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88 – Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2015 (23.1) ISSN (edición impresa): 1132-9157 - (edición electrónica): 2385-3484 Pags. 88-95 Beneficios Volcánicos INTRODUCCIÓN Desde las civilizaciones más antiguas la pobla- ción ha mostrado una tendencia a concentrarse en zonas volcánicas activas. La abundancia de suelos fértiles, la belleza paisajística y otros factores han contribuido a este proceso (ver figura 8 de Carrace- do y Pérez Torrado, 2015, en este mismo volumen). Sin embargo, en épocas más recientes, especial- mente a partir de la Revolución Industrial, se ha buscado especialmente la abundancia de agua y de recursos minerales (carbón, petróleo, etc.), de los que las zonas volcánicas en gran parte carecen. En el caso de las islas oceánicas estos recursos minera- les y combustibles fósiles no existen, y en particular las que aquí analizaremos, las Canarias, son muy deficitarias en agua ¿Cuáles son los recursos que han permitido que islas como las Hawaii o Canarias estén densamente pobladas y con economías soste- nidas? Mientras que estas islas vivían fundamental- mente de recursos primarios, como la pesca, la agri- cultura, la ganadería, etc., su capacidad de carga era escasa y la población muy limitada. Sin embargo, a partir del desarrollo de las comunicaciones, unido a las cualidades climáticas y la situación estratégica de Canarias como escala en las expediciones a las Américas, promocionaron un turismo temprano que sentaría las bases para el posterior desarrollo del turismo masivo. En consecuencia, la contestación a la anterior pregunta es, en efecto, el turismo. La capacidad de carga de estas islas depende de tal manera del tu- rismo, que si éste dejara de afluir por alguna causa la población de las islas tendría dificultades graves para mantenerse en los niveles actuales. El inicio del turismo moderno en Canarias co- menzó en el Valle de La Orotava, fundamentalmente relacionado con la salud, creando hoteles-sanatorio donde acudían miles de turistas-enfermos “inva- lids”, especialmente de tuberculosis, reuma y en- fermedades respiratorias. Los hoteles Taoro, en Tenerife, y Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, iniciaron a finales del siglo XIX el turismo en Canarias (Fig. 1). El gran salto del turismo de élite al turismo de masas se da a partir de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX por el crecimiento eco- nómico y las facilidades de comunicación (González Lemus, 2007). En la actualidad, el sector turístico representa el 31.2% del Producto Interior Bruto (PIB) de Cana- rias, aporta el 35.2% de los empleos de las islas y proporciona a la comunidad autónoma el 33.4% de sus ingresos tributarios (informe IMPACTUR, 2013). El número de turistas que visitan Canarias ha expe- Recursos naturales y volcanismo: Turismo volcánico Natural resources and volcanism: Volcanic tourism Juan Carlos Carracedo y Francisco José Perez-Torrado Dpto. de Física (GEOVOL), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Campus Universitario de Tafira, 35017 Las Palmas de Gran Canaria. [email protected]; [email protected] Resumen Yellowstone (Estados Unidos), una espectacular caldera volcánica, alberga el primer Parque Nacional creado en el mundo en 1872. Esta relación volcanismo-turismo es bien patente en muchas regiones volcánicas del mundo, especialmente en las islas oceánicas volcánicas. Estas islas, como Canarias o Hawaii, cuentan con numerosos factores que propician ese turismo en masa, especialmente el clima, las playas y los paisajes. Pues bien, todos esos factores están íntimamente ligados en Canarias con la geología de cada isla, de forma que el estadio evolutivo de cada una de ellas condiciona su zonificación climática, existencia o no de playas arenosas y sus diferentes paisajes. Palabras clave: Canarias, Hawaii, paisajes, turismo volcánico. Abstract Yellowstone (USA), a giant volcanic caldera, was the first National Park created in the world in 1872. Volcanism and tourism go hand in hand in many volcanic areas of the world, especially in volcanic oceanic islands. These islands, including Canary Islands or Hawaii, have many factors favouring mass tourism, especially the weather, beaches and landscapes. All these factors are closely linked in the Canaries with the geology of each island, so its evolutionary stages determine its climatic zoning, and the presence of sandy beaches and landscape diversity. Keywords: Canary Islands, Hawaiian Islands, landscapes, volcanic tourism.

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ISSN (edición impresa): 1132-9157 - (edición electrónica): 2385-3484 – Pags. 88-95

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INTRODUCCIÓN

Desde las civilizaciones más antiguas la pobla-ción ha mostrado una tendencia a concentrarse en zonas volcánicas activas. La abundancia de suelos fértiles, la belleza paisajística y otros factores han contribuido a este proceso (ver figura 8 de Carrace-do y Pérez Torrado, 2015, en este mismo volumen). Sin embargo, en épocas más recientes, especial-mente a partir de la Revolución Industrial, se ha buscado especialmente la abundancia de agua y de recursos minerales (carbón, petróleo, etc.), de los que las zonas volcánicas en gran parte carecen. En el caso de las islas oceánicas estos recursos minera-les y combustibles fósiles no existen, y en particular las que aquí analizaremos, las Canarias, son muy deficitarias en agua ¿Cuáles son los recursos que han permitido que islas como las Hawaii o Canarias estén densamente pobladas y con economías soste-nidas? Mientras que estas islas vivían fundamental-mente de recursos primarios, como la pesca, la agri-cultura, la ganadería, etc., su capacidad de carga era escasa y la población muy limitada. Sin embargo, a partir del desarrollo de las comunicaciones, unido a las cualidades climáticas y la situación estratégica de Canarias como escala en las expediciones a las Américas, promocionaron un turismo temprano que

sentaría las bases para el posterior desarrollo del turismo masivo.

En consecuencia, la contestación a la anterior pregunta es, en efecto, el turismo. La capacidad de carga de estas islas depende de tal manera del tu-rismo, que si éste dejara de afluir por alguna causa la población de las islas tendría dificultades graves para mantenerse en los niveles actuales.

El inicio del turismo moderno en Canarias co-menzó en el Valle de La Orotava, fundamentalmente relacionado con la salud, creando hoteles-sanatorio donde acudían miles de turistas-enfermos “inva-lids”, especialmente de tuberculosis, reuma y en-fermedades respiratorias. Los hoteles Taoro, en Tenerife, y Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, iniciaron a finales del siglo XIX el turismo en Canarias (Fig. 1). El gran salto del turismo de élite al turismo de masas se da a partir de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX por el crecimiento eco-nómico y las facilidades de comunicación (González Lemus, 2007).

En la actualidad, el sector turístico representa el 31.2% del Producto Interior Bruto (PIB) de Cana-rias, aporta el 35.2% de los empleos de las islas y proporciona a la comunidad autónoma el 33.4% de sus ingresos tributarios (informe IMPACTUR, 2013). El número de turistas que visitan Canarias ha expe-

Recursos naturales y volcanismo: Turismo volcánico

Natural resources and volcanism: Volcanic tourism

JuanCarlosCarracedoyFranciscoJoséPerez-TorradoDpto. de Física (GEOVOL), Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Campus Universitario de Tafira, 35017 Las Palmas de Gran Canaria. [email protected]; [email protected]

Resumen Yellowstone (Estados Unidos), una espectacular caldera volcánica, alberga el primer Parque Nacional creado en el mundo en 1872. Esta relación volcanismo-turismo es bien patente en muchas regiones volcánicas del mundo, especialmente en las islas oceánicas volcánicas. Estas islas, como Canarias o Hawaii, cuentan con numerosos factores que propician ese turismo en masa, especialmente el clima, las playas y los paisajes. Pues bien, todos esos factores están íntimamente ligados en Canarias con la geología de cada isla, de forma que el estadio evolutivo de cada una de ellas condiciona su zonificación climática, existencia o no de playas arenosas y sus diferentes paisajes.

Palabrasclave: Canarias, Hawaii, paisajes, turismo volcánico.

Abstract Yellowstone (USA), a giant volcanic caldera, was the first National Park created in the world in 1872. Volcanism and tourism go hand in hand in many volcanic areas of the world, especially in volcanic oceanic islands. These islands, including Canary Islands or Hawaii, have many factors favouring mass tourism, especially the weather, beaches and landscapes. All these factors are closely linked in the Canaries with the geology of each island, so its evolutionary stages determine its climatic zoning, and the presence of sandy beaches and landscape diversity.

Keywords: Canary Islands, Hawaiian Islands, landscapes, volcanic tourism.

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rimentado notables incrementos, aunque se ha es-tabilizado en unos 11 millones en los últimos años (Fig. 2).

TURISMO VOLCÁNICO

Las islas volcánicas son zonas de gran atractivo turístico, propiciado por varios factores entre los que destacaremos el clima, los paisajes y las playas, factores muy influenciados por la especial geología de estas islas1. A título de ejemplo analizaremos los recursos turísticos y su origen geológico de las Islas Canarias, el archipiélago oceánico, junto con las Islas Hawaii, de mayor importancia turística del planeta.

El clima

El clima es un factor primordial del atractivo tu-rístico de las islas oceánicas. El simple hecho de ser islas, generalmente localizadas en el interior de los océanos, modera significativamente las oscilacio-nes térmicas, confiriéndoles veranos suaves, y es-pecialmente, inviernos mucho más templados que en ambientes continentales.

El inicio del turismo en Canarias se basó funda-mentalmente en el clima y sus cualidades saluda-bles, como destacaba en la época la publicidad de los primeros hoteles y sanatorios (Fig. 3). El clima actual de las Canarias, desde un punto de vista geo-lógico, tiene un origen relativamente reciente, que está relacionado con el cambio en las corrientes

1 Detalles sobre la evolución geológica de las islas volcá-nicas intraplaca (como son las Islas Canarias) y cómo el es-tadio evolutivo en el que se encuentren cada una de ellas condiciona muchos factores, como el clima, los paisajes, etc. se encuentran en Carracedo et al. (2007)

oceánicas causado por la unión de América del Sur y América del Norte con la formación del Istmo de Panamá (Fig. 4). Las Canarias, que habían tenido un clima tropical hasta el cierre del Istmo de Panamá hace unos 5 millones de años, se vieron afectadas por el cambio climático originado al cerrarse el paso de las aguas del Atlántico al Pacífico y la consiguien-te desviación de las aguas cálidas hacia el Atlántico Norte creando la Corriente del Golfo. El ascenso ha-cia bajas latitudes devolvía aguas frías y profundas

Fig.1. Hotel Taoro, La Orotava, Tenerife, 1893 (izquierda) y hotel Santa Catalina, Las Palmas de Gran Canaria, en 1893 (derecha). Fotos tomadas de la web www.fotosantiguascanarias.org.

Fig.2. Aumento del número de turistas en Canarias e impacto del turismo en la economía y el empleo en las islas (en IMPACTUR, 2013)

Fig.3. El clima de las Islas Canarias, de veranos suaves e inviernos templados, fue el recurso fundamental para el inicio del turismo en las islas (tomado de González Lemus, 2007).

Fig.4. Modificación del Clima en Canarias. A) Antes de la formación del istmo de Panamá las corrientes pasaban del Atlántico al Pacífico favoreciendo un clima tropical en las Canarias. B) Al cerrarse el paso con la formación del Istmo de Panamá, las corrientes cambiaron, generándose una corriente cálida (de El Golfo) y una fría (de Canarias), con el consiguiente cambio climático.

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creando la Corriente Fría de Canarias, estableciendo el régimen de alisios tan decisivo en el actual clima templado del archipiélago (Meco et al., 2004).

Como puede apreciarse en la figura 5, los edi-ficios insulares forman una barrera para el paso de los alisios húmedos, que vienen del NE, del interior del océano y cargados de humedad. Al chocar con las islas en su cara norte ascienden por el flanco, se enfrían y la humedad se condensa por un efec-to adiabático, generando una densa capa de nubes (el “mar de nubes”), mientras que el aire que pasa hacia el sur es más cálido y seco. Este régimen de vientos divide a las islas en una zona norte húmeda y densamente poblada de vegetación, incluso del tipo de bosque subtropical lluvioso, la laurisilva ca-naria, mientras que la zona sur es árida y soleada, muy apropiada para el turismo masivo.

Las islas orientales de Lanzarote y Fuerteventu-ra, más antiguas y desmanteladas por la erosión, no alcanzan suficiente altura para detener el paso de los alisios y son todas ellas de una extrema seque-dad, similar a los desiertos, pero muy apropiadas asimismo para el turismo masivo.

Las Playas

La existencia de amplias playas de arenas dora-das es un requisito indispensable para el desarrollo de un verdadero turismo de masas. Si observamos las características de las playas del Archipiélago Ca-nario vemos que unas islas, las más jóvenes y occi-dentales (La Gomera, La Palma y El Hierro), carecen de grandes playas y las que tienen son de arenas negras (basálticas), cuando no de incómodos can-tos rodados (gravas). En cambio, las islas centra-les y orientales (desde Tenerife a Lanzarote), más

antiguas, disponen de hermosas playas de arenas blancas (Fig. 6A). Este hecho explica que sean estas islas donde se ha desarrollado el turismo masivo de sol y playa de gran parte de los casi 11 millones de turistas que eligen las Canarias para sus vacaciones. Por contra, en las islas occidentales se ha desarro-llado un turismo más relacionado con la naturaleza, con hoteles y casas rurales que favorecen el sende-rismo, pero mucho menor en número e importancia económica.

Existe una explicación geológica tanto para la presencia de playas de arenas blancas en las islas más antiguas como su ausencia en las más jóve-nes. Si analizamos las arenas blancas veremos que no son arenas en sentido estricto, sino arenas bio-génicas, formadas por radiolas de equinodermos, fragmentos de conchas de moluscos, foraminíferos bentónicos y restos de corales, todos procedentes de una fauna tropical similar a la actualmente exis-tente en Guinea Ecuatorial (fauna senegalesa). Son estos restos orgánicos los que dan a estas arenas su intenso color blanco y su agradable tacto (Fig. 6B).

Como hemos visto, Las Canarias tuvieron ese tipo de clima hasta finales del Plioceno, hace unos 5 millones de años, época en que solo se habían formado las islas centrales y orientales del archipié-lago, desde Tenerife a Lanzarote, precisamente las islas que tienen estas playas de arenas biogénicas blancas. Las islas occidentales surgidas hace poco más de un millón de años (La Palma y El Hierro), por tanto, posteriores al cambio climático que afectó a las Islas Canarias, no disponen de esa fauna tropical y, por consiguiente, solo disponen de pequeñas pla-yas de gravas y arenas negras formadas a partir de rocas basálticas, que son las más ampliamente re-presentadas en esas islas. La isla de La Gomera, que se construyó hace unos 9 millones de años, compar-te, sin embargo, las características de ausencia de anchas playas de arenas biogénicas. Ello se debe a una segunda razón geológica ligada a los estadios evolutivos geológicos que presentan cada una de las islas. La Gomera en el Plioceno se encontraba en su estadio juvenil de crecimiento, como les ocurre en la actualidad a las islas de la Palma y El Hierro. Ese estadio evolutivo está caracterizado por un do-minio de la actividad volcánica sobre la erosiva, lo que impide la formación de plataformas costeras de abrasión marina que permitan el desarrollo de am-plias playas. En cambio, las islas centrales y orien-tales, más antiguas, ya habían superado ese estadio juvenil en el Mioceno, por lo que antes del cambio climático Plioceno disponían de amplias platafor-

Fig.5. El régimen de alisios aporta humedad a la cara norte de las islas de mayor relieve, mientras que el sur queda generalmente con un clima seco y soleado (modificado de Carracedo y Troll, 2015).

Fig.6. Arenas biogénicas de las playas de las islas centrales y orientales. A) Vista de la playa y campo dunar (jable) de Corralejos, Lanzarote. B) Microfotografía de las arenas eólicas, revelando su procedencia marina en un ambiente tropical, al estar formadas por radiolas de equinodermos, fragmentos de conchas de moluscos (Bv), foraminíferos bentónicos (Fr) y restos de corales.

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mas de abrasión marina que albergaban las arenas biogénicas, especialmente las islas de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote (Carracedo et al., 2007).

El proceso de acumulación en tierra de estas arenas biogénicas para formar playas y complejos dunares (jables en Canarias, del francés sable) se representa en la figura 7. La abundante acumula-ción en el entorno marino de las islas de restos de la fauna tropical como consecuencia de la extinción provocada por el cambio climático proporcionó la fuente de suministro (ver figura 7A), mientras que los vientos facilitaron el transporte de las arenas tie-rra adentro (ver figura 7B). El recubrimiento con este tipo de arenas llegó a ser tan intenso que llegaron a tapizar casi completamente las islas más orientales (Fuerteventura y Lanzarote), a juzgar por los restos de jables recubriendo aún las laderas de las mon-tañas hasta el interior de las islas (ver figura 7C-D).

Los paisajes

El volcanismo en general, y particularmente el que forma las islas oceánicas, crea paisajes cuyo atractivo para el turismo se basa en dos aspectos principales. Por una parte que son muy diferentes a los habituales en ambientes continentales y, por otra, que el fenómeno volcánico construye una amplia gama de formas y estructuras de gran espectacula-ridad paisajística. No en vano, la nominación del pri-mer parque nacional del mundo en 1872 se concedió a Yellowstone (Estados Unidos), gigantesca caldera volcánica que condiciona las peculiaridades paisajís-ticas, así como las climáticas y ecológicas del parque.

Las formas paisajísticas principales de carácter positivo, el equivalente a las cordilleras continen-tales, son las dorsales o zonas de rift (Carracedo et al., 2007). Estos rifts, a diferencia de las cordilleras continentales, se forman a veces muy rápidamen-

te, por acumulación de centros eruptivos a favor de fracturas tectovolcánicas (Fig. 8 A, B). También pertenecen a esta categoría los conos volcánicos monogénicos (Fig. 8C), normalmente de composicio-nes básicas, desde los que se emiten los flujos de lavas (ver Rodriguez-Gonzalez y Fernandez-Turiel, 2015, en este mismo volumen para detalles sobre los tipos de relieves constructivos y destructivos en terrenos volcánicos). Precisamente estos flujos de lavas forman también paisajes especiales, desde los conocidos como malpaíses hasta la formación de tu-bos volcánicos (Fig. 8D). Si los magmas son diferen-ciados, los campos de lavas adquieren morfologías diferentes, como lavas en bloque y domos (Fig. 8E, F). Relieves ya de mayor envergadura son los edifi-cios poligénicos o poligenéticos, como los volcanes en escudo o los estratovolcanes (Fig. 8G).

Por su lado, las principales formas negativas del relieve, las calderas volcánicas, se forman en proce-sos muy rápidos con tintes catastróficos. En Canarias están documentadas tanto las calderas de colapso vertical (caldera de Tejeda en Gran Canaria) como las calderas de deslizamiento lateral (entre otras la Caldera de Las Cañadas y el Valle de La Orotava en Tenerife, la Caldera de Taburiente en La Palma y El Golfo en El Hierro), éstas últimas más abundantes y algunas aún muy jóvenes por lo que mantienen casi intactas sus particularidades paisajísticas (Fig. 8H).

En resumen, la naturaleza del magma, especial-mente su diversidad, da lugar a una amplia gama de formas y estructuras volcánicas y, por lo tanto, a una amplia variedad de paisajes. En este sentido las Islas Canarias, con una dilatada historia volcánica (más de 20 millones de años), han tenido suficiente tiempo para que procesos de diferenciación hayan proporcionado una diversidad de magmas muy am-plia (en las islas centrales y orientales), compren-diendo productos de toda la serie de los basaltos

Fig.7. Evolución climática de Fuerteventura y formación de los campos de arenas biogénicas. A) Hace 6-5 millones de años (el final del Mioceno) el clima en Fuerteventura era similar al que hay hoy en el Golfo de Guinea (clima ecuatorial oceánico), con aguas muy cálidas y propicias al desarrollo de una abundante fauna marina micro y macroscópica que al morir depositaban grandes cantidades de conchas calcáreas en las plataformas litorales alrededor de las islas. B) Durante el Plioceno y parte del Pleistoceno Inferior, entre 5 y 1.6 millones de años, el clima se enfría al formarse la corriente fría de Canarias y se establece el régimen de los vientos alisios, que arrastran las conchas hacia el interior de la isla aprovechando las mareas bajas y formando jables que cubren casi completamente las islas de Lanzarote y Fuerteventura hasta alturas de 400 m C) En las épocas más húmedas las arenas se disuelven y encostran formando gruesas capas de caliche, antiguamente explotado como fuente de cal para la construcción. D) Las ventanas formadas por la erosión en el caliche permiten la removilización de las arenas sueltas que están debajo, lo que explica la presencia de arenas móviles en la isla en la actualidad (modificado de Carracedo et al., 2005).

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de Islas Oceánicas (OIB), desde los términos basál-ticos a las fonolitas y traquitas (Fig. 9). Esta varie-dad magmática no se da, por ejemplo, en las Islas Hawaii, donde procesos de subsidencia “hunden” las islas antes de que haya tiempo para la diferen-ciación de los magmas. Por ello, en estas islas los paisajes, igualmente espectaculares, están restrin-gidos a los formados por magmas básicos (Fig. 10).

Esta circunstancia se ha puesto de manifiesto con ocasión de la declaración en 2007 del Teide como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (Carracedo, 2005). En la página web de este orga-nismo se puede leer: “El Teide proporciona eviden-cia de importancia global de los procesos geológi-cos que ilustran la evolución de las islas volcánicas oceánicas, complementando los espacios volcáni-cos ya incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial, como el Parque Nacional de los Volcanes de Hawaii (EE UU)” (UNESCO, 2007)

Fig.8. Diversos tipos de paisaje derivados de diferentes tipos de magma. Magmas basálticos: A) Dorsal o zona de rift activa de Cumbre Vieja, La Palma. B) Esquema ilustrando la estructura interna del rift (tomado de Carracedo, 2008d). C) Un cono de lapilli basáltico tipico, Caldera de los Cuervos, Lanzarote. D) Tubo volcánico en una colada basáltica. Tubo de Todoque, La Palma. Magmas diferenciados: E) Domos fonolíticos, La Gomera. F) Estructura interna de un domo fonolítico en prismas verticales. Los Órganos, La Gomera. G) Estratovolcán. Teide, Tenerife. Paisajes originados por megadeslizamientos gravitatorios: H) El Golfo, El Hierro.

Fig.9. Diagrama clasificatorio de las rocas volcánicas (TAS) que indica claramente cómo en Canarias existen tanto magmas básicos como diferenciados (por ejemplo en el Parque Nacional del Teide), estos últimos ausentes en su equivalente en la isla de Hawaii (modificado de Rodríguez Badiola et al., 2006 y de Clague, 1987).

Fig.10. Rocas, estructuras y formas volcánicas en los parques nacionales del Teide (Tenerife) y Hawaii (Estados Unidos). Estas diferencias, originadas por el diferente marco geodinámico de Canarias y Hawaii, fundamentan la complementariedad de ambos parques y justifican la inclusión del parque Nacional del Teide en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO (tomado de Carracedo, 2005).

TIPOS DE MAGMA(SERIE OIB)

ROCAS VOLCÁNICAS

FORMAS Y ESTRUCTURAS VOLCÁNICASPARQUE NACIONAL

DEL TEIDEPARQUE NACIONAL

DE HAWAII

Básicos

ToleitasBasanitasBasaltos

Coladas y campos de lava

Lavas “aa” Muy común Muy común

Lavas “pahoehoe” Común Muy común

Tubos y canales lávicos Común Muy común

Lagos de lava Común Muy común

Piroclastos Mantos de lapilli y escorias Muy común Muy común

Conos volcánicosConos de lapilli y escorias Muy común Muy común

Conos freatomagmáticos Común Común

Intermedios y mezcla

TraquibasaltosTefritas

Hawaiitas

Coladas y campos de lava

Coladas, tubos y lagos de lava Común Raro

Piroclastos Mantos de lapilli y escorias Común Raro

Conos volcánicos Conos de lapilli y escorias Común Raro

Mezcla de magmasLavas básicas y diferenciadas en la misma erupción

Común Raro

DiferenciadosFonolitas

BenmoreitasTraquitas

Coladas y campos de lava

Coladas, tubos y lagos de lava Común Muy raro o ninguno

Piroclastos

Pómez y escorias fonolíticas Común Muy raro o ninguno

Alternancia de capas de lapilli basáltico y pómez

Común Muy raro o ninguno

Conos volcánicos

Conos de pómez y escorias fonolíticas

Común Muy raro o ninguno

Domos y domos colada Común Muy raro o ninguno

Estratovolcanes diferenciados Común Ninguno

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Por otro lado, una vez más los estadios evoluti-vos que presentan cada isla condicionan de forma muy directa sus características paisajísticas genera-les (Carracedo et al., 2007). Así, las islas en estadio juvenil de crecimiento, como la Palma y El Hierro, pre-sentan paisajes abruptos, dominados por las estruc-turas volcánicas, sin apenas desarrollo de profundos barrancos ni plataformas de abrasión marina. Por el contrario, las islas en estadio de rejuvenecimiento tardío, como Gran Canaria, Fuerteventura y Lanza-rote, en las que la actividad erosiva de los agentes geológicos externos predomina sobre la constructiva volcánica, muestran redes de barrancos muy desa-rrollados, así como amplias plataformas marinas y playas. En las áreas donde ha existido la reactivación volcánica, el paisaje volcánico puede enmascarar parcialmente al erosivo, como ocurre, por ejemplo, en el Parque Nacional de Timanfaya (Lanzarote) don-de una erupción histórica de cierta magnitud (6 años de duración, desde 1730 a 1736) pudo extender sus campos de lavas por una amplia superficie insular, ya que el relieve previo, muy erosionado, se lo permitió.

La isla de Tenerife, en un estadio de rejuvene-cimiento inicial, comparte características paisajísti-cas de ambos conjuntos de islas, con áreas de in-fluencia eminentemente volcánicas (las dominadas por las dorsales NE y NO, así como por el complejo volcánico del Teide-Pico Viejo) y áreas de influencia erosiva (sus macizos antiguos de Teno y Anaga). Fi-nalmente, la isla de La Gomera, en un estadio de in-actividad volcánica que se prolonga desde hace casi 4 millones de años, presenta un relieve básicamente erosivo, donde las estructuras volcánicas primarias (conos, hornitos, campos de lavas, etc) están prácti-camente ausentes.

GEOTURISMO EN LAS ISLAS CANARIAS

Aunque el principal atractivo de las Canarias para el turismo son el clima (sol) y las playas, base del turismo de masas que sólo se da en las islas orientales y centrales, un importante y creciente número de visitantes viene a las islas occidentales (La Gomera, La Palma y El Hierro) atraídos por el contacto con la naturaleza y sus impresionantes pai-sajes volcánicos prácticamente intactos. Paisajes y naturaleza que también están presentes en las otras islas, aunque sus anchas playas aunque sus anchas playas concentren la mayoría de los visitantes.

Para promocionar ese contacto con la natura-leza y el disfrute de la espectacular geología de las islas se ha trabajado intensamente en poner a dis-posición de los visitantes los recursos geoturísticos disponibles. Para comenzar, de los cuatro parques nacionales que tienen las Islas Canarias, tres de ellos (Timanfaya en Lanzarote, Teide en Tenerife y Caldera de Taburiente en La Palma) destacan por sus valores geológicos, y solo el Parque Nacional de Garajonay en La Gomera lo hace por sus valores bio-lógicos. Asimismo, como se comentó con anteriori-dad, la declaración en 2007 del Teide como Patrimo-nio de la Humanidad de la UNESCO se hizo por sus elementos geológicos, concretamente los enume-rados como vii (Contener fenómenos naturales su-perlativos o áreas de excepcional belleza natural e importancia estética) y viii (Ser uno de los ejemplos representativos de importantes etapas de la historia

de la Tierra, incluyendo testimonios de la vida, pro-cesos geológicos creadores de formas geológicas o características geomorfológicas o fisiográficas sig-nificativas) en su lista de 10 criterios de selección.

En la última década han aumentado de forma no-table los centros de interpretación y geomuseos por todas las islas. Por poner un ejemplo, en la isla de El Hierro a raíz de su declaración como Geoparque por la UNESCO en septiembre de 2014 abrieron las puer-tas dos centros de interpretación dedicados exclusi-vamente a aspectos geológicos. Por un lado el Centro de Interpretación Geológica y del Geoparque, y por otro el Centro de Interpretación Vulcanológica, am-bos localizados en el municipio de El Pinar (en la web del geoparque, www.geoparqueelhierro.es, pueden encontrar información más detallada de los recursos y actividades que se llevan a cabo en estos centros). La isla de Lanzarote y el denominado Archipiélago Chinijo (conjunto de islotes localizados al N de Lan-zarote) han obtenido también recientemente (abril de 2015) la denominación de la UNESCO de Geoparque. Se suma así a la amplia variedad de actividades que venían desarrollando tanto el Parque Nacional de Ti-manfaya como la Casa de los Volcanes (dependiente del cabildo), para dar una amplia visión de la activi-dad volcánica de la isla. En la web de este geoparque (www.proyectogeoparquelanzarote.com), se encuen-tra información más detallada al respecto.

Asimismo, también en esta última década se han multiplicado las publicaciones de guías sobre la geología del archipiélago, tanto en español como en inglés, dirigidas a un amplio abanico de lectores, no exclusivamente especialistas en geología. Así, en español, cabe citar la serie de guías geológicas sobre Parques Nacionales editada por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), cuya primera publicación fue precisamente la dedicada al Parque Nacional del Teide (Rodríguez Fernández, 2005). Posteriormente han publicado también la de los otros dos parques nacionales canarios con elemen-tos volcanológicos sobresalientes, como son el Par-que Nacional de Timanfaya (Rodríguez Fernández, 2010) y el Parque Nacional de la Caldera de Tabu-riente (Rodríguez Fernández, 2011).

A raíz de la celebración del VII Congreso Geoló-gico de España en Las Palmas de Gran Canaria, los organizadores del evento publicaron 3 libros de iti-nerarios geológicos que abarcan, no solo la totali-dad de las islas del archipiélago, sino temáticas muy diferentes, como volcanología, paleontología, hidro-geología, etc. (Perez-Torrado y Cabrera, 2008a,b,c). El nivel de conocimientos requerido para la com-prensión de estos libros varía de unos itinerarios a otros pero, en general, se escribieron para un públi-co con conocimientos geológicos básicos.

El sistema volcánico formado por los rifts NE y NO, los estratovolcanes Teide-Pico Viejo y los domos periféricos asociados son los protagonistas de una colección de tres tomos que se distribuyeron aso-ciados al periódico El Día, de tirada regional, en el año 2008. El primer tomo pasa revista a la geología y volcánología de este sistema volcánico (Carracedo, 2008a); el segundo trata de la interpretación del pai-saje, con numerosos esquemas explicativos de sus formas más emblemáticas (Carracedo, 2008b); el último tomo es el que tiene el formato más de guía, presentando numerosas excursiones para conocer las erupciones más recientes y las históricas de este

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sistema volcánico (Carracedo, 2008c). Con este úl-timo tomo venía un mapa geológico de detalle de todas las erupciones estudiadas. Dada la tirada de esta colección, asociada a un periódico, el lenguaje empleado en los tres tomos es bastante asequible al gran público. En realidad esta colección fue una se-cuela de un libro previo editado por Parques Nacio-nales, si bien este libro tiene contenidos algo más técnicos (Carracedo, 2006).

Otras publicaciones en español destacables son, por un lado, la única guía completa de todo el archipiélago, con breves explicaciones de la geolo-gía y excursiones recomendadas isla por isla (Angui-ta et al., 2002). Por otro lado, el último tomo de una colección que se puede considerar ya como clásica, titulada “Los Volcanes de las Islas Canarias”. Esta colección se inició con el tomo I dedicado a Tenerife (Araña y Carracedo, 1978), siguió con el tomo II dedi-cado a Lanzarote y Fuerteventura (Araña y Carrace-do, 1979), el tomo III dedicado a Gran Canaria (Ara-ña y Carracedo, 1980) y ha culminado con el tomo IV dedicado a las islas de la Palma, La Gomera y El Hierro (Carracedo, 2008d). Todos los libros de esta colección cuentan con el aliciente de estar escritos tanto en español como en inglés y estar profusa-mente ilustrados.

En cuanto a las publicaciones en inglés, merecen destacarse dos guías geológicas que abarcan todo el archipiélago. La primera guía está escrita por Ca-rracedo y Day (2002) y en ella se exponen, después de introducciones geológicas generales, variadas excursiones por cada isla. Presenta numerosas ilus-traciones, aunque todas en blanco y negro. Una am-pliación, revisión y actualización de contenidos de esta guía está en la actualidad en fase de imprenta (Carracedo y Troll, 2015), con la mayoría de las ilus-traciones en color. La segunda guía está escrita por Schmincke y Sumita (2010), con contenidos muy va-riados que aportan una imagen general de cómo na-cen y evolucionan islas volcánicas intraplaca como las Canarias. Ampliamente ilustrado, pero sin incluir excursiones y con un lenguaje bastante técnico.

En resumen, en la actualidad hay numerosos re-cursos didácticos, tanto de publicaciones como de tipo museísticos, en las islas Canarias para que cual-quier visitante interesado pueda cambiar o alternar el turismo de sol y playa con un turismo más de con-tacto con la naturaleza, un turismo de excursiones y paisajes, es decir, un Geoturismo.

CONSIDERACIONES FINALES

A pesar de los peligros asociados al volcanis-mo, es espectacular el aumento del turismo en las islas volcánicas oceánicas. En algunos archipiélagos oceánicos, como en las Islas Hawaii o las Canarias, el número de turistas anuales se cuenta por millo-nes. La escasa peligrosidad del volcanismo propio de estas islas, la belleza de sus paisajes, el clima, la abundancia de playas, etc. son factores que han contribuido al desarrollo de esta actividad económi-ca que se ha convertido en esencial en el desarrollo de estos archipiélagos.

En Canarias el turismo se inició por el clima fa-vorable para la recuperación de la salud de los “in-valids”, principalmente enfermos de tuberculosis, escogiéndose lugares particularmente favorables

como el valle de La Orotava o Las Palmas de Gran Canaria. La expansión del turismo como una activi-dad económica básica para el archipiélago se produ-jo de dos formas diferentes, condicionado por fac-tores geológicos, principalmente la antigüedad de las islas. Las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife, más antiguas, han desarrollado extensas playas de arenas blancas, elemento funda-mental para el desarrollo de un turismo de masas. Las islas de La Gomera, La Palma y El Hierro, más jó-venes, al carecer de playas similares se han especia-lizado en el turismo de la naturaleza, aprovechando la extraordinaria belleza y la óptima conservación de sus paisajes volcánicos y erosivos.

Aunque de vez en cuando aparecen en los me-dios noticias alarmantes sobre pretendidos peligros catastróficos (erupciones explosivas, tsunamis gi-gantescos), la realidad es que este tipo de volca-nismo, y la sismicidad asociada, son mucho menos peligrosos que en muchas de las zonas turísticas internacionales más importantes, bien en el Medi-terráneo, El Caribe o Indonesia, por poner sólo unos ejemplos. Por ejemplo, en la isla de Hawaii hay una erupción en marcha desde hace 30 años (el volcán Pu’u O’o), que más que un peligro constituye un atractivo turístico más de la isla. Esa misma atrac-ción turística ejercieron algunas de las erupciones históricas en Canarias, como la última erupción ocu-rrida en tierra en las Canarias, que fue la erupción del Teneguía en La Palma (1971), de la que existe un documental muy interesante que ha vuelto a ser emitido hace poco tiempo en el programa “El Esca-rabajo Verde” de TVE.

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Este artículo fue solicitado desde E.C.T. el día 28 de julio de 2014 y aceptado definitivamente para su publicación el 30 de enero de 2015.