Renombrar la esperanza. Pensar de forma distinta un mundo diferente

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La cooperación y el desarrollo humano local Mertxe Larrañaga y Yolanda Jubeto (editoras) Retos desde la equidad de género y la participación social

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Renombrar la esperanza, pensar de forma distinta un mundo diferente. Ensayo de Andrés Cabanas en La cooperación y el desarrollo humano local. En sentido contrario a la profecía del fin de la historia y el triunfo del pensamiento único, América Latina es hoy un hervidero de propuestas, alternativas y resistencias. Nada permanece ajeno a la discusión: la organización, la cultura, la ciencia, la epistemología, la modernidad, la necesidad de nuevos paradigmas más allá de simples reformas o cambio de contenidos.Esta búsqueda cuestiona, además del pensamiento y el modelo hegemónico, las formas tradicionales de producción del conocimiento: critica el eurocentrismo y el racismo ontológico, recupe- ra las sabidurías de los pueblos originarios y considera que el conocimiento se construye no solo desde la razón sino desde todas las potencialidades del ser humano integral, incluidos los sentimientos y los instintos. El nuevo mundo pensado y soñado debe ser igualmente renombrado: no hay subversión posible si no va acompañada de la reinvención de las palabras.La encrucijada entre lo viejo y lo nuevo por construir, plantea re- tos para el trabajo de los movimientos sociales, para la investigación social y, en particular, para la Cooperación Internacional: modelo en muchas ocasiones de inmovilismo, marcos preestablecidos, fórmulas abstractas y universales -palabras que a fuerza de usarse sin provocar cambios se vacían de contenido.El desafío es fascinante: volver a pensar un mundo en recons- trucción. Volver a nombrar la utopía y la esperanza.

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  • El objetivo principal de esta publicacin consiste en aportar elementos cla-ves de carcter terico-prctico para la mejora de la calidad de la coopera-cin descentralizada vasca. El hilo conductor que gua todas las aportacio-nes incluidas es la reflexin en torno a dos ejes fundamentales del desarrollo humano local, la equidad de gnero y la participacin social, con el fin de que sirvan para avanzar tanto en el desarrollo terico de esta propuesta como en sus aplicaciones ms prcticas. En algunos casos la reflexin es eminentemente terica y, siempre con la mirada puesta en el futuro, se trata tambin de recuperar aportaciones de propuestas planteadas en el pasa-do. En otras el objetivo es estudiar y extraer lecciones de experiencias ms vinculadas a realidades concret as. Las iniciativas analizadas corresponden fundamentalmente a Ecuador, Guatemala y la RASD, pases en los que se ha centrado la investigacin base de este libro.

    Hegoa, Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperacin Internacional, es una organizacin que, desde su identidad como universidad y asociacin civil, trabaja en la promocin del desarrollo humano, desde sus dimensio-nes polticas, socioeconmicas, culturales, medioambientales y de gnero. Define como misin construir, proponer y aplicar, desde el pensamiento crtico, marcos tericos, procesos y estrategias alternativas de desarrollo humano y de cooperacin transformadora.

    La actividad del Instituto Hegoa se desarrolla en el mbito de la docencia y la investigacin, la educacin para el desarrollo, la asesora tcnica y la consultora. Dispone, as mismo, de un centro de documentacin especia-lizado en dicha temtica accesible a travs de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin.

    Arantza Chacn OrmazabalLicenciada en Derecho y responsable de proyectos de la Asociacin de Amigas y Amigos de la RASD de Vitoria-Gasteiz.

    Mara Lpez BellosoLicenciada en Derecho e investigadora de Hegoa, for-ma parte del Grupo de Investigacin sobre Seguridad Humana y Desarrollo Humano Local de la Universi-dad del Pas Vasco. Es activista por los derechos del pueblo saharaui.

    Gloria Guzmn OrellanaIntegrante del rea de investigacin de Hegoa. Es Licenciada en Ciencias de la Educacin por la Univer-sidad de El Salvador, Mster en Relaciones de Gne-ro y DEA en Globalizacin, Desarrollo y Cooperacin Internacional.

    Irantzu Mendia AzkueInvestigadora de Hegoa y Licenciada en Sociologa, forma parte del Grupo de Investigacin sobre Seguri-dad Humana y Desarrollo Humano Local de la Univer-sidad del Pas Vasco. Trabaja fundamentalmente te-mas de gnero, conflicto y reconstruccin posblica.

    Unai Villalba EguiluzProfesor de la Universidad del Pas Vasco, Licencia-do en Economa e investigador adscrito al Instituto Hegoa.

    La cooperaciny el desarrollo humano local

    Mertxe Larraaga y Yolanda Jubeto (editoras)

    Retos desde la equidad de gnero y la participacin social

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    Andrs Cabanas DazPeriodista y escritor, nacido en A Corua (Galiza, Es-paa) y residente en Centroamrica desde 1985. Con-vencido de que otro mundo es posible, necesario e inevitable.

    Yolanda Jubeto RuizDoctora en Economa, profesora del Departamento de Economa Aplicada I de la UPV/EHU, e investiga-dora de Hegoa.

    Mertxe Larraaga SarrieguiDoctora en Economa, profesora del Departamento de Economa Aplicada I de la Universidad del Pas Vasco, e investigadora de Hegoa. Ex Directora de Igualdad de la UPV/EHU.

    Jokin Alberdi BidagurenProfesor agregado de la UPV/EHU e investigador de Hegoa, Gernika Gogoratuz y el Grupo de Estudios Africanos (GEA) de la Universidad Autnoma de Ma-drid. Militante de la cooperacin y la solidaridad in-ternacional.

    Henry Morales LpezDe nacionalidad guatemalteca, es doctor en Econo-ma con especialidad en Economa del Desarrollo y Cooperacin Internacional. Es coordinador general del Movimiento Tzuk Kim-pop. Investigador y activis-ta social.

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  • La cooperaciny el desarrollo humano local

    Retos desde la equidad de gneroy la participacin social

    Mertxe Larraaga y Yolanda Jubeto (editoras)

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  • www.hegoa.ehu.es

    UPV/EHUEdificio Zubiria EtxeaAvenida Lehendakari Agirre, 81 48015 BilbaoTel.: 94 601 70 91 Fax: 94 601 70 [email protected]

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    Junio de 2011.D. L.: Bi-1473-91 ISBN: 978-84-89916-57-9Impresin: Lankopi, S.A.Diseo y Maquetacin: Marra, S.L.

    Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 Espaa.

    Este documento est bajo una licencia de Creative Commons. Se permite copiar, distribuir y co-municar pblicamente esta obra con libertad, siempre y cuando se reconozca la autora y no seuse para fines comerciales. No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a par-tir de esta obra.

    Licencia completa: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/

    Esta publicacin es fruto del proyecto aprobado por Eusko Jaurlaritza-Gobierno Vasco en su convo-catoria de proyectos FOCAD 2008, bajo el ttulo: El nuevo marco institucional de la cooperacin vas-ca: una oportunidad para reforzar el trabajo por la equidad de gnero y la participacin local.

    El equipo de investigacin ha estado conformado por: Jokin Alberdi, Gloria Guzmn, Yolanda Jubeto,Luis Guridi, Mertxe Larraaga, Mara Lpez, Ivn Molina y Unai Villalba.

    Financia:

    Edita:

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  • Prlogo 5

    Alfonso Dubois Migoya

    Introduccin 19

    Renombrar la Esperanza. Pensar de forma distinta un mundo diferente 25

    Andrs Cabanas Daz

    Aportes del institucionalismo radical al impulso de la equidadde gnero en procesos de transformacin social 39

    Yolanda Jubeto Ruiz y Mertxe Larraaga Sarriegui

    La cooperacin descentralizada y la nueva arquitectura de la ayuda: la cooperacin vasca en el siglo XXI 59

    Jokin Alberdi Bidaguren

    Tendencias de la cooperacin internacional en Amrica Latina y el Caribe: estudio de caso de Guatemala 83

    Henry Morales Lpez

    Feminismo y cooperacin descentralizada: experiencia de la UninNacional de Mujeres Saharauis y la Red Vasca de Apoyo a la UNMS 115

    Arantza Chacn Ormazabal y Mara Lpez Belloso

    Reflexiones sobre multiculturalidad, pueblos indgenasy participacin local en Guatemala 131

    Gloria Guzmn Orellana e Irantzu Mendia Azkue

    Desarrollo humano local y calidad participativa. Experiencias en Ecuador 155

    Unai Villalba Eguiluz

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    ndice

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  • PrlogoAlfonso Dubois Migoya

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  • Nos encontramos en un momento en el que el debate sobre el desarrollo se ha abier-to, lo que supone un fuerte contraste con las ltimas dcadas, dominadas por unaconcepcin estrecha del desarrollo que pona todo el nfasis en el crecimiento econ-mico, dando por supuesto que, una vez conseguido ste, se alcanzaran los demsobjetivos de bienestar. Durante muchos aos esta asuncin de la prioridad del creci-miento ha funcionado como referencia de toda estrategia de desarrollo. Esto noquiere decir que no se produjeran discusiones sobre el mejor camino para llegar aldesarrollo, pero las discrepancias que ofreca el pensamiento oficial se limitaban aconsiderar qu polticas eran las ms adecuadas. Sera injusto no hacer mencin delas distintas corrientes crticas que a lo largo de ese periodo mostraron su desacuer-do con esos planteamientos, pero lo cierto es que tuvieron un papel secundario en laprctica del desarrollo.

    El cuestionamiento de esa visin del desarrollo no nace con la crisis que se inici enel 2008, aunque sin dudar sta lo ha profundizado y extendido. La recesin ha ser-vido para quitar el velo que ofreca el crecimiento aparente de la economa y mos-trar la crisis de un modelo econmico y social, gestada desde aos atrs, ms allde los procesos coyunturales de los desajustes financieros. En realidad la crisisdel desarrollo se inicia con el incumplimiento en muchos pases de su objetivoms emblemtico: el crecimiento econmico. A lo que se aaden las crecientes du-das sobre su sostenibilidad, dado el deterioro medioambiental y el consumo excesivode recursos naturales no renovables, que imposibilitan la universalizacin del mode-lo; y, el nuevo marco de la globalizacin que desencadena una serie de cambios quealteran las relaciones entre los pases, ahora marcadas por una fuerte interdepen-dencia. Y, por ltimo, pero tal vez lo ms grave, es que ve debilitada su legitimidad alno ser capaz de resolver cuestiones bsicas de justicia, como la erradicacin de la po-breza y una mayor igualdad entre los pases y las personas.

    Ante este panorama, no hay nadie que niegue la necesidad de proceder a una revi-sin del desarrollo tal como se ha entendido y practicado. Pero qu es lo que real-mente se somete a debate? Y, cmo se refleja cuando se trata de reformular la coo-peracin al desarrollo? Si bien hay consenso en que la revisin es inevitable, no lohay tanto a la hora de diagnosticar la naturaleza de la crisis y precisar cules son laspropuestas ms adecuadas que deben implementarse. No slo se encuentran posi-ciones diferentes de lo que deba ser el desarrollo, sino que dentro de quienes com-parten el actual modelo existe una amplia gama de posturas sobre cmo entender laayuda.

    Hay quienes consideran que la cooperacin no es un compromiso o una obligacinexigible a ningn pas y, consecuentemente, quien la proponga tendr que justificarsu necesidad. Por qu dar aquello que no responde a un compromiso asumido, auna obligacin cierta? Adems, aaden, no hace falta acudir a grandes argumentoscuando en la prctica se ha demostrado la ineficacia de la cooperacin para conse-guir resultados de desarrollo.

    Prlogo

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  • La preocupacin por la eficacia ha condicionado y condiciona el debate, lo que enprincipio no deja de ser positivo para hacer frente a las importantes deficiencias queel sistema de ayuda mostraba. Pero, qu es lo que hay que considerar para evaluarla eficacia de la cooperacin? Aqu las posiciones divergen segn la visin que se ten-ga sobre el alcance de la revisin que hay que hacer. En un extremo, estn quienesponen el nfasis en revisar los procesos, las polticas, mientras que los objetivos oprioridades permanecen inalterados o con modificaciones muy ligeras; en el otro,quienes inciden en la necesidad de revisar los propios objetivos del desarrollo y, enconsecuencia, tambin los procesos. Las consecuencias de la revisin en ambas posi-ciones son muy distintas: en la primera se trata de proponer reformas de funciona-miento del sistema de la cooperacin; en la segunda se considera que debe proce-derse a un replanteamiento de las bases del sistema, se trata de una alternativa msque de una mera reforma.

    La tarea central: pensar el desarrollo

    Aunque pueda parecer redundante, hay que destacar que es fundamental para la co-operacin preguntarse por los objetivos de desarrollo que debe perseguir. Pero a ve-ces el discurso de la cooperacin se distancia del desarrollo, como si tuviera su pro-pia autonoma. Es producto de una visin inmediatista que considera una prdida detiempo y un cierto lujo intelectual preguntarse por los fundamentos del desarrollo.Pero esto es un enorme error. Como deca Keynes, las ideas de los economistas y fil-sofos polticos son ms poderosas de lo que suele creerse, ya sean verdaderas o fal-sas. Y hasta quienes se creen libres de toda influencia intelectual, generalmente sonesclavos de algn economista desaparecido. Con esta llamada a la cautela tan pocosospechosa, no hace falta mayor insistencia en la necesidad de revisar nuestras ide-as del desarrollo. Tenemos que disponer de ideas propias, ya que si no corremos elriesgo de estar sirviendo a objetivos de desarrollo que no compartimos, sin ser cons-cientes de ello. Hay que aguzar la capacidad crtica y creativa para garantizar que es-tamos construyendo el desarrollo que consideramos valioso y deseable.

    Nos engaaramos si hurtamos la cuestin del desarrollo, porque el objetivo de lacooperacin es el desarrollo. El reto fundamental, no hay que olvidarlo, es disearel futuro y empezar a construirlo. Esto es vlido cualquiera que sea el concepto dedesarrollo que se tenga. Si, adems, se aboga por un desarrollo integral, eso im-plica encontrar las categoras conceptuales, ticas y polticas con que plantearese objetivo dentro de la justicia o equidad. Y si, adems, se considera que la coo-peracin al desarrollo es una propuesta importante para conseguir ese objetivo,tenemos que preguntarnos, de manera especfica, por el papel que pueda tener lasolidaridad en la construccin de ese futuro. Por eso, la cooperacin es una espe-cial o particular forma de entender o abordar el proceso de desarrollo. No la nica,pero s imprescindible.

    El futuro no se construye improvisando, hay que tener un diseo de lo que se desea,de lo que se busca. No quiere decir que haya que formular un modelo final, cerrado y

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  • acabado, pero s es necesaria una propuesta de futuro que sirva de gua o referente.Desde dnde elaborar ese diseo? En el contexto actual, en que la crisis cuestionaelementos centrales del modelo econmico dominante, y cuyo reto es disear res-puestas nuevas y operativas para conseguir un escenario mejor: qu papel juega lacooperacin? Debe tener una presencia a la hora de elaborar objetivos, modos defuncionamiento, actitudes, etc. o debe pensarse como un instrumento menor cuyafuncin no va ms all de servir para determinadas polticas sociales con objetivosmuy concretos? Nuestra propuesta/respuesta es que en el momento actual hay unespacio y una oportunidad para pensar y trabajar en una cooperacin ambiciosa.Pero esto implica para quienes defendemos esta postura una responsabilidad espe-cfica: hay que disear y hacer operativa la propuesta.

    En Hegoa llevamos varios aos trabajando desde el enfoque del desarrollo humanolocal como un proceso vlido para ir dando esa respuesta. Consideramos que es unaplataforma que permite el encuentro con diversas formas de entender el camino ha-cia el desarrollo, as como sus concreciones, siempre dentro de un marco comn deprioridades. No es una toma de posicin previa que se acepta de manera rgida, porel contrario es un punto de partida que exige la continua puesta a prueba de su fun-cionamiento en la realidad. Lo cierto es que en nuestra experiencia con muchas insti-tuciones y organizaciones de Amrica Latina, esta propuesta del desarrollo humanolocal se est mostrando fructfera.

    Este esfuerzo por encontrar categoras que ayuden a entender la realidad y por elabo-rar estrategias de desarrollo humano que funcionen en contextos concretos es unacaracterstica central de la forma de funcionar desde el enfoque del desarrollo huma-no. As, el ltimo informe del PNUD, de 2010, destaca la necesidad de este procesocontinuo: El desarrollo humano no se trata de un conjunto de preceptos fijos y est-ticos, sino de un concepto en constante evolucin, cuyas herramientas analticasse adaptan a los cambios que ocurren en el mundo. Los desafos actuales tambinexigen una nueva visin a la hora de plantear polticas pblicas. Para avanzar endesarrollo humano no existen frmulas mgicas, aunque s es posible llegar a cier-tas conclusiones claras en cuanto a la formulacin de polticas1.

    No se trata de hacer un discurso de buenas intenciones, sino de analizar la potencia-lidad y vigencia del enfoque del desarrollo humano para elaborar una estrategia deautntica cooperacin al desarrollo, que incida en el diseo del nuevo escenario. Eneste libro se recoge una parte de ese esfuerzo por encontrar ideas que funcionen,que sirvan para el objetivo de construir ese futuro alternativo. No es una tarea fcil,porque corre el peligro de caer tanto en una reflexin demasiado abstracta de discu-sin de conceptos, como en una prctica acrtica preocupada slo por resultados tan-gibles. Hay que encontrar la tensin fructfera entre las dos dimensiones, siendo evi-

    Prlogo

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    1 PNUD, Informe sobre desarrollo humano, 2010. La verdadera riqueza de las naciones, Programa de Nacio-nes Unidas para el Desarrollo, Nueva York, 2010. Disponible en: http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2010_ES_ Complete.pdf (fecha de consulta: 5/04/2011).

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  • dente que ambas son imprescindibles. Sin duda el tener un contacto con personas ygrupos comprometidos con sus sociedades da confianza en que se pueda conseguir.

    La capacidad de definicin del futuro deseable y posible

    El ncleo constitutivo del desarrollo humano local es que cada sociedad tenga la ca-pacidad de definir y llevar adelante su futuro, lo que comporta un proceso colectivode funcionamiento, y que ste responda a objetivos comunes propios del desarrollohumano. Esta pretensin se engancha con uno de los temas centrales del actual de-bate sobre el desarrollo y la cooperacin, que es el papel que corresponde a los pa-ses y las distintas comunidades en la formulacin de sus prioridades de desarrollo ylas polticas para conseguirlas, lo que se conoce como apropiacin.

    La Declaracin de Pars, del ao 2005, es el documento central de la revisin de la co-operacin hecha por sus propias instancias oficiales. En ella se proponen los proce-sos que se consideran necesarios implementar para conseguir la eficacia de la ayuda.De todos ellos, el de apropiacin es sin duda el ms importante. Por qu introduce laapropiacin? Porque se tena la experiencia de que la condicionalidad exagerada quemarc la cooperacin internacional en las dcadas anteriores haba sido la causa desu ineficacia y si se quera que funcionara se haca necesaria una mayor implicacinde los pases. Adems, era una exigencia de un principio democrtico bsico, ya quesi se estaba proponiendo la democratizacin de las sociedades, difcilmente era sos-tenible mantener imposiciones unilaterales.

    Pero cmo se entiende la apropiacin? No resulta aventurado afirmar que dominaun enfoque tecnocrtico en el planteamiento de la Declaracin de Pars. En muchoscasos la visin que se tiene de ella se limita a conseguir que los pases beneficiariosacepten las polticas y reformas que se consideran correctas. Los pases donanteshan pretendido una reforma puramente tcnica, lo que no quita para que quepa tam-bin una lectura ms poltica de la misma. Desde el enfoque poltico, lo relevante sonlas relaciones de poder existentes entre los actores que actan con motivaciones po-lticas; mientras que desde el tecnocrtico se intenta circunscribir el problema a la re-solucin de determinados mecanismos.

    Llama la atencin que la Declaracin de Pars desconozca las dimensiones del podery la poltica, que se encuentran en el centro mismo de las relaciones de cooperacin.Es cierto que, posteriormente, el Foro de Accra (2008) ha supuesto un aumento de laconciencia sobre las complejas y diversas realidades que constituyen los pases yque deben ser objeto de atencin. Hacer esta crtica no significa que se rechazan losprocesos que propone, sino que se trata de situarlos en el contexto real donde debenconcretarse y relacionarlos con las prioridades del desarrollo en el nuevo escenario.

    Desde el movimiento de las organizaciones no gubernamentales, el pronuncia-miento es ms claro sobre las exigencias de la reforma. Por ejemplo, la plataforma

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  • Better Aid2 plantea promover la eficacia del desarrollo como marco que gue las re-formas de la cooperacin al desarrollo internacional, lo que implica ir ms all dela Declaracin de Pars y Accra. El marco que se necesita no debe basarse slo enla eficacia de la ayuda sino en la eficacia del desarrollo, lo que implica avances enderechos humanos, igualdad, responsabilidad y mutua rendicin de cuentas. Aun-que cumplir con los compromisos de eficacia de la ayuda es imprescindible para laeficacia del desarrollo, las reformas actuales son insuficientes puesto que se cen-tran principalmente en la ayuda. La eficacia del desarrollo consiste en el impactode las acciones de los actores del desarrollo sobre las vidas de las poblaciones po-bres y marginadas. La eficacia del desarrollo exige numerosos cambios en todoslos niveles de las estructuras globales de gobernanza, incluyendo el comercio, losmercados financieros, la inversin extranjera directa y la deuda.

    Desde el desarrollo humano, para que se d esa apropiacin colectiva, las personas queforman parte de esa sociedad tambin tienen que apropiarse, es decir, tener la capaci-dad de definirse cada una por s misma. Una persona se constituye como tal cuando ac-ta y deja de serlo cuando no tiene capacidad para tener un futuro. Un ser humano queno puede decidir por s mismo ve negada su condicin persona. Aunque la apropiacin,empieza por el nivel personal, no puede entenderse desde el individualismo. La capaci-dad de cada quien para elegir se realiza dentro de estructuras comunes de vida; no sepuede separar el ejercicio de la libertad humana y la eleccin de la comunidad histrica.Lo que define y mantiene a un ser humano es su insercin en una comunidad. Los sereshumanos construyen sus proyectos personales de vida en tanto se apropian en ciertaforma de la particular realidad social e histrica en la que se encuentran.

    As la apropiacin es un proceso que parte de la idea del bienestar individual, integrael colectivo, nos sita en la dimensin local y nos lleva a la global. En cada sociedad,apropiarse del futuro implica un cambio profundo de reglas de juego, de procesosque permitan la convivencia armnica de esa pluralidad de futuros emergentes. Unreto que, igualmente, debe darse dentro de cada sociedad con las diferentes apropia-ciones que cada quien hace de la realidad en que se encuentra. Dicho en otros trmi-nos, no puede hablarse de apropiacin sin procesos de participacin individual y gru-pal que impliquen la capacidad de incidir en la definicin e implementacin delbienestar. Al mismo tiempo, una lectura fuerte de la apropiacin exige la emergenciade una sociedad global ms participada y participativa donde todos los pases pue-dan realmente hacer valer sus propuestas de desarrollo, lo que implica un nuevo mul-tilateralismo activo eliminando imposiciones imperialistas.

    Mujeres y desarrollo humano

    Dentro de esa necesidad de procesos efectivos de participacin, una cuestin centraldel proceso de apropiacin es asegurar que las mujeres tengan la capacidad de

    Prlogo

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    2 Better Aid aglutina a ms de 700 organizaciones de la sociedad civil que vienen trabajando sobre la efica-cia de la ayuda desde el ao 2007. Para mayor informacin, ver: www.betteraid.org.

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  • apropiarse de su futuro, tanto colectiva y como individualmente. No puede afirmarseque se produce un verdadero desarrollo humano local si la definicin del futuro colec-tivo deseable y posible no ha sido fruto de la participacin real de todas las personasen igualdad de condiciones. Por ello es necesario prestar atencin a que los colecti-vos que tradicionalmente se han visto relegados a posiciones de inferioridad en latoma de decisiones, y especialmente las mujeres, tengan la oportunidad efectiva departicipar en ese proceso. Desde el desarrollo humano no puede haber una definicinde los objetivos de bienestar sin la presencia de las mujeres y de sus reivindicacionesespecficas. No se trata slo de asegurar un cauce formal de participacin, sino quese considere de manera particular la situacin de las mujeres a la hora de precisar elbienestar. Slo desde esta toma de postura ser posible una propuesta de bienestarcolectivo sensible al gnero, que contemple combatir las desigualdades entre hom-bres y mujeres.

    Proponer objetivos generales de desarrollo humano no slo no es suficiente paraasegurar que se tiene en cuenta la situacin de las mujeres, sino que incluso pue-de llevar a que se mantengan las desigualdades. Es cierto que el paradigma dedesarrollo humano abre muchas posibilidades para la transformacin de las rela-ciones de gnero y la mejora de las condiciones de las mujeres, posibilidad que nopermite una visin ms economicista del desarrollo. Pero tambin es verdad que nopuede darse por sentado que eso ocurra. No es una teora normativa completa, niuna teora de la justicia, por lo que necesita de concreciones para evaluar los fun-cionamientos y las capacidades. Es, pues, un enfoque abierto no un modelo acaba-do, que debe evolucionar para poder ofrecer un marco capaz de una redefinicinque recoja las exigencias para la igualdad de gnero. En definitiva, requiere que sepropongan categoras tericas, indicadores y polticas propias del desarrollo hu-mano, pero que tengan en cuenta a las mujeres. Necesita acudir a los anlisis quedesde diversas posiciones ha venido haciendo el feminismo e integrarlos a los prin-cipios del desarrollo humano.

    A nivel terico las economistas feministas han desarrollado un marco alternativo queva ms all de reparar la exclusin y discriminacin de las mujeres, y las desigualda-des de gnero. Se trata de un marco que conceptualiza el conjunto de la economa, laesfera del mercado y del no mercado, el trabajo pagado y no pagado, la produccin yla reproduccin social del cuidado. Los conceptos econmicos feministas tienen mu-chos puntos de contacto con las economas morales que se basan en la cooperacin,la reciprocidad, se orientan hacia las necesidades y enfatizan la importancia del dar ydel cuidado para satisfacer las necesidades.

    Hasta qu punto se corresponden estas pretensiones con el paradigma del desarro-llo humano? Para el PNUD el objetivo de desarrollo sobre la igualdad entre hombres ymujeres es indivisible del objetivo de desarrollo humano. Pero tambin es cierto queen la prctica todava falta mucho camino por recorrer y que el enfoque de gnero nose contempla con la transversalidad y fuerza necesarias. Una tarea pendiente es

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  • avanzar en la conexin entre perspectiva de gnero y desarrollo humano y elaborarcategoras de anlisis que permitan el diseo de estrategias de desarrollo humanocada vez ms inclusivas de la realidad de las mujeres.

    En esta lnea, una cuestin estratgica se encuentra en la introduccin del cuidadocomo parte esencial del bienestar. Como sealaba el informe de UNRISD, la econo-ma poltica y social del cuidado es fundamental para la igualdad de gnero3. La formaen que la provisin de cuidados se organiza y distribuye entre el hogar, el mercado, elEstado y las instituciones sin fines de lucro tiene implicaciones importantes tantopara quienes tienen acceso a un adecuado cuidado como para quienes asumen lacarga que representan los cuidados. Aunque de forma creciente la cuestin del cuida-do figura en las agendas de investigacin y de poltica de los pases industrializadosavanzados, no se trata de una tendencia generalizada.

    La desigualdad es fundamental en el desarrollo humano: las diferencias en las ca-pacidades se traducen en resultados imposibles de validar como justos. Cuando setrata la desigualdad desde la visin de las mujeres surgen formas novedosas deplantearla que requieren de polticas especiales que ahora no se contemplan. Porejemplo, la desigualdad afectiva que se produce cuando las cargas y beneficios delas formas de trabajo de cuidado, amor y solidaridad se encuentran desigualmentedistribuidas y cuando esta distribucin desigual priva a quienes trabajan en esoscampos de importantes bienes humanos, incluyendo un adecuado sustento y cui-dado de uno mismo4.

    Cmo crear un nuevo enfoque del cuidado y establecer polticas democrticas delcuidado? Para generar un sentido de solidaridad, UNRISD, en el informe antes cita-do, propuso recurrir a un componente bsico, y menospreciado, del cuidado: laparte receptora. Solo si se piensa en todos los seres humanos no nicamente enlos frgiles y vulnerables como receptores continuos de cuidados podr lograrsela unidad de los proveedores de cuidados. Cuanto ms conscientes seamos denuestras propias vulnerabilidades, seremos menos propensos a distanciarnos delcuidado y tendremos mayores posibilidades de percibirlo como una actividad quees fundamental, y no marginal, para nuestras vidas. En la propuesta de redefinicindel bienestar desde el desarrollo humano, esta dimensin de los cuidados es esen-cial. Y en ese esfuerzo la consideracin de la dependencia como categora generales fundamental. Todava no se ha tomado conciencia de la realidad de la dependen-cia como un factor imprescindible de cualquier vida, no slo cuando se tienen encuenta circunstancias muy especficas o extremas. La redefinicin del sentido de ladependencia no como un problema sino como una categora de nuestra existenciaes un reclamo desde categoras feministas que supone un aporte esencial en la re-definicin del bienestar humano.

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    3 UNRISD, La economa poltica y social del cuidado, Ginebra, 2009. Disponible en: http://www.unrisd.org.4 LYNCH, Katheleen, BAKER, John y LYONS Maureen, Affective Equality. Love, Care and Injustice, 2009.

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  • La dimensin colectiva del desarrollo humano

    Una cuestin central es cmo se entiende lo local desde esta visin alternativa. Nor-malmente tiende a identificarse lo local con una determinada adscripcin administra-tiva, local o departamental. Y aunque en muchos casos se pueda asimilar nuestro ob-jeto de estudio con una de esas delimitaciones territoriales, lo decisivo de lo queconsideramos como espacio local es que en l sea posible un proyecto comn. O di-cho de otra forma, es aquel espacio donde las personas puedan comprender y vivir elproceso de desarrollo como suyo en cuanto colectividad. Pero es necesario aadirotro elemento central. No es suficiente que los actores locales sigan las mismas re-glas del juego y se planteen ciertas normas cooperativas para alcanzar el bienestarcomn; desde el desarrollo humano se requiere que los proyectos estratgicos quecomparten tengan una referencia de justicia y no sean excluyentes para determina-dos sectores. Para ello tienen que darse interrelaciones y reconocimientos interper-sonales y entre grupos territoriales; y deben tener como principio que el bienestar decada parte depende del bienestar de las otras, o que la expansin de las oportunida-des de cada uno depende del desarrollo del conjunto.

    Esta definicin enfatiza la importancia que la dimensin colectiva tiene en la pro-puesta del desarrollo humano local, en dos sentidos. El primero, que el bienestar co-lectivo tiene un valor por s mismo, no solamente como instrumento para conseguir elbienestar de las personas. Segn la consideracin que se tenga de los contenidos so-ciales o colectivos del desarrollo, ms dbil o ms fuerte, se dar una distinta inter-pretacin de lo que significa la esfera local. Si se empequeecen los contenidos co-lectivos, lo local se convierte en una mera opcin funcional que permite atendermejor determinadas condiciones para que las personas alcancen la vida que consi-deran ms valiosa: el desarrollo local no es ms que algo instrumental para esefin. Si, por el contrario, se considera que la esfera de lo local es el espacio idneopara que existan y funcionen las estructuras comunes necesarias para que se realiceel desarrollo humano, entonces el desarrollo humano local es un objetivo en smismo. En definitiva, se resalta la importancia de los objetivos comunes como unvalor en s mismo, que es clave para este enfoque.

    En un segundo sentido, la dimensin colectiva supone prestar atencin a las relacio-nes que se dan entre los distintos agentes, individuales y sociales, en la definicin desus objetivos y en la forma de alcanzarlos. El desarrollo consiste en el funcionamien-to adecuado de todos los agentes involucrados en el proceso comn de decisin so-bre su futuro. En otras palabras, no hay desarrollo si no hay la capacidad de poner enmarcha un proceso colectivo. Por eso las relaciones entre los agentes resultan crucia-les. Qu condiciones tienen que darse en la interaccin de todas las partes para queestas puedan funcionar como un colectivo? El anlisis de las capacidades no puede li-mitarse a cada uno de los agentes. Lo decisivo es cmo esas capacidades interactany consiguen producir resultados de bien comn y particular. As la dimensin delas relaciones es fundamental. Dos sociedades con las mismas capacidades ensus personas e instituciones consideradas aisladamente pueden tener resultados

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  • muy distintos segn cmo se articulen entre ellas. El bienestar colectivo implica esebuen funcionamiento. Analizar el desarrollo es entender cmo y porqu se producensinergias positivas entre los agentes. Se puede decir que se trata de la capacidad delsistema en su conjunto. Esto es lo que llamaramos capacidad del sistema.

    La capacidad de una sociedad, que engloba tanto a personas individuales como ainstancias colectivas de cualquier nivel, no puede entenderse como la simple agrega-cin de capacidades individuales y colectivas. Cuando El PNUD plantea el desarrollode las capacidades, distingue tres niveles diferentes: el individual, el colectivo y elsistema o entorno. Este ltimo engloba la actuacin de los anteriores y tiene una es-pecial relevancia porque es el que permite no slo el mejor funcionamiento de ellossino la eficacia en alcanzar resultados comunes.

    De acuerdo con lo anterior, podemos definir el desarrollo humano local como la capa-cidad de una colectividad para definir y llevar adelante su futuro, lo que comporta unproceso colectivo de funcionamiento que permita la creacin y desarrollo de esa ca-pacidad. En este sentido, Baser y Morgan5 proponen como definicin de capacidad: lahabilidad global de un sistema para crear valor pblico, o la combinacin emergentede capacidades colectivas e individuales que permite a un sistema humano crear va-lor. Diramos que se consigue ese valor aadido, o valor pblico, si ste se evala enfuncin de los criterios normativos del desarrollo humano.

    Es posible mejorar el funcionamiento del conjunto de una sociedad aplicando polti-cas que ayuden a la interrelacin eficaz entre los agentes. Pero difcilmente esas me-didas alcanzarn resultados de bienestar colectivo sin la existencia de objetivos co-munes. No es posible pensar en capacidades de relacin fuertes sin ellos, ms biensu calidad y grado de aceptacin impulsarn la creacin de capacidades colectivasespecficas. En resumen, sin preocupaciones comunes, el esfuerzo colectivo no en-cuentra estmulos.

    Esta capacidad se hace especialmente necesaria en momentos de cambio que exigenprofundas innovaciones institucionales, no slo formales sino, muy especialmente,de valores, actitudes, incentivos, etc. Para ello se requiere de un proceso de desarro-llo de las capacidades que consiga vencer las resistencias al cambio, que refuerce lacreatividad y la resiliencia. El desarrollo de las capacidades contiene, a nuestro juicio,el potencial de convertirse en una herramienta terica y poltica clave para el anlisisy la prctica de los aspectos colectivos del desarrollo humano local.

    Es necesario advertir que el trmino del desarrollo de las capacidades se suele aso-ciar con la ayuda o asistencia tcnica y as aparece en las polticas del Banco Mundialy la OCDE. Es una muestra del inters de los donantes para conseguir que la coopera-

    Prlogo

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    5 BASER, Heather y MORGAN, Peter, Capacity, Change and Performance. Study Report. European Centre forDevelopment Policy Management (ECDPM), Maastricht, 2008. Disponible en: www.ecdpm.org/pmb21.

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  • cin se realice de manera eficaz y con una visin estratgica, la que lleva a poner elnfasis en la mejor de las prcticas. Sin embargo, el desarrollo de las capacidades, talcomo lo entendemos, va ms all del mbito de la cooperacin y se revela como unapropuesta til para el estudio de los procesos de desarrollo humano local. No se pue-de olvidar el carcter normativo propio de nuestro enfoque, que quiere decir que notodos los procesos de desarrollo de capacidades son valiosos, sino que ser necesa-rio evaluar cules conducen a resultados del bienestar propio del desarrollo humanoy cules no, teniendo en cuenta que algunos incluso pueden ser negativos para con-seguir esos objetivos.

    Como se ha querido mostrar, el desarrollo humano local debe entenderse como unapropuesta del desarrollo humano que pone su nfasis en la dimensin colectiva, notanto como la mera consideracin de las esferas municipal o provincial. O, expresadode otra manera, supone dar toda la fuerza a los aspectos estructurales y ampliar unavisin anterior demasiado centrada en las personas. As lo reconoce el reciente Infor-me de Desarrollo Humano antes citado, al sealar como esta dimensin individual noes suficiente y que el desarrollo humano trata de sostener los logros obtenidos en eltiempo, de luchar contra los procesos que empobrecen a la gente y de frenar la opre-sin y la injusticia estructural. Para ello, son esenciales los principios pluralistas deequidad, sustentabilidad y respeto por los derechos humanos. Y asimismo destacaque el desarrollo humano supone mantener la deliberacin y el debate y en dejarsiempre la puerta abierta a la discusin. Son las personas quienes, individualmente oen grupo, dan forma a estos procesos. El paradigma del desarrollo humano es aplica-ble a todos los pases, ricos y pobres, y a todos los seres humanos. Es lo suficiente-mente flexible, slido y activo como para servir de modelo en el prximo siglo6.

    Las propuestas globalizadoras que negaban las esferas de autonoma locales empie-zan a decaer y se hace ms evidente que la construccin de los nuevos lazos globalesno podr realizarse sin partir de sociedades locales integradas y cohesionadas. Lacreciente globalizacin debe ser ms una oportunidad de creacin de nuevas relacio-nes que un producto ya conformado al que amoldarse las relaciones. La interdepen-dencia puede y debe ser dirigida hacia la elaboracin de un marco en que la conviven-cia humana internacional sea ms equitativa. No es cierto que haya un modeloprefijado de globalizacin, ni que las tecnologas impongan una forma concreta deactuar.

    La sociedad global ser realmente interdependiente si se construye desde abajo, sino ser una sociedad dependiente de y dominada por los poderes de las potencias.As, la participacin se convierte en un elemento clave del momento actual. Para queeste proceso desemboque en un resultado marcado por la cooperacin y el encuen-tro ser necesaria la participacin activa de todos los pases y sociedades, si no lasgarantas de que se consiga ese resultado sern escasas.

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    6 Ver referencia, nota 1.

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  • Plantear el desarrollo humano local implica tener un proyecto de una sociedad globaldistinta, que recoja la diversidad de visiones de bienestar dndoles la oportunidadde realizarse, al mismo tiempo que busca la convivencia positiva entre ellas. Nadams lejos que entender esta propuesta como un proceso idlico donde todas las par-tes se encuentran de acuerdo. El desarrollo humano debe enfrentar las injustas rela-ciones de poder que se resisten a abandonar sus privilegios de control y dominacin.El proceso ser complicado y difcil. Como decamos al principio, sin un diseo es im-posible participar activamente en el debate actual sobre la sociedad que deseamos.Nuestra propuesta es una ms entre otras e, indudablemente, puede ser discutida yconfrontada con las experiencias de las personas y las sociedades. Este libro es unaoportunidad de entablar ese dilogo y esperamos que esto ocurra realmente.

    Prlogo

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  • 165 x 235 DHL CUADROS NUEVOS 30/9/11 13:14 Pgina 18

  • Introduccin

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  • Este libro se enmarca en el proyecto de investigacin El nuevo marco institucional dela cooperacin vasca: una oportunidad para reforzar el trabajo por la equidad de g-nero y por la participacin en el espacio local financiado por el Gobierno Vasco en laconvocatoria FOCAD 2008.

    La investigacin ha tenido una duracin de dos aos y ha sido realizada por un equi-po de ocho personas7 en el Instituto Hegoa de Estudios sobre Desarrollo y Coopera-cin Internacional. El objetivo principal del estudio ha consistido en aportar elemen-tos claves para la mejora de la calidad de la cooperacin descentralizada vasca desdeel marco del Desarrollo Humano Local (DHL). Ms especficamente, a nivel terico, seha reflexionado sobre las aportaciones de dos ejes fundamentales del DHL la equi-dad de gnero y la participacin popular en el fomento de las capacidades indivi-duales y colectivas que posibilitan un mayor bienestar a las personas. En la parte msaplicada del anlisis, se ha hecho seguimiento de los proyectos de cooperacin delas principales instituciones vascas durante una dcada (1998-2008) llevados a caboen cuatro pases que se encuentran entre los mayores receptores de fondos vascos:Per, Guatemala, Ecuador y la RASD. Con este contraste se pretenda, partiendo deuna base cuantitativa, realizar una valoracin principalmente cualitativa para conocere identificar factores determinantes para el avance del DHL. As como las buenasprcticas de los diversos actores de la cooperacin descentralizada vasca, concedien-do especial importancia a las mujeres y hombres de los colectivos que han participa-do en estos proyectos tanto en la Comunidad Autnoma de Euskadi (CAE) como enlos pases con los que se ha colaborado.

    La base terica de toda la investigacin ha sido el enfoque del Desarrollo Humano Lo-cal (DHL) por considerar que es un marco apropiado para estudiar la incidencia de lacooperacin vasca en los procesos de bienestar de las comunidades en las que acta.El DHL es un enfoque an en construccin y es necesario seguir investigando en losvnculos entre las estructuras sociales y los resultados de bienestar, de manera espe-cfica en los espacios locales (siempre teniendo en cuenta las interdependencias conlos espacios considerados ms supralocales). Es precisamente ese deseo de seguiravanzando en la comprensin y en la construccin del enfoque de DHL el que nos haimpulsado a elaborar la publicacin que ahora presentamos.

    El hilo conductor que gua todas las aportaciones de esta publicacin es la reflexinen torno a dos ejes fundamentales del desarrollo humano local, la equidad de gneroy la participacin social, con el fin de que sirvan para avanzar tanto en el desarrolloterico de esta propuesta como en sus aplicaciones ms prcticas de cara, sobretodo, a mejorar la cooperacin. En algunos casos la reflexin es eminentemente te-rica y, siempre con la mirada puesta en el futuro. Se trata tambin de recuperar apor-taciones de propuestas planteadas en el pasado. En otras el objetivo es estudiar y

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    7 El grupo ha estado integrado por Jokin Alberdi, Luis Guridi, Gloria Guzmn, Mertxe Larraaga, Mara L-pez, Ivn Molina, Unai Villalba y Yolanda Jubeto, quien lo ha coordinado.

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  • extraer lecciones de experiencias ms prcticas, estn o no localizadas en contextosconcretos. Las iniciativas analizadas corresponden a los pases en los que se ha cen-trado la investigacin.

    Este libro consta de tres partes. La primera es de caracter claramente terico y en ella seplantea una reflexin en torno al estado de la cuestin y al devenir del desarrollo. En lasegunda parte se abordan cuestiones ms concretas relacionadas con la cooperacin aldesarrollo y el tercer bloque se centra en dos ejes fundamentales del Desarrollo Huma-no como son la participacin social y la equidad de gnero. Evidentemente estos tresbloques no son compartimentos estancos ni estn cerrados y casi todas las contribu-ciones combinan la reflexin terica con otra ms aplicada. Asimismo, casi todas ellasplantean conjuntamente cuestiones relacionadas con el desarrollo humano en generaly con dos de sus ejes centrales la equidad de gnero y la participacin as como conel papel de la cooperacin en los procesos de desarrollo.

    En este tiempo de incertidumbres e ilusiones el primer artculo de Andrs Cbanas8

    parte de la necesidad de un nuevo modo de produccin de conocimiento. En la bs-queda de alternativas integrales y estructurales para la economa, la sociedad, la cul-tura y la convivencia. Mira al futuro con esperanza basndose en la complementarie-dad de diversos saberes: propone volver la mirada al pasado, a las cosmovisionesindgenas y enriquecerlas con corrientes ms actuales como el feminismo, porque losnuevos paradigmas son tanto construccin original como recuperacin de aportes te-ricos y de otras formas de entender el mundo.

    En esa misma clave de bsqueda de alternativas para el futuro, Yolanda Jubeto yMertxe Larraaga9 parten de aportes tericos gestados en otro tiempo, en el institu-cionalismo radical estadounidense, y lo hacen desde una perspectiva feminista con laconviccin de que puede aportar claves para avanzar en el desarrollo humano. Preci-samente hoy en da, en momentos de indudables tensiones, analizar el papel del es-tado y la gobernanza se ha convertido en una prioridad. El estudio de estas institucio-nes permite conocer las aportaciones de la poltica pblica en la mejora de lascondiciones de vida y de trabajo de mujeres y hombres, y en la reduccin de las bre-chas que existen en su calidad de vida.

    En el segundo bloque del libro, Jokin Alberdi10 analiza la cooperacin descentralizaday la nueva arquitectura de la ayuda a travs de la experiencia vasca. Esta se ha carac-terizado por la bsqueda de un modelo propio en el que han ido cobrando mayorfuerza las razones altruistas y solidarias frente a las econmicas, comerciales y

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    8 Andrs Cbanas es periodista y escritor, nacido en A Corua, Galiza y residente en Centroamrica desde1985.

    9 Yolanda Jubeto y Mertxe Larraaga son doctoras en economa, profesoras del departamento de EconomaAplicada I de la UPV/EHU e investigadoras de Hegoa.

    10 Jokin Alberdi es doctor en derecho, profesor del departamento de Derecho Administrativo, Constitucionaly Filosofa del Derecho de la UPV/EHU e investigador de Hegoa.

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  • simblicas de pocas anteriores. A pesar de ello, la cooperacin vasca tampoco se halibrado de la tendencia a la profesionalizacin, institucionalizacin y debilitamientodel papel poltico de otras cooperaciones descentralizadas.

    Henry Morales11 analiza la cooperacin internacional en Amrica Latina, especialmen-te en Guatemala, y subraya, entre otras cuestiones, que la ayuda externa debe conce-birse como un factor de complementariedad a los esfuerzos nacionales para la inver-sin social. As, se evitara suplir las responsabilidades del estado, quien deberaestablecer polticas fiscales progresivas para contar con los recursos financieros ne-cesarios para la inversin pblica. Destaca asimismo que en la medida que se forta-lezca la cooperacin horizontal Sur-Sur, que es una de las modalidades de colabora-cin y solidaridad ms innovadoras entre pases latinoamericanos, stos podrnestrechar sus lazos de solidaridad, fortalecer las relaciones polticas y aumentar lacapacidad de intercambios con mayor reciprocidad y horizontalidad.

    Arantza Chacn y Mara Lpez Belloso12, haciendo de puente hacia el tercer bloquedel libro, reflexionan en torno al papel de la cooperacin descentralizada vasca en lainclusin del discurso feminista a las realidades del Sur y lo hacen estudiando el pa-pel de la Red Vasca de apoyo a la la Unin Nacional de Mujeres Saharauis en la incor-poracin del discurso de gnero a su agenda . Esto les permite indagar en la relevan-cia adquirida por el feminismo islmico o musulmn en el marco del feminismo globalanalizando puntos de encuentro, divergencia y complementariedades con el feminis-mo occidental. Entre los muchos retos que tiene hoy la UNMS est el buscar equili-brios para dar respuesta a las necesidades bsicas de su pueblo y atender a sus inte-reses estratgicos como mujeres, manteniendo posiciones en espacios de poder.

    En el primero de los artculos del tercer bloque, Gloria Guzmn e Irantzu Mendia13

    abordan conjuntamente la participacin y la equidad de gnero y lo hacen desde lamaterializacin del multiculturalismo en el mbito local en un pas, Guatemala, quese define como nacin multitnica, pluricultural y multilinge. Subrayan que el crite-rio normativo aplicable al multiculturalismo debe ser la igualdad partiendo de que, sibien la diferencia es un hecho, sta debe abordarse segn genere o no desigualda-des. Alertan asimismo de las trampas de la participacin desde un discurso del multi-culturalismo que apuesta por la diversidad al tiempo que se acompaa de polticasexcluyentes que persisten en la idea de diferencia como inferioridad.

    Introduccin

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    11 Henry Morales es investigador y activista social guatemalteco, doctor en economa con la especialidad eneconoma del desarrollo y cooperacin internacional y coordinador general del movimiento Tzuk Kim-pop.

    12 Arantza Chacn es responsable de proyectos de la Asociacin de Amigas y Amigos de la RASD de Vitoria-Gasteiz y miembro del colectivo GARAPEN BIDEAN, Taller para los Derechos Humanos y el Desarrollo. Ma-ra Lpez Belloso es profesora del departamento de Derecho Pblico de la UPV/EHU e investigadora deHegoa en el grupo sobre DHL y Seguridad Humana.

    13 Gloria Guzmn, con estudios de postgrado sobre gnero, desarrollo y cooperacin internacional, es femi-nista salvadorea e investigadora de Hegoa. Irantzu Mendia es profesora del departamento de Sociologade la UPV/EHU e investigadora de Hegoa en el grupo sobre DHL y Seguridad Humana.

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  • Finalmente, Unai Villalba14 aborda la participacin como un medio y un fin de los pro-cesos de desarrollo humano y desarrollo local. Desde algunas experiencias y anlisisrecientes centrados en Ecuador, ilustra cules son los retos para aumentar la calidadde la participacin y cules las claves que permiten considerar la participacin socialcomo intrnseca al desarrollo humano local y, a su vez, como herramienta fundamen-tal para el empoderamiento y sostenibilidad de cualquier proceso. Las experienciasecuatorianas confirman que el fortalecimiento de la sociedad civil o la existencia deuna fuerte organizacin social autnoma son las principales garantas para una parti-cipacin efectiva y transformadora. En ambos casos hace falta seguir trabajando porel empoderamiento de las mujeres.

    No queremos concluir esta introduccin sin expresar nuestro ms sincero agradeci-miento por supuesto a quienes han participado en esta publicacin pero tambin atodas aquellas personas que nos han acompaado en el tiempo que ha durado la in-vestigacin base de este trabajo y de las que hemos aprendido mucho as como aSergio Campo y Silvia Piris por su esfuerzo en la correccin y revisin de los textos.

    Las editoras

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    14 Unai Villalba es profesor del departamento de Economa Aplicada I de la UPV/EHU e investigador deHegoa.

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  • Renombrar la esperanza: pensarde forma distinta un mundo diferenteAndrs Cabanas Daz

    En sentido contrario a la profeca del fin de la historia y el triunfodel pensamiento nico, Amrica Latina es hoy un hervidero depropuestas, alternativas y resistencias. Nada permanece ajeno ala discusin: la organizacin, la cultura, la ciencia, la epistemolo-ga, la modernidad, la necesidad de nuevos paradigmas ms allde simples reformas o cambio de contenidos.

    Esta bsqueda cuestiona, adems del pensamiento y el modelohegemnico, las formas tradicionales de produccin del conoci-miento: critica el eurocentrismo y el racismo ontolgico, recupe-ra las sabiduras de los pueblos originarios y considera que el co-nocimiento se construye no solo desde la razn sino desde todaslas potencialidades del ser humano integral, incluidos los senti-mientos y los instintos. El nuevo mundo pensado y soado debeser igualmente renombrado: no hay subversin posible si no vaacompaada de la reinvencin de las palabras.

    La encrucijada entre lo viejo y lo nuevo por construir, plantea re-tos para el trabajo de los movimientos sociales, para la investi-gacin social y, en particular, para la Cooperacin Internacional:modelo en muchas ocasiones de inmovilismo, marcos preesta-blecidos, frmulas abstractas y universales -palabras que a fuer-za de usarse sin provocar cambios se vacan de contenido-.

    El desafo es fascinante: volver a pensar un mundo en recons-truccin. Volver a nombrar la utopa y la esperanza.

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  • Renombrar la esperanza: pensar de forma distinta un mundo diferente

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    Por qu escribimosRoque Dalton

    Uno hace versos y amala extraa risa de los nios,el subsuelo del hombreque en las ciudades cidas disfraza su leyenda,la instauracin de la alegraque profetiza el humo de las fbricas.

    Uno se va a morir,maana,un ao,un mes sin ptalos dormidos;disperso va a quedar bajo la tierray vendrn nuevos hombrespidiendo panoramas.

    Preguntarn qu fuimos,quienes con llamas puras les antecedieron,a quienes maldecir con el recuerdo.

    Bien.Eso hacemos:custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

    El tamao de nuestra soledadGabriel Garca Mrquez (discurso de aceptacin del Premio Nobel en 1982)

    La interpretacin de nuestra realidad con esquemas ajenos solo contribuye a hacernoscada vez ms desconocidos, cada vez menos libres, cada vez ms solitarios [] Por qula originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda cla-se de suspicacias en nuestras tentativas tan difciles de cambio social? Por qu pensarque la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus pases nopuede ser tambin un objetivo latinoamericano con mtodos distintos en condicionesdiferentes?

    Este es, amigos, el tamao de nuestra soledad.

    1. Entre el pensamiento nico y el debate estimulante

    En 1992, el politlogo estadounidense Francis Fukuyama anticipa un futuro sin ideo-logas y concibe la democracia liberal y la economa de mercado como nicas alter-nativas viables para la sociedad actual. La historia, afirma, es direccional, progresi-va y culmina en el moderno Estado liberal (Fukuyama, 1992).

    Fukuyama escribe en un contexto de hegemona capitalista y de los Estados Unidos:cada del muro de Berln, reunificacin alemana, crisis del socialismo real, derrota

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  • electoral (tica?, ideolgica?) de la revolucin sandinista, invasin estadounidensea Panam que remarca las fronteras del imperio La prediccin resulta tajante: Loque podramos estar presenciando no solo es el fin de la guerra fra, o la culminacinde un periodo especfico de la historia de la posguerra, sino el fin de la historia comotal: esto es, el punto final de la evolucin ideolgica de la humanidad y la universali-zacin de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno humano[] porque el liberalismo ha triunfado fundamentalmente en la esfera de las ideas yde la conciencia [] Hay razones importantes para creer que este es el ideal que a lalarga se impondr en el mundo material (Ibd.).

    Este conjunto terico es definido como pensamiento nico por Ignacio Ramonet, di-rector de Le Monde Diplomatique: pensamiento arrogante, altanero, insolente ynuevo dogmatismo [] que nos atrapa y nos empapa en una especie de doctrina vis-cosa que, insensiblemente, devuelve cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, loperturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo (Ramonet, 1995). La continuacin naturaldel pensamiento nico es la desmovilizacin social, la desideologizacin, especial-mente el abandono de los referentes marxistas, la aceptacin (resignada?) de lasdesesperanzas, el fin de los grandes sueos de transformacin integral, de las utop-as revolucionarias, aunque sospechemos, como el ensayista y crtico literario JohnBerger, que el tiempo de la victoria es siempre corto y aquel de la derrota es incon-mensurablemente largo (Berger, 2010). Ms que un pronstico o una hiptesis, el finde la historia as formulado parece un intento de comenzar de cero: una orden paraborrar el pasado y lo que nos cont en todas partes (Ibd.).

    En vez de este pensamiento homogneo se impone en los ltimos aos el debate enri-quecedor y complejo. Frente al fin de las utopas, se cuestionan todas las formas de orga-nizacin y se plantea el inicio de una nueva etapa en la civilizacin, para construir una so-ciedad fundamentada en la relacin armnica con la naturaleza, la participacin directa,el equilibrio, la complementariedad, el consenso como principio poltico fundamental

    Como alternativa integral al modelo econmico neoliberal vigente, se propone la ne-cesidad de desmercantilizar la naturaleza y la economa, as como el rechazo a la acu-mulacin y el crecimiento indefinidos.

    Contrario al sin sentido de las ideologas, emerge el socialismo del siglo XXI, o los so-cialismos, a partir del convencimiento de que actores e identidades plurales actansimultnea y complementariamente contra todos los sistemas de opresin, adoptan-do diversos nombres: socialismo del siglo XXI, socialismo del buen vivir para el soci-logo Boaventura de Sousa Santos, dilogo de paradigmas emancipadores (socialis-mo, feminismo) al estilo de los planteados en La Habana desde 1993, buen vivir conarmona y equidad en la cosmovisin de los pueblos indgenas, buen vivir desde ycon las mujeres

    El final de la historia resulta prediccin mal formulada. En 1994 el movimiento zapatistamexicano cuestiona el dominio absoluto del mercado y la homogeneizacin de pueblos

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  • e identidades; a fines de los noventa se inician las movilizaciones altermundistas queplantean otra globalizacin, otro mundo posible; en la primera dcada de este siglo lle-gan al gobierno de pases de Amrica del Sur partidos de izquierda, a pesar de la com-plejidad y lmites de la transicin posneoliberal y de las dificultades de superar modeloseconmicos extractivistas y desarrollistas, representantes de pueblos originarios acce-den al poder en Bolivia, lo que implica la hegemona poltica de nuevos actores y visio-nes fundamentados en las cosmovisiones originarias; movimientos indgenas, de muje-res, sin tierra, sin techo, comunidades enteras emergen y se constituyen como sujetosportadores de alternativas a la homogeneizacin prevista. No hay punto y final sino,como en la lucha por la memoria, un nuevo punto y seguido.

    Amrica Latina es hoy, en vez de un escenario de poltica sin conflicto, de contradic-ciones suavizadas, de disputas diluidas, de debates innecesarios un hervidero depropuestas, alternativas, revisiones, reinvenciones y resistencias. Por primera vezen 500 aos hay movimientos hacia una verdadera independencia y separacin delmundo imperial; se estn integrando pases que histricamente han estado separa-dos. Esta integracin es un prerrequisito para la independencia. Histricamente, Es-tados Unidos ha derrocado un gobierno tras otro; ahora ya no puede hacerlo, afirmael lingista Noam Chomsky en septiembre de 2009, durante la conmemoracin de los25 aos de vida del diario mexicano La Jornada. Amrica Latina, concluye Chomsky,es hoy el lugar ms estimulante del mundo.

    2. Una nueva propuesta civilizatoria

    Este debate enriquecedor, no exento de contradicciones, se desarrolla en el marco dela crtica al neoliberalismo como modelo, al capitalismo como sistema, a la racionali-dad dominante. Se critica un modelo de vida que es en realidad un paradigma de des-truccin, basado en la supuesta infinitud de los recursos y en el dominio de los mis-mos: vivir con ms cosas, acumulando, consumiendo indefinidamente, de formacompetitiva y no solidaria, individual y no comunitaria.

    Se rechaza la vinculacin del progreso-desarrollo con la acumulacin mecanicista einterminable de bienes que, al generar expectativas de crecimiento econmico yconsumo ilimitado, carece de viabilidad, segn el economista ecuatoriano AlbertoAcosta (2010).

    Se cuestiona la visin antropocntrica del progreso, el desarrollo humano a costa deldominio y explotacin de los bienes naturales, la reduccin de la naturaleza a objeto(recurso, mercanca, capital). La voracidad por acumular el capital forz a las socie-dades humanas a subordinar a la naturaleza. [] Debemos dejar de ver los recursosnaturales como una condicin para el crecimiento econmico o como simple objetode las polticas de desarrollo (Ibd.). El intelectual aymara boliviano Fernando Hua-nacani explicita adems la deriva machista del antropocentrismo: La cosmovisinindividual antropocntrica surge de la concepcin de que el ser humano es el rey de

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  • la creacin y el mito de la creacin, donde la mujer sale de la costilla del varn, lo quegenera el machismo (Huanacuni, 2010).

    Nada permanece ajeno a la discusin: la organizacin, la cultura, las miradas, la ciencia,la epistemologa, la modernidad, la racionalidad occidental, incluso concepciones des-de movimientos y partidos de izquierdas que no superan las lgicas de dominio de lanaturaleza y de desarrollo a partir del crecimiento constante de la produccin: la mal-dicin de la abundancia de los recursos naturales (Acosta, 2009).

    El resultado es la bsqueda de alternativas integrales y estructurales, para la econo-ma, la sociedad, la cultura, la convivencia: un cambio de paradigmas y no simples re-formas o cambio de contenidos (Huanacuni, 2010). Todava sin punto de llegada, elhoy es una transicin mltiple: del capitalismo al socialismo, del colonialismo a la au-todeterminacin, al fin del racismo (de Sousa Santos, 2010), a lo que cabra aadir latransicin pendiente desde el patriarcado.

    Los nuevos paradigmas son, para el intelectual uruguayo Ral Zibechi, tanto cons-truccin original como recuperacin de los aportes tericos y formas de entender elmundo de los distintos pueblos americanos, en cuatro aspectos fundamentales: Lascosmovisiones indias, o sea, las concepciones y las prcticas de los pueblos indios[] La Teologa de la Liberacin, asentada en las prcticas de las Comunidades Ecle-siales de Base. La educacin popular [] que dio vuelta a la educacin formal y tieneuna influencia determinante en los movimientos sociales. El guevarismo (entendidocomo) el compromiso militante de la izquierda (Nuin, 2008).

    En este contexto dialctico, creador, fecundo, la naturaleza se concibe como sujeto yse elabora su Carta de Derechos, que ampla el horizonte conceptual y la prctica delos derechos conocidos y ejercidos hasta el momento, exclusivamente humanos. Elequilibrio, la complementariedad, el consenso empiezan a constituir principios polti-cos bsicos, por encima de la votacin, la imposicin de las mayoras sobre las mino-ras. La democracia representativa, electoral y delegativa pasa a formar parte de lostemas de debate.

    En el terreno de la organizacin econmica, acumulacin y crecimiento dejan de con-siderarse sinnimos de bienestar y centro de la actividad econmica, y se plantea lasubordinacin de los mercados financieros a los sistemas naturales (Acosta, 2010) yno como sucede en el hoy, donde ni naturaleza ni personas controlamos los procesoseconmicos. Las miradas polarizantes, androcntricas, se sustituyen por una visinbiocntrica en la que la naturaleza vale por s misma, al margen de la utilidad o usosque le de el sur humano (Ibd.).

    Ni siquiera la visin temporal de la historia supera el tamiz del cuestionamiento. Si eldesarrollo se entiende, en palabras del filsofo alemn Walter Benjamin, como pro-greso ilimitado de las fuerzas productivas, en correspondencia con la infinita perfec-

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  • tibilidad humana, recorriendo por su propia virtud una rbita recta o en forma de es-piral (Benjamin, 1973), los nuevos paradigmas conciben la historia como lineal y c-clica. Presente, pasado y futuro, resume Benjamin, se condensan en el mismo instan-te, el tiempo pleno, tiempo-ahora. La modernidad no se supera, sino que se desandasin retorno: La modernidad occidental nunca supo: el futuro siempre est adelante,nunca atrs. Nosotros estamos rescatando el pasado como forma de futuro, ms res-petuoso de la diversidad de este continente [] Tenemos que desaprender y ver cmose puede crear un futuro que tiene que recoger lo ancestral (de Sousa Santos, 2010).El fin de la historia est cada da ms lejano, mucho ms lejano que lo descrito por Fu-kuyama en el ao 1992.

    3. El pensamiento alternativo de las alternativas

    La bsqueda del futuro en el pasado, y del hoy en el ayer y el maana, rechaza el pen-samiento hegemnico y cuestiona asimismo las formas tradicionales y dominantesde produccin de este conocimiento. Adems de un nuevo pensamiento, se ve nece-saria otra forma de obtencin del mismo, un pensamiento alternativo de las alterna-tivas, ya que la comprensin del mundo es mucho ms amplia que la comprensinoccidental del mismo (de Sousa Santos, 2006).

    El punto de partida no es el cero, sino de nuevo la mirada al pasado, a las cosmovisionesindgenas derrotadas en la cuenta corta del tiempo pero emergentes en la cuenta larga yque aportan, para el intelectual maya poqomchi Mximo Ba Tiul, un conjunto de prcti-cas y conocimientos, una forma de plantearse y comunicarse (Ba Tiul, 2009). Otra mi-rada del mundo y otra mirada civilizatoria aade Zibechi (Nuin, 2008).

    No solo las cosmovisiones, tambin el feminismo revela nuevas miradas y rupturaspersonales, polticas y con el conocimiento hegemnico, al iluminar la parte ocultade la sociedad, lo que no se quera ver (Ibd.), marcando para Zibechi, un antes ydespus y una verdadera ruptura en el pensamiento.

    Esta nueva forma de pensar se plantea al menos estas transgresiones:

    a) superar la racionalidad y la deduccin lgica de razonamientos como constructo-res fundamentales y casi exclusivos de conocimiento. Se propone un conoci-miento elaborado con todas las potencialidades del ser humano integral: conlos sentimientos, instintos, imaginaciones, sueos, visiones, proyecciones y re-troproyecciones (Asociacin Maya Ukux be, 2010). El mundo se analiza, elmundo se aprecia y transforma, el mundo se siente desde el cosmoser, cosmo-sentir y cosmosaber, para lograr el Buen Vivir [] El cosmoser implica ser partede un todo; el cosmosentir significa que todo ser tiene un sentimiento, y el cos-mosaber, que los conocimientos pertenecen a la colectividad (Ibd.).

    b) cuestionar la separacin investigadores-investigados, muy presente en la cos-movisin europea y norteamericana, que reproduce tambin la izquierda, la uni-

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  • versidad y los institutos y ONG (Zibechi en Nuin, 2008). Se trata entonces deromper la relacin tradicional de sujeto y objeto vertical: A sabiendas que bus-camos la descolonizacin y queremos salir de lo subalterno [] hay que rompercon la relacin tradicional que se tiene con la colectividad de los que investigan[] y construir condiciones de horizontalidad y no seguir perpetuando condicio-nes desiguales y cosificando a los pueblos (Asociacin Maya Ukux be, 2010).

    c) superar el racismo ontolgico y epistemolgico definido por el socilogo pe-ruano Roberto Espinoza como la minusvalorizacin o falta de reconocimientode los valores, conocimientos y teoras o filosofas alternativas de los pueblosoriginarios (Espinoza, 2010).

    d) trascender el eurocentrismo opresor y liberador, es decir, el que pretende definirlas categoras y formas de resistencia y libertad de los pueblos, negando la cons-truccin de pensamiento propio. La centralidad del pensamiento, de la produc-cin intelectual (no de la academia, tambin la produccin intelectual de los su-jetos de abajo como los denomina el uruguayo Ral Zibechi) reside ahora enAmrica Latina y no en Occidente, donde no se encuentra una sola idea nueva(de Sousa Santos, 2006).

    e) frente al pensamiento homogneo, reivindicar la pluralidad, la ecologa de sabe-res como proceso y como resultado (de Sousa Santos, febrero de 2010).

    El conjunto plantea la reflexin sobre el compromiso de la intelectualidad, frente auna difusa y discutida objetividad, neutralidad y distanciamiento, se apuesta por laruptura entre teora social y prctica social (de Sousa Santos, 2006), la empata conlos otros sujetos de la investigacin. La pasin y el sacrificio es la nica actitud posi-ble en zonas convertidas en escenarios de acontecimientos sanguinarios y dramti-cos escribe Kapuscinsky, el llamado reportero del siglo XX y probablemente el lti-mo reportero que concibi la necesidad del involucramiento directo, de la mirada:estar, ver, or, compartir, pensar, los denominados cinco sentidos del periodista queson aplicables a la actividad de investigacin y acadmica (Kapuscinsky, 2002). El co-nocimiento es, en este mbito, autora colectiva, voces y experiencias de muchagente [] escritura colectiva (Ibd.), de la que deriva la responsabilidad social.

    Por qu escribimos, se pregunta el escritor salvadoreo Roque Dalton: escribimospara custodiar el tiempo que nos toca. Un tiempo que no es uno, que integra el an-tes y el despus, que no nos pertenece en exclusiva, que es tiempo-persona ytiempo-naturaleza, que no culmina y tampoco comienza hoy, sino que est inte-grado por mltiples historias de resistencia (Acosta, 2010).

    4. Cooperacin: inercia ejecutora o recuperacinde la utopa transformadora

    Esta etapa de cambios acelerados en el pensamiento y las formas de pensar, modifi-ca el marco referencial en el que el trabajo de la Cooperacin, con mayor o menor for-

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  • tuna, se ha desarrollado hasta la fecha. Esta es en muchas ocasiones paradigma ysntesis de visin cortoplacista, de modelos universalizadores, de rigidez ante lasnuevas dinmicas; ejemplo de preconcepciones plasmadas en marcos de actuacincerrados y dbiles ante el empuje de realidades abiertas. La Cooperacin, entendidacomo realidad diversa pero al mismo tiempo con tendencias y formas de actuacingeneralizadas.

    Cules son las respuestas de la Cooperacin en esta coyuntura? La rutina, la iner-cia, la aplicacin de modelos inoperantes y desactualizados? El cierre de oficinas y eltraslado a otros pases, la finalizacin de proyectos, la reduccin de personal, espe-cialmente local, la clausura de programas? La continuidad o la apuesta por la inno-vacin y la renovacin? Cmo se sita y cmo se visualiza a s misma? Cmo obst-culo, como espectadora pasiva o como cmplice de una nueva utopa, de una nuevaaventura transformadora de la humanidad?

    El recordatorio de los retos evidencia las principales debilidades del trabajo:

    Ejercer la autocrtica, a partir del reconocimiento del limitadsimo impacto del tra-bajo realizado. Por ejemplo, en la modificacin de las relaciones de explotacin yopresin, en la situacin de los pueblos indgenas y las mujeres, en la democratiza-cin de la toma de decisiones, en la promocin de una cultura poltica participativafrente al creciente consenso autoritario. La Cooperacin debe abandonar el papelfcil de auditor no auditable y evaluador nunca sujeto a evaluacin.

    Generar nuevos marcos referenciales y normativos de interpretacin y actuacinen la realidad, abandonando los esquemas preconcebidos, simplistas y vlidospara todo.

    Combatir las causas de los problemas, antes que atender los efectos de las in-justicias.

    Revisar formas de trabajo que fortalecen relaciones e imaginarios de dominacin-subordinacin. La Cooperacin interviene en vez de interactuar con los actores lo-cales y de acompaarlos en su accionar; trabaja para poblacin beneficiaria y nocon sujetas y sujetos sociales (el lenguaje, que nos sirve para entender e interpre-tar el mundo, funciona en estos casos como seal de identidad); se percibe comoactor externo y no como una ms de las partes (porque esto ltimo obliga a un di-logo franco y respetuoso y a la bsqueda de consensos con los actores sociales);desconfa de la capacidad de las organizaciones sociales, especialmente en cuan-to al manejo de los recursos, extremando los mecanismos de control sobre las or-ganizaciones; elude la autocrtica, la evaluacin y sistematizacin de su trabajo,al tiempo que la condiciona en las organizaciones socias; privilegia el cumpli-miento de actividades y resultados sobre procesos; impone, en funcin de la eje-cucin, formas organizativas artificiales, cuya identidad no perdura ms all de laexistencia de fondos.

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  • Asumir la necesidad de profundos cambios organizativos y de identidad de las or-ganizaciones cooperantes: desburocratizacin; bsqueda de autonoma financie-ra y autonoma poltica; construccin de base social y movimiento poltico en elprimer mundo que cuestione la vinculacin cooperacin/gobiernos/empresastransnacionales; apuesta por procesos de articulacin de organizaciones e ins-tancias; promocin de conciencia poltica (ms all de la sensibilizacin); promo-cin de cambios estructurales en el modelo depredador y la lgica de saqueo queimpulsan transnacionales y gobiernos occidentales, con la pasividad y apoyocmplice de la ciudadana favorecida por la transferencia de renta.

    Trabajar en un nuevo contexto. El escenario hasta ahora prevaleciente (existenciade consensos mnimos para el desarrollo y de apertura institucional, vigencia de unEstado democrtico y un pacto social funcional), est desapareciendo, lo que haceimprescindibles las miradas anticipadoras, antes de que la realidad se desborde(definitivamente). Por ejemplo, qu hacer como Cooperacin en contextos de gol-pe de estado, de involucin poltico militar? Qu hacer en un escenario no desea-ble, pero tampoco imposible, de reinicio de confrontaciones fuera del marco legal?Qu lgica aplicar, fuera de la lgica existente en el marco preestablecido?

    Ubicar nuevos actores y paradigmas, a partir de una lectura dinmica de los movi-mientos sociales, de los espacios de lucha y los actores relevantes hoy, ms allde las viejas concepciones de lo que es transformador, revolucionario, sujeto his-trico y clsico. En este sentido, es imprescindible la mirada a la comunidad,como territorio y sujeto primordial (al mismo tiempo diverso y contradictorio) loque en ocasiones se contradice con formas de trabajo fundamentadas en perso-nalidades jurdicas.

    El contexto conduce a desarrollar la imaginacin, a descubrir realidades ocultas traslas frmulas gastadas, a cuestionar las recetas, a asumir nuevos modelos para el sis-tema-mundo (desarrollo/buen vivir), lo que incluye nuevas categoras de anlisis. Yes que ni siquiera las palabras pueden escapar a este cuestionamiento.

    5. La rebelin de las palabras

    Los retos de una nueva prctica transformadora, para la Cooperacin y en generalpara todos los actores sociales, se extienden a la capacidad de renombrar el universoen reconstruccin, pensado desde una racionalidad y emocin diferentes. Se trata depromover un cambio de lenguaje acorde con los nuevos pensamientos, entendiendoque el lenguaje, como parte de la cultura, responde a un proceso de dominacin: losbienes culturales [] tienen cada uno un origen que no se podr considerar sin horror.Deben su existencia no solo al esfuerzo de los grandes genios que los han creado,sino tambin a la servidumbre annima de sus contemporneos. Jams se da un do-cumento de cultura sin que lo sea al mismo tiempo de la barbarie (Benjamin, 1973).

    Las categorizaciones existentes deben ser repensadas, no solo las formas de denomi-nar la represin sino las formas de aludir a los procesos de resistencia y liberacin,

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  • que hoy por hoy parten de la visin de la dominacin y su racionalidad cognitiva. Noes una tarea superficial. Se parte de una propuesta poltica y de un planteamiento ti-co y solidario: la hegemona en la visin de quienes hasta ahora contemplaban elmundo desde abajo.

    El neoliberalismo y el pensamiento nico tiraron a la basura el visionario lxico-pol-tico de tres siglos (Berger, 2010). Se hace necesario entonces asumir el carcter des-prestigiado y vaco de muchos conceptos, como democracia, libertad, productivi-dad (Berger, 2010). Palabras como gnero, desnudada de la visibilizacin derelaciones de opresin, interculturalidad cuando niega la discriminacin y el racismo,haciendo nfasis en una pretendida o futura armona; democracia cuando pierde elsentido original: del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

    Es importante analizar de forma especfica el concepto de desarrollo, vinculado a vi-siones desarrollistas, a consideraciones lineales del progreso y al hombre como cen-tro del proceso de vida. El concepto de desarrollo no logra explicar la emergencia denuevos actores y pensamientos, la complejidad de otras propuestas de civilizacin,incluso cuando se matiza: el desarrollo humano que considera a las personas por en-cima de la naturaleza y por tanto puede avalar su explotacin.

    Huanacuni abunda en la necesidad de la superacin de este concepto agotado: Enla cosmovisin de los pueblos originarios no se habla de desarrollo como condicinprevia para una vida deseable. Los modelos procivilizatorios, desarrollistas y mo-dernistas hegemnicos, estn llegando a un tope. El paradigma del desarrollo-consu-mismo ha producido el gravsimo calentamiento global y lleva a la autodestruccin dela vida en el planeta (Huanacuni, 2010).

    Por fin, Acosta invita a definir nuevos significantes y significados, ms complejos ysobre todo ms acordes con las nuevas propuestas: El mundo ha empezado a hablardel desarrollo sostenible, desarrollo sustentable. Se habla de desarrollo armnico,desarrollo con identidad, pero no se est tocando el tema de fondo. Debemos construircolectivamente un nuevo rgimen de desarrollo (pasando) del desarrollo sustentabley sus mltiples sinnimos, a una visin diferente, mucho ms rica en contenidos y porcierto ms compleja (Acosta, 2009). Esta capacidad de superar marcos tradicionales depensamiento constituye un reto de importancia vital para la investigacin.

    La rebelin de la poltica, de la sociedad, del orden material y simblico, de la razn,se acompaa as de la rebelin de las palabras. No hay subversin posible si no abar-ca el pensamiento, sostiene la economista e investigadora mexicana Ana Esther Ce-cea, a pesar de la dificultad de esta subversin: La experiencia nos ha enseadoque las subversiones epistemolgicas son siempre difciles de hacer y de asir no solopor las barreras con que las circunda el pensamiento conservador sino porque, comocorresponde, antes de ser atrapadas en los conceptos huyen provocando nuevassubversiones. De cualquier manera, la construccin de nuevos conceptos y nuevos

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  • modos de mirar la vida es ineludible para permitirles salir de viejos encierros. No haysubversin posible si no abarca el pensamiento, si no inventa nuevos nombres y nue-vas metodologas, sino transforma el sentido csmico y el sentido comn que, comoes evidente, se construyen en la interaccin colectiva, haciendo y rehaciendo sociali-dad (Cecea, 2006).

    Vivimos un tiempo de incertidumbre e ilusiones. Conocemos la complejidad de losprocesos de transformacin y los lmites para avanzar hacia un horizonte poscapita-lista. Los actuales procesos de gobiernos progresistas en el Cono Sur son todava re-beliones sociales y no revoluciones, segn la categorizacin, fundamentada en la in-tensidad de los cambios, del economista argentino Claudio Katz. Al tiempo sedesarrollan procesos polticos liberadores y transformadores, que son el punto departida de una sociedad sustentable en todos los mbitos (Acosta, 2009).

    Vivimos un tiempo de sombras y cambios. La percepcin del momento inmediato esde involucin (neogolpismo, xenofobia, reconfiguracin neoliberal) pero simultnea-mente las voces se llenan de palabras recuperadas: revolucin, transgresin. Pala-bras como emancipacin que, afirma Cecea pareca, en pleno auge del neolibera-lismo, un concepto en desuso que haba quedado relegado al rincn de lasnostalgias. No obstante, hoy reaparece cobrando nuevos sentidos y abriendo nuevas-y viejas- esperanzas, y, correlativamente, llamando a una sublevacin del pensa-miento. La emancipacin regresa a la realidad imaginaria atisbando por las calles,por las selvas, por los poros de las burocracias, por los suspiros atrasados en el pen-samiento colonizado, domesticado y vencido, dando nuevo sentido a las relacioneshumanas y las palabras. Concluye la autora: Hablar de emancipacin hoy es un sig-no revelador de que la vida trasmina todos los obstculos (Cecea, 2006).

    Se recuperan palabras como utopa, que la creencia en el mercado como regulador yplanificador haba vuelto inservible. Las nuevas utopas cruzan los caminos de la po-ltica pero tambin de la literatura y el arte, de la ficcin y la realidad, en el entendidode que, en Amrica Latina, han sido las y los escritores quienes han interpretado me-jor que nadie la realidad de los pueblos del continente: Los inventores de fbulasque todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todava no es dema-siado tarde para emprender la creacin de [] una nueva y arrasadora utopa de lavida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de verassea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cienaos de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tie-rra (Garca Mrquez, 2010).

    El reto es, ms que buscar respuestas, probablemente ya existentes, construir y utili-zar palabras y conceptos que, afirma Berger, resuenen con la verdad. Se hace im-prescindible volver a pensar y volver a nombrar las esperanzas.

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  • Aportes del institucionalismo radicalal impulso de la equidad de gneroen procesos de transformacin socialYolanda Jubeto y Mertxe Larraaga

    El objetivo principal de este captulo consiste en analizar lasprincipales potencialidades de las aportaciones de la escuelainstitucionalista, especialmente de su enfoque radical, desdeuna perspectiva feminista, en el avance hacia el desarrollo hu-mano. Esta escuela nos resulta inspiradora dado que contieneuna serie de instrumentos que la conectan con los principalespostulados de la economa feminista, y nos permite profundi-zar en las dimensiones de gnero de la economa, y en sus vn-culos con las culturas en los procesos de transformacin so-cial y desarrollo humano local.

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  • 1. Introduccin: Desarrollo humano, feminismo e institucionalismo

    El paradigma del Desarrollo Humano concede una importancia crucial al impulso delas capacidades de las mujeres y hombres para que puedan hacer plenamente reali-dad sus posibilidades y vivir en forma productiva y creadora de acuerdo con sus nece-sidades e intereses (PNUD, 2001). A la hora de definir el concepto de desarrollo hu-mano es ineludible acudir a los Informes de Desarrollo Humano (DH) del Programade Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ya que a lo largo de las dos ltimasdcadas ha intentado ir concretando este marco conceptual y es base de los desarro-llos posteriores de este paradigma.

    As, el Informe de DH de 1995, el nico que hasta ahora se ha centrado en las des-igualdades de gnero, conclua que El desarrollo humano es un proceso conducentea la ampliacin de las opciones de que disponen las personas. En principio, esas op-ciones pueden ser infinitas y pueden cambiar a lo largo del tiempo. Pero a todos losniveles de desarrollo, las tres opciones esenciales para las personas son: poder teneruna vida larga y saludable, poder adquirir conocimientos y poder tener acceso a losrecursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida decoroso. Si no se dispone deestas opciones esenciales, muchas otras oportunidades permanecen inaccesibles.Al observar las vidas de las mujeres en diferentes partes del planeta somos conscien-tes de las dificultades que atraviesan para vivir vidas libres de vio