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Pedro Moreno RódenasLicenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de
Salamanca, Diplomado en Trabajo Social por la Universidad
C o m p l u t e n s e
C o o rdinador de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de
F u e n l a b r a d a
Un proverbio chino dice que hay tres cosas que una vez pasadas nunca
volverán, éstas son la flecha lanzada, la palabra dada y la oportunidad perdida.
Es a esta última a la que me quiero referir, a pesar de todas las dificultades existentes el
fenómeno de la “segunda generación” requiere una atención muy importante y en estos
momentos tenemos la oportunidad de tratar la problemática que genera para aport a r
respuestas positivas que faciliten el camino hacia una integración mayor mejorando la
calidad de las herramientas que ponemos en manos de los inmigrantes y de la sociedad
de acogida.
El hecho migratorio en la actualidad en España lleva parejo un debate en torno al mode-
lo de sociedad multicultural, aunque parece que en vez de aclarar las cosas, incrementa
la confusión.
El momento es propicio, si estudiamos la irrupción de Le Pen en el panorama electoral
o b s e rv a remos el fracaso del modelo francés: la posibilidad de integrar a todos los inmi-
grantes en una sola cultura pasando por la asimilación cultural, donde sus hijos y nietos
se habrán dispersado en la sociedad.
Una prueba de éste fracaso puede ilustrarse si tomamos aisladamente como ejemplo
los incidentes acaecidos el pasado 6 de octubre de 2001, donde más de un centenar
de jóvenes de origen argelino (es decir, jóvenes franceses pertenecientes a la segunda
generación de inmigrantes) invadieron el césped y abuchearon el himno nacional fran-
cés en un partido de fútbol amistoso entre la selección argelina y Francia y que ganaba
Argelia.
Menores
Diferentes datos nos llevan a afirmar que este éxodo imparable de personas inmigrantes
que llegan a nuestras fronteras buscando una vida mejor se acrecienta día a día. En el
año 2000 se registro un incremento de población en España de 617.051 personas. Los
demógrafos indican que se debe en gran medida a la inmigración.
A pesar de tener una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo (1, 23 hijos por
mujer en edad fértil), dispone de una de las mayores esperanzas de vida al nacer (82, 5
años para las mujeres y 75, 3 para los hombres). El numero de alumnos extranjeros as-
ciende a 133.684 en España, en Madrid son 53.269, un 44 % mas que en 1.999.
Uno de los sectores que más visibles se hace una vez que los inmigrantes se asientan
en una zona es la llamada “segunda generación”, en estas dos palabras tiene cabida un
amplio grupo de menores, adolescentes y jóvenes con orígenes diferentes, trayectorias
distintas, intereses contrapuestos, etc…, resultando muy difícil su conceptualización. A
esto hay que añadir un nº creciente de menores que llegan solos y que se mantienen al
margen de los Servicios Sociales o de Infancia
La expectativa del grupo mayoritario de estos menores es fundamentalmente económi-
ca y de ayuda hacia su grupo familiar.
Causas
Uno de los factores más importantes es la situación económica. En 1999 la renta espa-
ñola era mas de 5 veces superior a la marroquí y el nivel de paro en Marruecos es el
más alto de los países del Magreb.
Los menores no acompañados que llegan a España no piensan en volver. Europa es tie-
rra de oportunidades y así lo atestiguan las TV extranjeras, los inmigrantes que vuelven
de vacaciones, etc…
Al hablar de jóvenes inmigrantes entramos en un terreno sensible que despierta pasio-
nes y a menudo tensiones. Es evidente que no podemos hacer una generalización sim-
ple, ni llenar un saco donde todo cabe, pero una de las problemáticas principales de los
m e n o res inmigrantes son los adolescentes de origen extranjero al margen del sistema
educativo, del mundo laboral, cercanos a la delincuencia, conflictivos en el medio fami-
liar y que abandonan el hogar temporalmente.
Cuando nos referimos a la “segunda generación” podemos hablar de jóvenes inmi-
grantes nacidos en su país de origen o venidos a España muy pequeños, hijos de inmi-
grantes nacidos ya en España, menores no acompañados que han realizado la migra-
ción solos, etc… Unos llegaran a ser españoles, otros mantendrán su condición de
e x t r a n j e ro s .
En general todos estos jóvenes, con importantes diferencias formativas, culturales
etc…, se mueven dentro de un marco dibujado por su proceso de socialización en la
sociedad de acogida (escuela, barrio, etc…) y por modelos adquiridos de la red migran-
te familiar (cultura, religión, etc…).
Por lo tanto, hablar a secas de segunda generación puede llevarnos a importantes erro-
res de fondo; por ello debemos detenernos en reflexionar sobre si el proceso de acultu-
ración es igual, las referencias al país de origen son las mismas, etc.. además queda por
demostrar que el origen inmigrante se trasmita eternamente, marcando la diferencia de
la inmigración como una etiquetización consciente. ¿Hasta que generación llegara la eti-
quetación?.¿Los hijos de los inmigrantes son la segunda generación o la primera nacida
en el país de acogida?
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Por otra parte existe un grupo importante de menores inmigrantes económicos que rea-
lizan la migración solos (no acompañados), sus padres siguen en el país de origen y
aunque no son hijos de los que llegaron, forman parte al menos por origen, grupo de
edad, etc, de lo que llamamos segunda generación, al menos forman parte import a n t e
del conflicto que generan las migraciones (sobre todo el de identidad). También puede
suceder que a pesar de haber estado acompañados por adultos han optado por salir
de casa o simplemente compartir espacio con otros grupos de menores. Para tratar el
fenómeno en su justa dimensión sin excluir a nadie podríamos hablar del conjunto de
personas de origen inmigrante que tiene aproximadamente la misma edad, o también el
conjunto de menores inmigrantes que viven de forma coetánea.
Aunque en un sentido más amplio se podría proponer el tiempo que se calcula en el
p romedio establecido entre un orden de descendientes y el siguiente, por ejemplo vein-
te o veinticinco años. Podríamos decir generalizando mucho que serían los hijos de los
que llegaron anteriormente, a pesar de ser un concepto poco preciso y amplio, pues
hay inmigrantes que llegaron hace 30 años y otros que han llegado hace menos de un
año, en ambos casos sus hijos pueden haber nacido ya en España.
Algo más practico será referirnos a los beneficiarios de la trayectoria recorrida por la pri -
mera generación de inmigrantes, here d e ros de sus obstáculos, pérdidas de identidad,
pero también de mejoras económicas, sociales y culturales.
Este fenómeno es un fenómeno complejo al que se le esta dando un tratamiento sim-
ple. Para observar la magnitud del problema basta revisar los siguientes datos:
– En Francia un tercio de jóvenes ente 20 y 29 años son de origen inmigrante,
sobre dos generaciones.
– En el año 2000 el 11, 6% de los nacidos en la Comunidad de Madrid lo fueron
de padres inmigrantes.
– En el año 2001 uno de cada cinco partos en el poniente almeriense fueron hi-
jos de inmigrantes por este orden: marroquíes, subsaharianos y europeos del
este, lo que supone un 20% sobre los nacimientos de la zona.
– El 70 % de los jóvenes árabes ha nacido a partir de 1970.
– El 50 % de los jóvenes africanos ha nacido a partir de 1980.
Esta gran masa de jóvenes necesitara empleos en algún lugar a menos que esos países
reciban inversiones. En Latinoamérica a pesar de que es una región en constante cre c i-
miento económico, los nuevos ingresos re v i e rten en grupos de población que ya tienen
un buen nivel de renta. Por ello grandes grupos de jóvenes acudirán donde haya em-
pleo, a la vez que existen empresarios que reclutan inmigrantes ilegales debido a que
los costes laborales son menores, sin compromisos por pensiones o seguridad social.
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Reflexionemos un momento sobre el potencial de los migrantes:
– Generalmente emigran los miembros más validos de la comunidad, funda-
mentalmente gente fuerte y sana que aguanta el penoso proceso.
– La influencia de la televisión en el Magreb ofrece una imagen atractiva para los
potenciales inmigrantes, otra vía de información son los propios paisanos al
volver de vacaciones a su país, muchas veces ocultando sus fracasos y peno-
sas condiciones de vida ofreciendo regalos importantes que a veces suponen
un porcentaje muy importante de sus ahorros.
– O t ro grupo importante son los subsaharianos empujados por los conflictos
bélicos, el hambre etc… que son capaces de re c o rrer grandes distancias in-
cluso caminando para llegar a Europa.
En estas situaciones tenemos a inmigrantes jóvenes en edad de pro c re a r, por lo que
una vez en la sociedad de acogida el proceso lógico será que tengan hijos que en po-
cos años pasen a integrar el grupo denominado segunda generación.
Menores no acompañados
Desde hace algunos años viene produciéndose una presencia de menores en nuestro
país que llegan solos o que la utilizan como puente hacia otro país sin ningún adulto que
les acompañe. En el caso concreto de España se reduce a los procedentes del Magreb
y algunos Subsaharianos, siendo un fenómeno en ascenso y manteniéndose el marg e n
de los dispositivos de protección de los Servicios Sociales o de Infancia.
En cuanto a la inmigración subsahariana, suele producirse un gran distanciamiento de la
familia, la falta de amigos, “p roceden de familias desestructuradas por algún aconteci-
miento traumático cuya situación económica puede haber sido buena en otro tiempo
p e ro que en el momento de la inmigración suele ser mala”( J. Gómez Fayren y C. Bel
Adell).
“En el grupo de menores de 20 años es frecuente que escapen de sus hogares y fami-
lias… salen huyendo con unas expectativas laborales de ahorro, de solidaridad familiar
etc… proceden de zonas urbanas a las que han llegado del mundo rural en una primera
inmigración”
“Durante el verano de 1999 se re g i s t ro un aumento de población juvenil dando lugar a
una situación delicada ya que muchos escapan al control y viven en la calle.
“Algunos de ellos ya pertenecían en su país al colectivo de niños de la calle una vez aquí
les resulta difícil someterse a un ritmo que les venga impuesto, por lo que quedan ex-
puestos a cualquier tipo de utilización”.
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En julio de 1999, se valoraba su aumento en el 37 % (en Andalucía, Cataluña y Madrid).
La expectativa del grupo mayoritario de estos menores es fundamentalmente económi-
ca y de ayuda hacia su grupo familiar.
Los menores que se encuentran solos en nuestro país comparten las características si-
guientes:
– Han pasado varias veces por centros de acogida de menores y tienen una
desconfianza total hacia el sistema.
– En otros casos directamente sus padres no pueden hacerse cargo de ellos y
tienen que enviarles de vuelta a su país lo que supone una ruptura en la inte-
gración para ellos.
Grupo doméstico familiar
Un aspecto importante del proceso migratorio es el de las redes sociales que lo facilitan,
la primera y más importante es el grupo domestico familiar.
El proceso migratorio influye decisivamente en la actual composición de las familias in-
migrantes. En torno a la familia se organiza la red social y de relaciones aunque este en-
tramado ha entrado en crisis, es frecuente la convivencia entre varias familias monopa-
rentales con figuras de referencia ausentes debido al proceso migratorio.
En todos los casos incentiva la relación entre sus miembros potenciando la etnicidad del
grupo familiar, además indica el grado de asentamiento del grupo y del colectivo del que
forma parte.
Centrándonos en la familia musulmana tradicional se puede observar las siguientes ca-
racterísticas:
• Desarrolla un modelo patriarcal.
• El control de la propiedad es ejercido por el padre.
• Es la institución encargada de arreglar matrimonios.
• Ofrece protección y seguridad a sus miembros
• Demanda lealtad.
• Enseña solidaridad.
Como consecuencia de los procesos de aculturación la familia tradicional musulmana
ha entrado en crisis:
– Intenta mantener su posición pero por otra parte recoge elementos de la cul-
tura de destino.
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– En ocasiones se producen desajustes muy importantes en su equilibrio.
– En el caso de los jóvenes supone un proceso desquiciante sobre todo para
las chicas siendo una cuestión de supervivencia su pertenencia al grupo fami-
liar y no ser rechazadas.
Cultura e identidad
No se trata en este articulo de realizar un análisis exhaustivo de los diferentes significa-
dos del concepto cultura, ni del multiculturalismo según; Peter McLaren (1995:111) “el
multiculturalismo significa la aceptación cultural del riesgo que implican la complejidad
de las relaciones entre las distintas culturas, explorando la identidad de cada una de
ellas dentro de un contexto de poder, discurso y experiencias”.
Por tanto el multiculturalismo establece la relación entre identidad étnica y cultural. Es
i n t e resante conocer un concepto de construcción de cultura: proceso por el cual los
g rupos étnicos legitiman y emancipan sus comunidades y estilos de vida dentro de los
contextos nacionales en los cuales residen, significa el desarrollo de culturas étnicas
únicas basándose en la suposición que los inmigrantes son creadores conscientes y ac-
tivos de sus propias identidades, según Koji Omemiya.
En la primera generación la transición de la categoría de inmigrante hacia la de miembro
de una comunidad étnica conlleva tensiones resultado de diferentes experiencias en
ambientes rurales y urbanos, al igual que las diferencias generacionales que crean con-
ceptos distintos sobre la identidad.
La experiencia migratoria es un proceso complejo y dinámico con inicio en la sociedad
de origen, que continua en el proceso de adaptación en la sociedad de destino y que a
menudo supone rupturas o continuidad con la sociedad de origen. Este proceso se rea-
liza a través de estrategias de adaptación construyendo un espacio de identidad étnica
respecto a los otros. Este recurso es evidente en la existencia de redes sociales integra-
das por familiares y originarios de una misma zona geográfica, que previamente estable-
cidos la primera generación lleva consigo modelos de comportamiento que determ i n a n
su identidad en su trayectoria en el proceso migratorio, estos modelos se utilizan como
estrategias en el choque con la sociedad de acogida.
La segunda generación crece y convive con el proceso de adaptación y redes sociales
de la primera. Busca continuidades y rupturas con relación a la primera generación con
las lógicas diferencias de tiempo y espacio.
Está influida por un modelo social (nueva sociedad), mercado laboral, sistema educati-
vo, pero sin olvidar los modelos de valores y representaciones de la primera generación.
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Existen aspectos de transición que sustentan la continuidad entre la primera y la segun-
da generación. En general los roles familiares que re p roducen con cambios pero sin lle-
gar a afectar a la estructura realizando una reinvención.
La participación en redes sociales, se manifiesta en los matrimonios que se realizan con
miembros de la misma comunidad limitándola a la frontera de la comunidad étnica.
La inmigración lleva consigo visiones y conductas donde la familia y la red migrante fa-
miliar juegan un importante papel en la definición de los roles de la segunda generación
a la vez que crean espacios propios impensables para la primera generación (autonomía
laboral, ingresos, decisiones, estudios, etc..)
Representación del cambio cultural con jóvenes de la “Segunda Generación”
En el fenómeno migratorio ya se registran los primeros conflictos entre padres e hijos. Si
la primera generación trata de mantener su cultura de origen, la segunda esta más inte-
grada culturalmente, pero más inadaptada socialmente.
La primera generación ha tenido dificultades de adaptación cultural, habla el idioma con
dificultad siguiendo aferrada a sus costumbres, por el contrario los adolescentes están
mucho más integrados y en conflicto frecuente con sus padres, una constatación de
ello son las continuas perdidas de respeto hacia los mayores (tanto en familias musul-
manas a pesar del principio de autoridad como en familias latinoamericanas, etc…), se
sienten más libres en una sociedad en la que tienen que dar menos explicaciones.
En el caso de adolescentes de origen africano se sienten ya pertenecientes a esa cultu-
ra, han sido educados aquí pero tampoco se sienten europeos y chocan con sus fami-
lias.
En cuanto a las chicas sobre todo las que su origen proviene de sociedades tradiciona-
les lo pasan mal, a veces sufriendo procesos psicológicos desquiciantes. Son fre c u e n-
tes los casos de jóvenes de origen magrebí que denuncian malos tratos de su familia. El
conflicto a veces se centra en las relaciones con españoles sobre todo cuando de novio
se trata, llevar ropa ajustada o corta, oponerse a la boda que ha elegido el padre, etc…
lo que provoca continuas peleas que hacen que salga de la casa familiar.
“Una estrategia desprovista y aceptada, muy propia de la joven magrebí, deseosa de al-
canzar mayor libertad pero sigue viviendo con su familia es la mentira” (juzgada en tér-
minos morales) o más bien la omisión o la deformación de la realidad para esconder he-
chos y gestos inaceptables en su medio de origen. Es el descubrimiento de una
estrategia con todo lo que esta implica de artimañas, manipulaciones, cálculos constan-
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tes de la joven para elaborar sus alianzas con los miembros de su familia que pueden
asegurar su credibilidad etc… Permaneciendo en el seno de la familia y del grupo étni-
co, este camino hacia la enmacipación es muy difícil pero así se evitan las rupturas afec-
tivas y la muerte social.” Marghalit Cohen Emerique.
Estos jóvenes suelen adherirse a ciertos valores de la sociedad de acogida, al mismo
tiempo que permanecen fieles a sus orígenes, con éste mecanismo aceptan los desa-
justes y tensiones que provoca el cambio cultural.
Es interesante estudiar el fenómeno y sobre todo las diferencias en cuanto a la expre-
sión de su cultura en su medio autóctono y en nuestro país:
– A menudo provoca desequilibrios personales de consideración.
– En general lo más atractivo de la cultura dominante suele ser el consumo y
p a rticularizando en las mujeres, la forma de vida de las mujeres españolas les
resulta muy atractiva.
– Otros ejemplos serían:
• Volver a su país de origen solo si tuvieran un buen salario.
• Regresar a su país en las vacaciones, pero no quedarse.
• Oponerse al modo de educación de las chicas en el Magreb, pero siguien-
do fieles a sus principios, por ejemplo el de la virginidad de las mujeres.
• Beber alcohol, consumir drogas, escuchar música no tradicional o comer
c h a rcutería afirmando su apego a las celebraciones que obliga la re l i g i ó n
musulmana.
La adolescencia suele ser conflictiva fruto de la situación citada. Se produce un refuerzo
de las re p resentaciones culturales, por ejemplo la función que ejercen las instituciones,
en el caso de la escuela la formación de una memoria colectiva única del mundo occi-
dental.
No obstante en situaciones de aculturación generan estrategias para pre s e rvar sus
identidades. A menudo se comportan de manera diferente en el exterior, que en casa.
Suelen elegir elementos valorizantes de sus dos culturas que les interesan para enfre n-
tarse al ámbito familiar
Otras cuestiones básicas en la sociedad occidental ocupan un segundo nivel, el conoci-
miento entre novios es algo muy lejano donde priman los matrimonios de conveniencia.
La autoridad, la vergüenza, el honor influyen muy directamente en los códigos culturales
por lo que son frecuentes prohibiciones, violencia etc… en la educación de los hijos ob-
viando el dialogo padres-hijos.
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Los hijos se perciben como una carga, por ello cuando un menor se hace mayor (alcan-
za la pubertad), prácticamente tiene la consideración de adulto sobre todo desde el
punto de vista laboral, aunque varia según las circunstancias de cada familia.
La identidad
Identidad es un concepto genérico, algunas veces cultura se asocia a identidad. Existen
distintos niveles de identidad: individuo, grupo y comunidad con diferentes componen-
tes psicológico, social, político.
A partir de mi identidad sé lo que es verdaderamente importante para mí y lo que es
menos, lo que me afecta profundamente y lo que tiene significación menor. La identidad
se sitúa en el terreno moral, pero no la comprenderíamos cabalmente sino la enlazára-
mos con lo personal y social. Cada ser humano tiene su propia manera de ser y no es
suficiente para definirlo enmarcado en lo universal, en un grupo, en un colectivo, sino
que hay que precisar lo que todo individuo tiene de particular.
La identidad se conforma con los referentes del lugar de origen y los del de acogida, en
p rocesos de mejoración interna a modo de respuesta adaptativa a la nueva situación.
Se adquiere en la sociedad de acogida allanando el camino a peligros evidentes (jóve-
nes musulmanes desempleados, fundamentalismo, etc…). En el ámbito interno, es la
c o n s t rucción de la conciencia de uno mismo, la capacidad de definir el moral pro p i o .
Psicológicamente, Charles Taylor plantea que es una “definición de sí mismo, en part e
implícita que un agente humano debe poder elaborar en el curso de su conversión en
adulto y seguir redefiniendo a lo largo de su vida. Hacia el exterior significa similitud o
p a recido, no somos idénticos ni física, ni psicológicamente pero al querer serlo quere-
mos rescatar nuestras similitudes, es así que la identidad puede expresarse como una
experiencia volitiva.”
“La identidad no deja de ser una especie de juego virtual al que nos es impre s c i n d i b l e
re f e r i rnos para explicar cierto tipo de cosas pero sin que tenga nunca una existencia
real… un limite al cual no corresponde en realidad ninguna experiencia ” Levi-Straus. La
identidad.
“Para los chinos, los africanos, los japoneses, los indios o los americanos y también
para los griegos y los rusos, … la modernización siempre ha implicado el abandono de
sí mismos. Incluso cuando ha suscitado entusiasmo, siempre ha ido acompañada de
cierto amargor de resentimiento de humillación y renuncia. De una interrogación incisiva
s o b re los peligros de la asimilación. De una profunda crisis de identidad” (Maalouf
1999:95).
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La identidad, respecto a los valores, supone según Michel Louwette, “mostrar a los de-
más y/o demostrarme a mí mismo quien soy y de que soy capaz”.
En una definición más extensa Ericsson plantea que “es una estructura cognitiva, evolu-
tiva y afectiva de representaciones de sí mismo y en su entorno sin que esto sea un pro-
ceso consciente y voluntario.”
La identidad se re f i e re a la percepción que cada individuo tiene de sí en su propia con-
ciencia de existir en tanto que persona y también en relación con otros individuos, con
los cuales forma un grupo social”.
La definición surge con los movimientos migratorios del campo a la ciudad, unido al
concepto de personalidad, sujetivo de sí mismo y de los demás, como tal tiene dos fun-
ciones, una ontológica (auto percepción de la persona como un ser con trayectorias
instaladas en la estructura de los sentidos cognitivos) y otra instrumental o pragmática
(como realizo la función ontológica, conseguir mantener la estructura positiva de mí mis-
mo, pero para eso es necesario negociar con el exterior).
Ignacio Barrientos Pardo plantea que “la identidad es un concepto trascendente y peli-
groso”, trascendente pues procura responder a la pregunta a cerca del origen y destino
de la especie humana. Peligroso ya que en su nombre se han cometido los crímenes
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CULTURA NACIONAL
CULTURA ORIGEN
PROFESIÓN
INMIGRACIÓNRELIGIÓN
CLASE SOCIAL-FAMILIAR
INTERFAZ
M.R.O.D.M.R.P.
D E S C E N T R A C I Ó N P E N E T R A R E N E L S I S T E M A D E L O T R O
ESQUEMA DE LA INTERACCIÓN INTERCULTURAL
EL CONTEXTO DINÁMICO DE IDENTIDAD
YOMI
NOSOTROS
MARCO DE REFERENCIA
M.R.O.D.DEL OTRO DIFERENTE
MARCO DE REFERENCIADEL PROFESIONAL
M.R.P..REPRESENTACIONES
ESQUEMAS CULTURALES
INMIGRANTE
CLASE SOCIAL
RELIGIÓN
FAMILIAACULTURACIÓN
REFUGIADO POLÍTICO
ELELLA
ELLOS
FILTROS
DISTORSIONES
TELÓNMALENTENDIDOSROS
INCOMPRENSIONES TENSIONES
FRACASOS
JUICIOS DE VALOR
más abyectos (por ejemplo los atentados del 11 septiembre), desde ese momento se
ha pretendido reforzar la occidentalidad como rasgo identitario con estatus superior.
El mundo se presenta dividido en identidades culturales y religiosas antagónicas:
Occidente civilizado y cristiano contra el Islam radical y bárbaro
Cambios en la identidad de los inmigrantes
C a rmel Camilleri habla de “mecanismos y estrategias personales en torno a la identidad
en contactos pluriculturales”.
No es igual ser musulmán en un país musulmán que serlo en la inmigración en Euro p a .
El fenómeno migratorio provoca ya algo diferente, suelen darse dos situaciones:
– Quien se ve en la emigración temporalmente, sin necesidad de nada, adap-
tando su conducta a lo que se ve, la respuesta es una estrategia de máscara,
se adapta en el exterior no en el interior.
– Quien se ve en la emigración sin poner planes de regreso, aquí las representa-
ciones y valores gracias a las que se daba sentido y valor no funcionan en
esta sociedad, lo que le valorizaba, por ejemplo “ser buen musulmán” se vuel-
ve lo contrario.
Cuando esto ocurre ¿Cómo conseguir valorizarse?. El yo sumergido sale al exterior, la
persona ya no controla la situación y entra en un proceso bien de: R e l a t i v i z a c i ó n, a
considerar su mundo y su cultura como una más entre otras, dinamización del modelo
cultural que se ve obligado a cambiar y s u b j e t i v i z a c i ó n, siendo el individuo quien tiene
que hacerlo.
La identidad se desarrolla en el contacto y la interacción con el otro fundamentado en
relaciones sociales. La lengua es el instrumento principal para pre s e rvar una cultura,
siendo el vehículo principal en la transmisión de la identidad. El lenguaje es el vehículo
que enlaza ambas culturas.
Los hijos de mejicanos en Estados Unidos han accedido a la ciudadanía nort e a m e r i c a-
na pero han pre s e rvado el español, las costumbres y tradiciones dando lugar a una
nueva identidad étnica.
La perdida del idioma de los padres es frecuente, se hace más evidente en la lectura
y escritura, el problema principal es que los padres no lean ni escriban en su idioma
de origen, además de añadir las carencias del sistema escolar que no facilita el apre n-
dizaje del idioma de los padres reduciéndose en muchos casos a la lectura del Corán,
en el caso de los musulmanes, en este espacio se realiza una re a p ropiación de la
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identidad de los padres. Si no existe soporte escrito (Literatura…) supone una dificul-
tad añadida.
Esto que puede parecer una ventaja asimilacionista supone una dificultad en su adapta-
ción al no pertenecer a ninguna de las dos culturas y al desconocer en que se funda-
menta su singularidad. Unos mejores medios en el nivel comunitario ayudarían en esta
tarea (mejor conocimiento de la cultura de sus padres).
Respecto a la sociedad de acogida, ésta ve afectada su propia identidad, la cultura po-
dría percibirse en peligro ante la amenaza de otras personas llegadas con lenguas, valo-
res y conductas diferentes (religión, comportamientos etc…).
Hay que tener en cuenta que la escolarización en países africanos esta en función del
status o el sexo debido a que no existe financiación estatal para la enseñanza, sobre
todo en los países sometidos a las presiones de guerras y conflictos, en los que es fre-
cuente que los profesionales se dediquen a otras tareas al no poder cobrar sus emolu-
mentos.
Con la migración acaece un suceso de máxima importancia: la perdida de re f e re n c i a s .
En este proceso pasará un tiempo en el que se produce un vacio hasta que de nuevo
vuelve a organizar su sistema de valores y actitudes.
Multiculturalismo
La inmigración suscita reacciones viscerales en no pocos ciudadanos, dando lugar a
debates ficticios (Clases de religión islámica, el velo, la tarjeta de residencia, los tempo-
reros de Huelva, etc…) sin tratar los problemas reales.
No podemos hablar del colectivo de extranjeros en general, siempre se trata de perso-
nas concretas con itinerarios determinados que, a pesar de sus enormes difere n c i a s ,
tienen todos algo en común: la búsqueda de arraigo o refugio por diferentes motivos.
Respecto a la sociedad de acogida y sus diferentes posicionamientos respecto al fenó-
meno migratorio hay que señalar que, una cosa es disfrutar de música multicultural y
otra ir en el metro con gente cuyo idioma no entiendes, lo que puede suscitar una sen-
sación de ser expulsado de tu propio territorio.
También debemos dejar claro que en la multiculturalidad las reglas de convivencia de-
ben ser de obligado cumplimiento para todos los inmigrantes, han de conocer cual es el
m a rco de derechos en el que nos movemos, por ejemplo la igualdad de derechos para
con las mujeres aunque en la cultura y tradiciones de origen no sea así.
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Aunque a veces la denuncia de situaciones de desigualdad y la necesidad de salvaguar-
dar la diversidad cultural responden a mecanismos del capitalismo (modernidad) que
m a rginalizan a costa de salvaguardar nuestro mundo empujando al otro a ser difere n t e :
se obvia la posibilidad de elección.
El choque intercultural y la aculturación
Este se produce como consecuencia de diferentes patrones culturales existentes en la
sociedad de acogida.
Habitualmente pueden producirse dificultades en el proceso de aculturación, tanto en la
incorporación (atribuyendo al racismo el origen de todos los males) como en la transmi-
sión, lo aconsejable es que la aculturación lleve su ritmo facilitando por nuestra parte re-
cursos y herramientas, no obstante no se debe confundir con inserción.
Construcción de la realidad étnica
F recuentemente se produce un fuerte proceso de endoculturación (adquisición de la
p ropia cultura de origen) y la presión de la aculturación. Si esto es así puede pre s e n t a r
trastornos importantes en la estructura de la personalidad del joven, por ello es muy im-
p o rtante atender debidamente a su situación familiar y personal y al proceso de cons-
trucción de su identidad étnica.
La segunda generación no mantendrá la misma forma de pensar y de sentir de sus pa-
d res, la aculturación va a provocar conflictos importantes que pueden incidir en la es-
tructura de su personalidad y en el proceso de construcción de su identidad.
Disglosia cultural
Es la situación culturalmente esquizoide que se produce en muchos jóvenes inmigran-
tes actuando de forma diferente en su medio familiar y fuera de éste.
En el caso de los jóvenes se producen situaciones que les afectan de forma importante,
por ejemplo:
• Sus familias deben ahorrar para enviar divisas a sus familiares en el país de
origen, pero ellos tienen acceso al consumo (ropa, ocio…).
• A pesar de tener la nacionalidad no son considerados europeos, en sus paí-
ses de origen tampoco se les considera como autóctonos.
Reflexiones en torno a la segunda generación de inmigrantes y la construcción de la identidad 23
Conflictos de identidad
El estigma del racismo o las situaciones de marginación étnica llevan añadido un mayor
riesgo de conflictos de identidad, ante esta situación se pueden dar dos posturas o bien
intentar pasar por miembros de la cultura mayoritaria o intentar mantener su identidad
por oposición a la cultura mayoritaria, es decir, proteger la identidad propia, aislándose
del medio supone la reafirmación de la transcendentalidad de “mi cultura” o bien una fu-
sión con la nueva sociedad Ambas posturas son de c o h e rencia simple, la persona se
encuentra ante una contradicción: O el aislamiento con sentimiento de incapacidad o la
renovación de lo que soy junto con el intento de abrazar lo que me ofrece la nueva so-
ciedad.
E n t re las estrategias afloran las de c o h e rencia compleja se trata de intentar enlazar
ambas posturas a través de estrategias de enlace racional.
Cuando un grupo está seguro de su identidad actúa con más flexibilidad y apertura a
otras culturas del entorno. Para estudiar los procesos de identidad desde un modelo in-
tercultural, hay que tener en cuenta las representaciones del conjunto de los actores im-
plicados. De un lado es imprescindible mantener signos de su identidad cultural (lengua,
religión, costumbre, etc.) y hacia fuera pierden lentamente contenidos étnicos.
Te resa S. Ramón, explica que la identidad étnica se puede mantener aunque disminuya
el contenido de su identidad. A veces sucede lo contrario, se produce un proceso de
re a f i rmación de su identidad que suele ser largo y trágico, en muchos casos se re-
presenta en la frase: “no eres ni de aquí ni de allá”.
Se puede dar también un proceso de identidad étnica re a c t i v a, es decir, sacraliza-
ción (religiosa o política) de ella, se darán por tanto fundamentalismos no solo del grupo
minoritario sino también del mayoritario (da igual cristiano, musulmán o judío), los habrá
seguro si no mejora la calidad de acogida que genere un nuevo proceso de inserción la-
boral y social. En general la segunda generación va a tener más problemas de integra-
ción y de construcción de su identidad que sus padres, y esto en muchos casos les lle-
vará al desarraigo.
O t ro proceso es el de enlace racional de contrarios, por ejemplo algunas jóvenes
musulmanas deben dedicarse a sus quehaceres domésticos pero es bueno que estu-
dien, trabajen … por tanto en éste espacio se da una relación entre la racionalidad de la
ciencia y la tradición, es decir la modernidad con la revelación (Corán). En esta situa-
ción, los individuos exhiben la consideración más cómoda (salir del barrio con un pa-
ñuelo o enseñar el pelo en el caso de las jóvenes, etc.). Actúan de formas diferentes en
función de los ambientes o las personas.
24 Ofrim/Suplementos Junio 2002
Estas estrategias desembocan en identidades sincréticas.
Las familias no ven la escuela como posibilidad de promoción socioeconómica para la
segunda generación sino como fuente de conflictos. Cuando las chicas llegan a la pu-
b e rtad (en la cultura tradicional musulmana) las familias pre f i e ren que se vayan educan-
do en las tareas domesticas como patrón ideal de lo que debe ser una mujer en su cul-
tura.
Algunos peligros observados en la segunda generación
La segunda generación empieza a abandonar la sensación de sentirse extranjeros, en
comparación con la primera, el mito del re t o rno ya no esta tan presente y la identifica-
ción con el país de origen disminuye.
Si se aboca a la exclusión social y a la infravaloración a la segunda generación pueden
reorientar la pertenencia a la sociedad de origen y acrecentar la perdida de identidad
La construcción de la identidad de la segunda generación se manifiesta compleja al ha-
ber realizado el proceso de socialización en dos ámbitos diferentes: el familiar y la socie-
dad de acogida.
Las personas de culturas no europeas (Magreb y África Subsahariana) se adscriben a
un modelo en que la autonomía, el paso a la edad adulta y la vinculación al medio fami-
liar no tiene el mismo sentido que para los occidentales.
Otras aportaciones
Uno de los campos de investigación relacionados con las diferencias culturales y la psi-
quiatría clínica es la etnopsiquiatría. Töbie Nathan (1999), psicoanalista francés de ori-
gen egipcio intenta reconciliar cultura y psiquiatría:
“En las instituciones publicas (que atienden a inmigrantes) hay una escisión entre su cul-
tura y los profesionales que los atienden, en esa brecha se ubica nuestro trabajo”.
En ésta línea de intervención aplicada a la segunda generación se observa que uno de
los problemas principales de la segunda generación es el de “desconocimiento del cas-
tellano que supone una integración más lenta y un esfuerzo mayor para el profesor y
también para el alumno”.
En el mismo nivel se encuentra la dificultad de realizar un diagnóstico pedagógico ade-
cuado sobre el nivel educativo de los menores inmigrantes, por un lado la escolarización
en niveles inferiores a la edad (debido a una escasa escolarización o tardía) y por otro la
Reflexiones en torno a la segunda generación de inmigrantes y la construcción de la identidad 25
falta de instrumentos de ponderación y re g i s t ros de los niveles educativos alcanzados
en su país (conocimientos, hábitos).
O t ro pilar importante es la adecuada atención a la integración de la familia: tutores, es-
cuelas de adultos, la participación de los padres inmigrantes que sin duda pro y e c t a r á
una imagen positiva a sus hijos y mejorará la integración.
Un estudio de 157 casos en diez años sobre el fracaso escolar de los hijos de inmigran-
tes en Francia arroja que de la aplicación de instrumentos educativos (Test sicológicos)
no se percibe especifidad alguna (excepto la de carácter cuantitativo) concluyendo que
hay especifidad psicológica en niños inmigrantes, ello provoca una dicotomía intern a ,
por lo que el tratamiento del fracaso escolar pasa por re f o rzar las bases de pert e n e n c i a
e identificación familiar.
En este proceso es necesaria por tanto una mediación con la familia para integrarla en
el tratamiento psicoanalítico, si esta accede el niño pro g resa, si no es así el niño puede
manifestar comportamientos alterados, se produce rechazo a la institución educativa y
por tanto aflora el fracaso escolar.
Un niño que asume su pertenencia a su grupo cultural (lengua, religión, relatos fundado-
res, escritos…) constituyéndose como sujeto puede asumir fácilmente el conocimiento
de otro grupo es decir “un bámbara a condición de ser un “buen bámbara” apre n d e
muy bien la lengua del país. Un hijo de bámbara que quiere aglutinarse rápidamente en
el universo europeo no aprende ni su cultura de origen ni la de la sociedad de acogida.”
La psiquiatría occidental es incapaz de curar a los inmigrantes de otras culturas, por ello
las afecciones mentales de un inmigrante solo pueden ser tratadas recurriendo a su cul-
tura de origen y utilizando remedios nativos si es necesario. (Töbie Nathan). A pesar de
ser un planteamiento contro v e rtido, tiene la virtud de introducir las diferencias culturales
en el ámbito de la psiquiatría clínica.
Sin entrar a valorar la bondad de este modelo, sí supone más profundización en un es-
pacio donde es difícil encontrar teorías que convenzan y que ayuden a entender y mejo-
rar el fenómeno.
Conclusiones
El problema está en las dificultades que puede crear un proceso mal elaborado en cuan-
to a la construcción de la identidad en la segunda generación. Tampoco ayuda a la inte-
gración social oponerse sistemáticamente al radicalismo islámico con una creencia de
superioridad civilizadora.
26 Ofrim/Suplementos Junio 2002
Los hijos de los inmigrantes, ¿son la segunda generación?, o serán españoles de pri-
mera generación.
Conocen los dos mundos: desde pequeños escuchan que son “diferentes” (desde la
sociedad de acogida) y por parte de sus padres se les transmite que permanezcan fie-
les a sus orígenes y sus valores tradicionales y no se hagan demasiado españoles.
La mejor integración es la que ofrece la posibilidad de coger lo mejor de las dos socie-
dades (Diego Sevilla Merino 1996).
Respecto al empleo, los jóvenes de origen inmigrante no disfrutan de las mismas posibi-
lidades de encontrar empleo que el resto de población. Para la mayoría el desempleo es
la única salida al acabar la escolarización y es posible que engrosen el ejercito de para-
dos de muchas de las grandes ciudades europeas.
Para muchos jóvenes inmigrantes la escuela no es una oportunidad educativa, el siste-
ma escolar con sus mecanismos selectivos y de calificación tiene gran re s p o n s a b i l i d a d
en la marginación del colectivo abocándole al desempleo.
El estatus legal tiene influencias también en la integración, la sensación de inseguridad
respecto a su nacionalidad, trabajo y derecho de residencia son obstáculos en este difí-
cil camino.
Ideológicamente se les ve como una masa indiferenciada que amenaza la cultura nacio-
nal. ¿Dónde deben estar los límites del multiculturalismo?
Hay que aprovechar la oportunidad que nos brinda el fenómeno para respetar las dife-
rencias culturales (incluido el uso publico de velo femenino), a la vez que los inmigran-
tes deben someterse al imperio de la ley lejos de posturas románticas, evitando practi-
cas execrables como la ablación femenina, el matrimonio forzoso o las ilegales como la
desescolarizacion femenina. Antonio Elorza (El País 03-04-2002) lo explica magnífica-
m e n t e :
“Nada grave pasa si los alumnos musulmanes de un instituto o los trabajadores de una
fabrica cumplen con el ayuno del Ramada, rezan mirando a la Meca o celebran la fiesta
del cordero. Otra cosa es si un hermano prohíbe a su hermana, sirviéndose de la violen-
cia, que tenga un novio de otra religión o un padre impide que sus hijos vayan a la clase
donde se enseña Darwin o se practica la gimnasia. Lo primero es expresión de multicul-
turalismo, lo segundo violación de la libertad individual y del derecho a la enseñanza.”
En definitiva los inmigrantes pueden conservar las tradiciones y costumbres siempre
que no sean contrarias a nuestra legislación y los derechos humanos, interviniendo con
Reflexiones en torno a la segunda generación de inmigrantes y la construcción de la identidad 27
el peso de la ley sobre aquellos que cometan delitos teniendo claro que quien delinque
lo hace individualmente y su cultura, grupo étnico, religión, etc, están fuera de toda sos-
pecha.
El peso de la segunda generación suele suponer una evolución en la mentalidad de la
comunidad inmigrante. Tariq Ramadan indica que “La tasa de practica religiosa cotidia-
na entre los jóvenes musulmanes es relativamente débil, por que para muchos de ellos
la integración a la sociedad de acogida fue, en primer lugar, de hecho asimilación”.
Este proceso ha provocado la re c o n s t rucción del universo europeo respecto a su pos-
tura mucho más adaptada la sociedad occidental.
El respeto a la sociedad democrática por parte de la segunda generación depende en
gran parte de nosotros, una política de acercamiento a estas comunidades por part e d e l
estado y la administración es fundamental para garantizar su participación y actitudes que
en el futuro no tengamos que lamentar. Tariq Rabadán indica que: “Los jóvenes musulma-
nes miden mejor las legislaciones nacionales que garantizan el respeto de su identidad ” .
– Fomentar la participación ciudadana, la formación cívica, apoyar el tejido social, facili-
tar el acercamiento a las subvenciones, supervisando el funcionamiento democrático
de las redes.
– Respecto a la comunidad musulmana recibir con los brazos abiertos las pro d u c c i o-
nes culturales y artísticas musulmanas que, respetando los valores islámicos, den
paso al nacimiento de una cultura islámica europea.
– Si la integración de la segunda generación se realiza en condiciones adecuadas, dan-
do más importancia a la c a l i d a d de la acogida, el proceso intercultural entre la segun-
da generación y los jóvenes españoles se realizará en igualdad entre ambos gru p o s .
– La flexibilidad del marco normativo adaptándose a las nuevas realidades, sin re n u n-
ciar a los derechos democráticos que pueda sobrepasar la institución patriarcal árabe
y la igualdad de los sexos.
– I n f o rmar a los menores verazmente, en las zonas de gran afluencia migratoria, sobre
la realidad en nuestro país.
– Reconducir los proyectos de cooperación hacia esas zonas (supervisando los pro-
yectos por la administración).
– Incentivar a las organizaciones de inmigrantes para que inviertan en las zonas de
donde proceden forma parte de la divisa ganada.
28 Ofrim/Suplementos Junio 2002
– La oportunidad que no debemos perder es acabar con la marginación educativa, la-
boral, social, etc… ya que la realidad de momento esta plagada de discriminaciones
cotidianas. Superando estos escollos tendremos jóvenes inmigrantes de la segunda
generación europeos que no se sentirán atraídos por sentimientos religiosos que re-
fuercen posturas fundamentalistas, sino ciudadanos europeos con derechos y obliga-
ciones.
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