Reconstruyendo La Vida Olmeca en San Lorenzo
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RECONSTRUYENDO LA VIDA OLMECA EN SAN LORENZO
(Artículo aparecido en Olmec Art of Ancient Mexico. National Gallery of Art, 1996, pp. 61-71)
ANN CYPHERS IIIA-UNAM
INTRODUCCIÓN
En un periodo de miles de años, los antiguos habitantes de Mesoamérica gradualmente
desarrollaron la domesticación de las plantas, las prácticas agrícolas y la vida sedentaria. Durante
el segundo milenio a. C., estas sociedades tempranas igualitarias llegaron a ser grandes y
estratificadas. Alrededor del año 1200 a.C empezó a emerger una civilización cada vez más
compleja a lo largo de la Costa del Golfo en lo que ahora es el estado de mexicano de Veracruz: la
olmeca.
Los olmecas vivieron en las tierras bajas tropicales, a lo largo de la planicie costera de Veracruz y
Tabasco, algunas veces el corazón de la tierra olmeca (Fig. 1). La exuberancia y la fertilidad del
entorno facilitó los aspectos claves de la vida, y la cultura permitió una fuerte integración regional
y un marcado patrón cultural. Aunque otras áreas de Mesoamérica pueden mostrar influencia
olmeca, ningún de estas está caracterizada por la constelación de rasgos culturales que definen al
corazón de la tierra (hertland) olmeca.
La cultura olmeca fue definida originalmente po su arte, y aún hoy los sitios con escultura
monumental o portable en este estilo son frecuentemente definidos como olmecas. El estilo
olmeca es distintivo en su técnica cultural y en sus conceptos, lo más notable son las cabezas
colosales, los tronos monolíticos, y las representaciones fantásticas de animales y humanos. Sin
embrago, el patrón cultural olmeca posee características adicionales ahora bajo estudio: la forma,
la ubicación, el patrón de asentamientos; arquitectura pública y privada; la escala y aplicación de
tecnologías particulares; y patrones de comercio regional y a larga distancia.
Lo olmeca no fue la primera cultura desarrollada en Mesoamérica. La región del Soconusco, en la
costa del Pacífico, muestra significativos desarrollos culturales antes de 1500 a.C. (Clark 1994),
pero nunca logró la complejidad de la olmeca. Alfonso Caso (1965), Miguel Covarrubias (1957),
Matthew Stirling (1968) y Michael Coe (1965c) han propuesto que la olmeca es la “cultura madre”;
aunque no la cultura más antigua, es la primera civilización de América (Coe 1968): Los olmecas
establecieron un número de rasgos de la tradición cultural mesoamericana, los cuales se
encuentran virtualmente en todas las sociedades antiguas mesoamericanas. Algunos
investigadores han propuesto que la olmeca no estaba tan desarrollado como se pensaba y que
otras sociedades lograron un grado similar de desarrollo (Grove 1989b; Demarest 1989; Hammond
1988). En lugar de cultura madre, estos investigadores hablan de culturas hermanas
contemporáneas, un Complejo X, o “una compleja red de interacción con múltiples centros de
innovación cultural,” y asumen la existencia de culturas de un nivel de desarrollo similar en el
Formativo Temprano de Mesoamérica. Investigación reciente del Proyecto Arqueológico San
Lorenzo Tenochtitlan muestra que la escala y el grado de desarrollo en San Lorenzo durante el
Formativo Temprano supera con creces todos los otros sitios contemporáneos. Así, los
investigadores como Caso, Covarrubias, Stirling, Bernal y Coe, entre otros, estuvieron en lo
correcto en sus evaluación iniciales del corazón de la tierra olmeca como el centro de una cultura
formativa más antiguas y más compleja, San Lorenzo, el primer centro regional desarrollado en el
corazón de la tierra, pudiendo ser reconocido como el primer centro del periodo Formativo
Temprano.
LA CONFIGURACIÓN FÍSICA
San Lorenzo está localizado en el municipio de Texistepec en Veracruz, un territorio incluido
dentro del curso bajo de río Coatzacoalcos. Los alcances bajos del río Coatzacoalcos fluyen a través
de una planicie ancha y baja que tienen todas las características de un delta. Las aguas alimentan
el sistema originado en la Sierra Atravesada y sus tributarios. Este curso, el único completamente
tropical rivereña en el México Moderno, define la parte más ancha del planaice costera en
aproximadamente 60 kilómetros. Conforme llega a la llanura, donde frecuentemente migra, el río
alcanza el clásico patrón de meandro caracterizados por un constante cambio de hidrología. Hoy
día el curso bajo del río Coatazacoalcos es una planicie con un complejo patrón de antiguo lagos
bajo y meandros.
Dentro de la planicie, las antiguas terrazas geológicas del periodo Mioceno emergen como un
terreno alto entre 40 y 80 m. arriba del nivel del mar. Ahora, como en el pasado, la gente busca los
lugares altos para la habitación permanente. San Lorenzo por ejemplo, está ubicado en un área
alta en la región de estudio y es segura contra las inundaciones. Algunos 60 km al noroeste, las
majestuosas montañas de Santa Marta y San Martín mantienen una vista de las siluetas elevadas
de las zona de los Tuxtlas y Tres Picos hacia el sur. Cerca de San Lorenzo, los dos puntos más altos,
entonces sagrados para los olmecas son las minas de sal de Cerro El Mixe y del Cerro EL Manatí.
En los tiempos antiguos, una alta jungla tropical cubrió la región como un dosel. La preferencia
olmeca por las hachas duras y bien pulidas refleja el cambio el desafío presentado por su
ambiente: para plantar cultivos, la jungla tienen que ser constantemente echada abajo y vuelta
cortar Hace 35 años aún la selva existía, pero ahora ha desaparecido virtualmente, reemplazada
por extensos pastizales y terrenos de cultivo. La deforestación y los efectos de la ganadería, la
industria y la agricultura han alterado completamente el pasije.
El estudio de la geomorfología regional conducida por Mario Arturo Ortiz revela nuevos aspectos
en los alrededores de San Lorenzo (Ortiz y Cyphers, en prensa).Ortiz ha definido una secuencia de
cambios aluviales causados por el surgimiento de las estructuras salinas y por tectónicas
regionales. La erosión, la sedimentación y el hundimiento también han contribuido a los cambios
en el terreno.
La nueva información indica que, durante el periodo Formativo, San Lorenzo fue rodeado por dos
ramales del antiguo río Coatzacoalcos , hasta haced poco activos. Uno de éstos coincide con el río
Tatagapa, al oeste de San Lorenzo. El otro canal, el de Potrero Nuevo –Azuzul, pasaba cerca del
sitio por el este al pie de las tierras alta; sin embargo, este canal no coincide con el curso actual
del río Chiquito, el cual puede ser más reciente. La bifurcación del río creo dos confluencias, uno.
en el sur en el paso de Las Camelias, y otro al norte de Tenochtitlán (figura 2)., En ambas
confluencias están localizados importantes asentamientos del Formativo Temprano (con arte
monumental de piedra), tales como El Remolino y Lomas del Zapote. Además, se pueden
identificar en el oeste otras confluencias que se unen al Tatagapa. Los cursos de estos ríos han sido
drásticamente alterados debido a la erupción de masas volcánicas de los Tuxtlas (Herrera 1978),
que sabemos estuvieron activos durante el Formativo Temprano y Medio (Drucker 1943; Santley
1992: 155; Byrne and Horn 1989). Los cambios mayores en los patrones de los cursos desde el
periodo Formativo Temprano han sido recientemente detectadas por Ortiz y sugiere que los sitios
tales como Tres Zapotes y Laguna de los Cerros pueden haber estado conectados al drenaje bajo
del Coatzacoalcos a través de cursos fluviales.
En este sentido, el terreno alto de San Lorenzo fue una isla, es similar a La Venta en Tabasco.
Ocupó un lugar privilegiado en una tierra en el drenaje bajo de del río Coatzacoalcos , donde
dominó dos o más confluencias del río, en una posición estratégica para el control de las
comunicaciones, el transporte y el comercio. Esta posición geográfica ofreció oportunidades
ideales para el crecimiento y el desarrollo.
En la temporada seca cuando el nivel de agua baja, la principales rutas fueron los ríos
permanentes; en los meses húmedos , la red fluvial se expande has incluir otros canales que se
ensanchan para formar una enorme red de rutas de transporte y comunicación, y tierras altas en
el sur donde se conectaban con las tierras bajas.
Entender el entorno es clave para entender la forma de vida olmeca. Desde las adaptaciones de
subsistencia hasta los patrones de asentamiento, los olmecas fueron meticulosos observadores del
paisaje natural , y talento que les permitió sobrevivir y progresar.
INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN SAN LORENZO
El primer reporte científico de San Lorenzo fue hecho por Matthew Stirling, pionero de la
arqueología olmeca, quien fue llevado por sus amigos a nuevo sitio con grandes monumentos de
piedra (1947; 1955). La vidita de Stirling culminó en la formulación de un proyecto de investigación
en 1945 y 1946, financiado por la National Geographic Society y la Smithsonian Institution. El
objetivo principal del proyecto fue descubrir nuevos monumentos de piedra para obtener más
información sobre la cultura olmeca y ubicarla cronológicamente en relación a la maya. Mientras
Stirling estaba en el campo en San Lorenzo, otros investigadores debatían acaloradamente la
contemporaneidad de San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes con el periodo Clásico Maya.
Stirling, junto con su esposa, Philip Drucker y Richard Stewart, construyeron un campamento
arqueológico en el sitio y dedicaron mucho tiempo a inspeccionar el área. Encontraron la cabeza
colosal más grandes, El Rey, muy cerca de su campamento. Se excavaron trincheras en los
montículos del área central del sitio; Stirling había sido muy exitoso en hallar en La Venta un eje-
línea central con muchas ofrendas y esperaba encontrar algo similar en San Lorenzo. Sin embargo,
en este aspecto el debió quedar defraudado debido a que San Lorenzo no sigue el patrón
arquitectónico de La Venta.
Con base en su trabajo en San Lorenzo, Stirling propuso varias teorías acerca de lo olmeca, muchas
de las cuales son controversiales. El definió a los tres sitios de San Lorenzo, Tenochtitlan y Potrero
Nuevo como San Lorenzo Tenochtitlan, puesto que los límites entre estos tres eran difíciles de
definir. San Lorenzo representó para él l principal ocupación debido al gran número n de
monumentos encontrados. Su percepción del entorno y la geografía fue excepcionalmente exacto
a pesar de que no existían mapas detallados. Es claro en sus reportes que recorrió la mayor patte
del terreno y fue así capaz de entender la disposición de la tierra y los cambios estacionales que la
afectan. Por ejemplo, el conjeturó que en la antigüedad el río pasaba más cerca de San Lorenzo
que hoy día. Notó la península donde se localiza Potrero Nuevo con sus numerosos montículos
bajos que se levantan por encima del agua de inundación en tiempos de lluvia fuerte. Sus reportes
trata principalmente con los descubrimientos de monumentos de piedra y reporta
cuidadosamente su ubicación. Más tarde, Coe reconstruyó sus excavaciones con base en sus notas
de campo (Coe y Diehl 1980).
Los 22 monumentos, incluyendo las cabezas colosales, los altares y las esculturas en los
alrededores, proporcionaron nuvaos datos para las teorías de Stirling. Él fue el ´primero en
proponer que las cabezas colosales fueron retratos de individuos prominentes, estableciendo así
la etapa para posteriores interpretaciones de regencia. El también observó que la mayoría de las
representaciones en el arte olmeca fue de humanos y seres antropomorfos, y notó la prevalencia
del jaguar y de seres parecidos al jaguar junto con serpientes, águilas y mantarraya. Su
interpretación del Monumento 1 de Tenochtitlán y de Monumento 3 de Potrero Nuevo como
escenas de cópula fueron ampliamente aceptados por algún tiempo (ver Davis 1978). La cópula de
una mujer y un jaguar, de acuerdo con Stirling, resultó en el nacimiento de seres extraños,
frecuentemente bebés, que muestran una combinación de jaguar y elementos humanos.
En sus recorridos de San Lorenzo, notó que muchos monumentos fueron encontrados
enbarrancos y supuso que esto había sido echados ahí de manera deliberada por pueblos más
tardíos (1955:9), un tema más tarde desarrollado por Coe y Diehl (1980:I, 188) como una gran
destrucción causada por las gente de la fase Nacaste. Las exploraciones de Stirling formaron la
base para todas las investigaciones posteriores en San Lorenzo.
Casi veinte años después de Stirling, Coe propuso el Proyecto Río Chiquito, 1966-1968, el cual fue
diseñado para investigar completamente el sitio. Las contribuciones de Coe a la arqueología de
San Lorenzo son numerosas y variadas. No solamente condujo un programa extensivo de
excavaciones que le permitieron desarrollar la primera secuencia cronológica bien fudamentada
para el sitio, sino también, con la ayuda de Ray Kroster, fue capaz de hacer un mapa completo de
San Lorenzo. Esto resultó en primer mapa topográfico detallado del centro olmeca más grande. EL
Proyecto Río Chiquito incluyó la aplicación de nueva tecnología para el estudio arqueológico. Entre
esta, el uso de un magnetómetro de cesio para localizar los monumentos de piedra lo cual lo
establece como un pionero en la aplicación de técnicas de sensores remotos en el corazón de la
tierra olmeca (Breiner y Coe 1972). Usando esta técnica se añadieron 17 monumentos de piedra al
corpus de la escultura olmeca. Un programa intensivo de fotografía aérea cubrió 77 kilómetros
cuadrados alrededor de San Lorenzo resultando en mapas detallados topográficos, de suelos, de
vegetación, y de uso de la tierra. La publicación final del Proyecto Río Chiquito proporciona un
catálogo detallado de monumentos, la mayoría de los cuales están puestos en sus lugares
originales en el mapa topográfico. Mapas de los perfiles de excavación y meticulosas
descripciones de la estratigrafía y elementos encontrados durante la excavación proporciona un
excelente reporte del sitio.
En la publicación final Coe y Diehl proporcionan percepciones e interpretaciones sobre los asuntos
mayores relacionados con San Lorenzo. Las más antiguas manifestaciones de ocupación en San
Lorenzo aparecen durante la fase Ojochi, 1500-1350 a.C. y las secuencias estratigráfica y
cronológica indican que la cultura olmeca se desarrolló en la tierra bajas de la Costa del Golfo. San
Lorenzo es interpretado como una sociedad altamente desarrollada, al menos uuna roganización
al nivel de cacicazgo, y puede aún haber alcanzado el nivel de estado. Los líderes representados
en las cabezas colosales, fueron seculares, no religiosos, y el poder residió en una linaje
hereditario o dinastía (Coe 1972). La organización sociopolítica necesaria para obtener n y
transformar las grandes piedras para los monumentos requirió una alta eficiencia y una fuerte
organización centralizada. Coe y Diehl proponen que los señores (lords) olmecas ganaron control
de las tierras en los diques del río, donde la alta productividad de los cultivo de grano aseguró una
producción excedente usada para apoyar la especialización artesanal y el comercio. El poder
económico de los gobernantes estuvo basado en el control y distribución de los recursos escasos.
El basalto, la piedra verde, la hematita, la magnetita. la ilmenita y la obsidiana fueron comerciada,
y las actividades especializadas de artesanía fueron realizadas en el sitio. Los olmecas de San
Lorenzo son representados como belicosos debido a la presencia de restos canibalizados y otras
evidencias en su arte.
Con respecto a las esculturas de piedra, Coe y Diehl proponen que los monumentos fueron
deliberadamente mutilados, puestos en líneas y cubiertos por los olmecas mismos. Las áreas tales
como el Grupo D fueron consideradas como los lugares preferidos para dejar los monumentos en
el tiempo de la gran destrucción en el sitio alrededor del año 900 a.C. (Coe y Dihel 1980: II, 152).
El mapa del sitio proporciona información acerca de la extensión y configuración de San Lorenzo.
Los grandes y profundo barrancos que disectan al sitio, así como las largas crestas, fueron
consideradas a ser construcciones deliberadas. De hecho, Coe propone que existió una simetría
bilateral en el arreglo total, y que la meseta en realidad era una efigie gigante de un ave nunca
terminada por los olmecas. (cf. Dihel 1981). LO que es importante en esta observación es que Coe
y Diehl reconocen que el sitio está localizado en un terreno natural elevado, pero la colina
completa fue de algún modo modificada por los lmecas. Coe propuso también que el área
principal del sitio contuvo el núcleo de las estructuras ceremoniales , la cuales fueron
desmanteladas para el relleno en tiempos tardíos (Coe y Diehl 1980: I, 29) una teoría no apoyada
por Diehl (1981) ni por Kent Flannery (1982).
Continuando con el Proyecto Río Chiquito, la exploración de varias anomalías magnéticas estuvo
bajo los auspicios del INAH. En 1969, bajo la responsabilidad de Francisco Beverido, la búsqueda
resulto en la excavación de la Cabeza Colosal 7 (Monumento 53) así como varias otras esculturas y
pruebas en el Taller de Basalto. En 1970, Jürgen Brügerman llegó al sitio para checar la gran
anomalía detectada cerca de Laguna 8, , el cual resultó en la localización de de la Cabeza Colosal 8
(Monumento 61). Adicionales anomalías fueron probadas y otros monumentos más fueron
descubiertos (Brüggeman y Hers 1970; Breiner y Coe, 1972).
Veinte años después, inicié el Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlan, el cual fue
originalmente diseñado para investigar uno de los más ignorados aspectos de la arqueología
olmeca, las áreas de habitación. Con el tiempo, el proyecto gradualmente expandió sus objetivos
para cubrir completamente otros aspectos múltiples de los antiguos patrones de asentamiento en
los niveles residencial, comunitario y regional. Los principales objetivos son la delimitación y la
excavación de diversas áreas con funciones específicas, el reconocimiento extensivo del
asentamiento regional y el análisis del entorno antiguo para reconstruir el paisaje y su utilización
en la subsistencia.
Para entender y explicar el uso diferencial del espacio a lo largo del tiempo, la excavaciones
fueron dirigidas a las áreas domésticas, productivas y ceremoniales. Se dio especial atención a la
excavación de áreas donde se encontraron las esculturas para obtener evidencia de los contexto
originales en relación a los monumentos.
Los reconocimientos regionales extensivos realizados sistemáticamente bajo la responsabilidad
de Stacey Symonds (1995) y a Roberto Lunagómez (1995) cubrieron 400 kilómetros cuadrados del
territorio de San Lorenzo. Un espaciamiento de 20 metros entre los reconocedores virtualmente
permitió registrar toda la superficie. Con esta información, se pueden entender los patrones de
crecimiento y ubicación, permitiéndonos comprender más completamente la relaciones entre las
áreas del territorio y el centro regional y la historia de explotación del entorno.
El Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlan ha sido exitosamente construido sobre el
trabajo importante llevado a cabo por proyectos anteriores, y con la nueva información de seis
años de investigación en el sitio, una nueva imagen de Sal Lorenzo emerge para la consideración
de los especialistas.
LA VIDA ANTIGUA EN SAN LORENZO
Antes de 1500 a.C. los primeros habitantes humanos cuidadosamente seleccionaron sitios en el
curso bajo del Río Coatazacoalcos. Los ríos y la cercanía del Golfo de México marco su forma de
vida. Las canoas viajaban curso arriba o curso debajo de los rio, desde y hacia los asentamientos.
EL acceso a los recursos fue por vía de las conoas y las balsas, y la redes de comercio facilitaron el
accesos a los alimentos y los materiales. Desde tiempos tempranos, estos habitantes crearon y
mantuvieron relaciones complejas dentro de la región y con áreas distantes de Mesoamérica.
Estos instituyeron un patrón cultural que dio paso a transformaciones culturales dramáticas en
unos pocos siglos.
En este paisaje rico en agua, fueron situados sitios pequeños cerca de río en posiciones
estratégicas, definidos por una ligera elevación apenas segura contra las inundaciones. Tales
ubicaciones rivereñas fueron convenientes para explotar los recursos acuáticos y la fértiles tierras
elevadas para el cultivo. Las inundaciones de extraordinaria magnitud invadían patios y obligaban
a la gente a huir a terrenos elevados temporalmente, o quizá a tomar refugio en desvanes de la
casas, como los actuales habitantes de la región.
Conforme los antiguos habitantes se coordinaban económica, social y políticamente, estos
iniciaron a formar una identidad cultural regional en la cual la cooperación , el intercambio y la
producción se administraba en una base más formal . En esta fase temprana de desarrollo, un sitio
específico, Sal Lorenzo, emergió como el lugar más poderoso, y, alrededor del 1200 a.C., fue la
capital de curso bajo del rio Coatzacoalcos.
La transición a la fase floreciente de San Lorenzo, tradicionalmente considerada entre 1200 y 900
a.C. (Coe y Diehl 1980), fue gradual, y no caracterizada por un cambio abrupto. El desarrollo
olmeca fue sui generis en la Costa del Golfo, eliminando la difusión transoceánica o de la tierras
alta como la fuente de la cultura olmeca.
En San Lorenzo, los gobernantes, sus familias y los sirvientes vivieron en lo alto del sitio. Los
palacios y las residencias de élite son escazas en la porción alta central del sitio, donde la mayoría
de las esculturas se encontraron. Un importante residencia palaciega excavada por el proyectoi, el
“Palacio Rojo”, muestra el uso ostentoso de elementos de piedra tales como columnas,
acueductos y coberturas de escalones (figura 3). Solo los más ricos y poderosos podían incorporar
un recurso escaso e importado como el basalto en la vivienda. Las actividades artesanales
directamente bajo el control de la élite también están concentrado alrededor del Palacio Rojo;
ejemplos son el Taller de Basalto y el Taller de Reciclado de Monumentos. El valor económico y
simbólico de la piedra la hizo tan importante que las materias primas, los productos y las
esculturas desechadas serán resguardadas bajo la protección de la élite, la cual controló la materia
prima, la tecnología y el contenido simbólico de la escultura. Otra residencia importante fue
construida en una plataforma baja (menos de 2 m de alto) de arcilla que mide 50 por 75 m.; una
superestructura ocupó la parte alta, de 12 metros de largo , de forma elipsoidal con áreas de
actividad de pozos de basura.
Más abajo, en los lados terraceados de la meseta, hay concentraciones de áreas de habitación.
Estas viviendas son menos elaboradas y pueden haber sido construidas de bajareque o muros de
lodo hechos con la técnica de terre a pisé. Los pisos fueron reparados con lodo compactado
cubiertos con una capa de piedras sedimentarias irregulares, y los techos cubiertos de
palma.(Zurita, en prensa). Algunas viviendas tienden a ser alargadas, cubriendo más de 100 m.
cuadrados. Las construcciones en los conjuntos de unidades habitacionales varían en forma,
tamaño y función. Una residencia tiene un altar bajo de patio, indicando el establecimiento de un
patrón mesoamericano prevaleciente en tiempos tardíos. Las áreas de cocina se encuentran fuera
de la vivienda principal y consisten de fogones con piedras alrededor (whit fire dogs) o formados
con arcilla. Los olmecas mantuvieron sus estructuras limpias, como es evidente en los pisos de
casas ya exacavados. La basura fue depositada en fosos, lanzada a los barrancos, o lanzada lejos de
las viviendas usualmente cuesta abajo. Las viviendas en las terrazas muestran que las actividades
artesanales se llevaron a cabo a un nivel doméstico. Todas la viviendas son tipificadas por la
acumulación de piezas de piedra, si estás son fragmentos de esculturas, manos desechadas,
metates u otros implementos. El costo exorbitante de la obtención de piedra significó que los
olmecas adoptaran una visión extremadamente pragmática para su uso, la manufactura y el
reciclado.
La naturaleza de la subsistencia olmeca es aún esquiva debido a la pobre preservación de los
restos botánicos en los trópicos. Sin embrago, con la aplicación poderosa y multidisciplinaria de la
palinología (Martínez, Ramírez-Arriga y Cyphers 1994), el estudio de los fitolitos (Zurita, en prensa)
y el análisis de los micro-restos (Lane, s/f), es ahora posible confirmar la presencia de la triada
mesoamericana del maíz, el frijol y la calabaza en San Lorenzo. Es más difícil comprobar y fechar la
utilización de tubérculos, tales como la yuca, la malanga, el camote o el ñame, ya que no se ha
recuperado evidencia de su uso. Las piedras de molienda, tales como las manos, los metates y los
morteros son evidencia adicional del procesamiento de granos. No se han encontrado comales en
el sitio, así que el maíz fue consumido como tamales en lugar de tortillas. Los cuencos muy
grandes de cerámica recobrados en las excavaciones pudieron haber sido usado para cocer al
vapor los tamales.
Los olmecas confiaban en una variedad de otras fuentes de alimentos además de las plantas
cultivadas. El pescado es abundante en los ríos, lagunas y pantanos y fue una fuente mayor de
proteína para los olmecas como lo es para los actuales habitantes de la región. La contaminación
de los ríos y las lagunas por la sobreexplotación de estos recursos está rápidamente
disminuyendo su abundancia. La pesca fue una actividad individual o familiar, excepto en la
captura del pez bobo. Cada otoño el pez bobo migra río abajo para desovar, y una gran expedición
de pesca se organiza a lo largo del curso bajo del Coatzacoalcos para atrapar estos peces cargados
de enormes huevas, consideradas un manjar. La presencia de dientes de tiburón en las
excavaciones sugiere que probablemente estos fueron cazados ya sea en los ríos o en el mar, ya
que en tiempos recientes los ha llevado río arriba. Los olmecas también cazaron venado cola
blanca y pecaríes de labios blancos (Wing 1980); probablemente se casaron muchas más especies
pero los restos de esas presas fueron dispersados por los perros que carroñeaban alrededor de
los restos de basura de la casa. Los perros domesticados fueron también una fuente de alimentos,
como lo indican los restos encontrados en la basura doméstica. En las sociedades tradicionales, las
grandes festividades se caracterizaban por el consumo ostentoso de proteína, y los perros, los
peces, las tortugas, el venado y pecarí probablemente fueron un banquete de comida.
San Lorenzo está caracterizado por un gran número de actividades artesanales. Los talleres de
reciclamiento de la escultura y del trabajo de la ilmenita son tan extenso en área y en cantidad de
materiales que estos parecen indicar una escala industrial de manufactura. Con tales estrategias
de producción efectuadas durante la fase de apogeo, la agricultura y la importación de productos
alimenticios debe haberse intensificado para mantener un grupo siempre en crecimiento de
artesanos y de otras gentes no productoras de alimentos.
La actividad más grande encontrada a la fecha es el reciclamiento de monumentos y la fabricación
de preformas. Esculturas obsoletas fueron acumuladas en el oeste del Palacio Rojo para su re-
labrado.. Al este de esta estructura estuvo el Taller de basalto; un monumento de 18 toneladas
métricas estaba siendo minado como una fuente de basalto para metate y preformas de tapa. La
élite mantuvo un control riguroso sobre el material burdo, la tecnología y el acabado del
producto.
En el extremo suroeste de la meseta se excavó otra área de taller especializado. Aquí el
reciclamiento del basalto estaba también siendo conducido en una menor escala para la
fabricación de placas redondas de basalto. Cerca de ésta área , fueron recobrados grandes fosos
rellenos con más de seis toneladas métricas de bloques de ilmenita multitaladrada. Estos bloques
fueron usados en o desechas de una tecnología de rotación usada para el taladrado (Di Castro, en
prensa).
El trabajo de la obsidiana parece haber sido llevado en el nivel de una unidad doméstica. Se han
encontrado muy pocos núcleos agotados, aunque las navajillas prismáticas de obsidiana son
comunes durante la fase de apogeo. Es probable que los núcleos fueran rotos para producir lascas
destinadas al corte y el raído. La obsidiana de San Lorenzo proviene de tres fuentes básicas:
Guadalupe Victoria en Puebla, Otumba en el México Central y El Chayal en Guatemala (Cobean et
al. 1971; Cobean et al. 1991).
En arqueología, se usan un número de métodos para estimar la población, incluyendo el área del
sitio y la densidad de artefactos de superficie. En San Lorenzo, la gran cantidad de sobrecarga hace
difícil la aplicación del método de densidad de artefactos para estimar la población. Cunado
Krotser terminó el mapa topográfico del sitio, un número montículos habitacionales fueron
notados en superficie. Coe y Diehl (1980: I, 29) usaron la presencia de estos doscientos montículos
como base para estimación de población residente de un millar en el sitio. Excavaciones de
pruebas recientes en estos montículos mostraron que no son del Formativo ni contienen
evidencias de estructuras, tal forma que ahora es necesario reconsiderara la pruepuesta de
población estimada . La habitación ocurre en áreas definidas del sitio, como lo muestran el
recorrido y la excavación, asi que las ideas previas de que los centros olmecas como San Lorenzo
fueron centros ceremoniales vacíos deben ser desechadas.
Durante reciente trabajo en el sitio, un reconocimiento intensivo y sistemático realizado por
Lunagómez (1995), quien descubrió que los restos de superficie se extienden de la altura del
intervalo de cota de 30 m. hasta cubrir 690 hectárea o 7 kilómetros cuadrados durante el periodo
Formativo Temprano . Los límites del sitio están siendo actualmente probados en su intensidad y
extensión de habitación en la periferia, y pruebas iniciales muestran que los extremos estuvieron
bastante ocupados. La profundidad de los depósitos del Formativo hace difícil calcular la densidad
de estructuras a través del sitio. Las estructuras conocidas son muy grandes y están rodeadas por
otras estructuras. Tenemos aún un largo camino para ser capaces de discutir la naturaleza de las
unidades domésticas y el probable número de residentes para cada conjunto de unidades
domésticas y por lo tanto del sitio en general. Pero toda la evidencia indica que la ocupación
cubrió el sitio y a lo largo de la cresta elevada hacia el sur y hacia el norte, llegando abajo hasta la
planicie de inundación. La naturaleza del asentamiento también muestra una complejidad en el
tipo y tamaños de estructuras y en las áreas de actividad.
En general, la áreas de élite se encuentran en la cima de la meseta con las residencias menos
importantes agrupadas en las terrazas y en la colinas de abajo. No hay evidencia para la existencia
de parcelas agrícolas en las tierras elevadas; por el contrario, todas estas tierras parecen haber
sido intensamente ocupadas. Las tierras que fueron cultivadas tendrían parecen haber sido los
diques y las planicies de inundación así como la tierras altas ahora disectadas en el sur y el oeste.
El área de sustentabilidad agrícola para San Lorenzo tendría podría haberse encontrado lejos del
sitio, de tal manera que los campesinos debieron haber viajado una distancia considerables hasta
su campos. Este es un patrón compun hoy día en la región, donde los agricultores pueden viajar
hasta dos horas a pie o a caballo hasta sus campos.
Además, al ser granjeros, pescadores, cazadores y artesanos, los habitantes de San Lorenzo
estuvieron incluidos en el comercio regional y de larga distancia. Los caminos elevadas en la región
testifican la importancia de la red fluvial en la vida del antiguo San Lorenzo, donde estos sirvieron
como muelles para recibir materias primas, sacar, y otros productos.
La presencia natural de una comunicación dendrítica y el sistema de transportación redujo
considerablemente el tiempo en el transporte e hizo posible para un lugar central clave recibir,
almacenar y distribuir grandes cantidades de alimentos, materias primas y productos
manufacturados. El fuerte énfasis en la producción o en las artesanías en San Lorenzo va de la
mano con el papel de principal nodo de redistribución en el sistema rivereño.
ARTE Y ARQUITECTURA
El arte olmeca está caracterizado por la diversidad, no la uniformidad. La escultura es altamente
variada en forma y en tema, aunque un número de rasgos son comunes. Stirling (1955) y Beatriz
de la Fuente (1981 han puntualizado que la principal representación en el arte olmeca es ñla
forma humana. En el elaborado sistema de creencias olmeca, el estatus, el poder y los animales
estuvieron íntimamente relacionados para rendir tributo a los gobernantes y a las deidades
supernaturales. La posición central del felino en el arte olmeca ha sido repetidamente
cu4estionado; sin embargo, recientes descubrimientos por los arqueólogos del Proyecto
Arqueológico Tenochtitlán han argumentado el número de representaciones felinas para San
Lorenzo. En la cuenta actual, San Lorenzo posee el número más grande de claras representaciones
felinas de todos los sitios olmecas, estableciendo así al felino como uno de los símbolos olmecas
más antiguos . Después de que San Lorenzo declinó, las presentaciones felinas pueden haber
decaído en popularidad o fueron transformadas.
El significado intrínseco de la escultura de piedra olmeca ha proporcionado una base importante
para la interpretación de esta cultura. La mayoría de los monumentos fueron encontrados en las
orillas de las barrancas, es decir, fuera de un contexto arqueológico sistemático. La interpretación
y la reconstrucción se basan fuertemente en analogías etnohistóricas y etnográficas, puesto que a
los monumentos le falta un contexto que pueda proporcionar información adicional. La ideología y
los rituales olmecas necesitan ser examinados con cuidadosos controles cronológicos y
contextuales para lograr cuidadosas interpretaciones. Un indispensable punto de partida es un
riguroso contexto arqueológico. Un “contexto” implica asociaciones con otros objetos, la
arquitectura, los elemento, los individuos y los grupos, todo lo cual proporciona la información
arqueológica y sociológica necesaria para entender el significado y la función.
El énfasis del Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán está sobre el contexto de las
esculturas olmecas en San Lorenzo y los sitios de su territorio. Un ejemplo de ello es el ´parea del
sitio conocido como Grupo D, donde Coe y Diehl (1980) reportaron monumentos deliberadamente
ubicados en líneas y cubiertos ceremonialmente. Recientes excavaciones del amplio contexto de
estos monumentos reveló la presencia de más monumentos sin alinear y almacenados para ser re-
esculpidos (Cyphers, en prensa). El amplio contexto de la escultura reveló la presencias de
herramientas y desechos de talla asociados con este procesos de re-esculpido.
La información contextual recobrada por el proyecto indica que las esculturas olmecas no fueron
meramente ídolos para ser dorados en espacios sagrados. De hecho, las esculturas fueron usadas
en conjuntos o grupos para recrear eventos históricos o mitológicos. La información para soportar
esta interpretación proviene de monumentos individuales y de grupos de monumentos. El uso de
monumentos para formar una presentación escénica indica que cada escultura olmeca constituye
una pieza distintiva de una estructura conceptual acerca de la tierra y el cosmos. Cuando las
esculturas se organizan en presentaciones escénicas , pueden evocar numerosos conceptos y su
arreglo puede transmitir una variedad de mensajes.
El contexto específico del trono más grande (Monumento 14), la Cabeza Colosal 8 (Monumentos
61; cat. 1; figura 4), los 171 metros del acueducto de basalto y otras esculturas felinas ilustran la
importancia del escenario de la escultura. La ubicación de las esculturas en y cerca de una
plataforma con aplanado de tierra roja con asociación de ofrendas y sacrificios muestra el tema
del gobierno asociado con felinos y agua.
En el caso de Loma del Zapote, se indican tres distintos escenarios de la escultura. El primero es el
torso decapitado y desmembrado de Xilkotepec, en el cual la posición de una pierna fracturada
indica que estuvo sentada en lo alto de una superficie elevada. El uso de figuras humanas en
conjunción con tronos está sugerido por la cueva pintada olmeca de Oxtotitlán, Guerrero (Grove
1973), y esta pieza sugiere que no solo los gobernantes sino también las figuras fueron sentadas
sobre tronos.
El segundo caso de Loma del Zapote es este del personaje con capa, decapitado y desmembrado
sentado en el extremo de la estructura que contuvo un entierro debajo del piso 8Fig. 5). Aunque
desfigurada y ritualmente ubicada, la escultura continuó manteniendo significados importantes
con el sacrificio y el entierro.
El tercer caso contextual, la más espectacular de las puestas en escena, es el encontrado en la
Acrópolis de Azuzul, parte también del sitio Loma del Zapote (fig. 6). Dos gemelos masculinos
mirando dos felinos estilísticamente similares, y todos fueron ubicados ceremonialmente en el
extremo de un pavimento que separa los cuerpos superiores e inferiores de la arquitectura
monumental. El arreglo y las características de las figuras humanas y felinas proporcionan
paralelos, quizá coincidentes, a mitos de periodos más tardíos acerca de gemelos y jaguares, el
más notable de los cuales el mito de los Héroes Gemelos del Popol Vuh (Edmoson 1971). El
contexto de estas esculturas claramente indica que este el escenario de abandono de un ritual de
renacimiento de un evento histórico o mítico aún con posible simbolismo astronómico.
En resumen, la creación de una presentación escénica para los olmecas fue un medio para recrear
los eventos históricos o mitológicos, y, al mismo tiempo, crear los géneros de conmemoraciones
y/o festividades cíclicas a celebrar. La ubicación de los monumentos para los ritos implicó
obligaciones de trabajo acompañante y fomentó la integración y la participación de muchos
sectores sociales. Todo esto sirvió para confirmar la identidad social olmeca, a los gobernantes y a
los principios cosmológicos.
El espacio construido por los seres humanos refleja sus ideas acerca del universo en el cual viven.
Los espacios arquitectónicos expresan su modo de vivir y pensar así como el modo en el que
realizaban sus actividades. La arquitectura refleja la manera de concebir las relaciones entre los
humanos, el entorno y el cosmos, un concepto llamado en español cosmovisión.
El patrón de la arquitectura monumental en Mesoamérica varía de sitio a sitio, pero puede ser
caracterizada por un patrón general pre-definido en el cual los montículos o las pirámides son
construidos alrededor de plazas. La arquitectura del Formativo Temprano de San Lorenzo no es la
típica del patrón tardío mesoamericano de pirámides y plazas. En San Lorenzo las modificaciones
monumentales de las formas naturales de la tierra fue la manera como los olmecas formaron los
espacios deseados. La meseta de San Lorenzo puede considerase uno de los trabajos de
arquitectura monumental más grande en la Mesoamérica del Formativo Temprana puesto que fue
modificada usando enormes cantidades de trabajo humano para la construcción de terrzas, en
operaciones de relleno y corte y para remover la tierra, transformando así el paisaje natural en un
espacio para propósitos tantos sagrados como cotidianos. Esta impresionante actividad es visble
en la construcción de dos a tres niveles de largas y anchas terrazas a menor altura que San
Lorenzo, la cuales proporcionaron áreas de habitación y producción. La nivelación de la meseta,
realizada mediante miles de metros cúbicos de tierra para relleno traídos de áreas bajas, junto con
grandes muros de contención, requirió una considerable fuerza de trabajo. Hoy día la forma de la
meseta está distorsionada por la erosión y las actividades humanas siguiendo la actividad olmeca,
todo lo cual ha borrado la silueta original de este enorme monumento de tierra posiblemente la
primera “montaña sagrada” en Mesomárica.
Otros elementos arquitectónicos importantes del periodo Formativo Temprano son la
plataformas bajas de tierra y las calzadas. La plataformas bajas, frecuentemente con arenas
pigmentadas de rojo, fueron usadas para actividades públicas, ceremoniales o residenciales. Los
olmecas fueron constructores maestros y utilizaron los materiales disponibles en su entorno local
para construir sus viviendas y sus edificios ceremoniales.
ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA
San Lorenzo constituyó una sociedad bien integrada, estructurada y jerárquica. La exitosa
integración y el desarrollo fueron el resultado de estrategias adaptativas usadas para explotar su
entorno eficientemente y tomar ventaja de su óptima ubicación geográfica.
Estudios previos consideraron que San Lorenzo era bastante pequeño, un sitios de 53 hectáreas
(Marcus 1976), pero trabajo reciente realizado por el Proyecto Arqueológico San Lorenzo
Tenochtitlan ha demostrado que el sitio cubre más de 690 hectáreas ( (Lagunagómez 1995). Junto
con la información de diferenciación interna demostrada por el sitio, San Lorenzo puede ser
considerado el sitio más grande y más complejo del Formativo Temprano en Mesoamérica. Esta
constelación de funciones y características tienden a indicar una sociedad que alcanzó la forma de
un estado incipiente.
La población del territorio (hinterland) de San Lorenzo incrementó durante la fase de apogeo,
creando un patrón de asentamiento jerárquico en el cual San Lorenzo funcionó como un centro
regional alrededor del cual se ubicó una complicada jerarquía administrativa de sitios pequeñpos
y grandes, cada uno especializado de acuerdo a su posición geográfica (Lagunagómez 1995;
Symonds 1995). Puesto que se ubicó en un lugar estratégico en la red de comunicaciones , San
Lorenzo fue capaz de regular la importación y la exportación de productos locales y regionales. La
centralización de sitios y el incremento de población coincidió con la especialización productiva y
con la aparición de una red de intercambio regulada por la élite.
Durante este tiempo, los grandes monumentos en piedra volcánica traída desde las Montañas
Tuxtla (Coe y Fernández 1980) estuvieron dedicados. Una organización eficiente que pudo
controlar una gran cantidad de fuerza de trabajo que fue necesaria para realizar esta
extraordinaria actividad, en la cual fueron transportadas piedras de hasta 25 toneladas métricas.
No se sabe si los monumentos fueron traídos como bloques sin esculpir y luego esculpidos en el
sitio o si llegaron ya esculpidos. Sin el uso de rueda y bestias de carga, los olmecas confiaron
completamente en la fuerza de trabajo humana. Tanto por tierra como por agua era factible el
transporte de las piedras, aunque es obvio que las rutas por tierra brindaban mayor seguridad. La
magnitud de la fuerza de trabajo necesaria para transportar las piedras ubica a los olmecas en un
plano de organización y tecnología verdaderamente excepcional para sus tiempos. Numerosos
trabajadores. Fueron necesarios especialistas en cuerdas y nudos, en rodillos y madera, así como
coordinadores. La gente encargada de alimentar a la fuerza de trabajo se añada al número de
individuos participante. El transporte de las piedras fue un esfuerzo tan monumental, o más,
como la construcción de grandes obras arquitectónicas.
Los gobernantes de San Lorenzo, quienes se retrataron en las diez cabezas colosales, alcanzaron
un poder extraordinario que fue legitimado y reforzado con complicadas ceremonias y suntuosos
monumentos. Las cabezas colosales y los tronos probablemente nunca fueron transportados a
otras comunidades puesto que estos son el símbolo más importante del liderazgo olmeca,
centrado en la capital de San Lorenzo.
DECADENCIA
El florecimiento de San Lorenzo conitnuó hasta el 900 a.C. cuando el sitio sufrió un declive
significativo y pérdida de población. El sitio no fue completamente abandonado puesto que hah
evidencia aquí de ocupación del Formativo Medio y Tardío. Durante el periodo Clásico, sin
embargo, no hay evidencia de ocupación. No es sino hasta el Clásico Tardío-Postclásico Temprano
que ocurre una ocupación significativa en el sitio y una poderosa renovación del sitio. (Symonds
1995).
Después del florecimiento de San Lorenzo, surge en importancia La Venta. No sabemos si La
Venta, o algún otro sitio, fue el responsable del decaimiento de San Lorenzo. Se han propuesto
varias causas para este descenso, incluyendo revueltas internas, invasiones y una pérdida gradual
de importancia. La decadencia de San Lorenzo pudo haber sido gradual, el resultado de problemas
internos en el funcionamiento de la política regional.
La investigación realizada por el Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán adiciona otro
posible factor para el declive del sitio. Existe evidencia regional de actividad tectónica producto de
emanaciones de las Montañas Tuxtla, la cual pudo haber repercusiones en la región de San
Lorenzo en términos de lluvia de cenizas y las subsiguientes alteraciones. La evidencia indica que
los movimientos tectónicos (elevaciones) afectaron el curso de los ríos y la altitud de la tierra,
cambiando así efectivamente la geografía física.
Un cambio dramático al entorno aplicó estrés a las ocupaciones humanas y a su forma tradicional
de vida. El desequilibrio medioambiental gradual y/o repentino pudo causar problemas internos
de naturaleza social, política y económica, tales como la interrupción del comercio y las
comunicaciones y la pérdida significante de cosechas. La búsqueda de evidencia adicional
arqueológica de la catástrofe natural y la respuesta específica y la adaptación humanas debe
continuar para resolver completamente estas cuestiones.
La transición al Formativo Medio muestra una reducción de población y un cambio en el patrón de
asentamiento. Entre 900 y 400 a.C. la importancia de San Lorenzo había disminuido, pero su
legado continuo en otros sitios olmecas que alcanzaron la grandeza.
AGRADECIMIENTOS
La investigación reportada aquí fue hecha posible por la American Philosophical Society, la
National Endowment for the Humanities, la National Geographic Socierty, el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología, el Instituto de Investigaciones Antropológicas y la Dirección General de
Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
BIBLIOGRAFIA