Renta Limitada

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Los grupos de viviendas baratas construidos en la Valencia de la posguerra (1939-1964) Prólogo de Carlos Pérez. Textos de Amando Llopis, Fernando Gaja, Javier Pérez Igualada y Josep Sorribes. Fotografías de José Mª Azkárraga y Juan Peiró.

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AGRADECIMIENTOSAlberto Adsuara, Jerónimo Arjona, Miguel Arraiz, Ferran Bono, Fina Cardona, Amparo Chacón, Juan José Estellés, Antonio Felis, Juan Pedro Font de Mora, Marcelo Fuentes, Carles Gámez, Fernando Gaja, Asunción García, José Luis Higón, Tito Llopis, Josep Merita, Joan B. Peiró, Carlos Pérez, José Luis Pérez-Pont, Javier Pérez Igualada, Josep Lluis Peris, África Ramírez, Josep Lluis Ros, Félix Ruiz, Nacha Soler, Josep Sorribes, Francisco Taberner, y a los vecinos de estos grupos de viviendas que amablemente nos han facilitado el acceso a patios interiores y azoteas.

COORDINACIÓNJosé Mª Azkárraga y Juan Peiró.

© de los textos: los autores.© de las fotografías: los autores.© de la edición: Universidad Politécnica de Valencia.

DISEÑOEstudio Jerónimo Arjona

IMPRESIÓNLa Imprenta Comunicación Gráfica

DEPÓSITO LEGAL

ISBN

Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni parcialmente, ni registrada en, o, transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de los propietarios del copyright.

COLABORAN

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Los grupos de viviendas baratasconstruidos en la Valenciade la posguerra (1939-1964)

RENTALIMITADA

Prólogo de Carlos Pérez. Textos de Amando Llopis,Fernando Gaja, Javier Pérez Igualada y Josep Sorribes. Fotografías de José Mª Azkárraga y Juan Peiró.

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ÍNDICE

TEXTOS

PRÓLOGOCarlos Pérez

VIVIENDAS PROTEGIDAS Y DE RENTA LIMITADA EN VALENCIA: Los grupos Federico Mayo (1947) y Stella Maris (1958). Amando Llopis Alonso

LA ARQUITECTURA DE LA VIVIENDA SOCIAL EN VALÈNCIA (1939-1961).Fernando Gaja i Díaz

SI CAMBIA LA VIVIENDA, CAMBIA LA CIUDAD. La vivienda pequeña y sus formas de agrupación en la valencia de posguerra.Javier Pérez Igualada

LOS “GRUPOS” DE VIVIENDA EN LA CIUDAD DE VALENCIA: perspectiva histórica, situación actual y políticas posiblesJosep Sorribes

PLANO DE LOCALIZACIÓN

FOTOGRAFÍAS

GRUPO DE LA FET Y DE LAS JONS.Cayetano Borso, 1941. Antonio Tatay, 1945-1953.

GRUPO VIRGEN DEL CASTILLO.Regiones Devastadas dirigido por J.A. Pastor, 1942.

GRUPO RAMIRO LEDESMA.Javier Goerlich, 1943.

GRUPO LA INDUSTRIA.Javier Goerlich, 1946.

GRUPO CORONEL MONTESINOS.Javier Goerlich, 1947.

GRUPO SANTA ROSA.Javier Goerlich, 1947.

GRUPO FEDERICO MAYO.Javier Goerlich, 1947-1953.

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GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS (Patraix).P. Soler Lluch, 1948-1950.

GRUPO CARRETERA DE BARCELONA.Javier Goerlich, 1944-1952.

GRUPO RINALDI - TORREFIEL.M. Peris, 1949.

GRUPO MONTDÚVER.1949.

GRUPO GENERALÍSIMO FRANCO.Javier Goerlich, 1949.

GRUPO RUIZ JARABO (Cabanyal).A. Tatay, 1949.

GRUPO VIRGEN DEL PILAR (Tendetes).Pablo Soler, 1952.

EDIFICIO RENFE II.Fernando Ruiz, 1950-1954.

GRUPO ALMAZORA.1955.

SAN MARCELINO.P. Soler, 1955.

GRUPO DE LA C/ YECLA.Fonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano, Piqueras y Bastarreche, 1952.

GRUPO ISLA PERDIDA.José Fonseca, 1952.

GRUPO CAMINO DE ALBA.Javier Goerlich (INV nuevo proyecto), 1952-1956.

GRUPO RINALDI - FUENTE DE SAN LUIS.M. Peris, 1953.

GRUPO JOSÉ ZARAGOZA.Ricardo Roso, 1958-1961.

GRUPO SALAS POMBO.Fonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano, Piqueras y Bastarreche, 1953.

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GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS.F. Cabrero, L. Costa, A. Tatay y V. Valls, 1954-1965.

GRUPO AGRIFERSA.P. Genovés, 1954.

GRUPO DE LA C/ EDUARDO BOSCÁ.Fonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano y Piqueras, 1954.

BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONA.Vicente Figuerola, 1960-1961; José Beneyto, 1960-1961.

GRUPO MALVARROSA.Eduardo Alegre y Víctor Bueso, 1953-1959.

GRUPO GIRÓN PARA UNL.Bastarreche Fonseca y otros, 1955.

GRUPO TRABAJADORES PAPELERA.1956.

GRUPO BARRIO DE LA LUZ.V. Figuerola, 1957-1958.

STELLA MARIS.Cayetano Borso, Rafael Contel, 1958.

POLÍGONO DE LA FUENSANTA.C. Grau, M. Lleó, J.A. Pastor, J.R. Pons, C. Soria, 1958.

GRUPO DE LA C/ BENASAL.M.A. García Lomas, 1958.

POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes).García Sanz, Valls Abad, Blanch Díaz, Grau García, 1961.

GRUPO VIRGEN DEL CARMEN.Armando García Ordóñez y Juan Mª Dexeus-Beatty (GODB), 1957.

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PRÓLOGOCarlos PérezComisario de exposiciones

Hace treinta años trabajé en el barrio de La Fuensanta, un conjunto de viviendas que se construyeron en 1958 para realojar a las familias afectadas por la terrible inundación que, el año anterior, había sufrido Valencia. El nombre de “La Fuen-santa” (que hizo caer en el olvido el de San Miguel de Soternes, como anterior-mente se conocía el lugar) fue un reconocimiento a la solidaridad que, ante la catástrofe, había demostrado la gente de Murcia, a través de La gran subasta, un programa organizado por la emisora Radio Juventud de esa ciudad que presentó y animó (con la colaboración de Carmen Sevilla) el locutor Adolfo Fernández, hoy diputado del PP por esa demarcación. Sobre el mencionado barrio, en franca de-cadencia urbana cuando lo conocí, se comentaba (como de tantos otros) distintas anécdotas que han llegado a constituir todo un repertorio de lo que se ha dado en denominar “leyendas urbanas”. Es decir, había quien aseguraba haber visto subir, por medio de poleas, a un burro al tercer piso de uno de los bloques y, asimismo, había quien confirmaba que los autobuses daban la vuelta sin entrar en el barrio o que la comisaría de la Policía Local estaba permanentemente cerrada, ante el temor de un ataque de los residentes del lugar. Nada de eso era cierto, aunque debo señalar que, un día, comprobé que sucedían cosas un tanto extrañas, ya que un anzuelo, lanzado por unos muchachos que estaban analizando la eficacia de una caña de pescar desde un balcón, rasgó una de las mangas de mi chaqueta. Y también, en otra ocasión, observé que, por el tejado de uno de los bloques, unos tipos fornidos perseguían a un adolescente que había puesto en circulación, sin

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el consentimiento de los propietarios, el “género” que acababan de importar de Andorra. Pero hechos similares podrían haber sucedido en otros barrios más pudientes Valencia. El barrio de La Fuensanta fue uno de los últimos proyectos del franquismo que intentó, a imagen y semejanza del programa sobre la vivienda del fascismo de Benito Mussolini, crear distintas “Ciudades del Movimiento”, en las que se superara la lucha de clases cons-truyendo edificios donde convivieran personas de distinto rango social. Se ha dado en considerar que toda esa historia comenzó el 14 de febrero de 1938, cuando el falangista Raimundo Fernández Cuesta, en la reunión de arquitectos celebrada en Burgos (presi-dida por Pedro Muguruza) subrayó la necesidad de construir, más que edificios, hogares que fueran “el centro de expansión del espíritu, el marco que encuadra a la familia”. La mayoría de los doscientos arquitectos asistentes al acto, muchos de ellos adscritos a las tendencias renovadoras de la década de los treinta del siglo pasado, pusieron sus conoci-mientos al servicio del nuevo orden establecido (pueden servir de ejemplo, en el caso de Valencia, Cayetano Borso di Carminati y, sobre todo, Javier Goerlich). Sin embargo, el éxito de los proyectos fue efímero y no se plantearon con el saber arquitectónico que de-mostraron propuestas semejantes de antes de la guerra, como el Barrio de la Dependencia Mercantil o la Finca Roja. Se ha de añadir que, en lo referente a la estética, se emplearon fórmulas muy alejadas del panorama arquitectónico internacional y de la modernidad, con lenguajes muy cercanos al peor casticismo y que formaban parte de lo que José Fran-cisco Yvars ha definido como “la fanfarria de cartón piedra de los estetas del Movimiento”. Efectivamente, con el tiempo, muchos de aquellos bloques a los que, con toda pompa y circunstancia, se pusieron nombres de altos cargos de Falange y del régimen franquista, se convirtieron en reductos marginales, en auténticos ghettos que fueron rebautizados por los habitantes de la ciudad, como los Grupos Ruiz Jarabo y Cardenal Benlloch-Yecla que, a nivel popular, casi desde que fueron inaugurados, pasaron a llamarse, respectivamente, ”Los desmayaos” y “El corralón”. No creo, pues, exagerado afirmar que todas aquellas propuestas que, durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta, se presentaron como una solución digna para la vivienda de los obreros, fueron un fracaso enorme, pese a la cons-tante supervisión del Instituto Nacional de la Vivienda, dependiente del Ministerio de Trabajo, así como la ejercida por Regiones Devastadas y por la Dirección General de Ar-quitectura, los dos organismos desde los que el Ministerio de Gobernación controlaba la arquitectura nacional para que no se apartara de la ortodoxia del pensamiento falangista. En la actualidad, el origen y finalidad de la mayoría de aquellas viviendas que se constru-yeron, según las autoridades de la época, con las mejores condiciones higiénicas, técnicas y económicas, se ha olvidado, al igual que el necesario mantenimiento de los bloques. Y también han caído en el olvido, aunque afortunadamente, los discursos soflamados de las dos caras “más sociales” de la dictadura, los “camaradas” José Luis de Arrese y José Antonio Girón de Velasco, responsables directos de aquel frenesí constructivo que el libro Renta limitada analiza con rigor, además de aportar una indispensable documentación técnica y gráfica.

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VIVIENDAS PROTEGIDAS Y DE RENTA LIMITADA EN VALENCIA:

Amando Llopis AlonsoVTiM arqtes

¿Quién quedó en España para luchar contra la imposición de una arquitectura monumentalista, para

esforzarse a favor del vanguardismo que el nuevo régimen declaraba asimilado a la España vencida?

No quedó prácticamente nadie y los pocos que quedaron cambiaron radicalmente su arquitectura.

Oriol Bohigas, 1970

LOS GRUPOS FEDERICO MAYO (1947) Y STELLA MARIS (1958).

1. LAS DÉCADAS DE 1940 Y 1950.

La primera década posterior a la guerra civil estuvo determinada por el aislamien-to internacional y la autarquía económica, factores que supusieron, en mayor medida que los daños materiales ocasionados por la guerra, un freno a la acti-vidad económica valenciana y, en general, a la de todo el Estado. El panorama arquitectónico valenciano mostraba a finales de los años 40 un triste y desolador aspecto, similar al que presentaba la arquitectura construida en el resto del te-rritorio español y que tan acertadamente describió el arquitecto Juan de Zavala en la ponencia, “Tendencias actuales de la Arquitectura”1, que presentó en la V Asamblea Nacional de Arquitectos, celebrada en mayo de 1949 en Barcelona, Palma de Mallorca y Valencia.

En la segunda década se asistió al inicio de una obligada apertura al exterior, ante la crítica situación en que se encontraba la economía, que forzó a recurrir a los créditos bancarios internacionales y a la liberalización de las importaciones. Tan-to la agricultura como la industria de la actual Comunidad Valenciana se vieron negativamente afectadas por estas medidas y por el contexto general. A partir de 1953 se inició un proceso de recuperación de los niveles de actividad de pre-guerra. Los acuerdos económicos con Estados Unidos permitieron la renovación parcial de los equipos productivos, incrementándose asimismo el número de so-ciedades mercantiles. No obstante, al final de esta década hubo que recurrir a un

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1 En uno de los apartados de esta importante ponencia (“La arquitectura en España durante los últimos años”), el arquitecto Juan de Zavala expone las razones del retroceso de la arquitectura española en la década de 1940: “Pero al examinar el desarrollo que en España ha tenido la arquitectura durante los últimos años, se ve que no sólo no ha avanzado, sino que ha retrocedido respecto de los adelantos de técnica y de aplicación de materiales que se hacen en el resto del mundo. Esto se revela simplemente con hojear las revistas extranjeras que nos llegan: parece que no sólo el texto, sino también las imágenes, hablan otro idioma distinto del que nosotros empleamos. Y el cambio en el concepto de la arquitectura es tan grande, que incluso arquitectos que antes ha-bían señalado una pauta en el desenvolvimiento de nuestra arquitectura hacia corrientes renovadoras, hoy día los vemos apegados a unas formas absolutamente convencionales y faltas de actualidad. Naturalmente, este cambio no ha sido originado por una concepción arquitectónica distinta que haya nacido en nosotros mismos, los arquitectos: es, simplemente, una consecuencia de la reacción ideológica experimentada por el país como consecuencia de nuestra guerra civil.”

cambio total de filosofía económica y social, que se plasmó en 1959 en el Plan de Estabilización, auténtico certificado de defunción de las anteriores pretensiones autárquicas.

2. LA VIVIENDA URBANA

Donde el régimen franquista tuvo que afinar más sus instrumentos (creando si-tuaciones nuevas en cuanto a trazados, módulos de asentamiento y tipologías), fue en los nuevos pueblos agrarios. Mientras tanto la ciudad continuaba su lento desarrollo, amparado en una disciplina existente ya en los años 20 pero disfrazada ahora con los más variados lenguajes de la nostalgia imperial.

Estábamos entonces, como indicaba Ignasi de Solá-Morales en 1976,

“ante una situación, en cierto sentido invertida, de la ideología del Movi-miento Moderno en el campo de la arquitectura de la vivienda. Los mo-delos codificados, los métodos de análisis y estratificación de los procesos de diseño serían afrontados en un contexto distinto de áquel en el que trabajó toda la vanguardia, en unos asentamientos rurales donde se trataba de potenciar esta ruralidad..., pero también en una ciudad sin urgencia de crecimiento, sin la exigencia de la repetición y de la cantidad. Situación cuanto menos divergente de la que dio origen a la moderna arquitectura de la vivienda, pero ni mucho menos ajena a ella. Situación que refleja, una vez más, la capacidad polivalente de los instrumentos de la disciplina y también su disponibilidad en situaciones, no sólo ideológicas, sino tam-bién estructuralmente divergentes de las que los alumbraron”.

Inicialmente el Nuevo Estado, fuerte y paternalista, creyó en la posibilidad de dirigir, promocionar y controlar todo el proceso de construcción. Para ello inició una vasta acción, amparada en la nueva Ley de Viviendas Protegidas de 1939, que quedó muchas veces en el terreno de las ideas, consiguiendo, a lo sumo, la acumu-lación en la periferia de las ciudades de unas reservas de suelo, que posteriormente fueron edificadas por Organismos tipo Obra Sindical del Hogar, siguiendo nor-mas técnicas ya utilizadas en Europa en los años 20 y 30, pero convenientemente adaptadas a los dictados formales del nuevo régimen. El proceso lógico de pro-

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ducción de la vivienda urbana, que une etapas anteriores a la posguerra con el desarrollo que tomó el sector inmobiliario en los años 50 (tras la aprobación en 1954 de la versátil Ley de Vivienda de Renta Limitada), se llevó a término con unos instrumentos técnicos que la arquitectura europea había venido ensayando durante todos estos años y sin inte-rrupción , y la ocultación de estos irrenunciables elementos y medios de proyectación tras los ropajes de estilos rancios y caducos fue un problema circunstancial, definitivamente resuelto en Valencia, a finales de la década de 1950, cuando nuevos arquitectos y promo-tores pudieron, por fin, tomar la iniciativa.

3. EL GRUPO DE VIVIENDAS PROTEGIDAS “FEDERICO MAYO”

“El problema seguramente más serio y digno de atención que en el orden social se plantea en estos momentos en nuestra Ciudad (Valencia), y que con más ansiedad debe preocupar a nuestro Ayuntamiento, es el relativo a la falta de vivienda”. Así comienza el primero de los documentos que incluimos en el Apéndice documental; un escrito anónimo que, sin duda alguna, fue redactado como los otros dos a finales de la década de 1940 por el Arquitecto Mayor del Ayuntamiento de Valencia, Javier Goerlich. En el segundo de ellos, este importante arquitecto señala que “la falta de viviendas responde a dos causas princi-pales: la destrucción de las existentes y el aumento de la población. La destrucción de las existentes reconoce cuatro motivos principales: la ejecución de las reformas municipales, la ruina por vejez, la destrucción por iniciativa particular y la destrucción por causas de guerra”. Según su criterio, las viviendas destruidas como consecuencia de la guerra debían ser repuestas con fondos estatales y con presupuestos municipales las originadas por las operaciones de reforma interior (especialmente las relacionadas con la apertura de la ave-nida del Oeste)

La zona industrial del Distrito Marítimo mostraba a finales de los años treinta una gran concentración de “casas baratas” y grupos de viviendas obreras. Durante la guerra civil fue duramente afectada por los bombardeos italianos y nacionales, por ello fue una de las elegidas por el régimen franquista para construir “barriadas de viviendas de tipo mínimo”. La incapacidad municipal para adquirir suelo hizo que la primera de éstas, el “Grupo Industria I” (calle Industria 44-52, 1942-1948), se construyera sobre un terreno sin urba-nizar que había sido adquirido en 1929 para construir una escuela. Entre agosto de 1947 y noviembre de 1948 el propio Javier Goerlich había redactado otro proyecto para cons-truir junto al anterior el “Grupo Industria II”, definitivamente bautizado como Grupo Federico Mayo, en homenaje al director general del INV (las obras comenzaron en 1950 y terminaron en 1953). Es esta una agrupación singular de 140 Viviendas Protegidas2, construida sobre un solar adquirido sin utilizar la vía expropiatoria y dispuesta en manza-na cerrada, con un patio ajardinado interior, fragmentado en dos por una pequeña escuela y que es accesible únicamente desde los testeros, incluso al tráfico rodado. La sobria edi-

2 En el Apéndice Documental (AD4) se transcribe íntegramente, dado su innegable interés, la Memoria Descriptiva de este Proyecto.

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Fig. 1. Portada del “Proyecto de Agrupación de 140 viviendas Protegidas que se propone construir el Excmo. Ayuntamiento de Valencia en los solares de su propiedad comprendidos entre las calles Industria, prolongación Maestro Valls y 3ª y 4ª Travesía de la Conserva” (Grupo Federico Mayo). Agosto 1948

Fig. 2. Planta general de cimientos y urbanización con identificación de los tipos de viviendas.

Fig. 3. Fachada a la calle Industria.

Fig. 4. Fachada a la 3ª Travesía de la Conserva, actual calle Marino Albesa.

Fig. 5. Secciones longitudinal y transversal.

Fig. 6. Distribución de las viviendas del tipo A.

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4. EL GRUPO DE VIVIENDAS DE RENTA LIMITADA “STELLA MARIS”

Las dos consecutivas riadas de 1957, pese a sus trágicas consecuencias, provocaron y actuaron de acelerador de un ambicioso plan que, destinado a transformar Valencia en profundidad, contemplaba la urgente desviación de las aguas del río Turia, la ordenación de cuatro polígonos residenciales para albergar 33.000 nuevas viviendas (Monteolivete, Campanar, avda. Valencia al Mar y avda. Burjassot- carretera de Barcelona), la creación de un gran polígono industrial en las Tres Cruces, la consolidación del carácter universitario de los tramos iniciales del paseo de Valencia al Mar, y la construcción de nuevos grupos residenciales, instituciones públicas y centros escolares en lugares estratégicamente seleccionados.

Tras el largo paréntesis de la guerra, la arquitectura española, con la ruptura del aislamiento exterior y la toma de conciencia del nuevo orden social, inició, en los años finales de la década de 1950, un proceso de recuperación que la condujo a un momento de tardío, aunque eficaz, funcionalismo. Con ello pasó a ocupar un puesto relevante en el conjunto de la producción arquitectónica europea, que comenzaba a reaccionar, en ocasiones de manera muy enérgica, contra los impersonales conceptos que los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) aplicaban indiscriminadamente a unos problemas de la vida urbana que los jóvenes arquitectos consideraban ya como tangiblemente personales. Esta arquitectura es la que aparece en los nuevos edificios públicos que se construyen en Valencia en los años iniciales de la segunda mitad del siglo XX, y también en significativos grupos de vivienda que la iniciativa privada comienza a construir en diferentes zonas de la ciudad.

ficación estaba destinada, en este caso, a familias afectadas por las reformas emprendidas en el casco antiguo de Valencia, que las podrían adquirir tras un periodo de amortización de 40 años. La ordenación refuerza las alineaciones exteriores de la manzana con cuatro bloques lineales, iguales dos a dos, de cinco plantas y uso esencialmente residencial. Cada uno de los catorce núcleos de escaleras, situados tanto al exterior como al interior del re-cinto, da acceso en planta baja a la vivienda del portero y a un pequeño local comercial, y a dos idénticas viviendas en las plantas superiores. Son viviendas experimentadas en otras agrupaciones anteriores que, en este caso, responden a cinco tipos distintos con superfi-cies que oscilan entre 72 y 76 m2 útiles. Disponen de doble crujía, ventilación cruzada y todas sus dependencias (cocina, comedor-estar, 3 dormitorios y baño) recaen hacia las calles exteriores o al patio central. Las fachadas se componen mediante la repetición de un mismo módulo, correspondiente a un núcleo de escalera, que incorpora a la subdivisión vertical clásica el tratamiento diferenciado del cuerpo central (ladrillo y ventanas seriadas) y balcones individuales en sus extremos (semicirculares o rectangulares). Es un grupo de concepción racionalista, inspirado en los construidos por la socialdemocracia vienesa tras la I Guerra Mundial, pero intencionadamente aislado y desprovisto de los servicios comu-nitarios necesarios para fomentar la vida social de sus moradores, razón que ha influido en su progresivo y alarmante deterioro.

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17 GRUPO RAMIRO LEDESMA

3 En el Apéndice Documental (AD5) se transcribe íntegramente, dado su innegable interés, la Memoria Descriptiva de este Proyecto.4 Una de las singularidades de esta promoción privada es la utilización de la publicidad para hacer llegar sus ventajas y novedades al máximo número de posibles compradores (Vea y compare. Tómese la molestia de comprobarlo). Diarios valencianos, Levante y Las Provincias, publicaron, desde el 1 de mayo de 1959, sendos y peculiares anuncios con una perspectiva del grupo, la planta de una de las viviendas y textos alabando la bondad del lugar (Vuestras noches de amor serán más bellas frente al mar y las estrellas), su buena accesibilidad (dos tranvías a la puerta, junto al puerto y puente de Astilleros), su ajustado precio (Por 30.000 pesetas sin más pago de entrada, menos que se cobra por el traspaso de un viejo piso de alquiler, y 400 pesetas mensuales, a partir de la entrega de llaves, en veinte años, seréis propietarios de una de ellas), su nueva arquitectura (una hermosa vivienda del más moderno estilo europeo) y la calidad de sus materiales (Todo el confort y materiales nobles empleados en las viviendas para millonarios, puestos al servicio del modesto produc-tor valenciano).

La necesidad de intervenir masivamente en el antiguo poblado de Nazaret también se agudizó en 1957, como consecuencia de los catastróficos efectos que la riada había provocado en esta zona que estaba ubicada junto a la desembocadura natural del río Turia y donde fueron totalmente destruidas 247 casas. El Grupo Stella Maris (promovido por el constructor José Puchades y diseñado por los arquitectos Cayetano Borso y Rafael Contel), consta de 240 viviendas subvencionadas3 y fue construido entre 1958 y 1960, ocupando para ello una gran manzana situada junto al puente de Astilleros que había sido levantado en los años 30 para acceder directamente al puerto. Está formado por dos grandes, aristados y contundentes bloques lineales de seis plantas separados por una calle central de 8 metros, que fue proyectada originalmente cerrada y como zona ajardinada y de uso comunitario (“parque infantil interior” en los folletos de venta de la época)4. Destinado en su totalidad a albergar viviendas, incluso en planta baja, se construyó con estructura de muros de carga (bloques de hormigón vibrado perpendiculares a las fachadas que sirven de apoyo a entramados de ladrillo armado) inspirándose para ello en las “casas en cadena” que el arquitecto Miguel Fisac había diseñado en 1950. En cada uno de los bloques los accesos se ubican en los testeros, que recaen a las calles transversales y conducen a un patio central en el que se ubican escaleras de tipo abierto (el ascensor no era obligatorio en esta época para alturas pisables inferiores a 14 m.) que conectan las cinco plantas superiores y permiten el acceso a cuatro viviendas por rellano. Son viviendas modestas, con superficies entre 48 y 74 m2, que constan de entrada independiente, comedor que incorpora la cocina (incluida en un armario con persiana arrollable para ocultarla ocasionalmente), aseo y tres dormitorios; excepto en los frentes de las plantas altas que disponen además de cocina y comedor independientes, y un cuarto dormitorio. Es un buen ejemplo de “arquitectura del realismo”, adaptada al estado y a las posibilidades de la industria de la construcción a finales de los años 50, y según sus autores perfectamente ejecutada, realizada con materiales y equipamiento de primera calidad y escrupulosamente terminada. En la actualidad ha perdido gran parte de su atractivo original, como consecuencia del deterioro social y ambiental del barrio, y de los cambios y sustituciones realizadas por sus actuales propietarios.

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Fig. 7. Portada del “Anteproyecto de 228 viviendas subvencionadas en Valencia, entre las calles Mayor de Nazaret, Baja del Mar, en Proyecto junto al Puente de Nazaret y en Proyecto s/n” (Grupo Stella Maris). Marzo 1958.

Fig. 8. Distribución de las plantas bajas y pisos altos.

Fig. 9. Fachadas laterales (calles Mayor y Baja del Mar).

Fig. 10. Fachadas principales (calles Puente de Astilleros y Vilanova y Piera).

Fig. 11. Sección transversal.

Fig. 12. Perspectiva del Grupo.

Fig. 13. Publicidad para la venta de las viviendas en el diario Levante (01/05/1959).

Fig. 14. Publicidad para la venta de las viviendas en el diario Las Provincias (01/05/1959).

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APÉNDICES DOCUMENTALES• AD1. (sin fecha y anónimo, atribuible al arquitecto J. Goerlich)

El problema seguramente más serio y digno de atención que en el orden social se plantea en estos momentos a nuestra Ciudad, y que con más ansiedad debe preocupar a nuestro Ayuntamiento, es el relativo a la falta de vivienda; y dentro de él reclama particularísima atención el encontrar el medio de resolver la vivienda para las clases más necesitadas y de las menos favorecidas en orden a sus ingresos y disponibilidades. El planteamiento de este problema no es reciente por desgracia, pero su agudeza cada día mayor reclama no solo una inaplazable intervención sino una forzosa solución si no queremos perder los derechos al título de Ciudad culta y cristiana. Es triste pero real, ni puede esperarse la solución de las altas esferas que con tanta facilidad y frecuencia se olvidan de los ofrecimientos de sus leyes cuando se trata de nuestra Ciudad y ante las que tan poco valor alcanza la exposición y súplica de nuestras autoridades. Hay que buscar y es preciso hallar soluciones eficaces y perentorias dentro de nuestros propios medios y afortunadamente es aprovechable la gran potencialidad económica demostrada por nuestra economía, la especial predilección demostrada siempre por nuestros capitalistas a favor de la propiedad urbana y la confianza repetidas veces puesta en nuestra administración municipal. Es pues necesario saber aprovechar estas particulares condiciones en llegar a resolver el problema más agudo de nuestra Ciudad, y que más puede enaltecer el interés de nuestro municipio.

Para resolver el problema de la vivienda en nuestra Ciudad no bastan las disposiciones vigentes. Estas permiten alcanzar soluciones de tipo no inferior a 100 pesetas mensuales de alquiler y amortización; pero el problema reclama soluciones de tipo mucho más reducido que no pueden lograrse dentro del actual coste de la construcción con los ofrecimientos oficiales (además su tramitación es larga, costosa y en algunos puntos poco eficaz). Precisa llegar a la producción de viviendas de tipos de renta inferiores hasta alcanzar la vivienda para indigentes y la de las clases sociales que, por la carencia de ingresos o por lo reducido de éstos, reclame el derecho social de la vivienda gratuita y hasta de vivienda propia. Sin la producción de estas viviendas en el número preciso jamás se alcanzará la solución del problema en su fase más aguda, y para que esta vivienda suponga una solución precisa encontrar el medio de alcanzar el numerario preciso para su construcción sin gravar el presupuesto municipal y sin crear ningún nuevo impuesto a los particulares. Esto que a primera vista parece invadir el terreno de lo milagroso o inverosímil, no encierra otro secreto que el convertir en voluntaria y hasta agradable la aprobación necesaria, tanto por parte de la Corporación municipal como por los particulares, con la compensación por añadidura del deber cumplido sin dolor y sin violencia.

Si la realización de algún proyecto municipal motivase por iniciativa de la Corporación la práctica de alguna expropiación que obligara a la destrucción de viviendas, el Ayuntamiento se compromete a construir, sufragar y entregar con anterioridad, una vivienda del tipo A por cada 2 viviendas o fracción que tenga que destruir, o una del tipo B por cada 4 o fracción mayor de 2 que destruya. Si por iniciativa particular, con motivo de la construcción de un edificio de nueva planta hubiera necesidad de destruir alguna finca vieja haciendo desaparecer alguna vivienda, por cada grupo de 2 viviendas o fracción y por cada grupo de 4 o fracción mayor de 2, vendrá obligado el particular a ingresar en las arcas municipales el coste de una nueva vivienda del tipo A o B, según el carácter de las destruidas, siempre y cuando se tramite y resuelva el expediente municipal que ello motive, sin oposición ni demora alguna civil ni administrativa. Si por iniciativa particular, con motivo de la construcción de un edificio de nueva planta el Ayuntamiento pudiese garantizar al solicitante el suministro del cemento y hierros necesarios para realizar la nueva construcción conforme a las normas establecidas, el particular solicitante sufragará la construcción de una vivienda del tipo A por cada 3 o fracción de las nuevas que proyecte, o una del tipo B por cada 6 o fracción mayor de 3 de las proyectadas para su nueva finca.

Para el cumplimiento de las obligaciones que se plantean en los párrafos anteriores, el Ayuntamiento

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se obliga a proceder en el plazo de tres meses a la adquisición de terrenos para emplazamiento, cuanto menos, de 100 viviendas de los tipos A y B, a la urbanización inmediata de los mismos y a la formación de los proyectos necesarios para la construcción de las nuevas viviendas. Se obliga asimismo a negociar y obtener de los poderes públicos el reconocimiento eficaz e inexcusable para las fincas que adquieran voluntariamente la obligación impuesta en el párrafo anterior.

• AD2. (sin fecha y anónimo, atribuible al arquitecto J. Goerlich)

Cumpliendo la orden verbal del día 16 y como resultado del estudio practicado me complace informar lo siguiente:

La falta de viviendas responde a dos causas principales: la destrucción de las existentes y el aumento de la población. La destrucción de las existentes reconoce cuatro motivos principales: la ejecución de las reformas municipales, la ruina por vejez, la destrucción por iniciativa particular y la destrucción por causas de guerra. Las destruidas como consecuencia de las reformas municipales y las destruidas por vejez, hundimiento o ruina, deben ser repuestas por la Corporación municipal, si bien en forma que su ejecución no grave su presupuesto. La destruidas por iniciativa particular deben ser lógicamente repuestas por quien las produzca, procurando también que su reposición no grave el presupuesto de la reforma iniciada, en términos que pueda justificar su desistimiento. Las destruidas por causa de guerra, deberán ser repuestas por el Estado con los fondos comunes de la Nación, pero hay que procurar que esta carga no sea más que temporal y venga ayudada por la cooperación de las haciendas locales. Por último la falta de viviendas que motiva el aumento de la población debe ser atendida por la Corporación pero con la cooperación particular.

Vamos a estudiar la forma de resolver completamente el problema, sin que suponga un esfuerzo para nadie y sin que se convierta en sacrificio.

La ejecución de los Proyectos de Reforma Interior de la Ciudad obliga a destruir viviendas cuyo número queda en casi todos los casos igualado o superado por la construcción de los nuevos edificios que motiva la reforma, pero cuya clase y rentabilidad produce un desequilibrio que necesariamente precisa compensar. Esta compensación reclama la construcción, en puntos distantes de la reforma en ejecución, de viviendas de tipo de renta inferior, hoy equivalentes a las clases indigentes y de renta reducida, en una palabra viviendas de alquiler entre 25 y 30 pesetas mensuales, y de alquiler entre 50 y 60 pesetas mensuales.

¿Cómo pueden construirse estas viviendas? Desde luego, si la solución ha de ser rápida, necesariamente tendrá que prescindirse de la tramitación a que obliga toda petición de auxilio oficial, reduciéndose a solicitar la exención de contribuciones e impuestos para las mismas y para sus transmisiones durante el máximo periodo posible. Su construcción habrá de ser abonada, así como la compra de los solares necesarios y la urbanización consiguiente, con fondos propios de la Ciudad.

¿Cómo se obtendrán estos fondos? La máxima aspiración de los Ayuntamientos al realizar reformas interiores puede alcanzar a que su ejecución no produzca gasto alguno para el Municipio, y partiendo de esa base, y aprovechando la potencialidad económica de nuestra Ciudad, puede fácilmente obtenerse un superávit en la liquidación de la reforma, que todo él debe ser destinado a la construcción de estas viviendas, como complemento anejo a la misma reforma. Calculada la venta de solares a los tipos necesarios para nivelar el presupuesto de gastos, todas las cantidades que en cada subasta de solar se obtengan como resultado de la puja en la misma pueden, inmediatamente, ser destinadas al pago de estas viviendas.

¿A que número debe alcanzar la construcción de estas viviendas? En el supuesto de que se construyan dos tipos de viviendas, como antes se indicaba (para alquileres de 25 y 30 pesetas o de 50 y 60

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pesetas), deberá pensarse para cada reforma y como aneja la obligación de construir 1 de las primeras por cada 2 o fracción que se destruyan de alquileres equivalentes, y 1 de las segundas por cada 3 o fracción de las que se destruyan de alquileres equivalentes.

¿Cómo deben adjudicarse? La adjudicación de las viviendas de tipo más económico (coste inferior a 20.000 pesetas) sería anti-económico y ante-cristiano, adjudicarlas en alquiler o en arrendamiento, aunque incluido en éste la amortización pudiera pasar en su día a propiedad del adjudicatario. La conservación y entretenimiento de estas fincas y su administración produciría gastos seguramente superiores a sus ingresos, y solo adjudicándolas en plena propiedad y como donativo total, podría exigirse de los adjudicatarios, con un control rígido, que se atendiera debidamente su conservación y entretenimiento. No se ofrece el mismo caso para las otras viviendas (alquiler entre 50 y 60 pesetas), pues la categoría social de quienes han de ocuparlas exige y reclama otra intervención. Ya sería suficiente para estos casos el hecho de recibir la finca por la mitad de su coste, es decir con un donativo del 50% de su valor, pero el resto debía ser amortizado en los años necesarios hasta adquirir la propiedad definitiva con el solo abono mensual de la cantidad indicada.

Estudiemos un caso práctico:

La ejecución de la 2ª sección de la avenida del Oeste, o sea, la comprendida entre la Plaza de Pellicers y el Mercado Central o Plaza de Na-Robella. Supone la expropiación de 170 fincas actuales, con la destrucción de 865 viviendas. Supone asimismo la construcción de 17 edificios de nueva planta con un total de 840 viviendas y 74 nuevos establecimientos. De los antecedentes reunidos a la vista de los planos levantados para los expedientes de expropiación resulta lo siguiente:

- Un 15% son viviendas de alquiler inferior a 30 pesetas- Un 25% son viviendas de alquiler entre 30 y 60 pesetas- Un 20% son viviendas de alquiler entre 60 y 100 pesetas- Un 40% son viviendas de alquiler superior a 100 pesetasLuego, según el criterio expuesto, deberán construirse al realizar esta reforma 976 viviendas

en sustitución de las 865 que se destruyen. Su distribución será la siguiente:- 64 viviendas de menos de 20.000 pesetas, para darlas gratuitamente en plena propiedad, o sea la mitad del 15% de 865- 72 viviendas para darlas en alquiler entre 50 y 60 pesetas, o sea el tercio del 25% de 865- 840 viviendas de alquiler libre, al construir los nuevos edificios en la nueva vía

• AD3. (sin fecha y anónimo, atribuible al arquitecto J. Goerlich)

Cumpliendo acuerdo de la Comisión especial de viviendas protegidas, y como resultado del informe emitido ante la misma en la Sesión del 17 del corriente, me es grato exponer a la consideración de V. E. lo siguiente:

El problema de la vivienda en nuestra Ciudad se ha agudizado en estos últimos años en términos que hoy suponen un peligro para el libre desarrollo de la construcción, que amenaza con asfixiarla. El problema ofrece dos aspectos: uno de número y otro de clase. El primero, a pesar de su importancia, encontraría solución franca sin esfuerzo, en cuanto se diera cauce al segundo. Este, el de clase, ha sido olvidado no prestando atención más que al problema de número, buscando la solución por cauce tan equivocado que de seguir por él, la amenaza adquiere día por día tal importancia que en fecha próxima acabaría por detener la edificación privada, imposibilitando la aplicación de toda solución viable.

Nuestro ayuntamiento ha invertido varios millones de pesetas en la adquisición de terrenos y solares

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en distantes zonas de los ensanches y extensión de la Ciudad, sobre los que ha proyectado seis grandes bloques de viviendas protegidas formando manzanas aisladas, con un total de 1.440 viviendas, unos en plana construcción y otros aprobados y pendientes de subasta. Ha invertido también casi 300.000 pesetas en la adquisición de unos terrenos que han hecho posible que nuestra primera autoridad civil llegase a la construcción de una importante zona de viviendas para indigentes. Todo este considerable esfuerzo nos conducirá, en plazo no remoto, a la solución del problema en el aspecto de número, sobre todo si a este esfuerzo se une el anunciado por nuestra caja de Ahorros y se completa haciendo posible la aportación solicitada por la propiedad privada y poniendo coto al movimiento de inmigración.

Desgraciadamente ni aún viendo todo esto convertido en realidad se habrá llegado a la entraña del problema, ni podrá decirse se ha dado un paso en la resolución de su fase importante, de la que ha de darnos el timbre de Ciudad Culta y Cristiana a que debemos aspirar. Con todo lo actuado llegaríamos a disponer de viviendas para nuestros productores que cuenten con jornales a 17 pesetas y para empleados y funcionarios que perciban un sueldo mayor de 600 pesetas. Pero se ha olvidado que desgraciadamente existe una gran mayoría entre los unos y los otros, cuyos ingresos no alcanzan, ni con mucho, estas cantidades, y no se ha pensado, o cuando menos no se ha orientado la solución del problema para dar cabida a estas clases, las más necesitadas y las más dignas de nuestra atención y cariño.

No se interprete por nadie esta exposición como una crítica, ni menos como una censura, pues si así fuera hubiera de contarme entre los primeros alcanzados, ya que desde el primer momento he figurado en los puestos de avanzada; pero sí como una voz amiga que interesada sinceramente en la solución franca y absoluta del problema, como quien más, da la voz de alerta para que a tiempo desviemos el rumbo adquirido por el camino más fácil y lo orientemos por el más eficaz.

La experiencia en la ejecución de reformas interiores ha llevado al conocimiento del que suscribe a conocer que en nuestra Ciudad la destrucción de viviendas por las distintas causas que las motivan (ejecución de reformas, ruina, iniciativa particular y guerra) responde a la siguiente distribución:

- 10% de renta inferior a 30 pesetas mensuales- 15% de renta entre 30 y 75 pesetas mensuales- 35% de renta entre 75 y 150 pesetas mensuales- 40% de renta superior a 150 pesetas mensuales

El 75% que representan los dos últimos tipos quedará atendido con la ejecución de lo planteado y en desarrollo, pero el 25% restante queda sin atender y no tiene cabida además en los cauces abiertos por la ayuda oficial. Este 25% representa la necesidad más perentoria, la que agudiza el problema, la que detiene las iniciativas del Ayuntamiento y la ayuda particular, la que hace paralizar la construcción privada amenazando con asfixiarla totalmente en plazo muy próximo si no se atiende a su llamada angustiosa, si no se modifica el rumbo equivocado de nuestra actuación ante el problema de la vivienda. No puede olvidarse, aunque no lo he nombrado, la demanda importante que en este último plano forman el aumento natural de la población y el que dolorosamente nos afecta por la inmigración.

Con lo expuesto y conocida la competencia, clarividencia y desinteresado celo de a quienes va dirigida estas notas, basta para el convencimiento de la necesidad de dar nuevos rumbos a la marcha del problema, de abrir nuevos cauces a su solución, pero no respondería a la proverbial conducta del exponente, si junto a la exposición de la necesidad no acompañase la propuesta de solución viable. Desde luego la solución no puede esperarse, ni menos con la urgencia que se requiere, por los cauces oficiales. De la ayuda oficial debe solicitarse y fundadamente esperarse, la concesión de cuantos beneficios se reconocen para las viviendas protegidas en relación a exenciones tributarias, impuestos, etc., pero sin solicitar primas, préstamos ni anticipos que demoren la solución por la lentitud de

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los trámites. La construcción de las viviendas que han de cubrir las necesidades expuestas, han de ser de dos tipos: Unas de coste inferior a 18.000 pesetas y otras de coste inferior a 25.000 pesetas, incluyendo en ambos topes el valor de los solares y la propia urbanización.

Para su emplazamiento dispone el Ayuntamiento de una cantera de solares inagotable y de fácil extracción, a la vez que rápida y franca construcción, en los terrenos de la zona de 300 metros de amplitud interesada por toda la longitud del paseo de Valencia al Mar, cuyo coste está limitado por las condiciones mismas de aprobación del proyecto.

Para su construcción, si faltasen fondos a los recursos que la Ley concede a los Ayuntamientos para estos fines, puede llegar rápidamente dedicando a esta finalidad el superávit que se produce en la ejecución de las reformas interiores en curso, la donación voluntaria de los muchos que verían compensado su ofrecimiento con la inmediata concesión de las licencias de construcción sobre solares de dichas reformas, y la donación voluntaria de los que solicitan construir en otros puntos del interior de la Ciudad nuevos edificios ocupando solares que ha de dejar libres la desaparición de viejas fincas existentes.

¿Cómo deben ser adjudicadas y administradas estas construcciones? En opinión del exponente de la siguiente manera: las de coste inferior a 18.000 pesetas donadas totalmente y el acto de su terminación, elevando a la clase social que ha de ocuparlas a la categoría de propietarios y evitando la costosa conservación y difícil administración, que quedaría convertida, de este modo, en una simple función de vigilancia; las de coste inferior a 25.000 pesetas vendidas mediante amortización por la mitad de su coste, dando a fondo perdido la mitad restante de su adquisición.

Como demostración de cuanto expongo, podría añadir algunos ejemplos numéricos obtenidos del estudio de la realidad, que no me detengo a transcribir por ni alargar esta exposición, pero que quedo dispuesto a exponer en una información verbal o escrita, sin por V. E. se solicita.

De estimarse de aplicación la solución expuesta podría llevarse a la práctica y dar comienzo a las obras en el plazo de 15 días, si se dispone del numerario necesario para la adquisición del terreno preciso al precio de 12 a 16.000 pesetas la hanegada, más la indemnización de las cosechas en curso. La solución aportada alcanzaría forma mediante la construcción de bloques de solo planta baja y de bloques de planta baja y piso alto, que en el plazo de 90 días, a partir de iniciar su construcción, podrían hallarse en condiciones de ser entregadas a sus futuros ocupantes, alcanzando con el deber cumplido el máximo galardón y único premio que siempre ha constituido la suprema aspiración del funcionario que a V. E. brinda la solución expuesta.

Dios guarde la vida de V. E. muchos años.

• AD4. (noviembre 1948, arquitecto J. Goerlich)

Memoria Descriptiva del “Proyecto de agrupación de 140 viviendas protegidas que se propone construir el Excmo. Ayuntamiento de Valencia en los solares de su propiedad comprendidos entre las calles Industria, prolongación Maestro Valls y 3ª y 4ª Travesía de la Conserva” (Grupo Federico Mayo)

4.1. Consideraciones preliminares

Este proyecto corresponde al anteproyecto aprobado para la construcción de 140 viviendas protegidas. En la orden de formación, el Excmo. Sr. Alcalde, expresa la condición de incluir una portería por casa, o sea, 14 en total. Como en el grupo construido en las proximidades del que se proyecta se

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ha hecho notar, desde que se entregaron las casas, la necesidad de locales propios para comercio, hemos descompuesto una planta baja por casa, para dar cumplimiento la orden antes citada, en locales propios para comercio y unas viviendas modestas para los porteros. De esta forma el proyecto comprende 126 viviendas, que pasarán a ser propiedad de los usuarios, 14 locales para comercio en las mismas condiciones, 14 viviendas para porteros y un edificio para escuelas de ambos sexos. Todo ello queda comprendido en la protección y será amortizado en un periodo de 40 años por los usuarios de las viviendas y tiendas, y por el Excmo. Ayuntamiento las escuelas y porterías.

4. 2. Situación y extensión de los terrenos

El terreno se halla limitado por las calles de la Industria y prolongación del Maestro Valls y 3ª y 4ª Travesías de la Conserva. De dichas calles, la del Maestro Valls tiene una anchura de 20 m. y las restantes de 10 m. El terreno es llano y cuenta con el alcantarillado de la red urbana, cuando se urbanicen las calles en proyecto. Su extensión es de 6.556.282,5 m2, que se dedican en su totalidad a solar y su valor asciende a 1.966.884,75 pts, que es el que el Ayuntamiento le tiene asignado para el pago de arbitrios y por tanto inferior al real de las transacciones efectuadas en la zona en que está enclavado.

4. 3. Descripción del conjunto del proyecto

En el repetido solar, se proyecta la construcción de una manzana de tipo cerrado, en cuyo patio interior se sitúa el edificio para las Escuelas; todo ello de acuerdo con la Ordenanza XXXIV del Instituto Nacional de la Vivienda. Integran la manzana 14 casas; todas ellas con planta baja y cuatro pisos, por lo que no es preciso el ascensor, según el Precepto 4º de la Ordenanza XXXII. Todas las plantas elevadas se distribuyen a razón de dos viviendas, instalándose una en la mitad de cada una de las plantas bajas, habiéndose tenido en cuenta en la distribución de cada vivienda las normas que prescribe la Ordenanza XI. La superficie útil de la menor de las viviendas que se proyectan es de 69,476 m2, superior al mínimo que la última ordenanza marca.

En cuento a la cubicación, superficie de ventilación, etc. De los distintos locales, se cumplen con exceso las condiciones impuestas por las Ordenanzas XIII a XX.

Los tipos A y B, expresados en los planos, se diferencian en que los primeros tienen 70 cm más de longitud de fachada que los segundos; por lo que las viviendas del tipo A tienen una superficie útil algo mayor que las del tipo B. Todas ellas, no obstante, disponen de un dormitorio para tres camas y dos para dos.

Dichos tipos se desdoblan en los siguientes, cuyas características también se expresan:

Tipos Plantas Características nº de viviendasI Pisos casas A (centrales) Viviendas tipo 64II Pisos casas A (testeros) 3 fachadas y terraza 16III Pisos casas B Menor superficie 32IV Bajos casas A Sup. disminuida en zaguán 10V Bajos casas B Sup. disminuida en zaguán 4 Suma 126Además se incluye en la protección:

• 14localesparatiendas,paraseramortizadasporlosusuarios

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• 14porteríasyunedificioparaescuelas,queseránamortizadosporelExcmo.Ayuntamiento.En los accesos al patio interior se construyen pórticos que proporcionan a los niños espacio cubierto al aire libre, en que resguardarse, en sus horas de asueto, los días de lluvia.

4. 4. Descripción de las obras

Tanto las casas como las tiendas se construirán con las siguientes fábricas:Cimientos de hormigón ciclópeo.Una capa de hormigón de 200 kg de cemento x m3 de 10 cm de espesor formará el lecho del pavimento de la planta baja, que a su vez descansará sobre otra capa de grava del mismo espesor.La estructura será de cemento armado, formada por Suelos Mascarell de hormigón vibrado u otro sistema de los aprobados por la Dirección General de Arquitectura, previa su aceptación por el Arquitecto Director.Las paredes exteriores se formarán con un tabique de cítara exterior y otro de panderete in terror, dejando entre ambos una cámara de aire. Las medianeras y tabiques de distribución serán de ladrillo.Los revestimientos, a excepción de los zócalos de mármol de los zaguanes y de los alicatados de cuartos de aseo, retretes y cocinas, serán de mortero de cemento en exteriores y de yeso los interiores.Un zócalo de piedra de 50 cm de altura correrá a lo largo de las fachadas.Los peldaños, mesetas y rellanos de las escaleras serán de piedra artificial blanca o de color.Los pavimentos, de baldosín o mosaico de cemento comprimido.Las cubiertas serán de azotea.Las puertas exteriores se construirán con madera vieja y el resto de la carpintería con madera de pino del Norte, seca y sana. Todos los elementos estarán moldeados con un haz y la carpintería de la fachada tendrá postigos a la catalana. Los lavabos y retretes serán de porcelana del país y las cubetas para la ducha, pilas de lavar y los fregaderos, de piedra artificial gris.Finalmente se pintarán a la cal las fachadas; a la cola, los paramentos interiores horizontales y verticales, y al aceite la carpintería y cerrajería.

4. 5. Instalaciones y obras complementarias

El abastecimiento de aguas se efectuará con tubería de plomo de presión; la grifería de los cuartos de aseo será niquelada y la instalación eléctrica será entubada y comprenderá, además de la línea, los interruptores, fusibles y portalámparas.

En las cocinas se instalará cocina económica, un baño con dos hornillos para carbón vegetal y pilas de fregar y lavar.

4. 6. Ejecución de las obras

Al realizarse las obras, e independientemente de las condiciones que se especifican en el Pliego de Condiciones Facultativas, se dará exacto cumplimiento a las Normas y Ordenanzas V a X, XVIII, XX, XXII, XXIII, XXV, XXVII, XXXIX y XL del Instituto Nacional de la Vivienda.

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4. 7. Plazo de duración de las obras

Las obras pueden quedar completamente terminadas en un plazo de CATORCE MESES.

4. 8. Presupuesto

A/ Ejecución material Importe del mismo: SEIS MILLONES SETECIENTAS SESENTA Y TRES MIL CUATROCIENTAS OCHENTA Y TRES PESETAS CON SETENTA Y CINCO CÉNTIMOS (6.763.483,75 pts.)B/ Honorarios Arquitecto, Tarifa 1ª, 3º Grupo 2.50000 Decreto 7 junio 1933: 27% (2,5 x 0,27) 0,67500 Diferencia 1.82500 Id. 16 octubre 1942: 50% 0,91250 Tanto por ciento de aplicación 0,01250 Aparejador: 0,9125 x 0,30 0,27375C/ Cargas sociales Se incluye al final de esta Memoria un estado en que figuran las cantidades que por ese concepto corresponden a las distintas unidades de obra, así como su importe total. Se han obtenido las siguientes: Plus de carestía de vida: 20% de la mano de obra Plus cargas familiares: 10% mano de obra, aumentada en su 20%; o sea, 1,20 x 10= 12 % s/ la mano de obra total cargas sociales por unidad, 20+12= 32% s/ mano obra.D/ Presupuesto de contrata Importe del mismo: OCHO MILLONES SEISCIENTAS SETENTA Y UN MIL SETECIENTAS CINCUENTA Y UNA PESETAS CON VEINTICUATRO CÉNTIMOS (8.671.751,24 pts) E/ Presupuesto total general Importe del mismo: DIEZ MILLONES SEISCIENTAS TREINTA Y OCHO MIL SEISCIENTAS TREINTA Y CINCO PESETAS CON NOVENTA Y NUEVE CÉNTIMOS (10.638.635,99 pts)

4. 9. Haberes de los usuarios

El mayor tipo de mensualidad de las tiendas en relación con las viviendas se ha aprovechado para disminuir en lo posible la correspondiente a las plantas bajas, resultando, tomando como norma las cuotas relativas al primer periodo de 20 años, que los usuarios habrán de disfrutar un jornal de 29 ptas a 42 ptas o un sueldo mensual comprendido entre 870 y 1260 pesetas.

Valencia, noviembre de 1948. El Arquitecto Mayor (J. Goerlich)

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• AD5. (abril 1958, arquitectos C. Borso y R. Contel)

Memoria Descriptiva del “Anteproyecto de 228 viviendas subvencionadas en Valencia, entre las calles Mayor de Nazaret, Baja del Mar, calle en proyecto junto al puente de Nazaret y calle en proyecto s/n.”

5. 1. Consideraciones preliminares

Sobre el solar que comprende una manzana completa de 3.220,00 m2, con el emplazamiento antedicho, se proyectan dos bloques de edificación comprensivos de 228 viviendas acogidas al régimen de subvencionadas.

5. 2. Emplazamiento

Está situado el solar en la parte alta del Poblado de Nazaret, junto al puente nuevo que desemboca en los Astilleros de la Unión Naval de Levante.

Tiene una superficie de 3.220 m2 ocupando el total de una manzana de 70m x 46m, recayente a las más importantes calles de Nazaret. No es necesario glosar lo inmejorable de tal emplazamiento, ni su buena disposición para construir sobre él viviendas destinadas a la importantísima población trabajadora ocupada en los Astilleros contiguos, agrupación obrera la más importante de la Ciudad y la más necesitada de viviendas contiguas a su centro de trabajo. Es evidente la verdadera necesidad social de tales viviendas, máxime teniendo en cuenta, como más adelante se detallará en esta memoria, la circunstancia de haber proyectado viviendas de tipo mínimo, con dimensiones justas a las necesidades de una familia obrera, consiguiendo módulos de habitación asequibles fácilmente, bajo el punto de vista económico, a las disponibilidades de las modestas familias que las han de ocupar, tanto si se trata de cederlas en arrendamiento, como si se trata de su venta, puesto que los promotores tienen intención de cederlas en venta (si así conviniera) en parte a sus empleados y obreros y a obreros de otras empresas, aplazando la mitad del importe de las mismas, para ser pagado en más de cinco años sin cobrar interés alguno. Estas viviendas ya se solicitaron ser construidas acogidas al régimen de viviendas de renta limitada, en el plan 1956, siendo admitida la solicitud inicial; se ratificó este propósito en el plan 1957, y actualmente se recuerda este propósito, por lo que el mismo pueda significar derecho preferente para su aprobación. Todo ello demuestra el interés social del proyecto y la urgencia de su aprobación y realización.

5. 3. Composición del conjunto y características y detalles de las viviendas proyectadas.

El solar sobre el que se proyectan las viviendas se divide, para su mejor aprovechamiento y con miras a una máxima ventaja económica que redunde en el coste de la unidad habitable, en dos partes iguales, separadas por un un espacio libre de 8 metros, que sirva de separación a dos bloques de edificación

5 En noviembre de 1958 se presentó un proyecto para ampliar en 12 viviendas el número total de las previstas en este grupo que, de acuerdo con él, pasarían a ser 240. Este nuevo proyecto, aprobado más tarde, dotaba parcialmente de una altura más al bloque recayente a la calle en proyecto s/n (actual Vilanova y Piera) como consecuencia de la modificación del ancho de esta calle (pasaba de 12 a 14 m.). De esta manera se conseguían cuatro viviendas más del tipo C y ocho del tipo D.

6 Según el proyecto redactado posteriormente (noviembre 1958) este bloque se construyó definitivamente con seis plantas (baja y cinco pisos altos)

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recayentes cada uno de ellos a las calles más importantes que circundan la manzana, la calle que mira al puente de los Astilleros y su paralela.

En el bloque que mira al puente se construyen planta baja y cinco pisos altos, sin rebasar la altura de 14 metros hasta la última planta pisable para que el ascensor no sea necesario. En el bloque recayente a la calle en proyecto paralela a la anterior se proyectan planta baja y cuatro pisos altos . El espacio central abierto que separa estos dos bloques se proyecta ajardinado y cerrado con verja en sus extremos, para que pueda servir, si así conviene, como parque particular infantil que albergue a los niños de las familias trabajadoras que han de ocupar las viviendas. De esta forma todas las viviendas recaen a la calle o a este espacio abierto, lo que dado la magnífica orientación levante-mediodía que se consigue asegura el total soleamiento de las viviendas y su magnífica iluminación.

No se deja en planta baja ningún local destinado a cualquier fin que no sea propiamente viviendas, por lo que el tanto por ciento de locales destinados a comercio o industria es nulo, lo que aumenta el interés social del proyecto.

El acceso a las viviendas se procurará por los extremos del bloque recayentes a las calles Mayor y Baja del Mar, que conducirán a un espacio abierto y central del bloque en el que se proyectan cinco escaleras de tipo abierto que relacionan las distintas plantas, dando acceso cada escalera a cuatro viviendas por rellano, con la ventaja económica que tal supone.

Así planteado el conjunto, se proyecta una estructura de muros de ladrillo perpendiculares a las fachadas y que servirán de apoyo a entramados de ladrillo armado. Estos muros están separados entre sí 3,45 m. al eje, constituyendo crujías exactamente iguales en todo el conjunto, que permiten una total estandarización de la construcción en beneficio de una máxima economía, rapidez y facilidad de la obra. Además esta manera de proceder nos lleva a fundaciones corridas, las más fáciles en el terreno en que la construcción se ha de apoyar y las que mejor nos aseguran una perfecta estabilidad y facilidad de construcción. De esta forma obtenemos cuatro tipos de viviendas, dos en planta baja y dios en las plantas altas, que para mejor comprensión llamaremos A, B, C y D.

o Viviendas A (planta baja, testeros)

Se consiguen en total 8 viviendas de este tipo. Disponen de entrada, cocina-comedor, aseo y tres dormitorios (51,30 m2 construidos, 44,59 m2 útiles y un índice de aprovechamiento del 85,70 %)

o Viviendas B (planta baja, zonas centrales)

Se consiguen en total 32 viviendas de este tipo. Disponen de entrada, cocina-comedor, aseo-lavadero y tres dormitorios (48,30 m2 construidos, 42,27 m2 útiles y un índice de aprovechamiento del 87,52%)

o Viviendas C (plantas altas, testeros)

Se consiguen en total 36 viviendas de este tipo. Disponen de entrada, cocina, comedor con solana anexa, aseo y cuatro dormitorios (74,30 m2 construidos, 60,33 m2 útiles y un índice de aprovechamiento del 81,19%)

o Viviendas D (plantas altas, zonas centrales)

Se consiguen en total 152 de este tipo. Disponen de entrada, cocina-comedor con solana anexa, aseo-lavadero y tres dormitorios (54,30 m2 construidos, 47,49 m2 útiles y un índice de aprovechamiento del 87,15%)

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5. 4. Estructura

Ya se ha indicado que esta consiste en muros de carga separados al eje 3,45 m., perpendiculares a fachadas y que sirven de apoyo a viguetas de ladrillo armado con elementos de alfarería entre ellas. Los muros de fachada serán igualmente de ladrillo de media asta hueco con un tabique de 4 cm. dejando un espacio aislador de aire. Los muros de carga en planta baja serán de 25 cm. y en los pisos altos de 12,50 cm. En todas las plantas se ligarán las fachadas por correas de atado de 17/30 cm. armadas con dos redondos del 10. En plantas alternas se ligarán los muros de carga por correas de atado de 12/30 cm. armadas con dos redondos del 10. Siempre se colocarán las viguetas de ladrillo armado apoyadas en los muros a pico de flauta, en forma que aseguren un determinado empotramiento, al formar sobre los muros una correa de hormigón de la altura del entramado, en las partes no corridas por la correa de atado.

5. 5. Condiciones de los elementos constructivos

5. 5.1. FundacionesSe proyectan de hormigón en masa de 150 kg. de cemento por m2. Se construirán de forma tronco piramidal y a la profundidad que la naturaleza del terreno aconseje (se supone aproximadamente 1,50 m. por experiencia en construcciones próximas)

5. 5. 2. MurosSe proyectan como ya se ha indicado de ladrillo de media asta los de los muros de apoyo y de ladrillo hueco de media asta con tabique y cámara de aire los de fachada. El ladrillo se tomará con mortero de cemento de densificación normal.

5. 5. 3. TabiquesSe proyectan de panderete, de ladrillo hueco de 4 cm. tomado con yeso.

5. 5. 4. Pavimentos y revestimientosLas huellas y tabicas de las escaleras serán de piedra artificial y los rellanos de las escaleras y pavimento de las mesetas serán de granito. Los pavimentos de las viviendas serán de baldosa hidráulica de 20/20 cm. y dispondrán de rodapié del mismo material. Los revestimientos de aseos y cocinas serán de azulejo de 11/11, hasta una altura de 1,50 m.

5. 5. 5. CubiertaSe proyecta de Uralita acanalada, apoyada y atada a un enrasillado apoyado sobre viguetas de ladrillo armado. Las aguas que recoja esta cubierta, verterán a los tubos de uralita que sirven para evacuar los aseos.

5. 5. 6. Cocinas y aseosEn uno de los extremos del comedor y en forma que pueda cerrarse con una persiana arrollable, se dispondrá un fregadero y una cocina eléctrica y de butano, de forma que pueda quedar oculta al no utilizarla. Bajo el fregadero se dispondrá un armario y en la parte alta del dispositivo unas lejas que sirvan para el ajuar de la cocina. El cuarto de aseo dispondrá de un bañaseo que sirva como ducha y como lavadero, un lavabo y un WC de cisterna alta. El agua caliente la proporcionará un termo eléctrico instalado en el propio cuarto de aseo.

7 En la versión final el número total de estas viviendas fue de 40.8 En la versión final el número total de estas viviendas fue de 160.

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5. 5. 7. InstalacionesLa instalación de agua se construirá con tubo de hierro galvanizado. La instalación de desagüe horizontal, con tubería vibrada hasta la alcantarilla de la calle, con las arquetas de registro necesarias. La instalación eléctrica, bajo tubo Bergman, con las cajas, fusibles y demás elementos de protección y seguridad que determine la Ley a este respecto. Se dispondrá un punto de luz en cada dependencia, excepto en el comedor en que se instalarán dos, y se instalará un enchufe en el comedor, otro en el cuarto de aseo y otro en el dormitorio principal.

5. 5. 8. CarpinteríaSe construirá con madera de primera calidad, cuidadosamente elegida. La exterior será a la catalana y la interior de uno de los tipos normalizados aprobados por el INV. Estará pintada al aceite para su mejor conservación.5. 5. 9. PinturaLa de los paramentos y techos interiores será a la cola lisa y la exterior a la cal. La carpintería se pintará al aceite y de igual forma los elementos de herrería, pero previa una capa de preparación de minio.

5. 5. 10. Condiciones generalesSe trata de una construcción para familias modestas, pero hay que tener muy presente, que ha de ser perfectamente ejecutada, realizada con materiales de primera calidad y escrupulosamente terminada, por lo que los materiales y las condiciones de puesta en obra se ajustarán a cuanto determina el pliego de condiciones de la Dirección General de Arquitectura, y las órdenes de la dirección facultativa de las obras habrán de ser acatadas y cumplidas sin la menor objeción, ya que se insiste en aclarar que se trata de una construcción modesta de primera calidad.

DATOS PARA LA FISCALÍA DE LA VIVIENDA EN VALENCIA

Datos para obras de nueva plantaEmplazamiento de la obra: Manzana entre calle Mayor y Baja del Mar y otras dos en proyecto en Nazaret, Valencia.Nombre del propietario: José Puchades SegarraÁrea en metros cuadrados: 3.220,00 m2.Altura en metros: 16,80 m.Plantas de que consta: Baja y 5 pisosNúmero de viviendas por planta: 40Total de viviendas: 228Tipos de alquiler: 8,00 pts/m2 y mes, tal como establece la Ley Presupuesto global de las obras: 10.719.540,00 pts.

Valencia, abril de 1958Los Arquitectos (C. Borso y R. Contel)

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LA VIVIENDA EN LA POST-GUERRA CIVIL

Finalizada la Guerra Civil las condiciones de vida se deterioraron de forma notable. Escaseaban los alimentos, los materiales de construcción, la energía,… y la vivienda tampoco escapó a este panorama de ruina general. Comencemos pues por reseñar, siquiera sea brevemente, las especiales condiciones en la que la Vivienda Social se va a construir en el período que se ha dado en denominar como de la Autarquía, el que media entre el final de la Guerra Civil y el inicio de la recuperación económica con el Plan de Estabilización de 19571.

En esta etapa la producción de vivienda se encuentra sumida en una profunda crisis. La falta de desarrollo del sector inmobiliario, su descapitalización y atraso tecnológico, la carencia de una estructura profesional y técnica, en suma una capacidad de maniobra y producción muy reducida, lo situaba en un estadio cercano al artesanal. Pero añadamos además las dificultades derivadas del modelo económico autárquico, el bloqueo internacional y los déficits de la producción interna, como causa del desabastecimiento generalizado de materiales.

Y mientras la oferta apenas era capaz de producir viviendas, su demanda crecía sin tregua. Las destrucciones bélicas fueron responsabilizadas del grave déficit de alojamiento, ocultando que éstas apenas habían afectado a las principales ciudades2, y encubriendo la pérdida de poder adquisitivo y el subdesarrollo del sector inmobiliario como causa principal. Por tanto, el agravamiento de la situación de la vivienda debe rastrearse más bien en el bajo ritmo de construcción,

LA ARQUITECTURADE LA VIVIENDA SOCIALEN VALÈNCIA (1939-1961).Fernando Gaja i DíazUniversidad Politécnica de Valencia

... para los estrategas, para los políticos, para los historiadores, todo estará claro:

hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro... Quizá la hemos ganado.

Antonio Machado (diciembre de 1938)

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así como en las corrientes migratorias, por entonces sólo internas. Adicionalmente el proceso de envejecimiento del parque edificado no hacía más que acentuar unas condiciones de vida muy precarias, donde el hacinamiento, el realojo, el chabolismo y la infravivienda pronto marcan y caracterizan el paisaje de las ciudades. La penuria y las condiciones de alojamiento en que habitaba una parte significativa de la población no hizo si no agravarse a lo largo de las décadas de los 40 y 50 llegando a constituir una cuestión crítica, incluso para un régimen dictatorial como el instaurado tras el triunfo del golpe de Estado del 18 de julio. Una dramática situación que forzó la intervención de los aparatos del Estado quienes asumieron funciones de promotor y constructor de vivienda. Un paisaje triste, opresivo, apenas imaginable hoy para las nuevas generaciones. Hay que referirse a este contexto para entender por qué el régimen surgido del golpe de Estado de julio del 36 interviene en la producción de vivienda; por qué lo hace y cómo lo hace. La Administración Pública abandona en esta etapa su tradicional postura pasiva, de mero financiador para intervenir directamente, promoviendo y construyendo el alojamiento masivo. Las magnitudes y características excepcionales que adquiere no pueden sorprender.

Hablar de Vivienda Social en una coyuntura como la actual en la que esta actividad casi ha desaparecido puede inducir a error. Los Estados del Bienestar Social (Welfare State) que se construyen después de la II Guerra Mundial asumen como una obligación la provisión de unas condiciones dignas del alojamiento. Es una conquista social, un derecho, y por tanto una obligación para la Administración Pública. En el Estado español el reconocimiento de ese derecho se producirá con la Constitución de 1978, donde se establece que: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación” [Art. 47]. Antes, previamente en el “Fuero de los Españoles” de 1945 se indicaba que “El Estado facilitará a todos los españoles el acceso a las formas de propiedad más íntimamente ligadas a la persona humana: hogar familiar, heredad, útiles de trabajo y bienes de uso cotidiano” [art. 31]. No hubo pues en el franquismo, un reconocimiento de un derecho a la vivienda, con carácter universal. La política de vivienda fue, de una parte, una concesión graciosa del poder, de la que estaban excluidos los “desafectos” al Régimen, y por otra una herramienta de política económica, nunca un derecho universal. No es este un texto en el que el análisis jurídico del derecho a la vivienda sea utilizado para entender o justificar la intervención pública, pero dejemos constancia de

1 Aunque el periodo considerado en este texto se extiende hasta 1961, debido a los dilatados ciclos de producción de la vivienda, podemos considerar que estamos estudiando en realidad la vivienda social de la Autarquía.

2 Se calcula que el número dañadas por la guerra en unas 250.000 viviendas, es decir un 8% del parque de viviendas.

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la debilidad legal de tal derecho durante el período estudiado, sin ocultar que todavía hoy es más una declaración de un derecho, que una realidad.

DE LA “CIUDAD FALANGISTA” AL RACIONALISMO ENMASCARADO: LA «CÉLULA HABITACIONAL»

La retórica del régimen proclamaba su voluntad de construir un mundo nuevo, diferente del liberal precedente y del naciente socialismo marxista, un deseo que se quería trasladar a todas las facetas de la vida cotidiana. La Arquitectura no escapará a esta ambición: el rechazo de las referencias internacionales, entonces concretadas en el Movimiento Moderno, será explicita y plasmada en Ordenanzas donde se imponía el abandono de “modas extranjerizantes”3. El rechazo oficial a los modelos del racionalismo es un repudio frontal a todo lo que significa la Modernidad, sin pasar por alto el peso que en esta proscripción tuvo la identificación de la Arquitectura Moderna con la República. Vano intento; a pesar de la feroz represión que obligará al abandono del ejercicio a lo más granado de la profesión —cuando no al exilio, o a la muerte—, la utilización de los denostados referentes internacionales se mantendrá. De forma subrepticia, encubiertos bajo un maquillaje tradicionalista —el lenguaje querido por el Régimen—, estarán presentes. Es en la cuestión tipológica donde más claramente se aprecia esta contradicción. A un nivel estrictamente formal, los lenguajes mas historicistas o casticistas se reservan para los grupos de alto “standing”, mientras que la vivienda más barata recibe tratamientos caracterizados por la máxima simplicidad: superficies enlucidas con desaparición progresiva de paños de ladrillo a cara vista, huecos de tamaño pequeño, ausencia de volúmenes en fachada,...

La experiencia de la vivienda social de preguerra había sido muy limitada, y aunque con alguna excepción, presentaba en general un perfil muy convencional. Se habían construido algunos conjuntos de vivienda de baja densidad y altura, con tipos edilicios inspirados en la vivienda de origen rural. En los edificios de mayor altura, escasos por cierto, el modelo tipológico era el del Ensanche: fincas entremedianeras, con notable profundidad edificada, de 4 a 5 crujías, circulación adosada a la medianera, y frecuentes piezas ventiladas a través de patinillos o patios de luces, o por medio del patio de manzana.

Por el contrario, y sorprendentemente, en los grupos construidos en la postguerra se detecta un cambio hacia planteamientos más modernos mediante la utilización de la llamada «célula habitacional», en línea con los planteamientos funcionalistas. Básicamente esta célula consiste un rectángulo a doble crujía, de unos 8 metros de profundidad máxima, y un ancho de fachada que va de los 8 a los 10 metros (una superficie construida entre 60 y 80 metros), dos viviendas por planta, acceso vertical incrustado en el espacio de las viviendas (cuya superficie se reduce), inicialmente sin ascensor (con una limitación de alturas a 4 plantas, limitación que no siempre se cumple), y circulación vertebral para dar lugar al modelo en

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espina de pez. Racionalismo puro, por más que se quiera negar. Construida con pocos medios, maquillada, enmascarada con ropajes casticistas o historicistas, para no que parezca lo que es: Arquitectura moderna, sin paliativos. En completa sintonía con los planteamientos elaborados sobre la vivienda mínima, «Das Existenz Minimum», en el II CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) de Frankfurt 1939. La «célula habitacional» es utilizada desde los primeros años, incluso en ámbitos zonificados como Ensanche, a pesar de que su inserción óptima urbana pasa por la agregación para formar bloques lineales o laminares, formas de difícil adaptación a la trama reticulada y de manzanas cerradas de gran profundidad edificada de los Ensanches.

La Arquitectura residencial social de postguerra evoluciona desde unos planteamientos pretendidamente tradicionales, tanto en escala, en formas, en lenguajes,… hasta llegar a principios de los setenta (fuera del periodo objeto de consideración) a formas inequívocamente modernas, donde el modelo de ciudad que se refleja en sus propuestas se apoya en los elementos formales más arquetípicos del racionalismo: bloques aislados, lineales o en torre, separación de itinerarios, tráficos urbanos perimetrales, alto porcentaje de espacios vacíos de uso indefinido, estandarización de las formas constructivas... La crítica a estas tramas urbanas ha sido frecuente, señalándose, entre otras, la rigidez de los tipos empleados, la monotonía de los espacios interiores, el carácter segregado y no integrado en la ciudad, la desconexión de las infraestructuras del transporte y la comunicación, el desorden ambiental, el subequipamiento (que acumula déficits sobre el entorno)... Desde un punto de vista morfológico, se ha destacado el carácter amorfos de unos espacios, inestructurados, semánticamente empobrecidos; como señalan Hereu y Solà-Morales, unos espacios que son «el eco de cuarta o quinta mano de los presupuestos racionalistas de los CIAM»4

CRECIMIENTO Y EVOLUCIÓN DE LA VIVIENDA SOCIAL

A medida que el tamaño de las actuaciones crece el Ensanche deja de ser una localización viable. Se impone la búsqueda de solares de mayores dimensiones, que sólo se encuentran en la periferia. Un cambio de escenario que permitirá utilizar la «célula habitacional» en un medio más adecuado, para el que en realidad fue pensada. Las agregaciones puramente lineales, adaptadas al contorno de las manzanas de los tejidos tradicionales, dejarán paso a un uso más “moderno”. Liberado de las ataduras de la estructura urbana, sin manzanas, sin retícula, casi

3 La Ley de Viviendas Protegidas de 1.939 se complementa con unas Ordenanzas Técnicas donde se contiene un rechazo oficial y explícito de la arquitectura racionalista, rechazo que es meramente programático, si se analizan las determinaciones de las propias Ordenanzas, de clara inspiración moderna, manifestada en su preocupación higienista y tipológica.

4 Hereu, Pere y Solà-Morales, lgnasi: «Miseria de la arquitectura»: CAU, núm. 43, 1977.

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sin calles, sobre un espacio devenido simple fondo verde, neutro —en nuestras latitudes será un escenario marrón, un erial, y luego un estacionamiento—, las «células habitacionales» se maclarán adoptando curiosas formas y articulaciones. Para abaratar costos en los elementos de comunicación vertical, cuando se incluya el ascensor, aumentarán las alturas y compartirán los núcleos verticales, dando lugar a los bloques en T, en H, en I,… la archiconocida y vituperada “sopa de letras”. No hay estructura, no hay trama, la libre disposición ha triunfado, el espacio urbano es el perdedor. Una evolución que coincidirá con el final de la masiva actuación pública en materia de vivienda, pero que ya habrá creado escuela. La iniciativa privada tomará el relevo y continuará con procesos y formas que para entonces estaban perfectamente ensayados y cuya viabilidad era plena. La construcción de los conjuntos de vivienda social desde la célula habitacional supone una radical inversión metodológica. La ciudad tradicional se construía desde las escalas mayores a las menores; de la estructura, a la trama y de ahí a la vivienda. En el paradigma urbano previo, el Ensanche era diseñado globalmente por medio de un Plan, donde se prefiguraba su trazado, la arquetípica retícula. La vivienda se insertaba, se acomodaba, entonces y solo entonces a esas directrices, forzando si era menester su diseño —esquinas, chaflanes, o parcelas irregulares derivadas de reparcelaciones o ajustes parcelarios—. En la periferia moderna el proceso es el inverso, de agregación y escala creciente: la «célula habitacional» es el elemento de partida, y mediante procesos de agregación o maclado se crean bloques laminares, o torres con todas las formas imaginables, dispuestas “libremente” en el espacio; lo que significa que “se dejan caer”, o como mucho en el mejor de los casos, se alinean regular, monótonamente, buscando la orientación óptima. Es el triunfo de la edilicia sobre la urbanística. El espacio urbano ha sido sacrificado, priman los criterios funcionales, la economía de escala, la regularidad. Puro funcionalismo, racionalismo, Movimiento Moderno.

RASGOS Y CARACTERÍSTICAS DE LA VIVIENDA SOCIAL EN LA AUTARQUÍA

La vivienda social de la Autarquía presenta algunos rasgos diferenciales con respecto a su contemporánea europea, tanto de orden estrictamente arquitectónico como económico y social. Pese a que los tipos edilicios son bastante similares, por no decir idénticos, en otros aspectos las diferencias son llamativas. Éstas tienen que ver sobre todo con los aspectos urbanísticos, sociales y de gestión, sin olvidar en un orden puramente constructivo la baja calidad de las realizaciones, sin duda condicionada por las dificultades para conseguir materiales, por la escasez de recursos —las restricciones de materiales, fundamentalmente férricos y cementos, que se prolongan hasta 1.955 inducirán un modelo estructural a base de muro de carga perimetral y tan solo una hilera central de pilares—. El mayor conocimiento en el uso de los materiales cerámicos se verá contrarrestada por una mala calidad general que se traduce en flechas, asientos, grietas, aislamientos deficientes,... así

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como una limitación de las luces de forjado, que deberán resolverse con bovedillas de yeso, de pésimo resultado.

Primero vivienda, después urbanismo. El conocido aforismo, ampliamente utilizado para justificar las carencias de la vivienda de promoción pública en este período, refleja la realidad de un crecimiento urbano, caracterizado por la atención predominante a la edificación, en detrimento de la provisión de equipamientos o de las infraestructuras. Un panorama que contrasta con la situación actual; si en la Autarquía la periferia podía describirse como un área de vivienda sin urbanización, hoy, en la etapa que podemos denominar de Neodesarrollista o de la Hiperproducción inmobiliaria, puede ser presentada como una zona de urbanización sin vivienda.

En el orden social la política de vivienda en el franquismo destaca por su carácter clientelar. El Régimen surgido del golpe de Estado de julio del 36, y tras la victoria militar sembró el terror para eliminar toda oposición a sus designios5. Autodefinido como totalitario, transformó el derecho a la vivienda en una gracia del poder que se otorgaba solo a los considerados afectos. En el orden económico, se apuesta claramente por la vivienda en propiedad. Se atribuye al Caudillo la frase, “Un propietario más, un comunista menos”. Cierta o no —si non é vero é ben trovato— resume certeramente un objetivo de la política de vivienda, una gran diferencia con lo ocurrido en otros Estados europeos donde un abundante parque público de vivienda en alquiler explica los altos porcentajes de la población que optan por este régimen de tenencia, una opción prácticamente inexistente en este Estado. La opción por la venta, o el acceso diferido a la propiedad, ahorra a la Administración los costes de mantenimiento, incentiva el desarrollo del mercado hipotecario, es, en definitiva plenamente funcional para favorecer y acelerar los procesos de acumulación en el sector.

La construcción de la vivienda social obligó a la Administración a la adquisición de suelo, por expropiación, por compra o por otros mecanismos. Podía haber sido el germen para la constitución de un patrimonio público, una potente herramienta para el control de la especulación fundiaria como han demostrado otros Estados europeos, pero no fue así. Obtenido el suelo, se vendió con las viviendas, o fue enajenado en favor de promotores para la construcción de viviendas de promoción privada. En general, en este período la iniciativa pública trabaja sobre suelos procedentes de expropiaciones puntuales, aisladas y dictadas por los mecanismos de mercado. La inanidad de los agentes públicos para acceder, y controlar el mercado del suelo hará que muy a menudo se paralicen proyectos

5 Mientras escribo este texto leo el libro de Enric Canals Delators [L’Esfera dels Llibres, Barcelona, 2007], un aterrador testimonio de la represión en los años subsiguientes al final de la Guerra Civil. Una realidad que los más jóvenes apenas pueden imaginar, y cuya memoria no podemos perder, en recuerdo a quienes la padecie-ron, y por egoísmo, por que quien olvida la historia corre el peligro.

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ante la falta de solares, frecuentemente los de emplazamiento más central, o que se recurra a suelos de propiedad municipal, adquiridos con anterioridad, y normalmente destinados a equipamientos (escuelas). Al final la vivienda social ocupará suelos agrícolas, de la mejor calidad, potenciando un modelo destructor del medio natural. En muchos casos, estos suelos no tenían una calificación urbanística adecuada, que les era dada a posteriori, evidenciando la desconexión entre política de vivienda y la del suelo o urbanística en general. Es pues la escasa capacidad de la Administración para obtener suelo con destino a las promociones públicas la que explica su periférico emplazamiento, su desvinculación respecto al resto de la ciudad.

Ya hemos mencionado la crónica situación de déficit, o simplemente inexistencia, de los equipamientos públicos, incluidas las infraestructuras. Resultado de la búsqueda de la reducción del precio de la vivienda, pero también fruto de la ideología dominante que sospechaba de todo lo publico, y que nunca vio con buenos ojos la construcción de elementos que pudieran contribuir a la construcción de un tejido social vivo y participativo.

En cuanto a las relaciones con el Planeamiento Urbanístico, se detectan tres situaciones. Los primeros conjuntos de vivienda de reducido tamaño ubicados en el Ensanche respetaban las alineaciones y los volúmenes adjudicados por el planeamiento, pero no las determinaciones tipológicas, ni lógicamente las profundidades edificables. Son transgresiones menores, en las que normalmente se mantenía la envolvente de la edificación. Cuanto las actuaciones van creciendo de tamaño y se desplazan a la periferia nos encontramos con dos situaciones diferenciadas. En algunas ocasiones, se redactaba un Plan Parcial que respondía fidedignamente al proyecto edilicio, siendo aquel una mera formalidad. Pero en muchos casos, en los que la urgencia o la contradicción con la clasificación del suelo lo entorpecían, simplemente se actuaba.

ESCALA Y TAMAÑO CRECIENTE: LA APARICIÓN DE LOS POLÍGONOS DE VIVIENDA

Con la vivienda social de post-guerra se introducen en el Estado español nuevas formas, nuevas escalas para la actuación urbanística: son los denominados Polígonos. La aparición del fenómeno poligonal, como alternativa al crecimiento urbano, no es en realidad algo absolutamente nuevo en la segunda mitad del siglo XX. Es posible rastrear precedentes que van desde las Hoffen vienesas pasando por las Siedlungen, o las colonias industriales que tanto en Alemania como en el Reino Unido conforman la etapa paternalista e inicial del alojamiento masivo. Podemos definir un Polígono Residencial como una operación unitaria de crecimiento urbano en la que el planeamiento, la urbanización y, casi siempre, la edificación, se dirigen, financian y ejecutan por un mismo agente, no necesariamente público. Sin embargo, la iniciativa pública va a ser precursora en este campo; la iniciativa

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privada sólo actuará de forma mimética y a partir de las actuaciones públicas. Un Polígono representa, en definitiva, una puesta en común de las políticas del suelo y la vivienda. El objetivo de la acción poligonal es la formación de un stock público de suelo urbanizado con el que se supone que es posible intervenir indirectamente en el subsector fundiario forzando los precios a la baja. La marginalidad urbanística de las actuaciones acabará por anular cualquier efecto sobre el mercado del suelo, reduciendo las ventajas diferenciales de esta actuación a las propias de la escala.

Ligada a esta actitud renovadora, la iniciativa pública destaca por su carácter precursor, tanto a nivel tipológico como urbanístico. Sobre la base de la experimentación que efectúa la promoción pública, y el proceso de acumulación de capital que se va a producir en este período —favorecido por los encargos oficiales— se producirá un proceso de mímesis por parte de la iniciativa privada, de forma que a partir de 1.960 la convergencia formal entre la vivienda pública y la privada las hará, casi, indistinguibles. Este fenómeno afecta no sólo a aspectos formales (materiales, tipologías, aspectos urbanísticos,...) sino también a la organización y escala del proceso, de modo que puede afirmarse que la promoción pública de la vivienda sirvió de “banco de pruebas”.

Desde un punto de vista urbanístico, la iniciativa pública por sus especiales características —ausencia de criterios de rentabilidad, posibilidades legales de expropiar suelos no urbanos y recalificarlos, y asunción de mayores riesgos y costos sobre todo en infraestructuras y equipamientos— puede actuar sobre suelos periféricos, distantes y baratos. Cuando así lo hace incorpora, a la corta o a la larga, una serie de infraestructuras y servicios (aunque en el período autárquico éstos se doten con bastante retraso) que terminan por atraer a la iniciativa privada, ya que en general los precios del suelo siguen siendo inferiores al de las áreas centrales. De alguna manera la iniciativa pública actúa como “cabeza de puente” del desarrollo urbano. Puede hablarse con propiedad de un efecto “colonizador” o de “arrastre”. La forma en que este efecto se consolide, depende del tipo de viviendas que se implanten. Es decir, del mismo modo que la actuación pública puede convertirse en “polo atractivo” de la iniciativa privada puede darse el caso contrario, induciendo un rechazo de determinadas zonas o un cambio del papel asignado en la división social y económica del espacio para determinadas áreas.

FIN DE ETAPA

En los sesenta, en un contexto económico acelerado, la construcción privada de viviendas se dispara, mientras que la iniciativa pública, tras la intensa actividad anterior, se retrotrae a niveles mínimos, limitándose a la acción sobre el suelo. Hasta 1.965 no se registrará en València ninguna intervención pública de promoción de vivienda, y desde entonces se dirigirán de forma muy selectiva a la demanda absolutamente insolvente, un sector que en esos años se reduce considerablemente. Es el fin de una época, el de la construcción de la vivienda social masiva.

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La manzana era en el ensanche la unidad modular de la edificación. Con una superficie aproximada de 1 hectárea (100 x 100 metros), marcaba los límites de la agregación máxima posible de viviendas entre medianeras. Las viviendas burgue-sas del ensanche eran grandes, de cinco o más habitaciones, con largos pasillos, y tenían fachadas tanto a la calle como al patio de manzana interior, además de patios de luces intermedios. La promoción inmobiliaria más habitual era la correspondiente a un solar entre medianeras de dos viviendas por planta, con una escalera central para acceso a ambas. La yuxtaposición de estas promociones generaba en el perímetro de la manzana una corona de edificación profunda, de cinco crujías (20-25 metros), salpicada de patios de luces (Fig. 1,1).

Por otra parte, la manzana de ensanche era una manzana mixta, en la que la plan-ta baja no estaba destinada a viviendas, sino a usos comerciales o servicios, que ocupaban la totalidad de la superficie. El espacio interior de manzana no era un espacio libre, sino la cubierta de los locales de planta baja.

Una primera solución para construir viviendas de menor superficie que las del ensanche, y por tanto más baratas, es la utilizada en la Finca Roja (1929-33) por E. Viedma (Fig. 1,2), que consiste en partir por la mitad la vivienda tipo del ensanche, trazando una línea intermedia entre la fachada a la calle y la fachada al patio de manzana, con lo que se obtienen grupos de cuatro viviendas servidas por una única escalera. De estas viviendas, que requieren patios de luces, dos tie-nen fachada a la calle y las otras dos al patio de manzana. La Finca Roja, aunque parece una manzana más del ensanche, no lo es en absoluto: es una promoción

SI CAMBIA LA VIVIENDA,CAMBIA LA CIUDAD.

Javier Pérez IgualadaUniversidad Politécnica de Valencia

LA VIVIENDA PEQUEÑA Y SUS FORMASDE AGRUPACIÓN EN LA VALENCIA DE POSGUERRA.

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Figura 1. De la manzana al bloque. Implicaciones del cambio en la célula tipo de vivienda en el tamaño de la unidad edificatoria mínima.

1. Manzana con edificación peri-metral de cinco crujías: dos viviendas profundas por escalera y patios de lu-ces. Ejemplo: manzana de ensanche convencional.

2. Manzana con edificación peri-metral de cinco crujías: cuatro vivien-das por escalera, dos con fachada a calle y dos a espacio interior ajardina-do. Patios de luces aislados. Ejemplo: Finca Roja.

3-A. Manzana con edificación pe-rimetral de dos crujías: dos viviendas por escalera. El espacio interior au-menta de tamaño y se destina a equi-pamientos. Ejemplo: Grupo Federico Mayo.

3-B. Manzana con edificación peri-metral de cinco crujías: cuatro vivien-das por escalera, dos con fachada a calle y dos a espacio interior ajardi-nado. Patio intermedio casi continuo. Ejemplo: Lexington Terraces.

4-A. Manzana con edificación pe-rimetral de dos crujías: dos viviendas por escalera. Disminución del tama-ño de la manzana para recuperar una proporción razonable entre edifica-ción y espacio libre interior. Ejemplo: Manzanas de Amsterdam Sur.

4-B. Descomposición de la man-zana en bloques, sin pérdida de ta-maño. Utilización del bloque seriado de dos crujías como relleno del espa-cio intermedio entre dos bloques pro-fundos. Ejemplo. Barrio residencial de Burjasot-Benimamet.

5. Edificación abierta en línea (Zei-lenbau). Bloques lineales de dos cru-jías dispuestos a intervalos regulares con orientación uniforme.

6. Edifificación abierta con bloques de dos y cinco crujías dispuestos li-bremente.

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unitaria, no una suma de solares entre medianeras, es monofuncional (la planta baja se destina también a vi-viendas), y el patio interior es un espacio libre, tratado como jardín comunitario.

La experiencia de la Finca Roja no tuvo continuidad, debido en parte a su tamaño, superior al que la promo-ción pública podía abordar en el periodo de postguerra, y debido, sobre todo, a la profunda renovación que se había producido en los tipos distributivos para la vivien-da de bajo coste, como consecuencia de las investigacio-nes sobre el Existenzminimum iniciadas en Alemania en los años veinte, que en España se empezaron a aplicar de forma generalizada en los años de posguerra.

El estudio autónomo de la célula de vivienda, su disec-ción interior para racionalizar los usos y la distribución, en trabajos como los de Alexander Klein o los presen-tados en el CIAM de Frankfurt de 1929, permitieron establecer los requisitos funcionales para una vivienda racional de bajo coste.

Las bases para la organización racional de la vivienda mínima son la definición de nuevas condiciones distri-butivas, agrupando y ordenando los usos internos, la fijación de estándares mínimos óptimos de superficie y cubicación, estableciendo dimensiones mínimas de las piezas y parámetros de iluminación, ventilación y soleamiento, así como la definición precisa del equipa-miento de cocina y baño.

En la construcción de grupos de viviendas de promoción pública en Valencia pueden distinguirse cuatro periodos. En el primero, de 1939 a 1949, la mayoría de los grupos o conjuntos residenciales construidos en Valencia son de iniciativa municipal, aunque hay ya algunos promo-vidos por organismos estatales como la Obra Sindical del Hogar y la Arquitectura y la Dirección General de Regiones Devastadas. En el segundo periodo, entre 1950 y 1956, la iniciativa estatal será predominante, y se construirán grupos de mayor entidad, promovi-dos por el Instituto Nacional de la Vivienda y la Obra Sindical del Hogar, en el marco del “Plan 5000 vivien-das para Valencia” y del Plan Sindical de la Vivienda.

Fig. 2. Manzana y viviendas de ensanche.

Fig. 3. Finca Roja. Valencia, 1929-33. E. Viedma.

Fig. 4. Vivienda tipo de los grupos de promoción pública (Grupo Al-boraya, 1949).

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En el tercer periodo, entre 1957 y 1966, la promoción pública alcanza la escala del conjunto residencial inte-grado, compuesto por viviendas y equipamientos, en los dos grupos de Valencia del Plan Riada (Virgen de la Fuensanta y Virgen del Carmen), escala que se ampliará en los primeros planes, no realizados, para los polígo-nos de Valencia al Mar, Campanar, Avenida de Castilla y Fuente de San Luís. Al mismo tiempo, una serie de grupos promovidos por cooperativas y empresas mar-can el inicio del predomino de la promoción privada, estimulada por la legislación sobre Viviendas de Renta Limitada de 1954. El predominio absoluto de la pro-moción privada y el declive de la pública caracterizan el último periodo, comprendido entre 1966 y 1976.

Desde un primer momento, la célula tipo de vivienda que se utilizará para la edificación de los grupos de pro-moción pública en Valencia será similar a la consagrada en el CIAM de Frankfurt: una vivienda más pequeña que la del ensanche, de dos o tres habitaciones, poco profunda (dos crujías), con dos fachadas opuestas y ventilación cruzada, y, sobre todo, sin patios de luces. Este tipo de vivienda pasante obliga a disponer una caja de escaleras para cada dos viviendas.

El cambio de célula tipo de vivienda con respecto a la del ensanche implica necesariamente un cambio radical en las características del conjunto edificado que resulta de la agrupación de las viviendas.

Si las nuevas células de vivienda, más pequeñas, se dis-ponen en torno a un espacio libre central, para formar una manzana del mismo tamaño que la del ensanche, la edificación perimetral resulta tan poco profunda que el espacio libre central entra en crisis por pura falta de den-sidad: es una corona demasiado delgada que deja dema-siado espacio interior. La manzana resultante no es viable económicamente para realizar casas baratas. Además, en esa corona delgada no pueden ya situarse en planta baja locales comerciales que requieran cierta superficie.

Las soluciones para mantener un tamaño de manzana como la de ensanche (en torno a 1 Ha) utilizando célu-las tipo de viviendas de dos crujías, y sin que la propor-

Fig. 5. Karl Marx Hof. Viena, 1926-1930. K. Ehn. Patio interior y vivienda tipo.

Fig. 6. Grupo Federico Mayo. Va-lencia, 1947-53. J. Goerlich.

Fig. 7. Lexington Terraces. Chi-cago, 1901. Frank Lloyd Wright.

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ción de espacio libre interior sea excesiva con respecto a la delgada franja de edificación perimetral, son funda-mentalmente tres.

La primera solución (Fig 1, 3-A) consiste en aprovechar la mayor superficie del espacio interior para localizar en el mismo algunos equipamientos, tales como escuelas o parques.

Esto es lo que se hacía en las grandes manzanas de las hoffe vienesas, en las que además la edificación perime-tral era algo más profunda, ya que estaba formada por viviendas con una única fachada, bien a la calle o bien al patio interior de manzana, de modo que cada caja de escalera servía a cuatro viviendas por planta.

La inclusión de equipamientos en el espacio interior es también la solución adoptada en Valencia en grupos como el Federico Mayo, que tiene una escuela en el es-pacio interior.

Pero esta no es obviamente una solución generalizable, ya que no tiene sentido que cada manzana tenga una escuela.

La segunda solución (Fig 1, 3-B) es la de formar dos coronas de edificación perimetral concéntricas, una de viviendas con fachada a la calle y otra de viviendas con fachada al espacio interior de manzana, separadas por patios en los que se intercalan las cajas de escaleras, cada una de las cuales sirve a cuatro viviendas por planta. Es la solución empleada en ejemplos como los de las Lexington Terraces (Chicago, 1901) de Frank Lloyd Wright y la Casa de las Flores (Madrid, 1931-32) de Secundino Zuazo. Es un modelo similar al de la Finca Roja, pero con patios de luces casi continuos.

La tercera solución (Fig 1, 3-C) para mantener un ta-maño de manzana grande, similar a la del ensanche, pero con viviendas de dos crujías sin patios de luces, es la de complementar la franja edificada perimetral con brazos o cuerpos de edificación que penetren en el es-pacio interior de manzana, para contribuir a mantener una proporción razonable de espacios libres.

Fig. 9. Manzana en Spangen. Rot-terdam, 1919-20.M. Brinkman.

Fig. 10. Grupo Carretera de Bar-celona. Valencia, 1944-52.J. Goer-lich.

Fig. 8. Casa de las Flores. Ma-drid, 1931-32. Secundino Zuazo.

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Este método, que es el empleado por M. Brinkmann en la manzana de Spangen, en Rotterdam (1919-20), se utiliza en Valencia en el grupo Carretera de Barcelona de 1944-52 y en las manzanas del grupo Cardenal Benlloch-Yecla de 1952.

Estas tres formas de disponer las viviendas permiten mantener un tamaño de manzana equivalente a la del ensanche, pero este tamaño resultaba seguramente de-masiado grande para los parámetros de la promoción pública de la época.

Por ello, la vía más habitual para recomponer una pro-porción razonable entre la edificación y el espacio libre interior, cuando la edificación es una banda perimetral poco profunda de viviendas pequeñas, será la de reducir del tamaño de la manzana, que pasará por lo general de una superficie de 1 Ha a la mitad (Fig. 1, 4-A). Este tamaño permite abordar la manzana como promoción unitaria, lo que hace posible a su vez destinar el patio interior a espacio libre comunitario.

Esta vía es la utilizada en el plan de Berlage para Amsterdam Sur y en numerosas manzanas holande-sas del mismo periodo, como la de Tusschendyjken (Rotterdam, 1920-23) de J.J.P. Oud.

Ejemplos de ello en Valencia son el grupo Virgen del Castillo de 1942, el grupo Ramiro Ledesma de 1943 o el grupo Rinaldi de Torrefiel de 1949.

Entre 1946 y 1957, se realiza la transición de la man-zana al bloque como tipo básico edificatorio para el crecimiento urbano de Valencia, en grupos de promo-ción pública como el Generalísimo Franco de 1949 o de cooperativas, como el grupo Agrifersa de 1954. El grupo de la calle Montduver es el primero integrado exclusivamente por bloques lineales.

En los primeros planes y proyectos basados en la edi-ficación abierta en Valencia es frecuente encontrar un peculiar modelo de manzana, formada por una combi-nación de dos bloques laterales de cinco crujías entre los que se sitúan varios bloques transversales de dos crujías

Fig. 11. Conjunto Tusschen-dyjken. Rotterdam, 1920-23. J.J.P. Oud.

Fig. 12. Grupo Virgen del Castillo. Valencia, 1942.

Fig. 13. Grupo Camino de Alba. Localización del grupo en el Proyecto de Reforma de Alinea-ciones en el Barrio de Nuestra Señora de Gra-cia, 1951.

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(Fig. 1, 4-B). A los bloques profundos, por lo general, se les asigna una función de delimitar espacios, ya que están alineados con las calles principales, mientras que los bloques delgados son un relleno neutro del espacio intermedio. Este modelo es una alternativa a la manza-na cerrada de ensanche, y permite utilizar células tipo de viviendas de dos crujías sin tener que reducir por ello el tamaño de la manzana.

Ejemplos de este sistema de agrupación de bloques son el grupo Camino de Alba, de 1952-56, y el conjunto Virgen de los Desamparados (1954-65), con manzanas abiertas en las que se combinan bloques profundos (en este caso a redents, con patios a fachada) en el perímetro y un relleno interior de bloques lineales de dos crujías, dispuestos sin orden aparente alguno.

Pero utilizar la edificación abierta de dos crujías como relleno del espacio interior de manzana, y además en-vuelta por bloques profundos de cinco crujías con pa-tios de luces, no era, desde luego, algo que recomendase la Carta de Atenas.

La forma canónica de disponer los bloques en el urba-nismo funcionalista es otra: la de la denominada edi-ficación en línea, o zeilenbau, que sitúa los bloques de dos crujías a intervalos regulares, con orientación uni-forme y separados por espacios verdes intermedios (Fig. 1, 5). El primer grupo construido en Valencia según este sistema de seriación de bloques, que aparecía ya en diversos planes urbanísticos no realizados, es el de la Isla Perdida, de 1952.

El zeilenbau será también el modo de disponer la edifi-cación en el grupo Virgen de la Fuensanta, que es uno de los grupos del Plan Riada construidos en Valencia entre 1958 y 1962, con los que se introduce en la ciudad el modelo de crecimiento urbano propio de la ciudad funcional, por adición de partes completas, de unidades residenciales integradas por viviendas y equipamientos, proyectadas y construidas de modo unitario.Más adelante, los bloques empezarán a disponerse de una forma más libre, buscando un efecto de variedad, tanto en planta como en altura, que prima sobre el cri-

Fig. 14. Manzana del grupo Vir-gen de los Desamparados. Va-lencia, 1952-62. OSHA.

Fig. 15. Siedlung Westhausen. Frankfurt, 1929-31.E. May, E. Kaufmann, F. Kramer, O.Fuster, F. Schüster.

Fig. 16. Conjunto Valencia al Mar, 1ª Fase (Isla Perdida). Valencia, 1952. J. Fonseca, dir.

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terio de orientación homogénea (Fig. 1, 6). Este sistema es el de la edificación abierta mixta, preconizado en los años cincuenta por Bakema y Van den Broek, en pro-yectos como el barrio Klein Driene (Hengelo, 1956-58), y será también el utilizado en Valencia en el plan para el Polígono de Campanar de 1961, del que sólo se realizó finalmente un pequeño fragmento en la zona de Tendetes.

El sistema de edificación abierta mixta será también el habitual en los planes parciales municipales redactados a partir de 1958 para regular la promoción privada de viviendas. A partir de ese momento, el bloque pasa a constituir por sí solo la nueva unidad modular de la edificación, que queda por tanto reducida a un tamaño mucho menor que el de la manzana cerrada.

Además, los bloques se proyectarán indistintamente de dos o de cinco crujías, con lo que reaparecen los pa-tios de luces, tan denostados por Le Corbusier por ser formas “absolutamente contrarias al bien de los hom-bres”.

En las versiones menos especulativas, los bloques pro-fundos son bloques dobles, es decir, edificios formados por dos bloques lineales de dos crujías separados por un espacio intermedio en el que se intercalan únicamente las cajas de escalera, cuya posición central les permite servir a cuatro viviendas por planta. Es el caso del grupo Stella Maris de 1958.

Podemos ver, como conclusión, que la sustitución de la vivienda del ensanche por una célula de vivienda pe-queña, que pasa a ser el tipo básico -casi único- para la edificación de la corona periférica, tiene importan-tes implicaciones urbanas, ya que conduce a formas de agrupación de las viviendas muy diferentes a las de la manzana del ensanche.

Así, en un primer momento, la manzana cuadrada del ensanche, que era una potente unidad urbana mixta, se sustituye por otra rectangular de la mitad de tamaño con espacio libre interior, que alberga sólo viviendas. El paso siguiente puede interpretarse como la simple

Fig. 17. Grupo Virgen de la Fuen-santa. Valencia, 1957-60. M. Lleó, J.R. Pons, J.A. Pastor, C. E. Soria y C. Grau.

Fig. 18. Manzana del conjunto Klein Driene. Hengelo, 1956-58. Bake-ma-Van den Broek.

Fig. 19. Plan para el Polígono de Campanar, 1960. J. García Sanz, V. Valls Abad, M. Blanc Díaz y C. Grau García,

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eliminación de los lados cortos de esta pequeña manza-na rectangular, de lo que resultan dos bloques lineales paralelos. Luego, esos bloques, liberados de las alinea-ciones, pasarán a disponerse de forma libre.

La modificación de las formas de agrupación de vivien-das lleva aparejadas inevitablemente transformaciones del espacio público.

La agrupación de viviendas en manzanas pequeñas como las del Plan Sur de Amsterdam es una transfor-mación moderada: si hay dos manzanas donde antes había una, aparece una nueva calle entre ellas que antes no existía: el grano del tejido urbano disminuye. Estas manzanas, aunque han perdido los usos diferentes al de vivienda, al menos permiten mantener un espacio público legible de calles y plazas.

Pero la agrupación de viviendas en bloques de edifica-ción abierta supone una transformación radical del es-pacio público: si donde había una manzana ya no hay ninguna, sino unos bloques rodeados de espacios públi-cos, lo que ocurre es que hemos dejado de tener calles. Sólo quedan caminos por un lado y carreteras por otro.

Cambia la vivienda, cambia la ciudad. El cambio en el tipo de vivienda tenía un noble objetivo: el de ofrecer una vivienda digna a la población con pocos recursos. Pero cuando en los años setenta los problemas de la ciu-dad que resultaba de ese cambio se hicieron patentes, la respuesta que dio el urbanismo postmoderno fue regre-siva: volver al punto de partida, a la ciudad del XIX.

Con ello se dio un paso en falso. Lo que había que hacer con la ciudad moderna no era proscribirla, sino corregir sus obvios defectos manteniendo sus innegables virtu-des, entre las cuales, además de la mejora sustancial en la proporción entre edificación y espacio libre público, ocupa un lugar preferente el logro de una vivienda so-leada, con ventilación cruzada y abierta al espacio exte-rior, no a lóbregos patios de luces.

Fig. 20. Plan Parcial Modificado del Polígono de Campanar. Ge-rencia de Urbanización, 1971. Zona de Ten-detes.

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INTRODUCCIÓN

El presente artículo tiene como finalidad básica proponer una reflexión sobre una tipología de vivienda muy específica: la de los “grupos” de viviendas de promoción pública que se alzaron en la ciudad en la posguerra (aunque haya algún epígono de interés como veremos). Estos grupos siguen en la actualidad cumpliendo (a veces con más pena que gloria) la función residencial para la que fueron concebidos y tanto por el contexto histórico en el que surgieron como por su peculiar tipología, bien podríamos considerar que nos hallamos ante elementos urbanos cuya consideración como patrimonio colectivo dista mucho de ser una boutade. Porque, en efecto, los “grupos” objeto de estudio en esta publicación tienen dos características básicas. La primera, ser el resultado de una intervención pública en la producción de viviendas que, por su relativa importancia, supera con creces las referencias anteriores y posteriores al periodo autárquico (1939-1959). La segunda es que, pese a la mala calidad de los materiales y a la omnipresencia de un claro espíritu paternalista , estos “grupos” contienen elementos tipológicos de gran interés ( la manzana cerrada , el patio central como lugar de encuentro del vecindario, la escala considerable de la mayoría de las actuaciones etc…) que responden a esquemas conceptuales heredados del racionalismo de los años 30 (y también de Cerdá) y que hacen que estos grupos constituyan un hito digno de estudio en la historia de la arquitectura contemporánea valenciana y española.

Este artículo pretende centrarse en la importancia que en el momento presente tienen estos grupos en la ciudad de Valencia y en cuales serían los argumentos

LOS “GRUPOS” DE VIVIENDAEN LA CIUDAD DE VALENCIA: PERSPECTIVA HISTÓRICA,SITUACIÓN ACTUALY POLÍTICAS POSIBLESJosep SorribesUniversitat de València

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para su revalorización (apartado IV). No obstante, es obligado realizar alguna referencia al marco general de actuación del sector público en la vivienda desde una perspectiva histórica, a las actuaciones públicas previas a los “grupos” y al contexto socioeconómico que explica la existencia de éstos (apartados II y III)

LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN EL MERCADO DE LA VIVIENDA Y EL PRECEDENTE HISTÓRICO DE LOS “GRUPOS”

La “cuestión de la vivienda” es sin duda uno de los aspectos cruciales de todo el proceso de transición urbana en la medida que constituye, al mismo tiempo, un elemento básico para la reproducción de la fuerza de trabajo y, por tanto, para el propio desarrollo de la urbanización y una fuente permanente de conflicto social.

El crecimiento poblacional derivado del proceso de urbanización y la generalización de la condición de asalariados constituyen los dos elementos básicos de la aparición del llamado “problema de la vivienda”. La autoconstrucción y la construcción por encargo (que eran los modos predominantes de construcción de la viviendas en la ciudad precapitalista) no pueden hacer frente a la nueva demanda habitación generada por el crecimiento de una población asalariada sin medios económicos – lo cual excluye el sistema de vivienda por encargo a un arquitecto o maestro de obras – y que, al mismo tiempo, queda fuera del sistema de autoconstrucción propio de la capas rurales y artesanales.

La aparición de esta nueva demanda potencial no va acompañada sin embargo de un desarrollo capitalista del sector de la construcción y ello por varios motivos. En primer lugar, a la considerable duración del periodo de rotación del capital productivo se une el largo periodo de distribución determinado por la baja capacidad adquisitiva de la población asalariada. Ambos factores determinan unas deficientes condiciones para la rentabilización del capital, y por tanto, el escaso interés de la inversión en el sector. Por ello, la producción de viviendas de nueva planta continua centrándose durante la fase inicial del periodo de transición en la demanda de las clases acomodadas y de la pequeña burguesía mientras que la creciente población asalariada sufre un constante deterioro de su hábitat a través del crecimiento de la tasa de hacinamiento (realquilados, etc.) y del desarrollo del chabolismo. Además la presión de una demanda creciente de habitación al nivel del conjunto de la ciudad se conjuga con la relativa rigidez de la oferta, dando lugar a una subida generalizada de los alquileres, subida que hace todavía más insoportable la situación de los estratos sociales de menor renta.

El “problema de la vivienda” surge a partir de la comprensión por parte de la clase dominante del peligro que para sus intereses podía constituir el agravamiento de la situación con los habituales corolarios – difundidos tanto por los higienistas como por los moralistas – de vicio, depravación moral, delincuencia, etc. Esta interiorización del problema por la clase dominante es la que da origen a las

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primeros iniciativas patronales o benéfico-religiosas que suelen preceder a la aparición de una política de la vivienda específicamente dirigida a resolver o mitigar el problema de la vivienda. Esta política varía como es lógico de forma considerable de unos países a otros y dentro de un mismo país entre unas ciudades y otras, dependiendo su expansión concreta del tipo de desarrollo económico y del crecimiento urbano, de la rapidez de las transformaciones urbanas, de las características específicas de la clase dominante, etc. En general, puede afirmarse que en los países anglosajones y centroeuropeos, el Estado (o el municipio) asume directamente la producción de vivienda obrera, generalizándose el régimen de alquiler de bajo coste para sus usuarios, Por el contrario en los países mediterráneos se opta por una política de soporte financiero a la demanda que consigue , a través de la desvalorización de capital público, que la inversión en vivienda y su posterior venta a plazos sea rentable para el capital privado, desarrollándose un potente sector inmobiliario privado.

Esta afirmación general puede y debe ser objeto de múltiples matizaciones que escapan al objetivo de este artículo. El que la política de la vivienda se iniciara en muchos países con una fuerte intervención pública directa y con la generalización del alquiler como modo de tenencia no ha impedido que, gradualmente, haya ido ganando terreno el sistema de ayuda a la compra y la consolidación de un potente mercado hipotecario e inmobiliario, aunque la importancia relativa del alquiler sigue siendo mucho más elevada. Por otra parte, en algunos países como España la generalización de la propiedad horizontal y el desarrollo del sector inmobiliario tiene lugar tras una primera etapa de marcada intervención pública en la construcción de viviendas populares. En las últimas décadas, el desarrollo de los mecanismos de incentivación de la demanda (vivienda en propiedad) ha ido ganado peso en la Europa anglosajona y central mientras que en los países mediterráneos (Italia, Portugal, Grecia y España) la propiedad horizontal es la norma y la intervención pública directa y el alquiler la excepción.

En nuestro caso concreto – la ciudad de Valencia- la “solución” al problema de la vivienda obrera o popular varía considerablemente en los diferentes períodos. Así, desde la aparición del problema de forma explícita (mediados del XIX) hasta la Guerra de España, las intervenciones benéfico-religiosas, patronales y de ayuda mutua (sindicatos y cooperativas) son la norma general, ayudadas desde 1911 por una tímida Ley de Casas Baratas. Intervenciones todas ellas, (modificada posteriormente por la Ley de 1923 y por la Ley Salmón) manifiestamente insuficientes como lo demuestra la grave crisis de la posguerra. Crisis que fuerza la intervención pública directa que está en el origen de los “grupos” aquí estudiados. No obstante, y aunque siguieron construyéndose algunos “grupos”, es a partir de 1956 con la creación del Ministerio de la Vivienda y del Instituto Nacional de la Vivienda cuando empieza a cobrar carta de naturaleza el sistema de ayuda a la demanda a través del régimen de viviendas subvencionadas. Al final de la Dictadura, el sector ya estará “maduro” y la financiación pasará progresivamente a

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depender de Bancos y Cajas de Ahorro. El mercado no solucionará los problemas de acceso a los grupos sociales de menor renta y a colectivos específicos (como puede comprobarse a día de hoy) pero el problema de la vivienda adquirirá otras dimensiones cualitativamente distintas a las que tenía en su origen.

A partir de estas breves consideraciones teóricas y de la periodificación propuesta estamos en condiciones de realizar una aproximación al problema que nos ocupa. Antes de entrar en el análisis del porqué, cómo y cuando de los “grupos”, resulta de interés comentar algunas vicisitudes de la cuestión de la vivienda en el primer período. La limitación de espacio nos ha aconsejado recurrir a la técnica del “Anexo” en la que el lector puede encontrar una selección de jugosos textos que dejan constancia de cómo veían el problema y qué soluciones proponían los propios actores.

Tanto el artículo de El Mercantil Valenciano como los párrafos elegidos de la obra de Sociats (reproducidos ambos en el Anexo) permiten comprobar hasta qué punto la “cuestión de la vivienda” era, a principios de último cuarto del siglo XIX, un problema real. A las “expulsiones” provocadas por algunas reformas urbanas (la apertura de la calle de la Paz, el derribo del Barrio de Pescadores…) se añadía el hecho de que, pese a las proclamas higienistas que justificaban su necesidad, el Ensanche siempre fue lugar de residencia de las clases acomodadas. Poco a poco el antiguo recinto amurallado se iría colmatando ocupando los huertos pero también extendiendo la subdivisión y el realquiler. Ciertamente al calor de la ronda se desarrollaron algunos nuevos barrios (el de Jerusalén o el del Socors en Quart extramuros) pero, aún así, los problemas de las clases menesterosas iban en aumento a pesar de que, hasta la década de 1920, el crecimiento demográfico distó mucho de ser “explosivo”.

El problema de la vivienda encontró, obviamente, “respuesta”, aunque tardía e insuficiente. El lector puede consultar los magníficos trabajos de Peñín, Blat, Gaja o Pérez Igualada(y, por supuesto, los artículos incluidos en esta publicación) y obtener una exhaustiva información sobre las características de la respuesta . La Sociedad Constructora de Casa para los obreros de 1902, es quizá la iniciativa de mayor alcance y no nos resistimos a incorporar algunos párrafos de los Estatutos:

SOCIEDAD CONSTRUCTORA DE CASAS PARA OBREROS EN VALENCIA.

Muy señor nuestro: la circular repartida en diciembre ultimo por esta Sociedad, dio a conocer los proyectos de una junta organizadora compuesta de representantes de las distintas corporaciones de la ciudad caritativa, la cual entregaba al publico los Estatutos para una empresa que fue acogida con aplauso general. así lo manifestaron los señores congregados en la Universidad el día 5 de Enero, los cuales nombraron una Junta Directiva

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o Patronato de la Sociedad, que se encargase de realizar tan plausibles deseos.Formada esta Junta por 20 socios, cree ya llegada la oportunidad de realizar el proyecto de tanta trascendencia. Los diferentes elementos que se ha constituido, la facilidad con que atendió a las indicaciones que se le hacían para la formación de los Estatutos, y el cuidado que se ha tenido para que en ella tuvieran cabida representación de distintos ideales, con tal que fuesen todas personas de recta voluntad, son una garantía que asegura el acierto para el porvenir, y que da a conocer que la Junta solo aspira a lograr un fin social y moral. Fin social, porque demuestra que la clase acomodada aprecia a la clase trabajadora y se interesa en su bienestar; que quiere vivir con ella unida puesto que somos todos miembros de la noble familia española, y la una se asocia con el gusto a las empresas que puede favorecer a la otra. Fin moral, puesto que prescindiendo de banderías, preferirá en la designación de los favorecidos a los que sean acreedores por el numero de hijos, por su laboriosidad, por el cumplimiento de sus deberes y por hallarse exentos de notas infames y por sentencias de los Tribunales. El obrero laborioso, sin pagar mas que el alquiler ordinario, en el transcurso de unos quince años, se vera propietario de su desahogada vivienda. Esto es lo que se dispone en los Estatutos, para cuya realización y cumplimiento intervienen todos los señores accionistas, así en las Juntas generales ordinarias como en las extraordinarias que puedan celebrarse para poner remedio a los convenientes que se presenten.

El día 3 de Abril, por escritura publica ante D. Alicio Caravaca, en el despacho del Excmo. Sr. Capitán General, quedo legalmente constituida la sociedad, y luego se formo la Junta Directiva constituida por los señores que en la presente se expresan.

Autorizada por lo tanto la Junta para sus gestiones, lo pone en conocimiento del publico, tanto para que se hagan efectivos los ofrecimientos prometidos, como para congregar en su ayuda a las personas que tengan gusto en remediar las deficiencias de nuestra sociedad, puesto que es un firme lazo de unión procurar el bien de todos.

Según sea la ayuda que se preste, será el desarrollo y la vida del patronato y ¡ojalá sea este un medio que haga desaparecer las diferencias entre los que habitan un mismo suelo!

El Patronato de los obreros confía en la cooperación de V. y espera de sus buenos sentimientos un donativo o suscripción a acciones reintegrables en la forma que disponen los Estatutos.

De V. muy afectísimos seguros servidores, Q.B.S.M.

Por lo que se refiere a la actividad constructora llevada a cabo por la sociedad (Peñín 1978, 69; M.V. 30 de Junio de 1906, Patronato de casas para obreros) existe constancia de que en el periodo de 1903-1909 se llegaron a adjudicar un total de 114 viviendas (25 en la calle Lirio, 47 en la calle General Pando, 13 en la calle Quart extramuros y 29 en la calle Jesús ). Evidentemente el carácter benéfico de la Sociedad y la existencia de una legislación específica sobre casas baratas determinaron que la incidencia de la sociedad en la resolución del problema de la vivienda obrera fuera más bien escasa. En el aspecto urbanístico y arquitectónico, la opinión autorizada de Alberto Peñín es que “la falta de enunciados urbanísticos más comprometidos (recordemos que ya Sitte, Soria y Howard habían difundido sus criterios sobre la nueva ciudad) o el poco interés profesional ( ninguno de los lenguajes burgueses en boga se refleja en los grupos ) no quita su consideración de avanzada con todas las connotaciones benéficas y paternalistas del momento” (Peñín 1978,70).

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En 1908 aparece otra institución benéfico-religiosa (Estatutos de la Asociación Huertos para obreros. Tipografía Moderna de Miguel Gimeno. Valencia 1908. Archivo RSEAP 1908) de la que se desconoce su actuación y que tan solo aporta como datos de interés el denotar la introducción en Valencia de la ideología de la ciudad-jardín. Habrá que esperar a 1923 para que surja una iniciativa al respecto (Moción del socio D. Julio Perales sobre creación de un Patronato para la construcción de casas baratas 6 de Marzo de 1923. Archivo RSEAP 1923).Esta iniciativa queda reseñada en un artículo de Las Provincias. (L.P. 23 de Febrero de 1923. Creación de un Patronato Provincial de Casa para obreros. Importante Cooperativa Benéfica) en el que tras comentar los defectos de la ley de 10 de Diciembre de 1921 desde la óptica de los propietarios, se da cuenta del proyecto de creación del Patronato Provincial de Casas para obreros por la iniciativa de la RSEAP siendo su presidente el director de esta entidad y estando formado el Consejo por representantes de la Cámara de la Propiedad, Cámara de Comercio y de Caja de Ahorros. El patronato tiene carácter de cooperativa benéfica y su función se circunscribe a las tareas de asesoramiento y financiación. No se trataba por tanto de una actuación dirigida a la construcción y promoción directa sino al fomento de las construcciones que pudieran acogerse a la citada Ley que era menos restrictiva que la de 1911 en cuanto el tipo de construcciones que amparaba (Peñín 1978, 128).

En el contexto de la intervención (ideológica y práctica) de la clase dominante en el problema de la vivienda hay que reseñar también la actuación de la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia (M.V. 19 de Marzo de 1930, El problema de las casas baratas y la obra de la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia):

“EL PROBLEMA DE LAS CASAS BARATAS Y LA OBRA DE LA CAJA DE PREVISIÓN SOCIAL DEL REINO DE VALENCIA”:

En un escrito dado a publicidad en determinado periódico sus firmantes aseguran de un modo rotundo que “en nuestra ciudad ninguna institución se preocupó para nada del asun-to” de resolver el problema de la vivienda obrera.

En su deseo de establecer la verdad, esta Caja de Previsión Social del Reino de Valencia tiene que exponer que de sus fondos propios, sin ayudas ni subvenciones de ayuntamientos ni diputaciones, facilitó la creación de las siguientes barriadas obreras con las sumas que igualmente se detallan:

La Habitación Obrera, de 29 casas. 192.500 ptas; La Prosperidad, de 30, 198.000; La Libertad, de 19, 115.000; Mutua de Empleados subalternos de Mercados, de 14, 100.000; Sociedad Obrera Valenciana, de 10, 65.000; San José, de Tabernes Blanques, de 42, 249.000; El Ideal del Empleado, de 25, 125.000; Julián Peña, de 10, 93.000; Mutualidad Obrera Ferroviaria, de 18, 140.000; Círculo de Acción Social, de Alicante, de 30, 235.000; Arte Mayor de la Seda, de 18, 115.000; El Hogar Proletario, de Alcira, de 30, 261.075; La Emancipación, de 21, 200.000; El Progreso, de Elda, de 37, 100.000; Don Bosco, de 55,

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493.000; Ciudad Jardín General Marvá, de Alicante, de 98, 979.084,88; La Unión, de 29, 294.975,19; San Fernando, de 10, 75.000.

En total 525 casas para otras tantas familias obreras, que suponen un capital invertido de pesetas 4.030.635.07, teniendo en construcción en la actualidad un grupo de 378 vivien-das en Valencia, por un valor de 7.227.187,08 pesetas; otro de 105 de Alcoy, por valor de pesetas de 1.084.685, y otro en Picaña de 29 casas, por valor de 307.000, y estando en tramitación diversas peticiones que rebasan un millón de pesetas y suponen otro centenar aproximado de viviendas logradas.

Queda patente, pues, que frente a la afirmación de que en Valencia ninguna institución se ha preocupado del asunto de casas baratas, la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia, que es institución netamente valenciana, ha dedicado a la resolución del problema de la vivienda para obreros y clase media 12.649.505,15 pesetas, favoreciendo con ello a 1037 familias valencianas, sin que a pesar de ello piense detenerse en el camino emprendido”

Por último, hay que reseñar la aparición en la última fase del periodo de Sociedades Anónimas como la Compañía de Edificaciones S.A. (A.M. 14 de Mayo de 1930/32) y otras sociedades implicadas en el concurso de las 2.000 casas baratas (Blat.op. cit.pg.231) lo que indica un cierto desarrollo del mercado inmobiliario y los inicios de nuevas modalidades de construcción y promoción.Si, por lo que hemos visto, no puede decirse que la clase dominante de la ciudad tuviera una actuación relevante en la solución del problema de la vivienda obrera, la actuación del Ayuntamiento en este campo es también insignificante, a pesar de que como institución pública podía teóricamente haber abordado el problema con mayor eficacia que la iniciativa privada al no estar tan sujeta a los condiciona-mientos derivados de la rentabilidad de la inversión. La permanente crisis finan-ciera del Ayuntamiento puede explicar, con toda probabilidad, esta pasividad.

El caso es que hasta los años veinte la actuación del ayuntamiento se limita a una sucesión indefinida de declaraciones de principios si exceptuamos la construcción de un grupo de viviendas en Nazaret (A.M. 1883/715; A.M. 1883/23) como consecuencia de un incendio y de otros grupos en 1897 a consecuencia de la ria-da del Río Turia (Peñín 1978,69), actuaciones que tienen un carácter episódico y coyuntural. La “preocupación” del Ayuntamiento por el tema se inicia en 1885 (A.M. 27 de Julio de 1885/540) con la aprobación de la Comisión Especial de Barrios Obreros. Diez años más tarde (A.M. 4 de Febrero de 1895/24) pasa a informe de la Comisión de Policía Urbana una proposición de Rufino Ferrando en la que pide el nombramiento de una Comisión mixta compuesta por conce-jales, Liga de Propietarios, RSEAP, Cámara de Comercio y Prensa de la ciudad que proponga con la máxima brevedad las bases para la construcción de un gran barrio obrero entre las zonas de Quart y S. Vicente.

El tema no prospera y habrá que esperar a 1919 (A.M. 10 de Noviembre de 1919/37) para que el concejal Blanch proponga que el Ayuntamiento se en-cargue de la construcción de viviendas baratas siguiendo el ejemplo de otras

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Corporaciones que aprovechan las subvenciones que el Estado concede. En esta misma línea, en 1920 (A.M. 10 de Abril de 1920/13) los concejales Marco, Fagoaga, Blanch, Llagaria, Coscollá, Bellveser, Albors, Sanchos y Salvador pre-sentan una proposición en los siguientes términos:

1) Que el Ayuntamiento acuerde construir la Comisión de Construcción de Casas Baratas.2) Que la citada Comisión proponga al Ayuntamiento la construcción de casas baratas estudiando los medios económicos necesarios.

En la citada sesión se produce una interesante discusión que parece indicar que, con considerable retraso, el Ayuntamiento comienza a plantearse la gravedad del pro-blema y su necesaria intervención. Así, el concejal Blanch dijo que la proposición se basaba en “la codicia despertada en los propietarios que había hecho casi insoluble el problema de la vivienda” y el concejal Sanchís afirmó que “en la ciudad no exis-tían casas suficientes” y que la construcción de casas baratas por el ayuntamiento “coadyuvaría a la baja de los alquileres contrarrestando así la codicia despertada en los caseros que unida al aumento de precio en las subsistencias y demás necesario para la vida, hacían esta imposible”. Desde una óptica más conservadora el concejal Ballester insistía en que “debía intensificarse la construcción y que en ella se buscara la unión de clases pues se da el caso de que el obrero era alejado de la ciudad porque sus viviendas se construían en las zonas apartadas”, declaración ésta última que in-dica la presencia de un proceso evidente de segregación del espacio residencial.

Esta insistencia por parte de algunos concejales dio como fruto el acuerdo del Ayuntamiento de 28 de Diciembre de 1920 de construir 3.000 habitacio-nes higiénicas y baratas, acuerdo cuya ejecución es exigida en un escrito de las Sociedades Obreras leído un año después (A.M. 4 de Noviembre de 1921/23). En esta última sesión se planteó el problema de la financiación, el de los solares y el de la ubicación. Respecto al primer punto se habla de una financiación por el estado del 55% del coste de los solares y del 75% del coste de la construcción, además de una subvención no reintegrable del 25%. Por otra parte es interesante constatar la afirmación de que “con los solares en propiedad del municipio no se puede acometer el proyecto”, lo que permite constatar el efecto negativo que sobre el patrimonio municipal del suelo tuvo la política de enajenación de solares inducida por la crisis financiera. Por último se apunta como posible localización de la promoción la zona comprendida entre las calles de Gibraltar y la Gran Vía Germanías (en la confluencia de los ensanches Este y sur), terrenos que eran pro-piedad de la Compañía del Norte.

En 1922 se abre concurso para adquirir los terrenos necesarios (A.M. 24 de Marzo de 1923/25) y se reforman algunos puntos de las bases de adquisición de terrenos en razón a la decisión de que las viviendas fueran de tres o más pisos (A.M. 22

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de diciembre de 1923/2). En Mayo de 1923 (18 de Mayo de 1923/1) se admi-ten al concurso dos ofertas de terrenos que habían quedado fuera inicialmente diciéndose que pasarán a definitivo estudio dos propuestas: una de 23894,10 m2

. en Patraix propiedad del Conde de Berbedel y otra de 16766,61m2 . en Vara de Cuart propiedad del Conde de Morella. Las condiciones en que se ofertan los terrenos no satisface al ayuntamiento quien desestima las propuestas y se explicita (a guisa de amenaza) que el ayuntamiento hará uso de la Ley de Expropiación Forzosa (A.M. 5 de diciembre de 1923/19). El tema debió quedar paralizado ya que en 1931 volvemos a tener conocimiento (A.M. 17 de febrero de 1931/13) de la propuesta de aprobación del dictamen de la Ponencia especial adjudicando a la Sociedad General de Edificación Urbana S.A. el concurso de iniciativa de 2.000 viviendas económicas1. La iniciativa y el concurso son analizadas exhaustivamente por Blat (Blat, op.cit, pg.230-244) quien, además, en el excelente e imprescin-dible trabajo realizado como tesis doctoral y posteriormente publicado, ofrece un anexo en el que se detallan las 44 fichas de otras tantas promociones de casas baratas anteriores a 1936. Fichas que ponen de relieve la existencia de algunas ca-racterísticas comunes a esta primera fase: la localización periférica, la tipología de baja densidad con clara influencia de las ideas de la ciudad jardín de Howard, la reducida dimensión de las promociones (La gran mayoría menos de 50 viviendas) y la importancia de las entidades de ayuda mutua(cooperativas, sindicatos…) en la promoción de estas actuaciones.

Analizada la información disponible sobre el tema de la vivienda obrera en el pe-riodo 1874- 1939, la conclusión general que puede extraerse difícilmente puede ser categórica. Por una parte, es bastante evidente que la ideología fuertemente conservadora de la clase dominante determinó la prioridad de los planteamientos benéfico-paternalistas incapaces de afrontar con éxito parcial el problema. Por otra, el carácter marginal de la actuación pública y las limitadas posibilidades de las Sociedades Cooperativas determinaron la inexistencia de un elemento com-pensador suficiente de la falta de iniciativa privada. Sin embargo, la concentración de iniciativas en los años veinte hace pensar que, a pesar de que el problema estaba evidentemente presente desde el principio del período analizado, quizá pueda afirmarse que dicho problema no alcanzó cotas de gravedad hasta bien entrado el Siglo XX como consecuencia del relativamente lento proceso de crecimiento ur-bano, explicable por el carácter secundario del crecimiento industrial como mo-tor del crecimiento de la ciudad. Ello suponía unas menores exigencias de mano de obra y, por tanto, es lógico que fuera en el período de fuerte expansión urbana de los años veinte cuando las circunstancias objetivas motivaran la aparición de iniciativas de solución de un problema que, hasta entonces, podía no presentar excesiva gravedad. En este sentido la “incapacidad” de la clase dominante y de los

1 La construcción de las 2000 casas baratas no llegó a buen puerto. En la posguerra, pasamos de las 2.000 a las 15.000 viviendas pero “los solidarios vencedores y patriotas no estaban por la labor y consiguieron que por tres veces (1946, 1952 y 1954) se declarara desierto el concurso para la adquisición de solares por falta de concursantes”·(Sorribes, op. cit. 2007 pg.29-30).

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agentes públicos vendría en parte explicada por la inexistencia de una necesidad apremiante de abordar el problema.

LA CRISIS DE LA POSGUERRA Y LOS “GRUPOS”

La Guerra de España supuso, también en el tema de la vivienda, un punto y apar-te. Si la situación distaba mucho de estar resuelta antes del conflicto, hubo tres circunstancias que agravaron extraordinariamente la crisis y que forzaron la inter-vención pública. En primer lugar, Valencia fue intensamente bombardeada en el conflicto (sobretodo en los Poblados Marítimos) y los daños en el parque inmo-biliario de la ciudad fueron, por tanto, notables. En segundo lugar, la demografía de la ciudad estalló con el conflicto como consecuencia de los traslados masivos de población que huía del frente. Si entre 1920 y 1930 el incremento demográ-fico fue notable (de 247.281 h. en 1920 a 315.816 en 1930 con un incremento del 27´71%) y ello explica el aumento general de la edificación y la proliferación de iniciativas de casas baratas, el censo de 1940 (con todas las incertidumbres estadísticas que se quiera), cifraba la población en 454.654 habitantes, con un incremento decenal récord en la historia de la ciudad del 44´0%, no superado ni siquiera en el boom de 1960-1975. La población siguió subiendo (aunque más lentamente) hasta 1950(503.886 hab.) para experimentar en la década de los 50 un lógico estancamiento (censo de 1960: 501.777 hab.) que precedió al boom del desarrollo franquista(1970: 648.003 hab. y 1981: 744.748 hab.) En 1940 la ciu-dad se encontró con menos inmuebles utilizables y con una población que había crecido considerablemente y que no era precisamente población “acomodada”

El tercer factor agravante de la situación fueron, sin ninguna duda, las riadas de 1949 y 1957. La primera (muy silenciada a nivel oficial) se llevó por delante unas 2.000 chabolas que habían colonizado el viejo cauce y que- a parte de las 41 víctimas oficiales- se quedaron sin techo. Y cuando la ciudad parecía empezar a sacudirse miedos y miserias, la catástrofe de 1957 puso una vez más la vivienda en el centro de los problemas locales.

Que la crisis de la vivienda fue una constante durante toda la autarquía es una evidencia incuestionable aunque el régimen no podía reconocerlo y sólo en muy limitadas ocasiones los gobernadores civiles “aludían” al problema en sus discur-sos. La riada de 1957 acabó con el mutismo y el disimulo. Pero aunque se cons-truyeron algunos “grupos” como el de la Isla Perdida o el de Beteró para paliar los efectos, la Valencia del Desarrollo, la vivienda subvencionada y la periferia salvaje estaban a punto de tomar el relevo a la iniciativa pública y los grupos de “la riada” fueron la última(aunque importante) hornada.

Por tanto, los “grupos” fueron, en primer lugar, hijos de la más cruel necesidad. El Estado (Regiones Devastadas, Obra Sindical del Hogar…), algunas empresas (Astilleros, la Papelera Española, Agrifersa…), la Iglesia y, de forma muy secunda-

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ria, el Ayuntamiento se pusieron manos a la obra y nos dejaron los “grupos” como testimonio y recuerdo de la política social el régimen. En éste libro se han estudiado 39, los más importantes. Como decíamos en la introducción, aunque existe como es lógico una cierta variedad, los grupos tienen un “lenguaje” y unas característi-cas que los hacen fácilmente identificables y que serán desarrolladas con mucho más conocimiento por los otros compañeros y por las magníficas fotografías de Jose Mª Azcárraga y Juan R. Peiró . Exculpado como estoy por razón de profesión, me limitaré a constatar algunas obviedades. En primer lugar, el carácter periférico de las promociones (como ya sucedió en el periodo anterior a la guerra) determi-nado por la carestía del suelo. En el caso singular de los Poblados Marítimos, la abundancia de promociones se explica no sólo por la perificidad sino por la im-portancia de las destrucciones y la proximidad a los lugares de trabajo(los astilleros y la abundante industria localizada cerca del Puerto). La simple observación del plano permite constatar esta perificidad sin necesidad de ulteriores comentarios. En segundo lugar, la homogeneidad tipológica y la considerable escala (mucho mayor que la pequeña dimensión de las promociones privadas coetáneas) hace que a los “grupos” no les haga falta ninguna carta de presentación. Muchas veces adoptan la clásica forma de manzana cerrada con amplio patio central de usos “colectivos”, una tipología coherente tanto con las propuestas – también clásicas- de la izquierda (La Viena de los 20, la casa- bloc del GATEPAC inspirada en la manzana de Cerdà...) como con el paternalismo autoritario del régimen franquista quien veía en los nuevos “vecindarios” la concreción del espíritu joseantoniano . Los “grupos” son “islas”, submundos, microcosmos… Grandes patios interiores pero también pasadizos, calles peatonales que los articulan como la del Reverendo Llin... Otras veces los “grupos” son barrios enteros formados por numerosos edi-ficios idénticos, con frecuencia también de manzana cerrada y patio central, que suelen tener también (aunque no siempre) un elemento de referencia central, una plaza arbolada, un cuartel de la Guardia Civil... Son pequeños barrios en los que la homogeneidad y la repetitividad generan un claro sentimiento de pertenencia y, al mismo tiempo, de extrañamiento del exterior. Son territorio “comanche”.Quien entra, nota enseguida su condición de extraño, de forastero.

En tercer lugar, la perificidad a la que antes aludíamos estaba en origen, y todavía hoy en algunos casos, asociada a un notorio déficit de accesibilidad lo cual no hacía sino reforzar al mismo tiempo la identidad y el extrañamiento. Con las características aludidas no es de extrañar- cuando de barrios o minibarrios se tra-ta- la debilidad de la función comercial. No son lugares de paso. Son una especie de “cul de sac” donde se vive o malvive. Los 39 grupos analizados comparten en buena medida las características apuntadas aunque como es lógico se mantiene un cierto grado de diversidad .

Los “grupos” tienen un reducida pero importante familia de los que podaríamos denominar “epígonos”, promociones que han quedado fuera del análisis por razo-nes básicamente cronológicas pero que, con las debidas matizaciones , comparten

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en lo sustancial el genoma . Nos referimos, claro está, a la Ciudad del Artista Fallero, al grupos de Viviendas Antonio Rueda (con peculiaridad tipológicas y una cierta reivindicación del movimiento moderno) , al polígono de la Fuente de San Luis (conjunto de bloques de lejana inspiración corbusierana con grandes espacios abiertos y con una ausencia dramática de comercio) y al más reciente (nunca aprendemos) polígono de La Coma en el límite ente Valencia y Burjassot/Paterna.

Hilando un poco más fino, podríamos discutir si algunas promociones privadas posteriores a 1961 deberían o no engrosar nuestro pequeño censo. Por poner sólo dos ejemplospiense el lector si el “núcleo duro” de Barona en el barrio de Orriols o el propio Terramelar comparten o no las características de gran escala, uniformidad, identidad y extrañamiento que encontramos en nuestros queridos “grupos” de la posguerra.

En cualquier caso, parece bastante evidente que los “grupos”- los estudiados, los omitidos y los incluibles- no pertenecen a la arquitectura moderna de calidad merecedora de estudio ni a la miríada de tristes bloques de edificación abierta - la lágrima del urbanismo como dice un buen amigo- que conforman buena parte de nuestro tejido urbano actual.

¿QUÉ HACER CON LOS “GRUPOS”?

Llegamos al final de esta arriesgada y humilde incursión de un “outsider” cuya presencia sólo se explica por la amabilidad de la invitación y a la mala costumbre de intentar no decir nunca “no” a los amigos. Cometido ya el grueso del despro-pósito no sorprenderá al lector el atrevimiento del título de ese último y breve apartado. Antes de entrar en materia conviene quizá recordar que, en general, el largo periodo transcurrido entre la edificación de los “grupos” y la actualidad de esta ciudad (poliédrica, polimórfica y un tanto “kitsch”) se ha saldado con un claro proceso de lo que se conoce como “filtrado” (Pedro y Sorribes, op. cit.) que no es sino el proceso de sucesiva ocupación del patrimonio inmobiliario de peor calidad y ausencia de amenities, por grupos sociales de bajo nivel de renta. Ocupación que se ha acelerado los últimos diez años por la coincidencia del boom inmobiliario y de la llegada masiva de inmigrantes y que ha supuesto un cambio considerable en los usuarios de ese patrimonio singular que son los “gru-pos”. En honor a la verdad, el proceso en algunos “grupos” es anterior si se ana-liza el proceso de asentamiento de población gitana, sobretodo en los Poblados Marítimos. La presencia de filtrado suele tener como consecuencia el agravamien-to de la degradación física y funcional de los inmuebles o barrios afectados tanto por el hecho evidente que los bajos niveles de renta dificultan en extremo cual-quier tipo de “reforma” cuanto por el conocido efecto de overcrowding o expulsión que genera la localización de grupos de baja renta y/o marginales en relación

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a la población tradicional residente que “huye” del barrio en busca de mejores condiciones de habitabilidad , mayor seguridad y menor “contagio”.El proceso es todo menos homogéneo pero a la hora de plantear el futuro de los “grupos” es un factor a tener en cuenta.

Realizado este inciso, volvamos a la pregunta básica : ¿Qué hacer? Genéricamente (las soluciones no pueden ser homogéneas porque no los son ni la realidad ni los problemas), existen varias “alternativas”. La primera, la del non fare niente y dejar que las cosas sigan su curso y que el mercado, en su caso, decida, tiene la ventaja de la simplicidad y el mínimo esfuerzo y el inconveniente de los costes sociales que suponen situaciones de alto nivel de degradación como es el caso de alguno de los “grupos”. Otra posibilidad es la de tratar el conjunto de los “grupos” como elementos patrimoniales a proteger (sin que ello excluya alguna necesaria demo-lición previa) y una doble y paralela actuación: reconvertir la función de algunos grupos de residencial a servicios comunes (con lo que ello supone de realojo y coste de la renovación) y en el resto proceder a la urbanización adecuada del entorno y a incentivos y créditos blandos y/o subvenciones que mejoren la habi-tabilidad de los grupos. Todo ello con independencia de valorar los “grupos” (an-teriores y posteriores a la guerra) como patrimonio colectivo y realizar las tareas de difusión cultural que dicha valoración impone.

Las probabilidades de que se formule una política activa en este sentido son, siendo realistas, muy escasas pero nunca está de más intentar escapar de esa permanente somnolencia digestiva de la que hablaba Joan Fuster y a la que somos tan proclives. Una política activa no es utópica ni presenta grados de dificultad insalvables. Todo depende de la valoración y de la voluntad. ¿O no?

NOTAS

A.M. Acta MunicipalL.P. Las ProvinciasM.V. El Mercantil ValencianoRSEAP : Real Sociedad Económica de Amigos del País

BIBLIOGRAFÍA (ADEMÁS DE BLAT, PEÑÍN …)

Rafael Sociats (1877). La indigencia en las ciudades y en su mejoramiento por la beneficencia pública. Imprenta de Manuel Alufre.Valencia Archivo Biblioteca Nicolau Primitiu.

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Pedro, A.; Sorribes, J. (2004)“El filtrat: un output no desitjat del boom immobiliari. El cas de la ciutat de València 1998-2003”.Arxius de Ciències Socials nº 10

Sorribes, J. (2007)Rita Barberá .El pensamiento vacío.Ed. Faximil. Valencia

ANEXO

I.- EL Mercantil Valenciano 29 de Febrero de 1884“Intereses municipales. Las construcciones. - Carestía de alquileres”.

Los trabajos de edificación urbana han tomado gran vuelo en nuestra ciudad de algunos años a esta parte; cada día se levantan nuevas y hermosas construcciones en el ensanche y en los barrios que comunican con aquel; en el interior de la ciudad, las nuevas alineaciones van determinando también la reconstrucción de edificios con mejores y mas elegantes proporciones; el movimiento de la edificación es general y parece responder al aumento de población por una parte y a la mayor riqueza debida al valor que alcanzan las producciones agrícolas e industriales. De todo ello resultan motivos para felicitarse, pero como en la vida aparece constantemente el claro-oscuro, ese cuadro lisonjero de las edificaciones valencianas tiene un puntero negro, que amenaza tomar grandes proporciones y que debemos señalar al inteligente examen de los hombres de cabeza y corazón.

Verdad es que construye mucho, no tanto tal vez como las exigencias de la población urbana demandan; pero todos los nuevos edificios, salvo ligeras excepciones, se destinan a inquilinos de la clase media o de las clases superiores, únicas que pueden satisfacer los crecidos alquileres que se exigen como interés legitimo del capital que se invierte. Las antiguas viviendas de los pobres, las casitas de módico alquiler, van desapareciendo unas tras otras al golpe de la piqueta reformadora, convirtiéndose en lujosos edificios, de todo punto inaccesibles a la modesta clase jornalera, que tan numerosa es en nuestra capital. El ensanche ha sido un verdadero desengaño para la clase obrera; en vez de servir para sus necesidades sirve para las necesidades de las clases acomodadas, y todas las nuevas construcciones son de lujo, o por lo menos, de un tipo que no corresponde al de la familia obrera. Allí son los alquileres tan caros o mas aun que en el centro de la capital.

Ahora bien: ¿Qué vamos a hacer de esa masa de población, desalojada un día de las rondas, luego de ensanche, hoy del Barrio de Pescadores, mañana de todas partes y que por fuerza ha de refugiarse en algún punto?. Hay que presenciar las dolorosas escenas que los funcionarios de la municipalidad provocan, cuando en cumplimiento de sus deberes, notifican el desahucio a las familias pobres que habitan las casas que compra el ayuntamiento para el ensanche y la alineación de las calles. - ¿Dónde hemos de ir? Exclaman. ¿Dónde hay habitaciones al alcance de nuestros jornales y modestos haberes? Y tienen razón: disminuyen diariamente las casas en Valencia para el pueblo obrero, mientras este aumenta por instantes. La transformación de Barrio de Pescadores absolutamente necesaria por razones de salubridad y vialidad va a dejar en la calle, a la luna de Valencia, centenares de familias pobres. Y una de dos: o esas familias van a aumentar el informe montón de seres humanos que se agolpe por el sistema de los realquileres a las habitaciones

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medianas, en cuyo caso no se consigue mas que esperar ir los focos de insalubridad en vez de suprimir el que existía, o se han de quedar a la clásica luna de nuestro país.

El mal es evidente. ¿Dónde esta el remedio? Confesamos con franqueza que no poseemos el secreto de ese remedio; pero si debemos hacer constar, que aunque escépticos en cuanto a la eficacia de la administración publica para prevenir esos males sociales, creemos que la iniciativa privada puede hacer mucho en beneficio de las clases pobres y sin daño alguno de los capitales que se inviertan en viviendas baratas. Un atento estudio de los alquileres, nos ha permitido comprobar que las casas destinadas a habitaciones baratas son las que mas producen. ¿Cómo, a pesar de este hecho indudable, se encamina la especulación hacia las construcciones caras y se abandona por completo las baratas? Solo puede explicarse por la mayor seguridad y comodidad en el cobro de los alquileres y aun en la conservación de los edificios, que ofrecen a las habitaciones destinadas a las clases pudientes sobre las destinadas a los indigentes. Hay indudablemente menos garantías para el capital que se emplea en estas últimas y como el dinero es medroso por naturaleza, busca su colocación allí donde tiene más seguridad y más paz. Pero, ¿no han pensado los capitalistas que se dedican a las construcciones, que puede muy bien repetirse aquí la crisis de Paris, donde se ha observado durante los últimos años, la misma fiebre de los edificios de lujo, que ha terminado por la crisis actual? Hoy, en Paris, existen multitud de habitaciones de crecido alquiler sin inquilinos, sufriendo enormes pérdidas los constructores, mientras que los obreros no encuentran un rincón donde cobijarse, disputándose con encarnizamiento las casas baratas. Es decir, que existe una oferta sin demanda de habitaciones caras y una gran demanda sin oferta de habitaciones baratas, causas de la terrible crisis que atraviesa en Paris la industria de las construcciones y que preocupa al Consejo Municipal, al Parlamento y al Gobierno. Eso puede repetirse aquí, si los constructores no atienden al equilibrio entre la oferta y la demanda, y no procuran edificar para todas las clases.

Comprendemos la tendencia del capital hacia las construcciones de crecido alquiler, dada la mayor seguridad de este; pero abrigamos la firme convicción de que construir para las clases obreras, no alquilar, sino para vender a largos plazos y módico interés, es un negocio tan seguro o mas que el de los edificios de lujo. El obrero es un mediano inquilino; pero es un excelente propietario. Dadle una casita que el pueda pagar a largos plazos, que tenga la seguridad de que ha de ser suya, andando el tiempo, si cumple sus compromisos hipotecarios, y veréis como la cuida y la asea y cepilla con ese prolijo cuidado y esa delicadeza que tanto admiramos entre nuestros labradores de la vega y de los pueblos. Pero ese negocio requiere cabeza y corazón en los particulares o las compañías que lo emprendan; con cabeza y corazón se hace el milagro y se hace un buen negocio. El ejemplo esta en Mulhousse, donde los capitales empleados en las construcciones obreras han producido siempre el interés que se propusieron obtener las empresas, aun en medio de la horrible guerra de 1870, cuando el país estaba en ruinas y hasta se dudaba de la existencia del país mismo. Ahora bien: ¿no podría repetirse aquí, en esta culta y democrática Valencia, la experiencia de Mulhousse? ¿No habrá aquí esos hombres de cabeza y de corazón que acometan el negocio y realicen un beneficio para ellos y otro beneficio inmenso a los trabajadores?

La administración les ayudaría, es decir, creemos nosotros que les ayudaría. En primer lugar, deberían las nuevas construcciones obreras ser objeto de un ensanche de población, cuyo sitio elegiría el Ayuntamiento, tomando en cuenta las vías de comunicación, tan indispensable para el cómodo transporte de los obreros a las fábricas y talleres. Como ensanche, el Ayuntamiento retiraría las ventajas de la ley, que cubiertos los gastos más precisos, podrían refluir a favor de las empresas constructoras. Además, podría y debería rebajar a un árbitro puramente fiscal los derechos sobre licencias para edificar, alcantarillado y cierres. Por ultimo, podría otorgar alguna subvención con determinadas condiciones y en pública subasta.

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¡Qué! ¿No ha de ser posible esa reforma que nos impone como una necesidad apremiante? ¿No ha de tener Valencia, donde tantos millones se gastan en fastuosas obras de beneficencia, alberque el desvalido?

II.- Rafael Sociats:La indigencia en las ciudades y en su mejoramiento por la beneficencia pública.Imprenta de Manuel Alufre.Valencia 1877.Archivo Biblioteca Nicolau Primitiu .

Mucho ha discurrido sobre la causa de la indigencia que afecta a la clase operaria, en la cual existe el foco natural del pauperismo, y todas las especulaciones convergen fatalmente hacia esta sentencia de J. Simón:

“LA FALTA DE VIDA DE FAMILIA EN EL HOGAR DEL OPERARIO, ES EL GENERADOR DE SU MISERIA”. En efecto: se esta realizando un hecho que pasa desapercibido a pesar de ser causa de gravísima relajación y de turbar y pervertir profundamente la sociedad; este hecho es la disolución en cierto modo fatal, de las familias de los operarios, determinada por el trabajo reunido de las grandes manufactureras modernas, que absorbe el trabajo aislado del pequeño obrador. La industria, en esta forma ejercida, llama así a un numeroso personal de mujeres, porque estas trabajan más barato que los hombres, y por lo tanto es natural que se las prefiera para todo lo que tiene bastante aptitud.

Veamos la serie de consecuencias que emanan de estos hechos capitales. El padre y la madre se separan para ocuparse, cada cual a un taller distinto, en los trabajos a que están dedicados. Según esto, si la esposa se ausenta de su casa durante todo el día y parte de la noche, NO ES POSIBLE LA FAMILIA EN AQUEL HOGAR DONDE NO HAY VIDA INTERIOR.

Obligada la madre a permanecer fuera de casa, no se puede criar a su hijo, o lo cría muy mal; por lo que ordinariamente lo abandona a manos mercenarias, poco retribuidas, y la consecuencia de ello es la gran mortalidad que se observa en las criaturas indigentes, la MORBIDEZ CARACTERISTICA de las que sobreviven y la DEGENERACION DE LA RAZA.

Los hijos de estos operarios viven encerrados durante todo el día, o, lo que es mas común, abandonados libremente al azar; expuestos al hambre y al frió y a todo genero de accidentes de la vía publica, por lo que, faltos de educaron, crecen con una rudeza salvaje y SIN LA MENOR NOCION DE MORAL.

Por la noche, al reunirse aquella familia, que ha estado dispersa todo el día, en la estancia única, mezquina, sucia y sin aire, que les suele servir de alberque, nada se encuentra en ella dispuesto para recibirla: el fogón no arde; la madre, fatigada, no tiene fuerzas para arreglar el alimento ni componer los vestidos de sus descuidados hijos. así es que el padre, al dejar el trabajo, abrumado por el cansancio a veces excesivo, llega con disgusto a aquel albergue, en el cual le aguarda un refrigerio mal preparado, niños medio salvajes y UNA MUJER PARA EL CASI EXTRAÑA, porque no esta en la casa sino el tiempo necesario para tomar con precipitación algún reposo. Por lo tanto, no debe admirarnos que el operario industrial padre de familia, no encontrara atractivo alguno en aquel repugnante cuadro, ceda a los alicientes que le ofrece la taberna y a las seducciones del figón y del garito, y gaste al fin, en estos lugares de perdición, SU DIGNIDAD DE HOMBRE, SU MORAL, SU SALUD Y LA RETRIBUCION SEMANAL DEL TRABAJO, dejando, si bien con cierta pena al principio, y sin escrúpulos

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después, abandonada en la mayor miseria a aquella familia, que la infeliz madre ha de mantener con su escasísimo salario, si es que aun a tan sagrado objeto puede dedicarlo.

Tal es la serie de consecuencias deplorables que se deriva del hecho capital de apartar de sus funciones naturales a la mujer; serie que podríamos continuar y ampliar muchísimo, pero que basta para nuestro propósito cortarla por ahora en el termino que expresa EL EMBRUTECIMIENTO Y LA MISERIA DEL OPERARIO Y SU FAMILIA, DE LA FALTA DE VIDA INTERIOR EN EL HOGAR.

Como vemos, la miseria se presenta en la casa del operario casi siempre traída por los defectos de este, mas que por los de la industria; pudiéndose, por lo tanto, afirmar que EL AUMENTO DEL SALARIO no pondría fin al pauperismo sino viniese acompañado de una transformación profunda en las costumbres, restableciéndose solidamente la vida de la familia POR LA RETENCION DE LA ESPOSA EN EL HOGAR DOMESTICO.

Pero a esta transformación se oponen obstáculos casi insuperables, nacidos de los hábitos inveterados, que son tan difíciles de desarraigar, de las necesidades imperiosas de la vida material, y, sobretodo, de la oposición que haría la industria misma al tenerse que desprender de un gran numero de brazos con que cuenta actualmente, si renunciarse al empleo de de las mujeres en el trabajo mecánico de las manufacturas, fabricas y obradores de las artes de los oficios; porque esta misma industria obedece a una ley económica mas fuerte que todas las que se han escrito en los Códigos, y que es la mas ardiente caridad; ley surgida de esa inevitable competencia que obliga al empresario a apreciar cuidadosamente los gastos y las dificultades inherentes a la realización de los negocios.

Así resulta que, como el aumento directo del salario y la reforma de las costumbres no se pueden imponer, el germen de la miseria no se corregirá sino por medio de grandes y perseverantes esfuerzos.

Al efecto, es necesario, ante todo, levantar a la familia indigente del rebajamiento moral y material en el que vive; que la caridad publica deje a quienes cree aliviar, no abandonando sus recursos a las inspiraciones de una piedad inocente, sino que coopere con todos los demás poderes sociales, para conseguir la reforma de las costumbres de los indigentes, PONIENDOLOS EN APTITUD DE MEJORAR POR SI MISMOS SU PRECARIA POSICION.

Tal es el problema de la indigencia, y tales son las condiciones de su conveniente solución; pero, para realizar cualquier idea, se necesita ejecutar una obra material correlativa, practica, que conduzca directamente al fin propuesto, y esta obra es la que constituye el objeto principal de nuestro libro.

Muchos son los medios de caridad, la beneficencia y la Administración emplean para aliviar la miseria; pero todos ineficaces, porque ninguno de estos medios se encamina hacia la solución, en los términos que hemos expuesto, mitigar los accidentes y males del momento, pero dejando siempre subsistir la causa de la miseria con todo su alarmante vigor, y muchas favoreciendo involuntariamente su desarrollo, es la función característica de aquellos medios; por ello la impotencia de la Caridad contra la miseria, es cosa que raya lo increíble, atendido los cuantiosísimos recursos de todo genero que se invierten para tan piadoso ejercicio.

Así es el efecto: ninguno de los métodos caritativos actuales ha podido hasta ahora disminuir, en lo mas mínimo el creciente presupuesto de la beneficencia, y mucho menos la intensidad de ese mal que, como se ve, es moral, persistente, tenaz; que se agrava a medida que tiene

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empeño en disimularlo; que amenaza el bienestar de la sociedad y contra el cual de nada sirven, por otra parte, los procedimientos de la fuerza, cuyos triunfos producen siempre la agravación de la miseria.

Y, si los medios de carácter benéfico subsistentes y cual nunca en plena actividad, no pueden ni siguiera detener la miseria, tampoco lo han conseguido los sistemas comunistas ya ensayados, ni menos aun las utopías socialistas, que, no obstante de revestir cierto carácter humanitario y nivelador, no pueden pasar de ser mera teoría sin útil ni fructífera realidad; porque ella se oponen tenazmente la razón y los intereses, la justicia y la libertad, que rechazan esos medios fundados en la demolición y la tiranía, y en el anarquismo proclamado por Marx y especialmente por Backounique, fundadores de la secta “Internacional de Trabajadores”, que tiene por divisa este insensato lema: “ANARQUIA Y COLECTIVISMO”.

Además de todos los indicados medios se han discurrido otros métodos de carácter puramente societario, basado en la mas amplia libertad, cuales son el mejoramiento de la habitación de la familia del operario, facilitando a esta familia la PROPIEDAD DE LA VIVIENDA PERFECCIONADA; los patronos de aprendices, con sus escuelas nocturnas de instrucción primaria y tecnológica; las asociaciones de socorros mutuos directos, y por ultimo, el método cooperativo para el consumo y para la producción industrial. Todos estos medios son eficaces para inducir a los operarios a la previsión, a la instrucción, a la fraternidad practica y a la utilización mayor posible del trabajo; pero a pesar de su bondad, sirven única y exclusivamente para los operarios que ganan lo bastante para poder, aunque con cierta privación, hacer algún ahorro; mientras que no pueden utilizarlos aquellos que forman parte quizás mas numerosa de la menestralería a quienes no es posible reservarse ni un solo céntimo; porque apenas ganan para una insuficiente malísima alimentación, y para pagar el alquiler de alguna hedionda estancia de cuarto interior o de algún sótano, tugurio o buhardilla. Y decimos que los expresados medios no pueden ser utilizados por la inmensa mayoría de esa clase de indigentes, porque, además de hallarse fuera de su alcance, verifica que la extrema y habitual escasez en la que viven, anula en ellos el interés de la vida tan miserable que soportan, despertando en su corazón un sórdido despecho contra la Sociedad; de modo que, cerrado ante su vista ofuscada todo horizonte, desprecian la instrucción y la previsión, porque las creen inútiles en su estado de indigentes, prefiriendo vivir al día y para el día y aturdirse apenas abandonan su cuotidiana tarea. Así, insensiblemente caen en ese lamentable embrutecimiento que llega a serles habitual, y que por lo común distingue a la ínfima y más numerosa parte de la clase operaria. Y nótese que los individuos indigentes, al entregarse al embrutecimiento, lo hacen muchas veces de intento para no ver la realidad de su comprometida y precaria posición en medio de esa sociedad floreciente, entre la cual viven, y a la que creen ingrata a los servicios que les prestan, porque no consideran los sacrificios que esta sociedad se impone para aliviar los infortunios que por desgracia les afligen y a que por muchos motivos se hallan tan expuestos en el ejercicio de su profesión. La miseria no les deja ver, que las clases acomodadas de la sociedad podrán engañarse quizás principalmente en la elección de los medios de hacer el bien; pero es lo cierto que las grandes instituciones de beneficencia que ellas sostienen, son para los pobres y, sobretodo, para los indigentes, y de ningún modo para quienes no la necesitan.

A pesar de esa tristísima realidad que acabamos de exponer, producida por la escasez de recursos, fatal e irremediable en cierta parte de la clase operaria, es probada la eficiencia y bondad de tales medios societarios, que por lo mismo que por lo mismo se puede considerar como medios utilísimos, y muy propios PARA MEJORAR LA CLASE POBRE; mas no para EXTINGUIR DIRECTAMENTE LA INDIGENCIA, cuyos individuos, como hemos dicho, no pueden utilizarlos…

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Tras esta significativa introducción el autor expone en el capitulo XXI el “fundamento racional de las Urbes de Operarios” en el que transcribe distintos textos de M. Thiers, M. de Riancey, el Consejo de Sanidad de Paris y Mr. Voque en los que insiste machaconamente en los nocivos efectos de las insalubres viviendas que ocupan los obreros tanto bajo el punto de vista de la depravación (tabernas, garitos) causada por el “rechazo” al hogar (paginas 198 – 202). Posteriormente pasa revista en el capitulo XXII (Urbes llamadas comúnmente “Barrios Obreros”) a la experiencia de la “Societé mulhousiènne dès cités ouvrières” (1853), (paginas 203 – 212) sacando la conclusión (paginas 213 – 214) de que:

“En efecto, si se examina bien esta institución se observa que el mejoramiento moral, económico e higiénico de la familia se consigue, estimulándola al ahorro por el aliciente de la propiedad del hogar; es decir, despertando en ella una aspiración que la enaltece y dignifica ante la consideración de la sociedad; mientras que por el contrario, si bien la beneficencia acoge al desagraciado en esos piadosos y magníficos monumentos que ha sabido levantar, le deprime, produciendo resultados contrarios, conforme se ha demostrado.

Por otra parte se advierte que el ahorro y el orden, que inútilmente se había intentado arraigar por medio de las cajas de economías y otras análogas creaciones financieras, se ha realizado indirectamente por la institución de la Urbes de Operarios; y que estas han conseguido además la moralización de la familia y su bienestar, por el seguro para la vejez, representado por el capital acumulado en la propiedad de la vivienda, capital procedente de las economías hechas primero en virtud de un estimulo y después por el habito contraído de hacerlas”.

Tras esta interesante conclusión el autor aporta de las estadísticas de las ciudades obreras conocidas (Mulhouse, Guebwiller, Beaucourt, Laffeschotte y Colmar) encontrando el obstáculo de que (Pág. 219):

“La necesidad de remunerar el capital es el obstáculo que se opone a la generalización de aquel instituto para la clase operaria mas pobre; la que no puede pagar aquellas sumas”.

Y que por tanto,“Si fuera posible hallar un capital que, por la índole de su procedencia no necesite remuneración, lo cual permitiría rebajar la entidad de dichas cuotas, entonces se podrían construir Urbes análogas a las antedichas en los grandes centros de población, donde existe una numerosa menestralia, poniéndolas al alcance de las que ganan menos de 14 reales…”.

A partir de esta idea el autor propone que sea capital público (Estado, Provincia, Municipio, beneficencia y Caridad) el que tome la iniciativa finalizando con la exposición de las dos bases esenciales del sistema que propone (Pág. 221):

“Primera: podrían tener ingreso en las Urbes Económicas sobre los operarios, casados que habitualmente ganen menos de 11 reales cincuenta céntimos durante doscientos sesenta y nueve días al año o su equivalencia en jornales variables en una anualidad.

“Segunda: Los operarios habitantes de las Urbes Económicas, han de perder su derecho a habitar la casa, tan luego como pierdan las cualidades que sirvieron para su admisión”1.Sociats finaliza su extenso trabajo con una conclusión dedicada expresamente “a las clases

1 Dado el nivel salarial existente en esa época en la ciudad de Valencia la demanda teórica seria muy considerable.

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pudientes de la sociedad” que constituye un claro aviso a las clases dominantes sobre los peligros que el estallido de la “cuestión social” puede suponer:

“A las clases pudientes de la sociedad.

Ya hemos llegado al termino de nuestro trabajo y no nos detendremos en formular las conclusiones que de el se desprenden, porque casi en cada pagina y en el estudio de cada uno de los extremos que comprenden, surge y se impone la idea fundamental de todas ellas, de que, para destruir el rebajamiento moral que amenaza a los nobles sentimientos y mas sagrados intereses, ES NECESARIA LA MORALIZACION Y EL MEJORAMIENTO ECONOMICO DE LA FAMILIA INDIGENTE Y DEL PUEBLO TRABAJADOR.

Parece completa la demostración que hemos dado del origen de la miseria en las ciudades y de la eficacia racional del medio que proponemos como único capaz de extirpar en lo posible la indigencia y de conseguir aquella moralización; pero a pesar de ello no podemos dispersarnos de añadir algunas observaciones encaminadas a llevar la convicción al animo de los amigos del progreso y las clases elevadas, porque así lo exige la transformación profunda producida por la civilización en la manera de ser, en las costumbres y los intereses de las masas que habitan en las grandes poblaciones.

En efecto, a medida que se amplia la vida social y facilitan alicientes, se extiende de una manera alarmante la miseria entre las clases pobres de nuestras ciudades; creándose en ellas un foco de donde sale el contingente de los hospicios, de los hospitales y de las cárceles, y sobretodo de la prostitución degradante e inmunda que, cual lepra social, infesta y relaja las costumbres y relaja la incauta juventud con virus destructores que originan muertes prematuras y degeneración sensible de la raza. Y ese foco de miseria que provoca con frecuencia complicaciones peligrosas y obliga ha hacer dispendios tan cuantiosos como generalmente ignorados, constituye un desequilibrio social que no puede ser muy duradero, porque, de no ponerle remedio, se encargaran de nivelarlo la relajación y el hambre. ¡Dios haga que no se realicen las fatídicas verdades de Malthus!.

Pero obsérvese que el gran mal que nace de aquel desequilibrio, se desarrolla vigoroso a pesar del afán que despliegan la beneficencia y la Caridad por mitigarlo. así lo atestiguan irrevocablemente los increíbles esfuerzos que se hacen para impedir sus manifestaciones; los clamores de la indigencia que resuenan en los hospitales, en los hospicios, las cárceles y los presidios; y por ultimo, de vez en cuando los rugidos de la desesperación excitada por la Internacional que exhibe la miseria producida por el egoísmo burgués y por las iniquidades, dice, de la clase media, cuyas riquezas individuales pretende por lo mismo liquidar en beneficio de la colectividad.

Ahora bien: ¿Qué obstáculos se crean cual debiera para impedir la progresión de la miseria y que antídotos se aplican para su extirpación? Ninguno eficaz que sepamos; porque por una parte los medios empleados por la Caridad y la beneficencia, además de ser importantes, fomentan tal vez ellos mismos el vicio social que se pretende corregir, y por otra la impotencia también de la represión para impedir el crecimiento de dicho mal y aniquilar las causas que lo promueven.

Así, la Asociación Internacional de los Trabajadores, que es la explosión mas genuina de la pavorosa cuestión del pauperismo, late oculta y activa entre pliegues del misterio, donde no hay libertad de asociación, y esto se verifica en medio de una sociedad distraída y adormecida, confiando quizás demasiado en la fuerza publica, sin acordarse de que también esta es importante para destruir en su origen el foco pertinaz de la pobreza que existe fuera del alcance y acción de aquella fuerza.

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En vista, pues, de la ineficiencia de los medios caritativos que emplea la beneficencia, es necesario encaminar esta institución por la senda que hemos trazado; y en presencia del Nuevo Socialismo de las sectas de Marx y Backounine, constituidas en asociación secreta para realizar sus intentos disolventes, es necesario también que las clases ilustradas y pudientes, contra quienes principalmente se dirigen aquellas sectas, tomen una parte muy activa en la verdadera cuestión social planteada de hecho por sus francos enemigos, y que no fíen exclusivamente la guarda de los intereses morales y materiales, los de la patria misma y la familia, al poder gubernamental, a la acción de la beneficencia ni a la inocente piedad, porque los alcances de estos medios son muy limitados, conforme hemos demostrado para luchar con las ideas y los principios sentados por aquella Asociación. Si; es necesario que esa parte favorecida de la sociedad comprenda que es preciso precaver los peligros del Socialismo, REALIZANDO SIN SU CURSO, el bien con que sueña y que el no podrá realizar; se cumpla resueltamente su misión en la lucha de la vida, en la eterna guerra entre el bien y el mal; que no vacile y sobretodo que no se abstenga retraída, que es todavía peor; por ultimo, que sus individuos se convezcan de que, si se contaran y organizasen, pronto sabrían que solo de ellos depende la solución en la lucha que encierra su porvenir.

Tiempo es de que las clases elevadas se opongan resuelta y eficazmente a los inventos y los actos de la Internacional; no con medidas violentas, que estas muchas veces podrían agravar el mal, sino creando instituciones de orden benéfico y de exquisita sociabilidad, como son las que tienden al verdadero alivio de la miseria, a propagar la instrucción, a combatir el vicio y estimular el ahorro, procurando así el mejoramiento positivo del pobre y del indigente, para quienes son de absoluta necesidad todas las instituciones moralizadoras. Así y solamente así, inspirándose en los sanos principios de la sociabilidad, adoptando los medios adecuados que surgen de los preceptos, y desechando esa indolencia, hija del orgullo y de la vida mercantil, que, tan exacta como fría, descansa erróneamente en la creencia de que la sociedad vive segura solo con el amparo de la fuerza. Así, repetimos, podrá la clase media combatir victoriosamente para su conservación las extraviadas doctrinas anarquistas del socialismo igualitario y demoledor de Backounique, que tantos adictos cuenta entre las masas que tienen poco que agradecer a la fortuna.

No olviden las clases acomodadas que todos los seres racionales se pertenecen y viven por otro y para otro, y que sin el curso de sus semejantes no les es posible explotar el mundo material, ni alcanzar serias conquistas en el mundo de las ideas; porque siendo individuos libres, responsables y encargados de su propia guarda, no pueden hacer nada para su bien, sino practicando hacia sus semejantes los deberes que a todos son comunes y a los que todos estamos obligados.

Como consecuencia de estas verdades, que sin esfuerzo acepta el buen sentido y que no necesitan las demostraciones de la ciencia, deben dichas clases cumplir su función social, consagrando sus esfuerzos a templar los males de la miseria y sobretodo a COMBATIR SUS CAUSAS POR OTROS MEDIOS DISTINTOS DE LOS QUE EMPLEA LA BENEFICIENCIA PUBLICA, e independientemente de esta institución y del Estado.

Con el fin de realizar estos principios, se han inventado varios métodos prácticos de los que vamos ha ocuparnos, concretándonos a los tres mas importantes que la experiencia señala como mejores por los excelentes resultados que ha dado su planteamiento, siendo además susceptible s de extensa e independiente aplicación. Tales son: 1º Casas para operarios; 2º Escuelas de Artesanos; 3º Asociaciones de Socorros Mutuos.

En efecto; se ha reconocido que se presta auxilio muy eficaz a los pobres, edificando Barrios cuyas viviendas puedan ser adquiridas en propiedad por los operarios que lo soliciten, según

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el método y condiciones fijadas por la inteligente Sociedad de los “Barrios Obreros” de Mulhouse, de que nos hemos ocupado en el capitulo XXII.

Como se comprenderá fácilmente, no se trata aquí de indigentes que apenas ganan para alimentarse y pueden ser favorecidos por la beneficencia Publica, sino de pobres que con cierto método pueden ahorrar algo para adquirir un precio de algún valor, es decir, de operarios que ganan mas de ochocientas pesetas al año, que es el tipo numérico o concreto que separa los estados de indigencia y de pobreza. Pues bien; la institución de los “Barrios Obreros” en Mulhouse y otras poblaciones que, cual hemos visto, es un poderoso medio de llevar las ventajas de la modernización y del ahorro al hogar del operario pobre, fue colocada en el terreno de los grandes hechos por asociaciones fundadoras que se establecieron con capital constituido bajo la base de simple adelanto del que fuese necesario para edificación, reintegrable en cierto numero de años, de remuneración proporcionada y de garantía perfecta por los mismos predios.

No insistiremos en demostrar la bondad del medio que proponemos, porque sobre este extremo todo queda ya dicho en las paginas precedentes; únicamente añadiremos que las clases ricas, pueden, sin menoscabo de sus intereses, fomentar el bien, facilitando al operario pobre, económico y trabajador, la adquisición de la propiedad urbana y una posición independiente que estimulando el interés propio hagan mas productivo su trabajo.

A este fin, y además de cuanto dejamos expuesto en los capítulos XXI y XXII, hemos trascrito íntegros en el apéndice A, los Estatutos de la Sociedad “Mulhousienne des Cités Ouvrières,” porque este documento contiene sabios preceptos que hacen eficaz la institución; por lo que pueden servir de excelente modelo para las asociaciones benéficas de este genero que tengan la fortuna de poder instituir en nuestra patria los “Barrios de Menestrales” independientemente de las URBES-ECONOMICAS PARA INDIGENTES, que corresponden a la beneficencia, y de contribuir por tal medio al bien social, asentando la publica tranquilidad sobre la amplia base del bienestar de la clase laboriosa.”

El estudio de Sociats tiene en nuestra opinión un gran interés en la medida que, por una parte, plantea con bastante clarividencia el tema desde la óptica de la clase dominante, y por otra, utiliza una información bastante exhaustiva de experiencias existentes tratando de “acoplarla” a la situación propia (el tema del poder adquisitivo y del capital público).

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PLANO DE LOCALIZACIÓN

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1_ GRUPO DE LA FET Y DE LAS JONS c/ Alboraia 10, c/ Flora 2.

2_ VIRGEN DEL CASTILLO Pl. Virgen del Castillo 1-6.

3_ GRUPO RAMIRO LEDESMA Av. Burjassot 233-237.

4_ GRUPO LA INDUSTRIA c/ Industria 44.

5_ GRUPO CORONEL MONTESINOS c/ Coronel Montesinos, 4.

6_ GRUPO SANTA ROSA Av. Burjassot 277-287.

7_ GRUPO FEDERICO MAYO c/ Industria 34

8_ GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS (Patraix) c/ Manuel Sosa 27.

9_ GRUPO CARRETERA DE BARCELONA Av. Constitución 33.

10_ GRUPO RINALDI-TORREFIEL c/Felipe Rinaldi 2, c/Conde de Torrefiel 1.

11_ GRUPO MONTDÚVER c/ Montdúver 35.

12_ GRUPO GENERALÍSIMO FRANCO c/ Molinell 11, c/ Alboraia 54.

13_ GRUPO RUIZ JARABO (Cabanyal) c/Bloque de portuarios 1-36.

14_ GRUPO VIRGEN DEL PILAR (Tendetes) c/ Padre Ferris 12, c/ Ramón Llin 1.

15_ EDIFICIO RENFE II Av. Aragón 1.

16_ GRUPO ALMAZORA c/ Alboraia 51, c/ Molinell 1.

17_ SAN MARCELINO c/ Arzobispo Olaechea 21.

18_ GRUPO DE LA C/ YECLA c/ Cardenal Benlloch 74, c/ Yecla 1.

19_ GRUPO ISLA PERDIDA Av. Blasco Ibáñez 162.

20_ GRUPO CAMINO DE ALBA Carretera de Alba 4.

21_ GRUPO RINALDI-FUENTE DE SAN LUIS Carretera Fuente de San Luis 133.

22_ GRUPO JOSÉ ZARAGOZA c/ Anna 4.

23_ GRUPO SALAS POMBO Av. Baleares 127.

24_ GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS Av. del Cid 41.

25_ GRUPO AGRIFERSA c/ Nicasio Benlloch 5.

26_ GRUPO DE LA C/ EDUARDO BOSCÁ c/ Eduardo Boscá 5.

27_ BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONA c/ Río Escalona 4.

28_ GRUPO MALVARROSA Av. Malvarrosa 43.

29_ GRUPO GIRÓN PARA UNL Av. Malvarrosa 85.

30_ GRUPO TRABAJADORES PAPELERA Av. Malvarrosa 128.

31_ GRUPO BARRIO DE LA LUZ c/ Barrio de la luz 1-21.

32_ STELLA MARIS c/ Stella Maris 1-20.

33_ POLÍGONO DE LA FUENSANTA Av. Tres cruces 12.

34_ GRUPO DE LA C/ BENASAL c/ Benasal 6.

35_ POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes) c/ Gregorio Gea 30.

36_ GRUPO VIRGEN DEL CARMEN Camino del Cabanyal 27.

De algunos grupos se ha utilizado una única dirección de referencia.

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GRUPO DE LA FET Y DE LAS JONSCayetano Borso, 1941. Antonio Tatay, 1945-1953. c/ Alboraia 10, c/ Flora 2.

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79 GRUPO DE LA FET Y DE LAS JONS

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GRUPO VIRGEN DEL CASTILLORegiones Devastadas dirigido por J.A. Pastor, 1942. Pl. Virgen del Castillo 1-6.

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83 VIRGEN DEL CASTILLO

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85 VIRGEN DEL CASTILLO

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Javier Goerlich, 1943. Av. Burjassot 233-237.GRUPO RAMIRO LEDESMA

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GRUPO LA INDUSTRIAJavier Goerlich, 1946. c/ Industria, 44.

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95 GRUPO LA INDUSTRIA

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GRUPO CORONEL MONTESINOSJavier Goerlich, 1947. c/ Coronel Montesinos.

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103 GRUPO CORONEL MONTESINOS

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GRUPO SANTA ROSAJavier Goerlich, 1947. Av. de Burjassot, 277 -287.

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107 GRUPO ROSA DE LIMA

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GRUPO FEDERICO MAYOJavier Goerlich, 1947-1953. c/ Industria 34.

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113 GRUPO FEDERICO MAYO

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115 GRUPO FEDERICO MAYO

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GRUPO VIRGENDE LOS DESAMPARADOS (Patraix)P. Soler Lluch, 1948-1950. c/ Manuel Sosa 27.

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117 GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS (Patraix)

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GRUPO CARRETERA DE BARCELONAJavier Goerlich, 1944-1952. Av. Constitución 33.

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GRUPO RINALDI - TORREFIELM. Peris, 1949. c/ Felipe Rinaldi 2, c/ Conde de Torrefiel 1.

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GRUPO MONTDÚVER1949. c/ Montdúver 35.

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GRUPO GENERALÍSIMO FRANCOJavier Goerlich, 1949. c/ Molinell 11, c/ Alboraia 54.

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141 GRUPO GENERALÍSIMO FRANCO

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143 GRUPO GENERALÍSIMO FRANCO

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GRUPO RUIZ JARABO (Cabanyal)A. Tatay, 1949. c/. Bloque de portuarios 1-36.

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147 GRUPO RUIZ JARABO (Cabanyal)

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GRUPO VIRGEN DEL PILAR (Tendetes)Pablo Soler, 1952. c/ Padre Ferris 12, c/ Ramón Llin 1.

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153 GRUPO VIRGEN DEL PILAR (Tendetes)

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155 GRUPO VIRGEN DEL PILAR (Tendetes)

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EDIFICIO RENFE IIFernando Ruiz, 1950-1954. Av. Aragón 1-5.

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GRUPO ALMAZORA1955. c/ Alboraia 51, c/ Molinell 1.

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SAN MARCELINOP. Soler, 1955. c/ Arzobispo Olaechea 21.

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GRUPO DE LA C/ YECLAFonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano, Piqueras y Bastarreche, 1952. c/ Cardenal Benlloch 74, c/ Yecla 1.

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177 GRUPO DE LA C/ YECLA

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183 GRUPO DE LA C/ YECLA

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GRUPO ISLA PERDIDAJosé Fonseca, 1952. Av. Blasco Ibáñez 162.

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185 GRUPO ISLA PERDIDA

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187 GRUPO ISLA PERDIDA

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189 GRUPO ISLA PERDIDA

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GRUPO CAMINO DE ALBAJavier Goerlich (INV nuevo proyecto), 1952-1956. Carretera de Alba 4.

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191 GRUPO CAMINO DEL ALBA

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193 GRUPO CAMINO DEL ALBA

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195 GRUPO CAMINO DEL ALBA

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GRUPO RINALDI - FUENTE DE SAN LUISM. Peris, 1953. Carretera Fuente de San Luis 133.

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197 GRUPO RINALDI-FUENTE DE SAN LUIS

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199 GRUPO RINALDI-FUENTE DE SAN LUIS

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201 GRUPO RINALDI-FUENTE DE SAN LUIS

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GRUPO JOSÉ ZARAGOZARicardo Roso, 1958-1961. c/ Anna 4.

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203 GRUPO JOSÉ ZARAGOZA

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205 GRUPO JOSÉ ZARAGOZA

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207 GRUPO JOSÉ ZARAGOZA

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GRUPO SALAS POMBOFonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano, Piqueras y Bastarreche, 1953. Av. Baleares 127.

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209 GRUPO SALAS POMBO

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211 GRUPO SALAS POMBO

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213 GRUPO SALAS POMBO

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GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOSF. Cabrero, L. Costa, A. Tatay y V. Valls, 1954-1965. Av. del Cid 41.

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215 GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

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217 GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

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219 GRUPO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

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GRUPO AGRIFERSAP. Genovés, 1954. c/ Nicasio Benlloch 5.

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221 GRUPO AGRIFERSA

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223 GRUPO AGRIFERSA

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225 GRUPO AGRIFERSA

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GRUPO DE LA C/ EDUARDO BOSCÁFonseca, Ruiz de la Prada, Gómez Mesa, Rodríguez Cano y Piqueras, 1954.c/ Eduardo Boscá 5.

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227 GRUPO DE LA C/ EDUARDO BOSCÁ

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231 GRUPO DE LA C/ EDUARDO BOSCÁ

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BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONAVicente Figuerola, 1960-1961; José Beneyto, 1960-1961. c/ Río Escalona 4.

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233 BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONA

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235 BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONA

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237 BLOQUES DE LA C/ RÍO ESCALONA

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GRUPO MALVARROSAEduardo Alegre y Víctor Bueso, 1953-1959. Av. Malvarrosa 43.

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239 GRUPO MALVARROSA

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241 GRUPO MALVARROSA

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243 GRUPO MALVARROSA

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GRUPO GIRÓN PARA UNLBastarreche Fonseca y otros, 1955. Av. Malvarrosa 85.

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245 GRUPO GIRÓN PARA UNL

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247 GRUPO GIRÓN PARA UNL

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249 GRUPO GIRÓN PARA UNL

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GRUPO TRABAJADORES PAPELERA1956. Av. Malvarrosa 128.

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251 GRUPO TRABAJADORES PAPELERA

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253 GRUPO TRABAJADORES PAPELERA

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255 GRUPO TRABAJADORES PAPELERA

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GRUPO BARRIO DE LA LUZV. Figuerola, 1957-1958. c/ Barrio de la luz 1-21.

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257 GRUPO BARRIO DE LA LUZ

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259 GRUPO BARRIO DE LA LUZ

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261 GRUPO BARRIO DE LA LUZ

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STELLA MARISCayetano Borso, Rafael Contel, 1958. c/ Stella Maris 1-20.

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263 STELLA MARIS

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265 STELLA MARIS

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267 STELLA MARIS

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POLÍGONO DE LA FUENSANTAC. Grau, M. Lleó, J.A. Pastor, J.R. Pons, C. Soria, 1958. Av. Tres cruces 12.

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269 POLÍGONO DE LA FUENSANTA

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273 POLÍGONO DE LA FUENSANTA

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GRUPO DE LA C/ BENASALM.A. García Lomas, 1958. c/ Benasal 6.

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275 GRUPO DE LA C/ BENASAL

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277 GRUPO DE LA C/ BENASAL

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POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes)García Sanz, Valls Abad, Blanch Díaz, Grau García, 1961. c/ Gregorio Gea 30.

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281 POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes)

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283 POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes)

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285 POLÍGONO DE CAMPANAR (Tendetes)

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GRUPO VIRGEN DEL CARMENArmando García Ordóñez y Juan Ma Dexeus-Beatty (GODB), 1957. Camino del Cabanyal 27.

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287 GRUPO VIRGEN DEL CARMEN

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Las fotografías de este libro se realizaron a lo largo del año 2007.

José Mª Azkárraga, páginas: 77, 78, 79, 82, 84-1, 84-2, 85, 86, 88-1, 88-3, 89, 90, 94, 96, 97-1, 98, 99, 100, 102, 107, 108, 109-1, 110, 113, 114, 116, 120, 121-1, 124, 127-4, 128, 132-2, 133-2, 136, 142, 144, 148-2, 149, 155, 156, 158, 160, 161, 162-1, 163, 167, 169, 170, 172, 173, 176, 180, 181, 182, 187, 188-1, 192, 193, 195, 198, 199, 202, 204, 205, 211, 212, 216, 217, 223-2, 223-3, 223-4, 224, 226, 230, 231, 232, 234, 235, 237-2, 240, 242, 243, 246, 247, 249, 250, 252, 253, 259, 260, 261-1, 265, 266-2, 266-3, 267, 268, 272, 273, 277-1, 278, 280, 282, 283-1, 284-2, 285, 288, 289 y portada.

Juan Peiró, páginas: 74, 76, 80, 83, 84-3, 88-2, 92, 95, 97-2, 103, 104, 106, 109-2, 109-3, 109-4, 112, 115, 118, 119, 121-2, 122, 125, 126, 127-1, 127-2, 127-3, 130, 131, 131-1, 133-1, 134, 137, 138, 139, 140, 143, 145, 146, 148-1, 150, 151, 152, 154, 157, 162-2, 164, 166, 168, 174, 175, 178, 179, 184, 186, 188-2, 189, 190, 194, 196, 200, 201, 206, 208, 210, 214, 218, 219, 221, 222, 223-1, 225, 228, 229, 236, 238, 241, 244, 248, 254, 255, 256, 258, 261-2, 261-3, 262, 264, 266-1, 270, 271, 274 , 276, 277-2, 283-2, 284-1, 286, 290, 291 y contrasolapas.

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