REVISTA DIGITAL CULTURA EN RED

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ISSN 2362-2652 REVISTA DIGITAL CULTURA EN RED Año II / Volumen 2 / Septiembre de 2017

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ISSN 2362-2652

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CULTURA EN RED

Año II / Volumen 2 / Septiembre de 2017

Uni. Tres primeras letras de “Universidad”. Uso popular muy nuestro; la Uni.

Universidad del latín “universitas” (personas dedicadas al ocio del saber), se contextualiza para nosotros en nuestro anclaje territorial y en la

concepción de conocimientos y saberes construidos y compartidos

socialmente.

El río. Celeste y Naranja. El agua y la arena de nuestro Río

Cuarto en constante confluencia y devenir.

La gota. El acento y el impacto visual: agua en un

movimiento de vuelo libre de un “nosotros”. Conocimiento que circula y calma la sed.

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Año II / Volumen 2 / Septiembre de 2017

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Bravo Malca (Directora de Dirección Regional de Cultura, Departamento de La Libertad,

Perú), Dr. Eduardo Escudero (Universidad Nacional de Río Cuarto).

Evaluaron este volumen

Arql. César Gálvez Mora (Director de Departamento de Patrimonio, Dirección Regional de

Cultura del Departamento de La Libertad, Perú); Mg. Alicia Lodeserto (Universidad

Nacional de Río Cuarto)

Editora de la Sección Pueblos Originarios Sudamericanos

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CULTURA en RED

Integra Red de Universidades “ESTUDIOS INTEGRADOS SOBRE PAISAJES

SUDAMERICANOS”. Es una publicación del Laboratorio de Arqueología y Etnohistoria,

Cátedra Prehistoria y Arqueología y Cátedra Patrimonio y Sociedad, Departamento de

Historia, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

ÍNDICE GENERAL

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Año II / Volumen 2 / Septiembre de 2017

12. EDITORIAL

LA COMPRENSIÓN DE LA HISTORIA POR LOS ADOLESCENTES. ESTUDIO

DE CASO: EL MUNDO PREHISTÓRICO

14. Claudia Patricia Varela

REPRESENTACIÓN EN ARQUEOLOGÍA

42. María Virginia Elisa Ferro

ALTERACIONES NATURALES Y CULTURALES EN LOS SITIOS

ARQUEOLÓGICOS DEL VALLE DE GUANDACOL, DPTO. FELIPE VARELA,

PCIA. DE LA RIOJA. PRESERVACIÓN Y CONSERVACIÓN COMO GESTIÓN

CULTURAL INTEGRAL

66. Sebastián A. Carosio, M. Lourdes Iniesta y J. Roberto Bárcena

QUEBRADA DE CHITA (IGLESIA, SAN JUAN): PAISAJE CULTURAL A TRAVÉS

DE LA HISTORIA

92. Catalina Teresa Michieli

EL ARTE RUPESTRE Y SUS CRIATURAS: ELEMENTOS PARA UNA

ARQUEOLOGÍA DEL ARTE

115. Ana Rocchietti

SECCIÓN PUEBLOS ORIGINARIOS SUDAMERICANOS

COMUNIDAD RANQUEL “RAMÓN CABRAL EL PLATERO”. Lonco Horacio

Cabral

149. Graciana Pérez Zavala

SECCIÓN SITIOS ARQUEOLÓGICOS SUDAMERICANOS

SANTA ROSA DE TASTIL

161. Flavio Ribero

SECCIÓN CREATIVDIDAD PATRIMONIAL

ARTE Y PAISAJE EN VILLA EL CHACAY

168. Arabela Ponzio

182. Normas

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Año II / Volumen 2 / Septiembre de 2017

********

Editorial

Cultura en red retoma su destino. El destino de las publicaciones universitarias es azaroso

por varios motivos. Uno es la recepción de trabajos en un ámbito académico en el que se

prefiere publicar en los países anglosajones o europeos, lo cual merma su afluencia a no ser

que se planifique un evento científico para proveerse de ellos. Otra es publicar con una

diversificación de finalidades y objetivos.

Esta Revista está dedicada -en el marco de una editorial universitaria- a la cultura (histórica,

antropológica, sociológica) y al patrimonio cultural. Está dedicada a esos sedimentos de la

construcción de Latinoamérica en general y de la Argentina en particular. Convoca a quienes

tengan algo que decir al respecto.

Los editores

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QUEBRADA DE CHITA (IGLESIA, SAN JUAN):

PAISAJE CULTURAL A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Catalina Teresa Michieli

Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo “Prof. Mariano Gambier”

(FFHA Universidad Nacional de San Juan)

Contacto: [email protected]

Resumen

La Quebrada de Chita se ubica en las estribaciones sud-orientales de la Cordillera de Olivares

(integrante de la Cordillera Frontal), en el extremo sur del Departamento Iglesia, Provincia

de San Juan. Su desarrollo, desde las zonas más altas de dicha cordillera hasta el extremo

sur del valle de Iglesia han permitido, a lo largo de varios milenios, el acceso entre ambos

puntos y la conexión con otras zonas como las limítrofes con Chile y la cuenca alta del río

Castaño (uno de los formadores del valle de Calingasta). La presencia de agua permanente

en el arroyo homónimo que la recorre, de las vegas que se generan en sus orillas y de cercanas

placetas o pampas de altura cubiertas de pasturas naturales, ha permitido la explotación de

la fauna autóctona y la crianza de animales domésticos a través del tiempo. Otros recursos

naturales fueron y son explotados en simultáneo. Toda la historia del aprovechamiento de

este particular ambiente cordillerano ha quedado plasmada en obras humanas que se suceden

a lo largo de la quebrada, se superponen e incluso se reutilizan.

Palabras clave: Chita - valle de Iglesia - San Juan - ambiente cordillerano - explotación de

recursos

Abstract

Quebrada de Chita (Chita Ravine) is located in the southeast foothills of Olivares range (part

of the Frontal range), at the southern end of Iglesia District in the Province of San Juan,

Argentina.

Over several millennia, the ravine’s development, from the highest areas of this range up to

the south end of the Iglesia valley, has allowed human access between the two points, and

also the connection with other areas such as those bordering Chile and the upper Castaño

river (one of the rivers that feeds Calingasta valley).

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The permanent presence of water in the homonymous stream that runs along this ravine, of

vegas on its banks, and of nearby pampas covered with natural pastureland has allowed the

exploitation of local fauna and the rearing of domestic animals over the years. Other

resources have been exploited simultaneously.

All the history of the utilization of this particular Andean environment (the ravine, the

stream, and the pampas) is reflected in man-made works that can be seen all along the ravine,

some overlap and they have even been reused.

Key words: Chita, Iglesia valley, San Juan, Andean environment, exploitation of resources

Introducción

En la provincia de San Juan, la Cordillera Frontal (con todos su cordones, valles

intermedios, amplio piedemonte oriental y valles aluviales vinculados), se encuentra

contenida en dos Departamentos: al norte el Departamento Iglesia y al sur el Departamento

Calingasta. En cada uno de ellos, los grandes ríos colectores determinan los amplios valles

aluviales homónimos.

Las estribaciones orientales de los diversos cordones que conforman la Cordillera Frontal

sirven de protección a las salidas de los arroyos cordilleranos hacia el piedemonte o a

manantiales y pequeñas vegas. En esos sitios, entre los 2.900 y 3.000 m.s.n.m., se producen

zonas microambientales que mayoritariamentepresentan evidencias arqueológicas de

diferentes etapas de ocupación prehispánicas, pero especialmente de las agropecuarias

tempranas (Gambier 1974a, 1977).

Por otra parte, en esas mismas alturas, las escasas -pero suficientes- precipitaciones (100-

200 mm anuales) producen la aparición de pasturas naturales (que suelen perdurar hasta

entrado el invierno) y que proveen de alimentación a la fauna autóctona que fuera

aprovechada por esas mismas poblaciones e incluso otras más antiguas (Gambier 1981b,

2000).

Uno de los arroyos principales que bajan al valle de Iglesia es el que corre por la Quebrada

de Chita con dirección general oeste-este por 45 km aproximadamente (Figura 1). El arroyo

posee caudal de agua permanente (250 l/s) y se conforma con las aguas de deshielo en la

cumbre de la Cordillera de Olivares a 4.184 m.s.n.m. (30°28´40.30”S y 69°40´57.25”O) y se

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extiende hasta el valle de Iglesia a 2.057 m.s.n.m. (30°27´52.51”S y 69°17´29.68ºO). Desde

su salida a la planicie pedemontana (a 2.626 m.s.n.m.) se encuentra canalizado para ser

utilizado en el riego del sector sur del valle (Figura 2).

La situación de esta importante quebrada (Figura. 3), que posibilita el acceso hacia el

interior de la Cordillera de Olivares, transforma a esta zona también en un punto estratégico

para la conexión y movilidad humana.

Esta conexión, tanto longitudinal como transversal, no sólo fue de utilidad para los

poblamientos más antiguos sino también para épocas coloniales y republicanas tempranas

(Michieli 2007). Estas últimas estuvieron tanto vinculadas con la ganadería como también

con la explotación minera, tal como se observa en mapas de cierta antigüedad donde se

señalan las sendas de herradura y las minas explotadas hacia la primera mitad del siglo XX.

La posibilidad de circulación transversal por el valle de Iglesia vincula las localidades del

sur de valle de Iglesia con las nacientes del río Castaño y los valles altoandinos que se

encuentran en el camino hacia Chile, y facilita el tránsito a través de los pocos pasos de la

Cordillera de Olivares. La conexión de la Quebrada de Chita (en su parte alta) con la

Quebrada de Tocota permite, a través de sus portezuelos (conocidos localmente como

"Despoblados") alcanzar el río San Francisco y sus afluentes. Desde este último se acceden,

aguas abajo, a las nacientes del río Castaño (uno de los formadores del valle de Calingasta)

o, aguas arriba, hacia los valles interandinos septentrionales.

Esta senda se ha utilizado por lo menos hasta fines del siglo XX. En la década de 1970

todavía se encontraban, en los valles altoandinos de esa zona, a pastores chilenos de cabras

que explotaban las pasturas veraniegas de altura (Gambier 1986a; Michieli 2012).

Específicamente se han documentado sitios y evidencias arqueológicas prehispánicas e

históricas de diversas filiación cultural y cronológica, tanto dentro el área como en sus

adyacencias, en un espacio que no excede los 10 km a la redonda desde su parte central.

Sobre la llanura pedemontana que desciende hacia el este, hasta el fondo del sector sur de

valle de Iglesia (conocida como "campos, llanos o pampa de Chita"), se encuentran

importantes y antiguos sitios arqueológicos, poco visibles, en una extensión de 24 km desde

las vegas de Chita; por esta llanura corren los accesos a las quebradas vecinas de Bauchaceta,

hacia el norte, y Espota y Tocota, hacia el sur.

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Los sitios con evidencia arqueológica en el área

Talleres y paraderos de los antiguos cazadores-recolectores

En Chita se tienen evidencias arqueológicas fehacientes de la existencia de restos

pertenecientes a los más antiguos cazadores (8.500 años de antigüedad) vinculados con las

vegas. En la década de 1970 se recolectaron fragmentos de puntas de proyectil de piedra de

los grupos Fortuna en la parte alta de una pequeña vega del Cerro Blanco de Chita1 (Figura.

4).

Por otra parte en las quebradas inmediatas, a menos de 6 km en línea recta de la zona

central de la Quebrada de Chita, Gambier estudió y publicó gran cantidad de evidencias de

estos antiguos pobladores en la vega de Bauchaceta (Gambier 1974b, 1986b) y en la pampa

de Espota, ubicada en la terraza alta de la margen derecha del Arroyo de Espota.

Las nuevas prospecciones realizadas en 20142 permitieron confirmar esta presencia en una

pequeña vega sobre la margen derecha del arroyo a 3.090 m.s.n.m. (90 m por encima del

cauce) y reparada por lomas. En un pequeño bosque de molle blanco (Schinus roigii) ubicado

sobre el costado SE de la vega se encontró material lítico adscribible a estos grupos realizado

en microdiorita negra (Figura 5).

Instalaciones agropecuarias en la quebrada y en la pampa de Chita

Los intensos trabajos de Gambier en la década de 1970 y primera mitad de la década de

1980, centrados en la zona donde se encuentra Chita permitió identificar, estudiar y publicar

los restos muebles o inmuebles (viviendas semisubterráneas, campos de cultivos, cisternas,

petroglifos y pinturas rupestres, montículos funerarios) en los alrededores de la vega de

Bauchaceta y de la vega de Espota (Gambier 1974a, 1975, 1977, 1981a, 1988a, 1988b, 2000,

2001).

Del mismo modo, en los llamados "campos, llanos o pampa de Chita", que es la llanura

inclinada de 24 km de longitud que se extiende entre Chita y la Ruta Provincial Nº 412,

también ubicó e identificó varias instalaciones agropecuarias tempranas y del período medio

(es decir entre 3.000 y 2.000 años de antigüedad las primeras y de los años 50 d.C. a 1050

d.C. las otras) y excavó algunas de ellas (Cruce del Tocota, Bordos Blancos, Refugio

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Vialidad, Albarrobo Verde, entre otras). Estas instalaciones, complejas y sumamente

importantes por su excepcionalidad, son poco visibles en la llanura por la cual pasan los

accesos a las quebradas y vegas con población actual.

Se destaca la Gruta de Los Frijoles que se encuentra en la margen izquierda de la Quebrada

de los Frijoles, subsidiaria de la Quebrada de Espota. Fue excavada por el Gambier en 1972;

en ella se rescataron restos pertenecientes a la primera etapa agropecuaria (cultura de Ansilta)

con una antigüedad de entre 3.500 a 2.000 años. En la gruta se encuentra una de las

excepcionales pinturas rupestres de esa época.

En la parte alta de la Quebrada de Tocota también Gambier excavó en 1976 otra pequeña

gruta ubicada en la confluencia de la Quebrada de Coquimbito con la Quebrada de Tocota.

Si bien es de pequeño tamaño, el material que contenía corresponde a la etapa agropecuaria

media con 1.200 a 1.300 años de antigüedad. Esta gruta se encuentra a sólo 12 km en línea

recta de las vegas de Chita y sobre el paso obligado de la Quebrada de Chita a la Quebrada

de Tocota para seguir rumbo al oeste o al sur.

En la quebrada de Chita se encontraron pinturas rupestres de esta época en la zona NE del

Cerro Blanco, en las cuales se destaca un motivo "mascariforme" (Figura 6); éste señalaría

la influencia de grupos chilenos sobre los de la vertiente oriental de la cordillera. También

en la quebrada, en el coronamiento de un pequeño cerro ubicado sobre la margen derecha del

arroyo y frente al lugar conocido como "Los Tajos" se hallaron petroglifos o grabados en

roca.

En 2014 se tuvo la oportunidad de ratificar estos hallazgos y reubicar los petroglifos.

Disperso sobre la margen derecha del arroyo entre la base del cerro y el camino, se

hallaron pequeñas concentraciones de material lítico. Por la forma de los instrumentos y la

técnica de talla, este material corresponde al poblamiento agropecuario temprano y medio de

la región, fechado por Gambier en sus diferentes etapas entre los años 50 y 1050 d.C. Están,

como en todos los casos de hallazgo de este tipo de material en el valle de Iglesia,

confeccionado sobre una microdiorita gris a negra; esta materia prima se encuentra

abundantemente en toda la superficie de la llanura pedemontana de la Cordillera Frontal del

Departamento Iglesia en forma de grandes núcleos redondeados.

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En la Quebrada de Chita se encuentran superficialmente sobre todo cuando ha habido

diversos movimientos de suelo por obras de la propia huella, del canal y de las crecientes

habituales del arroyo.

En cambio cuando la misma se abre a la llanura pedemontana (Figura 7), en las terrazas

bajas y amplias del arroyo protegido todavía por las largas lomas o “bordos” que constituyen

las estribaciones de la Cordillera Frontal en su contacto con la llanura, se encuentran grandes

extensiones planas de concentraciones de áreas despedradas, huellas de acequias, círculos

ligeramente hundidos y rodeados de gran cantidad de material arqueológico.

Este último incluye instrumentos y desecho de su talla y núcleos agotados o en proceso

de trabajo en microdiorita gris a negra, instrumentos de molienda como molinos planos y sus

respectivas manos, fragmentos de cerámica de muy pequeño tamaño por su gran erosión.

Estos materiales corresponden a la etapa agropecuaria temprana y su presencia abundante y

discriminada por zonas señala la ubicación de las instalaciones de esta época, que incluyen

viviendas semisubterráneas rellenas por los sedimentos de las escorrentías y campos de

cultivos despedrados regados por pequeñas acequias a partir del arroyo (Figura. 8). Tales

instalaciones fueron profusamente estudiadas por Gambier (1974a, 1975, 1977, 1981a,

1988a) en los sitios de Punta del Barro, Algarrobo Verde I y II, Bordos Blancos I y II, Refugio

Vialidad, Bauchaceta y Tocota.

Los petroglifos, que habían sido ligeramente registrados en dos rápidas visitas en la

segunda mitad de la década de 1970, fueron reubicados y relevados. Por el tipo de

instrumentos líticos asociados que se encuentran en su base y la comparación con otras

manifestaciones similares de las quebradas vecinas, pueden adjudicarse al período

agropecuario medio definido por Gambier (1988b, 2000, 2001) y fechado entre los años 750

a 1050 d.c.

Están realizados sobre un pequeño afloramiento rocoso en la parte sur de la cumbre de un

cerro de 75 m de altura sobre el nivel del Arroyo Chita (Figura 9). El recorrido de todo el

resto de los afloramientos a lo largo de ambas márgenes de la quebrada no mostró otras

manifestaciones semejantes, mientras que la ubicación de estos petroglifos es estratégica. Sin

que sea advertida desde otro punto del área, permite a una persona controlar el tramo principal

de la Quebrada de Chita hacia el oeste y su importante quebrada subsidiaria por la margen

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norte conocida como “de las Minas” o “los Tajos”, que la conecta con la Quebrada de

Bauchaceta.

El afloramiento rocoso se ubica con dirección N-S y su cara grabada mira hacia el este.

La altura promedio del mismo es de 1,20 m y en un tramo de 6,50 m están grabados ocho (8)

paneles con petroglifos. Los petroglifos fueron relevados fotográficamente en su totalidad

siguiendo un orden de norte a sur. Inmediatamente al este del afloramiento se encuentra un

poco profundo pozo de aproximadamente 3,25 m de diámetro que sirvió de refugio, y

posiblemente lugar de observación, de los autores de los petroglifos. En su borde sur se

encuentra otro petroglifo (Figura 10) realizado sobre una roca móvil apoyada sobre el suelo

y en su interior una gran cantidad de material lítico de la época, confeccionado en piedra

negra (posiblemente microdiorita).

Evidencias arqueológicas de la explotación ganadera y minera

Como en todas las quebradas vecinas, en Chita se encuentran evidencias de las

instalaciones históricas de explotación ganadera. Ésta consistía fundamentalmente en el

engorde de ganado vacuno y su arreo a zonas de alta cordillera para su paso a Chile, que en

la zona se extendió desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX (Michieli 1992, 2004,

2007).

El mayor énfasis de esta actividad estuvo en este último período y tenía como objetivo

proveer de carne fresca a las salitreras del desierto de Atacama. Según la Guía Geográfica

Militar (1902), para esa fecha, de la superficie posible de ser cultivada en el Departamento

Iglesia, el 84% estaba destinado al cultivo de alfalfa (forraje utilizado para el engorde del

ganado que debía cruzar a pie la cordillera).

A pesar de que un gran terremoto afectó algunas construcciones en 1894, varias de ellas

están en ruinas y otras pocas continúan siendo ocupadas en la actualidad. En la Quebrada de

Chita quedan algunas de estas instalaciones abandonadas (como el de El Duraznito y el de la

vega del Cerro Blanco relevados en 1976) con restos arqueológicos de la vida cotidiana de

esa etapa. Tanto éstos como las ruinas y huellas de potreros y corrales permiten reconstruir

un modo de vida ya perdido de la historia de la región.

Otra de estas ruinas pudo relevarse en 2014 entre el camino actual y del canal

impermeabilizado; consta de restos de una vivienda realizada con cimientos de piedra y

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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paredes de tapia y el horno vecino. En los alrededores existe material histórico (vidrios, latas,

etc.) que permiten identificar la función y la antigüedad de dicho sitio.

Sin embargo, las más importantes corresponden a una antigua instalación. Por la magnitud

de la casona y de los corrales se aprecia la gran actividad económica que sostenía este sitio.

Sobre el sector central de la instalación se superpuso posteriormente una pequeña actividad

minera que modificó parte del ángulo NE del corral más grande y re-ocupó las habitaciones

de la gran casona que dan hacia el norte; por algunas evidencias observadas, esta reutilización

se realizó entre mediados de la década de 1960 y principios de la siguiente.

La instalación ganadera ocupaba una superficie de casi 10 ha. Sólo el corral más grande,

con altas paredes pircadas con rodados de río, ocupa casi 2,5 ha (25.000 m2); el menor 1.750

m2 y la casona, construida con tapia y adobes y terminaciones particulares y

arquitectónicamente muy valiosas, cubre una superficie de 900 m2 con las habitaciones

alineadas sobre los costados este y norte y un gran patio hacia el sudoeste (Figuras 11 a 14).

Por otra parte en toda la quebrada, especialmente cerca de las vegas, también existen

evidencias arqueológicas de la antigua explotación minera, tanto semi-industrial como

artesanal3. Prueba de ello no son sólo los antiguos piques y entradas de galerías con sus viejas

vigas y travesaños sino especialmente los restos de grandes muelas de molino y los

"quimbaletes" que se hallaban dispersos por lo menos hasta principios de la década de 1980.

Las ruinas que se conservan más completas corresponden a una instalación histórica de

minería artesanal (Figura. 15). Comprende una superficie aproximada de 0,30 ha ubicada

sobre la margen derecha del Arroyo Chita y a pocos metros del actual camino de acceso. La

instalación incluye un rancho de pirca de piedra de dos habitaciones con hastial para techo a

dos aguas, dos quimbaletes4 con sus bases de piedra, canaletas y sector empedrado, sector de

acopio de material (tipo "brecha") molido y corral con muros de pirca de piedra de 900 m2.

Posiblemente vinculado con esta etapa artesanal de trabajo minero se encuentra un tramo

de antiguo camino que recorre una extensión visible en por lo menos 120 m en línea recta.

El camino está construido en la base de la falda del cerro sobre la margen derecha del Arroyo

Chita, a pocos metros del actual camino de acceso, con un ancho de 1,40 m y una línea de

piedra por el lado exterior como sostenimiento de terraplén.

Además también se encontraron restos de una roca de granito blanco con huellas de haber

sido partida mediante explosiones para fabricar muelas de molino (ya fueran de trapiches

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mineros o molinos harineros) tal como la que se hallaba en las inmediaciones todavía a

mediados de la década de 19705.

Por último es importante mencionar la instalación humana actual en la Quebrada de Chita.

Sobre la margen derecha del Arroyo Chita se ubica el puesto de cabras y demás instalaciones

ganaderas de la familia de Nelson Muñoz y evidencias de antiguas explotaciones mineras

sobre la margen izquierda (galerías y pircas sobre el cerro). También sobre el cauce del arroyo

se encuentra el azud del canal impermeabilizado que lleva el agua de riego hacia las

localidades de La Laguna, Bella Vista e Iglesia en el sector sur del valle de Iglesia (Figura

16).

Conclusiones

La particularidad de la Quebrada de Chita con su historia de instalación humana diversa,

con actividades diferenciadas pero a la vez continuas a través del tiempo y totalmente

relacionadas con su entorno natural y sus posibilidades de explotación, permiten

caracterizarla como “paisaje cultural” según la definición que la UNESCO hizo de ella en la

Convención del Patrimonio de la Humanidad de 1992 y en documentos posteriores6.

En ellos se establece que los paisajes culturales implican las obras combinadas de la

naturaleza y el hombre y son ilustrativos de la evolución de la sociedad y de los asentamientos

humanos a través del tiempo, bajo los factores condicionantes del entorno natural y de la

historia. En general ejemplifican una realidad compleja y suelen hacer evidentes algunos

modos de vida tradicionales inertes o todavía activos y en proceso de cambio.

Notas

1 Las menciones que no corresponden a trabajos publicados están obtenidas de los

cuadernos de campo de Mariano Gambier y personales y de la documentación archivada

en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo “Prof. Mariano Gambier”

(FFHA UNSJ).

2 Autorizadas por Resolución Nº 0110-SC-2014 de la Secretaría de Cultura de la

Provincia de San Juan como Autoridad de Aplicación de las leyes de patrimonio. Se

desempeñó como ayudante Carlos Gómez Osorio.

3 Según la Guía Geográfica Militar (1902) para esa época se explotaba en Chita una mina

de oro. Posteriormente (1940-1950) se explotó una de arsénico; en la década de 1960 la

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firma Casale hizo lo propio con una mina de molibdeno en Las Placetas y entre 1970 y

1975 existieron exploraciones por parte de Fabricaciones Militares (comunicación

personal del geólogo Lic. Armando J. Sánchez). Actualmente se realizan nuevas tareas de

exploración.

4Los quimbaletes se utilizaron para la extracción manual y artesanal de oro mediante su

amalgama con mercurio en época colonial e histórica temprana; en algunos lugares de

Perú todavía se utilizan (Michieli 2004: 120).

5 Fue sustraída posteriormente por orden del señor Ricardo Prieto y trasladada a su

colección privada en la ciudad de Jáchal.

6 http://www.icomos.org/landscapes/index2esp.htm (consulta 31 de marzo de 2015);

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Figura 1. Ubicación de la Quebrada de Chita.

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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Figura 2. Valle de La Iglesia por debajo de los 2000 m.s.n.m.

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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Figura 3. Vista de la sección central Quebrada de Chita

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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Figura 4. Puntas de proyectil del Cerro Blanco de Chita.

Figura 5. Vega con los restos líticos de los pobladores más antiguos

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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Figura 6. Terrazas bajas a la salida pedemontana del arroyo.

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Figura 7, Concentración de material arqueológico, núcleo y molino plano.

Figura 8. Afloramiento con petroglifos.

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Figura 9. Paneles de los petroglifos. Foto de A. N. Díaz. .

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Figura 10. Instalación ganadera Caasona e imagen satelital.

Figura 11. Detalles de construcción de la casona.

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Figura 12. Detalles del corral mayor.

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Figura 13. Detalles de reocupación minera.

Figura 14. Instalación minera artesanal.

Michieli Cultura en Red, Año II, Volumen 2, Septiembre 2017.

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Figura 15. Vista de la instalación ganadera actual, azud del canal e imagen satelital.

Recibido: marzo 2017.

Aceptado: junio 2017.

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