Reinvent Arse

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Reinventarse: El Precio de la Libertad Las capacidades del ser humano son inmensas y su comportamiento muy complejo. Y es debido a esta enorme complejidad que la incomprensión de nuestro funcionamiento nos genera multitud de conflictos internos (para con nosotros) y externos (para con los demás). “El verdadero acto de descubrimiento no consiste en salir a buscar nuevas tierras, sino en aprender a ver la vieja tierra con nuevos ojos. Marcel Proust.” Si queremos salir del estado de confusión en que solemos encontrarnos, el conocerse para descubrirse y comprenderse se convierte en una necesidad. Un medio de alcanzar una vida más plena clarificando nuestro comportamiento y, de esta forma, el de los demás. De ver aquello que está oculto en las profundidades de nuestra mente para entender como funcionamos y de dónde surgen nuestras limitaciones y conflictos. Mucha gente religiosa no entiende por qué llueve en las procesiones de semana santa y sufren por (como ellos dicen) un sentimiento que no se puede explicar. Pues claro que se puede explicar, que se quiera asumir su explicación es otro tema (hay quien opina que los ignorantes son más felices, ese no es mi punto de vista). El autodescubrimiento nos invita a exponer y explicar muchos de los aspectos menos conocidos y más importantes del funcionamiento de la mente humana, que es donde residen todas nuestras capacidades.

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Reinventarse: El Precio de la Libertad

Las capacidades del ser humano son inmensas y su comportamiento muy complejo. Y es

debido a esta enorme complejidad que la incomprensión de nuestro funcionamiento nos

genera multitud de conflictos internos (para con nosotros) y externos (para con los demás).

“El verdadero acto de descubrimiento no consiste en salir a buscar nuevas tierras, sino

en aprender a ver la vieja tierra con nuevos ojos. Marcel Proust.”

Si queremos salir del estado de confusión en que solemos encontrarnos, el conocerse para

descubrirse y comprenderse se convierte en una necesidad. Un medio de alcanzar una

vida más plena clarificando nuestro comportamiento y, de esta forma, el de los demás. De

ver aquello que está oculto en las profundidades de nuestra mente para entender como

funcionamos y de dónde surgen nuestras limitaciones y conflictos.

Mucha gente religiosa no entiende por qué llueve en las procesiones de semana santa y

sufren por (como ellos dicen) un sentimiento que no se puede explicar. Pues claro que se

puede explicar, que se quiera asumir su explicación es otro tema (hay quien opina que los

ignorantes son más felices, ese no es mi punto de vista).

El autodescubrimiento nos invita a exponer y explicar muchos de los aspectos menos

conocidos y más importantes del funcionamiento de la mente humana, que es donde residen

todas nuestras capacidades.

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Una vez descubierto nuestro modo de funcionar, el secreto del éxito en el cambio personal

no está en los conocimientos adquiridos que, aunque son necesarios, por si solos no bastan

para alcanzarlo. El verdadero detonante del cambio es la motivación. Sólo las personas

que se sientan verdaderamente motivadas, harán el esfuerzo necesario.

Claves para Reinventarse

• Para poder reinventarse, el ser humano debe enfocarse en lo que quiere y no en lo

que teme. El cerebro humano se moldea a través de las experiencias. De esta manera creamos nuestro

mapa mental, mediante la formación de circuitos cerebrales que registran estas vivencias.

Parte de las experiencias registradas son esenciales para la supervivencia, sin embargo hay

otras que son profundamente limitantes. Tenemos miedos que son necesarios (relacionados

con preservar la vida), y otros que nos perjudican y limitan (como por ejemplo a viajar solo,

a conocer gente…etc). Si pretendes superar tus temores acerca de algo, debes enfocarte en

lo que deseas alcanzar para modificar los circuitos cerebrales establecidos.

Si te enfocas en lo que temes, lo reforzarás.

Cuando hace poco cambié de peluquería (cosa que siempre me había costado bastante),

para dar el paso lo que hice fue centrarme en todas las ventajas que podía obtener con el

cambio (en relación a lo que me disgustaba de mi anterior peluquero), y no en el temor e

inseguridad que me producía el hecho de cambiar.

Otro recurso que uso para vencer los miedos es no pensar. Si no eres capaz de evadirte de

esa cháchara mental atemorizante que te inmoviliza, trata de dejar la mente en blanco, y

actúa sin pensar. Una de mis estrategias para romper con mi dinámica mental negativa

(rotura de patrón) consiste en pegar un grito, dar un brinco y salir corriendo a toda leche.

En una ocasión, caminando por la calle, vi a un par de chicas que me gustaban y que quería

conocer pero comenzaron a surgir los pensamientos negativos que fomentaban mis miedos.

Como estaba atento a ellos, rompí ese patrón pegando un grito ‘aaaaaaaah’. Di un salto y

salí a toda pastilla en dirección a las chicas (que caminaban unos metros por delante). Pasé

a su lado como Usain Bolt y, unos 50 metros más adelante me di la vuelta y regresé

corriendo hasta ellas. Cuando llegué les dije (jadeando pero totalmente libre de

pensamientos limitantes): ‘que bien sienta esto, deberíais probarlo’. Se rieron a más no

poder y estuvimos charlando un buen rato (tengo que reconocer que, al principio, no daban

crédito, pero luego nos tronchamos los tres).

En ocasiones la locura mejora con mucho a la cordura (dicen por ahí).

• Debajo de muchos de nuestros miedos más profundos, no existe una incapacidad real

para enfrentarnos a ellos, sino la convicción de que somos incapaces. Nuestras creencias y convicciones (establecidas por nuestras experiencias y consolidadas

con la repetición), actúan por debajo del plano de la consciencia y suelen estar asociadas a

sentimientos y emociones. En las situaciones en que queremos hacer algo pero no nos

creemos capaces de hacerlo están actuando, sin que lo sepamos, estas creencias.

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Cuando decimos o pensamos “yo soy así” o “yo no soy así” actúan nuestras convicciones

acerca de cómo creemos ser. Nos identificamos con ellas y, de esta forma, nos

autoimponemos unos límites que solo existen en nuestra mente.

Deja de decirte a ti mismo “yo no puedo”. Fíjate en los que sí pueden. Conoce y rodéate de

la gente que sí es capaz. Salvo en contados aspectos todos tenemos las mismas

capacidades, la diferencia radica en las que unos y otros somos capaces de desarrollar (esto

es una creencia marca de la casa).

• Sé el dueño de tu atención. El precio de la libertad es la vigilancia permanente. Si continuamente enfocamos nuestra atención en asuntos negativos estaremos reforzando

nuestras creencias limitantes, llenándonos de tensión y a merced de nuestros miedos. Por

ello es tan importante fijarse en a qué prestamos atención, para poder alejarnos de lo que

nos está dañando al generar en nosotros estados de ánimo perjudiciales.

Conviene alejarse de aquellas personas negativas que se centran constantemente en lo que

está mal en el mundo, porque son como agujeros negros que minan nuestra energía y nos

contagian su pobre visión. Seguro que conoces a alguien que siempre está quejándose por

todo, compadeciéndose, pendiente de todas las desgracias que acontecen. Son auténticos

vampiros vitales, aléjate de ellos (y si tú eres uno dime donde duermes que la estaca la

pongo yo).

• En algunas ocasiones, aferrarnos a una zona conocida puede impedirnos

adentrarnos en otros espacios de descubrimiento y evolución. En ocasiones necesitamos estar muy mal o tocar fondo para conseguir el impulso necesario

para abordar el cambio y salir del pozo. Lo triste es que puede que sea demasiado tarde (por

ejemplo en una enfermedad). Esto nos sucede porque nos aferramos a nuestra zona

conocida o zona de comodidad, la cual nos proporciona una apariencia de seguridad, y de

la que nos cuesta mucho salir aunque nos esté perjudicando el no hacerlo.

No es para nada recomendable llegar hasta ese punto de desesperación, por eso, el buscar

ejemplos y referencias en las vidas de otras personas que han superado sus baches, nos

puede ayudar a dar la vuelta antes de caer por el precipicio.

Lee biografías estimulantes, mira películas épicas, busca información que te motive y que

refuerce tus intenciones. Empápate de todo ello y da un giro a tu vida (derrapando si es

necesario).

Como decía el personaje de Gladiator:

“Hermanos, lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad.“

• Las palabras tienen un enorme poder a la hora de afectar al tipo de experiencia que

creamos. Los términos y expresiones que usamos, tanto para comunicarnos con los demás como con

nosotros mismos, influyen en gran medida en como nos sentimos y en como hacemos

sentir. Las asociaciones que hemos creado con las palabras hacen que, al emplearlas, se

desaten en nosotros determinadas sensaciones y emociones.

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Reflexiona acerca de las sensaciones que te provoca pensar en palabras como por

ejemplo cáncer, sexo o puta. Dista mucho decir “estoy cabreado”, de decir “estoy

molesto” o “estoy displicente”. Nos hacen sentir diferente e influyen con ello en nuestro

comportamiento.

En la comunicación humana a pesar de que las palabras representan tan solo el 7% del

mensaje (o eso dicen), siguen siendo muy importantes. Como cada persona tiene unas

asociaciones concretas con ellas, a pesar de que tu lenguaje corporal y tono de voz sean

amables, puede que el efecto que provoques sea negativo, dependiendo una vez más de las

asociaciones que tenga la otra persona con los términos y expresiones que hayas empleado.

No obtienes el mismo resultado diciéndole a una chica “me gustan tus defectos”, que

diciéndole “me gusta que seas defectuosa” (pues sí, también lo he probado). Seguro que la

reacción va a ser bastante diferente (mis testículos dan buena fe de ello).

Pasa lo mismo cuando piensas y te dices cosas. Los términos que usas para hablarte

influyen en tu estado y te afectan, para bien y para mal. Por eso es tan importante aprender

a usar las palabras y tener cuidado con lo que te dices.

Esto está íntimamente relacionado con las preguntas que nos hacemos y con la manera en

que las formulamos. Por ejemplo, cuando estamos pasándolo mal por algún motivo, la

pregunta ¿por qué a mí? no tiene respuesta ni genera un estado que nos ayude. Sin

embargo, si nos preguntamos ¿que puedo hacer para superarlo?, o ¿que hay de positivo en

todo esto?, podemos obtener resultados totalmente diferentes (positivos y motivadores).

Albert Einstein decía:

“La clave no está en encontrar la respuesta a viejas preguntas sino en hacernos

preguntas nuevas que nunca antes nos hayamos formulado.”

Las palabras tienen un gran poder a la hora de afectar al tipo de experiencia que creamos.

Habla ahora o calla para siempre.

[Este artículo está basado en el libro Reinventarse, tu segunda oportunidad de Mario

Alonso Puig]

[La foto está tomada en un parque urbano de mi ciudad. Los reflejos siempre nos dan una

nueva perspectiva ¿no crees?]

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Una última recomendación que quiero hacerte relacionada con el tema del desarrollo del ser

humano y la vida consciente, es la página de Javier Malonda. Javier promueve una mejora

constante a través de acciones conscientes y nos proporciona sus conocimientos y

experiencias para lograrlo. Un ejemplo y un ser humano extraordinario a quién he tenido el

privilegio de conocer en persona.