Revista Cuando Amanezca (Diciembre 2014)

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LA ERA DE LA CONSCIENCIA PASARÁ POR ESPAÑA TENEMOS TODO LO NECESARIO PARA CONVERTIRNOS EN EL PAÍS DE REFERENCIA EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS DICIEMBRE 2014 LA ERA DE LA CONSCIENCIA PASARÁ POR ESPAÑA TENEMOS TODO LO NECESARIO PARA CONVERTIRNOS EN EL PAÍS DE REFERENCIA EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS DICIEMBRE 2014 ESPECIAL EV1 LOS 10 TESOROS QUE EL ESPAÑOL NO SABE QUE TIENE UN HOMBRE QUE VIVÍA SÓLO CON 100 COSAS

Transcript of Revista Cuando Amanezca (Diciembre 2014)

LA ERA DE LA CONSCIENCIA PASARÁ

POR ESPAÑATENEMOS TODO LO NECESARIO PARA

CONVERTIRNOS EN EL PAÍS DE REFERENCIA EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS

DICIEMBRE 2014

LA ERA DE LA CONSCIENCIA PASARÁ

POR ESPAÑATENEMOS TODO LO NECESARIO PARA

CONVERTIRNOS EN EL PAÍS DE REFERENCIA EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS

DICIEMBRE 2014

ESPECIAL EV1

LOS 10 TESOROS QUE EL ESPAÑOL NO

SABE QUE TIENE

UN HOMBRE QUE VIVÍA SÓLO CON 100 COSAS

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LA ERA DE LA CONSCIENCIA PASARÁ

POR ESPAÑATENEMOS TODO LO NECESARIO PARA

CONVERTIRNOS EN EL PAÍS DE REFERENCIA EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS

DICIEMBRE 2014

ESPECIAL EV1

LOS 10 TESOROS QUE EL ESPAÑOL NO

SABE QUE TIENE

UN HOMBRE QUE VIVÍA SÓLO CON 100 COSAS

© Isaac Baltanás, 2014

Los Angeles, (CA)

isaacbaltanas.com

Textos elaborados por Isaac Baltanás

Ilustraciones: Creative Commons 3.0

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Querid@s lector@s:Durante los dos últimos años me he empeñado en decir que los tiempos están cambiando, pero la realidad es que ya han cambiado. Muchos países se han dado cuenta de esto y han sabido jugar su cartas. Sin embargo, España, mi querida España, parece como adormecida. Pasan los días, las semanas y los meses... y los años y veo cómo familiares y amigos quedan sumidos en la más absoluta inconsciencia de por qué están aquí y qué han venido a hacer. Algunos se quejan, otros no, pero ninguno sabe exactamente lo que está pasando. En las noticias salen culpables y tenemos tendencia a incidir sobre las consecuencias, pero no sobre las causas, porque no saben qué causas son. Aún no saben que han nacido con el derecho a vivir y con la obligación de aportar. No se dan cuenta de que han venido a este mundo con una misión. No saben que lo más importante en la vida es saber cuál es esa misión y cumplirla. Es el deber de todos.En lo que respecta a España, creo que mi misión es aportar valor y lo hago de la mejor manera que sé. Creo profundamente en el marximo digital, en la democratización de la tecnología para tener un mejor control de nuestro entorno y creo que es la solución para muchos de los retos de nuestro país.No creo en la palabra problema, sino en la palabra desafío y verás esto a lo largo de todolo que escribo.Esta revista, conglomerado resultante del blog Cuando Amanezca (http://cuandoamanezca.com), es la manera que tengo de decirle al mundo cómo podríamos resolver parte de lo que tenemos entre manos. Creo profundamente que nuestro país no carece de recursos,sino que no sabemos utilizarlos. Es más, creo que dentro de unos años los recursos más cotizados serán aquellos de los que a nosotros nos sobran. Pero si no optimizamos su uso desde ya, vendrá otro de fuera a hacerlo, pagando una décima parte de lo que valen. Entonces ya no tendremos nada que vender. Es el momento de despertar. Estoy esperando. Sé que va a suceder, sé que va a llegar. Estamos en los albores de una gran época para España. Cuando amanezca, seremos un país consciente, libre, sin miedos, sin jefes... sin complejos. Seremos la España que un día soñé... cuando amanezca.

CARTA DEL EDITOR

Isaac Baltanás

PRESENTACIÓN

No es una era de cambios, es un cambio de era. El paradigma ha cambiado para todos, pero aún no somos conscientes de ello y no lo somos especialmente en España. En otros países ya se han enterado y por la cuenta que les trae más les vale cambiar. Sin embargo, en España andamos todavía un poco adormilados y deberíamos ser los primeros en enterarnos, porque este cam-bio sí que nos interesa, este cambio global lleva nuestro nombre, está llamando a nuestra puerta, esta es la oportunidad que Espa-ña lleva esperando desde Felipe II. Es nuestro momento. Los de-más países, los que han llevado la batuta o han querido llevarla, han inventado maneras caducas de tomar el control del mundo. Lo han hecho abusando de los recursos o cometiendo barba-ries. En esta nueva era ya no tendrán cabida los excesos y el po-der será de aquel que aporte algo valioso de manera natural, es-pontánea y España puede hacer eso y mucho más.

Primero fue la era de la agricultura, después la era industrial, después la era de la información y ahora llega el momento de ha-

PRESENTACIÓN

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cer algo útil para todos con esa información: lle-ga la era de la conciencia.

Sin embargo, desde el punto de vista de España hay una buena y una mala noticia. La buena es que España no es fue un país preparado para los desafíos del siglo XX, pero sí que lo está sien-do para el siglo XXI, para esta nueva era. La ma-la es que aún no nos hemos enterado. Me gusta decir que las mujeres son diosas que aún no sa-ben que lo son. Pues de España puedo decir lo mismo, España es el país perfecto, pero aún no sabe que lo es. España aún cree que está en el siglo pasado, aún cree que tiene que traficar de manera injusta con materias primas, piensa que aún debe jugar en las grandes ligas de esos paí-ses, con sus grandes problemas. Quieres ser uno de ellos cuando en esta nueva era eso que hacen los grandes países ahora mismo será mo-tivo de penalización.

Pensando en España me acuerdo del patito feo, que se veía diferente y, por diferente, inferior a los demás de sus contemporáneos y un día se dio cuenta de que se había convertido en un her-moso cisne, mucho más bello que nadie de su alrededor. Creo que es hora de hacer entender a las personas que España es ese hermoso cisne. Está ahí, es lo que somos y la prueba está en que todos quieren venir a vivir a España, todo el mundo quiere visitar nuestro país.

Energía solar y renovables, turismo y empatía, naturaleza y gastronomía, transporte sosteni-ble… eso es lo que somos en España. No so-mos nada más. No somos parte del G5, ni debe-mos ser parte del G8, ni debemos ser superex-portadores de nada, ni tenemos que estar con aliados de no sé que guerra, ni tenemos que se-guir construyendo, ni tenemos que seguir jugan-

do a los peligrosos juegos de banca… eso es no que no somos.

Antes de que España se convierta en el país más válido para la nueva era que viene, necesita resolver un par de cosas: Saber lo que somos y saber lo que no somos. Es un deber instransferi-ble. Nadie lo puede hacer por nosotros, ni Alema-nia, ni Europa, ni la clase política, ni los barrende-ros de nuestra calle. Somos nosotros quienes de-bemos resolverlo. Esa es la realidad. Es fácil: re-solvemos ese par de cosillas y a cambio sere-mos el país perfecto, el país que todos quieren visitar. ¿Quién no quiere pagar ese precio? ¿Por qué parecerse al resto de países que aún se em-peña en jugar con las reglas de hace 20 años?

Pues de eso es de lo que vamos a hablar en es-tos textos: de las posibilidades infinitas que tiene España en la nueva era; de que podemos ser la sana envidia del mundo, si queremos; de que de-bemos entender que tenemos capacidad para hacer casi cualquier cosa, que hay determina-dos temas que no son nuestra guerra y no debe-mos entrar en ello. Vamos a hablar de por qué España es el país del sol, el país donde todo el mundo sabe divertirse, el país donde mejor se come, el país al que todo el mundo quiere venir.

España está sólo a un paso de convertirse en la primera potencia mundial de la era de la con-ciencia.

Cuando amanezca en en nuestras conciencias será una realidad.

Bienvenidos.

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MENORCA, UN PARAÍSO TERRENAL

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Sé que muchos expertos hablan de los principa-les factores a tener en cuenta en un país para que su desarrollo sea óptimo. Las ciencias socia-les se fijan en la economía, la política y el trans-porte, pero creo que hace falta redefinir comple-tamente en qué debemos fijarnos para que el mundo pueda evolucionar a otro nivel. EL mundo ha evolucionado y salvo en lugares de pobreza extrema, ya hemos resuelto nuestras necesida-

des básicas. Ahora tenemos otras necesidades más básicas aún, cosas que ni tan siquiera se había tenido en cuenta antes. Debemos seguir profundizando en la pirámide de Maslow para darnos cuenta de lo que precisamos en estos momentos.

Por ello, vamos a abordar lo que necesita Espa-ña y el resto del mundo para ir al siguiente nivel,

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Principales valores necesarios para el despertar de España

TORRE DE LA MEZQUITA, CÓRDOBA

pero desde el punto de vista de unos valores de-terminados: minimalismo, ecología, responsabili-dad, interdependencia.

Imaginemos estos términos como valores socia-les, aplicados a cada aspecto de nuestras vi-das.

Minimalismo: Expresado en el sentido más am-plio de la palabra. La definición de minimalismo es reducir cualquier cosa a su esencia, despo-jándolo de cualquier elemento sobrante. Y en Es-paña hemos sido muy barrocos durante demasia-

do tiempo. Nos basamos en la creencia de que la supervivencia se garantiza con la acumula-ción de cosas, sea lo que sea. Debemos aplicar el minimalismo a nuestras vidas, en cada aspec-to, en cada relación, en cada departamento, en cada casa, en cada ministerio, en cada calle… en todo.

Ecología: Enseguida nos viene la hojita verde y la idea de ser respetuosos con el medio ambien-te. Bien, es una buena idea, pero al hilo del valor anterior se trata de pensar en ser ecológico en el sentido más amplio. Por ejemplo, un objetivo ecológico en nuestras vidas sería aquel que no descabala el resto de propósitos que tengamos. O un trabajo ecológico sería un puesto que no hace que se deterioren otros aspectos de nues-

tras vidas, como las relaciones familiares. Ser ecológico es dar prioridad al ecosistema que for-ma nuestra vida de manera global, es lo contra-rio de conseguir algo a cualquier precio. Es olvi-darse de la afirmación de que el fin justifica los medios. De eso se trata. Ser ecológico en la vi-da.

Responsabilidad: Esta palabra provocará urtica-ria a más de uno. Es duro, es difícil, pero no evo-lucionaremos, no despertaremos hasta que en-tendamos que nosotros somos nuestros actos, que lo que tenemos ahora mismo es el resultado de las decisiones tomadas anteriormente. Hoy somos lo que pensamos hace unos meses o años. Ser responsable es asumir que nosotros hemos decidido el 90% de las cosas que nos han sucedido y que podemos decidir el 90% de las cosas que van a suceder de ahora en adelan-te. Pero de esto ya tendremos tiempo de hablar.

Interdependiencia: Hasta ahora habíamos oído hablar de la independencia. A todo el mundo le gustaría ser independiente (que ya es difícil) y admiramos a quien lo hace. Pero lo que no he-mos entendido es que hay un nivel más allá de la independencia y es la interdependencia, es decir, la relación no dependiente con las demás personas. Uno no puede vivir solo. Estamos he-chos para relacionarnos y debemos hacerlo si queremos despertar, pero para que eso ocurra debemos ser interdependientes, lo que implica que primero seamos independientes y desde ahí poder establecer relaciones de simbiosis, de cali-dad, donde todos ganan. Lo explicaremos más adelante.

España puede despertar si conseguimos hacer de estos valores un tamiz por el que filtrar a ma-yoría de nuestras acciones.

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Minimalismo, ecología, responsabilidad, interdependencia. Estos son los valores mínimos necesarios para que España se convierta en un país de referencia.

Es cierto que España puede ser la primera potencia mundial en los próximos 50 años, pero para eso tiene que resolver los problemas que ya habíamos comentado. Muchos dicen que es la política, otros dicen que es la economía, otros que es Europa, pero creo profundamente que España resume todos sus problemas en uno sólo: un problema de identidad. Tenemos que buscar nuestra identidad de español. No se trata de que no sepamos lo que pone en nuestro DNI, sino que no tenemos una idea clara de qué papel estamos representando en la escena mundial. No sabemos para qué hemos venido y cuál es nuestra razón de ser como país.

Y en realidad es una consecuencia lógica. Hemos pasado por tantas cosas en los últimos 100 años que resulta imposible determinar ahora mismo cuál es el objetivo supremo de nuestra sociedad. He-mos olvidado qué es lo urgente y qué lo importante. Muchos me dirán que el objetivo es salir de este

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¿Te imaginas no saber quién eres? Pues te está pasando

bache, o cambiar de políticos, o hacer algo con la banca, pero yo es-toy hablando de algo mucho más profundo, algo más íntimo.

Hagamos la prueba: si vamos a una ciudad de Cataluña y le preguntas a alguien quién es, no sabrá responderte si catalán, español, europeo, independentista, nacionalista… Las respuestas serán variopintas. Lo mismo si vamos a País Vasco o incluso en Andalucía, (seguro que ha-brá muchos que responderán que son andaluces antes que españo-les, y me parece legítimo).

Hace tiempo que se nos ha olvidado lo que somos y con ello nuestro propósito como ciudadanos del mundo. Hace 50 años, si le pregunta-bas a cualquiera en cualquier punto de España quién era, te respondía alto y claro: “Soy español. ¡Y viva España!”. Pero ahora que somos li-bres, que podemos responder sin miedo, la realidad es que no lo tene-mos tan claro. Una lástima que cuando respondíamos que éramos es-

12EN BUSCA DE UNA IDENTIDAD

pañoles con tanta asertividad fuera por miedo y no por orgullo.  Ojalá todos los españoles respondiéramos eso sabiendo que es porque nos lo creemos, porque creemos en nuestro país, porque tenemos la identi-dad de español grabada en nuestro ADN. Y si para ello hay que pasar por una reforma del país al completo, pues que así sea, pero sueño con ese día en que un español pueda decir con orgullo que lo es y que lo diga convencido de sí mismo. Sueño con el día en que volva-mos a encontrar nuestra identidad.

Debemos encontrar nuestra identidad, debemos buscarla vehemente-mente, determinar qué es lo que vamos a hacer en este mundo y qué aportamos a los demás como país. Debemos hacerlo ya. No es sólo urgente, sino lo verdaderamente importante.

¿Y tú? ¿Te has preguntado quién eres?

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¿NOS LO HEMOS PREGUNTADO ALGUNA VEZ?

Socialismo y capitalismo, vaya lío

En España han convivido distintas ideologías, pe-ro las que imperan en este momento son el socia-lismo y el capitalismo. Hay quienes se compor-tan como socialistas, hay quienes se comportan como capitalistas. Pero aún no nos hemos ente-rado de que somos un país un tanto especial y que convivir con las dos ideologías nos puede hacer uno de los países más afortunados del mundo. Muchos españoles se comportan como si sólo existiera una de las dos ideologías, igno-rando la otra por completo. Pero el peor error es que usamos las ideologías para fines equivoca-dos.

Capitalismo: sé que muchos lo ven como un error humano, que habría que desterrar esta pa-labra del diccionario, sin embargo no es más que eso, una manera de pensar, aunque la usa-mos para cosas que no se deben. En Estados Unidos, el reino del capitalismo, (actualmente vi-vo aquí), es muy fácil crear una empresa, por ejemplo. Se abren todas las puertas si tienes di-nero. Todo está pensado para que puedas hacer-te de un buen dinero (siempre de forma legal), a cambio de un valor que aportar a la sociedad. Lo bueno del capitalismo es que da igual quién hayas sido, hoy puedes rediseñar tu futuro.

Socialismo: ¡Qué gran idea el socialismo! Todos iguales, todo para todos, el estado de bienestar, democratizando todo, con acceso igual para to-dos… Un país de socialismo extremo puede ser Suecia. He vivido allí unos meses y puedo decir que me da cierta envidia ver cómo el estado no deja que haya una clase baja. Todo es una única clase media, todos reciben ayudas por alguna cosa y todos pagan un 30% de impuestos o más. Los impuestos se pagan en función del sa-lario. Es difícil ver a ricos millonarios deambulan-

do en Ferraris, pero más difícil aún es ver a men-digos pidiendo en la calle. Eso es socialismo.

No nos hemos dado cuenta, pero en España el error no es que convivan estas dos tendencias, es que las usamos mal, las confundimos. Socialismo y capitalismo, ¡vaya lío!

Usamos el capitalismo para cosas que deberían ser de acceso para todos. Así privatizamos hos-pitales, autopistas, cerramos canales de televi-sión porque se han usado como si fueran empre-sas, hacemos que los ciudadanos paguen las medicinas más de lo que deberían, convertimos las sedes políticas en oficinas para firmar contra-tos millonarios…

Y usamos el socialismo para lo que no es. El ejemplo más claro son las preferentes. Yo sé que esto que voy a decir es difícil de entender, pero las preferentes no son más que un producto fi-nanciero. No son ni buenas, ni malas, son simple-mente eso, contratos financieros. El dinero no es ni bueno ni malo, sino que amplifica las actitu-des que tengamos, eso es todo. Las preferentes forman parte de los derivados, complejos pro-ductos con los que se pueden hacer mucho di-nero si se saben manejar. Lo que no se puede hacer es democratizar las finanzas y que sean accesibles para todos, porque para manejar fi-nanzas de esta clase hace falta una formación. Es como si ahora abrimos la puerta a los hospita-les para que practique cirugía todo el que quie-ra. ¿Les dejaríamos? Seguro que no. Pues con las finanzas es lo mismo.

Creo que ese es el principal problema de nues-tro país: no sabemos usar capitalismo y socialis-mo para lo que toca.

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Somos afortunados, pero no lo sabemos, esa es la realidad. Buscamos tesoros fuera, pero en reali-dad lo tenemos ya aquí, dentro de nuestras fronteras. En el fondo nos gusta como somos, pero no sabemos porqué. Pensamos que la vida es así y que si se vive de manera diferente los raros son ellos.

Creo que no tenemos consciencia de quiénes somos, cuál es nuestra finalidad y qué papel jugamos en todo el entorno global. Creo que ni tan siquiera nos hemos dado cuenta de lo pequeños que so-mos físicamente y, peor aún, de las grandes cosas que tenemos.

Sólo por dar algunas referencias, dejo una lista de 10 cosas que tenemos, a las que no le otorgamos demasiado valor, pero que otros países harían lo que fuera por tener. Nuestros 10 tesoros:

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Los 10 + 1 tesoros que el español no sabe que tiene

1. 7.876 kilómetros de costa, la mayoría de ellos de playa de muy alta calidad, con 681 ban-deras azules (eso significa que son muy bonitas y están muy bien cuidadas). Las playas tienen una gran diversidad paisajística, encontrando desde las rocas más grandes hasta la arena más fina que hayas podido imaginar. Nada que

envidiar a las playas del Caribe. Estados Uni-dos, un país 19 veces más grande que España, no llega a triplicar la cantidad de costa y casi to-das las playas son abruptas, situadas en clima continental o de poca calidad. ¿Te imaginas cuántos países querrían tener esto? Otro día ha-blaremos de esto.

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EL TESORO INFINITO ES EL SOL

2. 300 días de sol al año. Somos el país desarro-llado con mejor clima. No hay ningún otro país del primer mundo que pueda gozar en todo su territorio de estas condiciones climatológicas. California sería el único equiparable en estos tér-minos si fuera un país.

3. 60,6 millones de turistas. Siendo tan peque-ñitos somos el tercer país del mundo con más turistas, por detrás de Francia y Estados Unidos. ¿Hay que explicarlo?

4. Sanidad: Nos situamos entre los 10 mejores sistemas sanitarios del mundo. Podemos pre-guntar a un especialista qué nos sucede cuan-do nos sentimos mal de manera completamente gratuita y eso es algo que no se puede hacer en muchos lugares del mundo. Además somos el líder indiscutible en transplantes de órganos según la OMS, con 4.000 casos anuales.

5. Calidad de vida: somos uno de los 20 países con mejor calidad de vida. El mileurismo se ha instalado en nuestras vidas (y se irá cuando ama-nezca, cuando seamos un país consciente), pe-ro ese pequeño sueldo, según en qué zonas, permite llenar la nevera, tener un coche e irse de vacaciones al menos una vez al año. Sé que es posible porque yo lo he hecho viviendo en Anda-lucía y en Comunidad Valenciana.

6. Alimentación: Tenemos una de las mejores dietas del mundo. Somos el país que menos azú-car consume y muchos de nuestros productos son un lujo para otros países.

7. Energía para dar y regalar: Aunque todavía no nos hemos dado cuenta, sin apenas ser cons-cientes de ellos, la energía eólica representa 20% de la producción mundial y el 21% de la de-manda nacional.

8. Transportes: Es imposible, en el tiempo que he vivido en Barcelona no he podido usar el co-che. Todos esos metros, los autobuses, los bar-cos, vuelos europeos a 20 euros y el AVE, que me lleva a cualquier parte de España en media jornada. Esto no lo tiene cualquier país.

9. Vinos supremos: Somos el tercer país con los mejores vinos del mundo. Nos superan Italia y Francia.

10. 2000 años de historia: Sí, ya lo sé, la Histo-ria es aburrida, pero si fuésemos un poco más consicientes nos daríamos cuenta de que la ma-yoría de cosas que están sucediendo en nuestro país son versiones modernas de cosas que ya han ocurrido antes. Cuando amanezca en Espa-ña y seamos conscientes nos daremos cuenta de que ya tenemos las respuestas a la mayoría de retos planteados en el presente.

10 + 1. Nosotros, nuestro carácter: Nosotros somos lo más valioso que hay en nosotros mis-mos, pero en España aún no hemos entendido esto. Es necesario que nos pongamos manos a la obra y trabajemos para entender que tenemos una capacidad de ser felices, de reír y de hacer reír mucho más desarrollada que el resto de paí-ses. Esto es lo más importante de todo, nunca lo olvides.

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La combinación de los elementos de riqueza que tenemos es un arma potencial para convertirnos en un país de referencia dentro de poco tiempo. Sólo tenemos que saber cómo se gestiona.

El español no se compromete

HACEMOS UNA COSA, PERO PENSAMOS OTRA

Una de las cosas que más me fascina de nosotros como españoles es la capacidad para la inventiva. Lo hemos demostrado a lo largo de la Historia. Todos los personajes de nuestro pasado, desde la edad Edad Media hasta hoy, de la realidad o de la ficción, han gozado de inventi-va para todo. Lástima que parte de esa inventiva se emplease en robar y entonces se convirtiera en picardía, o como ahora se le llama, corrup-ción.

Pero yo me quedo con lo bueno, con la creatividad, con la capacidad de emprender una acción que le lleva hacia una vida mejor. Hay ejem-plos ficticios y reales: El Lazarillo de Tormes, al que no le quedaba otra que ingeniárselas para obtener algo de comida o de vino. El Quijote que, aunque loco de remate, nadie pudo disuadirle de aquella aventu-ra contra gigantes impávidos que eran los molinos de viento. O, por ejemplo, ya en la realidad, Colón o Hernán Cortés, que intentaron ha-cer las cosas de otro modo.

Los españoles tenemos buenas ideas. Yo siempre he dicho que la me-jor manera de buscar una idea de empresa es irse a un bar a la hora del aperitivo, un fin de semana. Te encontrarás con dos cosas:

Problemas: observa a la gente, mira lo que hace, encuentra los momen-tos en los que tienen dificultades para hacer algo. Encontrarás monto-nes de problemas que solucionar. Y un problema que solucionar es una gran idea de negocio, siempre. Además, al estar en un bar, es más probable que encuentres retos relacionados con la hostelería, par-te de la asignatura de turismo, en la que España debe ser mucho más que un país destacable, debe ser el número uno.

Soluciones: Esta es la mejor parte de todas. Acércate al bar y con disi-mulo escucha las conversaciones de la gente. Verás que, sin saberlo, la gente tiene grandes ideas, hablan de cosas que ni se te hubieran pa-sado por la cabeza. Hablan de proyectos, hacen números, lo escriben en una servilleta de papel, flirtean con la idea y hasta puede que les oigas hablar de lo que haría con los beneficios de esa idea. Además lo hacen en una actitud colaborativa, es decir, que pretenden contar con la persona a quien se lo cuentan. No hablan por hablar, sino que lo ha-ce con la intención de buscar un socio.

Sin embargo, cuando llega el lunes, aquella servilleta dibujada con el proyecto de su vida acaba en el cubo de basura, al lado de la máqui-

Cuando llega el lunes, aquella servilleta dibujada con el proyecto de su vida acaba en el cubo de basura, al lado de la máquina del café del trabajo

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Tenemos grandes ideas, pero como no creemos en nosotros mismos, no lo apostamos todo, no vamos a por ello, nos quedamos sólo en eso, en la idea.

na del café del trabajo. Llevado por la inercia de un empleo seguro (se-guro… si claro), abandona esa locura y se centra en cómo llegar un día más al final de la jornada y poder cobrar los 1.000 euros al mes que le prometieron.

En algún momento hemos dicho que el principal asunto por resolver para el español es la falta de identidad. Pues el segundo gran reto que tiene es el compromiso. Tenemos grandes ideas, pero como no cre-emos en nosotros mismos, no lo apostamos todo, no vamos a por ello, nos quedamos sólo en eso, en la idea. Y esto es aplicable a todo lo de-más. Hablamos de que el trabajo es algo difícil de conseguir, pero no nos ponemos a crear nuestra propia empresa. Hablamos de que la polí-tica está en un estado inaceptable, pero no nos ponemos a protestar en el parlamento de manera incansable e incombustible hasta que se nos escuche. Tenemos grandes ideas, pero no tenemos conciencia de ello. Nos falta compromiso. Nos falta comprometernos con nuestro futu-ro, con nosotros mismos.

¿Y tú? ¿Estás decidido? ¿Qué has hecho para comprometerte con lo que más te importa?

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Aún oigo a personas en España diciendo “cuando esto vuelva a ser lo de antes…”. Y eso que estoy en Estados Unidos. Aún oigo a la gente quejarse de que esto está tardando mucho en volver a nor-malidad, de que lo que nos ha pasado es una desgracia. Que debe venir otro gobierno para darnos otra vez trabajos fijos…

Yo sé que es muy duro despojarse de la imagen que nos habían mostrado nuestros padres, la de ese trabajo en el que entrábamos a trabajar cuando éramos adolescentes y del que salíamos cuan-do nos jubilaban. Entiendo que tiene que ser muy duro haber pasado por un sistema de enseñanza donde nos preparan para ser contratados por una empresa con la esperanza de que sea para siem-pre. Supongo que es legítimo pensar que algún día volverán esos tiempos en los que todo iba bien,

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No será café para todos

sin saber a qué precio, pero al menos, dicen muchos, “a mí me iba bien”. Eso hemos pensado to-dos.

Sé que hemos creído profundamente en el socialismo, en la idea de que papá Estado nos salvará si me encuentro en apuros, cuando hemos dejado entrar al capitalismo por la puerta de atrás. Quería-mos comprar pisos y venderlos por cuatro veces su valor, pero que la sanidad continuara siendo gra-tuita. Queríamos la seguridad del socialismo, con la libertad del capitalismo y ahora que hemos visto los estragos de un capitalismo mal empleado queremos volver a lo que conocíamos, a lo que sabía-mos, a esa España no tan próspera, pero en la que no se vivía mal. Queremos que nos devuelvan nuestro país de los ochenta. Bueno, viendo las noticias, desde aquí, parece que algunos quieren que le devuelvan la España de los setenta, con caudillo incluido.

Volverá, esa España soñada donde todo sea adecuado a nuestras necesidades volverá. Cuando amanezca, lo hará. Cuando seamos un país consciente volveremos a tener todo lo que echamos de menos. Veremos toda esta época con ternura y compasión pensando “Hay que ver, qué inmaduros éramos”.

Pero una advertencia: no será café para todos.

Ese socialismo donde “si no me las arreglo yo, ya lo hará papá Estado” es una utopía que en el fon-do no queremos. Porque en el fondo no nos gusta comprometernos. Muchas veces, cuando hablo a mis conocidos de mi experiencia viviendo en Suecia, se les iluminan los ojos, pensando que ese se-ría un gran país para vivir, pero la realidad es que un español no soportaría vivir en un socialismo tan puro. Queremos igualdad, pero queremos libertad para nuestras ideas, para nuestros caprichos, pa-ra divertirnos y ese término medio sólo existe en los países meridionales de Europa.

No será café para todos. Lo advierto. La sociedad española de la consciencia premiará a quien apor-te valor y quien no lo aporte lo pasará mal, muy mal. Puede que tenga una mínima ayuda o pueda alimentarse de esas grandes ONG´s que son la familia y los amigos, pero no tendrá prosperidad. En la España consciente será completamente necesario tener grabado a fuego un objetivo, un porqué, un sentido para la vida y ejecutarlo. Si falta alguno de estos ingredientes no habrá dinero, no habrá beneficio, no habrá vida.

Sé que es difícil de entender, porque acabamos de dejar una sociedad en la existían los escondites, donde uno se ponía a trabajar sin darle ningún sentido a la vida hasta que se jubilaba, pero eso se ha acabado. Nunca más será café para todos.

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Algo en lo que nadie nos gana.Los transportes

El transporte en España. Es uno de los grandes activos que tenemos. Es lo que nos hace un país desarrollado. Estoy seguro de que muchos ran-kings mundiales nos valoran positivamente por la infraestructura envidiable que poseemos, que nos permite atravesar el país en un tiempo ré-cord. Autovías y autopistas en muy bien estado, redes de autobuses muy bien cuidados. Y la jo-ya de la corona: el AVE.

Los transportes en España, en combinación con otros factores, como las renovables, pueden lle-gar a ser un arma muy potente a la hora de con-seguir relevancia en el plano mundial. Sólo es una cuestión de tiempo y sé que podrá llevarse a cabo cuando amanezca en España.

Aún nos queda mucho que aprender, como por ejemplo, la gestión de las autopistas, que es al-go relativo. Existen varias soluciones, todas via-bles, que pueden llegar a resolver el reto que su-pone hacer rentables las autopistas en España. En total son 16.583 kilómetros de vías de alta ca-pacidad, lo que supone un 10% del total de las carreteras. Su disposición radial no es la más efi-ciente desde mi punto de vis-ta, pero permiten ir a casi cual-quier punto de España en un tiempo aceptable, sin pasar-nos el límite de velocidad

En cuanto a los aeropuertos… pues qué vamos a hacerle. Nos equivocamos. Si hubiéra-mos destinado todo ese dine-ro al AVE hoy seríamos el país con mejor infraestructura ferro-viaria del mundo. Pero no, se hicieron aeropuertos porque era más fácil malversar fon-

dos. Con el AVE estaba todo más controlado. Una lástima, pero creo que hemos aprendido al-go.

Puertos marítimos: Parece que no, pero están ha-ciendo su labor y la están haciendo muy bien. Los puertos de Valencia, Algeciras, Barcelona, Las Palmas y Bilbao están entre la élite marítima mundial y esto le da una posición estratégica a España que ya estamos sabiendo aprovechar. Es una buena noticia.

En definitiva, no nos podemos quejar de los transportes en España. Disponemos de casi to-das las opciones y todas ellas tienen un buen ni-vel de desarrollo. Hemos cometido algunos erro-res, pero creo que podremos subsanarlos en un futuro próximo, como parte del despertar y el amanecer que presenciará España dentro de po-co.

Aquí ya ha amanecido y voy a coger un transpor-te que no es español. ¿Te gustan los transportes de España? ¿Cuál usas más?

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Desde hace un tiempo vivo en Estados Unidos. Durante el primer año he vivido en una residencia universitaria, pagando un único precio (muy bajo) por el alquiler, luz, agua, gas e Internet en un sólo pago. Pero ahora me he mudado a Los Ángeles y he empezado a vivir como un estadounidense de verdad. Ahora pago el alquiler a precio real y me llegan por separado todas las facturas de servicios que he contratado.

Como buen españolito, con la mentalidad de escasez que nos caracteriza, (algún día explicaré es-to),he intentado ser lo más cauto posible con la luz. Estoy acostumbrado a vivir en zonas de España donde, por poco que consumas, aunque te hayas ido de vacaciones un mes, la factura de la luz no baja de los 50 euros. Ni que decir tiene si ves las facturas de algunos de mis familiares, que sobrepa-san tranquilamente los 100 euros en verano y los 200 en invierno. Sí, es algo terrible, pero parece que los españoles ya estamos acostumbrados a esto.

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Mi primera factura de luz: 19 euritos

CONTADOR DE LUZ AMERICANO

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Así que cuando he visto la primera factura de luz que me ha venido en la vivienda de Los Ángeles no estaba seguro de si era una broma o un error: 25 dólares, ni uno más. Al cambio: 19 euros.

No lo entiendo. En mi mente de español no cabe esa cifra. Pe-ro si he vivido en zonas donde sólo el alquiler del contador ya era esa cantidad. He vivido en un pueblo donde había una tari-fa base imponible de 50 euros mínimo. O sin ir más lejos, tie-nes Badalona, donde hay que pagar 20 euros de impuesto pa-ra pagar la depuradora. No lo entiendo. En serio. He estado dándole vueltas y no lo entiendo.

19 euros la luz. 30 el gas. 25 Internet. Del agua ni me acuerdo, pero es menos de lo que me cuesta comer en un día.

En Estados Unidos los servicios básicos, salvo la sanidad, son algo más que un derecho, son parte de un mundo accesi-ble para cualquier persona. Es como decir:”tú preocúpate de trabajar y de desarrollarte, que de los servicios básicos nos encargamos nosotros”. He visto cómo en otros países de so-cialismo extremo no hay que preocuparse demasiado por los servicios básicos, porque si no tienes para pagarlos llega pa-pá Estado y se encarga de ello. Pero esta es una manera dis-tinta de resolver las cosas. Es un capitalismo tan perfecciona-do que los servicios básicos forman parte de una realidad tan natural como respirar. Eso dice mucho de un país.

Lo curioso es que en España se puede llegar a eso, pero aún no sabemos que podemos hacerlo. Por eso nos llegan aún las facturas que nos llegan.

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10 razones para disfrutar de nuestras playas

No me cansaré de decir que tenemos una canti-dad ingente de playas de muy alta calidad y que deberíamos aprender a usarlas como reclamo de valor añadido a nuestro país. Sin embargo, hoy he notado algo que puede ser la causa por la que no somos conscientes de las playas que tenemos.

Actualmente vivo en Los Angeles y todos los dí-as me doy un paseo de cinco kilómetros para lle-gar a la playa de Santa Monica, donde coleccio-

no puestas de sol, las grabo y las comparto en el canal de You Tube Sunset Santa Monica.

Lo que observo todos los días mientras el sol cae lentamente tras el mar, es que hay mucha gente en la playa, a todas horas, pero especial-mente al atardecer. Y no, no están en bañador o bikini. Ellos hacen cosas que nosotros no hace-mos. Aquí tienes 10 razones para disfrutar de nuestras playas y que nunca hacemos:

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SANTA MONICA BEACH

1. Merienda: Van vestidos de calle y llevan sus mochilas con mantas, comida y algo de beber. Se sientan en la arena y charlan plácidamente de cosas mundanas, mientras toman un aperiti-vo.

2. Sesión fotográfica: No pasa un día sin que vea a una familia o una pareja delante del objeti-vo de un fotógrafo, que han contratado para ha-cerse unas fotos dignas de recordar. Usan la pla-ya como escenario de un recuerdo que unirá a esas personas para siempre.

3. Reunión familiar: Puedes ver al padre de fa-milia, en bañador, jugando con los niños en el agua, o construyendo un castillo de arena, o ha-blando, o cualquier cosa que sea compartir el tiempo con ellos, mientras la madre reposa en la arena, observando al resto de su familia, compla-cida.

4. Correr: Bien, esto se puede ver algo más en algunas playas de España, pero te puedo asegu-rar que ni de lejos se acerca al número de perso-nas que toman la orilla de Santa Monica como una pista de atletismo. Además, esta playa tiene la peculiaridad de ser muy ancha, con lo que existe una banda muy amplia donde la arena es dura y correr es todo un placer.

5. Fotógrafos profesionales y aficionados: Hay una cantidad ingente de cámaras fotográfi-cas, incluyendo la mía, tomando imágenes es-pectaculares de la orilla, del cielo o incluso del muelle (Pier Santa Monica).

6. Bodas: Sí, aunque nosotros no seamos muy conscientes, hay muchas personas que prefie-ren celebrar su enlace mecidos por el viento de la playa. Hay que reconocer que en un momento

dado puede ser incómodo, pero creo que puede llegar a resultar envidiable. Muy original.

7. Reunión de amigos: Yo pensaba que las per-sonas en Los Ángeles estaban más ocupadas. Puedes ver un montón de mantas donde amigos de distintas razas se la pasan toda la tarde rien-do. No, no suelen tener bebidas alcohólicas alre-dedor. Suelen llevar consigo un altavoz bluetooth para poner algo de música a un volumen muy moderado. El viento siempre viene del mar y es constante, por lo que el sonido difícilmente mo-lesta.

8. Surf: Esa imagen que tenemos mitificada, la de los surferos cabalgando las olas, se puede ver en Santa Monica. No es que sea la mejor pla-ya para esta actividad, pero en días de mar un poco más revuelta se pueden alcanzar unas bue-nas olas para aprender a surfear.

9. Trabajar: Sí, los vigilantes de la playa también tienen trabajo en invierno. Al menos abren dos o tres puestos alrededor del muelle, lo que hace que varios coches (como los que veíamos en la famosa serie estadounidense), circulen de vez en cuando por la playa.

10. Pasear: Los españoles también lo hacemos, pero no tanto por la playa, como por los paseos marítimos habilitados para ello. Yo creo que la principal razón, como he dicho anteriormente, es que la arena no es tan mullida en Santa Monica y resulta cómodo pisar por la orilla.

Opino que el principal factor por el que los cali-fornianos aprovechan más las playas es por el horario de trabajo. Salvo en hostelería y tiendas, el resto de personas suelen desconectar de su trabajo a las cuatro o cinco de la tarde. Esto les permite tener el resto del día libre para sus activi-

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dades de ocio. En cambio, los españoles espaciamos más nuestro trabajo, convirtiendo la jornada en dos segmentos divididos, haciendo que entremos a las ocho de la mañana y que terminemos a las ocho de la tarde. Creo que es una asignatura pendiente.

¿Qué cosas haces cuando vas a la playa? ¿Tienes playa en tu ciudad?

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SENSESAUDIO

Del fungible a la obsolescencia programada

Hay una frase muy bonita circulando por Internet que dice: “Nacimos en un tiempo en que si algo se rompía, se arreglaba, no se tiraba a la basura”. Esto dice mucho a los que queremos convertir España en un país consciente.

Hoy día tenemos el reto de la obsolescencia programada, es decir, que cualquier aparato que compremos está ya programado de fábrica para romperse o volverse inútil en un periodo determinado de tiempo. El asunto se está agravando mucho últimamente porque los períodos de tiempo son cada vez menores. Esto tiene sus inicios en los albores del siglo XX, cuando empezaron con la fabricación en masa de bombi-llas. Las primeras tenían una duración ilimitada. Se dieron cuenta de que si no reemplazábamos las bombillas cada cierto tiempo, esa indus-tria sería poco rentable. Así queempezaron a fabricar bombillas “defec-tuosas” que sólo durasen 1.000 horas cada una. Esto nos obligaba a estar comprando bombillas durante toda nuestra vida. Ese fue el inicio, pero no fue más allá de las bombillas y las medias para mujeres.

El negocio del siglo XX se basó en la sustitución de fungibles.

Comprar un televisor en 1960 en España era una gran inversión, pero sabías que era una compra para toda la vida. Tenías previsto que el te-levisor se averiase, (algunos siguen funcionando hoy día), pero el arre-glo era asequible.

Era el negocio del fungible. Algo que se se usa, se gasta de manera natural y hay que reemplazarlo. En aquel momento los aparatos electró-nicos eran tan simples que podías intervenir directamente sobre una de sus piezas. Algunas de ellas tenían una duración limitada por defini-ción, como el caso de las válvulas de vacío. Pero todo era reparable. De hecho el 30% de PIB estadounidense estaba basado en el negocio de arreglar cosas.

Era la época del fungible y las reparaciones.

A medida que China se hizo con la fabricación de bienes materiales para el resto del mundo y la miniaturización se hizo patente, todo pasó a la modularidad, es decir, se sustituían conjuntos de piezas enteros, que estaban ensamblados por medio de un clip. Esto provocaba que no mereciera la pena arreglar muchos de los aparatos estropeados, porque el módulo podía costar casi tanto como un aparato nuevo. Y al

Nacimos en un tiempo en que si algo se rompía, se arreglaba, no se tiraba a la basura.

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ser componentes tan pequeños ya no se podía intervenir pieza por pieza. Las cosas estaban empe-zando a abaratarse, así que comprábamos otro.

Empezaba la obsolescencia programada.

Con la ayuda de China y los tratados de comercio internacional, los aparatos electrónicos eran cada vez más y más económicos, pero duraban menos. A esto ayudó a ese extraño placer efímero que siente el ser humano cuando compra algo nuevo. En cuestión de diez años hemos visto cómo ese ritual de comprar ha pasado de una vez cada cinco años a una vez cada seis meses.

Ahora la obsolescencia programada está en su máximo auge, de manera que cuando compramos un teléfono móvil, que puede rondar los 800 euros, asumimos de ante mano que será simplemente para un uso de máximo 24 meses.

Cuando lleguemos a la era de la consciencia veremos esto como algo escandaloso, del mismo mo-do que ahora vemos una locura que antes se pudiera fumar en los hospitales. Sucederá. Pero mien-tras tanto ese es el modelo de negocio que hay. Deberíamos pensar bien de qué manera podemos minimizar los efectos de la obsolescencia programada en nuestra vida. Tal vez si todos lo hiciése-mos, desaparecería.

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¿Qué viene después de la obsolescencia programada? Bonita pregunta. Es difícil predecir hacia dón-de vamos en este aspecto.

Existen algunas iniciativas, como Ara Project, en el que pretenden dar un paso atrás y volver a la mo-dularidad, para alejarse de la obsolescencia programada. Pero la realidad es que estamos tan meti-dos en esto que no hay una respuesta clara de cómo vamos a salir.

Si queremos evitar usar baterías de litio tendremos que pensar en placas solares, pero éstas sólo tie-ne una vida útil de 20 años, lo que ya es algo. Las pilas de hidrógeno tienen un material que es fungi-ble, pero estaríamos volviendo al mercado de consumibles.

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¿Qué viene después de la obsolescencia programada?

La realidad es que hay bastantes teorías al res-pecto, pero como ninguna acaba de despegar. Todo es más incierto que nunca.

1. Por un lado China hace aguas, le está costan-do mantener su ritmo de contratación porque ya no hay jóvenes que reclutar, debido a su escalón demográfico por las políticas de control poblacio-nal de 1972.

2. Por otro están los países BRICS, que podrían recoger la batuta si se preparan desde ya, alcan-zando acuerdos de intercambio masivo de mate-rias y preparan sus puertos como puntos estraté-gicos.

3. Las materias primas que se usan ahora mis-mo para la fabricación electrónica tiene los días contados. Sus reservas son cada vez menores y en veinte años veremos escasez de algunos me-tales como el aluminio.

4. La materia orgánica como sustitución de algu-nos metales parece una opción viable, pero no termina de despegar. Hace unos años veíamos con entusiasmo el OLED, pero las empresas han dejado de apostar por él. Además, es contami-nante.

5. Caminamos hacia un mundo virtual, en el que cada vez será menos necesario trabajar con áto-mos, para usar los bits, lo que nos situaría en un paradigma completamente distinto y este asunto dejaría de ser un tema de debate. Un implante biónico en el cerebro (para lo que queda mu-chos años) que nos posibilitase la conexión a la Red quitaría de un plumazo muchos de los apa-ratos que necesitamos hoy día para obtener in-formación. Mientras eso se hace realidad o no, tendremos multitud de interfaces que se adapta-rán más y más a nuestro cuerpo. La guerra no

ha hecho más que empezar con los asuntos de los wearable, computadoras corporales, ropa tecnológica, etc…

En cualquier caso, lo que sí que es seguro es que la obsolescencia programada, al margen de las ventajas y desventajas, es simplemente un paso hacia una nueva era. Estoy seguro de que la recordaremos como unas de esas cosas ridí-culas en las que creía el ser humano para inten-tar hacer su vida un poco mejor. Pensaremos con una sonrisa cómo podíamos vivir compran-do y tirando una y otra vez versiones de un mis-mo producto al que apenas le habíamos dado uso.

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Caminamos hacia un mundo virtual, en el que cada vez será menos necesario trabajar con átomos, para usar los bits, lo que nos situaría en un paradigma completamente distinto

La razón de esta revista es dar una visión distinta de cómo es España. Porque considero que hay visiones muy extremistas de su situación. Por un lado tenemos los que piensan que España es su país y que lo amarán pase lo que pase en él. Y luego tenemos los que piensan que España es el país de la pandereta.

5 retos que España tiene que resolver sí o sí

5 retos que España tiene que resolver sí o sí

Somos un país destinado a enseñar a los demás a ser felices. Tenemos ese don innato y debemos comprender que nuestro lugar en el mundo es ese. Si no lo entendemos no podremos avanzar. Nadie nos puede dar lecciones en eso.

Sin embargo, yo pienso que España es un gran país y puede llegar a convertirse en un referente mundial, porque de la manera en que va-mos avanzando, parece que España tiene todo lo que el mundo necesi-tará en un futuro. Por eso pienso que España en este momento es un trozo de tierra irrelevante para las grandes potencias, pero que puede ser el paraíso anhelado por todos en un futuro si hacemos nuestros de-beres.

Eso sí, hay que hacer los deberes, tenemos que cumplir con esa pala-bra que tan poco gusta a los españoles: responsabilidad.

He viajado mucho y he podido ver a España desde distintos puntos de vista. Pienso sinceramente que España debe resolver cuanto antes es-tos cinco retos, si quiere seguir avanzando:

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1. Saber administrar entre capitalismo y socialismo: no podemos equivocarnos más, no podemos ma-nejar con ideas capitalistas cosas que son el bien de todos y no podemos democratizar productos bancarios complejos para los que se requiere una formación especial.

2. Hacernos plenamente responsables: Ya lo he dicho al principio. En el colegio nos enseñaron a te-ner miedo a esta palabra, pero forma parte de nosotros. Las responsabilidades no son castigos, son el destino con el que hemos venido a este mundo. Estamos aquí para hacer algo especial. Nuestra responsabilidad es desarrollar ese talento único que tiene cada uno de nosotros. Afrontar los retos que supone desarrollar ese talento es la responsabilidad, ni más ni menos. No tienes que hacer lo que no te guste. Haz eso que has venido a hacer. La pregunta es ¿qué has venido a hacer? Bien, eso lo comentaremos más adelante.

3. Somos un país destinado a enseñar a los demás a ser felices. Sé que muchas veces lo hacemos desde la inconsciencia, es decir, que lo hacemos, pero no sabemos cómo. Pero la realidad es que el español es muy feliz. Le gusta la vida sencilla. Al español le encanta ir a una terracita a tomar un ca-fé o una caña después del trabajo y eso para él es algo perfecto. Aunque a nosotros nos parezca al-go natural como la vida misma, hay países donde esto no lo entienden. No saben cómo divertirse. No me gusta el alcohol, pero el español ha demostrado ser uno de los mejores controlándose con la bebida. Y eso ya es un paso. Demuestra que de alguna manera sabemos dónde está el límite sin re-

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nunciar al riesgo. Tenemos autocontrol para algu-nas cosas, pero somos un poco desastres en otras. Aprendamos de nuestros errores y enseñe-mos al mundo cómo nos divertimos sin pasar-nos.

4. Que somos dueños de nuestro destino y tene-mos la responsabilidad de diseñarlo. Ya sé, ya sé, otra vez la responsabilidad. Muchos españo-les creen que han venido a este mundo y ahí donde han nacido es donde les toca morir. Pien-

san que no pueden cambiar su presente. Pien-san que su pasado determina su futuro y eso es información completamente falsa. En un país ca-pitalista como Estados Unidos esto es mucho más fácil de entender. Casos de gente que ha nacido en la miseria luego han hecho ricos, in-mensamente ricos. Y casos de personas que han nacido en la burguesía y después han aca-bado como mendigos.

5. Lo más importante: que somos un país peculiar y debemos aceptarlo como parte de una identi-dad. Estamos llenos de paradojas y es algo que primero tenemos que aceptar y luego cambiar. So-mos un país de agricultores, pero tenemos industrias indiscutibles. Tenemos más sol que nadie, pero no sabemos lo que es la energía solar. Somos número uno en transplantes de órganos, pero nues-tros talentos se van a otros países a ganar algo más de dinero. Arreglemos unas paradojas, acepte-mos otras y pongámonos de una vez con lo que verdaderamente importa.

Uno de regalo: Averiguar y proteger nuestra identidad (cuando sepamos la que es). Otra vez la iden-tidad. Otra vez saber quiénes somos. Esta pregunta pone de los nervios a más de uno. Pero creo que lo que hay detrás es miedo. Debemos entender que nuestra identidad es la de un país con un pasado, el que sea y nuestro futuro es algo completamente distinto. Otros países tienen un pasado y un futuro más parecido, pero no es nuestro caso. A nosotros nos toca cambiar y sé que es duro, y sé que es un fastidio ponerse a cambiar ahora, pero tenemos que hacerlo si queremos que España sea algo relevante en el panorama mundial. O mejor aún, si queremos que nuestras futuras generacio-nes sean felices.

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Audi está pensandoen cómo contaminar...

...acústicamente

No lo entiendo. Sencillamente no lo entiendo. La invención del automóvil es algo que ha revolucio-nado a la humanidad. Transporte individual ase-quible. Nosotros hemos nacido con eso, pero es-toy seguro de que hubo una generación que pen-só que eso sería lo más grande jamás visto.

Sin embargo, los coches tenían algunos inconve-nientes:

1. La seguridad. Montar a una persona en un co-che suponía meter a un ser humano dentro de

un proyectil disparado a gran velocidad. Así que, como todos los proyectiles, algunos se es-trellaban y se incendiaban. Sin embargo, esto se fue solucionando poco a poco, y creo que el prin-cipal adelanto se produjo en los años 40 cuando Preston Tuker soñó con su super coche.

2. La contaminación. En ese momento el inven-tor de motor, Moritz von Jacobi aún no había per-feccionado su invento, así que le pusieron un mo-tor de combustión. En ese momento parecía aceptable que un monstruo de metal de cuatro

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por dos metros expulsase flatulencias por el tra-sero de manera incansable. Aún sigue siendo aceptable para muchos, parece. Pero vale, esa cuestión queda ahí.

3. El ruido. Yo sé que para muchos esto no es importante, pero yo soy hombre de sonido y soy sensible al ruido. He tenido la oportunidad de es-tar en ferias de coches de época y he podido es-cuchar un Ford de 1922 que no suena mucho más que tres perros ladrando. Con el tiempo se han hecho más silenciosos, pero con la gran ma-sa de vehículos que hay en una ciudad mediana se hace insoportable.

Por fin, después de todas las trabas que hayan podido poner llega el coche eléctrico y Audi es-tá pensando en diseñar y agregarle !!¿¿soni-do??!!¿Estamos locos? ¿Por qué agregarle ruido a un motor que no lo hace? Es como querer en-ganchar un ratón de PC a un iPhone. ¡¿Por qué?!

No perdamos la calma. Veamos los dos lados. Audi dice que un coche es virtualmente silencio-so a menos de 25 Km/h o menos, por lo que su-pone un peligro para las personas, especialmen-te para los ciegos, que no tienen estímulos que les adviertan del peligro. También comentan que el coche, incluso a velocidades bajas deberían emitir un estímulo sonoro que transmita los valo-res de la marca, (aquí sí que me he quedado pasmado). Y hablan de que lo ideal sería poner-le un altavoz de megafonía al coche para repro-duzca la grabación de un motor o algo parecido (hablan de un sonido parecido al de un ovni).

¿En serio? ¿Esos son los valores de la marca Au-di? Este es el titular:  Audi está pensando en có-mo contaminar (acústicamente)

Ahora yo. Sé que lo que voy a decir no sirve de nada porque Estados Unidos y Japón ya han puesto en marcha propuestas para establecer normativas, pero considero que el coche no de-be hacer ningún tipo de ruido más que el propio de su tecnología. Hay que reducir la contamina-ción acústica a mínimos y los coches son uno de los puntos más importantes.

Para los invidentes hay muchas soluciones que les permitan caminar con seguridad por la calle, además de asequibles. Sería entrar en un nuevo paradigma en el que no tengan que usar el oído directamente para percibir la presencia de un co-che.

La solución, en mi opinión, pasa por tecnologías hápticas, es decir, patrones de vibración muy precisos que se conviertan prácticamente en un nuevo lenguaje para discapacitados o incluso para los no discapacitados. Hasta ahora lo único que conocemos es el vibrador del móvil, pero es-to se puede llevar mucho más lejos. Apple ya ha hecho una importante incursión en esta tecnolo-gía en su nuevo Apple Watch.

Otra de las tecnologías aplicables a estos casos serían las superficies de relieve dinámico, que toman una forma u otra dependiendo del mensa-je. Esto es interesante para la escritura en Brail-le, (el caso de VarioUltra), como para otras apli-caciones.

Existen muchas soluciones para resolver la inte-racción entre automóvil y peatón, pero por favor, no con sonido, no con ruido. Más ruido no, por favor. Ese canal ya está saturado.

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El canal sonoro ya está saturado. Debemos buscar otras soluciones.

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¿Quién mató al coche eléctrico?Especial EV1. Galería completa del coche perfecto

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INTERIOR DEL EV1

¿Quién mató al coche eléctrico? Historia de un coche perfecto.

El GM EV1 fue una respuesta contundente a una necesidad imperiosa. De las necesidades y el despertar a la nueva era tecnológica había surgido el coche perfecto. Silencioso, rápido, 100% ecológico y con un diseño futurista. Era demasiado bueno.

En algún momento hemos podido leer revistas futuristas diciendo co-sas interesante sobre los coches eléctricos. Hablo concretamente de las revistas de 1992.

En aquel momento se estaba gestando una gran revolución en el mun-do del automóvil, concretamente en California, donde vivo ahora.

En 1990 el estado de California recibió 41 alertas por contaminación. Lo que sucedía es que con las altas presiones la contaminación diluida en el aire se quedaba atrapada en las capas más bajas de la atmósfe-ra, creando una densa nube de contaminación que no permitía respirar bien.

Como respuesta a ese problema la empresa de automóviles GM pre-senta en enero de ese mismo añoel prototipo EV-1, un coche eléctrico completamente distinto a lo que se había visto hasta ahora.

En septiembre la California Air Resources Board proclama la norma de vehículos de emisiones cero que exige que el 2% de los vehículos ven-didos en 1998 no emitan ninguna clase de gases a la atmósfera y ese porcentaje debería crecer al menos hasta el 10% en 2003.

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Todo parecía que iba bien, parecía el resurgir de una nueva era. De ahí que muchos periodistas escribieran con entusiasmo sobre el coche eléc-trico.

Pero en 1995 la Asociación Americana del Auto-móvil exige mediante campañas que se derogue-la normativa. En 1996 el estado de California ce-de ante las presiones y flexibiliza la normativa, diciendo que los fabricantes podrán producir se-gún demanda.

A pesar de este traspiés, en diciembre de 1996, GM lanza 1100 unidades del EV-1, pero no ven-de sus modelos, sino que los cede con un acuer-do de leasing de 400-500 dólares al mes.

Durante varios años el EV-1 parece que es un éxito y se ponen todas las unidades fabricadas en circulación. Todo sigue así hasta el año 2000, donde la historia automovilística da el giro para sentenciar definitivamente el coche eléctrico.

El vicepresidente Harry Pearce, por alguna extra-ña razón declara que “No hay No hay ninguna necesidad especial” para continuar la construc-ción de vehículos eléctricos”. Esto provoca que en los siguientes meses que la planta de Michi-gan, donde se fabrican los EV-1 comiencen a fa-bricarse otros coches de gasolina en detrimento del modelo eléctrico.

Las cosas van empeorando hasta que en octu-bre de 2001 GM empieza a cerrar concesiona-rios y a despedir personal, empezando por los mejores vendedores, con mayores ventas y más listas de espera.

A principios de 2002 GM, DaimlerChrysler y sie-te fabricantes de automóviles más, demandan a la California Air Resources Board presionando

para que derogue de una vez la norma Vehículo de Emisiones Cero.

A finales de ese mismo año el Departamento de Justicia de EE.UU. apoya a GM y DaimlerChrys-ler, argumentando que su norma (ZEV Regula-tory) equivale a un intento de regular las normas de economía de combustible, que sólo el gobier-no federal puede hacer.

Mientras tanto, pocos meses después Alan Llo-yd, Presidente de la California Air Resources Board, es nombrado Presidente de la California Fuel Cell Partnership, una organización formada por organismos públicos y empresas privadas que promueve la tecnología de los vehículos de pila de combustible y infraestructura de creci-miento.

A principios de 2003 el presidente George W. Bush anuncia una investigación y desarrollo de la tecnología de combustible de hidrógeno, di-ciendo que el coche del futuro es el de hidróge-no, no eléctrico. Al mismo tiempo Toyota anuncia que dejaría de producir su modelo RAV4 EV, co-mo consecuencia de malas ventas. El RAV4 EV era el único vehículo eléctrico comercial que se podía comprar y costaba 42.000 dólares.

La California Air Resources Board, presidida por Alan C. Lloyd, modifica la norma (ZEV Regula-tory), acabando definitivamente con el coche eléctrico. Bajo la nueva revisión de la norma, los fabricantes de automóviles ya no tienen que fa-bricar los coches eléctricos, sino que están obli-gados a lanzar una mezcla de combustible. Los vehículos de pila, los híbridos (gasolina-eléctri-cos) y vehículos PZEV (parcialmente con emisio-nes cero vehículos) a partir de 2008. Es decir, que Alan C. Lloyd, acabó con la Ley que él mis-mo había creado.

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Su tecnología era claramente superior a cualquier propuesta automotriz conocida hasta la fecha. De alguna manera recordaba al coche de Tucker en los años 50. Ambos correrían una suerte parecida.

Y el golpe final fue que en abril de 2003, argumentando que ya no po-dían proporcionar las piezas para reparar los vehículos, GM ha anun-ció que no renovaría los contratos de leasing del EV-1. Algó que tenía la orden de recoger todos los vehículos, hasta finales de 2004. Envia-ron grúaspara confiscar los vehículos de los clientes que no querían devolver sus EV-1´s.

En julio de 2003, como protesta, los usuarios y simpatizantes del coche eléctrico hicieron un simulacro de funeral para el EV-1. Lo celebraron aquí, en Los Ángeles, para atraer la atención de la prensa. Era el fin.

Cuando acabó el año 2004 GM disponía de toda la flota de EV-1´s, y no quedaba ninguno en manos de los usuarios. Después los destruye-ron. Trituraron incluso coches completamente nuevos que jamás fueron alquilados.

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La destrucción masiva de las 1100 unidades del EV1 fue un acto deliberado para dar continuidad a la adicción al petróleo de la que todavía podrían lucrarse 30 años más.

En febrero de 2005 se puso en marcha la campaña “Don’t Crush” (No trituréis). Activistas del EV-1 se lanzaron a hacer una vigilia de 24 horas al día en las instalaciones de GM Burbank para protestar y supervisar el destino de las ultimas 78 unidades de EV-1´s. Pero en marzo de 2005 GM se lleva en camiones los últimos EV-1´s. Los manifestantes intentan detenerles, pero intervino la policía y acabó con algunos dete-nidos.

Mientras tanto, ya en el año 2006: Toyota y GM, los dos mayores fabri-cantes de automóviles del mundo, ponen fin a la investigación conjun-ta sobre las células de combustible de hidrógeno, porque no se ponen de acuerdo sobre el reparto de los derechos de propiedad intelectual de su combustible de hidrógeno en la investigación de células.

Sé que es la historia de un coche, pero en realidad detrás está la histo-ria de la intención del ser humano por mejorar, por querer resolver los errores que ha cometido. La intención de muchos, los hechos de unos pocos. El EV-1 supuso un precedente importante que no se vería recu-perado hasta 2008, cuando Elon Musk comenzó con la iniciativa Tesla que hoy es una realidad.

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Espero que hayáis podido ver el documental “Who killed the elec-tric car?”. Es interesante porque incluye declaraciones de mu-chos protagonistas de esta historia, pero también de usuarios que tuvieron el EV-1 en sus manos y que recibieron la notifica-ción de que debían devolver los coches.

Una vez, el director del documental “Who killed the electric car?”, Chris Paine, dio su opinión sobre los posibles culpables de la desaparición del coche eléctrico. Menciona muchos:

LOS 7 ASESINOS DEL EV1

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1. Los consumidores: La indiferencia, el escepti-cismo, la ignorancia o la insaciabilidad de la ma-yoría de americanos permitieron a los interesa-dos retirar el coche eléctrico y actuar a sus an-chas.

2. Las Baterías: Las baterías son el talón de Aqui-les del coche eléctrico. Su fabricación, almace-namiento y reciclaje son procesos difíciles. Sin embargo lo que más preocupaba era la autono-mía de las mismas. Los anti-coches eléctricos decían que la autonomía era muy escasa (100km). No obstante, Stan Ovshinsky había in-ventado una batería con una autonomía muy su-perior, que había sido comprada por GM y no se instaló en sus coches hasta tres años después.

3. Las Empresas Petroleras: California usa más de 1000 millones de litros por semana. En un año subió de 30 cts el litro a 55cts. Alguien ganó 250 millones de dólares más por semana ven-diendo el mismo petróleo, usando las mismas re-finerías y las mismas cañerías que el año ante-rior.

Pensemos en cómo aumentaban las ganancias de las petroleras año tras año:

Como se puede ver, la subida del precio es es-pectacular. Las petroleras se ganan muy bien la vida y por nada querrían ver cómo un coche, que no consume gasolina, se hace dueño de la carretera.

4. Fabricantes de coches: Estos fueron quienes hicieron nacer al coche eléctrico. Simplemente no pensaron que llegara a ser un éxito. No sa-bían que tendrían que luchar contra su propio hijo. Odiaban la ley pero no creyeron que ten-drían que matar a su proyecto.

El problema (para los fabricantes) de los EV-1 es que no tenían motor de combustión interna. Este motor supone gran parte de los ingresos de los concesionarios: venta, reparación, mantenimien-to, reemplazos… Otro gran inconveniente es el hecho de que son muy simples mecánicamente, lo que también supone pérdidas para los fabri-cantes. Los fabricantes no apostaron por el co-che eléctrico porque nunca creyeron que pudie-ra dar beneficios a corto plazo.

5. Gobierno federal: Es un hecho que el gobier-no federal y la industria del petróleo están íntima-mente relacionados. De hecho han aprobado va-rias leyes que incitan el consumo de gasolina. En 1977, EEUU consumían 8,8 millones de barri-les brent de gasolina al día. En 2005 se consu-mían 13,5. La mayoría de los presidentes ameri-canos se manifiestan en contra de la energía que no proviene del petróleo. Por ejemplo, Ro-nald Reagan hizo sacar los paneles solares del techo de la casa blanca. En los años ochenta los Saudíes hicieron bajar drásticamente el precio del petróleo. Fue una maniobra que tenía por ob-jetivo crear adicción. Dicha adicción todavía du-ra.

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14000

28000

42000

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70000

2003 2004 2005

Millones de dólares

En cambio, el presidente Clinton insistió fuerte-mente en los coches híbridos, a pesar de que nunca llegaron a la calle. En el momento en que Bush se hizo con la presidencia de EEUU, se de-tuvo todo lo relativo al coche híbrido. A pesar de esto, los japoneses (Toyota, Honda), para no quedarse atrás, desarrollan coches híbridos y más eficientes. La autonomía del coche medio americano era entonces (2006) de 10 km por li-tro, mientras que la media japonesa se situaba en 18 km por litro. Bush se daba cuenta de la de-pendencia que América tenía con el petróleo ex-tranjero. Aún sabiendo que lo mejor era buscar una fuente de energía alternativa, decidió des-truir la reserva natural de Alaska, para extraer pe-tróleo de allí.

6. California Air Resources Board: El CARB es el encargado de mantener el aire limpio. Es el agente que se ocupa de la calidad del aire: sa-nearlo, mantenerlo limpio, etc. Este gabinete fue quien, liderado por Alan Lloyd, puso en funciona-miento la ley de emisiones zero. Más tarde la qui-tó. Este hecho podría dejarnos indiferentes si hu-biese sido solamente una respuesta a la presión que ejercían las petroleras, fabricantes y el go-bierno federal. Pero los hechos relatan que cua-tro meses antes de matar al coche eléctrico, Llo-yd aceptó la dirección de California Fuel Part-nership, (Sociedad del combustible de Califor-nia).

7. Hidrógeno como combustible: El coche de hi-drógeno no es viable, ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo. De momento no está suficientemen-

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te desarrollado como para sustituir al automóvil de gasolina en los próximos cien años. Ahora mismo tiene una autonomía menor y es cuatro veces más caro. Solamente existe para que la sociedad crea que es el futuro… mientras consu-me petróleo. Es una promesa constante, todo el tiempo dicen que llegará en 10 o 15 años. Las petroleras apoyan al coche de hidrógeno. Nos hace sospechar porqué apoyan algo que si llega

a la carretera les hará la competencia? Precisa-mente por eso, porque nunca llegará a la carrete-ra. Sólo desvía la atención. Para empezar, el co-che de hidrógeno necesitaría una infraestructura de cientos de miles de estaciones de servicio que no existen y, sin las cuales, no podría existir el coche a hidrógeno. También nos encontramos frente a un reto de almacenamiento: el hidróge-no es un gas y no se almacena tan fácilmente.

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Todos los detalles de un coche perfecto.

El EV1 por dentro. Desliza para ver las fotografías.

Otro gran desafío es el coste: el coche que anun-cian como “coche para todos” cuesta un millón de dólares y producir el hidrógeno cuesta entre dos y tres veces más que la gasolina. Por último, cabe esperar que mientras vamos desarrollando otros vehículos, lo que seguro que no va a pasar. Y para cuando el coche de hidrógeno esté listo, ya habrá coches mucho mejores.

Hubo una combinación de factores muy comple-ja que incluía a muchas entidades y personas. Todos ellos contribuyeron a que se extinguiera el

EV-1 y, con él, la esperanza del cambio del co-che de gasolina al eléctrico durante los años 90.

Sin embargo, sólo hubo que esperar hasta el año 2008 para conocer la herencia de esa cultu-ra por vivir en un mundo más consciente y res-ponsable: Tesla Motors.

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Fue el mejor coche de todos los tiempos, hasta la llegada del Tesla S. Su diseño y tecnología fue la promesa de que unfuturo mejor es posible.

Uno de los principales problemas de los españoles es que estamos estigmatizados con el asunto de las cosas materiales. Y no le culpo, porque los cuarenta años de dictadura que pasamos, precedi-dos por la Guerra Civil y afectados por los problemas que tuvo que pasar Europa, nos han enseñado que la mejor manera de supervivencia es la acumulación de objetos. Cuantas más cosas tenemos, o mayor número de una mismas cosas, tantas más garantías tendremos de que en un futuro incierto podamos seguir manteniendo nuestro nivel de vida.

Pero, ¿qué pasaría si en nuestra vida sólo pudiéramos tener 100 cosas? ¿Te lo imaginas? Hay un hombre que lo ha conseguido. Se trata del Desafío de las 100 cosas. Dave Bruno, (San Diego Califor-nia), se levantó una mañana abrumado por las miles de cosas que tenía en su casa y decidió reducir su vida a una lista de 100 cosas.

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El desafío de las 100 cosas

“ …Por mi trigésimo séptimo cumpleaños, el 12 de noviembre de 2008 voy a reducir mis artícu-los personales a sólo 100 cosas. Voy a vivir por lo menos un año, (si Dios quiere), manteniendo un inventario de sólo 100 objetos. Este reto me ayudará a poner las cosas en su lugar y tam-bién a explorar mi convicción de que algo pue-de ser bueno cuando se sirve de un propósito mayor que la mera posesión… ” (Dave Bruno).

Inició un blog donde relataba cómo iba desha-ciéndose de las primeras cosas hasta alcanzar la lista deseada. Además fue describiendo las reglas para contabilizar las cosas. Por ejemplo, si tenía un par de chanclas, esto se contaba co-mo un objeto. En el caso del ordenador, el car-gador iba incluido; las ollas de cocina se conta-ban como un conjunto.

Lo que hizo que todo el mundo supiera de su hazaña fue el artículo de Lisa Mclaughlin en la revista Time. Se deshizo de todo, incluso de su fabulosa colección de trenes Marklin.

Para hacerse con algún objeto más se tenía que deshacerse de otro que ya poseía. En su premi-sa daba igual el tamaño, el coste o el volumen de las cosas. De manera que un coche o una casa, contaban como un sólo objeto. Una pren-da de ropa también. No entraban en su lista las cosas compartidas con otras personas y de las que podía hacer uso sin decir que eran suyas.

Las lista finalmente quedó en 97 objetos. Pue-des ir deslizando en la lista de la derecha para ver el elenco completo de cosas que Dave tenía en total. Tendrás la sensación de que en reali-dad no son tantas cosas.

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ROPA

1. 4 Chaquetas5. Un Traje6. 5 camisas de vestir11. 5 pantalones de vestir16. 3 Vaqueros19. 6 camisas de manga corta25. 4 camisa de manga larga29. 1 sudadera30. 2 suéters32. 7 camisetas39. Forro polar40. Pantalones polares41. 4 calzoncillos45. 2 pijamas47. Pantalones de lluvia48. 2 pares de zapatos50. un par de chanclas51. unos zuecos52. un par de zapatillas deportivas53. Botas de senderismo54. Zapatos elegantes55. Zapatos de escalada56. 2 cinturones58. Pantalones para andar en bicicleta59. Pantalones de deporte60. Sombrero61. Gorra de Béisbol62. Gorro de lana63. Guantes64. Corbata

CAMPING65. Mochila66. Tienda de campaña pequeña67. Saco de dormir68. Esterilla (corta para el verano)69. Esterilla normal70. Estufa71. conjunto cocina (2 ollas, 1 poto)72. Linterna73. Navaja

Dave Bruno se lanzó con su Desafío de las 100 cosas, en el que se quedaba sólo con 100 cosas pa-ra afrontar la vida durante un año. Hay que tener en cuenta que no vivía sólo en ese momento, sino que inició el reto junto con su mujer y su hijo, por lo que había que establecer unas normas para con-tabilizar objetos.

Estas son sus reglas para tener esas 100 cosas:

1. “Cosas personales” significaban cosas que eran de él, o de las que era el usuario principal. Por tanto, quedaban fuera de la definición los objetos familiares y las cosas de la casa (por ejemplo, me-sas, sillas, camas, vajillas, etc.)

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Las 7 reglas del reto de las 100 cosas

2. Recuerdos. Las fotos y otras cosas de recuer-do eran consideradas como una unidad si ca-bían en una pequeña caja. La idea era que se pudiera manejar como un sólo objeto en caso de que hubiera que transportarlo.

3. Libros. Cada libro debía contar como un obje-to personal si lo compró él o lo usaba regular-mente, como los libros de consulta.

4. Ropa y calzado. Para compensar, la ropa inte-rior se podía contar como un sólo objeto, al igual que los calcetines (al fin y al cabo, no ocupan mucho espacio, y es difícil que el consumismo desenfrenado nos haga comprar más de los ne-cesarios). Los pantalones, camisas, complemen-tos y calzado, por el contrario, debían conside-rarse de forma individual.

5. Herramientas. Al igual que los recuerdos, las herramientas podían considerarse en conjunto si cabían todas en una misma caja. De nuevo, la idea era contar cada “bulto”. Una máquina de taladrar, por ejemplo, sería un objeto, y la caja de herramientas, con todo su contenido, sería otro.

6. Regalos. Si recibía algún regalo, tendría una semana para pensar qué hacer con él antes de que se contara para la lista de 100 objetos, ya sea para quitárselo de encima disimuladamente, o para deshacerse de otro objeto de la lista.

7. Nuevos objetos. Finalmente, era posible adqui-rir nuevos objetos, siempre y cuando el núme-ro total no excediera de 100. De esa forma de-jaba espacio para reemplazar objetos viejos, comprar algo que realmente necesitase (deshaciéndose de otra cosa si era necesa-rio), o recibir regalos.

8. Esta experiencia le enseñó mucho y finalmen-te publicó su libro “The 100 Thing Challenge: How I Got Rid of Almost Everything, Remade My Life, and Regained My Soul“.

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Cuando llega el lunes, aquella servilleta dibujada con el proyecto de su vida acaba en el cubo de basura, al lado de la máquina del café del trabajo

¿Cómo saber si tengo más cosas de las que necesito?

Hablando del Desafío de las 100 cosas, se me ha pasado por la cabe-za que sería una buena idea hacer un acto de reflexión. Para algunos, de momento, no creo que sea una buena cuestión reducir nuestra vida a 100 cosas (estaría bien), pero una prueba para saber si tenemos de-masiadas cosas es comprobar cuántas veces las usamos.

¿Cómo saber si tengo más cosas de las que necesito?

Cuando termines de leer esto date una vuelta por tu casa y comprue-ba, sin juzgar, cuántas cosas hay que llevas sin usar más de seis me-ses. El asunto se agrava cuando compruebas la de objetos que tienes en tu casa que no tocas desde hace más de un mes. Y se vuelve insos-tenible si intentas contar las no has usado en las últimas semanas.

Es más, te darás cuenta de que, siendo muy estrictos, las cosas que usas en un día se reducen a una lista de 70-120 objetos, incluyendo cucharas, tenedores, cuchillos, ropa, llaves de casa, cartera, teléfono, sofá, cama, armario… No, no cuentes la ropa que está dentro del y que no has usado hoy.Cuenta los objetos que han pasado por tus ma-nos y que han sido útiles, que han resuelto de alguna manera, (eficacia o eficiencia), alguna de las tareas que haces a diario. Por ejemplo, un cepillo de dientes, un peine, un bolígrafo, el televisor. Son cosas que usas a diario y ayudan a ahorrar tiempo, a realizar una tarea, que de otra manera sería tediosa, o que forma parte de nuestros hábitos más enraizados para entretenernos. Esas son las cosas necesarias, las pri-meras que deberían ir en una mudanza.

Pero, ¿qué me dices de ese casco de bicicleta que no usas desde el verano pasado? ¿Y el traje que te pusiste únicamente para esa fiesta? Imagino que, tal como indican los prejuicios de los que andamos ro-deados, no querrás ponértelo otra vez. Entonces, ¿por qué sigue ahí?

Ahora imagina que tenemos que usar todas esas cosas que tenemos acumuladas todos los días. Aunque el día tuviera 52 horas no tendría-mos tiempo suficiente para que todo pasase por nuestras manos. No son suficientemente útiles. Habrá quienes digan que hay cosas que só-lo usan una vez a la semana, pero que son importantes.

De acuerdo, dejemos en nuestro inventario todas las cosas que se usan al menos una vez a la semana. ¿Te das cuentas de que siguen quedando todavía un montón de cosas más? Aunque salvásemos en nuestro inventario todas las cosas usadas durante el último año, segui-

Si sólo pudiéramos poseer lo que usamos durante la semana no tendríamos ni idea de lo que es el materialismo. Por eso es necesario reflexionar acerca de lo que necesitamos realmente.

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ría existiendo una inmensa lista de objetos, algunos de ellos caros, voluminosos, pesados, o las tres cosas al mismo tiempo. Y ahí están, en algún lugar, restando parte de ese espacio vital que nuestro hogar. Y esa es la manera en la que las cosas nos tienen a nosotros, en vez de tenerlas nosotros a ellas.

Cuéntame cómo harías limpieza en tu casa si tuvieras que regirte por estas reglas. ¿Qué sería lo pri-mero que tirarías?

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España debería ser el garaje del coche eléctrico

No es que sea un gran fan de los coches. Si hablo de ellos es porque actualmente suponen una buena herramienta de transpor-te, pero sobre todo porque ha vuelto a surgir la iniciativa del co-che eléctrico. Considero que ese tipo de transporte debe ser uno de los pilares fundamentales en un país consciente: el transporte individual sostenible.

Y da igual si el coche es eléctrico, de hidrógeno o a pedales. Pe-ro en la era de la consciencia los ciudadanos de un país no per-mitirán que su gobierno deje esto en manos de las petroleras, ni de nadie. Será una obligación moral deshacerse de cualquier vehículo que contamine.

El asunto más grave de todos es que España aún no ha hecho ninguna incursión relevante en el mundo del motor con renova-bles, cuando debería ser el país que más tendría que decir al res-pecto. Aquí sí que estamos equivocados, pero mucho.

España debería ser el garaje del coche eléctrico. Nosotros, los españoles, tenemos más obligación que ningún otro país a imple-mentar el coche eléctrico, porque tenemos sol y disponemos de la tecnología para convertir esos 300 días de luz al año en electri-

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cidad para todos, para esos vehículos, para nuestro transporte sostenible. A esto ayudan mu-cho las cifras esperanzadoras de la energía eóli-ca.

Pero yo creo que ni se nos ha pasado por la ca-beza. Estamos muy centrados en otros peque-ños problemas, de pequeño país, y no nos encar-gamos de las grandes misiones, de nuestro des-tino supremo, de lo que hemos venido a hacer aquí. En este punto concretamente estamos mi-rando hacia el lado opuesto, completamente.

En 1997 muchos países se comprometieron a re-ducir sus emisiones de gases contaminantes. Eu-ropa en conjunto se comprometió a ello y Espa-ña, por supuesto, dijo que sí, pero la realidad es que somos el país de la Unión Europea con me-nos posibilidades de conseguirlo. En cuestiones

ecológicas aún no hemos entrado ni a barrer. En la imagen se puede ver cómo la contaminación ha ido en aumento desde 1990 año tras año, mientras que otros países han reducido sus por-centajes drásticamente.

Esta es una prueba de que mientras sigamos pensando que no hay nada más allá de nuestras fronteras no podremos ser parte de la solución global.

Dejar que el coche eléctrico entre en nuestro pa-ís poco a poco sería un movimiento natural, silen-cioso, que podría ir adaptándose a nuestras eco-nomía sin demasiados reajustes. Los fabricantes de coches convencionales podrían readaptar sus fábricas y conservar a los empleados. Las estaciones de servicio podrían hacer lo mismo.

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Tesla no quiere nada con España... con razón

Tesla Roadster, se convirtió en el coche eléctrico más rápido jamás visto.

Tesla Motors, Inc. es una compañía ubicada en Silicon Valley que diseña, fabrica y vende coches eléctricos y componentes para la propulsión de vehículos eléctricos. Su fundador es Elon Musk, el también creador de Paypal y SpaceX.

El primer modelo de Tesla fue Roadster, un deportivo eléctrico que alcanzaba los 250Km/h y tenía una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos. Esa fue la primer baza para llamar la atención de los medios de comunicación.

Pero luego llegó el Tesla Model S, un coche que he tenido oportunidad de probar y que no tiene na-da que ver con la conducción de un coche convencional. Se distingue por tener el chasis de alumi-nio y por disponer de todo el control del coche en una pantalla táctil de 17 pulgadas. Alcanza los 200 Km/h y acelera de 0 a 100 en 3.4 segundos. Lo interesante de este coche es su autonomía, pu-diendo viajar de Los Ángeles a San Francisco, 600 kilómetros, con una sola carga. Resulta curioso que en un país como Estados Unidos, que no respaldó el tratado de Kioto, una compañía como Tes-la pueda fabricar millones de unidades del Model S y en España, que tenemos todos los recursos energéticos imaginables, no hay ninguna iniciativa de este tipo. Es más Tesla ya ha hecho movimien-tos para vender sus vehículos en países europeos como Noruega, pero imagino que está muy lejos de decidir que su coche se venda en nuestro país. Para empezar porque Noruega está ofreciendo subvenciones que cubren hasta el 45% del precio del Model S, mientras que en España no han he-cho más que lanzarse voces en el último año de que la energía solar y el autoabastecimiento no sólo no son una opción viable, sino que están penados con multas astronómicas.

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TESLA ROADSTER

El Model S circula en masa hoy día por las calles de California.

Imagino lo que tienen que estar comentando en la junta directiva de Tesla.

Aún no nos hemos dado cuenta de que ese es el coche que necesitamos. Porque esta marca, en combinación con la energía solar que podemos poner en marcha en España puede llegar a resultar una explosiva idea que levante la industria en España.

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Democratizar algunos productos bancarios, sin duda, no ha sido una buena idea. Ya lo habíamos comentado. Los bancos pensaron que estaría bien poner en manos de las personas de a pie pro-ductos complejos, como las preferentes.

Pero al margen de cómo hayan actuado los ban-cos, creo que también hay algo de responsabili-dad en los ciudadanos que han querido entrar en ese mundo de productos financieros. Sí, es cierto,

Activos y pasivos

lo sé,la mayoría de ellos sólo quería algo pareci-do a un plan de pensiones o un depósito de ren-ta fija, como los de toda la vida. Pero insisto en que hay algo de responsabilidad todavía no de-purada en el ciudadano español a día de hoy. Es que no sabemos diferenciar entre activos y pasi-vos.

Uno de los autores que más hincapié ha hecho en esta diferenciación es Raimon Samsó, autor de “El Código del dinero” y otros muchos títulos que describen ampliamente este concepto. Co-mo curiosidad puedo decir que Raimon fue en su momento director de una sucursal bancaria, así que sabe mucho sobre el movimiento del di-nero entre las personas de a pie. Pero vayamos directamente a la definición:

Activo: algo que pone dinero en tu bolsillo. Suele costar un tiempo ponerlo en marcha, pero una vez terminado, aunque no estemos presentes, produce dinero igualmente. Ejemplos de esto pueden ser los royalties de una obra, una novela o una patente.

Pasivo: Algo que nos quita dinero, aún cuando no lo estemos usando. Suele ocurrir que lo compramos pensando que es una acti-vo, pero en realidad lo que hace es restar dinero de nuestra cartera. Un ejem-plo de esto es un coche; a menos que sea un coche de empresa, imprescindi-ble para la ejecución de ta-reas críticas, por lo gene-ral, un coche no hace más que restar dinero a nuestro

bolsillo.

Otro ejemplo es la hipoteca de nuestra casa. Cuando uno compra una vivienda, para empe-zar, es un pasivo. Otra cosa es que en un futuro se pueda vender por algo más o consigamos al-quilarla pero, mientras tanto, es un pasivo. Y no olvidemos que estamos jugando con el lugar donde dormimos.

Considero que uno de los retos capitales en nuestro país es enseñar a todo el mundo a dife-renciar entre un activo y un pasivo. Una buena manera sería enseñarlo en las universidades, pe-ro hay otra manera de hacerlo. Es muy habitual que cuando nuestros hijos cumplen la edad apro-piada, le regalamos un pasivo. Primero un teléfo-no móvil, después una moto, o un coche… ¿Y qué tal si le regalamos un activo? Que aprenda a manejarlo, que entienda cómo funciona, que co-ja afección por los activos y que se anime a cui-darlos, a coleccionarlos, como dice Raimon Samsó. Esta sería una buena solución.

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REGALEMOS ACTIVOS A NUESTROS HIJOS

La diferencia entre austero y minimalista

Empiezo a pensar que el reto de los españoles es una cuestión de vocabulario. Hay términos e ideas que surgen en otros lugares, nosotros los adaptamos, pero para implementarlo hacemos una versión muy especial de ello, hasta que la propia idea pierde la esencia de lo que era an-tes de atravesar las fronteras. Pongamos por ejemplo la diferencia entre austero y minimalista.

Austero es una palabra que los políticos y perio-distas han usado mucho en los últimos años, pe-ro creo que nadie entiende realmente lo que sig-nifica y creo que no es lo que necesitamos. Me parece que la medicina adecuada para el espa-ñol es el minimalismo, no austeridad. Veamos las diferencias.

Austero: Que obra y vive de forma rígida. Sobrio, sin adornos.

¿Rigidez? ¿No es eso lo que hemos tenido duran-te 40 años? ¿Sobrio? Con sobrio creo que el dic-cionario se refiere a ser moderado, moderado hasta en el precio y esa no es la solución que ne-cesita España. Probemos con el otro término.

Minimalista: Reducir contenidos a sus expresio-nes elementales. Esto lo entiendo un poco mejor. Cuando usamos este término significa que bus-camos la máxima expresión con los mínimos me-dios. Cuando se dice que se quiere ser austero se corre el peligro de ser moderado en demasia-das cosas, incluso en presupuestos para cosas esenciales como la sanidad o la educación.

Lo que pasa que ser minimalista es casi un arte (de hecho lo es). Requiere pensar mucho y muy bien qué elementos vamos a eliminar de la ecua-ción y que el resultado siga siendo el mismo que era. Eso obliga a eliminar a los propios que dije-ron la palabra “austero” en su momento.

Pongamos un ejemplo en nuestra vida cotidiana.

Imaginemos que eres un comerciante que traba-ja todo el día con el teléfono. Debes moverte de un lado para otro, pero debes estar completa-mente localizable para tus proveedores y distri-buidores. Pero como quieres ser austero com-pras un teléfono móvil barato. Cuando llevas un tiempo con él te das cuenta de que la batería no dura demasiado, así que que compras dos o tres cargadores y una batería externa, a la que vas enchufado todo el día, para no quedarte sin energía. Además, no tienes tarifa de datos, así que cada vez que tienes que consultar el correo electrónico debes ir a una cafetería que tenga Wifi, lo que te hace perder mucho tiempo.

Eso es un caso de austeridad, pero no de mini-malismo. Necesitas muchos más elementos para obtener el mismo resultado, que si hubieras he-cho una inversión en un buen terminal que garan-tizase todas las funciones que necesitabas.

Dicho sea de paso, esto no es un pasivo, es un activo porque ese teléfono te permite continuar con el trabajo que te alimenta.

Otro ejemplo: Mi abuelo era austero. Vivía en una casa de campo con un pajar lleno de todo tipo de cahivaches. Había bicicletas de los años 30 y tenía una colección de 20 hoces colgadas de la pared. También tenía todo tipo de aperos para el campo, pero ya no los usaba porque ha-bía vendido casi todos sus olivos. Era muy lim-pio. Cuando se levantaba se lavaba los dientes con un cepillo que no había cambiado en 10 años, aunque tenía otros tres esperando en el armario. Se vestía con una camiseta de tirantes, encima una camiseta de propaganda, luego una camisa, un chaleco, una chaqueta y se ceñía los pantalones con un trozo de cuerda de cáñamo

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que tenía por cinturón. Cuando llegaba la tarde se acercaba al lavadero y frotaba su ropa hasta que quedaba impoluta. Luego la colgaba y entra-ba en casa. Después tenía que dar de comer a sus animales, sacar a los gatos de casa y corta-ba leña para encender un fuego en la chimenea. A la hora de cenar se sentaba en un cajón de madera, sobre un carrete industrial de cable de cobre, a la luz de una vela. Se comía dos toma-tes con sal que había recogido del huerto y una cuña de queso que había conseguido hacer con algo de leche de su vaca. Y después se iba a dormir.

Eso es ser austero, moderado en todo, incluso en el valor de las cosas que tienes. Pero no es ser minimalista. Mi abuelo necesitaba de una gran cantidad de herramientas para poder vivir una vida muy básica. Nos disponía de bienes con los que incrementar sus ingresos y no po-día, por tanto, aportar valor al mundo, ni comuni-carse. Sólo podía vivir esa precaria vida. Sin em-bargo, tenía muchas cosas. Cosas que no ser-vían para nada, pero las tenía.

No es lo mismo ser austero, donde todo es mo-derado, hasta el precio, que ser minimalista, don-de quitamos todo lo que sobra, pero lo poco que hay, si es necesario, puede ser caro.

Seguro que hay muchos españoles que necesi-tan hacer un repaso en sus casas y tirar un mon-tón de cosas, para dejar de ser austeros y con-vertirse en minimalistas.

Por cierto, el amanecer es minimalista

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MINIMALISMO

Si ya mencionábamos la idea de Dave Bruno y su Desafío de las 100 cosas, hay otro chico que ha superado con creces esta restricción y se ha propuesto vivir durante un año con tan sólo 15 cosas. Ni una más. Esto sí que es minimalismo extremo.

Se llama Andrew Hyde, de California, y es fundador de Startup Weekend y organizador de TEDxBoul-der.

Él también comenzó desprendiéndose todo hasta alcanzar los 100 objetos que necesitaba para vivir en su día a día. Con el tiempo se dio cuenta de que podía llevar su estilo de vida aún más lejos y se marcó el objetivo de vivir sólo con 15 objetos. Algunos de ellos eran: una mochila, algo de ropa, ga-fas de sol, un Macbook Air y un iPhone 3GS. No contó en la lista cosas como medias y ropa interior.

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Minimalismo expremo: el hombre de las 15 cosas

Andrew es un referente de la industria tecnológi-ca de Sillicon Valley y organizador de conferen-cias. Su vida transcurre volando entre Nueva York y San Francisco por cuestiones laborales, y no es dueño de ninguna casa, ni apartamento. Cuando no trabaja, Andrew ocupa su tiempo via-jando y recorriendo el mundo, llevando consigo sus 15 posesiones.

“Siempre estuve interesado en el minimalismo”, explica. “Comencé quedándome con 100 obje-tos, pero descubrí que la mayoría me resultaban innecesarios, y decidí llevar el concepto hasta el extremo, vendiendo mis pertenencias y quedán-dome con sólo 15 objetos”.

“Conservo lo mínimo e indispensable para viajar, sentirme cómodo y ligero”.

Según Hyde, despojarse de sus posesiones a su mínima expresión no fue tan fácil.

“Empecé con mis prendas de vestir: 2 camisas, 1 par de pantalones, 1 short, 1 par de sandalias, un par de gafas de sol y ropa interior. Añadí unas cuantas cosas que pensé que eran impres-cindibles para mí como un iPad y la cámara. Añadido una mochila, un kit de baño, una toalla y un par de cosas al azar (bolígrafo, cable de co-nexión, cargadores) y probé. Después de cinco semanas de viaje, había más cosas que no usa-ba en mi bolso que las que realmente usaba. ”

En un mundo donde la mujer promedio posee alrededor de 20 pares de zapatos y las perso-nas viven solas en grandes mansiones, Hyde es-tá dando un ejemplo de cómo ser feliz con me-nos.

Por cierto, él también tiene su libro.

¿Cuáles son los 15 objetos?

1. Una mochila

2. Una camisa

3. Una campera impermeable

4. Una remera deportiva

5. Pantalones cortos

6. Una toalla

7. Un abrigo de lana

8. Un kit de higiene persona.

9. Anteojos de sol

10. Billetera

11. Computadora personal MacBook Air

12. Teléfono celular iPhone 3GS

13. Una camisa de vestir

14. Jeans.

15. Zapatillas deportivas

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Si seguimos así nos borrarán del mapa... literalmente

Yo sé que nadie le ha dado importancia a esta noticia, que ha quedado diluida entre el ruido de las demás noticias, pero yo empezaría a preocuparme… y mucho.

El pasado 10 y 11 de noviembre se celebró en Beijing (China) la XXII Reunión de Líderes Económi-cos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Para entendernos, los jefes supre-mos del mundo (los que tienen todo el dinero), más allá de la política. Se han sentado en una mesa para charlar de lo que van a hacer en los próximos meses.

En alguna ocasión he comentado que Europa no está jugando bien sus cartas, o por lo menos, mien-tras se aclara con los asuntos de casa, está tardando en reaccionar. Y eso tiene consecuencias di-rectas que tardan poco tiempo en verse. Yo creo que una manera muy gráfica de ver esas conse-cuencias es fijándonos lo que ha sucedido en la Cumbre de la APEC.

Da miedo ver cómo los países más poderosos del mundo hablan de cosas quizá mucho más decisi-vas que en una cumbre del G7 y comprobar, además, que Europa está ausente. Tanto ha sido así que se ha insinuado que tal vez en un futuro el mapamundi tenga este aspecto:

Y con toda la razón del mundo. Debemos entender que los países con mejores economías del mun-do han hecho su propio club para alcanzar acuerdos extraordinarios y que Europa no ha hecho nin-gún esfuerzo por formar parte de él. Mientras, ese club sigue evolucionando, estrechando lazos, ha-

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ciéndose cada vez más fuerte. Y Europa, la vieja y despistada Europa, sigue con sus problemas den-tro de casa. Y ahí los tenemos, Asia y Pacífico, con sus planes de dominar el mundo (ya lo hacen, de hecho).

El punto pivote. Pero da igual si es la Cumbre de la APEC, la Cumbre del G7 o de la OPEP… el deno-minador común a todas ellas es Estados Unidos. Es posible que dentro de poco el gigante número uno ya no sea la mayor potencia económica. Esto es algo dentro de lo posible, especialmente con China empujando como lo está haciendo, antes de desinflarse por el escalón demográfico. Pero sin duda, lo que hace a Estados Unidos la primera potencia mundial es que siempre está presente en las reuniones entre los países más poderosos. Esa sinergia entre países cuenta mucho más que los números del PIB o del crecimiento económico.

¿Nos damos cuenta de hasta qué punto España es poco relevante en el panorama internacional? ¿Y qué pasa con Europa? ¿Qué va a ser de nosotros si seguimos jugando al juego de las grandes ligas en el que ya no nos jugamos nada?

¿Cuándo vamos a entender que el juego de España es otro?

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CUMBRE DE LA APEC CON SUS PRINCIPALES MANDATARIOS

Hay tradiciones en España que, por absurdas que parezcan, son parte de nuestra cultura popular. Muchas de ellas están relacionadas con la televisión, porque es el medio que ha acompañado a los españoles durante los últimos 50 años, aunque esa tendencia está decayendo.

Una de ellas es el anuncio de la Lotería de Navidad.

El año pasado fue un fiasco y España entera se volcó en esa vieja costumbre que tenemos de ridicu-lizar lo que no nos gusta. Se hicieron todo tipo de parodias y se comentó de mil maneras. Fue una lástima porque aparecían personas que se han forjado su carrera profesional con mucho trabajo du-ro, como para ser recordado así, al final de sus años.

Pero este año la cosa ha sido muy distinta. La campaña ha gustado y hasta nos hemos sentido extra-ños: no estamos acostumbrados a sentirnos orgullosos de lo que hacemos.

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La lotería, un juego de desesperanza

Hay que que reconocer que como guión e interpretación la creación ha sido todo un éxito pero yo creo que no es un spot que hable sobre la Lotería de Navidad… no es una cuestión de ilusión, sino de desespe-ranza. El anuncio te muestra cómo sería tu vida si no compras el cu-pón de lotería. Habla de que es mejor que no te quedes fuera del gru-po de los demás. Visten al protagonista, a Manu, de la manera más de-saliñada que pueden, le ponen cara de desesperanza y le hacen pa-sar por el escenario de los afortunados, los que sí creyeron en tener có-mo plan de vida la esperanza de la lotería.

Hay que tener mucho valor para hacer creer a los españoles que es un buen plan financiero jugar a la lotería. Así, muchos se sentarán estos días frente al televisor y verán esa historia sensiblera (muy bien hecha) pensando que les podría pasar a ellos. Se les incitará a comprar el cu-pón como parte de una planificación financiera. ¿Ese es nuestro plan? ¿Comprar un cupón?

Con anuncios así, con ese tipo de planes, con ese tipo de ilusiones (la remota posibilidad de que nos toque la lotería), nos abocamos a qu-nuestro futuro dependa de todo lo de más, menos de nosotros mismos.

Está bien, compremos el cupón, si tenemos esos 20 euros, pero escri-bamos también un plan de acción por el que el año que viene, inevita-blemente mejorará nuestra situación. Tomemos las riendas de nuestra vida con acciones concretas. Que todo forme parte de un plan estraté-gico elaborado para conseguir lo que queremos. No creo que sea tan difícil.

El anuncio de Lotería de Navidad es un spot que promociona la inconsciencia.

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Hacen anuncios de lotería inmejorables, pero ninguno de inteligencia financiera.

Con anuncios así nuestro futuro depende de los demás, no de nosotros mismos.

Muchas veces he escuchado eso que dicen de Spain is diffe-rent, (algo que ya decía Fraga en sus tiempos para promover el exotismo de nuestro país), pero siempre me he reído y no le he otorgado mayor importancia. Pensé que era una manera de de-cir que no estábamos haciendo las cosas bien, o que era una jus-tificación barata para no comprometernos a hacerlas bien.

Pero no, creo que es estoy equivocado. España es diferente y lo es en el sentido más estricto de la palabra. Es diferente y atípico, difícil de clasificar, porque en su sociedad y economía podemos ver cosas extremas, opuestas en muchos casos.

No conozco a ningún país que albergue tantas paradojas en su sociedad y tan extremas. Es un pa-ís que, en cualquier circunstancia, siempre pasa por una situación “especial”.

Así que me gustaría abrir una sección nueva para mencionar de vez en cuando paradojas que se dan en nuestro país. Para ir abriendo apetito menciono dos:

El ejemplo de un país a medio rescatar: cuando hubo la oleada de rescates por parte de la Unión Europea sufrimos mucho con la idea de ser uno más de esa lista negra. No queríamos formar par-te de ese conjunto de países “fracasados”, aunque lo necesitábamos tanto como ellos. Que si res-cate, que si no rescate… al final no fue ni una cosa ni la otra. Fuimos el único país de la Unión Euro-pea que tuvo un rescate parcial, tan parcial que no se le llamó rescate, sino que fue una inyección de 100.000 millones de euros. Ahora parece que por fin se puede hablar abiertamente de que Es-paña sí que fue rescatada, pero en aquel momento los términos no estaban tan claros. En cual-quier caso, las condiciones para nosotros fueron distintas.

Presente, pero no perteneciente: Desde el año 2010 España es país invitado a las cumbres del G7. Nuestras cifras ni de lejos dan para ser parte del G7, pero España quiere estar ahí, aunque sea de prestado, aunque sea de espectador. El caso es estar, aunque sea estar por estar, aunque sea sin tener nada que aportar, pero el caso es estar. Esto explica muchas de las prácticas que te-nemos a veces por querer aparentar.

Algunos escriben libros haciendo ligeras referencias a esto.

También puedes leer el libro de Jose María Íñigo y David Zurdo, “Chupa la Gamba“

Somos una nación extraña y deberíamos empezar a ser conscientes de ello, porque nos ayudará mucho para encontrar nuestra identidad y ponernos a trabajar en ellos desde ya.

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Yo no creo que sea el país de la pandereta, sino el país de la paradoja.

Spain is Different, pero literalmente

Y otro asunto más que debemos resolver cuanto antes. España se queda sin la cantera de adoles-centes que debiera ser la esperanza de este país. En este momento España es el país con menos adolescentes (10 a 24 años) de todo el mundo y también cuenta con una de las tasas de natalidad más bajas que podamos ver en toda la geografía global.

Y otro dato escalofriante:

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¿Qué es un país sin jóvenes?

El 60% de los jóvenes españoles planea de alguna manera emigrar al extranjero, bien sea mediante becas, oportunidades de trabajo o cualquier otra opción.

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Lo preocupante no es que tengamos una población insosteniblemente envejecida, sino que quere-mos seguir manteniendo nuestras fronteras bien definidas, ataviadas y cerradas.

Creemos que nuestro país empieza en Perpinyán y termina en Gibraltar, pero no entendemos que for-mamos parte de un proyecto mucho más grande. Si hablamos de lo tangible, podríamos decir que formamos parte de Europa, (que también necesita aclararse un poco). Pero si hablamos en otros tér-minos comprobaremos muy pronto que en nuestro caso las fronteras tendrán menos sentido.

Lo mejor de todo es que esto tiene solución, pero aún somos un tanto inmaduros políticamente ha-blando y eso hará que no nos demos cuenta hasta que quizá sea demasiado tarde. Necesitamos un cambio en esto y es una circunstancia especial que forma parte de la paradoja española. No pode-mos tomar ejemplo de nadie.

¿Tú cómo resolverías el problema demográfico en España?

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España posee algunos de los rincones con menor densidad de población mundial.

LOS NIÑOS COMO PLAN DE FUTURO