Vicaría PastoralPastoral EducativaArquidiócesis de Cochabamba

Fiesta de Corpus ChristiSacramento de fe, comunión y misiónTexto de reflexión

Cochabamba. Arzobispado de Cochabamba, mayo 2012

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INTRODUCCIÓNLa Arquidiócesis de

Cochabamba, nos invita a asumir con mayor intensidad la actitud de “acogida”, propuesta para este año 20121 . En nuestra cultura es muy fácil percibir la actitud de acogida, a Dios, al hermano, al amigo, al forastero y a la creación, no solo de manera individual sino también en familia y como comunidad. Los actos de acogida, que muestra nuestra cultura, nos hace ver que somos un pueblo que sabe acoger.

La fiesta constituye un hito fundante en nuestras tradiciones y potencia el encuentro entre hermanos, y el “encuentro” es la oportunidad de celebrar y acoger.

La fiesta de Corpus Christi, nos brinda la oportunidad de encontrarnos y acogernos como comunidad fraterna en torno a Jesucristo, pues él ha querido caminar y quedarse con nosotros, y lo “vemos” y “reconocemos” en la fracción del pan (cf. Lc 24, 13-35). A Él le pedimos que nos explique las Escrituras, comparta con nosotros la mesa y alimente nuestra fe, para que, siendo discípulos y misioneros, vayamos contando a todos cómo sentimos arder nuestros corazones cuando nos habla y parte para nosotros el pan.

1 Cf. Mons. Tito Solari, Cata Pastoral 2012.

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TEXTO BÍBLICOLc 24,28-35

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas

Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos.

Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronuncio la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento se le abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Entonces se dijeron el uno al otro: “¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras?”

De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a los de su grupo. Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simon.» Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

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Corpus Christi: Sacramento de fe

Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento se le abrieron los ojos y lo reconocieron. (Lc 24, 30-31)

Los discípulos de Emaús vieron y reconocieron a Jesucristo en la fracción del pan. De la misma manera, nosotros, como comunidad de fe y discípulos misioneros, podemos entrar en diálogo y comunión con Jesucristo, escuchando su palabra y en la fracción del pan, porque también ahora él parte para nosotros el pan y se entrega a sí mismo como alimento, de modo que, «el encuentro con Cristo resucitado, que es posible también hoy, nos da una fe más profunda y auténtica, templada, por decirlo así, por el fuego del acontecimiento pascual; una fe sólida, porque no se alimenta de ideas humanas, sino de la palabra de Dios y de su presencia real en la Eucaristía.»2

La fe cristiana, por tanto, no es

sólo creer en la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo, y en la eucaristía nos encontramos con el Resucitado y acogemos su gracia que alimenta nuestra fe y con ello transforma nuestras vidas, pues la fe «es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo» (PF 10).

Pero la fe está estrechamente relacionada con el seguimiento, por eso el discípulo de Jesucristo, busca cada vez más configurarse con él, porque «la fe es mirar a Cristo, encomendarse a Cristo, unirse a Cristo, conformarse a Cristo, a su vida. Y la forma, la vida de Cristo es el amor; por tanto, creer es conformarse a Cristo y entrar en su amor»3 .

¡Vamos! Somos invitados a celebrar la fiesta de Corpus Christi, vamos a “ver” y a “encontrarnos” con Jesucristo en la Eucaristía, el sacramento de nuestra fe, el pan vivo donde está presente y cercano, donde se entrega como alimento para nuestro camino.

2 Benedicto XVI, Regina Caeli, 6 de abril de 2008.3 Benedicto XVI, Audiencia General, noviembre 2008.

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4 Mons. Tito, Carta Pastoral 2007, p3.5 cf. Mons. Tito, Carta Pastoral 2007, p4.

Corpus Christi, Comunión con Dios y los hermanos

De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a los de su grupo. (Lc 24, 33)

«La Eucaristía crea comunión y educa a la comunión» (EDE 40). En la Eucaristía se realiza y se concreta la comunión con Dios, con los hermanos y con toda la creación, porque ella une el cielo y la tierra, abarca e impregna toda la creación, en ella, Jesucristo, para reconducir todo lo creado, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida (cf. EDE 8).

La Eucaristía, que es el sacramento de la comunión, está en el centro de la vida eclesial, y está también en el centro de la vida de nuestra Iglesia en Cochabamba, en su celebración vivimos nuestro ser Iglesia, nos sentimos y experimentamos al mismo tiempo como hermanos en la fe y con su fortaleza somos enviados al mundo. (cf. PPD 73).

Por tanto, «la Iglesia vive de la Eucaristía, existe por ella y

para ella, porque el sacramento del pan eucarístico significa y al mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo […] la Iglesia se hace visible cuando se reúne como comunidad alrededor de la mesa en torno al Resucitado que la congrega y reúne en todo lugar».4

Por eso, todos los cristianos, por ser hijos de Dios Padre y hermanos en Cristo, constituimos una gran familia que es la Iglesia, unida en oración, reunida en torno a la Palabra y la fracción del pan, y cuya característica es la convivencia fraterna.

En nuestra realidad marcada por los enfrentamientos y la violencia, estamos invitados a vivir el sentido comunitario y fraterno, y pasar de una espiritualidad individualista a una espiritualidad de comunión, a la apertura personal y comunitaria, a la generosidad y estima mutua, a la confianza y cercanía, acoger la gracia divina y acoger al hermano y hermana.5

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1 cf. Gál 3,262 Catecismo de la Iglesia Católica, 1663 cf. Jn 20, 31 Papa Benedicto XVI, Mensaje al XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011, n. 5

Corpus Christi, fuente de la Misión

Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Lc 24, 35)

Como los discípulos de Emaús, nos toca contar a todos, anunciar la alegría y el gozo de ser discípulos de Jesucristo, porque «nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos por el evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con Él» .

Pero profesar y anunciar con la boca exige del discípulo un testimonio y un compromiso público. No podemos pensar nunca que creer es un hecho privado, sino, decidirse a estar con el Señor para vivir con él y asumir la responsabilidad social de lo que creemos, por eso «el encuentro

con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a la solidaridad; despierta en el cristiano un fuerte deseo de anunciar el Evangelio y testimoniarlo en la sociedad para que sea más justa y humana» .

No es posible acercarnos a la mesa eucarística y no sentirnos impulsados a anunciar con alegría y gozo que Jesucristo se da como alimento para nosotros, el pan de la unidad, de la solidaridad, de la alegría, de nuestra fe. Anunciemos en todos los ámbitos de nuestra vida: en la familia, en el colegio, en la comunidad parroquial, ya que la fe «crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo» (PF 7).

Cochabamba - Boliviamayo 2012