Recuerdos

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Los recuerdos que se atesoran y las energías que quedan grabadas en el alma son aquellas que nacen del amor, de la amistad, de la contención, de la compañía, de ser vistos, aceptados y amados... Capítulo 1 El hombre del papel, que tenía su maleta preparada. Vienen a mí los pocos pero grandes momentos que compartía con la persona, a la que le debo en buena cuenta este caminar ante la

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Recuerdos y reflexiones

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Los recuerdos que se atesoran y las energías que quedan

grabadas en el alma son aquellas que nacen del amor, de la

amistad, de la contención, de la compañía, de ser vistos,

aceptados y amados...

Capítulo 1

El hombre del papel,

que tenía

su maleta preparada.

Vienen a mí los pocos pero grandes momentos que compartía con la

persona, a la que le debo en buena cuenta este caminar ante la

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presencia del Señor, caminar que un día me llevará a compartir esa

Vida…. que ni siquiera puedo imaginar, pero para la cual debo

prepararme.

Su vida transcurría tranquilamente, no se perdía ni un solo día

en asistir a la celebración eucarística, previa oraciones matutinas, era

de comunión diaria -algo que no hago todavía-. Cuando tenía alguna

meditación encontrada en los periódicos murales de las parroquias a

las que él solía asistir; en el papel que tuviera a mano y con el lapicero

que nunca le faltaba en el bolsillo, emprendía la tarea de transcribir lo

que había tocado su corazón.

La frase que en sus últimos años acostumbraba a decir era esta

–ya tengo mi maleta preparada-; y fueron muchas las ocasiones en

que con una sonrisa en su rostro, sus labios delgados pero no

arrugados, la pronunciaba y a continuación con una sencillez de niño, o

mejor, de persona que ha llegado a la madurez de su vida espiritual se

atrevía a decir –todavía no me llaman.

Entraba a mi hogar y con diáfana voz pronunciaba los nombres

de mis dos hijas, ellas se le acercaban y beso de por medio lo

abrazaban, luego de los saludos familiares, hurgaba en sus bolsillos y

me entregaba un papel doblado en varios pedazos, escrito por él no

precisamente en un escritorio sino al paso, muchas veces eran recortes

de papel que guardaba celosamente en sus bolsillos para usarlos

cuando la ocasión fuese oportuna.

Los leía él primero y luego de algunos comentarios que iré

contando compartíamos nuestro parecer, cumplida la misión se

retiraba, cual mensajero solícito para seguir en la búsqueda de

sabiduría y llenar la maleta y tenerla preparada para la partida que

algún día llegaría.

Lo descrito líneas arriba devela la identidad de quién puso en mi

corazón el ansia de tener mi maleta preparada, ¿su nombre? Carlos

Guillermo.

Cuando lo conocí sus ojitos pequeños, gastados en el transcurrir

de la vida eran fulgurantes, pues reflejaban su alma. Inspiraba respeto

y amor. No sé del momento exacto de su encuentro con el Señor, pero

este debió haber sido el “gran encuentro” por los frutos que tuvo en su

vida.

Los papelitos fueron llegando poco a poco, y en el momento

preciso, justo para cuando más efecto haría en mi persona, como

bálsamo a refrescar lo que estaba seco, o, a mitigar lo que había

dañado el vendaval.

Por esta razón llamaré a este recuerdo El hombre del papel,

que tenía su maleta preparada. Llamado por sus nietos: “tatita”, por

sus nueras: “tata”, por sus alumnos: “maestro”, por amigos: Don

Carlitos y por su amada Olinda: “Guillermo o simplemente cholo”.

Gracias Señor, por haber puesto en mi camino a la persona que me fue

llevando a tí, cuántos años pasaron para tener un día mi encuentro

contigo, cuántas veces he recordado esos momentos que hoy plasmo,

para que otros al igual que yo puedan algún día tener su maleta

preparada y llegar a ti, limpio de corazón y con una vida de misionero

evangelizador.

Inicio de mis recuerdos…..Escrito en la contratapa de un

pequeño librito de la Virgen María, que vino por la compra de un

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devocionario que lo adquirió a través de los padres de San Pedro. Creo

que en la familia hay tres o cuatro. Siempre a la caza de oraciones,

reflexiones que pudieran edificar nuestra vida espiritual, esta fue otra

perla para añadir al collar, cierto es que solo reseño algunas, pero

fueron muchas y no fui la única que recibió estas perlas.

ORACIÓN AL INICIAR EL DÍA

Señor

Me cuesta comenzar este día

porque sé que es

una nueva traba,

un nuevo compromiso,

un nuevo esfuerzo.

Pero quiero comenzarlo

con entusiasmo,

con alegría reestrenada,

con ilusión nueva.

Sé que estás a mi lado

en mi familia,

en mis amigos,

en las cosas,

en mi propia persona.

Gracias por este nuevo amanecer,

Gracias por este nuevo empezar

Gracias por esta tu presencia,

Quiero sembrar paz, solidaridad,

Amor entre mis hermanos.

Al leer cada estrofa su rostro se transformaba, aun hoy me parece verlo, sus pequeños ojos brillantes, su sonrisa en esos delgados labios, a pesar de su edad su rostro no presentaba las huellas de los años vividos.

Gracias tata, por estas perlas preciosas que fui recibiendo y que hoy quiero compartir con mis seres queridos.

“Gracias Dios Uno y Trino, por tu inmenso amor, sólo tú eres capaz de poner en nuestro camino a aquellos que dejarán huella en nosotros porque eres Camino, nuestra vida crece por que tú eres Vida, y la verdad resplandece porque eres Verdad”.

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Meditando mis recuerdos…..Este 21 de diciembre pasado

¿cuántas personas se han preocupado de los vaticinios apocalípticos

descifrados según algunos del calendario de los mayas. En los

periódicos y en la televisión era noticia de todos los días; los primeros

haciendo referencia en primera plana de los cataclismos ocurridos de

los últimos años y los segundos transmitiendo películas de choques de

meteoritos contra la Tierra, fenómenos atmosféricos con cambios

climáticos extremos, etc

Si en lugar de pensar e imaginar cómo será el “fin del mundo, o

el final de nuestra existencia”, y qué cosas debemos tener a la mano

tales como la mochila salvadora, las llaves de nuestros domicilios,

documentos de nuestras propiedades etc, (cómo si todo esto nos

serviría si llegara el caso de lo anunciado), alguien se preocupó en

decirnos ¿estás preparado o preparada para tu encuentro con nuestro

Señor?. ¿Tienen ya su maleta preparada?

MEDITACIÓN

Anunciamos la venida de Cristo, pero no una solamente, sino también una segunda, mucho más maravillosa que la anterior.

La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino.

Casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo: doble es su nacimiento: uno de Dios desde toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos.

Doble también su descenso: el primero silencioso, como lluvia sobre vellón; el otro manifiesto, todavía futuro.

En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda revestirá de luz como vestidura.

En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra vendrá escoltado por un ejército de ángeles, glorificado.

No pensamos, pues, tan sólo en la venida pasada; esperemos también lo porvenir.

S. Cirilo (Catequesis) Ven Señor Jesús

Esta meditación la recibí en los últimos días del año

1981 Recuerdo que hizo hincapié en todo lo que Jesús sufrió sin decir

nada solo cumpliendo la voluntad del Padre, y que luego vendría

triunfante. Y su pregunta era ¿seremos capaces de soportar nuestra

cruz sin protestar? finalmente:¿ estaremos en el cortejo glorificándolo?.

Al principio, como que no tomé en serio la profundidad de sus

cuestionamientos, pero pasaron los días y releyendo el papelito dejado

en mis manos fue madurando poco a poco mi respuesta: No lo sé.

Han pasado ya más de treinta años y aun hoy me cuestionan

esas dos preguntas, y, si algo he avanzado, me falta mucho para decir:

tengo mi maleta preparada.

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La meditación fue tomada de San Cirilo de Jerusalén “Ven Señor Jesús”. (Catequesis XV “La Segunda venida de Jesucristo”)

“Oh Señor misericordioso, moldéame con tus manos divinas, y has de mi un recipiente según tu voluntad, para serte útil aun en las dificultades y llegar a estar preparada para decirte un día “tengo mi maleta preparada, voy a tu encuentro Señor”. Amén

Recuerdo de cuando las cosas van mal… Cuando las tempestades llegan a nuestra vida y sentimos que el barco está a la deriva, peor aún se está hundiendo; no hay nada mejor que recibir un salvavidas y si es de alguien que te ama mucho mejor, porque será eso: un salvavidas.

Este salvavidas llegó en momentos en que como familia nos

mudamos por primera vez. Habían sucedido algunos problemas y era

menester cambiar de rumbo, y lo hicimos fueron siete años (1983-

1990), en los cuales mis hijas vivieron su niñez y adolescencia en una

casa en la que pasaron momentos muy felices y en la que sufrimos

también el período más terrible del país : el terrorismo.

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CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS...

Cuando vayan mal las cosas, como a veces suele ir, cuando ofrezca tu camino solo, cuestas, que subir. Cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar

y precises sonreír aun teniendo que llorar, cuando el dolor te agobie, y no puedas ya sufrir,

descansar acaso debas, ¡Pero nunca desistir!. Tras las sombras de la duda, ya planteadas, ya sombrías,

puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías. Y no es dable a tu ignorancia, figurarte cuan cercano,

puede estar el bien que anhelas, y que juzgas tan lejano... Lucha pues, por más que tengas en la brega que sufrir,

¡Cuando esté peor todo, más debemos insistir! ¡pero nunca desistir!

(Rudyard Kipling)

Siempre fueron palabras optimistas las que recibí de él, cuando

me leyó el escrito guardado celosamente entre algunos papeles

doblados sacados de su bolsillo lo leyó y marcó mucho elevando la voz”

nunca desistir.”

Y, las veces en las que me he enfrentado a situaciones difíciles

he recordado este poema y ha sido un acicate para seguir bregando y

nunca desistir aunque el panorama se presentara gris, -- como los que

tuvimos que vivir años posteriores.

Lo quise transcribir y colocarlo en un cuadro para colgarlo en la

pared, pero no hizo falta, ya estaba enclavado en mi mente y sobre

todo en mi corazón.

“Señor te vales de todo y de todos para llegar a nosotros y darnos la luz

en nuestra oscuridad, tú eres la Luz y nos pides ser luz en el mundo

para iluminar a otros, Gracias por iluminar mi vida”.

Recuerdo de los momentos de terrorismo…. Vivíamos los momentos más angustiosos en nuestro país a raíz del terrorismo, el Papa Juan Pablo II nos visitó y todos los peruanos sentimos que era un regalo del cielo , que el mismo Papa estuviera con nosotros a pesar de apagones, coches bombas, escases de alimentos y la super devaluación en la que vivíamos.

Creo que fueron años en que a gritos pedíamos todo lo reseñado en esta oración: luz para nuestros propios apagones, nuestras oscuridades existenciales. Consuelo para nuestra propia aflicción y para aquellos que lloraban la pérdida de sus seres queridos. Enderezar lo torcido, lo que no estaba bien y cuanto habíase dañado.

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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Oh Espíritu Santo! Trayendo desde el cielo un rayo de tu luz. Ven Padre de los pobres, Ven Dador de los bienes, Ven de las almas luz.

Consolador sin igual, del alma dulce huésped, suavísimo dulzor. Descanso en la fatiga, en la pasión templanza, consuelo en la aflicción.

Oh antorcha venturosa, alumbra de tus fieles el pobre corazón Nada, sin tu asistencia, de puro y de inocente, nada en el hombre hay. Lava lo que está impuro, riega lo que está seco, cura la enfermedad.

Endereza lo torcido, calienta el alma fría, humilla la altivez. Al fiel que en ti confía concédele benigno, tu septiforme don.

Da de la virtud el mérito, de la victoria el éxito y el eterno galardón. Amén, Aleluya.

Recuerdo mucho el día de esta entrega porque estaba recuperándome de una operación muy delicada, tocó el timbre, subió a mi dormitorio y con esa sonrisa picarona se acercó a mi, había caminando desde Lince hasta Jesús María, dónde vivíamos desde el año 83, le dije –¡Tata! ¿ qué hace aquí? – porque sabía que había estado delicado, de su corazón. Socarronamente me contestó “a este pajarito no lo pueden enjaular” continuó diciendo: “San Pedro no nos quiere, y eso que tengo mi maleta preparada.” Ahora digo: tú si la tenías preparada, yo no. Corrían muy veloces los días y los meses, ese año (1988) nos

anunciaba sin percatarnos la cercana partida, el camino estaba

trazado, la meta esperada por mucho tiempo se hacía realidad.

Un recuerdo que quedó en suspenso… Lo guardé porque no

hallaba aquello especial que podría haber impactad al lector de temas

profundos, cazador de aquello que al vuelo cogía para sembrarlo y

dejar huella en otros corazones, quedó así esperando el momento de

ver la luz y ser leído nuevamente.

Cuando dejó en mis manos este papelito luego de leerlo con voz

serena por momentos, entrecortada al rato, solo atiné a decirle muy

bello, pero sentía que era parte de algo más grande y profundo.

Llena de aceite la lámpara, no dejes que se extinga, y ponla junto a ti.

Para que pueda leer con lágrimas lo que tu vida conmigo ha escrito en

tu rostro.

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Trae el vino del otoño. Bebamos y entonemos cántico del recuerdo a la

alegre siembra de la primavera.

Y a las faenas vigilantes del trabajo, y a la recolección compensadora

del otoño.

Hoy con la ayuda del internet busqué el autor o algo que

pudiera aclararme más sobre estas líneas y…¡lo encontré!. Pertenece a

Jalil Gibrán (Pensador libanés 1883-1931) y es una estrofa del verso “La

vejez, Invierno de la vida”. (Este y otro poema completo en el Anexo).

Es un poema bellísimo, transcurrido el tiempo que no es poco,

pienso que le agradó porque se trataba de palabras de reconocimiento

del tiempo vivido junto a la compañera de toda su vida, de amor e

ilusión de envejecer juntos y seguir amándose y sentirla suya para

siempre.

Pasado todo este tiempo, creo sentir el latir de su corazón

tocado por este poema de amor en el final de sus tiempos, solo escribió

la parte central, el por qué? A mi parecer presentía que se acercaba el

gran momento, el encuentro definitivo para el cual se había preparado.

La maleta la había estado preparando poco a poco y la tarea

estaba por concluir.

Al igual que el salmista sólo me toca decir: “Los cielos proclaman tu

gloria Oh Dios, tus mandatos son rectos Señor, que te agraden las

palabras de mi boca, que te plazca el susurro de mi corazón, te amo mi

Dios, Roca mía, Redentor mío”.

El último recuerdo… Al igual que el anterior poema también me intrigó saber quién era el autor, en mi búsqueda suponía por las iniciales que era San Agustín y di en el blanco ( al final transcribo el poema completo). Si no el último es uno de los últimos, guardado de forma muy especial lo tenía dentro de unas oraciones impresas “las llagas de Jesús”, la guardé separada junto a algunas fotografías de la familia.

“Señor mi Dios, mi única esperanza, escúchame. No permitas que por cansancio deje de buscarte, sino haz que busque ardientemente tu faz.

Dame la fuerza de buscar, tú que me has hecho encontrarte, y me has dado la esperanza de encontrarte cada vez más.

Ante ti están mi fuerza y mi debilidad, guarda mi fuerza, cura mi debilidad.

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Ante ti están mi ciencia y mi ignorancia, allí donde me has abierto acoge mi entrada, allí donde me has cerrado abre a mi llamada”. S.A.

“Y ahora sé que el trance es algo simple: un cambio del cine sonoro al mudo. Cuando por fin la lámpara se apaga es que el espectáculo ha acabado y que el primer actor se fue a la cama”.

Estas dos hojas por cierto muy pequeñas arrancadas de una libreta que guardaba celosamente en el bolsillo cierra la ventana de mis recuerdos

Llamó mi atención lo escrito luego de las iniciales, no es continuación de la anterior, pareciera ser el epílogo de la obra, no escrita por él, pero si recopilada poco a poco para formar un ramillete de aroma, colores y formas diversas.

Llego a esta conclusión porque entre mis recuerdos guardados

hay uno especial contado por su protagonista. “… llegaba temprano a la sala de cine y lo escuchaba tocar el violín cuando por primera vez se proyectaba la película, para cuando ya había pasado el estreno y seguía asistiendo a la misma sala de cine sus miradas se encontraban a cada instante y sus diálogos de amor silenciosos se confundían con la trama proyectada una y otra vezl”.

Hoy entiendo porqué le impactó tanto el poema anterior.

Encontré dos versiones de esta misma oración de San Agustín la podrán encontrar en el Anexo.

“Señor, que pueda hacer mía también esta oración de San Agustín, que mi esperanza en ti se acreciente cada día más y más, para poder decirte al final de mis días, aquí estoy Señor con mis maletas preparadas”.

ANEXOS

1. La vejez, el invierno de la vida 2. Ante ti esta mi ciencia y mi ignorancia 3. Que te busque, que te ame 4. El matrimonio

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LA VEJEZ, INVIERNO DE LA VIDA Invierno Ven a mi lado, compañera de toda mi vida; ven a mi lado y no dejemos que la caricia del Invierno se interponga entre nosotros. Siéntate junto a mí ante el hogar, porque el fuego no es sino el fruto del Invierno. Háblame de la gloria de tu corazón, porque es más grande que los elementos rugientes tras nuestra puerta. Atráncala y echa los travesaños, porque el gesto colérico del cielo me deprime el espíritu, y el semblante de nuestros campos nevados hace llorar a mi alma. Ceba la lámpara con aceite y no dejes que se extinga, y ponla junto a ti, para que pueda leer con lágrimas lo que tu vida conmigo ha escrito en tu rostro. Trae el vino del otoño. Bebamos y entonemos el cántico del recuerdo a la alegre siembra de la Primavera, y a las faenas vigilantes del Verano, y a la recolección compensadora del Otoño. Acércate a mí, amada de mi alma; que el rescoldo se enfría y desvanece bajo las cenizas. Abrázame, porque me siento solo; la lámpara se apaga, y el vino que pisamos ya entorna nuestros ojos. Mirémonos el uno al otro antes de que se cierren. Búscame con tus brazos y abrázame; que el sopor abrace nuestras almas como si fueran una. Bésame amada mía, que el Invierno nos ha robado todo menos los labios móviles. Estás pegada a mí, Mía para Siempre. ¡Qué hondo y ancho será el océano del Sueño!

¡Y cómo madrugó la alborada!

Jalil Gibrán Pensador libanés (1883-1931)

ANTE TI ESTÁ MI CIENCIA Y MI IGNORANCIA

Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte; ansíe siempre tu rostro con ardor.

Dame fuerzas para la búsqueda, tú que hiciste que te encontrara y me has dado esperanzas de un conocimiento más perfecto.

Ante ti está mi firmeza y mi debilidad; sana ésta, conserva aquélla. Ante ti está mi ciencia y mi ignorancia; si me abres, recibe al que entra; si me cierras, abre al que llama.

Haz que me acuerde de ti, te comprenda y te ame. Acrecienta en mí estos dones hasta la reforma completa.

(Tomada del comentario del evangelio de San Mateo 28,16-20. De sus escritos “La Trinidad XV 28,51”)

QUE TE BUSQUE, QUE TE AME

Señor, Dios mío, única esperanza mía, haz que cansado nunca deje de buscarte,

sino que busque tu rostro siempre con ardor.

Dame la fuerza de buscar, tú que te has dejado encontrar,

y me has dado la esperanza de encontrarte siempre nuevo.

Ante ti están mi fuerza y mi debilidad: conserva aquélla, ésta sánala.

Ante ti están mi ciencia y mi ignorancia;

allí donde me has abierto, acógeme al cruzar el umbral; allí donde me has cerrado, ábreme cuando llamo.

Haz que me acuerde de ti, que te entienda, que te ame. Amén

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EL MATRIMONIO

Juntos Nacieron y juntos permanecerán para siempre.

Estarán juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan sus días.

Sí, estarán juntos en la memoria silenciosa de Dios.

Pero dejen que haya espacios en su compacta unidad.

Y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes.

Ámense el uno al otro, pero no hagan del amor una atadura.

Que sea, más bien, un mar meciéndose entre las costas de sus almas.

Llene uno al otro sus copas, pero no beban de una sola copa.

Compartan su pan, pero no coman del mismo trozo.

Canten y bailen juntos y estén alegres, pero cada uno de ustedes sea

independiente.

Las cuerdas de un laúd están solas, aunque todos vibren con la misma

música.

Den su corazón, más no para que su compañero lo tenga.

Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.

Y estén juntos, aunque no demasiado juntos.

Porque los pilares del templo están distantes.

Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del

roble.

Jalil Gibrán