reconocimiento a Paco Calderón

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Sobre el reconocimiento a Paco Calderón Cada año, dentro de la Feria Internacional del Libro (FIL), hay un espacio para la caricatura y el cómic. Se trata del Encuentro Internacional de la Caricatura y la Historieta y es una especie de reivindicación de algo que durante mucho tiempo (demasiado) ha sido considerado un arte menor. Y no, no lo es. Los diarios no serían lo mismo sin la editorialización en un cuadro de los caricaturistas. México tiene una larga tradición de ese tipo de columna de opinión gráfica. En los tiempos de aquel PRI siniestro que imponía la mordaza sobre la prensa, los moneros (no es despectivo, ellos se llaman así a sí mismos) se arriesgaban y bajo el escudo del humor ejercían crítica dura contra el régimen. La historieta no se queda atrás. Revistas como Los Supersabios, Memín Pinguín y La Familia Burrón fueron espejos necesarios de la sociedad mexicana, además de proveer entretenimiento a gran parte de la clase media, ésa que creció como nunca antes a mediados del siglo XX. El encuentro pasa ya por su edición decimocuarta. Además de ofrecer mesas de debate sobre el estado de la caricatura, talleres y firmas de autógrafos (los moneros, lo sabemos, están entre los periodistas más queridos por el público), el evento entrega cada año el premio La Catrina, que se entrega a algún caricaturista destacado. Ganadores anteriores han sido Rius, el Fisgón y Sixto Valencia, el legendario dibujante del Memín Pinguín. Decir lo que la gente no quiere oír Este año el premio va para un personaje inesperado: Paco Calderón, el caricaturista del Reforma, y según él mismo, el monero de la derecha. “Digo que soy el monero de la derecha porque me han colgado ese sambenito; siempre poner etiquetas ahorra la tarea de pensar.

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Premiación con la Catrina a caricaturista mexicano

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Sobre el reconocimiento a Paco Calderón

Cada año, dentro de la Feria Internacional del Libro (FIL), hay un espacio para la caricatura y el cómic. Se trata del Encuentro Internacional de la Caricatura y la Historieta y es una especie de reivindicación de algo que durante mucho tiempo (demasiado) ha sido considerado un arte menor.

Y no, no lo es. Los diarios no serían lo mismo sin la editorialización en un cuadro de los caricaturistas. México tiene una larga tradición de ese tipo de columna de opinión gráfica. En los tiempos de aquel PRI siniestro que imponía la mordaza sobre la prensa, los moneros (no es despectivo, ellos se llaman así a sí mismos) se arriesgaban y bajo el escudo del humor ejercían crítica dura contra el régimen.

La historieta no se queda atrás. Revistas como Los Supersabios, Memín Pinguín y La Familia Burrón fueron espejos necesarios de la sociedad mexicana, además de proveer entretenimiento a gran parte de la clase media, ésa que creció como nunca antes a mediados del siglo XX.

El encuentro pasa ya por su edición decimocuarta. Además de ofrecer mesas de debate sobre el estado de la caricatura, talleres y firmas de autógrafos (los moneros, lo sabemos, están entre los periodistas más queridos por el público), el evento entrega cada año el premio La Catrina, que se entrega a algún caricaturista destacado. Ganadores anteriores han sido Rius, el Fisgón y Sixto Valencia, el legendario dibujante del Memín Pinguín.

Decir lo que la gente no quiere oír

Este año el premio va para un personaje inesperado: Paco Calderón, el caricaturista del Reforma, y según él mismo, el monero de la derecha. “Digo que soy el monero de la derecha porque me han colgado ese sambenito; siempre poner etiquetas ahorra la tarea de pensar.

“Lo que pasa es que me gusta decirle a la gente lo que no quiere oír, la verdad incómoda. Y bueno, de derechista: la derecha es nacionalista, yo no lo soy, la derecha es cerrada, y tampoco... No sé qué es exactamente a lo que llaman la derecha en México, pero la verdad es que tampoco comparto los valores de la izquierda mexicana”.

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Aclaró: “Revisando mis dibujos para un libro que pronto saldrá me di cuenta que he hecho más cartones de Fox y Calderón que de López Obrador”.

Calderón se dijo feliz y sobre todo sorprendido de recibir La Catrina. “Nunca pensé que me darían este premio por el abismo ideológico que hemos cavado los mexicanos. A la izquierda no le gusta que se rían de ella, tiene piel de tlaconete. Por eso estoy doblemente feliz por este premio; que la universidad de izquierda le dé un premio al monero de la derecha es para celebrarse”.

“Soy un creyente del disenso, no de la discordia”, dijo Calderón, que, como en sus autorretratos, lleva un saco de tweed. “Las democracias crecen en el debate y yo, que soy optimista, creo que México va en camino de ser una democracia funcional a través del debate.

“A mucha gente no le parecen mis cartones y eso me hace muy feliz”, dice y sonríe como un niño que celebra el éxito de su travesura.

Continúa el caricaturista: “En este griterío, en este montón de voces, nadie es la encarnación de la libertad de expresión. Cuando alguien dice ‘yo soy la libre expresión’ y decide que nada más hablen éstos, los que están de acuerdo con él o con ella, entonces la libertad se acaba”.

Paco Calderón nació en 1959 en la ciudad de México. Es hijo de Francisco Raúl Calderón, economista de abolengo que durante muchos años trabajó en la iniciativa privada y fue profesor del ITAM. Gracias a la influencia de su padre, muchos de los cartones de Calderón hijo tienen que ver con economía. “Pero en realidad lo que a mí más me interesa es la historia”, dice. “La cultura no son los grandes nombres, Diego Rivera y Sor Juana, sino la actitud con la que vivimos la vida”.

Del webcómic y otras artes nuevas

El Encuentro de Caricatura e Historieta sirve como corte de caja de estado del medio. Este año el tema que abunda en las mesas es el cómic en Internet.

Una de ellas incluye entre los invitados a Tania Camacho y Esteban Martínez, creadores del afortunado webcómic mexicano Jours de Papier, una historieta que según Tania recibe millones de visitas. Cuando han sacado sus cómics en versión impresa venden cerca de 7000 ejemplares, eso sin más promoción que la propia inercia del webcómic.

Otro evento divertido es la tertulia Sacatrapos, en la que caricaturistas como Magú, Kabeza, Sirako y Rictus, entre otros, se disfrazan y a través de dinámicas bufonescas invitan a la gente

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a leer. Es un juego en el que los moneros, que a veces parecen tan metidos en su papel de críticos sociales, recuperan su papel de entretenedores.

El XIV Encuentro de Caricatura e Historieta tendrá lugar en la FIL. Un abrazo entre dos actividades que no son opuestas: pensar y reír.