Rapunzel

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Rapunzel Una pareja que quería un hijo, vivía al lado de un jardín rodeado de paredes que pertenecía a una bruja malvada. La esposa finalmente embarazada, ve unas campanillas plantadas en el jardín, y las anhela hasta la muerte. Su marido decide ir a juntar algunas para ella y termina enfrentándose con la bruja, llamada la Bruja Gothel, quien lo acusa por robo. Él le ruega piedad, entonces la bruja le da algunos Rapunceles para que se los lleve a su casa con la condición de que el hijo que está esperando su esposa le sea entregado al momento de su nacimiento. Él acepta. El bebé nace, la bruja aparece, le designa el nombre de Rapunzel y se la lleva. Cuando Rapunzel cumple quince años y se convierte en una hermosa doncella, la bruja la encierra en una torre en el medio del bosque. Esta iba a visitarla todos los días y le pedía que deje caer su largo cabello dorado, para luego trepar hasta la torre. («Rapunzel, Rapunzel, deja tu pelo caer, así puedo trepar la escalera dorada»). Un día, el príncipe, el hijo del Rey, oye a Rapunzel cantando en la torre, busca una puerta, pero, sin encontrar ninguna forma de entrar, decide quedarse. Vuelve seguido a escucharla cantar, hasta que un día pudo ver a la bruja visitando a Rapunzel, y de esta manera aprendió cómo llegar hasta ella. Le pidió que deje caer su cabello, y así subió hasta donde estaba ella. Desde aquel día comenzó a frecuentarla, se enamoraron y él le propuso matrimonio. Ella aceptó. Juntos planean una forma de sacarla de la torre: él irá todas las noches, evitando a la bruja que la visita de día, y llevará seda, con la que Rapunzel tejerá hasta formar una escalera. La bruja descubre que el príncipe, el hijo del Rey, está visitando a Rapunzel, lo que la lleva a cortarle el pelo y abandonarla en medio de un campo desierto. Cuando el príncipe llegó a la noche siguiente, la bruja se ocupó de bajar las trenzas hasta donde estaba él. Cuando el príncipe se encontró con la bruja en la torre, esta le dijo que jamás volvería a ver a Rapunzel. Él, desesperado, cae de la torre sobre unas espinas que había abajo, quedando ciego. Termina rindiéndose porque ya no podría volver a ver jamás. Rapunzel, que había quedado embarazada del príncipe, y da a luz dos gemelos sola en el desierto. Al poco tiempo, merodeando el príncipe ciego por el desierto, encuentra a Rapunzel y a sus hijos, quien al encontrarlo en tal estado decide llevarlo hasta su casa. Rapunzel ve, y descubre al príncipe ciego y llora triste y frustrada de dolor; las lágrimas de Rapunzel caen en los ojos del apuesto príncipe y él recupera la vista. Entonces, finalmente, el príncipe y Rapunzel se van al reino con sus hijos, se casan y son felices para siempre.

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Page 1: Rapunzel

RapunzelUna pareja que quería un hijo, vivía al lado de un jardín rodeado de paredes que pertenecía a

una bruja malvada. La esposa finalmente embarazada, ve unas campanillas plantadas en el jardín, y las anhela

hasta la muerte. Su marido decide ir a juntar algunas para ella y termina enfrentándose con la bruja, llamada

la Bruja Gothel, quien lo acusa por robo. Él le ruega piedad, entonces la bruja le da algunos Rapunceles para

que se los lleve a su casa con la condición de que el hijo que está esperando su esposa le sea entregado al

momento de su nacimiento. Él acepta. El bebé nace, la bruja aparece, le designa el nombre de Rapunzel y se la

lleva. Cuando Rapunzel cumple quince años y se convierte en una hermosa doncella, la bruja la encierra en

una torre en el medio del bosque. Esta iba a visitarla todos los días y le pedía que deje caer su largo cabello

dorado, para luego trepar hasta la torre. («Rapunzel, Rapunzel, deja tu pelo caer, así puedo trepar la escalera

dorada»).

Un día, el príncipe, el hijo del Rey, oye a Rapunzel cantando en la torre, busca una puerta, pero, sin encontrar

ninguna forma de entrar, decide quedarse. Vuelve seguido a escucharla cantar, hasta que un día pudo ver a la

bruja visitando a Rapunzel, y de esta manera aprendió cómo llegar hasta ella. Le pidió que deje caer su cabello,

y así subió hasta donde estaba ella. Desde aquel día comenzó a frecuentarla, se enamoraron y él le propuso

matrimonio. Ella aceptó.

Juntos planean una forma de sacarla de la torre: él irá todas las noches, evitando a la bruja que la visita de día,

y llevará seda, con la que Rapunzel tejerá hasta formar una escalera. La bruja descubre que el príncipe, el hijo

del Rey, está visitando a Rapunzel, lo que la lleva a cortarle el pelo y abandonarla en medio de un campo

desierto.

Cuando el príncipe llegó a la noche siguiente, la bruja se ocupó de bajar las trenzas hasta donde estaba él.

Cuando el príncipe se encontró con la bruja en la torre, esta le dijo que jamás volvería a ver a Rapunzel. Él,

desesperado, cae de la torre sobre unas espinas que había abajo, quedando ciego. Termina rindiéndose

porque ya no podría volver a ver jamás. Rapunzel, que había quedado embarazada del príncipe, y da a luz dos

gemelos sola en el desierto. Al poco tiempo, merodeando el príncipe ciego por el desierto, encuentra a

Rapunzel y a sus hijos, quien al encontrarlo en tal estado decide llevarlo hasta su casa. Rapunzel ve, y

descubre al príncipe ciego y llora triste y frustrada de dolor; las lágrimas de Rapunzel caen en los ojos del

apuesto príncipe y él recupera la vista. Entonces, finalmente, el príncipe y Rapunzel se van al reino con sus

hijos, se casan y son felices para siempre.

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 Wendy, Michael y John eran tres hermanos que vivían en las afueras de Londres. Wendy, la

mayor, había contagiado a sus hermanitos su admiración por Peter Pan. Todas las noches les contaba a sus hermanos las aventuras de Peter.   Una noche, cuando ya casi dormían, vieron una lucecita moverse por la habitación.    Era Campanilla, el hada que acompaña siempre a Peter Pan, y el mismísimo Peter. Éste les propuso viajar con él y con Campanilla al País de Nunca Jamás, donde vivían los Niños Perdidos...- Campanilla os ayudará. Basta con que os eche un poco de polvo mágico para que podáis volar.

   Cuando ya se encontraban cerca del País de Nunca Jamás, Peter les señaló:- Es el barco del Capitán Garfio. Tened mucho cuidado con él. Hace tiempo un cocodrilo le devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Qué nervioso se pone ahora Garfio cuando oye un tic-tac!

   Campanilla se sintió celosa de las atenciones que su amigo tenía para con Wendy, así que, adelantándose, les dijo a los Niños Perdidos que debían disparar una flecha a un gran pájaro que se acercaba con Peter Pan. La pobre Wendy cayó al suelo, pero, por fortuna, la flecha no había penetrado en su cuerpo y enseguida se recuperó del golpe.   Wendy cuidaba de todos aquellos niños sin madre y, también, claro está de sus hermanitos y del propio Peter Pan. Procuraban no tropezarse con los terribles piratas, pero éstos, que ya habían tenido noticias de su llegada al País de Nunca Jamás, organizaron una emboscada y se llevaron prisioneros a Wendy, a Michael y a John.   Para que Peter no pudiera rescatarles, el Capitán Garfio decidió envenenarle, contando para

ello con la ayuda de Campanilla,    quien deseaba vengarse del cariño que Peter sentía hacia Wendy. Garfio aprovechó el momento en que Peter se había dormido para verter en su vaso unas gotas de un poderosísimo veneno.   Cuando Peter Pan se despertó y se disponía a beber el agua, Campanilla, arrepentida de lo que había hecho, se lanzó contra el vaso, aunque no pudo evitar que la salpicaran unas cuantas gotas del veneno, una cantidad suficiente para matar a un ser tan diminuto como ella. Una sola cosa podía salvarla: que todos los niños creyeran en las hadas y en el poder de la fantasía. Y así es como, gracias a los niños, Campanilla se salvó.   Mientras tanto, nuestros amiguitos seguían en poder de los piratas. Ya estaban a punto de ser lanzados por la borda con los brazos atados a la espalda. Parecía que nada podía salvarles, cuando de repente, oyeron una voz:- ¡Eh, Capitán Garfio, eres un cobarde! ¡A ver si te atreves conmigo!

Era Peter Pan que, alertado por Campanilla, había llegado justo a tiempo de evitarles a sus amigos una muerte cierta. Comenzaron a luchar. De pronto, un tic-tac muy conocido por Garfio hizo que éste se estremeciera de horror. El cocodrilo estaba allí y, del susto, el Capitán Garfio dio un traspié y cayó al mar. Es muy posible que todavía hoy, si viajáis por el mar, podáis ver al Capitán Garfio nadando desesperadamente, perseguido por el infatigable cocodrilo.

   El resto de los piratas no tardó en seguir el camino de su capitán y todos acabaron dándose un saludable baño de agua salada entre las risas de Peter Pan y de los demás niños.   Ya era hora de volver al hogar. Peter intentó convencer a sus amigos para que se quedaran con él en el País de Nunca Jamás, pero los tres niños echaban de menos a sus padres y deseaban volver, así que Peter les llevó de nuevo a su casa.- ¡Quédate con nosotros! -pidieron los niños.

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- ¡Volved conmigo a mi país! -les rogó Peter Pan-. No os hagáis mayores nunca. Aunque crezcáis, no perdáis nunca vuestra fantasía ni vuestra imaginación. De ese modo seguiremos siempre juntos.- ¡Prometido! -gritaron los tres niños mientras agitaban sus manos diciendo adiós.