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  • La esclavitud en la ciudad de LaLaguna durante la segunda mitad delsiglo XVI a travs de los registrosparroquiales

    por Alberto Marcos Martin

  • En un excelente artculo, aparecido en 1952, Antonio DomnguezOrtz (1) llamaba la atencin de los historiadores sobre la escasez de -trabajos que abordasen el tema de la esclavitud en la poca moderna.Desde esa fecha, poco se ha avanzado en este campo. Los estudios deVicenta Corts sobre la esclavitud en Valencia (2), , a los que hayque ariadir las investigaciones llevadas a cabo recientemente porVicente Graullera Sanz en el mismo reino (3); de Manuela Marrerosobre Tenerife en los arios que siguieron a la conquista (4); las pginasdedicadas al tema por Bennassar en su Valladolid (5); o el trabajo deClaude Larqui sobre tres parroquias madrilefias en la segunda mitaddel siglo XVII (6), han venido a colmar algunas de las lagunasexistentes. Pero no bastan. Mxime cuando todas las referenciasapuntan a que la existencia del esclavo y de la institucin de laesclavitud constituan una realidad dolorosa y contradictoria enla sociedad espariola de la poca moderna. Las fuentes estn ah parademostrarlo: los documentos notariales, las colecciones de testamentos,las actas de las Cortes, los libros de viajes, las obras de juristas ytelogos y, cmo no, la literatura del Siglo de Oro, desde Cervantes aLope de Vega, pasando por la novela picaresca (7), se refieren, una yotra vez, a la servidumbre esclava. Ariadamos, empero, una ltimafuente: los registros parroquiales, en los que los curas prrocos, al ir

    (1) La esclavitud en Castilla durante la Edad Moderna, en Estudios de Historia Social deEspaa, Madrid, 1952, pp. 369-428.

    (2) La conquista de las Islas Canarias a travs de las ventas de esclavos en Valencia, enAnuario de Estudios Atlnticos, Madrid-Las Palmas, n m. I (1956), pp. 479-547; y, sobre todo,La esclavitud en Valencia durante el Reinado de los Reyes Catlicos (1479-1516), Valencia, 1964:546 pgs.(3) La esclavitud en Valencia en los siglos XVI y XVII, Valencia, 1978, 248 pgs.(4) La esclavitud en Tenerife a raz de la conquista, Instituto de Estudios Canarios, LaLaguna, 1966, 190 pgs.(5) Valladolid au sicle d'or, Pars, 1967, pp. 467-470; y tambin Los Espaoles: Actitudes yMentalidad, Barcelona, 1976, pp. 100-111, donde se recogen algunos datos de los trabajos, atin sinpublicar, de Albert N'Damba sobre los esclavos de Sevilla y Crdoba.

    (6) Les Esclaves Madrid l'poque de la dcadence (1650-1700), en Revue Historique,septiembre 1970, pp. 41-74.

    (7) A. DOMINGUEZ ORTIZ, Art. cit. pp. 370-371.

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  • anotando, da a da, los sacramentos impartidos a sus feligresiasrespectivas, han dejado constancia de la actividad pastoral ejercida eneste sector de la poblacin, cuya presencia en la sociedad espariola nodebe ser olvidada por los investigadores.

    Ha sido precisamente el expurgo sistemtico de los registrosparroquiales en la ciudad de La Laguna durante los siglos XVI yXVII (8), lo que nos ha puesto en contacto recientemente con el feno-meno de la esclavitud, en una zona que, como las Islas Canarias,constituye una inmejorable atalaya para su estudio, dada la proximidada Berberia y a las costas occidentales del Africa negra, principalegmercados abastecedores de esclavos, y a su insercin en el sistema derutas ocenicas. Serialar a partir de los registros parroquiales las prin-cipales lneas de investigacin, y analizar los problemas metodolgicosque plantea este tipo de fuente para el estudio de la esclavitud, es elpropsito que acometemos en las lneas que siguen.

    La poblacin de La Laguna en la segunda mitad del siglo

    La poblacin de la ciudad de La Laguna no hizo sino aumentar atodo lo largo del siglo XVI. El primer ncleo de pobladores, integradoen su mayor parte por los soldados que haban participado en laconquista de la isla, se asentaba de una manera anrquica en torno ala primitiva iglesia de la Concepcin, en la pequeria loma situada a lospies de la iglesia actual (9). Los habitantes de esta primera poblacingermen de la llamada villa de Arriba no debieron ser muynumerosos, incrementndose el vecindario slo a partir de los primerosarios del siglo XVI (10). Ser la afluencia de nuevos pobladores lo quedetermin la necesidad de buscar un nuevo asentamiento ms hacia elsur la villa de Abajo, que surgir en virtud de una planificacinoficial, y con arreglo a un trazado de calles en cuadrcula, en torno a laermita de Los Remedios, pronto convertida en parroquia (11), sobre laque girar en adelante toda la vida de la ciudad.

    (8) Contaba la ciudad de La Laguna en estas centurias con dos iglesias parroquiales:Nuestra Seora de la Concepcin, iglesia matriz de la isla de Tenerife, y Nuestra Seora de losRemedios, de fundacin un poco posterior. Ambas parroquias conservan los libros de registro enbuen estado, pudindose obtener, por ejemplo, series completas de bautismos a partir de 1543, a ncuando los libros comiencen en una fecha anterior. Los registros de matrimonios y, sobre todo, dedefunciones son bastantes posteriores, y cuentan menos para el tema que nos ocupa.

    (9) Antonio R U M EU DE ARMAS, Pirateras y Ataques navales contra las Islas Canarias,Madrid, 1947-1950, tomo I, pp. 59-60; y Alejandro CIORANESCU, Gua histrica y monumentalde La Laguna, La Laguna, 1965, p. 14.

    (10) Leopoldo LA ROSA OLIVERA y Elas SERRA RAFOLS, Vecindario de la ciudadde San Cristbal de La Laguna en el siglo XVI, Publicaciones de la Real Sociedad Econmica deAmigos del Pas de Tenerife, La Laguna, 1949, p. 3.

    (11) A. RUMEU DE AR MAS; obr. cit. pp. 59-60.

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  • En 1514, fecha en la que se lleva a cabo un recuento de todos losvecinos, al objeto de serialar la parte de la laguna que correspondalimpiar a cada uno, se seriala una poblacin de 316 vecinos. Es posible,sin embargo, que tal cifra est por debajo de la realidad, pues algunosvecinos quedaran exentos, seguramente, de tales trabajos (12). Para1526 contamos con datos ms fiables: en este ario, los vecinos de LaLaguna otorgaron poder al regidor Juan de Aguirre para que, en sunombre, tramitase ante el monarca la renovacin de la provisin realpor la que se nombraba alcalde de sacas de Tenerife a Sancho deYllanes (13). Firmaron la citada carta de poder 371 vecinos, a faltanicamente de las mujeres cabezas de casa, las cuales no aparecen en elrecuento (14), lo que supone ya un ligero aumento con relacin a lacifra anterior.

    En 1552, como consecuencia de la peticin formulada al Cabildo deTenerife por Hernando de Aguilar, mayordomo de la isla de GranCanaria, para sacar 5.000 fanegas de trigo, 1.500 de cebada y 300 decenteno, que haba comprado para el Psto de aquella isla, se hizo unarelacin, calle por calle, de todos los habitantes de la ciudad, y delgrano que almacenaban. El resultado de las averiguaciones arroj unacifra de 5.386 personas repartidas entre 840 vecinos lo que supone unarelacin de 6,4 personas por vecino (15). Tales cifras deben seraceptadas sin ningn reparo, dado el especial cuidado que se puso en laelaboracin del recuento, y coinciden con la cifra de 5.405 habitantes dela tazma de 1559, llevada a cabo por idnticos motivos (16).

    Para entonces, La Laguna se haba convertido en la ciudad mspoblada del archipilago, alcanzando una extensin y fisonoma muyparecidas a las actuales. La cifra de 1.094 vecinos dada por Rumeu deArmas para el ario 1561 (17), no parece que sea muy exagerada a la vistade los porcentajes de incremento que venimos manejando. Ms difcil

    (12) Archivo Municipal de La Laguna, Libro I de Acuerdos del Cabildo, fols. 145 v a 149 v.Esta cifra de poblacin, como las que se dan para todo el siglo XVI, aparece tambin en el

    trabajo citado de Leopoldo LA ROSA y Ellas SERRA, donde publicaron parcialmente, en 1949,los documentos que se citan. En las notas que siguen a continuacin ofrecemos, junto a laindicacin de archivo, las pginas en que se encuentran resumidos dichos documentos.

    (13) Las razones y argumentos expuestos por los vecinos son expresivos de los intereses quedominaban a esta primera sociedad islea, y ponen de manifiesto las actividades econmicas delos primer,os pobladores. No hay se decia cosas vedadas que se puedan sacar della para otraparte, antes la prenpipal provisin e trato de esta ysla todo viene de fuera... de Castilla, y de otrasyslas comarcanas..?: pues dineros no se sacan desta ysla, ni ay oro ni plata en ella, syno lo queviene de fuera lo traen los que vienen a comprar apucares o pan; y esto oro y plata no se saca synoes para Castilla donde los mercaderes e provisiones y otras cosas negesarias para el proveimiento emantenimiento desta ysla. A. M. de La Laguna, S-I, T-IV, I.

    (14) Ibid.; y L. LA ROSA y E. SERRA, obr. cit., pp. 7-10.(15) A. M. de La Laguna, S-I, E-XIII, 4; L. LA ROSA y E. SERRA, obr. cit., pp. 10-14.(16) Id., S-1, E-XII1, 5; y Ibid., p. 14.(17) A. RUMEU DE ARMAS, obr. cit., Tomo II, I Q' parte, p. 297.

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  • de aceptar, sin embargo, son las cifras de 1.300 vecinos y 6.500habitantes dadas por este mismo autor para el ario de 1587 (18), ya queresultan demasiado redondeadas y se corresponden, adems, con unaetapa anterior de alta mortalidad (19).

    En efecto, L. Torriani, que visit la ciudad por estas fechas, nosdice en su Descripcin, que La Laguna contaba con mil casas (20),cifra bastante imprecisa y seguramente tambin exagerada. Msexactos y concluyentes resultan los datos que nos ofrece la tazmia de1592, llevada a cabo, como las anteriores, para averiguar el nivel dereservas de grano del vecindario, ante la peticin formulada por elCabildo de Gran Canaria para sacar trigo hacia su isla. Los resultadosde la encuesta, llevada a cabo con una precisin mayor si cabe que lasde 1552 y 1559, arrojaron un total de 952 vecinos y 5.032 personas, loque representa un coeficiente de un vecino por cada 5,56 habitantes(21), algo menor, por tanto, deideducido de la tazmia de 1552, siendomanifiesto el ligero descenso de la poblacin que se aprecia a finales delsiglo XVI.

    El estudio de la evolucin de la natalidad en la segunda mitad delsiglo XVI confirma lo que venimos diciendo sobre la marcha de lapoblacin. En el cuadro I se han agrupado, para su anlisis, las cifras debautismos de las dos parroquias existentes, para pasar en la figura 1 asu representacin grfica, ario por ario.

    La tendencia que marcan las cifras es clara: aument continuadodel nmero de bautismos (con incrementos iMportantes como elregistrado en el quinquenio 1555-1559, con un aumento en cifras

    (18) Ibld.(19) La peste de 1582-1583 constitye la ms grave crisis demogrfica que sufri la ciudadde La Laguna en la segunda mitad del siglo XVI. La ausencia de registros de defuncionesanteriores al siglo XVII nos impide precisar el n mero de muertos que ocasion la epidemia. Noobstante, todas las noticias que poseemos aparte la cada de las concepciones indican que lamortalidad fue extraordinaria, hasta el punto que provoc la expedicin de una cdula real,fechada en Madrid el 17 de septiembre de 1585, en la que se solicitaba informacin de lo sucedidoy del estado de cosas de la isla, pues se tema muy seriamente que sus defensas, en especial lafortaleza de Santa Cruz, hubiesen quedado desguarnecidas. A. M. de La Laguna S-I, R-IX, 26.

    Al mismo tiempo, la epidemia de 1582-1583 provoc la huda de una importante proporcindel vecindario hacia otras zonas de la isla en un intento de escapar del contagio. Los libros debautismos han dejado buena cuenta de estas actitudes que constituyen una de las reaccionestpicas al menos para algunos sectores determinados durante las pocas de peste. As, el 3 demayo de 1584, se dieron las bendiciones de la iglesia a Madalena, hija del licenciado Juares y deDoa Leonor, su legtima mujer, la cual haba sido bautizada dos aos antes en Tegueste porcausa de la peste que uvo en esta cibdad. Archivo Parroquial de Los Remedios (hoy en laparroquia de Santo Domingo), Libro 5 Q de bautismos, fol. 225. Y lo mismo podemos decir deBeatriz, hija de Pedro Lpez Delgado y de Magdalena, a quien se impuso el leo y crisma en 14 deseptiembre de 1584, hablendo sido bautizada, tambin en Tegueste, el 15 de febrero del aoanterior por causa de la enfermedad que uvo de peste. Ibld. fol. 229 v.

    (20) L. TORRIANI, Descripcin de las Islas Canarias, Traduccin, Introduccin y Notaspor Alejandro CIORANESCU, Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 188 y 290.

    (21) A. M. de La Laguna, S-I, P-XIV, 33; y L. LA ROSA y E. SERRA, obr. cit., pp. 15-21.

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  • 280

    260

    240

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    200

    180

    160

    140

    1550

    1555

    1560 1565 1570 1575 1580

    1585

    1590

    1595 1600

    Fig. I. Evolucin general de los bautismos

  • Cuadro 1. Natalidad quinquenal en la segunda mitad del siglo XVI

    AosTotal

    bautismosAumento

    quinquenalPromedio Porcentaje

    aumento anual aumento anual

    1550-54 8081555-59 1.021 213 42,6 5,21560-64 1.160 139 27,8 2,71565-69 1.270 110 22 1,81570-74 1.102 168 33,6 2,61575-79 1.169 67 13,4 1,21580-84 1.047 122 24,4 2,11585-89 1.208 161 32,2 3,11590-94 1.259 51 10,2 0,81595-99 1.060 199 39,8 3,1

    absolutas de 42,6 bautismos por ao y un porcentaje de aumento anualde 5,2 %), hasta llegar al quinquenio 1570-1574 en el que se produce uncambio en la tendencia indicada, para iniciar un nuevo ascenso en elquinquenio siguiente, sin que se llegue a alcanzar, empero, los nivelesanteriores. El bache de 1582-1583, reflejado en la curva general debautismos con la pupta ms baja de todo el perodo, rompe con latendencia iniciada en los afos inmediatamente anteriores, y frena lasposibilidades de recuperacin en los arios siguientes, pese al importanteincremento del quinquenio- 1585-1589 (22).

    El nmero de esclavos

    No pretendemos dar en este captulo una cifra exacta del nmerode esclavos existentes en la ciudad de La Laguna en la segunda mitaddel siglo XVI. Tal empresa resultara, adems, imposible dada lacalidad de las fuentes manejadas. Los registros de bautismos slopermiten llevar a cabo una contabilidad de los esclavos adultos que vanllegando .a la ciudad (23), o de los esclavos nacidos en ella, hijos a su vez

    (22) Existe un evidente paralelismo entre la evolucin demogrfica de La Laguna, en losaos finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y la que conocemos para algunas ciudades deCastilla la Vieja en las mismas fechas. Parece, incluso, que las Islas no se vieron libres de los brotesepidmicos que en aquellas inauguraron ei establecirmento de una etapa demogrfica nueva, auncuando las conexiones, que podemos establecer resulten, a falta de otros datos, ms queproblemticas. No extraa, sin embargo, que por estas fechas se multipliquen, por acuerdosadoptados en el cabildo, las rogativas a San Roque y San Jacinto, abogados contra la peste, y lasprocesiones al Cristo de La Laguna, al objeto de implorar por la salud de la Isla. A. P. de LosRemedios, Libro de Antigtiedades (sin foliar).

    (23) El trmino adulto referido al esclavo es utilizado en este trabajo de una formaparticular, y se opone al de ainfantil, es decir, al esclavo nacido en la ciudad, hijo de padreso madre esclavos.

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  • de esclavos. Y todo ello con algunas dificultades, pues no siempre loslibros de bautismos ofrecen testimonios de todos los esclavos existentesen la ciudad.

    En efecto, en los mismos registros de bautismos hemos encontradoalgunas partidas correspondientes a esclavos horros, es decir, deantiguos esclavos que ya haban conseguido la libertad, y que, portanto, no haban recibido el sacramento hasta esa fecha (24). Enalgunos casos, bien por respetar la voluntad de los esclavos, bien pornegligencia de sus amos, aquellos seguan conservando su religin (25).En otros sin embargo, se sola aprovechar el bautismo de una criaturaesclava para impartir tambin el mismo sacramento a la madre (26). Aveces era la enfermedad o, ms frecuentemente, la proximidad delparto, lo que obligaba a los duerios, da-dos los peligros que estassituaciones entrafiaban, a acudir a las parroquias para bautizar a susesclavos (27). En fin, cabe pensar en la llegada de esclavos yabautizados, bien procedentes de las factoras portuguesas del Africaoccidental, bien acompariando a sus duerios, llegados de otras islas delarchipilago o de la misma pennsula.

    Por lo que se refiere a los negros africanos, ste era un casorelativamente frecuente. As no faltan las referencias a esclavospropiedad de vecinos de La Laguna que ya haban recibido las aguasdel bautismo en el momento de ser embarcados en las factorasportuguesas. En estas ocasiones, empero, el celo o los escrpulosreligiosos de sus duerios les llevaban, en caso de que existiese algunaduda, a volverlos a bautizar sub conditione o a completar lasceremonias del bautismo mediante la imposicin del leo y crisma (28).

    (24) Tal es el caso, por ejemplo, de Mateo, morisco horro que se bolvi christianoimponindosele el bautismo el 31 de septiembre de 1552. A. P. de Los Remedios, libro 2 9 debautismos, fol. 177. 0 de Gracia, morisca horra, bautizada en Los Rerhedios el 8 de septiembre de1553. Id., Libro 39 , fol. 16.

    -(25) Este es el caso de la madre de Salvaclor, esclava de Andrs Fonte. En la partida debautismo de su hijo, correspondiente al 12 de agosto de 1560, el cura afiade

  • En cuanto a los esclavos moriscos, las resistencias a ser evange-lizados eran mayores, y siempre se dudaba de la sinceridad de suconversio' n. La proximidad a Berbera haca mantener las esperanzas deun prximo rescate e incrementaba las posibilidades de huida, lo quesupona la vuelta a sus usos y costumbres y a sus antiguas y nuncaolvidadas prcticas religiosas. No es extrao, por tanto, que todas lasreferencias a esclavos adultos, no bautizados, correspondan a moriscos,aun cuando no hay que olvidar la indiferencia resignada de sus dueriose, incluso, como sugiere Rumeu, la obstaculizacin, por parte de losmismos amos, a su conversin al objeto de favorecer los rescates (29).

    Prescindiendo, pues, de algunas excepciones (en realidad, lasnoticias sobre el celo y cuidado desplegados por los dueos y por lasautoridades eclesisticas para asegurar el bautismo de los esclavos sonms abundantes), el bautismo del esclavo recin adquirido constitua lanorma a seguir. Ya hemos serialado cmo, en los casos de duda, seacuda a ratificar bajo condicin el sacramento o a completar lasceremonias que ste comportaba.

    Parece lgico, por tanto, considerar los registros de bautismoscomo un buen indicador del movimiento de esclavos y del ritmo de lasadquisiciones (30).

    La ausencia de registros anteriores a 1550 impide hacernos una ideabaptizado en Cabo Verde. A. P. Los Remedios, Libro 6 Q de bautismos, fols. 91 y 148. Vasetambin Claude LARQUIE, art. cit., p. 49.

    (29) A. RUMEU DE ARMAS, Espaa en el Africa Atlantica, Madrid, 1956, pp. 597-600.En las peticiones enviadas al monarca, en 1603, por los vecinos de Tenerife,. solicitando

    quedase sin efecto la prohibicin de hacer entradas en Berberia, se haca hincapi . en las ventajasque de ellas se derivaban para la conversin de los esclavos capturados, pues eran bautizadoscomo lo an hecho los que hasta aqu an traydo. A. M. de La Laguna, keales Cdulas yPrivilegios, XIV, 150, fol. 211.

    (30) Cl. LARQU1E, art. cit., p. 50.La preocupacin de las autoridades eclesisticas por hacer bautizar a los esclavos es constante

    durante todo el perodo estudiado, bien compeliendo a sus dueos, bien obligando a los curasprrocos a Ilevar relacin peridica de todos los existentes en sus partidos respectivos al objeto deque fuesen bautizados, los que no lo estaban, en el tiempo ms breve posible. La frecuencia deestas disposiciones, que a menudo se extendan a los navos cargados de esclavos que hacan escalaen el puerto de Santa Cruz, sugiere, sin embargo, que su cumplimiento no siempre era efectivo.As razonaba, en 21 de mayo de 1669, en una fecha tan alejada de los limites de nuestro trabajo, elobispo de Canarias, Don Bartolom Garcia Ximenes: aora se me a ofrecido, con la ocasin delprecepto annuo..., el saber que algunos negros vozales estaban por bautizar de tiempoconsiderable a esta parte; porque los dueos (que alguno o algunos quizs no se matan mucho porestas cosas) viendo su rudeza, y que ni saben Padrenuestro, Avemara, Credo ni dems cosas delcatecismo, esperando que de un mes a otro, y de un ao a otro, se reformarn e industriarn, losan dejado estar sin el beneficio y utilidad de ser cristianos... siendo tambin asi verdad que aviendohecho examinar a estos mismos que los juzgaban as tan rudos e incapaces, instruidos con maa,calan y perciben la substancia de lo que se les dize en lo que deben creer y obrar.... Enconsecuencia, encargaba a los curas prrocos de su dicesis elaborasen una relacin de losesclavos negros de sus feligresas que a n no haban recibido el bautismo para que, precedido unperodo de instruccin de seis meses, se les impartiera el sacramento, a n en el caso de que nohubieran aprendido las cuatro oraciones que muchos blancos en este mundo no lo saben ocomprendido los artculos de la fe que Dios se contenta con lo que alcanza la capacidad de lacriatura A. P. de La Concepcin, Libro de Edictos Episcopales (sin foliar).

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  • del nmero de esclavos existentes en La Laguna en la primera mitad delsiglo XVI. Todo parece indicar que stos debieron ser muy numerosos.En la parroquia de Los Remedios, por ejemplo, se han conservado laspartidas de bautismos correspondientes a los meses que median entremayo de 1530 y abril de 1531. De los setenta y cuatro bautismosregistrados, veinticuatro correspondian a esclavos adultos y dos a hijosde madre esclava; en total, veintisis partidas de esclavos que suponenel 35,13 %, ms de una tercela parte, del total de bautizados, porcen-taje que ya no volvemos a encontrar a lo largo de todo el perodoestudiado (31). Por su parte, Manuela Marrero ha demostrado que laesclavitud, tanto aborigen (32) como fornea, era ya importante en losveinticinco aos que siguieron a la conquista. La escasez de mano deobra y la necesidad de poner en explotacin las tierras recin adquiridasobligaron, en estos primeros momentos, a una creciente importacin deesclavos extranjeros, que irn sustituyendo paulatinamente al esclavoindgena,

    - Pero veamos las cifras que nos proporcionan los registros debautismos para la segunda mitad del siglo. De 1548 a 1599 seregistraron en la parroquia de La Concepcin 222 partidas debautismos de esclavos; de ellas, 137, o sea, casi las dos terceras partes(61,17 %) correspondian a bautismos infantiles (hijos de padre o madreesclavos), y 85 a bautismos de adultos (38,28 %). En la parroquia deLos Remedios se bautizaron en su pila, entre 1543 y 1599, 719 hijos deesc1avos y 717 esclavos adultos; en total 1.436 bautismos, es decir, casisiete veces ms que en la parroquia de La Concepcin.

    Estas diferencias en cuanto al nmero de esclavos bautizados, queno son achacables nicamente a las cifras de poblacin de cada una delas dos parroquias (entre 1550 y 1559 se registraron 6.827 bautizados enLos Remedios, frente a 4.277 en La Concepcin), ocultan otrasrelativas a la estructura social de sus feligresas respectivas. Paraentonces, en efecto, la Villa de Abajo, cuyo corazn . lo constitua laparroquia de Los Remedios, se haba convertido en el centro neurlgicode la ciudad, y en ella haban fijado su residencia las familias msacomodadas. Por el contrario, la Villa de Arriba, postergada por las

    (31) A. P. de Los Remedios, Libro I Q de bautismos.(32) La esclavitud de los indigenas guanches, tanto si eran de los bandos de guerra como

    de los bandos de paces, constituy una realidad. La necesidad de resarcirse de los gastos de laconquista obligaron a los primeros pobladores, y al propio adelantado, a reducir a la esclavitud almayor nmero posible de indigenas. Obr. Cit., p. 35 y ss.

    Una buena parte de los indigenas canarios, adems, fueron vendidos y exportados a losdiversos puertos de la peninsula. Vicenta CORTES, La conquista de Las Islas Canarias..., art.cit., y La esclavitud en Valencia..., obr. cit., pp. 53-55 y grfico nm. 2, ha registrado la Ilegada alpuerto de Valencia de esclavos. guanches en los aos .posteriores a la conquista de las Islasmayores.

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  • Cuadro 2. Nmero de esclavos bautizados en La Laguna enla segunda mitad del siglo XVI

    Afos Adultos Infantiles Total

    V H T V H T V H

    1550-54 56 64 120 35 34 69 91 98 1891555-59 69 99 168 46 50 96 115 149 2641560-64 42 56 98 41 43 84 83 99 1821565-69 24 24 48 90 72 162 114 96 2101570-74 25 26 51 47 39 86 72 65 1371575-79 4 6 10 43 42 85 47 48 951580-84 2 3 5 22 20 42 24 23 471585-89 28 15 43 15 20 35 43 35 781590-94 35 22 57 34 33 67 69 55 1241595-99 21 14 35 30 21 51 51 35 86

    Total 306 329 635 403 374 777 709 703 1.412

    propias autoridades locales, prosperaba ms lentamente, y en ellatenan asiento preferentemente los artesanos, labradores y pequeoscomerciantes (33).

    La cifra de 1.658 esclavos obtenida para el conjunto de la ciudadno parece desdefiable, especialMente si la comparamos con la de 347dada por Claude Larqui para tres parroquias madrilerias en la segundamitad del siglo XVII, las cuales contaban con una mayor poblacin(34), si bien, para entonces, la esclavitud declinaba como institucin en lapennsula. Todo ello convierte a la ciudad de La Laguna en un n cleocon una importante densidad de esclavos, slo comparable a la dealgunas ciudades de Andaluca occidental, en ls que la esdavitudalcanzaba tambin altos porcentajes, dada su proximidad a Portugal,principal abastecedor y a las costas norteafricanas (35).

    En la figura 2 se refleja grficamente, ario por ario, las cifras que(33) A1RUMEU DE ARMAS, Piraterias..., obr. cit., tomo II, I Q parte, p. 297 y ss. Para la

    rivalidad entre los dos sectores de la ciudad vase el articulo de Emma GONZALEZ YANES,Villa de Arriba y illa de Abajo, en Revista de Historia, La Laguna, 63 (1943).

    (34) Segn datos de Cl. Larqui, las tres parroquias madrileas de San Gins, San Se-bastin y San Martin agrupaban a comienzos del siglo XVIII a una poblacin en torno a los60.000 habitantes, diez veces mayor, por tanto, a la calculada para La Laguna en la segunda mitaddel siglo XVI. Si comparamos, por otro lado, el volumen total de bautismos con el de esclavos, lasdiferencias son an mayores: de 1543 a 1599 los bautismos de esclavos representaron el 17,3% deltotal de bautismos celebrados en la parroquia de Los Remedios frente a slo un 1,4% en laparroquia madrilea de San Gins en los dos aos en los que se contabiliz el mayor nmero debautismos de esclavos. Art. cit., pp. 51 y 55.

    (35) A. DOMINGUEZ ORTIZ, art. cit., p. 376 y ss.

    16

  • LOS REMEDIOS

    IV 80

    70

    60

    50

    40

    30

    20

    10

    0

    LA CONCEPCION

    11

    I 11

    I 11

    I1

    I1550 1555 1560 1565 1570 1575 1580 1585 1590 1595 1600

    Fig. 2. Evolucin general de los bautismos de esclavos

  • venimos manejando. La evolucin general de las dos curvas essemejante en lo esencial: tendencia continuada al descenso, mucho msacentuada en el caso de la esclavitud adulta (en el decenio 1575-84 seregistraron nicamente 15 bautismos de esclavos adultos, frente a 182de media en los dos decenios anteriores), que se mantiene, en lneasgenerales, hasta finales de siglo, en el que se aprecia un nuevo aumento,sin que se llegue, no obstante, a alcanzar los niveles d .e mediados de lacenturia.

    Este debilitamiento en la tendencia general no implica necesaria-mente que la institucin languideciese. Los datos que hemos recogidopara el siglo XVII muestran que la esclavitud cobr nuevos bros a lolargo de toda la centuria. Es muy probable que, hasta 1680, los esclavosespecialmente negros no hubiesen sido nunca tan numerosos. Porestas fechas data precisamente una exposicin del personero Pedro deOcampo al Cabildo de la ciudad, en la que se solicita la prohibicin deentrada de esclavos negros porque es tanto el nmero de negros que sehan introducido en la isla de diferentes cargazones, que ha hechomercaderes de todas las naciones y trayndoles por mercadera, quemuchos vezinos tienen a seys y a ocho negros... y hasta los tabernerostienen negros, y regulados, se hallarn ms negros que vecinos... y no seencuentran por las calles otra cosas que negros... (36). Talestestimonios pueden parecer exagerados, pero, contrastados con elnmero de bautismos, sirven para hacernos una idea de la extensin yvitalidad, al contrario de lo que sucede en la pennsula, de la institucinde la esclavitud durante el siglo XVII.

    Procedencia del esclavo

    El laconismo que preside la redaccin de la mayor parte de laspartidas de bautismos, no permite a los curas extenderse demasiado eneste punto. Faltan indicaciones precisas sobre la procedencia delesclavo y, cuando esto ocurre, su identificacin (nombres propioscastellanizados o mal ortografiados) se convierte en una empresa prc-ticamente imposible. El desconocimiento de los duerios y a n de lospropios esclavos sacados de su medio geogrfico y transportados aun mundo totalmente distinto, sin ning n otro punto de referencia-sobre su procedencia constitua, por otro lado una realidad, limitn-dose los registros parroquiales a refiejar este estado de cosas.

    (36) Alude tambin el documento a los esclavos negros como portadores de enfermedades ycompetidores a la hora del aprovisionamiento de granos. Se les tacha de pendencieros yalborotadores, y se les acusa de ser los causantes de la saca de moneda que se produce en la isla.A. M. de La Laguna, S-I, E-XX, 6.

    18

  • Pero lo que no poda escapar a la atencin de los curas prrocoseran los caracteres fsicos del esclavo bautizado. Los libros debautismos abundan en indicaciones concernientes a la raza y, sobretodo, al color de la piel, que si resultan estimables para trazar uncuadro aproximado de la procedencia de los esclavos, pueden inducir aconfusin en cuanto a su origen geogrfico concreto. As, sobre 802esclavos adultos bautizados, conocemos la procedencia o las caracte-rsticas raciales de 188, lo que supone un 23,4 % del total, es decir, casila cuarta parte. Estos se distribuyen segn el cuadro siguiente:

    Cuadro 3. Procedencia de los esclavos

    Origen

    Varones Hembras TOTAL

    NQ NQ NQ

    Negros 59 77,6 83 74,1 142 75,5Prietos 7 9,2 13 11,6 20 10,6Moriscos 9 11,8 15 13,4 24 12,7Moros 1 1,3 1 0,9 2 1,1

    76 100 112 100 188 100

    El mayor porcentaje corresponde, ya en el siglo XVI, a los negrosafricanos (75,5%), que han ido s stituyendo paulatinamente a lapoblacin aborigen esclavizada, primero, y a la poblacin de origenmusulmn, despus. Les siguen en importancia (10,6%) los esclavosllamados prietos que constituyen, en realidad, un ncleo apenasdiferenciado de los primeros. La introduccin de ambos grupos deesclavos corra a cargo, generalmente, de los portugueses; quienes desdefinales del siglo XV, supieron asegurarse, a travs de los tratados con lamonarqua espariola, el monopolio de su trato. Desde sus factoras deCabo Verde y Santo Tom (circunstancia reiteradamente repetida enlos registros parroquiales) abastecan la demanda de esclavos, tanto delos pases mediterrneos, como de las colonias americanas. En las IslasCanarias, en concreto, donde la presencia portuguesa era importantedesde los primeros tiempos de la conquista (en la relacin de vecinos de1514 aparecen citados, cuando menos, doce portugueses con residenciaen La Laguna), este comercio alcanz un importante desarrollo, bienpara el consumo interno, bien para su reexportacin a otros lugares.En cambio, los intentos de traficantes espaoles y canarios de abaste-cerse directamente de esclavos en el Africa negra parece que no pros-

    19

  • peraron (37) y fueron contestados por los portugueses, generalmentepor va diplomtica, zanjndose las diferencias a su favor (38).

    La tra gran fuente de abastecimiento de esclavos proceda de lascostas africanas situadas enfrente del Archipilago, especialmente deBerbera, que junto con Cabo Verde y Santo Tom, son los topnimosafricanos que ms se repiten en los registros parroquiales. Elaprovisionamiento de esclavos en el Africa musulmana, cuyo n merohasta 1572 debi ser ms importante de lo que refiejan las cifras (un13,8% entre moriscos y moros), tomaba corrientemente la forma decabalgadas o entradas en Berbera, expediciones depredadoras que notenan otra finalidad que la consecucin de mercanca humana o de unfcil botn (39). Tales actividades haban sido potenciadas, desde finalesdebsiglo XV, por la propia monarqua hispana, que vio en ellas unaforma de guerra secundaria en su lucha secular contra el moro. Lamerced de los quintos de la Corona, aseguraba la participacin de lasgentes del Archipilago en estas expediciones y reforzaba todas lasiniciativas, por aventuradas que stas fueran. Rumeu de Armas (40) haserialado, a travs de documentos notariales (fietes de barcos,contratacin de marineros, aprovisionamiento de vveres, etc.) lospreparativos para este tipo de empresas, que se desarrollaron con granintensidad a lo largo de la mayor parte del siglo XVI.

    No siempre, sin embargo, las armadas a Berbera tenan estecarcter militar y guerrero. Al lado de las cabalgadas, encontramosempresas con una finalidad pacfica y comercial, conocidas genrica-mente con el nombre de rescates. Si en un sentido estricto la palabrarescate hace referencia al cornercio humano (intercambio de un hombrepor otro hombre o, en su defecto, por dinero o mercancas), se puedeentender tambin en un sentido ms amplio, equivalente a comerciar(41). Los registros de bautismos recogen tambin noticias de estasactividades que ponen de manifiesto las relaciones, cuando no elenfrentamiento, entre dos civilizaciones, y descubren la realidad de laotra cara de la esclavitud: el esclavo cristiano en tierras del Islam (42).

    (37) Vase, por ejemplo, la expedicin del capitn Blas Lorenzo al Senegal en 1556, enA. RUMEU DE ARMAS, Espaa en el Africa Allntica, obr. cit., pp. 545-546.

    (38) Tal es lo que parece deducirse de la provisin real, dada en Madrid el 30 de agosto de1564, relativa a la causa que se segua contra Diego Prez Cabreja y 19 vecinos ms de Tenerife,quienes haban ido de armadas y resgatar y contratar infieles... A. M. de La Laguna, RealesCdulas y Privilegios, S-I, XIV, 65, fol. 77.

    (39) Para esta forma de presencia espaola en Africa es obligado la consulta de A. RUMEUDE ARMAS, Esparza en el Africa AtIcmica, obr. cit., pp. 529-560.

    (40) Ibid.(41) Ibid., p. 593 y ss.(42) En la partida de bautismo de Mara, celebrado el 9 de octubre de 1557, se dice que

    siendo moza, de su propia volumad se torn xpiana, y vino de Berbera en el rescate que fue ahazer el Ldo. Mansilla del Lugo, en este dicho ao, quando dex all por rehen a su hermano.

    20

  • Pero al lado de menciones expresas (de las tierras de Berbera,de las partes de Berbera)>) aparecen en los libros de bautismosdenominaciones como moro o morisco, cuyo origen geogrficoconcreto es harto confuso. Si muy presumiblemente la gran mayora deestos esclavos proceden de las costas africanas ms prximas alArchipilago, no hay que descartar la posibilidad de que su presenciaen las islas se deba a capturas realizadas en el Mediterrneo, bien atravs de la guerra entre Estados, bien a travs de la piratera y delcorso, forma de guerra secundaria y degradada de que hablabaBraudel (43) que pervive en aguas mediterrneas ms all de 1574. Msan: es posible que algunos de estos moriscos procedan de la mismapennsula, pues, como se sabe, en ocasiones fueron esclavizados allhasta su definitiva expulsin en 1609 (44).

    La prohibicin expresa, en 1572, de hacer entradas en Berbera(45) supuso un corte en el aprovisionamiento de esclavos berberiscos,reflejado en las curvas de bautismos de esclavos de esta procedencia.As, entre 1572 y 1579, perodo que conoce la extincin definitiva de lascabalgadas, slo hemos encontrado dos menciones de bautismos deesclavos moriscos, una de 1576 y otra de 1577, cerrndose a partir deesta ltima fecha las fuentes de aprovisionamiento de esclavos msprximas al Archipilago.

    Razones fundamentalmente polticas (roces con Portugal, ataquespirticos a las islas, etc.), pero tambin de seguridad personal de losparticipantes (46), hicieron necesario el mantenimiento de esta pro-hibicin. En 1579, sin embargo, Felipe II concedi licencia a los vecinosde Gran Canaria para hacer dos entradas al ario en Berbera deSan Bartolom abajo, no siendo basallos de Jarife (47); y por unaAlgo semejante ocurre con Mara, cuyo nombre morisco era Ftima, la cual vino por rehen y, desu voluntad, se volvi christiana. En ambos casos el motivo de cautiverio no est claro, y parecehacer referencia (contratacin pacfica de moriscos en tierras musulmanas) a las rivalidadesexistentes entre las diversas tribus que poblaban la Berberia del Poniente y a los cautivos que sehacian unas a otras, los cuales eran utilizados posteriormente en los intercambios con loscristianos. A. P. de Los Remedios, Libro 3 Q de bautismos, fol. 110; y Libro 4'2 fol. 53.

    (43) El Mediterrneo y el mundo mediterrneo en la poca de Felipe Edic. Mjico, 1976,tomo II, p. 317.

    (44) A. DOMINGUEZ ORT1Z, Art. cit., pp. 373-374.(45) ...Porque avemos sido ynformados que algunos particolares desas yslas van a hazer

    entradas en Berbera por cobd icia de traer algunos moros... os mandamos que de aqu adelante nidexeys ni consintays que nynguna persona vezyna ny natural desas dichas yslas, ni avitante en ellasvaya a hazer ninguna entrada en la dicha Verberia.... A. M. de La Laguna, S-I, Reales Cdulas yPrivilegios, XIV, 118, fol. 168 v.

    Una transcripcin de esta real cdula puede verse en Antonio RUMEU DE ARMAS, Espaaen el Africa Atkintica, obr. cit., doc. 149, p. 294.

    (46) Ibid., p. 553 y ss.(47) Ibid., doc. 151, pp. 297-298.

    21

  • provisin real, fechada en 15 de agosto de 1603, sabemos que ms tardese le dio sin limitacin (48).

    A travs de este ltimo documento conocemos las peticionesformuladas por el regidor Francisco de Mesa, en representacin de losvecinos de Tenerife, para que quedara sin efecto la prohibicinexistente, pues sus hasiendas an venido en tanto menoscabo que casino se cojen asucares y se dejan de labrar y cojer muchos frutos por faltade esclavos, y los que ay de Guinea muy caros y los ve -cinos pobres....Terminaba la citada provisin real solicitando informacin al gober-nador de Tenerife sobre la forma en que se llevaban a cabo talesentradas, en qu tiempos, de qu manera am de yr armados los nabiosy con qu gente (49). Ignoramos si se mand o no lo que se peda, y lasmedidas que se tomaron al respecto. Pero lo cierto es que las entradasen Berbera habian quedado envejecidas como forma de aprovisiona-miento de esclavos, y que los moriscos haban venido siendo sustituidospor los esclavos negros procedentes del mercado portugus, que, pese aser ms caros, resultaban ms accesibles.

    Fuera de estos dos mundos el musulmn y el de la negritud,no hemos encontrado, ninguna otra mencin. La esclavitud indgenaera ya,seguramente, inexistente (50). No existen tampoco referencias aindios del Nuevo Mundo, donde la esclavitud del indgena no tena,como se sabe, una existencia legal; ni a esclavos procedentes delMediterrneo oriental, especialmente turcos, bastante numerosos enalgunas ciudades de la pennsula (51), por no hablar de los eslavos obalcnicos, que haban alimentado la demanda de esclavos deloccidente europeo durante la baja Edad Media (52).

    Clasificacin por sexo y edad de los esclavosDe la clasificacin por sexo de los esclavos adultos, no parece

    deducirse conclusiones interesantes, pero su estudio puede arrojarnueva luz sobre aspectos relacionados con la funcin social y carcterde la esclavitud isleria o con la orientacin de la demanda de mercancahumana.

    De 1543 a 1599 se bautizaron en Los Remedios 717 esclavos(48) A. M. de La Laguna, Reales Cdulas y Privilegios, XIV, 150, fol. 211; y A.

    RU MEU DE ARMAS, Espaa en el Africa Allantica, obr. cit., doc. 152, pp. 298-299.(49) Ibid.(50) La nica referencia a la poblacin aborigen procede de 1587, ao en que Juan Alonso,

    guanche, bautiza a un hijo suyo cuya madre es Juana de la Pea, esclava de Leonor de la Pefia.A. P. de La Concepcin, Libro 2 Q de bautismos, fol. 24.

    (51) Vase, por ejemplo, el caso de Madrid, Cl. LARQUIE, Art. cit., p. 60.(52) A. DOMINGUEZ ORTIZ, art. cit., p: 376.

    22

  • adultos, de los cuales 336 eran varones (46,9%) y 381 hembras (53,1%).Esta diferencia a favor de las mujeres es todava ms acusada enLa Concepcin, en cuya pila se bautizaron entre 1548 y 1599, 38esclavos (44,7%) y 47 esclavas (55,3%). En total, y a escala de la ciudad,374 varones (46,6%) y 428 hembras (53,4%). Este predominio de laesclavitud femenina pone de manifiesto algo que ya sabamos: elcarcter fundamentalmente domstico de la esclavitud en los ncleosurbanos de la poca moderna, aunque en el caso concreto de LaLaguna haya que matizar, como veremos, esta afirmacin.

    En cuanto a la edad de los esclavos adultos en el momento derecibir el bautismo, tropezamos con las mismas dificultades que alhablar de su procedencia. Los registros son muy parcos en datos de estetipo, y cuando la edad del esclavo bautizado aparece en la partidacorrespondiente, aquella ha sido evaluada por el cura o por el duerio(no hay que descartar el desconocimiento del propio esclavo sobre suedad) de forma imprecisa o aproximada (53).

    As, sobre 802 esclavos adultos bautizados, nicamente en 47 casosconocemos su edad, lo que supone el 5,8% del total. Esios pocos datosson suficientes, sin embargo, para hacer resaltar una caractersticafundamental de la esclavitud: el constituir un grupo humano esen-cialmente joven. Razones estrictamente mercantiles inclinaban a losdueos a adquirir esclavos de corta edad, e incluso nios, al objeto de

    Cuadro 4. Edad de los esclavos en el momento del bautismo

    Edad

    Varones Hembras Total

    De 0 a 1 ao 2 1 3 6,3De 1 a 5 aos 7 4 11 23,4De 6 a 10 aos 12 9 21 44,6De 11 a 15 aos 4 6 10 21,2De 16 a 20 aos 1 1 2,1Ms de 20 aos 1 1 2,1

    (53) Juan, esclavo de Andrs Fonte, regidor, contaba en el momento de recibir el bautismocon diez o doce aos. Hernando, morisco, esclavo de Hernn Gonzlez de Hinojosa tenla deocho a nueve aos en el momento de recibir el mismo sacramento. A. P. de Los Remedios,Libro 4Q de bautismos, fol. 186 v.

    B. Bennassar, Los espaoles, obr. cit., p. 31 y ss. ha puesto de manifiesto que la percepcindel tiempo por los hombres de la poca moderna era ms cualitativa que cuantitativa, sin quetuvieran una clara conciencia del curso de las horas, los das o los aos. Vase tambin para estosaspectos Cl. LARQUIE, art. cit., p. 54.

    23

  • asegurar la propiedad y, en consecuencia, el mximo beneficiodurante el mayor tiempo posible.

    En efecto, prcticamente la totalidad de los esclavos de la encuesta(45 frente a 47) pertenecan a las categoras comprendidas entre elnacimiento y los 15 arios, siendo los grupos de edad ms numerosos losque se encuentran entre los 6 y 10 arios (44,6%) y entre 1 y 5 arios(23,4%). Dentro de estos grupos hay que encuadrar, adems, otros 17casos que aparecen designados en los registros - con diminutivos(esclavito, negrito, morisquita) o con calificativos que hacenreferencia a su juventud (joven, moza). En el extremo opuesto, encambio, slo hemos encontrado un caso en que el esclavo bautizadocuenta con ms de 30 afios. Y esta parece ser la tnica general: lajuventud, la fortaleza, el poseer unas cualidades fsicas determinadas,son esenciales en toda buena compra. Cuando el esclavo envejece sies que logra alcanzar este estadio de la vida ya no sirve, y se leconcede la libertad, generalmente a cambio de una cantidad en dinero(54), asegurndose de este modo la amortizacin del capital invertidoen su compra y, por ende, la posibilidad de nuevas adquisiciones.

    Los dueos de esclavos. Carcter de la esclavitud islea.

    Nada mejor para conocer el papel desemperiado por el esclavo enla sociedad isleria que informarnos, como sugiere Bennassar (55), de susduerios. Tal procedimiento parece lgico, por cuanto los nombres yapellidos de stos aparecen estrechamente unidos al de sus esclavos enlas partidas de imparticin del sacramento, borrando con ello todaduda acerca de su propiedad. Por otra parte, los registros de bautismosdan frecuente informacin sobre la categora social o profesional de losdueos, pudiendo llegar, a travs de la repeticin de los mismosnombres en diferentes partidas, a colmar algunas de las lagunasexistentes. Asi, y para los 1.658 esclavos de la encuesta, conocemos lacalificacin socioprofesional de sus duerios en 688 casos, lo que suponeun 41,5%, o sea, algo menos de la mitad del total computado,porcentaje que puede ser considerado bastante rePresentativo. Pa-semos, pues, al anlisis de las cifras del cuadro siguiente en el que sehan agrupado a los propietarios de esclavos por sectores econmicos ygrandes grupos de actividad

    (54) Tal es el caso, por ejemplo, de Alarcn, negro, de hedad de cinquenta aos, poco mso menos, e ciego, a quien su amo, Francisco de Alarcn concede la libertad en 6 de marzo de 1575a cambio de 15.000 mrs. A. M. de La Laguna, Protocolo de Sancho Urtarte, 1573-1583, fol. 945 v.

    SS.(55) Los espaoles, obr. cit., p. 104.

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  • Cuadro 5. Clasificacin socioprolesional de los dueos de esclavos

    N mero Porcentaje

    ACTIV1DADES PRIMARIAS

    Labradores 22 3,19

    ACT1VIDADES SECUNDARIAS

    Industrias del vestido 26 3,77Industrias del calzado 25 3,63Industr.i.as de la madera 9 1,30Industrias de los metales 24 3,48Industrias de la alimentacin 7 1,01Industrias diversas 12 1,74

    Total para las actividades secundarias 103 14,97

    ACTIVIDADES TERCIAR1AS

    Funcionarios admn. central y local 167 24,27Funcionarios admn. americana 26 3,77Personas con ttulos acadmicos 90 13,08Hombres de armas 19 2,76Prof. liberales y servicios personales 70 10,17Religiosos y personal de serv. eclesiast. 33 4,79Comercio al por mayor 93 13,51Transporte y pequeo comercio 6 0,87

    Total para las actividades terciarias 504 73,25

    Personas con apelativos nobiliarios 59 8,57

    Total propietarios con calificacin socioprofesional 688 100

    Una primera constatacin se deduce del estudio de los datosmanejados: ms de las cuatro quintas partes, es decir, un 81,8% de losesclavos computados (563 frente a 688 en n meros absolutos)pertenecen a gentes que no intervienen en las actividades productivas.Tal evidencia, sin embargo, no es nueva: ya Bennassar en su libro sobreValladolid haba llegado a las mismas conclusiones (56) y Cl. Larqui

    (56) Valladolid..., obr. cit., pp. 468-469; y tambin Los Espaoles..., obr. cit., pp. 106-107.

    25

  • lo puso tambin de manifiesto en su estudio sobre la esclavitudmad rileria (57).

    En efecto, son los representantes de la administracin central ylocal, muchos de ellos nobles (gobernadores, corregidores, regidores,alcaldes, alguaciles), entre los que no faltan los funcionarios rela-cionados con la administracin americana (jueces de registro, con-tadores, escribanos del juzgado de Indias), las gentes con ttulosacadmicos (bachilleres, licenciados, doctores, algunos de ellos perte-necientes, seguramente, al estamento eclesistico), las profesionesliberales (escribanos, procuradores, notarios, mdicos), los hombres dearmas (capitanes, alfreces) a los que habra que aadir un importanteporcentaje de gentes que aparecen designados en los registros conapelativos nobiliarios, junto con los representantes del gran comercio(58), los que configuran la sociedad esclavista de La Laguna en lasegunda mitad del siglo XVI. Ariadamos para completar la lista, laexistencia de varios esclavos bastante numerosos para una ciudadque no contaba con sede episcopal ni cabildo catedralicio propiedaddel clero (beneficiados de las parroquias y comunidades religiosas, enespecial) y del personal que gira a su servicio.

    La esclavitud no era, sin embargo, un privilegio exclusivo de estossectores sociales. Aunque en menor nmero, los representantes de lasactividades primarias (labradores) y del artesanado posean tambinesclavos. Raro es el oficio que no aparece representado, sobresaliendolgicamente aquellos (zapateros, carpinteros, sederos, etc.) que debianocupar tambin, por su importancia numrica, los primeros lugares enel conjunto de profesiones de la ciudad. Los extranjeros asentados en laisla (59), las minoras raciales (60) e, incluso, las clases en apariencia

    (57) Art. cit., pp. 65-66.(58) En el caso de los mercaderes, que hacen bautizar a ms de la dcima parte del total de

    esclavos de la muestra (13,5%), la propiedad del esclavo podia ser transitoria, en tanto quemercanca a negociar , ms que una propiedad efectiva y duradera. Cfr. Vicente GRAULLERASANZ, La esclavitud en Valencia..., obr. cit., p. 135.

    (59) Cornieles Van Enden, mercader, bautiza entre 1574 y 1580 a tres criaturas hijas deMara, su esclava. Por su parte, Simn Alvarez, portugus, hace bautizar, en 23 de junio de 1543,a una esclava llamada Juana, y dieciocho atios ms tarde le volvemos a encontrar en los registrosbautizando a un esclavo negro llamado Francisco. A. P. de La Concepcin, Libro 1(2 debautismos, fol. 240; y A. P. de Los Remed ios, Libro 2'2

    de bautismos, fol. 12 v.; Libro 3, fol. 230;y Libro 5 12 , fols. 90 v y 161 v.

    (60) Pedro Rico, morisco, bautiza, entre 1543 y 1550, a siete eSclaVos, de ellos seis adultos (3varones y 3 hembras) y uno recin nacido, hijo de Catalina, una de sus esclavas. A. P. de LosRemed ios, Libro 2, fols. 15 v., 126 y 129 v.

    Las Cortes de Toledo de 1560 haban prohibido a los moriscos tener esclavos negros,derogndose, no obstante, en 28 de enero de 1562, estas medidas en favor de los moriscos del reinode Granada y Murcia, casados con cristianas viejas. Sus correligionarios de raza en elArchipilago trataron de conseguir idnticos privilegios, pues en un informe enviado a la Cortepoco despus por Lope de Asoca, regidor de Tenerife, se solicitaba que tal prohibicin no seentendiese con los moriscos e, descendientes dellos, que tuviesen esclavos ne gros en esas dichas

    26

  • menos favorecidas econmicamente (61) tenanasimismo a su serviciouno o varios esclavos, lo que contribua a una mayor generalizacin dela institucin en el tejido social.

    Ignoramos qu parte le toca a los precios de esclavos en la difusinde la esclavitud. Los registros parroquiales no nos dicen nada sobre estepunto. No parece aventurado afirmar que en aquellos momentos en queel ascenso de la curva de bautismos de esclavos se corresponde con unamayor socializacin o extensin del fenmeno de la esclavitud, laadquisicin del esclavo deba resultar econmicamente .ms asequibleque en aquellos otros en los que dicha curva experimenta un descenso yla esclavitud aparece como privilegio exclusivo de una clase socialdeterminada. La proximidad del Archipilago a los principalesmercados abastecedores y el ser paso obligado en las rutas de la tratamantenan, seguramente, los precios por debajo de los nivelesalcanzados en otras ciudades de la Pennsula. Se trata, sin embargo, deuna hiptesis que habr que contrastar con la realidad, una vez que seemprenda el expurgo sistemtico de los archivos notariales (62).

    Extensin y difusin de la esclavitud no estn, sin embargo,reidas con una importante concentracin de esclavos en unos pocospropietarios, lo que parece estar, a su vez, en evidente proporcin conlos niveles de renta de la poblacin. En el cuadro 6 se han distribuidoporcentualmente a los duerios de acuerdo con el n mero de esclavosbautizados, el cual se refleja paralelamente en la columna de al lado.

    Partiendo, pues de 1578, en que conocemos los nombres yapellidos completos de sus duerios (el 95,17% del total de esclavoscomputados), el 13,8% de los propietarios, poco ms de la dcimaparte, controlaba el 40,6%, ms de una tercera parte, de los esclavosyslas, pues dello no se ava seguido ny se seguiria dao ni perjuicio, e todos eran xpianosbuenos.... Muy convincentes debieron parecer las argumentaciones de su informe, pues por RealCdula, dada en Madrid el 16 de septiembre de 1563, se consegua que Io contenido en la dichanuestra carta e capitulo de antes... no se entienda ni execute contra los moriscos de las dichasyslas... ny sobre ello les hagais ni consintais faser agravio ni vexacion alguno.... A. M. de LaLaguna, S-I, Reales Cdulas y Privilegios, XIV, 62, fols. 73 v. y 74.

    (61) Malgarida, criada que haba sido de Simii Alvarez, mercader, hace bautizar, en 14 defebrer6 de 1545, a una esclava suya Ilamada Catalina. A. P. de Los Remedios, Libro 2 Q debautismos, fol. 45.

    En fia, para completar este panorama sociolgico, citemos el caso de Maria de Candelaria,nia morita bautizada en 9 de febrero de 1557, la cual fue dada de la armada a Ntra. Sra. deCandelaria. ld., Libro 3-Q, fol. 94 v.

    (62) Para el precio de los esclavos, vase B. BENNASSAR, Valladolid..., Obr. cit., p. 469;Cl. LARQUIE, art..cit., pp. 63-64; o Vicente GRAULLERA SANZ, La esclavitud en Valencia,obr. cit., pp. 168-170.

    Dominguez Ortiz (art. cit., p. 400) fija el precio ordinario del esclavo adulto hasta 1640 en 100ducados, si bien ste variaba de acuerdo con mltiples circunstancias, entre las que no hay queolvidar la edad, sexo, constitucin y cualidades personales del esclavo, as como su raza, puescomo sabemos, los negros eran preferidos por su carcter y docilidad, frente a bereberes y turcos,mucho ms reacios a la servidumbre y dispuestos a emprender la huda en cualquier momento.

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  • Cuadro 6. Distribucin porcentual de los propietarios seg n el nmerode esclavos bautizados

    N mero de esclavosDueos Esclavo

    N Q N-QCon 10 o ms esclavos 16 2,61 205 12,99De 8 a 9 esclavos 16 2,61 136 8,61De 6 a 7 esclavos 24 3,92 156 9,88De 4 a 5 esclavos 75 12,25 329 20,84De 2 a 3 esclavos 188 30,71 459 29,08Con 1 esclavo 293 47,87 293 18,56

    Total 612 100 1.578 100

    bautizados durante el perodo estudiado, es decir, eran propiedad degentes que tenan o haban tenido la muerte, la liberacin o, incluso,la venta posterior a la imparticin del sacramento podan hacer de laposesin del esclavo una cuestin demasiado efmera cinco o msesclavos. Ahondando un poco en las diferencias, nicamente 16propietarios (2,61%) hicieron bautizar, entre 1549 y 1599, a 205esclavos, lo que representa el 12,9% del total, frente a 293 (47,87%) queimpusieron el mismo sacramento a un solo esclavo (18,5%) (63).

    Obviamente, la presencia de esclavos en un n mero importante decasas es un elemento a tener en cuenta a la hora de estudiar las estructu-ras y categoras familiares de esta sociedad. En efecto, el esclavo vivegeneralmente en casa de su duerio sin que exista entre uno y otroningn lazo familiar aparente, y aparece representado por ste en loscensos y vecindarios, dando lugar a grupos humanos ensanchadoshorizontalmente, en los que al n cleo familiar bsico el de hombrelibre se han ariadido divers'os elementos, que pueden tener, adems,una cierta estructura familiar, como es el caso de los matrimonios deesclavos con o sin descendencia, o el de las esclavas solas con uno ovarios hijos. Los coeficientes de 6,4 y 5,5 habitantes por vecino (64)sensiblemente superiores a los que se vienen dando como normales-obtenidos respectivamente a partir de las tazmas de 1552 y 1592,

    (63) Carecemos de la documentacin necesaria para hacer un corte horizontal que nospermita corregir las cifras y porcentajes ofrecidos y medir la realidad, de la esclavitud en unmomento determinado. La no inclusin en el cuadro de las personas cabezas de familia que noposeian esclavos impide, por otro lado, extender el anlisis a todo el conjunto de la poblacin.

    (64) Las diferencias de volumen entre uno y otro coeficiente pueden explicarse por la caidaen el ritmo de adquisiciones que sealbamos hacia finales del siglo, al hablar de la evolucin de lacurva general de bautismos de esclavos.

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  • muestran bien a las claras la existencia de un tipo de hogar en el quetienen cabida todos estos elementos.

    i,Qu podemos decir, pues, sobre el papel desemperiado por elesclavo? La existencia de una importante proporcin de esclavospropiedad de la nobleza y de gentes que no intervienen directamente enlas actividades de produccin, nos lleva a coincidir con la tesisavanzada por Domnguez Ortiz (65) y confirmada, posteriormente, porBennassar y Cl. Larqui: la esclavitud como elemento decorativocomo un lujo limitado a determinados sectores sociales. Ms que unainstitucin integrada en un sistema de produccin, la esclavitud sepresentara entonces como un factor de predominio social y tambineconmico cuya funcin se limitara a las simples tareas de tipodomstico. La utilizacin del trmino criado para designar al esclavo(con frecuencia aparecen en las partidas de bautismos ambas deno-minaciones juntas) y el predominio de la esclavitud femenina vendran,por otro lado, a abonar esta hiptesis.

    No parece, sin embargo, que el paralelismo entre Tenerife yValladolid en el siglo XVI, o Tenerife y Madrid en la segunda mitad delsiglo XVII, sea tan evidente. La explotacin de mano de obra esclavatena en el Arch.ipilago una larga tradicin que arrancaba de losprimeros tiempos de la colonizacin. Muchos miembros de la nobleza,de las profesiones liberales o de los oficios de la administracin poseantierras o establecimientos industriales (ingenios de az car) explotados,seguramente, con fuerza de trabajo esclava (66). Los labradores o losartesanos exiglan, muy presumiblemente, a sus esclav .os algo ms que laprestacin de unos servicios de tipo domstico o el fomento de undeterminado prestigio social, ante el que no deban permanecer,empero, totalmente ajenos. Los mercaderes se hacan acompariar deesclavos en sus viajes, los cuales hacan de porteadores, cuando noformaban parte de la mercanca. La ley del beneficio econmico parecepresidir, una y otra vez, la actuacin de los duerios: con frecuenciaarriendan el trabajo del esclavo (67), o le permiten ejercer libremente unoficio y percibir un salario (68), siempre a cambio de una cantidad enmetlico.

    (65) A. DOMINGUEZ ORTIZ, art. cit.. p. 385.(66) En la relacin enviada por Francisco de Mesa a Felipe II, solicitando la revocacin de

    la prohibicin de hacer entradas en Berberia, se hacia hincapi en que los esclavos serbian para lalabor de yngenios, vias y tierras de pan. A. M. de La Laguna, S-I. Reales Cdulas y Privilegios.XIV, 150, fol. 211.

    (67) Manuela MARRER0,_ obr. cit., p. 73 y ss.(68) Tal es el caso, por ejemplo, de Maria de Soria, mulata, a quien su dueo. Pedro de

    Soria, regidor habia dado permiso para contratar, consiguiendo finalmente la libertad a cambiode 90 ducados. Id.. Protocolo de Sancho Urtarte 1573-1583, fol. 1114 y ss.

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  • En fin, las esclavas podan acrecentar el capital invertido en sucompra trayendo hijos al mundo, los cuales seguan irremediablementela condicin de sus madres. Y siempre quedaba la posibilidad deconseguir un sustancioso beneficio mediante la concesin de libertad alesclavo quien, a menudo, llegaba a pagar altas cantidades por ella (69).

    No conviene, sin embargo, caer en el extremo contrario: hacer delos motivos econmicos el nico fundamento de la esclavitud. Lasnecesidades de trabajo ya no eran tan grandes en la segunda mitad delsiglo XVI como lo haban sido en los arios que siguieron a la conquista.Por entonces, La Laguna se haba convertido en la ciudad msimportante del Archipilago, en la que los nuevos pobladores venidosde Castilla, o de otros pases, rivalizaban con los descendientes de losantiguos conquistadores. Unos y otros haban importado el viejo ordensocial de la metrpoli, en el que el hidalguismo y el ideal del honorprimaban sobre otras motivaciones. Y ya son conocidas las manifes-taciones que este ideal nobiliario, que afectaba a todas las capas deltejido social, tuvo en la sociedad espariola, una de las cuales, la pasinpor el servicio y el afn de hacerse servir, puede dar cuentaaunque no sepamos en qu medida de una buena parte de losesclavos existentes en la isla.

    Condicin del esclavo

    La preocupacin por la vida espiritual de los esclavos constituye,ya lo hemos visto, una realidad. El que se les condujese a las iglesiaspara imponerles el bautismo e, incluso se indagase, en aquellos casosdudosos, si estaban bautizados o no, supone ver en el esclavo a unapersona humana dotada de alma inmortal. Pero este reconocimientono implica necesariamente ningn cambio en su condicin. Como haescrito Bennassar, una cosa era el esclavo ante Dios y otra, muydistinta, ante los hombres (70).

    Al nivel de la vida cotidiana las cosas transcurran de diferentemodo. El esclavo careca de personalidad jurdica y se hallaba sometidoa la potestad omnmoda de su amo. En las cartas de ahorramiento,por ejemplo, se hace mencin expresa a que, con ella, el duerio concedelibertad a su antiguo esclavo para poder andar libremente por cualquierlugar, aparecer en juicio, extender contratos, otorgar testamento orealizar cualquier otro tipo de escrituras. Y no se trata de un simple

    (69) Baltasar Marrero y Mara Hernndez, su mujer, recibieron, en 1578, 106 ducados porla liberacin de su esclava Isabel Hernndez, negra, la cual contaba entonces 40 aos poco ms omenos. Ibid., fol. 1010 y ss.

    (70) Los espaoles..., obr. cit., p. 109.

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  • formulario: a partir de entonces se puede ver a los esclavos libertosdemandar los servicios de un escribano o aparecer en los libros detestamentos de las parroquias como cualquier otro vecino libre.

    La condicin del esclavo no fue nunca, sin embargo, tanmiserable como en la Antigliedad. Como miembros de la casa de suserior, vivan bajo el mismo techo y tenan asegurado el pan cotidiano.Algunos se ganaron la confianza y el respeto de sus duerios, lo que lespermita vivir con tina mayor libertad de movimientos (71). Otrosejercan libremente algn oficio lo que les daba la oportunidad dereunir cierto peculio con el que poder liberarse, finalmente, de sucondicin (72). Carecemos de noticias sobre castigos o malos tratos, ytampoco hemos encontrado ningn esclavo herrado o marcado por elfuego, costumbre ms extendida en otras latitudes (73). Una de las mayores dificultades con las que tropezaban los

    esclavos era la imposibilidad de llevar una vida familiar estable. A lascircunstancias inherentes a su condicin de privados de libertad, demercanca objeto de cambio, se unan las frecuentes trabas impuestaspor sus amos. No obstante, la tradicin de la iglesia afirmaba que losesclavos podan contraer matrimonio, incluso invito dotnino, es decir,contra la voluntad de sus duerios (74). Los poderes pblicos, en su afnde moralizar a los esclavos, fomentaron las uniones entre ellos, y lasconstituciones sinodales del obispado de Canarias haban dedicado uncaptulo a este problema, ocupndose las disposiciones y edictosepiscopales repetidamente del tema. El cumplimiento de tales dispo-siciones estaba, empero, muy lejos de cumplirse, condenando a lamayora de los esclavos al concubinato o a las uniones espordicas (75).

    En efecto, de los quinientos once casamientos celebrados en la

    (71) La mulata Maria de Soria, a quien ya conocemos, haca mucho tiempo que viva encasa de su dueo. Pedro de Soria, quien confiesa que era persona fiel y de buena conciencia.Vase nota (68).

    (72) Una de las actividades ejercidas con ms asiduidad por los esclavos de Tenerife era elpequeo comercio de diversas mercancas. Por una Real Cdula, fechada en Madrid el 8 de marzode 1570 Felipe 11 hubo de recordar al gobernador de Tenerife la prohibicin, vigente a nivel detodo el Estado, de comprar cualquier cosa que vendiesen esclavos, y deviendose ansi guardar ycumplir en esta dicha ysla no se hazia antes e yendo contra el tenor y forma de lo susodichomuchas personas compravan de los dichos esclavos muchas joyas, pano y lienco... A. M. de LaLaguna, S-I, R-VI, 24.

    (73) Cl. LARQUIE, art. cit., p. 70; y Vicente GRAULLERA SANZ, La esclavitud enValencia..., obr. cit., p. 116 y ss.

    (74) A. DOM1NGUEZ ORT1Z, art. cit., p. 398; y Cl. LARQUIE, art. cit., p. 72.(75) Aunque correspondientes al siglo XVII, a travs de estas disposiciones conocemos

    algunas de las trabas, impuestas por los dueos a los esclavos que mostraban su deseo de contraermatrimonio. Trabas que Ilegaban, frecuentemente, a los malos tratos o a la venta del esclavo fuerade la ciudad, pese a las penas de excomunin que recaan sobre tales acciones. Y tambinconocemos las situaciones, casi novelescas, a las que se acuda para salvar estas dificultades, comola de ocultar a los futuros contrayentes en casas seguras hasta que estuvieran amonestados ydesposados. A. P. de La Concepcin, Libro Edictos Episcopales (sin foliar).

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  • parroquia de Los Remedios, entre 1566 y 1599, en treinta y ocho amboscontrayentes eran esclavos, pertenecientes generalmente a distintoduerio (34 frente a 4), y en veinte, uno de ellos era esclavo y otro libre,normalmente un esclavo hbrro. As pues, del total de los milveintids cnyuges, noventa y seis eran esclavos, lo que representa unporcentaje del 9,39%. (A ttulo de comparacin, entre 1543 y 1599, elnmero de esclavos bautizados supuso el 17,3% del total de bautismosregistrados). En un anlisis ms detenido, y tomando como basecuarenta y dos matrimonios, en los que se especifica claramente losapellidos de los duerios de los contrayentes, veintitrs, o sea, ms de lamitad (54,8%), no tuvieron descendencia frente a diecinueve (45,2%)que si la tuvieron. De stos, trece, es decir, ms de las dos terceras partes(68,4%) tuvieron una media de 1,8 hijos por pareja antes de lacelebracin del casamiento; tres tuvieron descendencia solamentedespus (15,8%); y en fin, otros tres antes y despus de los ,desposorios(15,8%). En estos seis ltimos casos, la media de hijos habidos despusde la boda fue de 2,1 por pareja, durante un perodo frtil (76)computado de 4,7 arios de media por matrimonio. Y un ltimo dato:dos de los tres primognitos de las parejas que tuvieron descendencianicamente despus del casamiento correspondan a concepcionesprenupciales, es decir, haban sido concebidos al menos dos meses antesde los desposorios.

    Slo una mnima parte, por tanto, de los ochocientos cincuenta yseis esclavos bautizados proceda de parejas legtimas. En las pocasocasiones en que esto suceda, el cura encargado de llevar los registros se apresura a anotar en la partida correspondiente: avido en legtimomatrimonio, hijo de Fulano y Mengana, su mujer legtima, etc. Estapreocupacin no hace ms que resaltar, empero, lo que constituye lanorma general: el carcter ilegtimo de la descendencia esclava comoconsecuencia de las uniones transitorias o duraderas entreesclavos o, ms bien, de las relaciones entre hombres libres y mujeresesclavas (a la inversa, los casos deban ser muy raros). En algunasocasiones, es el propio duerio de la madre esclava el que aparece en losregistros como padre de la criatura que se bautiza (77); en otras,

    (76) La utilizacin del concepto perodo fertil se hace de forma forzada en este trabajo.Desconocemos la edad de las esclavas en el momento de contraer matrimonio as como la dedefuncin. Entre estos dos acontecimientos puede ocurrir, adems, muchas cosas: movilidad porcambio de domicilio de sus dueos, ventas, transmisiones hereditarias, liberaciones, etc. queoriginan la prdida de la pista iniciada. En consecuencia, el trmino perodo frtil hacereferencia exclusivamente al tiempo transcurrido entre el nacimiento bautismo del primer hijo ydel ltimo, y siempre atendiendo a lo que registran los libros de bautismos.

    (77) As, el 3 de julio de 1551 se bautiza a Juan, hijo de Toms Garvin y de Luisa, su esclava.Y, en 8 de mayo de 1558, vuelven a aparecer de nuevo las dos como padres de otra criaturabautizada. En 11 de junio de 1558, Gonzalo lanes bautiza a su hijo Domingos, fruto de sus

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  • empero, no existe ning n lazo aparente entre ambos progenitores (78).Lo ms frecuente, sin embargo, es qu' e se seriale nicamente el nombrede la madre esclava, seguido, a lo sumo, de la coletilla y de padreincierto o de padre no conocido, lo que nos impide profundizar eneste terreno.

    No creemos, sin embargo, que la esclavitud pudiese desarrollartodo su potencial reproductor a travs de tan estrechos mrgenes. As,segn se refleja en el cuadro 7 ms de las dos terceras partes de lasesclavas adultas bautizadas (74,7%) no tuvieron descendencia, al menosdurante el tiempo que permanecieron bajo la autoridad de sus duerios.Este porcentaje supone slo una tercera parte (36,5%) de las esclavasseriladas en el cuadro, entre las cuales las que tuvieron uno, dos, tres oms hijos representan el 63,5%. La llegada a la edad de la reproduccinde las esclavas nacidas en la ciudad o de otras ya bautizadas nospermite, en consecuencia, operarcon un mayor n mero de datos.

    Cuadro 7. Distribucin porcentaal de las esclavas segn el nmero dehijos bautizados

    N mero hijosEsclavas Media

    Periodointergensico

    MediaPeriodo fertilcomputado

    N P- %

    Sin hijos 320 36,5Con 1 hijo 389 44,4 Con 2 hijos 93 10,6 3,67 3,67Con 3 hijos 42 4,8 3,79 7,58Con 4 hijos 17 1,9 3,81 11,43Con 5 hijos 8 0,9 3,53 14,13Con 6 hijos 4 0,4 3,05 15,27Con 7 hijos 1 0,1 2,40 14,41Con 8 hijos 2 0,2 2,52 17,63

    Total 876 100 3,25 12,01

    La muerte, pero tambin, en nuestro caso, la liberacin y lasdificultades para formar una pareja estable, contribuan a que elrelaciones con Isabel, su esclava. A. P. de Los Remedios, Libro 2 12 de bautismos, fol. 155 v; yLibro 3 Q, fols. 124 v. y 128 v.

    (78) Juan, bautizado en Los Remedios, en 6 de mayo de 1561, es hijo de Pero Gonsles y deDomingas de los Olivos, esclava . de Francisco Prez de Vitoria, regidor. En 7 de enero de 1567,recibe el agua del bautismo Gaspar, hijo de Antn Cabral, calcetero, y de Marta Snchez, esclavade MartIn Snchez, Id., Libro 3Q, fol. 219; y Libro 4 Q, fol. 117.

    33

    3

  • nmero de hijos por esclava no fuera muy elevado. Es, en efecto, laexistencia de unos intervalos intergensicos demasiado amplios (para-lelos a unos perodos frtiles computados muy reducidos) el factor quemejor da cuenta de las limitaciones a la fecundidad en el seno de laesclavitud. No faltan casos de una natalidad extraordinaria: ochenta ysiete de los ochocientos cincuenta y seis esclavos nacidos en la ciudad, osea, el 10,1% correspondan nicamente a quince madres esclavas, queno representan ms que el 1,7% del total (79). Y tambin hemosencontrado algunos ejemplos de partos m ltiples que parecen ir en estemismo sentido (80).

    A pesar, pues, de todas las trabas impuestas a la natalidad larenovacin de la masa de esclavos estaba asegurada, en una proporcinimportante, a travs de los que nacan en la misma ciudad. As, de los1658 esclavos objeto de nuestro estudio, ms de la mitad (51,6%) erancriaturas nacidas de madre esclava. Ignoramos, empero, hasta qupunto la mortalidad y las liberaciones posteriores a la imparticin delsacramento (que no deban faltar en los casos en que el padre delesclavo bautizado fuese un hombre libre) contribuan a reducir estatasa de reemplazo.

    Las vicisitudes seguidas por el esclavo para conseguir su liberacinnos hablan tambin de su condicin. El ahorramiento del esclavoconstitua una realidad y, desde su comienzo, los registros parroquialesabundan en referencias a esclavos libertos u horros. La concesinde libertad sola hacerse a cambio de una cierta cantidad en dinero, loque supone necesariamente, ya lo hemos visto, el desemperio por partedel esclavo de alguna actividad. Todas las cartas de ahorra quehemos encontrado, entre 1573 -

    y 1583, en el protocolo de SanchoUrtarte del Archivo Municipal de La Laguna, se dieron al esclavo porcompra de su libertad (81). Pero no siempre la libracin segua' estosderroteros. Los libros de testamentos e, incluso, los libros de registro debautismos nos hablan de emancipaciones testamentarias, aunque amenudo vemos tambin a los esclavos formar parte de la herencia,como cualquier otro bien o mercanca, que se transmite a los

    (79) Francisca Lucana, muger de Antonio Joven, bautiza entre 1546 y 1566, en un periodode 20 aos, a ocho criaturas hijas de su esclava Francisca. De 1553 a 1568, Francisca, esclava delmaese Domingos dio a luz a siete hijos, cuyas actas de bautismo aparecen sucesivamente en losregistros. Id., Libros 2 Q , 3Q y 4Q de bautismos.

    (80) Sebastin GOnzlez, cuchillero, hace bautizar en 16 de febrero de 1568, a dos criaturasnacidas de un parto, hijas de su esclava Ana. El 20 de diciembre de 1593 se impone el bautismo ados hijos de Esperanza, negra, esclava de Ana Gonzlez. A. P. de La Concepcin, Libro I Q debautismos, fol. 183; y Libro 2-Q

    '

    fol. 81 v.(81) A. M. de La Laguna,S-I, Protocolo de Sancho Urtarte, 1573-1583, fols. 945 v., 1010 y

    1114.

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  • herederos (82). La liberacin en reconocimiento a ciertos serviciosprestados, no debia ser tampoco muy rara, al igual que en el momentode recibir el bautismo, en el caso, bastante corriente, de hijos de madreesclava y padre libre.

    Por lo dems, no parece que los esclavos planteasen demasiadosproblemas a la sociedad islefia. Su incremento numrico si inspir, yaen la segunda mitad del siglo XVII, ciertos recelos y temores, como sededuce de la exposicin, ya citada, del personero Pedro de Ocampo alCabildo de la ciudad. Pero el que se les viera como portadores deenfermedades en tiempos de epidemia o como bocas sobrantes en laspocas de escasez, debe ser considerado como una reaccin normalhacia las minorias tnicas o religiosas, de que tantas pruebas tenemosen la historia. Los moros berberiscos, en especial, eran consideradoscomo potenciales aliados de sus correligionarios de raza africanos, yadalides para sus incursiones pirticas (83). Se les tachaba, adems, dependencieros y holgazanes, siempre dispuestos a escapar de laautoridad de su amo. En cambio, los negros eran reputados como mstrabajadores y dciles (84), aunque se procuraba que no se juntasen yanduviesen de noche por las calles, ni portasen armas.

    En fin, la pervivencia de la esclavitud en el Archipilago ,tuvoalguna repercusin en la etnia canaria? Las fuentes manejadas nopermiten dar una respuesta satisfactoria a este interrogante. Noobstante, la frecuencia con que se repiten conceptos como mulato,prieto, loro, moreno, indica la existencia de toda una gama derasgos representativos de una mezcla racial, cuyo grado estaria pordeterminar.

    (82) Tal es el caso, por ejempio, de Ana, bautizada en 18 de septiembre de 1574 por sudueo Juan Alvarez de Fonseca. Diecisis aos ms tarde aparece en los registros como madre deuna criatura, siendo en este momento sus dueos los herederos de Juan Alvarez de Fonseca.A. P. de Los Reinedios, Libro 5g de bautismos, fol. 60; y Libro 6, fol. 47 v.

    (83) A. RUMEU DE ARMAS, Pirateras, obr. cit., passim.(84) A travs de los calificativos que, ms se repiten (extolido, rstico, cerrado,

    fatuo) se puede reconstruir una imagen caricaturizada del esclavo negro que tiende siempre aresaltar la superioridad del hombre blanco sobre l y, en consecuencia, a justificar la existencia desu trata.

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