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Restauración conservadora,

Por Gonzalo Gutiérrez (*)

derecho educativoescuela pública y

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A fines de 2015, se produjo en Argentina algomás que un cambio de gobierno. Las polí-ticas educativas desplegadas desde enton-

ces cuestionan con fuerza lo realizado durante la etapaanterior, sin mostrar claramente aún, propuestas alter-nativas en la escala del sistema educativo. Para el ac-tual gobierno, algunas de las prioridades educativasconsisten en sostener la inversión en el 6% del PBI,implementar procesos de jornada extendida en las es-cuelas públicas, reducir la deserción del secundario yevaluar a docentes y estudiantes. Estos puntos, inclui-dos en la Declaración de Purmamarca, se suman a losde fortalecer aprendizajes en la primaria, alentar alos mejores estudiantes de secundaria para que en-cuentren atractiva la elección por la docencia, fomen-tar políticas y proyectos que promuevan nuevas for-mas de organización escolar y fortalecer la autonomíade las provincias para implementar programas, planesy proyectos acordes a sus necesidades.Dicha declaración atiende desafíos pendientes de las

políticas de inclusión educativa desplegadas durante elperíodo 2003-2015, y poseen alto consenso social. En

especial, los derivados de intentar superar la matriz se-lectiva de escolarización. Las apuestas por la igualdadeducativa permitieron avanzar en la construcción de unsistema educativo más abierto, participativo y compro-metido con el desarrollo de una sociedad más justa. Deeste modo, la educación se instituyó como un derecho,ampliándose la obligatoriedad, problematizando losmodelos pedagógicos vigentes, incorporando al currí-culum contenidos y perspectivas para la formación deuna ciudadanía democrática, complejizando el conoci-miento escolar al incorporar los últimos avances en elcampo de la ciencia y transformando, aunque de modoinsuficiente, la organización del trabajo escolar. Los avances en la inclusión educativa construye-

ron nuevos problemas, muchos de ellos sin soluciónaún. Entre los más relevantes se destacan la debili-dad de los aprendizajes estudiantiles, medidos porpruebas estandarizadas; la escasa articulación entrediferentes escalas del sistema (escuelas, supervisio-nes, equipos técnicos ministeriales, etc.), para forta-lecer y enriquecer las condiciones de escolarización;la sostenida intensificación del trabajo de enseñar en

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los procesos de inclusión educativa; el desacopleentre cambios promovidos en los modelos pedagó-gicos existentes y los tradicionales modos de organi-zar el trabajo escolar; escasez y debilidad de disposi-tivos de formación docente situados que trabajensobre los desafíos de los docentes en sus apuestaspor la inclusión; el insuficiente financiamiento edu-cativo que, según CTERA, debería pasar del 6% delPBI al 10%, si se quieren generar condiciones de es-colarización garantes del derecho educativo de losniños, niñas y jóvenes, que permitan mejorar salariosdocentes, transformar la organización del trabajo es-colar y diseñar estructuras de apoyo sólidas al traba-jo de enseñar. Sobre lo insuficiente, adeudado e inconcluso de las

políticas inclusivas se movilizan, actualmente, plan-teos y propuestas que tienden sistemáticamente adeslegitimarlas, negando sus logros e introduciendoen su interior sentidos antagónicos, vinculados con lapreocupación por el control de los resultados, sinconsiderar los procesos y contextos pedagógicos.Esto se refleja en el uso descontextualizado de esta-dísticas educativas, que colocan en situación de dé-ficit a la escuela, los docentes yestudiantes. Pero, también, emer-gen sentidos antagónicos a losprincipios de justicia, igualdad yderecho educativo que procuranintroducir lógicas individualistas ymeritocráticas, donde se pro-mueven nuevas formas de com-petencia entre sujetos e institu-ciones. Ejemplos de ellas son

propuestas de estimular y premiar a estudiantes (porsus notas), a docentes (según rendimientos de susalumnos o proyectos escolares), y a las jurisdiccio-nes/provincias (según el cumplimiento de metas edu-cativas aprobadas por el Consejo Federal de Culturay Educación). Estos planteos pueden interpretarse como intentos

de “restaurar” un modelo pedagógico de cuño con-servador, que responsabiliza a sujetos e institucionespor sus “logros” y “fracasos”, desde una lógica demercado que desconoce la incidencia que en la pro-ducción de desigualdades educativas tienen las dife-rentes trayectorias, condiciones y recursos materia-les/simbólicos de los sujetos, las instituciones y lasjurisdicciones. Se deja de considerar así, tanto laresponsabilidad del Estado nacional y de las provin-cias en la construcción de políticas públicas, quegaranticen condiciones de escolarización adecuadaspara que todos los niños, niñas y jóvenes accedan alos bienes culturales propuestos por las escuelas;como el desarrollo de estructuras de apoyo pedagó-gico para quienes quedan fuera del “círculo virtuoso”de exigencia, estímulo y premio. De este modo, deja

de considerarse que no es posi-ble construir y sostener mayorigualdad educativa si se intro-duce la lógica de estímulos ycompetencia, porque se instalanformas de reconocimiento vincu-ladas con ganadores y perdedo-res, que debilitan lazos coopera-tivos y solidarios entre escuelas,docentes y estudiantes. 8

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Director del Instituto deCapacitación e Investigación delos Educadores de Córdoba(ICIEC), de UEPC.

(*)

Sobre lo insuficiente, adeudado e inconcluso de las políticasinclusivas se movilizan, actualmente, planteos y propuestas quetienden sistemáticamente a deslegitimarlas, negando sus logros

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Desarmando modos de deslegitimaciónneoliberal

Las medidas adoptadas durante los últimos mesestienden a desarticular el funcionamiento de dispositi-vos pedagógicos de carácter inclusivo. Entre ellas, hacausado indignación la cesantía de trabajadores de laeducación que, con precarias condiciones laboralesde contratación, durante años integraron programasy dispositivos pedagógicos altamente legitimadospor el conjunto de la sociedad (Conectar Igualdad, Es-tadísticas Educativas, entre otros). Otras medidas,también preocupantes, tienden a profundizar la frag-mentación del sistema educativo produciendo mayordesigualdad. Nos referimos a la transferencia de nu-merosos programas a las jurisdicciones que poseendesiguales condiciones técnico-pedagógicas y finan-cieras para poder sostenerlos (Matemáticas para To-dos, los Centros de Actividades Juveniles, entreotros). Se debilita así el lugar del Estado nacionalcomo garante y responsable de que todos los y las es-tudiantes reciban bienes culturales comunes, simila-res (no idénticos), en cualquier punto del país y, aligual que en otras etapas históricas, genere las con-diciones para producir nuevas y mayores desigualda-des educativas. En la lógica argumentativa de la actual política edu-

cativa, se plantea que pese a la inversión y esfuerzoeconómico y material sostenido en años anteriores, lasescuelas habrían relajado sus exigencias; los docen-tes no estarían enseñando, o lo hacen en forma inade-cuada, por apelar a métodos memorísticos, repetitivosy aburridos; los estudiantes no se esfuerzan por apren-

der y cuando lo hacen, el sistema educativo no los re-conoce. Desde esta visión, se alude a un supuesto“fraude educativo”, “ausencia de una cultura del es-fuerzo y reconocimiento del mérito”, “desactualiza-ción de los contenidos a enseñar”, o el “trabajo conmétodos didácticos del siglo XIX en una escuela del si-glo XX que debe formar a ciudadanos del siglo XXI”.Por contrapartida, emergen nuevos enunciados como“revolución educativa”, “compromiso por la educa-ción”, “articulación entre escuelas y sector productivo”,“trabajo con el tercer sector”, “promoción de prácticasde voluntariado”, entre otros. De este modo, para cada logro de las políticas in-

clusivas -que fueron conquistas de la sociedad en suconjunto y no de un gobierno en particular-, la desle-gitimación opera por medio de la deshistorizacióndel análisis de los problemas educativos. De estemodo, se valoran como “fracaso” y “fraude” los es-fuerzos de inclusión, omitiendo considerar que los ac-tuales problemas educativos son el resultado de ha-ber logrado un sistema educativo menos selectivo,que incorporó nuevos sujetos sociales, contenidos cu-rriculares, perspectivas de enseñanza y con ello, iné-ditos problemas pedagógicos. Ejemplos de cómofunciona discursivamente el intento de debilitar la es-cuela pública estatal son los siguientes:1) Cuando se avanzó en el acceso a la escolaridad,

ampliando la obligatoriedad del nivel inicial y secun-dario y logrando que en este último, la tasa de esco-laridad sea superior al 85% (una de las más altas deLatinoamérica), se la criticó por el elevado número dejóvenes que no la terminan. 2) Cuando se logró que más niños, niñas y jóvenes

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asistan a la escuela, se la criticó porque muchos deellos lo hacen en forma discontinua y se sostuvo queera parte de una inclusión sin calidad. 3) Cuando se diversificó la oferta cultural de saberes

ofrecida por la escuela, incluyendo nuevos lenguajescomo las artes, el teatro, la música, con jornada extendidaen la educación primaria y los Centros de Actividades Ju-veniles en la secundaria, se criticó que ellos no garanti-zan aprendizajes básicos en Matemáticas y Lengua. 4) Cuando se incorporaron referencias imprescindi-

bles para una formación ciudadana democrática, vin-culadas con derechos humanos, género, igualdad yderechos se le criticó su supuesta ideologización.5) Cuando los Operativos Nacionales de Evalua-

ción (ONE) mostraron una mejora en los rendimientosbajos, la valoración pública se centró en el descensode los desempeños altos. 6) Cuando se reconoció a la educación como un de-

recho, se acusó a las políticas públicas de negar el es-fuerzo individual y construir desigualdades en las for-mas de reconocimiento de los sujetos, al no valorarlos méritos de cada individuo. 7) Cuando se amplió la mirada sobre los aprendiza-

jes, reconociendo la pluralidad de tiempos que invo-lucran, se le criticó no desarrollar mecanismos decontrol medibles que ubiquen a cada estudiantedonde la escuela tradicional y graduada presupone. 8) Cuando se dio relevancia a construir relaciones

de confianza con los estudiantes, de modo tal que na-die descrea de sus posibilidades de aprender, se le cri-ticó su supuesta falta de exigencia.En todos los casos, pasa desapercibido que las

preocupaciones por los que no asisten a la escuela,o lo hacen de manera discontinua, por la calidad delos aprendizajes logrados y por la diversificación debienes culturales ofrecidos, son recientes en términoshistóricos. Hace 30 años nuestra sociedad no se pre-guntaba ni se preocupaba por estas cuestiones. Sihoy lo hace, es porque se ha vuelto más democráticay justa, aunque ello no anule las desigualdades aúnexistentes. En este escenario, las preocupacionespor la igualdad educativa dejan de ser ejes centralesdel discurso pedagógico de la política pública. En sureemplazo, asistimos al retorno de planteos conser-vadores preocupados por el control, la evaluacióndocente, la eficacia y eficiencia en el desarrollo de losaprendizajes, articulados con concepciones de mer-cado que conciben al conocimiento como una mer-cancía sujeta a las relaciones de oferta/demanda y noun bien público. En conjunto, ambas cuestiones (tantolo que se deslegitima como lo que se pretende legi-timar) se integran a un discurso que coloca bajo sos-pecha la potencialidad democrática de una escuelapública que en estos años, aún con todos sus proble-mas, ha estado preocupada y ocupada por garantizarla plena inclusión, para que todos los niños, niñas y jó-venes, además de acceder, puedan permanecer desa-rrollando experiencias y aprendizajes significativos.

La escuela puede sostener las apuestaspor la igualdad

Creemos que durante los próximos años, en nues-tra sociedad se debatirá con fuerza qué escuela pú-

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blica queremos (lo que nos sitúa en el marco de pro-yectos públicos que requieren de amplios consen-sos políticos y sociales), la que podemos sostener(lo que nos coloca en el plano de las condiciones detrabajo y escolarización necesarias) y la que quere-mos evitar (lo que nos sitúa en el terreno de las ba-tallas políticoculturales por los sentidos de la educa-ción). Por ello, creemos que en este escenario decreciente desempleo, aumento de la pobreza y debi-litamiento de dispositivos de cuidado para la infan-cia y juventud, la escuela tiene la posibilidad deconstruir lazos cooperativos y consensos básicossobre aquello que nos otorga sentido como educa-dores: el trabajo con la cultura, como abrigo y herra-mienta para la emancipación de todos los niños, ni-ñas y jóvenes. Es en el trabajo de enseñar donde se transmiten

sentidos que nos acercan o alejan de lógicas merito-cráticas, individualistas y competitivas, como laspropuestas. Es en las escuelas donde todos los ni-ños, niñas y jóvenes pueden construir una dignidadsocial que les permita sentirse parte de una socie-dad que, aunque desigual, continúa esforzándosepor ser más justa. Por ello, el desafío es articular es-fuerzos por hacer visible los aprendizajes y experien-cias valiosas que en las escuelas construyen nues-tros estudiantes. También, es escuchando a nuestros estudiantes y

sus familias, donde podremos encontrar elementospara sostener los esfuerzos de inclusión en la escue-la pública. Una reciente encuesta realizada desde elICIEC-UEPC a más de 2500 estudiantes del último

año de la secundaria, en la provincia de Córdoba,

muestra que más del 80% siente que aprende cosas

valiosas en su escuela y afirma que si pudiera, la ele-

giría nuevamente. Más del 80% señal, también, que

con sus docentes se llevan muy bien y se sienten tra-

tados con respeto por ellos. Otra encuesta realizada

por la Cámara Empresaria de Córdoba en el mes de

abril de 2016, señala que la segunda profesión más

valorada por la sociedad es la docencia (después de

la médica). Cada vez más estudiantes -en las ferias

de ciencia realizadas en diferentes puntos del país-

generan innovaciones, que luego son tomadas por

municipios y empresas.

Con esto, y ya dando paso a este nuevo número

de educar en Córdoba, que como siempre contiene

experiencias sumamente valiosas que tienen lugar

en nuestras escuelas, queremos enfatizar que ade-

más de lo transmitido por los medios de comunica-

ción y las pruebas estandarizadas, existen otras refe-

rencias para valorar la escuela pública y el trabajo de

enseñar. Estamos, sin dudas, en una disputa de sen-

tidos entre quienes promueven la mercantilización

creciente de la educación, el retorno a un modelo es-

colar más selectivo y el debilitamiento de los lazos

sociales al interior de las instituciones educativas, y

quienes por medio del trabajo cooperativo, aposta-

mos a que la escuela sea un lugar donde puedan es-

tar todos los niños, niñas y jóvenes aprendiendo y

creciendo, con la conciencia de que una sociedad de

iguales es posible. l

Es en el trabajo de enseñar donde se transmiten sentidos,que nos acercan o alejan de lógicas meritocráticas,individualistas y competitivas, como las propuestas.

educar en Córdoba | nº 33 | Septiembre 2016 | Año XI | ISSN 2346-9439Artículo: Restauración conservadora, escuela pública y derecho