Rebeca Wild Libertad y Límites en una Escuela Libre

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Si en sus Iibros antcriorcs Rvlll'l,] Wild 111\1,11111.1 1IIIIHIIllillii Ii proporcionar a los rufiox J,\ pCl'.lhdl!l.1d til' I 111l!~"II 1 III II 1111 III s us p ro pi os proces(Js d l' d l' ". II I( )1 11 l } iiI' d(,"llll ~~,11 II ,II II 1 01 II apropiadas para ello en 1111 ('IIIIHI() pit'p,lI,ltlu,.l1 uvr r, 111111 > III) II r ec ti vo , en la preSelll1' (Jill',1 1.1.111101,1II,\( (' 1IIIIl ''illl' I II II 111 de complementar e sr a l ih er ta d (1)1l 1IIlOS l iuuu-s 1111ko.; } 111~qll) « Lo s l imi te s qu e' incluyr-n lin l'1110rllO "dl'l 1I,ldu ,11.1" III II 1111II del nino proporcionan scguri clad Y Ie hdl \' 11 '\'11111~\ 11111" I I II Proporcionan al nino un a ha "I.' "l'g 1I ra Ihlr.1 mjs .J( 11-1.1111 I'pllII I r] I mundo Y bus ca r otro tipo de exper icncias Yoli OS 11111I/ IJ Il II III ve: llevaran co ns ig o su s propios limitcx.. S610 en un ambicnte en el qllC los l'()IlUpll~ limites SOll co mpr en di do s c omo co mpl emv nu » 11(\ I.., 1111' ~ co n cohcrencia sera posible una convivcucia ,11111'11111 I, III un verdadero amor y en e1respew pOl' los Jlrlll .... II III persona, Las explicaciones y las reflexiones .1J n-s [WI I(I, 11111l' III 01. I( parse bajo tcmas como «Inseguridades J 1,1 bll.l 011 [1 111 11 I 1111 «Vivir signifiea estar Iimitado». «PrOlCSOS dl' dl !o..llil Ill. I I para adultos», arrojan nueva luz a esraprohlt'lll,lllI.l) 11111 11111 I111II soporte muy valioso para todas aq uc IJJ~ P"I''>OIl,1 S I I"' \ I VI II) I 11 I i II I con runos, WI D d y limites y respeto sitan de nosotros I

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Si en sus Iibros antcriorcs Rvlll'l,] Wild 111\1,11111.1 1IIIIHIIllil l i i Ii

proporcionar a los rufiox J ,\ pCl'.lhdl!l.1d til' I 111l!~"II 1 III II 1 1 1 1 III

sus propios proces(Js dl' d l' ". II I( )111l } i iI ' d(," l l l l ~~,11 II ,II II 1 01 II

apropiadas para ello en 1111 ('IIIIHI() pit'p,lI,ltlu,.l1 u v r r, 111111 > III) II

rectivo, en l a p r eS e ll l1 ' (Jill',1 1.1.111101,1II,\( (' 1IIIIl ''illl' I II II 111

de complementar e sr a l ih er ta d (1)1l 1IIlOS l iuuu-s 1111ko.; } 111~qll)

«Los limites que' incluyr-n lin l '1110r llO "dl ' l 1I ,ldu ,11.1" III II 1111 I I

del nino proporcionan scguri c l a d Y Ie hdl \' 1 1 '\'11111~\ 11111" I I II

Proporcionan al ni n o un a ha "I.' "l'g 1I ra Ihlr.1 mjs .J( 11-1.1111I' pllII I r] I

mundo Ybus ca r otro tipo de exper icncias YoliOS 11111I/ IJ Il II III

ve: llevaran consigo sus propios limitcx..

S610 en un ambicnte en el qllC los l'()IlUpll~

limites SOll comprendidos como complemvnu » 11(\ I . . , 1 1 1 1 ' ~

co n cohcrencia sera posible una convivcucia , 1 1 1 1 1 ' 1 1 1 1 1 I, II I

un verdadero amor y en e1respew pOl' los Jlrlll .... II I I I

persona,Las explicaciones y las reflexiones .1J n- s [WI I(I, 11111l'III 01. I(

parse bajo tcmas como «Inseguridades J 1,1bll.l 011 [1 111 11 I 1111

«Vivir signifiea estar Iimitado». «PrOlCSOS dl' dl !o. . l l i l Ill. I I

para adultos», arrojan nueva luz a esraprohlt'lll,lllI.l) 11111 1 1 1 1 1 I 1 1 1 I I

soporte muy valioso para todas aq uc IJJ~P"I''>OIl,1S I I"' \ IVI II) I 1 1 Ii II I

con runos,

WI D

d y limitesy respeto

sitan de nosotros

I

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LIMITES EN UNA ESCUELA L1I1RE

Un cntorno «Iibre», «activo», «no direc tivo» 0«no inst ruct ivo) Jur;.

nuios es una especie de organismo vivo. Tambien esta clase de entor-

no solo pucde exisnr, crecer y rnadurar paulatinamente cuando apren-

de a tratar can los limites, tanto en su interacci6n con el media ambien-

te como en SllS propias estructuras. Sabre esto, apenas teniarnos una

vaga idea cuando hace veinte arios comenzamos a trabajar con cuatro

nif ios preescolares, Cuando hoy escribo sobre «nues tros lImites»,hemos

recorrido U11 la rgo camino ent re ague l comienzo y el estado actual de

las casas. Podria contar innumerables histor ias y anccdotas sobre todo

10 que 110S ha sucedido por fal ta de Iimites, sabre como, poco a poco,

hemos ida perdiendo nuestro miedo a los Iimites; c6mo nos pasarnos

de la raya y de esrc modo ibamos acumulandos expez iencias, Puede

que resulre de ayuda rransmitir algunas de estas cxperiencias. No obs-

tante, no rccomendaria a nadie que simplemente asumiera los l imites

y las reglas can los llue nosotros hemos ensayado, Nos encontrarnos en

un permancnte proceso de situaciones cambiantes que cada ella nos

exigen adaptacion.Y nadie puede escaparse de la tarea, nus 0me-

nos angustio sa , de probar en sus propias ca rrie s los limi tes adecuados.

Nuestros procesos de aprendizaje se han desarrollado en distin-

tos ;\mbi tos al mismo tiernpo:

con respccto a limites que reconociamos como necesarios ell 1 :1dinamica del entorno preparado para nifios;

con respec to a cutdadores y profesores;

en Ja orgaruzacion y en la adminis traer on;

en la colaboracion can padres;

en e -l rrato can muchas vi sita s;

en nuestras rc lanones can las autoridades educarivns.

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En este intercarnbio entre personas con los mas diversos con-

ceptos y necesidades nos ha tocado asumir la tarea de definir una y

otra vez el contenido del trabajo y de demarcarlo trente ala pricti-

ca educativa general.

Los conceptos «limires» y «reglas. sc estiran como un hila con-

ductor a 10 largo de todos los capitulo de este volumen, Par ello, al

f inal de este l ibra puedc que resulte oportuno recalcar que estos VOCJ-

bios adoptan un significado propio dentro de un entorno relajado y

preparado para las necesidades autenticas de crecimienro. Para intc-

grarlos a la vida personal con la intencion de respetar los procesm de

vida autenticos, sera necesario experimental ' uno mismo para darse

cuenta de como es convivir con nifios de una forma ni autoritaria,

ni antiautoritaria. Ya he citado cuales son las «reglas de casal) m as

importantes que nosotros, los adultos, hemos introducido para man-

tener el entorno de los nif ios funcional y relajado. Tambien he men-

cionado que los nifios rnayores de siete afios ayudan a concretar las

reglas de forma cada vez mas activa,

Para satisfacer las necesidades especificas en cada ctapa de de-

sarrollo, para nosotros tambieu ha adquirido gran importancia deli-

rnitar f is icamente aquellas zonas en que los nif ios y los adolescen-

res hallaran los elementos que les corresponden. Entre cl jardin de

infancia y la primaria hay una cerca de poca altura con arbustos.

A los nifios menores de seis afios no Ies esta permitido estar en el

otro lado, pero tiencn espacio de juego suficiente en su cdificio

circular de madera con su enorme balc6n y en el recinto cercado,

Antes, a los nifios de entre tres y seis afios, cada semana Ies ofrecia-

rnos hacer excursiones por los alredcdores. Con el tiernpo, cada

vez participaban menos niuos en elias y nos dimos cuenca de que

era mejor organizar esta actividad solo cada dos semanas. Por 10 vis-

ta, los niiios necesitaban pasar mas tiempo en su entorno, put 's to q1JC

muchos de ellos, tras lin largo viaje en el autobus escolar, ner esita-

ban cada manana cierto tiempo para recuperar su propio ritmo en

el jardln de infancia.

Aparentcmente, los nifios aceptan esta separacion entre las zonas

con bastante mas naturalidad que algunos padres a los que con mucha

frecuencia hemos tenido que facilitarles aclaraciones e indicaciones

detal ladas acerca de los materiales que, si bien pueden resultar atrac-

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t ivos para los niiios pequefios, pueden poner en pelJgro su scguridad

(como, par ejemplo, la terre de escalar de seis metros de .dtura, Ia

cocma de gas, los productos quimicos 0los escalpdos), 0poncr en

riesgo nuestro orden necesario, ya que en las reprsas de priularia

hay miles de boli tas de colores para hacer cilculo "muchos libros caresy tarjeras de diversos ternas.

Tampoco a los nifios de priruaria menores de dace alios se les per-

mite acceder a cicrtas zonas reservadas para los adolescentes. En cam-

bio, los jovenes pueden tambien disponer de Lassalas, de las instala-ciones y de los materiales de primaria. Los mas pequenos de pri111aria

se ponen de acuerdo con los adolescentes sobre el usa de la caJlcha

de deportcs.A determ.inadas horas del dia, los m as pequefios quieren

estar entre el los, y puede que los adolescentes tambien tengan a vecesganas de lanzar baloncs can fuerza sin tener que cstar contitlUa-

mente respetando y preocupandose por los mas peguellos. Pero por

consenso general han elegido una hora en la que grandes y peqlle-

nos cada dia se reunen ajugal' juntos.

En este marco exterior con sus distintos lI111brales,los nific> Y

los adolescenres encuentran una gran seleccion de posibilidades earaactividaoes espontaneas. En otro contexte, ya he descrito como en elJardin de infancia, tras la primera rnitad de Ia mai"iana, las activ_ida-

des en grupo voluntarias rnarcan el decurso del tiempo. Este tr""ns-

curse ritmico permite puntas de apoyo temporales sin necesidaJ de

Iimitar la libertad de tener que renunciar a la propia actividad. pero

quien decide parricipar en un grupo tiene que conformarse con que

ello conllevara cierta limitacion de impulses pcrsonales. Los gruflOS

de trabajo de primaria forrnulan sus propias reglas en consenso. Qu.ien

incumple estos acuerdos, sabe que debera asumir las consecuzm-

cias que pueden llegar basta la exclusion del grupo, En particular , los

nines m a s grandes de primaria y los adolescentes se interesan por t.@ll-

tas ofertas en grupos que, tarde0

temprano, acaban chocando n'U-tra sus propios limites. Pronto notaran que se han Gu"gado con dCly1.a-

siado trabajo y que apenas les queda tiempo para eJ ocio Y 1 ' . 1 1 . 1 las

ocupaciones individuales. Tras las exaltaciones de las primcr,« Sl'I)).a-

nas.Ia mayoria acaba limitando el horario qlle ellos mislllos 1 1: 11 1 ( c"n-

cebido y se dan POt sat isfechos con un numero rnenor d ( ' ~OIIlPI~O-misos fijas.

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I I I I 1

A partir de los diez aiios, una vez al mes y durante t~es dias, los

nifios tienen la posibilidad de hacer experiencias de trabajos concre-

tos fuera de la escuela, por ejemplo, en una fibrica, en un restauran-

te, en una tienda, en una ernisora de radio, en un centro protector de

animates, en una consulta medica a en algiln otro trabajo, En su mayo-

ria, los nines miden suficientemente sus posibilidadcs, y en contadas

ocasiones eligen alga que supera sus propias capacidades. Pero no per-

mitimos que los nifios arudan a estos lugares de trabajo si en la esc~l:-

la aun no han dernostrado que son capaces de asumir responsabili-

d ad es , s i s e e va de n de todo aquel lo que le s parece d i fi ci l, s e preocupan

poco de que huellas dejan sus actividades espontaneas 0 si p:efi.eren

sus fantasias a la realidad. Este limite les brinda la oportumdad de

enfocar Stl propio comportamiento desde un nuevo punto de vista.

Una y otra vez reflexionamos sobreel heche de que no ponemos

limites para llevar a los niiios bacia alg6n objet ivo detenn.inado qne

hemos eoncebido para enos: pOTejemplo, con el fin de que se hagan

responsables, inteligentes 0 ramen conciencia de 10 social. Pero 1,0s

adultos estamos de acuerdo en que nuestra labor es 1.1construccion

-y par tanto la Iimitacion+ de las cirr unstancias en las que pu~~en

tener lugar autenticos procesos de desarrollo. Esto se vuelve entice

cuando un nifio rehuye constantemente las exigencies de su fase de

desarrollo, cuando le resulta mas comedo dejar que orras perso-

nas resuelvan sus problemas, como si se tratara de un bebe, dejar

que otros hagan desaparecer las huellas de sus aetividades 0 ~ue lc

quiten los obstaculos del camino, pero tambien, cuando un nino intcn-

ta saltarse su fase de desarrollo actual.

Ya en el jardin de infancia vemos una y otra vez a nifios que sus-

tituyen sus necesidades de desarrollo sensornotrices pOTuna actua~

cion aparentemente intelectual. Hablan de temas que suenan casi

cientificos, nos asombran con su vocabulario escogido 0con sus razo-

namicntos 16gicos, 0se esconden tras los libros. Precisamente hoy, ala

a un nii io de seis afros que suscitaba un conflicto entre sus amigos y

con voz acalorada exclarnaba .1 0 siguiente: «[Sois todos tontos! Si no

podeis convencerrne can argumentos logicos, no juego mas can vo-

sotros». Este mismo nino suele sufr ir cada dia varies accidentes, pe-

quefios peTOdolorosos, pm-que no es capaz de rnedir l~s riesgos.e

interactua con el entorno sin cuidado, de forma irreflexiva y 11l0Vl-

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do por la ncr esidad de irnpresionar a otros. (Par ejemplo, se Ianza

gr~m~iosaillcnte aferrandose de una liana sin habet pracricado antes,

o se tlra d( '~de alturas para las que su destreza no basta, por 10 que aca-

ba caycndose, pero generalmente se esfuerza por no Ilorar.) Los ni..6os

con CSC;ISeudencias intentan convencernos una y otra vez a nosotros,

los adultos, de q"c todo 10 que otros con mas 0menos esfuerzo han

des;IIToJLlllo con Illateriales concretos, ellos pueden salucionarlo con

$U mcnn- ,I ];1 vclocidad de un rayo, En principio, Ies dejamos hacer,

pem nos 1Il,IIl(CIlCIl1()Slrmes: ((Aquilos dlculos se hacen con mate-r ia l» . E n Llsnsl'"pcn;iles, como ya hernos lnencionado, podem.os deci-

dir que a 1111 ;<lllfIO pro(ligio» que se esconde continuamenre tras los

iibros, pno LillI' vvrr.r rirrunseancias concretas, 10 dejamos leer comomaximo 1l, I I , j h o r . : ,iI d 1 ,1 .

Niilm qru- V;I l"11 1 .1 l'Llpa prccscolar preferian el hablar al actuar

y, pOl' t .uu o, l'VI(,II1,lll LI S lDI1SI'ClIencias de sus actos, prubablemente

tendd 11l'~Pl'( i,dl's dlli l'IlJt:ld(,s p.1ra entrar en Ia fase operativa. Con

freCll l 'I lCl .1 ('llIdl'll ~1111,lllllll('Sen h, L Ju e s e n ece sita a ctu ar de una for-

rn a C O l lC T l' (; I , l ' xJw rnuenr.u y nQH111l"rSe ron franqueza a los propios

errorcs Y ·l 'xlcm. A IIHllildo snu il1l.lgi]].ltivos y elocuentes cuando

se trata de cvaclu JIJ1111~'S, H:gJ.IS y u.u os, Su msegur idad en los pro-cesos mcnt.ric-, 1"l'J.Il·I()lI;1tJt)~ (111 ~Il~ propios actos concretos.Ia encu-

bren ron Iii l'Sl'ritll1.I, r on 1 ,1 JetIII 1.1, COil cl (Ilonocimiento cientifi-

co» y con b ill1il;l("l611 l i d '1 .1 11 1; 1.lthllt,1.

En no poras O C ; I~ I O lH ' S , C 'S l m I l lr tO S SOil especialmente vulnerables

;1 la int luenci ., de Ins merlios de comunirucinn: publicidad parolcom-

prar prorlucros, modn, condurra tcmprana seudosexual, enamora-

mien ros, rnlHh.J para adolesccnres y si.milares. No es dificil adivinar

que es In que Ics sucedc a estes nifios: cuando Ia fase operativa, can

sus propios suli:inucl1tos y alegrias, no les proporciom ningun sen-

timien to vitaI intense, la huida hacia la siguiente ['lse de desarrollo

parece prorneter cierta esperanza de satisfaccion. No es s610 que nifiosde nueve aries se cornporten como adolescentes, se vistan como chi-

cos de carorce afios 0 vayan de un baile a otro; incluso fisiclJnente,

algunos de ellos muestran indir ios de precocidad sexual .

~C611l0 podriamos poner limites a estos nifios sin una atencion

clara y afectuosa.?~Y que podemos conseguir sin los padres, que debe-

rian exarninar su entorno casero y su propio comportamienro can elI

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fin de hacer posibles proccsos de desarrollo autenticos tanto para S 1

1 1 11 S1 1 10 5,e 01 1 l0 f lJ rd S Ll Shijos? Hace poco, vino a verme un an ti gu o

. tluuin o qne cuando tenia catorce alios dcjo de sentirse bien en el

Pesta porque sc encontraba en un estado de falta de operatividad y

de precocid.id sexual=-dos fenomenos que frecucntemente van de [a

mano+ y dccidio probar suerte en otra escuela. Queria hablar urgen-

tcmeute con los adolesceutes para contarles sus cxper ieucias. A los

dicriocho <Bins, y tras una crisis de varies afios, habia llegado a la con-

clusion de que «todo 1 0 que uno no realiza a partir de S I mismo,

estJ vacio y Ja a5CO».Durante l los hOLlS hablo a chicos y a chicas

de trece y catorce aiios insisr ieudo en que solo tiene validez aqueLlo

que uno hace por si misrno y por conviccion propia.Y rcpitio, una y

otra VC'z:«Sf que cada uno tiene que vivirlo por si misrno. Pero no

me qucdare rranquilo basta que os 1 0 haya dicho»,

En la dinamica entre acrividades libres y espoutancas y Iimites

que obhgan una y otra vez J dctcnerse y a ver las casas con otros ojos,

los nifios obtie nen entre si los rnejores resultados. Pero csta gran

oportunidad solo se ofrece cuando los nifios organizan realmcnte sus

acrividadcs de forma autonoma y si en esta condici6n se topan COll

otros.Precisarncnrc csra maiiana, cuatro nifiax pcquefias que ticncn di-

nculrades especiales para tornar responsahilidadcs, en su interaccion

con situaciones concretas se habian apuntado para oeupal la cocina

durante LIsdos primeras hnras. Una y otra vez IUC tenia que accrcar

para recordarles que en este rincon no est] perm.itido bailar,jugar con

curhillos 0 can la rocina de gJSy que tenian que dejar esta .irea Iim-

pia a ncmpo para el grupo siguiente. Pero su expericncia primordial

de que el hablar y el acruar de los adultos 110 VJ.r1 unidos irnpidio que

hiciernn easo a las advertencies, y asi finalmente llegaron al I inutc de

su ticmpo, Acababall de terminar su comida, pero la cocina era un

autentico desastre. El grupo siguiente las oblig6 a irse a otra parte con

10 que habian cocinado, pero sin probar bocado hasta que Iimpiaran y

barrieran todo. Tras un griterio, miles de rodeos y protesras, no les ha

quedado mas remedio que ceder a Lapresion de sus compaiieros «~S j

no cumplis COil la regia )0 plantearemos en Ia proxima asamblea y

cntouces no podreis volver a cocinar en un mes»). Pinalmcnte se co-

rnierou frios los espaguetis y las patatas fritas y ademas tuvicron que

lunpiar el arc::!en la que tuvo Ingar su desanimada comida.

[')8

Niiios con esta clase de dificultades necesitari seguramente mas de

una experiencia dolorosa de este tipo antes de que se organicen volun-

tariamente y acepten los Iimites establecidos por todos en cons en-

so,En todo caso, la condici6n es que SLlS actividadcs no vengan irnpues-

tasni inducidas por otras personas, que tampoco (quizas durante toda

su vida) puedan endosar Ia responsabilidad a otros que los habian

motivado y en su Ingar habian tornado las dedsiones para sus actos,

En la convivencia diaria entre nifios de distiotas edades y adultos,

Ia mayoria de los conflictos se resuelven aqui, entre nosotros, in situ ycara a Gild. Para cso estamos los adultos a disposicicn. para apoyar. Esto

puede suceder de distintas formas: en cuanto notamos que dos 0mas

nifios van a cntrar en una situacion de conilieto, OOS acercamos un par

de metros, 0 segun el caso de centimetros, lTlOstralllOS nuestra aten-

cion, pero no intervenimos, Para todos los ru n os que llevan m a s tiem-

po entre nosotros, esta es llna sefial clara de que e tamos dispuestos a

garanrizar Iirnites importantes, pero sin por ella solucionar el conflic-

to por los ni1105. Naturalmenre, los nif ios mas pequenos acuden con

sus quejas primero a tU1 adulto, n estos casas, prestamos atenci6n a

ese nino y a continua cion le aseguramos: «Si qweres decide eso a Car-

los, te acornpafio y me quedo contigo mientras Sf 10 dices». Si el ninosolo necesi ta atenci6n, puede que deje correr e1 asunto; perc si real-

mente quiere defender su punto de vista, nuestra presencia Ie hara sen-

tirse reforzado. Pero entonces experimentars que concedemos Iarnis-

rna arencion y cobertura al otto nino, por 10 que ambos podran zanjar

SLIS desavenencias con las rnismas oportuniclades.

Ademas, los nirios de entre siete y doce aries utilizan una y otra vez

la posibilidad que les ofrece nuestra asarnblea general sernanal de pri-

maria para presentar en publico aquellos conilict :os que han queda-

do sin resolver bajo e1punto del orden del dia «Quejas». (En los ado-

Iesccntes, este punto forma tambien parte del orden del dia de sus

asarnbleas sernanales, pero dentro de este marco, los problemas conIimites se presen tan con mucha menos frecuencia.) Tras largas discu-

siones que corresponden a la«edad en la que se hacen regIas»,la asam-

blea establecio 10 siguienre con respeeto a las quejas: dos quejas par

trirncstre (bien justificadas) se consideran como avisos, pero a la ter-

cera queja se impondra un «cast igo». De nuevo, eras largas negocia-

ciones y algunos vctos par parte de los adultos, porquc los nifios mas

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pequefios proponian castigos demasiado desproporcionados, Sf C011-

fecciono una lista de posibles penitencias: ordenar la biblioteca, sacar

las bolitas de calculo de las rendijas del piso de madera, limpiar las ven-

tams, barrer los suelos, ordenar la imprenta escolar, 0cosas parecidas,

De entre estas ofertas, no tan populares, el acusado podni elegir un

castigo. En este afio escolar , que terruino haec seis rneses, se impuso

uno de estos castigos en dos ocasiones entre un total de den nifios de

esta edad, por tanto, realmcnte una esradistica bastante favorable.

Naturalmente se dan situaciones en la interaccion de los rufios

entre S 1 que significan una emergencia y exigen una inrervencion

directa par parte de los adultos. De vez en cuando nos encontra-

mas con ninos deljardin de infancia 0 can nifios pequefios de prima-

ria que no saben como bregar can sus impulsos de agresividad ver-

bal a fisica, Considerarnos que es nuestra obligaci6n protegee a los

otros niiios de sus ataques para mantener el entorno relajado. Esto

significa que enseguida ponemos los Iimites necesarios personalmente

y, en el peor de los cases, comunicamos al nifio que ha pegado: «Si

vuelves a hacerlo, tendras que quedarre conmigo», A continuaci6n,

no dejo a ese nino solo durante media hora 0 durante toda W1a hera,

y en todo este tiempo le presto roda Ia atenci6n que e] esta dispues-

to a aceptar.

A nifios de primaria que, a pesar de participar regular mente en la

forrnulacion de las rcglas de casa y en la continua negociacion de

las consecuencias en caso de incumplirnicnro, transgreden a prop6-

sito las reglas basicas del respeto mutua, pucde sucederles que un cui-

dador les ponga un ult imatum: (lSi vuelves a hacer dana inrcncio-

nadamente a otra persona, enviare una carta a tu casa. En ella contare

que 11 pr6xima vez que 10 hagas no podrss venir al Pesta un d ia » . E s te

tipo de comunicaciones son una indicacion de que requerimos de la

colaboraci6n de los padres en caso de que el nino realmcnte tenga

gue experimentar una vez una consecuencia tan radical derivada de

su propia actitud y da a los padres la oportnnidad de prepararse para

este acontecimiento,

Los cases en los que este tipo de «sanciones» se llevan realmente

a cabo son casas excepcicnales, y entonees es Ull castigo real, pues

precisamente a los nifios que se comportan mal porque se sienten mal

(y csto tiene una historia muy larga en el hogar), el Pesta les gusta de

20 0

forma especial. Una excepci6n aun mayor es que cl JlIIIO, tr ns e sta

experiencia tan impresionante, siga saltandose tOU.IS las rcglas b.isi-

cas y vuclva a producirse un nuevo enfrentamienro con L'I .AI tiu.il,

esto puede llevar a que informemos a los padres de que cI 111110 110

podra volver a Laescuela has ta que no solicite una entrevista con Il11S-

otros y COli almenos uno de los padres, en la que anuncie su den-

si6n de que tiene la voluntad de hacer un cmpefio para respetar IJ\

reglas fimt!;uuentales de Ia casa. En los ultimos diez afios, s610 hcmos

tenido que llegar a este extrerno en cinco 0 seis ocasiones,Con mayor freeuencia nos ha pasado que se les haya negado un-

Iizar el transporte escolar pOl'un dia (0 hasta una promesa solemn c)

a los nirios mayores, En el autobus, por motives de seguridad, rigen

unas reglas mas cstrictas que en el entorno preparado para los nifios.

Los acornpafianres no tienen formacicn pedag6gica. Su tarea con-

siste sobre todo en velar por Ia seguridad de los nirios. La asamblea

scmanal no tiene competencia para las quejas relativas al cornporta-

miento en el autobus (de los acompafiantes 6:ente a los nifios 0vice-

versa), s ino que todas las mananas hay un profesor a disposici6n para

que todas las partes afectadas puedan cornunicar cualquier proble-

ma que haya surgido. Aunque un nino sea excluido temporalmcn-te del transporte escolar , puede continuar yendo a la escuela, Depen-

dicndo de las circunstancias, esto significa que un rruembro de la

familia debe lievado 0que, en el caso de los mayores, le toea urih-

zar el autobus de linea y luego, durante media hora, subir a pie por

el camino de dos kil6mctros y medic que Ileva al Pesta. Otra altcr-nativa es venir en biciclera.

E tos ultimos Iimites y consecuencias para nifios afecran por ~lIpllt'S-

to directamente a las atribuciones y al ambito de la vida de los padres.

Durante nuestros primeros afios de trab.i jo sucedia can bastantc lIt'

cuencia que los padres confiindian las consecuencias de los .1( 1mde

sus hijos can el t ipo de castigos que ellos mismos habian ~lJJTI 1 0 . Nosiernpre nos librabamos de reproches contra nuestra «vrlez.r», «tcr

quedad- u «obstinacion». Pero sorprendenrcmenre cran 1m I ' lopios

nir ios los que explicaban a sus padres: «Pero si esto Ill) es uu (.Istig\).

Yo ya sabia que no me estaba permitido haecr em, y t.u nhrcn sahLI

]0 que me esperaba si a pesar de ello 10 hacia, Solo llllcn,1 .rvcriguar

si realrnentc 10 decian en serrc».

201

 

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Muy pronto vimos can claridad que nuestras relaciones can los

padres solo podian madurar si las libertades de una escuela Iibre

se protegian can Iimites. Durante los primeros afios.Ia escuela solo

podia persist ir porgue Mauricio y yo asumiamos todos los riesgos de

la financiacion (1 0 que era posible gracias a nuestro trabajo fuera del

Pesta) y el enfrentamiento con las autoridades, que desde e 1 princi-

pia tornaron tina posicion antagonista frente a nuestro trabajo: «En

Ecuador, hacernos las cosas bien, Nunca permitiremos una escuela

libre». Nosotros fuimos nuestra propia «iniciativa de padres», ya queno queriarnos mandar a nuestro segundo hijo a llna escuela «normal».

Quien queria colaborar con nosotros, era informado de la forma mas

minuciosa posihle sobre nuesrras intenciones. Para protegernos legal-

mente, cada nuevo afio escolar forrnalizabamos lin contrato can los

padres en cl que constaban pOl 'escri to tanto nuestras obligaciones,

como las suyas. Los padres firrnaban que en conformidad can la ley

fundamental ecuatoriana se acogian al derecho a elegir e1 tipo de

escuela que consideraban adecuada, que habian sido informados sobre

e 1 metodo empleado y gue estaban de acuerdo can H

Aunque estc documento procedia de lapresion de tener que defen-

dernoscontra

Ia intervencionde las

autoridades, tarnbiennos resul-to !TIUY utii para nuestras necesidades internas, pues se ha mantenido

hasta ahora como una base irnporrante de nuestro intense trabajo con

los padres. En el afio 1989, el Pesta fue reconocido con la etiqueta

«Educacion basica ecuatoriana de nueve anos sin clases,grados ni pro-

gtaIIIall cquivalente, por ejemplo, a 10 que enAlemania se conoce como

«bachillerato elemcntah.Aun asi , a fio tras afio seguimos firrnando este

contrato con los padres.A partir de los trece afios los adolescentes tam-

bien firman este contrato anual junto con sus padre-so

A continuaci6n, quisiera nombrar algunos de los puntas mas nn-

portantes que constan en este contrato y que esran directamente

relacionados con los Iimites:

• El equipo coordinador de la escuela, que consiste en representan-

tes voluntaries de cada una de las areas de ttabajo, es responsable

del concepto pedagogico y de ponerlo en practica, esdecir, de dis-

poner del entorno preparado y de las decisiones tecnico-adminis-

trativas,

20 2

Los padres y Ia escuela se comprometen a mantCIl{'1 , lhl('11.1 1.1

com.unicaci6n mutua. Esto implica, respecuvarneuu-, llIg,IIII/.II,

acudir peri6dicamente a las rcunioncs de padres qut' Sl"(ell'ill.lll

cada rnes, as } corno coordinar las reuniones fami lia res en Ire Ill....profesores y los padres.

Quien opta pOl' una escuela no directiva, se esta compromC'til'IJ

do a no cnviar a sus hijos a otros tipos de ensefianza. Asir nsrno,

la asistencin a todo tipo de CLlfSOS y de terapias puede conllevar LI

perdida de la plaza en la escuela, a no ser que se hayan eJegidode comun acuerdo can Ia escuela,

Los padres sc comprometen ademas al pago punrual de las cuotas

esr olares. (En este afio escolar, un veintieinco por ciento de los

rllil0S ha recibido becas cuyo importe dependia de los ingresos 6-

l~iliares. Todos los padres puedcn cornpensnr un cincuenta par

cicnro de Ia cuota escolar con nuestra moneda c0111plementari;1

interna, en el caso de que sus saldos sean positives. > I ' )

En estos «limites» se vc c1aramente que toda la responsabilidad de

una de 11 spartes -sea de los padres, 0 de 1 a escllela- va vinculada a un a

responsabilidad correspomhente de la otra parte, Las reuniones dep.adres sirven para poder facilitar informaci6n e intercambiar expe-

riencias que puedan sec de uti lidad a los padres en suspropios cstuer-

zos par conseguir nuevas relaciones con sus hijos. A menudo, los ternas

son propuestos par los propios padres y son puntas de partida par ..

diilogos y reflexiones. Este intercarnbio proporciona puntos de <lpO-

yo necesarios para gue los padres -lina y otra vez- puedan d ei rdn

personalmente en que direccion dcsean ir can sus hijos,

Hay dos curses obligatorios para padres can hijos que van .1 ( 11111

plir los seis a los doce afios, respectivJlllente. Su {mien objetlvlI n

surninistrar elementos suficienres para que los padres pucd.in tlllll.11

una decision personal cuando se trata de matricular a sus h ~ i C J S ('II 11111rro nivel primario 0 en el secundario, 0 para degir orra till 111,1!i!! ',1 lit

la.Tanto los cuidadores como los propios padres plll 'I I( '11I" d.. 11111

reunion familiar. Para rada charla disponemos u e d()~ 11411.1\ 1'1111'1 II

~~ V case tamhien p~iglll~~10 y s.

 

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cipio, acuden dos colaboradores de la escuela y se espera que partici-

pen en ellas tanto el padre como la madre, aunque esten divorciados

o separados, excepto en casas en que existan otros acuerdos previos.

E1hecho de que nos negamos a trabajar por las mananas de for-

ma no directiva con nifios que por las tardes acuden a curses a son

tratados en terapias de forma directiva, para algunas personas supone

un shock, y para otras una prueba de nuestra inopia mental 0Lillaacti-

tud dogrnitica. Pero esta regia es el resultado de las experiencias acu-

muladas durante muehos afios en los que aun no habiamos implan-tado este l imite, Entonces, saltaba a la vista que ciertos nifios venian

a la escuela can los mismos problemas, una y orra vez ternan que des-

cargar vivencias inadecuadas y sencillamente no prosperaban en su

proceso de intetacci6n espontinea.

S610 cuando los nifios, respectivamente los adolescentes, son aut6-

nomos y capaees de tomar sus decisiones personales can seguridad,

facilitamos una reuni6n entre el 0 la jovenjunto con sus padres y dos

cuidadores en la que el adolescence puede exponer su deseo de visi-

tar un curso fuera de 1ae scuela y sus motives para ello. Los cuida-

dares, a su vez, plantean ciertas condiciones: qne el propio adoles-

cente gane una parte de la cuota del curse (por ejemplo, con dineroque el mismo haya ganado durante e l fin de seman a); que sus padres

no deben llevarle en coche al curso, y que renuncie al cursu cuan-

do haya tenido suficiente, aunque ello suponga una perdida econ6-

mica. Finalmente nos reservamos el derecho a avisarle, en el supues-

to de gue, can el tiempo, advirtamos en e 1 arritudes que perjudiquen

el entorno preparado y relajado de la escuela.

En nuestras conversaciones con los padres subrayamos una Yotra

vez que este tipo de educaci6n alternative en modo alguno repre-

senta para ellos una solucion mas c6moda: es cierto que aqui no

tienen que preocuparse de notas, examenes, rendimientos, problemas

de disciplina nide uniformes escolares, pem este camino signifies unconstante desafio para tornar decisiones, ~Quiera subir en un auto-

bus que se dir ige hacia eI sur 0en uno que va hacia eI norte, es decir,

quiero ir en ladirecci6n de la educaci6n tradicional;o pre£iero tornar

otra direcci6n? Enviar a los niiios por 1amanana al Pesta y por las tar-

des a cualquier t ipo de clase formal, en esta analogia, impliea que estan

viajando coritinuamente entre el norte y el sur, y que muy pronto

20 4

se confundiran por este constante cambia de rumbo. Y 110 \ ., 11 1 ( \ . .

la tarea fundamental de los padres de crear un entor IlO :1 < h'l 11 , 1 (It 1

para sus hijos en casa yen el ambienre en que SI;: ' I l1UeVl 'I I, l 'l I l .i1t ~

cases, no suele ser afrontada con suficiente decision. Por t.uuo, 1(''111

ta inverosimil que tengarnos realmente una causa COIl1UIl en 1 ;1 t'S( \Il'

la y en casa,

Cuanda los padres rienen dif icultades para procurar los elcmcn

tos fundamentales para el desarrollo sano de sus hijos, la escucla lcs

ot rece un riempo y una dedicaci6n adicionaJes, a rnenudo con entre-

vistas mensuales. Pero cuando se hace obvio que les faIta e1 inte-

res y la voluntad para pm bar con nosotros este dillcil camino, enton-

ces nosot ros ponernos riuest ros Iimites. Esto puede incluso Ilevnr ,I

que ya no aceptemos a sus hijos en el siguiente ana escolar, Esta ulti-

ma consecuencia nos resulta especialmenre dificil, pues son precisa-

mente los hijos de estos padres los que necesiran un Iugar en el que

puedan liberarse continuamente de su s tensiones, Nuestro limite mas

doloroso es aceptar que en el contexto de los procesos de vida los

nifios pertenecen a los padres y que de a m emana su responsabilidad

de tener que decidir en que direccion desean ir,

Incluso nuestra profunda convicci6n de que gracias a Ia no direc-tividad y a la vez a un acompanamiento de los niiios en un entorno

preparado entramos en consonancia con lavida, y que esta esla mejor

oportunidad pard tener exito , no nos da ningun derecho ni a COJ1-

veneer a otros, ni a <Isalvarel mundo», Nosotros nos limitamos a co-

laborar dentro de nuestro propio radio de acci6n con personas LIm'

han elegido este camino voluntariamente. POl' otto lado, poncrnos

limites cuando padres preocupados quisieran desviar nuestras propi.«

ideas y +al menos en alguns medida- enca rill arlas en el camn II 1 d t' 1. 1

educaci6n tradicional. «Un poco de clases, un poco de esr imul .u Hili

y de motivaci6n para rni hijo, por Io que ya esta acostumh- , Id ll . ( ' 1 " 1

le dir ijan desde fuera». Un poco mas de adaptaci6n a l PIOI\I II1I d,ensefianza oficial, un par de examenes para cornprnh.n I"

mientos.A este tipo de insinuaciones y de presioucs 11<'11111

que hacer frente una y otra vez poniendo Iiruiu-, p.1 I I 1 111 d

nos poco a poco bacia 10 viejo conocido.

Pero nuestra experiencia es que nifios, 'I"I' III' I I I,,"II

estimulados can actividades inducid.rs, ~I'III'I 111110II I

 

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Pesta las tensiones acurnuladas causadas por esras experiencias, Por

esta razon, este limite se hizo tarnbien necesario para que el cntorno

pudiera scguir siendo relajado para los ot~os nifios. .

Con Ia misma firmeza nos hem os enfrentado a las autor idades.

Durante muchos afios, la escuela solo cstuvo permitida, pero no

plenamente reconocida, Este estatus especial solamenre podia man-

tenerse pot'que los padres insistian en sus dercchos arraigados e~ ,1a

constitucion del pais. Mientras tanto, trabajabamos en la compilacion

de argumentos contra los cuales las autoridades ya no pudieran ale-

gar nada en contra. Esto llevo a un reconocirniento oficial de nues-

tro trabajo, pero durante muchos anos vinieron inspectores que que-

r ian dam os buenos consejos sobre como «podriamos obtener resultados

aun mejores y mas rapidos». Asentimos ala opini6n del ultimo de

estos senores: «Segura que aceptariarnos sus consejos si introdujeran

en las otras escuelas al menos uno de nuestros principios basicos», «~A

que principia basico se refiere?», pregunto amablernente al inspector,

«Que en los otros planteles de Sl1 distrito, los nifios tengan libertad

para salir de las aulas siernpre que 10 deseen.» Parecia una propuesta

justa, pero desde entonccs ningun inspector ha vuelto a personarse

en nuestra escuela.

Es precise trazar una y otra vez limites y marcaciones S1 querernos

evitar que las autoridades 0los padres se inmiscuyan en el concepto

pedag6gico que ha sido creado y conservado por aquelios que. ~e-

sean este tipo de entor no para sus propios hijo .Desde el pnnClplO,

habia una estrategia irnportante para nosotros: 00 rehuiamos el tra-

bajo de documentar las acrividades y los procesos de los niiios con

meticulosidad y de forma pormenorizada, nide ocuparnos de una

contabilidad intachable en el ambito administrative. Todo esto supo-

ne una gran cantidad de trabajo, de sacrificio de tiempo y de ded~-

cacion. Pero de esta circunstancia se deriva una vez mas una necesi-

dad de Iimites.

Cada uno de nosotros tiene que aprcnder a poner Iimites entre Ia

tarea de crear y la de mantener un proyecto escolar alternative poco

habitual, y el heche de que cada uno de nosotros tiene vida priva-

da, Son muy pocos los colaboradores de nuestra escuela que 110 tie-

nen hijos,pero tambien cllos necesitan tiernpo y espaClOpara S I mis-

11105, para sus propios intereses y necesidadcs. La rnayoria de nosotros

20 6

tiene su familia, hijos propios que requicren prescrnia Y V I V t 'J I< • .• \

comunes en e 1 ambito privado. Esto significa tener qU' POIIt'I 1 1 1 1 1 1

tes cada dia; atreverse a encontrar un final a una cOI1VCrs.Il'II'HI !lltc

resante 0 a dejar un trabajo para el dia siguiente: durante 1 .1 IOlllltb

no hablar Justo del Pesta, sino quizis de una pelicula, de los ;1(OJILe

cirnientos del mundo 0 de otras cosas que no esten relacron.nl.i,

con nuestro trabajo.

Dtrrante todos estos afios, esas pequeiias decisiones diarias han SHin

para nosotros una y otra vez un ejercicio de funarnbulismo. La dis-posicion para enfrentarnos a esta difi cul tad ha sido en nuestra f:unilia

segura mente un punro de partida significativo para el desarrollo de

nuestros propios hijos. Pero incluso en clpropio trabajo escolar no han

faltado oportunidades para practicar el arte de poner limites. Una y

otra vez se nos plantea la cuestion de 5 1 el entorno reIajado para nifios

no deberia servir tambien para que los adultos se relajen. No obstan-

te, creernos que debemos aplazar nuestras propias necesidades de des-

canso, de relajacion, de chadar con los compafieros 0 can las visitas,

pard dar prioridad a las necesidades de los miios. Esto significa poner

limites a lo propios impulses, par ejemplo, cuando nos aprernia hablar

con un cornpafiero sabre casas privadas en presencia de los mfios.Par otro Iado, en e1 t rato con los nifios se presenta un sinfin de

posibilidades para vigilar nuestro, propios impulses. Dos nifios estill

discutiendo porque quieten colo ear su material en Iamisma mesa.Al

lado hay una mesa libre. La mas natural seria indiearlo a los dos con-

tendientes y asi acorrar sn disputa (aparentemenre sin sentido algu-

no), Perc esro significarin susti tuir su percepci6n por la rnia, dcbilit,n

SLl capaeidad para vivir con un conflicro y solucionarlo elios misruos,

Por tanto, no me queda mas remcdio que haccrme pequefio, t'Sl.1I

presente, eseuchar a ambos y esperar a que ellos IlllS1l10S llegllcil :r llll.1

solucion.

E1mismo problema se da cuando me siento al lado dl ' l li l 1 111111

que trabaja de forma lenta y compljeada con un material, qlH 11(11111

l iza las posibilidades para acortar los procesos y quc ('sl rill 1111.1~I t JlIII

pia Iogica con mucha dificultad. Cuantas veces est .i .1 Pl111111 d, II

me 1amano con la intencion de sefialar algo 0 la Il'Il~:Il" 1111 I III

indiear el camino mas rapido.Y una y otru WI Iniin, I I

de ponerme Iimites a rni rnisrna,

207

 

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o un grupo de trabajo se anima, se interesa realmente ~or Ull

tema. Es una oportunidad cxccpcional para transrrutir a losJovenes

roda mi sabiduria y por fin, por una ver, ensefiar. Pronto Sf' ha exce-

dido el limite en el que el interes original se torna en aburrimien-

to.Aqui se da tambien ampliamente laopo[tunid~d ~aIa posterg:rr el

entusiasmo propio y aguardar la iniciativa y la curiosidad de los ~ove-

ncs. Compartir con ellos mis propias exper iencias, comprensiones

e intereses en Ia medida apropiada =ni J11uy poco 11 1 en exceso- es

un ambito en el que continuamente puedo practicar c6mo poner-

me limites a mi misma.

En nuestro entorno, en el que los niiios y los adolescentes de-

sarrollan sus actividades y sus intereses propios, hay much os momen-

tos en los que nato que los nines pueden hacer algo mucho m~jor

que yo.Yo no tengo 1amen or idea de 10 que me preguntan; Este

es un limite importante para mi, 10 reconozco. «Eso 10 sabes tu InU-

cho mejor que yo. Siento decirte que no se muy bien 10 que me

preguntas. Perc si quieres, buscamos a.algun experto en esta rna-

teria.»

Toda situacion nueva que se crea mediante las actividades espon-

taneas de los nifios y de los adolescentes tiene su propia dinamica. Las

reglas y los l irni tes que les correspond en deben dcfinirse y formu-

lane siernpre de nuevo. Esto significa practicar clarrdad y <IInll~~no

tiempo flexibilidad y percibir posibilidades de desarrollo para runes

y adultos. . , .

Una y orra vez se plantea la pregunta sabre 51 nuestros limitcs

son «eficaces» para los ni fios , si can ellos aprenden como deben C~J1l-

portarse, a distinguir en tre «cl bien y el mal», a respetar a l~s demas, 0

todo aquello que a los adultos les pueda parecer un objetivo ed.uc~-

tivo valioso.Y una y otra vez intentamos aclarar que no nos att lbu~-

rnos que educamos 0 que «mejoramos» a los ninos. S610 nos es ,~OSl-

ble refrenar esta tentaci6n cuando recordamos nuestra responsabilidad

de unicamente mantener relajado el entorno de los nifios mediante

limites. Por 10 tanto, nos abstenemos de influir en los niiios, pero cuan-

do uri nifio esta tan lie no de presion interior que se comporta sin

parar de forma irrespetuosa, invitamos a los padres a busca~ tarnbien

en su area {actores de posibles trastornos, una falta de atencion u otros

motives que afecten al sentimiento vital del nino.

20 8

No podemos hablar de la tare a de mantencr rch~i:ldo c- l ~'11I(1I111l

de una escuela libre sin mencionar nuestros numerosos VI~JL1"ll",

es decir, Ia presencia de adultos que no necesariamentc se lun (0111

promerido a tratar a los nifios con respeto. Los padres de los IlItH"

estan invitndos en todo momenta a pasar una mariana en b ('S(Ill'

Ia. Se regisrran enla oficina, reciben un cartelito (rajo) en {"Ique

todos los cuidadores y los ninos pueden identificarles como pJdrl 's

y asi pueden moverse cOl1libertad por todas las areas. Pero, igua] que

a rodos los visitantes, se Ies comunica mediante una hoja informari..

va cHales son nuesrras «rcglas de casa». En el fondo, de ellos no se

espera solamente qne acaten los mismo, limites y las lllismas reglas

que se aplican para los cuidadores. Una y otra vez sucedc que uno

de los padres qui ere ser de util idad can sus e.xperiencias personalcs

o habil idades.Antes de que esto suceda, hablamos con el y conver-

sarnos sobre c6mo podria compartir sus cOnOCi1l1lCntos 0 vivencias

con los niiios 0 can los adolescentcs de tina forma no directiva.

La afluencia de visitas nacionaJes e internacionales tarnbien nos

ha obligado a poner Iimites. Esto nos 10sugir ieron los propios nlllOS

que se sentian como animales dentro de lin zool6gico por la canti-

dad de genre que queria ver con sus propios ojos como funciona real-

mente una escuela libre. En la actualidad tenemos un dia de visita

a la sernana, pero es necesario apuntarse con suficicnte antelacion,

pues debemos unpcdir que en el rnismo dia se junten simuklIlC.I-

mente demasiados adultos ajenos al entorno de los nifios. Con el

fin de permitir a un numero Iimitado de interesados del extranjcrn

que echen una ojeada durante cinco dias, durante afios se ha ofrcr:

do un program a especial . Por supuesto, a todos los visitanrcs d t' luc-

ra se les informa sobre las «reglas de 1 3 casa»,

Todas estas reglas y limites, como ya hemos menciorudo, IHIH (

den de nurnerasas expericncias, de problemas m a s 0 meno-, 11I1j101

tantes y de nuestras compremiones. No cabe ia menor dud .• dl !jll!

no s610 los nifios maduran can las reglas cuando al 111SIIOII ! 1111'0

pueden satisfacer sus necesidades autenricas, sino que t.lI11hwII III I~"tros, los adultos, podemos seguir crecicndo y dcsa I roll.u I I1111111 "111

elias. Cada vez que contemphuTIos una sitllaciiHl,.1 1, 1 V I II IIIliI 1 " I

entender el estado de los nifios y procurando Ilq,.1t I 1111I " I 1 '"

personal de poner limites de una forma LJ nt I,I, ('~I III III III t II I(II 1.1

20 9

 

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la propia necesidad basica de enfrentarnos personalmenre can un

rnedio ambiente complejo, de sentir lo y de entenderlo, y de perci-

birnos a nosotros mismos, En el memento en que sc pone un limi-

te, todo aduito esta «soli tario. Y bene que valerse por simismo, S610

cuando los nifios nos experimentan tan prcsentes, sienten un respe-

to autentico y pueden percibir c6mo nos ponemos limites a nosotros

rrnsmos.

En cierto modo se contesta la pregunta de si una escuela libre es

tambien un entorno relajado para adultos. No creernos que nosotros,en rircunstancias en las que trabajamos en un entorno especifico para

el desarrollo de nifios, podamos ser negligentes, pensar en primer

lugar en nuestras propias necesidades 0 en recuperar la propia in-

fancia. Por ello, para nosotros es importante no ofrecer este servicio

especial durante m a s horas al dia que las que podemos exigimos pos-

tergar los impulsos propios, (Tambien los padres necesitan riempo

para ellos mismos.)

Por otro lado, del corifluir d.e distintas ner esidades ha surgido

un campo cornpletamente nuevo que desdc el afio 1995 ha coinci-

dido can un entorno relajado para adultos y para nifios, Se trata de

un mercado que funciona con una econom.ia alternariva que cadasabado ofrecc Ia oportunidad pard comprar y vender sin dinero 06.-

cial, es decir, con «moneda complementaria». En estas circunstancias

todos pueden comer juntos y tener un intercambio social activo

sin sentirse obligados a tener que corresponder una invitacion can

otra. Los viernes, los nifios del Pesta se ponen de acuerdo entre eUos:

«lVas a venir manana al mercado?». Pueden traer a sus amigos y farni-

liares,jugar a sus anchas, los propios niiios pueden administrar su

«talonario», apenas sepm escribir. Los padres pueden pagar 1amitad

de la cuota escolar en moneda complementaria, s iempre que tengan

saldos positives.

Los artistas venden sus obras, se corta e1pclo, se hacen acuerdos detransacciones de bienes y servicios pata Iasemana siguiente; un den-

tista, medicos, analisis de laboratorio, ascsorarniento juridico y otras

actividades sirnilares, normalmente scrvicios cares que de otro modo

pondrian en peligro el presupuesto, pueden liquidarse aqui segun se

acuerde total 0 parcialmente por medio de los registros que en este

sistema se llevan prolijamente.

210

En dcfinirivs este enfoque de l ib er ta d { on litnites lias lure l'OIlS

cicntes de nll~vas posibilidades y solucionos nuis satLsf:ll Lorl,IS que

no _se lnnitan Uf1Jcamcnte a la convivencia con nif ios, Nos permue

defender Iluest.ras convicciones ron firmeza frente a introuuxiom-,

o deS:l70l1CS del exterior, pera sin una acritud dogmancn, por ejcru-

pio, ~111 I..luecstcmos en posesion de las respuestas correctas a los pro-

blclll.ls d el Illulll..tO. Es el camino que hcrnos elegido y una y otra vez

11~lS~)rnLlnlOs]a libertad de orientarnos de nuevo en el, no seguilllos

nlJlgllll sistema cerrado, 110Spermirimos elIujo de aprender de nues-

rros I'ro!~jos errores sin por ello ser intlcles a 1a direccion que nos

h:JIlos lH·H!O: resperar los procesos de vida, tanto los nuestros pro-pins cruno J ( ) ~ de los dermis.

 

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5/15/2018 Rebeca Wild Libertad y Límites en una Escuela Libre - slidepdf.com

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