Rafael Velasco U.Católica de Córdoba

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1 LIDERAZGO IGNACIANO Y JUSTICIA SOCIAL Buenas prácticas y algunas reflexiones I. El caso de la UCC. a. El lugar de la realidad. La realidad en América latina y en Argentina en particular, está profundamente marcada aún por la desigualdad y la exclusión de grandes sectores de la sociedad de bienes básicos. Más allá de las políticas de inclusión social que se han llevado a cabo en los últimos diez años, un país con un 24% de ciudadanos en la pobreza y un 7 % en la indigencia, con una inflación superior al 20% 1 Es claro entonces que esa realidad nos dice algo: la lectura de esa realidad nos anima a hacernos cargo, encargarnos y cargar con la realidad (en categorías de Ignacio Ellacuría). Es decir que nos anima a incorporar la realidad en nuestra docencia e investigación; a tratar de intervenir desde la praxis para transformar la realidad en algo más justo y equitativo y afrontar la realidad y sus resistencias al cambio y a aquellos que no quieren que nada cambie. y un nivel de deserción escolar alarmante, y un crecimiento no menor de violencia y narcotráfico, marca un contexto que de algún modo influye en el planteo de la gestión universitaria y de los impactos que la universidad produce. b. Definición desde los impactos En nuestra praxis universitaria hemos adoptado como integrador el concepto de Responsabilidad Social Universitaria entendido desde la reflexión realizada por la red de universidades Jesuitas de América Latina (AUSJAL). Las Universidades Jesuitas de América Latina definimos el término Responsabilidad Social Universitaria de manera integral como “la habilidad y efectividad de una universidad para responder a las necesidades de transformación de la sociedad donde está inmersa, mediante el ejercicio de sus funciones sustantivas: docencia, investigación, proyección social y gestión interna. Estas funciones deben estar animadas por la promoción de la justicia, la solidaridad y la equidad social, mediante la construcción de respuestas exitosas para atender los retos que implica promover el desarrollo humano sustentable” 2 Animados por esta visión integradora (que refiere más al compromiso social que a lo que comúnmente se entiende por RSU) hemos establecido políticas de docencia, investigación, proyección social y gestión. c. Algunas acciones. 1. Docencia 1 Datos tomados del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. Página de la UCA: www.uca.edu.ar 2 Políticas y sistema de autoevaluación y gestión de la RSU en AUSJAL, pág. 18, Ed. Alejandría, 2009.

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LIDERAZGO IGNACIANO Y JUSTICIA SOCIAL

Buenas prácticas y algunas reflexiones

I. El caso de la UCC.

a. El lugar de la realidad.

La realidad en América latina y en Argentina en particular, está profundamente marcada aún por la desigualdad y la exclusión de grandes sectores de la sociedad de bienes básicos.

Más allá de las políticas de inclusión social que se han llevado a cabo en los últimos diez años, un país con un 24% de ciudadanos en la pobreza y un 7 % en la indigencia, con una inflación superior al 20%1

Es claro entonces que esa realidad nos dice algo: la lectura de esa realidad nos anima a hacernos cargo, encargarnos y cargar con la realidad (en categorías de Ignacio Ellacuría). Es decir que nos anima a incorporar la realidad en nuestra docencia e investigación; a tratar de intervenir desde la praxis para transformar la realidad en algo más justo y equitativo y afrontar la realidad y sus resistencias al cambio y a aquellos que no quieren que nada cambie.

y un nivel de deserción escolar alarmante, y un crecimiento no menor de violencia y narcotráfico, marca un contexto que de algún modo influye en el planteo de la gestión universitaria y de los impactos que la universidad produce.

b. Definición desde los impactos

En nuestra praxis universitaria hemos adoptado como integrador el concepto de Responsabilidad Social Universitaria entendido desde la reflexión realizada por la red de universidades Jesuitas de América Latina (AUSJAL).

Las Universidades Jesuitas de América Latina definimos el término Responsabilidad Social Universitaria de manera integral como “la habilidad y efectividad de una universidad para responder a las necesidades de transformación de la sociedad donde está inmersa, mediante el ejercicio de sus funciones sustantivas: docencia, investigación, proyección social y gestión interna. Estas funciones deben estar animadas por la promoción de la justicia, la solidaridad y la equidad social, mediante la construcción de respuestas exitosas para atender los retos que implica promover el desarrollo humano sustentable”2

Animados por esta visión integradora (que refiere más al compromiso social que a lo que comúnmente se entiende por RSU) hemos establecido políticas de docencia, investigación, proyección social y gestión.

c. Algunas acciones.

1. Docencia 1 Datos tomados del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. Página de la UCA: www.uca.edu.ar 2 Políticas y sistema de autoevaluación y gestión de la RSU en AUSJAL, pág. 18, Ed. Alejandría, 2009.

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En la UCC llevamos siete años tratando de establecer políticas de gestión claras –inspiradas por este enfoque de RSU- que marque el modo de ejercer la docencia: favoreciendo experiencias de aprendizaje servicio, que sean experiencia académicas y a su vez con y desde comunidades desfavorecidas que participen también en la formación de nuestros graduados y graduadas.

Intentamos hacer docencia de calidad comprometida con la realidad. Desde contenidos teóricos como desde experiencias de aprendizaje – servicio comunitario evaluables, académicas y a su vez desde la realidad social. En la UCC llevamos adelante más de treinta proyectos anuales y ocho programas estables que vinculan aprendizaje y servicio comunitario. Anualmente participan cerca de mil estudiantes y ciento cincuenta docentes. En algunas carreras ya se ha establecido como obligatorio un 10% de contenidos dados a través de experiencias comunitarias de aprendizaje solidario.

Por otra parte comprobamos que esas experiencias deben ser reflexionadas desde la docencia y desde la misma vida universitaria. Para eso hemos ido favoreciendo espacios como jornadas de reflexión institucional, espacios de formación docente, espacios pedagógicos curriculares.

Vamos aprendiendo que sin experiencias que humanicen las ideas, nuestra lectura crítica de la realidad queda en ideología y que a su vez esas experiencias de aprendizaje servicio sin reflexión quedan en una mera vivencia emocional. Las jornadas anuales de reflexión sobre RSU; los cursos de formación en la metodología de aprendizaje y servicio; las jornadas docentes de inicio de año; las materias filosóficas, antropológicas, éticas y teológicas son algunos de los medios aptos para esta reflexión.

2. Investigación

Hemos replanteado nuestra investigación a fin de producir conocimiento sobre temas pertinentes socialmente. Eso nos ha llevado a ir integrando cada vez más los criterios de alta calidad científica con criterios de pertinencia social. Creemos que la investigación tiene que replantearse: el paradigma de científicos que solo escriben para revistas indexadas sobre los temas que les interesan a esas revistas, no parece ser el que más ayude para transformar nuestra realidad.

Si las universidades promovemos la investigación con recursos propios, ¿no deberíamos establecer áreas problemas sobre las que queramos incidir con conocimientos de calidad y a su vez pertinente socialmente? Eso debería afectar también cómo y qué tipo de resultados se espera de lo investigado. Si vamos a pedir a nuestros investigadores sólo publicaciones científicas o también vamos a promover decididamente la divulgación, seminarios, capacitaciones, transferencias tecnológicas a sectores realmente necesitados de ese conocimiento.

Por eso la UCC ha elegido áreas problemas en las que invertir sus recursos en investigación. Estas son: 1. Marginalidad, discriminación y Derechos Humanos; 2. Desarrollo sustentable y medio ambiente; 3. Salud de las poblaciones y patologías prevalentes; 4. Tecnologías aplicables y 5. Prácticas institucionales y políticas públicas.

La investigación es clave para producir nuevos conocimientos útiles en dos direcciones: 1. Para favorecer el desarrollo de un país, a través de la vinculación de la universidad con empresas que

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sumen I + D. La Vinculación Tecnológica (hemos creado una pro secretaría a tales efectos) va creciendo con la radicación de empresas de base tecnológica, las consultorías y la venta de servicios técnicos específicos.

2. Y por otra parte la vinculación con la resolución de problemáticas sociales acuciantes que puedan servir de insumos para el diseño de políticas públicas más eficientes y equitativas.

Tenemos 74 equipos de investigación, de los que se destacan algunos desarrollos que van generando algunas patentes con fuerte impacto social, o investigaciones que han aportado a la reforma política provincial o a reformas institucionales a nivel municipal; desarrollos tecnológicos que pueden tener un benéfico impacto ambiental, etc.

3. Proyección Social

Respecto de la proyección social: el intento de incidir públicamente sobre determinados temas políticos, sociales y ambientales a favor de los sectores más desfavorecidos nos ha llevado a reflexionar sobre lo imperioso de que nuestra universidad se identifique decididamente con los problemas que sufren las grandes mayorías. ¿A quiénes beneficia el conocimiento que producimos? ¿Cómo se vuelca el peso de nuestra institución a favor de los más pobres? ¿Generamos opinión pública, acerca del actual estado de exclusión que sufren las grandes mayorías?

Como criterio de intervención social, la UCC ha optado por amplificar la voz de las grandes mayorías, ofrecer razones académicas a sus razones.

De este modo la Universidad ha formado parte de la Comisión para la Reforma Política (año 2008); participa activamente junto a organizaciones sociales en lucha contra la pobreza (2012); es miembro fundador y miembro del grupo coordinador de la red ciudadana Nuestra Córdoba por una ciudad más justa democrática y sustentable (desde 2009 a la actualidad); ha asesorado –científica, jurídica e institucionalmente- a los vecinos de la zona Sur (la más desfavorecida de la ciudad) ante los atropellos de las autoridades del gobierno municipal anterior que dispuso un enterramiento sanitario de residuos frente a uno de los barrios más pobres de la zona (2010 – 2012).

La Universidad trabaja, además, con organizaciones sociales asesorándolas, formando sus dirigentes, y amplificando su voz. También trabaja capacitando y formando dirigentes del sector público. Estas son algunas de las acciones más significativas.

4. Gestión

Una visión integral e integradora de la universidad se sostiene en la medida en que la gestión de la universidad va siendo transformada para que nuestra comunidad universitaria sea lugar de justicia y de humanidad. La gestión de la Universidad es clave, dado que trabajar por la justicia debe ir acompañado de un proceso de autocrítica respecto de criterios de acceso, permanencia y egreso de la universidad, respecto del ambiente de trabajo que fomentamos, del modo en que los miembros de la comunidad universitaria se sienten no solo “laborantes”, sino también “co-laborantes” en nuestra misión.

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Hemos realizado un proceso de auto-evaluación institucional en RSU, junto con otras universidades de AUSJAL. Este proceso nos ha dado una percepción respecto de aspectos a mejorar, que han sido recogidas en los objetivos anuales de 2010 – 2011 y 2012. Volveremos a auto-evaluarnos en el 2013.

Esta mirada integral de la RSU ha llevado a reformas en la gestión de la institución: creación de la Secretaría de Proyección y Responsabilidad Social; diseño y financiamiento de programas y proyectos de RSU; reforma de la política y estrategia de investigación; elaboración de una política de proyección social y vinculación tecnológica; la reforma del modo de integrar los organismos colegiados de gestión; reforma en la modalidad y criterios de ingreso y evaluación docente; ampliación del programa de Becas Solidarias; redistribuciones presupuestarias. Esto por mencionar algunas de las más importantes.

II. Algunas reflexiones.

En este proceso comenzado hace ya siete años hay mucho por avanzar aún. Es más, creo que hay errores cometidos o deficiencias en el proceso. Creo –por ejemplo- que desde el principio debimos haber abierto más a la formación externa a nuestros directivos (que participaran de instancias de formación de AUSJAL y otras), para que pudieran ver que de verdad esto es un proceso de las universidades de la Compañía. Recién ahora se están convenciendo de ello.

También el proceso de comprensión ha llevado su tiempo y en algunos casos diría que aún se identifica demasiado RSU con proyectos y programas específicos más que como un modo de ser -un talante- de la universidad jesuita.

La formación docente: algo hemos hecho pero ha sido modesto. Hemos tenido algunos buenos interlocutores, pero uno de los riesgos es que se monten como abanderados docentes que no encuentran sitio en la academia y entonces el mensajero es el mensaje y personas valiosas no se incorporan.

Ha habido supuestos del proceso que recién ahora se comprenden. El tiempo y la constancia en la gestión, las políticas y la predicación van dando frutos. Falta mucho aún.

Sin embargo quisiera avanzar un poco más aún, compartiendo con ustedes algunas preguntas que me hago a niel espiritual.

Esto del liderazgo ignaciano y el compromiso social como modo de gestión de la universidad intenta ser un modo de hacer concreto la misión. Y la misión nos remite al núcleo esencial: anunciar el Reino de Dios en la Universidad y a través de la Universidad. Y la Lógica del Reino tiene sus aristas que entran en conflicto rápidamente con los criterios que se acostumbran manejar en las instituciones académicas.

Me explico:

El Reino anunciado por Jesús, si es auténtico, prontamente entra en colisión con los ídolos de este mundo –como nos lo recuerda lúcidamente la Teología Latinoamericana-; ídolos que pretenden

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reemplazar a Dios. Todos los conocemos, estos son: plata, prestigio y poder. Ellos habitan nuestras aulas, nuestros laboratorios, nuestras oficinas…nuestros corazones.

Si la universidad pretende ser de algún modo signo del Reino de Dios en este mundo y en el mundo académico, tiene que sobrellevar, gestionar esta lucha. Porque eso es: una lucha.

Algunos ejemplos:

Anunciamos la Buena Noticia a los pobres en universidades costosas para los pobres. Creemos y así lo hacemos, que aunque no puedan ingresar demasiados pobres, al menos sus problemas y luchas entran a nuestras aulas y como universidades intentamos dar razones. Creemos, como decía Ellacuría que: “la universidad debe encarnarse con los pobres.” “Debe ser ciencia de los que no tienen voz, el respaldo intelectual de los que en su realidad misma tienen la verdad y la razón, aunque sea a veces a modo de despojo, pero que no cuentan con las razones académicas que justifiquen su verdad y su razón”.

Pero, sin embargo, en investigación, está el tema de los Grants para investigación: qué paga y qué no; eso –lo sabemos- determina temas de investigación y opciones.

Muchas de nuestras universidades tienen Patronatos (o Board of Trustees) en los que empresarios y personas de muy buena posición financian la universidad: ¿qué independencia tenemos –entonces- para denunciar los abusos de los poderosos sobre los débiles cuando puede ocurrir que tengamos ciertos compromisos con esos poderosos?

El prestigio que da ser investigador: la academia es la hoguera de las vanidades; el Evangelio de los pobres no es algo que de mucho prestigio. Lo sabemos. Sabemos que hay temas que están de moda y otros son preteridos. No hay demasiado espacio para los problemas de los países periféricos en los congresos y simposios internacionales.

Los criterios de evaluación de calidad de las universidades en nuestros países no suele incorporar esta mirada respecto del aporte a la transformación social que hacen las universidades. Son otros los criterios.

Las reyertas de poder en nuestras instituciones por cargos, visibilidad, presupuesto. Por cierto que es parte de la vida universitaria. Y sin embargo el Reino se juega también allí.

Ahora bien, es claro lo que ocurre cuando al universidad presta su voz a los sectores más desfavorecidos a través de su docencia, su investigación o de su proyección social: entra en conflicto con los poderes que no quieren que las cosas cambien: gobiernos que tienen alianzas con otros sectores o poderes económicos (cuando no religiosos) que intentan interferir o condicionar a la Universidad. Ahí, tal vez, nuestras universidades son por fin- signos de contradicción, denuncia de la idolatría y proclamación, tácita quizás, del Dios desconocido que revela su rostro en la lucha por la Justicia con “el pobre, el huérfano y la viuda”

No tengo demasiadas respuestas a estas cuestiones sólo quiero dejarlas planteadas aquí. No sé bien qué decir porque ya hemos visto en hermanos nuestros a lo que lleva finalmente el compromiso de

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una universidad con los pobres (Ellacuría y compañeros mártires ¡Presentes!). Nos enorgullece…pero no ha habido nada igual en los siguientes 23 años.

Debo confesar que de las pocas cosas de las que de verdad me enorgullezco, es cuando algunos sectores de la sociedad asociados a los ídolos de este mundo, critican a la universidad Católica (o a mí) por su compromiso con los pobres, acusándonos de ideologizados (que es lo que dice la derecha cuando percibe un discurso que no le es complaciente); me alegra cuando sectores de la jerarquía que promueven el culto vacío que criticaban los profetas, o que alientan esa obsesión por la verdad como si fuera una cosa adquirida y de la que los católicos disponemos en exclusividad, presentan sus dificultades porque la universidad se expresa claramente a favor de las grandes mayorías y tiene una actitud de fidelidad crítica a la Iglesia. Parafraseando a Jürgen Moltmann: si una universidad es jesuítica debe ser evangélica y por lo tanto debe adquirir un carácter profético, a ejemplo de Jesús “que para los sabios fue un necio, para los piadosos un escándalo y un revolucionario para los gobernantes, siendo por eso, naturalmente, crucificado.”3

Me preocupa cuando todos nos quieren; me preocupa cuando los que deberían sentirse cuestionados por la Universidad se sienten interpretados. Un obispo decía: a donde fue Jesús, desató una revolución, a donde voy yo me ofrecen café y galletitas. Algunas veces comprendo a ese obispo.

Y esto que digo no significa renuncia alguna a la calidad académica (en estos años la universidad Católica ha acreditado todas sus carreras de postgrado y de grado, hemos duplicado la cantidad de investigadores del sistema nacional –CONICET- radicados en la UCC; hemos abierto dos unidades asociadas al sistema científico Nacional y estamos construyendo un laboratorio de biología molecular que será sede de un laboratorio binacional con el sistema de ciencia y tecnología de Francia…)

Por otra parte estamos comprometidos en el proceso de autoevaluación en RSU. Hemos participado en la elaboración de los indicadores, ahora vamos a volver a autoevaluarnos con indicadores semejantes, lideramos la red de RSU de AUSJAL…

Sin embargo creo que tal vez nuestros criterios de evaluación son demasiados funcionalistas y dejan de lado lo fundamental. No creo demasiado en indicadores y demás parafernalia que sirve a lo sumo para monitorear algunos procesos y resultados, pero poco sirve para lo esencial. No creo en indicadores y procesos que no requieran que las personas seamos más buenas. Y no hay indicadores para medir la bondad.

Finalmente son personas buenas –graduados/as y docentes- las que van a cambiar el estado de cosas; personas íntegras, como las que describe Morris West en las sandalias del pescador: "Ayer conocí a un hombre íntegro. Es una experiencia desusada, pero siempre noble y enaltecedora. Cuesta tanto ser un ser humano completo, que hay muy pocos que poseen el esclarecimiento o el valor necesarios para pagar el precio requerido. Para serlo hay que abandonar totalmente la búsqueda de la seguridad y tender los brazos al riesgo de vivir. Hay que abrazar al mundo como a un amante, sin esperar una fácil retribución de ese amor. Hay que aceptar la duda y la obscuridad

3 MOLTMANN, Jûrgen; “El Experimento Esperanza”; Ed. Sígueme, Salamanca, 1977, pp. 17 - 18

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como precios del conocimiento. Hay que tener una voluntad obstinada en el conflicto, pero siempre dispuesta a la aceptación total de todas las consecuencias de vivir y morir."4

III. Consideraciones finales

Ignacio Ellacuría decía en uno de sus discursos universitarios, que “El sentido último de la universidad y lo que es en su realidad total debe mensurarse desde el criterio de su incidencia en la realidad histórica, en la que se da y a la que sirve”.5

El objetivo último de la actividad universitaria es el cambio de las estructuras. Es decir que no trabajamos con la fuerza de las palabras en la cultura, críticamente, para transformar personas solamente. Buscamos, por cierto, transformar conciencias desde una mirada más humana, más lúcida y más cristiana. Pero también la universidad debe tener en su horizonte último la intención de transformar la sociedad desde sus estructuras para que haya de verdad más equidad y Justicia.

Las Universidades tenemos dos grandes capitales: conocimiento y credibilidad. El tema es qué hacemos con ambos valores. La opción de la gestión universitaria es finalmente una opción ética: Qué respuesta da la universidad a la realidad. Y en particular que respuesta ofrece –desde lo que le es propio- a las grandes mayorías desfavorecidas que no pueden acceder a sus claustros. El compromiso social de la universidad intenta ser una respuesta ética.

Ética entendida desde la perspectiva de Emmanuel Lévinas: “La ética no viene a modo de suplemento de la base existencial previa” Se entiende la ética “como responsabilidad para con el otro, así, como responsabilidad para lo que no es asunto mío o que incluso pareciera que no me concierne…”

Y esa responsabilidad es intransferible. En ella va la propia identidad subjetiva (institucional). Una subjetividad institucional sólo es humana si es responsable. Se trata de decir la identidad misma del yo humano desde la responsabilidad…soy yo solo en la medida en que soy responsable… tal es mi identidad de sujeto”6

Como universitarios debemos responder ante los que buscan respuestas lúcidas; ante los pobres que esperan de las Universidades algo más que papers indexados y contenidos asépticos; ante la oscuridad de una sociedad inequitativa y excluyente, hay que responder por la luz recibida. Porque también para nosotros es la pregunta que Paul Claudel hacía a los intelectuales de su tiempo: “Ustedes, que han recibido la luz, ¿Qué han hecho con la luz que recibieron?”.

P. Lic. Rafael Velasco, SJ.

Rector de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina)

4 WEST, Morris; Las Sandalias del Pescador -1963- p 252 5 ELLACURÍA, Ignacio; “Diez años después. ¿es posible una universidad distinta?; ECA 324-325 (1975) pp. 605 - 628 6 LEVINAS, Emmanuel; Ética e Infinito, (pp 89 . 95 – 96)