RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

Las organizaciones y las empresas están analizando y revisando su misión, su visión, sus estrategias y sus tácticas, para incorporar de manera integral los temas relacionados con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), tanto en lo relacionado a su estrategia de Recursos Humanos, su concepción de desarrollo sustentable en el mediano y largo plazo, y su adhesión a la conservación del medio ambiente, así como en su inserción en la comunidad.

De acuerdo a esto, la sociedad en su conjunto requiere que las organizaciones divulguen y establezcan parámetros a sus acciones con todos los grupos de interés con los que se vincula a través del Balance Social. El mismo constituye una herramienta que permite evaluar cuantitativa y cualitativamente el cumplimiento de la responsabilidad social empresarial en términos de activos y pasivos sociales, expresando de manera clara los resultados de la gestión, mostrándose ante todos los que de alguna u otra manera están relacionados directa o indirectamente con el ente y construyendo su imagen corporativa con distintos indicadores que permiten sacar conclusiones de sus fortalezas y debilidades.  Las propias empresas se enfrentan a los retos de un entorno en mutación dentro del contexto de la globalización, y en particular, de mercado interior, donde se aumenta su convencimiento de que la Responsabilidad Social Empresarial puede tener un valor económico directo, aunque la principal responsabilidad de la empresa sea generar beneficios, puede contribuirse al mismo tiempo al logro de los objetivos sociales y medioambientales, de allí que puedan darse efectos directos e indirectos.

En este sentido, la responsabilidad social empresarial surge dentro de este marco de ideas, constituyendo una nueva visión del rol empresarial con la sociedad y frente al estado, que se diferencia de la tradicional filantropía, cobrando mayores exigencias, es decir, se busca analizar la responsabilidad del empresario venezolano más allá de los compromisos laborales a los que la ley o los contratos colectivos obligan, siendo una respuesta a la sociedad que busca desarrollo y bienestar. En Venezuela, no existe sino hasta ahora una marcada tendencia al estudio del Balance Social en las organizaciones, partiendo de la premisa de que cada factor productivo debe trabajar de manera eficaz en el logro de los objetivos que tenga la organización. Desde hace años muchas organizaciones venezolanas pueden ser consideradas ejemplos de responsabilidad social pero es sólo ahora cuando el concepto empieza a tener resonancia en el país, estimulado por grupos empresariales los cuales tomaron iniciativas de acción social, para el diseño y ejecución del Balance Social.

Es de hacer ver, que el mapa de la Responsabilidad Social Empresarial cambió, pero su esencia, la promoción del desarrollo de una sociedad cada vez más exigente no, sin embargo es en los últimos años que esta herramienta administrativa empieza a consolidarse y se implementó en empresas como Petróleos de Venezuela, CANTV, Procter and Gamble y Alfonso Rivas y Cia.  En la actualidad, Venezuela cuenta con instituciones que ofrecen orientación especializada sobre estas practicas y los gremios trabajan de manera organizada como es el caso de la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria, Venencham, la cual creó en el 2000 una institución llamada Alianza Social, cuya misión principal es promover e incentivar la responsabilidad social de las empresas privadas, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida del venezolano.

Por consiguiente, este se orienta en la consideración de los principales problemas sociales del país que revelan las áreas prioritarias de intervención social, las áreas de inversión social que han resultado de interés para el sector empresarial, así como la identificación de leyes en cuyo cumplimiento se evidencia que algunas empresas realizan aportes adicionales a lo exigido. Hoy se considera que la responsabilidad social de la empresa va más allá de las tradicionales actuaciones y donativos, para asumirla como una actividad racional, con objetivos y metas claramente definidos y, por tanto ha surgido la necesidad de disponer de un instrumento que permita evaluarla. Sin embargo, agregar el tema social a la contabilidad causa cierta admiración y sorpresa, pero es algo real, sí se puede cuantificar la inversión social desglosando en que dimensión se está trabajando a nivel interno o externo, el porcentaje destinando para cada uno de manera individual, que programas se desarrollan, el monto que ha aumentado la preocupación por los programas sociales, la creación de nuevas instituciones como fundaciones con patrimonios independientes o sostenidas por las empresas.  

Basado en ello, la organización tomará las medidas pertinentes, bien sea de seguimiento o correctivas, para el desarrollo de la sociedad, por ello es necesario separar el tipo de inversión que se realiza, los costos generados en el proceso y si hubiera algunos ingresos derivados de estos procesos deben incorporarse a la contabilidad de la empresa considerándolo como una inversión.

Igualmente, se debe buscar que la evaluación del proceso productivo no funcione aislado de los distintos sistemas administrativos internos de la organización por el contrario deben integrarse, para ayudarse a cumplir con los mismos objetivos. Esta claro que los usuarios tradicionales de los informes, les interesa conocer los efectos o incidencias relacionados con la inversión social, los beneficios que puede obtener la organización porque el costo del mismo puede inhibir o percibir una inversión rentable.

Por lo tanto, este instrumento de gestión empresarial le permite a la Gerencia planificar acciones tendientes a aumentar la productividad y la eficiencia de sus trabajadores. Además le permite evaluar las acciones en términos de costo-beneficio. También permite a la empresa actualizar políticas y programas relacionados con su Responsabilidad Social, ya que crea instrumentos más efectivos para medir y controlar las consecuencias, los costos, y los beneficios que se desprenden de sus acciones. 

Es así, que el verdadero efecto del Balance Social es el que finalmente es adoptado y percibido por la comunidad y es precisamente ésta la que va sembrando ese capital intangible que es la imagen de la organización o de la empresa, la que va identificando una conducta corporativa sobre la base de aquellos indicadores que selectivamente adopta de todos los que recibe.  Actualmente se vive en épocas de cambio, de globalización, de tratados de comercio internacional y competitividad, y se debe exigir de las instituciones estatales, sociales o mixtas mejores herramientas de gestión, ajustar los procesos de seguimiento y control de proyectos y programas para desarrollar una cultura de efectividad con sentido humano, esta es la razón por la cuál se habla del modelo de triple resultados, con lo cuál se entiende que la nueva forma de hacer negocios y de entrar en la competencia procede de la creación de valores asociados al ganar dinero, promover equidad, preservar el ambiente.