Resum Impactes Hidrologics Lowress
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Impactos hidrológicosResumenJosep Mas-PlaUniversidad de Girona
El cambio climático comporta implícitamente una alteración de todos los componentes del ciclo hidrológico. En
esta modificación, además de los procesos físicos que habitualmente se consideran al describir el ciclo del agua,
tienen una gran relevancia el comportamiento de la cobertura vegetal, el uso del territorio y las extracciones de
agua para usos humanos.
En el apartado correspondiente a los impactos hidrológicos del cambio climático en el contexto de las cuencas
hidrográficas de Cataluña se constata que, según las predicciones de los modelos climáticos, disminuirá la
cantidad de agua disponible en los ríos y en los acuíferos, afectando negativamente a la cobertura de la demanda
de abastecimiento de los procesos ecológicos y de las necesidades humanas.
El análisis de las predicciones climáticas en clave hidrológica permite definir esta tendencia a la pérdida de
recursos hidrológicos. No obstante, conviene tener en cuenta que, pese a estar implícita esta tendencia en las
estimaciones de temperatura y precipitación para el próximo siglo, el nivel de representatividad de los datos
hidrológicos medidos y la compleja idiosincrasia de las cuencas de Cataluña generan todavía dudas importantes
relativas a los efectos hidrológicos más específicos, más allá de la relación inmediata que a menudo se establece
entre clima e hidrología. Las conclusiones de este análisis reflejan el estado actual del conocimiento de los
impactos y plantean argumentos que deberán contemplarse en los planes hidrológicos futuros.
Las colaboraciones de los distintos autores consideran los recursos de agua superficiales y subterráneos, el
efecto de la masa forestal y las afecciones antrópicas como elementos interrelacionados e indisociables en el
contexto del ciclo hidrológico. Así, las alteraciones que producen las variaciones climáticas, pese a analizarse
sectorialmente para cada uno de los componentes del ciclo, son complejas y establecen vínculos entre todos
estos componentes.
Con relación a los caudales de las cuencas hidrográficas, el estudio estadístico riguroso de las series de caudales
refleja un descenso verosímil (es decir, con un 66-90 % de confianza) de los caudales climáticos en el período
1940-1997, tanto en las cuencas internas como en la cuenca del Ebro (capítulo 8). En este descenso observado
se acepta el efecto del clima en el descenso del caudal, mientras que el aumento de los regadíos y los cambios
en las cabeceras, en particular el aumento de la evapotranspiración asociado al incremento de la cobertura
forestal, hasta ahora desempeñan un papel probablemente menos importante en la disminución del caudal
superficial de los ríos, con un nivel de confianza superior al 99 %.
Dada la importancia de la evapotranspiración en el balance hidrológico, los bosques juegan un papel relevante
por cuanto el cambio climático modificará su estructura y sus funciones biológicas, aspecto que repercutirá en
la producción de biomasa y, por consiguiente, en la captura de recursos hídricos. La modelización de las nuevas
condiciones que el cambio climático impondrá a los ecosistemas se ha realizado con el modelo GOTILWA+, que
permite analizar la respuesta de los bosques con relación al balance hidrológico (capítulo 9). A grandes rasgos,
el aumento de la temperatura implica una mayor demanda evaporativa y respiración y ello exige una mayor
necesidad de agua para mantener la producción de biomasa. Esto comporta una reducción de las reservas de
agua en el suelo. Ahora bien, puesto que la pluviometría tiende a disminuir según las predicciones climáticas, los
ecosistemas padecerán más sequía. Por último, un cambio progresivo en la estructura forestal puede producir
diversas afecciones al ciclo hidrológico, como por ejemplo, un aumento de la torrencialidad.
Impactos hidrológicos
Resumen
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La modelización de los procesos hidrológicos proporciona una estimación cuantitativa de las alteraciones en el
ciclo hidrológico (capítulos 10 y 11). En particular, el régimen de aguas superficiales mostrará una reducción
de las aportaciones medias de entre el 10 y el 25 % en las áreas mediterráneas, como valoración general, y de
hasta el 16 % en las cuencas internas y la cuenca del Ebro para la segunda mitad de este siglo (capítulo 10). En
el ámbito local, los distintos ejercicios de simulación en diversas cuencas piloto de Cataluña para el horizonte
2070-2100, basados en escenarios climáticos determinados por aumentos de temperatura y disminuciones de
precipitación fijos, o bien en las series climáticas del proyecto Prudence, muestran una variación de las aportaciones
del régimen de caudales (generalmente negativas y asociadas a un incremento de la evapotranspiración) con
porcentajes muy variables (entre +3,5 y -51,7 %, que deben interpretarse teniendo en cuenta que se trata de
predicciones preliminares y/o del modelo climático específico en que se basan). Estos resultados son, pese a todo,
orientativos y difícilmente aplicables a horizontes más cercanos o a cuencas concretas, debido a la incertidumbre
de los regímenes pluviométricos previstos. Al margen de la amplia dispersión observada, los distintos modelos
empleados reflejan tendencias coherentes, de manera que se pone de manifiesto que la modelización hidrológica
es la herramienta que ha de permitir valorar las tendencias pronosticadas y las implicaciones que tengan en la
gestión hidrológica a medida que aumenten las observaciones y la calidad de las predicciones climáticas para el
siglo XXI.
Con respecto a los recursos subterráneos, el balance hidrológico del agua en el suelo permite estimar la recarga
de los acuíferos una vez cuantificados los demás componentes del ciclo hidrológico (capítulo 11). La modelización
presentada aquí ha consistido en estimar el porcentaje de recarga en función de las predicciones climáticas a
partir de un calibrado del régimen hidrológico basado en datos históricos y la evolución piezométrica en tres
zonas de Cataluña consideradas poco influidas por las extracciones humanas y que, por consiguiente, reflejan
las condiciones naturales del balance. Este ejercicio concluye que la recarga disminuirá en el período 2071-2100
en un 25 % de media como consecuencia de una pluviometría más baja y del aumento de la evapotranspiración
y de la escorrentía. Este último factor guarda relación con una concentración más elevada de las precipitaciones,
que puede modificar el régimen hidrológico y la eficiencia en la infiltración. Los resultados apuntan a una
pérdida del caudal base de los ríos.
La magnitud y la frecuencia de los fenómenos extremos (inundaciones y sequías) es una de las consecuencias del
aumento de variabilidad que comporta el cambio climático (capítulo 12). La subida de la temperatura supondrá
un incremento del 10 % de los días secos respecto al clima actual. En el caso de la precipitación, los modelos no
reflejan una reducción clara de la pluviometría media, pero advierten de una concentración de los días de lluvia
y de su intensidad. Ambas modificaciones intraanuales del ciclo se asocian a un incremento de la probabilidad
de padecer fenómenos extremos. Interanualmente, las simulaciones en los ríos Muga y Francolí muestran que
las aportaciones de una determinada periodicidad se reducirán a lo largo del siglo. Con relación a las sequías,
conviene ser prudente a la hora de distinguir entre las tendencias asociadas al clima y la existencia de años secos
en la normalidad esperada. Pese a todo, las estimaciones alertan acerca del posible incremento de períodos
secos, si bien en el ámbito catalán los distintos modelos no ofrecen una tendencia clara y este incremento
solo sería significativo para horizontes a largo plazo (2070). En la meteorología compleja propia del clima
mediterráneo, las precipitaciones intensas en Cataluña con magnitud correspondiente a períodos de retorno de
entre 50 y 100 años podrían aumentar notablemente la frecuencia y los caudales punta.
Las variaciones de temperatura y precipitación asociadas al cambio climático modificarán los patrones de
comportamiento químico de determinados contaminantes, la dinámica de transporte y la evolución de los
contaminantes en el medio hídrico (capítulo 13). La temperatura influye en los procesos de volatilización, que
en el caso de los compuestos organoclorados persistentes, genera un efecto de destilación global y aumenta su
presencia en la atmósfera. Los sedimentos de los lagos de los Pirineos han alcanzado concentraciones estables
de estos compuestos desde que se comenzaron a utilizar de manera habitual mediado el siglo XX, poniendo
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de manifiesto la relevancia del transporte aéreo y su persistencia en el medio hídrico y, por extensión, biótico.
La subida de temperatura incrementaría por tanto la capacidad de volatilización y de expansión aérea de estos
compuestos. Otros contaminantes, como los hidrocarburos aromáticos, están asociados al uso de combustibles
fósiles. Por consiguiente, su concentración va ligada a la mejora de los procesos de combustión y al uso de
energías renovables.
El control de la solubilidad de los compuestos químicos en función de la temperatura puede agravar la anoxia en
las aguas superficiales, ya que la disolución del oxígeno es inversamente proporcional a la temperatura, dando
lugar a condiciones de eutrofización.
La tendencia decreciente de la precipitación podría comportar una entrada más leve en el ciclo del agua de
los contaminantes presentes en la atmósfera, si bien un aumento de las avenidas (en magnitud y frecuencia)
incrementaría el arrastre y la disolución de compuestos, facilitaría su resuspensión y transporte, y aumentaría
su concentración en las aguas superficiales. Así se ha observado en el río Llobregat, donde las grandes
avenidas suelen tener más conductividad, debido a que la disolución de sal en superficie compensa el efecto
de dilución por aumento de caudal. Una observación similar tiene lugar en el río Ebro, donde el arrastre de
sedimentos contaminados de Flix comporta un aumento de la concentración de los diferentes contaminantes
que contienen.
En este contexto, cada cuenca mostrará una capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio
climático, lo cual definirá la vulnerabilidad de cada una frente a estos impactos (capítulo 14). La valoración de
la vulnerabilidad comprende los efectos sobre las reservas hídricas, su calidad y la manera en que cada cuenca
puede adaptarse según su idiosincrasia hidrológica y su estructura socioeconómica. En este sentido, el análisis
territorial de la vulnerabilidad al cambio climático se fundamenta en: 1) una gestión adecuada de los recursos
de acuerdo con las expectativas vinculadas al cambio climático explicitada en los planes de gestión derivados
de la Directiva Marco del Agua; 2) la modelización de los sistemas hidrológicos como herramienta de cálculo
de los balances y de las relaciones entre los diferentes componentes del ciclo del agua, y 3) la valoración de
la capacidad de adaptación de cada cuenca de acuerdo con indicadores que ofrezcan una visión integrada de
la vulnerabilidad. El uso de indicadores permite reducir la complejidad asociada a la modelización y considerar
variables de índole socioeconómica.
La subida del nivel del mar en Cataluña acrecentará la vulnerabilidad de los sistemas litorales (capítulo 14). La
modelización de este efecto en el acuífero del delta del Llobregat, asociada a una disminución de la recarga,
muestra una evolución de la cuña salina continente adentro y un incremento notable de la concentración de
cloruro en las aguas subterráneas.
La gestión del agua debe reflejar los impactos en los recursos hidrológicos, puesto que los horizontes de futuro
comportan una reducción de los recursos en las aportaciones esperadas y/o una mayor dificultad para su
aprovechamiento (lo que llevaría a prever capacidades superiores de embalse, siempre que sea posible, para
satisfacer la demanda con criterios de mantener la garantía), un incremento de los riesgos y los efectos sobre los
usos del territorio. El nuevo modelo de gestión para el horizonte del 2025 (capítulo 15) contempla un incremento
del abastecimiento relacionado con el aumento demográfico, partiendo, eso sí, de una mayor eficiencia en el
uso y en la distribución del recurso. Los volúmenes adicionales se satisfarán desde plantas desalinizadoras y con
la recuperación de acuíferos y el fomento de la reutilización. Un aspecto relevante en la gestión radicará en la
necesidad de tener presente a partir de ahora que el clima no es estático y las asunciones hechas sobre el futuro,
basadas en el clima del pasado reciente, pueden resultar inapropiadas por falta de representatividad. Los gestores
del agua deberán tener en cuenta las potenciales condiciones futuras provocadas por el cambio climático a
la hora de diseñar las nuevas infraestructuras, y las presunciones relativas a la probabilidad, la frecuencia o
la magnitud de acontecimientos extremos deberán revisarse con cautela, ya que el cambio climático puede
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Impactos hidrológicos
Resumen
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representar un incremento de estrés hídrico mayor al que ya se vive en la actualidad, que avance o anticipe la
superación generalizada de la máxima capacidad de servicio de muchos sistemas. Hoy el sistema Ter Llobregat
posee una capacidad máxima de servicio que, pese a ser inferior a la demanda actual, aún puede considerarse
suficiente para buena parte de los años y solo resulta crítica en los más secos. La mayor frecuencia e intensidad
de sequías futuras por efecto del cambio climático puede reducir esta capacidad de servicio entre un 7 y un 15
%, hasta alcanzar situaciones casi continuas con un déficit crónico.
Para concluir, las aportaciones de este grupo de trabajo con relación a los impactos hidrológicos ponen de
manifiesto la necesidad de registrar intensamente datos representativos, teniendo en cuenta la debilidad de
algunas series históricas y cómo ello afecta a las extrapolaciones, y recalcan la ventaja de los modelos para prever
situaciones futuras, sin dejar de tener presente, no obstante, la incertidumbre de las previsiones climáticas en
que se basan estos modelos, ya que no se dispone de una resolución espacial lo bastante detallada para realizar
simulaciones regionales en Cataluña. Por otro lado, la integración de estos impactos derivados del cambio
climático en el debate hidrológico genera numerosas oportunidades en el campo del conocimiento y de la
investigación, así como nuevas aportaciones para la gestión apropiada de los recursos hídricos en el contexto de
incertidumbre que comporta la alteración del clima.