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96 las artes y los días parajes mirador

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96 las artes y los días parajes

mirador

En el enclave de casas blancas que el via-jero divisa entre los montes cuando tran-sita por la autovía de Granada-Guadix-Almería y cruza los llanos de LaCalahorra, o cuando baja hacia el Mar-quesado del Cenete desde el puerto de laRagua, aparece Charches a lo lejos comoavanzadilla humana en un paraje semide-sértico. Visto desde cerca, encontramosunos insospechados paisajes que la natu-raleza esconde entre viejas montañas.

Su geografía

Ya en el pueblo, las calles invitan a subirsu cuesta hasta alcanzar ese lugar desdeel que contemplar el espectáculo de Sie-rra Nevada. Desde allí divisamos todauna arista montañosa: el Mulhacén, elPicón de Jérez, el Cerro de San Juan, elMorrón, el Chullo, y el Almirez, torreo-nes de la imponente muralla que cobijabajo su cara norte a las poblaciones gra-nadinas de Lugros, Policar, El Marchal(en la parte occidental) a Cogollos, Al-buñán, Jérez del Marquesado, Lanteira,Alquife, La Calahorra, Huéneja, Fiñana,Abrucena (en la parte oriental; éstas dosúltimas pertenecientes a la provincia deAlmería). Un lugar como éste no pudopasar desapercibido para tantas genera-ciones del pasado. Los restos que nos lle-gan refuerzan la teoría de que éste fueraun lugar apreciado para la huida, para es-conderse, para vigilar y quizás hasta paraorar.

Charches se encuentra entre los cua-tro pueblos más altos de España (Gra-nada, 1.428 metros), Su ubicación sehalla en el pasillo transversal que une elsurco intra-bético con el litoral alme-riense por Fiñana y la rambla de Gérgal,en la alineación Baza-Filabres en las fal-das de la sierra de Baza, dentro del Par-que Natural. Se trata de una comarcaagricola-ganadera, forestal y minera,

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Charches, de Sierra Nevada

Texto: FRANCISCO ROMACHO LÓPEZ*Fotos: ANTONIA FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ,

MANUEL GÓMEZ GARCÍA,EDUARDO MARTÍNEZ SÁEZ Y

EDUARDO NOGUERAS OCAÑA*

desde donde se observa toda la cara nortede Sierra Nevada. La visión es impo-nente, pues se puede abarcar toda la cor-dillera en una sola mirada. A sus espaldasemerge la Sierra de Baza”, menos im-presionante por sus modestas altitudes, sitenemos en cuenta que el punto máximode altitud de la Sierra de Charches es lacota de 1.839 metros (Cerro Grande).

La Sierra ha sido un espacio pobladodesde antiguo como lo demuestran losrestos del Paleolítico localizados en elmonte Jabalcón, donde se encuentranrestos de este tiempo en sus cuevas. Elmás importante hallazgo arqueológico dela comarca, es la “Dama de Baza”, es-cultura Ibérica del Siglo IV a.C. encon-trada en 1971, que se encuentra expuestaen el Museo Arqueológico Nacional deEspaña en Madrid.

Además del núcleo, existen gran can-tidad de cortijos actualmente despobla-dos y en estado ruinosos en su mayorparte, en otro tiempo habitados pero queno sobrevivieron a la pobreza de su agri-

cultura, las dificultades de las comunica-ciones y al abandono, lo que llevó a suspobladores a la emigración en las déca-das de los años 60 y 70 del pasado siglo.Algunos de ellos son: Cortijo de Sola-naza, Barranco Hondo, Poco Pan, Ce-loso, Cortijillo, El Ciervo, La Esperanza,La Fraguara, La Venta de la Trinidad (enla cual quedan algunos habitantes) o laRambla del Agua, que en 1.852 se se-gregó del municipio de Dólar para ane-xionarse a Charches. La Rambla delAgua está enclavada en un pequeño vallede unos 8 kilómetros de longitud, que re-corre el río que le da nombre. Su tér-mino, surcado por numerosos arroyuelosy fuentes, comprende una veintena decortijos. A unos tres kilómetros del pue-blo existe un manantial de aguas ferrugi-nosas conocido como Fuente Agria.

La zona es rica en minas. Ha habidoexplotaciones en varios puntos: hierro yamianto en Las Terreras, talco en Los Pe-dregales, en minas del Jaboncillo, cristalde roca, en el cerro del Lastonar y már-

mol en Piedra Zorrera. Ésto propició sinduda la prosperidad de la zona pues en1855, según el censo de la Diócesis, laRambla del Agua contaba con más habi-tantes que el propio Charches y teníaiglesia con párroco.

La despoblación que padeció la zonaen los años sesenta, redujo su poblacióna unas siete familias, pero durante estosúltimos años, la mayoría de estas fami-lias han recuperado y rehabilitado suscasas para fijar su residencia definitiva oestacional.

En los años 70, el ayuntamiento deCharches arrastraba una deuda de ocho-cientas mil pesetas y según un decreto,todo ayuntamiento que no tuviese sane-ada su economía tendría que anexionarsea otro que no la tuviera. En un principioCharches quiso volver a su primera de-pendencia, La Calahorra, pero no pudoser así al no poder ésta hacerse cargo dela deuda más tres sueldos de funcionariosmunicipales del ayuntamiento. Otra op-ción era el ayuntamiento de Gor, pero el

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mal acceso hacia éste hizo que final-mente Charches se uniera a Alcudia yExfiliana, perdiendo entidad administra-tiva como municipio independiente paraformar el actual municipio de Valle delZalabí, por decreto del Consejo de Mi-nistros de 12 de octubre de 1973.

Charches es el único pueblo quequeda dentro del Parque Natural de laSierra de Baza (situado al oeste de la pro-vincia de Granada) con su acceso por elSur.

Flora y fauna

La soledad de sus parajes y la inaccesi-bilidad de sus cumbres proporcionan unhábitat ideal para las aves rapaces, comoel azor, el águila perdicera, el águila real,el búho real, entre otras especies de aves,y abundan también pequeños mamíferoscomo la garduña, el gato montés o eltejón. Los sotos de los ríos proporcionanel único biotopo húmedo de la sierra. Enellos abundan otros animales como larana común, la culebra de agua y la mu-saraña común.

En cuanto a la flora, es digno de men-ción que la vegetación cambia conformeascendemos en altura, estando condicio-nada por la temperatura, humedad y ri-queza del sustrato. Las zonas más bajasestuvieron ocupadas por encinares. Lastransformaciones agrícolas para el cul-tivo de cereales en secano, llevaron a una

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Doble página anterior : Vista de la prodi-giosa panorámica de Sierra Nevada de

la que goza el pueblo de Charches, en lazona Noreste de la provincia de Gra-

nada.

Página anterior : El aglomerado de casasde este pequeño núcleo urbano ase-

meja una composición cubista.

En esta página, arriba derecha: Muestrasde la variada fauna de este paraje singu-lar, donde abunda la caza, debido al grannúmero de especies disputadas en este

deporte.

Abajo: Espectacular imagen del pozo delas minas a cielo abierto de Alquife tras

una tormenta, cuyo fin anuncia con pro-piedad la aparición del arco iris.

intensa deforestación (apenas quedan al-gunos pies relícticos). En las zonas mon-tañosas se localiza un matorral espinosocon una escasa cubierta arbórea que con-tiene algunos pies de arce (Acer opalusgranadense). Dada la abundancia deplantas aromáticas, fueron explotadaspara la extracción de sus esencias muyapreciadas para la elaboración de perfu-mes y colonias. Ya en tiempo de los ára-bes eran utilizadas como plantasmedicinales y aromáticas (tomillo, sal-via, lavanda, zahareña, romero, mejo-rana, gayuba, majuelo, gordolobo,enebro, endrinos etc.). Sin embargo, lamayor superficie corresponde a repobla-ciones de pino laricio, pino carrasco ypino negral, acompañados de un estratoarbustivo de sabinas y enebros.

El Parque Natural tiene actualmenteun carácter eminentemente agropecuarioy forestal, pero la principal fuente de re-cursos es la ganadería, la superficie de-dicada al uso agrícola es pequeña(cereales, almendros de secano y peque-ños huertos en las riberas de los ríos). Lacaza constituye asimismo uno de los ma-yores aprovechamientos del Parque. Aun-

que la caza de la perdiz y el conejo handisminuido considerablemente, la cazamayor ha pasado a ser muy popular des-pués de que la sierra se hubiera repo-blado de jabalí, ciervo y cabra montesa.En la actualidad se organizan cacerías,tanto monterías, como batidas o ganchoscon perros.

En la época hispano-musulmana,Charches era prácticamente un encinar.Parte de este encinar se fue degradandopaulatinamente hasta llegar a convertirseen un espartal. El encinar padeció muchoel ataque humano. La falta de combusti-ble en otra época hizo de la madera deencina, la ideal para leñas y carboneo.Hoy en día quedan pequeños reductos deeste encinar-chaparral protegido por laadministración. Un encinar no desapa-rece de pronto sino que suceden diferen-tes etapas en las que va cambiando lavegetación. Cuando se tala un encinarqueda un chaparral, si éste se degradaaparecerá un retamal, y si se recortan lasretamas se instaurará un espartal que eslo que ha ocurrido en esta zona.

Desde 1850 el esparto es un capítuloimportante en la historia de Charches y

en los años de 1930 a 1960 Charches fueuno de los pueblos más ricos de la co-marca de Guadix. Durante muchos añosla superficie dedicada al esparto fue unade las más importantes de España. Lasgrandes cantidades de esparto se trans-portaban al extranjero a través del ferro-carril hasta Almería y después por víamarítima hasta Inglaterra y otros países.Ésta era también una materia prima utili-zada para la fabricación nacional depapel; todavía hoy hay personas que lotrabajan en el pueblo. Con él se han ela-borado principalmente espuertas, agua-deras, serones, jarpilas, entre otroselementos de uso doméstico o agrario,aunque también ha tenido usos medici-nales. El uso del esparto como abortivose descubrió a través de los animales; seobservó que las cabras preñadas aborta-ban cuando bebían el agua donde sehabía cocido el esparto antes de ser tra-bajado. Posteriormente experimentaroneste efecto sobre mujeres embarazadasobservándose el mismo resultado. Otrasaplicaciones usadas en veterinaria eranpara curar la pulmonía de los animales.También se aplicaba como anti diarreico

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Arquitectura

Referente a la vivienda cabe resaltar queen tiempos de al-Andalus las casas ocu-padas por los andalusíes eran pequeñas ysus habitaciones reducidas. Los cristia-nos comenzaron a construirlas más am-plias. La construcción de viviendas seasemeja bastante a la de las zonas mon-tañosas marroquíes. La cubierta del “te-rrao” es de “launa” como las viviendasdel Norte de África, después se introdujola teja, aunque prevalecía la construcciónde tradición morisca de Las Alpujarras.Lo que tradicionalmente se hacía era le-vantar las paredes maestras con barro ypiedra. La viguería se hacía con troncos–ya que tenían que soportar mucho peso–y después se cubría todo con una capa debarro que servía de base a la pizarra.

Cada año, en el mes de septiembre, losvecinos traían a lomos de sus bestias, enserones terreros, esa tierra impermeablepara suplir el arrastre producido por lalluvia y la nieve de todo un año.

En Charches, el primitivo asenta-miento árabe fue construido en la cimade la colina, pero tras la expulsión de losmoriscos los repobladores construyeronen la parte baja.

Charches comienza siendo parroquiaen 1760. En la iglesia parroquial existepila bautismal. Las ermitas de la Rambladel Agua y Raposo carecían de ella, porlo que para recibir el sacramento del bau-tismo debían de trasladarse hasta Char-ches. Tanto la iglesia como la ermitadependían de la diócesis de Guadix.Antes de la Guerra Civil poseía la torrede la iglesia dos campanas, una de las

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Arriba: Vista del Castillo de la Calahorra,fortaleza y residencia medieval, testigo delas últimas tensiones que vivió la zona du-rante la rebelión de los moriscos.

En esta página: Imágenes de los cortijosque quedan en la zona (la mayoría deellos ya en estado ruinoso) que eran muyproductivos gracias a la riqueza mineral yvegetal: I: Cortijo del Raposo. 2: Cortijodel Raposo y ermita. 3: Cortijo de Abena-jara. 4 y 5: Cortijo de Almarza.

cuales era de gran tamaño y fue expo-liada a no se sabe dónde. Se dice que eltécnico que debía llevar a cabo su fundi-ción, al ver su gran valía, desistió de ha-cerlo, y desde entonces se desconocecuál fue su destino. Según los testimo-nios de comerciantes y viajeros sólohabía otra parecida en Toledo. Esta cam-pana, cuando daba la Hora del Ángelus alas doce de la mañana, su sonido se podíaoír en la cortijada de la “Erihonda”, aunos 7 kilómetros

En tiempos de al-Andalus

Cuando se desintegró el Califato surgie-ron diversos reinos, siendo la tónica do-minante las luchas por la hegemonía y lasguerras. A pesar de ser pequeños reinos,tuvieron un desarrollo económico.En elcaso de Granada y Almería, éstas queda-ron reducidas a comarcas, pero con pesoespecífico en el comercio mediterráneo.En circunstancias tan especiales, dondede pronto un reino era absorbido por elvecino, para después renacer de nuevo,tenían gran importancia las fronteras.Estas comarcas proporcionaban a los mo-narcas los ingresos necesarios para hacerfrente a los gastos del reino y para pagara los cristianos las llamadas “parias”. Porello, en muchas taifas se luchaba porarrebatarle al vecino una pequeña co-marca, o una alquería, que tuviera recur-sos. Así se puede ver entre las taifas

almeriense y granadina a lo largo de todoel siglo XI.

Al poco tiempo de subir al trono deGranada el nuevo soberano zirí AbdAllah en el año 1073, éste tuvo que tran-sigir con Ibn Sumadith (rey almeriense)El gobernador de Baza pidió apoyo a IbnSumadith, pero esto tenía un elevadocoste político ya que Almería, como las“taifas” de Jaén y Murcia, estaba intere-sada en la posesión de la comarca deBaza.

Ibn Malham (el caíd –el gobernadorde la ciudad de Baza– de dónde procedela palabra “alcalde”) viendo peligrar susituación ante el ataque de sus súbditos,se sometió al soberano de Almería, esta-bleciéndose una especie de protectorado,lo que permitió que conservara el cargode gobernador. De este modo, Almeríatenía bajo su influencia y poder toda lacomarca de Baza, con lo que dejaba aAbd Allah sin una de las zonas de mayorpeso económico del reino. Todos ataca-ban a Granada, aprovechando la minoríade edad del rey zirí. Las tropas almerien-ses se apoderaron del castillo de Siles (seadmite que esta fortaleza se refiere allugar de Charches), dejando toda la zonadel Cenete y Guadix a merced de Alme-ría. La fortaleza de Siles era uno de loscastillos del Cenete con mejor posiciónestratégica, puesto que dominaba la lla-nura y controlaba el paso hacia las tierrasde Gor y Baza. Su posesión suponía el

control de los caminos de Guadix a Bazay de Guadix a Almería.

Ya fuera por haber aprovechado unatregua en su lucha contra Sevilla, o por laacción de ciertos castillos en aquella co-marca, el zirí pudo lograr un triunfo enlas tierras alpujarreñas. El hecho fue queconsiguió adueñarse del castillo de SantAflay ubicado en Félix, cerca de Almeríay objeto de trueque por el castillo deSiles, fue un enclave importantísimo enlas luchas fronterizas entre Granada yAlmería. Charches, con su castillo deSiles, fue un enclave importantísimo enlas luchas fronterizas entre Granada yAlmería.

A finales del siglo XV nos encontra-mos con la sierra musulmana de “Chal-cha”, por donde los andalusíes de Guadixpasaban a Baza cuando esta ciudad es-taba sitiada por los Reyes Católicos. Porél conectaban las dos grandes ciudadesdel reino del rey Zagal, por medio delmoro Tarire, que luego prisionero sechivó a los cristianos. Se venía de Bazapor el Barranco de los Negros, la Sierrade Chalcha y luego por el río del Oso(Rambla de Charches) se bajaba a Gua-dix.

Entre 1550 y 1560 no cabía estable-cer gran diferencia racial entre la pobla-ción morisca y cristiana vieja. En estasmontañas se establecieron los Gafis, queeran moros de África, hombres de guerray campo. El morisco tenía fama de horti-

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cultor y era muy superior a los cristianosviejos, cultivadores de cereales y de tie-rras de secano.

Por otra parte, Charches perteneció ala taha del gobernador del Marquesadodel Cenete, que era Juan de la Torre, ve-cino de Granada y alcaide de La Calaho-rra. (Cada taha estaba constituida porvarios lugares y cada lugar por varios ba-rrios y éstos separados por cortijos).

A finales de 1568 se alzaron los mo-riscos en levantamiento. Las Alpujarrasfueron las primeras en levantarse, se-guida de la taha de Jubiles, seguida de lade Guadix, Almuñecar y el Marquesadodel Cenete. Este levantamiento fue sofo-cado por las fuerzas de Felipe II. El reyde España mandó edictos a todos los lu-gares de la Península Ibérica, prometién-doles tierras. Los nuevos pobladoresvenidos de Castilla, Aragón, Murcia yGalicia para recuperar las tierras que ha-bían ocupado los moriscos, eran de talpobreza y mal acomodo que llegaron aenfermar unos tres mil emigrantes. Los

pobladores fueron hasta ocho mil dos-cientos, en un área que comprendía dos-cientos cincuenta y ocho pueblos.

La repoblación cristiana

La gran cantidad de fuentes en Charchesfue un excelente reclamo para el asenta-

una profundidad de 100 metros resul-tando muy difícil introducirse en ella.(En la actualidad se está explotando unacantera de piedra dedicada al revesti-miento de fachadas).

En los años 60-70 la gente de Char-ches tuvo que emigrar a Cataluña, Ale-mania, Alicante, Murcia, Jaén y Córdoba.A partir de los años 90 se produjo unaemigración para trabajar en la hosteleríahacía Cataluña. En la actualidad el pue-blo de Charches no tiene que emigrar,todo ello debido a la existencia de trabajoen la zona como son: la siembra y cortede lechugas en el llano, las granjas de po-llos, personal de Infoca, canteras de pie-dra, construcción, trabajo deconservación de montes, entre otras acti-vidades.

Breve apunte de sugastronomía

Su gastronomía tiene fama tanto comar-cal como provincial. Son actuales comoantiguas las matanzas de cerdos recono-cidas por lugareños y visitantes. Son fa-mosos sus chorizos, morcillas, butifarras,la olla matancera, el potaje de garbanzoscon gurullos, las migas, las tarbinas, losmeneaos, las gachas, los andrajos y losricos postres como los roscos fritos, lospestiños, los panecillos de huevo y losbuñuelos.

El pan se hace a estilo artesanal conhorno de leña a estilo moruno, muy apre-ciado por los pueblos de la comarca.

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* FRANCISCO ROMACHO LÓPEZ

es Cronista

Bibliografía

FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Antoniay GÓMEZ GARCÍA, Manuel. Char-ches, Mirador de Sierra Nevada.(Ayuntamiento del Valle del Zalabí,marzo 2001).

RUZ LÓPEZ, Manuel. Wadi-as. Revistade Guadix y Comarca Nº 74.

miento de repobladores en esta zona. Acada familia se le entregaría, a cambio depagar un canon, un lote de bienes, quepor darse en sorteo se les llamaron “suer-tes”. A Charches le fueron dadas doce“suertes”, ocupadas por familias en sumayoría pastores. Dentro de cada“suerte” entraba vivienda, arboleda y tie-rras de cultivo. Hoy todavía perduran enCharches “doce tandas de agua”, corres-pondientes a cada suerte, veinticuatrohoras de agua.

En los años 1845-1850 PascualMadoz describe a Charches como “unacortijada que junto con la de El Raposoy Rambla del Agua forman ayuntamientoen la provincia de Granada (12 leguas)partido judicial y diócesis de Guadix. Si-tuado en la falda meridional de la Sierrade Baza casi al frente de la villa de LaCalahorra de la que depende de lo ecle-siástico. Hay una ermita servida por unteniente con residencia en Charches y es-cuela de primera enseñanza. Tiene te-rreno quebrado con poca agua, maíz,

excelentes pastos, ganado lanar y ca-prino. Entre El Raposo, La Rambla delAgua y Charches suman una poblaciónde 658 habitantes”.

Hace unos 30 años se descubrieronalgunas cuevas con estalagmitas y esta-lactitas como la llamada Mina de Hono-rio y la Sima del Cerro Grande. Tiene

Página anterior : Imagen de su variada orografía, que se despliega desde sus abruptas montañas por la-deras y planicies donde se cultivaba el esparto y otras plantas de uso industrial.

Abajo: El progreso ha traído hasta estas tierras nuevos recursos económicos como se muestra en estaplanta eólica.