refugiados guatemaltecos en méxico

93

Transcript of refugiados guatemaltecos en méxico

Page 1: refugiados guatemaltecos en méxico
Page 2: refugiados guatemaltecos en méxico

2

Page 3: refugiados guatemaltecos en méxico

3

Page 4: refugiados guatemaltecos en méxico

4

Ernesto Zedillo Ponce de León Secretario de Educación Pública

Elmar Seltzer M.

Gobernador del Estado de Chiapas

Fausto Alzati Araiza

Director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Andrés Fábregas Puig

Director General del Instituto Chiapaneco de Cultura

Teresa Rojas Rabiela

Directora General del CIESAS

Miguel Ángel Sagone Aycinena

Coordinador de Difusión del CIESAS

Page 5: refugiados guatemaltecos en méxico

5

Refugiados guatemaltecos en México

Page 6: refugiados guatemaltecos en méxico

6

Page 7: refugiados guatemaltecos en méxico

7

Graciela Freyermuth Nancy Godfrey

Refugiados guatemaltecos en México.

La vida en un continuo estado de emergencia

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Instituto Chiapaneco de Cultura

Page 8: refugiados guatemaltecos en méxico

8

Portada de Luis Andrade sobre una fotografía de Luis Humberto González Silva publicada en Cultura Sur, año 4, vol. 4, núm. 23, enero-febrero de 1993. Edición al cuidado de Rubén Ortiz y Gloria Zaldívar Primera edición: 1993 © Centro de Investigaciones y Estudios

Superiores en Antropología Social Ediciones de la Casa Chata Hidalgo y Matamoros, Tlalpan; Código Postal 14000, México, D.F.

© Gobierno del Estado de Chiapas Instituto Chiapaneco de Cultura Reimpresión 2006, Coordinación de la reimpresión 2006, Leticia Ballinas Celorio ISBN 968-496-231-2

Page 9: refugiados guatemaltecos en méxico

9

Índice

Reconocimientos……………….…………………………………………....………….……………………..

12

Una tradición de hospitalidad…………………….………………………………….………………….

14

México………………………………………………………………………………......................................

16

Chiapas……………………………………………………………………………………………………………….

17

La primera emergencia: pobreza y represión en Guatemala……...................................................................................................................

19

La segunda emergencia: buscando asilo……………………………………………………………

23

La tercera emergencia: el traslado a Campeche y Quintana Roo……………………

45

La cuarta emergencia: viviendo en la pobreza……………………………………………….…

62

Retomar a Guatemala o una vida de pobreza en México: ¿una quinta emergencia?.......................................................................................................................

69

Explicando las respuestas…………………………………………………………………………………..

72

Conclusiones………………………………………………………………………………………………………

80

Bibliografía………………………………………………………………………………………………………….

83

Page 10: refugiados guatemaltecos en méxico

10

Page 11: refugiados guatemaltecos en méxico

11

Reconocimientos En 1990 el CIESAS-Sureste y La Universidad de Londres (específicamente el Centro de Evaluación y Planeación de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical) establecieron un convenio para realizar un proyecto de investigación acerca de los programas y planes de salud puestos en práctica con la población refugiada guatemalteca en México, tanto por parte de organismos gubernamentales y no gubernamentales, como por los propios refugiados. Esta publicación resume nuestros hallazgos e interpretaciones en relación con las políticas de salud implementadas durante la década de los ochenta. Para realizar este trabajo se analizaron primordialmente reportes elaborados por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Hospital de Comitán, Instituto Nacional de la Nutrición, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y por otros organismos nacionales e internacionales. Fue necesario, además, realizar entrevistas a profundidad con coordinadores de proyectos, médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, promotores de salud y refugiados. Con el fin de profundizar en el conocimiento de la problemática actual y las acciones en el área de la salud, y en la percepción acerca de dichas acciones por parte de los técnicos más vinculados a la atención de la población refugiada, se incluyó la discusión del "Derecho a la Salud" en el Foro de Reflexión: Los refugiados guatemaltecos y los derechos humanos, realizado en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas en abril de 1990, evento convocado por CIESAS-Sureste y la Academia Mexicana de Derechos Humanos, y financiado por la Universidad de Londres y el Instituto Chiapaneco de Cultura. Queremos agradecer la colaboración de Patricia Ochoa, quien durante 1990 organizó y elaboró una base de datos sobre los documentos disponibles, realizó algunas entrevistas y participó en la redacción de una versión preliminar del Trabajo. En la realización de las entrevistas también colaboró Maricela Betancourt. La estructuración final del trabajo, así como el análisis de los resultados se llevó a cabo durante 1991, etapa en la que agradecemos a Mercedes Juárez su asesoría y sus aportaciones a la discusión. Igualmente, damos nuestro agradecimiento a Pew Charitable Trust y a OXFAM América por su generoso apoyo a este estudio, parte de una investigación más amplia acerca de las políticas de salud nacionales e internacionales dirigidas a refugiados. Asimismo, reconocemos el apoyo que nos prestaron durante un año la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. En particular, reconocemos a Patrick Vaughan sus esfuerzos para la realización de este proyecto,

Page 12: refugiados guatemaltecos en méxico

12

y al profesor Brian Abel Smith, a Gabriel Torres López, María Jesús Alonso Lormand, Francois Lartigue, Oliva López Arellano, Rosalva Aída Hernández y Xóchitl Leyva Solano sus valiosos comentarios sobre el trabajo. Fundamentalmente, deseamos manifestar nuestra gratitud a los refugiados guatemaltecos y a su asesor jurídico Don Alfonso Bauer Páiz, quienes compartieron sus experiencias con nosotras, así como a los funcionarios de los organismos gubernamentales y no gubernamentales, internacionales y mexicanos, quienes afablemente nos mostraron un panorama sobre los programas y los planes en salud de sus instituciones.

Graciela Freyermuth y Nancy Godfrey*

* Graciela Freyermuth, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del Sureste, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. Nancy Godfrey. The London School of Higiene and Tropical Medicine, Londres, Inglaterra.

Page 13: refugiados guatemaltecos en méxico

13

Una tradición de hospitalidad Tradicionalmente, México ha sido un lugar de asilo y tránsito, de manera especial para latinoamericanos y europeos. Desde el siglo XIX, el México independiente adoptó una política que propiciaba la inmigración de europeos (Berninger 1974). En términos generales, estos inmigrantes tenían la libertad de moverse, trabajar y asentarse en México, pero se les establecía en aquellos lugares escasamente poblados y menos desarrollados. Después de la crisis económica de los años veintes, México limitó la inmigración a los trabajadores, pero exceptuó a los técnicos1. Al mismo tiempo, se hizo una distinción más clara de los que buscaban asilo político. Esta distinción aparece tanto en la Constitución de 1917 como en los Tratados Americanos de 1924, 1939, y 1954 (Aguayo 1987, Freyermuth et al. 1990: 14-16)2. León Trotsky, quien huyó de Rusia en 1937, después de la toma del poder por Stalin, y unos 20 000 españoles que escapaban de la represión de Franco durante la Guerra Civil Española, son dos de los ejemplos más conocidos de aquellos que obtuvieron asilo en México en el marco de estos tratados (Wollny 1991).3 En la historia reciente, el país ha mostrado "una voluntad política autónoma e independiente en términos de su política exterior y poder negociador entre Estados Unidos y los movimientos revolucionarios centroamericanos" (Ardila 1985:221), particularmente en los casos de Cuba y Nicaragua. Es dentro de este contexto y en el marco de los acuerdos y los tratados americanos, que muchos argentinos y chilenos huyeron de la represión militar de 1973 y pudieron permanecer en México incluso después de que nuevos regímenes tomaron el poder.4 La crisis política y económica en Centroamérica de la década de los setenta obligó a miles de nicaraguenses y salvadoreños a salir de su país. Desde entonces, México ha sido un punto de atracción para la migración centroamericana, ya sea como tránsito hacia Estados Unidos o como lugar de destino (Aguayo 1985: 21-28; CIREFCA 1989:6). A partir de 1981, como consecuencia de la política represiva en Guatemala, miles de campesinos --comunidades enteras-- cruzaron la frontera en busca de refugio;

1 Mosquera Aguilar, Antonio, “Política y Estado de Derecho en México”, en: Freyermuth y Hernández 1992. 2 Bauer Paiz, Alfonso, “El Derecho al refugio. Comisiones Permanentes de Representantes de los Refugiados”, Ibíd. 3 Mosquera, Ibíd. 4 Santiestevan, Jorge, “La experiencia del ACNUR con los refugiados guatemaltecos en sureste de México”, ibíd

Page 14: refugiados guatemaltecos en méxico

14

éste fué el éxodo, hacia México, más numeroso en su historia. En contraste con la habitual política de bienvenida, la llegada de estos refugiados generó una respuesta que guardó muy poca semejanza con la tradicional hospitalidad mexicana5.

5 Santiestevan; y Mosquera, Ibíd.

Page 15: refugiados guatemaltecos en méxico

15

México En materia de flujos migratorios, México está localizado en un lugar estratégico, ya que se encuentra al sur de Estados Unidos y al norte de América Latina. Cuenta con una población superior a 80 millones de habitantes que incluye a más de 56 grupos étnicos ubicados a lo largo del territorio nacional (1 958 201 Km2) (IMSS 1983:48; INEGI 1988:17). País de contrastes, dentro de su vasto territorio hay selvas y bosques escasamente poblados, así como una de las ciudades más grandes del mundo. Los contrastes socioeconómicos de su población van desde la pobreza extrema hasta la excesiva riqueza y las condiciones de vida varían dependiendo de la región geográfica, los medios de trabajo y el desarrollo histórico cultural de la región. Los pobladores del campo viven en localidades pequeñas, dispersas y a menudo carecen de la mayor parte de servicios básicos, como el abastecimiento de agua entubada y servicios sanitarios, mientras que los que viven en las grandes ciudades tienen que lidiar con la violencia, sobrepoblación y contaminación. En relación con los tipos de empleo, podemos encontrar desde profesionales con alta calificación, hasta jornaleros que hacen uso de métodos simples para el cultivo de la tierra. En 1990, el producto nacional bruto fue de 1760 dólares per cápita (World Bank 1990). La coexistencia de pobreza extrema y una riqueza nacional en desarrollo, junto con una amplia clase media, se reflejan en la causalidad de enfermedad y muerte. Entre las principales causas de muerte se encuentran las asociadas con la pobreza: enfermedades diarréicas, infecciones respiratorias, sarampión, tuberculosis y complicaciones del embarazo y el parto (Blanco 1988:30-37; Soberón et al. 1988:29; Banamex 1989:154). En contraste, también se encuentran las enfermedades frecuentes en sociedades altamente industrializadas, como los tumores malignos, las enfermedades cardio y cerebro vasculares, diabetes, así como accidentes y otras formas de violencia (INEGI 1989:50-53). Según el Banco Mundial, en 1988 la tasa nacional de mortalidad infantil fue de solamente 46 muertes por cada 1 000 nacimientos, y la esperanza de vida al nacer para mujeres y hombres fue de 73 y 66 años, respectivamente, durante el mismo periodo. Sólo 12% de las mujeres y 10% de los hombres eran analfabetas en 1985 (World Bank 1990).

Page 16: refugiados guatemaltecos en méxico

16

Chiapas Chiapas se integró a México en 1824; antes de este año formaba parte de Guatemala. Su desarrollo histórico y su realidad étnica y cultural la hacen más parecida a Centroamérica que al resto del país. En 1882, cuando se establecieron los límites definitivos entre Chiapas y Guatemala, para la población no existía una línea fronteriza ya que había muchos aspectos que compartir en ambos lados de la misma. Año tras año, mexicanos y guatemaltecos han cruzado la frontera para auxiliarse en las labores del campo y el intercambio comercial ha sido continuo; los guatemaltecos se abastecen en Comitán y Tapachula, y los mexicanos tienen algunas preferencias para hacerlo en La Mesilla. En el aspecto cultural, ambos pueblos comparten fiestas y ferias en los poblados guatemaltecos, cuyos santuarios ejercen una gran influencia en la vida religiosa mexicana (Paniagua 1983:37). En ciertas coyunturas históricas, habitantes de ambas regiones han buscado refugio en el país vecino. Durante la revolución mexicana, campesinos mexicanos buscaron refugio en Guatemala y a su vez, las "colonias" de Tziscao y Cuauhtémoc, en México, fueron alguna vez asentamientos de guatemaltecos que, con autorización del gobierno mexicano, colonizaron la zona a principios de siglo (Comité Cristiano 1984:3; Hernández et al. 1990:13-16). Chiapas posee un territorio de 74 000 km2,, el cual constituye 3.8% del territorio nacional. Con una población de alrededor de 2.6 millones, que representa 3% del total del país, es un estado estratégico no sólo por compartir una frontera con Guatemala, sino porque posee innumerables recursos naturales y agrícolas, principalmente aguas, bosques, petróleo y madera (Paniagua 1983:37). Como ejemplo, Chiapas provee 20% de la energía eléctrica producida en el país a partir de sus plantas hidroeléctricas (SPP 1989). A pesar de sus recursos, el desarrollo industrial es prácticamente inexistente y las escasas industrias registradas son pequeños establecimientos destinados a la elaboración de alimentos, a excepción de la industria petrolera, que cuenta con 59 pozos en explotación (Paniagua 1983:37).

La abundancia de recursos naturales contrasta con la pobreza de la mayoría de su población la que se reconoce a través de algunos indicadores sociales. En 1990, el 30% de la población mayor de 15 años es analfabeta; el 30% de las viviendas no contaba con energía eléctrica, sólo 25% tenia agua entubada conectada a la vivienda, 41% drenaje y 48% piso de tierra (INEGI 1990). En la década de los ochenta, cerca de las tres cuartas partes de sus habitantes dependían de la agricultura de subsistencia y el resto se empleaba en el sector de servicios, donde los salarios no cubrían sus necesidades básicas (Sector Salud 1983:35-70).

Page 17: refugiados guatemaltecos en méxico

17

De la misma manera en que las estadísticas en salud a nivel nacional sugieren condiciones de vida superiores a las reales, debido a que no reflejan las extremas variaciones en la población, las relativas a Chiapas son engañosamente optimistas. Esto se explica por el hecho de que gran parte de la población no tiene acceso a los servicios de salud; nos referimos a la población indígena que depende principalmente de la agricultura de subsistencia. En la región de los Altos, prácticamente las tres cuartas partes de la población no cuenta con servicios de salud y sus problemas son resueltos mediante el autocuidado o la medicina tradicional (Freyermuth 1991). Aun cuando la tasa de mortalidad infantil fue estimada en 45 por cada 1000 nacidos vivos, y la esperanza de vida para mujeres y hombres en 65 y 61 años, respectivamente. Las principales causas de defunción han sido enfermedades gastrointestinales y complicaciones del embarazo y el parto, lo que expresa las condiciones de pobreza generalizada (IMSS 1983:72-77). El contraste entre los diferentes grupos sociales, con una gran parte de la población en condiciones de pobreza extrema, puede explicarse en cierta forma por las características de la tenencia de la tierra y por las condiciones de trabajo de la mayoría. Los salarios reales en el campo no satisfacen las necesidades básicas de la población; en la entidad "se reproducen las condiciones económicas y sociales imperantes en los países centroamericanos" (Cruz 1982:20). Más de 50% de las tierras cultivables están en manos de grandes propietarios o latifundistas; 2.8% de los predios agrícolas tienen más de 1 000 hectáreas mientras que 41% tiene 10 hectáreas en promedio. Esta distribución tan desigual determina un continuo conflicto en el campo, manifestado por ocupaciones de tierras, desalojos masivos y represión violenta de los movimientos campesinos, lo que ha generado un activo proceso de organización en torno de la lucha por la tierra (Ibíd.:23). Los conflictos sociales por el control o acceso a la tierra contribuyeron, a que en 1982, se designara a un militar como candidato del partido en el poder a la gubernatura de Chiapas. Sin embargo, hubo otros factores importantes para la militarización del estado y, específicamente de la frontera: el descubrimiento de grandes recursos petroleros y la crisis centroamericana que forzó a mucha gente a desplazarse hacia el norte en busca de trabajo o seguridad (Beckman y Söderström 1985:22).

Page 18: refugiados guatemaltecos en méxico

18

La primera emergencia: pobreza y represión en Guatemala Guatemala se localiza en el noroeste de América Central; colinda al norte y al oeste con México, al noroeste con Belice, al este con el mar de las Antillas y las repúblicas de Honduras y El Salvador, y al sur con el océano Pacífico. Con un territorio de 108 889 km2, para 1988 contaba con una población de 8.7 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente 65% eran indígenas y vivían en el área rural (Castillo 1984:2). El producto nacional bruto era de 900 dólares per cápita en 1988 (World Bank 1990), prácticamente la mitad con respecto al de la República Mexicana. La mayor parte de la población económicamente activa se dedica a la agricultura, ya sea a través del cultivo de autosubsistencia o mediante su contratación en las grandes fincas exportadoras de café, algodón, azúcar y cardamomo. La disparidad en la distribución de la riqueza generada se ha venido acentuando, lo que se aprecia en el hecho de que los grandes productores han monopolizado las mejores tierras, los créditos y otros recursos, mientras que los campesinos se han visto en la necesidad de sobrevivir con parcelas que no cubren sus necesidades de autosubsistencia. Para subsistir, entre 200 000 y 600 000 campesinos pobres se han visto en la necesidad de migrar y contratarse como mano de obra en las grandes empresas agroexportadoras de la costa (Printer 1987). A pesar de ello, vuelven a sus tierras y las cultivan, e inclusive han destinado parte de ellas al uso comunal. Algunas parcelas son usadas para el pastoreo de animales o para ser cultivadas en tiempos de emergencia (Buhrer y Levenson 1980). El cambio de gobierno en 1954 inició una serie de conflictos internos que aún no han sido resueltos. Durante la administración de Jacobo Arbenz (1950-1954), se pusieron en marcha una serie de reformas con el propósito de distribuir de manera más justa la tierra; se trataba de repartir entre los campesinos sin tierra o con parcelas pequeñas, aquellas propiedades ociosas o de más de 90 hectáreas (Ibíd.). Estas reformas se dieron en plena Guerra Fría y ocasionaron ciertos temores dentro del gobierno de Estados Unidos, ya que se asociaban a una creciente influencia del Partido Comunista Guatemalteco en la administración de Arbenz. Además, se preveía que en un futuro cercano el gobierno guatemalteco adoptaría una política exterior más independiente. En 1953, cuando la United Fruit Company

Page 19: refugiados guatemaltecos en méxico

19

de Estados Unidos vio afectados sus intereses por las nuevas disposiciones del régimen guatemalteco, el gobierno de Eisenhower autorizó a la CIA a orquestar el derrocamiento de Arbenz. Esto ocurrió en julio de 1954, cuando Castillo Armas estableció un nuevo gobierno (Printer 1987:4). Desde entonces, se institucionalizó la represión gubernamental contra las organizaciones políticas populares y democráticas. Las persecuciones y la falta de libertades políticas fueron auspiciadas por el gobierno, apoyado y dirigido por el ejército, que al carecer de consenso popular para mantenerse en el poder, utilizó la violencia y el genocidio, lo que dio como resultado la conformación de un movimiento guerrillero a partir de 1962 (Alvarado 1975:82). Con el gobierno de Julio César Méndez Montenegro (1966-1970), Guatemala entró en un túnel de golpes de Estado, estados de sitio, suspensión de garantías constitucionales, cárceles, secuestros, torturas, asesinatos, masacres, cementerios clandestinos, programas de control poblacional y de guerra psicológica, campos de concentración y de trabajos forzosos, con lo que se pretendió mediatizar la protesta de organismos gremiales y humanitarios y restarle base social a la insurgencia6. En los setenta, surge una nueva generación de grupos guerrilleros, cuyas organizaciones principales fueron el Ejército Guerrillero de Los Pobres (EGP) y La Organización del Pueblo en Armas (ORPA), asimismo se reorganizan las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), el grupo más cercano a la guerrilla de la década precedente (Hernández, et al . 1990:23). Durante la administración de Arbenz, algunos indígenas fueron electos para ocupar cargos administrativos locales y se favorecieron las organizaciones indígenas cuyo fin era promover la creación de cooperativas. Es en la década de los setenta que las cooperativas y los movimientos populares resurgen. En 1978, con la formación del Comité para la Unidad Campesina (CUC), se da el primer intento de los campesinos para organizarse a nivel nacional. Sin embargo, esta participación política no fue bien vista por el gobierno; ni lo fueron sus esfuerzos por integrarse a la economía de mercado y ser menos dependientes del trabajo migratorio. En consecuencia, los proyectos de desarrollo, así como los encaminados al mejoramiento de la comunidad, fueron catalogados como subversivos, vistos como sospechosos y tratados violentamente (Heggenhougen 1984:219). En 1978, la represión dejó de ser selectiva (líderes, profesores, sacerdotes o dirigentes) y se ejerció contra poblaciones enteras (muestra de lo cual es la masacre de Panzós del 28 de mayo), hasta tomar una dimensión tal que puede llamarse de terrorismo de Estado durante el gobierno de Lucas García. Para 1981, el conflicto

6 González, J., De Panzós a El Aguacate sobre la ruta del Quinto Centenario, Un contexto para entender el éxodo de refugiados guatemaltecos a México, ponencia presentada en el Foro de Reflexión: Los refugiados Guatemaltecos y los Derechos Humanos, abril 1990:4.

Page 20: refugiados guatemaltecos en méxico

20

había llegado a tal extremo que el gobierno adoptó una política desesperada conocida como de "tierra arrasada"7. En 1985, se cambió de estrategia; al igual que en las elecciones de Honduras de 1981 y de El Salvador en 1984, en las que gobiernos militares o conducidos por militares fueron persuadidos por el gobierno de Estados Unidos para establecer "gobiernos civiles", las elecciones guatemaltecas de 1985 dieron como resultado el triunfo del Partido Demócrata Cristiano y el ascenso al poder de Vinicio Cerezo. Como el ejército había determinado los criterios y procedimientos en las elecciones, este "gobierno civil" estaba tan limitado que el propio Cerezo estimó que al asumir el cargo contaba con 30% del poder (Printer 1987:8). Como resultado de estas políticas, para 1990, unos 440 pueblos habían sido borrados del mapa, un millón de personas habían sido desplazadas dentro del país, 250000 niños estaban huérfanos y había 40000 desaparecidos8. Estos datos sobre la represión se acompañaban de indicadores de extrema pobreza en los campesinos indígenas de las áreas rurales. Por ejemplo, de las estadísticas disponibles para esa época, se tiene que en 1978, menos del 17% de los habitantes de áreas rurales poseían letrinas para uso domiciliario o comunal. Sólo 3% tenía agua dentro de su casa y apenas 11% tenía acceso relativamente fácil a ella (Castillo 1984:6). Otras estadísticas sugieren que más de la mitad de la población no contaba con una vivienda adecuada, ya que 61% vivía en casas de un solo cuarto, con un promedio de cuatro personas por familia. Más de la mitad de la población en general era analfabeta, pero entre los indígenas el porcentaje llegaba a ser del 80% (Ibíd.). En 1977, las tasas de mortalidad de Guatemala eran las más altas del continente; la nacional era de 9.2/1000, con las más altas en los departamentos de Chimaltenango, Sacatepéquez, Totonicapán y el Petén, los tres primeros habitados principalmente por población indígena (Ibíd.). Todavía en 1988, las tasas de mortalidad infantil seguían siendo muy elevadas (112/1000) y la esperanza de vida al nacer, una de las más bajas en América Latina con 55.7 años, según estimaciones para 1990 (World Bank 1990). Las principales causas de enfermedad y muerte incluyeron a las diarreas, infecciones respiratorias, sarampión y violencia, todas ellas asociadas con la pobreza y la represión. El propio gobierno de Guatemala reconoció que, para 1980, más de la mitad de la población vivía en extrema pobreza (CITGUA 1985:5) lo que, al igual que en Chiapas, se atribuye principalmente a una distribución desigual de la tierra. El 62% de ésta pertenecía a sólo 2.1% de la población, mientras que 87% no poseía parcela alguna. Esta desigualdad afectaba también a aquellos que tenían un pedazo de tierra, ya que 54.1% sólo era dueño del 4.1% del total de ella. La distribución desigual y la

7 Camey Rodríguez, Carmen, “Relación entre Derechos Humanos, refugiados y retorno”, en Freyermuth y Hernández 1992. 8 Ibíd.

Page 21: refugiados guatemaltecos en méxico

21

importancia que tienen los cultivos de exportación han significado que un amplio sector de la población posea extensiones de tierra reducidas, insuficientes para cubrir sus necesidades básicas de alimentación y subsistencia (Ibíd.:16). La desigual distribución de la tierra, la pobreza extrema y la represión política, que llegó a niveles genocidas, obligaron a casi 150 000 campesinos guatemaltecos a buscar refugio en los países vecinos.

Page 22: refugiados guatemaltecos en méxico

22

La segunda emergencia: buscando asilo Los guatemaltecos que buscaron refugio en México eran principalmente indígenas campesinos, y en menor grado ladinos o mestizos. Empezaron a cruzar la frontera desde 1981, sobre todo procedentes de los departamentos de Huehuetenango, el Quiché, San Marcos, Alta y Baja Verapaz y Chimaltenango, aunque algunos provenían de departamentos centrales de Guatemala (Ibíd.:36). Hacia finales de 1982 existía un flujo semanal de 400 refugiados, que totalizaron 3000 a principios de 1983, 15000 a mediados del mismo año y 46000 en 1984 (COMAR 1988a:10). Una investigación realizada en 1985 y 1987 (Aguayo et al. 1987) por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Social de las Naciones Unidas y el Colegio de México encontró que, a pesar de las diferencias entre las características socioculturales de los refugiados guatemaltecos, los unía una experiencia común: escapar de la violencia. Aunque sus razones individuales para la huida eran diferentes, casi todos habían sufrido la represión y la violencia a nivel comunitario o familiar. Algunos habían sido forzados a participar en Las Patrullas de Autodefensa Civil (grupos de campesinos obligados a prestar servicios auxiliares militares al ejército regular); otros no deseaban tomar parte en el conflicto y creían que serían obligados a tomar partido si se quedaban, pero la gran mayoría se vieron forzados a abandonar sus comunidades cuando estas fueron atacadas por el ejército (Amnesty International 1987). El hecho es que la mayor parte de los refugiados eran campesinos pobres que se vieron atrapados en un conflicto que ponía en peligro sus vidas o que limitaba su capacidad de sobrevivencia.

Page 23: refugiados guatemaltecos en méxico

23

Una bienvenida ambigua La llegada de los refugiados guatemaltecos en 1981-1982 coincidió con el proceso de sucesión gubernamental en México, tanto a nivel nacional como local; el país atravesaba por una grave crisis económica que había ganado terreno desde finales de los sesenta y había llegado a su punto más alto en 1982. A lo largo de las décadas de los años cincuenta y sesenta, el crecimiento económico de México fue sostenido; la inflación fluctuaba entre 3 y 4% anual y la balanza externa de pagos era estable -nunca excedió mil millones de dólares o 3% del Producto Interno Bruto. En contraste con esta prosperidad económica, las estrategias expansionistas de Echeverría Alvarez (1969-1976) y López Portillo (1976-1982) se acompañaron de una creciente inflación que en promedio fue de 13.9%, entre 1971 y 1976, y 30.6% entre 1977 y 1982, junto con tasas de crecimiento económico de sólo 5 y 5.4% -comparadas con 6 y 7% anterior- y con déficits comerciales de 3700 y 12500 millones de dólares durante las dos administraciones, respectivamente. En un intento por controlar la situación económica, el gobierno de López Portillo había decretado la nacionalización de los bancos (Alba 1989). Para 1982, la administración de De la Madrid (1982-1988) se encontró con tasas de crecimiento negativas, por ejemplo -5.2 en 1983 y -3.8 en 1986, inflación muy alta, 80.8% en 1983 y 105.7% en 1986, y un enorme flujo de capital hacia el exterior para cumplir con los pagos de una enorme deuda externa que llegó a alcanzar los 101500 millones de dólares en 1988, la segunda más grande del mundo (Ibíd.). En 1982 se pusieron en marcha severas medidas de austeridad y continuó la devaluación de la moneda, que se había iniciado en 1976. Los problemas nacionales y la nueva organización durante el cambio de poderes a nivel nacional y local significaron, entre otras cosas, una atención inadecuada a la creciente llegada de refugiados guatemaltecos. Lo anterior de alguna manera repercutió en la política de asilo que hasta entonces había caracterizado a México. Debido a la ausencia de una política clara que guiara a las autoridades de migración locales, los primeros grupos de guatemaltecos que cruzaron la frontera en busca de seguridad, en febrero y mayo de 1981, fueron deportados (Aguayo et al. 1985:84-97). A diferencia de éstos, unas 300 familias de Jacaltenango, que habían ingresado entre mayo y agosto, fueron documentadas con la forma migratoria FM3 (Ardila 1985:121)9. El flujo continuo hacia México de individuos, familias y pueblos enteros se dio durante 1982 y principios de 1983. La mayoría llegó en pequeños grupos de entre 50 y 100 personas, pero en algunos casos se trataba de comunidades

9 La visa FM3 se otorga a las personas inmigrantes, ésta les permite trabajar temporalmente en una región determinada. En la zona de la frontera es válida sólo por tres meses.

Page 24: refugiados guatemaltecos en méxico

24

enteras. Habían estado caminando, resguardándose en la montaña, antes de decidirse a cruzar la frontera.

En octubre de 1982, llegamos a refugiarnos a México. Salimos 15 familias de nuestra comunidad "Maya Lan", porque a nuestros vecinos los habían matado. Entonces pensamos en salvarnos la vida en México. Hicimos 15 días para llegar a estos lugares Puerto Rico, caminando a pura montaña, ya no andábamos en el camino porque el ejército estaba patrullándolo, comíamos palmito; también, donde encontrábamos siembra de los vecinos que ya habían huido, la recogíamos. Tomábamos agua de la montaña10.

Para 1984, oficialmente se reconocía a 46000 refugiados en Chiapas (COMAR 1988a:10), sin contar los ubicados en la costa de Tapachula. Sin embargo, la diócesis local de la Iglesia Católica, que trabajó con estos refugiados, reportó un total de casi 93000 para el mismo año. Estos campesinos se establecieron a lo largo de la frontera en cuatro distintas áreas: la costa de Tapachula, el municipio de Frontera Comalapa y las selvas de Margaritas y Ocosingo. Las concentraciones más grandes se establecieron en la Selva Lacandona, que pertenece en su gran mayoría a la municipalidad de Ocosingo. Muchos de estos asentamientos estaban compuestos por indígenas que pertenecían a diversas etnias del tronco maya (Kanjobales, Mames, Chujes, Jacaltecos, Quichés, Kakchiqueles, Choles y Kekchis), procedentes de diversas regiones de Guatemala y en su mayoría monolingües y analfabetas (Ibíd.:12). Aunque compartían la cultura Maya, la comunicación entre ellos fue difícil debido a la diferencia de lenguas. Los refugiados guatemaltecos tuvieron que desarrollar una estrategia para organizar a sus comunidades en el exilio, así como para relacionarse con las autoridades y organizaciones mexicanas. Muy pronto eligieron a sus representantes y establecieron una organización propia, lo que les facilitó la toma de decisiones y resolver los problemas que se les presentaron. Hay varias razones posibles por las que los refugiados decidieron establecerse en un lugar tan inaccesible e inhóspito. Estas tierras eran, para la gran mayoría, las más cercanas a sus pueblos de origen (véase mapa 1). Además muchos de ellos estaban exhaustos y no eran capaces de continuar para buscar un lugar mejor. Finalmente, pudieron haber sentido miedo del ejército guatemalteco que estaba a sólo unos cuantos kilómetros de la frontera y temor de las autoridades mexicanas, por haberse internado ilegalmente. Pensaron que al instalarse en la selva era menos probable que se crearan conflictos sobre la propiedad de la tierra y más fácil que se les permitiera quedarse. La gran mayoría de estos refugiados no habían tenido contacto previo con mexicanos, como sus compatriotas que lo habían establecido a través del empleo, con parientes residentes en México o a partir de compadrazgos.

10 Entrevista con una mujer refugiada guatemalteca, septiembre de 1990, Comitán, Chiapas.

Page 25: refugiados guatemaltecos en méxico

25

Los refugiados que se establecieron en la selva huyeron de Guatemala sin saber a dónde ir ni cómo sobrevivir. La población refugiada estaba conformada en un 65% por infantes, en un 20% por mujeres y solamente un 15% eran varones adultos (ibíd.:12), en tanto que quienes tradicionalmente inmigraban para trabajar eran principalmente hombres adultos. La estructura de población de los refugiados y su localización en la selva a lo largo de la frontera eran evidencias claras de que buscaban seguridad y no empleo, como algunas autoridades mexicanas habían estado difundiendo para justificar la repatriación de los refugiados. Durante 1981 y 1982, el gobierno de Guatemala demandó al de México la repatriación de quienes habían cruzado la frontera. En 1984, ante la persistente ambigüedad demostrada por el gobierno guatemalteco, y ante la resistencia y las condiciones emocionales de los refugiados, el gobierno mexicano llegó a la conclusión de que la repatriación a corto plazo no era viable (COMAR 1984:4).

Page 26: refugiados guatemaltecos en méxico

26

Mapa 1

Flujos migratorios frontera Chiapas-Guatemala Refugiados reconocidos

Tomado de: Hernández Castillo et al. 1990

Page 27: refugiados guatemaltecos en méxico

27

Organizándose en el exilio Diferentes fuentes señalaron la presencia, para 1984, de 80 a 92 campamentos improvisados por los refugiados en áreas muy cercanas a la frontera (Ibíd.:16; Vázquez 1984:4; IMSS-COPLAMAR 1984a:4). En su ubicación, podemos reconocer tres formas de asentamiento (Vázquez 1984:16): los grandes, constituidos por 2 a 6 mil personas; los pequeños, ubicados a poca distancia de los ejidos; y aquellos en donde los refugiados se integraron a las comunidades y convivían estrechamente con los mexicanos11. La selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo, se caracterizaba por su difícil acceso y la inexistencia de vías de comunicación. Ahí se ubicaron los asentamientos mayores: Chajul, Ixcán y Puerto Rico. La insalubridad en los asentamientos recién formados era generalizada, con ciertas particularidades de acuerdo al tamaño de éstos. En los campamentos de la selva con gran densidad de población -en donde se instalaron viviendas fabricadas con cubiertas de plástico o improvisadas con palmas y estructura de madera- se presentaron escasez de agua potable, formas inadecuadas de eliminación de excretas y estancamiento de aguas. Muchas veces, hasta cuatro familias compartían un cuarto que se usaba para dormir y cocinar. Las condiciones eran tan pobres que muchos padres se vieron obligados a "regalar" a sus hijos entre los campesinos mexicanos, con el fin de asegurarles la alimentación y el techo (Región Pastoral 1982:2). Desde su llegada a México, los guatemaltecos utilizaron sus propios recursos para atender sus problemas de salud. Los curanderos que acompañaron a sus familias o pueblos en el exilio fueron muy pronto rebasados por la gravedad y la frecuencia de las enfermedades que afrontaron. Sus remedios, en gran parte basados en la herbolaria, fueron insuficientes para enfrentar las críticas condiciones de salud y fatiga. En Guatemala, prácticamente todas las comunidades contaban con un promotor de salud que había sido entrenado por la Iglesia católica, o alguna protestante, organizaciones no gubernamentales (ONGs) o médicos independientes. Estos trabajadores de la salud jugaron un papel clave en el suministro de atención médica básica a su arribo a Chiapas. Ellos fueron el eslabón clave entre la población, el gobierno y las organizaciones no gubernamentales, y actuaron como coordinadores, líderes e intérpretes. Es así como la ayuda que dieron las organizaciones no gubernamentales en Guatemala para el entrenamiento de promotores de salud dio sus verdaderos frutos (Heggenhaugen 1984).

11 De acuerdo con un censo que realizó la Diócesis de San Cristóbal, 37% de los refugiados tienen parientes en Chiapas.

Page 28: refugiados guatemaltecos en méxico

28

Venían con los refugiados unos promotores muy buenos; muy capacitados como promotores en salud; inclusive, a algunos les decían los "doctores". Parece que hasta eran capaces de realizar cirugía menor y tenían una formación más sólida que los promotores mexicanos12.

Precarias condiciones de salud El perfil patológico de los refugiados a su arribo a México indica que estaban seriamente enfermos; especialmente aquellos que se establecieron en la selva. Las condiciones de salud y nutrición, de por sí precarias desde Guatemala, aunadas al cansacio y a la tensión durante la huida a pie, se vieron empeoradas al tener que vivir en asentamientos sobrepoblados, en casas improvisadas sin agua potable ni instalaciones sanitarias básicas y con abundantes agentes trasmisores de enfermedades, sobre todo mosquitos. Estas condiciones, junto con la desnutrición crónica de los migrantes y el agotamiento por su traslado, determinaron que el paludismo, la tuberculosis, las anemias severas, la disentería, el dengue, la hepatitis, el sarampión y la tosferina fueran las enfermedades predominantes, así como que la tasa de mortalidad fuera tan alta que en el campamento de Puerto Rico ocurrieran de 2 a 3 defunciones diarias13. La insalubridad era tal, que a pesar de la atención médica fue prácticamente imposible controlar las enfermedades que se presentaban (Vázquez 1984:17). En el citado campamento, en un periodo de tres meses (noviembre de 1982 a enero de 1983), murieron 90 niños y 10 adultos de una población de 3000 personas, lo que equivale a una tasa de mortalidad de 33/1000 (Aguayo 1985:32). Posteriormente, el Director del hospital de Comitán estimó que de los guatemaltecos que buscaron refugio en México, murieron un 5 ó 6% entre 1981 y 1984 (Sesin 1986).

12 Entrevista con la Dra. Maricela Betancourt, médica de UMR en 1982, septiembre de 1990, Comitán, Chiapas. 13 Entrevista con una mujer refugiada, 1990.

Page 29: refugiados guatemaltecos en méxico

29

Aquellos que ayudaron Desde su primera llegada a México, en 1981, los refugiados guatemaltecos han sido auxiliados por muchos grupos y organizaciones. Los primeros en ofrecer su asistencia fueron los campesinos mexicanos que vivían en el área a donde arribaron. Poco tiempo después de su llegada, la Iglesia católica, a través de la Diócesis de San Cristóbal, comenzó a proveer de material y apoyo. Junto con el hospital de Comitán, fueron las primeras instituciones que brindaron atención a los refugiados. En 1983 el gobierno mexicano estableció una oficina de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en Comitán y reorientó algunos servicios que ya existían, tales como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que comenzó a proporcionarles atención médica. Muchas de estas organizaciones fueron apoyadas por las Naciones Unidas, a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). Pronto se les sumaron agencias humanitarias; la mayoría de ellas más tarde establecieron sus propios programas dirigidos a los refugiados guatemaltecos. En auxilio de los vecinos y parientes Los refugiados que se asentaron entre las familias mexicanas o de los ejidos, fueron los que tuvieron la oportunidad de crear mejores condiciones de vida y, por tanto, presentaron una menor incidencia de enfermedades, ya que fueron capaces de construir sus viviendas en forma más adecuada y de integrarse de inmediato al trabajo remunerado, aunque mal pagado con los propios ejidatarios14. Aunque los campesinos mexicanos de la zona no contaban con servicios sanitarios básicos, combinaron sus esfuerzos con los guatemaltecos para mejorar sus condiciones de vida. Así, la existencia de un poblado les aseguró condiciones de vida superiores a las de aquellos refugiados asentados en la selva.

Los recibimos en nuestra casa; llegaron mojados, sin ropa, sin mantas. Muchos estaban muertos, habían muerto en el camino, era una visión muy triste. Vinieron 2000, los recibimos y repartimos lo que teníamos: maíz y arroz, pero no era suficiente. Les dimos tierra para construir sus campamentos y un poco de madera para construir sus casas (beckman y Söderström 1985:96). Algunas familias mexicanas tuvieron a 30-40 guatemaltecos viviendo en sus casas durante muchos días, a veces por varias semanas. Repartían su maíz, tortillas y frijoles. Todo era bueno, hasta los

14 Es necesario señalar que las condiciones de trabajo generalmente eran desventajosas para los refugiados, quienes recibían en la mayoría de los casos salarios menores a las de los campesinos mexicanos.

Page 30: refugiados guatemaltecos en méxico

30

plátanos verdes. La familia que tenía huevos, no los comía frente a sus hermanos guatemaltecos, porque no hubieran alcanzado para todos.15

La Iglesia católica. La Diócesis de San Cristóbal La Diócesis de San Cristóbal se ha caracterizado por su trabajo y compromiso con la población campesina e indígena. Sus agentes de pastoral han participado activamente en el movimiento de la Teología de la Liberación, que se dio en la Iglesia católica desde el Concilio Vaticano II y que trabaja a partir "del acercamiento a los problemas del mundo" (Diócesis 1988:11), por la liberación de los oprimidos. La Diócesis de San Cristóbal es mundialmente conocida por su compromiso y capacidad para trabajar y organizar a los pobres. Desde 1978, las parroquias de la zona fronteriza proporcionaron atención y ayuda a los ciudadanos guatemaltecos que venían huyendo de su país, quienes generalmente eran líderes, maestros y campesinos. Previendo que este flujo se acrecentara, en 1979 se creó el Comité Cristiano de Solidaridad de la Diócesis de San Cristóbal (CCS) cuyo objetivo principal era dar "atención espiritual y material a los refugiados que llegaban a la Diócesis" (Ibíd.:71). En 1981, a solicitud de los campesinos de la Parroquia de Comalapa, el CCS comenzó a proporcionar ayuda a los refugiados. La estrategia de emergencia puesta en marcha por la Iglesia consistió en proporcionar alimentos básicos, asistencia médica, vivienda, vestido, saneamiento ambiental y defensa legal y política. También elaboró una estrategia de atención a mediano plazo que se proponía crear fuentes de empleo, ayudar a la adquisición de tierras, introducir nuevas técnicas de cultivo y promover nuevos modelos de organización económica y productiva. Además, pretendía contribuir a la preservación de las costumbres, el lenguaje y la organización, y proveer educación dentro del marco de la Teología de la Liberación (Comité Cristiano s/d:7-9). La puesta en marcha de ambos programas, a corto y mediano plazo, significó que, durante su estancia en México, los refugiados reconocieran a la diócesis como una de sus principales instancias de ayuda.

15 Entrevista con el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Samuel Ruíz, 3 de noviembre 1985, en: Beckman y Söderström 1985:35.

Page 31: refugiados guatemaltecos en méxico

31

El Hospital de Comitán En 1982, el hospital de Comitán era una instacia de segundo nivel dentro de la estructura de la Secretaría de Salud (SSA); contaba con las cuatro especialidades básicas de atención: ginecoobstetricia, pediatría, médicina interna y cirugía. Tenía solamente 27 enfermeras y entre 15 y 20 médicos, incluyendo a los pasantes de medicina en servicio social. Este hospital desarrollaba un programa de atención denominado "Plan de la Selva", dirigido a los campesinos de las zonas a donde llegaron los refugiados. Así, cuando los campesinos mexicanos se percataron de las necesidades de los guatemaltecos, solicitaron apoyo al hospital a través de su programa médico comunitario. Inicialmente, se prestó atención a los campamentos a través de brigadas móviles de médicos voluntarios, médicos pasantes, enfermeras y laboratoristas. Se brindaba atención médica en los campamentos y se trasladaba al hospital a los enfermos graves. Esto se realizaba en ambulancias u otros vehículos proporcionados por el hospital, o en avionetas, en los casos de los asentamientos ubicados en la selva16. El hospital era pequeño para la demanda a que se vió sometido, y fue rápidamente abrumado por la cantidad de guatemaltecos que requerían atención; los enfermos tuvieron que ser ubicados incluso en el piso de los corredores y pasillos17. Ya que el nosocomio fue el primero en responder a las necesidades médicas urgentes de los refugiados, pronto se convirtió en una instancia a través de la cual se canalizaban recursos nacionales e internacionales para ayudar a los refugiados.

16 Entrevista con la jefa de enfermeras del Hospital de Comitán durante 1982, septiembre de 1990, Comitán, Chiapas. 17 Ibíd.

Page 32: refugiados guatemaltecos en méxico

32

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) En 1979, el programa IMSS-COPLAMAR18 había establecido en el país 900 Unidades Médicas Rurales (UMR) y, para 1981, más de 3000. En 1980, Chiapas tenía más UMR (252), tanto en términos absolutos como relativos, que los otros estados del país; este hecho se debió a la previa carencia de servicios médicos institucionales en la entidad y a la gran proporción de población rural pobre. De hecho, a estas UMR se encomendó la atención médica del 85% de la población de la entidad (IMSS 1983:51). La aceleración del programa, a principios de los ochenta, coincidió con la llegada de los refugiados. Aquellos guatemaltecos que vivían entre mexicanos o se habían instalado a poca distancia de los ejidos, fueron atendidos en las UMR establecidas dentro de las comunidades mexicanas.

Se instalaron ahí, en la colonia Cuauhtémoc más o menos 3 000 refugiados; entonces teníamos hasta 60 ó 70 consultas al día, y por lo menos en ese campamento era la única unidad del IMSS que los atendía; sin embargo, no era yo la única que prestaba atención médica sino que había médicos del hospital de Comitán19.

Sin embargo, las mayores concentraciones de guatemaltecos estaban en la selva y requerían una respuesta extraordinaria, sus comunidades eran de difícil acceso y muchos estaban seriamente enfermos. En respuesta, en 1983, IMSS-COPLAMAR organizó su propio equipo móvil de 80 personas para dar atención médica básica y vacunación a quienes vivían en la selva. Muchos de estos trabajadores de la salud permanecieron en los campamentos para reforzar los servicios médicos que ya se proporcionaban, incluyendo aquellos ofrecidos por los promotores de salud guatemaltecos20. 18 El IMSS fue creado en 1943 para proporcionar servicio social a los trabajadores empleados en el sector privado. Tiene una organización tripartita conformada por el gobierno, los patrones y los trabajadores (IMSS-COPLAMAR 981:19). Sus vastos recursos e infraestructura le permitieron ampliar sus servicios a principios de 1973 para incluir a la población rural más desprotegida. En 1979, los servicios de salud destinados a poblaciones rurales pobres se vieron fuertemente impulsados por la nueva administración presidencial a través del programa IMSS-COPLAMAR (Ibíd.:5). Con este programa se pretendía, entre otras cosas, mejorar las condiciones de vida de la población a través de Unidades Médicas Rurales (UMR). Las UMR prestan atención médica y tratamientos en forma gratuita. Se esperaba que la población de las comunidades en donde se ubicaban estas unidades, contribuyeran en la construcción y el mantenimiento de las mismas; además, se promovía la participación de algunos de sus miembros para que se entrenaran como auxiliares de enfermería. Conjuntamente, los miembros de la comunidad y los trabajadores de la salud detectarían los principales problemas y tomarían las medidas para su solución. Los servicios de las UMR incluyen: atención médica básica, dotación de medicamentos, cuidado materno infantil, planificación familiar, orientación nutricional, vacunación, control de enfermedades contagiosas, promoción de instalación de letrinas y disposición de desechos. El personal está formado por un médico y dos auxiliares en enfermería. La supervisión administrativa y los servicios básicos de hospital son cubiertos por los médicos que trabajan en las clínicas hospitales de campo regionales. 19 Entrevista con la doctora Betancourt, 1990. 20 Entrevista con el doctor Federico Martínez Rivas, asesor médico en IMSS Coplamar en 1982, febrero de 1991, México, D.F.

Page 33: refugiados guatemaltecos en méxico

33

La existencia de promotores de salud bien entrenados y experimentados en casi todos los campamentos implicó que IMSS-COPLAMAR proveyera personal médico y medicamentos para reforzar los servicios básicos ofrecidos. La colaboración de médicos del IMSS y de promotores también permitió a los primeros realizar los diagnósticos de salud en los campamentos de la selva. En 1984, este grupo de médicos realizó diagnósticos que trascendían el ámbito de la salud, ya que además evaluaban la organización y el compromiso político de los refugiados, su conocimiento de los eventos en Guatemala, su afiliación con los movimientos de resistencia en su país, la existencia de armamento dentro de las viviendas y su opinión acerca de la reubicación (IMSS-COPLAMAR 1984b:5). La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) Inicialmente, la COMAR era una institución pequeña con sede en la Ciudad de México y se dedicaba a atender fundamentalmente a refugiados salvadoreños21. Estos, a diferencia de los guatemaltecos que llegaron en gran número (especialmente en 1983), fueron internándose en el país gradualmente desde 1979. La mayoría provenía de zonas urbanas y, por tanto, les fue relativamente fácil emplearse e integrarse en las grandes ciudades del país como la Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Oaxaca y Veracruz. Solamente 5% de estos migrantes eran de origen campesino (Beckman y Söderström 1985:10-11). Para 1985, la COMAR empleaba a 165 personas, de las cuales 140 trabajaban con refugiados guatemaltecos. La mayor parte de sus trabajadores eran promotores, sólo entre 10 y 12 eran profesionistas (agrónomos, antropólogos, abogados, sociólogos, ingenieros, veterinarios y personal médico), y entre 90 y 95% de sus fondos eran destinados al programa de refugiados guatemaltecos que provenían del ACNUR (Ibíd.:13). El hospital de Comitán fue, durante algún tiempo, el principal centro de organización y suministro de servicios médicos, aún después de que la COMAR se convirtiera en la institución oficial para resolver los asuntos de refugiados. Sin embargo, la COMAR creó su propio departamento de atención a la salud, integrado por diez médicos y cinco técnicos sanitaristas22. Además de la atención médica -que no fue claramente documentada en los primeros años-, se encargó de 21 La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) fue creada por el gobierno mexicano en 1980, como respuesta a la llegada de cientos de salvadoreños. La COMAR depende de las secretarias de Gobernación, Relaciones Exteriores y del Trabajo y Previsión Social. Tiene como tareas atender todos los asuntos relacionados con los refugiados, a nivel nacional e internacional (COMAR 1984:25). 22 Entrevista con el doctor Antonio de la Rosa, jefe del subdepartamento de salud, COMAR, Agosto 26 de 1990, Comitán, Chiapas.

Page 34: refugiados guatemaltecos en méxico

34

proporcionar las dotaciones de alimentos para "contrarrestar las innumerables adversidades [sic] que en materia de alimentación y salud mostraban los refugiados" (IMSS 1985). Irónicamente, lo pretendió conseguir mediante el suministro general de 1 500 kilocalorías por persona por día. A lo inadecuado de la ración, se añadieron los retrasos en la llegada y la distribución de los alimentos; el apoyo alimentario se retrasó incluso hasta algunos meses en diversos campamentos, sobre todo en los de difícil acceso, hecho que se atribuyó a la ineficaz forma de operar de la COMAR (Aguayo 1985:33). Algunos refugiados denunciaron que en un mes llegaron a recibir sólo tres kilogramos de maíz y frijol.23 El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) El ACNUR trabajó por primera vez en América Latina en la década de los setenta24, cuando los gobiernos militares represivos del Cono Sur generaron grandes migraciones, por ejemplo de argentinos y chilenos. Consideró terminado su quehacer en América del Sur en la década de los ochenta; con el establecimiento de nuevos gobiernos civiles y a raíz de los conflictos en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, dirigió su atención a Centroamérica (veáse mapa 2). En 1981 estableció una oficina en México con una base regional en Centroamérica25. La crisis centroamericana y el gran flujo de refugiados que ésta generó, dio como resultado que México, en 1985, se convirtiera (tomando en cuenta el monto de los recursos), en el cuarto país receptor de fondos del ACNUR, después de Pakistán, Somalia y Sudán (Beckman y Söderström 1985:13). En 1982, el ACNUR y México establecieron un convenio de ayuda para el financiamiento de los programas de refugiados asentados en Chiapas, estos programas se llevarían a cabo a través de la COMAR, aunque parte de los fondos se canalizaron a través de ésta a la Secretaría de Salud para apoyar el trabajo del hospital de Comitán.

23 Entrevista con una mujer refugiada guatemalteca, 1990. 24 El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) fue uno de los primeros organismos creados por las Naciones Unidas para auxiliar a este tipo de migrantes. En 1951, cuando se creó como la agencia especializada para atender asuntos relacionados con refugiados, se le concedió un mandato de tres años, tiempo en el que se consideraba, resolvería todos los problemas de este rubro existentes (Yefime Zarjevski 1985:21). 25 Santiestevan, en Freyermuth y Hernández 1992.

Page 35: refugiados guatemaltecos en méxico

35

Mapa 2 Frontera Sur de México y Centroamérica

Tomado de Aguayo et al. 1987:6.

Page 36: refugiados guatemaltecos en méxico

36

El Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez (UNICEF) Además del apoyo que el UNICEF canalizó a los refugiados a través del hospital de Comitán26, en 1982 envió a dos asesores en nutrición para realizar un diagnóstico nutricional a partir del cual se elaboraría un programa de apoyo. Los asesores del UNICEF trabajaban en la Dirección de Educación para la Salud dependiente de la Secretaría de Salud, ubicada en la Ciudad de México. Para 1984, el programa beneficiaba a 1900 niños de nueve campamentos en Chiapas (IMSS-COPLAMAR 1984:anexo 4). Sin embargo, el UNICEF no continuó con este programa más allá de la fase de emergencia y, para 1986, fue suspendido. El Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ) Hace más de 30 años, el INNSZ creó la División de Nutrición de la Comunidad, encargada de realizar trabajos de investigación y vigilancia nutricional en las comunidades urbanas marginales y rurales27. Esta división ha sido financiada principalmente por organismos internacionales, fundaciones privadas y universidades de Estados Unidos (Naranjo et al. 1987). A través de ella, el INNSZ proporcionó atención a los damnificados por la erupción del volcán Chichonal y a los refugiados guatemaltecos, en 1982 y 1983, respectivamente. Estos dos proyectos fueron apoyados financieramente en su totalidad por organismos internacionales. El Dr. Marcos Arana, investigador del INNSZ, quien había estado trabajando con el Comité de Solidaridad de Centro América y había apoyado a los damnificados del volcán Chichonal, fue el responsable de coordinar el apoyo a los refugiados. Como otros grupos que proporcionaron ayuda, este equipo colaboró estrechamente con el hospital de Comitán, trabajando inicialmente en el campamento de Río Azul, en la selva. Desarrollaron un programa de atención básica a la salud similar al del hospital, así como un programa con miras a la autosuficiencia alimentaria de los

26 El UNICEF es una instancia de la ONU que tiene la función de velar por el bienestar de la niñez de todo el mundo. Aunque fue creado en 1946, en respuesta a las necesidades de reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, para 1990 había establecido programas con el fin de mejorar las condiciones de vida de la niñez de 128 países de los continentes africano, asiático y americano. 27 El Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ), con sede en la ciudad de México, fue fundado en 1944 como un centro paraestatal de servicios médicos, enseñanza e investigación. Aunque en la actualidad recibe la mayor parte de sus fondos de instituciones públicas y privadas, así como de donaciones privadas y cuotas por servicios médicos, el INNSZ es financiado parcialmente por el gobierno mexicano y forma parte de los Servicios Nacionales de Salud desde 1987.

Page 37: refugiados guatemaltecos en méxico

37

refugiados, basado en la pesca y en el cultivo de huertos familiares. Al conocer su trabajo, la ONG Ayuda Popular Noruega estuvo interesada en apoyar financieramente este proyecto, lo que les permitió, a corto plazo, constituir una asociación civil que en la actualidad colabora estrechamente con el INNSZ28. Agencias Humanitarias En el momento en que los habitantes de Chiapas, sobre todo del área urbana, se percataron de los problemas de los refugiados, muchos de ellos comenzaron a ofrecer su tiempo, habilidades y recursos. En San Cristóbal de Las Casas, ciudad eminentemente turística, fue posible que algunos extranjeros consiguieran fondos de sus países para facilitar la ayuda. Un grupo de mexicanos de esta ciudad obtuvo financiamiento de agencias no gubernamentales internacionales y fundaron una asociación civil denominada Comité de Ayuda a Refugiados Guatemaltecos (CARGUA)29. Los principales objetivos del comité fueron: organizar y canalizar la ayuda que se recibía por parte de particulares, ya fuera en alimentos, ropa o dinero; difundir el problema a nivel nacional e internacional y recaudar fondos para ayudar a los refugiados. Su ayuda consistió en proporcionar alimentación y utensilios de uso diario, gracias a fondos del extranjero, fundamentalmente europeos. Tuvieron cierta relación con el obispado de San Cristóbal de Las Casas y su trabajo se desarrolló durante cerca de tres años (1982-1985)30. Además de la creación de nuevas asociaciones de ayuda a refugiados, las ya existentes donaron recursos para establecer sus propios programas de ayuda. Ejemplo de esto son las Iglesias prebiterianas en México y Guatemala, que comenzaron a suministrar productos básicos cuando llegaron los primeros refugiados. En diciembre de 1982, tres Iglesias presbiterianas formaron un Comité de Ayuda a Refugiados, a saber, la Iglesia Reformada de América, la Cristiana Reformada y la Presbiteriana de Chiapas. El objetivo de este comité era proporcionar casa, comida y atención médica, así como auxilio espiritual. En el área de la salud, este comité proveyó medicamentos para la malaria y la diarrea, dos de las enfermedades más comunes entre los refugiados; organizó campañas de vacunación y promovió la planificación familiar. Además, se realizaron fumigaciones para controlar insectos trasmisores de enfermedades, se construyeron depósitos de agua y letrinas, y se transfirieron a los enfermos graves al hospital.

28 Entrevista con el doctor Marcos Arana Cedeño, coordinador del CCESC y médico investigador del INNSZ, marzo de 1991, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. 29 Entrevista con el doctor Marcos Arana Cedeño, 1991; y con Alejandra Álvarez, asesora de refugiados guatemaltecos, abril de 1990. 30 Entrevista a José Luis Vázquez, investigador de CIES en 1983, marzo de 1990, México, D.F.; con Federico Martínez Rivas, 1991; y con Mercedes Ozuna, tesorera de CARGUA, septiembre de 1992.

Page 38: refugiados guatemaltecos en méxico

38

Tambien se enviaron maestros para las escuelas de los campamentos y se rentaron tierras de los mexicanos para que fueran cultivadas por los guatemaltecos. Obviamente, esto redundó en la conversión a la fe presbiteriana de más de 1000 personas, tanto mexicanos como guatemaltecos. Habiendo trabajado inicialmente en sólo dos campamentos, para 1985 sus actividades se habían extendido a 11 (Esponda 1986:422-436).

Limitaciones en la información Para reconstruir las condiciones de salud de los refugiados se encontraron algunas dificultades. La mayor limitante fue la escasez de información y las deficiencias de los datos disponibles, lo que dificultó la presentación de las estadísticas de salud, permitiendo solamente una visión aproximada de lo acontecido con la salud de los guatemaltecos durante estos años. Una gran parte de la información existente se generó a partir de estudios de prevalencia realizados en los campamentos. La forma de registrar la información no fue homogénea y la clasificación de enfermedades fue diversa, dependiendo de la época y del grupo encargado de registrarla. Cuando se llegó a registrar la morbilidad y mortalidad en algunos campamentos se hizo en términos absolutos y no relativos. Así, en ciertos casos se debió calcular las tasas a partir de dos o más fuentes de información; algunas proporcionaban el número de enfermos o muertos y otras daban cuenta de la población existente para esas fechas. En otros casos se mencionaba la estadística sin precisar el denominador de la tasa. Tal carencia de registros, sobre todo de los primeros años y durante el traslado de los refugiados a Campeche y Quintana Roo, nos orillaron a esbozar las condiciones de salud de esos momentos a partir de fuentes periodísticas o de testimonios de personas que estuvieron en contacto directo con los refugiados, con las limitantes que esto conlleva. Es posible que las cifras que se manejan, sobre todo para Chiapas, estén subestimadas más que sobrestimadas, sobre todo si tomamos en cuenta que no consideran el número total de enfermos, sino sólo aquellos que fueron registrados por alguna institución de salud u organización no gubernamental, ignorando a todos los casos no atendidos, que, para estos grupos, llegan a ser numerosos.

Page 39: refugiados guatemaltecos en méxico

39

Condiciones de salud en Chiapas, 1983-1984 A partir de 1983 se empezó a acumular la información acerca de las condiciones de salud y nutrición de los guatemaltecos. La estructura demográfica de la población, que se muestra en la figura 1 (Vázquez 1984), revela una población extremadamente joven -con casi 60% de menores de 14 años- comparable con otras poblaciones pobres con altas tasas de morbilidad, mortalidad y crecimiento demográfico. Sin embargo, la ausencia de niños menores de un año y ancianos sugiere otras experiencias, además de la pobreza, tales como tasas de mortalidad excesivas en estos grupos de edad, o de nacimiento más bajas; ambas experiencias relacionadas con las migraciones forzosas. En las figuras 2 y 3 se muestran la distribución porcentual de enfermedades trasmisibles en ocho campamentos y en una población mexicana aledaña; se encontró que las enfermedades presentes en ambos grupos eran las mismas, con predominio de algunas en cada grupo (González Galnares et al. 1987:46). Hay que resaltar que su frecuencia era mayor entre los guatemaltecos, especialmente entre los que vivían en la selva. Por ejemplo, las tasas de prevalencia de enfermedad reportada fueron de 388/1000 para los campesinos mexicanos y de 829/ 1000 y 1283/ 1000 para los guatemaltecos que vivían entre mexicanos y los que vivían en los campamentos de la selva, respectivamente (IMSS 1984; Moreno et al. 1987). No solamente eran más altas las tasas de morbilidad en todos los grupos de edad de la población guatemalteca, sino que fueron asolados por devastadoras epidemias de paludismo y sarampión. Otras enfermedades, como la tuberculosis, llegaron a ser también de proporciones epidémicas y las enfermedades psicosomáticas estuvieron entre los padecimientos más frecuentes en los grandes campamentos localizados en la selva (Ibíd.). Los datos del estado nutricional de los refugiados guatemaltecos para este periodo deben interpretarse con cuidado. Los porcentajes generalmente bajos de menores de cinco años con desnutrición aguda moderada (7.3%) y severa (2.4%), en relación con peso para la talla (Flores-Huerta et al. 1986:612-617)31 deben ser evaluados junto con las altas tasas de mortalidad de este grupo de edad32. Si no se toma en cuenta este aspecto, podría concluirse que el estado nutricional de los refugiados mejoró notablemente desde su salida de Guatemala, donde las estimaciones oficiales reportan que 6% de los menores de cinco años estaban severamente 31 Pelaez M., y P. Torre, “Programa de Atención Nutricional a Refugiados Guatemaltecos, 1983”, en: COMAR et al. 1990:1. 32 Aquino L., R. Tinoco, M. Morales, “Programa de Atención Médica Integral y Salud Comunitaria” en: Freyermuth y Hernández 1992.

Page 40: refugiados guatemaltecos en méxico

40

desnutridos (CITGUA 1985:18-19). En el campamento Puerto Rico, por ejemplo, la tasa de 11.1% de desnutrición severa es posiblemente una grave subestimación, ya que en el mismo periodo murieron 52 de cada 1 000 niños (menores de 5 años) (IMSS-COPLAMAR 1984:diagrama 2-6) . En otras palabras, es probable que muchos niños severamente desnutridos murieran; de hecho, en 1983, la desnutrición fue la principal causa de defunción entre los refugiados que ingresaron al hospital de Comitán33. Durante 1983-1984, las tasas de mortalidad de algunos campamentos y el número de refugiados que morían en el hospital eran alarmantes. A diferencia de las tasas de morbilidad, mucho más elevadas en la selva, las de mortalidad eran uniformemente altas en los campamentos, independientemente de su localización. En 1984, en Puerto Rico, ubicado en la selva, murieron 19 de cada 1 000 habitantes en un lapso de tres meses (IMSS-COPLAMAR 1984:diagrama 2-6), y en Cieneguitas (ubicado cerca de la selva, con clima cálido semihúmedo) fallecieron 20/1 000 durante 198334. Las tasas de mortalidad infantil fluctuaron alrededor de 20/1 000 entre 1982 y 198435. La severidad de la enfermedad se refleja también en la hospitalización de muchos guatemaltecos (17% de todos los hospitalizados en Comitán durante 1983) y en el hecho de que de aquellos hospitalizados murieron 139/1 000, en comparación con la tasa de 53/1 000 entre los mexicanos internados durante el mismo periodo36. Las altas tasas de mortalidad ponen de relieve las verdaderas condiciones de salud de los refugiados y en perspectiva, los patrones de morbilidad y desnutrición. Algunos de los otros indicadores podrían sugerir condiciones sólo ligeramente peores que las de sus vecinos mexicanos. Tal impresión sería errónea, ya que estas estadísticas de salud reflejan el estado sólo de aquellos lo suficientemente fuertes y adaptados para sobrevivir. Más bien, estas estadísticas sugieren que las condiciones de vida eran tan precarias que la asistencia médica tuvo relativamente poco impacto, lo que fue particulamente cierto para aquellos que vivieron en la selva o en asentamientos muy grandes. 33 Aquino et al, Ibíd. 34 Ibíd. 35 Estimaciones hechas a partir de las declaraciones del doctor Roberto Gómez Alfaro, en: Sesin 1986. 36 Ibíd.

Page 41: refugiados guatemaltecos en méxico

41

0.00 2.00 4.00 6.00 8.00 10.00 12.00

otros

75-79

60-64

45-49

30-34

15-19

0-4

Mujeres Hombres

Figura 1 Estructura de población en los campamentos

de refugiados guatemaltecos, edad y sexo

Tomado de Vázquez 1983

Page 42: refugiados guatemaltecos en méxico

42

Infecciones respiratorias agudas

29%

Otros3%

Tuberculosis3%

Escabiasis7%

Pediculosis13%

Helmintiasis6%

Conjuntivitis purulenta11%

Enteritis11%

Dermatomicosis5%

Enfermedades de la piel7%

Paludismo5%

Infecciones respiratorias agudas

28%

Dermatomicosis10%

Escabiasis21%

Otros1%

Otitis1%

Tuberculosis1%

Enfermedades de la piel9%

Enteritis4%

Conjuntivitis purulenta10%

Helmintiasis11%

Infecciones urinarias4%

Figura 2 Enfermedades transmisibles en refugiados

guatemaltecos en Chiapas, 1983

Tomado de Vázquez 1983

Figura 3 Enfermedades transmisibles en mexicanos

que viven en Chiapas, 1983

Tomado de Vázquez 1983

Page 43: refugiados guatemaltecos en méxico

43

La tercera emergencia: el traslado a Campeche y Quintana Roo. Las incursiones de grupos armados guatemaltecos en territorio mexicano que provocaron pérdida de vidas entre la comunidad refugiada y mexicana (El Refugiado 1983:9); la actitud hostil, agresiva y amenazante del régimen guatemalteco en contra de México; la constante denuncia por parte del ejército guatemalteco de que los refugiados eran guerrilleros; la presión de Guatemala a México para la repatriación de los refugiados; la dispersión e inaccesibilidad de algunos campamentos, así como los obstáculos en el Estado de Chiapas para su integración al sistema productivo, fueron los principales factores que determinaron que el gobierno mexicano propusiera la reubicación de los refugiados a los estados de Campeche y Quintana Roo, lo que "facilitaría la satisfacción de algunas necesidades básicas, como alimentación, vestido, salud y educación" (COMAR 1988a:19-20).

Reubicando a los refugiados en Campeche y Quintana Roo Entre 1981 y 1984 el ejército guatemalteco cruzó más de 70 veces la frontera, con un saldo de 20 refugiados asesinados, otros tantos secuestrados y por lo menos siete campesinos mexicanos muertos (CARGUA 1985:13). En respuesta, el gobierno de México decidió no repatriar a los refugiados; en lugar de ello, se les reubicaría en otros estados del sureste del país: Campeche y Quintana Roo. La decisión fue tomada por tres motivos, además de proteger la integridad física de los refugiados (Aguayo et al. 1987). En primer lugar, a diferencia de Chiapas, en donde se daban conflictos continuos por la tierra, Campeche y Quintana Roo estaban poco poblados y estas entidades se verían beneficiadas con mano de obra adicional para impulsar los proyectos locales de desarrollo. En segundo lugar, la inaccesibilidad y dispersión de más de 100 campamentos o asentamientos, hacían muy difícil la prestación de servicios. Y, finalmente, Campeche y Quintana Roo eran estados en donde el partido político gobernante tenía poca oposición, a diferencia

Page 44: refugiados guatemaltecos en méxico

44

de Chiapas, en donde se han formado grupos de oposición que pugnan por mejores condiciones de vida y una distribución más equitativa de la tierra. Más aún, los lazos entre grupos de oposición y sus similares en Centroamérica generaron ciertos temores de que los refugiados pudieran estar contribuyendo a la diseminación de un virus revolucionario. Con la política de reubicación como eje en estos años, las acciones gubernamentales estuvieron orientadas a conocer con mayor profundidad las condiciones socioeconómicas y de salud, así como las características sociopolíticas de los campamentos. En este sentido, la información proporcionada por IMSS-COPLAMAR fue clave. Sus médicos obtuvieron valiosa información diferente a la de salud. Las principales conclusiones vertidas por el personal de IMSS-COPLAMAR durante sus actividades realizadas en 1984, y que marcaron de alguna manera las estrategias de acción durante la reubicación, fueron: Los refugiados eran gente pacífica que huía por miedo ante la política de terror puesta en práctica en Guatemala. Dentro de los campamentos no existían armas de fuego. Los miembros de los campamentos, desde su éxodo, desconocían la situación socioeconómica y política prevaleciente en Guatemala, lo que hacía suponer que no tenían participación con la guerrilla. Cada campamento carecía de información respecto a la situación en que vivían los demás refugiados. Los campamentos sólo eran visitados por las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que les prestaban apoyo. Los refugiados eran renuentes a la reubicación por su desconocimiento de las condiciones reales en que se encontraban los asentamientos de Campeche y Quintana Roo; por la actitud prepotente de algunos técnicos de la COMAR, quienes habían presionado para que aceptaran la reubicación; por el miedo a perder a sus seres queridos debido a las implicaciones que tenía para su salud, precaria de por sí, el traslado a ciudades tan alejadas de su lugar de origen; por el hecho de que contaban con agua, viviendas y unas pocas pertenencias que daba un sentido de seguridad a sus vidas; y porque sus vínculos con la población mexicana, hasta ese momento, eran estrechos y cordiales. En el documento del IMSS-COPLAMAR, los médicos encargados de la evaluación sobre el traslado expresaron que los refugiados rechazaban la reubicación también por las siguientes razones:

Trabajaban con familias mexicanas. Alquilaban tierras a agricultores mexicanos. Los alejaría de su lugar de procedencia. Se incrementaba la probabilidad de no volver a su pueblo.

Page 45: refugiados guatemaltecos en méxico

45

Recibían información contradictoria acerca de las condiciones ambientales de las zonas de reubicación.

El estudio también concluía que había apoyo de la Iglesia católica, del hospital de Comitán y del Instituto Nacional de la Nutrición a su decisión de no reubicarse. Estas Instituciones estaban preocupadas por las precarias condiciones de salud de los refugiados y recomendaron que cualquier reubicación debería ser cuidadosamente planeada e incluir solamente a aquellas personas en condiciones de someterse al traslado. Basados en su compromiso y experiencias de trabajo con los refugiados, deseaban elaborar, y de hecho elaboraron, una estrategia adecuada (Arana et al. 1985)37. La Iglesia no coincidía del todo con la política de la COMAR. La Diócesis de San Cristóbal aceptaba que los refugiados debían alejarse de la frontera, pero proponía que la reubicación se realizara dentro del Estado de Chiapas y ofreció la adquisición de tierra para los nuevos asentamientos. Los obispos de la región pastoral Pacífico Sur externaron su opinión al gobierno mexicano en los siguientes términos:

No es casual que se hayan asentado principalmente en la zona fronteriza del estado de Chiapas, pues ahí encuentran inmediata comprensión y ayuda. Es un territorio cuyas características y población les son familiares: Están unidos a nuestros campesinos por lazos culturales, familiares, de compadrazgo y amistad. Por generaciones se han tratado y ayudado mutuamente en los trabajos agrícolas y en sus necesidades. Se visitan en sus fiestas a ambos lados de la frontera. Algunos de ellos son descendientes de mexicanos que en horas aciagas de nuestra patria buscaron refugio en Guatemala, o que por su pobreza emigraron al vecino país. Las poblaciones mexicanas de la región han sido también sus centros de comercio y abastecimiento, como los mexicanos han recurrido al comercio con las poblaciones fronterizas de Guatemala. En una palabra, siendo grupos humanos muy afines, mexicanos y guatemaltecos de la zona fronteriza forman una especie de gran comunidad, por encima de las divisiones políticas de las dos naciones. Dada nuestra experiencia pastoral con los refugiados desde hace años, el conocimiento directo de sus hondas preocupaciones y expectativas, así como el de las condiciones y consecuencias para ellos de largos desplazamientos, y las reacciones negativas que éstos han suscitado en otras latitudes contra otros países, y que sin lugar a dudas se suscitaría de hecho contra nuestro país en la opinión pública internacional y nacional, nos parece inoportuna e inconveniente la medida de reubicarlos hasta los estado de Campeche y Quintana Roo (Región Pastoral 1982:11,20).

Esta petición fue presentada al gobierno de México en 1984. Los propios refugiados enviaron peticiones al presidente de México, al ACNUR, a la COMAR, al secretario general de la ONU y a otras organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales. En esas cartas se solicitaba que aquellos que vivían cerca de la frontera fueran reubicados, pero dentro de Chiapas. Los que se encontraban alejados de la frontera solicitaban seguir en el lugar donde estaban viviendo (Beckman y Söderström 1985:36-37).

37 Entrevista con Marcos Arana Cedeño, 1991.

Page 46: refugiados guatemaltecos en méxico

46

Ante la incursión armada del ejército guatemalteco en el campamento de Chupadero, en 1984, se inició en forma apresurada y poco planificada el proceso de reubicación de los refugiados a Campeche y Quintana Roo (Aguayo et al. 1987). Las primeras familias reubicadas pertenecían a asentamientos del municipio de Trinitaria. Posteriormente, se reubicaron los campamentos más grandes y que se encontraban ubicados en la región de la selva Lacandona (Puerto Rico, Ixcán, Chajul, Loma Bonita, y Pico de Oro, entre otros). El traslado de los refugiados de dichos campamentos se llevó a cabo en forma violenta y estuvo a cargo de elementos del ejército, la marina y la COMAR. Durante el operativo en Puerto Rico fueron también desalojadas por la fuerza la médica encargada del campamento y dos religiosas que prestaban apoyo a esta población (Beckman y Söderström 1985:41, Rocha 1986). Si bien es cierto que las incursiones del ejército guatemalteco ponían en peligro la vida de los refugiados y de los mexicanos de la zona, los procedimientos utilizados no se justificaban. El siguiente testimonio nos proporciona una imagen de la violencia ejercida por el ejército mexicano en este campamento durante el traslado:

Como en esos días llegó el ejército guatemalteco a la frontera, la gente se fue cruzando el río Ixcán. Entonces la gente cruzó la montaña de los lacandones, cruzamos el río sin permiso de las autoridades de la COMAR, fue por eso que se enojó la autoridad. Por eso los llevaron a fuerzas a Campeche, los subieron en la lancha a fuerzas, porque habían cruzado el río sin permiso, entonces fue cuando los llevaron a fuerzas a Quintana Roo y Campeche38. La mayoría se fueron, algunos logramos escapar, nos fuimos a Ixcán, nos fuimos subiendo por San Andrés y poco a poco nos vinimos a Nuevo Jerusalem, otros se fueron cerca del río Jabalí y formaron el asentamiento de la Media Luna. Nosotros éramos tres mujeres y tres hombres con seis niños, caminamos cinco días por la selva, cargando las pocas pertenencias que logramos salvar, porque el ejército mexicano quemó todo el campamento.

El transporte a Campeche y Quintana Roo se realizó por varios medios, dependiendo de la ubicación de los asentamientos. La población guatemalteca de aquellos campamentos localizados en la selva fue trasladada inicialmente en lanchas y después por caminos de terracería, hasta llegar al ferrocarril que los condujo a las bodegas de China y Hecelchakán, al sur de la ciudad de Campeche. Para llegar a estas bodegas los refugiados tuvieron que recorrer aproximadamente 1000 kilómetros. Otros realizaron la mayor parte del traslado en camiones, con travesías de duración variable; en muchos casos los refugiados viajaron de pie en los camiones durante todo el trayecto. Una de las paradas obligadas fue Palenque, en donde las condiciones fueron precarias: no había suficiente agua, los refugiados estaban hacinados, se alojaron a 600 en un gimnasio (un metro cuadrado por persona) y la alimentación que se les proporcionó era una sola comida al día, compuesta por un huevo y dos tortillas. Los

38 Entrevista con una mujer refugiada, 1990.

Page 47: refugiados guatemaltecos en méxico

47

enfermos fueron atendidos por personal de salud de IMSS-COPLAMAR, pero las condiciones sanitarias fueron tan malas que, a pesar de la presencia de médicos, los brotes epidémicos se hicieron incontrolables. En Palenque, cuando menos una mujer murió después del parto, dejando a la recién nacida y a su hija de cinco años desamparadas, ya que su esposo había sido trasladado a Campeche, pese a su resistencia (Diósecis 1984:2; Beckman y Söderström 1985:45). Varios centenares de guatemaltecos pasaron los primeros dos meses hacinados en las bodegas de China y Hecelchakán, antes de poder instalarse en el lugar destinado para el asentamiento definitivo (Praag 1986). En cada una de estas bodegas se albergaba a 2 000 refugiados que no disponían de servicios sanitarios ni de una dotación adecuada de agua. Se les proporcionó atención médica; atendiéndose en promedio a 80 enfermos por día (IMSS-COPLAMAR 1984d:2), pero a pesar de ello muchos murieron, especialmente niños y ancianos, llegando a presentarse de tres a seis defunciones por semana (Beckman y Söderström 1985:45). Las críticas condiciones de los refugiados guatemaltecos reubicados fueron reconocidas por la COMAR y el ACNUR cuando evaluaron el desempeño de los servicios médicos durante la reubicación. Sin embargo, se responsabilizó también a los propios refugiados, atribuyendo los problemas a sus pobres condiciones de salud y nutrición previas al traslado y a sus deficientes hábitos higiénicos. Al mismo tiempo, se consideraba que las pésimas circunstancias encontradas a su llegada, las variaciones climáticas y el hacinamiento del que fueron víctimas en los alojamientos "temporales" habían sido factores igualmente importantes. Que aproximadamente 7.2% de uno de los primeros grupos reubicados muriera durante el traslado y de que las tasas de morbilidad fueran extremadamente altas, fue utilizado para justificar el reforzamiento de las actividades en salud ya existentes y el desarrollo de nuevas estrategias (COMAR-ACNUR 1986:3; COMAR 1986a:6). A pesar de que existía una estrategia conjunta entre el IMSS-COPLAMAR y la COMAR con el fin de establecer las condiciones de los refugiados para el traslado y para supervisar y cubrir sus necesidades médicas durante el viaje y después de su llegada, estas instituciones fueron incapaces de preparar y proporcionar la más esencial atención (IMSS-COPLAMAR 1984d). Los refugiados carecieron de los servicios básicos, como agua, alimentos y servicios sanitarios. Además, los medios de transporte no fueron adecuados y los periodos de descanso durante el viaje, insuficientes. Las pertenencias de los refugiados fueron tan mal manejadas que muchos de ellos volvieron a quedarse sin nada. Finalmente, la carencia de una evaluación médica, familia por familia, previa a la movilización (propuesta por el hospital de Comitán y el INNSZ), fue un ejemplo de las actitudes, a veces hostiles, despóticas e irrespetuosas, que gran parte del personal de la COMAR tuvo con los refugiados. En forma similar, nunca se les proporcionó información clara y precisa, ni las autoridades parecen haberse

Page 48: refugiados guatemaltecos en méxico

48

percatado del significado cultural, simbólico y económico que para ellos tenía el permanecer en Chiapas o alejarse más de su tierra. Tampoco apreciaron los esfuerzos que habían hecho para reestablecer sus vidas. De esta manera, los temores que los refugiados tenían de que esta reubicación fuese una repetición de su experiencia previa de pérdida y sufrimiento al venir a México, se hicieron realidad.

Condiciones de salud en Campeche y Quintana Roo Durante 1984 y 1985 casi 16000 guatemaltecos fueron reubicados a cuatro campamentos en Campeche y Quintana Roo (Aguayo et al 1987:27). De la misma manera que cuando llegaron a Chiapas en 1982-1983, tuvieron que limpiar el terreno y hacer sus casas. La construcción de letrinas presentó una serie de problemas debido a la conformación del suelo (roca caliza), lo que determinó la necesidad de realizar un saneamiento periódico, ya que de otra manera se constituirían en una fuente importante de enfermedades; la escasez de fuentes de agua hizo necesario el cavar pozos. En Campeche, las tierras eran pobres para el cultivo, lo que obligó a la COMAR a distribuir una ración más generosa de alimentos que las que proporcionaba en Chiapas. Sin embargo, en Quintana Roo, los refugiados se quejaron de la escasez de alimentos, ya que, con retrasos, recibieron solamente sardinas y harina de maíz para sus familias (Praag 1986:30). Estas condiciones y las penas sufridas durante el traslado repercutieron nuevamente en la salud. Altas tasas de morbilidad, mortalidad y desnutrición grave acompañaron nuevamente a esta población. Por ejemplo, en Campeche, se estimó que 7% de la población infantil murió, y en Quintana Roo, se reportó que a su llegada morían de dos a tres personas al día (COMAR 1986a:6; sin autor 1985). Las principales causas de muerte fueron desnutrición, disentería y sarampión, una bien conocida combinación asociada con altas tasas de mortalidad, particularmente entre los infantes. Al igual que en 1982 y 1983 en Chiapas, las infecciones respiratorias agudas, las enfermedades gastrointestinales, la tuberculosis y las complicaciones durante y después del parto estuvieron entre las enfermedades más graves y frecuentes (COMAR 1986a:6; COMAR-ACNUR 1986:11-13; IMSS-COPLAMAR 1984:

Page 49: refugiados guatemaltecos en méxico

49

DIAGRAMA 2-6). En Quintana Roo39, en los primeros seis meses de 1985, hubo una prevalencia de 40.77/1000 para la tuberculosis y se presentaron también epidemias de paludismo y sarampión. Afortunadamente, éstas fueron controladas de manera más rápida. Para el paludismo, la incidencia decreció en Campeche de 1 374 casos en los primeros seis meses de 1984 a 389 en 1985, una reducción de 85%. En otras palabras la tasa de incidencia decreció de 114.5/1000 a 16.2/1000. En Quintana Roo, la prevalencia de paludismo cayó de 53.13/1000 a 38.93/1000 del primero al segundo semestre de 1985 (COMAR-ACNUR 1986:11-13). En respuesta a esta emergencia de salud y nutrición, la COMAR instaló sus propias unidades médicas, dotadas con diez médicos, un odontólogo, dos nutricionistas y ocho enfermeras que trabajaban en tres campamentos de Quintana Roo, en 1985. Unidades similares se establecieron en Campeche. Junto con el IMSS-COPLAMAR, que instaló UMR en algunos campamentos, y la SSA, que puso a disposición servicios básicos y de tercer nivel en sus hospitales, la COMAR creó una red de servicios de salud "para asegurar que los refugiados enfermos fueran atendidos del primer al tercer nivel de atención"(COMAR 1986a:11). La COMAR construyó clínicas rudimentarias pero no las dotó de agua, ni de sistema de refrigeración para mantener los materiales biológicos y, según los refugiados, tampoco de una adecuada provisión de medicamentos. La vacunación, que era una prioridad, se tuvo que realizar durante las campañas masivas nacionales en lugar de proporcionarse en las clínicas. Otras prioridades eran la educación para la salud y el saneamiento ambiental, pero las pobres condiciones de la vivienda y la insuficiente provisión de agua determinaron que muchas enfermedades persistieran (Ibíd.:6, Beckman y Söderström 1985:49). La COMAR continuó distribuyendo una ración de alimentos en forma quincenal. En Quintana Roo, los refugiados recibieron 2 115 calorías y 80 gramos de proteínas diariamente a través de nueve alimentos diferentes. Sin embargo, la persistente y amenazante desnutrición de los refugiados impulsó a la COMAR a crear programas de vigilancia nutricional y de alimentación, dirigidos a individuos de alto riesgo, como niños con desnutrición severa, mujeres embarazadas y en amamantamiento, ancianos y personas con enfermedades debilitantes, como la tuberculosis. Estos programas fueron apoyados financiera y técnicamente por el ACNUR y el UNICEF. En Quintana Roo había una tasa de prevalencia de sólo 15/1000 niños con desnutrición grave; en total, 12% de los menores de cinco años estaban desnutridos, 10% moderadamente y 1.5% de manera severa. Otra vez, la baja proporción de desnutridos graves debe ser interpretada junto con las altas tasas de mortalidad. Con una mortalidad bruta de 11.7/1000 en 1985, y reportes de tres a

39 En la polación mexicana para Quintana Roo se presentaron 75 casos nuevos de tuberculosis con una tasa de incidencia de 21.06/100 000 habs. (Secretaría de Salud 1988:50)

Page 50: refugiados guatemaltecos en méxico

50

seis muertes semanales entre los niños y ancianos, podemos concluir que la mortalidad de los menores fue similarmente alta durante el traslado e inmediatamente después de su llegada. De nueva cuenta, parece que muchos niños murieron, especialmente aquellos que estaban seriamente desnutridos (Beckman y Söderström 1985:49; COMAR-ACNUR 1986; COMAR 1986a:6). Fue durante este periodo que se registró por primera vez la tasa de natalidad entre los refugiados. En comparación con una tasa nacional de nacimientos de 41.9/1000 en Guatemala en 1978-81, la de 38.8/1 000 en Quintana Roo en 1985 era baja, pero alta en relación con la tasa local, 28.38/1 000 en 1984 (Secretaría de Salud 1988:9; Castillo 1984; COMAR-ACNUR 1986:8). A pesar de las desastrosas consecuencias inmediatas, la reubicación de los refugiados de la selva a Campeche y Quintana Roo contribuyó, a mediano plazo, a mejorar sus condiciones de salud. Por ejemplo, para 1984, antes de la reubicación, la tasa de mortalidad en los campamentos de la selva, específicamente Chajul, Ixcán y Puerto Rico, era de 12/1000. Al ser reubicada esta población a Quintana Roo, su mortalidad tuvo un descenso de 7.5/1000 (1er semestre de 1985) a 1.16/1 000 (1er semestre de 1986) (veáse cuadros 1 y 2). Sin embargo, no ocurrió lo mismo en relación con la morbilidad (veáse cuadros 3 y 4). Aunque las prevalencias al parecer eran mayores en la selva (registradas en un lapso de tres meses), en términos generales el perfil patológico en Campeche y Quintana Roo era muy similar. Llama también la atención la poca especificidad de los diagnósticos realizados en los campamentos de la selva, que muestra en forma indirecta la existencia de un servicio médico diferencial en ambos estados, con mayor calidad en Quintana Roo (COMAR 1986a; COMAR-ACNUR 1986; IMSS 1984b; Secretaría de Salud 1988:50-51).

Los que se quedaron en Chiapas En 1986 existía una población de 20605 personas en los campamentos de refugiados de Chiapas, distribuidos en 64 asentamientos dispersos a lo largo de la franja fronteriza. Estos se encuentran hasta la fecha localizados en tres zonas: Margaritas, Trinitaria y Comalapa. A partir de 1985, la COMAR y el ACNUR formaron una comisión especial para evaluar 11 de los 64 campamentos de Chiapas, incluyendo aquellos de nueva creación y aquellos que se encontraban de uno a 11 kms de la frontera. El objetivo de esta evaluación era "conocer las condiciones reales y específicas, así como evaluar las posibilidades concretas para su reubicación" (COMAR 1985).

Page 51: refugiados guatemaltecos en méxico

51

Cerca de la mitad (9982/20605) de la población que permaneció en Chiapas vivía en los 11 campamentos que incluyó la muestra. La mayoría vivía en México desde 1981 ó 1982, y habían logrado integrarse económicamente en la zona con base en empleo temporal como jornalero o estableciendo con los campesinos mexicanos un trato "mediero", es decir, cultivaba una extensión de tierra que les proporcionaban los ejidatarios mexicanos a cambio de la mitad de la producción. También el comercio a pequeña escala era una importante actividad económica. La edad promedio de esta población era de 19 años y la mitad tenían menos de 15. Al igual que los campamentos que se ubicaron inicialmente en la selva estos poseían una organización interna propia que difería de un campamento a otro; algunos tenían representantes por barrios y otros asentamientos estaban organizados por grupos conformados a partir de sus diferentes comunidades de origen, cada uno de éstos con su representante. Sin embargo, siempre había un representante del asentamiento en general que se encargaba de las relaciones con el exterior. Por lo general, este encargado era el que tenía un mejor dominio del español o que sabía leer y escribir. Estos representantes eran elegidos en forma grupal, y estaban coordinados por un líder que no pertenecía a esta estructura. Cada campamento incluía diferentes tipos de comités ya sea de salud, educación, comedores infantiles u hortalizas. En la evaluación realizada por COMAR-ACNUR se encontró que cada familia contaba con una champa -nombre que se le da en Guatemala a la vivienda rústica-, construída con troncos de árboles, techo de lámina de cartón y piso de tierra. Los principales problemas eran la escasez de agua potable y la contaminación de las fuentes disponibles. Las condiciones de vida habían mejorado pero relativamente, ya que persistían el fecalismo al aire libre, la presencia de fauna nociva, etcétera. Los campamentos grandes contaban con "escuelas" y "clínicas" propias, construidas también en forma rústica y prácticamente sin mobiliario ni servicios.

Page 52: refugiados guatemaltecos en méxico

52

Cuadro 1 Mortalidad de tres meses, en los campamentos de refugiados guatemaltecos localizados en la selva

marzo 1984

Campamento Población Muertes Tasa/1000

Boca de Chajul 3213 24 7.47

Ixcán 2833 12 4.24

Puerto Rico 5001 97 19.40

Media 12.03046 Fuente: IMSS 1984b

Cuadro 2 Mortalidad de guatemaltecos en los campamentos de Quintana Roo. Primer y Segundo Semestre de 1985 y Primer Semestre de 1986

Semestre Población Muertes Tasa/1000 Primer semestre de 1985 4000 30 7.50 Segundo semestre de 1985 4500 16 3.56 Primer semestre de 1986 6049 7 1.16 Fuente: COMAR-ACNUR 1986

Page 53: refugiados guatemaltecos en méxico

53

Cuadro 3

Prevalencia de los principales padecimientos, en tres campamentos de la selva que posteriormente fueron reubicados , 1984

Boca de Chajul Ixcán Puerto Rico Causas

Frec Tasa Frec Tasa Frec Tasa

Diarrea de más de tres veces al año 1328 413.32 819 289.09 1551 310.14

Parasitosis 926 288.20 1148 405.22 840 167.97

Sarna/Piojos 511 159.04 787 277.80 944 188.76

Tos de más de tres semanas 363 112.98 234 82.60 630 125.97

Calentura 790 245.88 515 181.79 1356 271.15

Conjuntivitis 469 145.97 108 38.12 490 97.98

Amigdalitis 9 2.80 38 13.41 22 4.40

Otro 45 14.01 29 10.24 21 4.20 Tasa 1000 habitantes Elaborado a partir de datos del IMSS 1984

Page 54: refugiados guatemaltecos en méxico

54

Cuadro 4 Prevalencia de los principales padecimientos en refugiados guatemaltecos

en Quintana Roo, durante 1985 y el primer semestre de 1986

1er Semestre de 1985

2° Semestre de 1985

1er Semestre de 1986 Causas

Frec Tasa Frec Tasa Frec Tasa

Infecciones respiratorias agudas 2094 523.50 2814 625.33 2161 357.25Enteritis 1303 325.75 914 203.11 555 91.75Amibiasis 887 221.75 513 114.00 369 61.00Parasitosis 728 182.00 814 180.89 790 130.60Amigdalitis 552 138.00 586 130.22 294 48.60Escabiasis 497 124.25 334 74.22 369 61.00Parotiditis 363 90.75 6 1.33 0 0.00Paludismo 296 53.13 204 38.93 62 10.24Tuberculosis 215 40.77 0 0.00 169 27.93Piodermititis 198 49.50 261 58.00 447 73.90Conjuntivitis 129 32.25 210 46.67 87 14.38

Tasa 1000 habitantes Elaborado a partir de los datos COMAR-ACNUR 1986 Tasas de COMAR-ACNUR 1986

La COMAR como prestadora de servicios de salud Para estos años, las acciones prioritarias de la COMAR seguían enfocadas a la reubicación de los refugiados en Campeche y Quintana Roo. En sus planes, se decía que permanecer en Chiapas "ya no era una opción" y que la reubicación debería realizarse, aun en forma no voluntaria (COMAR 1985). Sin embargo, como la evaluación realizada por la comisión especial encontró que sus técnicos estaban muy desprestigiados entre la población refugiada, la COMAR decidió que, para obtener consenso y promover la reubicación, habría de mejorar su imagen, lo que se intentó mediante la contratación de 40 personas calificadas. La atención a la

Page 55: refugiados guatemaltecos en méxico

55

salud se consideró prioritaria y se planteó, entre otras metas, "asegurar un aprovisionamiento suficiente y constante de alimentos y medicinas, reacondicionando las bodegas y teniendo un stock [sic] mayor que el de cualquier otra agencia en todos los campamentos seleccionados" (Ibíd.). Proporcionar asistencia multidisciplinaria, lograr una mayor cobertura y mejorar las labores asistencial y médica para obtener la confianza, eran los objetivos principales que se plantearon en esa época. A pesar del convenio entre la COMAR y el ACNUR en el que la primera se comprometía a la distribución de alimentación básica, salud y servicios estrictamente indispensables, como suministro de agua y saneamiento del ambiente40, en los primeros meses de 1986 la Comisión aún no contaba con una planificación de los suministros (COMAR 1985; 1987:2,22). Dentro de su programa de atención médica, se asignó un médico a cada una de las 13 bases establecidas para la atención al resto de los campamentos, labor apoyada por promotores de salud. Los servicios de estas clínicas incluían atención a pacientes externos, de urgencias y partos (COMAR 1986b:28-29). Desde estas bases se atendía a los campamentos contiguos en forma periodica. Los médicos eran apoyados por los promotores de salud guatemaltecos, quienes funcionaban como intérpretes y como auxiliares en campañas de educación para la salud. Los promotores fueron elementos importantes en la interrelación de los médicos de la COMAR con la población, no sólo en la comunicación, sino para promover la confianza de la gente hacia los médicos. Además, los promotores proporcionaron atención a los enfermos en los campamentos vecinos, acudiendo a la "clínica" COMAR cuando no podían resolver los problemas que se les presentaban. En caso de que los médicos no pudieran resolver el problema, solicitaban una ambulancia y el enfermo era trasladado, como anteriormente lo hemos señalado, al hospital de Comitán. El número de médicos durante 1986 fluctuó entre ocho y nueve, para atender a los 64 asentamientos. Junto con el IMSS-COPLAMAR, el Instituto Nacional de la Nutrición y el hospital de Comitán continuaron suministrando atención médica a los campamentos; el segundo comenzó a establecer otros programas, por ejemplo en el área de preservación ecológica para la cual había apoyo internacional disponible. En particular, la COMAR logró una coordinación con el IMSS-COPLAMAR, haciendo un intento por evitar los errores anteriores, como la duplicidad de funciones; dicha 40 1. “Alimentación y nutrición: Suministrar la dieta correspondiente de alimentos a 21600 refugiados guatemaltecos durante 1986. 2. Salud: Dar atención médica a aproximadamente 21600 refugiados para que gocen de un estado de salud satisfactorio. 3. Suministro de agua: La población refugiada tendrá agua en cantidad suficiente y calidad adecuada para beber, cocinar, limpieza y sanidad comunitaria durante 1986. 4. Saneamiento y manejo de desechos: Los refugiados vivirán en condiciones de sanidad que promuevan la prevención y control de enfermedades” (COMAR 187:4-5)

Page 56: refugiados guatemaltecos en méxico

56

institución apoyó en el traslado de pacientes y proporcionó medicamentos. Con la Secretaría de Salud se coordinó principalmente para servicios de hospitalización.

La creación de nuevas ONG Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos (CCESC). Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ). En 1987, el INNSZ decidió crear una clínica en Nuevo Poza Rica, municipio de Margaritas, y tener una cobertura más específica, tomando a su cargo la atencion de siete campamentos. El 100% de su financiamiento es externo y solamente el coordinador del proyecto es médico investigador pagado por el Instituto Nacional de la Nutrición41. El modelo de atención que se ha puesto en marcha desde entonces, consiste en un nivel intermedio entre la atención primaria de salud, proporcionada por promotores en casas de salud sin infraestructura, y el segundo nivel correspondiente a la atención en hospital. El centro, en la actualidad, proporciona asistencia médica, capacitación, provisión de medicamentos de cuadro básico, vacunación, vigilancia nutricional, salud oral (fluoración) y acupuntura. La cobertura precisa en términos asistenciales es difícil de definir, ya que ésta se ha ampliado al ser una instancia con atención médica permanente. Se atienden campesinos de comunidades tan alejadas como poblados aledaños al municipio de Ocosingo, distante diez horas de camino, que acuden hasta ahí no porque no existan otras instancias de atención médica más cercanas, sino porque éstas no cuentan con médico permanente ni con la posibilidad de canalización a un segundo nivel de atención. Una instancia similar de atención en la zona es el Hospital de San Carlos en Altamirano, pero este está alejado de los campamentos de refugiados. El coordinador y el equipo del proyecto han creado una asociación civil llamada Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos (CCESC), organización no gubernamental que integra una serie de proyectos que no solamente incluyen el área de salud. 41 Entrevista con el doctor Marcos Arana Cedeño, 1991.

Page 57: refugiados guatemaltecos en méxico

57

Asociación Civil Bejaltic. La asociación Civil Bejaltic es una organización no gubernamental que brinda apoyo, en forma colateral, a los refugiados guatemaltecos. Surgió ante la necesidad de dar continuidad a los proyectos que había estado realizando el hospital de Comitán hasta 1986, bajo la dirección del Dr. Roberto Gómez Alfaro. Se fundó en 1987 y está formada por médicos del hospital de Comitán42. Dirige sus acciones a los municipios de Las Margaritas, Frontera Comalapa y Trinitaria. El trabajo con refugiados lo realiza en la zona de la selva, mediante el programa del Centro Infantil de Diagnóstico Nutricional, y en las zonas de Trinitaria y de Comalapa, con el Programa de Cooperativas. Los programas con que cuenta son: el Centro Infantil de Diagnóstico Nutricional, Asesoría de Cooperativas de Medicamentos, que incluye a 50 comunidades, y el programa considerado más importante, el de las cooperativas de producción arrocera y de beneficio de los productos de la caña de azúcar. Bejaltic pretende mejorar las condiciones de salud de la población mediante asesoría al personal paramédico y con la organización de cooperativas productivas; ya que los refugiados que no poseen tierras no son incluidos en estos programas.

42 Entrevista con el doctor Ernesto González de la Torre, socio activo de Bejaltic, noviembre de 1990, Comitán, Chiapas.

Page 58: refugiados guatemaltecos en méxico

58

El papel de los guatemaltecos Generalmente, los refugiados agradecían la ayuda que cualquier institución de salud les proporcionaba; en su condición de refugiados no externaban comentarios negativos hacia esta ayuda o hacia las disposiciones que marcara el gobierno mexicano. Sin embargo, solicitaban a las personas que ingresaban a sus campamentos que se pusieran en contacto con sus representantes para lograr mejores canales de comunicación y así proporcionarles una adecuada atención. La renuencia a participar en algunos programas, como los de vacunación, se debió muchas veces, a la ausencia de comunicación con sus representantes (COMAR 1986b:28) Aunque todas las instituciones de salud y las organizaciones no gubernamentales que trabajan en la zona colaboran estrechamente con los promotores y cuentan con un programa específico de capacitación para éstos, no fue sino hasta 1987 que los promotores de salud guatemaltecos de los tres estados se organizaron formando cinco grupos, independientemente de la institución de salud que los apoyaba. Existen tres en Chiapas, uno en Quintana Roo y otro en Campeche, y son miembros de una organización de salud popular llamada PRODUSSEP. Esta organización, cuyas siglas significan Promoción de Servicio y Salud en Educación Popular, es una asociación civil a la cual los promotores de salud refugiados ingresaron desde 1987. Muchos de ellos lo hicieron a través del INNSZ y otros grupos ingresaron en forma independiente43. Esta asociación apoya a grupos organizados para mejorar la atención a la salud, mediante la adquisición de medicamentos, instrumental y libros a bajo costo. Además, proporciona asesoría y capacitación. Los socios interesados en asistir a los cursos de adiestramiento no necesitan efectuar gastos de transporte ni de alimentación ya que PRODUSSEP los asume. La asociación está constituida por grupos que se dedican al trabajo de salud popular a nivel nacional. Actualmente, existen socios en cuatro zonas del país: Distrito Federal, Oaxaca, Veracruz y el Sureste, con 28 programas. Los grupos socios participan en la organización y en la elaboración de proyectos. Existe una mesa directiva, que se encarga de coordinar las actividades que se desarrollan. Los promotores de salud guatemaltecos que han pertenecido a PRODUSSEP elaboran un plan de trabajo en forma periodica, en el cual solicitan capacitación en temas específicos y las asesorías que requerirán durante el año. A partir de este plan de trabajo, se programan y realizan los cursos. Estos se han dado en distintos lugares en distintos años, por ejemplo, sobre diagnóstico y tratamiento de enfermedades comunes, primeros auxilios, enfermedades de la mujer, planificación 43 Entrevista con un refugiado guatemalteco miembro de PRODUSSEP, octubre de 1990, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

Page 59: refugiados guatemaltecos en méxico

59

familiar y enfermedades venéreas. Éstos se han dado en distintos lugares en distintos años.44 Los promotores refugiados que están en PRODUSSEP cuentan con un programa autónomo, algunos grupos tienen asesoría de instituciones de salud gubernamentales y no gubernamentales, pero otros no están ligados a ninguna de ellas, como los promotores de Campeche y Quintana Roo. En Chiapas, la organización es diferente debido a la dipersión geográfica. La zona Tziscao tiene 28 campamentos y cuenta con 72 promotores autónomos, sin salario. En la zona de Poza Rica hay una organización independiente, como ya mencionamos, asesorada por el INNSZ. En Campeche, los promotores cuentan únicamente con el apoyo de PRODUSSEP y en Quintana Roo están vinculados con el IMSS y la Secretaría de Salud, pero han creado su propia organización.

Condiciones de salud en Chiapas, 1985-1987 Para estas fechas, los únicos indicadores disponibles de las condiciones de salud de los refugiados guatemaltecos en Chiapas fueron los generados por los servicios de salud y se refieren únicamente a los enfermos que solicitaron atención médica. Si consideramos que una encuesta realizada en 1986 reportó que 52% del total de refugiados que habían fallecido durante los 24 meses precedentes no tuvieron atención médica ni un diagnóstico45, podemos suponer que estos datos no son muy confiables y que reflejan parcialmente la realidad. El cuadro 5 muestra la inicidencia acumulada de los padecimientos trasmisibles desde 1986 para aquellos que buscaron atención médica en el IMSS-Coplamar en Chiapas46. Si analizamos el cuadro 4, en donde se muestra la prevalencia de los principales padecimientos en Quintana Roo para 1986, encontramos que, en términos cualitativos, ambas poblaciones siguen padeciendo las mismas enfermedades; es prácticamente igual la incidencia de paludismo y difiere, en términos cuantitativos, en las enfermedades de la piel, padecimientos respiratorios y enteritis, cuya presencia es mayor en Quintana Roo (COMAR 1986b:8-10; COMAR-ACNUR 1986:14). Llama la atención la elevada prevalencia de tuberculosis en Quintana Roo, aunque para Chiapas estas

44 Entrevista con Alejandra Álvarez, 1990. 45 Marcos Arana Cedeño, “La atención y gestión de la salud entre los refugiados guatemaltecos en Chiapas” en: Freyermuth y Hernández 1992. 46 Trevilla M.A., J.L. Ortiz, R. Rodríguez, “Los refugiados guatemaltecos y el IMSS-Solidaridad en el autocuidado de la Salud”, Ibíd.

Page 60: refugiados guatemaltecos en méxico

60

cifras sólo reflejan parte de la realidad ya que para 1986, 26% de los pacientes atendidos en la Clínica de Tórax del hospital de Comitán eran refugiados, y la COMAR reportó tener bajo tratamiento a 101 personas más en sus clínicas (COMAR 1988a:5-8; Hospital de Comitán 1987). Con estos datos, pareciera que para 1986 las condiciones de salud eran más favorables para los refugiados que habían permanecido en Chiapas y podían solicitar atención médica. No hubo un reporte sumario de la mortalidad durante este periodo. Cada institución reportó solamente muertes de las que tenía conocimiento a través de sus servicios. Así por ejemplo, la COMAR que tenía sólo seis médicos en este tiempo, reportó una tasa de 0.43/1000 para 1986, mientras el IMSS-COPLAMAR informó de una tasa de 4.27/ 1000 (COMAR 1988a:5-8; Hospital de Comitán 1987)47. Ya que ninguna de las instituciones tuvo una cobertura amplia en los campamentos y las tasas registradas más tarde son mucho más altas, podría pensarse que estas cifras seguramente subestiman la que corrrespondería a la realidad.

47 Ibíd.

Page 61: refugiados guatemaltecos en méxico

61

Cuadro 5 Padecimientos transmisibles en los campamentos de refugiados guatemaltecos

atendidos por IMSS-Solidaridad, Chiapas, 1986-1989

1986 1987 1988 1989

Infecciones respiratorias agudas 151.29 210.69 207.68 199.35

Enteritis y otras enfermedades 131.37 72.90 60.53 75.41

Parasitosis 85.00 56.53 81.05 80.69

Amibiasis 106.21 66.57 84.41 81.06

Escabiasis 29.30 17.93 16.91 19.28

Paludismo 6.40 3.32 0.14 1.93

Conjuntivitis 7.28 5.08 0.74 0.00

Dermatofitosis 7.28 2.54 4.56 7.36

Salmomelosis 0.00 1.43 0.00 0.00

Tuberculosis Pulmonar 0.42 0.78 1.87 0.00

Todas las demás 0.00 22.23 22.30 0.00

TOTAL 524.64 460.05 486.15 465.12 Elaborado a partir de datos de IMSS-Solidaridad, en Trevilla et al (1990), en Freyermuth y Hernández 1992 Tasa por 1000 habitantes Población adscrita: 1986: 16617; 1987: 15335; 1988: 13362; 1989: 13433

Page 62: refugiados guatemaltecos en méxico

62

La cuarta emergencia: viviendo en la pobreza Pobres entre los pobres En la actualidad, la vida de los campesinos guatemaltecos sigue siendo inestable y precaria. Con aproximadamente 100,000 a 150,000 guatemaltecos no reconocidos, además de los oficialmente reconocidos (Aguayo et al. 1987), difícilmente sorprende que en Chiapas los conflictos internos se hayan agudizado, especialmente en relación con la tierra y las fuentes de trabajo. Se sabe que: "La caída de los precios del café, el agotamiento de los recursos en algunas zonas, la búsqueda de alternativas económicas y ofertas más remunerativas en ranchos privados o aun fuera de la región han estimulado una mayor movilidad de los campamentos, incluso de los más estables" (Hernández et al. 1990:87). En Campeche y Quintana Roo los problemas son distintos; la mala calidad de la tierra, el uso de técnicas tradicionales con poco acceso a insumos agrícolas, y sobre todo, la sequía, determinaron que la cosecha fuera muy mala en 1991 (CONONGAR 1991:27). Los campamentos siguen dependiendo de la ayuda internacional y de la COMAR y su privacidad es violada permanentemente por la frecuente presencia de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que realizan encuestas, evaluaciones, etcétera. además, los refugiados se ven en la obligación de permanecer continuamente en sus campamentos; para salir de ellos requieren de un permiso especial de la COMAR; todos sus movimientos se encuentran vigilados (Ibíd.:22). Estos hechos están muy relacionados con su ambigua situación legal dentro del país. México no reconoció a los refugiados como un grupo distinto de los que buscaban asilo hasta que firmó la declaración de Cartagena en 1984. Esta declaración, considerada como una de las más importantes en latinoamérica acerca del problema del refugio, se refiere a "la protección internacional de los refugiados en América Central, México y Panamá: problemas jurídicos y humanitarios" (Ibíd.:21). Sin embargo, pese a la firma de esta declaración no incorporó en su legislación la categoría de refugiado; tampoco ratificó la Convención Internacional de 1951 ni el Protocolo de 1967, que definen la figura de refugiado así como sus derechos. No

Page 63: refugiados guatemaltecos en méxico

63

fue sino hasta julio de 1990 que México realiza las reformas a la Ley General de Población, dando un reconocimiento oficial al refugio y a la figura de refugiado. Una de las limitantes principales de estas modificaciones a la ley es la ambiguedad de algunos de sus artículos, así como la ausencia de un reglamento que contenga las condiciones de su aplicación (Ibíd.:21). Específicamente, el refugio es permitido, pero de manera temporal y con la anuencia de la Secretaría de Gobernación. El status de refugiado puede ser otorgado por el gobierno "si se considera necesario" y "renovado [...] tantas veces como se crea necesario". La vida del refugiado, por lo tanto, a diferencia del asilado, está en una balanza (Freyermuth et al. 1990). Para los refugiados guatemaltecos esto se traduce en una vida de extrema pobreza, con aún menos oportunidades y derechos que los campesinos mexicanos más pobres. Las estimaciones de mortalidad de 5-6% durante su ingreso a México y su asentamiento en Chiapas, y hasta de un 7% en la reubicación a Campeche y Quintana Roo podrían haberse justificado, en retrospectiva, sólo si se hubiera dado a pesar de una extraordinaria respuesta para asegurar su supervivencia y bienestar. A pesar de los bien intencionados esfuerzos de muchos organismos y voluntarios, la atención dada no ha sido suficiente y los servicios prestados posteriormente tampoco han tomado en cuenta las necesidades reales para la recuperación de esta población, exceptuando quizá a los ofrecidos por la Iglesia católica que dio prioridad al desarrollo y fortalecimiento de sus sistemas culturales, económicos y sociales a largo plazo.

Continuidad en los esfuerzos nacionales y locales Desde 1990 se han emitido declaraciones, en forma no oficial, de que los planes del ACNUR son retirarse de México, posiblemente para 199248. A diferencia de otros programas de salud para refugiados que dependen de financiamiento internacional (Godfrey y Mursal 1990), es posible que el retiro de ACNUR tenga poco impacto en las principales organizaciones que atienden a los refugiados guatemaltecos. La Iglesia, el INNSZ-CESC, el IMSS y el hospital de Comitán, que cuentan con sus propios recursos, nacionales e internacionales, seguirán trabajando en el futuro inmediato con población indígena, mexicana o guatemalteca. Similarmente, los

48 Declaraciones de Esteban Garaiz, Coordinador general de la Comisión Mexicana de ayuda a Refugiados, 11 de octubre de 1990, campamento Quetzal Edzna, Campeche.

Page 64: refugiados guatemaltecos en méxico

64

promotores de salud guatemaltecos han establecido sus propios sistemas de apoyo con organizaciones locales y otras, como PRODUSSEP. En contraste, la COMAR, que siempre ha dependido financieramente del ACNUR para el desarrollo de sus programas, incluyendo el de atención a la salud, empezó a retirarse de la prestacón de estos servicios en 1990, aunque siguió incluyendo al coordinador médico en su equipo hasta 1991 (Hakewill 1990:13). En Chiapas, para 1990, el hospital de Comitán proporcionaba servicios de salud en 52 (43%) campamentos, cubriendo a 13000 (53%) guatemaltecos; el IMSS cubrió a 60 (50%) campamentos y 8300 (34%) habitantes y el INNSZ trabajó con nueve (7%) campamentos con 3000 (13%) habitantes (Ibíd.:27). La atención en Campeche y Quintana Roo siguió a cargo de la Secretaría de Salud, el IMSS y los servicios de salud del estado. En los campamentos, los servicios de salud incluyen atención materno-infantil, rehabilitación nutricional, vacunación, planificación familiar y cuidado del embarazo y parto. El saneamiento ambiental se enfocó a la educación para la salud, aprovisionamiento de agua potable, construcción de letrinas, disposición de basuras, control de los animales y mejoría de las viviendas. La higiene escolar, la salud de los adultos y la oral fueron otros aspectos comunmente incluidos. Casi todas estas actividades fueron supervisadas por médicos, aunque otros profesionales sociales y de la salud tomaron a menudo parte en el equipo. Sin embargo, los principales proveedores del cuidado a la salud fueron los promotores de salud guatemaltecos. La confianza en éstos hizo que, desde principios de 1987, prácticamente todos los organismos encargados de la salud incluyeran un programa de capacitación para ellos. El contenido y la duración de los cursos varió de acuerdo a las necesidades y recursos de las diversas organizaciones, y las políticas para la remuneración no fueron iguales. Algunas instituciones, como el Instituto Nacional de la Nutrición y la COMAR, dieron pago en efectivo o en especie a los principales promotores o instructores, mientras que otras, como el IMSS, esperaban que los promotores trabajaran voluntariamente. Los promotores funcionaron en algunos casos prácticamente como médicos y en otros como educadores o intérpretes. Sus diversas capacidades reflejan su participación en varios programas de entrenamiento en Guatemala y México, así como muchos años de experiencia práctica en sus propias comunidades. Los refugiados consideran a la atención de su salud como uno de los problemas aún no resueltos. Recientemente, sus representantes elaboraron un documento en donde analizan los aspectos más importantes en este rubro. En el documento denuncian la atención inadecuada debida a la falta de recursos en los hospitales de segundo nivel, y solicitan:

Page 65: refugiados guatemaltecos en méxico

65

1. Que se mejoren las condiciones de las viviendas. 2. Que se proporcione una atención adecuada a sus pacientes en un

primero, segundo y tercer nivel. 3. Que se les proporcionen unidades de transporte para el traslado de

pacientes al segundo nivel. 4. Que las casas de salud sean surtidas de medicamentos y materiales. 5. Que dentro de los diferentes asentamientos haya médicos capaces de dar

una buena atención. 6. Capacitación constante, de acuerdo al nivel de cada promotor. 7. Dotación de material odontológico completo para cada asentamiento. 8. Expedición de constancias oficiales que permitan la movilización de los

promotores. 9. Compensación económica para todos los promotores de salud49.

Condiciones de salud actuales En 1990, existían un total de 40150 guatemaltecos oficialmente reconocidos como refugiados; 23000 en Chiapas, 10450 en Campeche y 6700 en Quintana Roo. Esta población sigue siendo muy joven; más de la mitad son menores de 15 años, y menos del 2% sobrepasa los 60. Las mujeres y los niños constituyen casi 75% del total (CIREFCA 1989:12). Aunque las condiciones de vida han mejorado marcadamente desde la primera mitad de los ochenta, las enfermedades infecciosas y prevenibles siguen siendo los problemas más frecuentes de salud (cuadro 5). La demanda de tratamiento de algunas de estas enfermedades, como las infecciones respiratorias, se ha incrementado. Otros padecimientos se ven menos a menudo, tales como las enfermedades de la piel, las conjuntivitis y las anemias. Las enfermedades que en los primeros años alcanzaron proporciones epidémicas son ya menos comunes, principalmente el paludismo y la tuberculosis. No obstante, el sarampión y las complicaciones del embarazo y parto siguen siendo problemas relevantes (Hakewill 1990)50 La reducción de la morbilidad se refleja también en que menos guatemaltecos son hospitalizados; en 1989, el número de sus ingresos hospitalarios fue de sólo la

49 Figueroa Carmelo, et al., Comisiones Permanentes de Refugiados Guatemaltecos en México, Programa de Salud de los 3 Estados, ponencia presentada en el Foro de Reflexión: Los Refugiados guatemaltecos y los Derechos Humanos, 26 y 27 de abril de 1990. 50 Trevilla et al., en Freyermuth y Hernández 1992; Aquino et al., Ibíd.

Page 66: refugiados guatemaltecos en méxico

66

tercera parte de los ocurridos durante la etapa de emergencia (veáse figura 4). Además, los principales motivos de hospitalización han sido por problemas ginecoobstétricos y quirúrgicos, a diferencia de los primeros años de la década pasada, cuando el paludismo y la desnutrición fueron causas importantes de muerte en el hospital (véase figura 5)51. Este patrón de morbilidad refleja la pobreza de la gente. El inadecuado suministro de agua, el insuficiente saneamiento, la mala alimentación, viviendas inadecuadas, limitado acceso a un segundo nivel de atención médica, así como las altas tasas de analfabetismo y desempleo o empleo sólo temporal constituyen parte de la realidad de estos asentamientos, localizados en áreas previamente subdesarrolladas o habitadas por un grupo ya de por sí marginado. Estudios realizados en 1989 (COMAR et al. 1990) y 1990 (Hakewill 1990), encontraron desnutricion moderada y severa -de acuerdo al peso para la edad-, en una mitad y un tercio, respectivamente, de los niños guatemaltecos; datos que revelan un perfil nutricional similar al de los mexicanos que habitan las reas m s pobres de Chiapas (Altos) (INNSZ 1988; Berry 1989), aunque las estadísticas oficiales del ACNUR sobre niños con peso bajo en relación a la talla arrojen proporciones mejores o equivalentes a las encontradas en las poblaciones de referencia estándar para Estados Unidos (véase cuadro 6). La mortalidad ha declinado significativamente desde 1982 y 1983, cuando los refugiados arribaron por primera vez a Chiapas, y desde 1984 y 1985, cuando muchos de ellos fueron reubicados en Campeche y Quintana Roo. Las estimaciones actuales de tasas brutas de 5 y 9 por 1000 para Campeche/Quintana Roo y Chiapas, respectivamente, revelan que se han alcanzado los niveles que tenían antes de abandonar Guatemala, o que han mejorado. Las principales causas de muerte, por ejemplo en el campamento Cieneguitas, estuvieron relacionadas con el embarazo, el parto y la infancia. Las tasas de mortalidad en descenso, junto con una tasa de natalidad estimada en 43-45/1000, determinaron un crecimiento anual de esta población de 3.1% en 1989 (véase cuadro 7) (Hakewill 1990)52.

51 Aquino et al., Ibíd. 52 Ibíd.

Page 67: refugiados guatemaltecos en méxico

67

278

95

32

84

192

6344

82

0

50

100

150

200

250

300

Pediatría Ginecobstetricia Medicina interna Cirugía

1983 1989

Figura 4 Hospitalización, mexicanos y refugiados 1983-1989,

Hospital de Comitán, Chiapas

Tomado de Aquino et al. (1990), en: Freyermuth y Hernández 1992

Figura 5 Refugiados guatemaltecos, hospitalización 1983-1989,

Hospital de Comitán, Chiapas

Tomado de Aquino et al. (1990), en: Freyermuth y Hernández 1992

Mexicanos95%

Refugiados5%

Refugiados17%

Mexicanos83%

1989 1983

Page 68: refugiados guatemaltecos en méxico

68

Cuadro 6 Padecimientos no transmisibles, en los campamentos de refugiados guatemaltecos

atendidos por IMSS-Solidaridad, Chiapas 1986-1989

Padecimientos 1986 1987 1988 1989

Desnutrición 135.28 25.36 45.05 60.82

Heridas 9.32 13.23 13.84 13.25

Parasitosis 40.25 25.23 0.00 21.21

Anemias 71.91 23.93 20.58 12.65

Gastritis 12.33 18.71 2.17 0.00

Infección de vías urinarias 0.00 0.78 2.09 2.75

Trastornos menstruales 0.00 1.10 0.00 1.04

Dermatitis por contacto 22.62 64.23 3.74 0.89

Contusiones 13.78 0.00 0.07 0.00

Hipertesión arterial-sistemica 0.00 0.00 0.59 0.74

Otras 0.00 0.00 0.44 0.07

TOTAL 305.00 172.61 88.60 113.45 Elaborado a partir de datos de IMSS-Solidaridad, en TRevilla et al. (1990), en: Freyermuth y Hernández 1992 Tasa 1000 habitantes Población adscrita: 1985: 14671; 1986: 16617; 1987: 15335; 1988: 13362; 1989: 13433

Page 69: refugiados guatemaltecos en méxico

69

Cuadro 7 Indicadores de Salud, entre los refugiados guatemaltecos localizados

en el estado de Chiapas, años de 1983 y 1989

1983 1989

1 Mortalidad intrahospital 139/1000 75/1000

2 Porcentaje de hospitalización 17% 5%

3 Tasa de defunción en Cieneguitas* 17/1000 9/1000

4 Tasa de defunción en Gloria* 8/1000 7/1000

5 Desnutrición grave 11%** 1.3% *

2.5% **

Elaborado a partir de: 1 y 2 Aquino et al. 1990 en Freyermuth y Hernández 1992 3 y 4 Aquino et al. Ibíd. IMSS 1984 5 COMAR, ACNUR, INI, SS, IMSS COPLAMAR 1990 * UNHCR, Review of health and nutrition programmes for guatemalan refugees in three states 28 march – 13 april 1990: 6, Technical Support Service, TSS Mission Report 90/14, Ginebra. **COMAR, ACNUR, INI, SS, IMSS COPLAMAR 1990 Número de habitantes en Gloria y Cieneguitas para 1989 por parte de la Casa de la Mujer del Centro de Capacitación en Ecología y Salud

Page 70: refugiados guatemaltecos en méxico

70

Retornar a Guatemala o una vida de pobreza en México: ¿una quinta emergencia?

¿Retornar a Guatemala? A pesar de los recientes cambios de gobierno en Guatemala, existe poca evidencia de que los refugiados guatemaltecos puedan regresar a sus hogares a vivir sin peligro y a restablecer sus vidas productivas. Muchos cambios de gobierno parecidos, efectuados en los pasados 30 años, no han logrado detener las incursiones de los "escuadrones de la muerte", las continuas desapariciones, las masacres en pueblos aislados o áreas rurales, ni la utilización del ejército en el patrullaje y la vigilancia de las aldeas rurales. La política de "pacificación" que empezó en 1981, dirigida a las áreas rurales, particularmente a aquellas donde los movimientos populares establecieron con éxito proyectos de organización de masas, cooperativas y colonización (Stepputar 1989), propició que la tierra de los refugiados fuera ocupada por otros campesinos. Además, los hombres pueden ser requeridos para participar en las "Patrullas de Defensa Civil", muchas de las cuales han sido movilizadas por el ejército para atacar a las "comunidades de población en resistencia". No es de sorprender, por tanto, que los refugiados hayan establecido condiciones para su retorno. Demandan que sus tierras les sean devueltas; quieren garantías de libertad para organizarse y de seguridad después del retorno; desean la presencia de autoridades exclusivamente civiles en sus aldeas y ser acompañados por organizaciones internacionales durante y después de su regreso53. El solo hecho de que estas estructuras y prácticas represivas en Guatemala hayan permanecido por un periodo de casi 40 años, sugiere que su desmantelamiento tomar algún tiempo y que esto se conseguir sólo con considerable determinación y perseverancia. Durante 1991, se han establecido negociaciones entre las Comisiones Permanentes de los Refugiados Guatemaltecos en México (CCPP) y representantes del gobierno y el ejército guatemalteco, con el apoyo de miembros de una Comisión Mediadora

53 Aguilar, T., F. Rafael, R. J. Curtz, A. Bauer, “Los derechos humanos en Guatemala”, en Freyermuth y Hernández 1992:362-377.

Page 71: refugiados guatemaltecos en méxico

71

propuesta por los propios refugiados. En la reunión que se realizó en marzo de 1991 se acordó formar una Comisión Multisectorial que se encargaría de dar solución a uno de los principales problemas de los refugiados: la tierra (Henríquez 1991). Durante 1991, se han sucedido varias reuniones con el fin de llegar a un acuerdo de paz (Salanueva 1991). El gobierno guatemalteco no solamente se ha reunido con la CCPP para hablar del retorno de los refugiados sino tambien lo ha hecho con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG (Sin autor 1991). Hasta junio de 1991, no se había llegado a ningún acuerdo y, de hecho, "el gobierno rechazó la discusión de las seis condiciones de los refugiados para el retorno a su patria, argumentando que son eminentemente políticas y que tienen mucha similitud con los planteamientos de la insurgencia guatemalteca", acusando de subversivos a los propios representantes de las Comisiones Permanentes (Centro de información 1991:55). Así, aunque más de 90% de los refugiados han expresado su deseo de regresar a Guatemala (Mamá Taquín 1991; Stepputar 1989), en tanto esto ocurre, su única opción será permanecer en México ya que la mayoría son jornaleros que carecen de una profesión o de los recursos necesarios para establecerse en Norteamérica o Europa.

En México, campesinos de tercera clase El gobierno mexicano ha anunciado que ofrecer la ciudadanía a los refugiados cuando el ACNUR se retire54. Aunque esto podría representar una mejoría considerable en sus derechos legales actuales, tan precarios, ellos mismos reconocen que esto significará convertirse en "campesinos mexicanos de tercera clase" (Stepputar 1989) y que seguirán siendo los más pobres de los pobres. En México, las perspectivas más promisorias están en Campeche y Quintana Roo, donde hay tierra por colonizar y abrir a la explotación y acceso a empleo asalariado. Sin embargo, gran parte de la tierra es pobre para el cultivo y su participación en el mercado de trabajo local puede exigirles movilizarse y construir nuevamente sus viviendas. Es posible que sigan necesitando realizar trabajo agrícola suplementario, como lo han tenido que hacer en los asentamientos de refugiados, mediante empleo remunerado. Así, la mayoría podría seguir extremadamente desprotegida, trabajando aisladamente para su propia subsistencia. No está claro

54 Declaraciones de Esteban Garaiz, 1990.

Page 72: refugiados guatemaltecos en méxico

72

qué podría llegar a suceder con aquellos incapaces de enrolarse en una serie de actividades generadoras de ingreso, como los ancianos y los lisiados o enfermos. La única ventaja de vivir en Campeche o Quintana Roo, más que en Chiapas, podría ser la oportunidad de poseer algo de tierra, así como obtener algún empleo remunerado. El siempre creciente conflicto sobre la tierra en Chiapas probablemente empeore en el clima actual de estancamiento económico y recesión. No hay razones para esperar que el pobre que ahora no posee tierra ser capaz de obtenerla en el futuro y se podría anticipar que los campesinos que trabajan ahora la tierra de otros serán obligados a dejarla55. De la misma manera, el empleo en las fincas del Soconusco probablemente seguir siendo muy competido y pobremente pagado. Su vulnerabilidad es, por tanto, probablemente mayor en Chiapas que en Campeche o Quintana Roo.

55 Esto cobra mayor relevancia a partir de las modificaciones al artículo 27 constitucional.

Page 73: refugiados guatemaltecos en méxico

73

Explicando las respuestas A partir del derrocamiento del régimen de Allende en Chile, los gobiernos mexicanos han adoptado roles y políticas en apoyo a la lucha contra la intervención extranjera en los procesos políticos, particularmente Latinoamericanos, pero especialmente en los de América Central y el Caribe. Dentro del país, existe una ley constitucional que prohibe a los extranjeros la participación en actividades políticas o expresar opiniones relacionadas con las prácticas y políticas oficiales. Es dentro de este contexto de una larga historia de interferencia extranjera en los asuntos mexicanos, y de la violencia y explotación asociadas a ella, que podemos entender la exclusión de muchas agencias de ayuda extranjeras, y las restricciones impuestas a otras, limitándolas al apoyo financiero o material, y a adoptar roles generalmente pasivos en los esfuerzos de ayuda a los guatemaltecos. También contribuye a explicar por qué la izquierda mexicana y las organizaciones populares o de derechos humanos fueron incapaces de oponerse con éxito a las políticas oficiales. De hecho, podría parecer que los esfuerzos de estos grupos, al abogar por los guatemaltecos, fueron con frecuencia anulados o aun contraproducentes. Por ejemplo, sus reclamos por ayuda de emergencia en respuesta al arribo de los guatemaltecos en 1981-1983 fueron rápidamente sofocados cuando las necesidades de los migrantes fueron comparadas y asociadas con las de los campesinos mexicanos, un tema de discusión que ha persistido por cientos de años y que quienes están en el poder han evitado con éxito hasta la fecha. Además, sus alegatos por el status legal para los refugiados parecen haber fracasado ya que la nueva legislación legitimó las prácticas y prerrogativas existentes del gobierno mexicano.

Movimientos populares como estrategia de oposición A pesar de los motivos de quienes lucharon por la autodeterminación mexicana, lograda hace más de un siglo, se considera que las desigualdades sociales se han ampliado (Villegas et al. 1985). No obstante algunas administraciones excepcionales, como la de Cárdenas (1933-1938), las promesas de una mayor igualdad social y

Page 74: refugiados guatemaltecos en méxico

74

económica no se han materializado (Gamio 1987). La riqueza continúa concentrada en una pequeña proporción de la población y en sólo unas pocas reas del país. Aquellos cruelmente marginados continúan siendo los indios y los campesinos quienes aún carecen de los recursos o del capital cultural para enfrentarse a los sistemas y prácticas existentes (Villegas et al. 1985). Los esfuerzos del gobierno y de las organizaciones del partido oficial para corregir sus problemas y sus a menudo desesperadas necesidades se han limitado a programas relativamente baratos de empleo rural, cuidado de la salud, de creación de cierta infraestructura urbana, de legalización de asentamientos irregulares y a la formación de asociaciones de colonos urbanos y de la cooptación de sus líderes naturales (Ibíd.). Consecuentemente, la amplia brecha entre los ricos y los pobres estimuló movimientos sociales encaminados a remediar estas injusticias. Igual que el partido oficial, que ha desarrollado habilidad y experiencia durante un largo y continuo periodo de liderazgo, estos contra-movimientos han llegado a estar altamente organizados y entrenados en la denuncia y en las acciones en las comunidades indias. La estrategia por ellos desarrollada ha sido más ampliamente conocida a través de los lemas de "teología de la liberación" y "concientización". A diferencia de muchas estrategias "evolucionistas" o "participativas", defendidas por la comunidad de ayuda internacional, esta propuesta fue desarrollada y refinada en América Latina. Dentro de la Iglesia católica, y en menor grado en las Iglesias protestantes, que han jugado un papel importante en la cultura y organización de las sociedades latinoamericanas, se ha dado un movimiento significativo desde los años setenta que busca adoptar dicha postura; a ellos se han incorporado muchos grupos de izquierda, también en gran parte formados por miembros de la clase media. Es dentro del contexto de la lucha por reformas sociales y económicas a nivel local y nacional de movimientos populares de larga evolución, que podemos entender el involucramiento de la diócesis local y del hospital de Comitán en los esfuerzos de ayuda a los guatemaltecos. Bajo la dirección de dos abiertos y carismáticos hombres, ambas organizaciones trabajaban ya con los indios mayas en Chiapas, mediante la participación comunitaria. Gracias a su estrecha relación con la gente, estaban al tanto de sus problemas y necesidades y se pusieron a trabajar en su resolución de manera indefinida. No sorprende que estas instituciones privilegiaran ayudar a los guatemaltecos a organizar sus vidas por sí mismos, lo que podría contribuír a liberarlos de su pobreza. Tal política y las actividades asociadas con su puesta en marcha, junto a su denuncia de las políticas oficiales para reubicar a los refugiados en Campeche y Quintana Roo contra su voluntad, los llevó a su marginación en el proceso de la toma de decisiones oficiales después de 1984. En contraste con estas dos instituciones que tenían una larga tradición de trabajo comprometido con los indios, la creación de nuevas organizaciones no

Page 75: refugiados guatemaltecos en méxico

75

gubernamentales que existieron por sólo unos cuantos años, básicamente dependientes de fondos externos y que dejaron poca evidencia de su contribución al esfuerzo de ayuda después de su partida, genera una importante pregunta. ¿Es beneficioso para los refugiados la creación de nuevas organizaciones no gubernamentales, o estas nuevas agencias monopolizan los recursos internacionales durante el corto tiempo en que se dispone de ellos y dejan de existir o cambian sus objetivos cuando estos recursos son dirigidos hacia una nueva problemática?

Abogando por ellos mismos Explicar cómo la represión en Guatemala, el movimiento forzado hacia México y su experiencia como refugiados afecto a los guatemaltecos escapa claramente a los alcances de este análisis. Sin embargo, la experiencia de los campesinos guatemaltecos como refugiados ha iniciado obviamente una nueva dinámica. Desprovistos, una gran mayoría, del dominio del idioma español y de recursos económicos, esta gente se ha visto atrapada en un círculo vicioso de dependencia y explotación, especialmente por parte de los ladinos o mestizos que actúan como intermediarios entre los indios y quienes poseen los medios de producción. Son estas relaciones de dependencia y explotación, que han estado presentes durante siglos, las que constituyen la estructura básica de la sociedad en esta región centroamericana. Con base en sus experiencias en Guatemala, los campesinos refugiados montaron su propio sistema de representación y toma de decisiones después de su llegada a México en 1981, 1982 y 1983, y se beneficiaron dialogando con mexicanos y extranjeros como una voz unificada. Esto continuó a través de los años ochenta, cuando se establecieron asentamientos más permanentes. En contraste con las prácticas culturales previas, que los inclinaban a aceptar los hechos como la voluntad o el castigo divinos, empezaron a planear para el futuro y a tomar responsabilidades por ellos mismos. La formación de grupos de promotores de salud desde 1987 (independientemente de las agencias de ayuda), afirmaron su creciente certeza en su poder y en sus capacidades para manifestarse como una sola voz y tomar el control de su propia atención y organización. Incluso, han empezado a reservar su voz con base en las circunstancias de la ayuda que se les ha proporcionado. Además, estos promotores han sido capaces de establecer vínculos con otras organizaciones (tales como PRODUSSEP), creando así su propia red de apoyo.

Page 76: refugiados guatemaltecos en méxico

76

Generalmente, han decidido que sus niños aprendan español con el fin de proteger y ampliar sus intereses56. Esta decisión se refleja también en el hecho de que, según algunos estudios, 65% de las mujeres guatemaltecas que hablan español lo aprendieron en México (Mama Maquin 1991). Las ONGs que han trabajado con esta población en Guatemala y Chiapas les han ayudado también a preservar y reforzar su propia organización cultural y social. Sin embargo, esta significativa transformación hace surgir la interrogante de si los campesinos guatemaltecos son ahora una amenaza para el gobierno de su país más que antes de su salida hace diez años.

Respuestas oficiales: esferas crecientes de influencia A diferencia de los organismos no gubernamentales, religiosos y de los propios refugiados que han promovido una serie de medidas para el fortalecimiento de su cultura y para asegurar su sobrevivencia, las instituciones oficiales del Estado mexicano respondieron a las alarmantes condiciones de salud y nutrición de los refugiados mediante la extensión de programas ya establecidos. Específicamente, pusieron a su disposición la atención médica básica en las áreas rurales así como servicios hospitalarios básicos en algunas poblaciones. A diferencia de otros países de Africa y Asia a donde han llegado refugiados, México posee un sistema complejo y altamente desarrollado de servicios de salud. Tuvo, por tanto, capacidad para responder, con ciertos límites, a los problemas y necesidades de salud de los guatemaltecos en forma inmediata e independientemente de la ayuda internacional. Sin embargo, la presencia de tres diferentes sistemas de atención a la salud (IMSS, SSA y la Iglesia), cada uno con sus propios recursos, significa que había competencia por los mercados de salud dentro del propio país, aunque éstos tienen ostensiblemente sus propias clientelas y lineamientos para proporcionar atención. La llegada de los refugiados creó oportunidades para que los diferentes sistemas de salud extendieran su esfera de acción y la cobertura geográfica de su trabajo. Esto se sustenta en cuando menos dos observaciones. Primeramente, dos de los tres sistemas de salud han estado involucrados en la atención a los guatemaltecos desde su llegada (la SSA y el IMSS). Además, la COMAR -inicialmente relacionada con

56 Declaraciones realizadas por los refugiados, durante el Foro de Reflexión: Los refugiados guatemaltecos y los derechos humanos el 26 de abril 1990, durante la discusión de la mesa El Derecho a la Cultura.

Page 77: refugiados guatemaltecos en méxico

77

aspectos políticos y legales a nivel nacional e internacional-, llegó también a ser un proveedor de servicios de salud. Esta pudo hacerlo sólo con fondos internacionales ya que carecía de recursos propios para el cuidado de la salud y no tenía acceso a los del sector, del cual no formaba parte. Los fondos fueron proporcionados por el ACNUR, y el involucramiento de la COMAR en estas actividades fue justificado por su status oficial de coordinador de los asuntos de los refugiados. Esto significa que tres diferentes organizaciones del gobierno proporcionaban servicios de salud para los refugiados. En segundo lugar, las relaciones establecidas entre estos organismos, así como con los que trabajaban en salud, reforzaron la imagen y la base de poder de algunos, mientras excluían a otros del proceso de toma de decisiones, limitándolos a la esfera de la acción y a las áreas de su trabajo. A pesar de ello, estas interacciones eran fluidas y marcadas por la competencia por la legitimación y liderazgo en el mercado de salud de los refugiados. La evolución de sus relaciones puede ser dividida en cuatro etapas que revelan dos características prevalecientes de la política oficial respecto a los roles de las diversas agencias oficiales: una continua preocupación por los costos por parte de los responsables de los refugiados, y el pragmatismo en la elección del organismo dominante o coordinador. Durante los primeros tres años, el hospital de Comitán fue el organismo lider en salud. Asumió rápidamente este rol ya que fue uno de los pocos servicios de salud en el área que tuvo la capacidad de responder, debido a que tenía estrecha relación con los campesinos y con las organizaciones no gubernamentales similarmente comprometidas en Chiapas. Fue, por tanto, la elección más práctica en ese momento, ya que en el contexto de las condiciones de salud extremadamente malas, crear otra estructura no era una opción realista. Además, los servicios de este hospital eran considerablemente más baratos que aquellos del IMSS, la única alternativa existente dentro del sector salud oficial. Sin embargo, después de haber desaprobado abiertamente la política de reubicar a los refugiados a Campeche y Quintana Roo, el hospital de Comitán -junto con la diócesis local y el Instituto Nacional de la Nutrición-, se vieron cada vez más excluidos de la toma de decisiones a partir de 1984. Por su parte, la COMAR empezó a coordinarse estrechamente con el IMSS para montar los servicios de salud durante el traslado a Campeche y Quintana Roo y la subsecuente creación de nuevos asentamientos. Aprovechar los equipos de salud del IMSS durante el traslado y la colonización resultó otra vez más barato que si la COMAR hubiera tenido que crear su propia estructura. Durante ambos períodos, echar mano de los equipos y estructuras existentes y no crear otras fue una respuesta más práctica. Después de la reubicación, la COMAR estableció sus propios servicios de salud en las tres regiones con apoyo del ACNUR. Sin embargo, mantuvo estrecha relación con el IMSS que continuó proporcionando una parte sustancial de los servicios

Page 78: refugiados guatemaltecos en méxico

78

médicos en los campamentos y, en menor grado, con la SSA que siguió proporcionando cuidado hospitalario básico en las tres regiones. Mediante la creación de su propia estructura de salud, la COMAR consolidó su papel de organismo líder en el cuidado de la salud de los refugiados. Aunque no era la opción más barata, su financiamiento internacional le evitaba convertirse en un gasto adicional para el Gobierno Mexicano. De manera similar, las condiciones de salud más estables y la necesidad de construir servicios en áreas no cubiertas por el IMSS o la SSA significó que la entrada de la COMAR al sector salud no fue tan impráctica como lo hubiera sido previamente. Los planes tentativos del ACNUR de retirarse en 1992 fueron anunciados en 1990. Una vez más ha habido un cambio en las relaciones ya que la COMAR no será capaz de continuar proporcionando servicios de salud; incluso su participación en este rubro permanece poco clara. En el estado de Chiapas ha disuelto sus equipos y cerrado sus servicios, pero ha conservado a un coordinador médico. La presencia de este coordinador deja abierto un papel de continuidad en los procesos de control y toma de decisiones. Sin tomar en cuenta el dinero gastado por la COMAR, está claro que los servicios de salud no se colapsarán cuando el ACNUR se retire debido a que no dependen de éste para su sostenimiento. En lugar de ello, el IMSS, la SSA, el Instituto Nacional de la Nutrición y la diócesis local tienen sus propios recursos y compromisos; en gran medida, los servicios de salud de los refugiados son ya parte del sistema mexicano y no hay indicios de que esto vaya a modificarse. La lección a aprender es que la presencia de servicios de salud bien establecidos garantiza alguna continuidad en el cuidado de los refugiados cuando los recursos internacionales se suspenden. ¿Puede entonces requerirse una diferente estrategia en los países que carecen de estructuras de salud autosuficientes?

Relaciones de buenos vecinos Limitar el papel y la acción de los organismos de ayuda extranjeros no gubernamentales produjo algunos efectos indeseables. El más obvio concierne al movimiento forzado a Campeche y Quintana Roo bajo condiciones deplorables. ¿Qué sucedió a los mecanismos internacionales de vigilancia y apoyo para un trato humano a los refugiados? Aunque las leyes mexicanas, que limitaron la participación extranjera y no dieron a los refugiados derechos y status legal pueden explicar parcialmente esta falta de influencia, la contribución del ACNUR con 90-95% del presupuesto de la COMAR durante los mismos años despierta serias dudas acerca

Page 79: refugiados guatemaltecos en méxico

79

de la falta de voluntad de la comunidad internacional para realizar dicho papel. ¿Pudieron las políticas adoptadas en relación con los guatemaltecos afectar los intereses de grupos o gobiernos poderosos fuera de México? Claramente, la localización de México en el "patio trasero de América" significa que su política de refugiados tiene implicaciones directas para las políticas de refugio e inmigración norteamericanas. Es bien sabido que las políticas del gobierno estadunidense para los refugiados no han sido favorables para quienes vienen de Centroamérica. Por primera vez en 1965, los refugiados han sido identificados como una categoría separada en la política de inmigración de Estados Unidos. Se ha dado preferencia a aquellos provenientes de los países comunistas anteriormente alineados con la Unión Soviética, por ejemplo de Cuba y Europa Oriental (Keely 1983:339-359)57. El Acta de Refugiados de 1980, que suprimió la nacionalidad de un país "comunista" o del Medio Oriente como requerimiento para el asilo, y en su lugar estableció el miedo a la persecución como el criterio guía, en la práctica hizo poco para corregir este desbalance, y los admitidos como refugiados en Estados Unidos siguen siendo aquellos cuyo asilo apoya la su política exterior norteamericana (Loescher y Scanlan 1986)58. Por ejemplo, en 1984, sólo tres de 761 (0.5%) de los guatemaltecos que solicitaron asilo fueron aceptados y similarmente, sólo 328 de 13 373 (2.5%) salvadoreños lo consiguieron. La escasa aceptación de guatemaltecos y salvadoreños contrasta con búlgaros, rusos y húngaros, de los cuales 52, 51 y 28%, respectivamente, fueron aceptados durante el mismo año (Ibíd.). Además, las solicitudes de nicaragüenses fueron en realidad estimuladas y activadas en 1987 cuando "Nicaragua era el único régimen comunista en el poder en América Central". Durante el año fiscal que terminó en agosto de 1987, 82% de las demandas de nicaragüenses fueron aprobadas en comparación con sólo 27% del año precedente, y con la aceptación de sólo 2% y 3% de las solicitudes hechas por guatemaltecos y salvadoreños, respectivamente, durante el mismo periodo (Zucker y Zucker 1989). Los sesgos en las prioridades de política externa en la atención a los refugiados han sido influidos por problemas económicos internos desde fines de los años setenta. En un clima de estancamiento económico y recesión, la población ha mostrado relativamente poca oposición a las políticas que niegan el status de refugiado a guatemaltecos y otros centroamericanos, o a las prácticas de detención y deportación de quienes se internan en el país, llegando inclusive, en ocasiones, a apoyar tales políticas. En Florida, por ejemplo, un comisario de condado estimó que sólo en 1984 se gastaron casi 4 millones de dólares en servicios sociales para los nicaragüenses recién llegados (Ibíd.), y la indiscriminada autorización a los 57 Smith, James F., “El asilo político en Estados Unidos y los refugiados guatemaltecos”, en: Freyermuth y Hernández 1992. 58 Ibíd..; Sandoval Palacios, Juan Manuel, “Los refugiados centroamericanos en la frontera México-Estados Unidos”: ¿Problema de Seguridad Nacional o de Derechos Humanos?” Ibíd.

Page 80: refugiados guatemaltecos en méxico

80

nicaragüenses para trabajar saturó más los sobreabastecidos mercados de trabajo. La preocupación interna por los costos crecientes que significa aceptar y reubicar a los refugiados, y su competencia por los escasos empleos, reforzó y exacerbó la inmigración restrictiva y las políticas de refugiados. Desde mayo de 1989, por ejemplo, los nicaragüenses han sido también disuadidos, detenidos y deportados junto con los solicitantes de asilo guatemaltecos y salvadoreños (Ibíd.). Es claro que si México hubiera concedido el status de refugiado a los guatemaltecos, de acuerdo a la legislación internacional, su presencia habría ejercido presión sobre las leyes de inmigración existentes en Estados Unidos. Así, podría parecer que, cuando menos en este caso, las políticas nacionales para refugiados fueron complementarias de las políticas interna y externa de uno de los gobiernos más poderosos en la comunidad internacional.

Page 81: refugiados guatemaltecos en méxico

81

Conclusiones Es posible identificar algunas tendencias en las políticas mexicanas adoptadas para los guatemaltecos. Estas son similares a las políticas de salud en general y a las políticas para refugiados en otras partes, en particular. Las declaraciones y los planes oficiales para proporcionar atención a la salud fueron prescriptivos, señalando qué intervenciones técnicas deberían ser idealmente proporcionadas dentro de un modelo médico. Las medidas para ayudar a restablecer la vida de los guatemaltecos que los condujera a la salud y bienestar fueron apoyadas por sólo unas pocas organizaciones, destacando la diócesis local de la Iglesia católica. El enfoque prescriptivo y técnico de los planes oficiales estuvo determinado por la estrategia fragmentada que se utilizó. El uso de una estrategia multidisciplinaria dentro de los sectores de bienestar social, sin una filosofía subyacente que articulara las diversas contribuciones, sugiere que se utilizaron intervenciones técnicas diferentes en un esfuerzo por resolver, en el más corto plazo, los complejos y graves problemas. ¿Qué tan benéfico resultó el echar mano de una variedad de actividades de bienestar social sin un esfuerzo concurrente por mejorar la situación social y legal o las oportunidades económicas de los guatemaltecos? Las políticas internacionales, desde la Segunda Guerra Mundial, han caracterizado a los refugiados como visitantes temporales (Godfrey 1990), en parte para clasificarlos separadamente de otros migrantes o ciudadanos nacionales y en parte para proporcionarles atención diferencial. Por definición, una estancia temporal es una estancia corta, negando la necesidad de algunas consideraciones o acciones a largo plazo. Los esfuerzos se realizan, por tanto, para llenar sólo las necesidades más urgentes e inmediatas. Esta fué la forma en que se ayudó a los guatemaltecos en México. Frecuentemente, como en este caso, tales políticas fracasan en la corrección de los problemas de salud y deficiente estado nutricional y, de hecho, contribuyen a ellos. En los ochenta, la tendencia de las agencias de ayuda internacional ha sido criticar la ausencia de coordinaci¢n entre las diversas organizaciones que proporcionan auxilio (Godfrey y Mursal 1990). La preocupación por mejorar el estado de salud con una mejor coordinación sugiere un conflicto subyacente entre las organizaciones de ayuda, no sólo en relación a la forma de percibir el problema y su solución, sino fundamentalmente en la lucha por el poder y la legitimación. ¿Por qué estas ONGs, tan bien establecidas, tan bien dotadas de fondos y que tienen vasta experiencia con refugiados son incapaces de coordinar su trabajo no obstante sus deseos explícitos en ese sentido? ¨Podemos seguir creyendo que es un problema técnico o de

Page 82: refugiados guatemaltecos en méxico

82

dirección? La disputa entre las instituciones mexicanas por los roles de liderazgo en la dotación y manejo de la atención a la salud para los refugiados guatemaltecos despierta interrogantes adicionales acerca de la capacidad de los extranjeros para captar las complejidades a nivel local. Aunque el futuro de los refugiados guatemaltecos en México sigue siendo algo incierto, no debemos subestimar el valor y la enseñanza de las lecciones aprovechables por las ONGs comprometidas en mejorar el bienestar y la vida futura de los refugiados, ni el potencial de éstos para desarrollar sus propias capacidades. La experiencia de los refugiados guatemaltecos y de las organizaciones no gubernamentales que respondieron a sus necesidades difiere de la de muchas operaciones de ayuda internacional en cuando menos dos sentidos. Siendo así, también dio a luz estrategias diferentes a las usualmente adoptadas para la organización y los objetivos de los servicios de salud para refugiados. A diferencia de Tailandia a principios, Sudán a mediados y Pakistán a fines de los ochenta, que recibieron a una plétora de organizaciones internacionales de ayuda, además de los cientos o miles de refugiados, hubo muy pocas organizaciones internacionales trabajando independientemente con los guatemaltecos en México. Aunque se donaron bienes y fondos por varias organizaciones fuera de México, pocas participaron activamente en la toma de decisiones acerca de los problemas prioritarios y de los medios para su resolución, y aún menos en la puesta en práctica de las estrategias adoptadas. En lugar de ello, su apoyo fue canalizado a través de las instituciones mexicanas, gubernamentales y privadas. En Chiapas, esta práctica fue alentada, realzada y aun reforzada por la presencia, a nivel local, de instituciones bien organizadas y con una larga historia de trabajo particularmente con los indígenas, tales como la diócesis de San Cristóbal y el hospital de Comitán y por los servicios de salud de la Secretaría de Salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social, el INNSZ y otros hospitales que apoyaron durante la etapa de emergencia. Además, la mayoría de estas instituciones estaban acostumbradas al trato con organizaciones y personal extranjero, lo que posibilitó la ayuda internacional en corto tiempo. El trabajo a través de estas organizaciones nacionales y locales parece haber garantizado la continuidad de la atención en el futuro, independientemente del apoyo internacional, ya que los servicios de salud para los refugiados han llegado a ser componentes de los servicios de salud mexicanos o de programas para los indígenas sostenidos privadamente. Así, la capacidad de las instituciones mexicanas para proporcionar y manejar la atención a la salud pone en duda el valor de las estrategias que hacen extenso uso de organismos, personal y recursos extranjeros para brindar servicios de salud a los refugiados. Ello invita a las organizaciones internacionales de ayuda a hacer mayores esfuerzos en la búsqueda de instituciones locales a las cuales podrían apoyar y con

Page 83: refugiados guatemaltecos en méxico

83

las cuales podrían trabajar para extender o establecer la atención para quienes lo necesiten. Por otra parte, muchas de las leyes nacionales que regulan los derechos de los refugiados, y los roles y actividades de los organismos y personal extranjeros fracasaron en asegurar que los derechos humanos básicos fueran respetados. Tales políticas parecen obedecer a los intereses de las élites mexicanas y del gobierno de Estados Unidos. Claramente, la falta de voluntad o la incapacidad de las principales organizaciones de ayuda internacional para abogar activamente y promover los derechos humanos básicos apunta hacia una falla inaceptable en el sistema de auxilio internacional. Esto invita a los interesados no sólo a buscar maneras de llenar tan fundamentales necesidades, sino a reconsiderar el valor y los efectos de sus estrategias actuales. Las estrategias adoptadas por la diósesis local, el hospital de Comitán, el INNSZ y PRODUSSEP ofrecen una alternativa a aquellas más comunmente elegidas en el cuidado a la salud de los refugiados. Los méritos de utilizar una estrategia de participación popular pueden ser vistos en el grado de unidad e influencia de los promotores de salud, por ejemplo, quienes controlaron el cuidado de la salud en los asentamientos independientemente de qué institución proporcionara apoyo. Aún más, los promotores de salud fueron capaces de establecer su propia red de apoyo dentro de México, independientemente del gobierno o de los organismos internacionales. En general, los guatemaltecos han llegado a ser un grupo altamente organizado a pesar de sus condiciones de precariedad y pobreza. Este éxito proporciona una estimulante invitación, especialmente a las Naciones Unidas y organismos no gubernamentales del hemisferio norte, a ir más allá de llenar las necesidades inmediatas y contribuir a la autosuficiencia social y económica de una manera coherente e integral. Ello invita también a hacer un compromiso a largo plazo, ya que los procesos involucrados se desarrollan y concretan sólo en el lapso de varios años, aun de décadas. Esperemos que la comunidad de ayuda internacional acepte esta invitación, para el beneficio de todos.

Page 84: refugiados guatemaltecos en méxico

84

Bibliografía

AGUAYO, SERGIO 1985 El Éxodo Centroamericano. Consecuencias de un conflicto. 1a edición.

México, D.F., SEP. AGUAYO SERGIO, H. CHRISTENSE, O'DOGHERTY Y S. VARESE 1987 Social and cultural conditions and prospects of Guatemalan refugee in

Mexico, United Nations Research Institute for Social Development and El Colegio de Mexico, Mexico City.

ALBA, F. 1989 “The Mexican demographic situation”. en Bean F., J. Schmandt y S.

Weintraub (eds.) Mexican and Central American population and US inmigration policy. University of Texas press, The Center for Mexican American Studies, Universidad de Texas en Austin.

ALVARADO ARELLANO, HUBERTO 1975 Apuntes para la Historia del Partido Guatemalteco del Trabajo, ediciones

del Partido Guatemalteco del Trabajo, Guatemala. AMNESTY INTERNATIONAL 1987 Guatemala. The human rights record. Staples Printers Rochester Ltd.

para Amnesty International Publications, Rochester, Kent. ARANA M, R. GÓMEZ, E. GONZÁLEZ 1985 Medidas mínimas de salud durante los procesos de reubicación de

refugiados, mecanografiado, Comitán Chiapas ARDILA ARDILA MARTHA LUCÍA 1985 Un nuevo flujo migratorio internacional: los refugiados guatemaltecos en el

estado de Chiapas, México, tesis para optar al título de doctora en Estudios Latinoamericanos, Universidad Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

BANCO NACIONAL DE MÉXICO (BANAMEX) 1989 México Social 1988-1989. Indicadores seleccionados, estudios sociales,

BANAMEX, México

Page 85: refugiados guatemaltecos en méxico

85

BECKMAN A., K. SÖDERSTRÖM 1985 Y el día siguiente seguimos caminando... la situación de los refugiados

guatemaltecos en el sur de México, de octubre de 1984 a abril 1985, (ms).

BERNINGER DIETER, GEORGE 1974 La inmigración en México 1821-1857, Traducción Roberto Gómez C.,

SEP (SEP-Setentas). México BERRY A. 1989 Nutrition Training Workshops in Three States, 15-27 May 1989, Mexico,

United Nations High Commissioner for Refugees, (TSS Mission Report) Technical Support Section, Ginebra.

BLANCO GIL, JOSÉ Y OLIVA LÓPEZ ARELLANO 1988 “De la transición epidemiológica a la epidemiología de la crisis”, en:

Política sanitaria mexicana en los ochenta, Fin de siglo editores, Centro de Estudios en Salud y Política Sanitaria, A. C., México

BUHRER J.C. Y C. LEVENSON 1980 Le Guatemalan et ses populations, Editions complexe, Bruselas CASTILLO MONTALVO, ROLANDO 1984 “La Salud en Guatemala. Cuaderno 2”, en: Ciencia y tecnología para

Guatemala (CITGUA), año 1, octubre, México. CENTRO DE INFORMACION Y ANÁLISIS DE CHIAPAS, A.C. 1991 Resumen informativo, Centro de Coordinación de Proyectos Ecuménicos,

núm. 4, junio, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas CIENCIA Y TECNOLOGIA PARA GUATEMALA (CITGUA) 1985 “Crisis en Centroamérica y refugiados guatemaltecos en México”, en

Ciencia y tecnología para Guatemala, núm. 5, junio, México. COMISIÓN MEXICANA DE AYUDA A REFUGIADOS (COMAR) 1984 Informe sobre la situación de los refugiados guatemaltecos, (ms.),

COMAR, México 1985 Diagnóstico. Campamentos de Chiapas. Reubicación, COMAR, Comitán

Page 86: refugiados guatemaltecos en méxico

86

1986a Programa de Desarrollo Social en México, Campeche y Quintana Roo, COMAR, México

1986b Diagnóstico de salud y evaluación de los servicios médicos brindados a la

población refugiada asentada en el estado de Chiapas, COMAR, Chiapas 1987 Memorias 1986 de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados

(COMAR) en el estado de Chiapas, COMAR, Comitán 1988a Los refugiados guatemaltecos en México. Memoria de la COMAR 1982-

1988, COMAR, México 1988b Proyecto de Atención Primaria de Salud, COMAR, Programa Chiapas,

Sector IV: Salud y Nutrición, Comitán COMAR-ACNUR 1986 Proyecto reunión para evaluar los servicios de salud otorgados a los

refugiados guatemaltecos, COMAR, Bacalar. COMAR, ACNUR, INNSZ, HOSPITAL REGIONAL DE COMITAN CHIAPAS, SS, IMSS-COPLAMAR 1990 Informe final de la encuesta nutricional de la población refugiada

guatemalteca en el estado de Chiapas, abril 1990, Comitán, Chiapas. COMITÉ CRISTIANO DE SOLIDARIDAD 1984 Refugiados guatemaltecos en Chiapas, Comité Cristiano de Solidaridad,

(ms). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas s.d. Sin título, (ms). San Cristóbal de Las Casas, Chiapas CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE REFUGIADOS CENTROAMERICANOS (CIREFCA) 1989 Documento de los Estados Unidos Mexicanos. Diagnóstico, estratégia y

propuestas de proyecto, Ciudad de Guatemala 29-31 mayo, CIREFCA, México

Page 87: refugiados guatemaltecos en méxico

87

COORDINADORA DE AYUDA A REFUGIADOS GUATEMALTECOS (CARGUA) 1985 “Los refugiados en México”, en: Homenaje a Don Samuel Ruíz en sus 25

años de obispo, núm. 9, enero, México. COORDINADORA NACIONAL DE ORGANISMOS NO-GUBERNAMENTALES DE AYUDA A REFUGIADOS (CONONGAR) 1991 Diagnóstico de la CONONGAR sobre la situación de los refugiados

centroamericanos en México, CONONGAR, México CRUZ, J. A. 1982 Absalón Castellanos y terratenientes. Un análisis coyuntural, (mimeo),

Universidad Autónoma de Chiapas CUEVA AGUSTIN 1980 El desarrollo del capitalismo en América Latina, Siglo XXI, México DIÓCESIS DE SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS 1984 Informe subequipo Palenque con relación traslado, Diócesis de San

Cristóbal de Las Casas, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas 1987 Enciclopedia de México, tomo VIII, SEP, México 1988 Informe Quinquenal”Ad Limina”, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas,

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas ESPONDA, HUGO 1986 El presbiterianismo en Chiapas: orígenes y desarrollo, Publicaciones el

Faro, México FLORES-HUERTA et al 1986 “Evaluación nutricional de refugiados guatemaltecos y población

mexicana del área rural de Chiapas”, en: Boletín Médico del Hospital Infantil de México, núm. 10, vol. 43, octubre, México

FREYERMUTH, GRACIELA 1991 Médicos tradicionales y médicos alópatas. Un encuentro difícil en los Altos

de Chiapas, (mimeo).

Page 88: refugiados guatemaltecos en méxico

88

FREYERMUTH, GRACIELA, TERESA SÁENZ, ARACELI TIRADO Y ALFONSO BAUER 1990 Los refugiados guatemaltecos y los derechos humanos. Cuaderno para

refugiados guatemaltecos, CIESAS-Instituto Chiapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

FREYERMUTH, GRACIELA Y HERNANDEZ, AIDA (comps). 1992 Una década de refugio en México. Los refugiados guatemaltecos y los

Derechos Humanos, CIESAS-Academia Mexicana de Derechos Humanos-Instituto Chiapaneco de Cultura, México

GAMIO, MANUEL 1987 Hacia un México Nuevo. Problemas Sociales. Instituto Nacional

Indigenista, México GODFREY, NANCY 1990 Internacional health relief for refugees: a human right, compasión or self

interest?, The Institute of Tropical Higyene-Universidad de Heidelberg, Alemania

GODFREY, NANCY Y H. M. MURSAL 1990 “International aid and national health policies for refugees: lesson from

Somalia”, en: Journal of Refugee Studies, 3(2):110-134, Oxford University Press, Oxford

GONZÁLEZ GALNARES, MANUEL et al. 1987 “Enfermedades transmisibles en refugiados guatemaltecos y población

rural mexicana en Chiapas”, en: Salid Pública de México, 29:1, enero-febrero:41-48, México

HAKEWILL, P. 1990 México. Review of health and nutrition programmes for Guatemalan

refugees in three states, 29 march-30 april 1990. Mission report, United Nations High Commissioner for Refugees, Technical Supágsort Service (Report number 11), Ginebra.

HEGGENHOUGEN, K. 1984 “Will primary health care efforts be allowed to succeed?”, en: Social

Science and Medicine, 19:3:217-224, Gran Bretaña.

Page 89: refugiados guatemaltecos en méxico

89

HENRIQUEZ, ELIO TOVAR 1991 “Según el interés de la guerrilla y el gobierno de Guatemala.

Refugiados volverían a su país”, en: Por Esto, 26 de marzo, Mérida HERNÁNDEZ, AIDA, NORMA NAVA, CARLOS FLORES Y JOSE LUIS ESCALONA 1990 La experiencia del Refugio en Chiapas. Nuevas relaciones en la Frontera

Sur Mexicana, en prensa, United Research Institute for Social Development – Academia Mexicana de Derechos Humanos – CIESAS Sureste, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

HOLBORN, L. W. 1975 Refugees. A problem of our time, The Scarecrow Press, Metuchen,

Nueva Jersey. HOSPITAL DE COMITÁN 1987 Reporte de actividades de Clínica de Tórax 1987, (ms.), Hospital de

Comitán, SSA INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL (IMSS) 1983 Diagnóstico de salud en las zonas marginadas rurales de México, IMSS,

Seguridad y Solidaridad Social, México. 1984 Programa de atención a refugiados guatemaltecos en los estados de

Chiapas y Campeche del 15 de mayo al 11 de agosto 1984, IMSS, México 1984a Informe sobre la segunda etapa del Programa Frontera Sur realizada en la

Delegación Chiapas del 26 de marzo al 6 de abril, IMSS, México. 1984b “Informe de actividades de la comisión realizada en la delegación de

Chiapas, 3 al 11 de marzo de 1984”, en: Actividades que el Instituto Mexicano del Seguro Social a través del programa IMSS-Coplamar ha desarrollado en torno al Programa de Atención de Refugiados Guatemaltecos: 5, IMSS, México.

1984c “Informe de actividades de la comisión realizada en la delegación de

Chiapas, 17 al 19 de septiembre de 1984”, en: Actividades que el Instituto Mexicano del Seguro Social a través del programa IMSS-Coplamar ha desarrollado en torno al Programa de Atención de Refugiados Guatemaltecos: 5, IMSS, México.

Page 90: refugiados guatemaltecos en méxico

90

1984d Programa de atención a refugiados guatemaltecos en los estados de Chiapas y Campeche, del 15 de mayo al 11 de agosto, (ms.).

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADISTICA, GEOGRAFIA E INFORMATICA (INEGI) 1988 Agenda estadística 1988, INEGI, Aguascalientes. 1989 Información Estadística Sector Salud y Seguridad Social, Cuaderno número

6, INEGI, Aguascalientes 1990 Chiapas. Resultados definitivos. XI censo general de población y vivienda

1990, tomo I-IV, INEGI, Aguascalientes INSTITUTO NACIONAL DE LA NUTRICION SALVADOR ZUBIRÁN (INNSZ) 1988 Reporte del departamento de Informática del seguimiento de 42

comunidades de la Región de los Altos de Chiapas, Programa Interdisciplinario de Apoyo a la Nutrición, INNSZ, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

KEELY, C.B. 1983 “Current Status of US inmigration and refugee policy”, en: Kritz, M.

(ed) US inmigration and refugees policy. Global and domestic issues, Lexington Books, D. C. Health and Company, Lexington, Masachussetts.

LOESCHER, G. y J.A. SCANLAN 1986 Calculated kindness. Refugees and America’s halfopen door 1945 to the

present, The Free Press, Nueva York. MAMA MAQUIN (ORGANIZACION DE MUJERES GUATEMALTECAS REFUGIADAS), CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ACCION PARA LA MUJER (CIAM) Y ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS (ACNUR) 1991 Situación de las mujeres guatemaltecas refugiadas en Chiapas,

Organización de mujeres guatemaltecas refugiadas-CIAM-ACNUR, Comitán.

MORENO ALTAMIRANO, LAURA et al. 1987 “Encuesta de salud de refugiados guatemaltecos en la frontera sur de

México”, en: Bol. of Sanit. Panam., núm. 103, vol. 3, México.

Page 91: refugiados guatemaltecos en méxico

91

NARANJO A., A. CHÁVEZ, H. MADRIGAL, E. RIOS, A. YSUNZA 1987 Doce años de programas y proyectos 1976-1987, contribución a las

actividades nacionales de nutrición: xiii-xiv, INNSZ, División de Nutrición de Comunidad, México.

PANIAGUA, ALICIA 1983 “Chiapas en la coyuntura centroamericana”, en Cuadernos Políticos,

núm. 38:36-54, Era, México. PRAAG, NICHOLAS VAN 1986 “Experiencia de reasentamiento: refugiados en Campeche y Quintana

Roo”, en: Refugiados: 30-31, ACNUR, Madrid. PRINTER, J. 1987 Guatemala: False Hope, False FReedom, Catholic Institute for

International Relations, Latin America Bureau, Londres. REGION PASTORAL PACÍFICO SUR 1982 Refugiados guatemaltecos en Chiapas, Comunicado de algunos obispos de

la Región Pastoral Pacífico Sur, México. ROCHA CADENA ALBERTO 1986 “Utilizan métodos violentos en la reubicación de los refugiados.

Denuncia el obispo Samuel Ruiz”, en: El Universal, jueves 16 de enero, México.

SALANUEVA CAMARGO PASCUAL 1991 “Primer compromiso de los delegados guatemaltecos. Acuerdo de

México entre el gobierno y la guerrilla”, en: La Jornada, año siete, núm. 2379, sábado 27 de abril, México

SECRETARIA DE SALUD 1988 Información estadística del programa de salud en zonas fronterizas,

Frontera Sur, Secretaría de Salud, Dirección de Estadística, México SEMO, ENRIQUE 1985 Historia del capitalismo en México. Los orígenes 1521/1763, Era,

México

Page 92: refugiados guatemaltecos en méxico

92

SESIN, SAIDE 1986 “Aún hay 26 mil guatemaltecos refugiados en campamentos de

Chiapas, señala la COMAR”, en: unomásuno, 22 de enero, México SIN AUTOR 1983 El refugiado xre vaj ri, núm. 4, septiembre-octubre y noviembre, Grupo

de Apoyo a Refugiados Guatemaltecos. 1985 “De dos a tres refugiados mueren diariamente en el campamento los

Lirios de Quintana Roo”, en: Excélsior, 16 de febrero, México 1991 “Arribó a México Manuel Conde, funcionario guatemalteco. Mas

coincidencias que divergencias URNG-gobierno”, en: La Jornada, año siete, lunes 17 de junio. México

SOBERÓN, GUILLERMO, JESÚS KUMATE, JOSÉ LAGUNA 1988 La salud en México: testimonios 1988, tomo II, Problemas y programas de

salud, Fondo de Cultura Económica, México. SECRETARIA DE PROGRAMACION Y PRESUPUESTO (SPP) 1989 Agenda estadística de Chiapas, 1989:9, Secretaría de Programación y

Presupuesto del Estado de Chiapas, Ediciones del Gobierno del Estado de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez.

STEPPUTAR, F. 1989 Self-sufficiency and exile in México, Report, Uinited Nations Research

Institute for Social Development (Discussion paper number 9), Ginebra VÁZQUEZ, JOSE LUIS 1983 Migración y salud en la frontera sur, mimeo, México 1984 La salud de los refugiados. Los refugiados guatemaltecos en la frontera sur

de Chiapas, México, Ms. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas VILLEGAS, D.C., I. BERNAL, A.M. TOSCANO, L. GONZALEZ, E. BLANQUET Y L. MEYER 1985 Historia mínima de México, El Colegio de México, México WOLLNY, H. 1991 “Asylum policy in Mexico. A survey”, en: Journal of Refugee Studies, 4

(3): 219-236, Oxford University Press, Oxford

Page 93: refugiados guatemaltecos en méxico

93

WORLD BANK 1990 World development report 1990, Oxford University Press, Oxford YEFIME, ZARJEVSKI 1985 40 años de servicio de los refugiados, Refugiados: 20-21, ACNUR,

Madrid ZUCKER, N. L. y N. F. ZUCKER 1989 “The uneasy troika in US refugee policy: foreign policy, preassure

groups and resettlement costs”, en: Journal of Refugee Studies, 2(4): 359-372, Oxford University Press, Oxford