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  • Astrolabio. Revista internacional de filosofa Ao 2007. Nm. 5. ISSN 1699-7549

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    Vuelta a Luis Villoro

    Luis Villoro: El poder y el valor. Fundamentos de una tica poltica, FCE, Mxico, 1997, 400pp. Releer El poder y el valor. Fundamentos de una tica poltica (Mxico, FCE, 1997, 400 pp.) de Luis Villoro --un trabajo originalmente publicado hace diez aos-- pudiera parecer una tarea riesgosa por anacrnica, pero no lo es, porque el libro de Villoro es una obra excepcional. Excepcional en dos aspectos: primero, pertenece a un tipo de libros cuya redaccin muy pocos autores contemporneos tienen la capacidad de emprender; un libro donde Villoro sistematiza, con su propio estilo de trabajo, los fundamentos de una tica poltica. Y segundo, el autor tiene el valor de abordar, sin recurrir a licencias literarias ni tericas, el problema del poder en la sociedad --problema del que no puede prescindirse al hablar de poltica--, y al hacerlo, lo hace atendiendo la exigencia actual de reproblematizar radicalmente la relacin que existe entre tica y poltica.

    Villoro declara que su inters se centra en los valores morales, particularmente, en los concernientes a la vida en sociedad sometida a un sistema de poder, es decir, de la poltica. Para Villoro, la tarea de una tica poltica es determinar cules son los valores comunes, dignos de ser estimados por cualquiera, fundar en razones el carcter objetivo de dichos valores y postular los principios regulativos de las acciones polticas para realizarlos. As, el esfuerzo terico del autor gravita en elaborar en crculos de anlisis cada vez ms amplios y rigurosos su objeto de estudio. Se trata de crculos cada vez ms ricos y sistemticos, con los cuales apunta a formular una representacin conceptual completa y coherente del mismo: una teora de los valores ticos, una teora de la poltica y una teora de la relacin entre tica y poltica.

    Pero lo que ms llama la atencin en l, y vuelve intensa su lectura, es que se trata de un libro, clara e insistentemente, propositivo; un libro que intenta, abierta y provocadoramente, convencer al lector de una propuesta original en el terreno de la tica poltica, la propuesta de lo que su autor llama tica disruptiva. Para Villoro, ticamente

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    vlida es aquella poltica que promueve una disrupcin: la conversin radical de la voluntad particular en voluntad general, del convenio conforme al poder en convenio conforme al valor, del burgus en ciudadano, de la sociedad burguesa en sociedad poltica.

    El pathos filosfico que recorre, en paralelo, el libro de Villoro es la relacin entre el pensamiento y las formas de dominacin cmo opera la razn humana, al travs de la historia, para reiterar situaciones de dominio o, por el contrario, para liberarnos de nuestras sujeciones. Para Villoro, el conocimiento no puede ser ya analizado en abstracto, desligado de su situacin histrica. El conocimiento en tanto producto de sujetos empricos est, por un lado, ligado a sus intereses prcticos y, por el otro, est condicionado por el conjunto de relaciones sociales concretas. As, la tarea de la filosofa es considerarse a s misma como algo determinado histricamente y, paralelamente, conducir la crtica de la razn sobre nuestra pretensin de saber, es decir, cumplir una funcin disruptiva de las creencias convencionales adquiridas, y adems, comunicar la necesidad de esta exigencia. En lo que sigue me ocupar brevemente, siguiendo a nuestro autor, sobre la articulacin de los discursos explicativo y justificativo en la filosofa poltica y sobre las condiciones de la tica poltica, sin intentar hacer una resea del libro.

    Villoro distingue dos tipos de lenguaje en los discursos y textos polticos. Por una parte, el discurso justificativo (normativo, valorativo) que se refiere a un estado social deseable que supone una concepcin de una sociedad posible, ideal, que respondera al bien comn, y cuya razn es prctica. Y por la otra, el discurso explicativo que tiene que ver con los hechos y las relaciones al interior de la estructura social. ste se ocupa de dar cuenta de las fuerzas sociales que podran favorecer u obstaculizar la realizacin de proyectos valiosos, no formula fines deseables sino los medios necesarios para realizarlos, ejercita una razn terica sobre los hechos, y concomitantemente, una razn instrumental sobre la relacin entre medios y fines.

    La filosofa poltica no se entiende sin la confluencia y relacin recproca de uno y otro discurso. Esta relacin suscita una antinomia, una contradiccin. El lenguaje explicativo intenta dar razn de las relaciones polticas mediante hechos que comprenden las acciones intencionales de los agentes, que incluyen deseos, creencias, intereses.

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    As, la poltica (de ser una ciencia) pretendera explicar la dinmica del poder a partir del conflicto de intereses particulares entre los distintos grupos y clases sociales. Pero de los intereses particulares no puede inferirse, sin otras premisas universales, el bien comn. La diferencia de intereses no puede salvarse, resolverse, por el solo discurso explicativo. Por su parte, el discurso justificativo pretende determinar lo bueno para cualquier miembro de la sociedad, ms all de los intereses individuales excluyentes de los dems. Pero del valor objetivo (lo que efectivamente satisface una necesidad) no se puede inferir, sin un razonamiento suplementario (razones suficientes), los fines y valores que, de hecho, mueven a cada grupo social.

    En otras palabras, para explicar la poltica, no se puede prescindir de la pretensin de objetividad de los proyectos colectivos; esta pretensin tiene que establecer una mediacin entre los intereses particulares y los valores objetivos. Y para justificar la poltica, no se puede simplemente describir las caractersticas ideales de una sociedad justa, porque lo que se pretende es la realizacin en los hechos de ese bien comn y para ello se necesita conocer la realidad social. Aqu pues se vuelve problemtica la articulacin de ambos niveles de la poltica. Pero Villoro nos propone una formulacin terica que apunta a salvar esta brecha que corre entre estos dos discursos.

    La explicacin de las creencias y acciones polticas pone en relacin dos niveles de facticidad: Por un lado, las situaciones y relaciones sociales efectivas, reales (orden explicativo), y por el otro, los proyectos colectivos que suponen la aceptacin de valores relativos a los intereses particulares de cada grupo social (orden justificativo). Para vincular uno y otro orden de hechos se requiere establecer cierta relacin causal entre ellos. Aqu Villoro recuerda un esquema terico esbozado en El concepto de actitud y el condicionamiento social de las creencias (en El concepto de ideologa, Mxico, FCE, 1985), un trabajo anterior donde intenta precisar la relacin entre las creencias de un grupo social determinadas por su posicin en el conjunto de las relaciones sociales.

    Las tesis son las siguientes: 1) la situacin de cada grupo en el proceso de produccin y reproduccin de la vida real condiciona su situacin social; 2) la situacin social de cada grupo condiciona las necesidades percibidas por sus miembros; 3) esas necesidades tienden

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    a ser satisfechas generando impulsos y actitudes positivas hacia ciertos objetos de carcter social, actitudes que a su vez constituyen disposiciones a actuar de manera favorable o desfavorable en relacin con aquellos objetos; y 4) las actitudes en relacin con los objetos sociales condicionan ciertas creencias sobre los valores. Este esquema explica la aceptacin de ciertas creencias, entre las que han de contarse las valorativas (4), por su condicionamiento social (1), mediante dos eslabones intermedios: necesidades (2) y actitudes (3). Aqu debe notarse que el esquema propuesto no establece una determinacin necesaria entre los hechos sociales y las valoraciones, sino una condicin en las circunstancias del grupo social. Esto supone la admisin de otras condiciones iniciales.

    Los intereses de cada grupo social estn condicionados en gran medida por su situacin; los valores y fines colectivos sern pues diferentes de uno a otro grupo, pero sera excesivo establecer necesidades uniformes para todos los grupos. Sin embargo, las valoraciones de los distintos grupos sociales, aun si responden a necesidades y actitudes particulares, tienen la pretensin de ser objetivas. Los valores que se proyectan se presentan como un bien comn. Pero esta pretensin puede dar lugar a una maniobra: presentar, sin justificacin suficiente, los valores que responden al inters exclusivo de un grupo, como si fueran de inters general. Esta es la operacin de las ideologas.

    Ahora bien, el proceso de justificacin puede seguir la lnea de la racionalidad valorativa, que con independencia de las actitudes e intereses del sujeto colectivo, fundamenta la objetividad de los valores, aduce razones para determinar cul es el bien comn y postula la coincidencia del inters particular con el inters general. Pero el lenguaje justificativo no slo plantea la eleccin de los valores objetivos, sino tambin quiere su realizacin. Y sta no es posible sin acudir a la realidad de los hechos sociales, es decir, a su explicacin. As, la accin y el orden poltico no se entienden sin referirse a la distincin entre esos dos lenguajes.

    Ahora bien, el punto de llegada de la reflexin valorativa se le presenta a Villoro como una disyuntiva. La disyuntiva entre dos concepciones de la tica: la primera, supone una actitud crtica y una posicin autnoma del individuo frente a la moralidad social existente; la segunda, postula que toda tica est condicionada por la

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    moralidad de la comunidad a la que pertenece el individuo y slo puede desarrollarse en su mbito.

    La primera posicin de sello kantiano se funda en una razn prctica: 1) la tica debe fundarse en razones; 2) slo el individuo autnomo es agente moral; y 3) los principios de la razn prctica son universales.

    Pero esta posicin se enfrenta, siguiendo a Villoro, a tres dificultades sealadas por la tradicin hegeliana: 1) por qu un individuo estara motivado a sacrificar su inters particular por seguir principios universales? 2) el agente moral de la tica kantiana es un sujeto trascendental, pero ese individuo no existe, pues el verdadero agente moral es un sujeto emprico condicionado por su situacin social; y 3) la aplicacin de las normas universales en tanto puramente formales no son suficientes para deducir en cada situacin particular la conducta a seguir.

    Las dos posiciones, segn Villoro, exponen condiciones necesarias de una tica poltica y, por ello, las pone en relacin dialctica, integrndolas en una sntesis:

    Un comportamiento tico incluye la aceptacin autnoma de valores objetivos y normas generales, pero tambin su implementacin en una moralidad social. Una tica poltica debe comprender dos momentos: la determinacin de valores objetivos fundados en razones y el establecimiento de las condiciones que hagan posible su realizacin en bienes sociales concretos. (225)

    Pero adems toda tica supone necesariamente una concepcin de

    la naturaleza humana. En la tica poltica de Villoro, si he entendido bien, convergen dos lneas de reflexin: la primera, sera la que seala actitudes positivas hacia los otros, las cuales son una condicin de posibilidad de toda asociacin. La tendencia a la asociacin, y por tanto, a la cooperacin, se convierte en una condicin necesaria en la vida social, pues ninguna asociacin sera posible sin inclinaciones de sus miembros a identificar su propio bien con el bien comn. Esta tendencia sera expresin de su naturaleza solidaria, como ser libre y racional. La otra lnea nos sugiere una concepcin de la naturaleza humana abierta un cierto grado de mutabilidad, condicionada por

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    relaciones sociales especficas. En este sentido, Villoro seala que cada individuo est inscrito en un plexo de relaciones sociales y cada conjunto de relaciones puede verse como una totalidad limitada que trata de satisfacer necesidades especficas en tanto valor comn para todos sus miembros. As los valores se realizan en la red de relaciones que componen una asociacin y corresponden a una estructura relacional socialmente condicionada.

    La razn valorativa, para Villoro, orientada hacia la poltica pone en cuestin las creencias convencionales adquiridas (moralidad social, tradicin, ideologa) para acceder a otras basadas en la propia razn. Su operacin crtica cumple una funcin de ruptura de las creencias adquiridas no justificadas. Mas la tica poltica no puede mantenerse en la abstraccin respecto de la sociedad real, tiene, por una parte, que motivarse en intereses que se expresan en el mbito de la moralidad existente, condicionada socialmente, y por la otra, tiene que responder a las situaciones particulares de los grupos sociales. De ah que el cambio social requiera la proyeccin de una tica disruptiva, crtica, capaz de oponer a la sociedad existente (utilitarista, explotadora, desigual, violenta) la posibilidad de una sociedad justa y libre.

    Por ltimo, El poder y el valor es un texto que preludia en virtud del pensamiento sistemticamente orientado del autor-- otro trabajo, mismo que recin se publica, Los retos de la sociedad por venir (Mxico, FCE, 2007), un texto igualmente inscrito en un proyecto de reforma del pensamiento poltico moderno cuyos planteamientos apuntan a responder a los problemas que enfrenta la sociedad contempornea: justicia, democracia participativa y multiculturalismo. Este ltimo ser objeto de un prximo comentario.

    Alfredo Lucero-Montao