José Mauro de Vasconcelos, y Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, por ejemplo, son obras consumadas.

En el caso que nos ocupa, pretendemos hacer alusión a dos obras fundamentales de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas (1865) y Alicia a través del espejo (1872), vinculadas con dos autores argentinos de generaciones diferentes y distintos ámbitos del arte: Alfredo Veiravé (Gualeguay, Entre Ríos, 1928 – Resistencia, Chaco, 22 de noviembre de 1991) y Carlos Alberto García Moreno, más conocido por su nombre artístico, Charly García (Buenos Aires, 23 de octubre de 1951). La relación intertextual resulta de considerar los aportes del teórico ruso Mijail Bajtín respecto del carácter dialógico que tiene todo discurso. Según el autor, todo emisor ha sido antes receptor de otros muchos textos, de modo que no resulta extraño que en su obra se observe un desplazamiento del campo de significación original hacia el propio discurso. Posteriormente en 1967, Julia Kristeva analizará el fenómeno y proclamará que todo texto se construye como un mosaico de citas, en cuanto es absorción y transformación de otro texto, añadiendo al dialogismo bajtiniano las relaciones del texto con el contexto de recepción, resultando de ello un

3“Un clásico es un libro que siempre presta al espíritu del

hombre un servicio de la más alta calidad” (Pedro Salinas). “Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria, mimetizándose así como inconsciente colectivo e individual” (Italo Calvino). Citadospor Machado (2005, p. 28).

doble eje en el universo discursivo de todo texto: uno horizontal (sujeto de la escritura-lector) y otro vertical (texto-contexto). Según la autora, ambos ejes confluyen “para desvelar un hecho capital: la palabra (el texto) es un cruce de palabras (de textos) en el que se lee al menos otra palabra (texto)”. (Kristeva, 1978, p. 190).

Alicia en el País de las Maravillas es tal vez uno de los libros más analizados y comentados en el plano de la LIJ. Tanto críticos literarios como educadores, filósofos o psicoanalistas, han encontrado anagramas secretos en las peripecias de esta niña muy inglesa que un día cae en la madriguera de un conejo como inicio de una serie de extraordinarias aventuras que la tienen como protagonista de un desopilante submundo. Graciela Montes opina de la obra:

“Siempre me pareció un cuento admirable. Me deslumbra el modo en que los acontecimientos se deslizan por el filo del sueño, entre el juego y la pesadilla; me seduce el empecinado tesón con que Alicia busca su verdadero tamaño, la honestidad con que trata de sortear las zancadillas que le hace el lenguaje, la mezcla de piedad y crítica que experimenta hacia esos seres obsesivos, tan parecidos a los adultos del mundo de la superficie.” (Montes, 2007).

Si bien Alicia en el país de las maravillas es un libro consagrado a la pura imaginación, en él se oculta una observación sagaz e irónica de las costumbres de la sociedad en la que vivió el autor. Carroll incluye en su narración desde la sátira política o educacional hasta sutiles juegos de palabras e ideas; cada personaje que Carroll incorpora en la historia es la representación de un tipo humano que, trascendiendo el tiempo y las formas sociales, resulta cercano para el lector. Por medio de las reflexiones y divagaciones de la protagonista el autor se permite parodiar canciones y poemas populares e introducir juegos de lógica y enredos matemáticos o lingüísticos entre sus líneas, lamentablemente imposibles de analizar en este momento.

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Los malabarismos que Carroll realiza con el lenguaje a lo largo de toda la obra son otra manera de reforzar la idea de que el despropósito atenaza nuestra vida: las palabras son la trampa que esconde el absurdo y mediante juegos y dobles significados el autor pretende demostrar que el sinsentido (nonsense) reside en el lenguaje que usamos a diario, y puesto que el lenguaje es la principal herramienta con la que el ser humano se relaciona con sus semejantes y representa cuanto lo rodea, la inexactitud del mismo sólo puede provocar caos y desorden; más que una satisfactoria interpretación de la r ealidad, la palabra exhibe, en el discurso, un valor evocativo o metafórico que trasciende la mera descripción. En esta línea de pensamiento, Rosemberg recupera al autor argentino de El aleph:

“Dada nuestra insalvable limitación ante el lenguaje, para Borges la palabra cobra valor mágico debido al peso abrumador que genera sobre el esfuerzo del hombre para crear una imagen del mundo. Así la literatura resulta ser un sistema de signos, un espacio de ficción donde aguardan sortilegios. Precisamente, este espacio es el puente hacia la revelación que no puede ser enunciada, hacia el éxtasis o plenitud que sólo admite una aproximación imperfecta de la metáfora.” (Rosemberg, 1994, p. 37).

Es en este paradigma del lenguaje como espejo en el que Borges funda su poética, el autor nunca escatimó la mención de las fuentes verdaderas o apócrifas de sus relatos. Así, por ejemplo, afirma que el cuento Las ruinas circulares se inspira en la leyenda del Golem y que además Lewis Carroll le dio el epígrafe que pudo haber sido el embrión del cuento4. Toda la obra de Carroll se consagra al cometido de soñar otra realidad cuyo contenido instituye el desplazamiento de lo cotidiano, que es en sí

4And if he left off dreaming about you…Through the

Looking – Glass, VI.“Y si él se fue soñando contigo…”, Carroll, L. (1871) Capítulo VI, Alicia a través del espejo.

una manifestación onírica5. Así, su obra se plantea como un infinito o efímero sueño al quedarse dormida su protagonista, sin embargo, su brusco despertar nos hace tomar conciencia de lo fugaz del momento:

-¡Vamos, despiértate, Alicita! –le decía la hermana– ¡Qué siesta tan larga que dormiste!

-¡No sabes el sueño que tuve! ¡Era tan raro! –dijo Alicia. (Carroll, 2007, p. 153).

-Su Roja Majestad no debiera de ronronear tan fuertemente –dijo Alicia, frotándose los ojos y dirigiéndose al gatito, respetuosamente pero con alguna severidad–. Me has despertado y, ¡ay, lo que estaba soñando era tan bonito! Y has estado conmigo, gatito, todo este tiempo, en el mundo del espejo, ¿lo sabías, querido? (Carroll, 2009, p. 120).

-Ahora, veamos, gatito: pensemos bien quién fue el que ha soñado todo esto. Te estoy preguntando algo muy serio, querido mío… Tuve que ser yo o tuvo que ser el Rey Rojo, a la fuerza. ¡Pues claro que él fue parte de mi sueño!..., pero también es verdad que yo fui parte del suyo. (Carroll, 2009, p. 122).

Los conceptos sobre intertextualidad mencionados se nos ocurren nucleares a la hora de hacer alusión a una de las obras del escritor, docente y crítico entrerriano-chaqueño Alfredo Veiravé, en directa relación con la obra de Carroll. Se trata de Alicia en el país de lo no visto o la nieve del verano, que pertenece al libro Radar en la tormenta, de 1985. El texto (poema narrativo-descriptivo según el propio autor) es fiel a estructuras no taxonómicas, tanto internas como externas, tan bien exploradas por el poeta y mejor percibidas como únicas y de potente riqueza formal por el ámbito académico.

5 “Sentir que la vigilia es otro sueño / que sueña no soñar y

que la muerte / que teme nuestra carne es esa muerte / de cada noche, que se llama sueño”. Borges, J. L., Arte poética. En Borges, obra poética1923-1977, Emecé, Bs. As., 1987, p. 155.

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Su escritura anticonvencional, antipoética, tal como la considerara la crítica literaria, es calidoscópica; un montaje de imágenes aparentemente heterogéneas, provenientes de la ciencia, la naturaleza, la historia, la política o la cotidianidad provinciana. Según Calabrese:

“Se trata de una escritura ‘centrífuga’, que tiende al estallido de los márgenes tradicionales del género en cuanto a la tradición poética que domina en el contexto epocal de la poesía argentina. Escritura entrecruzada por huellas polifónicas, deliberadamente distorsionadas -como un espejo deformante- de otras escrituras, diferentes códigos culturales de otros lugares y épocas.” (Calabrese, 1992, p. 267-281).

Devenida la democracia, el poema refiere un momento oscuro, trágico de la historia nacional. No obstante, la confusión y la muerte “…palomas… girando / alrededor de la Torre de Babel”, la multitud ciudadana es capaz de “…cantar / estribillos de fuerza incontenible para tapar las puertas del infierno”.

Es clara la denuncia política hacia quienes “no quisieron ver” o, viendo, callaron para no involucrarse en el estado de cosas, al igual que la protagonista de Carroll que no se siente partícipe del mundo encorsetado, frívolo y condenatorio propio de la sociedad londinense: “¿Cómo podía Alicia tomar indiferentemente el té dentro de un país / que caía vertiginosamente / hacia un pozo profundo?”. (Veiravé, 1985). Podríamos decir que aquí se define una función en lo intelectual para denunciar la mentira y señalar dónde está la verdad, para hacer visible ese secreto que el Estado manipula y establecer una tensión con la verdad ocultada. De esta manera, podemos aseverar que también el Estado narra, construye ficciones y es capaz de tergiversar la historia. Si seguimos a Walsh, dice que la literatura construye relatos alternativos, de tensión con ese relato que construye el Estado, sería éste el caso de nuestro poeta:

En la lejanía / había un gran árbol en el centro de la tierra / donde ellos se abrazaron en secreto alguna vez; / ella y él eran las flores cautivas de la ansiedad, la aérea / calaguala prendida entre las ramas, cuerpos juntos / para subir por estos cánticos multiplicadores después de las / torturas del agua, los Avernos secretos de las vejaciones. / Porque aquí hubo bosques de agonías con las agudas / agujas eléctricas de los pinos del campo, y pájaros / golpeados que no pueden volar. (Veiravé, 1985).

Veiravése enfrenta con fantasmas y fuerzas obscuras interiores en un viaje que lo lleva a un mundo de sombras que pretenden ser atenuadas por la magnificencia de la nueva realidad, pero que, en definitiva, lo llevan a descubrir una visión más allá de su entendimiento, y a realizar una práctica de escritura que irrumpe como exorcismo antes que como revelación6. Se ofrece como instrumento para que la memoria colectiva vibre y se haga oír:

Ven y vive conmigo hijo… / belleza natural de esta fuente de sobrevivientes donde brota / el agua fresca para las cabezas ardientes / de los jóvenes empapados de alegría. /

Podría haber escrito en la lengua de todos: / “En este verano la larga noche de la angustia y de los crímenes ha cesado”, o simplemente esta frase exclamativa de los que se / fueron: / La atracción de los jacarandaes de la Plaza, qué orillas / inefables enemigas de la muerte!. (Veiravé, 1985).

En 1984, el músico, compositor y productor latinoamericano de rock, conocido como Charly García, edita junto a la banda Serú Girán el disco 12 años, en el que se incluyó la canción de su autoría –compuesta en 1980–, titulada “Alicia en el país”. Como es evidente, al omitir

6Para Valenzuela (2001, p. 96): “Es una manera de

intentar comprender las situaciones en las cuales lo inefable se hizo norma y de contribuir, indirectamente, a la mejoría de la psiquis social".

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“…de las Maravillas”, en obvia alusión al texto de Carroll, deja planteada la situación que padecía la sociedad argentina en ese momento. Lo que está claro es que no se trata de un juego: “Se acabó ese juego que te hacía feliz... / No cuentes lo que viste en los jardines, / el sueño acabó”7. Ya no se puede jugar a la democracia. Conviene cerrar la boca ante lo que se conoce. No hay sentimiento revolucionario que valga. La verdad está escrita a fuego en los cuerpos. Los militares manejan una metáfora médica –la metáfora de la sociedad enferma– para definir su función8. Ocultan todo lo que está sucediendo pero, al mismo tiempo, hablan de la Argentina como un cuerpo enfermo, que tenía un virus externo que era la subversión y que su función primordial es la de operar. Funcionan como una metafórica ficcional asociada con la ciencia, con el ascetismo de la ciencia, pero como una sala de operación, con cuerpos macerados, con cuerpos con sangre, desfigurados, tajeados, cortados. Todo lo que está en secreto aparece en esa metáfora de manera desplazada, dicha de otra forma. Los militares están dispuestos a salvar una vez más al país, que se dejaba rescatar, decidido a cerrar los ojos con tal de recuperar la tranquilidad y la prosperidad perdidas muchos años atrás. Dice al respecto Calveiro:

“Ahora sí, producirían todos los cambios necesarios para hacer de Argentina otro país. Para ello, era necesario emprender una operación de ‘cirugía mayor’. Los campos de concentración fueron las salas de operaciones donde se llevó a cabo dicha cirugía –no es casualidad que se llamaran quirófanos a las salas de tortura–; también fueron, sin duda, el campo de prueba de una nueva sociedad ordenada, controlada, aterrada.” (Calveiro, 2007, p. 11).

7Obsérvese que el autor apela a los mismos campos

semánticos determinados por Carroll y Veiravé en sus obras. 8Sontag (1980), La enfermedad y sus metáforas -citado

por Delich, Francisco, La metáfora de la sociedad enferma-, Revista Crítica & Utopía. En www.escenariosalternativos.org (última consulta nov. 2011).

Y el músico Charly García: “Un río de cabezas / aplastadas por el mismo pie / juegan cricket / bajo la luna”, en alusión al juego clandestino, cobarde, nocturno, oculto que involucraba a la muerte o la desaparición de personas. “/ Estamos en la tierra de nadie (pero es mía). / Los inocentes son los culpables (dice su Señoría, / el Rey de Espadas)”. Esta doble referencia se orienta al personaje de Carroll (torpe, ignorante e incapaz), pero también al Presidente de la Junta Militar del Proceso, capaz de “juzgar” sarcásticamente a múltiples víctimas inocentes.

Lo expresado en la última estrofa: “No cuentes qué hay detrás de aquel espejo: / no tendrás poder, / ni abogados, / ni testigos!”, pone de manifiesto la autocensura que dominaba a la sociedad ante la posibilidad de revelar la verdad escondida. A pesar de ello, al final de la canción se retoma el espíritu de esperanza al que nunca se había renunciado: “Estamos en la tierra de todos / en la vida; / sobre el pasado y sobre el futuro, / ruina sobre ruina, / querida Alicia!”. La antítesis juega fuertemente definiendo la propia historia de este país, caído y levantado sucesivamente, muerto y resucitado. Alicia misma, como niña en proceso de crecimiento y maduración, y soñadora de una sociedad mejor, puede ser reconocida como la propia República en resurrección constante sobre las ruinas. Es sin duda la metáfora con la que el poeta chaqueño Alfredo Veiravé culmina su obra: “Después caminamos con nuestros hijos y los amigos / sobre la nieve de los papeles blancos.”.

Cuando Kristeva (1981) se refiere al lenguaje poético y propone reemplazar el concepto de ley del lenguaje por el de orden lingüístico, de naturaleza dialéctica, quiere decir que el escribir sería el leer convertido en producción, industria: la escritura-lectura. La consecuencia sería que “El libro remite a otros libros y [...] da a esos libros una nueva manera de ser, elaborando así su propia significación”.

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Tal como hemos visto, tanto Veiravé como García fundan sus obras en una escritura ni anodina ni ajena a la realidad, develan lo secreto para el que no puede hacerlo y alientan a despertar del sueño para restablecer un orden nuevo donde convivir dignamente.

Referencias Bibliográficas

Andruetto, M. T. (2009). Hacia una literatura sin adjetivos. Cba. Comunicarte.

Borges, J. L. (1987). Obra poética 1923-1977. Bs. As. Emecé.

Calveiro, P. (2007). Poder y Desaparición. Los campos de concentración en Argentina. Bs. As. Colihue.

Calabrese, E. (1992). "Encuentro con la poesía de un antipoeta: Alfredo Veiravé." Scriptura. Disponible en http://www.raco.cat/index.php/Scriptura/article/view/94424/142626 (última consulta: 14-10-15).

Carroll, L. (2007). Alicia en el País de las Maravillas, Traducción de Graciela Montes. Bs. As. Colihue.

Carroll, L. (2009). Alicia a través del espejo. Bs. As. Agebe.

Kristeva, J. (1978). Semiótica I. Madrid. Fundamentos.

Kristeva, J. (1981). “Para una semiología de los paragramas”. En Semiótica I. Trad. Arancibia, J. M. Madrid. Fundamentos.

Machado, A. M. (2005). Clásicos, niños y jóvenes. Bs. As. Norma.

Rosemberg, F. (1994). Borges. Cuentos.Bs. As. Kapelusz.

Rosell, J. F. (2000). ¿Qué es la literatura infantil? Un poco de leña al fuego. Fundación Cuatrogatos nº 217. Disponible http://www.cuatrogatos.org/docs/articulos/articulos_217.pdf (última consulta 14-10-2015).

Sontag, S. (1980). La enfermedad y sus metáforas. Barcelona. Miechnik Editores. Valenzuela, L. (2001). Peligrosas palabras. Bs. As. Temas.

Veiravé, A. (1985). Radar en la tormenta. Bs. As. Edit. Sudamericana.

Escenas de lectura

La magia de Alicia no tiene fin Por Claudia Rivera, Neuquén

Lo maravilloso del mundo construido por Carroll es precisamente la posibilidad de que suceda lo imposible, lo no probable; que, a partir de la invención de un sinnúmero de situaciones y personajes, sea posible seguir el camino marcado por la magia y el juego que él nos propuso jugar; sabemos que

Alicia tiene como personajes al conejo, a la reina de corazones, al sombrerero, a la liebre de marzo…

Armar esta historia fue recrear la mística a través de uno de sus personajes, y en esto se hace presente una decisión que marca la línea del guión, guión que fue armado en pos de tener asignadas, en el marco de la 3a Feria Internacional del Libro realizada en Neuquén Capital, las “Visitas guiadas” para las salas de 4 y 5 años y para el 1er. ciclo de escuelas primarias que visitarían la feria.

Tomar al Sombrerero implicó pensar en él absolutamente, pensar en él, en su absoluta locura y construirlo como personaje de manera tal que siga siendo absolutamente él, y este Sombrerero es un personaje que hace pruebas de malabarismo, de swing y acrobacia para alegrar a una Alicia que se muestra triste y cuya tristeza será el motor de toda la obra.

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Tres en escena1

En la Sala Emilio Saraco se espera al primer contingente de niños que vienen de tres Jardines de Infantes, se calculan 150 niños, llegarán algunos en colectivo y otros a pie. En la medida que van llegando se sientan en el suelo, frente a ellos hay una pared completamente blanca en la que se proyectan algunos cortos animados que cumplen dos funciones: primero entretener al niño mientras llegan todos, y la segunda y principal es que el niño se familiarice con la “pared-pantalla”. Una vez que llegan todos les doy la bienvenida invitándolos a disfrutar y estar atentos a los requerimientos de la obra; me

retiro, ocultándome

detrás de unas estructuras para poder ser la voz de Alicia.

Se proyecta en la “pared-pantalla”, un paisaje de hongos en el que se encuentra un reloj de pie;

1 Así se llama en su origen la idea de la obra, ya que en la

escena nos encontraremos con un actor que será El Sombrerero, una imagen estática de Alicia y la voz en off de Alicia.

aparece “El Sombrerero”, éste saluda al “Reloj Mágico” y le comenta que ha venido a despedirse porque se marcha al mundo real a conocer nuevos amigos. El “Reloj Mágico” luego de darle algunas indicaciones (por ejemplo que: al sonar las campanadas podrá irse pero que al escuchar las campanadas deberá regresar) le pide acompañarlo y es así que juntos emprenden el viaje hacia el mundo real.

El Sombrerero y el Reloj se retiran por la izquierda de la pantalla y es ahí cuando aparece el actor en escena, por la misma esquina, vistiendo la misma ropa –es decir personificando al sombrerero- y cargando al reloj. Esto provoca un efecto visual que acompañado por las luces le permite al público presente vivenciar el paso del personaje de la pantalla al mundo real. El público estalla en un “¡Ah!” un “¡Oh!” y hasta se escuchan varios “¿Eh?”.

El Sombrerero ubica al Reloj Mágico en el espacio escénico y le dice algunas líneas que también ubican al público para seguir sosteniendo el pacto ficcional. El Sombrerero realiza una media luna, saluda a los presentes y este saludo se ve interrumpido por la aparición en la pantalla de una imagen (hecha de trazos, estática)de una Alicia que manifiesta estar aburrida. Dialogan y es aquí que el Sombrerero tiene la magnífica idea de hacer pruebas de malabares, de swing y de acrobacia logrando nulo resultado en la afectividad de Alicia.

El Sombrerero piensa y se le ocurre armar una coreografía de tipo participativa. Y es así que juntos Sombrerero, niños y docentes- hacen posible la difícil empresa de alegrar a Alicia.

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El Reloj Mágico hace sonar sus campanadas que le indican al Sombrerero que es tiempo de regresar al mundo de fantasía y es allí que éste se despide volviendo a entrar en la pantalla y desde el otro mundo agradece toda la experiencia compartida, augurando

un encuentro que no se hará esperar13. Los niños le dicen “Chau” a los gritos y es el momento en que debo salir de mi escondite.

Lo que observo es fantástico. Todos –niños, docentes e inclusive el personal que trabaja en la sala- están absortos, alucinados, algunos deslumbrados y otros confundidos.

Para cerrar este escrito me viene a la mente una pregunta que me hizo una maestra que se acercó mientras ponía en orden el despliegue de la obra…“¿Cómo hicieron la transparencia en la pared?”. ¡¿Cómo hicieron la transparencia en la pared me preguntó?!

Creo que la mejor respuesta seguirá siendo que:

¡La magia de Alicia que no tiene fin!

13

Sinceramente, al escribir el saludo de despedida del Sombrerero pensé en todas las posibilidades que los niños y adultos tendrán para volver a encontrarse con este bello personaje. Leer Alicia sería una de ellas.

Ilustración

Bordados, hilos y discursos

Por Paz Herón Ruiz, Villa Mercedes (SL)

Resumen En el siguiente artículo se realiza un recorrido por distintos referentes visuales y literarios ya que las ilustraciones textiles que forman parte de la revista crítica de LIJ Aquelarre son autoría de la artista plástica Paz Herón Ruíz, tallerista, mediadora de lectura y docente, quien por medio del arte o collage textil se expresa visualmente y así fundamenta las razones por las que la revista retoma otras voces que conformarán una trama cultural que tiene como protagonistas a los hilos.

Palabras clave: Arte textil - collage textil - bordado - tramas - hilos

Soy Paz Herón Ruiz, mediadora de lectura, dicto talleres para niños de literatura y arte, soy docente de alumnos que quieren ser docentes, estudio continuamente, además bordo, utilizo agujas, hilos, y diferentes telas para decir lo que siento, para decir lo que no me sale decir de otro modo… Antes pintaba, pero un día no pude hacerlo más, porque las pinturas me quedaban grandes para expresarme, y me bloqueaban, y no me dejaban ser. Hasta que un día, sin querer queriendo, y revolviendo ideas, sentimientos, recuerdos, cajones cerrados y armarios, encontré el costurero de mi abuela lleno de madejas de hilos antiquísimos, de coser y de bordar, lo abrí y enhebré las agujas,

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desempolvé retazos, telas antiguas, seleccioné botones, canutillos, puntillas, tules, y así comencé a hablar. No voy a negar que primero sentí un profundo temor debido a mis reiterados intentos frustrados durante mi adolescencia en el aprendizaje de los trabajos y manualidades de las mujeres “laboriosas”; mi inutilidad y desprolijidad siempre me caracterizaron en este tipo de quehaceres, pero, no sé cómo, ni por qué, quizá los antecedentes familiares surtieron efecto, gracias a los hilos y agujas pude seguir hablando. Entonces, para contar, hablar y decir utilizo la técnica de arte o collage textil, en esta técnica los principales protagonistas son los hilos, las lanas y las telas como los objetos claves para tejer historias hilvanando discursos y puntos de vista. A decir verdad, yo no soy la única que “habla” con los hilos pues encontramos varios antecedentes, tanto históricos y reales, como ficcionales y literarios en los que los ovillos y las tramas textiles son elementales. Las mujeres de la cultura precolombina del antiguo Perú, Paracas, eran las responsables, por medio de sus producciones textiles, de contar la historia de su pueblo, de narrar sus costumbres y su modo de vivir y pensar; por otro lado, sus tejidos acompañaban a los difuntos a la vida ultra terrena para acercarse a las divinidades eternas. Si miramos la mitología griega, podemos pensar en Penélope, quien esperó durante veinte años que su marido Odiseo, el rey de Ítaca, regresase de la Guerra de Troya; hubo quienes la pretendieron, a ella y al reino, por eso Penélope ideó un plan que consistió en tejer un sudario para el rey Leartes, prometiendo casarse en el momento en el que estuviese finalizado. Para retrasar veinte años su realización, durante las noches ella destejía lo que tejía en el día. Podemos recordar, también, el mito de Teseo y el Minotauro, en el que el protagonista, luego de haber matado a la terrible bestia mitológica, pudo escaparse del laberinto gracias al ovillo de lana que Ariadna le proporcionó para salvar su vida.

En la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, se narran constantemente escenas en las que los personajes femeninos tejen, cosen y bordan, mientras cuentan o sufren sus penas amorosas, inclusive hay un pasaje muy significativo en el que el narrador relata como el personaje de Amaranta teje un sudario para su propia muerte:

Amaranta no se sintió frustrada, sino por el contrario liberada de toda amargura, porque la muerte le deparó el privilegio de anunciarse con varios años de antelación. La vio un mediodía ardiente, cosiendo con ella en el corredor (…). La reconoció en el acto, y no había nada pavoroso en la muerte, porque era una mujer vestida de azul con el cabello largo, de aspecto un poco anticuado.(…) a pesar de que era tan real, tan humana, que en alguna ocasión le pidió a Amaranta el favor de que le ensartara una aguja. La muerte no le dijo cuándo se iba a morir ni si su hora estaba señalada antes que la de Rebeca, sino que le ordenó empezar a tejer su propia mortaja el próximo seis de abril. La autorizó para que la hiciera tan complicada y primorosa como ella quisiera. (…) le advirtió que había de morir sin dolor, ni miedo, ni amargura, al anochecer del día en que la terminara.

Tratando de perder la mayor cantidad posible de tiempo, Amaranta encargó las hilazas de lino bayal y ella misma fabricó el lienzo. Lo hizo con tanto cuidado que solamente esa labor le llevó cuatro años. Luego inició el bordado. A medida que se aproximaba el término ineludible, iba comprendiendo que sólo un milagro le permitiría prolongar el trabajo más allá de la muerte de Rebeca, pero la misma concentración le proporcionó la calma que le hacía falta para aceptar la idea de una frustración. (…)

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Su único objetivo fue terminar la mortaja. En vez de retardarla con preciosismos inútiles, como lo hizo al principio, apresuró la labor. Una semana antes calculó que daría la última puntada en la noche del cuatro de febrero, y sin revelarle el motivo le sugirió a Meme que anticipara un concierto de clavicordio que tenía previsto para el día siguiente, pero ella no le hizo caso. Amaranta buscó entonces la manera de retrasarse cuarenta y ocho horas, y hasta pensó que la muerte la estaba complaciendo, porque en la noche del cuatro de febrero una tempestad descompuso la planta eléctrica. Pero al día siguiente, a las ocho de la mañana, dio la última puntada en la labor más primorosa que mujer alguna había terminado jamás, y anunció sin el menor dramatismo que moriría al atardecer. (García Márquez, 2007).

Pienso en el cuento Mil grullas de Elsa Bornemann, texto que tiene como protagonistas a dos chicos, Naomi y Toshiro, quienes vivían en Hiroshima en 1945, en el momento en el que estalló Pienso en el cuento Mil grullas de Elsa Bornemann, texto que tiene como protagonistas a dos chicos, Naomi y Toshiro, quienes vivían en Hiroshima en 1945, en el momento en el que estallóla bomba atómica; en un acto de amor incomparable, Toshiro hizo con sus manos mil grullas para salvar a su amiga, allí también se presenta de la costura como recurso expresivo:

Naomi siempre sabía hallar el modo de convertir en un juego entretenido lo que acaso resultaba aburridísimo para otras chicas. Cuando cosía, por ejemplo, imaginaba que cada doscientas veintidós puntadas podía sujetar el deseo para que se cumpliese. La aguja iba y venía, laboriosa. Así, quedó en el pantalón de su hermano menor el ruego de que finalizara enseguida esa espantosa guerra, y en los puños de la camisa de papá, el pedido de que Toshiro no la olvidara nunca. (Bornemann, 2011).

Una referente visual del bordado es la artista chilena Violeta Parra (1917-1967) que realizó telas bordadas con lanas coloridas sobre yute, arpillera y telas comunes de algodón:

La temática de sus obras son “canciones que se pintan y bordan”, reflejando escenas de la vida cotidiana, quehaceres y oficios diversos, historias, leyendas, mitos, cuentos, personajes de la cultura popular (el manicero, el chinchinero, el payaso, la bailarina, los cantantes, la cueca). Hechos históricos de Chile, batallas, denuncias, represión, injusticias, temas religiosos, fiestas tradicionales, músicos, cantoras y cantores campesinos, tocadores de guitarrón, familiares, amigos, hijos, nieta. Fiestas en la casa y presentaciones musicales de los Parra son temas recurrentes. Decía Violeta: “Las arpilleras son la parte hermosa de la vida y las pinturas la tristeza de la existencia”. (Fundación Violeta Parra, 2008).

Claro está que esta artista con sus producciones artísticas, intenta poner de manifiesto cuestiones que reflexionen sobre la diversidad y sobre la divergencia. Por otro lado, si nos acercamos a la realidad y a nuestro espacio, no podemos olvidar una situación que parece una ficción pero que formó parte de la historia de nuestro pasado reciente, la guerra de Malvinas, momento en el que muchas mujeres tejieron ropas para sus hijos o nietos soldados, para que éstos pudiesen abrigarse, y esos tejidos nunca llegaron a ellos o se desviaron en el camino. Es decir, que los hilos, lanas, telas, bordados y tejidos han acompañado a las mujeres a lo largo de la historia, de las ficciones y realidades. En casi todas las familias suele haber alguien que recuerde a su abuela cosiendo, tejiendo, bordando con prolijidad, dedicación y sobre todo cariño.

Ahora bien, ¿por qué las “brujildas” de Aquelarre decidimos que el bordado nos represente visualmente? Porque las palabras, como hilos, son la materia prima para los tejidos, los textos. Porque cual arañas que tejen su tela, nosotras tejemos con palabras, reflexionamos con ellas, y las ponemos en circulación, para que todos podamos seguir

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agregando puntadas a este gran tejido del que queremos que se conforme por las voces, de las voces, y que retumben, se diversifiquen, se entramen, borden miradas críticas sobre la LIJ.

Referencias bibliográficas Bornemann, E. (2011). Mil Grullas. Buenos Aires. Plan Nacional de Lectura. Ministerio de Educación.

Fundación Violeta Parra (2008). Disponible en: http://www.fundacionvioletaparra.org/ (última consulta, 3 de octubre de 2015).

García Márquez, G. (2007). Cien años de soledad. Madrid. Alfaguara.

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Entrevistas

Por Carina Suppo, San Jorge (Santa Fe)

“Hace ya tiempo que la literatura para niños y jóvenes ha sacado carta de ciudadanía”.

Entrevista a Fernando Avendaño

Dr. Fernando Avendaño, Miembro del Comité Académico de la Maestría en Literatura para Niños de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Profesor de los seminarios “Metodología de la Investigación Literaria” y “Psicolingüística” de dicha maestría. Autor de numerosas notas en diarios y revistas especializadas nacionales e internacionales sobre la enseñanza de la Lengua y la Literatura, Director de la Revista de Educación “Aula Hoy”, Director de la serie “Educación” y de la serie “Didácticas” de Ediciones Homo Sapiens, Rosario.

Carina Suppo: Junto con María Luisa Miretti, OvideMenín y Félix Temporetti fuiste uno de los hacedores de la Maestría en Literatura para Niños, ¿qué significa para la misma el lanzamiento de una revista especializada en LIJ (Literatura Infantil y Juvenil)?

Fernando Avendaño: La revista vendría a constituirse como un canal que dé visibilidad masiva a

todo lo que se está produciendo en esta carrera de posgrado, única en Latinoamérica. Son escasos

en nuestro país los medios para difundir la producción teórica y crítica en la literatura para niños y

jóvenes y esta iniciativa contribuye a abonar un terreno de por sí fértil, pero poco sembrado.

Carina Suppo: María Teresa Andruetto parafraseando a Chambers sostiene que “hay que ponerle

el pecho a ´una literatura que no se dirija al público, sino al lenguaje´” ¿Cómo se posiciona hoy la LIJ dentro del campo académico ya que lo infantil siempre pesó sobre lo literario?

Fernando Avendaño: Hace ya tiempo que la literatura para niños y jóvenes ha sacado carta de

ciudadanía. Como literatura, como un trabajo sobre el lenguaje y no sobre contenidos moralizantes

o “infantiles”. Los premios internacionales, los congresos específicos, esta carrera demuestran la

mayoría de edad del campo.

CS: ¿Considerás que el terreno de la LIJ es un terreno inexplorado aún?

FA: Inexplorado por la miopía de cierto sector académico. En todo caso inexplorado por la crítica

“seria”. Los grandes escritores han producido literatura para niños y jóvenes: Saramago, Vargas

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Llosa, Quiroga, Wilde. Existen editoriales dedicadas a la LIJ, ilustradores, diagramadores. Hay ferias

de libros dedicadas a ella.

CS: Las historias nos constituyen, nos hablan de nosotros, nos permiten descifrar el mundo, ¿qué

impacto tiene la palabra leída o hablada en la construcción del imaginario infantil?

FA: La lectura por uno mismo o la escucha de la lectura que otro nos regala es no sólo una

experiencia estética, sino también una experiencia ética, una vía para la construcción del “sí mismo”.

Leer o escuchar leer es la posibilidad de reconocer e interpretar los mundos propios y ajenos,

construir y modificar relaciones sociales, abordar ámbitos reconocidos y distantes; es decir permite

construir simbólicamente la realidad, aporta a la formación del gusto por lo estético. Cada vez que el

niño lee experimenta un placer que a la vez que lo divierte, estimula su posibilidad de fantasear con

los personajes de aquellas historias, permitiendo la socialización de sus principales interrogantes y

temores.

CS: Frente a la palabra, hoy, nos encontramos con un mercado saturado de libros donde la imagen juega un papel fundamental, ¿creés que tiene que ver con las nuevas formas de leer o se circunscribe a un fenómeno editorial?

FA: Creo que la imagen tiene una función muy importante en la LIJ. Es un elemento imprescindible

para “entrar” en el texto. Aporta elementos que la palabra no proporciona, completa el sentido de lo

dicho.

El lector, junto con la palabra, recibe también un estímulo pictórico, con su propio lenguaje y sus

propias referencias, que lo enriquecen como lector de imágenes y lo acostumbran a su

decodificación, a la recepción de distintos estilos pictóricos. Tiene un cometido muy importante en

relación con la formación estética.

Creo además, que la imagen cobra cada vez mayor protagonismo porque está dirigida a niños cada

vez más acostumbrados a la recepción de textos icónicos que, sin duda, han influido poderosamente

en la ilustración contemporánea de libros para niños: la pintura, la publicidad, el cómic, el diseño.

Las referencias a estos lenguajes contemporáneos son constantes, así como la utilización de

diversas técnicas: el collage, la fotografía.

CS: Por venir del campo de la educación, transitaste por todos los niveles del sistema educativo hasta doctorarte, ¿qué pensás de la relación entre LIJ y escuela?

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FA: Me parece que el principal problema de la literatura en la escuela radica en ser concebida como

una más de las tareas escolares: es una obligación. Entonces, que hacen los chicos, abandonan la

idea de leer en cuanto salen del aula y entran en la vida. Los programas nacionales, las actividades

al interior del salón y las acciones de los padres de familia en el contexto familiar deben ir

encaminadas a concretar la lectura literaria para enriquecer el mundo interno de cada niño.

La mayoría de los escolares ven la lectura literaria como una tarea más por realizar en los momentos

en que desearían estar jugando y descubriendo el mundo. No ven a la literatura como una forma de

descubrir el mundo sino como una obligación cuantitativa (leer un cuento diario, leer en voz alta

tantos renglones por día). Esta postura dificulta entender la lectura de textos literarios como una

oportunidad para dialogar y enriquecer el mundo interno.

Por otra parte, la reciente, cuantiosa y masiva entrada de libros a la escuela, a través de planes

nacionales y provinciales de lectura no fue acompañada de los dispositivos necesarios para su

tratamiento, ni de capacitaciones para cómo tratarlos (otras formas de leer, de abordar los textos). Y

otras instancias, como las maratones, concursos u horas de lectura, en general promovidas por

editoriales, han seguido una lógica mercantil.

Me parece que, todavía, en las escuelas los textos literarios tienen un tratamiento poco literario.

CS: Este primer número de “Aquelarre” gira en torno a Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, ¿cuál es el sentido de seguir “apostando” a las clásicos hoy y siempre?

FA: Ana María Machado plantea que la discusión que versa en torno a los clásicos no debe

plantearse como una lista de libros que debe leerse ni a su mera defensa sino muy especialmente

tener presente la cantidad de posibles lecturas que estas obras permiten y seguirán permitiendo.

CS: Lejos de dar recetas, ¿qué sugerencias les podrías dar a los mediadores para la “construcción

del camino lector”?

FA: Cito a Graciela Montes: “Lo primero que puede hacer alguien que quiere “enseñar a leer” es

crear la ocasión, un tiempo y un espacio propicios, un estado de ánimo y también una especie de

comunión de lectura. Los lectores no se encuentran con los textos en el vacío, sino – siempre - en

situaciones históricas concretas, en determinado lugar y determinada hora del día, en determinado

momento de su historia personal, en ciertas circunstancias, mediando ciertos vínculos…”

CS: En nombre de Aquelarre, muchas gracias.

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Libros

Por Natalia Moya, Córdoba (Cba)

Manga de animales (Colección Infantojuvenil de Los Ríos Editorial)

Escrito por Maricel Palomeque e ilustrado por Fernanda Carmona, Manga de animales es una gran metáfora de la sociedad en la que vivimos, cada cuento está atravesado por situaciones de la vida cotidiana, sólo que están protagonizados por animales; las imágenes y las palabras quedan resonando en la cabeza y es inevitable que nos preguntemos ¿Quiénes son los verdaderos animales?

Con un humor exquisito e ilustraciones que completan una poética que ameniza la realidad de una sociedad, este libro es para que lo disfruten grandes y chicos pues brinda la posibilidad de múltiples lecturas, lo que lleva a releer varias veces cada historia para descubrir todas las facetas que se encuentran en ellas. Reúne diez cuentos divertidos y desopilantes, cada uno con su particularidad, de modo, que cuando el lector comienza a leer no tiene plena seguridad del rumbo que tomará la narración hasta que es inevitable la sorpresa que causa el intempestivo final.

Los animales son personajes recurrentes en la LIJ y brindan grandes oportunidades para trasladarnos a otros mundos. En este caso, la autora trabaja con puntos de vista irónicos y/o ambiguos, parte de las características fácilmente reconocibles de un animal para conjugarlas con cierto humor negro que puede despertar ternura, o bien con la cotidianeidad más ingenua que llega a desencadenar una tragedia. Para esta colección de cuentos, la ilustradora utilizó microfibras y fibras de distintos grosores, con muchos detalles, sombras y texturas en blanco y negro; dotó a los animales rasgos humanos convirtiéndolos en personajes tragicómicos.

Maricel Palomeque vive en Villa Allende, es Licenciada en Comunicación Social, trabaja como docente en el nivel medio, como periodista free lance y como coordinadora de un taller de escritura creativa para jóvenes. Desde chica le gustaba escribir, inventar historias, crear personajes y actuarlos; prefiere escribir cuentos, tanto para grandes como para chicos; participó de las antologías Córdoba Cuenta, Dora Narra y Es lo que hay, y su cuento Cuando llega un dragón obtuvo una mención este año en la convocatoria al Premio Literario Casa de las Américas.

Fernanda Carmona vive en Córdoba, dibuja desde muy pequeña, siempre le gustaron los cuentos, pero los leía a través de los dibujos, si los dibujos no le gustaban el cuento tampoco. Tiene publicados dos libros álbums: La yaya, una historia de amor (dedicado a su abuela) y otra historia de amor que lleva por título Chicaychicose; hace un par de unos años, con un grupo de chicos del Centro Educativo Semi Abierto, creó un cuento ilustrado llamado La semilla y los chicos. Sus libros los realiza conjuntamente con María Soledad González, diseñadora que aporta sentido estético en los ejemplares. Tiene un taller de construcción de títeres donde se diseñan y crean muñecos de todo tipo.

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Eventos LIJ

Por Caroline Kirsch Pfeifer, Brasil

(radicada en Buenos Aires)

Aquello que me dice sobre su orientación hacia la literatura infantil y juvenil y de su vocación

me aseguran que tenemos ambos la misma longitud de onda.

Marc Soriano a Graciela Montes

La literatura para niños y jóvenes es apreciada, comprendida y debatida en distintos ámbitos académicos, por eso, durante el mes de octubre, fue tema de jornadas, fórums y congresos demostrando que hay espacios para leer, discutir la LIJ de manera crítica y reflexiva:

5° Foro Nacional de Lectura y Escritura

Desde Villa Mercedes, en la Provincia de San Luis, las compañeras Lucero Gómez Cruz y Paz Herón Ruiz participaron del 5° Foro Nacional de Lectura y Escritura, que se realizó en el Instituto de Formación Docente Continua de Villa Mercedes (SL).

Con el lema “Las ciencias se leen, las ciencias se escriben”, el Foro tuvo como objetivo recuperar las experiencias de los actores

vinculados con el quehacer de la palabra escrita, brindar un espacio para compartir, y retroalimentar las experiencias en torno a la Lectura y la Escritura de los distintos agentes de la cultura que colaboran con la construcción social y colectiva del conocimiento.

El evento contó con la participación de la reconocida escritora María Rosa Lojo, referente de la Novela Histórica argentina y el Astrónomo y Divulgador científico Sebastián Musso, quienes reflexionaron en torno a la enseñanza interdisciplinaria de la ficción, la historia y la ciencia. Se realizaron dos mesas debate: la primera, Posible relación entre historia y ficción, integrada por la Dra. María Rosa Lojo, la Prof. Cintia Martínez y el Mgter. Ulises Miranda; y la segunda, Vínculos entre las artes, la ciencia y la infancia, integrada por el Lic. Sebastián Musso, la Dra. Natalia Navarro Becerra y la Esp. Lucero Gómez Cruz. Además, la Esp. Paz Herón Ruiz ofreció la ponencia El libro rojo de los monstruos, en la que recopila la experiencia del taller de Literatura Infantil “Colorín Colorado” y su posterior instalación artística en la que presentó el libro de artista (collage textil) que dio título a su trabajo.

La organización estuvo a cargo de la Comisión de Lectura y Escritura / PROFACE / Dirección de Extensión IFDC VM, y el auspicio del Plan Nacional de Lectura / Programa de Educación Superior / Políticas Estudiantiles.

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XVIII Congreso Nacional de Literatura Argentina

En Paraná se llevó a cabo, los días 8, 9 y 10 de octubre, el XVIII Congreso Nacional de Literatura Argentina en la Universidad Autónoma de Entre Ríos- Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Fue la primera vez que en el Congreso hubo un espacio para discutir y compartir las experiencias en LIJ.

La Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos albergó a estudiantes de todo el país, teóricos, investigadores y profesores de los numerosos centros nacionales e internacionales, quienes, a partir de la confrontación de líneas de trabajo, el diálogo fructífero y la revisión de las agendas construyeron un “mapa federal de la Literatura Argentina”, tal cual lo anunciara el lema del congreso.

En dicha oportunidad, la Literatura Infantil y Juvenil ocupó un lugar central, cuestión de trascendental importancia para que la misma se constituya en un espacio de debate dentro del ámbito académico.

En el marco del Simposio Didáctica de la Literatura. Literatura y Alfabetización. Literatura para niños y jóvenes, las representantes de la Maestría en Literatura para Niños la Prof. para Enseñanza Primaria y en Lengua y Literatura Carina Suppo y la Prof. De Educación Inicial y

Prof. de Lengua y Literatura Verónica Andrea García, expusieron proyectos de investigación y trabajos críticos sobre textos de la LIJ, generando de esta manera, una instancia valiosa para la discusión y producción del conocimiento. La profesora Carina Suppo participó del evento con la ponencia sobre “El cuerpo como una construcción medial de las orillas en la Literatura infantil andina. Análisis del viaje de Edna Iturralde” que es parte de su tesis de Maestría en Literatura para niños, Fac. Humanidades y Artes - UNR

Homenaje a María Teresa Andruetto

Por su parte, el día 06 de octubre en la escuela Provincia de Catamarca de la ciudad de Córdoba, la Profesora en Técnicas Teatrales Natalia Moya participó de un emocionante homenaje a la escritora María Teresa Andruetto (madrina de la biblioteca de dicha escuela).

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En el marco de los festejos del cumplimiento de los 100 años del establecimiento se homenajeó a la escritora María Teresa Andruetto, galardonada con el Premio Hans Christian Andersen 2012, los alumnos de la institución recrearon la obra de la escritora con presentaciones performáticas y con imágenes plásticas de las ilustraciones de sus libros, como El árbol de lilas, Trenes y El caballo de Chang Tzu. Además hubo narraciones de sus cuentos y María Teresa también narró una de sus historias.

El homenaje culminó con preguntas muy ocurrentes de los chicos interesados por la obra y la vida de la escritora.

Sandra Siemens, recomendados White Ravens

Otra gran alegría para la Maestría en Literatura para niños es el reconocimiento a la autora Sandra Siemens, integrante de la

Comisión Académica, cuyo libro La tortilla de papas, (ilustrado por Claudia Degliuomini y publicado por el editorial Del Naranjo en 2014) ha sido seleccionado para integrar los recomendados White Ravens.

Todos los años la Internationale Jugend bibliothek (International Youth Library) elige 200 títulos de 55 países y escritos en 36 lenguas diferentes, publicados en el año anterior para formar parte de un catálogo; los libros son elegidos por un grupo de especialistas que evalúan y deciden cuales serán recomendados como lectura para todo el mundo. Los títulos son elegidos por sus temáticas, innovación artística, estilo literario, calidad de diseño gráfico y editorial, diagramación, y belleza artística.

La tortilla de papas, de Sandra Siemens, cuenta la historia de una abuela que decide cocinar una tortilla de papas, pero: No tenía ni un huevo. Así que salió a comprar…

Aquelarre. Revista de Literatura Infantil y Juvenil.

Número 1, noviembre 2015. ISSN 469-0414

Maestría en Literatura para niños. Res. CONEAU nº 808/14

Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario

Correo electrónico: [email protected]

Diseño: Júlia Pascual Gómez

Edición: Lucero Gómez Cruz

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