Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

download Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

of 60

Transcript of Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    1/60

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    2/60

    - 1 -

    Retratos de una isla

    Manuel Cubero

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    3/60

    - 2 -

    Ttulo original:Retratos de una isla

    Manuel Cubero

    Diseo de portada: Literanda, sobre un leo de W. Turner, Fort Vimieux, 1831

    Manuel Cubero

    de la presente edicin: Literanda, 2015

    Este libro est registrado en Safe Creative con n 0911265017132. Todos los

    derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin expre-

    sa de los titulares del copyright la reproduccin total o parcial de esta obra por

    cualquier medio o procedimiento.

    Ms ediciones en www.literanda.com

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    4/60

    - 3 -

    LA MIRADA DE UN NIO

    Imagino, seor Ogirando, que esto de buscarme a m, precisa-mente a m, es cosa de alguno de esos compaeros de correras que,hoy da, andan por las tierras gaditanas con sus galones ganados a

    pulso. Y bien ganados, por cierto. Pero si es por hacerle un favora mi Isla, y para que sepan por esas tierras de Dios lo que sta fue

    mientras el francs asomaba los bigotes a nuestros caos, sea. Aqume tiene.

    Benito Fopiani, hijo de Servando Fopiani, miliciano volunta-rio, e hijo de marino voluntario. Ese soy yo. Mi palabra le informarde cuanto usted tenga a bien preguntar. No ser yo quien se arredre ala hora de decir lo que pienso, lo que vi, o lo que viv. Nunca escurrel bulto y no lo voy a esconder ahora.

    Si cuando tuve miedo, me lo tragu porque no tena otra cosaque comer. Y si, como mi padre, mi sino es acabar alimentando alos peces, tiempo vendr en que mi hijo se coma al dichoso pez queengord a mi costa. Dicho esto, si fui valiente ante las bombas ene-migas, no ser una pluma el arma que meta el miedo en mi cuerpo.A pesar de mi humilde origen, yo aprend a usarla, la pluma, digo.

    Y la conozco, la conozco bien. Aunque tenga doble filo, el dao queproduce ms depende de quien la usa que de ella misma. Y no meparece usted de los que hacen uso torcido de ella. O eso o al seorAlcal Galiano, que lo conoce bien. Vaya, que en esta tierra todo sesabe, y ms de una fiesta se corrieron juntos ustedes por las tabernasdel Ppulo.

    Pregunte, pregunte. Y comencemos ya con lo que nos ha reu-

    nido en esta taberna. Aqu donde me ve, no piense que fui un locodesquiciado, ni cosa por el estilo. Ms sentada tuve la cabeza que

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    5/60

    - 4 -

    muchos de los que presumen de gente seria y cultivada. Y buenaparte puso en ello mi madre que en gloria est. Mujer fajada en milnoches de hambre y soledad, estaba empeada en que yo no saliese ami padre, que si fue honesto y su vida se apag heroicamente, no es

    menos cierto que el honor no llena el estmago de los pobres. Y asnos fue, que si no es por los amos, hubisemos sabido de hambres loque no est en los escritos.

    Que, entre tanto marino y tanto maestro artesano como hay enesta Isla de Len, si quieres ser algo, tienes que conocer las primerasletras y las cuatro reglas repeta mi madre una y otra vez. Y sabede una vez, hijo mo, que la honra sin letras tiene poco porvenir entre

    los escasos de fortunaY aqu me tiene usted, que fueron cuatro aos de aprendizaje,

    encerrado en una habitacin tardes y ms tardes, aprendiendo lasletras bsicas y las cuatro reglas hasta ser capaz de redactar una com-

    posicin sobre los sucesos que estbamos viviendo por aquellos l-timos aos del siglo pasado. Y no deba de tener mala pluma cuando

    el seor Cayetano, despus de corregirme la ortografa y poco ms,copiaba de su puo y letra mis escritos para rubricarlos con su nom-bre. Que eso es lo que haca el puetero.

    Luego, tomaba el documento, lo presentaba a su amo como sise tratase de un informe personal a propsito de sus vivencias porlos tabucos de la Isla y all que se embolsicaba sus buenos cuartos ami costa. No se me va del pensamiento la vergenza que pas el da

    que su amo me mostr uno de aquellos papeles y, para comprobarmis progresos, me lo dio a leer en voz alta. Como me lo conocade memoria, lo le tan de corrido que el amo nos felicit a los dos:a uno por buen maestro y al otro, por mejor alumno, con lo que su

    primer asomo de temor ante mi posible reaccin qued borrado porla satisfaccin de verse ensalzado ante todo el personal de serviciode la casa.

    A partir de aquel momento, se tom como asunto personal, enlugar de poner sobre el papel sus vivencias de aquellos das, el rela-

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    6/60

    - 5 -

    trmelas de punta a rabo con el fin de que fuese mi pluma la que die-se buena cuenta de ellas, cosa que le resultaba mucho ms cmoda.Y amparndose en la doble felicitacin de su amo, ale:

    Escribe sobre esto que te acabo de referir, que un escribano

    que se precie, debe de saber contar y comentar cuanto llegue a susodos.

    Luego, para hacerme ver lo importante que es esto de or todolo que se mueve a nuestro alrededor, iban los dos, el maestro y mimadre, y me aconsejaban:

    Hijo, hay que estar en el mundo y aprender lo que ste nosensea.

    Cosa que yo, a pesar de las pocas luces de la infancia, no acabnunca de comprender. Si no, a cuento de qu vena que luego detan categrica afirmacin sobre las enseanzas del mundo me man-dasen al desvn con la excusa de practicar la escritura o, lo que eraan peor, a averiguar cuantos pasos tena que dar para recorrer de

    punta a rabo la calle Real sabiendo que cada paso mide?

    Bueno, qu le voy a contar de la ciencia que usted no sepa. Elcaso es que me tena que poner a hacer unas cuentas que maldita lagracia que me hacan mientras la Isla bulla en las calles como lasangre de los que, slo unos aos despus, bamos a entregarla, allmismo, por culpa de unos cobardes tan llenos de miseria por dentrocomo de oros por fuera.

    Quien quiera saber cunto mide la dichosa calle, ms larga que

    un da sin pan, que se dedique a andarla y desandarla y cuente los pa-sos que hay, me repeta intentando justificar mis fugas por la ventanatrasera en busca de aventuras propias de mi edad. Que a m, lo queme iba era buscar el aire libre, jugar con los amigos que nada sabande letras y andaban a la que saltase. Amigos que, en su libertad de ni-os ociosos, se movan ms que un garbanzo en la boca de un viejo:de los esteros al teatro Cmico la Casa de Comedias lo llamamosalgunos, de all al castillo de San Romualdo, y luego, a donde hagafalta y suene un real. As, cada da le daban diez vueltas a la Isla, que

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    7/60

    - 6 -

    era como drselas al mundo entero. Ellos s podan decir que estabanen el mundo y aprendan de l.

    Anda chavales, que sabis ms que los ratones colorados de-ca ms de uno de aquellos encopetados marinos cuando, involunta-

    riamente, se converta en testigo de nuestras correras.Y, ms de una vez, tambin se convirtieron en vctimas de nues-

    tra miseria que, cosas de la inocencia, se transformaba en picarda.Sabios en lo suyo, pero confiados en nuestra imagen, algunos

    de aquellos ilustres prceres cayeron como pardillos ante nuestrosprimeros devaneos comerciales. Que ms de uno nosotros, hurfanopor mor de las innumerables guerras que llevaban a nuestros paisa-

    nos a los ms lejanos rincones de la mar, bien pocas posibilidadestena de llevarse un mendrugo a la boca si no era jugando con algode picaresca y un poco de lo ajeno. Que, como dijo un viejo marino,ms isleos hay en las profundidades del Cabo San Vicente que enlas calles de la villa.

    Y, a propsito de ese dicho, ya nos gustara a ms de uno saber

    de nuestras tornadizas amistades: vea si no cmo nos abrazan hoylos ingleses cuando an le huele a alguno de ellos la mano a la pl-vora que mat a nuestros padres all por las costas de Trafalgar.

    Pero escuche bien, amigo, no es esto lo ms doloroso. Que sonprecisamente esos seores de librea, misa y comunin, cuyas mesasestn atestadas de comida gracias al dispendio y al latrocinio de la

    plata de Indias, esos seores en cuya mesa no falta un faisn; quie-

    nes, mercadeando con unos y otros, cambian de amistad enviando ala muerte a los desheredados, a los pobres de alma y reales. En pocas

    palabras: a los padres de quienes por aquellos primeros meses de laCasa de Comedias picardeaban con lo poco que caa en sus manos

    para poder llevarse un mendrugo a la boca. Y encima, deban sopor-tar impvidos y descarados sus dudas:

    Habr que ver de dnde lo habis sacadoEsa es otra. Si robas, que sea mucho. As llegars a ser un caba-

    llero. Que para morir defendiendo nuestra tierra, ya estn los parias

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    8/60

    - 7 -

    que no la tuvieron ni para su descanso eterno. Entre ellos y cuatrovalientes de verdad fueron quienes salvaron los muebles de este rei-no que, por mor de tanto traidor, se hallaba reducido a esta Isla y

    poco ms. Por mi amo de aquel entonces, y por lo que poda entender

    de cuanto all se hablaba, supe que ms de un barco deba de partira la lucha armado, costeado por sus propios capitanes mientras se

    perdan los tesoros de Amrica Dios sabe dnde.Y mientras, aquellos miserables, reclutados a la viva fuerza y

    sin un cuarto que enviar a las mujeres, daban sus vidas con la hom-bra y el valor de quien, como nada tiene que perder, nada le importaperder lo poco que tena: la vida.

    Mi padre anda voluntario en la flota y sin mandar un real acasa. Y mi madre me ha enviado aqu a vender lo poco que nos queda

    recuerdo que deca, un da, un cro de mi edad, mientras trataba deesconderse de un seor que no paraba de rebuscar entre los objetosque un compaero de fatigas venda por los alrededores de la Huertadel Diablo.

    Yo, que de no ser por la gratitud de mi amo, tambin andara delleno entre hambrunas y miserias, me haca de nuevas:Entonces, por qu te escondes? pregunt.T ves a ese seor, con toda la pinta de caballero honrado?

    Pues ni pizca tiene de vergenza. Si se encapricha de alguna de lascosillas que vendemos, dice que se la hemos robado. Y no es eso lo

    peor, que puesta la justicia a decidir, entre un infeliz como yo y un

    granuja con pinta de caballero fcil es acertar a quien le dar larazn.

    No estoy muy seguro de que me dijese la verdad, pero lo que ss es que era listo, o no? Y aplicndose aquello de que quien robaa un ladrn tiene cien aos de perdn, tampoco era demasiado gravesi el chaval se haba apropiado de lo que sobraba a un fantoche deaquellos.

    Claro que, puestos a desconfiar, yo tampoco estaba muy segurode las intenciones del seor Cayetano con su mana de ponerme a

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    9/60

    - 8 -

    escribir cosas que, desde mi corta e inocente mirada de entonces, al, y solo a l, interesaban Curndome en salud, la verdad es que,

    por los huesos de mi padre que en gloria est, me guard alguna queotra copia de los documentos que entregaba a mi maestro. Si tanto es

    su inters en guardar memoria de estos hechos, algo valdrn, me de-ca yo, que el puetero ms me explota como criado de lo que seramenester para cobrarse sus lecciones, y si algo valen estos papeles...

    Ms an, seor Ogirando, en estos ejercicios que me guard,cuid bien de que quedara constancia de muchas cosas que, por dis-crecin y seguridad de mis orejas, no aparecan en los papeles que

    para mi maestro redactaba. Entre ellas, las que nos traamos Vicente,

    el hijo de su amo, y yo. Esas me las guard. Que por mucha sangreazul que corriese por sus venas, para m, en la inocencia de nio, metema que fuese pura mentira, pues al final, result que es tan rojacomo la ma.

    Sangre azul? S, hombre! Ganas de decir tonteras, porqueyo bien que manch de sangre mi sable de madera con el ltimo

    mandoble que le di recuerdo que respond a mi madre en una de susreprimendas.Y era roja, tan roja como la de este pobre aprendiz de escri-

    bano. Que visto aquello y vistas a la luz de la distancia muchas denuestras viejas correras, an hoy, me sospecho yo que, como decami abuela, ms diferencia hay entre apellidos que entre chiquillos.Y ese fue nuestro caso.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    10/60

    - 9 -

    CONOCIENDO EL DOLOR

    Sin darnos cuenta, con menos barba que experiencia, aquellosnios pasamos de los ficticios juegos de guerra, a la cruda realidadde ver caer a tu lado a compaeros de aventuras que apenas tuvierontiempo de hacerse hombres.

    Porque, como usted sabe, seor Ogirando, unas veces los ga-

    bachos y otras los ingleses, se encargaron de mostrarnos la muertecuando apenas tenamos edad para conocer la vida. Y si a esto uni-mos que las paredes que nos vieron crecer saban ms de sangre ydolor que de riquezas vanas, ya tiene usted el caldo en que se cocie-ron nuestras almas.

    Buen acierto tuvieron quienes a este hmedo terruo bautiza-ron como Isla de Len. Leones fueron nuestros padres y leones fui-mos cuando la vida nos ense a matar a quien, no sabamos por quni para qu, mandbamos al infierno de nuestros mares.

    As, entre sangre y lgrimas, aprendimos a sudar el pan quenos llevamos a la boca. En esta vorgine de muerte y tristezas, honora quien lo merece, una cosa debe tener bien presente, hablar de losamos de mi maestro, como de los mos, es hablar de gente de pelo

    en pecho. Pues aunque, como en tantos otros lugares y momentosde nuestra historia, no solan estar bien avenidos honor y riqueza,nuestros amos eran excepcin de tan comn regla.

    Gente era que dio lo poco, o lo mucho que tena, mientras otros,de ms ilustre prosapia y permtame que no seale persona en quienmuchos ponen sus esperanzados ojos, andaban escurriendo el bultosin merecer ni el agua que beban. Que si hay personas que se honran

    con el apellido, tanto los Lazaga, como los Uriarte, los amos de mi

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    11/60

    - 10 -

    madre, lo hicieron a la inversa: lustre haba en su apellido, y an msle dieron ellos en estos aos.

    Le he dicho ya que los Lazaga eran los amos de mi maestro,el seor Cayetano? Pues s, entre esa casa y la de mi amo, pas ms

    horas de mi infancia que en la calle. Dos familias en las que el valornunca se ech de menos y donde, por eso mismo, ms de una lgrimarod por las mejillas de sus hermosas mujeres.

    Bstele saber, a modo de ejemplo, algo sobre los redaos deDon Juan Jos de Villavicencio, pariente de los Lazaga. Cuenta elseor Cayetano que dos veces cay en manos del enemigo y dosveces tuvo arrojo para drselas con queso al gabacho en menos de

    cuarenta y ocho horas. Que eso fue lo que dur su prisin sumandolas dos veces. Un da dur su primera prisin: lo que tardaron enllevarlo de Ocaa a Madrid. Y apenas unas horas, meses despus, lasegunda: en Barranco Hondo.

    Pero volvamos a mis tiempos mozos. Apenas tena nueve aoscuando vi a mi padre por ltima vez. En casa decan que el seor

    Uriarte nunca pis la cubierta de un barco si l no estaba a su lado.Sus motivos tendra. Segn me cont tiempo despus el maestro,ms de una vez salv su vida el seor Uriarte gracias a quien a m mela dio. Una de ellas, en la campaa de Argel, cuando mi padre apenasafeitaba sus primeras barbas.

    Desde ese momento, santa Catalina al ao siguiente, luego elbloqueo de Gibraltar, Espartel, Estrecho de Magallanes No hubo

    campaa, cientfica o militar en la que mi padre estuviese fuera de lavista del amo. Yo apenas recuerdo de l algo ms que un tremendoolor a mar mientras, cabalgando en su rodilla, rea heroicamentecontra enemigos fantsticos a quienes siempre acababa por doblegarentre los brazos de mi padre.

    Todo se fue al garete en una de aquellas campaas. Era el aode 1797 cuando embarc en el Santsima Trinidad. Un gigante torpey desmaado, al decir del amo. No lo volv a ver. Destrozada y humi-

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    12/60

    - 11 -

    llada por el ingls en el cabo de San Vicente, una tarde vimos asomarpor poniente los restos de nuestra flota.

    Esa noche, al volver a casa, el seor Uriarte arrastraba pesa-damente los pies como si una losa sombra le aplastase el corazn.

    Yo sal volando al encuentro de mi padre. Slo vi la calle vaca. En-tonces regres a la cocina. All mi madre sollozaba sobre el hombredel amo. Creo que no me dijeron nada. Fui yo quien, entre sollozos,

    pregunt:Por qu no vino mi padre?Desde ese momento, pas a ser uno ms de entre los cientos de

    hurfanos que, en la Isla, lloraban cada da la ausencia de un proge-

    nitor apenas entrevisto.Mientras, el dolor ejerca de padre y maestro.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    13/60

    - 12 -

    APRENDIENDO A MORIR

    Embarcado en el dolor, pronto me convert en el terror infantilde la Isla. Mi vida se mud en un sendero encaminado a un solo ob-

    jetivo: vengar la muerte de mi padre. As, cada salida a la calle, cadabatalla infantil, significaba una lucha a muerte contra m mismo paraser el primero, el ms duro, el ms valiente

    En ese camino, me encontr con el Coquina. Pura mole de car-ne, dura como una piedra. Nuestros choques pasaron a ser un espec-tculo en el que, incluso, llegaron a cruzarse apuestas entre chicos yno tan chicos. Unas veces por juego, otras por algn motivo ms se-rio, montbamos el espectculo hasta que algn seor mayor, arries-gando su espinilla, nos coga de un brazo y nos separaba.

    Pero no vaya usted a pensar que el Coquina y yo ramos ene-migos irreconciliables. Ms de uno se llev la paliza del da por que-rer sembrar cizaa donde slo haba cosas de nios. Como decami madre, aquellos duelos acababan la mayor parte de las veces enun buen tazn de leche calentita. Unas veces en mi casa, otras en lasuya, que tampoco abundaba en nuestras casas el yantar como paraandar siempre con invitados.

    El da que aparezca un invasor, sea gabacho o ingls, os man-do a los dos a la playa: a ver si tienen redaos para acercarse dijoun da el seor Cayetano despus de separarnos en uno de nuestros

    particulares encuentros.Y Vicente No vaya a pensar que era de otra madera. Cuando

    pisaba la calle y escapaba a la vigilante mirada del maestro, su san-gre azul se transformaba en puro fuego. Ms de una vez, ratificando

    la madera de que estaba hecho Lazaga y Alcal Galiano, demostr

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    14/60

    - 13 -

    que no nos iba a la zaga cuando de hacer volar piedras en busca decabezas ajenas se trataba.

    La sonrisa escondida bajo el bigote de su padre mientras nosregalaba la pertinente reprimenda fue testigo, ms de una vez, del

    correspondiente emplaste para rebajar algn que otro chichn.Este nio tiene la madera de sus tos dijo una vez el seor

    Lazaga despus de regalarle, con cierto dolor de corazn, un mere-cido pescozn.

    An recuerdo el da que le abr un piquete con mi sable demadera.

    Carajo! Que me diste. Y bien refunfu sin soltar una lgri-

    ma.Y tambin recuerdo, como si lo estuviese viviendo ahora mis-

    mo, lo que le respond en aquel momento.Antes de dar estocadas hay que saber pararlas.Vino esto a cuento de la que le suministraron, una de aquellas

    noches a un actor por los alrededores del viejo Teatro de Comedias.

    Valiente en el escenario, cuando la mentira se aduea del momento,pero a la hora de la verdad se llev la peor parte, que el enemigocallejero no cobraba salario por pelear.

    Y como nuestro asunto slo era un juego de cros, segn dijola mujer del seor Cayetano cuando nos vio entrar a escondidas paralavarnos los restos de sangre, ah se acab el problema. Si los ma-yores se matan, por qu no bamos a apalearnos nosotros? Y eso,

    aunque ya tuvisemos pelos en las piernas como para andar haciendonieras, en palabras del seor Cayetano

    Vaya mierda! Somos grandes para usar sables de madera ymuy nios para usar los de verdad protest Vicente despus delrepaso que nos dio el maestro

    Aquello sucedi por el tiempo de la Batalla de Algeciras, cuan-do el gabacho era amigo. Alguien nos haba hablado de una granvictoria contra los ingleses. La sentimos tan nuestra que hubo quien

    propuso ir a pie hasta Gibraltar para rematarlos y conquistar el ansia-

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    15/60

    - 14 -

    do pen. Nuestro jefe sera Luquitas, primo del Coquina, que era deSan Roque y estaba por aquellos das en la Isla.

    Yo conozco todo aquello como la palma de mi mano dijo.Entonces t crees que podemos tomar Gibraltar? pregun-

    t.Eso es coser y cantar respondi en plan bravucn. Y si tene-

    mos que morir remach en una premonicin de lo que sucederacuatro aos ms tarde.

    En el Puente Zuazo nos dieron la primera bofetada, se la llevel sobrino del seor Cayetano. Se la dio su to, claro. Y de all, ale,todos a casa.

    Que no est el horno para que los nios andis de fuguitasheroicas dijo despus de darle la bofetada.

    Esa era nuestra pena, que con trece aos, no tenamos edadpara nada. Ni para ser nios, ni para ser mayores. Aunque ests apunto de cumplir los catorce, como yo entonces. Con las ganas quetenamos de enrolarnos en alguna de las fragatas que veamos entrar

    y salir de la Carraca... Sobre todo cuando oamos contar cmo se lastuvo tiesas mi padre con los gabachos en tierras del Roselln.Pero cuando nos tocaba a nosotros, cuando la sangre nos her-

    va en aras de venganza, eso de sois unos cros no se les caa dela boca a nuestras madres. Estaba ya tan manido que llegamos a unacuerdo: en cuanto tuvisemos presencia para engaar a los de laslevas, nos enrolaramos Voluntarios.

    Como usted sabe, la Isla, entonces como ahora, era tierra degentes de mar que, por un bocado y una promesa, pocas veces cum-

    plida, mora y luchaba contra un enemigo creado por quienes, muchasveces, ni moran ni luchaban. Y eso era lo que nosotros mambamosa cada instante. Todas las conversaciones de los mayores trataban delo mismo: de aquellos que, segn deca el seor Cayetano, regaroncon su sangre las aguas de la mar ocana.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    16/60

    - 15 -

    LUQUITAS, EL PRIMER BORRN

    Entre batallitas y batallas pasaron los aos de mi infancia. Yaquella panda de granujillas en que nos habamos convertido, testi-gos de unos cambios que estaban haciendo de la Isla un lugar msimportante de lo que nuestras cortas entendederas desearan.

    Fue el mismo ao que muri mi padre. Meses despus la villa

    se llen de gente de postn, era a comienzos del verano. En el cerrode Torre Alta se enseoreaba de la isla un edificio nuevo que, segndeca el seor Cayetano, estaba llamado a ser santo y sea de la ma-rina espaola.

    Retirados andamios, cascotes y dems materiales sobrantes,apareci en todo su esplendor el Real Observatorio Astronmico deMarina. Eso sera muy grande en la pequea o gran historia de laIsla. Sin embargo, para nosotros, fue ms un inconveniente y un en-torpecimiento del, hasta entonces, indiscutible dominio absoluto queejercamos en los descampados del entorno.

    Seores, criados, marinos y un sinnmero de gentes de la msdiversa catadura se adue de calles y tabernas. Ms de un lupanarsurgi a la sombra de los nuevos dineros que arribaron a la Isla. Y,

    en medio, nosotros. Hurfanos de mil batallas, y con nuestros es-tmagos ejerciendo de testigos, en su hambrienta vaciedad, de unarealidad que nadie quera ver.

    An vestamos en casa el luto por mi padre cuando, dos aosdespus de su muerte, sucedi lo de Algeciras, ya sabe: en unin delos franceses, entonces amigos y aliados, conseguimos una victoriaque, vista desde el da de hoy, pienso que de nada sirvi.

    Bueno, s. Sirvi para que Luquitas, apenas tres aos mayorque su primo el Coquina y yo, ambos andbamos por los trece

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    17/60

    - 16 -

    buscase las vueltas a su madre hasta conseguir que sta aceptase suenrolamiento en la Marina. El Neptuno fue su primer y nico barco.

    Ya soy un hombre le dijo, y si de la mar se puede arrimar undinero a casa, all hay que estar.

    Luquitas, el primo del Coquina, era del Campo de Gibraltar. Selo haba dicho ya, verdad? Para ser exactos, su familia proceda deGibraltar. All vivieron hasta la llegada de los ingleses. Creyendo la

    palabrera vana de unos embaucadores que, de taberna en taberna,pregonaban las grandezas de la flota espaola, fue a dar con los hue-sos en el Neptuno, como acabo de decirle. Salvo la hombra de biendel Comandante Valds, poco ms haba en el dichoso navo.

    Volvi varias veces por la Isla. Una de las ms sonadas fue allpor el 1804. Los nios andbamos por los diecisis aos, ya no ra-mos tan nios. Y Luquitas un marino hasta las cejas. La Isla habacambiado sus ropajes militares por los faranduleros.

    Con la primavera abri sus puertas el nuevo saln de come-dias: el Teatro Cmico. Si bien es cierto que entre los seores Salinas

    y Arenas se las averiguaron bien para que aquel local fuese solo unteatro de comedias, lo que se mova por sus aledaos, las ms de lasveces, no resultaba muy del agrado de la clase eclesistica que diga-mos, al menos de boca para fuera.

    Que si don Pedro de Lima tena sta la lima lo suficiente-mente presta para aliviar determinadas escenas y textos que pasaban

    por su escenario, en los alrededores se mova, amparado en la bulla

    que segua a los espectculos, un ganado que entonces no acabba-mos de identificar.

    Un da nos encontramos con Sixto, el sobrino del escribano,mi maestro. Vena con Luquitas. Estbamos por los alrededores delteatro viendo a los seores principales que entraban y salan. El casoes que nos dedicamos a ir detrs de ellos, rindonos de su manera dehablar, oyendo sus conversaciones y enterndonos de ms de una delas trampas que, entre buenos modales y pualadas traperas al decir

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    18/60

    - 17 -

    del seor Cayetano, se dedicaban unos a otros. Y as, fuimos a darcon uno de sus burdeles preferidos

    Una casa de mujeres malas dijo Luquitas que, a juzgar porlo que dejaba adivinar, ya haba visitado alguno de aquellos lugares.

    Pero ah no podemos entrar los nios respond como adi-vinando las intenciones de una especie de Briareo que se interpusoante Sixto cuando ste se acerc en demasa al portal.

    Entonces Qu hacemos aqu? pregunt Vicente.El caso es que, das despus, aprovechando la distraccin del

    gigantn, nos colamos en el patio que hay a la entrada de la casa.Nos ocultamos detrs de unos sacos que haba amontonados en un

    rincn y, como de vez en cuando se asomaban a la puerta algunas deaquellas mujeres, en su pecaminosa contemplacin se nos pas un

    buen rato hasta que el seor Cayetano entr y salud a una de ellas,que sali a abrirle la puerta.

    A m, en mi inocencia, aquella hetaira no me pareci una malamujer. Al contrario, era joven y guapa. Y lo salud con mucho cari-

    o. Hijo de puta! Vaya suerte que tiene mi to! dijo Sixto.Anda que no est buena!

    Entonces, esa mujer no es mala dije yo.Pues claro que es mala!Pero, no has dicho que es buena?Otro da te lo explico cort Luquitas, sin aclarar nada.

    Mientras tanto, La Carraca no daba abasto a parchear una ymil veces una flota con ms achaques y presencia que peligro para elenemigo. De muestra, un botn: el Santsima Trinidad Para verlo,mire. Lo conoci usted por dentro? Yo correte por su cubierta pocoantes de que se fuese mi padre. Una inmensa catedral pareca aque-lla mole flotante. Cuatro puentes tena. Construido con las mejoresmaderas de Cuba, si majestuosa era su presencia no lo era menos suhoja de servicios, a cada uno lo suyo.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    19/60

    - 18 -

    El Santsima Trinidad haba cumplido sus deberes y bien. Y ensu cubierta, lo mismo hizo mi padre. Dio todo lo que tena, por cier-to. Treinta y seis aos paseando su majestad por los mares del mundo

    pregonaban sus glorias a los cuatro vientos.

    Pero estamos en tiempos de vacas flacas. Y los de 1805 eran devacas famlicas. Ni este navo escap a los tiempos de miseria. Yaera slo un fantasma. Orgulloso, pero un fantasma. Nuestra heroicamarina apenas tena dinero para comprar la plvora de sus caones.Momento hubo en que se levaron anclas con los sollados ms vacosque el bolsillo de un pobre.

    Luquitas, como le digo, se embarc en el Neptuno. All le pi-

    ll lo de Trafalgar. Unos tres aos llevaba enrolado. A pesar de sujuventud, ese s que era un hombre de armas tomar. Y, por si faltabapoco, se la tena jurada a los ingleses por lo de Gibraltar. Esa fue superdicin, con el valor no se come, y menos despus de muerto.

    Despus de la batalla de Trafalgar, el pobre volvi gravementeherido a Cdiz con el Comandante Valds. Slo vivi lo justo para

    contarle al Coquina la putada de los del Formidable y dos o tresbuques gabachos ms. Que algo de eso, no recuerdo si por palabrassuyas o de un compaero, supe tambin yo por El Conciso.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    20/60

    - 19 -

    SIXTO, OTRO ESLABN ROTO

    De lo que sucedi en Trafalgar sabr usted ms que yo, quepara eso su profesin consiste en meter las narices all donde se cue-ce algo. Y si Cdiz es, hoy por hoy, la capital de una Espaa libre, ElConciso, aunque slo sea un humilde peridico gaditano es testigode ello ante todo el mundo. De lo que hoy vivimos por aqu y, de

    camino, de lo acaecido en 1805 en aquel lugar.En Trafalgar. El gabacho, cobarde como nunca, nos dej ven-

    didos como a esclavos enfermizos y moribundos. Sin ir ms lejos,Formidable, mucho nombre para tanta cobarda, emprendi las deVilladiego antes de verse en peligro. Y no fue ese el nico barco ga-

    bacho que abandon el combate, ya le dije. Desde el Bahama, segnme cont un compaero de correras infantiles que se enrol en l,

    pudieron distinguir a algn otro buque francs huyendo de la batallasin disparar un solo caonazo. Cobardes hijos de puta! Eso erannuestros amigos franceses!

    Bien los retrat don Dionisio Alcal Galiano cuando dijo deellos, hablando en plata, que eran una pandilla de ineptos. No tenanni zorra idea de lo que es una batalla naval. Villeneuve el primero.

    Y los del Neptuno, como todos los nuestros, dando hasta la l-tima gota de su sangre por una causa perdida. Al menos nos qued elhonor. Y el respeto de unos oficiales ingleses, todo hay que decirlo,que honrando al enemigo vencido, se rindieron honor a s mismos.

    El mismsimo almirante Collingwood dej buena muestra deello. Conoca usted esa historia? Le cuento en dos palabras. Sabausted qu sable empuaba el Seor Uriarte en Trafalgar? Yo se lo

    voy a decir: el que le regal el emperador de los gabachos. Un sableque, por venir de donde vena, era una joya de valor incalculable.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    21/60

    - 20 -

    Pues conociendo el almirante Collingwood, comandante de lasfuerzas inglesas a la muerte de Nelson, la gran estima en que Uriartetena su sable, mand hacer una requisa hasta dar con l. Inmedia-tamente, se lo devolvi como testimonio honroso de su comporta-

    miento durante el Combate.En qu manos puede descansar mejor que en las de quien lo

    blandi con tanto valor? estas fueron sus palabras al entregrselo.Sixto, el sobrino de mi maestro lo vio con sus propios ojos.

    l tambin cay en manos inglesas y permaneci junto a su jefemientras estuvieron en Gibraltar. Ese es otro. Su mala cabeza, o laamistad con los caldos de Jerez que pareca venirle de familia, dieron

    con l en el Santsima Trinidad en la ltima leva que se hizo por lastabernas isleas antes de partir la flota. Ni el conocimiento del seorUriarte, por muy comandante que fuese le sirvi de nada. Bueno, s.Le sirvi para estar a su sombra durante la batalla. Y conociendo aese hombre, no sabemos si eso era peor que permanecer ignorado,

    pues si el seor Uriarte, haciendo honor a su cargo puso sus reales

    all donde ms peligro haba, su protegido le hubo de ir a la zaga.Con tanta valenta se defendi el Santsima Trinidad frentea los ingleses que los prisioneros fueron tratados como seores porel almirante ingls. Eso dijo Sixto cuando volvi del pen y as loratifica ese sable que yo tuve el honor de acariciar alguna vez.

    Cojo, por mor del servicio a una flota que lloraba su propia mi-seria, y borracho por tradicin familiar, Sixto ms pareca hermano

    gemelo de su to el seor Cayetano, que sobrino suyo. Los pocosdas que pas embarcado entre hambre, miedo, sangre y lucha sincuartel fueron como veinte aos para l.

    Apenas tuvo tiempo de despertar de la trompa que agarr enla taberna de los Diablos cuando se encontr reclutado sin comer-lo ni beberlo. Bueno, beberlo s que lo bebi. Borracho como unacuba estaba cuando entr el piquete en la taberna y, tomando a losdiez o doce bultos que apagaban la sed con ocho copas de ms, los

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    22/60

    - 21 -

    convirti por obra y gracia de las prisas de un sargento en heroicosvoluntarios de la Real Armada Espaola.

    An no se haba despabilado y ya estaba preso y malheridoen un tabuco del Pen. Todo sucedi en un segundo, an no tena

    la mente despejada cuando sonaron los primeros caonazos ampli-ficados por el fuerte viento de levante que azotaba sin compasinlas velas de nuestra flota. Cogida a contramano ms por la torpezay la ineptitud del mando gabacho que por la pericia de Nelson, sevio bloqueada entre los arrecifes de Trafalgar. Acorralada entre elvendaval de levante y la buena disposicin de los ingleses, nuestraescuadra dio sus ltimas boqueadas. Hoy, visto en la distancia, cual-

    quiera dira que tanto Churruca como Gravina fueron profetas en sutierra: los mares de Cdiz. Y an hubo algn valiente, de esos que

    jams salieron de un despacho, que los acus de cobarda cuando ensus palabras slo haba sabidura.

    All slo se salv el honor de nuestros hombres. Unos, hom-bres del pueblo reclutados a la fuerza y mal pagados, si es que haban

    cobrado algo. Otros, unos mandos entre los que no falt quien enlugar de cobrar por los servicios prestados a nuestra flota, puso supropio patrimonio para dotar al barco como Dios manda.

    Mientras, el amigo francs, por llamarlo de alguna manera,daba la espantada y ofreca el trasero, demostrando que su coman-dante tena ms que merecida la desconfianza de que gozaba en Pa-rs.

    Y Luquitas, el amigo perdido, haciendo honor al recuerdo deaquellos valientes que regaron con su sangre una Europa que nuncanos la pidi. An ms cerca, casi muerto en vida, Sixto. Con la ju-ventud y su pierna izquierda perdidos en apenas un suspiro.

    Ajenos al sufrimiento de quienes pagbamos los platos rotos desu incompetencia, unos gobernantes desalmados volvan a cabalgarsobre la inocencia de un pueblo que vegeta, pobre como las ratas.Unos gobernantes que navegan sin rumbo al son que les marca el

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    23/60

    - 22 -

    engao y la falsedad de sus aliados, franceses o ingleses, lo mismoda, que slo miran su propia conveniencia.

    Y en medio de todo, nosotros. Una isla que solo vive, o malvi-ve, de una flota cada vez ms olvidada. Aunque, eso s, requerida por

    quienes ni saben de un palo mayor ni gastaron un real en mantenerlo.En el ltimo escaln, debatindome entre toda esa barahnda,

    yo Con los latines que mi maestro me hizo repetir como si de unpapagayo se tratase y las luces que tena, que no eran pocas al decirdel amo, iba ayudando a subsistir a mi madre con las cuatro perrasque sacaba en el convento de los carmelitas. Monaguillo y aprendizde sacristn, ms de un real se me fue en la Taberna de los Diablos.

    Y no piense mal de los isleos, seor, que la huerta de los Diablos sellamaba aquel predio antes de que el Carmen estableciese su realesen el lugar. Y Taberna de los Diablos se llama el antro que, pared por

    pared con el convento, y sin estar consagrado, sabe ms de vinos quemil sacristas.

    Entre ese tugurio, los ltimos latines del seor Cayetano, la

    casa de los Uriarte donde mi madre era como uno ms de la fami-lia, y el convento del Carmen, fui creciendo. Aprendiz de hombre,sacristn antes de saber cul era mi sitio, y bien parecido al decir dealguna experta en la materia

    Que no es por presumir, pero muy pronto fui llamado al cargode sacristn. Mi predecesor, atrado por las nfulas de riqueza conque se movan ms de cuatro vividores a la sombra de tanto geri-

    falte, record aquellas palabras de Jess, cuando dijo lo de alejade m este cliz. Lo alej tanto de su sitio original que dio con sushuesos en prisin. Escarmentado en cabeza ajena, procur combinar

    pecado, arrepentimiento y penitencia con el debido equilibrio. Sloel atractivo de los buenos caldos de Chiclana y algn que otro des-ahogo en casa de la Pring alteraban mi rutina. Como en la tabernadel Diablo haba buenos precios y confianza, acab por convertirseen una segunda morada y, al miso tiempo, lugar de aprendizaje. Que

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    24/60

    - 23 -

    entre rufianes, secretarios, soldados y dems estamentos, aquello eraun mundo en miniatura

    El caso es que antes de que me diese cuenta, llegaron los aosen que las caas del norte se volvieron lanzas.

    Comenzaban a vivirse tiempos an ms revueltos que los vivi-dos hasta entonces. Acostumbrados a ir de mal en peor, comenzamosa pisar de charco en charco sin acabar de comprender por qu aquelsendero nos llevaba del hambre a la miseria mientras los responsa-

    bles de la cosa pblica parecan andar como locos sin norte.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    25/60

    - 24 -

    MI MAESTRO

    En los momentos de calma, si es que los hubo alguna vez enesta Isla, nuestras calles hervan como boca de hormiguero. En con-traste, perderme por las huertas del Pedroso y alrededores era comodescubrir un mundo en calma slo roto por bandadas de pajarillosque burlaban las burdas defensas protectoras del trabajo de aquellos

    infelices hortelanos. Un ejrcito de espantapjaros y dems fantochesvestidos con harapos de falsa grandeza defendan aquellos predioscon ms dignidad que muchos de nuestros egregios gobernantes.

    Recordando aquellos monigotes cualquiera dira que hay cosasque no cambian Pasaron un par de aos hilvanados entre misas,visitas a la taberna y otras, ms espaciadas, a casa de la Pring. Queaunque los cuartos fuesen escasos, no lo era la fuerza de mi sangre

    joven. Y si all, ms de un cura comparta mesa, cama y coima conlas gentes del mar y dems forasteros allegados, no iba a quedarseatrs un sacristn que, adems, aprendi el camino de manos de sumaestro, como ya le dije antes. Aunque, llegados a este punto, novaya usted a pensar mal del seor Cayetano. Recuerde, seor Ogi-rando, que este aprendizaje fue puramente ocasional y alejado de

    sus intenciones. Amn que de no haberme venido de sus manos, omejor dicho, de sus pasos, no hubiesen faltado medios para llegar aconocer aquellos lugares, vista la abundancia y alta alcurnia de susvisitantes.

    Hablando de mi maestro, creo que no le haba comentado cmoel seor Cayetano alcanz el honor de su cojera, que a mucha honrala lleva el buen hombre. Estuvo embarcado un tiempo en el Cabo de

    San Vicente, all luch como un jabato al pie de un can hasta queun proyectil ingls se llev por delante su pierna izquierda. En reco-

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    26/60

    - 25 -

    nocimiento, cuando volvi a la Isla, el comandante de su barco lo re-comend a los seores de Lazaga, y desde entonces es su escribano.

    Porque el seor Cayetano, para su conocimiento, es un hombreque se hizo a base de coraje. Y como los hombres humildes no andan

    con poemas heroicos, sino que los viven, no hacen falta ms palabraspara conocer el alma de mi maestro. Hurfano, fue depositado en elHospicio, apenas naci cuando el cuerpo de su desgraciada madrean estaba caliente.

    Su padre, como otros tantos infortunados, haba pagado mesesantes con su vida el tributo que la mar se cobra tan a menudo porestas tierras. Las traicioneras redes de una almadraba all por el Cas-

    tillo de Sancti Petri dieron cuenta de sus pocos aos cuando apenashaba comenzado a vivir. En el Hospicio, bajo la mano dura y entre-gada de un maestro, aprendi algo de letras.

    De all, los rezos diarios y su bondad natural lo llevaron a pro-fesar como hermano lego a un convento de Cdiz cuyo nombre pre-fiero no decirle, pues an goza de fama su pobre y escasa cocina y no

    es cosa de indisponerse con la Iglesia como usted bien sabe.Siendo como era un joven muy despabilado, aprendi latines eincluso estuvo a punto de recibir rdenes mayores. Pero un vecinode celda procedente de familia muy humilde y que viva tan escasode dineros como abundoso de hambre, cavil en las ventajas que,

    para meterse en el negocio del contrabando, ofreca la soledad delentorno del convento y los recovecos de los callejones que lo rodea-

    ban.Desde las sinuosidades de los caos entraban en la baha mate-

    riales que, escapando de los arbitrios reales, ofrecan sus beneficiosa ms de un arriesgado aventurero. Este vecino de celda que le digo,decidi que si otros sacaban su tajada de all donde buena o mala-mente se poda, l no iba a ser menos. Y como en sus escarceos porlos barrios de Cdiz haba tropezado con algn que otro traficante,decidi participar tambin en la empresa.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    27/60

    - 26 -

    Que nadie sabe nunca lo que puedes necesitar y unos cuartosa buen recaudo no estorban se justific cuando el seor Cayetano losorprendi dedicado a las labores de ocultacin.

    As pues, este compaero, convertido en cmplice del picares-

    co negocio, esconda el material en su celda del convento hasta queiban a recogerlo los marchantes.

    El caso es que en uno de aquellos trasiegos, se form una tri-fulca en los corralones que festoneaban la parte trasera del convento,

    justo debajo de la ventana de su celda. Por echarle una mano a suvecino, ambos salieron manchados.

    Afortunadamente, enterado de que aquel delito fue ms pro-

    ducto de la hambruna de unos estmagos dados a comer piedras quemaldad de delincuentes, y preocupado por el posible escndalo yvergenza que de aquella mala aventura se poda derivar para la igle-sia, intervino el seor obispo.

    Poco tiempo despus fue cuando el seor Cayetano abandonel convento y se enrol en el Vencedor, que por aquellos tiempos

    estaba bajo el mando de don Dionisio Alcal Galiano, un hombredonde el valor, la sabidura y la sensatez andaban a la par, como us-ted bien sabe y su hijo le habr comentado alguna vez.

    Como que si no se embarca, mi to va derechito a la crcel dice Sixto cuando sale el tema de sus aventuras y desventuras.

    Llegados a este momento, hoy comprendo ms que nunca, yespero que usted tambin, las visitas de mi viejo maestro a casa de

    la Pring. Cierto y bien cierto es que en casa de los Lazaga fue bienrecibido y all encontr calor, comida y trabajo. Y que, gracias altercero, los dos primeros no le fueron regalados.

    Pero tambin lo es que aquel buen hombre nunca supo de unverdadero calor humano. Si en aquella casa de terceras pudo encon-trar algo de l, aunque fuese compartido, dgame usted quien tiene ladesvergenza de llamar a eso pecado. De este calor que all gozaba,tuve conocimiento ms tarde. Ya andbamos metidos en el fregadocon los gabachos cuando una maana, mientras mi madre andaba

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    28/60

    - 27 -

    entre cacharros en la cocina. Lleg un recado del seor Lazaga inte-resndose por la ausencia del seor Cayetano. Haban cado algunosobuses por los aledaos y no estaba el horno para bollos.

    No aparece por ningn lado desde la noche pasada

    Como ya, ste que le habla haba comenzado a saber de la viday milagros del maestro, cort por lo sano la intriga:

    Creo que algn amigo de confianza requiri ayer su presenciaen casa. No se preocupen, me coge de camino. Le dejar recado.

    Acert de lleno. La casa de la barragana an estaba cerrada,pues no eran horas para el negocio, como usted bien sabe. Y no memire con esa expresin de inocencia. Llam a la puerta de una forma

    convenida que slo conocemos la gente de confianza. Precisamentefue a abrirme Luca, la coima de mi maestro.

    Pasa un momento, est terminando el desayunoAll estaba el seor Cayetano. Sentado en la mesa, cuchara

    en mano, y dando cuenta de un desayuno servido a mesa y mantelcomo si de un nuevo preboste se tratase. No necesit palabras para

    comprender que mi maestro se senta en aquel momento el hombrems feliz sobre la faz de la tierra. Un servidor servido, un hombreescaso de cario que, por unos momentos, lo conoca venido de unasmanos que, posiblemente, estaban tan escasas de l como quien loreciba. Un hermoso ejemplo que despert mi ms profundo respeto

    por aquella pobre infeliz capaz de ofrecer algo que ella tambin ne-cesitaba

    All, una vez ms, conoc qu falsa puede ser la vida entre losquimricos oropeles y vanas grandezas de tanto emperifollado comodeambulaba arrastrando su falsa nobleza por la Isla.

    Eran los primeros das de junio del 1808. Por Sevilla, el da 26de mayo, si mal no recuerdo, se extendi una insurreccin que baja-

    ba desde Madrid como si de una catarata se tratase. Mientras tanto,aqu, Apodaca andaba loco por dar al gabacho algo de lo que le tenaguardado. Y se lo dio all por el da 14 de junio al Almirante Rosilly,como usted recuerda. Pero de eso hablaremos otro da.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    29/60

    - 28 -

    CON ESTOS AMIGOS

    Por aquellas fechas conoc al alfrez Snchez de la Campa.Un hombre. El Bonito le decan. Elegante, bien plantado y con ellosmejor plantados an. Vaya, que hara bien El Conciso en ocuparsede l algn da. Un hroe de los que no andan galleando como tantofantoche que pasea sus penachos por la Isla sin haber olido la pl-

    vora ni de casualidad . Fue en una de sus clsicas incursiones porlas tabernas de la Isla. Entre jarra y jarra iba tirando de borrachosy desheredados para cubrir unas tripulaciones tan fantasmagricascomo los mismos barcos en los que muchos de ellos iban a dejar suvida a cambio de un mal bocado y una buena promesa, como biensabe usted.

    Me libr por los pelos. Bueno, por los pelos y por un mona-guillo del Convento del Carmen. A decir verdad, yo ni me acuerdo.Tena ms vino que sangre en mis venas. Justo cuando el Cazalla metena agarrado por el brazo, segn me dijo despus el Rata, se pre-sent en la taberna un monaguillo:

    Benito, un aviso urgente. Hay que llevar los santos leos a unmoribundo

    Entre el miedo de verme convertido en hroe a la fuerza y la es-tentrea protesta del Cazalla que, como de costumbre, estaba de anshasta el cogote, hicieron la luz en mi cerebro. Se evapor el alcoholen un santiamn y, desasindome de un tirn, trinqu al monagui-llo del cuello. Ambos, haciendo ostentacin de nuestra pertenenciaal estamento eclesistico, abandonamos el local antes que canta ungallo.

    Como le deca das pasados, las aguas bajaban turbias de Ma-drid. El da 26 de mayo, en Sevilla se form una trifulca que no

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    30/60

    - 29 -

    presagiaba nada bueno. Algo raro se coca por los comederos delpoder. Con decirle que nadie se aclaraba sobre quin era, en verdad,el rey de Espaa, ya se puede hacer idea sobre el gazpacho que secocinaba en nuestras cabezas. Que si Carlos, que si Fernando, que si

    un hermano de NapolenAunque por muchas disputas que tuvisemos sobre este nego-

    cio lo cierto es que, en nuestro fuero interno, nos importaba un bledotal cuestin. Importantsima segn quienes tenan algo que ganar o

    perder con aquello, claro. Pero a la mayora de los isleos, se nosdaba un pimiento el nombre del que viva, o iba a vivir a costa denuestra miseria.

    Es por eso, precisamente por eso, por lo que ste que le habla,no acaba de comprender por qu le pas lo que le pas al seor Sola-no. Vale que el Conde de Teba trajera rdenes tajantes de levantarnoscontra el gabacho. De eso supe antes que nadie por las conversa-ciones que mi madre oy en casa del amo. Das antes andaba porMadrid. Ante el cariz que aquello tomaba le falt tiempo al seor

    Uriarte para venirse camino de la Isla. Jugndose el tipo atravesmedia Espaa: tena que estar con los suyos. Y si malos tragos paspor el camino, peores eran las noticias que traa.

    Metido de lleno en el fregado, y en su condicin de CapitnGeneral, don Francisco Solano, buen hombre donde los haya, se li-mit a actuar con prudencia para evitar derramamientos de sangreque tan irreparables podan resultar.

    Y eso, fjese bien, eso, le cost la vida de la forma ms cruele injusta que se pueda imaginar. Tres das despus de lo de Sevilla,el seor Solano, un hombre honesto, cay arrastrado por la turba yvilmente asesinado por aquella masa manejada por no s qu manocobarde. Que eso no hay quien me lo quite de la cabeza. Alguien,vaya usted a saber quin, debi calentar a las masas que se movansin norte por las calles de Cdiz.

    Al fin y al cabo, cuando don Toms de Morla se hizo cargo dela capitana General y del Gobierno Militar de Cdiz, lo primero que

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    31/60

    - 30 -

    hizo fue publicar una proclama que, como usted bien sabe, haba es-crito das antes el mismsimo don Francisco Solano. En ella se dabaninstrucciones para preparar la lucha contra el gabacho de mierda. Acuento de qu, entonces, aquella villana?

    Creo que conoce usted sobradamente a don Antonio Alcal Ga-liano, as que sobran palabras acerca del valor y la hombra de biende don Francisco. Don Antonio se las habr repetido ms de unavez: Era Solano gobernador celoso y entendido digno de aprecioy de buen afecto. Fue eso lo que dijo por aquellas fechas cuandovisitaron ustedes la casa del seor Uriarte, cierto?

    Y entre tantos dimes y diretes como se corrieron por aquellos

    das finales de mayo, quin iba a preocuparse por el nombre de unrey que nos sonaba a msica lejana cuando, adems, mucho mscerca, en los buques que navegaban por nuestra baha, ondeaban tres

    banderas distintas y tres intenciones an ms distintas? Qu nos ibalo de fuera cuando en nuestras propias barbas veamos cmo gaba-chos e ingleses se miraba entre s y nos miraban, a su vez, como el

    gato hambriento mira a un ratoncillo?Eso s que nos traa por la calle de la amargura. Otra vez meti-dos en camisa de once varas, mirando a una y otra bandera sin sabera qu msica quedarnos. Aunque estbamos seguros de que a nin-guno de los dos le importbamos una higa. Mientras los ingleses seapostaron en la boca de la Baha, dispuestos a huir de la quema a las

    primeras de cambio segn las malas lenguas, los gabachos buscaban

    el refugio de la Carraca.Para Rosilly, inquilino de la Carraca desde lo de Trafalgar,

    aquello era como su propia casa. Y si encima contaba con la ino-cencia de algn comandante espaol que meti su barco entre losgabachos como si fuese un pajarillo entre sus padres, el almiranteacab por sentirse tan seguro como en la cocina de su lejano hogar.Porque astucia para guardarse las espaldas, eso s tena el gabacho.Y el San Justo, medrando entre los barcos gabachos pareca ser elguardaespaldas que el gabacho necesitaba.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    32/60

    - 31 -

    Pero las aguas andaban turbias por la baha. Y el olfato de losinfelices de siempre, los desamparados de la fortuna a quienes nostoca dar lo poco que nos dio la naturaleza, no suele fallar en determi-nadas ocasiones. En sta, tampoco fall. Que si la sabidura popular

    dice aquello de que la sangre del pobre el rico se la come, en la Islaya se cocinaba nuestra sangre aun ignorando el poderoso que se laiba a zampar. Aunque, todo hay que decirlo, una vez ms, alguno deestos ricos con apellido cargado de historia, haca honor a su noblezae hidalgua. Curtido por la sal de nuestros mares, y sin ms premioque mirarse al espejo sin tener que avergonzarse al ver su rostro. Al-guno de ellos, le repito, andaba de nuevo calculando cunto le iba a

    costar la broma esta vez. Que sin haber visto un real de lo que tuvoque acoquinar en Trafalgar, de nuevo, se vea embarcado, a su propiacosta en aquella aventura en que, cambiando de tercio, comenzba-mos a coquetear con el ingls

    El caso es que por aqu nadie se fiaba de nadie. Del gabachoporque a su soberbia una los malos recuerdos de aos atrs. Del in-

    gls porque nadie olvidaba su engaifa de Gibraltar. Y como al queenemigo tuyo sola ser, nunca le debes en nada creer, comenzandopor el mismsimo General Morla, nadie se fiaba de sus intenciones,las del ingls, digo Purvis se llamaba, no?

    As que aqu paz y despus gloria, qudese usted por las Puer-cas que aqu nos bastamos con lo nuestro, debi responder Morlarecordando Gibraltar y escarmentado en cabeza ajena. Algo que por

    otra parte, y segn las malas lenguas, era cierto.Para complicar ms el asunto, segn me cont el Cazalla, que

    estuvo en el jaleo, unos franceses que andaban desahogando los ca-lostros por una de las casas ms frecuentadas por ellos, tuvieron laocurrencia de propasarse con un pordiosero que andaba por los al-rededores del Mentidero. El Cazalla y dos o tres borrachos ms, tan

    pasados de vino como los gabachos, la emprendieron con ellos y losmandaron al otro barrio.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    33/60

    - 32 -

    Como alguno de aquellos desalmados le tom gusto al asunto,repitieron la hazaa con algunos desdichados comerciantes que, lle-vando aos entre nosotros, no haban cometido ms pecado que elde ser franceses.

    El mismo Cazalla me lo cont despus, cuando coincidimos enla Batera de Urrutia. Y a pesar de que nos la estbamos jugando conellos, an le reconcoma en lo ms hondo de su corazn la tropelacometida con aquellos infelices comerciantes que no tenan ms de-lito que el de llamarse Jean o Paul

    La misma que cometimos con el General Solanoconcluacon la mirada hundida en la arena.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    34/60

    - 33 -

    LA CARRACA

    De los amigos gurdeme Dios, que de los enemigos me guardoyo, deca mi maestro cada vez que surga el tema de los velme-nes que adornaban las puestas de Sol en la Baha. Gabachos por unlado, ingleses por el otro y los nuestros poniendo buena cara a todoel mundo. Como nadie saba a qu carta quedarse, quin le pona

    velas al diablo?Porque, como deca mi maestro, entre diablos andaba el juego.

    Que, recordando los tiempos pasados, lo de tanto monta, monta tan-to, cobr plena actualidad aunque con distintos protagonistas: Tan-to monta, monta tanto, el ingls como el gabacho, deca entre copay copa el Coquina con esa puetera gracia que Dios le ha dado.

    As fue hasta que las cosas se calentaron con lo del seor So-lano. Se rompi la baraja y cada uno tir por un lado. La soldadescagabacha tuvo que recogerse en sus navos ante el peligro de ser lin-chados en tierra a la primera excusa que se presentase para ello.

    Haba que poner las cosas en su sitio y, todo hay que decirlo, elAlmirante Apodaca andaba loco por ponerlas y ajustar cuentas conel gabacho. Como la ocasin la pintaban calva, el Almirante se puso

    manos a la obra en cuanto le dejaron las manos libres. El Cazalla,que se las arreglaba como pocos para andar de un lo en otro, semeti en el jaleo hasta las trancas. Pocos como l tienen la vista tanaguzada para poner la bala donde ponen el ojo. El mejor artillero quedio la Baha de Cdiz, segn deca de l don Juan Topete, que lo tuvo

    bajo su mando directo en alguna operacin aos antes.Era tan proverbial su maestra en el manejo de la artillera que

    ms de una vez hubo sus rifirrafes entre los mandamases para lle-vrselo a su barco. Tanto es as que puede presumir de ser de los

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    35/60

    - 34 -

    pocos que, cuando la suerte quera, vean llegar su soldada a tiempo.El mismsimo don Juan se la pag de su bolsillo y por adelantadocuando arm la escuadrilla de Fuerzas Sutiles del apostadero de SanFernando. Y en el cao de Sancti Petri dej buena muestra de sus

    merecimientos. A pulso se gan la soldada, la suya y la de mediatripulacin.

    Noche hubo que, al entrar en la taberna de los Diablos, era reci-bido como si de un general se tratase. Borrachera hubo, acompaadade la correspondiente visita a casa de la Pring, que no le cost unmaraved.

    Lo que son las casualidades, seor Ogirando, los aragoneses

    con su jota, que por cierto sonaba por aqu con un regusto gaditanoy los gaditanos con nuestros minsculos faluchos llenos de picarda

    pusimos manos a la obra precisamente el mismo da.De tal coincidencia supe despus por un artculo que me dio a

    leer mi maestro. Pepito Robles, lo firmaba, si mal no recuerdo. ste,y don Antonio Alcal Galiano, que acababa de llegar a nuestras tie-

    rras, andaban recogiendo testimonios de cuanto por aqu vivamoscon la naturalidad de quien est acostumbrado a sufrir. Hroes y pro-tagonistas de una gloriosa pgina de nuestra historia, nos llamabansus amigos. A la vista de lo que en ambos lugares, tan alejados y, a lavez, tan cercanos en el corazn, se andaba cociendo.

    Hroes nosotros? Bueno si ustedes lo ponan por escrito, asser, pero acostumbrados a recibir palos de diestro y siniestro, eso de

    morir y ver morir a lo mejor de la Isla haca tiempo que nos sonabaa pura rutina.

    Fue el 14 de junio de 1808, la jota aragonesa y los cantes deCdiz se clavaron en el gaznate del gabacho como dos puales decoraje. Amaneci ese da que tan lejano queda ya a pesar de quetodo sucedi ayer mismo, como quien dice. Segn cont su amigoPepito Robles, ese da comenz en Zaragoza un sitio que durara unaeternidad. Y el mismo da, mire usted por dnde, Rosilly, que estabade holganzas en la Isla desde haca tres aos, supo de cmo el valor

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    36/60

    - 35 -

    y la vergenza son, muchas veces, capaces de sacar los colores alpoderoso.

    El mismsimo Solano, das antes de su ominosa muerte, habadispuesto que algunas embarcaciones de poco calado pero de aven-

    tajada movilidad por los caos vigilasen de cerca los movimientosde la escuadra francesa. Las fuerzas sutiles, como usted sabe, que

    buen nombre tienen y mejor cumplen su labor. Faluchos chiquitospero matones, a ms de un gabacho le cortaron la sonrisa cuando losvio aparecer.

    En uno de ellos andaba el Cazalla, que acariciaba sus obuses desiete pulgadas como quien mima a un nio de pecho, as de cuidados

    y limpios lo tena. Slo te faltaba darle un besito al levantarte cadamaana, al decir de algn compaero.

    Y como el buen humor con la misma moneda se paga, el Caza-lla se abrazaba a su pieza bromeando:

    Este nio me trae el pan debajo del brazo. Y quien sabe sialgn da de stos no nos trae la vida misma.

    Y acert.El San Justo y otros barcos que, como bien sabe usted, cayeronen la picarda de Rosilly permaneciendo anclados entre los gabachosfueron, durante unos, das el mejor escudo que ste pudo encontrar.Aquello fue un juego entre los ratones y el gato. Hasta que las cosasse pusieron en su sitio. Los ingleses, fuera de la baha, que ya tenan

    bastante con Gibraltar. Si queran ayudar, que esperasen fuera. El

    San Justo y sus inocentes compaeros, fuera de las garras del gato.Haba llegado la hora de los ratones.

    Y en toda aquella barahnda, el Cazalla. Asomando los bigotespor la Carraca, su falucho, apenas una barquichuela gil como unalagartija, se col un amanecer, mecindose entre las brumas al com-

    ps de la marea, hasta las mismsimas tripas del Algeciras, le soltun disparo justo en la lnea de flotacin y antes que canta el gallo,de nuevo se haba perdido cao adentro. A partir de ese momento,fueron cinco o seis das en que los ratones, tripulados por gente que

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    37/60

    - 36 -

    no saba un pimiento de letras pero que s guardaba en el coraznms de un nombre perdido por culpa de la cobarda de aquella gente,dio el ciento por uno de lo que tena dentro hasta aburrir al gabacho.

    Rosilly, incapaz de soportar el incordio de las fuerzas sutiles y

    del fuego cruzado de otros barcos acab por rendirse. Qu remediole quedaba? Enviado a Espaa para sustituir a Villeneuve, acab por

    pagar los platos que ste rompi.As qued para la historia, seor Ogirando. Si en estas tierras

    Nelson pag con la vida su ltima victoria, el gabacho pag con bar-cos su primera derrota en suelo espaol. Principio y fin del mundo,cualquiera dira que esta tierra bendita y tantas veces vendida por

    quienes no merecieron pisarla fue marcada por Hrcules con el sellodel valor.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    38/60

    - 37 -

    LAS MILICIAS

    Bien visto, aquello apenas fue un sueo. No habamos saborea-do an nuestra victoria cuando, de nuevo, tenamos al gabacho a las

    puertas de la Isla. Ni la Carraca, ni Bailn, un mes ms tarde, fueronsuficientes para cambiar sus intenciones. Apretando las tuercas alldonde tenan fuerza para hacerlo, que es tanto como decir en toda

    Espaa, poco tardaron en hacerse notar en nuestras propias barbas.Las cosas empezaron a ponerse serias, qu quiere que le diga. Hu-yendo de la quema, la Isla comenz a llenarse de gente principal,como usted sabe. Que si los de la Regencia, que si el Teatro de Co-medias a punto de convertirse en sede de las Cortes

    Bien alimentados, mejor vestidos, y llenando de trampas la vi-lla entera, tomaron posesin de casas y haciendas con tal profusin,que si hubiesen pagado lo que dejaron a deber, hoy sera rico hasta elltimo mariscador del lugar. Cmo seran de malos pagadores que,

    por deber, hasta las Cortes se trasladaron a Cdiz dejando casi enla purita ruina al dueo del Teatro de Comedias. Pues imagino quesabr usted que, al da de hoy, este seor an no ha visto un real delo estipulado por el alquiler del local.

    Ah, y no olvide sealar esto que le acabo de decir. No vayala gente a creer que lo de reunirse las Cortes en el Convento delCarmen fue por espritu religioso. Despus de un par de aos con el

    puo apretado como dogal en cuello de un condenado, a ver quientena la cara tan dura como para volver a pedir la cesin del Teatrode Comedias para celebrar nuevas reuniones.

    En estas circunstancias, entre caones bramando a uno y otro

    lado de los caos, con el viento de levante burlndose del invasor,

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    39/60

    - 38 -

    pas el tiempo hasta que por circunstancias que no vienen ahora alcaso, acab en las Milicias Honradas de la Isla.

    Hablando de caonazos y del viento de levante. Me preguntausted sobre qu es lo que se piensa del enemigo entre la gente llana.

    No es fcil la cuestin, crame. Dicen que quien honra al enemigo sehonra a s mismo, pues cuanto mayor es el valor de ste ms gloriatiene quien lo derrot. Dicho esto, sepa que si por un lado nadie dudaque estos gabachos sean hombres de verdad, y muy hombres, por elotro, de vez en cuando sale a colacin la ingenuidad, o imprevisin,con que actan en su desconocimiento de nuestra tierra. Claro que

    para quien no ha pateado cada rincn de este terreno, nuestras islas

    no son una perita en dulce que se diga: caos, arenales y fangales sonun laberinto que slo conoce quien los ha mamado desde nio. Y as,sin despreciar su valor que, como hemos quedado, no debe un buenguerrero menospreciar al enemigo, se comenta, con la chufla de latierra, una de sus paridas ms sonadas por el barrio de la Via. Fue

    por las bombas que por aquellas fechas descargaron sobre el barrio

    y sus alrededores.Recuerdo que fue su amigo don Pepito Robles quien lo conten El Conciso. Luego, la noticia corri de boca en boca por mediaEspaa. No s cunto habr de cierto en ello, que eso le correspondea usted decirlo. Yo slo le cuento lo que se dijo por aqu.

    El Cazalla, que de esto sabe lo que no est en los escritos, locont as una noche en la taberna del Diablo:

    Si son tontos estos gabachos que, para que el viento de levanteno se lleve sus balas a la quinta pueta, no se les ocurre otra cosa quecambiarles parte de los explosivos por plomo. Y claro, las bombasya no se van a matar peces a la Caleta, pero como ni explotan ni cosaque se le parezca, hasta nuestras mujeres se lo han tomado a guasa.

    Las mujeres. Y los chavalitos complet, entre carcajadas,el Coquina. Od, od lo que el otro da cantaban unos gitanillos porel barrio del Ppulo:

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    40/60

    - 39 -

    Con las bombas que tiran

    los fanfarrones

    se hacen las gaditanas

    tirabuzones.

    Pues las hembras cabalesen esta tierra

    cuando nacen ya vienen

    pidiendo guerra.

    Guerra! Guerra!

    Y se ren alegres

    de los mostachos

    y de los morriones

    de los gabachos.

    Y hasta saben hacerse

    tirabuzones

    con las bombas que tiran

    los fanfarrones.

    Son de tierra y no se notan,

    las murallitas de Cdiz,

    son de tierra y no se notan,

    pa que en ellas los franceses

    se rompan la cabezota.

    ...

    Caones de artillera,aunque pongan los franceses

    caones de artillera,

    no me quitarn las ganas

    de bailar por alegras.

    Pero las bombas de nuestros faluchos esas hacen dao deverdad. Tanto como las de ellos cuando aciertan, que no todo son

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    41/60

    - 40 -

    oropeles y discursos Hambre, miseria y gente que ha de buscarsela vida como puede y donde puede, eso es lo que nos toc vivir poresas fechas. Imagino que usted no se ha cado de un guindo y algode eso sabr

    Puestos en tal escenario, y visto cmo ms de uno se jugabael pellejo mientras los suyos moran de hambre, pensar usted que,estando como estbamos ms que hartos del gabacho y sus chuleras,el pueblo llano acudira en masa a alistarse en las dichosas MiliciasHonradas de la Isla. Grave error, mire usted. Piense que si para lostrabajos de fortificacin ya haba problemas qu no sera a la horade buscar gente para empuar las armas Y no era para menos,

    visto cmo malpagaban nuestra sangre, cuando la pagaban, mientrasellos, los gerifaltes andaban de picos pardos da y noche. Pocas ga-nas nos quedaban de jugarnos una vida hecha con girones de miseria

    para defender aquella manada de toros mansos que ni para vivir enla opulencia tenan categora.

    An guardo el bando que un mensajero coloc en la entrada

    de la taberna de los Diablos. Lea, lea que, adivinando lo que ustedquera sacar hoy a colada, tir de l para su conocimiento:Atendiendo a la indolencia de los vecinos en no presentarse a

    los trabajos de la cortadura de los arrecifes del puente, se hace saber:sern castigados con la pena de 200 azotes al que no se presentaradesde la hora de su publicacin, a dichos trabajos.

    Real Isla de Len,

    A 13 de febrero d e1810.Bueno, pues si esto slo era para trabajar, piense qu no sera a

    la hora de enrolar a los hombres en edad de tomar las armas.Las Milicias Honradas de la Isla Mire qu nombre tan her-

    moso: Milicias Honradas.Muy claro lo deca la orden por la que se instauraba el referido

    cuerpo en la Isla. Sus componentes haban de ser hombres de proba-da honestidad y vala. Una especie tan rara, al decir de don Cayetano,que ni en el Teatro de Comedias se encontraba fcilmente. Algo as

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    42/60

    - 41 -

    como buscar una aguja en un pajar, que dira el Coquina. Lo mismodebi pensar el Alfrez Snchez de la Campa cuando decidi cortar

    por lo sano y hacer colecta de todo bicho viviente que deambulasecon dos copas de ms por tascas y dems tugurios de mala muerte,

    que de eso s que est sobrada la Isla.Borrachos, hambrientos y cuatro inocentes ingenuos pasaron

    a convertirse en los verdaderos hroes de un pueblo orgulloso en supobreza. Que si entre aquella tropa no abundaba la sangre de proba-da honestidad, cuando lleg el momento, dieron sobradas pruebasde que, sin necesidad de papeles ni zarandajas burocrticas, en susangre bulla lo mejor de una Espaa que estaba escribiendo pginas

    de libertad.Ojos que no ven, corazn que no siente, y como por fuera

    todos los hombres son iguales, evitando la pregunta evitas saber laverdad de su honradez explic a sus superiores cuando, al cabode dos semanas, comenz a aumentar el nmero de milicianos hon-rados.

    Y ah los tiene usted, heridos en el alma, lobos que saben sufrir,y ms sobrados de honra que muchos de los que de ella presumen,son el brazo de esta nueva Espaa que se forja en los rincones de unatierra libre. Y eso, aun sabiendo que cuando las aguas vuelvan a sucauce, nadie sabr de ellos ms de lo que saben esas retamas que losvieron morir.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    43/60

    - 42 -

    ENTRE AMIGOS

    Qu quiere que le diga, el alfrez Snchez de la Campa, Bonitopara los Voluntarios Honrados de la Milicia, es ms cursi que man-dado hacer. El Coquina, macizo como un arado romano, dice que elBonito donde est bien es entre las figuritas de porcelana que tienesu abuela en el chinero.

    Y no se confunda usted, seor Ogirando. Que si en la Baterade Urrutia lo bautizaron as no fue por burlarnos de l ni por hacerlede menos. A la hora de la verdad, el Bonito los tiene tan bien puestoscomo el que ms. Pero eso s, educado en un colegio de curas, nun-ca olvida que buenas palabras y buenos modales, todas las puertasabren. Claro que l tambin iba donde todo hombre que se preciede Bueno, dejemos eso a un lado: quien est libre de pecado quetire la primera piedra, y ese no ser yo, para qu vamos a mentir

    Del Coquina, qu quiere que le diga. Si lo contrario del da es lanoche, lo contrario del alfrez Snchez de la Campa es el Coquina. Yno digo que el Coquina sea feo que, de eso, quien saba era el Pale-ta, pero macizo, bruto y mal hablado, para dar y repartir. Vaya, queusted pone un retrato suyo en el Puente Zuazo y a ver qu gabacho

    tiene cojones de acercarse.El Coquina era primo de Luquitas, recuerda?, el que embarcen el Neptuno cuando lo de Trafalgar. Ese s que era un hombre dearmas tomar. Y, por si faltaba poco, se la tena jurada a los ingleses

    por lo de Gibraltar.El caso es que el Coquina no deja de repetir cada vez que agarra

    una turca aquello de amigo traidorcillo, ms hiere que un cuchillo.

    Y un cuchillo es lo que se clava en su corazn cuando recuerda cmo

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    44/60

    - 43 -

    unos cuantos gabachos, los muy cabrones, tomaron las de Villadiegoen Trafalgar.

    As que ya se puede imaginar. Estbamos aqu mismo, en laTaberna de los Diablos, cuando apareci el Bonito acompaado de

    un sargento escribano y dos soldados ms. Venan haciendo una levapara el Regimiento de Milicias de Voluntarios Honrados.

    El alfrez estaba para un retrato. Era un maniqu, mire usted.Dentro de la taberna, cuatro sacristanes, siete asistentes y otros tan-tos escribanos de las Cortes que hacan tiempo mientras sus amosdesahogaban penas y calostros en casa de la Pring que, por cierto,era, y es, la mejor surtida de la Isla. Total, que despus de leer el

    dichoso bando, y como todo se pega, termin en plan orador de lasCortes:

    Volemos, hijos de la Isla! Volemos al campo del honor! Pre-so nuestro Rey, vilmente hoyada nuestra Patria, juremos no doblar

    jams la cerviz al yugo afrentoso de esos advenedizos engaadoresque, so color de amistad, pretenden tiranizarnos. Vencer o morir sea

    el juramento irrevocable de nuestra Divisin Islea!Aunque no se lo crea, ste que le habla fue el primero que selevant. Y no es que uno tenga madera de hroe, pero usted me dirqu haca yo. Sacristn hasta haca pocos das, nunca me falt un

    plato de comida caliente, ni un catre donde dejar caer los huesoscada noche. Ni mis desahogos, que para eso ste que le habla tenalas fuerzas que a otros, con ms posibles, le faltaban. En casa de la

    Pring lo saben bien. Gracias a eso, uno siempre era bien recibidopor las buenas artes que me daba a la hora de completar las tareasque dejaba a medias algn preboste, y no me refiero slo a seores

    principales, que alguna que otra sotana se levantaba por all a horasque ms vale no sealar.

    Benito Fopiani me present. Conozco las cuatro reglas, lasprimeras, y hasta algo de las segundas letras, que hasta un poquito delatn aprend: a verberis ad verbera que, ya lo dijo el sabio, dulceet decorum est pro patria mori. Dicho en romn paladino, que es

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    45/60

    - 44 -

    hora de pasar de las palabras a los golpes conclu entre palmoteos yguasa de cuantos andaban por la taberna.

    El Paleta, que estaba asomado a la puerta de la cocina, saliy, arrodillndose con las manos unidas como quien va a recibir su

    primera comunin, grit lloriqueando entre risas:Danos tu bendicin hermano Benito.Hombre, mira que bien, cambiamos el hbito por el uniforme.

    Claro que como por levantarte los hbitos perdiste tu plato de lente-jas sentenci el sargento escribano.

    Y ste, que se tuvo que callar. Al fin y al cabo, eso fue lo queme pas. Cuarenta clientes ensotanados pasaban por all y a m me

    toc la china. Un clrigo de estos tan sabios que andan por el Teatrode Comedias pasaba por all cuando yo sala. Y a m me toc pagarlos platos rotos. Que vaya usted a saber qu haca tal seor por aque-llos lugares a esa hora.

    Por cierto, me cavilo yo que si el sargento saba lo mo no es-tara tan lejos cuando sucedi. Que es lo de siempre, sabe? Si el

    buen feligrs debe seguir el sendero marcado por los curas, y vistoel ganado que tena la Pring, este que le habla, como buen cristianoque es, no les va a ir a la zaga.

    Y si ilustres oficiales calmaban sus fiebres donde stas se apa-gan con tanto gusto, Por qu iba a ser menos el sargento?

    Bueno, a lo que bamos. No haba terminado el sargento de es-cribir mi nombre cuando el Coquina se levant y peg un puetazo

    en la mesa:Si es para darle por ah a esa pandilla de maricones, aqu estn

    mis pelotas.Iba a cortar el Bonito las bravatas del Coquina pero, al ver el

    panorama, prefiri callarse y dejar el agua correr. Despus de tressemanas de cosecha nula, salvo los cuatro borrachos que empaquet

    por las bravas aquello tomaba buen cariz. All no se qued sentadoni el apuntador. El Coquina impona con su vozarrn.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    46/60

    - 45 -

    A cada puerco le llega su San Martn. Por mis muertos y losde mi primo Luquitas que ha llegado mi hora dijo mientras se acer-caba a la mesa en la que el sargento, pluma en ristre, se dispona aalistar los voluntarios.

    El Coquina, de tanto andar por el fango desnudo de cinturapara arriba, est ms negro que su corazn cuando le nombran algabacho. Y si, encima, te agarra del pescuezo con esas manazas que

    parecen dos palas de salinero cualquiera es el guapo que se quedasentado. Vaya que, gracias a l, el Bonito termin de una tacada todala faena del da.

    T tambin dijo el Coquina tomando al Rata por la entre-

    pierna mientras lo levantaba por encima de su cabeza.El Bonito se qued mirando al Rata. Chiquitillo y esmirriado,

    tena la cara como se puede imaginar cuando una mano como aque-lla le aprieta en el sitio ms que unas ganas de cagar.

    Qu edad tienes mozo? pregunt el sargento.Saber no va en las canas, ni valor en barbas respondi, desa-

    fi

    ante, el Rata.Con aquella respuesta, el Bonito se convenci de que el chavaltena los atributos tan bien plantados como estrujados por el Coqui-na.

    Vale, muchacho, vale Tienes lo que hay que tener para lucharcontra el francs?

    Si quiere, maana tiene usted un par de ellos bien asados para

    desayunar respondi el muchacho.Veis? Si es que este nio se merece dos besos interrumpi

    el Coquina mientras coga de nuevo en brazos al Rata y le plantabados besos entre el pitorreo de los parroquianos.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    47/60

    - 46 -

    CAMINO DE LA HISTORIA

    Una lista de voluntarios, una cruz al lado de cada nombre y, alda siguiente, todos al tajo. Que por aquellas fechas veraniegas, conlos franchutes rondando por sus fueros entre Chiclana y Tarifa, noera cuestin de andar con los de que si familia de honestidad proba-da, que si papeleos, que si firmas. Porque honrados, aunque pobres,

    los haba all a manojitos. Que ya lo dice el sabio: madre vieja ycamisa rota no es deshonra. Y no era cosa de echar para atrs a losmenos honrados, que todos andbamos tan parejos en ganas de tenerun plato caliente una vez al da como de plantar cara a la gentuza delBotella.

    En fin, que como a buen hambre no hay pan duro, y vamos ala iglesia por devocin y a la guerra por necesidad, se saltaron casitodas las zarandajas que deca el dichoso bando de recluta.

    El Bonito, en honor de la verdad, se gan bien los cuartos de unsueldo que, por cierto, an no hemos cobrado. En un par de semanasconsigui hacer que aquella mezcla de borrachos, analfabetos y gen-tes de bien, que de todo haba, adquiriese los mnimos conocimien-tos sobre fusilera y los rudimentos necesarios para cargar y disparar

    un can de diecisis libras.Ha llegado la hora de que os ganis lo que habis comido nos dijo en plan gracioso el sargento escribano cuando, pasado unmes, nos form en el patio del cuartel. Al otro lado del cao esperanlos soldados ms elegantes y mejor vestidos del mundo. De vosotrosdepende que se vuelvan a su tierra ricos y famosos o que se vayancon el rabo entre las piernas.

    Y, sin ms, emprendimos el camino hacia nuestro destino: laBatera de Urrutia. El sitio no era precisamente la casa de la Pring.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    48/60

    - 47 -

    Escondida entre retamas y sapinas, engaa desde fuera al ms pinta-do. Siete troneras enfilando a la entrada del cao y otras cuatro guar-dando el nordeste, ocultan al gabacho una batera de nueve caonesde veinticuatro libras y dos de diecisis, suficientes para aguarle la

    fiesta al enemigo que asome los bigotes por la orilla chiclanera o porlos caos fronterizos.

    Por dentro, aquello es ms estrecho que la conciencia de unermitao. Eso s, para abrir un agujero en sus muros tenan que pe-garnos veinte caonazos en el mismo sitio, si es que tenan cojonesde atinar.

    Cuando salimos desfilando por las calles de la Isla camino de la

    Punta del Boquern la gente del pueblo sali a despedirnos. Home-naje a los hroes? Para qu engaarle, yo creo que nos confundieroncon los payasos de un circo en vista de lo patoso de aquella tropa.Vete t a saber.

    Pero le voy a decir una cosa, lo que nos faltaba de instruccinmilitar nos sobraba de huevos y de orgullo. Y si a esto le unimos que

    muchos de nosotros habamos perdido a amigos y familiares, calculelas ganas que le tenamos al enemigo. El caso es que con el cono-cimiento que tenamos de los caos que se retuercen como anguilasentre la Isla y Chiclana, difcil lo tena el gabacho para intentar co-larse por all.

    Ya ve, el Rata, por ejemplo, llevaba mariscando por aquellosandurriales desde que su padre decidi buscar riqueza y hacienda

    al otro lado del charco. Toda su vida, como aquel que dice. Conocelos caos y sus revueltas mejor que la propia casa. Que, bien visto,tampoco era cosa de molestar a su madre cuando sta dedicaba suscarios a algn que otro militar falto de ellos, con lo que el uno y laotra ganaban su no s qu en el trueque, usted me entiende

    Que si Servando se dio el naje camino de las Amricas, Car-mela se qued con su alma en su armario y veintipocos aos jus-tificaba alguna vecina aquellos escarceos que tapaban las bocas detoda la familia.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    49/60

    - 48 -

    El caso es que el chaval, avispado como pocos, sabio en losuyo y listo como el hambre, era capaz de colarse al otro lado delcao, llegar hasta las huertas de Los Gallos en plena noche y afa-nar cuatro o cinco gallinas y media arroba de vino chiclanero para

    calentar los estmagos de nuestros voluntarios sin necesidad de ago-tar las propias viandas.

    Y, si se tercia, de camino me llevo por delante el gaznate deun franchute antes que cante el gallo presuma de un valor que, sino estaba probado, poco deba de faltarle.

    Con la frescura que da el atrevimiento de los pocos aos, elRata se embarcaba en una barquichuela de fondo plano, una batea,

    vaya, y a favor de la marea atravesaba el cao de Sancti Petri sinapenas meter remo. Silencioso como una rata de agua, desembarca-

    ba entre los fangos de la orilla contraria como quien se pasea por lacalle Real.

    Cuatro o cinco horas despus, sin haber pegado ojo en toda lanoche, estaba de vuelta con su carga de gallinas y, sin encomendarse

    ni a Dios ni al diablo, las arrojaba sobre el catre del cocinero.Ah tienes, Paleta! A ver si maana no nos matas de hambre.Ay! gritaba sorprendido el cocinero.Pues guarda para cuando no haya responda el chaval huyen-

    do de la quema.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    50/60

    - 49 -

    MADERA DE HROES

    El Paleta, otro que tal bailaba. En la Taberna de los Diablos sequedaron sin cocinero, pero lo que es a nosotros, buen apao noshizo. Porque ah donde usted lo ve, lo que tena de palomo cojotambin lo tena de redaos. As era el Paleta. Mire, en sartenes, unmaestro, lo que yo le diga, Que a la hora de entrar usted en la cocina

    tena que hacerlo con una mano delante y otra detrs? Vale, as era l.Pero cojones para plantarle cara al ms pintado... tambin.

    Estbamos con las cosas del Rata no? Pues vamos al lo, tiem-po habr para el Paleta. No vaya a pensar que las visitas del Rataa la otra orilla eran slo para traer comida y arramblar con cuatrogarrafas de vino. Bueno es recordar que muchas veces, como dice el

    pueblo, las apariencias engaan. El Rata, que nunca supo de letras niaun para mal escribir su nombre, haba acabado por desarrollar unamemoria de aqu te espero a base de aprender aquellos cantes conlos que recorra las tabernas del la Isla mercadeando con su voz altiempo que con su cosechita de mariscos.

    Cuando el Bonito descubri esta facultad, le falt tiempo paraponer en conocimiento de los superiores la habilidad del Rata. Visto

    como se las apaaba el gabacho para controlar todos los caminos,nada mejor que un pobre analfabeto para escurrirse entre aquellossabios de pacotilla. El chaval se convirti en un eslabn irreempla-zable en el sistema de comunicaciones entre la Isla y las fuerzas delotro lado del cao. Con su pinta de vagabundo hambriento y mise-rable, se poda permitir el lujo de atravesar entre las lneas enemigassin despertar la ms mnima sospecha.

    Y bien se las daba con queso, porque en caso de registro nole encontraban ms all de una petaca de tabaco y una garrafilla de

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    51/60

    - 50 -

    vino. Quin iba a sospechar que en aquella cabeza, con ms lien-dres que pelos, se almacenaban, literalmente repetidas y sin pizca deerror, diez rdenes de la superioridad dirigidas a las guerrillas que semovan por los alrededores? Ms de una vez debi llegar hasta Tarifa

    en dura caminata de un par de semanas para trocar noticias y rdenescon las fuerzas all acantonadas.

    Y ah me gan yo los galones de cabo. Mis buenos ratos adoba-dos de vino chiclanero, dicho sea de paso, me pasaba leyndole losmensajes hasta que los memorizaba de punta a rabo.

    A todo esto nos habamos metido en tiempo de lluvias. Entrefangos, incursiones y tiros, cuatro gatos nos bastbamos para tener a

    raya al gabacho. Si, durante el da, nuestros caones echaban humorepartiendo saquillos de metralla entre los gabachos del otro lado,de noche, ms de una vez, nos colamos por el cao para darle caaal enemigo y escurrirnos de nuevo antes del amanecer camino de laIsla.

    Tocaba a su fin el mes de diciembre pasado, cuando, una no-

    che, patrullaban el Coquina y el Paleta entre las dunas de la Puntadel Boquern. Entre nuestra batera y la de San Gens, un faluchopintado de oscuro intentaba colarse en la orilla islea aprovechandola parada de la bajamar con un suave batir de remos.

    Ocultos tras una duna se limitaron a dejarlos hacer, que ya lodeca mi madre: al peligro con tiento y al remedio con tiempo. Setrataba de una pareja de espas gabachos. Vestidos de oscuro, con

    el rostro ennegrecido y las armas envueltas en trapos. Intentabandesembarcar con no muy buenas intenciones a juzgar por sus pre-cauciones.

    Avisamos al alfrez? pregunt el Coquina.Para dos gabachos? Eso es pan comido respondi el Paleta

    mientras guiaba a su compinche hacia un sitio seguro. Mira si sonbuenecitos que ellos solos van a venir a jugar al tute con nosotros.

    Tome nota, escribano. Eso el Paleta, con toda su pinta de mari-cn. El to, siempre avisado, esconda un par de cuchillos de cocina

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    52/60

    - 51 -

    bajo la camisa. Le dio uno al Coquina y los dejaron llegar hasta laorilla. Como se imaginaban, los gabachos buscaron las dunas paracaminar a resguardo de la batera. Como tiernas ovejitas se encami-naron hacia las sapinas en las que esperaban los dos compadres. Los

    dejaron pasar. El Paleta se desliz detrs de ellos como una comadre-ja y alcanz al que caminaba en ltimo lugar. Con la precisin de unmatancero, le abri de un tajo su garganta de lado a lado.

    Ese para ti, indic con un gesto al Coquina, sealando al si-guiente.

    En menos de un ora pro nobis, con un uno para ti, otro param, se volvieron como quien viene de darse un remojn en la Punta

    del Boquern. Fue a la maana siguiente cuando el alfrez, al re-gistrar entre las ropas de los degollados encontr unos documentosque ley atentamente. Su cara se puso blanca como la cal. En cuantolleg a la batera llam al Pozo.

    Eres capaz de bordear el cao hasta encontrar las falas delas Fuerzas Sutiles?

    Y de llegar nadando hasta ellas, si hace falta fanfarrone.Y no hablaba en balde, que no sera la primera vez que, por cul-pa de una marea de un par de cojones, se vio en un atolladero del quetuvo que salir nadando. El Pozo lleva toda su vida buscando aguadulce entre los esteros de uno y otro lado del cao, y buena manoque tiene para eso el puetero. Alto como una torre, las espaldas msanchas que los muros de la batera y un estmago capaz de tragarse

    una arroba de judas de una sentada, as es el Pozo. Y eso tiene susinconvenientes cuando se duerme como piojos en costura. Que ases como dormamos en la batera. Entre lo poco que usa el agua y losefectos del condumio en su cuerpo, ms de una noche tuvimos quehuir en bloque de su lado como alma que lleva el demonio... El Ratadice que quien pincha lejos y pede fuerte no tiene miedo a la muerte.Y el Pozo, pienso yo, debe de tenerle poco miedo a la parca, porque

    bien sobrado que andaba de la segunda parte del refrn.

  • 7/25/2019 Retratos de Una Isla - Manuel Cubero Urbano

    53/60

    - 52 -

    MOMENTOS

    Como ve, seor Ogirando, all haba de todo, como en botica. Ylo que no faltaba, eso lo juro por mis muertos, era valor y coraje paradar lo poco que tenamos en defensa de los nuestros. Sigamos conel asunto. No bien respondi afirmativamente el Pozo a la preguntadel Bonito, ste le alarg un paquete precintado y firmado para que

    llegase tal cual a su destino.Hasta que no lleguen a las mismsimas manos del general To-

    pete no vuelvas.Como dice el sabio, las noticias malas, tienen alas. La noticia

    de que en la Isla se extenda una epidemia de fiebre amarilla ha-ba llegado hasta el enemigo quien, convencido de que esto minaranuestra moral, preparaba una serie de ataques combinados por variosfrentes. Por ah iban los papeles que el alfrez Bonito requis a losgabachos que se fueron al otro barrio.

    A partir de aquel momento, las bateras que van del Puente deZuazo hasta