Redes y Espacios

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33 ESTUDIOS - N° 31 -ISSN 0328-185X (Enero-Junio 2014) 33-84 Redes y espacios de sociabilidad intelectuales en la entreguerras Un estudio sobre la Revista de Economía Argentina 1 Natacha Bacolla 2 Resumen: En el presente trabajo se analizar la Revista de Economía Argentina en tanto espacio de so- ciabilidad, esto es como medio dinámico don- de se intersectan una amplia gama de relacio- nes individuales y grupales, y no sólo como mera compiladora de escritos. Postulando, en ese registro, la pluralidad de orientaciones re- conocibles en la publicación, tanto en rela- ción a quienes participan en ella, sus vincula- ciones institucionales, organización interna, como a los tópicos temáticos y propuestas que moviliza. La estructura del presente artículo propone, en primer lugar, una descripción general de la publicación, indagando sobre las característi- cas de la misma que pueden explicar su longe- vidad y difusión. En segundo lugar, en los dos apartados siguientes explora, por una par- te, los perfiles de las trayectorias de los princi- pales participantes del colectivo editorial, y por otra, las relaciones proyectadas por la publica- ción hacia la sociedad, esto es los criterios de legitimidad que invoca. En tercer lugar, anali- za las inflexiones en las temáticas y conteni- dos difundidos. Por último, esta visión de conjunto permite establecer los parámetros a 1 Trabajo recibido el 20/04/2014. Aprobado el 10/07/2014. 2 Doctora en Ciencia Política por la UNR, Magíster en Ciencia Política y Sociología por FLA- CSO. Profesora Asociada ordinaria de la Facultad de Humanidades y Ciencias (UNL) en el área de Historia europea contemporánea. Profesora Adjunta en Historia social contemporánea en la Facultad de Ciencia Política y RR II (UNR). Contacto: [email protected] Abstract: In the present work, we analyze the Journal of Economics Argentina as a sociability space; that is as a dynamic environment where a wide range of individual and group relationships intersect, and not just as mere compiler. We postulate, in that record, the plurality of recognizable guidelines in the publication, both in relation to those involved in it , their institutional linkages , internal organization, and the topics and proposals that mobilized. In this article we offer first an overview of the publication, inquiring about the features that may explain its longevity and diffusion. In the next two sections we firstly explore the trajectory profiles of the main participants; and secondly, the image projected by the publication, and the legitimacy criteria invoked. Thirdly, we analyze the content and thematic inflections. Finally, this overview can set the parameters from which validate the periodization proposed for the analysis of the magazine. Keywords: Revista de Economía Argentina – sociability – networks.

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Redes y espacios de sociabilidad intelectuales en la entreguerras Un estudio sobre la Revista de Economía Argentina. PDFNatacha Bacolla

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    ESTUDIOS - N 31 -ISSN 0328-185X (Enero-Junio 2014) 33-84

    Redes y espacios de sociabilidad intelectualesen la entreguerras

    Un estudio sobre la Revista de Economa Argentina1

    Natacha Bacolla2

    Resumen:En el presente trabajo se analizar la Revista deEconoma Argentina en tanto espacio de so-ciabilidad, esto es como medio dinmico don-de se intersectan una amplia gama de relacio-nes individuales y grupales, y no slo comomera compiladora de escritos. Postulando, enese registro, la pluralidad de orientaciones re-conocibles en la publicacin, tanto en rela-cin a quienes participan en ella, sus vincula-ciones institucionales, organizacin interna,como a los tpicos temticos y propuestas quemoviliza.La estructura del presente artculo propone,en primer lugar, una descripcin general de lapublicacin, indagando sobre las caractersti-cas de la misma que pueden explicar su longe-vidad y difusin. En segundo lugar, en losdos apartados siguientes explora, por una par-te, los perfiles de las trayectorias de los princi-pales participantes del colectivo editorial, y porotra, las relaciones proyectadas por la publica-cin hacia la sociedad, esto es los criterios delegitimidad que invoca. En tercer lugar, anali-za las inflexiones en las temticas y conteni-dos difundidos. Por ltimo, esta visin deconjunto permite establecer los parmetros a

    1 Trabajo recibido el 20/04/2014. Aprobado el 10/07/2014.2 Doctora en Ciencia Poltica por la UNR, Magster en Ciencia Poltica y Sociologa por FLA-CSO. Profesora Asociada ordinaria de la Facultad de Humanidades y Ciencias (UNL) en elrea de Historia europea contempornea. Profesora Adjunta en Historia social contemporneaen la Facultad de Ciencia Poltica y RR II (UNR). Contacto: [email protected]

    Abstract:In the present work, we analyze the Journalof Economics Argentina as a sociability space;that is as a dynamic environment where a widerange of individual and group relationshipsintersect, and not just as mere compiler. Wepostulate, in that record, the plurality ofrecognizable guidelines in the publication,both in relation to those involved in it , theirinstitutional linkages , internal organization,and the topics and proposals that mobilized.In this article we offer first an overview ofthe publication, inquiring about the featuresthat may explain its longevity and diffusion.In the next two sections we firstly explorethe trajectory profiles of the main participants;and secondly, the image projected by thepublication, and the legitimacy criteriainvoked. Thirdly, we analyze the content andthematic inflections. Finally, this overview canset the parameters from which validate theperiodization proposed for the analysis of themagazine.

    Keywords: Revista de Economa Argentina sociability networks.

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    Introduccin

    La Revista de Economa Argentina3 form parte del dinmico univer-so de publicaciones peridicas que circularon en el pas durante las primerasdcadas del siglo XX. Fuente asidua de consulta en la historia econmica ypoltica, ha quedado imbricada a una imagen fuertemente crtica al consensoeconmico de poca. Perfil principalmente emergente de los pioneros anli-sis introductorios de Juan Llach a una compilacin de sus textos, editada porel Instituto de Desarrollo Econmico y Social (IDES) en los aos ochenta(Llach, 1985). Tanto este trabajo como otro de su autora, aquel clsico art-culo sobre el plan Pinedo, subrayan la conexin entre las crticas al liberalis-mo econmico, las ideas industrialistas, las polticas econmicas nacionalis-tas y los sectores corporativos afines a la trayectoria de la Revista. En esadireccin ha sido tambin estudiada como una de las fuentes y hogar decuadros de las polticas econmicas del primer plan quinquenal peronista(Belini, 2006; Llach, 1984). Sin embargo en sus primeros veinticinco aosde vida es posible delinear otros matices. Mltiples facetas que la presentancomo un escenario relevante para examinar y explicar las relaciones entrepoltica y construccin de conocimiento sobre la sociedad en el escenario dela entreguerras en Argentina.

    En el presente trabajo se analizar la REA en tanto espacio de sociabili-dad, esto es como seala Charles Prochasson, entendiendo a la revista comomedio dinmico donde se intersectan una amplia gama de relaciones indivi-duales y grupales, y no slo como mera compiladora de escritos (Prochasson,1999). Postulando, en ese registro, la pluralidad de orientaciones reconoci-bles en la publicacin, tanto en relacin a quienes participan en ella, sus vin-culaciones institucionales, organizacin interna, como a los tpicos temti-cos y propuestas que moviliza.

    La estructura del presente artculo propone, en primer lugar, una des-cripcin general de la publicacin, indagando sobre las caractersticas de la

    partir de los cuales validar la periodizacin quese propone para el anlisis de la revista.

    Palabras clave: Revista de Economa Argenti-na sociabilidad redes.

    3 De aqu en ms REA.

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    misma que pueden explicar su longevidad y difusin. En segundo lugar, enlos dos apartados siguientes explora, por una parte, los perfiles de las trayec-torias de los principales participantes del colectivo editorial, y por otra, lasrelaciones proyectadas por la publicacin hacia la sociedad, esto es los crite-rios de legitimidad que invoca. En tercer lugar, analiza las inflexiones en lastemticas y contenidos difundidos. Por ltimo, esta visin de conjunto per-mite establecer los parmetros a partir de los cuales validar la periodizacinque se propone para el anlisis de la REA.

    I. La REA: organizacin, financiamiento y espacios de circulacin.

    La Revista de Economa Argentina inici su circulacin en julio de1918, impulsada por una conocida y polifactica figura de la poca: el inge-niero Alejandro Bunge. Su edicin se mantuvo hasta 1952, aunque desde1943 ao en que fallece su fundador alternar su periodicidad, histrica-mente mensual, a perodos con aparicin bimestral y trimestral hasta su cie-rre.

    Una multiplicidad de temas y plumas poblaron sus pginas, a pesarque, la impronta principal de la publicacin perteneci en la mayor parte desu recorrido a las lneas de reflexin bungeanas. Como seala en su sistemati-zacin Saccavino de Roca, de los 1575 artculos que suman los ndices de larevista, alrededor de un 20 por ciento fueron intervenciones de su fundador.El resto de los colaboradores, considerados en forma individual sumaron unpromedio de 10 intervenciones, un nmero nimio frente a los 309 de Alejan-dro Bunge (Saccavino de Roca, 2003; Pantalen, 2004). Sin embargo, esedisperso universo de voces que formaron el 80 por ciento restante de las con-tribuciones, impuso tambin sus rasgos al conjunto de la edicin y proporcio-na datos sobre el perfil editorial (Cuadro I del Anexo).

    Estructuralmente la Revista tiene varias secciones claramente identifi-cables. Primeramente un apartado de anlisis grfico de hechos econmicosque aborda temas variados demografa, datos sobre niveles de produccin yprecios de los sectores primarios, industriales y de servicios, datos de la ha-cienda pblica, presupuestos estatales tanto nacional como de provincias,comercio exterior e interno argentino, costo de la vida, variacin de preciosde bienes y materias primas, estadsticas de desempeos comerciales, circula-cin monetaria, existencias de oro y circulacin fiduciaria, entre otros. Unsegundo conjunto es aquel constituido por lo que se denominan contribucio-nes, que en general compilan una serie de intervenciones en promedio no

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    ms de tres por nmero en ocasiones precedidas por las del propio director,y temticamente vinculadas a tpicos de particular actualidad. Aunque unaporcin de dichos artculos fueron originalmente escritos para la REA, otrobuen nmero lo constituan transcripciones de conferencias o artculos edita-dos en otros medios, incluso entrevistas hechas por peridicos y hacia la d-cada del 30, se agregaran versiones escritas de disertaciones realizadas porradiodifusin. Cabe sealar tambin, como se constata en las notas de laredaccin, que parcialidades de estas intervenciones originales fueron objetode publicacin en un formato reducido, pero al mismo tiempo, en diarios degran tirada, principalmente aunque no nicos los ms vinculados a la REA:La Nacin y La Prensa. Un tercer bloque son las series estadsticas sobrediversos rubros que aparecen con actualizaciones constantes y son productotanto de investigaciones y anlisis del equipo de la revista, como de indaga-ciones de reparticiones oficiales y otros organismos. Un ltimo apartado re-ne informes, notas y comentarios que compilan recensiones bibliogrfi-cas de libros recomendados, artculos de peridicos nacionales e internacio-nales consideradas relevantes por la direccin, informaciones sobre activida-des acadmicas y culturales. Adems de la habitual entrega de informacinestadstica que en distintos rubros publicaba la revista, la misma ofreca sistemticamente al menos desde finales de los aos 20 de forma gratuitapara sus suscriptores los servicios de su Departamento de InformacionesEstadsticas sobre datos especficos de la economa argentina. Desde 1933agreg dos rubros de informaciones adicionales denominados Movimientosmensuales, con anlisis numrico y grfico de ndices relativos a la econo-ma argentina y una Seccin Financiera. Desde el nmero 137 de noviem-bre de 1929 se editarn en ingls volmenes trimestrales que resumen la edi-cin castellana.

    Por las caractersticas de la publicacin, con contenidos especficamenteeconmicos y estadsticos, fue una experiencia particularmente longeva parala poca. Tambin su circulacin y nmero de tirada muestra cierta excep-cionalidad. Los 7.500 ejemplares ya en los tempranos aos veinte consti-tuyen un volumen importante frente a otras publicaciones especializadas:por ejemplo los alrededor de 3000 de la Revista de Ciencias Econmicas o laRevista Argentina de Ciencias Polticas. Adems, los circuitos de distribu-cin de la REA, como se consigna en la propia revista, fueron muy amplios extendidos por la difusin de algunos de sus artculos en simultneo con LaPrensa, La Razn y La Nacin. Entre dichos mbitos pueden mencionarse:organismos pblicos municipales, provinciales y nacionales, instituciones edu-cativas, bibliotecas universitarias y populares, barcos transatlnticos, grandes

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    hoteles tanto porteos como del interior y espacios de sociabilidad como elClub Alemn, Jockey Club, Yacht Club, entre otros. El mismo hecho, yamencionado, que desde noviembre de 1929 se comenzara a realizar una edi-cin en ingls y desde 1933 agregara un rubro de informacin financiera,ilustra la amplitud de los mbitos de difusin de la misma, que no concluanen las fronteras del pblico especialista.

    Una explicacin para esto puede encontrarse en parte, en otra particu-laridad de esta revista: su financiamiento independiente, por las suscripcionesy la publicidad tanto pblica como privada.4 Esta ltima no tuvo un perfiltotalmente constante y pueden sealarse ciertas transformaciones a fines delos aos veinte. Resumiendo sus caractersticas podramos indicar algunoselementos.

    En primer lugar, en la dcada inicial de la publicacin sus principalesanunciantes se concentraban en bancos, seguros, organismos financieros yFerrocarriles del Estado. Entre las instituciones bancarias de origen extranje-ro que publicitaban en la revista se encontraban: The First National Bank ofBoston; The National City Bank of New York; Banco Anglo Sudamericano;Banco Espaol del Ro de la Plata y Banco Alemn Transatlntico. Tambinse contaban en este rubro anunciantes de casas bancarias nacionales con res-paldo estatal: Banco Hipotecario Nacional, Banco de la Nacin Argentina,Banco de la Provincia de Buenos Aires; como as tambin conglomeradosque entrelazan participacin extranjera y diversos intereses sectoriales, comola Casa Ernesto Tornquist y Cia. Ltda., Banco El hogar argentino y Laexportadora argentina.

    4 Si tomamos por ejemplo la Revista de Ciencias Econmicas los auspicios no son frecuentes, ycuando los hay se trata particularmente en este perodo del Banco Hipotecario Nacional y elBanco de la Nacin Argentina; es recin a finales de la dcada de 1920 e inicios de la de 1930,que se incorporan publicidades, en mucho menor medida que la REA. Entre ellas se cuentan:compaas de seguros Compaa Argentina y Columbia Sociedad Annima- institucionesbancarias Galicia y Buenos Aires, The First National Bank of Boston; Leng, Roberts y Cia, BancoEspaol del Ro de la Plata-, compaas fabriles Compaa General de Fsforos, Feit y Olivari(Fludo Manchester), Max Glcksmann (Discos Oden)- y varios anuncios de estudios conta-bles particulares. Cabe mencionar, sobre la REA que segn los Anales de la Facultad de Cien-cias Econmicas de la Universidad de Buenos Aires, su Consejo Directivo aprob en junio de1918 el proyecto de edicin de la revista, presentado por quieres eran profesores de la casa Alejandro Bunge, Luis Roque Gondra, Enrique Ruiz Guiaz y Enrique Uriburu-. No pudi-mos constatar si haba partidas asignadas a sostener esta iniciativa, aunque cabe suponer que conla conversin en 1921 de la Revista de Ciencias Econmicas en publicacin oficial de la facul-tad, ste otro emprendimiento puede haber quedado al margen de la estructura presupuestariade la institucin.

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    No menos numerosas eran las compaas de seguros, tanto extranjeras,con sucursales en el pas, como nacionales. Entre las primeras: GuarrantyTrust Company of New York; Leng, Roberts and Co que tambin ofrecaotros servicios financieros; y de origen local: La Positiva compaa de segu-ros, Fnix del Norte, y La Buenos Aires Compaa de Seguros (relacionadacon la ya mencionada Casa Ernesto Tornquist y cuyo director era Carlos A.Tornquist, un relativamente asiduo colaborador de la REA como veremos).

    Dentro de este espectro, casi como una excepcionalidad, merece unlugar aparte la incorporacin entre los anuncios, desde su fundacin y duran-te casi un lustro, de la publicacin internacional de Estadstica: Metron, cuyodirector y propietario era el reconocido estadstico italiano Corrado Gini.5En la mencionada publicidad se explicitaban los nombres que componan sucomit de direccin, donde figuraban personalidades como Major Greenwo-od reconocido como un pionero en las estadsticas epidemiolgicas britni-cas Emanuel Czuber maestro del propio Gini Antonio Flores de Lemusfigura ligada al estudio de las finanzas pblicas espaolas George Knibbseconomista y estadstico australiano de eminente trayectoria en relacin alos estudios sobre coeficientes monetarios y una larga lista que inclua alpropio director de la REA.

    5 Es de resaltar que a pesar del anuncio, el estadstico italiano no form parte del amplio listadode colaboradores que consignara la REA en los aos 20. Una nica nota de su autora seencontrara en la seccin de comentarios, recin en 1933, relacionada con la crisis financiera,registrndose paradjicamente una total ausencia de contribuciones sobre el mtodo de suautora relativo a la medicin de la desigualdad en una distribucin; ndice que lleva su nom-bre, y que si bien ha sido aplicado a una multiplicidad de campos ha obtenido su relevancia desu empleo en la Economa para medir la desigualdad en la distribucin de la riqueza e ingresos.Gini naci en Italia en 1884. Estudi Derecho, Estadstica y Economa en la Universidad deBolonia. Desde su entrada en la ctedra de estadstica en 1910 en la Universidad de Cagliarihasta la Primera Guerra Mundial, sus principales contribuciones se concentraran en la metodo-loga estadstica. En esa direccin, comparti con Alejandro Bunge el inters sobre cuestionescomo la construccin de ndices de comparacin y determinacin del poder de compra de lasmonedas, que concit el debate en el Instituto Internacional de estadstica en los aos 10 y20 del pasado siglo. Hacia 1919 ingres como profesor en la Universidad de Padua, enmaterias ms ligadas al Derecho y las ciencias sociales (Economa Poltica, Derecho Constitu-cional, Demografa). En el contexto de la Italia ya fascista, en 1923 se traslad a la Universidadde Roma, e inici una profusa actividad pblica entre las que cabe mencionar su participacinen el Consejo Superior de Estadsticas de Italia, su actuacin como experto en las polticasdemogrficas del rgimen, la organizacin de la Escuela de Estadstica para funcionarios y laFacultad de Estadstica, Demografa y Ciencias Actuariales. Su particular relacin con el rgi-men se deteriorara con la entrada de Italia a la guerra. Al respecto remitimos al texto deFrancesco Cassatta (Cassatta, 2006).

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    En segundo lugar, desde los nmeros finales de la dcada de 1920 seincorporara un nuevo perfil de auspiciantes, principalmente vinculados aempresas industriales y de servicios. Entre aquellos constantes durante la d-cada de 1930 pueden mencionarse en el rubro servicios varias empresas em-blemticas con participacin de capitales externos: Compaa Hispanoame-ricana de Electricidad (CHADE), Compaa del Ferrocarril Oeste (FCO),Ferrocarril del Sud (para sus secciones: Oficina de colonizacin y Servicio deautomviles de veraneante) y Compaa Unin Telefnica del Ro de la Pla-ta. Dentro del espectro de empresas fabriles cabe mencionar: Fbricas deCemento Loma Negra, Compaa Argentina de Cemento Portland6, Empre-sa Constructora Georges LEnfan; Compaa General Fabril Financiera (exCompaa General de Fsforos, la cual constitua uno de los principales con-glomerados empresarios argentinos de integracin vertical)7, Nafta Wico Stan-dard8, Fbrica de aceite comestibles y otros de Garca Hnos. y la CerveceraQuilmes. Entre las entidades con actividades en el sector financiero aquellasque permanecan en este abanico de anunciantes se cuentan: Banco de laProvincia de Buenos Aires, Casa Bancaria Ernesto Tornquist & Co, ademsde estudios y empresas de la familia Bunge (principalmente el Estudio Bun-ge y Zavala y la Escribana Max Bunge).

    En tercer lugar y en relacin al mencionado arco de aportantes publici-tarios es posible extraer una serie de corolarios que agregan densidad al perfilde la REA; ubicndola en las intersecciones de intereses econmicos clavesdel esquema de relaciones internacionales, tanto comerciales como financie-ras de la Argentina de la primera mitad del siglo XX; articulado principal-mente en torno a los vnculos triangulados con Gran Bretaa y Estados Uni-dos.

    Dinmica de insercin internacional de la economa argentina que sehaba originado en los aos previos a la Gran Guerra. La misma tena doscomponentes centrales. Un lado del tringulo, dinamizado por el fuerte nexoconstruido en la segunda mitad del siglo XIX con la economa britnica,

    6 Principalmente sus publicidades se centraban en la difusin de sus cementos San Martn eIncor, y los mismos incluan muestras fotogrficas de grandes obras realizadas con sus produc-tos: instalaciones del Club Ferrocarril Oeste; el ministerio de obras pblicas de la Nacin, etc.7 No avanzaremos sobre esto, pero nos permitimos referenciar dos trabajos sobre la CompaaGeneral de Fsforos en distintos momentos: uno de Mara Ins Barbero sobre sus orgenes(Barbero, 2000), y otro sobre su trasformacin en las primeras dcadas del siglo XX de SilviaBadozo (Badozo, 2008).8 La empresa petroqumica norteamericana centra sus publicidades principalmente en los servi-cios al turismo.

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    principal mercado de la produccin agrcola y ganadera de zona templadadel pas, origen de la mayor parte de las inversiones en obras de infraestructu-ra y proveedor de manufacturas. A inicios del siglo XX la introduccin deciertos rubros de la produccin industrial norteamericana en el comercio deimportacin del pas, gener una brecha en el bilateralismo virtualmente exis-tente con Gran Bretaa. La relacin con Inglaterra no fue reemplazada poruna nueva vinculacin exclusiva con Estados Unidos, sino que gener unnuevo lado, un tringulo comercial, donde los flujos de ambos pases con laArgentina adquirieron una direccin unilateral: Gran Bretaa como princi-pal destino de las exportaciones argentinas y Estados Unidos como crecienteorigen de capital y de las importaciones en rubros de la demanda nacionalrelacionados con las nuevas tecnologas de la segunda revolucin industrial principalmente, qumica, mecanizacin y produccin automotriz rubros enlos cuales la industria inglesa no lograba superar su profunda debilidad. Lastransacciones financieras reforzaron, en un punto, la lgica de dichas relacio-nes: la exportacin de capital corresponda al nivel de exportacin de manu-facturas y en el mediano plazo compensaron segn algunos autores, la direc-cin opuesta del comercio en uno y otro lado del tringulo. (Villanueva,1972; Fodor y Oconnell, 1973; Schvartzer, 1996; Gerchunoff y Llach, 1998;Rapoport, 2000).

    En ese contexto, del cuadro de anunciantes mencionados y sus variabi-lidades, pueden extraerse otros corolarios. En primer lugar, la estratgicaposicin de la mayor parte de ellos en el escenario socioeconmico de lapoca, factor que aporta elementos para explicar el relativo xito de esteemprendimiento editorial y la amplitud de su tirada, a pesar de sus conteni-dos especializados los cuales mutan sus focos de inters en una sintona bas-tante cercana al cambio de auspiciantes. Consecuentemente, podra inferir-se como segundo corolario, adems de las vinculaciones personales en lasactividades de las entidades anunciantes de varios de quienes participaron enla revista como veremos ms adelante, el valor de la informacin que di-funde la publicacin y sus servicios estadsticos para estos agentes en el pro-ceso de toma de decisiones en relacin a patrones de inversin, relacionesgubernamentales, polticas comerciales, etc. dado que la elaboracin pororganismos oficiales de varios de esos datos era casi virtualmente inexisten-te.9 En tercer lugar, tambin es posible a partir de este mapa arriesgar algu-

    9 Como veremos ms adelante, los pocos aspectos desarrollados por las estadsticas oficialestambin estaran en el espectro de informacin difundido por la revista, en virtud del acceso alas mismas por su director en funcin de su trabajo, hasta mediados de la dcada del 20, en lasagencias estatales vinculadas a su elaboracin.

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    nas ideas acerca del tipo de industrialismo y el tono del nacionalismoeconmico que se defiende desde sus pginas, que no deja de invocar pol-ticas de incentivo a las inversiones externas ante el escaso volumen de capi-tales internos. Nacionalismo, por lo tanto, que no se presenta incompatiblecon posturas favorables a las vinculaciones con Norteamrica o la continui-dad de algunos de los lazos tejidos con la economa britnica.

    El detalle de anunciantes que publicitaron en los primeros aos de vidade la revista, constituye un listado que incorpora una parte importante de lasprincipales casas bancarias norteamericanas que sostuvieron las operacionescomerciales y de capital entre ambos pases, como as tambin entidadesfinancieras ligadas a los intereses britnicos y de otros pases europeos. En elprimer caso: el National City Bank of New York desde la apertura de susucursal en Buenos Aires en 1914 el First National Bank of Boston operan-do desde 1917 y la Guarranty Trust Company of New York, entre otros. Enel segundo: el Banco Alemn Transatlntico que operaba en el pas desde1893 y que estaba ligada a la experiencia del fundador del grupo Tornquist,Ernesto, en la segunda mitad del siglo XIX, el Banco Anglo Sudamericano uno de los principales agentes financieros de los intereses britnicos tantorelativos a los negocios ferroviarios como frigorficos en el pas desde finalesdel siglo XIX10, la Leng, Roberts and Co otro conspicuo representante delos intereses de las altas finanzas britnicas y el Banco Espaol del Ro de laPlata (Fodor y Oconnell, 1973, Rapoport, 2000; Regalsky y Barbero, 2002).

    As tambin la enumeracin de sus publicidades desde finales de losaos veinte y la dcada de 1930, constituyen un buen catlogo de los intere-ses industriales y los principales rubros en la composicin del producto ma-nufacturero en el perodo: industrias alimenticias y bebidas; ramas relativas alpapel; cementos e industria de la construccin; productos derivados del pe-trleo. No de menor importancia es el de servicios puntualmente relativo atelefona y electricidad. En esa direccin la composicin de los anunciosmuestra un desplazamiento que acompaa el cambio de liderazgo econmi-co que a nivel mundial viraba persistentemente hacia la economa america-na, sobre todo cuando luego de la Gran Guerra se afiance su condicin de

    10 Recurdese en este sentido por ejemplo que el Banco Anglo Sudamericano de Buenos Aires,haba sido designado como uno de los agentes financieros del Convenio de Comercio yCrditos Recprocos entre Gran Bretaa y Argentina, conocido como Tratado DAbernon,firmados hacia 1929 por Yrigoyen. Los mismos concedan beneficios casi unilaterales a losintereses ingleses en rubros ampliamente dbiles como el de materiales ferroviarios y textiles.Como se sabe estos acuerdos nunca fueron puestos en prctica. (Fodor y OConnell, 1973)(Rapoport, 2000).

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    acreedor unilateral (Fano, 1985; Villanueva, 1972; Regalsky y Barbero, 2002).Internamente en la publicacin, ese cambio en la estructura publicitaria es-tuvo acompaado, como veremos, por un desplazamiento en los tpicos delos contenidos de artculos e informaciones divulgadas.

    II. El colectivo editorial. Una visin de conjunto.

    El cuadrante bosquejado de este modo se refuerza cuando nos adentra-mos en las caractersticas, composicin y vnculos de las figuras que anima-ron el staff de la REA. Al respecto es necesario anotar algunos puntos, quesostienen la relevancia del emprendimiento editorial para el anlisis de estacoyuntura de la entreguerras y, en ese marco, de las relaciones entre poltica,sociedad, Estado y produccin de conocimiento.

    En primer lugar, como ha sido sealado por varios estudios, en el climareformista de poca, las Ciencias Sociales y sus profesionales adquirieron unlugar prominente en la construccin de un nuevo tipo de conocimiento so-cial que tena como principal mvil sostener slidamente polticas estatalesorientadas al progreso econmico, la solucin de la cuestin social y losnuevos desafos de la representacin poltica. La creacin de espacios institu-cionales en los que la elaboracin y difusin de nuevas formas de conoci-miento sobre la economa, la sociedad, y la poltica pudieran desplegarse fuepor tanto un paso clave en dicho proceso (Zimmermann, s/d). En esas coor-denadas la REA se constituir como un mbito de referencia y confluenciapara varios sectores de la elite que continan sosteniendo diversos enfoquessobre el particular papel del conocimiento en la arquitectura de una reformade la sociedad argentina en su conjunto11. Hecho que se hace explcito noslo en la enunciacin de su programa inaugural, sino en los criterios de legi-timidad que invoca.

    11 Como ha sido sealado en varios estudios, la evaluacin de los nuevos fenmenos socialesprodujo profundas transformaciones en el modo de abordarlos en las elites intelectuales ypolticas de la Argentina del cambio de siglo. Y en ese contexto el momento finisecular alumbrauna gama de programas de reformas: las diversas corrientes matrizadas por un liberalismotransformado -que se extienden por distintos agrupamientos tanto del oficialismo como de laoposicin- y que conviven con otras vertientes reformistas de distinta raigambre ideolgica,como la socialista o la catlica. Muchos han sido los trabajos consagrados al tema, remitimosslo a algunos que consideramos principales para nuestro tema (Botana, 1994); (Devoto,2002); (Halpern Donghi, 2000) (Nun, 2005); (Roldn, 2006); Zimmermann 1994); (Fal-cn, 2000).

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    En ese registro, y en segundo lugar, si bien su fundacin coincide cro-nolgicamente con la reforma universitaria de 1918, no encontramos en ellael clima radical del mismo sino un costado del reformismo universitario quepone el acento de la discusin en la definicin de los perfiles de lo acadmi-co. Tensin que se alimentaba en los cambios introducidos en el proceso deconstruccin dentro de las universidades de una carrera propiamente acad-mica ligada a la investigacin, y la traccin que sobre ello impona el peso delas corporaciones profesionales (Buchbinder, 2000). Confrontacin entreprofesin y ciencia particularmente presente en la constitucin del campode los economistas (Plotkin, 2006).

    En tercer lugar, no es menos relevante recordar que el escenario gene-ral de la poca estuvo impregnado por las consecuencias polticas del refor-mismo saenzpeista, que llevara a poner en primer plano la tarea de enun-ciacin programtica de un conjunto de nociones sobre aquello que debaconstituir los mecanismo polticos e institucionales adecuados a una nueva yms transparente relacin entre la sociedad y el Estado, en el marco del pro-yecto reformista.

    Ese clima del momento histrico nutre la trayectoria de la Revista ysus actores. Ya que junto a su director, Alejandro Bunge, dieron comienzo alemprendimiento profesores de la Universidad de La Plata y la de BuenosAires varios de ellos fundadores de la Facultad de Ciencias Econmicas dela UBA miembros de la elite portea y actores de la vida poltica y econ-mica nacional; que conjugaron la actividad como especialistas en el mbitoprivado, en la funcin pblica y en las universidades.

    Siguiendo a Llach, podemos distinguir generacionalmente dos grupos.El primero, compuesto por aquellos nacidos a finales del siglo XIX, hombrescon claro perfil acadmico y pblico que se alejarn tempranamente de larevista. Es el caso, por ejemplo, de Luis Roque Gondra, Carlos J. Rodrguezy Juan Jos Daz Arana.12 El segundo conjunto, incorporado en momentosya consolidados de la REA, compuesto por figuras que en gran parte invocanuna relacin discipular con Bunge. Entre ellos, adems de dos de los hijos del

    12 Luis Roque Gondra, Carlos J. Rodrguez y Juan Jos Daz Arana son todos profesoresuniversitarios, de filiacin radical antipersonalista los primeros y demcrata progresista el lti-mo. Aunque abordamos ms especficamente estas cuestiones en otro trabajo, cabe sealar queel alejamiento de Gondra tambin remite a los debates sobre el perfil de la ciencia econmica.Seguidor de Walras, Pareto y Pantaleoni, defina a la economa como una matemtica aplica-da, contraponindose a las lneas de la Economa Positiva en las cules se haba formadoBunge, como as tambin a aquellos que defendan un paradigma profesionalista de la cienciaeconmica (Fernndez Lpez, 2008).

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    director: los hermanos Garca Mata, Emilio Llorens, Csar H. Belande,Eduardo A. Coghlan, Carlos Luzzetti, Carlos Moyano Llerena, Carlos Co-rrea vila, Jos Figuerola, Francisco Valsecchi, Ramn Carrillo y HoracioMariscotti.

    El ncleo de presencia ms sostenida en el cuerpo directivo del primergrupo incluye junto a Bunge a Enrique Ruiz Guiaz y Miguel ngel Crca-no. Con una persistencia similar aunque no siempre en la estructura de direc-cin, sino alternando como colaboradores, se destacaban Carlos Alfredo yEduardo Tornquist, y Alejandro Shaw. Entre aquellos que nunca estuvieronen su cuerpo directivo pero sostuvieron una nada desdeable continuidadcomo articulistas, cubriendo la mayor parte del perodo en anlisis, cabemencionar a: Emilio Coni, Ral Prebisch, Roberto Ramm Doman, GastnLestard y Atilio DellOro Maini.13

    13 Tres autores ms podran incluirse por su continuidad y su nmero de intervenciones:Toms Le Bretn, Juan Cafferata y Constantine MacGuire. A diferencia de los mencionados,sus participaciones se centran ms en transcripcin de conferencias pronunciadas en diversosmbitos, proyectos de leyes y otras intervenciones ms que artculos. Son bastante conocidaslas dos primeras figuras. Le Bretn, nacido en Buenos Aires en 1868, abogado de formacin,tuvo una carrera pblica nutrida, como legislador nacional y dentro del poder Ejecutivo, tantoantes como despus de la reforma electoral de 1912. Enviado especial del gobierno nacionala Europa en relacin al conflicto de lmites con Brasil en 1892, delegado argentino en varioscongresos sobre patentes y propiedades intelectuales e industriales en Berln (1904) y Estocol-mo (1908), Miembro de la Comisin investigadora de Tierras Pblicas (1910), Diputadonacional por Capital Federal entre 1914 y 1920, embajador en los Estados Unidos (1920-1922), misin diplomtica durante la cual establecera nexos con instituciones e interesesligados a la innovacin tecnolgica aplicada al agro y la produccin de cultivos industriales.Estas relaciones se vern reflejadas en varias acciones durante su paso por el Ministerio deAgricultura y Ganadera de la Nacin durante la presidencia de Alvear. En su gestin, entre1922 y 1928, llev a cabo un proceso de reestructuracin importante, en el cual se destac laincorporacin de funcionarios por concurso, la organizacin de direcciones especficas como laDireccin de Economa Rural y estadstica en la cual estara Prebisch- la autonomizacin de lareparticin de Defensa agrcola, la Direccin de Ganadera y acciones de impulso de nuevoscultivos y tcnicas, ligadas a esfuerzos por vincular esa esfera al mercado y avances norteameri-canos. Tambin ejerci como diplomtico entre 1930 y 1938 en Francia. En ese perodoparticip adems como delegado argentino en la OIT en Ginebra (1931), en la Conferenciade Washington (1932), como presidente de la delegacin argentina en la Conferencia Econ-mica y Monetaria de Londres (1933), y fue parte de la representacin argentina en las nego-ciaciones que finalizaran en el tratado Roca-Runciman. Posteriormente se lo design embaja-dor en Londres. Si bien la funcin pblica y acadmica -form parte tambin de la Academiade Agricultura y Veterinaria- constituyeron una parte importante de su trayectoria, no fuemenor su insercin en directorios empresariales, dentro de empresas del grupo Tornquist como Ferrum, Compaa introductora argentina y el Banco Belga Argentino-. En cuanto al Dr.Juan Cafferatta, nacido en Crdoba en 1877, mdico egresado de la Universidad de Buenos

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    Este primer grupo generacional tena por tanto, como ya sealara Lla-ch, referentes institucionales fuertes vistos en conjunto. En el campo de losintereses corporativos los que confluyen en la Confederacin Argentina delComercio, la Industria y la Produccin (CACIP) y la Unin Industrial Ar-gentina (UIA) desde mediados de los aos veinte con el cambio de rumboque implic la presidencia de Colombo14. En lo poltico el espectro queconstituir en los treinta la Concordancia15. Pero tambin algunos de susmiembros tienen estrecha relacin con la Asociacin del Trabajo Luis Zu-berbhler, Atilio Dell Oro Maini, Alejandro Bunge y la Liga Patritica Alejandro Bunge, Luis Zuberbhler, Manuel Carls. Los Crculos de Obre-

    Aires, tuvo una densa carrera ligada a la funcin pblica, a la docencia universitaria y una activamilitancia catlica. Sus reas de accin estuvieron vinculadas a temas centrales del higienismoen la poca, en las que se asociaba las enfermedades infecto-contagiosas a los problemas dehacinamiento habitacional y su incidencia en la moral y costumbres de los sectores populares.En esa direccin, presidi la Primera Conferencia Nacional en Crdoba (1917), y el PrimerCongreso Panamericano en la misma ciudad (1927), fue delegado del gobierno argentino a laConferencia Panamericana de Montevideo (1933), miembro de la Comisin organizadoradel Congreso para el estudio del problema de la vivienda popular (1938). En cuanto a cargospolticos, ejerci como vicepresidente del Consejo deliberante de la ciudad de Crdoba,Senador en la provincia homnima, diputado nacional por la misma provincia en cinco pero-dos, ejerciendo la presidencia de la cmara entre 1932 y 1933. En el mbito acadmico fueprofesor en la Universidad de Crdoba, miembro de la Academia Nacional de Medicina deBuenos Aires y Presidente del Crculo Mdico de Crdoba. Con respecto al abogado e histo-riador Constantine MacGuire, fue una figura con bastante influencia en los crculos catlicosnorteamericanos, pero tambin en mbitos ligados al derecho, como la Association of Ameri-can Law Schools. Al respecto hemos encontrado datos en The Catholic Historical Review,editada desde 1915 por la Catholic University of America, miembro de la American CatholicHistorical Association, fundada en 1919. MacGuire detent su presidencia en 1933.14 Luis Colombo estuvo en la presidencia de la UIA durante 20 aos. Desde su direccin -quetraduce el mayor peso que luego de la modificacin de los estatutos en 1922 pasaron a tenerlos sectores ms concentrados del petrleo, la electricidad y el cemento- la entidad consolidel perfil que haba tomado desde el Segundo Congreso de la Industria realizado en 1925, yque se sum a las lneas defendidas por la CACIP y el grupo de la REA. Sobre los comporta-mientos de ambas organizaciones corporativas cf. (Marchese, 2000); (Cneo, 1984).15 Esta coincidencia con el espectro de partidos que confluyen en lo que se conoce como laConcordancia se advierte plenamente en la participacin como candidatos a diputados nacio-nales en 1931 por el Partido Demcrata Nacional de algunos colaboradores, Alberto MndezCasariego, el presidente de la UIA Luis Colombo y del director de la REA, Alejandro Bunge.La Nacin, 08/10/1931. Previamente, muchos de los que sern colaboradores o allegados alcrculo de la revista tambin haban participado ms o menos cercanamente a la conformacindel Comit de Comercio e Industria, que secundara a la frmula de Senz Pea, y varios desus miembros participaran luego en la experiencia de la democracia progresista en torno alprograma fundacional de 1915.

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    ros Catlicos y desde su fundacin en 1931 la Accin Catlica Argentina sonotros de los mbitos que intersectan a varios de sus colaboradores.

    Por otra parte debe mencionarse el fuerte anclaje en espacios ligados ala expertisse, como a mbitos acadmicos universitarios, otorgados por fi-guras como Enrique Ruiz Guiaz, Miguel ngel Crcano, el propio Bungey Alejandro Shaw. Perfil que se refuerza en la continuidad de algunos colabo-radores mencionados: Coni, Ramm Doman, Lestard, DellOro Maini y Pre-bisch16. Entre estos espacios se destacan la Academia Nacional de CienciasEconmicas, el Museo Social Argentino, ms tardamente la Academia Na-cional de Ciencias Morales y Polticas desde su constitucin en 1938, elInstituto Popular de Conferencias del diario La Prensa como as tambin eldiario La Nacin, donde varios y particularmente su director, participabancomo columnistas.

    Adems, muchos de quienes formaron parte de la REA con diversosgrados de cercana compartan ms all de su insercin en instituciones, loscrculos de sociabilidad que involucraban los vnculos familiares y del mbitosocial. En esa direccin, el entorno familiar de su director, Alejandro Bunge,proporcion profusos lazos con las elites, que efectivizaron sin lugar a dudas

    16 En el caso de aquellos que participaron en la estructura directiva de la REA: AlejandroBunge: Profesor de Estadstica de la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad deBuenos Aires, Vicepresidente primero de su Academia, miembro del Consejo Directivo de esaFacultad; Profesor de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales de la Universidad de La Plata.Perteneci a la Institucin Mitre, Presidente de la Academia Literaria de La Plata. EnriqueRuz Guiaz: Estudi en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, desem-pendose como profesor de Finanzas y Economa Poltica en la misma Universidad. Pertene-ci y presidi el Museo Social Argentino. Miembro de la Academia Nacional de Derecho yCiencias Sociales, miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Madrid, de laSocit des Americanistes de Pars y de Asociaciones de Historia de Londres, Lima, Santiagode Chile, Montevideo, Ro de Janeiro, Bogot, Sucre y Mxico. Miguel ngel Crcano:Estudi en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Actuacin: Profesor de Derecho Admi-nistrativo en la Facultad de Derecho, miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Dere-cho, delegado al Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires; profesor de Economay Organizacin agraria en la Facultad de Ciencias Econmicas, Vicepresidente de la AcademiaNacional de Ciencias Econmicas; perteneci a la Academia Nacional de la Historia, AcademiaNacional de Ciencias Econmicas, Academia de la Historia de Uruguay y de Per, Real Acade-mia de Historia. Emilio Coni: Estudi Ingeniera Agrnoma en la Universidad Nacional de LaPlata, especializado en economa rural. Ejerci la docencia como profesor de Administracinrural y Contabilidad agrcola en la Facultad de Agronoma y Veterinaria de la UniversidadNacional de Buenos Aires. Vicepresidente de la Academia Nacional de Agronoma y Veterina-ria de la misma universidad. Perteneci a la Academia Nacional de la Historia y al InstitutoCultural Argentino Norteamericano. Entre 1925 y 1927 obtuvo medallas de oro por concur-sos organizados por la Institucin Mitre.

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    la insercin de la revista, como as tambin la de otros emprendimientos delos cuales participaba. Estos nexos provenan tanto de parte de su padre,Octavio, como de su madre, Mara Luisa Arteaga. Su padre Octavio, fuepresidente de la Corte Suprema de Justicia, su to Emilio fue director delBanco de la Provincia de Buenos Aires a fines del siglo XIX, tambin estan-ciero. Emparentado con los Ramos Meja, a travs de su to Hugo. La fami-lia Bunge, a su vez, formaba parte desde su llegada en el siglo XIX de lareducida comunidad alemana en Buenos Aires. Esta pertenencia los vincula-ba a figuras de gran actividad en el comercio y las finanzas ligadas al circuitoeconmico europeo, no slo alemn sino tambin belga como la familiaTornquist por ejemplo, con los cuales compartan lejanos lazos de parentescoa travs de los Altgelt. Por parte de su madre se vinculaba con dos ramasfamiliares de la elite portea: los Madero y los Domnguez. Sus hermanosagregaban densidad a estos crculos de sociabilidad familiar: Carlos Octavio,jurista y figura de la filosofa positivista; Augusto, mdico, con actuacin enla medicina social, con una larga carrera poltica desde la fundacin del Par-tido Socialista Argentino, del cual se ira, conformando junto con FedericoPinedo y Antonio De Tomaso el Partido Socialista Independiente (GonzlezBollo, 2004; Crdenas y Pay, 1997; Imaz, 1974; Tarcus, 2007; Camarero,2005; Gilbert, 2008).

    Como seala Hernn Gonzlez Bollo, los hermanos Bunge Arteaga seformaron en un ambiente profundamente marcado por el ideario liberal ylaico defendido por su preeminente padre Octavio.17 Sin embargo, en cuan-to a sus estudios formales, Alejandro concluy su secundaria en el Colegiodel Salvador, a contrapelo de los usos de gran parte de la elite portea queenviaban a sus hijos al Colegio Nacional de Buenos Aires18. A su fin inicia

    17 Cinco de sus siete hermanos, tuvieron relevantes actuaciones en la escena pblica. Sus doshermanos mayores Carlos Octavio y Augusto fueron claros exponentes del reformismo liberalde inicios del siglo XX. Delfina, ligada a la trayectoria de su marido Manuel Glvez, tendra unaactuacin nada desdeable en las letras; mientras Roberto tendra como abogado una ampliatrayectoria en las esferas de la administracin nacional. Al respecto referimos a los dos volme-nes dedicados por Eduardo Crdenas y Carlos Pay a la familia Bunge (Crdenas y Pay, 1995;1997).18 Cabe resaltar que los hermanos mayores de la familia Bunge a pesar de haber hecho un brevepaso por el Colegio del Salvador, finalizan sus estudios en el Colegio Nacional como su padreOctavio, no sin algunos vaivenes de rebelda que llevan a Carlos Octavio a la Escuela NavalMilitar en Diamante, provincia de Entre Ros- . Como subraya Gonzlez Bollo, ambos cursa-ron el colegio secundario en momentos de auge de las polticas de secularizacin de la educa-cin, durante el ministerio de Eduardo Wilde. En ese contexto si bien la influencia jesuita enla formacin sectores de elite era an significativa, se subordinaba a los lineamientos que las

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    estudios en la Facultad de Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales de la Univer-sidad Nacional de Buenos Aires, en la cual permanece dos breves aos, pa-sando a cursar, sin recibirse tampoco, en la Facultad de Derecho y CienciasSociales de la Universidad de Buenos Aires. Es enviado por su padre a Alema-nia por lo que sealan sus bigrafos para evitar su ingreso al sacerdocio19donde se grada como Ingeniero con especialidad en electrotecnia en la Te-chnische Hoschschule de la Universidad Real de Sajonia. Momento de for-macin en el clima de ideas de la Alemania imperial que marcara, al igualque su militancia confesional y su actuacin en los Crculos de Obreros Cat-licos, gran parte de su trayectoria.

    Su recorrido profesional reconoce tres grandes etapas. En palabras deGonzlez Bollo

    La primera (1913-1921) gira alrededor del joven y creativo funcionario,que ascendi dentro de la red de oficinas descentralizadas de las estadsti-cas pblicas y del demgrafo, con una marcada tentacin correctiva delas conductas desviadas. En la segunda etapa (1921-1932) se alternanlas figuras del economista consultor de diferentes intereses corporativos,del tecncrata que ensaya una gestin estatal sobre la economa paratransformar la sociedad y del divulgador econmico en los medios deprensa. Las tres figuras juntas llevarn a la consagracin del acadmico.La tercera y ltima etapa (1932-1943) es la del declive del intelectualconservador y del demgrafo pesimista sobre el futuro del pas.(GonzlezBollo, 2004: 62)

    En ese recorrido, como figura pblica, y en los mencionados lazos desu vida privada, fueron asiduas las coincidencias con el ncleo estable men-cionado.

    Bunge fue amigo de infancia con los Nazar Anchorena (ambas fami-lias, segn Eduardo Crdenas y Carlos Pay, tenan propiedades veraniegas

    polticas educativas del Estado nacional, que exiga examen previo en el Colegio Nacional parasu ingreso en el sistema universitario. Esto cambi en el momento de cursada de los estudiossecundarios de Alejandro, volviendo a constituir el colegio jesuita una alternativa a los parme-tros de la educacin liberal y laica representada por el Colegio Nacional. (Gonzlez Bollo,2004)19 Segn describen Eduardo Crdenas y Carlos Pay, Alejandro Bunge habra manifestado suvocacin sacerdotal en su adolescencia, razn por la cual su padre decidi que siguiera susestudios secundarios como alumno libre, para sustraerlo de la influencia jesuita del Colegio delSalvador. Es en esos momentos cuando se dedica a actividades deportivas que lo vinculan, enel Club Gimnasia y Esgrima a Lorenzo Anadn. (Crdenas y Pay, 1995).

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    en San Isidro), tambin con Carlos Bec, Carlos Alfredo Tornquist, RafaelCullen y Luis Copello. En el colegio del Salvador los Bunge haban coincidi-do como alumnos con Matas Snchez Sorondo, Enrique Finochietto, To-ms Amadeo, Marco Aurelio Avellaneda, Atilio Chiappori, Luis Roque Gon-dra. Otro espacio de confluencia fue la Facultad de Derecho de la Universi-dad de Buenos Aires, con profesores como Raimundo Wilmart, Ernesto Wei-gel Muoz y David de Tezanos Pinto.

    Otro mbito de interaccin del conjunto, es aquel conformado por losestablecimientos de ocio de las elites porteas, como la pertenencia al JockeyClub y al Crculo de Armas Alejandro Bunge, Miguel ngel Crcano, Mi-guel Casares, Jos Mara Bustillo, Benito Nazar Anchorena, Alejandro Shaw,Eduardo Tornquist, Enrique Ruiz Guiaz, Ernesto Hueyo; al Yacht ClubMiguel Casares, Eduardo Tornquist, Benito Nazar Anchorena, Jos MaraBustillo; al Golf Club Miguel ngel Crcano, Jos Mara Bustillo, Eduar-do Tornquist; o a Gimnasia y Esgrima Lorenzo Anadn y Alejandro Bun-ge entre otros Estas pertenencias construyeron lazos, asiduidad en la inte-raccin y confluencia en la vida social con otros nombres que aparecen entrelas colaboraciones publicadas por la REA o en sus vnculos institucionales:Marcelo T. de Alvear, Victor de Tezanos Pinto, Jos Evaristo Uriburu, Carlosy Emilio Lamarca, Jos Mara Rosas (h.) (CUADRO II del Anexo).

    Por ltimo las inserciones institucionales en agencias estatales y la re-presentatividad en el exterior son un elemento comn en todas las trayecto-rias de este ncleo. Por una parte, los espacios constituidos por las organiza-ciones surgidas luego de la Gran Guerra, en los cuales algunos colaboradoresestuvieron presentes en virtud de sus funciones pblicas, como expertos ycombinando, a veces simultneamente, la representacin de intereses secto-riales. Por ejemplo Emilio Coni en la Sociedad de Naciones como especialis-ta en cuestiones agrarias, y Atilio Dell Oro Maini como delegado en la Or-ganizacin Internacional del Trabajo y como sndico de la CACIP ante laCmara de Comercio Internacional. Mltiple representatividad que se repiteen la participacin de Bunge, Carlos A. Tornquist y otros colaboradores enalgunas conferencias internacionales como la Financiera de Bruselas orga-nizada en 1920, las de la OIT desarrolladas en Gnova en el mismo ao yluego en 1925, y en Ginebra la de 1926, la Comercial Panamericana en1927, la Conferencia de Montevideo en 1931, la Conferencia Econmi-ca Mundial en Londres en 1933.20 Por otra parte, las relaciones con el

    20 Las misiones oficiales de estudio, en las cuales participan algunos colaboradores, puedensumarse a estas experiencias de vinculacin. Por ejemplo la llevada a cabo por Prebisch hacia

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    exterior se entretejan tambin desde los circuitos acadmicos: la ya mencio-nada relacin con Corrado Gini y su publicacin Metron; con el administra-tivista francs Gastn Jze; el especialista en finanzas pblicas, fundador dela Escuela de Pavia, Benvenutto Griziotti; y aquellas figuras con las queAlejandro Bunge entablara intercambios en torno a la formulacin de losindex numbers los norteamericanos Irving Fisher, R. McElwee, el funda-dor de la cole nouvelle Charles Gides, el estadstico australiano G.H.Knibbs, el brasileo Washington Nuno Pinheiro, el chileno Roberto Espino-za. A ello se agregaran frecuentes visitas de estudios en Estados Unidos yEuropa como relaciones personales que algunos miembros de la Revista Bunge, Eduardo y Carlos Tornquist, los hermanos Garca Mata, GustavoMartnez Zuvira entre otros anudaran en las universidades y la polticanorteamericana, e institutos de intercambio como el Instituto Internacionalde Educacin.021 Por ltimo, la actividad profesional y empresarial, agrega

    1923 en Australia (encomendada originariamente por el ministro Herrera Vegas para analizarla implementacin del impuesto a la renta y que luego se convertira en una estancia deobservacin en las prcticas de las oficinas de estadstica local); o las misiones a Canad yEstados Unidos durante el ministerio de Le Bretton para examinar el funcionamiento de loselevadores de granos y analizar las posibilidades de mercado de la produccin agropecuariaargentina.21 La ms notable de estas vinculaciones sera con Edgar Hoover, en momentos en queocupaba el cargo de Secretario de Comercio y luego en su primer ao en la presidencia de losEstados Unidos. Otro mbito internacional sobre el cual dara informacin la REA, pero con lacual no hemos encontrado grandes relaciones es la Sociedad Economtrica. Su fundacin en1931 fue anunciada por la revista, sta se presentaba como una organizacin cientfica total-mente desinteresada, sin tendencias polticas, sociales, financieras, o nacionales. Su preocupa-cin predominante es alentar los estudios que aspiran a la unificacin de la teora cuantitativa yal acceso al empirismo cuantitativo en los problemas econmicos basados en una lgica rigurosay constructiva, similar a la que ha dominado en las ciencias naturales. Toda actividad que endefinitiva prometa favorecer tales unificaciones de estudios teorticos y prcticos estara dentrode la esfera de la Sociedad. REA, N 184, octubre de 1933, pp. 313-314. Entre los fundado-res se cuentan: el estadstico Bowley de la escuela de Economa de Londres, Irving Fisher dela Universidad de Yale, Clement Colson de la Escuela de Puentes y Caminos de Pars, CorradoGini del Instituto central de Estadsticas del Reino de Italia, John M. Keynes del KingsCollege de Cambridge, Kondratieff de Mosc, Joshef Schumpeter de la Universidad de Har-vard. Cabe sealar que a principios de los aos 20 Bunge traba relacin con dos de los miem-bros fundadores de la Sociedad: Fisher y Bowley. Hacia 1923 Bunge promueve una serie deconferencias de Irving Fisher en Argentina. Es a partir de la reelaboracin de sus contribucio-nes y las del estadstico Bowley que construye los index number, reconocidos por ambosespecialistas. Pero por otro lado cabe sealar que Bunge permanece ligado a la formacin quehaba recibido en sus estudios universitarios en Alemania, en el marco de la escuela histrica yde las perspectivas estadsticas francesas de la poca de Le Play, y es la perspectiva que prima ensus discpulos, por ejemplo los trabajos de los hermanos Garca Mata.

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    otro abanico de lazos. Podra mencionarse como ejemplo en el mbito em-presario: los Zuberbhler, Carlos y Eduardo Tornquist, Alejandro Shaw; ypor su participacin en empresas de capital nacional y extranjero como ae-ronavegacin, Phillips Argentina, Compaa Hispanoamericana de Electri-cidad, Ferrocarriles, Andes Petroleum Corporation etc. a Clodomiro Zava-la y Alejandro Bunge entre otros.

    Por el recorte que hacemos en el presente trabajo, abordaremos conmayor profundidad este primer colectivo y slo haremos algunas referenciasal segundo conjunto generacional. No es slo el criterio etario el que lo dis-tinguira sino, adems, la diferencia de perfil en sus contribuciones, dondelo tcnico buscara separarse de otras perspectivas, a la par que la distin-cin ideolgica ganara un nuevo peso, con la adhesin a la asociacin deprofesionales catlicos de la economa. Cambio que mostraba la consolida-cin del campo acadmico, el cual al iniciar la revista an era maleable y aconstruir; pero igualmente indicaba el alejamiento de ciertos consensos delprimer grupo en torno al rol del Estado, el tipo de relacin con la sociedad ylos perfiles relativos a las polticas pblicas.22 Los partcipes de este gruposeran en su mayor parte los ms jvenes y recientes discpulos del propioBunge, los cuales ejerceran como asistentes del mismo en sus funciones p-blicas, y colaboraran tambin en la redaccin o el Consejo Directivo de larevista, como Carlos y Rafael Garca Mata; Max, Ignacio y Rafael Bunge hijos de Alejandro, el primero de ellos director de la REA a la muerte de supadre; Emilio Llorens, Csar H. Belande, Eduardo A. Coghlan, CarlosLuzzetti, Carlos Moyano Llerena, Carlos Correa vila, Jos Figuerola, Fran-cisco Valsecchi, Ramn Carrillo y Horacio Mariscotti. Todos ellos, con ex-cepcin de los hermanos Garca Mata que tempranamente asistieron a Bungeen varias actividades trabajaran ms tardamente en la revista, y se incorpo-raran a ella con un recorrido previo y propio. La mayora ingresara haciamediados de la dcada de 1930, desempendose luego como miembros delInstituto Alejandro Bunge, creado en 1943 luego de la muerte de su director.Algunos de estos colaboradores asimismo participaron en el Colegio Libre deEstudios Superiores y su publicacin Cursos y Conferencias Figuerola porejemplo aunque ciertas figuras del primer grupo tambin integraron estaexperiencia Alejandro Shaw fue el ms relevante.

    22 Proyectos que luego se ligarn a los inicios del peronismo, cuestin que no ser abordadaaqu. Al respecto remitimos al trabajo de Claudio Bellini (Bellini, 2006).

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    Digamos entonces, volviendo al ncleo ms estable de colaboradoreshasta la dcada del treinta, que su multiposicionalidad23 parece haber soste-nido la de la revista: con intereses acadmicos y tcnicos pero claramenteinsertos en estrategias lobbistas y proyectos polticos concretos. Diversidadde inserciones que los habilitaba a invocar alternativamente para legitimar suprdica diversos capitales sociales. Condicin que convertira a la revista enun instrumento prctico de difusin de cambios en las conductas y las con-cepciones de ciertos actores sociales y polticos, en un contexto que acusabauna profunda transformacin tanto en la poltica nacional como de insercindel pas en el escenario econmico internacional. En ese sentido podra con-jeturarse que la REA result una plataforma desde la cual, a la vez que difun-da alternativas al modelo agrario exportador, buscaba construir los consen-sos necesarios para las mismas, la validacin de mbitos de representacin deintereses sectoriales como legtimos actores en la formulacin de instrumen-tos de polticas pblicas, y la agregacin de nuevos roles para la institucinestatal sin abandonar el marco republicano ni los consensos econmicos libe-rales.24

    23 La multiposicionalidad es la herramienta, segn Boltanski, por la cual es posible la existen-cia de campos autnomos con una lgica de posiciones y reglas que encuentra su contrapartidaen la libertad de los individuos de circular entre esas posiciones y esos campos. Pero ademsconstituye una herramienta central en tanto permite la importacin y exportacin de agentesde un campo a otro, y por lo tanto la circulacin de lenguajes, maneras, temas y cuestiones. Estacirculacin nutre la produccin de problemticas comunes a las clases dominantes en su con-junto. Por otra parte en este sentido los procesos de reconversin, como los denominaMonique de Saint Martin, hacen manifiestos los procesos por los cuales estos actores pertene-cientes a las elites, recurren a sus mltiples recursos econmicos, sociales, relacionales, perotambin sus capitales culturales y simblicos para reconvertirlos cuando deben actuar en unmundo en transformacin, sosteniendo sus posiciones de poder (Boltanski, 1973; Boltanski,Bourdieu, Saint Martin, 1974).24 En esa direccin nuestra hiptesis dialoga con debates de larga data en torno al grado dedependencia de la Argentina respecto de Gran Bretaa, en la insercin en el mercado mundiala inicios del siglo XX. Como demostraron Jorge Fodor y Arturo OConnell () la Argentinaen su conjunto dependa slo en una mnima parte de los mercados britnicos de carne enfria-da. Constituye un tributo de formidable poder poltico de la clase terrateniente que la depen-dencia de stos del mercado de carnes britnico fuese interpretada por gobiernos sucesivos, detendencia asaz diferente, como la dependencia de la Nacin Argentina de la suerte econmicade Gran Bretaa. Y, asimismo, que mucho despus de haber dejado de ser un camino para laexpansin del pas, el comercio de carne enfriada hubiese sido identificado con el intersnacional. La dependencia de la Argentina con respecto a Gran Bretaa era, por lo tanto princi-palmente la dependencia de los grandes productores de ganado del mercado de carnes britni-co. (Fodor y OConnell, 1973: 13) En ese sentido ciertas argumentaciones presentes en laREA parecen haber sido pensadas como un modo de difundir perspectivas alternas a esta

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    III. La imagen proyectada. De la legitimidad del reformismo a larepresentacin corporativa.

    Desde sus inicios en julio de 1918 la REA mantuvo hasta bastanteentrada la dcada de 1920 la modalidad de difundir, junto al cuerpo directi-vo, una detallada nmina de colaboradores, que inclua figuras destacadas ydestacables tanto del mbito nacional como internacional. Una mirada msprecisa sobre el mismo brinda algunas pinceladas axiales al cuadro de conjun-to.

    En primer lugar, si tomamos dicha nmina de colaboradores principa-les y directorio que provee la publicacin, emergen claramente los criteriosde legitimidad reconocidos por quienes impulsaron la revista. Dicha nocin,retomando conceptos construidos por la teora de los campos de Pierre Bour-dieu, constituye uno de los efectos del reconocimiento de reglas, bienes yposiciones que determinan la insercin plena en un determinado campo, cris-talizado en su capital simblico (Bourdieu, 1990; 1999). En esa direccin,los principios de seleccin de la nmina, expresan la aceptacin de dichaeconoma de legitimidad. A la par, tambin, evidencia la voluntad de com-petir por la pertenencia del capital simblico y su posicionamiento comoenunciante legtimo en el proteico magma constituido por las ciencias socia-les en la poca.

    El primer directorio de la REA estaba compuesto, segn hemos anali-zado, por personalidades cuyas actividades los posicionaban en una multipli-cidad de mbitos la actividad empresarial, el ejercicio profesional, la mili-tancia partidaria y confesional, la participacin en otras empresas editoriales,etc. en los cuales sus nombres eran reconocidos: Alejandro Bunge, Juan JosDaz Arana, Enrique Ruiz Guiaz, Luis Gondra y Enrique Uriburu. Todosellos eran presentados, sin embargo, en la revista segn tres criterios: la titu-lacin universitaria, su insercin en dicha institucin tanto en la docenciacomo en la estructura de gobierno, y alternativamente su pertenencia a re-particiones estatales y a instituciones de estudio. Recin con la modificacinde su directorio entre 1921 y 1922, se introducen brevemente actores noprovenientes del mbito acadmico o estatal: Mauricio Bunge y EduardoTornquist.

    Igual criterio sigue el amplio cuerpo de colaboradores de muy dismilparticipacin y que incluye personalidades que casi no tuvieron presencia en

    insercin en el mercado mundial, a la par que constituir un nuevo consenso social en las elitessobre el mismo, utilizando para ello la idea que este se basaba en datos cientficamente cons-truidos.

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    sus pginas, como es el caso de Estanislao Zeballos, Emilio Lamarca cuyanica presencia en la REA sera la reedicin que bajo su permiso hizo delopsculo El declogo y la ciencia econmica25, el francs Charles Gide

    25 Estanislao Zeballos, nacido en Rosario en 1854, falleci en 1923. Residi desde el cursadode sus estudios secundarios en la ciudad de Buenos Aires, donde ingres al Colegio Nacionalcomo alumno becado. Abogado por la Universidad de Buenos Aires, desde su graduacintuvo una accin pblica notoria. En 1872 particip en la fundacin de la Sociedad CientficaArgentina, patrocinada por el Departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de BuenosAires, y en la publicacin de sus Anales. Tambin form parte de los inicios del Club delProgreso, de la Sociedad Rural Argentina de la cual fue luego presidente- y del Crculo dePeriodistas. En 1874 asumi la direccin del diario La Prensa, fue diputado nacional por laCapital Federal y la provincia de Santa Fe, ministro de Relaciones Exteriores, profesor y decanode la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires; fundador dela Revista de Derecho, Historia y Letras. Tuvo un rol destacado en la fundamentacin de laspolticas de ocupacin territorial del gobierno de Roca. Durante la dcada de los ochentaZeballos fue titular de numerosos cargos pblicos. Estuvo al frente del ministerio de Relacio-nes Exteriores y tuvo una accin prolfica como jurista en derecho internacional. Luego de sualejamiento de dicho cargo continu su actividad poltica y pblica, detentando una diputa-cin nacional luego de 1912 (Halperin Donghi, 1982). Si bien las relaciones con AlejandroBunge y varios de los componentes del directorio de la revista pareceran haber sido fluidas, atravs de diversos mbitos institucionales de pertenencia como el diario La Prensa, la Univer-sidad, etc.- su presencia en la REA es escueta: slo tiene una intervencin, referida a la reorga-nizacin universitaria luego de la reforma, en 1919 y un comentario sobre la legislacin deltrabajo tambin del mismo ao. En cuanto a Emilio Lamarca, naci en Chile en 1844 y fallecien 1922. Se recibi de Ingeniero en Minas en Alemania y se gradu como abogado en laFacultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Fue profesor de Economa Polticaen esa facultad, luego del retiro de quien fuera su maestro, Vicente Fidel Lpez. Imprimivarios cambios en la orientacin de la misma, incluyendo cuestiones monetarias y relativas alsistema financiero y bancario; pero tambin dndole una impronta acorde a su militanciacatlica. Fue subsecretario de Relaciones Exteriores durante las presidencias de Sarmiento yAvellaneda; siendo destituido por Roca en 1884 por la defensa de sus posturas religiosas en elCongreso Pedaggico. Fue director y colaborador del diario catlico La Unin. Trab impor-tantes vinculaciones con un amplio espectro de los intereses econmicos britnicos: comoasesor de la legacin britnica en Argentina, desempendose durante casi dos dcadas comoabogado, segundo director y presidente del Ferrocarril Central Pacfico. Es conocido el episo-dio de su alejamiento de la ctedra de Economa Poltica -como consecuencia de sus posturascomo militante catlico frente a la que sera la ley de educacin 1420- en la cual sera designa-do para sucederle Luis Lagos Garca y Flix Martn y Herrera. La REA reedita en nmerosconsecutivos en el ao 1919, una obra escrita por l en 1880: El declogo y la cienciaeconmica, cuando an dictaba la ctedra de Economa Poltica en la Facultad de Derecho dela Universidad de Buenos Aires. En este escrito, segn Plotkin y Caravacca largamente utiliza-do an luego de su alejamiento de la materia, propuso una serie de argumentos sosteniendouna acendrada crtica a la economa clsica y defendiendo la viabilidad de confluencia entreeconoma, moral y religin (Plotkin y Caravaca, 2009).

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    consignado sin embargo por la redaccin de la revista en los aos veintecomo una de las personalidades de consulta para varios colaboradores, Ir-ving Fisher, R. Mc Elwee, los chilenos Roberto Espinoza, Daniel Martner yGuillermo Subercaseaux26; y otras que tuvieron una mayor visibilidad, comoBenvennutto Griziotti y Gaston Jze.

    Durante la dcada del veinte el perfil del elenco directivo y de colabo-radores es claro. Est conformado en su mayor parte por profesores universi-tarios, principalmente en ejercicio dentro de la Facultad de Derecho y Cien-cias Sociales, en la flamante Facultad de Ciencias Econmicas de la Univer-sidad de Buenos Aires, y en la carrera de derecho de la Universidad de LaPlata. Todos adems participan en algn momento durante la dcada de1920 en el gobierno universitario. Mientras que en el colectivo ampliado delos colaboradores, encontramos representadas otras universidades argentinas(la de Crdoba, la de Tucumn y la de Santa Fe, antes y despus de su nacio-nalizacin), algunas instituciones acadmicas del exterior (principalmenteeuropeas, norteamericanas, pero tambin de pases sudamericanos: Brasil,Chile y Per) y organizaciones polticas internacionales surgidas luego de laGran Guerra, en los cuales algunos colaboradores estn presentes como yasealamos, en virtud de sus funciones pblicas, como expertos, y represen-tando intereses sectoriales.

    Adems del mbito universitario y acadmico, un segundo espectro dereferencia lo constituyen las agencias estatales (la Direccin de Estadstica;el Ministerio de Hacienda; el Banco Hipotecario Nacional; el Banco de laNacin Argentina) como as tambin los cargos electivos desempeados. Porltimo una cuarta esfera, involucraba instituciones muy activas en el espaciopblico de la poca, destacndose el Instituto Popular de Conferencias deldiario La Prensa y el Museo Social Argentino. Con respecto a este ltimo, laREA sera, adems, miembro adherente hasta entrada la mitad de la dcadade 1920, hecho que reafirma las vinculaciones programticas de ambas, msall de la insercin individual de algunas figuras.

    26 En el apartado Informes notas y comentarios de la REA N 29-30, de diciembre de 1920,aparecen justamente algunas notas de referencia sobre los dos personajes, con motivo de laasuncin de Daniel Martner como Ministro de Hacienda de Chile. En esa nota se recalcaba sucarcter de colaborador desde la fundacin de la REA, al igual que su colega y ministro salienteSubercaseaux, su trayectoria en la Unversidad de Chile particularmente en la Facultad deLeyes en las ctedras de Finanzas y Economa en la cual tambin haba sucedido a Suberca-seaux. Junto a Bunge, Clodomiro Zavala y otro chileno, Marn Vicua, fundaran la primeraaerolnea sudamericana a finales de la dcada.

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    La Prensa al igual que otros peridicos de importante tirada como esel caso de La Nacin y La Razn tena una fuerte presencia en el espaciopblico porteo de principios de siglo XX, no slo por su circulacin sinotambin por las actividades y servicios que ofreca27. En este sentido el Insti-tuto formaba parte de un fenmeno de poca: el crecimiento de las confe-rencias de divulgacin cientfica o cultural que eran realizadas en sedes uni-versitarias, academias, teatros, y otras instituciones culturales. De ese modo,su accin en los aos veinte se insert en una dinmica impulsada y enrique-cida por el reformismo universitario: las tareas de extensin como un modode establecer vnculos entre el espacio acadmico, la produccin de conoci-miento y la accin social. En ese contexto, un elemento tal vez diferenciabalas actividades del Instituto: su llegada a sectores ms masivos a travs de lapropia publicidad del peridico y su radiodifusin. Las tribunas del institutofueron escenario de exposicin de muchas contribuciones de la REA y a suvez sta particip activamente en los eventos organizados por el diario deJos C. Paz.

    En otro sentido, se destaca la vinculacin de la REA con el MuseoSocial Argentino. Este fue creado en 1911 por el abogado y agrnomo To-ms Amadeo y un conjunto de intelectuales destacados como Rodolfo Riva-rola, Emilio Frers, Agustn lvarez, Joaqun V. Gonzlez y Carlos Ibarguren(Pelossi, 2000). Como han sealado, entre otros, Eduardo Zimmermann yHernn Otero el Museo constituye un genuino hijo del reformismo liberal(Otero, 2004; Zimmermann, 1994). Declarado en su objetivo fundacional yexplicitado en su propio nombre, el Museo tomaba experiencias de nacio-nes ms avanzadas que padecan problemas sociales y econmicos contras-tables a la situacin argentina, particularmente el Muse Social de Paris, y sepropona, al igual que dichas instituciones como un lugar destinado al estu-dio cientfico de los problemas sociales con un propsito instrumental.

    Como su homnimo francs, el espritu reformista de la institucinpresentaba un abanico de intereses que se concentraban particularmente enesfuerzos por documentar y estudiar una serie de problemticas concretas con eje en el higienismo, el cooperativismo, la vivienda barata, la inmigra-cin y as contribuir a la tarea de legislacin y accin social sobre los mis-mos. En esa direccin, tambin como en el caso parisino, gran parte de susanimadores adheran al pensamiento de Le Play, las ideas del catolicismo

    27 Al respecto pueden ser consultadas varias obras: sobre La Prensa (Gmez, 2007), en generalsobre las publicaciones y su accin en el espacio pblico en el perodo (Sidicaro, 1993; Saita,1998; Girbal-Blacha y Quattrochi Woisson, 1999; Alonso, 2004; Tato, 2007).

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    social, la economa social y algunas vertientes del cooperativismo, como laelaborada por Charles Gide que formaba como hemos dicho parte de loscolaboradores consignados por la revista (Horne, 2002).

    En ese contexto, en la dcada de 1920 la REA tendr especial vincula-cin con el Museo, no slo por su pertenencia como miembro adherente,sino por su participacin en varias encuestas y congresos que impulsara lainstitucin, bajo la accin organizativa y referencial de Enrique Ruiz Guia-z y Juan Jos Daz Arana.28 Estos eventos convocarn e interpelarn a mbi-tos universitarios, a las academias y a diversas publicaciones. En el ao 1918les cupo un lugar destacado en las pginas de la REA tanto al Congreso de laMutualidad, como a la Encuesta sobre la inmigracin. Al ao siguiente igualrelevancia tuvo el Primer Congreso Argentino de la Cooperacin, presididopor Eleodoro Lobos. A stos en 1920, se sumara el Primer Congreso Argen-tino de la Habitacin, y en el mes de Octubre de 1924 el Congreso Interna-cional de Economa Social.

    El quinto mbito institucional con el que se referenciaba la revista yacomentada en el apartado anterior era la Confederacin Argentina del Co-mercio, la Industria y la Produccin (CACIP). Fundada en 1917, constituauna agrupacin de asociaciones representativas de diversos intereses econ-micos entre las cuales participaban un nmero importante de bolsas de Co-mercio, centros de exportadores y sociedades rurales, de todo el pas, ademsde las porteas. La entidad se declaraba mbito de estudio de los inditosproblemas que el final de la Gran Guerra planteaba a la Argentina, promoto-ra de resoluciones al respecto e instrumento de representacin de los intere-ses generales de la Nacin. Aunque posteriormente confluiran en algunasacciones, la Unin Industrial Argentina no particip de los inicios de la mis-ma muy debilitada en este momento en su representatividad respecto de losintereses industriales ms poderosos29 (Marchese, 2000; Cneo, 1987).

    28 Dichos lazos permanecern hasta los primeros aos de la dcada de 1930, principalmente atravs de Guillermo Garbarini Islas y algunas acciones especficas del Instituto de OrientacinProfesional en el cual estaba involucrado otro colaborador de la REA, Jesinghaus, que seincorpora al Museo en ese perodo (al respecto ver nota 24).29 Esta debilidad de la Unin Industrial Argentina es asumida en las publicaciones de su propioboletn entre los inicios de la Primera Guerra Mundial y el viraje que hacia mediados de losaos veinte va a ser liderado por Luis Colombo. Cf. al respecto nmeros de los Boletines de laUIA del ao 1919 y 1920. Por otra parte, tambin puede verse como espejo dicho agotamien-to en el surgimiento de otra entidad, la Asociacin del Trabajo y la adhesin en trminosindividuales de algunos de los grandes nombres empresarios de la Argentina hacia la CACIP,como Carlos Tornquist, Luis Mara Zuberbhler, entre otros.

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    Los lazos de integracin de la REA a este mbito fueron mltiples, noslo en la categora de miembro adherente reservada a las entidades norepresentadas en la confederacin sino tambin con la membresa indivi-dual de algunas de las figuras centrales de su staff el propio Alejandro Bun-ge, Luis Mara Zuberbhler o Carlos Tornquist, por ejemplo. Por otra par-te, la revista provey varios de los estudios que serviran de insumo para susinformes y proyectos tcnicos, tambin publicados como Estudios de Proble-mas Nacionales por la Confederacin. A su vez, las Conferencias Econmicasorganizadas por la entidad, tendra en la REA una comprometida vocera.Esta vinculacin se reforzara en torno a los proyectos de reforma econmi-ca, impulsados por Rafael Herrera Vegas, entre 1922 y 1924; con la partici-pacin de varias figuras vinculadas a sendos espacios como el propio Herre-ra Vegas, Alejandro Bunge y Carlos Tornquist.

    A travs de la seleccin de pertenencias enunciadas y la trama de rela-ciones que explicita, la revista ofrece uno de los indicadores ms fuertes de laimagen que buscaba dar de s misma, al menos, en esta primera dcada devida. Se trata de un proyecto no slo editorial sino que produce textos declara intervencin poltica, que se justifica en un saber profesional el cualhabilita su palabra sobre fundamentos cientficos. En este sentido un pun-to central de este colectivo es justamente su proyecto de articulacin entre lactedra universitaria y la formulacin de polticas pblicas slidamente fun-dadas. Particip, de este modo, de una robusta red no slo constituida por lasinstituciones mencionadas sino por varias publicaciones, algunas participan-tes en el mbito acadmico y otras de circulacin e intereses ms generalesdentro del espacio sociocultural de la poca. Slo por mencionar aquellasrepetidamente insertas en los comentarios bibliogrficos de la REA, y en lascuales varios de sus colaboradores tuvieron algn grado de participacin, sedestacan: la Revista de Derecho, Historia y Letras, la Revista Argentina deCiencias Polticas, la publicacin Estudios (rgano de la academia Literariadel Plata, ligada a los crculos jesuitas), Revista de Filosofa, Nosotros (de laque forma parte Leopoldo Lugones), Revista de Ciencias Econmicas, Re-vista del Banco Hipotecario Nacional (dirigida en ese momento por EnriqueRuiz Guiaz),y la Revista de Ciencias Comerciales (editadas por DaminTorino y Argentino Acerboni, entre otros).

    Al finalizar los aos 20 la REA ira acumulando una serie de transfor-maciones que cristalizaran en cambios ya evidentes al iniciarse la dcada de1930. En primer lugar, fue el momento en que su estructura de direccin sedespleg y complejiz. sta ya no estara bajo la observancia de un directoriode carcter colectivo; sino que la direccin se convertira en una funcin

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    unipersonal ejercida, ya plenamente, por Alejandro Bunge; acompaada, unpoco ms tarde por un subdirector, y un consejo directivo. En cuanto al pri-mer rol sera desempeado por un hijo de Bunge, Max; mientras que el cuer-po de consejeros comprendera un nmero ampliado de participantes y com-puesto por nombres no muy presentes en el perodo anterior junto a otros dems larga trayectoria en la publicacin: Benito Nazar Anchorena, Jos MaraBustillo, Ernesto Bronstein, Miguel ngel Crcano, Miguel Casares, EnriqueRuiz Guiaz, Carlos Giraldes (H), Ernesto Hueyo, Carlos Rodrguez yAlejandro Shaw.

    A su vez se introduca un Jefe de Redaccin. Tarea que recaera alter-nativamente sobre dos jvenes hermanos, discpulos de Bunge y amigos per-sonales de su hijo Max: Carlos y Rafael Garca Mata (cuya alternancia seproducira cuando el primero de ellos, Carlos, pase a formar parte del consejodirectivo). Se agregaba a la estructura un cargo de administrador, ejercidopor Miguel Sasot Benes.

    Como ya hemos mencionado tambin, esta reestructuracin coincidicon otras novedades. Una de ellas atinentes a la incorporacin de servicios alos suscriptores, consistente en el envo gratuito, a requerimiento, de infor-mes estadsticos sobre aspectos de la economa argentina; y el inicio de laedicin de sus nmeros compilaciones en idioma ingls. La otra transforma-cin se dara lentamente en su cuadro publicitario. Ya hemos analizado en laprimera parte de este trabajo el nuevo perfil de auspiciantes que se incorpo-rara desde finales de la dcada de 1920. El mismo constitua un buen catlo-go de los intereses industriales y los principales rubros en la composicindel producto manufacturero en el perodo: industrias alimenticias y bebidas;ramas relativas al papel; cementos e industria de la construccin; productosderivados del petrleo. No de menor importancia era el de servicios pun-tualmente referente a telefona y electricidad. Mientras persistan algunospertenecientes a instituciones financieras y bancarias. En esa direccin la com-posicin de los anuncios mostraba un desplazamiento que acompaaba lasnovedades que en el pas adquiran las dinmicas econmicas formateadaspor el contexto internacional donde resaltaban, adems del trastrocamientode los circuitos comerciales, los procesos que daban cuenta del persistentecrecimiento del liderazgo de la economa norteamericana y el trabajoso re-posicionamiento europeo en ese sentido. Tambin traduca, el cambio en lacomposicin y peso de las representaciones corporativas de dichos intereses.

    Notablemente por estos momentos la REA dejara de consignar sucondicin de miembro adherente de la CACIP, prestando sus pginas a unaprofusa difusin de las posiciones de la UIA, difundiendo las intervenciones y

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    acciones de su presidente Luis Colombo. Significativamente en otro registro,desaparecera su filiacin explcita al Museo Social Argentino. Otro dato nadasoslayable, puede encontrarse en la desaparicin por estos aos de la nutridalista de colaboradores que acompaaba en su contratapa la edicin de laREA desde su fundacin. Esta prescindencia puede quizs entenderse comoun emergente de la autopercepcin de una legitimidad ya ganada dentro delcampo de saberes sobre los cuales su palabra vena a expresarse y actuar. Undato no menor, en esa direccin, puede encontrarse en la merma significati-va de publicaciones vinculadas con las actividades de la Facultad de CienciasEconmicas como discursos inaugurales del ao acadmico, las conferen-cias de ctedra o la difusin de los trabajos de seminarios. Y Alternativa-mente la mayor visibilidad de algunas intervenciones producidas en el marcode la Academia de Ciencias Econmicas, autonomizada de la Facultad des-de el decreto dictado por el Poder Ejecutivo en febrero de 1925. Si dichadisminucin en la presencia de actividades de la casa de altos estudios, puedeser leda como una consecuencia del fortalecimiento de la Revista de Cien-cias Econmicas como rgano de expresin de los cuerpos de la Facultad, quevena dndose desde 1920 (Pantalen, 2003); la creciente atencin a la Aca-demia podra tal vez interpretarse como un signo de nueva sintona entre elprograma de la REA y aquellos asumidos por la institucin como objetivosde accin en los aos 30.

    Revista de Economa Argentina: singular o plural?

    Esta pluralidad de facetas tambin se verifica en los tpicos y conteni-dos de los artculos e informaciones divulgadas por la REA. Tomando losndices de la publicacin la primera impresin que abruma es el carctermultifactico de sus intereses. En un balance general de las casi cuatro dca-das de existencia emerge el siguiente cuadro de conjunto.

    Tres rubros de inters tuvieron una importante presencia en toda sutrayectoria: las publicacin de datos estadsticos y series grficas sobre unamultiplicidad de aspectos relativos a problemas econmicos y sociales noslo nacionales sino internacionales; los artculos e informaciones respectode temas de economa poltica y polticas econmicas discutidas, proyecta-das o realizadas en el perodo, atinentes a ambos niveles; y en tercer trminola difusin de investigaciones, en su mayor parte estadsticas, elaboradas porla propia revista o producto de otros mbitos acadmicos y universitarios.Estos centros de atencin ms o menos permanentes fueron acompaados

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    por un significativo inters en polticas y desempeos sectoriales especficos,relacionados con el desarrollo agropecuario e industrial; aspectos y cuestio-nes monetarias; polticas sociales; poltica nacional y relaciones internaciona-les en un amplio sentido; como as tambin tpicos relativos a aspectos infra-estructurales en la organizacin socioeconmica tanto nacional como de ca-sos extranjeros (transporte, energa, diseo urbano, vivienda, etc.) (CUA-DRO III del Anexo).

    Si contrastamos estos focos temticos con los que aparecen en otraspublicaciones donde tambin participaban varios de sus colaboradores y ple-namente partes del proceso de constitucin de la especificidad del campo dela Economa como la ya mencionada Revista de Ciencias Econmicas, o lapublicacin de la Academia Nacional de Ciencias Econmicas, podra desta-carse la mayor presencia de intereses prcticos relativos al campo econmicotanto pblico como privado, ms que desarrollos matemticos y lgicos, in-quietudes tericas o jurdicas, las cuales pueblan las pginas de las menciona-das revistas. Divergencia sobre todo con la Revista de Ciencias Econmicasy las publicaciones del Banco de la Nacin o ms tarde del Banco Centralque se acenta en la dcada de 1930, para matizarse aunque no desapare-cer luego que el grupo generacional ms joven tomara la direccin de lapublicacin y cristalizara un Instituto de Investigaciones adscripto a ella. Porotra parte tambin se advierte en cuanto a los artculos de investigacin quesi bien las reas temticas vinculadas con los estudios econmicos tuvieronuna presencia constante, la demografa tom un peso considerable a partir definales de la dcada de 1920, disputando el espacio a las estadsticas econ-micas y de hacienda pblica que constituyeron el fuerte de la revista no aslas intervenciones sobre discusiones tericas y matemticas sobre los funda-mentos de la probabilidad y la estadstica, otra rea a la que estaba cercana laREA (CUADRO IV del Anexo).

    A su vez, pueden establecerse una serie de variaciones de consideracinen la importancia relativa de estos topes temticos segn el perodo, y elrubro de inters especfico dentro de estas grandes reas. Por una parte, laprevalencia de temas confirman una posible periodizacin, donde en un pri-mer corte que abarca aproximadamente los primeros diez aos de vida de laREA, entre 1918 y 1928 son destacables algunos puntos. En primer lugar, lacentralidad de las discusiones sobre polticas econmicas relativas a los patro-nes impositivos tanto internos como aduaneros, las polticas monetarias yel rol estatal en la economa, en un franco dilogo con espacios acadmicoscomo la Facultad de Ciencias Econmicas, el Museo Social Argentino y unespectro nada desdeable de figuras extranjeras como en torno al debate de

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    los Index numbers, o las polmicas sobre hacienda pblica con la partici-pacin de Gastn Jze y Benvenutto Griziotti que veremos ms adelante. Apartir de finales de la dcada de 1920 e inicios de los 30, las vinculacionesinternacionales estaran ligadas ms al mbito norteamericano, no tanto ensus espacios acadmicos como los polticos y empresariales. El seguimientode las novedades de la poltica econmica, como las series estadsticas al res-pecto, seguirn concitando la atencin de sus pginas. A pesar de la constan-cia en la presencia de ciertas cuestiones como las atinentes al comercio in-ternacional y el sector financiero es destacable la gradual relevancia quetomaron por s mismas dos temticas novedosas entrados los primeros aosde la dcada de 1930: la focalizacin en las polticas de consumo y en esesentido del mercado interno, y por otra parte, el creciente inters en proble-mas especficos de acciones estatales dirigidas al planning focalizadas enejemplos externos pero, entrado los 30, tambin en el anlisis de los ensayosargentinos, como los impulsados por Pinedo, an no siendo estrictamenteplanes, y finalmente el Consejo de Posguerra y el primer plan quinquenalperonista (CUADRO V del Anexo).

    En segundo lugar, es observable una clara inflexin dentro del primerdecenio, en torno a los temas relativos a intereses sectoriales sobre los cualesse concentran los artculos pero tambin las informaciones y series estadsti-cas: si hasta mediados de la dcada del veinte el problema agropecuario relacionado con la estructura de propiedad de la tierra, con los niveles deexportacin cerealera y la crisis del mercado de carnes concentr un intersnada desdeable; a partir de ese momento hasta inicios de la dcada del 30las orientaciones del sector industrial manufacturero concitaran paralelamenteuna atencin privilegiada que no haban tenido hasta el momento, de la manode las nuevas directrices que las representaciones corporativas en los espa-cios de la CACIP y la UIA ya bajo el liderazgo de Luis Colombo imprimie-ron en la poca. A su vez, si bien los temas referentes a la produccin agrope-cuaria retomaran densidad en los tempranos treinta, las principales inquietu-des se concentraran en los cultivos industriales algodn, yute, formio, porejemplo o aquellos relativos a agroindustrias vitivinicultura, azcar, yerbamate, etc. (CUADRO VI del Anexo).

    En tercer lugar, estos intereses se vieron a su vez engarzados en unatrama ms amplia con los momentos de insercin en agencias estatales dealgunas de las figuras ligadas a la Revista. Esos momentos sostuvieron virajesimportantes en el peso que lo poltico adquiri en la REA particularmenteen torno a 1923-1924 y 1929-1933, no tan explcitamente en la dcada del40 por ejemplo en la incorporacin de una especie de gacetilla editorial que

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    acompaa los nmeros con el ttulo de Ecos, notas de opinin firmadas conel pseudnimo de Vieytes, o la ms sobria indicacin sobre qu problemasdeban ser tomados como centros de la accin poltica, a travs de la seccindenominada Anlisis grficos de hechos econmicos; y la reproduccin dedocumentos gubernamentales y notas periodsticas relativas. Estos momen-tos de insercin en la gestin gubernamental tambin traccionaron el pesoque diversos temas de polti