Resumen - Crear la Nación (2008)

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    Jos Carlos Chiaramonte - Carlos Marichal Salinas - Aimer Granados Garca (Compiladores)(2008)

    CREAR LA NACIN

    Introduccin: Orgenes histricos de las identidades polticas y nacionales

    El debate sobre la formacin de los Estados latinoamericanos ha sido transformado por la incorporacin dehiptesis y herramientmetodolgicas que han permitido una relectura de fuentes con considerable riqueza de perspectivas analticas. Estos enfoques ha

    permitido reinterpretar tanto la crisis generalizada que sufrieron los imperios espaol y portugus a principios del siglo XIX como emergencia de nuevos Estados a partir de las guerras de independencia. Uno de los problemas fundamentales es el contrapunto entre cultura poltica colonial y las innovaciones polticas surgidas en el contexto iberoamericano. Esta disyuntiva abarca un abanico dtemas, entre ellos las innovaciones a travs de la imprenta, de la lectura de nuevas obras y peridicos, y de las sociedades patriticaetc. Plantearse una historia de los nombres de los pases que conforman el continente latinoamericano complementa el entendimientdel proceso de construccin de los nuevos Estados, especialmente en mbitos como la adopcin de un determinado rgimen polticodelimitacin de fronteras, construccin de identidades nacionales y creacin del mito de la nacin. El estudio de los orgenes colonialo republicanos de los nombres de las naciones latinoamericanas ha sido materia de algunos trabajos aislados, pero rara vez se haanalizado colectivamente, permitiendo establecer comparaciones y contrastes. Esas denominaciones, tras la independencia, se adoptaroen funcin de dos procesos o fenmenos complementarios: la lenta construccin poltica y administrativa de los nuevos Estados y locomplejos proceso de formacin de identidades nacionales en los distintos pases de la regin. La eleccin de un nombre para cada un

    de los Estados nacionales desprendidos de la Corona espaola y portuguesa dependi de la forma de gobierno que adoptara cada unde ellos, de la delimitacin de sus fronteras y de las formas de identidad poltica adquiridas. En relacin con la forma de gobierno, ladisputas entre federalistas y centralistas o entre monrquicos y republicanos no resolvieron de la misma forma la arquitectura de loEstados, an cuando tendi a predominar una tendencia hacia la centralizacin poltica. En cuanto a la delimitacin de las fronteraaunque muchas de las divisiones administrativas coloniales sirvieron de base para la posterior conformacin territorial de las repblicaen algunos casos esto no se verifica. Vinculado con la forma de gobierno adoptada y la delimitacin territorial, se destaca el problemde las formas de identidad poltica que fueron forjando los pobladores de cada uno de los nuevos Estados.Libro que ofrece un panorama de la gnesis y trayectoria de los nombres de una buena parte de las naciones de Latinoamrica quobtuvieron su independencia en el siglo XIX y en el que cada autor ha adoptado su propio camino y mtodo de aproximacin a la

    preguntas comunes planteadas. En algunos casos la atencin se centra en los orgenes coloniales de los diversos nombres heredadosinventados para designar a los territorios y regmenes coloniales. Jos Murilo de Carvalho se interroga acerca de la relacin entre miy pas, utopa y realidad, progreso y devastacin, esperanza y frustracin. Hace hincapi en la persistencia de estos contrapuntos desd

    principios del siglo XVI hasta nuestros das. Una ptica diferente es la que adopta Rafael Sagrado en su interpretacin de los orgenede la nacionalidad chilena., al argumentar que la singular y difcil geografa de su pas contribuy desde fechas tempranas a forjar unsociedad consciente de su marginalidad y caracterizada por la existencia de su dureza cotidiana. De acuerdo con los estudios dChiaramonte, los orgenes de la Argentina se vinculan con las emergencias de las ciudades como soberanas independienteconvertidas luego en cabeceras de Estados provinciales tambin con pretensiones soberanas, al tiempo que se produjeron repetidos infructuosos intentos por lograr la organizacin de un Estado nacional. No cabe duda de que en su origen, provincias unidas reflejabla calidad confederal de la forma de unin entre pueblos soberanos. Ello dara pie a debates polticos a lo largo de decenios sobre legitimidad de las denominaciones Provincias Unidas del Ro de la Plata y Confederacin Argentina, antes de concluir por aceptarse uso de Repblica Argentina.El estudio de los orgenes de la denominacin Repblica Oriental del Uruguay no es menos complejo, como lo revela el ensayo de AnFrega que comienza por repasar la compleja geometra de alianzas de alianzas y oposiciones que sign el proceso de edificacin de

    Estado en los decenios que siguieron a la independencia, con nfasis en las distintas denominaciones iniciales de los ciudadanos deEstado/Repblica Oriental del Uruguay, y en la opcin de orientales o uruguayos. Igualmente interesante fue la experiencia de lcolonial Provincia del Paraguay, que comenz a ser sustituido desde el decenio de 1840, de manera sistemtica, por el de Repblica dParaguay, como seala Pablo Buchbinder.Distinto es el enfoque adoptado porEsther Ailln al estudiar las races histricas del nombre de Bolivia y del gentilicio bolivianExplica la complejidad de las identidades coloniales en la Audiencia de Charcas antes y despus de su incorporacin al Virreinato dRo de la Plata, en un proceso profundamente conflictivo, en el que las diferentes etnias de Bolivia siempre han tenido un papefundamental. En el caso del Per, observa Jess Cosamaln, el indgena no se integr como smbolo a la lucha anticolonial ni a lanuevas tradiciones polticas, aunque una vez lograda la independencia, el pasado prehispnico apareci como fuente de legitimidad pa

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    el nuevo rgimen poltico de la elite criolla. Cosamaln insiste en que el nombre Per no fue causa de mayores conflictos por scarcter neutro pero que, en cambio, facilit cierta continuidad entre los tiempos coloniales del virreinato y la repblica.Al estudiar el nombre Ecuador, Ana Buriano analiza el imaginario de un sector ilustrado construido en torno de la existencia de umtico reino de Quito, tradicin que disput a otra, tambin ilustrada y cientfica, afecta al nombre de Ecuador. Uno de los puntocentrales en la perspectiva de Aimer Granados al estudiar el nombre Colombia es identificar es la definicin de un imaginar

    poltico-estatal y territorial que a la vuelta de un siglo traseg de lo local a lo nacional. Si bien la denominacin colonial NueGranada estuvo fuertemente presente en el imaginario poltico de la elite criolla, Granados pone nfasis en la constitucin de un espaccultural asociado con el afn de la nueva clase poltica por entronizar en la poblacin un nombre, Colombia.

    Dora Davila, analiza el nombre Venezuela. Uno de sus planteamientos centrales es que detrs del acto de nombrar a la nacin sencuentra una lucha ideolgica y por el poder mismo. En el nombrar entonces hay un acto de poder y de conquista, de manera que enacimiento de una nacionalidad estaba contenido en estas primeras cartografas, as como en la demarcacin de su territorio com

    parte de una identidad. A diferencia de los dems ensayos, el estudio de Margarita Silva se centra en el anlisis de una denominacisupranacional, el nombre Centroamrica. Aqu la perspectiva alude a la formacin de una regin integrada por varios Estadonacionales. El inters de Silva es el de ubicar tres momentos histricos: conquista, siglo XIX y siglo XX, a travs de los cuales la regifue ganando en autonoma y por momentos en unidad.En el caso de Mxico, el nombre se refera durante la poca colonial a la ciudad capital del virreinato de la Nueva Espaa, mientras quel gentilicio mexicano se utilizaba para designar a la poblacin indgena. Sin embargo, como seala, Dorothy Tanck, hacia mediadodel siglo XVIII un importante nmero de letrados comenzaron a publicar obras en las que intentaban extender su aplicacin tambinla poblacin criolla. Que eso fuera el origen de una conciencia nacional es cuestionado porAlfredo vila, quien destaca que puedresultar un grave error de pensamiento el pensar el virreinato como un estado nacin.Hait fue el primer pas de Amrica Latina en lograr la independencia, cuya estrecha relacin con el fenmeno conjunto de la luchcontra el dominio colonial francs y en contra del rgimen esclavista s expuesta por Guy Pierre. La historia de la parte oriental de misma isla, conocida en la poca colonial primero como La Espaola y luego como Santo Domingo, estuvo forzosamente sujeta a unserie de tensiones duraderas. Las ms importantes estaban determinadas -expone el ensayo de Pedro San Miguel- por esfuerzotenaces por delimitar el espacio nacional y elaborar una identidad que sirvieran como barreras a las amenazas externas.La complejidad histrica de los intentos de analizar las identidades de los habitantes de otras islas espaolas en el Caribe se hac

    palpable en el ensayo de Rafael Rojas sobre Cuba, que efecta un anlisis original y sugerente del concepto de de patria antes de existencia del Estado nacional cubano. Igualmente complejo y contradictorio que el caso cubano es el anlisis del nombre de una nacique no ha llegado a alcanzar la independencia: Puerto Rico. Para Laura Nater y Mabel Rodrguez no existen dudas de una identida

    puertorriquea, histricamente persistente. Sin embargo, su sentido ha variado sustancialmente a lo largo del tiempo.

    Jos Murilo de Carvalho (2008)

    BRASIL, BRAZIL: SUEOS Y FRUSTACIONES

    La palabra y la cosa

    El nombre hace al pas o es el pas el que fabrica su nombre? Hay pases que crean su nombre y otros que son moldeados por sapelativo? Es igual un pas que se autonombra a uno nombrado por otros?

    Muchas palabras para la misma cosa

    Una de las caractersticas de la llegada de espaoles y portugueses al continente hoy llamado Amrica fue la incertidumbre acerca dla naturaleza de la cosa. Eran las Indias un mundo nuevo, una isla o eran un continente? ste fue el caso de las tierras visitadas poCabral en 1500. A lo largo de los siglos XVI y XVII, fue bautizada con varios nombres. La disputa sobre cmo deletrear el nombre dBrasil se extendi hasta el siglo XX, y hasta hoy se sigue discutiendo sobre los orgenes del nombre.

    Donde entra el demonio

    La intensa actividad en torno del palo de brasil tuvo como efecto inmediato la adopcin del nombre Brasil para las tierrrecientemente descubiertas. El mapamundi de Marini, de 1511, registra por primera vez el nombre de Brasil para denominar esa tierr

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    Al final de la segunda dcada del siglo XVI, el nombre de Brasilya superaba al deIsla de Vera Cruz, Tierra de Santa Cruz, Tierra dlos Papagayos,Mundo Nuevo yAmrica, para indignacin de muchos.

    Producto comercial o isla encantada?

    Entre los que adoptan la versin generalizada de la poca de que el nombre Brasil provena de la madera roja, contina la disputa acercde cmo deletrear la palabra. La propia Academia Brasileira de Letras, cuando fue recin creada, se enred en este debate. Pero mayor polmica en torno del nombre del pas estaba por llegar, no tratndose tanto de la ortografa como del origen del nombre. Si ent

    los cronistas coloniales era virtualmente unnime la versin de que el nombre de la nueva tierra provena del apelativo de la maderbrasil, desde inicios del siglo XX comenz a ganar fuerza otra versin que defenda un origen distinto, alternativo o complementarioDe acuerdo con el historiadorCapristano de Abreu, se trataba de una isla mtica supuestamente localizada en el Atlntico a la alturde las costas irlandesas, siendo una de las islas o tierras fantsticas que poblaron el imaginario europeo desde la Edad Media. Nobstante, ninguno de los autores contemporneos a la llegada de los portugueses al nuevo continente menciona la Isla Brazilcom

    posible inspiracin para el bautismo de la nueva tierra. Todos coinciden en atribuir el nombre deBrasila la madera encontrada all. Potra parte, y pese a algunas hiptesis, no se ha demostrado relacin alguna entre laIsla Brazily la madera. Quien ms defendi la nuevversin fue Gustavo Barroso en un libro de 1941. Argumentando que era una hiptesis plausible que los navegantes portugueseconociesen la Isla Brazilpor estar reproducida en varios mapas de la poca, Barroso afirmaba que se haba producido una fusin dambas vertientes de la palabra Brasilen la definicin del nombre del pas. Barroso revelas el mismo desprecio por el rbol que fuexhibido por los cronistas coloniales, pero su desprecio consista tanto en su fe catlica, como en un profundo antisemitismo. Un

    posicin semejante a la de Barroso pero sin el antisemitismo es la propuesta por Geraldo Cantarino en un libro publicado en 200All, a pesar de reconocer la dificultad de relacionar el nombre del pas con la isla mtica, se pregunta por qu no se puede imaginar torigen. En sus conclusiones sugiere que la isla paradisaca sera un mejor origen para el nombre del pas.As como el nombre de brasil-madera incomod a muchos, lo mismo ocurri con el adjetivo brasileiro, usado como gentiliciBrasileiro era un comerciante de palo de brasil; una profesin cualquiera, como herrero o carpintero.

    La naturaleza y el imperio de la fantasa

    Ya no existe sustento histrico para la hiptesis defendida por Barroso de una influencia conjunta del palo de brasil y de la fantsticIsla Brazil en el nombramiento del pas. El nfasis en las riquezas naturales como sea de identidad de la nueva tierra estuvo presentdesde la llegada de los conquistadores portugueses. La expresin ms contundente de ese sentimiento sali de la pluma de AmricVespucci en su cartaMundus Novus. A partir de su obra, la visin de motivo ednico domin los textos de los cronistas coloniales. L

    citas pueden multiplicarse fcilmente. La fuerza poltica de la visin ednica se hizo sentir por primera vez en la poca de independencia. En 1820, ao de la revuelta liberal de Porto que puso fin al absolutismo en 1822 y marcara el inicio de la independencde Brasil, se produjo un intenso debate acerca de la conveniencia de mantener la unidad con Portugal o proclamar la independenciHaba portugueses que argumentaban que sin Portugal, Brasil no era nada. En cambio, el cannigo Luis Gonalves dos Santos sali edefensa del pas y contest a los ataques portugueses. Para tal fin recurri al testimonio de los cronistas coloniales y de viajeroextranjeros, reafirmando la excelencia del clima, la fertilidad del suelo y las bellezas naturales. En la dcada de 1820, un extranjerFerdinand Denis, tambin insisti en que la literatura brasilea deba basar su originalidad en la descripcin de la naturaleza tropical las costumbres exticas de los indgenas. El romanticismo literario, iniciado en la dcada de 1830 fue exactamente eso: se exaltaba lfigura idealizada del indgena, que nada tena que ver con los indios reales, vanaglorindose de la naturaleza. En 1900, el conde dAlfonso Celso public un libro tituladoPor que me ufano de meu pas, que fue concebido como el paradigma del ufanismo, es decdel orgullo ingenuo de la patria. El libro haba sido dedicado a los nios y a la juventud en general. El autor quera incitarlos

    patriotismo, con la intencin de combatir el complejo de inferioridad que afectaba a muchos brasileos. En este sentido, de

    destacarse que el inicio de la Repblica (1889) fue marcado por el esfuerzo de varios literatos que inculcaban a los nios el amor a patria, usando para ese fin textos escolares de educacin cvica.

    La destruccin del paraso y la bsqueda de otra tierra prometida

    Lo trgico es que la persistencia de la visin idealizada de la naturaleza convivi con una actividad sistemtica, desde 1500, padestruir esa misma naturaleza el brasileiro era, por profesin, un devastador del medio ambiente. La destruccin de seis mkilmetros cuadrados de selva atlntica continu despus de la independencia, y hoy queda poco de esos bosques tropicales. Otra

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    selvas tambin fueron devastadas. Los aires, las aguas, las playas, todo exaltado por el edenismo, est contaminado. Y muchos de loros, incluso los navegables, simplemente han desaparecido. En efecto, el brasilero del palo de brasil destruy el paraso de la isla. Pea pesar de morir el sueo, logr revivir. Una parte del mito ednico tiene que ver con el propio tamao del pas. El complejo dgrandeza encontr su versin poltica en la creencia de que el pas se tornara en un imperio grande y poderoso. De hecho, a partir de lllegada de D. Joao al Brasil en 1808, se hizo comn hablar de la formacin de u gran imperio en la antigua colonia, ya que Portugal, psus limitaciones geogrficas y demogrficas, no tena condiciones para servir de base a tal emprendimiento. No fue fortuito, por ltanto, que el nuevo pas creado en 1822 no se llamara Reino, como la metrpoli, sino Imperio, denominacin que pareca adecuarselas dimensiones geogrficas y de sus ambiciones para el futuro. Durante todo el siglo XIX, mientras dur la monarqua, el Imperio d

    Brasil (1822-1889) ofreci un ntido contraste con las repblicas que lo rodeaban.Este complejo de grandeza, al lado del mito ednico, paso a ser parte del imaginario del pas. La creencia fue reforzada en 1942 por eescritor austriaco Stefan Zweig, quien escribi un libro cuyo titulo eraBrasil, pas do futuro. Refugiado en Brasil a causa de la guerrse encandil con la convivencia racial que encontr all. En otra concepcin muy diferente, la visin de un grandioso futuro smanifest aos ms tarde en el proyecto de Brasil como gran potencia, promovido por los gobiernos militares desde 1964 en adelantPero el gran mito fue destruido por la accin depredadora de los propios brasileos y la utopa del gran imperio sistemticamentfrustrada por el desempeo del pas. Brasil llega al siglo XXI con una poblacin de 185 millones de habitantes, pero con ndices ddesarrollo poltico, social y econmico que lo apartan de cualquier veleidad de gran imperio. Desde la proclamacin de la repblica e1889, su poltica sigui ms o menos el mismo patrn que los dems pases de Amrica Latina, con perodos de legalidad interrumpid

    por golpes militares y dictaduras. La riqueza nacional creci a un ritmo irregular y continuo, y la distribucin del ingreso es de las mdesiguales del mundo. Ante tanta frustracin y tanta distancia entre sueo y realidad, se hace comprensible que se haya desarrollado eel pas una pasin desenfrenada por el ftbol. El entusiasmo puede explicarse en parte el hecho de que el ftbol es la nica actividad dalcance popular que le permite destacarse internacionalmente. Un partido de ftbol es el nico momento en el que los brasileoincluso las poblaciones indgenas, se identifican en un sentimiento comn de solidaridad que la patria poltica no proporciona. Lexcelencia en este campo, atestiguada por la victoria en cinco copas mundiales, se torna entonces en un sucedneo del paraso perdidodel imperio imposible. Un juego de la seleccin nacional simboliza el nico momento en el cual todos los brasileos gritan juntos enombre de su pas, sin preocupaciones por lo material, los parasos y los sueos.

    Rafael Sagredo Baeza (2008)

    CHILE: DE FINES TERRAE IMPERIAL A COPIA FELIZ DEL EDN AUTORITARIO

    En la larga duracin, las relaciones entre Chile y el territorio que lo abarca, lo sustenta y, en cierto modo, lo explica, aparecentidamente, influyendo sobre la sociedad que lo habita y sobre sus formas de organizacin poltica. El valor de sumar la dimensigeogrfica al anlisis histrico est en la densidad, la duracin y la abundancia de realidades que ella aporta; stas permiten relacionacomparar y entender ms exactamente el desenvolvimiento de Chile como sociedad. Entre los rasgos distintivos de Chile se mencionsu situacin geogrfica, verdadero confn del mundo y su condicin insular en razn de los accidentes naturales que lo contienen. En extremo sur occidental de Amrica del Sur, flanqueado por la Cordillera de los Andes y el ocano Pacfico, y limitado por los desiertoen sus extremos septentrional y meridional, Chile se ha desenvuelto como sociedad marcado por su posicin geogrfica y su realidanatural. La misma que en relacin con su evolucin econmica y social colonial lo caracteriz como una regin de escasos recursosiempre sometida a desafos derivados de desastres naturales, constantes guerras con los aborgenes y amenazas de agresin d

    potencias europeas.Estudio de algunos conceptos asociados al nombre de Chile, que permitir comprender algo de la trayectoria histrica del pas a lo largdel siglo XIX, mostrando como su situacin geogrfica y la concepcin derivada de la realidad ambiental influyeron en la accin de suelites republicanas, entre otras razones, para sobrevivir, pero tambin para distinguirse del resto de las sociedades americanas. L

    permanencia del nombre Chile, cuyo origen precolombino est acreditado, demuestra la vigencia de una voz, que pese a los cambios dsignificado que ha sufrido, se ha mantenido a lo largo del tiempo debido a la fortaleza de su origen en la condicin geogrfica dterritorio que denomina, el xito institucional de la repblica que nombra y la relativa homogeneidad de la nacin que se cobija bajo sdenominacin.

    Chile, fines terrae del imperio espaol

    La conquista de Chile fue la consecuencia natural del asentamiento de los espaoles en el Per que hizo posible la avanzada europesobre los territorios situados en el extremo sur occidental del continente americano. La expedicin encabezada por Diego de Almagr

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    parti hacia Chile con muy altas expectativas de ganancia, sin embargo la empresa no slo fue un contundente fracaso en razn de sufines ltimos, esto es, la obtencin de riquezas; adems se caracteriz por las dursimas penalidades que los conquistadores debieroexperimentar a lo largo de la marcha y por la resistencia que las rudas poblaciones aborgenes ofrecieron a los europeos. De vuelta en Cuzco, Diego de Almagro debi asumir su infortunio, arrastrando en su desgraciada suerte a quines lo haban acompaado en smalograda empresa al sur. Desde entonces, 1538, todos fueron estigmatizados y llamados de manera burlona los de Chiletransformando as el nombre del territorio en sinnimo de fracaso, derrota y, en ltimo trmino, de pobreza. Prueba de ello es qucuando el capitn Pedro de Valdivia pidi autorizacin para la conquista de Chile, sorprendi con lo que se consider una descabelladiniciativa y no encontr voluntarios dispuestos a acompaarlo.Se pueden citar diversos ejemplos para mostrar la situacin geogrfica marginal y extrema del territorio de Chile durante el perod

    colonial. En primer trmino, la toponimia del territorio. Nombres como Despoblado de Atacama, Puerto de Hambre, Isla Desolacinetc., etc., grafican las dificultades que las condiciones geogrficas y climticas impusieron a los conquistadores. La Cordillera de loAndes fue otro obstculo que el europeo represent a travs de una imagen fatdica, como causa de penurias. Su aislamiento geogrficel enclaustramiento derivado de las condiciones extremas de sus ambientes limtrofes, tanto como la dureza de una existencia cotidianmarcada por la constante guerra contra los araucanos y las peridicas catstrofes naturales que lo sacudan, para no referir la endmic

    pobreza que al transform en la colonia ms pobre del imperio espaol, hicieron de Chile una sociedad marginal en el contexto deimperio. As lo demuestran numerosas evidencias de naturaleza econmica, social, cultural y poltica.Posteriormente, el avance de las ciencias y la competencia imperial entre las monarquas absolutas haba provocado que territorimarginales como Chile adquirieran creciente inters y valoracin, tanto por las posibilidades que ofrecan para el desarrollo dconocimiento por su papel estratgico e importancia econmica para la metrpoli que los controlaba. Esta ltima realidad sumada a nocin de las elites locales sobre las potencialidades de los espacios que habitaban, as como de las limitaciones que les impona lmetrpoli para aprovecharlas fortalecer la conciencia criolla respecto de las posibilidades del territorio. Esta percepcin los llev

    ponderar las caractersticas de su ambiente natural y a la necesidad crear las condiciones institucionales, polticas y sociales qu

    facilitaran y promovieran el uso y explotacin de los variados recursos que la naturaleza haba puesto a su disposicin.

    Chile, copia feliz del edn

    La necesidad de atraer colonos y recursos a este territorio desprestigiado llev a los conquistadores a exaltar las bondades naturales dChile. De este modo, la nocin de esta porcin de Amrica meridional como un espacio bendecido por la naturaleza tiene su origen euna necesidad prctica que para los europeos efectivamente tena base en la realidad concreta que ellos apreciaban y experimentabanLa idea de la opulencia, sumada a la de la indulgencia del ambiente, se fortaleci a lo largo del perodo colonial. El enaltecimiento desuelo propio no fue una actitud pasajera. Para el caso chileno, esto permaneci como una constante que se prolong a lo largo de todo siglo XIX. En el mbito de la historia natural Chile sobresala porque, como Claudio Gay explicaba, tena un carcter particuladerivado de las barreras naturales que cerraban todo su contorno, transformndolo en una regin enteramente natural. El nombrChile y lo asociado a l influy tambin en la delimitacin de las fronteras del nuevo pas, las que desde los orgenes de la repblicfueron fijadas por los textos constitucionales aduciendo a los fenmenos naturales que geogrficamente e histricamente haba

    determinado su territorio. En el Chile de entonces, en proceso de organizacin republicana, Gay percibe y orienta el destino del Estadonacin a travs de un ordenamiento territorial vertical que tiene como elemento esencial un eje norte-sur que servir para unificaespacialmente a la nacin. A travs de esta imagen cartogrfica anula los ejes regionales horizontales heredados de la colonia en favode un solo eje longitudinal que aglutina y abarca la totalidad del territorio nacional, delineando una representacin geogrfica de soberana del Estado unitario y centralizado sobre el territorio y, por tanto, de consolidacin de la nacin.Desde los orgenes de la repblica, los emblemas patrios representaron simblicamente las cualidades naturales de Chile y su extremubicacin geogrfica en el concierto americano, tanto como su vocacin republicana y unitaria.

    Chile, entre la libertad y el orden

    Ya en los primeros das de la Independencia, los patriotas expusieron claramente la proyeccin que la realidad natural de Chile tensobre su organizacin poltica. Camilo Henrquez, uno de los llamados padres de la patria, en una proclama de 1811, aluda a realidad natural, a la que llama verdad geogrfica que se viene a los ojos y que nos hace palpable la situacin de Chile, alegando qula libertad y la soberana no podan negrsele a esta vasta regin que contaba con todo lo preciso para subsistir por si misma. Lsolidez del argumento fue tal que el manifiesto de proclamacin de la independencia de Chile lo recogi. Ms todava, en estos aofundacionales, la conciencia sobre la posible existencia de una nacin chilena tiene tambin su origen en la realidad geogrfica dChile. Los textos constitucionales tambin dieron cuenta del nombre de la nueva repblica y de su territorio, reflejando los efectos dstos en la adopcin de la forma del Estado, en el caso de Chile, unitario. La unidad poltica del pas estaba estrechamente relacionadcon la unidad geogrfica derivada de las barreras naturales que lo comprendan.Junto con las favorables caractersticas naturales, otro tpico reiterativo a lo largo del siglo XIX fue la concepcin de Chile como unnacin estable, en la cual imperaba la ley y el orden, y en la que prevaleca la libertad. Esta concepcin fue compartida, cuando nideada e imaginada, y en especial difundida, por la mayor parte de los extranjeros que se radicaron o visitaron Chile en las primeradcadas de la Repblica. El orden, la paz y la libertad representaron aspiraciones que emanaban de la realidad natural, pero tambin d

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    las experiencias sufridas luego de la independencia, en la poca de la organizacin nacional. Estas convulsiones, sumadas a ladramticas experiencias de algunos de los pases que nacan a la vida independiente, terminaron por exaltar el orden y la estabilidacomo elementos esenciales de la repblica de Chile, incluso por sobre la libertad que, para la elite dominante, de todas formas estabasegurada por la vigencia del rgimen republicano.

    O el asilo contra la opresin?

    En Chile, la evolucin desde la libertad como garanta esencial hacia el orden como necesidad superior no tard en llegar.la tendencse acentu a partir de 1830 y qued asegurada en la carta fundamental de 1833, que estipul que el presidente de la Repblica era e

    Jefe Supremo de la Nacin; que a l estaba confiada la administracin y gobierno del Estado; y que su autoridad se extenda a todinterior, y la seguridad exterior de la Repblica, guardando y haciendo guardar la Constitucin y las leyes. La valoracin de lestabilidad poltica y social tambin quedo reflejada en los mensajes presidenciales. La nocin de un pas bendecido por la naturalezque s mereca un rgimen poltico estable estuvo presente a lo largo de toda la centuria. La estabilidad poltica y el orden constitucionno slo fueron apreciados por la elite gobernante como una condicin esencial del desenvolvimiento nacional. En el contexlatinoamericano del siglo XIX, fue prcticamente el nico rasgo que se esgrimi como argumento para distinguir a Chile de las demrepblicas americanas. Sin embargo, cul fue el precio pagado por la sociedad chilena para alcanzar la posicin excepcional que se atribua en el concierto latinoamericano? Sin duda, el autoritarismo, materializado en un arsenal de modalidades represivas contra anarqua, los perturbadores del sosiego pblico, la conspiracin, la prensa opositora y hasta el teatro subversivo.

    El huemul y la repblica

    El nombre de Chile est asociado a procesos de larga duracin, como la construccin de una identidad nacional derivada de un

    concepcin del territorio y del medio natural que fue determinante en el contenido que se dar a su organizacin republicana. Aseguradla independencia y la libertad, y una vez constatada la necesidad prctica de alcanzar la estabilidad a travs de un rgimen autoritarique fuera capaz de mantener el orden, se buscaron argumentos que reforzaran y validaran la opcin tomada. Entre ellos que exista uorden natural que haba hecho de Chile una tierra promisoria, llena de oportunidades. La vigencia del orden social y poltico transform en una condicin de existencia para el nuevo Estado. Fue el medio ms efectivo de encarar exitosamente los desafos de unsituacin natural aislada y sometida a frecuentes y angustiantes imponderables y, tambin, la garanta de conservacin de su integridaterritorial y de su posicin internacional en un contexto latinoamericano marcado, para Chile, por la competencia con rivales mfuertes. El autoritarismo presidencialista del sistema poltico chileno fue tan marcado que incluso lleg a desperfilar el rgimerepublicano.

    Jos Carlos Chiaramonte (2008)

    DEL RO DE LA PLATA A LA ARGENTINA

    El primer texto que abord sistemticamente el asunto fue el de ngel Rosenblat,El nombre de la Argentina. Rosenblat recordba quhaba sido el Arcediano Martn del Barco Centenera el que inici, en 1602, el uso del adjetivo latinizante argentino con el valor drioplatense. Del uso de ese adjetivo, limitado inicialmente a la lengua potica, saldr posteriormente el gentilicio y el nombre de ltierra. As, a comienzos del siglo XIX, el adjetivo que ha sido utilizado en diversos escritos a los largos de los siglos XVII y XVIII es yfrecuente en la poesa, junto con el sustantivo como nombre potico de la tierra. Luego de pasar revista a la produccin literar

    posterior a la Revolucin de Mayo, Rosenblat sealaba que era evidente que argentino todava careca de popularidad.Pero todas estas evidencias habran de ser olvidadas cuando el principio de las nacionalidades incitara a inventar una nacionalida

    preexistente a la independencia y a otorgarle al nombre de Argentina otro significado. Lo cierto es que luego de 1810 y durante muchtiempo, el vocablo seguira conservando su sentido original referido a Buenos Aires. A tal punto el vocablo estaba adherido a lo porteque en el Congreso Constituyente de 1824-1827 los diputados de Buenos Aires se sintieron obligados a consultar a los del interior si nles molestara aceptar como nombre de la nacin proyectada el de Provincias Unidas del Ro de la Plata, dado que no slo argentinasino tambin Ro de la Plata podra interpretarse como referencia a Buenos Aires, la nica ciudad que, con excepcin de las de lBanda Oriental, se encontraba sobre ese ro. Asimismo, cuando luego de 1831 su uso como designacin de lo ya se poda llamRepblica Argentina o Confederacin Argentina se haba hecho frecuente aun entre provincianos, dos prominentes hombres pblicos dorigen no porteo, Pedro Ferr y el general Jos Mara Paz, se quejaban de que algunos porteos les negaban el derecho a llamarargentinos. El uso de Argentina en expresiones alternativas a la de Provincias Unidas comenz a ser aceptado por ldere

    provinciales. El cambio de actitud de Corrientes al respecto trasluce un movimiento estratgico pensado para obligar a Buenos Airesencarar la organizacin constitucional del pas, resistida por el propio Buenos Aires por los riesgos que entraaba para los principale

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    apoyos de su prosperidad: las rentas de su Aduana, que seran as nacionalizadas; la libre navegacin de los ros, que le privara dcontrol de la cuenca del Plata; y el tratado de libre comercio firmado en 1825 con Gran Bretaa, que podra sucumbir ante

    proteccionismo de las provincias del Litoral e interior.

    La expresin Provincias Unidas del Ro de la Plata

    Esta denominacin se compona de dos ncleos: el de provincias unidas y el de Ro de la Plata. El primero fue ms constantmientras que el segundo desaparece en la tambin fracasada Constitucin de 1819, la que adoptaba como nombre de la nueva nacin

    de Provincias Unidas en Sud Amrica. En sus primeras apariciones, Provincias Unidas del Ro de la Plata posea innegablreminiscencia de la independencia de los Pases Bajos. Y, como en ese caso, refera tambin a entidades soberanas que buscaban unforma de relacin que preservase su autonoma. No cabe duda de que en su origen provincias unidas reflejaba esa calidad soberanLa cuestin de si el primer ncleo de la denominacin del pas, el de Provincias Unidas, deba interpretarse como referencia a unentidad nica o a una reunin de entidades que conservaban su independencia, continu vigente a lo largo de toda la primera mitad desiglo, sin perjuicio de que los dos grandes sectores en que se dividira la poltica rioplatense, el Partido Federal y el Partido Unitariempleasen el mismo nombre de Provincias Unidas del Ro de la Plata. Slo a partir de que en Buenos Aires se tom conciencia de limposibilidad de unir constitucionalmente al Ro de la Plata bajo su hegemona aquella denominacin sera relegada a un segund

    plano. sta fue reemplazada por otra que reflejaba el hecho de que Buenos Aires, de haber sido la principal sostenedora de un Estadunitario, pasaba a convertirse en la campeona de la unin confederal. Luego del Pacto Federal de 1831, el gobierno de Buenos Aireimpuso en su provincia y difundi en el resto del territorio, la expresin Confederacin Argentina .

    Luego de la Constitucin de 1853

    La adopcin de Confederacin Argentina en la Constitucin de 1853 reaviv fuertemente el debate sobre el nombre del pas. Dhecho, constitua una incongruencia que se adoptase Confederacin en un texto constitucional que en realidad implicaba la definitivdesaparicin del sistema confederal y su reemplazo por un Estado federal. Sarmiento propone adoptar en cambio el nombre Provincias Unidas del Ro de la Plata, cosa que tambin podra sorprender por dos rasgos de este nombre. Uno, el de suprimirsargentina, la antigua denominacin de los porteos, por gente que integraba el partido de Buenos Aires. Y otra, que en su origen lo dprovincias unidas tuvo sustancia confederal.De tal manera, se puede inferir que la indefinida cuestin del nombre del nuevo pas, tanto cuando ese pas era solamente proyeccomo cuando comenz a ser realidad, haba sufrido una modificacin sustancial que al converta en reflejo del irresuelto problema de forma de gobierno.La postura de Buenos Aires al impugnar en 1852 el Acuerdo de San Nicols y, posteriormente, al condicionar su ingreso en la naciargentina, se fundaba en el principio del consentimiento. Y en 1860, Buenos Aires volva a apoyarse en l para contribuir a evitar eriesgo de ingresar a una confederacin que la pondra a merced del resto de las provincias. El principio del consentimiento constituentonces la base en que Buenos Aires asentaba su derecho a examinar las condiciones de ingreso a la nueva nacin organizada e1853.Como fundamento de la calidad de soberanas independientes que se atribuan a las provincias convocadas a la constituyente d1853, ese principio afloraba nuevamente en las reformas del 60. Es as como en el curso de la Convencin con que en mayo de 1860 Estado de Buenos Aires discuti y defini las modalidades que quera introducir en el texto de 1853, la cuestin del nombre del pavolvi a ocupar un lugar de relevancia. Y el debate, en el que no hubo prcticamente desacuerdos, apunt nuevamente, como lo habhecho Sarmiento en 1853, a impugnar el sentido de la palabra confederacin, sin dejar tampoco de estar revestidos los argumento

    por las entonces habituales condenas de la figura de Rosas. Sin embargo, todo ese entusiasmo no tuvo satisfaccin, pues el dictamen dla Convencin bonaerense sobre este punto no prosper en la constituyente nacional. El texto constitucional incluy un artculo segn

    cual las expresiones utilizadas desde 1810 en adelante Provincias Unidas del Ro de la Plata, Repblica Argentina y ConfederaciArgentina, seran indistintamente nombres validos para designar el Gobierno y el territorio, mientras se utilizaran las palabraNacin Argentina en el texto de las leyes. Efectivamente sobrevivi una denominacin, Repblica Argentina, mientras las otras sconvertiran simplemente en datos histricos, y el artculo 35 en una curiosidad. Qu podra explicar este resultado? Tres factorhaban dejado su huella en el lenguaje poltico. Uno, la popularizacin de lo que haba sido inicialmente una moda culta, y en form

    potica, de la palabra Argentina; otro, su frecuente uso en la correspondencia diplomtica de otros pases, lo que habra influido en lenguaje oficial y de all en el habla popular; y, por ltimo, una decisin del gobierno nacional que, en octubre de 1860, pese a que artculo 35 de la Constitucin estableca la expresin Naci Argentina para el texto de las leyes, decidi adoptar RepblicArgentina para los actos administrativos.

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    Ana Frega (2008)

    URUGUAYOS Y ORIENTALES: ITINERARIO DE UNA SNTESIS COMPLEJA

    Los debates sobre el nombre de Uruguay acompaaron el proceso mismo de constitucin de los territorios al este del Ro Uruguay, silmites definidos, en una unidad poltica soberana. En las discusiones acerca del origen del nombre del Estado, la interpretacinacionalista ha trazado una lnea de continuidad que se remonta hasta las primeras referencias consignadas por los europeos qu

    llegaron a la zona. El abordaje propuesto por la autora difiere radicalmente del anterior. Se aparta de la concepcin que considera a lnaciones como un destino poltico inherente aunque largamente aplazado y estudia las identidades nacionales en su historicidad, edecir, como construcciones plurales, heterogneas, mutables, muy diferentes de las tramas homogeneizadoras que han tejido lhistorias patrias.

    Alianzas polticas y referentes geogrficos

    No existe acuerdo entre los estudiosos acerca de la traduccin de la voz Uruguay, a la que se le atribuye origen guaran. A ldificultades derivadas de la evolucin de su escritura se suma el hecho de que se tratara de una palabra compuesta. Zona de conflictentre las colonias ibricas, tambin aparecen referencias al Uruguay en la cartografa y textos literarios lusitanos. Los territorios al esdel ro Uruguay y hasta la frontera con los dominios de Portugal no conformaban una unidad administrativa a comienzos del siglo XIXPor el contrario, es posible identificar por lo menos tres polos que avanzaban en la ocupacin del espacio. Uno en Buenos Aires, capita

    virreinal; otro en la ciudad-puerto de Montevideo, sede de la gobernacin homnima y del Apostadero Naval; y el tercero en lodominios lusitanos de Brasil, que consideraban al Ro de la Plata como sus fronteras naturales. Durante la Revolucin del Ro de Plata, el hecho de que las autoridades de Montevideo se mantuvieran fieles a Espaa, permiti que los antiguos derechos de villas

    pueblos menores afloraran con ms fuerza. Con el liderazgo de Artigas se conform una tendencia que impuls la soberana particulde los pueblos expresada en la unin de los de la Banda Oriental bajo una autoridad comn, as como en la afirmacin del derecho dlos pueblos. En la lucha revolucionaria la invocacin al Oriente adquiri fuerza simblica. Artigas, que haba sido nombrado jefe dlos Orientales se transform en jefe de unos pueblos que no queran volver al yugo espaol ni someterse a ninguna clase de tiranaLa expansin del artiguismo en 1814 hacia el Litoral ampli el significado. Pas a representar una comunin de intereses en torno dlos objetivos de la revolucin, antes que una identidad territorial que, por tora parte, no estaba definida. Por un lado, la referencia a loriental se extendi al Paran. Por otro, la voz orientales pas a denominar una corriente dentro de la revolucin rioplatensasociada a la defensa de las ideas federales, entendidas en la poca como el reconocimiento de las soberanas provinciales frente a

    unitarismo del Directorio de las Provincias Unidas.En los aos siguientes la memoria viva de esta etapa llevo a diversos intentos de modificacin de un nombre que evocaba al poca eque la provincia haba sido el teatro de la anarqua. La ocupacin luso-brasilea de la ciudad de Montevideo a comienzos de 181contempl otra designacin Reino Cisplatino en la negociacin para la unin a Portugal. Fracasado ese intento, en 1821 se produjuna nueva instancia para resolver el futuro poltico de la provincia. Un congreso extraordinario reunido en julio de ese ao, resolvi lincorporacin de la misma a Portugal como Estado Cisplatino (alias Oriental). La Convencin Preliminar de Paz que puso fin a guerra entre las Provincias Unidas y el Imperio de Brasil, celebrada en 1828, declar en sus artculos 1 y 2 la independencia de Provincia de Montevideo (llamada hoy Cisplatina). La oposicin entre Montevideo y los orientales qued otra vez en evidencia la hora de discutir el nombre del nuevo Estado en el seno de la Asamblea Constituyente. El eje de la discusin expres nuevos y viejoconflictos. En el fondo, la fundamentacin dada por los partidarios de la denominacin Montevideo expona la orientacin centralisy antiartiguista del proyecto, ya que la denominacin contribua a afirmarla supremaca de la capital frente a los poderes locales. Ladopcin del nuevo nombre (Estado de Montevideo) fue finalmente rechazada. El diputado Miguel Barreiro propuso el nomb

    finalmente aceptado: Estado Oriental del Uruguay.

    La identidad nacional y el nombre de los ciudadanos

    Orientales o uruguayos

    Hacia fines del siglo XIX el trmino orientales comenz a identificarse con el criollismo y el nativismo. Sus impulsorreaccionaban ante el crecimiento urbano, el avance centralizador del Estado, la afluencia masiva de extranjeros, y los efectos de llamada cuestin social, expresada en la movilizacin de los sectores populares y urbanos. En forma paralela, la denominaci

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    uruguayos comenz a distinguir una lectura urbana, capitalina, que tuvo uno de sus primeros referentes en el historiador y polticFrancisco Bauz. Correspondi al reformismo encabezado por Jos Battle y Ordoez impulsar un modelo de desarrollo urbanoindustrial, autoidentificado con la defensa de los desheredados y sustentado en un nacionalismo cosmopolita capaz de integrar a loinmigrantes. a pesar de que en un principio el modelo de identidad cosmopolita y el nativismo criollo parecieron ser excluyenteuno del otro, ambos patrones de integracin a la ciudadana en el Estado republicano pudieron conciliarse y contribuir finalmente a

    percepcin de una ciudadana homognea. La coyuntura de la Segunda Guerra Mundial ambient un nuevo acercamiento entre enacionalismo cosmopolita y aqul anclado en la lectura de la historia nacional. Ello no evit la polmica sobre la correcdenominacin de los ciudadanos, ya que corresponde a esos aos la conferencia de ngel H. Vidal con el ttulo Orientales y n

    uruguayos, y la replica de Ariosto Gonzlez, Orientales y uruguayos?, que propona una contundente respuesta en el sentido de qula palabra uruguayo es la de uso ms extendido tanto en el pas como en el extranjero.Fue la crisis econmica cuyos efectos se hicieron sentir a fines de los aos cincuenta, sumada a los cambios operados en la regin y eel mundo, que obligaron en los aos sesenta a repensar lo uruguayo y su relacin con lo latinoamericano.

    Orientales o subversivos

    Entre los objetivos polticos de la dictadura cvico-militar que se estableci en Uruguay luego del golpe de Estado de 1973, figur lrecuperacin de la orientalidad. Los nacidos en el pas fueron divididos en dos categoras: los buenos orientales, por un lado, los enemigos de la nacin, partidarios de ideas forneas, por otro. Una interpretacin nica del pasado histrico deba mostrar continuidad con los acontecimientos que haban dado lugar a la constitucin de la nacin, en una lectura que pona entre parntesisintegraba" algunas de las interpretaciones disimiles sobre el proceso de independencia. Una concepcin unitaria y totalitaria de lciudadana sustituy la nocin plural de adversario poltico por la de enemigo interno, representante de lo forneo y por lo tantequiparable a enemigo de la nacin. El rgimen cvico-militar haba promovido el resurgimiento de un concepto firme y positivde la orientalidad que requera ahora la materialidad de un monumento para concitar la veneracin pblica.

    Uruguayos y algo ms

    En los ltimos aos se ha reabierto el debate sobre la identidad nacional. Por un lado, la restauracin democrtica producida en 198desech la simbologa asociada a la orientalidad que pretendi imponer la dictadura. Por otro, los efectos sociales del modeleconmico neoliberal dejaron en evidencia las falencias de la concepcin de ciudadana homognea y pas de excepcin que el ude la expresin uruguayos haba implicado. Un elemento caracterstico de este renovado debate es el surgimiento o revitalizacin dgrupos que reclaman el reconocimiento de la diversidad cultural que haba estado en la formacin misma del Uruguay. Asociaciones d

    afrouruguayos o de indigenistas han comenzado a exigir el reconocimiento e inclusin de esos grupos tnico-sociales, silenciados por historiografa tradicionalista, como parte de los elementos religantes de la identidad nacional.

    ***

    Como en otros pases, la lucha por el dominio del recuerdo y de la tradicin en contextos de crisis y de transformacin social, as comla construccin de identidades, tuvieron como uno de los objetos centrales el denominador comn que distinguiera esa comunidadde los otros. Posturas nativistas o cosmopolitas; rurales o urbanas, basadas en la tradicin o en los postulados republicanos, haballegado a un punto de encuentro en la caracterizacin del Uruguay como pas de excepcin. Esa sntesis homogeneizadora habdespojado de su carcter radical y regional a la voz orientales y haba hallado en la de uruguayos una expresin ms abarcador

    para el adentro y el afuera. En los ltimos aos, las discusiones se han centrado ms en los contenidos que en las denominacioneUno de los ejes del debate es la posibilidad de una identidad nacional que respete le heterogeneidad cultural y, a la vez, constituya ulazo de unin a partir de la prctica de ciertos valores como al solidaridad y la defensa de los derechos individuales y colectivos dquienes se perciban como uruguayos dentro o fuera de fronteras.

    Pablo Buchbinder (2008)

    DE PROVINCIA A REPBLICA: CONTROVERSIAS SOBRE EL NOMBRE DEL PARAGUAY

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    Paraguay: antiguas controversias sobre un trmino

    Repblica del Paraguay constituye la denominacin oficial reconocida y utilizada en la mayor parte de la documentacin pblica d pas. Del uso del trmino Repblica asociado al Paraguay pueden encontrarse testimonios anteriores a los de la ley de 1844. Sembargo, slo desde entonces la expresin adquiri una connotacin similar a la que posee actualmente. A partir de la dcada de 184el trmino Repblica del Paraguay se asocia a la existencia de un Estado plena e indudablemente soberano e independientexcluyndose desde entonces la posibilidad de su integracin en una unidad poltica mayor.En un breve anlisis del significado y origen del nombre debe reconocerse tambin que el trmino Paraguay fue utilizado de mane

    sistemtica para designar a una muy amplia regin de Sudamrica desde los primeros tiempos de la colonia. El significado del vocabfue objeto de diversas controversias que se remontan a las primeras crnicas de la conquista y que nunca terminaron de saldarse dmanera definitiva. El trmino Provincia del Paraguay fue utilizado tempranamente para aludir a los territorios situados en

    jurisdiccin de la ciudad de Asuncin. La expresinprovincia estaba en pocas coloniales dotada de una gran ambigedad imprecisin y era usado para hacer alusin a los dominios ultramarinos de la Corona. De esta forma, el trmino provincia se usunido al Paraguay cuando el territorio formaba parte de una Gobernacin, pero tambin cuando, en el marco del Virreinato del Ro de Plata, se transform en Intendencia a raz de laNueva Real Ordenanza de 1783, que estableci ocho intendencias en dicho virreinato. Etrminoprovincia sigui utilizndose de manera sistemtica luego de los episodios revolucionarios de principios de la dcada de 181La Junta Gubernativa que se instal all para suceder a la antigua administracin virreinal, utilizo el trmino Provincia del Paraguay esu correspondencia interna y externa. El vocablo serva para hacer referencia a una condicin estatal que, por un lado, supona el estatusoberano e independiente del estado provincial, por el efecto de la reversin de la soberana a lospueblos, ciudades o provincias unvez disuelto el pacto que los una con la Corona espaola. Pero, por otro, admita la posibilidad de una futura conformacin de unnueva organizacin poltica con el resto de las provincias rioplatenses a partir de la reunin de un congreso o una asamblea general. Eargumento que estableca que un prximo Congreso iba a regular distintos aspectos de los vnculos entre el Paraguay y Buenos Aires us en distintas oportunidades,.

    Provincia y Repblica

    Entre 1811 y 1814 se reunieron en el Paraguay siete congresos generales que asumieron funciones constituyentes. En distintaoportunidades, durante estas reuniones, los trminos provincia y repblica se usaron en forma paralela y simultnea. El segundvocablo era utilizado primordialmente para calificar el rgimen poltico, que, a diferencia de la forma estatal, fue adquiriendo contorno

    bien definidos durante estos aos. No es extrao entonces que las autoridades del nuevo Estado utilizasen al mismo tiempo los trminoRepblica y provincia. El primero hacia referencia a la naturaleza del rgimen poltico y a su fuente de legitimidad. El segund

    expresaba que todava exista cierta indefinicin en torno de la futura organizacin del Estado. Los testimonios de esta primera dcaddel siglo muestran la coexistencia de dos trminos utilizados en forma indistinta para aludir al Paraguay, un Estado en principindependiente y en el ejercicio de sus potestades soberanas pero cuyos vnculos con el resto de los Estados vecinos deban todavdiscutirse en un futuro. El trmino Provincia del Paraguay se us entonces de manera sistemtica durante las tres primeras dcada

    posteriores a la independencia.

    La Repblica del Paraguay

    Durante su extenso mandato Gaspar Rodrguez de Francia limit los vnculos del Paraguay con el exterior, regulando y vigilando eingreso de los extranjeros y la salida de los nativos. Uno de sus objetivos principales consista en evitar los contactos polticos con exterior para impedir que se transmitiese el impacto de las guerras civiles que afectaban al mundo rioplatense. En tiempos d

    fallecimiento de Francia (1840) se utilizaban todava, para designar al Paraguay, en forma simultnea, los dos trminos a los que se hizreferencia en el apartado anterior. El intento de abrir el Paraguay a los vnculos con el exterior se inici en tiempos del Consulado pese fortaleci cuando Carlos Antonio Lpez fue designado presidente (1844). Este proyecto, que tena la aspiracin de transformar lestructuras econmicas e institucionales del pas, requera de una definicin ms clara del estatus poltico del pas y de sreconocimiento como estado independiente. En este marco era imprescindible para el Paraguay regular las cuestiones relacionadas cola navegacin de los ros, en especial del Paran, principal comunicacin con el exterior. Con este propsito las autoridades paraguayresolvieron en 1842 declarar formalmente la independencia e iniciar tratativas para el reconocimiento de sta. Desde ese ao, en lodocumentos oficiales y en los pronunciamientos pblicos de las autoridades, el trmino Provincia del Paraguay comenz a ssustituido de manera sistemtica por el deRepblica del Paraguay.la declaracin de independencia implic as el abandono del uso d

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    trmino provincia. La adopcin del trmino Repblica del Paraguay, con la deliberada exclusin de otro tipo de expresiones pareferirse al Estado paraguayo, debe comprenderse en un contexto signado por una serie de decisiones explcitas tendientes a reafirmar voluntad independentista de las elites paraguayas. Si desde 1842 el trmino provincia desapareci de la documentacin oficial pareferirse al Paraguay, sigui utilizndose para hacer referencia a las provincias argentinas .La adopcin definitiva del nombre Repblica del Paraguay debe comprenderse entonces en este contexto signado por al voluntad ddefinir la personalidad, individualidad e independencia del nuevo Estado en un marco regional e internacional signado por lconsolidacin de los Estados nacionales. El contexto histrico estuvo caracterizado por la necesidad de precisar la naturaleza de lovnculos del Paraguay con los Estados vecinos, en particular con el Brasil, pero tambin con las provincias integrantes de la llamad

    Confederacin Argentina. Este proceso estuvo acompaado por la emergencia y definicin de otros smbolos que expresaron proyecto de construir una identidad nacional con contornos bien definidos, como el Himno Nacional, oficializado en 1853.

    Esther Ailln Soria (2008)

    DE CHARCAS/ALTO PER A LA REPBL ICA DE BOLVAR/BOLIVIA. TRAYECTORIAS DE LAIDENTIDAD BOLIVIANA

    Introduccin

    Bolivia es un neologismo creado en 1825, derivado de Bolvar, el nombre con el que se bautiz la temprana repblica. La nuevdenominacin supuso un cambio importante para los habitantes de su territorio, pues la fundacin de la repblica signific el paulatindesplazamiento de las denominaciones coloniales Charcas y Alto Per, la gestacin de una idea de Estado-nacin con un nombrindito y la lenta adopcin del gentilicio boliviano. Sin embargo, ninguna construccin poltica de este tipo ha estado exenta dcontradicciones con las formas previas de organizacin social. La nacin que se propona fundar deba fusionar, en un todindivisible, el Estado, el territorio y la poblacin, supuestamente homognea. En el Charcas colonial, debe destacarse la identida

    peruana/altoperuana y la emergencia del nuevo sujeto criollo en la ciudad-orbe de Potos, que luego seran progresivamente subsumiden el largo y conflictivo proceso de formacin de una identidad nacional. De ah que la construccin de la identidad boliviana estarconfigurada por varias capas y proyectos superpuestos a la largo del siglo XIX que corresponden, alternativamente, a las nacionetnicas o a la nacin liberal.

    Identidad charquea, identidad alto peruana: el nombre colonial de Charcas/Alto Per

    El actual territorio de Bolivia corresponde en gran medida a la antigua delimitacin de la Audiencia de Charcas (1559), cuyo nombrproviene de la denominacin Qaraqara-Charka. La demarcacin de los lmites de la Audiencia en el siglo XVI no estuvo exenta conflictos. En trminos de articulacin geogrfica, la Audiencia de Charcas tuvo un doble eje: por un lado, la ciudad de La Plata comsede de la Audiencia, y por otro, Potos como centro minero y polo econmico. No obstante, fue una regin colonial que no lograrticular una identidad completamente autnoma; predomin en ella su pertenencia al Per, entendiendo a ste no tanto a Lima comel dinmico eje articulado por la economa minera de Potos. Ello se refleja en el hecho de que el gentilicio charqueo casi no utiliz durante la poca colonial. Es decir, hubo una regin Charcas, pero no una identificacin colectiva alrededor de ella. Quiz poeso, durante la Colonia se gener la denominacin (paralela) de Alto Per, que tuvo un uso predominante desde fines del siglo XVIhasta los aos fundacionales de la repblica, en 1825. As como es significativo rastrear la denominacin, lo es tambin auscultar lconformacin de identidad alrededor del eje potosino-platense. Sin duda, la existencia del Cerro Rico de Potos y de la Villa Imperiadel mismo nombre, como el asiento de la ciudad minera ms fastuosa e impresionante de Amrica en los siglos XVI y XVII, provey

    una parte de los cimientos de la identidad en Charcas/Alto Per. Pero el Potos se muestra como un lugar donde se forja una marcadserie de confrontaciones tnicas y culturales. Es en la ciudad-orbe potosina donde se produce un primer imaginario de lugar propio eAmrica. Los ecos de la magnificencia de Potos se oyeron en muchos mbitos: en el imaginario cvico del siglo XIX y tambin en leconoma.

    Identidades en transicin: 1809-1825

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    A partir de los movimientos juntistas de 1809 y el desarrollo de la guerra, las identidades coloniales se volvieron voltiles por lo procesos de desmembracin de los virreinatos. Al producirse la revolucin de 1810 en Buenos Aires, se conform un gobierno qubusc anexar el Alto Per al Ro de la Plata, para lo que se realizaron cuatro expediciones militares de los ejrcitos porteos: todafracasaron. Esta experiencia negativa marc una distancia colectiva de identidad en los altoperuanos, movindolos hacia la autonomrespecto de un virreinato del Per (realista) y tambin respecto de la presin portea (patriota pero inefectiva).Buenos Aires decidi enfrentar a los realistas cuando San Martn cruz los Andes, aunque fue cuidadoso en evitar atravesar territoraltoperuano para continuar la guerra. Charcas qued librado a su suerte por siete u ocho aos. Entretanto, el Ejrcito Libertador dSimn Bolvar avanz al sur hasta vencer en Pichincha y Ayacucho, en 1824, poniendo fin a la guerra en el Per. En el Alto Per, el

    de enero de 1825 se produjo el ingreso de la columna de los guerrilleros de Ayopapa que ocuparon La Paz, hecho que sucedi cassimultneamente al ingreso de las tropas bolivarianas a la misma ciudad.

    La Asamblea deliberante de 1825, la creacin de la Repblica de Bolvar y la aparicin del neologismo Bolivia

    Instalada el 10 de julio de 1825 en la ciudad de La Plata (pronto a ser rebautizada Sucre), la Asamblea Deliberante decidi por absolumayora no asociarse a ninguna repblica vecina y declar la autonoma del Alto Per en sesin del 6 de agosto de 1825. A lo largo dlas sesiones de la Asamblea Deliberante la denominacin que se utiliz para debatir sobre el destino de las provincias fue Alto Per,en la misma Declaracin de Independencia se us para definir los trminos del texto.

    La nueva denominacin: de Repblica Bolvar a Repblica de Bolivia

    La Asamblea reconoci a Bolvar como Libertador, Padre de la Patria y Presidente Vitalicio, y le concedi varios premios ereconocimiento a su liderazgo. Uno de ellos fue dedicarle el nombre e la nueva Repblica. La nueva denominacin o el cambio dRepblica de Bolvar a Repblica de Bolivia se produjo sin una resolucin expresa de la Asamblea Deliberante. La Asamblea queddisuelta en la sesin del 26 de octubre de 1825, tras nombrar una Diputacin Permanente que deba conducir las tareas preparatoria

    para la Asamblea Constituyente que se instalara en la misma ciudad en agosto de 1826. Cuando se instalaron las sesiones de Asamblea Constituyente ya se utilizaba la designacin Bolivia.

    La feminizacin del nombre de Bolivia y los inicios de su divulgacin

    La prensa fue, sin duda, uno de los vehculos que inici y facilit la divulgacin de la nueva denominacin. Su papel fue important

    porque produjo el desplazamiento de otras denominaciones como Alto Per, que asociaban a Bolivia con las antiguas pertenenciavirreinales del Per y del Ro de la Plata. La prensa internacional tambin asumi este papel: por ejemplo, el 30 de marzo de 1826,ECndor de Bolivia reprodujo para sus lectores una salutacin a la creacin de la repblica de Bolvar, publicada en la Gaceta dColombia. En este fragmento se comienza a notar que la divulgacin del nombre de Repblica de Bolvar, luego Bolivia, se hizacompaada de la feminizacin del nombre, asociando el nacimiento de Bolivia y de otras naciones americanas al nacimiento dvrgenes en el continente. Tambin en las comunicaciones epistolares se observa que se continuaba divulgando el nombre de lRepblica de Bolivia en clave femenina. La conversin del nombre de Repblica de Bolvar en Bolivia supone el desplazamientde la masculina figura napolenica delLibertador Bolvarpor la femenina y virginal Bolivia.

    El factor inca como proyecto alternativo frente al Estado-nacin

    El factor inca se refiereal ideario de restablecimiento de un pasado indgena prehispnico como un factor permanente en la culturpoltica boliviana y en el proceso de construccin de la identidad boliviana. Interviene como un llamado a lo local y se manifiesta erelacin con, alrededor de o en oposicin a los proyectos polticos de construccin de la nacin. Este factor ha sido visto, desde e

    proyecto oficial de construccin del Estado-nacin, como opuesto a hacer ms expedita la construccin de una nacin homognea auque, curiosamente, este ideario no ha provenido exclusivamente de los indgenas. El factor inca `puede descubrirse a travs dmltiples ejemplos en la historia colonial e independiente, particularmente asociados a momentos de crisis poltica [Por ejemplo, lrecuperacin de la imagen del inca como poderoso elemento simblico durante las masivas insurrecciones encabezadas por TupaAmaru y Tupac Catari].

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    Durante la independencia reaparece el factor inca en varias facetas; una de ellas, en el texto atribuido a Bernardo Monteagudo, ldradical de la emancipacin: Dialogo entre Atawallpa y Fernando VII, en los Campos Elseos. Las alusiones polticas al ideario dretorno a una dinasta inca en este momento tuvieron al menos otras cuatro manifestaciones: (1) Castelli, jefe de la primera expedici

    portea al Alto Per, promocion la idea de que vena al Alto Per a liberar a los indios del yugo espaol; (2) los indios tambimodificaron la figura poltica de Castelli transformndola en una de restitucin del incario; (3) en el sur del Per, algunos caciquevinculados con el Alto Per se presentaron como incas y (4) en Buenos Aires se molde la idea de la candidatura inca para estableceun orden posespaol.Aos ms adelante, con la creacin de la Repblica en 1825 se concibi la construccin de un espacio nacional capaz de absorber la

    diferencias heredadas del pasado pero sin lograr superar las profundas contradicciones. As, aunque algunos historiadores reconocen eficacia de la participacin indgena en la guerra de independencia, no dudan en sealar que fue excluido de la calidad de ciudadanEsta exclusin tambin fue resultado de la concepcin de algunos grupos de intelectuales, que sostenan que el indio era un elementincapaz de comprender el significado del proceso de formacin del Estado republicano, su democracia, el desarrollo cultural occidenty la formacin de la sociedad civil. A esta visin se contraponen formas alternativas de pensar el Estado-nacin. Las luchas qullevaron adelante las comunidades indgenas, particularmente en la dcada de 1920-1930, en el llamado Movimiento de los CaciqueApoderados, culminaron en una propuesta de emancipacin absoluta de los indios aymaras respecto de la estructura estatal nacional. LRepblica del Collasuyo fue fundada el 8 de agosto de 1839 y recoga el nombre de una de las cuatro partes o suyus del imperio de loincas o Tawantinsuyu; funcion por dos aos, cuando fue reprimida y acusada re realizar propaganda comunista. Cuando se produjo lGuerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935), por primera vez se reconocieron en las trincheras, bajo la misma bande

    boliviana, reclutas de todas partes del territorio boliviano, de diferentes grupos tnicos. Pero aun despus de esta guerra, la primeidentificacin continuaba siendo la adscripcin tnico-local. A partir de la Guerra del Chaco y luego de la llamada Revoluci

    Nacional de 1952, el nacionalismo abri algunas compuertas para la integracin por medio del indigenismo, pero las dcadas retroceso poltico que siguieron (en especial las dictaduras militares) minaron los principios del nacionalismo revolucionario condujeron a la emergencia de grupos regionales de poder regionales que comenzaron a acentuar la diferencia regional como base didentidad y de la disputa de poder por el Estado.A travs de esta experiencia que crea un espacio propio de existencia poltica nacional, la conflictiva construccin de la identidad eBolivia tiene ms la marca de lo indgena sobre lo criollo que viceversa, y es en ese espacio donde los sujetos construyen una existencnacional no excluyente.

    Conclusiones

    El paso de las denominaciones Charcas, Alto Per, Bolvar, Bolivia manifiesta en gran parte las mutaciones polticas experimentadas e

    el territorio de la Audiencia de Charcas. En general, el trnsito de una denominacin a otra no supuso la cancelacin inmediata de unanterior. La extensin de su uso fue un proceso paulatino de adopcin. La experiencia boliviana muestra que hay una distancia de mde un siglo entre la creacin del neologismo Bolivia (1825) y la identificacin de la poblacin como boliviana (c. 1930). Esto manifiesque los indgenas y otros grupos viven su pertenencia nacional en trminos de una fuerte autonoma grupal y que en momentos dconflictividad se manifiestan proyectos que rechazan la idea de una integracin homognea al Estado-nacin. Por eso, aun hoy frecuente encontrar en la contienda poltica proyectos polticos que se plantean autnomos, algunos de los cuales hacen un llamado a local como la nacin indgena del Kollasuyo. En efecto, el estudio del ser boliviano muestra como se ha articulado y desarrollado

    proyecto liberal de Nacin, pero tambin como ha experimentado este proceso la mayora indgena de la poblacin, a travs de suluchas sociales y su participacin en mltiples esferas de la vida pblica.

    Jess A. Cosamaln Aguilar (2008)

    EL NOMBRE DEL PER. IDENTIDAD Y CAMBIO EN LOS PRIMEROS AOS DE LA REPBLICA

    Repblica, nombres identidad poltica

    Entre los temas ms sugerentes planteados recientemente por la historiografa peruana, se encuentra la reflexin acerca de la relacientre el proyecto poltico de las elites en el siglo XIX, su estrategia discursiva, el imaginario que proyectaron y las decisiones qutomaron en cuanto a mantener o romper las vinculaciones con los smbolos coloniales. En el caso peruano, los trabajos dedicados reflexionar sobre este tema son de aparicin relativamente reciente y se han centrado no tanto en la etapa independencia como en la

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    primeras dcadas republicanas. Cecilia Mndez abri la discusin desde una postura escptica acerca del carcter incluyente de loproyectos nacionales liderados por la elite criolla en el Per republicano. Demuestra que en los momentos en que se comenzabaconsolidar la idea de lo peruano como diferente a lo boliviano o chileno, durante la guerra contra la Confederacin Peruana-Bolivian(1836-1839), la elite criolla costea bas su discurso nacionalista en la exclusin de lo indgena como integrante del proyecto nacionaPor otro lado, Gabriel Ramn relaciona todos los aspectos mencionados y demuestra que el proyecto esttico urbanista de las elite

    busc imponer en la ciudad una serie de medidas destinadas a reglamentar el uso de los espacios urbanos y, por medio de este esfuerzocontrolar las actividades de los sectores populares, sometidos a un proceso de regulacin y exclusin del espacio pblico.Hasta hace muy poco el periodo de independencia haba motivado menos inters en el tema. Slo recientemente gracias a los trabajo

    de Pablo Ortemberg, entre otros, ha aparecido un renovado inters en la simbologa de la poca de la independencia. Como se puedver en estos trabajos, las banderas, escudos, himnos, procesiones, etc., no fueron elementos poco importantes dentro del proyec

    poltico que se quiso aplicar en el Per.Existen diferentes versiones acerca del origen del nombre del Per en el virreinato, aunque Ral Porras Barranechea sostiene qu

    provena de la corrupcin lingstica de Bir o Vir, trmino que aparentemente designaba a un cacique de los territorios existentes sur de Panam y que tempranamente pas a nombrar los futuros territorios que conquistara Pizarro. Una vez proclamada independencia, a diferencia de otros casos, no hay constancia de ninguna discusin importante acerca de la necesidad de cambiar enombre del naciente pas. El articulo intenta reflexionar sobre las caractersticas de la ausencia de esta discusin y hasta que puntresulta representativa de los dilemas en los cuales se vio envuelta la independencia del Per.

    Notas sobre la proclamacin de la independencia y la discusin poltica

    No resulta casual que en la transicin de la colonia a la repblica no se hubiera presentado ningn debate sobre el nombre de la nuevnacin; por el contrario, expresa el complejo carcter de la gesta independentista en el Per y la dificultad de definir qu tipo de rupturse produjo con Espaa y bajo que proyecto poltico se desarroll. Salvo excepciones, la mayor parte de los criollos limeos, qu

    posteriormente apoy a San Martn, estuvo sosteniendo al dbil gobierno colonial del virrey Joaqun de la Pezuela primero, y luego ms enrgico Jos de la Serna, hasta prcticamente das antes de la proclamacin de la independencia. Durante largo tiempo antes de entrada de San Martn a la ciudad, la elite colonial fue conminada a colaborar econmicamente con el sostenimiento del ejrcito. ECabildo de la ciudad, bastin de la aristocracia limea, estuvo activamente comprometido con esta labor. La elite limea, representaden el Cabildo, mostr su preocupacin por el enorme costo que le podra traer una guerra prolongada, razn por la cual insistierofrecuentemente en el rol de pacificador que debera tener el virrey, dejando en manos del Cabildo el papel de conciliar entre ambafuerzas. La propuesta del Cabildo no consisti en pedir la salida del Virrey o la proclamacin de la independencia; ms bien, insisti ela necesidad de llegar a un acuerdo de paz entre ambas posturas, con el Virrey a la cabeza y el Cabildo como garante del acuerdo, edecir, una salida negociada. El Virrey, a diferencia del tono conciliador del Cabildo, seal en su respuesta que deseaba la pafervientemente, pero que el armisticio deba ser honroso y digno de la nacin espaola. Tal vez por esta razn La Serna, ante imposibilidad de salvar Lima y el virreinato al mismo tiempo, tom la decisin de abandonar la ciudad para salvar los restos dimperio espaol, desamparando a la elite limea sin pena ni gloria. El 6 de julio de 1821, Lima amaneci sin autoridad virreinal, y seguridad, el control y el orden de la ciudad pasaron a depender a partir de ese momento directamente del Cabildo. Rpidamente Cabildo se comunic con San Martn, recordando que el Libertador haba prometido la seguridad personal e indemnidad de la

    propiedades, bienes y cosas de sus habitantes. En pocas palabras, reiteraba el temor al desorden y destruccin que antes se sealaban al Virrey, esperando ahora que San Martn pudiera cumplir con el papel antes exigido a la autoridad colonial. Esreorientacin del discurso hacia el bando independiente resulta significativa, pues simboliza en cierto modo el carcter de lindependencia en el Per. No se trataba de una ruptura radical, sino ms bien de la aceptacin de lo inevitable, buscando mantener, en medida de lo posible, el control, tranquilidad y orden para evitar cualquier irrupcin de los sectores populares que pudiera provocar u

    caos generalizado. Una vez proclamada la independencia, el proyecto negociado entre los miembros de la mayor parte de la elite limey las cabezas visibles del ejrcito libertador, San Martn y Monteagudo, consisti en plantear una solucin gradualista antes de llegarla ansiada meta republicana. Por ello, una vez producida la proclama no se hizo ninguna declaracin concreta acerca de la form

    poltica en que esa independencia iba a realizarse. San Martn se autonombr Protector del Per, cargo interino que ejerci por medio dun estatuto provisorio. Mientras tanto se prepar el terreno para la decisin final: la forma poltica concreta para el nuevo rgimenDesde el punto de vista poltico, San Martn requera de los miembros ms renombrados de la elite para asegurar la independencia dPer, proyecto ante el cual haba empeado su prestigio y honor militar. Es decir, no poda irse del Per con algo menos formal que undeclaracin de independencia. Por el lado de la aristocracia de origen colonial, la adopcin de la independencia, como seala TimothAnna en su estudio, no fue una decisin voluntaria sino sencillamente la nica opcin viable para tratar de mantener las cosas en s

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    sitio. De este modo, la proclamacin de la independencia se produjo con el objeto de evitar males mayores para las elites y con intencin de mantener el control poltico, evitando cualquier tipo de radicalismo. Es en este contexto en el que se inscribe la formacide la Sociedad Patritica (1822) con el objeto de convencer a la poblacin limea de las bondades de la monarqua constitucionaComo defensores de esta propuesta, avalada por el propio San Martn, se encontraban los miembros ms representativos de los crculointelectuales y aristocrticos de la ciudad. A este ilustrado conjunto de peruanos, Monteagudo y San Martn les encargaron la tarea ddiscutir y proponer cul forma de gobierno resultaba ms apropiada para el Per, considerando su extensin territorial, la educacin dsus habitantes, sus costumbres y el tipo de poblacin. Entre enero y marzo de 1822 la situacin dio un vuelco inesperado. La aparentseguridad de que el plan de la monarqua constitucional sera aprobado se vino abajo cuando los republicanos se encargaron d

    desbaratar en las discusiones la postura a favor de la monarqua, logrando el apoyo del pblico que asista a los debates. Lo interesanes que los monarquistas se apoyaban de una forma ms consistente en las tradiciones indgenas al sealar que los indios erafervientemente monrquicos, mientras los liberales republicanos sencillamente no vinculaban el pasado prehispnico con el presenindependentista y, en general, evitaban el tema. Al ganar los republicanos la discusin y cerrarse la Sociedad en julio de 1822, el pasadindgena, no pudo ser incorporado a las nuevas tradiciones que se estaban fundando; por el contrario, los incas no fueron convertidos eel discurso poltico del momento en un smbolo de la lucha anticolonial.

    La paradoja de la continuidad en la ruptura

    La situacin del Per contrastaba con la de otras partes de la Amrica espaola en esta etapa inicial de la independencia, pues comseala Rebecca Earle, en muchos casos los nuevos polticos dirigentes resolvieron renombrar el antiguo espacio colonial con nombr

    que reflejasen la antigedad y legitimidad de la nacin, interrumpida por la oscuridad de los siglos de dominio espaol. En esta fase dconstruccin de las identidades polticas se consideraba que el pasado prehispnico era fuente de legitimidad del nuevo rgimepoltico, lo que llev a que los dirigentes utilizaran smbolos diversos que hacan referencia a su poca. En el caso peruano, en cambise tuvo sumo cuidado de no relacionar ese pasado muerto, pero legitimador, con las elites indgenas supervivientes y, menos an, colas masas indgenas. La diferencia en el caso peruano radicaba en el miedo de que la retrica pudiese dejar de ser simblica para pasa tener contenido real. Curiosamente, el nombre Per cuanta con la ventaja de no hacer referencia a algn territorio o grupo indgenen concreto, siendo por consiguiente polticamente neutro. Tal vez esto explique por qu a nadie le preocupaba esa permanencia, y eespecial a los liberales republicanos, que no tenan una respuesta clara acerca de cual deba ser el rol de los indios en la nueva etap

    pero que saban del peligro de utilizar la retrica incaica ms all de lo simblico. El primer vocabulario de la independencia peruanrefleja el carcter de transito controlado entre el presente y el pasado colonial inmediato.Una vez derrotada la propuesta monrquico-constitucional de San Martn, su salida del Per era cuestin de tiempo. Se convocfinalmente al Congreso Constituyente para establecer en 1823 la primera Constitucin. Su salida, una vez instalado el Congreso

    ocasiono una etapa de desconcierto, pues la Constituyente tuvo que asumir funciones ejecutivas de emergencia. Poco a poco aparecesin previo aviso y de manera tmida, un primer intento de nombre para la nueva entidad poltica hacia abril de ese ao. Finalmente, el 1de noviembre de 1823, con la ley que promulg la Constitucin del Per firmada por Jos Bernardo de Tagle, presidente de Repblica peruana nombrado por el Congreso Constituyente, se estableci la forma poltica del Per, organizada bajo los principiorepublicanos de participacin popular.

    Notas finales

    Desde la perspectiva poltica, y particularmente desde la historia del nombre de la nacin peruana durante el perodo de independencies claro que el uso del antiguo nombre Per facilit la continuidad entre el pasado y el presente. La principal razn residi en carcter neutro del trmino, que no poda ser reivindicado por ningn grupo en particular.

    Ana Buriano (2008)

    ECUADOR, LATITUD CERO. UNA MIRADA AL PROCESO DE CONSTRUCCIN DE LA NACIN

    Introduccin

    Los pases del nuevo mundo legitimaron la prerrogativa paterna en la seleccin nominativa, caracterstica de las sociedadpatriarcales, as como la escasa capacidad de la criatura para incidir en la opcin que implica el acto bautismal. En la medida en qu

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    las identidades nacionales son productos histricos, el nombre dado a nuestros pases en el acto del alumbramiento se confronta tantcon las huellas previas adquiridas por las comunidades involucradas en la creacin como con aqullas que se incorporan en transcurso del proceso identitario. Esta misma historicidad hace que el nombre de un pas pueda suscitar rechazo. En el caso dEcuador se comprueba un bajo reconocimiento del acto habitualmente considerado como fundacional: el Acta de independencia y

    primera Carta constitucional del pas. En el nivel conmemorativo bsico, las preferencias se inclinaron por los acontecimientautonomistas e independentistas de 1809, 1820 y 1822, mientras que 1830 qued desligitimado. Algo de esto trat de compensar historiografa. A los fines del anlisis acadmico o de la historia escolar, 1830 ha sido adoptado como el hito inaugural de la historrepublicana del pas. No obstante, la historiografa ha reprochado a los progenitores la asignacin del nombre Ecuador: acciden

    geogrfico, latitud cero que equipara al pas con la nada en el espacio, aminoramiento de la identidad nacional afincada histricamenen el autctono Quito, deseo de disminuir jerrquicamente el corazn de la nacin y restarle singularidad al promover confusin con negritud del frica ecuatorial.

    Del ente historiable y su nombre

    Se trata de explicar por qu la colonial Audiencia independizada extravi su autctono Quito y lleg a nuestros das bajo el nombre dRepblica del Ecuador. El acuerdo que la Corona de Espaa otorg a Francia permiti a los primeros responsables del nombre, a Misin Geodsica enviada por la Real Academia de Ciencias de Pars, llegar a Quito en 1736. El objeto de la misin era mediar un arcde meridiano para establecer la forma de la Tierra. Las peripecias que vivieron a lo largo de ocho aos, su asociacin con el medicientfico de la Audiencia y el impacto de sus aportes alcanz una amplia proyeccin editorial un lustro despus de finalizados lotrabajos, a partir de la polmica que sostuvieron Charles Marie de La Condamine y Pierre Bouguer sobre al paternidad de lo

    descubrimientos realizados. La misin francesa no slo enunci lo que se convertira en el nombre bautismal. Contribuy tambin encender lo que La Condamine llam el fuego sagrado, una revisin de las ciencias del hombre y del espritu latente en Ilustracin del siglo XVIII tardo. Emergi una plyade de cientficos criollos que con su actividad descriptiva y con su revisionismfilosfico, cultural, educativo y social, singularizaron a Quito, lo delimitaron en el espacio y en el tiempo.

    El reino de Quito

    En el pensamiento ilustrado se afirmaron Pedro Federico Cevallos y Federico Gonzlez Suarez, quienes comenzaron a hilar el relade la nacin a partir de la base narrativa que les proporcion la obra del jesuita Juan de Velasco, El Reino de Quito en la Amric

    Meridional. Esta postulaba la visin de un poderoso reino preincsico que quiteiz al incario por la va del amor.En la medida en que territorio e identidad guardan una unidad consustancial, no es casual que el primer esfuerzo identitario fuer

    paralelo a la crisis que gener en la Audiencia de Quito el segundo pacto colonial, cuando los dominios audienciales fueron sometidosintensos vaivenes entre el virreinato del Per y el recin creado de Nueva Granada. Una Audiencia constituida a partir de tre

    jurisdicciones articuladas en torno de sus capitales: Quito en la sierra centro norte, Cuenca en la sierra sur y Guayaquil en la cosTodas ellas atradas por polos dinmicos fuera de sus fronteras, manifestaron una tendencia sostenida a reaccionar de forma heterogneante cualquier transformacin. Ante la disolucin de la monarqua, una sierra norte inconforme con la poltica reformista promovi udoble movimiento juntista, que no logr conmover a las satisfechas Guayaquil y Cuenca. De esta manera, Quito fue aniquilada en saislamiento. Los guayaquileos modificaron su postura realista en 1820, cuando las campaas libertadoras del sur y del norte saproximaban y trastocaban el comercio portuario.

    Ecuador entra en escena por la puerta grande de la historia

    En medio de las entradas y salidas de los ejrcitos bolivarianos, el nombre Ecuador aparece en el horizonte cvico. El Ecuador po

    liberar fue concebido en la Ley Fundamental emanada de Angostura como uno de los tres grandes departamentos que, junto coVenezuela y Cundinamarca, formaran la Repblica de Colombia. Cuando la ley fue ratificada en Ccuta, la nueva legislacin introdujmodificaciones poco precisas en funcin de la provisionalidad territorial de una repblica dispuesta a expandirse. Esta arquitecturconstitucional guardaba zonas vrgenes y abiertas dentro de una especie de caos original. En el entorno de revelacin misional exaltadque vive Bolvar surge y se expande el impulso nominativo que lo impele a crear, nombrando. Son muchos los ejemplos que se puedeinvocar: pueblos que se convierten en villas, ciudades que cambian de nombre, pases que se crean, Ecuador. Estos nombres revelan lruptura bolivariana con la narracin criollo-patritica afincada en el pasado indgena glorioso o en la conquista.

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    Liberada Cuenca y luego Quito, la antigua capital se incorpor sin grandes resistencias y jur la Constitucin de Ccuta. Someter Guayaquil exigi mayores esfuerzos. Se hizo necesario presionarla para aceptar una incorporacin que ya haba sido decidida, siconsulta.

    Un Ecuador resignificado

    Ecuador, como nombre, inventaba otra tradicin que, por nueva, ayudara a conformar la unidad poltica nacional y afirmara uamericanismo que borrara de la memoria el gran estorbo que Bolvar vea en las identidades locales. La fuerza del autonomismguayaquileo exigi al Libertador establecer un departamento separado con sus autoridades y nombre propio. A partir de entonceEcuador designara slo a Quito, a quien se le subordinaban, en segundo y tercer grado, Cuenca y Loja. En tanto Guayaquil sconstituira como un segundo departamento. La suerte del futuro Ecuador en la gran Colombia es conocida. Considerado rea de guerrqued sometida a los poderes discrecionales de Bolvar. Los conflictos entre los Cabildos y las autoridades revelan gran animosidadUna vez que ces la tutela del Libertador la situacin se agrav, particularmente en 1824, cuando el Congreso de Colombia aprob Ley de Divisin Territorial, que se propona incrementar la penetracin estatal en las reas conflictivas y debilitar las grandecircunscripciones departamentales y provinciales. Los congresos colombianos de 1823-1824 afectaron as no slo en los nombres sinen las jerarquas y en los contenidos territoriales. Quito se convirti en la capital del Departamento del Ecuador, al mismo tiempo qude la provincia de Pichincha. Adems su territorio se vio disminuido, ya que la ley le sustrajo reas importantes como Pasto Buenaventura, con los que se cre el Departamento del Cauca, hoy Colombia. Cuenca y Loja ya le haban sido sustradas por legislatura anterior, para crear el Departamento de Azuay.

    El Estado del Ecuador

    Las trabas fueron tantas que la llamada Gran Colombia salt en pedazos. La secesin surea tuvo a su hombre en Juan Jos FloreFlores logr conjurar los pronunciamientos de las distintas secciones para procesar la separacin, en medio de una negociacin difciA la muerte de la Gran Colombia, la soberana reverta a las regiones con fuerza renovada, como lo evidencian los pronunciamientos dCuenca, de Loja, de Guayaquil y de Manab. Los tres departamentos estaban ahora convencidos de que era necesario buscar unfrmula de coexistencia. El Congreso se reuni en agosto de 1830, en la ciudad de Riobamba, con siete diputado por departamento. Ldiscusin se centr en la soberana y la forma contractual de cederla para formar un nuevo ente poltico. Los constituyentes no

    pronunciaron en contra de la nomenclatura geodsica, en las sesiones pblicas. Debi existir un tipo de acuerdo previo en cuanto nombre pues, se aprob por aclamacin incorporar a las armas la lnea equinoccial que simboliza el nombre del Estado bajo el lem

    El Ecuador en Colombia. El Congreso estableci el resto de los signos: un decreto honr la memoria del Libertador y se mantuvo epabelln grancolombino. En medio de estos debates se aprob la Constitucin del Estado de Ecuador en la Repblica de Colombicomo un cuerpo independiente formado por la reunin de tres departamentos: Quito, Guayas y Azuay. Los indefinidos lmites del Reinde Quito fueron recuperados a la hora de establecer el territorio y un artculo constitucional ad hoc permiti al venezolano Juan JoFlores ser su primer presidente constitucional.

    La Repblica del Ecuador y sus adjetivos: una larga brega por la nacin

    Este regionalismo autonomista slo pudo ser manejado, en las tres primeras dcadas independientes, por la va del pacto QuitoGuayaquil, con la alternancia en el poder entre Flores y el liberal guayalquino Vicente Rocafuerte. La estabilidad en la nomenclatufue un paso no despreciable en la larga brega por la construccin de la nacin. Gran parte de la historia del siglo XIX ecuatoriano sresume en esta lucha del Estado central por penetrar e integrar el duro tejido regional. Ecuador no cambi de nombre, desde 1835, percambiaron los smbolos y los mitos de la nacin. Fue ganando y perdiendo adjetivos con cada proyecto. Hubo un Ecuador que s

    proclam nacional, bajo el lbaro azul celeste de Guayaquil, por oposicin a la extranjera del floreanismo. Ecuador fue Repblica del Sagrado Corazn de Jess, la del progreso moderno, el pueblo cristiano