Revista franciscana

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El amor es libre Me quiere…no me quiere. Qué onda con… Revista Mensual Febrero 2013 No.4 Feliz mes de la fraternidad franciscana Aprendan a hacer el bien… Y los quiero amar y temer

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Revista de Cancun, Mexico.

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El amor es libreMe quiere…no me quiere.

Qué onda con…

Revista Mensual Febrero 2013No.4

Feliz mes de lafraternidad franciscana

Aprendan a hacerel bien…

Y los quiero amar y temer

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Y los quiero amar y temer.Por:Fr.Juan Jasso Coyote,OFM.

DirectorioFray Juan Jasso C., OFM.Direcció[email protected]

Edwin CheCoordinación [email protected]

Grace FrancoCoordinadora [email protected]

Nube IdeasDiseño Gráfico / [email protected]

Informes y ventas:Parroquia San Pedro y San PabloReg. 96, Mza. 72, Calle 16Cancún, Quintana Roo.Tel: (044) [email protected]

Paz y bien

busquen la justicia. Is. 10.

Queridos hermanos: estamos por iniciar una de las épocas más sa-gradas del año y propicia para reconocer en cada momento la opor-tunidad que Dios nos brinda para nuestro crecimiento espiritual. Que esta Cuaresma sea de plena conciencia de conversión y crecimiento en todos los aspectos de nuestras vidas, que nos permitamos la dicha y la gracia del perdón y que nos alejemos del egoísmo para dar paso a la armonía y comunión como fraternidad, pero principalmente como hermanos.

Que en esta época del año caminemos juntos, en comunidad, prepara-da para las celebraciones de este mes y que el miércoles de ceniza, 13 de febrero, sea el preámbulo para dar paso al amor a nuestro prójimo. Que este tiempo de oración, silencio, penitencia y ayuno sea una dicha para lograr pasar del pecado a la Gracia y de la muerte a la Vida, para vivir la alegría Pascual.

Que nuestro mayor sacrificio en esta época y durante nuestras vidas sea renovar nuestra Fe, dar testimonio renovado y fidelidad al Señor.

Saludos a sus familias y que esta Cuaresma sea fecunda.

¡Ánimo! Dios los bendiga.

Aprendan a hacer el bien...

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Qué onda con…Por: Grace Franco

Por fin llegó el mes del amor y la amistad. Una vez más la mercado-tecnia y el consumismo hacen de las suyas recordándonos que hay que demostrar el afecto a los demás. Un presente, una flor, un globo, una carta perfumada, un compac disc especial con las canciones exclusivas de tu re-lación, entre muchas otras opciones. Pero… ¿y los demás días? ¿Seguirás peleando? ¿Seguirás sintiéndote in-cómodo (a) en tu relación de pareja o de amistad?

Mírate en el espejo, no eres la misma persona que sonreía a cada momento, la que cantaba y era feliz sin tropie-zos sentimentales. Has dejado atrás tu esencia, has cambiado, has cedido para ser aceptado(a) o amado (a). In-cluso has hecho cosas con las que ni tú mismo (a) comulgas. Y es que si bien es cierto que el ser humano por naturaleza es un ser so-ciable, gregario, que necesita inte-rrelacionarse con los demás y con su entorno; que requiere amar y ser amado en todos los ámbitos; también lo es que eso no te obliga a cambiar tus creencias, ni tu educación, ni tus costumbres, ¡nada! Eres un ser irre-

petible y nadie tiene el derecho a condicionar tu amor, ni a pedirte que mientas o te escondas de ti mismo (a) ni de los tuyos.

El amor condicional no es amor. Es una forma de controlar a la otra per-sona. No importa cómo se obtenga el control, si es de una manera poderosa o de una forma silenciosa y manipu-ladora. No existe diferencia alguna, el resultado final es el mismo. Se está causando avería a la persona que está siendo controlada.

Ahora, vuelve al espejo; ¿cómo le pides al mundo entero que te ame? ¿Cómo le pides a esa persona que no te deje, si ni siquiera te aceptas o te amas a ti mismo (a)? ¿Está difícil no?

El amor es libre, debes brillar con todos los dones que Dios te ha dado. Pero para que esto suceda deberás trabajar y tirar lo que hasta ahora «no sirve». ¡Claro que puedes ser mejor! sólo basta que te sientas pleno (a), para entonces tener la capacidad de compartir y recibir amor incondi-cional. Recuerda que ésa persona es «el amor en tu vida, no el amor de tu vida». Si se va, dolerá; pero tendrás

la fortaleza y amor propio para salir adelante. Lo extrañarás, sí; pero si tra-bajas en ti sabrás qué hacer. Camina-rás hasta que exista un ser tan espe-cial como tú capaz de ver más allá de lo superficial. Un ser que pueda darte, a sus posibilidades, lo mejor de sí.

Por tanto, no desesperes. En algún rincón de este planeta habrá perso-nas como tú trabajando en sí mismas. Tu futuro mejor amigo, tu mejor com-pañera o la pareja con la que vivirás el resto de tu vida… llegará. Así que si las actuales compañías no te valo-ran como amigo o como pareja, estás perdiendo el tiempo. Mejor ocupa ése tiempo en prepararte, en fortale-cer tu espiritualidad, en ocuparte de tu cuerpo y de tu núcleo familiar; de lo contario, saldrás lastimado (a), ha-brá dolor, frustración y una sensación infinita de soledad. Necesitamos tra-bajar en nosotros para luego compar-tir, amar y ser amados con libertad.

¿Quién dijo que tenemos que mendi-gar amor o cariño? El amor es libre y viaja de adentro hacia afuera, regre-sando a ti. ¿Listos? ¡A vivir y a amar-nos se ha dicho!

Me Quiere…no me quiere, me quiere…no me quiere.El amor es libre.

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A los pies de la Iglesia:04

No cabe duda que sólo el conocimiento nos permite va-lorar en su justa dimensión a las personas, a las cosas, los sistemas, las creencias, etc., y sólo quién valora, ama y ama de verdad. Es por ello que uno de los objetivos de esta sección ha sido y seguirá siendo el de dar a conocer esta carta del sumo Pontífice Benedicto XVI; y pretende-mos que al reflexionarla, la comprendamos y por consi-guiente nos sintamos cada día más enamorados de la fe que profesamos; la cual hoy más que nunca necesita ser renovada a través de nuestros compromisos concretos. Continuemos; pues hermanos interiorizando estos frag-mentos y dejemos que sea Dios y no otras cosas; el que dé respuestas a nuestras preguntas más complejas.

CARTA APOSTÓLICAEN FORMA DE MOTU PROPRIO«PORTA FIDEI»

Febrero 2013

todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis4, reali-zándose mediante la colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica. Y precisamente he convoca-do la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de

4. A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cin-cuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Uni-verso, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pa-blo II,3 con la intención de ilustrar a

la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo ecle-sial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez que la Iglesia está llama-da a celebrar un Año de la fe. Mi ve-nerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su su-premo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en

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toda la Iglesia se diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confir-mada de manera «individual y colec-tiva, libre y consciente, interior y exte-rior, humilde y franca»5. Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla»6. Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración

fuera todavía más evidente. Ésta con-cluyó con la Profesión de fe del Pue-blo de Dios7, para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado.

5. En ciertos aspectos, mi Venerado

Predecesor vio ese Año como una “consecuencia y exigencia postconci-liar”8, consciente de las graves difi-cultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe ver-dadera y a su recta interpretación. He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conci-liares, según las palabras del beato Juan Pablo II, “no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean cono-cidos y asimilados como textos cua-lificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de in-dicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza”9. Yo también deseo reafir-mar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: “Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siem-pre necesaria de la Iglesia”10.

3 Cf. Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum (11 octubre 1992): AAS 86 (1994), 113-118.4 Cf. Relación final del Sínodo Extraordinario de los Obispos (7 diciembre 1985), II, B, a, 4, en L’Osservatore Romano ed. en Leng. española (22 diciembre 1985), pag. 12.5 Pablo VI, Exhort. ap. Petrum et Paulum Aposto-los, en el XIX centenario del martirio de los san-tos apóstoles Pedro y Pablo (22 febrero 1967): AAS 59 (1967), 196. 6 Ibíd., 198. 7 Pablo VI, Solemne profesión de fe, Homilía para la concelebración en el XIX centenario del mar-tirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, en la conclusión del “Año de la fe” (30 junio 1968): AAS 60 (1968), 433-445. 8 Id., Audiencia General (14 junio 1967): Insegnamenti V (1967), 801. 9 Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte (6 enero 2001), 57: AAS 93 (2001), 308. 10 Discurso a la Curia Romana (22 diciembre 2005): AAS 98 (2006), 52.

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Por:Edwin Che

Hermano León escribe:

Era una noche oscura como po-cas hay durante el año y en un rincón de esta mi habitación tan sola como fría; comenza-ron a pintarse en mi memoria; cual si fuese un buen desfile militar, uno a uno los recuerdos de aquel Santo del cual una ma-ñana yo escuché. Francisco de Asís le decían, el Varón de Dios y el Juglar de Asís; pero nada taladro hasta lo más hondo de mí ser como escucharles decir: el Hermano Francisco. Y es que hoy comprendo lo que hace algunos años no entendía; que no existe apelativo más exacto, delicado y más a fin a su expe-riencia que no sea el de: Frate-llo.

Francisco, en efecto; es el hom-

bre - hermano: el hermano de todos, el hermano de la luna, de la hierba y el sol. Francisco es un hermano tanto como él mismo se nombra (cfr. 2 CtaF 1, CtaA 1; 1 y 2CtaCus 1) y tan hermano como él mismo apues-ta nombrar (cfr. CtaM, CtaO). No hace distinción de criaturas, sólo mira con los ojos de su co-razón; con esa mirada que no tiene límites, que traspasa lo terreno y temporal para encon-trarse con el candor y la senci-llez de un ser que también es un fratello, que también es una hermana (cfr. LM 8, 6).

No obstante ¿qué significará para Francisco ser hermano? ¿Qué lo mantiene firme en la creencia de una verdadera fra-

ternidad universal? Sencilla-mente su experiencia de fe. Y es que el Santo de Asís no pue-de concebir otra forma de rela-ción con todo lo creado, sino es mediante una noble y exquisita fraternidad; donde tanto más evidentes sean las caracterís-ticas que nos distinguen y nos difieren cuanto más clarificada se hace en nuestra vida la Pa-ternidad de Dios. Naturalmente Francisco queda prendido de la gratuidad de Dios, la mirada Paternal del Sumo Bien. ¡Dios es Padre! ¡Es una iluminación! Un canto de triunfo. Pues, si al principio de todo está la gratui-dad del amor..., eso lo cambia todo. Todo tiene un origen. Todo tiene un sentido. Todo tiene una meta. La paternidad de Dios

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Feliz mes de la fraternidad franciscana

Febrero 2013

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hace posible la fraternidad. Fraternidad de origen, frater-nidad de destino, fraternidad final. Su Fe se convierte en ac-ción de gracias liberadora y en motor de su misión fraternal. (SelF 31).

Ahora bien, es en el ejemplo de amor de Jesús donde Francisco descubre la manera evangélica de relación, de amistad, de fra-ternidad. Hermandad pura que no se basa en el dominio y la explotación del hombre por el hombre y del hombre para con todo lo creado; sino en la ad-miración y en el servicio entre iguales; puesto que todo pro-viene de Dios y halla su realiza-ción en Él. Así pues, Francisco, perceptivo, vio en los gestos de

Cristo el secreto del corazón de Dios Padre. ¡Vio a Jesús ha-cerse «hermano» de ricos y de pobres, de los marginados y de los notables, de publicanos y de prostitutas, de Magdalenas y de Zaqueos, y entregar su vida para «reunir en uno a los hijos de Dios que estaban disper-sos»! (Jn 11,52). Francisco que-dará fascinado por ese Dios, Señor y Servidor, que rechaza toda forma de poder y de domi-nación y hace estallar nuestras fronteras culturales y religiosas lavando los pies tanto del que va a negarle como del que va a traicionarle (SelF 31).

Hablar; pues del amor en fra-ternidad es hablar del Juglar de Dios y de su concepción de

la relación entre los hijos de Dios y por consiguiente para con toda criatura. Por ello, es justo en la quietud de mi habi-tación que hoy nuevamente me pregunto como hacía un par de años: ¿Aún será posible la fra-ternidad del amor? Sin titubeos vuelvo la mirada a Francisco que contempla a la Trinidad: Fraternidad y Misterio de rela-ciones.

Era una noche oscura como po-cas hay durante el año y en un rincón de esta mi habitación tan sola como fría; comenzaron a pintarse en mi memoria, las memorias del amor y la frater-nidad del Hermano Francisco.

Feliz mes de la fraternidad franciscana

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Para Colorear:

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Alegría FranciscanaFebrero 2013

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Sopa de letras:Las palabras pueden estar horizontales o verticales. ¡Haber si puedes encontrar todas!.

¿ ¿1. Cuaresma 2. Jesús3. Desierto4. Ayuno5. Orar6. Monte 7. Burro8. Ramos9. Olivo10. Domingo11. Jerusalén12. Salmo

¿Sabias Qué?Debido a su contemplación del misterio de la Cruz, Francisco re-cibe de parte de Dios las llagas de Jesús en pies, manos y costado»

B R O L I V O W G I T Q JP N E O O H E B O D E S ED T O Y C R P U Ñ C A O RO O R M U E A R I W Y N UM Ñ A Y A S E R N N U R SI T M R R T M O S A N S AN M O D E S I E R T O O LG J S E S E O G G C B L EO K I B M S A L M O E A NR E C R A L M O N T E G QV R N L W A P C T L R E BC O R A R J E S U S A R Z

Laberinto:

Ayuda a Jesús a llegar hasta el desierto, donde pasará

los próximos 40 días

“ ““No necesito más, conozco a Cristo

pobre y crucificado.”

Frases deSan Francisco

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Fr. Benito Rodríguez Galván. OFM.

Experiencias de un misionero

Continuando con esta narración debo decir que a pesar de todo Cristo es el único personaje que resiste al tiempo, porque está fuera del tiempo. Él es en este sentido el verdadero futuro, porque todo lo que será, todo lo que vendrá, todo lo que nacerá en la tierra de los hombres ya existe en Él.

Sin embargo; nosotros tenemos que hablar de Cristo desde nuestro án-gulo del tiempo, ya que es el tiempo nuestra única propiedad y es en el tiempo donde nosotros construimos la historia que es ya historia de Sal-vación y comienzo de la Pascua final.

Por eso, si es verdad que creer en el futuro, que tener vocación de futuro, es tener esperanza en el Cristo siem-pre presente en todo lo que nace, también lo es que el pasado vive en nosotros, que nuestra justicia debe abarcar todo el arco de la historia, que nosotros somos lo que somos y preparamos el futuro que vive en no-sotros gracias a la realidad del pasa-do que nos ha dado la posibilidad de seguir engendrando la historia.

No obstante, junto con todo lo ante-rior de igual forma se impone una pregunta honrada cada vez que nos lanzamos a profundizar en las reali-dades de lo nuevo, de lo desconoci-do. Y esta pregunta es: ¿qué hacemos con el pasado? Porque es sabido que hoy, la nueva generación, tiene so-bre todo vocación de futuro; ya que comprende que «para estar presen-tes hay que ser contemporáneos del futuro». Y hoy se vive corriendo, con el pie en el metro o en el acelerador del automóvil; y no hay tiempo, ni posibilidad, ni demasiadas ganas de mirar para atrás como las antiguas

matronas que, desde sus diligencia de caballos, les gustaba contemplar lo que iba quedando a sus espaldas.

¿Qué hacer, pues? ¿Meter el pasado en la caja de los recuerdos con olor a naftalina? No, porque podríamos caer en la tentación de la añoranza y podríamos perder el autobús en-

tretenidos en contemplar viejas foto-grafías de familia.

¿Pisarlo como una colilla bajo nues-tros pies nerviosos? Tampoco, por-que en la prisa podría quedar una chispa de fuego que, encolerizada, hiciera saltar la nueva casa en lla-mas. ¿Pasar de largo, como se pasa delante de los cementerios que en algunas ciudades se alinean a la ori-lla de las grandes carreteras y de cuyo símbolo nos hablaba hace algu-nos años el escritor español Emilio Romero? Creo que tampoco. Para él sí vale comparación porque, apasio-nado como es por lo que viene des-pués, no caería nunca en la tentación de echar marcha atrás para conver-tirse en plañidera ante las cenizas de las tumbas. Pero ¡cuántos siguen heridos por la nostalgia provinciana del pasado que sacudía ya a los is-raelitas en el desierto que olvidaban el «maná», símbolo de lo nuevo, y preferían y añoraban los ajos y ce-bollas de Egipto.

¿Qué haremos, pues, con el pasado, nosotros, hombres de una genera-ción más veloz que el sonido y con un pie en las estrellas?

¿Qué haremos con el pasado para que, sin pecar de injusticia, no nos sirva de pretexto para seguir senta-dos sobre las cenizas muertas de lo que ya no volverá a nacer?

Estoy seguro de que las actitudes ante este fenómeno serán muy va-riadas. Por tanto, no sé si valdrá para todos, pero para mí fue significativa la lección que me dio un insecto. Sí, uno de esos grandes, magníficos in-sectos de los bosques.

Continuará…

Un Cristo Vivo

Febrero 2013

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¿Qué hay de nuevo?Eventos del mes:

02 DE FEBRERO.

BENDICIÓN DE CIRIOS Y VELAS.

EN LA CAPILLA «SAN FELIPE DE JESÚS»

EN PUNTO DE LAS 19:00 H.

10 DE FEBRERO.

RETIRO DE CUARESMA

EN LA CAPILLA «SAN FELIPE DE JESÚS»

EN PUNTO DE LAS 10:00 H.

15 DE FEBRERO.

REZO DEL VÍA CRUCIS

EN LA CAPILLA «SAN FELIPE DE JESÚS» EN PUNTO 17:00 H. CONFESIONES A LAS 18:00 H., EUCARISTÍA A LAS 19:00 H.

04 DE FEBRERO.

PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO DE NUESTRA SRA. DE IZAMAL, YUC.

13 DE FEBRERO.

MIÉRCOLES DE CENIZA.

MISA: PARROQUIA «SAN PEDRO Y SAN PABLO».

EN PUNTO DE LAS7:00, 12:00, 18:30 Y 20:00 H.

22 DE FEBRERO.

REZO DEL VÍA CRUCIS

EN LA CAPILLA «SANTA CLARA DE ASÍS»

EN PUNTO DE LAS 17:00 H. CONFESIONES A LAS 18:00 H., EUCARISTÍA A LAS 19:00 H.

“Incluso cuando Dios parece guardar silen-cio ante la opresión, la injusticia o el sufri-

miento, sigue amando al ser humano y sale en su ayuda si es invocado. ”

Beato Juan Pablo II

“Se debe pedir a cada cual, lo que está a su alcance realizar. ”

El Principito

Frases para el FACE

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OraciónSan Felipe de Jesús,

Protomártir de México,que llevaste tu espíritu generoso

hasta elextremo del mundo,

enséñanos a medir el valor exacto de las cosas;

que nuestra patriavuelva a su antigua riqueza espiritual,

y sea Dios el Señor de cada vida.

San Felipe de Jesús,que aprendamos de ti

a ser como el mundo nos necesita.¡Glorioso Mártir Mexicano,

ruega por tu Patriay por los que vivimos en ella!

De padres españoles, nació Felipe de las Casas Martínez en la Ciudad de México en 1572. Fue el mayor de once hermanos, de los que tres siguieron la vida religiosa. Su padre estaba emparentado con otro notable fraile y evangelizador de Amé-rica, Fray Bartolomé de las Casas. Felipe era travieso e inquieto de niño. Estudió gramática en el Colegio de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México, diri-gido por los jesuitas. Mostró interés por la artesanía de la plata. Por eso, cuando Felipe fue beatificado el gremio de los plateros lo nombró su patrón.

A los 21 años se encontraba en las Islas Filipinas, a donde había ido en busca de aventura. Las personas que viajaban a ese lugar, en aquellos tiempos, no lo ha-cían generalmente por motivos piadosos. Ni tampoco predominaba lo espiritual en el ambiente de Manila, ciudad conquis-tada apenas en 1571. En ésta lo común era ver gente ocupada con planes de conquista militar y haciendo planes para el comercio. Ahí decidió Felipe ingresar a la Orden de los Franciscanos y esco-gió el nombre Felipe de Jesús. Entró al convento de Santa María de los Ángeles de Manila. Un año más tarde, Jesús hizo su profesión religiosa. Cuando tres años después se acercaba el tiempo de su or-denación, el 12 de julio de 1596, partió rumbo a México en barco. En Filipinas no se podía ordenar porque no había un Obispo. El viaje de Filipinas a Améri-ca era una aventura peligrosa y el viaje podía durar hasta siete u ocho meses. La travesía del barco en el que iba Felipe

estuvo a punto de ser desastrosa. Durante un mes la nave estuvo a la deriva, arroja-da por las tempestades de un lado a otro hasta que, destrozada y sin gobierno, fue a dar a las costas del Japón.

En Japón, no les tenían confianza a los misioneros. Cuando ellos llegaron ahí no sabían qué les iba a pasar y así pasaron varios meses. Fray Felipe de Jesús se re-fugió en Meaco, donde los franciscanos tenían escuela y hospital. El 30 de di-ciembre todos los frailes fueron hechos prisioneros junto con un grupo de cris-tianos japoneses. Comenzó el martirio. El día 3 de enero les cortaron a todos la oreja izquierda. Luego emprendieron una marcha en pleno invierno, por un mes, de Tokyo a Nagasaki.

El 5 de febrero, 26 cristianos fueron col-gados de cruces sobre una colina en las afueras de Nagasaki. Los fijaron a las cru-ces con argollas de hierro en el cuello, en las manos y en las piernas. Los atravesa-ron con lanzas. El primero fue Felipe de Jesús. Murió repitiendo el nombre de «Je-sús». Las argollas que debían sostenerle las piernas estaban mal puestas, por lo que el cuerpo resbaló y la argolla que le sujetaba el cuello comenzó a ahogarlo. Le dieron dos lanzadas en el pecho que le abrieron las puertas de la Gloria de Dios. Fue beatificado, junto con sus compañe-ros, el 14 de septiembre de 1627 y cano-nizado el 8 de julio de 1862.

Estos mártires eran frecuentemente re-cordados por el Papa Juan Pablo II dando

a saber que su sangre no fue derramada en balde. Llegaron al cielo.

Recuerda que el testimonio de los santos confirma el amor a Dios (CEC 313). El testimonio de estas personas nos puede ayudar a crecer en nuestra vida espiri-tual, en nuestra vida de fe.

Algo que no debes olvidar:

San Felipe de Jesús es el protomártir mexicano.

Fue un religioso de la orden de los franciscanos en Manila.

Al venir a ordenarse a México, nau-fragó su barco y llegó a Japón donde lo mataron.

Murió repitiendo el nombre de “Jesús”.

San Felipe de JesúsIdeal Franciscano