Harold Forsyth

Relaciones bilaterales Perú - Estados Unidos2011 - 2015

Reto Diplomático

Forsyth, Harold, 1951 - Reto diplomático: relaciones bilaterales Perú – Estados Unidos, 2011-2015 / Harold Forsyth -- 1a ed. -- Lima: Universidad San Ignacio de Loyola, 2017.

244 p.: il. ; 24 cm.

Incluye referencias bibliográficas.

ISBN: 978-612-4119-84-2

1. Perú—Relaciones exteriores—Estados Unidos. 2. Estados Unidos—Relaciones exteriores—Perú. 3. Perú—Relaciones exteriores—Tratados.

327.85073 F75

RETO DIPLOMÁTICORelaciones bilaterales Perú - Estados Unidos

© Harold Forsyth

Primera edición, febrero de 2017

© De esta ediciónUniversidad San Ignacio de LoyolaFondo EditorialAv. La Fontana 750, La MolinaTeléfono: 3171000, anexo 3705

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2017-02218

Impresión Tarea Asociación Gráfica Educativapasaje María Auxiliadora 156 - Breña

Marzo 2017

Tiraje 200 ejemplares

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.

Al Servicio Diplomático del Perú

A mi nieta Ma.Verónica Forsyth Kelez ECQCh

There's no such thing as a free lunch.

Milton Friedman

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AGRADECIMIENTOS

A la Universidad San Ignacio de Loyola, con especial gratitud.

Al personal diplomático, consular, militar, policial, administrativo y de servicios de la Embajada del Perú en los Estados Unidos, destacado en esa sede entre agosto de 2011 y enero de 2015.

ÍNDICE

Prólogo 15Introducción 18

PRESENTACIÓN DE CREDENCIALESPalabras del Embajador del Perú en Washington D.C., Harold Forsyth, con ocasión de la presentación de sus Cartas Credenciales a Su Excelencia Barack H. Obama II, Presidente de los Estados Unidos de América 42Palabras del Presidente de los Estados Unidos de América Barack H. Obama II, con ocasión de la presentación de las Cartas Credenciales del Embajador del Perú en Washington D.C., Harold Forsyth 45Carta del secretario de estado de los Estados Unidos John F. Kerry 50

CONTRIBUCIONESAcceso a la información, acceso a la justicia: Desafíos para la transparencia en Perú 53

Jo-Marie Burt y Casey Cagley

Relaciones Estados Unidos-Perú: Cooperación dentro del sistema internacional del siglo XXI

Cynthia McClintock 87Amenazas a la democracia: Censura y hostigamiento a la sociedad civil 120

José Miguel Vivanco

ACUERDOS FEDERALESa. Memorándum de Entendimiento para el

Fortalecimiento de las Relaciones Político-Militares entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno de los Estados Unidos de América (28 de marzo de 2012) 134

b. Declaración Conjunta del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América y del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú para trabajar conjuntamente a fin de informar a los trabajadores peruanos en los Estados Unidos sobre sus Derechos Laborales Laborales (11 de junio de 2012) 138

c. Carta de Arreglo entre la Administración de Seguridad y Salud ocupacionales del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú respecto a las protecciones de seguridad y salud en el lugar de trabajo aplicables a los trabajadores peruanos en los Estados Unidos. (11 de junio de 2012) 139

d. Carta de Arreglo entre la Sección de Horas y Sueldos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú sobre las Leyes y Reglamentos de Salarios y Horas aplicables a los trabajadores peruanos en los Estados Unidos (11 de junio de 2012) 145

e. Carta de Intención para colaborar entre el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos y el Ministerio de Salud de la República del Perú (20 de junio de 2012) 150

f. Acuerdo entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno de la Estados Unidos de América en Materia de Cooperación para Fortalecer la Seguridad de los Contenedores de Carga (11 de junio de 2013) 156

g. Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno de los Estados Unidos de América referido a Estrategias de Desarrollo con Bajas Emisiones (11 de junio de 2013) 161

h. Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno de los Estados Unidos de América sobre la Promoción del Desarrollo de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (11 de junio de 2013) 164

i. Declaración de Intención entre el Gobierno de los Estados Unidos de América sobre el Fortalecimiento de la Cooperación Científica y Tecnológica (11 de junio de 2013) 168

ACUERDOS SUSCRITOS A NIVEL ESTADUALa. Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación

entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de Utah (11 de junio de 2013) 172

b. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de Delaware (11 de junio de 2013) 176

c. Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (11 de junio de 2013) 181

d. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y la Mancomunidad de Massachusetts (12 de junio de 2013) 184

e. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de California (26 de febrero de 2014) 185

f. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de Iowa (3 de abril de 2014) 191

g. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de Virginia Occidental (15 de mayo de 2014) 193

h. Memorándum de Entendimiento para el Fortalecimiento de la Cooperación entre el Gobierno de la República del Perú y el Gobierno del Estado de Alabama (16 de enero de 2015) 197

CARTAS DE INTENCIÓNa. El Ministerio del Interior-Policía Nacional del Perú

(PNP) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de los Estados Unidos de América (23 de enero de 2014) 202

b. Declaración Conjunta de Cooperación entre la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria del Perú y el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU. para el cumplimiento de las medidas en frontera sobre normas de propiedad intelectual (MFNPI) (25 de julio de 2014) 203

c. Declaración Conjunta entre la República del Perú y el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos sobre la Lucha contra la Trata de Personas (25 de julio de 2014) 205

d. Declaración Conjunta entre la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria del Perú y el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU. sobre la seguridad de la cadena de suministro global (25 de julio de 2014) 207

ACUERDOS INTERINSTITUCIONALESa. Memorándum de Entendimiento sobre la devolución

de la “Cabeza de Mono de Oro”, suscrito con el Museo de Historia Palacio de los Gobernadores de Santa Fe, Nuevo México (8 de diciembre de 2011) 212

b. Memorándum de Entendimiento para el fortalecimiento de la cooperación entre la Autoridad Portuaria Nacional y The Diamond State Port Corporation/Puerto de Wilmington, Delaware (11 de junio de 2013) 215

c. Carta de Intención suscrita entre el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica de la República del Perú (Concytec) y The Massachusetts Institute of Technology (MIT) (12 de junio de 2013) 218

d. Acuerdo Interinstitucional de Cooperación Técnica entre la Autoridad Nacional del Agua de la República del Perú y la Universidad del Estado de Utah (12 de setiembre de 2014) 219

Galería fotográfica 225

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PRÓLOGO

La compilación de acuerdos entre el Perú y los Estados Unidos de América incluidos en este libro revela la energía y la creatividad de la diplomacia peruana encarnada en la figura de sus embajadores ante los Estados Unidos. Mi amigo Harold Forsyth ha incluido 25 innovadores acuerdos, concretados durante su período como embajador, que sirvieron para continuar fortaleciendo los cercanos lazos entre nuestros dos países. No es casualidad que este período de intensa diplomacia se presente en el marco del Acuerdo de Promoción Comercial PERÚ-EE.UU., ya que este acuerdo representa un período de estrechas relaciones económicas, comerciales y de seguridad entre los Estados Unidos y el Perú. Los 25 acuerdos sirven para continuar afianzando los lazos de amistad entre los dos países con el objetivo común de promover la democracia, el crecimiento económico, las mejoras en materia de bienestar social y la protección ambiental.

El Perú y los Estados Unidos comparten valores, prioridades, familias e historia. En 2013, de acuerdo a un análisis del centro de investigaciones Pew sobre el censo a la comunidad estadounidense de la Oficina del Censo, más de 628,000 hispanos de origen peruano residían en los Estados Unidos. Además, cerca de 500,000 ciudadanos estadounidenses visitaron el Perú en 2015. La cooperación cercana entre ambos países data de la independencia del Perú, algo que resultará evidente al leer este libro. Comenzando con el período posterior a la Segunda Guerra Mundial y los Cuatro Puntos del presidente Truman, el gobierno de los Estados Unidos se ha enfocado en apoyar el crecimiento y el desarrollo del Perú mediante la colaboración con los gobiernos regionales y municipales, así como con el gobierno central. El sistema federal de los Estados Unidos hace que la colaboración del gobierno de EEUU con los distintos niveles del gobierno peruano sea algo muy natural. Sin embargo, el Estado unitario pero descentralizado del Perú ha dirigido su

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energía y su enfoque durante la gran parte de su historia a las relaciones capital-capital con los Estados Unidos.

Como embajador ante los Estados Unidos, Harold Forsyth adoptó un esfuerzo sistemático para establecer una mayor simetría en la relación. Esta relación entre ambos países creció en energía y definición durante el período 2011-2015. La transformación de la relación, de una enfocada en los gobiernos centrales y los temas tradicionales de política exterior a una que abarca actores no tradicionales como universidades, gobiernos estatales y la Guardia Nacional, representa el logro insignia de ese período.

De manera paralela, ambos países también expandieron la cooperación para incluir temas que beneficiaron a sectores cada vez más grandes de la sociedad como salud y derechos laborales. La carta de intención entre el Ministerio de Salud del Perú, a través del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), y el Instituto Nacional de Cáncer (INC) del Departamento de Salud y Servicios humanos de EEUU, formalizó la relación entre EEUU y el Perú para combatir el cáncer.

Los Estados Unidos han venido apoyando esfuerzos para mejorar la salud en el Perú desde 1942, pero la iniciativa del Perú para compartir el conocimiento y las capacidades del INC representa un paso enorme en la lucha contra una de las causas líderes de mortalidad en América Latina. De igual manera, el acuerdo para promover el entendimiento de los derechos laborales entre los miles de trabajadores de etnicidad u origen peruano en los Estados Unidos apoya el objetivo compartido de profundizar el respeto por los derechos laborales en los Estados Unidos, Este esfuerzo se asemeja a programas en el Perú que han promovido los derechos laborales desde 1960, comenzado con la Alianza para el Progreso del presidente Kennedy.

Estos acuerdos, así como diversos memorandos de entendimiento en materia de seguridad, medio ambiente y desarrollo de pequeñas empresas, representan pasos importantes en la construcción de una relación cada vez más cercana entre el Perú y los Estados Unidos. No obstante, la iniciativa del embajador Forsyth de negociar una serie de

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acuerdos de cooperación con gobiernos estatales en los Estados Unidos marca un punto de inflexión realmente revolucionario en la relación. Así, el Perú por primera vez se compromete con el pueblo estadounidense y sus instituciones apoyándose en el alcance completo del sistema federal.

En contraposición a otros países, los gobiernos locales y estatales en los Estados Unidos tienen enorme poder en áreas como educación, reducción de la pobreza, desarrollo empresarial y respuesta ante desastres. California cuenta con 32 universidades públicas que brindan educación de primera clase a sus residentes y a estudiantes alrededor del mundo; Delaware, es un hub empresarial de los Estados Unidos que ha perfeccionado procedimientos para la incorporación y el desarrollo empresarial; Massachusetts, es un centro de innovación de alta tecnología y educación. La geografía de Virginia Occidental se asemeja a la del Perú con ríos y montañas que albergan grandes riquezas minerales que el Estado ha empleado al máximo nivel. La Guardia Nacional de este Estado también le ha brindado al Perú importantes técnicas y herramientas para prevenir y mitigar desastres naturales.

Aun cuando no conoceremos el alcance completo de estos acuerdos por años, estos ya han aportado grandes dividendos al contribuir con el desarrollo de una mayor simetría en la relación bilateral, generar una cooperación más estrecha y mejorar la vida de ciudadanos peruanos y estadounidenses en ambos países.

Brian A. NicholsEmbajador de los Estados Unidos de América en el Perú

Lima, Perú, enero de 2017

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INTRODUCCIÓN

El inicio de las relaciones entre el Perú y los Estados Unidos de América está enmarcado en el contexto de las gestas independentistas, tanto del país del norte como de las que empezaron a organizarse en las colonias españolas al sur del Río Grande.

Ciertamente, estas gestas no se basaban solo en los principios de la libertad política predominante en la época, sino también, y de manera fundamental, en los de la libertad económica. Recuérdese que, paralelamente a la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, se divulgó la obra Una investigación sobre la naturaleza y la riqueza de las Naciones, de Adam Smith, que pasó a ser conocida como La riqueza de las Naciones.

Por entonces, Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores y redactor principal de la Constitución de su país, llegó a interesarse por la situación de los virreinatos españoles, aprendió algo del idioma castellano y hasta tomó contacto con el militar, diplomático e ideólogo venezolano Francisco de Miranda, considerado ‘Precursor de la Emancipación Americana’.

Sin embargo, Jefferson pensaba que lo mejor para América Latina era una libertad parcial, gobernada en parte por España y supervisada por Francia, Rusia, Holanda y los Estados Unidos, a fin de acumular experiencia en el autogobierno, independizarse de la Iglesia Católica y prepararse para una independencia completa. Quizás fue por ello que la primera acción de Estados Unidos en cuanto a sus primeras relaciones con América del Sur se produjo en 1810 –cuando todavía estábamos en pleno Virreinato–, al nombrar a tres agentes residentes para el comercio y la navegación en Argentina, Chile y Perú. A Lima llegó Joel Roberts. En 1817, Estados Unidos subió el nivel de su representación al designar a John B. Prevost como agente especial para el Perú y Chile, y luego a Jeremy Robinson como agente comercial para el Perú.

En la segunda década del mismo siglo, la política estadounidense hacia nuestro país cobró dinamismo con el impulso de cónsules, encargados de negocios y oficiales navales, con quienes avanzaron nuestras

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relaciones y aumentó el intercambio comercial. En 1824, ya proclamada nuestra independencia, Estados Unidos nombró a William Tudor como su primer cónsul ante la flamante República. El reconocimiento oficial se produciría en 1826 al nombrar a James Cooley como primer Encargado de Negocios en el Perú.

Luego de la convulsionada etapa de la guerra entre caudillos peruanos y ya en el gobierno de Ramón Castilla, en 1846, el Perú designó a Ignacio de Osma como su primer ministro plenipotenciario en los EE.UU. En vías de estabilización y fortalecimiento de nuestras relaciones, en 1851 ambas naciones suscribieron el primer Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, que estuvo vigente durante doce años. Ese tratado fue modernizado mediante un nuevo acuerdo suscrito en 1870, que luego sería sustituido por otro en 1887.

Tras la Guerra del Pacífico, y en plena etapa de recuperación de la economía nacional, las inversiones norteamericanas en el Perú crecieron de manera significativa, sobre todo en el sector minero. El intercambio comercial mejoró también gracias a la inauguración del Canal de Panamá en 1914, al establecerse diversas líneas navieras entre Nueva York y puertos sudamericanos. Fue ocasión para que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos creara una oficina latinoamericana, impulsando un mayor flujo mercantil.

Al asumir por segunda vez el gobierno, Augusto B. Leguía impulsó las relaciones bilaterales Perú-Estados Unidos. En correspondencia, este último país elevó su representación diplomática a la categoría de embajada en 1920.

Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, en 1939, nuestro país –durante el primer gobierno de Manuel Prado Ugarteche– adoptó la decisión de ponerse al lado de las naciones aliadas. Prado le declaró la guerra a Alemania –Perú fue el primer país latinoamericano en hacerlo– y viajó a Washington en 1942 para reunirse con el presidente Franklin D. Roosevelt en gesto de total respaldo. Además, autorizó a los Estados Unidos a construir un aeropuerto en Talara. Culminada la gran conflagración, el Perú participó en las negociaciones de San Francisco que dieron lugar a la creación de las Naciones Unidas.

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Es preciso recordar que Estados Unidos fue promotor de la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas en 1889-1890, antecedente inmediato de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Su primera reunión –denominada I Conferencia Panamericana– se realizó en Washington D.C. El Perú fue un activo participante de estos encuentros en que definiría el clima de las relaciones de los países latinoamericanos con el vecino del norte.

Eran tiempos en que los grandes trusts estadounidenses se desplazaban hacia las naciones de centro y Sudamérica creando enclaves económicos muy poderosos en ellas. Ello dio pie al surgimiento de corrientes doctrinarias y políticas adversas al llamado ‘imperialismo yanqui’ cuya expresión se dio con la creación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), agrupación política creada en la segunda mitad de la década de los años veinte del siglo pasado. Sin embargo, y como hemos dicho, el presidente Leguía fortaleció los lazos con Estados Unidos habida cuenta del importante rol de país árbitro de nuestra controversia con Chile, la cual quedaría resuelta con el Tratado de Lima de 1929.

El presidente electo Herbert Hoover visitó el Perú en 1929, con lo cual las relaciones entre los dos países alcanzaron un punto culminante pero el crac económico de ese mismo año hizo dar un giro a las relaciones de los Estados Unidos con el resto de América. En la VII Conferencia Panamericana de 1933, realizada en Montevideo –ya con Franklin Delano Roosevelt como presidente– se extendió la política del New Deal hacia los países de esta parte del hemisferio.

Luego, el entonces secretario de Estado, Cordell Hull, anunció la llamada ‘política del buen vecino’ y se aprobó la Convención sobre los Derechos y Deberes de los Estados, donde se establece que ningún país tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de otros. La Segunda Guerra Mundial instituyó un nuevo paradigma en las relaciones de las Américas en defensa de los valores democráticos frente a la amenaza nazifascista.

Durante la gestión del presidente Manuel A. Odría (1948-1956) volvió a privilegiarse la inversión proveniente de los Estados Unidos y nuestras relaciones bilaterales. En 1951, ambos gobiernos suscribieron el Acuerdo

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Marco para la Cooperación Técnica. Al año siguiente, el Perú fue uno de los primeros en el continente en suscribir el Tratado de Asistencia y Defensa Mutua con Estados Unidos, mediante el cual se estrecharon los vínculos de cooperación en materia militar y de seguridad.

En la década de los setenta, durante el gobierno de facto del general Juan Velasco Alvarado, nuestras relaciones padecieron vacíos y diferencias derivadas de situaciones de litigio por las expropiaciones de empresas norteamericanas y por la creciente participación del Perú en el Movimiento de Países No Alineados. Una de esas reuniones se desarrolló en Lima. Por esos días, paradójicamente, el general Velasco fue relevado del poder por el general Francisco Morales Bermúdez, el 29 de agosto de 1975.

Restaurada la democracia en 1980, los combates contra la producción y tráfico ilícito de drogas y el terrorismo cobraron prioridad en las relaciones bilaterales, dando paso a una serie de herramientas para consolidarlas. La crisis de la deuda externa y la influencia de la situación de Nicaragua en Centroamérica –tras la caída de la dictadura de Anastasio Somoza y la instauración del régimen sandinista– crearon nuevamente un escenario de confrontación entre nuestros países, durante los gobiernos de Alan García y Ronald Reagan.

El interés del vecino del norte por nuestra institucionalidad democrática y el respeto a los derechos humanos se incrementó tras la ruptura del Estado de Derecho con el autogolpe de Alberto Fujimori, el 5 abril de 1992. Ambos países experimentaron situaciones difíciles en su relación bilateral.

Con el inicio del presente siglo, otra vez en el cauce democrático, las relaciones con Estados Unidos cobraron una nueva dimensión durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo. Los temas de la agenda bilateral fueron relanzados como consecuencia de una mayor aproximación en materia de valores democráticos, derechos humanos y el conjunto de libertades públicas. Y de modo especial durante la gestión de los presidentes George W. Bush y Barack Obama pues la contraparte democrática del Perú dio un valor añadido vital a la relación entre los dos países.

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Fue muy importante por ello la visita a Lima del presidente George W. Bush, en marzo de 2002, la primera de un mandatario estadounidense en funciones. Su llegada al Perú sirvió para impulsar el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, abrir los mercados, plantear la idea de un tratado de libre comercio y potenciar la inversión en el desarrollo humano, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, la corrupción y el crimen organizado, así como la cooperación en general.

Esa línea de solidez en la relación Perú-Estados Unidos se mantuvo en los gobiernos democráticos sucesivos. En ese contexto, con los presidentes Kuczynsky y Donald Trump esa relación continuará fortaleciéndose y diversificará sus alcances.

La democracia y el respeto a las libertades fundamentales han sido el eje de las relaciones bilaterales a partir del retorno del sistema democrático al Perú, lo que incluye a los derechos humanos como parte consustancial del mismo.

La etapa que cubre el presente trabajo se contrae a los años entre 2011 y 2015, tiempo en el que tuve a honra ejercer el cargo de embajador del Perú en los Estados Unidos de América. Fue, ciertamente, una época intensa y emocionante en la cual se hacía imprescindible consolidar los logros precedentes y el nivel alcanzado, pero en la que, al mismo tiempo, se requería avanzar hacia una relación moderna, dinámica, comprehensiva y más a tono con las nuevas exigencias del entorno internacional.

En ese sentido, la nueva etapa de las relaciones bilaterales a que aludo debía basarse en cuatro pilares fundamentales:

- La expansión del comercio y la inversión. - La definición de políticas claras para combatir el narcotráfico. - La participación de los Estados Unidos en los temas de inclusión

social en el Perú. - La promoción y protección de la comunidad peruana en los Estados

Unidos de América.

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Estos elementos fueron resaltados en nuestra presentación de credenciales ante el presidente Barack Obama. Por su parte, el mandatario estadounidense puso énfasis en los conceptos siguientes:

- Voluntad de trabajar para avanzar la agenda común y fortalecer las relaciones bilaterales, y voluntad de continuar su compromiso en la lucha contra el crimen transnacional y el narcotráfico.

- Coincidencia en que las relaciones Perú-Estados Unidos se sustentan en un compromiso mutuo a favor de la democracia y la apertura de mercados.

- Reconocimiento de que el progreso en el hemisferio depende de que se distribuyan los beneficios de la riqueza entre todos los ciudadanos del continente.

- Consideración del valor de los procesos electorales efectuados en el Perú.

Estas bases generales eran claves para relanzar la relación bilateral y darle un contenido más amplio. Históricamente esa relación había tenido una orientación básicamente política, de gobierno a gobierno, al margen del hecho que Estados Unidos no es solo eso. Se trata de una comunidad empresarial muy dinámica y proactiva, de un desarrollo científico y tecnológico incomparable y de un sistema universitario de enorme solidez. Debíamos hacer un esfuerzo por ser parte de ese proceso teniendo en cuenta, además, el interés en nuestros compatriotas que viven en los Estados Unidos.

Adicionalmente, el Estado peruano tenía la tradición de contemplar a los Estados Unidos sólo a través de Washington D.C. y la estructura de poder característica de esa capital: gobierno y congreso. Pero el país es mucho más. Se trata de 50 Estados y uno libre asociado independientes el uno del otro, cada uno con su propia dinámica y varios de ellos con un desarrollo económico envidiable. Por lo demás, estos mismos Estados venían afirmando un interés de relacionarse directamente con el mundo, y el gobierno federal no tenía ningún inconveniente en que se afianzara esa tendencia.

Se trataba, entonces, de darle a la vinculación del Perú con los Estados Unidos un carácter global, concreto, no declarativo, que pudiera