Razon y Utopia

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www.monografias.com Razón y utopía: Una revisión a la crítica de la industria cultural de Theodor Adorno y Max Horkheimer Indice 1. Introducción 2. Recorrido expositivo 3. De la racionalidad eclipsada a la ilustración de la ambigüedad moral. 4. La industria cultural como engaño de masas o la libertad de lo siempre igual 5. ¿La cultura como utopía concreta? 6. Bibliografía 1. Introducción La sociedad contemporánea es el resultado de la cultura de la modernidad, la cual tiene en los principios burgueses, a saber, los consabidos igualdad, fraternidad y libertad, su base de sustentación ideológica. En efecto, la burguesía, es decir, la clase social que con base en la economía de libre mercado ha logrado alcanzar un notable poderío económico, para poder combatir la estructura de privilegios constitutiva del mundo feudal, invocó los mencionados principios. Sin embargo, una vez conquistado el poder político, después del triunfo de la Revolución francesa y de la estabilización de la clase burguesa como clase dominante, con la propia dinámica del proceso, dichos principios fueron transformándose paulatinamente en sus opuestos: así, y tomando en cuenta la revisión del proceso que realizan los miembros del Instituto de Investigación Social, la anunciada igualdad del ciudadano fue sustituida por una enorme desigualdad entre propietarios y trabajadores; la libertad política devino esclavitud económica y social; y, a medida que la competencia se iba transformando en el escenario más frecuente y cotidiano entre los individuos, la guerra de todos contra todos echó por tierra el mito de la fraternidad entre los hombres. De este modo, el principio liberal inherente a la modernidad que da vida a la sociedad burguesa- capitalista tiende a disolverse hasta pasar a ser un principio abstracto de libertad y genera una sociedad de libertades económicas basadas en el cambio de la fuerza laboral por el dinero. Para los teóricos de Frankfurt este acto es coherente con los principios que le dieron origen y sustentaron teóricamente (libertad, igualdad, fraternidad), puesto que no se trata de una suerte de ardid mediante el cual la burguesía llega a invertir sus propósitos; se trata más bien de una consecuencia necesaria de las causas que la han motivado, es decir, del hecho de sobrevalorar la visión de una clase en particular y atribuirle connotaciones de carácter universal. De allí que al objetivarse el ideal político y social burgués, la universalización de sus principios recayera sobre una clase particular, efectiva e históricamente dada, a saber: la clase burguesa. A la luz de semejante dialéctica, en la cual una serie de principios teóricos universales y sin determinaciones históricas dadas encuentran su realización efectiva en su opuesto, esto es, en la práctica de una clase particular históricamente constituida como lo es la burguesía, los teóricos de Frankfurt se proponen denunciar como falsa esa concepción de totalidad y de universalidad instaurada por la sociedad moderna, llegando a reclamar el principio de lo particular y, en consecuencia, el derecho a la autonomía y el derecho a diferenciarse que poseen los sujetos frente a una visión cerrada y asfixiante de la totalidad que sólo garantiza el dominio y la coacción. Dentro de la sociedad moderna, el peso de las potencias económicas y de las leyes que gobiernan el aparato productivo es de tal magnitud que el hombre se encuentra supeditado a ellas. Consecuentemente, los sujetos particulares, sometidos a una mera racionalidad instrumental y a una abstracta e inaccesible idea de la totalidad, se ven conducidos a asumir la lógica del individualismo, que termina por reducirlos a autómatas de la autoconservación, individualmente entendida, de sus vidas. Toda esta situación genera una sociedad de profundos antagonismos, en la cual reina la ley de la concurrencia del mercado laboral, y en la cual, cada vez más, se pone de manifiesto la deshumanización, que conduce al dominio social de poderosas minorías económicas y al ejercicio del poder político de los sectores más atrasados, cuyo único fin es el sometimiento de lo particular a lo universal.

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    Razn y utopa:Una revisin a la crtica de la industria cultural de

    Theodor Adorno y Max Horkheimer

    Indice1. Introduccin2. Recorrido expositivo3. De la racionalidad eclipsada a la ilustracin de la ambigedad moral.4. La industria cultural como engao de masas o la libertad de lo siempre igual5. La cultura como utopa concreta?6. Bibliografa

    1. IntroduccinLa sociedad contempornea es el resultado de la cultura de la modernidad, la cual tiene en los principiosburgueses, a saber, los consabidos igualdad, fraternidad y libertad, su base de sustentacin ideolgica.En efecto, la burguesa, es decir, la clase social que con base en la economa de libre mercado halogrado alcanzar un notable podero econmico, para poder combatir la estructura de privilegiosconstitutiva del mundo feudal, invoc los mencionados principios. Sin embargo, una vez conquistado elpoder poltico, despus del triunfo de la Revolucin francesa y de la estabilizacin de la clase burguesacomo clase dominante, con la propia dinmica del proceso, dichos principios fueron transformndosepaulatinamente en sus opuestos: as, y tomando en cuenta la revisin del proceso que realizan losmiembros del Instituto de Investigacin Social, la anunciada igualdad del ciudadano fue sustituida poruna enorme desigualdad entre propietarios y trabajadores; la libertad poltica devino esclavitudeconmica y social; y, a medida que la competencia se iba transformando en el escenario ms frecuentey cotidiano entre los individuos, la guerra de todos contra todos ech por tierra el mito de la fraternidadentre los hombres.De este modo, el principio liberal inherente a la modernidad que da vida a la sociedad burguesa-capitalista tiende a disolverse hasta pasar a ser un principio abstracto de libertad y genera una sociedadde libertades econmicas basadas en el cambio de la fuerza laboral por el dinero.Para los tericos de Frankfurt este acto es coherente con los principios que le dieron origen ysustentaron tericamente (libertad, igualdad, fraternidad), puesto que no se trata de una suerte de ardidmediante el cual la burguesa llega a invertir sus propsitos; se trata ms bien de una consecuencianecesaria de las causas que la han motivado, es decir, del hecho de sobrevalorar la visin de una claseen particular y atribuirle connotaciones de carcter universal. De all que al objetivarse el ideal poltico ysocial burgus, la universalizacin de sus principios recayera sobre una clase particular, efectiva ehistricamente dada, a saber: la clase burguesa.A la luz de semejante dialctica, en la cual una serie de principios tericos universales y sindeterminaciones histricas dadas encuentran su realizacin efectiva en su opuesto, esto es, en laprctica de una clase particular histricamente constituida como lo es la burguesa, los tericos deFrankfurt se proponen denunciar como falsa esa concepcin de totalidad y de universalidad instauradapor la sociedad moderna, llegando a reclamar el principio de lo particular y, en consecuencia, el derechoa la autonoma y el derecho a diferenciarse que poseen los sujetos frente a una visin cerrada yasfixiante de la totalidad que slo garantiza el dominio y la coaccin.Dentro de la sociedad moderna, el peso de las potencias econmicas y de las leyes que gobiernan elaparato productivo es de tal magnitud que el hombre se encuentra supeditado a ellas.Consecuentemente, los sujetos particulares, sometidos a una mera racionalidad instrumental y a unaabstracta e inaccesible idea de la totalidad, se ven conducidos a asumir la lgica del individualismo, quetermina por reducirlos a autmatas de la autoconservacin, individualmente entendida, de sus vidas.Toda esta situacin genera una sociedad de profundos antagonismos, en la cual reina la ley de laconcurrencia del mercado laboral, y en la cual, cada vez ms, se pone de manifiesto ladeshumanizacin, que conduce al dominio social de poderosas minoras econmicas y al ejercicio delpoder poltico de los sectores ms atrasados, cuyo nico fin es el sometimiento de lo particular a louniversal.

  • Sin embargo, una de las lecturas posibles considera que ms all de la razn instrumental y de lasfalsedades de una totalidad unidimensionalmente concebida o, incluso, por encima de un eventualcierre del universo del discurso, la teora crtica logra vislumbrar la fuerza de lo negativo, y con ella, laposibilidad de utopa concreta, o al menos de realizacin de un mundo otro ms humano.

    Teniendo en mente la situacin antes descrita como marco, el comienzo de la dcada de los aos 40marca para Horkheimer y Adorno el paso de la Teora crtica y de la Actualidad de la filosofa -con susintenciones de introducir razn en el mundo y de la necesidad de preservar la filosofa ante las cienciassociales respectivamente- hacia la Dialctica de la Ilustracin, donde ante el eclipse de la razn hay undesplazamiento del inters reflexivo en torno a una teora de revolucin fallida hacia una teora defallida civilizacin.Los miembros del Instituto de Investigacin Social, desde Theodor Adorno y sus investigacionesdialctico-musicolgicas y las filosfico-sociales de Max Horkheimer; pasando por los trabajos crtico-literarios de Leo Lwental y Walter Benjamin y los econmico-polticos de Friedrick Pollock; hasta lossocio-psicolgicos de Erich Fromm y los terico-histricos de Borkenau y Wittfogel; tenan comopreocupacin fundamental el hecho de que el decurso de la historia cada vez apuntaba menos haciaun mundo libre y que, por el contrario, avanzaba ms hacia un mundo de opresin y barbarie. De modotal que cada uno, desde sus reas de conocimiento y de sus intereses y motivaciones personales yacadmicas, fue construyendo un corpus terico que le dio organicidad a lo que posteriormente seconociera como la Escuela de Frankfurt: una escuela que ense pocas cosas nuevas al mundo, peroque se encarg con ahnco de recordarle que la carrera racional por el progreso y la autoconservacincontiene en s misma, adems, el germen irracional del retroceso y de la liquidacin del sujeto al quepretende conservar.La Dialctica de la Ilustracin inicia la reflexin terica sobre las consecuencias prcticas de los idealesde la modernidad. Para los autores de la Dialctica, la Ilustracin es un proceso progresivo e irreversiblede racionalizacin de todas las esferas de la vida social, y al mismo tiempo, la potenciacin de laprogresiva funcionalizacin e instrumentalizacin de la razn, teniendo como consecuencia la prdida,por parte del sujeto, del sentido crtico y de la libertad. Bajo esta premisa, las iniciales consideracionesteorticas el proceso de introducir en las distintas esferas de la vida una racionalidad instrumentalimplican consecuencias prcticas la prdida del sentido crtico y de la libertad por parte del sujeto.Ambos pensadores denuncian a la racionalidad funcional de la Ilustracin como una razn truncada,reificada, como categricamente la llam Lukcs, y adems denuncian que en dicho proceso deinstrumentalizacin las inicialmente emancipadoras ciencias positivas estn implicadas.Valindose de estos elementos, combinados con una experiencia histrica marcada por el conflictivoproceso sociocultural, poltico y blico de la poca, Adorno y Horkheimer no tienen reparos en afirmarque de este proceso de racionalizacin no se salva ninguna esfera. Ms an, aunque la raz delproblema se encuentra en dicho proceso, va a reafirmarse el problema y a mostrar sus brbarasconsecuencias precisamente en otras esferas adems de la de la razn, y una a la que le van a prestarespecial atencin es a la de la industria cultural.Hay que aclarar, empero, que los integrantes de la Escuela de Frankfurt, y con ellos Adorno yHorkheimer, a pesar de sus influencias marxistas y del inters interdisciplinario del Instituto, siempre senegaron a darle preponderancia a cualquiera de las esferas que componen la dinmica social, puesconsideraban que en la comprensin de la totalidad de los procesos, las instancias particulares tenanuna gran importancia1.De all la resistencia que tuvieron los autores de Dialctica de la Ilustracin a considerar la cultura comoun mbito aparte de la dinmica social. La racionalidad truncada, adems de manifestarse a travs defenmenos poltico-econmicos como el del autoritarismo o de aplicaciones cientfico-tcnicas,encuentra en las relaciones y manifestaciones de la cultura, inicialmente la msica, la pintura, laliteratura y la escultura y luego el cine, la arquitectura, la moda, la radio y la televisin, entre otras, unescenario en el cual expresar su retroceso y su homogeneizadora barbarie. Sobre esta puesta en

    1 En este sentido los conceptos de Adorno, constelacin y campo de fuerzas, resultan ilustrativos sobreel particular. Con el ltimo, el autor aluda a la interaccin relacional de las atracciones y repulsionesque constituan la estructura transmutacional y dinmica de un fenmeno complejo (Jay: 1988, p. 5).Con el primero designa a un conjunto yuxtapuesto de elementos en constante cambio que no permitenque se les reduzca a un denominador comn, un primer origen generador o a un ncleo central (Cfr.Adorno: 1984, p. 165).

  • escena de la razn a travs del arte y la cultura en general Adorno y Horkheimer escriben el captulotitulado La industria cultural. La Ilustracin como engao de masas, contenido en su Dialctica.Para los autores, el arte no es slo el reflejo de las diferentes tendencias presentes en la sociedad, estambin, cuando posee un carcter autntico y genuino, la manifestacin de los limitados anhelos deuna sociedad diferente a la presente, el mpetu de la apelacin a un mundo completamente otro,distinto a ste (Jay: 1974, p. 10). En otras palabras, el arte de verdad es expresin del inters legtimodel sujeto por su felicidad y su armona, el arte es, en una frase de Stendhal emblemtica para losfrankfurtianos, una promesa de buena hora.Sin embargo, aunque son reales las aspiraciones del arte y la cultura de trascender la realidadcosificada, a su vez son ilusorias si operan bajo la lgica de la ilustrada racionalidad instrumental yconducen a una idea de falsa reconciliacin y, en consecuencia, de falsa totalidad.En este sentido, consideraban que no todo el arte era ideologa o falsa consciencia, pues, para Adorno,una crtica dialctica del arte tiene presente que no es la ideologa la que es falsa, sino su pretensin deestar de acuerdo con la realidad. De all que una forma del arte anticipar la sociedad futura que todosesperan tener es a travs de la reconciliacin armoniosa de forma y contenido, funcin y expresin,elementos subjetivos y objetivos. No obstante, la teora crtica y negativa, presente en el pensamiento deAdorno y Horkheimer, los vuelve escpticos con relacin a cualquier resolucin positiva de lascontradicciones, por lo que las armonas posibles son aquellas que reconocen y hacen reconocer lainsuficiencia de una reconciliacin simplemente esttica.Entonces, cul es el papel del arte? La reconciliacin a travs de ste slo sera posible cuando logrela armona o el equilibrio entre funcin y expresin, forma y contenido, tal como lo haca el arte clsico,el cual como lo expresaba Adorno en Theses on Art and Religion Today siempre fue, y es, una fuerzade protesta de lo humano contra la presin de las instituciones dominantes, religiosas o de otro tipo; a lavez que refleja su sustancia objetiva (Jay: 1974, p. 295).No obstante, para los autores, con el devenir de la historia, las nuevas manifestaciones del arte,contaminadas por la ideologa de la industria de la cultura, no contienen ese elemento de protesta niexpresan la necesidad de transformacin del orden dominante establecido. Por el contrario estasmanifestaciones no cumplen lo que prometen: se encuentran desgarradas entre el goce subjetivo queofrecen y la imposibilidad de objetivarlo. Se quedan slo como una reflexin autoconsciente, comoautonoma carente de normas objetivas, lo que las incapacita para realizarse como vida y goceconcretos.As, a partir del momento en que la creacin artstica se desprende de la realidad objetivda y de suspropias determinaciones histricas, no tiene un contexto especfico en el cual soportarse y reflejarse yse ve forzado a crear desde la subjetividad su propio contexto, razn por la que no puede ser unaposibilidad de reconciliacin de las contradicciones de una sociedad histricamente determinada, ya quesus manifestaciones carecen o son ajenas a esas determinaciones objetivas, con lo cual pierde sucarcter reconciliador por una lado, y transformador y utpico por el otro.En otras palabras, hasta que las contradicciones sociales se reconcilien en la realidad, la armonautpica del arte debe conservar siempre un elemento de protesta (Jay: 1974, p.295).Estos pensamientos llevan a Horkheimer y a Adorno a enfrentarse con una dilema terico producto de lasiguiente apora: en su crtica a la Ilustracin, a la racionalidad instrumental, hay una promesa dereconciliacin entre la utopa subyacente al arte emancipatorio (que Adorno y Horkheimer encuentran enel arte clsico), y el mundo necesitado de ese potencial creador. Esta reconciliacin es muy propia delpensamiento dialctico en tanto que es optimista y dado a la sntesis de lo expuesto. No obstante, y estaes una de las preocupaciones de mi trabajo, la reconciliacin prometida no se produce. La Dialctica dela Ilustracin deviene negativa: la historia moderna no ofrece ninguna esperanza de reconciliacin y lanegacin y la anttesis son el santo y sea del discurso.Lo que en principio es una limitacin histrica, digamos que un recurso ms del recorrido, cambia suestructura interna de forma tal que como lo expresa Juan Jos Snchez en su ensayo Sentido yalcance de Dialctica de la Ilustracin la crtica cierra toda posibilidad de salida histrica a la crisis yslo permite una salida como tal, slo permite una ruptura concreta con el continuum de la historia,entendida ya como catstrofe.Todo el desarrollo del proceso histrico que tiene como base los principios tericos de la burguesailustrada conduce, segn de Adorno y Horkheimer, a una situacin lmite donde las contradiccionesentre la realidad devenida y el proyecto terico que las sustenta, entre las condiciones de vida del sujetoy sus manifestaciones expresivas de carcter especfico, muestran que la cultura ha colapsado comoverdadera expresin de vida. Por lo tanto, Adorno y Horkheimer propugnan la muerte del arte burgus,la necesidad de acabar con el proyecto ilustrado y comenzar otro ms acorde con las exigencias del

  • sujeto. Ellos exigen el rompimiento, mediante la crtica y la negacin determinada, con el proyectoterico que dio inicio a la situacin actual.Pero, y es el problema en Adorno y Horkheimer, esta ruptura slo se produce en la teora, pues rompe laestructura conceptual utilizada para realizar la crtica terica e introduce una filosofa dialcticapuramente negativa. Dicha ruptura es terica, ya que los frankfurtianos se dan cuenta, en definitiva, dela imposibilidad de dejar atrs la historia como quien bota un libro por un precipicio. Ellos tratan, pues,de revisar radicalmente y con los fundamentos que brinda el carcter interdisciplinario de susinvestigaciones y estudios, las teoras que impulsaban y sustentaban el proyecto histrico de laIlustracin a favor de una vida ms humana racionalmente.Sin embargo, esta ruptura hace tan radical la crtica de Dialctica de la Ilustracin que socava suspropios cimientos y pone en duda su viabilidad, ya que si, tal como consideraban, la historia deldesarrollo de la racionalidad de occidente es, al mismo tiempo, la historia de su derrumbe y cada, lacrtica pierde su carcter revolucionario y progresista, y hasta utpico, con el cual confrontaba ycuestionaba la realidad, al tiempo que la realizaba y construa. A esta imposibilidad de ilustrar laIlustracin sobre s misma se enfrentan Adorno y Horkheimer al redactar su Dialctica. El objetivo de mitrabajo es reflexionar sobre esta apora, sobre los dilemas planteados por la crtica de la Ilustracin.Al mismo tiempo, realizo una lectura de la Dialctivca de la Ilustracin que tiene como intencincomprender la crtica que hacen Adorno y Horkheimer al papel que cumple la cultura y su manifestacinindustrial en el proceso de cada y retroceso de la historia y de la razn. Sin embargo, en el ltimocaptulo quisiera examinar, en oposicin a las tesis de Adorno y Horkheimer, el signo positivo delproceso cultural como posibilidad de salida, va negationis, de la barbarie. Creo que todava es posiblecomprender la cultura como un proceso revolucionario de subversin del orden establecido.Antes de dibujar el recorrido expositivo una observacin hermenetica. El texto citado, como se puedeapreciar en el primer captulo de este trabajo, tiene un carcter paradjico, probablemente ambiguo, ensu tratamiento de los conceptos de razn y racionalidad. Sin embargo, el texto de Horkheimer llamadoCrtica de la razn instrumental, resulta de gran ayuda al respecto. En l, Horkheimer hace unadistincin entre razn objetiva u autnoma y razn subjetiva o instrumental que evita confusiones oambigedades.Esta distincin sirve de gua para comprender la desesperada denuncia que realizan los autores delproceso ilustrado de racionalizacin como un proceso de progresiva formalizacin e instrumentalizacin,con la consiguiente liquidacin de la razn, sin caer en la apora que conduce a autodestruccin de larazn (Cfr. Horkheimer: 1973, cap. 1).No obstante, aunque en Dialctica de la Ilustracin, los autores dejan ver claramente la posibilidad delproceso autodestructivo de la razn, tambin dejan ver que la razn no es por s misma dominante ydestructiva, y que hay en ella un momento de verdad que, si bien no est a la vista, aflora endeterminados momentos de la historia. En ese momento de verdad de la razn se encuentra lo que losautores llaman la utopa oculta en el concepto de razn, y ser la base ltima o primera que sostienea la Dialctica en sus pretensiones emancipadoras y revolucionarias, as como tambin evita que caigaen una contradiccin insalvable y deja la mesa servida para preparar un concepto positivo de razn(Ver: Adorno y Horkheimer: 1994, p. 56).Por otro lado, pero en el mismo orden de ideas, hay otro punto importante que aclara un poco la relacincrtica que sostienen los autores con la razn ilustrada. A pesar de que el Excursus de la Dialctica de laIlustracin que trabajaremos en el primer captulo de la tesis, el cual servir de base terica para el restodel trabajo, tienen como referencia de primer orden a Kant, incluso citndolo para sostener la crticasobre los efectos de la razn en la crisis contempornea y, especialmente en la dinmica de la industriacultural, es preciso decir que dicha crtica responde ms bien a cierta interpretacin de Kant que, por lodems, puede ser cuestionada. Ms an, la referencia directa a Kant se realiza, inferimos, por ser ste,al entender de Adorno y Horkheimer, el pensador que mejor representa el ideal burgus con su filosofa.Pero si se lee con atencin, la crtica de los autores se dirige a una cierta interpretacin de la teora delconocimiento kantiana y no a la desarrollada en la Crtica de la razn pura a partir de la tensin entre lasposturas racionalista y empirista. Volveremos sobre este punto.Sin embargo, tal como lo reconoce Adorno, y as se lo hace saber en una carta a Leo Lwental, quedancosas pendientes en Dialctica de la Ilustracin, pues sabe que la relacin de la instancia crtica con lainstancia criticada no ha sido aclarada tericamente2. De hecho, el momento de verdad de la razn esslo enunciado en esta obra, lo que permite o deja ciertas preguntas: cmo y bajo cules

    2 Relacin que intentan aclarar a travs de su obra posterior con xito si se lee desde la negatividad dela obra misma, pero con limitaciones de se pretende encontrar un cierre definitivo.

  • circunstancias se manifiesta dicho momento? En qu consiste? Pudiera ser el arte y la cultura lautopa oculta en ese momento?La respuesta no la dan los autores, slo dejan abierta su reflexin al servicio de la especulacin de losinteresados.

    2. Recorrido expositivoMi tesis consta de tres captulos, el primero, titulado De la racionalidad eclipsada a la ilustracin de laambigedad moral. Consideraciones sobre el concepto de razn, al igual que el primer ensayo deDialctica de la Ilustracin, contiene la base terica de la argumentacin posterior. En un registroeminentemente expositivo y, en algunos casos, comparativo, intenta establecer la relacin entreracionalidad y realidad social expresada a travs de la industria de la cultura. Es decir, intenta exponer elproceso mediante el cual la Ilustracin en su empeo por racionalizar todas las esferas de la vida social,motoriza la progresiva funcionalizacin e instrumentalizacin de la razn teniendo como consecuencia laprdida, por parte del sujeto, del sentido crtico y de la libertad.El segundo captulo, que lleva por ttulo: La industria cultural como engao de masas o la libertad de losiempre igual, expone el proceso mediante el cual los postulados de la Ilustracin devienen falsaconciencia, expresada a travs de los medios de la industria de la cultura, que legitiman la verdad queellos mismos representan. Es decir, describe la manera mediante la cual la Ilustracin termina por ser,en su expresin ideolgica, clculo de efectos y desarrollo de tcnicas de reproduccin mecnica ydifusin masiva, fetichizando tanto sus propias creaciones como el poder que tiene para controlarlo ymanipularlo todo al tiempo que hace creer en la libertad de eleccin y pensamiento.El ltimo captulo, aunque metodolgicamente podra leerse como conclusiones de lo anteriormenteexpuesto, slo lo es precisamente en esa esfera, puesto que por la propia dinmica de la forma ycontenido de su objeto de indagacin no es un cierre sino una escala cromtica ms como la llamaraAdrin Leverkhn, que tiene como base el recorrido completo de una escala anterior. Es, enconsecuencia, una exposicin de dudas e interrogantes, comparaciones de intrpretes y lecturas, yconstancia de la imposibilidad de un cierre definitivo y de la posibilidad slo de un cierre parcial sobre losalcances y lmites de la industria de la cultura. El mismo se titula La cultura como utopa concreta?, unapregunta que, para que al menos no sea falsa o deje de tener sentido, tiene que ser respondidaconstantemente para que nunca sea contestada.

    3. De la racionalidad eclipsada a la ilustracin de la ambigedad moral.Consideraciones sobre el concepto de razn

    Con el fin de establecer una base terica que le d sustento a las reflexiones posteriores sobre laindustria cultural, sus alcances y sus lmites, este primer captulo expone las consideraciones crticassobre la racionalidad ilustrada realizadas por Adorno y Horkheimer, especficamente en Dialctica de laIlustracin.All, los autores relacionan el carcter unidimensional del proceso moderno de racionalizacin con unatendencia interna hacia la reificacin y la instrumentalizacin inherentes al pensamiento conceptualilustrado, lo cual tiene efectos y responsabilidad directa sobre la crisis de la actualidad. Para stos, elproceso ilustrado de desmitificacin del mundo dio pie para la oposicin de dos concepciones de razncontrarias entre s, una sustantiva y crtica y otra analtica e instrumental, eclipsando esta ltima a laprimera.Una de las razones para que se produzca este eclipse es que la razn instrumental est relacionadadirectamente con el principio de intercambio, principio en el que cualquier cosa queda reducida a unequivalente abstracto de cualquier otra cosa al servicio del intercambio universal (Jay: 1988, p. 29), queen trminos de Adorno significa que lo diferente, cualitativamente considerado, lo no idntico, es ointenta ser identificado cuantitativamente de forma forzada, esto es, se intenta lograr una unidadhomognea, que para Adorno y Horkheimer es falsa o ilusoria, o por lo menos no verdadera.Otra razn de la anulacin que una concepcin de razn ejerce sobre la otra es el vnculo que sostienela razn analtica con el intento de dominar la naturaleza. As, una vez que el mundo natural se vereducido a un medio de entidades perecederas, sin diferencias cualitativas, con el fin de favorecer elcontrol cientfico, al mismo tiempo un proceso de dominacin subjetiva de los objetos prepara elcamino de una dominacin de los sujetos similar a la de la naturaleza, pero a travs de la reificacin. Enltima instancia, un proceso de dominacin conduce al otro: el de la naturaleza al de la subjetividad delindividuo, y de ah al del mundo social.

  • De all que, teniendo como referencia el discurso construido por Adorno y Horkheimer en su Dialctica,una de las principales preocupaciones que recorren el presente captulo es la que presenta lacontradictoria relacin entre racionalidad y progreso, es decir, como dicha relacin contiene los anhelosde desarrollo y felicidad del hombre y, a la vez contiene, su anttesis: una barbarie cada vez msimponente en la medida que avanza la carrera por el control cientfico e instrumental de la naturaleza ypor el progreso del hombre.Con estas ideas presentes, Theodor Adorno y Max Horkheimer comienzan el Excursus II de Dialcticade la Ilustracin citando un fragmento del texto de Kant llamado: Respuesta a la pregunta: Qu es laIlustracin?, especficamente el fragmento que define a la Ilustracin como la salida del hombre de suautoculpable minora de edad, aduciendo que la minora de edad significa, en este caso, la falta decapacidad de un sujeto de servirse de su entendimiento sin la gua del otro. Y agregan que elentendimiento sin la gua del otro es el entendimiento guiado por la razn.Los autores derivan de este pasaje que el entendimiento, para ser coherente consigo mismo, rene yagrupa todos los conocimientos particulares en un sistema. Para sustentar esta idea citan dos pasajeskantianos extrados de la Crtica de la razn pura, en los cuales Kant afirma que el verdadero objeto dela razn no es ms que el entendimiento y su adecuada aplicacin al objeto, para complementardiciendo que la razn pone una suerte de unidad colectiva como fin de los actos del entendimiento,unidad que es el sistema. Para los frankfurtianos, las normas del sistema son las lneas a seguir almomento de formular o hacer una construccin jerrquica de los conceptos.Consideran Adorno y Horkheimer que para Kant, al igual que para Leibniz y Descartes, tresrepresentantes del pensamiento moderno, la racionalidad consiste en completar (...) la conexinsistemtica mediante el ascenso a gneros superiores y el descenso a especies inferiores (Adorno yHorkheimer: 1994, p. 129)3, por lo que la sistematizacin del conocimiento, segn Adorno y Horkheimer,utilizando palabras de Kant, es la interconexin a partir de un solo principio (Adorno y Horkheimer:1994, p. 129).De modo que para los autores de Dialctica de la Ilustracin, el pensamiento, tal como lo entiende laIlustracin, tiene sentido cuando produce un orden cientfico unitario y deduce el conocimiento de loshechos de principios, bien sea que se manifiesten como axiomas determinados arbitrariamente, comoideas innatas o como abstracciones supremas.Por esta razn, para Adorno y Horkheimer las leyes lgicas conforman las relaciones ms generalesdentro del orden cientfico que promueve la unidad, por lo que estas leyes permiten definir dicho orden.Esta unidad lgica, por su parte, encuentra su asidero en el principio de no contradiccin, principio quela fundamenta y le da consistencia.Para la Ilustracin, en consecuencia, conocer es hacerlo bajo principios y esta accin cognoscitiva esafn con el juicio que va incorporando y reuniendo lo particular dentro del sistema.Teniendo estos argumentos como premisa, los autores de Dialctica de la Ilustracin consideran quetodo pensamiento que no tenga por objeto la formacin de un sistema, o bien no posee una direccin obien es autoritario.Para la Ilustracin, continan, la razn no puede no ofrecer ms que la idea de unidad sistemtica, demanera tal que todo fin objetivo al que puedan referirse los hombres como puesto por la razn, -en elsentido de la ilustracin- es ilusin, mentira, racionalizacin, por ms que los filsofos se esfuercenparticularmente en apartar la atencin de esta consecuencia y dirigirla a su sentimiento humanitario(Adorno y Horkheimer: 1994, p.130).

    El fin objetivo al que pueden referirse los hombres como puesto por la razn la cual ofrece y tiende auna idea de unidad sistemtica es falso porque sta adecua y moldea las percepciones de laexperiencia que tiene el sujeto, as como las impresiones que tiene del contacto con la realidad de supropia cotidianidad. De esta manera, cada sujeto puede tener una posicin racional y objetiva diferentede la del otro sobre la percepcin de una experiencia cualquiera dada, pues en su proceso desistematizacin y unificacin de los momentos y particularidades de su percepcin cada quien puedeinterconectarlas de manera distinta, dejando abierta la posibilidad de que existan diferentes versionescompletamente racionales de un mismo acontecimiento4.

    3 Los autores citan la Crtica de la razn pura de Kant. El traductor del libro, Juan Jos Snchez, utilizapara su edicin la traduccin al castellano de Pedro Ribas, editada por Alfaguara en 1988 (B 672).4 De hecho, Adorno comenta en uno de los aforismos de su Minima Moralia, llamado No amedrentarse,que los conceptos de lo subjetivo y lo objetivo se han invertido por completo. Lo objetivo es la parteincontrastable del fenmeno, su efigie incuestionablemente aceptada, la fachada compuesta de datos

  • As, los fines objetivos racionales que puedan trazarse los hombres no son tales, por el contrario, sonsubjetividades que permiten arbitrariedades justificadas racionalmente, como las del autoritarismo, porejemplo (Cfr. Adorno y Horkheimer: 1994, pp. 130). De hecho, para Adorno. Slo hay una forma desistema adecuada al mundo: la que, en cuanto contenido, logra escapar a la hegemona delpensamiento; pero la unidad y la armona son a la vez la torcida proyeccin de un Estado que haperdido todo antagonismo y que est satisfecho con las coordenadas de un pensamiento dominador yrepresivo (Adorno: 1984, p. 32).

    Ms an, en la lectura de Albrecht Wellmer sobre el particular afirma que para Adorno y Horkheimer...la lgica formal, la ley de no contradiccin, y la naturaleza general e identificadora delpensamiento conceptual aparecen como las races ltimas de un proceso deracionalizacin que, de acuerdo con su lgica interna, termina reduciendo la razn a larazn formal e instrumental, estableciendo un sistema completamente racionalizado dedominio, y eliminando al sujeto autnomo. En el mundo no hay lugar ya para la idea derazn; (...) se trata ms bien de que la falsa racionalidad del mundo moderno hace que laidea de razn aparezca como una mera ilusin (A.A. V.V: 1994, pp. 82-83).

    De este modo, volviendo nuevamente al argumento sostenido por Adorno y Horkheimer en su Dialctica,la sistematizacin que realiza la razn de los conocimientos particulares de diversa ndole, a travs delentendimiento, hasta convertirlos en formalizaciones lgicas, tiene como fin establecer relacionesgenerales o universales que permitan hacer definiciones y conceptualizar mediante la identificacin yunificacin de las mismas. Por lo que la unidad y la identidad se convierten en pilares fundamentales dela razn ilustrada que busca el establecimiento de un sistema. El conocimiento comentan Adorno yHorkheimer se identifica con el juicio que integra lo particular en el sistema. Por lo que la razn buscareunir los conocimientos particulares y formalizarlos para darle un carcter unitario e idntico y de estamanera convertirlos en universales: La razn no proporciona otra cosa que la idea de una unidadsistemtica, los elementos formales de una slida interconexin conceptual (Adorno y Horkheimer:1994, p. 130).La razn, citan Adorno y Horkheimer a Kant, es la facultad de derivar lo particular de lo universal(Adorno y Horkheimer: 1994, p. 130), ya que existe una homogeneidad de lo universal y de lo particularque los autores de Dialctica de la Ilustracin consideran que Kant garantiza a travs del esquematismodel entendimiento puro, que consiste en el obrar inconsciente del mecanismo intelectual que estructuraya la percepcin conforme al entendimiento (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 130).As, comentan, sin el esquematismo ningn modelo se adecuara al concepto, no habra unidad en elpensamiento y la unidad del sistema, pretensin irrenunciable de la racionalidad, no sera posible. Paraambos, es menester que la ciencia logre esta unidad.Es as como la unidad, expresada en el esquematismo de la teora kantiana del conocimiento, tiene unrol fundamental para la razn, porque le permite a sta poder universalizar los conocimientosparticulares y parciales que se le presentan a la percepcin, y de este modo establecer las conexionesnecesarias que le dan coherencia formal a todo el rgano de proposiciones con el que se enfrenta almundo cuando lo conoce.Sin embargo, hay que hacer notar, recurriendo a lo anteriormente dicho sobre la teora del conocimientode Kant y cierta interpretacin hecha por el kantismo, que esta afirmacin sobre la universalizacin y clasificados, en suma, lo subjetivo; y subjetivo se llama a lo que derriba todo eso, accede a laexperiencia especfica de la cosa, se desembaraza de las convenciones de la opinin e instaura larelacin con el objeto en sustitucin de las decisiones mayoritarias de aquellos que no llegan a intuirlo ymenos an a pensarlo, en suma a lo objetivo. Cun ftil es la objecin formal de la relatividad subjetiva,se pone de manifiesto en su propio terreno, el de los juicios estticos, el que alguna vez, por la fuerza desus precisas reacciones ante la seriedad de la disciplina de una obra artstica, se somete a su ley formalinmanente y a la sugestin de su composicin, ve cmo se le desvanece la prevencin de lo meramentesubjetivo de su experiencia como una msera ilusin, y cada paso que avanza, merced a su inervacinen extremo subjetiva, en su familiarizacin con la obra tiene una fuerza objetiva incomparablementemayor que las grandes y consagradas conceptualizaciones acerca, por ejemplo, del estilo, cuyapretensin cientfica se impone a costa de tal experiencia. Esto es doblemente cierto en la era delpositivismo y de la industria cultural, cuya objetividad viene calculada por los sujetos que la organizan.Frente a sta, la razn se ha refugiado toda ella, y en completa reclusin, en las idiosincrasias, a las quela arbitrariedad de los poderosos acusa de arbitrariedad porque quieren la impotencia de los sujetos; yello por temor a la objetividad, que en tales sujetos se halla latente (Adorno: 1987, pp. 67).

  • sistematizacin de la razn en su afn homogeneizador no corresponde con lo expresado por Kant en laCrtica de la razn pura, en la Arquitectnica de la razn pura de la Doctrina trascendental delmtodo, segn la cual dicha universalidad se intenta lograr ms por amontonamiento que porarticulacin, por lo que la diversidad y las particularidades no tiene un lugar claro dentro de unarapsodia de conocimiento5.De igual forma, el sistema que forma la unidad de pensamiento lograda por la razn a travs delentendimiento, tiene que estar en armona con el mundo para poder conocerlo y experimentarlo,puesto que como (supuestamente) el proyecto cientfico sustentado en la razn ilustrada tiene laintencin de dominar la naturaleza (el mundo), para as poder manipularla y predecirla en sucomportamiento y en sus hechos, tambin tiene que tener una relacin con sta que le permita a su vezconfirmar, lo ms acertadamente posible, las predicciones realizadas por el entendimiento. Pero paraKant, como dice en su Dialctica trascendental,La razn se reserva nicamente la absoluta totalidad en el uso de los conceptos del entendimiento eintenta conducir hasta lo absolutamente incondicionado la unidad sinttica pensada en la categora.Podemos, pues, llamar esta unidad de los fenmenos unidad de la razn, al igual que podemosdenominar unidad del entendimiento a la expresada por la categora. Consiguientemente, la razn slose refiere al uso del entendimiento, no en el sentido de que este uso contenga el fundamento de laexperiencia posible (ya que la totalidad absoluta de las condiciones no es un concepto aplicable en laexperiencia, puesto que esta nunca es incondicionada), sino para imponerle una proyeccin hacia ciertaunidad de la que el entendimiento no posee ningn concepto, unidad que tiene como objetivo recapitulartodos los actos del entendimiento relativos a cada objetos en un todo absoluto. Por ello es siempretrascendente el uso objetivo de los conceptos puros de razn, mientras que el de los conceptos purosdel entendimiento tienen que ser, con arreglo a su naturaleza, siempre inmanente, ya que se limita a lasimple experiencia posible. (Kant: 1997, p. 317. B383/A327)

    No obstante, Adorno y Horkheimer para sustentar sus afirmaciones sobre la capacidad del proyectocientfico ilustrado de manipular, controlar y predecir el mundo, se basan en otros pasajes kantianos, yconsideran que si todas las leyes de la experiencia constituyen slo determinaciones especiales deotras leyes todava ms elevadas, las supremas de las cuales (...) proceden a priori del mismoentendimiento (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 130), entonces en una eventual investigacin seranecesario verificar constantemente que los principios permanezcan siempre unidos a los juicios dehechos y que los conceptos vayan de la mano con su corroboracin en la experiencia. Estaconcordancia de la naturaleza con nuestra facultad de conocimiento es propuesta a priori por el juicio(Adorno y Horkheimer: 1994, p.130), citan a Kant, Adorno y Horkheimer.Para estos ltimos, si se asume el planteamiento kantiano, entonces el sistema debe estar en armonacon la naturaleza, ya que consideran que como los hechos son pronosticados desde el sistema, losmismos hechos lo confirman. Sin embargo, advierten de inmediato que los hechos no pueden sercomprendidos meramente como un producto del sistema, ellos pertenecen a la praxis, a la experiencia.Los hechos en cualquier circunstancia ponen de relieve el contacto del sujeto individual con lanaturaleza en cuanto objeto social: experimentar es siempre un actuar y un padecer reales (Adorno yHorkheimer: 1994, pp. 130), por lo que no es posible abandonar la adecuacin del sistema a los juicios apriori: la experiencia en ocasiones disiente del conocimiento previo, de los juicios que se tienen deantemano sobre los hechos6. 5 Cfr. Kant: 1997, p.647. Especialmente: A833/B861 y A834/B862, en la cual Kant habla sobre cmo launidad sistemtica es lo que convierte el conocimiento ordinario en ciencia.6 Hasta ahora los argumentos que vienen sosteniendo Adorno y Horkheimer pudieran ser aceptados singrandes aspavientos, sin embargo, existen otras lecturas de Kant que permitan sostener otrosargumentos y, sobre todo, llegar a otras conclusiones.Un ejemplo de otra lectura es la que sostiene Ezra Heymann en su artculo publicado en Apuntesfilosficos 11: La filosofa del conocimiento kantiana y ta prota kata physin. En este artculo Heymannsostiene que la lectura segn la cual cierta filosofa moderna se caracterizara por partir de la certeza delsujeto acerca de sus propios contenido, de forma tal que su problema consistira en evaluar lasposibilidades de pasar de esta certeza al conocimiento del mundo exterior, se podra demostrar loequivocada que es simplemente haciendo referencia a la Refutacin del idealismo kantiana expuestaen la segunda edicin de la Crtica de la razn pura, segn la cual la determinacin de mi existencia enel tiempo es posible slo por la existencia de cosas reales efectivas, que percibo fuera de mi y laconciencia de mi propia existencia es al mismo tiempo una conciencia inmediata de la existencia deotras cosas fuera de mi (B275/276). Sin embargo, Heymann no duda en reafirmar su postura afirmando

  • Adorno y Horkheimer objetan que, en el pensamiento racional moderno, la percepcin que permiteprobar una teora se reduce por lo general a decir de ellos a la chispa elctrica que se enciende en eldispositivo experimental. Para el pensamiento cientfico si la chispa no se produce, esto slo significados cosas: uno, que la teora no es la correcta, y dos, que el ayudante encargado de hacer elexperimento es incompetente. Por otra parte, para ambos, las condiciones del laboratorio son laexcepcin (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 131). Pero la armona entre pensamiento y percepcin nopuede ser meramente sta, esta no es la praxis real. Para los investigadores del Instituto la chispa, queexpresa con ms exactitud la falta de pensamiento sistemtico, el atentado contra la lgica, no es unapercepcin efmera, sino la muerte sbita (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 131).

    Desde esta perspectiva frankfurtiana, podra entenderse que la razn promueve la ciencia no slo paraexplicar sino para predecir el mundo natural y hasta el social; que est en capacidad de discernirregularidades y vislumbrar consecuencias empricas de distintos hechos; que puede valorarprocedimientos de decisin racional utilizando los medios ms adecuados para alcanzar los finesdeseados. Sin embargo, para estos tericos sociales, esta perspectiva instrumental de la razn ilustradagenerara problemas a partir del momento en que sus necesidades sean de carcter prctico y busquenjustificar fines o garantizar normas universales de carcter moral.Para Adorno y Horkheimer, la razn entendida de esta manera, esto es, slo instrumentalmente, exigerechazar un tipo de reflexin crtica que profundiza en la explicacin y la comprensin de los procesossociales, los cuales estn llenos de contradicciones y diferencias.De all que la razn tcnica o instrumental ayuda a establecer un estado oculto de dominio y represin,mientras que la razn crtica mencionada, razn con implicaciones prctico-morales, tiene como fin ellamisma en tanto que razn prctica.La existencia de esta razn se basa en la libertad de examinar las distintas propuestas y afirmacionesque se le presentan y tambin de revisar los juicios que le son dados, condicin que, para lospensadores del Instituto, al menos permite plantear una posibilidad de verdadera libertad. Por elcontrario, consideran Adorno y Horkheimer, el desarrollo de una racionalidad instrumental lejos deconducir a la realizacin concreta de la libertad, contribuye a la creacin de una camisa de fuerzainvisible para el ojo no educado, a la creacin de una jaula de hierro como dira Weber de la queresulta casi imposible escapar, pues la planificacin de los hechos y la perfecta correspondencia entrestos y el pensamiento, termina por ahogar al sujeto en una letana producto de la homogeneidad y ladilusin de las diferencias y discrepancias7.Como la tendencia irresistible de la racionalidad unidimensional hacia el establecimiento de una unidad,sistema y coherencia no se manifiestan slo en la objetivacin cientfica en aumento del mundo y en launiversalizacin del principio de intercambio capitalista, sino que ms bien se expresa tambin en una que Kant usa a veces el trmino de entendimiento puro de tal manera que se incluye en l laesquematizacin sensible, as en todos los lugares en que habla de principios del entendimiento puro.Del entendimiento puro, separado de toda sensibilidad, habla en cambio el apndice a losProlegmenos cuando Kant dice: Todo conocimiento de cosas por el mero entendimiento puro, o larazn pura, no es nada ms que un mero espejismo, y slo en la experiencia hay verdad (Akad. IV,374). Y el propio Heymann agrega que las formas a priori del conocimiento se destinan al encuentrosensorial con la realidad, haciendo posible que el encuentro se consolide en una experiencia. Kantdefine la sensibilidad como la capacidad de recibir representaciones por la manera como somosafectados por objetos (A19/B33) y similarmente define la sensacin como el efecto de un objeto sobrenuestra capacidad de representacin. Para Heymann el punto crucial es que la conciencia cumple sufuncin trascendental slo siendo emprica. Cuando Kant seala: Todas las representaciones tienenuna relacin necesaria con una conciencia emprica posible (A117 Nota), la cualificacin necesariaindica que la conciencia emprica no es pensada como realizacin de una plano inferior de unaestructura pura concebida en una plano llamado trascendental, sino que la conciencia emprica,precisamente en tanto que emprica es parte decisiva de la justificacin de los conceptos a priori queKant llama deduccin trascendental (Cfr. A.A.V.V: 1997, pp. 31).7 Ac es preciso destacar un punto fundamental dentro de la discusin de los efectos de la razninstrumental sobre la dinmica de la industria de la cultura. Hay aqu ciertas reflexiones morales que sepretenden obtener desde los contenidos, conceptos y categoras de la razn pura, lo que trae comoconsecuencia que se intente discutir sobre juicios universales y objetivos, pero con argumentos quepertenecen a discursos diferentes. La crtica de Adorno y Horkheimer es a la interpretacin del kantismobasada en la razn pura, cuando las consecuencias que de all se desprenden afectan al sujeto moral, elcual no es objeto de reflexin de esta razn sino de la prctica.

  • progresiva reificacin de la conciencia que al final hace que la idea de razn, y, por tanto, la idea deliberacin, sean literalmente impensables (A.A.V.V: 1994, p. 83).

    Como puede apreciarse, el concepto de razn plantea dificultades provenientes de contradiccionesreales que exigen establecer distintos registros de compresin. Lo que est en juego tanto en lareflexin frankfurtiana como en estas notas de revisin no es la validez del concepto de razn, sino laposibilidad de comprender el concepto de razn de una u otra forma. La posibilidad de comprender yasumir la razn como instrumental o la capacidad de cuestionarla y criticarla construyendo un conceptode razn que est en armona discordante, en una relacin de comprensin antagnica, con lascontradicciones del mundo real.No obstante, tambin se podra decir que el intento de unidad y dominio que se pretende lograr a travsde la razn instrumental es una de las muchas lecturas posibles, pues la razn tcnica ha ofrecido laposibilidad de superacin y desarrollo cientfico-social, con las implicaciones terico-prcticas queposeen. Sin embargo, no parece ser esa la postura de nuestros autores o, por lo menos, no es as comoellos lo ven en algunos pasajes claves.Dicho esto, es preciso decir tambin que Adorno y Horkheimer asoman la posibilidad de concebir unarazn cuestionadora y crtica, una que intenta estar en sintona con el mundo social real y suscontradicciones, que quiere estar ligada con el mundo objetivo para comprenderlo bien sea pararechazarlo o bien aceptarlo, para justificarlo o cuestionarlo, pero siempre revisndolo a travs de susmximas y procedimientos racionales.Para los autores, se trata de una concepcin de la razn que se entiende como una reconciliacin o almenos el intento de lograrlo entre lo universal y lo particular, entre la tendencia universalizadora (porhomogeneizadora) de la razn instrumental y la conviccin crtica de la razn prctica ante lasexperiencias del devenir de la cotidianidad, donde ninguna de las expresiones racionales involucradasse sacrifique o se limite por la otra, de forma tal que la idea de libertad, as como las de verdad y justicia,estn en armona atonal si cabe el trmino- con el intrnseco e inevitable deseo humano, con suvoluntad.Pero los frankfurtianos no terminan de desarrollar este concepto emancipador de la razn. La raznsigue siendo para ellos razn instrumental, con todas las caractersticas que hasta ahora se handescrito. La dificultad se presenta cuando hacen esta lectura de la razn ilustrada y de all derivanconsecuencias prctico-morales.Es decir, hasta ahora stos han sustentado el devenir histrico de la Ilustracin en un concepto de razntcnica que tiene como nico fin el control de la naturaleza, construyendo un sistema cerrado deracionalidad instrumental como la posibilidad nica de discurso, como la lgica y la dinmica interna ycomo la ideologa fundamental de la sociedad actual. Sin embargo, siempre han tenido presente lanecesidad de revertir la realidad social en las que estaban inmersos, por no cumplir con lo prometido,situacin que hace que todo el discurso ilustrado sobre el progreso, basado en el control de lanaturaleza, se venga abajo, y que consideren que la aspiracin racional sea el derrumbamiento y lanegacin del proyecto racional ilustrado, ms que el desarrollo y la realizacin del mismo.Para Adorno y Horkheimer el sistema de la Ilustracin como expresin tcnica es la forma deconocimiento que mejor domina y manipula los hechos, que colabora cabalmente con el sujeto en suintento de dominar a la naturaleza. Razn por la cual el burgus, por ejemplo, en tanto que propietariode esclavos, empresario y administrador expresa de manera representativa el pensamiento ilustrado.Los autores de Dialctica de la Ilustracin consideran que las dificultades que presenta el concepto derazn, que adems en la Ilustracin no aparecen expresadas claramente debido a la supuestatransparencia de sus propios juicios, vienen dadas por el hecho de que el sujeto racional estpermanentemente envuelto en contradicciones reales con el mundo, es decir, en las contradiccionesreales de la experiencia. Para los dos pensadores, la dificultosa relacin entre el yo trascendental y el yoemprico y otras tantas contradicciones ms, quedan manifestadas claramente en la Crtica de la raznpura.En sta, consideran estos tericos crticos, el concepto de razn es ambiguo, pues, por una parte, larazn expresada como yo trascendental supraindividual trae consigo la idea de hombres y mujeresconviviendo libremente y organizados como un sujeto universal, superando la conflictiva relacin entre larazn pura y la razn emprica para llegar a la consciente solidaridad del todo. En este sentido, larazn es una fiel representacin de universalidad, de utopa. Sin embargo, apuntan inmediatamente losautores en cuestin, por otra parte, la razn se expresa a su vez como un pensamiento calculador queorganiza el mundo con el fin de lograr la autoconservacin y siempre pensando convertir al objetosensible en objeto de dominio. Por esto, para Adorno y Horkheimer, la verdadera naturaleza del

  • esquematismo que hace concordar desde afuera lo universal y lo particular, el concepto y el casosingular, se revela finalmente en la ciencia actual como el inters de la sociedad industrial (Adorno yHorkheimer: 1994, p. 131).Es as como cualquier proceso tcnico basado en los patrones sistemticos de la razn puede repetirseo sustituirse, por lo que todo podra ser ejemplo de un modelo conceptual originado en el sistema. Estasituacin tiene una expresin en la cotidianidad, en el mundo social, que se evidencia en los procesos yobjetivos de la industrial cultural de masas, ya que le permite controlar y dominar a los consumidoresreducindolos a un sujeto abstracto (que en el fondo ni siquiera es un sujeto como tal) y anulando lasdiferentes connotaciones sensibles del sujeto moral8.De esta manera, para los autores, el conflicto que eventualmente podra haber entre la cienciaadministrativa vivificadora, entre un espritu colectivo o pblico y la experiencia del sujeto individual, delindividuo, se prev ya de antemano por las circunstancias que plantea la razn tcnica ilustrada.En sta, los sentidos estn determinados previamente por todo un aparato conceptual, por todo unsistema, mucho antes de que tenga lugar una percepcin. De este modo, consideran Adorno yHorkheimer, el burgus, que es el sujeto representativo del pensamiento ilustrado y que necesariamenteconoce a travs de esos principios, ve con antelacin al mundo como la materia misma con la cual va aconstruir ese mismo mundo, pues la mencionada sistematicidad de su pensamiento y su intento dedominarlo y manipularlo, para as controlar y predecir los hechos, lo hace capaz de ver el mundo comopredeterminado o prefabricado por sus propias formas racionales.Los frankfurtianos usan como ejemplo de esto a Hollywood, diciendo que Kant ha anticipado de maneraintuitiva slo lo que la Meca del cine ha hecho conscientemente: la censura previa de las imgenes,pues ya en la fase misma de postproduccin y edicin se hace un corte de escenas con el fin decensurar lo que se considera, segn los modelos del entendimiento conforme al cual han de sercontempladas las pelculas luego, que no debe ver el pblico, la masa uniforme.La razn de esta censura, a su entender, es un modelo de entendimiento que se adecua, o que estconforme, a lo que ellos consideran debe ser censurable o no. La percepcin mediante la cual el juiciopblico se ve confirmado est ya preparada por stos incluso antes de que se produzca (Adorno yHorkheimer: 1994, p. 132). Por esto, para Adorno quiz una pelcula que cumpliera rigurosamente con elcode de la Hays Office podra llegar a ser una gran obra, pero no en un mundo donde existe una HaysOffice9 (Adorno: 1987, p. 192).

    De all que si en algn momento hubo en el concepto de razn una utopa que apuntaba a un intersidentificador, conservando las diferencias nticas de los sujetos, aun si estos fuesen reprimidos, la raznde acuerdo con el planteamiento de los autores funciona ahora, por el contrario, de manerasistemtica y de acuerdo a unos fines que allanan o eliminan las diferencias en pos de un idnticointers comn.No obstante, este inters comn tiene al menos dos lecturas posibles. Una que podra surgir de lapregunta: qu tiene de malo la bsqueda del inters comn? En principio nada, porque esta comunidadde intereses de los sujetos morales les permite lograr beneficios que aprovechen todos y que les rindanresultados deseados sobre uno u otro objetivo compartido, actuando siempre de acuerdo a susprincipios. Por lo tanto, se podra sugerir una lectura positiva o aceptable de la nocin de interscomn.Sin embargo, la otra lectura posible sugiere que este inters comn es slo aparente, ya que de lo querealmente se trata es de la eliminacin, por parte de la racionalidad instrumental, de las diferenciaspropias del sujeto individual que se desenvolvera dentro de un colectivo que, a pesar de tener puntoscomunes y de inters, envuelve al sujeto en una uniformidad que no da cabida a las distinciones.Parafraseando a Gramsci, ese inters no es entre miembros de un colectivo orgnico sino entrehombres masa limitados en su capacidad deliberativa y crtica.Siguiendo la clave de la lectura frankfurtiana, la razn no permite bajo esta sistematicidad cualquier otradeterminacin que no sea la clasificacin o, volviendo al ejemplo anterior, la censura que ellapreviamente ha hecho para lograr el funcionamiento que desea. As, nadie puede ser diferente de lo quepreviamente se ha determinado que sea. Si se toma como ejemplo los estereotipos que impone lasociedad, entonces los sujetos pueden ser, por ejemplo, un miembro til y triunfador de sta, un tipo

    8 Aunque una lectura detenida de la Esttica trascendental podra facilitar alguna otra interpretacincon conclusiones un tanto diferentes.9 La Hays Office era una oficina para la censura voluntaria. Fue formada en Hollywood en el ao de1934.

  • exitoso o, por el contrario, un perdedor, un fracasado y hasta un excluido. La razn se manifiesta atravs de una lgica que pareciera ser democrtica en teora, y bajo este sistema justo, ningn sujetotiene un privilegio dentro de la sociedad que no pueda gozar otro.Con base en esto, Adorno y Horkheimer comparan el funcionamiento de la ciencia con la manera comofuncionan los seguros, particularmente con la vida y con la muerte. No importa quin muere, lo queimporta para la compaa de seguros es la relacin de los casos con los que la compaa tieneobligacin. Lo que importa es el funcionamiento y la coherencia de los grandes nmeros y no el casoparticular, no las condiciones en las cuales se dieron los sucesos, sino que estn adecuados a laformula general. De esta manera, creen ellos, opera la ciencia:La coincidencia de lo universal y lo particular se haya contenida, y ni siquiera ya secretamente, en unintelecto que percibe lo particular slo como un caso de lo universal y lo universal slo como la cara delo particular por la que ste se deja captar y manipular. La ciencia misma no tiene ninguna conciencia des; es un instrumento (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 132).

    Para los frankfurtianos, el pensamiento de la Ilustracin es aquel que identifica la verdad con el sistemacientfico, entendiendo sistema cientfico tal como lo han comparado previamente.Bajo estos parmetros, el intento de fundamentar la identidad o el carcter identificador de la ciencia,conduce a conceptos que cientficamente carecen de sentido, pues son meras frmulas para manipularsegn las reglas de un juego que la ciencia misma ha inventado.Para estos miembros de la Escuela de Frankfurt, el intento de autocomprensin de las ciencias esrealmente un concepto que le es ajeno, pues sta es fundamentalmente ejercitacin tcnica, es un meroejercicio del entendimiento y de reflexin sobre sus propios fines, pues la revisin constante de susalcances y de sus objetivos, as como de sus repercusiones prctico-morales, no es la manera comofunciona la ciencia, que es slo un sistema unificador que tiende a la identidad y que no tiene entre suspreocupaciones la reflexin moral.El pensamiento ilustrado manifiesta el desespero que tenan sus fundadores de encontrar una razn que stos llaman intelectual, que sostuviese los basamentos de la sociedad cuando fallara el intersmoral legtimo. Ellos consideran que los pensadores ilustrados, como autnticos representantes de sutiempo y de las formas del pensamiento y del actuar de la poca, pactan en la cotidiananidad con lospoderes que ellos desde su teora condenan, pues sus propuestas, en definitivo, nunca podrn hacerserealidad concreta. Esas doctrinas morales que intentaban sostener la sociedad cuando fallase el intersmoral legtimo eran, consideran stos, propagandistas y sentimentales, o queran ser incluidas a lafuerza, o dadas desde una perspectiva que no derivaba del hecho moral mismo.Para Adorno y Horkheimer el intento de Kant de considerar las conductas morales como un hecho, elintento kantiano de fundamentar el deber, el respeto mutuo, los imperativos categricos, a travs de unaley de la razn, no tiene un fundamento crtico. Por eso el sujeto ilustrado, el burgus como lo llamanAdorno y Horkheimer, que se prive a s mismo de ganar como sea, de lograr su cometido obeneficiarse y aprovecharse, simplemente basndose en el motivo kantiano del respeto a las formas dela ley, puede decirse que no es realmente un ilustrado, ni siquiera dice Adorno un supersticioso, sinoun loco.El fundamento del optimismo kantiano, consideran todos los frankfurtianos, segn el cual la accinmoral es racional incluso all donde la accin inmoral tiene buenas probabilidades de triunfo, se basa enel horror de recaer en la barbarie que representa la ley del ms fuerte y la guerra de todos contra todos.Pues para Kant si las fuerzas morales, el amor mutuo y el respeto desaparecieran, entonces lainmoralidad acabara completamente a los seres racionales.No obstante, segn el mismo Kant, a decir de Adorno y Horkheimer, ante la razn cientfica,estrictamente instrumental, los asuntos morales son impulsos de la conducta no menos neutrales quelas fuerzas inmorales que igual pudieran convertirse en inmorales tan pronto como se orientan a unaconciliacin con el poder.Segn los filsofos negativos, esto sucede como aquel pacto que en la prctica hacan los pensadoresilustrados con el poder, pues la Ilustracin destierra, elimina de la teora, esa diferencia entre impulsosmorales y conductas inmorales. Por ello una de las grandes preocupaciones de Adorno y Horkheimeres que el orden totalitario imperante en su tiempo se haya tomado de forma totalmente seria estemodelo de relacin de la razn con las conductas morales.Para stos, el fascismo, por ejemplo, le escamotea a los individuos la deliberacin moral y no promueveel desarrollo pleno de una conciencia moral de la colectividad. Le impone medidas y normas deconducta generales para su desenvolvimiento social y de compromiso con los intereses de todos, eneste caso con los intereses del rgimen, y adems condiciona su bienestar al cumplimiento de las

  • regulaciones claramente definidas. A cambio, el sujeto individual no tiene que cumplir con disciplinasfrreas en el plano personal y se permite distracciones morales que lo colocan en una situacin bastanteholgada para hacer sus deliberaciones prcticas. El totalitarismo le otorga a las particularidades delsistema todas las libertades mientras no disienta del mismo, pues basa su ejercicio poltico en lascondiciones que la brinda la racionalidad cientfica tal como se viene entendiendo.La regla que gua esta racionalidad cientfica, en palabras de Adorno: una sangrienta capacidadproductiva, es la eficiencia (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 134).Para Adorno y Horkheimer, el espritu ilustrado, el pensamiento de la Ilustracin, va en contra de laautoridad solamente cuando dicha autoridad no tiene la fuerza necesaria para imponerse, para lograrque sucumban ante ella, en otras palabras, es enemigo de un poder que no es tal poder, que no espoderoso. Por ello, mientras no se tome en cuenta quin pone en prctica la razn, quin razona, larazn no tiene mayor inclinacin por la violencia o por la mediacin, es decir, da para todo o puede estartan cerca de un extremo como de otro. Dicen los autores que segn la situacin de un individuo o de ungrupo, la razn puede hacer aparecer un hecho cualquiera como de paz o de guerra, de tolerancia o derepresin, por lo que tomando en cuenta lo que ellos dicen, esta situacin puede apreciarse sin mayoresfuerzo analizando esa flexibilidad del discurso de muchos Estados poderosos que usan losargumentos de razn para planificar e intervenir, ya sea en nombre de la democracia, en nombre de laestabilidad o en pro de una economa ms sana, en los procesos internos de Estados ms dbiles, oEstados que no estn realmente constituidos. Hasta pueden matar en nombre del respeto a la vida.Tomando en cuenta la referencia del pensamiento frankfurtiano, el discurso ilustrado da para todo y paratodos, pues como no est en juego quin pone en prctica los argumentos racionales, la razn estadada como un hecho y sus posibilidades ejecutivas son bastante plurales, por decir lo menos.Para los que dominan o los que tienen el poder, los hombres son meros materiales, son consideranAdorno y Horkheimer como lo es la naturaleza para la sociedad. As, un ejemplo en el que se revela ose manifiesta una forma de dominio es el terror que imponen las formas racionales que difundi elfascismo.Adorno y Horkheimer, para ejemplificar la situacin planteada, citan la historia de Julliete escrita por elMarqus de Sade, en donde el prncipe Frank Caville en una recepcin del rey de Npoles dice:entonces, hay que sustituir las quimeras religiosas por un gran terror; liberad al pueblo del temor de uninfierno futuro, que se entregue a todo tan pronto como haya sido destruido, pero sustituid esta terriblequimera por leyes penales prodigiosamente severas y que slo recaigan sobre l; porque es el nicoque importuna al Estado: siempre es en su clase, donde nacen los descontentos. Qu le importa alhombre rico la idea del freno que jams pesa sobre su cabeza cuando compra esa vana apariencia conel derecho de vejar grandemente a su vez a todos aquellos que viven bajo su yugo? En esta clase jamsencontraris a uno slo que no os permita la mayor de las tiranas cuando compruebe su realidad juntoa los otros (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 135. Julliete, traduccin castellana de P. Calvo,Espiral/Fundamentos, Madrid, 1986, pp. 202).

    Es as como la razn, siguiendo este argumento, se presenta como el instrumento de clculo, deplanificacin, que es neutral respecto a los fines. Por eso para Adorno y Horkheimer, lo que Kantfundament trascendentalmente entindase la afinidad entre conocimiento y planificacin, siemprepensando en stos como finalidad, siguiendo el discurso de los autores, ha sido llevada a cabo demanera emprica por Sade, incluso un siglo antes de la llegada del deporte, por mencionar el ejemplousado por los autores.Para Adorno y Horkheimer el deporte, sobre todo los de conjunto, es una manifestacin de la razn,mucho ms contempornea aunque igual de emprica, acomodada a una planificacin que responde aunos fines especficos y que se comporta de la manera como lo hara aquel burgus del ejemploanterior, que no dejara de ganar por atenerse a los imperativos categricos, pues no sera un ilustrado.De igual forma, en el deporte, de acuerdo a un fin especfico, cuerdo y racional, que es simplementeganar, se hace uso de la razn de manera sistemtica y se deja muchas veces a un lado, por no decirsiempre, los fundamentos morales como lo son el respeto y la comprensin del otro10.

    10 Sin embargo, es preciso decir que el deporte organizado basa, al menos en teora, los fundamentosde sus reglamentos en la compresin del otro, con el fin de hacer una competencia ms justa. Aunque,por otra parte, es preciso afirmar, suscribiendo a Adorno y Horkheimer, que en los deportes s hay unaplanificacin, hay un intento de planificacin total de las ineludibles contingencias del juego, teniendocomo fin ltimo ganar. No obstante, en la dinmica misma del juego, aqu s en respuesta a los autores,o en algunos momentos del mismo, las contingencias obligan a salirse de lo planificado y es donde

  • Para Adorno y Horkheimer las modernas secciones deportivas, como las llaman estos tericoscrticos11, con un juego colectivo perfectamente regulado y donde ningn jugador tiene alguna dudasobre cul es su papel dentro del conjunto, donde adems siempre hay uno en la reserva que estpresto a sustituirlo en el momento en el cual ste no se adecue a su juego, tiene su correspondencia,segn Adorno y Horkheimer, en los juegos sexuales de Julliete, en los que ni un solo momento quedadesaprovechado, ninguna abertura corporal descuidada, ninguna funcin inactiva (Adorno y Horkheimer:1994, p. 135).

    Para los autores, tanto en el deporte como en otras manifestaciones de la cultura de masas, se imponeuna actividad intensa y enteramente funcional sin que el espectador que no sea ducho en la materia seacapaz de descubrir cuales son las diferencias en las combinaciones posibles, pues el sentido de lasjugadas se mide segn reglas arbitrariamente preestablecidas. Para ello, la especial estructuraarquitectnica del sistema kantiano preanuncia, al igual que la estrategia previa a cualquier partido deftbol, o cualquier espectculo propio de la industria cultural como las telenovelas o los grupos juvenilesde moda, y al igual que las pirmides gimnsticas de las orgas de Sade (Adorno y Horkheimer: 1994,p. 136), la organizacin de toda una vida vaciada de cualquier fin objetivo:

    Lo que importa en estas organizaciones parece ser no tanto el placer cuanto su gestinactiva y organizada, como ya en otras pocas (...) el esquema de la actividad pesaba msque su contenido (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 136).

    Es as como por ejemplo, una vez que la utopa que dinamiz la Revolucin francesa, por decirlo dealguna manera, lleg a la msica y a la filosofa alemana, Adorno y Horkheimer consideran que el ordenburgus establecido, el status quo, funcionaliz por completo la razn.La razn se ha convertido en funcionalidad sin finalidad. Esta razn, que se acomoda a cualquier fin,que da para todo, pues no tiene un objetivo claro, resulta funcional y moldeable por cualquiera que semaneje dentro de su estructura, la conozca y, en consecuencia, la utilice para sus propios fines. En elcaso poltico, por ejemplo el del fascismo, es el plan en s mismo considerado. El Estado totalitariomanipula las naciones:

    As es retom el Prncipe, asistindose a esta idea con gran celo, el gobierno tiene queser quien regule la poblacin, el que tenga en sus manos todos los medios de extinguirla sila tiene, de aumentarla si la cree necesaria, y el que nunca tenga en su justicia otra balanzaque la de sus intereses y de sus pasiones, nicamente combinado con los intereses y laspasiones de aquellos que, acabamos de decir, han obtenido de l todas las partes deautoridad necesarias para quintuplicar las suyas (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 136).

    Una explicacin de una de las posibilidades de la razn, como lo es el totalitarismo:Volved ateos y amorales a los pueblos que queris subyugar: mientras no adoren a ms dios que a vosno tendrn ms costumbres que las vuestras, seris siempre su soberano ahora bien encompensacin dejadle la ms amplia facultad de crimen sobre s mismo; no le castiguis jams, parahacer que sus dardos vayan dirigidos contra vos (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 136).

    Desde esta perspectiva de la razn, en sentido instrumental y al servicio del totalitarismo, sta da parajustificar cualquier accin, ya que cualquier afecto est igual de distante de ella. Para Tito Perlini,marxista italiano interesado en poner de manifiesto la influencia hegelo-marxista en el pensamiento de laEscuela, especialmente sobre la teora crtica de la sociedad, por encima del kantismo de boga enaquellos tiempos, la razn formalizada e instrumental, subjetiva y neutralizada, se muestra incapaz deestablecer los fines y el sentido de la existencia humana, y se reduce escualidamente a convertir a suvez cualquier cosa en instrumento y, por consiguiente, la razn misma se vuelve incapaz de justificar supropia existencia (Perlini: 1976, p. 65).

    intervienen factores humanos como el amor propio, la inspiracin, el orgullo y hasta lo que se conocecomo magia y talento.

    11 Hay que entender que es un libro que esta escrito a mediados de este siglo (1944) y que desdeentonces han habido algunos cambios importantes en el deporte.

  • As, el principio segn el cual la razn se opone a todo lo irracional fundamenta segn Adorno yHorkheimer la anttesis entre Ilustracin y mitologa. La razn es para la Ilustracin una suerte deesponja, un agente qumico, lo llaman Adorno y Horkheimer, que absorbe en s la sustancia de las cosasy luego las disuelve bajo la forma de autonoma de la razn misma.De esta manera fue quedando a travs de cada anttesis entre Ilustracin y mitologa, una suerte deenfrentamiento entre la fuerza de la naturaleza y la autoridad del sujeto, pues la razn, haciendo esepapel de agente qumico, redujo todas las fuerzas de la naturaleza a una indiscriminada resistenciafrente al poder abstracto del sujeto y, es tarea de la razn ilustrada, liberar a los hombres de la influenciade esta fuerza natural. Sin embargo, esta liberacin trascendi ms all de lo que originalmentepensaban sus creadores. As consideran Adorno y Horkheimer, la dinmica de la economa demercado, por ejemplo, era una forma de expresar una figura real de la razn y el poder ante el cual larazn misma fracas.

    Esto, segn Horkheimer, -comenta Perlini- confiere a la sociedad del industrialismoavanzado un aspecto nihilista: la subjetivacin, cuanto ms parezca exaltar al sujeto, enrealidad, lo que hace es pronunciar su condena a muerte (Perlini: 1976, p. 65).

    Por lo que los romnticos expresaron oportunamente lo que los propios burgueses, como sujetosrepresentativos del pensamiento Ilustrado, experimentaron en carne propia, segn los autores:

    que la libertad conduca a su mundo a la anarqua organizada (...) con el desarrollo delsistema econmico, en el que el dominio de grupos privados sobre el aparato productivodivide y separa a los hombres, la autoconservacin retenida idntica por la razn, es decir,el instinto objetivado del individuo burgus, se revel como fuerza natural destructora,imposible ya de separar de la autodestruccin. La una se convirti confusamente en la otra.La razn pura devino antirrazn, procedimiento impecable y sin contenido (Adorno yHorkheimer: 1994, p. 137).

    Ahora bien, como se haba mencionado anteriormente, la representacin de universalidad quesignificaba la superacin dialctica de la relacin conflictiva entre razn pura y prctica la conscientesolidaridad del todo expresada en la reconciliacin del sujeto con la naturaleza, en vez de su afn pordominarla al tiempo que la anula, es decir, el sentido de utopa, con la anarqua organizada yadministrada que represent el desarrollo del sistema econmico en los trminos en que, segn losautores, se dio en la Ilustracin la autoconservacin retenida idntica por la razn a decir de Adorno yHorkheimer, es un remanente de la filosofa idealista alemana que incluso penetra la vanguardiarevolucionaria.As, la sociedad tal y como es en la actualidad, aunada a las tentativas moralistas de difundir lahumanidad como un medio racional (tentativas que intentaban mantener el estado actual de las cosascomo el mejor estado posible y al que cualquier ser humano normal debiera aspirar), est totalmentedespojada ya de aquella utopa presente en el concepto de razn, que para Adorno y Horkheimertermina siendo un mito. La conservacin de los sujetos y de su situacin circundante tiene dosmanifestaciones que varan de los dominadores a los dominados: astuta la de los dominadores, pues esuna lucha por el poder. Sin embargo, para los individuos dominados es una adaptacin, hastaresignacin, a una injusticia a cualquier precio. Ya que como dice Tito Perlini en tanto que pensadorcomprometido con un proceso revolucionario de cambio, la utopa que por impaciencia se auto-rechazaen la aceptacin del presente, se condena a la idolatra de lo que la hace inoperante. El impulso hacia laverdad no debe reducirse en rendicin de la verdad al dominio de los hechos (Perlini: 1976, p. 39).

    La gran filosofa Leibniz y Hegel, por ejemplo, haba descubierto una pretensin de verdad incluso enexpresiones subjetivas y objetivas que no eran de por s pensamiento: en sentimientos, instituciones yobras de arte por ejemplo. Sin embrago, el irracionalismo, entendiendo con ello hasta el positivismomoderno para Adorno y Horkheimer ltima expresin de la Ilustracin, aisl el sentimiento, como lareligin y el arte, de toda forma de conocimiento y limit a la fra razn en favor de la vida inmediata.Pero hizo de esta fra razn un principio hostil al pensamiento.En este sentido, a causa de esta hostilidad, el sentimiento, y en general toda expresin humana,incluyendo por supuesto a la cultura, est libre de responsabilidades ante el pensamiento. Lo difcil deesto, para Adorno y Horkheimer, es que con ello la cultura tambin se transforma en un elemento neutrode una razn omnicomprensiva del sistema econmico, que desde hace mucho tiempo ha devenidoirracional.

  • Sin embargo, desde un principio, la ratio expresada de esta manera no poda confiar solamente en lafuerza de atraccin que sta ejercera por s sola y por eso se completa a s misma a travs del culto alos sentimientos.Donde hace una llamada a favor de stos, esa ratio se vuelve contra su propio medio, el pensamiento,que por lo dems a ella, razn alienada respecto de s misma, le result etodo momento sospechoso. Elentusiasmo de los amantes en las pelculas constituye ya un golpe a la impasible teora y se prolonganal argumento sentimental contra el pensamiento que ataca a la injusticia. En la medida en que lossentimientos se convierten de este modo en ideologa, el desprecio al que sucumben en la realidad noes superado. El que ellos, comparados con las sublimes alturas a la que los traspone la ideologa,aparezcan siempre como excesivamente vulgares, contribuye a condenarlos. La condena de lossentimientos estaba ya implcita en la formalizacin de la razn. La autoconservacin en cuanto instintonatural tiene aun, como en otros discursos, mala conciencia; sobre la laboriosidad y las institucionesdestinadas a sus servicios, es decir, la mediacin independizada, el aparato, la organizacin, el sistema,cosas en la prctica como en la teora de la consideracin de ser racionales; las emociones estnintegradas en ellas (Adorno y Horkheimer: 1994, p. 139).

    La Ilustracin, consideran Adorno y Horkheimer, como etapa de desmitologizacin se distingue de todaslas otras que ha tenido la historia humana por el radicalismo que la caracteriza. Es sabido que cada vezque una nueva forma de sociedad, una nueva religin y una nueva mentalidad aparecen en la historia,son eliminadas tajantemente tanto las viejas clases como los viejos dioses.No obstante, cuando un pueblo pasa a una nueva forma de vida social Adorno y Horkheimer ponen deejemplo a los judos los hbitos que sobreviven, que son heredados, son considerados delitos yhorrores imperdonables. De all que pueda considerarse que los temores de la sociedad, pero tambin laidiosincrasia que la caracteriza, los rasgos despreciados y detestados por todos, son de alguna manerauna cicatriz del progreso, en este caso, violento de la historia humana.Esa cicatriz puede tomarse como una marca tanto de la civilizacin, del desarrollo, del progreso, comouna marca de la violencia, la destruccin y la barbarie. Sin embargo para la Ilustracin, consideran losautores, es una marca del progreso a secas.Pero para Adorno y Horkheimer lo paradjico de esta situacin es que desde el momento en que laforma o el medio gracias al cual la burguesa, los sujetos ilustrados llegaron al poder entindase laliberacin de fuerzas, el poder de la voluntad, el valor de la igualdad, la libertad en general, laautodeterminacin, es decir, las grandes banderas de la Ilustracin, se volvi contra ellos mismos, ytan pronto se convirti en sistema de dominio stos se vieron obligados a ejercer la opresin y larepresin.La Ilustracin no se detiene, ni siquiera por su propio principio, ni siquiera ante la mnima confianza, porno llamarla fe, que debe tener en sus propios postulados.De esta manera, para Adorno y Horkheimer el proceso mediante el cual la Ilustracin, en su empeo porracionalizar todas las esferas de la vida social, motoriza la progresiva funcionalizacin einstrumentalizacin de la razn, tiene como consecuencia la prdida, por parte del sujeto, del sentidocrtico y de la libertad, y con dicha prdida, otra ms, la del valor transformador de la utopa contenida enel concepto de razn.Para stos, la tendencia anti-autoritaria presente en la ideologa ilustrada que tiene una vinculacinconstante con la utopa implcita en el concepto de razn, hace a la Ilustracin hostil a la burguesaestablecida y a la aristocracia, que ante esta situacin no tuvieron problema en asociarse.El principio anti-autoritario debe convertirse en su contrario, en la instancia hostil a la razn misma: laliquidacin operada por ella de todo lo que es en s mismo vinculante permite al dominio decretar deforma soberana y manipular las obligaciones que en cada caso le convienen. As despus de la virtudcivil y el amor hacia los hombres, para los que ya no tena razones vlidas, la filosofa proclam tambincomo virtudes la autoridad y la jerarqua cuando stas haca tiempo que se haban convertido enmentiras justamente en virtud de la Ilustracin (Adorno y Horkheimer: 1994, p.140).

    Es as como los autores consideran que todo el proceso poltico y moral que se da en la Ilustracin tienecomo origen el trato y uso que se le da a la razn, por lo que, a su entender, ese permiso de la raznpara decretar de forma soberana y manipular las obligaciones que en cada caso le conviene,encuentra en la dinmica de la industria de la cultura una de sus ms finas expresiones.

    El siguiente captulo tiene como objetivo exponer el proceso mediante el cual los postulados de laIlustracin devienen falsa conciencia, expresados a travs de los medios de la industria de la cultura,

  • que legitiman la verdad que ellos mismos representan. Es decir, describe la manera mediante la cual laIlustracin termina por ser, en su expresin ideolgica, clculo de efectos y desarrollo de tcnicas dereproduccin mecnica y difusin masiva, fetichizando tanto sus propias creaciones como el poder quetiene para controlarlo y manipularlo todo al tiempo que hace creer en la libertad de eleccin ypensamiento.Sin embargo, antes de pasar al siguiente captulo es necesario recapitular haciendo las siguientesconsideraciones.Sin desmerecer ya que no estamos en posicin de hacerlo la lectura que realizan Adorno yHorkheimer de la teora del conocimiento de Kant para fundamentar su crtica al pensamiento ilustradoy, como consecuencia, su crtica a la industria de la cultura de nuestro tiempo, crtica que, como ya semencion, ocupar el centro de reflexin del resto del presente trabajo, es preciso aclarar que estalectura del pensamiento kantiano no es la nica posible, por el contrario, hay muchas otras, algunas conmayor consenso que la planteada por los frankfurtianos.Kant, en su Crtica de la razn pura, base fundamental de su teora del conocimiento, intenta lograr quela razn est ms acorde consigo misma, pues para ste la razn se enfrenta con preguntas que ellamisma se formula pero que no puede comprender. En otras palabras, intenta entender mejor lanaturaleza de las preguntas que se plantea y de las cuales no tiene respuesta.Estas preguntas estn relacionadas con las inquietudes que plantea la metafsica especial, pues se tratadel esfuerzo del entendimiento por comprender las condiciones en las cuales se producen losfenmenos hasta llegar a las condiciones ms remotas, con el fin de llegar a los primeros principios. Esdecir, existe un primer nivel del conocimiento que se deriva del encuentro del sujeto con la experiencia,pero siempre se va pasando de condiciones a condiciones superiores teniendo como fin llegar a loincondicionado.Dadas estas inquietudes Kant sugiere que esta investigacin de la razn no tendra fin temporalmente nitampoco lo tendra por la imposibilidad o la poca probabilidad de llegar a una ley primera. Para Kant, larazn siempre tendr a la mano la pregunta por el principio ltimo, la pregunta sobre el por qu de lascosas.As, para Kant, el sentido de la inquietud versa sobre la bsqueda de una explicacin general delmundo, versa sobre la necesidad de trascender los lmites del conocimiento emprico.Para Kant, a pesar de que en la bsqueda de lo incondicionado se puede disolver la nocin deconocimiento y sumirse a los principios de fe, no es una contradiccin hacerlo aunque su comprensinen un momento dado no sea verificable.Pero para poder realizar esta bsqueda Kant reinvindica constantemente la importancia de laexperiencia, pues para l tanto sta como la intuicin son las que dan sentido a una nocin de ordengnosceolgico, a pesar de que en el orden prctico no sea necesario verificar constantemente elconocimiento en la experiencia.Teniendo esto presente es preciso decir que la experiencia slo es posible cuando no acercamos a ellacon una armazn conceptual, razn por la cual la autocertificacin que propone el idealismo y que lepermitira en cierto modo anticipar la realidad, y que de alguna manera es lo que le imputan Adorno yHorkheimer a Kant o a cierta interpretacin de l, sera para el propio Kant un conjunto de conceptosintiles si no se conectan con la experiencia, ya que para l la experiencia es constatar las afeccionescon los conceptos independientes, por llamarlos de alguna manera.En este sentido, para Kant la comprensin de un enunciado implica el conocimiento de condicin deverdad, implica saber cul es la posible experiencia que los verificara. Sin que ello signifique que tengaque contrastarse la realidad. Ms an, para ste, no basta la posibilidad lgica para que un enunciadotenga sentido, hace falta que se plantee la posibilidad real del mismo. En otras palabras, nuestraracionalidad exige una contrastacin con lo sensible, pues no basta con la coherencia interna delargumento racional para verficarse a s mismo.As, cuando Adorno y Horkheimer concluyen que cada sujeto puede tener una posicin racional yobjetiva diferente sobre la percepcin de una experiencia cualquiera dada, pues en su proceso desistematizacin y unificacin de los momentos y particularidades de su percepcin cada quien puedeinterconectarlas de manera distinta, dejando abierta la posibilidad de que existan diferentes versionescompletamente racionales de un mismo acontecimiento. Teniendo como consecuencia que los finesobjetivos racionales que puedan trazarse los hombres no son tales, por el contrario, son subjetividadesque permiten arbitrariedades justificadas racionalmente, como las del autoritarismo, por ejemplo. Esnecesario decir que esta interpretacin responde ms a las cuestionadas autocertificaciones delidealismo que Kant revisa y crtica en su Crtica, que a los argumentos de Kant mismo. Con estasconsideraciones se pretende dejar constancia que la base terica de la crtica a la industria cultural que

  • realizan Adorno y Horkheimer, ms all de la validez de las conclusiones que de ella se desprendan,tiene una contrapartida o una lectura alternativa que pudiera permitir algunas otras conclusiones.Sin embargo, en el presente trabajo, especialmente en el segundo captulo, nos centraremos en lasconsecuencias que se desprenden de la lectura de los frankfurtianos, que es la descrita en este primercaptulo.

    4. La industria cultural como engao de masas o la libertad de lo siempre igual

    Los cuestionamientos hasta ahora esgrimidos por los frankfurtianos contra la racionalidad ilustrada,tomando como interlocutor de primer orden a Emmanuel Kant, dejan de lado otros argumentos de stesobre la razn. Adorno y Horkheimer cuestionan la racionalidad en su uso instrumental tal y como loproponen los postulados ilustrados en general, no as los postulados de Kant, pues el uso ilustrado slose preocupa del aprovechamiento de los medios y no toma en cuenta o no reflexiona sobre los finesestablecidos previamente. Sin embargo, Adorno y Horkheimer no dejan de lado la racionalidad en sufuncin crtica y cuestionadora de las antinomias de la cotidianidad social, antes bien, es esa suherramienta fundamental.Por esto, antes de continuar, es preciso dejar claro que si bien la teora kantiana del conocimiento afirmaque la razn humana tiene lmites que ella desconoce, as como una tendencia a crear conceptos queestn ms all de su comprensin, como Dios, el alma y otros tantos; por otra parte, y una vezestablecidos los lmites fundamentales de la razn, la teora del conocimiento de Kant postula las formasque sta tiene para funcionar, que son las formas trascendentales a priori de la intuicin y elentendimiento, entre las que se encuentran, por un lado, los conceptos y las intuiciones internas delespacio y el tiempo, las cuales le dan uniformidad y cohesin a la aprehensin y conocimiento delmundo, y por el otro, los conceptos a priori.De ac se desprenden al menos dos puntos a tomar en cuenta: el primero, que Kant con su teora nopretende pronunciarse sobre la existencia o naturaleza del mundo, sino que se limita a estudiar elfuncionamiento de la mente que lo aprehende, razn por la cual slo se atreve a emitir juicios sobre lamente que conoce y el resultado de su accin de conocer el mundo, y no es asunto suyo emitir juiciossobre el hecho de que el conocimiento del mundo y el mundo coincidan, simplemente se limita aestudiar las condiciones (la cuadrcula cartogrfica, usando el ejemplo de Heymann) con las queconocemos el mundo (los valles y los ros, continuando con el ejemplo anterior).Es de all de donde se desprende el segundo punto, a saber, que aunque no es posible desde lasformas de funcionamiento de la razn hacer que el conocimiento del mundo y el mundo coincidan, larazn no abandona sus pretensiones de acceder a los conceptos que ella misma ha creado y de loscuales no puede desprenderse. De esta manera se enfrenta a un constante ejercicio reflexivo y crticoque intenta dar cuenta, superndolas, de las contradicciones que le presenta la cotidianidad social atravs de conceptos que superan la mayora de las veces al entendimiento humano, como lo son losconceptos de Dios, el alma o la libertad, por ejemplo.Sin embargo, dentro del marco de estas reflexiones hay un fenmeno que sin ser tan elevado como losmencionados anteriormente, plantea una serie de dificultades para su comprensin, que requiere unareflexin y revisin crticas y que de alguna manera expresa esa disyuntiva entre el mundo y elconocimiento del mismo, entre el sujeto que conoce y el objeto conocido, que a su vez puede ser sujetode accin y hacer objeto al sujeto que conoce, plantendose una relacin entre estos trminos que nose agota fcilmente y que permite establecer un tejido de interconexiones reflexivas. Este fenmeno esconocido como cultura.As, volviendo al texto de Adorno y Horkheimer, la cultura en tanto que expresin humana se manifiestade forma neutra respecto de los fines de la accin racional, es decir, a la cultura por s misma no se lepueden imputar intenciones fijas o preestablecidas, ya que los fines que pueda perseguir en unmomento dado son los que el sujeto racional y moral que la produce se proponga. Esto representa unproblema o aqu radica el problema para Adorno y Horkheimer, ya que los fines y objetivos de losagentes de dominio, basados en la racionalidad instrumental o en una comprensin instrumental de larazn, pueden hacer que la cultura sea medio de control y manipulacin de masas.Sin embargo, es preciso aclarar, aunque sea de manera general, lo que los filsofos crticos entiendenpor cultura, cultur