Revista descubre Monterrey ediciòn 63

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La mejor guía turística de Monterrey NL, México

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Editorial

En este verano programa unas vacaciones en la ciudad más vanguardista del norte de México, Monterrey; donde podrás disfrutar desde una tarde de com-pras, una deliciosa comida en algunos de sus restaurantes regionales o de alta cocina, o si lo prefi eres consiéntete en uno de sus múltiples spa.

Rodeado de hermosas montañas y cañones, Monterrey es el punto de partida para vivir excitantes actividades al aire libre, como el cañonismo acuático, pa-rajes como Matacanes, Chipitín e Hidrofobia, lugares donde podrás descender por cañones con afl uencia de aguas cristalinas, saltos, toboganes naturales, cuevas y rapeles de hasta 25 mts. De altura.Para la escalada en roca, tenemos más de 500 rutas de todos los niveles de difi cultad. La mejor roca escalable de todo México en el “Cañón de la Huasteca” y el mundialmente famoso “Potrero Chico” en Hidalgo N.L. La “Ruta Vértigo” en el Cañón de la Huasteca es la primera Vía Ferrata de México, asciende a un pico de 600 mts. De altura con puentes colgantes, una tirolesa de 300 mts. Y 4 rapeles.

Qué esperas planea tus vacaciones aquí en Nuevo Leon.

Nuevo León y Monterrey, lo urbano y lo natural

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Hombres que beben al dia mas de 36 gramos de alcohol (equivalente a dos tragos y medio) pueden acelerar hasta seis anos la perdida de la memoria, de acuerdo a un estudio que publicó la revista Neurology.

En el articulo de dicha publicacion se indica que no se detectaron diferencias en la memoria o la funcion ejecutiva en los hombres que no beben, que han abandonado el trago o que toman alcohol con moderacion.

“Gran parte de la informacion de investigaciones sobre el alcoholismo y su relacion con la memoria y la funcion ejecutiva se ha hecho en poblaciones de mas edad”, aseguró la autora Severine Sabia, del University College de Londres, en el Reino Unido.

“Nuestro estudio se enfocó en partici pantes con edad media e indica que el alcoholismo mas elevado se relaciona con una disminucion mas rapida en todas las areas de la funcion cognitiva de los hombres”, agrego.

El estudio involucro a 5 mil 054 hombres y 2 mil 099 mujeres cuyos habitos de bebida se evaluaron tres veces durante 10 a´nos.

Mas tarde, cuando los partici pantes tenian una edad promedio de 56 anos, se sometieron al primer examen de memoria y funcion ejecutiva. Estas prue-bas se repitieron dos veces en los 10 anos siguientes.

El estudio no encontro diferencias en la merma de la memoria y la funcion ejecutiva entre los hombres que no bebian alcohol y aquellos que bebian de manera moderada, esto es menos de 20 gramos o dos tragos por dia.

Los bebedores mas sedientos mostraron merma de la memoria y la funcion ejecutiva entre un ano y medio y seis anos mas rapido que los hombres que

tomaban menos alcohol por dia.

Afecta memoria 3 tragos al día

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03 MAY - 04 MAY04 MAY - 04 MAY06 MAY - 06 MAY11 MAY - 11 MAY17 MAY - 18 MAY17 MAY - 18 MAY18 MAY - 19 MAY18 MAY - 18 MAY21 MAY - 23 MAY21 MAY - 23 MAY22 MAY - 24 MAY22 MAY - 24 MAY23 MAY - 23 MAY25 MAY - 25 MAY25 MAY - 25 MAY29 MAY - 31 MAY30 MAY - 01 JUN30 MAY - 02 JUN

EXPO TODO PARA MUJERVástago EpicentroTecnologias para Estrategias Digitales EfectivasVástago EpicentroEN 16 HORAS CAMBIA TU VIDA - DR. SERGIO SEDASExpo de Viaje 2014Expo Belleza Monterrey 2014Vástago EpicentroExpo Proveedores del Transporte y Expo Remolques y Carrocerías 2014Expo Servicios LogísticosExpo Proveedores de la Industria Almenticia 2014Expo Empaque Norte 2014ASI, APCVástago EpicentroUn Domingo de oracion para pedir MisericordiaLatin Game Conference 2014MEGA REMATE DE SALDOSExposición Latinoamericana de Artesanía, Regalo y Decoración TLAQUEPARTE

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Calendario sujeto a cambio sin previo aviso para confi rmacion

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Entre 1848 y 1849, en las postrimerías de la invasión norteamericana a Monterrey, ocurrió un acontecimiento extraño: se empezaron a dar casos de cólera en esta ciudad. La enfermedad cobró considerables víctimas. Un joven corresponsal de la ciudad de México vino a cubrir la noticia y a reportar los estragos que habían dejado los soldados y voluntarios civiles norteameri-canos, pero llamó más su atención la leyenda de un viejo y dos perros que visitaban a los que ya tenían un pie en la tumba, leyenda que acompañaba gran parte de los decesos.

Evaristo Arriaga era el nombre de este joven reportero que, curioso e intrigado por los acontecimientos, veía muy interesante para sus lectores acompañar con una historia macabra la epidemia que asolaba Monterrey.

Primero indagó con las autoridades, las cuales le in-dicaron que el señor había desaparecido e inclusive bromearon diciéndole que había preparado su propia muerte para así abandonar a su esposa. Lo segundo que hizo fue visitar a la esposa del person-aje, la cual le comentó que su señor había desapare-cido sin ninguna explicación y que había sido dado por muerto, aunque ella nunca había estado convencida.

Indagando más adelante descubrió que don Silverio Torres –nombre del desaparecido– se reunía casi todas

la epidemiaEntre 1848 y 1849, en las postrimerías de la invasión Entre 1848 y 1849, en las postrimerías de la invasión norteamericana a Monterrey, ocurrió un acontecimiento norteamericana a Monterrey, ocurrió un acontecimiento extraño: se empezaron a dar casos de cólera en esta extraño: se empezaron a dar casos de cólera en esta ciudad. La enfermedad cobró considerables víctimas. ciudad. La enfermedad cobró considerables víctimas. Un joven corresponsal de la ciudad de México vino a cubrir la noticia y a reportar los estragos que habían dejado los soldados y voluntarios civiles norteameri-canos, pero llamó más su atención la leyenda de un viejo y dos perros que visitaban a los que ya tenían un pie en la tumba, leyenda que acompañaba gran parte

Evaristo Arriaga era el nombre de este joven reportero que, curioso e intrigado por los acontecimientos, veía muy interesante para sus lectores acompañar con una historia macabra la epidemia que asolaba Monterrey.

Primero indagó con las autoridades, las cuales le in-dicaron que el señor había desaparecido e inclusive bromearon diciéndole que había preparado su propia muerte para así abandonar a su esposa. Lo segundo que hizo fue visitar a la esposa del person-aje, la cual le comentó que su señor había desapare-cido sin ninguna explicación y que había sido dado por muerto, aunque ella nunca había estado convencida.

Indagando más adelante descubrió que don Silverio Torres –nombre del desaparecido– se reunía casi todas

la epidemiala epidemialas tardes en la plaza principal con amigos propios de su edad, a quienes no encontró en ese punto de re-unión cuando los buscó con la intención de interroga-rlos, mientras que los jóvenes y damitas que visitaban el lugar se daban la vuelta sin decir nada ante sus preguntas.

Con mucho trabajo descubrió la dirección de un com-pañero con quien compartía amistad el supuesto fina-do. El hombre, de más de sesenta años, amablemente lo escuchó, pero no contestó sus preguntas. El reportero le increpó exaltado el porqué de su renuencia a hablar de don Silverio.-No quero hablar de eso porque todavía no me quiero ir. Y usted debería hacer lo mismo, joven, ¿no le tiene miedo a la muerte?-¿La muerte, dice usted?-Sí, la muerte. Usted la está buscando y el que busca encuentra.

Evaristo Arriaga se despidió molesto porque no en-contraba respuestas a sus preguntas, sólo comentarios supersticiosos.

Fue al siguiente día que, al visitar la tienda de la plaza, le confesó al tendero su frustración y la falta de cooper-ación de los habitantes para hablar del tema.

-¡Mire!, ahí puede encontrar lo que busca, -dijo el tendero apuntando a una de las bancas de la plaza principal-. Ese hombre de la banca parece ser uno de los amigos de don Silverio.

Evaristo observó a un señor de edad sentado en una de las bancas y pensó que seguramente por sus años aquel hombre podría –efectivamente– ser uno de los compañeros de don Silverio. Entusiasmado se dirigió a donde se encontraba el anciano.-Señor, ¿me puedo sentar?-Claro, joven. En estos días no hay mucha gente en las calles y menos con quien platicar. -Mi nombre es Evaristo Arriaga, señor, ¿usted es amigo de don Silverio Torres?El hombre mayor bajó la cabeza ocultando todavía más su rostro con el sombrero que habitualmente usaba toda la gente local y contestó:-¿Por qué lo pregunta?-Porque necesito saber que le pasó a su amigo y nadie me da una explicación, parecen tener miedo.-Usted necesita que alguen le explique y parece ser que yo soy el único valiente.

A Evaristo se le iluminaron los ojos al escuchar esas palabras y sin más insistencia el hombre empezó a hablar.

-Don Silverio Torres era una persona muy conocida en el barrio del centro de Monterrey, allá atrás de la catedral, donde estaba su residencia. Se efectuaba su última despedida, el señor contaba con 78 años; lú-cido y con cierta vivacidad sorprendió a algunos con su repentina muerte. Cuentan que la mayoría de los deudos, vecinos y demás invitados al velorio de don Silverio ya habían llegado y le habían dado el pésame a la viuda del difunto y se habían ido retirando poco

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a poco, quedando sólo los más allegados y algún visi-tante que apenas había sido informado de la pérdida, transcurriendo así la velada hasta entrada la noche.Dicen que el aspecto de don Silverio no era nada grato. Al parecer la familia decidió velarlo con su sombrero para cumplir con una de sus últimas voluntades, lo que hizo que al estar acostado su mandíbula se desencajara del cráneo, provocando una mueca de espanto en su cara.

Recuerdo que el viento corría estremeciendo los árbo-les, provocando un silbido que rompía el silencio y que se confundía con los pocos lamentos que se oían dentro de la casa del finado Silverio.

Fue al final de la calle que de las penumbras de esa noche apareció un perro corriendo y enseguida, con es-truendosos ladridos, apareció otro más grande.La gente del velorio salió curiosa para ver lo que parecía ser una pelea de perros, los dos animales se detuvieron a pocos metros de la entrada. De repente los dos se introdujeron a la sala donde estaba el fé-retro del difunto ladrando ferozmente. Todos los pre-sentes quedaron paralizados de miedo. “Saquen a esos perros”, gritó alguien, pero los perros se habían enfrascado en una pelea sangrienta, nadie era capaz de acercarse. En su arrebato animal golpearon el ataúd, cayendo éste y provocando alaridos de terror entre los ahí reunidos, hasta que de repente los perros salieron perdiéndose en la oscuridad de la calle.

Los allegados se dispusieron a apoyar a los deudos, mientras otros acomodaban el ataúd, que en el revolti-jo de los animales se había cerrado.

“No está don Silverio, no está el cuerpo”, gritaron los que habían abierto el féretro. “No puede ser”, gritaron otros de los presentes; algunos con cara de espanto se retiraron sin decir más, hasta que después de un rato llegaron las autoridades.Un día y medio buscaron en los lugares más recónditos de esa casa; desde la entrada, la cocina y los aposen-tos, hasta el patio y el de los vecinos. No quedó un lugar por buscar, mandaron llamar al sacerdote de la iglesia y hasta los de la policía dudaron que hubiera habido un muerto.“Tienen que encontrarlo, tienen que encontrarlo”, ro-gaba la viuda a las autoridades. ¡Pobre mujer, todavía la recuerdo como si fuera ayer!Al paso de los días la gente se fue alejando espantada: ¡no hubo cuerpo que enterrar!Nadie quería estar cerca de esa casa y se empezó a decir que la desaparición de don Silverio había sido obra de brujería y que a los perros los había mandado el mismísimo Satanás. Fue una semana después de que ocurrió la desapa-rición que muchos vecinos de la ciudad empezaron a escuchar ruidos extraños: que habían tocado a su puerta y no había nadie, que escucharon ladridos, que habían visto a un viejo deambulando en las noches… Cada vecino tenía una historia que contar después de los acontecimientos que ocurrieron en la casa de don Silverio. Y como un suceso deja de ser noticia al paso de los meses, todo el mundo dejó de hablar lo relacionado con esa desaparición.Después llegó la epidemia del cólera con la leyenda de un hombre viejo acompañado de dos perros que recor-

ría la ciudad incitando a todos a que la abandonaran para salvar sus vidas.-¿Pero por qué el miedo al fantasma de don Silverio?, inquirió Evaristo al viejo.-Porque se corrió la noticia de que el que tenía un en-cuentro con él, moría al poco tiempo, ya que vagaba en busca de almas para llevarlas al más allá: él cumplió con avisar y el que se quedó lo hizo bajo su propio riesgo.-¿Como usted?-Sí, como yo.-Señor, realmente no esperaba escuchar una historia con tanto detalle como la contó usted. Ha despejado muchas de mis dudas, espero que si alguna vez necesi-ta de mí, no dude en contar conmigo.-Claro que sí, joven.

Al levantarse de la banca, Evaristo le ofreció su mano en son de despedida, mano que fue tomada con mucha fuerza para un anciano de edad avanzada. Sin poder a soltarse Evaristo comentó.-Señor, me tengo que retirar.-Yo lo sé, Evaristo, pero tu destino ya está marcado.-¿A qué se refiere?, contestó Evaristo nervioso al es-cuchar al viejo y percibir unos gruñidos atrás de él.-Yo soy Silverio Torres.

a poco, quedando sólo los más allegados y algún visi-tante que apenas había sido informado de la pérdida, transcurriendo así la velada hasta entrada la noche.Dicen que el aspecto de don Silverio no era nada grato. Al parecer la familia decidió velarlo con su sombrero para cumplir con una de sus últimas voluntades, lo que hizo que al estar acostado su mandíbula se desencajara del cráneo, provocando una mueca de espanto en su cara.

Recuerdo que el viento corría estremeciendo los árbo-les, provocando un silbido que rompía el silencio y que se confundía con los pocos lamentos que se oían dentro de la casa del finado Silverio.

Fue al final de la calle que de las penumbras de esa noche apareció un perro corriendo y enseguida, con es-truendosos ladridos, apareció otro más grande.La gente del velorio salió curiosa para ver lo que parecía ser una pelea de perros, los dos animales se detuvieron a pocos metros de la entrada. De repente los dos se introdujeron a la sala donde estaba el fé-retro del difunto ladrando ferozmente. Todos los pre-sentes quedaron paralizados de miedo. “Saquen a esos perros”, gritó alguien, pero los perros se habían enfrascado en una pelea sangrienta, nadie era capaz de acercarse. En su arrebato animal golpearon el ataúd, cayendo éste y provocando alaridos de terror entre los ahí reunidos, hasta que de repente los perros salieron perdiéndose en la oscuridad de la calle.

Los allegados se dispusieron a apoyar a los deudos, mientras otros acomodaban el ataúd, que en el revolti-jo de los animales se había cerrado.

“No está don Silverio, no está el cuerpo”, gritaron los que habían abierto el féretro. “No puede ser”, gritaron otros de los presentes; algunos con cara de espanto se retiraron sin decir más, hasta que después de un rato llegaron las autoridades.Un día y medio buscaron en los lugares más recónditos de esa casa; desde la entrada, la cocina y los aposen-tos, hasta el patio y el de los vecinos. No quedó un lugar por buscar, mandaron llamar al sacerdote de la iglesia y hasta los de la policía dudaron que hubiera habido un muerto.“Tienen que encontrarlo, tienen que encontrarlo”, ro-gaba la viuda a las autoridades. ¡Pobre mujer, todavía la recuerdo como si fuera ayer!Al paso de los días la gente se fue alejando espantada: ¡no hubo cuerpo que enterrar!Nadie quería estar cerca de esa casa y se empezó a decir que la desaparición de don Silverio había sido obra de brujería y que a los perros los había mandado el mismísimo Satanás. Fue una semana después de que ocurrió la desapa-rición que muchos vecinos de la ciudad empezaron a escuchar ruidos extraños: que habían tocado a su puerta y no había nadie, que escucharon ladridos, que habían visto a un viejo deambulando en las noches… Cada vecino tenía una historia que contar después de los acontecimientos que ocurrieron en la casa de don Silverio. Y como un suceso deja de ser noticia al paso de los meses, todo el mundo dejó de hablar lo relacionado con esa desaparición.Después llegó la epidemia del cólera con la leyenda de un hombre viejo acompañado de dos perros que recor-

ría la ciudad incitando a todos a que la abandonaran para salvar sus vidas.-¿Pero por qué el miedo al fantasma de don Silverio?, inquirió Evaristo al viejo.-Porque se corrió la noticia de que el que tenía un en-cuentro con él, moría al poco tiempo, ya que vagaba en busca de almas para llevarlas al más allá: él cumplió con avisar y el que se quedó lo hizo bajo su propio riesgo.-¿Como usted?-Sí, como yo.-Señor, realmente no esperaba escuchar una historia con tanto detalle como la contó usted. Ha despejado muchas de mis dudas, espero que si alguna vez necesi-ta de mí, no dude en contar conmigo.-Claro que sí, joven.

Al levantarse de la banca, Evaristo le ofreció su mano en son de despedida, mano que fue tomada con mucha fuerza para un anciano de edad avanzada. Sin poder a soltarse Evaristo comentó.-Señor, me tengo que retirar.-Yo lo sé, Evaristo, pero tu destino ya está marcado.-¿A qué se refiere?, contestó Evaristo nervioso al es-cuchar al viejo y percibir unos gruñidos atrás de él.-Yo soy Silverio Torres.

a poco, quedando sólo los más allegados y algún visi-tante que apenas había sido informado de la pérdida, transcurriendo así la velada hasta entrada la noche.Dicen que el aspecto de don Silverio no era nada grato. Al parecer la familia decidió velarlo con su sombrero para cumplir con una de sus últimas voluntades, lo que hizo que al estar acostado su mandíbula se desencajara del cráneo, provocando una mueca de espanto en su cara.

Recuerdo que el viento corría estremeciendo los árbo-les, provocando un silbido que rompía el silencio y que se confundía con los pocos lamentos que se oían dentro de la casa del finado Silverio.

Fue al final de la calle que de las penumbras de esa noche apareció un perro corriendo y enseguida, con es-truendosos ladridos, apareció otro más grande.La gente del velorio salió curiosa para ver lo que parecía ser una pelea de perros, los dos animales se detuvieron a pocos metros de la entrada. De repente los dos se introdujeron a la sala donde estaba el fé-retro del difunto ladrando ferozmente. Todos los pre-sentes quedaron paralizados de miedo. “Saquen a esos perros”, gritó alguien, pero los perros se habían enfrascado en una pelea sangrienta, nadie era capaz de acercarse. En su arrebato animal golpearon el ataúd, cayendo éste y provocando alaridos de terror entre los ahí reunidos, hasta que de repente los perros salieron perdiéndose en la oscuridad de la calle.

Los allegados se dispusieron a apoyar a los deudos, mientras otros acomodaban el ataúd, que en el revolti-jo de los animales se había cerrado.

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Uno de los municipios con gran variedad de paseos turísticos en nuevo león, es el “Pueblo Mágico” de Santiago N.L. donde se ubica la presa de la boca, lugar para practicar deportes acuáticos como el es-quí en menor grado y motos acuáticas. La gente acostumbra reunirse para realizar recorridos en los chalanes y catamaranes

Un punto turístico importante es la casca-da de la cola de caballo. los excursionista , frecuentan también los posos del Chipi-tin y las cascadas de Potrero redondo.

En esa misma zona se encuentra mata-canes e hidrofobia que son paseos para deportistas extremos

Algo que no puede faltar en el paseo dominical por este lugar ubicado a 20 min de monterrey por la carretera na-cional, es la visita a los Cavazos, es un destacado punto comercial lleno de res-taurantes, moliendas, artesanías, mue-

bles rústicos, entre otros. Ahí puedes de-gustar desde una rica carne asada hasta un pan de elote, o bien comprar una re-camara o una simple pluma decorativa

En este “Pueblo Mágico” también están las famosas iglesias de la villa, de “San-tiago el Apóstol” y del “Sagrado Corazón de Jesús”, esta última ubicada en El Cer-cado; además de iglesias bautistas y de otras religiones, regularmente en el aniversario de estos templos de hacen kermeses, donde el pueblo disfruta de las marchas, juegos mecánicos, antojitos mexicanos y juegos artificiales.

Santiago

Cerca de la iglesia de Santiago Apóstol, se encuentra el mirador de Santiago, lu-gar donde se puede admirar parte de la belleza de este municipio y puedes conectarte a internet en la Plaza Ocampo

Municipio

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