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RASGOS PARA UNA PASTORAL DESDE NAZARET

Alejandro Emmanuel Daza Estrada, Mj

PRESUPUESTOS.

1. Jesús en Nazaret, experiencia de familia. Jesús de Nazaret es una experiencia vital de la cercanía de Dios. Esta experiencia es irreducible a algunos aspectos o perspectivas. Para nuestra reflexión hemos tomado una vía específica: la humanidad de Jesús.1 Los datos más directos sobre Él los podemos rastrear de los evangelios. Decidimos acentuar la humanidad de Jesús, Nos parece el camino mejor. La mística más profunda, no puede tener otro camino que la humanidad. La humanidad se nos revela en plenitud y en su mejor “versión” en Jesús de Nazaret. En Jesús se manifiesta lo mejor de la humanidad; el es el “Hijo amado, el predilecto” (Mc 1, 11). En Jesús nuestra experiencia de Dios se hace histórica; esto es el Reino de Dios. Esta realidad nos es transmitida en los evangelios desde aquello que vivieron los discípulos con Jesús y poco a poco se fue haciendo reflexión en las comunidades. La finalidad de estas reflexiones hechas en los evangelios no es biográfica. Tiene un sentido de catequesis y de prolongar lo transmitido por Jesús para ser vivido. En el momento específico en que se escribieron los evangelios, no surge una inquietud clara por los orígenes de Jesús. Sólo dos de los cuatro evangelios hacen alusión directa a la infancia de Jesús y a sus orígenes. Entonces, ¿Será importante hacer una reflexión sobre la infancia de Jesús? Partiendo del principio de la humanidad de Jesús sí. Jesús es Hijo de Dios, pero se despojó de su condición divina para “hacerse semejante en todo” a nosotros, los humanos; por eso la pregunta sí es fundamental. Si Jesús es plenamente humano, no fue ajeno a nada de lo humano. Vivió el proceso de crecimiento de todo ser humano. Sería contradictorio afirmar ésto solamente para el momento de su predicación pública. Más aún, sería contradictorio pensar en Jesús como alguien que aparece sin una historia, unos orígenes, un contexto específico donde se formó, donde construyó su personalidad y donde despertó su conciencia de ser Hijo de Dios.

                                                                                                                         

1 GONZÁLEZ FAUS, J. I., Miedo a Jesús, 3 – 4.

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Estos orígenes los encontramos en su familia, con José, de donde le viene su ubicación histórica y social, y de María, su mamá. El lugar: su casa en Nazaret. Nazaret será clave de lectura para pensar en la formación de la persona de Jesús. Desde esta perspectiva haremos algunas reflexiones basados en los textos bíblicos y sólo serán intentos de reconstruir el espacio de Nazaret como un espacio donde Jesús aprendió a mirar la vida de otro modo. Esta mirada distinta le permitió abrirse a la novedad del ABBA. Fue en Nazaret, en la experiencia con su papá José, con quién descubre la figura del Abba. En otras palabras, la Encarnación y el anuncio del Reino, se van conformando en la vivencia familiar, desde Nazaret, lugar donde se hará el anuncio del cumplimiento del tiempo de Dios. (Lc 4, 14 – 21) Datos bíblicos.

i. Sobre los evangelios de la infancia.

Los evangelios de la infancia son relectura. En Mateo, son relectura del Antiguo Testamento, para manifestar en Jesús el cumplimiento de las promesas hechas al pueblo de Israel. Su intención y finalidad no son biográficas, sino de mostrar el papel de Jesús.2 Aún con todo esto podemos notar el papel en esta historia, de José de Nazaret y su esposa María. Haremos algunas observaciones a algunos textos.3

ii. La anunciación a María y a José.

El anuncio a María nos contextualiza en un lugar específico: Nazaret. Actualmente hay muchas interpretaciones sobre Nazaret de acuerdo a los datos arqueológicos. Se dice fue una pequeña aldea con pocos habitantes, dedicados a la agricultura y es muy probable, existió el asentamiento de una familia sacerdotal. Aunque no hay rastros de la presencia de una sinagoga, no se puede afirmar la existencia o no de una. Si se puede afirmar la vivencia religiosa propia de los judíos, probablemente en sus casas y se realizaban las peregrinaciones al templo de Jerusalén. También existe la controversia sobre si era una ciudad de paso de extranjeros, y de comercio hacía el puerto de Séforis, ya que dista de Nazaret a unos 7km.4 Algunos mapas antiguos lo muestran, pero no hay nada contundente. En todo caso, es un presupuesto posible para entender la visión diferente de Jesús

                                                                                                                         

2 A este respecto hay demasiada bibliografía y el consenso es casi completo. Sería ingenuo pensar desde otra perspectiva, cómo si los relatos de Mateo y Lucas sobre la infancia de Jesús fueron biográficos. Añadimos algunos libros sobre todo con tendencia pastoral: Francesc Riera i Figueras, El Evangelio de Mateo, Sal Terrae vol. 1, no. 88, Santander 2009.; Francesc Ramis Darder, Lucas, Evangelista de la ternura de Dios, Verbo Divino, Pamplona 199713. 3 El fin de estas observaciones no es una exégesis completa. El fin es darnos cuenta de la pedagogía de los evangelistas para comunicar el mensaje y para catequizar a la comunidad. 4 John Dominic Crossan, Jesús Desenterrado, 19.

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hacía los paganos. Es muy probable el contacto con esta ciudad y fue una posible puerta para que Jesús tuviera acceso al conocimiento del griego y el latín. De todos modos, estos datos sólo pueden deducirse ya que no hay pruebas contundentes.5 Los hallazgos de 1997 de unas torretas y prensas de uvas, nos confirman el ambiente en el que creció Jesús: era un ambiente campesino. La religión judía, reafirmamos, se vivía muy probablemente sin una sinagoga como tal. La fe judía era transmitida como tradiciones familiares. La falta de mención de la ciudad de Nazaret de parte de historiadores y de documentos de la época, si nos habla de su marginalidad. Era una ciudad pequeña, no era famosa, ni era centro de comercio o religioso o de cualquier otra cosa. Esto es lo más probable de acuerdo a las excavaciones. En este sentido el dato teológico es: Dios escoge a una muchacha de este pueblo. Entabla un diálogo con ella y se da la irrupción de Dios en la historia a través ella. La muchacha, llamada María, vivía una relación de desposorio. El desposorio judío era una relación formal de noviazgo, previa al matrimonio. El compromiso era real. Tanto es así, que si el desposado moría antes del matrimonio, a la mujer se le llamaba viuda. (Cfr. Lc 1, 26 – 38) María asume su nueva realidad de mamá junto con su desposado. Los textos de la anunciación nos hablan de un conflicto real nacido del amor de Dios: María no ha conocido varón. El acento de la Encarnación no debería estar en la virginidad, pues lo más notorio es la acción de Dios de encarnarse, de despojarse de su condición divina y de asumir historia concreta, de asumir plenamente la condición humana. Eso es lo realmente imposible, y sólo posible para Dios. El Hijo de Dios, nace en una ciudad al margen, en un matrimonio en conformación. La ubicación histórica y geográfica de Dios no son datos de coincidencia, sino de providencia; esto es, Dios escoge vivir al margen por una opción amorosa. No es un dato acaso. Es un modo de existir, Dios existe en Jesús, históricamente, desde la fragilidad humana y desde la marginación social: Nazaret es un lugar de crecimiento para el Hijo de Dios. iii. La anunciación a José.

El texto que llamamos la anunciación a José, de acuerdo a su inicio es más bien la narración de Mateo del nacimiento de Jesús (Mt 1, 18). La función directa del texto no es hablar propiamente de José, sino de Jesús. De acuerdo a Poittevin y Charpentier, “los relatos de la infancia” son una reflexión sobre el ser y la misión de Jesús a la luz de la Resurrección y de la vida de la iglesia.6 Es una reflexión teológica.

                                                                                                                         

5 A este respecto se puede consultar la obra de Joaquín González Echegaray, Jesús en Galilea, Verbo Divino, 20012. 6 Cfr. Poittevin y Charpentier, El evangelio según san Mateo, 20.

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El relato del anuncio a José está precedido por la genealogía. La genealogía de Jesús, hijo de Abraham, de David y de José, nos afirma que él es de nuestra raza.7 Su nacimiento se origina en un movimiento del amor del Padre por el Espíritu, en el seno de una relación de amor de María y de José:

“María estaba prometida a José, ya antes del matrimonio, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era honrado, decidió repudiarla en privado.” (Mt 1, 18b – 19) “El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José de la familia de David; la virgen se llamaba María. (Lc1, 26 – 27)

La genealogía de Mt muestra la manera de proceder de Dios: a través de Jesús se inserta plenamente como ser humano en lo dramático de nuestra historia, en sus luces y sus sombras. El camino de la encarnación es compartir la tremenda, y al mismo tiempo, bella fragilidad humana. El dato más claro es el verso 6 del capítulo 1 de Mateo:

“Jesé engendró al rey David. David engendró, de la mujer de Urías, a Salomón” Si afirmamos la naturaleza de los evangelios como reflexión y catequesis, debemos afirmar la conciencia clara de la comunidad: Dios a través de Jesús se hace presente en esta historia humana, débil, frágil y convulsionada. Es necesaria la intervención de Dios para comunicar el sentido de esta experiencia en María, pues surgía la tentación de la ruptura y separación. Eso queda claro con la afirmación:

“José, hijo de David, no tengas reparo en acoger a María como esposa tuya, pues lo que ha concebido es obra del Espíritu Santo.” (Mt 1, 20b).

El Hijo de Dios se hace plenamente en una familia. Esta familia lleva consigo la herencia histórica del pueblo judío. Historia de amor, de ruptura, de fidelidad de parte de Dios y de infidelidad de parte del pueblo: Jesús es hijo de David. Sí, David quien tuvo un hijo con la mujer de Urías. El papel de José es insertar a su hijo en la historia de su pueblo, de acuerdo a las tradiciones judías y le da su ser social.8 El Espíritu Santo, fuerza vital y aliento de vida, hace posible un nacimiento humano del Hijo de Dios como muestra de amor. El milagro de Dios es el nacimiento de su Hijo en una familia, el

                                                                                                                         

7 Cfr. Ibid. 22. 8 Cfr. Idem.

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desprendimiento de la divinidad para asumir la vulnerabilidad humana, para hacerse hermano y construir una nueva familia. Es muy complicado y aventurado dar conclusiones sobre los textos de la infancia de Jesús, debido a su carácter catequético y su redacción posterior a la resurrección de Jesús. De cualquier modo, desde la perspectiva más humana: el matrimonio, relación de amor entre José y María, es un preanuncio del modo como Dios ama a la humanidad en Jesús. Los dos llevan su carga de humanidad, de respeto y reverencia ante el misterio y riqueza que encierran cada uno; del mismo modo Dios respeta la humanidad y cree en ella. Jesús, muy probablemente, experimentó en el amor de pareja de José y María, sus padres, la imagen del amor de Dios, quien apuesta todo por cada ser humano, quien no teme arriesgar a pesar de lo incomprensible, irreducible y trágico de cada persona. El amor de Dios se experimenta en el trabajo sencillo, en la convivencia cotidiana. Por eso Jesús, rechaza toda proclamación pública, por eso tiene una cercanía natural y espontanea con todo el pueblo, y rompe algunas estructuras comiendo y compartiendo con pecadores, enfermos, extranjeros, etc. La personalidad de Jesús, muy probablemente, se forjó en esta convivencia familiar de trabajo, de cercanía. Su contacto con las diferentes realidades, muy probablemente en Séforis, le permitieron ampliar su horizonte y “tocar” las complejidades humanas. También es muy probable su vivencia religiosa judía desde un ambiente muy familiar. Esto pudo haber sido un motivo para proponer un culto existencial, menos riguroso y dogmático. Es muy probable que todos estos elementos lo llevaran a unirse al movimiento religioso de Juan el Bautista. iv. Conclusión.

Los evangelios son fuente de inspiración y de utopía para todo creyente. Son ideales jamás alcanzables en su totalidad, pero sí impulsos reales para hacer realidad en nuestra humanidad la petición “venga tu Reino”.

La mayoría de los creyentes son matrimonios. La minoría somos religiosos y presbíteros. El papel de José y María, papás de Jesús, en la formación de su personalidad, en la construcción de una manera de encontrarse con Dios y con los demás, es un camino específico para la vivencia de la propia vocación.

Nazaret es el símbolo de un espacio y experiencia para la creatividad en el trabajo pastoral y social. Nazaret, lugar simbólico del hogar de Jesús, ciudad sencilla y pequeña, nos muestra la elección de Dios por la marginalidad como medio para la cercanía y para la construcción de la misericordia. Esto puede iluminar los estilos para la formación de nuestras comunidades y para los trabajos pastorales.

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JOSÉ DE NAZARET DESDE LA PERSPECTIVA PASTORAL. La gran mayoría de nuestras comunidades creyentes está carente de procesos de evangelización y de humanización. Hacemos una aclaración: la evangelización, nace de Jesús, camino y posibilidad de vida plenamente humana. No entendemos la evangelización como una especie de “colonización” para lograr estadísticas de más bautizados y de mayor celebración de sacramentos.

Hay gran testimonio de personas en transformación al darse el encuentro con Jesús de Nazaret. Entre ellos encontramos, los que nos narran los evangelios: los apóstoles (Jn 1,38 – 39), la Samaritana (Jn 4,5 – 42), Zaqueo (Lc 19, 1 – 10), María Magdalena (Jn 20, 11 – 18), etc:

[…] El encuentro con Cristo hace descubrir un Dios cercano a los pequeños, a los excluidos, a los pecadores. Este encuentro renueva de un modo radical la vida de las personas y también de las comunidades […]9

La evangelización es un camino y favorece un encuentro significativo y profundo con Dios. Es un encuentro para la comunión con Dios y abre a la esperanza de su Reinado. Este encuentro se manifiesta en la vida de los discípulos y en su modo de ser humanos. Por lo tanto, la tarea de la evangelización es ofrecer el camino de vida de Jesús como un camino de humanización original y peculiar.10

No existe una humanidad abstracta dotada de ciertas características. La historia nos ha mostrado tantos capítulos de inhumanidad; esto es, tantas veces en las cuáles el ser humano se ha encargado de despojar de toda dignidad a otros seres humanos, y otras tantas en las que el ser humano ha sido destructor de otros seres humanos, sin piedad y sin posibilidad alguna de justificar.11

La humanidad se construye en cada persona y se hace visible en una comunidad humana. Por eso, la persona de Jesús es un camino real y específico para la construcción de humanidad. La propuesta cristiana es viable, es decir, es pertinente en nuestro contexto. Aparece como alternativa a la tentación totalitaria de imponer su dominio en nombre de una racionalidad cultural, política o económica, a la tentación de la desmesura de erigirse como dueño absoluto de la creación y de toda la realidad, y a la tentación de la desesperación12 ante los fracasos históricos y los esfuerzos aparentemente vanos de hacer este mundo mejor.

1. La situación de la iglesia.

                                                                                                                         

9 Cfr. AA. VV., Proponer la fe hoy, 125. 10 Cfr. Ibid. 126 – 127. 11 Cfr. Ibid. 128 – 129. 12 Cfr. Ibid. 130 – 132.

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Ha cambiado el contexto entre comunidades en ambiente cristiano y comunidades en contexto misionero.13 Son cada vez menos quienes deciden entrar en un camino de fe y para muchos más está desvalorizado cualquier asunto relacionado con lo religioso o la religión.14

Nuestro ejercicio de reflexión teológica se contextualiza desde dos perspectivas: desde la situación actual y desde la tarea de la iglesia. El contexto de la iglesia es estar en “situación misionera”. Esto es:

“[…] la Iglesia tiene planteado el desafío de poner en práctica el mandato fundamental que recibió de Cristo: anunciar el Evangelio con vistas a la fe y la conversión.”15

La misión prioritaria de la Iglesia, su razón de ser y de existir es la evangelización. En nuestro contexto es la “primera evangelización”. La Iglesia existe para

[…] llevar el anuncio del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo, en la esperanza de que puedan llegar a ser discípulos de Cristo […]16

La situación de la Iglesia debe orientar nuestra reflexión – vital. Toda reflexión teológica debe ser hecha en vistas de la realización efectiva del proyecto de humanización de Jesús. Nuestra reflexión sobre José de Nazaret, el esposo de María, también entra en esta situación de la Iglesia. Iglesia como misión.

Si la Iglesia nace y existe para anunciar el evangelio,17 nuestra reflexión también debe reflexionar para aportar a la evangelización, a la humanización de nuestras comunidades. Por otro lado, si la acción misionera en la Iglesia no puede ser un momento excepcional y pasajero, sino que siempre y en todas partes la Iglesia debe ser misión18 y “sacramento universal de salvación”19, desde nuestra reflexión debemos ser parte de esta identidad e impulsores de anuncio, mística y profecía, características propias de discípulos y misioneros de Jesús.

Nuestra situación actual.20 El pensamiento y la realidad se han fragmentado. Para muchos esto es negativo. Desde nuestra perspectiva, es una oportunidad. La realidad es siempre contextual, esto es, la realidad de los pequeños mundos, son únicos y a la vez compartidos, pero no es recomendable hacer una generalización.

Los discursos totalitarios, basados en una especie de verdad que se puede imponer de modo absoluto a todos los contextos no son viables. La realidad nos lleva a entender, de manera humilde, que sólo podemos propiciar en cada ser humano, las convicciones y actitudes para una convivencia mejor. Esto                                                                                                                          

13 Cfr. Joseph Gevaert, El primer anuncio, 13. 14 Cfr. AA. VV., Proponer la fe hoy, 123. 15 Cfr. Joseph Gevaert, El primer anuncio, 14. 16 Cfr. Ibid. 15. 17 Cfr. LG, 17. 18 Cfr. Joseph Gevaert, El primer anuncio, 17. 19 Cfr. AG, 1. 20 No pretendemos hacer un estudio exhaustivo de la realidad. Solamente tratamos de ubicar algunos rasgos para nuestra reflexión.

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siempre queda condicionado, jamás puede ser asegurado, pues siempre queda el factor humano y tantas realidades que escapan a nuestro control.

Nuestra situación de deconstrucción de los argumentos universales y absolutos, nos permite asumir una actitud de mayor misericordia, de apertura y flexibilidad a los diferentes contextos y a huir de las tentaciones unificadoras y excluyentes.

De ningún modo pretendemos canonizar el hecho de “cada quien tiene su verdad”, sino la verdad se construye en los contextos, los valores comunes no sirven en abstracto, si no permiten construir paulatinamente algo mejor para todos los seres humanos. La respuesta a la vida está marcada por la diversidad de contextos y situaciones. Por más que deseemos unificar, lo mejor es convivir con la diversidad y la diferencia. Esto suena a los samaritanos, grupo de personas excluido en su tiempo, y es puesto de ejemplo por Jesús, en contraste con los hombres más religiosos de su tiempo. La parábola narrada del Buen Samaritano, narrada en el evangelio de Lucas, no dice si el samaritano cambió su manera de vivir, sus creencias o su religión, pero si es puesto de ejemplo por su humanidad.

Siempre habrá diferencias contextuales en los seres humanos, habrá aspectos diversos en cada cultura y debemos promover rescatar lo mejor de cada ser humano, o sea, humanizar. La destrucción jamás será camino de humanidad, pues crea muerte y dolor.

En conclusión, nuestro contexto, debe iluminar y orientar nuestra reflexión: debemos huir de la tentación totalitaria y abrirnos a las propuestas diversas y flexibles.

Conclusión. Nuestra reflexión sobre san José parte de la humanidad de Jesús, de su realidad de Encarnación, esto es, asumió todos los procesos humanos. Y estos procesos en Jesús se dieron en una familia, con José y María en Nazaret. Estos procesos incluyen una infancia, adolescencia y juventud común a los seres humanos, con experiencias familiares de acuerdo al contexto asumido y a su situación histórica y social, una herencia genética de sus padres. Eso también es un condicionamiento humano.21

Por otro lado, conscientes de la realidad eclesial, existimos como comunidad convocada por el Espíritu Santo para continuar la obra de Jesús. Por eso, nuestra reflexión busca aportar pistas para una pastoral creativa, flexible y moldeable a diferentes contextos y realidades, inspirada en la realidad de Nazaret, espacio familiar de aprendizaje para Jesús. Esta realidad sencilla y hasta cierto punto insignificante, fue el germen de personalidad, de conocimiento y de opción para Jesús.

Desde estas perspectivas abordaremos nuestras aportaciones.

RASGOS PARA UNA PASTORAL DESDE NAZARET: JESÚS QUE VIVIÓ CON JOSÉ Y MARÍA.                                                                                                                          

21 La palabra condicionamiento no debe ser entendida en sentido negativo, pues es propio de lo humano. Más bien, es posibilidad y permite la complementariedad y el completamiento entre los seres humanos.

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La pastoral es una acción inspirada por la cercanía de Dios, para prolongar los gestos, las actitudes, las opciones de Jesús en la historia y para realizar lo más posible, el sueño de Dios para nuestro mundo y nuestra humanidad.

La pastoral necesita ser encarnada y contextual. Por eso, proponemos algunas pistas de reflexión y de acción para optar, desde el cariño y la reflexión a José de Nazaret, el esposo de María, por un estilo de acción misionera.

1. Marginalidad.

i. Que se entiende por “marginal”

Cualquier extensión, objeto o superficie, tiene sus márgenes, sus bordes, sus orillas, sus extremos y límites. Se habla de marginalidad como aquello que no pertenece a lo usual, a lo seguro, o estable; o lo que no tiene referencia al “centro”. Lo marginal es, en un sentido, lo inusitado, lo ambiguo, lo inestable, lo peligroso, lo que es empujado hacia fuera. Lo marginal está al borde, no pertenece totalmente al centro, pero tampoco está fuera.22

ii. La marginalidad de Jesús

La marginalidad de Jesús es una opción. Señalamos algunos aspectos en relación a la marginalidad de Jesús:

§ La escasa información en la literatura judía y pagana del siglo siguiente sobre Jesús. Esto indica la discreción de su acción y el espacio sencillo de su pueblo y de su predicación. No está en el centro de los “reflectores” de la época.

§ La muerte de Jesús. En general, cuando las más altas autoridades condenaban a alguno a morir fuera de la ciudad, expresaba una muerte vergonzosa y pública. Pero no sólo fue por parte de las autoridades; además del estado, las autoridades judías, siguiendo su tradición condenan a Jesús a la muerte de los esclavos y rebeldes: según Dt 21, 23 “Dios maldice al que está colgado” (de un árbol). Para ambos es el proceso de un marginal. En cierto modo, Jesús pertenecía a ambos mundos: romano y judío y fue condenado por los dos.

§ Jesús decide dejar cierta seguridad económica y respetabilidad social que le daba trabajo de “carpintero” y la posibilidad de llevar una vida “decente”. Aproximadamente a los treinta años deja este oficio para convertirse en un desempleado e itinerante, para asumir un ministerio

                                                                                                                         

22 Cfr. J. P MEIER, Un Judío Marginal, t. I, 35. En general los tres tomos de esta obra (El primero y el segundo citados en la Bibliografía) tratan de acercar al Jesús histórico desde esta perspectiva.

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profético. Y obviamente encontró el rechazo y la incredulidad cuando regresó a enseñar a la sinagoga de su pueblo. Se expuso a la vergüenza en vez de mantener la honra que gozaba.23

§ Algunas enseñanzas y prácticas de Jesús eran marginales, en el sentido de no concordar con las prácticas y criterios de los principales grupos judíos de la época. El hecho de cuestionar enseñanzas de sus contemporáneos, siendo un judío rural, que no había asistido a la escuela de fariseos o escribas.

§ El modo como enseñaba y su estilo de vida eran marginales. Resultaban ofensivos para muchos judíos. Con estas actitudes los alejó de él y terminó al margen del judaísmo palestino. Lo demuestra el hecho del arreglo de su muerte por parte de tantos grupos. Llegó al punto de ser insoportable, peligroso, sospechoso, etc., para grupos que van desde fariseos, sumos sacerdotes, políticos y hasta Pilato. Una razón más para su muerte tan sorpresiva, es el hecho de que, alrededor del año 30 de nuestra era, eran más las personas influyentes que estaban en su contra, que las que estaban a su favor.

§ La coincidencia de Jesús con algunos de los grupos marginales de nuestra sociedad. La figura de Jesús es marginal, porque era solo un laico que se convierte en profeta y maestro. Era marginal también por su oposición peligrosa a los poderes establecidos.24

La Encarnación es una “marginación cordial”. Dios opta por un camino diferente, contrario a la tentación de poder y dominio: decide compartir nuestra humanidad. Esta una “marginación cordial” tiene una finalidad clara y es una opción. Es un modo de existir de Dios, elegido en libertad y gratuidad hacia el ser humano y su creación:

“Si algo puede una exhortación en nombre de Cristo o un consuelo afectuoso, o un espíritu solidario, o la ternura del cariño, colmen mi alegría sintiendo lo mismo, con amor mutuo, concordia y buscando lo mismo.

No hagan nada por ambición o vanagloria, antes con humildad tengan a los otros por mejores. Nadie busque su interés, sino el de los demás. Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús,

El cual a pesar de su condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios; sino se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres.” (Flp 2, 1 – 7)

La marginación de Jesús, de su condición divina, es un hecho social, político e histórico y nos habla del modo que escogió Dios para dar su palabra definitiva en la historia. Nos muestra el modo de ser de Dios, su opción histórica y su motivación de cercanía y solidaridad con el ser humano.                                                                                                                          

23 “Contando básicamente con la buena voluntad, el apoyo y las contribuciones económicas de sus seguidores, Jesús se hizo intencionadamente marginal a los ojos de los judíos normales y corrientes de Palestina, sin dejar de ser él mismo en gran medida un judío palestino.” Ibid. 36. 24 Cfr. Ibid. 34 - 37

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Reafirmamos: al hacerse semejante a los hombres, pasó por todos los procesos humanos del conocimiento, del dolor, de la alegría; pues “en todo igual a los hombres menos en el pecado” (Heb 4, 15). Se hace solidario con el ser humano y es consecuencia de la opción de Dios por ser solidario con el dolor humano. Es una cristología de la solidaridad, en donde Dios no es el impascible, quien no siente y no sufre.

[...] Si Dios toma este camino con Cristo, y Dios está donde está Cristo, entonces Cristo trae la compañía de Dios a las personas que están rebajadas y despojadas de su identidad como lo estaba Cristo. La cruz de Cristo se alza entre las incontables cruces que bordean los caminos de los poderosos y violentos, desde la de Espartaco hasta los compos de concentración y las de los desaparecidos de las dictaduras latinoamericanas. Su cruz se alza entre nuestras cruces como signo de que Dios participa de nuestro sufrimiento. [...]25

Jesús no asume el rostro de un Dios estoico que permanece indiferente ante el dolor, que tiene el absoluto control de sus emociones o que ni siquiera las experimenta, sino que aparece compasivo y misericordioso (Mt 9,36; 14,14; 15,32; Mc 1,41; 8,2; Lc 7,13; 10,33; 10,37).

Jesús pasa todo el proceso de conocimiento humano. Por eso Lucas afirma: “progresaba en sabiduría y gracia” (Lc 2,52). Seguramente, la ignorancia y los “errores” y demás cosas propias a lo humano, las vivió y experimentó Jesús. Cuando la carta a los hebreos afirma “menos en el pecado”, nos lleva a la nueva realidad, soñada por Dios: siempre en amistad, religados a Él y entre nosotros. La realidad humana de fragilidad e imperfección no tendrían por qué ser ajena a Jesús a menos que no fuera humano. Sólo sería pensable, que Jesús no experimentó estás realidades humanas, dentro de una antropología griega, basada en la perfección última y el conocimiento, o sea ausencia de ignorancia.26

Dios no aparece representado como una divinidad omnisciente y todopoderosa. Dios no interviene por la fuerza de su brazo; interviene por medio de Jesús, un ser humano. Un hombre libre que se pone a disposición de Dios, sin poder espectacular. Jesús renunció al poder y a la omnisciencia, para dejarse “cazar” por el mundo, como escribía Bonhoeffer en su contexto de los campos de concentración nazis. Dios viene en Jesús, desamparado, en la miseria, no a la manera de la mentalidad del “mundo”27, sino como el Dios vivo que perdona los pecados y resucita a los muertos.28

iii. Conclusión.

Jesús al ser realmente humano, pasa por el proceso de crecimiento en su familia. No fue un niño semidios o un adolescente con poderes milagrosos. Tampoco fue un estoico, sin sensaciones, ni emociones. Es el ser humano en plenitud, sin dejar todo lo humano, lo lleva a plenitud, a posibilidad de

                                                                                                                         

25 Jürgen Moltmann – Elisabeth Moltmann – Wendel, Pasión por Dios, 86. Cfr GALOT, J., Alla ricerca di una nuova Cristologia. 97. 26 Cfr. SOBRINO, J., Jesucristo Liberador, 201. 27 Mundo entendido como aquellos que rechazan el mensaje de Jesús. Cfr. Jn 17. 28 Cfr. MERTZWEILLER, M., Connaître Dieu en Jésus Christ, 80.

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felicidad compartida en familia. De todo esto es imagen Nazaret. En especial, su familia en Nazaret, es imagen y símbolo del lugar de encuentro y de conformación. Jesús no escogió el camino aislado o los grandes palacios o las escuelas farisaícas. Jesús escogió una familia sencilla, normal, humana.

La marginalidad de Jesús, nos permite notar el modo de decidir y actuar de Dios: es parcial. No para excluir, sino para aligerar la carga de los más marginados de humanidad.

Una pastoral pensada y construída desde Nazaret, nos lleva al terreno de la familia, de los espacios pequeños, austeros y modestos. Nazaret nos aleja de lo espectacular. No se mide por la cantidad, sino por la cercanía y la humanidad.

La enseñanza de Nazaret nos habla también de un movimiento por opción hacía el margen. Tomando en cuenta los millones de pobres y marginados en el mundo, nos faltan manos a quienes seguimos a Jesús, para acercarnos a ellos, tocarlos y caminar con ellos.

Una pastoral desde Nazaret es valiente y se decide por estar con quienes viven al margen, los acompaña y comparte con ellos. Nos alejamos de los centros de poder y de fama, para mezclarnos con lo sencillo de cada día.

2. Algunos textos bíblicos.

Entramos a un terreno peligroso: la hipótesis. Preferimos arriesgarnos a equivocarnos a reinterpretar desde nuestro contexto la figura de José de Nazaret, esposo de María y papá de Jesús. Presentamos algunos aspectos para iluminar nuestras propuestas de pastoral.

i. Los milagros.

Jesús proclama con fuerza en su mensaje e incide, sobre todo con el pueblo marginado. Esto nos habla de un modo de ser humano y sencillo. Era cercano, y comunicaba con tal transparencia29, que su mensaje tenía autoridad (Mt 7,29; Mc 1,22; Lc 4, 32).

Jesús aprendió el contacto y el modo para acercarse al pueblo sencillo. Cuando toma conciencia de su ser hijo de Dios30 decide acercarse a la historia humana en las personas, en su caminar y comienza el anuncio de la Buena Noticia: Dios está a favor de algo mejor para la humanidad y va actuar a través de su Hijo.

                                                                                                                         

29 Cfr. SOBRINO, J., Jesucristo Liberador, 208. 30 El momento del bautismo de Jesús pudo haber sido el momento de conciencia sobre su filiación plena como Hijo de Dios. Lc lo insinua de este modo: el Espíritu se hace presente (Lc 3, 22) y este mismo Espíritu lo impulsa al desierto a la experiencia de la debilidad humana y la libertad para optar: las tentaciones (Lc 4,1) y es el Espíritu quien lo lleva a Galilea a predicar (Lc 4,14).

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Los milagros de Jesús nos hablan de esta cercanía al pueblo marginado. En ellos quedó grabado el recuerdo de sus “actos extraordinarios” en su favor.31 Jesús consecuente con su opción, incluye a los que están fuera de la familia de Dios. Jesús se opone a lo que no permite el Reinado de su Padre.32

Jesús debió experimentar la realidad de su pueblo. Su formación en casa le permitió despertar una sensibilidad humana ante el dolor y el sufrimiento humano. Nazaret nos enseña el despertar y construir juntos, personas dispuestas a hacerse “pobres”33, solidarias, como Jesús, para proponer opciones y realizar signos a favor de condiciones mejores de vida para quienes más sufren. Este es el sentido de los milagros de Jesús: la acción específica de Dios en favor de los más necesitados como signo de la presencia en la historia del Reinado de Dios.

Una pastoral desde Nazaret, piensa desde un espíritu de familia, en la construcción de utopías para mejorar las condiciones de vida. En otras palabras, nuestra devoción a José de Nazaret, nos puede inspirar procesos de formación y acompañamiento de comunidades orientadas a la cercanía con las realidades de sufrimiento, pobreza y marginación de nuestras comunidades. La finalidad de estas experiencias, será rescatar lo mejor de nuestra humanidad, y así, comprometernos a procesos de humanización.

ii. Otra religiosidad, otro modo de relacionarse con Dios. La relación con la ley y con las tradiciones judías.

Jesús experimentó la religiosidad judía en su familia. La experiencia vivida en familia, le abrió la posibilidad de otro tipo de cercanía con Dios, tomo conciencia de la dimensión profética y de trabajo por la justicia de la fe judía. Por eso Jesús aparece con una propuesta diferente, pretende recobrar el sentido original de las tradiciones religiosas y reinterpretarlas.

Jesús toma distancia de frente a la ley y a las autoridades de su tiempo. Su muerte se da, muy probablemente, porque sus posiciones eran distantes a la interpretación que hacían de la ley, y porque cuestionaba sus seguridades. Ponía en riesgo su poder y anunciaba el sentido original de la ley: mantener la fidelidad a la alianza con Dios y buscar el bien de las personas.

La oposición de Jesús a la ley es en vistas a acercar a la humanidad el proyecto de Dios. Intenta quitarle a la ley un carácter sólo jurídico e intenta devolverle su sentido original. Un ejemplo es la denuncia hecha a la tradición del sábado, recobrando su caracter de espacio para la cercanía con Dios y de ningún modo excluye la cercanía y el servicio al prójimo.

Jesús muy probablemente vivió en Nazaret una espiritualidad donde la imagen de Dios era cercana, y al mismo tiempo la fe en Dios, implicaba una actitud de cercanía con los demás y de compromiso con su situación.                                                                                                                          

31 Cfr. SCHILLEBECKX, E., Jesús: La historia de un viviente., 168. 32 Cfr. Ibid., 217. 33  La  pobreza  la  entendemos  en  el  sentido  de  la  primera  bienaventuranza,  como  quien  decide  por  opción  despojarse,  ser   libre  y  pobre  de  acumular.  No  en  miseria  económica,  sino  en  disponibilidad  para  compartir   la  existencia  y  para  generar  misericordia,  compasión  y  solidaridad  a  favor  de  los  más  desfavorecidos.  

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Haciendo a un lado la problemática de la historicidad de muchos relatos de la infancia de Jesús, sólo podemos recobrar el mensaje, lo que hay de fondo y lo que se busca comunicar: la acción de Dios para cuidar a su Hijo se da por parte de una pareja sencilla y cotidiana. La acción de Dios, comienza en su propio Hijo. Dios corre el riesgo de confiar en la acción humana para realizar su obra de humanización y esta se da a través de una pareja, de José y María.

Los relatos del nacimiento de Jesús, de la huída Egipto, del regreso a Nazaret, de la pérdida de Jesús en el templo, nos anticipan el modo como Dios pretende dar plenitud a la vida humana: a través de las decisiones, las opciones y las acciones de los seres humanos. El mismo Hijo de Dios experimenta la precariedad, lo arriesgado y lo vulnerable de la vida humana, pues depende en muchos sentidos de decisiones de otras personas para su conformación inicial, en la infancia y en la adolescencia. En casos extremos, depende su propia existencia.

Jesús, realizará lo mismo con quienes entra en contacto, buscará reconstruir y recobrar su dignidad a través de acciones simbólicas y acciones específicas de humanización como lo son los “milagros”. Después de su resurrección, lo obra continua a través de la decisión específica de seres humanos.

La relación con Dios es nueva; lleva en su núcleo el compromiso y la respuesta a la bondad extrema de Jesús en la historia, con los prójimos. Nos invita a hacernos prójimos, así como Dios se hace prójimo al detenerse en la realidad específica y actuar a través de Jesús. Ahora actúa, inspirando a hombres y mujeres a colaborar en la construcción del Reino. Esta es una propuesta de espiritualidad encarnada y nosotros la podemos promover inspirados en Nazaret, en José, papá de Jesús.

Jesús es un hombre libre. Muchos lo reconocieron como tal34:

“Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas sinceramente el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no eres partidista” (Mt 22,16)

Jesús está libre de todo prejuicio social y se distancia de las autoridades al dar la prioridad en el Reino, a los pecadores y a las prostitutas.35 No tiene que cuidar su imagen. El más grande elogio que le pueden hacer es que no cuida apariencias, ni los rangos de las personas36.

Esta libertad lo ubica al margen del poder y brota de la imagen de Dios como Padre, pues el es Hijo y todos somos invitados a vivir como tales. Siendo Hijo, ya no se vive el “terror” que imponía lo sagrado, del poder divino que parece irresistible, destructor y del orden permanente. Ahora la relación es con Dios como Padre a través del rostro humano de Jesús,37 y no exclusivamente a través de las estructuras religiosas alejadas, muchas veces, de los seres humanos.

                                                                                                                         

34 En el libro de C. DUQUOC “Jesus homme libre, desarrolla su estudio, tomando como clave de lectura, para dialogar con la mentalidad postmoderna, este paradigma: Jesús como hombre libre. Lo presenta como un ser humano totalmente libre ya que está entregado incondicionalmente al Padre. Por eso puede actuar con transparencia, con honestidad y sin trabas. 35 Cfr. Ibid., 28. 36 Cfr. Ibid., 29. 37 Cfr. Ibid., 113.

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Su distancia ante la ley38 le permite expresar una propuesta mejor en las bienaventuranzas. Las bienaventuranzas son una relectura de Jesús a los mandamientos dados al pueblo de Israel por Moisés. Con esta relectura de los mandamientos, se da un cambio a nivel estructural, de contenido y de expresión. Las bienaventuranzas serán una propuesta positiva –uno de los primeros contrastes con los mandamientos - que implica asumir las opciones de Jesús. Son las propuestas del modo de vivir de quien asume la filiacion con Dios, de quien asume el camino de Jesús y hacerse su discípulo. Serán un camino para hacer presente el Reino de Dios; para hacerlo posible y viable, en movimiento y dinámico. Jesús aparece como el nuevo Moisés, y establece la plenitud de la alianza con el pueblo de Dios que es toda la humanidad.39

Es muy probable que Jesús haya construído está personalidad libre y propositiva en casa. Nuestros procesos pastorales, inspirados en la vida de familia en Nazaret, pueden ayudar a vivir la libertad, para proponer caminos nuevos para vivir la relación con Dios como Padre, para dar alternativas ante las deformaciones de la imagen de Dios en mercantilista, castigador, justiciero, etc., para llegar a encontrar el Dios de Jesús, Padre, misericordioso y comprometido con un mejor destino para la humanidad.

ABBA.

La vida y la predicación de Jesús nos muestran la razón última por la cual vive: su Padre Dios; el centro de gravedad de su vida personal está fuera de sí mismo.40 La relación fundamental que testimonia su vida, es la relación con su Padre.

Balthasar refiriéndose a la unión entre la visión escatológica del Cristo y la persona histórica de Jesús, propone como el término más apropiado para expresar esta unión, es el término misión. Misión expresa la situación del Padre y el Hijo; Jesús es el enviado del Padre. Este envío es la condición ontológica de Jesús. Por eso, Jesús no puede hacer otra cosa que buscar realizar la voluntad del Padre. Su identidad y su persona asumen la identidad de Aquel que lo ha enviado.41 La proclamación de la “Buena Noticia” se lleva a cabo por lo que Jesús es.42

En total, los Evangelios ponen en boca de Jesús la palabra “Padre” aplicada a Dios con demasiada frecuencia. Aparece 3 en Mc, 31 en Mt, 4 en los textos de Lc, 100 en Jn y 4 en lo que se designa como la fuente Q43. También la expresión “Mi Padre” es abundante en el Nuevo Testamento: 24 veces en Jn, 13 en Mt, 2 en Lc, 2 en Q. En Mc encontramos dos veces la expresión “Su Padre” referida al Hijo del Hombre.44

                                                                                                                         

38 J. Sobrino afirma siguiendo a Bornkamm que Jesús fue un inconforme de la ley. Y no sólo de la ley, sino incluso critica la Escritura cuando está de por medio la defensa primaria de la vida (que es lo más específico de la ley). La defiende y exige sin vacilar. Cfr. SOBRINO, J. Jesucristo liberador, 118. 39 Cfr. MAGGI, A., Le Beatitudini, 25 – 51. 40 Cfr. FERNANDEZ, B., Seguir a Jesús, el Cristo, , 42. 41 Cfr. VON BALTHASAR, H.U., Le persone del dramma: l’uomo in Cristo, Teodrammatica, vol. 3, Milano 1992, 141 – 148. 42 Cfr. RH, 13. 43 Cfr. TAMAYO, J.J., Hacia la comunidad, 6. Dios y Jesús, , 92. 44 Cfr. RUBERTI, A., Gesù Cristo, Parola che Comunica ,727, nota 34.

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La expresión “Abbá manifiesta la relación “única” con Dios, como un “papito”45. El texto de Mt 11, 25 – 26, donde Jesús grita de júbilo: ¡Abbá! es una oración y expresa como Jesús vive una relación única con su Padre y resalta el hecho de que comparte esta experiencia con los “pequeños” de la sociedad.46 La familia se extiende, y por Jesús, humano entre nosotros, plenamente podemos llamar también a Dios Abbá.

Los textos de Mc 14, 36a, Rm 8,15 y Gal 4,6, confirman como Jesús se dirige a Dios de manera especial y diferente a como lo hacia la tradición de los judíos47. Un elemento que confirma este modo de comunicarse entre el Padre y el Hijo, es la estructura gramatical: se dirige al Padre anteponiendo el artículo “el”; ésta es una forma enfática que subraya la unidad de “el Padre”.48

Aún continúan las investigaciones sobre si la palabra Abbá es propia de Jesús o un término añadido después por los redactores de los evangelios. Un dato a importante es el testimonio de las primeras comunidades cristianas. En ese momento, probablemente, no les interesaba dejar un testimonio documental, pero sí comunicar el modo particular como Jesús se dirigía a Dios: lo llamaba Padre. Esta experiencia quedó grabada en su conciencia y por eso se extendió tan rápidamente en la vida de las primeras comunidades.49

La palabra Abbá para Jesús no se refiere a un privilegio o un signo de “superioridad” en relación a las demás personas. Es más bien la expresión sintética de un nuevo modo de relacionarse con Dios; Jesús quiere que todos lo hagan, llamando a Dios, Padre50. La familiaridad que expresa el término Abbá es la de un niño balbuciente que apenas puede expresarse51.

Esta experiencia nace en Nazaret. Por eso nuestros procesos catequéticos, pueden inspirarse en José, quien permite experimentar, en las prácticas religiosas de infancia, un Dios diferente, cercano y conmovido por la realidad humana. Nuestra catequesis debe acentuar la experiencia del Abbá y la ampliación de la familia, como una comunidad de hijos, hijas, hermanos y hermanas:

                                                                                                                         

45 El término es conocido en gran parte por los estudios hechos por J. Jeremías. Cfr. JEREMIAS, J., Teología del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 1974; El mensaje central del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 1966. Cfr. DUQUOC, C., Jesús homme libre, , 107. 46 Cfr. RUBERTI, A., Gesù Cristo, Parola che Comunica, 729. 47 J.J. Tamayo nos habla de dos posibles objeciones actuales a esta originalidad. Una de parte de G. Vermes que afirma que la antigua plegaria hasídica habitualmente llamaba a Dios, “Padre”. Y la otra objeción es de parte de la hermeneútica bíblica feminista que dice que el símbolo “padre” no es tan importante en la manera que Jesús se relaciona con Dios, ya que su experiencia no tiene rasgos patriarcales. Cfr. TAMAYO, J, J., Hacia la comunidad, 6. Dios y Jesús, 93 – 94. Ruberti por su parte, también nos llama a la cautela en el sacar conclusiones absolutas sobre este término, pues hay testimonios de otros usos de la palabra Abbá. Cita el Tárgum Neofiti a Gn 44,18 y cómo los Evangelios en griego no traducen Abbá en diminutivo. Ofrece una pequeña bibliografía de la investigación actual a este respecto. Aún con todo esto concluye que estas precisiones no quitan el valor de fondo de la oración de Jesús, como un modo único de comunicarse con el Padre. Cfr. RUBERTI, A., Gesú, Parola che comunica, 729. 48 Cfr. MAGGI, A., 2. Il Padre Nostro, 47. 49 Cfr. SCHILLEBECKX, E., Jesús: La historia de un viviente, , 236 – 237. 50 Cfr. MAGGI, A., Il Padre Nostro, idem. 51 Cfr. TAMAYO, J.J., Hacia la comunidad, 6. Dios y Jesús., 92 y Cfr. SOBRINO, J., Jesucristo liberador, 191.

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“La praxis de relaciones peligrosas e inconvenientes (de Jesús) no son un capricho, sino que es hacer lo que ha aprendido del Padre y por eso llega a ser la revelación de un rostro de Dios que no teme contaminarse con las experiencias erradas de filiación, de un Dios que no aleja y no margina, no castiga, no la hace pagar, sino que sale continuamente fuera de casa – ya sea a encontrar al hijo menor o al mayor – para abrazar y convencer a quien no lo ha entendido, quien se lo ha imaginado como un padre déspota, que a su sombra es imposible vivir o como uno al cual se debe obedecer sin pedir nada como los siervos.

El Padre que Jesús conoce y del cual habla es por lo tanto un Dios diferente que permite que nazcan relaciones diferentes, por eso el Maestro invita a los suyos a la imitatio Patris (Mt 5,48; Lc 6,36)”52

Una pastoral desde Nazaret promueve el proceso de cercanía con Dios y deja de lado las ideas distorsionadas de Dios. Quienes tenemos un cariño por José el esposo de María, podemos promover una religiosidad diferente, menos mercantilista y milagrera, podemos proponer una espiritualidad encarnada, donde la vida cotidiana incide en la historia de nuestros micromundos. Nuestras decisiones cambian la historia de las personas. Esto es lo que hicieron José y María con Jesús, y de esta experiencia se construyó la personalidad de Jesús.

El amor al prójimo.

Es imposible pensar, si creemos realmente, que Jesús fue plenamente humano, en un cambio “mágico” de su personalidad. Sus opciones manifiestan un modo de vivir aprendido en casa. Por eso creemos en un ambiente de solidaridad, expresión de Dios mismo, en la familia de Jesús, con José y María en Nazaret.

Jesús comparte la experiencia del fracaso y de la muerte. La cruz fue un momento de ruptura de abandono y soledad.

Sólo algunas personas, sobre todo mujeres, permanecieron fieles (Jn 19, 25), uno de sus discípulos lo traiciona (Mc 14, 44 – 45; Lc 22, 47 – 48; Mt 26, 47 – 50; Jn 18, 1ss.), la gran mayoría de sus discípulos, o huyeron, o se escondieron, (Mc 14, 51 – 52; Mt 26, 56) o estaban decepcionados, pues no habían encontrado algún lugar de poder social o político o incluso religioso, o no había resultado como lo esperaban (Lc 24, 18 – 24).

En este sentido fue un fracaso. Esta experiencia manifiesta el camino que Dios escoge, a través de la vida de Jesús: el de la humanidad que sufre y no el de la humanidad triunfante y poderosa.

                                                                                                                         

52 RUBERTI, A., Gesú, Parola che comunica. 728. (tr. per.) A. Maggi dice que la propuesta que hace Jesús de “similitud” y de “semejanza” con el Padre, se manifiestan en el amor a los enemigos (Mt 5, 45) y que concluye con la invitación de 5,48 “sean perfectos como mi Padre es perfecto”. No se trata de una vida abstracta y metafísicamente perfecta, sino más bien en la actitud del Padre de compartirse a la humanidad. Esto es signo de un amor ilimitado y es ésta la perfección a la que somos invitados. Cfr. MAGGI, A., Il Padre Nostro, 48.

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El camino no es el éxito, la fama y la popularidad, tentaciones de todo ser humano y experimentadas por Jesús; como probablemente también lo fue el hecho de que gran parte del pueblo anhelaba una liberación política. Jesús no fue ajeno a esta realidad, pero tomó otro camino: la com-pasión por su pueblo que estaba desorientado y sufriendo.53 Se aleja de los triunfalismos, de las pretensiones etnocéntricas, del uso de la violencia, etc., para anunciar la gratuidad y la universalidad del amor de Dios.54

Jesús toma el camino de la debilidad, característica propia del ser humano. La muerte de Jesús no es otra cosa que la respuesta al amor de Padre. Jesús opta por el camino de la vulnerabilidad humana:

“[…] la manifestación final y la irrupción definitiva del Reino se da a través de la debilidad y la impotencia más absolutas: en el camino de la cruz, un camino a través del cual no se da ningún milagro. O sea, aquello que al final sana y transforma el mundo y la historia es la ofrenda total de la vida: “quien puede venir a ayudar es solo el Dios que sufre.” 55

Jesús con su existencia nos pide librarnos de una imagen de Dios omnisciente y todopoderoso, así como lo esperaban y lo deseaban algunos en su tiempo. El brazo fuerte de Dios no irrumpió en la historia de forma violenta, sino en Jesucristo como hombre libre que se abandonó en las manos de Dios y al servicio de los demás. Se manifestó sin poder humano, como ya antes lo habíamos referido, Dios mismo se ha dejado “apresar.”56 Su misión comienza con este anuncio de un Dios diferente.

Jesucristo anuncia la verdad de Dios y la verdad del hombre: todo aquello que Dios siempre ha querido hacer por la humanidad. La kénosis es el modo como el Verbo comunica personalmente la preocupación de Dios por la humanidad. Podemos hablar de “sustitución” en la cruz; escándalo total, marginación total de Dios, que consiste en la obediencia total del Hijo hasta las últimas consecuencias.

La “sustitución” consiste en la obediencia de Jesús en la cruz, sustituye el pecado, la autodestrucción y la negación del ser humano al proyecto de felicidad que Dios le propone para revertir esta situación. En su relación filial, el Hijo mantiene la relación de Dios con la humanidad y lleva la historia a su punto más alto, un amor tan alto y apasionado que no parece lógico ni comprensible. 57 No aparece majestuosamente ni elimina al enemigo, ni tampoco es el Dios inaccesible, inapelable, ajeno a la compasión o inmutable. Jesús revela en este sentido un “Dios diferente”.58

Esta sustitución nos parece fue aprendida por Jesús:

                                                                                                                         

53 Cfr. DUQUOC, C. Jesús, Homme libre., 68. 54 Cfr. TAMAYO, J.J., Hacia la comunidad, 6. Dios y Jesús, 69. 55RUBERTI, A., Gesu, Parola che comunica.724. (tr. per.) La ultima frase entrecomillada es una cita que A. Ruberti hace de BONHOEFFER, D, Widerstand und Ergebung, München 1951, 242. 56 Cfr. MERTZWEILLER, M,  Connaître Dieu en Jésus Christ., 80. 57 Cfr. Ibid., 82 y SOULETIE, J. L., art. cit., 32. 58 Cfr. TAMAYO, J. J., op. cit., 133.

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“El nacimiento de Jesús el Mesías sucedió así: Su Madre, María, estaba prometida a José, y antes del matrimonio, resultó que estaba encinta, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era honrado y no quería infamarla, decidió repudiarla en privado” (Mt 1, 18 – 19).

José decide “sustituir” a María. Una posible interpretación del texto, nos puede llevar a José, asumiendo la deshonra, asumiendo la culpa del hecho inaudito e incomprensible del embarazo de su desposada María. Por eso decide dejarla en secreto. Este hecho, y la decisión de tomarla como esposa y formar una familia seguramente hicieron más fuerte el amor entre ellos. Probablemente José y María contaron a su hijo Jesús este hecho, y Jesús creció como una persona dispuesta a asumir el dolor de otros como medio de humanización.

Jesús anunciaba quién era Dios y quien es el ser humano. Su vida manifiesta la conversión real al Dios vivo y el modo relacionarse con el prójimo.59

Jesús no crea un código moral escrito que se debe seguir al pie de la letra. La “obligación” del amor al prójimo nace como actitud solidaria y consecuencia al optar por Jesús y por el Reino de Dios. Es continuación de la actitud de Dios que se preocupa por cada ser humano.60 El amor al prójimo es el modo de responder a la bondad de Dios, la existencia se “transfigura” a imagen y semejanza de Jesús.

Jesús revela como es Dios: es alguien que se interesa por el bien del ser humano. La identidad de Jesús refleja “el Dios de Jesús”, y de acuerdo a su praxis histórica y vital, es el “Dios de los hombres”. La vida de Jesús muestra como la salvación de Dios es posible, es alcanzable; Jesús es un discurso vital, teológico y antropológico al mismo tiempo, es Dios y hombre. Jesús no es un concepto intelectual, sino una vivencia, un “viviente” y así manifiesta el rostro de Dios.61

Así como Dios aparece en al Antiguo Testamento como preocupado por su pueblo, en Jesús se manifiesta su “proexistencia”62: Jesús no vive para sí, para su proyecto o para sus ideas. No es él mismo el centro. Su vida y su persona están referidas a otros, su vida está orientada a los demás.63

La Encarnación es una expresión de “proexistencia” pues Dios existe en Jesús para la humanidad. Jesús asume esta pasión del Dios por la humanidad. El Padre envía a su mismo Hijo sin reservarse nada para si mismo y asume esta opción hasta las últimas consecuencias. Jesús asume esta causa de Dios por el ser

                                                                                                                         

59 Cfr. SCHILLEBECKX, E., op. cit., 463. 60 Cfr. SOBRINO, J., op. cit., 189. 61 Cfr. SCHILLEBECKX, E., op. cit., 129. 62 Según Jean Galot, citando a Schoonenberg, dice que el obispo anglicano Robinson, en su libro Honest to God de 1964, situaba la trascendencia de Cristo en su “proexistencia”, es decir que es un “hombre para los otros”. Cfr. GALOT, J., op. cit., 37. Por su parte A. RUBERTI nos dice que este término ha sido bien recibido: lo encuentra por primera vez en Heinz Schürmann en una conferencia en Wien en 1972. Después el término lo utilizó la Comisión Teológica Internacional (CTI) en un documento oficial (Quaestiones selectae de Christologia, Grez. 61 (1980) 609 – 632). Y Juan Pablo II en un discurso a la misma CTI (cfr. L’Osservatore Romano, 5-6 dicembre 1983, 6) Cfr. RUBERTI, A. Gesú Cristo, Parola che comunica., nota 85. 63 Cfr. TAMAYO, J.J., Hacia la Comunidad, 6. Dios y Jesús., Idem.

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humano como suya.64 Su existencia es proexistencia, es hacía fuera y no encerramiento hacia dentro. Su vida fue una vida descentrada.65

La “proexistencia” es una clave para comprender el modo de ser de Dios a través de Jesús y por consiguiente, nos manifiesta como podemos existir los seres humanos. La vida de Jesús es “excéntrica”, es decir, está fuera de sí mismo. Su vida se proyecta más allá de su yo. Jesús se transforma en la parábola viviente del “Dios con y por nosotros”; su vida, muerte y resurrección son proexistentes.66

En algunos pasajes de la Escritura Jesús se describe como el que sirve (Lc 22, 27) o simplemente su praxis es de servicio (Jn 13, 1ss). Podemos encontrar otros ejemplos de su proexistencia: cuando deja su predicación para seguir al papá que está desesperado por su hija (Mt 9, 18ss), dejará su “paz” en oración y soledad por atender a la multitud (Mc 1, 35 – 39) su servicio al percatarse del cansancio de sus discípulos (Mc 6, 45 - 48). Jesús existe para los demás:

“El ser “para” es su estilo de vida inconfundible. El dicho “el que quiera salvar su vida la perderá” (Mt 16,25; Mc 8,35; Lc 9,24; 17,33) nos conserva probablemente la idea más genuina que el Cristo tiene de la existencia: la vida no se encuentra en plenitud solamente en la medida en que se está dispuesto a jugársela (la vida), a arriesgarla, a no defenderla a toda costa, a pensarla “para.”67

Nazaret es espacio de crecimiento de personas abiertas de modo inteligente al servicio de los demás, a configurarse como existencia para los otros. Jesús proexiste porque en su hogar se vivía una generosidad espontanea y no había el encerramiento egoísta. Nuestros procesos pastorales deben formar en esta conciencia de una vida proexistente: si la iglesia debe ser signo de vida por el servicio y la cercanía con la humanidad, nosotros en nuestras pequeñas comunidades, debemos promover un estilo de vida lanzado hacía los demás, como fruto de nuestra experiencia del Dios de Jesús, un Dios proexistente a favor de los más necesitados.

CONCLUSIÓN. El estudio y la reflexión sobre José, el esposo de María, pueden despertar propuestas de humanización para nuestro mundo. La realidad “Nazaret” puede ser posibilidad de pistas para la conformación de

                                                                                                                         

64 “[…] en la actividad terrena de Jesús se refleja nítidamente la praxis del Reino de Dios que él predica y exige. En su vida terrena, histórica, se hace ya visible en la dimensión de nuestra historia humana la praxis escatológica del Reino de Dios. Cada vez aparece con más claridad la idea de que la predicación, la praxis y la persona son inseparables en el fenómeno concreto de Jesús. Jesús se identifica con la causa de Dios en cuanto causa del hombre.” SCHILLEBECKX, E, Jesús: La historia de un viviente, 193. 65 Cfr. SOBRINO, J., Jesucristo liberador., 95. 66 El Símbolo niceno, del año 325 nos dice lo siguiente: “[...] que por nosotros los hombres y por nuestra salvación […]” El uso de la preposición “por” nos habla de una cierta conciencia de esta identidad “proexistente” de Jesucristo. Con mayor fuerza lo podemos afirmar por la dificultad que implicaba realizar los Símbolos en aquella época. Se buscaba la precisión en cada palabra para alcanzar una mayor claridad en la definición. El uso en un corto espacio de la preposición “por” probablemente podría indicar algo o subrayar algún aspecto. Cfr. Dz., 23. 67 RUBERTI, A., Gesú Cristo, Parola che comunica, 743. (tr. per.)

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procesos pastorales más modestos, menos espectaculares, mas cotidianos y cercanos a las realidad particulares de las personas.

La persona de José de Nazaret va ligada a Jesús en el sentido misionero de aprendizaje, de familia y de procesos. Podría ser este un momento específico de comprometernos, debido a los signos de los tiempos y de los lugares, a continuar la obra de Jesús, aportando nuestro cariño a su papá José.

Nuestro deseo de profundizar en la reflexión teológica, nos recuerda el impulso de iniciativas a favor de los más desprotegidos. Como movimiento josefino, propongo el compromiso de iniciar o continuar experiencias de evangelización, de promoción humana y de humanización, inspirados en la experiencia de aprendizaje de Jesús, en Nazaret. En el siguiente simposio, podríamos compartir estas experiencias e ir haciendo llegar a otras comunidades, nuestros resultados.

Podríamos soñar en llegar a tener oficiales centrales, donde se puedan aglutinar asociaciones que ayuden a mejorar la situación de las comunidades. Podemos soñar en construir nuestros espacios de pastoral josefina, caracterizados por la formación y el acompañamiento de personas líderes en la inserción y pastoral encarnada…

Nos parece la situación de pobreza y marginación, nos puede llevar a hacer opciones, como la hizo Dios mismo, en la encarnación de Jesús, en un lugar al margen del poder y hogar donde aprendió a entrar en contacto con las realidades sencillas del pueblo. Espacio familiar donde su principal presencia de Dios, eran sus papás, José y María.

Muchas de estas reflexiones son las teorías e hipótesis, pero no hay otro camino. Aunque si creemos, el avance de las ciencias humanas, nos permiten pensar fue así. Y sobre todo el estado progresivo de la interpretación y comprensión de la Revelación… siempre actual, siempre inspirando caminos y siempre generosa hacía los preferidos de Dios, los más necesitados, los más marginados y excluídos…

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