Realismo y Natruralismo

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1. OTROS NARRADORESEmilia Pardo BaznVicente Blasco IbaezJuan ValeraJose M de Pereda 2. EMILIA PARDO BAZN Naci el 16 de Septiembre del 1851. Muri el 12 de mayo de 1921. Escribi para diversos peridicos de su poca y creo la revista Nuevo Teatro Ctrico. Fund la Biblioteca de la mujer. 3. JUAN VALERANaci el 18 de octubre de1824.Muri el 18 de abril de 1905.Sus obras tratan en sumayora de asuntos amorosos.Aparte de escritor, estehombre fue diplomtico ypoltico espaol 4. JOSE M DE PEREDA Naci el 6 de febrero del 1833. Muri el 1 de Marzo de 1906. Es un autor de novelas realistas que tiene como tema central la exaltacin e idealizacin de las costumbres del pueblo. 5. Vicente Blasco Ibez Naci en 1867 el 29 de enero Muri en 1928 el 28 de enero Fue diputado y fund el peridico antimonarquico el pueblo . Fue encarcelado y alguna de sus novelas fueron llevadas al cine como jinetes del Apocalipsis 6. TEXTO DE EMILIA PARDO ACCIDENTE: Bajo el sol -que ya empieza a hacer de las suyas,porque estamos en junio-, los tres operarios trabajan, sin volver la cara a la derecha ni a la izquierda. Con movimiento iscrono,exhalando a cada piquetazo el mismo a hum! de esfuerzo y de ansia, van arrancando pellones de tierra de la trinchera, tierra densa, compacta, rojiza, que forma en torno de ellos montones movedizos, en los cuales se sepultan sus desnudos pies. Porquetodos tres estn descalzos, lo mismo las mujeres que el rapaz desmedrado y consumido, que representa once aos a lo sumo, aunque ha cumplido trece. La boina, una vieja de su padre, se lacala hasta las sienes, y aumenta sus trazas de mezquindad, loruin de su aspecto. 7. TEXTO DE JUAN VALERAEL COCINERO DEL ARZOBISPO: Su cocinero le solapreparar para la colacin, un modesto potaje de habichuelas y de garbanzos, con el que se regalaba ydeleitaba aquel venerable y herbvoro siervo de Dios, como si fuera con el plato ms suculento, exquisito y costoso.Bien es verdad que el cocinero preparaba con tal habilidad los garbanzos y las habichuelas, que parecan, merced alrefinado condimento, manjar de muy superior estimacin ydeleite. 8. TEXTO DE VICENTE BLASCOELAUTOMOVIL DEL GENERAL: No recordemos esta poca de literatura ambulante y servil. Otro, tal vez estara orgulloso de ella, y hasta escribira sus Memorias. Fu amigo devarios presidentes; unos les he servido de bufn, otros de consejero secreto. He redactado, la vez, crnicas de vida elegante para laspresidentas y proyectos de Constitucin que sus graves maridos presentaban al pueblo como producto de nocturnas meditaciones. He hudode algunos de estos protectores, por miedo que me fusilasen; saba demasiados secretos. A otros los he visto caer asesinados cuando mostraban una confianza majestuosa igual la de los dioses inmortales. He insultado hombres que no conoca, para servir con ello hombres que despreciaba por conocerlos demasiado. 9. TEXTO DE J.M PEREDASOTILEZA: A Andrs le parecan siglos los minutos que llevabacorridos en aquel trance espantoso, tan nuevo para l; y comenzaba a aturdirse y a desorientarse entre el estruendo que le ensordeca; lablancura y movilidad de las aguas, que le deslumbraban; la furia del viento que azotaba su rostro con manojos de espesa lluvia; los saltosvertiginosos de la lancha, y la visin de su sepultura entre los pliegues de aquel abismo sin limites. Sus ropas estaban empapadas en el aguade la lluvia y la muy amarga que descenda sobre l despus de habersido lanzada al espacio, como densa humareda, por el choque de lasolas; flotaban en el aire sus cabellos goteando, y comenzaba a tiritarde fro. Ni intentaba siquiera desplegar sus labios con una solapregunta. Para qu esta intil tentativa? No lo llenaban todo, norespondan a todo cuanto pudiera preguntar all la voz humana, los bramidos de la galerna?... " 10. TEXTO DE J.M PEREDASOTILEZA: A Andrs le parecan siglos los minutos que llevabacorridos en aquel trance espantoso, tan nuevo para l; y comenzaba a aturdirse y a desorientarse entre el estruendo que le ensordeca; lablancura y movilidad de las aguas, que le deslumbraban; la furia del viento que azotaba su rostro con manojos de espesa lluvia; los saltosvertiginosos de la lancha, y la visin de su sepultura entre los pliegues de aquel abismo sin limites. Sus ropas estaban empapadas en el aguade la lluvia y la muy amarga que descenda sobre l despus de habersido lanzada al espacio, como densa humareda, por el choque de lasolas; flotaban en el aire sus cabellos goteando, y comenzaba a tiritarde fro. Ni intentaba siquiera desplegar sus labios con una solapregunta. Para qu esta intil tentativa? No lo llenaban todo, norespondan a todo cuanto pudiera preguntar all la voz humana, los bramidos de la galerna?... "