Repaso crítico de las atribuciones cervantinas
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1Este artculo est basado en parte en una ponencia plenaria (TheCervantine Canon and the Semanas del jardn), pronunciada ante laAssociation of Hispanists of Great Britain and Ireland, Birmingham, 28de marzo de 1987. Tambin se aprovechan datos incluidos en nuestromuy aplazado Las Semanas del jardn de Miguel de Cervantes(Salamanca: Diputacin, 1988 [1989]). Les agradecemos a Vctor In-fantes, Jorge Romn-Lagunas y Monique Joly sus valiosas sugerencias ycorrecciones.
Este artculo se public en la Nueva Revista de FilologaHispnica, 38 (1990), 47792, y despus se incluy en miEstudios cervantinos (Barcelona: Sirmio, 1991), 83103.No me acuerdo cundo lo hice ni para qu, pero hay variascorrecciones y nuevos comentarios y notas en esta versindigital. Lo nuevo y lo cambiado est puesto entre corche-tes { }.
Repaso crtico de las atribuciones cervantinas1
Daniel Eisenberg
Qu escribi Cervantes? Responder a este interrogan-te, es de suponer, importa a todos los cervantistas. Si su-piramos lo que Cervantes escribi efectivamente, podra-mos editarlo y leerlo, tanto para disfrutar de esta lecturacomo para aplicar lo ledo a la mejor comprensin delQuijote y dems obras suyas.
A pesar de lo cual, {establecer el corpus cervantino}tiene sin cuidado a la mayora de los cervantistas. Se su-pone que escribi las obras publicadas en vida con su
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2Edward Aylward ha querido restar al corpus cervantino las novelasRinconete y Cortadillo y El celoso extremeo: Cervantes: Pioneerand Plagiarist (Londres: Tamesis, 1982). La resea ms importante deeste libro, totalmente negativa en cuanto a su tesis pero estableciendoque los textos del MS Porras se derivan del manuscrito aprovechadopara la edicin prncipe de Juan de la Cuesta, y son por lo mismo deescaso inters, es la de Geoffrey Stagg, The Refracted Image: Porrasand Cervantes, Cervantes, 4.2 (1984), 13953 (ntese la hoja sueltade correcciones) {26 de diciembre de 2002: http://www2.h-net.msu.edu/~cervantes/csa/articf84/stagg.htm}; tambin es muy negativa la rese-a de Peter Werke, Romanistisches Jahrbuch, 36 (1985), 40406.
nombre (aunque ni en ello hay unanimidad2), y el Persiles,publicado por su viuda en 1617. Se acepta tambin que Elcerco de Numancia {y Trato} [pg. 84] de Argel, descu-biertos y publicados en el siglo XVIII, son los mismosDestruicin de Numancia y Tratos de Argel mencionadosen el prlogo a las Ocho comedias y ocho entremeses.Estamos de acuerdo, aunque las identificaciones se hicie-ron sin el examen a que se las sometera si los textos sedescubrieran hoy.
Pero {no se ha ido ms all}. Qu escribi Cervantes?Pues lo que public, que ya es mucho. Y en cuanto a lono publicado en vida, lo encontrado con su nombre. Ex-cluir todo lo atribuido es lo ms seguro y fcil. No esta-mos de acuerdo, ni mucho menos, con esta posicin. Cer-vantes mismo nos menciona, en el prlogo a las Novelasejemplares, otras obras que andan por all descarriadas,y quiz, sin el nombre de su dueo. Sus palabras {deno-tan} una callada protesta, y piden {justicia al lector}.
Para la Suma cervantina coordinada por Juan BautistaAvalle-Arce y E. C. Riley (Londres: Tamesis, 1973), el llo-rado Antonio Rodrguez-Moino iba a escribir un ensayo
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3Lo hacen constar los compiladores en la p. ix.
4La carta de Cervantes al Cardenal Sandoval y Rojas, Nueva Revistade Filologa Hispnica, 16 (1962), 8189; Suma cervantina, p. 126,n. 9. Nos escribe Vctor Infantes que Rodrguez-Moigo dej indito (yyo lo he visto) un extenso trabajo (sin acabar) sobre [el soneto cervanti-no] Voto a Dios. En la lista de Trabajos de inmediata aparicin ypreparados para imprimir que encontramos al final del Homenaje aRodrguez-Moino (Madrid: Castalia, 1966), II, 381, encontramos Elsoneto de Cervantes Voto a Dios que me espanta esta grandeza. Tex-tos inditos y Baraja de cartas falsas. Estudio sobre supercheras lite-rarias. (Cervantes, Santa Teresa, Lope de Vega, Goya, etc.).
5Ford y Lansing, Cervantes. A Tentative Bibliography of his Worksand of the Biographical and Critical Material Concerning Him(Cambridge: Harvard University Press, 1931); Astrana Marn, Vidaejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra (Madrid: Reus,194858), VII, 75167: Escritos probables, atribuidos, dudosos, ap-crifos y falsos. Aunque faltan en Avalle-Arce, Astrana menciona losBorradores cervantescos publicados por Manuel Gmez Moreno (Bar-celona, 1945), cuya autenticidad nos parece ms que dudosa. Pudierahaberse incluido en la bibliografa de textos atribuidos la aprobacin deMrquez Torres de la segunda parte del Quijote, cuya autora cervanti-
sobre las atribuciones y supercheras cervantinas.3 {Nuncallegaremos a conocer} sus puntos de vista, aparte de suartculo sobre la falsificada carta al Cardenal Sandoval yRojas, y una nota a Elias Rivers calificando la Epstola aMateo Vzquez como sospechossima.4 Tenemos ensu lugar una til bibliografa de Avalle-Arce de las atribu-ciones y supercheras, la mejor que ha habido sobre eltema, aunque para unos detalles de la historia [pg. 85] delos textos atribuidos hay que acudir todava a la ms viejade Jeremiah D. M. Ford y Ruth Lansing, o al incompletorepaso de Luis Astrana Marn.5
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na fue propuesta en el siglo XVIII. Tambin pudiera incluirse, comoejemplo de texto en su da mantenido como cervantino, el olvidadoPruebas de la restauracin de la primera edicin del Quijote de1605. Fundada en las anotaciones, acotaciones y correcciones queen mrgenes y cuerpo de la obra coloc EL GRAN CERVANTES enel ejemplar prueba que de su puo y letra constituye su nica y ver-dadera capilla, de Feliciano Ortega Aguirrebea (Palencia, 1883). (Delmismo autor, no vistos por nosotros, La restauracin del Quijote.Estudio comparativo de varias ediciones y sus respectivas notas conun ejemplar de la de 1605, impresa por Juan de la Cuesta, que con-tiene anotaciones acotaciones y correcciones de puo y letra deCervantes en los mrgenes y cuerpo de la impresin [Palencia, 1883]y Desliz literario cometido por Don Marcelino Menndez Pelayo,cuando, al examinar el ejemplar prueba de El Quijote de Cer-vantes, no conoci tan rica joya [Palencia, 1885].)
Entre las omisiones de la historia de los textos incluidos, faltan enAvalle-Arce tanto las ediciones de Alonso Corts de la Relacin delbautismo de Felipe IV como su artculo de 1947 sobre la misma, cita-dos infra, nota 38; faltan tambin varios de los comentarios sobre elDilogo entre Cilenia y Selanio (vase nuestro apndice a Las Se-manas del jardn), y los comentarios de Cristbal Prez Pastor sobrela Comedia de la Soberana Virgen de Guadalupe (Documentos cer-vantinos hasta ahora inditos, II [Madrid, 1902], 54960), juntos conuna edicin de la Loa que la antecede.
6Poesas completas, II (Madrid: Castalia, 1981), 393416.
Lo que no tenemos es una coleccin de dichos textos,algunos de difcil acceso. La suerte de los poemas atribui-dos ha sido mejor, pues suponen una otra mucho msreducida, y el riesgo para el editor es menor, pues se re-chazaran caso por caso, y difcilmente habra un rechazode la coleccin en su totalidad. La edicin ms reciente ycompleta de los poemas atribuidos es la de Vicente Gaos,6aunque inexplicablemente faltan poemas sealados comoatribuidos y no refutados en la bibliografa de Avalle-
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7Fichas 4, 5, 6, 7, 8, 10, 18, 31, 34, 37, 44, algunos incluyendo variostextos. Hay textos no fichados; dice Astrana Marn: Entre apcrifos omuy dudososfluctan todava algunos sonetos y romances en manus-critos de diferentes bibliotecas; pero casi todos tan excesivamente des-vergonzados, que as por ello como por no constar de manera clara quepertenezcan a Cervantes, sern de aqu excluidos (citado por Avalle-Arce, ficha 10).
8Los cuatro de Varias obras inditas (vase infra) en Coleccin deentremeses, Nueva biblioteca de autores espaoles, 1718 (Ma-drid: Bailly-Baillire, 1911), I, 15779; tambin en Cuatro entremesesatribuidos a Miguel de Cervantes (Barcelona, 1957). Otra coleccin,que incluye dos de los cuatro de Castro, es la edicin de Dmaso Alon-so, El hospital de los podridos y otros entremeses alguna vez atri-buidos a Cervantes (Madrid: Signo, 1936; reimp. Madrid, 1987; laintroduccin a este libro en las Obras completas de Dmaso, III. Estu-dios y ensayos sobre literatura (Segunda parte) [Madrid: Gredos,1974], pp. 96370). Segn la bibliografa de Avalle-Arce, adems de unentrems y dos comedias todava inditos y en paradero desconocido,hay un entrems indito en la Biblioteca Colombina y tres que no hantenido edicin desde hace ms de un siglo.
Arce.7 De los [pg. 86] entremeses atribuidos a Cervanteshay varias colecciones parciales.8
Pero Cervantes es ante todo prosista. Los textos enprosa que le han sido atribuidos no han sido reunidos nun-ca en un volumen. La ta fingida se halla en algunas delas ediciones de las Novelas ejemplares, la de Schevill yBonilla entre ellas. (Es el nico texto atribuido en su edi-cin de las Obras completas.) La aprobacin de MrquezTorres para la segunda parte de Don Quijote, cuya autoracervantina fue sugerida en el siglo XVIII, est reproducidaen muchas ediciones de la obra, aunque sin referencia a suposible composicin cervantina. Aunque estn publicadoscomo cervantinos en la segunda edicin del Quijote de
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9III, 10205; nuestra sugerencia en nuestra edicin de Las Semanasdel jardn, p. 139, n. 208.
10No sera mala idea reunir, por otra parte, el Epistolario de Cervantes:no muy amplio, pero interesantsimo y poco conocido. Contamos con lacarta a Antonio Veneziano de 1578, discutida infra. Sigue la carta aAntonio de Eraso, de 1582, en la que menciona la composicin de LaGalatea y el deseo de obtener un cargo en las Indias (en Astrana, VI,51012; comenta la edicin rival de Ameza en VI, 513, n. 2). Unacarta a Cervantes de su superior Antonio de Guevara (20 de octubre de1588) muestra su diligencia en el trabajo de comisario para la Armada(vuestra merced procure juntar toda la cantidad [de trigo] que pudieresin rigor y sin tratar de querer sacarlo de quien no tuviere trigo, porqueesto no es justo, de manera que se haga sin ningn ruido ni queja, aun-que no se junte toda la cantidad, Astrana, IV, 263; sobre el contenidode esta carta, vanse Astrana, IV, 241 y Francisco Rodrguez Marn,Nuevos documentos cervantinos, en su Estudios cervantinos [Ma-drid: Atlas, 1947], p. 343). Nos han llegado dos cartas al rey, de 1594(Astrana, V, 109 y 139). Tambin tenemos el soneto del real de porte,mencionada en la Adjunta al Parnaso y reproducida en este tomo
Juan de la Cuesta, hay tanto escepticismo sobre los pasa-jes que tratan del robo y recuperacin del rucio de Sanchoque acaso haya que tratarlos juntos con el de MrquezTorres. Estos pasajes, y otras importantes enmiendas he-chas a las ediciones segunda y tercera de Cuesta, se hallanen la mayora, aunque no en todas las ediciones modernasde la obra. Por ltimo, el certificado de buena conducta deCervantes en Argel, que hemos sugerido fue escrito por el[pg. 87] interesado (pues no est en la letra del firmante,fray Juan Gil), se halla en la biografa de Astrana Marn.9
Pero los ms extensos textos {en prosa atribuidos aCervantes}, entre los cuales pueden estar las obras desca-rriadas a que se refiri, son difcilmente accesibles. Al pa-recer nunca ha habido un proyecto de reunirlos.10 Suscita
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(Cervantes, Lope, y Avellaneda, p. 121, n. 7). Por ltimo, la carta alConde de Lemos que precede al Persiles excede los lmites de unacarta dedicatoria.
11Vicente Garca de la Huerta la llam una pieza ridcula y a LeandroFernndez de Moratn le sac de quicio (Armando Cotarelo y Valledor,El teatro de Cervantes [Madrid, 1917], pp. 106 y 108).
12La obra es un tanteo juvenil, afirm Alberti. Ninguna obra clsicams necesitada de retoque que esta de Cervantes para su posible re-presentacin. (Prlogo a la edicin de 1943, reproducida en Alberti,Numancia [Madrid: Turner, 1975], p. 80.)
la curiosidad para conocer la causa o causas de este am-biente de extrema desconfianza y autolimitacin. Con labibliografa de Avalle-Arce como punto de partida, nosproponemos hacer un repaso de los ms importantes des-cubrimientos de escritos cervantinos. Intentaremos resumirsu recepcin y el estado actual de la crtica sobre el asun-to.
Cronolgicamente, los primeros son La Numancia yLos tratos de Argel, ste siempre a la zaga de aqul. LaNumancia, cuya influencia sobre el concepto moderno dela nacionalidad espaola merece un estudio detallado, fuerecibida al principio con despre[pg. 88]cio.11 {Slo con}las invasiones napolenicas, y {la posibilidad} de emplearla obra como un estmulo a la resistencia antifrancesa, secomenz a {apreciarla.} Se aprovech de igual forma du-rante la defensa de Madrid en 1937, en versin adaptadapor Rafael Alberti, ejemplo de censura y alteracin desdela izquierda.12
El tercer texto atribuido a Cervantes, y el primero enatribursele cuyo ttulo no est asociado con su nombre en
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13De cmo y por qu La ta fingida no es de Cervantes, Boletn de laReal Academia Espaola, 1 (1914), 41633 y 2 (1915), 497523;incluido en De cmo y por qu La ta fingida no es de Cervantes,y otros nuevos estudios cervnticos (Madrid, 1916), reseado favora-blemente en Revista de Filologa Espaola, 3 (1916), 42324. Larespuesta de Bonilla: Un crtico desbocado, en su De crtica cervanti-na (Madrid, 1917), pp. 81105. Otro comentario, de Icaza, en Super-cheras y errores cervantinos puestos en claro (Madrid: Renacimien-to, 1917), reseado en Revista de Filologa Espaola, 5 (1918), 6970.
14Hemos citado los comentarios de Astrana Marn, Schevill y Bonillasobre La ta fingida en nuestro libro Las Semanas del jardn, cap-tulo 20. Para la relacin con el cervantismo oficial de Astrana Marn,cuyo nombre comienza en astro, para acabar en rana, segn una stiraque no recordamos dnde lemos, vanse las reseas de su Vida ejem-plar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra en Anales cervanti-nos: 1 (1951), 37273 (tomos 1 y 2); 2 (1952), 38286 (tomo 3) y38688 (tomo 4); 3 (1953), 39092 (tomo 5); 6 (1957), 29092 (tomo6); 7 (1958), 29596 (tomo 7); consltese tambin su Vida de Cervan-
ninguna parte, es La ta fingida. Descubierto en 1788,fue publicado y atribuido a Cervantes en 1814. Lo acom-pa una contraproducente calificacin: la ms elegante,la ms donosa y felizmente escritade todas sus obras(Astrana, V, 397).
Sorprende, sin embargo, que hayan pasado casi dossiglos sin haberse podido decidir si Cervantes escribi ono dicha novelita. Lo que s hubo fue un extenso ataque asu legitimidad, en el primer tomo del Boletn de la RealAcademia Espaola, que se vendi separado como libro.La respuesta de Bonilla es casi desconocida.13 Bonilla ylos otros defensores de su atribucin a [pg. 89] Cervan-tesGallardo, Medina y Astrana Marn, sobre to-doestn separados del cervantismo oficial.14 Cuando
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tes, VI, 513, n. 2. Las ediciones y estudios cervantinos del chileno JosToribio Medina han tenido poqusima acogida. La valiossima edicin delas obras de Cervantes por Schevill y Bonilla, la nica en que constantodas las enmiendas introducidas y la que moderniza menos el texto, fuepublicada por los mismos editores, con una subvencin particular (cons-ta al principio del primer tomo de la coleccin, La Galatea, y en el tomo5 de Comedias), al parecer por falta del inters del cervantismo oficial,controlado por Rodrguez Marn. Poco reseada, su edicin est hoyagotadsima y sin aparentes posibilidades de reimpresin. (De igual ma-nera que el anuncio de la hoy inaccesible edicin de John Bowle tuvocomo resultado la preparacin de la recientemente reimpresa edicin dela Real Academia Espaola de 1781, la edicin de Schevill y Bonillaparece haber inspirado la coleccin de facsmiles acadmicos de 1917.)Gallardo fue un liberal exaltado, volteriano y enemigo rabioso de la fe(Pedro Sainz Rodrguez, Don Bartolom Jos Gallardo y la crtica lite-raria de su tiempo, Revue Hispanique, 51 [1921], 211595, la cita enla p. 252, reimpreso, cambiando la paginacin, sin tomar en cuenta lasenmiendas de Milton Buchananinfra, n. 22y aadiendo un nuevoapndice bibliogrfico, como Bartolom J. Gallardo y la crtica de sutiempo [Madrid: Fundacin Universitaria Espaola, 1986], la cita en lap. 44). Gallardo sufri encarcelamientos y destierros, sobre todo enpocas de reaccin absolutista (S[amuel] G[ili] G[aya], en Diccionariode literatura espaola, 4a ed. [Madrid: Revista de Occidente, 1972], p.362).
15{Homero Sers, Gua de nuevos temas de literatura espaola, trans-crita, editada y cotejada por D. W. McPheeters (Nueva York: HispanicSociety of America, 1973), p. 228. Recordemos que} Criado de Val espor otra parte autor del juicio siguiente: Las novelas del Curioso imper-tinente, Cardenio, y del Cautivo, son aadidos que hoy apenas nosinteresan sino como documentos de poca, externos al grande y apasio-nante dilogo que va a su fin (Don Quijote como dilogo, Analescervantinos, 5 [195556], 206, citado por Juergen Hahn, El capitn
Manuel Criado de Val ataca la atribucin, su estudio lopublica la Revista de Filologa Espaola{, y recibe unestrepitoso y favorable xito}.15 El debate sobre el tema
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cautivo: The Soldiers Truth and Literary Precept in Don Quijote PartI, Journal of Hispanic Philology, 3 [1979 (1980)], 269303, en la p.270, n. 8).
16Il faut bien lavouer: rarement controverse littraire fut discute avecun plus vident parti-pris et un sans gne plus absolu pour lopiniondautrui. Le mauvais vouloir est flagrant (tude sur La ta fingida,Revue Hispanique, 6 [1899], 205306, en la p. 282). Segn cuentaFoulch-Delbosc, La ta fingida fue calificada de altamente inmoral yjustamente prohibida por ese motivo (p. 301), y Ticknor, quien apoyla atribucin, alab y pidi que se respetara la supuesta decisin de Cer-vantes de no publicarla (pp. 30001). En su primera edicin, butcheredand bowdlerized (Aylward, p. 19), se censuraron severamente todaslas alusiones al tema sexual, considerando indigno del pblico del sigloXIX lo que fue lectura de un arzobispo, para quien fue preparada lacoleccin en que se hallaba, o de los jesuitas, en cuya biblioteca estuvo(Astrana, V, 39496). Navarrete, el cervantista ms serio de su genera-cin, public una edicin completa en Alemania en 1818, edicin que noatrajo casi ninguna atencin de los crticos espaoles (practically ig-nored by Spanish critics, Aylward, p. 26). No haca tantos aos queuna edicin no expurgada del Libro de buen amor haba sido motivo decontroversia (Buchananinfra, n. 22, p. 173).
16A{El episodio de La ta fingida permite ver cmo overt treatment ofa story better left untold [!]can disenfranchise and exile the text(Mary Susan Gossy, The Untold Story in Three Works of the SpanishGolden Age: Celestina, El casamiento engaoso/Colquio [sic] de losperros and La ta fingida, Diss. Harvard 1988, segn el resumen enDissertation Abstracts International, 49 [1989], 3042-A). El ttulo enel MS. Porras, Novela de la ta fingida, cuya verdadera historia sucedien Salamanca el ao de 1575, y demuestra cuanto perjudican las terce-ras, en el uso de tercera en vez de alcahueta, y en la oposicin a latercera, es completamente cervantina, segn discute Augustin Redondo
ha sido el ms [pg. 90] agrio de las muchas controversiascervantinas.16 La causa? Suponemos que {por la franque-za con que est tratado} el tema sexual. {16A}
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en De las terceras al alcahuete del episodio de los galeotes en el Quijo-te (I, 22). Algunos rasgos de la parodia cervantina, Journal of His-panic Philology, 13 (1989), 13548.}
17Se puede leer, sin las notas originales, en Manuel Fernndez Nieto, Entorno a un apcrifo cervantino: El Buscapi, de Adolfo de Castro(s.e., Madrid, 1976). La editorial Crotaln de Madrid ha anunciadoUna contienda cervantina: verdades y supercheras en torno a ElBuscapi (Folletos de una polmica), con prlogo de Pedro M. C-tedra.
18Adems del libro de Fernndez Nieto ya citado, se halla la historia delepisodio en Cayetano Alberto de la Barrera, El cachetero del Busca-pi (Santander, 1916), y un resumen al da en la tesina de JosephMunz, dirigida por Avalle-Arce, La ta fingida and the Novelas ejem-plares, University of North Carolina, 1982.
Los Captulos de mi Don Quijote de la Mancha, nopublicados en Espaa, falsificacin aparecida en 1822,fueron estudiados y rechazados el ao siguiente (Astrana,VII, 762). Sigue el conocidsimo caso del Buscapi, falsi-ficacin publicada en 1848. Convendra que se leyera estecomentario del Quijote, para convencerse de que nuestracompresin de la obra ha progresado mucho.17 Recibidocon entusiasmo al principio, la controversia que rpida-mente suscit tuvo un cariz poltico. Los ataques [pg. 91]certeros contra la autenticidad de la obra vinieron del libe-ral inmoderado Gallardo y sobre todo de un extranjero,Ticknor. El Buscapi tuvo al principio distinguidosdefensoresEstbanez Caldern, Mesonero Romanos,Cnovas del Castillo y otroscuya vergenza al saberse elfraude ha contribuido mucho a la dificultad de abordar eltema.18
Adolfo de Castro no revel los motivos de su falsifica-
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19Vase F. Snchez Cantn, La librera de Velzquez, en Homenajeofrecido a Menndez Pidal (Madrid: Hernando, 1925), III, 379406,en la p. 379.
20En su libro El Conde-Duque de Olivares y el rey Felipe IV (Cdiz,1846), haba defendido la tesis de que el Quijote de Avellaneda habasido escrito por Luis de Aliaga; y, en una de las varias ediciones comen-tadas del Buscapi, lo atribuy a fray Alonso Fernndez (estos datos enJuan Givanel Mas, Catlogo de la coleccin cervantina de la Biblio-teca Central [Barcelona, 194147], III, 297). En su Varias obrasinditas y en Espaa Moderna, abril de 1889, propuso la candidaturade Alarcn (el artculo en Espaa Moderna slo conocido por la fichade Ford y Lansing, p. 107).
21Adolfo de Castro {atribuy correctamente a Enrquez Gmez la pater-nidad} de los dramas publicados bajo el nombre de Fernando de Zra-te. Tal tesis, olvidada hasta 1962 y no confirmada definitivamente hasta1982, fue fuer[pg. 92]temente impugnada por el poderoso MesoneroRomanos. (Sobre todo ello, Glen F. Dille, The Christian Plays of Anto-nio Enrquez Gmez, Bulletin of Hispanic Studies, 64 [1987], 3950.)
cin. Suponemos que por deseo de gloria: fue la gran po-ca de los exploradores y se dio mucho prestigio a los des-cubrimientos histricos, arqueolgicos y literarios. Siguiel mismo camino con su menos conocido Varias obrasinditas de Cervantes (Madrid, 1874), y con una super-chera velazquea.19 Tres veces pens que haba resueltoel misterio de la identidad de Avellaneda, labor hercleaque prometa fama y honra al que lo descifrara.20 La penaes que Castro era muy erudito, de muchsima lectura, buenconocedor de las bibliotecas y eminentemente calificado ahacer una memorable contribucin a la historia de las letrasespaolas.21 [pg. 92] Incluso si hubiera confesado suburla, se habra olvidado. Precisamente porque no la ad-miti se recuerda y por eso no se {tomaron} en serio su
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22Vase Fernndez Nieto, p. 34. Milton Buchanan relata que segn Me-nndez Pelayo, Castro confes en su vejez la composicin del Buscapi(Milton A. Buchanan, Notes on the Life and Works of Bartolom JosGallardo, Revue Hispanique, 57 [1923], 160201, en la p. 201).
23Fernndez Nieto, p. 7, n. *. En un catlogo de librero encontramos unlibro publicado por la Ctedra Adolfo de Castro: Jorge Paz Pasamar,Temtica de las coplas del carnaval, 1987.
24No creemos ajeno a ella [la ola de falsificaciones entre 1847 y 1870]a don Adolfo de Castro (Rodrguez-Moino, Carta, p. 85).
Varias obras inditas.22Con todo, hay una ctedra Adolfo de Castro en su C-
diz natal. 23 Que sepamos, no ha habido nunca una ctedrade Gallardo.
Aunque no se identificaron como tales hasta mediadosdel presente siglo, aparecieron a pocos aos del Buscapiotras dos falsificaciones cervantinas, de nefasta influencia:la primera de ellas es la carta al cardenal Sandoval y Rojas(1861); la segunda, la Epstola a Mateo Vzquez (1863).Es probable que las dos sean del mismo autor, y que esteautor sea tambin Adolfo de Castro.24 No ha aparecidohasta hoy ningn otro posible creador; los dos compartencon el Buscapi y con las imitaciones cervntico-castristasel tomar como puntos de partida detalles de las obras co-nocidas de Cervantes (una firma genuina de Cervantes; laconocida generosidad que le prodig el cardenal, docu-mentada en el prlogo a la segunda parte de Don Quijote;y, finalmente, un pasaje de Los tratos de Argel que seintegr en la Epstola a Mateo Vzquez).
La falsa carta a Sandoval y Rojas, punto de partidapara los pocos estudios existentes sobre la ortografa cer-
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25Segn Alonso Zamora Vicente, el cautiverio en Argel fue la experienciacentral de la vida de Cervantes (El cautiverio en la obra cervantina, enHomenaje a Cervantes, ed. F. Snchez-Castaer [Valencia, 1950], II,23956, en la p. 239); Juan Goytisolo caracteriza la escasez de datossobre su cautiverio como el vacohueco, vrtice, remolinoen elncleo central de la gran invencin literaria: sta girar alrededor de loomitido (Crnicas sarracinas [Barcelona: Ibrica, 1982], p. 60.
Sobre la experiencia de Cervantes en Argel ha escrito hace pocoRosa Rossi, Ascoltar Cervantes (Roma: Riuniti, 1987), pp. 1821 y4045 (traduccin espaola, Escuchar a Cervantes, Valladolid: Ambi-to, 1988); seala Emilio Sola el hecho de no manejar Rossi unas fuentesimportantsimas, los Dilogos de Antonio de Sosa, compaero de Cer-vantes en el cautiverio, que forman la Topografa e historia general deArgel conocida como obra de Diego de Haedo (Miguel de Cervantes,Antonio de Sosa y frica, en Actas del I encuentro de historiadoresdel Valle de Henares [Alcal de Henares: Institucin de EstudiosComplutenseFundacin Marqus de SantillanaCentro de EstudiosSaguntinos, 1988], pp. 61723). Los datos, aparte de las narraciones odramas cervantinos de temtica argelina o turca, los aportan el poema ycarta a Veneziano, en los versos de Mateo de la Brizuela, compaero deCervantes en 1575 (Lucas de Torre, Un cautivo compaero de Cervan-tes, Boletn de la Real Academia Espaola, 3 [1916], 35058) y enla conferencia de Francisco Rodrguez Marn, El doctor Juan Blanco dePaz (1916) incluida en su Estudios cervantinos [Madrid: Atlas, 1947],pp. 397420. Tambin sobre la vida intelectual de los europeos en Ar-gel, ofrecemos dos noticias, aunque posteriores a la estancia de Cervan-tes. La primera es la publicacin de un libro de Cipriano de Valera, elhereje espaol por excelencia, para su lectura (Tratado para confirmar
vantina, ha impedido que se [pg. 93] conociera tanto stacomo la fontica de Cervantes, y ha contribuido, por ello,al caos actual en el campo de las ediciones de sus obras.La Epstola a Mateo Vzquez ha obstaculizado elconocimiento de la verdadera, importantsima experienciade Cervantes en Argel, donde pas mucho ms tiempoque en Italia.25 [pg. 94] Los dos supuestos descubrimien
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los pobres cativos de Berbera, en la catlica i antigua fe i religincristiana, s.l. pero Londres, 1594; incluido en la serie Reformistasantiguos espaoles, 1854, esta serie reimpresa en Barcelona, 1982).La segunda es la representacin de comedias en el bao por los prisio-neros: los italianos Santa Catalina de Sena, los espaoles, con espadasde palo y morriones de papel, La toma de Granada (Cautiverio ytrabajos de Diego Galn, ed, Manuel Serrano y Sanz [Madrid: Socie-dad de Biblifilos Espaoles, 1913], pp. 1920); suponemos que a estetexto alude Gallardo en Noticias sobre las representaciones de LosCautivos en Argel, El Criticn, No. 4, 1835, slo conocido por labibliografa de Ford y Lansing, p. 164. Tendr [pg. 94] que esperarotra ocasin una examinacin de los paralelos estilsticos entre las obrastardas de Cervantes y la de Galn. {Vase mi Por qu volvi Cervan-tes de Argel?, comunicacin en el I Congreso Internacional de la Aso-ciacin de Cervantistas, Almagro, 24 junio de 1991, y publicado enIngeniosa invencin: Essays on Golden Age Spanish Literaturefor Geoffrey L. Stagg in Honor of his Eighty-Fifth Birthday, ed.Ellen Anderson y Amy Williamsen (Newark, Delaware: Juan de la Cues-ta, 1999), 24153, e incluido en mi pgina Web, http://bigfoot.com/~daniel.eisenberg}
tos con-cuerdan ms con la imagen del Cervantes previa-mente conocido que cualquiera de los descubrimientosautnticos, que ofreceran nuevos datos o enfoques sobrel. Han hecho que todo texto nuevamente propuesto comosuyo tenga muy cuesta arriba conseguir la aceptacin, porparecer mucho ms diferente, extrao y sospechoso queestas falsificaciones.
Es notable la popularidad que han tenido las dos super-cheras. Si se toman como obra de Adolfo de Castroquien se oponga, que sugiera a otro {autor tan capaz y te-merario}se ven como intentos mejor logrados de burlar-se del mundo literario y cervantino, {escritos para darse elgusto de quedar secretamente satisfecho de la propia habi-lidad.} El mundo literario mostr parecido entusiasmo
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26La ltima novela ejemplar de Cervantes tuvo cuatro ediciones en dosaos (vanse los comentarios de Menndez Pelayo, en su resea deVarias obras inditas: Estudios y discursos de crtica histrica yliteraria, I [Madrid: CSIC, 1941], 269302, en la p. 297). El bibli-grafo Leopoldo Rius calific las tres imitaciones respectivamente deelegante y sentidsimo, bellsimo, y capaz de hace[r] verter lgrimasa todo corazn caliente (Bibliografa crtica de las obras de Miguelde Cervantes Saavedra [18951904; reimp. Nueva York: Burt Fran-klin, 1970], III, 43435). Menndez Pelayo encontr La casa del toMonipodio continuacin no desgraciada de Rinconete y Cortadillo;en La ltima novela ejemplar de Cervantes, dijo, el lector hallara te-soros de saber y de doctrina, de encendido amor y caridad fervorosa,luz para su entendimiento, pasto sabroso y delicado para su ingenio,dulcsimo alimento para su sensibilidad (resea de Varias obras indi-tas, p. 299). (Las tres imitaciones cervantinas de Castro estn recogidasen Varias obras inditas.)
27Eugenio Mele, Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano, Revistade Archivos, Bibliotecas y Museos, 29 (1913), 8290. En el artculode Maria Caterina Ruta, Le ottave di Cervantes per Antonio Venezianoe Celia, que conocemos en forma de separata del Bollettino del Cen-tro di Studi Filologici e Linguistici Siciliani, 14 (1979), 17 pp., hayuna nueva edicin, basada en varios manuscritos. Ruta cita y nos enviotra separata del mismo tomo, Gaetana Maria Rinaldi, Due parodie delPater Noster e un inno latino tra gli apocrifi di Antonio Veneziano,Bollettino del Centro di Studi Filologici e Linguistici Siciliani, 14(1979), 37 pp. ms 6 pp. de facsmiles. A pesar de nuestros esfuerzos,no hemos podido ver el artculo de G. Cocchiara, Veneziano e De Cer-
{por} las imitaciones cervantinas de Castro.26Uno de los menos conocidos pero ms importantes
descubrimientos cervantinos es el de la carta y versos a suverdadero amigo Antonio Veneziano. Publicados en1861, faltan sin embargo en la casi exhaustiva bibliografacervantina de Rius y no fueron generalmente conocidoshasta la publicacin un art[pg. 95]culo en 1913.27 La
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vantes schiavi ad Algeri, Giornale di Sicilia, 15 enero 1943, tambincitado por Ruta.
28La carta al cardenal Sandoval de Rojas fue publicada el 27 de abril,pero a pesar de nuestras pesquisas no hemos podido saber en qu mesde 1861 apareci en Palermo la edicin de las obras de Veneziano. Aunsi se public despus del 27 de abril, no es imposible que en carta aalgn cervantista espaol, se hubiera revelado el descubrimiento y losplanes para su publicacin.
coincidencia de ao186128{permite suponer} unvnculo entre el descubrimiento italiano y la falsificada car-ta al cardenal Sandoval y Rojas, impidiendo la noticia desta {que} se divulgaran y comentaran la carta y los versosa Veneziano. La coincidencia del supuesto lugar de com-posicin de la fraudulenta Epstola a Mateo Vzquezcon el de los versos genuinos a Venezia-noArgelautoriza a considerarla como otro intento de{oponerse a la posible difusin y valoracin del} descubri-miento italiano.
Por qu? {Posiblemente por un motivo egosta y} porun afn de evitar que sea un extranjero el que {ganara}fama con un descubrimiento cervantino. Tambin, y larelativa importancia de los factores es difcil de {sopesar,}el poema argelino falso pinta a un Cervantes mucho mspatritico que el {autntico. En ste} encontramos a Cer-vantes en Argel con un amigo, y preocupado no con susupuestamente miserable estado de cautivo, sino {por} losproblemas amorosos de dicho amigo. Acaso tambinnuestro falsificador se haya fijado en el contraste entre eljuramento de [pg. 96] Cide Hamete (como catlico cris-tiano, captulo 27 de la segunda parte), y la promesa deCervantes en la carta a Veneziano (como cristiano, sin el
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29Schevill y Bonilla, Poesas sueltas (Comedias y entremeses, VI), p.31.
{29ACervantes et le troisime Centenaire du Don Quichotte, Archivfr das Studium der neueren Sprachen, 116 (1906), 34061, en laspp. 34849.}
30Homenaje a Rodrguez-Moino (Madrid: Castalia, 1966), II, 32627. Rodrguez-Moino es el mayor experto que ha habido sobre la figurade Gallardo. Es notableen contraste con otros eruditoscmo lasnicas colecciones de los trabajos de Rodrguez-Moino son las que l
adjetivo).{Mientras quedaban olvidados} la carta y los versos a
Veneziano, la falsa misiva al Cardenal Sandoval y Rojasestuvo sobre el silln presidencial en el Saln de Actas dela Real Academia Espaola desde 1888 a 1894. Desdeentonces, reemplazada por el falso retrato de Cervantesatribuido a Juan de Juregui, permaneci en la Sala de Co-misiones hasta la publicacin del artculo de Rodrguez-Moino. La Epstola a Mateo Vzquez ha sido una delas composiciones cervantinas ms elogiadas, segn Vi-cente Gaos, quien cita varios ejemplos; Emilio Arrieta{compuso} una versin musical. 29 Aunque ya {AlfredMorel-Fatio29A y, siguindole,} Schevill y Bonilla (pp. 3031) se extraaron de que se ignorara el paradero del ma-nuscrito, fue Arturo Marasso quien, en 1948 y en un pe-ridico bonaerense, atac la autenticidad de la Epstola aMateo Vzquez. El artculo sobre la falsa carta al cardenalSandoval y Rojas, publicado por Rodrguez-Moino enesta misma revista, es casi coetneo con su dimisin comocorrespondiente de la Real Academia Espaola y su cam-bio de residencia de Espaa a los Estados Unidos.30
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reuni en vida, Curiosidades bibliogrficas (Madrid: Langa, 1946) yRelieves de erudicin (Madrid: Castalia, 1959). Sus muchos otros estu-dios literarios, muy dispersos y algunos en tiradas muy limitadas, pidenuna compilacin, y los ya publicados, una reedicin.
31Como tuvo Cervantes la vulgaridad de ganarse la vida tratando condinero, esta etapa de su vida no ha suscitado mucho inters. Sobre lasactividades y conocimientos econmicos de Cervantes vase NarcisoAlonso Corts, Tres amigos de Cervantes, Boletn de la Real Acade-
Aunque no se trata de un texto escrito por Cervantes,es imposible hacer caso omiso, en este repaso, del descu-brimiento de los importantes documentos en que aparecereferido el caso Ezpeleta. La ms importante coleccin deinformacin biogrfica que tenemos sobre Cervantes, yahora el manus[pg. 97]crito nmero 1 de la coleccin dela Real Academia Espaola, es el testimonio dado por losresidentes de su casa en Valladolid. En trminos generalesel incidente es bien conocido. Un caballero, Gaspar deEzpeleta, durante una expedicin amorosa nocturna, fueherido de muerte ante la casa en que viva Cervantes, y,llevado a {ella,} expir all. Se tom testimonio a todoslos habitantes de la casa, dndonos un cuadro de las cir-cunstancias de Cervantes en un momento clave, poco des-pus de publicarse la primera parte del Quijote. {Por} l,{para} citar slo dos cosas, se ha identificado la casa enque Cervantes (y mucha{s personas ms}) viva en Valla-dolid; y es interesantsimo descubrir que Cervantes, comoDon Quijote, comparta su vivienda slo con mujeres (ensu caso, con parientes). Por estos testimonios conocemosmucho, aunque slo se ha comenzado a estudiar reciente-mente, sobre la carrera de Cervantes posterior a sus viajesoficiales andaluces.31
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mia Espaola, 27 (194748), 14375; Carroll Johnson, La espaolainglesa and the Practice of Literary Production, Viator, 19 (1988),377416; ms brevemente, Juan Bautista Avalle-Arce, Un banquerosevillano, poeta y amigo de Cervantes, Archivo Hispalense, 40(1964), 20914.
32Astrana VI, 86; vase tambin Astrana, VI, 102, n. 1.
33Tres amigos de Cervantes, pp. 15557.
Estas Averiguaciones fueron descubiertas {y comen-zaron a ser aprovechadas por los cervantistas en el sigloXVIII}. Pero no se publicaron hasta 1887, y {segn suprimer editor Ramn Len Minez,} la publicacin no fuedeseada e incluso fue rechazada por el cervantismo oficial.No fueron conocidas generalmente hasta que Prez Pastorlas incluy, quince aos despus, en el segundo tomo desus Documentos cervantinos hasta ahora inditos. Laexplicacin es que Navarrete {se haba equivocado}, aso-ciando la aventura amorosa de Ezpeleta con una de lasparientes de Cervantes, aunque [pg. 98] con la publica-cin se vio el error. La frase ms problemtica es la si-guiente: {Simon Mendez, portugues} [quien no tuvo nadaque ver con el asesinato], {ques publico} e notorio que{esta} amancebado con la dicha Doa Isabel, hija del di-cho Miguel de Cervantes.32 Es difcil evaluar este aserto,que {slo aparece en el testimonio de una} de los variostestigos y puede ser una calumnia. Astrana, intentandoquitar validez a la deponente, la describe como una bea-taprototipo de la vieja chismosa de la vecindad, cuyadeposicin [est] fundada en chismes y enredos de coma-dres (Astrana, VI, 85); Alonso Corts tambin la ataca.33Es cierto que {la figura de Isabel sigue envuelta en som-
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34Poesas sueltas (Comedias y entremeses, VI), p. 64.
{34APara el anticlericalismo, vase nuestro libro Las Semanas del jar-dn, pp. 4041 y 11718. Las alusiones al Antiguo Testamento son(numeracin segn nuestra edicin): Como el obediente Isaac, llevar almonte la lea para que se haga el sacrificio (6:89); con los carbonesencendidospurificar mis labios para ms pura y sencillamente hacer ydecir lo que mandis (6:1011; vea Isaas 6:67); podramos llorarcon Jeremas, y decir: Cmo est sola esta ciudad llena de pueblo, y seha hecho como viuda la que era seora de las gentes! (3:2527; tam-bin 4:2324); laslgrimascon que lloraba Ana a su hijo Tobas(4:2425). No hay alusin tan explcita al Nuevo Testamento, nada msuna mencin del apstol (7:13).}
bras}. Pero no publicar el documento entero durante unsiglo? Eso es censura.
Los textos en prosa atribuidos a Cervantes a partir de1863 han causado menos polmica. Adolfo de Castropublic en sus Varias obras inditas el Dilogo entreCilenia y Selanio sobre la vida del campo, identificndolocon la perdida segunda parte de La Galatea. Su muchoms plausible identificacin con las Semanas del jardnfue propuesta por Schevill y Bonilla en 1922, aunque enuna nota a pie de pgina en el tomo menos conocido de suedicin.34 Poco despus de su publicacin se sugiri queera un autgrafo. Sin embargo, ha estado completamenteolvidado por los cervantistas; ningn editor ni bibligrafo,al anotar las alusiones de Cervantes a sus obras perdidas,menciona la hiptesis. {No sabemos hasta qu punto hacontribuido su anticlericalismo, sus varias citas del Anti-guo Testamento, sugerentes de un autor converso, o sufilosofa religiosa.{34A}} Indudablemente ha sido un factorla cautela, a la cual tuvieron que contribuir la mala fama deCastro, la imposible identificacin con La Galatea y los
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35Para la historia completa, vea nuestro libro Las Semanas del jar-dn, captulo 2.
36En su Noticia de un precioso cdice de la Biblioteca Colombina, decomplicada bibliografa. Fue publicada primero en la revista La Concor-dia, nms. 1-6, 1863 (Ford y Lansing, p. 167). Entonces se incluy enel Ensayo de una biblioteca espaola de libros raros y curiosos deBartolom Jos Gallardo, I (Madrid, 1863), el texto que nos interesa enlas cols. 136670; es la nica edicin fcilmente accesible. Astrana Ma-rn, adems de estas dos ediciones, cita otra, en forma de libro suelto, de1864 (IV, 18788, n. 1), y la encontramos tambin en Cervantes: ABibliography de Raymond L. Grismer (Nueva York: H. W. Wilson,1946), p. 64. Ford y Lansing, sin citar la edicin de 1864, mencionanuna edicin aumentada en la revista La Amrica, ao XI, nm. 5, 6,7, Madrid, 1867". Las diferencias entre las ediciones de 1863, 1864 y1867 estn sin examinar.
El texto del Ensayo de una biblioteca espaola de libros raros ycuriosos ha sido reimpreso, con una nueva Noticia sin firma (pp. 79),por el editor Jos Esteban (Madrid, 1983).
flojsimos argumen[pg. 99]tos para la atribucin tanto delDilogo como de los entremeses del mismo tomo.{Despus no se volvi a tratar el asunto}.35
No podemos rechazar la autora cervantina de otrosdos textos, incluidos en el famoso manuscrito que contie-ne uno de los dos textos de La ta fingida (Poesas yrelaciones varias, Biblioteca Colombina, AA-141-4o, hoy82-3-38). Uno es la Tercera parte aadida a la Relacinde la Crcel de Sevilla de Cristbal de Chaves, sin otraedicin que las de Aureliano Fernndez-Guerra y Orbe.36Gallardo sugiri la autora cervantina, aunque como sea-laron los editores Zarco del Valle y Sancho Rayn (Ensa-yo de una biblioteca, I, col. 1366, n. 2), en poco difiereel estilo de la tercera parte del de las dos anteriores. Cabeexaminar la posible autora cervantina del conjunto, {re-
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{36AMonique Joly, De rufianes, prostitutas y otra carne de horca, Nue-va Revista de Filologa Hispnica, 29 (1980), 135, en la p. 1.}
{36BJoly, pp. 1, 7 y 8 (con la referencia a la estampa de la hoja primerade los libros de caballeras). Digan nuestros lectores si esta cita no sue-na a Cervantes: Esta gente, estragada y perdida, cuando va a morir, lesparece que van a bodas, porque con este modo de hablar tan sin pesa-dumbre, sacan los abanicos hechos, otros se ponen los bigotes, otros secomponen y aderezan mucho de cuerpo, haciendo de la gentileza; otros,como dicen, haciendo de las tripas corazn, muestran llevar mucho ni-mo y hacen demostraciones y virajes de bravos, como dando a entenderque no sienten la muerte y que la tienen en poco, y ha habido hombreque, estando jugando a los naipes, le han notificado sentencia de muertey que se confiese, y ha respondido que le dejen ver su suerte, y tornn-dole a decir que mire que le notifican aquello, ha respondido a el escri-bano que haga su oficio y no pase de ah (citado por Pedro HerreraPuga, Sociedad y delincuencia en el Siglo de Oro [Madrid: Catlica,1974], p. 143). Herrera no conoce ni la edicin de Fernndez Guerra niel manuscrito colombino, pero cita a base de otro, en el Archivo Munici-pal de Sevilla. El libro de Herrera, basado en una historia del jesuita ypadre carcelero Pedro de Len, sin duda conocido de Cervantes y posi-blemente compaero suyo de estudios, es fundamental para conocer lacrcel de Sevilla entre 1578 y 1616. Para otros manuscritos y discusinde la cuestin de autora, vea Jorge Urrutia, La Relacin de la Crcelde Sevilla, en La picaresca. Orgenes, textos y estructuras. Actasdel I congreso internacional sobre la picaresca (Madrid: FundacinUniversitaria Espaola, 1979), pp. 12133.}
dactado a lo que parece entre 1596 y 1599.36A Es preci-samente de este perodo (1597) la estancia de Cervantesen dicha crcel, en la cual escriba, segn sabemos por elprlogo a Don Quijote. La ertica carcelaria de Chaves,el virtuosismo de la relacin, la precisin en los detallesfinancieros, tambin sugieren a Cervantes.36B
}El otro texto, de 1606, es la Carta a D. Diego deAstudillo Carrillo, en que se le da cuenta de la fiesta de
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37Para las ediciones de Fernndez-Guerra vase la nota anterior (estetexto en Ensayo de una biblioteca, I, cols. 12601301, discutido encols. 125860 y 130226). Rosell lo incluy en el tomo 2 de una edi-cin de las Obras completas de Cervantes (Madrid, 1863). No nosparece imposible, como a Astrana (VI, 18889, n. 1), la estancia deCervantes en Sevilla en 1606.
38Narciso Alonso Corts, Cervantes y la Relacin del bautismo deFelipe IV, Boletn de la Academia Argentina de Letras, 16 (1947),52740, en las pp. 53536. La edicin ms reciente y recomendable deeste texto es la de Alonso Corts, en su traduccin de la Fastiginia deTom Pinheiro da Veiga (Valladolid, 1916). (Adems de esta edicin,de 41 pginas de numeracin diferente dentro del tomo, hay tambin unaedicin suelta de Alonso Corts publicada el mismo ao, xiii + 116 pp.
San Juan de Alfarache, el da de Sant Laureano; en elndice del tomo est descrito como Torneo burlesco enSan Juan de Alfarache. Descubierto y atribuido porFernndez-Guerra, apoyado fuertemente por [pg. 100]Cayetano Rosell, tampoco ha tenido una reedicin moder-na.37
{Los que han estudiado la cuestin estn todos} deacuerdo en que Cervantes escribi una Relacin de lasfiestas que en Valladolid se hicieron al nacimiento denuestro Prncipe. En 1620 {junto a este ttulo aparece cita-do su nombre}, y menos explcitamente, se alude a suautora en un soneto atribuido a Gngora. Hay en efectouna extensa Relacin de lo sucedido en la Ciudad de Va-lladolid, desde el punto del felicsimo nacimiento delPrncipe Don Felipe Dominico Vctor nuestro Seor:hasta que se acabaron las demostraciones de alegra quepor l se hicieron, publicada a finales de 1605. Para laimpresin de sus 1500 ejemplares, segn el documentoque {nos ha llegado, pag el rey 1363 reales}.38
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segn la bibliografa cervantina de Grismer, p. 21. No la hemos vistoen el fichero de Harvard, el nico ejemplar existente en los Estados Uni-dos consta absurdamente como obra de su impresor Juan Godnez deMillispero segn la lista cronolgica de las publicaciones de AlonsoCorts en la nueva edicin de su traduccin de la Fastiginia (Valladolid:Ayuntamiento, 1973), p. 11, es anterior a la edicin que hemos emplea-do. El texto de la Relacin, sin los preliminares, se halla tambin en eltomo de la edicin de Rosell citada en la nota 37, pp. 159250;Foulch-Delbosc comenta muy negativamente las dotes editoriales deRosell en tude sur La ta fingida, pp. 27071.)
39Es de posible importancia el hecho, recin conocido, de que la Im-prenta Real particip en la impresin de la segunda edicin de Juan de laCuesta del Quijote (Robert Flores, The Compositors of the First andSecond Madrid Editions of Don Quixote Part I [Londres: ModernHumanities Research Association, 1975], p. 45).
En este caso hay otro {autor posible}: el historiador[pg. 101] oficial Antonio de Herrera y Tordesillas. Constasu nombre en el recibo del dinero de la impresin. Pero,como seal Alonso Corts (supra, nota 38), defendiendo{la atribucin del escrito a Cervantes, el haber recibidoHerrera} esta cantidad no significa que fuera el autor delopsculo. De ser cervantino, compartira con la traduccinfrancesa de El curioso impertinente (Pars, 1608) la po-sicin de primera obra traducida (al italiano, Miln, 1608).{Nos} revelara a {un Cervantes que gozaba} de acepta-cin en la corte y de respeto como narrador, {puesto quese le encarg este sin duda lucrativo cometido}.39 Tambinabrira nuevos horizontes sobre sus conocimientos demitologa, de arquitectura, de las artes decorativas y de lavida cortesana, que tantas veces censur.
La autora cervantina de este texto nos parece muy pro-
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40Ms brevemente han expresado su apoyo a la candidatura cervantinaFrancisco Mrquez Villanueva, Erasmo y Cervantes, una vez ms,Cervantes, 4 (1984), 12337, en la p. 126, y Alban Forcione (citadopor Mrquez). En cambio, Astrana la rechaza, suponiendo que era pocoamistoso el trato entre Herrera y Cervantes (III, 279, n. 3 y VI, 38).Que Cervantes tuvo mala opinin de Herrera parece indudable, pero encuanto a una enemistad recproca, el nico dato hasta 1605 sera el nohaber citado Cervantes a Herrera en el Canto de Calope de La Gala-tea, detalle que, si es que ste se dio cuenta de l, tuvo que dejarle muysin cuidado; tngase en cuenta que como seala Astrana, Herrera hastaentonces no haba publicado ningn libro). Carroll Johnson, apoyndoseen Astrana y en el tono agresivamente catlico del texto, tambin seexpresa en contra de la atribucin (La espaola inglesa, p. 395). Nosabemos a qu pasajes alude Johnson, pero este tono no es imposible enun escrito oficial y pagado.
41Escritor oficioso, careci por tanto de imparcialidad. Oportunistaintrigante y codicioso. Plagi obras enteras, entonces inditas. Nole interes la cultura indgena [americana] y as no trat de ella (R[a-mn] E[zquerra], en Diccionario de historia de Espaa, 2a edicin, II[Madrid: Revista de Occidente, 1968], 352). Historigrafo adulador yde escasa moral, que a veces se venda a quien mejor le pagaba (Astra-
bable,40 por su estilo, por las pesquisas que evidentemen-te fueron trabajo previo, por su precisin descriptiva ytambin por las circunstancias. Aunque coincidimos conPrez Pastor (Documentos cervantinos, II, 41516) enpensar que el historiador oficial hubiera sido [pg. 102] eldirectamente encargado de hacer {la relacin} de las fies-tas, el {engredo} Herrera estaba ocupado con sus histo-rias de las glorias espaolas. Las fiestas por el nacimientodel prncipe eran un tema muy reducido y {que fcilmentepoda cederse a} otro. Investigador de segunda mano, sinestilo literario, {Herrera no sola escatimar los elogios aquien le pagaba},41 y en las Relaciones no hay sino muy
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na, III, 279, n. 3). Sobre la venalidad de Herrera, consltese CiriacoPrez Bustamante, El cronista Antonio de Herrera y la historia de Ale-jandro Farnesio, Boletn de la Real Academia de la Historia, 103(1933), 73790; reimpreso, segn la ficha que amablemente nos facilitaVctor Infantes, en Boletn de la Universidad de Santiago de Compos-tela, 6 (1934), 3576. Para su acomodada posicin econmica, Narci-so Alonso Corts, Datos sobre el cronista Antonio de Herrera, Estu-dios segovianos, 1 (1949), 189207. Hay una biografa de AntonioBallesteros-Beretta en el t. I de la edicin de la Historia general de loshechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar Ocano(Madrid: Real Academia de la Historia, 1934). Sus Dcadas muestranuna falta deplorable de mtodo y de orden en su estructura, aade Ra-fael Altamira, (Antonio de Herrera, su concepto de la historia y su meto-dologa, Artes y Letras, 5, no. 8, 31 agosto de 1948, 1, 68, en lapg. 8; en el mismo sentido, J. Natalicio Gonzlez, en el prlogo a suedicin de la Historia general, I [Asuncin: Guarania, 1944]).
42Alonso Corts, Cervantes y la Relacin del bautismo de Felipe IV,p. 539.
razonables alabanzas de los organizadores de las fiestas. Silas hubiera escrito el vanidoso Herrera, las habra firmado.A Cervantes {se le encarg que escribiera la relacin de}estas fiestas,42 lo cual concuerda completamente con estetexto cuya publicacin fue subvencionada.
Comenzamos con el deseo de conocer la causa o cau-sas del ambiente de inseguridad y desconfianza en el cam[-pg. 103]po de las atribuciones cervantinas. Sospechba-mos que en el campo de los textos atribuidos, Cervanteshaba sido vctima de censura y manipulacin {y que elrechazo de textos posiblemente autnticos y la buena re-cepcin dada a varios de los rechazables mostraban elconocido} intento de la sociedad de reprimir y censurar alartista irritante, que incomoda ms en su pas que fuera del. Nuestro repaso confirma la existencia de este intento en
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el caso de Cervantes, pero tambin, segn hemos visto,entran en juego la envidia y la competicin erudita. Ha{perjudicado} a todos los textos atribuidos la manera enque se presentaron {algunos} de ellos: acompaados deflojsima documentacin o impresiones subjetivas {des-provistas de} valor. Todas estas causas han sido reforza-das por las controversias y despistes a que dio lugar elmalvado, pero listo, Adolfo de Castro.