Revista lapislázuli 2 año 2016 copyright

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1 REVISTA LAPISLÁZULI FANZINE DE SCI-FI

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REVISTA LAPISLÁZULI

FANZINE DE SCI-FI

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AÑO 2 - Nº 2

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

DIRECTORA: ILEANA ANDREA GÓMEZ GAVINOSER

COPYRIGHT 2016-BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA-

ILUSTRACIONES: ILEANA ANDREA GÓMEZ GAVINOSER

(COPYRIGHT)

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ÍNDICE:

COLOSAL -MARIO ABDALA............................. PÁG. 5

CRIATURAS -ELENA CANTO.............................PÁG. 9

TÚMULOS EN LA 9 DE JULIO (L. CIAMPAGNA).......PÁG.12

LAS RAÍCES VERDES- ILEANA A. G. GAVINOER.....PÁG.16

LAS LÍNEAS DEL HORIZONTE-M. ANTONIA SASSI.. PÁG. 18

FONOFOTOMIMETISMO- GRACIELA SUÁREZ........ PÁG. 20

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Colosal

(MARIO ABDALA)

Silencio, se siente, se oye, se puede palpar. Silencio y frío, un frío

que eriza los vellos de los brazos y la nuca de los dos científicos

que conversan en la noche y en voz baja, en la soledad del

laboratorio. Un compuesto líquido descansa en dos hipodérmicas.

-Usted, doctor, está ebrio.

-¿Le parece? ¿Tan descabellada se le antoja mi propuesta?.

-Gastón, en serio, esto está mal. El suero no tiene el visto bueno

de la empresa. Si bien en los sujetos de prueba los resultados son

favorables, la prueba en humanos aun no ha sido aprobada.

-Mi negra, ¿Sabés cuánto se van a tardar en aprobar la utilización

del suero en humanos? Si es que lo hacen... ¿Por qué creés que

nos mandaron a orbitar la tierra en este cacharro?. No les

conviene, Kari. Pensalo, El agente activo ataca directamente sobre

el sistema responsable de la neurosis, entre otras cosas, aumenta

la sensación de confort, de felicidad yde complacencia. El

empresario no querrá aumentar su riqueza desmedidamente. Los

líderes mundiales ya no querrán controlarlo todo; el obrero no

sentirá envidia por su patrón y no se quejará por el sueldo, las

personas ya no desconfiarán de sus pares... Sentimientos como el

odio desparecerán... Pereza, depresión, todas esas cosas que

hacen al ser humano vengativo, rencoroso, aislado, improductivo y

violento ya no estarán.

-Me decís que el consejo mundial busca preservar todo aquello

que nos hace humanos.

-Si y no, te digo que no quiere que evolucionemos.

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La charla continúa, beben unas copas mas de vino. Gastón y

Karina se besan.

Dos hipodérmicas vacías descansan sobre el escritorio.

El Martín García Colosal sigue orbitando la tierra en la oscuridad

fría del espacio.

Un hombre camina por las calles del histórico barrio de San

Telmo, un barrio que supo ser fuente de cultura, de destacadas

confiterías y de bares, de eventos como el de la plaza Dorrego.

Hoy solo los desposeídos, viciosos, pandillas de punks ,

skinheads y prostitutas pululan por la zona. La noche se ilumina

con luces de neón; carteles publicitarios indican antros de mala

muerte y además prostíbulos y bares oscuros con el hedor

nauseabundo y rancio de vómitos y de orines.

Una prostituta encara al hombre solitario.

-Eh, amigo, tengo el nuevo implante vaginal de virgo inc. es el

nuevo modelo... ¿Sabés? Podemos hacerlo sin globito.

El hombre la ignora.

Esta es la nueva moda en el mundo: los antiguos implantes

mamarios, las siliconas en los senos, en las nalgas, el "plástico"

son cosas del tiempo pasado. Prótesis cibernéticas es lo que hoy

eleva a los habitantes al status social... Brazos, piernas, órganos

internos, algunos para desempeñarse mejor en el competitivo y

exigente mercado laboral de estos días. Otros, por moda.

Castro se despierta a las tres de la mañana, en su habitación del

exclusivo hotel Hilton de Buenos Aires. Casi no pudo dormir esa

noche. Se dirige al baño, se mira al espejo, lava su cara, cepilla

sus dientes, se afeita, todo con su típico semblante neutral que lo

caracterizó en su vida, en su profesión. Hombre de pocas pero

educadas palabras, contemplativo, severo. Se dirige hacia una

habitación contigua a la suya. En ella cuatro personas lo observan,

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expectantes, con cierta ansiedad y ven cómo despliega un lienzo

blanco y enciende un proyector.

-Buenos días. Siempre me gusta empezar con una breve

explicación de porqué hago lo que hago: soy un artista.

El proyector muestra sobre el lienzo una imagen. Es una pintura,

en la escena una niña de unos doce o trece años se encuentra

sentada sobre el caliente, seco y arenoso suelo de San Rafael, en

la Provincia de Mendoza. Sobre ella, el sol abrasador y no está a

gusto. Una de sus piernas está extendida; la otra, flexionada con

la rodilla hacia arriba, tiene el muslo ensangrentado y la herida

está cubierta apenas con un trozo de trapo viejo y sucio. De sus

ojos caen lágrimas y en su semblante hay resentimiento, algo de

miedo y su ceño está fruncido.

Mario Abdala (COPYRIGHT)

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Criaturas

(ELENA CANTO)

Por la alcantarilla del desagüe se ven asomar enormes

cucarachas borravino. Brillan con la luz lunar. Ellas quieren

descubrir, en el calor húmedo de la noche, una exquisita comida

nauseabunda. Corren patitas ligeras hacia las bolsas con basura

del vecindario. Se saben dueñas de un reino de aguas pestilentes.

Seleccionando el alimento, las cucarachas van y vienen por el

cordón de las veredas e ingresan a las casas por debajo de una

desprevenida puerta.

La noche es profunda y benevolente, provee bienestar a las

criaturas nocturnas hasta que se esconde y el sol emerge en el

horizonte. Mientras las intrusas vuelven de prisa a sus guaridas,

dejando rastros de una ingesta putrefacta: pequeñas costras

marrones pintan las mesadas de las cocinas hogareñas.

Junto con el día, los habitantes de las casas se desperezan,

lánguidos; ellos se sienten perforados por las obligaciones

matinales. Los niños a la escuela; los adultos a sus trabajos. Un

halo imperceptible hace que se sientan molestos. Alguien ha

invadido su sitio.

Las mujeres se dirigen hasta la cocina para preparar el desayuno.

Enseguida habrá aroma a café y pan tostado. Todo parece

normal, pero hay algo que inquieta. Cuidado, alguien ha andado

por allí. La certeza impregna de nerviosismo a los habitantes que

no tardan en salir hacia la escuela, sus trabajos y otros

quehaceres. Quizás, al regresar, cansados por el trajín del día, ya

hayan olvidado aquella sensación extraña que los invadiera por la

mañana.

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Las nubes bailotean su danza sobre los techos de tejas y las

terrazas de los edificios. Son éstos imponentes Hércules luchando

contra la luz del sol, mientras que las calles sudan humedad, sus

bordes son acariciados por el verdín y las alcantarillas…las

alcantarillas…laten.

Sinuosos senderos de agua estancada recorren el interior de la

ciudad. La vida se abre paso, allá abajo, entre las tinieblas. Las

ratas caminan aferradas a las paredes; de tanto en tanto, yerguen

sus troncos sobre las extremidades traseras para alcanzar algún

desperdicio.

Y otra vez, la noche mira apacible la ciudad. Entonces las

cucarachas madres salen de sus nidos, pero no vienen solas.

Traen consigo las crías que se esparcen por todos los recovecos

de las cosas: utensilios, platos y servilletas son recorridos por los

insectos. También ganan el toilette, pasando por sobre el jabón y

los cepillos de dientes. Cerca de que ocurra el día, correrán hacia

el inframundo.

De nuevo, el ciclo del tiempo despierta a los relojes; las madres

llaman a los niños para ir a la escuela. Los hombres salen de sus

casas rumbo al trabajo; seguramente abordarán algún tren que los

llevará amontonados y golpeándose unos contra otros, al son de

los vagones.

Los chicos se retrasan; antes de que se les haga tarde, toman

sus mochilas oscuras y corren patitas ligeras hacia el colegio. En

el recreo, presurosos sacan las golosinas: alfajores, chupetines,

turrones y galletitas. Esta costumbre los distiende, los pone felices

a la vez que rrrrrrrrrroen alegremente.

Los hombres, en la trayectoria hacia sus trabajos, soportan la humedad del aliento y la transpiración ajena. La atmósfera es

densa, tan densa que se sienten desvanecer, al tiempo que se

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proyectan las imágenes de sus hembras esparciendo sus crías por

la ciudad.

ELENA CANTO (COPYRIGHT)

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TÚMULOS EN LA 9 DE JULIO

(LISANDRO CIAMPAGNA)

Más de mil redividos se reunieron en torno al Obelisco. Es la quinta

manifestación en lo que va del año. El ministerio de Relaciones

Humanas minimizó la concentración y acusó operativos de prensa.

El retorno a casa se vio complicado el día martes cuando el

tránsito del Microcentro porteño se vio interrumpido por un

sorpresivo túmulo de redividos que se concentraron en torno al

Obelisco en el cruce de Corrientes con 9 de julio. La manifestación, que empezó a las 6 de la tarde, llegó a reunir a

más de 1.000 difuntos según transmitieron las principales cadenas

de televisión.

Las postales de muertos recientes, redividos en la jerga porteña, deambulando por Buenos Aires se han convertido en un fenómeno

cotidiano. Cada día, decenas de individuos recientemente

fallecidos abandonan los cementerios de Recoleta y Chacarita, y

se unen a las filas gimientes que recorren las avenidas porteñas escarbando en la basura o atacando palomas y perros callejeros.

La reunión de la tarde pasada es el quinto gran túmulo de

redividos que se produce en lo que va del año y el m{as grande

desde que los muertos reanimados coparon los túneles de la línea H , el pasado 2 de abril. Sin embargo, el ministro de relaciones

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humanas del Gobierno Nacional, Axel Fort, minimizó el impacto

del túmulo.

“Quieren meter miedo”, aseguró el funcionario por cadena

nacional. “Inflan los números para intimar a la presidencia. El ministerio elaboró el mes pasado un informe con asistencia del

Indec en el que se establece claramente que la población de

ciudadanos reanimados es de apenas 500 personas en todo el

país”. A pesar de los comentarios del ministro, estadísticas de

población elaboradas por varias universidades y compañías

privadas de sondeo, indican que el número total de redividos en la

Ciudad de Buenos Aires ascendería a 5.000. Estos mismos

estudios proyectan una población nacional de 12.000 redividos. “Esta es la misma gente que estigmatiza a nuestros difuntos con

nombres como “zombi”, “muertos vivientes” o “cadáveres

ambulantes”. Son maniobras desestabilizadoras del proyecto

nacional. Como los rumores de que esta pobre gente se alimenta de carne humana. Es el típico discurso neoconservador”.

Los rumores del canibalismo han sido una constante desde la

aparición de los primeros redividos a principios del 2002. “La

fantasía antropófaga es un estereotipo tóxico de la sociedad argentina”, explica Isabel Ferreyra, secretaria de la ONG Manos

Abiertas a la Tumba (MAT). “El ciudadano reanimado es un blanco

fácil. Un estereotipo que concentra nuestras paranoias sociales.

Las historias de muertes violentas y de actos de canibalismo forman parte de un discurso violento que se ensaña con una figura

ya de por sí vulnerable”.

A pesar de los esfuerzos de MAT y otras ONG similares, los

redividos siguen siendo blanco de violencia y discriminación. Videos de You Tube mostraban claros choques violentos entre la

policía federal y los redividos reunidos en el Obelisco la noche de

ayer. Desde el Gobierno de la Ciudad no hubo comentarios al

respecto.

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El último túmulo, acaecido durante las vacaciones de invierno en

un predio de Flores, concluyó con choques violentos, desalojos y

los consabidos (y no probados) rumores de muertes violentas

entre los vecinos del barrio. Isabel Ferreyra teme que la situación se repita en la manifestación de 9 de julio. “El redivido es una

figura de emergencia que busca mecanismos alternativos para

manifestarse. Los porteños tenemos que tomar conciencia de su

lucha por la dignidad y presionar para que las autoridades locales y nacionales organicen una política de inclusión”.

Mientras políticos, ONG´s y fuerzas policiales discutían una

solución, los gemidos de los redividos continuaban en torno al

Obelisco. Se espera que el túmulo se extienda por tiempo

indefinido.

LISANDRO CIAMPAGNA (COPYRIGHT)

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TÚMULOS EN LA 9 DE JULIO

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Las raíces verdes

(ILEANA ANDREA GÓMEZ GAVINOSER)

Sobre el surco de la tierra se veía un paisaje atónito, insolente.

Nadie sabía ni supo nunca de dónde venían esas llamaradas vivas

que trataban de comerse lo árboles. ¡La lluvia! Por fin el agua

apagó el fuego en dos semanas.

Atravesé el campo pisando los pastizales quemados y

húmedos, intentando evitar los charcos y las zonas pantanosas.

Los troncos de los árboles estaban ya deshechos y negros. Como

si flotara como el viento, salté el arroyo. ¡Ay, tropecé! Me tomé del pasto quemado y quebrado, hice un esfuerzo más y me pude

levantar de nuevo pero las rodillas y las piernas ya estaban

cubiertas de lodo. Mi mano todavía agarraba fuertemente el pasto.

Había clavado las uñas en la tierra y ésta estaba negra. Abrí mi mano y me encontré entre las hojas yertas, minúsculas raíces

nuevas salvadas del fuego y algunas hojas verdes. Mi sorpresa fue

grande, para colmo de males el bosque seguía unos kilómetros

más y sólo se veían cenizas. Apreté en mi mano las raíces verdes; mientras existan raíces verdes estaríamos salvados. En lo único en

que pensaba era en llegar pronto al río grande antes de que se

hiciera de noche. Calculé las cinco de la tarde de un día ignoto de

algún desconocido año y comencé la caminata. Igualmente me senté en la segunda hilera de árboles a descansar unos cinco

minutos. Cuando hube realizado el descanso, proseguí mi camino.

Entré en una zona de terreno ondulado que se elevaba bastante y

sobre ese terreno sobreelevado continuaba el bosque. Subí al terreno más alto (ya estaba oscureciendo) y con las luces del

atardecer alcancé a ver el espejo de agua del río y el sol del

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poniente reflejado en él. Bajé de allí desesperada y en media hora

alcancé la orilla. Del otro lado del curso de agua, se alzaba el

oasis de bosque verde. No había otra cosa parecida en el planeta

tierra y mi alegría era incontable. Alcé los brazos y los agité en la creciente oscuridad. La nave bajó a tierra. De allí descendió el

hombre que estaba al mando y todos los demás. La oscuridad era

completa.

La lluvia apagó los últimos focos de fuego. Luego se descorrieron las nubes de lluvia y el cielo se despejó. Al amanecer,

un sol radiante iluminó toda la faz de la tierra. El clima era

benévolo. Yo abrí la mano y le mostré las raíces verdes al hombre

y le señalé el bosque verde que se mostraba resplandeciente al

otro lado del río, frente a nosotros. Él sonreía.

ILEANA ANDREA GÓMEZ GAVINOSER (COPYRIGHT)

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LA LÍNEA DEL HORIZONTE

(MARÍA ANTONI SASSI)

Lo vio alejarse y perderse en la línea del horizonte.

Iba a lo largo de la costa

para embarcarse en la clandestinidad de la huida.

Le prometió el regreso

pero ella recostada en el hueco de la entrada

con dos cataratas humedeciendo su rostro

y alargando la mirada nublada

presintió la tragedia.

Continuó enmarcada en el hueco de la entrada

y allí con la esperanza del retorno

y la desesperanza en el alma

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en el largor de la espera

recibió la noticia:

el mar con sus brazos encorvados

atrajo para sí los cuerpos de los náufragos.

Y allí

enmarcada en el hueco de la entrada

el rojo caliente de la sangre

se deslizó por sus extremidades.

Y allí

enmarcada en el hueco de la entrada

sintió el vacío de su cuerpo

y la soledad del amor.

MARÍA ANTONIA SASSI (COPYRIGHT)

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Fonofotomimetismo

(GRACIELA SUÁREZ)

Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros

corredores de una galería de cuadros. La muestra había

revolucionado el ambiente cultural de los residentes venusinos.

Pocas veces tenían la oportunidad de ver obras de arte en vivo y

en directo, y el boca a boca las había promocionado como tan

extraordinaria que hasta los más indiferentes sintieron curiosidad.

Ubicado bajo la Cúpula Exterior recientemente inaugurada, se

llegaba al salón de exposiciones luego de un largo recorrido por

los túneles excavados en la profundidad del planeta. Según el

anuncio, era una experiencia “fonofotomimética”, y para disfrutarla

era necesario concurrir individualmente. Pero la gran demanda

había hecho que permitieran entrar en parejas.

Al final del corredor una puerta blanca los esperaba: “Sean

ustedes bienvenidos a una experiencia única en sus vidas.

Relajaos y disfrutadla”, los recibió con voz de ordenador y

lentamente la puerta se abrió. Una luz enceguecedora los envolvió

y una música suave comenzó a surgir lentamente, de manera casi

imperceptible. Aguzando la vista encandilada comenzaron a

distinguir los recuadros enmarcados que cubrían las paredes. Los

colores psicodélicos se movían, se enroscaban, reptaban

produciendo una sensación hipnótica y extraña. Casi robotizados

se acercaron a uno de ellos. La música ahora ya perforaba sus

tímpanos y llenaba el cerebro, retumbando en el espacio craneal.

El cuerpo se volvía laxo, entregado a la experiencia, y fluía en

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ondas rítmicas al igual que las pinturas. Escalofríos orgásmicos

los recorrían a medida que se acercaban a mirarlas.

Pero repentinamente, a sólo centímetros de ellas, todo cambió.

La música se hizo aguda hasta el dolor punzante, sus pechos

comenzaron a agitarse a una velocidad impensable y sus hálitos

vitales dejaron de ondular, transformándose en agudas flechas

que disparadas a través del cuadro se dirigieron certeras hacia un

planeta ubicado a años luz en el espacio. El aturdimiento duró

segundos, la conciencia los encontró encapsulados e incorpóreos,

flotando en una extraña sustancia gaseosa.

Allá, en Venus, los dos desconocidos salieron caminando con una

sonrisa. Quienes esperaban para ingresar los miraron

interrogantes. “Es una experiencia que te cambia para siempre”

sólo dijeron y se introdujeron en el largo pasillo subterráneo para ir

a encontrarse con los otros invasores.

“Intersecciones”

Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros

corredores de una galería de cuadros. El señor A y el señor B. La

trama argumental sugiere dos soluciones: A y B siguen cada cual

por su lado y dejan de existir el uno para el otro o A y B hacen

algún tipo de contacto, aunque sea sólo visual, que de alguna

manera los conecta.

La primera es intrascendente y la descartamos. Tomemos la

segunda. Digamos que A observa a B y su cara queda fijada en su

memoria consciente o inconsciente, cualquiera de ellas. El señor

B queda así integrado a la existencia de A, sin quererlo, sin

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percatarse siquiera. Y viceversa. A lo mejor se saludan. O quizás

a alguno de los dos se le cae algo al piso y el otro se lo alcanza.

Mínimo contacto, mínimo. Pero ya el recuerdo de uno quedará en

la conciencia del otro. Y viceversa. Será una anécdota trivial que

quizás ni dé para que cuando llegue a su casa la comente con su

esposa. Claro, si lo que se le cayó era insignificante. Pero pudo

ser que por ejemplo, el señor B perdiera su billetera con el dinero

que sacó recién del banco y entonces sí agradecerá efusivamente

y quizás invite al señor A a tomar un café. Y si el monto era muy,

muy grande, probablemente lo invite a su casa a cenar.

O a lo mejor sólo van a tomar un café y descubren que tienen

cosas en común y se hacen amigos y el señor B invita al señor A

- o viceversa - a cenar a su casa.

Pero también es posible que ni eso, que quizás el señor B sea

algo insociable y únicamente diga gracias y se vaya y del señor A

sólo le quede un leve recuerdo incorporado en su conciencia; y

además que también sea tan hosco que ni siquiera considerara

importante comentarlo a su mujer.

Pero podría suceder que luego que el señor B se retirara el señor A

descubra un papel, un documento personal e importante, que se

deslizó hacia un rincón y que, como es solícito y amable y en el

papel está la dirección, esa misma noche se presente en la casa

del señor B, quien no tiene más remedio que hacerlo pasar.

Como el señor A es muy simpático y gentil la señora B podría

quedar subyugada. Quizá no pase de esto, pero existe la

posibilidad de que la historia termine uniendo a la señora B con el

señor A y dejando solo al señor B. Y que éste, terriblemente

ofendido, enfrente al señor A, se peleen y lo mate.

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O viceversa.

“Realidad topológica”

Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros

corredores de una galería de cuadros. Pertenecientes a

enfrentadas elites culturales, ambos se ignoran, como si el otro no

existiera. Toman diferentes direcciones, pero para mutua sorpresa

ante el primer cuadro están juntos de nuevo. Uno de ellos

carraspea ligeramente y con rapidez se aleja. El otro hace lo

mismo caminando hacia el lado opuesto. Pero el nuevo cuadro los

recibe juntos, como inseparable pareja. Algo nerviosos esbozan

una sonrisa de compromiso, en un apenas insinuado saludo, y

sale uno para cada lado.

Juntos ante la siguiente obra, la reacción ya es de complicidad.

¿Cómo salir de esto? Se aprontan y corren presurosos hacia lados

contrarios mirando para atrás para no perderse de vista. Un fuerte

golpe los aturde. Acaban de chocarse y cayeron sentados en el

piso. Ahora están preocupados. La noche ha avanzado y la galería

se encuentra cada vez más oscura. Apenas logran divisar la

claridad de la entrada. De tácito común acuerdo comienzan a

arrastrarse rumbo a ella pero a medida que avanzan sienten que la

puerta se aleja cada vez más. La oscuridad ya es total, aunque

todavía perciben sus cuerpos y aquella luminosidad salvadora. Sin

dudarlo se buscan y se toman de la mano, se incorporan, toman

aliento y corren hacia la luz. Traspasan la abertura y se

encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros.

GRACIELA SUÁREZ (COPYRIGHT)

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