Reportaje madrugá de sevilla

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MADRUGÁ DE SEVILLA UN MUSEO QUE NECESITA CAMBIOS Por ANDRÉS PAVÓN PEREJÓN Nuestro Padre Jesús del Gran Poder en su recorrido hacia la Santa Iglesia Catedral en la Madrugá de 2015.

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MADRUGÁ DE SEVILLAUN MUSEO QUE NECESITA CAMBIOS

Por ANDRÉS PAVÓN PEREJÓN

Nuestro Padre Jesús del Gran Poderen su recorrido hacia la Santa IglesiaCatedral en la Madrugá de 2015.

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EL MUSEO DE LA MADRUGÁ

Viernes. El reloj del Ayuntamiento marca las doce de lanoche, y parece que algo cambia. Para muchos sevillanosy cofrades, es Jueves Santo aún. Hay multitud de hombresenchaquetados y mujeres de mantilla en los bares queanuncian la vuelta a casa. Las Hermandades de Monte-sión, El Valle y Pasión discurren por las calles de la capitaly permiten disfrutar un poco más de la belleza y hetero-geneidad que existe en la Semana Santa sevillana. Laspuertas de sus templos aún se encuentran abiertas espe-rando la recogida que ponga fin a una estación de peni-tencia marcada por el calor pero en la que por suerte, noha habido mayores incidentes.

La eterna jornada cofrade, que permite disfrutar depasos en la calle ininterrumpidamente desde las tres de latarde del Jueves hasta las tres de la madrugada del Sá-bado, acaba de realizar su primer cambio interno. El quemarca el paso de día en el calendario.

A esa hora, escasos segundos después de que lascampanas anunciasen la llegada del viernes, las puertasde un templo se abren. Se abre la Madrugá sevillana, y lohace frente al arco de la Macarena. Nazarenos de blancoy morado inundan las calles y pasan bajo esta arquitecturaovalada a la luz de sus cirios desde uno de los barrios másemblemáticos de la ciudad. El que da nombre a la Herman-dad y al ya mencionado arco.

A escaso kilómetro y medio, la luz es menor. EnSan Antonio Abad hay otra puerta, esta vez cerrada, y unúnico farol que ilumina el azulejo de Nuestro Padre JesúsNazareno. El resto se encuentra en penumbra. Un murmu-llo. Murmullo que disminuye cuando es la media luz delinterior de la iglesia la que se abre a la diminuta plaza. Unsilencio con minúsculas que da paso a otro con mayúscu-

las. La Hermandad Primitiva, la omnipotencia que descri-ben sus dos pasos junto a la perfección de su cortejo, re-cuerda a otras épocas pasadas. Épocas de mayorsensibilidad y respeto en los que el público se empeque-ñecía ante la grandeza de las imágenes. Épocas de silen-cio ante el Silencio y el ruán negro de sus nazarenos.Ruán que aparece casi sincronizado por la plaza de SanLorenzo y se dirige irremediablemente hacia la calle quetoma por nombre el de la imagen más venerada en la Se-villa cofrade: Jesús del Gran Poder. La gente a amboslados de la acera, se agolpa en la espera de la cofradía.La cruz de guía, una obra de arte en toda regla, caminadespacio. La Hermandad parece que no avanza en su ca-mino hacia la Catedral. Sin embargo, no se detiene. Nues-tro Padre Jesús del Gran Poder anda decidido hacia elcalvario con ese caminar que le permite la carga de suabrazo a la cruz.

Abrazo que poco más tarde se produce en la callePureza. Caricia cansada y que se realiza con una solamano mientras Jesús de las Tres Caídas, con su caracte-rístico andar, se enfila en dirección al Puente de Triana. Leacompañan más de ciento treinta marineros vestidos deblanco y que tocarán durante once horas de forma alegrey vistosa para regocijo de costaleros y espectadores. LaVirgen de la Esperanza le sigue, devoción enorme la quese le tiene en el barrio a la dolorosa realizada por Juan deAstorga. Como siempre, su original exorno floral no dejaindiferente a nadie.

Flores en la Hermandad de los Gitanos que esteaño no son donadas por Cayetana de Alba. La Duquesa,muy vinculada a la Hermandad y camarera honoraria, con-tribuyó durante muchos años, y por ello, su hijo Cayetanorealiza la primera levantá del paso de Nuestro Padre Jesúsde la Salud. Primer homenaje, pero no único, el que la co-

MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA TRAS SU SALIDA Y PASO POR EL ARCO DE LA MACARENA.

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fradía brindará a la fallecida. Y es que la muerte está muy dentro de la Ma-

drugá. La encontramos en la Plaza de la Magdalena y ensu paso de Cristo. Un Calvario triste y pesado en el que elrachear de las curiosas alpargatas de sus nazarenos noson más que una muestra de que entre el jolgorio de lasEsperanzas, Macarena y de Triana, siempre hay tiempo ala esperanza. Esperanza de la resurrección del SantísimoCristo del Calvario.

El museo que cada Madrugá, porque el diccionariosevillano dice que siempre debe decirse Madrugá, se en-cuentra ya en su máximo esplendor. Y es que, la bellezade este museo, se encuentra en la disparidad de alegría ysobriedad. En la belleza del silencio y el recogimiento y enel esplendor de la música y el júbilo. Tres Hermandadesde ruan y tres de capa, y en todas ellas, la imagen de laMadre de Dios y de Cristo. Camino de la muerte, caídouna, dos y hasta tres veces, y muerto ante la espera de laresurrección. Las seis cofradías se encuentran en la calle.La ciudad está abarrotada y la idiosincrasia de una ciudadcomo la capital andaluza, hace que se señale como algoúnico. Aunque ya se sabe, volverá a abrir sus puertas elaño que viene.

LOS CAMBIOS QUE SE ESPERABAN

En esta Semana Santa en la que no tienen importancia lospartes meteorológicos, en la que las miradas al cielo noson más que para ver como calienta el Sol y en la que losmapas del tiempo son meros actores secundarios, se es-peraba una serie de cambios. Sobre todo, en la Madrugá. Sevilla, esa ciudad que deja pasar el tiempo enredada ensus tradiciones, necesita que la noche más larga del añoevolucione. Las colas dentro de las parroquias para recibirlos cirios, son cada vez más largas, los cortejos no parande crecer y los retrasos se repiten año tras año. Son varias

las Madrugás en las que las tres Hermandadesde cola llevan realizando la Carrera Oficial en filasde tres para intentar dilatar la noche lo mínimo,así como que existe la norma no escrita en la Her-mandad Primitiva de pedir la venia con diez minu-tos de antelación para que simplemente le détiempo a pasar sin generar retraso. Es necesarioun cambio radical en la jornada y los implicadoslo saben. Hace falta un acuerdo previo entre ellosen cuanto a horarios e itinerarios. Ya en años an-teriores se previó y se marcó el 2015 como el añodel cambio y la solución. Finalmente, cuando todoestaba, a priori, acordado, e incluso cuando habíalibretos a punto de salir a la calle con el nuevo pro-yecto de recorridos y horarios, se recuperó el an-tiguo modelo. Esta vuelta al sistema caducoprovocó que, de nuevo, la Hermandad de Los Gi-tanos pidiera la venia en Campana 35 minutosdespués de lo previsto y completara su CarreraOficial con aún más demora. El cambio de raíz esnecesario y, se marca, de nuevo, el próximo añocomo objetivo para una solución satisfactoria paratodos: Hermandades, espectadores y nazarenos.

Unos nazarenos que las Hermandadestambién deben preocuparse por cuidar. Haceaños que salen a la luz, gracias a las nuevas tec-nologías, imágenes y vídeos de éstos faltando alrespeto a su Hermandad con actos indecorosos.Es algo injustificable y que las personas que seencuentran realizando una estación de penitenciadeberían evitar. Aun así, también va ligado a laspropias cofradías. Si su cuerpo de nazarenos notiene una actitud acorde a la situación, deben en-trar en juego principios como la formación y la au-torregulación en las cofradías. En algunos casos,son las propias Hermandades las que no respetana su propio cuerpo de nazarenos y les obligan asoportar entradas tardías, parones y cortes. Porno decir que también los arrollan. Las acerasestán repletas de público, y los nazarenos van enmuchos casos en condiciones que más parecenSANTÍSIMO CRISTO DEL CALVARIO EN SU RECORRIDO HACIA LA CATEDRAL.

La belleza de este museo se en-cuentra en la disparidad de ale-gría y sobriedad. En la bellezadel silencio y el recogimiento yen el esplendor de la música y

el júbilo.

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una manifestación que una estación de penitencia. Algohay que cambiar.

Otro cambio que se pedía a gritos y que se ha lle-vado a cabo a medias por parte del Ayuntamiento, es el delas ya famosas sillitas plegables. Se ha realizado una cam-paña de “concienciación” sobre su uso, que después deaños en los que no se había hecho nada, ya es mucho,pero de la cual se duda bastante respecto a su eficacia.Se decidió establecer 28 cruces donde se indicaba que,por seguridad, no se debían utilizar dichas sillitas. La poli-cía ha informado de que no ha habido incidentes en esoscruces, con circulación más fluida que otros años, pero lassillitas se han seguido utilizando. En mayor o menor me-dida, pero su uso, incluso en estos 28 cruces, se ha pro-

ducido. El año que viene quizás habrá que ver si se siguerecomendando o si es necesario llevar a cabo medidas unpoco más drásticas.

Estos son cambios que se antojaban necesarios,que se han realizado a medias, como en este último caso,o que ni siquiera se han intentado llevar a cabo. No sabe-mos si en el próximo año se producirá una Madrugá mástranquila. La de 2015, la que se esperaba como la del cam-bio o la solución, no lo ha sido.

LA NOCHE DE LOS INCIDENTES

José María camina trabajosamente por la plaza de San An-drés. Todo está en calma. Son aproximadamente las 4 ymedia de la madrugada. El paso de Nuestro Padre JesúsNazareno ya ha revirado hacia la calle Javier Lasso de laVega y, por el amortiguado sonido del martillo, parece quese posa en el suelo. Lleva la mirada fija hacia adelante ysolo puede ver un pequeño mar de cruces negras y, alfondo, la puerta abierta de la Capilla de San Andrés. Sedetiene. —Mama. ¿Por qué estos nazarenos llevan la cruz alrevés? —escucha la voz de un niño a su derecha, dondese encuentra el público. —Habla más bajito —le contesta la voz de una mujer casisusurrando—. Ellos tienen que llevarla así. ¿No has vistoque el Señor en el paso la llevaba también al revés?—Sí. —Pues ellos igual. Tienen que llevar el brazo largo de lacruz hacia adelante.

José María escucha mientras ajusta su penitenciaal hombro. Ya no hay manera de evitar que se clave y losriñones empiezan a pesar. Piensa que en menos de unahora estará en el templo, y que en poco más de dos tendrálos pies metidos en agua. Eso le alivia. Toca con susmanos desnudas la madera de la cruz y el rosario que llevaCARTEL QUE REGULA LA UTILIZACIÓN DE SILLAS PLEGABLES..

FILAS DE NAZARENOS DE LA HERMANDAD DEL GRAN PODER EN PERFECTA ACTITUD DE RESPETO HACIA LA CORPORACIÓN.

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anudado en la muñeca. Va a retomar la marcha. De re-pente, se empieza a oir un murmullo elevado. No es lo nor-mal en el público que, aunque no como cuando él empezóa salir, es bastante respetuoso con respecto al silencio dela cofradía. Este murmullo aumenta a la vez que sus ner-vios. Se oyen gritos y el ruido alrededor de él es enorme.Intenta mantener la compostura y apoya con seguridad suspies descalzos en el frío suelo. Ve gente corriendo por ellateral de la calle y de repente, lo empujan y cae al suelo.Consigue mantener el antifaz tapándole el rostro, peromientras encuentra de nuevo los orificios para los ojos, semantiene durante unos segundos en la más absoluta os-curidad. Cuando vuelve a ver, puede observar como lascarreras se alejan. Hay varios penitentes en el suelo, y unacruz rota al fondo. La suya, está a sus pies. Se escuchanllantos de niños y voces de adultos. José María mira aambos lados de la calle y parece que todo se tranquiliza.Recoge del suelo la cruz, y vuelve a entrar, con el corazóna punto de estallarle en el pecho, en la fila de penitentesque trata de recomponerse en la entrada de Javier Lasso. — ¡Tranquilos! Está todo bien. —Una fila de policías pasaa ambos lados de la calle un par de minutos después. Ha-blan con la gente para saber cómo se encuentran. Uno deellos es el que habla en voz alta—. Ha sido una falsaalarma.—Perdone. ¿Está solucionado lo de Los Gitanos? —pre-gunta un hombre mayor a uno de los policías.— ¿Lo de la Calle Gallos? Sí, por supuesto. Un incidentesin consecuencias —contesta el agente. —Pero, han tenido que parar el paso del Señor, la banday todo. ¿No?—Sí, pero en cinco minutos estaba todo solucionado. El

MARÍA SANTÍSIMA DE LA CONCEPCIÓN EN SU PASO DE PALIO.

NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DEL SILENCIO.

NAZARENOS DE LA HERMANDAD DEL SILENCIO TRAS EL PASO.

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problema más importante ha sido al lado del puente deTriana. Que se han caído dos al río en una pelea. Han te-nido que sacar los bomberos a uno que no era capaz desalir después. — ¡Joder! —Dice el hombre con naturalidad—. La noche-cita está siendo larga. —Y lo que queda, amigo. Aquí, todo solucionado, ¿ver-dad?—No lo sé. Esto ha sido un caos. —El botellón y los chavales. Una pelea en la Encarnación.Es que esto así no va a ningún lado.

José María reemprende la marcha con las pala-bras que ha oído aun retumbando en su cabeza. Le tiem-blan las manos y sólo desea llegar a San Antonio Abad.Avanza unos pasos y una mano le toca el hombro. — ¡Hermano! ¿Estás bien? —Un costalero de la Herman-dad es quién le habla. José María sólo levanta levementela cabeza y asiente, a la vez que agradece en silencio elgesto.

El hombre se acerca a otro penitente y repite lapregunta. Parece que todo vuelve a la calma en el Silen-cio.

En la entrada de la Plaza del Museo todo estátranquilo. Han tocado las seis de la mañana y NuestroPadre Jesús del Gran Poder ya se encuentra en busca dela Plaza de San Lorenzo. Una familia mira desde uno delos balcones el transitar de la fila de nazarenos por la calleMiguel de Carvajal. La televisión está encendida en elsalón del domicilio y pueden verse nazarenos con antifaz,túnica verde, y capa blanca de la Santísima Virgen de laEsperanza de Triana en su paso por la Campana. El co-mentarista habla sobre el percance ocurrido en el recorridode la Macarena: “Con respecto al escape de gas en el nú-mero 27 de la calle Feria, la Hermandad de San Gil se veobligada a modificar su itinerario y a renunciar a su visitaa la iglesia de la Anunciación, al convento de Santa Ángelay a la Capilla de Montesión. Desde Cuna, el cortejo discu-rrirá por Orfila, Javier Lasso de la Vega, Amor de Dios yCorreduría, enlazando con la Cruz Verde”.

La familia muestra su aprobación al cambio pro-puesto por la Hermandad, el Ayuntamiento y el Consejo deCofradías. Uno de los mayores de la casa informa al restode que el palio de María Santísima del Mayor Dolor y Tras-paso está a punto de llegar a la calle. Los ciriales acabande cruzar la esquina y el palio está a punto de verse. Entraen la calle con ese rachear de zapatillas de los costalerosy con el paso decidido que caracteriza a la corporación entodo su recorrido penitencial. Justo antes de entrar en laplaza, Carlos Villanueva, acompañado de su sobrino An-tonio, manda detener el paso.

La mujer que se encuentra asomada al balcón ex-tiende levemente su brazo en dirección al palio de la San-tísima Virgen, tratando de tocarlo imaginariamente desdela distancia. Una vez realizado el gesto, se santigua y miracon atención los tres toques de martillo. Segundos des-pués, se hace el más absoluto silencio. En la levantá serompe el varal maestro derecho del paso de palio, y estodeja con la boca abierta a Hermanos y asistentes. La mujerve lo que ha ocurrido y se va del balcón. El palio avanzainexorable en dirección a su destino en San Lorenzo apesar de la rotura. La televisión sigue hablando de lo ocu-rrido en la calle Feria. La cruz de guía de la Hermandad dela Macarena transita en este momento por la calle Francos.

Más tarde, cuando la Santísima Virgen de la Es-peranza Macarena ya ha pasado frente a esa mágicarampa de la impresionante Iglesia Colegial del Divino Sal-vador, y la luz del alba hace que el tono del cielo sevillanotome un azul más claro, se produce uno de los aconteci-mientos más tensos de toda la noche. La calle Cuna estáatestada de público esperando la Cofradía, y de repente,se produce un parón de aproximadamente una hora. Elpaso de palio sigue avanzando y los tramos de nazarenosse comprimen. Poco a poco la situación se vuelve insos-tenible. La cofradía se convierte en una manifestación, enla que incluso algunos nazarenos tienen que andar por laacera y levantarse el antifaz para poder respirar. Otro au-téntico caos. La Hermandad trata de justificar lo que ocurrealudiendo al fallo de los walkie-talkie de los diputados, asícomo al cambio de recorrido obligado, que provoca que lacofradía se comprima demasiado. También, los nazarenosque salen de la fila y luego entran cerca del paso perjudi-can el perfecto orden de la cofradía. Aun así, no se puedecontinuar exponiendo gratuitamente la seguridad ciuda-dana en Semana Santa a un riesgo que puede limitarse.El control debe ser mayor, y no puede ser tan delgada lalínea que separe la organización del caos en la Madrugá,o puede pasar como en el año 2000.

RECUERDOS DEL AÑO 2000

Los incidentes que ocurren durante la Madrugá de 2015,no hacen más que poner de manifiesto la fragilidad queexiste durante esa noche, y recuerdan a los hechos ocu-rridos hace quince años.

Gritos, carreras y momentáneas escenas de pá-nico en pleno centro de la ciudad hicieron en el año 2000que la rumorología con respecto a la Semana Santa y susdetractores creciese. En el momento de los hechos, la Po-licía Nacional trató de calmar a la gente en la calle. Losagentes, al igual que las instituciones después, aseguraronque no había pasado “nada”. Después, con cuentagotas,se fueron filtrando los hechos aunque ningún represen-

Se oyen gritos y el ruido alre-dedor de él es enorme. Intentamantener la compostura y

apoya con seguridad sus piesdescalzos en el frío suelo. Vegente corriendo por el lateralde la calle y de repente, lo em-

pujan y cae al suelo.

En la calle Cuna, la Hermandadde la Macarena se convierte enuna manifestación, en la queincluso algunos nazarenos

tienen que andar por la acera ylevantarse el antifaz para poderrespirar. Un auténtico caos.

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tante o institución saliera a apaciguar la rumorología local.Ese año, se denominó como “carreritas” a todos los hechosacaecidos. Como un mal menor, de forma despectiva ycomo si no hubiese ocurrido nada. Es posible que no con-viniese y, posiblemente ahora tampoco, aclarar política ydefinitivamente quiénes las habían organizado y produ-cido. Puede que ambas noches no tengan relación alguna,pero las similitudes existen.

Aunque este año el terror no se ha apoderado dela Carrera Oficial y en el año 2000 sí lo hizo, es cierto queel detonante que desencadenó los hechos fue un incidentemenor. Ambos años, hay personas especializadas o muyrelacionadas con el mundo cofrade que piensan que no seha buscado la explicación a lo ocurrido o que simplementeno se ha querido contar.

Con respecto a la Madrugá del año 2000, el perio-dista y escritor Juan Miguel Vega, especializado en infor-mación cofrade, escribió una serie de artículos en el diarioEl Mundo, cinco años después de lo ocurrido, en los queexplicaba “Los Agujeros Negros de la Madrugá”. Aquelaño, la tesis de que estaba todo organizado fue rechazadapor las fuentes Oficiales. Quienes decían haber visto pis-tolas habían visto en realidad paraguas cortos o teléfonosmóviles, los que habían oído disparos se confundían conel golpe de una silla de madera contra el suelo, y, por su-puesto, lo de extraños nazarenos que dificultaron a las her-mandades era pura fantasía. Posteriormente, escribió unanovela de ficción llamada “Madrugá” en la que relataba loque pudo ser, o lo que fue pero no se ha dicho hasta ahora.

En este 2015, son representantes de la Hermandad del Si-lencio los que ponen en duda las informaciones oficialesde la Policía y los medios de comunicación. El DiputadoMayor de Gobierno, Amador Moreno, y el Hermano Mayor,Alberto Ybarra, explican que no fue un solo foco el cau-sante del problema con su cofradía, tal y como señaló elAyuntamiento. La reyerta con persecución policial en lasSetas ocurrió. De eso no hay duda porque bajó corriendoun grupo que se trasladó por Orfila y Cuna y otro por JavierLasso. Sin embargo, según Ybarra, había otro grupo quevenía del Duque y las calles Jesús del Gran Poder, Amorde Dios y Alfonso XII, por lo que aseveró que la cofradíaestaba rodeada por todos lados.

Una vez acaecidos los hechos problemáticos,José María camina dentro de la fila de penitentes de laHermandad del Silencio. Hace varios minutos que todotranscurre con normalidad. Sólo una frase oída durante elrevuelo de la Plaza de San Andrés viene a su mente: “Nocorred. No ha pasado nada. Están intentando cargarse laMadrugá desde el 2000”.

SANTÍSIMA VIRGEN DE LA ESPERANZA DE TRINA EN LA MAÑANA DEL VIERNES SANTO.

Puede que no haya relación conlos incidentes ocurridos en el

año 2000. Sin embargo, las simi-litudes existen.

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LAS MEJORAS SON POSIBLES

Cuando el Hermano, después de su estación de penitenciaen la Madrugá y tras el posterior descanso, amanece enla ciudad de Sevilla, lo hace con un sabor agridulce. Todono ha salido bien, y las mejoras son posibles. Baraja losproblemas y sus posibles causas, y es capaz de idear so-luciones que pueden o no ser sencillas. Realizables son,eso seguro.

Es necesaria una mayor unión entre las propiasHermandades de la Madrugá para reestructurar horarios eitinerarios. El aumento de los cortejos hace esta medidaimprescindible. Los señores que están al frente de estashermandades deberían aplicarse el discurso de Jesucristo,lleno de referencias a la caridad y el amor. Así, piensa, se-guro que les sobraría tiempo para llegar a un acuerdo y fi-niquitar una polémica absurda y contraproducente. Es eldía más importante de la Semana Santa. El más aplaudidoy el más criticado. El que más llama la atención y el quemás se encuentra en el ojo del huracán. Salen a la callecorporaciones varias veces centenarias, con efigies y en-seres de inmenso valor, tanto sentimental como patrimo-nial.

Por otro lado, tras el sufrimiento vivido en la callea las 4:30 de la madrugada, y tras enterarse de lo ocurridocon la Hermandad de la Macarena en la Calle Cuna, plan-tea necesario y urgente evitar esa concentración, a ciertashoras, en un pequeño área de la ciudad. Cualquier Ma-drugá ocurrirá una desgracia, cavila, y entonces, no habrámarcha atrás.

Esto le lleva a valorar que hay una serie cada vezmás numerosa de personas que pasan de las cofradías y

aprovechan esas horas no solo para tomar alcohol sinopara mofarse y vituperar todo lo que suponga algo quetenga que ver con la religión y la Iglesia. Se ha perdido,por la indigestión de progresismo y populismo actual, todosentido del respeto, proporción y medida de la que Sevillasiempre ha hecho gala y más en Semana Santa. Ya no serespeta nada. Este retroceso, no es de planteamientos re-ligiosos, que desgraciadamente ya los hay en demasía,piensa José María, sino de los niveles de cultura que pa-recíamos haber alcanzado en la sociedad del bienestar.José María tiene claro que la Semana Santa, y más queningún otro día, su Madrugá, tiene que evolucionar y adap-tarse a la situación actual. Para él, los problemas que tienela Semana Santa obedecen al esplendor y la masificaciónque desde hace unos años goza. La realidad y la sociedadevolucionan, y la Semana Santa debe hacerlo con ellas.Quizá ahí esté el quid de la cuestión; para preservar suesencia y sobrevivir, la está condenada a ir cambiando pe-riódicamente de atuendo y esto es algo que no apareceúnica y exclusivamente en la cabeza del Hermano peni-tente.

CUANDO EL MUSEO SE CIERRA (LA LUZ QUE SEMANTIENE)

Este museo tiene mejoras que llevar a cabo. Cambios quehagan evolucionar. Aun así, Sevilla debe estar orgullosade él. Pocas ciudades en el mundo pueden permitirse ellujo de abrir sus calles a una galería como ésta. Galería enla que las obras están vivas, atañen a los sentimientos delpueblo y son de uso cotidiano, no son obras conservadasen el formol de las colecciones o piezas de taxidermia, ves-tigios de un ayer del que nadie se acuerda.

SANTÍSIMO CRISTO DE LAS TRES CAIDAS EN SU RECORRIDO DE IDA HACIA LA CATEDRAL DE SEVILLA.

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Es sabido que el sevillano cuenta su tiempo, suvida, en Semanas Santas. Que cada año hace un balancede las imágenes o escenas que quedarán en su retina yque han hecho de esta celebración anual, algo único.

Para algunos comienza y acaba casi en el mismomomento. O al contrario, se prorroga durante toda lanoche. Hay muchos cuyo momento se limita a unas plu-mas y una coraza en la tarde del Jueves Santo. Ilusión yfe por recuperarse para verlos en la calle el año que viene.Un casco que cualquiera de las 61 almas de la CenturiaRomana Macarena presta a ese niño enfermo en el Hos-pital Macarena o Virgen del Rocío. 61 almas que, tendránel privilegio de colocarse ese particular atuendo que leslleva a la gloria de la Madrugá. Una banda que se parte endos. Los más noveles anuncian, junto a la Centuria Juvenil,la cruz de guía de la Hermandad con su uniforme verde.Los más antiguos y afortunados son los 61 que brindan elrecorrido de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia. Esteaño, con el ansiado estreno de la túnica malva y plata do-nada por una serie de Hermanos.

Imagen que comparten, disfrutan y tratan de rete-ner es la de la Santísima Virgen de la Esperanza Maca-rena. La emoción que transmite a la gente de su barrio,especialmente en el recorrido de ida, hace que los senti-mientos afloren hasta para los menos allegados.

Los pitos de Jesús del Silencio narran que el Na-zareno ya camina entre quienes no pueden hacer otracosa que no sea admirar su tránsito hacia la muerte. Unadelicia que se llevaron quienes, sillita a sillita, habían for-mado una carrera oficiosa durante su recorrido y que notenían más remedio que levantarse y alzar la cabeza antela majestuosidad de la obra.

Como majestuosa fue la entrada en Campana dela Hermandad de la Esperanza de Triana. El paso del San-tísimo Cristo de las Tres Caídas, en perfecta sincronía consu banda, arrancó el aplauso de los allí presentes en variasocasiones gracias a su habitual andar combinando pasoslargos con izquierdos y pasos atrás.

La Santísima Virgen de la Esperanza de Triana, a

los sones de la Banda de Santa Ana de Dos Hermanas,trabajó con un andar muy fino y elegante. Un paso atrásen la calle central fue el delirio de los asistentes.

Un delirio que puede haberse vivido por última vezcon la Hermandad del Gran Poder en su recorrido devuelta si se produce el ansiado cambio de recorrido. Ver elinculcado respeto y silencio a Jesús del Gran Poder esalgo que sobrecoge. Algo más íntimo y esquisito, por ladesbandada de público que lleva consigo el Gran Poder,es ver el magestuoso palio de cajón de la Hermandad conla reciente restauración de la talla del San Juán.

Imagen íntima también la del que vio entrar a laHermandad del Calvario, en el despuntar del día y entreun selecto público de cofrades entendidos. Ver despedir laMadrugá al magnífico manto de Nuestra Señora de la Pre-sentación es algo que muy pocos privilegiados se atrevena contemplar.

Cuando ya el día se hace presente y el ambientede gresca y botellón desaparece, es el momento de disfru-tar de la Hermandad de los Gitanos al completo. Ver laeterna chicotá del Cristo de la Salud en la Cuesta del Ro-sario. El brillo del sol en los gemelos de oro de la camisaque lleva el Señor bajo la túnica es un detalle que losamantes de la Semana Santa ni perdonan perderse, ni ol-vidan.

Y es que este museo al aire libre tiene sus propioshusos horarios. La Campana tiene su hora, como la Cate-dral o la plaza del Salvador. El amanecer sorprende con laEsperanza de Triana en la Avenida, los Gitanos en la Cam-pana, la Macarena en el Salvador y el Gran Poder en SanLorenzo. Y aun así, antes de que nos demos cuenta, sehabrá acabado.Cuando ya este museo cierre sus puertasy no sea más que un recuerdo que chirria en los neumáti-cos, será el momento de pararse a pensar en todo lo quese ha hecho mal. Las causas reales y absolutas, y las po-sibles soluciones. Porque, ya se sabe, aunque cada Ma-drugá se celebre como algo único, volveremos a tener otrael año que viene.

CRISTO DE LA SALUD DE LA HERMANDAD DE LOS GITANOS.

MIEMBRO DE LA BANDA DE LA CENTURUA MACARENA.