Razón y revolución

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RAZÓN Y REVOLUCIÓN FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA Alan Woods y Ted Grant Traducción castellana de Jordi Martorell Fundación Federico Engels Madrid

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RAZÓN Y REVOLUCIÓNFILOSOFÍA MARXISTAY CIENCIA MODERNA

Alan Woods y Ted Grant

Traducción castellana deJordi Martorell

Fundación Federico EngelsMadrid

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Título original:Reason in Revolt. Marxist Philosophy and Modern Science

Primer volumen de la serie Marxismo en el nuevo milenio

Primera edición: julio 1995Segunda edición: abril 2002Reimpresiones: mayo 2004

mayo 2008

© 1995, Fundación Federico Engels© 1991, 1995 Eric J. Lerner, utilizado con permiso

ISBN: 84-932118-0-xDepósito Legal: M-14.032-2004Impreso en España - Printed in Spain

Publicado y distribuido por la Fundación Federico EngelsC/ Hermanos del Moral 33, bajo · 28019 MadridTeléfono: 914 283 870 · Fax: 914 283 871

ww.fundacionfedericoengels.orgcontactar@fundacionfedericoengels.org

Si desea ponerse en contacto con los autores para cualquier comentario o sugerencia,hágalo por medio de la Fundación Federico Engels.

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Agradecimientos

Para la realización de esta obra hemos sido muy afortunados al contar con el estí-mulo y ayuda activa de amigos y colaboradores, cuyos consejos y críticas han sidoinestimables. Aprovechamos esta oportunidad para expresar nuestro reco-nocimiento a las siguientes personas, por su amable ayuda:

Ana Muñoz, por su esmerado e incansable trabajo en el libro desde el prin-cipio hasta el final; Rob Sewell, cuyo entusiasmo ilimitado sostuvo un proyectolargo y difícil, y cuyas investigaciones fueron vitales para las secciones de biolo-gía, genética y evolución; Bryan Beckenham y John Pickard, por su inestimableayuda para las secciones de la teoría del caos y matemáticas; Angelo Valeriani(Italia), por sus consejos sobre física; Eric de Bruyn (Bélgica), por sus observa-ciones sobre química y la teoría del caos; nos sentimos en deuda con ThanassisOlimpios (Grecia), por la sección de geología y de la evolución de la vida; BosseÖberg (Suecia), por el material sobre religión; estamos especialmente agradeci-dos a Eric J. Lerner (EEUU), por sus valiosos comentarios sobre el big bang yotros asuntos relacionados; Julianna Grant, por su ayuda con El lenguaje y elpensamiento del niño, y Anne Tanner, por su material sobre genética. Por último,nos gustaría agradecer a Miguel Fernández, Carlos Carballeira, Antonio Grandaly Julio López su ayuda en la corrección del texto.

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Índice

En memoria de Hannes Alfvén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Prefacio de los autores a la primera edición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Prefacio de los autores a la segunda edición en castellano . . . . . . . . . 17

Primera parte: Razón y sinrazón1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312. Filosofía y religión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 433. Materialismo dialéctico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 594. La lógica formal y la dialéctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

Segunda parte: Tiempo, espacio y movimiento5. Revolución en la física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1196. Incertidumbre e idealismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1297. La teoría de la relatividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1578. La flecha del tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1939. El big bang . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

Tercera parte: Vida, mente y materia10. Dialéctica de la geología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24511. Cómo surgió la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25712. El nacimiento revolucionario del hombre . . . . . . . . . . . . . . . . 28113. La génesis de la mente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30914. Marxismo y darwinismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33515. ¿El gen egoísta? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351

Cuarta parte: Orden en el caos16. ¿Reflejan la realidad las matemáticas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37717. La teoría del caos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39918. La teoría del conocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40919. Alienación y futuro de la humanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 427

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 459

Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463

Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469

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En memoria de Hannes Alfvén

Poco antes de terminar este libro llegó la triste noticia de la muerte del premioNobel y físico sueco Hannes Alfvén. Además de sus importantes descubrimientosen el terreno de la física del plasma y de la cosmología, Alfvén libró una luchaincansable contra las tendencias idealistas y místicas en la ciencia. Publicamosa continuación un breve homenaje escrito por el físico estadounidense e investi-gador independiente Eric J. Lerner, autor de The Big Bang Never Happened (Elbig bang nunca sucedió):

Hannes Alfvén era una de las mentes destacadas del siglo XX, y un día será con-siderado, junto con Einstein, como alguien que transformó nuestro modo de ver eluniverso. Es un gran privilegio haberlo conocido.

Alfvén fue el fundador de la moderna física del plasma, que estudia los gasesconductores de electricidad. El plasma es la forma dominante de la materia en eluniverso, aunque es bastante inusual en la Tierra —las estrellas, las galaxias y elespacio entre ellas están llenas de plasma—. Los plasmas tienen una vasta aplica-ción en la tecnología, siendo la más apasionante su potencial uso en la fusión ter-monuclear controlada, una fuente potencial de energía limpia, barata e ilimitada.Las ideas y las investigaciones de Alfvén en ese terreno se suelen utilizar de formarutinaria en las múltiples aplicaciones de la física del plasma, como indican losmúltiples conceptos que llevan su nombre: onda Alfvén, velocidad Alfvén, límiteAlfvén, etc.

Sin embargo, la aportación más significativa de Alfvén a la ciencia es sureformulación audaz de la cosmología, su crítica del big bang y su planteamien-to de una alternativa, el universo de plasma, un universo en evolución sin prin-cipio ni fin.

Para Alfvén, la diferencia fundamental entre su punto de vista y el de loscosmólogos del big bang era metodológica: “Cuando los hombres empiezan apensar acerca del universo, siempre existe un conflicto entre el enfoque mítico yel empírico-científico”, explicó. “En la mitología, uno intenta deducir cómo los

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dioses habrán tenido que crear el mundo, qué principio perfecto habrán tenido queusar”. Esto, dijo, es el método de la cosmología convencional de hoy: empezarcon una teoría matemática, deducir de dicha teoría cómo el universo tiene quehaber empezado e ir hacia adelante desde el comienzo hasta el presente. El bigbang es un fracaso científico porque intenta derivar el universo actual desde unhipotético estado perfecto anterior a él. Todas las contradicciones con la observa-ción se derivan de este fallo fundamental.

El otro método es el que empleó Alfvén: “Yo siempre he creído que laastrofísica debería ser la extrapolación de la física de laboratorio, que hemos deempezar con el actual universo y volver hacia atrás, a épocas cada vez másremotas e inciertas”. Este método empieza con la observación —la observaciónen el laboratorio, desde naves espaciales, la observación del universo en su con-junto, derivando teorías de aquellas observaciones, y no de la teoría y de lasmatemáticas puras—.

Según Alfvén, la evolución del universo en el pasado tiene que ser explicableen términos de los procesos que tienen lugar hoy en él; los acontecimientos quese dan en las profundidades del espacio pueden ser explicados en términos defenómenos que estudiamos en laboratorios terrestres. Semejante enfoque descar-ta conceptos como el origen del universo desde la nada, el inicio del tiempo o elbig bang. Puesto que no se ve en ninguna parte nada que nazca de la nada, no tene-mos ninguna razón para pensar que esto haya ocurrido en un pasado distante. Porel contrario, la cosmología del plasma parte de la base de que el universo, ya queahora lo vemos en un proceso continuo de evolución, siempre ha existido, siem-pre ha evolucionado y siempre existirá y evolucionará durante un tiempo infinito.

Alfvén desarrolló una amplísima crítica de la cosmología moderna desde esteenfoque metodológico, situándola en un contexto histórico que solía llamar el“péndulo cosmológico”: la idea de que a lo largo de milenios la cosmología haalternado entre una visión científica y otra mitológica. Los mitos de los pueblosprimitivos fueron sustituidos por los esfuerzos científicos de los jónicos de laGrecia antigua, pero después el péndulo volvió a girar hacia el mito de la per-fección matemática de Tolomeo y Platón, mezclada posteriormente con la mito-logía creacionista de los cristianos. Ésta, a su vez, retrocedió ante el resurgi-miento de la ciencia en el siglo XVI. En el siglo XX hemos presenciado un nuevorebrote de la mitología, y la batalla por una cosmología científica sigue hasta elmomento actual.

Alfvén vio la fascinación de los actuales cosmólogos por la perfecciónmatemática como la raíz de su enfoque mitológico: “La diferencia entre la mito-logía y la ciencia es la diferencia entre la inspiración divina de la ‘razón sin más’,por un lado, y las teorías desarrolladas mediante la observación del mundo real,por el otro. [Es] la diferencia entre la creencia en profetas y el pensamiento crí-tico, entre el Credo quia absurdum (Creo porque es absurdo) de Tertulio y el Deomnibus est dubitandum (Hay que cuestionarlo todo) de Descartes. Pretenderescribir un gran drama cósmico necesariamente conduce a la mitología. Preten-

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der que el conocimiento sustituya a la ignorancia en regiones cada vez másextensas del espacio y el tiempo, esto es ciencia”.

Puesto que la aplastante mayoría del universo está compuesta de plasma,Alfvén dedujo que los fenómenos del plasma, los fenómenos de la electricidad ydel magnetismo, y no sólo la gravedad, tienen que ser determinantes para la evo-lución del universo. Demostró con teorías concretas cómo vastas corrientes ycampos magnéticos formaron el sistema solar y las galaxias. En la medida en quesensores y telescopios a bordo de naves espaciales revelaron este universo de plas-ma, las ideas de las que Alfvén fue pionero tuvieron cada vez más aceptación. Noobstante, hasta el día de hoy, sus conceptos cosmológicos más amplios siguensiendo los de una minoría controvertida. Sin embargo, su idea de un universo infi-nito en estado de evolución es la única que se corresponde con lo que sabemos dela evolución en los aspectos físico, biológico y social.

Alfvén era un científico políticamente comprometido, muy activo en el movi-miento internacional por el desarme y en el terreno de la política energética, locual, a menudo, igual que con su trabajo científico, le atrajo las iras de los pode-res fácticos. Por ejemplo, a mediados de la década de los 60, Suecia empezó aestudiar una política nacional de investigación y desarrollo de la energía nuclear,cuestión sobre la que Alfvén, destacado investigador en el campo de la cienciaespacial y la fusión nuclear, se consideraba bastante cualificado para opinar. Actoseguido se vio involucrado en un debate cada vez más acalorado con el gobierno.Le parecía que el plan sueco había infravalorado totalmente la potencial aporta-ción de la fusión nuclear a la solución del problema energético y que no dedicabasuficientes fondos para las investigaciones que requería. Se mostró igualmentecrítico con los planes de construcción de una central nuclear, que él ridiculizabacomo técnicamente inviables y equivocados. Se enfrentó a la burocracia local, lacual no suavizó su hostilidad hacia él cuando su crítica técnica a la central resultóestar bien fundada (más tarde fue convertida en una central convencional).

Las relaciones entre Alfvén y el gobierno alcanzaron su punto más bajo en1966, cuando publicó una breve pero hiriente sátira científico-política titulada Elgran ordenador. El argumento de la obra, escrita con el seudónimo de Olaf Johan-nesson, era la conquista del planeta por los ordenadores. La idea general era popu-lar entre escritores de ciencia-ficción, pero Alfvén la utilizó como un vehículo nosólo para ridiculizar la obsesión creciente del gobierno y los hombres de negociospor el poder de los ordenadores, sino también para castigar a una gran parte delestablishment sueco. En la novela, Alfvén deja claro que la avaricia de los mono-polios, la miopía de los burócratas gubernamentales y las ambiciones de los polí-ticos fue lo que condujo al futuro que irónicamente describe como una utopía...para los ordenadores. En la Suecia moderna, un estado dirigido por una alianza deburócratas gubernamentales, políticos y monopolistas, la sátira de Alfvén no gustóa aquellos sectores ya irritados por su aguda crítica a la política nuclear.

Ya en 1967, las relaciones de Alfvén con el establishment científico suecohabían sufrido tal deterioro, en especial sobre la cuestión nuclear, que decidió

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abandonar el país. “Me dijeron que recortarían radicalmente mis subvenciones sino apoyaba la central nuclear”, recordaba. Pronto le ofrecieron cátedras en uni-versidades, tanto de la Unión Soviética como de Estados Unidos. Tras una estan-cia de dos meses en la URSS, se trasladó a EEUU, donde terminó en la univer-sidad de California, en San Diego. Al final, alternó su tiempo entre Suecia yEEUU, continuando sus actividades científicas hasta poco antes de su muerte, enabril de 1995.

Alfvén fue reconocido como uno de los fundadores de la física del plasmacuando en 1970 se le concedió el premio Nobel de Física. Sin embargo, sus apor-taciones más importantes a la cosmología y a la visión humana de nuestro uni-verso aún no han recibido el reconocimiento que se merecen, por estar en con-flicto con la ortodoxia dominante del big bang y del enfoque matemático-mitoló-gico de la cosmología. No obstante, en su momento, Alfvén será visto como elGalileo del fin del siglo XX.

Eric J. LernerLawrenceville, New Jersey, 8 de mayo de 1995

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Prefacio de los autores a la primera edición

Un fantasma recorre Europa...C. Marx y F. Engels, El manifiesto comunista

Mark Twain dijo en broma una vez que los rumores de su muerte habían sido exa-gerados. Resulta llamativa la circunstancia de que todos los años, durante el últi-mo siglo y medio, el marxismo ha sido declarado difunto. No obstante, por algu-na razón inexplicable, mantiene una obstinada vitalidad, cuya mejor prueba es elhecho de que los ataques contra él no sólo continúan, sino que tienden a recrude-cerse tanto en frecuencia como en acritud. Si es verdad que el marxismo es tanirrelevante, ¿por qué molestarse siquiera en mencionarlo? La realidad es que losdetractores del marxismo todavía se sienten perseguidos por el mismo viejo fan-tasma. Sienten el malestar propio de aquel que es consciente de que el sistemasocial que defiende se encuentra en grandes dificultades y sumido en contradic-ciones insuperables, de que el colapso de una caricatura totalitaria de socialismono es el final del asunto.

Desde la caída del muro de Berlín ha habido una ofensiva ideológica contra elmarxismo y las ideas del socialismo en general. Francis Fukuyama llegó a pro-clamar el “fin de la historia”. Sin embargo, la historia continúa y se vuelve cadavez más conflictiva. El monstruoso régimen estalinista en Rusia ha sido sustitui-do por una monstruosidad todavía mayor. La auténtica significación de la “libreempresa” en la ex Unión Soviética ha sido la de un colapso espantoso de las fuer-zas productivas, la ciencia y la cultura a una escala que tan sólo se puede compa-rar con una derrota bélica catastrófica.

A pesar de todo esto —o quizá debido a ello—, los admiradores de las su-puestas virtudes del capitalismo están dedicando grandes recursos a afirmar queel colapso del estalinismo demuestra la inviabilidad del socialismo. Se dice que latotalidad de las ideas elaboradas por Marx y Engels, y desarrolladas posterior-mente por Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo, están absolutamente desacredi-tadas. Sin embargo, un análisis más riguroso revela una crisis de la mal llamadaeconomía de libre empresa, que tan sólo en los países industrializados condena a22 millones de seres humanos a una vida de inactividad forzosa, derrochando el

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potencial creativo de toda una generación. La sociedad occidental se encuentra enun callejón sin salida no sólo económica, política y socialmente, sino también enel terreno moral y cultural. La caída del estalinismo, que fue anticipada por losmarxistas hace décadas, no puede disfrazar el hecho de que, en la última décadadel siglo XX, el sistema capitalista se encuentra en una crisis profunda a escalamundial. Los estrategas del capital miran hacia el futuro con un profundo desaso-siego. Los más honestos se hacen una pregunta que no se atreven a contestar: ¿Notendría Marx razón después de todo?

Independientemente de si uno acepta o rechaza las ideas del marxismo, esimposible negar el impacto colosal que han tenido. Desde la aparición de El ma-nifiesto comunista hasta el día de hoy, el marxismo ha sido un factor decisivo nosólo en la palestra política, sino también en el desarrollo del pensamiento huma-no. Los que lucharon contra él se vieron obligados a tomarlo como punto de par-tida. A pesar de la situación actual, es un hecho indiscutible que la RevoluciónRusa cambió todo el curso de la historia mundial. Por lo tanto, un conocimientoriguroso de la teoría del marxismo es una condición necesaria para cualquiera quedesee comprender los fenómenos fundamentales de nuestra época.

EL PAPEL DE ENGELS

En agosto de 1995 se conmemorará el centenario de la muerte de Federico Engels,el hombre que, junto a Carlos Marx, inició una forma totalmente nueva de obser-var la naturaleza, la sociedad y el desarrollo humano. Al papel jugado por Engelsen el pensamiento marxista no se le ha hecho justicia. Esto se debe, en parte, almonumental genio de Marx, que inevitablemente ensombrece la contribuciónhecha por su amigo y compañero de toda la vida. Pero también emana de la humil-dad innata de Engels, que siempre quitó importancia a su propia contribución yprefirió resaltar la preeminencia de Marx. Engels dio instrucciones para que a sumuerte su cuerpo fuera incinerado y sus cenizas arrojadas al mar en Beachy Head,en el sur de Inglaterra. No quería ningún monumento. Al igual que Marx, detes-taba cualquier cosa que se asemejase remotamente al culto a la personalidad. Elúnico monumento que querían dejar tras de sí era el imponente conjunto de ideasque constituyen una base ideológica completa para la lucha por la transformaciónsocialista de la sociedad.

Muchos no se dan cuenta de que el marxismo se extiende bastante más allá dela política y la economía. La columna vertebral del marxismo es la filosofía delmaterialismo dialéctico. Marx tenía la intención de escribir una obra a fondo sobreel tema, pero, desgraciadamente, la tarea colosal de escribir El capital se lo impi-dió. Si excluimos sus obras tempranas, como La sagrada familia y La ideologíaalemana, intentos importantes aunque preparatorios de desarrollar una nueva filo-sofía, y los tres volúmenes de El capital, que son un ejemplo clásico de la aplica-ción concreta del método dialéctico a la esfera particular de la economía, las prin-

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cipales obras de la filosofía marxista fueron escritas por Engels. Quien quieraentender el materialismo dialéctico debe empezar con un conocimiento a fondo deAnti-Dühring, Dialéctica de la naturaleza y Ludwig Feuerbach.

¿Hasta qué punto los escritos filosóficos de este hombre que murió hace unsiglo han superado la prueba del tiempo? Ese es el punto de partida de esta obra.Engels definió la dialéctica como “las leyes más generales del movimiento de lanaturaleza, la sociedad y el pensamiento humano”. En Dialéctica de la naturale-za en particular, Engels se basó en un estudio cuidadoso del conocimiento científi-co más avanzado de su tiempo para demostrar que “en última instancia, el fun-cionamiento de la naturaleza es dialéctico”. Y ésta es la tesis fundamental del pre-sente trabajo: que los descubrimientos más importantes de la ciencia del siglo XXsuministran una impresionante confirmación de esto.

No sorprenden tanto los ataques contra el marxismo como la ignorancia totalque de éste manifiestan sus detractores. Mientras que a nadie se le ocurriría ejer-cer de mecánico de coches sin estudiar mecánica, todo el mundo se siente librepara expresar una opinión sobre el marxismo sin el menor conocimiento delmismo. Esta obra es un intento de explicar las ideas básicas de la filosofía mar-xista y mostrar la relación entre ésta y la posición de la ciencia y la filosofía en elmundo moderno. La intención de los autores es escribir una trilogía que cubra lostres componentes principales del marxismo: 1) filosofía marxista (materialismodialéctico), 2) teoría marxista de la historia y la sociedad (materialismo histórico)y 3) economía marxista (la teoría del valor del trabajo).

Nuestra idea original fue la de incluir una sección sobre la historia de la filo-sofía, pero, en vista de la extensión de esta obra, hemos decidido publicarla porseparado. Empezamos con una reseña de la filosofía del marxismo, el mate-rialismo dialéctico. Esto es fundamental porque es el método del marxismo. Elmaterialismo histórico es la aplicación de este método al estudio del desarrollo dela sociedad humana; la teoría del valor del trabajo es el resultado de la aplicacióndel mismo método a la economía. La comprensión del marxismo es imposible sinuna comprensión del materialismo dialéctico.

La prueba última de la dialéctica es la naturaleza misma. El estudio de laciencia ocupó la atención de Marx y Engels toda su vida. Engels intentó escribiruna obra exhaustiva, esbozando en detalle la relación entre el materialismodialéctico y la ciencia, pero no le fue posible debido a la fuerte carga de trabajoque le supusieron los volúmenes segundo y tercero de El capital, que quedaronsin terminar a la muerte de Marx. Sus manuscritos incompletos de Dialéctica dela naturaleza tan sólo vieron la luz en 1925. A pesar de su estado inacabado,constituyen una fuente muy importante para el estudio de la filosofía marxista yproporcionan ejemplos brillantes de la aplicación de la dialéctica a los problemascentrales de la ciencia.

Uno de los problemas con que nos hemos enfrentado al escribir esta obra es elhecho de que la mayoría de la gente sólo tiene un conocimiento de segunda manode los escritos básicos del marxismo. Es una pena, ya que la única manera de

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entender el marxismo es leyendo las obras de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Lagran mayoría de los escritos que pretenden explicar “qué significa Marx” carecende todo valor. Así pues, hemos decidido incluir un gran número de citas extensas,particularmente de Engels, en parte para dar al lector un acceso directo a esasideas sin ninguna “traducción” y en parte con la esperanza de que le estimule aleer los originales. Este método, que no facilita la lectura del libro, en nuestra opi-nión es necesario. De la misma manera, nos hemos sentido obligados a reprodu-cir algunas citas largas de autores con los que estamos en desacuerdo, basándonosen el principio de que siempre es mejor permitir a nuestros oponentes que hablenpor ellos mismos.

Londres, 1º de Mayo de 1995

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Prefacio de los autoresa la segunda edición en castellano

Con gran entusiasmo damos la bienvenida a la segunda edición en castellano deRazón y revolución. Desde que hace seis años se publicó por primera vez en estalengua y en inglés, hemos recibido comentarios favorables desde muchas partesdel mundo, tanto de activistas del movimiento obrero como de científicos. Lasideas de esta obra han despertado interés en muchos países, y, además de en losdos idiomas ya citados, está editado en italiano, griego, urdu y turco. Las edicio-nes alemana y flamenca están en preparación.

Estamos orgullosos de que, hasta la fecha, nadie le haya hecho objecionesserias al contenido científico del libro. Cada nuevo descubrimiento de la cienciaha corroborado la afirmación de Engels de que “en última instancia, la naturalezafunciona de forma dialéctica”. Aprovechamos la oportunidad que se nos brindapara comentar algunos de ellos.

EL GENOMA HUMANO

Los descubrimientos realizados por el Proyecto Genoma Humano han confirma-do la posición del marxismo. Durante décadas, muchos genetistas han defendidoque todo, desde la inteligencia a la homosexualidad o la criminalidad, estabadeterminado por nuestros genes. De esto se han extraído conclusiones de lo másreaccionario. Por ejemplo, que los negros y las mujeres están genéticamente con-dicionados a ser menos inteligentes que los blancos o los hombres, o que la vio-lación o el asesinato son de alguna manera naturales y que, por tanto, no merecela pena gastar dinero en escuelas y viviendas para los pobres, porque su pobreza,al estar genéticamente determinada, no tiene solución. Y, sobre todo, la existenciade la desigualdad es inevitable y cualquier intento de abolir la sociedad de clasesresultará inútil porque es algo natural arraigado en nuestros genes. Estas ideas sonun buen ejemplo de cómo la ciencia no está separada de la política y los interesesde clase, y que los científicos más eminentes, consciente o inconscientemente,

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pueden ayudar a la reacción. Pero dejando a un lado, por ahora, las implicacionespolíticas y sociales, en términos puramente científicos estamos ante un momentodecisivo de la historia.

Hasta ahora los científicos creían que el genoma humano contenía las ins-trucciones para crear entre 50.000 y 150.000 genes. Esta suposición se basabaen la comparación con organismos más simples, como la mosca del vinagre(Drosophila melanogaster). Los científicos decían que si esta humilde moscatenía 13.000 genes, una entidad más grande y compleja como el ser humanodebería tener muchos más. Una estimación superior a los 150.000 genes parecíarazonable después de descifrar los dos primeros genomas animales. Pero esta-ban equivocados. Probablemente el número de genes humanos no supere lostreinta o cuarenta mil.

Este pequeño número les plantea a los científicos un dilema. Si el ser humanosólo tiene trece mil genes más que la lombriz intestinal Caenorhabditis elegans oseis mil más que el alga Arabidpsis thaliana, ¿cómo se explica su gran compleji-dad? ¿Por qué, comparativamente, somos tan avanzados? La lombriz intestinal esuna pequeña criatura tubular formada por 959 células, de las cuales 302 son neu-ronas. El cuerpo humano posee cien billones de células, de los cuales unos cienmil millones son células nerviosas. A pesar de la tendencia actual a negar la exis-tencia del progreso evolutivo, sería bastante razonable suponer que hay algo másen el Homo sapiens que en la Caenorhabditis elegans.

EL DETERMINISMO BIOLÓGICO AL DESCUBIERTO

Los marxistas, por supuesto, aceptamos que los genes juegan un papel muyimportante. Nos proporcionan, hasta cierto punto, la materia prima a partir de lacual se desarrollan los individuos. Pero son sólo una cara de una ecuación muycompleja. El problema surge cuando determinadas personas intentan presentar losgenes como el único agente condicionante del desarrollo y comportamientohumanos, como ha ocurrido hasta ahora. En realidad, los genes y los factoresmedioambientales interactúan recíprocamente, y en ese proceso el papel del entor-no, negado o infravalorado sistemáticamente por los deterministas biológicos,resulta ser absolutamente decisivo.

Las últimas revelaciones del genoma humano han terminado con la viejacontroversia entre entorno y genes. El relativamente pequeño número de éstosdescarta cualquier posibilidad de que existan genes individuales que controleny conformen patrones de comportamiento como la criminalidad o la preferenciasexual. Liquida totalmente las ideas de gente como Dean Hammer, que pre-tendía haber aislado un gen del cromosoma X humano que supuestamente pre-disponía a la homosexualidad. Se han escuchado ideas similares respecto a otrosrasgos humanos, desde la capacidad de correr al gusto artístico e incluso ¡lastendencias políticas! La realidad es que el comportamiento humano es demasia-

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do complejo y no se puede reducir a simple genética. Los últimos descubri-mientos contradicen la sarta de disparates que durante años se presentaron comoirrefutables.

Los deterministas biológicos insistían en reducir todos los problemas socia-les a la genética. En febrero de 1995 se celebró en Londres unas jornadas sobreGenética criminal y comportamiento antisocial. Diez de los trece oradores pro-cedían de Estados Unidos, donde en 1992 unas jornadas similares, con claros tin-tes racistas, habían sido suspendidas debido a las protestas de la opinión pública.El presidente, Michael Rutter, del Instituto de Psiquiatría de Londres, declaróque “no existe algo similar a un gen criminal”. Otros participantes, como Gre-gory Carey, del Instituto de Genética del Comportamiento de la Universidad deColorado, mantuvieron que los factores genéticos en conjunto eran responsablesde entre el cuarenta y el cincuenta por ciento de la violencia criminal. Aunque ensu opinión resultaría poco práctico “tratar” la criminalidad con métodos de laingeniería genética, otros sí expresaron que existían buenas perspectivas para eldesarrollo de medicinas para el control de la agresividad, una vez encontrados losgenes responsables. Carey también insinuó la posibilidad de considerar la con-veniencia de un aborto cuando las pruebas prenatales señalaran a un niño comoprobable portador de los genes que le predispondrían a la agresividad o un com-portamiento antisocial. Esta opinión fue compartida por David Goldman, delLaboratorio de Neurogenética del Instituto Nacional de la Salud estadounidense:“Las familias tendrían que disponer de la información y permitir que puedandecidir en privado cómo utilizarla” (The Independent, 14/2/95).

Existen muchos otros ejemplos. Charles Murray, en su famoso libro The BellCurve, resucitó la vieja idea de que la genética puede explicar la diferencia entrelos cocientes intelectuales de blancos y negros. C. R. Jeffery escribió: “La cienciadebe decirnos qué individuos se convertirán o no en criminales, qué individuosserán o no víctimas y qué estrategias legales serán útiles”. Yudofsky suscribe elentusiasmo de Jeffery con la siguiente afirmación: “Estamos al borde de una revo-lución en la medicina genética. El futuro será comprender la base genética de losdesórdenes agresivos e identificar a aquellas personas con mayor tendencia a vol-verse violentas”.

Cuando al escribir este libro criticamos estas teorías, no podíamos saber queen pocos años se demostraría su carácter acientífico. Ahora, la revelación deque el número de genes humanos no supera los 40.000, y que incluso puedenser menos de 30.000, ha acabado de un golpe con el determinismo biológico ygenético. El doctor Craig Venter, genetista cuya empresa Celera fue uno de losprincipales responsables del proyecto de secuenciación del genoma humano,plantea la cuestión de una forma sencilla: “Simplemente, no tenemos suficien-tes genes para que el determinismo biológico sea correcto. La maravillosadiversidad de la especie humana no está relacionada con nuestro código gené-tico. Nuestro medio ambiente es crítico” (The Observer, 11/2/01. El subrayadoes nuestro).

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El artículo continúa: “Sólo cuando los científicos comprueben la forma enque estos genes se activan y desactivan y cómo fabrican las proteínas podránsaber la diferencia significativa que existe entre las distintas especies de mamí-feros. La diferencia clave está en la forma en que, comparados con los de otrosanimales, los genes humanos reaccionan ante un estímulo medioambiental”.

Es decir, el medio ambiente, el estímulo externo tanto del mundo físico comode las condiciones sociales en que vivimos, es el condicionante decisivo de la evo-lución. El papel de los genes es importante, pero la relación entre genes y entor-no no es sencilla ni mecánica, como sostenían los teóricos del determinismobiológico, sino compleja y dialéctica, como explica el marxismo. Tomemos unejemplo de interacción dialéctica entre genes y medio ambiente: el tono perfecto.Kevin Davies, en su nuevo libro The Sequence, describe la búsqueda del genomahumano y escribe lo siguiente:

“Un reciente estudio sobre el tono perfecto (la capacidad de conocer el tonoabsoluto de una nota musical) llega a la conclusión de que esta capacidad seadquiere gracias a un solo gen. Esto podría parecer un ejemplo más de determi-nismo biológico, pero tiene un corolario decisivo: para que esa capacidad se mate-rialice, se necesita recibir desde el principio una educación musical. Es decir,incluso en las habilidades heredadas aparentemente simples, el entorno juega unpapel importante”.

Existe una interacción compleja entre la composición genética del organismoy las condiciones físicas que le rodean. En lenguaje hegeliano, los genes repre-sentan el potencial. Pero este potencial sólo se puede activar a través del estímu-lo exterior. Los genes son “activados” por el entorno, que provoca pequeñoscambios, algunos de ellos muy útiles desde el punto de vista evolutivo, aunqueen realidad la mayoría de las mutaciones son perjudiciales o no implican benefi-cio alguno. Durante todo un período, las mutaciones beneficiosas provocan en elorganismo cambios cualitativos, dando lugar al proceso que denominamos selec-ción natural.

El editorial de The Observer llega a la siguiente conclusión: “Política-mente, ofrece alivio para la izquierda y su creencia en el potencial de todos,aunque necesitado de conocimientos. Pero condena a la derecha, con su gustopor las clases dominantes y el pecado original” (Ibíd. Los subrayados sonnuestros).

EL DESCRÉDITO DEL CREACIONISMO

La revelación de la larga y compleja historia del genoma, durante tanto tiempooculta, ha favorecido las discusiones sobre la naturaleza humana y la Creación.Resulta increíble que, en los albores del siglo XXI, las ideas de Darwin todavíatengan que enfrentarse en Estados Unidos al movimiento creacionista, que reivin-dica que se enseñe en las escuelas que Dios creó el mundo en seis días, que creó

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al primer hombre a partir del polvo y a la primera mujer de una de las costillas deAdán y que al parecer todavía al Todopoderoso le sobró un día.

El movimiento creacionista no es un chiste. Abarca a millones de personas eincreíblemente está encabezado por científicos, entre ellos algunos genetistas. Esuna expresión gráfica de las consecuencias intelectuales provocadas por la deca-dencia del capitalismo, un ejemplo de la contradicción dialéctica del atraso de laconciencia humana. En el país tecnológicamente más avanzado del mundo, lamente de millones de personas está hundida en la barbarie. Su nivel de concien-cia no es mucho mayor que el existente cuando se sacrificaban los prisioneros deguerra en honor de los dioses, se adoraba a los ídolos o se quemaba a las brujasen la hoguera. Si este movimiento triunfase, como recientemente señaló un cientí-fico, regresaríamos a la Edad Media.

Los últimos hallazgos demuestran por fin lo absurdo del creacionismo. Hanterminado con la idea de que las especies se crearon por separado y que el hom-bre, con su alma eterna, fue creado especialmente para cantar alabanzas al Señor.Ahora es evidente que los humanos no somos la única creación. Los resultados delgenoma humano demuestran de forma concluyente que compartimos los genescon otras especies; esos genes antiguos nos ayudaron a ser lo que somos. Unapequeña parte de esta herencia genética común se remonta a organismos primiti-vos, como las bacterias. En palabras de Eric Lander, del Instituto Whitehead deInvestigación del Genoma de Cambridge: “La evolución ya no tiene tiempo defabricar nuevos genes. Así que debe crearlos a partir de los viejos”. Los dos equi-pos se quedaron asombrados del grado de conservación de los genes durante losúltimos seiscientos millones de años de evolución en la Tierra: “En muchos casosnos hemos encontrado con que los humanos tienen exactamente los mismos genesque las ratas, los ratones, los gatos, los perros o incluso las moscas del vinagre (...)Tomemos por ejemplo el gen PAX-6. Hemos descubierto que si está dañado no seformarán los ojos. Si le implantamos a una mosca del vinagre un gen humano,conseguiremos que su descendencia recupere la visión”.

Los científicos han encontrado que los humanos compartimos aproximada-mente doscientos genes con las bacterias, lo que sorprendió a James Watson, eldescubridor del ADN y posiblemente el genetista más renombrado del mundo:“Sabemos que los genes saltaron entre las bacterias, pero no que lo hicieran entrela bacteria y el hombre”. Estamos ante la prueba final de la evolución. De unaforma concluyente, estos “fósiles” genéticos han ayudado durante miles de millo-nes de años de evolución a convertirnos en lo que somos. Como dice SvantePääbo, del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Alemania, en unartículo publicado en Science: “Sin lugar a dudas, la visión genómica de nuestrolugar en la naturaleza debe ser tanto una fuente de humildad como un golpe a laidea de la unicidad humana (...) Comprender que uno o unos cuantos accidentesgenéticos hicieron posible la historia humana nos proporciona nuevos retos filosó-ficos en los que pensar”. Para los marxistas, el genoma también tiene enormesimplicaciones filosóficas.

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LA CIENCIA Y LA DIALÉCTICA

En el lanzamiento londinense de la investigación para descifrar el código genéti-co, Sir John Sulston, ex director del Sanger Center, describió el mapa genéticohumano como “un destacable acontecimiento en la era de la biología molecular”.También afirmó: “Resulta increible que un organismo vivo se haya vuelto taninteligente y haya creado máquinas tan inteligentes que pueda pensar sobre lo queestá haciendo, que haya leido realmente el código, las instrucciones para hacersea sí mismo. Es el tipo de cosas que vuelve locos a los filósofos si se paran a pen-sar en ello. En realidad es una paradoja superficial (...) pero es una realidad. Esta-mos empezando a comprender cómo funcionamos”.

De hecho, si comparamos la marcha espectacular de la ciencia de nuestraépoca con las especulaciones filosóficas, éstas palidecen y pierden interés. Lashazañas de la humanidad han dejado muy por detrás el nivel general de su con-ciencia, que permanece atascada en un pasado bárbaro. Los nuevos descubri-mientos dotan al género humano de inspiración y confianza en sí mismo. Nosproporcionan una visión de nosotros mismos, de qué somos y de dónde venimos,y quizás también de adónde vamos.

Sin embargo, a pesar de los despectivos comentarios de Sir John Sulston sobrela filosofía, todavía hay unas cuantas áreas donde sin duda sería beneficioso paralos científicos tener conocimientos de verdadera filosofía. ¡Hay filosofías y filo-sofías! Muy poco de lo que hoy pasa por filosofía en las universidades es útil, paralos científicos o para cualquiera. Pero hay una excepción honrosa y que espera aúnel reconocimiento que merece: el materialismo dialéctico. Aunque muchos de losprincipios básicos del materialismo dialéctico han resurgido en los últimos añosincorporados a la teoría del caos, nunca se le ha reconocido esta deuda. La dialéc-tica en la ciencia es, parafraseando a Oscar Wilde, la filosofía que no se atreve adecir su nombre. Esto es una pena porque el conocimiento del método dialécticohubiera servido con toda certeza para evitar una serie de errores en los que la cien-cia se ha perdido de vez en cuando, a resultas de suposiciones incorrectas. Elgenoma humano es uno de estos casos.

Por supuesto, no se trata de que la ciencia ande al dictado de una filosofía.Los resultados científicos deben estar determinados por sus propios métodos deinvestigación, observación y experimentación. Pero sería un error pensar quelos científicos acometen su tarea sin concepciones filosóficas. Detrás de cadahipótesis hay muchas suposiciones, y no todas ellas derivan de la propia cien-cia. El papel de la lógica formal, por ejemplo, se da por sentado. Tiene su impor-tancia, pero también limitaciones muy concretas. Trotsky explicó que la rela-ción entre la dialéctica y la lógica formal es similar a la que existe entre lamatemática elemental y el cálculo. La gran ventaja de la dialéctica frente a lalógica formal es que la primera aborda las cosas en su movimiento y desarrolloy demuestra que todo avance se produce a través de contradicciones. Marx pro-nosticó que la línea evolutiva no seguía una línea recta, sino que largos perío-

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dos de desarrollo lento (stasis, en terminología moderna) se ven interrumpidospor saltos bruscos y repentinos que rompen la continuidad e impulsan el proce-so en una nueva dirección.

Tomemos un ejemplo. El método dialéctico explica que los pequeños cambiospueden, en un momento crítico, causar grandes transformaciones. Es la famosaley de la transformación de la cantidad en calidad, elaborada en primer lugar porlos antiguos filósofos griegos. Hegel la desarrolló completamente y Marx yEngels la dotaron de bases científicas (materialistas). La ciencia ha reconocidorecientemente la importancia de esta ley en la teoría del caos. La última versiónde esta teoría (“ubicuidad”) ha demostrado que esta ley tiene carácter universal yque es de vital importancia en muchos de los procesos básicos de la naturaleza.

¿Por qué los genetistas creían que los humanos tenían más genes? En filosofíase conoce como reduccionismo y procede de creer que la naturaleza sólo conocerelaciones puramente cuantitativas. Esto es lo que se esconde detrás del determi-nismo biológico, que considera a los humanos como una colección de genes, y nocomo un organismo complejo producto de la interrelación dialéctica entre genesy entorno. Su forma de razonamiento se corresponde con la lógica formal, no conla dialéctica. Sus conclusiones son filosóficamente bastante inconsistentes; lógi-cas, pero equivocadas. Afirman que como los humanos somos más grandes ycomplejos que los gusanos, entonces debemos tener muchos más genes. Pero lanaturaleza conoce muchos ejemplos de cambios cuantitativos que generan cam-bios cualitativos. Modificaciones muy pequeñas pueden producir cambios gigan-tescos. La aparente contradicción entre el tamaño y la complejidad de los huma-nos con nuestro relativamente pequeño número de genes sólo se puede explicarcon esta ley. En este libro que tienes en tus manos analizamos extensamente esemétodo, en concreto su aplicación por Richard Dawkins en El gen egoísta.

En un artículo aparecido en la revista Science, Jean-Michel Claverie, del Cen-tro Nacional Francés de Investigación de Marsella, señala que con un esquemacombinatorio sencillo un organismo con treinta mil genes, como el ser humano,puede en principio ser infinitamente más complejo. Es un ejemplo perfecto de latransformación de la cantidad en calidad. El doctor Claverie sospecha que loshumanos no estamos mucho más elaborados que algunas de nuestras creaciones.“Con treinta mil genes, cada uno interactuando directamente con otros cuatro ocinco por término medio, el genoma humano no es mucho más complejo que unmoderno avión a reacción, que contiene más de doscientas mil piezas únicas, cadauna de las cuales interactúa con otras tres o cuatro de media”.

La exploración inicial del genoma sugiere que existen dos maneras específi-cas para que los humanos hayamos llegado a ser más complejos que los gusanos.Una procede del análisis de los llamados dominios proteicos. Las proteínas, laspartes trabajadoras de la célula, a menudo son herramientas con múltiples usos,y cada sección diferente o dominio proteico puede jugar diferentes papeles.Muchos de los dominios proteicos son muy antiguos. Comparando los de la lom-briz intestinal, la mosca del vinagre y las personas, sólo el siete por ciento de los

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encontrados en los humanos no aparecen en la lombriz ni en la mosca, lo quehace pensar que “en el linaje de los vertebrados se han creado pocos dominiosproteicos nuevos”.

Lo más importante es comprender que pequeñas mutaciones genéticas puedenprovocar grandes diferencias. Por ejemplo, la diferencia genética entre humanosy chimpancés es inferior al dos por ciento. Las últimas investigaciones handemostrado que tenemos más en común con los animales de lo que nos gustaríaadmitir. La mayor parte del material genético presente en los humanos modernoses muy antiguo e idéntico a los genes que se han encontrado incluso en la moscadel vinagre. ¡La naturaleza es inherentemente conservadora y economiza trabajo!Estos hechos son más que suficientes para acabar con ese disparate de los crea-cionistas de que el hombre fue creado por Dios el sexto día y la mujer fabricadaa partir de una de sus costillas.

La materia orgánica evolucionó a partir de la inorgánica y las formas de vidamás elevadas evolucionaron a partir de otras inferiores. Compartimos la mayoríade nuestros genes no sólo con monos y perros, sino con peces y moscas del vina-gre. Pero no basta con afirmar esto. También es necesario explicar el procesodialéctico que transforma una especie en otra. Últimamente está de moda diluir ladiferencia entre los humanos y los otros animales. Evidentemente es una reacciónexagerada contra la vieja idea del hombre como creación especial colocado porDios por encima del resto de sus criaturas. También está de moda negar cualquierprogreso, presumiblemente en interés de una “democracia” evolutiva mal enten-dida. Aunque la diferencia genética entre humanos y chimpancés sea inferior aldos por ciento, ¡qué diferencia! Es el salto dialéctico que transforma la cantidaden calidad. Pero desgraciadamente, la dialéctica sufre una conspiración de silen-cio en las universidades y es por tanto una completa desconocida para la mayoríade los científicos.

La explicación más probable de cómo generar más complejidad sin añadir másgenes es la complejidad combinatoria, es decir, unas cuantas proteínas más pue-den realizar muchas más combinaciones entre sí y provocar un cambio cualitati-vo. Todavía hay que investigar mucho más, pero está claro que la solución finalse encontrará por este camino.

LOS AGUJEROS NEGROS Y LA UNIDAD DE CONTRARIOS

Uno de los descubrimientos más notorios de los últimos tiempos está relacionadocon los agujeros negros, esos cuerpos celestes monstruosos en los que la compre-sión de la materia y la fuerza de la gravedad han alcanzado tal punto que ni siquie-ra la luz puede escapar. Absorben toda la materia circundante y nada se les puedeaproximar sin que lo aplasten y devoren.

En los últimos años los agujeros negros han ocupado un lugar central en lasdiscusiones de cosmólogos y físicos. Sin embargo, hasta hace poco la información

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concreta sobre ellos era muy limitada. En vista de la escasez de evidencias seriasy las interpretaciones desconcertantes de algunos escritores, inicialmente adopta-mos una actitud bastante distante. Pero el lanzamiento del telescopio Hubble harepresentado un salto cualitativo.

Hace pocos años, los agujeros negros eran considerados acontecimientos casianormales y su naturaleza era un misterio. Los científicos que los estudiabanestaban absolutamente perplejos. Pero los recientes descubrimientos del Hubblehan demostrado que no son un fenómeno accidental o extraño, más bien todo locontrario: son necesarios, ubicuos y juegan un papel fundamental en la forma-ción de las galaxias. No son excepcionales, sino que se encuentran en el centrode toda galaxia.

Los científicos descubrieron que la masa de un agujero negro representa elcincuenta por ciento de la masa total de su galaxia. Había también una relaciónentre el tamaño del agujero negro y la velocidad de las estrellas que se encuentranen los límites de la galaxia. Esta simetría sugiere que las galaxias necesitan, onecesitaron, de los agujeros negros. Aunque actualmente no parece haber ningúnvínculo entre ambos, los científicos sí creen que existió en el pasado y que losagujeros negros tuvieron un papel importante en la formación de las galaxias.

Aquello que en principio se suponía era una fuerza puramente destructiva,ahora resulta ser una fuerza creadora, un elemento que reside en el centro de cadagalaxia, manteniéndola unida y dándole cohesión, esencial para toda vida y paranosotros mismos.

Como dice el profesor Joseph Silk, de la Universidad de Oxford: “Pensamosen los agujeros negros como algo con influencias destructivas para todo lo queles rodea. Y resulta que son creadores y tienen un impacto muy positivo en la for-mación de las galaxias”. De esta forma, la fuerza más destructiva del universoresulta tener poderes creadores colosales. La concepción dialéctica de la unidady lucha de contrarios ha recibido una poderosa confirmación de la fuente másinesperada.

EL ‘BIG BANG’ Y EL TELESCOPIO HUBBLE

Una de las secciones más controvertidas del libro es la dedicada a la teoría del bigbang. Desde su publicación, se han producido nuevos y sorprendentes descubri-mientos astronómicos que permiten adentrarse más y más en el universo. El teles-copio Hubble es el ejemplo más importante. Su objetivo era demostrar los oríge-nes de las estrellas, las galaxias y el propio universo, y de esta forma resolver elgran debate sobre la edad de éste.

Sabemos que la luz de las galaxias lejanas tarda mucho tiempo en llegar a laTierra, a pesar de la velocidad a que viaja. Lo que vemos en el cielo nocturno noes lo que existe ahora, sino lo que existió en el pasado. Así, cuanto más distantesestén los objetos que observamos, más atrás en el tiempo estamos mirando. Si la

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edad del universo es realmente 12.000 millones de años, entonces en algúnmomento deberíamos ser capaces de observar el big bang, o al menos encontraralguna prueba concluyente del mismo.

Lo que el Hubble encontró fue toda una revelación, pero no era lo que busca-ban. Los astrónomos creían desde hace tiempo que las estrellas se formaban cuan-do las nubes de gas se hundían en un centro de gravedad. Ahora, al alcanzar elHubble una estas enormes nubes, la nebulosa del Águila, han tenido la oportuni-dad única de ver qué ocurrió en realidad. Los resultados fueron espectaculares.Los astrónomos han visto por vez primera los lugares donde nacieron las estrellas.El Hubble mostró grandes columnas de gas, miles de billones de ellas, por todoslados. En la profundidad de estas grandes columnas se encontraron señales indi-cadoras de estrellas en proceso de formación.

Antes del Hubble, ningún telescopio pudo mirar tan atrás como 12.000 millo-nes de años, para intentar encontrar una respuesta. En teoría, el universo evolu-cionó lentamente y pasaron miles de millones de años antes de la formación de lasprimeras galaxias. Estas ideas se pusieron a prueba por primera vez con una extra-ordinaria observación llamada Hubble Deep Field. Se tardó cinco años, pero final-mente, en mayo de 1999, calcularon que la edad del universo era de 12.000 millo-nes de años, una cifra coherente con la teoría del big bang.

En un claro trozo de cielo, el Hubble reveló una visión espectacular. Galaxiasnunca vistas antes, casi tan viejas como el propio universo. John Trauger, uno delos científicos participantes, dijo: “Se han visto aproximadamente 4.000 galaxiasen un trozo de cielo de tamaño equivalente al de un grano de arena respecto a unbrazo, y sólo se puede decir que estamos viendo los primeros destellos, las lucesiniciales de las primeras estrellas del universo”.

Rápidamente aparecieron las contradicciones. Los astrónomos estaban asom-brados porque esas galaxias estaban completamente formadas. Ed Weiler, otromiembro del equipo, comentó: “No veíamos galaxias en proceso de formación.Veíamos galaxias perfectamente formadas. No era lo que esperábamos. El resul-tado nos ha demostrado que no estamos mirando suficientemente atrás, no esta-mos mirando lo suficientemente lejos en el espacio. En lugar de ver bebés reciénnacidos, hemos visto niños de uno, dos o diez años de edad. No hemos visto niñosde un día, o de una o dos horas. Toda una sorpresa”.

¡Una buena sorpresa! ¿Cómo podían existir galaxias perfectamente formadasen el mismo momento en que se suponía se formó el universo? Lejos de resolverel problema de la edad del universo, el Hubble ha revelado nuevas contradiccio-nes que no encuentran solución.

Ahora esperan a la próxima generación de telescopios espaciales que seguiránal Hubble, para demostrar la llamada Edad Oscura del universo. Estos nuevos ymás poderosos telescopios recorrerán grandes distancias por el espacio y deberíanproporcionar una imagen más detallada y clara del universo. Los científicos espe-ran ver galaxias en plena formación, lo que proporcionaría pruebas concluyentesa favor de la teoría del big bang.

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Por nuestra parte, damos la bienvenida a esta nueva época de la investigaciónporque sacará el debate sobre el big bang del reino de la teorización abstracta ylos modelos matemáticos, para llevarlo al terreno de la observación práctica.

Nosotros, aquí y ahora, pronosticamos que se llevarán nuevas sorpresas: no elbig bang, sino solamente galaxias y más galaxias extendiéndose hasta el infinito.

LA DIALÉCTICA DEL OPTIMISMO

Con frecuencia se nos ha acusado de ser unos optimistas incorregibles. Pues bien,nos declaramos culpables. Los marxistas somos optimistas por naturaleza. Peronuestro optimismo no es artificial, sino que está arraigado en dos cosas: la filo-sofía del materialismo dialéctico y nuestra confianza en la clase obrera y el futu-ro socialista de la humanidad.

La dialéctica nos enseña a mirar más allá de lo inmediato, a penetrar más alláde la aparente calma y estabilidad y ver las contradicciones que bullen incesante-mente debajo de la superficie. Estamos imbuidos por la idea del cambio constan-te; tarde o temprano, todo se transforma en su contrario. El sistema capitalista,junto con su moral, política y lo que algunas veces pasa por filosofía, no es eter-no. En realidad es muy reciente, con un pasado turbulento, un presente inestabley sin futuro. Por supuesto que los defensores del sistema no comparten esta pers-pectiva. ¡Tanto peor para ellos!

El creciente interés por el marxismo es la mejor recompensa que podíamosesperar. En los diez años transcurridos desde la caída de la Unión Soviética hemospresenciado una ofensiva ideológica sin precedentes contra las ideas marxistas.Pero en la sociedad, como ocurre en la mecánica clásica, cada acción tiene unareacción igual pero de sentido contrario.

El colapso del estalinismo no fue el final de la historia, sino el primer acto deun drama que debe terminar en una crisis general del capitalismo mundial. Nopasará mucho tiempo hasta que estalle la burbuja de euforia que se infló tras lacaída del Muro de Berlín.

Diez años después, la burguesía se encuentra en un callejón sin salida. Sus pla-nes fracasan en todos los frentes. En lugar del antiguo entusiasmo, encontramosun sentimiento general de incertidumbre. El capitalismo ha demostrado en todaspartes su naturaleza reaccionaria.

A escala mundial, la situación es cada vez más volátil. La rebelión de las fuer-zas productivas contra las camisas de fuerza que representan la propiedad priva-da y el estado nacional se puede ver en la actual crisis económica, que prepara elcamino para una recesión global. El miedo de los estrategas del capital se puedever en un artículo tras otro.

La inestabilidad subyacente se refleja en la oleada de manifestaciones “anti-capitalistas” que acompañan a cada reunión del FMI y otras instituciones.Demuestran la existencia de un fermento entre la juventud. En esta etapa, los pro-

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tagonistas son sobre todo jóvenes de la pequeña burguesía. Siempre es así en losinicios del movimiento. Los estudiantes son un barómetro muy sensible paramedir las contradicciones sociales. Las actuales manifestaciones están encendien-do las luces de alarma y presagian la tormenta.

La naturaleza contradictoria de la situación actual es una expresión de que nosencontramos en una etapa transitoria. En el llamado Tercer Mundo, un país trasotro está en situación de fermento revolucionario o prerrevolucionario. No hayestabilidad en ninguna parte. Es verdad que en los países capitalistas industriali-zados el proletariado todavía no ha entrado de una forma decisiva en acción, perotodo cambiará. El problema principal es la horrible degeneración de los dirigen-tes obreros en todo el mundo. Trotsky señaló que la crisis de la humanidad sereduce a la crisis de la dirección proletaria. Sus palabras son hoy más correctasque nunca. En todos los países se está abriendo un abismo absoluto entre las cla-ses y, dentro de la clase obrera, entre los trabajadores y los dirigentes sindicalesque han girado a la derecha.

Pero esto también tiene sus límites. Una vez empiece a soplar el fresco vien-to de la lucha, la psicología de la clase obrera cambiará. El largo auge económicode EEUU ofrecía aparentemente la posibilidad de encontrar soluciones individua-les, trabajando duro, haciendo horas extras, etc. Pero el inicio de la recesión pin-chará la burbuja y hará que la gente se cuestione el sistema. En realidad, este cues-tionamiento del capitalismo ya ha comenzado y se intensificará en el turbulentoperíodo en el que estamos entrando. Una vez la clase obrera comience a moverse,el ambiente cambiará rápidamente. Lo que aparentemente era fijo e inmutable sedesvanecerá en el aire y obligará a hombres y mujeres a buscar una salida por uncamino diferente.

Esta salida sería mucho más fácil si los trabajadores y jóvenes avanzados estu-vieran armados con las doctrinas científicas del marxismo, y especialmente con elmaterialismo dialéctico. Esta es la filosofía más moderna de todas, una filosofíaque se corresponde perfectamente con las necesidades del siglo XXI. Proporcio-na todas las herramientas necesarias para analizar y comprender la realidad, paraentender la vida no como una serie aburrida e inconexa de “hechos” o aconteci-mientos sin sentido, sino como un proceso dinámico, impulsado por sus contra-dicciones internas, en constante cambio y con un contenido infinitamente rico.

Lo más importante de todo es que esta filosofía ha salido de los estudios eru-ditos para asomarse a la luz del día. Es una filosofía que lleva a la acción; dehecho, es impensable sin ella. Es la filosofía de la revolución socialista, la filo-sofía del futuro, que inscribe sobre su bandera las palabras proféticas del jovenMarx:

“Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, ahora de lo que se trataes de transformarlo”.

Londres, 7 de julio de 2001

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RAZÓN Y REVOLUCIÓNFILOSOFÍA MARXISTAY CIENCIA MODERNA

Alan Woods y Ted Grant

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PRIMERA PARTE: RAZÓN Y SINRAZÓN

1. Introducción

Vivimos en un período de profundo cambio histórico. Después de cuatro décadasde crecimiento económico sin precedentes, la economía de mercado está alcan-zando sus límites. En sus inicios, el capitalismo, a pesar de sus crímenes bárbaros,revolucionó las fuerzas productivas, sentando así las bases para un nuevo sistemade sociedad. La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa marcaron un cam-bio decisivo en el papel histórico del capitalismo. Pasó de hacer avanzar las fuer-zas productivas a ser un freno gigantesco al desarrollo económico y social. Elperíodo de auge en Occidente entre 1948 y 1973 pareció anunciar un nuevo ama-necer. Incluso así, sólo se beneficiaron un puñado de países capitalistas desarro-llados; para el Tercer Mundo, dos tercios de la humanidad, el panorama fue uncuadro de desempleo masivo, pobreza, guerras y explotación a una escala sin pre-cedentes. Este período del capitalismo finalizó con la llamada “crisis del petróleo”de 1973-74. Desde entonces no han conseguido volver al nivel de crecimiento yempleo logrado en la posguerra.

Un sistema social en declive irreversible se expresa en decadencia cultural.Esto se refleja de diversas formas. Se está extendiendo un ambiente general deansiedad y pesimismo ante el futuro, especialmente entre la intelectualidad. Aque-llos que ayer rebosaban confianza sobre la inevitabilidad del progreso humano,ahora sólo ven oscuridad e incertidumbre. El siglo XX se acerca a su fin habien-do sido testigo de dos guerras mundiales terribles, del colapso económico en elperíodo de entreguerras y de la pesadilla del fascismo. Esto ya supuso una seriaadvertencia de que la fase progresista del capitalismo había terminado.

La crisis del capitalismo no es simplemente un fenómeno económico, impreg-na todos los niveles de la vida. Se refleja en la especulación y la corrupción, ladrogadicción, la violencia, el egoísmo generalizado, la indiferencia ante el sufri-miento de los demás, la desintegración de la familia burguesa, la crisis de lamoral, la cultura y la filosofía burguesas. ¿Cómo podría ser de otra manera? Unode los síntomas de un sistema social en crisis es que la clase dominante siente cadavez más que es un freno al desarrollo de la sociedad.

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Marx señaló que las ideas dominantes en una sociedad son las ideas de la clasedominante. En su época de esplendor, la burguesía no sólo jugó un papel progre-sista al hacer avanzar las fronteras de la civilización, sino que era plenamenteconsciente de ello. Ahora los estrategas del capital están saturados de pesimismo.Son los representantes de un sistema históricamente condenado, pero no puedenreconciliarse con esa situación. Esta contradicción central es el factor decisivo quepone su impronta sobre la actual forma de pensar de la burguesía. Lenin dijo enuna ocasión que un hombre al borde de un precipicio no razona.

RETRASO DE LA CONCIENCIA

Contrariamente a los prejuicios del idealismo filosófico, la conciencia humana esen general extraordinariamente conservadora y tiende siempre a ir por detrás deldesarrollo de la sociedad, la tecnología y las fuerzas productivas. Como decíaMarx, el hábito, la rutina y la tradición pesan como una losa sobre las mentes dehombres y mujeres, quienes, en períodos históricos “normales” y por instinto deconservación, se agarran con obstinación a los senderos bien conocidos, cuyas raí-ces se hallan en un pasado remoto de la especie humana. Sólo en períodos excep-cionales de la historia, cuando el orden social y moral empieza a resquebrajarsebajo el impacto de presiones insoportables, la mayoría de la gente comienza acuestionar el mundo en que nació y a dudar de las creencias y los prejuicios detoda la vida.

Así fue la época del nacimiento del capitalismo, anunciado en Europa por ungran despertar cultural y una regeneración espiritual tras la larga hibernación feu-dal. En el período histórico de su ascenso, la burguesía desempeñó un papel pro-gresista no sólo por desarrollar las fuerzas productivas, que aumentaron enorme-mente el control del hombre sobre la naturaleza, sino también por potenciar la cien-cia, la cultura y el conocimiento humano. Lutero, Miguel Ángel, Leonardo, Dure-ro, Bacon, Kepler, Galileo y un sinfín de pioneros de la civilización brillan comouna galaxia que ilumina el avance de la cultura humana y la ciencia, fruto de laReforma y el Renacimiento. Sin embargo, períodos revolucionarios como ése nonacen sin traumas —la lucha de lo nuevo contra lo viejo, de lo vivo contra lo muer-to, del futuro contra el pasado—.

El ascenso de la burguesía en Italia, Holanda y más tarde en Francia fue acom-pañado por un florecimiento extraordinario de la cultura, el arte y la ciencia.Habría que volver la mirada hacia la Atenas clásica para encontrar un precedente.Sobre todo en aquellas tierras donde la revolución burguesa triunfó en los siglosXVII y XVIII, el desarrollo de las fuerzas productivas y la tecnología se vio acom-pañado por un desarrollo paralelo de la ciencia y el pensamiento, que minó deforma decisiva el dominio ideológico de la Iglesia.

En Francia, el país clásico de la revolución burguesa en su expresión política,la burguesía llevó a cabo su revolución, en 1789-93, bajo la bandera de la Razón.

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Mucho antes de derribar las formidables murallas de la Bastilla era menester des-truir en la mente de hombres y mujeres las murallas invisibles pero no menos for-midables de la superstición religiosa. En su juventud revolucionaria, la burguesíafrancesa era racionalista y atea. Pero una vez instalada en el poder se apresuró atirar por la borda el bagaje ideológico de su juventud, al verse enfrentada con unanueva clase revolucionaria.

No hace mucho, Francia celebró el bicentenario de su gran revolución.Resultó curioso ver cómo incluso la memoria de una revolución que tuvo lugarhace dos siglos provoca un hondo malestar en las filas del establishment. La acti-tud de la clase dominante gala hacia su propia revolución se parece a la de un viejolibertino que pretende ganar un pase a la respetabilidad, y quizá la entrada en elreino de los cielos, arrepintiéndose de los pecados de juventud que ya no está encondiciones de repetir. Al igual que toda clase privilegiada establecida, la bur-guesía intenta justificar su existencia no sólo ante la sociedad, sino también antesí misma. La búsqueda de puntos de apoyo ideológicos que le sirvieran para jus-tificar el statu quo y santificar las relaciones sociales existentes le llevó rápida-mente a volver a descubrir los encantos de la Santa Madre Iglesia, particularmen-te después del terror mortal que experimentó en tiempos de la Comuna de París.La iglesia del Sacré Coeur, en París, es una expresión concreta del miedo de laburguesía a la revolución, traducido al lenguaje del filisteísmo arquitectónico.

Marx (1818-83) y Engels (1820-95) explicaron que la fuerza motriz funda-mental de todo progreso humano reside en el desarrollo de las fuerzas producti-vas: la industria, la agricultura, la ciencia y la tecnología. Esta es una generaliza-ción teórica verdaderamente profunda, sin la cual la comprensión de la historia dela humanidad resulta imposible. No obstante, esto no significa, como han intenta-do demostrar los detractores deshonestos o ignorantes del marxismo, que Marx“reduce todo a lo económico”. El materialismo dialéctico y el materialismo histó-rico tienen plenamente en cuenta fenómenos como la religión, el arte, la ciencia,la moral, las leyes, la política, la tradición, las características nacionales y todaslas múltiples manifestaciones de la conciencia humana. Pero no sólo eso. Tambiéndemuestran el contenido real de estos fenómenos y cómo se relacionan con elauténtico desarrollo social, que en última instancia depende claramente de sucapacidad para reproducir y mejorar las condiciones materiales para su existencia.Sobre este tema, Engels escribe lo siguiente:

“Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante dela historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real.Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguienlo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico esel único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda.La situación económica es la base, pero las diversas partes de la superestructura—las formas políticas de la lucha de clases y sus consecuencias, las constitucio-nes establecidas por la clase victoriosa después de ganar la batalla, etc.—, las for-mas jurídicas —y, en consecuencia, inclusive los reflejos de todas esas luchas rea-

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les en los cerebros de los combatientes: teorías políticas, jurídicas, ideas religio-sas y su desarrollo ulterior hasta convertirse en sistemas de dogmas— tambiénejercen su influencia sobre el curso de las luchas históricas y en muchos casos pre-ponderan en la determinación de su forma”*1.

A algunos les parecerá una paradoja la afirmación del materialismo históricode que en general la conciencia humana tiende a ir por detrás del desarrollo de lasfuerzas productivas. Sin embargo encuentra una expresión gráfica en EstadosUnidos, el país donde los avances científicos han alcanzado su más alto grado. Elavance continuo de la tecnología es una condición previa para el establecimientode la verdadera emancipación de los seres humanos, mediante la implantación deun sistema socioeconómico racional en el que ejerzan el control consciente sobresus vidas y su entorno. Aquí, el contraste entre el desarrollo vertiginoso de la cien-cia y la tecnología y el extraordinario atraso del pensamiento humano se mani-fiesta de la manera más llamativa.

En EEUU, nueve de cada diez personas creen en la existencia de un ser supre-mo, y siete de cada diez en la vida después de la muerte. Cuando al primer astro-nauta norteamericano que logró circunnavegar la Tierra en una nave espacial se leinvitó a dar un mensaje a los habitantes del planeta, hizo una elección sig-nificativa. De toda la literatura mundial eligió la primera frase del libro del Géne-sis: “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra”. Este hombre, sentado en unanave espacial producto de la tecnología más avanzada de toda la historia, tenía lamente repleta de las supersticiones y los fantasmas heredados, con pocos cambios,desde los tiempos prehistóricos.

Hace 70 años, en el notorio “juicio del mono”, un maestro llamado John T.Scopes fue declarado culpable de violar las leyes de Tennessee por haberenseñado la teoría de la evolución. De hecho, el tribunal confirmó las leyesantievolucionistas de dicho Estado, que no se abolieron hasta 1968, cuando elTribunal Supremo de EEUU dictaminó que la enseñanza de la Creación violabala prohibición constitucional de la enseñanza de la religión en la escuela públi-ca. Desde entonces, los creacionistas han cambiado su táctica e intentan con-vertir el creacionismo en una “ciencia”. En este empeño gozan del apoyo nosólo de un amplio sector de la opinión pública, sino también de bastantes cientí-ficos dispuestos a ponerse al servicio de la religión en su forma más cruda yoscurantista.

En 1981, los científicos estadounidenses hicieron uso de las leyes del movi-miento planetario de Kepler para lanzar una nave espacial al encuentro con Satur-no. El mismo año, un juez norteamericano tuvo que declarar anticonstitucionaluna ley aprobada en Arkansas que obligaba a las escuelas a tratar en pie de igual-dad la mal llamada “ciencia de la Creación” y la teoría de la evolución. Entre otras

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* Por razones de conveniencia, donde se cita la misma obra varias veces seguidas hemos puesto elnúmero de referencia al final de la última cita.

1. Carta de Engels a J. Bloch (21/9/1890), en Marx y Engels, Correspondencia, pp. 394-95.

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cosas, los creacionistas exigieron el reconocimiento del diluvio universal como unagente geológico primigenio. En el transcurso del juicio, los testigos de la defen-sa expresaron una creencia ferviente en la existencia de Satanás y en la posibili-dad de que la vida hubiese sido traída a la Tierra a bordo de meteoritos, explicán-dose la diversidad de especies por un tipo de servicio a domicilio cósmico. Al finaldel juicio, N. K. Wickremasinge, de la Universidad de Gales, afirmó que los insec-tos podrían ser más inteligentes que los humanos, aunque “no sueltan prenda (...)porque les va estupendamente”2.

El grupo de presión fundamentalista religioso en EEUU tiene un apoyo masi-vo, senadores incluidos, y acceso a fondos ilimitados. Embusteros evangelistas sehacen ricos desde emisoras de radio con una audiencia de millones de personas.Que en la última década del siglo XX y en el país tecnológicamente más avanza-do de toda la historia haya un gran número de hombres y mujeres con educación,incluidos científicos, dispuestos a luchar por la idea de que el libro del Génesis escierto palabra por palabra —que el universo fue creado en seis días hace aproxi-madamente 6.000 años— es de por sí un ejemplo impresionante del funciona-miento de la dialéctica.

“LA RAZÓN SE VUELVE SINRAZÓN”

El período en que la burguesía sostenía una visión racional del mundo es sólo unvago recuerdo. En la época de la degeneración senil del capitalismo, los procesosanteriores se han convertido en sus contrarios. En palabras de Hegel, “la Razón sevuelve Sinrazón”. Es verdad que en los países industrializados las iglesias estánvacías y la religión “oficial” está moribunda y cada vez más en crisis, pero en sulugar vemos una auténtica “plaga egipcia” de peculiares sectas religiosas, acom-pañadas por un florecimiento del misticismo y de todo tipo de supersticiones. Laespantosa epidemia de fundamentalismo religioso (cristiano, judío, islámico,hindú) es una manifestación gráfica del impasse de la sociedad. En vísperas delnuevo siglo, somos testigos de horripilantes retrocesos a la barbarie.

Este fenómeno no se limita a Irán, India o Argelia. En EEUU vimos la masa-cre de Waco y en Suiza el suicidio colectivo de otro grupo de fanáticos religiosos.En otros países occidentales se observa una proliferación incontrolada de sectasreligiosas, supersticiones, astrología y un sinfín de tendencias irracionales. EnFrancia hay aproximadamente 36.000 sacerdotes católicos y más de 40.000 astró-logos profesionales que declaran sus ingresos a Hacienda. Hasta hace poco, Japónparecía ser una excepción a la regla. William Rees-Mogg, ex editor del Times deLondres y ultraconservador, en su último libro, The Great Reckoning. How theWorld Will Change in the Depression of the 1990s (El gran ajuste de cuentas.Cómo cambiará el mundo en la depresión de los años 90), escribe:

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2. The Economist, 9/1/82.

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“El resurgimiento de la religión es algo que se da en todo el mundo a dis-tintos niveles. Japón puede ser una excepción, quizás porque allí el ordensocial aún no ha dado muestras de romperse”3. Rees-Mogg habló demasiadopronto. Dos años después de escribir esas palabras, el espeluznante ataque congas en el metro de Tokio llamó la atención del mundo sobre la existencia denutridos grupos de fanáticos religiosos incluso en Japón, donde la crisis econó-mica ha puesto fin a un largo período de pleno empleo y estabilidad social.Todos estos fenómenos guardan un paralelismo muy llamativo con lo ocurridodurante la decadencia del Imperio Romano. Y que nadie objete que semejantescosas están confinadas a sectores marginales de la sociedad. Ronald y NancyReagan consultaron regularmente a astrólogos acerca de todas sus acciones,grandes o pequeñas. He aquí un par de extractos del libro de Donald ReganPara que conste, citado en People Magazine (23/5/88):

“Prácticamente, cada decisión importante que tomaron los Reagan durante miestancia como jefe de personal en la Casa Blanca tuvo que contar con el vistobueno de una mujer de San Francisco que elaboraba horóscopos, para garantizarque los planetas estuvieran en una alineación favorable para la empresa. NancyReagan parecía tener una fe absoluta en los poderes clarividentes de esta mujer,que había predicho que algo malo iba a ocurrirle al presidente poco antes de quefuese herido en un atentado en 1981.

“Aunque nunca conocí a esta adivinadora —la señora Reagan me pasaba suspronósticos tras haber consultado telefónicamente con ella—, se había convertidoen tal factor para mi trabajo y para los asuntos más importantes del Estado, queen un momento determinado mantuve encima de mi mesa un calendario con uncódigo de color —los números marcados en tinta verde significaban días ‘bue-nos’; los rojos, días ‘malos’; los amarillos, días ‘problemáticos’— para ayudarmea recordar cuándo era propicio que el presidente de Estados Unidos se desplazasede un lugar a otro, o arreglar sus intervenciones públicas, o comenzar negocia-ciones con una potencia extranjera.

“Antes de mi llegada a la Casa Blanca, Mike Deaver había sido quien inte-graba los horóscopos de la señora Reagan en el plan de trabajo presidencial. (...)Da medida de su discreción y lealtad el que pocos supieran en la Casa Blanca quela señora Reagan era parte del problema [de los retrasos en los planes de traba-jo] —y mucho menos que una astróloga de San Francisco estuviese aprobandolos detalles de los del Presidente—. Deaver me dijo que la dependencia de laseñora Reagan de lo oculto se remontaba por lo menos al período en que su mari-do había sido gobernador, cuando ella se fiaba de los consejos de la célebre JeaneDixon. Posteriormente perdió confianza en los poderes de la Dixon. Pero la fe dela Primera Dama en el talento clarividente de la mujer de San Francisco era, apa-rentemente, ilimitado. Según parece, Deaver había dejado de pensar que hubiese

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3. W. Rees-Mogg, The Great Reckoning. How the World Will Change in the Depression of the1990s, p. 445.

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algo raro acerca de esta sesión espiritista flotante establecida desde hacía tiem-po. (...) Para él, tan sólo era uno de los pequeños problemas de la vida de un ser-vidor de los grandes. ‘Por lo menos’, dijo, ‘esta astróloga no está tan chaladacomo la anterior”.

Las indicaciones de la vidente de la familia se tuvieron en cuenta para plani-ficar la cumbre Reagan-Gorbachov, pero las cosas entre las dos primeras damasno salieron bien porque... ¡se desconocía la fecha de nacimiento de Raisa! Elmovimiento hacia la economía de “libre mercado” en Rusia desde aquel entoncesha concedido a ese desafortunado país las bendiciones de la civilización capita-lista: paro masivo, desintegración social, prostitución, mafias, una ola de crimensin precedentes, drogas y religión. Hace poco salió a la luz que el propio Yeltsinconsulta astrólogos. También en este aspecto la naciente burguesía rusa se harevelado como una buena alumna de sus maestros occidentales.

El ambiente general de desorientación y pesimismo encuentra su reflejo enmuchos terrenos no estrictamente políticos. La irracionalidad general no esningún accidente. Es el reflejo psicológico de un mundo donde el destino de lahumanidad está dominado por fuerzas terroríficas y aparentemente invisibles.Contemplemos el pánico que cunde repentinamente en las bolsas: “respetables”hombres y mujeres echan a correr ciegamente, como las hormigas cuando lesrompen el hormiguero. Estos espasmos periódicos, parecidos al pánico de unaestampida, son una ilustración gráfica de la anarquía del capitalismo. Y esto es loque determina la vida de millones de personas. Vivimos en una sociedad en decli-ve. La decadencia es evidente por todas partes. Los reaccionarios conservadoresse lamentan de la desintegración de la familia, la epidemia de droga, la violenciasin sentido, los crímenes y demás. Su única respuesta es la intensificación de larepresión estatal —más policía, más cárceles, castigos más brutales e, incluso, lainvestigación genética de supuestos “tipos criminales”—. Lo que no pueden o noquieren ver es que estos fenómenos son los síntomas del callejón sin salida del sis-tema social que ellos representan.

Son los defensores de las “fuerzas del mercado”, las mismas fuerzas irra-cionales que actualmente condenan a millones de personas al desempleo. Sonlos profetas de la política económica del monetarismo, bien definida por JohnGalbraith como la teoría que afirma que los pobres tienen demasiado dinero ylos ricos demasiado poco. La “moral” reinante es la del mercado, es decir, la dela selva. La riqueza de la sociedad se concentra en cada vez menos manos, apesar de toda la demagogia barata sobre una “democracia de propietarios”. Sesupone que vivimos en una democracia. No obstante, un puñado de grandesbancos, monopolios y especuladores —por lo general la misma gente— decideel destino de millones de personas. Esta pequeña minoría posee medios podero-sos para manipular a la opinión pública. Dispone del monopolio de los mediosde comunicación (prensa, radio y televisión) y de una policía espiritual, la Igle-sia, que durante generaciones ha enseñado a la gente a buscar la salvación en elotro mundo.

INTRODUCCIÓN 37

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LA CIENCIA Y LA CRISIS DE LA SOCIEDAD

Hasta hace poco parecía que el mundo de la ciencia se mantenía al margen deldeclive general del capitalismo. Los milagros de la tecnología moderna conferíanun prestigio colosal a los científicos, que aparentemente gozaban de cualidadescasi mágicas. La autoridad que disfrutaba la comunidad científica aumentaba enla misma proporción en que sus teorías se volvían más incomprensibles para lamayoría de la gente, incluida la más educada. Sin embargo, los científicos sonmortales que viven en el mismo mundo que nosotros. Como tales, pueden estarinfluidos por ideas corrientes, filosofías, políticas y prejuicios, por no hablar deintereses materiales a veces muy sustanciosos.

Durante mucho tiempo se supuso que los científicos, sobre todo los físicosteóricos, eran gente especial muy por encima de los seres humanos corrientes ydueños de los misterios del universo negados al resto de los mortales. Este mitodel siglo XX se ve muy bien en aquellas viejas películas de ciencia-ficción en lasque la Tierra estaba siempre amenazada con la aniquilación por parte de extrate-rrestres (en la práctica, la amenaza para el futuro de la humanidad proviene de unafuente bastante más cercana, pero ésta es otra historia). En el último momento,siempre se presentaba un hombre con bata blanca que escribía en una pizarra unaecuación complicada, solucionando así el problema.

La verdad es un tanto diferente. Los científicos y otros intelectuales no soninmunes a las tendencias generales de la sociedad. Que la mayoría de ellos sedeclaren indiferentes ante la política y la filosofía sólo quiere decir que caenpresa más fácilmente de los prejuicios comunes que les rodean. Con demasia-da frecuencia sus ideas pueden ser utilizadas para apoyar las posturas políticasmás reaccionarias. Esto queda patente con claridad meridiana en el campo dela genética, donde se ha producido una auténtica contrarrevolución, especial-mente en EEUU. Mediante supuestas teorías científicas, se intenta “demostrar”que la causa de la criminalidad no está en las condiciones sociales, sino en un“gen criminal”. Se afirma que las desventajas que sufren los negros no sedeben a la discriminación, sino a sus genes. Argumentos similares se empleanpara los pobres, las madres solteras, las mujeres, los homosexuales, etc. Porsupuesto, semejante “ciencia” resulta muy conveniente para un Congreso conmayoría republicana que pretende llevar a cabo recortes brutales en los gastossociales.

Este libro trata de filosofía —y específicamente de la filosofía del marxismo,el materialismo dialéctico—. No corresponde a la filosofía decirle a los científi-cos lo que tienen que pensar o escribir, al menos cuando escriben de ciencia. Perolos científicos se han acostumbrado a expresar opiniones acerca de muchas cosas:filosofía, religión, política. Están en su pleno derecho. Pero cuando se escondendetrás de sus credenciales científicas para defender puntos de vista erróneos yreaccionarios en el terreno filosófico, es hora de poner las cosas en su sitio. Esospronunciamientos no permanecen entre un puñado de catedráticos. Son enarbola-

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dos por políticos de derechas, racistas y fanáticos religiosos que intentan cubrirseel trasero con argumentos pseudocientíficos.

Algunos científicos se quejan de que no se les entiende. No es su intenciónarmar con argumentos a charlatanes místicos y a embusteros políticos. Quizás.Pero en este caso son culpables de una gran negligencia o, por lo menos, de unaincreíble ingenuidad. Por otro lado, los que se aprovechan de las opiniones filo-sóficas erróneas de estos científicos no pueden ser acusados de ingenuidad. Sabenexactamente lo que hacen. Rees-Mogg afirma que “en un momento en que la reli-gión del consumismo secular se está quedando atrás como un barco hundido, vol-verán a surgir religiones más duras que invoquen principios morales auténticos ya los dioses de la ira. Por primera vez en siglos, las revelaciones de la cienciaparecerán realzar más que minar la dimensión espiritual de la vida”. Para Rees-Mogg, la religión es, junto con la policía y las cárceles, un arma útil para mante-ner a los oprimidos en su lugar. Su franqueza al respecto resulta encomiable:

“Cuanto menor es la posibilidad de un ascenso social, más lógico es que lospobres adopten una visión ilusoria y anticientífica del mundo. En lugar de latecnología, recurren a la magia. En lugar de la investigación independiente, eligenla ortodoxia. En lugar de la historia, prefieren el mito. En lugar de la biografía,veneran a héroes. Y como norma, sustituyen las lealtades familiares por la honra-dez impersonal que requiere el mercado”4.

Dejemos de lado la observación inconscientemente cómica acerca de la“honestidad impersonal” del mercado y centremos nuestra atención en el meollodel argumento. Por lo menos Rees-Mogg no intenta ocultar sus auténticas in-tenciones ni su postura clasista. He aquí una franqueza total en boca de un defen-sor de la clase dominante. La creación de una subclase de pobres y parados, prin-cipalmente negros viviendo en chabolas, representa una amenaza potencialmenteexplosiva para el orden existente. Afortunadamente para “nosotros”, los pobresson ignorantes. Hay que mantenerlos en la ignorancia y animarlos en sus ilusio-nes religiosas y supersticiones, que nosotros, las clases “instruidas”, naturalmenteno compartimos. Este mensaje no es nuevo. Los ricos y poderosos han cantado lamisma canción durante siglos. Pero lo que es significativo es la referencia a laciencia, que según Rees-Mogg ahora se ve por primera vez como una aliadaimportante de la religión.

Hace poco, el Premio Templeton para el Progreso de la Religión (130 millo-nes de pesetas) fue adjudicado al físico teórico Paul Davies por haber demostra-do “una originalidad extraordinaria” promoviendo la comprensión de la humani-dad acerca de Dios o la espiritualidad. La lista de otros premiados en el pasadoincluye a Alexander Solzhenitsyn, la Madre Teresa de Calcuta, el evangelistaBilly Graham y Charles Colson, uno de los antiguos ladrones del escándaloWatergate ahora convertido en predicador. Davies, autor de libros como Dios y lanueva física, La mente de Dios y Los últimos tres minutos, insiste en que él “no

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4. Ibíd., p. 27. El subrayado es nuestro.

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es una persona religiosa en el sentido convencional” (a saber lo que quiere decircon esto), pero mantiene que “la ciencia ofrece un camino hacia Dios más seguroque la religión”5.

A pesar de sus evasivas, es evidente que Davies representa una tendencia cla-ramente definida que intenta inyectar el misticismo y la religión en la ciencia. Esteno es un fenómeno aislado. Se está convirtiendo en algo demasiado común, sobretodo en el campo de la física teórica y la cosmología, ambas muy dependientes demodelos matemáticos abstractos que se presentan cada vez más como un sustitu-to de una investigación empírica del mundo real. Por cada vendedor consciente demisticismo, hay cien científicos rigurosos que estarían horrorizados si se les iden-tificase con semejante oscurantismo. No obstante, la única defensa real contra elmisticismo idealista es una filosofía consecuentemente materialista: la filosofíadel materialismo dialéctico.

El propósito de este libro es explicar las leyes básicas del materialismo dialéc-tico, elaboradas originariamente por Marx y Engels, y demostrar su relevanciapara el mundo moderno y en particular para la ciencia. No pretendemos ser neu-trales. De la misma forma que Rees-Mogg defiende sin titubeos los intereses dela clase a la que pertenece, nosotros por nuestra parte nos declaramos en contra dela llamada “economía de mercado” y todo lo que representa. Somos partícipesactivos de la lucha para transformar la sociedad. Pero antes de poder cambiar elmundo hace falta comprenderlo. Es menester llevar a cabo una lucha implacablecontra cualquier intento de confundir las mentes de los seres humanos con creen-cias místicas que tienen su origen en la turbia prehistoria del pensamiento huma-no. La ciencia creció y se desarrolló en la medida en que volvió la espalda a losprejuicios acumulados del pasado. Tenemos que mantenernos firmes frente a estosintentos de atrasar el reloj cuatrocientos años.

Un número creciente de científicos está cada vez más insatisfecho con laactual situación no sólo de la ciencia y la enseñanza, sino de la sociedad en su con-junto. Ven la contradicción entre el enorme potencial de la tecnología y un mundodonde millones de seres humanos viven al borde del hambre. Ven el sistemáticomal uso de la ciencia, al servicio de los beneficios de los grandes monopolios.Están profundamente preocupados por los intentos persistentes de obligar a laciencia a ponerse al servicio del oscurantismo religioso y de una política socialreaccionaria. A muchos de ellos les repelía el carácter totalitario y burocrático delestalinismo, pero el colapso de la Unión Soviética ha demostrado que la alterna-tiva capitalista es peor todavía. A través de su propia experiencia, muchos cientí-ficos llegarán a la conclusión de que la única manera de salir del impasse social,económico y cultural es mediante una sociedad basada en la planificación racio-nal, en la cual la ciencia y la tecnología se pongan a disposición de la humanidad,y no del beneficio privado. Semejante sociedad ha de ser democrática en el autén-tico sentido de la palabra, basada en el control consciente y la participación de

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5. The Guardian, 9/3/95.

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toda la población. Como señala Trotsky, “una economía nacionalizada y planifi-cada necesita la democracia al igual que el cuerpo humano necesita oxígeno”. Elsocialismo es democrático por su propia naturaleza.

No es suficiente contemplar los problemas del mundo. Hace falta transfor-marlo. Pero primeramente hace falta comprender las razones por las que las cosasestán como están. Sólo las ideas elaboradas por Marx y Engels, y desarrolladasposteriormente por Lenin y Trotsky, pueden dotarnos de los medios adecuadospara lograr esta comprensión. Creemos que los representantes más conscientes dela comunidad científica, mediante su propio trabajo y experiencia, comprenderánla necesidad de un punto de vista materialista consecuente. Esto es lo que ofreceel materialismo dialéctico. Los recientes avances de las teorías del caos y de lacomplejidad demuestran que un número cada vez mayor de científicos está evo-lucionando hacia el pensamiento dialéctico. Este es un fenómeno enormementesignificativo. No cabe duda de que nuevos descubrimientos profundizarán y for-talecerán esta tendencia. Por nuestra parte, estamos firmemente convencidos deque el materialismo dialéctico es la filosofía del futuro.

INTRODUCCIÓN 41

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2. Filosofía y religión

¿NECESITAMOS UNA FILOSOFÍA?

Antes de empezar, uno podría preguntarse: ¿Es realmente necesario preocuparnosde complicadas cuestiones científicas y filosóficas? Semejante pregunta admitedos respuestas. Si lo que se quiere decir es si hace falta saber estas cosas para lavida cotidiana, la respuesta es, evidentemente, no. Pero si aspiramos a lograr unacomprensión racional del mundo en que vivimos y de los procesos fundamentalesen la naturaleza, la sociedad y nuestra propia forma de pensar, entonces la cosa sepresenta de una forma totalmente distinta.

Aunque parezca extraño, todos tenemos una filosofía. Una filosofía es una ma-nera de interpretar el mundo. Todos creemos que sabemos distinguir entre el bieny el mal. Sin embargo, es una cuestión harto complicada que ha ocupado la aten-ción de las grandes mentes a lo largo de la historia. Cuando nos vemos enfrenta-dos con hechos tan terribles como la guerra fratricida en la ex Yugoslavia, el resur-gimiento del desempleo o las masacres en Ruanda, muchos confesarán que noentienden de esas cosas y, a menudo, recurrirán a vagas referencias a la “natura-leza humana”. Pero, ¿en qué consiste esa misteriosa naturaleza humana que sepresenta como la fuente de todos nuestros males y se alega que es eternamenteinmutable? Esta es una cuestión profundamente filosófica que pocos intentaríancontestar, a no ser que tuvieran inclinaciones religiosas, en cuyo caso dirían queDios, en su sabiduría, nos creó así. Por qué a alguien se le ocurriría adorar a unSer que crea a los hombres sólo para gastarles tales faenas es otro asunto.

Los que mantienen con obstinación que ellos no tienen ninguna filosofía seequivocan. La naturaleza aborrece el vacío. Las personas que carecen de un puntode vista filosófico elaborado y coherente reflejarán inevitablemente las ideas y losprejuicios de la sociedad y el entorno en que viven. Esto significa, en este con-texto dado, que sus cabezas estarán repletas de las ideas que absorben de la pren-sa, la televisión, el púlpito y el aula, las cuales reflejan fielmente los intereses y lamoral de la clase dominante.

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Por lo común, la mayoría de la gente logra “ir tirando”, hasta que algún granevento les obliga a reconsiderar las ideas y valores a que están acostumbradosdesde su infancia. La crisis de la sociedad les obliga a cuestionar muchas cosasque daban por supuestas, haciendo que ideas aparentemente remotas se vuelvande repente tremendamente relevantes. Cualquiera que desee comprender la vidano como una serie de accidentes sin sentido ni como una rutina irreflexiva debeocuparse de la filosofía, esto es, del pensamiento a un nivel superior al de los pro-blemas inmediatos de la vida cotidiana. Tan sólo de esta forma nos elevamos a unaaltura desde la que comenzamos a realizar nuestro potencial como seres humanosconscientes, dispuestos y capaces de tomar las riendas de nuestro destino.

En general se comprende que cualquier empresa que merezca la pena en lavida requiere esfuerzo. La propia naturaleza de la filosofía implica ciertas dificul-tades para su estudio, ya que trata de cosas muy alejadas del mundo de la expe-riencia normal. Incluso los términos utilizados presentan dificultades porque susignificado puede ser diferente al común, aunque esto también es verdad paracualquier materia especializada, desde el psicoanálisis hasta la mecánica.

El segundo obstáculo es más grave. En el siglo pasado, cuando Marx yEngels publicaron por primera vez sus escritos sobre materialismo dialéctico,podían dar por supuesto que muchos de sus lectores tenían por lo menos unosconocimientos básicos de filosofía clásica, incluido Hegel. Actualmente no esposible hacer semejante suposición. La filosofía ya no ocupa el lugar del pasado,puesto que la especulación sobre la naturaleza del universo y la vida fue asumi-da hace tiempo por las ciencias naturales. La posesión de potentes radiotelesco-pios y naves espaciales vuelve innecesarias las conjeturas sobre la naturaleza yla extensión de nuestro sistema solar. Incluso los misterios del alma humana seestán poniendo paulatinamente al descubierto mediante el progreso de la neuro-biología y la psicología.

La situación en el terreno de las ciencias sociales es mucho menos satisfacto-ria, debido sobre todo a que el deseo de conseguir conocimientos exactos a me-nudo decrece en la medida en que la ciencia toca los enormes intereses materia-les que dominan la vida de la gente. Los grandes avances realizados por Marx yEngels en el terreno del análisis socio-histórico y económico quedan fuera delámbito de este libro. Baste con señalar que, a pesar de los ataques constantes yfrecuentemente maliciosos a que estuvieron sometidas desde el primer momento,las teorías del marxismo en la esfera social han sido el factor decisivo en el desa-rrollo de las ciencias sociales modernas. En cuanto a su vitalidad, está demostra-da por el hecho de que los ataques no sólo continúan, sino que tienden a arreciarcon el paso del tiempo.

En épocas pasadas, el desarrollo de la ciencia, que siempre ha estado estre-chamente vinculado al de las fuerzas productivas, no había alcanzado un nivel sufi-cientemente alto como para permitir que las personas entendiesen el mundo en quevivían. En ausencia de un conocimiento científico o de los medios materiales paraobtenerlo, se vieron obligados a depender del único instrumento que poseían para

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interpretar el mundo y, así, conquistarlo: la mente humana. La lucha para com-prender el mundo se identificaba con la lucha de la humanidad para elevarse sobreuna existencia meramente animal, ganar el control sobre las fuerzas ciegas de lanaturaleza y liberarse (en el sentido real, no legalista, de la palabra). Esta lucha escomo un hilo conductor rojo que recorre toda la historia de la humanidad.

EL PAPEL DE LA RELIGIÓN

El hombre está totalmente loco. No sabría cómo crearun gusano, y crea dioses por docenas.

Montaigne

Toda mitología supera, domina y transforma las fuer-zas de la naturaleza en la imaginación y mediante laimaginación; por lo tanto desaparece con la llegada dela auténtica dominación sobre ellas.

Marx

Los animales no tienen religión, y en el pasado se decía que ésa era la principaldiferencia entre hombres y bestias. Pero ésta es sólo otra forma de decir que úni-camente los seres humanos poseen conciencia en el sentido pleno de la palabra.En los últimos años ha habido una reacción contra la idea del Hombre como Cre-ación única y especial. Al fin y al cabo, el ser humano evolucionó de los anima-les y en muchos aspectos sigue siendo animal. No solamente compartimos conotros animales muchas de las funciones corporales, sino que la diferencia genéti-ca entre humanos y chimpancés es menor del dos por ciento. He aquí una res-puesta devastadora a las tonterías de los creacionistas.

Las últimas investigaciones con chimpancés bonobos (los primates más afinesa los humanos) han demostrado fuera de toda duda que son capaces de un nivelde actividad mental similar en algunos aspectos al de un niño. Esto prueba clara-mente el parentesco entre los seres humanos y los primates superiores, pero aquíla analogía empieza a resquebrajarse. Pese a todos los esfuerzos de los experi-mentadores, los bonobos cautivos no han sido capaces de hablar ni de labrar unaherramienta de piedra remotamente similar a los utensilios más simples creadospor los homínidos primitivos. Esa diferencia genética del dos por ciento que sepa-ra a los humanos de los chimpancés marca el salto cualitativo del animal al huma-no. Esto se logró no por obra y gracia de un Creador, sino por el desarrollo delcerebro a través del trabajo manual.

La destreza para hacer incluso las herramientas de piedra más simples impli-ca un nivel muy alto de habilidad mental y pensamiento abstracto. El seleccionarla piedra adecuada, elegir el ángulo correcto para golpear y usar la cantidad defuerza precisa son acciones intelectuales muy complejas. Requieren un grado de

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planificación y previsión que no se encuentra ni en los primates más avanzados.No obstante, el uso y la manufactura de herramientas de piedra no fueron resulta-do de una planificación consciente, sino una imposición de la necesidad. No fuela conciencia la que creó la humanidad, sino que las condiciones necesarias parala existencia humana condujeron a un cerebro más grande, al habla y a la cultura,incluida la religión.

La necesidad de entender el mundo estaba estrechamente vinculada a la ne-cesidad de sobrevivir. Aquellos homínidos primitivos que descubrieron el uso deraspadores de piedra para descuartizar cadáveres de animales de piel gruesa ob-tuvieron una considerable ventaja sobre aquellos que no tuvieron acceso a estafuente abundante de grasas y proteínas. Los que perfeccionaron sus herramientasde piedra y descubrieron los mejores yacimientos tuvieron más posibilidades desobrevivir que los que no lo hicieron. Con el desarrollo de la técnica vino la ex-pansión de la mente y la necesidad de explicar los fenómenos naturales que go-bernaban sus vidas. A través de millones de años, mediante aproximaciones su-cesivas, nuestros antepasados comenzaron a establecer ciertas relaciones entre lascosas. Empezaron a hacer abstracciones, esto es, a generalizar a partir de la expe-riencia y la práctica.

Durante siglos, la cuestión central de la filosofía ha sido la relación entre elpensamiento y el ser. La mayoría de las personas pasan sus vidas sin siquiera con-templar este problema. Piensan y actúan, hablan y trabajan sin la menor dificul-tad. Es más, ni se les ocurriría considerar incompatibles las dos actividades huma-nas más básicas, que en la práctica son inseparables. Si excluimos reacciones sim-ples condicionadas fisiológicamente, como los actos reflejos, incluso la acciónmás elemental exige un cierto grado de pensamiento. En cierto modo, esto es ver-dad no sólo para los humanos, sino también para los animales (pensemos en ungato apostado a la espera de un ratón). No obstante, la planificación y el pensa-miento humanos tienen un carácter cualitativamente superior a cualquier activi-dad mental de incluso el simio más avanzado.

Este hecho está estrechamente vinculado a la capacidad del pensamiento abs-tracto, que permite a los seres humanos ir mucho más allá de la situación inmedia-ta dada por nuestros sentidos. Podemos imaginar situaciones no sólo en el pasado(los animales también tienen memoria, como el perro, que tiembla a la vista de ungarrote), sino también en el futuro. Podemos predecir situaciones complejas, pla-nificar, y así determinar el resultado y hasta cierto punto controlar nuestros desti-nos. Aunque normalmente no pensamos en ello, esto representa una conquistacolosal que separa a la humanidad del resto de la naturaleza. “Lo típico del razo-namiento humano”, dice el profesor Gordon Childe, “es que puede ir muchísimomás lejos de la situación actual, presente, que el razonamiento de cualquier otroanimal”6. De esta capacidad nacen las múltiples creaciones de la civilización: lacultura, el arte, la música, la literatura, la ciencia, la filosofía, la religión. También

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6. G. Childe, Qué sucedió en la historia, p. 25.

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damos por supuesto que todo esto no cae del cielo, sino que es el producto demillones de años de desarrollo.

El filósofo griego Anaxágoras (500-428 a.C.), en una deducción brillante,afirmó que el desarrollo mental del hombre dependía de la emancipación de lasmanos. Engels, en su importante artículo El papel del trabajo en la transforma-ción del mono en hombre, explicó la forma exacta en que se logró dichatransformación. Demostró que la postura vertical, la liberación de las manos parael trabajo, la forma de la mano, con el pulgar opuesto a los otros dedos de formaque permitía agarrar, fueron los requisitos fisiológicos para la manufactura deherramientas, que a su vez fue el principal estímulo para el desarrollo del cerebro.Incluso el habla, que es inseparable del pensamiento, surge de las exigencias de laproducción social, de la necesidad de cooperar para realizar funciones complejas.Estas teorías de Engels se han visto confirmadas brillantemente por los últimosdescubrimientos de la paleontología, que demuestran que los simios homínidosaparecieron en África bastante antes de lo que se pensaba y que tenían cerebrosno más grandes que los de un chimpancé actual. Es decir, el desarrollo del cere-bro vino después de la producción de herramientas y a consecuencia de ésta. Así,no es verdad que “En el principio, era la Palabra”, sino, en frase del poeta alemánGoethe, “En el principio, era el Hecho”.

La capacidad de manejar pensamientos abstractos es inseparable del habla. Elcélebre prehistoriador Gordon Childe comenta:

“El razonamiento y todo lo que podemos llamar pensamiento, inclusive el delchimpancé, hace intervenir en las operaciones mentales lo que los psicólogos lla-man imágenes. Una imagen visual, la representación mental de una banana, porejemplo, ha de ser siempre la representación de una banana determinada en unconjunto determinado. Una palabra, por el contrario, según lo explicado, es másgeneral y abstracta, pues ha eliminado precisamente esos rasgos accidentales quedan individualidad a cualquier banana real. Las imágenes mentales de las palabras(representaciones del sonido o de los movimientos musculares que intervienen ensu pronunciación) constituyen ‘fichas’ muy cómodas en el proceso del pensamien-to. El pensar con su ayuda posee necesariamente esa cualidad de abstracción y ge-neralidad que parece faltar en el pensamiento animal. Los hombres pueden pen-sar, lo mismo que hablar, sobre la clase de objetos llamados ‘bananas’; el chim-pancé nunca va más allá de ‘esa banana en ese tubo’. De tal suerte el instrumen-to social denominado lenguaje ha contribuido a lo que se denomina grandilo-cuentemente ‘la emancipación del hombre de la esclavitud de lo concreto”7.

Los humanos primitivos, después de largo tiempo, formaron la idea generalde, por ejemplo, una planta o un animal. Esto surgió de la observación concretade muchas plantas y animales particulares. Pero cuando llegamos al conceptogeneral de “planta”, ya no vemos delante de nosotros esta o aquella flor o arbus-to, sino lo que es común a todas ellas. Comprendemos la esencia de una planta, su

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7. Ibíd., pp. 25-26.

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ser interior. Comparado con esto, los rasgos peculiares de las plantas individualesparecen secundarios e inestables. Lo que es permanente y universal está conteni-do en el concepto general. Jamás podemos ver una planta como tal, a diferenciade flores y arbustos particulares. Es una abstracción de la mente. Sin embargo, esuna expresión más profunda y verdadera de lo que es esencial a la naturaleza dela planta cuando se la despoja de todos los rasgos secundarios.

No obstante, las abstracciones de los humanos primitivos distan mucho de te-ner un carácter científico. Eran exploraciones tentativas, como las impresiones deun niño: suposiciones e hipótesis a veces incorrectas, pero siempre audaces e ima-ginativas. Para nuestros antepasados remotos, el Sol era un ser supremo que unasveces les calentaba y otras les quemaba. La Tierra era un gigante adormecido. Elfuego era un animal feroz que les mordía cuando lo tocaban. Los humanosprimitivos conocieron los truenos y los relámpagos, les asustarían, como todavíahoy asustan a los animales y a algunas personas. Pero, a diferencia de los anima-les, los humanos buscaron una explicación general del fenómeno. Dada la ausen-cia de cualquier conocimiento científico, la explicación sólo podía ser sobrenatu-ral: algún dios golpeando un yunque con su martillo. Para nosotros, semejantesexplicaciones resultan simplemente divertidas, como las explicaciones ingenuasde los niños. No obstante, en ese período eran hipótesis extraordinariamenteimportantes, un intento de encontrar una causa racional para el fenómeno distin-guiendo entre la experiencia inmediata y lo que había tras ella.

La forma más característica de las religiones primitivas es el animismo —lanoción de que todo objeto, animado o inanimado, posee un espíritu—. Vemos elmismo tipo de reacción en un niño cuando pega a una mesa contra la que se hagolpeado la cabeza. De la misma manera, los humanos primitivos y ciertas tribusactuales piden perdón a un árbol antes de talarlo. El animismo pertenece a unperíodo en el que la humanidad aún no se había separado plenamente del mundoanimal y de la naturaleza. La proximidad de los humanos al mundo de los anima-les está demostrada por la frescura y belleza del arte rupestre, donde los caballos,ciervos y bisontes están pintados con una naturalidad que ningún artista modernoes capaz de lograr. Se trata de la infancia del género humano, que ha desapareci-do y nunca volverá. Tan sólo podemos imaginar la psicología de nuestros antepa-sados remotos. Pero mediante una combinación de los descubrimientos de la pale-ontología y la antropología es posible reconstruir, por lo menos a grandes rasgos,el mundo del que hemos surgido.

En su estudio antropológico clásico de los orígenes de la magia y la religión,James G. Frazer escribe:

“El salvaje concibe con dificultad la distinción entre lo natural y lo sobrena-tural, comúnmente aceptada por los pueblos ya más avanzados. Para él, el mundoestá funcionando en gran parte merced a ciertos agentes sobrenaturales que sonseres personales que actúan por impulsos y motivos semejantes a los suyos pro-pios y, como él, propensos a modificarlos por apelaciones a su piedad, a sus dese-os y temores. En un mundo así concebido no ve limitaciones a su poder de influir

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sobre el curso de los acontecimientos en beneficio propio. Las oraciones, prome-sas o amenazas a los dioses pueden asegurarle buen tiempo y abundantes cose-chas; y si aconteciera, como muchas veces se ha creído, que un dios llegase aencarnar en su misma persona, ya no necesitaría apelar a seres más altos. Él, elpropio salvaje, posee en sí mismo todos los poderes necesarios para acrecentar subienestar y el de su prójimo”8.

La noción de que el alma existe separada y aparte del cuerpo viene directa-mente de los tiempos más remotos. El origen de esta idea es evidente. Cuandodormimos, el alma parece abandonar el cuerpo y vagar en nuestros sueños. Porextensión, la similitud entre la muerte y el sueño —“gemelo de la muerte”, comolo llamó Shakespeare— sugiere la idea de que el alma podría seguir existiendodespués de la muerte. Así fue cómo los humanos primitivos concluyeron que elinterior de sus cuerpos albergaba algo, el alma, que mandaba sobre el cuerpo ypodía hacer todo tipo de cosas increíbles, incluso cuando el cuerpo estaba dormi-do. También observaron cómo palabras llenas de sabiduría manaban de las bocasde los ancianos y concluyeron que, mientras que el cuerpo perece, el alma sigueviviendo. Para gente acostumbrada a los desplazamientos, la muerte era vistacomo una migración del alma, que necesitaba comida y utensilios para el viaje.

Al principio estos espíritus no tenían una morada fija. Simplemente erraban,la mayoría de las veces causando molestias y obligando a los vivos a hacer todolo que podían por deshacerse de ellos. He aquí el origen de las ceremonias re-ligiosas. Finalmente surgió la idea de que mediante la oración podría conseguirsela ayuda de estos espíritus. En esta etapa, la religión (magia), el arte y la cienciano se diferenciaban. No teniendo los medios para conseguir un auténtico podersobre el medio ambiente, los humanos primitivos intentaron obtener sus fines pormedio de una relación mágica con la naturaleza, y así someterla a su voluntad.

La actitud de los humanos primitivos hacia sus dioses-espíritus y fetiches erabastante práctica. La intención de los rezos era obtener resultados. Un hombreharía una imagen con sus propias manos y se postraría ante ella. Pero si no con-seguía el resultado deseado, la maldecía y la golpeaba para obtener mediante laviolencia lo que no había conseguido con súplicas. En ese mundo extraño desueños y fantasmas, un mundo de religión, la mente primitiva veía cada aconteci-miento como la obra de espíritus invisibles. Cada arbusto o cada riachuelo eranuna criatura viviente, amistosa u hostil. Cada suceso fortuito, cada sueño, dolor osensación estaba causado por un espíritu. Las explicaciones religiosas llenaban elvacío que dejaba la falta de conocimiento de las leyes de la naturaleza. Incluso lamuerte no era vista como un evento natural, sino como el resultado de algunaofensa causada a los dioses.

Durante casi toda la existencia del género humano, la mente ha estado llenade este tipo de cosas. Y no sólo en lo que a la gente le gusta considerar comosociedades primitivas. Las creencias supersticiosas continúan existiendo hoy, aun-

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8. J. G. Frazer, La rama dorada, p. 33.

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que con diferente disfraz. Bajo el fino barniz de civilización se esconden tenden-cias e ideas irracionales primitivas que tienen su raíz en un pasado remoto que hasido en parte olvidado, pero que no está todavía superado. No serán desarraigadasdefinitivamente de la conciencia humana hasta que hombres y mujeres no esta-blezcan un firme control sobre sus condiciones de existencia.

LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

Frazer señala que la división entre trabajo manual y trabajo intelectual en la socie-dad primitiva está invariablemente vinculada a la formación de una casta desacerdotes, hechiceros o magos:

“El progreso social, según creemos, consiste principalmente en unadiferenciación progresiva de funciones; dicho más sencillamente, en una divisióndel trabajo. La obra que en la sociedad primitiva se hace por todos igual y portodos igualmente mal o muy cerca de ello, se distribuye gradualmente entre lasdiferentes clases de trabajadores, que la ejecutan cada vez con mayor perfección;y así, tanto más cuanto que los productos materiales o inmateriales de esta laborespecializada van siendo gozados por todos, la sociedad en conjunto se beneficiade la especialización creciente. Ahora, ya, los magos o curanderos aparecen cons-tituyendo la clase profesional o artificial más antigua en la evolución de la socie-dad, pues hechiceros se encuentran en cada una de las tribus salvajes conocidaspor nosotros, y entre los más incultos salvajes, como los australianos aborígenes,es la única clase profesional que existe”9.

El dualismo, que separa el alma del cuerpo, la mente de la materia, elpensamiento del hecho, recibió un fuerte impulso con el desarrollo de la divisióndel trabajo en una etapa dada de la evolución social. La separación entre trabajomanual y trabajo intelectual coincidió con la división de la sociedad en clases ymarcó un gran avance en el desarrollo humano. Por primera vez, una minoría dela sociedad se vio liberada de la necesidad de trabajar para obtener su sustento.La posesión de la mercancía más preciada, el ocio, significó que los hombrespodían dedicar sus vidas al estudio de las estrellas. Como el filósofo materialis-ta alemán Ludwig Feuerbach explica, la ciencia teórica auténtica comienza conla cosmología:

“El animal es sólo sensible al rayo de luz que inmediatamente afecta a la vi-da; mientras que el hombre percibe la luz, para él físicamente indiferente, de laestrella más remota. Tan sólo el hombre posee pasiones y alegrías desinteresadasy puramente intelectuales; sólo el ojo del hombre mantiene festivales teóricos. Elojo que contempla los cielos estrellados, que medita sobre aquella luz al mismotiempo inútil e inocua que no tiene nada en común con la Tierra y sus necesida-des; este ojo ve en aquella luz su propia naturaleza, sus propios orígenes. El ojo

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9. Ibíd., pp. 137-38

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es celestial por su propia naturaleza. De aquí que el hombre se eleve por encimade la tierra sólo con el ojo; de aquí que la teoría comience con la contemplaciónde los cielos. Los primeros filósofos eran astrónomos”10.

Aunque en esta etapa temprana esto todavía estaba mezclado con la religión ylos requerimientos e intereses de una casta sacerdotal, también significó el naci-miento de la civilización humana. Aristóteles ya lo había entendido cuando escri-bió: “Además, estas artes teóricas evolucionaron en lugares donde los hombrestenían un superávit de tiempo libre: por ejemplo, las matemáticas tienen su origenen Egipto, donde una casta sacerdotal gozaba del ocio necesario”11.

El conocimiento es una fuente de poder. En cualquier sociedad en que el arte,la ciencia y el gobierno son el monopolio de unos pocos, esa minoría usará y abu-sará de su poder en su propio beneficio. La inundación anual del Nilo era un asun-to de vida o muerte para los egipcios, cuyas cosechas dependían de ello. La peri-cia de los sacerdotes egipcios para predecir, apoyándose en observacionesastronómicas, cuándo se desbordaría el Nilo debió de haber incrementado enor-memente su prestigio y poder sobre la sociedad. El arte de escribir, una invenciónmuy poderosa, era un secreto celosamente guardado por la casta sacerdotal:

“Sumeria descubrió la escritura; los sacerdotes sumerios hicieron conjeturasacerca de que el futuro pudiera estar escrito por algún procedimiento oculto en losacontecimientos presentes que tenían lugar a nuestro alrededor. Hasta llegaron asistematizar esta creencia, mezclando elementos mágicos y racionales”12.

La posterior profundización de la división del trabajo hizo surgir un abismoinsalvable entre la élite intelectual y la mayoría de la humanidad, condenada a tra-bajar con sus propias manos. El intelectual, sea sacerdote babilónico o físico teó-rico moderno, sólo conoce un tipo de trabajo: el mental. En el curso de milenios,la superioridad de este último sobre el trabajo manual “puro y duro” ha echadoraíces profundas y adquirido la fuerza de un prejuicio. Lenguaje, palabras y pen-samientos se han revestido de poderes místicos. La cultura se ha vuelto el mono-polio de una élite privilegiada que guarda celosamente sus secretos, usando y abu-sando de su posición en su propio interés.

En la antigüedad, la aristocracia intelectual no hizo ningún intento de ocultarsu desprecio por el trabajo físico. El siguiente extracto de un texto egipcio cono-cido como La sátira sobre los oficios, escrito alrededor de 2000 a.C., se cree quees la exhortación de un padre a su hijo, al que quiere enviar a la escuela para for-marse como escriba:

“He visto cómo se maltrata al hombre que trabaja —deberías poner tu cora-zón en la búsqueda de la escritura—. He observado cómo uno podría ser resca-tado de sus deberes —¡presta atención! No hay nada que supere a la escritura—.(...)

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10. Feuerbach, The Essence of Christianity, p. 5.11. Aristóteles, Metaphysics, p. 53.12. I. Prigogine e I. Stengers, Order Out Of Chaos. Man’s New Dialogue with Nature, p. 4.

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“He visto al metalúrgico trabajando en la boca del horno. Sus dedos eran simi-lares a cocodrilos; olía peor que una hueva de pescado. (...)

“El pequeño constructor lleva barro. (...) Está más sucio que las viñas o loscerdos de tanto pisotear el barro. Su ropa está tiesa de la arcilla. (...)

“El fabricante de flechas es muy infeliz cuando entra en el desierto [en buscade pedernal]. Más grande es lo que da a su burro que lo que posteriormente [vale]su trabajo. (...)

“El lavandero que lava ropa en la orilla [del río] es el vecino del cocodrilo. (...)“¡Presta atención! No hay ninguna profesión sin patrón, excepto para el escri-

ba: él es el patrón. (...)“¡Presta atención! No hay ningún escriba al que le falte comida de la propie-

dad de la Casa del Rey —¡vida, prosperidad, salud!—. (...) Su padre y su madrealaban a dios, puesto que él está en el sendero de los vivientes. ¡Contempla estascosas! Yo [las he puesto] ante ti y ante los hijos de tus hijos”13.

La misma actitud prevalecía entre los griegos:“Las llamadas artes mecánicas”, dice Jenofonte, “llevan un estigma social y

con razón son despreciadas en nuestras ciudades, puesto que estas artes dañan loscuerpos de los que trabajan en ellas o de los que actúan como capataces, con-denándoles a una vida sedentaria de puertas adentro y, en algunos casos, a pasartodo el día al lado de la chimenea. Esta degeneración física asimismo da pie a undeterioro del alma. Además, los que trabajan en estos oficios simplemente no tie-nen tiempo para dedicarse a los deberes de la amistad o de la ciudadanía. En con-secuencia, son considerados como malos amigos y malos patriotas, y en algunasciudades, sobre todo las más guerreras, no es legal que un ciudadano se dediqueal trabajo manual”14.

El divorcio radical entre trabajo intelectual y manual profundiza la ilusión deuna existencia independiente de las ideas, los pensamientos y las palabras. Esteconcepto erróneo es el meollo de toda religión e idealismo filosófico.

No fue Dios quien creó el hombre a su propia imagen y semejanza, sino, porel contrario, fue el hombre quien creó dioses a imagen y semejanza suya. Lud-wig Feuerbach dijo que si los pájaros tuviesen una religión, su dios tendría alas.“La religión es un sueño en el que nuestras propias concepciones y emociones senos presentan como existencias separadas, como seres al margen de nosotrosmismos. La mente religiosa no distingue entre lo subjetivo y lo objetivo, no tienedudas; tiene la capacidad no de discernir cosas diferentes a ella misma, sino dever sus propias concepciones fuera de sí misma, como seres independientes”15.Esto era algo que hombres como Jenófanes de Colofón (565-hacia 470 a.C.)entendió cuando escribió: “Homero y Hesíodo han atribuido a los dioses cadaacción vergonzosa y deshonesta entre los hombres: el robo, el adulterio, el

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13. Citado en M. Donaldson, Children’s Minds, p. 84.14. Oeconomicus, iv, 203, citado en B. Farrington, Greek Science, pp. 28-29.15. Feuerbach, op. cit., pp. 203-04.

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engaño (...) Los etíopes hacen sus dioses negros y con nariz chata, y los tracioshacen los suyos con ojos grises y pelo rojo (...) Si los animales pudieran pintar yhacer cosas como los hombres, los caballos y los bueyes también harían dioses asu propia imagen”16.

Los mitos de la creación, que existen en casi todas las religiones, inevitable-mente toman sus imágenes de la vida real, por ejemplo, la imagen del alfarero queda forma a la arcilla amorfa. En opinión de Gordon Childe, la historia de la Cre-ación en el primer libro del Génesis refleja que en Mesopotamia la tierra fue sepa-rada de las aguas “en el Principio”, pero no mediante la intervención divina:

“La tierra sobre la cual las grandes ciudades de Babilonia se alzarían teníaque crearse en el sentido literal de la palabra; el antepasado prehistórico de laErech bíblica fue construido encima de una especie de plataforma de juncosentrecruzados sobre el barro aluvial. El libro hebreo del Génesis nos ha familia-rizado con una tradición bastante más antigua de la condición prístina de Sume-ria —un ‘caos’ en el cual las fronteras entre el agua y la tierra todavía eran flui-das—. Un incidente esencial en ‘la Creación’ es la separación de estos elemen-tos. Sin embargo, no fue ningún dios, sino los propios protosumerios quienes cre-aron la tierra: cavaron canales para irrigar los campos y drenar la marisma, cons-truyeron diques y plataformas elevadas por encima del nivel de inundación paraproteger a los hombres y al ganado de las aguas, despejaron las extensiones dejuncos y exploraron los canales que las cruzaban. La persistencia tenaz delrecuerdo de esta lucha es un indicio del grado de esfuerzo que supuso para losantiguos sumerios. Su recompensa era una fuente garantizada de nutritivos dáti-les, una abundante cosecha de los campos que habían drenado y pastos perma-nentes para sus rebaños”17.

Los intentos más ancestrales del hombre de explicar el mundo y su lugar enél estaban mezclados con la mitología. Los babilonios creían que el dios delcaos, Marduc, había creado el Orden, separando la tierra del agua y el cielo dela tierra. Los judíos tomaron de los babilonios el mito bíblico de la Creación ymás tarde lo transmitieron a la cultura cristiana. La auténtica historia delpensamiento científico empieza cuando el hombre aprende a prescindir de lamitología e intenta comprender racionalmente la naturaleza, sin la intervenciónde los dioses. En ese momento comienza la auténtica lucha por la emancipaciónde la humanidad de la esclavitud material y espiritual.

El advenimiento de la filosofía representa una auténtica revolución en elpensamiento humano. Esto, al igual que tantos otros elementos de la civiliza-ción moderna, se lo debemos a la Grecia antigua. Si bien es verdad que losindios y los chinos, y más tarde los árabes, también hicieron progresos impor-tantes, fueron los griegos quienes llevaron la filosofía y la ciencia a su puntoálgido antes del Renacimiento. La historia del pensamiento griego en el perío-

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16. Citado en A. R. Burn, Pelican History of Greece, p. 132.17. G. Childe, Man Makes Himself, pp. 107-08.

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do de 400 años que arranca a mediados del siglo VII a.C. constituye una de laspáginas más imponentes en los anales de la historia humana.

MATERIALISMO E IDEALISMO

Toda la historia de la filosofía desde los griegos hasta el presente consiste en unalucha entre dos escuelas de pensamiento diametralmente opuestas: materialismo eidealismo. Aquí nos encontramos con un buen ejemplo de cómo los términosempleados en filosofía difieren fundamentalmente del lenguaje cotidiano.

Cuando nos referimos a alguien como un “idealista”, normalmente pensamosen una persona de altos ideales y moralidad impecable. Por el contrario, se creeque un materialista es un individuo sin principios, avaricioso y egocéntrico queostenta un exagerado apetito por manjares y otras cosas; en pocas palabras, un ele-mento harto indeseable.

Esto no tiene nada que ver con el materialismo e idealismo filosóficos. En sen-tido filosófico, el idealismo parte de una visión del mundo como un mero reflejode ideas, mente, espíritu o, más correctamente, de la Idea, que existía antes delmundo físico. Según esta escuela, las cosas materiales que conocemos mediantelos sentidos sólo son copias imperfectas de esa Idea perfecta. El abogado másconsecuente de esta filosofía en la antigüedad fue Platón. No obstante, Platón noinventó el idealismo, que ya existía antes de él.

Los pitagóricos creían que la esencia de todas las cosas era el Número (unaopinión aparentemente compartida por algunos matemáticos modernos). Despre-ciaban el mundo material, y en particular el cuerpo humano, que era visto comouna prisión en donde el alma estaba atrapada. La comparación entre esta visión yla de los monjes medievales resulta llamativa. De hecho, es probable que la Igle-sia se apropiara de muchas de las ideas de los pitagóricos, platónicos y neoplató-nicos. Esto no es sorprendente. Todas las religiones se basan necesariamente enuna visión idealista del mundo. La diferencia reside en que la religión apela a lasemociones y pretende ofrecer una comprensión intuitiva y mística del mundo (“laRevelación”), mientras que la mayoría de los filósofos idealistas intenta demos-trar sus teorías mediante argumentos lógicos.

No obstante, en el fondo, las raíces de todo idealismo son religiosas y místi-cas. El desdén hacia el “mundo material” y la elevación de lo “Ideal” nace delfenómeno que acabamos de considerar con relación a la religión. No es ningu-na casualidad que el idealismo platónico surja en Atenas en el momento en queel sistema esclavista alcanza su punto álgido. En aquel entonces el trabajomanual era visto, en el sentido más literal de la palabra, como el sello de laesclavitud. El único trabajo digno de respeto era el intelectual. En esencia, elidealismo filosófico es un producto de la división extrema entre trabajo manuale intelectual que ha existido desde el amanecer de la historia escrita hasta elpresente.

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Sin embargo, la historia de la filosofía occidental no empieza con el idealis-mo, sino con el materialismo, que afirma precisamente lo contrario: que el mundomaterial que conocemos y exploramos mediante la ciencia es real, que el únicomundo real es el material, que los pensamientos, ideas y sensaciones son el pro-ducto de la materia organizada de una forma determinada (un sistema nervioso yun cerebro); que el pensamiento no puede derivar sus categorías a partir de símismo, sino solamente a partir del mundo objetivo, que se nos da a conocer através de nuestros sentidos.

Los primeros filósofos griegos se conocen como los hilozoístas, “los quecreen que la materia está viva”. He aquí una larga secuencia de héroes y pionerosdel pensamiento humano. Descubrieron que el mundo era redondo mucho antesque Colón, explicaron que los seres humanos habían evolucionado de los pecesmucho antes que Darwin, hicieron unos descubrimientos extraordinarios en elcampo de las matemáticas, especialmente la geometría, que no avanzaron muchoen los siguientes 1.500 años; inventaron la mecánica e incluso construyeron unamáquina de vapor. Pero lo increíblemente nuevo de su interpretación del mundoes que no era religiosa. En contraste con los egipcios y babilonios, de quieneshabían aprendido bastante, los pensadores griegos no recurren a los dioses paraexplicar los fenómenos de la naturaleza. Por primera vez el hombre intentó expli-car el funcionamiento de la naturaleza en términos puramente de la propia natu-raleza. Esta es una de las grandes revoluciones del pensamiento humano. Laauténtica ciencia comienza aquí.

Aristóteles, el más grande de los filósofos de la antigüedad, puede ser consi-derado como materialista, aunque no era tan consecuente como los primeros hilo-zoístas. Hizo una serie de descubrimientos científicos importantes que constitu-yeron la base para los grandes logros de la ciencia griega del período alejandrino.La Edad Media, surgida del colapso del mundo antiguo, fue un desierto en el queel pensamiento científico languideció durante siglos. No por casualidad estuvodominada por la Iglesia. La única filosofía permitida fue el idealismo, ya comocaricatura de Platón o como distorsión peor todavía de Aristóteles.

La ciencia resurgió triunfante en el Renacimiento. Fue obligada a llevar acabo una batalla feroz contra la influencia de la religión (por cierto, no sólo lacatólica, también la protestante). Muchos mártires pagaron con su vida el pre-cio de la libertad científica. Giordano Bruno fue quemado vivo. La Inquisiciónjuzgó a Galileo dos veces, obligándole a abjurar de sus opiniones bajo amenazade tortura.

La tendencia filosófica dominante en el Renacimiento fue el materialismo.En Inglaterra tomó la forma de empirismo, que afirma que todo conocimiento sederiva de los sentidos. Los pioneros de esta escuela fueron Francis Bacon(1561-1626), Thomas Hobbes (1588-1679) y John Locke (1632-1704). Laescuela materialista emigró de Inglaterra a Francia, donde adquirió un conteni-do revolucionario. En manos de Diderot, Rousseau, Holbach y Helvetius, lafilosofía se convirtió en un instrumento para criticar la sociedad existente en su

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conjunto. Estos grandes pensadores prepararon el camino del derrocamientorevolucionario de la monarquía feudal en 1789-93.

Las nuevas opiniones filosóficas estimularon el desarrollo de la ciencia, el ex-perimento y la observación. El siglo XVIII fue testigo de un gran avance en lasciencias, sobre todo la mecánica. Pero este hecho tenía su lado positivo y su ladonegativo. El viejo materialismo del XVIII era estrecho y rígido, reflejando el de-sarrollo limitado de la propia ciencia. Newton expresó las limitaciones del empi-rismo con su célebre frase “yo no hago hipótesis”. Esta postura mecanicista y uni-lateral, a la postre resultó ser fatal para el viejo materialismo. Paradójicamente,son los filósofos idealistas los que realizan los grandes avances filosóficos des-pués de 1700.

Bajo el impacto de la Revolución Francesa, el idealista alemán ImmanuelKant (1724-1804) sometió toda la filosofía previa a una crítica a fondo. Kant hi-zo grandes avances no sólo en filosofía y lógica, sino también científicos. Su hipó-tesis nebular del origen del sistema solar (a la que Pierre Simon de Laplace,matemático francés del siglo XVIII, más tarde dio una base matemática) es ahorageneralmente aceptada como correcta. En el terreno de la filosofía, la obra maes-tra de Kant, Crítica de la razón pura, es la primera que analiza las formas de lalógica, que permanecían prácticamente inmutables desde que Aristóteles las desa-rrolló. Kant demuestra las contradicciones implícitas en muchas de las proposi-ciones más fundamentales de la filosofía. Sin embargo, no fue capaz de solucio-nar estas contradicciones (antinomias) y, finalmente, sacó la conclusión de que elverdadero conocimiento del mundo era imposible porque, aunque podemos cono-cer las apariencias, nunca podremos saber cómo son las cosas en sí mismas.

Esta idea no es nueva. Se repite muchas veces en la filosofía y generalmentese identifica con lo que llamamos idealismo subjetivo. Antes de Kant, esta idea fuedefendida por el obispo y filósofo irlandés George Berkeley y por David Hume,el último de los empíricos ingleses clásicos. El argumento se puede resumir de lasiguiente manera: “Yo interpreto el mundo mediante mis sentidos. Por lo tanto,todo lo que sé que existe son las impresiones de mis sentidos. Por ejemplo, ¿puedoafirmar que esta manzana existe? No. Todo lo que puedo decir es que la veo, lasiento, la huelo, la pruebo. Por lo tanto, realmente no puedo afirmar que el mundomaterial exista”. La lógica del idealismo subjetivo es que, si cierro los ojos, elmundo deja de existir. En última instancia conduce al solipsismo (del latín solusipse, “uno mismo solo”), la idea de que tan sólo uno mismo existe.

Estas ideas nos pueden parecer absurdas, pero curiosamente han demostradoser persistentes. De una manera u otra, los prejuicios del idealismo subjetivo hanpenetrado tanto en la filosofía como en la ciencia durante una gran parte del sigloXX. Vamos a tratar específicamente de esta tendencia más adelante.

La gran ruptura se produce en las primeras décadas del siglo XIX, con GeorgWilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Hegel era un idealista alemán, un hombrede un intelecto gigantesco, que prácticamente resume en sus escritos toda la his-toria de la filosofía.

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Hegel demuestra que la única manera de superar las antinomias de Kant esaceptando que las contradicciones no sólo existen en el pensamiento, sino tambiénen el mundo real. Como idealista objetivo, Hegel rechazó el argumento del idea-lismo subjetivo de que la mente humana no es capaz de conocer el mundo real.Las formas de pensamiento han de reflejar el mundo objetivo de la manera másexacta posible. El proceso de conocimiento consiste en una penetración cada vezmás profunda en dicha realidad, pasando de lo abstracto a lo concreto, de lo cono-cido a lo desconocido, de lo particular a lo general.

El método dialéctico de pensamiento había jugado un papel muy importanteen la antigüedad, particularmente en los aforismos ingenuos pero brillantes deHeráclito y también en los escritos de Aristóteles y otros. Fue abandonado en elMedievo, cuando la Iglesia transformó la lógica aristotélica en un dogma rígido ysin vida, y no reaparece hasta que Kant lo devuelve a un sitio de honor. No obs-tante, con Kant la dialéctica no recibió un desarrollo adecuado. Correspondió aHegel llevar la ciencia del pensamiento dialéctico a su punto álgido.

La grandeza de Hegel reside en que estuvo dispuesto a retar en solitario a lafilosofía mecanicista en boga. La filosofía dialéctica de Hegel trata de procesos,no de acontecimientos aislados. Trata de cosas vivas, no muertas; interrelaciona-das, no aisladas unas de otras. Esta es una manera increíblemente moderna ycientífica de interpretar el mundo. En muchos aspectos, Hegel estaba muy pordelante de su época. Pero en última instancia, la filosofía hegeliana, pese a susmuchas intuiciones brillantes, era poco satisfactoria. Su principal defecto con-sistía precisamente en su idealismo, que le impidió aplicar el método dialéctico almundo real de una forma científica consecuente. En vez del mundo de la materia,tenemos el mundo de la Idea Absoluta, donde las cosas reales, los procesos y laspersonas son sustituidos por sombras insustanciales. En palabras de FedericoEngels, la dialéctica hegeliana fue el aborto más colosal de toda la historia de lafilosofía. En ella las ideas correctas aparecen cabeza abajo. Para poner la dialéc-tica sobre cimientos firmes fue necesario darle la vuelta a Hegel y transformar ladialéctica idealista en materialismo dialéctico. Este fue el gran logro de CarlosMarx y Federico Engels. Nuestro estudio comienza con una breve descripción delas ideas básicas de la dialéctica materialista por ellos elaborada.

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3. Materialismo dialéctico

¿QUÉ ES LA DIALÉCTICA?

Παντα χωρει, ουδει μενειTodo fluye, nada permanece

Heráclito

La dialéctica es un método de pensamiento y de interpretación del mundo, tantode la naturaleza como de la sociedad. Es una forma de analizar el universo, queparte del axioma de que todo se encuentra en un estado de constante cambio yflujo. Pero no sólo eso. La dialéctica explica que el cambio y el movimiento impli-can contradicción y sólo pueden darse a través de contradicciones. Así, que, enlugar de una línea suave e ininterrumpida de progreso, lo que tenemos es una líneaque se ve interrumpida súbitamente por períodos explosivos en los que los cam-bios lentos que se han ido acumulando (cambios cuantitativos) sufren una rápidaaceleración, y la cantidad se transforma en calidad. La dialéctica es la lógica dela contradicción.

Hegel formuló detalladamente las leyes de la dialéctica en sus escritos, aun-que de una forma mística e idealista. Marx y Engels fueron los primeros en daruna base científica, es decir, materialista, a la dialéctica. “Hegel escribió antes queDarwin y antes que Marx”, escribió Trotsky. “Gracias al poderoso impulso dadoal pensamiento por la Revolución Francesa, Hegel anticipó el movimiento gene-ral de la ciencia. Pero porque era solamente una anticipación, aunque hecha porun genio, recibió de Hegel un carácter idealista. Hegel operaba con sombras ide-ológicas como realidad final. Marx demostró que el movimiento de estas sombrasideológicas no reflejaba otra cosa que el movimiento de cuerpos materiales”18.

En los escritos de Hegel hay muchos ejemplos de las leyes de la dialécticaextraídos de la historia y la naturaleza. Pero el idealismo de Hegel inevitablemen-

18. León Trotsky, En defensa del marxismo, p. 28

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te imprimió a su dialéctica un carácter muy abstracto, mistificado y a veces arbi-trario. Para que la dialéctica encajase con la Idea Absoluta, Hegel se vio forzado aimponer un esquema a la naturaleza y a la sociedad, en flagrante contradicción conel método dialéctico, que exige deducir las leyes de un fenómeno determinado apartir de un estudio escrupuloso del sujeto, como hizo Marx en El capital. Así, elmétodo de Marx, lejos de ser una simple regurgitación de la dialéctica idealista deHegel arbitrariamente aplicada a la historia y la sociedad, como sus críticos fre-cuentemente afirman, fue precisamente lo contrario. Como él mismo explica:

“Mi método dialéctico no sólo difiere en su base del hegeliano, sino queademás es todo lo contrario de éste. Para Hegel, el movimiento del pensamiento,que él encarna con el nombre de Idea, es el demiurgo de la realidad, que no es másque la forma fenoménica de la Idea. Para mí, en cambio, el movimiento del pen-samiento es el reflejo del movimiento real, transportado y traspuesto en el cerebrodel hombre”19.

Cuando contemplamos por vez primera el mundo que nos rodea vemos unainmensa y sorprendente serie de fenómenos complejos, una maraña de cambiosaparentemente sin final, causa y efecto, acción y reacción. La fuerza motriz de lainvestigación científica es el deseo de obtener una visión racional de este confu-so laberinto, de entenderlo para poder conquistarlo. Buscamos leyes que puedanseparar lo general de lo particular, lo accidental de lo necesario, y que nos permi-tan comprender las fuerzas que dan pie a los fenómenos a los que nos enfrenta-mos. En palabras del físico y filósofo inglés David Bohm:

“En la naturaleza nada permanece constante. Todo se encuentra en un estadoperpetuo de transformación, movimiento y cambio. Sin embargo, descubrimosque no hay nada que simplemente surja de la nada sin antecedentes previamenteexistentes. De la misma forma, no hay nada que desaparezca sin dejar rastro, queno dé origen absolutamente a nada existente posteriormente. Esta característicageneral del mundo puede ser expresada en términos de un principio que resumeun enorme terreno de diferentes tipos de experiencias y que hasta la fecha no hasido contradicho por ninguna observación o experimento, sea científica o de otrotipo; es decir, todo surge de otras cosas y da origen a otras cosas”20.

El principio fundamental de la dialéctica es que todo está sometido a un pro-ceso constante de cambio, movimiento y desarrollo. Incluso cuando nos pareceque no está pasando nada, en realidad la materia siempre está cambiando. Lasmoléculas, los átomos y las partículas subatómicas están cambiando de lugarconstantemente, siempre en movimiento. La dialéctica, por lo tanto, es una in-terpretación esencialmente dinámica de los fenómenos y procesos de toda la mate-ria, tanto orgánica como inorgánica.

“A nuestros ojos, nuestros imperfectos ojos, nada cambia”, dice el físico nor-teamericano Richard P. Feynman, “pero si pudiéramos verlo ampliado mil millo-

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19. Marx, El capital, t. 1, p. 31.20. D. Bohm, Causality and Chance in Modern Physics, p. 1.

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nes de veces, veríamos que desde su propio punto de vista cambia continuamen-te: moléculas que abandonan la superficie, moléculas que regresan”21.

Esta idea es tan fundamental para la dialéctica, que Marx y Engels considera-ron que el movimiento era la principal característica de la materia. Como en mu-chos otros casos, esta concepción dialéctica ya había sido anticipada por Aristóte-les, que escribió: “Por lo tanto (...) la significación primaria y correcta de la ‘natu-raleza’ es la esencia de las cosas que tienen en sí mismas (...) el principio delmovimiento”22. Esta no es la concepción mecánica del movimiento como algoprovocado en una masa inerte por una fuerza externa, sino un concepto totalmentediferente: la materia con movimiento propio. Para ellos, materia y movimiento(energía) eran la misma cosa, dos maneras de expresar la misma idea. Esto fueconfirmado brillantemente por la teoría de Einstein de la equivalencia de masa yenergía. Así lo explica Engels:

“El movimiento, en su sentido más general, concebido como modo de exis-tencia, atributo inherente a la materia, abarca todos los cambios y procesos que seproducen en el universo, desde el simple cambio de lugar hasta el pensamiento.La investigación de la naturaleza del movimiento, es claro, debía comenzar porlas formas inferiores, más simples, y aprender a entenderlas antes de llegar a unaexplicación de las formas más elevadas y complicadas”23.

“TODO FLUYE”

Todo está en un constante estado de movimiento, desde los neutrinos a lossupercúmulos. La Tierra misma se está moviendo constantemente, rotando al-rededor del Sol una vez al año y girando sobre su propio eje una vez al día. El Sol,a su vez, gira sobre su eje cada 26 días y, junto con las demás estrellas de nuestragalaxia, hace un viaje completo alrededor de la galaxia cada 230 millones de años.Es probable que estructuras todavía más amplias (cúmulos de galaxias) tambiéntengan algún tipo de movimiento de rotación sobre sí mismas. Esta parece ser unacaracterística de la materia hasta en el nivel atómico, donde los átomos que for-man las moléculas giran unos alrededor de otros a diferentes velocidades. Dentrodel átomo, los electrones giran alrededor del núcleo a velocidades enormes.

El electrón tiene una cualidad conocida como espín intrínseco. Es como sigirase sobre su propio eje a una velocidad determinada, y no se puede parar ocambiar excepto destruyendo el propio electrón. De hecho, si se incrementa elespín del electrón, sus propiedades cambian tan drásticamente que producen uncambio cualitativo, creando una partícula totalmente diferente. La cantidad lla-mada momento angular, la medida combinada de la masa, la velocidad y la dis-

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21. R. P. Feynman, The Feynman Lectures on Physics, capítulo 1, p. 8.22. Aristóteles, op. cit., p. 9.23. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 63.

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tancia al eje de giro, se utiliza para medir el espín de las partículas elementales.El principio de cuantificación del espín es fundamental en el nivel subatómico,pero también existe en el mundo macroscópico, donde sin embargo su efecto estan infinitesimal que se puede ignorar. El mundo de las partículas subatómicasestá en un estado de constante movimiento y fermento, en el que nunca nada esigual a sí mismo. Las partículas están constantemente convirtiéndose en su opues-to, de tal manera que incluso es imposible establecer su identidad en un momen-to dado. Los neutrones se convierten en protones y los protones en neutrones, enun proceso incesante de cambio de identidad.

Engels define la dialéctica como “la ciencia de las leyes generales del movi-miento y la evolución de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento”. Ensus obras Anti-Dühring y Dialéctica de la naturaleza, Engels explica las leyes dela dialéctica, empezando por las tres fundamentales:

1) Ley de la transformación de la cantidad en calidad, y viceversa.2) Ley de la unidad y lucha de contrarios.3) Ley de la negación de la negación.

A primera vista tal pretensión puede parecer excesivamente ambiciosa. ¿Esposible realmente plantear leyes que tengan una aplicación tan general? ¿Puedehaber un modelo subyacente que se repita en los procesos no sólo de la sociedady el pensamiento, sino de la propia naturaleza? A pesar de todas estas objeciones,cada vez está más claro que modelos de este tipo existen, y reaparecen constante-mente a todos los niveles y en todo tipo de formas. Existe un número creciente deejemplos extraídos de diferentes campos, desde las partículas subatómicas hastalos estudios de población, que tienden a confirmar la teoría del materialismodialéctico.

El punto esencial del pensamiento dialéctico no se basa en la idea del cambioy el movimiento, sino que interpreta ambos como fenómenos surgidos de contra-dicciones. Mientras que la lógica formal intenta desterrar la contradicción, el pen-samiento dialéctico se basa precisamente en ella. La contradicción es una caracte-rística fundamental del ser. Reside en el corazón de la materia. Es la fuente detodo movimiento, cambio, vida y desarrollo. La ley dialéctica que expresa estaidea es la ley de la unidad y lucha de contrarios. La tercera ley de la dialéctica, lanegación de la negación, expresa la idea del desarrollo. En lugar de un círculocerrado en el que los procesos se repiten continuamente, esta ley plantea que elmovimiento a través de contradicciones sucesivas lleva en realidad al desarrollo,de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior. Los procesos no se repitenexactamente de la misma manera, a pesar de que pueda parecerlo. Estas son, muyesquemáticamente, las tres leyes fundamentales de la dialéctica. De ellas surgentoda una serie de proposiciones adicionales, incluidas las relaciones entre el todoy las partes, la forma y el contenido, lo finito y lo infinito, la atracción y la repul-sión, etc. Intentaremos explicarlas.

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CANTIDAD Y CALIDAD

La ley de la transformación de la cantidad en calidad tiene una gama de apli-caciones extremadamente amplia, desde las más pequeñas partículas subatómicasde la materia hasta los mayores fenómenos conocidos por el hombre. Se puede veren todo tipo de procesos y a muchos niveles diferentes. Esta importante ley aúnno ha recibido el reconocimiento que se merece, pero nos sale al paso a cadamomento. Los griegos megarenses ya la conocían y la utilizaban para demostrarciertas paradojas, a veces en forma de chistes. Por ejemplo, el de la cabeza calvay el del montón de granos: ¿un pelo menos significa que estés calvo o un granode trigo hace un montón? La respuesta es no. ¿Y otro pelo menos u otro granomás? La respuesta sigue siendo no. Entonces seguimos repitiendo la preguntahasta que terminamos con una cabeza calva y un montón de granos de trigo. Nosenfrentamos a la contradicción de que pequeños cambios individuales que por símismos son incapaces de provocar un cambio cualitativo, en un punto determina-do provocan precisamente eso: que la cantidad se transforme en calidad.

La idea de que, bajo ciertas condiciones, incluso pequeñas cosas pueden pro-vocar grandes cambios encuentra su expresión en todo tipo de dichos populares yproverbios: La gota que colma el vaso, Tanto va el cántaro a la fuente, que allídeja el asa o la frente; La gotera cava la piedra y muchos otros. La ley de la trans-formación de la cantidad en calidad ha penetrado de muchas maneras en la con-ciencia popular, tal y como Trotsky planteó ingeniosamente:

“Todo individuo es dialéctico en uno u otro sentido, en la mayor parte de loscasos inconscientemente. Un ama de casa sabe que cierta cantidad de sal condi-menta agradablemente la sopa, pero que una cantidad mayor la hace incomible.En consecuencia, una campesina ignorante se guía al hacer la sopa por la ley he-geliana de la transformación de la cantidad en calidad. Podrían citarse infinitacantidad de ejemplos obtenidos de la vida cotidiana. Hasta los animales llegan asus conclusiones prácticas basándose no solamente en el silogismo aristotélico,sino también en la dialéctica de Hegel. Así, el zorro sabe que hay aves y cuadrú-pedos gustosos y nutritivos. Al acechar a una liebre, a un conejo o a una gallina,el zorro se hace esta reflexión: esta criatura pertenece al tipo nutritivo y gustoso...y salta sobre la presa. Tenemos aquí un silogismo completo, aunque podemos su-poner que el zorro no leyó nunca a Aristóteles. Cuando el mismo zorro, sin embar-go, encuentra al primer animal que lo excede en tamaño, un lobo, por ejemplo,extrae rápidamente la conclusión de que la cantidad se transforma en calidad yprocede a huir. Evidentemente, las patas del zorro están equipadas con tendenciashegelianas, aunque no conscientes.

“Todo esto demuestra, dicho sea de paso, que nuestros métodos de pensa-miento, tanto la lógica formal como la dialéctica, no son construcciones arbitra-rias de nuestra razón, sino más bien expresiones de las verdaderas interrelacionesque existen en la naturaleza misma. En este sentido, el universo entero está satu-rado de dialéctica ‘inconsciente’. Pero la naturaleza no se detuvo allí. Se produjo

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un no pequeño desarrollo antes de que las relaciones internas de la naturalezapasaran al lenguaje de la conciencia de zorros y hombres, y que el hombre llega-ra a ser capaz de generalizar esas formas de conciencia transformándolas en cate-gorías lógicas (dialécticas), creando así la posibilidad de conocer más profunda-mente el mundo que nos rodea”24.

A pesar del carácter aparentemente trivial de estos ejemplos, en realidad nosrevelan una verdad profunda sobre la manera en que funciona el mundo. Tomemosel ejemplo del montón de granos. Algunas de las investigaciones más recientessobre la teoría del caos se han centrado en el punto crítico en que una serie depequeñas variaciones producen un cambio de estado (en terminología moderna estose denomina borde del caos). El trabajo del físico de origen danés Per Bak y otrossobre la “criticidad autoorganizada” utiliza precisamente el ejemplo de un montónde arena, una analogía exacta del montón de granos de los megarenses, para ilus-trar los profundos procesos que tienen lugar a muchos niveles de la naturaleza y queresponden con precisión a la ley de la transformación de la cantidad en calidad.

El experimento se ha llevado a cabo muchas veces, tanto con montones dearena reales como en simulaciones informáticas. Dejamos caer granos de arenauno a uno sobre una superficie llana. Durante un tiempo se irán apilando uno enci-ma de otro hasta formar una pequeña pirámide. El montón de arena se va hacien-do más y más grande, con el exceso de arena deslizándose por los lados. Cuandotodo el exceso de arena ha caído, el montón de arena resultante se dice que está“autoorganizado”. En otras palabras, nadie le ha dado conscientemente esa forma.Se “organiza a sí mismo” de acuerdo con sus leyes inherentes, hasta que llega aun estado crítico en el que los granos de arena de su superficie son a duras penasestables. En este estado crítico, incluso añadir un solo grano de arena más puedeprovocar resultados imprevisibles. Puede causar un pequeño cambio más o puededesencadenar una reacción en cadena que provoque una avalancha catastróficaque destruya el montón. Este ejemplo, trivial en apariencia, es un excelente“modelo al borde del caos” con un amplio espectro de aplicaciones, de los terre-motos a la evolución, de las crisis bursátiles a las guerras.

Según Per Bak, se puede dar una expresión matemática a este fenómeno, segúnla cual la frecuencia media de una avalancha de determinado tamaño es in-versamente proporcional a una potencia de su tamaño. También plantea que estecomportamiento es extremadamente común en la naturaleza, como el caso de lamasa crítica del plutonio, que al alcanzarse provoca la reacción en cadena que origi-na la explosión nuclear. Por debajo del nivel crítico, la reacción en cadena dentro dela masa del plutonio se desvanecerá, mientras que por encima del nivel crítico lamasa explotará. Se puede ver un fenómeno similar en los terremotos, donde las rocasde ambos lados de una falla de la corteza terrestre están a punto de resbalar. La fallava sufriendo una serie de pequeños y grandes deslizamientos, que mantienen la ten-sión en el punto crítico durante un tiempo, hasta que al final deviene el terremoto.

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24. Trotsky, op. cit.

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Aunque los que abogan por la teoría del caos parecen no saberlo, todos estosson ejemplos de la ley de la transformación de la cantidad en calidad. Hegel defi-nió la línea nodal de las relaciones de medida, en la cual pequeños cambios cuan-titativos dan lugar en un determinado momento a un salto cualitativo. A menudose utiliza el ejemplo del agua, que hierve a 100 ºC en condiciones normales depresión atmosférica. A medida que la temperatura se acerca al punto de ebullición,el incremento de calor no provoca inmediatamente que las moléculas de agua seseparen. Hasta que no llega al punto de ebullición, el agua mantiene su volumen.Sigue siendo agua debido a la atracción que las moléculas ejercen unas sobreotras. Sin embargo, el cambio constante de temperatura tiene como efecto unaumento en la velocidad de las moléculas. La distancia entre los átomos aumentagradualmente hasta el punto en que la fuerza de atracción es insuficiente paramantener juntas las moléculas. Precisamente a 100 ºC, cualquier incremento en laenergía calórica hará que las moléculas se separen, produciendo vapor.

El mismo proceso puede verse también al revés. Cuando el agua se enfría desde100 a 0 ºC no se congela gradualmente, convirtiéndose en una gelatina y luego enun sólido. El movimiento de los átomos se ralentiza gradualmente a medida que dis-minuye la energía calórica, hasta que a 0 ºC se llega a un punto crítico en el que lasmoléculas se organizan de acuerdo con cierto modelo, es decir, el hielo. Todo elmundo puede comprender la diferencia cualitativa entre un sólido y un líquido. Elagua se puede utilizar para determinados fines, como lavar o saciar la sed, para loscuales el hielo no sirve. Técnicamente hablando, la diferencia es que, en un sólido,los átomos están organizados en redes cristalinas. No se disponen al azar a grandesdistancias, sino que la posición de los átomos en un lado del cristal está determina-da por los átomos del otro lado. Por eso podemos mover la mano libremente a travésdel agua, mientras que el hielo es rígido y ofrece resistencia. De esta manera, esta-mos describiendo un cambio cualitativo, un cambio de estado, que surge de una acu-mulación de cambios cuantitativos. Una molécula de agua es una cuestión relativa-mente sencilla: un átomo de oxígeno unido a dos átomos de hidrógeno gobernadospor ecuaciones de física atómica bien comprendidas. Sin embargo, cuando combi-namos un gran número de moléculas, adquieren propiedades que ninguna de ellastiene aisladamente, liquidez. Este tipo de propiedad no está implícito en las ecua-ciones. En el lenguaje de la complejidad, la liquidez es un fenómeno emergente.

“Por ejemplo”, dice M. Waldrop, “si enfriamos un poco estas moléculas deagua en estado líquido, a 0 ºC dejarán de dar volteretas erráticas de una formarepentina. Por el contrario, experimentarán una ‘transición de fase’, encerrándoseen una formación cristalina ordenada llamada hielo. Si actuamos en sentido con-trario, es decir, calentando el líquido, las mismas moléculas de agua volteantes sesepararán repentinamente, experimentando una transición de fase al convertirseen vapor. Ninguna de las dos transiciones de fase tendría significación en el casode una molécula aislada”25.

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25. M. Waldrop, Complexity, p. 82.

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El concepto transición de fase expresa ni más ni menos que un salto cuali-tativo. Se pueden observar procesos similares en fenómenos tan variados como elclima, las moléculas de ADN y la propia mente. Esta propiedad de liquidez es bienconocida gracias a nuestra experiencia diaria. También en la física, el com-portamiento de los líquidos es bien comprendido y perfectamente predecible hastacierto punto. Las leyes del movimiento de los fluidos (gases y líquidos) distinguenclaramente entre el flujo laminar suave, que es predecible y bien definido, y elflujo turbulento que sólo se puede expresar, en el mejor de los casos, aproxima-damente. Se puede predecir exactamente el movimiento del agua alrededor de unembarcadero en un río gracias a las ecuaciones normales de los fluidos, siemprey cuando el agua se mueva lentamente. Incluso si incrementamos su velocidad,provocando remolinos, todavía podemos predecir su comportamiento. Pero si laincrementamos más allá de cierto punto, se hace imposible predecir dónde se vana formar los remolinos e, incluso, decir algo sobre el comportamiento del agua ensu conjunto. Ha pasado a ser caótico.

LA TABLA PERIÓDICA DE MENDELEYEV

La existencia de cambios cualitativos en la materia era conocida bastante antes deque los seres humanos empezasen a pensar en la ciencia, pero no fue comprendidarealmente hasta la llegada de la teoría atómica. Previamente, los físicos conside-raban los cambios de estado de sólido a líquido y a gas como algo que sucedía sinque nadie supiese exactamente por qué. Sólo ahora empezamos a comprendercorrectamente estos fenómenos.

La ciencia química hizo enormes progresos durante el siglo XIX, descu-briéndose gran cantidad de elementos. Pero, de una forma bastante parecida a lasituación de la física de partículas hoy en día, reinaba el caos. El gran científico ru-so Dmitri Ivánovich Mendeleyev fue el que puso la casa en orden cuando, en 1869,a la par que el químico alemán Julius Meyer, elaboró la tabla periódica de los ele-mentos, que muestra la repetición periódica de propiedades químicas similares.

La existencia del peso atómico fue descubierta en 1862 por Cannizzaro. Peroel genio de Mendeleyev consistió en que no trató los elementos desde un punto devista meramente cuantitativo, es decir, no consideró la relación entre los dife-rentes átomos simplemente en términos de peso. Si lo hubiese hecho, no hubierasido posible la ruptura que realizó. Desde un punto de vista puramente cuanti-tativo, por ejemplo, el elemento telurio (peso atómico de 127’61) debería venir enla tabla periódica después del yodo (peso atómico de 126’91). Sin embargo, Men-deleyev lo colocó justo delante del yodo, debajo del selenio, al que se parece más,y colocó el yodo debajo del elemento con que se relaciona, el bromo. El métodode Mendeleyev fue confirmado en el siglo XX, cuando la investigación con rayosX demostró que esa ubicación era correcta. El nuevo número atómico para el telu-rio fue el 52, mientras que el del yodo es el 53.

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Toda la tabla periódica de Mendeleyev está basada en la ley de la cantidady la calidad, deduciendo diferencias cualitativas en los elementos a partir dediferencias cuantitativas en sus pesos atómicos. Engels en su día ya lo re-conoció:

“Por último, la ley hegeliana vale no sólo para las sustancias compuestas, si-no también para los propios elementos químicos. Sabemos que ‘las propiedadesquímicas de los elementos son una función periódica de sus pesos atómicos’ (...)y que, por consiguiente, su calidad la determina la cantidad de su peso atómico. Yla demostración de esto es brillante. Mendeleyev probó que las distintas brechasque ocurren en las series de elementos emparentados, ordenados según los pesosatómicos, indicaban que en ellas había nuevos elementos que descubrir. Describiópor anticipado las propiedades químicas generales de uno de esos elementos des-conocidos, que llamó eka-aluminio, porque sigue al aluminio en la serie que seinicia con éste, y predijo su peso atómico y específico aproximados, así como suvolumen atómico. Unos años después, Lecoq de Boisbaudran descubrió ese ele-mento, y las predicciones de Mendeleyev coincidían, con muy leves discrepan-cias. El eka-aluminio fue, a partir de entonces, el galio. (...) Por medio de la apli-cación, inconsciente, de la ley de Hegel, de transformación de la cantidad en cali-dad, Mendeleyev realizó una hazaña científica que no es excesiva audacia equi-parar con la de Le Verrier, cuando calculó la órbita del planeta Neptuno, hastaentonces desconocido”26.

La química trata de cambios tanto cualitativos como cuantitativos, cambios degrado y de estado. Esto se puede ver claramente en el cambio de gas a líquido o asólido, que en general está relacionado con cambios de temperatura y presión. EnAnti-Dühring, Engels da una serie de ejemplos de cómo, en química, la simpleadición cuantitativa de elementos crea cuerpos totalmente diferentes. Desde lostiempos de Engels, la nomenclatura química ha variado, pero este ejemplo expre-sa exactamente el cambio de cantidad en calidad:

Punto de Puntoebullición de fusión

CH2O2 ácido fórmico 100º 1ºC2H4O2 ácido acético 118º 17ºC3H6O2 ácido propiónico 140º - C4H8O2 ácido butírico 162º -C5H10O2 ácido valeriánico 175º -

“y así sucesivamente hasta C30H60O2, el ácido melísico, que no se funde hastalos 80 ºC y no tiene punto de ebullición, porque no se puede pasar al estado devapor sin descomponerlo”27.

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26. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 62.27. Engels, Anti-Dühring, p. 131.

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El estudio de los gases y vapores constituye una rama especial de la quími-ca. El pionero de la química inglesa, Faraday, creía que había seis gases, a losque denominó gases permanentes, imposibles de licuar: hidrógeno, oxígeno,nitrógeno, monóxido de carbono, óxido nítrico y metano. Pero en 1877, el quí-mico suizo R. Pictet consiguió licuar el oxígeno a -140 ºC y una presión de 500atmósferas. Más tarde, también el nitrógeno, el oxígeno y el monóxido de car-bono fueron licuados a temperaturas todavía más bajas. En 1900 se licuó elhidrógeno a -240 ºC, y a temperaturas inferiores se consiguió incluso solidificar-lo. Finalmente, el desafío más difícil de todos, la licuefacción del helio, se con-siguió a -255 ºC. Estos descubrimientos tuvieron importantes aplicaciones prác-ticas. Hoy en día, el hidrógeno y el oxígeno líquidos se utilizan en grandes can-tidades en los cohetes espaciales. La transformación de la cantidad en calidad sedemuestra por los importantes cambios de propiedades provocados por cambiosde temperatura. Esta es la clave del fenómeno de la superconductividad. A tem-peraturas enormemente bajas, ciertas sustancias, empezando por el mercurio, noofrecen ninguna resistencia a las corrientes eléctricas.

El estudio de temperaturas extremadamente bajas fue desarrollado a media-dos del siglo XIX por el físico inglés William Kelvin (más tarde Lord), que esta-bleció el concepto de cero absoluto, la temperatura más baja posible, y lo calculóen -273 ºC (los cero grados Kelvin, temperatura que es la base de la escala demedida de temperaturas muy bajas). A esa temperatura, creía, la energía de lasmoléculas se reduciría a cero. Sin embargo, incluso al cero absoluto el movi-miento no desaparece del todo. Todavía hay algo de energía que no se puedehacer desaparecer. A efectos prácticos se puede decir que la energía es cero, peroen realidad no es así. Materia y movimiento, como Engels planteó, son absoluta-mente inseparables, incluso al cero absoluto.

Hoy en día se consiguen temperaturas increíblemente bajas de forma rutinaria,y juegan un papel importante en la producción de superconductores. El mercuriose convierte en superconductor exactamente a 4’12 grados Kelvin (K); el plomo,a 7’22 K; el estaño, a 3’73 K; el aluminio, a 1’2 K; el uranio, a 0’8 K; el titanio, a0’53 K. Unos mil cuatrocientos elementos y aleaciones tienen esta cualidad. Elpunto de ebullición del nitrógeno líquido es 20’4 K. El helio es el único elementoconocido que no se puede congelar, incluso al cero absoluto. Es la única sustanciaque posee la propiedad conocida como superfluidez. Sin embargo, también en estecaso, cambios de temperatura provocan saltos cualitativos. A 2’2 K, el comporta-miento del helio sufre un cambio tan fundamental que se conoce como helio-2,para diferenciarlo del helio líquido por encima de esa temperatura (helio-1). Utili-zando nuevas técnicas se han conseguido temperaturas de 0’000001 K, aunque secree que el cero absoluto no puede alcanzarse.

Hasta ahora nos hemos centrado en cambios químicos en el laboratorio y en laindustria. Pero no deberíamos olvidar que estos cambios se producen a una escalamucho más grande en la naturaleza. Dejando de lado las impurezas, la composi-ción química del carbón y de los diamantes es la misma: carbono. La diferencia

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entre ambos es producto de una presión colosal que, en un punto determinado,transforma el contenido de un saco de carbón en el collar de una duquesa. Para con-vertir grafito común en diamante se necesitaría una presión de por lo menos 10.000atmósferas durante un largo período de tiempo. Este proceso se da de forma natu-ral bajo la superficie de la Tierra. En 1955, el monopolio GEC consiguió convertirgrafito en diamante a una temperatura de 2.500 ºC y una presión de 100.000 atmós-feras. En 1962 se consiguió el mismo resultado a 5.000 ºC y 200.000 atmósferas,convirtiendo el grafito directamente en diamante, sin ayuda de catalizador. Estosdiamantes sintéticos no se utilizan para adornar los cuellos de las duquesas, sinocon fines mucho más productivos como herramientas de corte en la industria.

TRANSICIONES DE FASE

Un importante campo de investigación es el de las transiciones de fase: el puntocrítico en que la materia cambia de sólido a líquido, o de líquido a vapor, o de nomagnético a magnético, o de conductor a superconductor. Todos estos procesosson diferentes, pero se ha demostrado fuera de toda duda que son similares, tantoque las matemáticas que se aplican a uno se pueden utilizar en muchos otros. Estees un ejemplo muy claro de un salto cualitativo, como demuestra esta cita deJames Gleick:

“Como tantas otras cosas del caos, las transiciones de fase incluyen un com-portamiento macroscópico, difícil de predecir con el estudio de los detalles mi-croscópicos. Las moléculas de un sólido calentado vibran con la energía adicio-nal. Fuerzan sus límites hacia el exterior y hacen que la sustancia se expanda.Cuanto más calor, tanto más intensa será la expansión. Pero, a temperatura y pre-sión determinadas, el cambio se vuelve repentino y discontinuo. Se ha tirado deuna cuerda y se rompe. La forma cristalina se deshace y las moléculas se apartanunas de otras. Obedecen a leyes de los fluidos que hubieran sido imposibles deinferir de cualquier aspecto del sólido. El promedio de energía atómica casi no hacambiado, pero la materia —ahora líquida, o un imán, o un superconductor— haentrado en un reino nuevo”28.

La dinámica de Newton era suficiente para explicar fenómenos a gran escala,pero se hizo inservible para sistemas de dimensiones atómicas. De hecho, la mecá-nica clásica es válida para la mayoría de operaciones que no implican grandesvelocidades o procesos que se dan en el nivel subatómico. Trataremos en detallesobre la mecánica cuántica, que representa un salto cualitativo en la ciencia, enotra sección. Su relación con la mecánica clásica es similar a la que existe entre lasmatemáticas superiores y clásicas, o entre la dialéctica y la lógica formal. Puedeexplicar hechos que la mecánica clásica no puede, como la transformación radiac-tiva, la transformación de materia en energía. Da lugar a nuevas ramas de la cien-

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28. J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, pp. 134-35.

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cia —la química teórica, capaz de resolver problemas que eran irresolubles—. Lateoría del magnetismo metálico provocó un cambio fundamental, posibilitandobrillantes descubrimientos en el flujo de electricidad a través de metales. Una vezque se aceptó el nuevo punto de vista, toda una serie de dificultades teóricas que-daron eliminadas. Pero durante mucho tiempo se encontró con una feroz resisten-cia, precisamente porque sus resultados chocaban frontalmente con el método depensamiento tradicional y las leyes de la lógica formal.

La física moderna proporciona gran cantidad de ejemplos de las leyes de ladialéctica, empezando por la cantidad y la calidad. Tomemos, por ejemplo, la rela-ción entre los diferentes tipos de ondas electromagnéticas y sus frecuencias, esdecir, su velocidad de pulsación. El trabajo de James C. Maxwell, en el que Engelsestaba muy interesado, demostró que las ondas electromagnéticas y las ondaslumínicas eran del mismo tipo. La mecánica cuántica demostró más tarde que lasituación es mucho más compleja. Pero, a bajas frecuencias, la teoría de las ondasse puede aplicar bastante bien.

Las propiedades de las ondas están determinadas por el número de oscila-ciones por segundo. La diferencia estriba en la frecuencia de las ondas, la veloci-dad de pulsación, el número de vibraciones por segundo. Es decir, cambios cuan-titativos dan lugar a diferentes tipos de señales de onda. Trasladado a colores, elrojo indica ondas lumínicas de baja frecuencia. Un aumento de la frecuencia devibración convierte el color en naranja-amarillo, luego violeta, después en invisi-bles rayos ultravioleta y rayos X, y finalmente en rayos gamma. Si vamos al otroextremo del proceso, pasamos de infrarrojos y rayos calóricos a ondas de radio.Es decir, el mismo fenómeno se manifiesta de maneras diferentes según la fre-cuencia sea mayor o menor. Cambios cuantitativos que pasan a ser cualitativos.

EL ESPECTRO ELECTROMAGNÉTICO

Frecuencia en hertzios Comportamiento(oscilaciones/segundo) Nombre aproximado

102 Perturbación eléctrica Campo

5 x 105 - 106 Radiodifusión108 FM-TV1010 Radar Onda

5 x 1014 - 1015 Luz

1018 Rayos X1021 Rayos γ nucleares1024 Rayos γ artificiales Partícula

1027 Rayos γ en rayos cósmicos

Fuente: R. P. Feynman, Lectures on Physics, capítulo 2, p. 2, tabla 2-1.

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ORGÁNICO E INORGÁNICO

La ley de la cantidad y la calidad también sirve para aclarar uno de los aspectosmás controvertidos de la física moderna, el llamado principio de incertidumbre deHeisenberg, que examinaremos más en detalle en otra sección. Aunque es impo-sible conocer la posición y velocidad exactas de una partícula subatómica en con-creto, es posible predecir con bastante exactitud el comportamiento de un grannúmero de partículas. Un ejemplo más: los átomos radiactivos se descomponen detal manera que hacen imposible una predicción detallada. Sin embargo, un grannúmero de átomos se descompone con una frecuencia tan estadísticamente fiableque los científicos los utilizan como “relojes” para calcular la edad de la Tierra, elSol y las estrellas. El mero hecho de que las leyes que gobiernan el compor-tamiento de las partículas subatómicas sean tan diferentes de las que se aplican enel mundo “normal” es en sí mismo un ejemplo de la transformación de la canti-dad en calidad. El punto exacto en que las leyes de los fenómenos a pequeña esca-la dejan de aplicarse fue definido por la acción cuántica planteada por MaxPlanck en 1900.

En un punto determinado, la concatenación de circunstancias provoca un saltocualitativo en el que la materia orgánica surge de la inorgánica. La diferencia entreambas es sólo relativa. La ciencia moderna ha avanzado bastante en el proceso deconocer exactamente cómo surge la una de la otra. La vida en sí misma consisteen átomos organizados de determinada manera. Todos nosotros somos un conjun-to de átomos, pero no “simplemente” un conjunto de átomos. En la increíblemen-te complicada organización de nuestros genes tenemos un número infinito deposibilidades. La tarea de permitir que cada individuo las desarrolle hasta sumáxima expresión es la auténtica tarea del socialismo.

Los biólogos moleculares conocen ahora la secuencia completa del ADN deun organismo, pero no pueden deducir de esto cómo se dispone el organismodurante su desarrollo, de la misma manera que el conocimiento de la estructuradel agua no nos da una comprensión de las cualidades de la liquidez. Un análisisde los componentes químicos y las células del cuerpo no nos da una fórmula de lavida. Lo mismo se aplica a la mente. Los neurocientíficos tienen una gran canti-dad de información de qué hace el cerebro. El cerebro humano se compone de10.000 millones de neuronas, cada una de las cuales tiene una media de mil cone-xiones con otras neuronas. El ordenador más veloz es capaz de realizar alrededorde mil millones de operaciones por segundo. El cerebro de una mosca posada enuna pared realiza 100.000 millones de operaciones en ese mismo tiempo. Estacomparación nos da una idea de la enorme diferencia entre el cerebro humano yel ordenador más avanzado.

La enorme complejidad del cerebro humano es una de las razones por las quelos idealistas han intentado rodear de una aureola mística el fenómeno de lamente. El conocimiento de los detalles de las neuronas, axones y sinapsis indivi-duales no es suficiente para explicar los fenómenos del pensamiento y las emo-

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ciones. Sin embargo, no hay en ello nada místico. En el lenguaje de la teoría de lacomplejidad, tanto la mente como la vida son fenómenos emergentes. En el len-guaje de la dialéctica, el salto de la cantidad a la calidad significa que el todoposee cualidades que no pueden ser deducidas de la suma de las partes ni reduci-das a ellas. Ninguna de las neuronas es consciente en sí misma, pero sí lo es lasuma de las neuronas y sus interconexiones. Las redes neuronales son sistemas nolineales. La actividad compleja y las interacciones entre neuronas producen elfenómeno que llamamos consciencia.

Podemos ver lo mismo en gran número de sistemas multicomponentes en lasesferas más variadas. Los estudios de la Universidad de Bath sobre las coloniasde hormigas han demostrado que en la colonia aparecen comportamientos que nose ven en las hormigas individuales. Una hormiga sola, dejada a su suerte, darávueltas sin rumbo, buscando comida y descansando a intervalos irregulares. Sinembargo, cuando pasamos a observar la colonia en su conjunto, inmediatamentese percibe que son activas a intervalos completamente regulares. Se cree que estomaximiza la efectividad de su trabajo: trabajando todas a la vez, es improbableque una hormiga repita la tarea que acaba de realizar otra. El grado de coordina-ción de una colonia de hormigas es tal, que algunos la consideran como un soloanimal. Esto también es una presentación mística de un fenómeno que existe amuchos niveles de la naturaleza y en la sociedad humana y animal, y que sólo sepuede entender en términos de la relación dialéctica entre el todo y las partes.

Podemos ver la aplicación de la transformación de la cantidad en calidad cuan-do consideramos la evolución de las especies. En términos biológicos, la especie oraza animal se define por su capacidad de entrecruzarse. Pero en la medida en quelas modificaciones evolutivas alejan a un grupo del otro, llega un punto en que esoya no es posible: se ha formado una nueva especie. Los paleontólogos Stephen JayGould y Niles Eldredge han demostrado que estos procesos unas veces son lentosy prolongados, y otras extremadamente rápidos. En cualquier caso, demuestrancómo una acumulación gradual de pequeños cambios en un momento dado pro-voca un cambio cualitativo. Equilibrio puntuado es el término utilizado por estosbiólogos para describir los largos períodos de estabilidad interrumpidos por explo-siones repentinas de cambios. Cuando Gould y Eldredge propusieron esta idea en1972, provocaron un agrio debate entre biólogos, para los que hasta entonces laevolución darwiniana era sinónimo de gradualismo.

Durante mucho tiempo se creyó que la evolución excluía los cambios bruscos.Se había planteado como un cambio lento y gradual. Sin embargo, el registro fósil,aunque incompleto, presenta una imagen totalmente diferente, con largos períodosde evolución gradual salpicados por explosiones violentas acompañadas de extin-ciones masivas de algunas especies y el rápido surgimiento de otras. Sea cierto ono que los dinosaurios se extinguieron debido a la colisión de un meteorito con laTierra, es bastante improbable que la mayoría de las grandes extinciones hayantenido esta misma causa. Los fenómenos externos, incluidos impactos de meteori-tos o cometas, pueden jugar un papel “accidental” en el proceso evolutivo, pero es

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necesario buscar una explicación a la evolución como resultado de sus propiasleyes internas. La teoría del equilibrio puntuado (“interrumpido”), que actualmen-te cuenta con el apoyo de la mayoría de los paleontólogos, representa una rupturadecisiva con la vieja interpretación gradualista del darwinismo y expone unavisión dialéctica de la evolución, en la que largos períodos de estabilidad se veninterrumpidos por saltos bruscos y cambios catastróficos de toda índole.

Hay un número inacabable de ejemplos de la ley de transformación de la can-tidad en calidad, abarcando un amplio espectro. ¿Es posible seguir dudando,desde una óptica científica, de la validez de esta ley extremadamente importante?¿Está justificado continuar ignorándola o descartarla como una invención subjeti-va que ha sido aplicada arbitrariamente a diferentes fenómenos sin ninguna re-lación entre sí? Vemos cómo en la física el estudio de las transiciones de fase hallevado a la conclusión de que cambios aparentemente sin relación —de la ebu-llición de los líquidos a la magnetización de los metales—, todos se rigen por lasmismas reglas. Es sólo una cuestión de tiempo el que se encuentren conexionessimilares que revelarán, sin lugar a dudas, que la ley de la transformación de lacantidad en calidad es una de las leyes más fundamentales de la naturaleza.

EL TODO Y LAS PARTES

Según la lógica formal, el todo es igual a la suma de las partes. Sin embargo, exa-minándolo más atentamente veremos que esto no es cierto. En el caso de los orga-nismos vivos, claramente no lo es. Un conejo troceado en un laboratorio y redu-cido a sus partes constituyentes, ¡deja de ser un conejo! Los defensores de lasteorías del caos y de la complejidad lo han comprendido. Mientras que la físicaclásica, con sus sistemas lineales, aceptaba que el todo era exactamente la sumade sus partes constituyentes, la lógica no lineal de la complejidad mantiene la afir-mación contraria, completamente acorde con la dialéctica:

“El todo casi siempre equivale a bastante más que la suma de sus partes cons-tituyentes”, dice Waldrop. “Y la expresión matemática de dicha propiedad —en lamedida en que semejantes sistemas pueden ser descritos matemáticamente— esuna ecuación no lineal: una cuya gráfica es curvilínea”29.

Ya hemos citado ejemplos de cambios químicos cualitativos utilizados porEngels en el Anti-Dühring. Aunque esos ejemplos siguen siendo válidos, no nosdan una visión completa del fenómeno. Engels estaba limitado por el conoci-miento científico de su tiempo. Actualmente es posible llegar mucho más lejos. Lateoría atómica clásica de la química parte de la idea de que cualquier combinaciónde átomos en una unidad más grande sólo puede ser un agregado de esos átomos,es decir, una relación puramente cuantitativa. La unión de átomos en moléculasera vista como una simple yuxtaposición. Las fórmulas químicas, como H2O o

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29. M. Waldrop, op. cit., p. 65.

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H2SO4, presuponen que cada uno de esos átomos sigue siendo básicamente elmismo, incluso cuando se combinan para formar una molécula.

Esto reflejaba precisamente la manera de pensar de la lógica formal, que plan-tea que el todo es la mera suma de las partes. Dado que el peso molecular es iguala la suma de los pesos de los átomos respectivos, se daba por supuesto que los áto-mos seguían siendo los mismos, habiendo entrado en una relación puramentecuantitativa. Sin embargo, muchas de las propiedades del compuesto no se pue-den explicar así. De hecho, muchas de las propiedades químicas de los compues-tos difieren considerablemente de las de los elementos que los componen. El lla-mado “principio de yuxtaposición” no explica estos cambios. Es unilateral, ina-decuado; en una palabra, incorrecto.

La teoría atómica moderna ha demostrado la incorrección de esta idea. Aun-que acepta que las estructuras complejas se pueden explicar en términos de agre-gados de factores más elementales, ha demostrado que las relaciones entre estoselementos no son simplemente indiferentes y cuantitativas, sino dinámicas ydialécticas. Las partículas elementales que forman los átomos están en constanteinteracción, pasando de ser una cosa a otra. No son constantes fijas, sino que encada momento y al mismo tiempo son ellas mismas y otra cosa. Estas relacionesdinámicas son precisamente las que dan a las moléculas resultantes su naturaleza,propiedades e identidad específicas.

En su nueva combinación, los átomos son y no son ellos mismos. Se combinande forma dinámica, produciendo una entidad totalmente diferente, una relacióndiferente que, a su vez, determina el comportamiento de las partes componentes.No estamos tratando simplemente de una yuxtaposición inanimada, de un agrega-do mecánico, sino de un proceso. Por lo tanto, para comprender la naturaleza deuna entidad es totalmente insuficiente reducirla a sus componentes atómicos indi-viduales. Es necesario entender sus interrelaciones dinámicas, es decir, llegar a unanálisis dialéctico, no formal.

David Bohm fue uno de los pocos que elaboró una alternativa teórica a la sub-jetivista “interpretación de Copenhague” de la mecánica cuántica. El análisis deBohm, claramente influido por el método dialéctico, defiende un replanteamientoradical de la mecánica cuántica y un nuevo punto de vista de la relación entre eltodo y las partes. Plantea que la interpretación corriente de la mecánica cuántica noda una idea precisa del alcance de la revolución que supuso en la física moderna.

“De hecho”, dice Bohm, “cuando se extiende esta interpretación a las teoríasde los campos, no sólo las interrelaciones de las partes, sino también su existen-cia surge de la ley del conjunto. Por lo tanto no queda nada del esquema clásico,en el que el todo se deriva de las partes preexistentes relacionadas de maneras pre-determinadas. Más bien, lo que tenemos es algo que recuerda a la relación deltodo y las partes de un organismo, en el que cada órgano crece y se sostiene deuna manera que depende crucialmente del conjunto”30.

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30. D. Bohm, op. cit.

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Una molécula de azúcar se puede dividir en los átomos individuales que laconstituyen, pero entonces deja de ser azúcar. Una molécula no se puede reducira sus partes componentes sin perder su identidad. Este es precisamente el proble-ma cuando intentamos tratar un fenómeno complejo desde un punto de vista pura-mente cuantitativo. La simplificación resultante de no tener en cuenta el aspectocualitativo nos lleva a una visión unilateral y distorsionada del mundo real. Esprecisamente la calidad la que nos permite distinguir una cosa de otra. La calidades la base de toda nuestra comprensión del mundo porque expresa la naturalezafundamental de todas las cosas, mostrando las fronteras críticas que existen en larealidad material. El punto exacto en el que pequeños cambios de grado dan lugara cambios de estado es uno de los problemas fundamentales de la ciencia. Es unacuestión que ocupa un lugar central en el materialismo dialéctico.

ORGANISMOS COMPLEJOS

La vida surgió del salto cualitativo de la materia inorgánica a la orgánica. Laexplicación de los procesos que provocaron ese salto constituye uno de los pro-blemas más emocionantes e importantes de la ciencia actual. Los avances de laquímica, analizando detalladamente las estructuras de moléculas complejas, pre-diciendo con gran precisión su comportamiento e identificando el papel de molé-culas concretas en sistemas vivos, prepararon el camino para el surgimiento denuevas ciencias, la bioquímica y la biofísica, que se ocupan respectivamente delas reacciones químicas en los organismos vivos y las implicaciones de los fenó-menos físicos en los procesos vivos. Éstas a su vez se han unido en la biologíamolecular, que ha experimentado sus avances más sorprendentes en los últimosaños.

De esta manera, las viejas divisiones fijas que separaban la materia orgánicade la inorgánica han sido completamente abolidas. En otros tiempos los quími-cos establecieron una distinción rígida entre las dos. Gradualmente se fue com-prendiendo que las mismas leyes químicas se aplican a moléculas orgánicas einorgánicas. Todas las sustancias que contienen carbono (con la posible excep-ción de unos pocos compuestos simples, como el dióxido de carbono) se definencomo orgánicas. El resto son inorgánicas. Sólo los átomos de carbono puedenformar largas cadenas, posibilitando de esta manera una infinita variedad demoléculas complejas.

Los químicos del siglo XIX analizaron las propiedades de las albúminas (dellatín albumen, “clara de huevo”). A partir de eso se descubrió que la vida dependíade proteínas, grandes moléculas compuestas de aminoácidos. A principios delsiglo XX, cuando Planck estaba revolucionando la física, Emil Fischer estaba in-tentando unir aminoácidos en cadenas de tal manera que el grupo carboxílico deun aminoácido siempre estaba vinculado al grupo amino del siguiente. Hacia 1907ya había conseguido sintetizar una cadena de dieciocho aminoácidos. Fischer

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llamó a estas cadenas péptidos (del griego pepton, “para digerir”), ya que pensa-ba que las proteínas se rompían en cadenas de este tipo en el proceso de la diges-tión. Esta teoría fue finalmente demostrada por Max Bergmann en 1932.

Estas cadenas todavía eran demasiado simples como para producir las com-plejas cadenas polipeptídicas necesarias para crear proteínas. Es más, la tarea dedescifrar la estructura de una molécula proteínica era increíblemente difícil. Laspropiedades de cada proteína dependen de la relación exacta de aminoácidos enla cadena molecular. También aquí la cantidad determina la calidad. Esto plan-teaba un problema aparentemente insuperable para los bioquímicos, dado que elnúmero de combinaciones posibles para diecinueve aminoácidos en una cadena seacerca a 120.000 billones. Por lo tanto, una proteína del tamaño del sérum albú-mina, compuesta por más de 500 aminoácidos, tiene un número de combinacio-nes posibles de 10600, es decir, un 1 seguido de seiscientos ceros. En 1953, el bio-químico británico Frederick Sanger estableció por primera vez la estructura com-pleta de una proteína clave, la insulina. Utilizando el mismo método, otros cientí-ficos consiguieron descifrar la estructura de toda una serie de proteínas. Más ade-lante, consiguieron sintetizar proteínas en laboratorio. Actualmente es posible sin-tetizar gran cantidad de ellas, incluidas algunas tan complejas como la hormonadel crecimiento humano, constituida por una cadena de 188 aminoácidos.

La vida es un sistema complejo de interacciones e implica gran cantidad dereacciones químicas que se producen continua y rápidamente. Cada reacción en elcorazón, la sangre, el sistema nervioso, los huesos y el cerebro interacciona contodas las demás partes del cuerpo. El funcionamiento del organismo vivo máspequeño es mucho más complejo que el ordenador más avanzado, permitiendomovimientos rápidos, reacciones inmediatas al mínimo cambio en el entorno,ajustes constantes a las condiciones cambiantes, internas y externas. Aquí, inclu-so con más énfasis, el todo es más que la suma de las partes. Cada parte del cuer-po, cada reacción muscular y nerviosa, depende de todo lo demás. Aquí tenemosuna relación dinámica y compleja, en otras palabras, dialéctica, que por sí sola escapaz de crear y mantener el fenómeno que conocemos con el nombre de vida.

El proceso del metabolismo significa que en cada momento determinado elorganismo vivo está constantemente cambiando, absorbiendo oxígeno, agua,comida (hidratos de carbono, grasas, proteínas, minerales y otras materias pri-mas), anulándolos a través de su transformación en materiales necesarios paramantener y desarrollar la vida, y excretando los productos desechables. La rela-ción dialéctica entre el todo y las partes se manifiesta en los diferentes nivelesde complejidad de la naturaleza, que tienen su reflejo en las diferentes ramas dela ciencia.

a) Las interacciones atómicas y las leyes de la química determinan las leyesde la bioquímica, pero la vida en sí es cualitativamente diferente.

b) Las leyes de la bioquímica “explican” todos los procesos de la interacciónhumana con el entorno. Sin embargo, la actividad humana y el pensamiento soncualitativamente diferentes a los procesos biológicos que la constituyen.

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c) Cada persona individual, a su vez, es el producto de su desarrollo físico yambiental. Sin embargo, las interacciones complejas de la suma total de indivi-duos que conforman la sociedad también son cualitativamente diferentes.

En cada uno de estos casos, el todo es mayor que la suma de las partes y obe-dece a leyes diferentes.

En última instancia, toda la existencia y actividad humanas se basa en lasleyes del movimiento de los átomos. Nosotros somos parte del universo mate-rial, que es un todo continuo que se rige por sus propias leyes inherentes. Sinembargo, cuando pasamos de a) a c), realizamos toda una serie de saltos cuali-tativos y debemos operar con leyes diferentes a “niveles” diferentes; c) se basaen b), y b) se basa en a). Pero nadie en su sano juicio intentaría explicar los com-plejos movimientos de la sociedad humana en términos de fuerzas atómicas. Porla misma razón, es absolutamente fútil reducir el problema del crimen a las leyesde la genética.

Un ejército no es simplemente la suma total de sus soldados individuales. Elmero hecho de combinarse en una fuerza masiva organizada militarmente trans-forma al soldado individual, tanto física como moralmente. Mientras mantenga sucohesión, un ejército representa una fuerza formidable. Esto no es sólo una cues-tión numérica. Napoleón era plenamente consciente de la importancia de la moralen la guerra. Como parte de una fuerza combatiente numerosa y disciplinada, elsoldado individual se transforma, siendo capaz de llevar a cabo actos de heroísmoy sacrificio en situaciones de extremo peligro, que en condiciones normales, comoindividuo aislado, ni siquiera podría imaginar. Y sin embargo es la misma perso-na que antes. En el momento en que la cohesión del ejército se rompe bajo elimpacto de una derrota, el todo se disuelve en sus “átomos” individuales, y el ejér-cito se convierte en una chusma desmoralizada.

Engels estaba muy interesado en táctica militar, por lo que las hijas de Marxle pusieron el mote de El General. Siguió de cerca el desarrollo de la guerra civilnorteamericana y de la guerra de Crimea, sobre las que escribió muchos artículos.En Anti-Dühring, demuestra cómo la ley de la cantidad y la calidad tiene aplica-ción en la táctica militar:

“Para terminar, vamos a apelar a otro testimonio más de la mutación de can-tidad en calidad, a saber, Napoleón. Este describe el combate de la caballería fran-cesa, de jinetes malos pero disciplinados, contra los mamelucos, indiscuti-blemente la mejor caballería de la época en el combate individual, pero tambiénindisciplinada: ‘Dos mamelucos eran sin discusión superiores a tres franceses;cien mamelucos equivalían a cien franceses; trescientos franceses eran en generalsuperiores a trescientos mamelucos, y mil franceses aplastaban siempre a mil qui-nientos mamelucos’.

“Igual que en Marx una determinada magnitud mínima variable de la suma devalor de cambio era necesaria para posibilitar su transformación en capital, asítambién es, según Napoleón, necesaria una determinada dimensión mínima de lasección de caballería para permitir a la fuerza de la disciplina, que reside en el

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orden cerrado y la aplicación según un plan, manifestarse y llegar hasta la supe-rioridad incluso sobre masas mayores de caballería irregular, mejor montadas y demejores jinetes y guerreros, y por lo menos del mismo valor personal”31.

EL PROCESO MOLECULAR DE LA REVOLUCIÓN

El proceso de una reacción química implica cruzar una barrera decisiva, conocidacomo estado de transición. En este punto, antes de que los reactivos se convier-tan en productos, no son ni una cosa ni la otra. Algunos de los viejos vínculos seestán rompiendo y otros nuevos se están formando. La energía necesaria parasobrepasar este punto crítico se conoce como energía de Gibbs. Para que unamolécula pueda reaccionar, necesita una cierta cantidad de energía, que en unpunto determinado la lleva a un estado de transición. A temperaturas normales,sólo una pequeña fracción de las moléculas que reaccionan tiene suficienteenergía. A temperaturas mayores, más moléculas tendrán esa energía. Por eso elcalor es uno de los medios de acelerar una reacción química. También se puedeacelerar con un catalizador, de amplio uso en la industria. Sin catalizadores,muchos procesos, aunque seguirían dándose, lo harían tan lentamente que seríanantieconómicos. El catalizador no cambia la composición de las sustancias impli-cadas ni altera la energía de Gibbs de los reactivos, pero puede facilitar el cami-no entre ambos.

Hay ciertas analogías entre este fenómeno y el papel del individuo en la his-toria. Es una distorsión bastante común el pensar que el marxismo no deja lugarpara el individuo a la hora de moldear su propio destino. Según esta caricatura, laconcepción materialista de la historia lo reduce todo a “las fuerzas productivas”.Los seres humanos son vistos como meros agentes ciegos de las fuerzas econó-micas, marionetas danzando al son de la inevitabilidad histórica. Este punto devista mecanicista del proceso histórico (determinismo económico) no tiene nadaque ver con la filosofía dialéctica del marxismo.

El materialismo histórico parte de la proposición elemental de que los hom-bres y las mujeres hacen su propia historia. Pero, al contrario que la concepciónidealista de los seres humanos como agentes absolutamente libres, el marxismoexplica que están limitados por las condiciones materiales reales de la sociedaden que nacieron. Estas condiciones están moldeadas fundamentalmente por elnivel de desarrollo de las fuerzas productivas, que es, en última instancia, labase sobre la que descansan la cultura, la política y la religión humanas. Sin em-bargo, estas cosas no están determinadas directamente por el desarrollo econó-mico, sino que pueden tener, y de hecho tienen, una vida propia. Las relacionesextremadamente complejas entre todos estos factores tienen un carácter dialéc-tico, no mecánico. Las personas no escogen las condiciones en que nacen, les

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31. Engels, Anti-Dühring, p. 132.

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vienen dadas. Tampoco es posible, como se imaginan los idealistas, que los indi-viduos impongan su voluntad sobre la sociedad debido simplemente a la gran-deza de su intelecto o a la fuerza de su carácter. La teoría según la cual la his-toria la hacen los “grandes hombres” es un cuento de hadas para entretener aniños de cinco años. Tiene más o menos el mismo valor científico que la “teoríaconspiratoria” de la historia, que atribuye las revoluciones a la maligna influen-cia de “agitadores”.

Todo obrero sabe que las huelgas las provocan las malas condiciones labora-les y salariales, no los “agitadores”. Las huelgas, contrariamente a la impresiónque quieren transmitir algunos periódicos sensacionalistas, no son hechos norma-les. Una fábrica puede estar durante años en un estado de calma aparente. Puedeser que los trabajadores no reaccionen incluso cuando sus condiciones salarialesy de trabajo son atacadas. Esto es especialmente verdad en condiciones de paromasivo o cuando los dirigentes sindicales no se ponen al frente de la lucha. Estaindiferencia aparente de la mayoría frecuentemente desmoraliza a la minoría deactivistas. Sacan la conclusión equivocada de que el resto de los trabajadores son“atrasados” y nunca van a hacer nada. Pero, por debajo de la superficie de tran-quilidad aparente, se están produciendo cambios. Mil pequeños incidentes, injus-ticias, agravios, ofensas, van dejando gradualmente su poso en la conciencia delos trabajadores. Trotsky describió apropiadamente este proceso como “el proce-so molecular de la revolución”. Es el equivalente a la energía de Gibbs en unareacción química.

Tanto en la química como en la vida real, los procesos moleculares tardan sutiempo. Ningún químico se quejaría nunca de que la reacción esperada estuviesetardando demasiado, especialmente si no se dan las condiciones para una reacciónrápida. Pero en un momento dado se alcanza el estado de transición química. Lle-gados a ese punto, la presencia de un catalizador es de gran ayuda a la hora de lle-var el proceso a un desenlace exitoso del modo más rápido y económico. De lamisma manera, en un momento dado, el descontento acumulado en la fábricaexplota. La situación cambia radicalmente en veinticuatro horas. Si los activistasno están preparados, si se han dejado decepcionar por el ambiente superficial, elmovimiento les pillará con la guardia baja.

Más pronto o más tarde, las cosas se transforman dialécticamente en su con-trario. En palabras de la Biblia, “los primeros serán los últimos y los últimos se-rán los primeros”. Lo hemos visto muchas veces, especialmente en la historia delas grandes revoluciones. Capas de trabajadores previamente atrasadas y pasivaspueden pasar de golpe a la primera línea de fuego. La conciencia se desarrollamediante saltos bruscos y repentinos. Esto se puede ver en cualquier huelga. Y encada huelga podemos ver elementos de una revolución, aunque en estado embrio-nario, no desarrollado. En este tipo de situaciones, la presencia de una minoríaconsciente y audaz puede jugar un papel similar al de un catalizador en una reac-ción química. En algunas circunstancias, incluso un solo individuo puede serabsolutamente decisivo.

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En noviembre de 1917, el destino de la revolución rusa estuvo determinado enúltima instancia por el papel de dos hombres, Lenin y Trotsky. No hay duda deque sin ellos la revolución hubiese sido derrotada. Los demás dirigentes (Zinó-viev, Kámenev, Stalin) capitularon bajo la presión ideológica de clases ajenas.Aquí no se trata de “fuerzas históricas” en abstracto, sino del grado concreto depreparación, previsión, coraje personal y habilidad de los dirigentes. Después detodo, estamos hablando de una lucha de fuerzas vivas, no de una simple ecuaciónmatemática.

¿Quiere esto decir que la interpretación idealista de la historia es correcta?¿Lo deciden todo los grandes hombres? Dejemos que los hechos hablen por símismos. Durante los veinticinco años anteriores a 1917, Lenin y Trotsky pasa-ron la mayor parte del tiempo más o menos aislados de las masas, casi siempretrabajando con grupos muy reducidos de personas. ¿Por qué, por ejemplo, nopudieron tener el mismo decisivo papel en 1916? ¿O en 1890? Porque no sedaban las condiciones objetivas. De la misma manera, un activista sindical queestuviese llamando continuamente a la huelga cuando no hubiera un ambientepropicio para la lucha acabaría por ser el hazmerreír de la fábrica. Igualmente,cuando la revolución quedó aislada en condiciones de atraso económico extre-mo y la correlación de fuerzas entre las clases había cambiado, ni Lenin niTrotsky pudieron evitar el auge de la contrarrevolución burocrática, encabeza-da por un hombre, Stalin, que era, en todos los sentidos, inferior a ellos. Aquípodemos ver la relación dialéctica entre los factores subjetivo y objetivo en lahistoria.

UNIDAD Y LUCHA DE CONTRARIOS

Miremos donde miremos en la naturaleza, podemos ver la coexistencia dinámicade tendencias opuestas. Esta tensión creativa es la que da vida y movimiento.Heráclito lo comprendió hace 2.500 años. Incluso está presente de forma embrio-naria en ciertas religiones orientales, como la idea del yin y el yang en China, yen el budismo. Aquí la dialéctica aparece de una forma mistificada, pero sinembargo representa una intuición del funcionamiento de la naturaleza. La religiónhindú contiene el germen de una idea dialéctica cuando plantea tres fases: de cre-ación (Brahma), mantenimiento u orden (Visnú) y destrucción o desorden (Shiva).En su interesante libro sobre las matemáticas del caos, Ian Stewart señala que ladiferencia entre los dioses Shiva “el Indómito” y Visnú no es el antagonismo entreel bien y el mal, sino que los dos principios de armonía y discordia juntos son labase de toda existencia.

“De la misma forma”, escribe, “los matemáticos empiezan a ver el orden y elcaos como dos manifestaciones diferentes de un determinismo subyacente. Yninguna de las dos cosas existe aislada. El sistema típico puede existir en una va-riedad de estados, algunos ordenados, otros caóticos. En vez de dos polos opues-

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tos hay un espectro continuo, de la misma manera que la armonía y la disonanciase combinan en la belleza de la música, el orden y el caos se combinan en labelleza matemática”32.

En Heráclito todo esto estaba en forma de inspirada intuición. Ahora esta hipó-tesis ha sido confirmada por una enorme cantidad de ejemplos. La unidad de con-trarios está presente en el corazón del átomo, y todo el universo está formado pormoléculas, átomos y partículas subatómicas. La cuestión fue claramente planteadapor el físico norteamericano R. P. Feynman: “Todas las cosas, aun nosotros mis-mos, están hechas de partes positivas y negativas finamente granuladas que inte-ractúan de manera enormemente fuerte, todas perfectamente compensadas”33.

La pregunta es: ¿cómo puede ser que un más y un menos estén “perfectamen-te compensados”? ¡Esta es una idea contradictoria! En matemáticas elementales,un más y un menos no se “compensan”, sino que se anulan recíprocamente. Lafísica moderna ha sacado a la luz las tremendas fuerzas que residen en el interiordel átomo. ¿Por qué las fuerzas contradictorias de electrones y protones no se can-celan unas a otras? ¿Por qué el átomo no se desintegra? La explicación actual hacereferencia a la “fuerza nuclear fuerte” que mantiene el átomo unido. Pero el hechoes que la unidad de contrarios sigue estando en la base de toda realidad.

Dentro del núcleo de un átomo hay dos fuerzas opuestas: atracción y repul-sión. Por un lado, hay repulsiones eléctricas que, si no fuesen frenadas, haríanpedazos el núcleo. Por otra parte, hay fuerzas de atracción muy potentes que man-tienen unidas a las partículas nucleares. Sin embargo, esta fuerza de atraccióntiene sus límites, más allá de los cuales es incapaz de mantenerlo unido. Las fuer-zas de atracción, a diferencia de las de repulsión, son de corto alcance. En unnúcleo pequeño pueden controlar a las fuerzas disgregadoras, pero en un núcleogrande no les resulta tan fácil.

Más allá de cierto punto crítico, los lazos se rompen y tiene lugar un salto cua-litativo, como una gota de agua demasiado grande que está al borde de la ruptura.Cuando se añade un neutrón de más al núcleo, la tendencia a romperse aumentarápidamente. El núcleo se rompe formando dos núcleos más pequeños, que seseparan violentamente liberando una enorme cantidad de energía. Esto es lo quesucede en la fisión nuclear. Podemos ver procesos similares en muchos otrosejemplos de la naturaleza. Tomemos la caída de gotas de agua sobre una superfi-cie lisa. Se romperán en un complejo esquema de gotitas. Esto se debe a queentran en juego dos fuerzas opuestas: la gravedad, que intenta extender el agua enuna fina película sobre toda la superficie, y la tensión superficial, la atracción deuna gota de agua sobre otra, que intenta mantener el líquido unido, formando gló-bulos compactos.

La naturaleza parece funcionar por pares. Tenemos las interacciones fuerte ydébil en el nivel subatómico; atracción y repulsión; norte y sur en el magnetismo;

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32. I. Stewart, Does God Play Dice?, p. 22.33. R. P. Feynman, op. cit., capítulo 2, p. 5.

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positivo y negativo en electricidad; materia y antimateria; masculino y femeninoen biología; pares y nones en matemáticas; incluso los conceptos de “hacia laderecha” y “hacia la izquierda” en el espín de los electrones. Hay una ciertasimetría, en la que tendencias contradictorias, por citar a Feynman, “están com-pensadas”, o, por utilizar la expresión más poética de Heráclito, “están de acuer-do en la diferencia, como las tensiones opuestas de las cuerdas y el arco de un ins-trumento musical”. Hay dos tipos de materia, que pueden denominarse materiapositiva y negativa. Los iguales se repelen y los contrarios se atraen.

POSITIVO Y NEGATIVO

En realidad, el positivo no tiene sentido sin el negativo. Son necesariamente in-separables. Hegel explicó hace tiempo que el “ser puro” (sin ningún tipo de con-tradicción) es lo mismo que la nada pura, es decir, una abstracción vacía. De lamisma manera, si todo fuese blanco, para nosotros sería lo mismo que si todofuera negro. En el mundo real todo contiene positivo y negativo, ser y no ser, por-que todo está en movimiento y cambio constantes. Por cierto, las matemáticasdemuestran que cero no es igual a nada.

“El cero”, escribe Engels, “no carece de contenido porque sea la negación deuna cantidad definida. Por el contrario, posee un contenido muy definido. Comolínea divisoria entre todas las magnitudes positivas y negativas, como úniconúmero en verdad neutral, que no puede ser negativo ni positivo, no sólo es unnúmero muy definido, sino, además, por sí mismo, tiene más importancia quetodos los otros números unidos por él. En verdad, el cero es más rico en conte-nido que cualquier otro número. Colocado a la derecha de cualquier otro, otorgaa éste, en nuestro sistema de números, un valor décuplo. En lugar de cero puedeusarse aquí cualquier otro signo, pero sólo a condición de que dicho signo, toma-do por sí mismo, signifique cero, = 0. De ahí que forme parte de la naturaleza delcero mismo el hecho de que encuentre esta aplicación, y que sólo él pueda apli-carse de esa manera. El cero anula todos los otros números con los cuales se lomultiplica; unido a cualquier otro número como divisor o dividendo, en el primercaso lo vuelve infinitamente grande, en el segundo infinitamente pequeño; es elúnico número que se encuentra en relación de infinito con cualquier otro núme-ro. 0/0 puede expresar cualquier número entre –∞ y +∞ y en cada caso represen-ta una magnitud real”34.

Las magnitudes negativas en álgebra sólo tienen significado en relación conlas magnitudes positivas, sin las cuales no tienen ningún tipo de realidad. La rela-ción dialéctica entre el ser y el no ser es especialmente clara en el cálculo dife-rencial. Hegel trata a fondo este aspecto en Ciencia de la Lógica. Se divertía bas-tante con la perplejidad de los matemáticos tradicionales, que estaban escandali-

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34. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 208.

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zados por la utilización de cantidades infinitesimalmente pequeñas y “no puedensobrevivir sin la sugerencia de que una cierta cantidad no equivale a cero pero estan despreciable que podría ser ignorada”35, y no obstante siempre obtiene unresultado exacto.

Es más, todo está en constante relación con otras cosas. Incluso a través degrandes distancias estamos afectados por la luz, la radiación, la gravedad... Aun-que nuestros sentidos no lo detecten, existe un proceso constante de interacciónque causa una serie de cambios continuos. La luz ultravioleta puede “evaporar”electrones de superficies metálicas de manera parecida a cómo los rayos solaresevaporan agua de la superficie del océano. Banesh Hoffmann escribe: “Es un pen-samiento extraño y sorprendente que tú y yo estemos involucrados de esta mane-ra en un proceso de intercambio rítmico de partículas los unos con los otros, y conla Tierra y con los animales de la Tierra, con el Sol, la Luna y las estrellas, hastala galaxia más remota”36.

La ecuación de Dirac de la energía de un electrón individual implica dos res-puestas, una positiva y otra negativa. Es similar a la raíz cuadrada de un número,que puede ser tanto positiva como negativa. Aquí, sin embargo, la respuesta nega-tiva implica una idea contradictoria: energía negativa. Esto parece ser un concep-to absurdo desde el punto de vista de la lógica formal. En la medida en que masay energía son equivalentes, energía negativa implica masa negativa. El propioDirac estaba inquieto por las implicaciones de su teoría. Se vio obligado a prede-cir la existencia de partículas que serían idénticas al electrón pero con carga eléc-trica positiva, algo de lo que no se había oído hablar previamente.

El 2 de agosto de 1932, Robert Millikan y Carl D. Anderson, del Instituto Cali-forniano de Tecnología, descubrieron una partícula cuya masa era claramente lade un electrón pero que se movía en dirección contraria. No era ni un electrón, niun protón, ni un neutrón. Anderson la describió como “electrón positivo” opositrón. Este era el nuevo tipo de materia —antimateria— predicha por las ecua-ciones de Dirac. Más adelante se descubrió que los electrones y positrones, cuan-do se encuentran, se eliminan mutuamente, produciendo dos fotones (dos estalli-dos de luz). De la misma manera, cuando un fotón atraviesa la materia puede divi-dirse formando un electrón virtual y un positrón.

Este fenómeno de oposición existe en física, donde, por ejemplo, cada partícu-la tiene su antipartícula: electrón y positrón, protón y antiprotón, etc. No sonmeramente diferentes, sino opuestas en el sentido más literal de la palabra, ya queson idénticas en todo excepto en una cosa: tienen cargas eléctricas opuestas. Porcierto, no importa cuál es la positiva y cuál la negativa, lo importante es la rela-ción entre ambas.

Cada partícula tiene una cualidad denominada espín, expresada con un más oun menos, dependiendo de su dirección. Aunque pueda parecer extraño, el fe-

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35. Hegel, Science of Logic, vol. 1, p. 258.36. B. Hoffmann, The Strange Story of the Quantum, p. 159.

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nómeno opuesto de “hacia la derecha” o “hacia la izquierda”, que juega un papeldecisivo en biología, también tiene su equivalente en el nivel subatómico. Laspartículas y las ondas se contradicen unas a otras. El físico danés Niels Bohr serefirió a ello, bastante confusamente, como “conceptos complementarios”, con locual quería decir que se excluían mutuamente.

Las investigaciones más recientes sobre física de partículas están clarificandoel nivel más profundo de la materia descubierto hasta el momento, los quarks.Estas partículas también tienen “cualidades” opuestas que no son comparablescon las formas normales, obligando a los físicos a crear nuevas cualidades artifi-ciales para poder describirlas. Así, tenemos los quarks up (arriba), los down(abajo), los charm (encanto), los strange (extraño), etc. Aunque todavía hay queexplorar a fondo las cualidades de los quarks, una cosa está clara: la propiedad dela oposición existe en los niveles más fundamentales conocidos por la cienciahasta el momento.

En realidad, este concepto universal de la unidad de contrarios es la fuerzamotriz de todo desarrollo y movimiento en la naturaleza. Es la razón por la cualno es necesario introducir el factor del impulso externo para explicar el movi-miento y el cambio (la debilidad fundamental de todas las teorías mecanicistas).El movimiento, que en sí mismo implica una contradicción, sólo es posible comoresultado de las tendencias en conflicto y las tensiones internas que residen en elcorazón de todas las formas de la materia.

Pueden existir tendencias opuestas en un estado de equilibrio inestable durantelargos períodos de tiempo, hasta que algún cambio, incluso un pequeño cambiocuantitativo, destruye el equilibrio, dando paso a un estado crítico que puede pro-vocar una transformación cualitativa. En 1936, Bohr comparó la estructura delnúcleo a la de una gota de un líquido, por ejemplo, una gota de lluvia balanceándo-se en una hoja. La fuerza de la gravedad lucha contra la tensión superficial que man-tiene unidas las moléculas de agua. La adición de sólo unas pocas moléculas más allíquido lo hace inestable. La gota, de mayor tamaño, empieza a estremecerse, la ten-sión superficial ya no puede mantener la masa en la hoja, y todo se precipita.

FISIÓN NUCLEAR

Se puede trazar una analogía bastante exacta entre este ejemplo, aparentementesimple, que se puede observar miles de veces en la vida cotidiana, con los proce-sos de la fisión nuclear. El propio núcleo no está en descanso, sino en constantecambio. En una mil billonésima fracción de segundo se producen miles de millo-nes de colisiones aleatorias de partículas. Constantemente están entrando y salien-do partículas del núcleo. Sin embargo, el núcleo se mantiene unido gracias a loque a menudo se describe como la fuerza nuclear o interacción fuerte. Se mantie-ne en un estado de equilibrio inestable, “al borde del caos”, en la expresión de lateoría del caos.

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Como en una gota de líquido que se estremece en la medida en que las mo-léculas se mueven en su interior, las partículas están constantemente moviéndose,transformándose, intercambiando energía. Y como en una gota que ha aumentadode tamaño, el vínculo entre las partículas de un núcleo más grande es menos esta-ble, y es más probable que se rompa. La constante liberación de partículas alfa dela superficie del átomo reduce su tamaño y lo hace más firme. Como resultadopuede pasar a ser estable. Pero se descubrió que bombardeando un núcleo grandecon neutrones se puede provocar su estallido, liberando parte de la enorme canti-dad de energía encerrada en el átomo. Este es el proceso de fisión nuclear. Esteproceso puede tener lugar incluso sin el concurso de partículas del exterior. Lafisión espontánea (desintegración radiactiva) está produciéndose en todo momen-to. En un segundo, en una libra de uranio se producen cuatro fisiones espontáne-as y unos ocho millones de núcleos emiten partículas alfa. Cuanto más pesado esel núcleo, más probable es el proceso de fisión.

En el mismo corazón de la vida se encuentra la unidad de contrarios. Cuandose descubrieron los espermatozoos, se creyó que eran homunculae, seres humanosperfectamente formados en miniatura, que —como Topsy en La cabaña del TíoTom— simplemente crecían. En realidad el proceso es mucho más complejo ydialéctico. La reproducción sexual depende de la combinación de un solo esper-matozoide y un óvulo en un proceso en el que ambos son destruidos y preserva-dos al mismo tiempo, transmitiendo toda la información genética necesaria parala creación de un embrión. Después de pasar por toda una serie de transformacio-nes que guardan una sorprendente similitud con la evolución de toda la vida desdela división de la célula, el resultado final es un individuo totalmente nuevo. Esmás, el resultado de esta unión contiene los genes de ambos progenitores, pero detal forma que es diferente de ambos. Lo que tenemos aquí no es una simple repro-ducción, sino un desarrollo real. La creciente variedad que esto permite es una delas grandes ventajas de la reproducción sexual.

Encontramos contradicciones a todos los niveles de la naturaleza, y presagianinfortunio para aquellos que traten de negarlas. Un electrón no sólo puede estar endos o más sitios a la vez, también se puede mover simultáneamente en diferentesdirecciones. Así que, por desgracia, no nos queda más remedio que afirmar conHegel: son y no son. Las cosas se transforman en su contrario. Electrones concarga negativa se transforman en positrones de carga positiva. Un electrón que seune a un protón no se destruye, como cabría esperar, sino que produce una nuevapartícula, un neutrón, que no posee carga.

Las leyes de la lógica formal han sufrido una derrota aplastante en el campode la física moderna, en el que han demostrado ser totalmente incapaces de tratarlos procesos dialécticos que se dan en el nivel subatómico. Partículas que sedesintegran tan rápidamente que es difícil decir si existen o no plantean un pro-blema irresoluble para un sistema que intenta prohibir toda contradicción en lanaturaleza y el pensamiento. Esto lleva inmediatamente a nuevas contradiccionestambién insolubles. El pensamiento se encuentra en oposición a hechos estableci-

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dos y repetidamente confirmados mediante experimentos y observaciones. El uni-verso, por medio de un proceso incesante, se hace y rehace una y otra vez. No hay,pues, necesidad de ninguna fuerza externa ni de un “primer impulso”, como en lafísica clásica. No hay necesidad de nada en absoluto, excepto del movimiento infi-nito e incesante de la materia según sus propias leyes objetivas.

¿POLOS OPUESTOS?

La polaridad es una característica recurrente en la naturaleza. No sólo existe enlos polos norte y sur de la Tierra, podemos encontrarla en el resto de los plane-tas, el Sol y la Luna. También existe en el nivel subatómico, donde los núcleosse comportan precisamente como si tuvieran no uno, sino dos pares de polosmagnéticos.

“La dialéctica”, escribió Engels, “demostró, con los resultados obtenidos hastaahora de nuestra experiencia de la naturaleza, que todas las fuerzas polares engeneral las determinan la acción mutua de los dos polos opuestos; que la se-paración y oposición de éstos existen sólo dentro de su conexión y unión mutuas,y, a la inversa, que su unión sólo existe en su separación, y su conexión sólo en suoposición. Una vez establecido esto, ya no es posible hablar de una anulación finalde la repulsión y la atracción, o de una división final entre una forma de movi-miento en una mitad de la materia y la otra forma en la otra mitad; en consecuen-cia, no puede hablarse de penetración mutua o de separación absoluta de los dospolos. Ello equivaldría a exigir, en el primer caso, que los polos norte y sur de unimán se anularan entre sí, o, en el segundo, que la división de un imán por elmedio entre los dos polos, produzca por un lado una mitad norte sin polo sur, ypor el otro una mitad sur sin polo norte”37.

La gente considera que algunas cosas son contrarios absolutos e inmutables.Por ejemplo, cuando queremos expresar la noción de extrema incompatibilidad,utilizamos el término de “polos opuestos” —tomamos el norte y el sur como fenó-menos totalmente fijos y opuestos—. Durante más de mil años, los marineros handepositado su fe en la brújula, que les ha guiado a través de océanos desconoci-dos señalando siempre hacia ese punto misterioso llamado polo norte. Pero si loanalizamos más de cerca, veremos que el polo norte no es ni fijo ni estable. LaTierra está rodeada de un poderoso campo magnético (un eje bipolar geocéntrico),como si un enorme imán situado en el centro de la Tierra estuviese alineado para-lelamente al eje terrestre. Esto está relacionado con la composición metálica delnúcleo de la Tierra, que está formado principalmente de hierro. En los 4.600millones de años transcurridos desde que se formó el sistema solar, las rocasterrestres se han formado y vuelto a formar muchas veces. Y no sólo las rocas,también todo lo demás. Se ha comprobado más allá de toda duda, mediante inves-

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37. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 65.

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tigaciones y mediciones cuidadosas, que los polos magnéticos están cambiandocontinuamente. En la actualidad se mueven muy lentamente, 0’3 grados cadamillón de años. Este fenómeno es el reflejo de los cambios complejos que se danen la Tierra, la atmósfera y el campo magnético solar.

Esta variación es tan pequeña que durante siglos no se detecta. Sin embargo,incluso este proceso imperceptible de cambio da lugar a un salto brusco y espec-tacular, en el que el polo norte pasa a ser el polo sur y viceversa. Los cambios enla posición de los polos van acompañados de fluctuaciones en la potencia delpropio campo magnético. Este proceso gradual, caracterizado por un debilita-miento del campo magnético, culmina en un salto cualitativo en el que los polosse invierten, cambian sus posiciones convirtiéndose literalmente el uno en el otro.Después de esto, el campo empieza a recuperarse y a acumular fuerza de nuevo.

Este cambio revolucionario ha tenido lugar muchas veces durante la historiade la Tierra. Se calcula que se han producido más de doscientos cambios polaresde este tipo en los últimos 65 millones de años, y por lo menos unos cuatro en losúltimos cuatro millones de años. De hecho, hace 700.000 años, el polo nortemagnético estaba situado en algún lugar de la Antártida, el actual polo sur geográ-fico. Actualmente estamos en un proceso de debilitamiento del campo magnéticoterrestre, que inevitablemente culminará en una nueva inversión. Del estudio de lahistoria magnética de la Tierra se ocupa una rama totalmente nueva de la ciencia,el paleomagnetismo, que trata de construir mapas de todas las inversiones de lospolos en la historia de nuestro planeta.

Los descubrimientos del paleomagnetismo han aportado pruebas concluyen-tes de la corrección de la teoría de la deriva continental. Cuando las rocas (espe-cialmente las volcánicas) crean minerales ricos en hierro, éstos responden alcampo magnético terrestre existente en ese momento de la misma manera que untrozo de hierro reacciona ante un imán, de tal suerte que sus átomos se orientanalineándose según el eje del campo. En realidad se comportan como una brújula.Comparando las orientaciones de los minerales en rocas de la misma era de dife-rentes continentes, es posible trazar los movimientos de las masas continentales,incluidas las que ya no existen o de las que sólo quedan unos pocos vestigios.

La inversión de los polos es uno de los ejemplos más gráficos de la ley dialéc-tica de la unidad y lucha de contrarios. Norte y sur, polos opuestos en el sentidomás literal de la palabra, no sólo están inseparablemente unidos, sino que estándeterminados el uno por el otro mediante un proceso complejo y dinámico queculmina en un salto repentino en el que fenómenos supuestamente fijos e inmuta-bles se convierten en sus contrarios. Y este proceso dialéctico no es la invenciónarbitraria y caprichosa de Hegel y Engels, sino que está demostrado de forma con-cluyente por los más recientes descubrimientos del paleomagnetismo. Cierto esque “si los hombres callasen, las piedras gritarían”.

Atracción y repulsión es una extensión de la ley de unidad y lucha de contra-rios. Es una ley que se puede encontrar en toda la naturaleza, desde los fenóme-nos más pequeños a los más grandes. En el átomo existen enormes fuerzas de

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atracción y repulsión. El átomo de hidrógeno, por ejemplo, se compone de unprotón y un electrón unidos por la atracción eléctrica. La carga de la partículapuede ser positiva o negativa. Cargas iguales se repelen, mientras que cargasopuestas se atraen. Así, dentro del núcleo, los protones se repelen, pero el núcleose mantiene unido por la fuerza nuclear. Sin embargo, en un núcleo muy pesado,la fuerza de repulsión eléctrica puede alcanzar un punto en el que sobrepase a lafuerza nuclear, desintegrando el núcleo.

Engels hace hincapié en el papel universal de la atracción y la repulsión:“Todo movimiento consiste en el juego recíproco de atracción y repulsión. Peroel movimiento sólo es posible cuando cada una de las atracciones queda compen-sada por una repulsión correspondiente en algún otro lugar. De lo contrario, conel tiempo predominaría un lado sobre el otro y al cabo terminaría todo movi-miento. De ahí que todas las atracciones y repulsiones del universo tengan queequilibrarse entre sí. Así, la ley de la imposibilidad de crear o destruir el movi-miento se expresa como que cada movimiento de atracción del universo debetener como complemento uno equivalente de repulsión, y viceversa. O como loexpresaba la filosofía antigua mucho antes de la formulación por las ciencias natu-rales de la ley de la conservación de la energía: la suma de todas las atraccionesdel universo es igual a la suma de todas las repulsiones”.

En tiempos de Engels predominaba la idea, derivada de la mecánica clásica,de que el movimiento es consecuencia de una fuerza externa que sobrepasa lainercia. Engels criticó con bastante severidad la expresión “fuerza”, ya que la con-sideraba unilateral e insuficiente para describir los procesos reales en la naturale-za. “Todos los procesos naturales,” escribió, “son bilaterales, se basan por lomenos en la relación de dos partes actuantes, la acción y la reacción. Pero la ideade fuerza, debido a que tiene su origen en la acción del organismo humano sobreel mundo exterior, y más aun en la mecánica terrestre, implica que sólo una partees activa, actuante, en tanto que la otra es pasiva, receptiva”38.

Engels iba muy por delante de su tiempo al criticar este concepto, que ya He-gel había atacado. En su Historia de la filosofía, Hegel señala: “Es mejor [decir]que un imán tiene alma [como lo expresa Tales], y no que posee fuerza de atrac-ción. La fuerza es una especie de propiedad que, separable de la materia, se pos-tula como predicado, en tanto que el alma, por otro lado, es ese movimientomismo, idéntico a la naturaleza de la materia”. Este comentario de Hegel, citadofavorablemente por Engels, contiene una idea profunda: el movimiento y laenergía son inherentes a la materia. La materia se mueve y organiza por sí misma.

Incluso la palabra energía, en opinión de Engels, no era totalmente acertada,aunque preferible a fuerza porque “todavía hace parecer como si la ‘energía’fuese algo exterior a la materia, algo implantado en ella. Pero en cualquier cir-cunstancia es preferible a la expresión ‘fuerza”39. La relación real fue demostra-

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38. Ibíd., pp. 65 y 72.39. Ibíd., p.71.

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da por la teoría de Einstein de la equivalencia de masa y energía, que demuestraque ambas son lo mismo. Este era precisamente el punto de vista del materialis-mo dialéctico, como lo expresó Engels e, incluso, como lo anticipó Hegel, segúndemuestra la cita anterior.

NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN

Toda ciencia tiene su propio vocabulario, palabras que frecuentemente no coinci-den con su uso en la vida cotidiana. Esto puede llevar a dificultades y ma-lentendidos. La palabra “negación” normalmente se entiende como destrucción oaniquilación. Es importante comprender que en la dialéctica tiene un significadototalmente diferente. Significa negar y preservar al mismo tiempo. Se puede negaruna semilla simplemente pisándola. La semilla es negada, ¡pero no en el sentidodialéctico de la palabra! Sin embargo, si enterramos esa semilla, en condicionesfavorables germinará. De esa manera se habrá negado como semilla, originandouna planta que más adelante morirá, produciendo nuevas semillas.

Aparentemente esto representa una vuelta al punto de partida. Pero, comolos jardineros profesionales saben, semillas aparentemente iguales varían degeneración en generación, dando lugar a nuevas especies. Los jardineros tam-bién saben que se pueden provocar ciertas tendencias mediante reproducciónselectiva. Precisamente esta selección artificial dio a Darwin la clave del pro-ceso de la selección natural que tiene lugar espontáneamente en la naturaleza,y que es la clave para entender el desarrollo de todos los seres vivos. Lo queaquí tenemos no es simplemente cambio, sino desarrollo real, que normalmen-te pasa de las formas simples a otras más complejas, incluidas las moléculascomplejas de la vida, que en un momento determinado surgen de la materiainorgánica.

Consideremos el siguiente ejemplo de negación en la mecánica cuántica. ¿Quésucede cuando un electrón se une a un fotón? El electrón sufre un “salto cualita-tivo” y el fotón desaparece. El resultado no es ningún tipo de unidad mecánica ocompuesto. Es el mismo electrón de antes, pero en un nuevo estado de energía. Lomismo cuando un electrón se une a un protón. El electrón se desvanece y hay unsalto en el estado de energía y de carga del protón. El protón es el mismo de antes,pero en un nuevo estado de energía y carga. Ahora es eléctricamente neutro, se haconvertido en un neutrón. Dialécticamente hablando, el electrón se ha negado ypreservado al mismo tiempo. Ha desaparecido, pero no se ha aniquilado. Entra enuna nueva partícula y se expresa como un cambio de energía y carga.

Los antiguos griegos estaban familiarizados con la discusión dialéctica. En undebate llevado correctamente, se plantea una idea (tesis), a la que se contraponeel punto de vista contrario (antítesis), que la niega. Finalmente, a través de un pro-ceso de discusión a fondo que explora el asunto en cuestión desde todos los pun-tos de vista, descubriendo todas las contradicciones ocultas, llegamos a una con-

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clusión (síntesis). Podemos llegar o no a un acuerdo, pero a través de la propia dis-cusión hemos profundizado nuestro conocimiento y comprensión, y hemos eleva-do todo el debate a un plano superior.

Es bastante evidente que casi ninguno de los críticos del marxismo se ha to-mado la molestia de leer a Marx y Engels. Frecuentemente se supone que la dia-léctica consiste en “tesis-antítesis-síntesis”, que Marx supuestamente habría copia-do de Hegel (que a su vez lo habría copiado de la Santísima Trinidad), aplicado ala sociedad. Pero en realidad, el materialismo dialéctico de Marx es lo contrario dela dialéctica idealista hegeliana, y ésta a su vez es bastante diferente de la dialécti-ca de los filósofos de la Grecia clásica.

Plejánov, correctamente, criticó el intento de reducir el imponente edificio dela dialéctica hegeliana a la “simple tríada” de tesis-antítesis-síntesis. La avanzadadialéctica de Hegel guarda aproximadamente la misma relación con la de los grie-gos que la química moderna con las primitivas investigaciones de los alquimistas.Es cierto que la de los griegos preparó el camino para la dialéctica hegeliana, perodecir que son “básicamente lo mismo” es simplemente ridículo. Hegel volvió aHeráclito, pero a un nivel cualitativamente superior, enriquecido por 2.500 añosde avances científicos y filosóficos. El desarrollo de la dialéctica es en sí mismoun proceso dialéctico.

Hoy en día la palabra “alquimia” se utiliza como sinónimo de charlatanería.Conjura todo tipo de imágenes de maleficios y magia negra. Estos elementos es-taban presentes en la historia de la alquimia, pero sus actividades no se limitabande ninguna manera a esto. En la historia de la ciencia, la alquimia jugó un papelmuy importante. Alquimia es una palabra árabe que se utiliza para cualquier cien-cia de los materiales. Había charlatanes, ¡pero también muy buenos científicos! Yquímica es la palabra occidental para la misma cosa. De hecho, muchos términosquímicos son de origen árabe: ácido, alcalino, alcohol, etc.

Los alquimistas partían de la idea de que era posible la transmutación de loselementos. Durante siglos trataron de descubrir la “piedra filosofal”, que les iba apermitir transformar un metal base (plomo) en oro. Si lo hubiesen conseguido nohabrían ganado mucho, ya que el precio del oro se hubiera desplomado rápida-mente hasta alcanzar el precio del plomo. Pero ésa es otra historia. Dado el nivelde desarrollo de la técnica en aquel tiempo, los alquimistas estaban tratando dehacer lo imposible. Al final se vieron obligados a llegar a la conclusión de que latransmutación de los elementos era imposible. Sin embargo sus esfuerzos no fue-ron en vano. En su búsqueda de una hipótesis anticientífica (la piedra filosofal)hicieron un trabajo pionero muy valioso, desarrollando el arte de la experimen-tación, inventando instrumentos que todavía se utilizan en los laboratorios mo-dernos y describiendo y analizando una amplia gama de reacciones químicas. Deesta manera, la alquimia preparó el terreno para el desarrollo de la química.

La química moderna solamente pudo desarrollarse repudiando la hipótesisbásica de los alquimistas, la transmutación de los elementos. Desde finales delsiglo XVIII, la química se desarrolló sobre bases científicas. Dejando atrás las

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intenciones grandiosas del pasado, realizó enormes avances. Entonces, en 1919,el científico inglés Rutherford llevó a cabo un experimento consistente en bom-bardear un núcleo de nitrógeno con partículas alfa, lo que por primera vez llevóa la ruptura del núcleo atómico. De esta manera consiguió transmutar un ele-mento (nitrógeno) en otro (oxígeno). La larga búsqueda de los alquimistas sehabía resuelto, ¡pero de una manera totalmente diferente a lo que ninguno deellos podía haber previsto!

Veamos este proceso un poco más de cerca. Empezamos con la tesis a (trans-mutación de los elementos). Ésta es negada por la antítesis b (es imposible latransmutación de los elementos), que a su vez es superada por una segunda nega-ción, c (otra vez transmutación de los elementos). Aquí debemos resaltar trescosas. En primer lugar, cada negación marca un avance definido y, de hecho, unsalto cualitativo. En segundo lugar, cada avance niega el estadio anterior, reac-ciona en su contra, pero al mismo tiempo preserva todo lo que de útil y necesariohay en él. Y por último, el estadio final —la negación de la negación— no signi-fica una vuelta a la idea original (en este caso, la alquimia), sino la reaparición delas formas primitivas a un nivel cualitativamente superior. Por cierto, sería posi-ble convertir plomo en oro, pero sería tan caro que no valdría la pena.

La dialéctica considera los procesos fundamentales del universo, la sociedady la historia de las ideas no como un círculo cerrado en el que los mismos proce-sos simplemente se repiten en un ciclo mecánico sin fin, sino como una especiede espiral abierta de desarrollo en la que nada se repite nunca de la misma mane-ra. Este proceso se puede ver claramente en la historia de la filosofía o de la cien-cia. Toda la historia del pensamiento consiste en un proceso inacabable de desa-rrollo mediante contradicciones.

Para explicar cierto fenómeno se plantea una teoría. Ésta va ganando acepta-ción gradualmente, tanto a través de la acumulación de evidencias que la apoyancomo por la ausencia de una alternativa satisfactoria. Llega un punto en el queaparecen ciertas discrepancias, que al principio habían sido consideradas comoexcepciones sin mayor importancia. Entonces surge una nueva teoría que con-tradice a la vieja y que parece explicar mejor los hechos observados. Después deun período de pugna, la nueva teoría sustituye a la ortodoxia existente. Pero deésta surgen nuevas preguntas a las que hay que dar respuesta. En muchos casosparece que se vuelve a las ideas que habían quedado desacreditadas. Pero eso nosignifica volver al punto de partida. Lo que tenemos es un proceso dialéctico, queimplica un conocimiento cada vez más profundo del funcionamiento de la natu-raleza, de la sociedad y de nosotros mismos. Ésta es la dialéctica de la historia, lafilosofía y la ciencia.

Joseph Dietzgen dijo una vez que un hombre viejo que eche un vistazo atráspuede ver su vida como una serie inacabable de errores que, si pudiese volveratrás, sin duda trataría de eliminar. Pero entonces se encuentra con la contradic-ción dialéctica de que sólo a través de esos errores ha podido llegar a la sabiduríaque le ha permitido juzgarlos como tales errores. Así, tal y como Hegel observó

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profundamente, las mismas afirmaciones en los labios de un joven no tienen elmismo peso que cuando son pronunciadas por un hombre al que la experiencia dela vida ha llenado de conocimientos. Son las mismas y, no obstante, no son lasmismas. Lo que al principio era un pensamiento abstracto, con poco o ningún con-tenido, ahora es el producto de una reflexión madura.

Fue el genio de Hegel el que comprendió que la historia de las diferentes es-cuelas filosóficas era en sí misma un proceso dialéctico. Lo compara con la vidade una planta, que pasa por diferentes etapas que se niegan las unas a las otras,pero que en su conjunto representan su vida:

“La mente normal, cuanto más toma como fija la oposición entre verdadero yfalso, más se acostumbra a esperar acuerdo o contradicción con un sistema filo-sófico dado, y a ver razón sólo en uno u otro en cualquier declaración explicativacon relación a tal sistema. No concibe la diversidad de sistemas filosóficos comola evolución progresiva de la verdad; en su lugar, sólo ve contradicción en esa va-riedad. El capullo desaparece cuando sale la flor, y podríamos decir que el primeroes refutado por la segunda; de la misma manera cuando surge la fruta, se puedeexplicar la flor como una forma falsa de la existencia de la planta, ya que la frutaparece ser su existencia real en lugar de la flor. Estos estadios no son meramentediferentes; se suplantan el uno al otro en la medida en que son incompatibles entresí. Pero la actividad incesante de su propia naturaleza inherente los convierte almismo tiempo en momentos de una unidad orgánica, donde no se contradicensimplemente los unos a los otros, sino que uno es tan necesario como el otro; yesta necesidad igual de todos los momentos constituye por sí sola y de esa mane-ra la vida del conjunto”40.

LA DIALÉCTICA DE ‘EL CAPITAL’

En los tres volúmenes de El capital, Marx nos da un ejemplo brillante de cómose puede utilizar el método dialéctico para analizar los procesos fundamentalesde la sociedad. De esta manera revolucionó la ciencia de la economía política,un hecho reconocido por los economistas actuales, incluso los que se oponentotalmente al punto de vista marxista. El método dialéctico de la obra de Marxes tan importante, que Lenin llegó a decir que era imposible comprender Elcapital, especialmente el primer capítulo, sin haberse leído toda la Lógica deHegel. Esto es sin duda una exageración, pero lo que Lenin quería resaltar eraque El capital de Marx es en sí una lección monumental de cómo debe aplicar-se la dialéctica.

“Si Marx no dejó tras de sí una Lógica (con mayúsculas), dejó la lógica de Elcapital, y ésta tiene que ser utilizada plenamente en esta cuestión. En El capital,Marx aplicó a una sola ciencia la lógica, la dialéctica y la teoría del conocimien-

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40. Hegel, Phenomenology of Mind, p. 68.

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to del materialismo (no son necesarias tres palabras: son la misma cosa), que hatomado todo lo que de valor había en Hegel y lo ha desarrollado más allá”41.

¿Qué método utilizó Marx en El capital? No impuso las leyes de la dialécticaa la economía, sino que las derivó de un largo y riguroso estudio de todos los as-pectos del proceso económico. No planteó un esquema arbitrario y después in-tentó encajar los hechos en él, sino que sacó a la luz las leyes del movimiento dela producción capitalista a través de un análisis cuidadoso del propio fenómeno.En su Introducción a la crítica de la economía política, Marx explica su método:

“Aunque había esbozado una introducción general, prescindo de ella, pues,bien pensada la cosa, creo que el adelantar los resultados que han de demostrarse,más bien sería un estorbo, y el lector que quiera realmente seguirme deberá estardispuesto a remontarse de lo particular a lo general”42.

El capital representa una ruptura no sólo en el terreno de la economía, sino enel de las ciencias sociales. Tiene una relevancia clara para el tipo de discusionesque están teniendo lugar actualmente entre los científicos. Estas discusiones ya sedaban en vida de Marx. En ese momento, los científicos estaban obsesionados conla idea de separar las cosas y examinarlas en detalle. Este método se conoce como“reduccionismo”, aunque Marx y Engels, que eran muy críticos con él, lo deno-minaron “método metafísico”. Los mecanicistas dominaron la física durante cien-to cincuenta años. Sólo ahora está empezando a tomar cuerpo la reacción contrael reduccionismo. Una nueva generación de científicos se está planteando la tareade superar esta herencia y avanzar hacia una nueva formulación de principios, enlugar de las viejas aproximaciones.

Gracias a Marx, la tendencia reduccionista en la economía se hundió a media-dos del siglo pasado. Después de El capital, dicho punto de vista era impensable.El método “Robinsón Crusoe” de explicar la economía política (“imaginémonosdos hombres en una isla desierta...”) resurge de vez en cuando en pésimos librosde texto o en vulgares intentos de popularizar la economía, pero no se puede tomaren serio. ¡Las crisis económicas y las revoluciones no se producen entre dos indi-viduos en una isla desierta! Marx no analiza la economía capitalista como la sumatotal de los actos individuales de intercambio, sino como un sistema complejo,dominado por sus propias leyes, tan poderosas como las leyes de la naturaleza. Dela misma manera, los físicos están discutiendo ahora la idea de la complejidad, enel sentido de un sistema en que el todo no es sólo una colección de partes ele-mentales. Por supuesto que es útil saber qué leyes rigen cada parte individual,pero el sistema complejo se regirá por leyes que no son simplemente una exten-sión de éstas. Este es precisamente el método de Marx en El capital, el métododel materialismo dialéctico.

Marx empieza su obra con un análisis de la célula básica de la economía capi-talista: la mercancía. A partir de aquí explica cómo surgen todas las contradic-

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41. Lenin, Collected Works, vol. 38, p. 319.42. Marx y Engels, Obras escogidas, t. 1, p. 516.

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ciones de la sociedad capitalista. El reduccionismo trata como mutuamenteincompatibles y excluyentes cosas como el todo y las partes o lo particular y louniversal, cuando en realidad son completamente inseparables y se determinanunas a otras. En el primer volumen de El capital, Marx explica el carácter dual delas mercancías como valores de uso y valores de cambio. La mayor parte de lagente ve las mercancías exclusivamente como valores de uso, objetos concretos yútiles para la satisfacción de los deseos humanos. En todo tipo de sociedad hu-mana siempre se han producido valores de uso.

Sin embargo, la sociedad capitalista hace cosas extrañas con los valores deuso. Los convierte en valores de cambio —bienes que se producen no para el con-sumo directo, sino para su venta—. Cada mercancía por lo tanto tiene dos caras:la cara familiar y casera de valor de uso y la cara misteriosa y oculta de valor decambio. El primero está vinculado directamente a las propiedades físicas de unamercancía concreta (llevamos una camiseta, bebemos café, conducimos un coche,etc.). Pero el valor de cambio no se puede ver, llevar ni comer. No tiene ningúntipo de entidad material. Y sin embargo es la característica esencial de una mer-cancía bajo el capitalismo. La expresión última del valor de cambio es el dinero,el equivalente universal a través del cual todas las mercancías expresan su valor.Estos pequeños trozos de papel verde no tienen ningún tipo de relación con lascamisetas, café o coches como tales. No se pueden comer, llevar ni conducir. Sinembargo, es tal el poder que contienen y está tan universalmente reconocido, quela gente mata por ellos.

El carácter dual de la mercancía expresa la contradicción central de la socie-dad capitalista: el conflicto entre trabajo asalariado y capital. El obrero piensa quevende su trabajo al empresario, pero en realidad le vende su fuerza de trabajo, queel capitalista utiliza como mejor le parece. La plusvalía que se extrae de estamanera es el trabajo no pagado a la clase obrera, la fuente de la acumulación decapital. Es este trabajo no pagado el que mantiene a todos los miembros de lasociedad que no trabajan, a través de la renta, el interés, el beneficio y los impues-tos. La lucha de clases es realmente la lucha por la apropiación de la plusvalía.

Marx no inventó la idea de la plusvalía, que ya era conocida por economistasanteriores como Adam Smith y David Ricardo. Pero al descubrir la contradiccióncentral que implica revolucionó completamente la economía política. Este descu-brimiento se puede comparar a un proceso similar que tuvo lugar en la historia dela química. Hasta finales del siglo XVIII se asumía que la esencia de la combus-tión consistía en la separación de las sustancias que se quemaban de una cosahipotética llamada flogisto. Esta teoría servía para explicar la mayor parte de losfenómenos químicos conocidos en ese momento. Entonces, en 1774, el científicoinglés Joseph Priestley descubrió algo que llamó aire desflogistado, que más tardese descubrió que desaparecía cuando una sustancia se quemaba en él.

Priestley había descubierto el oxígeno, pero él y otros científicos fueron inca-paces de comprender las implicaciones revolucionarias del descubrimiento. Hastamucho tiempo después continuaron pensando a la vieja usanza. Más tarde, el quí-

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mico francés Lavoisier descubrió que ese nuevo tipo de aire era en realidad unproducto químico que no desaparecía en el proceso de combustión, sino que secombinaba con la sustancia que se quemaba. Aunque otros habían descubierto eloxígeno, no supieron qué habían descubierto. Este fue el gran descubrimiento deLavoisier. Marx jugó un papel similar en la economía política.

Los predecesores de Marx habían descubierto la existencia de la plusvalía,pero su auténtico carácter seguía en la oscuridad. Sometiendo todas las teoríasanteriores, empezando por las de Ricardo, a un análisis profundo, Marx descubrióel carácter real y contradictorio del valor. Examinó todas las relaciones de lasociedad capitalista, empezando por la forma más simple de producción e inter-cambio de mercancías, y continuando el proceso a través de todas sus múltiplestransformaciones, siguiendo un método estrictamente dialéctico.

Marx demostró la relación entre la mercancía y el dinero, y fue el primero enplantear un análisis exhaustivo del mismo. Mostró cómo el dinero se transfor-maba en capital y cómo este cambio se produce a través de la compraventa de lafuerza de trabajo. Esta distinción fundamental entre trabajo y fuerza de trabajofue la clave para descifrar los misterios de la plusvalía, un problema que Ricar-do había sido incapaz de resolver. Estableciendo la diferencia entre capital cons-tante y capital variable, Marx trazó todo el proceso de formación del capital endetalle, y de esta manera lo explicó, lo que ninguno de sus predecesores habíasido capaz de hacer.

El método de Marx es rigurosamente dialéctico y sigue bastante de cerca laslíneas principales trazadas por Hegel en su Lógica. Esto se reconoce explícita-mente en el epílogo a la segunda edición alemana, en el que Marx rinde tributoa Hegel:

“Cuando define con tanta exactitud lo que llama mi método de investigación,y con tanta benevolencia lo que se refiere a la aplicación que hago de éste, ¿quéha definido el autor sino el método dialéctico? Por cierto que el procedimiento deexposición debe distinguirse formalmente del de investigación. A ésta le corres-ponde apropiarse de la materia en todos sus detalles, analizar sus distintas formasde desarrollo y descubrir sus vínculos íntimos. Una vez cumplida esta tarea, perosólo entonces, puede exponerse el movimiento real en su conjunto. Si esto selogra, de modo que la vida de la materia se refleje en su reproducción ideal, eseespejismo puede hacer creer en una construcción a priori (...).

“Yo critiqué el aspecto místico de la dialéctica hegeliana hace casi treintaaños, en una época en que todavía estaba de moda. [Pero en el momento mismoen que redactaba el primer volumen de Das Kapital, los epígonos gruñones, pre-suntuosos y mediocres, que hoy dictan la ley en la Alemania culta, se complacíanen tratar a Hegel, como el bueno de Moses Mendelssohn, en tiempos de Lessing,había tratado a Spinoza, es decir, como ‘perro muerto’. Por consiguiente, medeclaré abiertamente discípulo de ese gran pensador, y en el capítulo sobre lateoría del valor llegué inclusive a coquetear con su manera peculiar de expresar-se]. Pero si bien, debido a su confusión, Hegel desfigura la dialéctica por medio

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del misticismo, es, sin embargo, el primero que expone su movimiento de con-junto. En él se encuentra cabeza abajo; basta con ponerla sobre sus pies paraencontrarle su fisonomía en todo sentido racional.

“En su aspecto místico, la dialéctica se convirtió en una moda en Alemania,porque parecía glorificar las cosas existentes. En su aspecto racional es un escán-dalo y una abominación para las clases dirigentes y sus ideólogos doctrinarios,porque en la comprensión positiva de las cosas existentes incluye a la vez el cono-cimiento de su negación fatal, de su destrucción necesaria; porque al captar elmovimiento mismo, del cual todas las formas acabadas son apenas una configu-ración transitoria, nada puede detenerla; porque en esencia es crítica y revolucio-naria”43.

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43. Marx, El capital, t. 1, pp. 31-32.

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4. La lógica formal y la dialéctica

La capacidad de los seres humanos para pensar lógicamente es fruto de una pro-longada evolución social. Precede a la invención de la lógica formal en millones deaños. Locke ya expresó esta idea en el siglo XVII: “Dios no ha sido tan ahorradorcon los hombres como para hacerlos meras criaturas con dos patas y dejarle aAristóteles la tarea de hacerlos racionales”. Detrás de la lógica, según Locke, hay“una capacidad ingenua de percibir la coherencia o incoherencia de sus ideas”44.

Las categorías de la lógica formal no caen del cielo. Han tomado forma en elcurso del desarrollo socio-histórico del género humano. Son generalizaciones ele-mentales de la realidad reflejadas en las mentes de las personas. Se deducen delhecho de que cualquier objeto tiene ciertas cualidades que lo distinguen de losdemás objetos; que cualquier cosa mantiene cierta relación con otras cosas; quelos objetos forman categorías más amplias, en las que comparten propiedadesespecíficas; que ciertos fenómenos provocan otros fenómenos, etc.

Hasta cierto punto, como resaltó Trotsky, incluso los animales poseen la ca-pacidad de razonar y sacar ciertas conclusiones de una situación dada. En losmamíferos superiores, especialmente los simios, esta capacidad está bastantedesarrollada, como demuestran sorprendentemente recientes investigaciones conchimpancés bonobos. Sin embargo, aunque la capacidad de pensar racionalmenteno es exclusiva de nuestra especie, no hay duda de que al menos en esta pequeñaesquina del universo el desarrollo del intelecto humano ha alcanzado su punto másalto hasta el momento.

La abstracción es absolutamente necesaria. Sin ella el pensamiento seríaimposible. La cuestión es: ¿qué tipo de abstracción? Cuando hago abstracción dela realidad, me concentro en determinados aspectos de un fenómeno dado y dejode lado otros. Un buen cartógrafo, por ejemplo, no es aquel que reproduce cadadetalle de cada casa, cada adoquín de la calle y cada coche aparcado. Tal cantidadde detalles destruiría el objetivo del mapa, que es el de proporcionar un esquema

44. Citado en A. A. Luce, Logic, p. 8.

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útil de una ciudad u otra área geográfica. De manera parecida, el cerebro aprendedesde muy temprano a ignorar ciertos sonidos y a concentrarse en otros. Si no fué-semos capaces de hacerlo, la cantidad de información que llega a nuestros oídosde todas partes colapsaría totalmente la mente. El propio lenguaje presupone unalto nivel de abstracción.

La capacidad de hacer abstracciones que reflejen correctamente la realidadque queremos entender y describir es el prerrequisito esencial del pensamientocientífico. Las abstracciones de la lógica formal son adecuadas para expresar elmundo real sólo dentro de unos límites bastante estrechos. Pero, al ser unilatera-les y estáticas, son totalmente inservibles a la hora de expresar procesos comple-jos, especialmente los que conllevan movimiento, cambio y contradicciones. Laconcreción de un objeto consiste en la suma total de sus aspectos e interrelacio-nes, determinados por sus leyes subyacentes. El propósito del conocimientocientífico es acercarse lo más posible a la realidad concreta, reflejar el mundoobjetivo con sus leyes subyacentes y sus interrelaciones tan fielmente como seaposible. Como dijo Hegel, “la verdad es siempre concreta”.

Pero aquí tenemos una contradicción. No es posible llegar a una comprensióndel mundo concreto de la naturaleza sin recurrir primero a la abstracción. Lapalabra “abstracto” viene del latín abstrahere, “traer de”. Por un proceso de abs-tracción, tomamos en consideración ciertos aspectos del objeto que pensamosque son importantes, dejando de lado otros. El conocimiento abstracto es nece-sariamente unilateral porque expresa solamente una cara particular del fenóme-no en estudio, aislado de lo que determina la naturaleza específica del todo. Así,las matemáticas tratan exclusivamente de relaciones cuantitativas. Ya que la can-tidad es un aspecto muy importante de la naturaleza, las abstracciones matemá-ticas han demostrado ser una poderosa herramienta para indagar en sus secretos.Por esta razón, es tentador olvidarse de su auténtico carácter y de sus limitacio-nes. Como todas las abstracciones, siguen siendo unilaterales; si lo olvidamos esbajo nuestra entera responsabilidad.

La naturaleza conoce tanto la cantidad como la calidad. Si queremos entenderuno de sus procesos fundamentales, es absolutamente necesario determinar larelación precisa entre ambas y demostrar cómo, en un punto crítico, la una se con-vierte en la otra. Este es uno de los conceptos más básicos del pensamiento dialéc-tico, en contraposición al pensamiento meramente formal, y una de sus aporta-ciones más importantes a la ciencia. Sólo ahora se empieza a comprender y valo-rar la visión profunda que proporciona este método, que fue criticado durantemucho tiempo por “místico”. El pensamiento abstracto unilateral, tal y como semanifiesta en la lógica formal, le hizo un flaco favor a la ciencia “excomulgando”la dialéctica. Pero los avances científicos demuestran que, en última instancia, elpensamiento dialéctico está mucho más cerca de los procesos reales de la natura-leza que las abstracciones lineales de la lógica formal.

Es necesario adquirir una comprensión concreta del objeto como un sistemaintegral, y no como fragmentos aislados; con todas sus interconexiones necesa-

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rias, y no fuera de su contexto, como una mariposa clavada en el panel de uncoleccionista; en su vida y movimiento, y no como algo estático y muerto. Esteenfoque está en contradicción abierta con las llamadas “leyes” de la lógica formal,la expresión más absoluta de pensamiento dogmático que nunca se haya concebi-do, una especie de rigor mortis mental. Pero la naturaleza vive y respira, y resis-te tozudamente el acoso del pensamiento formal. A no es igual a A. Las partículassubatómicas son y no son. Los procesos lineales terminan en caos. El todo esmayor que la suma de sus partes. La cantidad se transforma en calidad. La propiaevolución no es un proceso gradual, sino que está interrumpida por saltos y catás-trofes repentinos. ¡Qué le vamos a hacer! Los hechos son los hechos.

Sin abstracción es imposible penetrar el objeto en profundidad, comprender suesencia y las leyes de su movimiento. A través de la abstracción mental somoscapaces de ir más allá de la percepción sensorial, la información inmediata quenos proporcionan nuestros sentidos, e indagar más profundamente. Podemos divi-dir el objeto en sus partes constituyentes, aislarlas y estudiarlas en detalle. Pode-mos llegar a una concepción idealizada y general del objeto como una forma“pura”, despojada de todas sus características secundarias. Esta es la tarea de laabstracción, una etapa totalmente necesaria del proceso de conocimiento.

“El pensamiento”, escribe Lenin, “pasando de lo concreto a lo abstracto—teniendo en cuenta que sea correcto (y Kant, como todos los filósofos, habla depensamiento correcto)— no se aleja de la realidad sino que se acerca. La abstrac-ción de la materia, de una ley de la naturaleza, del valor, etc., en resumen, todaslas abstracciones (correctas, serias, no absurdas) científicas reflejan la naturalezamás profunda, verdadera y completamente. De la percepción viva al pensamientoabstracto, y de éste a la práctica; este es el camino dialéctico del conocimiento dela verdad, del conocimiento de la realidad objetiva”45.

Una de las principales características del pensamiento humano es que no selimita a lo que es, sino que también trata de lo que debe ser. Estamos haciendoconstantemente todo tipo de asunciones lógicas sobre el mundo en que vivimos.Esta lógica no se aprende de los libros, sino que es el producto de un largo pro-ceso de evolución. Experimentos detallados han demostrado que el bebé adquie-re los rudimentos de la lógica a una edad muy temprana, a través de la experien-cia. Razonamos que si algo es cierto, entonces, otra cosa de la que no tenemos evi-dencia inmediata también tiene que ser cierta. Procesos de pensamiento lógico deeste tipo tienen lugar millones de veces en nuestras horas de vigilia sin que nisiquiera seamos conscientes de ello. Adquieren la fuerza de la costumbre, e inclu-so las acciones más simples de la vida no serían posibles sin ellos.

La mayoría de la gente da por supuestas las reglas elementales del pensamien-to. Son una parte familiar de la vida y se reflejan en muchos refranes, como No sepuede hacer una tortilla sin romper los huevos, ¡una lección bastante importante!Llegados a cierto punto, estas reglas se escribieron y sistematizaron. Ése es el ori-

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45. Lenin, Collected Works, vol. 38, p. 171.

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gen de la lógica formal, que como tantas otras cosas hay que atribuir a Aristóte-les. Esto tuvo un enorme valor, ya que sin el conocimiento de las normas ele-mentales de la lógica el pensamiento corre el riesgo de hacerse incoherente. Esnecesario distinguir el blanco del negro y conocer la diferencia entre una afir-mación que es cierta y otra que es falsa. Por lo tanto el valor de la lógica formalno está en discusión. El problema es que las categorías de la lógica formal, dedu-cidas de una cantidad de observaciones y experiencias bastante limitadas, real-mente sólo son válidas dentro de esos límites. De hecho, cubren una gran canti-dad de fenómenos de la vida cotidiana, pero son bastante inadecuadas para tratarcon fenómenos más complejos que impliquen movimiento, turbulencia, contra-dicción y cambio de cantidad en calidad.

En The Origins of Inference (Los orígenes de la inferencia), un interesanteartículo sobre la construcción infantil del mundo publicado en la antologíaMaking Sense, Margaret Donaldson llama la atención sobre uno de los problemasde la lógica ordinaria, su carácter estático:

“La mayoría de las veces el razonamiento verbal trata aparentemente de ‘lascosas tal y como son’ —el mundo visto de manera estática, en un segmento deltiempo—. Y, considerado de esta manera, el universo parece no contener ningunaincompatibilidad: las cosas son tal como son. Ese objeto de allí es un árbol; esa tazaes azul; ese hombre es más alto que aquel. Por supuesto que estos estados de lascosas excluyen otras posibilidades infinitas, pero, ¿cómo nos hacemos conscientesde ello? ¿Cómo surge en nuestra mente esta idea de incompatibilidad? Desdeluego, no directamente de nuestras impresiones de ‘las cosas tal y como son”.

La misma obra plantea correctamente que el proceso de conocimiento no espasivo, sino activo: “No nos quedamos sentados pasivamente esperando que elmundo estampe su ‘realidad’ en nosotros. En lugar de eso, tal y como ahora sereconoce ampliamente, conseguimos mucho de nuestro conocimiento más básicoa través de nuestras acciones”46.

El pensamiento humano es esencialmente concreto. La mente no asimila confacilidad conceptos abstractos. Nos sentimos más cómodos con lo que tenemosdelante de nuestros ojos o, por lo menos, con cosas que se pueden representar demanera concreta. Es como si la mente necesitase una muleta en forma de imáge-nes. Sobre esto, Margaret Donaldson resalta que “incluso los niños de preescolara menudo pueden razonar correctamente sobre acontecimientos que ocurren encuentos. No obstante, cuando pasamos más allá de los límites del sentido huma-no se produce una notable diferencia. El pensamiento que va más allá de estoslímites, de tal manera que ya no opera dentro de un contexto de apoyo de aconte-cimientos comprensibles, a menudo se denomina formal o abstracto”47.

Por lo tanto, el proceso inicial va de lo concreto a lo abstracto. Se desmiem-bra y analiza el objeto para obtener un conocimiento detallado de sus partes. Pe-

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46. M. Donaldson, Making Sense, pp. 98-99.47. M. Donaldson, Children’s Minds, p. 76.

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ro esto encierra peligros. Las partes aisladas no se pueden entender correctamen-te al margen de su relación con el todo. Es necesario volver al objeto como unsistema integral y entender la dinámica subyacente que lo condiciona como untodo. De esta manera, el proceso de conocimiento vuelve de lo abstracto a lo con-creto. Esta es la esencia del método dialéctico, que combina análisis y síntesis,inducción y deducción.

La estafa del idealismo se deriva de una comprensión incorrecta del carácterde la abstracción. Lenin señala que la posibilidad del idealismo es inherente a todaabstracción. El concepto abstracto de una cosa se contrapone artificialmente a lacosa en sí. No sólo se supone que tiene una existencia propia, sino que se afirmaque es superior a la realidad material. Se presenta lo concreto como si de algunamanera fuera defectuoso, imperfecto e impuro, a diferencia de la Idea, que es per-fecta, absoluta y pura. De esta manera se pone la realidad patas arriba.

La capacidad de pensar abstractamente es una conquista colosal del intelectohumano. No sólo la ciencia “pura”, también la ingeniería sería imposible sin elpensamiento abstracto, que nos eleva por encima de la realidad inmediata y fini-ta del ejemplo concreto y da al pensamiento un carácter universal. El repudio delpensamiento abstracto y de la teoría indica un tipo de mentalidad estrecha y filis-tea que imagina ser “práctica”, pero que en realidad es impotente. En última ins-tancia, los grandes avances en la teoría llevan a grandes avances en la práctica. Sinembargo, todas las ideas se derivan de una u otra manera del mundo físico y, enúltima instancia, se aplican de nuevo a éste. La validez de cualquier teoría, anteso después, se tiene que demostrar en la práctica.

En los últimos años ha habido una sana reacción contra el reduccionismo me-cánico, contraponiéndole la necesidad de un punto de vista holístico de la cien-cia. El término holístico es desafortunado debido a sus connotaciones místicas.Sin embargo, al intentar ver las cosas en sus movimientos e interconexiones, lateoría del caos sin duda se acerca a la dialéctica. La relación real entre la lógicaformal y la dialéctica es la que hay entre un tipo de pensamiento que toma lascosas por separado y las observa por separado, y el que es capaz de volver a unir-las y hacerlas funcionar de nuevo. Si el pensamiento tiene que tener una corres-pondencia con la realidad, debe ser capaz de comprenderla como un todo vivien-te, con todas sus contradicciones.

¿QUÉ ES UN SILOGISMO?

“El pensamiento lógico, el pensamiento lógico formal en general”, dice Trotsky,“está construido sobre la base de un método deductivo, que procede de un silo-gismo más general a través de un número de premisas para llegar a la conclusiónnecesaria. Tal cadena de silogismos se llama sorites”48.

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48. Trotsky, Escritos 1939-40, vol. 2, p. 536.

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Aristóteles fue el primero en escribir una explicación completa tanto de ladialéctica como de la lógica formal como métodos de razonamiento. El objetivode la lógica formal era proporcionar un punto de referencia para distinguir argu-mentos válidos de los que no lo eran. Esto lo hizo en forma de silogismos. Exis-ten diferentes tipos de silogismos, que en realidad son variaciones sobre elmismo tema.

Aristóteles, en su Organon, establece diez categorías (sustancia, cantidad,calidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción, pasión) que forman labase de la lógica dialéctica, a la que más tarde Hegel dio expresión completa. Fre-cuentemente se ignora este aspecto del trabajo de Aristóteles sobre la lógica. Ber-trand Russell, por ejemplo, considera que estas categorías no tienen sentido. Peroen la medida en que los positivistas lógicos, como el propio Russell, han descar-tado prácticamente toda la historia de la filosofía (con la excepción de algunosretales que coinciden con sus dogmas) considerándola “sin sentido”, esto notendría que sorprendernos ni preocuparnos mucho.

El silogismo es un método de razonamiento lógico que se puede describir demuchas maneras. Aristóteles lo describe de la siguiente: “Un discurso en el que,habiendo afirmado ciertas cosas, se deduce necesariamente de su ser otra cosadiferente de lo afirmado”. La definición más simple nos la da A. A. Luce: “Unsilogismo es una tríada de proposiciones conectadas, relacionadas de tal formaque una de ellas, llamada conclusión, se deduce necesariamente de las otras dos,llamadas premisas”49.

Los escolásticos medievales centraron su atención en este tipo de lógica for-mal, desarrollada por Aristóteles en sus Analíticos primeros y segundos, y en esaforma la Edad Media nos legó la lógica aristotélica. En la práctica, el silogismo secompone de dos premisas y una conclusión. El sujeto se encuentra en una de laspremisas y el predicado de la conclusión en la otra, junto a un tercer término(medio) que se encuentra en ambas premisas pero no en la conclusión. El predi-cado de la conclusión es el término mayor; la premisa que lo contiene es la pre-misa mayor; el sujeto de la conclusión es el término menor; y la premisa que locontiene es la premisa menor. Por ejemplo:

a) Todos los hombres son mortales. (Premisa mayor)b) César es un hombre. (Premisa menor)c) Por lo tanto, César es mortal. (Conclusión)

Esto se denomina declaración afirmativa categórica. Da la impresión de seruna secuencia lógica de argumentación en la que cada estadio se deduce inexo-rablemente del anterior. Pero en realidad no es así porque “César” ya está inclui-do en “todos los hombres”. Kant, como Hegel, consideraba el silogismo (esa“doctrina tediosa” como él la llamó) con desprecio. Para él no era “más que un

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49. A. A. Luce, op. cit., p. 83.

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artificio”50 en el que las conclusiones ya se habían introducido subrepticiamenteen las premisas para dar una falsa apariencia de razonamiento.

Otro tipo de silogismo tiene forma condicional (si... entonces), por ejemplo:“Si un animal es un tigre, entonces es carnívoro”. Es otra forma de decir lo mismoque la declaración afirmativa categórica, es decir, “todos los tigres son carní-voros”. Lo mismo con respecto a su forma negativa: “Si es un pez, no es unmamífero” es sólo otra manera de decir “ningún pez es mamífero”. La diferenciaformal esconde el hecho de que realmente no hemos avanzado un solo paso.

Lo que esto revela realmente son las conexiones internas entre las cosas nosólo en el pensamiento, sino también en el mundo real. A y B están relacionadasde cierta manera con C (el medio) y la premisa, por lo tanto están relacionadasentre sí en la conclusión. Con gran perspicacia y profundidad, Hegel demostróque lo que el silogismo mostraba era la relación de lo particular con lo universal.En otras palabras, que el silogismo en sí mismo es un ejemplo de la unidad decontrarios, la contradicción por excelencia, y que en realidad todas las cosas sonun “silogismo”.

La época de mayor esplendor del silogismo fue la Edad Media, cuando losescolásticos dedicaban toda su vida a discusiones interminables sobre todo tipo deoscuras cuestiones teológicas, como el sexo de los ángeles. Las construccioneslaberínticas de la lógica formal hacían parecer que estaban realmente inmersos enuna discusión muy profunda, cuando en realidad no estaban discutiendo nada. Larazón de esto reside en la propia naturaleza de la lógica formal. Como su nombresugiere, se trata de la forma; el contenido no cuenta para nada. Éste es precisa-mente su principal defecto, su talón de Aquiles.

Al llegar el Renacimiento, un nuevo despertar del espíritu humano, la insatis-facción con la lógica aristotélica era generalizada. Hubo una creciente reaccióncontra Aristóteles, que realmente no era justa con este gran pensador, pero sedebió a que la Iglesia Católica había suprimido todo lo que valía la pena de su filo-sofía, conservando solamente una caricatura inanimada. Para Aristóteles, el silo-gismo era sólo una parte del proceso de razonamiento, y no necesariamente la másimportante. Aristóteles también escribió sobre la dialéctica, pero este aspecto fueolvidado. Se privó a la lógica de toda vida y se la convirtió, en palabras de Hegel,en “los huesos sin vida de un esqueleto”.

La repulsa contra este formalismo inerte tuvo su reflejo en el movimientohacia el empirismo, que dio un enorme impulso a la investigación científica y elexperimento. Sin embargo, no es posible dejar al margen todas las formas depensamiento, y el empirismo llevaba desde el principio la semilla de su propiadestrucción. La única alternativa viable a métodos inadecuados e incorrectos derazonamiento es desarrollar métodos adecuados y correctos.

A finales de la Edad Media, el silogismo estaba desacreditado en todas partes.Rabelais, Petrarca y Montaigne, todos lo ridiculizaban. Pero seguía arrastrándose,

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50. Kant, Critique of Pure Reason, p. 99, nota al pie.

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especialmente en los países católicos, que no habían sido afectados por la brisafresca de la Reforma. A finales del siglo XVIII, la lógica estaba en tan mal esta-do que Kant se sintió obligado a lanzar una crítica general a las viejas formas depensamiento en su Crítica de la razón pura.

Hegel fue el primero en someter las leyes de la lógica formal a un análisis crí-tico completo. Al hacerlo estaba completando el trabajo que Kant había empeza-do. Pero mientras que Kant sólo mostró las deficiencias y contradicciones inhe-rentes a la lógica tradicional, Hegel fue mucho más allá, desarrollando un méto-do totalmente diferente a la lógica, un método dinámico que incluía el movimien-to y la contradicción, que la lógica formal es incapaz de tratar.

¿ENSEÑA LA LÓGICA A PENSAR?

La dialéctica no pretende enseñar a la gente a pensar. Esta es la pretensión de lalógica formal, a lo que Hegel replicó irónicamente que la lógica no te enseña apensar, ¡de la misma manera que la fisiología no te enseña a digerir! Los hom-bres y mujeres pensaban, e incluso pensaban dialécticamente, mucho antes deque hubiesen oído hablar de la lógica. Las categorías de la lógica, y también dela dialéctica, se deducen de la experiencia real. A pesar de todas sus pretensio-nes, las categorías de la lógica formal no están por encima del mundo de la rea-lidad material, sino que sólo son abstracciones vacías tomadas de la realidadentendida de una manera unilateral y estática, y posteriormente aplicadas arbi-trariamente de nuevo a la realidad.

En contraste, la primera ley del método dialéctico es objetividad absoluta.Lo importante es descubrir las leyes del movimiento de un fenómeno dado,estudiándolo desde todos los puntos de vista. El método dialéctico es de granvalor a la hora de aproximarse correctamente a las cosas, evitando disparatesfilosóficos elementales y construyendo hipótesis científicas sólidas. A la vistade la increíble cantidad de misticismo que ha surgido a partir de hipótesis arbi-trarias, sobre todo en la física teórica, ¡no es una ventaja secundaria! Pero elmétodo dialéctico siempre busca derivar sus categorías de un estudio cuidado-so de los hechos y los procesos, no introducir los hechos en una camisa de fuer-za preconcebida:

“Todos admitimos”, escribió Engels, “que en todos los campos de la ciencia,tanto en las naturales como en la histórica, hay que partir de los hechos dados, ypor lo tanto, en las ciencias naturales, de las distintas formas materiales y las di-versas formas de movimiento de la materia; que, por consiguiente, tampoco en lasciencias sociales hay que encajar las interrelaciones en los hechos, sino que es pre-ciso descubrirlas en ellos, y cuando se las descubre, verificarlas, hasta donde seaposible, por medio de la experimentación”51.

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51. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 47.

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La ciencia se basa en la búsqueda de leyes generales que puedan explicar elfuncionamiento de la naturaleza. Tomando la experiencia como punto de partida,no se limita a una mera recopilación de hechos, sino que intenta generalizar,yendo de lo particular a lo universal. La historia de la ciencia se caracteriza porun proceso cada vez más profundo de aproximación. Cada vez nos acercamos mása la verdad, sin llegar nunca a conocer toda la verdad. En última instancia, la prue-ba de la verdad científica es el experimento. “El experimento”, dice Feynman, “esel único juez de la ‘verdad’ científica”52.

La validez de las formas de pensamiento depende en última instancia de si secorresponden con la realidad del mundo físico. Esto no se puede establecer a prio-ri, tiene que demostrarse a través de la experimentación y la observación. La lógi-ca formal, en contraste con todas las ciencias naturales, no es empírica. La cien-cia deriva sus datos de la observación del mundo real. La lógica se supone que esapriorística, a diferencia de todas las materias de que se ocupa. Existe una con-tradicción flagrante entre forma y contenido. La lógica no se deriva del mundoreal, pero sin embargo se aplica constantemente a los fenómenos de éste. ¿Cuál esla relación entre ambos lados?

Hace tiempo que Kant planteó que las formas de la lógica formal deben re-flejar la realidad objetiva o, de lo contrario, no tendrán sentido en absoluto:

“Cuando tenemos razones para considerar un juicio como necesariamenteuniversal (...) también debemos considerarlo objetivo, es decir, que no expresemeramente una referencia de nuestra percepción de un sujeto, sino una cualidaddel objeto. Porque no habría ninguna razón para que los juicios de otros hombrescoincidiesen necesariamente con el mío, a no ser la unidad del objeto al quetodos ellos se refieren y con el que están de acuerdo; de aquí que todos debanestar de acuerdo entre ellos”53.

Esta idea fue posteriormente desarrollada por Hegel, desbrozando las ambi-güedades de la teoría del conocimiento y la lógica kantianas, y finalmente Marxy Engels la pusieron sobre cimientos sólidos:

“Los esquemas lógicos no pueden referirse sino a formas de pensamiento;pero aquí no se trata sino de las formas del ser, del mundo externo, y el pensa-miento no puede jamás obtener e inferir esas formas de sí mismo, sino sólo delmundo externo. Con lo que se invierte enteramente la situación: los principios noson el punto de partida de la investigación, sino su resultado final, y no se apli-can a la naturaleza y a la historia humana, sino que se abstraen de ellas; no sonla naturaleza ni el reino del hombre los que se rigen según los principios, sinoque éstos son correctos en la medida en que concuerdan con la naturaleza y conla historia”54.

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52. Feynman, op. cit., capítulo 1, p. 2.53. Kant, Prolegomena za emer jeden künftigen Metaphysik, citado en E. V. Iyenkov, Dialectical

Logic, p. 90.54. Engels, Anti-Dühring, p. 36.

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LOS LÍMITES DE LA LEY DE LA IDENTIDAD

Es sorprendente que las leyes básicas de la lógica formal, elaboradas por Aristó-teles, se hayan mantenido esencialmente inmutables durante más de dos mil años.En ese período hemos presenciado un proceso continuo de cambio en todas lasesferas de la ciencia, la tecnología y el pensamiento. Y, sin embargo, los científi-cos se han contentado con utilizar básicamente las mismas herramientas meto-dológicas que utilizaban los escolásticos medievales en los días en que la cienciaestaba todavía al nivel de la alquimia.

Dado el papel central de la lógica formal en el pensamiento occidental, sor-prende la poca atención prestada a su contenido real, significado e historia. Nor-malmente se toma como algo dado, evidente por sí mismo y eternamente inmu-table; o se presenta como una útil convención sobre la que la gente razonable sepone de acuerdo para facilitar el pensamiento y el discurso, un poco como cuan-do la gente de círculos sociales educados se pone de acuerdo sobre las buenasmaneras en la mesa. Se plantea la idea de que las leyes de la lógica formal sonconstrucciones totalmente artificiales, construidas por los lógicos, en la creenciade que alguna aplicación tendrán, que revelarán alguna que otra verdad en algúncampo del pensamiento. Pero, ¿por qué las leyes de la lógica han de guardar rela-ción con algo si sólo son construcciones abstractas, arbitrariedades imaginariasde la mente?

Sobre esto ironiza Trotsky: “Decir que las personas han llegado a un acuerdosobre el silogismo es casi como decir, o más exactamente es lo mismo, que lagente llegó al acuerdo de tener fosas en las narices. El silogismo es un productoobjetivo del desarrollo orgánico, es decir, del desarrollo biológico, antropológicoy social de la humanidad, igual que lo son nuestros diversos órganos, entre ellosnuestro órgano del olfato”.

En realidad, la lógica formal se deriva en última instancia de la experiencia,de la misma manera que cualquier otra forma de pensamiento. A partir de la expe-riencia, los seres humanos sacan una serie de conclusiones que aplican a su vidacotidiana. Esto es aplicable incluso a los animales, aunque a otro nivel: “El pollosabe que el grano es en general útil, necesario y sabroso. Reconoce un granodeterminado —el de trigo— con el que está familiarizado, y de allí extrae unaconclusión lógica por medio de su pico. El silogismo de Aristóteles es sólo unaexpresión articulada de estas conclusiones mentales elementales que observamosa cada paso entre los animales”55.

Trotsky dijo en una ocasión que la relación entre la lógica formal y la dialéc-tica era similar a la relación entre las matemáticas elementales y superiores. Lasunas no niegan a las otras y siguen siendo válidas dentro de unos determinadoslímites. De manera parecida, las leyes de Newton, que dominaron la ciencia du-rante cien años, demostraron ser falsas en el mundo de las partículas subatómi-

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55. Trotsky, Escritos 1939-40, vol. 2, pp. 535-36.

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cas. Más correctamente, la mecánica clásica, criticada por Engels, demostró serunilateral y de aplicación limitada.

“La dialéctica”, escribe Trotsky, “no es ficción ni misticismo, sino la cienciade las formas de nuestro pensamiento, en la medida en que éste no se limita a losproblemas cotidianos de la vida y trata de llegar a una comprensión de procesosmás amplios y complicados”56.

El método más común de la lógica formal es la deducción, que intenta esta-blecer la verdad de sus conclusiones a través de dos condiciones: la conclusióntiene que emanar de las premisas y las premisas tienen que ser ciertas. Si se cum-plen las dos, se dice que el argumento es válido. Todo esto es muy reconfortante.Nos encontramos en el reino familiar y seguro del sentido común: verdadero ofalso, sí o no. Tenemos los pies firmemente en el suelo. Parece que estamos enposesión de “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”. No hay nadamás que decir. ¿O sí?

Estrictamente hablando, desde el punto de vista de la lógica formal, es indi-ferente si las premisas son ciertas o no. En la medida en que la conclusión seextraiga correctamente de sus premisas, se dice que la inferencia es deductiva-mente válida. Lo importante es distinguir entre inferencias válidas y no válidas.Así, desde el punto de vista de la lógica formal, la siguiente afirmación esdeductivamente válida: “Todos los científicos tienen dos cabezas. Einstein era uncientífico. Por lo tanto, Einstein tenía dos cabezas”. La validez de la inferencia nodepende del sujeto en lo más mínimo. De esta manera la forma se eleva por enci-ma del contenido.

En la práctica, por supuesto, cualquier método de razonamiento que no de-mostrase la validez de sus premisas sería peor que inútil. Se tiene que demostrarque las premisas son ciertas. Pero esto nos lleva a una contradicción. El procesode validación de un juego de premisas nos plantea automáticamente un nuevojuego de preguntas que a su vez hay que validar. Como planteó Hegel, cada pre-misa da lugar a un nuevo silogismo, y así hasta el infinito. Lo que parecía ser muysimple resulta ser extremadamente complejo y contradictorio.

La mayor contradicción reside en la propia premisa fundamental de la lógicaformal. Al tiempo que exige que todas las demás cosas bajo el Sol se justifiquenante la Corte Suprema del Silogismo, la lógica se ve totalmente confundida cuan-do se le pide que justifique sus propios presupuestos. De repente pierde todas susfacultades críticas y recurre a apelar a la creencia, al sentido común, a lo “obvio”o a la cláusula de escapatoria filosófica final: a priori. El hecho es que los lla-mados axiomas de la lógica son reglas no demostradas. Se toman como punto departida para deducir más reglas (teoremas), exactamente igual que en la geo-metría clásica, en la que se parte de los principios de Euclides. Se asume que soncorrectos sin ningún tipo de demostración, es decir, simplemente tenemos quehacer un acto de fe.

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56. Trotsky, En defensa del marxismo, p. 55. El subrayado es nuestro.

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Pero, ¿y si resultase que los axiomas básicos de la lógica formal fueran fal-sos? Entonces estaríamos en la misma posición que cuando le dábamos al pobreEinstein una cabeza adicional. ¿Es posible que sean defectuosas las leyes eter-nas de la lógica? Examinémoslo más de cerca. Las leyes básicas de la lógica for-mal son:

1) Ley de la identidad (“A” = “A”)2) Ley de la contradicción (“A” no es igual a “no A”)3) Ley del medio excluido (“A” no es igual a “B”)

A primera vista parecen eminentemente sensatas. ¿Cómo se pueden poner enduda? Pero si las vemos más de cerca podemos observar que están llenas de pro-blemas y contradicciones de carácter filosófico. En Ciencia de la Lógica, Hegelplantea un análisis exhaustivo de la ley de la identidad, demostrando que es uni-lateral y, por tanto, incorrecta.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que esa apariencia de una cadena derazonamiento en la que necesariamente un paso sigue al otro es totalmente iluso-ria. La ley de la contradicción simplemente plantea la ley de la identidad de mane-ra negativa. Y lo mismo se puede decir de la ley del medio excluido. Todo lo quetenemos aquí es una repetición de la primera ley de diferentes maneras. Todo sesustenta sobre la ley de la identidad (A = A). A primera vista es incontrovertibley, por lo tanto, fuente de todo pensamiento racional. Es la vaca sagrada de la lógi-ca y no se puede poner en duda. Y sin embargo se puso en duda, y por una de lasmentes más grandes de todos los tiempos.

El traje nuevo del emperador es un cuento de Hans Christian Andersen en elque un embaucador le vende a un emperador bastante tonto un traje nuevo quesupuestamente es muy bonito pero invisible. El crédulo emperador se pasea consu traje nuevo, del que todos dicen que es magnífico, hasta que un niño dice queel emperador va totalmente desnudo. Hegel prestó un servicio similar a la filosofíacon su crítica a la lógica formal. Los defensores de ésta jamás se lo perdonarán.

La llamada ley de la identidad es en realidad una tautología. Paradójicamen-te, en la lógica tradicional esto siempre se consideraba como uno de los erroresmás evidentes que se podía cometer al definir un concepto. Es una definición queno se sostiene lógicamente, que simplemente repite en otras palabras lo que yaestá en la parte que hay que definir. Vamos a poner un ejemplo. Un maestro lepregunta al alumno qué es un gato, y el alumno le responde orgullosamente queun gato es... un gato. Esta respuesta no se consideraría muy inteligente y el alum-no sería enviado inmediatamente al fondo de la clase. Después de todo, se supo-ne que una definición tiene que decir algo, y ésa no dice nada de nada. Sinembargo, esa poco brillante definición escolar de un cuadrúpedo felino expresaperfectamente en todo su esplendor la ley de la identidad, considerada durantemás de veinte siglos por los profesores más sobresalientes como la verdad filosó-fica más profunda.

108 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

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Todo lo que la ley de la identidad nos dice sobre algo es que es. No avanza-mos un solo paso más allá. Nos quedamos en el nivel de la abstracción general yvacía. No aprendemos nada de la realidad concreta del objeto a estudiar, sus pro-piedades, sus relaciones. Un gato es un gato, yo soy yo, tú eres tú, la naturalezahumana es la naturaleza humana, las cosas son como son. Es evidente que estasafirmaciones son totalmente vacuas. Son la expresión consumada del pensamientoformal, unilateral y dogmático.

Entonces, ¿la ley de la identidad no es válida? No del todo. Tiene sus aplica-ciones, pero de un alcance mucho más limitado de lo que se podría pensar. Lasleyes de la lógica formal pueden ser útiles para clarificar, analizar, etiquetar, cata-logar, definir ciertos conceptos. Son válidas para los fenómenos normales y sim-ples de cada día. Pero cuando tratamos con fenómenos más complejos, que im-plican movimiento, saltos bruscos, cambios cualitativos, se vuelven totalmenteinadecuadas. El siguiente extracto de Trotsky resume brillantemente la líneaargumental de Hegel sobre la ley de la identidad:

“Trataré aquí de esbozar lo esencial del problema en forma muy concisa. Lalógica aristotélica del silogismo simple parte de la premisa de que ‘A es igual aA’. Este postulado se acepta como axioma para una cantidad de acciones huma-nas prácticas y de generalizaciones elementales. Pero en realidad ‘A no es iguala A’. Esto es fácil de demostrar si observamos estas dos letras bajo una lente:son completamente diferentes. Pero, se podrá objetar, no se trata del tamaño ode la forma de las letras, dado que ellas son solamente símbolos de cantidadesiguales, por ejemplo de una libra de azúcar. La objeción no es valedera; en rea-lidad, una libra de azúcar nunca es igual a una libra de azúcar: una balanza deprecisión descubriría siempre la diferencia. Nuevamente se podría objetar: sinembargo una libra de azúcar es igual a sí misma. Tampoco esto es verdad: todoslos cuerpos cambian constantemente de peso, color, etc. Nunca son iguales a símismos. Un sofista contestará que una libra de azúcar es igual a sí misma ‘enun momento dado’. Fuera del valor práctico extremadamente dudoso de este‘axioma’, tampoco soporta una crítica teórica. ¿Cómo concebimos realmente lapalabra ‘momento’? Si se trata de un intervalo infinitesimal de tiempo, enton-ces una libra de azúcar está sometida durante el transcurso de ese ‘momento’ acambios inevitables. ¿O ese ‘momento’ es una abstracción puramente matemá-tica, es decir, un tiempo cero? Pero todo existe en el tiempo y la existenciamisma es un proceso ininterrumpido de transformación; el tiempo es, en conse-cuencia, un elemento fundamental de la existencia. De este modo, el axioma ‘Aes igual a A’ significa que una cosa es igual a sí misma si no cambia, es decir, sino existe.

“A primera vista, podría parecer que estas ‘sutilezas’ son inútiles. En realidad,tienen decisiva importancia. El axioma ‘A es igual a A’ es a un mismo tiempopunto de partida de todos nuestros conocimientos y punto de partida de todos loserrores de nuestro conocimiento. Sólo dentro de ciertos límites se lo puede utili-zar con uniformidad. Si los cambios cuantitativos que se producen en A carecen

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de importancia para la cuestión que tenemos entre manos, entonces podemos pre-sumir que ‘A es igual a A’. Este es, por ejemplo, el modo con que vendedor ycomprador consideran una libra de azúcar. De la misma manera consideramos latemperatura del Sol. Hasta hace poco considerábamos de la misma manera elvalor adquisitivo del dólar. Pero cuando los cambios cuantitativos sobrepasanciertos límites se convierten en cambios cualitativos. Una libra de azúcar someti-da a la acción del agua o del queroseno deja de ser una libra de azúcar. Un dólaren manos de un presidente deja de ser un dólar. Determinar en el momento pre-ciso el punto crítico en el que la cantidad se trasforma en calidad, es una de lastareas más difíciles o importantes en todas las esferas del conocimiento, incluidala sociología (...).

“Con respecto al pensamiento vulgar, el pensamiento dialéctico está en lamisma relación que una película cinematográfica con una fotografía inmóvil. Lapelícula no invalida la fotografía inmóvil, sino que combina una serie de ellas deacuerdo a las leyes del movimiento. La dialéctica no niega el silogismo, sino quenos enseña a combinar los silogismos en forma tal que nos lleve a una compren-sión más certera de la realidad eternamente cambiante. Hegel, en su Lógica, esta-bleció una serie de leyes: cambio de cantidad en calidad, desarrollo a través delas contradicciones, conflictos entre el contenido y la forma, interrupción de lacontinuidad, cambio de posibilidad en inevitabilidad, etc., que son tan impor-tantes para el pensamiento teórico como el silogismo simple para las tareas máselementales”57.

Lo mismo sucede con la ley del medio excluido, que plantea que es nece-sario afirmar o negar, que una cosa tiene que ser blanca o negra, que tiene queestar viva o muerta, que tiene que ser A o B. No puede ser dos cosas al mismotiempo. En la vida cotidiana podemos darla por buena. De hecho, sin estaafirmación, el pensamiento claro y consistente sería imposible. Sin embargo, loque parecen errores insignificantes en la teoría, más pronto o más tarde semanifestarán en la práctica, a menudo con resultados desastrosos. De la mismamanera, una grieta del tamaño de un pelo en el ala de un avión puede parecerinsignificante y, de hecho, a pequeñas velocidades puede pasar inadvertida.Pero a grandes velocidades, ese pequeño defecto puede provocar una catástro-fe. En el Anti-Dühring, Engels explica las deficiencias de la llamada ley delmedio excluido:

“Para el metafísico, las cosas y sus imágenes mentales, los conceptos, son ob-jetos de investigación dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sinnecesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos. El metafísico piensa se-gún rudas contraposiciones sin mediación: su lenguaje es ‘sí, sí’ y ‘no, no’, quetodo lo que pasa de eso del mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o noexiste: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diverso. Lopositivo y lo negativo se excluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa

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57. Ibíd., pp. 25-28.

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y el efecto se encuentran del mismo modo en rígida contraposición. Este modode pensar nos resulta a primera vista muy plausible porque es el del llamado sanosentido común. Pero el sano sentido común, por apreciable compañero que seaen el doméstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventu-ras en cuanto se arriesga por el ancho mundo de la investigación, y el modometafísico de pensar, aunque también está justificado y es hasta necesario en esosanchos territorios, de diversa extensión según la naturaleza de la cosa, tropiezasin embargo siempre, antes o después, con una barrera más allá de la cual se haceunilateral, limitado, abstracto, y se pierde en irresolubles contradicciones, porqueatendiendo a las cosas pierde su conexión, atendiendo a su ser pierde su deveniry su perecer, atendiendo a su reposo se olvida de su movimiento: porque losárboles no le dejan ver el bosque. Para casos cotidianos sabemos, por ejemplo, ypodemos decir con seguridad si un animal existe o no existe; pero si llevamos acabo una investigación más detallada, nos damos cuenta de que un asunto así esa veces sumamente complicado, como saben muy bien, por ejemplo, los juristasque en vano se han devanado los sesos por descubrir un límite racional a partirdel cual la muerte dada al niño en el seno materno sea homicidio; no menosimposible es precisar el momento de la muerte, pues la fisiología enseña que lamuerte no es un acaecimiento instantáneo y dado de una vez, sino un proceso demucha duración.

“Del mismo modo es todo ser orgánico en cada momento el mismo y no lo es;en cada momento está elaborando sustancia tomada de fuera y eliminando otra; entodo momento mueren células de su cuerpo y se forman otras nuevas; tras untiempo más o menos largo, la materia de ese cuerpo se ha quedado completamenterenovada, sustituida por otros átomos de materia, de modo que todo ser organiza-do es al mismo tiempo él mismo y otro diverso”58.

La relación entre la dialéctica y la lógica formal se puede comparar con la re-lación entre las mecánicas cuántica y clásica. No se contradicen, sino que se com-plementan. Las leyes de la mecánica clásica siguen siendo válidas para una grancantidad de operaciones, pero no sirven para el mundo subatómico, con cantida-des infinitesimalmente pequeñas y velocidades tremendas. De manera parecida,Einstein no sustituyó a Newton, simplemente puso al descubierto los límites másallá de los cuales no se podía aplicar el sistema newtoniano.

Igualmente, la lógica formal (que ha alcanzado el grado de prejuicio popularen forma de “sentido común”) sigue siendo válida para toda una serie de expe-riencias diarias. Sin embargo, las leyes de la lógica formal, que parten de una vi-sión esencialmente estática de las cosas, inevitablemente dejan de ser válidascuando se trata de fenómenos cambiantes, más complejos. Utilizando el lengua-je de la teoría del caos, las ecuaciones “lineales” de la lógica formal no puedenaplicarse a los procesos turbulentos que se pueden observar en la naturaleza, lasociedad y la historia. Sólo se les puede aplicar el método dialéctico.

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58. Engels, Anti-Dühring, p. 22.

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LA LÓGICA Y EL MUNDO SUBATÓMICO

Otros filósofos que están muy lejos del punto de vista dialéctico han comprendidolas deficiencias de la lógica formal. La ciencia necesita un marco filosófico que lepermita valorar sus resultados y que guíe sus pasos a través de la masa confusa dehechos y estadísticas, como el hilo de Ariadna en el Laberinto. Los simples lla-mamientos al “sentido común” o a los “hechos” no son suficientes.

El pensamiento silogístico, el método deductivo abstracto, pertenece a la tra-dición francesa, especialmente desde Descartes. La tradición inglesa es total-mente diferente, fuertemente influida por el empirismo y el razonamiento induc-tivo. Desde Gran Bretaña, esta escuela de pensamiento fue exportada a EstadosUnidos, donde echó raíces profundas. Así, el método de pensamiento deductivoformal no era característico de la tradición intelectual anglosajona. “Por el con-trario”, escribió Trotsky, “es posible decir que este [escuela de] pensamiento sedistingue por un desprecio empírico soberano por el silogismo puro, lo que noimpidió a los ingleses hacer conquistas colosales en muchas esferas de la inves-tigación científica. Bien pensado, es imposible no llegar a la conclusión de queel desprecio empírico por el silogismo es una forma primitiva de pensamientodialéctico”.

Históricamente, el empirismo ha jugado un papel positivo (la lucha contra lareligión y el dogmatismo medieval) y otro negativo (una interpretación demasia-do estrecha del materialismo, resistencia a generalizaciones teóricas amplias). Lafamosa afirmación de Locke de que no hay nada en el intelecto que no se derivede los sentidos contiene el germen de una idea profundamente correcta pero pre-sentada de forma unilateral, que puede tener, y tuvo, las consecuencias más dañi-nas sobre el desarrollo futuro de la filosofía. Justo antes de su asesinato, Trotskyescribió sobre ello:

“No sabemos nada del mundo excepto lo que se nos da a través de la expe-riencia. Esto es correcto si no se entiende la experiencia en el sentido de testi-monio directo de nuestros cinco sentidos individuales. Si reducimos la cuestión ala experiencia en el estrecho sentido empírico, entonces nos es imposible llegar aningún juicio sobre el origen de las especies o, menos aún, sobre la formación dela corteza terrestre. Decir que la base de todo es la experiencia significa decirmucho o no decir absolutamente nada. La experiencia es la interrelación activaentre el sujeto y el objeto. Analizarla fuera de esta categoría, es decir, fuera delmedio material objetivo del investigador, que se le contrapone y que desde otropunto de vista es parte de este medio, significa disolver la experiencia en una uni-dad informe donde no hay ni objeto ni sujeto, sino sólo la mística fórmula de laexperiencia. Un ‘experimento’ o ‘experiencia’ de este tipo es propio sólo de unbebé en el útero de su madre, pero desgraciadamente ese bebé no tiene la opor-tunidad de compartir las conclusiones científicas de su experimento”59.

112 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

59. Trotsky, Escritos 1939-40, vol. 2, pp. 536-37 y 539.

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El principio de incertidumbre de la mecánica cuántica no se puede aplicar alos objetos ordinarios, sólo a los átomos y partículas subatómicas. Las partículassubatómicas se rigen por leyes diferentes a las del mundo “ordinario”. Se mue-ven a velocidades increíbles, 1.500 metros por segundo, por ejemplo. Se puedendesplazar en diferentes direcciones al mismo tiempo. En estas condiciones, lasformas de pensamiento que se aplican a la experiencia diaria dejan de ser váli-das. La lógica formal es inútil. Sus categorías (blanco o negro, sí o no, lo tomaso lo dejas) no tienen ningún punto de contacto con esta realidad fluida, inestabley contradictoria. Todo lo que podemos decir es que éste y ése movimiento sonprobables, con un número infinito de posibilidades. Lejos de seguir las premisasde la lógica formal, la mecánica cuántica viola la ley de la identidad afirmandola “no individualidad” de las partículas. La ley de la identidad no se puede apli-car a este nivel porque no se puede fijar la “identidad” de las partículas indivi-duales. De ahí la larga controversia entre “onda” y “partícula”. ¡No podía serambas cosas! Aquí A resulta ser no A y, de hecho, A puede ser B. De ahí la im-posibilidad de fijar la posición y velocidad de un electrón a la manera absoluta yconcreta de la lógica formal. Este es un problema serio para la lógica formal y el“sentido común”, pero no para la dialéctica o la mecánica cuántica. Un electróntiene las cualidades de una onda y de una partícula, y esto se ha demostrado ex-perimentalmente.

En 1932, Heisenberg sugirió que los protones se mantenían unidos por lo queél llamó la fuerza de intercambio. Esto implicaba que protones y neutrones esta-ban cambiando constantemente de identidad. Cualquier partícula dada está en unestado constante de flujo, cambiando de protón a neutrón, y viceversa. Sólo deesta manera se mantiene unido el núcleo. Antes de que un protón pueda ser repe-lido por otro protón, se convierte en un neutrón, y a la inversa. Este proceso en elque las partículas se convierten en su contrario tiene lugar de manera ininterrum-pida, de tal manera que es imposible decir en un momento determinado si unapartícula es un protón o un neutrón. De hecho es ambos: es y no es.

El intercambio de identidades entre electrones no significa un mero cambiode posición. Es un proceso mucho más complejo en el que el electrón a interpe-netra con el electrón b para crear una mezcla de, digamos, 60% de a y 40% de b,y viceversa. Más tarde pueden haber cambiado completamente de identidad, contodos los a allí y todos los b aquí. Entonces empezará el flujo a la inversa, en unaoscilación permanente que implica un intercambio rítmico de las identidades delos electrones, que continúa indefinidamente. La vieja y rígida ley de la identi-dad se desvanece en este tipo de identidad en la diferencia pulsante, que subya-ce en toda la existencia y que recibe expresión científica en el principio de exclu-sión de Pauli.

Así, dos milenios y medio más tarde, el principio de Heráclito de que “todofluye” resulta ser cierto... literalmente. Aquí tenemos no sólo un estado de cam-bio y movimiento incesantes, sino también un proceso de interconexión univer-sal y la unidad y lucha de contrarios. No sólo los electrones se condicionan los

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unos a los otros, sino que en realidad se convierten los unos en los otros. ¡Quélejos del universo idealista estático e inmutable de Platón! ¿Cómo se fija la posi-ción de un electrón? Observándolo. ¿Y cómo se determina su momento?Observándolo otra vez. Pero en ese lapso de tiempo, incluso en uno infinitesi-malmente pequeño, el electrón ha cambiado y ya no es lo que era. Es otra cosa.Es a la vez una partícula (un punto, una “cosa”) y una onda (un “proceso”, movi-miento). Es y no es. El viejo método de blanco o negro de la lógica formal utili-zado por la mecánica clásica no puede dar resultados aquí debido al propio carác-ter del fenómeno.

En 1963, físicos japoneses plantearon que la partícula extremadamente pe-queña llamada neutrino cambiaba de identidad a medida que viajaba por el es-pacio a velocidades altísimas. En un momento era un electrón-neutrino, en otroun muón-neutrino, en otro un tauón-neutrino, y sucesivamente. Si esto es cierto,la ley de la identidad, que ya ha recibido fuertes golpes, habría recibido su golpede gracia. Una concepción rígida de este tipo está claramente fuera de lugar cuan-do se enfrenta a cualquiera de los fenómenos complejos y contradictorios de lanaturaleza descritos por la ciencia moderna.

LÓGICA MODERNA

En el siglo XIX se acometieron una serie de intentos de poner al día la lógica(George Boyle, Ernst Schröder, Gottlob Frege, Bertrand Russell y Alfred NorthWhitehead). Pero aparte de la introducción de símbolos y de una cierta puesta enorden, no hubo un cambio real. Se han hecho afirmaciones grandilocuentes, porejemplo por parte de los filósofos lingüísticos, pero sin mucho fundamento. Lasemántica (que estudia la validez de un argumento) se separó de la sintaxis (queestudia la deducibilidad y las conclusiones a partir de los axiomas y premisas).Aunque supuestamente era algo nuevo, en realidad es simplemente un pastiche dela vieja división, bien conocida por los antiguos griegos, entre lógica y retórica.La lógica moderna se basa en las relaciones lógicas entre conjuntos de enuncia-dos. El centro de atención se ha desplazado desde el silogismo hacia los argu-mentos hipotéticos y disyuntivos. Esto difícilmente se puede considerar un pasoadelante que corte el aliento. Se puede empezar por frases (juicios) en lugar desilogismos. Hegel lo hizo en su Lógica. Más que una gran revolución en el pen-samiento, es como volver a barajar los naipes.

Utilizando una analogía inexacta con la física, el llamado “método atómico”,desarrollado por Russell y Wittgenstein (que más tarde lo repudió), intentabadividir el lenguaje en “átomos”. Se supone que el átomo básico del lenguaje es lafrase simple, a partir de la cual se construyen las frases compuestas. Wittgensteinsoñaba con desarrollar un “lenguaje formal” para toda ciencia (física, biología,incluso psicología). Las frases se someten a un “test de la verdad” basado en lasviejas leyes de la identidad, la contradicción y el medio excluido. En realidad, el

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método básico sigue siendo exactamente el mismo. El “valor verdadero” es unacuestión de esto o aquello, sí o no, verdadero o falso. A la nueva lógica se la deno-mina cálculo proposicional. Pero el hecho es que el sistema ni siquiera puede tra-tar con argumentos que previamente podían ser estudiados por el silogismo másbásico (categórico).

Realmente ni siquiera se entiende la frase simple, a pesar de que se supone quees el equivalente lingüístico de los “ladrillos componentes de la materia”. Inclusoel juicio más simple, como plantea Hegel, contiene una contradicción. “César esun hombre”, “Fido es un perro”, “el árbol es verde”, todos plantean que lo parti-cular es lo universal. Frases de este tipo pueden parecer simples, pero en realidadno lo son. Esto es un libro cerrado para la lógica formal, que sigue decidida aprohibir todas las contradicciones no sólo en la naturaleza y la sociedad, sino tam-bién en el lenguaje. El cálculo proposicional parte exactamente de los mismospostulados básicos que ya elaboró Aristóteles en el siglo IV a.C., es decir, la leyde la identidad, la ley de la (no) contradicción y la ley del medio excluido, a losque se añade la ley de la doble negación. Estas leyes, en lugar de estar escritas conletras normales, se expresan con símbolos:

a) p = pb) p = ~pc) pV = ~pd) ~(p ~p)

Todo esto es muy bonito pero no es en absoluto diferente al contenido del silo-gismo. Es más, la propia lógica simbólica no es una idea nueva. Alrededor de1680, la fértil mente del filósofo alemán Leibniz creó una lógica simbólica, aun-que nunca la publicó.

La introducción de símbolos no nos hace avanzar ni un paso, por la simplerazón de que, antes o después, se tienen que transformar en palabras y conceptos.Tienen la ventaja de ser una especie de atajo, más conveniente para cierto tipo deoperaciones técnicas, ordenadores y demás, pero el contenido sigue siendo elmismo de antes. Todas estas florituras matemáticas aturdidoras se acompañan deuna jerga auténticamente bizantina que parece haber sido diseñada deliberada-mente para que la lógica sea inaccesible a los mortales de a pie, de la mismamanera que la casta sacerdotal en Egipto y Babilonia utilizaba palabras secretas ysímbolos ocultos para acaparar todo el conocimiento. La diferencia es que ellosconocían cosas que valía la pena conocer, como los movimientos de los cuerposcelestes, algo que no se puede decir de los lógicos modernos.

Términos como predicados monádicos, cuantificadores, variables indivi-duales, etc. están diseñados para dar la impresión de que la lógica formal es unaciencia a la que hay que tener en cuenta, en la medida en que es bastante ininte-ligible para la mayoría de la gente. Lástima que el valor científico de un conjun-to de creencias no sea directamente proporcional a la oscuridad de su lenguaje.

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Si así fuera, cualquier místico religioso sería tan gran científico como Newton,Darwin y Einstein juntos.

En la comedia de Molière EI burgués gentilhombre, Monsieur Jourdain sesorprende cuando le dicen que ha estado hablando en prosa toda la vida sindarse cuenta. La lógica moderna simplemente repite las viejas categorías, perointroduciendo unos cuantos símbolos y términos que suenan bien y sirven paraocultar que no dice en absoluto nada nuevo. Aristóteles ya utilizó predicadosmonádicos (expresiones que atribuyen una propiedad a un individuo) hacemucho tiempo. Sin duda Monsieur Jourdain quedaría encantado de descubrirque había estado utilizando predicados monádicos todo el tiempo sin saberlo,pero no hubiera significado la menor diferencia respecto a lo que estaba hacien-do. La utilización de etiquetas nuevas no cambia el contenido de los viejos botesde mermelada. Ni la utilización de una jerga aviva la validez de formas de pen-samiento anticuadas.

La triste realidad es que en el siglo XX la lógica formal ha llegado a su lími-te. Cada avance de la ciencia le asesta un nuevo golpe. A pesar de todos los cam-bios formales, las leyes básicas siguen siendo las mismas. Una cosa está clara. Eldesarrollo de la lógica formal en los últimos cien años, primero con el cálculo pro-posicional, después con el cálculo predicativo inferior, ha llevado el tema a talpunto de refinamiento que ya no es posible seguir avanzando. Hemos llegado alsistema más completo de lógica formal, de tal manera que cualquier nuevo aña-dido no aportará nada nuevo. La lógica formal ya ha dicho todo lo que tenía quedecir. A decir verdad, ya hace bastante tiempo que llegó a este punto.

Recientemente el terreno se ha trasladado de la argumentación a las conclu-siones deducidas. ¿Cómo se “deducen los teoremas de la lógica”? Este es un te-rreno poco firme. La base de la lógica formal siempre se había dado por supues-ta en el pasado. Una investigación a fondo de las bases teóricas de la lógica for-mal inevitablemente llevaría a transformarla en su contrario. Arend Heyting, elfundador de la escuela intuicionista en matemáticas, niega la validez de algunasde las pruebas utilizadas en la matemática clásica. Sin embargo, la mayoría de loslógicos se aferran desesperadamente a las viejas leyes de la lógica formal, comosi de un clavo ardiendo se tratase: “No creemos que exista una lógica no aristoté-lica en el sentido en que existe una geometría no euclidiana”, resaltan Cohen yNagel, “es decir, un sistema de lógica en el que los opuestos de los principios aris-totélicos de la contradicción y el medio excluido se asuman como ciertos, y sededuzcan de ellos inferencias válidas”60.

Hoy en día existen dos ramas principales de la lógica formal: el cálculo pro-posicional y el cálculo predicativo. Ambas parten de axiomas que se aceptancomo válidos “en todos los mundos posibles”, en cualquier circunstancia. Laprueba fundamental sigue siendo si están libres de contradicción. Se condenacualquier cosa contradictoria como “no válida”. Esto tiene ciertas aplicaciones,

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60. Cohen y Nagel, An Introduction to Logic and the Scientific Method, p. vii.

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por ejemplo, en ordenadores que están engranados a un mecanismo de sí o no.Sin embargo, en realidad todos estos axiomas son tautologías. Estas formasvacías pueden llenarse con prácticamente cualquier contenido. Se aplican demanera mecánica y externa a cualquier sujeto. Cuando se trata de procesos line-ales, funcionan razonablemente bien. Pero cuando se trata de fenómenos máscomplejos, contradictorios y no lineales, las leyes de la lógica formal se rompen.Inmediatamente se hace evidente que lejos de ser verdades universales, válidas“en todos los mundos posibles”, son, como Engels explicó, de aplicación bas-tante limitada, y rápidamente se encuentran fuera de su elemento en toda unaserie de circunstancias. Es más, precisamente estas circunstancias son las quehan ocupado la atención de la ciencia, especialmente de sus sectores más inno-vadores, durante la mayor parte del siglo XX.

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SEGUNDA PARTE:TIEMPO, ESPACIO Y MOVIMIENTO

5. Revolución en la física

Hace dos mil años se creía que la geometría euclidiana cubría todas las leyes deluniverso. No había nada más que añadir. Esta es la ilusión de todos y cada uno delos diferentes períodos. Durante bastante tiempo tras la muerte de Newton, loscientíficos pensaron que la última palabra sobre las leyes de la naturaleza ya esta-ba dicha. Laplace se lamentó de que hubiese un solo universo y que Newton hubie-se tenido la suerte de descubrir todas sus leyes. Durante doscientos años, la teoríanewtoniana de la naturaleza corpuscular de la luz fue mayoritariamente aceptadafrente a la teoría de su naturaleza ondulatoria, del físico holandés Christiaan Huy-gens. Posteriormente, la teoría corpuscular fue rebatida por el francés A. J. Fresnel,cuya teoría ondulatoria confirmó experimentalmente L. Foucault. Newton habíapredicho que la luz, que viaja a 300.000 kilómetros por segundo en el vacío,debería viajar más rápidamente en el agua. Los defensores de la teoría ondulatoriapredijeron que viajaría más lentamente, y se demostró que estaban en lo cierto.

El avance decisivo de la teoría ondulatoria lo dio el científico escocés JamesClerk Maxwell en la segunda mitad del siglo XIX. Maxwell, basándose en primerlugar en el trabajo experimental de Michael Faraday, el descubridor de la induc-ción electromagnética, investigó las propiedades de los imanes, cuyos polos nortey sur estaban vinculados a fuerzas invisibles que los ligaban a los polos terrestres.Maxwell universalizó estos descubrimientos empíricos, trasladándolos al terrenomatemático. Su trabajo llevó al descubrimiento del campo, en el que más tardeEinstein basó su teoría general de la relatividad. De esta manera, una generaciónse apoya en los trabajos de la anterior, negando y preservando a la vez los descu-brimientos anteriores, profundizándolos continuamente y generalizándolos enforma y contenido.

Maxwell había predicho las ondas electromagnéticas. Siete años después de sumuerte, Hertz las detectó por primera vez. La teoría corpuscular, dominante desdelos tiempos de Newton, parecía haber sido aniquilada por el electromagnetismode Maxwell. Una vez más, los científicos se creían en posesión de una teoría quepodía explicarlo todo. Sólo había que responder a algunas preguntas y conocería-

Page 112: Razón y revolución

mos todo lo que había que conocer sobre el funcionamiento del universo. Porsupuesto que había algunas discrepancias que parecían problemáticas, pero apa-rentaban ser solamente pequeños detalles que podían ser ignorados. Sin embargo,en unas pocas décadas, esas discrepancias “menores” fueron suficientes paraderribar todo el edificio y provocar una auténtica revolución científica.

¿ONDAS O PARTÍCULAS?

Todo el mundo sabe lo que es una onda, un fenómeno común asociado al agua.Igual que un pato origina ondas al nadar en un estanque, una partícula con carga,por ejemplo un electrón, puede originar una onda electromagnética al moversepor el espacio. El movimiento acelerado de un electrón perturba los campos eléc-trico y magnético, provocando ondas que se expanden continuamente, como lasondulaciones en el estanque. Por supuesto, la analogía es sólo aproximada. Hayuna diferencia fundamental entre la onda acuática y la onda electromagnética.Esta última no requiere un medio continuo en el que viajar, como el agua. Unaoscilación electromagnética es una perturbación periódica que se propaga a travésde la estructura eléctrica de la materia. Sin embargo, la comparación puedeayudarnos a clarificar la idea.

Que no podamos ver estas ondas no quiere decir que no se pueda detectar supresencia, incluso en la vida cotidiana. Tenemos experiencias directas de ondas deluz, de ondas de radio e incluso de rayos X. La única diferencia entre ellas es sufrecuencia. Sabemos que una onda en el agua hará subir y bajar un objeto flotan-te más o menos rápidamente dependiendo de la intensidad de la onda —las ondu-laciones provocadas por el pato o las que puede provocar un fuera borda—. Deigual manera, la amplitud de las oscilaciones de los electrones será proporcionala la intensidad de la onda de luz.

Las ecuaciones de Maxwell, respaldadas por los experimentos de Hertz y otros,proporcionaron bastantes evidencias de que la luz estaba formada por ondas decarácter electromagnético. Sin embargo, a principios de siglo se estaban recogiendosuficientes pruebas que demostraban que esta teoría era errónea. En 1900, MaxPlanck demostró que la teoría clásica de las ondas hacía predicciones que no sedemostraban en la práctica y planteó la teoría de que la luz se componía de partícu-las discontinuas o cuantos (del latín quantum, “paquete”). Que los experimentosdemostrasen cosas diferentes complicaba la situación. Se podía probar que unelectrón era una partícula haciéndolo chocar contra una pantalla fluorescente y obser-vando los centelleos resultantes, o por los trazos que dejaba en una cámara de niebla,o por la pequeña mancha que aparecía en una placa fotográfica revelada. Por otraparte, si se dejaban fluir electrones desde una sola fuente a través de una pantalla condos agujeros de entrada, el patrón de interferencia indicaba la presencia de una onda.

Pero el resultado más peculiar de todos se obtuvo en el famoso experimentode las dos ranuras, en el que se dispara un solo electrón contra una pantalla que

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tiene dos ranuras, detrás de la cual hay una placa fotográfica. ¿A través de quéranura ha pasado el electrón? El patrón de interferencia producido en la placademuestra que el electrón pasó por ambas. Esto va en contra de todas las leyes delsentido común, pero es absolutamente irrefutable. El electrón se comporta comopartícula y como onda. ¡Está en dos sitios (o más de dos) al mismo tiempo y tienediferentes estados de movimiento a la vez!

“No vayamos a imaginarnos”, escribe Banesh Hoffmann, “que los científicosaceptaron estas nuevas ideas con gritos de alegría. Las combatieron y resistierontanto como les fue posible, inventando todo tipo de trampas e hipótesis alternativasen un vano intento de evitarlas. Pero las paradojas evidentes estaban allí, ya desde1905 en el caso de la luz, e incluso anteriormente, y nadie tuvo el valor o el inge-nio para resolverlas hasta la llegada de la nueva mecánica cuántica. Las nuevasideas son tan difíciles de aceptar porque instintivamente todavía nos esforzamos enrepresentarlas en términos de las partículas pasadas de moda, a pesar del principiode incertidumbre de Heisenberg. Todavía no nos atrevemos a contemplar unelectrón como algo que, teniendo movimiento, podría no tener posición, y tenien-do posición, podría no tener algo parecido a movimiento o descanso”61.

Aquí vemos un ejemplo de la negación de la negación. A primera vista pare-ce que hemos cerrado completamente el círculo. La teoría corpuscular newtonia-na fue negada por la teoría ondular de Maxwell, que a su vez fue negada por lanueva teoría corpuscular planteada por Planck y Einstein. Pero esto no significauna vuelta a la vieja teoría newtoniana, sino un salto adelante cualitativo queimplica una auténtica revolución científica. Se tuvo que revisar toda la ciencia,incluida la ley de la gravitación universal de Newton.

Esta revolución no invalidó las ecuaciones de Maxwell, que siguen sien-do válidas para gran cantidad de operaciones. Simplemente demostró que,más allá de ciertos límites, las ideas de la física clásica ya no se aplican. Enparticular, la mecánica clásica no puede explicar los fenómenos del mundosubatómico, donde entran en juego la mecánica cuántica y la relatividad.Estas dos teorías, inicialmente rechazadas por una comunidad científica quese aferraba tenazmente a las viejas ideas, dominaron la física durante lamayor parte de este siglo. Esto encierra una lección importante: cualquierintento de imponer una “solución final” a nuestra visión del universo estácondenado al fracaso.

MECÁNICA CUÁNTICA

El desarrollo de la física cuántica representó un paso adelante de gigante en laciencia, una ruptura decisiva con el viejo determinismo mecanicista osificado dela física clásica (el viejo método “metafísico”, como lo hubiera llamado Engels).

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61. B. Hoffmann, The Strange Story of the Quanto, p. 147.

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En lugar de eso tenemos una visión mucho más flexible y dinámica (en una pala-bra, dialéctica) de la naturaleza. El descubrimiento de la existencia del cuantopor Max Planck, que al principio parecía ser un pequeño detalle, casi una anéc-dota, transformó la física. Era una nueva ciencia que podía explicar el fenómenode la transformación radiactiva y analizar detalladamente los complejos datossuministrados por el espectroscopio. Llevó al establecimiento de la química teó-rica, capaz de resolver problemas antes irresolubles. Una vez asumido el nuevoenfoque, toda una serie de dificultades teóricas desaparecieron. La nueva físicareveló las sorprendentes fuerzas que encierra el núcleo atómico. Esto llevó direc-tamente a la explotación de la energía nuclear, el camino para la destrucciónpotencial de la vida en la Tierra o hacia la abundancia y el progreso social ilimi-tado gracias a la utilización pacífica de la fusión nuclear. La teoría de la relativi-dad de Einstein explica que masa y energía son equivalentes. Si la masa de unobjeto se multiplica por el cuadrado de la velocidad de la luz, obtenemos suenergía en reposo.

Einstein demostró que la luz, que hasta entonces se creía que era una onda,se comportaba como una partícula. En otras palabras, la luz es sólo otra formade la materia. Esto se vio en 1919, cuando se demostró que la luz se curva bajoel efecto de la fuerza de la gravedad. Más adelante, De Broglie planteó que laluz, que se creía formada por partículas, participa de la naturaleza de las ondas.Se abolió para siempre la división entre materia y energía. Materia y energíason lo mismo. Un avance muy importante para la ciencia. Engels describió laenergía (“movimiento”) como “el modo de existencia, atributo inherente a lamateria”62.

La discusión central de la física de partículas durante años (si las partículassubatómicas, como los fotones o los electrones, eran partículas u ondas) fue final-mente resuelta por la mecánica cuántica, que plantea que las partículas subatómi-cas pueden comportarse, y se comportan, como partículas y como ondas. Al igualque una onda, la luz produce interferencias, pero un fotón de luz también rebotacontra un electrón, igual que una partícula. Esto va en contra de las leyes de lalógica formal. ¿Cómo puede el “sentido común” aceptar que un electrón puedaestar en dos sitios al mismo tiempo? ¿O incluso que se mueva, a velocidadesincreíbles, simultáneamente en diferentes direcciones? Se veía como una contra-dicción intolerable que la luz se comportase a la vez como partícula y como onda.Los intentos de explicar los fenómenos contradictorios del mundo subatómico entérminos de la lógica formal nos llevan al abandono de todo pensamiento racio-nal. En su conclusión a un trabajo sobre la revolución cuántica, Banesh Hoffmannes capaz de escribir:

“¿Cuánto tenemos que maravillarnos de los milagrosos poderes de Dios, quecreó el cielo y la tierra de una esencia primaria de tan exquisita sutileza que conella pudo moldear cerebros y mentes ardiendo con el regalo divino de la clarivi-

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62. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 63.

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dencia, para penetrar sus misterios? Si la mente de un Bohr o un Einstein nosasombra con su poder, ¿cómo podríamos empezar a ensalzar la gloria de Dios,que la creó?”63.

Desgraciadamente no es un caso aislado. Toda la literatura científica moder-na, incluida gran parte de lo que escriben los propios científicos, está impregnadade ese tipo de nociones místicas, religiosas o cuasi religiosas. Este es el resultadodirecto de la filosofía idealista, que la gran mayoría de los científicos ha adopta-do consciente o inconscientemente.

Las leyes de la mecánica cuántica chocan de frente con el “sentido común” (esdecir, la lógica formal), pero están en total acuerdo con el materialismo dialéctico.Tomemos por ejemplo el concepto de punto. Toda la geometría tradicional partede un punto, que se convierte en una línea, un plano, un cubo, etc. Pero una obser-vación más detallada revela que tal punto no existe.

El punto se concibe como la mínima expresión de espacio, algo que no tienedimensión. En realidad tal punto está formado por átomos —electrones, núcleo,fotones e incluso partículas más pequeñas—. En última instancia, desaparece enun reflejo incesante de ondas cuánticas arremolinadas. Y este proceso no tienefin. No hay ningún “punto” fijo. Esta es la última respuesta a los idealistas, queintentan encontrar las “formas” perfectas que supuestamente residen “más allá”de la realidad observable. La única “última realidad” es el universo infinito, eter-no y siempre cambiante, que es, de lejos, mucho más maravilloso en su variedadinfinita de formas y procesos que la más fabulosa aventura de ciencia-ficción. Enlugar de una localización fija, un punto, tenemos un proceso, un flujo sin fin.Todo intento de imponerle límites, ya sea un principio o un final, fracasará ine-vitablemente.

¿DESAPARICIÓN DE LA MATERIA?

Mucho antes del descubrimiento de la relatividad, la ciencia había descubiertodos principios fundamentales: la conservación de la energía y la conservación dela masa. El primero lo formuló Leibniz en el siglo XVII y fue desarrollado en elXIX como consecuencia natural de un principio de la mecánica. Mucho antes deeso, el hombre primitivo había descubierto en la práctica el principio de equiva-lencia de trabajo y calor, al hacer fuego mediante fricción, transformando unadeterminada cantidad de energía (trabajo) en calor. A principios de siglo se des-cubrió que la masa no era más que una de las formas de la energía. La energíadebida a la masa y la energía del movimiento son las dos formas fundamentalesde la energía en el nivel de las partículas elementales. Una partícula de materiano es más que energía muy concentrada y localizada. La cantidad de energía con-centrada en una partícula es proporcional a su masa, y la cantidad total de energía

REVOLUCIÓN EN LA FÍSICA 123

63. B. Hoffmann, op. cit., pp. 194-95.

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se mantiene siempre igual. La pérdida de un tipo de energía se compensa con laganancia de otro. Aunque cambia constantemente de forma, la energía sigue sien-do siempre la misma.

La revolución de Einstein fue demostrar que la masa contiene en sí misma unaenorme cantidad de energía. La equivalencia de masa y energía se expresa en laformula E = mc2, en la que E es la energía contenida en un cuerpo en reposo, mes su masa y c representa la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segun-do). O sea, la cantidad de energía por unidad de masa es ingente. Normalmenteesa enorme cantidad de energía está encerrada en la materia y no se manifiesta,por lo que pasa desapercibida. Pero si los procesos en el núcleo alcanzan un puntocrítico, parte de ella se libera en forma de energía cinética.

Dado que la masa es sólo una de las formas de la energía, ni la materia ni laenergía se pueden crear ni destruir. Las formas de la energía, por otra parte, sonextremadamente diversas. Por ejemplo, cuando los protones del Sol se unen paraformar núcleos de helio, se libera energía nuclear. Ésta aparece, en primer lugar,como energía cinética del movimiento de los núcleos, que contribuyen a generarla energía calórica del Sol. Parte de esta energía es emitida por el Sol en forma defotones, que contienen partículas de energía electromagnética, que a su vez setransforma mediante la fotosíntesis en energía química almacenada en las plantas,que a su vez es adquirida por el hombre al comerse las plantas o los animales quede ellas se alimentan, para proporcionar calor y energía a los músculos, la circu-lación sanguínea, el cerebro, etc.

En general, las leyes de la física clásica no se pueden aplicar a los procesosdel nivel subatómico. Sin embargo, hay una ley que no tiene excepciones en lanaturaleza: la ley de la conservación de la energía. Los físicos saben que no sepuede crear una carga, ni positiva ni negativa, partiendo de la nada. Este hechose expresa en la ley de la conservación de la carga eléctrica. Así, en el procesode producción de una partícula beta (cada uno de los electrones emitidos en la ra-diación beta), la desaparición del neutrón (que no tiene carga) da lugar a un parde partículas con cargas opuestas, un protón con carga positiva y un electrón concarga negativa. Tomadas a la vez, las dos nuevas partículas tienen una carga eléc-trica neutra.

Si tomamos el proceso opuesto, cuando un protón emite un positrón y se con-vierte en un neutrón, la carga de la partícula original (el protón) es positiva, y elpar de partículas resultantes (el neutrón y el positrón), tomadas conjuntamente,tienen carga positiva. En toda esta serie de cambios, la ley de la conservación dela carga eléctrica se cumple estrictamente, al igual que las demás leyes de la con-servación. No es posible crear ni destruir la energía, ni siquiera en proporcionesinfinitesimales.

Cuando un electrón y su antipartícula, el positrón, se destruyen mutuamen-te, su masa “desaparece”, es decir, se transforma en dos partículas de luz que seseparan. Estos fotones tienen en total la misma energía que las partículas de lasque han surgido. La masa-energía, el momento lineal y la carga eléctrica se

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mantienen. Este fenómeno no tiene nada en común con la desaparición en elsentido de aniquilación. Dialécticamente, el electrón y el positrón son negadosy conservados al mismo tiempo. La materia —o la energía, que simplemente esotra manera de nombrar la misma cosa— no se crea ni se destruye, solamentese transforma.

Desde el punto de vista del materialismo dialéctico, la materia es la realidadobjetiva que nos llega en forma de percepción sensorial. Esto no sólo incluyelos objetos “sólidos”, sino también la luz. Los fotones son tan materiales comolos electrones o los positrones. De hecho, la masa se convierte constantementeen energía y la energía, en masa. La “aniquilación” de un positrón y un electrónproduce un par de fotones, pero también podemos ver el proceso contrario:cuando dos fotones se encuentran, si tienen la energía suficiente pueden produ-cir un electrón y un positrón. A veces se presenta este proceso como la creaciónde la materia de la “nada”. Pero no lo es en absoluto. Lo que tenemos aquí noes la creación ni la destrucción de nada, sino la transformación continua de lamateria en energía, y viceversa. Cuando un fotón bombardea un átomo, deja deexistir como fotón. Se desvanece, pero provoca un cambio en el átomo (unelectrón salta de una órbita a otra de mayor energía). También en este caso exis-te el proceso contrario. Cuando un electrón salta de una órbita a otra de menorenergía, se libera un fotón.

El proceso de cambio constante que caracteriza al mundo subatómico es unabrillante confirmación de que la dialéctica no es simplemente una invención sub-jetiva de la mente, sino que se corresponde con los procesos objetivos de la natu-raleza. Ese proceso de cambio ha existido ininterrumpidamente por toda la eter-nidad. Es una demostración concreta de la indestructibilidad de la materia, preci-samente lo contrario de lo que se suponía que demostraba.

¿“LADRILLOS DE LA MATERIA”?

Durante siglos los científicos han intentado en vano encontrar los “ladrillos de lamateria”, la última y más pequeña partícula. Hace cien años pensaron que lahabían encontrado en el átomo (palabra griega que significa “indivisible”). El des-cubrimiento de las partículas subatómicas llevó a los físicos a penetrar más pro-fundamente en la estructura de la materia. En 1928, los científicos se imaginabanque habían descubierto las partículas más pequeñas —protones, electrones y foto-nes, de los que se compondría todo el mundo material—. Esto se vino abajo mástarde, con el descubrimiento del neutrón, el positrón, el deuterón y toda una ristrade partículas, incluso más pequeñas, con una existencia a cual más escurridiza:neutrinos, mesones pi, mesones mu, mesones k, etc. El ciclo vital de algunas deestas partículas es tan evanescente, quizás la mil millonésima parte de un segun-do, que han sido calificadas de “partículas virtuales”, algo totalmente impensableen la era precuántica.

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El tauón existe sólo durante la billonésima parte de un segundo, antes de con-vertirse en un muón y después en un electrón. El neutro pión es incluso másbreve, rompiéndose en menos de una mil billonésima fracción de segundo paraformar un par de rayos gamma. Sin embargo estas partículas viven hasta muyviejas si las comparamos con otras que tienen una vida de la centésima parte deun microsegundo. Algunas, como la partícula neutra sigma, se rompen despuésde una cien billonésima parte de un segundo. Esto fue incluso superado en losaños 60 por el descubrimiento de partículas tan evanescentes que sólo se podíadeterminar su existencia por la necesidad de explicar los productos de su ruptu-ra. La vida media de estas partículas es del orden de unas pocas mil billonésimasde segundo. Son conocidas como partículas de resonancia. Y ni siquiera esto esel fin de la historia.

Posteriormente se descubrieron más de ciento cincuenta nuevas partículas, alas que se denominó hadrones. La situación se hizo cada vez más confusa. Un físi-co norteamericano, Murray Gell-Mann, en un intento de explicar la estructura delas partículas subatómicas, postuló la existencia de otras partículas todavía másbásicas, los llamados quarks, que fueron presentados, una vez más, como “losúltimos bloques componentes de la materia”. Gell-Mann teorizó que existían seistipos diferentes de quarks y que la familia de los quarks era simétrica a otra fami-lia de seis miembros de partículas más ligeras conocidas como leptones. Toda lamateria, supuestamente, estaba formada por estas doce partículas. Incluso éstas,las formas más básicas de la materia conocidas por la ciencia hoy en día, poseenlas mismas cualidades contradictorias que podemos ver en toda la naturaleza, deacuerdo con la ley dialéctica de la unidad y lucha de contrarios. Los quarks tam-bién existen a pares y tienen carga negativa y positiva, aunque se expresa, inu-sualmente, en fracciones.

A pesar de que la experiencia ha demostrado que la materia no tiene límite, loscientíficos siguen buscando, en vano, los “ladrillos de la materia”. Es cierto queeste tipo de expresiones son creación de periodistas sensacionalistas y de algunoscientíficos con un superdesarrollado instinto de la autopromoción, y que la bús-queda de partículas más pequeñas y fundamentales es indudablemente una activi-dad científica legítima que sirve para profundizar nuestros conocimientos sobre elfuncionamiento de la naturaleza. Sin embargo, uno tiene la impresión de que porlo menos algunos de ellos se creen realmente que es posible alcanzar algún tipode último nivel de la realidad, más allá del cual ya no quede nada por descubrir,al menos en el ámbito subatómico.

Se supone que el quark es el último de los doce bloques subatómicos que for-man toda la materia. “Lo más emocionante es que esta es la última pieza de lamateria tal y como la conocemos, tal y como fue predicha por la cosmología y elmodelo estándar de la física de partículas; esta es la última pieza del puzzle’,declaró el Dr. David Schramm”64. Por lo tanto, el quark es la “última partícula”.

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64. Financial Times, 1/4/94. El subrayado es nuestro.

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Se dice que es fundamental y que no tiene estructura. Pero anteriormente se dijolo mismo del átomo, del protón, etc. De la misma manera, podemos predecir con-fiados el descubrimiento de formas de materia todavía más “fundamentales” en elfuturo. Que el estado actual de nuestros conocimientos científicos y la tecnologíano nos permitan determinar las propiedades del quark no nos autoriza a afirmarque no tiene estructura. Las propiedades del quark todavía esperan ser analizadas,y no hay razón para suponer que eso no se vaya a conseguir, señalando el caminopara el sondeo a más profundidad de las infinitas propiedades de la materia. Estees el camino por el que siempre ha avanzado la ciencia. Las supuestamente infran-queables barreras al conocimiento erigidas por una generación han sido de-rribadas por la siguiente, y así sucesivamente. Toda la experiencia previa nos dala razón al afirmar que este proceso dialéctico de avance del conocimiento hu-mano es tan infinito como el propio universo.

REVOLUCIÓN EN LA FÍSICA 127

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6. Incertidumbre e idealismo

EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

La mecánica clásica no podía explicar el comportamiento de las partículas ele-mentales. Había que desarrollar una nueva teoría. El auténtico golpe de muertepara la mecánica newtoniana como teoría universal lo asestaron Einstein, Schrö-dinger, Heisenberg y otros científicos, que a principios del siglo XX asistieron alnacimiento de la mecánica cuántica.

En esta teoría hay conceptos como espacio de las fases (un espacio multidi-mensional cuyas coordenadas son los grados de libertad del sistema) u operado-res (magnitudes que juegan un papel decisivo y son incompatibles con las magni-tudes algebraicas, en el sentido de que son más parecidas a operaciones que amagnitudes propiamente dichas; de hecho, expresan relaciones en lugar de pro-piedades fijas). La probabilidad también juega un papel importante, pero comoprobabilidad intrínseca: es una de las características esenciales de la mecánicacuántica, cuyos sistemas tienen que ser interpretados como la superposición detodos los posibles caminos que pueden seguir.

Las partículas cuánticas sólo se pueden definir como un conjunto de relacio-nes internas entre sus estados actual y virtual. En este sentido son puramentedialécticas. La medición de estas partículas sólo nos lleva a conocer su estadoactual, que sólo es un aspecto del todo (esto se explica popularmente con la para-doja del gato de Schrödinger). Se le denomina colapso de la función de onda y seexpresa en el principio de incertidumbre de Heisenberg. Las demás disciplinascientíficas mantuvieron durante largo tiempo en “cuarentena” esta manera total-mente nueva de entender la realidad física por la mecánica cuántica. Era vistacomo una mecánica no ordinaria que sólo se podía utilizar para describir el com-portamiento de las partículas elementales, como una excepción irrelevante a laregla de la mecánica clásica.

En lugar de las viejas certezas, ahora reinaba la incertidumbre. Los movi-mientos aparentemente casuales de las partículas subatómicas, con sus velocida-

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des inimaginables, ya no se podían expresar en términos de la vieja mecánica.Cuando una ciencia llega a un callejón sin salida y ya no es capaz de explicar loshechos, el terreno está abonado para una revolución y el surgimiento de una nuevaciencia. Sin embargo, ésta no nace completamente desarrollada. Sólo después deun tiempo adquiere su forma completa. Al principio es prácticamente inevitableun cierto grado de improvisación, incertidumbre e interpretaciones diversas y amenudo contradictorias.

En las últimas décadas se ha abierto un debate entre el determinismo y la lla-mada interpretación estocástica (“casual”) de la naturaleza. El problema funda-mental es que necesidad y accidente son considerados opuestos absolutos, contra-rios mutuamente excluyentes. De esta manera llegamos a dos puntos de vistaantagónicos, ninguno de los cuales explica adecuadamente el funcionamientocontradictorio y complejo de la naturaleza.

El físico alemán Werner Heisenberg desarrolló su propia visión particular dela mecánica cuántica. En 1932 recibió el premio Nobel de Física por su sistemade mecánica matricial, que describe los niveles de energía de las órbitas de loselectrones en términos puramente numéricos, sin recurrir a imágenes. De estamanera esperaba haber dado esquinazo a todos los problemas originados por lacontradicción entre ondas y partículas, abandonando cualquier intento de visuali-zar el fenómeno y tratándolo como una pura abstracción matemática. La mecáni-ca ondulatoria de Erwin Schrödinger cubría exactamente el mismo campo que lamecánica matricial, sin necesidad de retirarse al reino de las abstraccionesmatemáticas absolutas. La mayoría de los físicos prefirieron el punto de vista deSchrödinger, que parecía mucho menos abstracto, y no se equivocaron. En 1944,el matemático John van Neumann demostró que ambas eran matemáticamenteequivalentes y llegaban a los mismos resultados.

Heisenberg logró importantes avances en la mecánica cuántica. Pero su puntode vista estaba totalmente empapado por el empeño de imponer su tendenciafilosófica particular a la nueva ciencia. De aquí surge la llamada interpretación deCopenhague de la mecánica cuántica, en realidad una variante del subjetivismoidealista débilmente disfrazada de escuela de pensamiento científico. “Werner Hei-senberg”, escribió Isaac Asimov, “planteó una cuestión profunda que proyectó laspartículas, y la propia física, prácticamente al reino de lo incognoscible”65. Esta esla palabra correcta que hay que utilizar. No estamos tratando de lo desconocido,siempre presente en la ciencia. Toda la historia de la ciencia es el avance de lo des-conocido a lo conocido, de la ignorancia al conocimiento. Pero las dificultadesempiezan si se confunde lo desconocido con lo incognoscible. Hay una diferenciafundamental entre “no conocemos” y “no podemos conocer”. La ciencia parte dela noción básica de que el mundo objetivo existe y podemos conocerlo.

Sin embargo, la historia de la filosofía deja ver repetidos intentos de ponerlímites al conocimiento humano, afirmando que hay cosas que por una u otra

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65. I. Asimov, New Guide to Science, p. 375.

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razón “no podemos conocer”. Así, Kant planteó que sólo podíamos conocer laapariencia, pero no la cosa en sí. En esto seguía los pasos del escepticismo deHume, del idealismo subjetivo de Berkeley y de los sofistas griegos: no podemosconocer el mundo.

En 1927, Heisenberg planteó su famoso principio, según el cual es imposibledeterminar simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula. Cuantomás cierta es la posición de una partícula, más incierto es su momento, y viceversa(esto también se aplica a otros pares de propiedades específicas). La dificultad deestablecer con precisión la posición y velocidad de una partícula que se mueve a8.000 kilómetros por segundo en diferentes direcciones es obvia. Pero sacar de ahíla conclusión de que causa y efecto (causalidad) no existen es totalmente erróneo.

¿Cómo se puede determinar la posición de un electrón?, se preguntó. Obser-vándolo. Pero si para la observación utilizamos un microscopio potente, esto sig-nifica que lo bombardearemos con una partícula de luz, un fotón, que inevitable-mente interferirá en el momento del electrón observado porque la luz se compor-ta como una partícula. Por tanto, el mismo acto de la observación hace cambiar alelectrón observado. La interferencia será impredecible e incontrolable, ya que (almenos en la actual teoría cuántica) no hay manera de conocer o controlar de ante-mano el ángulo preciso con que el fotón se dispersará en las lentes. Debido a queuna medición precisa de la posición requiere la utilización de luz de onda corta,se transfiere al electrón un momento importante pero impredecible e incontro-lable. Por otra parte, una determinación precisa del momento requiere la utiliza-ción de fotones de momento muy bajo (de onda larga), lo que significa que habráun amplio ángulo de difracción y, por tanto, una pobre definición de la posición.Cuanto más precisamente definamos la posición, menos preciso será el momento,y viceversa.

¿Podemos resolver el problema con el desarrollo de nuevos tipos de microsco-pios? Según la teoría de Heisenberg, no. Puesto que toda la energía se agrupa encuantos y toda la materia tiene la propiedad de actuar como onda o como partícu-la, cualquier aparato que se utilice estará dominado por este principio de incerti-dumbre (o indeterminación). De hecho, el término incertidumbre es inexacto por-que lo que se afirma no es sólo que no podamos tener certeza por problemas demedición, sino que todas las formas de materia son indeterminadas por su propiocarácter. Como dice David Bohm en su libro Causality and Chance in ModernPhysics (Causalidad y casualidad en la física moderna): “De esta manera, larenuncia a la causalidad en la interpretación usual de la teoría cuántica no se debeconsiderar simplemente como el resultado de nuestra incapacidad para medir losvalores precisos de las variables que entrarían en la expresión de las leyes causa-les en el ámbito subatómico, sino, más bien, debería ser considerada como unreflejo de que no existen tales leyes”.

En lugar de verlo como un aspecto concreto de la teoría cuántica en un estadioconcreto de su desarrollo, Heisenberg planteó la indeterminación como una leyfundamental y universal de la naturaleza y asumió que todas las demás leyes natu-

INCERTIDUMBRE E IDEALISMO 131

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rales tenían que ser acordes con ella. Este punto de vista es totalmente diferentedel adoptado por la ciencia en el pasado al enfrentarse a problemas relacionadoscon fluctuaciones irregulares y movimiento casual. Nadie se imagina que seaposible predecir el movimiento exacto de una molécula en un gas o todos los deta-lles de un accidente de tráfico, pero nunca antes se intentó deducir de esto la ine-xistencia de la causalidad.

Y ésta es precisamente la conclusión que se nos invita a sacar del principiode incertidumbre. Científicos y filósofos idealistas vienen a plantear que no exis-te la causalidad. Por lo tanto la naturaleza parece un asunto totalmente casual, sincausa. El universo es impredecible, no podemos estar seguros de nada. “Por elcontrario, se asume que en cualquier experimento, el resultado preciso que seobtendrá es completamente arbitrario, en el sentido de que no tiene ningún tipode relación con ninguna otra cosa que exista en el mundo o que nunca hayaexistido”66.

Esta postura es la negación completa no sólo de toda la ciencia, sino del pen-samiento racional. Si no hay causa ni efecto, no es posible predecir ni explicarnada. Tenemos que limitarnos a describir. Pero ni siquiera esto, ya que tampocopodemos estar seguros de que exista algo fuera de nosotros y nuestros sentidos.Esto nos lleva de cabeza a la filosofía del idealismo subjetivo. Nos recuerda elargumento de los sofistas de la Grecia antigua: “No puedo conocer nada sobre elmundo. Si puedo conocer algo, no puedo comprenderlo. Y si puedo comprender-lo, no puedo expresarlo”.

El principio de incertidumbre realmente representa el carácter altamente eva-sivo del movimiento de las partículas subatómicas, que no se sujetan al tipo deecuaciones y medidas simplistas de la mecánica clásica. No se puede dudar de lacontribución de Heisenberg a la física; lo que está en cuestión son las conclusio-nes filosóficas que extrajo de la mecánica cuántica. Que no podamos determinarexactamente la posición y el momento de un electrón no quiere decir en absolutoque no exista la objetividad. El método de pensamiento subjetivo empapa la lla-mada escuela de Copenhague de la mecánica cuántica. Niels Bohr llegó a afirmar:“Es incorrecto pensar que la tarea de la física es descubrir cómo es la naturaleza.La física se preocupa de lo que podemos decir sobre la naturaleza”.

El físico John Wheeler defiende que “ningún fenómeno es un fenómeno realhasta que sea un fenómeno observado”. Y Max Bohm plantea la misma filosofíasubjetivista con absoluta claridad: “A la generación a la que Einstein, Bohr y yomismo pertenecemos se le enseñó que existe un mundo físico objetivo que sedesarrolla de acuerdo con leyes inmutables independientes de nosotros; nosotrosobservamos este proceso al igual que el público mira una obra en un teatro. Eins-tein todavía cree que ésta debería ser la relación entre el observador científico ysu sujeto”67.

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66. D. Bohm, op. cit., pp. 86-87.67. T. Ferris, The World Treasury of Physics, Astronomy and Mathematics, pp. 103 y 106.

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Aquí nos enfrentamos no a una evaluación científica, sino a una opinión fi-losófica que refleja un determinado punto de vista del mundo, el del idealismosubjetivo, que impregna toda la interpretación de la teoría cuántica de la escuelade Copenhague. Eminentes investigadores se opusieron a este subjetivismo, abso-lutamente contrario al método y enfoque científicos, lo que dice mucho a su favor.Entre otros, Einstein, Max Planck, Louis de Broglie y Erwin Schrödinger, quejugaron un papel en el desarrollo de la nueva física al menos tan importante comoel de Heisenberg.

OBJETIVIDAD VERSUS SUBJETIVISMO

No cabe duda que la interpretación que hizo Heisenberg de la física cuánticaestaba poderosamente influida por sus ideas filosóficas. Ya en 1919, en sus tiem-pos de estudiante, era un idealista consciente que admitió haber sido impresio-nado por el Timeo de Platón —la obra en que expresa su idealismo de maneramás oscurantista—, a la vez que luchaba en las filas de los Freikorps reacciona-rios contra los trabajadores alemanes. Más tarde declaró que estaba “mucho másinteresado en subrayar las ideas filosóficas que en lo demás” y que era necesario“apartarse de la idea de procesos objetivos en el tiempo y el espacio”. En otraspalabras, la interpretación filosófica de Heisenberg de la física cuántica estabalejos de ser el resultado objetivo de la experimentación científica. Estaba clara-mente condicionada por su concepción filosófica idealista, que aplicó cons-cientemente a la física.

El idealismo filosófico es contrario no sólo a la ciencia, sino a toda la expe-riencia humana. Carece de valor científico y es totalmente inútil en la práctica.Los científicos, que como regla general quieren mantenerse alejados de la espe-culación filosófica, hacen una pequeña inclinación de cabeza en dirección a Hei-senberg y simplemente siguen con su trabajo de investigación dando por supues-to no sólo que la naturaleza existe, sino que funciona según leyes definidas, inclui-das las de causa y efecto, que con un poco de esfuerzo pueden ser perfectamentecomprendidas e incluso predichas. Las consecuencias reaccionarias de este idea-lismo subjetivo se demuestran por la propia evolución de Heisenberg, que justi-ficó su colaboración activa con los nazis porque “no hay líneas generales a las quenos podamos agarrar. Tenemos que decidir por nosotros mismos, y no podemosdecir por adelantado si lo estamos haciendo correcta o incorrectamente”68.

Erwin Schrödinger no negaba la existencia de fenómenos casuales en la natu-raleza o en la mecánica cuántica. Menciona específicamente la combinacióncasual de moléculas de ADN en el momento de la concepción de un niño, en elque las características cuánticas de los lazos químicos juegan un papel. Sin embar-go, objetó la interpretación de Copenhague sobre las implicaciones del experi-

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68. E. J. Lerner, The Big Bang Never Happened, pp. 362-63.

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mento de los “dos agujeros”. Frente a que las ondas de probabilidad de Max Bornsignificasen que teníamos que renunciar a la objetividad del mundo, defendió queéste existe independientemente de que nosotros lo observemos.

Schrödinger ridiculizó la afirmación de Heisenberg y Bohr de que cuando unelectrón o un fotón no está siendo observado no tiene posición y que sólo se mate-rializa en un momento a consecuencia de la observación. Para contrarrestarlosinventó un famoso “experimento mental”. Tomemos un gato y metámoslo en unacaja con una ampolla de cianuro que se romperá al desintegrarse un átomo, dijo.Según Heisenberg, el átomo no “sabe” que se ha desintegrado hasta que alguien loobserva. Por tanto, según los idealistas, hasta que alguien no abra la caja y miredentro ¡el gato no está ni vivo ni muerto! Con esta anécdota, Schrödinger queríaresaltar las contradicciones absurdas provocadas por la interpretación idealista sub-jetiva de Heisenberg. Los procesos de la naturaleza tienen lugar objetivamente,independientemente de que por ahí haya o no haya seres humanos observándolos.

Según la interpretación de Copenhague, la realidad sólo es cuando la obser-vamos. Dicho de otra manera, existe en una especie de limbo, un “estado de super-posición de ondas de probabilidad”, como nuestro gato que no está “ni vivo nimuerto”. La interpretación de Copenhague traza una profunda línea divisoriaentre el observador y lo observado. Siguiendo esta interpretación, algunos físicosextraen la conclusión de que la conciencia tiene que existir, pero que es impensa-ble una realidad material sin conciencia. Este es precisamente el punto de vista delidealismo subjetivo, al que Lenin respondió ampliamente en su libro Materialis-mo y empiriocriticismo.

El materialismo dialéctico parte de la premisa de la objetividad del universomaterial, que llega a nosotros en forma de percepciones sensoriales. “Interpreto elmundo a través de mis sentidos”. Esto es evidente. Pero el mundo existe inde-pendientemente de mis sentidos. Eso también es evidente, dirán algunos, ¡pero nopara la filosofía burguesa moderna! Una de las principales corrientes de la fi-losofía del siglo XX es el positivismo lógico, que precisamente niega la objetivi-dad del mundo material. Más correctamente, considera que la propia cuestión desi el mundo existe o no es irrelevante y “metafísica”. El idealismo subjetivo hasido completamente minado por los descubrimientos científicos del siglo XX. Elacto de la observación significa que nuestros ojos están recibiendo energía de unafuente externa en forma de ondas de luz (fotones). Esto lo explicó Lenin con cla-ridad en 1908-09:

“Si el color es una sensación únicamente en razón de su dependencia de laretina (como os lo obligan a reconocer las Ciencias Naturales), se deduce de elloque los rayos luminosos producen, al llegar a la retina, la sensación de color. Loque quiere decir que, fuera de nosotros, independientemente de nosotros y denuestra conciencia, existe el movimiento de la materia, supongamos ondas de éterde una longitud y de una velocidad determinada, que, obrando sobre la retina, pro-ducen en el hombre la sensación de este o el otro color. Tal es precisamente elpunto de vista de las Ciencias Naturales. Estas explican las diferentes sensaciones

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de color por la diferente longitud de las ondas luminosas, existentes fuera de laretina humana, fuera del hombre e independientemente de él. Y esto es precisa-mente materialismo: la materia, actuando sobre nuestros órganos de los sentidos,suscita la sensación. La sensación depende del cerebro, de los nervios, de la reti-na, etc., es decir, de la materia organizada de determinada manera. La existenciade la materia no depende de la sensación. La materia es lo primario. La sensación,el pensamiento, la conciencia es el producto supremo de la materia organizada deun modo especial. Tales son los puntos de vista del materialismo en general y deMarx y Engels en particular”69.

El método idealista subjetivo de Heisenberg es bastante explícito: “Nuestrasituación actual en la investigación en física atómica es generalmente ésta: quere-mos entender cierto fenómeno, queremos reconocer cómo este fenómeno se dedu-ce de las leyes generales de la naturaleza. Por lo tanto, la parte de materia o radia-ción que toma parte en el fenómeno es el ‘objeto’ natural en el tratamiento teóri-co, y debería estar separado de las herramientas utilizadas para estudiar el fenó-meno. Esto de nuevo hace énfasis en un elemento subjetivo en la descripción deacontecimientos atómicos, en la medida en que el dispositivo para medirlos hasido construido por el observador, y tenemos que recordar que lo que observamosno es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método decuestionamiento. Nuestro trabajo científico en física consiste en hacernos pregun-tas sobre la naturaleza en el lenguaje que poseemos e intentar conseguir una res-puesta en un experimento con los medios a nuestro alcance”70.

Kant erigió una barrera impenetrable entre el mundo de las apariencias y el dela realidad “en sí misma”. Heisenberg va más allá. No sólo habla de la “naturale-za en sí misma”, sino que incluso plantea que no podemos conocer la parte de lanaturaleza que puede ser observada, ya que la propia observación la modifica. Así,Heisenberg intenta abolir de una vez por todas el criterio científico de la objetivi-dad. Desgraciadamente, muchos científicos que negarían indignados la acusaciónde misticismo han asimilado acríticamente las ideas filosóficas de Heisenberg, porla simple razón de que no están dispuestos a aceptar la necesidad de un enfoquefilosófico consistentemente materialista.

La cuestión estriba en que las leyes de la lógica formal no sirven más allá deciertos límites. Esto se aplica especialmente a los fenómenos del mundo subató-mico, donde las leyes de la identidad, contradicción y del medio excluido no sepueden aplicar. Al partir de una concepción filosófica idealista, Heisenberg ine-vitablemente llega a la conclusión de que los fenómenos contradictorios delnivel subatómico no pueden ser en absoluto comprendidos por la mente huma-na. Pero la contradicción no está en los fenómenos subatómicos, sino en losanticuados e inadecuados esquemas mentales de la lógica formal. Las llamadasparadojas de la mecánica cuántica son precisamente eso. Heisenberg no puede

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69. Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 46.70. T. Ferris, op. cit., pp. 95-96.

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aceptar la existencia de contradicciones dialécticas, y por lo tanto prefiere recu-rrir al misticismo filosófico.

Nos encontramos en presencia de una especie de prestidigitación filosófica.El primer paso es confundir el concepto de causalidad con el viejo determinis-mo mecánico representado por gente como Laplace. Sus limitaciones ya fueronexplicadas por Engels en su Dialéctica de la naturaleza. Los descubrimientosde la mecánica cuántica finalmente destruyeron el viejo determinismo mecáni-co. Sus predicciones son algo diferentes de las de la mecánica clásica. Sinembargo, la mecánica cuántica sigue haciendo predicciones y obtiene resultadosprecisos de ellas.

CAUSALIDAD Y CASUALIDAD

Un problema al que se enfrenta el estudioso de la filosofía o la ciencia es que seutiliza una terminología particular, con significados diferentes a los de la vidacotidiana. Uno de los temas fundamentales de la historia de la filosofía es la rela-ción entre libertad y necesidad, una cuestión complicada que no se simplifica enabsoluto cuando aparece con otros ropajes: causalidad y casualidad, necesidad yaccidente, determinismo e indeterminismo, etc.

Todos sabemos por nuestra experiencia diaria lo que queremos decir con ne-cesidad. Cuando necesitamos hacer algo, quiere decir que no tenemos opción,que no podemos hacer otra cosa. El diccionario define la necesidad como un con-junto de circunstancias que fuerzan a algo a ser o a hacerse, especialmente re-lacionado con una ley del universo que dirige y es inseparable de la vida y accio-nes humanas. La idea de necesidad física implica la noción de compulsión y suje-ción. Aparece en expresiones como “aceptar lo inevitable” o “la necesidad no co-noce ley alguna”.

En sentido filosófico, la necesidad está estrechamente vinculada a la cau-salidad, la relación entre causa y efecto —una acción o acontecimiento dado quenecesariamente da lugar a un resultado concreto—. Por ejemplo, si dejo de res-pirar durante una hora, me moriré. O si froto dos palos produciré calor. Esta rela-ción entre causa y efecto, confirmada por un número infinito de observaciones yexperiencias prácticas, juega un papel fundamental en la ciencia. En contraste, elaccidente se considera como un acontecimiento inesperado, que puede suceder ono, como cuando tropezamos con una baldosa floja en el pavimento o se nos caeun plato en la cocina. Sin embargo, en filosofía el accidente es una propiedad delas cosas que es meramente un atributo contingente, es decir, que no forma partede su naturaleza esencial. Un accidente es algo que no existe por necesidad y quepodría igualmente no haber sucedido. Si suelto un trozo de papel, normalmentecaerá al suelo debido a la ley de la gravedad. Este es un ejemplo de causalidad, denecesidad. Pero si una corriente de aire lo arrastra inesperadamente, eso se consi-deraría una casualidad. Por lo tanto, la necesidad está gobernada por una ley que

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se puede expresar y predecir científicamente. Las cosas que pasan por necesidadson cosas que no podrían haber sucedido de otra manera. Por otra parte, losacontecimientos casuales son aquellos que podrían haber pasado o no, que sonimpredecibles por naturaleza y que no están gobernados por ninguna ley que sepueda expresar claramente.

La experiencia de la vida nos convence de que tanto la necesidad como elaccidente existen y juegan un papel. La historia de la ciencia y la sociedad es labúsqueda de los patrones subyacentes en la naturaleza. Aprendemos de pequeñosa distinguir entre lo esencial y lo no esencial, lo necesario y lo contingente. In-cluso cuando en un momento dado de nuestro conocimiento nos encontramos concondiciones excepcionales que pueden parecernos “irregulares”, a menudo suce-de que la experiencia posterior revela un tipo diferente de regularidad y relacio-nes causales todavía más profundas, que no eran obvias a primera vista.

La búsqueda de una comprensión racional del mundo en que vivimos está ínti-mamente vinculada a la necesidad de descubrir la causalidad. Un niño pequeño,en su aprendizaje de la vida, siempre pregunta (ante la desesperación de lospadres, que muchas veces no tienen una respuesta): ¿por qué? Gracias a la obser-vación y la experiencia, formulamos hipótesis sobre qué causa un fenómenodeterminado. Este es el fundamento de la comprensión racional. Como regla gene-ral, estas hipótesis a su vez dan lugar a predicciones de cosas que todavía no hansido experimentadas, que se podrán comprobar con la observación o la experien-cia. Esto no es sólo una descripción de la historia de la ciencia, sino también deuna parte importante del desarrollo mental del ser humano desde la tierna infan-cia. Por tanto, abarca el desarrollo intelectual en su sentido más amplio, desde losprocesos de aprendizaje más básicos del niño hasta los estudios más avanzadossobre el universo.

La existencia de la causalidad, demostrable en una inmensa cantidad de ob-servaciones, nos permite hacer importantes predicciones no sólo en la ciencia,sino en la vida cotidiana. Todo el mundo sabe que si calentamos agua a 100 ºC seconvierte en vapor. Este es el fundamento para hacerse una taza de café y tambiénde la revolución industrial, sobre la que se apoya la sociedad moderna. Sin embar-go, hay filósofos y científicos que mantienen seriamente que no se puede decirque la evaporación haya sido causada por el calentamiento del agua. La posibili-dad de hacer predicciones sobre un enorme número de acontecimientos es unaprueba de que la causalidad no es simplemente una manera conveniente de des-cribir las cosas, sino, como plantea David Bohm, un aspecto inherente y esencialde las cosas. De hecho, es imposible incluso definir las propiedades de las cosassin recurrir a la causalidad. Por ejemplo, cuando decimos que una cosa es roja, loque estamos diciendo es que reaccionará de cierta manera sometida a condicionesespecíficas, es decir, un objeto rojo se define como aquel que expuesto a luz blan-ca reflejará mayoritariamente luz roja. De igual manera, que el agua se conviertaen vapor al calentarla y en hielo al enfriarla es la expresión de una relación cau-sal cualitativa que forma parte de las propiedades esenciales de este líquido, sin

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las cuales no sería agua. Las leyes matemáticas generales del movimiento de loscuerpos en movimiento son igualmente propiedades esenciales de estos cuerpos,sin los cuales ya no serían lo que son. Los ejemplos de este tipo se pueden multi-plicar hasta el infinito. Para entender por qué y cómo la causalidad está tan estre-chamente ligada con las propiedades esenciales de las cosas no es suficiente con-siderar éstas de manera estática y aislada. Hay que considerarlas tal como son, talcomo fueron y tal como necesariamente serán en el futuro, es decir, analizar lascosas como procesos.

Para poder entender acontecimientos concretos no hace falta especificar todaslas causas. De hecho, esto es imposible. Ese determinismo absoluto planteado porLaplace ya había sido respondido de antemano por Spinoza en el siguiente pasa-je ingenioso:

“Pues si, por ejemplo, cayese una piedra desde lo alto sobre la cabeza dealguien, y lo matase, demostrarán que la piedra ha caído para matar a ese hombre,de la manera siguiente. Si no ha caído con dicho fin, queriéndolo Dios, ¿cómo hanpodido juntarse al azar tantas circunstancias? (Y, efectivamente, a menudo concu-rren muchas a la vez). Acaso responderéis que ello ha sucedido porque el vientosoplaba y el hombre pasaba por allí. Pero —insistirán— ¿por qué soplaba enton-ces el viento? ¿Por qué el hombre pasaba por allí entonces? Si respondéis, denuevo, que el viento se levantó porque el mar, aun estando el tiempo tranquilo,había empezado a agitarse el día anterior, y que el hombre había sido invitado porun amigo, insistirán de nuevo, a su vez —ya que el preguntar no tiene fin—: ¿ypor qué se agitaba el mar?, ¿por qué el hombre fue invitado en aquel momento?

“Y, de tal suerte, no cesarán de preguntar las causas de las causas, hasta que osrefugiéis en la voluntad de Dios, ese asilo de la ignorancia. Así también, cuandocontemplan la fábrica del cuerpo humano, quedan estupefactos, y concluyen, pues-to que ignoran las causas de algo tan bien hecho, que es obra no mecánica, sinodivina o sobrenatural, y constituida de modo tal que ninguna parte perjudica a otra.Y de aquí proviene que quien investiga las verdaderas causas de los milagros, yprocura, tocante a las cosas naturales, entenderlas como sabio, y no admirarlas co-mo necio, sea considerado hereje e impío, y proclamado tal por aquellos a quien elvulgo adora como intérpretes de la naturaleza y de los dioses. Porque ellos sabenque, suprimida la ignorancia, se suprime la estúpida admiración, esto es, se lesquita el único medio que tienen de argumentar y de preservar su autoridad”71.

MECANICISMO

El intento de eliminar de la naturaleza toda contingencia nos lleva inevitablementea un punto de vista mecanicista. En la filosofía mecanicista del siglo XVIII, repre-sentada en la ciencia por Newton, la idea sencilla de la necesidad se elevaba a

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71. Spinoza, Ética, pp. 99-100.

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categoría de principio absoluto. Se veía como perfectamente simple, libre de todacontradicción y sin irregularidades ni contracorrientes.

La idea de que la naturaleza se rige por leyes es profundamente cierta, peroinsuficiente. Lo que necesitamos es una comprensión concreta de cómo funcionanrealmente esas leyes. La visión mecanicista de los fenómenos naturales fue nece-sariamente unilateral, reflejando el nivel real de desarrollo científico de esa época.Su logro más importante fue la mecánica clásica, que estudia procesos relativa-mente sencillos: causa y efecto (entendidos como la simple acción externa de uncuerpo sólido sobre otro), palancas, equilibrio, masa, inercia, empuje, presión, etc.Aunque estos descubrimientos tuvieron su importancia, fueron claramente insufi-cientes para llegar a una idea precisa del complejo funcionamiento de la naturale-za. Más adelante, los descubrimientos de la biología, especialmente tras la revo-lución darwiniana, posibilitaron un nuevo enfoque de los fenómenos científicos,en línea con los procesos más flexibles y sutiles de la materia orgánica.

En la mecánica clásica newtoniana se trata el movimiento como algo simple.Si conocemos en un momento dado las fuerzas que se aplican a un objeto, pode-mos predecir exactamente cómo se comportará en el futuro. Esto nos lleva aldeterminismo mecánico, del que el principal exponente fue Laplace, cuya teoríadel universo es idéntica a la idea de predestinación presente en algunas religiones,especialmente el calvinismo.

En su Ensayo filosófico sobre las probabilidades, Laplace escribió: “Un inte-lecto que en un momento dado conociese todas las fuerzas de la naturaleza ani-mada y las posiciones mutuas de los seres que la comprenden podría, si su inte-lecto fuese lo suficientemente grande como para someter todos estos datos a aná-lisis, condensar en una sola fórmula el movimiento de los mayores cuerpos deluniverso y el del átomo más ligero: para un intelecto como ése, nada sería inde-terminado; y el futuro, al igual que el pasado, sería presente ante nuestros ojos”72.

La dificultad surge del método mecanicista heredado del siglo XVIII por lafísica del XIX. La necesidad y el accidente eran considerados mutuamente exclu-yentes. Un proceso era accidental o necesario, pero no ambas cosas a la vez.Engels analizó este método detalladamente en su obra Dialéctica de la naturale-za, donde explica que el determinismo mecánico de Laplace conducía inevitable-mente al fatalismo y a un concepto místico de la naturaleza:

“Y luego se afirma que lo necesario es lo único de interés científico, y que loaccidental es indiferente para la ciencia. Es decir: lo que se puede reducir a leyes,y por lo tanto, lo que uno conoce, es interesante; lo que no se pueda reducir a le-yes, y en consecuencia, lo que uno no conoce, es indiferente y puede hacerse ca-so omiso de ello. De ahí que toda la ciencia llegue a su fin, pues tiene que inves-tigar precisamente aquello que no conocemos; es decir: lo que se puede incluirdentro de leyes generales se considera necesario, y lo que no, accidental. Cual-quiera puede advertir que este es el mismo tipo de ciencia que la que proclama

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72. Citado en I. Stewart, Does God Play Dice?, pp. 10-12.

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natural lo que puede explicar, y asigna a causas sobrenaturales lo que no le esposible explicar. Que yo denomine casualidad la causa de lo inexplicable, o quela llame Dios, es en todo sentido indiferente en lo que se refiere a la cosa misma.Una y otra equivalen a ‘no sé’, y por lo tanto no pertenecen a la ciencia. Esta úl-tima termina donde falta la conexión necesaria”.

Engels plantea que en la práctica este tipo de determinismo mecánico pone lanecesidad al nivel del accidente. Si todo acontecimiento insignificante está en elmismo orden de importancia y necesidad que la ley de la gravitación universal,entonces todas las leyes son igual de triviales:

“Según esta concepción, sólo predomina en la naturaleza la necesidad simple ydirecta. Que determinada vaina de guisantes contenga cinco de éstos, y no cuatroo seis, que la cola de determinado perro tenga doce centímetros y ni un milímetromás o menos; que este año determinada flor de trébol haya sido fertilizada por unaabeja, y otra no, y en verdad precisamente por una abeja en especial y en unmomento en especial; que determinado diente de león arrastrado por el viento hayagerminado y otro no; que ayer me picase una pulga a las cuatro de la mañana y noa las tres o a las cinco, y en el hombro derecho, y no en la pantorrilla izquierda:todos estos son hechos producidos por una irrevocable concatenación de causa yefecto, por una indestructible necesidad, de tal naturaleza, en verdad, que la esferagaseosa de la cual se deriva el sistema solar ya estaba constituida así, que estossucesos debían ocurrir de tal manera, y no de la otra. Con este tipo de necesidad,tampoco nos alejamos de la concepción teológica de la naturaleza. Sea que conAgustín y Calvino la llamemos eterno decreto divino, o kismet* como los turcos, oque la llamemos necesidad, lo mismo da para la ciencia. No se trata de seguir loseslabones de la concatenación causal, en ninguno de esos casos. Por lo tanto que-damos tan enterados en uno como en otro; la denominada necesidad sigue siendouna frase hueca y con ella la casualidad también queda como estaba”73.

Laplace pensó que podría abolir de golpe la contingencia si pudiera encontrarlas causas de todas las cosas. Durante bastante tiempo pareció que el funciona-miento del universo se podía reducir a unas pocas ecuaciones relativamente sim-ples. Una de las limitaciones de la mecánica clásica es que asume que no hayinfluencias externas en el movimiento de los cuerpos. En realidad, sin embargo,todo cuerpo está influido y determinado por todos los demás cuerpos. No haynada que se pueda tomar de forma aislada.

Hoy en día las pretensiones de Laplace nos pueden parecer extravagantes ypoco razonables. Pero extravagancias similares las podemos encontrar en cadaetapa de la historia de la ciencia, en la que cada generación se cree firmemente enposesión de la “verdad absoluta”. Y no está del todo equivocada. Las ideas de cadageneración son de hecho la verdad absoluta para ese período. Pero todo lo que sedice al hacer afirmaciones de ese tipo es: “Esto es lo más lejos que podemos llegar

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* Kismet, en el uso musulmán, principalmente turco, significa destino o hado.73. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 175-76.

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en nuestra comprensión de la naturaleza, con la información y las posibilidades tec-nológicas que tenemos actualmente”. Por lo tanto, no es incorrecto plantear que sonverdades absolutas en un momento dado, porque no podemos basarnos en otras.

EL SIGLO XIX

La mecánica clásica de Newton representó un enorme paso adelante para la cien-cia de su tiempo. Sus leyes del movimiento posibilitaron por primera vez predic-ciones cuantitativas precisas que se podían comprobar en fenómenos observados.Pero esta precisión llevó a nuevos problemas cuando Laplace y otros intentaronaplicarla al universo en su conjunto. Laplace estaba convencido de que las leyesnewtonianas eran absolutas y universalmente válidas. No tenía en cuenta la posi-bilidad de que, bajo otras condiciones, en áreas todavía no estudiadas por la físi-ca, esas leyes podrían tener que ser modificadas o ampliadas. El determinismomecanicista de Laplace suponía que, una vez conocidas las posiciones y veloci-dades de todas las partículas del universo en un instante del tiempo, se podríadeterminar para siempre el comportamiento futuro de todo el universo. Según estateoría, toda la rica diversidad de cosas se puede reducir a un conjunto absoluto deleyes cuantitativas basadas en el conocimiento de unas variables iniciales.

La mecánica clásica, expresada en las leyes del movimiento de Newton, tratacausas y efectos simples, por ejemplo, la acción de un cuerpo aislado sobre otro.Sin embargo, esto es imposible en la medida en que ningún sistema mecánico estánunca completamente aislado. Las influencias externas inevitablemente destruyenel carácter aislado de la conexión uno-a-uno. Incluso si pudiésemos aislar el sis-tema, seguiría habiendo interferencias provenientes del nivel molecular, y otrasdel todavía más profundo nivel de la mecánica cuántica. Como Bohm comenta:“Por lo tanto no existe un caso real de un conjunto de relaciones causales una-a-una perfecto que, en principio, pudiera hacer posibles predicciones de carácter ili-mitado, sin necesidad de tener en cuenta juegos de factores causales cualitativa-mente nuevos existentes fuera del sistema de interés o a otros niveles”74.

¿Quiere esto decir que es imposible hacer predicciones? De ninguna manera.Cuando se apunta con una pistola al centro de una diana, la bala no irá a pararexactamente al punto predicho por la ley del movimiento newtoniana. Pero ungran número de disparos impactarán en una pequeña zona alrededor de dichopunto. De esta manera, dentro de un margen de error que siempre existe, se pue-den hacer predicciones muy precisas. Si quisiéramos obtener una precisión ilimi-tada en este caso, descubriríamos un número cada vez más grande de factores queinfluyen en el resultado (irregularidades en la estructura de la bala y del cañón,ligeras variaciones de temperatura, presión o humedad, corrientes de aire e, inclu-so, los movimientos moleculares de todos estos factores).

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74. D. Bohm, op. cit., p. 20.

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Es necesario un cierto grado de aproximación que no tenga en cuenta la in-finidad de factores necesarios para la predicción exacta de un resultado. Estoimplica una abstracción de la realidad, como en la mecánica newtoniana. Sinembargo, la ciencia avanza continuamente, paso a paso, descubriendo leyes másprofundas y más precisas que nos permiten una mejor comprensión de los proce-sos de la naturaleza y, de esta manera, hacer predicciones más ajustadas. El aban-dono del determinismo mecánico de Newton y Laplace no significa la aboliciónde la causalidad, sino una mayor comprensión de cómo funciona realmente.

Las primeras grietas en el muro de la ciencia newtoniana aparecieron en lasegunda mitad del siglo XIX, especialmente con la teoría de la evolución de Dar-win y el trabajo del físico austríaco Ludwig Boltzmann sobre la interpretaciónestadística de los procesos termodinámicos. Los físicos se esforzaron en describirsistemas compuestos por muchas partículas, como gases y fluidos, con métodosestadísticos. Sin embargo, esas estadísticas eran vistas como auxiliares en situa-ciones en las que era imposible, por razones prácticas, recoger información deta-llada sobre todas las propiedades del sistema (por ejemplo, las posiciones y velo-cidades de las partículas de un gas en un momento dado).

El siglo XIX presenció el desarrollo de la estadística, en primer lugar en lasciencias sociales y después en la física. Por ejemplo, en la teoría de los gases,donde se puede observar tanto casualidad como determinación en el movimientode las moléculas que componen un gas. Por una parte, las moléculas individualesparecen moverse de manera totalmente casual; por otra, el comportamiento delconjunto de moléculas obedece a leyes dinámicas precisas. ¿Cómo explicar estacontradicción? Si el movimiento de cada molécula constituyente es casual y portanto no se puede predecir, el movimiento de los gases debería de ser igualmenteimpredecible. Sin embargo no es el caso.

La respuesta al problema nos la da la ley de la transformación de la cantidaden calidad. Del movimiento aparentemente casual de un gran número de molé-culas surge una regularidad y un modelo de comportamiento que se puede ex-presar mediante una ley científica. Del caos surge el orden. Esta relación dialéc-tica entre libertad y necesidad, entre orden y caos, entre casualidad y determina-ción era un libro cerrado para la ciencia del siglo XIX, que consideraba las leyesque regían los fenómenos casuales (estadística) totalmente aparte y separadas delas precisas ecuaciones de la mecánica clásica.

“Cualquier líquido o gas es un conjunto de pedazos individuales, tantos quemuy bien pudieran ser infinitos. Si cada uno se moviera con independencia, elfluido tendría otras posibilidades infinitas, otros infinitos “grados de libertad”, co-mo se dice en la jerga especializada, y las ecuaciones que describen el movimientohabrían de tratar con otras variables infinitas. Pero cada partícula no se mueve conindependencia: su movimiento depende del de sus vecinas, y en uno uniforme, losgrados de libertad llegan a ser escasos”75.

142 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

75. J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, pp. 131-32.

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La mecánica clásica funcionó bastante bien durante largo tiempo, posibilitan-do importantes avances tecnológicos. Incluso hoy en día tiene un amplio campode aplicación. Pero llegó un momento en que se descubrieron ciertas áreas en queno era aplicable. Había llegado a su límite. El mundo de la mecánica clásica (lógi-co y ordenado de forma precisa) describe parte de la naturaleza. Pero sólo unaparte. En la naturaleza vemos orden, pero también desorden. Junto a organizacióny estabilidad, hay fuerzas igualmente poderosas que tienden en dirección contra-ria. Aquí tenemos que recurrir a la dialéctica, que determina las relaciones entrenecesidad y accidente, que demuestra que la acumulación de pequeños cambiosaparentemente insignificantes de cantidad se transforman repentinamente en sal-tos cualitativos.

Bohm propuso una reinterpretación radical de la mecánica cuántica, unanueva manera de ver la relación entre el todo y las partes: “En estos estudios (...)quedó claro que incluso el sistema de un solo cuerpo tiene una característica nomecánica, en el sentido en que éste y su entorno se tienen que entender como untodo indivisible en el que los análisis normales clásicos de sistema más entorno,considerados como separados y externos, ya no se pueden aplicar”. La relación delas partes “depende crucialmente del estado del todo, de tal manera que no sepuede expresar solamente en términos de propiedades de las partes. De hecho, laspartes se organizan de manera que fluyen del todo”76.

La ley dialéctica de la transformación de la cantidad en calidad expresa la ideade que la materia se comporta de manera distinta en sus diferentes niveles. Así,tenemos el nivel de la materia viviente, estudiado principalmente por la biología;el nivel molecular, cuyas leyes son estudiadas principalmente por la química, perotambién en parte por la física; el nivel subatómico, estudiado por la mecánicacuántica; e incluso hay otro nivel todavía más profundo, el de las partículas ele-mentales, estudiado por la física de partículas. Cada uno de estos niveles tienemuchas subdivisiones.

Se ha demostrado que las leyes que gobiernan el comportamiento de lamateria en cada nivel no son las mismas. Esto ya se vio en el siglo XIX con lateoría cinética de los gases. Si tomamos un recipiente con miles de millones demoléculas gaseosas moviéndose en todas direcciones y en colisión constanteunas con otras, es imposible determinar los movimientos precisos de cada molé-cula individual. En primer lugar, está descartado por razones puramentematemáticas. Pero si fuera posible resolver los problemas matemáticos, en lapráctica sería imposible determinar la posición y velocidad iniciales de cadamolécula, lo que sería necesario para poder predecir su comportamiento. Inclu-so un cambio pequeñísimo en el ángulo inicial del movimiento de cualquiermolécula alteraría su dirección, lo cual a su vez provocaría un cambio mayor enla siguiente colisión, y sucesivamente, llevando a enormes errores en cualquierpredicción.

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76. D. Bohm, op. cit., pp. x y xi.

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Si intentamos aplicar el mismo tipo de razonamiento al comportamiento de losgases en el nivel macroscópico (“normal”), se podría pensar que también es impo-sible predecir su comportamiento. Pero no es así, el comportamiento de los gasesa gran escala se puede predecir perfectamente. Como plantea Bohm:

“Es claro que existe una justificación para hablar de un nivel macroscópicocon un conjunto de cualidades relativamente autónomas y que cumple un con-junto de relaciones relativamente autónomas que efectivamente constituyen unjuego de leyes causales macroscópicas. Por ejemplo, si consideramos una masade agua, sabemos por experiencia directa a gran escala que actúa de una maneracaracterística propia, como un líquido. Con esto queremos decir que muestra todaslas cualidades macroscópicas que asociamos con la liquidez. Por ejemplo, fluye,‘moja’ las cosas, tiende a mantener cierto volumen, etc. En su movimiento cum-ple una serie de ecuaciones hidrodinámicas básicas que se expresan únicamenteen términos de propiedades a gran escala, como presión, temperatura, densidadlocal, velocidad de corriente local, etc. De esta manera, si alguien quiere entenderlas propiedades de la masa de agua, no la trata como un agregado de moléculas,sino más bien como una entidad existente en el nivel macroscópico, que se rigepor leyes adecuadas para ese nivel”.

Esto no quiere decir que su composición molecular no tenga nada que ver conel comportamiento del agua. Al contrario. La relación entre las moléculas deter-mina, por ejemplo, si se manifiesta como un líquido, un sólido o un gas. Perocomo plantea Bohm, existe una relativa autonomía, la materia se comporta demanera distinta en los diferentes niveles, existe “una cierta estabilidad de losmodos característicos de comportamiento macroscópico, que tienden a mantener-se no sólo más o menos independientemente de lo que hagan las moléculas, sinotambién de las diferentes interferencias a las que pueda estar sometido el sistemadesde el exterior”77.

¿ES POSIBLE LA PREDICCIÓN?

Cuando tiramos una moneda al aire, se puede decir que la probabilidad de quesalga cara o salga cruz es del 50%. Es un fenómeno puramente aleatorio, no sepuede predecir. (Por cierto que, mientras está rodando, la moneda no es ni carani cruz; la dialéctica —y la nueva física— dirían que es a la vez cara y cruz). Enla medida en que sólo hay dos resultados posibles, predomina la casualidad. Perola cosa cambia cuando implicamos grandes cantidades. Los dueños de los casi-nos, que se basan supuestamente en juegos de azar, saben que a largo plazo elcero y el doble cero saldrán con tanta frecuencia como cualquier otro número, ypor lo tanto pueden embolsarse un beneficio considerable y predecible. Lomismo se aplica a las compañías de seguros, que ganan gran cantidad de dinero

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77. Ibíd., pp. 50-51.

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en función de probabilidades precisas que, en último término, se convierten encertidumbres prácticas, incluso a pesar de que el destino de sus clientes indivi-duales no es predecible.

Lo que se conoce como “acontecimientos casuales a gran escala” se puedeaplicar a un amplio espectro de fenómenos físicos, químicos, sociales y biológi-cos, desde el sexo de los niños a la frecuencia de defectos de fabricación en unalínea de producción. Las leyes de la probabilidad tienen una larga historia y hansido utilizadas en el pasado en diferentes esferas: la teoría de los errores (Gauss),la teoría de la precisión en el tiro (Poisson, Laplace) y, sobre todo, la estadística.Por ejemplo, la ley de los grandes números establece el principio general de queel efecto combinado de un gran número de factores accidentales produce, en unagama muy amplia, resultados que son casi independientes del azar. Esta idea laexpresó ya en 1713 Bernoulli, cuya teoría fue generalizada por Poisson en 1837 yafinada por Chebyshev en 1867. Todo lo que hizo Heisenberg fue aplicar lasmatemáticas de los acontecimientos casuales a gran escala a los movimientos delas partículas subatómicas, donde, como era de esperar, el elemento de casualidadse superó rápidamente.

“La mecánica cuántica, habiendo descubierto leyes precisas y maravillosasque gobiernan las probabilidades, es con números como estos con los que la cien-cia supera su handicap de indeterminación básica. De esta manera la ciencia pre-dice decididamente. Aunque ahora se confiesen humildemente incapaces de pre-decir el comportamiento exacto de electrones o fotones individuales u otras enti-dades fundamentales, sin embargo te pueden decir con bastante confianza cómodeben comportarse en grandes cantidades”78.

De la casualidad aparente surge un modelo de comportamiento. La búsquedade estos modelos, es decir, de las leyes subyacentes, conforma la base de toda lahistoria de la ciencia. Por supuesto, si aceptamos que todo es simplemente casual,que no hay causalidad, y que, en cualquier caso, no podemos conocer nada por-que hay limitaciones objetivas a nuestro conocimiento, entonces estaremos per-diendo el tiempo. Por suerte, la historia de la ciencia demuestra que esa clase detemores no tienen ningún fundamento. En la gran mayoría de las observacionescientíficas, el grado de indeterminación es tan pequeño que, a efectos prácticos,se puede ignorar. Para los objetos cotidianos, el principio de incertidumbre escompletamente inservible. Así, todos los intentos de sacar de él conclusionesfilosóficas para aplicarlas al conocimiento y a la ciencia son en general simple-mente un truco deshonesto. Incluso en el nivel subatómico no significa de ningu-na manera que no se puedan hacer predicciones precisas. Al contrario, la mecáni-ca cuántica hace predicciones muy exactas. Es imposible alcanzar un alto gradode determinación sobre las coordenadas de partículas individuales, que por lotanto se puede decir que son casuales, pero al final de la casualidad surge el ordeny la uniformidad.

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78. B. Hoffmann, op. cit., p. 152.

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Accidente, casualidad, contingencia, etc., son fenómenos que no se puedendefinir solamente en términos de las propiedades conocidas de los objetos enestudio. Sin embargo, esto no significa que no se puedan comprender. Conside-remos un ejemplo típico de acontecimiento casual: un accidente de coche. Unaccidente individual está determinado por un número infinito de acontecimien-tos casuales: si el conductor hubiese salido de casa un minuto antes, si nohubiese vuelto la cabeza durante una fracción de segundo, si condujese máslento, si la anciana no hubiese cruzado la calle, etc., etc. Todos hemos oído estetipo de cosas muchas veces. El número de causas aquí es literalmente infinito.Precisamente por esto el acontecimiento es completamente impredecible. Esaccidental, en vez de necesario, porque podría o no haber sucedido. Este tipode acontecimientos, contrariamente a la teoría de Laplace, están condicionadospor tal cantidad de factores independientes, que no se pueden determinar enabsoluto.

Sin embargo, al considerar un gran número de accidentes de este tipo el cua-dro cambia totalmente. Hay tendencias regulares que se pueden calcular y prede-cir con precisión, por lo que se llaman leyes estadísticas. No podemos predecir unaccidente individual, pero sí (y con bastante precisión) el número de accidentesque se producirán en una ciudad en un determinado período de tiempo. No sóloeso, sino que se pueden introducir leyes y normas que repercutan en el número deaccidentes. Hay leyes que gobiernan la casualidad que son tan necesarias como laspropias leyes de la causalidad.

La relación real entre causalidad y casualidad fue elaborada por Hegel, queexplicó que la necesidad se expresa a través del accidente. Un buen ejemplo deesto es el propio origen de la vida. El científico ruso Oparin explica cómo, enlas complejas condiciones del período inicial de la historia de la Tierra, losmovimientos casuales de las moléculas tenderían a formar agregados molecula-res cada vez más complejos, con todo tipo de combinaciones al azar. Llegadosa cierto punto, este enorme número de combinaciones accidentales dan lugar aun salto cualitativo: el surgimiento de la materia viviente. A partir de estemomento, el proceso deja de ser una cosa puramente casual. La materia vivaempieza a evolucionar siguiendo ciertas leyes, reflejando el cambio en las con-diciones. La relación entre accidente y necesidad en la ciencia ha sido estudia-da por David Bohm:

“Vemos, por lo tanto, el importante papel de la casualidad. Si le damos sufi-ciente tiempo, hace posible, y de hecho incluso inevitable, todo tipo de combi-naciones de cosas. Con toda seguridad, llegará un momento en que ocurrirá unade esas combinaciones que pone en marcha procesos irreversibles o líneas de de-sarrollo que sustraen el sistema de la influencia de fluctuaciones casuales. Así,uno de los efectos de la casualidad es ayudar a ‘agitar las cosas’ de tal manera quepermita el inicio de líneas de desarrollo cualitativamente nuevas”.

Polemizando contra la interpretación idealista subjetiva de la mecánica cuán-tica, Bohm demuestra de manera concluyente la relación dialéctica entre causali-

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dad y casualidad. Toda la historia del pensamiento humano demuestra la existen-cia de la causalidad. No es una cuestión de especulación filosófica, sino de prác-tica y del proceso sin fin del conocimiento humano:

“Las leyes causales en un problema específico no se pueden conocer a priori;se tienen que encontrar en la naturaleza. Sin embargo, respondiendo a la expe-riencia científica de muchas generaciones, junto con el marco general de laexperiencia humana a lo largo de incontables siglos, se han desarrollado métodosbastante bien definidos de encontrar las leyes causales. La primera cosa que sugie-re leyes causales es, por supuesto, la existencia de una relación regular que semantiene en una amplia gama de variaciones de las condiciones. Cuando encon-tramos regularidades de este tipo, no suponemos que han surgido de manera arbi-traria, caprichosa o por coincidencia, sino que (...) damos por supuesto, por lomenos provisionalmente, que son el resultado de relaciones causales necesarias. Eincluso respecto a las irregularidades, que siempre existen junto a las regularida-des, uno espera, sobre la base de la experiencia científica general, que fenómenosque pueden parecernos completamente irregulares en el contexto de un estadioconcreto de desarrollo de nuestra comprensión, más adelante se verá que contie-nen tipos de regularidades más sutiles, que a su vez nos sugerirán la existencia derelaciones causales más profundas”79.

HEGEL, SOBRE LA NECESIDAD Y EL ACCIDENTE

Analizando las características del ser en todas sus manifestaciones, Hegel tratasobre la relación entre potencial y actual, y también entre necesidad y accidente(“contingencia”). Sobre esta cuestión, es importante clarificar una de las frasesmás conocidas (o notorias) de Hegel: “Lo que es racional es real, y lo que es reales racional”80. A primera vista esta afirmación parece un poco mística, y tambiénreaccionaria, dado que parece implicar que todo lo que existe es racional, y por lotanto está justificado. Pero esto no es en absoluto lo que Hegel quería decir, comoexplicó Engels:

“Ahora bien; según Hegel, la realidad no es, ni mucho menos, un atributoinherente a una situación social o política dada en todas las circunstancias y entodos los tiempos. Al contrario. La república romana era real, pero el Imperioromano que la desplazó lo era también. En 1789, la monarquía francesa se habíahecho tan irreal, es decir, tan despojada de toda necesidad, tan irracional, quehubo de ser barrida por la Gran Revolución, de la que Hegel hablaba siemprecon el mayor entusiasmo. Como vemos, aquí lo irreal era la monarquía y lo realla revolución. Y así, en el curso del desarrollo, todo lo que un día fue real se tor-na irreal, pierde su necesidad, su razón de ser, su carácter racional, y el puesto

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79. D. Bohm, op. cit., pp. 25 y 4.80. Hegel, Philosophy of Right, p. 10.

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de lo real que agoniza es ocupado por una nueva realidad viable; pacíficamentesi lo viejo es bastante razonable para resignarse a morir sin lucha; por la fuerzasi se opone a esta necesidad. De este modo, la tesis de Hegel se torna, por la pro-pia dialéctica hegeliana, en su reverso: todo lo que es real, dentro de los domi-nios de la historia humana, se convierte con el tiempo en irracional; lo es ya, porconsiguiente, por el destino que le espera, lleva en sí, de antemano, el germen delo irracional; y todo lo que es racional en la cabeza del hombre se halla destina-do a ser un día real, por mucho que hoy choque todavía con la aparente realidadexistente. La tesis de que todo lo real es racional se resuelve, siguiendo todas lasreglas del método discursivo hegeliano, en esta otra: todo lo que existe mereceperecer”81.

Una forma dada de sociedad es “racional” en la medida en que logra su pro-pósito, es decir, desarrolla las fuerzas productivas, aumenta el nivel cultural y, portanto, impulsa el progreso humano. Una vez que ya no es capaz de hacerlo, entraen contradicción consigo misma, es decir, pasa a ser irracional e irreal y deja detener derecho a existir. Así, incluso en los pronunciamientos aparentemente másreaccionarios de Hegel se esconde una idea revolucionaria.

Todo lo que existe obviamente lo hace por necesidad. Pero no todo puede exis-tir. La existencia potencial no es todavía existencia real. En Ciencia de la Lógica,Hegel traza detalladamente el proceso por el que la posibilidad pasa a ser proba-bilidad, y ésta se convierte en inevitable (“necesidad”). En vista de la enorme con-fusión que ha surgido en la ciencia moderna sobre la cuestión de la “probabili-dad”, un estudio del tratamiento completo y profundo que hizo Hegel de estacuestión es muy instructivo.

Posibilidad y realidad denotan el desarrollo dialéctico del mundo real y de lasdiferentes etapas en el surgimiento y desarrollo de los objetos. Una cosa que exis-te contiene potencialmente en sí misma la tendencia objetiva al desarrollo, o porlo menos la ausencia de condiciones que imposibilitarían que existiese. Pero hayuna diferencia entre la posibilidad abstracta y el potencial real, aunque frecuente-mente se confunden ambas cosas. La posibilidad abstracta o formal expresa úni-camente la ausencia de condiciones que podrían impedir un determinado fenóme-no, pero no implica la presencia de condiciones que hagan inevitable su aparición.

Esto provoca una confusión infinita y es un truco que sirve para justificartoda clase de ideas absurdas y arbitrarias. Por ejemplo, se dice que si se dejase aun mono teclear en una máquina de escribir durante suficiente tiempo acabaríapor producir uno de los sonetos de Shakespeare. Este objetivo parece muy mo-desto. ¿Por qué un solo soneto y no todas sus obras completas? De hecho, ¿porqué no toda la literatura universal, con la teoría de la relatividad y las sinfoníasde Beethoven, para redondear? La simple afirmación de que es “estadísticamen-te posible” no nos hace avanzar un solo paso. Los complejos procesos de la natu-raleza, la sociedad y el pensamiento humano no son susceptibles de simple tra-

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81. Marx y Engels, Obras Escogidas, vol. III, pp. 356-57.

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tamiento estadístico, ni tampoco las obras maestras de la literatura surgirán sim-plemente por accidente, independientemente del tiempo que esperemos a que elmono nos las teclee.

Para que lo potencial se convierta en real se requiere una concatenación con-creta de circunstancias. Es más, no es un proceso simple y lineal, sino dialéctico,en el que tarde o temprano una acumulación de pequeños cambios cuantitativosprovoca un salto cualitativo. Lo real (a diferencia de lo abstracto) implica la pre-sencia de todos los factores necesarios para que lo potencial pierda su provisio-nalidad y se realice. Y como Hegel explica, sigue siendo real sólo en la medida enque estas condiciones existen, y no por más tiempo. Esto es cierto tanto si nosreferimos a la vida de un individuo, una forma socioeconómica determinada, unateoría científica o un fenómeno natural. El punto en que un cambio se convierteen inevitable se puede determinar con la línea nodal de las relaciones de medidahegeliana. Si consideramos cualquier proceso como una línea, veremos que enella existen puntos específicos (“puntos nodales”) en que los procesos sufren unaaceleración brusca, un salto cualitativo.

Es fácil identificar causa y efecto en casos aislados, como cuando golpeamosuna pelota con un bate. Pero en un sentido más amplio, el concepto de causalidadse complica bastante. Las causas y efectos individuales se pierden en un vastoocéano de interacciones, en que la causa se convierte en efecto y viceversa. Inten-ta trazar el acontecimiento más simple hasta sus “causas últimas” y verás cómo laeternidad no es suficientemente larga para hacerlo. Siempre habrá una nuevacausa que, a su vez, tendrá que ser explicada, y así hasta el infinito. Esta parado-ja ha penetrado en la conciencia popular en dichos como éste:

Por un clavo, se perdió la herradura;Por una herradura, se perdió el caballo;Por un caballo, se perdió el jinete;Por un jinete, se perdió la batalla;Por una batalla, se perdió el reino.Y todo por la falta de un clavo.

La imposibilidad de establecer la “causa última” ha llevado a alguna gente aabandonar la misma idea de causa. Todo se considera fortuito y accidental. En elsiglo XX, esta posición ha sido adoptada, al menos en teoría, por una gran canti-dad de científicos, debido a una incorrecta interpretación de los resultados de lafísica cuántica, especialmente en lo referente a las posiciones filosóficas deHeisenberg. Hegel respondió a estos argumentos por adelantado cuando explicóla relación dialéctica entre accidente y necesidad.

Hegel explicó que no existe la causalidad en el sentido de causa y efecto ais-lados. Cada efecto tiene su efecto contrario y cada acción tiene su reacción. Laidea de causa y efecto aisladamente es una abstracción tomada de la física new-toniana clásica, con la que Hegel era muy crítico a pesar de que en aquella época

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tenía mucho prestigio. Una vez más, Hegel se adelantó a su época. En lugar de laacción-reacción de la mecánica, él avanzó la noción de reciprocidad, de una inte-racción universal. Cada cosa influye sobre todas las demás cosas, y a su vez es in-fluida y determinada por las demás. De esta manera, Hegel reintrodujo el con-cepto de accidente, que había sido rigurosamente expulsado de la ciencia por lafilosofía mecanicista de Newton y Laplace.

A primera vista, parecemos perdidos en un gran número de accidentes. Peroesta confusión es sólo aparente. El orden surge del caos. Los fenómenos acciden-tales que constantemente aparecen y desaparecen, como las olas en la superficiedel océano, expresan un proceso más profundo que no es accidental, sino necesa-rio. En un punto decisivo, esta necesidad se expresa a través del accidente. Estaidea de la unidad dialéctica de necesidad y accidente puede parecer extraña, peroqueda totalmente confirmada por toda una serie de observaciones en los camposmás diversos de la ciencia y la sociedad. El mecanismo de la selección natural enla teoría de la evolución es el ejemplo más conocido. Pero hay otros muchos ejem-plos. En los últimos años se han hecho muchos descubrimientos en el campo dela teoría del caos, que detallan precisamente cómo “el orden surge del caos”, quees exactamente lo que Hegel elaboró hace más de siglo y medio.

Debemos recordar que Hegel vivió a principios del siglo XIX, cuando la cien-cia estaba completamente dominada por la física mecánica clásica y cincuentaaños antes de que Darwin desarrollase la idea de la selección natural a través demutaciones accidentales. No tenía ninguna evidencia científica para respaldar suteoría de que la necesidad se expresa a través del accidente. Pero esta es la ideacentral que sustenta el pensamiento científico más moderno e innovador.

Esta profunda ley es igualmente fundamental para una comprensión de la his-toria. Marx escribió a Kugelmann, en 1871: “La historia universal sería por cier-to muy fácil de hacer si la lucha sólo se aceptase a condición de que se presenta-sen perspectivas infaliblemente favorables. Sería por otra parte de naturaleza muymística si el ‘azar’ no desempeñase ningún papel. Estos mismos accidentes caennaturalmente en el curso general del desarrollo y son compensados a su vez porotros accidentes Pero la aceleración y el retardo dependen en mucho de tales‘accidentes’, entre los que figura el ‘accidente’ del carácter de quienes aparecen alprincipio a la cabeza del movimiento”82.

Engels planteó lo mismo algunos años después respecto al papel de los “gran-des hombres” en la historia: “Los propios hombres hacen su historia, pero hastaahora no la hacen con una voluntad colectiva o de acuerdo a un plan colectivo, nisiquiera dentro de una sociedad dada perfectamente definida. Sus esfuerzos seentrechocan, y por esta misma razón todas esas sociedades son gobernadas por lanecesidad, la que es complementada por y aparece en la forma de azar. La nece-sidad que aquí se impone en medio de todos los accidentes es, nuevamente y enúltima instancia, la necesidad económica. Es aquí donde interviene la cuestión de

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82. Carta de Marx a Kugelmann (17/4/1871), en Marx y Engels, Correspondencia, p. 265.

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los llamados grandes hombres. El que tal y tal hombre, y precisamente ese hom-bre, surja en un momento determinado en un país dado, es por supuesto puro acci-dente. Pero suprímaselo, y habrá demanda de un sustituto, y éste será encontrado,bueno o malo, pero a la larga se le encontrará”83.

DETERMINISMO Y CAOS

La teoría del caos trata de procesos en la naturaleza que aparentemente son caóti-cos o casuales. La definición de caos en un diccionario sugiere desorden, confu-sión, casualidad o accidentalidad: movimiento al azar sin propósito, objetivo oprincipio. Pero la intervención de la “casualidad” pura en los procesos materialesinvita a la entrada de factores no físicos, es decir, metafísicos: intervención divi-na o espiritual. Debido a que trata con acontecimientos “casuales”, la nueva cien-cia del caos tiene profundas implicaciones filosóficas.

Se ha demostrado que procesos naturales que antes se consideraban aleatorioso caóticos tienen unas leyes internas en el sentido científico, implicando causasdeterministas. Es más, este descubrimiento tiene una aplicación tan amplia, por nodecir universal, que ha originado una nueva ciencia —algunos dirían una revolu-ción— con un nuevo enfoque y una nueva metodología aplicables a todas las cien-cias establecidas: la ciencia del caos. Cuando un bloque de metal se magnetiza,entra en un “estado ordenado” en el que todas sus partículas apuntan en el mismosentido. Se pueden orientar en un sentido u otro. Teóricamente, es “libre” deorientarse en cualquier dirección. En la práctica, cada pequeña pieza de metaltoma la misma “decisión”.

Un científico del caos ha desarrollado las reglas matemáticas que describen la“geometría fractal” de una hoja del helecho asplenio negro. Metió toda la infor-mación en un ordenador que también tiene un generador casual de números y estáprogramado para crear un dibujo utilizando puntos casualmente colocados en lapantalla. A medida que progresa el experimento, es imposible anticipar donde apa-recerá cada punto. Pero infaliblemente aparece la imagen de la hoja de helecho.La similitud superficial entre estos dos experimentos es obvia, pero sugiere unparalelo más profundo. De la misma manera que el ordenador basaba en reglasmatemáticas bien definidas su selección aparentemente casual de puntos (y paraun observador desde “fuera” del ordenador, a efectos prácticos es casual), tambiénsugeriría que el comportamiento de los fotones (y, por extensión, de todos losacontecimientos cuánticos) está sujeto a reglas matemáticas subyacentes que sinembargo en este momento están más allá de la comprensión humana.

El punto de vista marxista plantea que todo el universo, toda la realidad, sebasa en fuerzas y procesos materiales. La conciencia humana es en última instan-cia sólo un reflejo del mundo real que existe fuera de ella, un reflejo basado en la

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83. Carta de Engels a H. Starkenburg (25/1/1894), en Marx y Engels, Correspondencia, p. 427.

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interacción física entre el cuerpo humano y el mundo material. En el mundo mate-rial no hay discontinuidad, no hay interrupción en la interconexión física deacontecimientos y procesos. En otras palabras, no queda ningún espacio para laintervención de fuerzas metafísicas o espirituales. El materialismo dialéctico, dijoEngels, es la ciencia de la interconexión universal. Es más, la interconexión delmundo físico se basa en el principio de causalidad, dado que los procesos yacontecimientos están determinados por sus condiciones y la legitimidad de susinterrelaciones:

“Lo primero que nos llama la atención al considerar la materia en movimien-to es la interrelación de cada uno de los movimientos de los distintos cuerpos, elhecho de que estén determinados uno por el otro. Pero no sólo advertimos que aun movimiento determinado le sigue otro, sino también que podemos provocar unmovimiento creando las condiciones en que se produce en la naturaleza, queinclusive podemos provocar movimientos que no ocurren para nada en la natu-raleza (industria), por lo menos no de esa manera, y que podemos dar a dichosmovimientos una dirección y actitud predeterminadas. De esta manera, por laactividad de los seres humanos, se establece la idea de causalidad, la idea de queun movimiento es la causa de otro”84.

La complejidad del mundo puede disfrazar los procesos de causa y efectohasta hacerlos indistinguibles, pero eso no altera la lógica subyacente. ComoEngels explicó, “causa y efecto son representaciones que no tienen validez comotales, sino en la aplicación a cada caso particular, y que se funden en cuanto con-templamos el caso particular en su conexión general con el todo del mundo, y sedisuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y losefectos cambian constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí oentonces es causa, y viceversa”85.

La teoría del caos representa indudablemente un gran avance, pero tambiénposee ciertas formulaciones cuestionables. El famoso efecto mariposa, según elcual una mariposa bate sus alas en Tokio y provoca una tormenta la semana si-guiente en Chicago, es sin duda un ejemplo sensacional pensado para provocarcontroversia. Pero formulado así es incorrecto. Los cambios cualitativos sólo pue-den darse como resultado de una acumulación de cambios cuantitativos. Un cam-bio pequeño, accidental (una mariposa batiendo las alas) sólo puede producir unresultado dramático si todas las condiciones para una tormenta ya estaban dadas.En este caso, la necesidad se expresa a través del accidente. Pero sólo en este caso.

La relación dialéctica entre necesidad y accidente se puede ver en el procesode selección natural. La cantidad de mutaciones casuales en los organismos esinfinitamente grande. Sin embargo, en un entorno particular, una de estas mu-taciones puede ser útil al organismo y permanecer, mientras que las otras pere-cen. La necesidad, una y otra vez, se manifiesta a través de la agencia del

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84. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 184.85. Engels, Anti-Dühring, p. 22.

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accidente. En cierto sentido, la aparición de la vida sobre la Tierra puede ser vistacomo un “accidente”. No estaba predeterminado que la Tierra estuviese situadaexactamente a la distancia correcta del Sol ni que contase con la gravedad yatmósfera adecuadas para que sucediese. Pero dada esta concatenación de cir-cunstancias, después de un tiempo, de entre un enorme número de reaccionesquímicas surge inevitablemente la vida. Esto se aplica no sólo a nuestro propioplaneta, sino también a una gran cantidad de planetas, aunque no de nuestro sis-tema solar, en los que existen condiciones similares. Sin embargo, una vez sur-gida, la vida deja de ser una cuestión accidental y se desarrolla de acuerdo consus propias leyes internas.

La propia conciencia no surge de un plan divino, sino que en cierto sentidotambién surge del “accidente” de la bipedación (posición erguida), que liberó lasmanos e hizo posible que los humanos primitivos evolucionaran hacia animalesfabricantes de herramientas. Es probable que este salto evolutivo fuese el resulta-do de un cambio climático en África Occidental que destruyó parcialmente elhábitat forestal de nuestros antecesores simiescos. Esto fue un accidente. ComoEngels explica en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre,ésta fue la base sobre la que se desarrolló la conciencia humana. Pero en un sen-tido amplio, el surgimiento de la conciencia —materia consciente de sí misma—no se puede considerar como un accidente, sino como el producto necesario de laevolución de la materia, que pasa de las formas más simples a las más complejasy que, cuando existen las condiciones, inevitablemente dará paso a la vida inteli-gente, a formas superiores de conciencia, a sociedades complejas y a lo que cono-cemos como civilización.

En su Metafísica, Aristóteles dedica bastante espacio a la discusión sobre lanaturaleza de la necesidad y el accidente. Nos da un ejemplo: las palabras acci-dentales que provocan una pelea. En una situación tensa, por ejemplo un ma-trimonio en dificultades, incluso el comentario más inocuo puede provocar unariña. Pero está claro que las palabras que se han dicho no son la causa de la dis-puta. Es el producto de una acumulación de presiones y tensiones que antes o des-pués llegan a un punto de ruptura. Cuando se llega a este punto, el cambio másmínimo puede provocar una explosión. Podemos ver el mismo fenómeno en unaempresa. Durante años, unos trabajadores aparentemente dóciles, temerosos delparo están dispuestos a aceptar todo tipo de imposiciones (reducciones salariales,despidos de compañeros, empeoramiento de las condiciones, etc.). En la superfi-cie, aparentemente no pasa nada. Pero bajo ella se está produciendo un incremen-to constante del descontento, que, llegado a cierto punto, tiene que encontrar unaexpresión. Un día los trabajadores deciden que “ya basta”. En ese preciso momen-to, incluso el incidente más trivial puede provocar una huelga. Toda la situaciónse convierte en su contraria.

Existe una gran analogía entre la lucha de clases y los conflictos entre lasnaciones. En agosto de 1914, el príncipe heredero del Imperio Austro-húngarofue asesinado en Sarajevo. Supuestamente esta fue la causa de la Primera Gue-

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rra Mundial. Pero de hecho solamente fue un accidente histórico que podía nohaber sucedido. Antes de 1914 hubo gran cantidad de accidentes similares (elincidente de Marruecos, el incidente de Agadir) que igualmente podrían haberllevado a la guerra. La causa real de la Primera Guerra Mundial fue la acumu-lación de contradicciones insuperables entre las principales potencias imperia-listas (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Austria-Hungría y Rusia). Alcanzadoun punto crítico, una pequeña chispa en los Balcanes hizo arder todo el materialinflamable acumulado.

También vemos el mismo fenómeno en la economía. En el momento de escri-bir estas líneas, la City de Londres se ha visto sacudida por el colapso del Barings.Inmediatamente se echó la culpa a las actividades fraudulentas de uno de losempleados en Singapur del banco. Pero el colapso del Barings fue simplemente elúltimo síntoma de una enfermedad mucho más profunda del sistema financieromundial. A escala mundial, actualmente hay 25 billones de dólares invertidos enderivados financieros. Esto demuestra que el capitalismo ya no se basa en la pro-ducción, sino, en mayor o menor medida, en actividades especulativas. Que el Sr.Leeson perdiese gran cantidad de dinero en la Bolsa japonesa podría estar rela-cionado con el accidente del terremoto de Kobe, pero los analistas económicosserios comprenden que fue la expresión de una debilidad fundamental del sistemafinanciero internacional. Con o sin el Sr. Leeson, en el futuro nuevos colapsos soninevitables. Las grandes compañías internacionales e instituciones financieras,todas ellas implicadas en estas apuestas atolondradas, están jugando con fuego.Un colapso financiero de grandes proporciones está implícito en la situación.

Se puede admitir que hay muchos fenómenos de los que no entendemos suscausas subyacentes completamente y que, por lo tanto, nos parecen casuales. Estoimplica que, a efectos prácticos, sólo se pueden tratar estadísticamente, como unaruleta. Pero por debajo de estos acontecimientos “casuales” sigue habiendo fuer-zas y procesos que determinan los resultados finales. Vivimos en un mundo gober-nado por el determinismo dialéctico.

MARXISMO Y LIBERTAD

El problema de la relación entre libertad y necesidad era conocido por Aristótelesy discutido interminablemente por los escolásticos medievales. Kant lo utiliza enuna de sus conocidas antinomias, en la que se presenta como una contradiccióninsoluble. En los siglos XVII y XVIII afloró en la matemática como la teoría dela casualidad, relacionada con el juego.

La relación dialéctica entre libertad y necesidad ha resurgido en la teoría delcaos. Doyne Farmer, un físico norteamericano investigador de las dinámicas com-plejas, comenta:

“Desde el punto de vista filosófico, se me antojó que era un medio operativode definir el libre albedrío, que permitía conciliar éste con el determinismo. El sis-

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tema es determinista, pero no se puede decir qué hará a continuación. Al propiotiempo, siempre sentí que los problemas trascendentales del mundo tenían que vercon la creación de la organización, tanto de la vida como de la inteligencia. Pero,¿cómo se estudiaba eso? Lo que hacían los biólogos parecía muy apropiado yespecífico; los químicos no lo hacían, desde luego; los matemáticos no soñabancon hacerlo, y era algo que los físicos jamás hacían. He pensado siempre que laaparición espontánea de la autoorganización debía formar parte de la física. Tenía-mos una moneda con sus dos caras. Aquí había orden en el que brotaba el azar, yallí, un paso más adelante, había azar, en el que el orden subyacía”86.

El determinismo dialéctico no tiene nada en común con el enfoque me-canicista, y todavía menos con el fatalista. De la misma manera que existen leyesque gobiernan la materia orgánica e inorgánica, existen leyes que gobiernan laevolución de la sociedad humana. Los modelos de comportamiento que podemosobservar a través de la historia no son fortuitos. Marx y Engels explicaron que latransición de un sistema social a otro está determinada en última instancia por eldesarrollo de las fuerzas productivas. Cuando un sistema socioeconómico dado yano es capaz de impulsarlas, entra en crisis, preparando el terreno para su derroca-miento revolucionario.

Esto no niega en absoluto el papel del individuo en la historia. Como ya hemosdicho, los seres humanos hacen su propia historia. Sin embargo, sería ingenuopensar que son “agentes libres” cuyo futuro está determinado exclusivamente porsu propia voluntad. Tienen que basarse en condiciones económicas, sociales, polí-ticas, religiosas y culturales creadas al margen de ella. En este sentido, la idea dellibre albedrío no tiene sentido. La opinión de Marx y Engels sobre el papel delindividuo en la historia queda clara en la siguiente cita de La Sagrada Familia:

“La historia no hace nada, ‘no posee inmensas riquezas’, ‘no libra batallas’.Es el hombre, el hombre real y viviente el que lo hace todo, el que posee y com-bate; la ‘historia’ no es como una persona aparte, utilizando al hombre comomedio para conseguir sus propios fines; la historia no es sino la actividad del hom-bre persiguiendo sus propios fines”87.

No es que los seres humanos sean simples marionetas del destino, impotentespara cambiar su sino. Pero los auténticos hombres y mujeres del mundo real delque Marx y Engels escriben no se pueden elevar por encima de la sociedad en queviven. Hegel escribió que “los intereses mueven la vida de los pueblos”. Cons-cientemente o no, los actores individuales en la escena histórica reflejan, en últi-ma instancia, los intereses, opiniones, prejuicios, moral y aspiraciones de unaclase o un grupo social. Esto es obvio incluso para el conocedor más superficialde la historia.

Sin embargo, la ilusión del libre albedrío es persistente. El filósofo alemánLeibniz resaltó que una aguja magnética, si pudiese pensar, sin duda se imagina-

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86. J. Gleick, op. cit., p. 251.87. Marx y Engels, Collected Works, vol. 4, p. 93.

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ría que apunta al Norte porque así lo ha decidido. En el siglo XX, Sigmund Freuddemolió completamente el prejuicio de que las personas tienen un control com-pleto incluso de sus propios pensamientos. Los lapsus freudianos son un ejemploperfecto de la relación dialéctica entre necesidad y accidente. Freud puso nume-rosos ejemplos de errores en el habla, “olvidos” y otros “accidentes” que revelanprocesos psicológicos más profundos.

Como él mismo escribió: “Ciertas inadecuaciones de nuestras capacidadespsíquicas (...) y ciertos comportamientos que no son intencionados demuestranestar bien motivados cuando se someten a una investigación psicoanalítica, yestán determinados a través de la conciencia de motivos desconocidos”88.

Para Freud era un principio fundamental que nada en el comportamientohumano es accidental. Los pequeños errores de la vida cotidiana, los sueños y lossíntomas aparentemente inexplicables de los enfermos mentales no son “acciden-tales”. Por definición, la mente humana no es consciente de sus procesos incons-cientes. Desde el punto de vista del psicoanálisis, cuanto más profunda sea lamotivación inconsciente, más obvio es que la persona no será consciente de ella.Freud comprendió enseguida que estos procesos inconscientes salen a la luz (y porlo tanto pueden ser estudiados) en aquellos comportamientos que la mente cons-ciente rechaza como errores estúpidos o accidentes.

¿Es posible conseguir la libertad? Si lo que queremos decir con acción “libre”es que no esté causada ni determinada, debemos decir francamente que nunca haexistido y nunca existirá. Tal “libertad” imaginaria es pura metafísica. Hegelexplicó que la auténtica libertad es el reconocimiento de la necesidad. En la medi-da en que los seres humanos comprendan las leyes que gobiernan la naturaleza yla sociedad, estarán en condiciones de adueñarse de dichas leyes y utilizarlas ensu propio beneficio. Las auténticas bases materiales para que la humanidad puedallegar a ser libre han sido establecidas por el desarrollo de la industria, la cienciay la técnica. Sólo podremos hablar de desarrollo humano realmente libre en unsistema racional de sociedad que planifique armoniosamente y controle conscien-temente los medios de producción. En palabras de Engels, éste es “el salto delgénero humano del reino de la necesidad al reino de la libertad”.

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88. Freud, The Psychopathology of Everyday Life, p. 193.

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7. La teoría de la relatividad

¿QUÉ ES EL TIEMPO?

Pocas ideas han penetrado tan profundamente en la conciencia humana como la deltiempo. Las nociones de tiempo y espacio han ocupado el pensamiento humanodurante miles de años. Parecen simples y fáciles de comprender a primera vista por-que forman parte de la experiencia cotidiana. Todo existe en el tiempo y en el espacio,así que estos conceptos nos son familiares. No obstante, familiar no equivale necesa-riamente a comprendido. Vistos más de cerca, no son tan fácilmente explicables. Enel siglo V, San Agustín comentó: “Entonces, ¿qué es el tiempo? Si nadie me lo pre-gunta, sé qué es el tiempo. Si quiero explicárselo a quien me lo pregunte, no lo sé”. Eldiccionario tampoco nos ayuda mucho. El tiempo se define como un “período”, y unperíodo es definido como tiempo. ¡Esto no nos hace avanzar mucho! En realidad, lanaturaleza del tiempo y el espacio es un problema filosófico bastante complejo.

Las personas distinguen claramente entre pasado y futuro. El sentido del tiem-po, sin embargo, no es exclusivo de los humanos, ni siquiera lo es de los anima-les. Muchos organismos tienen una especie de “reloj interno”, como las plantasque giran en una dirección durante el día y en otra durante la noche. El tiempo esuna expresión objetiva del estado cambiante de la materia. Esto se revela inclusoen cómo hablamos de ello. Es común decir que el tiempo fluye. De hecho, sólopueden fluir los materiales fluidos. La propia elección de la metáfora demuestraque el tiempo es inseparable de la materia. No es sólo algo subjetivo; es un pro-ceso real que existe en el mundo físico. El tiempo es sólo una expresión del hechode que la materia existe en un estado de cambio constante. El destino y la necesi-dad de todas las cosas materiales es cambiar para convertirse en algo diferente delo que eran. “Todo lo que existe merece perecer”.

Existe un sentido del ritmo subyacente en todas las cosas: el latido del cora-zón humano, los movimientos de las estrellas y los planetas, el flujo y reflujo delas mareas, la alternancia de las estaciones. Todo esto está profundamente marca-do en la conciencia humana no como imaginaciones arbitrarias, sino como fenó-

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menos reales que expresan una verdad profunda sobre el universo. Aquí la intui-ción humana no se equivoca. El tiempo es una manera de expresar cambio de esta-do y movimiento, que son características inseparables de la materia en todas susformas. En el lenguaje tenemos los tiempos presente, pasado y futuro. Esta con-quista colosal de la mente permitió al género humano liberarse de la esclavitud delmomento, elevarse por encima de las situaciones concretas y estar presente nosólo aquí y ahora, sino en el pasado y en el futuro, al menos mentalmente.

Tiempo y movimiento son conceptos inseparables. Son esenciales para toda lavida y todo el conocimiento del mundo, incluidas cada manifestación del pen-samiento y la imaginación. Las mediciones, el pilar básico de la ciencia, serían impo-sibles sin tiempo ni espacio. La música y la danza se basan en el tiempo. El propioarte intenta transmitir un sentido de tiempo y movimiento, que están presentes no sólocomo meras representaciones físicas, sino como diseño. Los colores, formas y líneasde una pintura guían el ojo a través de la superficie en un ritmo y tiempo particular.Esto es lo que da lugar a la sensación, la idea, la emoción transmitida por el arte.Intemporal es una palabra que se utiliza frecuentemente para describir obras de arte,pero en realidad expresa lo contrario de lo que se pretende. No podemos concebir laausencia de tiempo en la medida en que el tiempo está presente en todas las cosas.

Existe una diferencia entre tiempo y espacio. El espacio también expresa cam-bio, como el cambio de posición. La materia existe y se mueve a través del es-pacio. Pero la cantidad de maneras en que esto puede suceder es infinita: adelan-te, atrás, arriba o abajo, y en cualquier medida. El movimiento en el espacio es re-versible. El movimiento en el tiempo es irreversible. Son dos maneras diferentes(y de hecho contradictorias) de expresar la misma propiedad fundamental de lamateria: el cambio. Este es el único Absoluto que existe.

El espacio es el “otro” de la materia, para utilizar la terminología de Hegel,mientras que el tiempo es el proceso por medio del cual la materia (o la energía,que es lo mismo) se transforma constantemente. Normalmente se percibe el tiem-po, “el fuego en el que todos nos consumimos”, como un agente destructivo. Peroes igualmente la expresión de un proceso permanente de autocreación, por mediodel cual la materia está constantemente transformándose en un número infinito deformas. Este proceso se puede ver bastante claramente en la materia inorgánica,sobre todo en el nivel subatómico.

La noción de cambio, expresada en el discurrir del tiempo, penetra profun-damente la conciencia humana. Es la base del elemento trágico en la literatura, elsentimiento de tristeza por el pasar de la vida, que llega a su expresión más bellaen los sonetos de Shakespeare, como este que transmite vívidamente un sentidodel movimiento incesante del tiempo:

Tal como avanzan las olas hacia la pedregosa orilla, así nuestros minutos se apresuran hacia su fin;cada uno intercambiando sitio con aquel que va delante, en afanosa secuela todos tienden a avanzar.

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El tiempo no es irreversible para los seres humanos en exclusiva. Las es-trellas y galaxias también nacen y mueren. El cambio afecta a todo, pero no sóloen el sentido negativo. Junto a la muerte hay vida, y el orden surge espontánea-mente del caos. Las dos caras de la contradicción son inseparables. Sin muerte,la propia vida sería imposible. Cada persona no sólo es consciente de sí misma,sino también de la negación de sí misma, de sus límites. Venimos de la naturale-za y volvemos a ella.

Los mortales comprendemos que, como seres finitos, nuestras vidas tienenque acabar en la muerte. Como el Libro de Job nos recuerda: “El hombre, nacidode mujer, / corto de días y harto de tormentos. / Como la flor, brota y se marchi-ta, / y huye como la sombra sin pararse”89. Los animales no temen su muerte dela misma manera porque no tienen conocimiento de ella. Los seres humanos hanintentado escapar a su destino estableciendo una comunión privilegiada con unaexistencia sobrenatural imaginaria después de la muerte. La idea de la vida eter-na está presente de una u otra manera en casi todas las religiones. Es la fuerzamotriz de la búsqueda egoísta de una inmortalidad imaginaria en un Cielo inexis-tente que nos tiene que consolar del valle de lágrimas de esta tierra pecadora. Así,durante incontables siglos se ha adoctrinado a hombres y mujeres en la resigna-ción ante el sufrimiento y las privaciones en la Tierra, en espera de una vida para-disíaca... cuando se mueran.

Que todo individuo se tiene que morir es bien sabido. En el futuro, la vidahumana se prolongará más allá de su duración “natural”, pero seguirá teniendoun final. Pero lo que es cierto para cada persona concreta no lo es para la espe-cie. Seguimos vivos a través de nuestros hijos, en las memorias de nuestros ami-gos y en la contribución que hacemos al bien de la humanidad. Esta es la únicainmortalidad a la que se nos permite aspirar. Las generaciones pasan, pero sonsustituidas por otras nuevas, que desarrollarán y enriquecerán la actividad y elconocimiento humanos. La humanidad puede conquistar la Tierra y alargar susbrazos hacia el cielo. La auténtica búsqueda de la inmortalidad se realiza en esteproceso sin fin de desarrollo y perfección humanos, en la medida en que hom-bres y mujeres se crean de nuevo a un nivel superior. El máximo objetivo que nospodemos fijar, por tanto, no es un paraíso imaginario en el más allá, sino la luchapara conseguir las auténticas condiciones sociales para construir un paraíso eneste mundo.

Desde nuestras experiencias más primitivas, hemos llegado a comprender laimportancia del tiempo. Por lo tanto no es sorprendente que algunos hayan pen-sado que el tiempo era una mera ilusión, una invención de la mente. Esta opiniónha persistido hasta nuestros días. De hecho, la idea de que el tiempo y el cambioson meras ilusiones no es nueva. Está presente en las religiones más antiguas, co-mo el budismo, y también en filosofías idealistas como las de Pitágoras, Platón yPlotino. La aspiración del budismo es llegar al nirvana, un estado en el que el

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89. Libro de Job (14-1).

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tiempo deja de existir. Fue Heráclito, el padre de la dialéctica, el que entendiócorrectamente el carácter del tiempo y el cambio cuando escribió que “todo es yno es porque todo fluye” y “nos metemos y no nos metemos en la misma corrienteporque somos y no somos”.

La idea del cambio como algo cíclico es un producto de una sociedad agríco-la totalmente dependiente del paso de las estaciones. El estilo de vida estáticoenraizado en el modo de producción de las primeras sociedades encontró suexpresión en filosofías estáticas. La Iglesia católica no podía tolerar la cosmologíade Copérnico y Galileo debido a que desafiaba el punto de vista existente sobre elmundo y la sociedad. Sólo el desarrollo de la industria bajo el capitalismo des-trozó los viejos y lentos ritmos de la vida campesina, aboliendo en la producciónno sólo la diferencia entre las estaciones, sino incluso entre el día y la noche, enla medida en que las máquinas funcionan veinticuatro horas al día, siete días a lasemana, cincuenta y dos semanas al año, bajo el brillo de la luz artificial. El capi-talismo ha revolucionado los medios de producción, y con ellos la mente de hom-bres y mujeres. Sin embargo, el progreso de ésta ha demostrado ser mucho máslento que el de los medios de producción. El conservadurismo de la mente sedemuestra en el intento constante de aferrarse a las ideas anticuadas, a las viejascertidumbres pasadas de moda y, en última instancia, a la vieja esperanza de unavida después de la muerte.

La idea de que el universo tiene que tener un principio y un final ha sido re-vivida en las últimas décadas por la teoría cosmológica del big bang, que condu-ce inexorablemente a un ser sobrenatural que crea el mundo de la nada según unplan insondable y lo mantiene en funcionamiento tanto tiempo como Él conside-ra necesario. La vieja cosmología religiosa de Moisés, Isaías, Tertuliano y delTimeo de Platón resurge increíblemente en los escritos de algunos de los cosmó-logos y físicos teóricos modernos. Esto no es ninguna novedad. Cada sistemasocial que entra en una fase de declive irreversible siempre presenta su propiadecadencia como el fin del mundo o, mejor, como el fin del universo. Sin embar-go, el universo sigue funcionando indiferente al destino de esta o aquella forma-ción social temporal en la Tierra. El género humano continúa viviendo, luchandoy, a pesar de todo, desarrollándose y progresando. De tal manera que cada perío-do parte de un nivel superior que el precedente. Y, en principio, este proceso notiene límite.

TIEMPO Y FILOSOFÍA

Los antiguos griegos tenían una comprensión mucho más profunda que la actualdel significado del tiempo, el espacio y el movimiento. Además de Heráclito, elgran dialéctico de la antigüedad, también los grandes filósofos de Elea (Parméni-des y Zenón) llegaron a una concepción muy científica de estos fenómenos. Losatomistas griegos ya plantearon una imagen del universo que no necesitaba

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ningún Creador, ni principio ni final. Generalmente el espacio y la materia se con-sideran opuestos, como reflejan los conceptos de “lleno” y “vacío”. En la prácti-ca, sin embargo, el uno no puede existir sin la otra. Se presuponen, determinan,limitan y definen recíprocamente. La unidad de espacio y materia es la más fun-damental de todas las unidades de contrarios. Esto ya lo comprendieron los ato-mistas griegos, que concebían el mundo como compuesto sólo de dos elementos:los “átomos” y el “vacío”. En esencia, esta visión del universo es correcta.

En la historia de la filosofía, el relativismo ha existido en muchas ocasiones.Los sofistas consideraban que “el hombre es la medida de todas las cosas”. Ellosfueron los relativistas por excelencia. Negando la posibilidad de la verdadabsoluta, se inclinaron hacia el subjetivismo extremo. Hoy en día los sofistas tie-nen mala prensa, pero en realidad representaron un paso adelante en la filosofía.Aunque en sus filas había muchos charlatanes, también había un número dedialécticos de talento, como Protágoras. La dialéctica del sofismo se basaba en laidea correcta de que la verdad tiene muchas caras. Una cosa puede tener muchaspropiedades. Es necesario ser capaz de ver un fenómeno desde diferentes ángu-los. Para el pensador no dialéctico, el mundo es un lugar muy sencillo, com-puesto de cosas que existen por separado las unas de las otras. Cada cosa tieneuna existencia sólida en el tiempo y el espacio. Está delante de mí “aquí” y“ahora”. Sin embargo, si lo vemos más de cerca, estas palabras tan familiares noson más que abstracciones unilaterales.

Aristóteles estudió con rigor y profundidad el espacio, el tiempo y el movi-miento. Escribió que sólo hay dos cosas imperecederas: tiempo y cambio, que él,correctamente, considera idénticos: “Sin embargo, es imposible que el movi-miento se pueda generar o perecer, tiene que haber existido siempre. Tampoco eltiempo puede empezar a existir o cesar, porque no puede haber un ‘antes’ ni un‘después’ donde no hay tiempo. El movimiento, por tanto, es también continuo,en el sentido en que lo es el tiempo, porque el tiempo es la misma cosa que elmovimiento o un atributo de éste; por lo tanto el movimiento tiene que ser conti-nuo como lo es el tiempo, y si lo es, tiene que ser local y circular”. En otra parteafirma: “El movimiento no puede empezar ni cesar: tampoco el tiempo puedeempezar ni cesar”90. Los filósofos de la Grecia clásica eran mucho más sabios quelos que ahora escriben sobre el “principio del tiempo”, ¡y sin inmutarse!

El filósofo idealista alemán, Immanuel Kant fue la persona que estudió máscompletamente la cuestión del tiempo y el espacio después de Aristóteles, aunquesus conclusiones fueron en última instancia insatisfactorias. Todo objeto materiales un conjunto de diferentes propiedades. Si dejamos de lado todas esas pro-piedades concretas, sólo nos quedan dos abstracciones: tiempo y espacio. Kant diouna base filosófica a la idea de que tiempo y espacio son entidades metafísicasrealmente existentes, planteando que espacio y tiempo eran “fenomenalmente rea-les”, pero no podían ser conocidos “en sí mismos”.

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 161

90. Aristóteles, op. cit., pp. 342 y 1b.

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El tiempo y el espacio son propiedades de la materia y no se pueden concebirseparadas de ella. En su Crítica de la razón pura, Kant planteó que tiempo y espa-cio no eran conceptos objetivos deducidos de observaciones de objetos materia-les, sino que eran algo innato. De hecho, todo los conceptos de la geometría sederivan de observaciones de objetos materiales. Uno de los logros de la teoría dela relatividad general de Einstein fue precisamente desarrollar la geometría comouna ciencia empírica, cuyos axiomas se deducen de mediciones reales y difierende los axiomas de la geometría euclidiana clásica, que incorrectamente se suponíaeran productos puros de la razón deducidos únicamente de la lógica.

Kant intentó justificar sus afirmaciones en la sección de Crítica de la razónpura conocida como las Antinomias, que trata de los fenómenos contradictoriosdel mundo real, incluidos el tiempo y el espacio. Las cuatro primeras antinomias(cosmológicas) kantianas tratan esta cuestión. Kant tuvo el mérito de plantear laexistencia de estas contradicciones, pero su explicación fue incompleta. Le tocóal gran dialéctico Hegel resolver la contradicción en su Ciencia de la Lógica.

Durante todo el siglo XVIII, la ciencia estuvo dominada por las teorías dela mecánica clásica, y un hombre puso su sello a toda esta época. El poetaAlexander Pope resume la actitud aduladora de los contemporáneos de Newtonen este verso:

La naturaleza y sus leyes estaban en la oscuridad:Dios dijo ‘que sea Newton’, e hízose la luz.

Newton concebía el tiempo como fluyendo por una línea continua en todaspartes. Incluso si no hubiese materia, habría un marco espacial y el tiempo fluiría“a través” de él. El marco espacial absoluto de Newton se suponía lleno de unsupuesto éter a través del que fluían las ondas lumínicas. Newton pensaba que eltiempo era como un enorme “contenedor” dentro del cual todo existía y cambia-ba. En esta idea se concibe el tiempo como si tuviese una existencia separada yaparte del universo natural. El tiempo existiría aunque no existiese el universo.Esto es característico del método mecánico (e idealista), que concebía tiempo,espacio, materia y movimiento como cosas absolutamente separadas. En realidad,es imposible separarlas.

La física newtoniana estaba condicionada por la mecánica, que en el siglo XVIIIera la ciencia más avanzada. También era conveniente para la nueva clase domi-nante porque presentaba una visión del universo esencialmente estática, intemporaly no cambiante, en el que todas las contradicciones eran suavizadas; ni saltos brus-cos ni revoluciones, sino una armonía perfecta en la que antes o después todo volvíaa su equilibrio, de igual forma que el Parlamento británico había alcanzado un equi-librio satisfactorio con la monarquía bajo el reinado de Guillermo de Orange. Elsiglo XX ha destruido sin piedad esta visión del mundo. El viejo mecanicismo está-tico y rígido ha sido desplazado. La nueva ciencia se caracteriza por el cambio ince-sante, la velocidad increíble y contradicciones y paradojas a todos los niveles.

162 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

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Newton distinguía entre un tiempo absoluto y el tiempo “común, aparente yrelativo”, como el de los relojes terrenales. El tiempo absoluto era una escala idealde tiempo que simplificaba las leyes de la mecánica. Estas abstracciones de tiem-po y espacio fueron ideas muy poderosas que hicieron avanzar enormementenuestra comprensión del universo. Se mantuvieron como absolutas durante largotiempo. Sin embargo, examinadas más de cerca, las “verdades absolutas” de lamecánica newtoniana clásica resultaron ser... relativas. Eran ciertas sólo dentro deciertos límites.

NEWTON Y HEGEL

Las teorías mecanicistas que dominaron la ciencia durante los doscientos añosposteriores a Newton fueron seriamente desafiadas en el campo de la biología porlos descubrimientos revolucionarios de Charles Darwin. La teoría de la evolucióndemostró que la vida podía originarse y desarrollarse sin necesidad de interven-ción divina, siguiendo las leyes de la naturaleza. A finales del siglo XIX, LudwigBoltzmann desarrolló la idea de la “flecha del tiempo” en la segunda ley de la ter-modinámica. Esta imagen sorprendente ya no presenta el tiempo como un ciclosin fin, sino como una flecha que se mueve en una sola dirección. Esta teoríaasume que el tiempo es real y que el universo está en un proceso de cambio con-tinuo, como Heráclito había predicho.

Casi medio siglo antes de que los trabajos de Darwin marcasen una época,Hegel se había anticipado a este y a muchos otros descubrimientos de la cienciamoderna. Desafiando decididamente las afirmaciones de la mecánica newtonianadominante, Hegel adelantó una visión dinámica del mundo basada en los proce-sos y en el cambio a través de contradicciones. Las brillantes anticipaciones deHeráclito fueron transformadas por Hegel en un sistema completamente elabora-do de pensamiento dialéctico. Sin duda, si se hubiera tomado más en serio a Hegelel avance de la ciencia habría sido mucho más rápido.

La grandeza de Einstein fue ir más allá de estas abstracciones y poner en evi-dencia su carácter relativo. El aspecto relativo del tiempo sin embargo no es nue-vo. Ya Hegel lo analizó profundamente. En su Fenomenología del espíritu expli-ca el contenido relativo de palabras como “aquí” o “ahora”. Estas ideas, que pare-cen bastante simples y llanas, se vuelven muy complejas y contradictorias: “A lapregunta ‘¿qué es el Ahora?’ respondemos, por ejemplo, el Ahora es la noche.Para probar la veracidad de esta certidumbre de los sentidos sólo se necesita unsimple experimento: escribir esta verdad. Una verdad no puede perder nada porser escrita, tan poco como lo que pierde porque la preservemos y mantengamos.Si miramos de nuevo la verdad que hemos escrito, mirémosla ahora, a mediodía,tendremos que decir que se ha hecho vieja y está caduca”91.

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 163

91. Hegel, Phenomenology of Mind, p. 151.

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Es muy simple rechazar a Hegel (o a Engels) porque sus escritos sobre cien-cia estaban necesariamente limitados por el estado real de la ciencia de su época.Sin embargo, lo sorprendente es lo avanzados que eran en realidad los puntos devista hegelianos. En su libro Order out of Chaos: Man’s New Dialogue with Natu-re (Orden en el caos: El nuevo diálogo del hombre con la naturaleza), Ilya Prigo-gine, premio Nobel de Química en 1977, e Isabelle Stengers explican cómo Hegelrechazó el método mecánico de la física clásica en un momento en el que las ideasde Newton eran universalmente sacrosantas:

“La filosofía hegeliana de la naturaleza incorpora sistemáticamente todo loque la ciencia newtoniana niega. En concreto, se basa en la diferencia cualitativaentre el simple comportamiento descrito por la mecánica y el comportamiento deentidades más complejas, como los seres vivos. Niega la posibilidad de reducirestos niveles, rechazando la idea de que las diferencias son simplemente aparen-tes y que la naturaleza es básicamente homogénea y simple. Afirma la existenciade una jerarquía, en la que cada nivel presupone a los que le preceden”92.

Hegel escribió desdeñosamente sobre las supuestas verdades absolutas de lamecánica newtoniana. Fue el primero en someter el punto de vista mecánico delsiglo XVIII a una profunda crítica, a pesar de que las limitaciones de la ciencia desu tiempo no le permitieron desarrollar una alternativa acabada. Para Hegel, cadacosa infinita era mediata, es decir, relativa a otra cosa. Es más, esta relación noera meramente una yuxtaposición formal, sino un proceso vivo: todo estaba limi-tado, condicionado y determinado por todo lo demás. Así, causa y efecto sólo sepueden delimitar en relaciones aisladas (como las de la mecánica clásica), pero nosi vemos las cosas como procesos, en los cuales todo es el resultado de interrela-ciones e interacciones universales.

El tiempo es el modo de existencia de la materia. La matemática y la lógica for-mal no pueden tratar realmente el tiempo más que como una mera relación cuan-titativa. No hay duda de la importancia de las relaciones cuantitativas para com-prender la realidad, en la medida en que cada cosa finita se puede tratar desde unpunto de vista cuantitativo. Sin comprender las relaciones cuantitativas, la cienciasería imposible. Pero por sí mismas no pueden expresar correctamente la comple-jidad de la vida y del movimiento, el proceso incesante de cambio en el que desa-rrollos suaves y graduales dan paso súbitamente a transformaciones caóticas.

Las relaciones puramente cuantitativas, utilizando la terminología de Hegel,presentan los procesos reales de la naturaleza “sólo en una forma paralizada, dete-nida”93. El universo es un todo infinito con movimiento propio que se establecepor sí mismo, y que contiene vida en sí mismo. El movimiento es un fenómenocontradictorio que contiene tanto lo positivo como lo negativo. Este es uno de lospostulados fundamentales de la dialéctica, que se acerca más a la auténtica natu-raleza de las cosas que los axiomas de la matemática clásica.

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92. I. Prigogine e I. Stengers, op. cit., p. 89.93. Hegel, Phenomenology of Mind, p. 104.

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Sólo en la geometría clásica es posible concebir un espacio completamentevacío. Es otra abstracción matemática, que juega un papel importante pero quesólo representa la realidad de forma aproximada. Esencialmente, la geometríacompara diferentes magnitudes espaciales. Contrariamente a lo que pensabaKant, las abstracciones matemáticas no son apriorísticas e innatas, sino que sederivan de observaciones del mundo material. Hegel demuestra que los griegos yahabían comprendido las limitaciones de una descripción puramente cuantitativade la naturaleza, y comenta:

“Cuánto más habían progresado en el pensamiento que aquellos que en nues-tros días —cuando algunos ponen, en lugar de determinaciones de pensamiento,números y determinaciones de números (como las potencias) que se acercan ainfinitamente grandes e infinitamente pequeñas, uno dividido entre infinito y otrasdeterminaciones de este tipo, que frecuentemente son un formalismo matemáticopervertido— vuelven a su infantilismo impotente en busca de algo elogiable eincluso de algo completo y profundo”94.

Estas líneas son incluso más apropiadas hoy en día que cuando fueron escri-tas. Es realmente inaudito que ciertos astrónomos y matemáticos, tras hacer lasafirmaciones más increíbles sobre la naturaleza del universo sin el más mínimointento de demostrarlas con hechos, luego apelen como autoridad a la supuestabelleza y simplicidad de sus ecuaciones finales. El culto a las matemáticas esmayor en la actualidad que en cualquier otro momento desde Pitágoras, que pen-saba que “todas las cosas son Números”. Y, al igual que con Pitágoras, hay insi-nuaciones místicas. La matemática deja aparte todas las determinaciones cualita-tivas excepto el número. Ignora el contenido real y aplica sus reglas externamentea las cosas. Ninguna de estas abstracciones tiene una existencia real. Sólo elmundo material existe. Frecuentemente se pasa por alto este hecho, con resulta-dos desastrosos.

RELATIVIDAD

Albert Einstein fue indudablemente uno de los grandes genios de nuestro tiempo.Completó una revolución científica entre la edad de 21 y 38 años, con profundasrepercusiones a todos los niveles. Los dos grandes avances fueron la teoría de larelatividad especial (1905) y la teoría de la relatividad general (1915). La prime-ra estudia las grandes velocidades y la segunda, la gravedad.

A pesar de su carácter extremadamente abstracto, las teorías de Einstein sederivaron en última instancia de experimentos y tuvieron exitosas aplicacionesprácticas que confirmaron repetidamente su corrección. Einstein partió del fa-moso experimento Michelson-Morley —“el mayor experimento negativo de lahistoria de la ciencia”, según J. D. Bernal—, que dejó al descubierto una contra-

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94. Hegel, Science of Logic, vol. 1, p. 229.

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dicción interna de la física del siglo XIX. Este experimento intentaba generalizarla teoría electromagnética de la luz demostrando que la velocidad aparente de laluz dependía de la velocidad a la que viajara el observador a través del “éter”supuestamente fijo. Al final no se encontraron diferencias de velocidad, indepen-dientemente de la velocidad a la que estuviese viajando el observador.

Más tarde, J. J. Thomson demostró que la velocidad de los electrones en cam-pos eléctricos altos era menor que la predicha por la física newtoniana clásica. Lateoría de la relatividad especial resolvió estas contradicciones de la física del XIX.La vieja física era incapaz de explicar el fenómeno de la radiactividad. Einstein laexplicó como la liberación de una pequeña parte de la enorme cantidad de energíaatrapada en la materia inerte

En 1905, Einstein desarrolló su teoría de la relatividad especial en el tiempolibre que le dejaba su trabajo de escribiente en una oficina suiza de patentes. Par-tiendo de los descubrimientos de la nueva mecánica cuántica, demostró que la luzviaja a través del espacio en paquetes de energía (“cuantos”). Esto entraba clara-mente en contradicción con la teoría ondulatoria de la luz previamente aceptada.De hecho, Einstein revivió la antigua teoría corpuscular de la luz pero de unamanera totalmente nueva. Aquí la luz era vista como un nuevo tipo de partícula,con un carácter contradictorio, mostrando a la vez propiedades de partícula y deonda. Esta teoría sorprendente hizo posible conservar todos los grandes descubri-mientos de la óptica del XIX, incluidos los espectroscopios y las ecuaciones deMaxwell. Pero acabó de una vez por todas con la idea de que la luz necesita unvehículo especial, el éter, para viajar a través del espacio.

La relatividad especial parte de la base de que la velocidad de la luz en el va-cío siempre tendrá el mismo valor, independientemente de la velocidad relativa dela fuente de luz respecto al observador. De esto se deduce que la velocidad de laluz es la máxima velocidad posible en el universo. Además, la relatividad especialplantea que masa y energía son equivalentes. Esto es una impresionante confir-mación del postulado filosófico fundamental del materialismo dialéctico: el carác-ter inseparable de materia y energía, la idea de que el movimiento (“energía”) esel modo de existencia de la materia.

El descubrimiento de la ley de la equivalencia de masa y energía se expresaen la famosa ecuación E = mc2, que revela la enorme cantidad de energía ence-rrada en el átomo. Esta es la fuente de toda la energía concentrada en el universo.E representa la energía, m representa la masa y c es la velocidad de la luz. El valorreal de c2 es 900 trillones de centímetros por segundo. Es decir, que la conversiónde un gramo de energía encerrada en la materia produciría la asombrosa cantidadde 900 trillones de ergs. Para poner un ejemplo concreto de lo que esto represen-ta, la energía contenida en un solo gramo de materia equivale a la generada al que-mar 2.000 toneladas de gasolina.

Masa y energía no son simplemente “intercambiables”, como se pueden cam-biar pesetas por dólares. Son la misma sustancia, que Einstein caracterizó como“masa-energía”. Esta idea es mucho más profunda y va mucho más allá del viejo

166 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

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concepto mecánico en el que, por ejemplo, la fricción se transforma en calor.Aquí, la materia es simplemente una forma concreta de energía “condensada” ytoda otra forma de energía (incluida la luz) tiene una masa asociada. Por eso estotalmente incorrecto decir que la materia “desaparece” cuando se transforma enenergía.

Las leyes de Einstein desplazaron la vieja ley de la conservación de la masa,elaborada por Lavoisier, que dice que la materia, entendida como masa, no sepuede crear ni destruir. De hecho, toda reacción química que libera energía con-vierte una pequeña cantidad de masa en energía. Esto no se podía medir en el tipode reacciones químicas conocidas en el siglo XIX, como quemar carbón. Pero lasreacciones nucleares liberan suficiente energía como para revelar una pérdidamensurable de masa. Toda la materia, incluso en reposo, contiene asombrosascantidades de energía. Sin embargo, en la medida en que esto no se puede obser-var, no fue comprendido hasta que Einstein lo explicó.

Lejos de cuestionar el materialismo, la teoría de Einstein lo reafirma. En lugarde la vieja ley mecánica de la “conservación de la masa”, tenemos la mucho máscientífica y general ley de la conservación de la masa-energía, expresada de unamanera universal e inquebrantable en la primera ley de la termodinámica. La masano desaparece, sino que se convierte en energía. La cantidad total de masa-energíasigue siendo la misma. No se puede crear ni destruir un solo átomo de materia. Lasegunda idea se refiere al carácter especial de la velocidad de la luz como límite:ninguna partícula puede viajar más rápido que la luz, dado que, cuando se apro-xima a esa velocidad crítica, su masa se acerca al infinito, de tal manera que cadavez es más difícil ir a más velocidad. Estas ideas parecen extrañas y difíciles decomprender, desafían las asunciones del “profundo sentido común”. La relaciónentre el “sentido común” y la ciencia fue resumida por el científico soviético pro-fesor L. D. Landau en las siguientes líneas:

“El llamado sentido común no representa más que una simple generalizaciónde las nociones y hábitos que han surgido de nuestra vida cotidiana. Es un niveldeterminado de comprensión que refleja un nivel concreto de experimento. (...) Laciencia no tiene miedo de chocar con el llamado sentido común. Sólo tiene miedodel desacuerdo entre las ideas existentes y hechos experimentales nuevos, y, siocurre un desacuerdo de este tipo, la ciencia destroza implacablemente la idea quehabía creado previamente y eleva nuestro conocimiento a un nivel superior”95.¿Cómo puede ser que un objeto en movimiento aumente su masa? Esta nocióncontradice nuestra experiencia diaria. Una peonza no gana masa visiblementemientras gira. De hecho sí que la gana, pero en una cantidad tan infinitesimal quese puede descartar a efectos prácticos. Los efectos de la relatividad especial no sepueden observar en los fenómenos cotidianos. Sin embargo, en condiciones extre-mas, por ejemplo a velocidades muy altas, acercándose a la de la luz, los efectosde la relatividad empiezan a entrar en juego.

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95. Landau y Romer, What is Relativity?, pp. 36-37.

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Einstein predijo que la masa de un objeto en movimiento se incrementaría avelocidades muy altas. Esta ley se puede ignorar cuando se trata de velocidadesnormales. Sin embargo, las partículas subatómicas se mueven a velocidades decasi 10.000 millas por segundo, o más, y a esas velocidades aparecen los efectosde la relatividad. Los descubrimientos de la mecánica cuántica demostraron lacorrección de la teoría de la relatividad especial no sólo cuantitativamente, sinotambién cualitativamente. Un electrón gana masa cuando se mueve a 9/10 de lavelocidad de la luz; es más, la ganancia de masa es 3’16 veces, exactamente lapredicha por la teoría de Einstein. Desde entonces, la relatividad especial ha sidocomprobada muchas veces y hasta el momento siempre ha dado resultados co-rrectos. Los electrones surgen de un poderoso acelerador de partículas 40.000veces más pesados que al principio. La masa extra representa la energía del mo-vimiento.

En esa gama de velocidades, el incremento de masa se hace notar. Y la físicamoderna trata precisamente con velocidades extremadamente altas, como la ve-locidad de las partículas subatómicas, que se acerca a la de la luz. Aquí ya no sepueden aplicar las leyes de la mecánica clásica, que sí describen adecuadamentelos fenómenos de la vida cotidiana. Para el sentido común, la masa de un objetonunca cambia. Por lo tanto, una peonza girando tiene el mismo peso que una queesté quieta. Así, se estableció una ley que plantea que la masa es constante, inde-pendientemente de la velocidad.

Más tarde se demostró que esa ley era incorrecta. Se descubrió que la masaaumenta con la velocidad. Pero en la medida en que el aumento sólo es aprecia-ble a velocidades cercanas a la de la luz, la consideramos constante. La leycorrecta sería: “Si un objeto se mueve con una velocidad menor a 100 millas porsegundo, la masa es constante dentro de un margen de una millonésima parte”.Para observaciones cotidianas podemos asumir que la masa es constanteindependientemente de la velocidad. Pero a altas velocidades esto es falso, ycuanto más alta sea la velocidad, más falsa es la afirmación. Como el pensa-miento basado en la lógica formal, se acepta como válido a efectos prácticos.Feynman plantea:

“Filosóficamente estamos completamente equivocados con las leyes aproxi-madas. Nuestra imagen completa del mundo debe alterarse incluso si la masacambia solamente un poco. Esto es un asunto muy peculiar de la filosofía o de lasideas que hay detrás de las leyes. Incluso un efecto muy pequeño requiere a vecesprofundos cambios en nuestras ideas”96.

Las predicciones de la relatividad especial han demostrado correspondersecon hechos observados. Los científicos descubrieron en un experimento que losrayos gamma podían producir partículas atómicas, transformando la energía de laluz en materia. También se descubrió que la energía mínima necesaria para crearuna partícula depende de su energía en reposo, tal y como había predicho Eins-

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96. Feynman, op. cit., vol. 1, pp. 1-2.

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tein. De hecho, no se producía una partícula, sino dos: la partícula y su opuesto,la “antipartícula”. En el experimento de los rayos gamma, tenemos un electrón yun antielectrón (positrón). También se produce el proceso contrario: cuando unpositrón se encuentra con un electrón se aniquilan el uno al otro, produciendorayos gamma. De esta manera, la energía se transforma en materia y la materia enenergía. El descubrimiento de Einstein proporcionó la base para una comprensiónmucho más profunda del funcionamiento del universo. La fuente de la inmensareserva de energía del Sol, un misterio durante siglos, resultó ser... la propia mate-ria. El imponente poder de la energía encerrada en la materia se reveló al mundoen agosto de 1945, en Hiroshima y Nagasaki. Y todo esto está encerrado en la fór-mula engañosamente simple E = mc2.

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD GENERAL

La relatividad especial es plenamente adecuada cuando tratamos con un objetoque se mueve a una velocidad constante y en una misma dirección respecto alobservador. Sin embargo, en la práctica, el movimiento nunca es constante. Siem-pre hay fuerzas que provocan variaciones en la velocidad y la dirección de losobjetos en movimiento. En la medida en que las partículas subatómicas se mue-ven a velocidades enormes en distancias muy cortas, no tienen tiempo para acele-rarse mucho y se puede aplicar la relatividad especial. Sin embargo, en el movi-miento de los planetas y las estrellas, la relatividad especial es insuficiente por lasgrandes aceleraciones provocadas por los inmensos campos gravitatorios. Unavez más, es un caso de cantidad y calidad. En el nivel subatómico, la gravedad esinsignificante en comparación con otras fuerzas y puede ser ignorada. Por el con-trario, en el mundo cotidiano se pueden ignorar todas las demás fuerzas exceptola gravedad.

Einstein intentó aplicar la relatividad al movimiento en general, no sólo almovimiento constante. Así llegó a la teoría de la relatividad general, que trata dela gravedad. Marca una ruptura no sólo con la física clásica de Newton, con suuniverso absoluto, sino también con la igualmente absoluta geometría clásica deEuclides. Einstein demostró que la geometría euclidiana sólo se aplicaba al “espa-cio vacío”, una abstracción ideal. En realidad, el espacio no es “vacío”. El espa-cio es inseparable de la materia. Einstein mantuvo que el propio espacio está con-dicionado por la presencia de cuerpos materiales. En su teoría general, esta idease expresa por la afirmación aparentemente paradójica de que cerca de cuerposmuy pesados el espacio se “curva”.

El universo real, es decir, material no es como el mundo de la geometríaeuclidiana, con círculos perfectos, líneas absolutamente rectas, etc. El mundoreal está lleno de irregularidades. No es recto, sino precisamente “torcido”. Porotro lado, el espacio no es algo que existe aparte y separado de la materia. La cur-vatura del espacio es sólo otra manera de expresar la curvatura de la materia que

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 169

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“llena” el espacio. Por ejemplo, se ha demostrado que los rayos de luz se doblanbajo la influencia de los campos gravitatorios de los cuerpos espaciales.

La teoría de la relatividad general tiene un carácter esencialmente geométrico,pero esta geometría es totalmente diferente de la geometría clásica euclidiana. Porejemplo, en la geometría euclidiana las líneas paralelas nunca se encuentran nidivergen y los ángulos de un triángulo siempre suman 180º. El espacio-tiempo deEinstein (desarrollado en primer lugar por el matemático ruso-alemán HermannMinkowski, uno de los maestros de Einstein, en 1907) representa una síntesis delespacio tridimensional (altura, anchura y profundidad) con el tiempo. Esta geo-metría cuatridimensional trata con superficies curvadas (el espacio-tiempo curvo).Aquí, los ángulos de un triángulo pueden no sumar 180º y las líneas paralelas pue-den cruzarse o divergir.

En la geometría euclidiana, como señala Engels, nos encontramos con todauna serie de abstracciones que no se corresponden en absoluto con el mundo real:un punto adimensional que se convierte en una línea recta, que a su vez se con-vierte en una superficie perfectamente llana, etc. Entre ellas, la más vacía de lasabstracciones: el “espacio vacío”. El espacio, a pesar de lo que pensase Kant, nopuede existir sin algo que lo llene, y este algo es precisamente la materia (oenergía, que es lo mismo). La geometría del espacio está determinada por lamateria que contiene. Este es el auténtico significado del “espacio curvo”. Es sim-plemente una manera de expresar las propiedades reales de la materia. Las metá-foras inadecuadas de las popularizaciones de Einstein —“piensa en el espaciocomo una hoja de goma”, “piensa en el espacio como un cristal”— sólo confun-den el tema. En realidad, la idea que siempre debemos tener en mente es la uni-dad indisoluble de tiempo, espacio, materia y movimiento. En el momento en quenos olvidamos de esta unidad, inmediatamente nos deslizamos hacia la idealiza-ción mística.

Si concebimos el espacio como una cosa en sí, espacio vacío, como en Eucli-des, claramente no se puede curvar. Es “nada”. Pero, como planteó Hegel, no haynada en el universo que no contenga a la vez ser y no ser. El espacio y la materiano son fenómenos diametralmente opuestos y mutuamente excluyentes. El espa-cio contiene materia y la materia contiene espacio. Son completamente insepara-bles. El universo es precisamente la unidad dialéctica de la materia y el espacio.En el sentido más profundo, la teoría de la relatividad general transmite esta ideadialéctica de la unidad de espacio y materia. De la misma manera, en matemáti-cas el cero no representa la nada, sino que expresa una cantidad real y juega unpapel determinante.

Einstein presenta la gravitación como una propiedad del espacio, más quecomo una “fuerza” que actúa sobre los cuerpos. Según este punto de vista, el espa-cio se curva en presencia de materia. Esta es una manera bastante singular, yabierta a serias malinterpretaciones, de expresar la unidad de materia y espacio.Los atomistas griegos plantearon que los átomos existían en el “vacío”. Pero unvacío total no es nada. Entendido como “espacio vacío”, el espacio no se podría

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curvar. Es imposible concebir el espacio sin materia, forman una unidad insepa-rable. La materia sin espacio es lo mismo que el espacio sin materia. Lo que esta-mos considerando es una determinada relación entre ambos. Espacio y materiason opuestos que se presuponen, definen y limitan recíprocamente y que no pue-den existir el uno sin el otro.

La teoría general de la relatividad sirvió al menos para explicar un fenómenoque la mecánica newtoniana clásica no podía explicar. En la medida en que el pla-neta Mercurio se acerca a su punto más cercano al Sol, sus revoluciones muestranuna irregularidad peculiar, anteriormente atribuida a perturbaciones provocadaspor la gravedad de otros planetas. Sin embargo, incluso teniéndolas en cuenta, nose podía explicar el fenómeno. La desviación de la órbita de Mercurio alrededordel Sol (“perihelio”) era muy pequeña, pero lo suficiente como para poner patasarriba los cálculos de los astrónomos. La teoría de la relatividad general de Eins-tein predijo que el perihelio de cualquier cuerpo rotatorio tendría un movimientomás allá del prescrito por las leyes de Newton. Esto se demostró para Mercurio ymás tarde también para Venus.

También predijo que un campo gravitatorio doblaría los rayos de luz. De estamanera, un rayo de luz que pasase cerca de la superficie del Sol se curvaría res-pecto a la línea recta en 1’75 segundos de arco. En 1919, una observación as-tronómica de un eclipse de Sol lo demostró. La brillante teoría de Einstein sehabía comprobado en la práctica. Fue capaz de explicar el desplazamiento apa-rente en la posición de las estrellas cerca del Sol por la curvatura de sus rayos.

Newton desarrolló las leyes que rigen el movimiento de los objetos, según lascuales la fuerza de la gravedad depende de la masa. También planteó que cual-quier fuerza ejercida sobre un objeto produce una aceleración inversamente pro-porcional a la masa del objeto. La resistencia a la aceleración se llama inercia.Todas las masas se miden, bien a través de los efectos gravitatorios o de los efec-tos de la inercia. La observación directa ha demostrado que la masa inercial y lamasa gravitatoria, de hecho, son idénticas dentro de un margen de una billonési-ma parte. Einstein empezó su teoría de la relatividad general asumiendo queambas masas eran exactamente iguales porque en esencia son lo mismo.

Las estrellas, aparentemente inmóviles, se mueven a velocidades enormes.Las ecuaciones cósmicas de Einstein, de 1917, implicaban que el universo noera fijo todo el tiempo, sino que se podía estar expandiendo. Las galaxias se ale-jan de nosotros a velocidades de unas 700 millas por segundo. Las estrellas ygalaxias están cambiando constantemente, apareciendo y desapareciendo. Eluniverso es el vasto escenario en que se representa el drama de la muerte y elnacimiento de estrellas y galaxias por toda la eternidad. ¡Esto sí que son acon-tecimientos revolucionarios! Galaxias que explotan, supernovas, choquescatastróficos entre estrellas, agujeros negros con una densidad miles de millo-nes más grande que la de nuestro sol devorando golosamente cúmulos enterosde estrellas. Estas cosas sobrepasan con creces las creaciones más imaginativasde la poesía.

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD 171

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RELACIONES ENTRE LAS COSAS

Muchas nociones son de carácter puramente relativo. Por ejemplo, si se nospregunta si una calle está a la derecha o a la izquierda de una casa, es imposi-ble responder. Depende de la dirección y el sentido en que nos estemosmoviendo respecto a la casa. Por otra parte, es posible hablar de la orilla dere-cha de un río porque la corriente determina los sentidos de su curso. De igualmanera, se puede decir que los coches van por la derecha porque su movi-miento singulariza uno de los dos posibles sentidos de la calle. Sin embargo,en todos estos ejemplos, las nociones de “derecha” e “izquierda” son relativas,dado que sólo adquieren significado después de saberse la dirección y el senti-do que las definen.

De la misma manera, si preguntamos si es de día o de noche, la respuestadependerá de dónde estemos. En Madrid es de día, pero en Ciudad de Méxicoes de noche. Noche y día son nociones relativas determinadas por nuestra posi-ción en el globo. Un objeto parecerá más grande o más pequeño dependiendode su distancia al punto de observación. “Arriba” y “abajo” también son nocio-nes relativas, que cambiaron cuando se descubrió que la Tierra es redonda y nollana. Incluso hoy en día es difícil de aceptar para el “sentido común” que lagente en Australia pueda caminar “boca abajo”. Sin embargo, no haycontradicción si entendemos que la noción de verticalidad es relativa. A efec-tos prácticos podemos considerar que la superficie de la Tierra es “llana” yque, por tanto, todas las verticales son paralelas si nos referimos, por ejemplo,a dos casas de la misma ciudad. Pero cuando nos referimos a distancias muchomás grandes, que impliquen toda la superficie de la Tierra, nos encontramoscon que el intento de utilizar verticales absolutas nos lleva a absurdos y con-tradicciones.

Por extensión, la posición de un cuerpo planetario es necesariamente rela-tiva a la posición de los demás. Es imposible fijar la posición de un objeto sinhacer referencia a otros objetos. La noción de “desplazamiento” de un cuerpoen el espacio significa que ha cambiado su posición respecto a otros objetos.Una serie de importantes leyes de la naturaleza son de carácter relativista, porejemplo el principio de la relatividad del movimiento y la ley de la inercia. Estaúltima afirma que un objeto sobre el que no actúen fuerzas externas sólo puedeestar en un estado de descanso o de movimiento rectilíneo uniforme. Esta leyfísica fundamental fue descubierta por Galileo.

En la práctica sabemos que los objetos sobre los que no se aplica ningunafuerza externa tienden a estar en reposo, al menos en la vida cotidiana. En elmundo real no puede haber una ausencia total de fuerzas externas actuantessobre un cuerpo. Fuerzas como la fricción actúan sobre él hasta detenerlo. Sinembargo, mejorando constantemente las condiciones del experimento, es posi-ble acercarse cada vez más a las condiciones ideales planteadas por la ley de lainercia y, de esta manera, demostrar que es válida incluso para los movimientos

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que observamos en la vida cotidiana. Las teorías de Einstein expresan perfecta-mente el aspecto relativo (cuantitativo) del tiempo y lo transmiten mucho másprofundamente que las teorías clásicas de Newton.

La gravedad no es una “fuerza”, sino una relación entre objetos reales. Aun hombre que cae de un edificio muy alto le parece que la Tierra “se le echaencima”. Desde el punto de vista de la relatividad, esta observación no es inco-rrecta. Sólo adoptando el concepto mecánico y unilateral de “fuerza” veremoseste proceso como la gravedad de la Tierra atrayendo al hombre hacia abajo, enlugar de ver que es una interacción entre dos cuerpos. Para condiciones “nor-males”, la teoría de la gravedad de Newton está de acuerdo con Einstein. Peroen condiciones extremas, están en completo desacuerdo. La teoría general dela relatividad contradice la teoría de Newton de la misma manera que la dialéc-tica contradice la lógica formal. Y, hasta la fecha, la evidencia demuestra quetanto la relatividad como la dialéctica son correctas.

Como explicó Hegel, toda medida es en realidad la descripción de una com-paración. Por tanto, para poder comparar tiene que existir un patrón que no sepueda comparar con nada excepto consigo mismo. En general, sólo podemosentender las cosas comparándolas con otras. Esto expresa el concepto dialécti-co de interrelaciones universales. Analizar las cosas en su movimiento, desa-rrollo y relaciones es precisamente la esencia del método dialéctico. Es justa-mente la antítesis del pensamiento mecánico (el método “metafísico”, en elsentido en que Marx y Engels utilizaron esta palabra), que observa las cosascomo estáticas y absolutas. Este era precisamente el defecto del viejo punto devista newtoniano del universo, que a pesar de todos sus logros nunca escapó ala unilateralidad que caracteriza la visión mecánica del mundo.

Las propiedades de un objeto no son el resultado de sus relaciones con otrosobjetos, pero sólo se pueden manifestar en sus relaciones con ellos. Hegel poníacomo ejemplo de categorías dialécticamente relacionadas las de amo y esclavo.El concepto de relatividad es un concepto importante y ya había sido desarro-llado completamente por Hegel en el primer volumen de su obra maestra Cien-cia de la Lógica. Lo podemos ver, por ejemplo, en instituciones sociales comola realeza:

“Los espíritus ingenuos”, observó Trotsky, “piensan que el título de reyreside en el rey mismo, en su capa de armiño y en su corona, en su carne y ensus huesos. En realidad, el título de rey es una interrelación entre individuos.El rey es rey solamente porque los intereses de millones de personas se refle-jan a través de su persona. Cuando el flujo del desarrollo barre estas interrela-ciones, el rey parece ser solamente un hombre gastado, con un labio inferiorfláccido. Aquel que en otro tiempo se llamó Alfonso XIII podría hablarnossobre esto de sus frescas impresiones.

“El jefe por voluntad del pueblo se diferencia del jefe por la voluntad de Diosen que el primero está obligado a despejarse el camino o, por lo menos, a ayudara las circunstancias para que se lo despejen. Sin embargo, el jefe es siempre una

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relación entre individuos, la oferta individual para satisfacer la demanda colecti-va. La controversia sobre la personalidad de Hitler se hace tanto más agria cuan-to más se busca en él mismo el secreto de su triunfo. Entretanto, sería difícilencontrar otra figura política que sea, en la misma medida, el punto de conver-gencia de fuerzas históricas anónimas. No todo pequeño burgués exasperadopodía haberse convertido en Hitler, pero en cada pequeño burgués exasperado hayuna partícula de Hitler”97.

En El capital, Marx muestra cómo el trabajo humano concreto se convier-te en el medio para expresar el trabajo humano abstracto. Es la forma bajo laque se manifiesta su opuesto, el trabajo humano abstracto. El valor no es unacosa material que se pueda derivar de las propiedades físicas de una mercancía.De hecho, es una abstracción de la mente. No por ello es una invención arbi-traria. Es la expresión de un proceso objetivo y está determinado por la canti-dad de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir la mercancía. Dela misma manera, el tiempo es una abstracción que, aunque no se puede ver nioír ni tocar y sólo se puede expresar como medida relativamente, denota unproceso físico objetivo.

Espacio y tiempo son abstracciones que nos permiten medir y comprenderel mundo material. Toda medición está referida al espacio y el tiempo. Lagravedad, las propiedades químicas, el sonido, la luz, todo lo analizamos desdeestos dos puntos de vista. De esta manera, la velocidad de la luz es 300.000kilómetros por segundo y el sonido se determina por el número de vibracionespor segundo. El sonido de un instrumento de cuerda, por ejemplo, se determi-na por el tiempo en que ocurren un determinado número de vibraciones y loselementos espaciales (longitud y grosor) del cuerpo vibrante. La armonía, queapela a los sentimientos estéticos de la mente, es también otra manifestación deuna ratio, medición, y por lo tanto tiempo.

El tiempo sólo se puede expresar de manera relativa, al igual que la mag-nitud valor de una mercancía sólo se puede expresar en relación con otrasmercancías. Sin embargo, el valor es intrínseco a las mercancías y el tiempoes una característica objetiva de la materia. La idea de que el tiempo es sub-jetivo, es decir, una ilusión de la mente humana, es una reminiscencia delprejuicio de que el dinero es meramente un símbolo, sin significado objetivo.Cada vez que se intentó poner en práctica la idea de “desmonetarizar” el oro,que partía de esta falsa premisa, se provocó inflación. En el Imperio Roma-no estaba prohibido tratar el dinero como una mercancía y su valor se fijabapor decreto. El resultado fue una constante depreciación de la moneda. Unfenómeno similar ha tenido lugar en el capitalismo moderno, especialmentedesde la Segunda Guerra Mundial. En economía, como en cosmología, laconfusión de la medición con la naturaleza de la cosa en sí lleva al desastreen la práctica.

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97. Trotsky, La lucha contra el fascismo en Alemania, p. 355.

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LA MEDICIÓN DEL TIEMPO

Mientras que definir el tiempo es difícil, medirlo no lo es. Los propios científicosno explican qué es, sino que se limitan a su medición. De la mezcla de estos dosconceptos surge una confusión infinita. Así, Feynman dice:

“Puede ser que sea igualmente bueno que enfrentemos el hecho que el tiempoes una de las cosas que probablemente no podemos definir (en el sentido deldiccionario), y sólo decir que es lo que ya sabemos que es: ¡es cuanto esperamos!De todos modos, lo que realmente importa no es definir el tiempo, sino cómomedirlo”98.

La medición del tiempo requiere necesariamente unos puntos de referencia,al igual que cualquier fenómeno que acarree cambio con el tiempo, como larotación de la Tierra o el movimiento de un péndulo. La rotación diaria de laTierra sobre su eje nos da una escala de tiempo. La desintegración de los ele-mentos radiactivos se puede utilizar para medir intervalos de tiempo largos. Lamedida del tiempo implica un elemento subjetivo. Los egipcios dividían el díay la noche en doce partes. Los sumerios tenían un sistema numérico de base 60,y por lo tanto dividían la hora en 60 minutos y el minuto en 60 segundos. Elmetro se definió como la diez millonésima parte de la distancia del polo al ecua-dor terrestre (aunque esto no es estrictamente exacto). El centímetro es la centé-sima parte de un metro, y así sucesivamente. A principios de este siglo, la inves-tigación del mundo subatómico llevó al descubrimiento de dos unidades demedida naturales: la velocidad de la luz y la constante de Planck, que no sondirectamente masa, longitud o tiempo, sino la unidad de todas ellas.

Una convención internacional definió el metro como la distancia entre dosmarcas en una barra que se guarda en un laboratorio de Francia. Más reciente-mente se vio que esta definición no era tan precisa como sería necesario, ni tanpermanente y universal como sería de desear. Actualmente se ha adoptado unanueva definición, un número arbitrario de longitudes de onda de una línea delespectro en concreto. Por otra parte, la medición del tiempo varía según la esca-la y la extensión de la vida de los objetos en estudio.

Está claro que el concepto de tiempo variará según el marco de referencia.Un año en la Tierra no es lo mismo que un año en Júpiter. Ni tampoco la ideade tiempo y espacio es la misma para un ser humano que para un mosquito conuna vida de unos pocos días o para una partícula subatómica con una vida deuna billonésima parte de segundo (asumiendo, por supuesto, que estas enti-dades pudieran tener cualquier tipo de concepto). A lo que nos estamosrefiriendo es a cómo se percibe el tiempo en diferentes contextos. Si aceptamosun marco de referencia dado, lo percibiremos de manera diferente. Esto inclu-so se puede ver en cierta medida en la práctica. Por ejemplo, los métodos nor-males de medición del tiempo no se pueden aplicar a la medición de la dura-

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98. Feynman, op. cit., vol. 1, 5-2.

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ción de la vida de las partículas subatómicas, y hay que utilizar escalas dife-rentes para medir el tiempo geológico.

Desde este punto de vista, se puede decir que el tiempo es relativo. La medi-ción implica necesariamente relaciones. El pensamiento humano contiene con-ceptos que son esencialmente relativos, por ejemplo magnitudes como “grande”y “pequeño”. Un hombre es pequeño comparado con un elefante, pero grandeen comparación con una hormiga. Pequeño y grande en sí mismos no tienenningún significado. Una millonésima de segundo, en términos ordinarios, pare-ce una cantidad de tiempo muy corta, pero en el ámbito subatómico es extrema-damente larga. En el otro extremo, un millón de años es una cantidad de tiem-po muy corta en cosmología.

Todas las ideas sobre espacio, tiempo y movimiento dependen de nuestrasobservaciones de las relaciones y cambios en el mundo material. Sin embargo,la medición del tiempo varía sustancialmente cuando consideramos diferentestipos de materia. La medición del espacio y el tiempo está referida obligatoria-mente a algo (la Tierra, el Sol o cualquier otro punto estático) con lo que se pue-dan relacionar los acontecimientos del universo. Ahora bien, está claro que lamateria del universo sufre diferentes tipos de cambios: cambio de posición, quea su vez implica diferentes velocidades, cambio de estado, que implica diferen-tes estados de energía, nacimiento, decadencia y muerte, organización y desor-ganización, y muchas otras transformaciones, todas ellas mensurables en térmi-nos de tiempo.

En Einstein, tiempo y espacio no son considerados como aislados, y dehecho es imposible considerarlos “cosas en sí”. Einstein defendió que el tiempodepende del movimiento de un sistema y que los intervalos de tiempo cambiande tal manera que la velocidad de la luz dentro del sistema dado no varía con elmovimiento. Las escalas espaciales también están sujetas a cambios. Las viejasteorías newtonianas clásicas siguen siendo válidas para la vida cotidiana, eincluso como una buena aproximación al funcionamiento general del universo.La mecánica newtoniana se aplica a una amplia gama de ciencias, no sólo laastronomía, sino también ciencias prácticas como la ingeniería. A bajas veloci-dades se pueden ignorar los efectos de la relatividad especial. Por ejemplo, elerror que implicaría el considerar el movimiento de un avión a 250 millas porhora sería del orden de la diez mil millonésima parte de un uno por ciento. Sinembargo, más allá de ciertos límites ya no se pueden aplicar. Al tipo de veloci-dades que nos encontramos en los aceleradores de partículas, por ejemplo, hayque tener en cuenta las predicciones de Einstein de que la masa no es constantesino que aumenta con la velocidad.

La vida extremadamente corta de ciertas partículas subatómicas no se puedeexpresar adecuadamente con nuestra noción cotidiana de la medición del tiempo.Un mesón pi, por ejemplo, tiene una vida de tan sólo 10-16 segundos antes dedesintegrarse. De igual manera, el período de una vibración nuclear o la vida deuna extraña partícula de resonancia son de 10-24 segundos, aproximadamente el

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tiempo que tarda la luz en cruzar el núcleo de un átomo de hidrógeno. Los perío-dos de tiempo muy cortos, por ejemplo 10-12 segundos, se miden con un oscilos-copio. Tiempos incluso más cortos se pueden medir con técnicas de rayo láser. Enel otro extremo de la escala, largos períodos de tiempo se pueden medir con un“reloj” radiactivo.

En cierto sentido, cada átomo del universo es un reloj, debido a que absorbe yemite luz (es decir, ondas electromagnéticas) con una frecuencia precisa y de-finida. Desde 1967, el estándar de tiempo reconocido oficialmente se basa en unreloj atómico (de cesio). Un segundo se define como 9.192.631.770 vibracionesde radiación de microondas de los átomos de cesio-133 en una determinada or-denación atómica. Incluso este reloj altamente preciso no es absolutamente per-fecto. Se toman diferentes lecturas de relojes atómicos en unos 80 países diferen-tes y se llega a un acuerdo, dando más peso a los relojes más regulares. De estamanera es posible llegar a una medida precisa del tiempo de hasta una milloné-sima de segundo al día, o incluso menos.

A efectos de la vida cotidiana, la medición “normal” del tiempo, basada en larotación de la Tierra y el movimiento aparente del Sol y las estrellas, es suficien-te. Pero para toda una serie de operaciones en el campo de la alta tecnología, comociertas ayudas de navegación por radio a barcos y aviones, deja de ser adecuada,provocando serios errores. En esos niveles se empiezan a dejar sentir los efectosde la relatividad. Se ha demostrado que los relojes atómicos van más lentos situa-dos en la superficie terrestre que a grandes altitudes, donde el efecto de la grave-dad es menor. Un reloj atómico volando a 30.000 pies de altura ganó tres milmillonésimas de segundo en una hora. Esto confirma la predicción de Einstein conun margen de error del uno por ciento.

PROBLEMA NO RESUELTO

La teoría especial de la relatividad fue uno de los grandes avances de la ciencia.Revolucionó hasta tal punto la visión del universo, que ha sido comparada con eldescubrimiento de que la Tierra es redonda. Se han podido dar avances gigantes-cos debido a que la relatividad estableció un método de medición mucho más pre-ciso que las viejas leyes newtonianas, a las que desplazó parcialmente. Sin embar-go, la cuestión filosófica del tiempo no ha sido eliminada por la teoría de la rela-tividad de Einstein. De hecho, hoy es más aguda que nunca. Como ya hemoscomentado, existe un elemento subjetivo, e incluso arbitrario, en la medición deltiempo. Pero esto no lleva a la conclusión de que el tiempo es una cosa puramen-te subjetiva. Einstein dedicó toda su vida a la búsqueda de las leyes objetivas dela naturaleza. La cuestión es si las leyes de la naturaleza, incluido el tiempo, sonlas mismas para todos independientemente de la posición en que estemos y lavelocidad a la que nos movamos. Sobre esta cuestión, Einstein vaciló. En algunosmomentos parecía aceptarla, pero en otros la rechazaba.

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Los procesos objetivos de la naturaleza no están determinados por el hecho deque los observemos o no. Existen en y por sí mismos. El universo, y por lo tantoel tiempo, existía antes de que los seres humanos lo observaran y continuará exis-tiendo mucho tiempo después de que no haya humanos para preocuparse de él. Eluniverso material es infinito, eterno y está en constante cambio. Sin embargo, paraque la mente humana pueda comprender el universo infinito, es necesario trasla-darlo a términos finitos, analizarlo y cuantificarlo de tal manera que pase a ser unarealidad para nosotros. La manera de observar el universo no lo cambia (a no serque implique procesos físicos que interfieran con lo que se está observando). Perola manera en que se nos aparece sí puede cambiar. Desde nuestro punto de vista,la Tierra parece en reposo. Pero a un astronauta en órbita le parece que está via-jando a gran velocidad. Se dice que Einstein, que por lo visto tenía un sentido delhumor muy seco, una vez sorprendió a un revisor preguntándole: “¿A qué horapara Oxford en este tren?”.

Einstein estaba decidido a reescribir las leyes de la física de tal manera que laspredicciones siempre fuesen correctas, independientemente de los movimientosde los diferentes cuerpos o los “puntos de vista” que de ellos se derivasen. Desdeel punto de vista de la relatividad, el movimiento rectilíneo uniforme es indistin-guible del estado de reposo. Cuando dos objetos se cruzan a una velocidad cons-tante, es tan posible decir que A se cruza con B como que B se cruza con A. Deesta manera llegamos a la aparente contradicción de que la Tierra está en reposoy moviéndose al mismo tiempo. En el ejemplo del astronauta, “tiene que sersimultáneamente correcto decir que la Tierra tiene gran energía de movimiento yque no tiene energía ni movimiento; el punto de vista del astronauta es tan válidocomo el de los sabios en la Tierra”99.

Aunque parece una cosa sencilla, la medición del tiempo presenta un pro-blema debido a que tiene que ser comparado con algo. Si existe un tiempo abso-luto, entonces éste tiene que fluir, y por lo tanto tiene que poder medirse conrelación a algún otro tiempo, y así hasta el infinito. Sin embargo, es importanteque nos demos cuenta de que este problema solamente se presenta con la medi-ción del tiempo. La cuestión filosófica de su naturaleza no se ve afectada. Aefectos prácticos de medición y cálculo, es esencial que se defina un marco dereferencia específico. Debemos conocer la posición del observador relativo ydel fenómeno observado. La teoría de la relatividad demuestra que afirmacionesdel tipo de “en un mismo lugar” y “al mismo tiempo” no tienen de hecho ningúnsignificado.

La teoría de la relatividad implica una contradicción. Presupone que la simul-taneidad es relativa a un sistema de referencia. Si un sistema de referencia se estámoviendo respecto a otro, entonces los acontecimientos que son simultáneos en elprimero no lo son en el segundo, y viceversa. Este hecho, que no encaja con elsentido común, ha sido demostrado experimentalmente. Desgraciadamente puede

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99. N. Calder, Einstein’s Universe, p. 22.

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llevar a una interpretación idealista del tiempo, por ejemplo con la afirmación deque puede haber una variedad de “presentes”. Es más, se puede considerar el futu-ro como cosas y procesos que “pasan a ser”, como sólidos cuatridimensionalesque tienen un “segmento temporal”.

A no ser que se resuelva esta cuestión, se pueden cometer todo tipo de erro-res: por ejemplo, la idea de que el futuro ya existe y que se materializa repenti-namente en el “ahora” de la misma manera que una roca sumergida aparece derepente cuando una ola rompe contra ella. De hecho, tanto pasado como futurose combinan en el presente. El futuro es ser en potencia. El pasado es lo que yaha sido. El “ahora” es la unidad de ambos. Es el ser real como opuesto al ser po-tencial. Precisamente por esta razón sentimos pesar del pasado y miedo del futu-ro, y no al revés. El sentimiento de pesar surge de darse cuenta, y lo corroboratoda la experiencia humana, de que el pasado está perdido para siempre, mien-tras que el futuro es incierto y está formado por una gran cantidad de estadospotenciales.

Benjamin Franklin dijo en una ocasión que sólo hay dos cosas seguras en estavida: la muerte y los impuestos. Y los alemanes tienen el proverbio Man muss nursterben (Uno sólo ha de morir), queriendo decir que todo lo demás es opcional.Por supuesto que esto no es cierto. Hay muchas más cosas inevitables aparte de lamuerte o, incluso, los impuestos. De un número infinitamente grande de estadospotenciales, en la práctica sabemos que sólo un cierto número son realmente posi-bles. De estos, incluso menos son probables en un momento dado. Y de estos, alfinal, sólo uno surgirá en realidad. La tarea de las diferentes ciencias es descubrirla manera exacta en que se despliega este proceso. Pero esta tarea será imposiblesi no aceptamos que los acontecimientos y procesos se desarrollan en el tiempo yque el tiempo es un fenómeno objetivo que expresa el hecho más fundamental detodas las formas de la materia y la energía: el cambio.

El mundo material está en un estado de cambio constante, y por lo tanto “es yno es”. Esta es la proposición fundamental de la dialéctica. Filósofos como elbritánico Alfred North Whitehead y el intuicionista francés Henry Begson creíanque el flujo del tiempo era un hecho metafísico que sólo se podía comprender conintuición no científica. Filósofos del proceso como estos, a pesar de sus insinua-ciones místicas, por lo menos tenían razón al afirmar que el futuro es indetermi-nado y el pasado es inmodificable, fijo y determinado. Es “tiempo condensado”.Por otra parte tenemos a los filósofos “de la multiplicidad”, que sostienen que losacontecimientos futuros pueden existir, pero que no están suficientemente conec-tados por leyes con los del pasado. Adoptando un punto de vista filosóficamenteincorrecto sobre el tiempo, acabamos en el puro misticismo, como la noción de“multiverso” —un número infinito de universos (si ésta es la palabra correcta, yaque no existen en el espacio “tal como lo conocemos”) paralelos que existensimultáneamente (si ésta es la palabra correcta, ya que no existen en el tiempo “talcomo lo conocemos”)—. Este tipo de confusión es la que surge de la interpreta-ción idealista de la relatividad.

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INTERPRETACIONES IDEALISTAS

Había una jovencita llamada Bright cuya velocidad era más rápida que la luz;

partió algún día de forma relativay volvió a casa la noche anterior.

A. Buller, Punch, 19 diciembre 1923

Al igual que la mecánica cuántica, la relatividad ha sido utilizada por los que quie-ren introducir el misticismo en la ciencia. Se utiliza “relatividad” en el sentido deque no podemos conocer realmente el mundo. Como explica Bernal:

“Sin embargo, es igualmente cierto que el efecto del trabajo de Einstein, fue-ra de los estrechos campos especializados a los que se puede aplicar, fue de mis-tificación general. Se aferraron a él ardientemente los intelectuales desilusionadosdespués de la Primera Guerra Mundial para ayudarse a no enfrentarse a la reali-dad. Sólo tenían que utilizar la palabra ‘relatividad’ y decir ‘Todo es relativo’ o‘Depende de lo que quieras decir”100.

Esta es una mala interpretación de las ideas de Einstein. De hecho, la mismapalabra “relatividad” es inapropiada. El propio Einstein prefería llamarla teoría dela invarianza, que da una idea mucho mejor de lo que quería decir —la idea exac-tamente opuesta a la idea vulgar de la teoría de la relatividad—. Es completamentefalso que para Einstein “todo es relativo”. Para empezar, la energía en reposo (esdecir, la unidad de materia y energía) es uno de los absolutos de la teoría de larelatividad. El límite de la velocidad de la luz es otro. Lejos de una interpretaciónarbitraria y subjetiva de la realidad, en la que una opinión es tan buena como otray “todo depende de cómo lo mires”, Einstein “descubrió lo que era absoluto y fia-ble a pesar de la confusión aparente, ilusiones y contradicciones producidas porlos movimientos relativos o la acción de la gravedad”101.

El universo existe en un estado de cambio constante. En este sentido, nada esabsoluto o eterno. Lo único absoluto es el movimiento y el cambio, el modo bási-co de existencia de la materia, algo que Einstein demostró de manera concluyen-te en 1905. Tiempo y espacio, como modos de existencia de la materia, son fe-nómenos objetivos. No son simplemente abstracciones o nociones arbitrarias in-ventadas por humanos (o dioses) para su propia conveniencia, sino propiedadesfundamentales de la materia que expresan su universalidad.

Pero mientras que el espacio es tridimensional, el tiempo sólo tiene unadimensión. Con perdón de los que hacen películas en las que se puede “regresaral futuro”, sólo es posible viajar en un sentido en el tiempo: del pasado al futuro.Hay tantas posibilidades de que un astronauta vuelva a la Tierra antes de nacer ode que un hombre se case con su bisabuela, como de que sea cierta cualquiera de

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100. J. D Bernal, Science in History, pp. 527-28.101. N. Calder, op. cit., p. 13.

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las otras entretenidas pero ridículas fantasías de Hollywood. El tiempo es irrever-sible, todos los procesos materiales se desarrollan del pasado al futuro. El tiempoes simplemente una manera de expresar el movimiento real y el estado cambian-te de la materia. Materia, movimiento, tiempo y espacio son inseparables.

La limitación de la teoría de Newton era el considerar espacio y tiempo comodos entidades separadas, una al lado de la otra, independientes de la materia y elmovimiento. Hasta el siglo XX, los científicos identificaban el espacio con elvacío (“nada”), que era visto como algo absoluto, una cosa inmutable siempre yen todas partes. Estas abstracciones huecas han sido desacreditadas por la físicamoderna, que ha demostrado la relación profunda entre tiempo, espacio, materiay movimiento. La teoría de la relatividad de Einstein establece firmemente que eltiempo y el espacio no existen en y por sí mismos, aislados de la materia, sino queson parte de una interrelación universal de fenómenos. Esto se transmite con elconcepto de un espacio-tiempo integral e indivisible, respecto al cual el espacio yel tiempo son vistos como aspectos relativos. Una idea controvertida es la predic-ción de que un reloj en movimiento marcaría el tiempo más lentamente que unoestacionario. Sin embargo, es importante entender que este efecto sólo es aprecia-ble a velocidades increíblemente grandes cercanas a la de la luz.

Si la teoría general de la relatividad de Einstein es correcta, entonces existiríala posibilidad teórica de viajar a distancias inimaginables a través del espacio.Teóricamente sería posible que el ser humano sobreviviese miles de años en elfuturo. Toda la cuestión gira alrededor de si los cambios observados en la veloci-dad de los relojes atómicos se aplican también a la velocidad de la propia vida.Bajo el efecto de una fuerte gravedad, los relojes atómicos corren más deprisa queen el espacio vacío. La cuestión es si las complejas interrelaciones de las molécu-las que constituyen la vida se pueden comportar de la misma manera. Isaac Asi-mov, que algo sabe de ciencia-ficción, escribió: “Si el tiempo realmente se ralen-tiza con el movimiento, uno podría hacer un viaje incluso a una estrella distantedurante su propia vida. Pero, por supuesto, uno tendría que despedirse de su pro-pia generación y volver al mundo del futuro”102.

El argumento para esto es que la velocidad de los procesos vivos está deter-minada por la velocidad de la acción atómica. Así, bajo el efecto de una fuerte gra-vedad el corazón latiría más lentamente y los impulsos cerebrales también seralentizarían. De hecho, toda energía disminuye en presencia de la gravedad. Silos procesos se ralentizan, también se prolongan más en el tiempo. Si una naveespacial fuese capaz de viajar a velocidades cercanas a la de la luz, se vería el uni-verso pasando como una exhalación, mientras que para los que estuvieran dentroel tiempo continuaría “normal”, es decir, a una velocidad mucho menor. La im-presión sería que el tiempo de fuera se habría acelerado. ¿Es esto correcto?¿Estarían en realidad viviendo en el futuro respecto a la gente de la Tierra, o no?Einstein parece responder a esta pregunta afirmativamente.

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102. I. Asimov, op. cit., p. 359.

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De especulaciones así surgen todo tipo de ideas místicas, como la de saltar aun agujero negro y aparecer en otro universo. Si existen los agujeros negros, yesto no está definitivamente demostrado, todo lo que habría en el centro serían losrestos colapsados de una estrella gigante, no otro universo. Cualquier persona realque entrase sería hecha añicos inmediatamente y convertida en energía pura. Siesto es lo que se considera pasar a otro universo, entonces que los defensores deestas ideas hagan la primera excursión... En realidad esto es pura especulación deltipo más infantil, por entretenido que pueda ser. Toda la idea del “viaje en el tiem-po” inevitablemente acaba en una masa de contradicciones, no dialécticas sinoabsurdas. Einstein estaría sorprendido de las interpretaciones místicas que sehacen de sus teorías, implicando nociones como viajes de ida y vuelta en el tiem-po, alterando el futuro y otras tonterías por el estilo. Pero él mismo tiene una partede responsabilidad por esta situación debido al elemento idealista en su punto devista, especialmente respecto a la cuestión del tiempo.

Demos por supuesto que un reloj atómico va más rápido a grandes alturas quea ras de suelo debido al efecto de la gravedad. Supongamos que este reloj, cuan-do vuelve a la Tierra, es una cincuenta mil millonésima más viejo que los relojesequivalentes que se han quedado en ella. ¿Significa esto que un hombre que via-jase en el mismo vuelo ha envejecido igualmente? El proceso de envejecimientodepende de la tasa de metabolismo, que está parcialmente influida por la grave-dad pero también por muchos otros factores. Es un proceso biológico complejo, yno es fácil ver cómo se podría ver afectado de manera fundamental por la veloci-dad o por la gravedad, excepto que condiciones extremas de ambas pueden cau-sar daños materiales en organismos vivos.

Si fuera posible ralentizar la tasa de metabolismo en la forma prevista de ma-nera que, por ejemplo, el latido del corazón se redujera a uno cada veinte minu-tos, el proceso de envejecimiento sufriría supuestamente el correspondiente re-traso. De hecho, el metabolismo se puede ralentizar, por ejemplo con la congela-ción. Pero cabe dudar que ése fuese el efecto de viajar a grandes velocidades, sinmatar el organismo. Según la teoría bien conocida, este hombre del espacio, siconsiguiese volver a la Tierra, volvería al cabo de, digamos, 10.000 años y,siguiendo con la analogía habitual, presumiblemente estaría en condiciones decasarse con sus propios descendientes remotos. Pero nunca sería capaz de volvera su “propio” tiempo.

Se han hecho experimentos con partículas subatómicas (muones), que indicanque partículas que viajan al 99’94% de la velocidad de la luz prolongan su vidaunas 30 veces, precisamente lo que predijo Einstein. Pero está por ver si estas con-clusiones se pueden aplicar a la materia a gran escala y, en concreto, a la materiaviva. Se han cometido muchos errores serios intentando aplicar resultados deriva-dos de una esfera a otra totalmente diferente. En el futuro pueden ser posibles via-jes espaciales a grandes velocidades, quizás una décima parte de la velocidad dela luz. A esa velocidad, un viaje de cinco años-luz tardaría cincuenta años (aun-que según Einstein serían tres meses menos para los viajeros). ¿Será posible via-

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jar a la velocidad de la luz, permitiendo así que los humanos lleguen a las estre-llas? Ahora mismo esto parece una perspectiva remota. Pero hace cien años, unmero guiño en la historia, la idea de viajar a la Luna se limitaba a las novelas deJulio Verne.

MACH Y EL POSITIVISMO

El objeto, sin embargo, es la auténtica verdad, es larealidad esencial; es independientemente de si esconocido o no; sigue siendo incluso si no esconocido, mientras que el conocimiento no existe siel objeto no está allí.

Hegel103

La existencia de pasado, presente y futuro está profundamente grabada en la con-ciencia humana. Vivimos ahora, pero podemos recordar acontecimientos pasadosy hasta cierto punto prever los futuros. Hay un antes y un después. Sin embargoalgunos filósofos lo ponen en duda. Lo consideran como un producto de la mente,una ilusión. Desde su punto de vista, en ausencia de observadores humanos noexiste el tiempo, ni pasado ni presente ni futuro. Este es el enfoque del idealismosubjetivo, una visión totalmente irracional y anticientífica que, sin embargo, duran-te los últimos cien años ha intentado basarse en los descubrimientos de la física,para dar respetabilidad a lo que en esencia es una visión mística del mundo. Pare-ce irónico que la escuela de filosofía con mayor impacto en la ciencia del siglo XX,el positivismo lógico, sea precisamente una rama del idealismo subjetivo.

El positivismo es una visión estrecha que plantea que la ciencia se tendría quelimitar a los “hechos observados”. Los fundadores de esta escuela eran reacios areferirse a las teorías como verdaderas o falsas, sino que preferían describirlascomo más o menos “útiles”. Es interesante hacer notar que Ernst Mach, el autén-tico padre espiritual del neopositivismo, se oponía a la teoría atomista de la físicay la química. Esta era la consecuencia natural del empirismo estrecho de la visiónpositivista. En la medida en que el átomo no se puede ver, ¿cómo puede ser queexista? En el mejor de los casos lo consideraban como una ficción conveniente, yen el peor, como una inaceptable hipótesis ad hoc. Uno de los colaboradores deMach, Wilhelm Ostwald, ¡intentó derivar las leyes básicas de la química sin laayuda de la hipótesis atómica!

Boltzmann criticó duramente a Mach y los positivistas, al igual que MaxPlanck, el padre de la física cuántica. Lenin sometió los puntos de vista de Machy Richard Avenarius, el fundador de la escuela del empiriocriticismo, a una crí-tica demoledora en su libro Materialismo y empiriocriticismo (1908). Sin embar-

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103. Hegel, The Phenomenology of Mind, p. 151.

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go, las ideas de Mach tuvieron un gran impacto y, entre otros, impresionaron aljoven Albert Einstein. Partiendo de la idea de que todas las ideas tienen quesacarse de “lo dado”, es decir, de la información proporcionada inmediatamentepor nuestros sentidos, pasaron a negar la existencia de un mundo material inde-pendiente de la percepción sensorial humana. Mach y Avenarius se referían a losobjetos físicos como “complejos de sensaciones”. Así, una mesa sería un con-junto de impresiones sensoriales, como dureza, color, masa, etc., sin las que nosería nada. Por lo tanto, la idea de la materia (en el sentido filosófico, es decir, elmundo objetivo trasladado a nosotros en forma de percepciones sensoriales) fuedeclarada sin sentido.

La obsesión con el “observador”, que es el hilo conductor de toda la física teó-rica del siglo XX, se deriva de la filosofía del idealismo subjetivo, de Ernst Mach.Tomando como punto de partida el argumento empírico de que “todo nuestroconocimiento se deriva de la percepción sensorial inmediata”, Mach planteó quelos objetos no pueden existir independientemente de nuestra consciencia. Lleva-do a su conclusión lógica, esto quiere decir que el mundo no podría haber existi-do antes de que hubiera gente presente para observarlo. De hecho no podría haberexistido antes de que yo estuviese presente, ya que sólo puedo conocer mis pro-pias sensaciones y, por lo tanto, no puedo estar seguro de que exista otra cons-ciencia. Por tanto, estas ideas llevan directamente al solipsismo, “solamente exis-to yo”. Si cierro los ojos, el mundo deja de existir. Mach atacó la idea de Newtonde que tiempo y espacio son entidades absolutas y reales, pero lo hizo desde laposición del idealismo subjetivo. Increíblemente, la escuela más influyente de lafilosofía moderna (y la que ha tenido una mayor influencia sobre los científicos)se deriva del idealismo subjetivo de Mach y Avenarius.

Lo importante es que en un principio estos argumentos impresionaron al pro-pio Einstein y dejaron huella en sus primeros escritos sobre la relatividad. Sinduda esto ha ejercido una perniciosa influencia sobre la ciencia moderna. Mien-tras que Einstein fue capaz de darse cuenta de su error e intentó corregirlo, los quehan seguido servilmente a su maestro han sido incapaces de separar el grano de lapaja. Como sucede a menudo, los discípulos demasiado fervientes se conviertenen dogmáticos. ¡Son más papistas que el Papa! En su autobiografía, Karl Popperdemuestra claramente que en sus últimos años Einstein se arrepintió del idealis-mo subjetivo, u operacionalismo, de sus primeros escritos, que requería la pre-sencia de un observador para determinar los procesos naturales:

“Es interesante que el propio Einstein fuese durante años un positivista y ope-racionalista dogmático. Más tarde rechazó esta interpretación: en 1950 me dijoque de todos los errores que había cometido del que más se lamentaba era de ése.El error asumía una forma realmente seria en su popular libro Sobre la relatividadespecial y general. Allí dice ‘pediría al lector que no siguiese adelante hasta estarconvencido de este punto’. El punto es, brevemente, que se tiene que definir lasimultaneidad —y definirla de manera operacional— y que de otra manera ‘mepermitiría estar decepcionado (...) cuando me imagino que soy capaz de dar un

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significado a la afirmación de simultaneidad’. O en otras palabras, un términotiene que ser definido operacionalmente, o no tiene sentido. (Aquí tenemos enpocas palabras el positivismo más tarde desarrollado por el Círculo de Viena bajola influencia del Tractatus logico-philosophicus de Wittgenstein, y de una mane-ra muy dogmática)”.

Esto es importante porque demuestra que Einstein al final rechazó la inter-pretación subjetivista de la teoría de la relatividad. Todas las sandeces sobre el“observador” como factor determinante no eran una parte esencial de la teoría,sino meramente un reflejo de un error filosófico, como Einstein reconoció fran-camente. Desgraciadamente, esto no impidió a los seguidores de Einstein basarseen ese error y ampliarlo hasta el punto de que parecía ser uno de los pilares bási-cos de la relatividad. Aquí encontramos el auténtico origen del idealismo subje-tivo de Heisenberg:

“Pero muchos físicos excelentes”, continúa Popper, “estaban enormementeimpresionados por el operacionalismo de Einstein, que consideraban (como hizoel propio Einstein durante mucho tiempo) parte integrante de la relatividad. Y deesta manera fue como el operacionalismo se convirtió en la inspiración de lacomunicación de Heisenberg de 1925 y de su sugerencia ampliamente aceptadade que el concepto del rastro del electrón, o de su clásica ‘posición-cum-momen-to’, no tenía sentido”104.

Las leyes de la termodinámica, elaboradas en el siglo XIX y que siguen jugan-do un papel fundamental en la física moderna, fueron las primeras en demostrarque el tiempo es un fenómeno objetivo que refleja procesos reales en la naturale-za. Estas leyes, especialmente tal y como las desarrollo Boltzmann, establecieronfirmemente que el tiempo existe objetivamente y que fluye en una sola dirección,del pasado al futuro. No se le puede dar la vuelta al tiempo ni tampoco dependede ningún observador.

BOLTZMANN Y EL TIEMPO

La cuestión fundamental a la que hay que responder es: ¿es el tiempo una ca-racterística objetiva del universo? ¿O es sólo algo puramente subjetivo, una ilu-sión de la mente, o simplemente una manera conveniente de describir cosas conlas cuales no guarda ninguna relación? Esta última posición ha sido defendida, enmayor o menor grado, por toda una serie de escuelas de pensamiento, todas ellasestrechamente relacionadas con la filosofía del idealismo subjetivo. Ernst Machintrodujo este subjetivismo en la ciencia. El pionero de la termodinámica, LudwigBoltzmann, le respondió decisivamente hacia finales del siglo XIX.

Einstein, bajo la influencia de Mach, trató el tiempo como algo subjetivo quedependía del observador, por lo menos al principio, antes de darse cuenta de las

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104. K. Popper, Unended Quest, pp. 96-97 y 98.

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dañinas consecuencias de este enfoque. En 1905, en su comunicación sobre lateoría de la relatividad especial, introdujo la noción de tiempo propio asociado acada observador separado. Aquí el concepto de tiempo contiene una idea tomadade la física clásica, la de que el tiempo es reversible. Esta es una noción bastanteextraordinaria y que contradice toda la experiencia. Los directores cinematográfi-cos a veces recurren al truco fotográfico de poner a funcionar la cámara al revés,y así ocurren las cosas más sorprendentes: leche que sube del vaso a la botella,huevos que vuelven a su cáscara, etc. Nuestra reacción a todo esto es reírnos, quees precisamente lo que se pretendía. Nos reímos porque lo que vemos no sólo esimposible, sino también absurdo. Sabemos que los procesos que estamos viendono pueden ser invertidos.

Boltzmann entendió esta idea, y el concepto de tiempo irreversible reside enel centro de su famosa teoría de la flecha del tiempo. Las leyes de la termodiná-mica representaron un importante avance científico, pero fueron objeto de con-troversia. Estas leyes no se podían compaginar con las leyes físicas de finales delsiglo XIX. La segunda ley no se puede derivar de las leyes de la mecánica, cuán-tica o no, y de hecho representó una ruptura decisiva con la ciencia física anterior.Las dos primeras leyes de la termodinámica implican la existencia de una magni-tud, llamada entropía, que se observa en todos los procesos irreversibles y cuyadefinición se basa en otra propiedad conocida como energía disponible. La nociónde una tendencia a la disipación chocaba con la idea asumida de que la tarea esen-cial de la física era reducir la complejidad de la naturaleza a leyes del movimien-to simples. La entropía de un sistema aislado puede permanecer constante oaumentar, pero no disminuir. Una de las consecuencias de esto es que no puedeexistir una máquina de movimiento perpetuo. La idea de entropía, que en generalse entiende como la tendencia de las cosas hacia una mayor desorganización ydecadencia con el paso del tiempo, corrobora totalmente lo que la gente siempreha creído: el tiempo existe objetivamente y es un proceso unidireccional.

Einstein consideraba la idea del tiempo irreversible como una ilusión que notenía cabida en la física. Según Max Planck, la segunda ley de la termodinámicaexpresa la idea de que en la naturaleza existe una magnitud que en todos los pro-cesos naturales cambia siempre en el mismo sentido sin depender de ningúnobservador; es un proceso objetivo. Pero Planck estaba en franca minoría. Lainmensa mayoría de los científicos, incluido Einstein, lo atribuían a factores sub-jetivos. La opinión de Einstein sobre esta cuestión demuestra una de las debilida-des centrales de su enfoque, al hacer depender procesos objetivos de un “obser-vador” inexistente. Este sin duda era el punto más débil de toda su visión, y poresta razón es el aspecto más popular entre sus sucesores, que no parecen darsecuenta de que el propio Einstein cambió de idea hacia el final de su vida.

En física y matemática, la expresión del tiempo es reversible. A una invarian-te en el tiempo se le aplican siempre las mismas leyes físicas. Un estado inicial esindistinguible del estado final y el flujo del tiempo no tiene preferencia por nin-guna dirección en el caso de interacciones fundamentales. Por ejemplo, una pelí-

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cula en la que dos bolas de billar chocan se puede pasar hacia adelante o haciaatrás, sin que se sepa de la secuencia de tiempo real del acontecimiento. Se asu-mió que lo mismo era cierto para las interacciones subatómicas, pero en 1964 seencontraron pruebas de lo contrario en interacciones nucleares débiles. Durantemucho tiempo se pensó que las leyes fundamentales de la naturaleza eran “simé-tricas en carga”. Por ejemplo, un antiprotón y un positrón se comportan igual queun protón y un electrón. Los experimentos han demostrado que las leyes de lanaturaleza son simétricas si se combinan las tres características básicas (carga,paridad y tiempo). Esto se conoce como invarianza CPT.

En dinámica, la dirección de una trayectoria dada es irrelevante. Por ejemplo,una bola botando en el suelo volvería a su posición inicial. Por lo tanto cualquiersistema puede ir “hacia atrás en el tiempo” si todos los puntos implicados en él soninvertidos. Todos los estados por los que ha pasado anteriormente simplemente sevolverían a repetir. En la dinámica clásica, cambios como la inversión del tiempo(t → -t) o de la velocidad (v → -v) son tratados como equivalentes matemáticos.Este tipo de cálculos funcionan bien en sistemas simples cerrados, en los que nohay interacciones. En realidad, sin embargo, todo sistema está sujeto a muchasinteracciones. Uno de los problemas más importantes de la física es el problemade los “tres cuerpos”, por ejemplo, el movimiento de la Luna está influido por elSol y la Tierra. En la dinámica clásica, un sistema cambia según una trayectoriaque viene dada de una vez por todas, de la que nunca se olvida el punto de parti-da. Las condiciones iniciales determinan la trayectoria en todo momento. Las tra-yectorias de la física clásica eran simples y deterministas. Pero hay otras trayecto-rias que no son tan fáciles de trazar, por ejemplo, un péndulo rígido, en el que untrastorno infinitesimal sería suficiente para hacerlo rotar u oscilar.

La importancia del trabajo de Boltzmann fue que estudió la física de los pro-cesos, más que la física de las cosas. Su mayor logro fue demostrar cómo las pro-piedades de los átomos (masa, carga, estructura) determinan las propiedades vi-sibles de la materia (viscosidad, conductividad termal, difusión, etc.). Sus ideasfueron atacadas contundentemente durante su vida, pero reivindicadas por los des-cubrimientos de la física atómica poco después de 1900 y por el descubrimientode que el movimiento browniano (los movimientos al azar de las partículasmicroscópicas suspendidas en un fluido) sólo se podían explicar gracias a lamecánica estadística inventada por Boltzmann.

La curva en forma de campana de Gauss describe el movimiento al azar de lasmoléculas en un gas. Un aumento de la temperatura lleva a un incremento de lavelocidad media de las moléculas y de la energía asociada a su movimiento.

Mientras que Clausius y Maxwell estudiaron esta cuestión desde el punto devista de las trayectorias de las moléculas individuales, Boltzmann consideró lapoblación de moléculas. Sus ecuaciones cinéticas juegan un papel importante enla física de gases. Fue un avance importante en la física de los procesos. Boltz-mann fue un gran pionero que fue tratado como un loco por el establishmentcientífico. Al final fue empujado al suicidio en 1906, habiendo sido previamente

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obligado a retractarse de su intento de establecer el carácter irreversible del tiem-po como una característica objetiva de la naturaleza.

Mientras que en la mecánica clásica los acontecimientos de la película des-crita anteriormente son perfectamente posibles, en la práctica no lo son. Esposible rebobinar la película, pero no la naturaleza. En la teoría de la dinámica,por ejemplo, tenemos un mundo ideal en el que cosas como la fricción y el cho-que no existen. En este mundo ideal todas las variables implicadas en un movi-miento dado están fijas desde un principio. No puede suceder nada que altere sucurso. De esta manera llegamos a una visión del universo totalmente estática, enel que todo se reduce a ecuaciones lineales uniformes. A pesar de los avancesrevolucionarios que posibilitó la teoría de la relatividad, en el fondo Einsteinpermaneció atado a la idea de un universo estático y armonioso, lo mismo queNewton.

Las ecuaciones del movimiento de la mecánica newtoniana (o, para el caso,las de la mecánica cuántica) no llevan incluida la irreversibilidad. La segunda leyde la termodinámica predice una tendencia irreversible hacia el desorden. Planteaque la desorganización siempre se incrementa con el paso del tiempo. Hasta hacepoco se pensaba que las leyes fundamentales de la naturaleza eran simétricas enel tiempo. El tiempo es asimétrico y se mueve en una sola dirección, del pasadoal futuro. Podemos ver fósiles, huellas, fotografías o escuchar grabaciones decosas del pasado, pero nunca del futuro. Batir los huevos para hacer una tortilla oañadir azúcar y leche a una taza de café es relativamente fácil, pero no lo es inver-tir estos procesos.

La segunda ley de la termodinámica es la flecha del tiempo. Los subjetivistasplantearon que procesos irreversibles como la afinidad química, la conducción decalor o la viscosidad dependerían del “observador”. En realidad, son procesosobjetivos que tienen lugar en la naturaleza, algo que está claro para todo el mundosi piensa en la vida y la muerte. Un péndulo (al menos en un estado ideal) puedevolver a su posición inicial. Pero todo el mundo sabe que la vida marcha en unasola dirección: de la cuna a la tumba. Es un proceso irreversible. Ilya Prigogine,uno de los principales teóricos del caos, ha prestado mucha atención a la cuestióndel tiempo. Cuando empezó a estudiar física en Bruselas, Prigogine recuerda que“estaba sorprendido por el hecho de que la ciencia tuviese tan poco que decir res-pecto al tiempo, especialmente en la medida en que su educación anterior se habíacentrado principalmente alrededor de la historia y la arqueología”. Prigogine yStengers escriben sobre el conflicto entre la mecánica clásica (dinámica) y la ter-modinámica:

“Hasta cierto punto, existe una analogía entre este conflicto y el que diolugar al materialismo dialéctico. Hemos descrito (...) una naturaleza que podríaser llamada “histórica” —es decir, capaz de desarrollo e innovación—. La ideade una historia de la naturaleza como parte integral del materialismo fue plan-teada por Marx y, más detalladamente, por Engels. Los desarrollos contem-poráneos en la física, el descubrimiento del papel constructivo jugado por la

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irreversibilidad, han hecho surgir en las ciencias naturales una cuestión que losmaterialistas venían planteado desde hace tiempo. Para ellos, comprender lanaturaleza significaba comprenderla como capaz de producir al hombre y sussociedades.

“Es más, cuando Engels escribió su Dialéctica de la naturaleza, las cienciasfísicas parecían haber rechazado la visión mecanicista del mundo y haberse acer-cado a la idea de un desarrollo histórico de la naturaleza. Engels menciona tresdescubrimientos fundamentales: la energía y las leyes que rigen sus transforma-ciones cualitativas, la célula como constituyente básico de la vida y el descubri-miento de Darwin de la evolución de las especies. Engels llegó a la conclusión deque la visión mecanicista del mundo había muerto”.

Contra la interpretación subjetiva del tiempo, los autores concluyen: “El tiem-po fluye en una sola dirección, del pasado al futuro. No podemos manipular eltiempo, no podemos viajar al pasado”105.

RELATIVIDAD Y AGUJEROS NEGROS

El punto de vista de Einstein, a diferencia del de Newton, es que la gravedad afec-ta al tiempo porque afecta a la luz. Un fotón en equilibrio al borde de un agujeronegro se quedaría suspendido indefinidamente, sin avanzar ni retroceder, sin per-der ni ganar energía. En tal estado, es posible argumentar que “el tiempo se detie-ne”. Este es el argumento de los relativistas que proponen el agujero negro y suspropiedades. Esto se reduce a la idea de que, si cesara todo movimiento, entoncestampoco existiría el cambio de estado o de posición, y por lo tanto no habría tiem-po en ningún sentido comprensible de la palabra. Una situación así supuestamen-te existe al borde de un agujero negro. Sin embargo, parece una interpretaciónmuy especulativa y mística de un fenómeno cuya existencia no está demostrada.

Toda la materia existe en un estado constante de movimiento y cambio. Portanto, es una completa tautología decir que si la materia y el movimiento se eli-minasen tampoco existiría el tiempo. Es lo mismo que decir “si no hay materia,no hay materia” o “si no hay tiempo, no hay tiempo”. Es bastante extraño que enla teoría de la relatividad no se pueda encontrar una definición de tiempo y espa-cio. Einstein ciertamente se encontró con que eran difíciles de explicar. Sinembargo se acercó bastante cuando explicó la diferencia entre su geometría y lageometría clásica euclidiana. Dijo que nos podríamos imaginar un universo en elque el espacio no estuviese curvado, pero que estaría completamente desprovistode materia. Esto apunta claramente en la dirección correcta. Después de todo elalboroto de los agujeros negros, es sorprendente ver cómo Einstein ni siquieramencionó el asunto. Se basó en un método riguroso, principalmente sustentado enmatemáticas muy complejas, e hizo predicciones que podían ser verificadas

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105. I. Prigogine e I. Stengers, op. cit., pp. 10, 252-53 y 277.

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mediante la observación y el experimento. La física de los agujeros negros, antela ausencia de datos empíricos claramente establecidos, tiene un carácter extre-madamente especulativo.

A pesar de sus éxitos, todavía existe la posibilidad de que la teoría general dela relatividad sea incorrecta. A diferencia de la teoría de la relatividad especial, nose han hecho muchas pruebas experimentales. No existen pruebas concluyentes, apesar de que hasta el momento no ha entrado en contradicción con los hechosobservados. Incluso no está descartado que en el futuro se demuestre que la afir-mación de la relatividad especial de que nada puede viajar más rápido que la velo-cidad de la luz es falsa*.

Se han planteado teorías alternativas a la de la relatividad, por ejemplo la deRobert Dicke. La teoría de Dicke predice una desviación de varios metros de laórbita de la Luna hacia el Sol. Utilizando tecnología láser bastante avanzada, elobservatorio McDonald, en Tejas, no encontró ningún rastro de este desplaza-miento. Pero no hay razón para pensar que ya se ha dicho la última palabra.Hasta ahora las teorías de Einstein han sido demostradas por diferentes experi-mentos. Pero la prueba constante en condiciones extremas, más pronto o mástarde revelará un conjunto de condiciones no cubiertas por las ecuaciones, pre-parando el camino para nuevos descubrimientos que marquen una nueva época.La teoría de la relatividad no puede ser el final de la línea, como no lo fueron lamecánica newtoniana, la teoría del electromagnetismo de Maxwell ni ningunaotra teoría anterior.

Durante doscientos años, las teorías de Newton se tuvieron por absolutamenteválidas. Su autoridad no se podía desafiar. Después de su muerte, Laplace y otroslas llevaron al absurdo. La ruptura radical con los viejos Absolutos mecanicistasera una condición necesaria para el avance de la física en el siglo XX. La nuevafísica estaba orgullosa de haber matado el ogro del Absoluto. De repente, el pen-samiento era libre de ir a reinos de los que hasta entonces no se había oído hablar.¡Qué tiempos aquellos! Sin embargo, tanta felicidad no podía durar para siempre.En palabras de Robert Burns:

Pero los placeres son como amapolas:agarras la flor, y se caen los pétalos.

La nueva física resolvió muchos problemas pero a costa de crear nuevas contra-dicciones, muchas de las cuales siguen sin resolverse hoy en día. Durante la

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* Esta predicción parece haber sido confirmada mucho antes de lo que esperábamos. Antes de enviarel libro a la imprenta, se han publicado informes en la prensa de un experimento de científicos nortea-mericanos que parece indicar que los fotones pueden viajar más rápido que la velocidad de la luz. Elexperimento es bastante complicado, basado en un fenómeno peculiar conocido como túnel cuántico.Si se demuestra que esto es correcto, sería necesario reelaborar los fundamentos de la relatividad. (Notade los autores a la edición de 1995).

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mayor parte del siglo, la física ha estado dominada por dos teorías imponentes: larelatividad y la mecánica cuántica. Lo que en general no se comprende es queambas son incompatibles. La teoría general de la relatividad no tiene en cuentapara nada el principio de incertidumbre. Einstein pasó la mayor parte de los últi-mos años de su vida intentando resolver esta contradicción, pero no lo consiguió.

La teoría de la relatividad fue revolucionaria, como lo fue en su día la mecá-nica newtoniana. Sin embargo, el destino de estas teorías es convertirse en orto-doxias, sufrir una especie de arterioesclerosis hasta que ya no son capaces de con-testar las preguntas que la marcha de la ciencia hace surgir. Durante mucho tiem-po, los físicos teóricos se han contentado con basarse en los descubrimientos deEinstein, de la misma manera que la generación anterior se contentaba con ponertoda su confianza en Newton. Y de la misma manera, son culpables de la pérdidade reputación de la relatividad general por leer en ella las nociones más absurdasy fantásticas, con las que su autor nunca había soñado.

Singularidades, agujeros negros en los que el tiempo se detiene, “multiver-sos”, un tiempo antes de que empiece el tiempo sobre el que no se deben hacerpreguntas... ¡Einstein se debe de estar revolviendo en su tumba! Todo esto sesupone que se deduce de la relatividad general, y cualquiera que plantee la másmínima duda se enfrenta inmediatamente con la autoridad del gran Einstein. Estasituación no es mucho mejor que la que existía antes de la relatividad, cuando seutilizaba la autoridad de Newton en defensa de la ortodoxia imperante. La únicadiferencia es que las nociones fantásticas de Laplace parecen extremadamentesensatas si las comparamos con la maraña incomprensible de algunos físicosactuales. No se puede responsabilizar a Einstein, incluso ni siquiera a Newton,porque a sus sucesores les guste tanto irse por las ramas, llegando a reducir alabsurdo la teoría original.

Estas especulaciones arbitrarias y sin sentido son la mejor prueba de la nece-sidad de una revisión profunda del marco filosófico de la física moderna. Porqueel problema es de método. No solamente se trata de que no sean capaces de darrespuestas. El problema es que ni siquiera saben cómo hacerse las preguntascorrectas. Es una cuestión más filosófica que científica. Si todo es posible, enton-ces una teoría arbitraria (o, más correctamente, una suposición) es tan correctacomo la siguiente. Se ha llevado todo el sistema hasta el borde de un punto deruptura. Y para encubrir este hecho recurren a un lenguaje místico, en el que laoscuridad de la expresión no puede disfrazar la total ausencia de cualquier con-tenido real.

Esta situación es claramente intolerable y ha llevado a un sector de científicosa empezar a cuestionarse las afirmaciones básicas sobre las que está funcionandola ciencia. Las investigaciones de David Bohm sobre la teoría de la mecánicacuántica, la nueva interpretación de Ilya Prigogine de la segunda ley de la ter-modinámica, el intento de Hannes Alfvén de desarrollar una alternativa a la cos-mología ortodoxa del big bang y, sobre todo, el auge espectacular de la teoría delcaos indican la existencia de un fermento en la ciencia. Aunque es demasiado

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pronto para predecir el resultado de todo esto, parece lo más probable que este-mos entrando en uno de esos períodos emocionantes en la historia de la ciencia enlos que surge un punto de vista totalmente nuevo.

En un momento dado, las teorías de Einstein serán sobrepasadas por una teoríamás amplia que, conservando todo lo que sea viable, las corregirá y ampliará. Enel proceso llegaremos ciertamente a una comprensión más equilibrada y verdade-ra de las cuestiones relacionadas con la naturaleza del tiempo, el espacio y la cau-salidad. Esto no significa una vuelta a la vieja física mecánica, de la misma mane-ra que el que ahora podamos conseguir la transmutación de los elementos no sig-nifica una vuelta a la alquimia. Como hemos visto, la historia de la ciencia muchasveces implica un retorno aparente a posiciones anteriores, pero a un nivelcualitativamente superior.

Una cosa sí podemos predecir con absoluta confianza: cuando finalmente delmarasmo actual surja la nueva física, no habrá lugar para los viajes en el tiempo,multiversos o singularidades que comprendan todo el universo en un único puntosobre el que no se pueden hacer preguntas. Desgraciadamente esto hará muchomás difícil ganar sustanciosos premios en metálico por dar credenciales científi-cas al Todopoderoso, algo que algunos lamentarán pero que a largo plazo serápositivo para el avance de la ciencia.

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8. La flecha del tiempo

LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA

Así es cómo termina el mundo; no con un estallido, sino con un lloriqueo.

T. S. Elliot

La termodinámica (del griego therme, “calor”, y dynamisy, “fuerza”) es la ramade la física que estudia las leyes de la energía calorífica y de las relaciones entreel calor y otros tipos de energía. Se basa en dos principios originariamente dedu-cidos de experimentos, pero que ahora se consideran axiomas. El primero es la leyde la conservación de la energía, que asume la forma de ley de la equivalencia decalor y trabajo. El segundo plantea que el calor no puede pasar de un cuerpo másfrío a otro más caliente sin cambios en ningún otro cuerpo.

La ciencia de la termodinámica fue un producto de la revolución industrial. Aprincipios del siglo XIX se descubrió que la energía se puede transformar de dife-rentes maneras, pero en ningún caso se puede crear ni destruir. Esta es la primeraley de la termodinámica, una de las leyes fundamentales de la física. En 1850,Robert Clausius descubrió la segunda ley de la termodinámica, que plantea que laentropía (es decir, el cociente de la energía de un cuerpo por su temperatura) siem-pre se incrementa en cualquier transformación de energía, por ejemplo, en unamáquina de vapor.

En general se interpreta la entropía como una tendencia general a la desor-ganización. Toda familia sabe que una casa, sin cuidados, tiende a pasar de unestado de orden al de desorden, especialmente si hay niños. El hierro se oxida, lamadera se pudre, la carne se echa a perder, se enfría el agua del baño, en otraspalabras, parece haber una tendencia general a la decadencia. Según la segundaley de la termodinámica, los átomos, sin ninguna intervención externa, se mez-clarán y desordenarán entre ellos tanto como sea posible. Las cosas se oxidandebido a que los átomos de hierro tienden a mezclarse con el oxígeno del aire que

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les rodea, para formar óxido de hierro. Las moléculas, de movimiento rápido, dela superficie del agua del baño chocan con las del aire frío, de movimiento máslento, y les transfieren su energía.

Esta es una ley con limitaciones, ya que no es aplicable a sistemas compues-tos de un pequeño número de partículas (microsistemas) o a sistemas con unnúmero infinito de partículas (el universo). Sin embargo se han hecho repetidosintentos de extender su aplicación más allá de la esfera que le es propia, llevandoa todo tipo de conclusiones filosóficas falsas. A mitad del siglo pasado, R. Clau-sius y W. Thomson, los autores de la segunda ley de la termodinámica, intentaronaplicarla al conjunto del universo, llegando a una teoría completamente falsaconocida como la muerte térmica del universo.

Esta ley fue redefinida en 1877 por Ludwig Boltzmann, que intentó deducir lasegunda ley de la termodinámica de la teoría atómica de la materia, que por aquelentonces estaba ganando terreno. En la versión de Boltzmann, la entropía apare-ce como una función de probabilidad más que como un estado dado de la mate-ria: cuanto más probable sea el estado, mayor es su entropía. En esta versión,todos los sistemas tienden a un estado de equilibrio (un estado en el que no hayflujo de energía neto). Por lo tanto, si un objeto caliente está situado al lado deotro objeto frío, la energía (calor) fluirá del caliente al frío hasta que lleguen a unequilibrio, es decir, que ambos tengan la misma temperatura.

Boltzmann fue el primero en estudiar los problemas de la transición del nivelmicroscópico (a pequeña escala) al macroscópico (a gran escala) en la física.Intentó reconciliar las nuevas teorías de la termodinámica con la física clásica delas trayectorias. Siguiendo el ejemplo de Maxwell, intentó resolver los problemas através de la teoría de la probabilidad. Esto representó una ruptura radical con losviejos métodos mecanicistas newtonianos. Boltzmann se dio cuenta de que elaumento irreversible en la entropía podía ser visto como una expresión de un cre-ciente desorden molecular. Su principio de orden implica que el estado más proba-ble a disposición de un sistema es aquel en que una multiplicidad de acontecimien-tos que tienen lugar simultáneamente se anulan los unos a los otros estadísticamen-te. Puesto que las moléculas se pueden mover al azar, en un momento dado habrá,como media, igual número de moléculas moviéndose en cada dirección.

Existe una contradicción entre energía y entropía. El equilibrio inestable entrelas dos está determinado por la temperatura. A bajas temperaturas, la energíadomina y podemos observar el surgimiento de estados ordenados (entropía débil)y baja energía, como los cristales, cuyas moléculas están estructuradas. Sinembargo, a altas temperaturas, la entropía prevalece y se expresa a través deldesorden molecular. La estructura cristalina se rompe, y tenemos la transición alestado líquido, primero, y al gaseoso, después.

La segunda ley de la termodinámica dice que la entropía de un sistema aisla-do siempre aumenta y que, cuando se unen dos sistemas, la entropía del sistemacombinado es mayor que la suma de las entropías individuales. Sin embargo, estasegunda ley no es como otras leyes de la física, por ejemplo la de la gravedad de

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Newton, porque no se puede aplicar siempre. Deducida inicialmente de una esfe-ra concreta de la mecánica clásica, está limitada por la circunstancia de que Boltz-mann sólo tuvo en cuenta las colisiones atómicas, sin considerar fuerzas como elelectromagnetismo o la gravedad. Esto nos da una visión tan restringida de losprocesos físicos, que no se puede considerar de aplicación general, aunque sí esaplicable a sistemas limitados, como los calentadores. Por ejemplo, el movimien-to browniano la contradice. En su forma clásica, sencillamente no es válida comoley general del universo.

Se ha planteado que la segunda ley implica que el universo debe tender a unestado de entropía. Por analogía con un sistema cerrado, todo el universo tendríaque acabar en un estado de equilibrio con la misma temperatura en todas partes.Las estrellas se quedarían sin combustible, toda la vida cesaría, el universo se ago-taría en una amorfa extensión de la nada. Sufriría una muerte térmica. Estasombría visión del universo entra en abierta contradicción con todo lo que sabe-mos de su evolución pasada o lo que podemos observar en el presente. La mismanoción de que la materia tiende a algún estado de equilibrio absoluto va en contrade la propia naturaleza. Es una visión abstracta y sin vida. Actualmente el univer-so está lejos de estar en ningún tipo de equilibrio, y tampoco existe el más míni-mo indicio de que un estado así haya existido nunca en el pasado o vaya a existiren el futuro. Es más, si la tendencia al aumento de la entropía es permanente ylineal, no está claro por qué el universo no ha acabado hace ya tiempo reducido auna tibia sopa de partículas indiferenciadas.

Este es otro ejemplo de lo que sucede cuando se intenta llevar una teoríacientífica más allá de los límites en los que tiene una aplicación comprobada. Laslimitaciones de los principios de la termodinámica ya se demostraron el siglopasado en la polémica sobre la edad de la Tierra entre Lord Kelvin, el famoso físi-co, y los geólogos. Las predicciones de Lord Kelvin, sustentadas en la termo-dinámica, iban en contra de todo lo conocido sobre la evolución biológica ygeológica. Su teoría planteaba que la Tierra debía de haber estado fundida hacetan sólo 20 millones de años. Una gran cantidad de pruebas demostraron que losgeólogos estaban en lo cierto.

En 1928, Sir James Jeans, el científico e idealista inglés, recuperó los viejosargumentos sobre la muerte térmica del universo, añadiendo elementos tomadosde la teoría de la relatividad de Einstein. Dado que materia y energía son equiva-lentes, planteó que el universo tendría que acabar con una completa conversión dela materia en energía. “La segunda ley de la termodinámica”, profetizó tétrica-mente, “empuja a la materia del universo a moverse siempre en la misma direc-ción por el mismo camino, que acaba solamente en muerte y aniquilación”106.

Más recientemente se han planteado escenarios igualmente pesimistas.Como recoge un libro publicado hace poco: “Por lo tanto, el universo del futu-ro muy lejano sería una sopa inconcebiblemente diluida de fotones, neutrinos y

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106. Citado en E. J. Lerner, op. cit., p. 134.

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un número cada vez más pequeño de electrones y positrones, todos ellosseparándose lentamente entre sí. Por lo que sabemos, nunca más sucederían pro-cesos físicos básicos. No tendría lugar ningún acontecimiento significativo queinterrumpiese la sombría esterilidad de un universo que ya ha recorrido su cami-no y sin embargo se enfrenta a la vida eterna (quizás muerte eterna sería lamejor descripción). Esta imagen lúgubre, oscura, fría, informe, que casi se acer-ca a la nada es lo más cerca que llega la cosmología moderna a la ‘muerte tér-mica’ de la física del siglo XIX”107.

¿Qué conclusión hay que sacar de todo esto? Si toda la vida y toda la materiadel universo están condenadas, ¿para qué preocuparnos de nada? La extensióninjustificada de la segunda ley más allá de sus límites de aplicación da lugar a todotipo de conclusiones filosóficas falsas y nihilistas. De esta manera, Bertrand Rus-sell escribió las siguientes líneas en Por qué no soy cristiano:

“Todos los trabajos de los siglos, toda la devoción, toda la inspiración, todoel brillo del mediodía del genio humano están destinados a la extinción en laamplia muerte del sistema solar, y (...) el templo completo de los logros del hom-bre debe quedar inevitablemente sepultado bajo los escombros de un universo enruinas; todas estas cosas, si no están más allá de toda discusión, por lo menos soncasi tan ciertas que ninguna filosofía que las rechace puede esperar mantenerse.Sólo dentro del andamiaje de estas verdades, sólo sobre los firmes fundamentosde esta terca desesperación puede, de aquí en adelante, construirse con seguridadel habitáculo del alma”108.

ORDEN EN EL CAOS

En los últimos años, la interpretación pesimista de la segunda ley ha sido desa-fiada por una teoría totalmente nueva. El premio Nobel belga Ilya Prigogine y suscolaboradores han abierto el terreno a una interpretación radicalmente diferente delas teorías clásicas de la termodinámica. Existen ciertos paralelismos entre lasteorías de Boltzmann y las de Darwin. En ambas, un gran número de fluctuacio-nes casuales conducen a un punto de cambio irreversible, en un caso en forma deevolución biológica, en el otro en forma de disipación de la energía y evoluciónhacia el desorden. En termodinámica, el tiempo implica degradación y muerte. Ysurge la pregunta: ¿Dónde encaja en todo esto el fenómeno de la vida, con su ten-dencia inherente a la organización y complejidad crecientes?

La termodinámica afirma que las cosas, dejadas a su suerte, tienden a un incre-mento de la entropía. En los años 60, Ilya Prigogine y otros se dieron cuenta deque, en el mundo real, átomos y moléculas casi nunca están “dejados a su suerte”.Todas las cosas afectan a todas las cosas. Átomos y moléculas están casi siempre

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107. P. Davies, The Last Three Minutes, pp. 98-99.108. Citado en Davies, op. cit., p. 13.

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expuestos al flujo de energía y material del exterior, que si es suficientementefuerte puede dar la vuelta parcialmente al proceso aparentemente inexorable dedesorden planteado en la segunda ley de la termodinámica. De hecho, la natura-leza demuestra en muchos casos no sólo desorganización y decadencia, sino tam-bién los procesos opuestos: autoorganización espontánea y crecimiento. La made-ra se pudre, pero también crecen los árboles. Según Prigogine, las estructuras quese organizan por sí mismas se encuentran por todas partes en la naturaleza. Deigual manera, M. Waldrop llega a la siguiente conclusión:

“Un láser es un sistema que se autoorganiza en el que las partículas de luz,fotones, pueden agruparse espontáneamente en un solo haz potente que tiene atodos los fotones moviéndose prietas las filas. Un huracán es un sistema que seautoorganiza fortalecido por la corriente constante de energía que viene del Sol,que dirige los vientos y obtiene de los océanos el agua para la lluvia. Una célulaviva (aunque mucho más complicada de analizar matemáticamente) es un sistemaque se autoorganiza, que sobrevive tomando energía en forma de comida y excre-tando energía en forma de calor y desperdicios”109.

Por toda la naturaleza observamos modelos de comportamiento. Unos sonordenados y otros desordenados. Hay decadencia, pero también hay crecimiento.Hay muerte, pero también hay vida. De hecho, estas tendencias contrapuestas vanunidas. Son inseparables. La segunda ley asegura que todo en la naturaleza tieneun billete sólo de ida hacia el desorden y la decadencia. Sin embargo esto no cua-dra con los modelos generales que podemos observar. Fuera de los estrictos lími-tes de la termodinámica, el propio concepto de entropía es problemático.

“Los físicos reflexivos, a quienes interesa la acción de la termodinámica, sedan cuenta de cuán inquietante es la cuestión, como dijo uno de ellos, ‘de cómouna corriente de energía, falta de propósito determinado, aporta vida y conscienciaal mundo’. Forma parte del desconcierto la resbaladiza noción de la entropía,razonablemente bien definida con fines termodinámicos en términos de calor ytemperatura, pero inverosímilmente ardua cuando hay que utilizarla como medi-da del desorden. Los físicos topan con sobradas dificultades en su deseo de medirel grado de orden en el agua, que compone estructuras cristalinas durante su tran-sición al hielo, mientras la energía se disipa de modo incesante. La entropía ter-modinámica fracasa estrepitosamente como medida del grado mutable de forma yde falta de ella en la creación de los aminoácidos, microorganismos, plantas y ani-males autorreproductores y sistemas complejos de información, como el cerebro.Desde luego, esos islotes productores de orden han de obedecer a la segunda ley.Las leyes más importantes, las creadoras, se hallan en otra parte”110.

El proceso de fusión nuclear es un ejemplo no de decadencia, sino de cons-trucción del universo. Esto ya fue planteado en 1931 por H. T. Poggio, que advir-tió a los profetas del pesimismo termodinámico contra los intentos injustificados

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109. M. Waldrop, Complexity, pp. 33-34.110. J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, p. 308.

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de extrapolar a todo el universo una ley aplicable en ciertas situaciones limitadasen la Tierra: “No estemos tan seguros de que el universo es como un reloj quesiempre tiende a pararse. Puede haber una manera de darle cuerda”111.

La segunda ley contiene dos aspectos fundamentales, uno negativo y otropositivo. El primero plantea que ciertos procesos son imposibles, por ejemplo, queel calor fluya de una fuente fría a otra caliente (siempre es al revés); el segundo,deducible del primero, que la entropía es una característica inevitable de los sis-temas aislados, en los que todas las situaciones de no equilibrio evolucionan haciael mismo tipo de estado de equilibrio. La termodinámica tradicional ve en laentropía solamente un movimiento hacia el desorden. Esto, sin embargo, se refie-re sólo a sistemas simples aislados (por ejemplo, una máquina de vapor). Lanueva interpretación que hace Prigogine de las teorías de Boltzmann es muchomás amplia y radicalmente diferente.

Las reacciones químicas se producen como resultado de colisiones entre molé-culas. Normalmente la colisión no provoca un cambio de estado, las moléculassimplemente intercambian energía. Pero, en algunos casos, sí produce un cambioen las moléculas implicadas (una colisión reactiva). Estas reacciones se puedenacelerar con el uso de catalizadores. En los seres vivos, estos catalizadores sonproteínas específicas llamadas enzimas. Lo más probable es que este procesojugase un papel decisivo en el surgimiento de la vida en la Tierra. En un momen-to dado, los movimientos aparentemente caóticos y casuales de las moléculasalcanzan un punto crítico en el que la cantidad repentinamente se transforma encalidad. Y ésta es una propiedad esencial de todas las formas de la materia, tantoorgánica como inorgánica.

“Sorprendentemente, la percepción de tiempo orientado aumenta a medida enque aumenta el nivel de organización biológica, y probablemente llega a su puntomáximo en la conciencia humana”112.

Todo ser vivo conjuga orden y actividad. En contraste, un cristal en estado deequilibrio está estructurado e inerte. En la naturaleza el equilibrio no es normal,sino, citando a Prigogine, “un estado raro y precario”. El no equilibrio es lanorma. En sistemas simples aislados, como un cristal, se puede mantener el equi-librio durante mucho tiempo, incluso indefinidamente. Pero las cosas cambiancuando se trata de procesos complejos, como los seres vivos. No se puede mante-ner una célula en estado de equilibrio, o morirá. Los procesos que rigen el surgi-miento de la vida no son sencillos y lineales, sino dialécticos, implicando saltosrepentinos en los que la cantidad se transforma en calidad.

Las reacciones químicas “clásicas” son vistas como procesos muy aleatorios.Las moléculas implicadas se distribuyen uniformemente en el espacio y su dise-minación es “normal”, es decir, según una curva de Gauss. Este tipo de reaccionesencajan con la concepción de Boltzmann en la medida en que todos los pasos de la

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111. E. J. Lerner, op. cit., p. 139.112. I. Prigogine e I. Stengers, op. cit., p. 298.

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cadena irán desapareciendo y la reacción acabará en una reacción estable, un equi-librio inmóvil. Sin embargo, en las últimas décadas se han descubierto reaccionesquímicas que se desvían de este concepto ideal y simplificado. Son conocidas conel nombre común de “relojes químicos”. Los ejemplos más famosos son la reac-ción de Belousov-Zhabotinsky y el modelo de Bruselas ideado por Ilya Prigogine.

La termodinámica lineal describe el comportamiento estable y predecible desistemas que tienden al mínimo nivel de actividad posible. Sin embargo, cuandolas fuerzas termodinámicas que actúan en un sistema llegan al punto en que sobre-pasan la región lineal, ya no se puede seguir asumiendo la estabilidad; surgen tur-bulencias. Durante mucho tiempo se consideró la turbulencia como sinónimo dedesorden y caos. Pero ahora se ha descubierto que lo que parece ser simplementedesorden caótico en el nivel macroscópico está de hecho altamente organizado enel microscópico.

Hoy en día, el estudio de las inestabilidades químicas se ha convertido en algocomún. Especialmente interesantes son las investigaciones hechas en Bruselasbajo la dirección de Ilya Prigogine. El estudio de lo que sucede más allá del puntocrítico en que empieza la inestabilidad química tiene un enorme interés para ladialéctica. El fenómeno del “reloj químico” es especialmente importante. Elmodelo de Bruselas (llamado el bruselator por los científicos norteamericanos)describe el comportamiento de las moléculas de gas. Supongamos que hay dostipos de moléculas, rojas y azules, en un estado caótico, moviéndose completa-mente al azar. Se podría suponer que, llegados a un punto dado, tendríamos unadistribución irregular de las moléculas, produciendo un color morado, con deste-llos ocasionales de rojo o azul. Pero en un reloj químico esto no sucede más alládel punto crítico. El sistema es todo azul o todo rojo, y el cambio de color ocurrea intervalos regulares.

“Tal grado de orden surgiendo de la actividad de miles de millones de molé-culas parece increíble”, dicen Prigogine y Stengers, “y, de hecho, si no se hubie-sen observado relojes químicos nadie creería que un proceso de ese tipo fueseposible. Para cambiar de color todas al mismo tiempo, las moléculas deben detener una manera de ‘comunicarse’. El sistema tiene que actuar como un todo.Volveremos repetidamente a esta palabra clave, comunicar, que tiene una impor-tancia evidente en tantos campos, de la química a la neurofisiología. Las estruc-turas disipativas introducen probablemente uno de los mecanismos físicos mássimples de comunicación”.

El fenómeno del reloj químico demuestra que, llegados a un punto determi-nado, en la naturaleza el orden puede surgir espontáneamente del caos. Esta esuna observación importante, especialmente en lo relativo a cómo de la materiainorgánica surge la vida.

“El ‘orden a través de modelos fluctuantes’ introduce un mundo inestable enel que pequeñas causas pueden tener grandes efectos, pero este mundo no es arbi-trario. Por el contrario, las causas de la amplificación de un pequeño acon-tecimiento son un asunto legítimo para la investigación racional”.

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En la teoría clásica, las reacciones químicas se producen de manera estadísti-camente ordenada. Normalmente hay una concentración media de moléculas, conuna distribución regular. Sin embargo, en realidad, parece como si se pudieran or-ganizar concentraciones locales por sí mismas. Este resultado es totalmenteinesperado desde el punto de vista de la teoría tradicional. Estos puntos focales delo que Prigogine llama “autoorganización” pueden consolidarse hasta llegar aafectar a todo el sistema en su conjunto. Lo que antes se creía un fenómeno mar-ginal, resulta ser totalmente decisivo. La visión tradicional era considerar los pro-cesos irreversibles como una molestia provocada por la fricción u otras fuentes depérdida de calor en máquinas. Pero la situación ha cambiado. Sin procesos irre-versibles, la vida no sería posible. La vieja idea de la irreversibilidad como un fe-nómeno subjetivo (resultado de la ignorancia) está siendo seriamente cuestionada.Según Prigogine, la irreversibilidad existe a todos los niveles, tanto microscópi-cos como macroscópicos. Para él, la segunda ley lleva a un nuevo concepto de lamateria. En un estado de no equilibrio surge el orden. “El no equilibrio provocaorden en el caos”113.

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113. Ibíd., pp. 148, 206 y 287.

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9. El ‘big bang’

COSMOLOGÍA

Para mucha gente, no acostumbrada al pensamiento dialéctico, la noción de infi-nito es difícil de concebir. Está tan lejos del mundo cotidiano de objetos finitosen el que todas las cosas tienen un principio y un final, que parece extraño eincomprensible. Además está muy alejado de las enseñanzas de las principalesreligiones del mundo, la mayoría de las cuales tienen su mito de la Creación. Losestudiosos judíos de la Edad Media situaron la creación en el año 3760 a.C., y dehecho el calendario judío empieza a contar a partir de ese momento. En 1658, elobispo Ussher llegó a la conclusión de que el universo había sido creado en 4004a.C. Durante todo el siglo XVIII se consideró que el universo tenía, a lo sumo,seis o siete mil años de existencia.

Pero, podría decir alguien, la ciencia del siglo XX no tiene nada que ver contodos estos mitos creacionistas; con los métodos modernos podemos tener unaidea exacta del tamaño y los orígenes del universo. Desgraciadamente las cosasno son tan sencillas. En primer lugar, a pesar de los enormes avances, nuestroconocimiento del universo está limitado por la potencia de los telescopios,radioseñales y sondas espaciales que nos proveen de información. En segundolugar, y más relevante, estos resultados y observaciones se interpretan de mane-ra muy especulativa, bordeando frecuentemente el puro misticismo. Muy amenudo uno tiene la impresión de haber regresado, en realidad, al mundo delmito de la creación (el big bang, o gran explosión), junto con su compañeroinseparable, el día del juicio final (el big crunch, o gran crujido).

Gradualmente, empezando por la invención del telescopio, el avance de latecnología ha ido desplazando los límites del universo cada vez más allá. Lasbolas de cristal que habían restringido la mente humana desde los tiempos deAristóteles y Tolomeo fueron finalmente destruidas, junto con las demás ba-rreras que los prejuicios religiosos medievales habían levantado en el caminodel progreso.

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En 1775, Kant postuló la existencia de colecciones de estrellas distantes alas que llamó universos-islas. Tan tarde como en 1924, se pensaba que el uni-verso sólo tenía 200.000 años-luz de diámetro y estaba formado solamente portres galaxias, la nuestra y dos vecinas. Entonces, el astrónomo norteamericanoEdwin Powell Hubble, utilizando el nuevo y potente telescopio de 100 pulga-das del monte Wilson, demostró que la nebulosa de Andrómeda estaba muyalejada de nuestra galaxia. Más adelante se descubrieron otras galaxias todavíamás lejanas. La hipótesis kantiana de los universos-islas se demostró correcta.Así, el universo se “expandió” —en las mentes de hombres y mujeres— muyrápidamente, y ha seguido “expandiéndose” desde entonces a medida que sehan ido descubriendo objetos más y más lejanos. En lugar de 200.000 años-luz, ahora se piensa que mide decenas de miles de millones de años-luz. Eltiempo demostrará que los actuales cálculos se quedan bastante cortos porqueel universo, como ya pensaron Nicolás de Cusa y otros, es infinito. Antes de laSegunda Guerra Mundial se pensaba que su edad era de sólo dos mil millonesde años. Ligeramente mejor que los cálculos del obispo Ussher, pero total-mente erróneo. Actualmente hay una enorme polémica entre los seguidores dela teoría del big bang sobre la supuesta edad del universo. Volveremos a estomás adelante.

La teoría del big bang realmente es un mito de la Creación, como el primerlibro del Génesis. Plantea que el universo apareció hace 15.000 millones deaños. Antes no existía universo, ni materia, ni espacio ni tiempo. Toda la mate-ria del universo estaba concentraba supuestamente en un único punto. Enton-ces, ese punto invisible, conocido por los aficionados al big bang como singu-laridad, explotó con tal fuerza que instantáneamente llenó todo el universo, quedesde aquella se sigue expandiendo. Ah, por cierto, éste fue el momento en que“empezó el tiempo”. Si te estás preguntando si esto es una broma, olvídalo. Esprecisamente lo que plantea la teoría del big bang, en la que creen la inmensamayoría de profesores universitarios con largos títulos detrás de sus nombres.Es la muestra más clara de la deriva hacia el misticismo de un sector de lacomunidad científica. En los últimos años hemos visto un auténtico aluvión delibros sobre ciencia, que, con la excusa de popularizarla, intentan pasar decontrabando nociones religiosas de todo tipo, especialmente las relacionadascon la teoría del big bang.

The New Scientist (7/5/94) publicó un artículo titulado In the BeginningWas the Big Bang (En el principio fue el big bang) que ejemplifica bastantebien la filosofía mística que está detrás de la historia del big bang. Su autor,Colin Price, se educó y trabajó como científico, pero ahora es capellán. Empie-za preguntándose:

“¿Es la teoría del big bang desconcertantemente bíblica? ¿O, para decirlo enotras palabras, es la historia del Génesis desconcertantemente científica?”. Yacaba afirmando confiadamente: “Nadie habría apreciado más la historia del bigbang que los autores de los dos primeros capítulos del libro del Génesis”.

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EL ‘EFECTO DOPPLER’

En 1915, Albert Einstein planteó su teoría general de la relatividad. Antes de él,la visión general del universo partía del modelo mecánico clásico elaborado en elsiglo XVIII por Isaac Newton, para el que el universo era como un enorme meca-nismo de relojería regido por un número fijo de leyes del movimiento. Era infini-to en extensión, pero esencialmente inmutable. Esta visión del universo tenía eldefecto de todas las teorías mecánicas, no dialécticas: era estática.

En 1929, Edwin Hubble demostró que el universo era mucho mayor de lo quese había pensado hasta el momento. Es más, se percató de un fenómeno no obser-vado anteriormente. Cuando la luz llega a nuestros ojos desde una fuente en movi-miento, dicho movimiento provoca un cambio en su frecuencia. Esto se puedeexpresar en términos de los colores del espectro. Cuando una fuente de luz viajahacia nosotros, percibimos su luz desplazándose hacia la parte alta del espectro defrecuencia (violeta). Cuando la fuente se aleja, el corrimiento es hacia la parte baja(rojo). Esta teoría, elaborada en primer lugar por el austríaco Christian Doppler yen su honor llamada efecto Doppler, tiene implicaciones muy importantes para laastronomía. Las estrellas aparecen a los observadores como puntos de luz contraun fondo oscuro. En la medida en que la mayoría de las estrellas mostraban uncorrimiento al rojo, las observaciones de Hubble dieron lugar a la idea de que lasgalaxias se están alejando de nosotros a una velocidad proporcional a la distanciaque nos separa de ellas. Esto se denominó ley de Hubble, aunque el propio Hub-ble no creía que el universo se estuviese expandiendo.

Hubble observó que existía una correlación entre el corrimiento al rojo y la dis-tancia, medida por la luminosidad aparente de las galaxias. Con la aparición, en losaños 60, del telescopio de 200 pulgadas se detectaron objetos todavía más lejanos,alejándose a 150.000 millas por segundo. Sobre estas observaciones se elaboró lateoría del universo en expansión. Además, la ecuación de campo de la teoría de larelatividad general de Einstein se podía interpretar de tal manera que encajase conesta idea. Por extensión, se argumentó que, si el universo se estaba expandiendo,tenía que haber sido más pequeño en el pasado que ahora. La consecuencia de estofue la hipótesis de que el universo tenía que haber empezado como una única densaconcentración de materia. Esta idea no es original de Hubble. Ya había sido plan-teada en 1922 por el matemático ruso Alexander Friedmann. Y en 1927, el curabelga George Lemaitre fue el primero en plantear la idea del “huevo cósmico”.Desde el punto de vista del materialismo dialéctico, la idea de un universo cerra-do y eternamente inmutable en un estado de equilibrio permanente es claramenteincorrecta. Por lo tanto, el abandono de este punto de vista fue indudablemente unpaso adelante.

Las teorías de Friedmann fueron respaldadas de manera significativa por lasobservaciones de Hubble y Wirtz, que parecían indicar que el universo, o al menossu parte observable, se estaba expandiendo. Lemaitre se aprovechó de esta idea eintentó demostrar que si el universo era finito en el espacio, también tenía que ser

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finito en el tiempo, tenía que haber tenido un principio. La utilidad de una teoríade este tipo para la Iglesia Católica es evidente. Deja la puerta abierta a la idea delCreador, que después de haber sido ignominiosamente expulsado del universo porla ciencia, ahora prepara su regreso triunfal como el Gran Manitú cósmico. “Enese momento tuve la impresión”, dijo Hannes Alfvén años después, “de que lamotivación para su teoría fue la necesidad de Lemaitre de reconciliar su física conla doctrina de la Iglesia, la creación ex nihilo”114. Lemaitre fue posteriormenterecompensado con el cargo de director de la Academia Pontificia de las Ciencias.

CÓMO EVOLUCIONÓ LA TEORÍA

No es totalmente correcto referirse a la “teoría del big bang”. De hecho, ha habi-do por lo menos cinco teorías diferentes y todas ellas han tenido problemas. Laprimera, como hemos visto, fue planteada en 1927 por Lemaitre. Rápidamente fuerefutada en toda una serie de terrenos (deducciones incorrectas de la relatividadgeneral y la termodinámica, una falsa teoría de los rayos cósmicos y la evoluciónestelar). Después de la Segunda Guerra Mundial, la desacreditada teoría fue resu-citada por George Gamow y otros bajo una nueva forma. Plantearon una serie decálculos —por cierto, con alguna dosis de “contabilidad creativa”— para explicarlos diferentes fenómenos que se deducirían del big bang (densidad de la materia,temperatura, niveles de radiación, etc.). La brillante pluma de George Gamowhizo que el big bang capturase la imaginación popular. Pero de nuevo la teoríatopó con serias dificultades.

Se encontraron toda una serie de discrepancias no sólo en el modelo deGamow, sino también en la teoría del “universo oscilante” planteada posterior-mente por Robert Dicke y otros, en un intento de resolver el problema de qué pasóantes del big bang haciendo que el universo oscilase en un ciclo sin fin. PeroGamow había hecho una predicción muy importante: que una enorme explosiónde esas características habría dejado tras de sí pruebas en forma de “radiación defondo”, una especie de eco del big bang en el espacio. Esto se utilizó para reani-mar la teoría años más tarde.

Desde el principio hubo oposición a esta idea. En 1928, Thomas Gold y Her-mann Bondi plantearon como alternativa el estado estacionario, más tarde popu-larizado por Fred Hoyle. Aceptando la expansión del universo, la explicaban porla “continua creación de materia de la nada”. Esto supuestamente sucedía todo eltiempo, pero a una tasa demasiado pequeña como para ser detectada con la tec-nología actual. Esto significa que el universo sigue siendo esencialmente elmismo para siempre, de aquí lo de estacionario. Las cosas iban de mal en peor.¡Del “huevo cósmico” a la materia creada de la nada! Las dos teorías rivales seestuvieron peleando a lo largo de una década.

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114. Citado en E. J. Lerner, op. cit., p. 214.

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Que tantos científicos serios estuviesen dispuestos a aceptar la noción fantás-tica de Hoyle de que la materia se estaba creando de la nada es en sí mismo abso-lutamente asombroso. Más tarde se demostró que esa teoría era falsa. La teoría delestado estacionario asumía que el universo era homogéneo —es decir, que estabadistribuido uniformemente— en el tiempo y el espacio. Si se encontraba en unestado estacionario, la densidad de un objeto emisor de ondas de radio tendría queser constante en la medida en que cuanto más lejos miramos en el espacio, lo quevemos es anterior en el tiempo. Sin embargo las observaciones demostraron queeste no era el caso; cuanto más allá se observaba en el espacio, mayor era la inten-sidad de las ondas de radio. Esto demostró de manera concluyente que el univer-so estaba en un estado de cambio constante y evolución. No había sido siempre elmismo. La teoría del estado estacionario era incorrecta.

Esta teoría recibió el golpe de gracia en 1964, con el descubrimiento por partede dos jóvenes astrónomos, Arno Penzias y Robert Wilson, de la radiación defondo. Inmediatamente se consideró que era el “eco” del big bang predicho porGamow. Pero seguía habiendo inconsistencias. Se observó que la temperatura dela radiación era de 3’5 K, no los 20 K predichos por Gamow, o los 30 K predichospor su sucesor, P. J. E. Peebles. Este resultado es incluso peor de lo que parece, yaque si la cantidad de energía en un campo es proporcional a la cuarta potencia desu temperatura, la energía observada en la radiación era en realidad varios milesde veces menor que la predicha.

Robert Dicke y P. J. E. Peebles tomaron la teoría allí donde la había dejadoGamow. Dicke se dio cuenta de que habría una manera sencilla de solventar lapeliaguda pregunta de qué había pasado antes del big bang si se pudiese volver ala idea de Einstein de un universo cerrado. Entonces se podría argumentar que eluniverso se expandiría en el tiempo para después colapsar en un solo punto (“sin-gularidad”) o algo parecido, y entonces empezaría a expandirse de nuevo, en unaespecie de juego eterno de ping pong cósmico. El problema era que Gamow habíacalculado la energía y la densidad del universo a niveles menores de los necesa-rios para cerrarlo. La densidad era de unos dos átomos por metro cúbico de espa-cio; y la densidad de energía, expresada como la temperatura prevista para laradiación de fondo que supuestamente representaba los restos del big bang, era de20 K, es decir, veinte grados por encima del cero absoluto. De hecho, Gamowhabía fijado estas cifras para demostrar que el big bang producía elementos pesa-dos, algo que hoy en día nadie defiende. Por tanto, sin más contemplaciones,Dicke simplemente tiró estas cifras a la papelera y escogió otras, igualmente arbi-trarias, que encajasen en su teoría de un universo cerrado.

Dicke y Peebles predijeron que el universo estaría lleno de radiación, princi-palmente ondas de radio, con una temperatura de 30 K. Más adelante, Dicke plan-teó que su grupo había predicho una temperatura de 10 K, a pesar de que esta tem-peratura no aparecía en ninguna parte en sus notas publicadas y de que en cual-quier caso es 100 veces mayor que los resultados observados. Esto demostró queel universo estaba más difuminado de lo que Gamow había pensado, con una gra-

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vedad menor, lo que agravaba el problema básico de dónde había salido toda laenergía para el big bang. Como Eric J. Lerner señala:

“Lejos de confirmar el modelo Peebles-Dicke, los descubrimientos de Penziasy Wilson descartaban claramente el modelo oscilante cerrado”115. De esta mane-ra surgió una tercera versión del big bang conocida como el modelo estándar, ununiverso abierto en un estado de expansión permanente.

Fred Hoyle realizó cálculos detallados y anunció que el big bang sólo habríaproducido elementos ligeros (helio, deuterio y litio, estos dos últimos de hechobastantes escasos). Calculó que si la densidad del universo era aproximadamentede un átomo por cada ocho metros cúbicos, la cantidad de estos tres elementos seacercaría bastante a las cantidades observadas. De esta manera, se planteó unanueva versión que no tenía nada que ver con las viejas. Ya no se mencionaban losrayos cósmicos de Lemaitre o los elementos pesados de Gamow. En su lugar, laspruebas presentadas eran las microondas de fondo y tres elementos ligeros. Peroninguna de ellas constituye una prueba concluyente del big bang. Un problemaadicional era la extrema uniformidad de la radiación de microondas de fondo. Lasllamadas fluctuaciones de la radiación de fondo son tan pequeñas que no hubie-ran tenido tiempo de crecer y convertirse en galaxias a menos que hubiese muchamás materia (y, por tanto, más gravedad) de la que parece haber.

También había otros problemas. ¿Cómo se entiende que pedazos de materiaviajando en dirección contraria alcanzasen la misma temperatura todos al mismotiempo (el problema del “horizonte”)? Los partidarios de la teoría presentan lossupuestos orígenes del universo como un modelo de perfección matemática, todoperfectamente regular, tan regular “como la simetría del Edén, cuyas caracte-rísticas se conforman a la razón pura”, como plantea Lerner. Pero el universoactual está lejos de ser perfectamente simétrico. Es irregular, contradictorio, “abo-llado”. ¡No se parece en nada a esas ecuaciones tan bonitas que hacen en Cam-bridge! ¿Por qué el big bang no produjo un universo uniforme? ¿Por qué el mate-rial y la energía originales y simples no se extendieron uniformemente por el espa-cio en una nube inmensa de polvo y gas? ¿Por qué el universo actual es tan “abo-llado”? ¿De dónde salen todas las galaxias y estrellas? ¿Cómo pasamos de A a B?¿Cómo la simetría pura original del universo dio paso al universo irregular quevemos delante de nuestros ojos?

LA TEORÍA “INFLACIONARIA”

Para solucionar este y otros problemas, Alan Guth, el físico norteamericano, plan-teó su teoría del “universo inflacionario”. (¡No debe ser casualidad que esta idease plantease en los años 70, cuando el mundo capitalista estaba pasando por unacrisis de inflación!). Según esta teoría, la temperatura cayó tan rápidamente que

206 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

115. Ibíd., p. 152.

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no hubo tiempo a que los diferentes campos se separasen o para que se formasenlas diferentes partículas. La diferenciación se produjo más tarde, cuando el uni-verso era mucho más grande. Esta es la versión más reciente del big bang. Plan-tea que, en el momento del big bang, el universo experimentó una expansiónexponencial en la que duplicó su tamaño cada 10-35 segundos (de ahí la “infla-ción”). Mientras que las versiones anteriores del modelo estándar considerabantodo el universo comprimido en el tamaño de una uva, Guth fue más allá. Calculóque el universo no empezó como una uva, sino que habría sido mil millones deveces más pequeño que un átomo de hidrogeno. Entonces se habría expandido auna velocidad increíble (múltiplo de la velocidad de la luz) hasta que alcanzó untamaño 1090 veces su volumen inicial, es decir, ¡un uno seguido de noventa ceros!

Examinemos las implicaciones de esta teoría. Como el resto, parte de la hipó-tesis de que toda la materia del universo estaba concentrada en un solo punto. Elerror fundamental aquí es imaginar que el universo es igual al universo observa-ble y que es posible reconstruir toda la historia del universo como un proceso line-al, sin tener en cuenta las diferentes fases, transiciones y estados por los que pasala materia.

El materialismo dialéctico concibe el universo como infinito, pero no estáticoo en un estado de “equilibrio” permanente, como hicieron Einstein y Newton. Lamateria y la energía no se pueden crear ni destruir, sino que están en un procesocontinuo de cambio y movimiento, que implica explosiones periódicas, expansióny contracción, atracción y repulsión, vida y muerte. No hay nada intrínsecamenteimprobable en la idea de una, o muchas, grandes explosiones. El problema es otro:una interpretación mística de un determinado fenómeno, como el corrimiento alrojo de Hubble, y un intento de colar de rondón la idea religiosa de la creación deluniverso.

Para empezar, es impensable que toda la materia del universo estuviese con-centrada en un solo punto “de densidad infinita”. Que quede claro lo que esto sig-nifica. En primer lugar, es imposible colocar una cantidad infinita de materia yenergía en un espacio finito. Simplemente plantear la cuestión es suficiente paracontestarla. “¡Ah!”, dirán los partidarios del big bang, “pero el universo no es infi-nito, sino finito, según la teoría de la relatividad general de Einstein”. En su libroThe Big Bang Never Happened (El big bang nunca sucedió), Lerner explica quelas ecuaciones de Einstein admiten un número infinito de universos diferentes.Friedmann y Lemaitre demostraron que muchas ecuaciones apuntan a una expan-sión universal. Pero aunque no todas ellas implican un estado de “singularidad”,ésta es la única variante dogmáticamente defendida por Guth y cía.

Incluso si aceptásemos la idea de que el universo es finito, la noción de “sin-gularidad” nos lleva a conclusiones claramente fantásticas. Si consideramos elpequeño rincón que somos capaces de observar como la totalidad del universo(una suposición sin base científica o lógica de ningún tipo), entonces estamoshablando de 100.000 millones de galaxias, cada una con unos 100.000 millonesde estrellas secuenciales principales (como nuestro propio Sol). Según Guth, toda

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esta materia estaba concentrada en un espacio más pequeño que un protón. Duran-te un millón de billones de billones de billones de segundos a una temperatura debillones de billones de billones de grados, hubo un solo campo y un solo tipo deinteracción de partículas. Según el universo se expandió y la temperatura dismi-nuyó, los diferentes campos supuestamente se “condensaron” a partir del estadoinicial de simplicidad.

Se plantea la cuestión del origen de toda la energía para impulsar semejanteexpansión sin precedentes. Para resolver este acertijo, Guth recurrió al hipotética-mente omnipresente campo de fuerza (“campo de Higgs”) cuya existencia ha sidopredicha por algunos físicos teóricos pero de la que no hay la más mínima evi-dencia empírica. “En la teoría de Guth”, comenta Eric Lerner, “el campo de Higgsque existe en un vacío genera toda la energía necesaria a partir de la nada (ex nihi-lo). El universo, como él lo plantea, es una ‘comilona gratuita’ cortesía del campode Higgs”116.

¿MATERIA OSCURA?

Cada vez que la teoría del big bang pasa por dificultades, en lugar de abandonarla,sus seguidores simplemente mueven los postes, introduciendo asunciones nuevase incluso más arbitrarias, con el fin de apuntalarla. Por ejemplo, la teoría necesitauna cierta cantidad de materia en el universo. Si el universo se creó hace 15.000millones de años, como predice el modelo, simplemente no ha habido tiempo sufi-ciente para que toda la materia que observamos se haya congelado en galaxiascomo la Vía Láctea sin la ayuda de una invisible materia oscura. Según loscosmólogos del big bang, para que en él se formasen las galaxias tiene que habersuficiente materia en el universo como para que por la ley de la gravedad se lle-gue a detener su expansión. Esto significaría una densidad de aproximadamentediez átomos por metro cúbico de espacio. En realidad, la cantidad de materia pre-sente en el universo observable es de aproximadamente un átomo por cada diezmetros cúbicos, cien veces menos que la cantidad predicha por la teoría.

Los cosmólogos decidieron denominar omega a la densidad del universo conrespecto a la densidad necesaria para detener la expansión. Así, si omega fuese 1,sería justo lo suficiente para detener la expansión. Desgraciadamente, el valorobservado es de una o dos centésimas. Aproximadamente el 99% de la materianecesaria “ha desaparecido” ¿Cómo resolvemos el problema? Muy fácil. En lamedida en que la teoría necesita que la materia esté ahí, simplemente fijaron arbi-trariamente el valor de omega en casi uno, ¡y empezaron una frenética búsquedade la materia perdida! El primer problema al que se enfrenta el big bang es el ori-gen de las galaxias. ¿Cómo puede ser que una radiación de fondo tan extremada-mente uniforme produjese un universo tan “abollado”? Supuestamente las llama-

208 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

116. Ibíd., p. 158.

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das “ondulaciones” (anisotropías) en la radiación eran un reflejo de la formaciónde agrupaciones de materia alrededor de las cuales se unieron las galaxias. Perolas irregularidades observadas eran demasiado pequeñas como para ser responsa-bles de la formación de las galaxias a menos que hubiese mucha más materia, ypor lo tanto gravedad, de la que parece haber. Para ser exactos, la materia real essólo un 1% de la necesaria.

De ahí viene la noción de materia oscura. Es importante darse cuenta de quenadie ha visto nunca tal cosa. Su existencia se planteó hace unos diez años parallenar un agujero embarazoso en la teoría. En la medida en que sólo podemos verun 1 ó 2% del universo, se planteó que el 99% restante estaba compuesto de mate-ria invisible que no emite ningún tipo de radiación, por lo que es fría y oscura.Después de una década de búsqueda, todavía no se ha conseguido observar unasola de estas extrañas partículas, pero ocupan un papel central en la teoría sim-plemente porque ésta requiere de su existencia.

Pero si la cantidad de materia que hay en el universo observable (alrededor deun átomo por cada diez metros cúbicos de espacio) viene a ser unas cien vecesmenor que la requerida por la teoría del big bang, ¡no dejes que los hechos teestropeen una buena historia!, como dicen los periodistas. Si no hay suficientemateria en el universo para cuadrar la teoría, entonces tiene que haber una enor-me cantidad de materia que no podemos ver. Como dijo Brent Tully: “Es moles-to ver cómo hay una nueva teoría cada vez que hay una nueva observación”.

En ese momento los defensores del big bang decidieron llamar al 7º de Caba-llería en forma de físicos de partículas. La tarea para la que fueron llamados haríapalidecer todas las hazañas de John Wayne. Lo más que éste había llegado a hacerera encontrar a algunos niños y mujeres desafortunados raptados por los indios.Pero cuando los cosmólogos llamaron a sus colegas que estaban ocupados inves-tigando los misterios del “espacio interior”, su petición era un poco más ambicio-sa. Les pidieron que encontrasen algo así como el 99% de la materia del univer-so, que desconsideradamente había “desaparecido”. A no ser que la encontrasen,sus ecuaciones no cuadrarían y la teoría estándar del origen del universo estaríaen dificultades.

En su libro, Eric Lerner detalla toda una serie de observaciones, cuyos resul-tados han sido publicados en revistas científicas, que refutan completamente laidea de la materia oscura. Sin embargo, a pesar de toda la evidencia, los defenso-res del big bang continúan comportándose como aquel profesor que se negaba amirar por el telescopio para comprobar la corrección de las teorías de Galileo. Lamateria oscura tiene que existir ¡porque nuestra teoría lo exige!

“La prueba de la teoría científica”, escribe Lerner, “es la correspondencia de pre-dicciones y observación, y el big bang ha suspendido. Predice que no debería haberen el universo objetos de más de veinte mil millones de años ni mayores que cien-to cincuenta millones de años-luz de anchura. Existen. Predice que el universo, auna escala tan grande, debería ser uniforme y homogéneo. No lo es. Predice que,para producir las galaxias que vemos a nuestro alrededor a partir de las débiles fluc-

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tuaciones observadas en las microondas de fondo, tendría que haber cien veces másmateria oscura que materia visible. No hay evidencia de que exista ninguna materiaoscura. Y si no hay materia oscura, predice la teoría, no se formarán galaxias. Y sinembargo las hay esparcidas por todo el cielo. Vivimos en una de ellas”117.

Alan Guth consiguió descartar algunas de las objeciones al big bang, pero sóloplanteando la versión más fantástica y arbitraria de la teoría que jamás se hayavisto. No explicaba qué era la “materia oscura”, sino que simplemente les daba alos cosmólogos una justificación teórica para su existencia. Su significado real fueque estableció un vínculo entre la cosmología y la física de partículas, que se hamantenido desde entonces. El problema es que, para justificar sus teorías, la ten-dencia general en la física teórica, como en la cosmología, ha sido recurrir cadavez más a asunciones matemáticas a priori, haciendo muy pocas prediccionesdemostrables en la práctica. Las teorías resultantes cada vez tienen un caráctermás arbitrario y fantástico, y con frecuencia parecen tener más en común con laciencia-ficción que con cualquier otra cosa.

De hecho, los físicos de partículas que corrieron a ayudar a la cosmologíatenían ya bastantes problemas propios. Alan Guth y otros estaban intentando des-cubrir una gran teoría universal que unificaría las tres fuerzas básicas que operana pequeña escala en la naturaleza: el electromagnetismo, la interacción débil (queprovoca la desintegración radiactiva) y la interacción fuerte (que mantiene unidoel núcleo y es responsable de la energía que éste libera). Esperaban poder repetirel éxito de Maxwell cien años atrás, que había demostrado que electricidad y mag-netismo eran la misma fuerza. Los físicos de partículas estaban encantados deentrar en una alianza con los cosmólogos, esperando encontrar en el cielo una res-puesta a los problemas que ellos mismos tenían. En realidad todo su enfoque erasimilar. Prácticamente sin ninguna referencia en la observación, se basaban en unaserie de modelos matemáticos que muchas veces no eran más que pura especula-ción. Han surgido teorías como setas, cada una más fantástica que la anterior. Lateoría inflacionaria está metida en todo esto.

¡EL NEUTRINO AL RESCATE!

La tozudez con la que los defensores del big bang se aferran a sus posiciones leslleva frecuentemente a dar los saltos mortales más divertidos. Su búsqueda del99% de la “materia oscura” perdida fue en vano, no consiguieron encontrar nadaque se acercase a las cantidades que necesitaba la teoría para impedir que el uni-verso continuase expandiéndose para siempre. El 18 de diciembre de 1993, TheNew Scientist publicó un artículo titulado Universe Will Expand Forever (El uni-verso se expandirá para siempre), donde se admitía que “un grupo de galaxias dela constelación de Cefeo contiene mucha menos materia invisible que la que se

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117. Ibíd., pp. 39-40.

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había pensado hace unos meses” y que las anteriores afirmaciones de astrónomosnorteamericanos “estaban basadas en análisis defectuosos”. Unas cuantas reputa-ciones científicas están en el alero, por no mencionar cientos de millones de dóla-res en becas de investigación. ¿Puede ser que esto tenga alguna relación con elfanatismo con que defienden el big bang? Como siempre, ven lo que quieren ver.¡Los hechos se tienen que ajustar a la teoría!

El fracaso evidente al no encontrar la “materia oscura”, cuya existencia esesencial para la supervivencia de la teoría, estaba provocando malestar en los sec-tores más reflexivos de la comunidad científica. El editorial de The New Scientistdel 4 de junio de 1994, con el sugerente título de A Folly of Our Time? (¿Un desa-tino de nuestro tiempo?), comparaba la idea de la materia oscura con el desacre-ditado concepto victoriano del éter, un medio invisible a través del que se pensa-ba que las ondas de luz viajaban en el espacio:

“Era invisible, omnipresente, y en el siglo XIX todos los científicos creían enél. Era, por supuesto, el éter, el medio en el que creían que se propagaba la luz, yresultó ser un fantasma. La luz no necesita un medio para propagarse, a diferen-cia del sonido. Ahora, a finales del siglo XX, los físicos se encuentran en unasituación similar a la de sus colegas victorianos. Una vez más tienen fe en algoinvisible y omnipresente. Esta vez es la materia oscura”.

En este momento se podría esperar que un científico serio se empezase a pre-guntar si no hay algo equivocado en su teoría. El mismo editorial añade:

“En cosmología, los parámetros libres parecen extenderse como un reguero depólvora. Si las observaciones no encajan en la teoría, los cosmólogos parece quese contentan con añadir simplemente nuevas variables. Poniendo parches a lateoría continuamente, nos podemos estar perdiendo alguna Gran Idea”. Pues sí.Pero no dejemos que los “hechos” se interpongan. Como un mago sacándose unconejo del sombrero, de repente han descubierto... ¡el neutrino!

El neutrino, una partícula subatómica, es descrito por B. Hoffmann como “unaincertidumbre fluctuante entre la existencia y la no existencia”. Es decir, en el len-guaje de la dialéctica, es y no es. ¿Cómo se puede reconciliar este fenómeno conla ley de la identidad, que afirma categóricamente que una cosa es o no es?Enfrentados a este tipo de dilemas, que aparecen una y otra vez en el mundo delas partículas subatómicas descrito por la mecánica cuántica, existe la tendencia arecurrir a formulaciones de dudosa validez científica, como la de que el neutrinono poseía masa ni carga eléctrica. La opinión inicial, que todavía mantienenmuchos científicos, era que el neutrino no tenía masa, y dado que para que hayacarga tiene que existir masa, la conclusión inevitable era que el neutrino tampocopodía tener carga.

Los neutrinos son partículas extremadamente pequeñas y, por lo tanto, muydifíciles de detectar. En un primer momento se planteó la existencia del neutrinopara explicar la discrepancia en la cantidad de energía presente en partículas emi-tidas por el núcleo. Parecía como si se perdiese cierta cantidad de energía, de la queno se podía dar cuenta. Puesto que la ley de la conservación de la energía plantea

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que ésta no se puede crear ni destruir, el fenómeno requería otra explicación. Aun-que parece que en 1930 el físico idealista Niels Bohr estaba dispuesto a tirar por laborda dicha ley, se vio que era un poco precipitado. La discrepancia se explicó porel descubrimiento de una partícula hasta entonces desconocida: el neutrino

Los neutrinos que se forman en el núcleo del Sol a una temperatura de 15millones de grados centígrados alcanzan la superficie solar en tres segundos,moviéndose a la velocidad de la luz. Los chorros de neutrinos inundan el univer-so, pasando a través de la materia sólida, incluida la Tierra, aparentemente sinningún tipo de interacción. Estas partículas tan evasivas son tan pequeñas que suinteracción con otras formas de materia es mínima. De hecho, billones de neu-trinos están pasando a través de tu cuerpo mientras lees estas líneas, pero la po-sibilidad de que uno de ellos pueda quedar atrapado es mínima, así que no hay quepreocuparse. Se ha calculado que un neutrino puede atravesar plomo sólido de unespesor de 100 años-luz, con sólo una probabilidad del 50% de ser absorbido. Poresta razón fue tan difícil detectarlos. De hecho, es difícil imaginar cómo se pudollegar a detectar una partícula tan pequeña que se pensó que no tenía masa ni cargay que puede atravesar 100 años-luz de plomo. Pero se detectó.

Parece que algunos neutrinos pueden ser detenidos por el equivalente de unadécima parte de una pulgada de plomo. En 1956, en un ingenioso experimento,unos científicos norteamericanos consiguieron atrapar un antineutrino. En 1968 sedescubrieron los neutrinos solares, aunque sólo una tercera parte de los predichospor las teorías del momento. Sin duda, el neutrino tenía propiedades que no sepudieron detectar inmediatamente. Siendo tan pequeño, no es de extrañar. Pero laidea de una forma de materia a la que le faltaban sus propiedades más básicas eraclaramente una contradicción en sí misma. Al final, el problema se resolvió pordos vías totalmente diferentes. En primer lugar, Frederick Reines, uno de los des-cubridores del neutrino, anunció en 1980 que había descubierto la existencia de laoscilación de neutrinos. Esto indicaría que el neutrino tiene masa, pero el experi-mento de Reines no fue considerado concluyente.

Sin embargo, científicos soviéticos, en un experimento totalmente distinto,demostraron que los electrón-neutrinos tienen una masa que podría llegar a ser de40 electronvoltios. Esto es sólo 1/13.000 de la masa de un electrón, que a su vezes 1/2.000 de la masa de un protón, con lo cual no es sorprendente que durantetanto tiempo se pensase que no tenían masa.

Hasta hace poco, el punto de vista general de la comunidad científica era queel neutrino no tenía ni masa ni carga. Ahora, de repente, han cambiado de opinióny declaran que el neutrino tiene masa —y quizás bastante—. ¡Esta es la conver-sión más sorprendente desde que San Pablo se cayó del caballo camino de Damas-co! En realidad, tanta prisa nos puede hacer sospechar sobre los auténticos moti-vos de esta milagrosa conversión. ¿No podría ser que estuviesen tan desesperadospor su fracaso con la “materia oscura” que finalmente hayan decidido dar un girode ciento ochenta grados hacia el neutrino? ¡No podemos más que imaginarnos loque Sherlock Holmes le hubiese dicho al Dr. Watson!

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A pesar de todos los enormes avances en el campo de la investigación de partí-culas, la situación actual es confusa. Se han descubierto cientos de nuevas partí-culas, pero sigue sin haber una teoría general satisfactoria capaz de introducir unpoco de orden, al igual que hizo Mendeleyev en el campo de la química. Actual-mente hay un intento de unificar las fuerzas fundamentales de la naturalezaagrupándolas en cuatro capítulos: gravedad, electromagnetismo, interacción fuer-te e interacción débil, cada una de las cuales opera en un nivel diferente.

La gravedad lo hace a escala cosmológica, manteniendo unidas las estrellas,planetas y galaxias. El electromagnetismo une los átomos en moléculas, transpor-ta fotones del Sol y las estrellas y estimula las sinapsis del cerebro. La interaccióno fuerza nuclear fuerte mantiene los protones y neutrones unidos dentro de losnúcleos atómicos. La interacción o fuerza nuclear débil se expresa en la transmu-tación de átomos inestables durante la desintegración radiactiva. Estas dos últimasfuerzas operan a muy pequeña escala. Sin embargo, no hay razón para suponerque este esquema sea la última palabra sobre el particular, en algunos aspectos esarbitrario.

Hay grandes diferencias entre estas fuerzas. La gravitación afecta a todas lasformas de materia y energía, mientras que la interacción fuerte sólo afecta a unaclase de partículas. Sin embargo, la gravedad es cien trillones de billones debillones de veces más débil que la fuerza nuclear fuerte. Más importante todavía,no está claro por qué no tendría que haber una fuerza opuesta a la gravedad,cuando el electromagnetismo se manifiesta como carga eléctrica positiva y comocarga eléctrica negativa. Este problema, que Einstein intentó solucionar, siguesin resolverse y tiene una implicación decisiva en toda la discusión sobre la natu-raleza del universo. Cada fuerza se relaciona con un conjunto de ecuaciones,implicando unos veinte parámetros diferentes. Estos dan resultados, pero nadiesabe por qué.

La llamada gran teoría unificada (GTU) avanza la idea de que la propia mate-ria podría ser solamente una fase pasajera de la evolución del universo. Sin embar-go, su predicción de que los protones se desintegran no ha sido demostrada, inva-lidando así por lo menos la versión más simple de la GTU. En un intento de enten-der sus propios descubrimientos, algunos científicos se han embarcado en teoríascada vez más fantásticas, como las llamadas teorías de la supersimetría, que plan-tean que el universo se construyó originalmente sobre más de cuatro dimensiones.Según esta noción, el universo podría haber empezado, por ejemplo, con diezdimensiones, pero desgraciadamente todas menos cuatro colapsaron durante elbig bang y ahora son demasiado pequeñas para poder ser observadas.

Aparentemente estos objetos son las propias partículas subatómicas, que su-puestamente son cuantos de materia y energía que se condensaron a partir delespacio puro. De esta manera, saltan de una especulación metafísica a la siguien-te en un intento vano de explicar los fenómenos fundamentales del universo. Lasupersimetría plantea que el universo empezó en un estado de perfección absolu-ta. En palabras de Stephen Hawking, “el universo primitivo era más simple, y era

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mucho más atractivo porque era más simple”. Algunos científicos incluso tratande justificar este tipo de especulación mística en función de criterios estéticos. Sesupone que la simetría absoluta es bella. De esta manera nos encontramos denuevo en la atmósfera rarificada del idealismo de Platón.

La naturaleza no se caracteriza por la simetría absoluta, sino que está llena decontradicciones, irregularidades, cataclismos y bruscas rupturas de la continui-dad. La propia vida es una prueba de esta afirmación. En cualquier sistema vivo,el equilibrio absoluto significa la muerte. La contradicción que podemos ver aquíes tan vieja como la historia del pensamiento humano. Es la contradicción entrelas abstracciones “perfectas” del pensamiento humano y las irregularidades e“imperfecciones” necesarias que caracterizan al mundo material real. El proble-ma parte del hecho de que las fórmulas matemáticas abstractas, que pueden o noser bellas, no representan adecuadamente el mundo real de la naturaleza. Supo-nerlo es un error metodológico de primera magnitud e inevitablemente nos llevaa falsas conclusiones.

PROBLEMAS CON LA CONSTANTE DE HUBBLE

Actualmente existe una fuerte polémica entre los defensores del big bang sobre lasupuesta edad del universo. De hecho, el modelo estándar está en crisis. Observa-mos el espectáculo de respetables hombres de ciencia atacándose los unos a losotros en público utilizando un vocabulario no precisamente de lo más caballero-so. Y todo por la llamada constante de Hubble, de vital importancia para los quequieren descubrir la edad y el tamaño del universo porque sirve para medir lavelocidad a la que se mueven las cosas en él. ¡El problema radica en que nadiesabe lo que es!

Edwin Hubble aseguró que la velocidad con la que se separan las galaxias eraproporcional a su distancia a nosotros —cuanto más lejos, más rápidamente semovían—, como expresa la ley de Hubble (v = H·d, donde v es la velocidad, H esla constante de Hubble y d es la distancia). Por tanto, la constante de Hubble esfunción de la velocidad y la distancia. La velocidad se puede calcular por el corri-miento al rojo, pero las distancias intergalácticas no se pueden medir con unaregla. De hecho, no existen instrumentos fiables para medir distancias tan gran-des. ¡Y aquí está el problema! Los expertos no se ponen de acuerdo sobre el valorreal de la constante de Hubble, como quedó cómicamente claro en un reciente pro-grama de televisión en Channel 4:

“Michael Pierre dice que, sin duda, la constante de Hubble es 85, Gustaf Tam-man asegura que es 50, George Jacobi, 80; Brian Schmidt, 70; Michael Robinson,50; y John Tonty, 80. La diferencia entre 50 y 80 puede parecer no muy grande”dice el folleto de Channel 4, “pero es crucial para la edad del universo. Si la cons-tante es muy alta, los cosmólogos podrían ir camino de demostrar la falsedad desu teoría más importante”.

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La importancia de esto estriba en que cuanto mayor sea la constante de Hub-ble, más rápidamente se mueven las cosas y más cerca en el pasado está elmomento del supuesto big bang. En los últimos años se han aplicado nuevas téc-nicas para medir las distancias intergalácticas, lo que ha llevado a los cosmólogosa una revisión drástica de sus primeros cálculos. Esto ha consternado a la comu-nidad científica, puesto que el valor estimado de la constante de Hubble ha idocreciendo cada vez más. Las últimas estimaciones evalúan la edad del universo ensólo 8.000 millones de años. ¡Esto significaría que hay estrellas que son más vie-jas que el universo! Esto es una contradicción flagrante —y no dialéctica, sinosimplemente absurda—.

“Bien”, comenta Carlos Frank, citado en el mismo folleto, “si resulta que lasedades de las estrellas son mayores que el tiempo de expansión del universo,deducido de las mediciones de la constante de Hubble y de la densidad del uni-verso, entonces tenemos una auténtica crisis. Sólo te queda una opción: tienes queabandonar las suposiciones básicas sobre las que se basa el modelo del universo.En este caso, tienes que abandonar algunas, quizás todas, de las suposicionesbásicas sobre las que se basa la teoría del big bang”118.

Prácticamente no existe ningún tipo de prueba empírica que apoye la teoría delbig bang. La mayor parte del trabajo hecho para demostrarla es puramente teóri-co, basado en fórmulas matemáticas esotéricas y complejas. Las numerosas con-tradicciones entre el esquema preconcebido del big bang y la realidad observadahan sido salvadas cambiando constantemente las premisas, para mantener a todacosta una teoría sobre la que se han construido tantas reputaciones académicas.

Según esta teoría, nada en el universo puede tener más de 15.000 millones deaños. Pero hay pruebas que contradicen esta afirmación. En 1986, Brent Tully, dela Universidad de Hawai, descubrió enormes aglomeraciones de galaxias(“supercúmulos”) de 1.000 millones de años-luz de longitud, 300 millones de anchoy 100 millones de espesor. Para que se pudieran haber formado objetos de estetamaño se necesitarían entre 80.000 y 100.000 millones de años-luz, es decir, entrecuatro y cinco veces más de lo permitido por los defensores del big bang. Desdeentonces ha habido otros resultados que tienden a confirmar estas observaciones.

The New Scientist (5/2/94) traía un informe sobre el descubrimiento por partede Charles Steidel, del Massachusetts Institute of Technology, y Donald Hamil-ton, del California Institute of Technology de Pasadena, de un cúmulo de galaxias,con implicaciones importantes para la teoría del big bang:

“El descubrimiento de un cúmulo de estas características significa problemaspara las teorías de la materia oscura fría, que parten de la base de que una granparte de la masa del universo se encuentra en objetos fríos y oscuros, como pla-netas o agujeros negros. Estas teorías predicen que el material del universo pri-mitivo se agrupó empezando ‘por abajo’, es decir, que primero se formaron lasgalaxias y después se agruparon en cúmulos”.

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118. The Rubber Universe, pp. 11 y 14. El subrayado es nuestro.

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Como de costumbre, la reacción inicial de los cosmólogos es recurrir a moverde nuevos los postes, ajustando la teoría para que encaje con los hechos. MauroGiavalisco, del Baltimore Space Telescope Science Institute, “cree que podría serposible explicar el nacimiento del primer cúmulo de galaxias con un corrimientoal rojo de 3’4 afinando la teoría de la materia oscura fría. Pero añade una adver-tencia: ‘Si se encuentran diez cúmulos con un corrimiento al rojo de 3’5, sería elfin de las teorías de la materia oscura fría”.

Podemos dar por supuesto que existen no diez, sino un número mucho mayorde estos enormes cúmulos y que serán descubiertos. Y, a su vez, sólo represen-tarán una parte minúscula de toda la materia, que trasciende los límites del uni-verso observable y se extiende hasta el infinito. Todo intento de poner un límite aluniverso material está condenado al fracaso. La materia no tiene fronteras, ni enel ámbito subatómico, ni en el tiempo, ni en el espacio.

EL ‘BIG CRUNCH’ Y EL SUPERCEREBRO

Dies irae, dies illaSolvet saeclum in favilla

Tomás de Celano, Dies irae

Ese día, el día de la ira,convertirá el universo en ceniza

Canto fúnebre medieval

Igual que no se ponen de acuerdo sobre el origen del universo, tampoco lo hacensobre su supuesto final, ¡aunque todos coinciden en que acabará muy mal! Segúnuna escuela de pensamiento, llegará un momento en que la gravedad detendrá laexpansión del universo. A partir de entonces, todo el universo colapsará sobre símismo, llevando a un “gran crujido” (big crunch) en el que acabaremos tal y comoempezamos, de vuelta al “huevo cósmico”. ¡De eso nada!, exclama otra escuelade defensores del big bang. La gravedad no es suficientemente fuerte como paraeso. El universo simplemente seguirá expandiéndose indefinidamente, haciéndo-se cada vez más delgado, hasta que llegue un momento en que se disipe en lanoche oscura de la nada.

Hace décadas, Ted Grant, utilizando el método del materialismo dialéctico,demostró la falta de base tanto de la teoría del origen del universo del big bangcomo de la teoría alternativa del estado estacionario. Más tarde se demostró queésta, basada en la creación continua de materia de la nada, era falsa. Por lo tanto,la teoría del big bang “ganó” por incomparecencia del adversario y sigue siendodefendida por la mayor parte de la comunidad científica. Desde el punto de vistadel materialismo dialéctico, no tiene sentido hablar del principio del tiempo o dela creación de la materia. Tiempo, espacio y movimiento son el modo de exis-

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tencia de la materia, que no se puede crear ni destruir. El universo ha existido eter-namente como materia y energía (que son lo mismo) en constante cambio, movi-miento y evolución. Todos los intentos de encontrar un principio o un final al uni-verso material fracasarán inevitablemente. Pero, ¿cómo explicarse esta extrañaregresión al punto de vista medieval del sino del universo?

Aunque es absurdo intentar buscar un vínculo causal directo entre los proce-sos sociales, políticos y económicos y el desarrollo de la ciencia (la relación no esni automática ni directa, sino mucho más sutil), es difícil resistirse a sacar la con-clusión de que la visión pesimista de algunos científicos del futuro del universono es accidental, sino que está relacionado de alguna manera con el sentimientogeneral de que la sociedad ha llegado a un callejón sin salida. Se acerca el fin delmundo. Este no es un fenómeno nuevo. La misma sensación de estar sentenciadose vivió durante el declive del Imperio Romano y al final de la Edad Media. Enambos casos fue un reflejo del agotamiento de las posibilidades del sistema social.Lo inminente no era el fin del mundo, sino el colapso del esclavismo y del feu-dalismo, a los que les había llegado su hora.

Tomemos la siguiente cita de Los tres primeros minutos del universo, del pre-mio Nobel Steven Weinberg: “Para los seres humanos, es casi irresistible el creerque tenemos alguna relación especial con el Universo, que la vida humana no essolamente el resultado más o menos absurdo de una cadena de accidentes que seremonta a los tres primeros minutos, sino que de algún modo formábamos partede él desde el comienzo. Mientras escribo estas líneas, viajo en un avión a diezmil metros de altura, sobre Wyoming, en viaje de vuelta de San Francisco a Bos-ton. Debajo, la Tierra parece muy suave y confortable, salpicada de vaporosasnubes, con nieve que adquiere una tonalidad rosada a medida que el Sol se poney caminos que se extienden en línea recta por el campo de una ciudad a otra. Esdifícil darse cuenta de que todo esto sólo es una minúscula parte de un universoabrumadoramente hostil. Aún más difícil es comprender que este Universo actualha evolucionado desde una condición primitiva inefablemente extraña, y tieneante sí una futura extinción en el frío eterno o el calor intolerable. Cuanto máscomprensible parece el Universo, tanto más sin sentido parece también”119.

Ya hemos visto cómo la teoría del big bang abre la puerta a la religión y todotipo de ideas esotéricas. Borrar la distinción entre ciencia y misticismo equivale aretroceder cuatrocientos años. Es un reflejo de la corriente de estado de ánimoirracional en la sociedad. E invariablemente lleva a conclusiones de tipo reaccio-nario. Tomemos por ejemplo una cuestión oscura y remota: ¿Se desintegran losprotones? Como ya hemos indicado, ésta es una de las predicciones de la TGU.Se han hecho todo tipo de sofisticados experimentos para demostrarla y todos hanfracasado. Y sin embargo siguen defendiéndola.

He aquí un ejemplo típico de la clase de literatura que plantean los partidariosde la teoría del big crunch:

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119. S. Weinberg, Los tres primeros minutos del universo, p. 132.

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“En los momentos finales, la gravedad pasa a ser la fuerza que lo domina to-do, aplastando sin compasión materia y espacio. La curvatura del espacio-tiempoaumenta incluso más rápidamente. Regiones cada vez más grandes son com-primidas en volúmenes cada vez más pequeños. Según la teoría convencional, laimplosión se hace infinitamente potente, aplastando toda la materia fuera de laexistencia y arrasando cualquier cosa física, incluidos el tiempo y el espacio, enuna singularidad espacio-tiempo.

“Este es el final.“El big crunch tal como lo entendemos no es sólo el final de la materia. Es el

final de todo. Debido a que el propio tiempo cesa en el big crunch, no tiene sen-tido preguntarse qué sucede después, de la misma manera que no tiene sentidopreguntarse qué sucedió antes del big bang. No hay ‘después’ de ningún tipo paraque suceda nada —no hay tiempo ni siquiera para la inactividad ni espacio parael vacío—. Un universo que viene de la nada en el big bang desaparecerá en lanada en el big crunch, no dejando ni siquiera una memoria de sus gloriosos pocostropecientos años de existencia”.

La pregunta que sigue es un clásico del humor inconsciente: “¿Tendríamos queestar deprimidos por una perspectiva de este tipo?”, se pregunta Paul Davies ¡presu-miblemente esperando una respuesta seria! De inmediato nos empieza a animar espe-culando sobre diferentes maneras en que la humanidad podría escapar a la destruc-ción. E inmediatamente también, de forma inevitable nos encontramos en una espe-cie de país de las maravillas a medio camino entre la religión y la ciencia-ficción.

“Uno puede preguntarse si un superser que habitase el universo en su colapsofinal podría tener un número infinito de pensamientos y experiencias diferentes enel tiempo finito a su disposición”.

Así que, antes de que se acaben los tres minutos finales, la humanidad aban-dona su cuerpo material y se convierte en espíritu puro, capaz de sobrevivir alfinal de todas las cosas transformándose en un supercerebro.

“Cualquier supercerebro tendría que ser muy agudo e intercambiar comuni-caciones de una dirección a otra en la medida en que las oscilaciones llevasen elcolapso más rápidamente en una dirección y después en otra. Si el ser puede man-tener el ritmo, las propias oscilaciones podrían proporcionarle la energía necesariapara dirigir el proceso de pensamiento. Es más, en modelos matemáticos simplesparece haber un número infinito de oscilaciones en la duración finita que terminaen el big crunch. Esto proporciona una cantidad infinita de procesamiento deinformación y, por lo tanto, por hipótesis, un tiempo subjetivamente infinito parael superser. De esta manera, el mundo mental podría no acabar nunca, aunque elmundo físico llegue a un cese abrupto en el big crunch”120.

¡Uno realmente necesita un supercerebro para entender este galimatías! Seríabonito pensar que el autor está bromeando. Desgraciadamente hemos leído de-masiados pasajes de este tipo recientemente para estar seguros de que no es así. Si

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120. P, Davies, op. cit., pp. 123-26.

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el big crunch significa “el final de todo”, ¿qué le pasa a nuestro amigo el superce-rebro? Para empezar, sólo un idealista incorregible podría concebir un cerebro sinun cuerpo. Por supuesto que aquí se trata no de un cerebro cualquiera, sino de unsupercerebro. Incluso así nos podemos imaginar que le serían útiles una médulaespinal y un sistema nervioso central; y que ese sistema nervioso, para ser justos,necesita un cuerpo; y que un cuerpo (incluso un supercuerpo) generalmente nece-sita algún tipo de sustento, y dado que el cerebro es famoso por su glotonería yabsorbe un alto porcentaje del total de calorías consumidas incluso por un simplemortal, ¡lógicamente un supercerebro tendría un superapetito! Pero por desgracia,en la medida en que el big crunch es el final de todo, nuestro pobre supercerebroestaría sometido a una estricta dieta para el resto de la eternidad. Sólo nos queda laesperanza de que, siendo como es muy agudo, habrá tenido tiempo de tragarse unacomida rápida antes de que se le hayan acabado los tres minutos. Con este recon-fortante pensamiento nos despedimos del supercerebro y volvemos a la realidad.

¿No es asombroso que, después de dos milenios de los mayores avances de laciencia y la cultura humanas, nos encontremos de vuelta al libro del Apocalipsis?Engels advirtió ya hace cien años que, dando la espalda a la filosofía, los científi-cos acabarían inevitablemente en el “mundo de los espíritus”. Desgraciadamenteesta predicción ha resultado ser demasiado precisa.

¿UN ‘UNIVERSO DE PLASMA’?

El modelo estándar del universo nos ha llevado a un callejón sin salida científico,moral y filosófico. La propia teoría está llena de agujeros. Y sin embargo sigue enpie, aunque a duras penas, principalmente por la falta de una alternativa. Sinembargo, algo se cuece en el mundo de la ciencia. Están empezando a tomarforma nuevas ideas que no sólo rechazan el big bang, sino que parten de la ideade un universo infinito en cambio constante. Todavía es demasiado pronto paradecir cuál de estas teorías se verá confirmada. Una hipótesis interesante es la deluniverso de plasma, planteada por el premio Nobel de Física sueco HannesAlfvén. Aunque no podemos entrar en detalle en su teoría, mencionaremos por lomenos algunas ideas.

Alfvén pasó de la investigación del plasma en laboratorio al estudio de cómoevoluciona el universo. El plasma está compuesto de gases calientes conducto-res de la electricidad. Ahora se sabe que el 99% de la materia del universo esplasma. Mientras que en un gas normal los electrones están ligados a sus núcle-os, en un plasma se pueden mover libremente porque el intenso calor los sepa-ra de ellos. Los cosmólogos del plasma plantean un universo “entrecruzado porvastas corrientes eléctricas y potentes campos magnéticos, ordenados por elcontrapunto cósmico del electromagnetismo y la gravedad”121. En los años 70,

EL ‘BIG BANG’ 219

121. E. J. Lerner, op. cit., p. 14

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las sondas espaciales Pioneer y Voyager detectaron la presencia de corrienteseléctricas y campos magnéticos rellenados con filamentos de plasma alrededorde Júpiter, Saturno y Urano.

Científicos como Alfvén o Anthony Peratt han elaborado un modelo de uni-verso dinámico, no estático, que no requiere un inicio en el tiempo. La expansiónde Hubble necesita una explicación, pero no tiene que ser necesariamente el bigbang. Un big bang provocaría una explosión, pero una explosión no requierenecesariamente un big bang. Como dice Alfvén: “Esto es como decir que ya quetodos los perros son animales, todos los animales son perros”. No hay nada queobjetar a la idea de que en un momento dado una explosión expandiese parte deluniverso. El problema es la idea de que toda la materia del universo estaba con-centrada en un solo punto y que el propio universo y el tiempo nacieron en un soloinstante llamado big bang.

El modelo alternativo sugerido por Hannes Alfvén y Oskar Klein admite quepudo haber una explosión provocada por la combinación de gran cantidad demateria y antimateria en un pequeño rincón del universo visible, que generasegran cantidad de electrones y positrones energéticos. Atrapados en camposmagnéticos, estas partículas empujaron el plasma durante cientos de millones deaños. “La explosión de esta época, hace unos diez o veinte mil millones de años,esparció el plasma a partir del cual se condensaron las galaxias posteriormente (enla expansión de Hubble). Pero esto de ninguna manera fue un big bang que creómateria, espacio y tiempo. Fue sólo un big bang, una explosión en una parte deluniverso. Alfvén es el primero en admitir que esta explicación no es la única posi-ble. ‘El quid de la cuestión’, insiste, ‘es que existen alternativas al big bang”.

En un momento en que casi todos los científicos pensaban lo contrario,Alfvén demostró que el espacio no estaba vacío, sino que lo recorrían corrien-tes de plasma y campos magnéticos. Alfvén realizó un trabajo pionero en elcampo de las manchas solares y campos magnéticos. Más tarde demostró que,en condiciones de laboratorio, si una corriente fluye a través del plasma, ésteasume la forma de un filamento, para poder moverse a lo largo de las líneas delcampo magnético. Partiendo de esta observación, llegó a la conclusión de queel mismo fenómeno se daba en el plasma espacial. Es una propiedad general delplasma en todo el universo. Así, tenemos corrientes eléctricas enormes fluyen-do a lo largo de filamentos de plasma formados de manera natural, que cruzantodo el cosmos.

“Formando las estructuras filamentosas observadas en las escalas más peque-ñas y más grandes, materia y energía se pueden comprimir en el espacio. Pero estáclaro que la energía también se puede comprimir en el tiempo (el universo estálleno de liberaciones de energía repentinas y explosivas). Un ejemplo con el queAlfvén estaba familiarizado era el de las llamaradas solares, que generan lascorrientes de partículas que provocan tormentas magnéticas en la Tierra. Sus mo-delos ‘generadores’ de fenómenos cósmicos demostraron cómo la energía sepuede producir gradualmente, como en una planta energética que funcione

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correctamente, y también en llamaradas. La comprensión de la liberación explo-siva de energía era la clave de la dinámica del cosmos”.

Alfvén había demostrado la corrección de la hipótesis nebular de Kant-Lapla-ce. Por lo tanto, si las estrellas y planetas se pueden formar por la acción de enor-mes corrientes filamentosas, no hay razón para que no se puedan formar de lamisma manera sistemas solares completos:

“Nuevamente, este proceso es idéntico, pero su tiempo es inmensamentemayor: filamentos extendidos a lo largo de una nebulosa protogaláctica contraenel plasma en los materiales constituyentes del Sol y otras estrellas. Una vez que elmaterial se contrae inicialmente, la gravedad unirá a algunos, especialmente laspartículas de hielo y polvo, de movimiento más lento, que entonces crearán lasemilla para el crecimiento de un cuerpo central. Además, el movimiento de vór-tice del filamento dará un momento angular a cada una de las aglomeracionesmenores dentro de él, generando un nuevo y menor conjunto de corrientes confilamentos y un nuevo ciclo de compresión que forma un sistema solar. (En 1989,esta hipótesis ahora ampliamente aceptada fue confirmada definitivamente cuan-do los científicos observaron que los ejes de rotación de todas las estrellas en unanube determinada están alineadas con el campo magnético de la nube, claramen-te una formación estelar controlada por el campo magnético)”.

Por supuesto, las teorías de Alfvén fueron rechazadas por los cosmólogos enla medida en que cuestionaban no sólo el modelo estándar, sino que inclusoponían en duda la existencia de agujeros negros, por aquel entonces muy en boga.Alfvén ya había explicado correctamente que los rayos cósmicos no eran los res-tos del big bang, sino productos de la aceleración electromagnética.

“De esta manera, en el escenario de Alfvén y Klein, sólo una pequeña partedel universo —la que observamos— habría colapsado, primero, y luego explota-do. En lugar de provenir de un solo punto, la explosión proviene de una vastaregión de cientos de millones de años-luz de anchura y que tiene cientos de mi-llones de años-luz de desarrollo; no se necesita un ‘origen’ del universo”122.

El tiempo dirá si esta teoría es correcta. Lo importante, como resalta el propioAlfvén, es que hay la posibilidad de alternativas al big bang. Pase lo que pase,estamos seguros de que el modelo de universo que finalmente sea corroborado porla ciencia no tendrá nada en común con un universo cerrado, con un big bang enuna punta y un big crunch en la otra. El descubrimiento, en 1609, del telescopiofue un punto de inflexión decisivo en la astronomía. Desde entonces, el horizon-te del universo se ha ido ampliando cada vez más. Hoy en día, los potentes radio-telescopios penetran en las profundidades del espacio exterior. Cada vez se des-cubren nuevos objetos, más grandes y más alejados, sin ningún final a la vista. Sinembargo, la obsesión humana por lo finito crea la necesidad urgente de poner unlímite final a todas las cosas. Podemos ver cómo este fenómeno se repite una yotra vez en la historia de la astronomía.

EL ‘BIG BANG’ 221

122. Ibíd., pp. 52, 196, 209 y 217-18.

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Es una ironía que precisamente cuando la tecnología nos permite penetrar másque nunca en la enormidad del universo, somos testigos de una regresión psicoló-gica al mundo medieval de un universo finito, empezando con la Creación y aca-bando en una aniquilación total del espacio, el tiempo y la materia. En este puntose traza una línea insuperable, más allá de la cual la mente humana no puede pre-guntarse, puesto que “no podemos conocer” lo que hay más allá. Es el equivalen-te del siglo XX a los antiguos mapas, en los que se dibujaba el fin del mundo conun aviso amenazador: “Aquí hay monstruos”.

EINSTEIN Y EL ‘BIG BANG’

A diferencia de teorías anteriores, como las leyes del electromagnetismo de Max-well o la ley de la gravedad de Newton, sólidamente basadas en el experimento yrápidamente confirmadas por cientos de miles de observaciones independientes,las teorías de Einstein se confirmaron en un primer momento gracias a dos únicasobservaciones: la desviación de la luz de las estrellas por el campo gravitatorio delSol y una ligera desviación de la órbita de Mercurio.

La posterior demostración de la teoría de la relatividad ha llevado a otros apensar que se puede ir directamente a la verdad a través de la pura deducción. Dehecho, podemos ver una tendencia creciente hacia un tratamiento puramente abs-tracto de la cosmología, basado exclusivamente en cálculos matemáticos y lateoría de la relatividad:

“El número de artículos de cosmología publicados anualmente aumentóastronómicamente de sesenta, en 1965, a más de quinientos, en 1980, pero estecrecimiento se ha dado casi únicamente en trabajos puramente teóricos: en 1980,casi el 95% de estos artículos se dedicaban a varios modelos matemáticos, comoel universo de Bianchi tipo XI. A mediados de la década de 1970, la confianza delos cosmólogos era tal, que se sentían capaces de describir con gran detalle acon-tecimientos de las primeras centésimas de segundo del tiempo, hace varios milesde millones de años. Cada vez más, la teoría adquirió las características de un mito(conocimiento exacto y absoluto sobre acontecimientos en el pasado distante,pero un conocimiento cada vez más vago de cómo llevaron al universo que vemosahora, y un rechazo creciente a la observación)”.

El talón de Aquiles del universo cerrado y estático de Einstein es que inevi-tablemente colapsaría sobre sí mismo debido a la fuerza de la gravedad. Parasolventar este problema, planteó la hipótesis de la “constante cosmológica”, unafuerza de repulsión que contrarrestaría la fuerza de la gravedad, impidiendo asíel colapso. Durante un tiempo, la idea de un universo estático que las fuerzasgemelas de la gravedad y la “constante cosmológica” mantendrían para siempreen un estado de equilibrio tuvo apoyo, al menos por el pequeño número decientíficos que decían entender las teorías extremadamente abstractas y compli-cadas de Einstein.

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En 1970, en un artículo en Science, Gerard de Vaucouleur demostró que ladensidad de los objetos del universo es inversamente proporcional a su tamaño.Por ejemplo, un objeto diez veces más grande sería 100 veces menos denso.Esto tiene serias implicaciones para los intentos de establecer la densidadmedia del universo, que es necesaria para saber si hay suficiente gravedad paradetener la expansión de Hubble. Si la densidad disminuye con el aumento detamaño, será imposible definir la densidad media del universo en su conjunto.Si De Vaucouleur tiene razón, la densidad del universo observado sería muchomenor de lo que se pensaba, y el valor de omega podría ser tan pequeño como0’0002. En un universo con tan poca materia, los efectos de la gravedad seríantan débiles que la diferencia entre la relatividad general y la gravedad newto-niana sería insignificante y, por lo tanto, “a efectos prácticos, la relatividadgeneral, el fundamento de la cosmología convencional, puede ¡ser ignorada!”.Lerner continúa: “El descubrimiento de De Vaucouleur demuestra que en cual-quier parte del universo (quizás con la excepción de las cercanías de una estre-lla de neutrones ultradensa) la relatividad general no es más que una correc-ción sutil”123.

Las dificultades a la hora de comprender lo que Einstein “realmente quisodecir” ya son legendarias. Hay una historia según la cual, cuando un periodistapreguntó al científico inglés Eddington si era cierto que sólo había tres personasen el mundo que entendiesen la relatividad, éste contestó: “¿Ah, sí? ¿Y quién esel tercero?”. Sin embargo, el matemático ruso Alexander Friedmann, a principiosde los años 20, demostró que el modelo de universo de Einstein era sólo una deentre un número infinito de cosmologías posibles, algunas en expansión, otras encontracción, dependiendo del valor de la constante cosmológica y de las “condi-ciones iniciales” del universo. Fue un resultado puramente matemático deducidode las ecuaciones de Einstein. El auténtico significado del trabajo de Friedmannfue poner en duda la idea de un universo cerrado y estático y demostrar que habíaotros modelos posibles.

ESTRELLAS DE NEUTRONES

Contrariamente a la idea de la Antigüedad de que las estrellas eran eternas einmutables, la astronomía moderna ha demostrado que las estrellas y otros cuer-pos celestes tienen una historia, un nacimiento, una vida y una muerte —gigan-tes y rarificadas en su juventud; azules, calientes y radiantes en la mitad de lavida; contraídas, densas y rojas de nuevo en su vejez—. Las observaciones astro-nómicas con potentes telescopios nos han permitido acumular gran cantidad deinformación. Sólo en Harvard ya se habían clasificado un cuarto de millón deestrellas, en cuarenta tipos diferentes, antes de la Segunda Guerra Mundial, gra-

EL ‘BIG BANG’ 223

123. Ibíd., pp. 153-54 y 221-22.

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cias al trabajo de Annie J. Cannon. Ahora se conocen muchas más gracias a losradiotelescopios y la exploración espacial.

El astrónomo inglés Fred Hoyle ha realizado una investigación detallada de lavida y la muerte de las estrellas. El combustible de las estrellas proviene de lafusión de hidrógeno en su núcleo, produciendo helio. Una estrella en su estadioinicial cambia poco de temperatura o de tamaño. Esta es la etapa actual de nues-tro sol. Sin embargo, más pronto o más tarde, el hidrógeno que se consume en elcentro a gran temperatura se convierte en helio, que se acumula en el núcleo hastaque, alcanzada cierta concentración, la cantidad se transforma en calidad. Se pro-duce un cambio dramático, provocando un salto repentino de tamaño y tempera-tura. La estrella se expande enormemente, mientras que su superficie pierde calor.Se convierte en una gigante roja.

Según esta teoría, el helio del núcleo se contrae, elevando la temperatura hastael punto en que los núcleos de los átomos de helio se fusionan, creando carbón yliberando más energía. Según se va calentando, se contrae todavía más. En estemomento, la vida de la estrella llega rápidamente a su final, ya que la energía pro-ducida por la fusión del helio es mucho menor que la producida por la del hidró-geno. En un momento dado, el nivel de energía empieza a caer por debajo delnecesario para mantener la expansión de la estrella contra su propio campo gravi-tatorio. La estrella se contrae rápidamente, colapsando sobre sí misma para con-vertirse en una enana roja, rodeada por un halo de gas, los restos de las demáscapas fundidas por el calor de la contracción. Este es el proceso básico de forma-ción de las nebulosas planetarias. La estrella puede permanecer en este estadodurante largo tiempo, enfriándose lentamente, hasta que ya no tiene suficienteenergía para brillar. Acaba siendo una enana blanca.

Sin embargo, estos procesos parecen bastante tranquilos en comparación alescenario planteado por Hoyle para las estrellas más grandes. Cuando una llegaa un estadio tardío de desarrollo, en el que su temperatura interna alcanza los tresmil o cuatro mil millones de grados, en su núcleo se empieza a formar hierro.Llegados a cierto punto, la temperatura alcanza tal grado que los átomos de hie-rro se fisionan, dando lugar a helio. En este momento la estrella colapsa sobre símisma en más o menos un segundo. Tal colapso terrorífico provoca una violentaexplosión que hace salir despedida la capa más externa de la estrella. Esto es loque se conoce como una supernova, como la que asombró a los astrónomos chi-nos en el siglo XI.

Surge la cuestión de qué sucede si una estrella grande sigue colapsando bajola presión de su propia gravedad. Fuerzas gravitatorias inimaginables expri-mirían los electrones en el espacio ya ocupado por los protones. Según el princi-pio de exclusión de Pauli, dos electrones no pueden ocupar el mismo estado deenergía en un átomo. Es este principio el que, actuando sobre los neutrones, evitaun colapso mayor. En este estadio, la estrella se compone principalmente de neu-trones, y de ahí su nombre. Una estrella así tiene un radio muy pequeño, quizásde 10 Km, o 1/700 del radio de una enana roja, y con una densidad más de cien

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millones de veces mayor que la de ésta, ya de por sí bastante alta. Una sola cajade cerillas llena de este material pesaría tanto como un asteroide de un kilóme-tro de diámetro.

Con tal concentración de masa, la atracción gravitatoria de una estrella de neu-trones absorbería todo lo que estuviese a su alrededor. La existencia de este tipode estrellas fue predicha teóricamente, en 1932, por el físico soviético Lev Lan-dau, y posteriormente estudiada en detalle por J. R. Oppenheimer y otros. Duran-te algún tiempo se dudó si estas estrellas existían. Sin embargo, en 1967, el des-cubrimiento de púlsares dentro de los restos de una supernova como la nebulosadel Cangrejo dio lugar a la teoría de que los púlsares eran realmente estrellas deneutrones. En esto no hay nada incompatible con los principios del materialismo.

Los púlsares son estrellas pulsantes, es decir, que liberan rápidas explosionesde energía a intervalos regulares. Se estima que sólo en nuestra galaxia puede ha-ber cien mil púlsares, de los cuales ya se han localizado cientos. Se pensó que lafuente de estas potentes ondas de radio era una estrella de neutrones que en teoríadebería contar con un inmenso campo magnético. Ante la atracción del campogravitatorio de una estrella de neutrones, los electrones sólo podrían escaparse porlos polos magnéticos y perdiendo energía en forma de ondas de radio. Las pulsosde ondas de radio se podrían explicar por la rotación de la estrella de neutrones.En 1969 se percibió que una tenue estrella de la nebulosa del Cangrejo emitía luzde forma intermitente de acuerdo con los pulsos de microondas. Esta fue la pri-mera observación de una estrella de neutrones. Después, en 1982, se descubrió unpúlsar rápido, con pulsaciones veinte veces más rápidas que las de la nebulosa delCangrejo: 642 veces por segundo.

En los años 60 se descubrieron nuevos objetos con los radiotelescopios: losquásares. A finales de la década se habían descubierto ciento cincuenta —algunosde ellos a unos 9.000 millones de años-luz, asumiendo que el corrimiento al rojosea correcto—. Para que podamos observar objetos a esa distancia, tienen que serentre treinta y cien veces más luminosos que una galaxia normal. Y sin embargoparecían ser pequeños. Esto planteaba dificultades, lo que llevó a algunos astró-nomos a negarse a aceptar que pudiesen estar tan lejos.

El descubrimiento de los quásares dio un apoyo inesperado a la teoría del bigbang. La existencia de estrellas colapsadas con un enorme campo gravitatorioplanteaba problemas que no se podían resolver con la observación directa. Estoabrió la puerta a una avalancha de especulaciones, incluidas las interpretacionesmás peculiares de la teoría general de la relatividad. Como plantea Eric Lerner:

“El glamour de los misteriosos quásares atrajo rápidamente a jóvenes investi-gadores hacia los cálculos cabalísticos de la relatividad general y, de esta manera,hacia problemas cosmológicos, especialmente aquellos de carácter matemático.Después de 1964, el número de artículos sobre cosmología publicados se disparó,pero casi todo ese crecimiento fue en trabajos puramente teóricos (exámenesmatemáticos de algunos problemas de la relatividad general, sin hacer ningúnesfuerzo por comparar los resultados con las observaciones). Ya en 1964, quizás

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cuatro de cada cinco artículos cosmológicos eran teóricos, cuando una décadaantes sólo lo eran un tercio”124.

Es necesario distinguir claramente entre agujeros negros, cuya existencia seha deducido de una interpretación particular de la teoría de la relatividad gene-ral, y estrellas de neutrones, que han sido observadas. La idea de los agujeros ne-gros ha capturado la imaginación de millones de personas a través de los escri-tos de autores como Stephen Hawking. Sin embargo, la existencia de agujerosnegros no está universalmente aceptada ni tampoco ha sido demostrada definiti-vamente. Roger Penrose, en un ensayo basado en una conferencia en la BBC, en1973, los describe así:

“¿Qué es un agujero negro? A efectos astronómicos se comporta como unpequeño y muy condensado ‘cuerpo’ oscuro. Pero no es realmente un cuerpomaterial en el sentido normal de la palabra. No tiene superficie ponderable. Unagujero negro es una región de espacio vacío (aunque extrañamente distorsiona-do) que actúa como centro de atracción gravitatoria. Hubo un tiempo en el que uncuerpo material estuvo allí. Pero el cuerpo se contrajo bajo la presión de su pro-pia gravedad. Cuanto más se concentraba el cuerpo sobre su centro, más fuerte sehacía su campo gravitatorio y más incapaz era el cuerpo de impedir un colapsotodavía mayor. En un momento dado se alcanzó un punto de no retorno y el cuer-po desapareció dentro de su ‘horizonte absoluto de sucesos’.

“Posteriormente diré más acerca de esto, pero para nuestro propósito actual,es el horizonte absoluto de sucesos el que actúa como límite superficial del agu-jero negro. Esta superficie no es material. Es simplemente una línea de demarca-ción trazada en el espacio separando una región interna de otra externa. La regióninterna, en la que el cuerpo ha caído, se define por el hecho de que ninguna mate-ria, luz o señal de ningún tipo puede escapar de ella, mientras que en la regiónexterna todavía es posible que señales o partículas materiales escapen al mundoexterior. La materia que colapsó formando el agujero negro se contrajo hastaalcanzar densidades increíbles, aparentemente incluso ha sido estrujada hastadejar de existir, alcanzando lo que se conoce como una ‘singularidad espacio-tiempo’, un lugar en el que las leyes físicas, tal y como las entendemos actual-mente, no rigen”125.

STEPHEN HAWKING

En 1970, Stephen Hawking planteó de que el contenido de energía de un agujeronegro podría producir ocasionalmente un par de partículas subatómicas, una de lascuales podría escapar. Esto implica que un agujero negro podría evaporarse, aun-que tardaría un tiempo inimaginablemente largo. Al final, según este plantea-

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124. Ibíd., p. 149.125. T. Ferris, op. cit., p. 204.

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miento, explotaría, produciendo una gran cantidad de rayos gamma. Las teoríasde Hawking han atraído mucha atención. Su libro Historia del tiempo: del bigbang a los agujeros negros fue quizás el libro que llamó la atención del públicosobre las nuevas teorías cosmológicas. El lúcido estilo del autor hace que ideascomplicadas parezcan simples y atractivas. Se lee bien, al igual que muchas obrasde ciencia-ficción. Desgraciadamente parece haberse puesto de moda entre losautores de obras populares sobre cosmología aparecer cuanto más místicos, mejor,y plantear las teorías más descabelladas, basadas en la máxima cantidad de espe-culación y la mínima cantidad de hechos posible. Los modelos matemáticos handesplazado casi por completo a la observación. La filosofía central de esta escue-la de pensamiento se resume en el aforismo de Stephen Hawking: “No se puedediscutir con un teorema matemático”.

Hawking afirma que él y Roger Penrose demostraron (matemáticamente) quela teoría general de la relatividad “implicaba que el universo tenía que tener unprincipio y, posiblemente, un final”. La base de todo esto es tomar la teoría de larelatividad como una verdad absoluta. Sin embargo, paradójicamente, en elmomento del big bang la teoría de la relatividad, de golpe y porrazo, se hace irre-levante. Deja de aplicarse, como todas las demás leyes de la física, de tal maneraque no se puede decir nada en absoluto sobre el caso. Nada, es decir, excepto es-peculación metafísica de la peor especie. Pero volveremos al tema más adelante.

Según esta teoría, el tiempo y el espacio no existían antes del big bang,cuando toda la materia del universo estaba supuestamente concentrada en unsolo punto infinitesimal, conocido por los matemáticos como singularidad. Elpropio Hawking señala las dimensiones implicadas en esta insólita transaccióncosmológica:

“En la actualidad sabemos que nuestra galaxia es sólo una de entre los varioscientos de miles de millones de galaxias que pueden verse con los modernos te-lescopios, y que cada una de ellas contiene cientos de miles de millones de estre-llas. Vivimos en una galaxia que tiene un diámetro aproximado de cien mil años-luz y que está girando lentamente. Las estrellas en los brazos de la espiral giranalrededor del centro con un período de varios cientos de millones de años. Nues-tro sol no es más que una estrella amarilla ordinaria, de tamaño medio, situadacerca del centro de uno de los brazos de la espiral. ¡Ciertamente, hemos recorridoun largo camino desde los tiempos de Aristóteles y Tolomeo, cuando creíamos quela Tierra era el centro del universo!”126.

De hecho, las enormes cantidades de materia aquí mencionadas no nos danuna idea real de la cantidad de materia del universo. A cada momento se estándescubriendo nuevas galaxias y supercúmulos, en un proceso que no tiene final.Habremos adelantado mucho desde Aristóteles en algunos aspectos, pero enotros parecemos estar muy por detrás de él. Aristóteles nunca hubiera cometidoel error de hablar de un tiempo antes de la existencia del tiempo o de plantear que

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126. S. Hawking, Historia del tiempo. Del big bang a los agujeros negros, pp. 57 y 61-62.

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todo el universo ha sido creado de la nada. Para encontrar ideas de este tipotendríamos que retroceder algunos miles de años, al mundo del mito judeo-babilónico de la Creación.

Cuando alguien intenta protestar contra estos procedimientos, inmediatamentese le lleva ante el gran Einstein, de la misma manera que se envía al despacho deldirector a un estudiante travieso, se le reprende severamente sobre la necesidad demostrar mayor respeto por la relatividad general, se le informa de que no se puedediscutir con teoremas matemáticos y se le envía a casa debidamente castigado. Laprincipal diferencia es que la mayoría de los directores están vivos y Einstein estámuerto, y por lo tanto es incapaz de hacer ningún comentario sobre esta particu-lar interpretación de sus teorías. De hecho, en sus escritos no hay ni una sola refe-rencia al big bang, los agujeros negros y demás. El propio Einstein, aunque ini-cialmente tendía al idealismo filosófico, se opuso implacablemente al misticismoen la ciencia. Se pasó las últimas décadas de su vida luchando contra el idealismosubjetivo de Heisenberg y Bohr, y de hecho se acercó bastante a una posiciónmaterialista. Ciertamente estaría bastante horrorizado de las conclusiones místicasque se han sacado de sus teorías. He aquí un buen ejemplo:

“Todas las soluciones de Friedmann tienen el denominador común de que enalgún tiempo pasado (entre diez y veinte mil millones de años) la distancia entregalaxias vecinas tuvo que haber sido cero. En aquel instante, que llamamos bigbang, la densidad del universo y la curvatura del espacio-tiempo habrían sido infi-nitas. Dado que las matemáticas no pueden manejar realmente números infinitos,esto significa que la teoría de la relatividad general (en la que Friedmann basa sussoluciones) predice que hay un punto en el universo en donde la teoría en sí colap-sa. Tal punto es un ejemplo de lo que los matemáticos llaman una singularidad.En realidad, todas nuestras teorías científicas están formuladas bajo la suposiciónde que el espacio-tiempo es uniforme y casi plano, de manera que dejan de seraplicables en la singularidad del big bang, en donde la curvatura del espacio-tiem-po es infinita. Ello significa que, aunque hubiera acontecimientos anteriores al bigbang, no se podrían utilizar para determinar lo que sucedería después, ya que todacapacidad de predicción fallaría en el big bang. Igualmente, si, como es el caso,sólo sabemos lo que ha sucedido después del big bang, no podremos determinarlo que sucedió antes. Desde nuestro punto de vista, los sucesos anteriores al bigbang no pueden tener consecuencias, por lo que no deberían formar parte de losmodelos científicos del universo. Así pues, deberíamos extraerlos de cualquiermodelo y decir que el tiempo tiene su principio en el big bang”.

Pasajes de este tipo nos recuerdan la acrobacia intelectual de los escolásticosmedievales discutiendo sobre el sexo de los ángeles o el número de ellos quepodrían bailar en la punta de un alfiler. Esto no hay que tomarlo como un insulto.Si la validez del argumento se determina por su consistencia interna, los argumen-tos de los escolásticos eran tan válidos como este. No eran tontos, sino lógicos ymatemáticos muy cualificados que erigieron construcciones teóricas tan elaboradasy perfectas, a su manera, como las catedrales medievales. Todo lo que había que

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hacer era aceptar sus premisas, y todo encajaba. El problema es si la premisa ini-cial es correcta o no. Este es el problema general de toda la matemática, y su prin-cipal debilidad. Y toda esta teoría se basa principalmente en la matemática:

“En el tiempo que llamamos big bang...”, pero si no había tiempo, ¿cómo nospodemos referir a él como “el tiempo”? Se plantea que el tiempo empezó en esepunto. Entonces, ¿qué había antes del tiempo? ¡Un tiempo en el que no habíatiempo! La contradicción de esta idea es evidente. Tiempo y espacio son el modode existencia de la materia. Si no había tiempo ni espacio ni materia, entonces,¿qué había? ¿Energía? Pero la energía, como explica Einstein, sólo es otra mani-festación de la materia. ¿Un campo de fuerza? Pero un campo de fuerza tambiénes energía, con lo cual no resolvemos nada. La única manera de librarnos del tiem-po es si antes del big bang no había... nada.

El problema es: ¿cómo es posible pasar de nada a algo? Si uno es religioso, nohay problema: Dios creó el universo de la nada. Esta es la doctrina de la IglesiaCatólica, la creación ex nihilo. Hawking se da cuenta de ello, lo que le resulta bas-tante incómodo, como evidencia la siguiente línea de su libro:

“A mucha gente no le gusta la idea de que el tiempo tenga un principio, pro-bablemente porque suena a intervención divina. (La Iglesia católica, por el con-trario, se apropió del modelo del big bang y en 1951 proclamó oficialmente queestaba de acuerdo con la Biblia)”.

Hawking no quiere aceptar la conclusión, pero es inevitable. Todo este líoparte de un concepto filosóficamente incorrecto del tiempo. Einstein es en parteresponsable de ello, dado que, al confundir la medición del tiempo con el tiempoen sí, pareció introducir un elemento subjetivo. Una vez más, vemos cómo la reac-ción contra la vieja mecánica newtoniana se lleva a un extremo. La cuestión no essi el tiempo es relativo o absoluto, sino si es objetivo o subjetivo; si el tiempo esel modo de existencia de la materia o un mero concepto de la mente determinadopor el observador. Hawking opta claramente por la segunda visión:

“Las leyes de Newton del movimiento acabaron con la idea de una posiciónabsoluta en el espacio. La teoría de la relatividad elimina el concepto de un tiem-po absoluto. Consideremos un par de gemelos. Supongamos que uno de ellos seva a vivir a la cima de una montaña mientras el otro permanece al nivel del mar.El primer gemelo envejecerá más rápidamente que el segundo. Así, si volvieran aencontrarse, uno sería más viejo que el otro. En este caso, la diferencia de edadsería muy pequeña, pero sería mucho mayor si uno de los gemelos se fuera deviaje en una nave espacial a una velocidad cercana a la de la luz. Cuando volvie-ra, sería mucho más joven que el que se quedó en la Tierra. Esto se conoce comola paradoja de los gemelos, pero sólo es una paradoja si uno tiene siempre metidaen la cabeza la idea de un tiempo absoluto. En la teoría de la relatividad no exis-te un tiempo absoluto único, sino que cada individuo posee su propia medida per-sonal del tiempo, medida que depende de dónde está y de cómo se mueve”127.

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127. Ibíd., pp.73-74 y 55-56.

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No se discute que haya un aspecto subjetivo en la medición del tiempo. Medi-mos el tiempo según un marco de referencia determinado, que puede variar, y dehecho varía, de un sitio a otro. La hora de Londres es diferente de la de México oMadrid. Pero esto no significa que el tiempo sea puramente subjetivo. Los proce-sos objetivos del universo tienen lugar seamos capaces de medirlos o no. Tiempo,espacio y movimiento son inherentes a la materia y no tienen principio ni fin.

Aquí es interesante ver lo que Engels planteaba sobre el tema: “El ‘ser deHegel cuyo pasado se ha desenvuelto atemporalmente’ y el ‘ser inmemorial’neoschellingiano son incluso nociones racionales, comparados con este ser fueradel tiempo. Por eso el señor Dühring procede, en efecto, muy cautelosamente: setrata realmente de un tiempo, pero de un tiempo al que en el fondo no debe lla-marse tal, pues naturalmente que el tiempo en sí no consta de partes reales, sinoque es nuestro entendimiento el que lo divide arbitrariamente; sólo un conjuntode cosas distintas que ocupen el tiempo pertenece a lo enumerable, y no se sabequé puede significar la acumulación dc una duración vacía. No es aquí del todoindiferente, en efecto, lo que puede significar esa acumulación; lo que se pre-gunta es si el mundo en el estado presupuesto por el señor Dühring dura, recorreun lapso de tiempo. Sabemos hace mucho tiempo que no puede obtenerse ningúnresultado midiendo una duración sin contenido, como tampoco se conseguiránada haciendo mediciones sin finalidad y sin objetivo en un espacio vacío; pre-cisamente por eso, por esa ociosidad del procedimiento, Hegel llamaba mala aesa infinitud”128.

¿EXISTEN LAS SINGULARIDADES?

Un agujero negro y una singularidad no son lo mismo. No hay nada en principioque excluya la existencia de agujeros negros estelares, en el sentido de estrellasmasivas colapsadas en las que la fuerza de la gravedad es tan enorme que nisiquiera la luz puede escapar de su superficie. Incluso la idea no es nueva. Fuepredicha en el siglo XVIII por John Mitchell, que planteó que una estrella sufi-cientemente grande atraparía la luz. Llegó a esta conclusión basándose en la teo-ría clásica de la gravedad. La relatividad general no entraba aquí para nada.

Sin embargo, la teoría planteada por Hawking y Penrose va más allá de loshechos observados y, como hemos visto, saca conclusiones que tienden a todo tipode misticismo, incluso si esa no era su intención. Eric Lerner considera que losargumentos a favor de los agujeros negros supermasivos en el centro de las gala-xias son débiles. Junto con Peratt, ha demostrado que todas las características aso-ciadas con estos agujeros negros supermasivos, quásares, etc. se pueden explicarmejor a través de fenómenos electromagnéticos. Sin embargo, piensa que la evi-dencia de la existencia de agujeros negros de tamaño estelar es mucho más fuer-

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128. Engels, Anti-Dühring, p. 54.

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te si se considera la detección de fuentes de rayos X muy intensas, demasiadograndes como para ser estrellas de neutrones. Pero incluso en este caso las obser-vaciones están lejos de demostrarlo.

Las abstracciones matemáticas son herramientas muy útiles para comprenderel universo, a condición de que no se pierda de vista que incluso la mejor abs-tracción matemática es sólo una aproximación a la realidad. El problema empiezacuando se comienza a confundir el modelo con la cosa en sí. El propio Hawkingrevela la debilidad de su método en el pasaje citado. Supone, sin darnos las razo-nes para ello, que la densidad del universo en el punto del big bang era infinita, ydespués añade, en una línea de argumentación bastante peculiar, que “debido aque las matemáticas no pueden realmente tratar con números infinitos” la teoríade la relatividad se rompe en este punto. A lo que hay que añadirle “y todas lasleyes conocidas de la física”, puesto que el big bang no solamente rompe larelatividad general, sino toda la ciencia. No es sólo que no sepamos qué ocurrióantes de él, sino que no podemos saberlo.

Esto es una vuelta a la teoría de Kant de la cosa en sí incognoscible. En elpasado, correspondió a la religión y a ciertos filósofos idealistas, como Hume yKant, poner límites al conocimiento humano. En el momento en que no se permi-te avanzar a la inteligencia humana, empieza el misticismo, la religión y la irra-cionalidad. Pero la historia de la ciencia es la historia de cómo se derribó unabarrera tras otra. Lo supuestamente incognoscible para una generación, se con-vertía en un libro abierto para la siguiente. Toda la ciencia se basa en la idea deque podemos conocer el universo. Ahora, por primera vez, los científicos estánponiendo límites al conocimiento, algo totalmente extraordinario y que refleja latriste situación actual de la física teórica y la cosmología.

Consideremos las implicaciones del pasaje anterior: 1) puesto que las leyes dela ciencia, incluida la relatividad general (que se supone es la base de toda lateoría), dejan de aplicarse en el big bang, es imposible saber qué sucedió antes, sies que sucedió algo; 2) incluso si hubiese habido acontecimientos antes del bigbang, no afectan a lo que pasó después; 3) puesto que no podemos conocer nadasobre ello, simplemente “lo sacaremos del modelo y diremos que el tiempoempezó en el big bang”.

El aire de autosuficiencia con que se hacen estas afirmaciones realmente nosdeja con la boca abierta. Se nos pide que aceptemos un límite absoluto a nues-tra capacidad de comprender los problemas más fundamentales de la cosmo-logía, de hecho, que no hagamos preguntas (porque todas las preguntas sobre el“tiempo antes del tiempo” no tienen sentido) y que aceptemos sin más que eltiempo empezó con el big bang. De esta manera, Stephen Hawking presuponelo que hay que demostrar. Los teólogos aseguran que Dios creó el universo, ycuando se les pregunta que quién creó a Dios responden de la misma manera:ésa cuestión está más allá de las mentes de los mortales. Sin embargo, en algosí podemos estar de acuerdo: todo esto “huele a intervención divina”. De hecho,la requiere necesariamente.

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En su polémica con Dühring, Engels plantea que es imposible que el movi-miento pueda surgir de la inmovilidad, que algo surja de la nada: “Sin acto de cre-ación no podemos pasar de nada a algo, aunque el algo sea tan pequeño como uninfinitésimo matemático”129. La principal defensa de Hawking parece ser que lateoría alternativa del estado estacionario se demostró falsa. Desde el punto devista del materialismo dialéctico, nunca hubo mucho que elegir entre ambasteorías. De hecho, la del estado estacionario, que sugería que la materia se estabacreando en el espacio continuamente de la nada, era, si cabe, incluso más místicaque su rival. El mero hecho de que hubiese científicos que la tomasen en serio esuna condena de la confusión filosófica que ha perturbado a la ciencia durantetanto tiempo.

Los antiguos ya comprendían que de la nada no puede surgir nada. Esto es pre-cisamente lo que expresa una de las leyes más fundamentales de la física, la leyde la conservación de la energía. El planteamiento de Hoyle de que sólo era apli-cable a pequeñas cantidades, no mejora la cuestión. Es un poco como la ingenuajovencita que para aplacar la ira de su padre, que se enteró de que iba a tener unhijo, le aseguró que sólo era “uno pequeño”. Ni la más mínima partícula de mate-ria (o energía, que es lo mismo) se puede crear ni destruir, y por lo tanto la teoríadel estado estacionario estaba condenada desde el principio.

La teoría de la “singularidad” de Penrose en un principio no tenía nada que vercon el origen del universo. Simplemente planteaba que una estrella que colapsasesobre su propia gravedad quedaría atrapada en una región cuya superficie en unmomento dado se contraía hasta un tamaño cero. Sin embargo, en 1970, publicócon Hawking un artículo en el que pretendían haber demostrado que el propio bigbang era una “singularidad” de este tipo, partiendo de la base que “la relatividadgeneral es correcta y el universo contiene tanta materia como la que observamos”.

“Hubo una fuerte oposición a nuestro trabajo por parte de los rusos, debido asu creencia marxista en el determinismo científico, y por parte de la gente quecreía que la idea en sí de las singularidades era repugnante y estropeaba la belle-za de la teoría de Einstein. No obstante, uno no puede discutir con un teoremamatemático. Así, al final, nuestro trabajo llegó a ser generalmente aceptado y, hoyen día, casi todo el mundo supone que el universo comenzó con una singularidadcomo la del big bang”.

La relatividad general ha demostrado ser una herramienta muy potente, perotoda teoría tiene sus límites, y nos da la sensación de que ésta está siendo llevadaa los suyos. Es imposible decir cuánto tiempo más puede perdurar antes de sersustituida por otra más amplia y exacta, pero lo que está claro es que la actualinterpretación ha llevado a un callejón sin salida. Nunca sabremos la cantidadtotal de materia del universo porque es ilimitada. Están tan enredados en ecuacio-nes matemáticas, que se olvidan de la realidad. En la práctica, las ecuaciones hansustituido a la realidad.

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129. Ibíd, p. 57.

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Después de convencer a mucha gente de que “uno no puede discutir con unteorema matemático”, a la postre Hawking cambió de opinión: “Resulta por esoirónico que, al haber cambiado mis ideas, esté tratando ahora de convencer a losotros físicos de que no hubo en realidad singularidad al principio del universo.Como veremos más adelante, ésta puede desaparecer una vez que los efectoscuánticos se tienen en cuenta”. El carácter arbitrario de todo el método se demues-tra por el extraordinario cambio de opinión de Hawking. Ahora afirma que no haysingularidad en el big bang. ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado? No hay más eviden-cias reales que antes. Todos estos giros y cambios tienen lugar dentro del mundode las abstracciones matemáticas.

La teoría de los agujeros negros de Hawking representa una extensión de laidea de la singularidad a zonas concretas del universo. Está llena de los elemen-tos más contradictorios y místicos. Tomemos el siguiente pasaje, que describe elextraordinario escenario de un astronauta que cayera en un agujero negro:

“El trabajo que Roger Penrose y yo hicimos entre 1965 y 1970 demostró que,de acuerdo con la relatividad general, debe haber una singularidad de densidad ycurvatura del espacio-tiempo infinitas dentro de un agujero negro. La situación esparecida al big bang al principio del tiempo, sólo que sería el final, en vez delprincipio del tiempo, para el cuerpo que se colapsa y para el astronauta. En estasingularidad, tanto las leyes de la ciencia como nuestra capacidad de predecir elfuturo fallarían totalmente. No obstante, cualquier observador que permanecierafuera del agujero negro no estaría afectado por este fallo de capacidad de predic-ción, porque ni la luz ni cualquier otra señal podrían alcanzarle desde la singula-ridad. Este hecho notable llevó a Roger Penrose a proponer la hipótesis de la cen-sura cósmica, que podría parafrasearse como ‘Dios detesta una singularidad des-nuda’. En otras palabras, las singularidades producidas por un colapso gravitato-rio sólo ocurren en sitios, como los agujeros negros, en donde están decentemen-te ocultas por un horizonte de sucesos, para no ser vistas desde fuera. Estricta-mente, esto es lo que se conoce como la hipótesis débil de la censura cósmica:protege a los observadores que se quedan fuera del agujero negro de las conse-cuencias de la crisis de predicción que ocurre en la singularidad, pero no hacenada por el pobre desafortunado astronauta que cae en el agujero”130.

El que lo entienda, que nos lo explique. No contentos con el principio (y elfinal) del tiempo en su conjunto, ahora Penrose y Hawking descubren numerosaspartes del universo en las que ¡el tiempo ya ha terminado! A pesar de que la evi-dencia de la existencia de los agujeros negros es muy débil, parece bastante pro-bable que exista algún fenómeno de este tipo, en forma de estrellas colapsadas contremendas concentraciones de materia y gravedad. Pero parece bastante dudosoque este colapso gravitatorio pueda nunca llegar al grado de singularidad, ymucho menos quedarse en ese estado para siempre. Mucho antes de que se alcan-zase, tal enorme concentración de energía provocaría una explosión masiva.

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130. S. Hawking, op. cit., pp. 78 y 124.

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Todo el universo es una prueba de que el proceso de cambio no tiene fin aningún nivel. Zonas enormes pueden estar expandiéndose mientras otras se con-traen. Largos períodos de equilibrio aparente interrumpidos por violentas explo-siones, como las de las supernovas, que a su vez proporcionan la materia primapara la formación de nuevas galaxias, que es un proceso continuo. No hay desa-parición ni creación de la materia, sino el continuo e incesante cambio de un esta-do a otro. Por tanto, no se puede plantear el “fin del tiempo”, ni en un agujeronegro ni en ninguna otra parte.

UNA ABSTRACCIÓN VACÍA

Toda la noción mística se deriva de la interpretación subjetivista del tiempo, quelo hace dependiente de (“relativo a”) un observador. Pero el tiempo es un fenó-meno objetivo. La necesidad de introducir al pobre astronauta en el esquema nosurge de ninguna necesidad científica, sino que es producto de un enfoque filosó-fico concreto, pasado de contrabando bajo la bandera de la teoría de la relativi-dad. Para que el tiempo sea “real”, se necesita un observador que pueda inter-pretarlo. ¡Se supone que si no hay observador no hay tiempo! En un razona-miento de lo más peculiar, el observador está protegido contra la influenciamaligna del agujero negro por una hipótesis arbitraria, una “censura cósmicadébil”, lo que quiera que esto signifique. Sin embargo, dentro del agujero no haytiempo. En el exterior el tiempo existe, pero un poco más allá ya no. En la fron-tera entre los dos estados tenemos un misterioso horizonte de sucesos cuya natu-raleza permanece en la oscuridad.

Al final parece que tenemos que abandonar toda esperanza de conocer qué haymás allá del horizonte de sucesos, ya que, citando a Hawking, está “decentemen-te escondido de la vista”. Aquí tenemos el equivalente moderno de la cosa en síkantiana, y al igual que ella, al final parece que no es tan difícil de entender: esuna visión idealista mística del tiempo y el espacio, metida en un modelo matemá-tico y confundida con la realidad.

Tiempo y espacio son las propiedades más fundamentales de la materia. Máscorrectamente, son el modo de existencia de la materia. Kant ya planteó que, sidejamos aparte las propiedades físicas de la materia, sólo nos queda tiempo yespacio. Pero esto en realidad es una abstracción vacía. Tiempo y espacio no pue-den existir separadamente de las propiedades físicas de la materia, de la mismamanera que no se puede comer “fruta” en abstracto —a diferencia de naranjas omanzanas concretas— ni hacer el amor con el género humano. Se ha acusado aMarx, sin ninguna base real, de concebir la historia como un proceso ajeno a laparticipación consciente de las personas, como un mero resultado de las fuerzaseconómicas, o alguna tontería por el estilo. En realidad Marx planteó claramenteque la Historia no puede hacer nada y que son los seres humanos los que la escri-ben, aunque no totalmente de acuerdo con su “libre voluntad”.

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Hawking, Penrose y muchos otros son culpables precisamente del error que seatribuye falsamente a Marx. En lugar de la abstracción vacía de la Historia, queen efecto se personifica y toma vida propia, tenemos una abstracción igualmentevacía del Tiempo, concebido como una entidad independiente que nace y muerey que hace todo tipo de trucos con su amigo el Espacio, que surge y colapsa y sedobla, un poco como un borracho cósmico, y acaba tragándose a los desventura-dos astronautas que caen en un agujero negro.

Este tipo de cosas están bien para la ciencia-ficción, pero no sirven paracomprender el universo. Existen enormes dificultades prácticas para obtenerinformación precisa sobre, por ejemplo, las estrellas de neutrones. En cierto sen-tido, con relación al universo, nos encontramos en una posición en líneas gene-rales análoga a la de los hombres y mujeres primitivos respecto a los fenóme-nos naturales. Sin información adecuada, intentamos encontrar una explicaciónracional a cosas difíciles y oscuras. Sólo nos quedan nuestros propios recursos:la imaginación y la mente. Las cosas parecen misteriosas cuando no las enten-demos. Para comprender es necesario hacer hipótesis. Algunas serán erróneas.Esto en sí mismo no representa un problema. Toda la historia de la ciencia estállena de ejemplos de cómo hipótesis incorrectas llevaron a descubrimientosimportantes.

Sin embargo, tenemos el deber de intentar asegurar que las hipótesis tienenun carácter razonablemente racional. Aquí se hace inevitable el estudio de lafilosofía. ¿Necesitamos retroceder a los mitos primitivos y la religión parapoder entender el universo? ¿Necesitamos revivir las desacreditadas nocionesdel idealismo, que poseen claras concomitancias míticas y religiosas? ¿Esnecesario volver a inventar la rueda? “No se puede discutir con un teoremamatemático”. Quizás no. Pero ciertamente es posible discutir con premisasfilosóficas falsas y una interpretación idealista del tiempo, que llevan aconclusiones como ésta:

“Existen algunas soluciones de las ecuaciones de la relatividad general enlas que le es posible al astronauta ver una singularidad desnuda: él puede evitarchocar con la singularidad y, en vez de esto, caer a través de un ‘agujero degusano’, para salir en otra región del universo. Esto ofrecería grandes posibili-dades de viajar en el espacio y en el tiempo, aunque desafortunadamente pare-ce ser que estas soluciones son altamente inestables; la menor perturbación,como, por ejemplo, la presencia del astronauta, puede cambiarlas, de forma queel astronauta podría no ver la singularidad hasta que chocara con ella, momen-to en el que encontraría su final. En otras palabras, la singularidad siempreestaría en su futuro y nunca en su pasado. La versión fuerte de la hipótesis de lacensura cósmica nos dice que las singularidades siempre estarán, o bien entera-mente en el futuro, como las singularidades de colapsos gravitatorios, o bienenteramente en el pasado, como el big bang. Es muy probable que se verifiquealguna de las versiones de la censura cósmica, porque cerca de singularidadesdesnudas puede ser posible viajar al pasado. Aunque esto sería atractivo para los

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escritores de ciencia-ficción, significaría que nuestras vidas nunca estarían asalvo: ¡alguien podría volver al pasado y matar a tu padre o a tu madre antes deque hubieras sido concebido!”131.

Los viajes en el tiempo pertenecen a las páginas de la ciencia-ficción, dondepueden ser fuente de un entretenimiento inocuo. Pero estamos convencidos deque nadie debería preocuparse por que su existencia esté amenazada por quealgún desconsiderado viajero del tiempo pueda cargarse a su abuela. Franca-mente, uno sólo tiene que hacerse la pregunta para darse cuenta de que es total-mente absurda. El tiempo sólo se mueve en una dirección, del pasado al futuro,y no se puede invertir. Sea lo que sea lo que nuestro amigo el astronauta se en-cuentre al fondo del agujero negro, lo que no encontrará es que el tiempo se dala vuelta o se detiene (excepto en el sentido de que, puesto que inmediatamentela fuerza de la gravedad lo haría pedazos, el tiempo, junto con muchas otrascosas, se acabará para él).

Ya hemos comentado la tendencia a confundir ciencia con ciencia-ficción.También nos podemos dar cuenta de que parte de la ciencia-ficción está im-pregnada por un espíritu semirreligioso, místico e idealista. Hace tiempo, Engelsseñaló que los científicos que rechazan la filosofía frecuentemente caen víctimasde todo tipo de misticismos. Engels escribió un artículo sobre este tema tituladoLa ciencia natural y el mundo de los espíritus, del cual sacamos este extracto:

“Esta escuela predomina en Inglaterra. Ya su padre, el muy alabado FrancisBacon, había presentado la exigencia de que su nuevo método empírico, induc-tivo, se aplicara para lograr, ante todo: la prolongación de la vida, el rejuvene-cimiento (...) en cierta medida; el cambio de estatura y de las facciones, la trans-formación de un cuerpo en otro, la producción de nuevas especies, el dominio delaire y la producción de tormentas. Se queja de que tales investigaciones se hayanabandonado, y en su historia natural ofrece recetas definidas para producir oro yejecutar diversos milagros. De la misma manera, en su vejez Isaac Newton seafanó por exponer la Revelación de San Juan. De manera que no debe sorprenderque en los últimos años el empirismo inglés, en la persona de algunos de susrepresentantes (y no los peores), parezca haber caído víctima, sin remedio, de lainvocación y visión de espíritus, importadas de Norteamérica”132.

Sin duda, Stephen Hawking y Roger Penrose son personas brillantes. El pro-blema es que, si partes de una premisa falsa, inevitablemente sacas conclusionesfalsas. Hawking se siente incómodo con la idea de que se puedan sacar conclu-siones religiosas de sus teorías. Menciona que, en 1981, asistió a una conferenciasobre astronomía en el Vaticano, organizada por los jesuitas, y comenta:

“La Iglesia católica había cometido un grave error con Galileo, cuando tratóde sentar cátedra en una cuestión de ciencia, al declarar que el Sol se movía alre-dedor de la Tierra. Ahora, siglos después, había decidido invitar a un grupo de

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131. Ibíd., pp. 124-25.132. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 49.

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expertos para que la asesorasen sobre cosmología. Al final de la conferencia, a losparticipantes se nos concedió una audiencia con el Papa. Nos dijo que estaba bienestudiar la evolución del universo después del big bang pero que no debíamosindagar en el big bang mismo, porque se trataba del momento de la Creación ypor lo tanto de la obra de Dios. Me alegré entonces de que no conociese el temade la charla que yo acababa de dar en la conferencia: la posibilidad de que el espa-cio-tiempo fuese finito pero no tuviese ninguna frontera, lo que significaría queno hubo ningún principio, ningún momento de creación. ¡Yo no tenía ningúndeseo de compartir el destino de Galileo, con quien me siento fuertemente identi-ficado en parte por la coincidencia de haber nacido exactamente 300 años despuésde su muerte!”133.

Hawking intenta trazar una línea divisoria entre él y los creacionistas, pero notiene mucho éxito. ¿Cómo puede ser que el universo sea finito y no tenga fronte-ras? En matemáticas es posible tener una serie infinita de números que empiecepor 1. Pero en la práctica, la idea de infinito no puede empezar por 1 ni por ningúnotro número. El infinito no es un concepto matemático, no se puede contar. Este“infinito” unidireccional es lo que Hegel llamó mal infinito. Engels trata este temaen su polémica con Dühring:

“Pero, ¿qué hay de la contradicción de las ‘sucesiones numéricas infinitas ysin embargo contadas’? Podremos estudiarla mejor en cuanto que el señor Düh-ring nos exhiba la habilidad de contarlas. En cuanto que haya conseguido contarde –∞ (menos infinito) hasta cero podrá volver a adoctrinamos. Está claro que,empiece a contar por donde empiece, dejará a sus espaldas una sucesión infinita,y, con ella, la tarea que tiene que resolver. Que invierta su propia sucesión infini-ta 1 + 2 + 3 + 4... e intente contar desde el final infinito hasta el uno; se trata obvia-mente del intento de un hombre que no ve de qué se trata. Aún más. Cuando elseñor Dühring afirma que la serie infinita del tiempo transcurrido está contada,afirma con eso que el tiempo tiene un comienzo, pues en otro caso no podríaempezar siquiera a ‘contar’. Por tanto, está siempre dando como presupuesto loque tiene que probar. La idea de la sucesión infinita y sin embargo enumerada, o,dicho de otro modo, la ley dühringuiana universal de la cantidad discreta deter-minada, es, pues, una contradictio in adjecto, contiene una contradicción en símisma, y más precisamente una contradicción absurda.

“Está claro que la infinitud que tiene un final pero no tiene un comienzo no esni más ni menos infinita que la que tiene un comienzo y no tiene un final. La másmodesta comprensión dialéctica habría debido decir al señor Dühring que elcomienzo y el final van necesariamente juntos como el Polo Norte y el Polo Sur, yque cuando se prescinde del final el comienzo se convierte en final, es decir, en unfinal de la sucesión, y a la inversa. Toda esa ilusión sería imposible sin la costum-bre matemática de operar con sucesiones infinitas. Como en la matemática hay quepartir de lo determinado y finito para llegar a lo indeterminado y desprovisto de

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133. S. Hawking, op. cit., p. 156.

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final, todas las sucesiones matemáticas, positivas o negativas, tienen que empezarcon un uno para poder calcular con ellas. Pero la necesidad ideal del matemáticoestá muy lejos de ser una ley necesaria y constrictiva del mundo real”134.

Stephen Hawking ha llevado su especulación relativista hasta el extremo en sutrabajo sobre los agujeros negros, metiéndonos directamente en el reino de laciencia-ficción. En un intento de dar la vuelta a la espinosa cuestión de qué pasóantes del big bang, se ha planteado la idea de “universos bebés” naciendo todo eltiempo y conectados entre sí por los llamados “agujeros de gusano”. Como Ler-ner comenta irónicamente: “Es una visión que parece exigir alguna forma de con-trol de natalidad cósmico”135. Resulta realmente asombroso que científicos seriospuedan dar por buenas ideas tan grotescas.

La idea de un “universo finito sin fronteras” es otra abstracción matemáticaque no se corresponde con la realidad de un universo infinito y en constante cam-bio. Una vez que se adopta este punto de vista, no hay necesidad de especu-laciones místicas sobre agujeros de gusano, singularidades, supercuerdas y todolo demás. En un universo infinito no hay que buscar un principio y un final, sinosimplemente trazar el proceso sin fin de movimiento, cambio y desarrollo. Estaconcepción dialéctica no deja cabida a Cielo ni Infierno, Dios ni Diablo, Creaciónni Juicio Final. No se puede decir lo mismo de Hawking que, como era de espe-rar, acaba intentando “conocer la mente de Dios”.

Los reaccionarios se frotan las manos ante este espectáculo y utilizan la actualcorriente de oscurantismo en la ciencia para sus propios fines. William Rees-Mogg escribe: “Pensamos que es extremadamente probable que el movimientoreligioso que podemos observar en muchas sociedades de todo el globo se forta-lezca si pasamos por un período económicamente muy difícil. La religión se for-talecerá porque el actual empuje de la ciencia ya no mina la concepción religiosade la realidad. De hecho, por primera vez en siglos, en realidad la refuerza”136.

PENSAMIENTOS EN EL VACÍO

Algunas veces he creído hasta seiscosas imposibles antes del desayuno

Lewis CarrollCon el hombre esto es imposible,

mas con Dios todas las cosas son posiblesMateo, 19:26

Nada se puede crear de la nadaLucrecio

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134. Engels, Anti-Dühring, pp. 52-53.135. E. J. Lerner, op. cit., p. 161.136. W. Rees-Mogg y J. Davidson, op. cit., p. 447.

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Justo antes de acabar de escribir este libro hemos encontrado la última con-tribución a la cosmología del big bang, aparecida en The New Scientist el 25 defebrero de 1995. En un artículo de Robert Matthews titulado Nothing like aVacuum (Nada como un vacío), leemos lo siguiente: “Te rodea por todas partespero no lo puedes notar. Es la fuente de todo, pero es nada”.

¿Qué es esta cosa tan sorprendente? Un vacío. ¿Qué es un vacío? El diccio-nario lo define como “espacio falto de contenido físico”. Este era el caso hastaahora, pero ya no lo es. El humilde vacío, en palabras de Matthews, se ha con-vertido en “uno de los temas más candentes de la física contemporánea”.

“Está demostrando ser una tierra de las maravillas de efectos mágicos: cam-pos de fuerza que surgen de la nada, partículas burbujeantes que aparecen y de-saparecen y agitaciones nerviosas sin fuente aparente”.

Gracias a Heisenberg y a Einstein (¡pobre Einstein!), “nos damos cuentaasombrados de que a nuestro alrededor partículas subatómicas ‘virtuales’ apare-cen perpetuamente de la nada y desaparecen de nuevo en unos 10-23 segundos. Porlo tanto, el ‘espacio vacío’ no está realmente vacío, sino que es un mar hirviendode actividad que se extiende por todo el universo”. Esto es cierto y falso. Es cier-to que todo el universo está lleno de materia y energía, de partículas, radiación ycampos de fuerza; y que las partículas cambian constantemente y que algunas tie-nen una vida tan fugaz que se les denomina virtuales. No hay nada asombroso enestas ideas, conocidas desde hace décadas.

Pero es totalmente falso que de la nada pueda surgir algo, como repiten una yotra vez los que intentan introducir el idealismo en la física. Esta idea contradicetodas las leyes conocidas de la física, incluida la física cuántica. ¡Sin embargo,aquí nos encontramos con la idea fantástica de que se puede obtener energía lite-ralmente de la nada! Esto es como los intentos de descubrir el movimiento per-petuo, que ya fueron ridiculizados en el pasado.

La física moderna empezó por rechazar la vieja idea del éter. La teoría espe-cial de la relatividad de Einstein demostró que la luz puede viajar a través delvacío y que no necesita un medio especial. Increíblemente, después de citar aEinstein como autoridad (algo tan obligatorio hoy en día como santiguarse alsalir de la iglesia, e igual de inútil), Matthews pasa a introducir de nuevo el éteren la física:

“Esto no significa que no pueda existir un fluido universal, sino que estefluido tiene que cumplir las leyes de la relatividad especial. El vacío no está for-zado a ser simplemente fluctuaciones cuánticas alrededor de un estado medio deverdadera nada. Puede ser una fuente de energía permanente, diferente de ceroen el universo”.

Bien, ¿qué se supone que quiere decir exactamente todo esto? Hasta ahora senos ha hablado sobre nuevos desarrollos “asombrosos” en la física, “tierras de lasmaravillas” de partículas, y se nos ha asegurado que el vacío posee suficienteenergía como para solucionar todas nuestras necesidades. Pero el artículo no apor-ta nada nuevo. Es muy largo en afirmaciones pero muy corto en hechos. Quizás

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fuese la intención del autor compensar la falta de información con la oscuridad enla expresión. Cualquiera puede preguntarse: ¿Qué significa “una fuerza de energíapermanente diferente de cero”? ¿Y “un estado medio de verdadera nada”? Si loque se quiere decir es que es un vacío real, entonces hubiera sido preferible decir-lo en dos palabras sencillas en lugar de seis complicadas. Este tipo de enredosdeliberados normalmente se usan para encubrir un embrollo mental, especialmen-te en este terreno. ¿Por qué no hablar claramente? A menos que lo que tengamossea una verdadera “nada”... de contenido.

Todo el propósito del artículo es demostrar que un vacío crea cantidades ili-mitadas de energía de la nada. La única “prueba” de esto es un par de referen-cias a las teorías de la relatividad especial y general, que se utilizan regularmentecomo perchero para colgar de ellas cualquier hipótesis arbitraria. “La relatividadespecial exige que las propiedades del vacío parezcan las mismas para todos losobservadores, independientemente de su velocidad. Para que esto sea cierto, lapresión del ‘mar’ vacío tiene que ser tal que anule exactamente la energía de sudensidad. Es una condición que parece bastante inocente, pero que tiene algunasconsecuencias asombrosas. Por ejemplo significa que una zona concreta deenergía de vacío retiene la misma densidad de energía, independientemente delo que se expanda la zona. Esto es raro, por decir poco. Comparémoslo con elcomportamiento de un gas normal, cuya densidad de energía decrece en la medi-da en que aumenta su volumen. Es como si el vacío tuviese una reserva cons-tante de energía”.

En primer lugar, nos damos cuenta de que lo que hace un par de líneas era sóloun hipotético “fluido universal”, ahora se ha convertido en un “mar” vacío real,aunque nadie está seguro de dónde sale toda esa “agua”. Esto es extraño, por decirpoco. Aceptemos, como el autor, lo que todavía está por demostrar, y aceptemosla existencia de ese vasto océano de nada. Parece que esta “nada” no es solamen-te “algo”, sino algo bastante sustancial. Como por arte de magia, se llena deenergía de una “reserva constante”. Este es el equivalente cosmológico de la cor-nucopia, el cuerno de la abundancia de las mitologías griega e irlandesa, un mis-terioso cuerno para beber que nunca se vaciaba: era un regalo de los dioses. AhoraMatthews nos quiere regalar algo que convierte el cuerno de la abundancia en unjuego de niños.

Si la energía entra en el vacío, tiene que venir de alguna parte fuera de él. Estoestá bastante claro, ya que el vacío no puede existir aisladamente de la materia yenergía. La idea de un espacio vacío sin materia tiene tan poco sentido como laidea de la materia sin espacio. No hay nada en la Tierra parecido al vacío perfec-to. Lo más parecido es el espacio, pero tampoco está vacío. Hannes Alfvén señalóya hace décadas que estaba plagado de redes de corrientes eléctricas y camposmagnéticos llenos de filamentos de plasma. Esto no fue un resultado de la espe-culación o de apelaciones a la teoría de la relatividad, sino de la observación,incluida la de las sondas Voyager y Pioneer, que detectaron esas corrientes y fila-mentos alrededor de Júpiter, Saturno y Urano.

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Por tanto, hay bastante energía en el espacio, pero en absoluto el tipo deenergía de la que habla Matthews. En su “mar vacío”, la energía viene directa-mente del vacío. ¡No se necesita materia! Esto es mucho mejor que sacarse unconejo de la chistera. Al fin y al cabo, todos sabemos que el conejo sale de algúnsitio, pero esta energía no viene de ninguna parte. Viene del vacío, por cortesía dela teoría de la relatividad general: “Una de las características clave de la teoríageneral de la relatividad de Einstein es que la masa no es la única fuente de gra-vedad. En particular, la presión tanto positiva como negativa puede dar lugar aefectos gravitatorios”.

Llegados a este punto, el lector ya está hecho un lío. Pero ahora todo quedaclaro (o casi): “Esta característica del vacío,” se nos dice, “está en el centro delnuevo concepto quizás más importante en la cosmología de la última década: lainflación cósmica. Desarrollada principalmente por Alan Guth, en el MIT, yAndrei Linde, ahora en Stanford, la idea de la inflación cósmica surge de laasunción de que el universo primitivo estaba lleno de energía de vacío inestablecuyo efecto ‘antigravitatorio’ expandió el universo a un factor de probablemente1050 en tan sólo 10-32 segundos. La energía de vacío se disipó, dejando fluctua-ciones casuales cuya energía se transformó en calor. Debido a que energía ymateria son intercambiables, el resultado fue la creación de materia que ahorallamamos big bang”.

¡Así que es eso! Toda la construcción arbitraria es para apoyar la teoría infla-cionaria del big bang. Como siempre, mueven los postes continuamente paradefender su hipótesis a toda costa. Es como los defensores de la vieja teoría deAristóteles y Tolomeo de las esferas de cristal, que la iban revisando continua-mente, haciéndola cada vez más compleja, para que encajase con los hechos.Como hemos visto, últimamente la teoría ha estado pasando por un mal mo-mento, con la pérdida de la “materia oscura” y el embrollo con la constante deHubble. Necesitaba un poco de apoyo, y hete aquí que sus defensores han busca-do una explicación para uno de sus problemas centrales: el origen de toda laenergía para provocar el big bang inflacionario. “El mayor banquete gratuito detodos los tiempos”, como lo llamó Alan Guth. Pero ahora quieren pasarle la fac-tura a alguien o a algo, y nos salen con... un vacío. Tenemos nuestras dudas de sialguien llegará a pagar nunca esa factura. Y en el mundo real, a la gente que nopaga la factura se le enseña la puerta sin más contemplaciones, incluso si se ofre-cen a pagar en forma de teoría general de la relatividad argumentando que no tie-nen nada en metálico.

“De la nada, a través de la nada, hacia la nada”, dijo Hegel. Es un epitafio queencaja muy bien con la teoría inflacionaria. Sólo hay una manera de sacar algode la nada: a través del acto de la Creación. Y eso sólo es posible con la inter-vención de un Creador. Por mucho que intenten evitarlo, los defensores del bigbang se encontrarán con que sus pasos siempre les llevan en esa dirección. Algu-nos irán bastante contentos y otros alegarán que ellos no son religiosos “en elsentido convencional”. Pero la vuelta al misticismo es la consecuencia inevitable

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de este mito de la Creación moderno. Por suerte cada vez hay más gente insatis-fecha con este estado de cosas. Antes o después se producirá una ruptura, graciasa la observación, que dará lugar a una nueva teoría, dejando descansar cristiana-mente al big bang. Cuanto antes, mejor.

LOS ORÍGENES DEL SISTEMA SOLAR

El espacio está lleno de un fino gas, el gas interestelar, detectado por primera vezpor Hartmann en 1904. Las concentraciones de gas y polvo se hacen mucho másdensas en los alrededores de las galaxias, que están rodeadas de una “niebla” com-puesta principalmente de átomos de hidrógeno ionizados por la radiación de lasestrellas. Incluso esta materia no es inerte y sin vida, sino que se divide en partí-culas subatómicas con carga sujetas a todo tipo de movimiento, procesos y cam-bios. Estos átomos ocasionalmente chocan y pueden cambiar su estado de energía.Aunque un átomo individual puede chocar sólo una vez cada 11 millones de años,dado el enorme número de átomos implicados es bastante como para dar lugar auna emisión continua y detectable, la “canción del hidrógeno”, constatada por pri-mera vez en 1951.

Casi todo es hidrógeno, aunque también hay oxígeno, helio y deuterio, un isó-topo pesado del hidrógeno. Puede parecer imposible que se puedan dar combina-ciones, dada la distribución extremadamente dispersa de estos elementos, pero sedan, e incluso con un grado de complejidad bastante notable. En el espacio se haencontrado agua (H2O), amoníaco (NH3), formaldehído (H2CO) e incluso molécu-las más complejas, lo que dio lugar a una nueva ciencia, la astroquímica. Tambiénse ha demostrado la existencia de las moléculas básicas de la vida, los aminoácidos.

Kant (en 1755) y Laplace (en 1796) plantearon por primera vez la hipótesisnebular de la formación del sistema solar. Según esto, el Sol y los planetas se for-maron a partir de la condensación de una inmensa nube de materia. Esto parecíaencajar con los hechos, y cuando Engels escribió Dialéctica de la naturaleza ya seaceptaba de manera general. Sin embargo, en 1905, Chamberlain y Moulton plan-tearon una teoría alternativa, la hipótesis planetesimal, desarrollada por Jeans yJeffreys en su hipótesis de las mareas, en 1918. Esto implicaba que el sistema solarse formó como resultado de la colisión de dos estrellas. El problema de esta teoríaes que, si fuese cierta, los sistemas planetarios serían fenómenos extremadamenteraros. Las enormes distancias que separan las estrellas significan que este tipo decolisiones son 10.000 veces menos frecuentes que las supernovas, que ya de por síson fenómenos poco comunes. Una vez más, podemos ver cómo intentando solu-cionar los problemas recurriendo a fuentes externas accidentales —como unaestrella perdida—, se crean más de los que se resuelven.

Finalmente se demostró que la teoría que supuestamente había sustituido almodelo Kant-Laplace no era matemáticamente válida. Otros intentos, como lateoría de la colisión de tres estrellas (Littleton) o la teoría de la supernova de

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Hoyle, quedaron desacreditados cuando se demostró que el material extraído dela superficie del Sol de esa manera sería demasiado caliente como para conden-sarse en planetas. Simplemente se expandiría en un fino gas. De esta manera, lateoría catastrófico-planetesimal quedó descartada. La hipótesis nebular volvió aocupar su posición pero a un nivel superior. No era una simple repetición de lasideas de Kant y Laplace. Por ejemplo, se comprendía que las nubes de gas ypolvo planteadas en el modelo tendrían que haber sido mucho mayores de lo quese había pensado. En una escala tan colosal, la nube habría experimentado tur-bulencias, creando vastos remolinos que se habrían condensado en sistemasseparados. Este modelo totalmente dialéctico fue desarrollado, en 1944, por elastrónomo alemán Carl F. von Weizsäcker, y perfeccionado por el astrofísicosueco Hannes Alfvén.

Weizsäcker calculó que en los remolinos más grandes habría suficiente mate-ria para crear galaxias en el proceso de contracción turbulenta, dando lugar aremolinos más pequeños. Cada uno de estos podría dar lugar a sistemas solares yplanetas. Hannes Alfvén hizo un estudio especial del campo magnético del Sol.En sus primeros estadios, el Sol giraba a gran velocidad, pero su campo magnéti-co finalmente la redujo. Esto transmitió momento angular a los planetas. Ahora seacepta que la nueva versión de la teoría del origen del sistema solar de Kant-Laplace, tal y como la desarrollaron Alfvén y Weizsäcker, es la más probable.

El nacimiento y muerte de las estrellas constituye un ejemplo más del fun-cionamiento dialéctico de la naturaleza. Antes de que se quede sin combustiblenuclear, la estrella experimenta un período prolongado de evolución pacífica demillones de años. Pero llegado a un punto crítico, experimenta un final violento,colapsando bajo su propio peso en menos de un segundo. En el proceso libera unaenorme cantidad de energía en forma de luz, emitiendo más luz en unos pocosmeses que la que emite el Sol en 1.000 millones de años. Sin embargo, esta luzsólo representa una pequeña fracción de la energía total de una supernova. Laenergía cinética de la explosión es diez veces mayor. Quizás diez veces más queesto se disipe en forma de neutrinos, emitidos en un destello de una fracción desegundo. La mayor parte de la masa se dispersa en el espacio. Una explosión deuna supernova en los alrededores de la Vía Láctea esparció su masa, reducida acenizas nucleares conteniendo gran variedad de elementos. La Tierra y todo lo quehay en ella, incluyéndonos a nosotros mismos, se compone totalmente de estepolvo de estrellas. El hierro de nuestra sangre es una muestra típica de estosescombros cósmicos reciclados.

Estas revoluciones cósmicas, al igual que las terrestres, son acontecimientosbastante raros. En nuestra propia galaxia sólo se han registrado tres supernovas enlos últimos mil años. La más brillante de ellas, registrada por observadores chinosen 1054, creó la nebulosa del Cangrejo. La clasificación de las estrellas nos ha lle-vado a la conclusión de que no hay nuevos tipos de materia en el universo. Entodas partes existe la misma materia. Las principales características del espectroestelar se corresponden con las del espectro de sustancias terrestres. El desarrollo

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de la astronomía infrarroja proporcionó los instrumentos para explorar el interiorde las nubes interestelares oscuras, donde probablemente se forman la mayorparte de las nuevas estrellas. La radioastronomía ha empezado a revelar la com-posición de estas nubes (principalmente hidrógeno y polvo, pero también algunasmoléculas sorprendentemente complejas, muchas de ellas orgánicas). El naci-miento de nuestro sistema solar, hace unos 4.600 millones de años, se desarrollóa partir de los escombros de una estrella extinguida. El actual Sol se unió en elcentro de una nube delgada, mientras que los planetas se desarrollaron en dife-rentes puntos alrededor de él. Se cree que los planetas exteriores (Júpiter, Satur-no, Urano y Plutón) son muestras de la nube original: hidrógeno, helio, metano,amoníaco y agua. Los pequeños planetas internos (Mercurio, Venus, Tierra yMarte) son ricos en elementos pesados y pobres en gases como helio y neón, quefueron capaces de escapar a sus gravedades menores.

Aristóteles pensaba que todo sobre la Tierra podía perecer, pero que los cieloseran inmutables e inmortales. Ahora sabemos que no es así. Cuando contem-plamos maravillados la inmensidad del cielo de la noche, sabemos que cada unode esos cuerpos estelares que alumbran en la oscuridad un día se extinguirán. Nosólo las personas somos mortales, sino que las propias estrellas que llevan nom-bres de dioses experimentan la agonía y el éxtasis del cambio, el nacimiento y lamuerte. Y, de alguna manera extraña, estos conocimientos nos acercan más al granuniverso de la naturaleza, del cual venimos y al cual algún día retornaremos.Nuestro Sol tiene suficiente hidrógeno para mantenerse por miles de millones deaños en su estado actual. Sin embargo, llegará un momento en que incrementarásu temperatura hasta hacer imposible la vida sobre la Tierra. Todos los seres indi-viduales tienen que perecer, pero la maravillosa diversidad del universo materialen toda su miríada de manifestaciones es eterna e indestructible. La vida surge,desaparece y vuelve a surgir una y otra vez. Así ha sido y así será para siempre.

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TERCERA PARTE: VIDA, MENTE Y MATERIA

10. Dialéctica de la geología

Hay un dicho inglés: “Tan sólido como la tierra bajo nuestros pies”. Sin embargo,esta reconfortante idea está bastante lejos de la realidad. La tierra bajo nuestrospies no es tan sólida como parece. Las rocas, las cordilleras montañosas, los pro-pios continentes están en un estado constante de movimiento y cambio, cuya natu-raleza exacta sólo ha empezado a ser comprendida en la segunda mitad de estesiglo. La geología es la ciencia que estudia los fenómenos que tienen lugar sobrey dentro del planeta. A diferencia de otras ciencias naturales, como la química yla física, la geología no se basa en la experimentación, sino en la observación. Poreso su desarrollo se vio muy condicionado por la interpretación de las observa-ciones, lo que a su vez estaba condicionado por las corrientes filosóficas y reli-giosas del momento. Esto explica su tardío desarrollo en comparación con otrasciencias terrestres. Hasta 1830 no llegó, a cargo de Charles Lyell, uno de lospadres de la geología moderna, la demostración de que la Tierra era bastante másvieja de lo que dice el libro del Génesis. Mediciones basadas en la desintegraciónradiactiva establecieron posteriormente la edad de la Tierra y la Luna en aproxi-madamente 4.600 millones de años.

Desde los tiempos más remotos, los seres humanos eran conscientes de fenó-menos como los terremotos y las erupciones volcánicas, que revelaban las tre-mendas fuerzas encerradas bajo la superficie terrestre. Pero hasta este siglo talesfenómenos eran atribuidos a la intervención de los dioses. Poseidón-Neptuno erael que “sacudía la Tierra”, mientras que Vulcano-Hefesto, el herrero cojo de losdioses, vivía en sus entrañas y provocaba las erupciones volcánicas con sus gol-pes de martillo. Los primeros geólogos de los siglos XVIII y XIX eran aristócra-tas y sacerdotes que creían, junto con el obispo Ussher, que el mundo había sidocreado por Dios el 23 de octubre de 4004 a.C. Para explicar las irregularidades dela superficie terrestre, como cañones y grandes montañas, desarrollaron unateoría, el catastrofismo, que intentaba hacer coincidir los hechos observables conlos cataclismos bíblicos, como el diluvio universal. Cada catástrofe aniquilabaespecies enteras, explicando así la existencia de fósiles en las rocas de las pro-fundidades de las minas de carbón.

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No es casualidad que esta teoría geológica ganase más terreno en Francia,donde la revolución de 1789-94 tuvo una influencia decisiva en la psicología detodas las clases, y cuyos ecos se hicieron sentir durante generaciones. Las revolu-ciones de 1830, 1848 y 1870 les proporcionaron a los olvidadizos un recuerdovivo de la caracterización que Marx hizo de Francia como el país en el que lalucha de clases siempre llega hasta el final. Para George Cuvier, el famoso natu-ralista y geólogo francés del siglo XIX, el desarrollo de la Tierra estaba marcadopor “una sucesión de breves períodos de cambio intenso, cada uno de los cualesmarca un punto de inflexión histórico. En medio hay largos períodos de estabili-dad en los que no pasa nada. Como en la Revolución Francesa, después de la tur-bulencia todo es diferente. De igual manera, el tiempo geográfico se subdivide encapítulos diferenciados, cada uno con su propio tema básico”137.

Si Francia es el país clásico de la revolución y la contrarrevolución, Inglaterralo es del gradualismo reformista. La revolución burguesa inglesa fue, como lafrancesa, un asunto bastante sangriento en el que, al igual que mucha otra gente,un rey perdió la cabeza. Desde entonces, las “clases respetables” inglesas hanintentado esconderlo. Prefieren hacer hincapié en la cómicamente denominadaRevolución Gloriosa de 1688, un golpe de Estado nada glorioso en el que un aven-turero holandés actuó como intermediario en un reparto sin principios del poderentre los avariciosos nuevos ricos de la City y la aristocracia. Ésta fue la base dela tradición anglosajona de gradualismo y “compromiso”.

La aversión por los cambios revolucionarios de cualquier tipo se traduce en unapreocupación obsesiva por eliminar todo rastro de cambio repentino en la natura-leza y la sociedad. La impaciencia a la hora de hacer generalizaciones teóricas esuna de las características, y también una de las principales debilidades, de la tradi-ción anglosajona. Pero Lyell planteó un punto de vista diametralmente opuesto alcatastrofismo. Según él, las fronteras entre los diferentes estratos geológicos norepresentaban catástrofes, sino transiciones entre dos entornos sedimentarios dife-rentes. No había ninguna necesidad de buscar modelos globales. Los períodosgeológicos eran simplemente un método de clasificación conveniente, bastanteparecido a la división de la historia inglesa según los monarcas reinantes.

Engels rindió tributo a su contribución a la ciencia geológica: “Lyell fue el pri-mero en introducir sensatez en la geología, al reemplazar las revoluciones repen-tinas, debidas a los estados de ánimo del creador, por los efectos graduales de unalenta transformación de la Tierra”. No obstante, también reconoce sus deficien-cias: “El defecto de la concepción de Lyell, por lo menos en su primera forma,consistió en que concebía las fuerzas que actuaban sobre la Tierra como constan-tes, tanto en su calidad como en su cantidad. El enfriamiento de la Tierra no exis-te para él; la Tierra no se desarrolla en una dirección definida, sino que cambia demanera incoherente y fortuita”138.

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137. P. Westbroek, Life as a Geological Force, p. 71.138. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 32, nota.

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“Estos puntos de vista representan las filosofías dominantes de la naturalezade la historia geológica”, escribe Peter Westbroek, “—por una parte catastrofismo,la noción de estabilidad interrumpida por pequeños períodos de cambio rápido, ypor la otra, gradualismo, la idea de fluctuación continua—. En tiempos deCoquand, el catastrofismo era en general aceptado en Francia, pero la simpatía poresta filosofía se desvanecería pronto por razones puramente prácticas. La teoríageológica se tuvo que construir desde los cimientos. Los fundadores de la geo-logía se vieron obligados a aplicar tan rigurosamente como fuera posible el prin-cipio del presente como clave del pasado. El catastrofismo era poco útil precisa-mente porque planteaba que las condiciones geológicas eran fundamentalmentediferentes de las de los subsiguientes períodos de estabilidad. Con la teoría geoló-gica mucho más avanzada que tenemos a nuestra disposición ahora, podemosadoptar una actitud más flexible. Es interesante que el catastrofismo esté ganandoterreno de nuevo”139.

En realidad, la discusión entre gradualismo y catastrofismo es artificial. Hegelya se había ocupado de esto cuando formuló su línea nodal de las relaciones demedida, en la que la acumulación lenta de cambios cuantitativos da lugar a perió-dicos saltos cualitativos. El gradualismo se ve interrumpido hasta que se restauraun nuevo equilibrio a un nivel superior que el anterior. El proceso de cambiogeológico, demostrado de forma concluyente, se corresponde exactamente con elmodelo de Hegel.

LA TEORÍA DE WEGENER

A principios del siglo XX, el científico alemán Alfred Wegener estaba intrigadopor el parecido de la línea de la costa oriental de América del Sur y la de la costaoccidental africana. En 1915 publicó su teoría de la deriva continental, basadaen el supuesto de que, en algún momento del pasado, todos los continenteshabían formado parte de una sola enorme masa de tierra, a la que llamó Pangea,que posteriormente se rompió en masas de tierra separadas que se fueron ale-jando entre sí, dando lugar a los actuales continentes. La teoría de Wegener fra-casaba inevitablemente al intentar dar una explicación científica del mecanismoque hay detrás de la deriva continental. Sin embargo, representó una auténticarevolución en la geología, y fue rechazada con indignación por la conservadoracomunidad geológica. El geólogo Chester Longwell llegó a afirmar que los con-tinentes encajaban tan bien unos con otros “debido a un truco del diablo, paraconfundirnos”. Durante los siguientes sesenta años, el desarrollo de la geologíase vio frenado por la teoría dominante de la isostasia, una teoría de estado esta-cionario que sólo aceptaba movimientos verticales de los continentes. Inclusosobre la base de esta hipótesis falsa, como sucede muchas veces en la historia

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139. P. Westbroek, op. cit., pp. 71-72.

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de la ciencia, se hicieron importantes avances, preparando el terreno para lanegación de una teoría que cada vez entraba más en contradicción con los resul-tados observados.

Como pasa frecuentemente en la historia de la ciencia, el avance tecnológico,vinculado a las necesidades de la producción, es el estímulo necesario para el de-sarrollo de las ideas. La búsqueda de petróleo por parte de las grandes compañías,como Exxon, llevó a innovaciones importantes para la investigación de la geo-logía del fondo oceánico, con el desarrollo de nuevos y potentes métodos dedetección sísmica y de perforación del fondo marino y el perfeccionamiento de losmétodos de datación de fósiles. A mediados de los años 60, Peter Vail, un cientí-fico del principal laboratorio de Exxon, en Houston, empezó a estudiar lasirregularidades de los modelos lineales del fondo oceánico. Vail simpatizaba conel viejo punto de vista francés de la evolución interrumpida y creía que estas rup-turas en el proceso representaban importantes puntos de inflexión geológicos. Susobservaciones revelaron modelos de cambio sedimentario que parecían ser losmismos en todo el mundo, una poderosa prueba a favor de la interpretacióndialéctica de los procesos geológicos.

La hipótesis de Vail fue acogida con escepticismo por sus colegas. Jan vanHinte, otro de los científicos de Exxon, recordaba: “Nosotros, los paleontólogos,no creímos ni una palabra de lo que estaba diciendo. Todos nos habíamos forma-do en la tradición anglosajona de gradualismo, y eso olía a catastrofismo”. Sinembargo, las observaciones del mismo Jan van Hinte del registro fósil y sísmicodel Mediterráneo revelaron exactamente lo mismo que las de Vail, y las edades delas rocas se correspondían con las predicciones de Vail. La imagen que apareceahora es claramente dialéctica:

“Es una característica común en la naturaleza: la gota que colma el vaso. Unsistema que está estabilizado internamente se va minando gradualmente por algu-na influencia externa, hasta que colapsa. Entonces, un pequeño ímpetu lleva a uncambio dramático, y se crea una situación totalmente nueva. Cuando el nivel delmar está aumentando, los sedimentos se van acumulando gradualmente en la pla-taforma continental. Cuando el mar baja, la secuencia se desestabiliza. Se man-tiene por algún tiempo, y entonces... ¡plaf!, parte de ella se desliza en las profun-didades marinas. Llega un momento en que el nivel de los mares empieza a subir,y poco a poco, los sedimentos se acumulan”140.

La cantidad se transformó en calidad cuando, a finales de los 60, como resul-tado de unas excavaciones en aguas profundas, se descubrió que el fondo marinodel Atlántico se estaba separando. La dorsal central oceánica, una cadena mon-tañosa submarina localizada en mitad de ese océano, indicaba que el continenteamericano se estaba separando de la masa terrestre eurasiática. Este fue el puntode partida para el desarrollo de una nueva teoría, la tectónica de placas, que revo-lucionó la geología.

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140. Citado en P. Westbroek, op. cit., p. 84.

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He aquí otro ejemplo de la ley dialéctica de la negación de la negación apli-cada a la historia de la ciencia. La teoría original de Wegener de la deriva conti-nental fue negada por la teoría del estado estacionario de la isostasia. Ésta a su vezfue negada por la tectónica de placas, que representa una vuelta a la vieja teoríapero a un nivel cualitativamente superior. La teoría de Wegener era una hipótesisbrillante y básicamente correcta, pero no podía explicar el mecanismo exacto queprovoca la deriva continental. Hoy en día, gracias a los descubrimientos y avan-ces científicos del último medio siglo, no sólo sabemos que la deriva continentales un hecho, sino que podemos explicar exactamente cómo se produce. La nuevateoría está a un nivel muy superior al de su predecesora, con una comprensión másprofunda de los complejos mecanismos de evolución del planeta.

Esto equivale geológicamente a la revolución darwiniana en biología. La evo-lución no sólo se aplica a la materia animada, sino también a la inanimada. Dehecho, ambas se interpenetran y condicionan recíprocamente. Los complejos pro-cesos naturales están interconectados. La materia orgánica —la vida—surge ine-vitablemente de la materia inorgánica en un momento dado. Pero la existencia dela materia orgánica, a su vez, tiene un profundo impacto en el medio ambiente físi-co. Por ejemplo, la aparición de plantas productoras de oxígeno tuvo un efectodecisivo en la atmósfera y, por lo tanto, en las condiciones climáticas. La evolu-ción del planeta y de la vida nos proporciona gran cantidad de ejemplos de ladialéctica de la naturaleza, del desarrollo mediante contradicciones y saltos, en elque largos períodos de cambio lento y “molecular” se alternan con procesoscatastróficos, desde el choque de continentes a la extinción de especies. Y si lomiramos más de cerca, vemos que los saltos y catástrofes repentinos y aparente-mente inexplicables tienen normalmente su raíz en los períodos previos de cam-bio lento y gradual.

¿QUÉ ES LA TECTÓNICA DE PLACAS?

Finalmente, la superficie fundida de la Tierra se enfrió lo suficiente como paraformar una corteza, bajo la cual quedaron atrapados gas y rocas fundidas. Lasexplosiones volcánicas rompían continuamente la superficie del planeta, expul-sando ríos de lava. En ese período se formaron los primeros continentes a partirdel mar de rocas fundidas, el magma, y se empezó a formar la corteza oceánica.Los gases y el vapor expulsados por los volcanes empezaron a aclarar la atmós-fera, provocando violentas tormentas eléctricas. Debido a las altas temperaturasreinantes, fue un período de grandes catástrofes y explosiones, con la formaciónde la corteza continental y su posterior división, su formación de nuevo, fusionesparciales, formación de cristales, choques, etc., a una escala mucho mayor quecualquier acontecimiento posterior. Los primeros microcontinentes se movíanmucho más rápidamente y chocaban más frecuentemente que hoy en día. Hubo unproceso rápido de generación y reciclado de la corteza continental. La formación

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de esta corteza fue uno de los acontecimientos más importantes de la historia delplaneta. A diferencia del fondo submarino, la corteza continental no se destruyepor subducción, sino que incrementa su volumen total a lo largo del tiempo. Portanto, la creación de los continentes fue un proceso irreversible.

La Tierra se compone de diferentes capas de material. Las principales son elnúcleo (dividido en interno y externo), el grueso manto y la fina corteza de lasuperficie. Cada capa tiene composición química y propiedades físicas propias.Cuando hace unos 4.000 millones de años la Tierra se enfrió, los materiales máspesados se hundieron hacia el centro de la Tierra, mientras los más ligeros per-manecían más cerca de la superficie. El núcleo interno de la Tierra es una masasólida comprimida a presiones colosales. A cincuenta kilómetros de la superficie,la temperatura es de unos 800 ºC. A mayor profundidad, a unos dos mil kilóme-tros, la temperatura sube a más de 2.200 ºC. A esta profundidad las rocas se com-portan más bien como líquidos.

La corteza forma una capa muy fina alrededor del manto semilíquido, comola piel que rodea una manzana, y soporta los océanos, las masas terrestres ytodas las formas de vida. Siete décimas partes de la corteza están recubiertas deagua, que es la principal característica del planeta. La corteza terrestre es muyirregular, con enormes cordilleras montañosas sobre las masas terrestres y cor-dilleras submarinas en las profundidades oceánicas. Un ejemplo es la dorsal delAtlántico Medio, que constituye la frontera entre cuatro de las placas terrestres.La corteza está formada por diez placas principales que encajan como un rom-pecabezas y en cuyos bordes están situadas las fallas, que concentran la ac-tividad sísmica y volcánica. Los continentes están anclados en estas placas y semueven con ellas.

En el borde de las placas, volcanes submarinos escupen rocas fundidas de lasentrañas de la Tierra, creando nuevo suelo oceánico. El lecho marino se extiendedesde la dorsal oceánica como una cinta transportadora, llevándose consigo gran-des trozos de corteza continental. Los volcanes son la fuente de transformación degran cantidad de energía de la Tierra en calor. Actualmente se estima que hay unoscuatrocientos treinta volcanes activos. Paradójicamente las explosiones volcáni-cas liberan presiones que permiten fundir las rocas de la corteza terrestre. La litos-fera está cambiando y renovándose constantemente. Continuamente se crea nuevalitosfera mediante la intrusión y efusión de magma en las dorsales, a través de lafusión parcial de la astenosfera. Esta creación de nueva corteza en estas fallasempuja y aparta el viejo suelo y con él las placas continentales. Esta nueva litos-fera se extiende desde las dorsales a medida que se va añadiendo más material,hasta que la misma expansión del suelo oceánico le lleva en otro punto a sumer-girse en el interior de la Tierra.

Este proceso explica el movimiento de los continentes. Esta constante turbu-lencia subterránea, a su vez, crea una enorme cantidad de calor, que se acumu-la provocando nueva actividad volcánica. Estas zonas están marcadas por arcosde islas y cordilleras montañosas, volcanes, terremotos y profundas fosas oceá-

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nicas. Esto mantiene el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, en una unidaddialéctica de contrarios. En la medida en que las propias placas chocan, provo-can terremotos.

Esta continua actividad bajo la superficie de la Tierra es la que gobierna mu-chos de los fenómenos que afectan al desarrollo del planeta. Las masas terrestres,los océanos y la atmósfera están afectados, además de por los rayos del Sol, porla gravedad y el campo magnético que rodea la Tierra. “El cambio continuo”, diceEngels, “es decir, la abolición de la identidad abstracta consigo mismo, tambiénse encuentra en la denominada naturaleza orgánica. La geología es su historia. Enla superficie, cambios mecánicos (erosión, heladas), cambios químicos (desinte-gración por la acción atmosférica); en el interior, cambios mecánicos (presión),calor (volcánico), químicos (agua, ácidos, sustancias cohesivas); en gran escala,cataclismos, terremotos, etc. (...) Todos los cuerpos se ven expuestos de formacontinua a influencias mecánicas, físicas y químicas, que siempre los cambian ymodifican su identidad”141.

Sumergida en el Atlántico hay una cadena montañosa en la que constante-mente se está creando nuevo magma. Como resultado, la corteza oceánica aumen-ta de tamaño, separando los continentes, América del Sur de África, y tambiénAmérica del Norte de Europa. Sin embargo, si algunas zonas aumentan detamaño, otras tendrán que consumirse. Puesto que el continente americano estásiendo empujado por fuerzas colosales contra la corteza oceánica del Pacífico, elfondo oceánico se ve forzado a sumergirse debajo de América, donde se disuelve,mueve en corrientes y finalmente, después de millones de años, resurge en otradorsal oceánica.

Estos procesos no son lineales y suaves, sino dialécticos, es decir, a través decontradicciones y cambios de las dimensiones de un cataclismo. Hay momentosen que las fuerzas bajo la corteza exterior terrestre se encuentran con tal resisten-cia, que se ven forzadas a retroceder sobre sí mismas y encontrar una nueva direc-ción. Así, durante un largo período, un océano como el Pacífico puede aumentarde tamaño. Sin embargo, cuando la correlación de fuerzas cambia, todo el proce-so se convierte en su contrario. Un enorme océano puede ser constreñido entre doscontinentes e incluso desaparecer entre y debajo de ellos. En los 4.600 millonesde años de historia del planeta se han repetido muchas veces procesos de este tipo.Hace 200 millones de años, entre Eurasia y África se extendía el mar de Tetis. Elúnico vestigio que queda de él es parte del Mediterráneo. El resto ha sido consu-mido y se ha desvanecido bajo los Cárpatos y el Himalaya, destruido por la coli-sión de la India y Arabia con Asia.

Por otra parte, cuando una dorsal oceánica se cierra (es decir, se consumedebajo de un continente), entonces aparecerá nueva litosfera en otra parte. Comonorma, la litosfera se rompe por su punto más débil. Fuerzas inimaginables se acu-mulan durante millones de años, hasta que al final un cambio cuantitativo provo-

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141. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 172-73.

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ca un cataclismo. La corteza exterior se rompe y la nueva litosfera sale, abriendoel camino para el nacimiento de nuevos continentes y océanos. Este proceso se harepetido muchas veces en la historia de la Tierra. Hoy en día podemos ver seña-les del mismo en el valle volcánico de Afar, en África Oriental, donde el conti-nente se está rompiendo y un nuevo océano se formará en los próximos cincuen-ta millones de años. De hecho, el mar Rojo es un océano muy joven que está sepa-rando el sur de Arabia de África.

La comprensión de que la propia Tierra no es una entidad estática, sinodinámica, dio un profundo impulso a la geología, poniéndola sobre bases real-mente científicas. El gran mérito de la tectónica de placas es que combina todoslos fenómenos naturales de manera dialéctica y supera las concepciones conser-vadoras de la ortodoxia científica, basada en la lógica formal. Su idea básica esque todo está en constante movimiento y que éste se produce a través decontradicciones explosivas. Océanos y continentes, montañas y valles, ríos, lagosy costas están en un proceso de cambio constante, en el que períodos de “calma”y “estabilidad” son violentamente interrumpidos por revoluciones a escala conti-nental. La atmósfera, las condiciones climáticas, el magnetismo e incluso la posi-ción de los polos magnéticos del planeta están, de la misma forma, en un estadode flujo permanente. El desarrollo de cada proceso individual está influido ydeterminado, en mayor o menor medida, por la interconexión con todos los demásprocesos. Es imposible estudiar un proceso geológico aislado de los demás. Todosse combinan, creando la suma total única de fenómenos que es nuestro mundo.Los geólogos modernos se ven obligados a pensar de manera dialéctica aunque nohayan leído una sola línea de Marx o Engels, precisamente porque su materia deestudio no se puede interpretar correctamente de ninguna otra manera.

TERREMOTOS Y GÉNESIS DE LAS MONTAÑAS

Charles Darwin, en sus años jóvenes, encontró el fósil de un animal marino bas-tante tierra adentro. Si era cierto que animales marinos habían vivido en ese sitioen algún momento, entonces las teorías existentes de la historia de la Tierra esta-ban equivocadas. Darwin, emocionado, enseñó su hallazgo a un eminente geólo-go, que le respondió: “Oh, esperemos que no sea cierto”. El geólogo prefería creerque alguien había dejado caer el fósil allí, después de un viaje a la orilla del mar.Desde el punto de vista del sentido común, nos parece increíble que los continen-tes se muevan. Nuestros ojos nos dicen lo contrario. La velocidad media de estemovimiento es 1 ó 2 centímetros anuales. Por lo tanto, a efectos normales sepuede obviar. Sin embargo, en un período de millones de años estos pequeñoscambios pueden provocar las transformaciones más dramáticas imaginables.

En las cimas del Himalaya (a unos 8.000 metros sobre el nivel del mar) hayrocas que contienen fósiles de organismos marinos. Esto significa que estas rocas,originadas en las profundidades de un océano prehistórico, fueron elevadas a lo

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largo de 200 millones de años para crear las montañas más altas de la Tierra. Peroel proceso no fue uniforme, sino que implicó contradicciones, con tremendoslevantamientos, avances y retrocesos, a través de miles de terremotos, destruccio-nes masivas, rupturas de la continuidad, deformaciones y pliegues. Es evidenteque el movimiento de las placas está provocado por fuerzas gigantescas en el inte-rior de la Tierra. Toda la faz del planeta, su apariencia e identidad está determina-da por esto. La humanidad tiene una experiencia directa de una minúscula frac-ción de estas fuerzas a través de los terremotos y las erupciones volcánicas. Unade las características básicas de la superficie terrestre son las cordilleras mon-tañosas. ¿Cómo se desarrollan?

Tomemos un montón de hojas de papel y presionémoslas contra una pared.Las hojas se arrugarán y deformarán bajo la presión y se “moverán” hacia arriba,creando una superficie curva. Ahora imaginemos el mismo proceso cuando unocéano es presionado entre dos continentes. El océano se ve obligado a sumergir-se bajo uno de los dos continentes, pero en ese punto las rocas se deformarán yplegarán, creando una montaña. Después de la desaparición total del océano, losdos continentes chocarán, y en ese punto la corteza aumentará de tamaño verti-calmente a medida que las masas continentales se vayan comprimiendo. La resis-tencia a la subducción provoca amplios pliegues y fallas, y esta elevación da lugara una cadena montañosa. El choque entre Eurasia y la placa africana (o partes deAfrica) creó una gran cadena montañosa, empezando en los Pirineos, en el Oeste,pasando por los Alpes (choque de Italia y Europa), los Balcanes, los montes Helé-nicos y los Taurídicos, el Cáucaso (choque de Arabia del sur con Asia) y final-mente el Himalaya (choque de India y Asia). De la misma manera, los Andes y lasmontañas Rocosas están situadas en la zona donde la placa oceánica se hunde bajoel continente americano.

No es sorprendente que estas zonas también se caractericen por una intensaactividad sísmica. Las zonas sísmicamente activas del mundo son exactamente losbordes entre las diferentes placas tectónicas. Particularmente las zonas donde seestán creando montañas son áreas en las que se han ido acumulando fuerzas colo-sales durante un largo período de tiempo. Cuando los continentes chocan, pode-mos ver esa acumulación de fuerzas actuando sobre diferentes rocas, en diferen-tes sitios y de diferentes formas. Las rocas que están formadas por los materialesmás duros pueden resistir la deformación. Pero llegado un punto crítico en que lacantidad se transforma en calidad, incluso las rocas más fuertes se rompen o sedeforman. Este salto cualitativo se manifiesta en los terremotos, que, a pesar de suapariencia espectacular, en realidad representan un movimiento mínimo de la cor-teza terrestre. La formación de una cadena montañosa requiere miles de terremo-tos que provoquen extensas deformaciones en pliegues y el movimiento ascen-dente de la roca.

Aquí podemos ver el proceso dialéctico de evolución a través de saltos y con-tradicciones. Las rocas que están siendo comprimidas representan una barrera ini-cial, ofreciendo resistencia a la presión de las fuerzas subterráneas. Sin embargo,

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cuando se rompen se transforman exactamente en su contrario, en canales para laliberación de esas fuerzas responsables de la creación de cadenas montañosas yfosas oceánicas. Pero en la superficie, otras fuerzas actúan en sentido opuesto.

Por diversos factores, las montañas no aumentan de tamaño y altura constan-temente. En la superficie tenemos los agentes climáticos: la erosión, los fuertesvientos, las lluvias intensas, la nieve y el hielo desgastan la capa externa de lasrocas, incluso de las más duras. Después de un tiempo, se produce un nuevo saltocualitativo. Las rocas pierden su consistencia gradualmente, pequeños granos sevan desprendiendo de ellas. El efecto del viento y el agua, especialmente de losríos, transporta millones de estos granos de los niveles más altos a los valles, lagosy principalmente a los océanos, en cuyo fondo esos trozos se vuelven a unir. Amedida que se acumulan encima más y más materiales, van quedando enterradosde nuevo, y empieza el proceso opuesto. A resultas de éste se crean nuevas rocas,que seguirán el movimiento del lecho oceánico hasta quedar enterradas otra vezbajo un continente, fundiéndose y sufriendo nuevas metamorfosis, para posible-mente emerger de nuevo en la cima de alguna nueva montaña en algún punto dela superficie terrestre.

PROCESOS SUBTERRÁNEOS

La lava volcánica demuestra que la roca bajo la superficie de la Tierra está fundi-da. Las rocas son enterradas muy profundamente bajo enormes montañas y en laszonas de subducción. En estas condiciones sufren toda una serie de cambios. Amedida que se van hundiendo, la actividad interna de la Tierra y el peso que sopor-tan aumentan enormemente su temperatura y su presión. La materia se organizaen combinaciones específicas de elementos, que en estado sólido forman cristalesdenominados minerales. Los diferentes minerales se unen formando rocas. Cadaroca tiene una combinación de minerales, y cada mineral tiene una combinaciónúnica de elementos con una estructura cristalina específica. El aumento de la tem-peratura y la presión provoca cambios químicos en la mayoría de los minerales,por la sustitución de unos elementos por otros. Aunque algunos minerales se man-tienen, dentro de ciertos límites, estables, llega un punto crítico en el que se pro-duce una reorganización de su estructura, dando lugar a un cambio cualitativo —como la transformación del agua en hielo a 0 ºC— que deja paso a una nuevacombinación que refleja las nuevas condiciones. La roca se ha convertido en otra.La presión de las condiciones medioambientales provoca saltos cualitativos queimplican una transformación no sólo de los minerales, sino de las propias rocas.No existe ningún mineral que se mantenga estable en todo tipo de condicionesnaturales.

En zonas de subducción, las rocas pueden quedar enterradas a grandes pro-fundidades. Bajo esas condiciones extremas, las rocas se funden. Pero el proce-so no sucede de golpe, sino que es gradual porque la temperatura de fusión varía

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según los minerales. Al ser menos denso que las rocas que le rodean, el materialfundido tiende a subir. Pero, debido a la resistencia de las rocas que están enci-ma, su ascenso no es sencillo. El magma irá ascendiendo lentamente hasta que,enfrentado a una barrera sólida, se vea obligado a detenerse temporalmente.Además, la roca fundida de su exterior empezará a enfriarse, formando una capasólida que actuará como una barrera adicional en su camino. Pero el gradualaumento de la presión desde abajo hará que, llegado un momento, se rompan lasbarreras, abriéndose paso el magma con una violenta explosión y liberando lascolosales fuerzas reprimidas.

Por tanto es evidente que estos procesos no se dan de manera accidental, comopodrían pensar las víctimas de un terremoto, sino que responden a leyes funda-mentales que sólo ahora empezamos a entender. Además se dan en zonas especí-ficas, localizadas en los bordes de las placas y especialmente en las dorsales oceá-nicas y debajo de las zonas de subducción. Este es el motivo de que haya tantosvolcanes activos en el sur de Europa (Santorini, en Grecia; Etna, en Italia), enJapón, donde hay zonas de subducción (que provocaron el terremoto de Kobe), enel centro del Atlántico y en el océano Pacífico (islas volcánicas y volcanes sumer-gidos en las dorsales oceánicas) y en África Oriental (Kilimanjaro), donde se dauna deriva continental y la formación de un nuevo océano.

Los mineros saben muy bien que la temperatura de la corteza terrestre au-menta a medida que estás a mayor profundidad. La fuente principal de este in-menso calor, que es el responsable de los procesos que se dan en las entrañas dela Tierra, es la energía calórica liberada por la desintegración de los elementos ra-diactivos. Los elementos contienen isótopos, algunos de los cuales son radiacti-vos, es decir, son inestables y con el tiempo se rompen, originando calor e isóto-pos más estables. Este proceso continuo de reacción tiene lugar muy lentamente.Estos isótopos han estado desintegrándose desde el principio de la Tierra, cuandodebieron ser muy abundantes. Por lo tanto, la producción y el flujo de calor debie-ron haber sido mayores que los actuales, quizás dos o tres veces más durante elperíodo Arcaico que ahora.

Así, la frontera arcaico-proterozoica es enormemente importante dado quemarca un cambio cualitativo. No sólo tenemos la aparición de las primeras formasde vida, sino también un cambio crucial en la masa terrestre: la formación en elProterozoico de grandes masas continentales, más gruesas y más estables, a par-tir de la unión del gran número de pequeñas placas protocontinentales, que sufríangran cantidad de colisiones entre ellas, del período Arcaico. Este fue el principalperíodo orogénico, en el que hace 1.800 millones de años y hace mil millones sepueden distinguir dos episodios titánicos cuyos restos son visibles en el sur deCanadá y el noreste de Noruega.

La teoría gradualista del uniformitarianismo, planteada por Hutton en 1778,no es aplicable a la historia temprana de la Tierra. Todas las pruebas a nuestra dis-posición sugieren que la tectónica de placas tal y como la conocemos empezó aprincipios del Proterozoico, mientras que en los tiempos arcaicos pareció darse

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una variante de la misma. Más del 80% de la corteza continental se creó antes delfinal del Proterozoico. La tectónica de placas es el factor determinante de todosestos procesos. La formación de montañas, los terremotos, los volcanes y lasmetamorfosis son procesos que dependen los unos de los otros, cada uno de-termina, influye, causa o es causado por otro, y todos ellos tomados en su con-junto conforman la evolución de la Tierra.

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11. Cómo surgió la vida

OPARIN Y ENGELS

“Lo que no sabemos hoy, lo sabremos mañana”. Esta simple declaración sub-raya la conclusión de un estudio sobre el origen de la vida escrito por el biólo-go ruso Alexandr Ivánovich Oparin en 1924. Por primera vez se hacía una apre-ciación moderna del asunto, abriendo un nuevo capítulo en la comprensión dela vida. No fue casualidad que, como materialista y dialéctico, viese el tema deuna manera original. Fue un comienzo audaz, en los inicios de la bioquímica yla biología molecular, apoyado por la contribución independiente del biólogobritánico J. B. S. Haldane, también materialista, en 1929. Este trabajo condujoa la hipótesis Oparin-Haldane en la que se basa la posterior comprensión de todoel origen de la vida. “En él”, escribe Asimov, “los problemas del origen de lavida se trataban por primera vez en detalle desde un punto de vista completa-mente materialista. Ya que la Unión Soviética no estaba inhibida por los escrú-pulos religiosos a los que las naciones occidentales se sentían ligadas, esto,quizás, no es sorprendente”142.

Oparin siempre reconoció la deuda que tenía con Engels y no hizo ningúnsecreto de su postura filosófica: “Este problema [el origen de la vida] siempre hasido el foco de un agrio conflicto de ideas entre dos escuelas filosóficas irrecon-ciliables, el conflicto entre idealismo y materialismo”.

“Se nos abre una perspectiva completamente diferente si tratamos de buscaruna solución al problema dialécticamente en lugar de metafísicamente, sobre labase del estudio de los sucesivos cambios en la materia que precedieron a la apa-rición de la vida y que llevaron a su surgimiento. La materia nunca está en des-canso, se está moviendo y desarrollando constantemente, y en este desarrollocambia de una forma de movimiento a otra y a otra, cada una de ellas más com-plicada y armoniosa que la precedente. De esta manera la vida aparece como una

142. I. Asimov, op. cit., p. 592.

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forma particular muy compleja de movimiento de la materia, surgiendo como unanueva propiedad en un estadio concreto del desarrollo general de la materia.

“Ya a finales del siglo pasado, Federico Engels indicó que un estudio de la his-toria del desarrollo de la materia es de lejos el enfoque más prometedor de apro-ximación para encontrar una solución al problema del origen de la vida. Estasideas de Engels, sin embargo, no se reflejaron suficientemente en el pensamientocientífico de su tiempo”.

Engels tenía razón en lo esencial cuando describió la vida como el modo demovimiento de las proteínas. Sin embargo, hoy en día podemos añadir que la vidaes la función de las reacciones mutuas de los ácidos nucleicos y las proteínas. Taly como explicó Oparin: “Engels, al igual que los biólogos de su tiempo, utilizabafrecuentemente los términos ‘protoplasma’ y ‘cuerpos albuminoideos’. Por lotanto no hay que identificar las ‘proteínas’ de Engels con las diferentes sustanciasquímicas que gradualmente hemos conseguido aislar en los organismos vivos nicon los preparados purificados de proteínas compuestos de mezclas de proteínaspuras. Sin embargo, Engels estaba bastante avanzado a las ideas de su tiempocuando, hablando de proteínas, puso especial énfasis en los aspectos químicos dela materia e insistió en el significado de las proteínas en el metabolismo, esa formade movimiento de la materia que es característico de la vida.

“Sólo ahora hemos empezado a ser capaces de apreciar el valor de la sorpren-dente perspicacia científica de Engels. Los avances en la química de proteínasahora existentes nos han permitido caracterizar las proteínas como compuestosquímicos individuales, como polímeros de aminoácidos con estructuras extre-madamente específicas”143. J. D. Bernal nos da una alternativa a la definición devida de Engels: “Una autorrealización parcial, continua, progresiva, multiformey condicionalmente interactiva de las potencialidades de estados atómicoselectrónicos”144.

Aunque la hipótesis Oparin-Haldane sentó las bases para el estudio de los orí-genes de la vida como rama de la ciencia, es más correcto adscribirla a la re-volución en la biología de mediados del siglo XX. Sin embargo, las teorías sobreel origen de la vida son en gran medida especulativas. No hay restos en el regis-tro fósil. Nos referimos a las formas de vida más simples y básicas imaginables,formas transitorias bastante diferentes a la idea actual de ser vivo, pero que sinembargo representaron un salto decisivo de la materia inorgánica a la orgánica.Quizás, tal como dice Bernal, más correcto que hablar del origen de la vida seríahablar del origen de los procesos de la vida.

Engels explica que la revolución darwiniana “no sólo reducía al mínimo labrecha entre la naturaleza inorgánica y la orgánica, sino que además eliminabauna de las dificultades esenciales que antes se había interpuesto en el camino dela teoría de la descendencia de los organismos. La nueva concepción sobre la

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143. A. I. Oparin, The Origin of Life on Earth, pp. xii y 230-31. 144. J. D. Bernal, The Origin of Life, p. xv.

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naturaleza estaba completa en sus rasgos principales: toda la rigidez había desa-parecido, ya no existía fijeza alguna, todas las particularidades consideradas eter-nas se volvían transitorias, se mostraba al conjunto de la naturaleza moviéndoseen un eterno flujo y en una trayectoria cíclica”145. Los descubrimientos científi-cos desde que estas líneas fueron escritas han reforzado la doctrina evolucionista.

Oparin sacó la conclusión de que la atmósfera original de la Tierra era radi-calmente diferente de la actual, que su ambiente era reductor más que oxidante.Propuso que los compuestos químicos orgánicos, de los que depende la vida, seformaron espontáneamente en este tipo de atmósfera bajo la influencia de laradiación ultravioleta del Sol. Haldane llegó a conclusiones similares de formaindependiente:

“El Sol era quizás ligeramente más brillante que ahora y en la atmósfera nohabía oxígeno, los rayos ultravioleta solares químicamente activos no erandetenidos, como son ahora, principalmente por el ozono (una forma modificadade oxígeno) en la atmósfera externa y el propio oxígeno más abajo. Penetrabanhasta la superficie de la Tierra y el mar, o por lo menos hasta las nubes. Perocuando la radiación ultravioleta actúa sobre una mezcla de agua, dióxido de car-bono y amoníaco, se crea una amplia variedad de sustancias orgánicas, incluidosazúcares y aparentemente algunos de los materiales a partir de los cuales se for-man las proteínas”146.

De forma más general, Engels apuntó en la dirección correcta cincuenta añosantes: “Por último, si la temperatura se nivela hasta tal punto que por lo menos enuna porción considerable de la superficie ya no supera los límites en que puedevivir la proteína, entonces, si lo favorecen otras condiciones químicas previas, seforma el protoplasma vivo (...) Miles de años pasaron antes que aparecieran lascondiciones en que se pudiese dar el paso siguiente, y en que esta proteína infor-me produjera la primera célula por formación del núcleo y la membrana celular.Pero esta primera célula también proporcionó el cimiento para el desarrollo mor-fológico de todo el mundo orgánico. Los primeros en desarrollarse, como sepuede suponer por toda la analogía de los registros paleontológicos, fueron innu-merables especies de protistas no celulares y celulares”147. Aunque este procesotuvo lugar durante un período más prolongado, la predicción fue en líneas gene-rales correcta.

De la misma manera que la comunidad científica ignoró las ideas de Engels ensu época, también ignoró las de Oparin y Haldane. Sólo recientemente sus teoríasestán recibiendo el reconocimiento que merecen. Richard Dickerson escribe:

“Las ideas de Haldane aparecieron en el Rationalist Annual en 1929, pero noprovocaron prácticamente ninguna reacción. Cinco años antes, Oparin había publi-cado una pequeña monografía proponiendo ideas bastante similares sobre el origen

CÓMO SURGIÓ LA VIDA 259

145. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 34.146. J. B. S. Haldane, The Rationalist Annual, 1929. 147. Engels. Dialéctica de la naturaleza, p. 36.

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de la vida, igualmente con poco efecto. Los bioquímicos ortodoxos estaban dema-siado convencidos de que Louis Pasteur había desaprobado la generación espontá-nea de una vez por todas como para considerar el origen de la vida como una cues-tión científica legítima. No fueron capaces de apreciar que Oparin y Haldane esta-ban proponiendo algo bastante especial: no que la vida evolucione a partir de mate-ria inanimada hoy en día (la teoría clásica de la generación espontánea, que no sepodía sostener después de Pasteur), sino que la vida en un momento dado evolu-cionó a partir de materia inanimada en las condiciones que existían en la Tierra pri-mitiva y ante la falta de competencia de otros organismos vivos”148.

¿CÓMO SURGIÓ LA VIDA?

No hay otro asunto de tan tremenda importancia para nosotros que la cuestión decómo de la materia inorgánica surgieron criaturas vivientes, sensibles y pensan-tes. Este enigma ha ocupado la mente humana desde los tiempos más remotos yha sido respondido de diferentes maneras. Podemos identificar tres tendenciasprincipales:

a) Dios creó toda la vida, incluidos los seres humanos.b) La vida surgió de la materia inorgánica por generación espontánea,

como los gusanos que surgen de la carne podrida o los escaraba-jos del estiércol (Aristóteles).

c) La vida llegó del espacio exterior en un meteorito que cayó en laTierra, y entonces se desarrolló.

La transformación de la materia inorgánica en orgánica es un punto de vistarelativamente reciente. En contraste, la teoría de la generación espontánea tieneuna larga historia. La creencia en ella proviene del antiguo Egipto, China, India yBabilonia. También se lee en los escritos de los antiguos griegos. Escribe Oparin:“Aquí surgen gusanos de un estercolero y de la carne podrida, aquí salen los pio-jos del sudor humano, aquí salen luciérnagas de las chispas de una pira funeraria,y finalmente de la tierra húmeda de rocío salen ranas y ratones (...) Para ellos lageneración espontánea era simplemente un hecho obvio empíricamente estableci-do cuya base teórica era de importancia secundaria”149. Esta visión estaba rodea-da de un halo religioso y mítico. En contraste, el enfoque de los primeros filóso-fos griegos fue de carácter materialista.

Pero fue la visión idealista de Platón (expresada también por Aristóteles) laque dio a la generación espontánea una calidad sobrenatural, y más tarde confor-mó la base de la cultura científica medieval y dominó la mente humana durante

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148. Scientific American, nº 239, 1978.149. A. I. Oparin, op. cit., p. 2.

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siglos. No es que la materia contuviese la vida, sino que estaba imbuida de ella. Através de las escuelas filosóficas griega y romana, la Iglesia cristiana primitiva latomó prestada para desarrollar su concepción mística del origen de la vida. SanAgustín vio en la generación espontánea, la animación de la materia inerte por el“espíritu creador de la vida”, una manifestación de la voluntad divina. ComoLenin plantea, “los escolásticos y clérigos se apoderaron de lo que estaba muertoen Aristóteles y no de lo que estaba vivo”. Más tarde fue desarrollada por SantoTomás de Aquino de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia católica. La Iglesiaortodoxa tiene un punto de vista similar. El obispo de Rostov, Dimitri, explicó en1708 que Noé no metió en su arca aquellos animales capaces de ser generadosespontáneamente: “Esos perecieron en el Diluvio, y después del Diluvio surgie-ron de nuevo de tales comienzos”. Esta era la opinión que predominó en Occi-dente hasta mediados del siglo XIX.

El gran T. H. Huxley, en su conferencia de Edimburgo de 1886, explicó cla-ramente por primera vez que la vida tenía una base física común: el protoplasma.Insistió en que era funcional, formal y sustancialmente el mismo para todos losseres vivos. En su función, todos los organismos tienen movimiento, crecimiento,metabolismo y reproducción. En su forma, están compuestos de células nuclea-das; y en su sustancia, están formados de proteínas, un compuesto de carbono,hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Esto refleja gráficamente la unidad subyacentede la vida.

El científico francés Louis Pasteur, padre de la microbiología, finalmentedesacreditó a través de una serie de experimentos la teoría de la generaciónespontánea. “La vida sólo puede venir de la vida”, dijo Pasteur. Sus descubri-mientos le dieron un golpe de muerte. El triunfo de la teoría de la evolución deDarwin forzó a los vitalistas (defensores de la idea de una fuerza vital y de que lavida no se puede explicar por completo con leyes físico-químicas) a contemplarel origen de la vida de una manera diferente. Desde ese momento, su defensa delidealismo vino del argumento de la imposibilidad de entender este fenómenodesde una óptica materialista.

Ya en 1907, el químico sueco Svante Arrhenius, en su libro Worlds in theMaking (Mundos en formación), planteó la teoría de la panspermia, que concluíaque si la vida no podía surgir espontáneamente en la Tierra tenía que provenir deotros planetas. Describía esporas viajando a través del espacio para “sembrar” lavida en otros planetas. Pero, al igual que los meteoritos, cualquier tipo de esporasque entrasen en nuestra atmósfera se quemarían. Para contrarrestar esta crítica,Arrhenius argumentó que la vida era eterna y no tenía origen. Pero las evidenciascontradecían esta teoría. Se demostró que los rayos ultravioleta existentes en elespacio destruirían rápidamente cualquier tipo de esporas bacterianas. Por ejem-plo, en 1966 algunos microorganismos seleccionados por su resistencia fueroncolocados en la cápsula espacial Gemini 9, expuestos a la radiación espacial. Sóloduraron seis horas. Más recientemente, Fred Hoyle pensó que la vida había sidotraída a la Tierra en las colas de los cometas. Esta idea ha sido remendada por

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Francis Crick y Leslie Orgel, que sugieren ¡que la Tierra puede haber sido sem-brada deliberadamente por vida inteligente extraterrestre! Incluso aceptando quela vida llegó del espacio, sigue sin resolverse la pregunta de cómo surgió en elhipotético planeta de origen.

No hace falta viajar al espacio sideral para encontrar una explicación racionala los orígenes de la vida. Se puede encontrar en los procesos que se daban en lanaturaleza de nuestro planeta hace tres mil millones de años, en condiciones muyespeciales. Este proceso no se puede volver a repetir porque estos organismosestarían a merced de las formas de vida existentes, que darían buena cuenta deellos rápidamente. Sólo podrían surgir en un planeta sin vida y con muy poco oxí-geno, ya que éste se combinaría con los elementos químicos necesarios para lavida, rompiéndolos. La atmósfera de la Tierra en ese momento estaba formadaprincipalmente por metano, amoníaco y vapor de agua. Experimentos en labora-torio han demostrado que una mezcla de agua, amoníaco, metano e hidrógeno,sometida a radiación ultravioleta, produce dos aminoácidos simples y rastros dealgunos más complejos. En los años 60 se descubrieron moléculas complejas pre-sentes en las nubes gaseosas del espacio. Por lo tanto, es posible que, en un esta-dio muy inicial de la formación de la Tierra, los elementos para el surgimiento dela vida, o casi vida, estuviesen ya presentes en forma de aminoácidos. Experi-mentos más recientes han demostrado más allá de cualquier duda que las proteí-nas y los ácidos nucleicos, base de toda vida, pueden haber surgido de cambiosquímicos y físicos normales en la sopa primitiva.

Según Bernal, la unidad de la vida es parte de la historia de la propia vida, yconsecuentemente está implícita en sus orígenes. Todo fenómeno biológico nace,se desarrolla y muere según leyes físicas. La bioquímica ha demostrado que laesencia química de toda la vida sobre la Tierra es similar. A pesar de la enormevariedad de especies, el mecanismo básico de enzimas, coenzimas y ácidos nu-cleicos aparece en todas ellas. Al mismo tiempo, ese mecanismo forma un con-junto de partículas idénticas que se mantienen unidas por los principios de autou-nión en las estructuras más elaboradas.

EL NACIMIENTO REVOLUCIONARIO DE LA VIDA

Cada vez está más claro que la Tierra, en sus estadios iniciales, no funcionabacomo en el presente. La composición atmosférica, el clima y la propia vida sedesarrollaron a través de un proceso de cambios convulsivos, saltos bruscos y todotipo de transformaciones, incluidas regresiones. Lejos de ser una línea recta, laevolución de la Tierra y de la vida está llena de contradicciones. El primer perío-do de la historia de la Tierra, el Arcaico, se prolongó hasta hace 1.800 millones deaños. Al principio la atmósfera estaba compuesta principalmente de dióxido decarbono, amoníaco, agua y nitrógeno, pero no había oxígeno libre. Antes de estepunto no había ningún tipo de vida sobre la Tierra. Así pues, ¿cómo surgió?

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Como hemos visto, hasta principios del siglo XX los geólogos creyeron quela Tierra tenía una historia muy limitada. Gradualmente quedó claro que el planetaera mucho más viejo y, además, su historia se caracterizaba por cambios constan-tes, a veces de dimensiones gigantescas. Podemos ver un fenómeno similar res-pecto a la supuesta edad del sistema solar, que parece ser mucho más viejo de loque se creía. Baste con decir que los avances de la tecnología después de la Segun-da Guerra Mundial, especialmente el descubrimiento de los relojes atómicos, sen-taron las bases para mediciones más precisas, lo que significó un enorme pasoadelante en la comprensión de la evolución de nuestro planeta.

Hoy en día podemos decir que la Tierra se convirtió en un planeta sólido ha-ce más de 4.500 millones de años, lo que cerró los estadios “iniciales” de la his-toria de la Tierra. Sin embargo, ese período convulsivo representa al menos el88% de la historia del planeta. Desde el punto de vista cotidiano parece un perío-do inimaginable, pero cuando se habla de tiempo geológico entramos en un ordende magnitudes totalmente diferente. Los geólogos piensan en millones y miles demillones de años de la misma manera que nosotros pensamos en horas, días ysemanas. Se hizo necesario crear una escala temporal diferente capaz de abarcaresos lapsos de tiempo. En comparación, la historia del género humano no es másque un momento fugaz. Desgraciadamente los pocos restos que tenemos de esteperíodo nos impiden tener una imagen más clara de estos procesos.

Para entender el origen de la vida es necesario conocer la composición de laatmósfera y el medio ambiente primitivos de la Tierra. Dado el probable escena-rio de la formación de la Tierra a partir de una nube de polvo, su composiciónhabría sido principalmente hidrógeno y helio. Actualmente la Tierra contienegrandes cantidades de elementos más pesados, como el oxígeno y el hierro. Dehecho, la atmósfera está compuesta por un 79% de nitrógeno y un 21% de oxí-geno. La razón para esto es que el hidrógeno y el helio, más ligeros, escaparonde la atmósfera terrestre en la medida en que la fuerza gravitatoria no era lo sufi-cientemente fuerte como para retenerlos. Los planetas más grandes, con una gra-vitación mayor, como Júpiter y Saturno, han mantenido una densa atmósfera dehidrógeno y helio. En contraste, la Luna, que es mucho más pequeña, ha perdi-do toda su atmósfera.

Los gases volcánicos que formaban la atmósfera primitiva debieron de habercontenido agua, junto con metano y amoníaco. Esto sirvió para saturar la atmós-fera y provocar lluvia. Con el enfriamiento de la superficie terrestre, empezaron aformarse mares y lagos. Se cree que estos mares constituyeron la “sopa” prebió-tica (anterior a la vida) en la que, bajo el efecto de los rayos ultravioleta del Sol,a partir de los elementos químicos presentes se sintetizaron compuestos orgánicosnitrogenados complejos, como los aminoácidos. Este efecto de la radiación ul-travioleta fue posible por la inexistencia de ozono atmosférico. Esta es la base dela hipótesis Oparin-Haldane.

Toda la vida se organiza en células, excepto los virus. Incluso la célula mássimple es un fenómeno extremadamente complejo. La teoría convencional afirma

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que el calor de la propia Tierra hubiera sido suficiente para formar compuestoscomplejos a partir de los simples. Las primeras formas de vida eran capaces dealmacenar energía a partir de la radiación solar ultravioleta. Sin embargo, los cam-bios en la composición de la atmósfera cortaron el suministro de rayos ultraviole-ta. Ciertos agregados que habían producido clorofila fueron capaces de utilizar laluz visible que penetraba a través de la capa de ozono que filtraba la radiaciónultravioleta. Estas algas primitivas consumían dióxido de carbono y emitían oxí-geno, llevando así a la creación de la actual atmósfera.

A través de todo el curso del tiempo geológico podemos encontrar unainterdependencia dialéctica entre actividad atmosférica y actividad biológica. Porun lado, la mayoría del oxígeno libre atmosférico es consecuencia de la fotosínte-sis. Por otro, cambios en la composición de la atmósfera, especialmente el aumen-to de la cantidad de oxígeno molecular (O2), dieron el pistoletazo de salida parainnovaciones biológicas importantes que permitieron el surgimiento y diversifi-cación de nuevas formas de vida.

¿Cómo surgieron las primeras células vivas de la sopa primitiva de aminoá-cidos y otras moléculas simples, hace unos cuatro mil millones de años? La teoríaestándar, expresada en 1953 por el premio Nobel de Química Harold Urey y suestudiante Stanley Miller, era que la vida surgió espontáneamente en una atmós-fera primitiva de metano, amoníaco y otras sustancias químicas, activada por re-lámpagos. Más reacciones químicas habrían permitido la transformación de loscompuestos vivientes simples en moléculas más complejas, llegando a producirmoléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico), de doble hélice, o de ARN (ácidoribonucleico), de un solo ramal, ambas con capacidad de reproducirse.

La posibilidad de que esto suceda por accidente es realmente remota, como lesgusta remarcar a los creacionistas. Si el origen de la vida fuese un acontecimientoaleatorio, los creacionistas tendrían un gran argumento a su favor. ¡Sería un mila-gro! Las estructuras básicas de la vida y de la actividad genética dependen delADN y el ARN, moléculas extraordinariamente complejas y sofisticadas. Paraformar una sola molécula de proteína habría que combinar varios cientos de ami-noácidos en un orden determinado, una tarea formidable incluso en un laborato-rio con el equipo más avanzado. Las posibilidades de que esto ocurra accidental-mente en una pequeña charca tibia son astronómicamente remotas.

Esta cuestión ha sido abordada recientemente desde el punto de vista de lacomplejidad, una de las ramas de la teoría del caos. Stuart Kauffman, en su traba-jo sobre genética y complejidad, plantea la posibilidad del surgimiento de un tipode vida como resultado de la emergencia espontánea del orden en el caos, a travésdel funcionamiento natural de las leyes de la física y la química. Si la sopa primi-tiva era suficientemente rica en aminoácidos, no sería necesario esperar por reac-ciones casuales. Se podría haber formado un entramado coherente y autorreforza-do de reacciones a partir de los compuestos existentes en la sopa.

Mediante la acción de catalizadores, diferentes moléculas pudieron interac-cionar y fusionarse para formar lo que Kauffman denomina un “complejo auto-

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catalítico”. De esta manera, el orden emergente a partir de un sistema de caosmolecular se manifestaría en forma de un sistema que crece. Esto no es todavíala vida tal y como la conocemos hoy en día. No tendría ADN ni código genéticoni membrana celular. Y, sin embargo, sí tendría algunas de las propiedades de lavida. Por ejemplo, podría crecer. Tendría una especie de metabolismo, absor-biendo de forma continua “alimento” molecular en forma de aminoácidos y otroscompuestos simples que iría agregando a sí mismo. Tendría inclusive un sistemaprimitivo de reproducción, extendiéndose para cubrir un área más amplia. Estaidea, que representa un salto cualitativo (una transición de fase, en el lenguaje dela complejidad), significaría que la vida no habría surgido como un aconteci-miento casual, sino como resultado de una tendencia hacia la organización inhe-rente a la naturaleza.

Los primeros organismos animales eran células capaces de absorber laenergía almacenada en las células vegetales. El cambio en la composición dela atmósfera, la desaparición de la radiación ultravioleta y la presencia de lasformas de vida ahora existentes descartan la creación de nueva vida hoy en día,a no ser en un laboratorio. Ante la ausencia de rivales o predadores en los océa-nos, los primeros compuestos se habrían expandido muy rápidamente. Llega-dos a cierto punto, se daría un cambio cualitativo, con la formación de molé-culas de ácido nucleico capaces de autorreproducirse: un organismo vivo. Deesta manera, la materia orgánica surge de la inorgánica. La vida es el productode una determinada organización de la materia inorgánica. Gradualmente, y alo largo de millones de años, las mutaciones irían dando lugar a nuevas formasde vida.

Así podemos llegar a una edad mínima para la vida en la Tierra. En los tiem-pos arcaicos, uno de los principales obstáculos para la evolución de la vida tal ycomo la conocemos era la ausencia de una pantalla de ozono en la atmósferaexterior. Esto permitía la penetración en las capas superficiales de los océanos detodas las radiaciones provenientes del universo, incluidos los rayos ultravioletaque desactivaban las moléculas de ADN, inductoras de la vida. Los primerosorganismos primitivos vivos, las células procariotas, eran unicelulares, carecíande núcleo y no podían llevar a cabo la división celular. Sin embargo eran relati-vamente resistentes a la radiación ultravioleta o, según una teoría, dependían deella. Estos organismos fueron la forma más común de vida durante unos 2.400millones de años.

Las procariotas se reproducían asexualmente a través de gemaciones y divi-siones. Generalmente la reproducción asexual crea seres idénticos, a no ser quese produzca una mutación, lo cual es bastante poco frecuente. Esto explica lalentitud del cambio evolutivo en ese período. Sin embargo, la aparición de célu-las con núcleo (eucariotas) abrió las puertas a una mayor complejidad. Parece serque la evolución de las eucariotas surgió de una colonia de procariotas. Porejemplo, algunas procariotas actuales pueden invadir y vivir dentro de célulaseucariotas. Algunos orgánulos (parte dentro de las células que cumplen la fun-

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ción de órganos) de eucariotas tienen su propio ADN, que podría ser un resto deuna existencia previa independiente. La vida tiene toda una serie de rasgos prin-cipales, incluidos el metabolismo (la totalidad de cambios químicos que se danen un organismo) y la reproducción. Si aceptamos la continuidad de la naturale-za, los organismos más simples que existen hoy en día tienen que haber evolu-cionado a partir de procesos cada vez más simples. Además, las bases materia-les de la vida son los elementos más comunes del Universo: hidrógeno, carbo-no, oxígeno y nitrógeno.

Una vez aparecida, la propia vida constituye una barrera que impide el sur-gimiento futuro de nueva vida. El oxígeno molecular, un subproducto de lavida, surge del proceso de fotosíntesis, que transforma la luz en energía. “Lavida que tenemos en la Tierra hoy en día de hecho se divide en dos grandescategorías reconocidas desde hace tiempo por la especie humana: los animales,que respiran oxígeno, y las plantas fotosintéticas, que crecen por la luz”, plan-tea Bernal. “Los animales pueden vivir en la oscuridad pero necesitan aire pararespirar, ya sea aire libre u oxígeno disuelto en agua. Las plantas no necesitanoxígeno —de hecho lo producen a la luz del día— pero no pueden crecer duran-te largo tiempo en la oscuridad. Por tanto, ¿cuáles aparecieron primero? ¿O lesprecedió alguna otra forma de vida? Esta alternativa parece ahora casi cierta.Estudios detallados de las historias de la vida, la anatomía celular interna y elmetabolismo tanto de plantas como de animales demuestran que son familiaresdivergentemente especializados de algún zoófito. Este tiene que haber sidoparecido a algún tipo de bacteria actual que puede desarrollar al mismo tiempofunciones de animales y plantas, y actuar tanto como agente oxidante y comofotosintetizante”150.

FORMAS DE VIDA PRIMITIVAS

Es llamativo que los cromosomas de todos los organismos vivos, desde las bacte-rias a los seres humanos, tengan una composición similar. Todos los genes estánhechos del mismo tipo de sustancias químicas: nucleoproteínas. Esto también escierto para los virus, los organismos más simples conocidos, que están en elumbral que separa la materia orgánica de la inorgánica. La composición químicade las nucleoproteínas permite a la entidad molecular reproducirse a sí misma, lacaracterística básica de la vida, tanto en genes como en virus.

Engels plantea que la evolución de la vida no se puede entender sin todo tipode formas transitorias:

“Las líneas duras y rígidas son incompatibles con la teoría de la evolución.Inclusive la línea limítrofe entre los vertebrados e invertebrados ya no es rígida, ymenos aún la que separa a los peces de los anfibios, en tanto que la que existe

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150. J. D. Bernal, op. cit., p. 26.

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entre las aves y los reptiles se reduce cada vez más, con cada día que pasa. Entreel Compsognathus y el Archaeopteryx, sólo faltan unos pocos eslabones interme-dios, y los picos dentados en aves surgen en ambos hemisferios. ‘O bien..., o sino’resulta cada vez más inadecuado. Entre los animales inferiores no se puede esta-blecer con nitidez el concepto del individuo. No sólo respecto de si determinadoanimal es un individuo o una colonia, sino, además, en el plano del desarrollo,dónde termina un individuo y empieza el otro (nodrizas).

“Para una etapa de la concepción de la naturaleza en que todas las diferenciasse unen en etapas intermedias, y todos los contrarios se confunden entre sí poreslabones intermedios, ya no basta el antiguo método metafísico de pensamiento.La dialéctica, que de igual manera no conoce líneas rígidas, ningún ‘o bien... o sino’ incondicional, de validez universal y que franquee las diferencias metafísicasfijas, y que además del ‘o bien... o si no’ reconoce también en el lugar adecuado‘tanto esto... como aquello’ y reconcilia los contrarios, es el único método de pen-samiento adecuado, en el más alto grado, para esta etapa. Es claro que para la uti-lización cotidiana, para el cambio menudo de la ciencia, las categorías metafísi-cas conservan su validez”151.

Las líneas divisorias entre la materia viva y la inanimada, entre animales yplantas, reptiles y mamíferos, no son tan claras como se podría suponer. Los vi-rus, por ejemplo, forman una clase de la que no se puede decir que sea vida tal ycomo la entendemos, y sin embargo poseen claramente algunos de los atributos dela vida. Como escribe Ralph Buchsbaum:

“Los virus se encuentran entre las proteínas más grandes conocidas, y ya sehan obtenido bastantes de ellos en forma cristalina pura. Incluso después de re-petidas cristalizaciones, un tratamiento al que obviamente ninguna sustancia vivaha sido nunca capaz de sobrevivir, los virus retoman sus actividades y se mul-tiplican cuando se les devuelve a condiciones favorables. Aunque hasta ahoranadie ha conseguido cultivarlos en ausencia de materia viva, está claro que los vi-rus ayudan a llenar el eslabón que anteriormente se creía que existía entre seresvivos y no vivos. Ya no se puede decir que existe una distinción misteriosa y brus-ca entre lo vivo y lo no vivo, sino que más bien parece existir una transición gra-dual en complejidad.

“Si nos imaginamos que las primeras sustancias autopropagantes eran pareci-das a los virus, no es difícil suponer que una agregación de proteínas del tipo delos virus podrían llevar al desarrollo de organismos mayores tipo bacterias, inde-pendientes, creando su propia comida a partir de sustancias simples y utilizandola energía del Sol.

“Este nivel de organización puede compararse con las formas actuales debacterias independientes, algunas de las cuales realizan la fotosíntesis sin clo-rofila, utilizando diferentes pigmentos verdes o púrpuras en su lugar. Otras uti-lizan la energía derivada de la oxidación de compuestos simples de nitrógeno,

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151. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 171.

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sulfuro o hierro. Éstas, por ejemplo, pueden oxidar amoníaco en nitratos o sul-furos de hidrógeno en sulfatos, liberando energía que se utiliza para formar car-bohidratos”152.

El lapso relativamente breve entre la formación del planeta y el enfriamientode su corteza superficial significó que el surgimiento de la vida tuvo lugar en unperíodo de tiempo sorprendentemente corto. Stephen Jay Gould explica que “lavida, con toda su complejidad, probablemente surgió rápidamente enseguida quepudo”153. Los microfósiles de hace 3.500 millones de años son, tal y como era desuponer, células procariotas (bacterias, metanógenos y algas verdeazuladas). Seconsideran las formas de vida más simples sobre la Tierra, aunque incluso en esemomento había diversidad. Lo que significa que hace 3.500 ó 3.800 millones deaños emergió nuestro ancestro común, a la par que otras formas hoy extintas.

En ese momento había muy poco oxígeno molecular en la atmósfera, si es quehabía alguno. Los organismos que la habitaban no necesitaban oxígeno; de hecho,los hubiese matado. Crecían oxidando el hidrógeno y reduciendo el dióxido decarbono a metano. Se ha sugerido que estos organismos tuvieron que ser simila-res a los hipertermófilos que habitan los ambientes muy calientes de las solfatarasvolcánicas. No obtienen su energía del oxígeno, sino convirtiendo sulfuro en sul-fito de hidrógeno.

“Uno puede hacerse la imagen”, escribe Richard Dickerson, “de que, antes deque evolucionaran las células vivientes en el océano primitivo, hormigueaban gló-bulos con una química especial que sobrevivían durante largo tiempo y luegodesaparecían de nuevo. (...) Aquellos glóbulos que por pura casualidad contuvie-sen los catalizadores capaces de inducir polimerizaciones ‘útiles’ sobreviviríanmás tiempo que los otros; la probabilidad de supervivencia estaría directamentevinculada a la complejidad y efectividad de su ‘metabolismo’. A lo largo deextensísimos períodos de tiempo, se daría una fuerte selección química de lostipos de glóbulos con capacidad para absorber moléculas y energía de su entornoe incorporarlas como sustancias favorecedoras de su supervivencia, no sólo la delos glóbulos padres, sino también la de los glóbulos hijos en que los padres se dis-persaban cuando se hacían demasiado grandes. Esto no es vida, pero se acerca aella”154.

Dada la falta de registro fósil, es necesario analizar la organización de la célu-la moderna para arrojar luz sobre sus orígenes. Para que las formas de vida mássimples se puedan reproducir, tienen que tener un aparato genético que contengalos ácidos nucleicos. Si las células son las unidades básicas de la vida, podemosestar casi seguros de que los organismos originales contenían ácidos nucleicos, opolímeros muy cercanos. Las bacterias, por ejemplo, están compuestas de unasola célula y posiblemente son el prototipo de toda célula viviente.

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152. R. Buchsbaum, Animals Without Backbones, vol. 1, p. 12.153. S. J. Gould, The Panda’s Thumb, p. 181.154. Scientific American, nº 239, 1978.

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La bacteria Escherichia coli (E. coli) es tan pequeña que un billón de suscélulas cabrían en un centímetro cúbico. Tiene una membrana celular que man-tiene encerradas las moléculas esenciales y selecciona y absorbe moléculas úti-les del exterior. Mantiene el equilibrio entre la célula y su medio ambiente. Elprincipal metabolismo de la célula tiene lugar en la membrana, donde se dancientos de reacciones químicas utilizando los nutrientes del medio ambiente paradesarrollarse y crecer. La E. coli se reproduce cada veinte minutos. Esta trans-formación única dentro de la célula es posible por un grupo de moléculas llama-das enzimas, que son catalizadores que aceleran las reacciones químicas sin seralterados en el proceso. Trabajan repetidamente, transformando continuamentenutrientes en productos.

La reproducción es un elemento esencial de la vida. En la división celular secrean un par de células hijas idénticas. El mecanismo para la duplicación, parahacer nuevas moléculas de proteínas con exactamente la misma secuencia que lacélula madre, está codificado en los ácidos nucleicos. Son únicos en el sentidode que ellos solos, con la ayuda de ciertos enzimas, son capaces de reproducir-se directamente. El ADN porta toda la información necesaria para dirigir la sín-tesis de nuevas proteínas, pero no puede hacerlo directamente, sino que actúacomo una plantilla de la que se hacen copias (el ARN mensajero) que se acoplanal sistema sintetizador. La secuencia de nucleótidos en el ADN es el códigogenético. Los ácidos nucleicos no se pueden replicar sin enzimas, y no se pue-den producir enzimas sin ácido nucleico. Tienen que haberse desarrollado para-lelamente. Es probable que en la “sopa” originaria de elementos existiesen molé-culas de ARN que fueran también enzimas, que se desarrollaron gracias a laselección natural. Este tipo de enzimas de ARN se unieron para formar una héli-ce, sentando las bases para el ARN replicante. La replicación genética porsupuesto no está exenta de errores (mutaciones). En la E. coli, la tasa de error esde uno por cada diez millones de copias. A lo largo de millones de generaciones,estas mutaciones pueden tener poco efecto o, por el contrario, pueden provocargrandes cambios en el organismo y, a través de la selección natural, llevar a laformación de nuevas especies.

El siguiente estadio en la evolución orgánica fue el desarrollo de otros polí-meros (combinaciones de moléculas) agrupados en familias enteras. Se necesita-ba una estructura para encerrar las moléculas: una membrana celular semiperme-able. Las membranas celulares son estructuras complejas en un equilibrio muyfrágil entre el estado sólido y el líquido. Pequeños cambios en la composición dela membrana pueden provocar un cambio cualitativo, tal y como explica ChrisLangton: “Hazla temblar aunque sea muy ligeramente, cambia un poco la com-posición del colesterol, cambia un poco la composición de los ácidos grasos, dejaque una sola molécula de proteína se una con un receptor en la membrana, y pue-des producir grandes cambios, cambios biológicamente útiles”155.

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155. Citado en R. Lewin, Complexity, Life at the Edge of Chaos, p. 51.

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FOTOSÍNTESIS Y REPRODUCCIÓN SEXUAL

Como podemos ver, la evolución de la célula es un estadio relativamente bastan-te avanzado de la evolución orgánica. A medida que los abundantes componentesde la sopa biótica se fueron agotando, fue necesaria la evolución de materialesorgánicos atmosféricos solubles en agua. El siguiente paso fue el que va de la fer-mentación, el sistema más simple pero menos eficaz de metabolismo, a lafotosíntesis. Se había llegado a la molécula clorofílica. Esto permitió a los seresvivos atrapar la luz solar para sintetizar moléculas orgánicas. Los primeros foto-sintetizadores se apartaron de la competencia por las moléculas ricas en energía,cada vez más escasas, y se convirtieron en productores primarios. Una vez con-seguida la fotosíntesis, se aseguró el futuro de la vida. Tan pronto como hubosuficiente oxígeno, fue posible la respiración. De acuerdo con las leyes de laselección natural, la fotosíntesis tuvo tanto éxito que aniquiló todas las formas devida anteriores y dejó su marca sobre todas las posteriores

Este desarrollo representa un salto cualitativo. La posterior evolución haciaformas más complejas de vida es un proceso que conduce finalmente a unanueva rama de la vida, la célula nucleada. En la cima del árbol eucariota apa-recen simultáneamente diferentes ramas, como plantas, animales y hongos.Según el biólogo molecular norteamericano Mitchell Sogin, la cantidad de oxí-geno afectó al ritmo de la evolución. La composición química de las rocas anti-guas sugiere que el oxígeno atmosférico aumentó en etapas claramente dife-renciadas, separadas por largos períodos de estabilidad. Algunos biólogos pien-san que la explosión de la vida se podría haber disparado al alcanzar un ciertonivel de oxígeno.

La célula eucariota se adaptó completamente al oxígeno y mostró poca varia-ción. El surgimiento de esta nueva y revolucionaria forma de vida permitió lareproducción sexual avanzada, lo que a su vez aceleró el ritmo de la evolución.Mientras que las procariotas sólo se dividen en dos grupos de organismos —lasbacterias y las algas verdeazuladas, éstas fotosintetizadoras—, las eucariotascomprenden todas las plantas verdes, todos los animales y los hongos. La repro-ducción sexual representa otro salto adelante cualitativo. Requiere que el mate-rial genético esté empaquetado dentro del núcleo y permite la mezcla de los ge-nes de dos células, por lo que las posibilidades de variación son mayores. De estamanera, en la reproducción, los cromosomas de las células eucariotas se fusio-nan para producir nuevas células. La selección natural sirve para preservar lasvariantes más favorables de la combinación genética.

Uno de los aspectos clave de la vida es la reproducción. Todas las células deanimales y plantas tienen las mismas estructuras internas básicas. La reproduc-ción y transmisión de las características de los padres (herencia genética) se pro-duce a través de la unión de los gametos (células sexuales): óvulo y espermato-zoide. El material genético del ADN, a través del cual se transmiten las carac-terísticas de una generación a otra, está presente en los núcleos de todas las célu-

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las. La estructura de la célula, que se compone de citoplasma, también contieneorgánulos, cuya estructura interna es idéntica a la de diferentes tipos de bacterias,lo que parece indicar que la composición de las células de plantas y animales esel resultado de la combinación de estos órganos, antaño independientes y con supropio ADN, en un todo cooperativo. En los años 70 se descubrieron los microtú-bulos. Son varillas de proteínas que llenan todas las células del cuerpo, como unandamiaje interno. Este “esqueleto” interno da forma a la célula y parece jugarun papel en la circulación de proteínas. El surgimiento de la célula eucariotaconstituyó una revolución biológica hace unos 1.500 millones de años, fue uncambio cualitativo en la evolución de la vida.

La reproducción sexual surgió a partir de la división asexuada. En cualquiercélula, animal o vegetal, el ADN está organizado en pares de cromosomas enel núcleo. Estos cromosomas llevan los genes que determinan las característi-cas individuales. La descendencia, aunque combina las características de susprogenitores, es diferente de ellos. Parece ser que el origen de la reproducciónsexual está ligado al hecho de que los organismos primitivos se alimentasen losunos de los otros. El material genético de los dos individuos se fusionaba, pro-duciendo un nuevo individuo con dos juegos de cromosomas. Entonces el orga-nismo más grande se dividía en dos partes, cada una de ellas con la cantidadcorrecta de cromosomas. Existían cromosomas sencillos y dobles, pero con eltiempo las parejas de cromosomas pasaron a ser la condición normal en plan-tas y animales. Esto sentó las bases para la evolución hacia los organismosmulticelulares.

Hace unos 700 ó 680 millones de años aparecieron los primeros metazoos,organismos multicelulares complejos que necesitaban oxígeno para su cre-cimiento. Durante ese período, la cantidad de oxígeno atmosférico se incrementóconstantemente, alcanzando su nivel actual hace unos 140 millones de años. Laevolución tiene un carácter marcadamente dialéctico, en el que largos períodos decambio gradual y cuantitativo se ven interrumpidos por explosiones repentinas.Uno de estos períodos se dio hace 570 millones de años.

LA EXPLOSIÓN CÁMBRICA

Hace falta un esfuerzo de imaginación para poder ver lo recientes que son las for-mas de vida complejas sobre la Tierra. Imaginémonos un mundo en el que la Tie-rra estuviera formada por áridas rocas barridas por el viento, en el que las formasmás complejas fueran matas de algas. Esta fue la situación durante la mayor partede la historia de nuestro planeta. Durante millones de años, el desarrollo de la vidafue prácticamente estático. Entonces, ese mundo estancado explotó repentina-mente, dando lugar a una de las erupciones más dramáticas en la historia de lavida: la llamada explosión cámbrica. El registro fósil muestra una extraordinariaproliferación de formas de vida diferentes. Las conchas y los esqueletos animales

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facilitaron su fosilización. La explosión de nuevas formas de vida en los océanosfue paralela a la extinción masiva de los viejos estromatolitos, que habían sido laforma dominante durante el Proterozoico. La aparición de una inmensa multitudde criaturas multicelulares transformó la faz de la Tierra.

“Quizás lo más llamativo (y también lo más desconcertante) sobre el registrofósil es su inicio”, escribe F. H. T. Rhodes. “Los fósiles aparecieron primero encantidades apreciables en rocas del período Cámbrico Inferior, depositadas haceunos 600 millones de años. Rocas anteriores (precámbricas) son casi completa-mente no fosilíferas, a pesar de que en ellas se han conservado algunos rastros deorganismos antiguos. La diferencia entre los dos grupos de rocas es tan grandecomo parece: un paleontólogo podría investigar durante toda su vida estratosprecámbricos que pareciesen prometedores y no encontrar nada (y muchos lo hanhecho); pero, cuando pasa a los cámbricos, aparecen los fósiles —una gran varie-dad de formas, bien preservadas, extendidas por todo el mundo y relativamentecomunes—. Esta es la primera característica de los fósiles comunes más antiguos,y es como un choque para el evolucionista. Porque en lugar de aparecer gra-dualmente, con una secuencia y desarrollo demostrable ordenado, aparecen en loque semeja una explosión geológica”156.

A pesar de su genialidad, Darwin fue incapaz de explicarse la explosión cám-brica. Aferrado a su concepción gradualista de la evolución, creyó que ese bruscosalto era sólo aparente y se debía a que el registro fósil estaba incompleto. En losúltimos años se han hecho nuevos y sorprendentes descubrimientos en el campode la paleontología que han llevado a un replanteamiento de la interpretación dela evolución. La vieja idea de la evolución como un proceso ininterrumpido decambio gradual ha sido desafiada, especialmente por Stephen Jay Gould, cuyasinvestigaciones sobre el registro fósil de Burgess Shale (importante yacimientofósil en la Columbia Británica, Canadá) han transformado el punto de vista detoda una generación.

La vida no se desarrolló en una línea recta de progreso evolutivo constan-te, sino como un proceso, muy bien explicado por Stephen Jay Gould, de equi-librio puntuado (“interrumpido”), en el que largos períodos de aparente estabi-lidad se alternan con otros de cambios catastróficos repentinos y extincionesmasivas de especies. Durante 500 millones de años, las líneas divisorias de losperíodos geológicos están marcadas por convulsiones repentinas en las que ladesaparición de algunas especies deja el camino libre para la proliferación deotras. Es el equivalente biológico a los procesos geológicos de formación demontañas y de deriva continental. No tienen nada en común con la vulgar cari-catura de la evolución entendida como un simple proceso gradual de cambio yadaptación.

De acuerdo con la teoría clásica de Darwin, el surgimiento de las primerasformas de vida multicelular complejas tenía que haber sido precedido de un largo

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156. F. H. T. Rhodes, The Evolution of Life, pp. 77-8.

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período de cambio progresivo y lento culminado hace 500 millones de años enla explosión cámbrica. Sin embargo, los descubrimientos más recientes conclu-yen que no fue así. Las investigaciones de Gould y otros demuestran que duran-te dos tercios de la historia de la vida en la Tierra, casi 2.500 millones de años,la vida estuvo confinada al menor nivel de complejidad registrado, la célula pro-cariota, y nada más.

“Otros 700 millones de años de células eucariotas mucho mayores e intrin-cadas, pero sin agregación de vida animal multicelular. Entonces, en un guiño detiempo geológico de 100 millones de años, tres faunas totalmente diferentes:Ediacara, Tommot y Burgess. Desde entonces, más de 500 millones de años dehistorias maravillosas, triunfos y tragedias, pero ni un solo filo (serie de organis-mos que poseen un antecesor común) nuevo, ni diseño anatómico básico, se haañadido al registro de Burgess”.

En otras palabras, el surgimiento de organismos multicelulares complejos,la base de la vida tal y como la conocemos nosotros, no fue producto de unaacumulación lenta, gradual y “evolutiva” de cambios adaptativos, sino de unsalto cualitativo repentino. Fue una auténtica revolución biológica, en la que“en un momento geológico cercano al principio del Cámbrico aparecieron porprimera vez prácticamente todos los filos modernos, junto con algunos más,experimentos anatómicos que no sobrevivieron por mucho tiempo”. Durante elCámbrico aparecieron nueve filos de invertebrados marinos, incluidos proto-zoos, celentéreos (anémonas de mar, medusas), esponjas, moluscos y tri-lobites. La evolución de todos los filos de invertebrados tardó en completarse120 millones de años. Por otra parte tuvimos la rápida desaparición de losestromatolitos, que habían sido la forma de vida dominante durante 2.000millones de años.

“Los animales multicelulares modernos aparecen por primera vez de formaclara en el registro fósil hace unos 570 millones de años —y con una explosión,no en un crescendo prolongado—. Esta ‘explosión cámbrica’ marca la aparición(por lo menos en la evidencia directa) de prácticamente todos los grupos impor-tantes de animales modernos, y todo en el minúsculo lapso de tiempo, geoló-gicamente hablando, de unos pocos millones de años”157.

Para S. J. Gould, “no encontramos una historia de progreso majestuoso, sinoun mundo salpicado de períodos de extinciones masivas y aparición rápida entrelargas extensiones de tranquilidad relativa”158. Y de nuevo: “La historia de lavida no es un continuo desarrollo, sino un registro interrumpido por episodiosbreves, en algunos casos geológicamente instantáneos, de extinción masiva yconsecuente diversificación. La escala de tiempo geológico nos da un mapa deesta historia, ya que los fósiles nos proporcionan nuestro principal criterio a lahora de fijar el orden temporal de las rocas. Las divisiones de la escala temporal

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157. S. J. Gould, Wonderful Life, pp. 60, 64 y 23-24.158. S. J. Gould, Ever Since Darwin, p. 14.

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se sitúan en estas interrupciones importantes debido a que las extinciones y di-versificaciones rápidas dejan señales muy claras en el registro fósil”159.

PLANTAS Y ANIMALES

Durante el Cámbrico y el Ordovícico (590 a 440 millones de años atrás) hubo unaumento impresionante de trilobites y graptolites, y un crecimiento importante portodo el mundo de las especies marinas, incluida la aparición de los primerospeces, a resultas de la extensión de los mares. Durante el Silúrico (hace 440-400millones de años), el derretimiento de los casquetes polares provocó un impor-tante aumento del nivel del mar.

En ese momento había una distribución de los continentes un poco singular.Los continentes del sur estaban débilmente unidos formando una protoGond-wana (África, América del Sur, la Antártida, Australia y la India), pero Américadel Norte, Europa y Asia estaban separadas. Había un pequeño protoocéanoAtlántico entre Europa y América del Norte, y el polo sur estaba situado enalguna parte al noroeste de África. Más tarde, la unión de los continentes diolugar a la formación del supercontinente Pangea. El proceso empezó hace 380millones de años, cuando el océano se cerró y dio lugar a la creación de la cade-na montañosa de los Apalaches. Esto provocó la colisión del Báltico conCanadá, uniendo Europa con América del Norte. La continua convergencia pro-vocó que la esquina noroccidental de Gondwana chocase con América delNorte, creando una masa de tierra semicontinua en la que todos los continentesestaban unidos.

Tal aumento de la superficie terrestre emergida provocó un cambio revolu-cionario en la propia evolución de la vida. Por primera vez, una forma de vidaintentó desplazarse del mar a la tierra, en sus zonas costeras. Aparecieron los pri-meros anfibios y plantas terrestres. Este fue el punto de partida de una explosiónde crecimiento de la vida animal y vegetal. Este período estuvo marcado por ladesaparición del ecosistema de los mares poco profundos, lo que provocó la extin-ción masiva o el rápido declive de muchas especies marinas. El cambio deambiente obligó a algunas especies a trasladarse de las zonas costeras a la tierra:algunas lo consiguieron, otras no. La inmensa mayoría de los organismos marinosadaptados a la vida en los bancos de arena o en los arrecifes de los mares pocoprofundos se extinguieron. Más adelante, los anfibios dieron lugar a los reptiles.Las primeras plantas terrestres pasaron por un período de crecimiento explosivo,creando enormes bosques con árboles de 30 metros de altura. Muchos de los yaci-mientos de carbón que estamos explotando tienen su origen en este remoto perío-do, son producto de la acumulación de restos vegetales durante millones y millo-nes de años pudriéndose en el suelo de los bosques prehistóricos.

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159. S. J. Gould, Wonderful Life, p. 54.

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La lógica formal se aproxima al mundo natural con un ultimátum: o esto olo otro. Una cosa está viva o está muerta; un organismo es una planta o un ani-mal, etc. En realidad las cosas no son tan sencillas. En el Anti-Dühring, Engelsescribe: “Para casos cotidianos sabemos, por ejemplo, y podemos decir con se-guridad si un animal existe o no existe; pero si llevamos a cabo una investiga-ción más detallada, nos damos cuenta de que un asunto así es a veces suma-mente complicado, como saben muy bien, por ejemplo, los juristas que en vanose han devanado los sesos por descubrir un límite racional a partir del cual lamuerte dada al niño en el seno materno sea homicidio; no menos imposible esprecisar el momento de la muerte, pues la fisiología enseña que la muerte no esun acaecimiento instantáneo y dado de una vez, sino un proceso de muchaduración”160.

Ya hemos señalado la dificultad a la hora de clasificar los organismos primiti-vos, como los virus, que están en la línea divisoria entre la materia orgánica y lainorgánica. La misma dificultad surge a la hora de separar plantas de animales.Los talofitos incluyen las formas más primitivas, organismos unicelulares o gru-pos de células débilmente organizados. ¿Son plantas o animales? Se podría decirque son plantas porque contienen clorofila. “Viven” como plantas. Sobre esto,Rhodes dice:

“Pero esta respuesta simple no resuelve nuestro problema a la hora dereconocer una planta, si acaso lo hace más confuso, porque en lugar de darnosuna línea divisoria clara y conveniente entre plantas y animales nos llevahacia una zona confusa que se solapa entre los dos reinos. Y de la mismamanera que los virus nos llevaron de vuelta al umbral de la vida, estos talofi-tos inferiores nos llevan al umbral mal definido que separa el mundo vegetaldel animal.

“Muchos de los protozoos son, como hemos visto, claramente animales (semueven, crecen, asimilan comida y excretan productos de desecho de la mismamanera que lo hacen animales ‘no dudosos’). Pero existen algunas excepcionesexasperantes. Observemos por un momento el diminuto organismo unicelularEuglena, un habitante común de charcas y zanjas. Tiene un cuerpo más o menosovalado que se mueve en el agua a través de los movimientos del flagelo; lacriatura también puede arrastrarse y hacer movimientos como los de un gusano:en otras palabras es capaz de movimientos típicamente ‘animales’, ¡pero con-tiene clorofila y se nutre a través de la fotosíntesis!

“La Euglena es realmente una contradicción viva con la mayoría de nues-tras ideas sobre las diferencias entre plantas y animales, y la contradicciónsurge no porque no podamos decidir cuál de las dos es, sino porque parece serambas. Otras formas muy cercanas no tienen clorofila y se comportan comocualquier otro animal, utilizando el largo filamento como un hilo para nadar,tomando y digiriendo comida, y demás. Lo que esto implica está claro. ‘Plan-

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160. Engels, Anti-Dühring, p. 22.

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tas’ y ‘animales’ son categorías abstractas de nuestra invención, concebidas yformuladas simplemente por una cuestión de conveniencia. Debido a esto, nose puede plantear que todos los organismos encajen en un grupo o en otro.Quizás la Euglena es un resto viviente de un grupo antiguo y primitivo deorganismos acuáticos diminutos que fueron los antecesores tanto de plantascomo de animales. Pero, ¿no podemos resolver el problema considerando a laclorofila como distintiva? ¿Podemos suponer que ‘si tiene clorofila, es unaplanta’ es una proposición válida? Desgraciadamente tampoco es el caso, yaque algunas de estas talofitas (los hongos), que en otros sentidos son bastanteparecidos a plantas, no tienen clorofila. De hecho, estos hongos representanuna familia problemática, porque en varios de sus miembros todas las carac-terísticas ‘típicas’ de las plantas (necesidad de luz solar, ausencia de movi-miento y demás) no se aplican. Y sin embargo, haciendo un balance, sus miem-bros parecen ser plantas”161.

La diversidad de la vida multicelular representa un nuevo salto cualitativoen la evolución de la vida. El cambio de organismos con cuerpos blandos a orga-nismos con partes mineralizadas, tal como queda registrado en Burgess Shale,representa el desarrollo de organismos superiores. Ciertas sustancias, como lasal y el calcio, penetran en la estructura celular y los tejidos de las criaturasmarinas, que necesitan secretarlas. Dentro de la célula, los orgánulos que seencargan del metabolismo o la energía (mitocondrias) absorben el calcio y elfosfato y los expulsan en forma de fosfato cálcico. Este mineral puede deposi-tarse dentro de las células o puede ser utilizado para construir un esqueletointerno o externo.

El desarrollo de un esqueleto se produce normalmente a través de la siembrade cristales minerales en una proteína fibrosa llamada colágeno. El colágeno, queconstituye aproximadamente un tercio de todas las proteínas de los vertebrados,sólo se puede formar en presencia de oxígeno libre. El primer paso hacia los ver-tebrados parece ser el pikaia de Burgess Shale, un animal parecido a un pez. Laascidia también parece ser el eslabón evolutivo entre aquellos animales que esta-ban fijados al fondo marino y obtenían su alimento filtrando nutrientes, y lospeces que nadan libremente. Estos peces (ostracodermos) estaban cubiertos deescamas tipo concha y no tenían dientes ni mandíbulas. Este salto cualitativo enel Silúrico creó los primeros vertebrados.

Fue en este período, hace 410 millones de años, cuando a partir de una bran-quia frontal surgieron las mandíbulas, lo que permitió cazar otros animales envez de tomar nutrientes del lecho marino. “Los primeros peces no tenían mandí-bulas”, dice Gould. “¿Cómo podría un mecanismo tan complejo, formado pordiferentes huesos entrelazados, evolucionar desde el principio? ‘Desde el princi-pio’ resulta ser una distracción. Los huesos estaban presente en los antecesores,pero cumplían alguna otra función (apoyaban una branquia arqueada localizada

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161. F. H. T. Rhodes, op. cit., pp. 138-39.

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justo detrás de la boca). Estaban bien diseñados para su papel respiratorio; habíansido seleccionados para éste y no ‘sabían’ nada de ninguna función futura.Retrospectivamente, los huesos estaban admirablemente preadaptados para con-vertirse en mandíbulas. El intrincado mecanismo ya estaba ensamblado, pero seutilizaba para respirar, no para comer”.

Este fue un caso claro, en terminología marxista, de elementos de lo nuevo enlo viejo. Los primeros peces con mandíbulas, los acantopterigios (peces espada,atún, perca) dieron lugar a muchos tipos de peces óseos. Los primeros vertebra-dos terrestres, los anfibios, evolucionaron a partir de ellos. Gould continúa: “Demanera parecida, ¿cómo podría la aleta de un pez convertirse en una extremidadterrestre? La mayoría de los peces formaron sus aletas a partir de finos rayos para-lelos que no podrían aguantar el peso de un animal en tierra. Pero un grupo pecu-liar de peces de fondo de agua dulce, nuestros antecesores, evolucionaron y lle-garon a poseer una aleta con un eje central fuerte y solamente unas cuantas pro-yecciones radiadas. Estaba admirablemente preadaptada para convertirse en unapierna terrestre, pero había evolucionado puramente para sus propios fines en elagua (presumiblemente para barrenar el fondo mediante la rotación brusca del ejecentral contra el sustrato).

“En resumen, el principio de preadaptación simplemente afirma que unaestructura puede cambiar su función radicalmente sin alterar mucho suforma. Podemos tender un puente sobre las etapas intermedias argumentandoel mantenimiento de las viejas funciones mientras se están desarrollando lasnuevas”162.

El Eusthenopteron tenía aletas musculosas y pulmones, además de bran-quias. Durante los períodos de sequía, estos peces se aventuraban fuera de lascharcas y respiraban aire a través de sus pulmones. Muchos de los anfibios car-boníferos pasaban la mayor parte del tiempo en tierra, pero volvían al agua aponer sus huevos. De aquí, el salto evolutivo siguiente fue hacia los reptiles, quepasaban la mayor parte de su tiempo en tierra y ponían menos huevos, envuel-tos en una cáscara de carbonato cálcico. Comentando estos saltos evolutivos,Engels escribe: “Desde el momento en que aceptamos la teoría evolucionista,todos nuestros conceptos sobre la vida orgánica corresponden sólo aproximada-mente a la realidad. De lo contrario no habría cambio: el día que los conceptoscoincidan por completo con la realidad en el mundo orgánico, termina el desa-rrollo. El concepto de pez incluye vida en el agua y respiración por branquias;¿cómo haría usted para pasar del pez al anfibio sin quebrar este concepto? Y ésteha sido quebrado y conocemos toda una serie de peces cuyas vejigas natatoriasse han transformado en pulmones, pudiendo respirar en el aire. ¿Cómo, si no esponiendo en conflicto con la realidad uno o ambos conceptos, podrá usted pasardel reptil ovíparo al mamífero, que pare sus hijos ya en vida? Y en realidad, enlos monotremas tenemos toda una subespecie de mamíferos ovíparos. En 1843

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162. S. J. Gould, Ever Since Darwin, pp. 107-108.

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yo vi en Manchester los huevos del ornitorrinco, y con arrogante limitación men-tal me burlé de tal estupidez, ¡como si un mamífero pudiese poner huevos! Yahora ha sido comprobado”163.

EXTINCIONES MASIVAS

La frontera entre el Paleozoico y el Mesozoico (hace 250 millones de años) repre-senta el mayor período de extinciones de todo el registro fósil. Los invertebradosmarinos se vieron especialmente afectados. Grupos enteros se extinguieron,incluidos los trilobites, que habían dominado los océanos durante millones deaños. La vida vegetal casi no se vio afectada, pero el 75% de las familias de anfi-bios y el 80% de las de reptiles desaparecieron. Se calcula que actualmente desa-parecen tres o cuatro familias cada millón de años. Pero al final del Paleozoico seprodujo la desaparición del 75-90% de todas las especies. La evolución de las es-pecies se desarrolla a través de este tipo de acontecimientos catastróficos. Sinembargo, tal proceso de extinciones masivas no representa un paso atrás en la evo-lución de la vida. Al contrario, precisamente ese período preparó un importantepaso adelante para el desarrollo de la vida. Los vacíos que dejó en el medioambiente la desaparición de algunas especies dieron la oportunidad a otras paradesarrollarse, florecer y dominar la Tierra.

Los factores que influyen en la distribución, diversidad y extinciones de lasformas de vida son infinitamente variados. Además están dialécticamente interre-lacionados. La deriva continental provoca cambios de latitud y, por lo tanto, cam-bios climáticos. Las variaciones del clima crean ecosistemas que son más o menosfavorables para diferentes organismos. La resistencia a las fluctuaciones y condi-ciones climáticas son factores clave en este proceso, dando lugar a una mayordiversificación. Podemos observar cómo la diversidad aumenta a medida que nosacercamos al Ecuador.

La ruptura de los continentes, sus separaciones y colisiones, todos estosfactores cambian las condiciones en las que se desarrollan las especies, sepa-rando un grupo de otro. El aislamiento físico provoca nuevas variaciones adap-tativas que reflejan el nuevo entorno. Por lo tanto, la fragmentación continen-tal tiende a incrementar la diversidad de la vida. Los canguros pudieron sobre-vivir porque Australia quedó aislada muy pronto del resto de los continentes,antes de la explosión de los mamíferos que provocó la extinción en otros con-tinentes de los grandes marsupiales. De igual manera, la desaparición de losocéanos provocó extinciones masivas de especies marinas pero, al mismo tiem-po, creó las condiciones para el desarrollo de nuevas plantas y animales terres-tres, como fue el caso al comienzo de Pangea. Por lo tanto, el nacimiento y lamuerte están indisolublemente unidos en la cadena evolutiva del desarrollo, en

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163. Carta de Engels a Schmidt (12/3/1895), en Marx y Engels, Correspondencia, pp. 438-39.

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la que la extinción masiva de unas especies es la precondición para el surgi-miento y el desarrollo de otras mejor adaptadas para sobrevivir en las nuevascondiciones.

No se puede ver la evolución de las especies como un hecho aislado, encerra-do en sí mismo, sino como el resultado de la compleja y constante interacción dediferentes elementos: no sólo una infinita cantidad de mutaciones genéticas, sinotambién los cambios en el medio ambiente, las fluctuaciones del nivel y la salini-dad del mar, las corrientes oceánicas, el aporte de nutrientes y posiblemente inclu-so factores como la inversión del campo magnético de la Tierra o el impacto degrandes meteoritos sobre su superficie. La interrelación dialéctica entre estas dife-rentes tendencias es lo que condiciona el proceso de selección natural, que ha cre-ado formas de vida mucho más ricas, variadas y hermosas que las más fantásticasinvenciones de la literatura.

CÓMO SURGIÓ LA VIDA 279

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12. El nacimiento revolucionariodel hombre

EL MESOZOICO, LA ÉPOCA DE LOS DINOSAURIOS

La masa continental Pangea, creada por la colisión de los continentes en el Pale-ozoico, se mantuvo intacta durante unos cien millones de años. Esto dio lugar aun nuevo conjunto de condiciones tectónicas, climáticas y biológicas. Pero en elMesozoico (hace 250-65 millones de años) las cosas se convirtieron en su contra-rio. El supercontinente empezó a romperse. Enormes glaciares cubrían las zonasmás al sur de África-América-Australia y la Antártida. Durante el Triásico (hace250-205 millones de años), los dinosaurios evolucionaron en la tierra, los plesio-saurios e ictiosaurios en el mar y los pterosaurios, reptiles alados, dominaron mástarde el aire. Los mamíferos evolucionaron muy lentamente a partir de los repti-les terápsidos. El crecimiento explosivo de los dinosaurios, que dominaron sobretodas las formas de vida terrestre vertebrada, impidió un mayor desarrollo de losmamíferos, que durante millones de años siguieron siendo pequeños y poconumerosos y buscando comida durante la noche, eclipsados por la sombra de susgigantescos contemporáneos.

El Jurásico (hace 205-145 millones de años) presenció un cambio climáticoimportante marcado por la retirada de los glaciares, lo que aumentó la temperatu-ra global hacia el final del período. Durante el Mesozoico, el nivel de los maressubió por lo menos 270 metros, alcanzando el doble de su nivel medio actual.

Se tarda bastante en romper un supercontinente. La ruptura de Pangea empezóa principios del Jurásico y el último continente no se separó hasta principios delCenozoico. La primera separación fue sobre el eje este-oeste, en que la creacióndel mar de Tetis dividió Pangea en dos: Laurasia en el norte y Gondwana en el sur.A su vez, Gondwana se dividió en tres partes: India, Australia y la Antártida. Afinales del Mesozoico se produjo una división norte-sur, creando el océano Atlán-tico, que separó América del Norte de Laurasia y América del Sur de África. Indiay África se desplazaron hacia el norte, chocando la primera con Asia y la segun-da parcialmente con Europa después de la desaparición del mar de Tetis, del que

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el actual Mediterráneo es un vestigio. En los océanos Pacífico, Atlántico e Índicose dieron períodos de rápida extensión del suelo marino, que contribuyeron almovimiento de los fragmentos continentales.

Durante todo el Mesozoico, los dinosaurios fueron los vertebrados dominantes.A pesar de la separación de los continentes, estaban firmemente establecidos en todoel mundo. Pero al final de ese período, hace unos 65 millones de años, hubo unnuevo proceso de extinciones masivas, y los dinosaurios desaparecieron de la faz dela Tierra. La mayoría de los reptiles terrestres, marinos y voladores (dinosaurios,ictiosaurios y pterosaurios) desaparecieron, sobreviviendo solamente los cocodrilos,serpientes, tortugas y lagartos. Pero esta espectacular desaparición de especies no selimitó a los dinosaurios: un tercio de las especies vivas se extinguieron, entre ellaslos ammonites, belemnites, algunas plantas, equinoideos, briozoos, etc.

El éxito de los dinosaurios fue el resultado de su perfecta adaptación a las con-diciones existentes. Su población total era por lo menos tan grande como la demamíferos actuales. En nuestros días, por todo el mundo hay mamíferos ocupan-do cualquier nicho ecológico disponible. Hace 70 millones de años, esos espaciosestaban ocupados por una inmensa variedad de dinosaurios. Contrariamente a laimpresión común de los dinosaurios como criaturas enormes y pesadas, los habíade todos los tamaños. Muchos eran pequeños, caminaban erguidos sobre sus pier-nas traseras y podían correr bastante rápido. Muchos científicos creen que por lomenos algunos de los dinosaurios vivían en grupos, cuidaban de sus crías y posi-blemente cazaban en manadas. La frontera entre el Mesozoico y el Cenozoico(hace 65 millones de años) representa otro punto de inflexión revolucionario en laevolución de la vida. Un período de extinciones masivas preparó el terreno paraun enorme paso adelante evolutivo, abriendo el paso a la aparición de los mamí-feros. Pero antes de tratar de este proceso, vale la pena considerar la cuestión dela desaparición de los dinosaurios.

¿POR QUÉ DESAPARECIERON LOS DINOSAURIOS?

Esta cuestión ha sido muy debatida en los últimos años, y aunque se han hechoafirmaciones bastante confiadas, especialmente por parte de los defensores de lateoría meteorito-catástrofe, todavía no está completamente resuelta. De hecho,hay muchas teorías que han intentado explicar un fenómeno que, tanto por su apa-riencia espectacular como por su implicación en el surgimiento de nuestra propiaespecie, ha cautivado la imaginación popular durante mucho tiempo. Sin embar-go, es necesario recordar que no es un acontecimiento único en la evolución. Noes la única extinción masiva, ni la mayor, ni siquiera la que ha tenido consecuen-cias evolutivas de mayor alcance.

La teoría que actualmente tiene más defensores, y a la que ciertamente se hadado más publicidad, es la de que el impacto de un enorme meteorito en algunaparte de la superficie terrestre tuvo un efecto similar al del “invierno nuclear”

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que seguiría a una guerra nuclear total. Si el impacto fuese suficientementegrande, arrojaría grandes cantidades de polvo y restos a la atmósfera. Las den-sas nubes que se formarían impedirían que los rayos del Sol llegasen a la super-ficie de la Tierra, provocando un largo período de oscuridad y disminución delas temperaturas.

Hay pruebas empíricas que sugieren que tuvo lugar algún tipo de explosión,que podría haber sido provocada por un meteorito. La teoría ha ganado terreno enlos últimos años después del descubrimiento entre los restos fósiles de una finacapa de arcilla, que podría corresponderse con el efecto del polvo provocado porun impacto de ese tipo. Esta idea, por ejemplo, ha sido aparentemente aceptadapor Stephen Jay Gould. Sin embargo, hay una serie de dudas por resolver. En pri-mer lugar, los dinosaurios no desaparecieron de la noche a la mañana ni en unospocos años. Su extinción se prolongó durante varios millones de años, un períodomuy corto en términos geológicos, pero suficientemente largo como para hacer-nos dudar de la teoría del meteorito.

Aunque no se puede descartar, la hipótesis del meteorito tiene una desven-taja. Como hemos señalado, ha habido muchas extinciones masivas a lo largo dela evolución. ¿Cómo se explican? ¿Realmente necesitamos recurrir a unfenómeno externo, como el impacto de un meteorito u otro cualquiera? ¿Osimplemente la aparición y desaparición de especies tiene que ver con tenden-cias inherentes al propio proceso de la evolución? Incluso ahora podemos obser-var el ascenso y la caída de poblaciones animales. Sólo recientemente noshemos acercado al conocimiento de las leyes que gobiernan este complejoproceso. Buscando explicaciones fuera del fenómeno mismo, corremos el ries-go de abandonar la búsqueda de una auténtica explicación. Es más, una soluciónque parece atractiva porque elimina todas las dificultades puede crear más de lasque pretendía haber resuelto.

Se han planteado otras soluciones. El período en estudio se caracterizó por unaactividad volcánica muy extendida. Esta podría haber sido la causa, y no un mete-orito, del cambio climático al que los dinosaurios no pudieron adaptarse. Tambiénse ha planteado que su desaparición se pudo deber a la competencia de los mamí-feros, como les pasó a los marsupiales sudamericanos por la presión de losmamíferos de América del Norte. Es posible que su desaparición sea el resulta-do de la combinación de todas estas circunstancias: actividad volcánica, destruc-ción del medio ambiente, excesiva especialización y competencia por unos recur-sos alimenticios escasos con especies mejor adaptadas para afrontar las nuevascondiciones. Lo principal es que no es necesario introducir factores externospara explicar este fenómeno:

“No tienes que buscar manchas solares, cataclismos climáticos o cualquierotra explicación misteriosa para la desaparición de los dinosaurios’, dijo Lovejoy.‘Se las arreglaron bastante bien mientras tuvieron el mundo para ellos solos,mientras no hubo una mejor estrategia reproductora disponible. Sobrevivierondurante más de cien millones de años; los humanos también deberían durar lo

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mismo. Pero cuando se produjo una ruptura de la adaptación, cuando los dino-saurios se enfrentaron a animales que se podían reproducir con éxito tres o cuatroveces más rápidamente que ellos, estuvieron acabados”164.

EL TERRORISTA CÓSMICO, O CÓMO NO FORMULAR UNA HIPÓTESIS

El problema queda más claro si lo planteamos de la siguiente manera: muy bien,aceptemos que la extinción de los dinosaurios fue provocada por un accidente enforma de impacto repentino de un meteorito. ¿Cómo explicamos las demás extin-ciones masivas? ¿Fueron todas causadas por meteoritos? La cuestión tiene másimportancia de lo que parece. Se ha intentado demostrar que todas las extincionesa gran escala fueron el resultado de tormentas periódicas de meteoritos del cin-turón de asteroides. Esta es la base de la llamada hipótesis Némesis, desarrolladapor Richard Muller, de la Universidad de California.

Algunos paleontólogos (Raup y Sepkoski) plantean que las extinciones masi-vas ocurren a intervalos regulares de aproximadamente 26 millones de años. Sinembargo, otros, basándose en las mismas pruebas, no han encontrado ningunaregularidad en el fenómeno. Hay un desacuerdo similar entre los geólogos sobresi la aparición de grandes cráteres es o no periódica. En resumen, no hay pruebasconcluyentes ni para la idea de intervalos regulares de extinciones masivas ni parala de bombardeos regulares de la Tierra por parte de meteoritos o cometas.

Este campo tiende por sí mismo a las conclusiones más arbitrarias y sin sen-tido. Además, precisamente este tipo de teorías son las que acostumbran a recibirmás publicidad, independientemente de su valor científico. La hipótesis Némesises un caso típico. Si aceptamos, con Muller, que las extinciones masivas tienen lu-gar regularmente cada 26 millones de años (algo no demostrado) y que han sidocausadas por tormentas de meteoritos, entonces llegamos a la conclusión de quela Tierra tiene que haber sido visitada por meteoritos cada 26 millones de años,¡tan regulares como un reloj!

La dificultad que entraña esta idea es clara incluso para Muller, que escribe:“Me pareció increíble que un asteroide chocase precisamente cada 26 millo-

nes de años. En la inmensidad del espacio, incluso la Tierra es un objetivo pe-queño. Un asteroide que pase cerca del Sol apenas tiene una oportunidad entre milmillones de golpear nuestro planeta. Los impactos que ocurren deberían estarespaciados al azar, no regularmente condicionados en el tiempo. ¿Qué podríahacer que chocasen conforme a un plan regular? Quizás algún terrorista cósmiconos estaba apuntando con una pistola de asteroides. De teorías ridículas se obtie-nen resultados ridículos”.

Y Muller precisamente elaboró una teoría ridícula para justificar su idea pre-concebida de que todas las extinciones masivas fueron causadas por impactos

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164. Citado en D. C. Johanson y M. A. Edey, Lucy. The Beginning of Humankind, p. 327.

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de meteoritos, y que eso sucedía regularmente cada 26 millones de años. Élmismo describe una acalorada discusión con Luis Álvarez, el primero en teori-zar que los dinosaurios se extinguieron por el choque de un asteroide contra laTierra y escéptico acerca de las ideas de Muller. El siguiente extracto de su con-versación nos puede dar una visión interesante de la metodología con la quenacen ciertas hipótesis:

“– ‘Supongamos que algún día encontramos una manera de hacer que unasteroide choque con la Tierra cada 26 millones de años. ¿Admitirías entoncesque estabas equivocado y que se deberían haber utilizado todos los datos?’

“– ‘¿Cuál es tu modelo?’, me preguntó. Pensé que estaba evitando mi pre-gunta.

“– ‘¡No importa! Es la posibilidad de un modelo de ese tipo lo que hace quetu lógica sea incorrecta, no la existencia de ningún modelo concreto’.

“Había un cierto estremecimiento en la voz de Álvarez. También él parecíaestar enfadándose. ‘Mira, Rich’, dijo, ‘llevo en esto del análisis de datos muchotiempo y mucha gente me considera bastante experto. No puedes simplementeadoptar un punto de vista sin más, ignorando algo que sabes’. ¡Estaba invocan-do su autoridad! A los científicos no les está permitido hacerlo. Mantén la calmaRich, me dije. No le demuestres que te estás enfadando.

“– ‘El peso de la demostración te corresponde a ti’, continué en un tono devoz artificialmente calmado. ‘No tengo que presentarte un modelo. A no ser quepuedas demostrar que modelos de este tipo no son posibles, tu lógica está equi-vocada’.

“– ‘¿Cómo puede ser que los asteroides choquen con la Tierra periódicamen-te? ¿Cuál es tu modelo?’, me preguntó de nuevo. Mi frustración por poco me haceestallar. ¿Por qué Álvarez no podía entender lo que le estaba diciendo? Era mihéroe científico. ¿Cómo podía él ser tan estúpido?

“¡Maldición!, pensé. Si es necesario ganaré esta discusión en sus términos.Inventaré un modelo. Mi adrenalina estaba fluyendo. Después de pensarlo unmomento, dije: ‘Suponte que hay una estrella hermana que gira alrededor del Sol.Cada 26 millones de años se acerca a la Tierra y hace algo, no estoy seguro dequé, pero hace que los asteroides choquen con la Tierra. Quizás trae los asteroi-des consigo”.

El carácter totalmente arbitrario del método utilizado para llegar a una hipó-tesis, sin la menor sombra de base en los hechos, es obvio. Si tratamos un asuntode esta manera, realmente estamos abandonando el reino de la ciencia y entrandoen el de la ciencia-ficción, en el que todo vale. De hecho, el propio Muller es losuficientemente honesto como para reconocer que “no pretendía que mi modelofuese tomado en serio, aunque me parecía que mi argumento se sostendría en piesi el modelo podía resistir el asalto por lo menos unos pocos minutos”165. Perovivimos en la edad de la credulidad. La hipótesis Némesis, que claramente no es

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165. Citado en T. Ferris, op. cit., pp. 262-63, 265 y 266.

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un modelo científico sino una conjetura arbitraria, está siendo tomada con lamayor seriedad por muchos astrónomos, que escudriñan el cielo buscando pistasde la existencia de esa invisible “estrella de la muerte”, ese terrorista cósmico que,después de haber acabado con los dinosaurios, volverá algún día a la escena delcrimen... ¡para acabar con todos nosotros!

Aquí el problema es metodológico. Cuando Napoleón preguntó a Laplace quésitio le quedaba a Dios en su esquema del universo, éste le dio su famosa res-puesta: Sire, je na’ai pas besoin de cette hypothèse (Señor, no tengo ninguna nece-sidad de esa hipótesis). El materialismo dialéctico se propone descubrir las leyesinherentes del movimiento de la naturaleza. Aunque el accidente juega un papelen todos los procesos naturales y no se puede descartar, en principio, que la extin-ción de los dinosaurios fuese causada por un asteroide extraviado, es totalmentecontraproducente buscar la causa de las extinciones masivas en fenómenos exter-nos sin ninguna relación con los procesos en estudio. Hay que buscar y encontrarlas leyes que gobiernan la evolución de las especies en el proceso mismo de laevolución, que incluye largos períodos de cambio lento pero también otros deenorme aceleración, dando lugar a exterminaciones masivas de algunas especiesy al surgimiento de otras nuevas.

La falta de capacidad para tomar el proceso en su conjunto, de comprendersu carácter contradictorio, complejo y no lineal —es decir, la falta de un puntode vista dialéctico— lleva a estos intentos arbitrarios de resolver el problema re-curriendo a factores extraños, como un deus ex machina, el conejo que sale delsombrero del prestidigitador. Por este camino sólo se llega a un callejón sin sali-da, y de los que menos salida tienen. Además, la extraordinaria propensión aaceptar los escenarios más fantásticos —que casi todos incluyen la idea de unacatástrofe cósmica inevitable que significa, por lo menos, el fin del mundo—nosdice bastante sobre el estado psicológico general de la sociedad en la última dé-cada del siglo XX.

EL NACIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL HOMBRE

El Cenozoico empieza con las extinciones masivas de hace 65 millones de años yse prolonga hasta el presente. Durante esta era, los continentes continuaron a laderiva, separándose y chocando, lo que creó nuevas condiciones medioambienta-les. En los primeros 20 millones de años las temperaturas continuaron subiendo yapareció una zona tropical, con condiciones en la Península Ibérica parecidas a lasde la selva malaya. El desarrollo evolutivo más importante de esta era fue el augeextremadamente rápido de los mamíferos, que ocuparon los ecosistemas quehabían dejado libres los reptiles. Hace 40 millones de años habían aparecido yalos primates, elefantes, cerdos, roedores, caballos, vacas marinas, ballenas y mur-ciélagos, así como la mayor parte de los órdenes actuales de pájaros y muchasfamilias de plantas.

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El ascenso de los mamíferos puede ser visto como una especie de marchatriunfal en la que la evolución progresa siempre hacia adelante, en línea recta,culminando en la aparición del género humano, la coronación gloriosa de la cre-ación. Pero la verdad es bastante diferente. La evolución nunca fue rectilínea.También en este período las épocas de intenso crecimiento fueron interrumpidaspor retrocesos dramáticos, muertes y extinciones. Hace unos 30 millones de añosse inició un proceso de enfriamiento. La temperatura cayó continuamente duran-te los 25 millones de años siguientes, estabilizándose en el nivel actual hace sólocinco millones. Este período fue testigo de la primera extinción que afectó a losmamíferos.

Los primates, antecesores de monos y hombres, se extendieron por todo elmundo. La extinción de los dinosaurios repercutió en muchas de esas familias.Las nuevas condiciones medioambientales llevaron al desarrollo de nuevas espe-cies mejor adaptadas a ellas. Merece la pena comentar que estas nuevas condicio-nes afectaron principalmente a África y Eurasia, pero no a América. Por entoncesla Antártida ya había llegado al Polo Sur y empezaba a cubrirse de hielo. Lossiguientes 10-20 millones de años fueron el período más explosivo de crecimien-to de los mamíferos, en el que aparecieron muchas especies de simios. Sin embar-go, el diseño básico de los simios no cambió durante todo el período, hasta que unnuevo cambio climático brusco provocó una nueva transformación. Entre lospaleontólogos hay considerables desacuerdos sobre cuándo y cómo los homínidos(primates prehumanos) se separaron de los simios. Hay indicios en restos óseosde que ya hace 14 millones de años existía una especie parecida a los simiosmodernos. Los científicos creen que estos huesos pertenecieron a una especie quevivió tanto en África como en Eurasia hace 7-14 millones de años. Parece quetuvo bastante éxito y representa el antepasado común de hombres, monos y gori-las. Entonces, hace 7-10 millones de años, hubo un nuevo y dramático cambiomedioambiental.

La Antártida ya estaba cubierta por glaciares. El casquete polar empezó a ex-tenderse tanto en el Sur como en el Norte, cubriendo Alaska, América del Norte yel Norte de Europa. A medida que se iba formando más hielo, el nivel de los maresdescendía. Se calcula que el nivel del mar descendió más de 150 metros, de resul-tas de lo cual aparecieron nuevas masas de tierra, uniendo los continentes; se for-maron pasadizos terrestres que unían Europa y África, Asia y América, las islasbritánicas y Europa, posibilitando de esta manera la migración de las especies. Elmar Mediterráneo se evaporó completamente. El clima alrededor del Ecuador sevolvió más seco, provocando una extensa desertización, junto con el declive deselvas y bosques y el surgimiento de vastas extensiones de sabana y tierras abier-tas. En ese tiempo, Asia estaba separada de África por desiertos, separando a lossimios africanos de sus primos asiáticos. Inevitablemente fue otro período de ex-tinción y muerte, pero también de nacimiento de nuevas especies. Llegados a cier-to punto, posiblemente alrededor de hace 7 millones de años, el desarrollo de losmamíferos tuvo como consecuencia la aparición de los primeros homínidos.

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Actualmente se acepta que el género humano tiene origen africano. Hace unos5’3 millones de años, el Mediterráneo adquirió su forma actual y en África sedesarrolló una nueva especie de simio, que en el transcurso de un millón de añosevolucionó en tres direcciones diferentes, dando lugar a monos, homínidos y gori-las. La separación de las tres ramas tuvo lugar a resultas de la presión medioam-biental en África oriental. La extensión de los glaciares a África del Sur provocóun severo empobrecimiento de los bosques del Oriente africano, a causa de ladisminución de la pluviosidad y de un clima más seco, lo que provocó una agudacompetencia por unos recursos alimenticios escasos. Ésta fue probablemente lafuerza motriz que llevó a la separación de las tres especies de protosimios. Hastaentonces habían vivido en los árboles, ahora tenían tres opciones:

1) Parte se quedaron en ellos. Tuvieron que ser los más fuertes y máscapaces de obtener comida de los limitados recursos. Sin embargo, ladisminución del hábitat boscoso debió reducir drásticamente sunúmero.

2) Otro grupo, obligado a trasladarse a las lindes de los bosques, dondehay menos árboles y menos recursos alimenticios, se vio forzado aincrementar la variedad de su alimentación trasladándose al suelo,aunque quedándose cerca de los árboles para protegerse. Este grupoestá representado por los modernos chimpancés.

3) Un tercer grupo, probablemente los más débiles y menos hábiles, sevio obligado a trasladarse totalmente fuera del bosque. Por lo tanto sevieron forzados no sólo a bajar al suelo, sino también a cubrir grandesdistancias para encontrar la comida necesaria para su supervivencia.Fueron obligados a desarrollar una forma de vida nueva, radicalmen-te diferente de la de los demás primates.

Presiones medioambientales en Asia causadas por cambios climáticos tambiénempujaron a algunos grupos de monos a los límites de los bosques. Estos se con-virtieron en los modernos babuinos, que descienden al suelo en busca de comidapero vuelven a los árboles para protegerse. Los primates tienen diferentes modosde locomoción: el lémur salta y se agarra, el gibón se columpia de rama en rama,el orangután tiene “cuatro manos”, el gorila camina sobre los nudillos, el mono esun cuadrúpedo auténtico; sólo los homínidos se han aventurado a ser completa-mente bípedos.

“Otras especializaciones han acompañado a la utilización de las manos. Si unova a saltar y agarrarse, le conviene calcular adecuadamente la distancia. Si no lohace se puede encontrar, en el mejor de los casos, con las manos vacías; y en elpeor, puede no coger la rama en absoluto y caer. La manera de juzgar con preci-sión la distancia es a través de la visión binocular: enfocar los dos ojos en un obje-to para tener una percepción más profunda. Esto requiere que los ojos estén situa-dos en la parte frontal del cráneo y enfocados hacia adelante, no a los lados de la

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cabeza, como los ojos de una ardilla. Los antepasados de los primates desarrollaronsemejante visión. Sus cráneos se redondearon para acomodarse a la nueva posiciónde los ojos, y con este cambio de forma se produjo un aumento de la capacidad cra-neal y la posibilidad de tener un cerebro mayor. Al mismo tiempo, la mandíbula sehizo más pequeña. Teniendo manos, un animal no tiene que buscar su comida ycazar con los dientes. Se puede permitir una mandíbula más pequeña y menos dien-tes. Los simios y los monos modernos —y los humanos— tienen dieciséis dientesen cada mandíbula. Sus antecesores tenían tantos como veintidós”166.

El psicólogo Jerome Bruner, en sus escritos sobre el desarrollo mental delniño, ha subrayado que el comportamiento habilidoso tiene mucho en común conla producción de lenguaje, por una parte, y con la solución de problemas, por otra.Las habilidades más simples casi siempre implican la utilización de la mano o lasmanos guiadas por la vista. Sobre el desarrollo de la mano humana, Bruner escri-be lo siguiente:

“Las manos humanas son un sistema de crecimiento lento, y pasan muchosaños antes de que los humanos puedan exhibir el tipo de inteligencia manual queha distinguido a nuestra especie de otras —la utilización y producción de herra-mientas—. De hecho, históricamente, incluso los estudiantes de evolución de pri-mates consideraban que las manos no tenían ninguna importancia especial. WoodJones nos quería convencer de que había poca diferencia morfológica entre lamano del mono y la del hombre, y que la diferencia estaba en la función que lesdaba el sistema nervioso central. Sin embargo, como Clark y Napier han plantea-do, es la dirección evolutiva del cambio morfológico de la mano, de las musarañasarborícolas a los monos del nuevo mundo y de los monos del viejo mundo hastael hombre, lo que debería revelar cómo ha cambiado la función de la mano y, conella, el carácter de la realización de la inteligencia humana.

“Ese cambio en la dirección de una forma muy especial de desespecializaciónha sido constante. La mano está libre de la función locomotora, de su funciónbraquial, y de ese tipo de requerimientos especiales a los que se respondía congarras y formas exóticas de almohadillas en la palma de los dedos. Convertirseen más desespecializado en la función significa tener más variedad de funcionesque se pueden cumplir. Sin perder su capacidad de separar las falanges, necesa-ria para el transporte de cosas pesadas, de juntarlas para ahuecar la mano y podercoger comida, la habilidad prensil para agarrar y trepar o la oposición —todo elloparte de la herencia del primate primitivo—, la mano en el desarrollo tardío delprimate consigue una serie de nuevas capacidades funcionales a la vez que sufreel cambio morfológico adecuado. Se añade una capacidad combinada para asircon fuerza y precisión.

“La flexibilidad de la palma y el pulgar se incrementa a través de cambios enlos huesos trapecio y ganchoso de su articulación. El pulgar se alarga y su ángu-lo de descanso respecto a la mano aumenta. Las falanges terminales se amplían y

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166. D. C. Johanson y M. A. Edey, op. cit., p. 320.

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refuerzan, especialmente el pulgar. Napier puede estar exagerando cuando diceque ‘la evidencia actual sugiere que los instrumentos de piedra del hombre primi-tivo eran tan buenos (o tan malos) como la mano que los fabricó’. Porque, segu-ramente, las manos inicialmente estúpidas se hicieron más inteligentes cuando selas utilizó en un programa inteligente diseñado por la cultura”167.

Los primeros fósiles de homínidos se encontraron en África oriental y pertene-cen a la especie conocida como Australopithecus afarensis, que vivió hace 3’3-3’5 millones de años. Estas criaturas eran capaces de caminar erguidas, teníanmanos con pulgares completamente opuestos a los dedos y, por lo tanto, erancapaces de manipular herramientas. Su capacidad craneal (450 cc) era mayor quela de otros simios. Aunque no se han encontrado herramientas ligadas a estos pri-meros homínidos, sí aparecen cuando llegamos a la primera especie humana cla-ramente identificable, a la que se dio el apropiado nombre de Homo habilis(“hombre hábil”), que caminaba erguido, medía 1’20 metros y poseía una capaci-dad craneal de 800 cc.

¿En qué punto tuvo lugar la auténtica separación entre homínido y simios?Los paleontólogos han discutido largo y tendido sobre esta cuestión. La respues-ta la dio Engels en su brillante ensayo El papel del trabajo en la transformacióndel mono en hombre, pero ya había sido anticipada por Marx y él mismo muchoantes, en su trabajo pionero La ideología alemana, escrito en 1845:

“Podemos distinguir los hombres de los animales por la conciencia, por la reli-gión o por lo que se quiera. Pero los hombres mismos comienzan a ver la diferenciaentre ellos y los animales tan pronto comienzan a producir sus medios de vida,paso éste que se halla condicionado por su organización corpórea. Al producir susmedios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material”168.

EL PAPEL DE LA FABRICACIÓN DE HERRAMIENTAS

En un intento muy superficial de desacreditar el punto de vista materialista sobreel origen de la especie humana, se dice a menudo que los humanos no son los úni-cos animales que “utilizan herramientas”. Este argumento no se sostiene. Aunquese puede decir que muchos animales (no sólo monos y chimpancés, también algu-nos pájaros e insectos) utilizan “herramientas” para ciertas actividades, esto selimita a materiales naturales que se puedan encontrar, como palos, piedras, etc.Además, su uso, o bien representa una actividad accidental, como cuando unmono tira un palo para hacer caer la fruta de un árbol, o son acciones limitadasque pueden llegar a ser muy complejas pero que son resultado del condiciona-miento genético y el instinto. Estas acciones son siempre las mismas. No se plan-tea ningún tipo de planificación inteligente, creatividad o previsión, excepto en un

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167. J. S. Bruner, Beyond the Information Given, pp. 246-47.168. Marx y Engels, La ideología alemana, en Obras Escogidas, vol. I, p. 16.

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grado muy limitado en las especies de mamíferos superiores, pero incluso lossimios más avanzados no tienen nada que se parezca a la actividad productiva delos homínidos, incluso los más primitivos.

El punto esencial no es que los humanos “utilicen herramientas”, sino que sonlos únicos animales que las fabrican, y no como una actividad accidental o aisla-da, sino como condición esencial de su existencia, de la que depende todo losdemás. Así, aunque desde un punto de vista genético humanos y chimpancés sonprácticamente idénticos y el comportamiento de éstos en algunos aspectos parecedestacadamente “humano”, el chimpancé más inteligente no es capaz de construirni la herramienta de piedra más rudimentaria del Homo erectus, una criatura en lafrontera evolutiva de la humanidad.

En su libro El origen del género humano, Richard Leakey dice lo siguiente:“Los chimpancés son usuarios adictos de herramientas, y utilizan palos para

conseguir termitas, hojas como esponjas y piedras para romper nueces. Pero,hasta ahora y a ningún nivel, no se ha visto a ningún chimpancé salvaje fabricaruna herramienta de piedra. Los humanos empezaron a fabricar instrumentos pun-tiagudos hace 2’5 millones de años golpeando una piedra contra otra, empezandola senda de la actividad tecnológica, que es lo más destacado de la prehistoriahumana”169.

Comparemos estas líneas con lo que escribió Engels en 1876:“Muchos monos usan las manos para construirse nidos en los árboles, o inclu-

sive para levantar techos entre las ramas, con el fin de protegerse contra el clima,como lo hace, por ejemplo, el chimpancé. Con las manos toman garrotes paradefenderse contra enemigos, y con las manos los bombardean con frutos y pie-dras. En cautiverio, las usan para muchas operaciones sencillas, copiadas de losseres humanos. Aquí se advierte el gran abismo que existe entre la mano no desa-rrollada, aun de los monos más parecidos al hombre, y la mano humana, que cien-tos de miles de años de trabajo llevaron a una altísima perfección. La cantidad ydisposición general de los huesos y músculos son las mismas en ambas manos,pero las del salvaje más primitivo pueden ejecutar cientos de operaciones que nin-guna mano de simio conseguiría imitar; mano alguna de mono ha modelado nuncael más tosco cuchillo de piedra”170.

Nicholas Toth ha dedicado muchos años a intentar reconstruir los métodos conlos que los primeros humanos fabricaban herramientas y ha llegado a la conclu-sión de que incluso la más básica laminación de una piedra no sólo requiere unconsiderable cuidado y destreza manual, sino también un grado de planificacióny previsión.

“Para trabajar eficientemente, el picapedrero tiene que escoger una roca de laforma adecuada, sosteniéndola en el ángulo adecuado para golpearla; y el propiogolpe requiere gran práctica, para aplicar la cantidad correcta de fuerza en el lugar

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169. R. Leakey, The Origin of Humankind, p. 36.170. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 139.

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adecuado. ‘Parece claro que los primeros protohumanos que fabricaron herra-mientas tuvieron una buena intuición de los fundamentos del trabajo de la piedra’,escribió Toth en un artículo en 1985. ‘No hay duda de que los primeros fabrican-tes de herramientas poseían una capacidad mental superior a la de los simios’, medijo hace poco. ‘La fabricación de herramientas requiere la coordinación de habi-lidades cognoscitivas y motoras significativas”171.

Existe una estrecha correlación entre la mano, el cerebro y todos los demásórganos del cuerpo. La parte del cerebro relacionada con las manos es muchomás grande que la relacionada con cualquier otra parte del cuerpo. Darwin yasospechó que el desarrollo de ciertas partes del organismo está vinculado al deotras con las cuales aparentemente no está relacionado. Denominó a este fenó-meno la ley de la correlación del crecimiento. El desarrollo de la destrezamanual a través del trabajo proporciona el estímulo para un rápido desarrollodel cerebro.

El desarrollo del género humano no es ningún accidente, sino el resultado deuna necesidad. La postura erguida de los homínidos era necesaria para permitir-les moverse libremente en la sabana en busca de comida. La cabeza tenía que es-tar en la parte más alta del cuerpo para poder detectar la presencia de depredado-res, como podemos ver en algunos otros animales moradores de la sabana, comola mangosta africana. La limitación de los recursos alimenticios creó la necesi-dad de almacenar y transportar comida, lo que constituyó la fuerza motriz deldesarrollo de la mano.

Los simios no están hechos para caminar sobre dos piernas, y por lo tanto lohacen de forma bastante patosa. La anatomía de incluso los primeros homínidosrevela una estructura ósea claramente adaptada para caminar erguidos. La postu-ra erguida tiene serias desventajas en muchos sentidos. Es imposible correr tanrápido sobre dos piernas como sobre cuatro. En muchos sentidos, la bipedación esuna postura antinatural, lo que explica los dolores de espalda que han atormenta-do al animal humano desde la cueva hasta nuestros días. La gran ventaja de labipedación es que liberó las manos para el trabajo, fue el gran salto adelante de lahumanidad. El trabajo, junto con la naturaleza, es la fuente de toda riqueza. Pero,tal y como señaló Engels, es mucho más:

“Es la fundamental y primera condición de toda la existencia humana, y ello ental medida que, en cierto sentido, debemos decir que el trabajo creó al hombre”.

El desarrollo de la mano a través del trabajo está estrechamente ligado al de-sarrollo del cuerpo en su conjunto.

“Así pues, la mano no es sólo el órgano del trabajo, sino también el produc-to del trabajo. El trabajo, adaptación a operaciones siempre renovadas, heren-cia de músculos, ligamentos y, a lo largo de prolongados períodos, huesos quepasaron por un desarrollo especial y el siempre renovado empleo de ese refina-miento heredado en operaciones nuevas, cada vez más complicadas, otorgaron

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171. R. Leakey, op. cit. p. 38.

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a la mano humana el alto grado de perfección necesario para crear los cuadrosde un Rafael, las estatuas de un Thorwaldsen, la música de un Paganini.

“Pero la mano no existía sola, era apenas otro miembro de un organismo inte-gral, muy complejo. Y lo que benefició a la mano, benefició también a todo elcuerpo al cual servía, y ello de dos maneras”172.

Lo mismo se aplica al lenguaje. Aunque los simios son capaces de produciruna amplia gama de sonidos y gestos que pueden ser vistos como una especie de“lenguaje” embrionario, todos los intentos de enseñarles a hablar han acabado enfracaso. El lenguaje, como explica Engels, es el producto de la producción colec-tiva, y sólo puede surgir en especies cuya actividad vital dependa exclusivamentede la cooperación para producir herramientas, un proceso complejo que tiene queaprenderse conscientemente y ser transmitido de generación en generación. Sobreeste tema, Noam Chomsky subraya:

“Cualquiera que se preocupe del estudio de la naturaleza humana y las capa-cidades humanas tiene que asimilar que todos los humanos normales adquieren ellenguaje, mientras que la adquisición incluso de sus rudimentos más básicos estábastante más allá de las capacidades del simio más inteligente”.

Recientemente, tratar de demostrar que el lenguaje no es peculiar de los hu-manos se ha convertido en una costumbre. Aunque sin duda existen sistemas decomunicación animal, es totalmente incorrecto describirlos como lenguaje. Elhabla humana surge de la sociedad y la actividad productiva cooperativa humanasy es cualitativamente diferente de cualquier sistema de comunicación del mundoanimal, incluso el más complejo.

“El lenguaje humano parece ser un fenómeno único, sin una analogía signi-ficativa en el mundo animal. Si es así, no tiene mucho sentido plantear el pro-blema de explicar la evolución del lenguaje humano a partir de sistemas más pri-mitivos de comunicación que aparecen a niveles más bajos de capacidad inte-lectual (...) Por lo que sabemos, la posesión del lenguaje humano está asociada aun tipo especial de organización mental, no simplemente un nivel superior deinteligencia. Parece que el punto de vista de que el lenguaje humano es simple-mente una instancia más compleja de algo que se puede encontrar en otras partesdel mundo animal no se sostiene. Esto plantea un nuevo problema para el biólo-go, en la medida en que, si es cierto, es un ejemplo de auténtica ‘emergencia’ (laaparición de un fenómeno cualitativamente diferente en un estadio específico decomplejidad de organización)”173.

El rápido crecimiento del tamaño del cerebro planteó problemas adicionales,especialmente relacionados con el parto. Mientras que un simio recién nacidotiene una capacidad cerebral algo superior a la mitad de la de un adulto de suespecie, la del bebé humano es sólo la cuarta parte. La forma de la pelvis huma-na, adaptada para caminar en posición erguida, limita el tamaño de la abertura

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172. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 138 y 139.173. N. Chomsky, Language and Mind, pp. 66-67 y 70.

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pélvica. Por tanto, como resultado de su cerebro grande y las restriccionesimpuestas por la ingeniería biológica de la bipedación, todos los bebés humanosnacen “prematuramente”.

El desamparo total del recién nacido humano en comparación con cualquierotra especie de mamíferos superiores es evidente. Barry Bogin, biólogo de la Uni-versidad de Michigan, ha sugerido que la lenta tasa de crecimiento de las críashumanas, comparada con los simios, está relacionada con el largo período nece-sario para absorber las complejas reglas y técnicas de la sociedad humana. Inclu-so la diferencia en el tamaño corporal entre niños y adultos ayuda a establecer larelación maestro-alumno, en la que el joven aprende del viejo, mientras que entrelos simios el rápido crecimiento lleva rápidamente a la rivalidad física.

Cuando se completa el largo proceso de aprendizaje, el cuerpo alcanzarápidamente el tamaño adulto con un salto repentino del crecimiento durante laadolescencia.

“Los humanos se convierten en humanos a través de un intenso aprendizaje nosólo de habilidades de supervivencia, sino también de costumbres sociales, paren-tesco y leyes sociales, es decir, cultura. El entorno social en que son cuidados losbebés indefensos y educados los niños mayores es mucho más característico delos humanos que de los simios”174.

ORGANIZACIÓN SOCIAL

La vida en la sabana, con gran cantidad de depredadores, era un asunto bastantepeligroso. Los humanos no son animales fuertes, y los primeros homínidos eranmucho más pequeños que los humanos actuales. No tenían garras fuertes nidientes poderosos, ni tampoco podían correr más rápido que los leones u otrosdepredadores cuadrúpedos. La única manera de sobrevivir era desarrollando unacomunidad cooperativa y muy organizada, para la explotación colectiva de losescasos recursos alimenticios. Pero sin duda el paso decisivo fue la fabricaciónde herramientas, empezando con raspadores de piedra, utilizadas para diferen-tes propósitos. A pesar de su engañosa apariencia simple, estas herramientas yaeran muy sofisticadas y versátiles, y su producción implicaba un grado impor-tante de planificación, organización y, por lo menos, elementos de una divisióndel trabajo. Aquí tenemos los auténticos inicios de la sociedad humana. En pala-bras de Engels:

“Ya se señaló que nuestros antecesores simiescos eran gregarios; resulta evi-dente que es imposible buscar la derivación del hombre, el más social de todos losanimales, de sus antecesores inmediatos no gregarios. El dominio sobre la natu-raleza comenzó con el desarrollo de la mano, con el trabajo, y amplió el horizontedel hombre con cada nuevo paso adelante. A cada instante descubría propiedades

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174. R. Leakey, op. cit., p. 45.

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nuevas, hasta entonces desconocidas, en los objetos naturales. Por otro lado, eldesarrollo del trabajo ayudó por fuerza a unir a los miembros de la sociedad entresí, al incrementar los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, y al poner enclaro la ventaja de esta actividad conjunta para cada individuo. En una palabra, loshombres en formación llegaron al punto en que tenían algo que decirse. La nece-sidad creó el órgano; la laringe no desarrollada del mono se trasformó con lenti-tud pero con seguridad, gracias a la modulación, para producir otras modulacio-nes cada vez más desarrolladas, y los órganos de la boca aprendieron poco a pocoa pronunciar un sonido articulado tras otro”175.

La producción de herramientas, el inicio de la división del trabajo, en un prin-cipio entre hombres y mujeres, el desarrollo del lenguaje y una sociedad basadaen la cooperación fueron los elementos que marcaron el auténtico surgimiento delgénero humano. No fue un proceso lento y gradual, sino que representa un saltorevolucionario, uno de los puntos de inflexión más decisivos de la evolución. Enpalabras del paleontólogo Lewis Binford: “Nuestra especie había aparecido nocomo resultado de un proceso gradual y progresivo, sino explosivamente en unperíodo de tiempo relativamente corto”176.

Engels explicó la relación entre el trabajo y todos los demás factores:“Primero el trabajo, y con él el lenguaje: estos fueron los dos estímulos más

esenciales bajo cuya influencia el cerebro del mono se convirtió poco a poco enel del hombre, que a pesar de toda su similitud es mucho mayor y más perfecto.Junto con el desarrollo del cerebro se produjo el de sus instrumentos más inme-diatos: los sentidos. Así como el desarrollo gradual del habla va acompañado ine-vitablemente por el correspondiente refinamiento del órgano auditivo, así eldesarrollo del cerebro en su conjunto es acompañado por un refinamiento detodos los sentidos. El águila ve más lejos que el hombre, pero el ojo humano dis-cierne en las cosas mucho más de lo que lo hace el ojo del águila. El perro tieneun sentido del olfato más fino que el hombre, pero no distingue ni la centésimaparte de los olores que para los hombres son signos definidos que denotan cosasdistintas. Y el sentido del tacto, que el mono casi no posee en su tosca forma ini-cial, se desarrolló sólo junto con la evolución de la propia mano humana, pormedio del trabajo”.

Los primeros homínidos tenían una dieta mayoritariamente vegetariana, aun-que la utilización de las herramientas más primitivas, como palos para excavar, lesdaba acceso a comida a la que no podían llegar otros simios. Esta dieta era com-plementada por pequeñas cantidades de carne, conseguida principalmente de ani-males muertos. El auténtico paso adelante se produjo cuando la producción deherramientas y armas permitió a los humanos recurrir a la caza como principalfuente de alimento. Indudablemente, el consumo de carne provocó otro rápidoaumento de la capacidad cerebral:

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175. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 140.176. Citado en R. Leakey, op. cit., p. 67.

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“Una dieta de carne”, escribe Engels, “contenía, en estado casi acabado, losingredientes más esenciales que necesitaba el organismo para su metabolismo. Alabreviar el tiempo necesario para la digestión, también abrevió los otros procesoscorporales vegetativos que corresponden a los de la vida vegetal, con lo cual ganómás tiempo, material y deseo para la manifestación activa de la vida animal pro-piamente dicha. Y cuanto más se alejaba el hombre en formación del reino vege-tal, más se elevaba por encima del animal. Así, al acostumbrarse a una dietavegetal junto con la carne, los gatos y perros salvajes se convierten en los servi-dores del hombre, así también la adaptación a una dieta de carne, junto con unavegetal, contribuyó en gran medida a proporcionar al hombre en formación sufuerza e independencia corporales. Pero la dieta de carne produjo su máximo efec-to sobre el cerebro, que entonces recibió una mayor aportación de los materialesnecesarios para su alimento y desarrollo, y que por lo tanto pudo desarrollarse conmás rapidez y perfección, de generación en generación”177.

Richard Leakey plantea exactamente lo mismo, vinculándolo a un cambiofundamental en la organización social. En la mayoría de los demás primates hayuna feroz competencia entre los machos para aparearse con las hembras. Estotiene su reflejo en diferencias considerables en el tamaño corporal entre machos yhembras, por ejemplo en los babuinos de la sabana. También se puede observaresa diferencia en los primeros homínidos, como el Australopithecus afarensis.Esto sugiere una estructura social más cercana a la de los simios que a la huma-na. En otras palabras, adaptaciones físicas como la bipedación, aunque induda-blemente era un requisito vital para la evolución humana, todavía no nos permi-ten, contrariamente a lo que sugiere Richard Leakey, caracterizar a estos primeroshomínidos como humanos.

Al alcanzar la madurez, los machos de los babuinos de la sabana (que son eldoble de grandes que las hembras) dejan el grupo en que nacieron y se unen a otro,en el que inmediatamente entran en competencia con los machos dominantes porel acceso a las hembras. Por lo tanto, en términos darwinianos, estos machos notienen ningún motivo (genético) para colaborar entre ellos. Entre los chimpancés,por razones todavía desconocidas, los machos permanecen en el grupo materno ylas hembras emigran. Por lo tanto, al estar emparentados genéticamente, los chim-pancés machos tienen un motivo darwiniano para colaborar, y lo hacen tanto paradefender su grupo contra extraños como a veces para cazar un mono que comple-mente su dieta. La diferencia de tamaño corporal entre machos y hembras es sólodel 15-20%, lo que refleja el carácter principalmente cooperativo de la sociedadde los chimpancés.

Mientras que la diferencia de tamaño entre machos y hembras de Australo-pithecus afarensis era tan grande que al principio se creyó que eran dos especiestotalmente diferentes, la situación cambia radicalmente cuando llegamos a losprimeros miembros de la especie humana, entre los que los machos no supera-

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177. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 141 y 142-43.

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ban en más del 20% el tamaño de las hembras, como en los chimpancés, nues-tros parientes genéticos más cercanos. Sobre esto Leakey insiste:

“Como han planteado los antropólogos de Cambridge, Robert Foley y PhillysLee, este cambio en el diferencial del tamaño corporal en el momento del origendel género Homo representa seguramente también un cambio en la organizaciónsocial. Muy probablemente los primeros machos Homo permanecieron dentro desu grupo natal con sus hermanos y medio hermanos, mientras que las hembras setransferían a otros grupos. El parentesco, como he planteado, realza la coopera-ción entre machos.

“No podemos estar seguros de qué provocó este cambio en la organizaciónsocial: la cooperación reforzada entre machos debió haber sido muy beneficio-sa por algún motivo. Algunos antropólogos han argumentado que la defensacontra grupos vecinos de Homo se hizo muy importante. De manera parecida, yquizás incluso más probable, se trata de un cambio basado en necesidadeseconómicas. Diferentes líneas de evidencia apuntan hacia un cambio en la dietadel Homo, en que la carne se convirtió en una fuente importante de proteínas yenergía. El cambio en la estructura dental del Homo primitivo indica que comíacarne, así como la elaboración de una tecnología de herramientas de piedra. Esmás, el aumento del tamaño del cerebro, que es parte del paquete Homo, puedeincluso haber exigido que la especie complementase su dieta con una fuente ricaen energía”178.

Es bien conocido que el cerebro es un órgano metabólicamente caro, que enlos humanos actuales absorbe el 20% de la energía consumida a pesar de que sólorepresenta el 2% del peso corporal. El antropólogo australiano Robert Martin haexplicado que el incremento de la capacidad cerebral en el primitivo Homo setuvo que deber al aumento del suministro de energía, que sólo podía provenir dela carne, con su concentración de calorías, proteínas y grasa. En un principio laconseguirían de animales muertos y de alguna actividad cazadora (que como sabe-mos se da incluso entre los chimpancés). Pero es indudable que la caza jugó unpapel cada vez más importante, proporcionando una dieta más variada y nutritiva,con consecuencias evolutivas de largo alcance.

HIPÓTESIS SOBRE EL DESARROLLO HUMANO

En los últimos años ha habido una feroz polémica sobre el papel de la caza en lasociedad primitiva. Hay una tendencia a infravalorarla, insistiendo más en la reco-gida de alimentos, incluida la carroña. Aunque esta cuestión no está resuelta defi-nitivamente, es difícil no compartir el punto de vista de Leakey de que el argu-mento en contra del modelo de cazadores-recolectores ha llegado demasiadolejos. También es interesante señalar la manera en que estas controversias tienden

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178. R. Leakey, op. cit., p. 54.

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a reflejar ciertos prejuicios o presiones sociales y manías que no tienen absoluta-mente nada que ver con el tema en discusión.

En los primeros años del siglo XX predominaba el enfoque idealista. Elgénero humano se había convertido en humano gracias al cerebro, con sus pen-samientos superiores, que propulsó todo el desarrollo. Más tarde, el punto devista de “hombre productor de herramientas” resurgió, aunque en una versión untanto idealizada en la que las herramientas, pero no las armas, eran la fuerzamotriz de la evolución. Los terribles acontecimientos de la Segunda GuerraMundial provocaron una reacción contra esto en forma de teoría del “hombrecomo simio asesino”, planteada, como Leakey observa agudamente, “posible-mente porque parecía explicar (o incluso excusar) los horribles acontecimientosde la guerra”.

En la década de 1960 hubo un gran interés por los kung san (los mal llamadosbosquimanos del desierto del Kalahari), que vivían en aparente armonía con suentorno natural, explotándolo de forma compleja. Esto encajó bien con el cre-ciente interés por el medio ambiente en la sociedad occidental. Sin embargo, en1966 volvió a resurgir con fuerza la idea del “hombre cazador” en una importan-te conferencia antropológica en Chicago, lo que sentó muy mal a los defensoresde la “liberación de la mujer” en la década de 1970. Puesto que la caza es vistahabitualmente como una actividad masculina, se sacó la conclusión, bastanteinjustificadamente, de que aceptarla implicaba de alguna manera degradar elpapel de la mujer en la sociedad primitiva. El poderoso grupo de presión feminis-ta planteó la hipótesis de la “mujer recolectora”, en la que se planteaba que larecogida de alimentos, principalmente plantas, que se podía compartir, era la basesobre la cual evolucionó una sociedad humana compleja.

No se puede negar el papel central de la mujer en la sociedad primitiva,explicado por Engels en su conocido libro El origen de la familia, la propie-dad privada y el Estado. Sin embargo, es un serio error interpretar el pasadocon concepciones —o peor, prejuicios— derivados de la sociedad actual. Lacausa de la emancipación de la mujer no dará un solo paso adelante intentandoque la realidad de la historia encaje en un modelo que se basa en ciertas modasactuales pero que está vacío de contenido. No vamos a mejorar el futuro de lahumanidad pintando el pasado de color de rosa. Ni tampoco vamos a conven-cer a la gente de que se haga vegetariana negando el papel central del consu-mo de carne, de la caza y, sí, incluso del canibalismo, en el desarrollo del cere-bro humano.

“Con todo el debido respeto a los vegetarianos, el hombre no pudo surgir sinuna dieta de carne, y si esta última, entre los pueblos que conocemos, llevó en unau otra ocasión al canibalismo (los predecesores de los berlineses, los veletavos ovilzes, solían devorar a sus padres todavía en el siglo X), ello carece de im-portancia para nosotros en la actualidad”179.

298 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

179. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 143.

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De igual manera, en las primeras sociedades humanas existía una divisiónsocial del trabajo entre hombres y mujeres. El error es confundir la división deltrabajo en la sociedad primitiva, en la que no existía ni la propiedad privada nila familia tal como la conocemos hoy en día, con la desigualdad y la opresiónde la mujer en la moderna sociedad de clases. El hecho es que en la mayoría delas sociedades de cazadores-recolectores conocidas por los antropólogos existeuna clara división del trabajo, en la que los hombres cazan y las mujeres reco-lectan plantas.

“El asentamiento es un lugar de intensa interacción social y un sitio en el quese comparte la comida”, comenta Leakey, “cuando hay carne, este reparto impli-ca a menudo un ritual elaborado que se rige por reglas sociales estrictas”.

Hay una buena razón para suponer que se daba una situación similar en lasociedad humana primitiva. En lugar de la caricatura del darwinismo social queintenta extrapolar las leyes de la selva capitalista para cubrir toda la historia yprehistoria humanas, todas las pruebas a nuestra disposición indican que la basede las primeras sociedades humanas era la cooperación, la actividad colectiva yel reparto. Glynn Isaac, de la Universidad de Harvard, dio un paso significativoen el pensamiento antropológico en un importante artículo publicado en 1978 enScientific American. Su hipótesis de la comida compartida pone el acento en elimpacto social de la recolección y reparto de alimentos. En 1982, en un discur-so por el centenario de la muerte de Darwin, afirmó que “la adopción del repar-to de la comida habría favorecido el desarrollo del lenguaje, la reciprocidadsocial y el intelecto”. En La formación del género humano, Richard Leakeyescribe: “La hipótesis del reparto de la comida es una firme candidata a expli-car qué puso a los primeros hombres en el camino del hombre moderno”.

Los últimos dos millones de años se han caracterizado por un ciclo climá-tico único. Largos períodos de intenso enfriamiento y avances de los glaciareshan sido interrumpidos por cortos períodos de aumento de las temperaturas yretroceso glaciar. Las eras glaciales tienen una duración aproximada de 100.000años, mientras que los períodos interglaciares duran unos 10.000. En estas con-diciones extremas, los mamíferos se vieron obligados a desarrollar formas másavanzadas, o desaparecer. Del total de 119 especies de mamíferos europeos yasiáticos existentes hace dos millones de años, sólo nueve perviven en nuestrosdías. El resto evolucionaron hacia especies más avanzadas o desaparecieron. Denuevo el nacimiento y la muerte están inseparablemente ligados en el procesoagridulce, contradictorio y dialéctico de la evolución.

La última glaciación dio paso a un nuevo período interglaciar que se ha prolon-gado hasta la actualidad, pero que inevitablemente llegará a su fin. El Homo erec-tus dejó paso a un homínido más avanzado hace 500.000 años: el Homo sapiens.Éste se ramificó hace 100.000 años. El ser humano (Homo sapiens sapiens) fue unade sus líneas evolutivas. La otra, el hombre de Neanderthal (Homo sapiens nean-derthalensis), desapareció o fue absorbida hace 40.000 años. Por lo tanto, la razahumana se desarrolló durante un período caracterizado por un intenso enfria-

EL NACIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL HOMBRE 299

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miento que significó una dura lucha por la supervivencia. Sin embargo, hubootros períodos en que las condiciones mejoraron, estimulando el aumento depoblación y oleadas de migraciones humanas. Era el amanecer de la edad delgénero humano.

ENGELS Y LOS ORÍGENES DEL HOMBRE

¿Cómo se ven las ideas de Engels en El papel del trabajo en la transformacióndel mono en hombre a la luz de las más recientes teorías de la evolución?

Uno de los más destacados paleontólogos modernos es Stephen J. Gould. Ensu libro Desde Darwin, hace la siguiente apreciación del ensayo de Engels:

“El siglo XIX produjo un análisis brillante por parte de una fuente que sinduda sorprenderá a muchos lectores: Federico Engels (un poco de reflexión de-bería disminuir esta sorpresa). Engels tenía un interés entusiasta en las cienciasnaturales y buscaba basar su filosofía general del materialismo dialéctico sobreuna base ‘positiva’. No vivió para completar su Dialéctica de la naturaleza, peroincluyó largos comentarios sobre ciencia en tratados como Anti-Dühring. En1876, Engels escribió un ensayo titulado El papel del trabajo en la transforma-ción del mono en hombre. Se publicó póstumamente en 1896, y desgraciadamen-te no tuvo ningún impacto visible en la ciencia occidental.

“Engels considera tres características esenciales de la evolución humana: elhabla, un cerebro grande y la postura erguida. Argumenta que el primer pasodebió de ser un descenso de los árboles, con la consiguiente evolución haciauna posición erguida por parte de nuestros antepasados moradores del suelo.‘Estos simios, cuando se movían por el suelo, empezaron a abandonar el hábi-to de utilizar sus manos y a adoptar una manera de andar cada vez más ergui-da. Este fue un paso decisivo en la transición del simio al hombre’. La posturaerguida liberó la mano para la utilización de herramientas (trabajo, en la ter-minología de Engels); el incremento en la inteligencia y el habla aparecieronmás tarde”180.

A pesar de todo, las teorías idealistas sobre la evolución del hombre siguenmanteniendo en retaguardia una acción constante contra el materialismo, comopodemos ver en el siguiente extracto de un libro publicado tan recientementecomo este mismo año*:

“La fuerza que más probablemente ha dirigido nuestra evolución [es] el pro-ceso de evolución cultural. En la medida en que nuestras culturas evolucionaronen complejidad, también lo hicieron nuestros cerebros, que así empujaron a nues-tros cuerpos hacia una mayor capacidad de respuesta y a nuestra cultura a unacomplejidad todavía mayor, en un proceso que se autoalimenta. Cerebros mayo-

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180. S. J. Gould, Ever Since Darwin, pp. 210-11.* 1995. (Nota de la editorial).

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res y más inteligentes llevaron a culturas más complejas y cuerpos adaptadospara sacar partido de ellas, lo que a su vez llevó a cerebros todavía mayores ymás inteligentes”181.

Los idealistas han intentado demostrar una y otra vez que el hombre se dis-tingue de los animales “inferiores” por su inteligencia superior. Según esta inter-pretación, el hombre primitivo, por alguna razón desconocida, primero “se hizointeligente”, luego empezó a hablar, utilizar herramientas, pintar murales y demás.Si esto fuese cierto se podría esperar que tuviese un reflejo en un aumento signi-ficativo muy temprano de la capacidad cerebral. Sin embargo, el registro fósildemuestra que no fue así.

En el transcurso de las últimas tres décadas se han dado una serie de avan-ces muy importantes en la paleontología, se han descubierto nuevos e interesan-tes fósiles y una nueva manera de interpretarlos. Según una reciente teoría, losprimeros simios bípedos evolucionaron ya hace unos siete millones de años.Posteriormente, en un proceso que los biólogos denominan radiación adaptati-va, hubo una proliferación de especies bípedas, con la evolución de diferentesespecies de simios, cada uno adaptado a sus propias condiciones medioambien-tales. Hace 2-3 millones de años, una de estas especies (Homo erectus) desa-rrolló un cerebro significativamente más grande. Fueron los primeros homínidosen usar el fuego, en utilizar la caza como fuente importante de alimento, encorrer igual que los humanos actuales y en fabricar herramientas según un planmental preconcebido. Así, el incremento del tamaño del cerebro coincide con laaparición de la fabricación de herramientas, hace unos 2’5 millones de años. Portanto, tras 5 millones de años en que no hubo ningún aumento significativo deltamaño del cerebro, se dio un salto cualitativo claramente vinculable con lafabricación de herramientas.

La biología molecular indica que las primeras especies de homínidos apare-cieron hace unos 5 millones de años, en forma de un simio bípedo con largos bra-zos y dedos curvos. El protohumano Australopithecus tenía un cerebro pequeño,sólo 400 centímetros cúbicos. El salto cualitativo tuvo lugar con el Homo habilis,que tenía un cerebro de 600 cc, es decir, un sorprendente aumento del 50%. Elsiguiente paso adelante importante fue con el Homo erectus, con un cerebro deentre 850 y 1.100 cc.

No fue hasta la aparición del Homo sapiens, hace unos 100.000 años, cuandoel cerebro alcanzó su capacidad actual: 1.350 cc. Por lo tanto, los primeros homí-nidos no tenían grandes cerebros. No fue el cerebro lo que potenció la evoluciónhumana, sino que, al contrario, el crecimiento del mismo fue producto de la evo-lución, especialmente de la construcción de herramientas. El salto cualitativo enla capacidad cerebral del Homo habilis está claramente vinculado a la fabricaciónde herramientas de piedra. De hecho, en la transición de Homo erectus a Homosapiens se da otro salto cualitativo. “La mente humana apareció en la Tierra con

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181. C. Wills, The Runaway Brain, The Evolution of Human Uniqueness, p. xxii.

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una asombrosa rapidez”, escribe John McCrone. “En sólo 70.000 años, un simpleparpadeo de tiempo geológico, se cubre la transición de nuestros antecesoresdesde un simio listo a un Homo sapiens consciente de sí mismo.

“Al otro lado de la división evolutiva tenemos al Homo erectus, una bestiainteligente con un cerebro casi tan grande como el del humano moderno, una cul-tura sencilla de herramientas y el dominio del fuego, aunque un poco atrasadamentalmente. En nuestro propio lado tenemos al Homo sapiens con sus rituales yarte simbólico (pinturas rupestres, abalorios, brazaletes, lámparas decorativas,tumbas) que marcan la llegada de una mente consciente de sí misma. Algo decisi-vo y repentino tiene que haber pasado, y este acontecimiento pudo ser el punto departida de la consciencia humana”182.

¿PUEDEN LOS SIMIOS FABRICAR HERRAMIENTAS?

Recientemente se ha puesto de moda difuminar la diferencia entre los humanos yel resto del reino animal, hasta el punto de prácticamente hacerla desaparecer. Encierta manera, es preferible esto a las tonterías idealistas del pasado. Somos ani-males y compartimos toda una serie de características comunes con otros anima-les, especialmente con nuestros parientes más cercanos, los simios. La diferenciagenética entre humanos y chimpancés es de alrededor de un dos por ciento. Sinembargo, también en este caso, la cantidad se transforma en calidad. Este dos porciento representa un salto cualitativo que ha separado decisivamente el génerohumano de todas las demás especies.

El descubrimiento de una rara especie de chimpancés, los bonobos, que sonincluso más cercanos a los humanos que otros chimpancés, ha levantado graninterés. En su libro Kanzi, The Ape at the Brink of the Human Mind (Kanzi, elmono al borde de la mente humana), Sue Savage-Rumbaugh y Roger Lewin handado un informe detallado de sus investigaciones sobre las capacidades mentalesde un bonobo cautivo, Kanzi. Sin duda el nivel de inteligencia demostrado porKanzi es significativamente superior al observado hasta ahora en no humanos, yen algunos sentidos se parece al de un niño. Sobre todo parece demostrar la exis-tencia de un potencial para, por ejemplo, la construcción de herramientas. Este esun argumento muy fuerte en favor de la teoría de la evolución.

Sin embargo, lo más significativo de los experimentos que intentaban que elbonobo fabricase una herramienta de piedra es que fracasaron. En libertad, loschimpancés utilizan “herramientas”, como palos para sacar termitas del nido eincluso piedras como “yunques” para romper nueces. Estas operaciones expresanun alto nivel de inteligencia y sin duda demuestran que los parientes más cerca-nos al género humano tienen algunos de los prerrequisitos mentales necesariospara actividades más avanzadas. Pero, como Hegel dijo en una ocasión, cuando

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182. New Scientist, 29/1/94.

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queremos ver un roble no nos damos por satisfechos si se nos muestra una bello-ta. El potencial para elaborar herramientas no es lo mismo que elaborarlas, deigual manera que la posibilidad de ganar cien millones en la lotería no es lo mismoque ganarlos de verdad. Pero analizándolo más de cerca, este potencial se vuelvebastante relativo.

Los chimpancés cazan a veces pequeños monos. Pero no utilizan armas niherramientas para hacerlo: utilizan sus dientes. Los primeros humanos erancapaces de descuartizar cadáveres de grandes animales, para lo que necesitabanherramientas de piedra afiladas. Sin duda los primeros homínidos utilizabansolamente utensilios ya hechos, como palos. Es el mismo tipo de actividad quepodemos ver en los chimpancés. Si los humanos se hubiesen quedado en unadieta principalmente vegetariana, no hubiesen tenido necesidad de fabricarherramientas de piedra. Pero la capacidad de fabricarlas les dio acceso a unanueva fuente de comida. Esto sigue siendo cierto incluso si aceptamos que losprimeros humanos no eran cazadores, sino principalmente carroñeros. Seguiríannecesitando herramientas para abrirse paso a través de la recia piel de los ani-males más grandes.

Los protohumanos de la cultura Olduvai, en África oriental, ya poseían técni-cas bastante avanzadas para fabricar herramientas por el proceso conocido comolaminación. Seleccionaban las piedras adecuadas y descartaban las demás, lasgolpeaban con el ángulo correcto, etc., lo que demuestra un alto nivel de sofisti-cación y habilidad, que no se encuentra en el “trabajo” de Kanzi a pesar de laintervención activa de humanos tratando de animar al bonobo a fabricar unaherramienta. Después de repetidos esfuerzos, los experimentadores se vieronobligados a reconocerlo:

“Hasta ahora Kanzi ha demostrado un grado relativamente bajo de sutilezatecnológica en cada uno de [los cuatro criterios] comparados a los observados enel registro del Paleolítico inferior”.

Y concluyen: “Por supuesto que hay una clara diferencia entre la habilidadpicapedrera de Kanzi y los fabricantes de herramientas de Olduvai, lo que pareceimplicar que esos humanos primitivos habían dejado de hecho de ser simios”183.

Entre las diferencias que separan a incluso los homínidos más primitivos delos simios más superiores están los importantes cambios en la estructura corporalrelacionados con la postura erguida. La estructura de los brazos y muñecas delbonobo, por ejemplo, es diferente de la humana. Los largos y curvados dedos y elcorto pulgar le impiden agarrar una piedra con la firmeza suficiente para dar ungolpe fuerte. Esto ya había sido planteado por otros:

La mano del chimpancé tiene un pulgar bastante desarrollado que se puedeoponer a los dedos, “pero es corto y grueso y no se junta con la punta del dedoíndice. En la mano del homínido, el pulgar es mucho más largo y está giradode tal manera que se enfrenta al índice. Esto es concomitante a la bipedación y

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183. S. Savage-Rumbaugh y R. Lewin, Kanzi. The Ape at the Brink of the Human Mind, p. 218.

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produce un incremento mayor de la destreza. Todos los homínidos parecenhaber tenido este tipo de mano, incluso el afarensis, el más viejo que conoce-mos hasta el momento. Su mano es difícilmente distinguible de la del hombremoderno”184.

A pesar de todos los esfuerzos para difuminar la línea divisoria, la diferen-cia entre los simios más avanzados y los homínidos más primitivos está fuera detoda duda. Irónicamente, estos experimentos que intentaban refutar la idea delos humanos como animales fabricantes de herramientas han demostrado justolo contrario.

LOS HUMANOS Y EL LENGUAJE

De la misma manera que unos intentaron demostrar que la construcción de he-rramientas no es una característica fundamental de la humanidad, otros lo inten-taron con el lenguaje. La parte del cerebro conocida como centro de Broca estáasociada al lenguaje y se creía que sólo existía en los humanos; ahora se sabe quetambién existe en otros animales. Esto ha sido utilizado para rebatir la idea deque la adquisición del lenguaje es exclusiva de los humanos. Pero el argumentoparece bastante débil. El hecho sigue siendo que no hay ninguna otra especie,aparte de la nuestra, que dependa del lenguaje para su existencia como tal espe-cie. El lenguaje es esencial para el modo social de producción, que es la base dela sociedad humana.

Para demostrar que otros animales se pueden comunicar hasta cierto punto, noes necesario estudiar a los bonobos. Muchas especies tienen formas de comunica-ción bastante desarrolladas. No sólo mamíferos, también pájaros e insectos, comolas hormigas o las abejas. Pero no se puede plantear que ello implique pensa-miento inteligente, o simplemente pensamiento; son instintivas e innatas y tienenun alcance muy limitado. Repiten una y otra vez mecánicamente las mismasacciones, y no por eso son más efectivas. Muy pocos las considerarían lenguajetal y como lo entendemos.

Se puede enseñar a un loro a repetir frases enteras. ¿Eso quiere decir quehabla? Está claro que aunque pueda imitar sonidos bastante bien, no comprendenada de su significado. Pero precisamente la comunicación de significados es laesencia del lenguaje inteligible. Las cosas son diferentes con los mamíferos supe-riores. Engels, gran amante de la caza, no estaba seguro de hasta qué punto losperros y los caballos no entendían parcialmente el habla humana y se sentían frus-trados por no poder hablar. Ciertamente el nivel de comprensión demostrado porel bonobo Kanzi en cautividad sorprende bastante. A pesar de todo esto, hay razo-nes específicas para que ningún otro animal posea lenguaje. Solamente los huma-nos tienen un sistema vocal que les permite pronunciar consonantes. Ningún otro

304 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

184. D. C. Johanson y M. A. Edey, op. cit., p. 325.

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animal las puede pronunciar. De hecho, las consonantes sólo se pueden pronun-ciar junto con vocales, o quedarían reducidas a chasquidos y silbidos. La capaci-dad de pronunciar consonantes es un producto de la postura erguida, comodemuestra el estudio sobre Kanzi:

“Sólo el hombre tiene un sistema vocal que le permite la producción de so-nidos consonantes. Estas diferencias entre nuestro sistema vocal y el de los si-mios, aunque relativamente menores, son significativas y pueden estar vincula-das a la postura bípeda y la necesidad asociada de llevar la cabeza en una pos-tura equilibrada, erguida sobre el centro de la espina dorsal. Una cabeza conuna mandíbula grande y pesada obligaría a su poseedor a caminar con una incli-nación hacia adelante y le impediría correr con rapidez. Para conseguir una pos-tura erguida equilibrada, era esencial que la estructura de la mandíbula retroce-diese y, de esta manera, el sistema vocal inclinado característico de los simiostomase el ángulo recto. Junto a la reducción de la mandíbula y el aplastamien-to de la cara, la lengua, en lugar de estar situada totalmente en la boca, retroce-dió parcialmente hacia dentro de la garganta para formar la parte posterior dela orofaringe. La movilidad de la lengua permite la modulación de la cavidadorofaríngea de una manera que no es posible en el simio, cuya lengua residetotalmente en la boca. De manera parecida, la curva pronunciada en la nasofa-ringe significa que la distancia entre el paladar blando y la parte posterior de lagarganta es muy corta. Elevando el paladar blando podemos bloquear los con-ductos nasales, lo que nos permite formar la turbulencia necesaria para crearconsonantes”.

Sin consonantes no podríamos distinguir fácilmente entre una palabra y otra.Pueden transmitir una cantidad de información pero necesariamente limitada.

“El habla es infinitamente variada y actualmente sólo el oído humano estácapacitado para encontrar las unidades con significado entre estas modulacionesinfinitamente variadas. Las consonantes son las que nos permiten hacerlo”. Losniños son capaces de categorizar consonantes, de manera similar a como lo hacenlos adultos, desde un estadio muy temprano, como sabe cualquiera que haya oído“hablar” a un niño. Consiste precisamente en experimentos repetidos con combi-naciones de vocales y consonantes (ba-ba, pa-pa, ta-ta, ma-ma). Incluso en esteestadio inicial, el niño es capaz de hacer lo que ningún animal.

¿Tendríamos que sacar la conclusión, por lo tanto, de que la única razón porla que otros animales no hablan es fisiológica? Esto sería un error de bulto. Laforma del sistema vocal y la capacidad física de combinar vocales y consonantesson las precondiciones físicas del habla humana, pero nada más que eso. Sólo eldesarrollo de la mano, inseparablemente vinculado al trabajo, y la necesidad dedesarrollar una sociedad altamente cooperativa hicieron posibles un cerebromayor y el lenguaje. Parece ser que las áreas cerebrales relacionadas con la uti-lización de instrumentos y el lenguaje tienen un origen común en el desarrollotemprano del sistema nervioso del niño, y solamente se separan a los dos años,cuando el centro de Broca establece circuitos diferenciados con el córtex anterior

EL NACIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL HOMBRE 305

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prefrontal. Esto en sí mismo es una prueba llamativa del estrecho vínculo entrela fabricación de instrumentos y el lenguaje. El lenguaje y las habilidades mani-puladoras se desarrollaron al tiempo, y esta evolución se reproduce en el desa-rrollo del niño hoy en día.

Incluso los primeros homínidos de la cultura de Olduvai tenían habilidadesmanipuladoras mucho más avanzadas que las de los simios. No eran simplemen-te “chimpancés erguidos”. La fabricación de la herramienta de piedra más senci-lla es mucho más compleja de lo que parece. Requiere planificación y previsión.El Homo habilis tenía que planificar de antemano. Tenía que saber que en el futu-ro necesitaría una herramienta incluso aunque no tuviese tal necesidad en elmomento de encontrar el material apropiado. La cuidadosa selección del tipo depiedra y la búsqueda del ángulo correcto para golpearla demostraban un nivel dehabilidad mental cualitativamente superior al de los simios. Parece improbableque al menos los rudimentos del lenguaje no estuviesen presentes en este estadio.Pero todavía hay más evidencias.

El 90% de los humanos son diestros. Este tipo de preferencia por una manono se encuentra en otros primates. Los simios individuales pueden ser diestroso zurdos, pero la población en su conjunto se dividirá en dos mitades iguales.Este fenómeno está estrechamente vinculado a las habilidades manipuladoras yal lenguaje:

“Ser diestro o zurdo está asociado con la localización de funciones en elhemisferio opuesto del cerebro. Esta localización de las habilidades manipulado-ras en el hemisferio izquierdo en (la mayoría de) los diestros va acompañada porla localización de las habilidades lingüísticas en ese mismo hemisferio. El hemis-ferio derecho se ha especializado en habilidades espaciales”.

Este fenómeno no está presente en el Australopithecus, pero sí en los cráneosmás antiguos conocidos del Homo habilis, el primer fabricante de herramientas.Es bastante improbable que sea una coincidencia. Cuando llegamos al Homo erec-tus, la evidencia es aplastante.

“Estas tres líneas de evidencia anatómica (el cerebro, el sistema vocal y la ca-pacidad de utilización de herramientas) representan el principal apoyo para la opi-nión de un largo proceso de cambios graduales en el camino hacia el lenguaje.Junto a estos cambios en el cerebro y el sistema vocal, tuvieron lugar cambios gra-duales concomitantes en la mano, cambios que la hicieron cada vez más un ins-trumento capaz de construir y utilizar herramientas”185.

El surgimiento del género humano representa un salto adelante cualitativo enla evolución. Por primera vez, la materia se hace consciente de sí misma. En lugarde evolución inconsciente, tenemos el inicio de la historia. En palabras de Engels:

“Con el hombre penetramos en la historia. Los animales también poseen unahistoria, la de su descendencia y gradual evolución hasta llegar a su estado actual.Pero esa historia se hace para ellos, y en la medida en que participan en ella, eso

306 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

185. S. Savage-Rumbaugh y R. Lewin, op. cit., pp. 226-27, 228 y 237-38.

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ocurre sin que lo sepan o lo quieran. Por otro lado, cuanto más se alejan los sereshumanos de los animales en el sentido más estrecho de la palabra, más hacen ellosmismos su historia en forma consciente, más se reduce la influencia de los efec-tos imprevistos y de las fuerzas incontroladas sobre dicha historia, y el resultadohistórico corresponde con mayor exactitud al objetivo prefijado. Pero si aplicamosesta medida a la historia humana, inclusive a la de los pueblos más desarrolladosde la actualidad, advertimos que aún existe una colosal desproporción entre losobjetivos previstos y los resultados obtenidos, que predominan los efectos impre-vistos y que las fuerzas incontroladas son mucho más poderosas que las puestasen movimiento de acuerdo con un plan. Y esto no puede ser de otra manera mien-tras la actividad histórica más esencial de los hombres, la que los elevó del esta-do animal al humano y la que constituye la base material de todas sus otras acti-vidades, a saber, la producción de lo que necesita para vivir, o sea, en nuestrosdías, la producción social, se encuentre sometida ante todo al juego recíproco deefectos no deseados, provocados por fuerzas no dominadas, y mientras sólo porexcepción logre los fines que persigue, pero con mayor frecuencia consiga exac-tamente lo contrario de lo que desea.

“En los países industriales más avanzados hemos dominado las fuerzas de lanaturaleza, para ponerlas al servicio de la humanidad; con ello multiplicamos in-finitamente la producción, de modo que un niño produce ahora más que antes cienadultos. ¿Y cuál es el resultado? Una jornada de trabajo creciente, una mayormiseria de las masas y, cada diez años, un gran derrumbe. Darwin no sabía quéamarga sátira escribía sobre la humanidad, y en especial sobre sus compatriotas,cuando mostró que la libre competencia, la lucha por la existencia, que los eco-nomistas celebran como la máxima conquista histórica, es el estado normal delreino animal.

“Sólo la organización consciente de la producción social, en la cual la pro-ducción y la distribución se llevan a cabo en forma planificada, puede elevar a lahumanidad por encima del resto del mundo animal en lo que se refiere al aspectosocial, tal como la producción en general lo hizo con el género humano en elaspecto específicamente biológico. La evolución histórica hace cada día másindispensable esa organización, pero al mismo tiempo la posibilita cada día más.A partir de ella comenzará una nueva época de la historia en la cual la humanidadmisma, y con ella todas las ramas de su actividad, y en particular las ciencias natu-rales, experimentarán un avance que dejará en las sombras más densas todo loobtenido hasta ese momento”186.

EL NACIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL HOMBRE 307

186. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 37-38.

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13. La génesis de la mente

EL PUZZLE DEL CEREBRO

La naturaleza orgánica surgió a partir de la naturaleza muerta; la natu-raleza viva produjo una forma capaz de pensar. Primero tuvimos materia,incapaz de pensar; a partir de la cual se desarrolló materia pensante, elhombre. Si este es el caso —y a través de las ciencias naturales sabemosque lo es— está claro que la materia es la madre de la mente; la mente noes la madre de la materia. Los niños nunca son más viejos que sus padres.‘La mente’ viene después, y por lo tanto debemos considerarla la des-cendencia, y no la madre (...) la materia existió antes de la aparición delhumano pensante; la Tierra existió durante mucho tiempo antes de la apa-rición de ninguna ‘mente’pensante sobre su superficie. En otras palabras,la materia existe objetivamente, independientemente de la ‘mente’. Pero elfenómeno psíquico, la llamada ‘mente’, nunca y en ninguna parte existesin materia, nunca fue independiente de la materia. El pensamiento noexiste sin un cerebro; los deseos son imposibles a no ser que haya un cuer-po deseoso (...) En otras palabras: los fenómenos psíquicos, los fe-nómenos de la conciencia, son simplemente una propiedad de la materiaorganizada de una manera concreta, una ‘función’ de ese tipo de materia.

Nikolai Bujarin

La interpretación de los mecanismos del cerebro representa uno de losúltimos misterios biológicos que quedan, el último refugio del misticismosombrío y la dudosa filosofía religiosa.

Steven Rose

Durante siglos, el tema central de la filosofía fue la relación entre el pensamientoy el ser. Ahora, por fin, los enormes avances científicos están empezando a arro-jar algo de luz sobre el carácter real de la mente y su funcionamiento. Estos avan-ces son una enfática confirmación del punto de vista materialista, especialmente

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con respecto a las polémicas sobre el cerebro y la neurobiología. El último refu-gio del idealismo está siendo atacado, lo cual no impide a los idealistas lanzar unatestaruda contraofensiva, como demuestra la siguiente cita:

“Cuando se hizo imposible investigar este elemento no material de la crea-ción, muchos lo descartaron. Empezaron a pensar que sólo la materia era real. Yde esta manera nuestros pensamientos más profundos fueron reducidos a nadamás que productos de las células cerebrales funcionando según las leyes de la quí-mica (...) debemos estudiar las respuestas eléctricas que acompañan el pensa-miento, pero no podemos reducir Platón a pulsaciones nerviosas, o Aristóteles aondas alfa (...) Las descripciones de los movimientos físicos nunca revelarán susignificado. La biología sólo puede examinar el mundo interconectado de neuro-nas y sinapsis”187.

Lo que llamamos “mente” no es más que el modo de existencia del cerebro. Esun fenómeno enormemente complicado, el producto de millones de años de evo-lución. La dificultad a la hora de analizar los complejos procesos que tienen lugaren el cerebro y el sistema nervioso y las interrelaciones igualmente complejas entrelos procesos mentales y el entorno ha retrasado durante siglos la correcta com-prensión de la naturaleza del pensamiento. Esto ha permitido a los idealistas yteólogos especular con el supuesto carácter místico del “alma”, concebida comouna sustancia inmaterial que se dignaba a residir temporalmente en el cuerpo. Losavances de la moderna neurobiología significan que, al final, los idealistas estánsiendo expulsados de su último refugio. A medida que vamos descifrando lossecretos del cerebro y del sistema nervioso, se hace más fácil explicar la mente sinrecurrir a agentes sobrenaturales, como la suma total de la actividad cerebral.

En palabras del neurobiólogo Steven Rose, la mente y la conciencia son “laconsecuencia inevitable de la evolución de estructuras cerebrales concretas quese desarrollaron en una serie de cambios evolutivos en el camino del surgimien-to de la humanidad (...) la consciencia es una consecuencia de la evolución de unnivel concreto de complejidad y un grado de interacción entre las células ner-viosas [neuronas] del córtex cerebral, mientras que la forma que adopta estáprofundamente modificada en cada cerebro individual por su desarrollo en rela-ción con el entorno”188.

LA MENTE, ¿UNA MÁQUINA?

Las concepciones del cerebro humano han cambiado considerablemente en losúltimos 300 años, desde el nacimiento de la ciencia moderna y el surgimiento dela sociedad capitalista. La percepción del cerebro ha sido moldeada a través de lahistoria por los prejuicios religiosos y filosóficos de cada momento. Para la Igle-

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187. Blackmore y Page, Evolution: the Great Debate, pp. 185-86. El subrayado es nuestro.188. S. Rose, The Conscious Brain, p. 31.

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sia, la mente era la “casa de Dios”. El materialismo mecánico del siglo XVIII laconsideraba como un mecanismo de relojería. Más recientemente ha sido descri-ta como una suma improbable de acontecimientos probabilísticos. En los tiemposmedievales, cuando la ideología católica lo dominaba todo, se decía que el almaimpregnaba todas las partes del cuerpo; cerebro, cuerpo, mente o materia eranindistinguibles. Con Copérnico, Galileo y finalmente Newton y Descartes, con suconcepción materialista mecánica, hubo un cambio en el enfoque.

Para Descartes, el mundo era como un mecanismo de relojería o una máquinahidráulica, y los organismos vivos simplemente tipos particulares de ellos. Estaimagen cartesiana ha dominado la ciencia y actuado como metáfora legitimadorade una particular visión del mundo, en la que se tomaba la máquina como mode-lo para los organismos vivos, y no al revés. Los cuerpos son unidades indisolublesque pierden sus características esenciales si los despiezamos. Las máquinas por elcontrario se pueden desmontar y volver a montar. Cada parte sirve para una fun-ción separada y analizable, y el todo funciona de una manera regular que se puededescribir por la acción de sus partes componentes incidiendo las unas en las otras.

La imagen del cerebro ha reflejado las limitaciones de la ciencia de cadaépoca. El punto de vista mecanicista del siglo XVIII fue un reflejo de que en esemomento la ciencia más avanzada era la mecánica. ¿Acaso no había explicado elgran Newton todo el universo en términos de las leyes de la mecánica? Entonces,¿por qué tenían el cuerpo humano y la mente que funcionar de otra manera? Des-cartes aceptó este punto de vista cuando describió el cuerpo humano como unaespecie de autómata. Pero, dado que era un católico devoto, no podía aceptar queel alma inmortal fuese parte de esa máquina. Tenía que ser algo totalmente apar-te, situado en un lugar especial del cerebro, la llamada glándula pineal. Desde eseoscuro rincón del cerebro, el Espíritu se alojó temporalmente en el cuerpo y diovida a la máquina.

“De esta manera se desarrolló la disyunción inevitable pero fatal del pensa-miento científico occidental”, dice Steven Rose, “el dogma conocido en el caso deDescartes y sus sucesores como ‘dualismo’; un dogma que, como veremos, es laconsecuencia inevitable de cualquier tipo de materialismo reduccionista que noquiera aceptar al final que los humanos no son ‘nada más’ que el movimiento desus moléculas. El dualismo fue una solución a la paradoja del mecanicismo, quepermitió a la religión y a la ciencia reduccionista evitar durante otros dos siglossu batalla inevitable por la supremacía ideológica. Fue una solución que era com-patible con la distribución capitalista de la semana porque en los días laborablespermitía tratar a los humanos como simples mecanismos físicos objetivados y quepodían ser explotados sin contradicción, mientras que los domingos se podíareforzar el control ideológico con la afirmación de la inmortalidad y el librealbedrío de un espíritu ilimitado e incorpóreo no afectado por los traumas delmundo del trabajo diario a los que el cuerpo había sido sometido”189.

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189. S. Rose, Molecules and Minds, p. 23.

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En los siglos XVIII y XIX cambió la concepción de la mente como “el fantas-ma de la máquina”. Con el descubrimiento de la electricidad, se percibió el cere-bro y el sistema nervioso como un laberinto eléctrico. Al cambiar el siglo surgió laanalogía con la centralita telefónica, en la que el cerebro procesaba mensajes de losdiferentes órganos. Con la era de la producción en masa llegó el modelo de la orga-nización empresarial, tal y como se explicaba en esta enciclopedia infantil:

“Imagínate tu cerebro como la sección ejecutiva de una gran empresa. Estádividido, como puedes ver aquí, en muchos departamentos. Sentado en un granescritorio en el despacho principal está el Director General, tu ser consciente, conlíneas telefónicas que le conectan a todos los departamentos. A tu alrededor estánlos asesores principales: los Superintendentes de Mensajes Recibidos, como laVisión, el Gusto, el Olfato, el Oído y el Sentimiento (estos dos últimos, escondi-dos detrás de las oficinas centrales). Cerca también tenemos los Superintendentesde Mensajes Enviados, que controlan el Habla y el Movimiento de Brazos y Pier-nas, y las demás partes del cuerpo. Por supuesto, sólo los mensajes más impor-tantes llegan a tu oficina. Las tareas rutinarias, como el funcionamiento delcorazón, pulmones y estómago, o supervisar detalles menores del trabajo muscu-lar, las llevan a cabo los Directores de Acciones Automáticas en el Tronco Cere-bral y el Director de Acciones Reflejas en el Cerebelo. Todos los demás departa-mentos forman lo que los científicos llaman el cerebro”.

Con el desarrollo de los ordenadores, que podían llevar a cabo cálculos im-presionantes, el paralelismo se hizo inevitable. La forma en que los ordenadoresalmacenaban información se denominó memoria. Se construyeron ordenadorescada vez más complejos. ¿Hasta qué punto se podría acercar un ordenador al cere-bro humano? La ciencia-ficción nos trajo las películas de Terminator, en las quelos ordenadores habían superado la inteligencia humana y luchaban por el controldel mundo. Pero como Steven Rose explica en su último libro: “Los cerebros notrabajan con información en el sentido del ordenador, sino con significado. Y sig-nificado es un proceso modelado y desarrollado históricamente, expresado porindividuos en interacción con su entorno natural y social. De hecho, uno de losproblemas del estudio de la memoria es precisamente que es un fenómeno dialéc-tico. Porque cada vez que recordamos, de alguna manera trabajamos sobre y trans-formamos nuestros recuerdos; no son simplemente traídos del almacén y almace-nados de nuevo sin modificación una vez los hemos consultado. Nuestros recuer-dos son recreados cada vez que recordamos”190.

¿QUÉ ES EL CEREBRO?

El cerebro humano es el punto álgido de la evolución de la materia. Pesa unos1.500 gramos, con lo que es más pesado que muchos otros órganos humanos. Su

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190. S. Rose, The Making of Memory, p. 91.

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superficie es rugosa como la de una nuez y tiene un color y una consistencia pare-cida a la de las gachas. Sin embargo, biológicamente es bastante complejo. Con-tiene una enorme cantidad de neuronas, posiblemente cien mil millones. Peroincluso esta cifra se queda pequeña cuando descubrimos que cada neurona estáencajada en una masa de células más pequeñas, llamadas glías o neuroglías, queles sirven de soporte.

La principal parte componente del encéfalo humano (conjunto de órganos delsistema nervioso contenidos en el cráneo) es el cerebro, que está dividido en dospartes iguales. La zona superficial es conocida como córtex. El tamaño del córtexdistingue a los humanos de todos los demás organismos. El cerebro se divide endos regiones o lóbulos que se corresponden, de forma aproximada, con funcionesparticulares del cuerpo y del procesamiento de información sensorial. Detrás delcerebro se sitúa el cerebelo, que supervisa todos los pequeños movimientos mus-culares del cuerpo. Debajo de estas partes está el bulbo raquídeo, que es la conti-nuación de la médula espinal. Ésta pone en comunicación todas las fibras nervio-sas del cuerpo con el cerebro.

El tamaño del cerebro, que distingue a los humanos de otros animales, se debeprincipalmente al incremento del tamaño de la fina capa exterior de células ner-viosas conocida como neocórtex. Pero esta expansión no fue uniforme. Los lóbu-los frontales, asociados con la planificación y la previsión, se expandieron muchomás que el resto. Lo mismo es cierto para el cerebelo, situado en la parte poste-rior del cráneo y que se asocia con la capacidad de adquirir habilidades automáti-cas, toda una serie de actividades diarias que realizamos sin pensarlas, como mon-tar en bicicleta, cambiar las marchas en un coche o abotonarnos el pijama.

El propio cerebro contiene un sistema circulatorio que proporciona nutrien-tes a zonas alejadas del suministro sanguíneo. Sin embargo, recibe una gran pro-porción de sangre conteniendo oxígeno y glucosa, que son vitales. A pesar de queel cerebro adulto sólo representa el 2% del peso corporal, su consumo de oxíge-no representa el 20% del total (50% en el niño). El 20% del consumo de gluco-sa del cuerpo se produce en el cerebro. Una quinta parte del total de la sangrebombeada por el corazón pasa por el cerebro. Los nervios transmiten la infor-mación eléctricamente. La señal que circula a través de un nervio lo hace enforma de onda eléctrica, un impulso que pasa de la célula del cuerpo al final dela fibra nerviosa. Por lo tanto, el lenguaje del cerebro está determinado por lacantidad y la frecuencia de esos impulsos eléctricos. “La información sobre laque se basan tales predicciones”, escribe Rose, “depende de la llegada de datosa la superficie del cerebro en términos de luz y sonido de diferentes longitudesde onda e intensidades, fluctuaciones de temperatura, presión en puntos concre-tos de la piel, concentración de determinadas sustancias químicas detectadas porla lengua o la nariz. Dentro del cuerpo, estos datos se transforman en una seriede señales eléctricas que pasan a través de nervios concretos hasta las zonas cen-trales del cerebro, donde las señales interaccionan las unas con las otras produ-ciendo ciertos tipos de respuesta”.

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La neurona se compone de una serie de partes (dendritas, cuerpo celular, axón,botones sinápticos) que llevan a cabo la transmisión de información. En otraspalabras, la neurona es la unidad del sistema encefálico. En cada acción muscularcoordinada están implicadas miles de neuronas motrices. Algo más complejoimplica a millones, aunque un millón de neuronas sólo representa solamente el0’01% del total de las disponibles en el córtex humano. Pero el cerebro no sepuede entender como un ensamblaje de partes separadas. Aunque el análisis deta-llado de la composición del cerebro es importante, tiene sus limitaciones.

“Hay muchos niveles a los cuales se puede describir el comportamiento delcerebro”, plantea Rose. “Se puede describir la estructura cuántica de los átomos,las propiedades moleculares de sus componentes químicos, la apariencia electró-nico-micrográfica de sus células individuales, el comportamiento de sus neuronascomo un sistema interactivo, la historia evolutiva o del desarrollo de estas neuro-nas como un modelo cambiante en el tiempo, la respuesta de comportamiento delindividuo humano cuyo cerebro estamos estudiando, el entorno social o familiarde ese humano, etc.”191. Para comprender el cerebro hay que entender las com-plejas interacciones dialécticas de todas sus partes. Hay que unir toda una serie deciencias, etología, psicología, fisiología, farmacología, bioquímica, biologíamolecular e incluso cibernética y matemáticas, para poder observar este fenóme-no en su conjunto dialéctico.

LA EVOLUCIÓN DEL CEREBRO

En la antigua mitología, la diosa Minerva surgió totalmente formada de la cabezade Júpiter. El cerebro no tuvo tanta suerte. Lejos de ser creado en un solo momen-to, evolucionó hasta su complejo sistema actual a través de millones de años.Empezó a existir en un estadio relativamente primitivo de la evolución. En primerlugar, los organismos unicelulares muestran ciertos modelos de comportamiento(por ejemplo, el movimiento hacia la luz o hacia los nutrientes). Con la apariciónde la vida multicelular se produjo una aguda división entre la vida animal y vege-tal. Aunque tienen sistemas de señales internos que les permiten “comunicarse”,la evolución de las plantas les alejó de los nervios y el cerebro. El movimiento enel reino animal requiere una rápida comunicación entre las células de diferentespartes del cuerpo.

Las criaturas unicelulares son autosuficientes. La comunicación entre las dife-rentes partes de la célula es relativamente simple. Por otra parte, los organismosmulticelulares son cualitativamente diferentes y permiten la especialización de lascélulas. Unas pueden encargarse principalmente de la digestión, otras de formaruna capa protectora, otras de la circulación, etc. En los organismos multicelularesmás primitivos ya existe un sistema de señales químicas (hormonas). Por lo tan-

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191. S. Rose, The Conscious Brain, p. 28.

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to, incluso a ese nivel tan primitivo se pueden encontrar células especializadas. Esun paso hacia un sistema nervioso, en el que las neuronas se agrupan en ganglios,que son el vínculo evolutivo entre los nervios y el cerebro y existen en insectos,crustáceos y moluscos.

El desarrollo de la cabeza y la localización de los ojos y la boca son unaventaja a la hora de recibir información de adónde se dirige el animal. De acuer-do con este desarrollo, un grupo de ganglios se arraciman en la cabeza de un pla-telminto (gusano plano). Representa la evolución del cerebro, aunque de unaforma muy primitiva. El platelminto también tiene capacidad de aprendizaje, unacaracterística clave del cerebro desarrollado. Representa un salto adelanteevolutivo.

Hace más de una década, unos neurocientíficos norteamericanos descubrieronque los mecanismos celulares básicos para la formación de la memoria en loshumanos también están presentes en los caracoles. El profesor Eric Kandel, de laUniversidad de Columbia, estudió el aprendizaje y la memoria de un caracol mari-no llamado Aplysia californica y descubrió que tenía algunas de las característi-cas básicas de los humanos. La diferencia es que mientras que el cerebro humanotiene cien mil millones de células nerviosas, el Aplysia sólo tiene algunos milesaunque bastante grandes. El que compartamos estos mecanismos con un caracolde mar es una respuesta suficiente a los tozudos intentos de los idealistas de pre-sentar al género humano como una creación única, separada y aparte de los demásanimales. Casi todas las funciones del cerebro dependen de la memoria. No hayninguna necesidad de recurrir a la intervención divina para explicar este fenóme-no. Los procesos naturales tienden a ser bastante conservadores. Una vez alcan-zada una adaptación que demuestra ser útil para ciertas funciones, ésta se propa-ga y mejora constantemente a través de la evolución, hasta el punto de proporcio-nar una ventaja evolutiva.

La evolución ha introducido muchas innovaciones en el cerebro de los ani-males, especialmente en los grandes cerebros de los primates superiores y loshumanos. El Aplysia puede “recordar” algo durante varias semanas, pero sumemoria sólo implica un nivel de actividad mental conocido como hábito en loshumanos. Este tipo de memoria está implícito en, por ejemplo, recordar cómo senada. Las investigaciones en gente con lesiones cerebrales parecen sugerir que lafacultad de recordar hechos y hábitos está almacenada por separado en el cerebro.Una persona puede perder la memoria de los hechos pero seguir montando enbicicleta. Los recuerdos que llenan el cerebro humano son infinitamente más com-plejos que los procesos que se dan en el sistema nervioso de un caracol.

El continuo crecimiento del cerebro requiere un cambio drástico en la evo-lución animal. El sistema nervioso de los artrópodos o de los moluscos no sepuede desarrollar más allá porque tienen un problema de diseño. Sus células ner-viosas forman un círculo alrededor de la tripa, y si se expandiesen restringiríanésta cada vez más, un límite claramente demostrado en la araña, que tiene la tripatan limitada por su anillo nervioso que sólo puede digerir comida en forma de

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líquidos poco densos. La capacidad cerebral ha llegado a sus límites físicos. Losinsectos no pueden desarrollarse más allá de cierta medida debido a que susestructuras se romperían bajo su propio peso, y por lo tanto tienen un límite parael tamaño de su cerebro. Los insectos gigantes de las películas de terror están limi-tados al reino de la ciencia-ficción.

Un mayor desarrollo cerebral requiere la separación de nervios y tripa. El sur-gimiento de los peces vertebrados provee el modelo para el desarrollo posterior dela médula espinal y el cerebro. La cavidad craneana puede albergar un cerebromayor y los nervios se extienden desde la médula espinal. En los orificios ocularesse desarrolló un ojo creador de imágenes que puede presentar modelos ópticos alsistema nervioso. El surgimiento de los anfibios y reptiles terrestres presenció eldesarrollo de la parte anterior del cerebro. Esto tiene lugar a expensas de los ojos.

Veinte años atrás, Harry Jerison, de la Universidad de California, desarrolló laidea de la correlación del tamaño del cerebro con el tamaño del cuerpo y trazó sudesarrollo evolutivo. Descubrió que el cerebro de los reptiles es tan pequeño comohace trescientos millones de años. La gráfica de su capacidad cerebral (dinosau-rios incluidos) en relación con su tamaño corporal daba como resultado una línearecta. Sin embargo, la aparición de los mamíferos hace unos 200 millones de añosmarcó un salto en el tamaño cerebral. Aquellos pequeños animales nocturnostenían un cerebro proporcionalmente cuatro o cinco veces mayor que el cerebromedio de los reptiles, debido principalmente al desarrollo del córtex cerebral, quees específico de los mamíferos, que mantuvo su tamaño relativo durante unos 100millones de años hasta que hace unos 65 millones se desarrolló rápidamente.Según Roger Lewin, en 30 millones de años el desarrollo del cerebro “se habíaincrementado entre cuatro y cinco veces, y los mayores incrementos coincidíancon la evolución de los ungulados [mamíferos con cascos o pezuñas], carnívorosy primates” (New Scientist, 5/12/92).

A medida que se fueron desarrollando, el tamaño del cerebro de monos, simiosy humanos se hizo mucho mayor. Teniendo en cuenta el tamaño corporal, el cere-bro de los monos es dos o tres veces mayor que el cerebro medio de los mamífe-ros actuales, mientras que el cerebro humano es seis veces mayor. El desarrollodel cerebro no fue continuo y gradual, sino dialéctico. “Aunque esta imagen agrandes trazos deja de lado detalles importantes”, dice Roger Lewin, “el mensajees bastante claro: la historia del cerebro implica largos períodos de constanciainterrumpidos por explosiones de cambio” (Ibíd.)

En menos de tres millones de años, un salto evolutivo, el cerebro triplicó sutamaño relativo, creando un córtex que representa entre el 70 y el 80% del volumencerebral. Las primeras especies de homínidos bípedos evolucionaron hace unos 7-10 millones de años. Sin embargo, sus cerebros eran relativamente pequeños, pare-jos a los de los simios. Entonces, hace unos 2’6 millones de años, se produjo unagran expansión, con la aparición del Homo. “Tuvo lugar un salto en la evoluciónde los antepasados de los actuales humanos,” dice el geólogo Mark Maslin, de laUniversidad de Kiel. “Toda la evidencia existente,” explica Lewin, “sugiere que la

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expansión del cerebro empezó hace unos 2’5 millones de años, un período quecoincide con la aparición de las primeras herramientas de piedra”. Con el trabajo,como Engels explicó, se produjo la expansión del cerebro y el desarrollo del habla.La comunicación animal primitiva dio paso al lenguaje, un avance cualitativo. Estotambién tuvo que depender del desarrollo de las cuerdas vocales. El cerebro huma-no es capaz de hacer abstracciones y generalizaciones más allá de lo que es capazel chimpancé, con el que está estrechamente relacionado.

El incremento del tamaño cerebral aumentó también su complejidad y se reor-ganizaron los circuitos neuronales. El principal beneficiario fue la sección ante-rior del córtex, el lóbulo frontal, que es seis veces mayor que en los simios. Debi-do a su tamaño, esta zona puede proyectar más fibras al cerebro medio despla-zando allí conexiones desde otras zonas cerebrales. “Esto podría ser significativopara la evolución del lenguaje” dice Terrence Deacon, de la Universidad de Har-vard, que señala que la zona prefrontal es donde residen ciertos centros del len-guaje humano. Para los humanos, esta realidad de la conciencia se revela en laautoconsciencia y el pensamiento.

“Con el surgimiento de la conciencia”, observa Steven Rose, “ocurre un saltoadelante evolutivo cualitativo, formando la distinción crítica entre los humanos ylas demás especies, de tal manera que los humanos se han convertido en muchomás variados y están sujetos a interacciones mucho más complejas que lo que esposible en otros organismos. El surgimiento de la conciencia ha cambiado cuali-tativamente el modo de existencia humana; con ella aparece un nuevo orden decomplejidad, un orden de organización jerárquica superior. Pero dado que hemosdefinido la conciencia no de forma estática, sino como un proceso que implica lainteracción entre individuo y entorno, podemos ver cómo, a medida que las rela-ciones humanas se han ido transformando a lo largo de la evolución de la socie-dad, también la conciencia humana se ha transformado. Nuestra capacidad crane-al o número de células puede no ser muy diferente de la del primitivo Homosapiens, pero nuestros entornos —nuestras formas de sociedad— son muy dife-rentes y de ahí que también lo sea nuestra conciencia, lo que significa que tam-bién lo son nuestros estados cerebrales”192.

LA IMPORTANCIA DEL HABLA

La importancia del habla, especialmente del habla interna, en el desarrollo denuestro cerebro es crucial. Esta idea no es nueva, ya fue planteada por los filóso-fos de la antigua Grecia y por los del siglo XVII, especialmente Thomas Hobbes.En La descendencia humana y la selección sexual, Charles Darwin explicó: “Unacadena de pensamiento larga y compleja no se puede llevar a cabo sin la ayuda delas palabras, ya sean habladas o silenciosas, de la misma manera que no se puede

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192. Ibíd., p. 179.

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llevar a cabo un cálculo largo sin utilizar las cifras del álgebra”. Esta concepciónfue planteada seriamente por el psicólogo soviético Lev Vigotsky en la década de1930, intentando refundir toda la psicología sobre esta base.

Utilizando ejemplos del comportamiento infantil, explicó cómo los niñospasan gran cantidad de tiempo hablándose a sí mismos en voz alta. Están ensa-yando los hábitos de planificación que más adelante interiorizarán como hablainterna. Vigotsky demostró que esta habla interna era la base de la capacidadhumana para acumular y evocar recuerdos. La mente humana está dominadapor un mundo interior de pensamientos estimulado por nuestras sensaciones,que es capaz de generalización y perspectiva. Los animales también tienenmemoria, pero parece estar encerrada en el presente, reflejando el entornoinmediato. El desarrollo del habla interna humana nos permite recordar y desa-rrollar ideas. En otras palabras, el habla interna jugó un papel clave en la evo-lución de la mente humana.

Aunque la muerte prematura de Vigotsky truncó su trabajo, sus ideas han sidorecuperadas y ampliadas con una importante aportación de la antropología, socio-logía, lingüística y psicología educativa. En el pasado se examinaba la memoriacomo un sistema biológico unitario, conteniendo la memoria a corto y largo plazo.Podía ser examinada neurofisiológica, bioquímica y anatómicamente. Pero hoy endía se está adoptando una posición más dialéctica, implicando a otras ciencias.

“De este método reduccionista”, plantea Rose, “se deduce que la tarea correc-ta de las ciencias del organismo es reducir el comportamiento individual a confi-guraciones moleculares concretas; mientras que el estudio de poblaciones de orga-nismos se reduce a la investigación de las cadenas de ADN que codifican elaltruismo recíproco o egoísta. Casos paradigmáticos de este método en la últimadécada han sido los intentos de purificar ARN, proteína o moléculas péptidas quese producen por aprendizaje y que ‘codifican’ memorias específicas; o la búsque-da por los biólogos moleculares de un organismo con un sistema nervioso ‘sim-ple’ del que se pueda hacer un mapa (...) y en el que se puedan identificar las dife-rentes mutaciones de comportamiento a las que los diferentes diagramas de cone-xiones se asocian”.

Rose llega a la conclusión de que “las paradojas a las que conduce este tipo dereduccionismo son probablemente más maliciosas que las de los modeladores desistemas. Por supuesto, han sido aparentes desde Descartes, cuyo reducción delorganismo a una máquina animal que funcionaba con energía hidráulica se teníaque reconciliar, en el caso de los humanos, con un alma con libre albedrío en laglándula pineal. Ahora, al igual que entonces, el reduccionismo mecánico se fuer-za a sí mismo en puro idealismo”193.

En la evolución del cerebro, muy pocas partes se descartan totalmente. Amedida que se desarrollan nuevas estructuras, las viejas se reducen en tamaño eimportancia. El desarrollo del cerebro conlleva una creciente capacidad de apren-

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193. S. Rose, Molecules and Mind, pp. 96-97.

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dizaje. En un primer momento se asumió que la transformación del simio en hom-bre había empezado con el desarrollo del cerebro. La capacidad cerebral del simioes de 400-600 cc; la humana, de 1.200-1.500 cc. Se creía que el “eslabón perdi-do” sería fundamentalmente parecido a un simio, pero con un cerebro más gran-de. De nuevo se consideraba que el aumento del cerebro precedía a la posturaerguida. Aparentemente, primero habría sido la inteligencia, que a su vez habríapermitido a los primeros homínidos comprender el valor de la bipedación.

Esta primera teoría fue puesta en duda decisivamente por parte de Engelscomo una extensión de la visión idealista de la historia. La postura erguida a lahora de caminar fue un paso decisivo en la transición de simio a hombre. Fue elcarácter bípedo, que liberó las manos, lo que llevó a un posterior aumento delcerebro. “Primero el trabajo”, dice Engels, “y con él el lenguaje: estos fueron losdos estímulos más esenciales bajo cuya influencia el cerebro del mono se convir-tió poco a poco en el del hombre”194. Posteriores descubrimientos de restos fósi-les confirmaron la tesis de Engels. “La confirmación era completa más allá decualquier duda científica. Las criaturas africanas que se estaban desenterrandotenían cerebros no más grandes que los de los simios. Habían caminado y corridocomo los humanos. El pie se diferenciaba muy poco del pie del hombre moderno,y la mano estaba a medio camino de la conformación humana”195.

A pesar de la creciente evidencia a favor de los puntos de vista de Engelssobre los orígenes humanos, la concepción “primero el cerebro” sigue viva ycoleando. En un libro reciente titulado The Runaway Brain, The Evolution ofHuman Uniqueness (El cerebro fugaz, la evolución de la singularidad humana),su autor, Christopher Willis, plantea: “Sabemos que al mismo tiempo que elcerebro de nuestros antecesores crecía, su postura se hacía cada vez más ergui-da, se desarrollaban las habilidades motoras y las señales vocales se iban gra-duando en habla”196.

El hombre se va haciendo consciente de su entorno y de sí mismo. A diferenciade otros animales, los humanos pueden generalizar su experiencia. Mientras quelos animales están dominados por su entorno, el ser humano lo cambia para satis-facer sus necesidades. La ciencia ha confirmado la afirmación de Engels de que“nuestra conciencia y nuestro pensamiento, por muy supersensuales que parezcan,son el producto de un órgano material, físico: el cerebro. La materia no es un pro-ducto del espíritu, y el espíritu mismo no es más que el producto supremo de lamateria. Esto es, naturalmente, materialismo puro”197. A medida que se desarro-lla el cerebro, se desarrolla también la capacidad de aprender y generalizar. En elcerebro se almacena información importante, probablemente en muchas partes delsistema. Esta información no se libera al mismo tiempo que se renuevan las molé-

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194. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 141.195. Washburn y Moore, Ape to Man: A Study of Human Evolution.196. C. Wills, op. cit., p. 8. El subrayado es nuestro.197. Marx y Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, en Obras escogidas,

vol. 3, p. 367.

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culas del cerebro. En catorce días, el 90% de las proteínas del cerebro se rompeny son renovadas con moléculas idénticas. Esto revela claramente el carácterdialéctico del desarrollo molecular del cerebro. Tampoco existe ninguna razónpara creer que el cerebro haya dejado de evolucionar. Su capacidad sigue siendoinfinita. El desarrollo de una sociedad sin clases presenciará un nuevo salto delan-te del entendimiento humano. Por ejemplo, los avances de la ingeniería genéticaestán sólo en su etapa embrionaria. La ciencia abre enormes oportunidades ydesafíos, pero por cada problema que se resuelve se plantean muchos más, en unaespiral infinita de conocimiento.

LENGUAJE Y PENSAMIENTO DEL NIÑO

Parece haber cierta analogía entre el desarrollo del pensamiento humano en gene-ral y el desarrollo del lenguaje y el pensamiento del ser humano individual, através de la infancia y la adolescencia, hasta la edad adulta.

Esta cuestión fue planteada por Engels en El papel del trabajo en la transfor-mación del mono en hombre: “Pues así como la historia del desarrollo del embriónhumano en el útero materno no es más que una repetición abreviada de la histo-ria, que se extiende a lo largo de millones de años, de la evolución corporal denuestros antepasados animales, a partir del gusano, así también el desarrollo men-tal del hijo del hombre no es más que una repetición más abreviada aún del desa-rrollo intelectual de esos mismos antepasados, por lo menos de los últimos”198.

La ontogenia y la filogenia estudian respectivamente el desarrollo de embrióna adulto y las relaciones evolutivas entre especies. Ambas están vinculadas, perono como una tosca imagen en el espejo. Por ejemplo, el embrión humano duran-te su desarrollo en la matriz parece pasar por fases que recuerdan las etapas de laevolución animal (se va pareciendo a un pez, un anfibio, un mamífero). Todos loshumanos son parecidos en muchos aspectos, especialmente en las sustancias yestructuras del cerebro. Hay asombrosamente pocas variaciones químicas, anató-micas y fisiológicas. Tras la concepción, el óvulo fertilizado se segmenta hasta darlugar a una esfera hueca de células, la blástula. El primer desarrollo reconocidotiene lugar en los primeros dieciocho días, con un engrosamiento que se convier-te en la placa neural. La parte delantera se agranda para, más tarde, desarrollarsecomo cerebro. Tiene lugar otra diferenciación que se convertirá en los ojos, lanariz y las orejas. Los sistemas circulatorio y nervioso son los primeros que fun-cionan en la etapa embrionaria, con el corazón empezando a latir en la tercerasemana de embarazo.

La invaginación de la placa neural origina el surco o canal neural, cuyos bor-des más tarde se funden para dar lugar al tubo neural, que al final deriva en lamédula espinal. En la parte del tubo correspondiente a la cabeza, aparecen protu-

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198. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 145.

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berancias, para formar los cerebros anterior (prosencéfalo), medio (mesencéfalo)y posterior (rombencéfalo). Todo está dispuesto para el rápido desarrollo del sis-tema nervioso central. Se da un salto cualitativo en la tasa de división de la célu-la, acercándose a la estructura celular final. Cuando el embrión tiene 13 milíme-tros de longitud, el cerebro ya posee cinco vesículas. Surgen los bulbos que for-man los nervios ópticos y los ojos. A finales del tercer mes, el córtex cerebral y elcerebelo pueden identificarse, así como el tálamo y el hipotálamo. Al quinto mes,el córtex arrugado empieza a tomar forma. Para el noveno mes, todas las partesesenciales están desarrolladas, aunque después del nacimiento seguirá habiendodesarrollo. De hecho, el peso del cerebro es sólo de unos 350 gramos, frente a los1.300-1.500 gramos de un adulto. A los seis meses tendrá el 50% de su peso adul-to, 60% al año, 90% a los seis años y 95% a los diez. El rápido crecimiento delcerebro se refleja en el tamaño de la cabeza, que en un bebé es grande para sucuerpo, comparado con el de un adulto. El cerebro es el órgano del recién nacidomás próximo a su estado de desarrollo adulto y supone el 10% de su peso corpo-ral (2% en el adulto).

Las estructuras físicas del cerebro, en cuanto a su bioquímica, arquitecturacelular y circuito eléctrico, son modificadas por los efectos de las respuestas delcerebro al entorno. El cerebro codifica ideas y recuerdos en forma de complejoscambios en el sistema neuronal. Así, todos los procesos del cerebro interaccionanpara dar origen al fenómeno único de la conciencia: materia consciente de símisma. Para el psicólogo canadiense Donald Hebb, la clave está en las unionessinápticas entre dos células nerviosas, lo que sigue siendo la base de las ideas ac-tuales. Un juego particular de circuitos y modelos de encendido entre sinapsispuede codificar la memoria, pero no estará localizada en un área concreta del ce-rebro. Puede estar codificada en ambos hemisferios. El entorno de cada individuo,especialmente en los primeros años del desarrollo, deja continuamente im-presiones únicas en los procesos cerebrales y el comportamiento. “Una variedadde cambios de lo más sutil en el entorno, especialmente durante la infancia”, diceRose, “puede provocar cambios a largo plazo en su química y funcionamiento”.

Sin esta interrelación dialéctica entre cerebro y entorno, el desarrollo de cadaindividuo vendría simplemente condicionado por sus genes. El comportamientoestaría codificado y sería predecible desde el principio. Pero dada la decisivainfluencia del entorno en el desarrollo, un cambio en aquél puede provocar uncambio importante en el individuo.

OJO, MANO Y CEREBRO

El desarrollo del lenguaje y el pensamiento del niño fue analizado rigurosamentepor primera vez en los trabajos del epistemólogo suizo Jean Piaget. Algunos as-pectos de sus teorías han sido cuestionados, especialmente la falta de flexibilidadcon la que interpreta la manera en que el niño pasa de uno a otro de sus estadios.

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Sin embargo, fue un trabajo pionero en un campo que había sido prácticamenteignorado, y muchas de sus teorías siguen siendo bastante válidas. Piaget fue el pri-mero en plantear la idea de un proceso dialéctico de desarrollo desde el naci-miento, a través de la infancia, hasta la adolescencia, al igual que Hegel fue el pri-mero en plantear una exposición sistemática del pensamiento dialéctico. Los de-fectos de ambos sistemas no deberían oscurecer sus contenidos positivos. Aunquelos estadios de Piaget sin duda son un poco esquemáticos y sus métodos de inves-tigación están abiertos a la crítica, mantienen su valor como visión general deldesarrollo humano inicial.

Las teorías de Piaget fueron una reacción contra el enfoque de los conductis-tas, cuyo principal representante, Skinner, fue especialmente influyente durantelos años 60 en Estados Unidos. El punto de vista conductista es completamentemecánico, basado en el modelo lineal de desarrollo acumulativo. Según estateoría, el niño aprende más eficazmente cuando está sujeto a un programa linealcreado por profesores expertos y planificadores de currículos. Las teorías educa-tivas de Skinner encajan muy bien con la mentalidad capitalista. Los niños sóloaprenderán, según esta teoría, si se les recompensa por ello, de la misma maneraque a un obrero se le pagan más las horas extras.

Los conductistas adoptan una postura típicamente mecánica respecto al desa-rrollo del lenguaje. Noam Chomsky resaltó que Skinner describía correctamentecómo un niño aprendía las primeras palabras (principalmente sustantivos), perono explicaba cómo las unía. El lenguaje no es solamente una cadena de palabras.Es precisamente la combinación de estas palabras en una cierta relación dinámi-ca lo que hace del lenguaje un fenómeno tan rico, efectivo, flexible y complejo.Aquí, decididamente, el todo es mayor que la suma de las partes. Es una hazañarealmente increíble que un niño de dos años aprenda a utilizar las reglas gramati-cales, y cualquier adulto que haya tratado de aprender una lengua extranjera estaráde acuerdo.

Comparado con este crudo dogma mecanicista, las teorías de Piaget repre-sentan un gran paso adelante. Piaget explicó que el aprendizaje es natural en elniño. El trabajo del profesor es sacar a la luz esas tendencias que ya están presen-tes en la criatura. Además, Piaget planteó correctamente que el proceso de apren-dizaje no es una línea recta, sino que está interrumpido por saltos cualitativos.Aunque los estadios originales de Piaget están sujetos a discusión, en general supunto de vista dialéctico era válido. Lo más valioso del trabajo de Piaget fue quepresentó el desarrollo del niño como un proceso contradictorio, en el que cadaestadio se basaba en el anterior, superándolo y conservándolo al mismo tiempo.La base genética proporciona un material elaborado que desde el primer momen-to entra en interacción dialéctica con el entorno. El niño recién nacido no esconsciente, sino que actúa por instintos biológicos profundamente enraizadosque exigen una satisfacción inmediata. Estos poderosos instintos animales nodesaparecen, sino que permanecen en el sustrato inconsciente, por debajo denuestras actividades.

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Utilizando el lenguaje hegeliano, lo que aquí tenemos es la transición de seren sí a ser para sí, de potencial a real; de un ser aislado, inconsciente e incapaz,un juguete de las fuerzas naturales, a un ser humano consciente. El movimientohacia la autoconsciencia, como Piaget explica, es una lucha que pasa por diferen-tes fases. El recién nacido no distingue entre sí mismo y lo que le rodea. Sólo len-tamente empieza a ser consciente de la diferencia entre sí mismo y el mundo exter-no. “El período que va del nacimiento a la adquisición del lenguaje”, escribe Pia-get, “está marcado por un desarrollo mental extraordinario”. En otro pasaje des-cribe los primeros dieciocho meses de vida como “una revolución copernicana enpequeña escala”199. La clave de este proceso es el gradual despertar a la cons-ciencia de la relación entre el sujeto (él mismo) y el objeto (la realidad) que hayque entender.

VIGOTSKY Y PIAGET

El primero, y el mejor, de los críticos de Piaget fue Vigotsky, el pedagogo sovié-tico que en el decenio 1924-34 elaboró una alternativa consistente a las ideas dePiaget. Desgraciadamente las ideas de Vigotsky sólo se publicaron en la UniónSoviética después de la muerte de Stalin, y fue conocido en Occidente en los años50 y 60, ejerciendo una poderosa influencia, por ejemplo sobre Jerome Bruner.Hoy en día es ampliamente aceptado por los pedagogos.

Vigotsky se adelantó a su tiempo explicando la importancia de los gestos enel desarrollo del niño. Esto ha sido recuperado más recientemente por los psico-lingüistas, descifrando los orígenes del lenguaje. Bruner y otros han planteado elenorme impacto de los gestos en el desarrollo posterior del lenguaje en el niño.Mientras que Piaget puso más énfasis en el aspecto biológico del desarrollo delniño, Vigotsky se concentró más en la cultura, al igual que gente como Bruner.Las herramientas juegan un papel importante en la cultura, ya sean palos y piedrasen los primeros homínidos, o lápices, gomas y libros en los niños del presente.

Investigaciones recientes han demostrado que los niños son más capaces ensu estadio inicial de lo que pensó Piaget. Sus ideas sobre los niños muy pequeñosparecen haber sido superadas, pero la mayor parte de sus investigaciones siguensiendo válidas. Proviniendo de la biología, era inevitable que pusiese muchoénfasis en este aspecto del desarrollo del niño. Vigotsky lo enfocó desde otroángulo, aunque sin embargo hay puntos en común. Por ejemplo, en su estudio delos primeros años de la infancia, trata sobre el “pensamiento no lingüístico” tal ycomo Piaget lo subrayó en su consideración de la “actividad sensorial-motora”,como utilizar un rastrillo para alcanzar otro juguete. Junto a esto podemos dar-nos cuenta de los sonidos incomprensibles del niño. Cuando los dos elementosse combinan, se produce un desarrollo explosivo del lenguaje. Por cada nueva

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199. J. Piaget, Seis estudios de psicología, p. 19.

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experiencia, el niño quiere saber su nombre. Aunque Vigotsky tomó otro cami-no, la ruta la había abierto Piaget.

“El proceso de crecimiento no es una progresión lineal de la incompetencia ala competencia: un niño recién nacido, para sobrevivir, necesita ser competente enser un niño recién nacido, no en ser una versión reducida del adulto que será másadelante. El desarrollo no es sólo un proceso cuantitativo, sino que hay transfor-maciones de calidad: entre chupar y masticar comida sólida, por ejemplo, o entrecomportamiento sensorial-motor y cognoscitivo”200.

Sólo gradualmente, después de un largo período y a través de un proceso di-fícil de ajuste y aprendizaje, el niño deja de ser un paquete de sensaciones y ape-titos ciegos, un objeto impotente, y se convierte en un agente libre, consciente yautodirigido. Esta lucha dolorosa para pasar de inconsciente a consciente, de lamás absoluta dependencia del entorno a dominarlo, nos proporciona un llamativoparalelismo entre el desarrollo del niño individual y el de la especie humana. Porsupuesto, sería incorrecto sacar la conclusión de que es una comparación exacta.Toda analogía tiene unos límites muy precisos. Pero es difícil resistirse a la con-clusión de que, por lo menos en algunos aspectos, el paralelismo existe. De infe-rior a superior, de simple a complejo, de inconsciente a consciente; estas carac-terísticas son recurrentes en la evolución de la vida.

Los animales dependen más que los humanos de los sentidos y tienen unmejor oído, vista y olfato. Es interesante que la agudeza visual alcance su gradomáximo al final de la infancia, y a partir de ahí va disminuyendo. Mientras, lasfunciones intelectuales más elevadas continúan desarrollándose toda la vida, hastabien entrada la vejez. Recorrer la senda humana desde el nivel inconscientehasta la auténtica consciencia es una de las tareas más fascinantes e importan-tes de la ciencia.

Al nacer, el niño sólo conoce reflejos. Pero eso no significa pasividad. Desdesu nacimiento, la relación del niño con su entorno es activa y práctica. No pien-sa sólo con la cabeza, sino con todo su cuerpo. El desarrollo del cerebro y de laconciencia está relacionado con su actividad práctica. Uno de los primeros refle-jos es chupar. Incluso aquí el proceso de aprender de la experiencia está presen-te. Piaget explica que el niño succiona mejor después de dos o tres semanas queal principio. Más tarde se produce un proceso de discriminación, en el que el niñoempieza a reconocer las cosas. Todavía más adelante, el niño empieza a hacer lasprimeras generalizaciones no sólo en el pensamiento, sino también en la acción.No sólo succiona el pecho, también succiona el aire y después sus dedos. En cas-tellano existe el dicho “No me chupo el dedo”, que quiere decir “no soy tonto”.De hecho, la habilidad de meterse un dedo en la boca es una tarea bastante difí-cil para un niño, y generalmente sólo aparece al cabo de dos meses y marca unimportante paso adelante que demuestra un cierto grado de coordinación entre lamano y el cerebro.

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200. J. Piaget, op. cit., p. 22.

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Inmediatamente después del nacimiento, el niño tiene dificultad para centrarsu atención en objetos concretos. Gradualmente es capaz de concentrarse en ellosy anticipar dónde están, de tal manera que puede mover su cabeza para poder ver-los. Este desarrollo, analizado por Bruner, tiene lugar durante los dos o tres pri-meros meses e implica no solamente visión, sino también actividad: la orientaciónde los ojos, cabeza y cuerpo hacia el objeto de atención. Al mismo tiempo, la bocase convierte en el vínculo entre la visión y el movimiento. Gradualmente empie-za el proceso guiado de alcanzar-coger-acercar, que siempre concluye llevándosela mano a la boca.

Para el niño recién nacido, el mundo es, en primer lugar y sobre todo, algo quehay que chupar. Más tarde es algo que hay que escuchar y mirar, y, cuando ungrado suficiente de coordinación se lo permite, algo que hay que manipular. Estono es todavía lo que llamamos conciencia, pero es su punto de partida. Se necesi-ta un proceso de desarrollo muy prolongado para integrar todos estos elementosen hábitos y percepciones organizativas. Más adelante tenemos la succión sis-temática de los dedos, el volver la cabeza en dirección a un sonido, seguir un obje-to en movimiento con los ojos (indicando un nivel de generalización y anticipa-ción). Cinco semanas más tarde, el niño sonríe y reconoce más a algunas perso-nas que a otras, aunque esto no se puede interpretar como que el niño tiene lanoción de persona, ni siquiera de objeto. Este es el estadio de percepción senso-rial más elemental.

En sus relaciones con el mundo objetivo, el niño tiene dos posibilidades: obien incorporar cosas (y gente) a sus actividades, y de esta manera asimilar elmundo material, o bien reajustar sus deseos subjetivos e impulsos al mundo ex-terno, es decir acomodarse a la realidad. Desde una edad muy temprana, el niñointenta “asimilar” el mundo metiéndoselo en la boca. Más adelante aprende aajustarse a la realidad externa, y gradualmente empieza a distinguir y percibirdiferentes objetos y a recordarlos. A través de la experiencia adquiere la habilidadde llevar a cabo toda una serie de actividades, como alcanzar y coger cosas. Lainteligencia lógica surge en primer lugar de operaciones concretas, de la práctica,y sólo mucho más adelante como deducciones abstractas.

Piaget identificó cuatro períodos en el desarrollo del niño. El primero de ellos,desde el nacimiento hasta los 2 años, es el sensoriomotor. Entre los 2 y los 7 años,el niño pasa por el período preoperacional y empieza a usar imágenes como sím-bolos para representar cosas reales, en paralelo con el desarrollo del lenguaje. Lesigue, de los 7 a los 12 años, el período de las operaciones intelectuales concre-tas, que incluye el desarrollo de la lógica y los sentimientos morales y sociales.Finalmente, desde los 12 años, inicia el período de las operaciones intelectualesabstractas: la formación de la personalidad y la integración intelectual y emocio-nal en la sociedad adulta.

El período sensoriomotor está dividido a su vez en seis estadios. El primero deellos es el de los reflejos o funciones innatas, incluidas tendencias instintivas pri-marias como la nutrición. La necesidad de obtener comida es un poderoso instinto

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innato que controla los reflejos del recién nacido, una característica que los huma-nos comparten con todos los animales. El niño recién nacido, a falta de elementosde pensamiento superior, es sin embargo un materialista natural que expresa sufirme creencia en la existencia del mundo físico de la misma manera que todos losanimales: comiéndoselo. Fue necesario un gran refinamiento intelectual antes deque algunos filósofos sabiondos convencieran a la gente de que no podían decirrealmente si el mundo material existe o no. El niño resuelve esta cuestión filosófi-ca, supuestamente profunda y complicada, de la única manera posible: a través dela práctica. Precisamente la práctica y la interacción de tendencias innatas genéti-camente condicionadas son la clave del desarrollo mental del niño.

El segundo estadio es el de los hábitos motores primarios, acompañados porlas primeras percepciones organizadas y sentimientos diferenciados primarios. Eltercero es el de la inteligencia sensoriomotriz o práctica propiamente dicha, quees anterior al habla. Después viene el de la inteligencia intuitiva, que implica rela-ciones espontáneas entre individuos, especialmente la sumisión a los adultos. Elúltimo estadio es el de invención de nuevos medios mediante combinaciones men-tales, en el que ya existe una representación mental del mundo exterior.

El progreso humano está estrechamente vinculado al desarrollo del pen-samiento, en particular a la ciencia y la tecnología. El pensamiento racional y abs-tracto no surge tan fácilmente. Incluso hoy en día las mentes de mucha gente serebelan contra el pensamiento que va más allá del mundo familiar de lo concreto.Esta capacidad aparece bastante tarde en el desarrollo mental del niño. Lo pode-mos ver en sus dibujos, que representan lo que el niño realmente ve y no lo quedebería ver según las leyes de la perspectiva y demás. La lógica, la ética, la moral,todo esto tiene una aparición tardía en el desarrollo intelectual del niño. En el pri-mer período, cada acción, cada movimiento, cada pensamiento es producto de lanecesidad. El libre albedrío no tiene nada que ver con las actividades mentales dela infancia. Incluso en el niño más pequeño, el hambre y la fatiga llevan al deseode comer y dormir.

La capacidad de pensamiento abstracto, incluso en su nivel más primitivo,convierte al sujeto en dueño de los acontecimientos más distantes, tanto en elespacio como en el tiempo. Esto es tan cierto para el niño como lo fue para losprimeros humanos. Nuestros primeros antepasados no distinguían claramenteentre ellos mismos y otros animales o la naturaleza inanimada. De hecho, todavíano habían salido plenamente del reino animal y se encontraban a merced de lasfuerzas de la naturaleza. Parece ser que existen elementos de autoconsciencia enlos chimpancés, nuestros parientes más cercanos, pero no en los monos. Pero sóloen los humanos el potencial de pensamiento abstracto alcanza su plena expresión.Esto está vinculado muy estrechamente al lenguaje, una de las características dis-tintivas fundamentales del género humano.

El neocórtex, que representa el 80% del cerebro humano, es el responsable delas relaciones de grupo y está relacionado con el pensamiento. Existe una estre-cha relación entre vida social, pensamiento y lenguaje. El carácter egocéntrico del

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recién nacido deja paso gradualmente a la comprensión de que existe un mundoexterno, gente y sociedad, con sus propias leyes, exigencias y restricciones. Bas-tante tarde, entre tres y seis meses según Piaget, empieza la fase de coger cosas,que en un primer momento implica presión y después manipulación. Es un pasodecisivo que comporta la multiplicación de los poderes del niño y la formación denuevos hábitos. Después de esto, el crecimiento se acelera. Piaget resalta el carác-ter dialéctico de este proceso:

“El punto de partida es siempre un ciclo reflejo, pero un ciclo cuyo ejercicio,en lugar de repetirse a sí mismo sin más, incorpora nuevos elementos y constitu-ye con ellos totalidades más ampliamente organizadas, gracias a diferenciacionesprogresivas”. Así, el desarrollo del niño no es una línea recta ni un círculo cerra-do, sino una espiral en la que largos períodos de cambio lento son interrumpidospor saltos adelante repentinos, y cada etapa implica un avance cualitativo.

El carácter exacto y la delimitación de estos “estadios” son discutibles, perosu sentido general sigue siendo válido. La inteligencia está estrechamente vincu-lada a la manipulación de objetos. El desarrollo del cerebro está directamente vin-culado a la mano. Como Piaget dice: “Pero se trata de una inteligencia exclusiva-mente práctica, que se aplica a la manipulación de los objetos y que no utiliza, enel lugar de las palabras y los conceptos, más que percepciones y movimientosorganizados en ‘esquemas de acción”201. Podemos ver cómo la base de todo cono-cimiento humano es la experiencia, la actividad y la práctica. Las manos espe-cialmente juegan un papel decisivo.

EL SURGIMIENTO DEL LENGUAJE

Antes de que se desarrolle el lenguaje como tal, el niño utiliza todo tipo de seña-les, miradas, gritos y gestos para exteriorizar sus deseos. De la misma manera,está claro que antes de que los primeros homínidos pudieran hablar tuvieron quehaber utilizado otros medios para hacerse señales. Los rudimentos de este tipo decomunicación existen en otros animales, especialmente los primates superiores,pero sólo los humanos pueden hablar. La larga lucha del niño para dominar elhabla, con sus complejos modelos y lógica subterráneos, es sinónimo de la adqui-sición de conciencia. Los primeros humanos tuvieron que haber pasado por uncamino similar.

La garganta del niño, como la de los simios y otros mamíferos, está construi-da de tal manera que el pasillo vocal está bajo, por lo que es capaz de emitir gri-tos, pero no articular palabras. La ventaja es que puede gritar y comer al mismotiempo, sin atragantarse. Más adelante, el pasillo vocal se traslada más arriba,reflejando un proceso que en realidad se produjo en el curso de la evolución. Esimpensable que el habla humana haya aparecido de golpe y porrazo sin pasar por

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201. J. Piaget. op. cit., p. 22.

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toda una serie de formas transitorias. Esto tuvo lugar en un proceso de millonesde años en el que indudablemente hubo períodos de desarrollo rápido, comovemos en el desarrollo del niño.

¿Puede existir el pensamiento sin el lenguaje? Esto depende de lo que enten-damos por “pensamiento”. Los elementos del pensamiento existen en algunosanimales, especialmente los mamíferos superiores, que también poseen ciertosmedios para comunicarse. Entre los chimpancés, el nivel de comunicación esbastante sofisticado. Pero en ninguno de ellos podemos hablar de lenguaje o depensamiento ni remotamente cercanos a los humanos. Lo superior se desarrollaa partir de lo inferior, y no podría existir sin ello. El habla humana se origina enlos sonidos incoherentes del bebé, pero sería absurdo identificar ambos. De lamisma manera, es erróneo tratar de demostrar que el lenguaje existió antes quelos humanos.

Lo mismo se aplica al pensamiento. Utilizar un palo para alcanzar un obje-to que está fuera del alcance es un acto de inteligencia, pero aparece bastantetarde en el desarrollo del niño (hacia los 18 meses). Implica la utilización de unaherramienta (palo) en un movimiento coordinado para realizar un objetivo pre-viamente establecido. Es una acción deliberada y planificada. Este tipo de acti-vidad se puede ver entre chimpancés e incluso monos. La utilización de objetosque se encuentren a mano (palos, piedras, etc.) como auxilio en las actividadesde recolección de alimentos está bien documentada. A los 12 meses, el niño haaprendido a experimentar, arrojando un objeto en diferentes direcciones para verqué pasa.

Esta es una actividad repetida con una intención, diseñada para obtener re-sultados. Implica ser consciente de la relación causa-efecto (si hago esto, pasaráaquello). Ninguno de estos conocimientos es innato. Se aprenden a través de laexperiencia. El niño tarda 12-18 meses en comprender la noción de causa yefecto, ¡un precioso bagaje intelectual! A los primeros humanos les tuvo que lle-var millones de años aprender la misma lección, cimiento de todo pensamientoracional y de toda acción con un objetivo. Lo más absurdo del caso es que, enun momento en que nuestro conocimiento de la naturaleza ha alcanzado ungrado tan alto, algunos científicos y filósofos nos quieran hacer volver atrás, alo que realmente es un estadio primitivo e infantil, negando la existencia de lacausalidad.

En los primeros dos años de vida se produce una revolución intelectual en laque se forman las nociones de espacio, causalidad y tiempo, no del aire, comoKant imaginaba, sino como resultado directo de la práctica y la experiencia delmundo físico. Todo el conocimiento humano, todas las categorías del pensa-miento, incluso las más abstractas, se derivan de esto. Esta concepción ma-terialista está claramente demostrada por el desarrollo del niño. En un primermomento, el niño no distingue entre la realidad y sí mismo. Pero, llegado a cier-to punto, se da cuenta de que lo que ve es algo que sucede fuera de él, algo queseguirá existiendo todavía cuando ya no lo vea. Esta es la gran revolución co-

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pernicana del intelecto. Aquellos filósofos que aseguran que el mundo materialno existe o que no se puede demostrar su existencia están expresando, en el sen-tido literal de la palabra, una idea infantil.

El llanto del niño cuando su madre se va de la habitación expresa una com-prensión de que no ha desaparecido simplemente porque ya no esté dentro de sucampo de visión. Llora con la certeza de que eso hará que vuelva. Hasta el primeraño de vida, el niño cree que lo que está fuera de su vista ha dejado de existir. Alfinal del segundo año ya puede reconocer causa y efecto. De la misma manera queno existe una muralla china que separe el pensamiento de la acción, no hay unalínea divisoria absoluta entre la vida intelectual del niño y su desarrollo emocio-nal. Los sentimientos y los pensamientos son inseparables. Constituyen los dosaspectos complementarios del comportamiento humano. Todo el mundo sabe queno se logra una gran empresa sin un elemento de voluntad. Pero, en un estadio ini-cial, el desarrollo intelectual del niño está indisolublemente ligado a la actividad.En la medida en que surge el comportamiento inteligente, los estados emociona-les de la mente se asocian a acciones; la alegría o la tristeza dependen del éxito oel fracaso de acciones intencionadas.

El surgimiento del lenguaje representa una modificación profunda en el com-portamiento y experiencia del individuo, tanto desde el punto de vista intelectualcomo emocional. Es un salto cualitativo. La posesión del lenguaje crea, citando aPiaget, “la capacidad de reconstruir sus acciones pasadas en forma de narración yanticipar sus acciones futuras a través de representaciones verbales”. Con el len-guaje, el pasado y el futuro se hacen reales para nosotros. Podemos elevarnos porencima de las restricciones del presente y planificar, predecir e intervenir segúnun plan consciente.

El lenguaje es el producto de la vida social. La actividad social humana es in-concebible sin el lenguaje. Tiene que haber estado presente de una forma u otraen las primeras sociedades humanas auténticas. El pensamiento mismo es unaespecie de “lenguaje interno”. Con el lenguaje surge la posibilidad de comuni-caciones sociales humanas reales, la creación de una cultura y una tradición quese pueden aprender y transmitir oralmente, y más tarde por escrito, en contrapo-sición a la simple imitación. También hace posible las auténticas relaciones huma-nas, en las que se pueden expresar los sentimientos de antipatía, simpatía, amor yrespeto de una manera más coherente y desarrollada. Estos elementos están pre-sentes de una forma embrionaria en los primeros seis meses, en forma de imita-ción. Las primeras palabras que se pronuncian son generalmente sustantivos ais-lados. Después, el niño aprende a unir dos palabras. Los sustantivos se van conec-tando con verbos y adjetivos y finalmente alcanza el dominio de la sintaxis y lagramática, que implican patrones extremadamente complejos de pensamientológico. Es un enorme paso adelante cualitativo para cada individuo, al igual quelo fue para la especie.

Se puede decir que los niños muy pequeños tienen un lenguaje “privado” queno es un lenguaje en el auténtico sentido de la palabra, sino sólo sonidos que re-

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presentan experimentos e intentos de imitar el habla adulta. El habla articulada sedesarrolla a partir de estos sonidos, pero no hay que confundir los unos con la otra.El lenguaje, por su propia naturaleza, no es privado, sino social. Es inseparable dela vida social y la actividad colectiva, empezando por la cooperación en la pro-ducción, que es la base de toda forma de vida social desde los tiempos más remo-tos. El lenguaje representa un enorme avance. Una vez que este proceso empezó,tuvo que acelerar enormemente el desarrollo de la conciencia. Esto también sepuede ver en el desarrollo del niño.

El lenguaje representa los inicios de la socialización de la actividad humana.Antes de eso, los primeros prehumanos se comunicaban por otros medios: gritos,lenguaje corporal y otros gestos. De hecho continuamos haciéndolo, especial-mente en momentos de gran tensión o emoción. Pero las limitaciones de este tipode “lenguaje” son evidentes: sólo puede referirse a situaciones inmediatas. Elnivel de complejidad y pensamiento abstracto necesario para la sociedad humanamás primitiva basada en la producción cooperativa no se puede expresar con él.Sólo a través del lenguaje es posible escapar del presente inmediato, recordar elpasado y prever el futuro, y establecer una forma de comunicación auténticamen-te humana con los demás, compartir nuestra “vida interior” con ellos. Los ingle-ses se refieren a los “animales mudos” para distinguirlos de los humanos, que sonlos únicos animales que poseen habla.

SOCIALIZACIÓN DEL PENSAMIENTO

A través del lenguaje, el niño se inicia en la riqueza de la cultura humana. Mien-tras que en otros animales predomina la herencia genética, en la sociedad huma-na lo decisivo es la cultura. El niño tiene que pasar por un largo período de apren-dizaje en el que está totalmente subordinado a los adultos, especialmente suspadres, que principalmente a través del lenguaje le inician en los misterios de lavida, la sociedad y el mundo. El niño se enfrenta a un modelo acabado a copiar eimitar. Más adelante esto se amplía para incluir a otros adultos y niños, especial-mente a través del juego. El proceso de socialización no es fácil ni automático,pero es la base de todo el desarrollo moral e intelectual. Todos los padres sehabrán dado cuenta de cómo los niños pequeños son capaces de encerrarse en supropio mundo y mantener felizmente una “conversación” consigo mismos duran-te largos ratos al tiempo que juegan solos. El desarrollo del niño esta íntimamen-te vinculado al proceso de romper con este estado inicial de egocentrismo y rela-cionarse con los demás y con la realidad exterior.

En el esquema inicial de Piaget, el período de los dos a los siete años marcala transición de la fase simplemente práctica (sensorial-motora) de la inteligenciaal pensamiento propiamente dicho. Este proceso se caracteriza por todo tipo deformas transitorias entre ambas fases. Se revela por ejemplo en el juego. De lossiete a los doce años aparecen los juegos con reglas, que implican objetivos comu-

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nes, en contraposición a jugar con muñecos, por ejemplo, que es muy individual.La lógica de la primera infancia se puede describir como intuición, que sigue es-tando presente en los adultos pero a un nivel mucho menor (lo que Engels de-nominó pensamiento “inmediato”). En un estadio posterior, bien conocido por lospadres, los niños empiezan a preguntar “¿por qué?”. Esta curiosidad ingenua es elinicio del pensamiento racional; el niño ya no quiere tomar las cosas tal y comoson, sino que intenta encontrar una explicación racional. Se da cuenta de que todaslas cosas tienen una causa e intenta comprenderla. No está satisfecho con el merohecho de que “B” sucede después de “A”. Quiere saber por qué ha sucedido. Tam-bién aquí el niño de entre tres y siete años demuestra ser más sabio que algunosfilósofos modernos.

La intuición, que siempre ha ido unida a una cierta aureola poética y mágica,es de hecho la forma más inferior de pensamiento, característica de los niños muypequeños y de la gente con un bajo nivel cultural. Consiste en impresiones inme-diatas de los sentidos, que nos hacen reaccionar “espontáneamente”, es decir, sinpensar, en una circunstancia concreta. Los rigores de la lógica y del pensamientoconsistente no entran en juego. Este tipo de intuiciones a veces pueden tener unéxito espectacular. En estos casos, el carácter aparentemente espontáneo de estasinspiraciones nos crea la ilusión de algo misterioso que viene “de dentro” o de unainspiración divina. De hecho, la intuición no viene de las oscuras profundidadesdel alma, sino de la interiorización de la experiencia, que no se obtiene de unamanera científica sino en forma de imágenes.

Una persona con considerable experiencia en la vida a menudo puede, conmuy poca información, llegar a conclusiones precisas en una situación compli-cada. De manera similar, un cazador tiene casi un “sexto sentido” sobre los ani-males que está persiguiendo. En el caso de mentes realmente prodigiosas, seconsidera que los momentos de inspiración representan una cualidad de genio.En todos estos casos, lo que parece ser una idea espontánea es de hecho la esen-cia destilada de años de experiencia y reflexión. Sin embargo, mucho más amenudo, la intuición nos lleva a una forma de pensamiento muy insatisfactoria,superficial y distorsionada. En el caso de los niños, la intuición marca la faseinmadura y primitiva del pensamiento, antes de ser capaz de razonar, definir yjuzgar. Es tan inadecuada que normalmente los adultos, que hace tiempo quedejaron atrás esa fase, la consideran cómica. Ni que decir tiene que no hay enella nada místico.

En los primeros estadios de la vida, el niño no distingue entre sí mismo y suentorno físico. Sólo gradualmente, como hemos visto, empieza a distinguir entreel sujeto (“yo”) y el objeto (el mundo material). Mediante la manipulación deobjetos y otras operaciones físicas empieza a comprender en la práctica la relaciónreal entre él y el entorno. Se rompe la unidad primitiva y surge una multiplicidadde visiones, sonidos y objetos confusos. Sólo más adelante el niño empieza aentender las conexiones entre las cosas. Algunos experimentos han demostradoque el niño está más avanzado en sus actos que en sus palabras.

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No hay nada parecido a un “acto puramente intelectual”. Esto es especial-mente claro en el caso de los niños pequeños. Generalmente se contrapone la ca-beza al corazón. También ésta es una oposición falsa. Las emociones juegan unpapel en la solución de problemas intelectuales. Los científicos se emocionan siconsiguen resolver las más inextricables ecuaciones. Diferentes escuelas de pen-samiento chocan acaloradamente sobre problemas de filosofía, arte, etc. Por otrolado, no existen actos puros de afecto. El amor, por ejemplo, presupone un altonivel de comprensión entre dos personas. Tanto el intelecto como las emocionesjuegan un papel. El uno presupone las otras y viceversa, e intervienen y se con-dicionan mutuamente en uno u otro grado.

A medida que avanza y se desarrolla el nivel de socialización, el niño se hacemás consciente de la necesidad de lo que Piaget llamó sentimientos interpersona-les, las relaciones emocionales entre la gente. Aquí vemos un vínculo social queimplica elementos contradictorios de repulsión y atracción. El niño aprende estoen primer lugar en relación con sus padres y su familia, y después forma vínculosestrechos con grupos sociales más amplios. Se desarrollan sentimientos de sim-patía y antipatía, vinculados a la socialización de las acciones, y aparecen los sen-timientos morales: bueno y malo, correcto e incorrecto, que significan mucho másque “me gusta o no me gusta”. No son criterios subjetivos, sino objetivos, deriva-dos de la sociedad.

Estos poderosos vínculos son una parte importante de la evolución de la so-ciedad humana, que desde su inicio se basó en la producción social cooperativa yla dependencia mutua. Sin esto la humanidad nunca se hubiera elevado del reinoanimal. La moral y la tradición se aprenden a través del lenguaje y se transmitende generación en generación. Comparado con esto, el factor de la herencia bioló-gica es bastante secundario, aunque sigue siendo la materia prima con la que seconstruye la humanidad.

Con el inicio de la escolarización propiamente dicha, más o menos a los sieteaños, el niño empieza a desarrollar un fuerte sentido de la socialización y la coo-peración. Esto se puede ver en los juegos con reglas (incluso las canicas requie-ren un conocimiento y aceptación de reglas bastante complicadas). Al igual quelas reglas éticas y las leyes de la sociedad, tienen que ser aceptadas por todos paraque sean viables. Un conocimiento de las reglas y de cómo aplicarlas va de lamano con la comprensión de algo tan complicado como la estructura gramatical ysintáctica del lenguaje.

Piaget hace la importante observación de que “todo el comportamiento hu-mano es al mismo tiempo social e individual”. Aquí vemos un claro ejemplo dela unidad y lucha de contrarios. Es totalmente falso contraponer el pensar al ser,o el individuo a la sociedad. Son inseparables. En la relación entre sujeto y obje-to, entre individuo y entorno (sociedad), el factor que hace de mediador es laactividad humana práctica (el trabajo). La comunicación del pensamiento es ellenguaje (reflexión exteriorizada). Por otra parte, el pensamiento en sí mismo escomunicación social interiorizada. A los siete años de edad, el niño empieza a

332 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

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comprender la lógica, que consiste precisamente en un sistema de relaciones quepermite coordinar los puntos de vista.

En un pasaje brillante, Piaget compara este estadio con el primer estadio deldesarrollo de la filosofía griega, cuando los materialistas jónicos se separaron dela mitología para poder llegar a una comprensión racional del mundo: “Es sor-prendente observar que entre las primeras [nuevas formas de explicación del uni-verso] que aparecen, hay algunas que presentan un notable parecido con aquellasdadas por los griegos precisamente en la época de declive de las explicacionesmitológicas propiamente dichas”.

Aquí se puede ver que las formas del pensamiento del niño en su desarrollotemprano poseen cierto paralelismo con la evolución del pensamiento humano.Los primeros estadios recuerdan el animismo primitivo: el niño piensa que el Solbrilla porque nació. Más adelante se imagina que las nubes vienen del humo o delaire, que las piedras están hechas de tierra, etc. Esto se asemeja a la interpretaciónantigua de la naturaleza de la materia como diferentes combinaciones de agua,aire, tierra y fuego, cuya enorme importancia radicó en intentar explicar el uni-verso en términos científicos materialistas, más que en términos religiosos o má-gicos. El niño de siete años empieza a comprender la naturaleza del tiempo, elespacio, la velocidad, etc. Sin embargo, esto lleva su tiempo. Al contrario de laopinión de Kant de que las nociones de tiempo y espacio son innatas, el niño nopuede comprender este tipo de ideas abstractas hasta que se demuestran experi-mentalmente. De esta manera, mediante el estudio de los procesos de desarrollodel pensamiento humano, se demuestra la falsedad del idealismo.

LA GÉNESIS DE LA MENTE 333

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14. Marxismo y darwinismo

EL GRADUALISMO DE DARWIN

A veces se dice que el punto de vista de la dialéctica es idénti-co al de la evolución. No hay duda de que estos dos métodostienen puntos en común. Sin embargo, entre ellos hay una dife-rencia profunda e importante que, hay que decir, está lejos deser favorable a las enseñanzas de la evolución. Los evolucio-nistas modernos han introducido una dosis considerable deconservadurismo en sus enseñanzas. Quieren demostrar queno hay saltos ni en la naturaleza ni en la historia. La dialécti-ca, por otra parte, es consciente de que tanto en la naturalezacomo en la historia los saltos son inevitables. Pero no pasa poralto el hecho innegable de que en todas las fases del cambioexiste el mismo proceso ininterrumpido. Sólo intenta dejar cla-ras por sí mismas la serie de condiciones en las que el cambiogradual lleva necesariamente a un salto202.

Plejánov

Darwin consideraba la evolución como un proceso gradual de pasos ordenados avelocidad constante. Se adhería a la máxima de Linneo: “La naturaleza no da sal-tos”. Esta concepción se reflejaba en todos los aspectos del mundo científico.Uno de los discípulos de Darwin fue Charles Lyell, el apóstol del gradualismo enel terreno geológico. Darwin estaba tan comprometido con el gradualismo quebasó en él toda su teoría: “El registro fósil es extremadamente imperfecto, y estoexplica en gran medida que no encontremos interminables variedades, vinculan-do y uniendo todas las formas de vida existentes y extinguidas en escalones gra-duales. El que rechace esta visión del carácter del registro fósil estará rechazan-

202. J. Plejánov, Selected Works, vol. 1, p. 480.

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do toda mi teoría”. Este gradualismo darwiniano estaba enraizado en los puntosde vista filosóficos de la sociedad victoriana. Todos los saltos, cambios abruptosy transformaciones revolucionarias quedaban eliminadas de esta ‘evolución’.Esta visión antidialéctica ha dominado la mayoría de las ciencias hasta el pre-sente. “Un prejuicio profundamente enraizado en el pensamiento occidental nospredispone a buscar continuidad y cambio gradual”, dice Gould.

Sin embargo, estos enfoques también han provocado una acalorada polémica.El registro fósil conocido actualmente está lleno de saltos. Revela tendencias alargo plazo, pero también son muy desiguales. Darwin pensaba que estas desi-gualdades se debían a lagunas en el registro. Una vez que se descubriesen las pie-zas perdidas, se revelaría una evolución gradual y suave del mundo natural. Lospaleontólogos Niles Eldredge y Stephen Jay Gould, en contra del enfoque gra-dualista, han planteado una teoría de la evolución llamada del equilibrio puntua-do, sugiriendo que el registro fósil no es tan incompleto como se pensaba. Los sal-tos podrían reflejar lo que realmente sucedió. Esta evolución funciona con saltos,intercalados con largos períodos de desarrollo gradual y estacionario.

“La historia de la vida no es un continuo desarrollo, sino un registro inte-rrumpido por episodios breves, a veces geológicamente instantáneos, deextinciones masivas y la subsiguiente diversificación”, dice Gould. Más que enuna transición gradual, “los animales multicelulares modernos aparecen por pri-mera vez de forma clara en el registro fósil hace unos 570 millones de años —ycon una explosión, no en un crescendo prolongado—. Esta ‘explosión cámbrica’marca la aparición (por lo menos en la evidencia directa) de prácticamente todoslos grupos importantes de animales modernos, y todo en el minúsculo lapso detiempo, geológicamente hablando, de unos pocos millones de años”203.

Gould también insiste en que las fronteras del tiempo geológico coincidencon los puntos de inflexión en la evolución de la vida. Esta concepción de la evo-lución se acerca mucho al enfoque marxista. La evolución no es un movimientogradual y suave de lo inferior a lo superior, se produce a través de revolucionesy transformaciones. Hace más de un siglo, el marxista ruso Jorge Plejánov pole-mizó con la concepción gradual de la evolución:

“La filosofía idealista alemana”, resaltó, “se revolvió decisivamente contratal concepción contrahecha de la evolución. Hegel la ridiculizó mordazmente ydemostró irrefutablemente que tanto en la naturaleza como en la sociedad huma-na los saltos constituían un estadio tan esencial de la evolución como los cam-bios cuantitativos graduales. ‘Cambios en el ser’, dice, ‘consisten no sólo en queuna cantidad se convierta en otra cantidad, sino también que la cantidad se con-vierta en calidad, y viceversa. Cada transición de este último tipo representa unainterrupción en la gradualidad, y da al fenómeno un nuevo aspecto, cualita-tivamente distinto del anterior”204.

336 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

203. S. J. Gould, Wonderful Life, pp. 64 y 24.204. J. Plejánov, The Development of the Materialist View of History, pp. 96-97.

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Evolución y revolución son dos caras de la misma moneda. Al rechazar el gra-dualismo, Gould y Eldredge han buscado una explicación alternativa de la evolu-ción y han sido influidos por el materialismo dialéctico. El artículo de Gouldsobre el equilibrio puntuado (“interrumpido”) traza paralelismos con la concep-ción materialista de la historia. La teoría de la selección natural es una buenaexplicación de cómo las especies mejoraron la forma en que hacían lo que yahacían, pero es insatisfactoria a la hora de explicar la formación de nuevas espe-cies. El registro fósil muestra seis importantes extinciones masivas que tuvieronlugar al principio y al final del Cámbrico (hace 600 y 500 millones de añosrespectivamente), y al final del Devónico (hace 350 millones de años), del Pér-mico (250 millones), del Triásico (200 millones) y del Cretácico (65 millones).Para explicar estos sucesos se necesita un método totalmente nuevo.

La evolución de nuevas especies viene dada por la evolución de la com-posición genética que permite a los miembros de las mismas reproducirse entre sí,pero no con los de otras especies. Las nuevas especies, tal y como explicó Dar-win, surgen de la ramificación de una cepa original. Rastreando el árbol de la vidase puede encontrar un antepasado común a varias especies del presente. Los chim-pancés y los humanos son especies diferentes, pero tienen un ancestro común. Elcambio de una especie a otra se da de forma rápida entre dos especies estables. Noen una o dos generaciones, sino posiblemente durante cientos de miles de años.Como comenta Gould: “Esto puede parecer un período de tiempo largo compara-do con nuestras vidas, pero es un instante geológico (...) Si las especies surgen encientos o miles de años y entonces persisten, en gran medida inmutables, durantemillones de anos, el período de su origen es una fracción minúscula de un uno porciento de su duración total”.

La clave de este cambio reside en la separación geográfica, el aislamiento deuna pequeña población en la periferia de la población principal. Esta forma de evo-lución de una especie, llamada especiación alopátrica, permite un proceso rápido.Tan pronto como una especie ancestral se separa, el intercambio reproductor sedetiene. Cualquier cambio genético se produce por separado. Sin embargo, en lapoblación más reducida las variaciones genéticas se pueden extender muy rápida-mente en comparación con el grupo principal. Esto se puede producir por selec-ción natural, provocada por cambios climáticos o geográficos. En la medida enque dos poblaciones se separan, llega un punto en que dan lugar a dos nuevas espe-cies. Los cambios cuantitativos dan paso a una transformación cualitativa. Si en elfuturo se vuelven a encontrar, serán tan divergentes genéticamente que no podránreproducirse, o su descendencia será estéril o enfermiza. Incluso se puede llegar adar el caso de que especies con el mismo modo de vida se vean obligadas a com-petir, llevando posiblemente a la desaparición de la menos adaptada.

Como Engels comentó: “Los procesos orgánicos de desarrollo, tanto del in-dividuo como de la especie, por diferenciación, son la prueba más notable de ladialéctica racional. (...) Cuanto más se desarrolla la fisiología, más importante paraella se vuelven estos cambios incesantes, infinitamente pequeños, y en consecuen-

MARXISMO Y DARWINISMO 337

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cia, más importante también la consideración de la diferencia dentro de la identi-dad, y el viejo punto de vista abstracto de la identidad formal, de que un ser orgá-nico debe ser tratado como algo sencillamente idéntico a sí, como algo constante,queda fuera de moda”. Engels concluye: “Si allí sobreviven los individuos que sehan adaptado, y se desarrollan para convertirse en una nueva especie, por una adap-tación en continuo aumento, en tanto que los otros individuos más estables muereny por último se extinguen, y con ellos las etapas intermedias e imperfectas, enton-ces ello puede y debe ocurrir sin maltusianismo, y si este último existe, no provo-ca cambio alguno en el proceso, y cuando mucho puede acelerarlo”205.

Gould plantea correctamente que el equilibrio puntuado no está en con-tradicción con la selección natural (el principio fundamental del darwinismo),sino que, por el contrario, la enriquece y refuerza. Richard Dawkins, en su libroEl relojero ciego, intenta menospreciar el reconocimiento que hacen Gould yEldredge del cambio dialéctico en la naturaleza. Él ve poca diferencia entre el“auténtico” gradualismo darwiniano y el equilibro puntuado. Llega a la conclu-sión de que “la teoría del equilibrio puntuado es una teoría gradualista, aunquehace énfasis en largos períodos de intermedios estáticos entre explosiones relati-vamente cortas de evolución gradual. Gould se ha llevado a engaño a sí mismopor su propio énfasis retórico”. Para acabar afirmando, “en realidad todos son‘gradualistas”.

Dawkins critica a los defensores del equilibrio puntuado por atacar y malin-terpretar a Darwin. Afirma que tenemos que ver el gradualismo de Darwin dentrode su contexto, como un ataque al creacionismo. “Los puntuacionistas, por lotanto, son realmente tan gradualistas como Darwin o cualquier otro darwiniano;sólo que ellos insertan largos períodos estáticos entre arranques repentinos de evo-lución gradual”. Pero ésta no es una diferencia secundaria, es el meollo de la cues-tión. Criticar los puntos débiles de Darwin no significa infravalorar su contribu-ción única, sino sintetizarla con una comprensión del cambio real. Sólo entoncesse puede completar la contribución histórica de Darwin a la explicación de la evo-lución natural. Como Gould dice correctamente: “La teoría moderna de la evolu-ción no necesita el cambio gradual. De hecho, el funcionamiento de los procesosdarwinianos tiene que encajar con lo que observamos en el registro fósil. Lo quedebemos rechazar es el gradualismo, no el darwinismo”206.

¿FALTA DE PROGRESO?

Lo fundamental del argumento de Gould es indudablemente cierto. Pero su ideade que la evolución no sigue un camino inherentemente progresista es más pro-blemática:

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205. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 164, 174, 243.206. S. J. Gould, The Panda’s Thumb, p. 151.

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“La diversidad cada vez mayor y las múltiples transiciones parecen reflejaruna progresión determinada e inexorable hacia cosas superiores”, dice Gould.“Pero el registro paleontológico no apoya una interpretación de este tipo. No haexistido un progreso constante en el desarrollo superior del diseño orgánico. Entrelos dos primeros tercios y las cinco sextas partes de la historia de la vida, la Tie-rra fue habitada únicamente por moneras, y no detectamos ningún progreso cons-tante de procariotas ‘inferiores’ a ‘superiores’. De igual manera, no ha habidoningún añadido a los diseños básicos desde que la explosión llenó nuestra biosfe-ra (aunque se podría plantear que ha habido una mejora limitada dentro de unospocos diseños, vertebrados y plantas vasculares por ejemplo)”207.

Gould plantea, especialmente en su libro La vida maravillosa, que el númerode filos era mayor poco después de la explosión cámbrica que actualmente, queno ha aumentado la diversidad, que no hay tendencias a largo plazo en la evolu-ción y que la evolución de la vida inteligente es accidental.

A este respecto, la crítica que le hace Eric Lerner a Gould nos parece acertada:“No solamente existe una gran diferencia entre las contingencias que provo-

can la evolución de una especie en concreto y una tendencia a largo plazo en laevolución, como hacia una mayor adaptabilidad o inteligencia, sino que la tesis deGould se basa en hechos que son un ejemplo ¡justamente de esa tendencia! A lolargo del tiempo, la evolución ha tendido a concentrarse más y más en modosespecíficos de desarrollo. Casi todos los elementos químicos ya existían hace diezmil millones de años o más. Los tipos de compuestos virales para la vida (ADN,ARN, proteínas, etc.) estaban todos presentes sobre la Tierra hace unos cuatro milmillones de años. Los principales reinos de la vida (animales, vegetales, hongos ybacterias) han existido durante dos mil millones de años; en ese tiempo no hanaparecido otros. Como demuestra Gould, los principales filos han existido duran-te seiscientos millones de años y los órdenes principales [grupo taxonómico infe-rior], durante unos cuatrocientos millones.

“En la medida en que la evolución se ha acelerado, se ha hecho más y másespecífica, y la Tierra se ha transformado por la evolución social de una solaespecie, la nuestra. Esta es exactamente la tendencia a largo plazo que Gould, apesar de su contribución importante a la teoría evolutiva, está ideológicamenteempeñado en ignorar. Y sin embargo existe, al igual que la tendencia hacia lainteligencia”208.

Una prueba del carácter progresista de la evolución es que provocó una mayorcomplejidad, de organismos inferiores a superiores, conduciendo, hasta elmomento, a seres humanos con cerebros capaces de realizar las tareas más com-plejas. Esto no quiere decir que la evolución tenga lugar en una línea recta ascen-dente, como Gould acepta; hay rupturas, regresiones y pausas dentro del progre-so general de la evolución. Aunque la selección natural se produce en respuesta a

MARXISMO Y DARWINISMO 339

207. S. J. Gould, Ever Since Darwin, p. 118.208. E. J. Lerner, op. cit., p. 402.

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cambios medioambientales incluso de carácter local, sin embargo ha llevado a unamayor complejidad de formas de vida. Algunas especies se adaptaron a su medioambiente y llevan existiendo millones de años. Otras se extinguieron al perder lacarrera competitiva frente a especies mejor adaptadas. Esta es la evidencia de laevolución de la vida en los últimos 3.500 millones de años.

Gould rechaza con tanto énfasis la noción de progreso en la evolución más porrazones sociales y políticas que por razones estrictamente científicas. Sabe que laidea de progreso evolutivo y “especies superiores” ha sido utilizada sistemática-mente en el pasado para justificar el imperialismo y el racismo; se suponía que lasupuesta superioridad del hombre blanco le daba derecho a las naciones europeasa apropiarse de las tierras y riquezas de “razas inferiores” en África y Asia. Inclu-so en los años 40, respetables hombres de ciencia seguían publicando “árbolesevolutivos” en los que se mostraba al hombre blanco en la cima, con los negros yotras razas en ramas separadas e inferiores, un poco más arriba de los chimpancésy gorilas. Cuando se le pregunta si rechaza la noción de progreso evolutivo pornociva, Gould responde:

“El progreso no es intrínseca y lógicamente nocivo’, replicó. ‘Es nocivo en elcontexto de las tradiciones culturales occidentales’. Con raíces que se remontan alsiglo XVII, el progreso como una ética social central llegó a su punto culminanteen el XIX, con la revolución industrial y el expansionismo victoriano, explicóSteve. Los temores de autodestrucción de las últimas décadas, ya sea militar o porla polución, han apagado el optimismo eterno de la era victoriana. Sin embargo,la asumida marcha inexorable del descubrimiento científico y el crecimientoeconómico continúa impulsando la idea de que el progreso es una parte positiva ynatural de la historia. ‘El progreso ha sido una doctrina dominante en la interpre-tación de la secuencia histórica’, continuó Steve, ‘y en la medida en que la evolu-ción es la mayor historia de todas, inmediatamente se le transfirió la noción deprogreso. Ya conocéis las consecuencias que tuvo esto”209.

Se puede simpatizar con la reacción de Gould ante esa basura ignorante yreaccionaria. También es cierto que el “progreso” ideal puede no ser tan idealdesde un punto de vista estrictamente científico cuando se aplica a la evolución.Siempre existe el riesgo de que se pueda deducir un punto de vista teleológico, esdecir, la concepción de que los procesos naturales responden a un plan preestable-cido por el Creador. Sin embargo, como sucede muchas veces, la reacción anteesto se ha escorado demasiado hacia el lado opuesto. Si la palabra progreso no esla más adecuada, la podemos sustituir, por ejemplo, por complejidad. ¿Se puedenegar que ha habido un desarrollo real en los organismos vivos desde los prime-ros animales unicelulares hasta ahora?

No hay ninguna necesidad de volver a la imagen del Hombre como punto cul-minante de la evolución, para aceptar que los últimos 3.500 millones de años nohan significado solamente cambio, sino un desarrollo real, pasando de sistemas

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209. R. Lewin, op. cit., p. 140.

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vivientes simples a otros más complejos. El registro fósil es testigo claro de esteproceso. Por ejemplo, el aumento dramático en el tamaño medio del cerebro, pro-ducto de la evolución de los mamíferos a partir de los reptiles hace aproximada-mente 200 millones de años. Asimismo, hubo un salto cualitativo en el tamaño delcerebro con el surgimiento de los humanos, y esto, a su vez, no se produjo en unproceso suave y cuantitativo, sino en una serie de saltos, con puntos de inflexióndecisivos representados por el Homo habilis, Homo erectus, Homo neandertha-lensis y, finalmente, el Homo sapiens.

No hay motivo para suponer que la evolución ha alcanzado sus límites o quelos seres humanos no pueden experimentar un desarrollo mayor. La evolucióncontinuará, aunque no necesariamente de la misma manera que en el pasado.Cambios profundos en el entorno social, incluida la ingeniería genética, puedenmodificar el proceso de selección natural, dando a los seres humanos, por prime-ra vez, la posibilidad de determinar su propia evolución, al menos hasta ciertopunto. Esto abriría la posibilidad de un capítulo totalmente nuevo en el desarrollohumano, especialmente en una sociedad dirigida por las decisiones libres y cons-cientes de los seres humanos, y no por las fuerzas ciegas del mercado y la luchaanimal por la supervivencia.

MARXISMO Y DARWINISMO

El tipo de valores defendidos por la doctrina marxista esdiametralmente opuesto a los que surgen de un punto vistacientífico en los términos actuales.

Roger Sperry, premio Nobel de Medicina 1981

La Iglesia toma posición contra las incursiones del caos ylos dioses del siglo XX del Progreso y una visión materia-lista del mundo (...) El Génesis entonces suena tan ciertocomo siempre, tanto si se sigue una explicación evolutivade los orígenes biológicos como si no.

Blackmore y Page, Evolution: The Great Debate

El marxismo siempre ha considerado la evolución como una cuestión fundamen-tal. Utilizando el método del materialismo dialéctico, Marx y Engels fueron capa-ces de descubrir las leyes que gobiernan la historia y el desarrollo de la sociedad.Utilizando inconscientemente el mismo método, Charles Darwin fue capaz desacar a la luz las leyes de la evolución de los seres vivos. “Darwin aplicó una filo-sofía consistentemente materialista a su interpretación de la naturaleza”, dice elpaleontólogo Stephen Jay Gould. “La materia es la base de toda existencia; mente,espíritu y también Dios son sólo palabras que expresan los resultados maravillo-sos de la complejidad neuronal”.

MARXISMO Y DARWINISMO 341

Page 330: Razón y revolución

La teoría de la evolución revolucionó nuestra manera de ver el mundo natu-ral. Antes de Darwin, el enfoque dominante entre los científicos era que las espe-cies eran inmutables, habiendo sido creadas por Dios para funciones específicasen la naturaleza. Algunos aceptaban la idea de la evolución, pero de una maneramística, dirigida por fuerzas vitales que dejaban sitio a la intervención decisivadel Ser Supremo. Darwin rompió con esta visión idealista. Por primera vez, fun-damentalmente —aunque no en exclusiva— a través de un proceso de selecciónnatural, había una explicación de cómo las especies fueron cambiando, a travésde miles de millones de años, desde las formas de vida unicelulares hasta formasmás complejas, incluidos nosotros. La contribución revolucionaria de Darwinfue descubrir el mecanismo que provoca ese cambio y dar a la evolución unasólida base científica.

Se puede trazar una analogía con el papel jugado por Marx y Engels en elcampo de las ciencias sociales. Mucho antes que ellos, otros habían reconocidola existencia de la lucha de clases. Pero no fue posible explicarla científicamen-te hasta que Marx analizó la teoría del valor del trabajo y desarrolló el materia-lismo dialéctico. Marx y Engels apoyaron con entusiasmo la teoría de Darwin, yaque confirmaba sus ideas aplicadas a la naturaleza. En enero de 1861, Marxescribió a Lassalle: “El libro de Darwin es muy importante y me sirve de base enciencias naturales para la lucha de clases en la historia. Desde luego que unotiene que aguantar el crudo método inglés de desarrollo. A pesar de todas las defi-ciencias, no sólo se da aquí por primera vez el golpe de gracia a la ‘teología’ enlas ciencias naturales, sino que también se explica empíricamente su significadoracional”.

El origen de las especies de Darwin fue publicado en 1859, el mismo año enque Marx publicó su Introducción a la crítica de la economía política, que dio unaforma acabada a la concepción materialista de la historia. Darwin había llegado asus conclusiones más de veinte años antes, pero no las publicó por miedo a lareacción ante sus ideas materialistas. Incluso entonces solamente se refirió a losorígenes humanos con la frase “se hará la luz sobre el origen del hombre y su his-toria”. Sólo cuando ya no se podía esconder por más tiempo publicó en 1871 Ladescendencia humana y la selección sexual. Sus ideas eran tan inquietantes quefue reprendido por haberlo publicado “en un momento en que el cielo de Parísestaba rojo por las llamas incendiarias de la Comuna”. Aunque había rechazadoclaramente el creacionismo, evitó cuidadosamente cualquier referencia a la reli-gión. En 1880 escribió: “Me parece (correcta o incorrectamente) que los argu-mentos directos en contra del cristianismo o del teísmo no han tenido práctica-mente ningún efecto en el público; y que se promoverá mejor la libertad de pen-samiento con el aumento gradual de la comprensión humana que acompaña aldesarrollo de la ciencia. Por tanto, siempre he evitado escribir sobre la religión, yme he limitado a la ciencia”.

Su concepción materialista de la naturaleza significó una ruptura revolucio-naria, al dar una base científica a la evolución. Sin embargo, Marx no aceptó a

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Darwin de forma acrítica. En concreto, censuró su “crudo método inglés” ydemostró cómo las deficiencias de Darwin se basaban en las influencias de AdamSmith y Malthus. Al carecer de un punto de vista filosófico definido, Darwin ine-vitablemente cayó bajo la influencia de la ideología dominante de la época. Lascapas medias de la Inglaterra victoriana se enorgullecían de ser personas prácti-cas, con don para hacer dinero y “tener éxito en la vida”. El primero en describirla selección natural como la “supervivencia de los más fuertes” no fue Darwin,sino Herbert Spencer en 1864. Darwin no estaba preocupado por el progreso enel sentido de Spencer (progreso humano basado en la eliminación de los más“débiles”) y era reacio a adoptar su frase. Es más, Darwin utilizó metafórica-mente la expresión “lucha por la supervivencia”, pero fue tergiversado por losconservadores, que utilizaron las teorías de Darwin para sus propios objetivos.Para los darwinianos sociales, los latiguillos populares de la “supervivencia delos más fuertes” y la “lucha por la supervivencia”, aplicados a la sociedad,sugerían que la naturaleza se aseguraría que los mejores, en una situación com-petitiva, ganarían, y que este proceso llevaría a una mejora continua. De esto sededucía que todo intento de reforma social era un esfuerzo para poner remedio alo irremediable, y que, en la medida en que interfería en la voluntad de la natu-raleza, sólo podía conducir a la degeneración. Como dice el famoso genetistaTheodosius Dobzhansky:

“Puesto que la naturaleza está ‘ensangrentada de colmillos y garras’, sería ungrave error dejar que nuestros sentimientos interfieran con las intenciones de lanaturaleza, ayudando a los pobres, a los débiles y a los enfermos hasta el punto deque estuviesen tan cómodos como los ricos, los fuertes y los vigorosos. En últimainstancia, sería mucho más beneficioso respetar la dominación de la naturaleza.‘A todos los niveles de la naturaleza observamos el funcionamiento de una seve-ra disciplina cuya insignificante crueldad es la precondición para su amplia bon-dad’, escribe Herbert Spencer”210.

DARWIN Y MALTHUS

La población, cuando no se le ponen controles,aumenta de manera geométrica. La subsistenciasólo se incrementa en una razón aritmética.

Thomas R. Malthus, Ensayo sobre el principio de población

La teoría económica del laissez faire de Adam Smith pudo haber dado a Dar-win una visión de la selección natural, pero como Engels planteó: “Darwin nosabía qué amarga sátira escribía sobre la humanidad, y en especial sobre suscompatriotas, cuando mostró que la libre competencia, la lucha por la existen-

MARXISMO Y DARWINISMO 343

210. T. Dobzhansky, Mankind Evolving, pp. 139-40.

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cia, que los economistas celebran como la máxima conquista histórica, es elestado normal del reino animal”211. Darwin se inspiraba en el Ensayo sobre elprincipio de población de Malthus, publicado en 1798, que intentaba demos-trar que los recursos alimenticios sólo crecen aritméticamente mientras que lapoblación, a no ser que se vea limitada por hambrunas, guerras, enfermedadeso controles de natalidad, lo hace geométricamente. Se demostró que era unaidea falsa.

A diferencia de Spencer, Darwin entendía “los más fuertes” sólo respecto a unentorno determinado, no en una escala absoluta de perfección. De hecho, ningu-na de las dos expresiones con los que se asocia principalmente el nombre de Dar-win, “evolución” y “supervivencia de los más fuertes”, aparece en las primerasediciones de El origen de las especies, donde estas ideas claves se expresan conlas palabras “mutabilidad” y “selección natural”. El 18 de junio de 1862, Marxescribió a Engels: “Darwin, que he vuelto a releer, me sorprende cuando dice queestá aplicando la teoría ‘maltusiana’ también a plantas y animales, como si conMalthus la cuestión fuese que no aplica la teoría a plantas y animales, sino sólo aseres humanos —y con progresión geométrica— en oposición a plantas y anima-les”. Engels también rechazó la cruda descripción o jerga de Darwin: “El error deDarwin consiste precisamente en unir la ‘selección natural’ o la ‘supervivencia delmás apto’, dos cosas en absoluto separadas entre sí:

“1. Selección por presión de la superpoblación, donde tal vez los más fuertessobreviven al principio, pero también pueden ser los más débiles en muchosaspectos.

“2. Selección por mayor capacidad de adaptación a la modificación de las cir-cunstancias, en que los sobrevivientes están mejor adaptados a estas circuns-tancias, pero en que la adaptación en su conjunto puede significar tanto una re-gresión como un progreso (por ejemplo, la adaptación a la vida parasitaria essiempre una regresión).

“Lo principal: que cada progreso en la evolución orgánica sea al mismo tiem-po una regresión, una evolución que fija una evolución unilateral y excluye laposibilidad de la evolución en muchas otras direcciones. Pero esta es una ley fun-damental”212.

Evidentemente, la lucha por la supervivencia —aunque no el sentido en quelo plantea Spencer— existe en la naturaleza cuando hay escasez o peligro paralos miembros de las especies por parte de depredadores. “Por grande que sea latorpeza de Darwin al aceptar en su ingenuidad la doctrina de Malthus tan irre-flexivamente, todo el mundo puede apreciar con un solo vistazo que no hacenfalta lentes de Malthus para percibir en la naturaleza la lucha por la existencia,la contradicción entre la innumerable masa de gérmenes que produce pródiga-mente la naturaleza y el escaso número de los que consiguen llegar a madurez;

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211. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 38.212. Ibíd., p. 244.

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contradicción que se resuelve efectivamente en gran parte mediante una luchapor la existencia, a veces sumamente cruel”213.

Muchas especies producen gran número de descendientes, para maximizarsu tasa de supervivencia, especialmente en los primeros estadios de la vida. Porotra parte, la especie humana ha sobrevivido por otros medios, ya que tiene undesarrollo muy lento en el que invierte gran cantidad de energía y esfuerzo enhacer crecer a unos pocos descendientes con una maduración tardía. Nuestraventaja reside en nuestro cerebro y su capacidad de aprendizaje y gene-ralización. Nuestro crecimiento de población no está controlado por la muerte degran número de nuestra descendencia, y por lo tanto no se puede comparar cru-damente con otras especies.

La propia historia le da la respuesta final a Malthus. Alfred North Whiteheadha planteado que, del siglo X al siglo XX, el continuo aumento de población enEuropa fue acompañado en general por un aumento del nivel de vida. Esto no con-cuerda con la teoría maltusiana, incluso si se introduce la cuestión de los “contro-les” como una manera de “retrasar lo inevitable”. Un milenio tendría que ser sufi-ciente para demostrar la corrección o no de una teoría. “La verdad evidente”,como dice Whitehead, “es que durante ese período y en esa zona [Europa], los lla-mados controles fueron tales que la ley maltusiana representó una posibilidad norealizada y sin ninguna importancia”214.

Whitehead señala que los supuestos “controles” no estaban siquiera en pro-porción con la densidad de población. Por ejemplo, las pestes fueron principal-mente consecuencia de la falta de higiene, no del tamaño de la población. Sehubiesen podido evitar con jabón, agua y un buen sistema de alcantarillado, nocon controles de natalidad. La Guerra de los Treinta Años redujo la población deAlemania a la mitad, un “control” bastante drástico del crecimiento de la pobla-ción. La guerra tuvo varias causas, pero nunca se ha mencionado entre ellas elexceso de población. Este factor tampoco jugó ningún papel sustancial, quenosotros sepamos, en ninguna otra de las guerras en las que la historia europeaes tan rica. Por ejemplo, las insurrecciones campesinas de finales de la EdadMedia en Francia, Alemania e Inglaterra no fueron provocadas por el exceso depoblación. De hecho ocurrieron precisamente en un momento en que la pobla-ción había sido diezmada por la peste negra. A principios del siglo XVI, Flandesestaba densamente poblado, y sin embargo su nivel de vida era bastante más altoque el de Alemania, donde la miseria de los campesinos contribuyó a provocarlas Guerras Campesinas.

Las teorías de Malthus no tienen ningún valor científico, pero han servido unay otra vez como excusa para la más inhumana aplicación de la llamada política demercado. Durante la hambruna de la patata en los años 40 del siglo pasado enIrlanda, que provocó la reducción de la población irlandesa de 8 a 4’5 millones,

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213. Engels, Anti-Dühring, p. 72.214. A. N. Whitehead, Adventures in Ideas, p. 77. El subrayado es nuestro.

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los terratenientes ingleses en Irlanda continuaron exportando trigo. Siguiendo unafirme política de libre mercado, el gobierno “liberal” de Londres se negó a tomarcualquier medida que interfiriese en el comercio o los precios, y canceló lasexportaciones de trigo barato a Irlanda, condenando así a millones de personas amorir de hambre. Los principios maltusianos del gobierno inglés fueron defendi-dos el 28 de noviembre de 1846 por Charles Grenville, secretario del Consejo Pri-vado, con estas palabras:

“La situación de Irlanda es deplorable en extremo, y suficiente como para pro-vocar desesperación: tal desorganización general y desmoralización, un pueblocon raras excepciones embrutecido, obstinado e indolente, desconsiderado y sal-vaje. Todos, de arriba abajo, tratan de hacer lo menos posible y sacar todo lo quepueden, no desean levantarse y esforzarse, buscando auxilio en este país, ygruñendo sobre el auxilio que reciben; las masas brutales, mentirosas y ociosas,todo el estado de cosas contradictorio y paradójico. Aunque amenazados con lacontinuación del hambre el próximo año, no sembrarán, y la tierra quedará incul-ta. No hay duda de que esta gente no ha sido nunca tan próspera como durante esteaño de hambruna. Nadie pagará los alquileres, y las cajas de ahorro están hasta lostopes. Con el dinero que consiguen de nuestros fondos de ayuda compran armas,en lugar de comida, y después disparan a los funcionarios que van a regular la dis-tribución de la ayuda. Mientras que se arremolinan alrededor de los extranjerospidiéndoles empleo, los terratenientes no tienen suficientes manos, y mendigosfornidos que se llaman a sí mismos indigentes son detenidos con grandes sumasde dinero en sus bolsillos”.

La situación real la describió el doctor Burritt, horrorizado al ver a hombrestrabajando en las carreteras con sus miembros hinchados prácticamente al doblede su tamaño normal. El cuerpo de un niño de doce años “se había hinchadohasta tres veces su tamaño y había reventado los colgajos andrajosos que le cu-brían”. Cerca de un sitio llamado Skull, “sobrepasamos una multitud de qui-nientas personas, medio desnudas y hambrientas. Estaban esperando la distribu-ción de la sopa. Se dirigieron hacia nosotros, y mientras yo les miraba con penay asombro ante una escena tan miserable, mi conductor, un gentleman residenteen East Skull y hombre de medicina, me dijo: ‘Ninguno de estos que ve estarávivo en tres semanas: es imposible’ (...) La media de muertes aquí es de cuaren-ta a cincuenta diarias. Y con suerte veinte cuerpos serán enterrados. La gente seencerraba en sus cabañas para poder morir junto a sus hijos y no ser vistos porlos viandantes”215.

No había ninguna razón para que esta gente muriese de hambre, de la mismamanera que no hay ninguna razón hoy en día para que millones de personas mue-ran de hambre cuando en Europa y Estados Unidos se paga a los granjeros paraque no produzcan comida. No son víctimas de las leyes de la naturaleza, sino delas leyes del mercado.

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215. P. Johnson, Ireland, a Concise History, pp. 102-103.

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Desde el principio, Marx y Engels denunciaron las falsas teorías maltusianas.Respondiendo a los argumentos del “pastor Malthus”, Engels escribió: “La pre-sión de la población no se ejerce sobre los medios de subsistencia, sino sobre losmedios de empleo; la humanidad es capaz de aumentar más rápidamente de loque puede soportar la sociedad burguesa moderna. Esta es para nosotros una ra-zón más para declarar que esta sociedad burguesa es una barrera al desarrollo,que debe caer”.

La introducción de maquinaria, nuevas técnicas científicas y fertilizantes sig-nifica que la producción mundial de comida puede mantenerse fácilmente a la parque el crecimiento poblacional. El incremento de la productividad agraria coincideen el tiempo con una disminución de la población rural. La extensión a todo elmundo de la eficacia lograda en los países desarrollados permitiría un enormeaumento de la producción. En la actualidad sólo se utiliza una parte muy pequeñade la enorme productividad biológica de los océanos. El hambre existe debido prin-cipalmente a la destrucción de los excedentes de comida y a que la producción dealimentos se mantiene artificialmente baja, al objeto de mantener alto el precio delos alimentos y, con él, la tasa de beneficios de los monopolios agrícolas.

El hambre generalizada en el llamado Tercer Mundo no es el producto de la“selección natural”, sino un problema muy concreto de origen humano. Lo quecondena a millones de personas a una vida de miseria y a morir de hambre no esla “supervivencia de los más fuertes”, sino el hambre de beneficios de un puñadode grandes bancos y monopolios. Los países más pobres se ven obligados a ven-der sus cosechas de arroz, cacao y demás productos para poder pagar los intere-ses de su deuda externa. En 1989, Sudán seguía exportando comida mientras supoblación se moría de hambre. En Brasil se calcula que 400.000 niños mueren dehambre cada año. Y, sin embargo, Brasil es uno de los principales exportadores decomida del mundo. Las mismas desacreditadas ideas continúan reapareciendo unay otra vez, en un intento de culpar de las condiciones de pesadilla del TercerMundo al hecho de que hay “demasiada gente” (refiriéndose a negros, asiáticos,etc.). Se trata de ignorar que, ante la inexistencia de pensiones, los campesinospobres necesitan tener tantos hijos como les sea posible (especialmente varones),para que los mantengan en la vejez. La pobreza y la ignorancia son las causas rea-les del llamado “problema demográfico”. Cuando los niveles de vida y de educa-ción aumentan, el crecimiento de la población tiende automáticamente a caer. Elescándalo de las hambrunas masivas en pleno siglo XX es incluso más repugnan-te porque es totalmente innecesario.

“DARWINISMO SOCIAL”

Engels entendió que las ideas de Darwin serían desarrolladas y afinadas más ade-lante, lo que se vio confirmado por el desarrollo de la genética. En noviembre de1875 escribió a Lavrov: “De la doctrina darwiniana acepto la teoría de la evolu-

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ción, pero considero el método de prueba de Darwin (la lucha por la vida, la selec-ción natural) sólo como una primera expresión, provisional e imperfecta, de unhecho recién descubierto”. Y de nuevo en su obra Anti-Dühring: “Pero la teoría dela evolución es aún demasiado joven, por lo que es seguro que el ulterior desarro-llo de la investigación modificará muy sustancialmente también las concepcionesestrictamente darwinistas del proceso de la evolución de las especies”.

Engels criticó duramente tanto la unilateralidad de Darwin como el darwi-nismo social que vino a continuación: “Apenas se reconoció a Darwin”, planteaEngels, “ya esas mismas personas veían ‘lucha’ en todas partes. Ambasconcepciones están justificadas dentro de límites estrechos, pero las dos tienenuna igual característica de unilateralidad y prejuicio. (...) Por lo tanto, inclusive enlo que se refiere a la naturaleza, no es posible inscribir sólo, de manera unilateral,la ‘lucha’ en las banderas de uno. Pero es en absoluto pueril querer resumir la múl-tiple riqueza de la evolución y complejidad históricas en la magra frase unilateralde ‘lucha por la existencia’. Eso dice menos que nada”.

Y continúa explicando las raíces de este error: “Toda la teoría darwinista de lalucha por la existencia no es más que el traslado, de la sociedad a la naturalezaorgánica, de la teoría de Hobbes, de bellum omnium contra omnes [la guerra detodos contra todos], y de la teoría económica burguesa de la competencia, asícomo de la teoría maltusiana de la población. Una vez cumplida esta hazaña (cuyajustificación incondicional, en especial en lo que se refiere a la teoría maltusiana,sigue siendo muy cuestionable), resulta muy fácil trasladar estas teorías, de vuel-ta, de la historia natural a la historia de la sociedad, y en conjunto demasiado inge-nuo afirmar que con ello estas afirmaciones han quedado confirmadas como leyesnaturales eternas de la sociedad”216.

Los paralelismos del darwinismo social con el mundo animal encajaban en losargumentos racistas dominantes de que el carácter humano dependía de las medi-das del cráneo. D. G. Brinton declaró en 1890 que “la raza blanca o europea estáa la cabeza de la lista, y la africana o negra en su parte más baja”. Cesare Lom-broso, un físico italiano, argumentaba en 1876 que los criminales de nacimientoeran esencialmente monos, un paso atrás en la evolución. Era parte del deseo deexplicar el comportamiento humano en términos biológicos innatos, ¡una tenden-cia que todavía sigue viva y coleando! La “lucha por la supervivencia” era vistacomo una tendencia innata en todos los animales, incluido el hombre, y servíapara justificar las guerras, las conquistas, la explotación, el imperialismo, el racis-mo y la propia estructura de clases del capitalismo. Es el precedente de las varie-dades actuales de la sociobiología y de las teorías del simio desnudo. Como pro-clamó la sátira de W. S. Gilbert:

El hombre darwiniano, aunque bien educado,en el mejor de los casos ¡no es más que un mono afeitado!

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216. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 244-45.

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Darwin insistió en que “la selección natural ha sido el más importante mediode modificación, pero no el único”. Explicó que los cambios, por una parte, pue-den llevar a modificaciones de otras características que no tienen que ver di-rectamente con la supervivencia. Sin embargo, a diferencia de la concepción ide-alista de la vida defendida por los creacionistas, los darwinianos explicaron cientí-ficamente cómo evolucionó la vida sobre el planeta. Fue un proceso natural expli-cable por las leyes de la biología y por la interacción de los organismos con suentorno. Independientemente de Darwin, otro naturalista, Alfred Russell Wallace,también había elaborado la teoría de la selección natural. Esto impulsó a Darwina publicar su trabajo después de veinte años de espera. Sin embargo, la principaldiferencia entre Darwin y Wallace era que éste creía, ante la consternación deaquél, que cualquier cambio o modificación evolutiva estaba determinado sola-mente por la selección natural. El rígido hiperseleccionista Wallace acabaríarechazando la selección natural en el caso del cerebro y el intelecto, llegando a laconclusión ¡de que Dios había intervenido para construir esta creación única!

Darwin explicó que la evolución de la vida, con sus ricas y variadas formas,era la consecuencia inevitable de su propia reproducción. En primer lugar, lossemejantes procrean semejantes, con pequeñas variaciones. Pero en segundolugar, todos los organismos tienden a producir más descendencia de la que sobre-vive y crían. Los descendientes que tienen más posibilidades de sobrevivir son losque tienen mejores condiciones para adaptarse al entorno, y, a su vez, su descen-dencia tenderá a ser parecida a ellos. Las características de esta población, con eltiempo, se adaptarán cada vez más a su entorno. En otras palabras, los más “fuer-tes” sobrevivirán y extenderán sus características favorables a toda la población.En la naturaleza, la evolución darwiniana es la respuesta a los cambios en el entor-no. La naturaleza “selecciona” aquellos organismos cuyas características son máscapaces de adaptarse a ellos. “La evolución mediante la selección natural”, diceGould, “no es más que el rastro de estos entornos cambiantes mediante la preser-vación diferencial de los organismos mejor diseñados para vivir en él”. De estamanera, la selección natural dirige el curso del cambio evolutivo. Trotsky definióeste descubrimiento de Darwin como “el triunfo más importante de la dialécticaen todo el campo de la materia orgánica”.

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15. ¿El gen egoísta?

GENÉTICA

Hasta finales de los años 30, el mecanismo de Darwin para la evolución, la selec-ción natural, no obtuvo una aceptación general. En esa época, figuras científicasimportantes como Haldane, Fisher y Wright se convirtieron en los padres del neo-darwinismo, que fusionó la selección natural con la genética de Mendel. La teoríade la herencia fue esencial para conectar la teoría de la evolución con la teoría dela célula. En el siglo XIX, los científicos Schleiden, Schwann y Virchow explica-ron que las células eran la unidad básica de todas los organismos vivos. En 1944,Oswald Avery identificó el ácido desoxirribonucleico (ADN) del núcleo celularcomo el transmisor de la información genética, el agente de la herencia. El des-cubrimiento por parte de Watson y Crick de la doble hélice de ADN clarificótodavía más el camino que seguía la evolución. Las variaciones en la descenden-cia de Darwin se debían a cambios en el ADN, que surgían de mutaciones casua-les y reajustes moleculares internos, sobre los que actuaría la selección natural.

Gregor Johann Mendel, un monje austríaco y botánico aficionado, estudiódetalladamente en los años 60 del siglo pasado las características hereditarias delas plantas, lo que le llevó a descubrir las leyes de la herencia genética. Mendel,un hombre tímido y modesto, envió sus descubrimientos a un eminente biólogoque, como era de esperar, opinó que eran una tontería. Profundamente descorazo-nado, Mendel escondió sus ideas al mundo y volvió a sus plantas. Su revolucio-nario trabajo no fue redescubierto hasta 1900, cuando realmente nació la genéti-ca. Los avances en los microscopios hicieron posible examinar el interior de lacélula, llevando al descubrimiento de genes y cromosomas.

La genética nos permite comprender el proceso continuo del desarrollo de lavida. La evolución de la vida comportó la aparición de la célula autorreplicante,que podía trasmitir sus características a las futuras generaciones a través del ADN.El ADN no se concentra en una parte concreta del cuerpo, sino que está presenteen toda célula animal o vegetal y se copia a sí mismo cada vez que una de ellas se

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reproduce. La especie más desarrollada, el producto de 3.000 millones de años deevolución, es la especie humana. Un ser humano adulto está formado por aproxi-madamente un billón de células, pero al ser concebido era una sola célula embrio-naria. ¿Cómo es esto? El secreto está en el ADN. Dentro de esa célula única hayuna molécula de ADN que contiene el código genético para la construcción detodo el ser. La información contenida en los genes está almacenada como un códi-go químico. Un gen es una sección de ADN que contiene la información para sin-tetizar una proteína concreta.

La mayoría de los genes poseen información que ordena a las células fabri-car proteínas. Algunos genes les dicen a las células de un embrión dónde estánsituadas, y si tienen que convertirse en un brazo o en una pierna. Las secuenciasde bases almacenadas en los genes determinan qué tipo de ser vivo será. Lainformación hereditaria está almacenada en el núcleo de cada célula en forma decadenas de genes llamadas cromosomas. Como un libro de texto viviente, dosjuegos de cromosomas llevan todos los genes de un individuo, definiendo elcarácter de la estructura de las proteínas que llevan a cabo la mayor parte del tra-bajo en el cuerpo.

Sólo en los años 50 se descubrió que el ADN era el componente químico delos genes. En 1953, James Watson y Francis Crick dieron un paso adelante revo-lucionario en la genética con el descubrimiento del famoso modelo de la doblehélice del ADN, por el cual recibieron el premio Nobel en 1962. Esto clarificócómo se duplican los cromosomas en la división celular. El ADN está presente enlas formas de vida más simples: un virus tiene una molécula simple de ADN. Todala vida tal y como la conocemos depende en última instancia del ADN. El descu-brimiento y desarrollo de la genética descifró los secretos de la evolución. Lasleyes de la evolución descubiertas por Darwin fueron enriquecidas por la com-prensión de la genética, a través del trabajo de Fisher, Haldane y Wright, lospadres del neodarwinismo.

El gen es la unidad de herencia. El conjunto de genes de un organismo es elgenoma. En la actualidad, los científicos están enfrascados en un proyecto paraidentificar todos los genes del genoma humano, que son unos 100.000. Los pro-pios genes se reproducen en cada generación de células; algunos enzimas espe-ciales juegan un papel importante en este proceso. A través de esta autorrepro-ducción, los genes se forman de nuevo para cada nueva célula. Por lo tanto, indi-rectamente, producen las proteínas que construyen y mantienen cada célula; yasean células bacterianas, vegetales o animales; células especializadas para formarmúsculos o huesos, hojas o tallos, el hígado o el riñón, y muchas más, incluidaslas neuronas. Cada célula contiene el mismo conjunto de genes que estaba pre-sente en la célula original. Cada célula humana contiene probablemente la infor-mación genética necesaria para fabricar cualquier tipo de célula y, por lo tanto, unser humano completo, pero en cada célula sólo se utiliza una parte seleccionadade esa información. Es como cuando en un libro de instrucciones solamente se uti-lizan ciertas páginas, o incluso sólo ciertas líneas.

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El efecto de la reproducción sexual es mezclar los genes. Las células sexualeshumanas (óvulo y espermatozoide) sólo contienen 23 cromosomas cada una, pe-ro cuando se unen suman los 46 cromosomas normales. La nueva célula, en pa-labras de Dawkins, sería “un mosaico de genes maternos y paternos”. En la medi-da en que se mezclan los dos juegos de cromosomas, si dos señales genéticas sondiferentes, una de las características prevalecerá sobre la otra. El gen de los ojoscastaños, por ejemplo, es dominante sobre el de los ojos azules. Son lo que sellama genes dominantes y genes recesivos. Algunas veces se produce una especiede compromiso híbrido.

La variación se consigue a través de la reproducción. Desde el punto de vistaevolutivo es vital. La reproducción asexual de los organismos primitivos creacopias idénticas a la célula madre, en las que las mutaciones son muy poco fre-cuentes. Por otra parte, la reproducción sexual, que combina genes de dos fuentesdiferentes, incrementa las posibilidades de variación genética y tiene el efecto deacelerar la velocidad del desarrollo evolutivo. Cada forma de vida lleva su códi-go genético en el ADN. La prueba de que tenemos un antepasado común es elparecido en la estructura celular de todos los organismos vivos. El mecanismo dela herencia es el mismo; el ADN determina que un ratón sea un ratón, que loshumanos sean humanos y que las bacterias sean bacterias. Éstas sólo poseen unamolécula de ADN, mientras que nuestras propias células y las de los organismossuperiores contienen una serie de paquetes de ADN (cromosomas).

GENES Y ENTORNO

En los últimos 25 años las ideologías gemelas del reduccionismo y del de-terminismo biológico han dominado todas las ramas de la biología. El método delreduccionismo intenta explicar las propiedades de todos los complejos, por ejem-plo proteínas, por las propiedades de los átomos e incluso de las partículas funda-mentales de las que se componen. Cuanto más profundamente llegas, tienes unconocimiento más profundo, se afirmaba. Además, aseguran que las unidades delas que se compone el todo existían antes del todo, que una cadena causal va desdelas partes al todo, que el huevo siempre es antes que la gallina.

El determinismo biológico está estrechamente vinculado al reduccionismo.Plantea, por ejemplo, que el comportamiento de los seres humanos está deter-minado por los genes de cada individuo, lo que lleva a la conclusión de que lasociedad está gobernada por la suma de los comportamientos individuales de todala población. Este control genético es el equivalente a las viejas ideas expresadasen la frase “naturaleza humana”. Una vez más, los científicos pueden argumentarque no quieren decir eso, pero las ideas del determinismo y de los genes como“entidades fijas e inalterables” están enraizadas en sus declaraciones y son adop-tadas ávidamente por los políticos de derechas. Para ellos, las desigualdadessociales son desafortunadas, pero también innatas e inalterables; por lo tanto, las

¿EL GEN EGOÍSTA? 353

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medidas sociales, además de inútiles, “van en contra de la naturaleza”. Esta ideaha sido expresada por Richard Dawkins en El gen egoísta, utilizado como libro detexto en las universidades norteamericanas.

El mecanismo de la evolución está condicionado por la relación dialécticaentre los genes y el entorno. Antes de Darwin, Lamarck planteó una teoría dife-rente de la evolución, que defendía que el individuo se adapta directamente a suentorno y transmite estas modificaciones a su descendencia. Esta interpretaciónmecánica ha sido desacreditada por completo, aunque la idea de que el entornoaltera directamente la herencia resurgió en la Rusia estalinista bajo la forma delysenkoísmo. La evolución humana tiene una “naturaleza” y una “historia”. Lamateria prima genética entra en una relación dinámica con el entorno social, cul-tural y económico. Es imposible entender la evolución tomando uno solo de ellospor separado, dado que hay una interacción constante entre los elementos bioló-gicos y los “culturales ”.

Se ha demostrado de forma concluyente que los rasgos adquiridos (derivadosdel entorno) no se transmiten biológicamente. La cultura se transmite de genera-ción en generación exclusivamente por la enseñanza y el ejemplo. Esta es una delas características decisivas que separan la sociedad humana del resto del reinoanimal, aunque también se pueden observar trazas de ella en los simios su-periores. Reconocer el papel vital de los genes en el desarrollo humano no está encontradicción con el materialismo. Pero, ¿se puede sacar la conclusión de que“todo está en los genes”? Citemos a Dobzhansky:

“La mayoría de los evolucionistas contemporáneos son de la opinión de quela adaptación de una especie viva a su entorno es el principal agente que impulsay dirige la evolución biológica. (...) Sin embargo, la cultura es un instrumento deadaptación mucho más eficaz que los procesos biológicos que llevaron a su inicioy desarrollo. Es más eficaz entre otras cosas porque es más rápido; los cambios enlos genes se transmiten solamente a los descendientes directos de los individuosen que aparecen por primera vez; para reemplazar los viejos genes, los portadoresde los genes nuevos tienen que reproducirse más rápidamente y suplantar gra-dualmente a los anteriores. Los cambios en la cultura se pueden transmitir a cual-quiera independientemente de su parentesco biológico, o pueden ser tomados deotros pueblos en una forma ya elaborada”217.

Los biólogos dividen el organismo en dos partes: el genotipo (el conjunto degenes) y el fenotipo (los rasgos que se manifiestan). Es un error común conside-rar que la relación entre ambos es simplemente de causa-efecto, que el genotipoes anterior al fenotipo y, por lo tanto, es el factor decisivo de la ecuación. Nace-mos con unos genes determinados que no se pueden alterar, y esto decide nuestrodestino de una forma tan decisiva como la posición de los planetas para la astro-logía. Este tipo de determinismo genético mecanicista es la otra cara de la mone-da de las teorías embaucadoras de Lysenko. Es el lamarckismo puesto al revés. En

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217. T. Dobzhansky, op. cit., p. 21.

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realidad, el genotipo, los genes que se encuentran en el núcleo de cada célula, esmás o menos fijo exceptuando alguna mutación casual. El fenotipo, el total de lascaracterísticas morfológicas, fisiológicas y de comportamiento, no es fijo. Por elcontrario, cambia constantemente a lo largo de la vida del organismo por la inte-racción del ambiente con el genotipo y el fenotipo. En otras palabras, es un pro-ducto de la interacción dialéctica de organismo y ambiente. Si Albert Einsteinhubiese nacido en un suburbio de Nueva York o en una aldea de la India, no hacefalta ser muy inteligente para darse cuenta de que su potencial genético hubiesecontado bien poco.

El estudio de la genética da una respuesta concluyente al idealismo. Ningúnorganismo puede existir sin genotipo. Y ningún genotipo puede existir fuera deuna continuidad espacio-tiempo, un entorno. Los genes interaccionan con elentorno, dando lugar al proceso del desarrollo humano. De hecho, si la herenciafuese perfecta no habría evolución, ya que la herencia es una fuerza conservado-ra. Es esencialmente un mecanismo de autocopiado. Pero ocasionalmente se pro-duce una copia defectuosa, una mutación. Hay un número infinito de accidentesde este tipo, la mayoría de los cuales no solamente son inútiles, sino perjudicialespara el organismo.

Una sola mutación no puede transformar una especie en otra. La informacióncontenida en un gen no se mantiene en un aislamiento perfecto. Entra también encontacto con el mundo físico, en el que es puesta a prueba, procesada, articuladay modificada. Si una variante concreta proporciona una mejor proteína en unambiente determinado, prosperará, mientras que las otras serán eliminadas. En unmomento dado, las pequeñas variaciones llegan a un nivel cualitativo, dando lugara una nueva especie. Este es el significado de la selección natural. Durante casi4.000 millones de años, los genes de los seres vivos se han ido formando así. Noes un proceso unidireccional. La idea de los deterministas genéticos de que losgenes son preeminentes ha sido descrita por Francis Crick, uno de los descubri-dores del código del ADN, como el “dogma central” de la biología molecular. Noes más válido que el dogma de la Inmaculada Concepción. En la relación dialéc-tica entre organismo y entorno, la información sobre el fenotipo vuelve al genoti-po. Los genes se “seleccionan” por el entorno, que determina cuáles sobrevivirány cuáles perecerán.

El papel del código genético es vital a la hora de establecer la “estructura” delos seres humanos, mientras que el ambiente trabaja para llenarla y desarrollar elcomportamiento y la personalidad. No son factores aislados, sino que se fusionandialécticamente para producir un individuo y sus características únicas. No hay dospersonas iguales. Sin embargo, aunque no es posible alterar la composición gené-tica de una persona, es perfectamente posible alterar su entorno. La manera demejorar el potencial de un individuo es mejorando su ambiente. Esta idea ha pro-vocado una discusión acalorada a lo largo de los años: ¿es posible superar o cam-biar las deficiencias genéticas a través de una mejora en el entorno? Uno de los másimportantes de los primeros genetistas, Francis Galton, trató de demostrar que la

¿EL GEN EGOÍSTA? 355

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genialidad era hereditaria y favoreció una política de reproducción selectiva paramantener el nivel intelectual. La idea de la superioridad genética de las capasmedias y altas blancas respecto a otras razas y clases impregnó la sociedad victo-riana y se convirtió en la ideología del movimiento eugenésico, que propugnaba laesterilización forzosa para impedir la propagación de los biológicamente incapaceso enfermos. Se utilizaron acientíficamente los tests de inteligencia para apoyar eldeterminismo biológico y la idea de que las desigualdades sociales basadas en laraza, sexo o clase no se pueden alterar porque reflejan genes inferiores innatos.

“INTELIGENCIA” Y GENES

El sociobiólogo E. O. Wilson expresa así, en su libro Sociobiología, el determi-nismo biológico: “Si la sociedad planificada, cuya creación es inevitable en elpróximo siglo, fuese deliberadamente a guiar a sus miembros más allá de esas pre-siones y conflictos que dieron a los fenotipos destructivos (agresión y egoísmo) suventaja darwiniana, los otros fenotipos (cooperación y altruismo) podrían dismi-nuir con ellos. En este sentido, en el sentido genético último, el control social des-pojaría al hombre de su humanidad”218.

En otras palabras, si nos libramos de los aspectos negativos de la humanidad,¡también podríamos librarnos de los positivos! Una vez más, Wilson confundegenotipo con fenotipo, al dar a entender que el fenotipo es fijo e inmutable; perono lo es. El genotipo no “codifica” rasgos en el fenotipo y no hay un gen delaltruismo. Cada ser vivo es el resultado de una interacción continua entre losgenes, el entorno y el propio fenotipo. Sin embargo, debemos evitar caer en el otroextremo, creyendo que el organismo es masilla en “manos” de los genes y elentorno. También es una parte activa del proceso. Todos los seres vivos interac-cionan con su ambiente de manera dialéctica.

“Suponer que una célula sexual transporta una partícula llamada ‘inteligencia’que hará que el que la tenga sea listo y sabio sin importar qué le pase, es ridícu-lo”, afirma Dobzhansky. “Pero es evidente que las personas con la que nos en-contramos no son iguales en inteligencia, capacidades y actitudes, y no esdescabellado pensar que estas diferencias están causadas en parte por su naturale-za y en parte por sus entornos”.

Aunque está claramente demostrado el carácter materialista y dialéctico delproceso de la vida, la genética ha dado lugar a una acalorada controversia y abier-to la puerta al idealismo y a concepciones reaccionarias. La unilateralidad engenética lleva inevitablemente al error y la confusión. De hecho, ciertos genetis-tas han caído en el determinismo biológico o genético. Este también es el caso desociobiólogos como E. O. Wilson y Richard Dawkins. Comentando esto, StevenRose se pregunta:

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218. E. O. Wilson, Sociobiology. The New Synthesis, p. 575.

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“¿Implica la teoría evolutiva que ciertos aspectos de los humanos (capitalis-mo, nacionalismo, patriarcado, xenofobia, agresividad, competitividad) están‘fijados’ en nuestros genes ‘egoístas’? Algunos biólogos han querido responderafirmativamente a esta pregunta, y teóricos políticos de derechas, desde moneta-ristas libertarios a neofascistas, han cogido con las dos manos estos pronuncia-mientos como justificación ‘científica’ de sus filosofías políticas”. La única con-clusión de esto es que el capitalismo y todas sus enfermedades son “naturales” yderivadas de hechos biológicos. Las teorías de la desigualdad racial y sexual tam-bién han buscado respaldo en ciertas interpretaciones de la ciencia.

Las metáforas crudas y simplistas de la evolución, como la “supervivencia delos más fuertes” o la “lucha por la existencia”, fueron introducidas en el vocabu-lario del darwinismo social por Herbert Spencer. Se encontró en la biología laconfirmación del capitalismo, las desigualdades de clase y el imperialismo. Pare-ce que los sociobiólogos del tipo de E. O. Wilson siguen los pasos de Spencer,dada su visión de la naturaleza humana y el determinismo biológico. Marx yEngels explicaron que “el hombre se hace a sí mismo”. La naturaleza humana, consu conciencia, es un producto de las condiciones sociales y económicas. Por esola naturaleza humana ha cambiado a lo largo de la historia, siguiendo el desarro-llo de la propia sociedad. Para la sociobiología, las características humanas estánbiológicamente fijadas en los genes, dando sustento al mito de que “no se puedecambiar la naturaleza humana”.

De hecho, la llamada “naturaleza humana” se ha transformado y vuelto a trans-formar muchas veces a lo largo de la historia humana, como explica Dobzhansky:

“Darlington (1953) cree que ‘la adaptabilidad individual es de hecho una delas grandes ilusiones de la observación del sentido común. Es una ilusión respon-sable de algunos de los principales errores de la administración política y eco-nómica de hoy en día. No se puede cambiar de un sitio a otro, o a otro trabajo, aindividuos y poblaciones, después de un período adecuado de formación, por laconveniencia de algún jefe planificador, de la misma manera que no se puede con-vertir a un ganadero de las montañas en un pescador de alta mar o convertir delin-cuentes habituales en buenos ciudadanos’.

“A pesar de la incertidumbre y poca precisión de nuestro conocimiento sobrela genética humana, hay numerosas pruebas contrarias al punto de vista de Dar-lington, y estas pruebas son concluyentes.

“Hay muchas pruebas en la historia de que individuos y poblaciones puedentrasladarse con éxito de un sitio a otro o de un empleo a otro. La revolución in-dustrial en muchos países del mundo lo ha demostrado ampliamente. Los antece-sores más próximos de millones de obreros industriales han sido mayori-tariamente campesinos que habían cultivado la tierra ‘eternamente’. El movi-miento del campo a las ciudades industriales todavía está en marcha en muchospaíses ‘subdesarrollados”219.

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219. T. Dobzhansky, op cit., p. 264.

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LOS TESTS DE INTELIGENCIA

Un término frecuentemente mal utilizado por los deterministas genéticos es laherencia, especialmente en el campo de los tests de inteligencia. Los psicólogosHans Eysenck, en Gran Bretaña, y Richard Herrnstein y Arthur Jensen, en Esta-dos Unidos, han defendido que la inteligencia es en gran parte hereditaria. Tam-bién plantean que el cociente intelectual (CI) medio de los negros es genética-mente inferior al de los blancos, y el de los irlandeses al de los ingleses. Eysenckparece creer que negros e irlandeses están condicionados por genes de “bajocociente intelectual”. Pero está demostrado que los tests de inteligencia sonimperfectos. No existe una unidad de medida para la “inteligencia”, como la quepuede haber para el peso o la altura. La inteligencia es un concepto imaginariobasado en suposiciones arbitrarias.

Los tests de inteligencia surgieron a principios de siglo, cuando Alfred Binetestableció un test sencillo para ayudar a identificar niños con dificultades deaprendizaje. Para Binet era un medio de detección de dificultades que luego sepodrían solucionar con “ortopedia mental”. Ciertamente no pensaba que fuesenla medida de una inteligencia “fija”, y a los que plantearon esa idea les respon-dió contundentemente: “Tenemos que protestar y reaccionar contra ese pesimis-mo brutal”.

La base del test de Binet era bastante simple: los niños mayores deberían sercapaces de llevar a cabo tareas mentales que los niños más pequeños no pueden.Con esa base elaboró toda una serie de tests adecuados a cada grupo de edad, detal manera que se podía juzgar a los niños que se consideraba eran los más listos,o los menos capaces. Como consecuencia se deberían tomar medidas para reme-diar los campos en los que se encontrasen dificultades. Sin embargo, este siste-ma, en otras manos, se utilizó para sacar conclusiones totalmente diferentes. Conla muerte de Binet, los defensores de la eugenesia vieron su oportunidad de oropara reforzar su mensaje determinista. La inteligencia era considerada algo inna-to y fijado a través de la herencia, y que se correspondía con la clase y el origensociales. Cuando Lewis Terman introdujo los tests Stanford-Binet en EstadosUnidos, dejó claro que la baja inteligencia “es muy común entre familias hispa-no-indias y mexicanas del sudoeste, y también entre los negros. Su torpeza pare-ce ser racial o por lo menos inherente a las familias de las que provienen (...) Losniños de este grupo deberían ser segregados en clases especiales (...) No soncapaces de dominar las abstracciones, pero a menudo pueden convertirse en tra-bajadores eficaces (...) No hay posibilidad por ahora de convencer a la sociedadde que no se les debería permitir reproducirse, aunque desde un punto de vistaeugenésico constituyen un problema grave debido a su nivel de reproduccióninusualmente prolífico”.

Este era el tono general de la comunidad educativa estadounidense respectoa los tests. Se dio un nuevo paso para extender su alcance científico, estable-ciéndose estándares para los adultos y una razón entre la edad y la edad mental:

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el cociente intelectual (CI). En Gran Bretaña, el psicólogo Cyril Lodowic Burttradujo y defendió, incluso de manera más obsesiva que sus colegas norteame-ricanos, los tests de Binet. Burt defendía que los hombres eran más inteligentesque las mujeres, según supuestos estudios. El mismo caballero planteó que teníapruebas científicas irrefutables de que los cristianos eran más inteligentes quelos judíos, los ingleses más que los irlandeses, los ingleses de clase alta más quelos de clase baja, etc. ¡Qué casualidad que fuese un hombre inglés cristiano declase alta! Por tanto, la opresión y los privilegios de los ricos y poderosos sejustifican porque sus víctimas son “inferiores”. Durante 65 años, hasta su muer-te en 1971, Burt continuó su trabajo sobre la eugenesia y los tests de inteligen-cia, y fue debidamente recompensado con el título de Sir por sus servicios a lahumanidad. Ayudó a establecer una selectividad en el sistema educativo a losonce años, que dividía a los niños en “listos”, que iban a las grammar schools,y “tontos”, que iban a las escuelas secundarias “modernas”. Burt explicó: “Lacapacidad obviamente debe limitar el contenido. Es imposible que una jarra deuna pinta contenga más de una pinta de leche; y es igualmente imposible que loslogros educativos de un niño se eleven más allá de lo que su capacidad educati-va permite”.

De esta manera, los tests de Binet se utilizaron, más allá de sus funciones, parareforzar el carácter clasista de la sociedad. Unos habían nacido para picar carbóny otros para dirigir la sociedad. Los tests no se utilizaban para solucionar los pro-blemas, sino para segregar. Independientemente de las modificaciones que sehayan hecho en los tests de inteligencia, todos tienen la misma raíz: una “inteli-gencia” preconcebida que es el patrón con el que se juzga a todo el mundo. Sinembargo, estos tests están enormemente influidos por estereotipos culturales ysociales que condicionan los resultados, en lo que también influye el sistema edu-cativo. La idea de que de esta manera tan cruda es posible medir la “inteligencia”es falsa. Después de todo, ¿qué es la inteligencia? ¿Cómo se puede cuantificar?No es como el peso o la altura. No es algo fijo, como planteó Burt, sino elástico.El potencial del cerebro humano no tiene límites. La tarea de la sociedad es queel ser humano pueda realizar ese potencial, dado que el entorno puede restringir-lo o realzarlo. Un niño que crezca en un entorno social desfavorable estará en des-ventaja respecto a otro que tenga todas sus necesidades satisfechas. El origensocial es extremadamente importante. Si cambias el entorno, cambias al niño. Apesar de las afirmaciones de los deterministas biológicos, la inteligencia no estápredeterminada genéticamente.

La obsesión por determinar estadísticamente la inteligencia a través de unagráfica en forma de campana es un intento de reforzar el conformismo social. Losque están fuera de la norma son “anormales” y necesitan tratamiento. O bien alter-nativamente es una cuestión genética, y determina nuestra clase social, raza yvida. Pero, en realidad, mientras que nuestro genotipo es fijo, nuestro fenotipocambia constantemente. La pérdida de un brazo o una pierna es irreversible, perono hereditaria. La enfermedad de Wilson es hereditaria, pero con tratamiento no

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es irreversible. “Tampoco, por supuesto”, dicen Rose, Kamin y Lewotin, “el feno-tipo se desarrolla linealmente del genotipo, desde el nacimiento a la madurez. La‘inteligencia’ de un niño no es solamente un cierto porcentaje pequeño de la deladulto en que se convertirá, como si la ‘jarra de una pinta de cerveza’ se fuese lle-nando constantemente”.

Los frenéticos intentos de Burt para demostrar la base genética de la inteli-gencia le llevaron a falsificar sistemáticamente sus datos y registros. Su famosoestudio sobre el cociente intelectual de gemelos idénticos separados le llevó a laincreíble afirmación de que los entornos separados de los gemelos no tenían nin-guna influencia. Para él, todo estaba determinado por los genes. Era el ídolo delos deterministas genéticos, y sus estudios les dieron los argumentos necesariospara reforzar su posición. En 1978, D. D. Dorfman, un psicólogo norteamericano,demostró claramente que este caballero inglés había falsificado sus resultados.Después de que se demostrase que era un fraude, sus seguidores se vieron obliga-dos a cambiar de discurso, simplemente criticando a Burt por su falta de rigorcientífico. Los estudios de Burt sobre el cociente intelectual fueron el equivalen-te al Hombre de Piltdown*. Sin embargo, en su día, a pesar de quince años deinconsistencias, sus investigaciones fueron aplaudidas por la comunidad científi-ca como prueba de que el cociente intelectual era hereditario. Pero a pesar de lacaída en desgracia de Burt, el establishment siguió aferrándose a su filosofía reac-cionaria, como sostén de su punto de vista de clase.

Los estudios más recientes sobre gemelos idénticos separados en Gran Bre-taña, Estados Unidos y Dinamarca no demuestran en absoluto que el cocienteintelectual sea hereditario. Estos estudios han sido respondidos convincentemen-te por Rose, Kamin y Lewotin. Esta es su conclusión: “No sabemos qué es real-mente la transmisión hereditaria del cociente intelectual. Los datos simplementeno nos permiten calcular una estimación razonable de la variación genética delcociente intelectual en cualquier población. Por lo que sabemos, la transmisiónhereditaria podría ser nula o del 50%. De hecho, a pesar de los enormes esfuer-zos que se han dedicado a investigar esta cuestión, la transmisión hereditaria delcociente intelectual es irrelevante para el asunto en cuestión. La enorme impor-tancia que dan los deterministas a la demostración de la transmisión hereditaria esuna consecuencia de su creencia errónea de que transmisión hereditaria significainmutabilidad”.

“Ni para el cociente intelectual ni para ningún otro rasgo se puede decir quelos genes determinan el organismo”, continúan. “No existe una correspondenciauno-a-uno entre los genes heredados de tus padres y tu altura, peso, tasa de me-tabolismo, enfermedad, salud o cualquier otra característica no trivial del organis-mo (...) cada organismo es un producto único de la interacción entre genes y entor-no en cada etapa de la vida”220.

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* Supuesto “eslabón perdido” entre el hombre y el simio, que resultó ser un fraude.220. Rose, Kamin y Lewotin, Not in our Genes, pp. 84, 86, 87, 96, 116 y 95.

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EUGENESIA

Eugenesia es una palabra acuñada en 1883 por Francis Galton, que era primo deDarwin. El deseo de “mejorar” el capital humano está relacionado frecuente-mente con las teorías pseudocientificas de aquellos que intentan demostrar la“superioridad” de un grupo (raza, nación, clase social o sexo) en función de susangre y “buen linaje”. Normalmente a este tipo de disparates reaccionarios se lesda un baño “científico” para intentar dotar de un aire de respetabilidad intelectuala lo que son los prejuicios más irracionales y aborrecibles. En Estados Unidos, la“tierra de la libertad”, el movimiento pro eugenesia triunfó, aprobándose leyes deesterilización forzosa de los “biológicamente inferiores”. Indiana aprobó la pri-mera ley en 1907, que permitía esterilizar, bajo la supervisión de una comisión deexpertos, a los que fueran considerados locos, imbéciles o subnormales. Hacesetenta años, John T. Scopes enseñó evolución utilizando el libro A Civic Biology(Una biología cívica), de G. W. Hunter, que recogía el tristemente famoso caso deJukes y Kallikaks. Bajo el epígrafe El parasitismo y su coste para la sociedad: lasolución, dice:

“Cientos de familias como las que hemos descrito más arriba existen hoy endía, extendiendo enfermedades, inmoralidad y crimen por todo este país. El costepara la sociedad de estas familias es muy severo. De la misma manera que ciertosanimales y plantas se hacen parásitos de otras plantas y animales, estas familiasse han convertido en parásitos de la sociedad. No solamente son dañinas para losdemás por corromper, robar o propagar enfermedades, sino por ser cuidadas porel Estado con el dinero de todos. Las viviendas sociales y los asilos existen prin-cipalmente para ellos. Son auténticos parásitos.

“Si esta gente fuesen animales inferiores, seguramente se les mataría para im-pedir que se propagasen. La humanidad no permitirá esto, pero tenemos la so-lución de separar los sexos en los asilos u otros sitios y prevenir de varias mane-ras el matrimonio entre ellos y las posibilidades de perpetuar esta raza tan baja ydegenerada”.

Hacia los años 30, más de treinta estados habían aprobado leyes de esterili-zación, ampliando su posible aplicación a alcohólicos y drogadictos, e incluso aciegos y sordos, entre otros. La campaña llegó a su punto álgido en 1927, cuandoen el caso “Buck contra Beil” el Tribunal Supremo, por 8 votos contra 1, suspen-dió la ley de esterilización de Virginia. Este caso implicaba a una chica blanca dedieciocho años llamada Carrie Buck, que había sido internada en un centro públi-co para epilépticos y débiles mentales, y que fue la primera persona en ser esteri-lizada en aplicación de esa ley. Según Harry Laughlin, superintendente de la Ofi-cina del Registro de Eugenesia (que pretendía eliminar al “diez por ciento másinútil de nuestra sociedad”), fue elegida porque ella, su madre y su hermana erangenéticamente subnormales. Esta información se obtuvo en gran medida graciasal test de inteligencia Stanford-Binet, que más tarde se demostró que era total-mente erróneo. El juez del caso, O. W. Holmes, declaró que ¡“con tres generacio-

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nes de imbéciles ya basta”! El hijo de Carrie, Vivian, murió en 1932 de enferme-dad. Sus maestros lo describían como muy inteligente.

En enero de 1935 se habían llevado a cabo 20.000 esterilizaciones forzosascon fines eugenésicos en Estados Unidos. Laughlin quería incluir a “gente sincasa, indigentes y vagabundos” en el tratamiento, que fue adoptado ferviente-mente en la Alemania nazi, donde el Erbgesundheitsrecht esterilizó a 375.000 per-sonas, incluidas 4.000 por ceguera y sordera. En Estados Unidos, al final se lle-varon a cabo 30.000 esterilizaciones. Aunque la eugenesia clásica ha quedadodesacreditada, han surgido nuevas versiones, como la psicocirugía, que sostieneque la cirugía cerebral puede aliviar problemas sociales, especialmente la violen-cia. Dos neurocirujanos norteamericanos, Vernon Mark y Frank Ervin, llegaronhasta el punto de plantear que los disturbios en las ciudades estadounidenses estáncausados por trastornos mentales, y que podrían ser evitados con cirugía cerebrala ciertos dirigentes de los guetos. Los estudios sobre este particular están siendofinanciados por diferentes agencias de investigadores norteamericanas.

Una carta de 1971 entre el Director de Clínicas y Hospitales del Centro Médi-co de la Universidad de California y una autoridad penitenciaria de Sacramentodemuestra la mentalidad de determinados sectores de la comunidad “científica”.El Director pide candidatos adecuados para la cirugía cerebral entre los internos“que hayan demostrado comportamiento agresivo, destructivo, posiblementecomo resultado de enfermedad neurológica severa” para llevar a cabo “procedi-mientos quirúrgicos y de diagnóstico (...) para localizar centros del cerebro quepudieran haber sido dañados previamente y que pudieran servir como focos paraepisodios de comportamiento violento”, para eliminarlos quirúrgicamente.

La respuesta sugiere un candidato que “fue transferido (...) por creciente mili-tancia, capacidad de liderazgo y odio declarado hacia la sociedad blanca (...) hasido identificado como uno de los dirigentes de la huelga obrera de abril de 1971.(...) También se detectó al mismo tiempo una avalancha de literatura revoluciona-ria”. Estas ideologías lunáticas son el telón de fondo de la reacción política. En1980, el Dr. K. Nelson, a la sazón director del Hospital de Lynchburg, en el queCarrie Buck fue esterilizada, descubrió que se habían realizado 4.000 operaciones,la última en 1972. Los tests de inteligencia utilizados en el caso Buck ya habíansido desacreditados hacía tiempo. Estas ideas reaccionarias de la esterilizaciónforzosa no están simplemente confinadas a las “edades oscuras” del pasado, sinoque siguen vivas en el presente, sostenidas por teorías pseudocientíficas, espe-cialmente en Estados Unidos. Incluso ahora siguen existiendo leyes de esteriliza-ción en veintidós estados norteamericanos.

CRIMEN Y GENÉTICA

Desde principios de la década de los años 70, la proporción de ciudadanos esta-dounidenses encarcelados se ha triplicado. En Gran Bretaña, el número de perso-

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nas entre rejas alcanza niveles récord. Las prisiones están tan masificadas quealgunos internos están encarcelados en celdas policiales. En 1991, el Reino Unidotenía un porcentaje de población reclusa mayor que cualquier país del Consejo deEuropa exceptuando Hungría (Financial Times, 10/3/94). A pesar de ello, losniveles de criminalidad y violencia siguen siendo altos en ambos países. Esta cri-sis ha provocado el florecimiento de ideas reaccionarias que intentan vincular elcomportamiento criminal a factores biológicos. “Por cada 1% que reducimos laviolencia, le ahorramos al país 1.200 millones de dólares”, dice el psicólogo nor-teamericano Adrian Raine. Como resultado, el Instituto Nacional de Salud deEstados Unidos ha incrementado en 58 millones de dólares su presupuesto parainvestigaciones sobre la violencia. En diciembre de 1994, la Fundación NacionalCientífica propuso el establecimiento de un consorcio de investigación durantecinco años, dotado con 12 millones de dólares. “Con los avances que esperamos,seremos capaces de diagnosticar a mucha gente que tiene una disposición mentalbiológica a la violencia”, asegura Stuart Yudofsky, presidente del departamento depsiquiatría del Baylor College of Medicine (Scientific American, marzo 1995).

En ciertos círculos se ha puesto de moda atribuir todo tipo de cosas a desa-justes biológicos o genéticos, en lugar de reconocer que los problemas socialessurgen de las condiciones sociales. La escuela del determinismo genético ha lle-gado a todo tipo de conclusiones reaccionarias, reduciendo todos los problemassociales al nivel de la genética. No hace tanto tiempo, las investigaciones demos-traron aparentemente que muchos criminales violentos tenían un cromosoma Y demás, pero estudios más recientes han demostrado que la conexión entre ambosfactores es irrelevante. Ahora, la atención a la hora de buscar el vínculo entre bio-logía y violencia está centrada en una menor actividad en el córtex frontal delcerebro de los asesinos. Hay una propuesta en Estados Unidos para crear una Ini-ciativa Federal de la Violencia, a fin de identificar al menos 100.000 niños de losbarrios obreros “cuyos supuestos defectos genéticos y bioquímicos les harán pro-pensos a la violencia en su vida adulta”.

Los peligros de estas investigaciones para encontrar vínculos genéticos entreraza y comportamiento antisocial o criminal son obvios. Se pueden sacar conclu-siones fraudulentas de las estadísticas, que demuestran que en Estados Unidos,aunque los negros son el 12’4% de la población, representan el 44’8% de losarrestados por crímenes violentos. Como explicaba un reciente artículo en elScientific American (marzo 1995): “Es preocupante que estudios biológicos apa-rentemente objetivos, ignorando ciegamente las diferencias sociales y culturales,puedan reforzar equivocadamente estereotipos raciales”. Debido a este peligro sehan llevado a cabo boicoteos de los análisis de orina y sangre por las minoríasétnicas. Según Raine, “todos los estudios genéticos y biológicos que se han lleva-do a cabo hasta el momento se han hecho sobre blancos”.

Raine continúa diciendo: “Imagínate que eres el padre de un niño de ochoaños. El dilema ético es éste: te podría decir, ‘Mire, hemos hecho una serie de aná-lisis y podemos predecir con un 80% de certeza que su hijo será muy violento den-

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tro de veinte años. Le podemos ofrecer una serie de programas de intervenciónbiológica, social y cognoscitiva que reducirán en gran medida la posibilidad deque se convierta en un adulto violento’.

“¿Qué harías? ¿Meter a tu hijo en esos programas corriendo el riesgo de es-tigmatizarlo como un criminal violento incluso sabiendo que hay una posibilidadreal de que sea inocente? ¿O dices que no al tratamiento y tienes un 80% de posi-bilidades de que tu niño se haga mayor y a) arruine su vida, b) arruine tu vida, c)arruine las vidas de sus hermanos y hermanas o, más importante, d) arruine lasvidas de víctimas inocentes que sufran en sus manos?” (Citado en Scientific Ame-rican, marzo 1995).

En primer lugar, no es posible predecir el comportamiento criminal futuro deun niño, y menos con un 80% de precisión. Y en segundo lugar, aquí se culpa delcrimen al individuo. Este argumento reaccionario ignora que la violencia y otrosmales sociales son el producto de la sociedad en que vivimos, basada en la explo-tación humana y el máximo beneficio, que provoca paro masivo, pobreza, gentesin hogar y un deterioro general de la vida. Estas condiciones sociales, a su vez,son las que provocan crimen, violencia y brutalidad. Los genes o la biología notienen nada que ver; la barbarie de la sociedad capitalista, sí.

Los deterministas biológicos son utilizados para reforzar las ideas socialesreaccionarias. La culpa del crimen, la pobreza, el paro, etc. no la tiene la sociedad,sino el individuo, por sus deficiencias biológicas o genéticas. La solución, por lotanto, es la cirugía cerebral o genética. Otros buscan la explicación de la violen-cia humana en niveles anormales de testosterona o en un bajo ritmo cardíaco.Algunos científicos han apuntado a los bajos niveles de serotonina, un compo-nente químico que en el cuerpo afecta, entre otras cosas, al funcionamiento delcerebro. Así, C. R. Jeffery escribió en el Journal of Criminal Justice Educationque “incrementando los niveles de serotonina en el cerebro podemos reducir elnivel de violencia” Así, se administran intensificadores de serotonina, como elantidepresivo Prozac, a pacientes, para curar su agresividad. La falsedad de esteargumento se demuestra en que los niveles de serotonina pueden aumentar o dis-minuir en diferentes partes del cerebro en diferentes momentos, con diferentesefectos. El entorno también puede afectar a sus niveles. Sin embargo, todo esto noimpide que esta gente siga haciendo sus afirmaciones para apoyar los puntos devista reaccionarios.

Jeffery plantea que “la ciencia tiene que decirnos qué individuos serán o nocriminales, qué individuos serán o no víctimas y qué estrategias para mantenerla ley funcionarán y cuáles no”. Yudofsky refuerza el entusiasmo de Jeffery conesta afirmación: “Estamos al borde de una revolución en la medicina genética.El futuro será entender la base genética de los desordenes agresivos e identifi-car a aquellos que tienen mayores posibilidades de convertirse en violentos”.Yudofsky cree que habría que hacer pruebas a los niños hiperactivos y darles, sifuese necesario, litio o beta-bloqueadores anticonvulsivos. Según Yudofsky,estas drogas tendrían “un precio efectivo” y serían una tremenda “oportunidad

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para la industria farmacéutica”. A este señor, pese a sus aires científicos, se leve claramente el plumero.

“Hay sectores a los que podemos empezar a aplicar un punto de vista bioló-gico”, dice Fishbein. “Hay que valorar individualmente a los delincuentes”, paraseguidamente plantear tratamientos obligatorios para los reclusos, que deberíanpermanecer en prisión indefinidamente en caso de no dar resultado. Masters pien-sa que “tenemos suficientes conocimientos sobre el sistema serotonérgico comopara saber que si vemos que un niño tiene malos resultados escolares, tenemosque mirar sus niveles de serotonina”.

RACISMO Y GENÉTICA

En 1899, en una intervención en el Senado estadounidense, se planteó que “Diosno ha estado preparando a los pueblos teutones y angloparlantes durante mil añossimplemente para un vano y ocioso narcisismo (...) Ya que nos ha hecho aptospara el gobierno, debemos gobernar sobre los pueblos salvajes y seniles”.

B. Shockley, el coinventor del transistor, argumentó que, ya que los negroseran genéticamente menos inteligentes que los blancos, no deberían dárseles lasmismas oportunidades, un punto de vista que comparte el conocido psicólogoHans J. Eysenck. Se ve la naturaleza humana como la fuente y explicación detodos los males sociales, sacando distorsionados paralelismos con los modos devida de otros animales. La sociobiología plantea que el racismo y el nacionalismoson extensiones naturales del tribalismo, que a su vez es producto de la “selecciónde parentesco”. “Nacionalismo y racismo”, plantea E. O. Wilson, padre de lasociobiología, “son brotes culturalmente nutridos de simple tribalismo”. Esta ideaha sido sugerida incluso por Richard Dawkins: “Es concebible que los prejuiciosraciales se puedan interpretar como una generalización irracional de una tendenciade selección de parentesco, a identificarse con individuos que se parecen a unofísicamente y a ser desagradable con individuos de aspecto diferente”221.

Según Wilson, “en las sociedades de cazadores-recolectores, los hombrescazaban y las mujeres se quedaban en casa. Este fuerte prejuicio persiste en lamayoría de sociedades agrícolas e industriales de hoy en día, y sólo sobre estabase parece tener un origen genético”. Plantea que los hombres son polígamos ylas mujeres monógamas “por naturaleza”. La característica de la sociobiología esla comparación de las relaciones sociales humanas con el mundo animal, comojustificación de la dominación masculina y la estructura de clases. “La propensióngenética”, dice Wilson, “es lo suficientemente fuerte como para provocar unadivisión del trabajo sustancial incluso en las más libres e igualitarias de las socie-dades futuras”. Este es el planteamiento, basado en el mundo natural, que el zoó-logo Desmond Morris intenta popularizar.

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221. R. Dawkins, The Selfish Gene, p. 108.

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Los intentos recientes de demostrar que la inteligencia es hereditaria se hancentrado en los tests de inteligencia. The Bell Curve, de Charles Murray, vuelve arecuperar el viejo argumento de que la genética explica la diferencia entre el CImedio de blancos y negros en Estados Unidos. El argumento fundamental de estelibro ha sido demolido una y otra vez. Según el psiquiatra Peter Breggin, es unintento de “resucitar la imagen King Kong de los afroamericanos como violentosy estúpidos” (The Guardian, 13/3/95). Pero la evidencia más demoledora contralas teorías del determinismo genético viene de un libro reciente titulado The His-toy and Geography of Human Genes (Historia y geografía de los genes humanos),de los genetistas de poblaciones Luca Cavalli-Sforza, Paolo Menozzi y AlbertoPiazza. Este libro es un resumen de 50 años de investigaciones sobre genética depoblaciones. Es la explicación más prestigiosa de la enorme variabilidad cro-mosómica de los seres humanos. Su conclusión es que, descontando los genes quedeterminan rasgos superficiales como el color y la estatura, las “razas” humanasson enormemente parecidas. La variación entre individuos es mucho más grandeque entre grupos raciales.

En su reseña del libro, la revista Time (16/1/95) dice: “De hecho, la diversidadentre individuos es tan grande que el concepto de raza no tiene ningún significa-do genético. Los autores afirman que no hay ninguna base científica para lasteorías que plantean la superioridad genética de una población sobre otras. (...) Apesar de las dificultades, los científicos han hecho algunos descubrimientos querompen mitos. Uno de ellos salta a la vista en la portada: un mapa en color de lavariación genética en el mundo, con África en un extremo del espectro y Austra-lia en el otro. Puesto que los aborígenes australianos y los africanos subsaharia-nos tienen rasgos superficiales comunes, como el color de la piel y la forma delcuerpo, en general se suponía que estaban estrechamente relacionados. Pero susgenes nos cuentan una historia bien diferente. De todos los humanos, los austra-lianos son los más alejados de los africanos, y son muy cercanos a sus vecinos delsudeste asiático”. La reseña acaba: “Lo que el ojo ve como diferencias raciales,por ejemplo entre europeos y africanos, son principalmente adaptaciones al climaproducto de los desplazamientos humanos de un continente a otro”. El libro tam-bién confirma que el lugar de nacimiento de la humanidad, y por tanto el punto departida de las primeras migraciones, fue África.

El recurso a teorías biológicas y genéticas para justificar políticas reac-cionarias no es un fenómeno nuevo, aunque en la última década ha revivido debi-do a la tendencia general de los gobiernos occidentales de atacar el Estado del bie-nestar y todas las demás conquistas de la clase obrera. Las leyes del mercado, esdecir, la ley de la selva, vuelven a estar de moda. Eso incluye, por supuesto, lasuniversidades, donde siempre hay bastante gente dispuesta a nadar a favor de lacorriente, lo cual resulta provechoso para sus carreras.

Hay gran cantidad de académicos que enfocan sus investigaciones de mane-ra desapasionada, pero sería ingenuo pensar que la mera posesión de una ristrade títulos académicos inmuniza a una persona contra las presiones de la socie-

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dad, sea o no consciente de ello. En 1949, N. Pastore llevó a cabo un estudiosobre las opiniones de veinticuatro psicólogos, biólogos y sociólogos sobre elpeso relativo de los genes y el entorno. De doce “liberales o radicales”, oncedijeron que el ambiente era más importante que la herencia, y uno lo contrario.En el campo conservador, el resultado fue exactamente al revés. Dobzhanskyencontró estos resultados “desconcertantes”. Por nuestra parte, los encontramosbastante predecibles.

Roger Scruton saca las lecciones sociales: “La bioeconomía plantea que losprogramas gubernamentales que obligan a los individuos a ser menos competiti-vos y egoístas de lo que están genéticamente programados están condenados deantemano al fracaso”. Esto encaja perfectamente con el resurgimiento en EstadosUnidos del determinismo genético y sus supuestas pruebas de que los negros soninferiores a los blancos y la clase obrera es inferior a las capas medias y supe-riores. El apoyo científico a este tipo de falacias se utiliza para darles una apa-riencia de respetabilidad y “objetividad”.

‘EL GEN EGOÍSTA’

Richard Dawkins, que saltó a la fama con su controvertido libro El gen egoísta,ha estado en el centro de una acalorada polémica sobre genética. Los biólogosmoleculares han establecido la importancia del ADN. Posee las instruccionescodificadas para producir los ladrillos constituyentes de la vida, los aminoácidos.Éstos fabrican las proteínas, que modelan las células y órganos. Debido a ello,algunos biólogos moleculares, y también sociobiólogos, han planteado que laselección natural actúa en última instancia sobre el ADN. Esto ha llevado a unaserie de científicos a obsesionarse hasta tal punto con el carácter maravilloso delgen, que pocos son capaces de ver el bosque más allá de los árboles. Algunos handotado al gen de ciertas cualidades místicas, de las que se deducen ideas reaccio-narias. La transmisión genética inalterada de las características físicas, morales ymentales no tiene ninguna base científica, pero sin embargo ha aparecido una yotra vez en la literatura científica y ha tenido consecuencias serias, por no decirdesastrosas, en la política social de todo el siglo XX.

El gen transmite su influencia de padres a hijos. Sólo se puede definir comouna diferencia entre un número diferente de genes que determinan la misma carac-terística (llamados alelos; por ejemplo alelos azules o castaños, para el color delos ojos). La diferencia se identifica por medio de observaciones y pruebas bio-químicas, fisiológicas, estructurales o de comportamiento (una vez excluidas otrasfuentes de variación, como el ambiente).

Desgraciadamente, mucha gente, científicos y no científicos, utiliza una ver-sión distorsionada de esta definición. Especialmente cuando convierten un genque contribuye a un determinado comportamiento en el gen que lo determina.Dawkins no es el único científico que cae en la trampa. En los años 70, muchos

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hablaban de una codificación genética de las características físicas y de conducta.También un gen debe ser comparado con otro para el mismo rasgo. No va “porlibre”. Como J. B. S. Haldane señala, la genética es la ciencia de las diferencias,no de las similitudes. Simplemente, tú y yo podemos ser egoístas; las diferenciasentre nosotros, no. No puedes aplicar características personales a una compara-ción. En su libro El gen egoísta, Dawkins salta de una definición a la otra y plan-tea que son intercambiables, cuando no lo son. El resultado ha sido dar alas aldeterminismo genético. Toda una generación de científicos norteamericanos y deotros países ha sido educada en esta confusión.

La investigación científica en el campo de la genética demuestra las posibili-dades para la medicina. Enfermedades genéticas, como la distrofia muscular deDuchenne, ya han sido identificadas. Pero parece asumirse que existen genes res-ponsables de todo tipo de cosas, como la homosexualidad o la delincuencia. Eldeterminismo genético ha llevado a conclusiones reaccionarias, reduciendo todoslos problemas sociales a una mera cuestión genética. En febrero de 1995 secelebró en Londres una conferencia sobre “Genética del comportamiento crimi-nal y antisocial”. Diez de los trece ponentes eran de Estados Unidos, donde unaconferencia similar, en 1992, con un marcado trasfondo racista, no se llegó a cele-brar por la presión de la opinión pública. Aunque el presidente, Sir Michael Rut-ter, del Instituto de Psiquiatría de Londres, declaró que “no existe algo parecidoa un gen del crimen”, otros participantes, como el Dr. Gregory Carey, del Institu-to de Genética del Comportamiento de la Universidad de Colorado, mantuvo quelos factores genéticos en su conjunto eran responsables del 40-50% de la violen-cia criminal. Aunque dijo que no sería práctico “tratar” la criminalidad a travésde la ingeniería genética, otros participantes declararon que había buenas pers-pectivas para el desarrollo de medicamentos que controlasen la excesiva agresi-vidad, una vez que se encontrasen los genes responsables. Sin embargo sugirióque se debería considerar la posibilidad del aborto cuando las pruebas prenata-les indicasen la probabilidad de que un niño naciese con genes que le predispu-sieran para el comportamiento violento o antisocial. Su punto de vista fue res-paldado por el Dr. David Goldman, del Laboratorio de Neurogenética del Institu-to Nacional de Salud de Estados Unidos. “Se debería dar a las familias la infor-mación y se les debería permitir que decidiesen por su cuenta cómo utilizarla”(The Independent, 14/2/95).

Según el profesor Hans Brunner, del Hospital Universitario de Nijmegen, enHolanda, los hombres de una familia que heredaban una anormalidad genética enel cromosoma X que les provocaba una deficiencia en un enzima relacionado conel cerebro habían mostrado “agresividad impulsiva”, inclusive incendio pre-meditado e intento de violación. El Dr. Goldman y el profesor Matti Virkkunen,de la Universidad de Helsinki, dijeron que estaban descubriendo variacionesgenéticas ligadas a la agresividad en los procesos químicos del cerebro. “Haycompañías farmacéuticas que ya están interesadas en nuestros descubrimientos”,dijo Virkkunen (Financial Times, 14/2/95).

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Steven Rose describió la conferencia como “provocadora, inquietante y dese-quilibrada”. Quince científicos la atacaron en una carta. El Dr. Zacari Erzinclio-gu, director del Centro de Ciencia Forense de la Universidad de Durham, la cali-ficó de “muy inquietante, para mentes simples y maliciosa”. Los argumentos deestos deterministas genéticos son utilizados para reforzar ideas sociales reaccio-narias. Ashley Montague planteó que “no son los ‘genes criminales’ los quehacen a los criminales, sino en la mayoría de los casos ‘las condiciones socialescriminales”.

El gen egoísta, editado por primera vez en 1976, hace algunas afirmaciones departida que llevan a conclusiones políticas reaccionarias. “Nacemos egoístas”,dice Dawkins, lo que supuestamente surge de nuestros genes, a los que él atribu-ye una conciencia y una identidad “egoístas” a pesar de que “los genes no tienenprevisión, no planifican por adelantado”. Se esfuerzan para replicarse, como siestuvieran planificando conscientemente cómo podrían conseguirlo.

“Ciertamente en principio, y también de hecho, el gen sale a través de la pa-red del cuerpo individual y manipula objetos del mundo exterior, algunos son ina-nimados, algunos son otros seres vivos, algunos están bastante alejados. Con unpoco de imaginación podemos ver al gen sentado en el centro de una telaraña depotencia fenotípica extendida. Y un objeto en el mundo es el centro de influenciasde telarañas convergentes de muchos genes sentados en muchos organismos. Ellargo alcance del gen no conoce fronteras obvias”222. Debido a que para Dawkinslos organismos individuales no sobreviven de una generación a otra, mientras quelos genes sí, se deduce que la selección natural actúa sobre lo que sobrevive, esdecir, los genes. Para Dawkins, la selección actúa en última instancia sobre elADN. Al mismo tiempo, cada gen compite con los demás para reproducirse en lasiguiente generación. “Después de todo, ¿qué es tan especial en los genes? La res-puesta es que son replicadores”.

Para él, el replicador de la vida es el gen y el organismo es simplemente suvehículo: “Máquinas de supervivencia, robots ciegamente programados para pre-servar las moléculas egoístas conocidas como genes (...), [que] hormiguean engigantescas colonias, a salvo en su interior”. Es una revisión del famoso aforismode Butler de que la gallina es simplemente la forma que tiene el huevo de hacerotro huevo. Un animal, para Dawkins, es solamente la manera que tiene el ADNde crear más ADN. Imbuye a los genes de ciertas cualidades místicas, lo que enesencia es teleológico.

“Sospecho”, dice Dawkins en su defensa, “que tanto Rose como Gould sondeterministas, ya que creen en una base física, materialista para todas nuestrasacciones. Yo también (...) cualquiera que sea el punto de vista que uno adoptesobre la cuestión del determinismo, la inserción de la palabra ‘genético’ no va aprovocar ningún cambio”. Y añade: “Si eres un determinista puro, crees quetodas tus acciones están determinadas por causas físicas en el pasado (...) ¿cuál

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222. R. Dawkins, op. cit., pp. 3 y 265-66.

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es la diferencia si algunas de estas causas son genéticas? ¿Por qué se piensa quelos deterministas genéticos tienen que ser más culpables que los ‘medioam-bientalistas’?”223.

Todo en la naturaleza tiene una causa y un efecto, y el efecto se convierte encausa. Dawkins mezcla determinismo y fatalismo: “Un organismo es una he-rramienta del ADN”. El determinismo genético tiene un significado preciso: losgenes condicionan totalmente el fenotipo. Sin duda los genes tienen una graninfluencia en la forma del organismo, pero su identidad será determinada decisiva-mente por el entorno. Por ejemplo, dos gemelos idénticos criados en ambientestotalmente diferentes tendrán caracteres totalmente distintos. Como explica Rose:“En realidad, sin embargo, la selección debe actuar a gran cantidad de niveles. Tro-zos individuales de ADN del tamaño de un gen pueden o no estar seleccionados porderecho propio, pero el ADN se expresa en el marco de un genotipo completo; porlo tanto, agrupaciones concretas de genes o genotipos enteros tienen que represen-tar en sí mismos otro nivel de selección. Además, el genotipo existe en un fenoti-po, y que ese fenotipo sobreviva o no depende de su interacción con otros. De ahíque sólo será seleccionado en el marco de la población en la que está insertado”224.

Dawkins se vio obligado a retroceder hasta cierto punto, modificando susargumentos en las versiones más recientes de El gen egoísta (1989) y en TheExtended Phenotype (1982). Plantea que su lenguaje rimbombante dio pie amalinterpretaciones: “Es demasiado fácil dejarse llevar y permitir que los geneshipotéticos tengan juicio consciente y anticipación en la planificación de su estra-tegia”. Sin embargo, defiende su argumento fundamental y ve la vida “en térmi-nos de replicadores genéticos preservándose a sí mismos por medio de sus feno-tipos extendidos” y la selección natural como “la supervivencia diferencial degenes”. Dawkins ahora dice que “los genes pueden modificar los efectos de otrosgenes y del entorno. Los acontecimientos en el entorno, tanto interno como exter-no, pueden modificar el efecto de los genes y el efecto de otros acontecimientosen el entorno”. Pero aparte de esta concesión secundaria, Dawkins mantiene sutesis fundamental:

“A veces se atacan los anticonceptivos como ‘antinaturales’. Y lo son, muyantinaturales. El problema es el Estado del bienestar. Creo que la mayoría denosotros pensamos que el Estado del bienestar es muy deseable. Pero no puedestener un Estado del bienestar antinatural, a no ser que también tengas un controlde natalidad antinatural, de otra manera el resultado final será miseria inclusomayor que la que obtienes en la naturaleza. (...) El Estado del bienestar es quizásel sistema más altruista que el mundo animal nunca haya conocido. Pero todosistema altruista es inherentemente inestable porque está a merced del abuso porparte de individuos egoístas, dispuestos a explotarlo. Los seres humanos indivi-duales que tienen más hijos de los que son capaces de criar, en la mayoría de los

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223. R. Dawkins, The Extended Phenotype, pp. 10-11.224. S. Rose, Molecules and Minds, pp. 64-65.

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casos son demasiado ignorantes como para que se les pueda acusar de abusoconsciente con mala fe”.

Según Dawkins, la adopción de niños está en contra de los instintos e intere-ses de nuestros “egoístas” genes: “En la mayoría de los casos probablemente de-beríamos considerar la adopción, aunque pueda parecer enternecedora, como unaviolación de una regla innata. Esto es así porque la generosa hembra no les estáhaciendo ningún bien a sus propios genes cuidando al huérfano. Está desperdi-ciando tiempo y energía que podría estar invirtiendo en las vidas de su misma san-gre, especialmente sus propios futuros hijos. Probablemente es un error que resul-ta ser demasiado raro como para que la selección natural se haya ‘preocupado’ decambiar la regla, haciendo el instinto maternal más selectivo”.

También plantea que “si a una hembra se le dan datos fiables de que se espe-ra una época de hambruna, está en su propio interés egoísta reducir su propia tasade natalidad”. Dawkins también piensa que la selección natural favorecería a losniños que timasen, mintiesen, engañasen y abusasen, y que “cuando observamospoblaciones salvajes esperamos ver mentiras y egoísmo dentro de las familias. Lafrase ‘el niño debería engañar’ significa que los genes que tienden a hacer que losniños engañen tienen una ventaja en la combinación genética”225. Y llega a la con-clusión que el organismo es una herramienta del ADN, más que al revés.

Estos comentarios son interesantes no tanto por lo que nos dicen sobre losgenes, sino por lo que revelan sobre el estado de la sociedad en la última décadadel siglo XX. En ciertas sociedades, el tener unos músculos potentes o la capaci-dad de correr más rápido pueden dar una ventaja genética. Si la propensión a men-tir, explotar y timar proporciona unas ventajas semejantes, significa que esascaracterísticas son las cualidades más necesarias para triunfar en la sociedadmoderna, algo totalmente acorde con los “valores del mercado”. Aunque es bas-tante cuestionable que este tipo de cualidades puedan transmitirse genéticamente,es un hecho que son las cualidades fundamentales del egoísmo de la burguesía.La “guerra de todos contra todos”, como el viejo Hobbes la definió, es el pilar fun-damental de la sociedad capitalista.

¿Es cierto que este tipo de mentalidad es una parte genéticamente condi-cionada de la “naturaleza humana”? No deberíamos perder de vista que el capita-lismo y sus valores sólo han existido, a lo sumo, durante los últimos doscientosaños, de los aproximadamente 5.000 de historia humana registrada y 100.000 dedesarrollo humano. La sociedad, durante la mayor parte de su existencia, se habasado en la cooperación. De hecho, sin ella los seres humanos nunca se hubie-ran elevado por encima del nivel animal. Lejos de ser un componente esencial dela psicología humana, la competencia es un fenómeno relativamente reciente, unreflejo de la sociedad basada en la producción de bienes, que pervierte y cambiala naturaleza humana hacia modelos de comportamiento que hubieran sido consi-derados aberrantes y antinaturales en el pasado.

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225. R. Dawkins, The Selfish Gene, p. 126,109,129 y 150.

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Es muy fácil culpar a algún fenómeno misterioso, como por ejemplo “nues-tros genes”, por la moral avariciosa y egocéntrica del mercado. Además, no es unacuestión de zoología, sino de clase social. Los capitalistas individuales compitenlos unos con los otros y no dudan en recurrir a todo tipo de métodos (que se con-sideran prácticas comerciales normales) para arruinar a sus rivales: mentiras, esta-fas, espionaje industrial, OPAs hostiles, etc. Desde el punto de vista de la claseobrera, las cosas son muy diferentes. No es una cuestión de moral individual, sinoprecisamente de supervivencia social (el equivalente sociológico de la “supervi-vencia de los más fuertes”). La única fuerza que tiene la clase obrera contra losempresarios es la fuerza de la unión, es decir, precisamente la cooperación.

Sin organización, empezando por la sindical, la clase obrera sólo es materiaprima para la explotación. La necesidad de los trabajadores de unirse en defensade sus intereses es una lección que tiene que aprenderse una y otra vez. El egoís-mo y el individualismo (en el sentido burgués de la palabra) son autodestructivospara la clase obrera. La prensa burguesa presenta a los esquiroles como defenso-res de la “libertad individual” porque a los empresarios les interesa que la claseobrera quede reducida a sus partes componentes, completamente a merced delcapital. También en este caso se aplica la ley dialéctica de que el todo es mayorque la suma de las partes. Consciente o inconscientemente, los que presentan elegoísmo como un ideal, o por lo menos como componente de la “naturalezahumana”, han adoptado una posición definida ante la lucha entre trabajo asalaria-do y capital, y no se pueden quejar si se les acusa de proveer grano al molino dela reacción.

Dawkins no ve la evolución como el resultado de una lucha de organismos,sino como una lucha entre genes intentado copiarse a sí mismos. Los cuerpos quelos acogen son secundarios. Descarta el principio darwiniano de que el individuoes la unidad de selección. Esta idea es fundamentalmente falsa. La selección natu-ral actúa sobre organismos, sobre cuerpos. Favorece a algunos porque se adaptanmejor al entorno. El gen es un trozo de ADN encerrado en el núcleo celular, cien-tos de los cuales contribuyen al desarrollo de la mayoría de las partes del cuerpo.Esto a su vez se ve afectado por toda una serie de factores del entorno, internos yexternos. La selección natural no actúa directamente sobre las partes, sino sobreorganismos porque de alguna manera son más apropiados, es decir, más fuertes,más cálidos, más fieros, más robustos, más ágiles, etc. Si hubiese un gen particu-lar para la calidez u otras cualidades específicas, entonces podría ser que Dawkinstuviese razón. Pero no es el caso. No existe un gen para cada parte de la anatomía.Por ejemplo, las instrucciones para la construcción de la oreja se localizan en todauna serie de genes separados, la mitad de los cuales viene de cada uno de los pro-genitores.

Como Stephen Gould explicó, la selección natural “acepta o rechaza orga-nismos enteros porque juegos de partes, interaccionando de maneras complejas,les dan ventajas (...) Los organismos son mucho más que una amalgama degenes. Tienen una historia que importa; sus partes interaccionan de maneras

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complejas. Los organismos están formados por genes que actúan en concierto,influidos por entornos, trasladados a partes que la selección ve y partes que soninvisibles a la selección. Las moléculas que determinan las propiedades del aguason analogías pobres para genes y cuerpos”226. Steven Rose coincide con estacrítica a Dawkins.

Los métodos de Dawkins le llevan a hundirse en el pantano del idealismocuando intenta argumentar que la cultura humana se puede reducir a unidades queél llama mimes, que aparentemente, al igual que los genes, se autorreproducen ycompiten por la supervivencia. Esto es claramente incorrecto. La cultura humanase transmite de generación en generación a través de la educación en su sentidomás amplio. No se hereda biológicamente, sino que cada generación tiene queaprenderla cuidadosamente y desarrollarla. La diversidad cultural no está vincu-lada a los genes, sino a la historia social. El punto de vista de Dawkins es esen-cialmente reduccionista.

Las sociedades se componen de organismos; los organismos, de células; lascélulas, de moléculas; y las moléculas, de átomos. Para Dawkins, la naturalezahumana y sus motivaciones se pueden entender analizando el ADN humano. Lomismo es cierto para James Watson, uno de los descubridores de la doble héli-ce del ADN, que dijo: “¿Qué más hay aparte de átomos?”. No se plantean laexistencia de múltiples niveles de análisis o de modos de determinación com-plejos. Ignoran las relaciones esenciales entre las células y el conjunto delorganismo. Este método empírico, que surgió con la revolución científica en laépoca del nacimiento del capitalismo, fue progresista en su día, pero ahora seha convertido en un freno para el avance de la ciencia y la comprensión de lanaturaleza.

EL FUTURO DE LA GENÉTICA

“Hasta hace muy poco, el único acceso a los genes que modelan el mundo natu-ral era a través del cambio en el entorno. Ahora se pueden manipular los genesdirectamente. Esto hace que el cambio sea fácil, inmediato y comprensible; la tec-nología que permite la manipulación genética directa también abre a la inspecciónla actividad de los genes. Pero al mismo tiempo hace que el cambio sea arbitrario,porque hace posible genes que ningún animal desarrollaría espontáneamente.Estas nuevas técnicas dan a la humanidad poderes sin precedente para cambiar elmundo, y también para cambiarse a sí misma” (The Economist, 25/2/95).

En el curso de las últimas tres décadas se han producido avances colosales enel campo de la genética molecular. En 1972 se aisló y reprodujo el primer gen enlaboratorio (clonación). Las consecuencias fueron tan inquietantes que los cientí-ficos estudiaron una moratoria voluntaria en la recombinación de genes clonados

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226. S. J. Gould, The Panda’s Thumb, pp. 77-78.

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en el ADN de otros organismos. Pero ahora, la introducción en humanos de genesclonados se ha convertido casi en una rutina. En la primera década del próximosiglo, los científicos conocerán todas las proteínas del cuerpo humano, lo que parabien o para mal tendrá tremendas implicaciones.

Hasta el momento, el gen ha estado rodeado de misterio, como la cosa en síkantiana. El gen era el mascarón de proa del destino humano, implacable, inalte-rable e insondable. Hablar de los genes no era sólo hablar de nuestra herencia,sino de nuestro destino. Y el destino era un tribunal ante el que no se podía ape-lar. Hasta ahora. Por primera vez en la historia de la vida en nuestro planeta exis-te la posibilidad de que los seres humanos controlen su propio destino a los nive-les más profundos. A pesar de las sandeces de los genetistas reaccionarios, losgenes nunca determinaron completamente la evolución humana. Juegan un papelimportante en la vida humana, pero no la controlan. A lo sumo establecen ciertosparámetros que limitan o permiten. Pero ahora, por primera vez, se está poniendobajo control al propio genotipo. Esta es una perspectiva revolucionaria, preñadade consecuencias para el futuro de la humanidad.

El surgimiento de la vida a partir de la materia inorgánica fue un salto evolu-tivo de gigante. Después de toda una serie de transformaciones, el desarrollo delcerebro pensante como producto de la vida social y el trabajo colectivo fue otro.La materia adquirió consciencia de sí misma. Ahora, por primera vez en 4.000millones de años, los seres humanos están en proceso de adueñarse de los secre-tos de su propia evolución. La selección natural deja de ser una fuerza ciega y mis-teriosa. Se puede poner al todopoderoso genotipo bajo control del fenotipo. Elgénero humano tiene el potencial de determinar su propio destino y modificar losduros dictados de la selección natural.

“De la misma manera que los organismos son interpretaciones de la infor-mación genética en un entorno específico”, escribe Oliver Morton, “la utilizaciónde estos conocimientos genéticos dependerá de los entornos (económicos, éticos,personales y políticos) en los que sean usados. Pero, para bien o para mal, se uti-lizarán. Los genes que limitan y permiten imperiosamente serán controlados porla voluntad humana; se podrán mover los límites, se podrán ampliar los permi-sos. Los genes nunca han sido los dueños absolutos de la naturaleza humana,pero tampoco han estado al servicio de la humanidad. Hasta ahora” (The Econo-mist, 25/2/95).

Es tan inútil lamentarse de estos descubrimientos como lo era para los gruposde obreros desesperados romper las máquinas al principio de la revolución indus-trial. Los descubrimientos de la ciencia y la técnica son una parte vital del desa-rrollo de la sociedad, permitiendo a la humanidad tener un mayor control sobre laslimitaciones impuestas por la naturaleza. Sólo así la humanidad puede llegar a serauténticamente libre. El problema no es lo que la mente humana descubra, sinocómo se utilizan los descubrimientos. Los avances científicos abren un nuevo eilimitado horizonte de desarrollo humano. Pero hay una cara oscura en todo esto.El siglo XX contiene un terrible mensaje de los horrores que puede crear el siste-

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ma capitalista en su época de declive histórico. Las técnicas de la ingeniería gené-tica en manos de monopolios sin ningún control, interesados solamente en sacarel máximo beneficio, plantean una amenaza terrible.

Todo el desarrollo tecnológico, que está constantemente rompiendo barreras yuniendo el mundo de una manera nunca vista, es un argumento en favor de unaeconomía mundial planificada. No la monstruosa caricatura del estalinismo, sinouna sociedad dirigida democráticamente, en la que hombres y mujeres asuman elcontrol consciente sobre sus vidas y destinos. Una economía armoniosamenteplanificada que combinase los recursos de todo el planeta abriría una perspectivade desarrollo ilimitado. Por un lado, tenemos la tarea de cuidar nuestro propiomundo, de hacerlo habitable para los seres humanos, de reparar los destrozos pro-vocados por la irresponsable avidez de beneficios de las multinacionales. Y porotro, tenemos ante nosotros el mayor desafío que nunca se le haya presentado anuestra especie: la exploración del espacio, vinculada a la supervivencia futura dela humanidad. La ciencia de la ingeniería genética, todavía en su infancia, puedeservir en el futuro a las necesidades de los largos viajes espaciales. Ahora esto espura especulación, pero la historia de los últimos cien años demuestra que ideasque hoy parecen fantásticas se pueden convertir rápidamente en realidad.

Lo que podemos ver en este momento es un potencial colosal. En el marco deuna economía planificada democráticamente, la ciencia de la genética dejará deser un estorbo al progreso humano y ocupará el lugar que le corresponde en elestudio y transformación de la propia vida. Esto no es fantasía, sino que se co-rresponde con las posibilidades reales. En palabras de Oliver Morton:

“Las posibilidades de esta biología son casi infinitas. El mundo natural, inclui-dos cuerpo y mente humanos, serán maleables. Órganos implantados podríanremodelar el cerebro, virus diseñadores reconstruir tejidos viejos. Ya se están dise-ñando órganos humanos que crecen en animales, para usarlos en trasplantes. Pue-den aparecer nuevos tipos de criaturas, criaturas que nos maravillen. Si la huma-nidad no puede encontrar seres parecidos en las estrellas, podría crear nuevas inte-ligencias en la Tierra. La diferencia genética entre el hombre y el chimpancé espequeña; nuevas especies pensantes no son inconcebibles.

“Todo esto puede ser posible a través de la genética. Pero, al mismo tiempo,la preeminencia de los genes se desvanecerá. Los genes han perdido su posiciónprivilegiada como portadores de información. La información biológica se alma-cenará en las mentes y en las computadoras al mismo tiempo que en los genes, ylos genes serán simplemente uno de los medios de manipular el mundo, apro-piados para algunas cosas, pero no para otras, como proteínas terapéuticas (...) Loque era exclusivo de los genes, ahora está al alcance de la humanidad. Este con-trol puede llegar en poco tiempo a tener el poder que se atribuía a los genes, y más.La misma inteligencia será capaz de modelar el gen y el entorno, que son los quehacen al organismo tal como es. El control biológico de la información a estaescala —de la materia prima y la manera de procesarla— significa el control dela biología, de la propia vida” (The Economist, 25/2/95).

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CUARTA PARTE: ORDEN EN EL CAOS

16. ¿Reflejan la realidadlas matemáticas?

El hecho de que nuestro pensamiento subjetivo y el mundoobjetivo estén sujetos a las mismas leyes, y por lo tanto,también, que en última instancia no se contradigan entreellos en sus resultados, sino que tienen que coincidir,gobierna absolutamente todo nuestro pensamiento teórico.

Engels

El contenido de las matemáticas “puras” se deriva en última instancia del mundomaterial. La idea de que las verdades matemáticas son un tipo de conocimientoespecial que es innato o de inspiración divina no resiste un análisis serio. Lasmatemáticas tratan sobre las relaciones cuantitativas del mundo real. Sus llama-dos axiomas sólo nos parecen evidentes porque son producto de un largo perío-do de observación y experimentación de la realidad. Desafortunadamente,muchos de los matemáticos actuales parecen haberlo olvidado. Se engañan alpensar que su tema “puro” no tiene nada que ver con el mundo de las cosas mate-riales. Este es un ejemplo claro de las consecuencias negativas de llevar la divi-sión del trabajo a su extremo.

Desde Pitágoras se han hecho todo tipo de planteamientos extravagantes ennombre de las matemáticas, que han sido consideradas la reina de las ciencias,la llave mágica que abre todas las puertas del universo. Liberándose de todocontacto con el mundo físico, las matemáticas parecían volar por los cielos,donde adquirieron una existencia casi divina, no obedeciendo más que a suspropias leyes. Así, el gran matemático francés Henri Poincaré (1854-1912)podía afirmar a principios de este siglo que las leyes de la ciencia no tenían nin-guna relación con el mundo material, sino que representaban convenciones arbi-trarias para describir más conveniente y útilmente los fenómenos correspon-dientes. Muchos físicos modernos declaran abiertamente que sus modelosmatemáticos no dependen de la comprobación empírica, sino de las cualidadesestéticas de sus ecuaciones.

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Las teorías matemáticas han sido, por una parte, fuente de enormes avancescientíficos y, por la otra, el origen de numerosos errores y malentendidos que hantenido, y siguen teniendo, consecuencias profundamente negativas. El error cen-tral es intentar reducir el funcionamiento complejo, dinámico y contradictorio dela naturaleza a fórmulas cuantitativas estáticas y ordenadas. Se presenta la natu-raleza de una manera formalista, como un punto unidimensional que se convier-te en una línea, en un plano, un cubo, una esfera, etc. Sin embargo, la idea de quelas matemáticas puras son pensamiento absoluto, inmaculado y sin contacto conel mundo material está bastante lejos de la realidad. Utilizamos el sistema deci-mal no por deducción lógica o “libre albedrío”, sino porque tenemos diez dedos.La palabra “digital” procede de la palabra latina que significa “dedos”. Y hastahoy en día, un niño cuenta sus dedos a escondidas debajo de la mesa antes de lle-gar a la solución de un problema matemático abstracto. Al hacerlo, el niño estárecorriendo inconscientemente el camino que siguieron los primeros humanospara aprender a contar.

Los orígenes materiales de las abstracciones matemáticas no eran ningún se-creto para Aristóteles: “El matemático investiga abstracciones. Elimina todas lascualidades sensatas como peso, densidad, temperatura, etc., dejando sólo las cuan-titativas y continuas (en una, dos o tres dimensiones) y sus atributos esenciales”.En otra parte dice: “Los objetos matemáticos no pueden existir aparte de las cosassensibles [materiales]”. Y también: “No tenemos experiencia de nada que consis-ta en líneas o planos o puntos, como deberíamos tener si estos objetos fuesen sus-tancias materiales, líneas, etc., pueden ser anteriores en definición al cuerpo, perono son a priori en sustancia”227.

El desarrollo de las matemáticas es el resultado de necesidades humanas bienmateriales. El hombre primitivo sólo tenía diez sonidos para los números, preci-samente porque contaba, como los niños pequeños, con los dedos. La excepciónfueron los mayas, cuyo sistema numérico era en base veinte, probablemente por-que contaban también con los dedos de los pies. Al vivir en una sociedad sencillade cazadores-recolectores, sin dinero ni propiedad privada, nuestros antecesoresno tenían ninguna necesidad de números más grandes. Para contar un númeromayor que diez, simplemente combinaban algunos de los sonidos relacionadoscon sus dedos. Así, uno más de diez se expresa en el “uno-diez” (undecim en latín,que se transformó en “once”) o en “uno por encima” (ein-lifon en antiguo teutón,que se transformó en el eleven del inglés moderno). Todos los demás números,con la excepción de cien, mil, millón, billón y trillón, son combinaciones de losdiez sonidos originales.

Thomas Hobbes, el gran filósofo materialista inglés del siglo XVII, ya habíacomprendido el auténtico origen de los números: “Según parece, hubo un tiem-po en que esos nombres numerales no estaban en uso; los hombres se veían for-zados a utilizar los dedos de una o ambas manos para las cosas que deseaban con-

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227. Aristóteles, Metaphysics, pp. 120, 251 y 253.

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tar; y de ello procede que actualmente nuestros términos numerales sean sólodiez en casi todas las naciones, y sólo cinco en algunas, comenzando de nuevo apartir de entonces”228.

Alfred Hooper explica: “Por la simple razón de que el hombre primitivo in-ventó el mismo número de sonidos-número como dedos tenía, nuestra escalanumeral hoy en día es decimal, es decir, una escala basada en 10, y consistente enuna repetición inacabable de los diez primeros sonidos-número (...) Si los hom-bres hubiesen tenido doce dedos en lugar de diez, sin duda hoy en día tendríamosuna escala numeral duodecimal, basada en 12, consistente en una repetición ina-cabable de los doce primeros sonidos-número”229. De hecho, un sistema duodeci-mal tiene ciertas ventajas en comparación con el decimal, puesto que 12 es múl-tiplo de dos, tres, cuatro y seis, y 10 sólo lo es de dos y cinco.

Los números romanos son representaciones pictóricas de los dedos. Pro-bablemente el símbolo del cinco representa el espacio entre el pulgar y los demásdedos. La palabra cálculo (del latín calculus, “guijarro”) hace mención al métodode contar las piedras ensartadas en un ábaco. Estos y otros muchos ejemplos sir-ven para ilustrar cómo las matemáticas no surgen del libre funcionamiento de lamente humana, sino de un proceso prolongado de evolución social, de pruebas yerrores, observación y experimentación, que gradualmente empieza a separarsecomo un cuerpo de conocimiento de carácter aparentemente abstracto. De igualmanera, nuestros sistemas de pesos y medidas se derivan de objetos materiales. Elorigen de la unidad de medida inglesa, el pie, es evidente, al igual que el de la pul-gada castellana, derivada de pulgar. El origen de los símbolos matemáticos másbásicos (+ y –) no tiene nada que ver con las matemáticas. Eran signos utilizadosen la Edad Media por los mercaderes para calcular el exceso o la falta de cantida-des de productos en los almacenes.

La necesidad de construir viviendas para protegerse de los elementos obligó alos hombres primitivos a encontrar la manera más práctica de cortar madera de talforma que los extremos encajasen unos con otros. Esto llevó al descubrimiento delángulo recto y de la escuadra. La necesidad de construir casas en terreno llano llevóa la invención del tipo de niveles encontrados en tumbas egipcias y romanas, for-mados por tres piezas de madera unidas en un triángulo isósceles, con una cuerdacolgando del vértice. Estas herramientas sencillas se utilizaron en la construcciónde las pirámides. Los sacerdotes egipcios acumularon gran cantidad de conoci-mientos matemáticos derivados en última instancia de la actividad práctica.

La misma palabra “geometría” revela sus orígenes prácticos. Significa sim-plemente “medir la tierra”. La virtud de los griegos fue el dar una expresión teóri-ca acabada a estos descubrimientos. Sin embargo, al presentar sus teoremas comoel producto puro de la deducción lógica se estaban engañando a sí mismos y a lasfuturas generaciones. En última instancia, las matemáticas se derivan de la reali-

¿REFLEJAN LA REALIDAD LAS MATEMÁTICAS? 379

228. T. Hobbes, Leviathan, p. 14.229. A. Hooper, Makers of Mathematics, pp. 4-5.

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dad material, y de no ser así no podrían tener ninguna aplicación. Incluso el famo-so teorema de Pitágoras (el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de loscuadrados de los catetos), que todo estudiante conoce, había sido aplicado en lapráctica por los egipcios.

CONTRADICCIONES EN MATEMÁTICAS

Engels, y anteriormente Hegel, planteó las numerosas contradicciones implícitasen las matemáticas. Esto ha sido así siempre a pesar de la perfección e infalibili-dad casi papal que los matemáticos han atribuido a su “ciencia sublime”. Lospitagóricos iniciaron esta tendencia, con su concepción mística del Número y dela armonía del universo. Sin embargo, muy pronto se encontraron con que sumundo armonioso y ordenado estaba lleno de contradicciones, cuya solución lesdesesperó.

Por ejemplo, se dieron cuenta de que la raíz cuadrada de 2 —la longitud de ladiagonal de un cuadrado de lado 1— no se podía expresar usando numeros racio-nales. Es un número irracional, a los que los griegos negaron la categoría denúmero*, aunque tienen su utilidad. Las matemáticas actuales contienen toda unacolección de este tipo de animales extraños, todavía en estado salvaje a pesar delos muchos esfuerzos hechos para domesticarlos, pero que, una vez que se acep-tan tal y como son, resultan bastante útiles. Así, tenemos números irracionales,números imaginarios, números trascendentes, números transfinitos, todos concaracterísticas contradictorias y extrañas, pero todos indispensables para el fun-cionamiento de la ciencia moderna.

El misterioso π (pi) era bien conocido por los antiguos griegos, y generacionesde estudiantes han aprendido a identificarlo como la razón entre la circunferenciay el diámetro de un círculo. Sin embargo, no se puede calcular su valor exacto.Arquímedes calculó su valor aproximado con el método conocido como “exhaus-tivo”. Era entre 3’14085 y 3’14286. Pero si intentamos escribir su valor exactotenemos el extraño resultado de π = 3’14159265358979323846264338327950..., yasí hasta el infinito. π, un número trascendente, es decir, que no se puede expresarcomo solución de una ecuación algebraica, es imprescindible para relacionar la cir-cunferencia con el radio. Después tenemos la raíz cuadrada de –1, que no es unnúmero real en absoluto porque ningún número real multiplicado por sí mismo dacomo resultado –1, ya que negativo por negativo da positivo. Los matemáticosdenominan a este número i. A este tipo de números (raíces cuadradas de númerosnegativos) se les denomina imaginarios. Una criatura de lo más peculiar, pero nouna creación de la imaginación, a pesar de su nombre. En el Anti-Dühring, Engelsplantea lo siguiente:

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* Posteriormente, en el siglo X, el filósofo árabe Al-Farabí generalizó el concepto de número a losracionales e irracionales positivos.

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“Es una contradicción que una magnitud negativa tenga que ser el cuadrado dealgo, pues toda magnitud negativa, multiplicada por sí misma, da un cuadradopositivo. La raíz cuadrada de –1 es, por tanto, no sólo una contradicción, sino unverdadero contrasentido. Y, sin embargo, es un resultado en muchos casos nece-sario de correctas operaciones matemáticas; aún más: ¿qué sería de la matemáti-ca, elemental o superior, si se le prohibiera operar con raíz cuadrada de –1?”230.La observación de Engels es todavía más relevante hoy en día. Esta combinacióncontradictoria de un más y un menos juega un papel totalmente decisivo en lamecánica cuántica, apareciendo en toda una serie de ecuaciones fundamentalespara la ciencia moderna.

No hay duda de que las matemáticas implican contradicciones alarmantes.Esto es lo que Hoffmann dice al respecto: “El hecho de que una fórmula de esetipo tuviera cualquier conexión con ese mundo de estricta experimentación que esel mundo de la física es en sí mismo difícil de creer. Esa iba a ser la fundación dela nueva física, y que fuese a investigar más profundamente que nunca el núcleomismo de la ciencia y la metafísica es tan increíble como en su tiempo debió pare-cer la idea de que la Tierra es redonda”231.

Actualmente la utilización de números “imaginarios” se da por supuesta.La raíz cuadrada de –1 se utiliza en toda una serie de operaciones, como laconstrucción de circuitos eléctricos. A su vez, los números transfinitos sonnecesarios para entender la naturaleza del tiempo y el espacio. La cienciamoderna, y especialmente la mecánica cuántica, no puede funcionar sin utili-zar conceptos matemáticos de características francamente contradictorias. Porejemplo, los cuaterniones, números que desafían la propiedad conmutativa delproducto.

¿EXISTE EL INFINITO?

La idea de infinito parece difícil de captar, ya que, a primera vista, está más alláde toda experiencia humana. Nuestra mente está acostumbrada a tratar concosas finitas, reflejadas en ideas finitas. Todo tiene un principio y un final. Estees un pensamiento familiar. Pero lo que es familiar no tiene necesariamente queser cierto. La historia del pensamiento matemático contiene algunas leccionesmuy instructivas al respecto. Durante un largo período, los matemáticos, almenos en Europa, intentaron abolir el concepto de infinito. Sus motivos eranbastante obvios. Aparte de la dificultad evidente a la hora de conceptualizar elinfinito, en términos puramente matemáticos implica una contradicción. Lasmatemáticas tratan con magnitudes definidas. El infinito, por su propia natura-leza, no se puede contar ni medir. Esto quiere decir que hay un auténtico con-

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230. Engels, Anti-Dühring, pp. 125-26.231. B. Hoffmann, The Strange Story of the Quantum, p. 95.

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flicto entre ambos. Por este motivo, los grandes matemáticos de la antigua Gre-cia evitaban el infinito como la peste. A pesar de ello, ya los primeros filóso-fos especularon sobre él. Anaximandro (610-547 a.C.) lo tomó como base desu filosofía.

Las paradojas de Zenón, nacido hacia el 450 a.C., plantean la dificultad inhe-rente en la idea de una cantidad infinitesimal como magnitudes continuas, inten-tando demostrar que el movimiento es una ilusión. Zenón “refutaba” el movi-miento de diferentes maneras. Una se expone en su famosa paradoja de la carre-ra entre Aquiles y la tortuga. Supongamos que Aquiles corre diez veces más rápi-do que la tortuga, que sale con 1.000 metros de ventaja. Cuando Aquiles hayacubierto esos 1.000 metros, la tortuga estará 100 metros más adelante; cuandoAquiles haya recorrido esos 100 metros, la tortuga estará 10 metros más adelan-te; cuando Aquiles haya recorrido esos 10 metros, la tortuga habrá avanzado otrometro, y así hasta el infinito. Cuando dos cuerpos se mueven en la misma direc-ción y el de atrás, a una distancia dada del otro, se mueve a velocidad mayor queel de delante, asumimos que le alcanzará. Pero, según Zenón, Aquiles nunca ade-lantaría a la tortuga porque, antes de alcanzar un punto dado, tenía que recorrerla mitad de la distancia. Pero antes de esto tenía también que recorrer la mitad deesa mitad, y así hasta el infinito. Por tanto, como siempre le quedaría una dis-tancia por recorrer, no la alcanzaría.

Las paradojas de Zenón no demuestran que el movimiento sea una ilusión nique Aquiles en la realidad no alcance a la tortuga, pero revelan brillantementelas limitaciones del método de pensamiento conocido como lógica formal. Elintento de eliminar toda contradicción de la realidad, como hicieron los eleáti-cos, inevitablemente conduce a este tipo de paradojas irresolubles, o antinomias,como las llamó Kant más tarde. Para demostrar que una línea no se podía com-poner de un número infinito de puntos, Zenón planteó que, si fuese así, Aquilesnunca alcanzaría a la tortuga. Realmente aquí tenemos un problema lógico.Como explica Alfred Hooper:

“Esta paradoja sigue dejando perplejos incluso a aquellos que saben que esposible encontrar la suma de una serie infinita de números formando una pro-gresión geométrica cuya razón común sea menos de 1, y cuyos términos sehagan consecuentemente más y más pequeños y de esta manera ‘convergen’ enalgún valor límite”232.

De hecho, Zenón había revelado una contradicción del pensamiento mate-mático, que todavía tendría que esperar dos mil años para encontrar su solu-ción. La contradicción está relacionada con la utilización del infinito. DesdePitágoras hasta el descubrimiento del cálculo diferencial e integral en el sigloXVII, los matemáticos dieron grandes rodeos para evitar utilizar el concepto deinfinito. Sólo el gran genio Arquímedes (287-212 a.C.) estudió el tema, perosiguió evitándolo con un rodeo. Los primeros atomistas, empezando por Leu-

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232. A. Hooper, Makers of Mathematics, p. 237.

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cipo, quizás un discípulo de Zenón, plantearon que los átomos “indivisibles einfinitos en número, se mueven incesantemente en un espacio vacío de dimen-siones infinitas”.

La física moderna acepta que el número de instantes entre dos segundos esinfinito, igual que el número de instantes en un período de tiempo que no tengaprincipio ni fin. El propio universo se compone de una cadena infinita de causasy efectos, en constante cambio, movimiento y desarrollo. Esto no tiene nada encomún con la cruda y unilateral noción de infinito como una serie infinita denúmeros de la aritmética simple, en la que el “infinito” tiene siempre un “princi-pio” en el número 1. Esto es lo que Hegel denominó el mal infinito.

Arquímedes, el más grande matemático griego, hizo uso efectivo de los irra-cionales en geometría, pero consideraba que la idea de números infinitamentegrandes o pequeños carecía de fundamento lógico. De forma parecida, Aristótelesplanteó que, en la medida en que un cuerpo tiene que tener una forma, tiene queestar limitado, y por lo tanto no puede ser infinito. Aunque aceptaba que había dostipos de infinitos “potenciales” —adición sucesiva aritméticamente (infinitamen-te grande) y sucesivas subdivisiones geométricamente (infinitamente pequeño)—polemizó con otros geómetras que sostenían que un segmento de una línea secompone de una cantidad infinita de infinitesimales fijos, o indivisibles.

Esta negación del infinito fue una barrera al desarrollo de las matemáticas enla Grecia clásica. En contraste, los matemáticos de la India no tenían tantosescrúpulos, e hicieron grandes avances que llegaron posteriormente a Europa através de los árabes. El intento de abolir la contradicción del pensamiento, deacuerdo con los rígidos esquemas de la lógica formal, retrasó el desarrollo de lasmatemáticas. Pero el espíritu aventurero del Renacimiento abrió la mente huma-na a nuevas posibilidades que eran de hecho infinitas. En su libro Consideracio-nes y demostraciones matemáticas sobre dos ciencias nuevas, publicado en1638, Galileo planteó que cada número entero sólo tiene un cuadrado perfecto yque cada cuadrado perfecto es el cuadrado de un único entero positivo. Así, encierto sentido, hay tantos cuadrados perfectos como enteros positivos. Esto noslleva inmediatamente a una contradicción lógica. Contradice el axioma de que eltodo es mayor que cualquiera de sus partes, puesto que no todos los enteros posi-tivos son cuadrados perfectos, y todos los cuadrados perfectos forman parte delos enteros positivos.

Esta es sólo una de las numerosas paradojas que han llenado las matemáticasdesde el Renacimiento, cuando los hombres empezaron a someter sus pensa-mientos y suposiciones a un análisis crítico. Como resultado de esto, lentamentey enfrentándose a la tozuda resistencia de las mentes conservadoras, los axiomassupuestamente inabordables y las “verdades eternas” de las matemáticas han sidoderrocados uno tras otro. Llegamos a un punto en que se ha demostrado que loscimientos son inseguros y que el edificio necesita una reconstrucción a fondosobre pilares más firmes, y a la vez más flexibles, que ya están en proceso de cons-trucción y que inevitablemente tendrán un carácter dialéctico.

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EL CÁLCULO

Muchos de los llamados axiomas de las matemáticas griegas clásicas ya habíansido minados por el descubrimiento del cálculo diferencial e integral, el mayorpunto de inflexión en las matemáticas desde la Edad Media. Así, uno de los axio-mas de la geometría plantea que la longitud y el diámetro de una circunferenciason absolutamente opuestos y matemáticamente inconmensurables, es decir, queuno no se puede expresar en términos del otro. Sin embargo, en última instancia,ambas magnitudes se consideran iguales en el cálculo diferencial. Como Engelsseñala, las bases para esto ya se habían puesto mucho antes de que fuera elabora-do por Leibniz y Newton: “El punto de viraje en las matemáticas fue la magnitudvariable de Descartes. Con ella vino el movimiento, y por lo tanto la dialéctica enlas matemáticas, y en el acto, además por necesidad, el cálculo diferencial e inte-gral, que además, empieza enseguida, y que en general fue completado por New-ton y Leibniz, no descubierto por ellos”233.

El descubrimiento del cálculo abrió un nuevo horizonte para las matemáticasy la ciencia. Una vez que se levantaron los viejos tabúes y prohibiciones, losmatemáticos se sintieron libres para investigar áreas vírgenes. Pero utilizaronnúmeros infinitamente pequeños y grandes de manera acrítica, sin considerar susimplicaciones lógicas y conceptuales. La utilización de cantidades infinitamentepequeñas e infinitamente grandes se consideraba como una especie de “ficciónútil” que, precisamente porque no estaba clara del todo, siempre daba los resulta-dos correctos. En la sección sobre Cantidad del primer volumen de Ciencia de laLógica, Hegel plantea cómo, mientras que la introducción del infinito matemáti-co abrió nuevos horizontes para las matemáticas y llevó a resultados importantes,siguió sin explicarse porque chocaba con las tradiciones y métodos existentes:

“Pero, en el método del infinito matemático, la matemática encuentra una con-tradicción radical al mismo método que le es característico y en el que se basacomo ciencia. Porque el cálculo del infinito admite, y exige, métodos de proce-dimiento que las matemáticas, cuando operan con magnitudes finitas, tienen querechazar de plano, y al mismo tiempo trata estas magnitudes infinitas como quan-ta [cantidades] finitas, intentando aplicar a los primeros los mismos métodos queson válidos para estas últimas”234.

El resultado fue un largo período de controversia sobre la validez del cálculo.Berkeley denunció ya que estaba en abierta contradicción con las leyes de la lógi-ca. Newton, que utilizó el nuevo método en su obra Principios matemáticos de lafilosofía natural, se sintió obligado a esconder este hecho del público por miedoa una reacción adversa. A principios del siglo XVIII, Bernard Fontenelle, final-mente, tuvo el coraje de afirmar categóricamente que, ya que existe una cantidadinfinita de números naturales, existe un infinito tan ciertamente como que existen

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233. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 206.234. Hegel, The Science of Logic, p. 257.

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números finitos, y que el recíproco de infinito es infinitesimal. Sin embargo,Georges de Buffon le contradijo, planteando que el infinito era una ilusión. Inclu-so el gran intelecto de D’Alembert fue incapaz de aceptar esta idea. En su artícu-lo sobre el diferencial en la Enciclopedia, negaba la existencia del infinito, excep-to en el sentido negativo de un límite a cantidades finitas.

De hecho, el concepto de límite fue introducido en un intento de salvar la con-tradicción inherente al infinito. Fue especialmente popular en el siglo XIX, cuan-do los matemáticos ya no se conformaban con aceptar a ciegas el cálculo, como sehabía conformado la generación anterior. El cálculo diferencial planteaba la exis-tencia de magnitudes infinitesimales de diferentes órdenes (un primer diferencial,un segundo diferencial, y así hasta el infinito). Introduciendo el concepto de lími-te, al menos crearon la apariencia de que no se implicaba un infinito real. La inten-ción era hacer que la idea de infinito pareciese subjetiva, negar su objetividad. Sedecía que las variables eran potencialmente infinitamente pequeñas, en la medidaen que podían llegar a ser menores que cualquier cantidad dada, o potencialmenteinfinitas, en la medida en que podían llegar a ser mayores que cualquier magnitudprefijada. En otras palabras, ¡“tan grande o tan pequeño como quieras”! Este juegode manos no solucionaba la dificultad, sino que sólo proporcionaba una hoja deparra para cubrir las contradicciones lógicas acarreadas por el cálculo.

El gran matemático alemán Karl Friedrich Gauss (1777-1855) estuvo dispuestoa aceptar el infinito matemático, pero se horrorizó ante la idea de la infinitud real.Sin embargo, su contemporáneo Bernhard Bolanzo, partiendo de la paradoja deGalileo, empezó un estudio de las paradojas implícitas en la idea de un “infinitocompleto”. Este trabajo fue desarrollado por Richard Dedekind (1813-1916), quecaracterizó el infinito como algo positivo y planteó que, de hecho, el conjunto denúmeros positivos se puede considerar como negativo (es decir, como no infinito).Finalmente, Georg Cantor (1845-1918) fue más allá de la definición de conjuntosinfinitos y desarrolló una aritmética totalmente nueva de números transfinitos. Losartículos de Cantor desde 1870 son una reseña de toda la historia del infinito,empezando por Demócrito. A partir de aquí se desarrolló toda una nueva rama delas matemáticas basada en la teoría de los conjuntos.

Cantor demostró que los puntos de un área, independientemente de lo grandeque ésta sea, o de un volumen o un continuo de dimensión incluso mayor se pue-den aparejar con los puntos de una línea o de un segmento, independientementede lo pequeño que pueda ser la línea o el segmento. De la misma manera que nohay ningún último número finito, no puede haber ningún último número transfi-nito. Por lo tanto, después de Cantor no cabe discutir el papel central del infinitoen las matemáticas. Es más, su trabajo reveló una serie de paradojas que han lle-nado las matemáticas modernas y todavía están pendientes de resolución.

Todo análisis científico moderno se basa en el concepto de continuidad, esdecir, que entre dos puntos en el espacio existe un número infinito de otros pun-tos, y también que entre dos momentos en el tiempo hay un número infinito deotros momentos. Sin estas afirmaciones, las matemáticas modernas simplemente

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no podrían funcionar. Sin embargo, estos conceptos contradictorios hubieran sidorechazados con indignación, o al menos observados con sospecha, por las gene-raciones anteriores. Sólo el genio dialéctico de Hegel (que, por cierto, era un granmatemático) fue capaz de anticipar todo esto en su análisis de lo finito e infinito,tiempo, espacio y movimiento.

A pesar de todas las evidencias, muchos matemáticos modernos siguen ne-gando la objetividad del infinito, aunque aceptan su validez como fenómeno delas matemáticas “puras”. Este tipo de división no tiene sentido. Si las matemáti-cas no reflejasen el mundo objetivo y real, ¿de qué servirían? Hay cierta tenden-cia entre los matemáticos modernos (e increíblemente también entre los físicosteóricos) a recurrir al idealismo en su forma más mística, alegando que la validezde una ecuación depende meramente de su valor estético, no de su relación con elmundo material.

El que las operaciones matemáticas se puedan aplicar al mundo real y obtenerresultados que tengan un significado indica que existe una afinidad entre ambos.Si no fuese así, las matemáticas no tendrían una aplicación práctica, lo cual no esel caso. Si el infinito se puede, y debe, utilizar en las matemáticas modernas esporque se corresponde con la existencia del infinito en la propia naturaleza, quese ha impuesto sobre las matemáticas como un huésped al que nadie ha invitado,a pesar de todos los intentos de cerrarle las puertas.

La razón por la que les llevó tanto tiempo a los matemáticos aceptar el infini-to la explica Engels:

“Está claro que la infinitud que tiene un final, pero no tiene un comienzo, noes ni más ni menos infinita que la que tiene un comienzo y no tiene un final. Lamás modesta comprensión dialéctica habría debido decir al señor Dühring queel comienzo y el final van necesariamente juntos como el Polo Norte y el PoloSur, y que cuando se prescinde del final el comienzo se convierte en final, esdecir, en un final de la sucesión, y a la inversa. Toda esa ilusión sería imposiblesin la costumbre matemática de operar con sucesiones infinitas. Como en lamatemática hay que partir de lo determinado y finito para llegar a lo indetermi-nado y desprovisto de final, todas las sucesiones matemáticas, positivas o negati-vas, tienen que empezar con un uno para poder calcular con ellas. Pero la nece-sidad ideal del matemático está muy lejos de ser una ley necesaria y constricti-va del mundo real”235.

CRISIS DE LAS MATEMÁTICAS

Desde la escuela se nos enseña a ver las matemáticas, con sus “axiomas” eviden-temente verdaderos y sus deducciones rigurosamente lógicas, como la últimapalabra de la exactitud científica. En 1900 todo esto parecía cierto, aunque en el

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235. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 53.

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Congreso Internacional de Matemáticos que se celebró ese año David Hilbertplanteó una lista de los veintitrés problemas matemáticos no resueltos más impor-tantes. Desde ese momento las cosas se han ido complicando hasta el punto depoder hablar de una auténtica crisis en las matemáticas teóricas. En su libroampliamente leído Mathematics, The Loss of Certainty (Matemáticas, la pérdidade la certidumbre), publicado en 1980, Morris Klein describe así la situación:

“Las extrañas geometrías y extrañas álgebras, creaciones de comienzos delsiglo XIX, forzaron a los matemáticos a admitir, de mala gana y a regañadien-tes, que las matemáticas propiamente dichas y las leyes matemáticas de la cien-cia no eran verdades. Encontraron, por ejemplo, que había varias geometríasdiferentes que se acomodaban igualmente bien a la experiencia espacial. Todasno podían ser verdades. Aparentemente no había un diseño matemático inhe-rente a la naturaleza, o si lo había las matemáticas del hombre no eran necesa-riamente la descripción de aquel diseño. Se había perdido la clave de la reali-dad. Esta constatación fue la primera de las calamidades que acontecieron a lasmatemáticas.

“La creación de estas nuevas geometrías y álgebras provocó en los matemáti-cos una conmoción de otra naturaleza. La convicción de estar obteniendo verda-des estaba hasta tal punto arraigada en ellos que se habían apresurado impetuosa-mente a asegurar sus aparentes verdades a costa de razonamientos sólidos. Laconstatación de que las matemáticas no constituían un cuerpo de verdades quebrósu confianza en lo que habían creado, por lo que se pusieron a revisar sus crea-ciones. La consternación fue general al descubrir que la lógica de las matemáticasestaba en baja forma”.

A principios del siglo XX intentaron resolver los problemas no resueltos, des-pejar las contradicciones y elaborar un nuevo e infalible sistema de matemáticas.Como explica Klein:

“En 1900 los matemáticos creían haber logrado su meta. Aunque tuvieran quecontentarse con una concepción de las matemáticas como descripción aproxima-da de la naturaleza y muchos hubieran abandonado incluso la creencia en eldiseño matemático de ésta, se recreaban en su reconstrucción de la estructura lógi-ca de las matemáticas. Pero antes de que hubieran terminado de brindar por supresunto éxito se habían descubierto ya contradicciones en las matemáticasreconstruidas. Estas contradicciones fueron calificadas comúnmente de paradojas,eufemismo que evita enfrentarse al hecho de que las contradicciones vician lalógica de las matemáticas.

“La resolución de estas contradicciones fue acometida casi inmediatamentepor los principales matemáticos y filósofos de la época. En efecto, se concibieron,formularon y propusieron cuatro enfoques diferentes de las matemáticas, cada unode las cuales congregó a muchos adeptos. Todas estas escuelas, cuyas doctrinashacían referencia a los fundamentos, trataban no sólo de resolver las contradic-ciones conocidas, sino también de asegurar que no pudieran aparecer otras nue-vas, es decir, trataban de establecer la consistencia de las matemáticas. La acepta-

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ción de algunos axiomas y de algunos principios de la lógica deductiva se con-virtió también en un motivo de discordia en torno al cual las diferentes escuelastomaron posiciones diferentes”.

El intento de eliminar las contradicciones de las matemáticas sólo llevó a nue-vas e insolubles contradicciones. El golpe final lo dio Kurt Gödel con la publica-ción en 1930 de sus famosos teoremas, que provocaron una crisis y pusieron encuestión incluso los métodos fundamentales de las matemáticas clásicas:

“Todavía en 1930 un matemático habría podido quizás contentarse con acep-tar uno u otro de los diversos fundamentos de las matemáticas y declarar que susdemostraciones matemáticas al menos eran acordes con los principios de esaescuela. Pero el desastre se cernió de nuevo bajo la forma del famoso artículode Kurt Gödel en el que se probaba, entre otros importantes y perturbadoresresultados, que los principios lógicos aceptados por las distintas escuelas nopodían probar la consistencia de las matemáticas. Gödel demostró que esto nose podía hacer sin invocar principios lógicos tan dudosos como la cuestión quese deseaba resolver. Los teoremas de Gödel provocaron un desastre. Los desa-rrollos posteriores trajeron nuevas complicaciones. Por ejemplo, incluso en elmétodo axiomático-deductivo, tan bien visto en el pasado como la aproxima-ción al conocimiento exacto, empezaron a verse fallos. El efecto de los nuevosdescubrimientos iba a aumentar la variedad de las posibles concepciones de lasmatemáticas y a dividir a los matemáticos en un número aún mayor de faccio-nes diferentes”236.

El impasse de las matemáticas ha creado toda una serie de escuelas y faccio-nes diferentes, ninguna de las cuales acepta las teorías de las otras. Hay platóni-cos (sí, es cierto), que consideran las matemáticas como una verdad absoluta(“Dios es un matemático”). Hay conceptualistas, cuya concepción de las matemá-ticas es completamente diferente de la de los platónicos, pero es meramente ladiferencia entre idealismo subjetivo y objetivo: ven las matemáticas como unaserie de estructuras, modelos y simetrías que la gente se ha inventado para sus pro-pios fines; en otras palabras, las matemáticas no tienen base objetiva, ¡sino queson simplemente el producto de la mente humana! Esta teoría parece ser popularen Gran Bretaña.

También tenemos la escuela formalista, constituida a principios del siglo XXcon el propósito declarado de acabar con las contradicciones en las matemáticas.David Hilbert, uno de sus pioneros, veía las matemáticas simplemente como lamanipulación de símbolos, según unas reglas específicas, para producir un siste-ma de afirmaciones tautológicas que tienen una consistencia interna pero ningúntipo de sentido. Aquí las matemáticas se reducen a un juego intelectual, como elajedrez (otra vez un punto de vista totalmente subjetivo). La escuela intuicionis-ta también está decidida a separar las matemáticas de la realidad objetiva. Segúnesta gente, una fórmula matemática no representa nada que exista independien-

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236. Citado en T. Ferris, op. cit., pp. 521-22.

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temente del propio acto del cómputo. Esto se ha comparado con el intento deBohr de utilizar los descubrimientos de la mecánica cuántica para introducir nue-vos puntos de vista sobre las cantidades matemáticas y físicas como divorciadasde la realidad objetiva.

Todas estas escuelas tienen en común una visión totalmente idealista de lasmatemáticas. La única diferencia es que los neoplatónicos son idealistas objeti-vos, piensan que las matemáticas se originaron en la mente de Dios, y el resto(intuicionistas, formalistas y conceptualistas) cree que son una creación subjetivade la mente humana, vacía de cualquier significado objetivo. Este es el tristeespectáculo que nos ofrecen las principales escuelas matemáticas en la últimadécada del siglo XX. Pero la historia no se acaba aquí.

CAOS Y COMPLEJIDAD

En los últimos años, la limitación de los modelos matemáticos a la hora de expre-sar el funcionamiento real de la naturaleza ha sido objeto de un intenso debate.Las ecuaciones diferenciales, por ejemplo, representan la realidad como un conti-nuo en el que los cambios de tiempo y lugar se producen uniforme e ininterrum-pidamente. No queda lugar para cambios cualitativos o rupturas bruscas, pero sinembargo se dan en la naturaleza. El descubrimiento en el siglo XVIII del cálculodiferencial e integral representó un gran avance. Pero incluso los modelosmatemáticos más avanzados son solamente una aproximación basta a la realidad,válida solamente dentro de ciertos límites. El reciente debate sobre caos y antica-os se ha centrado en aquellas áreas que implican rupturas de la continuidad, cam-bios “caóticos” repentinos que las fórmulas matemáticas clásicas no puedenexpresar correctamente.

La diferencia entre orden y caos tiene que ver con relaciones lineales y no li-neales. Una relación lineal se puede describir matemáticamente de forma sencilla,expresándose de una u otra manera como una línea recta en una gráfica. Lasmatemáticas pueden ser complejas, pero las soluciones se pueden predecir y cal-cular. Sin embargo, una relación no lineal no tiene una solución matemática fácil.No la describe ninguna línea recta en una gráfica. Las relaciones no lineales histó-ricamente han sido difíciles o imposibles de resolver, y a menudo han sido igno-radas como errores experimentales. Refiriéndose al famoso experimento del pén-dulo, James Gleick escribe que la regularidad observada por Galileo era solamen-te una aproximación. El ángulo cambiante del cuerpo en movimiento crea unaligera no linealidad en las ecuaciones. A baja amplitud, el error es prácticamenteinexistente. Pero está ahí. Para obtener resultados exactos, Galileo tuvo que des-cartar no linealidades que conocía: la fricción y la resistencia del aire.

La mayor parte de las matemáticas clásicas se basan en relaciones linealesabstraídas de la vida real como leyes científicas. Pero dado que el mundo real estágobernado por relaciones no lineales, estas leyes a menudo no son más que apro-

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ximaciones que se van afinando constantemente mediante el descubrimiento de“nuevas” leyes. Estas leyes son modelos matemáticos, construcciones teóricascuya única justificación reside en la visión que nos dan de las fuerzas naturales ysu utilidad a la hora de controlarlas. En los últimos veinte años, la revolución enla tecnología informática ha transformado la situación, haciendo accesibles lasmatemáticas no lineales. Por este motivo, en diferentes facultades y centros deinvestigación, matemáticos y otros científicos han podido llegar a calcular siste-mas “caóticos” que en el pasado eran imposibles de calcular.

El libro de James Gleick Caos, la creación de una ciencia describe cómo losdiferentes investigadores han estudiado a fondo sistemas caóticos utilizando todauna serie de modelos matemáticos diferentes, y sin embargo todos los estudiosapuntan en una misma dirección: que existe un “orden” en lo que antes se creíaque era puro “desorden”. La historia empieza con los estudios sobre modelos deltiempo meteorológico, en una simulación por ordenador, del meteorólogo nortea-mericano Edward Lorenz. Utilizando en un principio doce variables, y luego sola-mente tres, en un sistema de ecuaciones no lineales, Lorenz fue capaz de produ-cir en su ordenador una serie continua de condiciones en constante cambio, perosin repetir dos veces las mismas condiciones. Con reglas matemáticas relativa-mente simples, había creado “caos”.

Empezando con cualquier tipo de parámetros elegidos por Lorenz, su orde-nador repetiría los mismos cálculos una y otra vez, y sin embargo sin llegar nun-ca al mismo resultado. Esta ausencia de ciclos regulares es característica de todoslos sistemas caóticos. Al mismo tiempo, Lorenz se dio cuenta de que a pesar deque los resultados eran siempre diferentes, por lo menos se podía sugerir que aflo-raban ciertos “modelos”: condiciones que se aproximaban a las que ya se habíanobservado previamente, aunque nunca eran exactamente las mismas. Eso secorresponde con la experiencia que todos tenemos sobre el tiempo meteorológicoreal, en contraposición a las simulaciones por ordenador: hay ciertos “modelos”,pero no hay dos días ni dos semanas en los que el tiempo sea el mismo.

Otros científicos también han descubierto “modelos” en sistemas aparente-mente caóticos tan diferentes como el estudio de las órbitas galácticas y la mode-lización matemática de osciladores electrónicos. Gleick observa que, en estos yotros casos, se “sugerían estructuras en medio de comportamientos aparentemen-te casuales”. Cada vez se fue haciendo más obvio que los sistemas caóticos noeran necesariamente estables ni tenían por qué prolongarse por un período indefi-nido. La conocida “mancha roja” en la superficie de Júpiter es un ejemplo de unsistema continuamente caótico que es estable. Es más, se ha simulado en estudiospor ordenador y en modelos de laboratorio. Así, “un sistema complejo puede darpaso a turbulencias y cohesión al mismo tiempo”. Mientras, otros científicos uti-lizaron diferentes modelos matemáticos para estudiar fenómenos aparentementecaóticos en biología. Uno en concreto realizó un estudio de los cambios de pobla-ción bajo una serie de condiciones. Se utilizaron variables estándar familiares paralos biólogos, junto con algunas de las relaciones no lineales, tal y como serían en

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la naturaleza. Esta no linealidad podría corresponder, por ejemplo, a una carac-terística única de la especie, que se podría definir como una propensión a propa-garse, su “instinto de conservación”.

Estos resultados se expresaron en una gráfica con el tamaño de la poblaciónen el eje de ordenadas y el valor de los componentes no lineales en el eje de abs-cisas. Se observó que a medida que la no linealidad se hacía más importante,incrementando ese parámetro particular, la población proyectada pasaba por unaserie de fases distintivas. Por debajo de cierto nivel crucial, no habría poblaciónviable e, independientemente del punto de partida, el resultado sería la extinción.La gráfica simplemente seguiría un trazo horizontal correspondiente a poblacióncero. La siguiente fase era un estado estacionario, representado gráficamente poruna sola línea curva creciente. Este es el equivalente a una población estable, a unnivel que dependía de las condiciones iniciales. En la siguiente fase habría dospoblaciones diferentes pero fijas, dos estados estacionarios. Esto se representabaen la gráfica como una ramificación. Sería el equivalente en las poblaciones rea-les a una oscilación periódica regular, en un ciclo bianual. A medida que se ibaincrementando el grado de no linealidad, se producía un rápido aumento de lasbifurcaciones, primero correspondiendo a cuatro estados estacionarios (un ciclode cuatro años) y después, muy rápidamente, 8, 16, 32 y sucesivamente.

De aquí que, con un pequeño aumento de valores del parámetro no lineal, sedesarrollaba una situación que a todos los efectos prácticos no tenía ningún estadoestacionario ni ninguna periodicidad reconocible; la población había pasado a ser“caótica”. También se observó que si se incrementaba más la no linealidad, através de la fase “caótica”, aparecían períodos en los que se recuperaban estadosaparentemente estacionarios, basados en ciclos de 3 ó 7 años, pero en cada casodando paso, a medida que se incrementaba la no linealidad, a nuevas bifurcacio-nes representando ciclos de 6, 12 y 24 años en el primer caso, o ciclos de 14, 28y 56 años en el segundo. De esta manera, con precisión matemática, era posibleplanear un cambio de la estabilidad de un solo estado (ya fuese estacionario oregular), es decir, de un comportamiento periódico a otro que era, a efectos demedición, aleatorio o no periódico.

Esto puede indicar una posible solución a los debates en el campo de la cien-cia de las poblaciones entre los que creen que las variaciones de población impre-decibles son una aberración respecto a la “norma de estado estacionario” y losque creen que el estado estacionario es una aberración respecto de la “norma caó-tica”. Estas diferentes interpretaciones pueden surgir porque diferentes investi-gadores hayan tomado una “rebanada” de la gráfica, correspondiente a un solovalor de la no linealidad. Así, una especie podría tener como norma una pobla-ción estacionaria, o periódicamente oscilante, y otra puede exhibir una variabili-dad caótica. Estos desarrollos en biología son otra indicación, como explicaGleick, de que “el caos es estable; está estructurado”. Se empezaron a descubrirresultados similares en una amplia gama de fenómenos diferentes. “Se encontrócaos determinista en los registros de epidemias de sarampión en Nueva York y

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en 200 años de oscilación de la población de linces en Canadá, según los regis-tros de los cazadores de la Compañía de la Bahía de Hudson”. En todos estoscasos de procesos caóticos existe la “duplicación de períodos” característica deeste modelo matemático concreto.

LOS FRACTALES DE MANDELBROT

Otro de los pioneros de la teoría del caos, Benoit Mandelbrot, matemático de laIBM, utilizó otra técnica matemática. Buscó, y encontró, “modelos” en toda unaserie de procesos naturales “casuales”. Descubrió, por ejemplo, que el “ruido” defondo de las transmisiones telefónicas sigue un modelo completamente imprede-cible, o caótico, pero que sin embargo se puede definir matemáticamente. Utili-zando un ordenador, Mandelbrot fue capaz de crear gráficamente sistemas caóti-cos utilizando solamente las reglas matemáticas más simples. Estos dibujos, cono-cidos como conjuntos de Mandelbrot, demostraban una complejidad infinita, ycuando se planteó aumentar el detalle en el ordenador que los estaba dibujando,la vasta y aparentemente infinita variedad continuaba.

Los conjuntos de Mandelbrot han sido descritos como el objeto o modelomatemático posiblemente más complejo nunca visto. Y sin embargo en su es-tructura existían modelos. Aumentando repetidamente la escala y observándoloscada vez con mayor detalle (algo que el ordenador puede hacer indefinidamenteporque toda la estructura se basaba en un conjunto dado de reglas matemáticas),se podía observar que había repeticiones sistemáticas (similitudes) a diferentesescalas. El “grado de irregularidad” es el mismo a diferentes escalas. Mandelbrotutilizó la palabra “fractal” para describir los modelos que eran evidentes en la irre-gularidad. Fue capaz de construir toda una serie de formas fractales alterando lige-ramente las reglas matemáticas. Así, fue capaz de crear una simulación por orde-nador de una línea costera que a cualquier escala tenía siempre el mismo grado de“irregularidad” o “arrugamiento”.

Mandelbrot comparó sus sistemas inducidos por ordenador con ejemplos degeometría que también tienen formas fractales, repitiendo el mismo modelo una yotra vez a diferentes escalas. Por ejemplo, el área de la superficie de la llamadaesponja de Menger tiende al infinito, mientras que el volumen real de la esponjatiende a cero. Es como si el grado de irregularidad se correspondiera con la “efi-cacia” de la esponja a la hora de ocupar espacio. Estos ejemplos no están tan traí-dos por los pelos como pueda parecer, porque, como Mandelbrot explicó, haymuchos ejemplos de geometría fractal en la naturaleza. La ramificación de la trá-quea para hacer dos bronquios y su sucesiva ramificación hasta el nivel de estre-chas ranuras por donde pasa el aire en los pulmones sigue un modelo fractal, aligual que la ramificación de los vasos sanguíneos. En otras palabras, existe una“autosemejanza”, un modelo geométrico repetitivo de ramificación, no importa aqué escala lo observemos.

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Los ejemplos de geometría fractal en la naturaleza, como Mandelbrot trató dedemostrar en su libro La geometría fractal de la naturaleza, son casi infinitos. Seha descubierto que el ritmo del latido normal del corazón sigue leyes fractales,quizás debido a la disposición fractal de las fibras nerviosas en el músculo delcorazón. Lo mismo se aplica a los rápidos movimientos involuntarios de los ojoscaracterísticos de la esquizofrenia. Hoy en día se utilizan las matemáticas fracta-les en una amplia gama de campos científicos, incluidas la fisiología y disciplinastan separadas como el estudio de los terremotos y la metalurgia.

Se han encontrado otros indicios de los fundamentos deterministas del caosen los estudios de transiciones de fase y en lo que los modelistas matemáticos lla-man atractores. Hay muchos ejemplos de transiciones de fase. Puede ser el pasodel fluido uniforme y “laminar” a un flujo turbulento, la transición de sólido alíquido o de líquido a gas, o el cambio de conductividad a superconductividad.Estas transiciones de fase pueden tener consecuencias cruciales en el diseño tec-nológico y la construcción. Por ejemplo, un avión perdería fuerza de sustentaciónsi el flujo laminar del aire sobre el ala pasase a ser turbulento; de igual forma, lapresión necesaria para bombear agua dependerá de si el flujo en la tubería es ono turbulento.

Los diagramas de fase-escala y los atractores son otra herramienta matemáti-ca con gran variedad de aplicaciones en sistemas aparentemente fortuitos. Comoen el caso de otros estudios del caos, se han descubierto modelos comunes, en estecaso “atractores extraños”, en diferentes programas de investigación, incluidososciladores eléctricos, dinámica de fluidos e incluso la distribución de las estre-llas en los cúmulos globulares. Todas estas herramientas matemáticas (duplica-ción de períodos, geometría fractal, atractores extraños) se desarrollaron enmomentos diferentes por diferentes investigadores examinando la dinámica caó-tica. Pero todos sus resultados apuntan en la misma dirección: existen unas leyesmatemáticas subyacentes en lo que siempre se había considerado casual.

El matemático Mitchell Feigenbaum, atando una serie de cabos, ha desa-rrollado lo que él llama una “teoría universal” del caos. Como Gleick afirma:“Creyó que esta teoría expresaba una ley natural sobre sistemas en el punto de tran-sición entre el orden y la turbulencia (...) su universalidad no era sólo cualitativa,era cuantitativa (...) se extendía no sólo a modelos, sino a números concretos”.

Los marxistas reconocerán aquí la ley dialéctica de la transformación de can-tidad en calidad, que describe la transición entre un período de desarrollo más omenos gradual, en el que el cambio se puede medir o “cuantificar”, y el siguien-te, en el que el cambio ha sido tan “revolucionario”, ha habido tal “salto”, que seha alterado la calidad del sistema. La utilización por Gleick de términos con unsignificado similar es una indicación más de que la ciencia moderna se está des-lizando hacia el materialismo dialéctico.

El aspecto central de la nueva ciencia es que estudia el mundo tal y como esen realidad: un sistema dinámico en constante cambio. Las matemáticas clásicas,lineales, son como la lógica formal, que estudia las cosas en categorías fijas e

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inmutables. Son suficientes como aproximaciones, pero no reflejan la realidad.Sin embargo, la dialéctica es la lógica del cambio, de los procesos; y como talrepresenta un avance respecto al formalismo. De la misma manera, las mate-máticas del caos son un paso adelante respecto a la ciencia bastante “irreal” queignoraba las incómodas irregularidades de la vida.

CANTIDAD Y CALIDAD

La idea de la transformación de la cantidad en calidad se encuentra implícita enlas matemáticas modernas en el estudio de la continuidad y la discontinuidad.Esto ya estaba presente en la nueva rama de la geometría, la topología (“la geo-metría de la tela de goma”), inventada a principios de siglo por Henri Poincaré.La topología son las matemáticas de la continuidad. Como explica Ian Steward:“La continuidad es el estudio de los cambios uniformes, graduales, la ciencia delo continuo. Las discontinuidades son repentinas, dramáticas: sitios en los que uncambio minúsculo en la causa provoca un cambio enorme en el efecto”237.

Los libros de texto de matemáticas nos dan una idea errónea de cómo es elmundo en realidad, de cómo funciona la naturaleza. “La intuición matemática,que tanto se cultiva”, escribió Robert May, “equipa mal al estudiante para en-frentarse con el extravagante comportamiento del más sencillo de los sistemasno lineales”238. Mientras que la geometría elemental de la escuela nos enseñaa considerar cuadrados, círculos, triángulos y paralelogramos como cosas total-mente separadas, la topología los trata como lo mismo. La geometría tradicio-nal nos enseña que no se puede cuadrar el círculo. Sin embargo, éste no es elcaso para la topología. Las rígidas líneas de demarcación se rompen: un cua-drado se puede transformar (“deformar”) en un círculo. A pesar de los especta-culares avances científicos del siglo XX, es sorprendente ver cómo gran canti-dad de fenómenos que parecerían bastante simples no se comprenden correcta-mente y no se pueden expresar en términos matemáticos, por ejemplo, el tiem-po meteorológico, el flujo de los líquidos, la turbulencia. Las formas de la geo-metría clásica son inadecuadas para expresar las superficies extremadamenteirregulares y complejas que podemos encontrar en la naturaleza, como explicaGleick:

“La topología estudia las propiedades que siguen inalteradas cuando las for-mas se desfiguran por torsión, extensión o compresión. No se interesa en si laforma es cuadrada o redonda, grande o pequeña, porque la deformación cambiatales atributos. Los topólogos se preocupan de si está acoplada, tiene agujeros oestá anudada o enredada. Conciben las superficies no en los universos euclidia-

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237. I. Stewart, op. cit., p. 63.238. Citado en J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, pp. 87-88.

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nos unidimensional, bidimensional y tridimensional, sino en espacios de di-mensiones múltiples, imposibles de imaginar de manera visible. La topología esla geometría en trozos de goma. Se preocupa de lo cualitativo más que de locuantitativo”239.

Las ecuaciones diferenciales tratan de la velocidad de cambio de posición deuna variable de la ecuación con respecto a otra. Esto es más difícil de expresar delo que podría parecer a primera vista. Muchas ecuaciones diferenciales no se pue-den resolver. Estas ecuaciones pueden describir el movimiento, pero sólo como uncambio uniforme de posición, de un punto a otro, sin saltos repentinos ni inte-rrupciones. Sin embargo, en la naturaleza el cambio no se produce así. Períodosde cambio gradual e ininterrumpido se ven interrumpidos por giros bruscos, rup-turas de la continuidad, explosiones, catástrofes. Esto se puede ilustrar con nume-rosos ejemplos de la historia, el pensamiento humano y la naturaleza orgánica einorgánica. En una ecuación diferencial, se presupone que el tiempo se divide enuna serie de “escalones de tiempo” muy pequeños. Esto nos da una aproximacióna la realidad, pero en la realidad no existen esos “escalones”. Tal y como dijoHeráclito, “todo fluye”.

La incapacidad de las matemáticas tradicionales para operar con cambios cua-litativos, a diferencia de con los meramente cuantitativos, supone una severa limi-tación. Dentro de ciertos límites, puede ser suficiente. Pero cuando de repente elcambio gradual cuantitativo se rompe y se vuelve “caótico”, para utilizar la expre-sión en boga, las ecuaciones lineales de las matemáticas clásicas no bastan. Estees el punto de partida para las nuevas matemáticas no lineales, cuyos pionerosfueron Benoit Mandelbrot, Edward Lorenz y Mitchell Feigenbaum. Sin darsecuenta, seguían los pasos de Hegel, cuya línea nodal de las relaciones de medidaexpresa la misma idea, vital para la dialéctica.

La nueva actitud hacia las matemáticas se desarrolló como reacción al calle-jón sin salida de las escuelas matemáticas existentes. Mandelbrot había pertene-cido a la escuela matemática francesa del formalismo, conocida como el grupo deBourbaki, que planteaba un punto de vista puramente abstracto, partiendo de prin-cipios fundamentales y deduciendo todo lo demás a partir de ellos. De hecho, sevanagloriaban de que su trabajo no tuviese nada que ver con la ciencia o el mundoreal. Pero la llegada de los ordenadores introdujo un elemento completamentenuevo en la situación. Este es otro ejemplo de cómo el progreso técnico condi-ciona el desarrollo científico. La gran cantidad de cálculos que se podían hacersimplemente pulsando una tecla posibilitó el descubrimiento de modelos y leyesdonde antes parecía que solamente había fenómenos aleatorios y caóticos.

Mandelbrot empezó investigando fenómenos no explicados del mundo natu-ral, como las ráfagas aparentemente casuales de interferencias en las emisiones deradio, las crecidas del Nilo y las crisis bursátiles. Se dio cuenta de que las ma-temáticas tradicionales eran incapaces de expresar adecuadamente este tipo de

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239. Ibíd., pp. 53-54.

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fenómenos. A finales del siglo pasado, Georg Cantor, investigando el infinito,inventó un conjunto que lleva su nombre. Se trata de una línea dividida en unnúmero infinito de puntos (polvo de Cantor), cuya longitud total es cero. Esta con-tradicción manifiesta inquietó a muchos matemáticos del siglo XX, y sin embar-go sirvió de punto de partida para la nueva teoría de Mandelbrot de las matemá-ticas fractales, que jugaron un papel decisivo en la teoría del caos:

“Discontinuidad, ruidos súbitos, polvos de Cantor”, explica Gleick, “fenóme-nos como ellos no habían tenido acogida en la geometría de los dos milenios ante-riores. Las figuras de la clásica son líneas y planos, círculos y esferas, triángulosy conos. Representan una abstracción poderosa de la realidad, e inspiran unaatractiva filosofía de armonía platónica. Euclides hizo de ellas una geometría queduró dos mil años, la única que estudia todavía la inmensa mayoría de los sereshumanos. Los artistas encontraron en ellas una belleza ideal; los astrónomos tole-maicos construyeron una teoría del universo con ellas. Pero, para entender la com-plejidad, su abstracción resulta inconveniente”240.

Toda ciencia implica un grado de abstracción respecto al mundo real. El pro-blema con las mediciones euclidianas clásicas, que trabajan con tres dimensiones(longitud, anchura y altura), es que eran incapaces de expresar la esencia de lasformas irregulares que se encuentran en el mundo real. La ciencia de lasmatemáticas es la ciencia de la magnitud. Por lo tanto, las abstracciones de la geo-metría euclidiana dejan de lado todo lo que no sea el aspecto cuantitativo de lascosas. La realidad queda reducida a planos, líneas y puntos. Sin embargo, las abs-tracciones matemáticas, a pesar de las exageradas afirmaciones hechas sobre ellas,son sólo una aproximación tosca al mundo real, con sus formas irregulares y cam-bios constantes y abruptos. En palabras del poeta romano Horacio: “Puedes echara la naturaleza con una horca, pero volverá constantemente”.

James Gleick describe así la diferencia entre las matemáticas clásicas y lateoría del caos: “Mandelbrot suele decir que las nubes no son esferas. Ni los mon-tes, conos. Ni el rayo fulmina en línea recta. La nueva geometría refleja un uni-verso áspero, no liso; escabroso, no suave. Es la geometría de lo picado, ahonda-do y quebrado; de lo retorcido, enmarañado y entrelazado. La comprensión de lacomplejidad de la naturaleza convenía a la sospecha de que no era fortuita ni acci-dental. Exigía fe en que el interesante fenómeno de la trayectoria del rayo, porejemplo, no dependía de su dirección, sino de la distribución de zigzags. La obrade Mandelbrot era una reivindicación del mundo, la exigencia de que formas tanraras gozaban de significado. Los hoyos y marañas eran algo más que distorsio-nes que afeaban las figuras de la geometría euclidiana. Con frecuencia servían declave de la esencia de una cosa”241.

Estas cosas eran vistas como aberraciones monstruosas por los matemáticostradicionales. Pero a un dialéctico le sugieren que la unidad de lo finito e infini-

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240. Ibíd., p. 101.241. Ibíd., p. 102.

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to, como en la infinita divisibilidad de la materia, también se pueden expresar entérminos matemáticos. El infinito existe en la naturaleza. El universo es infini-tamente grande. La materia se puede dividir en partículas infinitamente peque-ñas. Así, la discusión sobre “el origen del universo” o la búsqueda de los “ladri-llos de la materia” y de la “última partícula” parten de presupuestos totalmenteerróneos. La existencia del infinito en matemáticas es simplemente un reflejo deeste hecho. Al mismo tiempo, es una contradicción dialéctica que este universoinfinito esté compuesto de cuerpos finitos. Así, finito e infinito forman una uni-dad dialéctica de contrarios. El uno no puede existir sin el otro. La cuestión, portanto, no es si el universo es finito o infinito. Es finito e infinito a la vez, comoya explicó Hegel hace tiempo.

Los adelantos de la ciencia moderna nos han permitido penetrar cada vez másprofundamente en el mundo de la materia. En cada etapa se han hecho intentos deparar el proceso, de erigir una barrera más allá de la cual supuestamente no sepodía ir. Pero siempre se superó el límite, revelando nuevos y sorprendentes fenó-menos. Cada acelerador de partículas nuevo y más potente ha descubierto partí-culas nuevas y más pequeñas, con una existencia todavía más fugaz. No hay moti-vo para pensar que la situación será diferente con los quarks, que por ahora se nospresentan como la última de las partículas.

De manera parecida, el intento de establecer el principio del universo y eltiempo se convertirá en una búsqueda inútil. El universo material no tiene límites,y todos los esfuerzos para imponérselos fracasarán inevitablemente. Lo más alen-tador de las nuevas matemáticas de la teoría del caos es que representan un recha-zo de las abstracciones estériles y del reduccionismo de la torre de marfil, y unintento de volver a la naturaleza y al mundo de la experiencia cotidiana. En lamedida en que las matemáticas reflejen la naturaleza, empezarán a perder sucarácter unilateral y a adquirir una nueva dimensión que exprese el carácter diná-mico, contradictorio, en una palabra, dialéctico del mundo real.

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17. La teoría del caos

El materialismo dialéctico, elaborado por Carlos Marx y Federico Engels, abar-caba mucho más que la economía política, era una manera de entender el mundo.La naturaleza, como Engels en especial trató de demostrar en sus escritos, es unaprueba de la corrección tanto del materialismo como de la dialéctica: “En todaesta recapitulación mía de la matemática y las ciencias de la naturaleza se trataba,naturalmente, de convencerme también en el detalle (...) de que en la naturalezarigen las mismas leyes dialécticas del movimiento, en el confuso seno de las innu-merables modificaciones, que dominan también en la historia la aparente casuali-dad de los acontecimientos”242.

Desde los días de Marx y Engels, cada nuevo descubrimiento científico haconfirmado el punto de vista marxista, aunque, debido a las implicaciones de unavinculación con el marxismo, raramente los científicos se identifican con el mate-rialismo dialéctico. Ahora, la aparición de la teoría del caos nos proporciona nue-vas pruebas de la corrección de las ideas fundamentales de los fundadores delsocialismo científico. Hasta ahora el caos había sido ignorado ampliamente porlos científicos, excepto como una molestia o una cosa a evitar. Un grifo a vecesgotea regularmente y a veces no; el movimiento de un fluido puede ser o no tur-bulento; el corazón late regularmente, pero a veces ocurren fibrilaciones; el tiem-po puede ser bueno o malo. Pero en general hay pocos intentos de definir desdeun punto de vista estrictamente científico el movimiento que parece caótico (aun-que nos rodea por todas partes).

¿Cuáles son entonces las principales características de los sistemas caóticos?Una vez descritos en términos matemáticos, ¿qué aplicación tienen las matemáti-cas? Una característica a la que Gleick y otros han dado importancia es al llama-do efecto mariposa. Lorenz había descubierto en su simulación por ordenador deltiempo meteorológico un desarrollo llamativo. Una de sus simulaciones se basa-ba en doce variables, que incluían, como hemos dicho, relaciones no lineales. Se

242. Engels, Anti-Dühring, p. 9.

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dio cuenta de que si empezaba su simulación con valores sólo ligeramente dife-rentes del original (siendo la diferencia, en un caso, reducir un conjunto de varia-bles a seis cifras decimales significativas y, en el segundo, despreciar los tres últi-mos decimales), el “tiempo” que se obtenía en el ordenador empezaba enseguidaa variar sustancialmente respecto al original. Donde quizás se podía haber espe-rado una pequeña perturbación, después de un período muy breve de similitudreconocible, teníamos un modelo completamente diferente.

Esto significa que en un sistema complejo, no lineal, un pequeño cambio enlos valores de partida puede provocar un cambio enorme en los valores finales.En el mundo por ordenador de Lorenz, era el equivalente a que el batir de alasde una mariposa provocase un huracán en otra parte del mundo; de ahí la expre-sión. La conclusión que se puede sacar de esto es que, dada la complejidad de lasfuerzas y procesos que determinan la meteorología, no se puede predecir con pre-cisión más allá de un determinado período de tiempo. De hecho, el mayor orde-nador meteorológico del mundo, el del Centro Europeo de Previsión Meteoroló-gica a Medio Plazo, realiza 400 millones de cálculos por segundo. Se le sumi-nistran 100 millones de mediciones meteorológicas diferentes de todo el mundocada día y procesa información en tres horas de funcionamiento continuo, paragenerar una previsión a diez días vista. Sin embargo, más allá de dos o tres días,sus previsiones son especulativas, y más allá de seis o siete, inservibles. La teoríadel caos, por lo tanto, pone límites bien precisos a la predicción en los sistemascomplejos no lineales.

Sin embargo, es extraño que Gleick y otros hayan prestado tanta atención alefecto mariposa, como si inyectara alguna extraña mística en la teoría del caos.Seguramente está bien establecido (sino, incluso, cuidadosamente modelizadomatemáticamente) que, en otros sistemas igualmente complejos, un pequeño cam-bio en los valores de entrada puede provocar un gran resultado, que una acumula-ción de cantidad se puede transformar en calidad. Por ejemplo, la diferencia gené-tica básica entre seres humanos y chimpancés es menor del dos por ciento, dife-rencia que se puede cuantificar en términos de química molecular. Sin embargo, enlos procesos complejos y no lineales que convierten el código genético en un ani-mal vivo, esa pequeña diferencia representa la diferencia entre una especie y otra.

El marxismo se aplica al que quizás es el sistema más complejo de todos lossistemas no lineales: la sociedad humana. La colosal interacción de incontablesindividuos, política y economía forma un sistema tan complejo, que a su lado lameteorología del planeta parece un mecanismo de relojería. Sin embargo, aligual que otros sistemas “caóticos”, se puede estudiar científicamente la socie-dad, siempre y cuando se comprendan los límites, al igual que en meteorología.Desgraciadamente el libro de Gleick no es claro sobre la aplicación de la teoríadel caos a la política y la economía. Cita un ejercicio de Mandelbrot, que ali-mentó su ordenador con los precios del algodón en la Bolsa de Nueva Yorkdurante cien años. “Cada cambio particular del precio era azaroso e impre-decible”, escribe. “Pero la secuencia de los cambios no dependía de la escala: se

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hermanaban perfectamente las curvas de los cambios diarios y las de losmensuales (...) El grado de variación había permanecido constante durante unperíodo de sesenta tumultuosos años, que incluían las dos guerras mundiales yuna depresión económica”243.

Este pasaje no se puede tomar al pie de la letra. Puede ser verdad que, dentrode ciertos límites, sea posible observar los mismos modelos matemáticos identifi-cados en otros sistemas caóticos. Pero, dada la complejidad casi infinita de lasociedad y economía humanas, es inconcebible que acontecimientos importantes,como las guerras, no alteren estos modelos. Los marxistas argumentaríamos quela sociedad se presta en sí misma al estudio científico. En contraste con los que noven ningún tipo de formas, los marxistas vemos el desarrollo humano desde elpunto de partida de las fuerzas productivas y de una descripción científica de lascategorías sociales, como las clases, etc. Si el desarrollo de la ciencia del caosconduce a la aceptación de la validez del método científico en política y eco-nomía, entonces tendrá un valioso efecto positivo. Sin embargo, como Marx yEngels siempre entendieron, la suya es una ciencia inexacta, en el sentido de quese pueden trazar rasgos y desarrollos generales, pero no es posible un conoci-miento detallado y preciso de todas las influencias y condiciones.

Dejando de lado los precios del algodón, el libro no aporta ninguna prueba quecontradiga el método marxista. De hecho, no hay ninguna explicación de por quéMandelbrot aparentemente sólo observó un modelo en los precios de sesenta años,cuando tenía a su disposición hasta cien años de datos. Además, en otra parte dellibro, Gleick añade que “los economistas han estado buscando atractores extrañosen las tendencias del mercado de valores, pero hasta ahora no los han encontra-do”. Sin embargo, a pesar de las limitaciones aparentes en el campo de la eco-nomía y la política, está claro que “domesticar” lo que se creía eran sistemas caó-ticos o casuales ha tenido profundas implicaciones para toda la ciencia. Abremuchas posibilidades para el estudio de procesos que en el pasado estaban másallá de nuestros límites.

DIVISIÓN DEL TRABAJO

Una de las principales características de los grandes científicos del Renacimientofue que eran seres humanos completos. Leonardo da Vinci fue un gran ingeniero,matemático y mecánico y, al mismo tiempo, un gran artista y un genio. Lo mismoDurero, Maquiavelo, Lutero y muchos otros, de los que Engels escribió:

“Los héroes de esos tiempos no se encontraban aherrojados todavía por ladivisión del trabajo, cuyos efectos limitativos, con su producción de unilaterali-dad, vemos tan a menudo en sus sucesores”244. La división del trabajo, por

LA TEORÍA DEL CAOS 401

243. J. Gleick, Caos. La creación de una ciencia, p. 94.244. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 28.

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supuesto, juega un papel necesario en el desarrollo de las fuerzas productivas. Sinembargo, bajo el capitalismo, ha sido llevada hasta tal extremo que se empieza aconvertir en su contrario.

La extrema división entre trabajo manual e intelectual significa que millonesde personas se ven reducidas a una vida de esclavitud no pensante en la cadenade producción, sin ninguna posibilidad de desplegar la creatividad e ingeniolatentes en todo ser humano. En el otro extremo, tenemos el desarrollo de unaespecie de casta de sacerdotes intelectuales que se ha arrogado para sí misma elderecho exclusivo al título de “guardianes de la ciencia y la cultura”. Su aleja-miento de la vida real de la sociedad tiene un efecto negativo sobre la concien-cia de esta gente. Se desarrollan de una manera estrecha y unilateral. No sóloexiste un abismo que separa a los “artistas” de los científicos, sino que la propiacomunidad científica está surcada por divisiones crecientes entre las diferentes ycada vez más especializadas ramas. Es irónico que, precisamente cuando las“líneas de demarcación” entre la física, la química y la biología se están rom-piendo, el abismo que divide las diferentes ramas de, por ejemplo, la física se hahecho prácticamente insalvable.

James Gleick describe así la situación: “Escasos legos comprendieron concuánta rigidez se ha encasillado la comunidad científica en especialidades, trocán-dose en un acorazado con tabiques herméticos contra las filtraciones. Los biólo-gos tenían sobradas cosas que leer para mantenerse al corriente de la bibliografíamatemática; o, más aún, los biólogos moleculares disponían de demasiada litera-tura para estar al corriente de lo que escribían los biólogos de la población. Losfísicos poseían mejores modos de invertir su tiempo que el de hojear las revistasmeteorológicas”.

El surgimiento de la teoría del caos es un indicativo de que algo se mueve enla comunidad científica. Cada vez más, científicos de diferentes campos se dancuenta de que de alguna manera están en una vía muerta. Es necesario encontrarun nuevo camino. Por lo tanto, el nacimiento de las matemáticas del caos es unaprueba, como hubiera dicho Engels, del carácter dialéctico de la naturaleza, unrecordatorio de que la realidad se compone de toda una serie de sistemas diná-micos, o incluso un sistema global, y no de modelos (por útiles que sean) abs-traídos de esta realidad.

¿Cuáles son las principales características de la teoría del caos? Gleick lasdescribe así: “Algunos físicos interpretan el caos más como la ciencia del pro-ceso que del estado, del devenir más que del ser. Sienten que interrumpen cier-ta tendencia de lo científico al reduccionismo, al análisis de los sistemas en tér-minos de sus partes constitutivas: quarks, cromosomas o neuronas. Creen bus-car la totalidad”.

El método del materialismo dialéctico es precisamente mirar el “proceso an-tes que el estado, el devenir antes que el ser”. “Cada vez más, en el transcurso dela última década había empezado a sentir que los viejos métodos reduccionistasestaban llegando a un callejón sin salida, y que incluso algunos de los físicos del

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núcleo duro estaban empezando a cansarse de las abstracciones matemáticas queignoraban las complejidades reales del mundo. Parecían estar buscando a tientas,medio conscientemente, un nuevo enfoque, y en el proceso —pensaba— estabancruzando los límites tradicionales de una manera que no se había hecho en años.Quizás siglos”245.

Dado que el caos es una ciencia de los sistemas dinámicos en su totalidad,más que de las partes por separado, representa de hecho una reivindicación delenfoque dialéctico. Hasta ahora, la investigación científica ha estado en granmedida aislada en sus partes constitutivas. Buscando las partes, el especialistacientífico se ha especializado demasiado, las más de las veces perdiendo de vistael todo. De esta manera, la experimentación y las racionalizaciones teóricas cadavez se alejan más de la realidad. Hace más de un siglo, Engels criticó la estre-chez del método metafísico, que consiste en observar las cosas de manera aisla-da, con lo cual se pierde de vista el todo. El punto de partida de los defensoresde la teoría del caos fue precisamente una reacción contra este reduccionismo.Engels explicó que el estudio de la naturaleza por disciplinas separadas es hastacierto punto necesaria e inevitable.

“Cuando sometemos a la consideración del pensamiento la naturaleza o la his-toria humana, o nuestra propia actividad espiritual, se nos ofrece por de pronto laestampa de un infinito entrelazamiento de conexiones e interacciones, en el cualnada permanece siendo lo que era, ni como era ni donde era, sino que todo semueve, se transforma, deviene y perece (...) Pero esta concepción, por correcta-mente que capte el carácter general del cuadro de conjunto de los fenómenos, nobasta para explicar las particularidades de que se compone aquel cuadro total, ymientras no podamos hacer esto no podremos tampoco tener claro el cuadro deconjunto. Para conocer esas particularidades tenemos que arrancarlas de su cone-xión natural o histórica y estudiar cada una de ellas desde el punto de vista de suconstitución, de sus particulares causas y efectos, etc.”.

Pero, como Engels también advirtió, retroceder demasiado hacia el reduccio-nismo puede llevar a un enfoque no dialéctico, o a una deriva hacia ideas metafí-sicas: “La descomposición de la naturaleza en sus partes particulares, el aisla-miento de los diversos procesos y objetos naturales en determinadas clases espe-ciales, la investigación del interior de los cuerpos orgánicos según sus muy diver-sas conformaciones anatómicas, fue la condición fundamental de los progresosgigantescos que nos han aportado los últimos cuatrocientos años al conocimien-to de la naturaleza. Pero todo ello nos ha legado también la costumbre de conce-bir las cosas y los procesos naturales en su aislamiento, fuera de la gran conexiónde conjunto. No en su movimiento, por tanto, sino en su reposo; no como entida-des esencialmente cambiantes, sino como subsistencias firmes; no en su vida, si-no en su muerte”246.

LA TEORÍA DEL CAOS 403

245. J. Gleick, Chaos. Making a New Science, pp. 31, 5, 11 y 61-62.246. Engels, Anti-Dühring, pp. 20-21.

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Comparémoslo con el siguiente pasaje del libro de Gleick: “Los científicos des-componen las cosas y examinan sus componentes uno tras otro, por turno. Y si dese-an reconocer la interacción de las partículas subatómicas, reúnen dos o tres. Con ellohay suficiente complicación. Sin embargo, la fuerza de la autosemejanza empieza aniveles mucho más grandes de complejidad. Es cuestión de mirar el conjunto”247.

Si sustituimos “reduccionismo” por “método de pensamiento metafísico”,podemos ver que la idea central es idéntica. Ahora veamos las conclusiones quesacó Engels de su crítica del reduccionismo (“el método metafísico”):

“Para la dialéctica, en cambio, que concibe las cosas y sus reflejos conceptua-les esencialmente en su conexión, en su encadenamiento, su movimiento, su ori-gen y su perecer, hechos como los indicados son otras tantas confirmaciones desus propios procedimientos. La naturaleza es la piedra de toque de la dialéctica, ytenemos que reconocer que la ciencia moderna ha suministrado para esa pruebaun material sumamente rico y en constante acumulación, mostrando así que, enúltima instancia, la naturaleza procede dialéctica y no metafísicamente. Perocomo hasta ahora pueden contarse con los dedos los científicos de la naturalezaque han aprendido a pensar dialécticamente, puede explicarse por este conflictoentre los resultados descubiertos y el modo tradicional de pensar la confusión ili-mitada que reina hoy día en la ciencia natural, para desesperación de maestros ydiscípulos, escritores y lectores”248.

Hace más de cien años, el viejo Engels describió cuidadosamente el estado dela ciencia actual. Ilya Prigogine e Isabelle Stengers, en su libro Order out ofChaos: Man’s New Dialogue with Nature (Orden en el caos: El nuevo diálogo delhombre con la naturaleza) lo reconocen con las siguientes palabras:

“Hasta cierto punto, existe una analogía entre este conflicto [entre la física new-toniana y las nuevas ideas científicas] y el que dio lugar al materialismo dialéctico.(...) La idea de una historia de la naturaleza como parte integral del materialismo fueplanteada por Marx y, más detalladamente, por Engels. Los desarrollos contem-poráneos en la física, el descubrimiento del papel constructivo jugado por la irre-versibilidad, han hecho surgir en las ciencias naturales una cuestión que los mate-rialistas venían planteado desde hace tiempo. Para ellos, comprender la naturalezasignificaba comprenderla como capaz de producir al hombre y sus sociedades.

“Es más, cuando Engels escribió su Dialéctica de la naturaleza, las cienciasfísicas parecían haber rechazado la visión mecanicista del mundo y haberse acer-cado a la idea de un desarrollo histórico de la naturaleza. Engels menciona tresdescubrimientos fundamentales: la energía y las leyes que rigen sus transforma-ciones cualitativas, la célula como constituyente básico de la vida y el descubri-miento de Darwin de la evolución de las especies. Engels llegó a la conclusión deque la visión mecanicista del mundo había muerto”249.

404 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

247. J. Gleick, Caos. La creación de una ciencia, p. 122.248. Engels, Anti-Dühring, pp. 22-23.249. I. Prigogine e I. Stengers, op. cit., pp. 252-53.

Page 390: Razón y revolución

A pesar de los maravillosos avances de la ciencia y la tecnología, existe unsentimiento profundamente asentado de malestar. Un número creciente de cientí-ficos está empezando a rebelarse contra las ortodoxias dominantes y buscandonuevos enfoques. Antes o después, esto provocará una nueva revolución en laciencia similar a la que llevaron a cabo Einstein y Planck hace casi un siglo. Essignificativo que el propio Einstein estuviese muy lejos de ser un miembro delestablishment científico.

“La corriente principal, durante la mayor parte del siglo XX”, señala Gleick,“ha estado representada por la [física] de las partículas, que explora los bloquesconstructivos de la materia, según energías cada vez más altas, escalas cada vezmás pequeñas y tiempos cada vez más fugaces. De ella han nacido teorías sobrelas fuerzas básicas de la naturaleza y sobre el origen del universo. No obstante,hubo jóvenes especialistas que sintieron descontento creciente ante la orientaciónde la más prestigiosa de las ciencias. Empezaron a creer que los progresos eranlentos, fútil la especificación de nuevas partículas y confusa la masa teórica. Alpresentarse el caos, vieron en él un cambio de dirección de toda la física. Las ruti-lantes abstracciones de las partículas de alta energía y la mecánica cuánticahabíanse impuesto más de lo conveniente, en su opinión”.

CAOS Y DIALÉCTICA

Todavía es pronto para hacerse una idea completa de la teoría del caos. Sinembargo, lo que está claro es que estos científicos se están orientando hacia unavisión dialéctica de la naturaleza. Por ejemplo, la ley dialéctica de la transfor-mación de la cantidad en calidad (y viceversa) juega un papel destacado en lateoría del caos:

“Reconoció [von Neumann] que un sistema dinámico complejo podía albergarpuntos de inestabilidad, puntos críticos, en que un débil empujón llegaría a teneramplias consecuencias, como, por ejemplo, el propinado a una pelota balanceadaen la cima de un monte. (...) Tanto en la ciencia como en la vida, es harto conoci-do que una cadena de sucesos puede encaramarse a un punto crítico que abultarálos cambios insignificantes. Pero el caos denotaba que tales puntos se hallaban pordoquier. Se difundían”250.

Estas y muchas otras citas revelan un sorprendente parecido entre ciertos as-pectos de la teoría del caos y la dialéctica. Sin embargo, lo más sorprendente esque los pioneros del “caos” parecen no tener ni el más mínimo conocimiento delos escritos de Marx y Engels, ¡y ni siquiera de los de Hegel! En cierto sentido,esto confirma todavía más la corrección del materialismo dialéctico. Pero, porotro lado, frustra pensar que se ha negado innecesariamente a la ciencia, durantetanto tiempo, un marco filosófico y metodológico adecuado.

LA TEORÍA DEL CAOS 405

250. J. Gleick, Caos. La creación de una ciencia, pp. 14, 26 y 31.

Page 391: Razón y revolución

Durante trescientos años, la física se basó en sistemas lineales. El término li-neal se refiere a que la gráfica de una ecuación de ese tipo es rectilínea. De hecho,gran parte de la naturaleza parece funcionar así; por eso la mecánica clásica escapaz de describirla bien. Sin embargo, gran parte de la naturaleza no funciona demanera lineal, por lo que no puede ser entendida a través de sistemas lineales. Elfuncionamiento del cerebro ciertamente no es lineal, ni tampoco la economía, consu ciclo caótico de auges y recesiones. Una ecuación no lineal tiene en cuenta elcarácter irregular, contradictorio y frecuentemente caótico de la realidad.

“Todo esto”, dice Ian Steward en Does God Play Dice? (¿Juega Dios a losdados?), “hace que me sienta bastante descontento con los cosmólogos que nosdicen que tienen los orígenes del universo bastante bien controlados, excepto elprimer milisegundo, más o menos, del big bang. Y con los políticos que nos ase-guran no sólo que una buena dosis de monetarismo será positiva para nosotros,sino que están tan seguros de ello que unos cuantos millones de parados debenser sólo un pequeño hipo. El ecologista y matemático Robert May planteó opi-niones parecidas en 1976: ‘No sólo en la investigación, sino en el mundo coti-diano de la política y la economía, nos iría mucho mejor si la gente se diesecuenta de que los sistemas simples no poseen necesariamente propiedades diná-micas simples”251.

Los problemas de la ciencia moderna sólo se pueden superar adoptando unmétodo dialéctico consciente (como opuesto a inconsciente, empírico, accidental).Está claro que las implicaciones filosóficas de la teoría del caos están en discu-sión por sus científicos. Gleick cita a Ford, “un autoproclamado evangelista delcaos”, diciendo que el caos significa “sistemas liberados a la exploración casualde sus propias posibilidades dinámicas”. Otros se refieren a sistemas aparente-mente casuales. Quizás la mejor definición la dé Jensen, un físico teórico en Yale,que define el caos como “el comportamiento irregular e impredecible de sistemasdinámicos, no lineales, deterministas”.

Más que elevar la casualidad a un principio de la naturaleza, como parecehacer Ford, la nueva ciencia hace todo lo contrario: demuestra irrefutablementeque procesos que eran considerados casuales (y que pueden seguir considerándo-se como tales a efectos de la vida cotidiana) están dominados por un determinis-mo subyacente, pero no el crudo determinismo mecánico del siglo XVIII, sino undeterminismo dialéctico.

Algunas de las afirmaciones que se hacen respecto a la nueva ciencia songrandiosas, y con un desarrollo y perfeccionamiento de técnicas y métodos puedeque se hagan realidad. Algunos de sus defensores van tan lejos como para decirque el siglo XX será recordado por tres cosas: la relatividad, la mecánica cuánti-ca y el caos. Albert Einstein, a pesar de ser uno de los fundadores de la teoríacuántica, nunca se reconcilió con la idea de un universo no determinista. En unacarta al físico Neils Bohr, insistía en que “Dios no juega a los dados”. La teoría

406 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

251. I. Stewart, Does God Play Dice?, p. 21.

Page 392: Razón y revolución

del caos no sólo ha demostrado que Einstein tenía razón en este punto, sino que,incluso en su infancia, es una brillante confirmación de la visión esencial del mun-do planteada por Marx y Engels hace más de cien años.

Es realmente sorprendente que los pioneros de la teoría del caos, que estánintentando romper con la desacreditada metodología “lineal” y elaborar unas nue-vas matemáticas “no lineales” —más acordes con la realidad turbulenta de unanaturaleza en cambio constante—, parecen no estar en absoluto al corriente de laúnica auténtica revolución en la lógica en dos mil años: la lógica dialéctica, ela-borada por Hegel y perfeccionada posteriormente sobre bases científicas y mate-rialistas por Marx y Engels. ¡Cuántos errores, callejones sin salida y crisis de laciencia se podrían haber evitado si los científicos hubieran estado armados conuna metodología que reflejase auténticamente la realidad dinámica de la naturale-za, en lugar de entrar en conflicto con ella a cada paso!

LA TEORÍA DEL CAOS 407

Page 393: Razón y revolución

18. La teoría del conocimiento

El destino habitual de las nuevas verdades es empezarcomo herejías y acabar como supersticiones.

T. H. Huxley

La afirmación básica subyacente en toda la ciencia y el pensamiento racional esque el mundo físico existe y que es posible entender las leyes que gobiernan larealidad objetiva. La gran mayoría de los científicos en activo aceptan que eluniverso está gobernado por una ley natural, un hecho resaltado por PhilipAnderson:

“De hecho, es difícil imaginarse cómo podría existir la ciencia si no lo hicie-ran. Creer en una ley natural es creer que el universo es comprensible en últimainstancia, que las mismas fuerzas que determinan el destino de una galaxia tam-bién pueden determinar la caída de una manzana aquí en la Tierra; que los mis-mos átomos que refractan la luz que pasa a través de un diamante también pue-den formar el material de una célula viviente; que los mismos electrones, neu-trones y protones que surgieron del big bang pueden dar lugar ahora al cerebrohumano, la mente y el alma. Creer en la ley natural es creer en la unidad de lamateria al nivel más profundo posible”252.

Lo mismo es cierto respecto al género humano. Cada nuevo avance científicoo tecnológico amplía y profundiza nuestra comprensión ¿conocimiento?, pero almismo tiempo nos plantea nuevos desafíos. Cada pregunta solucionada planteainmediatamente dos nuevas preguntas. Como un viajero que con emoción cre-ciente se acerca al horizonte sólo para descubrir otro horizonte tentándole desdelejos, el proceso de descubrimiento se despliega sin final a la vista. Los científi-cos excavan cada vez más profundamente en los misterios del mundo subatómico,en busca de la “última partícula”. Pero cada vez que llegan al horizonte con ungrito triunfante, éste tozudamente se aleja más allá.

252. Citado en M. Waldrop, Complexity, p. 81.

Page 394: Razón y revolución

Cada época tiene la ilusión de que representa el punto máximo y no superablede los logros y sabiduría humanos. Los antiguos griegos pensaban que habíancomprendido todas las leyes del universo con la geometría euclidiana. Laplacepensó lo mismo respecto a la mecánica newtoniana. ¡En 1880, el director de la ofi-cina de patentes de Prusia declaró que todo lo que se podía descubrir ya había sidoinventado! Hoy en día los científicos tienden a ser un poco más comedidos en suspronunciamientos. Pero incluso así, se asume tácitamente, por ejemplo, que lateoría general de la relatividad de Einstein es una verdad absoluta y que el princi-pio de incertidumbre tiene una aplicación universal.

La historia de la ciencia demuestra lo ahorrativa que es la mente humana. Sepierde muy poco en el proceso de aprendizaje colectivo. Incluso los errores pue-den jugar un papel positivo, si se analizan honestamente. Sólo cuando el pensa-miento se convierte en un dogma oficial osificado que trata las nuevas ideas co-mo herejías que hay que prohibir y penalizar, el desarrollo del pensamiento sedetiene, e incluso retrocede. La tenebrosa historia de la ciencia en la Edad Mediaes prueba suficiente de ello. La búsqueda de la piedra filosofal se basaba en unahipótesis equivocada, pero los importantes descubrimientos de los alquimistassentaron las bases para el desarrollo de la química moderna. La teoría del bigbang, con su búsqueda de un inexistente “inicio del tiempo”, tiene credencialescientíficas escasamente mejores, y sin embargo, a pesar de esto, no hay duda delos enormes avances que se han hecho y se siguen haciendo.

Como Eric J. Lerner plantea correctamente: “Buenos datos, obtenidos yanalizados competentemente, tienen un valor científico incluso si la teoría quelos inspiró es incorrecta. Otros teóricos les encontrarán una utilidad que poco sepodía imaginar cuando se recogieron por primera vez. Incluso en el trabajo teó-rico, los esfuerzos honestos para comparar una teoría con la observación casisiempre son útiles independientemente de la verdad de la teoría: para un teóricoserá un contratiempo si su idea es incorrecta, pero no se habrá perdido el tiempodescartándola”253.

El desarrollo de la ciencia se da a través de una serie infinita de aproximacio-nes sucesivas. Cada generación llega a una serie de generalizaciones fundamenta-les sobre el funcionamiento de la naturaleza, que sirven para explicar ciertos fe-nómenos observados. Estas, inevitablemente, son consideradas como verdadesabsolutas, válidas para siempre en “todos los mundos posibles”. Pero en un exa-men más detallado se descubre que no son absolutas, sino relativas. Se descubrenexcepciones que contradicen las reglas establecidas y que, a su vez, necesitanexplicación, y así hasta el infinito.

Como explica Gleick: “Los primeros hallazgos demostraron que cada cam-bio de escala aportaba fenómenos desconocidos e ignorados géneros decomportamiento. La situación no ha terminado para los modernos físicossubatómicos. Cada acelerador [de partículas] más avanzado, con su aumento de

410 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

253. E. J. Lerner, The Big Bang Never Happened, p. 155.

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energía y velocidad, dilata el campo de la ciencia con la visión de partículasmenores y escalas temporales más fugaces, y cada expansión proporciona másinformación”254.

Entonces, ¿tenemos que perder la esperanza de llegar a conocer algún día todala verdad? Plantear la cuestión así es no comprender el carácter de la verdad y delconocimiento humano. Kant pensó que la mente humana sólo podría llegar aconocer apariencias. Detrás del mundo de las apariencias reside la cosa en sí, quenunca podemos conocer. A esto Hegel respondió que conocer las propiedades deuna cosa era conocer la cosa en sí misma. No existe ninguna barrera absoluta entrela apariencia y la esencia. Empezamos con la realidad que se nos presenta enforma de percepción de los sentidos, pero no nos detenemos. Utilizando nuestrointelecto, penetramos cada vez más profundamente en los misterios de la materia,pasando de la apariencia a la esencia, de lo particular a lo universal, de lo secun-dario a lo fundamental, de los hechos a la ley.

Parafraseando a Hegel en su respuesta a Kant, toda la historia de la ciencia yel pensamiento humano es el proceso de convertir la cosa en sí en cosa para noso-tros. En otras palabras, lo que “no se puede conocer” en un estadio determinadodel desarrollo de la ciencia, llega un momento en que se explora y explica. Cadabarrera en el camino del pensamiento es derribada. Pero, resolviendo un proble-ma, inmediatamente nos encontramos con otros problemas nuevos que hay queresolver, nuevos desafíos a superar. Y este proceso nunca llegará a su fin porquelas propiedades del universo material son de hecho infinitas.

“Para continuar con nuestra analogía”, escribe David Bohm, “podemos decirque respecto a la totalidad de las leyes naturales, nunca tenemos suficientes pun-tos de vista ni secciones transversales como para darnos una comprensión com-pleta de su totalidad. Pero según la ciencia progresa y se desarrollan nuevasteorías, tenemos cada vez más puntos de vista, puntos de vista que son más com-prensivos, puntos de vista que son más detallados, etc. Cada teoría o explicaciónparticular de un conjunto de fenómenos dados tendrá entonces un dominio de vali-dez limitado y será adecuada sólo dentro de un contexto limitado y bajo unas con-diciones limitadas. Esto significa que cualquier teoría extrapolada a un contextoarbitrario y a unas condiciones arbitrarias llevará (como los puntos de vista par-ciales de nuestro objeto) a predicciones erróneas. La búsqueda de este tipo deerrores es uno de las vías más importantes del progreso científico.

“Sin embargo, una nueva teoría, a la que el descubrimiento de tales errores darálugar en un momento dado, no invalida las viejas. Más bien, al permitir el trata-miento de un campo más amplio en el que éstas son inadecuadas, la nueva teoríaayuda a definir las condiciones en las que las viejas son válidas (por ejemplo, lateoría de la relatividad corrigió las leyes del movimiento newtonianas, y de estamanera ayudó a definir las condiciones de validez de las mismas como aquellas enlas que la velocidad es pequeña en comparación con la de la luz). Así, no espera-

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254. J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, p. 122.

Page 396: Razón y revolución

mos que cualquier relación causal represente verdades absolutas; para serlotendrían que ser aplicables sin aproximación e incondicionalmente. Más bien, loque podemos ver es que el modo de progreso de la ciencia es, y ha sido, a través deuna serie de concepciones de las leyes de la naturaleza progresivamente más fun-damentales, más extensivas y más adecuadas, cada una de las cuales contribuye ala definición de las condiciones de validez de las concepciones anteriores (de lamisma manera que visiones más detalladas y amplias de nuestro objeto contribuyena definir las limitaciones de cualquier visión particular o juego de visiones)”255.

En su libro La estructura de las revoluciones científicas, el profesor ThomasKuhn dibuja la historia de la ciencia como revoluciones teóricas periódicas,interrumpiendo largos períodos de cambio meramente cuantitativo principalmen-te dedicados a completar los detalles. En este tipo de períodos “normales”, la cien-cia opera dentro de un conjunto determinado de teorías que él llama paradigmas,afirmaciones no cuestionadas sobre cómo es el mundo. Inicialmente, el paradig-ma existente estimula el desarrollo de la ciencia, proporcionando un marco cohe-rente para la investigación. Sin ese marco convenido, los científicos estarían dis-cutiendo todo el tiempo sobre los principios fundamentales. La ciencia, al igualque la sociedad, no puede vivir en un estado de permanente cambio revoluciona-rio. Por eso las revoluciones son acontecimientos relativamente infrecuentes,tanto en la ciencia como en la sociedad.

Durante un tiempo, la ciencia es capaz de avanzar por esos caninos bienmarcados, acumulando resultados. Pero al mismo tiempo, lo que al principio eranaudaces nuevas hipótesis se van convirtiendo en rígidas ortodoxias. Si un experi-mento da unos resultados que entran en conflicto con la teoría dominante, loscientíficos pueden obviarlo debido a que subvierte el orden existente. Cuando lasanomalías se acumulan hasta el punto de no poder ser ignoradas, el terreno estáabonado para una nueva revolución científica que barre las teorías establecidas yabre un nuevo período de desarrollo científico “normal”, a un nivel superior.

Aunque indudablemente está muy simplificado, este cuadro del desarrollo dela ciencia, como generalización amplia, se puede dar por válido. En su libro Lud-wig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Engels explica el carácterdialéctico del desarrollo del pensamiento humano basándose en ejemplos de lahistoria de la ciencia y de la filosofía:

“En Hegel, la verdad que debía conocer la filosofía no era ya una colecciónde tesis dogmáticas fijas que, una vez encontradas, sólo haya que aprenderse dememoria; ahora, la verdad residía en el proceso mismo del conocer, en la largatrayectoria histórica de la ciencia, que, desde las etapas inferiores, se remonta afases cada vez más altas de conocimiento, pero sin llegar jamás, por el descubri-miento de una llamada verdad absoluta, a un punto en que ya no pueda seguiravanzando, en que sólo le reste cruzarse de brazos y sentarse a admirar la verdadabsoluta conquistada. (...)

412 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

255. D. Bohm, op. cit., p. 32.

Page 397: Razón y revolución

“Ante esta filosofía, no existe nada definitivo, absoluto, sagrado; en todopone de relieve su carácter perecedero, y no deja en pie más que el procesoininterrumpido del devenir y del perecer, un ascenso sin fin de lo inferior a losuperior, cuyo mero reflejo en el cerebro pensante es esta misma filosofía. Cier-to es que tiene también un lado conservador, en cuanto reconoce la legitimidadde determinadas fases del conocimiento y de la sociedad, para su época y bajosus circunstancias; pero nada más. El conservadurismo de este modo de conce-bir es relativo; su carácter revolucionario es absoluto, es lo único absoluto quedeja en pie”256.

¿QUÉ ES EL MÉTODO CIENTÍFICO?

En el siglo III a.C., el estudioso griego Eratóstenes se fijó en que un palo hincadoverticalmente en la tierra en la ciudad de Cirene no proyectaba ninguna sombra almediodía. Después observó que en Alejandría sí la proyectaba. Partiendo de estasobservaciones de fenómenos físicos, dedujo que la Tierra era redonda. Despuésenvió a un esclavo a Cirene para medir su distancia respecto a Alejandría. A par-tir de ahí, y usando geometría simple, calculó la circunferencia de la Tierra.

Este es el genuino método de la ciencia, una combinación de observación,hipótesis y razonamiento matemático. Eratóstenes empezó con observación (lasuya y la de otros). Sobre esta base sacó una conclusión general: la hipótesis deque la Tierra era redonda. Y después utilizó las matemáticas para dar una formamás precisa a su teoría.

Los brillantes logros de la ciencia alejandrina fueron eclipsados por el augedel cristianismo en la Baja Edad Media. Durante siglos, el desarrollo científico fueparalizado por la dictadura espiritual de la Iglesia. La ciencia sólo consiguió avan-zar liberándose de la perniciosa influencia de la religión. Sin embargo, por algúncapricho de la historia, a finales del siglo XX nos estamos encontrando con firmesintentos de hacer retroceder la ciencia. Todo tipo de ideas místicas y cuasirreli-giosas flotan en el aire. Este extraño fenómeno está estrechamente vinculado a doscosas. En primer lugar, la división del trabajo se ha llevado a tales extremos queha empezado a causar serios perjuicios. La estrecha especialización, el reduccio-nismo y un divorcio casi completo entre el lado experimental y el teórico de lafísica han tenido las consecuencias más negativas.

En segundo lugar, no ha existido ninguna filosofía adecuada que ayudara adirigir la ciencia en el sentido correcto. La filosofía de la ciencia está hecha un lío,lo cual no es sorprendente dado que la “filosofía de la ciencia” dominante —omejor dicho, la secta filosófica del positivismo lógico que se atribuye a sí mismaesta posición— es totalmente incapaz de sacar la ciencia de sus dificultades. Alcontrario, sólo empeora las cosas. En las últimas décadas hemos visto una ten-

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 413

256. Marx y Engels, en Obras Escogidas, vol. 3, pp. 357-58.

Page 398: Razón y revolución

dencia creciente entre los físicos teóricos a tratar el tema del mundo natural desdeun punto de vista excesivamente abstracto y matemático. Este es claramente elcaso del intento arbitrario de reconstruir el supuesto principio del universo. ComoAnderson planteó en un artículo escrito en 1972:

“La capacidad de reducirlo todo a leyes fundamentales simples no implica lacapacidad de empezar con estas leyes y reconstruir el universo. De hecho, cuantomás nos dicen los físicos de partículas elementales sobre las leyes fundamentalesde la naturaleza, menos relevancia parecen tener para los auténticos problemas dela ciencia y mucho menos de la sociedad”257.

En las últimas décadas ha enraizado el prejuicio de que la ciencia pura, es-pecialmente la física teórica, es solamente el producto del pensamiento abstractoy la deducción matemática. Como plantea Eric Lerner, Einstein es parcialmenteresponsable de esta tendencia. A diferencia de teorías anteriores, como las leyesdel electromagnetismo de Maxwell o las de la gravedad de Newton, basadas en laexperimentación y rápidamente confirmadas por cientos de miles de observacio-nes independientes, las teorías de Einstein fueron confirmadas inicialmente sólopor dos hechos: la desviación de la luz estelar por parte del campo gravitatorio delSol y una ligera desviación de la órbita de Mercurio. La posterior demostración dela corrección de la teoría de la gravedad ha llevado a otros, posiblemente sin elnivel de genialidad de Einstein, a asumir que ésa es la manera de actuar. ¿Por quéromperse la cabeza con experimentos que hacen perder mucho tiempo y conobservaciones tediosas? De hecho, ¿por qué depender de la evidencia de los sen-tidos cuando podemos ir directamente a la verdad a través de la deducción pura?

Deberíamos recordar que el gran paso adelante en la ciencia se produjo en elRenacimiento, cuando la ciencia se separó de la religión y empezó a basarse en laobservación y el experimento, partiendo del mundo real material y volviendosiempre a él. Sin embargo, en el siglo XX ha habido una regresión parcial haciael idealismo, en forma de platonismo o, peor, del idealismo subjetivo de Berkeleyy Hume. Einstein (sin poner en cuestión su genialidad) fue incapaz de librarse deesta tendencia, aunque frecuentemente se apartó de las consecuencias que llevabaimplícita. Hay que reconocerle, por ejemplo, que llevó a cabo una acción decidi-da contra la interpretación idealista subjetiva de la mecánica cuántica planteadapor Heisenberg.

Como muchos científicos, Einstein no se sentía a gusto con la filosofía y con-fesó honestamente que los grandes científicos tienden a ser pobres filósofos de laciencia. Sin embargo, él mismo hizo una serie de pronunciamientos de carácter fi-losófico o semifilosófico, que, dado su prestigio colosal, estaban destinados a sertomados en serio por muchos científicos, con algunos efectos bastante de lamen-tar. Por ejemplo, en 1934 escribió:

“La teoría de la relatividad es un buen ejemplo del carácter fundamental deldesarrollo moderno de la ciencia teórica. Parte de hipótesis cada vez más abstrac-

414 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

257. Citado en M. Waldrop, op. cit., p. 81.

Page 399: Razón y revolución

tas y alejadas de la experiencia. El científico teórico se ve obligado cada vez enmayor grado a dejarse guiar por consideraciones formales, puramente matemáti-cas, en su investigación de una teoría, debido a que la experiencia física del ex-perimentador no le puede elevar a las regiones de la más alta abstracción. Losmétodos principalmente inductivos apropiados para la juventud de la ciencia estándejando paso a la deducción tentativa”258.

De hecho, no es cierto que Einstein llegase a sus teorías a través de un proce-so de razonamiento y deducción puros. Como él mismo plantea en sus ensayossobre ciencia, su teoría especial de la relatividad se derivó de los trabajos de Max-well sobre electricidad y magnetismo, que a su vez se basaron en el trabajo deFaraday, con sólidas bases experimentales. Sólo después de 1915, cuando seorientó hacia la cosmología, utilizó Einstein la deducción abstracta para obtenersus resultados. Aquí partió del método establecido tomando como hipótesis fun-damental una afirmación que entraba en contradicción con la observación: lanoción de que el universo es homogéneo.

Partiendo de esta proposición, Einstein utilizó su teoría especial de la relati-vidad para demostrar que el universo es finito. Según este punto de vista, cuantamás sea la masa de una densidad dada, más “curvará” el espacio. Una masasuficientemente grande llevaría a una situación en la que el espacio se curva total-mente sobre sí mismo, provocando un “universo cerrado”. Esto marcó, en efecto,una regresión al enfoque medieval del universo finito, previamente rechazadocomo acientífico. Sin embargo, incluso en 1915 había suficientes evidencias parademostrar que el universo no era homogéneo. La teoría chocaba con los hechosobservados. No es casualidad que la búsqueda de una teoría unificada de la gra-vitación y el electromagnetismo por parte de Einstein durante sus últimos treintaaños acabara en fracaso, como él mismo admitió.

LOS LÍMITES DEL EMPIRISMO

La auténtica filosofía terminó con Hegel. Desde entonces solamente hemos vistouna tendencia a repetir viejas ideas, rellenando este pequeño detalle aquí o allí,pero ninguna ruptura real, ninguna nueva gran idea. Esto no es sorprendente. Losavances sin precedentes de la ciencia en los últimos cien años hacen que la filo-sofía, en el viejo sentido de la palabra, sea superflua. Tiene poco sentido especu-lar sobre la naturaleza del universo cuando estamos en condiciones de descubrirsus secretos con la ayuda de telescopios cada vez más poderosos, sondas es-paciales, ordenadores y aceleradores de partículas. Al igual que el telescopio deGalileo zanjó el debate sobre la naturaleza del sistema solar, los avances técnicosresolverán la cuestión de la historia del universo solamente para plantear nuevaspreguntas a resolver por las futuras generaciones.

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 415

258. Citado en E. J. Lerner, op. cit., p. 128.

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“Desde el momento en que se presenta a cada ciencia la exigencia de ponerseen claro acerca de su posición en la conexión total de las cosas y del conocimien-to de las cosas, se hace precisamente superflua toda ciencia de la conexión total”,escribió Engels. “De toda la anterior filosofía no subsiste al final con indepen-dencia más que la doctrina del pensamiento y de sus leyes, la lógica formal y ladialéctica. Todo lo demás queda absorbido por la ciencia positiva de la naturale-za y de la historia”259.

Sin embargo, la filosofía todavía tiene un papel que jugar en las dos únicasáreas que le quedan: la lógica formal y la dialéctica. La ciencia, como hemosvisto, no es meramente una acumulación de hechos. Requiere la participaciónactiva del pensamiento, que es lo único que puede descubrir el significado inter-no de los hechos, las leyes que los gobiernan. Es necesario hacer hipótesis quepuedan guiar nuestras investigaciones por los canales más fructíferos, para com-prender las interrelaciones reales entre fenómenos aparentemente sin relaciónentre sí, para derivar el orden del caos. Esto requiere una preparación y un co-nocimiento exhaustivo de las historias de la ciencia y de la tecnología. Como dijoel filósofo norteamericano George Santayana, “el que no aprende de la historiaestá condenado a repetirla”. Una de las consecuencias más perniciosas de la in-fluencia del positivismo lógico en la ciencia del siglo XX es el desprecio portodas las grandes escuelas del pasado. Ahora podemos ver adónde conduce esaactitud. Los que rechazaron altivamente la “metafísica” han sido castigados porsu orgullo. En ningún otro momento de la historia de la ciencia el misticismo haestado tan extendido.

La escuela de pensamiento puramente empírico inevitablemente conduce aeste resultado, como Engels planteó hace tiempo:

“El empirismo exclusivo, que cuando mucho se permite pensar en forma decálculos matemáticos, se imagina que opera sólo con hechos innegables. Pero enrealidad trabaja, en términos predominantes, con ideas tradicionales, con los pro-ductos en gran medida anticuados del pensamiento de sus predecesores, y talesson la electricidad positiva y negativa, la fuerza de separación eléctrica, la teoríade contacto. Todo esto sirve como cimiento para interminables cálculos matemá-ticos en los cuales, debido a lo estricto de la formulación matemática, la naturale-za hipotética de las premisas se olvida con facilidad. Este tipo de empirismo es tancrédulo respecto de los resultados del pensamiento de sus predecesores, comoescéptico en su actitud hacia los resultados del pensamiento contemporáneo.Hasta los hechos establecidos por experimentación se han vuelto poco a pocoinseparables de sus interpretaciones tradicionales. (...) Deben recurrir a todo tipode subterfugios y expedientes insostenibles, a la disimulación de contradiccionesirreconciliables, y así, por último, caer en un laberinto de contradicciones del cualno tienen salida”260.

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259. Engels, Anti-Dühring, pp. 24-25.260. Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 114.

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Es imposible que los científicos permanezcan al margen de la sociedad ale-gando que son imparciales. Ninguno de ellos vive en el vacío. Como dice el gene-tista norteamericano Dobzhansky:

“Los científicos a menudo tienen la esperanza ingenua de que si pudierandescubrir hechos suficientes sobre un problema, estos hechos se organizaríanpor sí solos de alguna manera en una solución cierta e imponente. Sin embar-go, la relación entre el descubrimiento científico y la creencia popular no esuna calle de dirección única. Los marxistas están más acertados que equivoca-dos cuando plantean que los problemas que eligen los científicos, la manera enque los solucionan e incluso las soluciones que están inclinados a aceptar estáncondicionados por el entorno social, intelectual y económico en el que viven ytrabajan”261.

A veces se afirma que Marx y Engels consideraban la dialéctica como unaespecie de absoluto, la última palabra en el conocimiento humano. Tal nociónes una evidente contradicción en sí misma. La dialéctica marxista se diferenciade la hegeliana en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, es una filo-sofía materialista, y por lo tanto deriva sus categorías del mundo de la realidadfísica. La naturaleza es infinita, no cerrada. De igual manera, la propia verdadno tiene fin y no se puede resumir en un solo sistema que lo abarque todo. Lanegación de la negación, tal como explica Engels, es una especie de espiral dedesarrollo —un sistema abierto, no un círculo cerrado—. Esta es la segundadiferencia fundamental con la filosofía hegeliana, que en última instancia secontradice a sí misma al intentar expresar la dialéctica como un sistema cerra-do y absoluto.

Marx y Engels elaboraron las líneas generales de un nuevo método dialéctico,cuya utilidad se demostró brillantemente en los tres volúmenes de El capital. Perolos enormes avances de la ciencia del siglo XX nos proporcionan material abun-dante para rellenar, desarrollar y extender el contenido de la dialéctica. La evolu-ción futura de la teoría del caos puede sentar las bases de este desarrollo, que seríaenormemente beneficioso tanto para las ciencias naturales como para las sociales.Por lo tanto, no podemos decir que el materialismo dialéctico no será superado enel futuro por algún método de pensamiento nuevo y más satisfactorio. Pero lo quepodemos asegurar es que, hasta el momento, es el método de análisis científicomás avanzado, comprensivo y flexible a nuestra disposición. Dejemos hablar aEngels por sí mismo sobre este tema:

“Además: si deja de ser necesaria cualquier filosofía, también dejará de serlocualquier sistema, aunque sea un sistema natural de filosofía. La comprensión deque la totalidad de los procesos naturales se encuentra en una conexión sistemáti-ca mueve a la ciencia a mostrar esa conexión sistemática en todas partes, en eldetalle igual que en el conjunto. Pero la correspondiente exposición científicacompleta de esa conexión, la composición de una reproducción mental exacta del

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261. T. Dobzhansky, Mankind Evolving, p. 138.

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sistema del mundo en que vivimos, nos es imposible y será imposible para todoslos tiempos. Si en algún momento de la evolución de la humanidad se compusie-ra un tal sistema definitivo y concluso de las conexiones del mundo físico, espiri-tual e histórico, quedaría con ello cerrado el reino del conocimiento humano, yquedaría también cortada la posterior evolución histórica a partir del momento enque la sociedad se encontrara instituida de acuerdo con aquel sistema: todo lo cuales un absurdo y un puro contrasentido.

“Los hombres se encuentran, pues, situados ante una contradicción: recono-cer, por una parte, el sistema del mundo de un modo completo en su conexión deconjunto, y, por otra parte, no poder resolver jamás completamente esa tarea,tanto por su propia naturaleza humana cuanto por la naturaleza del sistema delmundo. Pero esa contradicción no sólo arraiga en la naturaleza de los dos facto-res (mundo y hombre), sino que es además la palanca capital de todo el progresointelectual, y se resuelve diariamente y constantemente en la evolución progresi-va infinita de la humanidad, del mismo modo que, por ejemplo, determinadosejercicios matemáticos se resuelven en una sucesión infinita o en una fraccióncontinua. De hecho, toda reproducción mental del sistema del mundo queda limi-tada objetivamente por la situación histórica, y subjetivamente por la constitu-ción física y espiritual de su autor”262.

PREJUICIOS CONTRA LA DIALÉCTICA

Los descubrimientos científicos de los cien años transcurridos desde la muerte deEngels confirman plenamente su afirmación de que “en última instancia, lanaturaleza funciona de forma dialéctica”.

“Cuando sometemos a la consideración del pensamiento la naturaleza o la his-toria humana, o nuestra propia actividad espiritual”, escribió Engels, “se nos ofre-ce por de pronto la estampa de un infinito entrelazamiento de conexiones e inte-racciones, en el cual nada permanece siendo lo que era, ni como era ni donde era,sino que todo se mueve, se transforma, deviene y perece. Esta concepción delmundo, primaria e ingenua, pero correcta en cuanto a la cosa, es la de la antiguafilosofía griega y ha sido claramente formulada por vez primera por Heráclito:todo es y no es, pues todo fluye, se encuentra en constante modificación, sumidoen constante devenir y perecer”263.

Comparemos esto con la siguiente cita de Hoffmann: “En el mundo delcuanto, las partículas están apareciendo y desapareciendo incesantemente. Loque podríamos pensar que es un espacio vacío es una nada fluctuante, hormi-gueante, con fotones que aparecen de ninguna parte y se desvanecen casi altiempo de nacer, con electrones provocando espuma brevemente en el mons-

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262. Engels, Anti-Dühring, pp. 37-38.263. Ibíd., p. 20.

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truoso océano para crear pares electrón-protón evanescentes y varias partículasmás añadiéndose a la confusión”264.

El surgimiento de la teoría del caos indica una reacción contra el reduccio-nismo osificado del pasado. Sin embargo, se ha prestado bien poca atención altrabajo pionero de Hegel, Marx y Engels. Este llamativo hecho se explica engran medida por los prejuicios ampliamente difundidos contra la dialéctica, enparte como reacción contra la forma mística en que la escuela idealista presentóla dialéctica después de la muerte de Hegel, pero principalmente debido a suconexión con el marxismo. Se ha descrito la dialéctica de Hegel como “el álge-bra de la revolución”. Si se acepta la validez de la ley de la transformación dela cantidad en calidad en física y química, el siguiente paso sería aplicarla a lasociedad, con los resultados más desastrosos para los defensores del ordensocial existente.

Los escritos científicos de Marx y Engels no se pueden separar de su teoríarevolucionaria de la historia (materialismo histórico) ni de sus análisis de lascontradicciones del capitalismo, que obviamente no son muy populares entre losque actualmente tienen en sus manos no sólo el monopolio del poder económi-co, político y mediático, sino también las riendas de las universidades, los pro-yectos de investigación y las carreras académicas. ¿Es sorprendente que el mate-rialismo dialéctico sea un tema tabú, sobre el que se mantiene una conspiraciónde silencio excepto para denunciarlo como acientífico, para gente que nunca haleído ni una sola línea de Marx o de Engels? Es cierto que un pequeño númerode almas valientes han planteado la contribución del marxismo a la filosofía dela ciencia, pero incluso esas menciones van frecuentemente de la mano de todotipo de calificativos, intentando demostrar que la dialéctica puede ser válida paraun campo científico determinado, pero no como proposición general.

En la actualidad, la idea del cambio, de la evolución, ha penetrado profunda-mente en la conciencia popular, aunque generalmente se concibe como un proce-so lento, gradual, ininterrumpido. Como Trotsky planteó, “la lógica de Hegel es lalógica de la evolución. Sólo que no debe olvidarse que el concepto mismo de‘evolución’ ha sido completamente corrompido y castrado por los profesores uni-versitarios y escritores liberales, que con ello se refieren al ‘progreso’ pacífico”.

En política, este prejuicio común encuentra su expresión en la teoría del gra-dualismo reformista, en el que el hoy es mejor que el ayer y el mañana será mejorque el hoy. Desgraciadamente la historia humana, en particular la del siglo XX,proporciona pocos ejemplos reconfortantes para los defensores de este enfoquede los procesos sociales tan tranquilizador. La historia conoce largos períodos decambio gradual, pero éste no es de ninguna manera un proceso continuo y uni-forme. Se ve interrumpido por todo tipo de explosiones y catástrofes: guerras,crisis económicas, revoluciones y contrarrevoluciones. Negarlo sería negar loque es evidente para todo el mundo. Así pues, ¿cómo consideramos estos fenó-

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264. B. Hoffmann, op. cit., p. 210.

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menos? ¿Como ataques repentinos de locura colectiva? ¿Como “desviaciones”de la “norma” gradualista? ¿O, por el contrario, hay que verlos como parte inte-gral del proceso de desarrollo social; no accidentes, sino el resultado necesariode las tensiones y presiones que gradual e invisiblemente se van acumulando enla sociedad y que, antes o después, saldrán a la superficie, de la misma maneraque las presiones que se van acumulando en una falla de la corteza terrestre pro-vocan un terremoto?

Cualquier intento de desterrar la contradicción de la naturaleza, de suavizarsus duras aristas, de sujetarla a las ordenadas leyes de la lógica formal al igualque los jardineros de Versalles sometieron la naturaleza salvaje a las leyes dela genética, está destinado al fracaso. Intentos de este tipo pueden ser tranqui-lizadores, pero son totalmente inservibles para llegar a una comprensión delmundo real. Y lo que es cierto para la naturaleza animada e inanimada, tambiénlo es para la historia de la propia humanidad, a pesar de los tozudos esfuerzospor demostrar lo contrario. La historia de la sociedad revela las mismas ten-dencias: contradicciones internas que impulsan el desarrollo, ascenso y caídade diferentes sistemas socioeconómicos, largos períodos de gradual evoluciónsocial interrumpidos por levantamientos repentinos, guerras y revoluciones quese dan en cada encrucijada de todo desarrollo histórico importante. ¿Se puedenegar la importancia de estos sorprendentes fenómenos calificándolos demeros accidentes, desviaciones temporales y desafortunadas de la supuesta“norma” evolutiva, o de prueba irrefutable de la estupidez o maldad inherenteal ser humano?

Si ése es el caso, tenemos que abandonar cualquier aspiración a alcanzar unacomprensión racional del desarrollo humano. Nos veríamos obligados a hacer-nos eco de la opinión de Edward Gibbon, autor de Historia de la decadencia yruina del Imperio Romano, que describía la historia como “poco más que elregistro de los crímenes, los desatinos y desgracias de la humanidad”. Pero si,como creemos firmemente, la historia se rige por las mismas leyes dialécticasque podemos observar en la naturaleza —¿por qué debería reclamar el génerohumano el dudoso “privilegio” de estar totalmente exento de las leyes objetivasdel desarrollo?—, entonces los modelos históricos empiezan por primera vez atener sentido. Se pueden explicar. Incluso, dentro de ciertos límites, se puedenprever (aunque las predicciones de fenómenos complejos no son tan sencillascomo las que sólo implican procesos lineales simples). Esto tanto se puede apli-car a la predicción de un terremoto como a la anticipación de los procesos socia-les. No se puede decir con certeza cuándo habrá un terremoto catastrófico enCalifornia, pero sí que lo habrá con total seguridad.

A pesar de los extenuantes esfuerzos por negar la validez de la dialéctica, éstasiempre se venga de sus más duros detractores. La conservadora comunidadgeológica se ha visto obligada a aceptar la deriva continental y el nacimiento y lamuerte de los continentes, de lo que una vez se rieron a carcajada limpia. Los bió-logos se han visto obligados a aceptar que la vieja idea de la evolución como un

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proceso gradual e ininterrumpido es unilateral y falsa, y que en realidad se da através de saltos cualitativos catastróficos, en los que la muerte (extinción) se con-vierte en la precondición para el nacimiento (nuevas especies).

A cada momento, la riqueza del mundo material proporcionada por las cien-cias naturales empuja a los científicos a adoptar conclusiones dialécticas. Sinembargo, enseguida se sienten incómodos porque se dan cuenta de las implica-ciones potencialmente “subversivas” de este tipo de ideas. En este punto recurrena todo tipo de disculpas y subterfugios para cubrirse las espaldas. La escapatoriahabitual es alegar ignorancia en todo lo referente a la filosofía. Como “el amor queno se atreve a decir su nombre” de Oscar Wilde, estos autores, tan elocuentessobre cualquier tema sobre la faz de la Tierra, se ven incapaces de pronunciar laspalabras materialismo dialéctico. Como máximo, insisten, el materialismo dialéc-tico es válido en su campo concreto, pero no tiene ninguna aplicación en la cien-cia o, ¡Dios nos libre!, en la sociedad.

Es sorprendente que incluso los defensores de la teoría del caos, que se acer-can bastante a las posiciones dialécticas, demuestren una total ignorancia acercadel marxismo. Así, Ian Stewart y Tim Poston escribían en Analog (noviembre1981) lo siguiente:

“Las ‘inexplorables leyes de la física’, sobre las que por ejemplo Marx intentóbasar sus leyes de la historia, nunca han existido en realidad. Si Newton no podíapredecir el comportamiento de tres bolas, ¿podría predecir Marx el de tres personas?Cualquier regularidad en el comportamiento de gran cantidad de partículas o degente tiene que ser estadística, y eso tiene un sabor filosófico bastante diferente”265.

Esto está completamente fuera de lugar. Marx no basó en absoluto su modelode la historia en las leyes de la física. Las leyes del desarrollo social se tienen quederivar de un estudio laborioso de la propia sociedad. Marx y Engels dedicaron elgrueso de sus vidas a ese estudio, basándose en una enorme cantidad de datosempíricos cuidadosamente recopilados, como el examen más superficial de lostres tomos de El capital puede demostrar. Por cierto, tanto Marx como Engels eranenormemente críticos con el determinismo mecánico, en particular con Newton.Intentar establecer un paralelismo entre el método de Marx y el de Newton yLaplace no tiene ninguna base.

Cuanto más se acerca la teoría del caos a un análisis de la sociedad actual,mayor es el potencial de llegar a comprender las contradicciones del capitalis-mo: “Pero en Estados Unidos, el ideal es la máxima libertad individual, o comoplantea Arthur [Brian Arthur, economista y uno de los teóricos de la compleji-dad], ‘que cada cual sea su propio John Wayne y vaya por ahí con sus pistolas’.Por mucho que en la práctica este ideal se halle comprometido, sigue teniendoun poder mítico.

“Pero los beneficios crecientes cortan hasta la raíz este mito. Si pequeñosacontecimientos casuales pueden encerrarte en cualquiera de los muchos resul-

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265. Citado en I. Stewart, op. cit., p. 40.

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tados posibles, entonces el resultado que se selecciona realmente puede no serel mejor. Y eso significa que la máxima libertad individual —y el libre merca-do— puede no producir el mejor de los mundos posibles. Por lo tanto, defen-diendo los beneficios crecientes, Arthur, inocentemente, estaba metiéndose enun terreno minado”266.

Stephen J. Gould, que ha hecho importantes contribuciones a la actual teoríade la evolución, es uno de los pocos científicos occidentales que ha reconocidoabiertamente los paralelismos entre su teoría del equilibrio puntuado y el mate-rialismo dialéctico. En El pulgar del panda dice lo siguiente:

“Si el gradualismo es más un producto del pensamiento occidental que unhecho de la naturaleza, entonces deberíamos tener en cuenta filosofías del cambioalternativas para aumentar el reino de nuestros prejuicios limitadores. En la UniónSoviética, por ejemplo, se educa a los científicos con una filosofía del cambiomuy diferente —las llamadas leyes dialécticas, reformuladas por Engels a partirde la filosofía de Hegel—. Las leyes dialécticas son explícitamente puntuacionis-tas. Hablan, por ejemplo, de la ‘transformación de la cantidad en calidad’. Estopuede sonar a fetiche, pero sugiere que el cambio se produce en grandes saltos quesuceden a una pequeña acumulación de presiones que un sistema puede resistirhasta que llega a un punto de ruptura. Calienta el agua y llegará un punto en queentrará en ebullición. Oprime más y más a los trabajadores y provocarás una revo-lución. Eldredge y yo estábamos fascinados al descubrir que los paleontólogossoviéticos apoyaban un modelo similar a nuestro equilibrio puntuado”.

Después de todo, la paleontología y la antropología sólo están separadas porun muro muy fino de las otras ciencias históricas y sociales, que tienen implica-ciones políticas potencialmente peligrosas para los defensores del statu quo.Como dijo Engels, cuanto más se acercan a las ciencias sociales, menos objetivosy más reaccionarios se vuelven. Por lo tanto es alentador que Stephen Gould hayallegado tan cerca de un punto de vista dialéctico, a pesar de su obvia precaución:

“Sin embargo, confesaré como creencia personal, que una visión puntuacio-nista puede coincidir con los tiempos de cambio biológico y geológico más cuida-dosamente y más frecuentemente que cualquiera de sus competidores, aunquesólo fuera porque sistemas complejos en un estado estacionario son comunes yaltamente resistentes al cambio”267.

En el siglo pasado, Marx dijo irónicamente que la mayoría de los científicosnatos eran “materialistas vergonzantes”. En la última mitad del siglo XX tenemosuna paradoja mayor. Muchos científicos que nunca han leído a Marx o Hegel hanllegado independientemente a muchas de las ideas del materialismo dialéctico.Estamos firmemente convencidos de que el futuro desarrollo de la ciencia confir-mará la importancia del método dialéctico, y los que fueron sus pionerosobtendrán finalmente el reconocimiento que se les ha negado.

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266. M. Waldrop, op. cit., p. 48.267. S. J. Gould, The Panda’s Thumb, pp. 153-54.

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CARICATURA ESTALINISTA

Un obstáculo serio en el camino de muchos de los que se acercaron a las ideas delmarxismo en el pasado fue el estalinismo, que tuvo efectos contradictorios. Poruna parte, los enormes éxitos de la economía planificada en la Unión Soviéticaatrajeron a muchos obreros e intelectuales occidentales. Científicos importantes,como el biólogo británico J. B. S. Haldane, fueron atraídos por el marxismo yempezaron a aplicarlo en sus investigaciones, con resultados prometedores. Apa-recieron toda una serie de libros intentando explicar los últimos descubrimientosde la ciencia en un lenguaje comprensivo. Los resultados fueron desiguales, peroesta literatura era infinitamente preferible al tipo de material embaucador produ-cido para el consumo popular hoy en día.

Sin duda los avances sin precedentes de la cultura, la ciencia y la educaciónen la Unión Soviética sirvieron como punto de referencia no sólo para el movi-miento obrero internacional, sino para los mejores intelectuales y científicos deOccidente. Estos logros demostraron el potencial de la economía planificada ynacionalizada, a pesar de las monstruosas deformaciones burocráticas que en úl-tima instancia lo minaron. La situación actual representa un enorme contraste. Elintento de restaurar la “economía de mercado” tras la caída de la URSS ha pro-vocado un espantoso colapso de las fuerzas productivas y la cultura. Se ha lan-zado una ofensiva mundial contra las ideas de la economía planificada, el mar-xismo y el socialismo. Los enemigos del socialismo se han aprovechado de loscrímenes del estalinismo para manchar el nombre del marxismo. Tratan de con-vencer a la gente de que la revolución no vale la pena y que, por lo tanto, esmejor conformarse con el gobierno de los grandes bancos y los monopolios,aceptar el paro masivo y la caída de los niveles de vida, debido a que su-puestamente no hay otra alternativa.

En realidad lo que fracasó en Rusia no fue el socialismo, sino una caricaturaburocrática del socialismo. Un sistema totalitario y burocrático es incompatiblecon un régimen de economía planificada y nacionalizada que, como Trotsky escri-bió en 1936 en La revolución traicionada, necesita la democracia al igual que elcuerpo humano necesita el oxígeno. Sin la participación activa y consciente de lapoblación a todos los niveles, sin libertad total de crítica, discusión y debate, irre-mediablemente se llegaría a una pesadilla de burocracia, corrupción, obstruccióny mala gestión, que al final inevitablemente minaría las bases de la economía pla-nificada. Esto es precisamente lo que pasó en la antigua Unión Soviética, tal ycomo los marxistas predijimos hace décadas.

El régimen totalitario del estalinismo, con sus acompañantes inevitables(corrupción, conformismo y servilismo) tuvo efectos muy negativos sobre laciencia y las artes. A pesar del enorme impulso que la Revolución de Octubre yla economía planificada que de ella surgió dieron a la educación y la cultura, ellibre desarrollo de la ciencia se vio asfixiado por el régimen burocrático. Más queninguna otra faceta de la sociedad, la ciencia y las artes necesitan una atmósfera

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de libertad intelectual, libertad de pensamiento, de expresión, de explorar, deequivocarse. Ante la falta de estas condiciones, el pensamiento creativo se mar-chita y muere. Así, la URSS, con más científicos (y buenos) que Estados Unidosy Japón juntos, fue incapaz de conseguir los mismos resultados que Occidente, ygradualmente empezó a ir por detrás en toda una serie de terrenos.

Una de las cosas que creó todo tipo de concepciones incorrectas sobre el mar-xismo fue la manera en que lo presentaban los estalinistas. La élite dirigente nopodía permitir la libertad de pensamiento y crítica en ningún terreno. En manosde la burocracia, la filosofía marxista (diamat, como la denominaba) se convir-tió en un dogma estéril, una variedad de sofisma con el que los dirigentes estali-nistas justificaban cada giro imprevisto. Según Lefebvre, las cosas llegaron hastatal punto que el alto mando del ejército soviético insistió en que se reintrodujesela lógica formal en el plan de estudios de las academias militares, debido a la ver-gonzosa confusión que habían provocado los profesores del llamado diamat. Almenos las lecciones de lógica enseñarían a los cadetes el abecé del razonamien-to. Este pequeño episodio es suficiente para exponer la caricatura estalinista delmarxismo.

Bajo Stalin, los científicos se vieron obligados a aceptar sin rechistar esa ca-ricatura rígida y sin vida, junto con toda una serie de teorías carentes de todabase científica, simplemente porque a la burocracia le parecían bien, como la“teoría” genética de Lysenko. Esto, hasta cierto punto, desacreditó el ma-terialismo dialéctico entre la comunidad científica e impidió una aplicación cre-ativa y fructífera del método dialéctico a diferentes campos de la ciencia, quehubiese posibilitado serios avances tanto en la propia ciencia como en unamayor elaboración de las ideas filosóficas que Marx y Engels explicaron enlíneas generales, pero dejaron a las futuras generaciones la tarea de desarrollary completar los detalles.

Es una condena del régimen estalinista el que durante más de seis décadas,con todos los recursos de la Unión Soviética a su disposición, la burocracia fueseincapaz de introducir una sola idea original en el arsenal teórico del marxismo.A pesar de las enormes ventajas de la economía planificada, que creó una indus-tria y tecnología poderosas, fueron incapaces de añadir nada nuevo a losdescubrimientos de Carlos Marx trabajando en solitario en la biblioteca delMuseo Británico.

A pesar de todo, los beneficios de la economía planificada posibilitaron unimportante avance científico en muchos campos, que la actual avalancha de pro-paganda quisiera ocultar. Es más, en los campos en los que los científicosaplicaron el método del materialismo dialéctico se consiguieron resultadosinteresantes. Esto se demuestra en la teoría del caos, un área en la que los cientí-ficos soviéticos, influidos indudablemente por el materialismo dialéctico, ibanal menos dos décadas por delante de los occidentales. No es muy conocido quelas investigaciones originales sobre la teoría del caos se hicieron en la UniónSoviética, y esto dio un impulso a aquellos científicos occidentales que por

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separado estaban llegando a las mismas conclusiones, y cuyas ideas a su vezimpulsaron el desarrollo de la investigación soviética sobre el caos, comoGleick admite:

“El florecimiento del caos en Estados Unidos y Europa ha inspirado una enor-me cantidad de trabajo paralelo en la Unión Soviética; y asimismo ha provocadoperplejidad y desorientación indescriptibles, porque un buen retazo de la nuevaciencia no era novedad en Moscú. Los matemáticos y físicos soviéticos disfrutande sólida tradición en la investigación del caos, desde la obra de A. N. Kolmogo-rov, en la década de los 50. Además, tienen el hábito de colaborar, con el cual sehan salvado de la divergencia que separa a los de otras naciones”268.

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268. J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, pp. 81-84.

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19. Alienación y futuro de la humanidad

EL CAPITALISMO, EN UN CALLEJÓN SIN SALIDA

En el período de 1948 a 1973-74 hemos sido testigos de un desarrollo industrial ytecnológico sin precedentes. Sin embargo, los éxitos del capitalismo se están con-virtiendo ahora en su contrario. En el momento de escribir estas líneas hay ofi-cialmente veintidós millones de parados en los países capitalistas desarrollados dela OCDE, sin tener en cuenta los cientos de millones de parados y subempleadosen África, Asia y América Latina. Y no estamos ante el paro cíclico, temporal, delpasado. Es una úlcera crónica que corroe las entrañas de la sociedad. Como unaterrible epidemia, ataca a sectores sociales que se creían a salvo.

A pesar de los avances de la ciencia y la tecnología, la sociedad se encuentraa merced de fuerzas que no puede controlar. En vísperas del siglo XXI, la gentemira al futuro con creciente ansiedad. En lugar de las viejas certezas, lo que te-nemos es incertidumbre. Este malestar afecta principalmente y en primer lugar ala clase dominante y sus estrategas, que cada vez se dan más cuenta de que su sis-tema está en serias dificultades. La crisis del capitalismo se refleja en la crisisideológica, de los partidos políticos, las iglesias oficiales, la moral, la ciencia eincluso en lo que actualmente está sucediendo en la filosofía.

La propiedad privada y el Estado nacional son las dos camisas de fuerza queimpiden el desarrollo de la sociedad. Desde un punto de vista objetivo, las con-diciones para el socialismo mundial existen desde hace décadas. El factor decisi-vo que permitió al capitalismo superar parcialmente sus contradicciones fue eldesarrollo del comercio mundial, que contrastó vivamente con el caos económicodel período de entreguerras, cuando la intensificación de las rivalidades naciona-les se expresó a través de devaluaciones competitivas y guerras comerciales quellevaron al estrangulamiento de las fuerzas productivas dentro de los estrechoslímites de la propiedad privada y el Estado nacional. Como consecuencia, elperíodo de entreguerras fue un período de crisis, revoluciones y contrarrevolucio-nes, que culminó en la nueva carnicería imperialista de 1939-45.

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Después de 1945, la dominación del mundo por parte de EEUU, dictada porla necesidad de impedir la revolución en Europa y Japón y contener al bloquesoviético, les dio la oportunidad, a través del tratado de Bretton Woods y el GATT,de obligar a las demás potencias imperialistas a disminuir las barreras arancela-rias y eliminar obstáculos a la libre circulación de mercancías, creando en granmedida un mercado mundial unificado que, a su vez, permitió el enorme desarro-llo económico del período 1948-73, que aumentó el nivel de vida al menos paraun sector significativo de la población de los países capitalistas avanzados. Aveces, un hombre moribundo puede experimentar un acceso repentino de energía,que parece presagiar una recuperación completa pero que en realidad es sólo elpreludio de una nueva y fatal recaída. Períodos así son inevitables incluso en unaépoca de declive capitalista, si no se derroca el orden social existente.

Sin embargo, todos los fuegos de artificio del crecimiento económico, quesuponen muchos billones de dólares en cuatro décadas, no han cambiado el carác-ter del capitalismo ni han aliviado sus contradicciones. El largo período de creci-miento de 1948-73 ya se terminó. El pleno empleo, el crecimiento de los niveles devida y el Estado del bienestar son cosa del pasado. A lo que nos enfrentamos ahoraes al estancamiento económico, la recesión y la crisis de las fuerzas productivas.

Los dueños del capital ya no están interesados en invertir en la actividad pro-ductiva. El fallecido Akio Morita, que fue presidente de Sony, advirtió repetida-mente durante los años 80 del peligro mortal que representaba para el capitalismola tendencia a pasar de la industria productiva al sector servicios. Desde los años50, Estados Unidos ha perdido la mitad de sus puestos de trabajo industriales,mientras que tres cuartas partes de los empleos están en el sector servicios. EnGran Bretaña, relegada ahora a potencia imperialista de tercera clase, existe unatendencia similar. En un artículo en Director (febrero de 1988), Morita declaraba:

“Me gustaría sugerir que esta tendencia, lejos de ser la maduración progresi-va de una economía madura y algo que haya que apoyar, es destructiva. Porque,a largo plazo, una economía que pierda su base industrial ha perdido su centrovital. Una economía basada en el sector servicios no tiene fuerza motriz. Así, lacomplacencia respecto a pasar de la industria al abrigo de los servicios de alta tec-nología, en los que los obreros se sientan delante de un ordenador e intercambianinformación todo el día, está totalmente fuera de lugar. Esto se debe a que sólo laindustria crea algo nuevo, elabora productos cuyo valor es superior al de las mate-rias primas de las que están hechos. Tendría que ser obvio que en una economíalos servicios son subsidiarios y dependientes de la industria”.

En lugar de crear puestos de trabajo y aumentar la riqueza de la sociedad, losgrandes monopolios están dedicando enormes recursos a la especulación en losmercados monetarios, organizando OPAs hostiles y todo tipo de actividades para-sitarias. Morita también planteó: “Los hombres de negocios están fascinados conel juego de las bolsas extranjeras. Han descubierto que produce beneficios rápi-dos sin necesidad de invertir en un negocio productivo. Incluso algunas empresasindustriales se han pasado al imperio de la Bolsa. La gente que se pasa la vida

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encorvada delante de un monitor en el que salen los datos de las últimas transac-ciones bursátiles viven en su propio mundo. No tienen lealtades. No producennada. No crean ninguna idea nueva. Mueven hasta 200.000 millones de dólarescada día en Londres, Nueva York o Tokio. Esto es un montón de fichas de póquer,significativamente más que el valor real de los bienes que se compran y vendenen un día. Equivale a tener un montón de agua en la sala de máquinas”.

Morita comparó esta situación del capitalismo mundial con jugar al póquer enun barco que se está hundiendo, y llegó a la siguiente conclusión: “Es un juegoimpetuoso, muy excitante, pero las pérdidas y ganancias en la mesa de póquer nooscurecen el hecho realmente preocupante de que el barco se está hundiendo ynadie se da cuenta”.

Desde que Morita escribió estas líneas, la situación ha empeorado. El enormemercado mundial de derivados ha alcanzado la sorprendente cifra de 25 billonesde dólares y está completamente fuera de control. Comparado con esto, la burbu-ja de los mares del Sur* fue un juego de niños. Es andar apostando a escala colo-sal y demuestra la falta de solidez del capitalismo mundial, que podría acabar enun nuevo colapso financiero de las dimensiones del de 1929.

SIGUEN LAS CONTRADICCIONES

En 1848, Marx y Engels predijeron que el capitalismo se desarrollaría como un sis-tema mundial, como ha sucedido durante el siglo XX con una precisión de labora-torio. La aplastante dominación del mercado mundial es la característica másimportante de la época. Tenemos una economía mundial, una política mundial, unadiplomacia mundial, una cultura mundial, guerras mundiales —dos en los últimoscien años, una de las cuales casi extingue la llama de la civilización humana—. Sinembargo, la globalización económica no conlleva una disminución de los pro-blemas, sino, al contrario, una enorme intensificación de las contradicciones.

En la última década del siglo XX, a pesar de todas las maravillas de la cienciamoderna, dos tercios de la humanidad viven al borde de la barbarie. Enfermeda-des comunes como la diarrea y el sarampión, que se podrían evitar con una sim-ple vacuna, matan a siete millones de niños anualmente. Medio millón de muje-res mueren cada año por complicaciones en el embarazo y el parto, y quizás otras200.000 al abortar. Los países ex coloniales gastan en sanidad una media de 41dólares per cápita, frente a los 1.900 de los países avanzados.

Según informes de la ONU, la Tierra tendrá más de seis mil millones de habi-tantes en el año 2000, la mitad menores de veinte años. Sin embargo, la mayoríasufre paro, falta de educación básica y servicios médicos elementales, superpo-blación y malas condiciones de vida. Unos cien millones de niños entre 6 y 11años no están escolarizados, dos tercios de ellos niñas. Por cierto, Unicef calcula

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* Crisis especulativa de la Bolsa inglesa en el siglo XVIII.

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que en Estados Unidos el 20% de los niños viven por debajo del umbral de lapobreza. La situación en el Tercer Mundo ha alcanzado niveles realmente horri-bles. Cien millones de niños viven en las calles. En Brasil este problema se está“resolviendo” con una campaña de exterminio de niños por parte de policías yescuadrones de la muerte, por el único crimen de ser pobres. Atrocidades simila-res se cometen contra la gente sin hogar en Colombia. No hace mucho se descu-brió que una gran cantidad de hombres, mujeres y niños que vivían en las calleshabían sido asesinados y sus cuerpos vendidos a la Universidad de Bogotá paraser diseccionados por los estudiantes de medicina. Semejantes historias, quehorrorizan a la gente civilizada, son la expresión más extrema de la amoralidad deuna sociedad que trata a los seres humanos como meras mercancías.

Un millón de niños han sido asesinados, cuatro millones seriamente heridos ycinco millones son refugiados o huérfanos como resultado de las guerras de laúltima década. En muchos países ex coloniales es común el trabajo infantil, lasmás de las veces en condiciones de esclavitud. Las protestas hipócritas de losmedios de comunicación occidentales no impiden que el producto de este trabajollegue a los mercados occidentales y vaya a engrosar los bolsillos de “respetables”compañías occidentales. Un ejemplo típico, publicado recientemente, fue el casode una fábrica de cerillas en la que mayoritariamente niñas trabajaban con pro-ductos tóxicos un total de 60 horas seis días a la semana, por tres dólares. En unacarta en The Economist (15/9/93) se planteaba que “los padres se dan cuenta delvalor de la educación para el futuro de sus hijos, pero a menudo su pobreza es tandesesperada que no pueden salir adelante sin los salarios de sus hijos”.

La principal razón de la creciente pobreza del Tercer Mundo es el saqueo agran escala de sus recursos a través del intercambio comercial y los tres billonesde dólares de deuda externa con los grandes bancos occidentales. Sólo para poderpagar los intereses de la deuda, estos países tienen que exportar la comida que supropia población necesita y sacrificar su educación y salud. Según UNICEF, lospagos de la deuda han provocado que los ingresos del Tercer Mundo hayan caídoun 25%; el gasto sanitario, un 50% y el gasto educativo, un 25%. A pesar de lashipócritas lamentaciones, economistas brasileños han demostrado que la destruc-ción de la selva amazónica está provocada principalmente por la necesidad deconseguir dinero gracias a la exportación de los productos agrícolas y ganaderos,como carne de ternera, obtenidos en las tierras conquistadas a la selva. La finan-ciación de estos proyectos de exportaciones proviene del Banco Mundial y otrosorganismos financieros internacionales.

En el sentido literal de la palabra, la humanidad está en una encrucijada. Poruna parte, existe el potencial para construir un paraíso en este mundo. Por otra,elementos de barbarie amenazan con inundar el planeta. Y además tenemos lasamenazas para el medio ambiente. En su loca búsqueda de beneficios, las grandesmultinacionales están arrasando el planeta. Cada año se destruyen cerca de100.000 kilómetros cuadrados de selva tropical, una superficie más grande queEscocia. Se puede especular sobre la causa de la extinción de los dinosaurios, pero

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no hay duda de las causas de la actual catástrofe: el ansia incontrolada de benefi-cios y la anarquía de la producción capitalista.

Incluso científicos que no tienen nada que ver con el socialismo se han vistoobligados a sacar la conclusión (perfectamente lógica, si nos paramos a pensarlopor un momento) de que la única solución es algún tipo de economía planificadainternacionalmente. Sin embargo, esto es imposible bajo el capitalismo. For-malmente cuarenta países han aceptado la iniciativa medioambiental Estrategiapara la conservación mundial, pero sin una federación socialista mundial sólo espapel mojado. Los intereses de los grandes monopolios son los que deciden.

Pero todo esto no es en absoluto inevitable. Todas las terribles predicciones,empezando por las de Malthus, sobre la situación sin remedio de la humanidad sehan demostrado falsas. El potencial para el desarrollo humano es ilimitado. Exis-ten las condiciones, incluso ahora, para eliminar el hambre de la faz de la Tierra.En Europa Occidental y Estados Unidos, la productividad agrícola ha llegado a talnivel que se paga a los granjeros para que no produzcan. Se deja de cultivar tierrafértil, se arroja el trigo al mar o se mezcla con tinte para estropearlo, hay montañasde carne, mantequilla o leche que no se pueden consumir, en España se arrancandeliberadamente los olivos. Y al mismo tiempo hay 450 millones de personas enel mundo que sufren malnutrición o mueren de hambre.

A principios del próximo siglo, los países de la cuenca del Pacífico proba-blemente representarán la mitad de la producción mundial. La economía mundialestará en sus manos. Durante siglos, los europeos se han considerado el centro delmundo. Pero hablando objetivamente, esta idea no tiene más base que la idea deTolomeo de que la Tierra era el centro del universo. Ya en 1920 Trotsky predijoque el centro de gravedad de la historia mundial pasaría del Atlántico al Pacífico.La siguiente fase de la historia humana verá a los millones de asiáticos realizartodo su potencial, como parte de la Federación Socialista Mundial.

EL FLAGELO DEL DESEMPLEO

El trabajo es la principal actividad de nuestra vida. Nos preparamos para éldesde pequeños. Nuestra escolarización está vinculada a él. Pasamos toda nues-tra vida activa implicados en él. Sobre el trabajo reposa toda la sociedad. Sin élno habría comida, ni ropas, ni un techo, ni escuelas, ni cultura, ni arte ni cien-cia. Realmente el trabajo es vida. Negar a alguien el derecho al trabajo no essólo negarle el derecho a un mínimo nivel de vida; es privarle de la dignidadhumana, separarle de la sociedad civilizada, hacer su vida inútil y sin sentido.El desempleo es un crimen contra la humanidad. La creación de una especie desubclase en los barrios deprimidos de las ciudades estadounidenses y de otrospaíses es una condena de la sociedad moderna. Las siguientes citas revelan elmiedo de los estrategas más conscientes del capital ante las tendencias a ladesintegración social en Occidente:

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“La concentración de poblaciones crecientes de gente empobrecida y descon-tenta en las ciudades, que dependen de infraestructuras vulnerables, está fraguadade peligros. Y no es el menor de ellos la fuerte posibilidad de que la solidaridadsocial que subyace en el Estado del bienestar se rompa en los próximos años. Loscostes cada vez mayores de apoyar a poblaciones dependientes pondrán a pruebala paciencia de los más exitosos en una recesión económica (...) Pero ése es unproblema para el próximo siglo”.

“El Estado del bienestar ha entrado en quiebra en términos evolutivos. Lasmujeres de la subclase dan a luz un 60% más de niños que las mujeres de clasemedia (negras o blancas). Pero incluso esta estadística subestima el impacto sobrela población. Las mujeres de la subclase no sólo tienen más niños, sino que tam-bién dan a luz a edades más jóvenes, llevando a un incremento geométrico de lapoblación de la subclase a lo largo del tiempo”.

Rees-Mogg, que se consuela con la ilusión de que “el marxismo ha muerto”,es la voz de los políticos abiertamente reaccionarios, recordando vívidamente alos maltusianos de la época victoriana:

“Están [los pobres] instigados al desperdicio de sus vidas por los incentivos per-versos de los programas sociales, que imponen tasas de impuestos reales del 100%,o más, sobre los que se salen del subsidio para empezar a trabajar. En muchos casos,el valor total de los vales de comida, las ayudas a los alquileres, los subsidios, ayu-das de ingresos y asistencia sanitaria gratuita y otros servicios superan el ingreso des-pués de impuestos que se puede obtener en un puesto de trabajo no cualificado. Y sepueden conseguir ayudas, por definición, con poco o nada de esfuerzo diario. No tetienes que levantar por la mañana y correr entre una masa de gente que va al traba-jo para asegurarte un medio de vida (...) La aplicación laxa de la ley también haceque el analfabetismo, la indolencia y la ilegitimidad sean más atractivas. Los niñosque pueden conseguir cien dólares a la hora como ladrones o traficantes de drogases menos probable que se impresionen por los rigores de aprender a leer o mantenerun trabajo de salario mínimo que les pueda resultar útil sólo en el futuro”269.

Los mismos presagios se extienden entre los estrategas del capital al otro ladodel Atlántico. El conocido economista norteamericano John Kenneth Galbraith, adiferencia de Rees-Mogg, es políticamente un liberal, pero llega a conclusionessimilares. En su último libro, La cultura de la satisfacción, lanza una seria adver-tencia del explosivo conflicto social que está surgiendo de las divisiones de lasociedad norteamericana:

“Sin embargo, la posibilidad de una revuelta de las clases inferiores, demasia-do inquietante como para despreocuparse, existe y aumenta con fuerza. Huboestallidos en el pasado, especialmente los grandes disturbios en los barrios a fina-les de los 60, y existen numerosos factores que pueden llevar a una repetición.

“En especial, ha quedado claro que la tranquilidad ha dependido de una com-paración con la incomodidad anterior. Con el tiempo esta comparación se des-

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269. W. Rees-Mogg y J. Davidson, op. cit., pp. 294-95, 183 y 273.

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vanece, y también con el tiempo la pasada promesa de escapar de una relativa pri-vación, en un movimiento ascendente, disminuye. Esta sería especialmente laconsecuencia de una ralentización o disminución de la economía, e incluso másen una recesión prolongada o depresión. Las oleadas sucesivas de trabajadoresque acudieron a las plantas automovilísticas de Detroit (refugiados de las tierrasganaderas adyacentes de Michigan y Ontario y más tarde los blancos pobres delos Apalaches) aumentaron su nivel. Muchos de los que vinieron del sur para sus-tituirles están ahora instalados en el paro endémico. Nadie debería sorprenderse siesto, algún día, alimentase una reacción violenta. Siempre ha sido una creencia dela gente acomodada que la que no lo es acepta pacíficamente, incluso gustosa-mente, su destino. Esta idea podría verse súbita y sorprendentemente refutada”270.

ALIENACIÓN

El mundo no es una colección de individuos aislados;todos están de alguna manera u otra conectados losunos con los otros.

Aristóteles

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. / Cadahombre es una pieza del continente, una parte del todo. /Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europaqueda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casade uno de tus amigos, o la tuya propia. / Ninguna personaes una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque meencuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca pre-guntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

John Donne,Devociones para ocasiones emergentes, nº XVIII

Los seres humanos se convierten en tales separándose de su naturaleza pura-mente animal, es decir, inconsciente. Incluso los animales más complejos no pue-den alcanzar los logros del género humano, que le permiten sobrevivir y prospe-rar en las condiciones y climas más variados, bajo el mar, en el cielo e incluso enel espacio. Los seres humanos se han elevado por encima de su estado “natural”,zoológico, han conseguido un dominio sin precedentes del entorno. Sin embar-go, paradójicamente, los humanos siguen controlados por fuerzas que escapan asu control. La llamada “economía de mercado” se basa en la premisa de que lagente no controla sus vidas y destinos, son marionetas en manos de fuerzas invi-sibles que, como los caprichosos e insaciables dioses del pasado, lo gobiernan

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270. J. K. Galbraith, The Culture of Contentment, pp. 170-71.

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todo sin orden ni concierto. Estos dioses tienen sus sumos sacerdotes, que dedi-can sus vidas a su servicio. Habitan en los bancos y las bolsas, con sus ritualeselaborados, y sacan enormes beneficios. Pero cuando los dioses se enfadan, a lossacerdotes les entra el pánico, como una horda de bestias asustadas, e igualmen-te inconscientes.

Los antiguos romanos describían al esclavo como un “instrumento con voz”(instrumentum vocale). Hoy en día muchos obreros se podrían sentir identifica-dos con esta descripción. Se supone que vivimos en un mundo postmoderno, pos-tindustrial y postfordista. Pero en lo que atañe a las condiciones de la clase obre-ra, ¿qué ha cambiado? Las conquistas del pasado están siendo atacadas en todaspartes. En Occidente, el nivel de vida de la mayoría de la gente está siendo cer-cenado. El Estado del bienestar está siendo minado y el pleno empleo es unrecuerdo del pasado.

En todos el mundo, la sociedad está impregnada de un profundo sentimientode malestar. Éste empieza por arriba y penetra en todas las capas sociales. El sen-timiento de inseguridad, alimentado por el paro masivo, se ha extendido a secto-res de la clase obrera que antes se consideraban inmunes (profesores, médicos,enfermeras, funcionarios, encargados); nadie está a salvo. Los ahorros de lascapas medias, el valor de sus casas, están igualmente amenazados por movi-mientos incontrolados de los mercados monetarios y bursátiles. Las vidas demiles de millones de seres humanos están a merced de fuerzas ciegas que operana su capricho, haciendo que en comparación los dioses de la antigüedad parez-can racionales.

Hace décadas se predijo confiadamente que los adelantos de la ciencia y latecnología resolverían los problemas de la humanidad. En el futuro, la gente ya notendría que preocuparse de la lucha de clases, sino de qué hacer con su tiempo deocio. Estas predicciones no eran del todo descabelladas. Desde un punto de vistaestrictamente científico, no existe ninguna razón para no aplicar una reduccióngeneralizada de la jornada laboral, incrementando a la vez los niveles de vida y laproducción, gracias a una mejora de la productividad, derivada de la aplicación delas nuevas tecnologías. Pero la situación real es muy diferente.

Marx explicó hace tiempo que, bajo el capitalismo, la introducción de nuevamaquinaria, lejos de reducir la jornada laboral, tiende a prolongarla. En losprincipales países capitalistas podemos observar una presión implacable sobrelos trabajadores para que trabajen más horas por menos dinero. En su númerodel 24 de octubre de 1994, Time informaba de un brusco aumento de la eco-nomía estadounidense, con un incremento enorme de los beneficios: “Pero lostrabajadores se quejan de que para ellos sólo ha significado quedarse exhaus-tos. En toda la industria norteamericana, las compañías están utilizando lashoras extras para exprimir al máximo la fuerza laboral estadounidense: actual-mente la semana laboral media en la industria casi alcanza la cifra récord de 42horas, incluyendo 4’6 horas extras. ‘Los norteamericanos’, observa AudreyFreedman, un economista miembro del consejo de redacción de Time, ‘son los

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más trabajadores del mundo’. Las tres grandes compañías del sector delautomóvil han llevado esta tendencia hasta sus límites. Sus trabajadores hacenuna media de diez horas extras a la semana y trabajan una media de ocho horasseis sábados al año”.

El mismo artículo cita numerosos ejemplos, tanto de trabajadores de cuelloblanco como de cuello azul de muchas industrias diferentes, que se quejan de lashoras extras crónicas:

“Estoy haciendo el trabajo de tres personas’, dice Joseph Kelterborn, de 44años, que trabaja para la compañía de teléfonos Nynex en Nueva York. Su de-partamento, que instala y mantiene redes de fibra óptica, ha pasado de 27 a 20 tra-bajadores en los últimos años, en parte combinando lo que eran tres puestos sepa-rados (...) en una única categoría profesional. Como resultado, dice Kelterborn, amenudo trabaja cuatro horas extras al día y un fin de semana de cada tres. ‘Cuan-do llego a casa’, se queja, ‘no tengo tiempo más que para ducharme, cenar y dor-mir un poco; y enseguida a levantarse y vuelta a empezar”.

Como Marx planteó, el incremento de la utilización de maquinaria bajo elcapitalismo significa más horas de fatiga para los que tienen un puesto de traba-jo. Desde que empezó la recuperación económica tras la última recesión, en marzode 1991, la economía de estadounidense ha creado casi seis millones de puestosde trabajo, pero si las compañías hubiesen contratado al mismo nivel que en recu-peraciones anteriores, el incremento de puestos de trabajo hubiese llegado a ochomillones, o incluso más.

El artículo de Time añade: “De hecho, hay bastantes pruebas de que EstadosUnidos se está desarrollando como una sociedad de dos sectores. Mientras quelos beneficios de las empresas y los salarios de los ejecutivos están creciendorápidamente, los salarios reales [es decir, descontando la inflación] no están cre-ciendo en absoluto. De hecho, el gobierno ha informado que en el último año lamedia de ingresos familiares en EEUU cayó en 312 dólares, mientras que unmillón de personas más entró en las listas de pobres; el número de personas defi-nidas oficialmente como pobres representaba el 15’1% de la población estadou-nidense, en comparación con el 14’8% de 1992. Estos son acontecimientos sor-prendentes en el cuarto año de una recuperación económica que está ganandoterreno constantemente”.

En El manifiesto comunista, Marx y Engels plantearon que “el crecienteempleo de las máquinas y la división del trabajo quitan al trabajo del proletariotodo carácter propio, y le hacen perder con ello todo atractivo para el obrero. Éstese convierte en un simple apéndice de la máquina, y sólo se le exigen las opera-ciones más sencillas, más monótonas y de más fácil aprendizaje. Por tanto, lo quecuesta hoy día el obrero se reduce poco más o menos a los medios de subsisten-cia indispensables para vivir y para perpetuar su linaje. Pero el precio de todo tra-bajo, como el de toda mercancía, es igual a los gastos de producción. Por consi-guiente, cuanto más fastidioso resulta el trabajo, más bajan los salarios. Más aún,cuanto más se desarrollan la maquinaria y la división del trabajo, más aumenta la

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cantidad de trabajo, bien mediante la prolongación de la jornada, bien por elaumento del trabajo exigido en un tiempo dado, la aceleración del ritmo de lasmáquinas, etc.”271.

En una de las películas más famosas de Charles Chaplin, Tiempos modernos,tenemos una imagen gráfica de la vida en una cadena de montaje de una granfábrica en la década de 1930. La esclavización de la repetición sin fin de las mis-mas tareas monótonas convierte al ser humano en un apéndice de la máquina, un“instrumento con voz”. A pesar de todos los discursos sobre la “participación”, lascondiciones en las fábricas siguen siendo en gran medida las mismas. De hecho,la presión sobre los trabajadores ha aumentado constantemente en los últimosaños. Las pequeñas cosas que hacen la vida más agradable están siendo brutal-mente suprimidas. En Gran Bretaña, donde la fuerza de los sindicatos consiguióimportantes avances en el pasado, la hora de la comida ha pasado a la historia. Elcanciller Kohl informa a los trabajadores alemanes que van a tener que empezara trabajar los fines de semana. Y tenemos la misma situación en todas partes.

La nueva tecnología, en lugar de mejorar las condiciones de los trabajado-res industriales, está siendo utilizada para empeorar las de los trabajadores decuello blanco. En muchos bancos, hospitales y grandes oficinas, la situación delos empleados es cada vez más parecida a la que existe en las grandes fábricas.La misma inseguridad, la misma presión implacable sobre el sistema nervioso,el mismo estrés, que provocan problemas médicos, depresiones, ruptura de ma-trimonios, etc.

En los últimos años, los científicos han vuelto a la idea del “hombre-máqui-na”, de la mano de la robótica y la cuestión de la inteligencia artificial. Incluso hapenetrado en la conciencia popular, como vimos en películas del estilo de Termi-nator, en las que los seres humanos se enfrentan a autómatas ingeniosamenteconstruidos. Este fenómeno nos dice bastante de la psicología del período actual,caracterizado por una deshumanización general de la sociedad mezclada con lasensación de que los seres humanos no tienen un control sobre sus destinos y elmiedo a las fuerzas incontrolables que dominan las vidas de la gente. En contras-te, el intento de crear inteligencia artificial representa un nuevo avance de la cien-cia de la robótica, que, en una sociedad auténticamente racional, abre un enormehorizonte de progreso humano.

La sustitución del trabajo humano por maquinaria tecnológicamente avanzadaserá la clave de la mayor revolución cultural de la historia, a través de la reduc-ción generalizada de la jornada laboral. Sin embargo, aunque puedan realizar máseficazmente algunas operaciones concretas, no cabe pensar que las máquinas lle-guen a reproducir exactamente la inteligencia humana. No por razones místicas opor la supuesta existencia de un alma inmortal que nos hace productos únicos dela Creación, sino por la propia naturaleza del pensamiento, que es inseparable deotras actividades corporales humanas, empezando por el trabajo.

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271. Marx y Engels, El manifiesto comunista, pp. 45-46.

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MARX Y LA ALIENACIÓN

Incluso entre los afortunados que tienen un puesto de trabajo, nueve de cadadiez veces afrontan una tarea penosa y sin sentido. El tiempo de trabajo no seconsidera como parte de la vida. No tiene nada que ver contigo como ser huma-no. El producto de tu trabajo pertenece a otra persona, para la cual no eres másque “un factor de la producción”. La vida empieza en el momento en que ponesel pie fuera del puesto de trabajo y cesa en el momento en que vuelves a entrar.Este fenómeno fue explicado por Marx en sus Manuscritos económico-filosófi-cos de 1844:

“Ahora bien, ¿en qué consiste la enajenación del trabajo? En primer lugar enque el trabajo es algo externo al obrero, es decir, algo que no forma parte de suesencia, en que, por tanto, el obrero no se afirma, sino que se niega en su trabajo,no se siente bien, sino a disgusto, no desarrolla sus libres energías físicas y espi-rituales, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por tanto, el obrerosólo se siente en sí fuera del trabajo, y en éste se siente fuera de sí. Cuando traba-ja no es él, y sólo recobra su personalidad cuando deja de trabajar. No trabaja, portanto, voluntariamente, sino a la fuerza, su trabajo es un trabajo forzado. Norepresenta la satisfacción de una necesidad, sino que es, simplemente, un mediopara satisfacer necesidades extrañas a él. El carácter extraño del trabajo que rea-liza se manifiesta en toda su pureza en el hecho de que el trabajador huye de sutrabajo como de la peste, en cuanto cesa la coacción física o cualquier otra que leconstriñe a realizarlo. El trabajo externo, el trabajo en el que hombre se enajena,es un trabajo de autosacrificio, de mortificación. En definitiva, la exterioridad deltrabajo para el obrero se revela en el hecho de que no es algo propio suyo, sino deotro, de que no le pertenece a él y de que él mismo, en el trabajo, no se pertenecea sí mismo, sino que pertenece a otro. Lo mismo que en la religión la actividadhumana propia de la fantasía humana, del cerebro y el corazón humanos, obra conindependencia del individuo y sobre él, es decir, como una actividad ajena, divi-na o demoníaca, la actividad del obrero no es tampoco su propia actividad. Perte-nece a otro y representa la pérdida de sí mismo”272.

Así, para la gran mayoría, la vida se consume en una actividad que tiene po-co sentido para el individuo. En el mejor de los casos es tolerable; en el peor, untormento en vida. Incluso los que eligen trabajar enseñando a niños o cuidandoa enfermos se encuentran con que la satisfacción que reciben por su trabajo de-saparece en la medida en que las leyes del mercado entran también en escuelasy hospitales.

El sentimiento de que la sociedad ha llegado a un impasse no se limita a las“clases bajas”. También la clase dominante se está sintiendo cada vez más pesi-mista respecto al futuro. Uno busca en vano las grandes ideas del pasado, esa con-

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272. Marx y Engels, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, en Escritos económicos varios,pp. 65-66.

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fianza, ese optimismo. La constante jactancia de las supuestas maravillas de la“economía de libre mercado” suena cada vez más vacía, a medida que la genteempieza a darse cuenta de la situación real: millones de parados, ataques a losniveles de vida, acumulación de enormes fortunas a través de la especulación y lacorrupción, etc.

Es irónico que los defensores del orden social existente acusen al marxismode ser “materialista”, cuando la burguesía practica entusiásticamente el materia-lismo, pero no en el sentido filosófico de la palabra, sino en el vulgar: preocupa-ción excesiva por los bienes materiales. La búsqueda de beneficios a toda costa,la elevación de la codicia a la categoría de principio absoluto está en el centro detoda su cultura, es su auténtica religión. En el pasado se cuidaban de ocultarlo dela vista pública tanto como podían, escondiéndose detrás de una pantalla de mora-lismos hipócritas sobre el deber, el patriotismo, el trabajo honesto y todo lodemás. Ahora lo plantean abiertamente. En todos los países podemos observar unaepidemia sin precedentes de corrupción, mentiras, estafas, timos; no los pequeñosrobos de los delincuentes normales, sino el saqueo a gran escala perpetrado porhombres de negocio, políticos, jefes de policía y jueces. ¿Y por qué no? ¿No esnuestro deber hacernos ricos?

El credo del monetarismo eleva el egoísmo y la codicia a principio. Coge tantocomo puedas y como quiera que puedas, y que cada uno se las arregle como sea.Es la cultura del “pelotazo”. Esta es la esencia destilada del capitalismo. La ley dela selva traducida al lenguaje del vudú económico. Por lo menos tiene el méritode la simplicidad. Te dice clara y diáfanamente qué es el capitalismo.

Y sin embargo, ¡qué filosofía tan vacía! Aunque no lo saben, ellos mismos, losseñores del planeta, no son más que meros esclavos, sirvientes ciegos de fuerzasque no controlan. No tienen el auténtico control del sistema, no más que las hor-migas en un hormiguero. La cuestión es que están bastante satisfechos con esteestado de cosas que les da posición, poder y riqueza. Y resisten tenazmente todointento de cambiar radicalmente la sociedad.

Si hay un hilo conductor de toda la historia humana, es la lucha de hombres ymujeres para hacerse con el control de sus vidas, para ser libres en el sentido realde la palabra. Todos los adelantos de la ciencia y la técnica, todo lo que los huma-nos han aprendido sobre la naturaleza y sobre ellos mismos representa el poten-cial que existe actualmente para adueñarse de las condiciones en las que viven. Ysin embargo, en la última década del siglo XX, el mundo parece sujeto a unaextraña locura. Los seres humanos sienten incluso que controlan menos sus desti-nos que antes. La economía, el medio ambiente, el aire que respiramos, el aguaque bebemos, la comida que comemos, todo parece estar en el filo de la navaja.La vieja sensación de seguridad se ha desvanecido. Ha desaparecido la idea de quela historia es una marcha ininterrumpida hacia algo mejor que el presente.

En estas circunstancias, hay sectores que buscan una salida en cosas comola droga o el alcohol. Cuando la sociedad pierde su racionalidad, se buscaamparo en lo irracional. La religión, como dijo Marx, es un opio, y sus efectos

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no son menos dañinos que los de otras drogas. Hemos visto cómo ideas místi-cas y religiosas han penetrado incluso en el mundo de la ciencia. Es un reflejodel carácter del período que atravesamos.

MORAL

Trata de fortalecer tus compromisos morales y tu fe reli-giosa. Relee los Diez Mandamientos y el Libro del Ecle-siastés. Una Biblia no es un mal maestro de historia ni unmal guía para sobrevivir en tiempos difíciles.

William Rees-Mogg

Quien no quiera retornar ni a Moisés, ni a Cristo ni aMahoma, ni contentarse con una mezcolanza ecléctica,debe reconocer que la moral es producto del desarrollosocial; que no encierra nada invariable; que se halla alservicio de los intereses sociales; que estos intereses soncontradictorios; que la moral posee, más que cualquierotra forma ideológica, un carácter de clase.

Trotsky

“¡El marxismo rechaza la moral!”. A menudo oímos expresiones de este tipo,que simplemente revelan la ignorancia del abecé del marxismo. Es cierto queel marxismo niega la existencia de una moral suprahistórica. Pero no hace faltamucho esfuerzo para ver que los códigos morales que han regulado la conduc-ta humana han cambiado sustancialmente de un período histórico a otro. Huboun tiempo en el que no se consideraba inmoral comerse a los prisioneros deguerra. Más adelante, el canibalismo se consideró aborrecible, pero se podíaconvertir a los prisioneros de guerra en esclavos. Incluso el gran Aristótelesjustificó la esclavitud porque los esclavos no tenían alma y, por lo tanto, noeran completamente humanos (el mismo argumento se utilizó respecto a lamujer). Más tarde se consideró moralmente incorrecto que una persona pose-yese a otra como una propiedad personal, pero era perfectamente aceptable quelos señores feudales tuviesen siervos encadenados a la tierra y totalmente suje-tos a su amo, hasta el punto de tener que ceder a su esposa al señor feudal enla noche de bodas.

Hoy en día todas estas cosas se consideran bárbaras e inmorales, pero en cam-bio no se cuestiona la institución del trabajo asalariado, en el que un ser humanose vende a plazos a un empresario, que utiliza su fuerza de trabajo como le place.Después de todo, esto es trabajo libre. A diferencia del siervo y el esclavo, el tra-bajador y el empresario llegan a un acuerdo por su libre voluntad. Nadie obliga altrabajador a trabajar para un empresario concreto. Si no le gusta, puede dejarlo y

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buscar trabajo en otra parte. Es más, en una economía de libre mercado la ley esigual para todos. El escritor francés Anatole France escribió sobre “el majestuosoigualitarismo de la ley, que prohibe a ricos y pobres por igual dormir debajo de unpuente, mendigar por las calles y robar pan”.

En la sociedad moderna, en lugar de las viejas y descarnadas formas de explo-tación, tenemos una explotación hipócritamente disfrazada que transforma la rela-ción entre seres humanos en una relación entre cosas —pequeños trozos de papelque dan a los que los poseen el poder de la vida y la muerte; que pueden hacer quelo feo sea bonito; lo débil, fuerte; lo viejo, nuevo; lo estúpido, inteligente—.

Trotsky escribió que las relaciones monetarias se han enraizado tan profun-damente en las mentes de la gente que nos referimos a un hombre que “vale” tan-tos millones de dólares. El dar por buenas este tipo de expresiones es una medidadel grado de alienación que existe en la sociedad actual. Nadie se sorprende cuan-do, durante una crisis monetaria, en el telediario se habla de una moneda como sifuera una persona recuperándose de una enfermedad (“la libra/dólar/peseta se harecuperado significativamente esta mañana”). Se considera a los seres humanoscomo objetos, y a los objetos, especialmente el dinero, se les trata con un temorsupersticioso, recordando las actitudes religiosas de los salvajes hacia sus tótemsy fetiches. La razón de este fetichismo de las mercancías fue explicada por Marxen el primer volumen de El capital.

La búsqueda de una moral absoluta es totalmente vana. Una vez más, lasinmutables leyes de la lógica no nos pueden ayudar. La lógica formal se basa enuna antítesis fija entre verdadero y falso. Una idea es correcta o incorrecta. Perola verdad, como el poeta alemán Lessing señaló, no es como una moneda reciénacuñada que se puede utilizar en todas las circunstancias. Lo que en un momen-to y circunstancias determinados es verdadero, en otros es falso. Lo mismo ocu-rre con los conceptos de “bueno” y “malo”. Lo que en una sociedad es bueno, enotra es aborrecible. Es más, incluso en una sociedad concreta el concepto debueno y malo cambia frecuentemente, según las circunstancias y los intereses deuna clase determinada.

Si excluimos el incesto, que parece ser un tabú en prácticamente todas lassociedades, hay muy pocos mandamientos morales eternos y absolutos. “No ro-barás” no tiene mucho sentido en una sociedad que no se base en la propiedad pri-vada. “No cometerás adulterio” sólo tiene sentido en una sociedad patriarcal, enla que los hombres querían asegurarse de que su propiedad privada sería heredadapor sus hijos. “No matarás” siempre ha estado rodeado de tantos calificativos queinmediatamente se transforma en otra cosa bastante diferente; por ejemplo, nomatarás, excepto en defensa propia; o no matarás, excepto si es alguien de otratribu/nación/religión, etc.

En todas las guerras, los sacerdotes bendicen los ejércitos de su nación cuan-do salen a masacrar a los ejércitos rivales. El mandato moral absoluto de no ma-tar se convierte, de la noche a la mañana, en un mandato bastante relativo que de-pende de consideraciones que, analizadas más de cerca, tienen que ver con los

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intereses políticos, económicos o territoriales de los países implicados en la con-tienda. Toda esta hipocresía queda bastante bien reflejada en un pequeño verso delgran poeta escocés Robert Burns:

¡Hipócritas! ¿Qué barbaridades son éstas?Asesináis a hombres y ¿dais gracias a Dios?¡Parad, sinvergüenzas! No sigáis más:Dios no aceptará vuestras gracias por el asesinato.

La guerra es un hecho de la vida (y de la muerte). Ha habido muchas gue-rras en la historia de la humanidad. Puedes lamentarlo, pero no negarlo.Además, la mayoría de las disputas importantes entre naciones se han resueltoen última instancia mediante la guerra. El pacifismo nunca ha sido una doctrinamuy del agrado de los gobiernos, excepto como maniobra diplomática cuyoúnico objetivo es confundir a todo el mundo respecto de las intenciones realesde ese gobierno. La mentira es la moneda de cambio de los diplomáticos. Se lespaga por eso. “No mentirás”, simplemente no se aplica en este caso. Un generalque no hiciese todo lo posible para engañar al enemigo sería considerado unloco o un incompetente. Aquí vemos cómo la mentira se convierte en algo a ala-bar, una astucia militar. Y un general que revelase sus planes al enemigo seríaconsiderado un traidor. Un obrero que revelase los detalles de una huelga alempresario sería considerado de la misma manera por sus compañeros y com-pañeras de trabajo.

De estos ejemplos podemos sacar la conclusión de que la moral no es una abs-tracción eterna e inmutable, sino que ha evolucionado a lo largo de la historia,sufriendo bastantes cambios. En la Edad Media, la Iglesia Católica Romana con-denaba la usura como un pecado mortal. Hoy en día, el Vaticano tiene su propiobanco y gana grandes cantidades prestando dinero con interés. En otras palabras,la moral tiene una base de clase. Refleja los valores, intereses y puntos de vista dela clase dominante. Por supuesto, sólo puede conseguir mantener el grado nece-sario de cohesión social si la gran mayoría de los ciudadanos la acepta. Por lotanto tiene que parecer compuesta de verdades absolutas e incuestionables, la vio-lación de las cuales destruiría todo el edificio de la sociedad.

Hay pocas cosas más repulsivas que ver a damas y caballeros de bien dandolecciones a la gente sobre la necesidad de la moral, la religión, la familia y elahorro. Los mismos individuos cuya codicia se manifiesta todos los días en losenormes aumentos salariales para los miembros de los consejos de dirección delas grandes empresas dan lecciones a los trabajadores sobre la necesidad desacrificarse. Los mismos especuladores que no vacilan a la hora de hundir lamoneda de su propio país para aumentar sus ya bien nutridas cuentas bancariastratan de convencernos sobre la necesidad de defender los valores patrios. Losmismos bancos, multinacionales y gobiernos culpables de la explotación máscruel de millones de personas en África, Asia y América Latina se llevan las

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manos a la cabeza horrorizados cuando los trabajadores y campesinos toman lasarmas para luchar por sus derechos. Dan lecciones al mundo sobre la necesidadde la paz, pero los arsenales de armamento letal con los que siguen aumentan-do sus fabulosas fortunas demuestran que su pacifismo es bastante relativo. Laviolencia es un crimen solamente cuando la utilizan los pobres y oprimidos.Toda la historia demuestra que la clase dominante no duda en recurrir a losmedios más brutales para defender su poder y sus privilegios cuando lo estimanecesario.

Los defensores del statu quo siempre han inscrito en sus banderas las palabrassagradas: Familia, Orden, Religión y Propiedad Privada. Pero de estas insti-tuciones, supuestamente inviolables, a la clase dominante sólo le interesa real-mente la última. La religión, como Rees-Mogg plantea francamente, es una herra-mienta necesaria para mantener a los pobres bajo control. La mayor parte de losmiembros de la clase dominante no se creen una sola palabra y van a la Iglesiacomo quien va a la ópera, para lucir su último traje. Su comprensión de la teologíaes tan escasa como su apreciación de El anillo del nibelungo de Wagner. En suvida privada, la burguesía muestra poco respeto por las “leyes eternas de lamoral”. La epidemia de escándalos que ha sacudido a la clase política en Italia,España, Gran Bretaña, Bélgica, Japón y Estados Unidos es sólo la punta del ice-berg. Pero siguen con su cantinela sobre las “verdades morales eternas” y se sor-prenden cuando se les responde con una carcajada de incredulidad.

¿Significa esto que la moral no existe o que los marxistas somos amorales?Nada más lejos de la realidad. La moral existe y es necesaria. Toda sociedad tienesu código moral, que sirve como lazo poderoso en la medida en que es recono-cido y respetado por la gran mayoría. En última instancia, la moral existente ylas leyes que sirven para ponerla en práctica están respaldadas por toda la fuerzadel Estado, reflejando los intereses de la clase o casta dominante, aunque nosiempre de forma directa. Mientras el orden socioeconómico existente hace pro-gresar la sociedad, los valores e ideas de la clase dominante no son cuestionadospor la inmensa mayoría de la gente. La base de clase de la moral fue explicadapor Trotsky:

“La clase dominante impone a la sociedad sus fines y la acostumbra a conside-rar como inmorales los medios que contradicen esos fines. Tal es la función prin-cipal de la moral oficial. Persigue ‘la mayor felicidad posible’ no para la mayoría,sino para una exigua minoría, por lo demás, sin cesar decreciente. Un régimensemejante no podría mantenerse ni una semana por la sola coacción. Tiene nece-sidad del cemento de la moral”273.

Los individuos aislados que osan cuestionarla son perseguidos por herejes. Seles considera “inmorales” no por carecer de moral, sino por no aceptar la moralexistente. Tras decretarse que Sócrates ejercía una influencia dañina sobre lajuventud ateniense, se le obligó a beber cicuta. Los primeros cristianos fueron

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273. Trotsky, Su moral y la nuestra, p. 54.

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acusados de todo tipo de actos inmorales por el Estado esclavista, que les persi-guió sin piedad antes de decidir que lo mejor era reconocer la nueva fe y corrom-per a los pastores de la Iglesia. Lutero fue denunciado cuando empezó a criticarla corrupción de la Iglesia medieval.

El crimen del marxismo es explicar que la sociedad capitalista ha entrado enconflicto con las necesidades del desarrollo social, que se ha convertido en unobstáculo intolerable para el progreso humano, que está completamente roída porcontradicciones, que está sumida en una bancarrota política, económica, culturaly moral, y que la supervivencia de este sistema enfermo pone en peligro el futu-ro del planeta. Desde el punto de vista de los que poseen y controlan la riqueza dela sociedad, estas ideas son “malas”. Desde el punto de vista de lo que se necesi-ta para salir de este marasmo, son correctas, necesarias y buenas.

La crisis del capitalismo está teniendo los efectos más negativos en la moral yla cultura. Los síntomas de desintegración social son palpables en todo el mundo.La familia burguesa se cae a pedazos, pero, ante la ausencia de una alternativa,está llevando a una pesadilla de pobreza y degradación para millones de familiasnecesitadas. Los barrios deprimidos de Estados Unidos y Europa, con sus enor-mes bolsas de desempleo y pobreza, son un terreno abonado para la drogadicción,el crimen y todo clase de pesadillas.

Para el capitalismo, las personas son mercancías. Y si las mercancías que nopueden ser vendidas se dejan pudrir, ¿por qué tendría que ser diferente con losseres humanos? Pero la cosa no es tan simple. No pueden dejar morir de hambrea gran número de gente por miedo a las contradicciones sociales. Por lo tanto, enuna última contradicción del capitalismo, la burguesía se ve obligada a alimentara los parados en lugar de ser alimentada por ellos. Una situación realmente enfer-miza en la que las personas desean trabajar, aumentar la riqueza de la sociedad,pero las “leyes del mercado” se lo impiden.

Esta es una sociedad inhumana en la que la gente está subordinada a las cosas¿Es de extrañar que alguna de esta gente se comporte de forma inhumana? Cadadía, la prensa sensacionalista está llena de historias de abusos terribles contra lossectores más débiles e indefensos de la sociedad, mujeres, niños y ancianos. Es unbarómetro fiable del estado moral de la sociedad. La ley castiga en algunos casosesos ataques, aunque en general se persiguen mucho más los crímenes contra lapropiedad —especialmente la gran propiedad— que los crímenes contra las per-sonas. Pero, en cualquier caso, las profundas raíces sociales de los crímenes estánfuera del alcance de los jueces y la policía. El desempleo alimenta todo tipo decrímenes. Pero hay otros factores más sutiles.

La cultura del egoísmo, la codicia y la indiferencia ante el sufrimiento ajenoque ha florecido especialmente en las dos últimas décadas, cuando Reagan y That-cher le dieron su aprobación, indudablemente ha jugado un papel, aunque no esfácil de cuantificar. Esta es la auténtica cara del capitalismo, o más concretamen-te del capital financiero y monopolista: avara, cruel, despiadada, sin compasión.Este es el capitalismo en su período de decadencia senil, intentando infructuosa-

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mente recuperar el vigor de su juventud. Es un capitalismo parasitario, con unaclara preferencia por la especulación monetaria y financiera en vez de por la pro-ducción de auténtica riqueza. Prefiere los servicios a la industria. Cierra fábricascomo cajas de cerillas, destruyendo ciudades e industrias enteras, y recomienda amineros y trabajadores del metal que busquen trabajo en hamburgueserías.

Aparte de las monstruosas consecuencias sociales y económicas de esta doc-trina, inocula un veneno moral letal en el tejido de la sociedad. Gente que no tieneninguna perspectiva de encontrar un puesto de trabajo se enfrenta al espectáculode la “sociedad de consumo”, en la que se presenta el tener y gastar dinero comola única actividad que vale la pena en la vida. Los modelos de comportamiento enesta sociedad son los arribistas arrogantes, los trepas avariciosos, dispuestos atodo con tal de subir. Esta es la auténtica cara de la “libre empresa”, de la reac-ción monetarista: la cara de un aventurero sin principios, un ladrón y embustero,un ignorante superficial, un matón en un traje elegante, la personificación de laavaricia y el egoísmo. Esta es la gente que aplaude el cierre de escuelas y hospi-tales, el recorte de las pensiones y otros gastos que “improductivos”, al mismotiempo que ellos acumulan fortunas sólo con unas llamadas de teléfono, sin pro-ducir nada en absoluto en beneficio de la sociedad.

Frecuentemente se asegura que la gente se guía por sus propios intereses “pornaturaleza”. Esto se interpreta, de una forma estrecha, como egoísmo personal.Esta interpretación encaja con los defensores del sistema socioeconómico actual,en el que la codicia y la búsqueda del interés personal se consideran grandes prin-cipios morales equivalentes al ejercicio de la “libertad individual”. Si ése fueseel caso, la sociedad humana nunca se habría desarrollado. La propia palabra“interés” deriva del latín interesse, “estar entre”. La base de todo el desarrollomoral e intelectual del niño es la evolución desde el “egoísmo” hacia un senti-miento más amplio de las necesidades y requerimientos de los demás. La socie-dad humana se basa en la necesidad de la producción social, la cooperación y lacomunicación.

Es el impasse del capitalismo lo que amenaza con hacer retroceder la culturahumana a un nivel infantil, en el peor sentido de la palabra —el infantilismo de ladecadencia senil—. Una sociedad atomizada, centrada en sí misma, sin moral, sinfilosofía, sin alma, una sociedad sin ojos, sin dientes, sin gusto, sin nada”.

POSIBILIDADES SIN LÍMITE

Todo sistema social imagina que es la última palabra en el desarrollo histórico,que toda la historia anterior fue sólo una preparación para ese particular modode producción y sus correspondientes formas legales de propiedad, moral, reli-gión y filosofía. Sin embargo, un sistema social sólo existe en la medida en quees capaz de satisfacer las necesidades de la población y dar a la gente una espe-ranza de futuro. En el momento en que ya no sea capaz de hacerlo, entra en un

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proceso de declive irreversible no sólo económico, sino en todos los sentidos(moral, cultural, etc.). Una sociedad en tal situación está muerta, aunque susdefensores nunca lo admitirán.

A medida que nos acercamos al fin del siglo XX, existe un sentimiento pal-pable y penetrante de cansancio y extenuación en la sociedad capitalista. Es comosi el estilo de vida se hubiese vuelto viejo y decrépito. Esto no es solamente lo quelos escritores llaman mal du siècle. La gente se da cuenta vagamente de que la“economía de mercado” ha llegado a su límite. Sin embargo, el que una forma desociedad haya llegado a su fin no significa que también haya llegado el desarro-llo de la humanidad. La historia no sólo no se ha acabado, sino que ni siquiera haempezado. Si nos imaginamos la historia como un calendario en el que el 1 deenero representa el origen de la Tierra y el 31 de diciembre el día de hoy, toman-do una cifra redondeada de 5.000 millones de años como edad de la Tierra, cadasegundo representaría unos 167 años, y cada minuto, 10.000 años. El CámbricoInferior empezaría el 18 de noviembre. El hombre aparecería a las doce menosdiez de la noche del 31 de diciembre. Y toda la historia registrada de la humani-dad estaría en los últimos 40 segundos antes de medianoche.

Ilya Prigogine ha resaltado que “la comprensión científica del mundo quenos rodea sólo está empezando”. La civilización humana, aunque parece muyvieja, de hecho es muy joven. La auténtica civilización, es decir, una sociedaden la que los seres humanos controlen conscientemente sus vidas y sean capacesde vivir una existencia verdaderamente humana, a diferencia de la lucha animalpor la supervivencia, todavía no ha empezado. Está claro que una forma concre-ta de sociedad ha envejecido y alcanzado su límite, pero se agarra a la vida aun-que ya no tiene nada que ofrecer. El pesimismo respecto al futuro, mezclado consuperstición y esperanzas infundadas de salvación, son totalmente característi-cos de períodos así.

En 1972, el Club de Roma publicó un informe titulado Los límites del creci-miento, que predecía que el suministro de combustible fósil del mundo se agota-ría en unas pocas décadas. Esto provocó pánico, el aumento de los precios delpetróleo y una búsqueda frenética de fuentes de energía alternativas. Han pasa-do ya más de veinte años y no falta ni petróleo ni gas, y muy pocos se preocupanahora de buscar alternativas. Esta miopía es característica del capitalismo y estámotivada por la búsqueda del máximo beneficio a corto plazo. Todo el mundosabe que antes o después el suministro mundial de combustible fósil se agotará.A largo plazo es absolutamente vital encontrar una alternativa energética baratay limpia.

La naturaleza nos proporciona un suministro prácticamente inacabable deenergía potencial (el Sol, el viento, el mar y, sobre todo, la propia materia, quecontiene grandes cantidades de energía). La fusión nuclear, a diferencia de lafisión, representa un potencial ilimitado de energía limpia y barata. Pero eldesarrollo de combustibles alternativos va contra los intereses de los grandesmonopolios del petróleo. Una vez más, la propiedad privada de los medios de

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producción actúa como un enorme freno al desarrollo humano. El futuro delplaneta queda relegado a un segundo plano respecto al enriquecimiento deunos pocos.

La solución a los acuciantes problemas del mundo sólo se puede lograr conun sistema socioeconómico que esté bajo el control consciente de la gente. Elproblema no es que haya un límite inherente al desarrollo, sino un sistema de pro-ducción caduco y anárquico que despilfarra vidas y recursos, que destruye elmedio ambiente y que impide el pleno desarrollo del potencial que existe en laciencia y la tecnología. “No existe necesariamente una conexión entre gran cien-cia y grandes oportunidades empresariales”, escribía recientemente un comenta-rista, “la teoría general de la relatividad todavía está por convertirse en una máqui-na de hacer dinero” (The Economist, 25/2/95).

Sin embargo, las posibilidades implícitas hoy en día en la tecnología quitan elaliento. Las innovaciones tecnológicas abren la puerta a una auténtica revolucióncultural. La televisión interactiva ya es una propuesta viable. La posibilidad departicipar en la elaboración de programas de televisión tiene un tremendo poten-cial, mucho más allá de decidir qué programas quieres ver. Abre la puerta a la par-ticipación democrática en el gobierno de la sociedad y la economía de una mane-ra que no se podía ni soñar en el pasado.

El nacimiento del capitalismo se caracterizó por la destrucción de las estrechasrelaciones territoriales y el surgimiento de los estados nacionales. Ahora, el creci-miento de las fuerzas productivas, la ciencia y la técnica han hecho que el propioestado nacional esté de más. Tal y como predijo Marx, incluso el estado nacionalmas grande se ve obligado a participar en el mercado mundial. La vieja uni-lateralidad nacional ya no es posible.

¿REGRESO AL FUTURO?

Los hombres primitivos estaban estrechamente ligados a la naturaleza. Estaligazón se fue rompiendo gradualmente con el desarrollo de la vida urbana y ladivisión entre el campo y la ciudad, que han alcanzado proporciones monstruosasbajo el capitalismo. La ruptura entre los seres humanos y la naturaleza ha creadoun mundo antinatural de alienación. Otra expresión de esto es el divorcio com-pleto entre trabajo manual e intelectual, ese apartheid social que separa a la mo-derna casta sacerdotal del conocimiento de los simples mortales. No es solamen-te la alienación respecto a la naturaleza. Es la alienación de la propia humanidad.Romper con la condición de dependencia total de la naturaleza, elevarse sobre lanaturaleza meramente animal, adquirir conciencia; esto es lo que nos define comohumanos. Pero también representa una pérdida que se nota más conforme pasa eltiempo. El proceso ha ido tan lejos que se ha convertido en su contrario. En lamedida en que las ciudades se hacen más grandes, más congestionadas, más con-taminadas, se va creando una pesadilla. En las próximas décadas, si continúan las

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tendencias actuales, Shanghai tendrá más habitantes que toda Gran Bretaña.Millones de personas se enfrentan a la falta de vivienda, el crimen, las drogas y aun proceso general de deshumanización en la víspera del siglo XXI.

El carácter sofocante y unilateral de esta “civilización” es cada vez másopresivo, incluso para aquellos que no sufren las peores condiciones. La bús-queda de una forma de vida más natural, libre de las insoportables presiones dela competitividad y el conflicto, se expresa en la tendencia entre un sector degente joven a “salirse” de la sociedad, en un intento de redescubrir el paraísoperdido. Aquí hay un malentendido. En primer lugar, la vida del hombre primi-tivo no era tan idílica como algunos se imaginan. El “buen salvaje” fue un mitode los escritores románticos, que poco tenía que ver con la realidad. Nuestrosantepasados primitivos estaban más cerca de la naturaleza por la simple razónde que eran sus esclavos.

Sin embargo, eso tenía otra cara. Vivían bastante felices sin alquileres, intere-ses ni beneficios. Las mujeres no eran tratadas como una propiedad privada, sinoque ocupaban una posición muy respetada en la comunidad. En el comunismo pri-mitivo no se conocía el dinero ni existía Estado —un aparato de represión, con sumonstruosa burocracia y sus cuerpos especiales de hombres armados: soldados,policías, funcionarios de prisiones, jueces—, sino que los ancianos tenían el res-peto de todos, y su palabra era ley. Más adelante, el jefe de la tribu gobernó conla aquiescencia de la comunidad. No era necesaria la coacción porque todos com-partían el mismo interés. Estas fueron las bases de unos profundos lazos socialesde cooperación y unión. Ningún gobernante moderno llegará a conocer el gradode respeto que tenían los jefes de la gens primitiva, un sentimiento de identidad ydeberes mutuos que estaba “codificado” en la tradición oral como sabiduría popu-lar, conocida por todos y universalmente aceptada. Este respeto debió de ser algoparecido a los sentimientos de los niños hacia sus padres.

En esta supuesta era de las luces, mucha gente, incluidos aquellos que se creeneducados, consideran impensable que el ser humano se las hubiese arreglado sincosas tan “necesarias” como el dinero, la policía, las prisiones, los ejércitos, losmercaderes, los recaudadores de impuestos, los jueces, los curas. Y si conseguíanarreglárselas, sólo puede explicarse por que, al ser “primitivos”, todavía no sehabían dado cuenta de las bendiciones que estas instituciones proporcionan a lasociedad. Incluso algunos antropólogos sin esta mentalidad no son inmunes aintroducir en las primeras sociedades humanas conceptos totalmente extraños,como la prostitución, derivados de este mundo “civilizado” en el que incluso laspersonas están a la venta.

Cualquiera que haya visto películas de la vida de tribus que todavía están enla Edad de Piedra en la selva amazónica no puede dejar de impresionarse por sunaturalidad y espontaneidad, parecida a la de los niños antes de que sea aplastadapor la locura de la vida bajo el capitalismo. En el Evangelio según San Mateo(18:3), Jesús dice: “Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, noentraréis en el reino de los Cielos”. En el proceso del crecimiento se pierde (según

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el Génesis con la adquisición de conocimientos) algo importante que nunca serecuperará: la inocencia. La sociedad moderna no puede volver al comunismo pri-mitivo, de la misma manera que no se puede volver a la infancia.

Se considera antinatural y malsano que un adulto desee volver a su infancia.El adjetivo “infantil” se utiliza despectivamente, como sinónimo de ignoranciaimpropia. En cualquier caso, es un deseo vano porque es imposible. Pero, junto ala ignorancia, el niño muestra toda otra serie de cualidades, entre ellas una alegríay naturalidad espontáneas ajenas a la mayoría de los adultos. Lo mismo es ciertopara los pueblos “primitivos” antes de que el surgimiento de la sociedad de clasesy la división ridícula y unilateral del trabajo volvieran la naturaleza humana delrevés. ¿Qué artista moderno sería capaz de realizar pinturas de una belleza natu-ral y una proximidad que corta la respiración como las de las pinturas rupestres delas cuevas de Lascaux o Altamira?

No se trata de retroceder, sino de avanzar. No el retorno al comunismo primi-tivo, sino el progreso hacia una comunidad socialista mundial. La negación de lanegación nos lleva de vuelta al punto de partida del desarrollo humano, pero sóloen apariencia. El socialismo del futuro se basará en los maravillosos descubri-mientos del pasado, y los pondrá al servicio de la humanidad. Utilizando el len-guaje de Hegel, es un caso de “lo universal lleno de la riqueza de lo particular”.

“Un hombre no puede convertirse de nuevo en niño, sin convertirse en infan-til”, escribe Marx. “¿Pero no disfruta con la ingenuidad del niño y no debe aspi-rar a reproducir a un nivel más elevado su verdad? ¿No revive en la naturalezainfantil el carácter propio de cada época, en su verdad natural? ¿Por qué la infan-cia histórica de la humanidad, allí donde se ha desarrollado de la forma más bella,no debería ejercer un encanto eterno, como un estado que no ha de volver jamás?Hay niños maleducados y niños precoces. Muchos de los pueblos antiguos perte-necen a esta categoría. Los griegos fueron los niños normales. El encanto de suarte no está en contradicción con el estadio de la sociedad no desarrollado sobreel que creció. Es más bien su resultado, y está más bien ligado inseparablementeal hecho de que las condiciones sociales inmaduras, bajo las cuales surgió y úni-camente podía surgir, no pueden volver jamás”274.

SOCIALISMO Y ESTÉTICA

En la sociedad actual, la arquitectura es el pariente pobre de las artes. La genteestá acostumbrada a vivir en barrios feos, en pisos pequeños, en ciudades con-gestionadas, rodeada de ruido y contaminación. Los fines de semana, algunos vana galerías de arte, donde por unas horas contemplan cuadros colgados de las pare-des, islas de belleza en un mar de fealdad monótona. Así, la belleza está al mar-gen de la vida, es un sueño inalcanzable, una ficción tan alejada de la realidad

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274. Marx, Grundrisse, p. 111.

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como la más lejana de las galaxias. El arte está tan alejado de la realidad quemucha gente lo considera inútil e irrelevante, un privilegio de las capas medias.La hostilidad hacia él es una consecuencia más de la extrema división entre tra-bajo manual e intelectual. Las condiciones bárbaras alimentan actitudes bárbaras.

Pero no siempre fue así. En las primeras sociedades humanas, la música, lapoesía épica y el hablar bien eran patrimonio común de todas las gentes. La mono-polización de la cultura por parte de una pequeña minoría es un producto de lasociedad de clases, que priva a la inmensa mayoría no sólo de la propiedad, sinodel derecho al libre desarrollo de sus mentes y personalidades. Sin embargo, sirascamos un poco, por debajo de la superficie encontramos un enorme deseo deaprender, de experimentar nuevas ideas, de buscar horizontes más amplios. La sedde cultura de las masas, profundamente reprimida en condiciones “normales”,sale a la superficie en cada revolución.

La Revolución Rusa de 1917, supuestamente un acto de barbarie, fue de he-cho el punto de partida de un enorme auge de la cultura, la poesía, el arte y lamúsica. No se puede negar esto simplemente porque el brote fuese más tardeaplastado bajo la bota de la reacción estalinista. En la Revolución Española de1931-37 hubo un renacimiento artístico similar. La poesía de Lorca, Machado,Alberti y, sobre todo, Miguel Hernández estaba inspirada en la lucha, lo que hizoque fuese escuchada con enorme atención por millones de personas que nuncahabían tenido acceso al maravilloso mundo del arte y la cultura.

En una revolución, los hombres y mujeres corrientes empiezan a verse a símismos como seres humanos capaces de controlar sus propios destinos, no sim-ples “instrumentos con voz”. Con la auténtica humanidad surge la dignidad, elrespeto por uno mismo y por los demás. En 1936, los camareros de Barcelonapusieron carteles en los restaurantes que decían: “Sólo porque un hombre tengaque trabajar aquí, no significa que le tengas que insultar dándole propina”.

Este es el nacimiento de la cultura, la auténtica cultura humana, que es parte dela vida misma. El mismo fenómeno, en forma embrionaria, se observa en cada huel-ga, cuando las personas revelan cualidades que nunca habían soñado poseer. Porsupuesto que si el proceso no lleva a la completa transformación de la sociedad, elpeso muerto del hábito y la rutina vuelve a predominar. Las condiciones materialesde existencia determinan la conciencia. Pero una sociedad socialista, basada en unalto nivel tecnológico y cultural, cambiaría la manera en que la gente ve las cosas.

A menudo, matemáticos y lógicos plantean que el tipo de simetrías perfectasque ellos admiran poseen un valor estético intrínseco. Algunos van tan lejos co-mo para afirmar que la cosa más importante en las ecuaciones no es si nos dicenalgo sobre la realidad, sino si son estéticamente agradables. Aunque no se puedenegar que la simetría puede ser bella, hay simetrías y simetrías. Muchos conside-ran los edificios armoniosos de la Atenas clásica como uno de los puntos más ele-vados de la historia de la arquitectura. Y es cierto que tienen una simetría de granbelleza, que recuerda las expresiones lineales de la geometría euclidiana. Laimportancia de la arquitectura en la Atenas de Pericles es una expresión gráfica

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del espíritu público de la democracia ateniense (basada, por supuesto, en el traba-jo de los esclavos, totalmente excluidos de ella). Los grandes edificios de la Acró-polis y el ágora eran, sin excepción, edificios públicos, no residencias privadas.Hoy en día este tipo de esplendor es poco frecuente. No es casualidad la poca prio-ridad que se le da a la arquitectura respecto a las demás artes.

En nombre de la “utilidad”, que es un eufemismo de tacañería, la gente se veobligada a vivir en cajas de zapatos de gran altura sin ningún valor artístico nicalor humano. Estas monstruosidades son diseñadas por arquitectos inspiradospor principios estrictamente geométricos, que sin embargo prefieren vivir en pin-torescas casas de campo antiguas, lejos de las pesadillas urbanas que han ayuda-do a crear. Sin embargo, a los seres humanos no les gusta en general vivir en cajas.Y la naturaleza conoce simetrías bastante más allá de las simples líneas rectas.

Es la otra cara de la moneda de la idiotez mecanizada de la cadena de pro-ducción, donde los seres humanos, en palabras de Marx, son tratados como merosapéndices de las máquinas. Entonces, ¿por qué no deberían vivir todos juntosapiñados en grandes bloques construidos con principios “industriales” igual deválidos? El mismo reduccionismo árido, el mismo formalismo vacío, el mismoenfoque lineal ha caracterizado la arquitectura durante la mayor parte de estesiglo. Aquí, la alienación de la sociedad capitalista se expresa en el tratamientodesalmado de la necesidad más básica de la gente: poder vivir en un entorno lim-pio y atractivo, auténticamente humano. Cuando la propia vida es despojada detoda humanidad, cuando se la desnaturaliza de miles de maneras, ¿cómo podemossorprendernos si algunos de los productos de nuestra supuesta civilización secomportan de manera antinatural e inhumana?

También aquí somos testigos de una revuelta contra el conformismo de-salmado y la rigidez. Los bloques de pisos y rascacielos están pasando de modarápidamente. No es de extrañar. Son un monumento a la alienación masiva, undeslizamiento progresivo hacia condiciones de vida deshumanizadas que alimen-tan todo tipo de monstruosidades.

“¿Por qué se declara bello un árbol deshojado por la tempestad y enmarcadopor el cielo invernal, y no la silueta correspondiente de un edificio universitariopolivalente, a pesar de los esfuerzos ímprobos del arquitecto?”, se preguntó el físi-co alemán Gert Eilenberger. “Creo que la respuesta, algo especulativa, es quedepende de las recientes concepciones de los sistemas dinámicos. Nuestra per-cepción de la belleza se inspira en la armoniosa disposición del orden y del de-sorden, tal como aparece en los objetos naturales: nubes, árboles, serranías o cris-tales de nieve. Las formas de todos ellos son procesos dinámicos vaciados en figu-ras físicas, y combinaciones particulares de orden y desorden les son típicas”.

Tal como Gleick observa correctamente, “las formas simples son inhumanas.No sintonizan con la manera de cómo se organiza la naturaleza o con la maneraen que ve el mundo el ser humano”275.

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275. Citado en J. Gleick, Caos, la creación de una ciencia, pp. 123-24.

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Hace tiempo que Carlos Marx planteó las consecuencias negativas de la ex-trema división entre el campo y la ciudad. No se trata de “volver a la naturaleza”en el sentido utópico planteado por algunos ecologistas que sueñan con escaparsede la fealdad del presente retirándose a un paraíso natural inexistente en un pasa-do mítico. No hay vuelta atrás. No es una cuestión de rechazar el avance tecnoló-gico, sino de luchar contra los abusos de la tecnología en beneficio del lucro pri-vado que destruye el medio ambiente, creando un infierno donde podría existir unparaíso terrenal. Esta es la tarea central a la que se enfrenta la humanidad en laúltima década del siglo XX.

“PENSADORES” Y “HACEDORES”

Ni la mano ni el intelecto por sí solos valen muchoFrancis Bacon

El divorcio total entre teoría y práctica en la sociedad actual se ha convertido enuna característica extremadamente dañina. El carácter cada vez más fantástico demuchas de las “teorías” puestas en circulación por ciertos cosmólogos y físicosteóricos es indudablemente una consecuencia de ello. Liberados de las restriccio-nes de tener que buscar pruebas concretas de sus teorías y basándose cada vez másen ecuaciones complicadas e interpretaciones ocultistas de la teoría de la re-latividad, los resultados de este pensamiento totalmente especulativo son cada vezmás extravagantes.

Es el momento de reexaminar el sistema educativo en su conjunto y el sistemaclasista en el que se basa. Es el momento de reconsiderar la validez de dividir lahumanidad entre “pensadores” y “hacedores”, no desde el punto de vista de algu-na justicia moral abstracta, sino simplemente porque se ha convertido en un obstá-culo para el desarrollo de la cultura y la sociedad. El desarrollo futuro de la huma-nidad no se puede basar en las viejas y rígidas divisiones. La nueva tecnologíarequiere una fuerza de trabajo instruida capaz de tener una participación creativaen su trabajo. Esto no se podrá conseguir nunca en una sociedad dividida por lamitad por el apartheid clasista. En un pasaje bastante agudo, Margaret Donaldsonplantea la insatisfactoria situación que existe actualmente en las universidades:

“Consideremos los departamentos de ciencias de nuestras universidades. En-señan matemáticas y física tal y como deberían hacerlo. Pero no enseñan a lagente a hacer cosas. Puedes salir como graduado en mecánica sin haber utilizadonunca un torno ni una fresadora. Estas cosas se consideran adecuadas sólo paratécnicos. Y por otra parte, para muchos de ellos, la física y las matemáticas, másallá de un nivel elemental, están simplemente fuera de su alcance”.

El filósofo y profesor Alfred North Whitehead estaba profundamente preo-cupado por esto, y en un artículo titulado La educación técnica y su relación conla ciencia y la literatura escribió: “A la hora de enseñar, empiezas a fracasar

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cuando te olvidas de que tus alumnos tienen cuerpos”. Y añadió: “Es discutiblesi la mano humana creó el cerebro, o el cerebro creó la mano. Ciertamente la co-nexión es íntima y recíproca”.

Donaldson plantea correctamente que el pensamiento abstracto (ella lo deno-mina “pensamiento desencarnado”), aunque representa la capacidad de alejarse dela vida, consigue sus mejores resultados cuando se vincula a la actividad. Toda lahistoria del Renacimiento es una prueba de esta afirmación. Es cierto que la cien-cia es hoy infinitamente más vasta y compleja que en aquellos tiempos, pero ¿sig-nifica esto que es imposible para los científicos aprender diferentes disciplinas?¿No será que el actual apartheid intelectual, más que el resultado de la crecientecomplejidad del sujeto a estudiar, es el resultado de cómo está estructurada laactual sociedad y de las actitudes, prejuicios e intereses materiales que de ella sederivan y que tratan de preservarla a toda costa?

Los reaccionarios intentan justificar la actual situación con las hoy en día obli-gadas referencias al determinismo genético: si algunos de “nosotros” somos listosy tenemos buenos empleos y mejores salarios, es porque nacimos con buena estre-lla (léase “con buenos genes”, que viene a ser lo mismo). Si el resto de la huma-nidad no ha tenido tanta suerte, debe de ser porque algo falla en sus genes. Res-pondiendo a esta basura, Donaldson escribe:

“¿Sólo algunos de nosotros somos capaces de aprender a movernos más alláde los límites del sentido humano y funcionar con éxito allí? Lo dudo. Aunquepuede tener cierto sentido plantear que cada uno de nosotros tiene algún ‘poten-cial intelectual’ genéticamente condicionado, en cuyo caso los individuos se-guramente diferirán en este aspecto como en otros, no hay razón para suponer quela mayoría de nosotros —o cualquiera de nosotros— se las arregla para acercarsea lo que hacemos. Y no es ni siquiera seguro que tenga mucho sentido pensar entérminos de ningún tipo de límites por arriba. Tal como Jerome Bruner plantea,hay herramientas de la mente y herramientas de la mano —y en ambos casos eldesarrollo de una nueva herramienta poderosa nos da la posibilidad de dejar lasviejas limitaciones atrás—. De manera similar, David Olson dice: ‘La inteligen-cia no es algo inmutable que poseemos; es algo que cultivamos al operar con unatecnología, o algo que creamos inventando nueva tecnología”276.

El gran pedagogo soviético Vigotsky no creía que el profesor tuviese que te-ner un control rígido sobre la manera exacta en que el niño aprende. Como Pia-get, Vigotsky consideraba que la actividad del niño era decisiva para su educa-ción. En lugar de encadenar a los niños a los pupitres, donde pasan por el pro-ceso de aprender cosas que no tienen ningún sentido para ellos, Vigotsky insis-tió en la necesidad de un auténtico desarrollo intelectual. Esto, sin embargo, nose puede considerar en el vacío social. En una sociedad auténticamente socia-lista, la educación estará vinculada a la actividad creativa desde el principio,rompiendo la ridícula división entre trabajo intelectual y manual. En muchos

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276. M. Donaldson, Children’s Minds, pp. 83 y 85.

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sentidos, Vigotsky estaba por delante de su tiempo. Sus métodos educativosdemostraban gran imaginación, por ejemplo permitiendo a los niños enseñarselos unos a los otros:

“Vigotsky defendió la utilización de los niños más adelantados para ayudar alos menos adelantados. Durante mucho tiempo, esta fue la base de la educaciónmarxista igualitaria en la Unión Soviética. El fundamento socialista era que todoslos niños trabajasen por el bien común, en contraposición al capitalista de quecada niño intentase sacar el máximo de la escuela sin aportar nada. Ayudando almenos capaz, el niño más inteligente está ayudando a la sociedad, dado que aquél(se espera) será más provechoso a la sociedad como adulto alfabetizado que comoanalfabeto. Vigotsky argumentó que esto no era necesariamente un acto de auto-sacrificio por parte del niño más adelantado. Ayudando a otros niños, bien puedeadquirir una mayor comprensión explícita de su propio aprendizaje metacogniti-vo. Y enseñando un tema consolida su propio aprendizaje”277.

Una sociedad socialista democrática aboliría la diferencia entre trabajomanual e intelectual a través de un incremento general del nivel cultural de la so-ciedad. Esto está estrechamente vinculado a la reducción de la jornada laboral,que se derivaría de una planificación racional de la producción. La educación setransformaría, combinando el aprendizaje con la actividad creativa y el juego. Sele sacaría todo el provecho a las nuevas técnicas. Los dispositivos de realidad vir-tual, que hoy en día son poco más que novedades, tienen un enorme potencial nosólo para la producción y el diseño, sino también para la educación. Esto hará quelas lecciones cobren vida, estimulando la imaginación y la creatividad de los niñosno sólo para experimentar la historia y la geografía, sino también para aprenderingeniería mecánica, a pintar o a tocar un instrumento musical. La liberación dela humillante lucha por las necesidades de la vida, el acceso a la cultura y el tiem-po para desarrollarse uno mismo como ser humano son las únicas bases sobre lasque la sociedad humana podrá realizar todo su potencial.

HUMANIDAD Y UNIVERSO

Él dijo: ‘¿Qué hora es? ¡Deja el Ahora para losperros y monos! El hombre tiene la Eternidad!’

Robert Browning, El funeral de un gramático

Los logros de los programas espaciales soviético y norteamericano nos dan sola-mente un indicio de lo que sería posible. Pero los programas espaciales de lasgrandes potencias fueron realmente un producto secundario de la carrera de ar-mamentos durante la guerra fría. Desde el colapso de la Unión Soviética, la cues-tión de los viajes espaciales ya no ocupa una posición central, aunque todavía

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277. P. Sutherland, Cognitive Development Today: Piaget and his Critics, p. 45.

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existe la posibilidad de poner en órbita alrededor de la Tierra una estación espa-cial que haga los viajes a la Luna mucho más sencillos. En la futura comunidadsocialista mundial, los viajes espaciales dejarán de ser ciencia-ficción y se con-vertirán en un hecho de la vida tan común como hoy en día son los viajes aéreos.La exploración del sistema solar y, más adelante, de otras galaxias proporcionaráa la humanidad el mismo tipo de desafío y estímulo que el que supuso para Euro-pa el descubrimiento de América.

La posibilidad de viajes espaciales a larga distancia más allá de los límites denuestro sistema solar no se quedará para siempre en el reino de la ciencia-ficción.No deberíamos olvidar que hace sólo cien años la idea de viajar más rápido queel sonido parecía increíble, por no hablar de ir a la Luna. La historia, en particu-lar la de los últimos 40 años, demuestra que no hay ningún problema por grandeque sea que la humanidad no pueda resolver con un poco de tiempo.

Dentro de unos 4.000 millones de años, nuestro sol empezará a aumentar detamaño a medida que su núcleo de helio se vaya contrayendo lentamente. Los pla-netas más cercanos a él se verán sometidos a temperaturas inimaginables. La vidaen la Tierra se hará imposible, los océanos entrarán en ebullición y se destruirá laatmósfera. Sin embargo, el fin de la vida en un pequeño rincón del universo no esel fin de la historia. Aunque nuestra estrella muera, otras nacerán. Entre los milesde millones de galaxias en el universo visible, existe una gran cantidad de soles yplanetas como el nuestro en los que se dan las condiciones para la vida. Sin dudamuchos estarán habitados por formas de vida avanzadas, incluidos seres pensan-tes como nosotros. Muy pocos científicos lo ponen ya en duda, y menos desde quese encontraron en el propio espacio las moléculas complejas necesarias para crearorganismos vivos.

Al final de la introducción de Dialéctica de la naturaleza, Engels expresa unvibrante optimismo sobre el futuro de la vida:

“Aquél en el cual se mueve la materia es un ciclo eterno, un ciclo que por cier-to sólo completa su órbita en períodos de tiempo para los cuales nuestro añoterrestre no es una medida adecuada; un ciclo en el cual el tiempo de máximodesarrollo, el de la vida orgánica y más aun el de los seres conscientes de la natu-raleza y de sí mismos, es tan estrictamente limitado como el espacio en que lle-gan a realizarse la vida y la conciencia de sí; un ciclo en el cual todos los modosfinitos de existencia de la materia, sea sol o vapor de nebulosa, animal aislado ogénero de animales, combinación o disociación químicas, son igualmente transi-torios, y en que nada es eterno, salvo la materia en eterno movimiento, en eternocambio, y las leyes según las cuales se mueve y cambia.

“Pero por frecuente e inexorablemente que se complete este ciclo en el tiem-po y el espacio; por muchos que sean los millones de soles y tierras que surjany desaparezcan; por mucho que pueda durar antes que en un sistema solar, ysólo en un planeta, se desarrollen las condiciones necesarias para la vida orgá-nica; por innumerables, además, que sean los seres orgánicos que deben surgiry desaparecer a su vez antes que se desarrollen en su seno animales con un cere-

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bro capaz de pensar, y que por un breve lapso encuentren condiciones aptas parala vida, sólo para ser exterminados más tarde sin piedad, abrigamos la certi-dumbre de que la materia es eternamente la misma en todas sus transformacio-nes, que jamás puede perderse ninguno de sus atributos, y también, por lo tanto,que con la misma férrea necesidad con que exterminará en la Tierra su más ele-vada creación, el cerebro pensante, volverá a producirlo en alguna otra parte ymomento”278.

Sin embargo, ahora podemos ir más allá. Los asombrosos adelantos de la cien-cia en el siglo transcurrido desde el fallecimiento de Engels significan que lamuerte del Sol no tiene por qué implicar la muerte del género humano. El de-sarrollo de potentes naves espaciales que alcanzarían velocidades que ahora nosparecen imposibles podría preparar el terreno para la última aventura, la migra-ción a otras partes del sistema solar, e incluso a otras galaxias. Incluso a un unopor ciento de la velocidad de la luz, un objetivo claramente alcanzable, sería posi-ble alcanzar planetas habitables en unos pocos cientos de años.

Si esto nos parece mucho tiempo, deberíamos recordar que a los seres huma-nos primitivos les llevó millones de años colonizar el mundo desde África. Esmás, posiblemente el viaje se podría hacer por etapas, estableciendo colonias a lolargo del camino, de la misma manera que los habitantes de la Polinesia coloni-zaron el Pacífico, isla a isla, a lo largo de cientos de años. Los problemas tec-nológicos serán enormes, pero tendremos por lo menos 3.000 millones de añospara resolverlos. Si tenemos en cuenta que el Homo sapiens sólo ha existido losúltimos 100.000 años y la civilización sólo 5.000, y que el ritmo del avance tec-nológico tiende a acelerarse cada vez más, no hay motivo alguno para sacar con-clusiones pesimistas sobre el futuro de la humanidad, con una sola condición: quela dominación de clase, esa reliquia atroz de la barbarie, sea reemplazada por unsistema de cooperación y planificación que una todos los recursos del planeta parauna causa común.

Engels describió el socialismo como el paso de la humanidad del reino de lanecesidad al reino de la libertad. Por primera vez, sería posible para la mayoríade la sociedad escapar de la lucha humillante por la supervivencia y elevar susmiras a un nivel superior. La erradicación de las enfermedades, el analfabetis-mo y la falta de vivienda, por sí mismos objetivos importantes, sólo serían elpunto de partida. Combinando todos los recursos que ahora vergonzosamente sedesaprovechan o desperdician, el género humano podría, literalmente, alcanzarlas estrellas.

Y por último, pero no por ello menos importante, los humanos humanos seránpor fin dueños de sí mismos, de sus vidas y sus destinos, incluida su composicióngenética. Las relaciones entre ellos serán relaciones entre personas libres, no entreesclavos. Aristóteles ya planteó que el hombre se pone a filosofar cuando tiene susnecesidades básicas cubiertas. Comprendió que el desarrollo de la cultura está

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278. Engels, Dialéctica de la naturaleza, pp. 40-41.

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estrechamente ligado a las condiciones materiales de vida. En una cita realmentellamativa, demuestra que el ser humano empieza a filosofar, a dedicarse a la bús-queda del conocimiento porque sí, sólo cuando no tiene que luchar por las nece-sidades de la existencia:

“Esto se demuestra por el actual curso de los acontecimientos; ya que la filo-sofía sólo surge cuando las necesidades y el confort físico y mental de la vidaestán cubiertos. Claramente, por lo tanto, no se desea la sabiduría porque tengaalguna ventaja extrínseca; porque el hombre es libre cuando existe por sí mismoy no en el interés de otro, por eso la filosofía es la única de las ciencias que eslibre, porque es la única que se busca por ella misma”279.

Durante toda la historia de la civilización, la cultura ha sido el monopolio deuna pequeña minoría. En una sociedad auténticamente socialista democráticaserá posible reducir de forma generalizada la jornada laboral e incrementar elnivel de vida de todo el mundo, gracias a un enorme auge de la producción. Libe-rados de las presiones de la necesidad, hombres y mujeres podrán dedicar susvidas a un desarrollo completo e integral de su personalidad, intelecto y psique.El arte, la literatura, la música, la ciencia y la filosofía ocuparán una posiciónsimilar a la que ocupa hoy en día la política de partidos.

Una economía planificada y gestionada democráticamente pondría el enormepotencial de la ciencia y la técnica a disposición de la humanidad. En los últimoscien años, las mejoras en la dieta y la atención sanitaria han duplicado la espe-ranza de vida en muchos países industrializados. Nuevas mejoras en la calidad devida podrían llevar a alargar todavía más la vida activa. Cien años de vida plena-mente activa sería una cosa habitual. El uso correcto de la ingeniería genéticapodría incluso permitir a los científicos contrarrestar el proceso de envejecimien-to y prolongar la vida humana mucho más allá de lo que se consideraba como laextensión normal. Las posibilidades para el futuro del género humano son tan infi-nitas como el propio universo.

“Estas perspectivas están completamente de acuerdo con toda la evolución delhombre. Comenzó primero por expulsar los elementos oscuros de la producción yla ideología, acabando, por medio de la técnica, con la rutina bárbara de su traba-jo, y por medio de la ciencia con la religión. Después expulsó de la política losinconscientes, al derribar la monarquía, a la que sucedieron las democracias y par-lamentarismos racionalistas, y luego la dictadura abierta de los sóviets. Los ele-mentos incontrolados tenían el máximo arraigo en las relaciones económicas, peroel hombre los está eliminando también aquí por medio de la organización socia-lista. Esto permite reconstruir sobre bases diferentes la vida familiar tradicional.Finalmente, si la naturaleza misma del hombre se encuentra oculta en los rinco-nes más profundos y oscuros del subconsciente, ¿no es evidente que en este sen-tido han de dirigirse los más grandes esfuerzos de la investigación y la creación?El género humano, que ha dejado de arrastrarse ante Dios, el Rey y el Capital, no

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279. Aristóteles, op. cit., p. 55.

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debe capitular ahora ante las leyes oscuras de la herencia y de la selección sexual.El hombre libre tratará de lograr el máximo equilibrio en el funcionamiento de susórganos y el desarrollo más armónico de sus tejidos, a fin de reducir así el miedoa la muerte dentro de los límites de una reacción racional del organismo ante elpeligro. No hay duda de que la falta de armonía anatómica y fisiológica del hom-bre, la gran desproporción en el desarrollo de sus órganos o la utilización de sustejidos dan a su instinto vital ese miedo mórbido, histérico, ante la muerte, temorque produce a su vez las humillantes y estúpidas fantasías sobre el más allá.

“El hombre tratará de ser dueño de sus propios sentimientos, de elevar sus ins-tintos a la altura de lo consciente y hacerlos transparentes, de dominar con suvoluntad las tinieblas de lo inconsciente; así se elevará a un nivel superior y cre-ará un tipo biológico y social más perfecto, o si se quiere, un superhombre.

“Es tan difícil predecir cuáles serán los límites del dominio de sí mismo quealcanzará el hombre futuro, como prever hasta dónde se podrá desarrollar el domi-nio técnico sobre la naturaleza. La construcción social y la autoeducación psi-cofísica serán dos aspectos paralelos de un único proceso. Todas las artes —la lite-ratura, el teatro, la pintura, la escultura, la música y la arquitectura— darán a esteproceso una forma sublime. Más exactamente, la forma que revestirá el procesode edificación cultural y de autoeducación del hombre comunista desarrollará almáximo los elementos vitales del arte contemporáneo. El hombre se hará incom-parablemente más fuerte, más sabio y más complejo. Su cuerpo será más armo-nioso, sus movimientos más rítmicos, su voz más melodiosa. Las formas de suexistencia adquirirán una calidad dinámicamente dramática. El hombre normal seelevará a las alturas de un Aristóteles, un Goethe o un Marx. Y por encima de estasalturas se elevarán nuevas cúspides”280.

ALIENACIÓN Y FUTURO DE LA HUMANIDAD 457

280. Trotsky, Literatura y revolución, pp. 174-75.

Page 441: Razón y revolución

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462 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

Page 445: Razón y revolución

Glosario de términos

Por razones de espacio, este glosario no es exhaustivo. En general, para evitarrepeticiones, no se incluyen los términos explicados en el texto.

ADN: Material genético de las células. Su contenido informativo es la base de losfenómenos de la replicación y la transcripción.

Alopátrica, Teoría: Según esta teoría, la separación geográfica de dos o máspoblaciones de una especie provoca una divergencia evolutiva hasta que entrelas mismas se hace imposible el entrecruzamiento.

Aminoácido: Sustancia química orgánica en cuya composición molecular entranun grupo amínico y otro carboxílico. Los aminoácidos se combinan para pro-ducir moléculas proteínicas y son, por lo tanto, un componente fundamentalde la materia viva.

Causalidad: Interdependencia entre causa y efecto, es decir, las conexiones nece-sarias entre los fenómenos. La causalidad es una cuestión esencial en la luchaentre el materialismo y el idealismo.

Citoplasma: Contenido de la célula exceptuando el núcleoCromosoma: Cada uno de los corpúsculos, casi siempre en forma de filamentos,

que existen en el núcleo celular y solamente son visibles durante la mitosis.Su formación se debe a una especie de condensación de la cromatina. Sunúmero es constante para cada especie de ser vivo.

Determinismo: Creencia de que todos los procesos están determinados por cau-sas definidas y leyes naturales y, por lo tanto, son predecibles. El determinis-mo biológico y el determinismo mecánico son dos variaciones de esta premi-sa. El indeterminismo es lo contrario, la creencia de que los acontecimientosson gobernados por la pura casualidad.

Dialéctica: De la palabra griega para “discutir”. Ciencia de las leyes generalesque gobiernan el desarrollo de la naturaleza, la ciencia, la sociedad y el pen-samiento. Considera que todo fenómeno está en movimiento y en cambio per-petuo. El marxismo vincula este concepto al materialismo y muestra los pro-

Page 446: Razón y revolución

cesos de desarrollo de todas las cosas a través de la lucha, la contradicción yla sustitución de una forma por otra.

Diploide: Célula con cromosomas a pares.Dogma: Proposición que se considera cierta y principio innegable de una doctri-

na.Eclecticismo: Escuela filosófica que intenta conciliar las doctrinas que parecen

mejores o más verosímiles, aunque procedan de sistemas diversos. A menudo,el eclecticismo se usa para intentar reconciliar lo irreconciliable, como, porejemplo, el idealismo y el materialismo.

Electromagnetismo: Parte de la física que estudia la interacción de los camposeléctricos y magnéticos.

Electrón: Partícula atómica elemental que contiene la mínima carga posible deelectricidad negativa.

Empirismo: Sistema filosófico que afirma que todo conocimiento humano sebasa en la experiencia y se obtiene a través de ella. Es el opuesto del raciona-lismo. Su principal defecto es la tendencia a rechazar la razón como mediodeductivo, en favor de una exageración metafísica del papel de la experienciapor sí misma.

Entropía: Función termodinámica que es una medida de la parte no utilizable dela energía contenida en un sistema. Medida del desorden de un sistema. En unsistema aislado se usa para determinar la forma en que éste va a cambiar cuan-do se caliente o se enfríe, se comprima o se expanda. La termodinámica man-tiene que la entropía de un sistema nunca puede decrecer, sino sólo aumentary que un estado de máxima entropía está marcado por un estado de equilibrioen que no puede producirse más conversión de energía. Esto ha sido utilizadopara justificar la idea errónea de la “muerte térmica del universo”. En los últi-mos años, Ilya Prigogine ha reinterpretado la segunda ley de la termodinámi-ca para definir la entropía de otra forma. Según él, la entropía no significamayor desorden en el sentido generalmente aceptado, sino un proceso irrever-sible de cambio que generalmente lleva a estados mejor ordenados.

Especiación: El proceso de divergencia evolucionista que lleva al surgimiento dedos especies a partir de una.

Eugenesia: Aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamien-to de la especie humana. Los seguidores de la eugenesia argumentan que losproblemas sociales son causados por gente con características genéticas here-dadas, por lo que su eliminación resolvería el problema en generaciones futu-ras. La conclusión lógica de esta teoría es profundamente racista y reacciona-ria, basada en prejuicios y dudosas investigaciones.

Eucariota: Perteneciente a uno de los dos grupos principales de organismos en laTierra (el otro es el de las procariotas). Se caracteriza por tener células connúcleo diferenciado, envuelto por una membrana y con citoplasma organizado.

Fenotipo: Conjunto de los genes que se manifiestan en un determinado ambiente(por ejemplo, el color de ojos).

464 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

Page 447: Razón y revolución

Filo: Serie de organismos que se considera poseen un antecesor común. Es la uni-dad básica de diferenciación entre los seres vivos.

Fotón: Cada una de las partículas de que parece estar constituida la luz y, en gene-ral, la radiación, en aquellos fenómenos en que se manifiesta su naturalezacorpuscular.

Gen: Cada una de las partículas dispuestas en un orden fijo a lo largo de los cro-mosomas y que determinan la aparición de los caracteres hereditarios en losvirus, las bacterias, las plantas y los animales.

Genoma: Conjunto de los cromosomas de una célula.Genotipo: Conjunto de los genes existentes en cada uno de los núcleos celulares

de los individuos pertenecientes a una determinada especie de ser vivo.Gradualismo: Teoría que defiende que todo cambio evolutivo es más bien gra-

dual, sin saltos bruscos.Hadrón: Cualquier miembro de una extensa familia de partículas elementales que

interaccionan a través de la llamada fuerza nuclear fuerte.Haploide: Dícese del organismo, tejido, célula o núcleo que posee un único juego

de cromosomas.Lamarckismo: Teoría de que características adquiridas pueden ser heredadas y

que cualquier variación genética nueva tiende a ser dirigida adaptativamenteen vez de “al azar”, como opinó Darwin.

Lysenkoismo: Versión del lamarckismo del soviético Lysenko, que trató de pro-ducir modificaciones hereditarias en plantas mediante ciertos tratamientos.Aunque posteriormente sus investigaciones fueron desacreditadas, en su díafueron férreamente defendidas por los estalinistas.

Maltusianismo: Teoría desarrollada por Thomas Malthus. Afirmaba que el nivelde población era responsable de los problemas sociales y debería ser contro-lados, ya que los aumentos incontrolados de población ocurren en progresióngeométrica, mientras que los recursos aumentan en progresión aritmética.

Mecánica cuántica: Descripción matemática del funcionamiento de las estructu-ras atómica y subatómica.

Meiosis: División celular en la que una célula da origen a células hijas con lamitad de los cromosomas cada una.

Metafísica: Del griego, meta [ta] physika, “después de [la] física”, por la ubica-ción del tratado de Aristóteles sobre la metafísica (Primera filosofía) despuésde sus tratados de física. Hay dos definiciones, la marxista y la tradicional. Enla terminología marxista, la metafísica es un método que mantiene que lascosas son independientes entre sí e inmutables, que la naturaleza está en repo-so, fija y estática, y que niega que las contradicciones inherentes sean la fuen-te del desarrollo de la naturaleza y la sociedad. Todas las cosas pueden serinvestigadas separadamente unas de otras. Hoy en día, se utiliza a menudo ensu lugar el término reduccionismo.La filosofía tradicional utilizó esta palabra para describir la rama de lafilosofía que trata con conceptos universales, a diferencia de la observa-

GLOSARIO DE TÉRMINOS 465

Page 448: Razón y revolución

ción de la naturaleza. Más tarde se volvió sinónimo de especulación idea-lista abstracta.

Mitosis: Modalidad de la división celular en la que una célula da origen a célulashijas con un juego completo de cromosomas cada una.

Mutación: Alteración producida en la estructura o el número de los genes o de loscromosomas de un organismo vivo que se transmite a los descendientes. Feno-tipo producido por aquellas alteraciones.

Neutrón: Uno de los dos tipos de partícula que forma el núcleo de un átomo. Elotro es el protón.

Nucleótido: Molécula bioquímica que es el componente básico del ADN y el ARN.Paleontología: Ciencia que estudia los fósiles.Plasma: Materia gaseosa fuertemente ionizada, con igual número de cargas libres

positivas y negativas. La física del plasma es una rama importante de la cien-cia moderna.

Positivismo: Corriente idealista que cree en hechos “positivos” en vez de deduc-ciones abstractas. Niega que la filosofía sea una forma de ver el mundo ydeclara que la creencia debería concentrarse en la descripción de los hechos,y no en su análisis. El positivismo se declara neutral y por encima de posturasfilosóficas, interesado en los procesos pero sin interés en ir más allá de lasfronteras del statu quo. En la práctica, defiende el mantenimiento de lasestructuras sociales existentes.

Positivismo lógico: Una variación del positivismo que intenta combinar el empi-rismo idealista subjetivo con un método de análisis lógico.

Positrón: Partícula elemental con carga eléctrica igual a la del electrón, peropositiva.

Procariota: Perteneciente a uno de lo dos grandes grupos de organismos de laTierra (el otro es el Eucariota). No tiene núcleo celular estructurado ni orgá-nulos unidos por membrana.

Protón: Partícula constituyente de los núcleos de todos los elementos atómicos.Protoplasma: Sustancia constitutiva de las células, de consistencia más o menos

líquida, estructura coloidal y composición química muy compleja.Quark: Partícula subatómica constituyente de las partículas elementales conoci-

das como hadrones.Quásar (del inglés quasi-stellar radio source, fuente de radiación cuasi estelar):

Cuerpo celeste de apariencia estelar en las fotografías y de color azulado, cuyoespectro se caracteriza por líneas de emisión anchas y muy desplazadas haciael rojo, lo que indica que se aleja a velocidad muy considerable.

Racionalismo: Teoría que mantiene que la razón es la única fuente del conoci-miento, y no la percepción como propone el empirismo.

Radiación adaptativa: Evolución, a partir de un tipo primitivo de organismo, devarias formas divergentes adaptadas a distintos modos de vida.

Reduccionismo: Creencia de que todas las leyes científicas y procesos relaciona-dos a los sistemas complejos pueden reducirse a leyes científicas básicas.

466 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

Page 449: Razón y revolución

Relatividad, Teoría de la: Las leyes de la relatividad (relación entre un objeto yun observador u otro objeto) consideradas y desarrolladas por Einstein. Lateoría general de Einstein trata del movimiento, la gravedad, el tiempo y elconcepto del tiempo curvado. La teoría que trata de la velocidad constante sellama teoría especial. La parte más famosa de estas leyes es la que muestra larelación entre la masa y la energía (E = mc2).

Serie convergente: Serie de números en que la suma parcial sucesiva obtenidatomando más y más términos se acerca a un número fijo o límite.

Silogismo: Argumento que consta de tres proposiciones: dos premisas y una con-clusión. Formulado por Aristóteles, fue el primer sistema lógico de deducción.

Sistemática: Ciencia que estudia la clasificación de las especies con arreglo a suhistoria evolutiva o filogenia.

Solfatara: Abertura, en terrenos volcánicos, por donde salen vapores sulfurosos.Taxonomía: En biología, ciencia de la ordenación jerarquizada y sistemática, con

sus nombres, de los seres vivos.Termodinámica: Parte de la física que estudia las relaciones entre el calor y las

restantes formas de energía. La primera de sus leyes se refiere generalmentecomo la ley de la conservación de la energía. Es de importancia decisiva entodas las ramas de la ciencia y de la ingeniería

GLOSARIO DE TÉRMINOS 467

Page 450: Razón y revolución

A

Agustín, San: 140, 157, 261.Alfvén, Hannes: 9, 10, 11, 12, 191, 204,

219, 220, 221, 240, 243.Álvarez, Luis: 285.Anaximandro: 382.Aristóteles: 51, 55, 56, 57, 61, 63, 97,

100, 102, 103, 106, 115, 116, 153, 154,161, 201, 227, 241, 244, 260, 261, 310,378, 383, 433, 439, 455, 457.

Arquímedes: 380, 382, 383.Arrhenius, Svante: 261.Asimov, Isaac:130, 181, 257.

B

Bacon, Francis: 32, 55, 236, 451.Berkeley, Obispo: 56, 131, 384, 414.Bernal, J. D.: 165, 180, 258, 262, 266.Bernoulli, Jacques: 145.Binet, Alfred: 358, 359, 361.Binford, Lewis: 295.Bohm, David: 60, 74, 131, 137, 141, 143,

144, 146, 191, 409.Bohm, Max: 132.Bohr, Niels, 84: 123, 132, 134, 212, 228,

389, 406.Bolanzo, Bernhard: 385.Boltzmann, Ludwig: 142, 163, 183, 185,

186, 187, 194, 195, 196, 198.Bondi, Hermann: 204.

Born, Max: 134.Bruner, Jerome: 289, 323, 325, 452.Brunner, Hans: 368.

C

Calvino: 140.Cannon, Annie J.: 224.Cantor, Georg: 385, 396.Chebyshev, P. L.: 145.Childe, Gordon: 46, 47, 53.Chomsky, Noam: 293, 322.Clausius, Robert: 187, 193, 194.Copérnico, Nicolás: 160, 311.Crick, Francis: 261, 351, 352, 355.Cuvier, Georges: 246.

D

D’Alembert, Jean: 385.Darwin, Charles: 20, 55, 59, 89, 116, 142,

150, 163, 189, 196, 252, 261, 272, 292,299, 300, 307, 317, 335, 336, 337, 338,341, 342, 343, 344, 347, 348, 349, 351,352, 354, 361, 404.

Davies, Paul: 39, 40, 218.Dawkins, Richard: 23, 338, 353, 354,

356, 365, 367, 368, 369, 370, 371, 372,373.

De Broglie, Louis: 122, 133.Dedekind, Richard:383.Demócrito: 385.

Índice onomástico

Page 451: Razón y revolución

Descartes, René: 10, 112, 311, 318, 384.Dietzgen, Joseph: 91.Dirac, Paul: 83.Dobzhansky, Theodosius: 343, 354, 356,

357, 367, 417.Doppler, Christian: 203.

E

Einstein, Albert: 9, 61, 89, 107, 108, 111,116, 119, 121, 122, 123, 124, 129, 132,133, 162, 163, 165, 166, 167, 168, 169,170, 171, 173, 176, 177, 178, 180, 181,182, 184, 185, 186, 188, 189, 190, 191,192, 195, 203, 205, 207, 213, 222, 223,228, 229, 232, 239, 241, 355, 405, 406,407, 410, 414, 415.

Eldredge, Niles: 72, 336, 337, 338, 422.Engels, Federico: 13, 14, 15, 16, 17, 23,

33, 40, 41, 44, 47, 57, 59, 61, 62, 67,68, 70, 73, 77, 82, 86, 87, 88, 89, 90,93, 104, 105, 107, 110, 117, 121, 122,135, 136, 139, 140, 147, 150, 152, 153,155, 156, 164, 170, 173, 188, 189, 219,230, 232, 236, 237, 242, 246, 251, 252,257, 258, 259, 266, 275, 277, 290, 291,292, 293, 294, 295, 296, 298, 300, 304,306, 317, 319, 320, 331, 337, 338, 341,342, 343, 344, 347, 348, 357, 377, 380,381, 384, 386, 399, 401, 402, 403, 404,405, 407, 412, 416, 417, 418, 419, 421,422, 424, 429, 435, 454, 455.

Eratóstenes: 413.Euclides: 107, 169, 170, 396.Eysenck, Hans: 358, 365.

F

Faraday, Michael: 68, 119, 415.Farmer, Doyne: 154.Feuerbach, Ludwig: 50, 52.Feynman, Richard: 61, 70, 81, 82, 105,

168, 175.Foucault, Léon: 119.Frazer, James G.: 48, 50.Frege, Gottlob: 114.Fresnel, Augustin J.: 119.

Freud, Sigmund: 156.Friedmann, Alexander: 203, 207, 223,

228.Fukuyama, Francis: 13.

G

Galbraith, John Kenneth:37, 432.Galileo: 12, 32, 55, 160, 172, 209, 236,

237, 309, 383, 385, 389, 415.Gamow, George: 204, 205, 206.Gauss, Karl F.: 145, 187, 198, 385.Gell-Mann, Murray: 126.Gibbon, Edward: 420.Gilbert, William S.: 348.Gleick, James: 69, 389, 390, 391, 393,

394, 396, 399, 400, 401, 402, 404, 405,406, 410, 425, 450.

Gödel, Kurt: 388.Gold, Thomas: 204.Gould, Stephen Jay: 72, 268, 272, 273,

276, 277, 283, 300, 336, 337, 338, 339,340, 341, 349, 369, 372, 422.

Grant, Ted: 216.Guth, Alan: 206, 207, 208, 210, 241.

H

Haldane, J. B. S.: 257, 258, 259, 260,263, 351, 352, 368, 423.

Hawking, Stephen: 213, 226, 227, 229,230, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237,238.

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich: 23, 35,44, 56, 57, 59, 60, 63, 65, 67, 82, 85,87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 95, 98, 102,103, 104, 105, 106, 107, 108, 109, 110,114, 115, 146, 147, 148, 149, 150, 155,156, 158, 162, 163, 164, 165, 170, 173,183, 230, 237, 240, 247, 302, 322, 323,336, 380, 383, 384, 386, 395, 397, 405,407, 411, 412, 415, 417, 419, 422, 448.

Heisenberg, Werner K.: 71, 113, 121,129, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 145,149, 185, 228, 239, 414.

Heráclito: 57, 59, 80, 81, 82, 90, 113,160, 163, 395, 418.

470 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

Page 452: Razón y revolución

Hilbert, David: 387, 388.Hobbes, Thomas: 55, 317, 348, 371, 378.Hoffmann, Banesh: 83, 121, 122, 211, 381,

418.Hoyle, Fred: 204, 205, 206, 224, 232, 243,

261.Hubble, Edwin Powell: 202, 203, 207,

214.Hume, David: 56, 131, 231, 414.Huxley, Thomas Henry: 261,409.

J

Jeans, Sir James: 195, 242.Jenófanes: 52.Jenofonte: 52.Jesús: 447

K

Kant, Immanuel: 56, 57, 99, 102, 104, 105,131, 135, 154, 161, 162, 165, 170, 202,221, 231, 234, 242, 243, 328, 333, 382,411.

Kauffman, Stuart: 264.Kelvin, Lord: 68, 195.Klein, Morris: 387.Klein, Oskar: 220, 221.Kuhn, Thomas: 412.

L

Lamarck, Jean Baptiste de: 354.Landau, Liev D.: 167, 225.Laplace, Pierre Simon: 56, 119, 136, 138,

139, 140, 141, 142, 145, 146, 150, 190,191, 221, 242, 243, 386, 410, 421.

Leakey, Richard: 291, 296, 297, 298, 299.Leibniz, Gottfried W.: 115, 123, 155, 384.Lenin, V. I.: 13, 16, 32, 41, 80, 92, 99, 101,

134, 183, 261.Lerner, Eric J.: 9, 206, 207, 208, 209, 223,

225, 230, 238, 339, 410, 414.Lewin, Roger: 302, 316.Locke, John: 55, 97, 112.Lyell, Charles: 245, 246, 335.Lysenko, Trofim D.: 354, 424.

M

Malthus, Thomas Robert: 343, 344, 345,347, 431.

Mandelbrot, Benoit B.: 392, 393, 395, 396,400, 401.

Marx, Carlos: 13, 14, 15, 16, 22, 23, 28, 32,33, 40, 41, 44, 45, 57, 59, 60, 61, 77, 90,92, 93, 94, 95, 105, 135, 150, 155, 173,174, 188, 234, 235, 246, 252, 290, 341,342, 344, 347, 357, 399, 401, 404, 405,407, 417, 419, 421, 422, 424, 429, 434,435, 437, 438, 440, 446, 448, 450, 451,457.

Maxwell, James: 70, 119, 120, 121, 166,187, 190, 194, 210, 222, 414, 415.

Mendel, Gregor J.: 351.Meyer, Julius L.: 66.Montaigne, Michel E. De: 45, 103.Morris, Desmond: 365.Muller, Richard: 284, 285.

N

Newton, Isaac: 56, 69, 106, 111, 116, 119,121, 138, 141, 142, 150, 162, 163, 164,169, 171, 173, 181, 184, 188, 189, 190,191, 195, 203, 207, 222, 229, 236, 311,384, 414, 421.

O

Oparin, Alexandr I.: 146, 257, 258, 259,260, 263.

Oppenheimer, Julius R.: 225.

P

Pasteur, Louis: 260, 261.Peebles, P. J. E.: 205, 206.Penrose, Roger: 226, 227, 230, 232, 233,

235, 236.Penzias, Arno: 205, 206.Peratt, Anthony: 220, 230.Piaget, Jean: 321, 322, 323, 324, 325, 327,

330, 332, 333, 452.Pitágoras: 159, 165, 377, 380, 382.

ÍNDICE ONOMÁSTICO 471

Page 453: Razón y revolución

Planck, Max: 71, 75, 120, 121, 122, 133,175, 183, 186, 405.

Platón: 10, 54, 55, 114, 133, 159, 160, 214,260, 310.

Plejánov, Jorge: 90, 335, 336.Popper, Karl: 184, 185.Poston, Tim: 421.Prigogine, Ilya: 164, 188, 191, 196, 197,

198, 199.

R

Reagan, Ronald: 36, 37, 443.Rees-Mogg, William: 35, 36, 39, 40, 238,

432, 439, 442.Rhodes, F. H. T.: 272, 275.Ricardo, David: 94, 95.Rose, Stephen: 309, 310, 311, 312, 313,

314, 317, 318, 321, 356, 360, 369, 370,373.

Russell, Bertrand: 102, 114, 196.

S

Santayana, George: 416.Savage-Rumbaugh, Sue: 302.Schrödinger, Erwin: 129, 130, 133, 134.Shakespeare, William: 49, 148, 158.Smith, Adam: 94, 343.Sócrates: 442.Spencer, Herbert: 343, 344, 357.Spinoza: 95, 138.Stalin, J. V.: 80, 323, 424.Stengers, Isabelle: 164, 188, 199, 404.Stewart, Ian: 80, 421.

T

Thatcher, Margaret: 443.Tolomeo:10, 201, 227, 241, 431.Toth, Nicholas: 291, 292.Trotsky, León:13, 16, 22, 28, 41, 59, 63, 79,

80, 97, 101, 106, 107, 109, 112, 173,349, 419, 423, 431, 439, 440, 442.

Tully, Brent: 209, 215.

U

Ussher, Obispo: 201, 202, 245.

V

Vail, Peter: 248.Vaucouleur, Gerard de: 223.Vigotsky, Lev: 318, 323, 324, 452, 453.Vinci, Leonardo da: 32, 401.

W

Waldrop, M.: 65, 73, 197.Wegener, Alfred: 247, 249.Westbroek, Peter: 247.Whitehead, Alfred N.: 114, 179, 345, 451.Wilson, E. O.: 356, 357, 359, 365.Wilson, Robert: 205, 206.

Y

Yudofsky, Stuart: 19, 363, 364.

Z

Zenón: 160, 382, 383.

472 RAZÓN Y REVOLUCIÓN. FILOSOFÍA MARXISTA Y CIENCIA MODERNA

Page 454: Razón y revolución

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La Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels fue creada en 1987con el objetivo de defender y difundir las ideas del marxismo revolucio-

nario. Su actividad se centra en la publicación de materiales políticos que con-tribuyan a arrojar luz sobre los acontecimientos contemporáneos desde laóptica del socialismo científico, en un momento en que la ofensiva ideológicadesatada contra las ideas socialistas exige un esfuerzo teórico y material porparte de todos aquellos que aspiramos a un cambio radical de la sociedad.

Haciéndote socio de la Fundación contribuyes a su sostenimiento econó-mico, y favorecerás el desarrollo de sus actividades y publicaciones. Ademásrecibirás los folletos que publiquemos, nuestra revista de debate políticoMARXISMO HOY, un descuento del 10% en los libros de nuestro catálogo ytendrás toda la información sobre las actividades públicas de la Fundación.

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Cuatro números 14,40 euros 18 euros 21,70 euros

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· Número 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . A cien años de la muerte de Federico Engels· Número 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . La Transición española, un análisis marxista· Número 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Revolución española (1931-1939)· Número 4 . . . . . . . . . . . . . . . . Una alternativa socialista a la Unión Europea· Número 5 . . . . . . . . . . . . . . . Lecciones de Chile. A 25 años del golpe militar· Número 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El nuevo orden mundial del imperialismo· Número 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Perspectivas para la economía mundial· Número 8 . . . . . . . . . León Trotsky. Su pensamiento más vigente que nunca· Número 9 . . . . . . . . . . . . . . . . . La Transición española, un análisis marxista· Número 10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . América Latina hacia la revolución· Número 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Gramsci y la revolución italiana· Número 12 . . . . . . . . . . . . . . . . Portugal 1974. La Revolución de los Claveles· Número 13 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Comuna Asturiana de 1934· Número 14 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El marxismo y la guerra· Número 15 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El materialismo dialéctico y la ciencia· Número 16 . . . . . . . . . . . . . . . China. De la revolución a la contrarrevolución· Número 17 . . . . . . . . . . . . . . . . . . Venezuela. La lucha por el socialismo hoy

Page 456: Razón y revolución

COLECCIÓN CRÍTICA MARXISTA

· Razón y revolución.Filosofía marxista y ciencia moderna Alan Woods / Ted Grant

· Rusia, de la revolución a la contrarrevolución Ted Grant· Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente A. Woods / T. Grant· Bolchevismo. El camino a la revolución Alan Woods· La revolución bolivariana. Un análisis marxista Alan Woods· Apuntes revolucionarios Celia Hart· Euskal Herria y el socialismo.

Marxismo y cuestión nacional Alan Woods / Eloy Val· En defensa de la Revolución de Octubre Varios autores

· Obras de Ted GrantVolumen I

COLECCIÓN MEMORIA OBRERA

· Rebelión obrera en Tejas y LadrillosJosé Martín

· 3 de marzo. Una lucha inacabadaArturo Val del Olmo

· Carrier. Lecciones de una luchaFelipe Palacios

Page 457: Razón y revolución

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL MARXISMO

1. El manifiesto comunista C. Marx / F. Engels2. El Estado y la revolución V.I. Lenin3. Las Tesis de Abril V.I. Lenin4. La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo V.I. Lenin5. Acerca de los sindicatos León Trotsky6. Reforma o revolución R. Luxemburgo7. Huelga de masas, partido y sindicato R. Luxemburgo8. Qué es el marxismo / Su moral y la nuestra L. Trotsky9. Salario, precio y ganancia / Trabajo asalariado y capital C. Marx10. El 18 Brumario de Luis Bonaparte C. Marx11. La guerra civil en Francia C. Marx12. Crítica del programa de Gotha / Erfurt C. Marx / F. Engels13. Problemas de la vida cotidiana L. Trotsky14. El manifest comunista (català) C. Marx / F. Engels15. Anarquismo y comunismo E. Preobrazhenski16. La crisis de la socialdemocracia R. Luxemburgo17. Contribución al problema de la vivienda F. Engels18. L. Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana C. Marx / F. Engels19. Introducción a Dialéctica de la Naturaleza (y otros) F. Engels

La Fundación Federico Engels publica regularmente su catálogo de libros ydocumentos. En él puedes encontrar más de cien títulos de obras de los

clásicos del marxismo, muchas de ellas descatalogadas.Si estás interesado en recibirlo, escríbenos y te lo enviaremos gratuitamente;

también puedes consultarlo en www.engels.org

Page 458: Razón y revolución

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL MARXISMO

ESCRITOS DE TED GRANT

1. · Por qué llegó Hitler al poder.· Ascenso y caída de la Internacional Comunista.

2. · ¿Habrá una recesión? / ¿Resolverá la reflación nuestros problemas?3. · La Revolución China.

· La revolución colonial y la división chino-soviética.

León Trotsky· La revolución

permanente· La revolución

traicionada· La lucha contra

el fascismo· 1905· Terrorismo

y comunismo· La revolución

española (1930-39)

Federico Engels· El origen de la familia,

la propiedad privaday el Estado

CUADERNOS DE FORMACIÓN MARXISTA

1. Introducción al materialismodialéctico.

2. La república soviética húngara de1919.La revolución olvidada.

3. De noviembre a enero. La revolu-ción alemana de 1918.

4. El marxismo y la religión.5. El marxismo y el arte.6. Breve historia del desarrollo capi-

talista y del movimiento obreroen Turquía.

7. Stalin: 50 años después de lamuerte del tirano.

8. Ascenso y caída de NapoleónBonaparte.

9. El Islam y EEUU, ¿amigos o ene-migos? / El resurgir del funda-mentalismo

10. El origen de los judíos

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� Giro Postal al Apdo. de Correos 5.200 (28080 Madrid)� Ingreso a nombre de la A.C. Debate Social,

en la cuenta nº 0182 - 0975 - 51 - 0201540722 del BBVA

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EL MILITANTE es un periódico mensual elaborado por ypara los trabajadores que colabora habitualmente con laFundación Federico Engels en la defensa y difusión delas ideas del marxismo revolucionario. En torno a él seagrupa la corriente que defiende un programa marxistaen el seno de las organizaciones de la clase obrera.

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