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Cómo usar este recurso 18 de febrero del 2015 Miércoles de Ceniza 22 de febrero del 2015 Primer Domingo de Cuaresma 1 de marzo del 2015 Segundo Domingo de Cuaresma 8 de marzo del 2015 Tercer Domingo de Cuaresma 8 de marzo del 2015 Tercer Domingo de Cuaresma, Año A 15 de marzo del 2015 Cuarto Domingo de Cuaresma 15 de marzo del 2015 Cuarto Domingo de Cuaresma, Año A 22 de marzo del 2015 Quinto Domingo de Cuaresma 22 de marzo del 2015 Quinto Domingo de Cuaresma, Año A 29 de marzo del 2015 Domingo de Ramos 5 de abril del 2015 Domingo de Resurrección 12 de abril del 2015 Segundo Domingo de Pascua 19 de abril del 2015 Tercer Domingo de Pascua 26 de abril del 2015 Cuarto Domingo de Pascua 3 de mayo del 2015 Quinto Domingo de Pascua 10 de mayo del 2015 Sexto Domingo de Pascua 17 de mayo del 2015 Ascensión del Señor 17 de mayo del 2015 Séptimo Domingo de Pascua 24 de mayo del 2015 Pentecostés Ramos Incensario María Madgalena junto a la tumba Pulse sobre el icono para abrir los archivos: Recursos reproducibles para Cuaresma-Triduo Pascual-Pascua 2015 Miércoles de ceniza Espíritu de humildad Miércoles, 18 de febrero del 2015 Naturaleza bautismal Miércoles de ceniza Espíritu de humildad Miércoles, 18 de febrero del 2015 Naturaleza bautismal Primer domingo de cuaresma Para abrirse al Espíritu Domingo, 22 de febrero del 2015 Una alianza nueva Primer domingo de cuaresma Para abrirse al Espíritu Domingo, 22 de febrero del 2015 Una alianza nueva Segundo domingo de cuaresma Para aumentar la fe Domingo, 1º de marzo del 2015 Participar de la pasión y muerte de Cristo Segundo domingo de cuaresma Para aumentar la fe Domingo, 1º de marzo del 2015 Participar de la pasión y muerte de Cristo Tercer domingo de cuaresma Para pedir purificación Domingo, 8 de marzo del 2015 La ley del amor Tercer domingo de cuaresma Para pedir purificación Domingo, 8 de marzo del 2015 La ley del amor Tercer domingo de cuaresma, año A Para pedir intimidad Domingo, 8 de marzo del 2015 Fe recuperada Tercer domingo de cuaresma, año A Para pedir intimidad Domingo, 8 de marzo del 2015 Fe recuperada Cuarto domingo de cuaresma Para pedir la conversión Domingo, 15 de marzo del 2015 La cruz de Cristo Cuarto domingo de cuaresma Para pedir la conversión Domingo, 15 de marzo del 2015 La cruz de Cristo Cuarto Domingo de cuaresma, Año a Oración para ver Domingo, 15 de marzo del 2015 Iluminar nuestros puntos ciegos Cuarto Domingo de cuaresma, Año a Oración para ver Domingo, 15 de marzo del 2015 Iluminar nuestros puntos ciegos Quinto domingo de cuaresma Para profundizar nuestro amor a Dios Domingo, 22 de marzo del 2015 Escrita en nuestros corazones Quinto domingo de cuaresma Para profundizar nuestro amor a Dios Domingo, 22 de marzo del 2015 Escrita en nuestros corazones Quinto domingo de cuaresma, año a Oración para despertar Domingo, 22 de marzo del 2015 Vida nueva Quinto domingo de cuaresma, año a Oración para despertar Domingo, 22 de marzo del 2015 Vida nueva Domingo de ramos de la pasión del señor ¡Jesucristo es Señor! Domingo, 29 de marzo del 2015 Un tiempo de paradojas Domingo de ramos de la pasión del señor ¡Jesucristo es Señor! Domingo, 29 de marzo del 2015 Un tiempo de paradojas Domingo de Pascua de la resurrección del señor Hagamos fiesta Domingo, 5 de abril del 2015 Alégrense y regocíjense Domingo de Pascua de la resurrección del señor Hagamos fiesta Domingo, 5 de abril del 2015 Alégrense y regocíjense Segundo domingo de Pascua Domingo de la divina misericordia El don de la paz Domingo, 12 de abril del 2015 “Mi Señor y mi Dios” Segundo domingo de Pascua Domingo de la divina misericordia El don de la paz Domingo, 12 de abril del 2015 “Mi Señor y mi Dios” Tercer domingo de pascua Unión con Dios Domingo, 19 de abril del 2015 Presencia de Cristo Tercer domingo de pascua Unión con Dios Domingo, 19 de abril del 2015 Presencia de Cristo Cuarto domingo de pascua Oración por la unidad Domingo, 26 de abril del 2015 Una relación íntima Cuarto domingo de pascua Oración por la unidad Domingo, 26 de abril del 2015 Una relación íntima Quinto Domingo de Pascua Poda meticulosa Domingo, 3 de mayo del 2015 Permanecer en Cristo Quinto Domingo de Pascua Poda meticulosa Domingo, 3 de mayo del 2015 Permanecer en Cristo Sexto domingo de Pascua Para alimentar la relación Domingo, 10 de mayo del 2015 Dios no hace distinción de personas Sexto domingo de Pascua Para alimentar la relación Domingo, 10 de mayo del 2015 Dios no hace distinción de personas Recursos reproducibles para Cuaresma-Triduo Pascual-Pascua 2015 O LORD, how maniful are your works! Psalm 104:24 O LORD, how maniful are your works! Psalm 104:24 Membrete (Ramos) Membrete (Incensario) Tarjeta grande Tarjeta pequeña Expulsión de vendedores del templo, 8½” x 11” Expulsión de vendedores del templo, 16” x 20” Expulsión de vendedores del templo, 18” x 24” El Buen Pastor, 8½” x 11” El Buen Pastor, 16” x 20” El Buen Pastor, 18” x 24” Pentecostés, 8½” x 11” Pentecostés, 16” x 20” Pentecostés, 18” x 24” Imprimatur, derechos de autor, convenios Ascensión del Señor Oración para fortalecer la fe Domingo, 17 de mayo del 2015 Nuestra vocación bautismal Ascensión del Señor Oración para fortalecer la fe Domingo, 17 de mayo del 2015 Nuestra vocación bautismal Séptimo domingo de pascua Para discernir Domingo, 17 de mayo del 2015 Discernimiento Séptimo domingo de pascua Para discernir Domingo, 17 de mayo del 2015 Discernimiento Domingo de pentecostés Una vida derramando amor Domingo, 24 de mayo del 2015 Unidad por el Espíritu Domingo de pentecostés Una vida derramando amor Domingo, 24 de mayo del 2015 Unidad por el Espíritu O LORD, how maniful are your works! Psalm 104:24 en www.LTP.org

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Cómo usar este recurso

18 de febrero del 2015 Miércoles de Ceniza

22 de febrero del 2015 Primer Domingo de Cuaresma

1 de marzo del 2015 Segundo Domingo de Cuaresma

8 de marzo del 2015 Tercer Domingo de Cuaresma

8 de marzo del 2015 Tercer Domingo de Cuaresma, Año A

15 de marzo del 2015 Cuarto Domingo de Cuaresma

15 de marzo del 2015 Cuarto Domingo de Cuaresma, Año A

22 de marzo del 2015 Quinto Domingo de Cuaresma

22 de marzo del 2015 Quinto Domingo de Cuaresma, Año A

29 de marzo del 2015 Domingo de Ramos

5 de abril del 2015 Domingo de Resurrección

12 de abril del 2015 Segundo Domingo de Pascua

19 de abril del 2015 Tercer Domingo de Pascua

26 de abril del 2015 Cuarto Domingo de Pascua

3 de mayo del 2015 Quinto Domingo de Pascua

10 de mayo del 2015 Sexto Domingo de Pascua

17 de mayo del 2015 Ascensión del Señor

17 de mayo del 2015 Séptimo Domingo de Pascua

24 de mayo del 2015 Pentecostés

Ramos

Incensario

María Madgalena junto a la tumba

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Miércoles de ceniza

Lecturas del día: Joel 2:12 –18; Salmo 51:3 – 4, 5 – 6ab, 12 –13, 14 y 17 (3a); 2 Corintios 5:20 – 6:2; Mateo 6:1– 6, 16 –18. Ceniza, ayunos y arrepentimientos son propios de la Cuaresma. En la misa de hoy recibimos la ceniza y muchos de nosotros hemos decidido privarnos de algunos hábitos y placeres durante estas semanas. Pero la Cuaresma no es sólo temporada de penitencia, pues tiene naturaleza bautismal. Recorremos este tiempo con los catecúmenos que se prepa-ran al bautismo. Durante estas semanas nos gustaría concentrarnos en el signo de la cruz, relacionado con la naturaleza bautismal de este tiempo; después de todo, no sólo nos ponemos cenizas en la frente, también formamos el signo de la cruz con ellas. Cuando entramos al templo cada semana, recordamos nues-tro bautismo al mojar nuestra mano en el agua bendita para

hacer la señal de la cruz sobre nuestra frente. Al comenzar la misa, con la señal de la cruz reconocemos que nuestra entera liturgia está dedicada a la Santísima Trinidad. La señal de la cruz está tan arraigada en nuestras prácticas coti-dianas que la hacemos sin pensar mucho en ella. Esta Cuaresma podemos poner más atención a las palabras que oramos al hacer la señal de la cruz, reflexionando sobre lo que significan. La señal de la cruz nos introduce en un estilo de vida novedoso. La cruz es signo tanto del sacrificio de Jesús para asegurarnos la salvación como de la gloria de Dios. Mediante la cruz y la resurrección somos conducidos a la vida eterna. Por eso, esta Cuaresma, hagamos la señal de la cruz con cariño, cuidadosamente, y contemplando el gran misterio encerrado en esa brevísima plegaria.

Espíritu de humildadDios de misericordia,una vez y otra,nos invitas a repudiar nuestros pecadosy a aceptar tu misericordia.Hoy nos congregas, a tus hijos e hijas,en oraciónAquí estamos,conscientes de nuestros pecados,pero también dispuestos a cumplir

tu voluntady deseosos de andar por tus caminos.Al comenzar la Cuaresma,llénanos de humildadpara crecer bajo tu cuidado,y confiados en tu amor inconmovible.Que estos cuarenta días de oración,

ayuno y limosna,encaminen nuestras vidas hacia ti,para que entendamos que tú eres todo

lo que necesitamosTe lo pedimospor nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Miércoles, 18 de febrero del 2015Naturaleza bautismal

Miércoles de ceniza

Lecturas del día: Joel 2:12 –18; Salmo 51:3 – 4, 5 – 6ab, 12 –13, 14 y 17 (3a); 2 Corintios 5:20 – 6:2; Mateo 6:1– 6, 16 –18. Ceniza, ayunos y arrepentimientos son propios de la Cuaresma. En la misa de hoy recibimos la ceniza y muchos de nosotros hemos decidido privarnos de algunos hábitos y placeres durante estas semanas. Pero la Cuaresma no es sólo temporada de penitencia, pues tiene naturaleza bautismal. Recorremos este tiempo con los catecúmenos que se prepa-ran al bautismo. Durante estas semanas nos gustaría concentrarnos en el signo de la cruz, relacionado con la naturaleza bautismal de este tiempo; después de todo, no sólo nos ponemos cenizas en la frente, también formamos el signo de la cruz con ellas. Cuando entramos al templo cada semana, recordamos nues-tro bautismo al mojar nuestra mano en el agua bendita para

hacer la señal de la cruz sobre nuestra frente. Al comenzar la misa, con la señal de la cruz reconocemos que nuestra entera liturgia está dedicada a la Santísima Trinidad. La señal de la cruz está tan arraigada en nuestras prácticas coti-dianas que la hacemos sin pensar mucho en ella. Esta Cuaresma podemos poner más atención a las palabras que oramos al hacer la señal de la cruz, reflexionando sobre lo que significan. La señal de la cruz nos introduce en un estilo de vida novedoso. La cruz es signo tanto del sacrificio de Jesús para asegurarnos la salvación como de la gloria de Dios. Mediante la cruz y la resurrección somos conducidos a la vida eterna. Por eso, esta Cuaresma, hagamos la señal de la cruz con cariño, cuidadosamente, y contemplando el gran misterio encerrado en esa brevísima plegaria.

Espíritu de humildadDios de misericordia,una vez y otra,nos invitas a repudiar nuestros pecadosy a aceptar tu misericordia.Hoy nos congregas, a tus hijos e hijas,en oraciónAquí estamos,conscientes de nuestros pecados,pero también dispuestos a cumplir

tu voluntady deseosos de andar por tus caminos.Al comenzar la Cuaresma,llénanos de humildadpara crecer bajo tu cuidado,y confiados en tu amor inconmovible.Que estos cuarenta días de oración,

ayuno y limosna,encaminen nuestras vidas hacia ti,para que entendamos que tú eres todo

lo que necesitamosTe lo pedimospor nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Miércoles, 18 de febrero del 2015Naturaleza bautismal

Primer domingo de cuaresma

Lecturas del día: Génesis 9:8 –15; Salmo 25:4 – 5, 6 – 7, 8 – 9 (10); 1 Pedro 3:18 – 22; Marcos 1:12 –15. Hemos escuchado sobre la alianza que Dios hizo con Noé y sobre el cumpli-miento de la alianza en Cristo Jesús. Se le prometió a Noé que nunca más un diluvio volvería a purificar la tierra. Cristo, el justo, padeció, murió y resucitó para salvar a los injustos. El diluvio fue uno solo como figura del bautismo. La pasión, muerte y resurrección de Cristo es un solo acontecimiento para liberar a la humanidad para siempre. El bautismo es la llamada de Dios, “mediante la resurrección de Jesucristo”. En el evangelio, vemos a Jesús en el desierto durante cuarenta días, un periodo paralelo al del arca. Jesús estaba con las bestias salvajes y era tentado por Satán, pero los

ángeles le servían. Ese tiempo de soledad fue la preparación de Jesús para su tarea de proclamar el amor de Dios y la conversión. Él se fortaleció en la oración, para cumplir la voluntad de Dios. ¿Cómo nos preparamos durante la Cuaresma para cumplir la voluntad de Dios, de modo que otros “se arrepientan y crean en el evangelio”? Mantengamos estos días como tiempo de preparación para hacer la experiencia de nuestra vocación bautismal. Pensemos en la forma como las prácticas cuaresmales nos disponen a escuchar la voluntad de Dios. Medita con la segunda lectura, cómo el bautismo te introduce en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Para abrirse al EspírituPadre de la entera creación,pusiste un arco en los cieloscomo señal de tu alianzacon todos los seres vivos.Nunca más un diluvio purificará la tierradestruyendo a sus creaturas.En tu bondad,has enviado a tu Hijo para librarnos de

nuestros pecadosMediante su muerte y resurrecciónhemos sido redimidos.Con las aguas del bautismohemos sido purificados,y, al hacernos hijos tuyos,nos has garantizado una vida nueva contigo.Ábrenos al Espíritu,para que arraiguemos nuestra vida en ti.Que nos preparemos a realizar nuestra

vocación bautismal,atendiendo a tus palabras para arrepentir-

nos y creer en el evangelio.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,tu Hijo, que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de febrero del 2015Una alianza nueva

Primer domingo de cuaresma

Lecturas del día: Génesis 9:8 –15; Salmo 25:4 – 5, 6 – 7, 8 – 9 (10); 1 Pedro 3:18 – 22; Marcos 1:12 –15. Hemos escuchado sobre la alianza que Dios hizo con Noé y sobre el cumpli-miento de la alianza en Cristo Jesús. Se le prometió a Noé que nunca más un diluvio volvería a purificar la tierra. Cristo, el justo, padeció, murió y resucitó para salvar a los injustos. El diluvio fue uno solo como figura del bautismo. La pasión, muerte y resurrección de Cristo es un solo acontecimiento para liberar a la humanidad para siempre. El bautismo es la llamada de Dios, “mediante la resurrección de Jesucristo”. En el evangelio, vemos a Jesús en el desierto durante cuarenta días, un periodo paralelo al del arca. Jesús estaba con las bestias salvajes y era tentado por Satán, pero los

ángeles le servían. Ese tiempo de soledad fue la preparación de Jesús para su tarea de proclamar el amor de Dios y la conversión. Él se fortaleció en la oración, para cumplir la voluntad de Dios. ¿Cómo nos preparamos durante la Cuaresma para cumplir la voluntad de Dios, de modo que otros “se arrepientan y crean en el evangelio”? Mantengamos estos días como tiempo de preparación para hacer la experiencia de nuestra vocación bautismal. Pensemos en la forma como las prácticas cuaresmales nos disponen a escuchar la voluntad de Dios. Medita con la segunda lectura, cómo el bautismo te introduce en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Para abrirse al EspírituPadre de la entera creación,pusiste un arco en los cieloscomo señal de tu alianzacon todos los seres vivos.Nunca más un diluvio purificará la tierradestruyendo a sus creaturas.En tu bondad,has enviado a tu Hijo para librarnos de

nuestros pecadosMediante su muerte y resurrecciónhemos sido redimidos.Con las aguas del bautismohemos sido purificados,y, al hacernos hijos tuyos,nos has garantizado una vida nueva contigo.Ábrenos al Espíritu,para que arraiguemos nuestra vida en ti.Que nos preparemos a realizar nuestra

vocación bautismal,atendiendo a tus palabras para arrepentir-

nos y creer en el evangelio.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,tu Hijo, que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de febrero del 2015Una alianza nueva

Segundo domingo de cuaresma

Lecturas del día: Génesis 22:1– 2, 9a, 10 –13, 15 –18; Salmo 116:10, 15, 16 –17, 18 –19 (116:9); Romanos 8:31b– 34; Marcos 9:2 –10. En el Génesis escuchamos que Abraham obedece a Dios cuando se dispone a sacrificarle a Isaac en holocausto. Cuando está a punto de degollarlo, un ángel lo detiene. Dios se complace en la fe obediente de Abraham que no escatimó la vida de su hijo único. El amor de Dios es tal que no le exige semejante sacrificio a Abraham. La segunda lectura habla del amor de Dios y de confiar en ese amor. Pablo dice a los Romanos: “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra? El que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a regalar todo lo demás con él?”. Pablo subraya la confiabilidad de Dios, que sacrificó a su propio Hijo por

nosotros. ¿Cómo no hemos de confiar en el que ha entregado tanto por nosotros? ¿Conoces a alguien que sea más digno de confianza? La reacción de los apóstoles, Pedro, Santiago y Juan ante la transfiguración, es similar a la nuestra ante los gran-des acontecimientos en nuestra vida. Ellos vieron a Elías, cifra de los Profetas, y a Moisés, de la Ley, y a Jesús, cum-plimiento de la Ley y los Profetas. En medio de su asombro, quieren hacer tiendas para quedarse en la montaña. También nosotros deseamos quedarnos en nuestras experiencias cum-bre. Sin embargo, tenemos que seguir adelante y atender las responsabilidades diarias, en el trabajo y en la vida familiar. Allí, justamente allí, es donde hay que experimentar el mis-terio de morir y resucitar, transfigurarnos.

Para aumentar la feSeñor, Dios nuestro,Abraham obró con fe y obedienciay lo bendijiste abundantemente,con descendientes incontablescomo las estrellas del cieloy las arenas del mar.Inflama nuestra fe en tipara que nunca palidezcacuando se vuelva difícil obedecerte.Transfórmanos por la fepara aclamar tu gloria y majestad,en medio de las dificultadesy las pruebas de la fe.Te lo pedimos por Jesucristo,tu Hijo que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 1º de marzo del 2015Participar de la pasión y muerte de Cristo

Segundo domingo de cuaresma

Lecturas del día: Génesis 22:1– 2, 9a, 10 –13, 15 –18; Salmo 116:10, 15, 16 –17, 18 –19 (116:9); Romanos 8:31b– 34; Marcos 9:2 –10. En el Génesis escuchamos que Abraham obedece a Dios cuando se dispone a sacrificarle a Isaac en holocausto. Cuando está a punto de degollarlo, un ángel lo detiene. Dios se complace en la fe obediente de Abraham que no escatimó la vida de su hijo único. El amor de Dios es tal que no le exige semejante sacrificio a Abraham. La segunda lectura habla del amor de Dios y de confiar en ese amor. Pablo dice a los Romanos: “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra? El que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a regalar todo lo demás con él?”. Pablo subraya la confiabilidad de Dios, que sacrificó a su propio Hijo por

nosotros. ¿Cómo no hemos de confiar en el que ha entregado tanto por nosotros? ¿Conoces a alguien que sea más digno de confianza? La reacción de los apóstoles, Pedro, Santiago y Juan ante la transfiguración, es similar a la nuestra ante los gran-des acontecimientos en nuestra vida. Ellos vieron a Elías, cifra de los Profetas, y a Moisés, de la Ley, y a Jesús, cum-plimiento de la Ley y los Profetas. En medio de su asombro, quieren hacer tiendas para quedarse en la montaña. También nosotros deseamos quedarnos en nuestras experiencias cum-bre. Sin embargo, tenemos que seguir adelante y atender las responsabilidades diarias, en el trabajo y en la vida familiar. Allí, justamente allí, es donde hay que experimentar el mis-terio de morir y resucitar, transfigurarnos.

Para aumentar la feSeñor, Dios nuestro,Abraham obró con fe y obedienciay lo bendijiste abundantemente,con descendientes incontablescomo las estrellas del cieloy las arenas del mar.Inflama nuestra fe en tipara que nunca palidezcacuando se vuelva difícil obedecerte.Transfórmanos por la fepara aclamar tu gloria y majestad,en medio de las dificultadesy las pruebas de la fe.Te lo pedimos por Jesucristo,tu Hijo que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 1º de marzo del 2015Participar de la pasión y muerte de Cristo

Tercer domingo de cuaresma

Lecturas del día: Éxodo 20:1–17; Salmo 19:8, 9, 10, 11 (Juan 6:68c); 1 Corintios 1:22 – 25; Juan 2:13 – 25. “No tendrás otros dioses junto a mí. No te harás ningún ídolo… no los adora-rás ni les darás culto”. Imaginamos los ídolos de oro que los israelitas se hacían para adorarlos, pero nada de eso nos ocurre. Cuando examinamos nuestra conciencia sobre el pri-mer mandamiento, nada salta; nos lo saltamos. Sin embargo, durante esta Cuaresma, vale la pena detenernos en ese man-damiento, pues es lo más importante de nuestra vida. ¿Dónde está tu tiempo, tus pensamientos y tu dinero? Es fácil modelar ídolos con lo que la familia, amigos y colegas esperan de nosotros. Menos fácil resulta mantener la mirada

que Dios quiere. El evangelio pinta el templo como un lugar de mercado, no como un espacio donde la comunidad se reúna para ala-bar a Dios. Podemos ver que la economía es un ídolo para los cambistas y los vendedores en el templo. Jesús los expulsa en un intento de purificar el templo. Hagamos tiempo para verificar qué rige nuestra vida y pedirle a Jesús que nos purifique. Debemos depender sólo de Dios, pues en él encontramos sabiduría y fortaleza. Como señala la segunda lectura, “la locura de Dios es más sabia que la sabi-duría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres”.

Para pedir purificaciónSeñor Dios,tú enviaste a tu Hijo para mostrarnos

el camino hacia ti.En el templo,Jesús demostró celo por tu casay lo purificó de aquellos que adoraban

el dinero.Que estos días santos de Cuaresmanos ayuden a ofrecernos,para ser purificados de todo deseo

contrario a tu voluntad.Que estos cuarenta días nos iluminenpara desenmascarar y destruirlas cosas que tenemos como ídolos.Infúndenos el deseo de tener un corazón

puro,que modele nuestra vidaalabándote y dándote gracias.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,Que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 8 de marzo del 2015La ley del amor

Tercer domingo de cuaresma

Lecturas del día: Éxodo 20:1–17; Salmo 19:8, 9, 10, 11 (Juan 6:68c); 1 Corintios 1:22 – 25; Juan 2:13 – 25. “No tendrás otros dioses junto a mí. No te harás ningún ídolo… no los adora-rás ni les darás culto”. Imaginamos los ídolos de oro que los israelitas se hacían para adorarlos, pero nada de eso nos ocurre. Cuando examinamos nuestra conciencia sobre el pri-mer mandamiento, nada salta; nos lo saltamos. Sin embargo, durante esta Cuaresma, vale la pena detenernos en ese man-damiento, pues es lo más importante de nuestra vida. ¿Dónde está tu tiempo, tus pensamientos y tu dinero? Es fácil modelar ídolos con lo que la familia, amigos y colegas esperan de nosotros. Menos fácil resulta mantener la mirada

que Dios quiere. El evangelio pinta el templo como un lugar de mercado, no como un espacio donde la comunidad se reúna para ala-bar a Dios. Podemos ver que la economía es un ídolo para los cambistas y los vendedores en el templo. Jesús los expulsa en un intento de purificar el templo. Hagamos tiempo para verificar qué rige nuestra vida y pedirle a Jesús que nos purifique. Debemos depender sólo de Dios, pues en él encontramos sabiduría y fortaleza. Como señala la segunda lectura, “la locura de Dios es más sabia que la sabi-duría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres”.

Para pedir purificaciónSeñor Dios,tú enviaste a tu Hijo para mostrarnos

el camino hacia ti.En el templo,Jesús demostró celo por tu casay lo purificó de aquellos que adoraban

el dinero.Que estos días santos de Cuaresmanos ayuden a ofrecernos,para ser purificados de todo deseo

contrario a tu voluntad.Que estos cuarenta días nos iluminenpara desenmascarar y destruirlas cosas que tenemos como ídolos.Infúndenos el deseo de tener un corazón

puro,que modele nuestra vidaalabándote y dándote gracias.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,Que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 8 de marzo del 2015La ley del amor

Tercer domingo de cuaresma, año A

Lecturas del día: Éxodo 15:3 – 7; Salmo 95:1– 2, 6 – 7, 8 – 9, (8); Romanos 5:1– 2, 5 – 8; Juan 4:5 – 42. El relato del encuen-tro del Cristo con la mujer samaritana nos deleita con la fe recuperada. Al darse cuenta que el Mesías está ante ella, la mujer corrió al pueblo a decir: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho, ¿no será este el Cristo?”. Que ella no tenga empacho en anunciar al Cristo a los demás, es notable por varios motivos. Ella publica su fe, pero ¡a la gente de la que normalmente buscaría esconderse! Sus pecados eran de dominio público, por lo que evitaría las burlas de otros, y acudiría al pozo en horas que los demás evitaban. Deseosa de contar sobre el Cristo, dejó en el pozo

sus miedos al qué dirán. Sin preocupación por lo que dije-ran, ella cuenta cómo ha encontrado al Cristo. Los católicos de nacimiento, hemos crecido acostumbra-dos a nuestra fe. Oramos a diario, vamos a misa y recibimos los sacramentos, pero rara vez sentimos necesidad de hablar sobre nuestra propia fe. En el prefacio del documento Discípulos llamados a dar testimonio los obispos de los EUA preguntan: “¿Nos damos cuenta de que nuestro Bautismo, Confirmación y recepción de la Eucaristía nos con-ceden la gracia que necesitamos para ser discípulos?”. Tal vez esta Cuaresma podamos contemplar el valor de la mujer samaritana e imitarla dejando a un lado los temores para anunciar a Cristo a los demás.

Para pedir intimidadCristo misericordiosome miras a los ojosy sabes dónde he estado y qué he hecho.Tus ojos son compasivos,porque no miras mi pecado sino lo que soy,alguien deseoso de amor y pertenencia.Te me ofreces como Agua viva,agua que dará vida eterna.Me miras;sabes lo que necesito,y me ofreces de beber.Entonces me doy cuenta de que tengo sed

de ti,de que siempre he estado sediento de ti.Enciéndeme la sedde intimidad contigo,de buscartede estar contigo.No permitas que nuestra relación sea

complaciente, Señor.A ti que vives y reinas, con Dios Padre,en la unidad del Espíritu Santo,Dios, por todos los siglos. Amén.

Domingo, 8 de marzo del 2015Fe recuperada

Tercer domingo de cuaresma, año A

Lecturas del día: Éxodo 15:3 – 7; Salmo 95:1– 2, 6 – 7, 8 – 9, (8); Romanos 5:1– 2, 5 – 8; Juan 4:5 – 42. El relato del encuen-tro del Cristo con la mujer samaritana nos deleita con la fe recuperada. Al darse cuenta que el Mesías está ante ella, la mujer corrió al pueblo a decir: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho, ¿no será este el Cristo?”. Que ella no tenga empacho en anunciar al Cristo a los demás, es notable por varios motivos. Ella publica su fe, pero ¡a la gente de la que normalmente buscaría esconderse! Sus pecados eran de dominio público, por lo que evitaría las burlas de otros, y acudiría al pozo en horas que los demás evitaban. Deseosa de contar sobre el Cristo, dejó en el pozo

sus miedos al qué dirán. Sin preocupación por lo que dije-ran, ella cuenta cómo ha encontrado al Cristo. Los católicos de nacimiento, hemos crecido acostumbra-dos a nuestra fe. Oramos a diario, vamos a misa y recibimos los sacramentos, pero rara vez sentimos necesidad de hablar sobre nuestra propia fe. En el prefacio del documento Discípulos llamados a dar testimonio los obispos de los EUA preguntan: “¿Nos damos cuenta de que nuestro Bautismo, Confirmación y recepción de la Eucaristía nos con-ceden la gracia que necesitamos para ser discípulos?”. Tal vez esta Cuaresma podamos contemplar el valor de la mujer samaritana e imitarla dejando a un lado los temores para anunciar a Cristo a los demás.

Para pedir intimidadCristo misericordiosome miras a los ojosy sabes dónde he estado y qué he hecho.Tus ojos son compasivos,porque no miras mi pecado sino lo que soy,alguien deseoso de amor y pertenencia.Te me ofreces como Agua viva,agua que dará vida eterna.Me miras;sabes lo que necesito,y me ofreces de beber.Entonces me doy cuenta de que tengo sed

de ti,de que siempre he estado sediento de ti.Enciéndeme la sedde intimidad contigo,de buscartede estar contigo.No permitas que nuestra relación sea

complaciente, Señor.A ti que vives y reinas, con Dios Padre,en la unidad del Espíritu Santo,Dios, por todos los siglos. Amén.

Domingo, 8 de marzo del 2015Fe recuperada

Cuarto domingo de cuaresma

Lecturas del día: 2 Crónicas 36:14 –16, 19 – 23; Salmo 37:1– 2, 3, 4 – 5, 6 (6ab); Efesios 2:4 –10; Juan 3:14 – 21. Alguien puede sorprenderse del tono exaltado de las plegarias y lecturas de la misa de hoy. La Antífona de entrada entona: “Regocíjate Jerusalén”, y la Oración sobre las ofrendas las presenta “con alegría”. Esta fecha la Cuaresma tiene un aspecto alegre. Es Domingo de Laetare; se pueden usar ornamentos color rosa, y aunque tomamos con seriedad la Cuaresma reconocemos nuestra alegría en Cristo. Las lecturas dan la razón para alegrarnos. En la pri-mera, vemos que el Señor tiene compasión de su pueblo; en la segunda, que Dios es “rico en misericordia”. San Pablo

subraya esto a los efesios diciendo que cuanto tenemos es don de Dios. “Por gracia han sido salvados”, apunta. Nuestra gracia no deriva de mérito nuestro. Así como el Señor envía mensajeros a su pueblo infiel, ahora nos provee con su gra-cia, aun cuando estemos en pecado. Su gracia nos hace vivir en Cristo. En el relato del evangelio de san Juan, se nos dice por-qué Dios es compasivo y misericordioso con nosotros: nos ama. “Tanto amó al mundo que le dio a su único Hijo, para que todo el que cree tenga vida eterna”. Sabiendo esto, ¡cómo no vamos a estar alegres! ¡Pongamos en Cristo nues-tra alegría!

Para pedir la conversiónPadre de inagotable misericordia,tú enviaste a tu único Hijo al mundo para salvarnos.Miramos a tu Hijo,levantado en el árbol glorioso de la cruz,para que el poder de las tinieblasno nos mantenga cautivos.Tú convocas al cansado y al herido,al lastimado, al refugiado y al pecador;abrázalos con tu amor firme y misericordioso.Tu Hijo nos acompañaen el sendero de la conversión;haz que nuestras oraciones, ayunos y limosnasconduzcan a otros a dejarse tocar por tu amor sin

medida.Dale a tu pueblo santouna mirada clara,para que fije sus ojos en Cristo, Luz del mundo.Concédenos la fuerza para caminar siemprecomo hijos de la luz,mirando al que fue levantado en cruz.Te lo pedimos por el mismo Cristo,Señor nuestro que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo;todo honor y toda gloria,por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 15 de marzo del 2015La cruz de Cristo

Cuarto domingo de cuaresma

Lecturas del día: 2 Crónicas 36:14 –16, 19 – 23; Salmo 37:1– 2, 3, 4 – 5, 6 (6ab); Efesios 2:4 –10; Juan 3:14 – 21. Alguien puede sorprenderse del tono exaltado de las plegarias y lecturas de la misa de hoy. La Antífona de entrada entona: “Regocíjate Jerusalén”, y la Oración sobre las ofrendas las presenta “con alegría”. Esta fecha la Cuaresma tiene un aspecto alegre. Es Domingo de Laetare; se pueden usar ornamentos color rosa, y aunque tomamos con seriedad la Cuaresma reconocemos nuestra alegría en Cristo. Las lecturas dan la razón para alegrarnos. En la pri-mera, vemos que el Señor tiene compasión de su pueblo; en la segunda, que Dios es “rico en misericordia”. San Pablo

subraya esto a los efesios diciendo que cuanto tenemos es don de Dios. “Por gracia han sido salvados”, apunta. Nuestra gracia no deriva de mérito nuestro. Así como el Señor envía mensajeros a su pueblo infiel, ahora nos provee con su gra-cia, aun cuando estemos en pecado. Su gracia nos hace vivir en Cristo. En el relato del evangelio de san Juan, se nos dice por-qué Dios es compasivo y misericordioso con nosotros: nos ama. “Tanto amó al mundo que le dio a su único Hijo, para que todo el que cree tenga vida eterna”. Sabiendo esto, ¡cómo no vamos a estar alegres! ¡Pongamos en Cristo nues-tra alegría!

Para pedir la conversiónPadre de inagotable misericordia,tú enviaste a tu único Hijo al mundo para salvarnos.Miramos a tu Hijo,levantado en el árbol glorioso de la cruz,para que el poder de las tinieblasno nos mantenga cautivos.Tú convocas al cansado y al herido,al lastimado, al refugiado y al pecador;abrázalos con tu amor firme y misericordioso.Tu Hijo nos acompañaen el sendero de la conversión;haz que nuestras oraciones, ayunos y limosnasconduzcan a otros a dejarse tocar por tu amor sin

medida.Dale a tu pueblo santouna mirada clara,para que fije sus ojos en Cristo, Luz del mundo.Concédenos la fuerza para caminar siemprecomo hijos de la luz,mirando al que fue levantado en cruz.Te lo pedimos por el mismo Cristo,Señor nuestro que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo;todo honor y toda gloria,por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 15 de marzo del 2015La cruz de Cristo

Cuarto Domingo de cuaresma, Año a

Lecturas del día: 1 Samuel 16:1b, 6 – 7, 10 –13a; Salmo 23:1– 3a, 3b– 4, 5, 6 (1); Efesios 5:8 –14, Juan 9:1– 41. En una homilía, poco después de la Pascua del 2014, el papa Francisco anotaba que muchos prefieren las tinieblas a la luz: “Hay ‘cristianos murciélagos’ que prefieren la oscuridad a la luz de la presencia del Señor”, según cita la Agencia Católica de Noticias. Tales cristianos, decía el Papa, tienen miedo a creer que Cristo está cerca. El Papa explicaba que “Jesús está siempre con nosotros, siempre está cerca de nuestros problemas y dificultades, y en nuestras buenas obras”. Este parece ser el caso en el evangelio de hoy. Los que se resisten a creer que Jesús curó al hombre que nació ciego, son incapaces de ver a Jesús en medio de ellos, incluso tras haber dado la vista a un ciego de nacimiento. Ese grupo asegura

que alguien que ha obrado un milagro en sábado no puede venir de Dios. En efecto, ellos ya han decidido cómo Dios debe hacerse presente. A veces es difícil percibir a Jesús obrando señales entre nuestros conocidos y en nosotros mis-mos. ¿No es verdad que, en ocasiones, ya hemos decidido cómo Dios debe obrar? La Cuaresma es el tiempo de preparación para los que serán bautizados en la Vigilia Pascual, e igualmente para meditar sobre nuestro propio bautismo. Nuestro bautismo nos sacó de la oscuridad a la luz y nos transformó en un pueblo sacerdotal. De nosotros depende abrir nuestros ojos a las señales de Dios en medio de nosotros. Podemos vivir en la luz o volvernos “murciélagos”. La decisión es personal.

Oración para verDios de luz infinita,tú diste la visión al hombre nacido ciego,que comenzó a creer por lo que hiciste

con él.Aumenta nuestra vistapara que podamos vercon mayor claridadlo que has obrado en nuestra vida.Tú has estado en nuestras dificultades y

en nuestras alegrías.aunque nos resistimos, a veces,a mirarte en medio de nosotros.Sácanos de la oscuridad que nos oprimepara volvernos conscientes de las señalesde que caminas con nosotros.En el bautismo,tú nos has confiado tu luz.Que la compartamos,para que otros puedan verte en el mundo.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 15 de marzo del 2015Iluminar nuestros puntos ciegos

Cuarto Domingo de cuaresma, Año a

Lecturas del día: 1 Samuel 16:1b, 6 – 7, 10 –13a; Salmo 23:1– 3a, 3b– 4, 5, 6 (1); Efesios 5:8 –14, Juan 9:1– 41. En una homilía, poco después de la Pascua del 2014, el papa Francisco anotaba que muchos prefieren las tinieblas a la luz: “Hay ‘cristianos murciélagos’ que prefieren la oscuridad a la luz de la presencia del Señor”, según cita la Agencia Católica de Noticias. Tales cristianos, decía el Papa, tienen miedo a creer que Cristo está cerca. El Papa explicaba que “Jesús está siempre con nosotros, siempre está cerca de nuestros problemas y dificultades, y en nuestras buenas obras”. Este parece ser el caso en el evangelio de hoy. Los que se resisten a creer que Jesús curó al hombre que nació ciego, son incapaces de ver a Jesús en medio de ellos, incluso tras haber dado la vista a un ciego de nacimiento. Ese grupo asegura

que alguien que ha obrado un milagro en sábado no puede venir de Dios. En efecto, ellos ya han decidido cómo Dios debe hacerse presente. A veces es difícil percibir a Jesús obrando señales entre nuestros conocidos y en nosotros mis-mos. ¿No es verdad que, en ocasiones, ya hemos decidido cómo Dios debe obrar? La Cuaresma es el tiempo de preparación para los que serán bautizados en la Vigilia Pascual, e igualmente para meditar sobre nuestro propio bautismo. Nuestro bautismo nos sacó de la oscuridad a la luz y nos transformó en un pueblo sacerdotal. De nosotros depende abrir nuestros ojos a las señales de Dios en medio de nosotros. Podemos vivir en la luz o volvernos “murciélagos”. La decisión es personal.

Oración para verDios de luz infinita,tú diste la visión al hombre nacido ciego,que comenzó a creer por lo que hiciste

con él.Aumenta nuestra vistapara que podamos vercon mayor claridadlo que has obrado en nuestra vida.Tú has estado en nuestras dificultades y

en nuestras alegrías.aunque nos resistimos, a veces,a mirarte en medio de nosotros.Sácanos de la oscuridad que nos oprimepara volvernos conscientes de las señalesde que caminas con nosotros.En el bautismo,tú nos has confiado tu luz.Que la compartamos,para que otros puedan verte en el mundo.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 15 de marzo del 2015Iluminar nuestros puntos ciegos

Quinto domingo de cuaresma

Lecturas del día: Jeremías 31:31– 34; Salmo 51:3 – 4, 12 –13, 14 –15 (12a); Hebreos 5:7– 9; Juan 12:20 – 33. Ya en este Quinto domingo de Cuaresma, ansiamos los aleluyas pascuales. Proseguimos con nuestras prácticas de piedad cuaresmales, a sabiendas de que nos ayudan a arraigar nuestra vida en Cristo. En la primera lectura recibimos un mensaje de espe-ranza, en las palabras de Jeremías anunciando que el Señor escribirá su ley en los corazones de sus fieles: “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Es una frase de íntima unión surgida del amor de Dios. El mismo amor que el Salmo 51 canta como compasivo y bondadoso. En el evangelio, Jesús apunta a la cruz. Escuchamos de su turbación y que será elevado. Aunque la angustia domina,

hay esperanza en sus palabras. No sólo Dios será glorificado cuando llegue la hora, sino que Jesús “atraerá a todos hacia sí”. Es lo mismo que Jeremías hablaba de la unión con Dios. Por su parte, san Juan anuncia que el Padre honrará al que sirva y siga a Jesús. Conforme se acerca la pascua, pensemos si nos hemos esforzado en vivir conforme al retrato de Jesús que nos hace la Carta a los hebreos. Aprendemos que Jesús oró con reve-rencia, que aprendió a obedecer mediante el sufrimiento y que fue hecho perfecto. ¿Buscamos ser perfectos para Dios? Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II, nos recuerda que “todos estamos llamados a la santidad” (39).

Para profundizarnuestro amor a DiosPadre compasivo,incluso antes de pedirlo,ya has perdonado los pecados de tus hijos.Quieres establecer una alianzacon las casas de Israel y de Judá,escribiendo tu ley de amoren sus corazones.Guía a los miembros de tu Iglesiaa descubrir tus huellasimpresas en nuestros corazones,y aviva nuestro deseo de amartedesde las profundidades de nuestro ser,para reconocer que tú eres nuestro Diosy nosotros tu pueblo.Que estas últimas semanas de CuaresmaNos ayuden a buscar tu voluntad, a servirtey a seguirte,pues nos ofreces el camino a la vida eterna.Te lo pedimos por tu Hijo,nuestro Señor Jesucristo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de marzo del 2015Escrita en nuestros corazones

Quinto domingo de cuaresma

Lecturas del día: Jeremías 31:31– 34; Salmo 51:3 – 4, 12 –13, 14 –15 (12a); Hebreos 5:7– 9; Juan 12:20 – 33. Ya en este Quinto domingo de Cuaresma, ansiamos los aleluyas pascuales. Proseguimos con nuestras prácticas de piedad cuaresmales, a sabiendas de que nos ayudan a arraigar nuestra vida en Cristo. En la primera lectura recibimos un mensaje de espe-ranza, en las palabras de Jeremías anunciando que el Señor escribirá su ley en los corazones de sus fieles: “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Es una frase de íntima unión surgida del amor de Dios. El mismo amor que el Salmo 51 canta como compasivo y bondadoso. En el evangelio, Jesús apunta a la cruz. Escuchamos de su turbación y que será elevado. Aunque la angustia domina,

hay esperanza en sus palabras. No sólo Dios será glorificado cuando llegue la hora, sino que Jesús “atraerá a todos hacia sí”. Es lo mismo que Jeremías hablaba de la unión con Dios. Por su parte, san Juan anuncia que el Padre honrará al que sirva y siga a Jesús. Conforme se acerca la pascua, pensemos si nos hemos esforzado en vivir conforme al retrato de Jesús que nos hace la Carta a los hebreos. Aprendemos que Jesús oró con reve-rencia, que aprendió a obedecer mediante el sufrimiento y que fue hecho perfecto. ¿Buscamos ser perfectos para Dios? Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II, nos recuerda que “todos estamos llamados a la santidad” (39).

Para profundizarnuestro amor a DiosPadre compasivo,incluso antes de pedirlo,ya has perdonado los pecados de tus hijos.Quieres establecer una alianzacon las casas de Israel y de Judá,escribiendo tu ley de amoren sus corazones.Guía a los miembros de tu Iglesiaa descubrir tus huellasimpresas en nuestros corazones,y aviva nuestro deseo de amartedesde las profundidades de nuestro ser,para reconocer que tú eres nuestro Diosy nosotros tu pueblo.Que estas últimas semanas de CuaresmaNos ayuden a buscar tu voluntad, a servirtey a seguirte,pues nos ofreces el camino a la vida eterna.Te lo pedimos por tu Hijo,nuestro Señor Jesucristo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de marzo del 2015Escrita en nuestros corazones

Quinto domingo de cuaresma, año a

Lecturas del día: Ezequiel 37: 12 –14; Salmo 130:1– 2, 3 – 4, 5 – 6, 7– 8 (7); Romanos 8: 8 –11; Juan 11:1– 45. A solo dos semanas de que los elegidos sean bautizados, las lecturas anuncian la resurrección de Lázaro. Las semanas previas, escuchamos a la Samaritana proclamar su fe en el Mesías, y lo mismo al ciego de nacimiento que luego adoró al Hijo del Hombre. Cristo prometió a la mujer agua viva y al ciego le abrió los ojos. Hoy hemos escuchado al Señor revelar que él es la resurrección la vida y que los que crean en él tendrán vida eterna. Marta confiesa su fe en Jesús, el Hijo de Dios. Él sabe que muchos no creen y ruega por ellos al Padre antes de ordenarle a Lázaro que salga de la tumba.

En las plegarias por los elegidos abrazamos la vida nueva que el bautismo ofrece, y pedimos que sean liberados del poder del mal. Rogamos para que en el bautismo, la fe de los elegidos sea fortalecida y se unan a Cristo. Durante los escrutinios de la tercera, cuarta y quinta semanas de Cuaresma, hemos orado para que lo pecaminoso de los elegidos sea sanado y lo bueno fortalecido. Pero los relatos de fe y curación de estos domingos son tanto para los elegidos al bautismo como para nosotros, los bautizados. Morir y resucitar es parte de nuestra vida. Este domingo medita en la orden de Jesús a Lázaro devolviéndolo a la vida e identifica alguna experiencia de muerte y otra de donde haya surgido vida nueva.

Oración para despertarPadre del cielo,con el envío de tu Hijonos llegó alguien que derrama lágrimas y

que se alegra.Él compartió la pena de María y Martay lloró con ellas la muerte de Lázaro.Tú compartes nuestra pena y nuestro gozo,pero, ante todo, nos compartes tu vida eterna.Guíanos por tus caminosdespertando nuestro espíritu a tu amor.Sostennos conforme vamos muriendo a

aquellas cosasque nos impiden compartir la vida contigo.Ayúdanos a despertar contigopara darte gloria.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de marzo del 2015Vida nueva

Quinto domingo de cuaresma, año a

Lecturas del día: Ezequiel 37: 12 –14; Salmo 130:1– 2, 3 – 4, 5 – 6, 7– 8 (7); Romanos 8: 8 –11; Juan 11:1– 45. A solo dos semanas de que los elegidos sean bautizados, las lecturas anuncian la resurrección de Lázaro. Las semanas previas, escuchamos a la Samaritana proclamar su fe en el Mesías, y lo mismo al ciego de nacimiento que luego adoró al Hijo del Hombre. Cristo prometió a la mujer agua viva y al ciego le abrió los ojos. Hoy hemos escuchado al Señor revelar que él es la resurrección la vida y que los que crean en él tendrán vida eterna. Marta confiesa su fe en Jesús, el Hijo de Dios. Él sabe que muchos no creen y ruega por ellos al Padre antes de ordenarle a Lázaro que salga de la tumba.

En las plegarias por los elegidos abrazamos la vida nueva que el bautismo ofrece, y pedimos que sean liberados del poder del mal. Rogamos para que en el bautismo, la fe de los elegidos sea fortalecida y se unan a Cristo. Durante los escrutinios de la tercera, cuarta y quinta semanas de Cuaresma, hemos orado para que lo pecaminoso de los elegidos sea sanado y lo bueno fortalecido. Pero los relatos de fe y curación de estos domingos son tanto para los elegidos al bautismo como para nosotros, los bautizados. Morir y resucitar es parte de nuestra vida. Este domingo medita en la orden de Jesús a Lázaro devolviéndolo a la vida e identifica alguna experiencia de muerte y otra de donde haya surgido vida nueva.

Oración para despertarPadre del cielo,con el envío de tu Hijonos llegó alguien que derrama lágrimas y

que se alegra.Él compartió la pena de María y Martay lloró con ellas la muerte de Lázaro.Tú compartes nuestra pena y nuestro gozo,pero, ante todo, nos compartes tu vida eterna.Guíanos por tus caminosdespertando nuestro espíritu a tu amor.Sostennos conforme vamos muriendo a

aquellas cosasque nos impiden compartir la vida contigo.Ayúdanos a despertar contigopara darte gloria.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,tu Hijo,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 22 de marzo del 2015Vida nueva

Domingo de ramos de la pasión del señor

Lecturas del día: Marcos 11:1–10; Isaías 50:4 – 7; Salmo 22:8 – 9, 17–18, 19 – 20, 23 – 24 (2a); Filipenses 2:6 –11; Marcos 14:1—15:47. Iniciamos la Semana Santa con senti-mientos encontrados. Hoy experimentamos franca contra-dicción. En el primer evangelio, la multitud vitorea a Jesús con ramas de palma, pero en el relato de la pasión, Jesús es azotado. Escuchamos gritos, de los “Hosannas” primero, y después de “¡Crucifícalo!”. Le dan un burro y también una corona de espinas. Jesús es honrado y objeto de burlas; monta triunfante y luego es llevado al patíbulo de la cruz. Sus discípulos cenan con él, luego lo traicionan y lo niegan. En la descripción del Siervo Sufriente del libro de Isaías, miramos a Jesús en su pasión. Como el Siervo, Jesús ofreció

su espalda a los que lo golpeaban y no hurtó su rostro de los que le escupían. La lectura hace eco también al comienzo de su misión, cuando en la sinagoga proclamó que había sido enviado “a proclamar el año de gracia del Señor” (Lucas 4:19). La lectura de Filipenses describe a Jesús como la esen-cia de la santidad. Siendo Dios, voluntariamente se humilló y obedeció. Jesús se vació de sí mismo para hacer la volun-tad del Padre. ¿Hemos aprendido esto con nuestros ejercicios de piedad cuaresmales? Debemos entrar en la Pascua resueltos a confiarnos en Dios. Oremos como Jesús en el evangelio: “Abba, Padre, todo es posible para ti”.

¡Jesucristo es Señor!Padre todopoderoso,tú has dado a tu Hijouna lengua diestrapara darnos palabras de ánimo.Nuestras palabras y accioneslo han traicionadocada vez que perdimos el camino.Le cantamos “¡Hosanna!”pero luego le dimos la espalda al Cristo.Fortalécenos durante esta Semana SantaPara que podamos observar y oraracompañando a tu Hijo en su camino de

la cruz.Ayúdanos a buscar el camino,con nuestra madre, María, con María

Magdalena y Salomé,para acercarnos a ti, fuente de la vida.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,

tu Hijo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo.Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 29 de marzo del 2015Un tiempo de paradojas

Domingo de ramos de la pasión del señor

Lecturas del día: Marcos 11:1–10; Isaías 50:4 – 7; Salmo 22:8 – 9, 17–18, 19 – 20, 23 – 24 (2a); Filipenses 2:6 –11; Marcos 14:1—15:47. Iniciamos la Semana Santa con senti-mientos encontrados. Hoy experimentamos franca contra-dicción. En el primer evangelio, la multitud vitorea a Jesús con ramas de palma, pero en el relato de la pasión, Jesús es azotado. Escuchamos gritos, de los “Hosannas” primero, y después de “¡Crucifícalo!”. Le dan un burro y también una corona de espinas. Jesús es honrado y objeto de burlas; monta triunfante y luego es llevado al patíbulo de la cruz. Sus discípulos cenan con él, luego lo traicionan y lo niegan. En la descripción del Siervo Sufriente del libro de Isaías, miramos a Jesús en su pasión. Como el Siervo, Jesús ofreció

su espalda a los que lo golpeaban y no hurtó su rostro de los que le escupían. La lectura hace eco también al comienzo de su misión, cuando en la sinagoga proclamó que había sido enviado “a proclamar el año de gracia del Señor” (Lucas 4:19). La lectura de Filipenses describe a Jesús como la esen-cia de la santidad. Siendo Dios, voluntariamente se humilló y obedeció. Jesús se vació de sí mismo para hacer la volun-tad del Padre. ¿Hemos aprendido esto con nuestros ejercicios de piedad cuaresmales? Debemos entrar en la Pascua resueltos a confiarnos en Dios. Oremos como Jesús en el evangelio: “Abba, Padre, todo es posible para ti”.

¡Jesucristo es Señor!Padre todopoderoso,tú has dado a tu Hijouna lengua diestrapara darnos palabras de ánimo.Nuestras palabras y accioneslo han traicionadocada vez que perdimos el camino.Le cantamos “¡Hosanna!”pero luego le dimos la espalda al Cristo.Fortalécenos durante esta Semana SantaPara que podamos observar y oraracompañando a tu Hijo en su camino de

la cruz.Ayúdanos a buscar el camino,con nuestra madre, María, con María

Magdalena y Salomé,para acercarnos a ti, fuente de la vida.Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo,

tu Hijo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo.Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 29 de marzo del 2015Un tiempo de paradojas

Domingo de Pascua de la resurrección del señor

Lecturas del día: Hechos 10:34a, 37– 43; Salmo 118:1– 2, 16 –17, 22 – 23 (24); Colosenses 3:1– 4, o bien 1 Corintios 5:6b–8; Juan 20:1– 9, o en la misa vespertina, Lucas 24:13 – 35. Cantamos Aleluyas otra vez por la resurrección de Cristo de entre los muertos; toda nuestra vida se orienta a este aconte-cimiento. Es la fiesta mayor de la Iglesia, pues Cristo nos da su vida nueva mediante el bautismo para unirnos con Dios.Nuestros templos se decoran con oro y blanco, colores de júbilo y de vida nueva. En el Salmo Responsorial cantamos: “Este es el día que ha hecho el Señor; alegrémonos y regoci-jémonos”. Es el día del cumplimiento y de nuestra espe-

ranza. No hemos muerto por nuestros pecados, sino que vivimos por el perdón misericordioso de Dios. En los Hechos de los Apóstoles, Pedro resume lo que ha testificado. Jesús fue ungido, colgado en la cruz, resucitado de entre los muertos, y ha sido visto por sus seguidores. Ellos predican y siguen contando la historia de uno que per-dona los pecados. Evidentemente la vida de Pedro ha sido transformada. Ahora, él señala los acontecimientos y mues-tra cómo culminan en la resurrección. ¿Qué significado tiene la resurrección en nuestra vida? ¿Estás abierto a una nueva perspectiva de vida? ¿Tu vida gira en torno a la Pascua?

Hagamos fiestaCristo, Señor nuestro,tú nos llenas de alegría.Mientras entonamos “¡Aleluya!”, quédate

con nosotros,Nos invade el pasmo,como a Pedro y al otro discípuloante la mortaja abandonada.Sabemos que has resucitado,y nos aseguras que caminaremos en la luz,sin temor alguno a la oscuridad.Sé tú nuestra alegría,nuestra gloria y resurrección.Tú que vives y reinas con el Padreen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 5 de abril del 2015Alégrense y regocíjense

Domingo de Pascua de la resurrección del señor

Lecturas del día: Hechos 10:34a, 37– 43; Salmo 118:1– 2, 16 –17, 22 – 23 (24); Colosenses 3:1– 4, o bien 1 Corintios 5:6b–8; Juan 20:1– 9, o en la misa vespertina, Lucas 24:13 – 35. Cantamos Aleluyas otra vez por la resurrección de Cristo de entre los muertos; toda nuestra vida se orienta a este aconte-cimiento. Es la fiesta mayor de la Iglesia, pues Cristo nos da su vida nueva mediante el bautismo para unirnos con Dios.Nuestros templos se decoran con oro y blanco, colores de júbilo y de vida nueva. En el Salmo Responsorial cantamos: “Este es el día que ha hecho el Señor; alegrémonos y regoci-jémonos”. Es el día del cumplimiento y de nuestra espe-

ranza. No hemos muerto por nuestros pecados, sino que vivimos por el perdón misericordioso de Dios. En los Hechos de los Apóstoles, Pedro resume lo que ha testificado. Jesús fue ungido, colgado en la cruz, resucitado de entre los muertos, y ha sido visto por sus seguidores. Ellos predican y siguen contando la historia de uno que per-dona los pecados. Evidentemente la vida de Pedro ha sido transformada. Ahora, él señala los acontecimientos y mues-tra cómo culminan en la resurrección. ¿Qué significado tiene la resurrección en nuestra vida? ¿Estás abierto a una nueva perspectiva de vida? ¿Tu vida gira en torno a la Pascua?

Hagamos fiestaCristo, Señor nuestro,tú nos llenas de alegría.Mientras entonamos “¡Aleluya!”, quédate

con nosotros,Nos invade el pasmo,como a Pedro y al otro discípuloante la mortaja abandonada.Sabemos que has resucitado,y nos aseguras que caminaremos en la luz,sin temor alguno a la oscuridad.Sé tú nuestra alegría,nuestra gloria y resurrección.Tú que vives y reinas con el Padreen la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 5 de abril del 2015Alégrense y regocíjense

Segundo domingo de PascuaDomingo de la divina misericordia

Lecturas del día: Hechos 4:32 – 35; Salmo 118:2 – 4, 13 –15, 22 – 24 (1); 1 Juan 5:1– 6; Juan 20:19 – 31. Hacia el final de la Liturgia de la palabra, podemos preguntarnos por el peso específico que nuestra fe tiene en la vida que llevamos. En los Hechos de los Apóstoles, observamos cómo cambia la vida de los discípulos gracias a sus convicciones de fe. Ellos “tenían un solo corazón y una sola alma”, tenían sus bienes en común y daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La Primera carta de san Juan nos enseña que creer en Jesús es determinante para la propia vida. La fe, hemos escuchado, es la victoria que conquista el mundo. ¿Cabe el miedo si vivimos nuestra fe? El relato de Tomás, en el evangelio, tiene ecos en muchos de nosotros, porque la duda va acompañada del

creer. Tomás no cree a los discípulos que “han visto al Señor”. Duda, hasta que el Señor se le aparece. Nos parece-mos a Tomás porque queremos tener pruebas sólidas. Pero necesitamos apoyarnos en la proclamación de Jesús: “Benditos los que creen sin haber visto”. Aunque no hemos visto con nuestros ojos físicos, hemos visto con los ojos de la fe, y hemos creído. La pregunta es si ese creer marca la diferencia en nuestra vida y en la vida de los demás. Se debe notar que somos hijos de Dios porque amamos a Dios y por-que guardamos sus mandamientos. ¿Perciben los demás que somos discípulos de Cristo, por el modo como vivimos?

El don de la pazSeñor resucitado,has venido para que creamos.Junto con el Apóstol Tomás,proclamamos tu soberanía.Te aclamamos “Señor mío y Dios mío”,y anunciamos nuestra fe en ti.Ayúdanos cuando nos tienta la traicióny las dudas nos asaltan.Danos tu paz,danos tranquilidad para ofrecer la paz

a otros.Guía nuestro caminara donde quiera que nos envíes.Mantente a nuestro ladocuando llevemos tu palabraa la familia, los amigos y compañeros.Tú que vives y reinas con Dios Padreen la unidad del Espíritu Santo,y eres Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 12 de abril del 2015“Mi Señor y mi Dios”

Segundo domingo de PascuaDomingo de la divina misericordia

Lecturas del día: Hechos 4:32 – 35; Salmo 118:2 – 4, 13 –15, 22 – 24 (1); 1 Juan 5:1– 6; Juan 20:19 – 31. Hacia el final de la Liturgia de la palabra, podemos preguntarnos por el peso específico que nuestra fe tiene en la vida que llevamos. En los Hechos de los Apóstoles, observamos cómo cambia la vida de los discípulos gracias a sus convicciones de fe. Ellos “tenían un solo corazón y una sola alma”, tenían sus bienes en común y daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La Primera carta de san Juan nos enseña que creer en Jesús es determinante para la propia vida. La fe, hemos escuchado, es la victoria que conquista el mundo. ¿Cabe el miedo si vivimos nuestra fe? El relato de Tomás, en el evangelio, tiene ecos en muchos de nosotros, porque la duda va acompañada del

creer. Tomás no cree a los discípulos que “han visto al Señor”. Duda, hasta que el Señor se le aparece. Nos parece-mos a Tomás porque queremos tener pruebas sólidas. Pero necesitamos apoyarnos en la proclamación de Jesús: “Benditos los que creen sin haber visto”. Aunque no hemos visto con nuestros ojos físicos, hemos visto con los ojos de la fe, y hemos creído. La pregunta es si ese creer marca la diferencia en nuestra vida y en la vida de los demás. Se debe notar que somos hijos de Dios porque amamos a Dios y por-que guardamos sus mandamientos. ¿Perciben los demás que somos discípulos de Cristo, por el modo como vivimos?

El don de la pazSeñor resucitado,has venido para que creamos.Junto con el Apóstol Tomás,proclamamos tu soberanía.Te aclamamos “Señor mío y Dios mío”,y anunciamos nuestra fe en ti.Ayúdanos cuando nos tienta la traicióny las dudas nos asaltan.Danos tu paz,danos tranquilidad para ofrecer la paz

a otros.Guía nuestro caminara donde quiera que nos envíes.Mantente a nuestro ladocuando llevemos tu palabraa la familia, los amigos y compañeros.Tú que vives y reinas con Dios Padreen la unidad del Espíritu Santo,y eres Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 12 de abril del 2015“Mi Señor y mi Dios”

Tercer domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 3:13 –15, 17–19; Salmo 4:2, 4, 7– 8, 9 (7a); 1 Juan 2:1– 5a; Lucas 24:35 – 48. De haber hecho algo terriblemente vergonzoso, puede servirte de consuelo oír la primera lectura. Pedro parece estar acusando a los que lo rodean; son muchos los asombrados porque él acaba de curar a un paralítico. Tras preguntar que de qué se admiran, Pedro les echa en cara su papel en la muerte de Jesús. Pero más que condenarlos, quiere que experimenten la misericor-dia de Dios. Incluso si le dieron la espalda a Jesús, Dios los perdonará. La misericordia de Dios siempre está al alcance, no importa lo malo que hayamos hecho. Pedro sabe bien cómo Cristo no sólo espera que estemos

en unión con él sino que siempre nos busca. Es muy proba-ble que Pedro haya estado entre los discípulos a los que Jesús se apareció y los saludó: “La paz esté con ustedes”. Dos discípulos acababan de contar cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan, pero ahora están sorprendidos de ver a Jesús. Sin más, Jesús les explica que él es el cumplimiento de lo anunciado en las Escrituras. Aquellos discípulos son testigos, pero nosotros también lo somos. En Discípulos lla-mados a dar testimonio, los obispos de los Estados Unidos nos enseñan: “Es por medio de experiencias humanas comu-nes que la Palabra de Dios se nos revela”. ¿Puedes percibir a Dios en las acciones del Espíritu Santo?

Unión con DiosDios de Abraham, Isaac y Jacob,tu amor es tan inmensoque nos has dado a tu Hijopara vivir y compartir con nosotros,más aún, para ser uno con nosotros.Gracias a tu Hijo,te hemos conocido,y nos unimos a ti.Al participar en la liturgia eucarística,haz que nos unamos a ti,que estemos abiertos a tu Palabraen las sagradas escrituras,para que guíes nuestra vida,conforme a la de Cristo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 19 de abril del 2015Presencia de Cristo

Tercer domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 3:13 –15, 17–19; Salmo 4:2, 4, 7– 8, 9 (7a); 1 Juan 2:1– 5a; Lucas 24:35 – 48. De haber hecho algo terriblemente vergonzoso, puede servirte de consuelo oír la primera lectura. Pedro parece estar acusando a los que lo rodean; son muchos los asombrados porque él acaba de curar a un paralítico. Tras preguntar que de qué se admiran, Pedro les echa en cara su papel en la muerte de Jesús. Pero más que condenarlos, quiere que experimenten la misericor-dia de Dios. Incluso si le dieron la espalda a Jesús, Dios los perdonará. La misericordia de Dios siempre está al alcance, no importa lo malo que hayamos hecho. Pedro sabe bien cómo Cristo no sólo espera que estemos

en unión con él sino que siempre nos busca. Es muy proba-ble que Pedro haya estado entre los discípulos a los que Jesús se apareció y los saludó: “La paz esté con ustedes”. Dos discípulos acababan de contar cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan, pero ahora están sorprendidos de ver a Jesús. Sin más, Jesús les explica que él es el cumplimiento de lo anunciado en las Escrituras. Aquellos discípulos son testigos, pero nosotros también lo somos. En Discípulos lla-mados a dar testimonio, los obispos de los Estados Unidos nos enseñan: “Es por medio de experiencias humanas comu-nes que la Palabra de Dios se nos revela”. ¿Puedes percibir a Dios en las acciones del Espíritu Santo?

Unión con DiosDios de Abraham, Isaac y Jacob,tu amor es tan inmensoque nos has dado a tu Hijopara vivir y compartir con nosotros,más aún, para ser uno con nosotros.Gracias a tu Hijo,te hemos conocido,y nos unimos a ti.Al participar en la liturgia eucarística,haz que nos unamos a ti,que estemos abiertos a tu Palabraen las sagradas escrituras,para que guíes nuestra vida,conforme a la de Cristo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 19 de abril del 2015Presencia de Cristo

Cuarto domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 4:8 –12; Salmo 118:1, 8 – 9, 21– 23, 26, 28, 29 (22); 1 Juan 3:1– 2; Juan 10:11–18. Las imágenes de la segunda lectura y del evangelio de hoy son muy cáli-das. En la Primera carta de san Juan escuchamos que somos hijos de Dios. No sólo somos discípulos o seguidores, sino hijos. Nuestra relación es de intimidad con el Creador. Él nos procura sólo cosas buenas a sus hijos; nos transforma, como escuchamos al final de la lectura: seremos semejantes a él, santos, y lo veremos como es. ¿Habrá algo mejor que vivir con Dios? La imagen del evangelio nos conmueve, aunque no conozcamos ningún pastor, y apenas hayamos visto alguna

oveja. Escuchamos que el Buen Pastor daría la vida por sus ovejas, y que un vínculo tan íntimo e intenso es el que Cristo mantiene con cada uno de nosotros. Él nos conoce y noso-tros lo conocemos a él. Conocer a alguien requiere pasar tiempo con esa per-sona. ¿Has pasado tiempo con el Buen Pastor? ¿Has reser-vado algún momento de cada día para estar a solas y en calma con Dios? ¿Procuras leer la Biblia para conocer mejor a Cristo? ¿Puedes distinguir la voz del Buen Pastor?

Oración por la unidadDios nuestro,mediante tu Hijo, el Buen Pastor,nos consuelas si nos angustiamos,nos guías si extraviamos el camino,nos proteges de los que dispersan el rebaño.Agradecemos el amor del Buen Pastor,tan grande que entregó su vida por

nosotros.Unidos en el bautismo,ayúdanos a formar un solo rebaño,un Cuerpo en Cristo.Que escuchemos siempre la voz del Pastor

Bueno,y rechacemos la de los extraños.Concédenos seguir sus pasos,para conocerte profundamente.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 26 de abril del 2015Una relación íntima

Cuarto domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 4:8 –12; Salmo 118:1, 8 – 9, 21– 23, 26, 28, 29 (22); 1 Juan 3:1– 2; Juan 10:11–18. Las imágenes de la segunda lectura y del evangelio de hoy son muy cáli-das. En la Primera carta de san Juan escuchamos que somos hijos de Dios. No sólo somos discípulos o seguidores, sino hijos. Nuestra relación es de intimidad con el Creador. Él nos procura sólo cosas buenas a sus hijos; nos transforma, como escuchamos al final de la lectura: seremos semejantes a él, santos, y lo veremos como es. ¿Habrá algo mejor que vivir con Dios? La imagen del evangelio nos conmueve, aunque no conozcamos ningún pastor, y apenas hayamos visto alguna

oveja. Escuchamos que el Buen Pastor daría la vida por sus ovejas, y que un vínculo tan íntimo e intenso es el que Cristo mantiene con cada uno de nosotros. Él nos conoce y noso-tros lo conocemos a él. Conocer a alguien requiere pasar tiempo con esa per-sona. ¿Has pasado tiempo con el Buen Pastor? ¿Has reser-vado algún momento de cada día para estar a solas y en calma con Dios? ¿Procuras leer la Biblia para conocer mejor a Cristo? ¿Puedes distinguir la voz del Buen Pastor?

Oración por la unidadDios nuestro,mediante tu Hijo, el Buen Pastor,nos consuelas si nos angustiamos,nos guías si extraviamos el camino,nos proteges de los que dispersan el rebaño.Agradecemos el amor del Buen Pastor,tan grande que entregó su vida por

nosotros.Unidos en el bautismo,ayúdanos a formar un solo rebaño,un Cuerpo en Cristo.Que escuchemos siempre la voz del Pastor

Bueno,y rechacemos la de los extraños.Concédenos seguir sus pasos,para conocerte profundamente.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 26 de abril del 2015Una relación íntima

Quinto Domingo de Pascua

Lecturas del día: Hechos 9:26 – 31; Salmo 22:26 – 27, 28, 30, 31– 32 (26a); 1 Juan 3:18 – 24; Juan 15:1– 8. En los Hechos, vemos cómo Cristo puede cambiar la vida de alguien. Saúl estaba tan empeñado en perseguir cristianos que los discípu-los “le temían”. Pero tras encontrar a Cristo, en el camino de Damasco, Saúl se transformó y comenzó a predicar con toda valentía “en el nombre del Señor”. Encontramos a Cristo en la palabra, en los sacramentos y en otros momentos propi-cios de nuestra vida que el Espíritu Santo acompaña. Pero debemos preguntarnos si permitimos que tales encuentros nos transformen al grado que lo noten los demás. En la Carta de san Juan escuchamos una versión conden-sada de los mandamientos. Nuestra vocación es creer en el

nombre de Cristo y amarnos como él nos mandó. Perma-neciendo en estos mandamientos, permanecemos en Cristo. ¿Qué significa permanecer en Cristo? ¿Qué sucede a los que permanecen en él? En el evangelio, Cristo enseña que quienes permanecen en él dan fruto. Podemos pensar que ese fruto son las buenas relaciones en nuestra vida, las influencias positivas que tenemos en los demás y las mane-ras en las que colaboramos en la construcción de la comuni-dad. ¿Cuáles son los frutos que nos aseguran que permanecemos en Cristo?

Poda meticulosaPadre amoroso,tú eres el Viñador amableque separa las ramas marchitas,pero cuida que yo dé frutoscreciendo en alegría y amor,paciencia y gentileza,amabilidad y paz.Que arraigue en tu Palabra,Cristo, la vid verdadera,y me nutra de su propia savia,que da vida del mundo.Por el mismo Jesucristo, Señor nuestro,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 3 de mayo del 2015Permanecer en Cristo

Quinto Domingo de Pascua

Lecturas del día: Hechos 9:26 – 31; Salmo 22:26 – 27, 28, 30, 31– 32 (26a); 1 Juan 3:18 – 24; Juan 15:1– 8. En los Hechos, vemos cómo Cristo puede cambiar la vida de alguien. Saúl estaba tan empeñado en perseguir cristianos que los discípu-los “le temían”. Pero tras encontrar a Cristo, en el camino de Damasco, Saúl se transformó y comenzó a predicar con toda valentía “en el nombre del Señor”. Encontramos a Cristo en la palabra, en los sacramentos y en otros momentos propi-cios de nuestra vida que el Espíritu Santo acompaña. Pero debemos preguntarnos si permitimos que tales encuentros nos transformen al grado que lo noten los demás. En la Carta de san Juan escuchamos una versión conden-sada de los mandamientos. Nuestra vocación es creer en el

nombre de Cristo y amarnos como él nos mandó. Perma-neciendo en estos mandamientos, permanecemos en Cristo. ¿Qué significa permanecer en Cristo? ¿Qué sucede a los que permanecen en él? En el evangelio, Cristo enseña que quienes permanecen en él dan fruto. Podemos pensar que ese fruto son las buenas relaciones en nuestra vida, las influencias positivas que tenemos en los demás y las mane-ras en las que colaboramos en la construcción de la comuni-dad. ¿Cuáles son los frutos que nos aseguran que permanecemos en Cristo?

Poda meticulosaPadre amoroso,tú eres el Viñador amableque separa las ramas marchitas,pero cuida que yo dé frutoscreciendo en alegría y amor,paciencia y gentileza,amabilidad y paz.Que arraigue en tu Palabra,Cristo, la vid verdadera,y me nutra de su propia savia,que da vida del mundo.Por el mismo Jesucristo, Señor nuestro,que vive y reina contigo,en la unidad del Espíritu Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 3 de mayo del 2015Permanecer en Cristo

Sexto domingo de Pascua

Lecturas del día: Hechos 10:25 – 26, 34 – 35, 44 – 48; Salmo 98:1, 2 – 3, 3 – 4 (2b); 1 Juan 4:7–10; Juan 15:9 –17. La primera lectura nos ayuda a darnos cuenta de que muchas veces no valoramos a los que Dios valora. Pedro había pensado que la alianza era sólo para los judíos, pero tras encontrarse con el extranjero Cornelio, entiende que “Dios no hace distinción de personas”. Dado que los dones del Espíritu Santo se derraman sobre los no judíos también, no se les pueden negar el bautismo. Con esto en mente, calibremos nuestras actitudes — y las de la parroquia— hacia los extranjeros. ¿Cómo apreciamos los dones de los que son diferentes a nosotros? ¿Somos generosos y hospitalarios con toda la gente diferente? ¿Refleja el liderazgo parroquial la diversi-dad de la comunidad? Entender que Dios no hace distinción de personas nos debe decidir a amar. En la segunda lectura, escuchamos que

Dios envió a su Hijo para salvación de todos, no sólo de aquéllos a los que consideramos dignos. ¿Nos acercamos a cada persona, conscientes de que Dios murió por ella para que tuviera vida en Cristo? Si Dios no hace acepción de personas, resulta claro que debemos amar a todos, sin excepción. El mandato de Cristo es categórico: “ámense unos a otros como yo los he amado”. ¿Amamos como Dios ama, o sólo a los que son como noso-tros? Dios nos ha elegido y destinado “para ir y dar frutos que permanezcan”. ¿Cómo puedes contactar a otras personas en tu parroquia, en tu trabajo o en el sitio de diversión? ¿Cómo puede la parroquia animar a sus miembros a acer-carse a aquellos que no son tan familiares o conocidos?

Para alimentar la relaciónDios de todos los pueblos,tú nos enriqueces con una naciónrica en personas de muchas culturas.Que amemos sin parcialidad,y ayudemos amigablementea todos tus hijos, nuestros hermanos.Llévanos a reconocer las bendicionesque cada personaaporta a nuestra vida.Que acojamos y alimentemos relacionesdesde la diversidad que nos rodea,y nos afiancemos en tu amoramándonos unos a otros.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina en la unidad del Espíritu

Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 10 de mayo del 2015Dios no hace distinción de personas

Sexto domingo de Pascua

Lecturas del día: Hechos 10:25 – 26, 34 – 35, 44 – 48; Salmo 98:1, 2 – 3, 3 – 4 (2b); 1 Juan 4:7–10; Juan 15:9 –17. La primera lectura nos ayuda a darnos cuenta de que muchas veces no valoramos a los que Dios valora. Pedro había pensado que la alianza era sólo para los judíos, pero tras encontrarse con el extranjero Cornelio, entiende que “Dios no hace distinción de personas”. Dado que los dones del Espíritu Santo se derraman sobre los no judíos también, no se les pueden negar el bautismo. Con esto en mente, calibremos nuestras actitudes — y las de la parroquia— hacia los extranjeros. ¿Cómo apreciamos los dones de los que son diferentes a nosotros? ¿Somos generosos y hospitalarios con toda la gente diferente? ¿Refleja el liderazgo parroquial la diversi-dad de la comunidad? Entender que Dios no hace distinción de personas nos debe decidir a amar. En la segunda lectura, escuchamos que

Dios envió a su Hijo para salvación de todos, no sólo de aquéllos a los que consideramos dignos. ¿Nos acercamos a cada persona, conscientes de que Dios murió por ella para que tuviera vida en Cristo? Si Dios no hace acepción de personas, resulta claro que debemos amar a todos, sin excepción. El mandato de Cristo es categórico: “ámense unos a otros como yo los he amado”. ¿Amamos como Dios ama, o sólo a los que son como noso-tros? Dios nos ha elegido y destinado “para ir y dar frutos que permanezcan”. ¿Cómo puedes contactar a otras personas en tu parroquia, en tu trabajo o en el sitio de diversión? ¿Cómo puede la parroquia animar a sus miembros a acer-carse a aquellos que no son tan familiares o conocidos?

Para alimentar la relaciónDios de todos los pueblos,tú nos enriqueces con una naciónrica en personas de muchas culturas.Que amemos sin parcialidad,y ayudemos amigablementea todos tus hijos, nuestros hermanos.Llévanos a reconocer las bendicionesque cada personaaporta a nuestra vida.Que acojamos y alimentemos relacionesdesde la diversidad que nos rodea,y nos afiancemos en tu amoramándonos unos a otros.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina en la unidad del Espíritu

Santo,y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 10 de mayo del 2015Dios no hace distinción de personas

Recursos reproducibles para Cuaresma-Triduo Pascual-Pascua 2015

Art by Cody F. Miller © LTP

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O LORD, how manifulare your works!

Psalm 104:24

Scripture quotation from the New Revised Standard Version of the Bible: Catholic Edition © 1993 and 1989 by the Division of Christian Education of the National Council of the Churches of Christ in the U.S.A. Used by permission. All rights reserved. Art by Cody F. Miller © LTPArt by Cody F. Miller © LTP

O LORD, how manifulare your works!

Psalm 104:24

Scripture quotation from the New Revised Standard Version of the Bible: Catholic Edition © 1993 and 1989 by the Division of Christian Education of the National Council of the Churches of Christ in the U.S.A. Used by permission. All rights reserved. Art by Cody F. Miller © LTPArt by Cody F. Miller © LTP

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Membrete (Ramos)

Membrete (Incensario)

Tarjeta grande

Tarjeta pequeña

Expulsión de vendedores del templo, 8½” x 11”

Expulsión de vendedores del templo, 16” x 20”

Expulsión de vendedores del templo, 18” x 24”

El Buen Pastor, 8½” x 11”

El Buen Pastor, 16” x 20”

El Buen Pastor, 18” x 24”

Pentecostés, 8½” x 11”

Pentecostés, 16” x 20”

Pentecostés, 18” x 24”

Imprimatur, derechos de autor, convenios

Ascensión del Señor

Lecturas del día: Hechos 1:1–11; Salmo 47:2 – 3, 6 – 7, 8 – 9 (6); Efesios 1:17– 23, o bien 4:1–13; Marcos 16:15 – 20. El libro de los Hechos de los Apóstoles está dedicado a Teófilo. San Lucas compuso su narración en dos partes. La primera, el evangelio, cuenta la Buena Nueva de Cristo, su nacimiento, ministerio, pasión, muerte, resurrección y ascensión, y la segunda, Hechos de los Apóstoles, cuenta los comienzos de la Iglesia. Puesto que Teófilo significa “el que ama a Dios”, tú también puedes sentirte incluido en ese nombre. Tanto la lectura de Hechos como la de Marcos cuentan sobre la Ascensión. En los Hechos, unos ángeles preguntan a los apóstoles porqué están mirando al cielo. Quizá pregunten porque están perdiendo un tiempo que debían emplear en divulgar la Buena Nueva, ese mensaje que todos debemos

tomar en cuenta. Nuestra vocación bautismal es anunciar el evangelio. En la narración de san Marcos, Jesús instruye a los após-toles a ir por todas partes a proclamar el Evangelio a todos. Los que escuchen, crean y se bauticen serán salvados. Es el mismo mensaje que resuena en toda la narración. Jesús remarcaba que la gente era curada por tener fe. Recordemos a la mujer hemorroísa que le tocó el manto, y a la que Jesús le anunció: “Hija, tu fe te ha salvado” (Marcos 5:34). Con tal fe, proclamamos el Evangelio. Vemos en san Marcos que Jesús asciende pero que está con los apóstoles; “trabajaba con ellos” y afianzaba su predicación con signos. Esa misma confianza debemos tener cuando anunciamos la Buena Nueva.

Oración para fortalecer la fePadre de toda gracia,tú eres siempre providente con nosotros,y te damos gracias.Nuestro Señor Jesús ha ascendido,pero todavía está con nosotrospara expandir la Buena Nueva de la

salvaciónque él nos trajo.Fortalece nuestra fepara que trabajemos proclamando tu

bondad.Que nunca temamosal realizar nuestro ministerio de evangelizary edificar el Cuerpo de Cristo.Te lo pedimos por Jesucristo, Señor

nuestro,que vive y reina contigo en la unidad del

Espíritu Santo,y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 17 de mayo del 2015Nuestra vocación bautismal

Ascensión del Señor

Lecturas del día: Hechos 1:1–11; Salmo 47:2 – 3, 6 – 7, 8 – 9 (6); Efesios 1:17– 23, o bien 4:1–13; Marcos 16:15 – 20. El libro de los Hechos de los Apóstoles está dedicado a Teófilo. San Lucas compuso su narración en dos partes. La primera, el evangelio, cuenta la Buena Nueva de Cristo, su nacimiento, ministerio, pasión, muerte, resurrección y ascensión, y la segunda, Hechos de los Apóstoles, cuenta los comienzos de la Iglesia. Puesto que Teófilo significa “el que ama a Dios”, tú también puedes sentirte incluido en ese nombre. Tanto la lectura de Hechos como la de Marcos cuentan sobre la Ascensión. En los Hechos, unos ángeles preguntan a los apóstoles porqué están mirando al cielo. Quizá pregunten porque están perdiendo un tiempo que debían emplear en divulgar la Buena Nueva, ese mensaje que todos debemos

tomar en cuenta. Nuestra vocación bautismal es anunciar el evangelio. En la narración de san Marcos, Jesús instruye a los após-toles a ir por todas partes a proclamar el Evangelio a todos. Los que escuchen, crean y se bauticen serán salvados. Es el mismo mensaje que resuena en toda la narración. Jesús remarcaba que la gente era curada por tener fe. Recordemos a la mujer hemorroísa que le tocó el manto, y a la que Jesús le anunció: “Hija, tu fe te ha salvado” (Marcos 5:34). Con tal fe, proclamamos el Evangelio. Vemos en san Marcos que Jesús asciende pero que está con los apóstoles; “trabajaba con ellos” y afianzaba su predicación con signos. Esa misma confianza debemos tener cuando anunciamos la Buena Nueva.

Oración para fortalecer la fePadre de toda gracia,tú eres siempre providente con nosotros,y te damos gracias.Nuestro Señor Jesús ha ascendido,pero todavía está con nosotrospara expandir la Buena Nueva de la

salvaciónque él nos trajo.Fortalece nuestra fepara que trabajemos proclamando tu

bondad.Que nunca temamosal realizar nuestro ministerio de evangelizary edificar el Cuerpo de Cristo.Te lo pedimos por Jesucristo, Señor

nuestro,que vive y reina contigo en la unidad del

Espíritu Santo,y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Domingo, 17 de mayo del 2015Nuestra vocación bautismal

Séptimo domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 1:15 –17, 20a, 20c–26; Salmo 103:1– 2, 11–12, 19 – 20 (19a); 1 Juan 4:11–16; Juan 17:11b–19. Podemos distinguir el ministerio del liderazgo comunitario, e incluso del ministerio litúrgico. En los Hechos, Matías no se propone para el liderazgo, sino que la comunidad discer-nió su llamado divino y lo confirmó con una oración. En nuestra parroquia, ¿el ministerio resulta de una llamada general al voluntariado o es un proceso de discernimiento comunitario para servir o trabajar en una función específica? El Salmo del día proclama la incomparable vastedad del amor de Dios: más grande que la distancia entre el cielo y la tierra, o entre el oriente y el poniente. Esa “distancia” nos seduce y reta a comprender la ternura amorosa de Dios.

El amor es tal que Dios permanece en nosotros cuando amamos al prójimo y reconocemos a Jesús, el Hijo de Dios. Todo esto implica permanecer en Dios y permanecer en el amor. Suena simple, pero la mayoría de nosotros es cons-ciente de amores y desamores durante la semana. Consuela escuchar, sin embargo, a Cristo orando por los que creerán en él. Él ora para que sus discípulos sean uno, protegidos del malo y consagrados en la verdad. Estos segui-dores no pertenecen al mundo, pero viven en el mundo. No siempre resulta fácil expresar nuestra fe y nuestro amor en un mundo que no se interesa en Dios. Vivimos en el mundo pero pertenecemos a Dios.

Para discernirPadre,tú nos has amado como somos.Cuando amamos a nuestro prójimo,tú estás allí.Que arraiguemos en tu amory permanezcamos en ti.Tú nos has consagrado.Que realicemos la obra de Cristo

en el mundo,confiando siempre en tiy discerniendo nuestros dones y talentosal servicio de la comunidad.Tú conoces nuestro corazón y nuestras

necesidades;guíanos para que confiemos en ti y en

tu Palabra.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo en la unidad del

Espíritu Santo.Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 17 de mayo del 2015Discernimiento

Séptimo domingo de pascua

Lecturas del día: Hechos 1:15 –17, 20a, 20c–26; Salmo 103:1– 2, 11–12, 19 – 20 (19a); 1 Juan 4:11–16; Juan 17:11b–19. Podemos distinguir el ministerio del liderazgo comunitario, e incluso del ministerio litúrgico. En los Hechos, Matías no se propone para el liderazgo, sino que la comunidad discer-nió su llamado divino y lo confirmó con una oración. En nuestra parroquia, ¿el ministerio resulta de una llamada general al voluntariado o es un proceso de discernimiento comunitario para servir o trabajar en una función específica? El Salmo del día proclama la incomparable vastedad del amor de Dios: más grande que la distancia entre el cielo y la tierra, o entre el oriente y el poniente. Esa “distancia” nos seduce y reta a comprender la ternura amorosa de Dios.

El amor es tal que Dios permanece en nosotros cuando amamos al prójimo y reconocemos a Jesús, el Hijo de Dios. Todo esto implica permanecer en Dios y permanecer en el amor. Suena simple, pero la mayoría de nosotros es cons-ciente de amores y desamores durante la semana. Consuela escuchar, sin embargo, a Cristo orando por los que creerán en él. Él ora para que sus discípulos sean uno, protegidos del malo y consagrados en la verdad. Estos segui-dores no pertenecen al mundo, pero viven en el mundo. No siempre resulta fácil expresar nuestra fe y nuestro amor en un mundo que no se interesa en Dios. Vivimos en el mundo pero pertenecemos a Dios.

Para discernirPadre,tú nos has amado como somos.Cuando amamos a nuestro prójimo,tú estás allí.Que arraiguemos en tu amory permanezcamos en ti.Tú nos has consagrado.Que realicemos la obra de Cristo

en el mundo,confiando siempre en tiy discerniendo nuestros dones y talentosal servicio de la comunidad.Tú conoces nuestro corazón y nuestras

necesidades;guíanos para que confiemos en ti y en

tu Palabra.Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo,que vive y reina contigo en la unidad del

Espíritu Santo.Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Domingo, 17 de mayo del 2015Discernimiento

Domingo de pentecostés

Lecturas del día: Hechos 2:1–11; Salmo 104:1, 24, 29 – 30, 31, 34 (30); 1 Corintios 12:3b–7, 12 –13, o bien Gálatas 5:16 – 25; Juan 20:19 – 23, o bien Juan 15:26 – 27; 16:12 –15. Las lecturas nos dejan asombrados. Escuchamos cómo el Espíritu Santo viene a las gentes, las lenguas fuego, que es Guía hacia la verdad, pero también cómo Cristo ofrece la paz y los frutos del Espíritu Santo. Hay mucho por asimilar en este último día del tiempo pascual. Cada lectura habla de que la unidad es parte de la vida en el Espíritu. En Hechos, la gente reunida en Jerusalén ha llegado de muchas naciones, pero escuchan un solo mensaje. Las dos opciones para la segunda lectura iluminan la Oración eucarística que suplica que “seamos en Cristo, un solo cuerpo y un solo espíritu”. En la Carta a los Corintios oímos que nuestro bautismo nos hace un solo cuerpo, el

Cuerpo de Cristo. Gálatas, por su parte, enseña que quienes viven en el Reino de Dios producen los frutos del espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, generosidad, fide-lidad, gentileza y moderación. De modo semejante, hay un sentido de unidad cuando Cristo saluda con la paz a los discípulos en el relato de Juan 20. Notemos que la paz no es individual, sino para el grupo. Jesús sopla sobre todos los apóstoles. Los envía con la misión de llevar la Buena Nueva al mundo entero. La Iglesia también es una, como el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno. En Juan 15, lectura opcional, escuchamos de la obra unifi-cada de la Trinidad. Jesús les dice a los apóstoles que les enviará al Espíritu desde el Padre. El Espíritu glorificará a Cristo, así como nosotros glorificamos a Cristo al proclamar la Buena Nueva.

Una vida derramando amorSeñor Dios,tú has insuflado vida en tu creacióny la has bendecido con el fuego de tu

amor.Permanece con nosotros,alégranos con tu Palabra y tu Espírituque dan vida a la Iglesiapara que ella anuncie a todos los

hombresla Buena Nueva de tu amor redentor.Guárdanos junto a ti,para que demos frutos del Espíriturealizando nuestras tareascon paciencia, amabilidad y alegría.Te lo pedimos por Jesucristo nuestro

Señor,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo. Amén.

Domingo, 24 de mayo del 2015Unidad por el Espíritu

Domingo de pentecostés

Lecturas del día: Hechos 2:1–11; Salmo 104:1, 24, 29 – 30, 31, 34 (30); 1 Corintios 12:3b–7, 12 –13, o bien Gálatas 5:16 – 25; Juan 20:19 – 23, o bien Juan 15:26 – 27; 16:12 –15. Las lecturas nos dejan asombrados. Escuchamos cómo el Espíritu Santo viene a las gentes, las lenguas fuego, que es Guía hacia la verdad, pero también cómo Cristo ofrece la paz y los frutos del Espíritu Santo. Hay mucho por asimilar en este último día del tiempo pascual. Cada lectura habla de que la unidad es parte de la vida en el Espíritu. En Hechos, la gente reunida en Jerusalén ha llegado de muchas naciones, pero escuchan un solo mensaje. Las dos opciones para la segunda lectura iluminan la Oración eucarística que suplica que “seamos en Cristo, un solo cuerpo y un solo espíritu”. En la Carta a los Corintios oímos que nuestro bautismo nos hace un solo cuerpo, el

Cuerpo de Cristo. Gálatas, por su parte, enseña que quienes viven en el Reino de Dios producen los frutos del espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, generosidad, fide-lidad, gentileza y moderación. De modo semejante, hay un sentido de unidad cuando Cristo saluda con la paz a los discípulos en el relato de Juan 20. Notemos que la paz no es individual, sino para el grupo. Jesús sopla sobre todos los apóstoles. Los envía con la misión de llevar la Buena Nueva al mundo entero. La Iglesia también es una, como el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno. En Juan 15, lectura opcional, escuchamos de la obra unifi-cada de la Trinidad. Jesús les dice a los apóstoles que les enviará al Espíritu desde el Padre. El Espíritu glorificará a Cristo, así como nosotros glorificamos a Cristo al proclamar la Buena Nueva.

Una vida derramando amorSeñor Dios,tú has insuflado vida en tu creacióny la has bendecido con el fuego de tu

amor.Permanece con nosotros,alégranos con tu Palabra y tu Espírituque dan vida a la Iglesiapara que ella anuncie a todos los

hombresla Buena Nueva de tu amor redentor.Guárdanos junto a ti,para que demos frutos del Espíriturealizando nuestras tareascon paciencia, amabilidad y alegría.Te lo pedimos por Jesucristo nuestro

Señor,que vive y reina contigoen la unidad del Espíritu Santo. Amén.

Domingo, 24 de mayo del 2015Unidad por el Espíritu

O LORD, how manifulare your works!

Psalm 104:24

Scripture quotation from the New Revised Standard Version of the Bible: Catholic Edition © 1993 and 1989 by the Division of Christian Education of the National Council of the Churches of Christ in the U.S.A. Used by permission. All rights reserved. Art by Cody F. Miller © LTP

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